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Stephen King Peter Straub El Talismán 1

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  • Stephen King Peter Straub

    El Talismn

    1

  • Este libro es para Ruth King

    Elvena Straub

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  • Bien, cuando Tom y yo llegamos a la cumbre de la colina y nos asomamos para ver el pueblo, vimos centellear tres o cuatro luces, donde haba enfermos, tal vez; y sobre nosotros brillaban hermosas estrellas; y junto al pueblo haba al ro, de casi dos kilmetros de anchura, impresionante en su silencio y majestuosidad. MARK TWAIN, Huckleberry Finn

    Mi ropa nueva estaba toda llena de grasa y arcilla y yo me senta exhausto. MARK TWAIN, Huckleberry Finn

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  • PRIMERA PARTE

    Jack emprende un viaje

    CAPITULO 1 EL HOTEL Y LOS JARDINES DE LA ALHAMBRA

    El 15 de septiembre de 1981 un muchacho llamado Jack Sawyer se hallaba donde convergen el agua y la tierra, con las manos en los bolsillos de sus pantalones vaqueros, contemplando el sereno Atlntico. Tenia doce aos y era alto para su edad. La brisa marina apartaba sus cabellos castaos, probablemente demasiado largos, de la frente noble y despejada. Permaneca all, pletrico de las emociones vagas y dolorosas que haba experimentado durante los tres ltimos meses, desde que su madre cerrara su casa de Rodeo Drive, en Los Angeles, y en medio de un remolino de muebles, cheques y agentes inmobiliarios alquilara un apartamento en Central Park West. De aquel apar-tamento haban huido a este tranquilo lugar turstico de la minscula costa de New Hampshire. El orden y la regularidad haban desaparecido del mundo de Jack. Su vida pareca tan cambiante e incontrolada como las grandes olas que tena ante l. Su madre le haca viajar por el mundo, llevndole de un sitio a otro; pero por qu viajaba ella?

    Su madre hua, hua. Jack se volvi y contempl la playa desierta, primero a la izquierda y luego a la derecha. A la

    izquierda estaba el Divertimundo Arcadia, un parque de atracciones que funcionaba con gran estruendo desde el Da del Soldado hasta el Da del Trabajo. Ahora estaba vaco y silencioso, como un corazn entre dos latidos. La montaa rusa era un andamiaje contra aquel cielo nublado y uniforme y los soportes verticales y de ngulo como pinceladas hechas con carboncillos. All abajo estaba su nuevo amigo, Speedy Parker, pero el muchacho no poda pensar ahora en Speedy Parker. A la derecha estaba el hotel Jardines de la Alhambra, y hacia all se dirigieron inevitablemente sus pensamientos. El da de su llegada Jack haba credo ver por un momento un arco iris sobre el tejado a la holandesa, con buhardilla. Una especie de signo, una promesa de cosas mejores. Pero no haba ningn arco iris. Una veleta giraba de derecha a izquierda, de izquierda a derecha, atrapada por un viento de costado. Se ape del coche de alquiler, haciendo caso omiso del deseo implcito de su madre de que se ocupara del equipaje, y mir hacia arriba. Sobre el gallo giratorio de latn de la veleta slo haba un dlo plomizo. Abre el maletero y saca el equipaje, hijito le llam su madre. Esta actriz vieja y destartalada quiere registrarse e ir a la caza de una copa.

    Un martini elemental contest Jack. "No eres tan vieja", tenias que decir. Se apeaba del asiento con grandes dificultades. No eres tan vieja. Le dedic una sonrisa radiante un vestigio de la antigua desenfadada Lily Cavanaugh

    (Sawyer), reina durante dos dcadas de las pelculas de la Clase B y se enderez. Todo ir bien, Jacky dijo. Todo ir bien aqu. Es un buen lugar. Una gaviota vol sobre el tejado del hotel y durante un segundo Jack tuvo la inquietante

    sensacin de que la veleta haba levantado el vuelo. Nos abstendremos de contestar al telfono por un rato, en? Claro contest Jack. Ella quera esconderse de to Morgan, no deseaba ms disputas con el socio de su difunto marido,

    quera arrastrarse hasta la cama con un martini elemental y taparse la cabeza con la manta... "Mam, qu te pasa?"

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  • Haba demasiada muerte, el mundo estaba medio hecho de muerte. La gaviota grit desde arriba. Adelante, chico, adelante dijo su madre. Entremos en el bello y querido lugar. Entonces Jack pens: Por lo menos, siempre est to Tommy para ayudar en caso de que las

    cosas se pongan realmente peliagudas. Pero to Tommy ya haba muerto; slo que la noticia an estaba en el otro extremo de un montn

    de hilos telefnicos.

    El Alhambra se adentraba en el agua, un gran casern Victoriano sobre gigantescos bloques de granito que parecan confundirse casi sin fisuras con el bajo promontorio; un cuello de granito que se proyectaba aqu, en los escasos kilmetros de litoral de New Hampshire. Los jardines formales del lado posterior eran apenas visibles desde el ngulo de visin de Jack en la playa: un trozo de seto verde oscuro, esto era todo. El gallo de latn se recortaba contra el cielo, dividindolo en oeste y noroeste. Una placa anunciaba en el vestbulo que aqu, en 1838, se haba celebrado la Conferencia Metodista del Norte, la primera de las grandes reuniones abolicionistas de Nueva Inglaterra. Daniel Webster haba hablado largo y tendido, con ardor e inspiracin. Segn la placa, dijo: "A partir de este da, sabed que la esclavitud, como institucin americana, ha empezado a debilitarse y pronto morir en todos nuestros estados y territorios."

    As llegaron a aquel da de la semana anterior que haba puesto trmino a la agitacin de sus meses en Nueva York. En la Playa de Arcadia no haba abogados empleados por Morgan Sloat que salta-ran de coches blandiendo papeles que deban firmarse, que deban archivarse, seora Sawyer. En Playa de Arcadia los telfonos no llamaban desde las doce del medioda hasta las tres de la madrugada (to Morgan pareca olvidar que los residentes de Central Park West no vivan a la hora de California). De hecho, los telfonos de Playa de Arcadia no llamaban nunca.

    Mientras cruzaban la pequea localidad turstica su madre conduca con la concentracin del miope, con los ojos entornados, Jack slo vio a una persona en las calles, un viejo loco que empujaba por la acera un carrito de compra vaco. Sobre sus cabezas penda aquel cielo plomizo y gris, un cielo incmodo. En total contraste con Nueva York, aqu slo haba el constante sonido del viento, que silbaba por las calles desiertas, demasiado anchas por la falta de trfico. Aqu se vean tiendas vacas con letreros en los escaparates que decan: ABIERTO SLO LOS FINES DE SEMANA o, an peor, Nos VEREMOS EN JUNIO! Haba cien plazas de aparcamiento vacas en la calle del Alhambra y mesas vacas en el Saln de T y Mermelada Arcadia, contiguo al hotel.

    Y viejos locos y desaliados empujando carritos de compras por las calles desiertas.

    Pas las tres semanas ms felices de mi vida en este pintoresco lugar le dijo Lily al pasar de largo junto al viejo (que se volvi a mirarlos con temor y suspicacia, murmurando algo que Jack no pudo entender) y tomando la curva de la avenida que cruzaba los jardines delanteros del hotel.

    Porque tal era la razn de que hubieran llenado maletas, maletines y bolsas de plstico con todas las cosas sin las que no podan vivir, cerrado con llave la puerta del apartamento (sin hacer caso del estridente grito del telfono, que pareca penetrar por la cerradura y perseguirlos hasta el vestbulo); tal era la razn de que hubieran llenado el maletero y el asiento posterior del coche alquilado con su montn de cajas y bolsas y pasado horas en la cola de la autopista Henry Hudson, en direccin norte, y muchas ms horas ascendiendo por la 1-95: porque Lily Cavanaugh Sawyer haba sido una vez feliz aqu. En 1968, el ao anterior al nacimiento de Jack, Lily fue nominada para un premio de la Academia por su papel en una pelcula titulada La hoguera. La hoguera fue mejor que la mayora de pelculas de Lily, en la cual pudo demostrar un talento mucho mayor del que haban revelado sus habituales papeles de chica mala. Nadie esperaba que Lily ganase y menos que nadie la propia Lily, pero para ella la frase hecha de que el verdadero honor est en la nominacin era la pura verdad; se senta honrada, profunda y genuinamente honrada y, para celebrar aquel momento nico de

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  • autntico reconocimiento profesional, Phil Sawyer tuvo el acierto de llevarla a pasar tres semanas al hotel Jardines de la Alhambra, al otro lado del continente, donde contemplaron la ceremonia de entrega de los Oscars bebiendo champaa en la cama. (Si Jack hubiera tenido ms aos y ocasin para preocuparse de ello, habra hecho la necesaria resta y descubierto que el Alhambra haba sido el lugar de su principio esencial.) Cuando se leyeron las nominaciones de las actrices secundarias, Lily, segn rezaba una leyenda familiar, haba gruido a Phil:

    Si gano ese cacharro y no estoy all, har el gorila sobre tu pecho con mis tacones puntiagudos. Pero cuando gan Ruth Gordon, declar:

    Se lo merece, claro que s, es una chica estupenda. Y, propinando un puetazo a su marido en pleno pecho, aadi: Ser mejor que me busques un papel como se si de verdad eres un agente de altos vuelos.

    Sin embargo, no hubo ms papeles como aqul. El ltimo de Lily, dos aos despus de la muerte de Phil, fue el de una cnica ex prostituta en una pelcula titulada Los manacos de la motocicleta.

    Mientras sacaba el equipaje del maletero y del asiento de atrs, Jack saba que era aquel perodo el que Lily conmemoraba ahora. La maleta ms pesada haba rasgado la de lona, desparramando por doquier un montn de calcetines enrollados, fotografas sueltas, piezas de ajedrez, con el tablero, y revistas de tiras cmicas. Jack consigui meterlo casi todo en los otros bultos. Lily suba despacio los escalones del hotel, apoyndose en la barandilla como una anciana.

    Avisar al botones dijo, sin volverse. Jack se enderez frente a las abultadas maletas y volvi a mirar hacia el cielo, donde estaba

    seguro de haber visto un arco iris. Sin embargo, no lo haba, slo aquel cielo extrao e inquietante. Entonces: Acrcate dijo alguien a sus espaldas con una voz tenue y perfectamente audible. Qu? pregunt, volvindose. Ante l se extenda la avenida y los jardines vacos. Qu dices? inquiri su madre, que se agarraba, encorvada, al picaporte de la gran puerta de

    madera. Nada contest Jack. No haba odo ninguna voz ni visto ningn arco iris. Los olvid y mir

    a su madre, que pugnaba por abrir la enorme puerta. Espera, vengo a ayudarte grit y subi corriendo las escaleras, acarreando torpemente una gran maleta y una bolsa de papel llena de suters.

    Hasta que conoci a Speedy Parker, Jack vivi en el hotel tan inconsciente del paso del tiempo como un perro dormido. Toda su vida le pareci como un sueo durante aquellos das, lleno de sombras y transiciones inexplicables. Ni quiera la terrible noticia sobre to Tommy, llegada por el hilo telefnico la noche anterior, le despert del todo, pese a su magnitud. Si Jack hubiera sido un mstico, podra haber pensado que las otras fuerzas se haban apoderado de l y estaban manipulando la vida de su madre y la suya propia. Jack Sawyer era, a los doce aos, una persona que necesitaba actividad y la pasividad silenciosa de aquellos das, despus de la algaraba de Manhattan, le confundieron y desequilibraron de una forma bsica.

    Jack se encontr solo en la playa sin recordar cmo haba ido hasta all, sin tener idea de qu haca en aquel lugar. Supuso que estaba triste por la prdida de to Tommy, pero tena la sensacin de que su mente se haba echado a dormir dejando al cuerpo sin ayuda. No poda concentrarse lo bastante para comprender el argumento de las comedias que l y Lily vean por la noche y menos an retener los matices de la ficcin en la cabeza.

    Ests cansado de tanto ir de un lado para otro dijo su madre, chupando con fuerza el cigarrillo y mirndole a travs del humo con los ojos entornados. Debes relajarte un poco, Jack-O. ste es un buen lugar. Disfrutemos de l mientras podamos.

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  • Bob Newhart, que apareca ante ellos en la pantalla de color algo demasiado rojizo, miraba con expresin pensativa un zapato que sostena en la mano derecha.

    Esto es lo que hago, Jacky sonri, relajarme y disfrutar. Jack mir el reloj. Haban pasado dos horas frente al televisor y no poda recordar nada de lo que

    haba precedido a este programa. Ya se iba a la cama cuando son el telfono. El bueno del to Morgan Sloat ya los haba

    encontrado. Las noticias de to Morgan no eran nunca muy emocionantes, pero por lo visto la de hoy era sensacional, incluso para su nivel acostumbrado. Jack se hallaba en el centro de la habitacin, observando cmo su madre palideca cada vez ms y se llevaba la mano a la garganta, donde haban aparecido nuevas arrugas en los ltimos meses. No dijo casi 'nada hasta el final, cuando murmur: Gracias, Morgan, y colg. Entonces se volvi hacia Jack, con aspecto ms viejo y enfermo que nunca.

    Ahora tendrs que ser fuerte, Jacky, de acuerdo? Jack no se senta fuerte. Ella le cogi una mano y se lo dijo.

    Jack, to Tommy ha muerto esta tarde, atropellado por un coche. Profiri una exclamacin ahogada, como si le faltara el aliento.

    Cruzaba el bulevar La Cinaga cuando un camin se le ech encima. Hay un testigo que ha dicho que era negro y llevaba escritas en un lado las palabras NIO SALVAJE, pero esto... esto es todo.

    Lily empez a llorar. Un momento despus, casi sorprendido, Jack la imit. Todo aquello haba ocurrido haca tres das, que a Jack se le antojaban una eternidad.

    El 15 de septiembre de 1981, un muchacho llamado Jack Sawyer se encontraba mirando las aguas tranquilas en una playa situada frente a un hotel que pareca el castillo de una novela de sir Walter Scott. Quera llorar pero era incapaz de dar rienda suelta a las lgrimas. Estaba rodeado de muerte, la muerte compona la mitad del mundo, no haba ningn arco iris. El camin NIO SALVAJE habla eliminado del mundo a to Tommy. To Tommy haba muerto en Los Angeles, demasiado lejos de la costa este, donde incluso un chico como Jack saba que era su verdadero hogar. Un hombre que se pona corbata antes de ir a buscar un bocadillo de rosbif a Arby's no tena nada que hacer en la costa oeste.

    Su padre haba muerto, to Tommy haba muerto y su madre poda estar al borde de la muerte. Tambin aqu, en Playa de Arcadia, llegaba la muerte a travs del hilo telefnico en la voz de to Morgan. No era la sensacin de melancola tan barata y evidente de un lugar turstico fuera de temporada, donde uno no dejaba de tropezar con fantasmas de veranos anteriores, sino porque pareca estar en la textura de las cosas y olerse en la brisa del ocano. Sinti miedo... lo senta desde haca mucho tiempo. Estar all, en un lugar tan silencioso, no hizo ms que ayudarle a comprender este hecho: que tal vez la muerte haba viajado con ellos por la 1-95 desde Nueva York, guiando los ojos por el humo del cigarrillo y pidindole que buscara una cancin de moda en la radio del coche.

    Poda recordar vagamente a su padre dicindole que haba nacido con una cabeza de viejo, pero su cabeza no se senta vieja ahora, sino muy joven. Asustado pens, estoy muy asustado. Aqu es donde termina el mundo, no?

    Las gaviotas surcaban el aire plomizo. El silencio era gris como el aire... y tan mortal como las ojeras cada vez ms profundas de su madre.

    Cuando entr paseando en el Divertimundo y conoci a Lester Speedy Parker despus de no saba cuntos das de dejarse llevar por el tiempo, aquella sensacin pasiva de estar sujeto le abandon.

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  • Lester Parker era un negro de cabellos grises muy rizados y profundas arrugas en las mejillas. Su aspecto era muy corriente ahora, pese a todo lo que hiciera en su vida pasada como msico itinerante de blues. Tampoco dijo nada que fuera notable y, sin embargo, en cuanto Jack entr sin rumbo fijo en el parque de atracciones y vio los ojos claros de Speedy, toda la confusin le abandon y volvi a sentirse l mismo. Fue como si una corriente mgica hubiera pasado directamente del viejo a Jack. Speedy le sonri y dijo:

    Vaya, prese que he encontrado compaa. Acaba de entra un pequeo viajero. Era cierto, ya no estaba sujeto; slo un segundo antes se senta como envuelto en algodn

    hmedo y azcar hilado y ahora estaba libre. Por un instante, un nimbo plateado pareci temblar en torno al viejo, una pequea aureola de luz que desapareci en cuanto Jack pestae y vio por primera vez que el hombre sostena el mango de una grande y pesada escoba.

    Est bien, chico? El empleado se puso una mano en la espalda y se enderez. El mundo ha empeorao o ha mejorao?

    Uf, ha mejorado contest Jack. Entonces yo dira que ha asertado el lugar. Cmo te yama? "Pequeo viajero", le llam aquel primer da Speedy, "viejo viajero Jack". Apoy su cuerpo alto

    y anguloso contra una mquina automtica y agarr la escoba con ambas manos como a una chica en un baile. El hombre que ves aqu es Lester Speedy Parker, tambin viajero en otro tiempo, muchacho, je, je. Oh s, Speedy conoca el camino, conoca todos los caminos en aquellos viejos tiempos. Tena una banda, viajero Jack, y tocaba blues con la guitarra. Grab algunos discos tambin, pero no te pondr en el aprieto de preguntarte si los has odo. Cada slaba tenia su propia cadencia rtmica, cada frase, su deje y su aire; Speedy Parker llevaba una escoba en vez de una guitarra, pero todava era un msico. A los cinco segundos de hablar con Speedy, Jack supo que su padre, un amante del jazz, habra gozado con la compaa de este hombre.

    Sigui a Speedy por doquier durante tres o cuatro das, vindole trabajar y ayudndole cuando poda hacerlo. Speedy le dejaba clavar clavos, lijar una o dos estacas que necesitaban una mano de pintura; estas sencillas tareas, realizadas segn las instrucciones de Speedy, eran la nica educacin que reciba, pero le hacan sentir mejor. Ahora Jack vea sus primeros das en Arcadia como un perodo de malestar continuado del que haba sido rescatado por su nuevo amigo. Porque Speedy Parker era un amigo, no caba duda, y en esta seguridad se esconda cierto misterio. Desde que el estado de confusin abandonara a Jack haca pocos das (o desde que Speedy lo disipara con una mirada de sus ojos claros), el viejo se haba convertido en un amigo ms ntimo que cualquier otro, con la posible excepcin de Richard Sloat, a quien Jack conoca como quien dice desde la cuna. Y ahora, contrarrestando su terror por la muerte de to Tommy y el miedo de que su madre estuviera moribunda, senta el tirn de la sabia y clida presencia de Speedy en cuanto sala a la calle.

    De nuevo tuvo Jack la incmoda y vieja sensacin de ser dirigido, manipulado, como si un alambre largo e invisible le hubiera arrastrado a l y a su madre a este lugar abandonado a orillas del mar.

    Quienesquiera que fuesen, queran que estuviera aqu. O era una locura? En su visin interna distingui a un hombre viejo y encorvado, que no estaba

    en sus cabales, empujando un carrito de compras por la acera. Una gaviota chill en el aire y Jack se prometi que hablara de sus sentimientos con Speedy

    Parker. Aunque ste creyera que haba perdido el juicio, aunque se riera de l. Pero Jack saba que no se burlara de l; eran amigos porque una de las cosas que Jack comprenda sobre el viejo guarda era que poda decirle casi cualquier secreto.

    No obstante, an no estaba preparado para todo aquello. Era demasiado absurdo y ni l mismo lo comprenda. Casi de mala gana, volvi la espalda al parque de atracciones y camin por la arena en direccin al hotel.

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  • CAPITULO 2

    EL EMBUDO SE ABRE

    1

    Al da siguiente, Jack Sawyer segua sin comprender nada, aunque aquella noche haba tenido una de las peores pesadillas de su vida. En ella, una criatura horrible se haba acercado a su madre, un monstruo enano de ojos desplazados y piel podrida y escamosa. Tu madre est casi muerta, Jack, sabes decir aleluya?, grazn este monstruo y Jack supo como se saben estas cosas en sueos que era radiactivo y que si lo tocaba, tambin l morira. Se despert con el cuerpo baado en sudor, a punto de lanzar un estridente grito. El continuo estruendo de la marea le record dnde estaba, pero tard horas en volver a dormirse.

    Su intencin haba sido contar la pesadilla a su madre esta maana, pero Lily estaba desabrida y reticente, oculta tras una nube de humo de cigarrillo. Slo le sonri un poco cuando Jack se dispo-na a salir de la cafetera del hotel con una excusa.

    Piensa en lo que quieres cenar esta noche. Por qu? Porque s. Pero que sea algo slido; no he venido de Los Angeles a New Hampshire para

    envenenarme con perros calientes. Probemos uno de esos lugares de mariscos de Hampton Beach sugiri Jack. Estupendo. Anda, vete a jugar. Vete a jugar pens Jack con una amargura inusitada en l. Oh, s, mam, ya me voy. Anda,

    vete a jugar. Demasiado normal. Con quin? Mam, por qu ests aqu? Por qu estamos aqu? Hasta qu punto ests enferma? Por qu no quieres hablarme de to Tommy? qu est tramando to Morgn? Qu...?

    Preguntas, preguntas. Y ninguna serva de nada porque no haba nadie para contestarlas. "A menos que Speedy..." Pero esto era ridculo; cmo poda un viejo negro que acababa de conocer solucionar cualquiera

    de sus problemas? Aun as, pens en Speedy Parker mientras bajaba por el sendero entablado que conduca a la

    deprimente playa desierta.

    2

    "Aqu es donde termina el mundo, verdad?", pens de nuevo Jack. Las gaviotas surcaban el cielo plomizo. El calendario deca que an era verano, pero el verano

    haba terminado aqu, en Playa de Arcadia, el Da del Trabajo. El silencio era tan gris como el aire. Se mir las zapatillas y vio que tenan manchas de alquitrn. Grasa de playa pens, una

    especie de contaminacin. No tena idea de dnde se las haba manchado y se apart del borde del agua, inquieto.

    Las gaviotas continuaban chillando y bajando en picado. Una de ellas grit sobre la cabeza de Jack, que oy un chasquido casi metlico. Se volvi a tiempo de verla bajar para posarse sobre una roca con un largo y torpe aleteo. Entonces movi la cabeza con gestos rpidos, casi robticos, como

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  • para verificar que estaba sola y fue saltando hasta donde la almeja que haba dejado caer yaca sobre la arena lisa y compacta. La almeja se haba abierto como un huevo y Jack vio carne cruda moverse en su interior... o quiz slo se lo imagin.

    No quiero ver esto. Sin embargo, antes de que pudiera volverse de espaldas, el pico amarillo y curvado de la gaviota

    empez a hundirse en la carne, estirndola como una cinta de goma, y al muchacho se le contrajo el estmago. En su mente poda or gritar a aquel trozo de carne... nada coherente, slo un poco de carne viva gritando de dolor.

    Intent de nuevo apartar la mirada de la gaviota y no pudo. El pico se abri, mostrando una garganta rosada. La almeja volvi a encerrarse en sus resquebrajadas valvas y por un momento la gaviota mir a Jack con ojos negros y mortferos, confirmando la horrible verdad: los padres mueren, las madres mueren, los tos mueren, incluso aunque hayan ido a Yale y parezcan slidos como paredes de banco con sus trajes de tres piezas comprados en Savile Row. Los chicos tambin mueren, quiz... y al final todo lo que queda es el grito estpido, inconsciente de unos tejidos vivos.

    Eh exclam Jack en voz alta, pensando que la voz slo sonaba en su mente, eh, dame una oportunidad.

    La gaviota, sentada sobre su presa, le observ con sus redondos ojos negros y en seguida volvi a picotear la carne. Quieres un poco, Jack? Todava palpita! Dios mo, es tan fresca que an no sabe que est muerta!

    El pico amarillo y fuerte volvi a hundirse en la carne y a estirar. Estiraaaaaaaar... Se desprendi de golpe y la cabeza de la gaviota se elev hacia el cielo gris de septiembre,

    tragando. Y una vez ms pareci mirar a Jack, del mismo modo que algunos cuadros siempre dan la impresin de mirarle a uno, vaya adonde vaya en la habitacin. Y los ojos... conoca aquellos ojos.

    De repente dese estar con su madre, ver sus ojos de color azul oscuro. No recordaba haberla necesitado con tanta desesperacin desde que era muy, muy pequeo. La-la la oy cantar dentro de su cabeza y su voz era la voz del viento, tan pronto cercana como distante. La-la, duerme ahora, Jacky, nio bonito, pap se ha ido de caza. Y todo ese jazz. Record ser mecido y a su madre fumando un Herbert Tarey-ton tras o ero, quiz mirando un guin; pginas azules, los llamaba ella, y Jack lo recordaba: pginas azules. La-la, Jacky, todo es frescura. Te quiero, Jacky. Shhhh... duerme. La-la.

    La gaviota le estaba mirando. Con un horror sbito que le invadi la garganta como agua salada y caliente, vio que realmente

    le estaba mirando. Aquellos ojos negros (de quin?) le vean. Y conoca aquella mirada. Una tira de carne cruda colgaba todava del pico de la gaviota. Mientras la observaba, el ave se la

    trag y el pico se abri en una sonrisa monstruosa pero inconfundible. Entonces se volvi y ech a correr, con la cabeza baja y los ojos cerrados, llenos de lgrimas

    saladas y calientes, hundiendo las zapatillas en la arena, y de haber existido un modo de subir muy arriba, muy arriba, hasta donde estaba la gaviota, se le habra visto slo a l, slo sus huellas en todo el da plomizo; Jack Sawyer, de doce aos, corriendo solo hacia el hotel, habindose olvidado de Speedy Parker, con la voz casi perdida entre las lgrimas y el viento, gritando una y otra vez: no, no y no.

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  • Se detuvo sin aliento al final de la playa. Una clida punzada le recorra el costado izquierdo, desdela mitad de las costillas a la parte ms profunda de la axila. Se sent en uno de los bancos que la ciudad ofreca a las personas viejas y se apart el cabello de los ojos.

    Contrlate. Si el sargento Furia se marcha con la seccin ocho, quin mandar los Comandos Aulladores?

    Sonri y se sinti un poco mejor. Desde aqu arriba, a quince metros del agua, las cosas tenan mejor aspecto. Quiz era la presin baromtrica o algo parecido. Lo ocurrido a to Tommy era horrible, pero supona que llegara a asimilarlo, a aceptarlo. En cualquier caso, esto era lo que deca su madre. To Morgan haba estado muy pesado ltimamente, pero el hecho era que to Morgan siempre haba sido bastante latoso.

    En cuanto a su madre... bueno, ste era el gran problema, no? En realidad, pens mientras sentado en un banco hurgaba con el pie la arena que bordeaba el

    sendero entablado, en realidad su madre an podio estar bien. Era ciertamente posible que estuviera bien. Despus de todo, nadie haba dicho que se tratara de la gran C, verdad? No. Si padeciera cncer, no le habra trado aqu, verdad? Estaran probablemente en Suiza, donde ella tomara baos minerales fros y se atiborrara de glndulas de cabra o algo parecido. Sera muy capaz de hacerlo.

    As que... Un murmullo bajo y seco se insinu en su mente. Mir hacia abajo y los ojos se le dilataron. La

    arena haba empezado a moverse junto al empeine de su zapatilla izquierda. Los finos y blancos granos se deslizaban formando un crculo que tena la longitud aproximada de un dedo. La arena del centro de este crculo se hundi sbitamente, de modo que qued un hueco de unos cinco cen-tmetros de profundidad. Los lados de este hueco se movan en veloz rotacin y en sentido contrario al de las manecillas del reloj.

    No es real se dijo inmediatamente, pero el corazn se le volvi a acelerar, as como la respiracin. No es real, sino una de las fantasas, o tal vez un cangrejo o algo parecido...

    Pero no era un cangrejo ni una de las fantasas y este lugar no era el otro, el lugar con el que soaba cuando se aburra o estaba un poco asustado, y desde luego no era un cangrejo.

    La arena empez a girar ms aprisa, con un sonido rido y seco que le hizo pensar en la electricidad esttica, en un experimento que haban hecho en ciencias el ao pasado con una botella de Leyden. Pero an ms que a estas cosas, el leve sonido se pareca a un jadeo largo y demente, al ltimo aliento de un moribundo.

    Ms arena cay dentro del hueco y empez a girar. Ahora ya no era un hueco, sino un embudo en la arena, una especie de remolino de polvo. La envoltura amarilla de una goma de mascar quedaba al descubierto, se tapaba, volva a aparecer y desaparecer... y cada vez que apareca, Jack poda leer ms, a medida que el embudo creca de tamao: JU, luego JUG, luego JUGOSA F. El embudo creci y la arena volvi a dejar la envoltura al descubierto, con movimientos tan bruscos y rpidos como una mano hostil que aparta la colcha de una cama hecha. JUGOSA FRUTA, ley cuando la envoltura fue proyectada hacia fuera.

    La arena giraba cada vez ms de prisa, con furia sibilante. Hhhhhhaaaaaahhhhh, haca la arena. Jack la miraba con fijeza, fascinado al principio y despus horrorizado. La arena se abra como un gran ojo oscuro; era el ojo de la gaviota que haba soltado la almeja sobre la roca y luego arrancado la carne viva como una tira de goma.

    Hhhhhhhhaaaaaabbbbb, se burlaba el torbellino de arena con su voz seca y muerta. Por mucho que Jack deseara que slo ocurriese en su mente, esa voz era real. Su dentadura postiza sali volando, Jack, cuando el viejo NIO SALVAJE le arroll; se /e rodando por la carretera! A pesar de Yole, cuando el viejo camin NIO SALVAJE llega y te hace saltar la dentadura postiza, Jacky, tienes que irte. Y tu madre...

    Entonces ech a correr otra vez a ciegas, sin mirar atrs, con los cabellos apartados de la frente por el viento y los ojos muy abiertos y aterrorizados.

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  • 4

    Jack cruz lo ms de prisa que pudo el oscuro vestbulo del hotel. Todo el ambiente del lugar prohiba correr: reinaba un silencio de biblioteca y la luz gris que se filtraba por los ventanales de mainel suavizaba y desdibujaba las alfombras ya de por s descoloridas. Jack se puso a trotar al llegar al mostrador de recepcin y el empleado eligi aquel momento para salir por un arco de madera. No dijo nada, pero su expresin de permanente malhumor baj otro centmetro las comisuras de sus labios. Era como ser sorprendido corriendo en una iglesia. Jack se pas la manga por la frente y se oblig a ir al paso el resto del camino hacia los ascensores. Puls el botn, consciente del ceo del conserje fijo en su espalda. La nica vez en toda la semana que haba visto sonrer al conserje fue cuando el hombre reconoci a su madre y su sonrisa lleg apenas al lmite mnimo de la cortesa.

    Supongo que se ha de ser as de viejo para recordar a Lily Cavanaugh observ Lily a Jack en cuanto estuvieron solos en sus habitaciones. Hubo un tiempo, no muy lejano, en que ser identificada, reconocida como intrprete de las cincuenta pelculas que haba hecho durante los aos cincuenta y sesenta (Reina de las B, la llamaban, y su propio comentario; Novia de los cines al aire libre) por quienquiera que fuese, taxista, camarero o la vendedora de blusas del Saks del Wilshire Boulevard, la animaba durante horas. Ahora incluso se le regateaba esta sencilla satis-faccin.

    Jack daba saltitos frente a las puertas inmviles de los ascensores, oyendo una voz imposible y familiar que proceda del fondo de un remolino de arena. Durante un segundo vio a Thomas Wood-bine, el slido y tranquilizador to Tommy Woodbine, supuestamente uno de sus tutores un muro contra el mal y la confusin, retorcido y muerto en el bulevar La Cinaga, con la dentadura postiza como palomitas de maz en medio del arroyo. Volvi a pulsar el botn.

    Apresrate! Entonces vio algo peor: a su madre siendo introducida en un coche por dos hombres impasibles.

    De repente Jack tuvo necesidad de orinar. Aplic la palma contra el botn y el viejo encorvado de detrs del mostrador profiri un gruido reprobatorio. Luego apret el borde de la otra mano sobre aquel lugar mgico bajo el vientre que disminua la presin de la vejiga y entonces oy el lento chirrido del ascensor en descenso. Cerr los ojos y junt las piernas. Su madre pareca confusa, insegura y perdida y los hombres la obligaban a entrar en el coche con tanta facilidad como a un cansado perro pastor. Pero saba que esto no ocurra en la realidad, sino que era un recuerdo seguramente parte de las fantasas y que no le haba sucedido a su madre sino a l.

    Cuando las puertas de caoba del ascensor se abrieron, revelando las tinieblas de un interior donde vio su propia cara reflejada en un espejo manchado y mate, aquella escena de su sptimo ao le envolvi una vez ms y vio los ojos de un hombre tornarse amarillos y sinti la mano del otro convertirse en algo parecido a una garra, dura e inhumana... Salt dentro del ascensor como si le hubieran pinchado.

    Imposible, las fantasas no eran posibles, no haba visto nunca unos ojos azules volverse amarillos y su madre estaba llena de salud, no haba motivos de alarma, nadie se mora y el peligro slo era el representado por una gaviota para una almeja. Cerr los ojos y el ascensor subi con lentitud.

    Aquella cosa de la arena se haba redo de l. Se introdujo a travs de la rendija cuando las puertas empezaron a separarse. Pas saltando ante

    las puertas cerradas de los otros ascensores, dobl hacia la derecha del pasillo revestido de madera y corri entre apliques y pinturas hacia sus habitaciones. Aqu, correr no pareca tanto un sacrilegio. Tenan la 407 y la 408, consisten'-es en dos dormitorios, una pequea cocina y un saln que daba a

    12

  • la larga y suave playa y a la vastedad del ocano. Su madre se haba apropiado de muchas flores, no saba de dnde, y las haba distribuido en jarrones alrededor de su pequea coleccin de fotografas enmarcadas. Jack a los cinco aos, Jack a los once aos, Jack de beb en brazos de su padre. Este, Philip Sawyer, al volante del viejo DeSoto en que l y Morgan Sloat haban viajado a California en los das inimaginables cuando eran tan pobres que a menudo dorman en el coche. Cuando Jack abri la 408, la puerta del saln, llam:

    Mam? Mam? Las flores le recibieron, las fotos le sonrieron, pero no hubo respuesta. Mam! La puerta se cerr

    tras l. Sinti fro en el estmago y cruz corriendo el saln hacia el dormitorio grande de la derecha. Mam! Otro jarrn lleno de flores altas y multicolores. La cama vaca estaba almidonada y planchada; la colcha rgida deba escupir el edredn. Sobre la mesilla haba un surtido de frascos marrones que contenan vitaminas y otros comprimidos. Jack retrocedi. Por la ventana se vean unas olas negras avanzando hacia l.

    Dos hombres se apeaban de un coche indescriptible tambin ellos indescriptibles y alargaban las manos hacia ella...

    Mam! grit. Ya te oigo, Jack dijo la voz de su madre desde el cuarto de bao. Qu ocurre? Oh respondi Jack, sintiendo relajarse todos sus msculos. Oh, lo siento. Es que no saba

    dnde estabas. Tomando un bao dijo ella. Preparndome para la cena. Est permitido, verdad? Jack se dio cuenta de que ya no tena necesidad de ir al cuarto de bao. Se desplom en una de

    las mullidas butacas y cerr los ojos, aliviado. An estaba bien... Est bien por ahora, susurr una voz ronca y su mente volvi a ver cmo se abra y giraba el

    embudo de arena.

    5

    Once o doce kilmetros ms all, por la carretera de la costa, justo al salir del municipio de Hampton, encontraron un restaurante llamado The Lobster Chateau. Jack haba facilitado un re-sumen muy somero de sus actividades; ya se estaba alejando del terror experimentado en la playa, dejando que se esfumara en su memoria. Un camarero, vestido con una chaqueta roja que ostentaba en la espalda la imagen amarilla de una langosta, les acompa hasta una mesa situada junto a una ventana apaisada.

    Desea beber algo la seora? El camarero tena una cara glacial, de Nueva Inglaterra en temporada baja, y al mirarla y leer en los ojos azules y hmedos que desaprobaba su chaqueta deportiva de Ralph Lauren y el vestido Halston de cctel lucido desgarbadamente por su madre, Jack se sinti asaltado por un terror ms familiar: la simple nostalgia de su casa. Mam, si no ests enferma de verdad, qu diablos hacemos aqu? Este lugar est desierto! Es lgubre! Dios mo!

    Trigame un martini elemental contest ella. El camarero arque las cejas. Perdn, seora? Hielo en una copa. Una aceituna sobre el hielo. Ginebra Tan-queray sobre la aceituna. Y

    despus... Me sigue? Mam, por Dios, es que no le ves los ojos? T crees que eres amable con l y l cree que le

    ests tomando el pelo! Es que no ves sus ojos?

    13

  • No, no los vea. Y aquella falta de intuicin, cuando siempre haba sido tan lista para captar los sentimientos ajenos, fue otra losa sobre el corazn de Jack. Estaba empeorando... en todos los sentidos.

    S, seora. Despus continu ella coja una botella de vermut, de cualquier marca, y acrquela a la

    copa. Luego devuelve la botella de vermut al estante y me trae la copa. Entendido? S, seora. Los ojos fros y hmedos de Nueva Inglaterra miraban a su madre sin ningn

    cario. Estamos solos aqu, pens Jack, comprendindolo bien por primera vez. Dios mo, y qu solos. Y el joven?

    Querra una coca-cola contest Jack, abatido. El camarero se alej. Lily rebusc en su bolso, sac un paquete de Herbert Tarrytoons (as los haban llamado desde que l era un beb. Treme ios Tarrytoons de la repisa, Jacky, as que an los llamaba as en sus pensamientos) y encendi uno. Tosi tres veces, expeliendo humo en tres sbitas explosiones.

    Fue otra losa sobre su corazn. Dos aos atrs, su madre haba dejado de fumar totalmente. Jack haba esperado verla reincidir con aquel extrao fatalismo que constituye el anverso de la cre-dulidad y la inocencia infantiles. Su madre haba fumado siempre, de modo que volvera a fumar. Pero no haba reincidido hasta haca tres meses en Nueva York. Carltons, que chupaba con fuerza mientras caminaba arriba y abajo del saln de Central Park West, o estaba en cuclillas ante el armario de los discos, buscando sus viejas melodas de rock o las de jazz de su difunto marido.

    Vuelves a fumar, mam? -le haba preguntado. S, fumo hojas de col replic ella. Me gustara que no lo hicieras. Por qu no enciendes el televisor? volvi a replicar su madre con brusquedad poco

    caracterstica, mirndole con los labios apretados. Tal vez encuentres a Jimmy Swaggart o al re-verendo Ike. Vete al rincn del aleluya con las hermanas del amn.

    Lo siento murmur Jack. Bueno, eran slo Caritons. Hojas de col. Pero aqu estaban los Herbert Tarrytoons, el anticuado

    paquete azul y blanco y las boquillas que parecan filtros pero no lo eran. Recordaba vagamente que su padre haba comentado a alguien que l fumaba Winstons, y su mujer. Pulmones Negros.

    Has visto un fantasma, Jack? le interrog ahora con los ojos demasiado brillantes fijos en l, sosteniendo el cigarrillo en aquella antigua posicin algo excntrica, entre los dedos segundo y tercero de la mano derecha. Desafindole a decir algo, desafin-dole a decir: Mam, veo que vuelves a fumar Herbert Tarrytoons. Significa esto que a tu juicio ya no tienes nada que perder?

    No respondi. La nostalgia del hogar, triste y confusa, le asalt de nuevo y sinti deseos de llorar. Aunque este lugar resulta un poco fantasmagrico.

    Ella mir a su alrededor y sonri. Otros dos camareros, uno gordo y uno delgado, ambos con chaquetas rojas y langostas amarillas en la espalda, estaban a ambos lados de las puertas giratorias de la cocina, hablando en voz baja. Un cordn de terciopelo interceptaba el paso a un enorme comedor contiguo a la alcoba donde se hallaban Jack y su madre, una oscura caverna donde haba sillas puestas del revs sobre las mesas. En el fondo, un inmenso ventanal daba a una marina gtica que record a Jack una pelcula en que intervena su madre, La novia de la muerte, interpretando a una joven muy rica que se casaba contra la voluntad de sus padres con un desconocido moreno y apuesto. Este desconocido la llevaba a un casern junto al ocano e intentaba volverla loca. La novia de la muerte haba sido ms o menos tpica de la carrera de Lily Cavanaugh, ya que haba protagonizado muchas pelculas en blanco y negro en las que actores guapos pero mediocres conducan Fords descapotables con el sombrero puesto.

    Del cordn de terciopelo que prohiba la entrada a esta oscura caverna penda un letrero ridiculamente innecesario: COMEDOR CERRADO.

    Es un poco ttrico, tienes razn observ su madre. Como la Zona Abandonada dijo Jack, y ella desgran su risa estridente, contagiosa y, en

    cierto modo, bella.

    14

  • S, oh, Jacky, Jacky, Jacky ri, inclinndose para despeinar los cabellos demasiado largos de su hijo.

    l le apart la mano, sonriendo a su vez (pero, oh, sus dedos parecan huesos... Est casi muerta, Jack...).

    No toquis la mercanca. Esto no reza para m. Bastante sofisticada para una dama madura. Oh, muchacho, intenta sacarme dinero para el cine esta semana. De acuerdo. Se sonrieron y Jack no pudo recordar una mayor necesidad de llorar o una ocasin en que la

    amara tanto. Haba ahora en ella una especie de dureza desesperada... y parte de esta dureza haba sido volver a los Pulmones Negros.

    Lleg el aperitivo. Ella hizo entrechocar su copa con el vaso de Jack. Por nosotros. S.

    Bebieron. Se acerc el camarero con los mens. Le tom demasiado el pelo antes, Jacky? Tal vez si.

    Lo pens un poco y luego se encogi de hombros. Qu quieres comer? Creo que lenguado. Que sean dos. As que l encarg la comida para ambos, sintindose torpe y confuso pero sabiendo que era lo

    que ella deseaba, y pudo leer en sus ojos, cuando el camarero se hubo ido, que no lo haba hecho del todo mal. Ello se deba en gran parte a to Tommy, que haba comentado, despus de una visita a Hardee's:

    Creo que hay esperanza para ti, Jack, si podemos curar esta repugnante obsesin por el queso amarillo procesado.

    Trajeron la comida. Jack devor el lenguado, que era caliente, bueno y saba a limn. Lily slo jug con el suyo, comi unas judas verdes y despus se dedic a hurgar en el plato.

    Hace quince das que empez el curso escolar aqu anunci Jack en mitad de la cena. Ver los grandes autobuses amarillos con la inscripcin lateral ARCADIA DISTRICTE SCHOOLS le haba hecho sentir culpable, lo cual era absurdo, dadas las circunstancias, pero era cierto que estaba haciendo novillos.

    Ella le dirigi una mirada inquisitiva. Haba pedido y terminado una segunda copa y ahora el camarero le traa la tercera.

    Jack se encogi de hombros. He pensado que deba mencionarlo. Quieres ir? Qu? No! Aqu no! Est bien contest ella, porque no tengo tus malditos certificados de vacunacin. No te

    dejarn entrar en la escuela sin pedi-gree, compaero. No me llames compaero dijo Jacky, pero Lily no se ri del viejo chiste. Pero, por qu no vas a la escuela? Pestae, como si la voz hubiera hablado en voz alta, en lugar de en su cabeza. Has dicho algo? pregunt Lily. No... Bueno... hay un tipo en el parque de atracciones Divertimundo. Un conserje o un guarda,

    algo as. Un viejo negro que me pregunt por qu no iba a la escuela. Ella se inclin hacia adelante, sin rastro de humor, con una seriedad casi amenazadora. Qu le dijiste?

    15

  • Jack se encogi de hombros. Le dije que me estaba recuperando de una pulmona. Recuerdas aquella vez que Richard la

    tuvo? El mdico recomend a to Morgan que no enviara a Richard a la escuela antes de tres semanas, pero poda salir y pasear. Jack esboz una sonrisa. Yo pens que era muy afortunado.

    Lily se relaj un poco. No me gusta que hables con desconocidos, Jack. Mam, slo es un... No me Importa quin sea. No quiero que hables con desconocidos. Jack pens en el negro, en

    sus cabellos grises y lanudos, en su cara arrugada y en sus extraos ojos claros. Barra la gran arcada del desembarcadero, el nico lugar del Divertimundo Arcadia que permaneca abierto durante todo el ao, aunque ahora slo estaban all Jack, el negro y dos viejos al fondo, que jugaban con una mquina automtica en un silencio lleno de apata. Pero ahora, en este restaurante un poco lgubre donde Jack cenaba con su madre, no era el negro quien haca las preguntas sino l mismo.

    Por qu no estoy en la escuela? Debe ser por lo que ella ha dicho, muchacho. No hay vacuna, no hay pedigree. Acaso crees que

    ha venido hasta aqu con tu cerfica-do de nacimientos Eso crees? Est huyendo, muchacho, y t huyes con ella. T...

    Has tenido noticias de Richard? interrumpi su madre y en cuanto lo dijo, a Jack se le ocurri... no, esto era demasiado suave. Le cay como una bomba; sus manos temblaron y el vaso resbal de la mesa y se hizo aicos en el suelo.

    Est casi muerta, Jack. La voz del embudo de arena. La que haba odo en su mente. Haba sido la voz de to Morgan. No tal vez, no casi, no algo parecido. Haba sido una voz real.

    La voz del padre de Richard.

    6

    Cuando volvan al hotel en el coche, ella le pregunt: Qu te ha sucedido all dentro, Jack? Nada. El corazn me ha dado ese extrao vuelco. Lo dibuj con un dedo sobre el

    salpicadero, para demostrarlo. Un PCV, como en Hospital general. No te hagas el listo conmigo, Jacky. Al resplandor de los instrumentos del salpicadero, se la

    vea plida y demacrada. Un cigarrillo se consuma entre los dedos ndice y medio de su mano derecha. Conduca muy despacio sin sobrepasar nunca los sesenta y cinco, como siempre que beba 'demasiado. Haba adelantado el asiento al mximo, llevaba la falda por encima de las rodillas y stas flotaban, como patas de cigea, a ambos lados de la columna de direccin, y su barbilla daba la impresin de tocar el volante. Por un momento pareci una bruja y Jack apart rpidamente la mirada.

    No es eso murmur. Qu? No me hago el listo dijo. Fue como una punzada, esto es todo. De acuerdo. Pensaba que era algo referente a Richard Sloat. No. Su padre me habl desde un agujero en la arena de la playa, esto es todo. Me habl en mi mente,

    como la voz en off de una pelcula. Me dijo que estabas casi muerta. Le echas de menos, Jack? A quin? A Richard?

    16

  • No... a Spiro Agnew. Claro que a Richard. A veces. Richard Sloat iba ahora a una escuela de Illinois, una de esas escuelas privadas

    donde la capilla era obligatoria y nadie tena acn. Ya le vers. Le pas una mano por el cabello. Mam, te encuentras bien? Las palabras se le escaparon. Sinti en los muslos la presin de

    todos sus dedos. S contest ella, encendiendo otro cigarrillo (redujo la velocidad a treinta para hacerlo; una

    vieja camioneta les adelant, tocando la bocina). Nunca me he encontrado mejor. Cuntos kilos has perdido? Jacky, nunca se puede estar demasiado delgado ni ser demasiado rico. Call y le sonri. Una

    sonrisa cansada y triste que le transmiti toda la verdad que necesitaba saber. Mam... Busca msica, Jacky, y cierra el pico, Encontr msica de jazz en una emisora de Boston; un saxo tocando Todas las cosas que t eres.

    Pero por debajo de la msica, como un contrapunto regular e insensato, se oa el ocano. Y ms tarde vio el gran esqueleto de las montaas rusas contra el cielo. Y las destartaladas alas del hotel Alhambra. Si esto era su casa, ya estaban en casa.

    CAPITULO 3

    SPEEDY PARKER

    1

    Al da siguiente volvi a salir el sol... un sol fuerte y brillante que se extendi a capas sobre la playa llana y el trozo de tejado inclinado y rojo que Jack poda ver desde la ventana de su dormitorio. Una ola larga y baja en alta mar pareca endurecerse bajo la luz y enviaba una lanza de claridad directamente hacia sus ojos. Para Jack, esta luz era distinta de la de California; se le antojaba ms tenue, ms fra, quiz menos vigorizante. La ola se funda con el ocano tenebroso y cuando volva a elevarse una cegadora franja de oro la cruzaba. Jack se apart de la ventana. Ya se haba duchado y vestido y el reloj de su cuerpo le indic que ya era hora de dirigirse hacia la parada del autobs escolar. Las siete y cuarto. Slo que hoy no ira a la escuela, ya nada era normal y l y su madre vagaran como fantasmas a lo largo de otras doce horas. Ni horario ni responsabilidades ni deberes... Ningn orden excepto el impuesto por las comidas.

    Era hoy un da laborable? Jack se detuvo junto a la cama, un poco alarmado porque el mundo se haba vuelto tan informe... no crea que fuera sbado. Evoc en su memoria el primer da abso-lutamente identificable que poda recordar y que era el domingo anterior. Contando desde entonces, hoy era jueves. Los jueves tena clase de informtica con el seor Balgo y la primera actividad deportiva. Por lo menos, esto haca cuando su vida era normal, una poca que ahora, slo unos meses despus, le pareca irremisiblemente perdida.

    Se dirigi al saln y cuando tir del cordn de las cortinas, la luz fuerte y brillante inund la habitacin, blanqueando los muebles. Entonces apret la tecla del televisor y se dej caer sobre el rgido sof. Su madre tardara por lo menos quince minutos ms en levantarse, o tal vez ms, teniendo en cuenta que haba tomado tres copas con la cena la noche anterior.

    Mir hacia la puerta del dormitorio de su madre. Veinte minutos despus llam con suavidad a la puerta. Mam? Le contest un pastoso murmullo. Jack abri slo una rendija y mir hacia dentro. Su madre levant la cabeza de la almohada y escudri con los ojos entornados.

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  • Jacky. Buenos das. Qu hora es? Alrededor de las ocho. Dios mo. Tienes hambre? Se incorpor, tapndose los ojos con las palmas de las manos. Ms bien s y estoy harto de esperar sentado. Quera saber

    si tardars en levantarte. Creo que s. Te importa? Baja al comedor y desayuna. Juega un poco en la playa, quieres?

    Hoy tendrs una madre mucho mejor si la dejas quedar otra hora en la cama. Claro contest Jack. Est bien. Hasta luego. La cabeza de ella ya descansaba otra vez sobre la almohada. Jack desconect el televisor y sali

    de la habitacin despus de asegurarse que tena la llave en el bolsillo de los vaqueros. El ascensor ola a alcanfor y amonaco; una camarera haba dejado caer una botella. Las puertas

    se abrieron y el canoso conserje le mir con el ceo fruncido y desvi la mirada con ostentacin. Ser hijo de una estrella de cine no te confiere una distincin especial, muchacho... y, por qu no ests en la escuela? Jack cruz el arco de madera del comedor La Silla de Cordero y vio hileras de mesas vacas en un espacio vasto y oscuro. Slo estaban puestas unas seis. Una camarera vestida con blusa blanca y falda arrugada de color rojo le mir y desvi la vista. Una pareja de ancianos decrpitos estaban sentados a una mesa en el otro extremo de la sala; no haba ms comensales. Mientras Jack los miraba, el anciano se inclin y cort con naturalidad l huevo frito de su esposa en cuatro pedazos.

    Mesa para uno? La mujer que tena a su cargo La Silla de Cordero durante el da apareci a su lado y cogi un men de un montn que haba junto al libro de reservas.

    Lo siento, he cambiado de opinin. Jack se escap. La cafetera del Alhambra, The Beachcomber Lounge, se hallaba al otro lado del vestbulo, al

    fondo de un desolado pasillo flanqueado por vitrinas vacas. El apetito se le pas al imaginarse solo ante la barra, contemplando al aburrido cocinero asar a la parrilla tiras de tocino ahumado. Esperara a que su madre se levantara o, mejor an, saldra a ver si poda comprarse un donut y un poco de leche en envase de cartn en una de las tiendas que encontrara por el camino.

    Empuj la alta y pesada puerta del hotel y sali al sol. Por un momento, la luz repentina hiri sus ojos; el mundo era una superficie plana y cegadora. Jack gui los ojos, deseando haberse puesto las gafas de sol. Cruz la terraza de ladrillo rojo y baj los cuatro escalones curvados que conducan a la avenida principal de los jardines del hotel.

    Y si ella mora? Qu sera de l entonces, adonde ira, quin cuidara de l si ocurra lo peor que poda pasarle y

    ella se mora, se mora definitivamente en aquella habitacin de hotel? Mene la cabeza, intentando desechar aquel pensamiento antes de que el pnico al acecho

    surgiera de los formales jardines del Alhambra y le destrozara. No quera llorar ni permitir que aquello le sucediera... y tampoco quera pensar en los Tarrytoons y los kilos que ella haba perdido ni recordar la sensacin que a veces tena de que su madre estaba indefensa y caminaba sin rumbo. Se puso a andar ms de prisa y meti las manos en los bolsillos mientras saltaba a la avenida del hotel. Est huyendo, muchacho, y t huyes con ella. Huyendo, pero, de quin? Y a dnde? Aqu, slo aqu, a este lugar abandonado?

    Lleg a la calle ancha que bordeaba el litoral en direccin al pueblo y tuvo la impresin de que el paisaje vaco que se extenda ante l era un remolino dispuesto a succionarle y escupirle a un lugar negro donde la paz y la seguridad no haban existido nunca. Una gaviota sobrevol la carretera vaca, describi una amplia curva y baj en direccin a la playa. Jack la mir alejarse, convertirse en una mancha blanca sobre la silueta atormentada de la montaa rusa.

    Lester Speedy Parker, un hombre de pelo gris lanudo y profundos surcos en las mejillas, estaba en alguna parte del Divertimundo y era a l a quien tena que ver. Jack lo saba con tanta claridad como que haba odo la voz del padre de Richard.

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  • Grit una gaviota, una ola proyect hacia l una intensa luz dorada y Jack vio a to Morgan y a su nuevo amigo Speedy como figuras casi alegricamente opuestas, como si fueran estatuas del da y de la noche erguidas sobre sendas peanas: la oscuridad y la luz. Lo que Jack haba comprendido en cuanto supo que a su padre le hubiera gustado Speedy Parker era que el ex guitarrista de blues careca de maldad. En cambio, to Morgan... era una persona completamente distinta. To Morgan viva para los negocios, para hacer tratos y estafar; y era tan ambicioso que en el tenis discuta cualquier pelota, aunque fuera apenas discutible; tan ambicioso, en realidad, que haca trampas en los juegos de cartas en los que su hijo le animaba de vez en cuando a participar, a un penique la apuesta. Por lo menos, Jack crea que to Morgan haba hecho trampa en una o dos partidas... No era hombre para opinar que la derrota exiga amabilidad.

    Noche y da, sol y luna, luz y oscuridad, y el negro era la luz en estas polaridades. Y cuando la mente de Jack lleg a este punto, todo el pnico contra el que haba luchado en los jardines formales del hotel le amenaz de nuevo. Levant los pies y ech a correr.

    2

    Cuando el chico vio a Speedy arrodillado frente al gris edificio de las arcadas envolviendo una gruesa cuerda con cinta aislante, inclinando la cabeza lanuda hasta casi tocar el malecn con el flaco trasero marcado por los gastados pantalones verdes de su indumentaria de trabajo y las suelas polvorientas de sus botas apoyadas sobre los dedos, como un par de tablas de surf en posicin vertical se dio cuenta de que no recordaba qu quera decir al guardin o si quera decirle algo. Speedy dio otra vuelta a la cuerda con la cinta aislante de color negro, asinti con la cabeza, se sac una usada navaja del bolsillo de la camisa y cort la cinta con precisin quirrgica. De haber podido, Jack tambin habra huido de all; estaba interrumpiendo el trabajo de aquel hombre y, en cualquier caso, era tonto pensar que Speedy pudiera ayudarle de algn modo. Qu clase de ayuda poda prestar el viejo guarda de un parque de atracciones vaco?

    Entonces Speedy volvi la cabeza y salud la presencia del muchacho con una expresin de bienvenida clida y total ms que una sonrisa, fue una intensificacin de todos los surcos de su cara y Jack supo que por lo menos no era un intruso.

    Viajero Jack dijo Speedy, ya empesaba a temer que hubiera desidido no asercarte m a m. Justo cuando nos hasamo amigo. Me alegro de verte, hijo.

    S respondi Jack, yo tambin me alegro. Speedy se guard la navaja de metal en el bolsillo de la camisa e irgui su cuerpo largo y huesudo tan fcil y atlticamente que dio la impresin de ser ingrvido.

    Ete lugar se et derrumbando a mi alrededor observ. Hago una pequea reparasin cada ves, lo sufisiente para que todo funsione m o meno como debiera. Se par a media frase, des-pus de examinar bien la cara de Jack. Al pareser, el viejo mundo no tan agradable como ante. Viajante Jack tiene un montn de preocupasiones, no eso?

    S, algo as asinti Jack, pero an no saba cmo empezar a expresar las cosas que le preocupaban. No podan expresarse con frases corrientes, porque las frases corrientes hacan que todo pareciese racional. Uno... dos... tres; el mundo de Jack no se mova a lo largo de estas lneas rectas. Todo lo que no poda decir era un peso en su interior.

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  • Mir con tristeza al hombre alto y delgado que estaba ante l. Speedy tenia las manos metidas en los bolsillos; sus grandes cejas grises apuntaban hacia el profunfo surco vertical que las separaba. Sus ojos, tan claros que casi eran incoloros, se desviaron de la estropeada pintura del malecn para cruzar su mirada con la de Jack, y de improviso ste se sinti mejor. No comprenda por qu, pero Speedy pareca capaz de comunicarle directamente cualquier emocin, como si no se hubieran conocido haca slo una semana, sino haca aos, y hubieran compartido mucho ms que unas pocas palabras en una arcada desierta.

    Bueno, ya he trabajao batante por hoy dijo Speedy, lanzando una ojeada al Alhambra. Si contino, lo har mal. Supongo que no ha vito mi ofisina, verdad?

    Jack neg con la cabeza. el momento de un pequeo refresco, muchacho. El momento justo.

    Empez a andar por el malecn a grandes zancadas y Jack corri tras l. Cuando saltaron los escalones del malecn y empezaron a caminar por la hierba rala y la compacta tierra marrn hacia los edificios del otro lado del parque, Speedy sorprendi a Jack ponindose a cantar.

    Viajero Jack, viejo Viajero Jack, Tiene que recorrer un largo camino Y otro an m largo para regresa.

    No era exactamente una cancin, pens Jack, sino algo intermedio entre cantar y hablar. De no ser por las palabras, le habra gustado escuchar la voz tosca y confiada de Speedy.

    El shico ha de recorrer un largo camino y otro an m largo para regresa.

    Speedy le gui un ojo por encima del hombro. Por qu me das este nombre? le pregunt Jack. Por qu soy Viajero Jack? Porque

    vengo de California? Haban llegado a la taquilla azul plido de la entrada al recinto de la montaa rusa y Speedy

    volvi a meter las manos en los bolsillos de sus anchos pantalones verdes, gir sobre sus talones y empuj con los hombros la pequea valla de color azul. La eficiencia y rapidez de sus movimientos eran casi teatrales, como si supiera pens Jack que l iba a formularle precisamente aquella pregunta.

    Dise que viene de California Y no sabe que tendr que volv...

    cant Speedy, con una emocin en el rostro esculpido y severo que se antoj casi triste a Jack. Cmo? inquiri el muchacho. Volver? Creo que mi madre incluso vendi la casa... o la

    alquil o algo parecido. No s qu diablos intentas, Speedy. Sinti alivio cuando Speedy no le contest con su rtmica cantinela, sino con voz normal: Apuesto algo a que no recuerda haberme conosido ante, Jack. Verdad que no? Haberte conocido antes? Dnde? En California... al meno, creo que fue ay. Pero no epero que lo recuerde. Viajero Jack; fueron

    do minuto muy ocupado. Debi s en... veamos... debi s hase cuatro o sinco aos, en mil nove-sientos setenta y sei.

    Jack le mir con gran perplejidad. Mil novecientos setenta y seis? Entonces tena siete aos. Vayamo a mi pequea ofisina dijo Speedy, empujando el torniquete de la taquilla con la

    misma gracia ingrvida. Jack le sigui en torno a los enormes soportes de la montaa rusa; sombras negras como

    diagramas de tres en raya se entrecruzaban en la tierra estril y polvorienta salpicada de latas de cerveza y envolturas de golosinas. Los rafles de la montaa rusa pendan sobre sus cabezas como un rascacielos inacabado. Jack vio que Speedy se mova con la soltura de un jugador de baloncesto, la

    20

  • cabeza alta y los brazos colgando. El ngulo de su cuerpo, su postura en las tinieblas enrejadas bajo los soportes, pareca muy joven, como si Speedy slo tuviera veintitantos aos.

    Entonces el guarda sali de nuevo a la brillante luz del sol y cincuenta aos ms encanecieron su cabello y surcaron su nuca. Jack hizo una pausa al llegar a la hilera final de soportes, como intu-yendo que el ilusorio rejuvenecimiento de Speedy Parker era la clave de que las fantasas estaban muy cerca de ellos, acechndoles.

    Mil novecientos setenta y seis? En California? Jack sigui a Speedy, que se diriga hacia un minsculo cobertizo de madera pintada de rojo, adosado a la alambrada del otro extremo del parque de atracciones. Estaba seguro de no haber conocido a Speedy en California... pero la presencia casi visible de sus fantasas le haba trado otro recuerdo especfico de aquellos das, las visiones y sensaciones de un atardecer de sus seis aos, Jacky, jugando con un taxi negro de juguete detrs del sof de la oficina paterna... y de modo inesperado, su padre y to Morgan hablando mgicamente de las fantasas. Tienen magia como nosotros tenemos la fsica, entiendes? Una monarqua agrcola, que usa la magia en lugar de la ciencia. Sin embargo, puedes imaginarte la tremenda influencia que esgrimiramos si les diramos electricidad? Si llevramos las armas modernas a los tipos claves? Tienes una idea?

    Espera un momento, Morgan. Tengo un montn de ideas que a t por lo visto no se te han ocurrido.

    Jack casi poda or la voz de su padre y el peculiar e inquietante reino de la fantasa pareci surgir en el erial umbroso que haba debajo de la montaa rusa. Empez a correr detrs de Speedy, que haba abierto la puerta del pequeo cobertizo rojo y se apoyaba en ella, sonriendo sin sonrer.

    Algo te rueda por la cabesa, Viajero Jack. Algo te sumba en ella como una abeja. Entra en mi suite de ejecutivo y cuntamelo todo.

    Si la sonrisa hubiera sido ms amplia, ms evidente, Jack habra dado media vuelta y echado a correr: el espectro de la mofa se hallaba an humillantemente cerca. Pero toda la persona de Speedy pareca expresar un inters genuino el mensaje de los surcos profundizados de su rostro y Jack pas por delante de l y cruz el umbral.

    La "oficina" de Speedy era un pequeo rectngulo de tablones del mismo rojo que el exterior sin mesa ni telfono. Dos cajas de naranjas apoyadas boca abajo contra una de las paredes laterales flanqueaban un radiador elctrico desenchufado que se pareca a la parrilla de un Pontiac de los aos cincuenta. En el centro, una silla de respaldo redondo haca compaa a un silln demasiado relleno, tapizado con una descolorida tela gris.

    Los brazos del silln daban la impresin de haber sido araados por las garras de varias generaciones de gatos: sucios jirones de relleno caan sobre el asiento como pelo; en el respaldo de la silla se vea un complicado dibujo de iniciales grabadas. Muebles de trapero. En uno de los rincones haba dos ordenadas pilas de libros de bolsillo y en otro la tapa cuadrada de cocodrilo falso de un tocadiscos barato. Speedy indici el radiador y dijo:

    Ven en enero o febrero, mushasho, y sabr por qu tengo eso. Hase un fro... Brrrr. Pero Jack miraba las fotografas pegadas a la pared sobre el radiador y las cajas de naranjas.

    Todas menos una eran desnudos recortados de revistas para hombres. Mujeres con pechos grandes como sus cabezas se apoyaban en incmodos troncos de rbol con las fuertes piernas abiertas. Sus caras se antojaron a Jack a la vez fascinantes y rapaces, como si aquellas mujeres fueran capaces de arrancarle trozos de piel despus de besarle. Algunas no eran ms jvenes que su madre, mientras otras aparentaban una edad no muy superior a la suya propia. Los ojos de Jack se pasearon por esta necesaria carne; toda, la joven y la menos joven, sonrosada, color de chocolante o amarilla como la miel, parecan ansiar su contacto,y Jack fue muy consciente de que Speedy Par-ker estaba detrs de l, observndole. Entonces vio el paisaje en medio de las fotografas de desnudos y durante un segundo probablemente se olvid de respirar.

    Era asimismo una fotografa, que tambin pareca proyectarse hacia l, como si fuera tridimensional. Una larga llanura de hierba de un verde especial, melanclico, se extenda hacia una cordillera baja casi a ras del suelo. Sobre la llanura y las montaas, el cielo tena una profunda

    21

  • transparencia. Jack casi poda oler la frescura de este paisaje. Conoca aquel lugar. Nunca haba estado all en la realidad, pero lo haba visto. Era uno de los lugares de las fantasas.

    Llama la atensin, verdad? dijo Speedy, y Jack record dnde estaba. Una mujer eurasiana, de espaldas a la cmara, sacaba un trasero en forma de corazn y le sonrea por encima del hombro. S, pens Jack. Un lugar muy bonito continu Speedy. Lo he pueto yo. Toda esta shica ya estaba cuando vine y no tuve val para arrancarla de la pared. En sierto modo, me recuerdan lo viejo tiempo, cuando iba por esa carretera.

    Jack mir a Speedy, sobresaltado, y el viejo le gui un ojo. Conoces ese lugar, Speedy? -le pregunt. Quiero decir, sabes dnde est? Quisa s, quisa no. Podra s frica... alguna parte de Kenya. O podra exist slo en mi

    memoria. Sintate, Viajero Jack. Ocupa el silln, que m cmodo. Jack movi el silln para poder seguir viendo la foto del lugar de las fantasas. Es eso frica? Podra est mucho m serca, m asequible para nosotro, de modo que cualquiera pudiese

    cuando se le antojara; es desir, cuando nesesitara musho verlo. Jack se dio cuenta de repente de que estaba temblando desde haca rato. Cerr los puos y sinti

    que el temblor se le trasladaba al estmago. No estaba seguro de querer ir alguna vez al lugar de las fantasas, pero dirigi a Speedy una

    mirada inquisitiva. Este se haba acomodado en la silla redonda. No est en ninguna parte de frica, verdad? Bueno, no lo s. E posible que no. Yo le he encontrao un nombre, muchacho. Lo yamo lo

    Territorio. Jack volvi a mirar la fotografa, la larga y surcada llanura, las montaas bajas y marrones. Los

    Territorios. Estaba bien; aquel era su nombre. Tienen magia como nosotros tenemos la fsica, entiendes? Una monarqua agrcola... armas

    modernas a los tipos clave... To Morgan tramando algo y su padre interrumpindole, frenndole: Hemos de tener cuidado con el modo de entrar all, socio... Recuerda que estamos en deuda con ellos, realmente en deuda...

    Los Territorios repiti ahora, saboreando el nombre en la boca adems de formulando una pregunta.

    Un aire como el mej vino de la bodega de un hombre rico. Una yuvia fina. se el luga, hijo. Has estado all, Speedy? pregunt Jack, esperando con fervor una respuesta afirmativa. Pero Speedy le decepcion, tal como Jack se haba temido. El guarda le sonri y esta vez fue una

    sonrisa verdadera, no una oleada de calor del subconsciente. Al cabo de un momento aadi: Ni habla, no he etado nunca fuera de Etado Unido, Viajero Jack. Ni siquiera durante la guerra.

    Nunca pas de Texa y Ala-bama. Cmo conoces los... Territorios? El nombre empezaba ya a salirle con fluidez. Los hombres como yo oyen toda clase de hitoria. Hitoria sobre loro bicfalo, hombre que vuelan

    con ala propia, hombre que se convierten en lobo, hitoria sobre reina. Reina enferma. ... magia en vez de fsica, entiendes? ngeles y hombres lobos. He odo historias sobre hombres lobos dijo Jack. Estn incluso en las tiras cmicas. Esto

    no significa nada, Speedy. Probablemente no, pero he odo dec que si un hombre arranca un rbano del suelo, otro

    hombre situao a un kilmetro de dis-tansia puede persib el ol de ese rbano... de tan dulse y limpio que el aire.

    Pero ngeles... Hombre alado. Y reinas enfermas continu Jack, como si fuera un chiste (vamos, hombre, fe has inventado

    un lugar muy tonto, barrendero). Pero en el instante en que lo dijo, se sinti l mismo enfermo.

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  • Record el ojo negro de una gaviota mirndole fijamente con su propia mortalidad mientras estiraba la carne de la almeja: y pudo or al tramposo y ambicioso to Morgan preguntar si Jack quera llamar al telfono a la reina Lily.

    Reina de las B. La reina Lily Cavanaugh. S contest Speedy con voz suave. Problema por toda parte, hijo. Una reina enferma...

    quisa moribunda. Moribunda, hijo. Y un mundo o do eperando ah fuera, operando a v si alguien puede salvarla.

    Jack le mir boquiabierto, como si el guarda acabara de propinarle un puntapi en el estmago. Salvarla? Salvar a su madre? El pnico volvi a invadirle... cmo poda salvarla? Y significaba toda esta charla insensata que de verdad su madre estaba moribunda en aquella habitacin?

    Tiene una tarea, Viajero Jack le dijo Speedy, una tarea que no te soltar, palabra del Se. Ojal no fuera as.

    No s de qu hablas exclam Jack. Pareca tener el aliento atrapado en una pequea bolsa situada en el cogote. Mir hacia otro rincn de la pequea habitacin roja y en las sombras vio una vieja guitarra apoyada contra la pared. Al lado haba un delgado colchn enrollado como un tubo; Speedy dorma junto a su guitarra.

    extrao aadi Speedy. Hay momento, ya sabe a qu me refiero, en que uno sabe m de lo que cree sabe. Infinitamente m.

    Pero no s... empez Jack y enmudeci de repente. Acababa de recordar algo. Ahora estaba an ms asustado: otro retazo del pasado acababa de asaltarle, exigiendo su atencin. Al instante se qued baado en sudor, con la piel muy fro, como si le hubieran mojado con un aspersor. Este recuerdo era el que haba pugnado por desechar ayer por la maana, cuando estaba frente a los ascensores, fingiendo que no tena la vejiga a punto de explotar.

    No haba disho que ya era hora de toma un pequeo re-freco? pregunt Speedy, agachndose para levantar un listn suelto del suelo.

    Jack vio de nuevo a dos hombres de aspecto corriente que intentaban subir a su madre a un automvil. Un rbol gigantesco rozaba con el encaje de sus frondas el techo del vehculo.

    Speedy extrajo despacio una botella de medio litro del hueco entre los listones. El vidrio era verde oscuro y el lquido que contena pareca negro.

    Eto te ayudar, hijo. Un pequeo trago todo lo que nese-sitas... Te enviar a nuevo lugare y te ayudar a inisiar la tarea de que te he hablao.

    No puedo quedarme, Speedy exclam Jack, con una prisa desesperada por volver al Alhambra. El viejo reprimi visiblemente su expresin de sorpresa y volvi a guardar la botella bajo el listn del suelo. Jack ya se haba puesto en pie. Estoy preocupado.

    Por tu madre? Jack asinti, retrocediendo hacia la puerta abierta.

    Entonses ser mej que te tranquilises, yendo a comprob si et bien. Puede volv aqu siempre que quiera. Viajero Jack.

    De acuerdo dijo el muchacho y vacil antes de marcharse corriendo. Creo... creo que recuerdo donde nos conocimos antes.

    No, no, mi serebro se confundi dijo Speedy, moviendo la cabeza y agitando los brazos hacia delante y hacia atrs. Tena rasn t; no no habamo conosido ante de la semana pasada. Vuelve al lado de tu madre y tranquilsate.

    Jack sali de un salto y corri bajo la luz carente de dimensin hacia la gran arcada que conduca a la calle. En la parte superior vio las letras EUQRAP ED SENOICCARTA, AIDACRA dibujadas contra el cielo; por las noches, unas bombillas coloreadas proyectaban el nombre del parque en ambas direcciones. El polvo se arremolinaba entre sus zapatillas. Jack se daba impulso contra sus propios msculos, obligndolos a moverse ms y con ms fuerza, de modo que cuando cruz el arco, casi le pareca estar volando.

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  • Mil novecientos setenta y seis. Jack paseaba por Rodeo Drive una tarde de... junio, julio?... una tarde cualquiera de la estacin seca, pero antes de aquella poca del ao en que todos empezaban a preocuparse de los incendios forestales. Ahora ya no recordaba siquiera adonde se diriga. A casa de un amigo? No se trataba de ningn recado urgente. Jack recordaba que haba llegado a un punto en que ya no pensaba en su padre en todos los momentos de ocio; durante muchos meses despus de la muerte de Philip Sawyer en un accidente de caza, su sombra, su prdida persigui a Jack a una velocidad palpitante cuando el muchacho estaba menos preparado para resistirla. Jack slo tena siete aos, pero saba que le haban robado una parte de su infancia ahora se vea a s mismo a seis aos como un nio increblemente ingenuo y atolondrado y aprendi a confiar en la fuerza de su madre. Amenazas salvajes e informes ya no parecan acechar en los rincones oscuros, armarios semicerrados, calles en penumbra y habitaciones vacas.

    Los sucesos de aquella ociosa tarde de verano de 1976 haban destrozado aquella paz temporal. Despus, Jack durmi con la luz encendida durante seis meses; las pesadillas perturbaban su sueo.

    El coche cruz la calle justo unas casas, ms arriba de la de los Sawyer, blanca, de tres pisos y estilo colonial. Era un coche verde, lo nico que Jack poda recordar de l, excepto que no era un Mercedes (el Mercedes era la nica marca de automvil que conoca de vista). El hombre que iba al volante baj la ventanilla y sonri a Jack. El primer pensamiento del muchacho fue que le conoca; era amigo de Phil Sawyer y quera saludar a su hijo. Esto se lo comunic en cierto modo la sonrisa del hombre, que era natural, espontnea y familiar. Otro hombre se inclin en el asiento de al lado y mir hacia Jack a travs de unas gafas de ciego, redondas y tan oscuras que se antojaban negras. Este segundo hombre llevaba un traje enteramente blanco. El conduc. tor dej que la sonrisa hablara por l un momento ms y entonces interpel a Jack: Chico, sabes cmo se va al hotel Beverly Hills? Asi que era un forastero, despus de todo. Jack sinti una extraa punzada de desengao. Seal calle arriba. El hotel estaba al final, lo bastante cerca para que su padre pudiese ir a pie a los desayunos de trabajo en la Loggia.

    En esta misma calle? pregunt el conductor, sin dejar de sonrer. Jack asinti.

    Eres un chico muy listo le dijo el hombre y el otro ri entre dientes. Tienes idea de lo lejos que est? Jack nep con la cabeza. Un par de manzanas, tal vez?

    S. Empez a sentirse incmodo. El conductor an sonrea. pero ahora la sonrisa pareca forzada, vaca y hueca. Y la risita del pasajero era hmeda, como si chupara algo mojado.

    Cinco, quiz? O seis? Qu diras t? Unas cinco o seis, supongo contest Jack, caminando hacia atrs. Bueno, te lo agradezco mucho, pequeo dijo el conductor, Te gustan las golosinas,

    verdad? Sac un puo por la ventana, le dio la vuelta y abri los dedos- era un rollo de cho-colate. Es para ti. Cgelo.

    Jack se acerc, vacilante, oyendo en su interior las palabras de mil advertencias sobre desconocidos y golosinas. Pero este hombre an estaba dentro del coche; si intentaba algo, Jack estara a media manzana de distancia antes de que pudiera abrir la puerta. Y no aceptar pareca una muestra de mala educacin. Se acerc otro paso y mir los ojos del hombre, que eran azules, brillantes y duros como su sonrisa. El instinto de Jack le instaba a bajar la mano y alejarse, pero aproxim la mano uno o dos centmetros ms al rollo de chocolate y de repente alarg los dedos para cogerlo.

    La mano del conductor agarr con fuerza la de Jack y el pasajero de gafas oscuras solt una carcajada. Sorprendido, Jack fij la mirada en los ojos del hombre que le retena la mano y los vio cambiar pens que los vea cambiar del azul al amarillo.

    Pero despus fueron amarillos.

    24

  • El hombre del otro asiento abri la puerta y dio corriendo la vuelta al coche por atrs. Llevaba una pequea cruz de oro en la solapa del traje de seda. Jack hizo frenticos esfuerzos para desasirse, pero el conductor, con su sonrisa hueca, no le soltaba.

    No! chill Jack. Socorro! El hombre de las gafas oscuras abri la puerta trasera del lado de Jack.

    Aydenme! grit Jack. El hombre que lo tena agarrado por detrs empez a bajarle para hacerle entrar por la puerta

    abierta. Jack intent retroceder, sin dejar de chillar, pero el hombre, sin ningn esfuerzo, apret ms las manos. Jack se las golpe y trat de abrirle un puo y entonces se percat, horrorizado, de que lo que tocaba con los dedos no era piel. Torci la cabeza y vio una zarpa o una garra. Volvi a gritar. Desde ms arriba de la calle son una voz estentrea:

    Eh, dejen de molesta al shico! Eh, utede! Dejen en pas al shico! Jack suspir de alivio y se retorci todo lo que pudo entre los brazos del hombre. Desde el extremo de la manzana corra hacia ellos un negro alto y delgado, gritando. El hombre que agarraba a Jack por detrs le solt y rode corriendo el coche. La puerta de una de las casas se abri a espaldas de Jack... otro testigo.

    Aprisa, aprisa apremi el hombre que iba al volante, pisando ya el acelerador. El del traje blanco salt al asiento y el coche cruz Rodeo Drive en diagonal, con fuertes chirridos de neum-ticos, casi chocando contra un Clenet largo y blanco conducido por un hombre bronceado que iba vestido para jugar a tenis. El claxon del Clenet reson, furioso.

    Jack se levant de la acera, un poco mareado. Un hombre calvo que llevaba una sahariana de color crudo apareci a su lado y pregunt:

    Quines eran? Sabes sus nombres? Jack neg con la cabeza. Cmo te encuentras? Deberamos avisar a la polica. Necesito sentarme dijo Jack, y el hombre retrocedi un

    paso. Quieres que llame a la polica? pregunt, y Jack mene

    la cabeza. No puedo creerlo dijo el hombre. Vives cerca de aqu? Te he visto antes, verdad?

    Soy Jack Sawyer. Mi casa est ah, un poco ms abajo. La casa blanca asinti el hombre. Eres el chico de Lily Cavanaugh. Te acompaar, si

    quieres. Dnde est el otro hombre? le pregunt Jack. El negro,

    el que gritaba. Se separ un poco, con pasos vacilantes, del hombre de la sahariana. Aparte de ellos dos, la calle

    estaba vaca. Lester Speedy Parker haba sido el hombre que corra hacia l. Speedy le haba salvado la vida en

    aquella ocasin, comprendi ahora Jack, y corri todava ms de prisa hacia el hotel.

    3

    25

  • Has desayunado? le pregunt su madre, expeliendo una nube de humo por la boca. Llevaba un pauelo en la cabeza como un turbante y, sin la aureola de cabellos, su rostro se antoj a Jack huesudo y vulnerable. Una colilla muy corta se consuma entre el segundo y tercer dedo y cuando ella le sorprendi mirndola, la apag en el cenicero del tocador.

    Ah, no, en realidad, no contest l, todava en el umbral del dormitorio. Contesta s o no dijo ella, volvindose hacia el espejo. La ambigedad me est matando.

    La mueca y la mano que sostenan el espejo para que Lily pudiera aplicarse el maquillaje eran delgadas como palillos.

    No respondi Jack. Bueno, espera un segundo a que tu madre se haya embellecido y te llevar abajo para que

    comas lo que ms te apetezca. Est bien dijo Jack. Era deprimente estar all solo. Vaya, como si tuvieras motivos para estar deprimido... se inclin hacia delante e

    inspeccion su cara en el espejo. Supongo que no te importara esperar en el saln, verdad, Jacky? Prefiero -hacer esto sola. Secretos tribales. Jack se volvi sin decir nada y entr en el saln. Cuando son el telfono, dio un gran salto.

    Contesto yo? grit. Por favor dijo la tranquila voz de su madre. Jack descolg el auricular. Hola, chico, por fin os encuentro dijo to Morgan Sloat. Qu diablos le ha pasado por la

    cabeza a tu madre? Dios mo, podra ocurrir algo gordo aqu si alguien no empieza a cuidarse de los detalles. Est contigo? Dile que tenemos que hablar... no me importa lo que diga, tengo que hablar con ella. Confa en mi, muchacho.

    Jack permaneci con el auricular en la mano. Quera colgar, subir al coche con su madre y marcharse a otro hotel en otro estado. Pero no colg, sino que dijo a gritos:

    Mam, to Morgan est al telfono. Dice que tiene que hablar contigo. Lily guard un momento de silencio y Jack dese poder verle la cara. Contest por fin: Hablar desde aqu, Jacky. Jacky ya saba lo que tena que hacer. Su madre cerr con suavidad la puerta del dormitorio y en

    seguida la oy volver al tocador y descolgar el telfono. Ya est, Jacky, le grit y l grit a su vez: Vale. Entonces se acerc el auricular al odo y cubri la bocina con la mano para que nadie le oyera respirar.

    Magnfica actuacin, Lily dijo to Morgan, sensacional. Si todava hicieras pelculas, podramos ganar mucho dinero con esto. Algo como Por qu ha desaparecido esta actriz? Pero, no crees que ya sera hora de que volvieras a portarte como una persona normal?

    Cmo me has encontrado? pregunt ella. Crees que es difcil encontrarte? Dame una oportunidad, Lily, quiero que vuelvas cuanto

    antes a Nueva York. Ya es hora de que dejes de huir. Es esto lo que hago, Morgan? No te sobra exactamente el tiempo, Lily, y yo no tengo el suficiente para perderlo

    persiguindote por toda Nueva Inglaterra. Eh!, espera un momento. Tu chico no ha colgado el te-lfono.

    Claro que lo ha hecho. A Jack se le haba parado el corazn unos segundos antes.

    Deja de escuchar, muchacho le dijo la voz de Morgan Sloat. No seas ridculo, Sloat increp su madre. Te dir qu es ridculo, seora ma. Esconderte en un rincn miserable cuando deberas estar

    en el hospital, esto s que es ridculo. Dios mo, es que no sabes que tenemos pendiente un milln de decisiones comerciales? Tambin me preocupa la educacin de tu hijo, maldita sea. T pareces haberla olvidado.

    No quiero seguir hablando contigo dijo Lily.

    26

  • No quieres, pero has de hacerlo. Vendr y te meter en un hospital, por la fuerza, si es necesario. Tenemos que llegar a varios acuerdos, Lily. Posees la mitad de la compaa que estoy intentando dirigir... y esta mitad ser de Jack cuando t faltes. Quiero asegurar el futuro de Jack. Y si crees que ests cuidando de l en ese condenado rincn de New Hampshire, es que ests ms en-ferma de lo que te imaginas.

    Qu quieres, Sloat? pregunt Lily con voz cansada. Ya lo sabes, quiero que todo el mundo reciba lo suyo. Quiero lo justo. Yo me cuidar de Jack,

    Lily. Le dar cincuenta mil dlares al ao; pinsalo, Lily. Le enviar a un buen colegio. T ni siquiera te cuidas de que vaya a la escuela.

    El noble Sloat dijo su madre. Consideras que esto es una respuesta? Lily, necesitas ayuda y soy el nico que puede

    ofrecrtela. Y cul es tu tajada, Sloat? pregunt su madre. Lo sabes muy bien, maldita sea. Yo recibo lo justo, lo que me pertenece. Tus intereses en

    Sawyer y Sloat... me he matado trabajando para esta compama y tiene que pasar a mis manos. Podramos tener listos los documentos en una maana, Lily, y entonces nos concentraramos en cuidar de ti.

    Como cuidasteis de Tommy Woobdine replic ella. A veces pienso que t y Phil tuvisteis demasiado xito, Morgan. Sawyer y Sloat era ms manejable antes de que hicierais inversiones in-mobiliarias y negocios de produccin. Recuerdas cuando slo tenais un par de cmicos muertos de hambre y media docena de actores y guionistas en ciernes como clientes? Me gustaba ms la vida antes de que llovieran los billetes.

    Manejable... ests de broma? grit to Morgan. Si ni siquiera sabes manejarte a ti misma! Entonces hizo un esfuerzo por calmarse. Y olvidar que has mencionado a Tommy Wood-bine. Ha sido un golpe bajo incluso para ti, Lily.

    Voy a colgar, Sloat. No te acerques por aqu. Y no te acerques a Jack. T irs a un hospital, Lily, y esta huida de un lado a otro tiene que... Su madre colg a media frase de to Morgan; Jack hizo lo propio con su auricular y dio unos

    pasos hacia la ventana, como para no ser visto cerca del telfono del saln. En el dormitorio cerrado reinaba el silencio.

    Mam? llam. Qu, Jacky? Oy un ligero temblor en su voz. Ests bien? Va todo bien? Yo? Claro. Sus pasos se aproximaron suavemente a la puerta, que se abri una rendija. Los

    ojos de ambos se miraron, los azules de l y los azules de ella. Lily abri la puerta de par en par y sus miradas volvieron a cruzarse durante un segundo de incmoda intensidad. Claro que todo va bien. Por qu habra de ir mal?

    Dejaron de mirarse. Cierta clase de revelacin haba pasado entre ellos, pero cul? Jack se pregunt si ella sabra que haba escuchado su conversacin y en seguida pens que la revelacin que acababan de compartir era por primera vez el hecho de su enfermedad.

    Bueno dijo, turbado de pronto. La enfermedad de su madre, aquel grande e inmencionable tema, adquiri un tamao obsceno entre ambos, no lo s exactamente. To Morgan pareca... Se encogi de hombros.

    Lily se estremeci y Jack tuvo otra revelacin. Su madre estaba asustada... por lo menos tanto como l.

    Se puso un cigarrillo en la boca y abri el encendedor mientras sus ojos profundos le dirigan otra mirada penetrante.

    No hagas ningn caso de ese rufin, Jack. Slo estoy irritada porque tengo la impresin de que nunca podr deshacerme de l. A tu to Morgan le gusta intimidarme. Expeli una columna de humo gris. Me temo que ya no tengo apetito para desayunar. Por qu no bajas y tomas un buen desayuno esta vez?

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  • Ven conmigo. Me gustara estar un rato sola, Jack. Intenta comprenderlo. Intenta comprenderlo. Confa en

    mi. Estas cosas las decan los adultos cuando queran decir algo completamente distinto. Ser mejor compaera cuando vuelvas anadi ella. Te lo prometo. Y lo que realmente deca era: Quiero gritar, no soporto ms esta situacin, vete, vete! Quieres que te traiga algo? Ella neg con la cabeza, sonriendo estoicamente, y Jack tuvo que abandonar la habitacin,

    aunque tampoco tena el estmago bien para desayunar. Enfil el pasillo hacia los ascensores. Una vez ms, slo haba un lugar adonde ir, pero en esta ocasin lo saba antes de llegar al lgubre vestbulo presidido por el ceniciento y ceudo conserje.

    4 Speedy Parker no estaba en el pequeo cobertizo pintado de rojo que le serva de oficina;

    tampoco estaba en el largo malecn ni en la arcada donde los dos ancianos jugaban con la mquina como si fuese una guerra que ambos daban por perdida, ni en el polvoriento espacio bajo la montaa rusa. Jack Sawyer camin sin rumbo bajo el sol ardiente, buscando en las avenidas vacas y en los desiertos lugares pblicos del parque. El miedo era como un nudo en la garganta. Y si le haba ocurrido algo a Speedy? Era imposible, pero, y si to Morgan haba averiguado algo de Speedy (averiguado qu?) y haba...? Jack vio mentalmente la camioneta NIO SALVAJE tomando una curva a toda velocidad, haciendo chirriar las marchas y lanzndose como una exhalacin.

    Se puso en movimiento, sin saber apenas qu direccin tomar. En su alarmado estado de nimo, vio a to Morgan correr ante una hilera de espejos distorsionantes que le prestaron una serie de si-luetas deformes y monstruosas. Le salieron cuernos de la calva, apareci una joroba entre sus carnosos hombros y sus dedos anchos se convirtieron en palas. Jack torci de improviso hacia la derecha y se encontr caminando hacia un extrao edificio casi redondo, hecho con tablas blancas y estrechas como listones.

    Oy sbitamente un rtmico martilleo que proceda del interior. El muchacho corri hacia el sonido: una llave golpeando una tubera, un martillo aporreando un yunque, el ruido de una herra-mienta de trabajo. Entre los listones encontr un pomo y abri la frgil puerta.

    Jack entr en una oscuridad rayada y el sonido aument de volumen. Las tinieblas cambiaron de forma a su alrededor y alteraron sus dimensiones. Extendi las manos y toc una lona, que se desliz hacia un lado, y al instante una luz amarillenta ilumin el lugar.

    Viajero Jack dijo la voz de Speedy. Jack se volvi hacia la voz y vio al guarda sentado en el suelo junto a un tiovivo parcialmente

    desmontado. Tena en la mano una llave inglesa y delante de l, un caballo blanco de esponjosas crines, atravesado por un largo palo de plata en medio de la barriga. Speedy dej la llave en el suelo.

    Est dipueto a habla ahora, hijo? pregunt.

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  • CAPTULO 4 JACK PASA AL OTRO LADO

    1

    S, ahora estoy dispuesto contest Jack con voz completamente tranquila y entonces se ech a llorar.

    Vamo, Viajero Jack dijo Speedy, soltando la llave y acercndose a l. Vamo, hijo, tmatelo con calma, tmatelo con calma...

    Pero Jack no poda tomrselo con calma. De pronto no poda soportarte, todo aquello era demasiado y tena que llorar o hundirse bajo una gran oleada negra, una oleada que ningn rayo de oro poda iluminar. Las lgrimas dolan, pero intua que el terror acabara con l si no se desahogaba.

    Yora, pu. Viajero Jack dijo Speedy, rodendole con sus brazos. Jack apoy el rostro caliente e hinchado contra la delgada camisa de Speedy, olfateando el olor del hombre, algo parecido a Old Spice, a canela, a libros que nadie ha movido del estante durante mucho tiempo. Olores buenos, olores consoladores. Abraz a ciegas a Speedy y sus palmas tocaron, los huesos de la espalda del negro, muy prximos a la superficie, cubiertos por muy poca carne.

    Yora si te hase sent mej aadi Speedy, mecindole. A vese ocurre, lo s. Speedy sabe lo lejo que ha ido, Viajero Jack, lo lejo que ha de y lo cansado que et. As que yora si ello te tranquilisa. Jack apenas comprenda las palabras, slo captaba el sonido, calmante y consolador.

    Mi madre est realmente enferma dijo por fin contra el pecho de Speedy. Creo que ha venido aqu para escapar del antiguo socio de mi padre, seor Morgan Sloat. Aspir con fuerza, solt a Speedy, retrocedi y se frot los ojos hinchados con la parte interior de las mu