Tarea 1, Representaciones de La Niñez en La Historia

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Representaciones de la Niñez en la Historia Curso: Niños y jóvenes agentes de misión “El niño que no juega no es niño, pero el hombre que no juega perdió para siempre al niño que vivía en él y que le hará mucha falta” (Pablo Neruda) Tamar Montilla Revisar la evolución histórica, tanto de las ideas como de las acciones hacia la niñez permite: (1) tomar aprendizajes y evitar cometer similares equivocaciones; (2) comprender la realidad actual (lo que aún se mantiene por “herencia”), lo que vivimos en relación con conceptualizaciones, valoraciones y prácticas en los programas de atención; y, (3) proyectar algunos cambios necesarios para favorecer un acompañamiento más integral a las nuevas generaciones. Resumir las creencias en la historia tiene, para mí, la finalidad de reconocer lo que seguimos pensando y haciendo. Entonces, los niños eran considerados: En su SER: Objetos sin identidad propia, que requerían de un interlocutor para comunicar sus intereses y gustos; dependientes a una estructura familiar, social y bélica que los anulaba. En su CONOCER: Seleccionados por circunstancias, género, interés económico, entre otros; para entrar en procesos educativos. Una vez en ellos, según la evolución histórica, los resultados aceptables dependían de las expectativas de los adultos. En su SENTIR Y HACER: Separados de actividades recreativas y lúdicas; inmaduros, presionados y adultizados. En su ESPIRITUALIDAD: Pecaminosos, malos desde el origen; objetos de la redención a través de prácticas de castigo físico; la violencia normalizada tanto en la familia como en la iglesia al punto del infanticidio y el sub-registro de tales violaciones a su humanidad. La invisibilidad de la niña, el niño, adolescente y joven, así como algunas de las creencias que se han mencionado no son cosa del pasado. Con dolor menciono que aun, en nuestra sociedad venezolana y en nuestra cultura eclesial, siguen estando presentes. Sigue siendo una urgencia revisar, replantear y redirigir los esfuerzos para invertirse, desde lo más esencial, para la atención digna, sensible e integral de NNA.

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Una breve reflexión sobre el lugar de la niñez en la historia humana.

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Representaciones de la Niñez en la Historia Curso: Niños y jóvenes agentes de misión

“El niño que no juega no es niño, pero el hombre que no juega perdió para siempre al niño

que vivía en él y que le hará mucha falta” (Pablo Neruda)

Tamar Montilla

Revisar la evolución histórica, tanto de las ideas como de las acciones hacia la niñez permite: (1)

tomar aprendizajes y evitar cometer similares equivocaciones; (2) comprender la realidad actual

(lo que aún se mantiene por “herencia”), lo que vivimos en relación con conceptualizaciones,

valoraciones y prácticas en los programas de atención; y, (3) proyectar algunos cambios

necesarios para favorecer un acompañamiento más integral a las nuevas generaciones.

Resumir las creencias en la historia tiene, para mí, la finalidad de reconocer lo que seguimos

pensando y haciendo. Entonces, los niños eran considerados:

En su SER: Objetos sin identidad propia, que requerían de un interlocutor para

comunicar sus intereses y gustos; dependientes a una estructura familiar, social y bélica

que los anulaba.

En su CONOCER: Seleccionados por circunstancias, género, interés económico, entre

otros; para entrar en procesos educativos. Una vez en ellos, según la evolución histórica,

los resultados aceptables dependían de las expectativas de los adultos.

En su SENTIR Y HACER: Separados de actividades recreativas y lúdicas; inmaduros,

presionados y adultizados.

En su ESPIRITUALIDAD: Pecaminosos, malos desde el origen; objetos de la redención a

través de prácticas de castigo físico; la violencia normalizada tanto en la familia como en

la iglesia al punto del infanticidio y el sub-registro de tales violaciones a su humanidad.

La invisibilidad de la niña, el niño, adolescente y joven, así como algunas de las creencias que se

han mencionado no son cosa del pasado. Con dolor menciono que aun, en nuestra sociedad

venezolana y en nuestra cultura eclesial, siguen estando presentes. Sigue siendo una urgencia

revisar, replantear y redirigir los esfuerzos para invertirse, desde lo más esencial, para la

atención digna, sensible e integral de NNA.