SUPLEMENTO CULTURAL - HP 281 :: Zappa y Lennon, iconos en el mausoleo del rock

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Comunicante Comunicante Comunicante VIERNES 05 DE DICIEMBRE DE 2014 SUPLEMENTO CULTURAL 08 El mundo “El mundo”, de Juan José Millás, un pequeño tesoro que se me atravesó en el camino. Uno de esos libros que hay que leer una vez y otra vez Disney y la literatura ¿infantil? Hoy se cumplen 113 años del nacimiento de Walter Disney; mostremos, pues, ese lado no tan azucarado o rosado de algunos de los cuentos de hadas que todos conocemos Juan L. Simental Pág. 6 Daniel Azdar Pág. 8 Desde la interrupción de concierto de los Beatles en la Ciudad de México, la curandera María Sabina en Let it Be; hasta Zappa queriendo dirigir la Orquesta Sinfónica Nacional; improvisando con mariachi, o incluir a Silvestre Revueltas en agradecimientos del disco de “The Mothers of Invention”, estos iconos del rock guardan mitos y leyendas con México, hoy recordados en sus aniversarios luctuosos. Zappa y Lennon, iconos en el mausoleo del rock Por: Adrián Meraz Págs: 4 y 5

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ComunicanteComunicanteComunicanteVIERNES 05 DE DICIEMBRE DE 2014 SUPLEMENTO CULTURAL 08

El mundo

“El mundo”, de Juan José Millás, un pequeño tesoro

que se me atravesó en el camino. Uno de esos libros que hay que leer una vez y

otra vez

Disney y la literatura ¿infantil?Hoy se cumplen 113 años del nacimiento de Walter Disney; mostremos, pues, ese lado no tan azucarado o rosado de algunos de los cuentos de hadas que todos conocemos

Juan L. Simental Pág. 6 Daniel Azdar Pág. 8

Desde la interrupción de concierto de los Beatles en la Ciudad de México, la curandera María Sabina en Let it Be; hasta Zappa queriendo dirigir la Orquesta Sinfónica Nacional;

improvisando con mariachi, o incluir a Silvestre Revueltas en agradecimientos del disco de “The Mothers of Invention”, estos iconos del rock guardan mitos y leyendas con México,

hoy recordados en sus aniversarios luctuosos.

Zappa y Lennon, iconos en el mausoleo del rock

Por: Adrián Meraz Págs: 4 y 5

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Escribió P.G. Wodehouse: “El éxito de un escritor viene tan gradualmente que es un shock para él”. Ese es el caso de Vicen-te Leñero que –en mi humilde opinión– es, junto con Ricardo Garibay, un autor potente en muchos géneros. En Leñero se juntan el dramaturgo, el guionista de cine, el novelista, el cuentista, el historiador, el testigo. Polémico, Vicente Leñero ha sabido atraer la atención hacia

ciertos temas del mundo de la fe y sus instituciones. Lo hizo con su obra de teatro El marti-rio de Morelos, condenada por la iglesia católica. Y lo volvió a hacer con su adaptación cinema-tográfica de El crimen del padre Amaro, que –ya saben uste-des– terminó por ser la película más taquillera del nuevo cine mexicano gracias a la publicidad gratis de la derecha que sigue resentida con Eça de Queiroz, quien ya no se enteró de la con-

troversia mexica porque murió en 1900.Al recibir el premio como guio-nista clave del cine mexicano, en la tradición de José Revueltas y Mauricio Magdaleno, Leñero, del brazo de Julio Scherer, dijo: “soy solo un adaptador de historias”. Eso era Leñero: la vida dura, te-rrible, a veces disfrutable en sus quiebres, y la ficción imaginati-va, la creación porque sí. La fe en la verdad y la mentira que no tiene necesidad de justificarse.

Dos círculos que se han juntado en Vicente Leñero a sus 75 años de existencia –ahora que están de moda los homenajes– y que, sin duda alguna, ayudaron a la narrativa a convertirse, con el resto de la cultura, en saltos, combinaciones, negaciones de los géneros; en otra cosa que, sin duda, perdurará. (Tomado de Letras Libres; septiembre de 2008. Vicente Leñero murió el miércoles 3 de diciembre pasado).

El 4 de diciembre de 1829 nació Francisco Zarco Mateos, aquel

duranguense que dijo: “No escribas como

periodista, lo que no puedas sostener como

hombre”… Hay políticos, muchos, que también

deberían tomar en cuenta esta verdad.

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La Efeméride

Director Editorial / Juan Lorenzo Simental Editor / Ricardo Bonilla Editor / Daniel Azdar Diseño / Grupo Editorial HADEC

Vicente Leñero: la vida y las ficcionesFabrizio Mejía Madrid

El 3 de diciembre es Día Internacional de la Personas con Discapacidad. Se estima que mil millones de personas en todo el mundo viven con una discapacidad, y el 80 por ciento vive en países en desarrollo, es decir, carecen de oportunidades para su pleno desarrollo, por lo que son condenados a la marginación.

Nomás por hablarde algo…

“El periodismo no está llamado a resolver las crisis,

está llamado a decirlas”,

Vicente Leñero.

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VIERNES 21 DE NOVIEMBRE DE 2014

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Diciembre es rico en efemérides rockeras, por el peso de su tras-cendencia musical e ideológica,

destacan los decesos de John Lennon (8 de diciembre de 1980) y Frank Zappa (4 de diciembre de 1994), pero ¿qué rela-ciones mantuvieron ambos personajes con México?

María Sabina en Let it BeOtro rumor que liga a Lennon con Mé-xico es aquel que afirma que los Beatles invitaron a Tin Tan a formar parte de los personajes retratados en la portada del “Sargent Pepper’s”, se dice que en su lugar el comediante envió a Londres un árbol de la vida de Metepec.

Otra afirmación se basa en que Len-non y los otros Beatles visitaron a la legendaria María Sabina, célebre curan-dera de la Sierra de Oaxaca, cuyas cer-emonias suponían la ingesta de hongos alucinógenos. Cierto o no circula en la cultura mexicana la creencia de que la “Mother Mary”, aludida en “Let it Be”, no es otra que la maga de Huatla de

dantes en la obra de Zappa, siendo “Una banda más de Los Ángeles” (título de otro Lp de “The Mothers”) un ejem-plo. Era de suponerse que el léxico y la onda chicana alcanzaran a ser parodia-das, homenajeadas y sobre todo enun-ciadas gracias al gran Frank.

Como en el caso de Lennon, existe el relato mítico nacional de que Zappa intentó que la Orquesta Sinfónica Na-cional aceptara ser dirigida por él, con el fin de realizar las grabaciones de al-gunos de sus trabajos sinfónicos, oferta que la Orquesta declinó.

También se dice que en su amplio archivo, aún inédito, hay registros del músico improvisando al lado de un grupo de mariachis. Foto de Frank y México, cosa que no sería extraña: si algo caracteriza la obra de Frank es que ésta rebasa cualquier clasificación posi-

Jiménez. Dejamos a cada quien se tome el tiempo de afirmar o desmentir este relato nacional.

Más concretas y constantes son las relaciones entre Frank Zappa y México, sabemos, en primer lugar, que el nom-bre de Silvestre Revueltas es uno de los incluidos en los agradecimientos del primer disco del grupo de Zappa “The Mothers of Invention”. La referencia a la obra de nuestro paisano no es casuali-dad: ambos músicos amaban la obra del compositor norteamericano Edgar Va-resse, supieron también combinar con lucidez, humor e ironía el comentario crítico social.

Frank con mariachiPor otra parte, las referencias a la cultu-ra México-norteamericana son abun-

Zappa y Lennon, iconos en el mausoleo del rock

Su trascendencia musical e ideológica, que alcanzó hasta a México, resurge aún más en sus aniversarios luctuosos

De Lennon resulta fascinante su sen-tido estético; imagino a los arqueólogos sonoros del futuro desarmando la es-tructura musical del siglo XX y topán-dose a cada paso con la influencia del genio de Liverpool; tal vez la cercanía histórica no nos permite ver que su música y su obra son equiparables a la de genios del tamaño de Mozart o Leon-ardo.

Existe una anécdota que dice que los Beatles estuvieron en México en 1964 como parte de la gira de promoción de la película Help!, la leyenda cuenta que había un concierto programado, pero que el regente en turno de la Ciudad de

México no lo permitió, al considerar a los cuatro de Liverpool una influ-

encia nociva para la conserva-dora juventud mexicana.

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Por: Adrián Meraz

dantes en la obra de Zappa, siendo “Una banda más de Los Ángeles” (título de otro Lp de “The Mothers”) un ejem-plo. Era de suponerse que el léxico y la onda chicana alcanzaran a ser parodia-das, homenajeadas y sobre todo enun-ciadas gracias al gran Frank.

Como en el caso de Lennon, existe el relato mítico nacional de que Zappa intentó que la Orquesta Sinfónica Na-cional aceptara ser dirigida por él, con el fin de realizar las grabaciones de al-gunos de sus trabajos sinfónicos, oferta que la Orquesta declinó.

También se dice que en su amplio archivo, aún inédito, hay registros del músico improvisando al lado de un grupo de mariachis. Foto de Frank y México, cosa que no sería extraña: si algo caracteriza la obra de Frank es que ésta rebasa cualquier clasificación posi-

ble, no hubo género que Zappa que no supiera asimilar y darle su propio sello: del Rock and Roll al Jazz y la música académica contemporánea, de ahí que no resulte extraño imaginar al bigotón improvisando al lado del guitarrón, el violín y la trompeta.

Desprecio a manipulación políticaSería interesante preguntarnos qué opi-narían estos genios de la situación actu-al de nuestro país; Zappa no disimulaba su desprecio por la manipulación políti-ca de los medios de comunicación: “La política es la rama del entretenimiento de la industria”, dijo en alguna ocasión.

El músico nunca renunció a la convicción de que la gente poseía el poder de la elección, por lo que desde

Zappa y Lennon, iconos en el mausoleo del rock

sus discos de los setentas incluía la ley-enda “No olvides, regístrate para votar”. Supongo que ante el desolado escenario actual de nuestro país, Frank nos per-suadiría a no renunciar al poder de la fuerza social.

Protesta social

Imagino a Lennon, por su parte, re-cordándonos que existen formas al-ternativas de hacer protesta social: quedándonos en cama a manera de boi-cot por “inactividad” o convirtiéndonos en “Héroes de la clase obrera”, resistién-donos a la desaparición de los ideales individuales que supone el capitalismo.

Más que recordarlos como iconos inmóviles en el mausoleo de los in-mortales del rock, quisiéramos que esta

breve reseña nos movilice a retomar el elemento de crítica viva que puede aportarnos su música, en ambos ca-sos podemos afirmar que su com-promiso ético es un ejemplo a seguir no solo para los artistas, sino para todos nosotros.

Los Beatles invitaron a Tin Tan a formar parte de la portada del “Sargent Pepper’s”; el comediante envió un árbol de la vida de Metepec

El regente en turno de la Ciudad de México no permitió concierto de los Beatles en 1964 en la capital

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1Ejemplo de ello “Ruben and the Jets”: ál-bum conceptual sobre una ficitica banda chicana de Doo-Woop.

Zappa incluye a Silvestre Revueltas en los agradecimientos del primer disco de su grupo “The Mothers of Invention”

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Contrario a lo declarado por Neruda, aún existe un espacio íntimo, secreto, donde seguimos siendo los mismos

Por: Juan L. Simental

Yo también fui niño. Tal declara-ción de franqueza, a mis 47 años, puede parecer una perogrullada.

Pero no lo es. Y es que sucede que, con el tiempo, dejamos en el olvido aquello que ya no usamos, que no nos sirve, que pasó de moda y de importancia. Los recuerdos, por ejemplo.

García Márquez decía que los mejores recuerdos son aquellos que uno inventa, y no le faltaba razón. Por eso recurrimos a la habitual costumbre de soñar el pasado, de hacerlo como nos hubiera gustado que hu-biera sido. Sin embargo, la vida fue tal cual y hoy es parte de una íntima memoria que siempre, para bien o para mal, nos hará com-pañía.

Yo también fui niño, y tengo pruebas de ello. Recuerdo a Miguel, el mejor entre mis amigos de la infancia. Miguel nació un día y un año antes que yo; además, quizá el he-cho de no tener hermanos varones hizo de la presencia de Miguel una cotidiana expe-riencia de lo cercano. Me es inevitable una torcida sonrisa a medias con el recuerdo de aquel día, cuando de un cajón Miguel sacó una vieja revista en cuya portada apare-cía El Santo, El Enmascarado de Plata. Esa vez, muy serio y como quien revela el más grande de los secretos, me dijo: “estoy descu-briendo la cara de El Santo”. Azorado y con los ojos muy abiertos, pregunté: “¿cómo?”. Con expresión de autoridad, de aquel que dio con la respuesta al misterio de los mis-terios, me dijo: “así, mira”, luego, con la uña del dedo índice comenzó a rascar el papel de la portada, justo en un área gastada por el paso del tiempo. Efectivamente, desaparecía una pequeñísima fracción de la máscara de El Santo y en su lugar quedaba un hueco que había perdido lo plateado… El asombro fue mayúsculo: ¡pronto íbamos a conocer la cara de El Santo!

También fui niño y allí están los recuer-dos de aquellos, mis amores tempranos: Martita, la niña bonita, rubia y de ojos azu-les, que sonríe ante las gracias del niño de cuatro años que soy entonces. Sandra, ¡de ojos verdes!, quien, vestida de… ¿china po-blana? (nunca he sido un campeón en eso de las vestimentas), me toma de la mano y yo, ataviado de norteño porque bailamos “El ta-

conazo”, miro de reojo para contemplarla como a escondidas. Tenemos cinco, seis

años tal vez, y somos parte de uno de tantos bailables de aquel 10 de mayo en la sección de preescolar de la Escuela Revolución.

Están mi perros: “El Pirata Castaflor”, “El Rubí”, “Nerón”, “El Husky”, “La Coronela”, “La Perlita”, “La Vaca”, “La Chacha”, que mu-rió de vieja. En mis recuerdos hay gatos, pe-ricos, chenchos, gorriones, tortugas, conejos, ratones, chichimocos, un águila y hasta una campamocha a la que alimentaba con mos-cas vivas que cazaba para ella. Y está mi ca-lle, Arista entre Urrea y Luna en el Barrio de Tierra Blanca; y están mi casa y la casa gran-de de mi abuela Ana, y mis tías, Angelina, Aurora y Elba, que cuando venían de México nos traían juguetitos y acordeones de plás-tico y maracas hechas con guajes, y abrazos y muchos besos… Están las temporadas de canicas, de trompo, de balero y yo-yo; el robachicos, caricaturas en blanco y negro y Disneylandia los miércoles; y nuestra prime-ra comunión, aquel domingo 30 de marzo de 1975, domingo de Resurrección, vestidos con los sacos que nos confeccionó Lucy, la mamá de Miguel, cuando el padre Chuma, “el de los pobres”, nos dio en San Miguel por primera vez el sacramento.

Los libros me llegaron pronto, quizá de-masiado, y entre todos está aquel que mi padre escondía en una maleta debajo de la

El mundo

cama y que leí a escondidas de cabo a rabo; en él fue que aprendí a leer. Se tra-taba de “La mansión de los espejos”, uno de esos libros prohibidos –¡verdaderamente prohibido!- y en el que, sin embargo, intuí que el amor tenía que ser más que solo sexo y posesión, tortura, violencia… el amor tenía que ser otra cosa. Esa fue la reflexión que, luego de leerlo, cuajé a mis siete años ape-nas. Cuarenta años después sigo pensando lo mismo.

Hoy me dieron ganas de recordar, de sa-carle lustre a la memoria y volver a vivir, y existe un motivo para ello: la lectura de “El mundo”, de Juan José Millás, un pequeño te-soro que se me atravesó en el camino. Es uno de esos libros que hay que leer una vez y otra vez, hasta que la catarsis sea total, porque desde sus primeras páginas se hace la luz, como esa iluminación que viene de lo alto: yo también viví como él vivió, yo también tuve miedo y tuve gozo, y pensamientos in-fantiles, creencias, que pude haber jurado verdaderas. Yo también viví en una calle a la que llamé “mi calle”; yo también tuve un pa-dre al que amé y al que temí cuando se con-vertía en “el hombre”; también tuve una ma-dre que me abochornaba y que lo sabía todo de mí, incluso mis más profundos secretos; yo también tuve hermanas y un amigo en-trañable, y tuve dudas y fantasías… yo tam-bién tuve una infancia que un día se me fue quedando atrás, hasta que la perdí de vista.

“El mundo” se llama el libro. Vale la pena asomarse a él y recordar lo que un día fui-mos y, contrario a lo declarado por Neruda (“ya no somos los de entonces”), descubrir que aún existe un espacio íntimo, secreto, donde seguimos siendo los mismos.

Todos tuvimos infancia… los recuerdos están ahí

VIERNES 05 DE DICIEMBRE DE 2014

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En el ámbito público, cualquiera declara

“categóricamente”… y muchas veces lo hace mal

El poeta triste que decidió acabar con su vida a los 24 años, un 6 de diciembre de 1873

Manuel Acuña fue poeta y drama-turgo, considerado uno de los más destacados y característicos

representantes del romanticismo mexicano. Su inflamado carácter romántico, el lirismo que fue apoderándose, poco a poco, de sus anhelos literarios y su naturaleza enfermiza conformaron paulatinamente unos poemas en los que se advierten los destellos de su pa-sión y su genio poético, características que la turbulencia de sus amores y desamores irían acentuando, para conducirlo, en medio de la locura de amor rechazado, al suicidio, el 6 de diciembre de 1873.

Su apasionado y no correspondido amor por Rosario de la Peña, a la que elige como inspiradora de todos sus escritos y el objeto de todos sus sueños, le dicta el poema “Noc-turno a Rosario”. (…) Pero el sufrimiento mo-ral puede llegar a ser insoportable, el amor desgraciado no engendra tan solo obras dra-máticas o inflamadas creaciones literarias y, por lo demás, como nuestro infeliz enamo-rado sabe muy bien, los héroes románticos suelen morir jóvenes. Acuña murió a los 24 años. (Tomado de Biografías y Vidas).

José Martí dedicó uno de sus escritos a Manuel Acuña; este es un fragmento:

“¡Lo hubiera querido tanto, si hubiese él vivido! Yo le habría explicado qué diferen-cia hay entre las miserias imbéciles y las

tristezas grandiosas; entre el desafío y el

Manuel AcuñaPor José Martí

Esas malas mañas del lenguaje…

“... Un suave amor sereno que llaman amistad”

acobardamiento; entre la energía celeste y la decrepitud juvenil. Alzar la frente es mucho más hermoso que bajarla; golpear la vida es más hermoso que abatirse y tenderse en tie-rra por sus golpes.

“Yo habría acompañado al grande y som-brío Acuña, a aquella alma ígnea y opaca, cuyo delito fue un desequilibrio entre la con-cepción y el valor - yo le habría acompañado, en las noches de mayo, cuando hace aroma y aire tibio en las avenidas de la hermosísima Alameda. De vuelta de largos paseos, tal vez de vuelta del apacible barrio de San Cosme, habríamos juntos visto cómo es por la noche más extenso el cielo, más fácil la generosi-dad, más olvidable la amargura, menos trai-dor el hombre, más viva el alma amante, más dulce y llevadera la pobreza.

“¿Tan pequeña es el alma que son lími-tes las paredes sin tapiz, la vida sin holguras, equivocados y miserables amoríos y la fatal diferencia entre la esfera social que se me-rece y aquella en que se vive, entre la exis-tencia delicada a que se aspira y la brusca y accidental en que se nace?

“Hoy lamento su muerte: no escribo su vida; hoy leo su nocturno a Rosario, página última de su existencia verdadera, y lloro so-bre él, y no leo nada. Se rompió aquella alma cuando estalló en aquel quejido de dolor”. (Tomado de “El Federalista”; México, 6 de diciembre de 1876).

La verdad es irrefutable: una de las prin-cipales fuentes de los neologismos (las

novedades léxicas) que circulan en los me-dios y en las redes sociales se origina en la clase política. Debido a la categórica ma-nera con que expresan sus verdades, los políticos, ¡y hasta las políticas!, imponen la moda en el vocabulario, y hay tantos, ¡y tantas!, que se apegan a ella con ciega fidelidad.

El meollo del asunto es que en muchas ocasiones las ideas expresadas con tal se-guridad están plagadas de usos incorrec-tos y hasta lamentables de la lengua; pero tal es su derecho, que expresar lo que se piensa es una entre las muchas inaliena-bles prerrogativas de la libertad. El pro-blema viene cuando los que comunican extienden el error.

Por ejemplo, cuántas veces se ha escu-chado decir a más de uno: “la situación es compleja, ‘mas sin embargo’, estamos en la búsqueda de la solución”; hay otros que van más allá y agregan palabras para que no quede duda alguna del tamaño de sus empeños: “la situación es compleja, ‘pero mas sin embargo’, estamos en la búsqueda de la solución”.

Habría que saber: las partículas “pero”, “mas”, “sin embargo” (denominadas ad-versativos) significan exactamente lo mis-mo; es decir, emplear la estructura: “mas sin embargo”, es tanto como decir: “mas mas” o “si embargo sin embargo”. Ahora se ve, cuando se remacha: “pero mas sin embargo”, es tanto como multiplicar por tres una misma –e idéntica- expresión.

Baste, pues, solo decir: “mas estamos en la búsqueda de la solución”, “sin embar-go, estamos en la búsqueda de la solución” o “pero estamos en la búsqueda de la so-lución”, para expresar exactamente lo que se quiere decir… sin mengua alguna de tan categórica intención.

VIERNES 05 DE DICIEMBRE DE 2014

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VIERNES 05 DE DICIEMBRE DE 2014

“De esta historia tenéis una versión falsificada, rosada, tonta, cursi, azucarada, que alguien con la mollera un poco rancia consideró mejor para la infancia”, Roald Dahl

Por: Daniel Azdar

Se dice que después de muchos años de hacer películas animadas ba-

sadas en cuentos tradiciona-les o, como mejor se conocen: ‘cuentos de hadas’, de los her-manos Grimm, Perrault, Lewis Carroll o J.M. Barrie, ‘El rey león’ fue la primera película de Disney basada en una historia supuestamente original; y lo digo así porque si bien nun-ca se dijo abiertamente, es un hecho que la trama de ‘El rey león’ está basada, aunque de manera muy libre, en ‘Hamlet’, de Shakespeare.

Los elementos son claros y –¿por qué no decirlo si uno también fue niño?– conmove-dores: el tío maquiavélico que mata a su hermano para tomar el poder (Scar, en ‘El rey león’; Claudio, en ‘Hamlet’), el rey y sus apariciones fantasmagóri-cas una vez asesinado (Mufasa; el Rey Hamlet) y los protago-nistas: Simba y Hamlet.

Así, y dado que hoy se cumplen 113 años del naci-miento de Walter Disney, me ha parecido prudente y entre-tenido mostrar un par de ejem-plos de ese lado no tan azuca-rado o rosado de algunos de los cuentos que todos conocemos por default:

Blanca NievesEn el cuento original de los hermanos Grimm Blanca Nie-ves no despierta de su letargo por el beso del encantador príncipe; no, el final es más escatológico y, por qué no de-cirlo, hasta necrófilo: el prínci-pe se enamora del cadáver de Blanca Nieves y pide a los ena-nos que se lo regalen. Cuando el cuerpo es transportado cae al suelo y Blanca Nieves es-

cupe el pedazo de manzana que tenía atorado en la

garganta (hecho que

le devuelve la vida). Al final, el príncipe castiga a la reina malvada haciéndola bailar so-bre zapatos de hierro caliente hasta que muere.

La bella durmienteLa primera versión que se conoce de este cuento se llama ‘Sol, Luna y Talía’, de Giambattista Basile. En ésta no hay absolutamente nada de “infantil”: aquí el prínci-pe –que encima está casado– encuentra a la joven y, dor-mida, la viola y la embaraza. Tiempo después Talía, la be-lla durmiente, no despierta por un beso sino por los mo-vimientos de sus hijos que han nacido sin despertarla (uno de ellos busca el pecho para mamar y por error le extrae la astilla del dedo).

Cuentos en verso para niños perversosEn el afán de rescatar esa per-versidad primaria en los cuen-tos, y tratar a los niños como seres pensantes, Roald Dahl escribió un libro maravilloso. En él se nos devuelven mal-dades y picardías –pero sobre todo lucidez: ¡ya basta de pen-sar que la literatura infantil debe ser tonta e inocente!– que fueron injustamente veta-das. Aquí Cenicienta cambia al tonto príncipe por un ven-dedor de mermeladas; aquí Caperucita les vuela la cabeza al Lobo y a los tres cochinitos con un revolver; aquí Blanca Nieves y los siete enanos ro-ban el espejo de la reina para hacer apuestas en los caballos y se vuelven ricos; aquí Ricitos de Oro paga por el delito de allanamiento de morada y es devorada por los osos. ¡Qué maravilla!, y enhorabuena.

Disney y la literatura ¿infantil?

El historiador Eckhard Sander

aseguraba que los siete enanos serían niños desnutridos y envejecidos por

el trabajo en las minas

Walter Disney ha contribuido a la popularización de los cuentos tradicionales