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Dpto. Biología-Geología Prof. Elena Díaz Pedroche
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TEMA 2.- EL PLANETA HERIDO
1.- EL SER HUMANO FRENTE A LA TIERRA
Gracias a los recursos del planeta, la humanidad ha logrado a lo largo de su historia grandes avances
tecnológicos y sociales. Pero este desarrollo ha ocasionado graves problemas a nuestro planeta Tierra.
1.1.- SOBREEXPLOTACIÓN DE LOS RECURSOS
Aunque durante siglos se han utilizado los recursos del planeta, la Revolución Industrial marcó un punto de
inflexión en su explotación. La población crecía, las industrias aceleraban su producción y la demanda de
recursos aumentaba. Esta tendencia se mantiene desde entonces y la consecuencia más inmediata es la
sobreexplotación de los recursos naturales del planeta.
¿Qué son los recursos naturales? Un recurso natural es el material presente en la naturaleza que puede ser
potencialmente utilizado por el ser humano en su provecho.
La sobreexplotación es la explotación de un recurso natural de manera abusiva o que excede a lo necesario o
recomendable.
Por su capacidad de renovación, los recursos del planeta se clasifican de la siguiente forma:
Recursos renovables. Son inagotables, como la energía producida por el sol o el viento, la fuerza de las
mareas, etc.
Recursos no renovables. Existen en cantidades limitadas y, sin embargo, son los más demandados.
Destacan el petróleo y el carbón.
Recursos potencialmente renovables. Pueden ser renovables si la velocidad de explotación es inferior
a la de regeneración natural del recurso. Incluyen la agricultura, la ganadería, la pesca y los bosques.
2.- LOS RECURSOS NATURALES
Un recurso natural es todo aquellos que obtenemos de la ecosfera y utilizamos para satisfacer nuestras
necesidades vitales básicas y nuestra creciente demanda de bienestar.
Atendiendo a su naturaleza, se distinguen recursos materiales, como los minerales, y recursos energéticos,
como la energía solar. Existen también recursos culturales, como el paisaje, de gran valor estético y recreativo.
Según su ritmo de renovación y consumo, los recursos naturales pueden ser renovables, no renovables o
potencialmente renovables.
Los recursos que obtenemos de la naturaleza pueden ser biológicos, hídricos, geológicos o energéticos.
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2.1.- LOS RECURSOS BIOLÓGICOS
El suelo es la capa superficial terrestre de origen natural que contiene materia orgánica y que abastece de
nutrientes a los seres vivos.
El suelo, junto con el agua, son los dos principales soportes de la vida en nuestro planeta. Normalmente, el
suelo mide unos dos metros de espesor.
En los dos últimos siglos, la acción humana ha producido agotamiento, erosión, deterioro y envenenamiento
del suelo, principalmente a través de la agricultura, la extracción de minerales y la construcción.
A largo plazo, estos procesos conducen a una pérdida de la fertilidad del suelo, entendida como su capacidad
para soportar vida.
Los seres vivos son una fuente esencial de recursos naturales, algunos tan básicos como los alimentos.
a) Recursos vegetales.
De la agricultura procede gran parte de los alimentos que consumimos. Además, nos proporciona fibras
textiles, como el lino y el algodón, y otras sustancias importantes, como los biocombustibles.
La silvicultura nos proporciona recursos forestales (frutos, madera, papel, medicamentos, …) y recursos
intangibles como el esparcimiento y el ocio.
b) Recursos animales.
La ganadería y la pesca nos abastecen de una parte importante de los alimentos proteicos de la dieta.
Fibras textiles, como la lana y la seda, y materiales como el cuero y las pieles también provienen de
animales.
Algunas especies se emplean como fuerza de trabajo y auxilio, y otras como animales de compañía y
asistencia.
c) Otros recursos biológicos.
También obtenemos recursos de otros seres vivos: muchas personas incluyen hongos y algas en su
dieta. Además, ciertos hongos y bacterias nos ayudan a elaborar medicamentos y alimentos como el
pan, el queso y el yogur.
La biosfera terrestre almacena gran cantidad de recursos, pero el rápido aumento de la población demanda
cada día más terreno y materias primas, y hace peligrar los recursos vivos del planeta.
A. La ganadería
En la ganadería tradicional, el ganado era alimentado por el agricultor y los excrementos se empleaban
como abono natural. Sin embargo, el aumento del consumo de carne y de productos lácteos ha obligado
a incrementar el número de animales en grandes granjas industrializadas, dando lugar a la ganadería
intensiva. Algunas de las consecuencias de estas prácticas son las siguientes:
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Reducción de la biodiversidad. Las especies menos productivas se han visto desplazadas por las
que resultan más rentables económicamente.
Contaminación. La acumulación de purines (excrementos de los animales) contamina el suelo y
causa la eutrofización de las aguas.
La eutrofización es el aumento de la concentración de nutrientes, especialmente, nitratos y fosfatos,
en un ecosistema acuático que da lugar a desequilibrios en la comunidad de seres vivos.
Deforestación. Se talan grandes superficies de bosques para convertirlos en pastos para la cría del
ganado.
B. La pesca
Una de las grandes amenazas a las que se enfrenta el mundo marino es la sobreexplotación pesquera. A
ese respecto, la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO)
recomienda:
Fomentar la pesca selectiva, lo que reduciría la cantidad de animales capturados accidentalmente
y desechados.
Proteger tanto a los alevines como a los individuos en fase de reproducción.
Evitar el abandono de redes por parte de los pescadores, dado que causan las llamadas pescas
fantasma.
Crear reservar marinas para conservar los recursos pesqueros.
Fomentar la acuicultura, que emplea criaderos para producir especies acuáticas comerciales.
C. Los bosques
Los bosques proporcionan muchas ventajas al ser humano:
Desde tiempo inmemorial sus árboles proveen muchos recursos naturales. De ellos se obtiene
madera, frutos, medicamentos (como la quinina que se usa contra la malaria), caucho para fabricar
utensilios, etc.
Los bosques protegen el suelo de la erosión, previenen las avalanchas e impiden la desertificación.
Aumentan el grado de humedad y resguardan al ecosistema del viento, forman microclimas en los
que se acumula el 90% de la biodiversidad terrestre conocida.
Representan el sumidero de dióxido de carbono, principal gas del efecto invernadero.
Esto les ha valido a los bosques el apodo de pulmones del planeta, y los convierte en un arma poderosa
para combatir el cambio climático.
Según las Naciones Unidas, la tasa actual de deforestación en el mundo excede los 14 millones de hectáreas
por año. La pérdida de las masas boscosas no solo hay que achacarla a su tala para la obtención de madera,
sino que el 80% de la deforestación se debe a la ampliación de las tierras de cultivo destinadas a la
producción de biocombustibles y de piensos para la ganadería.
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2.2.- LOS RECUROS HÍDRICOS
El agua, un componente básico para la humanidad y la vida en nuestro planeta, es, sin embargo, el recurso que
se encuentra en situación más crítica. Aunque tres cuartas partes de la superficie de nuestro planeta son agua,
menos del 3% es agua dulce.
El agua es un recurso limitado, pues solo el 3% de la que existe en la Tierra es dulce. Por si esto fuera poco, su
potabilización resulta costosa y su distribución en el mundo, es desigual.
El ser humano ha necesitado y utilizado el agua desde el principio de su existencia. La mayoría de las
civilizaciones se han asentado cerca de mares, lagos y ríos. Pero, recientemente, el uso del agua se ha
diversificado y ha pasado a formar parte de procesos industriales, la agricultura, la ganadería, el consumo
humano y la obtención de energía, entre otros. Así, los usos que hacemos del agua se pueden clasificar en dos
grupos:
a) Usos consuntivos.
Son aquellos que modifican las cualidades del agua, de modo que, para volver a usarla, debe ser
tratada. Son usos consuntivos del agua los que hacen la agricultura, la ganadería y la industria, y el
realizado en nuestros hogares.
b) Usos no consuntivos.
No modifican las cualidades del agua, por lo que esta puede reutilizarse sin necesidad de tratamiento.
El uso que hacen las centrales hidroeléctricas o los barcos, el uso recreativo y la estabilización de los
ecosistemas son algunos ejemplos.
Dos de los problemas asociados a la sobreexplotación de este recurso son la escasez del agua y su
contaminación, que estudiaremos más adelante.
A. La escasez de agua
La desigual distribución del agua dulce en el planeta crea problemas de abastecimiento a gran parte de sus
habitantes. En la actualidad, el 30% de la población mundial vive en regiones cuyos recursos de agua son
escasos.
En países como España, las reservas de agua dulce son cada vez más limitadas. Esto se debe a la creciente falta
de lluvias, a pérdidas en sistemas de canalización y a un uso excesivo en cultivos de regadío.
Para medir el consumo de agua se usan parámetros como los siguientes:
- El índice de explotación de agua, que indica la relación entre la demanda de agua y la cantidad de agua
disponible.
- La huella hídrica, que informa sobre el volumen de agua dulce que utiliza un individuo o grupo para
producir los bienes y servicios que consume de forma directa (lavar, beber, cocinar) o indirecta (el agua
necesaria para producir carne, papel, café, etc.).
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Las soluciones para resolver la crisis del agua pasan por ser conscientes de que es un recurso limitado y actuar
en consecuencia: reducir el consumo de agua, mejorar su gestión y canalización, mejorar los sistemas de riego
agrícola, mejorar las plantas desalinizadoras, etc.
2.3.- LOS RECURSOS GEOLÓGICOS
Los metales, el vidrio, muchos materiales de construcción, productos industriales y fuentes de energía proceden
de los minerales y las rocas, recursos no renovables que se extraen de la geosfera.
Minerales de interés económico. Según su naturaleza, se clasifican en metálicos y no metálicos.
- Son minerales metálicos el aluminio, el cinc, el cobre, el estaño, el hierro, el magnesio, el níquel,
el plomo, el titanio, etc.
- Son minerales no metálicos el apatito, el azufre, el diamante, la fluorita, el grafito, la halita, el
talco, etc.
Rocas de interés económico. Según su aprovechamiento, se diferencian varios tipos de rocas.
- De interés industrial. Se utilizan en la construcción. Algunas, como los áridos, se emplean
directamente, y otras, como las calizas, se usan para elaborar productos como el cemento.
- Ornamentales. Algunas se destinan al revestimiento de fachadas y edificios, y otras a labores
artísticas, como la escultura. Para estos fines son valorados el mármol, el granito y la pizarra.
- Energéticas. El carbón y el petróleo son rocas sedimentarias que se extraen del interior de la
Tierra. Son los combustibles fósiles, empleados como principal fuente energética.
2.4.- LOS RECURSOS ENERGÉTICOS
Los seres humanos necesitamos gran cantidad de energía para sobrevivir y, sobre todo, para transformar
nuestro entorno. La energía que empleamos se puede clasificar en dos categorías: la que se obtiene a partir de
fuentes renovables y la que emplea fuentes no renovables.
A. Energías no renovables
La mayor parte de la energía que consume la humanidad se obtiene a partir de fuentes no renovables, es
decir, de los combustibles fósiles y de la descomposición de los átomos radiactivos (fisión nuclear).
Carbón. Se forma por descomposición de materia orgánica. Es el principal recurso no renovable.
Su combustión es muy contaminante y produce gases como el dióxido de carbono (CO2), el dióxido
de nitrógeno (NO2) y el monóxido de carbono (CO), entre otros, que están relacionados con el
efecto invernadero y la lluvia ácida.
Petróleo. Es un recurso básico del que derivan las gasolinas, los gasóleos, los plásticos, etc. El
principal problema ambiental surge en la reacción de combustión, que libera a la atmósfera gran
cantidad de gases efecto invernadero.
Gas natural. Es una mezcla de distintos gases como el metano o el hidrógeno, originados por
descomposición de la materia orgánica. De los recursos mencionados hasta ahora, el gas natural
es el que posee una combustión más “limpia”, además de que cuenta con reservas más abundantes
que el petróleo.
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Fisión nuclear. Se produce al bombardear el núcleo de un átomo pesado, como el uranio, con
neutrones, lo que ocasiona la desintegración del núcleo y la liberación de gran cantidad de energía,
que se emplea para producir electricidad. Puede causar graves accidentes y los residuos que genera
son muy peligrosos.
B. Energías renovables
Son prácticamente inagotables. O bien su flujo es constante, o bien se renuevan a un ritmo mayor o igua l
a aquel con el que se consumen.
Energía solar. Se entiende como la conversión de los rayos solares en energía que el ser humano
puede utilizar para su beneficio. Se distingue entre energía solar térmica y energía solar
fotovoltaica.
Energía hidráulica. Es la energía renovable más utilizada. Aprovecha la fuerza de los ríos o los saltos
de agua para mover unas turbinas que generan electricidad en las centrales hidroeléctricas.
Energía eólica. Se aprovecha la fuerza del viento para generar la electricidad en unos molinos
denominados aerogeneradores.
Energía mareomotriz. Se basa en el aprovechamiento de las corrientes marinas producidas en las
mareas.
Energía geotérmica. Aprovecha el calor interno de la Tierra. Normalmente se perfora el suelo para
extraer agua caliente o vapor acumulado bajo tierra.
Biomasa. Es la energía contenida en la materia orgánica de origen animal o vegetal. Para producirla,
se emplean desde los desechos de la agricultura y la ganadería hasta los residuos sólidos urbanos.
Se puede utilizar de varias maneras: en procesos de combustión directa, como biocombustibles
líquidos destinados a la automoción, en forma de biogás, etc.
Fusión nuclear. Tiene lugar en el interior de las estrellas: los núcleos ligeros chocan entre sí y se
fusionan a altísimas temperaturas. Si se obtuviera, podría ser la solución energética definitiva.
Uno de los principales problemas que tienen las energías renovables es su naturaleza intermitente. Esto
hace que, en muchos casos, se genere energía cuando no se demanda y viceversa. El desarrollo de la
tecnología que permita almacenar esta energía es, por tanto, esencial si queremos tener un sistema
energético basado en fuentes renovables.
La humanidad debe dirigirse de forma decidida hacia las energías renovables, pero también debe emplear
equipos más eficientes y controlar su consumo. La eficiencia energética reduce el consumo de recursos
para obtener la misma cantidad de energía.
La idea de eficiencia es muy importante, en especial durante el proceso de obtención de energía eléctrica
a partir de cualquier tipo de energía primaria, porque parte de esta energía se pierde en forma de calor y
no se aprovecha.
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Un ejemplo de cómo obtener un mayor rendimiento durante la obtención de energía es la cogeneración.
El proceso se basa en producir dos o más tipos de energía, normalmente la eléctrica y la térmica útil, con
lo que se ahorra combustible y disminuyen las emisiones de gases efectos nocivos.
Otras medidas específicas para reducir el consumo energético son controlar las pérdidas en el sistema
eléctrico, disminuir el consumo eléctrico y aplicar medidas a título personal, como son, por ejemplo, aislar
bien los edificios, comprar electrodomésticos eficientes y aumentar el reciclado del vidrio y el papel, entre
otras.
3.- LA ESPECIE HUMANA Y EL MEDIO AMBIENTE
Los seres humanos somos parte de la ecosfera y todo lo que usamos procede del medio que nos rodea. Desde
su origen, la humanidad obtiene de su entorno los recursos que necesita para vivir y genera impactos y residuos.
Esta relación con el medioambiente termina por alterar, en menor o mayor medida, su estado original.
A lo largo de la historia, la relación del ser humano con la naturaleza ha experimentado una evolución que se
puede dividir en tres etapas:
a) Fase cazadora-recolectora. El ser humano era nómada y obtenía de la naturaleza solo los recursos que
necesitaba para subsistir. Como cualquier otro animal, estaba integrado en el sistema natural y apenas
lo modificaba, por lo que los impactos eran mínimos.
b) Fase agrícola-ganadera. El ser humano aprendió a cultivar la tierra y a domesticar animales, y construyó
asentamientos estables. La población creció, lo que conllevó una mayor necesidad de recursos y
produjo los primeros impactos ambientales.
c) Fase industrial-tecnológica. El imparable incremento de la población humana provocó la
sobreexplotación de los recursos y la generación de ingentes cantidades de residuos, que ya no se
reciclan de un modo natural, sino que se acumulan peligrosamente.
En la actualidad, el avance tecnológico e industrial asociado a nuestro modo de vida se desarrolla al margen de
los sistemas naturales y genera una serie de problemas medioambientales que ponen en riesgo la capacidad
del planeta para sustentarnos.
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La sobreexplotación de los recursos
El incremento de la población mundial y la satisfacción de sus crecientes necesidades nos están empujando a
sobreexplotar los recursos naturales. Algunos ejemplos se citan a continuación.
- Sobreexplotación de recursos hídricos. Un inadecuado consumo doméstico, el empleo de sistemas de
riego ineficaces y el despilfarro en la industria originan la pérdida de grandes cantidades de agua.
- Sobreexplotación del suelo. Los cultivos intensivos incrementan el rendimiento agrícola a costa de
empobrecer el suelo, consumir mucha agua y contaminar el medio con fertilizantes y pesticidas.
- Sobreexplotación de minerales y rocas. Las reservas de estos recursos se agotan debido a su creciente
demanda. Se cree que la humanidad se enfrentará en breve a una aguda crisis por falta de materiales.
- Sobreexplotación de los seres vivos. La tala abusiva destruye los ecosistemas forestales, la pesca
excesiva y sin control deja exhaustos los caladeros y la caza furtiva puede acabar con especies
vulnerables o protegidas.
Hábitos de consumo
Una de las causas del deterioro del medioambiente son los estilos de producción y consumo, particularmente
de los países más industrializados. Para evitarlo, debemos revisar nuestros hábitos y adoptar un consumo
responsable.
Se entiende por consumo responsable aquel que tiene en cuenta los impactos ambientales y sociales de la
producción de los bienes y servicios que adquirimos. Algunos hábitos de consumo responsable son:
- Reducir las compras y adoptar una actitud crítica frente a los mensajes publicitarios que nos empujan
al consumismo.
- Reflexionar sobre si nuestras comprar satisfacen una necesidad real o son actos más bien impulsivos.
- Informarnos sobre los costes medioambientales y sociales de los productos antes de adquirirlos.
- Elegir productos locales, ecológicos, de comercio justo, naturales, biodegradables, reutilizados y
reciclados.
- Cuidar los objetos y, al final de su vida útil, reciclar los materiales de que están hechos.
¿Qué es el comercio justo?
Es un sistema comercial solidario que pretende mejorar el acceso al mercado de los productos más
desfavorecidos y dotar al comercio internacional de unas reglas más equitativas. Su objetivo final es ayudar a
erradicar la pobreza y la desigualdad en el mundo.
4.- LOS IMPACTOS AMBIENTALES
La explotación y la utilización de los recursos producen la modificación del estado natural del entorno. Cualquier
alteración del ambiente debida a las actividades humanas recibe el nombre de impacto ambiental. Los impactos
pueden afectar a todos los subsistemas de la Tierra.
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4.1.- IMPACTOS SOBRE LA ATMÓSFERA
Las actividades humanas provocan en la atmósfera alteraciones que pueden ser locales, como la contaminación
urbana; regionales, como la lluvia ácida, o globales, como la destrucción de la capa de ozono de la estratosfera
o el incremento del efecto invernadero.
A. Lluvia ácida
Se conoce como lluvia ácida cualquier forma de precipitación con elevadas concentraciones de ácidos
sulfúrico y nítrico. Como se produce la lluvia ácida:
1. La quema de combustibles fósiles emite a la atmósfera dióxido
de azufre y óxidos de nitrógeno.
2. Estos gases reaccionan con el vapor de agua de la atmósfera
y dan lugar a ácido sulfúrico y ácido nítrico.
3. El viento transporta los ácidos hasta regiones muy alejadas,
donde caen en forma de precipitaciones.
4. Esta lluvia provoca la acidificación de los lagos y el suelo,
perjudicando la vida que en ellos se desarrolla.
5. En las ciudades provoca afecciones respiratorias y corroe
edificios y monumentos.
B. Destrucción de la capa de ozono
En la estratosfera existe una delgada capa de un gas llamado ozono (O3), que nos protege de los dañinos
rayos ultravioleta procedentes del sol. Esta barrera gaseosa es imprescindible para la vida en la Tierra.
El ozono se forma y destruye en la estratosfera según un proceso natural de absorción de rayos ultravioleta.
Pero ciertos gases emitidos a la atmósfera como los clorofluorocarbonos (CFCs) o los óxidos de nitrógeno
(NOx), aceleran el proceso de destrucción del ozono.
La reducción de la capa de ozono puede tener graves consecuencias sobre la vida en la Tierra: sin ella, los
rayos ultravioleta alcanzarían la superficie, afectarían al fitoplancton – base de las cadenas tróficas marinas
– y a nuestra salud (incremento de la incidencia de cáncer de piel y de ceguera, alteraciones inmunitarias,
etc.)
C. Incremento del efecto invernadero
La superficie de la Tierra refleja parte de la energía que recibe del sol. De esa energía reflejada, la mayor
parte escapa al espacio y el resto es retenida por algunos gases (CO2, vapor de agua, metano …). Se trata
del efecto invernadero, un fenómeno natural que hace que la temperatura en el planeta sea adecuada para
la vida. Pero este fenómeno se está intensificando hasta niveles peligrosos debido a la intervención humana.
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El aumento del consumo de combustibles fósiles ha incrementado la concentración de CO2 en la atmósfera.
El aumento de CO2 ha intensificado el efecto invernadero, elevando la temperatura media global de la
superficie terrestre (calentamiento global). Las consecuencias del calentamiento global son:
- Temperaturas medias más cálidas.
- Desaparición de especies y alteración de los ecosistemas.
- Huracanes más frecuentes y peligrosos.
- Aumento de olas de calor y propagación de enfermedades.
- Fusión de los glaciares y de los casquetes polares, con la consiguiente subida del nivel del mar.
4.2.- IMPACTOS SOBRE LA HIDROSFERA
Según la OMS, el agua está contaminada “cuando su composición es alterada de modo que no conserva las
propiedades que corresponden a su estado natural”.
Las actividades humanas generan frecuentes alteraciones de la calidad del agua de ríos, acuíferos y océanos, lo
que repercute en el funcionamiento de los ecosistemas y en nuestra propia salud y bienestar. Al deteriorarse la
calidad del agua, también se reduce la cantidad de ella disponible en el planeta. La contaminación de origen
antrópico puede tener tres orígenes: urbano, agrícola y ganadero e industrial.
La contaminación afecta a los ríos y los lagos, a las aguas subterráneas y a los mares y océanos.
A. Contaminación de ríos y lagos
A su paso por los núcleos de población, los ríos se cargan de contaminantes procedentes de la agricultura,
la ganadería, la industria y los usos domésticos.
En los lagos y embalses, el aporte excesivo de fosfatos y nitratos origina la eutrofización de las aguas: un
crecimiento masivo de algas que agota el oxígeno y acaba progresivamente con la vida acuática.
Las aguas de los ríos, debido a su dinamismo, presentan mayor capacidad de autodepuración que las aguas
estancadas.
B. Contaminación de aguas subterráneas
Las aguas subterráneas resultan contaminadas localmente cuando en el terreno se infiltran los líquidos que
atraviesan los residuos de los vertederos (lixiviados), las fugas de aguas residuales y los vertidos de purines
procedentes de granjas de animales.
También pueden sufrir contaminación difusa, es decir, en zonas amplias y sin un foco localizado. Este tipo
de contaminación se debe principalmente a la actividad minera y al uso excesivo de fertilizantes y pesticidas
agrícolas, que se infiltran en el suelo con el agua de riego.
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C. Contaminación de mares y océanos
La contaminación del agua de mares y océanos presenta diversos orígenes. Las aguas residuales
procedentes de granjas, los vertidos industriales y las aguas sucias que vienen de las ciudades llevan al mar,
a través de los ríos y las aguas subterráneas, una enorme cantidad de contaminantes.
Además, el 30% de los contaminantes marinos procede de la atmósfera, que disuelve en el mar su carga
continuamente. Asimismo, los accidentes de los grandes petroleros, el lavado de sus tanques y las fugas en
refinerías provocan grandes y peligrosos vertidos de petróleo.
El agua es el recurso más valioso que nos ofrece la ecosfera, pero resulta escaso y su distribución es muy
desigual en el mundo. La ONU ha reconocido recientemente que el acceso al agua potable limpia y al
saneamiento es un derecho humano esencial. Por ello, se deben promover las tecnologías de depuración,
realizar una adecuada gestión del agua y, sobre todo, racionalizar su consumo.
4.3.- IMPACTOS SBRE LA GEOSFERA
La obtención de minerales y rocas, la construcción de obras públicas e infraestructuras y la urbanización alteran
el estado original del terreno y producen impactos sobre el paisaje en general. Los impactos sobre el suelo son
los que acarrean consecuencias más graves.
4.3.1.- IMPACTOS SOBRE EL SUELO
Cuando el ser humano hace un uso inadecuado del suelo, provoca su agotamiento, su degradación y, en
consecuencia, su pérdida como recurso.
Los principales impactos de la actividad humana sobre el suelo son la contaminación, la salinización y la
desertificación.
A. Contaminación
Está causada principalmente por los vertederos incontrolados; el abuso de productos químicos industriales
y agrícolas, como los fertilizantes y los plaguicidas; la acumulación de metales como el mercurio y el cadmio,
y la lluvia ácida.
B. Salinización
La utilización de aguas salobres para el riego de cultivos cercanos a la costa incapacita al suelo para seguir
sustentando plantas.
C. Desertificación
Es el proceso de pérdida de suelo fértil por actividades humanas, como la deforestación, los incendios, el
sobrepastoreo, las prácticas agrícolas inadecuadas, la minería y la construcción de infraestructuras.
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Como consecuencia de la desertificación, las tierras adquieren las características de un desierto y pierden
su capacidad para sustentar vegetación productiva.
Cuando la pérdida de suelo se produce por causas naturales, como una sequía prolongada, se habla de
desertización.
4.4.- IMPACTOS SOBRE LA BIOSFERA
Los subsistemas que integran el sistema Tierra están interconectados por flujos continuos de materia y energía.
Por eso, los impactos sobre la atmósfera, la hidrosfera y la geosfera afectan a los seres vivos, es decir, a la
biosfera.
Esos impactos, directa o indirectamente, reducen la diversidad de la vida y provocan la irreversible extinción de
especies.
4.4.1.- PÉRDIDA DE BIODIVERSIDAD
La biodiversidad es la variabilidad de seres vivos (incluye la diversidad dentro de cada especie y entre distintas
especies) y de ecosistemas en el planeta.
La importancia de la biodiversidad va más allá de sus utilidades para nuestra supervivencia; además de
proporcionarnos alimentos, medicamentos y materias primas, es fuente de valores ecológicos, científicos,
culturales y estéticos.
El aumento de la población mundial es el principal desencadenante de la pérdida de biodiversidad, cuyas
principales causas son las siguientes:
A. Alteración y destrucción de hábitats
La contaminación, el cambio climático, los incendios forestales y la deforestación para dedicar los suelos a
la urbanización o a la agricultura y la ganadería extensivas suponen la degradación de los ecosistemas
naturales.
B. Introducción de nuevas especies
La introducción de especies nuevas en ecosistemas a los que no pertenecen tiene consecuencias
imprevisibles sobre las especies autóctonas. En ocasiones compiten con ellas y pueden provocar su
extinción.
C. Sobreexplotación de recursos biológicos
La explotación ilimitada de los recursos, al no respetar los ritmos reproductivos de las poblaciones, puede
hacerlas desaparecer. Son ejemplos de ellos la tala excesiva, la caza furtiva, la pesca abusiva y el
coleccionismo y el comercio de especies protegidas.
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5.- LOS RESIDUOS
Las actuales pautas de producción y consumo están aumentando la cantidad y variedad de los desechos
persistentes en el medioambiente. Según Naciones Unidas, esta tendencia podría hacer que la cantidad de
residuos acumulados en el planeta se cuadriplicara para el año 2025.
Aunque, habitualmente, cuando leemos la palabra residuo pensamos en la basura común que arrojamos a los
contenedores, el concepto es más amplio.
Un residuo es cualquier tipo de sustancia u objeto del cual su poseedor se desprende o tiene la intención de
desprenderse.
Según su origen, se clasifican de la siguiente forma:
Residuos agrícolas y forestales, formados por ramas, hojas, serrín, etc.
Residuos ganaderos, constituidos por purines, estiércol, etc.
Residuos sólidos urbanos, generados en domicilios particulares, comercios, oficinas y vías públicas.
Residuos sanitarios, como medicamentos, subproductos químicos, etc.
Residuos industriales, que incluyen compuestos tóxicos y peligrosos.
Residuos radiactivos, que pueden ser de alta, media o baja actividad, en función de su peligrosidad.
A. Aumento de los residuos
La cultura de usar y tirar en la que estamos inmersos nos lleva a generar continuamente residuos cuyo
tratamiento resulta a veces muy costoso. A esto se añade que no todos los desechos son biodegradables y que
algunos permanecen cientos de años en el medio antes de descomponerse.
Por otra parte, la tendencia a fabricar productos con tiempo de vida útil programados que siguen algunas
empresas aumenta la cantidad de residuos, ya que resulta sencillo para los consumidores comprar un aparato
nuevo que arreglar uno antiguo.
Además, las enormes diferencias de consumo entre los países considerados ricos y los considerados pobres
hace que los primeros generen muchos más residuos que los segundos.
B. ¿Cómo se gestionan los residuos?
La gestión adecuada de los residuos incluye su recogida, almacenamiento, transporte y eliminación o
transformación.
En la actualidad, los residuos sólidos urbanos se eliminan por tres vías: vertederos incontrolados, vertederos
sanitariamente controlados o incineración.
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Existen otros residuos que son más preocupantes que los anteriores y que son catalogados como tóxicos,
peligrosos y radiactivos. Cada uno de estos tipos de residuos necesita un tratamiento distinto, especializado y
seguro, debido al riesgo potencial que suponen para el ser humano y para el medioambiente.
Por otra parte, cada vez se pide con más insistencia que se produzca una modalidad de gestión distinta a la
mera eliminación. Esta nueva modalidad consiste en percibir el residuo como un recurso potencial para la
formación de nuevos productos. Es lo que se conoce como la regla de las tres erres: reducir, reciclar y reutilizar.
Regla de las tres erres:
Reducir: minimizar los residuos originados en la producción y en el consumo, y evitar el exceso de
embalajes y envoltorios.
Reutilizar: volver a emplear un producto con el mismo fin o darle un uso distinto.
Reciclar: separar las materias primas de un producto para que puedan volver a entrar en el proceso de
fabricación.
6.- LA GESTIÓN SOSTENIBLE DEL PLANETA
Nuestro planeta es limitado y no puede sostener el acelerado crecimiento de la población humana, que ya se
acerca a los 7500 millones de habitantes. Este aumento demográfico conlleva un consumo creciente de recursos
naturales, genera impactos y riesgos ambientales cada vez mayores, y profundiza las injusticias sociales
derivadas de la desigual distribución, posesión y explotación de los recursos de la Tierra.
La huella ecológica
La huella ecológica es la superficie de territorio necesaria para producir los recursos que utilizamos y
para asimilar los residuos que generamos. Se trata de un indicador ambiental del impacto que nuestro
modo de vida tiene sobre el entorno.
En la actualidad, al ritmo de consumo mundial medio, se estima que la humanidad emplea para
satisfacer sus necesidades el equivalente a un planeta y medio cada año. De continuar con la actual
gestión de los recursos, para satisfacer nuestras demandas necesitaremos dos planetas en 2030 y casi
tres en 2050.
El cálculo de la huella ecológica media por países desvela el injusto reparto de la riqueza mundial y
señala que el actual estilo de vida de los habitantes de los países ricos es incompatible con la
conservación del medioambiente: si todos los habitantes de la Tierra tuvieran nuestro nivel de vida,
serían necesarios varios planetas para sostener a la población mundial.
El desarrollo incontrolado puede causar el colapso de la biosfera como suministradora de recursos y como
lugar habitable. Por el contrario, un conservacionismo total, basado en sobreproteger el medio natural y
suspender el desarrollo, nos llevaría a renunciar a unas mejores condiciones de vida, lo que perjudicaría
especialmente a los países más pobres.
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La solución está compatibilizar el desarrollo equitativo y el bienestar de todas las sociedades humanas con e l
mantenimiento de la calidad del medioambiente, lo que se consigue con un modelo de desarrollo sostenible.
6.1.- EL DESARROLLO SOSTENIBLE
El desarrollo sostenible es aquel que satisface las necesidades de las personas que vivimos en el planeta sin
comprometer la capacidad de las generaciones futuras para satisfacer sus propias necesidades.
Para alcanzar el desarrollo sostenible, se deben seguir unas normas conocidas como reglas de Daly:
No usar los recursos renovables a una velocidad superior a la de su regeneración.
Adecuar el ritmo de uso de los recursos no renovables a la tasa de su sustitución por otros renovables.
No emitir residuos contaminantes por encima de la capacidad de los ecosistemas para asimilarlos o
autodepurarse.
El desarrollo sostenible implica, además, luchar contra las desigualdades y las injusticias, y erradicar la pobreza.
6.2.- COMPROMISOS INTERNACIONALES
Los problemas medioambientales no conocen fronteras, pero eso es necesario que todos los países se
impliquen en la búsqueda de soluciones.
Los modelos de desarrollo y la preservación del medioambiente se debatieron por vez primera en 1968, durante
la Conferencia de la Biosfera celebrada en París. Desde entonces, se han celebrado periódicamente reuniones
internacionales para lograr acuerdos que marquen las grandes líneas de actuación y los objetivos globales.
Algunas de las más importantes fueron:
- Conferencia de Estocolmo (1972), donde se analizó la situación ambiental del planeta.
- Comisión Mundial sobre Medio Ambiente (1983), donde se plantearon los principios del desarrollo
sostenible.
- Conferencia de Naciones Unidas sobre Medio Ambiente y Desarrollo o Conferencia de Rio (1992), en
la que se establecieron convenios internacionales sobre biodiversidad, cambio climático y
desertificación.
El documento clave de la Conferencia del Río fue la Agencia 21, en la que se propuso la reducción del
consumo energético, de la contaminación y de la generación de residuos. Además, estimuló a los países
industrializados a destinar un 0,7% de sus PIB al crecimiento de los países más pobres.
- Cumbre de Kioto sobre el Cambio Climático (1997), en la que se firmó el Protocolo de Kioto, donde se
acordó por primera vez una reducción en las emisiones de gases efecto invernadero.
Hace bien poco, en 2015, 193 líderes mundiales se comprometieron para, en un plazo de quince años, erradicar
la pobreza extrema y combatir la desigualdad y la injusticia en todo el mundo, así como para solucionar el
cambio climático. Con estos fines, elaboraron los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
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6.3.- RESPONSIBILIDAD CIUDADANA
Alcanzar el desarrollo sostenible no solo requiere compromisos internacionales, sino también la implicación
activa y cada uno de nosotros.
Cada acción individual es importante: puede ser el inicio de una reacción en cadena que nos implique a todos
en la protección del planeta.
Las medidas que podemos adoptar en nuestra vida cotidiana para hacer realidad el desarrollo sostenible se
basan en reducir el consumo de recursos naturales, producir menos residuos y respetar los derechos humanos:
Para ahorrar energía, se puede usar bombillas de bajo consumo, apagar las luces que no usamos,
aprovechar al máximo la luz natural, apagar completamente los electrodomésticos cuando no se
utilizan, cargar adecuadamente la lavadora y el lavavajillas, aislar las ventanas y las paredes, usar el
transporte público, desplazarse a pie o en bicicleta, etc.
Para ahorrar agua, podemos ducharnos en lugar de bañarnos, cerrar los grifos mientras nos cepillamos
los dientes y nos jabonamos las manos, y elegir el riego por goteo.
Para producir menos residuos, podemos seguir la “regla de las tres erres”.
POR UN MUNDO SOSTENIBLE:
Debemos adoptar hábitos de consumo responsable: programar nuestras compras, asumir una actitud
crítica frente a la publicidad y las campañas comerciales, promover el comercio justo, etc.
Debemos respetar la integridad de los ecosistemas, pedir la defensa de la sostenibilidad, apoyar a las ONG
que luchan por el medioambiente y denunciar los delitos ecológicos.
Debemos respetar los derechos humanos, defender la diversidad cultural, promover la justicia social y
contribuir, en la medida de nuestras posibilidades, a ayudar a los países en vías de desarrollo.