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FÚTBOL, CULTURA Y SOCIEDAD: imágenes y palabras

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© 2001Instituto Histórico

Avda. Córdoba 1556, 1º piso (1055)Buenos Aires, Argentina

Editor:Lidia González

Supervisión de Edición:Rosa De LucaDaniel Paredes

Corrección:Lilia Meli

Diseño Editorial:Jorge MalloFabio Ares

GOBIERNO DE LA CIUDAD DE BUENOS AIRES

Jefe de GobiernoDr. Aníbal Ibarra

Vicejefa de GobiernoLic. María Cecilia Felgueras

Secretario de CulturaLic. Jorge Telerman

Subsecretaria de Patrimonio CulturalArq. Silvia Fajre

Directora Instituto Históricode la Ciudad de Buenos Aires

Prof. Lidia González

UNIVERSIDAD DE BUENOS AIRES

RectorDr. Oscar Shuberoff

Decano Facultad de Filosofía y LetrasDr. Francisco Carnese

Secretaría de ExtensiónSr. Rubén Noiosi

Área Interdisciplinariade Estudios del Deporte

Lic. Roberto Di Giano

agradecimientos:

Tulio GutermanEditor de la Revistawww.efdeporte.com

Leticia Muñoz Cobeñasy a su equipo de investigadores

que participaron en esta jornada (UNLP)

Walter Saavedra y Luis Lagospor su espectáculo

“En el fondo de la red”

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FÚTBOL, CULTURA Y SOCIEDAD: imágenes y palabras

Jornada realizada el13 de abril de 2000Centro Cultural Gral. San MartínSarmiento 1551

PresentaciónLiliana Barela, Lidia González y Roberto Di Giano

Victoria Fútbol ClubFlorencia E. González

Reflexiones en torno de la construcciónde la identidad futboleraJulio D. Frydenberg

Graffiti, Fútbol e IdentidadLelia Gándara y Sebastián Codeseira

Fútbol y política: el Mundial 78Héctor Palomino, Ariel Scher, Carlos Ferrera, José Papparelli yJorge Gómez (coordinador)

Libros, Fútbol y CaféHoracio González, Juan Sasturain, Walter Saavedra yAriel Gravano (coordinador)

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Liliana Barela, Lidia González yRoberto Di Giano

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FÚTBOL, CULTURA Y SOCIEDAD: imágenes y palabras

Presentación de la JornadaLiliana Barela, Lidia González y Roberto Di Giano

Liliana BarelaSubsecretaria de Acción Cultural del Gobierno de la Ciudad deBuenos Aires

El fútbol constituye uno de los temas más atractivos para preguntarse,para cuestionar, para replantear qué pasa con esa identificación con uncuadro de fútbol, qué pasa con ese sentido de pertenencia y esafidelidad que supera prácticamente todas las fidelidades. Uno puedecambiar de profesión, de marido o mujer, de sexo, de partido político,pero la verdad que de equipo de fútbol no cambia nunca. Por eso, en1998 armamos esa movida y publicamos el libro Nosotros y el fútbol yadherimos a esta propuesta entusiastamente.No voy a abundar en reflexiones; quiero felicitar a Lidia González y atodo el equipo del Instituto Histórico de la Ciudad de Buenos Aires y atoda la gente de Filosofía y Letras de la UBA que trabajó para llegar aesto, a los autores y comentaristas de los videos, los que posibilitarán einstarán seguramente a la reflexión.Si me dejan un minuto más, seguro que si me tienen paciencia, podré, porqueme tenté mucho de traer (ya que no lo pudimos traer a Galeano), quisetraer algo de él, el de la mejor frase sobre el fútbol “Esa música delcuerpo y la fiesta de los ojos”, para que lo escuchemos juntos y conesto dar por terminada mi participación.En uno de los capítulos de ese libro tan rico, Galeano contaba queEnrique Pichon Rivière pasó toda su vida penetrando los misterios de latristeza humana y ayudando a abrir las jaulas de la incomunicación. Enel fútbol encontró un aliado eficaz allá por los años cuarenta, organizóun equipo de fútbol con sus pacientes del manicomio. Los locos,imbatibles en las canchas del litoral argentino practicaban la mejorterapia de socialización. “La estrategia del equipo de fútbol es mi tareaprioritaria”, decía el psiquiatra que también era entrenador y goleadordel equipo. Medio siglo después, los seres urbanos estamos todos máso menos locos, aunque casi todos vivimos por razones de espacio fueradel manicomio, desalojados por los automóviles, arrinconados por laviolencia, condenados al desvínculo, estamos cada vez más apilados,cada vez más solos y tenemos cada vez menos espacio de encuentro ymenos tiempo para encontrarnos.En el fútbol, como en todo lo demás, son mucho más numerosos losconsumidores que los creadores.El cemento ha cubierto los campos baldíos, donde cualquiera podíaarmar un picadito de fútbol en cualquier momento y el trabajo hadevorado el tiempo de juego.La mayoría de la gente no juega, sino que ve jugar a otros desde eltelevisor o la tribuna, cada vez más alejada de la cancha.El fútbol se ha convertido como el carnaval, en espectáculo para masas,pero así como en el carnaval hay quienes se lanzan a bailar a la calle,además de contemplar a los artistas que bailan y cantan, también en elfútbol no faltan los espectadores que de vez en cuando se hacenprotagonistas por la pura alegría, además de mirar y admirar a losjugadores profesionales. Y no sólo los niños, mal que bien, por lejosque estén las canchas posibles, los amigos del barrio, los compañerosde la fábrica, la oficina o la facultad, se las arreglan todavía paradivertirse con la pelota hasta que caen agotados, y entonces,vencedores y vencidos, beben juntos, fuman y comparten una buenacomilona, placeres que el deportista profesional tiene prohibidos.A veces, también las mujeres participan y meten sus propios goles,aunque en general la tradición machista las mantiene exiliadas de estasverdaderas fiestas de la comunicación.

Lidia GonzálezDirectora del Instituto Histórico de la Ciudad de Buenos Aires

Con el Área Interdisciplinaria del Deporte de la Facultad de Filosofía y Letrasde la UBA organizamos esta jornada sobre “Fútbol, Cultura y Sociedad” y megustaría contarles por qué desde el Instituto Histórico hemos abordado estetema. Porque el fútbol como fenómeno cultural ha corrido paralelamente anuestra historia desde que empezó a jugarse en los potreros, detrás de lasestaciones del ferrocarril entre gringos y criollos, porque desde los inicios fueel espacio donde se integraron lenguas, dialectos, costumbres, donde ricos ypobres se podían medir por la destreza de sus cuerpos.Desde la historia de la ciudad, el fútbol nos preocupa como un hecho quepone en juego el valor de la identidad. Jugamos con la camiseta del barrio,pero también nos ponemos la de un equipo grande y defendemos la camisetanacional frente al mundo. Historia de rivalidades, de pasiones sublimadas encánticos, de ingenio, pero también de violencia.Los escritores, historiadores, artistas se han ocupado del fútbol con la mismavehemencia con que se discute una jugada, desde Sebreli, que denuncia lautilización psicológica de las masas, hasta Soriano, que transforma laspiruetas en ilusiones. O Discépolo, que a través de su película “El hincha”, de1951 legitima magistralmente la presencia de las manifestaciones populares.Creo que aquí, en esta jornada, vamos a poder acercarnos a través deimágenes y palabras, de videos y de discusiones al tema de la identidad, delfútbol y la política, el fútbol y los cánticos populares. El fútbol forma parte denuestra vida cotidiana; es parte de nuestras preocupaciones, negar que asísea, también merecería una reflexión.

Roberto Di GianoÁrea Interdisciplinaria de Estudios del Deporte, FFyL, UBA

Como integrante del Área Interdisciplinaria de Estudios del Deporte, es muygratificante haber organizado estas jornadas juntamente con el InstitutoHistórico de la Ciudad de Buenos Aires, porque es una institución que alientapermanentemente la investigación y ya ha realizado eventos donde unfenómeno cultural como el fútbol fue el tema convocante. Pero queríatambién hacer una pequeña reseña del área que funciona en el marco de laFacultad de Filosofía y Letras de la UBA, porque estamos construyendo unatradición en materia de estudios en la Argentina que representa en principio lacontinuidad de muchos años de esfuerzos individuales, para tomar luego, apartir de la creación de su área en el año 1997, la fuerza de lo colectivo.Hemos abierto así un camino novedoso para las ciencias sociales y, si cabe lacita, llevamos a la realidad aquel proverbio del sobrio poeta sevillano “se hacecamino al andar”, ya que el deporte ha sido históricamente, un campo deestudios, subvaluado por los científicos sociales de nuestro país y por lasinstituciones encargadas de financiar investigaciones. Estos esfuerzos losrealizamos porque estamos convencidos de que a través del Deporte, yfundamentalmente, del fútbol, que es una de las manifestaciones culturalesmás importantes de los argentinos, se pueden comprender aspectosimportantes de nuestra sociedad en diferentes momentos históricos, y através de los logros que vamos alcanzando, dejamos establecida unatradición que es, por supuesto, de naturaleza dinámica, para que pueda seguirenriqueciéndose con nuevos aportes.De esta manera, invitamos a los investigadores que no se conformancon aquello de plegarse a esa seguridad que otorga la repetición desaberes y de procedimientos, a sumarse a esta tarea de generarconocimientos más vitales y originales, estrechamente vinculadoscon nuestra rica y diversa realidad cultural.

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Victoria Fútbol ClubFlorencia E. González (IHCBA)

El video El otro partido, en la fase de concepción, fue diseñandoun pre-guión con tres ideas rectoras: el universo simbólicocomún entre el fútbol y la política, la rivalidad futbolera/barrialmediante la cual se compone un proceso de identificación basadoen la confrontación con el Otro cercano y, por último, el esbozoen un marco argentino: cómo el mismo proceso deantagonismos es llevado a cabo en el campo de la política.La decisión en lo relativo al fútbol era subrayar una característicaparticular que tiene la ciudad de Buenos Aires en lo que se refierea que cada barrio se constituye con un club de fútbol fuertementearraigado a la identidad de éste, a la vez de erigir su eternarivalidad con alguno adyacente. Por lo tanto, la idea era elegir dosclubes de la segunda división que tuvieran un consolidadocontacto con la gente del barrio y estuviera relacionado con suhistoria y origen. Los barrios tradicionales de Floresta yMataderos mantienen desde siempre una eterna rivalidad quedibuja la tenue línea que marca insuperables diferencias dentro deuna misma clase social. Floresta, con sus casas quinta de fin desemana, el ferrocarril, los eucaliptos, las fábricas de ladrillos, lapoesía, contrasta con Mataderos y los frigoríficos, la matanza deanimales, el mercado, el museo criollo, las sociedades mutuales,ciudad oculta, el resero pezuco y el torito. Del fútbol practicadoen escuelas de segunda enseñanza que en su mayoría eranjóvenes de familias inglesas, o criollas que otorgaban valor a esacultura, nació All Boys. Al difundirse la práctica del fútbol enpotreros aledaños al puerto —donde marineros británicosenseñaban el deporte—, los trabajadores de los frigoríficos,obreros en general, empezaron a practicarlo en lo que sería, mástarde, Nueva Chicago. Cuando despliegan sus colores, uno contraotro ya desde el principio, practican en cada confrontación entreAll Boys y Nueva Chicago la posible disolución de su contrarioespecular y próximo.Las primera parte del video muestra el universo simbólico comúnentre la multitud del fútbol, con las manifestaciones políticas y,en menor medida, con las procesiones religiosas. Las callesexplotan de fútbol antes de cada partido con banderas, cánticos,colores y gorritos, las personas marchando en columnas. Laszonas cercanas a la cancha son tomadas por la muchedumbreveleidosa, impetuosa y violenta. Mientras el estadio se preparapara el escenario del enfrentamiento deportivo, como la Pirámide

de Mayo o el Obelisco ofician alternativamente de anfitrioneshistóricos de las multitudes que festejan o reclaman.Las imágenes del video construyen el ritual, la invasión de lascalles, el color, la estética desordenada, los papelitos. Todorociado con el movimiento de las miradas que siguen latrayectoria de la pelota y el laberinto de jugadores en la cancha,mientras la hinchada estalla en el alivio de un gol. De fondo, lacanción de Bersuit Bergarabat transcurre en un partido dentro deun estadio de fútbol como por fuera del espacio, del tiempo y dela realidad. O en un tiempo concentrado de gran intensidad,congelado, que revive el rito con matices dramáticos que haceque los hombres se aíslen del contexto real como un paréntesisde la vida. El ritual recrea el momento originario en el que segestó la confrontación y que se actualizará cada domingo.Para componer una visión parcializada, fue puesta la cámara en elpunto de vista del hincha reconstruyendo, como en una puestateatral, los distintos momentos trágicos del acto futbolístico.La segunda parte del video se desarrolla en una suerte de diálogoentre personas que sienten profundos lazos con su barrio y conel fútbol. Cada uno, a su tiempo, relata la vida y su historia enFloresta y Mataderos para converger en el punto de encuentro/desencuentro que dibuja la frontera invisible e insalvable de losrivales. Con la avenida Alberdi, que divide oficialmente lascircunscripciones barriales como telón de fondo, comienza undesenlace vertiginoso que sobrevuela rencores, prejuicios, viejaspeleas, odios nacidos y desarrollados en el ámbito futbolístico.Cada protagonista deja entrever que lo más importante es elhonor, ganar: cada contienda se vive como una gesta, el deportees una consideración secundaria.La presencia de esas voces y figuras barriales genera unaasimetría que coloca al Otro en una posición desplazada odesfasada con respecto al eje que define el lugar delenunciador.Tal vez no sólo el fútbol sino varios deportes en general, soncomo batallas controladas, casi «no violentas» en donde haycientos de miles que podrían ser «uno». Un uno poderoso quepertenece a una parcialidad rival y que pone en juego esepoder dirigiendo su atención a los otros, cantando ygesticulando en una uniformidad que expresa la oposición.Tal vez por la necesidad de forjar mitos, de llenar huecos en laestructura y armonía, se ha reducido el mundo a dosdimensiones: yo y él, buenos y malos, blanco y negro.Entonces, si agredo al otro, el otro propende a convertirse enla encarnación de ese odio haciendo que resulte muy difícildecidir si el otro significa una verdadera amenaza o no. Elpartido de fútbol es, dirán algunos, un medio de proyectar enlos otros la destructividad que sentimos en nuestro propioser. Del mismo modo, Adorno sostiene que concentrarhostilidad fuera del grupo al que pertenecemos desvía elsentimiento destructivo de aquellos hacia los cualescomúnmente tenemos sentimientos ambivalentes. Elloproporciona una ganancia narcisista, porque podemossentirnos más puros, más reales. Es lo que sucede cuandoliberamos sobre el otro malo identificaciones perturbadoras,lo que no queremos ser pero casi somos. Pero las razonespor las que cada parcialidad puede sentirse moralmentejustificada, tal vez deriva del placer psíquico que puedensuscitar los sentimientos de unidad barrial o nacional. Cuanto

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FÚTBOL, CULTURA Y SOCIEDAD: imágenes y palabras

más unificado se siente el grupo, son más las proyeccionesagresivas desplazadas sobre el otro.La identidad, aparte de referirse a la cualidad de lo idéntico (quese dice aquello que es lo mismo que otra cosa con la que secompara), alude al hecho de ser una persona o cosa, la mismaque se supone o se busca. De modo que la identidad puedesignificar la permanencia de las características de uno mismo conrelación a sí mismo. La identidad de uno es lo que lo constituye adiferencia de otros, es decir, lo que otros no comparten; ytambién, es lo que tienen en común uno y otro u otros, o sea, loque todos comparten. Esta ambivalencia semántica ha escoradohacia la primera acepción; aunque, al predicarse generalmente decolectivos, conserva algo del sentido de lo compartido, perorecalcando lo común por un conjunto en contraposición a todoslos otros conjuntos, que supuestamente no lo comparten.La oposición «Civilización y Barbarie», como antagonismooriginario, es un par que puede pensarse como una derivacióndel universal que hace al conjunto humano y a cada particular ydescripto como la aparente incapacidad de constituirse en sí sinexcluir al otro y de excluirlo sin desvalorizarlo y, finalmente,odiarlo. Al fundarse toda sociedad en convenciones —que sonfinalmente creencias— la confrontación con otra ideologíaimplica un riesgo, al descubrir que hay otros modos de hacer ode pensar al mundo.Pero en términos de rivalidad futbolística, cuando losprotagonistas logran colocarse por fuera de la masa y de laconfrontación primitiva, tal vez no sea todo tan mecanicista,brindan otro tipo de definiciones.“Si profundizamos no creo quehaya diferencias entre uno nacido en Floresta y otro en Mataderos”.Pero recalca su necesidad de construir diferencias y determinar sulugar de algún lado de la frontera cuando afirma: “Pero sí la hay paramí, para mí Floresta es mi infancia, son mis amigos...”La tercera y última parte del video intenta traspasar el mundobinario del fútbol a simples dicotomías surgidas de la historiapolítica de la Argentina. Sin necesidad de partir del binomioantagónico de civilización o barbarie, o el de peronistas/antiperonistas, los últimos cuarenta y cinco años se hamacanentre gobiernos militares y seudo-democráticos.Los valores de la generación del 80 quedaron totemizados, enuna medida tal que debiéramos rastrear qué actualidad aúnposeen. Por cierto que no fue el único ni el último momento enel cual se generaron significaciones binarias importantes para elconjunto: el peronismo, los movimientos revolucionarios de los60 y 70, el autodenominado Proceso de Reorganización Nacional,etc., muestran a las claras otros momentos de construcción poroposición imaginaria de la sociedad. Lo común es lo que seproduce cuando el Otro del colectivo fracasa en su función deinstancia tercera, y la escena social es ocupada por figurasomnipotentes (que pueden ser doctrinas, ideologías, regímenes)y los sujetos se hallan sin Otro social y sin otro individual.Sólo la reintroducción de los otros, de la otra historia delconjunto, podrá favorecer la institución de ese Otro, y que asíse reconquiste el espacio de lo público. Un modo —no elúnico— de ir construyendo a ese Otro para que seareintegrado al lugar que permite reconocerse en determinadoespacio.La multitud en el 82 no salió a la calle para clamar por lademocracia ni para apoyar al gobierno militar, sino para apoyaruna guerra contra los ingleses, así como en el 78 se estaba frentea las pantallas de televisión para jugar el partido final contra losotros no argentinos del mundo, cuya representación eran los

holandeses. Ambos hechos eran la confirmación de la«argentinidad».Fútbol y política se han asociado en distintos momentos de lahistoria argentina y las hinchadas, más allá de las divergenciasbarriales y futbolísticas, han unificado consignas y conductas enépocas de represión. El límite entre fútbol y política ha tenido unafranja porosa en la cual se han intercambiado símbolos como elbombo, ciertos rituales, cánticos o la marcha peronista que enépoca de proscripción era vociferada antes de cada partido. Lahinchada se ha constituido en la voz pública y anónima deaquello que no podía expresarse.Ante un enemigo superior, trasciende la oposición primaria y seconvierte en portavoz insubordinada de lo prohibido. La canchase transforma, entonces en un espacio de libertad, de crítica alsistema y de rebeldía. Su grito, como el del corifeo griego,presagia el futuro clima político, provocando, muchas veces, eltemor de los poderosos.En tiempos de democracia esa misma masa se convierte envehículo o instrumento, codiciada por su capacidad deconvocatoria por parte de los partidos políticos.El fútbol es un ejercicio ritual de movilización de masas quecumple una función política. Pertenece, como las artes y lasreligiones, a un área que no se cuestiona y que, como éstas,genera tensiones y una apertura hacia la fascinación que rompecon la vida cotidiana.El «aparato» que rodea a las ceremonias deportivas, también noshabla de la dimensión política inmediata a la competencia.Y el nivel de las confrontaciones internacionales donde el ritualtraiciona su basamento ideológico: el de ser calco de los ritualesdiplomáticos, militares y políticos que guían las relaciones entrepaíses.El fútbol moderno representa a la sociedad y fascina a lasmultitudes: es un actor de masificación, contiene una tendencia ala democracia y a la organización de las masas desordenadas.Las grandes aglutinaciones de personas en torno al deportemultiplicaron considerablemente las competiciones nacionales einternacionales, movilizando gran cantidad de personas a losestadios.El deporte despierta y alimenta el narcisismo, en el sentido quecrea un sentido popular de pertenencia y superioridad, perotambién construye una disciplina: un medio de autocontrol social.La masificación que opera mediante el deporte, estandarizagestos, dirige afectos, construye parcialidades con sucorrespondiente caudal de identidad.

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Reflexiones en torno de la construcciónde la identidad futboleraJulio D. Frydenberg (UBA)

Voy a hacer referencia a algunos elementos relacionados conla identidad cultural y sus vínculos con el fútbol. La identidades una construcción histórica que produce distinción entre losámbitos del “nosotros” y del “ellos”. Se construye en elcontacto entre grupos sociales. En el caso del fútbol lossostenes materiales están constituidos por los atributos de losclubes, tales como los colores, nombres, espacios físicos,cancha y sede, estilos de juego y de vida interna.Siempre ha habido problemas con estos elementos. En aquelmomento fundacional hubo conflictos, como por ejemplo a lahora de elegir cada uno de esos atributos. Fue común la pujaentre los fundadores de los clubes al decidir los nombres deesas instituciones. Es decir, hubo competencia a la hora deelegir los símbolos, atributos de la identidad. A su vez, esaidentidad se construyó sobre la base de la competenciadeportiva, que es un fenómeno social difundido en el siglo XXentre todos los grupos sociales. El deporte de masas ha sidoportador de una marca democratizante, igualitarista.Los jóvenes de los sectores populares comenzaron a jugar alfútbol hacia principios del siglo XX. La práctica se expandiórápidamente. Fundaron clubes, compitieron en Buenos Airescon otros jóvenes, muchos de los cuales vivían en vecindariosalejados. Otros residían muy cerca. Es decir, se fue armandouna red de competidores que unía a vecinos con jóvenes devecindarios alejados. Obviamente, la identidad en este “campofutbolístico” tuvo una fuerte relación con la rivalidad,construida frecuentemente a partir de la vecindad o de losavatares de la competición.Las rivalidades tuvieron que ver con la competencia propia deldeporte, en el marco de la lucha por la formación de unaidentidad propia, en contraste permanente con los otros. Loscontenidos de esa construcción identitaria estuvieronconstruidos en función de los demás, en la relación con losdemás, y muchas veces por los demás.La elaboración de una identidad propia, en el horno de lacompetencia deportiva, con la rivalidad como arcilla, ayudan aexplicar el porqué de la fuerza con la que arraigó el fútbol,como práctica y como espectáculo, entre los sectorespopulares, en Buenos Aires en particular. No es un aspectomenor afirmar que Buenos Aires es una de las ciudades conmás clubes y estadios de fútbol. Ese fenómeno se fuedesarrollando históricamente en el marco de la rivalidad entrebarrios. Actualmente, en el Área Metropolitana, existen unos70 clubes con sus estadios, entre grandes, medianos ochicos, afiliados a la AFA compitiendo en alguna divisional (A,B, C o D).Esto es explicable por la conjunción simultánea en el espacioy el tiempo de varios fenómenos. Uno de los que no habríaque olvidar es la “política” de difusión del deporte y del fútbolen especial por parte de los ingleses, las escuelas inglesas,los dirigentes de la liga oficial, al crear condiciones para elnacimiento y desarrollo del espectáculo futbolístico. Losjóvenes fundadores de los clubes eran a la vez, en buenamedida, público de los partidos de la liga oficial durante laprimera década del siglo XX.Otros elementos que explican la vitalidad de la relación entreesos jóvenes de los sectores populares nacientes y el fútbol

están íntimamentevinculados con laconstrucción deuna identidadpropia de esosgrupos sociales.Varios fenómenosse sucedieron simultáneamente.La educación pública excluyó la práctica del deporte y delfútbol, en particular, de su institución. Así, la calle y los clubesfueron el ámbito excluyente de su aprendizaje y su práctica. Elfútbol fue amasado, apropiado, sin maestros controladores,por los jóvenes. Lo mismo sucedió con la organización de lasligas independientes. La identidad en el fútbol también senutrió de elementos estilísticos que tienen que ver con laestética del propio juego y con los valores que se ponen enpráctica al jugar. Ambos elementos escaparon al potencialdisciplinamiento y control escolar, quedando más libres paraser espacios aptos para la generación de estilos nuevos yoriginales.El fútbol jugado por los jóvenes de los sectores popularessignificó una ruptura generacional de enorme trascendencia.Sus padres no lo jugaban. Fue una práctica apropiada comouna moda juvenil, que generó sus propias instituciones.Estos jóvenes jugadores y socios de clubes recién fundados,en buena proporción, eran hijos de inmigrantes y alumnos deescuelas públicas. Esos jóvenes se embanderaron con lossímbolos patrios, creados y difundidos en buena medida, porla escuela para formar ciudadanos con un perfil determinadopor el ideario de las elites dominantes e ilustradas de la época.Eso se puede ver en la elección de los nombres para susclubes. Todo este conjunto estuvo en disonancia con lacultura inmigrante traída por los padres de esos mismosjóvenes. Patria y fútbol se conjugaron en conexión íntima conel lugar de residencia, se yuxtapusieron.Además, la construcción de esta identidad futbolística incidióactivamente en la construcción de la identidad barrial de losaños 20 y 30. Tal vez, se podría decir a manera de hipótesis,que la relación fue de ida y vuelta, del fútbol al barrio y del barrioal fútbol. En realidad, la génesis de este vínculo, que pareceríaobvia, no ha sido estudiada con detenimiento hasta ahora.La lucha, la competencia por el espacio urbano, tambiénafectó el cariz y la energía puesta en la construcción de ununiverso competitivo. Para jugar al fútbol había que fundar unclub y conseguir una cancha. Todo esto implicó un granesfuerzo. Esa “militancia futbolera” tiñó las maneras con lasque los participantes ejercieron sus simpatías. El hinchismoes otro de los contenidos de esta construcción identitariafutbolera, y estuvo presente desde muy temprano. En esteterreno también aparece la competencia: ¿quién es máshincha, quién es mejor hincha? Éste fue y es un terreno en elcual la fidelidad (expresión de la identidad) debía mostrar suscualidades. Esa competencia simbólica sobrevive en laactualidad y tal vez podría testearse en los esfuerzos por ser ohacerse visible en los medios de comunicación de masas. Elterreno de lucha, en muchos casos, se ha desplazado desdelos estadios hacia las pantallas.

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Julio Frydenberg.

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FÚTBOL, CULTURA Y SOCIEDAD: imágenes y palabras

Graffiti, Fútbol e IdentidadLelia Gándara y Sebastián Codeseira(UBA)

El análisis semiológico de un corpus degraffiti con temática futbolera permiterealizar observaciones acerca de algunasformas en que se expresa la identidad, através de esta práctica discursiva.Un primer acercamiento a las formas demanifestación identitaria revela eldesdoblamiento en dos instanciascomplementarias: la identificaciónpositiva o expresión de la pertenencia yla diferenciación o expresión de laalteridad. Ambas instancias puedenanalizarse en el plano de la enunciación ydel enunciado. A continuación sepresenta una muestra del trabajo derelevamiento fotográfico y algunoscomentarios que sintetizan nuestrasobservaciones.Nota: el relevamiento fotográficorealizado abarcó principalmente losbarrios de Floresta, Mataderos, VillaCrespo, Chacarita y Caballito.

1. Entre las diversas modalidadesdiscursivas (verbales y no verbales) deexpresión de la identidad, el graffitipresenta una característica particular, yaque cumple una función adicional:permite la marcación territorial. En laprimera foto vemos que la nociónexpresada en el enunciado verbal,“ATLANTA COPA TODOS LADOS”, tienesu correlato a nivel del acto deenunciación, la actividad de escrituratambién busca “copar” (apropiarse de) elespacio disponible, llegar a todas partes.En el gesto que acompaña al acto deenunciación, la escritura se despliegaabarcando la pared. “Copar todo”, una

metáfora de la dominación en la tabla deposiciones, en la que además se juega ladoble connotación léxica de “copa”como verbo y como sustantivo, en elsentido de trofeo.

2. El desafío de llegar más allá, labúsqueda metafórica de la victoria, llevaal graffiti futbolero hasta los sitios másrecónditos y a veces menos accesibles:en las fotos podemos observar graffitisescritos en la cima del Cerro Uritorco enCapilla del Monte, Córdoba.

3. El objetivo preferido de los graffiti defútbol es el barrio considerado "propio",unido a la identidad del club por unvínculo se fue construyendo junto a lahistoria del club mismo (cfr.:Frydenberg, Julio, "Espacio urbano ypráctica del fútbol", Lecturas: EducaciónFísica y Deportes nº 13). Así,encontramos un claro predominio depintadas de Ferro en Caballito, de NuevaChicago en Mataderos, de All Boys enFloresta, de Huracán en ParquePatricios, de Atlanta en Villa Crespo,Racing en Avellaneda, Argentinos Ju-niors en Paternal, etcétera... El graffitipermite plasmar, además de lapertenencia a un grupo identitario y lapresencia de ese grupo en un espacioque le es propio, la rivalidad entérminos de apropiación del territoriodel otro. Por eso, también se busca lamarcación del territorio del que esconsiderado "enemigo privilegiado"del cuadro, entablándose verdaderasguerras en la pared, especialmente enlos barrios contiguos.

4. La identidad futbolística estárelacionada con una serie de contenidosy valores. En la expresión de laidentificación, la pertenencia aparece

Lelia Gándaray Sebastián Codeseira.

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asociada reiteradamente con el"sentimiento", la "pasión", el "aguante", la"locura". Es que los afectos que movilizael fútbol son intensos, porque actualizavínculos familiares, de la propia historia,y sociales, por la fuerza que tiene elencuentro en la cancha como eventocolectivo y popular.Pero la pasión, un sentimiento genuinoque despierta el fútbol, tiene sucontracara en un "valor agregado": lavalidación de los excesos y desbordes, eldescontrol. Pasa, entonces, a funcionarcomo un argumento esgrimido parajustificar la violencia y la intolerancia quecobran expresión en el procesamientosimbólico de la rivalidad.

5. El posicionamiento en relación con elotro, es decir, la instancia dediferenciación, revela un trabajosimbólico, atravesado por ejes queremiten a los contenidos y a lascontradicciones de la formaciónideológica de nuestra sociedad. Losmodelos de dominación y represión sereflejan en los graffiti de la hinchada.En los insultos proliferan expresionesque destilan homofobia, antisemitismo,racismo, machismo, la ideología de ladominación.Además, surgen contenidos propios dela ideología popular del hincha: uno delos insultos frecuentes, por ejemplo, estratar al otro de "policía", el enemigocomún de todas las hinchadas.

En cambio, es muy poco frecuente lamanifestación de la rivalidad aludiendoal terreno estrictamente deportivo, comoen la foto siguiente:

6. La negación de la existencia del otroes una curiosa forma de expresión de la

alteridad, que podría ser usada comoejemplo en cualquier libro de semántica ode filosofía del lenguaje, por la cual se daexistencia discursiva al otro para luegonegar esa misma existencia (ej: "CHACANO EXISTE").

7. En el plano de la enunciación, esinteresante comprobar cómo semanifiesta la rivalidad en la competenciapor el espacio físico: la cantidad desuperposiciones, tachaduras,correcciones, agregados, que muestranlas pintadas futboleras revela unapolifonía constituida por intervencionesconsecutivas por parte de múltiplesenunciadores, verdaderas guerras demensajes escritos en la pared.

Estas intervenciones sucesivas presentanuna estructura conversacional, en la queun enunciado suele funcionar comoréplica al enunciado anterior. A diferenciade lo que sucede en la oralidad, esaréplica es in praesentia del enunciadoprecedente, lo que permite reformularmediante agregados o deformaciones eldecir del otro, plasmando la disputaidentitaria en estos mensajessuperpuestos. Vemos, por ejemplo,cómo se manifiesta esta disputa: unenunciador escribe ALL BOYS CAPO, unsegundo enunciador interviene tachandola palabra CAPO, agrega PUTA, ycomplementa con una flecha quedirecciona el predicativo al apelativo ALLBOYS. Estos procedimientos utilizados anivel icónico se pueden poner enrelación con procedimientos discursivosque se observan en el lenguaje verbal,para garantizar la cohesión y lacoherencia del texto.Por otra parte, cabe señalar que en elgraffiti asociado con la expresión deotras identidades, por ejemplo la degrupos de rock, por lo general seobserva la coexistencia de diversosenunciadores en un mismo espaciofísico, sin que se evidencie la tendenciaa tachar o anular el mensaje del otro,aun cuando se encuentre adyacente en lapared.

Graffiti escritos en la cimadel Cerro Uritorco.

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FÚTBOL, CULTURA Y SOCIEDAD: imágenes y palabras

8. En la foto siguiente vemos, a título deejemplo, una discusión entablada en lapared, donde además de la disputa porel espacio en el plano de escritura,pueden distinguirse los diversosenunciadores: un enunciador escribe"Atlanta" con una esvástica al lado, otroagrega "capo" debajo de Atlanta, y untercero tacha la esvástica y agrega lafrase "Ni olvido ni perdón", esta vez conuna firma: Resistencia Activa. Nopodemos conocer el orden en que sesucedieron las intervenciones, pero sívemos el resultado. Una imagen de lasguerras ideológico-futboleras que tienenlugar en nuestra ciudad.

9. El tipo de construcción predominanteen los enunciados es conciso: un núcleonominal y un predicativo (BOCA CAPO,RIVER PUTO, BICHO CAGÓN), o bien, unverbo. Hay un universo vocabularbastante estable, en el que lasocurrencias de ciertos ítems léxicos esconstante. Entre los verbos, manda,copa, gana, aguanta; entre los adjetivosy sustantivos, campeón, capo, botón,puto, cagón, huevo. Se observa laselección de palabras cortas, que está enrelación directa con el carácter, siempreen alguna medida clandestino, de lapráctica graffitera.El núcleo nominal está frecuentementeconstituido por un apelativo. Se utilizanlos nombres de los cuadros en suvariante abreviada (Chaca por Chacarita,Tense por Platense, Ferro o F.C.O. porFerrocarril Oeste, etc.), o los apelativospropios de cada club (Bicho, Globo,Ciclón, Lobo, Rojo, etc.).

10. Es interesante señalar el uso derecursos de composición que elmismísimo Jakobson no dejaría deconsiderar como recursos poéticos,aunque su implementación pueda no serconsciente. Algunos ejemplos: lasimetría de construcciones como "BOCACAPO", donde se juega con dos sílabascon distribución simétrica de las vocales,o "CHACA COPA TODO", donde se puedeobservar la progresión aao - aoo, o"ATLANTA AGUANTA" o "CHACA MANDA"donde se recurre al armonismo(aliteración de una vocal).Nótese también la preferencia por lasconstrucciones simétricas: bisilábicascomo en "CHACA PUTO" o trisibábicascomo en "ATLANTA AGUANTA".

11. A nivel del mensaje icónico,encontramos una iconografía específicadel fútbol que reúne el materialsimbólico en el que se ancla la tradiciónhistórica del equipo. Se trataprincipalmente de los colores (azul yamarillo para Boca y para Atlanta, rojopara Independiente, rojo y blanco paraRiver, etc.) y los símbolos distintivos (elglobo para Huracán, el escudo paraalgunos cuadros...).

Además, hay ciertos tratamientosmetafóricos que son bastanteespecíficos de la pintada futbolera. Es elcaso, por ejemplo, del dibujo del "ataúd"(o la tumba) en el que se inscribe elnombre del adversario.

12. Otro aspecto a señalar es el trabajosobre el significante de la escritura: eltrabajo sobre algunos grafemas logracargarlos de un sentido connotado,como por ejemplo, la O en forma decorazón.El uso de procedimientos ortográficosalternativos (por ejemplo escribir KPO,en lugar de CAPO) también revela unabúsqueda de recursos expresivosdiferentes.Los mensajes futboleros en la paredestán dirigidos a destinatarios diversos.No sólo al destinatario eventual quecircula por la ciudad, sino también aalgunos interlocutores a los queinterpela específicamente, como en elcaso de la foto, a la dirigencia.

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Fútbol y política: el Mundial 78Héctor Palomino, Ariel Scher, Carlos Ferrera y José PapparelliJorge Gómez (coordinador)

Héctor PalominoEl fútbol es pasión, en el fondo como tal, yo creo que excedeesa manipulación, o sea, la pasión persiste, y por otra parte quela pasión siempre es desbordante, digamos, excede incluso elcorsé del cual se aferra, y posiblemente el fútbol sirva tambiénpara justificar otras causas, seguramente más nobles. Digo, siuno hubiera escuchado cánticos de tribuna, generalmente losanálisis se concentran en aquello más deplorable vinculado conel fútbol, pero uno puede encontrar cantos políticos despuésdel Mundial donde se atacaba a la dictadura, a los militares, etc.Digo, el fútbol vehiculiza pasiones porque es una pasión, entanto es pasión puede ser objeto, instrumento de control socialy de manipulación. De todas maneras, yo creo que el film “Elque no salta” también lo que muestra es que todo intento demanipulación desde el poder en última instancia, si tiene éxito,es en todo caso momentáneo. Quiero decir, varios de los quemontaron ese sistema de control y manipulación están siendohoy juzgados o están presos. La historia continúa, la historiasigue viva, no está resuelta, pero algunos de ellos están presos.No hay una manipulación sin límite, hay siempre límites a lamanipulación. Y esos límites son sociales, tan sociales como lapasión por el fútbol.

Ariel ScherYo llevo, como mucha gente, 22 años haciéndome preguntas entorno del Mundial 78, tengo muchas más preguntas querespuestas, y me lleva eso más o menos 22 años, aunque hehecho algunas otras cosas en el medio, tratan de contestarme loque todavía no me pude contestar en términos enteros ¿qué cosaes ese Mundial?, ¿qué cosa marcó ese hito en la historia de laArgentina?En la mesa anterior se hablaba del vínculo del fútbol con laliteratura y se aludía a Eduardo Galeano que hizo un texto, queseguramente muchos de ustedes leyeron o conocen la referencia,que es El fútbol a sol y a sombra. En uno de los últimoscapítulos, Eduardo Galeano se pregunta: por qué razón los librosde historia no incluyen al fútbol. Los libros de historia queentienden sobre el siglo XX por lo menos, y habla de unmecanismo de negación brutal, de subvaloración del fenómenodel fútbol. Bueno, a mí me resulta en principio siempre llamativo,

aunque tenemos explicaciones bastante obvias en algún caso, ynegaciones bastante obvias en otros, por qué los libros dehistoria no sólo no cuentan al fútbol, sino que quienes piensan,como decía Héctor, el presente, y en todo caso el pasadoinmediato, no ubican el Mundial 78 como un hecho medular en lahistoria de la Argentina. Digo de nuevo, no en la historia delfútbol de la Argentina, donde desde luego es un hecho central; enla historia de la Argentina. No es que el Mundial 78 explique porsí mismo el conjunto de la historia de Argentina ni el conjunto delos procesos que signan esa época, pero el Mundial del 78 es unacontecimiento que explica por sí mismo una serie defenómenos, que obliga a una cantidad de preguntas y quedescribe la historia y a un país como muy pocas cosas puedenser descriptas en la historia de la Argentina, y en la historia, meparece, de ese tiempo histórico.Entonces por eso yo digo que vivo lleno de preguntas y carezconaturalmente de una cantidad de respuestas, pero puesto a veruna vez más las imágenes del 1º de junio del 78, las imágenes dela inauguración que ustedes veían al principio, y despuésfragmentariamente, voy a tratar de resumir una parte de esaspreguntas en torno de los dos dilemas centrales que tengo yo enfunción de dos de los roles que más me importan en cuanto a mivida, en este tiempo de la historia.Uno, es que yo soy papá y tengo que hablar del Mundial 78 conlas personas que son mis hijos. Segundo, es que yo soy profesoro trato, digamos que soy docente de periodismo y tengo quehablar del Mundial 78 con los estudiantes. Cada vez, porsupuesto, que me toca hablar con más frecuencia con quienesestudian periodismo de este tema que con mis hijos, pero enambos casos me parece, por lo que explicaba antes,absolutamente imprescindible que sepan que el Mundial del 78existió y que es esta suerte de combinación de pasión y sangre,

Héctor Palomino, Jorge Gómez, Ariel Scher yCarlos Ferrera.

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FÚTBOL, CULTURA Y SOCIEDAD: imágenes y palabras

de identidad y dolor, de gol y de bronca, de gloria y de terror.Mi sensación, cuando trato de explicar cómo arrimarse a esto,remite en general a qué cosa es el fútbol en la historia de la Ar-gentina, qué cosa es el fútbol como elemento de pertenenciacolectiva en un tiempo de la historia en que las pertenenciascolectivas se derraman una a una sin que nos quede nada y quécosa es el fútbol como fenómeno, como imán. Antes hablábamoscon un compañero, con Eduardo Maicas que está por ahí, porqué razón el fútbol nos atrapa en los niveles en que nos atrapa yvulnera los límites tan importantes como los que se vulnerabanen ese momento histórico. Hace dos semanas yo hablaba conClaudio Morresi, que ustedes se acordarán fue un muy buenjugador de fútbol de Huracán, de River, de las selecciones juve-niles y además es un compañero que milita con las Abuelas dePlaza de Mayo, él tiene un hermano que desapareció durante laúltima dictadura militar, entonces contábamos Claudio y yo queestábamos los dos ese día, el 1º de junio en la popular oeste,separadamente, nosotros nos conocimos muchos años después,en la popular oeste del Monumental, y Claudio me contaba: “Mispadres estaban buscando a mi hermano, yo extrañaba a mihermano, yo quería ser jugador de fútbol, sabía que la dictaduraera una mierda, sabía que la dictadura era la peor de lasdictaduras, odiaba cada una de las palabras que decía Videla y yoestaba esperando que jugaran Alemania y Polonia porque queríaver fútbol pese a todo”. O sea, él no negaba el conjunto delconflicto, tenía la herida en la cama vacía del mismo cuarto dondedormía y veía a la selección argentina...A mí me parece que el fútbol genera este tipo de combinación y, aveces, el resultado es patético, lo que pasa es que si seguimos alfútbol como a ese conjunto de identidades bastante patéticas queha dado a lo largo del conjunto de la historia, nosotrostendríamos sólo una visión parcial del fútbol. Efectivamente éstees asociable a la mierda que fue la última dictadura militar, en

todo el sentido de la palabra dictadura y en todo el sentido de lapalabra mierda, como también el fútbol es una mierda si loasociamos al conjunto de violencias y de muertes y de patetismoque rodean hoy cada partido.Ahora el fútbol a su vez está ligado a una cantidad de identidadesmás alegres, más positivas si se quiere entender en algún sentidode esta palabra y esto no podemos negarlo; el Mundial 78 es enalgún sentido el resumen de todas las preguntas que se puedenhacer sobre este tema. ¿Cómo puede ser que el fútbol cobije,albergue, todo al mismo tiempo? Bueno, el fútbol puede. Hace unrato hablábamos, también con Maicas, decíamos que nosotrostratamos de explicar el conjunto de cosas en torno al fútbol y hayuna sola que no podemos explicar que es ésta: ¿cómo el fútbolpuede?, ¿cómo el fútbol da lugar a todo?, ¿cómo todo cabe en elfútbol? Yo creo que pensando, bajando este análisis hacia elvideo que acabamos de ver, yo creo que si una cosa está claramientras las preguntas que muchos nos hacemos siguen sincerrarse, la única manera de avanzar hacia las respuestas esseguir haciéndose preguntas, la mejor manera de hacersepreguntas es construir memorias, la mejor manera de hacersepreguntas es construir conocimiento, la mejor manera de hacersepreguntas y buscar respuestas tiene que ver con no olvidar.Durante la dictadura militar, un día le preguntaron a Julio Cortázarpor qué contaba una cantidad enorme de veces más o menos lasmismas cosas, en artículos más o menos parecidos, aunque losescribiera Cortázar, y él decía, citando a un escritor francés, quecuando todo parecía que ya se sabía hay que hacer lo único quecabe hacer con las palabras y con la vida en una circunstancialímite: “hay que volver a empezar”. O sea, hay que contar todo denuevo todas las veces que sea necesario. A mí me parece que esohay que hacer con el Mundial 78, mientras la memoria nos duele,mientras no negamos que los goles, como conjunto de goles, nonecesariamente en torno de ese equipo y en esa circunstancia,son parte de nuestra vida. Hay que contarlo tantas veces comosea necesario, hay que preguntarse y hay que tratar deresponderse.Lo mejor que tiene el video “El que no salta...”, más allá de susméritos específicos como video, tiene que ver con ese aporte,contribuye a saber, contribuye a no olvidar, contribuye a hacersepreguntas, contribuye a enfrentar esa ausencia entre otrasmúltiples ausencias que tenemos al contar nuestra historia. Queel Mundial del 78, ese Mundial de memoria dolorosa, siguesiendo una parte central de nuestra historia.

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El que no salta...Carlos Ferreray José Papparelli (IHCBA)

El video intenta mostrar lautilización política que la dictaduramilitar llevó a cabo con el Mundialde Fútbol 1978. Tras afirmar que“Detrás de toda pasión siempre hayun gran cerebro”, el film sepregunta sobre cómo pudo habersido posible que en la argentina del78 se mezclaran el horror y lavictoria. En pos de encontrar unaexplicación, el argumento nosremonta al período 1970-1976afirmando:“En los primeros setenta el partidose jugó en las calles. Mucha gentecreyó que con garra y una buenadelantera, se podía llegar a ganar.Hubo jugadas peligrosas,posiciones adelantadas y árbitrosque patearon en contra.La cancha se embarró y hubo queesconder los trapos con bronca ypesar.Para 1978, los que habían dejado alpaís en off side prometierontriunfos. La hinchada quiere goles,no importa cómo ni a qué precio,goles...”La necesidad de algún tipo de“victoria colectiva” tras la derrotadel proyecto popular iniciado en1973, generó en la población unansia de victoria hábilmentecapitalizada por el gobierno militar,que necesitaba blanquear su imagenante el mundo.El testimonio de Hebe de Bonafinida cuenta de que, en medio de unarepresión feroz, los propiosfamiliares de las víctimas seguíancon entusiasmo el desarrollo de lagesta deportiva:

“El Mundial se vivió así, con esacontradicción de tener que venir a laPlaza y que la gente gritara cada golde Kempes. Y en tu propia casa, tupropia familia, la que vos amás, losque querés, no entendieran... Yolloraba como una loca en la cocina ymi marido me preguntaba: ‘¿por quéllorás?’ No ves que quieren tapartodo, matan a los chicos, lostorturan y tapan todo...”Al mismo tiempo, la señora deBonafini explicó que gracias a losperiodistas holandeses, quedecidieron filmar la ronda de lasmadres en lugar de la ceremonia deinauguración, su situación fueconocida en todo el mundo y quelas imágenes internacionales leshabían protegido la vida.El video continúa mostrando eldesempeño deportivo de laselección y, a partir del testimoniode Osvaldo Bayer indaga sobrecómo se había vivido el Mundial enel exilio. Bayer se remite a lascampañas propagandísticasrealizadas en Alemania, donde secomparaba la situación con lasOlimpíadas de 1936, utilizadaspolíticamente por el nazismo. Serefiere a la similitud entre lainauguración de ambos eventos. Elparecido de las imágenes aterra y esuna clara muestra de lamilitarización de la sociedad.Bayer culmina evocando su malestarpor el triunfo argentino yreconociendo a aquellos deportistasque se negaron a asistir y a laselección holandesa que no quisosaludar a Videla. Hebe de Bonafini

termina afirmando que la sociedadno quería ver lo que estabasucediendo y que se ponía “unacoraza” para que la realidad no lahiriera. Según ella, el fútbol resultaser “un escape jodido” y que ante lafalta de triunfos, porque la gentevive perdiendo cosas, como no tienequé festejar grita los goles. El videotermina con un clip del tema“Tontos” interpretado por Billy Bondy la Pesada del Rock & Roll.Para la música se eligió a la bandaque mejor expresara el espíritu delos primeros años de los setenta yque durante la dictadura pasara alolvido.

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FÚTBOL, CULTURA Y SOCIEDAD: imágenes y palabras

Libros, Fútbol y CaféHoracio González, Juan Sasturain, Walter Saavedra, ArielGravano (coordinador)

Ariel GravanoBien, vamos a empezar con un lugar común. El puntapiéinicial de este panel... lo deben haber dicho ya en todos losotros paneles, supongo, pero es precisamente esto lo quetiene que ver con las palabras, con los símbolos, con ciertotipo de lenguaje que encontramos en los libros, queencontramos en las palabras dichas en un café, en unareunión entre amigos. “Libros, fútbol y café” han sido laspalabras que se tomaron como disparadores para escuchara gente que está en una arena de signos respecto del fútbolque es importante porque tiene mucho que ver con lo querodea y con lo que nutre al fútbol, como fenómeno cultural,como fenómeno masivo, como fenómeno popular. Vamos aescuchar entonces a Horacio González, a Juan Sasturain y aWalter Saavedra. Mi nombre es Ariel Gravano. Yo voy aactuar de coordinador. La idea es que ellos expongan máso menos en quince minutos una primera ronda y que luegola palabra pase a manos del conjunto y que, tanto elloscomo ustedes puedan reflexionar a partir de esta primeraronda de manifestaciones iniciales. Voy entonces a darle lapalabra a Horacio González, que él mismo va a titular susreflexiones.

Horacio González“Recibo el pase” para tomar la expresión que de entradanos conduce al tema, porque efectivamente, el relatofutbolístico es una fuente primordial de inspiraciones,modelo, puente tendido hacia todos los relatos que noconsideramos futbolísticos y que no habría por qué tildarasí. El mundo está lleno de relatos, entre otros, losfutbolísticos. Pero en el relato futbolístico hay un dramaque tiene una localización inmediata en su comienzo, quesurge de un momento primordial, antes del cual no haynada. Es cierto que hay otras voces. Estamosacostumbrados a ver todo lo que se habla antes de unpartido, pero el momento inicial, la puesta de la pelota enjuego, origina un momento especial de la voz, un momentoa partir del cual una “nada” anterior inmediatamente se

puebla de una necesidad intencional, que se planteaimposible, es decir, traducida en el relato. Y esto, una vozatormentada, todo lo que ocurre en un lugar que tiene unafuerte visibilidad.De algún modo el relato del fútbol anuncia, y quizás suvigencia notable presupone el hecho de que se proponeefectivamente la representación imposible. De todosmodos, el hecho de que el relato del fútbol esté endecadencia no sé si podría preanunciar finalmente, si sequiere ya lo estamos viendo, la propia decadencia delfútbol. Todos podemos recordar a los viejos, los antiguosrelatores, que pertenecen al ciclo de la radio y estosrelatores estaban condenados a la tragedia de un relato quecontinuamente persistía en no poder contener a su objeto,su objeto movedizo, nervioso, apelotonado, lleno decircunstancias, de acciones que se superponen y, por lotanto, superan la capacidad de la voz para contenerlos,superan la capacidad de la estructura silábica del lenguaje,de la estructura proposicional del lenguaje. Entonces elfútbol es un tipo de actividad humana que, si tiene laesencia del juego, es precisamente porque rompe y aniquilalos modelos de la relación del habla con el tiempo. Elfútbol tiene una temporalidad que continuamente desafía allenguaje y por eso tiene un profundo encanto, y yo asocioeso a su profunda tragedia de proponer un relatoimposible. De eso vivieron los grandes relatores, los que yorecuerdo de mi adolescencia y, sin duda, buena parte denuestra educación sentimental, de nuestra educaciónpolítica y de nuestra educación literaria proviene de esosrelatos que poblaban la tarde de las grandes ciudades conun soporte técnico como era la radio que te permitía eldrama de la voz invisible, persiguiendo esa empresadesmesurada de formular categorías del tiempo para losenunciados que finalmente me parecía que llegaba a ladificultad irresoluble de ese desafío. Esa escuela de losgrandes relatores se ha perdido por razonescomprensibles. Ha cambiado el modo en que percibe el

Ariel Gravano, Walter SaavedraHoracio González,y Juan Sasturaín.

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fútbol las ciudades. Sin embargo sigue habiendo toda estaclase de relatos alrededor del fútbol y sigue habiendo unaliteratura del fútbol que por razones que no me animaría aidentificar de una forma tan rápida, (no sé si fácilmenteidentificable) sigue siendo un viejo arcón de relatos, siguesiendo un viejo álbum, con un anaquel de metáforas queaún están disponibles, guiando el resto de los relatos comosi fueran la locomotora central de los relatos.Por eso hay otros ámbitos del fútbol, como son los bares.Me pongo a pensar qué pasa en un bar después de unpartido, y ahí el relato recupera aquello de simultáneo queha perdido, da la impresión de que el gran desafío delrelato en simultaneidad con el fútbol se ha perdido (no esnecesario que mencione a los relatores que hoy intentanrecuperar lo que de algún modo pertenece a la memoriagramática de un país). La Argentina es un país de fútbol ytiene en su memoria gramática grandes gritos del fútbol,grandes momentos agónicos vinculados con la vozfutbolística. Hay cuatro o cinco relatores en la televisiónactual que intentan recuperarlos y me parece que susintentos, pienso en uno de ellos que me parece interesante,no pasan forzosamente de cierto aspecto caricaturesco. Lamodulación de la voz, la forma de gritar el gol, estándemasiado atravesadas por el modelo de la visualizaciónfutbolística que hoy propone la televisión, de modo tal queinevitablemente se excede en los aspectos paródicos, elrelato tiene cierto aspecto clonesco y quizás esto no leconviene a la tragedia del fútbol. Pierde efectivamente sutragedia en este nuevo relato y adquiere cierto aspectocircense que quizás lo remite a un espectáculo aún másantiguo que el fútbol.Esta pérdida cultural, creo que todos la sentimos ennuestra propia habla cotidiana, porque me da la impresiónde que se ha empobrecido enormemente el habla de losargentinos a partir de la caída, del ocaso vamos a decir,que no es el ocaso de los ídolos cristianos, pero es un granocaso para una sociedad que se haya perdido esa grandisputa dialéctica entre la representación de un juego y elmodo desesperante y agónico con el cual la palabraintentaba detenerlo místicamente en un lugar esencial,

fijado en la memoria colectiva, ¿no? En los bares perduraalgo que tiene elementos problemáticos del relato.Me parece que existe la cargada, y lo que es mucho máscontemporáneo que se llama la “gastada”, que son dosmovimientos muy parecidos. Sin embargo, la cargada esuna expresión argentina de los años 40, en los añosanteriores esto mismo correspondía a la expresión “titeo”que debe venir de la revolución francesa, que es humillar aalguien. Es decir, asociado con la suerte de un perdedor,así como otro puede estar asociado momentáneamente conla suerte de un victorioso, entonces, con cualquier relaciónmicroscópica, menuda, en un bar, se representa a través deese nosotros futbolístico esta relación mutante entre lacargada y la gastada, que son aquellos que insólitamentese ven asociados con una bandería, con la suerte de suequipo de fútbol. Esto merece mayor análisis. Pero antesquiero decir que la expresión “gastada” también me pareceparte de la decadencia del idioma de los argentinos, porquéla idea de cargada, que era ponerle algo a alguien, algo queno correspondía, es algo que indica, vamos a decir así, lavida misma; ponerle algo a alguien que cree no tener esaquello que un interlocutor digamos, su compañero detrabajo en el diálogo, inevitablemente está destinado ahacer. Siempre le ponemos algo a alguien, lo cargamos y lerevelamos algo que no querría saber, algo que de todasmaneras todos somos, es decir, oscuramente peores de loque imaginamos, oscuramente más ridículos de lo queimaginamos y los bares tienen la función de revelar eso.Creo que vamos a los bares porque no nos resignamos acreer que seamos tan interesantes y tan aceptables comoquizás soñamos, para destruir democráticamente nuestrossueños están los bares argentinos, los pocos que quedan,para aceptar el juego enorme de la cargada. Cuando se dicegastada es como una decadencia también, porque cargares, de algún modo, la generosidad de incorporarle aalguien lo que no tiene y hacerle ver otra cosa que quizásno se quiera ver. Pero es momentáneo porque los partidosno tienen fin, el fútbol no tiene fin, ¿no? En cambio lagastada es un trabajo más insidioso. Creo que es así comonos hemos convertido los argentinos; seguimosproduciendo el movimiento de la humillación con la futuragenerosidad de que el humillado después nos humillará anosotros, pero al gastar hay una idea del raspe, indicacierta agresividad en las relaciones, que es lo que se notaen los bares cuando las personas son cargadas o gastadasrespecto de las performances de un equipo.Esto quiere decir también algo muy interesante, casi esmaravilloso, que el fútbol le permite mantener a uno unaidentificación extraña en un momento de escasasidentificaciones. Cuando alguien dice ustedes, ese alguienes alguien que pertenece al conjunto de banderías, deemblemas, de escuditos.El fútbol es muy imaginativo y como las naciones del sigloXIX con sus banderas de todos colores y sus lemas, elfútbol tiene esos escuditos, que seguramente vienen dealgún tipo de festividad medieval, de la plaza pública me-dieval. Los escuditos son muy simples, casi todos tienen elmismo diseño.Es un diseño antiguo, quizás de los años 20, de los años10; Club Atlético Independiente, Club Atlético Platense, condos o tres colores, estrellitas, hay una cierta ingenuidad,

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FÚTBOL, CULTURA Y SOCIEDAD: imágenes y palabras

un candor en eso y, sin embargo, vemos de inmediato loterrible que tienen, porque alguien que se incluye en ese“nosotros”, quizás ni siquiera jugó, muy probablementetampoco haya ido a la cancha y quizás ni siquiera lo vio portelevisión al partido del equipo en cuyo “nosotros” estáincluido. Pero eso supone una gran fatalidad y esa fatalidadtiene todos los toques del destino, que también supone unaespecie de habitación, de domicilio insoportable, pero ine-vitable. Eso lo sabe todo hincha. Incluso lo sabe aquel queha activado su biografía, ese modo que tienen, fácil, losdemás de donde agarrarlo. Pero el que esquiva ese modo,pienso que puede ser mi caso, no recuerdo que nadie mehaya cargado porque mantuve una enigmática nebulosa demis pertenencias en ese campo, no en otros, pero ése es elque permite efectivamente, que basta que uno entre en unbar, apenas pasa la puerta y aparece ese “nosotros”, einmediatamente las personas son capturadas por un relatoque ya no está más en ese relato maestro de las tardes defútbol, pero que está ahí en esos lugares que tienen esaoscuridad de las personas que se gastan a sí mismas. Esoes fuente generadora de relatos, porque un relato siemprees el lugar donde un yo piensa en sus desventuras.Entonces aún el fútbol (y no creo que ningún otro deporte,ni ninguna otra actividad humana) sigue permitiendo esoque parece tan gratuito puesto que se remonta a lo inexpli-cable; el acto por el cual alguien es de un equipo. Seremonta a lo inexplicable porque en general son herenciasimposibles de descubrir y cuando éstas se desvían deldestino familiar, es mundo sin herencias y sin legados, sinlegados culturales muy notorios, aunque por cierto los hayen todos los terrenos que uno puede imaginar, pero los delfútbol tienen esa particularidad: son legados estrictos depadres a hijos y, sin embargo, nadie piensa que puede seruna imposición insoportable.Son algo, cuyo origen no se puede explicar; por qué se esde Boca, por qué se es de Huracán. El origen de esaexplicación no se puede descifrar, simplemente porquetiene un absoluto equivalente universal, es decir, por lamisma razón porque alguien es de Fiorentina o de Parma yen ese sentido es un lugar más oscuro donde, si uno sepropusiera investigar qué ocurre, reconocería querealmente se encontró con que es un hombre de creencias,pero al mismo tiempo estas creencias no tienen unaexplicación espontánea vinculada con lo que habitualmentenos gustaría suponer de las explicaciones, un cierto juegode la razón; el fútbol no es irracional, pero es algo quecontinuamente está solicitándole al mundo de lasidentidades donde nace la razón, que moderen susesfuerzos para atraer a las personas porque ese tipo deidentidad las ha capturado de otro modo y no creo quepueda explicar esto. Como todos sabemos estoy dando unaversión lírica de algo que tiene aspectos terribles,demoníacos, mercantiles y que pertenece a una especie deneocapitalismo futbolístico que recorre todo el mundo yque no creo que sea del agrado de nadie y quecontinuamente pone a esta gran actividad al borde de sudisolución, al borde de su conversión en un juego degladiadores mecanizados sometidos a las grandes fuerzaseconómicas que son la fuente de las grandes injusticiasque todos conocemos, ¿no? El fútbol tiene la particularidadtambién de llevarnos a pensar eso, siempre y cuando ese

pensamiento no sea producto de una incapacidad para verlo que tiene el fútbol de singularidad, es decir, de ser lallave maestra de relatos, muchos de los cuales están enextinción y otros extrañamente perduran.Bueno, y en el minuto que me falta quiero decir algo que,en realidad, es lo que quería decir. La literatura del fútboles una gran literatura y en la Argentina tiene grandescultores, si bien no los conozco a todos. Me parece que enel fútbol, estos misterios de la identidad, este “nosotros”,es de una enorme volatilidad, una cosa tan difusa que unono puede entender cómo alguien tenga que cargar un penalerrado, una pelota que pegó en el poste, una gambeta malhecha, y la tiene que cargar uno en el drama de una mesadonde toma café en la desteñible soledad que compartecon otro.Entonces esto es de una gran envergadura, tienen que sercargados por personas muy frágiles. Entonces el fútbol eseso que se nos pierde, y que continuamente se nos aleja,inasible, y que sin embargo está ahí, en la mesa del bar.Tenemos que hacernos cargo del penal que erró Grillo en elpartido con Bánfield, pongo deliberadamente un ejemplo degran anacronismo, o un gol de Boyé. Entonces, hacersecargo de eso es realmente un misterio para mí, y de esemisterio sigue viviendo el fútbol. Bueno, la gambeta, lafinta, son signos de lo irrepetible, que aún suelen serperseguidos y festejados, y ahí creo que tiene que ver laliteratura, o la literatura en sus temas más encumbrados,que también en su movimiento, en su fraseo, en el alientode su voz, tiene la idea de una finta irrepetible, de unagambeta, palabras que evidentemente provienen de otrosidiomas, pero que también pertenecen hoy a la vidacotidiana del lenguaje argentino. Quiero entonces concluircon el ejemplo de la literatura futbolística que ha hechoJuan Sasturain. Quizás no sea su mejor lector, pero heleído sus libros y sus crónicas sobre el fútbol y me pareceque al apoderarse de su objeto característico, el fútbol,encuentra en ese objeto el tesoro más preciado para vercómo se soluciona la literatura, eso es lo que caracteriza elmodo en que Juan forja a las criaturas del fútbol en supropio idioma literario, destinado a registrar qué es elfútbol como una tragedia que continuamente encumbra, ycuando de esa tragedia se produce un deshilachamiento,una disgregación, una decadencia, las criaturas queparecían poderosas, aparecen frágiles, los esfuerzosmayúsculos aparecen como esfuerzos traicionados y ahí seencuentran las criaturas dignas de piedad, la compasióndel escritor, o sea, todos los movimientos morales de laliteratura aparecen en la literatura futbolística. Lo veo en la

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literatura que ha construido Sasturain, que es una granliteratura argentina que no es fácil leer, porque uno nosabe dónde leerla. Porque uno supone que no la lee delmismo modo como lo lee a James Joyce y no lo lee delmismo modo como se lee un diario, por eso también tieneel destino del fútbol, la literatura del fútbol; no sabercerteramente su origen y no saber certeramente cuál es sumundo moral. Y, sin embargo, es un mundo moral muyfuerte. Es el más fuerte de los mundos morales. No en elsentido del moralismo, porque, por cierto, muy moral noes, sino en el sentido de que busca a la criatura humanacomo un manojo de fragilidades y en esa caída estápermanentemente el aprendizaje. En ese enredo que haceque las ilusiones aparezcan como ilusiones perdidas, ahí,en la literatura del fútbol encuentra la fragilidad de la figurahumana, y al mismo tiempo mueve al espectador, mueve alescritor y mueve al lector a preguntarse ¿qué hago coneste hombre caído? Como ven, ésa es la poderosísimapregunta de la literatura futbolística y lo veo en todo lo queha hecho Juan. Justamente, aquello que nos lleva apreguntarnos la más terrible, la más difícil pregunta, y quese ve también cuando se juega un partido que nos interesa,¿qué hago yo con este hombre caído?

Juan SasturainVoy a contar cosas mías, no me animo a teorizar, ni ahablar demasiado.Voy a contar un par de cositas mías que me han pasadocon el fútbol o con la literatura, y que me pasan. El otrodía, en Radar —el suplemento de Página/12—, dondelaburo, hay una seccioncita donde le preguntan a los queescriben o tratan de escribir, qué otra vocación han tenidoo qué les gustaría ser si no hubieran sido lo que son. Metocó que me hicieran esa pregunta y todos ya sabían lo quea mí me hubiera gustado, tal vez no como sustituto de loque soy o lo que trato de ser, pero evidentemente mehubiera gustado, me hubiera encantado jugar al fútbol. Mehubiera gustado ser un jugador de fútbol como a muchosde mi generación. Al Negro Fontanarrosa cuando le hacenesta pregunta dice: “Yo escribo, sí, pero bueno, cuando yoera chico, yo soñaba con ser Ermindo Onega, no con serCortázar”. Y por un desfasaje muy habitual que se produceentre este tema del fútbol, que ha sido retomado porámbitos que habitualmente no lo tomaban y entonces hayunos problemas de código, de lenguaje y todo, ¿no?, estadeclaración, este texto que estaba contando yo en ciertomomento, en un texto, un texto sobre... el guión de lapelícula sobre el gordo Soriano, un video sobre el Gordo,yo contaba eso para hablar de Soriano, de la vocación de

Soriano, fútbol también y la literatura. Entonces cité alNegro Fontanarrosa que decía, y yo suponía que el GordoSoriano igual, primero había soñado con ser jugador defútbol y que la literatura había venido después, de otramanera, había entrado por la puerta del fondo, etc., etc.Entonces cité, oralmente como ahora, dije lo que decíaFontanarrosa, y cuando se desgrabó eso, Fontanarrosaaparece diciendo que él había soñado con ser el “IndioNega”. O sea que aquel que desgrabó, con muy buenaintención y evidentemente con buen criterio, no tenía lamás reputísima idea de quién era Ermindo Onega. Sí sabíaquién era Cortázar. Tal vez la diferencia entonces está queentre el que desgrabó y Soriano y Fontanarrosa es quesaben quién es Cortázar y quién es Ermindo Onegatambién. Yo, el indio Nega no sé quien es. El indio Falungasí, pero el indio Nega, no. Bueno, en ese lugar de cruce, yno es casual que aparezca Fontanarrosa o Soriano porquecon otro, con otros compañeros que tenemos, que hemostenido y tenemos ciertas cosas en común, está esavocación de jugar al fútbol, ¿no? Así que primero que nadate gusta el fútbol, pero te gusta el fútbol porque te gustójugar al fútbol y uno de tus sueños fue jugar al fútbol enprimera y tener camiseta. Miguelito Rep hizo un dibujo parailustrar eso, hizo un dibujo de un Boca que yo adiviné porla deformación que era un Boca del 58 o 59, me puso de 9ahí, me puso en lugar de Pepino Borello. Es un dibujobárbaro.Bueno, yo quise jugar al fútbol y no me dio el pie, no medio el cuero.Jugaba cuando era adolescente. Cuando vine a los 18 añosa Buenos Aires del interior. Para mí el fútbol, como biendice Horacio, era un fenómeno radial.Yo era hincha de Boca y sigo siéndolo, como lo era miviejo, y ahí no hubo ninguna posibilidad de opción, comotampoco la tuvieron mis hijos. Tiene razón Horacio en eso yeso no es una imposición. Eso se da naturalmente. Es muygrosero lo que estoy diciendo. Pero bueno, se da. Y yo vineen el 63 a estudiar. Vine a estudiar letras y a jugar fútbol, aprobarme en San Lorenzo. A hacer las dos cosas juntas. Alpoco tiempo tuve que dedicarme a escuchar los partidos ya seguir la campaña de Boca en los sesenta, que fue unacampaña muy hermosa en la época de Valentín hastaMadurga. Tuve durante muchos años un sueño recurrente,el único sueño que me acuerdo que he tenido, que volvía,que es un centro pasado, algo que más o menos pasa en elfútbol. Yo venía por la izquierda, y venía un centro pasadode derecha. Supongamos que caía dentro del área y vosvenís de 10, posición de 10. En ese instante pensás en quécarajo vas a hacer, si le vas a dar como viene, con unazurda que no es la tuya, porque sos derecho y entrás porahí o intentarás bajarla para amagar, agarrar para adentro yresolver de otra manera. Bueno, nunca en el sueño seresolvió. Y son cosas que nunca pude resolver, yprobablemente por eso nunca pude jugar al fútbol al nivelque correspondía. Esa relación con el fútbol es de algúnmodo la misma que con la literatura. Siempre vienencentros pasados y algunos como yo no saben si darle, nodarle o pararla. Bien. Abandonado el fútbol comoposibilidad concreta de juego, hay un cuento muy lindo deMarquitos Mayer en el libro Los cuentos del fútbolargentino, que es una antología muy linda, que se llama

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“Ver o jugar”, habla precisamente de esa diferencia porquever es una experiencia y jugar es otra absolutamentediferente. Bueno, yo me dediqué a ver fútbol y a jugar averlo. En algún momento, como otras zonas de laexperiencia muy íntimas del afecto, cuando llegó elmomento de escribir digamos —me pasó con alguna otracosa, me pasó con las historietas y con el fútbol también.Y he ido pasando por distintas etapas. Yo creo que losprimeros textos sobre fútbol los escribí a fines de los 70,me parece. Alguna cosa para el humor..., seguro sobre losrelatores. Era sobre la poesía de los relatores. Unos lugarescomunes, pero bueno, “La nube de fotógrafos” deFioravanti, El “alto fuera” de Lalo Pelliciari, “Los lugarescomunes” de Alfredo Aróstegui, todos relatores de la épocade los 50, Los míticos uruguayos, inclusive Muñoz el“nombrador”, como lo llamábamos. Es decir que medediqué a escribir sobre fútbol. Y escribí una serie, quedespués se juntó en El día del arquero, era un poco laética..., un poco definir la condición humana..., esto suenatan grotesco, pero bueno, la afirmación primera era “Nadietiene vocación para ser marcador de punta”. Al que le gustael fútbol no nace queriendo ser marcador de punta. Puedehaber un primer corte que es jugar o ser arquero. Porqueser arquero ya es otra cosa absolutamente distinta. Elarquero juega al fútbol pero de otra manera, es el únicoque la agarra con la mano. Pero nadie nace con vocaciónde ser marcador de punta. Uno termina como marcador depunta, que es lo que habitualmente a todos nos pasa.Terminamos en algún lugar, terminamos con alguna mujer.No terminamos con aquel modelo ideal, consciente oinconsciente, que habíamos construido. Y uno termina conla camiseta número 4 puesta, pero no es la que unohubiera elegido.A partir de ese texto, que se llamaba Elementos para unateoría de un marcador de punta y el texto del Día delarquero, se me dio por escribir por ese lado del fútbol.Entonces escribí El olfato de gol: un instinto perdido, esdecir, sobre los distintos puestos, lo que eran los lugaressociales, los lugares psicológicos de cada puesto. Elespacio de laburo, el espacio de creatividad y después elotro mundo alrededor. Después escribí sobre otropersonaje fronterizo, como es el juez de línea, el line-man. Otro que jamás pudo haber elegido un oficio tanputeable. Nadie puede haber tenido jamas vocación delineman. Sí de árbitro, que es otra cosa. Pero de line-man, no. En fin... Bueno, es decir, hay una primera zonaque escribí con muchísimo placer que fue la vinculadacon esta especie de, no me animaría a decirteorizaciones ni nada, pero bueno, es un poco divagarsobre esos aspectos del fútbol. Después, en algúnmomento, escribiendo ficción, como en algunashistorietas como Perramus o como en algunas de lasnovelas, apareció el “fulbito”, como no podía ser de otramanera. Aparecieron los jugadores. Y apareció la condicióndel futbolista. De los cuentos de fútbol hay un cuento que amí me gusta mucho, que quiero mucho, que se llama“Campitos” donde el protagonista no es un jugador sino uncanchero, el cuidador de una cancha, y la historia deCampitos es la historia del origen del concepto desemillero. Es decir, “Campitos” es un ingeniero agrónomo ydescubre alguna vez que existe cierta correlación entre los

cultivos de distintas zonas del país y de dónde vienen losjugadores. En algún momento, todos sabemos que Newell’sy Central están llenos de jugadores, los Batistuta y todosésos son los tanos bien alimentados de la Pampa gringa,¿no es cierto?, Santa Fe, todos los apellidos tanos quepueblan a Newell’s y a Central desde hace tantos y tantosaños, provienen de allí. Bueno, a partir de ese delirio,Campitos desarrolla toda una teoría, descubre que ellúpulo, la cebada cervecera, coincide con la aparición decierto tipo de jugadores, hace un relevamiento, yo no lesvoy a contar el cuento, pero Campitos descubre queCorbatta tendría que haber sido, de acuerdo con loscálculos, defensor. Porque no daba, no le da. Y que el locoHousemann tampoco entra en ninguno de los esquemas delo que él ha descubierto. Es decir, como los patafísicos,descubre que la verdad en última instancia está en lasexcepciones, entonces, de algún modo, para evitar quepase lo que está pasando, todas esas conclusionesCampitos jamás las divulga, porque supone un mundo enel cual se puedan programar los jugadores. Bien, en fin, mepuse a escribir cuentos con personajes de fútbol, enalgunos casos. Y la tercera experiencia, que es la que estoyviviendo de algún modo ahora que jamás había pensadohacerla, es que me convertí por suerte, por suerte para míporque es un laburo que me gusta y donde me tratan bien,en periodista deportivo. Y yo no soy periodista deportivo,me da vergüenza decirlo, yo laburo en el suplemento, en la

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sección Deportes del diario Página12, pero no me sientoperiodista deportivo. No he hecho reportajes como se debe,hay montones de cosas que no sé hacer. Tengo por suertemuy buenos compañeros que lo hacen, pero tengo la suertede ir a la cancha gratis y de escribir sobre fútbol cuando medejan, que es lo mejor que le puede pasar a uno.Tener un laburo en el cual esté tantas horas haciendo sutrabajo. En alguna época nos dedicábamos a pelearnos conSebreli. ¿Por qué?, porque con Borges no..., no..., paraqué nos íbamos a pelear con el maestro. Con Sebreli eramás fácil. Porque por izquierda o por derecha, si todavíaesas categorías sirven para algo, aparecía anatomizado elfútbol como el ámbito de la estupidez, de la alienación. Ypor el lado de Borges la filosa definición de qué interéspueden tener 22 hombres grandes, tontos, corriendo detrásde una pelota. La palabra boludo es la que se aplicahabitualmente en estos casos. Bueno, cuando uno asumeque uno es el número 23, es más grave todavía porque nisiquiera juega, sino que escribe sobre eso, más allá de queuno admite los razonamientos, la lógica y la verdad demuchas de las cosas saludables que se dicen en contra delfútbol, hay una verdad que está sustentada en el hecho deque a uno el fútbol le gusta. Lo que uno trata de definir,para encontrar justificativo a lo que hace, y no demasiadascontradicciones, es qué es lo que uno hace y por qué lohace. ¿En qué lugar, todavía, en esta actividad tanbastardeada, tan infame, tan repugnante, como es la quevemos muchas veces en las canchas de fútbol, el lugardonde puede pasar continuamente lo peor, hay un espacio

en que la pasión, el amor, el gusto y el placer nosconvocan, y del cual volvemos cada vez con algo. Bueno,con eso, con ese residuo, y con el sentido de ese residuoes que tratamos de hacer esto que he dicho muygruesamente, es literatura. No sociología. No, no,literatura, escribir sobre ese espacio que Horacio creo quedescribió con mucha perspicacia.

Walter SaavedraSiento que tengo una coincidencia con Juan porque dentrode mí también hay un muerto que es el futbolista que nopude ser. Por eso me identifico tanto con esa otra frasede Fontanarrosa: “Yo no tuve éxito en el fútbol por dosrazones: primero, mi pierna izquierda, y segundo, mipierna derecha”. Así que, abreviando, fue más o menosasí como nació en mí el relator de fútbol, que es ése ellaburo mío, el relator de fútbol de radio. Y me dejó muyinquieto Horacio, pero muy inquieto me dejó, quedespués le voy a preguntar a Dante Zavatarelli, que estápor ahí, que conoce mucho de esto, si tiene razónHoracio, cuando habló de la decadencia del relato, y noelípticamente me estuvo diciendo a mí “Buscate otrolaburo”, pero sí tiene razón Horacio cuando habla de lasexageraciones en el relato, de las desviaciones y de losbarbarismos que solemos cometer los narradores ennuestras transmisiones de fútbol. Y de nuestra histeriatambién, fíjense que en una pared de mi casa yo escribíuna frase creyendo haber sido muy original: “Hacer elamor y gritar un gol es llegar al orgasmo”. Por esodetesto el cero a cero. Bueno yo, en realidad, queríahablar del tema de la literatura y el fútbol, ¿no?, de esemaridaje que existe entre la literatura, la música y elfútbol. Yo siempre pensé que el intelecto y el fútbol setrataban de “usted”, y a mí me incomodaba, y dije:“Bueno, es hora de que comiencen a tutearse” y entré abuscar elementos que me desmintieran esto, y algunosencontré, pero me lo desmintieron de manera parcial.Es decir, empecé a buscar la relación entre el fútbol, lamúsica y la literatura, y de verdad que esa relaciónexiste desde el fondo de la historia. Pero ¿qué pasa?,da la impresión de que hace 30, 40 años, esa relaciónera una especie de relación de amantes furtivos, ¿no?No era algo declarado, y la impresión que tengo es queen estos últimos 10 años, por redondear, hancomenzado a tener otra relación, es decir, creo que yase tutean. Fíjense si no, quiénes han escrito sobrefútbol: Bioy Casares y Borges, por ejemplo, pareceincreíble. Horacio Quiroga, ¿se acuerdan de aqueluruguayo que escribió esos cuentos que después no tedejaban dormir allá, en la selva misionera. Bueno,Osvaldo Soriano, el Negro Fontanarrosa, RobertoSantoro —desaparecido—, Don Diego Lucero (que másallá de ser considerado un periodista deportivo y habersido jugador de Nacional de Montevideo también era unexquisito escritor). Bueno, el Negro Dolina y el poetaHéctor Negro, por ejemplo. Carlos Ferreira, que esperiodista y es también poeta, Gustavo Saccomano,Juan Sasturain, que tiene cosas realmente bellísimas.Juan José Panno, y hablo de un lado y del otro del río,Benedetti, Galeano, y me voy más allá, y hablo de BryceEchenique, de Julio Ramón Riveiro, de Roa Bastos. Es

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decir, tal vez yo estaba equivocado cuando pensaba queno existía una relación entre la literatura y el fútbol.Después tenemos el tango, la música, Cadícamo seinspiró mirando el arco del triunfo para escribir “quéarco más debute pa’ un gol de la fiera”, por BernabéFerreira. Vicente Grecco le compuso a Racing, AgustínBardi le compuso a Independiente, Alfredo De Angelis lecompuso a Bánfield. Gardel, Gardel le cantó a PedroOchoa, el crack de la ficción, y también le cantó aDomingo Tarasconi, aquel de Boca, capaz de hacer demedia cancha un gol. Rubén Juárez le canta a Racing, asu Racing, está “el sueño del pibe”, tuvieron suspropios tangos Onsari, Mumo Orsi, Pancho Varallo,Antonio Sastre, Moreno. Es decir, que hay una relación.La impresión que tengo es que parece que hace 30años, por ejemplo, no quedaba bien decir: “A mí megusta el fútbol. Yo soy futbolero”, y ser paralelamenteun denominado “intelectual” o un escritor. Parece queno quedaba bien. Ahora la impresión que tengo es quelas cosas han cambiado y fenomenales escritores ypoetas hablan sin rubor del fútbol, y el fútbol es nuestracultura. El fútbol es nuestra cosa de todos los días.Podemos ser ateos o creyentes, pero de una u otramanera todos lo tenemos metido en el léxico. Y si no,por ejemplo, ¿cómo se explica que un tipo hablandocon otro en el bar le diga: “Mi mujer me agarró en“orsai”? Es decir, el idioma del fútbol —yo entiendo queel fútbol tiene un idioma propio— está vinculado con elidioma común y con cada una de las acciones denuestra vida, de nuestra cotidianeidad. Dijo ScalabriniOrtiz: “El domingo porteño es tristemente célebre por sutedio. Ahora, por lo menos, están los profesionales delfútbol”. Y Homero Manzi, cuando escribió “Che,bandoneón”, expresó: “... y esas ganas tremendas dellorar, que a veces nos inunda sin razón y el trago delicor que obliga a recordar si el alma está en orsai, che,bandoneón”.Y ¡Albert Camus!, oigan, Albert Camus dijo: “Lo quemás sé a la larga acerca de la moral y de lasobligaciones de los hombres se lo debo al fútbol”.Albert Camus jugaba, creo que de arquero, en Argel, enla Universidad de Argel, y el fútbol para él era unelemento fundamental para su educación, o paracompletar su educación. Eduardo Galeano, bueno...,Eduardo Galeano también futbolero uruguayo, ha escritocosas muy lindas. Galeano ha escrito entre otras cosas:“Han pasado los años y a la larga he terminado porasumir mi identidad. Yo no soy más que un mendigo delbuen fútbol. Voy por el mundo, sombrero en mano, y enlos estadios suplico: Una linda jugadita, por amor deDios. Y cuando el buen fútbol ocurre agradezco elmilagro sin que me importe un rábano cuál es el club oel país que me lo ofrece”. Y también le han cantado alfútbol..., Don Alfredo Zitarrosa, ¡la pucha!, ¡de pieseñores! Don Alfredo Zitarrosa cantó “Garrincha”, unbellísimo candombe de Manuel Picón, donde no lonombra a Garrincha en ningún momento. Garrincha essolamente el título de la canción, y es bellísimo. Bueno,Serrat, Serrat escribió y le cantó a Kubala, a LadislaoKubala. Miren de quiénes estamos hablando. Ahora,más hacia acá en los tiempos Jaime Ross, Lalo de los

Santos, que escribió “Vuela Aldo, vuela”, por aquellapalomita de Aldo Pedro Poy en aquella final que Centralle ganó a Newell’s y también en el otro tema “Canciónde Rosario”, tema de Rosario, Lalo de los Santos haceun par de referencias al fútbol: “Rosario es el ParqueIndependencia”. O habla de un domingo de Newell’s yCentral.¿Quiénes más le han cantado al fútbol? Alejandro DelPrado que escribió “La marcha de la pelota”; PetecoCarabajal, que se inspiró después de aquel gol deMaradona a los ingleses para escribir y cantar la“Canción del brujito”, por Maradona. Antonio TarragóRos, Los Piojos, Calamaro, Copani y un tríoimpresionante: Vinicius, Toquinho y María Creuza quecantaron y grabaron “Copa do Mundo”. Bueno, queríadecir eso. En realidad yo tendría que estar de aquel ladoy no de éste, porque yo disfruto mucho de lo queexponen y de lo que cuentan tanto Horacio como Juan,pero yo quería hablar de esto porque me ha marcado amí en la vida, porque me ha obligado a buscar cosasque tengan que ver con el fútbol y con la literatura,porque me gusta la literatura y me gusta el fútbol, ypensar que tal vez yo estaba equivocado, que es muchomás estrecha la relación de lo que yo creía.

Gravano: A mí me pidieron una reflexión acerca de lostemas tocados. Voy a ver si lo puedo focalizar en algoque me parece que tiene que ver con esto último que seestaba tratando: cómo un juego no es solamente unjuego adentro de la cancha, cómo un juego no essolamente un juego específico sino que es un juegogeneralizado y que abarca otras realidades. Es un pocolas respuestas sin preguntas que trataron de dar Juan,Horacio y Walter: ¿qué se dice con el fútbol?, ¿qué dicela sociedad con el fútbol?, ¿qué dicen los distintossectores sociales?, ¿qué dice el pueblo con el fútbol?,¿qué dicen los escritores, los poetas? Hay un sentidomás amplio de la palabra poesía, de la palabra o deltérmino metáfora, y es el de la ficción de unamanifestación cultural como texto que sirve para quetodos nos veamos en él, porque también lo producimos.Lo producimos cuando lo vivimos, lo producimoscuando lo queremos jugar y cuando se producen todosestos tipos de ejes y cuestiones que no se relacionancon el fútbol, sino que no tienen nada que ver con lavida y con nuestra historia. Estoy refiriéndome a larelación entre el relato y lo visual que hizo Horacio, ladimensión temporal, el antes y el ahora, cómo nos

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puede servir de bisagra para construir una identidad.Una identidad que en el caso del fútbol es una identidadque no se explica ni se debe explicar. Es una identidadcreída en términos absolutos. Se es hincha de un club ode una camiseta sin cuestionárselo. Es un legado, comodecía recién Horacio. Pero además es una de lascreencias más fuertes que tenemos como identidad, porlo menos los que habitamos este país. Se cambiacualquier cosa, se cambia de mujer, se cambia dehombre, se cambia de nacionalidad, de religión, departido político, de ideología, de ropa, de color de pelo,de... todo se cambia, menos la camiseta. Es muy difícilencontrar algún caso de este tipo. La relación entretragedia y circo que hizo también Horacio. La relaciónentre la vocación y el pie, como decía Juan. Es decir, lacapacidad, la habilidad. La relación entre la identidadcomo humanos y esta especie de cronología que planteótambién Juan, esta especie de construir, o clones quehoy están tan en boga, como si la identidad dependiera

de lo biológico y no de la historia. Sin embargo, en elfútbol se sigue diciendo que el jugador nace y no sehace. Es una especie de biologicismo, de pensar quenada se aprende y, sin embargo, si estamos hablando depoesía, si estamos hablando de metáfora, estamoshablando de seres humanos, que todo lo que hacemos loaprendimos, aunque sea esta síntesis poética del gol deMaradona. Lo aprendió en algún momento. Que nosotroshoy seamos incapaces de saber cómo lo aprendió nosignifica que él haya nacido sabiéndolo. Las relacionesentre la muerte y el destino y esta relación final de laidentidad como algo que se construye y se reivindica, quese pierde y que se aspira, en un flujo, en un decurso quesirve para situarnos en esto que es la historia. Y el fútbolcomo una forma más de saber que estamos en el desafíohistórico y no en una historia escrita de una vez y parasiempre. Es decir, nuestro destino está abierto, así comoestá abierto el resultado cuando se da la pitada inicial deun partido.

Antonio Berni. Club Atlético Nueva Chicago (óleo). Lámina XIII. Colección de Arte Argentino, Buenos Aires, Kraft, 1944.

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FÚTBOL, CULTURA Y SOCIEDAD: imágenes y palabras

Esta Obra se terminó de imprimir en el mes de agosto de 2001

en la Imprenta de la Ciudad.

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una publicación de

Avda. Córdoba 1556, 1º piso (1055)

Buenos Aires - Argentina

Tel: 054-11-4813-9370 / Fax: 054-11-4813-5822

E-mail: [email protected]

VIERNES 31DE AGOSTO DE 2001

10:00 PresentaciónLidia González-Roberto Di Giano

10:30 Fútbol en la cuestión urbanaJulio Frydenberg (UBA)Roberto Di Giano (UBA)Gilmar Mascarenhas (UERJ-Brasil)

Video: Florencia E. González(IHCBA)Coordina: Lidia González (IHCBA)

13:00 Receso

14:00 Deporte y Fútbol en la EscuelaÁngela Aisenstein (UBA)Patricio Calvo (FUN de La Plata)Diana Solís (IEF Dr. Romero Brest)Coordina: Gunardo Pedersen(D.G. Deportes UBA)

16:00 Medios de Comunicación y FútbolDante Zavatarelli (Periodista)

Ezequiel Fernández Moores(Periodista)Tulio Guterman(Editor Lecturas: EF y Deportes)

Video: Matías Méndez y María ElinaMéndez (IHCBA)Coordina: Daniel Paredes (IHCBA)

18:00 Género y discurso de canchaBeatriz Vélez(U.de Antioquía-Colombia)Lelia Gándara (UBA)Ramón Burgos (U.N.Jujuy)Coordina: Julio Frydenberg (UBA)

SÁBADO 1º DE SEPTIEMBRE DE 2001

10:00 Conferencia delProf. Christian Bromberger(Director del Institut d’ EthnologieMeditérranéenne et Comparative dela Universidad de Provence- Francia)Traductor: Jorge Makarz

Organizan: Instituto Histórico de la Ciudad de Buenos Aires- Secretaría de CulturaÁrea Interdisciplinaria de Estudios del Deporte-S.E.U.B.E. Facultad de Filosofía yLetras (UBA)

Colaboran: Dirección de Deportes, Recreación y Turismo (UBA) -Centro Franco-Argentino de Altos Estudios de la UBA - Revista Lecturas: EF y Deportes

Programa