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11. LA CRISIS DEL ANTIGUO RÉGIMEN. 11.1 La guerra de 1808.La guerra de independencia y los comienzos de la revolución liberal. La llegada al trono de España de Carlos IV en 1788 conduciría a un periodo de crisis profunda a la monarquía española. Su reinado estuvo marcado por el estallido de la Revolución Francesa (1789) y la ejecución del monarca francés Luis XVI lo que provocó la ruptura de los llamados “Pactos de Familia” y el inicio de un conflicto armado que finalizaría con la Paz de Basilea. (1795) Este acuerdo de paz estuvo negociado por el primer ministro Manuel Godoy, hombre de confianza de Carlos IV y María Luisa de Parma , que recibió el título de “Príncipe de la Paz” cuyo tratado restablecía las relaciones con Francia. Napoleón se proclama emperador de Francia y firma junto a Godoy el Tratado de Fontainebleau el cual permitió la entrada de tropas francesas en España para atacar Portugal lo que dio lugar a una crisis en 1808. Debido al excesivo poder de Godoy, se formó un partido político entorno a Fernando VII que produjo un levantamiento popular al palacio de Godoy en Aranjuez. Carlos IV se vio obligado a destituir a Godoy y a abdicar en su hijo Fernando (Motín de Aranjuez). El enfrentamiento entre los miembros de la familia real española provocó el último gran episodio de la crisis de 1808:Las abdicaciones de Bayona . Napoleón logró reunir a Carlos IV y al rey Fernando VII, en Bayona (Francia). Allí consiguió la abdicación en cadena de los miembros de la familia real española nombrando rey de España a su hermano José I Bonaparte tras esto Napoleón trató de llevarse a toda la familia real a Bayona. El dos de Mayo de 1808 cuando el resto de la familia real española pretendía abandonar el Palacio de Oriente, el pueblo madrileño y generales como Daoíz y Velarde se amotinaron, pocas horas después el general Murat reprimía la revuelta fusilando a centenares de personas como escarmiento. El levantamiento pronto se extendió por toda España y dio lugar a diferentes bandos: unos que contaban con el apoyo de los afrancesados y consideraban a José I Bonaparte como el único capaz de continuar con

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11. LA CRISIS DEL ANTIGUO RÉGIMEN.

11.1 La guerra de 1808.La guerra de independencia y los comienzos de la revolución liberal.

La llegada al trono de España de Carlos IV en 1788 conduciría a un periodo de crisis profunda a la monarquía española. Su reinado estuvo marcado por el estallido de la Revolución Francesa (1789) y la ejecución del monarca

francés Luis XVI lo que provocó la ruptura de los llamados “Pactos de Familia” y el inicio de un conflicto armado que finalizaría con la Paz de Basilea.(1795)

Este acuerdo de paz estuvo negociado por el primer ministro Manuel Godoy, hombre de confianza de Carlos IV y María Luisa de Parma , que recibió el título de “Príncipe de la Paz” cuyo tratado restablecía las relaciones con Francia.

Napoleón se proclama emperador de Francia y firma junto a Godoy el Tratado de Fontainebleau el cual permitió la entrada de tropas francesas en España para atacar Portugal lo que dio lugar a una crisis en 1808.

Debido al excesivo poder de Godoy, se formó un partido político entorno a Fernando VII que produjo un levantamiento popular al palacio de Godoy en Aranjuez. Carlos IV se vio obligado a destituir a Godoy y a abdicar en su hijo Fernando (Motín de Aranjuez).

El enfrentamiento entre los miembros de la familia real española provocó el último gran episodio de la crisis de 1808:Las abdicaciones de Bayona.

Napoleón logró reunir a Carlos IV y al rey Fernando VII, en Bayona (Francia). Allí consiguió la abdicación en cadena de los miembros de la familia real española nombrando rey de España a su hermano José I Bonaparte tras esto Napoleón trató de llevarse a toda la familia real a Bayona.

El dos de Mayo de 1808 cuando el resto de la familia real española pretendía abandonar el Palacio de Oriente, el pueblo madrileño y generales como Daoíz y Velarde se amotinaron, pocas horas después el general Murat reprimía la revuelta fusilando a centenares de personas como escarmiento.

El levantamiento pronto se extendió por toda España y dio lugar a diferentes bandos: unos que contaban con el apoyo de los afrancesados y consideraban a José I Bonaparte como el único capaz de continuar con las reformas ilustradas iniciadas en el siglo XVIII. Por otro lado, la resistencia contra los franceses que compartían un objetivo común en la expulsión de los franceses y el retorno de Fernando VII lo que dio lugar a liberales (partidarios de una monarquía constitucional) y absolutistas (partidarios del Antiguo Régimen).

Para organizar la sublevación y resistencia al poder francés se crean Juntas, que sustituyen a las instituciones anteriores; las Juntas estaban formadas por militares, clérigos y cargos públicos además se crea una Junta Suprema Central, presidida por el Conde de Floridablanca la cual se trasladó a Sevilla y más tarde a Cádiz donde traspasó sus poderes a un Consejo de Regencia el cual convocará Cortes que llevarán a cabo el primer gran intento de reforma liberal en España, la Constitución de Cádiz.

Tras el levantamiento Napoleón quiere controlar España y lleva más hombres.Pero la inesperada resistencia de los españoles desbarató en un primer momento los proyectos de Napoleón. La resistencia contaba con la ayuda del ejército inglés y con la guerrilla, formada por antiguos soldados, voluntarios civiles e incluso bandoleros, que atacaban por sorpresa al enemigo con acciones rápidas y lograron victorias como la de Bailén en julio de 1808.

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Tras esto José I se vio obligado a abandonar Madrid y Napoleón decidió dirigir el mismo las operaciones en España, donde permaneció unos pocos meses, al frente de un ejército de 250 000 hombres.

En 1812 Napoleón invadió Rusia y tuvo que retirar parte de sus tropas de España, Wellington aprovechó la ocasión y el 22 de Julio venció a las tropas de Marmont en Arapiles y tras la derrota de Vitoria José Bonaparte tuvo que irse a Francia a su corte y a finales de 1813 se firmó el Tratado de Valençay, que ponía fin al conflicto y mediante el cual Napoleón reconocía a Fernando VII como rey de España.

11.2. Las cortes de Cádiz y la constitución de 1812.

Tras los acontecimientos de 1808 el gobierno de España había quedado en manos de un rey extranjero, José Bonaparte, y el país estaba ocupado por un ejército invasor. Para controlar la situación, en las zonas no ocupadas se crearon juntas locales, que se integraron en juntas provinciales que asumieron la autoridad en nombre de Fernando VII y se creó la Junta Central Suprema y en 1810 traspasó sus poderes a un Consejo de Regencia que se estableció en Cádiz y que convocó cortes generales.

En la asamblea no se representaba al rey sino a la nación, pero se reconocía a Fernando VII como rey y se le juraba fielidad.

Acudieron diputados que representaban las tres ideologías de la época:

*liberales; que defendían la soberanía nacional y querían la desaparición de los privilegios señoriales del Antiguo Régimen.

*Absolutistas; Pretendían mantener la monarquía absoluta y el poder del rey.

*Jovellanistas; Defendían la soberanía compartida entre el rey y las Cortes.

En las cortes de Cádiz se llevaron a cabo una intensa labor legislativa que se manifestó en una serie de leyes de carácter reformista moderado como la abolición de derechos señoriales, abolición de la Inquisición, abolición de las torturas, proclamación de la libertad de prensa y de trabajo. La mayoría de las nuevas leyes no pudieron aplicarse por estar casi todo el territorio en guerra y Fernando VII las abolió a su regreso a España en 1814.

En la asamblea se creó la Constitución de 1812, cuya constitución era muy larga (384 artículos) y en muchos sentidos revolucionaria, aunque mantiene algunas concesiones a la tradición española especialmente el reconocimiento a la religión católica. Fue el resultado del compromiso entre liberales y absolutistas, aunque los primeros se impondrían claramente.

Los constitución dio lugar a una monarquía parlamentaria, la soberanía reside en la nación y los tres poderes quedan divididos.

1) El legislativo queda en manos de unas cortes unicamerales elegidas por sufragio indirecto y masculino

2) El ejecutivo quedaba en manos del rey que elige a sus ministros.3) El judicial queda en manos de tribunales independientes.

En cuanto a los derechos y libertades, la constitución defendía la igualdad civil, la libertad de imprenta, reconoce el derecho de sufragio universal, reconoce como única religión de la nación española la católica y prohíbe el ejercicio de cualquier otra religión y también se defiende el derecho a la educación.

Por último la constitución acababa con los restos del régimen feudal como el decreto que suprime los señoríos jurisdiccionales en nombre de la igualdad, abolición de los gremios, abolición de los mayorazgos y los derechos de la Mesta. Cuando regresó Fernando VII todos los que estaban en contra

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de la constitución se unieron al rey para acabar con ella. Su vigencia será por ello muy limitada dos años entre1812 y 1814, en los que no da tiempo prácticamente a imponerla.

11.3. Fernando VII: Absolutismo y liberalismo. La emancipación de la América española.

Mientras Fernando VII permanecía prisionero en Francia el pueblo español, en nombre del rey había redactado la Constitución de 1812que acababa con el sistema de Antiguo Régimen y recortaba ampliamente los poderes del rey. Sin embargo la Constitución no representaba la opinión de todos los españoles, solo del grupo de diputados liberales mayoritarios en Cádiz. Los diputados absolutistas, la Iglesia, y buena parte del pueblo no aceptaban el nuevo régimen, lo que condujo a la división de los españoles en dos grupos, los absolutistas y los liberales.

En diciembre de 1813, Fernando VII firmó con Napoleón el Tratado de Valençay, que ponía fin a la guerra y significaba la recuperación del trono de España en su persona. Los liberales españoles, autores de la Constitución de 1812, esperaban que el Rey se convirtiese en un monarca constitucional. Por el contrario, los diputados absolutistas, la Iglesia y parte del pueblo no aceptaban el nuevo régimen. Cuando Fernando VII regresa un grupo de diputados absolutistas le entregan el conocido como “Manifiesto de los Persas” donde le animan a restaurar el Antiguo Régimen.

Fernando VII el 4 de Mayo de 1814 firmó en Valencia un conjunto de decretos que anulaban la Constitución y los decretos de las cortes de Cádiz y restablecía la monarquía absoluta. Los miembros del gobierno constitucional y liberales que no lograron huir fueron hechos prisioneros.

Los seis primeros años del reinado fueron caóticos. Se volvió a instaurar el Tribunal de Inquisición, se suprimió la libertad de prensa, se sublevaron las colonias americanas y el país vivió una de sus más graves crisis económicas tras la Guerra de Independencia. El descontento de los liberales y del ejército cristalizó en una serie de pronunciamientos militares para restaurar la constitución de Cádiz.

El único pronunciamiento militar con éxito fue llevado a cabo por el teniente Riego de Cabezas el 1 de Enero de 1820, a partir del cual y su extensión por España tuvo Fernando VII que instaurar la constitución de 1812 que duró 3 años “Trienio Liberal”.

Durante los tres años constitucionales, los liberales intentaron llevar a la práctica una política moderada, pero se enfrentaron con los realistas que eran los absolutistas más radicales y estaban apoyados por el rey el cual pidió ayuda extranjera por lo que los liberales también se enfrentaron a la Santa Alianza dispuesta a intervenir.

Ante las dificultades de gobierno, los liberales se dividieron en “Moderados” (partidarios de reformas conservadoras prudentes pactadas con la burguesía y nobleza) y “Exaltados” (partidarios de una política más progresista y la disminución de los poderes del rey).

Los absolutistas más radicales quedaron decepcionados y forman un partido, absolutistas radicales o apostólicos, en torno al hermano de Fernando, Carlos, el futuro heredero, con el apoyo de una iglesia recelosa de la pérdida de su influencia.

La Santa Alianza (Austria, Prusia, Rusia y Francia), ante el temor de que la experiencia liberal española se extendiera al resto de Europa, decidieron en el Congreso de Verona enviar un ejército francés a España, “los Cien Mil Hijos de San Luis”. Esta nueva invasión francesa está dirigida por el duque de Angulema y apenas encuentra resistencia entre el pueblo español. El gobierno y las Cortes se refugiaron en Cádiz con el Rey, pero en octubre de 1823 Fernando VII fue liberado y la Constitución nuevamente abolida. Comienza así la denominada por los liberales “Década Ominosa”(1820-1833).

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Fernando VII gobernó así de manera errática, apoyándose a veces en el sector moderado y otras en el sector ultra. Tanto liberales como absolutistas se sintieron defraudados por la nueva política. Fernando VII se enfrentó al problema sucesorio puesto que tuvo dos hijas Isabel y Luisa Fernanda y tuvo que derogar la “Ley Sálica” a través de la Pragmática Sanción por lo que tras su muerte heredó el trono su hija Isabel enfrentándose a los carlistas que apoyaban a Carlos María de Isidro dando lugar a las guerras carlistas.

El vacío de poder en España con la invasión francesa de 1808 agravó los problemas que, desde el XVIII, tenía la monarquía para mantener el Imperio colonial. En las colonias las autoridades (Virreyes) aceptaron a José I, pero el pueblo se mantuvo fiel a Fernando VII produciéndose un movimiento similar con la formación de Juntas; esas juntas terminarían por liderar el independentismo. Entre 1810 y 1814, se deponen a los Virreyes y a los Capitanes generales, empezando así las declaraciones de independencia, que cuentan con el apoyo de EEUU y de Inglaterra.

En Buenos Aires los criollos deponen al Virrey y crean una junta, con el liderazgo de San Martín (1810) Los mismos sucesos se reproducen en 1811 en Nueva Granada con Bolívar, y en otras zonas.

En1814, tras el regreso de Fernando VII se mandan tropas para aplastar la sublevación. Pero en1816 nuevamente estalla la sublevación. La pérdida de Perú pone fin a la guerra. Toda Sudamérica se independiza formándose repúblicas que dejaban el poder en manos de la minoría criolla.

A partir de 1820, pese a los proyectos de crear una federación al estilo estadounidense, se consolidaron los nuevos países americanos. En España las repercusiones fueron sobre todo económicas: El comercio con América se redujo en gran medida. Desapareció también una fuente importante de ingresos para la Hacienda Real. Cuando termina el reinado de Fernando VII (1833) España, de su gran imperio colonial, sólo conserva las colonias de Cuba, Puerto Rico y Filipinas.

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12. LA CONSTRUCCIÓN Y CONSOLIDACIÓN DEL ESTADO LIBERAL.

12.1 El reinado de Isabel II. La oposición al liberalismo (incluyendo cuestión sucesoria): carlismo y guerra civil. La cuestión foral.

Tras la muerte de Fernando VII se levanta en Talavera de la Reina una partida absolutista que proclama a Carlos María Isidro como rey de España ya que Fernando a pesar de sus tres matrimonios no había tenido varones. Tras su cuarto matrimonio con Mª Cristina de Nápoles, tiene una hija, Isabel, (futura Isabel II) por lo que Fernando, deroga la “ley sálica” que no permitía el trono a las mujeres e impone la “Pragmática Sanción” la cual sí permite el trono a las mujeres. Dado que Isabel es una niña de tres años comienza un periodo de regencias, primero su madre, María Cristina; y, posteriormente, Espartero. La reina María Cristina se ve obligada a aliarse con los liberales, para ello firma un Estatuto Real.

Tras ser reconocida a Isabel como heredera, comienza una guerra carlista que fue una guerra civil promovida por los que apoyaban a Carlos María Isidro como pretendiente al trono español, además de perseguir ese objetivo, los carlistas se oponían al régimen liberal que mantenía María Cristina.

Los carlistas pretenden la vuelta al Antiguo Régimen; apuestan por el poder absoluto del monarca, que emana de Dios según ellos; y por la defensa de la religión, que consideran atacada por los liberales. Eran apoyados por las zonas de campo del norte peninsular y parte de la aristocracia y el bajo clero.

La Primera Guerra Carlista (1833-1840) se desarrolló principalmente en el Norte. En otras zonas de España se formaron algunas partidas guerrilleras que actuaban casi como bandoleros asolando la región donde actuaban, dirigidas por hombres como Cabrera en Aragón o el Cura Merino, héroe de la guerra de la Independencia. El gobierno isabelino, carente de recursos, no fue capaz de enviar un ejército bien equipado al norte con rapidez. El retraso en el envío de tropas permitió al dirigente carlista, Zumalacárregui, militar de carrera y experto en la guerra de guerrillas, adiestrar un ejército de 20.000Hombres. Cuando las tropas isabelinas llegaron se vieron acosadas por constantes emboscadas y escaramuzas sin conseguir un enfrentamiento en campo abierto.

La rebelión carlista se consolidó de ese modo en las zonas rurales de Navarra y el País Vasco. Fortalecido por estos éxitos don Carlos ordena a Zumalacárregui sitiar Bilbao (1835). Éste consigue vencer a Espartero, pero una bala enemiga lo alcanza y fallece días después. Su muerte supuso un duro golpe para el carlismo por lo que se producen expediciones militares, con las que las tropas carlistas intentan ampliar sus bases en el resto de España. Al no conseguir su propósito, la guerra quedó de nuevo restringida a las comarcas norteñas.

Desde Octubre de 1837 el ejército liberal, dirigido por el general Espartero, toma la iniciativa tras recibir una mayor aportación económica del Estado y realizar nuevos reclutamientos. Mientras, en el bando carlista la situación se había ido haciendo más difícil debido a los enfrentamientos entre los propios dirigentes que desembocaron en conspiraciones y traiciones. Don Carlos había dado a Maroto el mando supremo de la región Norte. En febrero de 1839 se desencadenó una crisis entre Maroto y un grupo de militares rivales, representantes de la facción más absolutista, que acabó con el fusilamiento de seis de ellos. Maroto recibió el apoyo de sus hombres pero no el de Don Carlos. Finalmente, cansado y decepcionado por la incapacidad del pretendiente y las intrigas de su corte, inició las negociaciones de paz con Espartero.

Las negociaciones entre Maroto y Espartero culminaron en el Convenio de Vergara (agosto de 1839) que marcó el fin de la guerra en el norte; en el convenio establece la legitimidad de Isabel II como reina de España, pero realiza algunas concesiones, así se reconocen los empleos y grados del ejercito carlista, y se recomienda al gobierno “armonizar” la Constitución con los fueros propios de Navarra y las tres provincias vascas. Pese a este acuerdo la guerra no terminó en la zona levantina; allí el general Cabrera resistió durante casi un año.

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Con la aprobación de los Decretos de Nueva Planta tras la Guerra de Sucesión (1700 – 1715), que supuso la llegada al trono de España de la dinastía de los borbones, Cataluña y Aragón habían perdido sus fueros. Navarra y el País Vasco, por el contrario, conservaron los suyos al haber apoyado al candidato Borbón (Felipe V).

El carlismo, en oposición a la idea liberal de uniformidad política y jurídica, apuesta por la restauración y el mantenimiento de los fueros tradicionales. Esto explicaría el fuerte apoyo que recibe en los territorios que perdieron sus leyes propias con la llegada de los Borbones; no obstante, buena parte de la historiografía actual relativiza la importancia del foralismo en el movimiento carlista, dando más importancia a otros fenómenos de la época como el crecimiento de las ciudades y la industrialización. El arraigo carlista es especialmente fuerte en las zonas rurales donde se mostraban temerosos con la extensión de la sociedad urbana e industrial que ponían en cuestión las formas de vida tradicional. Por el contrario, las ciudades (Bilbao, San Sebastián, Pamplona, etc.) eran partidarias del liberalismo.

12.2 Isabel II (1833-1843): Las Regencias.

Ante la minoría de edad de Isabel, María Cristina de Borbón asumió la Regencia a la muerte de su marido Fernando VII en 1833 y, tras los altercados revolucionarios de 1840, por el general Espartero. Se trata de una década dominada políticamente por la cuestión del carlismo y por la alternancia en el gobierno de progresistas y moderados, en un clima de inestabilidad política acentuado por los continuos pronunciamientos militares.

Durante las Regencias surgieron los primeros partidos políticos que canalizaban las distintas corrientes ideológicas del liberalismo inicial. Así, aparece el partido moderado, liderado por el general Narváez y el partido progresista, encabezado por el general Espartero.

Durante la Regencia de Mª Cristina, para liderar a este nuevo gobierno se nombró primer ministro a Francisco Martínez de la Rosa, liberal moderado que se encargó de redactar y aprobar el Estatuto Real de 1834 con el objetivo de preparar la transición desde el absolutismo hacia el liberalismo. El Estatuto Real contribuyó a acercar a los liberales a la causa isabelina y demostró que María Cristina estaba dispuesta a cambiar la forma de gobierno para satisfacer a los liberales.

Se establecieron unas Cortes bicamerales formadas por la Cámara de Próceres, constituida por los Grandes de España y otros designados de forma vitalicia por el monarca, y la Cámara de Procuradores, elegida mediante un sufragio censitario muy restringido. Solo los varones de más de treinta años que poseyeran una renta superior a doce mil reales anuales tenían derecho de voto.

Las funciones de las cortes eran muy limitadas y carecían de iniciativa legislativa. Lo que se pretendía era que en el gobierno hubiera representación tanto de las viejas élites dirigentes del Antiguo Régimen (alta nobleza y alto clero), como de los nuevos grupos burgueses influyentes y poderosos. Aunque con este estatuto el monarca deja de concentrar todos los poderes de manera absoluta, siguió conservando los poderes de mayor importancia.

En 1835, el Gobierno de Martínez de la Rosa, se veía incapaz de vencer a los carlistas y las protestas de los liberales radicales se materializaron en violentas revueltas urbanas. Estos hechos intimidaron a la regente que, para frenar estas protestas, tomó la decisión de formar un nuevo gobierno en el que se nombró como jefe de gobierno a un liberal progresista, Juan Álvarez Mendizábal. Este nuevo Gobierno, Mendizábal inició la reforma del Estatuto Real y sentó las bases para desarrollar un amplio proceso desamortizador; además reformó la ley electoral para hacerla más participativa; se suprimieron los gremios; reorganizó la Milicia Nacional para luchar contra los carlistas (de 30.000 a400.000 hombres)...Cuando el gobierno de Mendizábal decretó la desamortización de los bienes del clero, los privilegiados presionaron a la regente para que lo destituyese en 1836.La sustitución de Mendizábal por un liberal moderado, Francisco Javier Istúriz, provocó la protesta de los liberales progresistas y estallaron revueltas en muchos lugares a favor del restablecimiento de la Constitución de 1812 y se produjeron quemas de conventos.

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Además, la protesta de los progresistas dio lugar al pronunciamiento de los sargentos en la Granja de San Ildefonso (Segovia), en agosto de 1836,que irrumpieron en el Palacio real y obligaron a la regente a anular el Estatuto Real y a restablecer la Constitución de 1812 y entregar el gobierno a los progresistas. Tras esto, el gobierno, ahora progresista, convocó elecciones a Cortes y decidieron elaborar una nueva constitución, la Constitución de 1837.

-se establece una monarquía constitucional.

-la soberanía nacional es compartida entre las cortes y la corona.

-Se afirma la libertad religiosa pero se establece el compromiso del Estado a mantener económicamente al clero católico.

Espartero disolvió las Juntas Revolucionarias y convocó Cortes donde se nombró al gobierno en donde la mayoría eran progresistas. Su reinado se caracteriza por su autoritarismo; Apenas contaba con la Cortes y gobernó apoyándose simplemente en su camarilla de militares (ayacuchos). Esto provocó una ruptura dentro de su partido ya que se aisló de los progresistas y perdió su popularidad. En su política, el hecho que tiene mayor trascendencia fue la aplicación, en 1842, de una política librecambista, por la cual abría el mercado español a los tejidos ingleses.

Tras este acuerdo de libre comercio con Inglaterra, tiene lugar la Revuelta de Barcelona en la que confluyeron los perjuicios que el acuerdo ocasionaba a la industria textil, con el consiguiente malestar en la burguesía manufacturera.

En diciembre de 1842 mandó bombardear Barcelona como castigo a las protestas civiles contra el librecambismo; cuatrocientos edificios fueron destruidos y hubo centenares de muertos. En las Cortes se desató una enérgica protesta y Espartero reaccionó disolviéndolas. Progresistas y moderados pedían la vuelta a la normalidad constitucional.

Este acontecimiento desprestigió al regente y los moderados aprovecharon la división de los progresistas para realizar un pronunciamiento de moderados y progresistas disidentes, dirigido por el general Narváez. Tras esto Espartero renunció a su cargo en 1843y se marchó a Londres. Tras el fracaso de las dos Regencias, la única alternativa de las Cortes fue declararla mayoría de edad de Isabel II, con sólo trece años.

12.3 El reinado efectivo .

Tras la caída de Espartero se inició la llamada Década moderada, (1844-1854): Isabel II encargó la formación de gobierno al partido moderado, liderado por el general Narváez. El partido moderado apoyado por los sectores burgueses más conservadores gobernará durante diez años.

Narváez dio lugar a la creación en 1844 de la Guardia Civil, fuerza armada encargada de aplicar la ley y orden esencialmente en el medio rural. Como medida complementaria se suprimió la Milicia Nacional. También derogó la Constitución de 1837 y redactó la Constitución de 1945 la cual compartía la soberanía entre el rey y las cortes, imponía la religión católica como religión de la nación. También La ley de ayuntamientos de 1845, que reservaba a la Corona la designación de los alcaldes de ciudades con 2000 o más habitantes. La reforma del sistema tributario, de Alejandro Mon, que implantó un sistema de impuestos más equitativo y la creación del Banco de España.

Pero las divisiones internas del partido moderado y las denuncias de corrupción y escándalos financieros, relacionados en ocasiones con la propia familia real y miembros destacados del gobierno hicieron que las clases populares dieran su apoyo a un pronunciamiento liberal de carácter progresista, liderado por el general Leopoldo O Donnell, en junio de 1854 en las cercanías de Madrid en los cuarteles ́�

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de Vicálvaro, por lo que se le denomina: La “Vicalvarada”, la declaración de intenciones por medio del “Manifiesto de Manzanares”, redactado por Cánovas del Castillo, determinó la movilización de los grupos progresistas. Aunque el movimiento no pretendía destronar a la reina sino forzarla a admitir las reformas democráticas interrumpidas en 1844.En medio de la confusión general, la reina decidió llamar a Espartero, comenzando así el “Bienio Progresista”

El Bienio fue un régimen breve e inestable, regido por Espartero – al que siguen los “progresistas puros” y O ‘Donnell, que aglutina a la Unión Liberal, formada por moderados y progresistas transigentes. Durante estos dos años el avance del liberalismo fue evidente:

Se aprobó la Ley de Desamortización General elaborada por Pascual Madoz, que completaba la realizada por Mendizábal. Se elaboró una nueva Constitución en 1856 (“non nata”), que nunca llegó a ser promulgado. En ella se limitaba el poder de la Corona y se ampliaba la Declaración de Derechos. Se aprobó la Ley General de Ferrocarriles.

A partir de 1856 se sucedieron los gobiernos de los generales Narváez y O ’Donnell. Hasta 1858, gobernó Narváez; desde 1858 y hasta 1863 se produjo el llamado “gobierno largo” de la Unión Liberal de O’Donnell; de 1863 y hasta 1868 gobernarían los moderados con Narváez y González Bravo.

El moderantismo del régimen, que limitaba notablemente la participación ciudadana, cerraba las opciones de participación política a los progresistas, derivando éstos hacia la vía conspirativa en contra no ya sólo del gobierno, sino también de la monarquía borbónica. En 1866, progresista y demócratas firmaron el Pacto de Ostende, por el que decidieron aunar esfuerzos para derrocar a Isabel II y establecer un nuevo sistema político. Un año después se sumó la Unión Liberal, presidida por Serrano tras el fallecimiento de O’Donnell. Finalmente el triunfo de la “Revolución Gloriosa” en 1868 pondría fin al reinado de Isabel II que se vio obligada a exiliarse en Francia.