Texto, Apuntes Sobre El
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Apunte sobre “Propiedades textuales”
Cuando hablábamos del texto identificábamos seis propiedades textuales.
Ahora desarrollaremos cada una en particular.
1. LA CORRECCIÓN GRAMATICAL
2. LA COHESIÓN
3. LA COHERENCIA
4. LA ADECUACIÓN
5. LA ESTRUCTURA ORGANIZATIVA
6. EL ESTILO
1. LA CORRECCIÓN GRAMATICAL
Todo texto bien escrito debe poseer corrección gramatical. Para explicarla
es importante primero recordar que la gramática es una disciplina que estudia,
describe y explica cómo funciona la lengua, que estudia la lengua como
sistema: las palabras, sus categorías, sus formas, sus funciones, sus relaciones,
sus significados, sus reglas.
Los conocimientos gramaticales son conocimientos que construimos en forma
inconsciente, mediante el uso, y de manera consciente y sistemática, en la
escuela. Son de diferente tipo y dan lugar a diferentes partes de la gramática:
a) Fonéticos: sobre la pronunciación y entonación oral de las palabras: la
articulación de los sonidos, las pausas, la acentuación.
b) Gráficos: sobre presentación gráfica y espacial (uso de mayúsculas y
minúsculas; uso de márgenes, cursiva, negrita, subrayado).
c) Ortográficos: sobre reglas de escritura de las palabras y sus
excepciones (uso de v y b, de c y s, de h, reglas de acentuación).
d) Morfológicos y sintácticos: sobre variaciones de género y número de
las palabras, accidentes verbales, tipos y clases de palabras (simple,
compuesta, adjetivos, sustantivos, preposiciones, etc.), reglas de
concordancia, relaciones y funciones de las palabras en las oraciones,
construcciones sintagmáticas (nominal, verbal, adjetivo, adverbial y
preposicional), tipos de oraciones, proposiciones o cláusulas (simples,
compuestas, coordinación y subordinación).
e) Semánticos: sobre el significado que tienen las palabras con
prescindencia de su contexto de uso (muchas palabras poseen varios
significados para distintos usos).
f) Léxicos: sobre el vocabulario de la lengua: la cantidad y variedad de
palabras que conocemos y empleamos. Esa cantidad depende de la
experiencia individual y de la cultura del hablante.
Cada uno de estos aspectos de la gramática se manifiesta de una manera
particular y tiene sus propias reglas. En su conjunto dan las bases para lo que
llamamos ‘reglas gramaticales’: reglas gráficas (cuándo corresponde
mayúscula y cuando no); reglas de puntuación (cuándo corresponde punto,
coma o guión), reglas ortográficas (palabras terminadas en ción o en aba),
reglas morfosintácticas (concordancia de género y número entre artículo y
sustantivo).
Un texto gramaticalmente correcto es el que respeta las reglas de su lengua.
En los textos informales, para familiares o amigos, la falta de corrección
gramatical no resulta un factor condicionante para la buena comunicación. Sin
embargo en los textos académicos, administrativos, científicos o periodísticos,
los problemas gramaticales aparecen más expuestos, pueden generar
conflictos de interpretación y, fundamentalmente, descalifican al autor. Una
palabra empleada con un sentido equivocado o una oración mal redactada
tergiversan y complican la unidad semántica del texto. En este sentido, las
fallas gramaticales más frecuentes son:
errores ortográficos, de puntuación y de acentuación,
falta de concordancia en género, número y tiempos verbales,
uso de léxico inadecuado,
grafía inadecuada
oraciones o partes de las oraciones incompletas
alteraciones del orden lógico de la oración
falta de relación entre oraciones consecutivas
1. Recomendaciones y ejemplos de uso correcto o incorrecto
Para lograr una correcta organización de las oraciones necesitamos reconocer
las clases y funciones de las palabras y aplicar las reglas sintácticas que nos
permitan relacionarlas eficientemente. De allí que saber usar las
preposiciones, los tiempos y modos verbales, los gerundios, los pronombres
relativos, nos ayuda a lograr oraciones bien estructuradas.
Recordemos que la estructura básica de la oración se compone de sujeto y
predicado. Si se separa el sujeto del predicado con un punto o con una coma,
se obstaculiza la comunicación por falta de conocimientos sintácticos. Para
tomar como ejemplo, lea y compare estas dos oraciones:
Oración 1La nueva Comisión de Evaluación, integrada por representantes de las
Secretarías de Gobierno y de Acción Social. Se reunieron el jueves pasado
con el fin de tratar los expedientes de familias desocupadas.
Oración 2La nueva Comisión de Evaluación, integrada por representantes de las Secretarías de Gobierno y de Acción Social, se reunió el jueves pasado con el fin de tratar los expedientes de familias desocupadas.
Al comparar, advertimos que el mensaje es más claro en la segunda oración.
Ello se debe primero a que el sujeto, La nueva Comisión de Evaluación,
integrada por representantes de las Secretarías de Gobierno y de Acción
Social requiere al final de ‘Social’ una coma porque desde la palabra
‘integrada’ hasta ‘Social’ aparece una aclaración que se refiere al sujeto y que
modifica al núcleo que es Comisión. En segundo lugar, se debe a que el
sentido no se completa sin el predicado. Del mismo modo que no
separaríamos con una coma la oración Pedro volvió, en el caso anterior
tampoco podemos instalar un punto entre ‘la Comisión’ y ‘se reunió’.
Otras veces los problemas en la organización de la oración se dan porque se
altera el orden lógico de la frase; ésta aparece enredada y se complica lo que
se quiere comunicar. Por ejemplo:
Orden confuso:
Para que el Municipio modifique el valor de los lotes industriales en la
próxima semana, se comprometió con una propuesta la Cámara de
Comercio.
Orden lógico
La Cámara de Comercio se comprometió a presentar una propuesta, en la
próxima semana, para que el Municipio modifique el valor de los lotes
industriales.
El aprendizaje a fondo las reglas gramaticales implica un proceso de
conocimiento y ejercitación prolongado que debería estar garantizado por la
educación primaria y secundaria. Si una persona tiene muchos problemas
gramaticales para organizar textos claros y precisos, los podrá resolver
mediante pequeños cursos específicos o con el uso y consulta permanente de
un manual de gramática. Cuando los problemas son sólo ortográficos, se
pueden resolver en parte mediante el uso frecuente del diccionario. En
general, la lectura atenta de textos escritos correctamente ofrece la mejor
ayuda para superar las fallas de esta naturaleza.
Otra forma de atender el problema gramatical es mediante el uso de la
Herramienta de Word “Ortografía y gramática”. Pero no olvidemos que este
tipo de corrector informático no tiene en cuenta el contexto y en el caso de la
acentuación, por ejemplo, palabras como te y té, se y sé, quien y quién, donde
y dónde, esta y está, etc., tienden a confundirse. Aún con esta limitación, se
puede utilizar para atender algunas fallas de ortografía, puntuación y
concordancia.
2. LA COHESIÓN
La cohesión es la propiedad textual que establece las reglas para conectar las
palabras entre sí, para relacionar, articular o vincular unas palabras con
otras, unas frases con otras, una oración con otra, un párrafo con otro. A través
de la cohesión se impide que el texto sea una suma de partes sueltas o
desconectadas ya que, en cualquier texto, cada frase debe estar ligada al
resto. Sirve, además, para facilitar la interpretación: si se logra cohesión, el
texto resulta una verdadera unidad integrada y se dice que es cohesivo. Para
lograrla no es indispensable conocer todas las posibilidades de conexiones,
pero sí es necesario adquirir el hábito de preguntarse cuál es la conexión
eficaz en la frase o el párrafo sobre el que se está trabajando.
La cohesión relaciona contenidos de proposiciones, de partes del texto y del
texto con la realidad extratextual. Cuando la referencia está fuera del texto, en
la realidad, se clasifica como externa o exófora. Cuando la referencialidad se
da dentro del texto, es decir, cuando existe co-referencia (dos o más
elementos presentes en el texto aluden a la misma referencia) es endófora.
A su vez la referencia endofóra se analiza según la dirección en que se
produce: si remite hacia atrás del texto, hacia lo que ya se dijo, se clasifica
como anafórica, y si remite hacia delante, hacia lo que se va a decir, es
catafórica.
Los recursos lingüísticos o mecanismos de conexión entre palabras, oraciones
y párrafos se conocen como recursos cohesivos que responden a las reglas de
conexión y relación referenciales y conectores que responden a reglas de
relaciones secuenciales o interfrásticas. La cohesión referencial siempre tiene
un referente en la palabra anterior. Cuando alguien escribe confundiendo los
pronombres, se dice que ‘pierde el referente’. Este tipo de cohesión se clasifica
en:
cohesión léxica: también denominada lexis se produce por
mecanismos de repetición, de contigüidad y de sustitución de palabras.
cohesión gramatical: se produce a través de la elipsis y la deixis.
2.1. Cohesión referencial léxica
Ya señalamos que los recursos de la cohesión léxica son la repetición o
reiteración; la contigüidad o colocación y la sustitución. Ahora desarrollaremos
cada mecanismo:
a) La repetición de palabras: todo texto permite una mínima repetición de
palabras. No hay ningún texto que no repita o retome lo que dijo antes.
Si bien cuando disponemos de un diccionario de sinónimos o utilizamos
el de Word, podemos encontrar formas de no repetir palabras y de
incorporar más vocabulario, no siempre esta operación es posible. Por
ejemplo: si hablamos de educación o de anorexia, seguramente
necesitaremos reiterar estos términos en el texto que trata cada tema.
b) La contigüidad o colocación: se da a través de los campos léxicos que
dan unidad al texto, entre las palabras que constituyen la base del tema
del texto, que lo unifican. Por ejemplo, en diferentes tramos de un
artículo sobre elecciones podrán aparecer colocadas las palabras
escrutinio, ballotage, votantes, comicios, candidatos, urnas, que forman
un campo léxico y pertenecen al mismo campo semántico. En un
artículo sobre los planetas podrán aparecer Sol, asteroides, estrella,
astronómico, distancia, luz, atmósfera, masa, Júpiter, explosión. Este
mecanismo de conformación de campos léxicos por contigüidad va
‘ligando’ el texto en el nivel del tema, del contenido.
c) La sustitución de palabras: se produce para evitar la repetición y se
logra mediante el uso de:
Sinónimos
Hiperónimos e hipónimos
Nominalizaciones
Categorizaciones
Sustantivos genéricos
Una forma frecuente de evitar la repetición se da con el uso de sinónimos o
palabras con significado semejante. Por ejemplo, si hablo de maestra y
alumnos, seguramente podré sustituir esos términos por docente y
estudiantes.
Pero a veces no hay sinónimos o no bastan y son los hiperónimos los que nos
ayudan a evitar la repetición. El hiperónimo es un sustantivo jerárquicamente
más abarcador que los que se desprenden de él; constituye una clase o
categoría de sustantivo superior, de la que se desprenden categorías inferiores
que le corresponden. Ej.: arbusto: granado, jazmín del cielo, durazno de jardín;
flor: dalia, azucena, clavel; mamíferos: vacas, ovejas, cabras. Por ejemplo,
después de haber puesto más de una vez la palabra avutardas, colocamos
aves, o después de italianos podemos seguir con extranjeros.
Cuando empleamos el procedimiento inverso se dice que nos valemos del
hipónimo o palabra especificadora. Por ejemplo: dijimos los mamíferos
domésticos y luego decimos perros y gatos.
Las nominalizaciones son recursos lingüísticos que se basan en el uso de un
sustantivo abstracto, derivado de un verbo que ya se utilizó un poco antes en
el texto:
El Consejo Directivo del CURZA aprobó las fechas para nuevas mesas
extraordinarias de exámenes finales. La aprobación entrará en vigencia en
el primer cuatrimestre de este año.
Si no se refieren a un verbo explícito sino a una acción implícita, se
reconocen como categorizaciones.
María Elena Walsh estaría dispuesta a escribir su último libro de poemas.
Esta iniciativa aún no ha sido reafirmada por la autora.
Las palabras generalizadoras o sustantivos genéricos son palabras que
reemplazan a una serie extensa de sustantivos y que adquieren poca precisión.
Por ejemplo: asunto, cosa, cuestión, fenómeno, aspecto, tema, problema.
2.2. Cohesión referencial gramatical
La cohesión gramatical se vale de dos recursos fundamentales: la elipsis y la
deixis.
a) La elipsis (del latín: verbo elido: expulsar, hacer salir) es la eliminación de
la reiteración, la supresión de algo ya presente en el texto; una forma de
dar algo por sobreentendido. Puede ser elipsis de un nombre o de verbo. Es
un recurso para economizar lenguaje. Ejemplo de elipsis nominal (de
sustantivos o de sujetos de oraciones):
El 4 de mayo Félix Arana se presentó a firmar un convenio con el municipio.
Ahora, después de dos meses, Félix Arana plantea rescindirlo.
Indudablemente, el segundo nombre puede ser ‘elidido’ –expulsado, omitido-
porque será fácilmente sobreentendido.
Ejemplo de elipsis verbal:
Arana realizó el convenio y luego, (realizó) un pedido para rescindir el
mismo.
La coma indica que el verbo puede no estar e igualmente se sobreentiende.
b) La deixis (igual raíz que índice, que indica, función indicadora,
señalizadora) es otro mecanismo por el cual una palabra o frase remite a
otra palabra o frase escrita anteriormente en el texto y la refiere. Se
manifiesta con el uso de pronombres o de adverbios pronominales.
Recordemos que los pronombres son palabras de significado ocasional;
reemplazan a determinados nombres; se clasifican en personales,
posesivos, demostrativos, relativos, indefinidos, interrogativos, numerales,
y aparecen continuamente en los textos remitiendo a palabras anteriores o
referentes, refiriéndolas de un nuevo modo. Cumplen una función deíctica
o indicadora porque señalan a las personas u objetos de la cohesión exófora
o endófora.
Ejemplo de uso de pronombre personal en función endófora:
Félix Arana se presentó a firmar un convenio el 4 de mayo del corriente
año. Ahora, después de dos meses, él plantea rescindirlo.
Ejemplo de uso de pronombre personal en función exófora: supongamos una
conversación donde cabe el siguiente enunciado:
Nosotros no vamos a firmar el convenio con la empresa GUTIO.
Ese ‘nosotros’ remite a la persona que lo dice y a quienes comparten con él
ese rol.
Ejemplo de pronombre demostrativo:
El señor Luis Juárez acaba de ser beneficiado con un contrato por tres
meses. El contrato Éste no se pondrá en vigencia hasta que Arana presente
su certificado de estudios.
Ejemplo de pronombres posesivo y relativo:
Las asistentes sociales del municipio encontraron en el Barrio Lavalle una
familia con alto grado de desnutrición y sin trabajo. Su estado alarmó a las
trabajadoras sociales, quienes movilizaron el traslado al hospital.
(su remite al estado de la familia y quienes a las asistentes sociales).
Los adverbios pronominales sirven para establecer relaciones de tiempo y
lugar: aquí, ahora, pueden ser deícticos de referencia exófora o endófora. Sus
variantes más utilizadas para las referencias temporales son: ayer, hoy,
mañana, luego, antes, después, ya, anoche, etc., y para las referencias
espaciales: allá, arriba, atrás, lejos, cerca, delante, ahí, etc. Estos adverbios
pronominales reemplazan a nombres de lugares y de tiempos (allí o aquí,
pueden ser Buenos Aires o Viedma; ayer o recién, por el lunes 21 de abril de
2003 o el miércoles 23 de abril de 2003 a las 18 horas, según el momento en
que lo enuncie un hablante).
2.3. Cohesión secuencial
La cohesión secuencial o interfrástica (entre frases o párrafos) incluye
procedimientos para que el texto avance sin perder el necesario
encadenamiento. Esos procedimientos enlazan pequeñas o grandes partes de
los textos mediante el uso de conectores y señalan diferentes tipos de
relaciones: de adición, condición, causalidad, conclusión, enumeración,
explicación o justificación, generalización o extensión, modo, oposición o
contraste, reformulación, restricción, temporalidad.
Algunos de los principales conectores son:
De igual manera; del mismo modo; asimismo; igualmente; de manera
semejante; no obstante; sin embargo; pero; pese a lo expuesto; si bien;
aunque; a pesar de; en cambio; en efecto; es decir; por ejemplo; según
esto; desagregando; ampliando la información; para clarificar; por otra
parte; además; agrego a lo dicho; en segundo término; a lo ya expuesto se
suma; finalmente; por último; para terminar; mientras tanto; al mismo
tiempo; ante de; después de; posteriormente; previamente; en primer
lugar; con respecto a; con referencia a; porque; puesto que; debido a; por
esta razón; por este motivo; por lo tanto; en consecuencia; por
consiguiente; como consecuencia de; en conclusión; resumiendo; en razón
de lo expuesto; con el fin de; para; para que; con la finalidad;
paralelamente; simultáneamente; de la misma manera; en otro orden; en
otra dirección; en cambio, etc.
Principales problemas de cohesión:
Los problemas de cohesión que se presentan en los textos de primer año de la
carrera son varios y están relacionados estrechamente con la escasa
competencia gramatical. Un problema muy frecuente es el uso incorrecto de
pronombres relativos (un problema típico es el uso indiscriminado de el cual
para toda referencia); otros son la pérdida de referente, el abuso de
pronombres comodines (esto, aquello), la falta de revisión de las repeticiones
para pulir el texto con sinónimos o hiperónimos. A veces lo que falta en el texto
es la ‘cohesión secuencial’: aparecen grandes partes sueltas y es sólo el uso de
los conectores la herramienta que podría ligarlas y ordenarlas.
Finalmente, si las reglas de cohesión no se han incorporado oportunamente,
las correcciones no resultan simples. En esos casos sugerimos avanzar de a
poco, tomando conciencia de las posibilidades que ofrece este tipo de
conocimiento, realizando ejercicios de reformulación de oraciones y párrafos.
Gradualmente se podrá ir dominando diferentes mecanismos para conectar
mejor sus escritos.
2. 3. LA COHERENCIA
Suele decirse que son textos incoherentes algunos escritos que repiten ideas
o las mezclan, que no dicen las cosas de forma ordenada, que no responden a
ningún esquema, que no conservan una unidad lógica clara. Pero,
específicamente, ¿qué es la coherencia?
La coherencia es la propiedad textual que se relaciona con el significado
global del texto. Así como se dice que la cohesión es de naturaleza sintáctica,
también se plantea que la coherencia es de naturaleza semántica. Esta
propiedad indica cuál es la información pertinente que se debe comunicar y
cómo se organiza: en qué orden, con qué grado de precisión o detalle, con qué
estructura, etc. Cuando decimos ‘cuál es la información pertinente’ queremos
significar que, por ejemplo, en una noticia o en un minirrelato no va todo lo que
sabemos o existe sobre el tema; hay una cantidad de información que
necesariamente debe ir y otra que no debe ir. Lo que no va puede responder a
dos razones: no va porque no corresponde que eso se sepa o no va porque,
aunque corresponda, no es importante para esa comunicación. Si es poco
significativa, a veces desmerece el texto porque distrae respecto de lo
esencial.
Algunos autores sostienen que “si no hay coherencia, no hay texto”. Para
lograr y juzgar la coherencia de un texto se pueden utilizar cuatro reglas que
explicaremos con mayores detalles:
La relevancia. Cada situación comunicativa exige un número determinado de
información pertinente. Si nos vamos en detalles y detalles o somos demasiado
sintéticos, estamos afectando la coherencia y, por ende, la comunicación. En
este sentido, la relevancia nos permite discriminar la información importante
y la complementaria para organizar la primera de un modo que le resulte claro
y lógico al destinatario. Tiene que ver con la cantidad de la información. Por
ello al escribir conviene que nos preguntemos:
o ¿Cuál es la información pertinente para cada tipo de comunicación?
o ¿Se vuelcan todos los datos que deben decirse?
o ¿No hay exceso de información: repetición, redundancia, datos irrelevantes
para el propósito comunicativo?
o ¿Aparece un exceso de presuposiciones o de implícitos que el receptor no
domina?
La regla de relevancia se cumple cuando la información importante está
debidamente jerarquizada. La selección de esa información depende de
factores contextuales: el propósito del emisor, los conocimientos previos del
receptor, el tipo de mensaje, las convenciones y las rutinas establecidas.
La redundancia: esta regla tiene que ver con la repetición. Nos permite
hilvanar las relaciones de sentido entre oraciones y párrafos y apoya el avance
de la información. En este aspecto, deberíamos preguntarnos: ¿es malo
repetir? Nos han dicho y enseñado frecuentemente que es malo repetir, sin
embargo no hay ningún texto que no reitere, retome y repita lo que dijo antes.
Entonces, a veces hay que repetir porque no existe una forma diferente de
referirse a eso que ya se dijo.
Otra pregunta vinculada con esta regla es ¿cómo reiterar sin repetir
demasiado? No es difícil: podemos valernos de sinónimos, pronombres,
hiperónimos, elipsis. Pero queda en claro que a veces el discurso reclama la
repetición para reforzar una idea o porque no hay otra forma de decirlo. La
regla de repetición o redundancia de significados se aplica para señalar
continuidad.
La progresión temática es la propiedad que permite guiar el desarrollo del
tema, ir de un subtema al siguiente, con un orden, siguiendo un hilo. La
progresión del tema muestra cómo evoluciona el texto, hace avanzar la
información. El texto progresa recibiendo nuevas cargas informativas: se parte
de una información y se le agrega otra nueva. Esta regla tiene que ver con la
calidad de la información.
El escrito exige que vayamos de una información a la siguiente, que
progresemos y no nos quedemos diciendo siempre lo mismo o volviendo a algo
ya dicho. Para que cualquier texto progrese debe ir recibiendo nuevas cargas
informativas: datos que no se han dicho, temas relacionados. En este sentido,
podemos reconocer dos tipos de información en un texto: la que ya es
conocida por el receptor y, por lo tanto, sirve de base o punto de partida , en la
lingüística se le llama el tema o el tópico, y la que es realmente nueva, el
rema o el comentario. Para asegurar la comprensión y el interés de la
comunicación hay que lograr un equilibrio entre lo que ya se sabe y lo
desconocido; si esa relación está ajustada, la comunicación tendrá éxito. Ahora
bien, ¿cómo se articulan sucesivamente temas y remas en un texto?.
Veamos las formas más frecuentes:
Progresión temática lineal: el rema de una oración -o una parte de él-
se convierte en el tema de la siguiente. "El Municipio reactivará el
funcionamiento de la guardería infantil “Los globitos”. La misma acaba
de ser refaccionada.
El primer subrayado corresponde al rema de la primera oración, es decir
reactivará el funcionamiento de la guardería infantil “Los globitos” y el
segundo al tema de la segunda oración, que en el ejemplo es La
misma acaba de ser refaccionada.
Progresión con tema constante: el mismo tema aparece en oraciones
sucesivas mientras que los remas son diferentes. "La guardería está
habilitada. Tiene seis salas y un patio cubierto. Permitirá la asistencia de
40 niños".
Progresión con temas derivados: suele haber un "hipertema", del
cual se extraen los temas de cada oración (guardería); este hipertema
puede ser el rema de una oración anterior. "Se ha refaccionado la
guardería. Las paredes han sido impermeabilizadas. Las aberturas han
sido cubiertas con rejas. El patio al aire libre se ha convertido en patio
cubierto y los baños disponen de nueva grifería”.
La regla de progresión temática indica desarrollo y dirección.
La regla de no contradicción le da veracidad y unidad al mensaje: señala
consistencia y logra congruencia. La información se debe mantener en la
misma línea, ningún enunciado del texto puede poner en duda lo afirmado o
negado con anterioridad.
A modo de síntesis, diremos que las reglas de coherencia le dan textura al
texto, lo convierten en tejido. Cada una cumple un fin.
Problemas de coherencia en la producción de textos escritos Los principales problemas de coherencia se reflejan en la presencia de ideas
desconectadas, en los saltos de un tema a otro sin relación, en el exceso de
repeticiones o despilfarro de palabras, en cortes bruscos o dispersiones en el
hilo temático (irse por las ramas). Pero, a veces, en el otro extremo, aparece
como falla el exceso de síntesis, que dificulta el relleno de información
implícita.
Una forma de mejorar la coherencia textual se da con la relectura en voz alta
de los trabajos o la lectura compartida con un par. A veces el autor se pega
tanto al texto que esa falta de distancia le impide ver lo desconectado,
reiterado u omitido.
4. LA ADECUACIÓN
Por adecuación entendemos el concepto pragmático que designa el grado de
adaptación del discurso a su situación comunicativa. En otros términos, la
adecuación es la propiedad de los textos que expresa la manera en que lo
escrito se acomoda o se ajusta a la situación comunicativa y al contexto, de
acuerdo con tres factores básicos:
el estatus de los interlocutores
las normas sociales y los géneros
los propósitos de la interacción
El estatus se define por el rol o función social que desempeñan el emisor y el
receptor. Por ejemplo, las relaciones jerárquicas, cuando mayor distancia
marcan, exigen más formalidad y cortesía. Las normas sociales tienen que ver
con las prácticas socioculturales o reglas de comunicación que fijan las
diferentes esferas sociales: administrativa, científica, literaria, etc. Cada esfera
crea sus propias reglas y sus propios géneros: poema, cuento, novela en la
esfera literaria; dictamen, edicto, sentencia, en la esfera jurídica, resolución,
memorando, nota, en la esfera administrativa; monografía, cuestionario,
examen, en la esfera académica. Los propósitos de la interacción responden a
los objetivos del emisor o escritor.
Decimos que un texto es adecuado o inadecuado según la situación
comunicativa. Esta propiedad se vincula con el uso apropiado de las
variedades de lenguaje (lectos y registro). En general, los textos escolares se
valen de la lengua estándar, los textos científicos del registro formal y
específico, los textos literarios, de diferentes sociolectos, cronolectos y
dialectos.
Por ejemplo, si digo
Me olvidé la campera en un taxi y no miré el número de la placa.estoy formulando un enunciado inadecuado desde el punto de vista dialectal
ya que, si soy argentino, usaré ‘patente’ en vez de placa y si soy peruano usaré
‘casaca’ en vez de campera.
Más específicamente, un texto es adecuado cuando en una situación dada
cumple con la función comunicativa particular que corresponde al propósito del
emisor (por ejemplo, ordenar, solicitar, contestar, interrogar o normar) y con
las actitudes propias de esa situación (el grado de cortesía, formalidad o
informalidad). Por ejemplo, sería inadecuado que en una nota a un superior un
agente público le ordenara realizar una tarea, aunque el registro del
enunciado fuera formal y cortés.
Ejemplo de finalidad adecuada:
Le solicito que participe de la reunión de directores que se realizará el martes
16 del corriente mes a las 12 horas en...
Otro ejemplo de registro inadecuado/ adecuado:
1. Inadecuado: Me dirijo a Ud. para que agarre los expedientes vinculados con el
llamado a la Licitación Pública Nº 4/99 y me los mande rápido con el pibe de
la Mesa de Entradas que hace los mandados.
2. Adecuado: Me dirijo a Ud. para solicitarle que reúna los expedientes
vinculados con el llamado a la Licitación Pública Nº 4/99 y me los envíe a la
mayor brevedad.
En este sentido, disponemos de dos tipos reglas que nos ayudan a determinar
el grado de efectividad:
Las reglas pragmáticas: se refieren a las condiciones previas que deben
cumplirse para realizar una función comunicativa dada: por ejemplo, para
decretar, dictaminar, ordenar, informar, hay que tener el derecho de
hacerlo, el conocimiento para hacerlo y desempeñar la función o el rol
necesario.
Las reglas de adecuación social: se refieren a las normas sociales
vigentes que avalan determinadas acciones verbales: por ejemplo, si se
puede transmitir o no algo particular y, en caso afirmativo, cuán
directamente se puede hacerlo. Esto implica que todo no es comunicable
por escrito (y aún en forma oral). Estas reglas incluyen lo que se denomina
la competencia de interacción social, es decir, conocimientos y habilidades
para actuar con otras personas, según los roles, edades y vínculos de los
participantes, propósitos, situaciones y contexto.
Problemas de adecuación frecuentes
Los problemas más frecuentes detectados en textos reales de ingresantes
universitarios son: falta de precisión sobre la finalidad de los escritos
académicos, dificultades al expresar la relación formal con el destinatario o al
considerar sus conocimientos previos, uso de términos inadecuados para el
tema o el propósito de la comunicación.
5. ESTRUCTURA ORGANIZATIVA En principio podemos reconocer que la mayoría de los textos requiere una
introducción, un desarrollo y un cierre, aunque esto no se da en todos los
casos: por ejemplo, una receta puede organizarse con el título, la lista de
ingredientes y las acciones.
En un nivel de mayor detalle, decimos que los textos se organizan según una
estructura global o superestructura, un esquema o una forma de distribuir la
información según el tipo de texto. Por ejemplo, los textos expositivo-
explicativos pueden organizarse según una estructura problema-solución,
antecedente-consecuente (lógica causal); comparación o colección. Textos
académicos como los informes suelen tener la superestructura típica de los
textos expositivos, pero una monografía tendrá una superestructura
argumentativa (tesis-argumentos). Los textos periodísticos varían en su
superestructura según sea una crónica, una noticia, un editorial, un aviso
clasificado. Los textos literarios varían entre superestructuras narrativas
(novela, cuento) argumentativas (ensayo) y descriptivas (poema), pero un
poema puede ser eminentemente narrativo o argumentativo y un cuento
puede incluir una larga secuencia conversacional.
En la mayoría de los textos, independientemente de la clase y el tipo al cual
pertenezcan, no existe la narración, descripción o argumentación pura: una
superestructura narrativa, por ejemplo, puede incluir secuencias descriptivas o
explicativas; no obstante, en general se evidencia el predominio de alguna.
Ej. de superestructura problema/ solución:
La repoblación
Cuando los reinos cristianos del norte de España iban avanzando hacia el sur en
su lucha con los árabes, el problema más grande que tuvieron fue el de la falta
de población.
Si avanzaban la frontera hacia el sur tenían que disponer de gente que instalar en
las nuevas tierras, para defenderlas y hacerlas productivas, y no siempre
sobraban campesinos.
Hasta el siglo X ocuparon tierras que en gran parte los musulmanes habían
abandonado o no habían ocupado nunca. Eran tierras de nadie que separaban los
reinos cristianos y musulmanes. A partir de ese siglo, los territorios que se iban
conquistando estaban habitados por musulmanes, pero los ejércitos cristianos los
expulsaban y los nuevos territorios quedaban despoblados. En ambos casos era
necesario traer población de otros lugares, de manera que los nuevos territorios
pudieran ser defendidos y fueran productivos.
Una medida de los reyes fue fomentar que grupo de campesinos de las zonas del
norte (Asturias, Galicia o el país Vasco) se desplazaran a las tierras de las
cuencas del Duero) y del Tajo recién conquistadas. Se trataba de hombres libres
a los que el rey proporcionaba tierras y ayudas para cultivarlas. Muchos pueblos
de estas zonas recuerdan con sus nombres (asturianos, gallegos) cuál fue su
origen.
Algunos reyes acogieron a los cristianos que vivían en los territorios ocupados por
los árabes. Estos cristianos se llamaban mozárabes y en ciertos períodos fueron
perseguidos por los musulmanes, por lo que huían hacia las zonas cristianas y allí
fueron acogidos. Finalmente, los monarcas cristianos favorecieron la venida de
habitantes de otros reinos europeos, especialmente los francos. Para ello les
otorgaron también privilegios y ayudas.
Superestructura expositiva
Problema:La ocupación de nuevos territorios planteó la necesidad de repoblarlos para que pudieran ser defendidos y resultaran productivos.
Solución:
- Los reyes otorgaron privilegios a los campesinos del norte para que
repoblaran las nuevas regiones.
- Acogieron en los nuevos territorios a los mozárabes.
- Promovieron la llegada de campesinos de otros países europeos.
3. 6. EL ESTILO
La propiedad de los textos denominada estilo es tan importante como las ya
vistas. Surge naturalmente desde el momento en que no hay una sola forma
de decir las cosas correctamente. Por un lado, cada escritor selecciona y
combina de manera particular el léxico, las oraciones, los párrafos, la fonética
y el diseño gráfico del texto según el ámbito social y el contexto donde va a
circular un determinado discurso. También cada uso particular de la lengua
escrita crea un estilo. En principio, se puede hablar de diferentes estilos:
periodístico, académico o didáctico, jurídico, administrativo, científico, según
las formas de interactuar en distintos ámbitos institucionales. Pero aún dentro
de estos campos hay diferencias de estilo, por ejemplo, si hablamos de lo
periodístico, pensemos en las diferencias de estilo entre el Diario Río Negro, La
Mañana del Sur, La Nación, Página 12 y Crónica.
A veces el estilo se relaciona con aspectos formales como la extensión, la
composición, la diagramación, etc. Otras veces se vincula con aspectos
relacionales propios de la Retórica, entendida ésta como arte de la
persuasión.
En síntesis, el estilo viene impuesto en parte por el contexto y el tipo de texto y
la preocupación retórica responde a la decisión del escritor de llegar a su lector
de manera eficaz. Recordemos que lo retórico tiene que ver con el efecto que
queremos provocar en el lector de nuestro texto, con la posibilidad de que la
forma en que redactamos los enunciados despierte la comprensión y adhesión
del destinatario.
Por otra parte, el estilo de presentación gráfica que tiene que ver con la
elección de una tipografía, un tamaño de letra, una fuente, los criterios para
disponer los márgenes y el texto en el papel. Esta composición también aporta
a la significación global ya que facilita o complica la comunicación; esta
presentación visual también crea un efecto en el receptor.
Si queremos ser buenos escritores no sólo pretenderemos volcar la información
clara y precisa sino que trataremos de relacionarnos con el lector de un modo
eficaz, un modo que lo ayude a aceptar lo que decimos, a tomarlo bien y a
responder a nuestras expectativas. Los problemas relacionados con el estilo
surgen porque, al escribir, algunas personas no le dan importancia a las
convenciones de cada género o a las fallas en la presentación gráfica
(descuidos en los márgenes, tipografía, tamaño de letra, mala ubicación de los
anexos). El estilo personal vendrá en la medida en que, respetando las reglas
gramaticales y textuales, respetando el estilo de la esfera en que circulará el
texto, le agreguemos ‘el toque’ personal, que hace que usemos la lengua de
manera creativa.
Analicemos estos dos ejemplos que tratan sobre el mismo tema:
Ejemplo 1:
“Me dirijo a Ud. para comunicarle que su hijo Jorge López ha sido
beneficiado con una beca estudiantil y que, por lo tanto, deberá acercarse a
la Secretaría de Acción Social para informarse sobre la fecha de pago en el
año 2003”.
Ejemplo 2:
“Tengo el agrado de dirigirme a Ud. con el propósito de hacerle saber que la
solicitud de beca estudiantil para su hijo Jorge López ha sido aceptada por la
Comisión el día 5 de diciembre pasado. Como este beneficio comenzará a
hacerse efectivo a partir de marzo del 2003, le agradezco que antes de fin
de año se acerque a la Secretaría de Acción Social para que le informen
cómo y cuándo empezará a gozar del pago respectivo.”
Si observamos los dos ejemplos, veremos que no existe uno correcto y
otro incorrecto. Se diferencian por la extensión y por el léxico: lo que uno
dice en tres renglones, otro dice en seis. El primer estilo se caracteriza por
la economía de lenguaje y el efecto de precisión y simpleza. El segundo,
por la presencia más marcada del yo del escritor y el usted del
destinatario y por giros de cortesía más acentuados que provocan una
cortesía más marcada hacia el destinatario (en vez de ‘me dirijo’, ‘tengo
el agrado de dirigirme’).
Los textos literarios, publicitarios y argumentativos se valen de diferentes
recursos expresivos. La unidad básica de los recursos expresivos es la
figura (esquema de combinación de elementos lingüísticos que provocan
un efecto estético o persuasivo hacia el lector). Hay cuatro tipos de
figuras.
a) de palabras (rima, aliteración, anáfora);
b) de construcción (elipsis, paralelismo, antítesis);
c) de pensamiento (paradoja, hipérbole, eufemismo);
d) de sentido –tropos- (metáfora, metonimia, comparación).