Sorry (Iñaki Gaitán)

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La rutinaria vida de Scout se ve alterada por la aparición de una joven de carácter alocado. Junto a ella descubrirá el valor de la amistad mientras un asesino en serie decide poner freno a esa amistad.

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Con cariño para Aquella persona a la que No me dejaron conocer

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PRÓLOGO

No esperas nada ni nadie pero sigues ahí despierto, con una música tranquila, unos pies descalzos y una ropa a medio cambiar. La mirada grita sueño, la inercia, el extraño miedo a dormir, las ganas por finalizar algo de la mejor manera posible, quien sabe lo que será pero tú, sigues ahí. Y no te importa, hace tiempo te olvidaste que tenías vecinos, hace tiempo que la gente que podía ver luz en tu ventana a altas horas de la madrugada dejó de importarte, hace tiempo comprendiste que odiabas soñar con los ojos cerrados. Por eso ahora piensas, con las ideas solapadas por el cansancio acumulado, te miras al espejo y piensas: -¿Soy un mapache o estas ojeras comienzan a ser preocupantes?-. Por un instante miras hacia adelante pensando la gran cantidad de trabajo que tienes mientras el reloj corre sin ofrecer tregua. Algunos lo llaman vacaciones, otros le llaman vulgarmente masoquismo, yo prefiero llamarlo “ser uno mismo”. Y es que la presente novela tiene una historia bien curiosa, podría decirse que durante mucho tiempo permaneció soñando, me explico. Todo comenzó en el año 2008 cuando por motivos que no logro recordar comencé a escribirla. Una vez finalizada y tras una rápida lectura se decidió archivarla y dejarla de lado, si, cometí ese crimen pero ¿acaso todo escritor no ha renegado alguna vez de alguna de sus obras? El tiempo paso y con el nuevas novelas y sobre todo muchos proyectos parados, no fue hasta la enésima lectura de la novela “¡Chooof!” cuando recordé la presente obra. Con la duda de saber que había escrito comencé a leerla, tal fue la agradable sorpresa que finalmente decidí terminarla añadiéndole una corrección de gramática bastante bestia. Salvo esa necesaria corrección el resto de la novela permanece intacto…bueno y el nombre de uno de los protagonistas que sufre un cambio de última hora o de despiste severo. Sea lo que sea debo sonreír ante la presente obra, y lo hago desde lo más humilde de mi ser, al fin y al cabo yo estoy satisfecho con el resultado (exceptuando matices minimalistas claro) por lo que, aún y siendo consciente de que a muchos no les gustará, se que ese detalle se nota en el resultado final. Poco más puedo añadir pues lo secretos que esta novela guarda deben continuar siendo eso: secretos. Supongo que volveré a escribir alguna otra novela aunque hasta la fecha habrá que seguir caminando por otros senderos, hasta la próxima.

Psyko

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Sus noches eran eternas cuando sus ojos no se cerraban más que para un breve respiro de tranquilidad. Estaba claro para Scout: sufría de alteraciones de sueño, giraba sobre su cama hacia un lado y otro intentando conciliar un sueño que nunca llegaba. Cruelmente se había acostumbrado a aquel hecho, no le importaba que cada noche se tuviera que pasar horas y horas frente a un ordenador navegando por internet. No le importaba ponerse a escribir sobre su escritorio bajo una tenue luz mientras conectaba unos auriculares a un reproductor de música para evitar molestar a sus padres. Scout era un ave nocturna capaz de ver más allá de la oscuridad, para el madrugar no era un suplicio: era una liberación. Los días para Scout no eran más que simples rutinas monotemáticas: de casa al trabajo y del trabajo a casa: Absurda monotonía – pensaba. Como cada mañana llegó tarde a su trabajo aparentando una sospechosa prisa que en realidad no era más que una ligera espera por permanecer libre del trabajo durante más tiempo. Y no era que su trabajo no le gustase: trabajaba en las oficinas de una fábrica de acero en un polígono industrial de su ciudad, sentado en una mesa de despacho rodeado de gente dedicada al trabajo. No le importaba que a menudo le encargasen recados más propios de gente con cargo inferior, no le importaba que cada dos por tres tuviese que salir de su empresa para ejercer de repartidor o de simple recadero. Lo que realmente le molestaba a Scout era el poco tiempo para vivir del que disponía, estaba claro: para él aquello no era vida, a sus 22 años su vida ya permanecía sumida en una cruel rutina de la que siempre es difícil escapar. Los buenos momentos no eran más que breves minutos de reloj que siempre corrían más de lo normal, los momentos de diversión eran más bien breves, carecientes de emociones fuertes. Por eso Scout aprovechaba cada uno de aquellos instantes como si fuera el último, un instante de risa podían significar varios instantes de agobio y de desilusión por aquella absurda monotonía que le había tocado vivir. Cruelmente dentro de aquella vida en la que estaba sumido Scout sabía que aquello era ley de vida: la gente vivía para trabajar y no trabajaba para vivir y el no iba a ser menos. Él no era más que otra piedra mas en el mundo, conocía la palabra libertad pero para él aquella no era más que una palabra sacada de algún cuento de hadas, la libertad no era más que una panacea idealizada por un alto cargo de alguna empresa para disimular una cárcel. A pesar de aquello siempre soñaba con romper aquella rutina y escapar de todo aquello, y en cierto modo lo conseguía. Scout era más bien un atípico soñador de sangre joven, soñaba con que algún día el ser humano encontraría el real significado de la vida y tenía bien claro que vivir para trabajar no era vivir. Dentro de una lógica y esquematizada sociedad Scout no era más que un simple grano de arena, al fin y al cabo el mundo no se componía de castillos sino de granos de arena. Lunes, martes, miércoles, jueves, viernes…todos los días el mismo camino, las mismas caras de sueño a las siete de la madrugada, los mismos autobuses, los mismos pasos, los mismos gestos, las mismas palabras. Los sábados eran más bien distintos, unas compras en supermercados y momentos para sí mismo basados mayoritariamente en conexiones a internet. Scout sonreía al verse a sí mismo: toda una vida pegada a una silla, cruelmente era feliz, dentro de su inamovible vida, cruel consigo mismo ¿a quien pretendía engañar? El trabajo la había borrado cualquier rastro de amistad con cualquier persona, cualquier ápice de conversación con alguien que no se escondiese detrás de la pantalla de un ordenador… a excepción de Frank, un amigo de la infancia que trabajaba en un bar familiar y con el cual pasaba breves instantes los fines de semana:

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- ¿Te quejas de tu trabajo, tú que llegas, te sientas y esperas que te traigan el trabajo? – Replicaba Frank en tono irónico. – No sabes que es trabajar en un bar de ocho de la mañana a doce de la noche -. - Al menos tú estás al lado de casa – respondía Scout. - ¿Y crees que sirve de algo tener la casa al lado del trabajo si apenas puedes estar dentro de ella? –. Scout debía callar a media sonrisa, si alguien conocía bien a Scout ese sin duda alguna era Frank, incluso podía decirse que lo conocía mejor que él mismo. A sus veintidós años y tras más de diecisiete años de amistad Frank conocía todas las reacciones de Scout…menos aquellas que Scout hacía sin que nadie se esperase que por desgracia solían ser bastantes. A saber en qué estarás pensando – comentó Frank. Buena pregunta… eso mismo me gustaría saber a mí – respondió Scout. Frank miró extrañado a Scout, estaba claro que por más que Frank esperase cualquier tipo de reacción por parte de Scout este siempre le acabaría sorprendiendo. La mente de Scout era demasiado compleja como para relacionar un hecho con una palabra, no se podía esperar menos de una persona que combinaba a la perfección la música más radical con la poesía más romántica y tierna que se pudiese escribir. Los días pasaban en la vida de Scout sumidos en una absurda monotonía que algún día esperaba romper. Pero aunque la realidad fuese con los pies en la tierra y sumiendo la vida que le había tocado vivir Scout soñaba, soñaba con escapar de todo, con romper esas cadenas que poco a poco le aprisionaban. Soñaba con escapar de aquella ciudad a pesar de saber que el mar a veces solo era silencio. Podía amar mucho a aquellas calles de una Barcelona que había crecido a base de ladrillos, a base de especulaciones, de manipulaciones electorales, de eventos temporales, de estatuas sin sentido de falsos héroes sin caballo. A pesar de todo aquello era su ciudad, había nacido en ella y se había criado en sus calles y no todo el mundo podía decirlo, unido estrechamente a su barrio Scout sabía que para conseguir la libertad que tanto añoraba tendría que perder todo aquello pero ¿ quién piensa en cuanto deja si sueña con la libertad ?. Para Scout la patria no existía, podía echar de menos a la gente pero nunca a un pedazo de tierra por mucho tiempo que viviese en ella, uno no se siente terrateniente de nada excepto de los momentos vividos, uno no tiene objetos materiales: tiene recuerdos de instantes. Para Scout lo material era innecesario, lo necesario eran los sentimientos y los recuerdos, un hombre puede vivir sin un coche pero no sin una carretera, la vida estaba hecha de instantes no de objetos. Él era feliz con lo que tenía: una guitarra eléctrica, un ordenador y un reproductor de música, no era más feliz que nadie por tener más o menos objetos, estaba claro: era idealista. Tenía ideales, basados en la conjunción de varias ideas establecidas por una sociedad que él odiaba, era como coger migas del pan de diferentes lugares para crear una sola barra de pan y, a diferencia del resto de la gente, luchaba por conseguirlos a pesar de que para ello se tuviera que enfrentar a su peor enemigo: él mismo. Un día más, un día menos, los mismos instantes, las mismas palabras, las mismas palabras, las mismas canciones en su reproductor de música, los mismos sueños, las mismas formas de conseguirlos. Scout tenía bien claro que si quería conseguir sus sueños tendría que replantearse su manera para conseguirlos, replantearse su actitud ante la vida, pensar un poco más con los pies en la tierra aunque siempre caminando hacia delante. No importaba dar un paso atrás si luego vendrían dos hacia delante, caer estaba permitido pero no el no quererse levantar. Scout se miraba el extraño vendaje negro que le gustaba ponerse en sus manos y preguntarse que en ellas podría estar la llave que abriese la puerta de su libertad aunque para ello tuviese que liberar a su bestia interior…esa que todos tenemos pero a la que todos tememos.

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A las seis de la madrugada la programación televisiva se basa en telediarios o “tele-tiendas “. - Mmmmm tanta variedad de programación me vuelve loco – pensaba Scout. Estaba claro: antes que escuchar como gente extranjera doblada por tartamudos cargados de cafeína vendía productos de dudosa funcionalidad Scout prefería escuchar noticias. Ya que le tocaba vivir en aquella ciudad al menos debía saber que sucedía a su alrededor, un buen desayuno a base de cafeína, la habitación ordenada, el reproductor de música con suficientes baterías para pasar una semana fuera de casa, chicles, tabaco. Scout revisaba todo antes de salir de casa para que estuviese perfecto aunque ni el mismo creía en la perfección. Cuando salía de casa instintivamente se ponía sus gafas de sol, Scout era animal nocturno, sus ojos se habían acostumbrado a la oscuridad debido a su insomnio. No era de extrañar que a pesar de los días en los que el cielo quedaba cubierto por espesas nubes llevase gafas de sol, incluso en el interior del metro donde la gente lo que más necesitaba era luz para despejarse. Estaba resultando ser una mañana como otra cualquiera: un largo trayecto en metro, un trasbordo en un autobús y para no perder la costumbre diez minutos tarde al trabajo. Scout solía no saludar y entrar en silencio para disimular su retraso, una vez en su puesto de trabajo y despojado de sus cadenas en el pantalón y muñequeras con clavos Scout se ponía a archivar documentación: - Scout prepárate que esta mañana sales de viaje – le comentó su jefe desde lejos – Y ponte tus pulseras que te toca llevar dinero al banco -. Scout sonrió, por más que entrase sin pulseras de pinchos al trabajo todo el mundo sabía que vestía con ellas y cada vez que su jefe le pedía que se las pusiese era que iba a tener que llevar documentación importante a algún banco, ¿que persona más ideal que una repleta de clavos, mirada escondida, gesto de enfado aparente y 1’95 de altura para llevar documentación importante sin que nadie se atreviese a atracarle? - Tienes que ir a “Vía Layetana “, ya sabes donde es, entrega estos documentos y te traes las copias selladas -. - ¿Pago yo los billetes o me dais dinero para el transporte? – preguntó Scout. - Págalos tú y luego nos traes los billetes -. “Págalos tú y luego nos traes los billetes” en boca de su jefe significaba “págate el transporte tú ahora que luego nosotros te los pagaremos cuando nos acordemos…o sea cuando nos los recuerdes después de un mes “. Una vez con los documentos en su poder Scout se encaminó a su destino. Era curioso ver como la gente que se monta en un autobús era completamente diferente según el horario: trabajadores y gente adormecida por la madrugada, amas de casa y personas mayores a media mañana y finalmente niños y jóvenes al mediodía. En aquellos casos Scout era un caso especial: ni estaba adormecido, ni era ama de casa y no era mayor. Con el volumen de su reproductor de música a un excesivo volumen, unas gafas de sol que le ocultaban la mirada, una cadena que le colgaba desde la cintura y caía a medía rodilla, unas manos cubiertas por una especie de vendaje negro, una expresión facial de enfado permanente y una altura considerable era normal que la gente se fijase en él cosa la cual le disgustaba aunque a la vez le atraía: la gente le respetaba. Scout era fuerte cuando se encontraba sin que nada le atase, suelto por la ciudad, responsable de sus actos: libre al fin y al cabo. Cuando Scout se bajó del autobús sus pasos firmes y decididos se dirigieron a una boca de metro cercana, se detuvo un instante, sacó un paquete de cigarrillos de uno de los bolsillos laterales de su pantalón, sacó un cigarrillo y acto seguido abrió su mano derecha para extraer

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un encendedor que siempre llevaba en aquel inusual lugar. Con aire firme volvió a guardar el encendedor en su sitio pero cuando se dispuso a continuar con sus pasos alguien le detuvo. Scout se giró pudiendo observar como una chica de edad similar a la suya que al parecer repartía periódicos gratuitos sostenía un cigarrillo entre sus labios. A pesar de la ensordecedora música Scout sabía perfectamente que quería aquella chica por lo que con un aire de prepotencia indigna de él alzó su mano derecha. La chica le miró extrañada por lo que tras intuir que la chica estaba comentándole algo se quitó los auriculares: Hola, si, vale…pero ¿me das fuego? – preguntó la chica. Scout miró su mano pudiendo observar como el encendedor que guardaba en su mano derecha se encontraba completamente oculto por lo que los aires prepotentes se desvanecieron para dejar paso al sentimiento de ridículo disimulado únicamente por la apariencia exterior de Scout. Pero la prepotencia humana no conoce de límites y a pesar de que Scout en aquellos momentos era un animal herido intentó salir de aquella situación con aires chulescos. - Perdona, no me había dado cuenta, los “borregos“ llevan el encendedor en un bolsillo -. La chica volvió a mirarle con cara extrañada, estaba claro que Scout cubierto con sus cadenas, pulseras, gafas de sol y escuchando música a todo volumen era todo un peligro…incluso para él mismo. Pero la vida enseña caminos a quien menos los busca y para Scout el camino que acababa de encontrar era toda una montaña rusa. - Te juro que solo te falta mover la “melena “y soltar un “osea ¿sabes?“ para parecer un león de “ Dolcce y Gabanna “ – contestó la chica. ¡Dios aquella chica le estaba “vacilando“ a Scout… y lo mas grave de todo era que estaba a punto de perder el control ! - Piensa Scout piensa – pensaba él. - Bueno…entonces que ¿me das fuego o llamo a los del zoológico para avisarles de que se les ha escapado un león? –. Por la mente de Scout pasaban todo tipo de respuestas pero tantas eran que es por todos conocidos que cuando existen mil ideas siempre acabas dando con aquella que nunca deberías encontrar. -Mira por donde al mechero del león se le acaba de acabar el gas –. ¿Y si me dejas tu cigarro y lo enciendo con él? – . Scout mezclo risa con rabia, en los tiempos actuales una frase como “me dejas tu cigarro y lo enciendo con él “podía tomar tal sentido que al final la cosa podía derivar en el pensamiento de un psicópata con manías sexuales. La rabia le venía porque Scout se creía fuerte dentro de sí mismo pero estaba claro que aquella chica le estaba plantando cara en el buen sentido de la palabra. - Mira quédate el encendedor, tengo más y aparte tengo que trabajar – acto seguido Scout retomó su camino con paso firme, con los puños apretados y con un encendedor menos. La firmeza de la gente cruelmente se basa en su vestimenta por lo que es normal que una persona que suele vestir con tejanos se sienta indefensa en un traje. Scout se sentía firme con sus cadenas y muñequeras pero desde luego aquella chica le había desmoronado toda su firmeza. Las cadenas estaban en los brazos no en el interior por lo que por mucho acero que Scout llevase en su exterior su interior no dejaba de ser un mero muro de papel que se cubría con acero por miedo a que alguien lo pudiese romper y si una simple repartidora de periódicos gratuitos podía haber accedido a su interior cualquier otra persona también podía hacerlo. Seguramente Scout poseía un físico visualmente agresivo pero para su desgracia sabía que el interior no tenía nada que ver. Dentro de su lucha por encontrar la verdadera libertad sabía que si quería conseguir sus objetivos debía rechazar partes de su fachada exterior. - ¿A quién pretendes engañar Scout? tú no eres un luchador nato, lo tuyo son simples palabras escritas en un cuerpo que no te pertenece, no eres un luchador… - pensaba.

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Nadie en esta vida sabe que le depara el futuro, aquellos que creen que mañana van a tener o a vivir algo en concreto se equivocaban. La vida no estaba predestinada, la teoría que existe de que cada persona está a seis pasos de la otra es falsa ¿de qué servía la teología si la gente era incapaz de entenderse a sí misma? ¿De qué servía llenar una ciudad de gente que nunca hizo nada por ella? La irrealidad del ser humano era compleja, Scout lo sabía, era estudiante voluntario de psicología y ante todo odiaba la sociedad. Su conjunción era toda una mezcla de factores que hacían compleja la su mente no el mundo que le rodeaba.

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Una mañana mas una noche menos, ojos abiertos que contemplan el mundo en la oscuridad. Manos que escriben palabras sobre un ordenador escaso del paso del tiempo, ideas que se difuminan en silencio. Noticias que siempre hablan de las mismas muertes en distintos lugares. Anuncios que no anuncian más que falsos cuerpos idealizados por una sociedad corporifico. Los mismos pasos, los mismos rostros adormecidos, las mismas calles de asfalto requemado y quebradizo a los pies de la gente, el mismo tiempo, las mismas canciones, rutina, absurda y agónica rutina. El día se había levantado con una ligera capa de nubes entrecortadas que no impedían que unos breves rayos de sol entrasen en la ciudad. Como cada mañana Scout salió del metro con paso firme y decidido aún a saber que llegaba tarde a su puesto de trabajo. Poco antes de salir del metro se fijó como una cantidad inusitada de periódicos se encontraban esparcidos por el vestíbulo. Para Scout aquello no era más que la consecuencia de una sociedad demasiado cómoda que en lugar de usar las papeleras usaba el suelo para lanzar aquello que ya no servía. Cuando finalmente salió a la calle algo llamó su atención, el nivel de periódicos esparcidos por el suelo era llamativo, instintivamente alzó su cabeza buscando la respuesta para aquel hecho. No tardó en encontrarla a modo de jovenzuelos que al parecer debían ir de excursión se estaban burlando de un repartidor de diarios sin que nadie les dijese nada. Cuando los problemas pertenecen a otra persona la gente suele girar su mirada pero cuando el problema es de uno siempre quiere que le ayuden. Scout podía pasar de meterse en aquel problema y actuar como el resto de la sociedad pero algo le hizo despertar de aquel ausentismo social, no era un repartidor de periódicos cualquiera: era la chica que el día anterior le había pedido fuego. Cierto es que cuando un grupo de jóvenes se unen hacen una fuerza bastante peligrosa creciéndose hasta límites insospechados pero también es cierto que si no les cortas las alas estos se crecen hasta límites realmente peligrosos, de repente uno de aquellos jóvenes empujó a la repartidora haciéndole caer al suelo entre las risas burlescas de aquellos jóvenes. La chica giró su cara desde el suelo cuando de repente uno de ellos calló a su lado estrepitosamente ante la sorpresa de todos. - Procura no levantarte si no quieres caer de nuevo – dijo Scout al chico que por lo visto acababa de tirar al suelo. Aprovechando su intimidatorio físico Scout se giró hacia el resto de jóvenes con cara de muy pocos amigos. En el fondo sabía que no les iba a hacer nada pero tenía bien claro que si alguno le plantaba cara iba a llevarse un buen golpe, por suerte aquellos jóvenes retrocedieron desapareciendo por las calles de Barcelona rápidamente. - ¿Estás bien? – preguntó Scout a la repartidora de periódico mientras le ayudaba a levantarse - Si, si… estoy bien – respondió débilmente la chica – no ha sido nada – - ¿Seguro? – - Si, si, no te preocupes – Aprovechando el instante en que aquella chica se limpiaba Scout decidió intentar marchar de aquel lugar como si nada hubiese pasado. Sabía que aquello le había retrasado en su horario por lo que a entendía que una cosa era llegar tarde diez minutos y otra muy distinta media hora y estaba claro que la diferencia del nivel de reprimenda por parte de sus jefes era proporcional al tiempo de llegada. -Shhhh ¿se puede saber dónde vas? – Irrumpió la chica-. Scout se giró con media sonrisa en los labios por lo que decidió no responder y continuar con su camino. De repente y para sorpresa la chica se puso delante de él impidiéndole el paso, un simple giro de pies bastó para que Scout siguiera su camino.

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-¿No pretenderás marcharte como si nada verdad? – preguntó la chica. La mejor respuesta para aquella pregunta fue la indiferencia y el cambio de canción en el reproductor de música de Scout. Cegada en su empeño la chica volvió a ponerse delante de Scout el cual viendo la insistencia no tuvo más remedio que sacarse uno de los auriculares. -Llego tarde – comentó Scout. -¿Y? ¿No pretenderás marcharte como si no hubieras hecho nada verdad? –. - Mmmmm deja que me lo piense… mmmmm si – respondió firmemente Scout mientras miraba a un lado y otro esperando que su autobús llegase. - No, no puedes, me has ayudado y esto no puede quedar así –. Scout suspiró. -Cualquiera habría hecho lo mismo – respondió Scout. La chica miró extrañada a Scout mientras miraba a su alrededor. -Vale… capto la idea… ¿vale la excusa de que ha sido un acto reflejo? – dijo Scout débilmente. -No, no vale –. - ¿Y si digo que “dios “me ha dicho esta mañana que debía realizar una buena acción y… te ha tocado ? -. - Ya…por eso llevas una cruz invertida en tu mochila –. - Mmmm…deja que piense… ¡ya lo tengo! me han abducido unos testigos de “Jehová “, me han lavado el cerebro y me han convertido en un buen samaritano –. La cara que tenía aquella chica era una extraña mezcla entre incredulidad y violencia pacifica. -¿Y el camello? -. -¿Que camello? – preguntó Scout extrañado. -El que te debe vender las pastillas porque… -. Scout debía pensar, había ayudado a una desconocida, llegaba tarde al trabajo y estaba haciendo el ridículo, con arte pero el ridículo ¿que más podía pasar? La respuesta no tardó en llegar en forma de despiste perdiendo el autobús por lo que Scout sabía que la reprimenda que le iba a caer iba a ser de esas que dejan huella. - Muchas gracias señorita “¡oh me has salvado la vida tengo que agradecértelo!”, ahora gracias a ti me espera una buena rapapolvo en el trabajo – comentó Scout con tono serio. - Bueno… siempre puedes ponerte enfermo – ironizó la chica – por cierto Nami ¿y tú? –. - Yo no –. La chica le volvió a mirar con cara extrañada. -Menos mal...me habías asustado…a no ser que te llames Nami como yo –. Scout volvió a sentir el mismo sentimiento de ridículo que el día anterior y lo más grave de todo es que tenía la sensación que Nami se estaba burlando de él. Instintivamente y con más equivocación que acierto Scout se puso a la defensiva -Mira Nami o como quieras que te llames, por tu culpa…-. - Ya…ya lo sé…ahora por salvarme te van a echar una bronca en el trabajo y te vas a acordar de mi toda tu vida ¿verdad? –. - Más o menos si…bueno de ti y de tu familia para que vamos a negarlo –. - Eso significa que vas a pensar en mi y en cómo me has salvado la vida, cada vez que vengas por aquí recordarás el instante en el que tiraste un chico al suelo simplemente porque este se estaba burlando de mi ¿verdad?-. - Efectivamente –. - Por lo tanto si llegamos a la teoría de que ayer me regalaste un encendedor, hoy me salvas y me afirmas que no vas a olvidarme ¡me quieres! -. Si los gritos que se dan en silencio realmente sonasen Barcelona ese día se habría quedado completamente sorda. Scout tenía ante sí un gran problema: una reprimenda monumental y una psicópata a la que había salvado.

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- ¿Y si te digo que si que te quiero, que ¡oh, eres el amor de mi vida! y me dejas coger el autobús? –. - Aaaaaaaains… si es que ya sabía yo que esa forma tuya de darme el encendedor tan cargada de romanticismo significaba algo –. Nami parpadeó rápidamente poniendo rostro de niña que nunca había roto un plato. - ¿Y qué me vas a regalar para “San Valentín”? ¿Cuando me presentarás a tus padres? ¿Cuántos hijos dices que vamos a tener? – preguntó Nami. - Espera que piense…para “San Valentín” un encendedor, mis padres nunca e hijos…tu los que quieras…pero adóptalos –. Scout había optado por seguirle el juego a Nami, con el horario de entrada bastante retrasado y una llamada que sabía que llegaría. Scout sabía que cuando una mañana comienza de esa forma, el día puede acabar aún mas sorprendentemente, miró su reloj, miró a Nami con rostro de resignación. Se sentó en el bordillo de la acera y acto seguido encendió un cigarrillo, sabía que de algún lado u otro la amonestación que le iba a caer iba a dejarle una profunda huella. Solo los minutos le hacían reconocer la realidad que estaba viviendo. Nami se mantenía cerca observándole con semblante preocupado. - Lo siento, ya sé que por más que te diga vas a estar sumergido en tu realidad y te entiendo pero espero que entiendas mi punto de vista. Me has ayudado y simplemente quería agradecerte lo que habías hecho, se que no ha sido la mejor manera pero lo siento no sé hacerlo de otra manera – comentó Nami. Scout sonrió en silencio. - Sería cruel por mi parte y observando cómo estás comportándote decirte que marches a tu trabajo, le expliques a tu jefe lo sucedido y mañana si nos volvemos a cruzar no nos conocemos y tema solucionado pero ya sabes que a veces la verdad es cruel, es mi forma de pensar –. Scout se levantó tranquilamente, arrojó el cigarrillo y miró a Nami. - ¿Te vienes a desayunar? – preguntó. Esta vez fue Nami la que miró a Scout extrañada. - ¿Qué? – preguntó Nami. - Que si te vienes a desayunar, ya he perdido la mañana y por más que llegue tarde la reprimenda la tengo más que asegurada. Ya que pierdo la mañana al menos me apetece hacerla con el estomago lleno… que mas da todo –. - No se… así tan de repente…me coges desprevenida –. - ¿Vienes o te quedas? – . - De acuerdo, tú ganas, acepto tu propuesta –. Para Scout aquella frase era toda una ironía, por culpa de Nami había perdido un día de trabajo y tenía una reprimenda asegurada…y encima debía suponer que había “ganado “. Irónicamente prefirió no pensar, al fin y al cabo cualquier batalla se mire por donde se mire siempre tienes dos bandos ganadores o dos bandos perdedores.

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Nami y Scout entraron en el primer bar que encontraron, se trataba de un bar típico de barrio, a un lado se encontraba la barra con un aparador escaso de bollería víctima del hambre matinal de una ciudad. Una vieja cafetera se encontraba funcionando a pleno rendimiento expulsando docenas de cafés. Las mesas se encontraban justo en frente a la barra, posiblemente no eran las mesas más innovadoras ni más limpias del mundo pero cuando se trata de un desayuno cualquier sitio vale. Cuando el camarero se acercó a tomar nota Scout ya llevaba dos cigarrillos, su preocupación a pesar de permanecer escondida era más que evidente. - ¿Que van a tomar los señores? – preguntó el camarero. - Para mí un café con leche y un par de bollos – dijo Nami. - Yo con que no me vuelva a llamar “señor “me da igual… me hace mayor…y solo tengo veintidós años – pensó Scout – Una cerveza - dijo con tono serio. Tanto Nami como el camarero miraron a Scout extrañados, a las nueve de la mañana en medio de la semana no es normal que alguien acuda a un bar a pedir una cerveza. La sociedad había impuesto unos horarios de bebidas que nadie lograba descifrar pero que cruelmente todos aceptaban: de ocho a dos de la tarde tocan zumos y cafés, a partir de las dos y hasta las diez de la noche es hora de bebidas con gas y a partir de las diez de la noche es horario de bebidas alcohólicas. A Scout ese hecho le era indiferente y si algo le apetecía fuese la hora que fuese lo pedía. - ¿Qué pasa? si me apetece una cerveza no voy a pedir un café con leche – comentó Scout –. Nami se limitó a sonreír. - Y bien ¿me respondes a algo que me intriga? – preguntó. - Si claro ¿qué quieres saber? – . - Estás sumamente preocupado por la bronca que te va a caer en el trabajo y una de dos…o eres encargado de algo o tienes que tener un trabajo sumamente importante –. - Soy administrativo – respondió Scout – Me limitó a archivar documentos y realizar pequeñas labores para otros departamentos –. - El chico de los recados vamos –. - Efectivamente –. - ¿Y te dejan vestir con tantas pulseras, cadenas y muñequeras con clavos? –. - ¿Acaso me lo preguntas tu que también veo que llevas pulseras? –. - Las mías son distintas –. Nami tenía razón, en sus brazos portaba varias pulseras pequeñas de tela y cordel colorido. Vestía con unos simples pantalones tejanos y un jersey blanco, estaba claro que su vestimenta distaba mucho de la de Scout por lo que era normal que en su puesto de trabajo le dejasen vestir de aquella manera. Su pelo largo y ondulado era de estilo clásico aunque bien conjuntado en un rostro de nariz pequeña y labios carnosos. Afortunadamente aquel hecho no impedía que Scout pudiese mirarle directamente a sus ojos marrones - ¿Que estás mirando? – preguntó Nami extrañada. - Soy estudiante de psicología voluntariamente, a través de la mirada de una persona puedes conocerla más – respondió Scout. - Por eso tú llevas gafas de sol… irónico –. Scout prefirió callar y encender un nuevo cigarrillo. - ¿Porque no me muestras tu mirada? –. - ¿Porque no me apetece tal vez? –.

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- Discrepo, según tu que estudias psicología, cosa la cual dudo, a través de la mirada de las personas se pueden conocer mejor a estas pero tú te niegas a quitarte las gafas de sol incluso aquí dentro cuya luz no deja de ser mas bien débil. Todas las mañanas te veo pasar con tu reproductor de música con un volumen que te aseguro que se escucha a la perfección desde lejos. Realizas los mismos gestos, los mismos pasos, luego sin embargo quieres conocer a las otras personas a través de la mirada ¿no es curioso que quieras conocer sin ser conocido? –. Para Scout aquello era un “ ataque psicológico “ en toda regla, alguien que hablaba de aquella manera sin conocerle no era más que un enemigo al cual derribar a toda costa. Antes de que pudiera responder Nami se lanzó con otro comentario que sin duda alguna iba a dejarle más a la defensiva. - Por cierto no te pongas a la defensiva, os conozco, sé muy bien como sois los que queréis aparentar dureza –. En aquellos momentos Scout se mantenía en pie mentalmente gracias a su complejo razonamiento interno. Hablar con él era como hablar con una nube que la cual desconoces si dejará pasar el sol, si dejará caer una tremenda lluvia sobre ti o si por el contrario marchará. - Tranquila, no pienso morderte – contestó. - Se que no lo harás –. - No puedes saberlo, el ser humano es complejo –. - Será complejo pero si me tenías que haber mordido ya lo habrías hecho –. - Tal vez esté esperando mi momento –. - No lo harás – respondió rotundamente Nami. Estaba claro que Nami era una persona mucho más compleja de lo que Scout podía esperar. A pesar de llevar rato observándola no había conseguido descifrar ninguno de los misterios que pudiese ocultar. La firmeza de la psicología se desvanecía en infundamentados razonamientos que no llegaban a ninguna respuesta clara. - ¿Ya te has cansado de analizarme? – Preguntó Nami – Yo de ti desistiría, no es nada fácil –. - No sabes que estoy haciendo –. - Menos beberte la cerveza cualquier cosa te lo aseguro –. De repente el teléfono móvil de Scout sonó, con más nervios que ganas lo miró observando como quien llamaba era su jefe. Disponía de tan solo unos segundos para pensar en alguna excusa razonable para justificar su falta al trabajo. Estaba claro que la respuesta de la enfermedad era la más fácil de decir, como saldría de esa era otra historia de la que prefería no pensar. - ¿Scout, que te pasa que todavía no has llegado? – preguntó una voz firme y decidida. - Ejem, ejem, es que mientras iba en el metro me he mareado y he tenido que regresar a casa, por lo visto anoche cené algo que no me sentó nada bien –. - Vaya lo siento, quédate en casa y ponte bien –. Cuando Scout colgó suspiró aliviado, la excusa del malestar repentino había funcionado. Posiblemente sería la excusa más usada por todo aquel que se escabulle de sus horas de trabajo para disfrutar de un día adicional de fiesta o para aquellos que han estado todo el fin de semana de fiesta y el lunes sufren una resaca difícil de asimilar en el trabajo. También sabía que la excusa de la cena en malas condiciones le otorgaba tan solo un día de “fiesta“ adicional en el trabajo por lo que la idea de la reprimenda desapareció rápidamente a la vez que aparecía una simpática sonrisa en el rostro de Scout. - Vaya, por lo visto te has librado – comentó Nami. - Efectivamente, no puedo regresar a casa hasta las ocho de la noche pero bueno, como aparezca antes de tiempo en casa diciendo que me encontraba mal en el trabajo y que por eso he vuelto antes mis padres son capaces de llevarme corriendo a urgencias así que… -. - ¿Y qué vas a hacer tantas horas en la calle? –. - Tengo dinero, tabaco, pilas para el reproductor de música y una gran ciudad repleta de cosas para ver, ningún problema –.

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De repente un sonoro trueno retumbó por toda la ciudad y a los pocos segundos una impresionante tromba de agua comenzó a invadir toda Barcelona. - Pues me parece a mí que poco vas a ver con este día –. Scout se quedó pensativo, la verdad es que pasar todo el día fuera de casa resulta una idea emocionante pero cuando cae la lluvia la idea más que emocionante resulta decepcionante. - Ya lo tengo, ¿porque no te quedas en mi casa? – sugirió Nami. Cuando a alguien recibe una noticia sorpresiva mientras toma algo normalmente suele decirse que la comida se ha ido por otro lado: a Scout el trago de cerveza le había hecho “puenting”. - ¿Qué pasa? – preguntó Nami extrañada. - Nada, nada, si es lo más normal del mundo aparecer en casa de tus padres con un desconocido, decirles que como ese desconocido te has salvado le dejas que se quede en casa hasta las ocho de la noche porque gracias a ti ha perdido varios autobuses y le ha dicho a su jefe que se encontraba mal…lo más normal del mundo claro – respondió Scout en claro tono irónico. - ¿Y a ti quien te ha dicho que viva con mis padres? –. - Veamos…chica joven de no más de 20 años, repartidora de prensa gratuita, residente en Barcelona…lógicamente tienes que vivir con tus padres a no ser que el sueldo de un repartidor de prensa gratuita sea el suficientemente alto para poder costearte un piso –. - ¿Siempre afirmas aquello que no ves o tu y “lógica” no vais unidos verdad? – Scout miró a Nami extrañado. - ¿A qué va a ser verdad que vives sola? –. Nami afirmó con la cabeza. - Tienes suerte, piso propio con los tiempos que corren y encima joven –. - ¿Y a ti quien te ha dicho que el piso es mío? –. - ¡Okupa! – bromeó Scout – Si les tengo dicho a los jóvenes de hoy en día que entrar en una casa vacía, romper la cerradura, hacer puentes para conseguir electricidad y agua no es tener piso propio…aaaaaaaaains esta juventud –. - Cuando te canses de hacer el payaso me llamas y te cuento que el piso es de mi abuela, simplemente es una parte de su herencia –. El color rojo de Scout denotaba que este se había excedido en su comentario por lo que no pudo hacer otra cosa que girar la cabeza como si aquella conversación no fuese con él. - Vivía con mi hermana, mi abuela falleció hace cuatro años por lo que nos fuimos a vivir a su casa –. - ¿Y tu hermana? –. - Mi hermana también falleció… pero eso es algo de lo que no quiero hablar – dijo Nami con semblante serio y preocupado. - Vaya, lo siento, lamento los comentarios –. - No importa, lo importante es que si quieres vamos a mi casa y te quedas allí hasta que tengas que marchar –. Scout accedió a la propuesta por lo que tras terminar de desayunar los dos marcharon a casa de Nami.

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Nami vivía en una casa situada en un edificio céntrico de Barcelona. Se trataba de un piso pequeño, un humilde recibidor daba paso a un acogedor salón en cuyas paredes se encontraba un televisor y un sofá aterciopelado de color azul oscuro. Un pequeño pasillo comunicaba con una funcional cocina, un cuarto de baño y dos habitaciones una de las cuales se encontraba cerrada a cal y canto. La otra habitación constaba de una cama de matrimonio y un armario empotrado en la pared, las ventanas de la casa daban a los patios interiores de los edificios colindantes. Scout observó como una guitarra española yacía sobre la cama de matrimonio por lo que sin duda decidió cogerla. - ¿Sabes tocar? – preguntó. - Fue un regalo de una amiga, nunca he sabido tocar pero bueno…tampoco sé dónde ponerla ¿tu sabes tocar? –. - Me defiendo –. Para cualquier amante de la música heavy metal una guitarra española no deja de ser mas que una guitarra eléctrica sin distorsión, daba igual que el sonido no fuese el mismo, daba igual que su fragilidad contrastase con el estilo de música que se pudiese tocar en ella, para un amante del heavy metal si tiene seis cuerdas se puede hacer metal. Había que reconocer que aquella no era la guitarra mejor afinada del mundo pero para Scout el ruido era lo más importante. Sus conocimientos de solfeo eran más bien nulos y lo único que sabía tocar era lo que había aprendido con tablaturas bajadas de internet, nunca llegaría a ser un gran virtuoso de aquel instrumento pero ¿a quién le importaba? lo importante era que a él le gustase y no a los demás. Tras unos minutos Scout dejó la guitarra en su lugar y acto seguido dejó su mochila en el suelo. - ¿Porque no vamos a comprar bebida y comida para montar una fiesta para celebrar tu “no reprimenda“ ? – sugirió Nami. - ¿Fiesta? mmmm me gusta esa idea-. Para cualquier persona que visite Barcelona el mercado de la “boqueria “es sin duda alguna uno de los lugares donde la vista y el olfato se pierden ante la variedad, era fácil encontrar cualquier tipo de alimento que uno deseara. Al igual que para Scout el resto de la gente que vivía en aquella ciudad sabía que si algo no existía en aquel mercado no existía en ningún otro rincón del mundo. Afortunadamente la proximidad de este mercado con la casa de Nami facilitaba el transporte de alimentos. - Morros de cerdo… como me gusta la comida baja en calorías – ironizó Scout mientras ayudaba a Nami a colocar todas las cosas en su lugar. - ¿No me dirás ahora que te preocupan los alimentos bajos en calorías? – preguntó Nami extrañada. Scout sonrió dando un si con ello. - Desde luego…quien te vea pensarás que estás mal de la cabeza –. - ¿Y quién no lo está con los tiempos que corren? – respondió Scout. - No creo que sea momento de ponerse a hablar sobre el absurdo existencialismo del ser humano, nos queda un día por delante para disfrutar de una buena fiesta –. Nami tenía toda la razón del mundo, en la vida existen momentos para extraer según qué temas al aire. Podías hablar sobre el maltrato animal en un zoológico pero no de cacerías, podías hablar de comida en un restaurante pero no de comida rápida, podías hablar de vida en un hospital pero no podías hablar de muerte. La ironía del ser humano para Scout se basaba en la hipocresía de sus ideales, no todos los días dispones del suficiente tiempo para pasarlo divirtiéndote o simplemente no estar sometido bajo unas normas. Scout se había pasado los

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dos últimos años de su vida sumido en una rutina difícil de romper pero fácil de explicar por lo que ese día de fiesta atípica había que aprovecharlo al máximo, exprimiendo cada segundo como si fuese el último, quien sabría cuando iba a poder vivir otro día como aquel. Nami disponía tanto de una consola como de un ordenador pero al igual que ciertas palabras aquel no era el momento para según qué cosas y mucho menos para plantarse delante de un ordenador dejando que las horas pasasen tristemente. Película tras película cargadas con palabras que daban a conocerse el tiempo fue pasando sin que ninguno de los dos fuese consciente de ello. - ¿Y si abrimos una botella de licor? – sugirió Nami. - Por mí de acuerdo… aunque con moderación –. Moderación en Scout era beber hasta acabar visitando el retrete, dentro de su aparente serenidad y tranquilidad propia de su edad Scout era una bestia que permanecía atada cuando tenía algún superior cerca pero que cuando le dejaban en libertad era una bestia desbordada capaz de ser realista y comportarse pero también cometer las mayores salvajadas que nadie pudiese imaginar. - Ostras pues recuerdo el día en que mi jefe me dijo “ponte los pinchos y ves al banco que regalan parasoles para el coche y me hacen falta dos“ por fuera estaba preparándome con los pinchos pero por dentro estaba pensando “Ve tu y así haces deporte que falta te hace que yo en mi bicicleta si uso gorra para que no me moleste el sol “– comentó Scout en tono burlesco hacia su jefe. - Un día el mi jefe me dijo “Haber si ponemos el despertador un poco más temprano que cada día llegas mas tarde y yo pensé “Con el sueldo que me pagas como no me ponga un gallo que me despierte cada mañana no sé yo“–. - ¡Ostras pues yo llego tarde todos los días y ya me han tomado por imposible… para mí que mi puntualidad en el trabajo es un claro ejemplo a no seguir! –. - En eso te doy la razón…llegas tarde al trabajo –. - Pero si no sabes que horario hago- comentó Scout extrañado. - No, no, si lo digo por hoy que más que llegar tarde ni has llegado – respondió Nami entre risas. Estaba claro que el grado de embriaguez estaba subiendo hasta límites insospechados, las botellas de bebidas alcohólicas caían una detrás de otra sin que nadie fuese consciente de ello. La noche había caído junto con media docena de botellas, en aquellos momentos el tiempo parecía detenerse… no la vida.

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La cabeza daba vueltas, los pies no estaban en el suelo, los brazos abrazaban un cojín azulado, la cadena del pantalón se clavaba en la piel y la luz que entraba por la ventana daba a entender que había amanecido. Scout se levantó sin ser consciente de nada, estaba con los pantalones medio caídos, la camiseta se encontraba tirada en el suelo y los pies permanecían descalzos. Tras una rascada masculina Scout se sentó sacudiendo su cabeza para intentar despejar su cabeza, miró a un lado y a otro cuando de repente sus ojos se abrieron como nunca se habían abierto. - ¡¡¡ Ostras que me he quedado dormido!!! –. Scout miró la hora comprobando horrorizado como eran las once de la mañana, asustada con el grito de Scout Nami salió de su habitación con una evidente resaca la cual le impedía ser consciente de lo sucedido. - Shhhhhh no chilles hombre… ¿que pasa? –. -¿Que pasa? ¿Quieres saber qué pasa? Uno: me he vuelto a quedar dormido, dos: no he dormido en casa y tres ¡¡¡¡aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!!! –. La resaca de Nami desapareció instantáneamente, la fiesta se había excedido y las consecuencias habían sido realmente terribles. Una cosa era faltar un día al trabajo por supuesta enfermedad otra muy distinta era desaparecer de la faz de la tierra. - Piensa Scout piensa – decía Scout. - Uf…no sé qué decirte –. - Pues yo sí que te diré algo: tú también te has dormido –. - Pues vale…total, tenía contrato temporal y para lo que me pagaban –. Scout miró a Nami extrañado ante la pasividad de esta. - Nami, yo tengo contrato indefinido, vivo con mis padres…y ni siquiera he dormido en casa –. - Tranquilo, no pasa nada, les dices a tus padres que te quedaste en casa de un amigo a dormir y que te fuiste directamente al trabajo –. - Mis padres no lo entenderían jamás, para ellos el trabajo es sagrado, no entenderían que no fuese a dormir a casa porque he estado toda la noche de fiesta –. - Si quieres voy a hablar con ellos -. - Si claro, y luego llevo flores a tu tumba –. - Ostras macho que “cenizo” eres, ni que fuese algo malo –. - No lo entenderían te lo aseguro –. - Por intentarlo no perdemos nada ¿no crees? –. - No creo: soy realista –. - Pues algo tendremos que hacer, permaneciendo de brazos cruzados no podemos hacer mucho –. A veces la mejor solución a un problema es la que no se piensa, a veces el camino más fácil es saltando. Scout encendió un cigarrillo, cogió la mano de Nami y le miró fijamente a los ojos. - Tal vez me haya equivocado, haya confundido libertad con irresponsabilidad, tal vez no sea más que un simple soñador que sueña con ser libre de la absurda monotonía que envuelve al hombre sin cesar. Pero sé que dentro de nuestra locura propia de nuestra juventud debo ser responsable de mis actos, no voy a arrepentirme por lo que haya hecho pues sería un error. No quiero que vayas a disculparte ante mis padres, al fin y al cabo no has hecho nada. Iré esta noche como si nada hubiese pasado, hablaré con ellos y les diré que me quedé en casa de un amigo a dormir. Puede que me digan algo pero me dará igual ya que al menos tú no estarás involucrada en todo esto. Mañana acudiré a mi puesto de trabajo, no creo que por un simple malestar de estomago me pidan un justificante médico ya que solo ha sido un día, asumo mis responsabilidades igual que asumo mis errores -. Una sonrisa fue más que suficiente para que Nami respondiese.

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Las horas pasaban lentamente sin que el estado anímico de Scout mermase lo más mínimo, de repente el teléfono de Scout sonó, extrañado y con más miedo que ganas Scout cogió el teléfono. - ¿Scout? – dijo una conocida voz. - ¿Si? – respondió tímidamente Scout. - No te voy a dar una sonora colleja como estás acostumbrado, no te voy a preguntar qué diablos has estado haciendo esta noche pero…que sea la última vez que te saco las castañas del fuego. Tus padres me preguntaron si estabas en mi casa durmiendo y les dije que si – Frank había vuelto a salvar a Scout de un apuro, estaba claro que Frank era un amigo de esos que a pesar de los años sabes que siempre estará ahí, incluso cuando no lo ves. - Te debo una – respondió Scout. - Una no: cinco pero bueno, al menos espero que te lo hayas pasado bien –. - Ya te contaré –. Scout cerró el teléfono móvil con una sonrisa, tantas vueltas a la cabeza y al final quien menos se lo esperaba le había echado una valiosa mano. Finalmente la hora de marchar a casa había llegado para Scout, antes de salir de casa de Nami miró hacia atrás observando un salón repleto de bebidas alcohólicas, una puerta cerrada y Nami en medio del recibidor. - Nos vemos mañana – dijo Nami – Sabes que si pasa algo iré y si ves que las cosas van mal siempre puedes venir –. Scout se limitó a sonreír tímidamente a la vez que encendía su reproductor de música, aquello le hacía sentirse fuerte para superar cualquier problema los cuales no llegaron. - Me dijo Frank que te quedaste en su casa a dormir – dijo la madre de Scout. - Si, nos entretuvimos demasiado con unas partituras de guitarra y al final me quedé dormido –. - Sabes que no me gusta que te quedes a dormir fuera de casa entre semana –. Scout se limitó a encogerse de hombros mientras cerraba la puerta de su habitación. Aquella noche Scout miró mucho el cielo, más de lo normal para una persona que padece insomnio. Pensaba en lo bien que se lo había pasado con Nami y en la crueldad del saber que aquello nunca más volvería a pasar. Se preguntaba porque nunca podría revivir aquello que tanto le había gustado, cuando acabaría su rutina, pensaba en tantas cosas que a la vez no pensaba en nada. Su cabeza era un extraño cúmulo de ideas que no llegaban a ninguna parte. A la mañana siguiente de nuevo la misma rutina, la televisión no parecían dar nuevas noticias, las calles parecían aletargadas al nuevo día, el sol salía con la misma exactitud de siempre. El mismo desayuno, la misma comida que llevar al trabajo, mientras viajaba en el metro su mente pensaba en todo cuanto observaba. - La misma gente, los mismos gestos de sueño, los mismos carteles publicitarios, los mismos pasos, la misma luz, la misma ciudad –. - El mismo horario…y vas tarde – dijo una conocida voz a la espalda de Scout mientras salía del metro. Scout se giró con una sonrisa mientras se quitaba los auriculares de su reproductor de música. - Es lo que tiene la rutina – respondió Scout. Un efusivo abrazo fue más que suficiente para entre Nami y Scout para decir “hola”. - ¿Al final que pasó? –. - No me dijeron nada, por lo visto la mentira de Frank funcionó a la perfección, ahora veremos qué pasa en el trabajo –. - Ya verás como todo sale bien no te preocupes –. - El miedo siempre está ahí –. - Es normal, sin miedo no seriamos humanos –. - El miedo nos hace vulnerables –. - Nos hace sentir y eso es bueno –.

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- Disculpa Nami, me encanta hablar contigo pero espero que entiendas que como llegue más tarde al trabajo puedo tener serios problemas –. - Ve anda, sabes dónde encontrarme –. Scout cogió uno de los diarios que Nami repartía, lo guardó en su mochila y se despidió de ella con una cálida mirada esta vez sin gafas de sol. Con una música nada pacifica en sus oídos Scout llegó a su trabajo, se sentó y se puso a trabajar tras saludar al resto de sus compañeros, de repente el jefe de personal miró a Scout. - Scout ¿tienes 5 minutos? – dijo con voz firme y decidida el jefe de personal. - Si claro –. Para Scout y cualquiera de la empresa que Richi, el jefe de personal, le llamase no era un gran problema. Su carácter era cercano pero todos sabían que acostumbraba a jugar con dos cartas bajo de la mesa. Pero cuando Richi llamó a Khan, el jefe de Scout, entendió que algo no marchaba bien, tras pasar a una sala insonorizada y sentarse Richi miró fijamente a Scout. - ¿Qué te ha pasado estos días? – preguntó Richi. - El lunes cené algo que me hizo daño y he estado dos días en cama con fuertes dolores – respondió Scout. - ¿Has traído el justificante médico? – preguntó Khan. En aquellos momentos Scout no era más que un cordero suelto en medio de una celda junto dos lobos que no habían comido en meses. El nerviosismo de Scout crecía a cada segundo pero sabía que o actuaba con sangre fría o era presa fácil. - No creí que hiciera falta… -. Las expresiones faciales tanto de Richi como de Khan pasaron a un tono bastante más frío. - Siempre que faltes tienes que traer justificante médico – dijo seriamente Richi. - No creía que por un simple dolor de estomago hiciera falta acudir al médico, si hubiese seguido un día mas con dolores y nauseas habría ido –. - Sabes que las cosas no se hacen así –. - Saben que soy muy reticente a la hora de acudir al médico –. -¡Una cosa es que seas reticente y otra muy distinta que rompas el procedimiento! –. Un grito por parte de Khan significaba romper cualquier halito de fortaleza que cualquier persona pudiera tener, otro grito mas estaba claro que iban a suponer graves consecuencias por lo que Scout se limitó a encogerse de hombros y agachar la cabeza intentando que todo pasase rápidamente. - Otra cosa que te queríamos comentar era tu horario de entrada – dijo Richi. - Cada día llegas tarde ¿pasa algo? – añadió Khan. - No… ¿por?, simplemente que el transporte público no es que sea el más rápido del mundo –. - Vale ¿y alguna otra excusa factible? –. - Es la verdad –. - Nos tememos que vamos a tener que abrirte un expediente sancionador, íbamos a pasar por alto tu horario de entrada pero al no traer justificante médico vemos necesario que a ver si metiéndote una sanción eres capaz de rectificar –. - Pero si no es mi culpa –. - ¡Te pones el despertador antes, lo que no es normal es que en ocho meses hayas llegado 10 días a tu hora! –. - Solo son cinco o diez minutos más, saben que siempre salgo más tarde y que incluso muchos días marcho a comer media hora más tarde –. - ¡No llevas razón, eso no es asunto nuestro, si sales más tarde es porque tu quieres! –. Existen momentos para el ser humano en que cuando las cosas van mal ya nada puede ir peor, es entonces cuando se lanza sin miedo a la vida. Es entonces cuando las cosas van mal que uno se lanza sin miedo a perder lo que ya ha perdido, para Scout aquel era el momento en el que lanzarse sin pensar en las consecuencias.

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- ¿O sea que para unas cosas sí que es responsabilidad mía y para otras no? Muy bien… -. Antes de que tanto Richi como Frank pudieran disparar mortalmente a Scout alguien llamó a la puerta del despacho. - ¿Se puede? – dijo una voz firme y serena. Se trataba de Antón: el jefe de la empresa, una persona de altura media, elegantemente vestido, acicalado con gusto exquisito y con poder absoluto para decidir en cualquier actividad. - Adelante, adelante – respondió Richi. Antón miró fijamente a Scout y enseguida le señaló. - Me llevo a Scout, tengo que hablar con él –. - Ya le hemos comentado lo de la sanción por no traer justificante médico – dijo Khan – Aunque todavía tenemos que atar varios cabos, dentro de cinco minutos te lo llevamos –. - Ni cinco minutos ni nada, se viene conmigo ahora –. Para cualquier persona el hecho que Richi se encerrase contigo era sinónimo de noticias leves, que se encerrasen contigo Richi y Khan eran malas noticias, que se encerrase Antón contigo era sinónimo de despido seguro. .La moral de Scout estaba por debajo del suelo, tan solo le faltaba esperar la carta de despido.

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El despacho de Antón era el más grande de toda la empresa, tenía unas grandes ventanas que dejaban pasar una gran cantidad de luz. Los asientos que allí había eran de cuero negros. Bajo las ventanas se encontraban una serie de muebles cargados de libros, todo era grande y voluminoso incluso la mesa de Antón la cual tenía un ordenador, varios bolígrafos y una gran cantidad de papeles. - Siéntate Scout –. Para Scout sentarse en aquellos asientos no era más que sentarse en la silla eléctrica siendo el despacho de Antón el corredor de la muerte. - ¿Que tal estás? – preguntó cordialmente Antón. La cordialidad de Antón extrañó a Scout. - Bien… - respondió tímidamente. - ¿Qué te ha pasado estos días? –. - Estuve mal del estomago –. - ¿Seguro? ¿No me estarás engañando verdad? –. Scout sabía que de alguna forma u otra alguien le había descubierto aunque igualmente cuando el miedo se apodera del cuerpo de alguien este puede hacer que una mentira pueda ser considerada como una verdad. - Seguro, cené algo en malas condiciones y he estado dos días con nauseas – Antón sonrió. -¿Has cogido la prensa gratuita de hoy? –. Scout miró a Antón desconfiado, podría tratarse de alguna táctica maquiavélica para relajarle y luego darle el tiro de gracia pero ¿Cómo saber las verdaderas intenciones de Antón si no se abría un poco más? - Si claro…. ¿porque lo pregunta? –. - ¿Puedes cogerla? –. Extrañado Scout fue a su mesa de trabajo, abrió su mochila y llevó el diario al despacho de Antón. La sorpresa fue mayor cuando Scout observó como sobre la mesa de Antón se encontraba un diario igual al de Scout. - ¿Lo has leído ya?- preguntó Antón. - No…la verdad es que me lo he metido en la mochila y hasta la hora de comer no lo iba a leer –. - Pues está muy interesante, lleva noticias actualizadas, sección de famosos, horóscopos, un reportaje sobre el calentamiento global y… ¿Qué veo aquí? Vaya parece la noticia de que alguien salvó a una chica de una paliza por parte de un grupo de estudiantes…interesante… las cámaras de seguridad de un edificio cercano grabaron la escena y aquí aparecen varios fotogramas –. Scout no supo cómo reaccionar, no podía ser lo que había pasado con Nami, a ella no le iban a pegar una paliza: solo eran un grupo de estudiantes burlándose de ella. - Scout ¿seguro que estuviste enfermo? – volvió a preguntar Antón. - Si… claro…-. -¿Te has fijado en los fotogramas? ¡Anda si el que salvó a la chica lleva gafas de sol…a las 8 de la mañana! –. - Hay gente para todos los gustos-. -¡Anda si lleva una mochila negra!-. - Están de moda, ya sabe que el negro hace juego con todo-.

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- Ostras pues por lo visto esa persona tendría que ser bastante alta y encima lleva algo extraño en las manos…parece que alguien te ha copiado –. - ¡Yo no le salvé la vida a nadie, no hice nada que otra persona hubiese hecho, no iban a pegarle ninguna paliza, ya está bien hombre, simplemente hice lo que tenía que hacer! –. Antón comenzó a reír enérgicamente, había hecho que Scout dijese la verdad sin apenas esforzarse. La verdad cuando está en un aprieto siempre sale a relucir aunque uno no quiera. - ¿Le salvaste la vida a una chica y te inventas la excusa de que te encontrabas mal?- preguntó Antón – Pero si eso te honra, deberíamos estar orgullosos de ti –. Scout suspiro. - Repito que no le salvé la vida a esa chica, cualquiera habría hecho lo mismo, simplemente me limité a hacer lo que cualquiera habría hecho en mi lugar ¿Por qué todo el mundo se empeña en darle importancia a algo que no lo tiene? –. - Tal vez seas tú el que no se da cuenta de lo que has hecho –. - Se muy bien que hice: llegué, tiré al suelo, amenacé al resto y listos –. Antón no paraba de reír. - ¿Llegaste, tiraste al suelo, amenazaste y te fuiste? Jajaja desde luego eres de lo que no hay restándole importancia al asunto –. - Le aseguro que para mí no la tiene créame, lo volvería a hacer una y mil veces si hiciera falta –. - Te creo, no hace falta que lo digas más veces pero hay algo que no me cuadra ¿y porque faltaste al trabajo?-. - “Gracias” a ese hecho perdí varios autobuses gracias a que la chica me quería agradecer lo que había hecho. Como observé que llegaba con bastante retraso me fui a desayunar con la chica y a modo de agradecimiento la chica me invitó a su casa –. - No hace falta que me cuentes el resto, ya me imagino como acabó todo –. - ¡No, no, no es lo que piensa, no le toqué ni un pelo lo prometo, simplemente me invitó a tomar una copa y mas que la copa entera nos tomamos la bodega entera! –. Las carcajadas de Antón retumbaban en todo el edificio levantando las preguntas al aire del resto de trabajadores. No era normal que Antón riese de aquella manera por lo que algunas miradas se lanzaron contra el despacho de Antón de forma disimulada aunque directa. -Richi y Khan iban a sancionarte ¿Por qué no les has dicho la verdad?-. - Francamente para a mi modo de ver las cosas no hice nada, en cierto modo se han excedido con lo del horario pero por otro modo veo correcto su enfado por no traer justificante médico –. - Con todos mis respetos Scout creo que estás completamente equivocado, no puedes pretender salvar a alguien ya sea de una paliza o de lo que sea y marchar sin más como si no hubieras hecho nada, las cosas nos gusten o no funcionan de otra manera –. - ¿Y de que sirve que las cosas sean de otra manera si cada vez el mundo va a peor? –. - Por eso mismo, si marchas y te escondes en el anonimato nada cambiará –. - Un grano de arena no crea una montaña –. - Pero si muchos granos de arena, si no hubiese arena no habrían montañas al igual que si no hubieran habido personas aparentemente incomprendidas algunas cosas básicas para la sociedad actual no serían posibles –. - Obsérveme por un instante, mido uno noventa y cinco, apenas muestro mi mirada, llevo una larga cadena que todavía no he visto en ninguna otra persona, llevo la música a un volumen audible a varios metros. De mi mochila cuelgan varios muñecos de vudú, llevo una especie de vendaje negro en las manos, en mis muñecas llevo muñequeras de clavos. Llevo todo esto porque me gusta, no porque quiero que la gente me observe, adoro el anonimato y pasar desapercibido –. - Debes reconocer que tu forma de vestir no es normal –. - ¿Me define el término normal? –. - Vaya, ahora que lo dices…muy buena pregunta –.

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- Antón agradezco su interés por lo que hice pero si ahora me disculpa marcharé a mi puesto de trabajo, me sentaré, seguiré esperando el parte sancionador, comeré a mi hora habitual, no a la impuesta por el Señor Richi, volveré a mi puesto de trabajo cuando termine, seguiré trabajando y cuando llegué mi hora marcharé a casa como siempre he hecho incluso con todos mis respetos mañana llegaré a mi horario habitual: tarde –. - Me sorprendes Scout, creo que algo dentro de ti debe despertar pero tú mismo te empeñas en guardarlo apuñalándolo con una auto-crítica destructiva. Deberías pensar más en lo que haces y entender que toda acción conlleva una consecuencia te guste o no. Extrae tu bestia interior, que nada ni nadie te impida ser quien realmente eres ni aquí ni en ningún otro lugar. Ahora vuelve a tu puesto de trabajo como deseas, para mi seguirás siendo un héroe y en el momento en que alguien te diga que es lo que tienes que hacer aquí avísame, por cierto…olvídate del parte sancionador –. Scout sonrió saliendo del despacho de Antón ante la atenta mirada del resto de sus compañeros los cuales miraban extrañados y completamente intrigados acerca de que había pasado en el despacho de Antón. Scout se sentó en su puesto de trabajo y como siempre se puso a archivar la documentación que había sobre su mesa, de repente la voz imponente y fría de Khan sonó en el ambiente. - Scout ven aquí –. - Veamos que tripa se le ha roto a este ahora…- pensó Scout. - ¿Qué ha pasado en el despacho de Antón que se ha reído tanto?-. - Nada…simplemente que me ha dicho que como mañana llegue puntual le doy un disgusto –. Sin tiempo para dejarle responder Scout regresó a su puesto de trabajo con una sonrisa de oreja a oreja. Aquella tarde un teléfono sonó en Barcelona. - Scout ¿dime por favor que te ha ido bien el trabajo, dime que no te han echado una reprimenda monumental, dime que estás bien? – dijo Nami con un más que notable grado de nerviosismo. - Nami…la cosa ha ido realmente mal –. - ¡Dios, lo siento! ¿Qué te han dicho?-. - Que te mate, que la próxima vez que te salve la vida procure que no hayan cámaras de seguridad cerca –. -Ups…vaya…por lo visto tus jefes han leído el periódico de hoy –. - Efectivamente…-. Hubo grandes risas en Barcelona, aquella noche las estrellas brillaron con más intensidad que nunca, habían salvado una vida y habían golpeado una bestia dormida…

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8

Con la noche sobre su cabeza y las ideas más que apagadas aletargadas Scout apartaba sus libretas para simplemente dejarse llevar por el tiempo. Encendió un cigarrillo y observó su barrio: un parque olvidado de tierra imposible y plantas fallecidas, un barrio con varios bares que él conocía a la perfección, un barrio que como otros tantos al caer la noche se sumía en un silencio ensordecedor roto únicamente por el ruido de los coches al bajar por la carretera. Scout había vivido toda su vida en aquel lugar, conocía todos sus rincones, todos sus secretos, todas las historias que allí habían ocurrido por lo que pensaba en como escapar de la rutina sin dejar aquel lugar. La idea de vida alejada de todo y barrio eran conceptos que no podía unir de ninguna de las maneras aparentemente posibles. A la mañana siguiente cuando Scout salió del metro comenzó a buscar a Nami con la mirada pero aquella mañana Nami no estaba, en su lugar había un chico con una gorra repartiendo los diarios gratuitos. - Disculpa ¿y la chica que está aquí cada mañana? – preguntó Scout. - No lo sé, a mi me han dicho que la substituya y aquí me tienes –. - ¿Pero le ha pasado algo?-. - No lo sé, yo simplemente la substituyo –. Scout se encogió de hombros marchando rápidamente a su puesto de trabajo. Cuando sus compañeros le vieron le miraron de forma extraña, Scout decidió no pensar y sentarse en su puesto de trabajo como hacía cada mañana. Khan miró su reloj, resopló y guardó un extraño silencio, lo más normal era que Khan le dejase caer algún comentario acerca de su hora de entrada pero aquella mañana no lo hubo. Con la mesa repleta de documentos para archivar los minutos fueron pasando cuando de repente una palmada en el hombro le alteró. - Hombre Scout ¿has llegado tarde? – preguntó Antón con una enorme sonrisa en su boca –. - ¿Antón sonriendo mientras me pregunta si he llegado tarde? Qué extraño…-pensó Scout – A mi hora habitual – respondió. - O sea tarde ¿verdad? –. - Dicho de esa forma pues…si para que vamos a engañarnos francamente, pero es que el transporte público cada día va peor –. - No pasa nada hombre ¿puedes venir a mi despacho cinco minutos? –. - Si…claro – respondió Scout extrañado. El camino que conduce desde el puesto de trabajo a Scout se recorre en un par de segundos pero para Scout aquella mañana fueron minutos. No sabía que estaba pasando por lo que en su mente un centenar de ideas pasaron una y otra vez. Scout entró en el despacho de Antón sin mirar a su alrededor sentándose rápidamente. - Y bien ¿No ves algo extraño en mi despacho hoy? –. Scout ya no sabía que pensar, preguntas acerca de si había llegado tarde, visita a su despacho…y ahora eso. Estaba claro que algo extraño estaba pasando por lo que Scout con más dudas que acierto miró a su alrededor hasta que su mirada se cruzó con alguien conocido. - Buenos días Scout – dijo Nami. Un grito de psicópata recorrió toda la empresa dejando helados a todos los trabajadores. -¡¿Pero tú qué haces aquí?! –. - Nada, me aburría y me he dicho “Nami ¿Por qué no visitas a Scout en el trabajo?” Y ya me ves…-. - No no si verte te veo… no hace falta que lo jures pero hay algo que no me cuadra ¿Cómo has sabido donde trabajaba?-.

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- Fácil ¿recuerdas que estuviste en mi casa?-. - No hace falta que me lo recuerdes…-. - Poco antes de marchar comenzaste a buscar pilas para tu reproductor de música. Como no aparecían comenzaste a sacar cosas entre las cuales había folios de esta empresa –. -¿Y entonces tu y Antón? –. - Chico alto con cadenas, gafas de sol a las ocho de la mañana y una mochila con muñecos de vudú colgando solo hay uno, chicas a las cuales les salvas la vida solo hay una –. - Te estás evadiendo…-. -¿Te he dicho que eres mi amor platónico? Aaaaaaains si es que te pones tan mono cuando te asustas -. El ser humano puede duplicar sus fuerzas cuando está en un apuros en aquellos momentos Scout podía haber corrido cien metros lisos en dos segundos moviendo sus piernas como nunca. - En verdad he estado esperando a Antón en la puerta, los altos cargos de una empresa se reconocen fácilmente. Lo he visto y como me comentaste que tu jefe había visto la prensa hablé con él…que por cierto: vaya horario de entrada –. Un gruñido sirvió para mostrar el tremendo desespero que Nami le estaba causando a Scout, estaba claro que sabía cómo sacar de sus casillas a Scout y lo más grave de todo era que aún a pesar de sacarle de quicio Nami era capaz de rematar los nervios con una simple frase. - Por cierto Scout, te dejaste unos “bóxers” en mi casa –. - Respira Scout respira, respira profundamente…la violencia no llega a ningún lado, la violencia es mala, la violencia no es buena consejera, se el aire, deja que fluya tu “trantra” interior…porque como salga le rompes las piernas – susurraba Scout mientras miraba a la pared – Voy a por un café, ahora vengo – respondió Scout. -¿Un café? Para mí que lo que te hace falta es una tila – comentó Antón entre risas. Por si el cachondeo de Nami era poco a eso Scout debía sumarle el cachondeo que Antón también tenía con él, mientras tomaba café tranquilamente Scout pensó en una manera contundente de deshacerse de Nami. Desgraciadamente las mejores ideas de Scout solían ser las más bestias por lo que tras terminar se dirigió al despacho de Antón, miró a Nami y ante la sorpresa de todos le besó con todas sus fuerzas. - Marcho a mi puesto de trabajo, venga… nos vemos luego – comentó Scout. Tanto Antón como Nami se quedaron de piedra ante aquella reacción, estaba claro que Nami había recibido toda una respuesta contundente a su actitud. Nadie daba crédito a lo que había visto y mucho menos cuando observaron como Scout se ponía a trabajar como si nada hubiese pasado. Pasados unos minutos y tras despedirse de Scout y Antón Nami marchó hacia su casa con una extraña sonrisa al cruce con la mirada de Scout. Tal vez Nami podía sacar de sus casillas a Scout pero estaba claro que Scout le había dado un golpe contundente. Las miradas en la empresa eran de dudas acentuadas ¿Qué había sucedido en el interior del despacho de Antón? ¿Quién era aquella chica? Algunos compañeros no tardaron en preguntarle a Scout quien era aquella chica pero Scout resultaba ser muy receloso de su vida privada, no era una persona que alardease de la gente que conocía o dejase de conocer. Para él su vida era su vida y quien entrase o saliese de ella era únicamente asunto suyo, solamente Frank conocía los amores, desamores, amistades y enemigos de Scout aunque ni siquiera él conocía la existencia de Nami, tal vez era un error por parte de Scout o simplemente se trataba de un despiste. Fuese como fuese Scout se guardaba mucho de publicar su vida privada. Aquella noche el insomnio provocó que Scout pensase demasiado, pensaba en todo lo vivido aquel día. Se alegraba de la situación y de la relación que tenía con Antón aunque la situación de absurda monotonía le estaba ahogando por dentro. Era una extraña sensación de querer romper con todo pero sin saber realmente como hacerlo. Por otro lado el beso en plan gamberro que le había dado a Nami era algo que le estaba agobiando interiormente. No sabía

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cómo le había sentado a Nami aquel beso por lo que antes de que la duda fuese mayor decidió llamarle. - ¿Nami? –. - ¿Scout? – respondió Nami con voz triste y apagada. -¿Estás bien, sucede algo? –. - Si, si, no te preocupes no pasa nada –. - Claro…te llamo a las doce de la noche te encuentro llorando, espera que no me preocupo – contestó Scout en claro tono irónico. - En serio Scout, no pasa nada, no puedes solucionar nada, déjalo –. - Olvídalo Nami, olvida que no voy a preocuparme por ti, lo haré ahora y siempre que estés mal y si tengo que ir irá ahora para allí pero no pienso dejarte llorando en soledad. Te aseguro que se que es llorar sin ningún hombro sobre el cual caer y no pienso dejar que pases por eso –. - Scout me encantaría que vinieras ahora pero sé que puedes discutir con tus padres, se que va a sonar una locura pero ¿te puedes venir mañana por la mañana? Seguro que si llamas directamente a Antón y le dices que no puedes ir a trabajar mañana por la mañana lo entenderá –. Scout se quedó pensativo. - Me tendrás allí, te lo aseguro-. Scout marchó a dormir con la mente envuelta en las lágrimas de Nami, no sabía que le estaba pasando, no sabía que podía hacer. Era consciente de que por mucho que le dijese a Antón que no iba a ir a trabajar por culpa de Nami Antón no se iba a tomar muy bien aquel hecho y si lo hacía estaba bien claro que tenía favoritismo hacia él y aquello era lo último que Scout deseaba. Cualquiera que estuviese mejor mirado por parte de Antón en la empresa era objeto de múltiples comentarios y vacíos por parte de sus compañeros. Cruelmente para él aquel hecho era algo que le traía sin cuidado, para Scout las lágrimas de cualquier persona bien valían una reprimenda si con ello conseguía secarlas. Tal vez no pensaba demasiado las cosas pero ¿Qué más daban las consecuencias si había lágrimas por medio?

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9

Las noches son demasiado eternas para aquel que conoce la existencia de lágrimas en los ojos, Scout lo estaba comprobando. La crueldad le hacía preocuparse por las lágrimas ajenas pero olvidándose completamente de las suyas propias, la mirada se convierte en una hoguera y los puños buscan fantasmas invisibles. Todo parecía tan distinto que Scout parecía perder la noción del tiempo levantándose más temprano de lo habitual. Al dormir sus padres no se preguntaron porque se había levantado tan pronto, pero la cabeza de Scout no se encontraba en cuanto tardaría en llegar a su puesto de trabajo ni la imagen de los rostros de sus compañeros al verle llegar temprano. La mente de Scout se encontraba en las lágrimas de Nami, los pasos por la ciudad son más rápidos cuando se hablan de sentimientos. Era curioso incluso para Scout comprobar el cariño y aprecio que había cogido a una persona que al fin y al cabo no dejaba de ser una desconocida, no era nadie al fin y al cabo pero tampoco podía decir que no era nada. Tras un breve aunque eterno camino Scout llegó a casa de Nami la cual la recibió con los brazos abiertos envuelta en un mar de lágrimas. Su mirada estaba enrojecida por horas y lloras de eternas lágrimas, el piso se encontraba repleto de cajas y la ausencia de muebles hizo intuir a Scout que algo pasaba. - ¿Qué sucede Nami, que son todas estas cajas, acaso marchas?- preguntó Scout extrañado. Nami se secó las lágrimas brevemente. - Scout…ayer cuando regresaba a casa después de verte recibí una llamada. Mis padres viajaban a una casa que tenían en Cartagena, su coche hizo un mal ruido y se salieron de la carretera, los frenos del coche no respondieron y finalmente se acabaron precipitando por un barranco falleciendo en el acto. No se… estoy hundida…mi abuela nos dijo tanto a mí como a mi hermana que cuando faltasen mis padres esta casa se vendería heredando yo la casa de Cartagena. Imaginaba que eso no pasaría hasta dentro de muchos años pero ya ves como es la vida…-. Nami estaba destrozada, Scout estaba de piedra ante aquella noticia pero no sabía qué hacer ni cómo reaccionar. El momento cuando alguien pierde a otra persona es el momento en el que uno comprueba el verdadero afecto que le puede tener a esa persona en concreto. Parecía que el mundo volvía a ponerle la zancadilla a Scout, estaba comprobando como el aprecio que le tenía a Nami era mayor del que podía esperar. Scout no era una persona de muchos amigos, conocía el valor de la amistad y lo tenía idealizado con valores que pocas personas podían entender pero los pocos amigos que podía tener eran sus valores para seguir mirando al mundo con una sonrisa. Si alguno de esos amigos faltaba el mundo de Scout se tambaleaba peligrosamente y en aquellos momentos se tambaleaba considerablemente. Irónicamente Scout sabía que para apaciguar una lágrima la mejor solución es una sonrisa. - Vaya…va a sonarte extraño pero te voy a echar de menos, al menos ahora no llegaré a tarde al trabajo por culpa de una repartidora de diarios –. Nami sonrió levemente. - Te voy a echar mucho de menos Scout…no imaginas cuanto –. - Estaremos en contacto no te preocupes, tienes tanto mi correo electrónico como mi número de teléfono, sabes que siempre estaré ahí y cuando tenga vacaciones bajaré a verte –. Nami se echó a llorar en los brazos de Scout el cual acariciaba dulcemente su cabeza. Scout estaba destrozado y con ganas de llorar pero sabía que sus lágrimas no harían otra cosa que empeorar las cosas. El fin de una historia estaba a punto de llegar, pero cuando dos piedras

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van a caer si una de ellas se mantiene en pie ninguna de las dos cae, de repente sonó el interfono de la casa de Nami. - Debe ser el taxista que me lleva hasta la estación de tren – respondió Nami. Con la espalda cargada por una enorme mochila Nami bajó junto a Scout el cual se había puesto sus gafas de sol para disimular sus lágrimas con la excusa del sol. Nami y Scout se despidieron con un gran abrazo antes de que esta partiera hasta la estación de tren. - Nami gracias por estos alocados días…jamás te olvidaré – dijo Scout. Nami no pudo responder, se limitó a abrazar con más fuerza que nunca a Scout hasta que con lágrimas en los ojos marchó en el taxi con rumbo a la estación de tren. Scout se quedó de pie observando con lágrimas en los ojos como Nami se alejaba sin que este pudiera hacer nada. No sabía qué hacer, sus ánimos se encontraban por el suelo, la soledad invadía su cuerpo sin que nadie pudiera remediarlo. Conectó su reproductor de música y se dispuso a marchar a su puesto de trabajo aunque tuviese ganas de encerrarse en su habitación y llorar como nunca había llorado. La música era algo capaz de animar o de mover a Scout por lo que tras detenerse en mitad de la calle decidió salir corriendo en busca de la primera boca de metro que encontrase. Corrió y corrió con todas sus fuerzas alcanzando una de ellas rápidamente, el tiempo iba en su contra pero sabía que o lo intentaba o no llegaría a tiempo a la estación de tren. Los nervios eran superados por las ganas de ver por última vez a Nami, no estaba dispuesto a dejarle marchar sin antes regalarle su mejor sonrisa. Tras salir del metro Scout corrió como alma que lleva el diablo por pasadizos estrechos repletos de gente anónima. Las escaleras mecánicas que llevaban hasta la estación de tren se encontraban repletas de personas que no se apartaban por lo que completamente decidido Scout saltó sobre la barandilla de separación de las escaleras corriendo con más ganas que esfuerzo. Cuando llegó a la estación comenzó a mirar todos los paneles informativos hasta que observó como en uno indicaba que el tren con destino a Cartagena se encontraba a punto de salir. Scout corrió y corrió saltándose todos los controles de seguridad ante los gritos de aviso por parte de los cuerpos de seguridad. Daba igual que la policía le detuviese, no importaban las consecuencias ni que los pulmones de fumador le fallasen: tenía que ver a Nami fuese como fuese. Tras bajar unas escaleras de salto en salto observó como el tren que marchaba hacia Cartagena comenzaba a moverse. Scout corrió por el andén buscando con la mirada a Nami, finalmente la observó sentada cerca de una ventana envuelta en un mar de lágrimas. -¡Nami, Nami! – gritó Scout. Extrañada ante los gritos Nami se giró observando cómo Scout corría como nunca antes había corrido, solo faltaban unos segundos antes de que el tren se metiese por túneles sin vuelta atrás por lo que Scout se quitó las gafas de sol a la vez que le regalaba su mejor sonrisa. Una mano alzada sirvió para despedirse definitivamente, el tren se introdujo finalmente en el túnel, para Scout la historia, finalmente había terminado. La mente de Scout era un laberinto sin final, la resignación por la pérdida de Nami era algo que debía superar. Sin ganas pero con tiempo sabía que debía acudir a su puesto de trabajo aunque ¿Quién tiene ganas de trabajar cuando marcha un ser querido? La vida sigue pero no los sueños y Scout soñaba despierto pero los sueños son solo eso. La realidad enseña a dejar de soñar con sus crueles ironías, sentado en un banco de aquella ciudad Scout encendió un cigarrillo mientras dejaba que su mente se fuese con Nami. Tal vez era aquella ciudad tan grande y tan llena de gente lo que atormentaba la mente de Scout, tal vez la absurda monotonía le estaba ahogando tristemente por dentro, tal vez dentro de él no había más que una olla a presión a punto de estallar, tal vez simplemente la ausencia de Nami le había quemado cualquier pequeña esperanza por escapar de todo que pudiese existir dentro de él. De repente el móvil sonó, sin preocuparse de quien sería Scout respondió. - ¿Si? –. - Scout soy Antón ¿Dónde estás?-. - Buena pregunta, ahora mismo se donde desearía estar no donde estoy –. - ¿Ha pasado algo? –.

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- Los padres de Nami han fallecido y Nami se ha marchado para siempre de la ciudad –. - Vaya lo siento ¿puedo hacer algo por ti?-. -No gracias, podría mover un pedazo de tierra pero no podría mover una montaña, podría plantar un árbol pero nunca podría plantar un bosque, podría decirme que me anime pero…no podrá hacer que Nami vuelva –. - Te entiendo –. - En cuanto se me pase todo esto voy para allá no se preocupe –. - No Scout, tomate el día libre, ya hablaré con Khan y Richi y les diré que ayer por la tarde me dejaste una nota que tenías que acudir al médico. Date una vuelta por la ciudad, respira un poco de aire y si necesitas algo ya sabes donde puedes encontrarme –. - Se lo agradezco…-. La soledad es un hecho que se acentúa con la distancia pero que se graba con el silencio, nadie muere del todo si alguien se acuerda de ti pero para Scout aquellos instantes eran como estar muerto en vida, tan rodeado de gente pero a la vez tan solo. Era una ciudad cruel donde el valor de una lágrima carecía de importancia, una ciudad tan llena de vida que al final esta acababa escondiéndose de sus habitantes. Scout conocía sus calles, sus historias, la gente anónima y él no era más que uno más de aquellos habitantes que vivían de forma anónima y sin destacar en nada, uno más dentro de un todo hecho ciudad, nadie hablaba de nadie si no era o bien para alabar o bien para hundir por los suelos, la soledad impide ver la vida pasar. Scout se encerraba en si mismo preguntándose la existencia de aquellas figuras que observaba en iglesias y que el tanto odiaba. No entendía como la gente podía creer en algo que no veía, como era capaz de perderlo todo y seguir sonriendo porque al fin y al cabo siempre tendrían un dios al cual rezar. Agnóstico anti-religión Scout era una bestia enfurecida contra todo tipo de religiones pero aquel día Scout era una bestia con una daga clavada en su cuerpo. Las horas pasaban mientras la ciudad mantenía su rumbo habitual sin que nada pudiese romper la absurda monotonía que envolvía todo. Aquel día para Scout el horario de regreso a casa sucedió antes con la simple excusa de que había tenido que llevar unos documentos y que Khan le había dicho que después marchase a casa. Cuando llegó se sentó en su cama a la vez que encendía la televisión para no llorar. Scout odiaba llorar ante sus padres para que estos se preocupasen, las lágrimas cayeron después de cenar cuando Scout se encerraba en su habitación hasta un nuevo día. Aquella fue una noche demasiado larga, escondido bajo su escritorio Scout dejó caer todas las lágrimas que el día no le había dejado decir, bajo su escritorio Scout podía llorar libremente cobijado por el silencio de la noche y la escasez de espacio que le ayudasen a distraerse. Encogido de rodillas y con sus manos pasando por las rodillas Scout dejó que sus ojos dijesen lo muy dolido que estaba, lo agobiado que estaba por todo y sobre todo lo mucho que echaba de menos a Nami. Se preguntaba como estaría, como le habría ido el viaje pero a pesar de las ganas por saber de ella fue responsable prefiriendo que, a aquellas horas, fuera mejor permanecer en silencio y no romper el sueño de aquellos que realmente pueden conseguirlo. La ciudad dormía ante los ojos de Scout y con miradas de cortinas encerradas, Scout no dormía con la ciudad, los árboles mecían sus ramas frutos de un leve viento que acompañaba al cobijo del tierno hogar. De repente el teléfono de Scout sonó, tras secarse las lágrimas este respondió. -¿Si, quien es? –. -¿Scout? Perdona que te haya despertado…- dijo Nami. -No tranquila, estaba despierto-. -¿Despierto a estas horas? ¿Te pasa algo? –. - No, tranquila no pasa nada ¿y tú qué haces despierta? –. - ¿Puedo ser cruel?-. -Si claro –. -Te echaba de menos –. -¿Puedo ser cruel yo ahora?-. -Si claro –.

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-Yo también –. Hubo un gran silencio roto únicamente por el sonido de una lágrima al caer al suelo. -Y bien ¿Qué tal el viaje? –preguntó Scout. -Te mentiría si te dijese bien…-. -¿Pero porque?-. -Ya te he respondido a eso –. -¿No te han llamado tus amigos?-. -Scout, desde que mi hermana falleció me encerré más en mi misma y no puede decirse que tenga muchos amigos. Tú eras la única persona a la que me abrí después del fallecimiento de mi hermana –. -¿Puedo preguntar como falleció tu hermana?-. -Se suicidó, nadie sabe porque pero saltó desde le alto de un edificio-. -Vaya, lo siento-. -No pasa nada, no quiero recordarlo perdona, sé que es algo que siempre estará ahí pero comprende que no tengo ganas de recordar aquello y seguir llorando ahora que no tengo tu hombro para secar mis lágrimas –. - Siempre tendrás mi hombro y lo sabes-. - ¿A cuántos kilómetros? –. El llanto de Nami desgarró el corazón de Scout el cual gritó en silencio mientras arrancaba a llorar con los puños apretados en un claro gesto de rabia por no poder estar al lado de Nami en aquellos momentos. El pecho se le cerraba de par en par y el aire parecía ser más pesado, Scout sabía que el dolor cuanto más profundo más duele, sabía que si Nami le escuchaba llorar iba a ser peor pero ¿Cómo disimular el dolor si este le impedía casi respirar?. La garganta dolorida por los gritos en silencio, los puños agarrando el odio nacido de la distancia, los ojos cansados de tanto llorar, dolor, solo dolor. -Algún día sabes que iré allí, no te preocupes – dijo Scout entre sollozos. -Scout ¿estás llorando?-. -¿Hay algo de malo en ello?-. -¿Pero porque lloras grandullón?- -¿Tu qué crees? ¿Por qué se me ha ido la luz cuando estaba a punto de pasarme un videojuego?-. Nami sonrió. -Scout deberías descansar, es tarde y mañana debes seguir con tu rutina, no me gustaría que ahora que no estoy llegases puntual a tu puesto de trabajo, la vida sigue Scout…la vida debe permanecer despierta –. -Lo sé Nami, lo sé pero de momento prefiero seguir soñando, cuídate Nami –. -Cuídate tú también Scout-. Hay noches que parecen mañanas y mañanas que parecen noches, cuando esto sucede el paso del tiempo es algo relativo. Es algo que solo pasa si uno quiere, la vida continúa a pesar de los golpes que otorga la vida a quien menos lo desea. La vida no es más que el absurdo caminar de un reloj que va marcando un camino que hacemos al caminar. Para Scout el reloj se había detenido, no habían horas que avanzasen hacia ningún lugar, solamente había un presente con heridas en las manos.

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Aquella noche Scout no pudo dormir, sus ojos estaban doloridos por la cantidad de lágrimas derramadas. Al cansancio del cuerpo se unía al dolor, su cuerpo no era más que una absurda máquina sin sentido que se movía automáticamente sin necesidad de hilos. La vida continuaba por lo que sabía que no podía estar llorando eternamente dejando que la vida pasase sin más, al fin y al cabo Nami no era más que otra persona más que había aparecido en su vida sin avisar y que se había adueñado de su mente por un espacio de tiempo. Scout buscó entre sus carpetas del ordenador canciones que le animaran, sabía que en tiempos de debilidad cualquier objeto que le afianzara en su raíz contundente le ayudarían a levantarse. Era cruel saber como para poderse levantar debía confiar en la insulsa vida de objetos inanimados antes que en personas de carne y hueso. Sabía que Frank estaría ahí donde lo necesitase pero también era cierto que este estaba algo cansado de las batallitas de Scout hablando sobre amores y desamores prohibidos. Lo cierto era que Frank se había tomado con resignación el carácter gamberro de Scout, sabía que él era así y que nada ni nadie podría hacerle cambiar: tampoco nadie lo deseaba. Los que apreciaban a Scout le apreciaban tal y como era a pesar de sus virtudes y sus defectos, los defectos de una persona son los rasgos que diferencian una persona de otra. Las virtudes no son más que pequeños escalones de vida que cada uno pone en su vida con el fin de poder caminar. Poco a poco Scout fue encerrándose más en si mismo convirtiéndose su pecho en una muralla imposible de flanquear. Sus puños hablaban de sueños rotos a cada anochecer plasmados en libretas que al fin y al cabo Scout sabía que nunca llegarían a ningún lugar. Scout había dejado de visitar a Frank como hacía cada sábado, sus pocos amigos del barrio apenas le veían pasar por la calle si no era más que durante el camino de vuelta del trabajo. Dentro de casa Scout había comenzado a encerrarse durante largas horas en su habitación navegando por internet o escribiendo historias pérdidas que no llegaban a ningún final. En el trabajo Scout apenas se relacionaba con nadie si no era para consultar algo relacionado con cuestiones laborales. Aquel hecho llamó la atención a Antón el cual observaba a Scout desde su despacho con ciertos aires de preocupación por lo que pasado un tiempo decidió pasar a la acción sin que Scout supiese nada. - Scout tienes una llamada – dijo Antón. Extrañado por saber quien le llamaría a aquel horario Scout se dirigió al despacho de Antón, una llamada en horario laboral normalmente eran de familiares para dar malas noticias, aquella iba a ser una excepción que Scout nunca podría llegar a esperar. -¿Si, dígame? – preguntó Scout tímidamente. -Hola Scout- dijo Nami. Scout miró desconcertado a Antón el cual miraba disimuladamente por la ventana. -¿Nami? ¡Nami! Ostras me dejas de piedra –. -Lo sé… supongo que será la misma sensación que he tenido yo cuando me ha llamado Antón –. La mirada que lanzó a Antón fue de esas que si llegan a matar hubiesen dejado el despacho de Antón repleto de pedazos de carne. -¿Qué tal todo por Cartagena?-. -Bien…aburrida pero bien, con ganas de que vengas a hacerme una visita, sería genial que vinieras por aquí ¿te imaginas que acabas viviendo aquí conmigo?-. -Sabes que no puedo Nami, tengo mi vida aquí, lo poco que tenga o pueda dejar de tener lo tengo aquí, te aseguro que no puedo –. -No quieres- susurró Antón.

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Scout miró asustado a Antón, ¿no quería?, no podía, Scout sabía que dejarlo todo y comenzar desde cero en una ciudad que no conocía era toda una locura. -Lo sé Scout…pero sería fantástico –. -Lo se Nami lo sé… pero seamos sinceros: sería una locura-. -¿Y no hay mayor locura que dejarse morir sin más?-. Scout se quedó extrañado ante aquella pregunta. -¿Qué quieres decir con eso?-. -Scout, grandullón, aunque no lo creas te conozco mejor de lo que te imaginas, escribes poesía pero escuchas heavy metal. Hay una pequeña simetría entre todo eso pero no debo ser yo quien te diga que debes hacer o que debes dejar de hacer-. -¿Me estás diciendo que deje todo y que me marche a vivir contigo?-. -Te estoy diciendo que vivas Scout, que no te dejes caer sin más, que no dejes que la vida o rutina amolde tus pasos a su merced, tienes que ser tu quien maneje los hilos de tu vida-. -No sé qué pensar…-. Scout estaba recibiendo una importante paliza psicológica, a pesar de haber estudiado voluntariamente psicología estaba recibiendo una paliza clara y contundente, su mente no podía pensar con claridad. Todo en su interior era un cúmulo de ideas que no llevaban a ninguna parte. Scout necesitaba aire y a pesar de que le encantaba hablar con Nami pidió permiso para salir a fumar un cigarrillo. -Scout ¿hablamos otro día? Sé que lo que te he dicho te habrá dejado algo tocado por eso creo que es mejor que pienses y hablamos en otro momento ¿te parece bien? – dijo Nami. - Me parece una idea excelente- respondió Scout. -Cuídate Scout, te echo de menos y lo sabes –. -Lo mismo te digo Nami –. Scout salió más aturdido que consciente, ¿dejarlo todo para irse a vivir con Nami a una ciudad que no conocía dejándolo todo? Era una locura, estaba demasiado atado a Barcelona como para dar el salto pero ¿Cuál era su vida actual? El aire ere frío sin llegar a ser molesto, una suave brisa jugaba con el humo del cigarrillo que Scout sostenía, ante la sorpresa de Scout Antón hizo acto de presencia. -¿Qué tal estás Scout? – preguntó. -Usted lo sabía todo, usted sabía que Nami me preguntaría eso, fue usted quien le llamó –. -Así es, le he llamado yo –. -Pues espero que tenga un buen motivo para decirme porque lo ha hecho –. -Lo tengo, desde que Nami marchó tu relación con el resto de compañeros ha cambiado radicalmente, eso no significa que tu rendimiento haya disminuido pero ahora únicamente te relacionas con ellos por meras cuestiones laborales-. -Tanto usted como el resto de mis compañeros saben que aquí vengo a trabajar y no ha hacer amigos, de nunca he tenido un trato cercano con ellos –. -Lo sé pero no solo es ese hecho…existe otro más llamativo –. -¿A qué se refiere?-. -Desde la desaparición de Nami has llegado puntual y créeme si te digo que me extraña –. -Alguna vez tendría que ser un chico responsable ¿no cree?-. -Ya…y por eso prefieres atar tu vida a una absurda monotonía antes que dar el salto e irte a vivir a Cartagena –. -Usted no sabe nada…-. -Y no…pero Nami si-. -Nami no puede saber que me sucede en el interior-. -Crees mal, ahí donde la vez tan alocada ha sabido encontrar tu interior –. -Ha encontrado lo que quería mostrar, quizás lo que quería ver –.

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-Perdona que lo dude –. -Puede dudar todo lo que quiera pero por más que coja carpas en el mar seguirán siendo peces –. -Buena metáfora pero por suerte yo no soy el que tiene que mirar atrás para ver mi actual estado-. -Olvídelo, no pienso ni recordar la idea de dejarlo todo para marcharme a una ciudad que ni siquiera conozco por muy bien que me lleve con Nami –. -Lo podré olvidar pero tú seguirás siendo un cobarde que no sabe ni lo que quiere en esta vida-. -Tal vez lo sepa muy bien-. -Tenemos dos oídos y una boca para escuchar mas y hablar menos, lástima que algunos ni siquiera carezcan de oídos pero si de boca-. Acto seguido Antón regresó a su puesto de trabajo dejando a Scout sentado en el suelo de la calle fumándose un cigarrillo. Debía reconocer que Antón no le veía como un simple trabajador más y aquel era un hecho que agradecer por mucho que Scout dijese que Antón no era más que su jefe. La mente de Scout intentaba luchar contra la idea de dejarlo todo pero algo en su interior le decía si tal vez Antón tenía razón, debía reconocer que le agobiaba profundamente la absurda monotonía que le rodeaba pero a la vez no le convencía la idea de dejarlo todo para marcharse a vivir a una ciudad que no conocía más que por el nombre, ¿Cómo escapar de todo sin dejar nada? No era más que un imposible de difícil solución. Dolido mentalmente por aquel cúmulo de ideas Scout tenía la cruel habilidad de transformar aquello que le dañaba en odio y este a la vez transformarlo en fuerza por lo que lentamente comenzó a transformar la idea de dejarlo todo por odio por la distancia, aquello no era más que una olla a presión en el interior de Scout que tarde o temprano tendría que explotar…las consecuencias nunca se podrían imaginar.

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El tiempo pasaba sin tregua ni aviso, las noticias provenientes de Cartagena eran breves pero siempre bien recibidas. La primavera llegaba a su fin, los árboles lucían en la plenitud de sus vidas regalando paisajes únicos para aquellas miradas que aborrecían el invierno. El verano había llegado en todo su esplendor, la gente mostraba más cantidad de piel en comparación a otras fechas, parecía que el mundo rebosaba felicidad. Para Scout aquello resultaba irónico a la vez que cruel: en la calle la gente vivía de sol a sol mientras que él debía permanecer sentado dentro de una oficina a la sombra. Eran fechas para que aquellos que trabajaban dejasen su vida laboral para tomarse un merecido descanso y Scout realmente lo merecía. -Scout ¿Dónde irás estas vacaciones?- preguntó Richi. -Eso me gustaría saber a mí – respondió Scout irónicamente. Por muy irónica que pareciera la respuesta Scout tenía toda la razón del mundo: no sabía que iba a hacer durante las cuatro semanas que disponía de vacaciones. Sus padres marchaban a un pueblecito de Jaén que él odiaba debido a las diferencias con su tía que allí vivía. La idea de quedarse solo durante cuatro semanas en casa le atraía no solo por el simple motivo de estar solo sino por el hecho de demostrarle a todo el mundo que podía apañárselas perfectamente él solo. -¿Por qué no invitas a Nami?- preguntó Antón. Scout se limitó a gruñir en silencio. -Aunque claro…también podrías ir a verla…quizás aquello te guste y te quedes a vivir allí-. -¡Olvide la idea de que marche a vivir a Cartagena, no pienso ir, si quiere venir que venga pero no pienso dejarlo todo para marcharme a vivir a un lugar que ni tan siquiera conozco!- respondió Scout en tono enfadado. Antón se limitó a reír mientras Scout se encerraba en si mismo intentando concentrarse para no equivocarse a la hora de archivar algún documento. Aquella noche los padres de Scout se sentaron junto a él para decidir que iban a realizar durante las vacaciones. Para sus padres la idea de dejarle solo en casa durante un mes era algo que les desagradaba debido al poco apaño que este tenía a la hora de realizar las cosas importantes de una casa pero se negaban a que Scout acabase con una profunda depresión tal y como años atrás le había sucedido en uno de sus viajes al pueblo de Jaén, finalmente todos llegaron a un acuerdo: -Está bien Scout, nosotros nos iremos un mes a Jaén, te quedas como amo y señor de la casa, come, duerme, ten cuidado con el fuego y no hagas fiestas en casa porque como me entere o me lleguen quejas de los vecinos vas a estar castigado más de un mes-. Scout sonrió, no era persona de muchos amigos por lo que tenía bien claro que fiestas en casa no iban a haber, tampoco era una persona de dormir muchas horas por lo que eso de dormir cada día no pasaba por su mente. En el apartado cocinar Scout debía reconocer que no era un experto cocinero ni una persona que supiera defenderse entre fogones, afortunadamente para él el hombre había inventado hacía años un gran invento: los precocinados. El verdadero problema para Scout radicaba en una de sus grandes amenazas en casa: la lavadora. Para él la lavadora no dejaba de ser más que una máquina cuadrada donde su madre introducía la ropa sucia y que por arte de

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magia esta salía seca y completamente limpia. Scout tenía claro que aquella maquina iba a “desahogar” su irá acumulada contra él. Los días pasaron sin previo aviso, Agosto hizo acto de presencia con toda su contundencia. Algunos compañeros de trabajo salieron antes de tiempo: a la hora de entrar a trabajar todo el mundo adora entrar un poco más tarde pero a la hora de comenzar las vacaciones todos marchaban antes aunque aquel no era el caso de Scout. Él llegaba tarde fuese o no fuese festivo y salía a su hora comenzasen o no las vacaciones, después de comer Scout se quedó completamente solo en la oficina aunque para sorpresa de todos este continuó archivando varios documentos que tenía sobre su mesa. Cuando finalmente los archivó Scout decidió dar una vuelta por la fábrica comprobando como la casi totalidad de los trabajadores ya habían marchado. -¿Pero Scout, todavía no te has ido a casa?-preguntaron los pocos trabajadores que quedaban. -Yo hasta mi hora no marcho que luego se quejan-. El escaso ruido de la fábrica era extraño, normalmente el ruido era ensordecedor pero en aquellos momentos la música que portaba Scout en su reproductor de música era audible. El silencio y la soledad se habían apoderado de las oficinas, todo estaba sumido en una extraña calma que atraía a Scout. Las cosas permanecían en su lugar, las puertas estaban cerradas, no se escuchaban pasos algunos ni tan siquiera el ruido de las impresoras escupiendo documentos que tarde o temprano acabarían en las manos de Scout. Sin trabajo pero sin prisa comenzó a cargar su mochila con todo tipo de material de oficina ¿Quién iba a preguntar quien había agotado una caja de rotuladores después de un mes? Estaba claro que nadie, Scout había conseguido que su habitación tuviese un cierto aire a papelería debido a la gran cantidad de material de oficina que se había llevado a casa. No tenía prisa: sabía que al llegar a casa dispondría de todo el tiempo del mundo para él solo, las horas no importaban, ni los minutos ni tan siquiera si llovía o hacía un sol de justicia. Finalmente la hora de plegar llegó para Scout, con su mochila cargada hasta límites insospechados y con una música más que contundente en su reproductor de música Scout marchó de la oficina echando un último vistazo hacía atrás mientras se despedía de la nada: -Nos vemos en un mes- susurró Scout. Cruelmente aquello no era miedo a no volver, no era amor hacía el trabajo: simplemente era melancolía. Cuando salió a la calle miró hacia atrás para despedirse amablemente de aquellos que aquel año no dispondrían de vacaciones. Con una sincera sonrisa pero con la mirada oculta bajo unas gafas de sol Scout alzó su mano despidiéndose del resto de sus compañeros. El viaje de regreso a casa transcurrió envuelto en un aire de melancolía contagiado tanto a la música que manaba de su reproductor de música como por su mirada. Scout miraba sin ser visto al resto de la gente que viajaba en silencio en el autobús sabiendo que mientras él sería libre durante todo un mes otros pasarían sus horas trabajando por un salario que en la mayoría de los casos resultaba irrisorio. La bestia de acero en la que vivía Scout en aquellos momentos no era más que una gota de lluvia, acida pero lluvia, bestia durmiente pero atento a todo cuanto le rodeaba. La plena libertad era algo que incluso podía palparse con las manos, era algo más que un simple sentimiento silenciado, era algo que solo los que la viven pueden describirlo aunque luego algunos se empeñen en ponerle renglones a los sentimientos.

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Finalmente Scout llegó a su casa, esta permanecía vacía a la vez que sumida en un silencio absoluto. Scout lanzó su mochila sobre su cama a la vez que observaba todo dibujando en sus labios una casi olvidada sonrisa. Scout se dirigió a la cocina aunque mientras pasaba por el pasillo observó una nota encima de la mesa del pasillo. “Scout, te hemos dejado la nevera con comida más que suficiente para todo un mes, si tienes que cocinar asegúrate de cerrar bien el gas, sé que no pasarás la aspiradora pues si mal no creo recordar su sonido te irrita de manera incontrolable pero al menos barre la casa un par de veces por semana. Riega las plantas los miércoles y domingos, si ves que no sabes manejar la lavadora lava a mano, duerme, no montes fiestas en casa y si tienes algún problema…llama a los vecinos que nosotros estamos de vacaciones, te llamaremos de vez en cuando” Tras leer aquella nota Scout comprobó como su faceta gamberra provenía de su madre…cruelmente su madre con aquella nota no hablaba en broma. Era tiempo para vivir, para realizar todo cuanto había deseado sin que nada le importarse, asumir las consecuencias de sus propios actos. Libertad absoluta, liberta de un mes, de treinta días pero libertad al fin y al cabo, era tiempo de precocinados, de dormir una o dos horas, de emborracharse, de hacer el salvaje navegando por internet, de tocar la guitarra a altas horas de la madrugada sin que nadie se quejase, era tiempo para tener libertad: no obligaciones. La libertad absoluta para Scout había comenzado, algo inconscientemente dentro de él le hacía saber que para él libertad absoluta era sinónimo de anarquía. Sabía que alguna de sus salvajadas iba a llevarle consecuencias pero… ¿Quién piensa en las consecuencias cuando se tiene libertad absoluta?

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Las primeras horas de vacaciones, o de libertad absoluta para Scout, eran sin duda alguna las horas más extrañas: sabía que disponía de todo el tiempo del mundo para él pero no sabía por dónde comenzar. Podía comenzar por llamar a alguno de esos amigos perdidos que solo aparecen cuando uno dispone de una casa para él solo, podía ponerse a navegar hasta altas horas de la madrugada, podía tocar su guitarra eléctrica a unos niveles sonoros bastante elevados. Podía realizar mil cosas que nunca podía hacer con la presencia de sus padres en casa pero lejos de realizar locura alguna Scout decidió bajar a tomarse alguna copa al bar de Frank. -Vaya Scout veo que te han soltado durante un largo periodo de tiempo- dijo de forma simpática Frank mientras le servía una copa a Scout. -Por lo que veo el olor a vacaciones se desprende por cada poro de mi piel- respondió Scout. -Tu sonrisa te delata-. -Sonrisa chivata grrrrrr –. -¿Y tienes pensado hacer algo en especial?-. -De momento no, ya sabes que odio organizar planes a largo plazo, todos los que realizo se estropean de una forma u otra así que dejaré que el tiempo haga su trabajo-. -O sea que “anarquía” total ¿me equivoco?-. -En absoluto- . -¿Y porque no llamas a aquella chica…como se llamaba…a si Nami y le dices que se venga a pasar unos días?-. -Perdí el contacto con ella-. -Vaya lo siento, se te veía muy unido a ella-. -Demasiado para mi gusto pero ya sabes: lo que el hombre no es capar de romper lo rompe el silencio-. -O el despiste por parte de algunas personas…-. -No será por parte de la mía, solía mandarle mensajes por teléfono móvil y de tanto en tanto le mandaba alguna carta pero un día me cansé de no recibir respuestas así que decidí no escribirle más palabras al aire-. -Quizás le haya pasado algo-. -No creo, de ser así me habría comentado algo-. -O no, ya sabes que a la gente no le gusta que otros se preocupen por uno-. -En eso debo darte razón, la felicidad se desea compartir pero la tristeza es algo que uno guarda en silencio. Aún y así creo que si realmente le hubiese sucedido algo grave me lo habría hecho saber de una forma u otra-. -Quien sabe-. -¿Pero sabes lo mejor de todo?-. -Dime-. -Que acabo de comenzar mis vacaciones y que nada ni nadie podrá romperme mis horas de felicidad-. Frank sonrió mientras asumía con la cabeza: Scout nunca dejaría de ser un planificador anárquico. La noche era el principio de la libertad absoluta, algo rápido para cenar y luego horas y horas delante de su ordenador navegando a través de internet a la vez que hablaba con gente a quien apenas conocía. Era curioso ver como gente que apenas se conocía hablaba de temas más personales que sociales, Scout incluso en eso era un caso aparte: su vida era su vida y los detalles importantes eran aquellos que nunca se decían. Scout pasó aquella noche hablando durante horas en lo que popularmente se conocía como un “chat”, sus largas horas en uno de

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ellos le proporcionaba una larga experiencia capaz de diferenciar unas palabras de otras o unas personas de unas simples palabras. En aquel lugar era conocido por sus grandes frases llenas de salvajismo y de ciertos aires de nobleza: Scout era lo que escribía. Acostarse a altas horas de la madrugada y pretender hacer deporte al día siguiente es una idea utópica que Scout pudo comprobar en sus huesos. Los ojos estaban medio cerrados por lo que no fue de extrañar que incluso con el día lluvioso Scout saliese a la calle para ir a comprar al supermercado portando sus gafas de sol. Sus pasos eran lentos, la cantidad de cigarrillos ingerida superaba cualquier límite mínimamente sano, los pies pesaban, los músculos estaban entumecidos…y eso era solo la primera noche. Scout sabía que si esas eran las consecuencias de tan solo la primera noche el final de las vacaciones podía ser apoteósico. El día transcurrió entre acordes de guitarra de elevado tono, comida precocinada y muchas sesiones de ordenador. Tiempo atrás Scout había conocido una chica de su ciudad por internet con la cual solía hablar, aquella noche Scout decidió invitarle a su casa para montar una fiesta. -Buenas noches- dijo Scout. -Buenas noches- respondió la chica. -Una cosa, te va a sonar algo fuerte pero espero que no me tomes por un hombre desesperado ni nada por el estilo pero… estoy solo en casa ¿te apetece venir y montamos una fiesta?-. La chica comenzó a reír enérgicamente. -¿Porque iba a pensar eso? Si casualmente te iba a comentar lo mismo, además estoy con una amiga en casa-. -Ostras es que son las doce de la noche y no desconozco si estará el metro abierto-. -El metro cierra a la una de la madrugada así que…-. -Está bien…en media hora estoy allí-. Para Scout salir a las doce de la noche para ir a casa de alguien era todo un acontecimiento, no estaba acostumbrado a salir a esa hora por lo que su sonrisa en los labios era más que comprensible. Tras preparar su mochila y ponerse su inseparable reproductor de música Scout se dirigió a casa de aquella chica que al fin y al cabo no conocía de nada. Los sentidos se acentúan cuando alguien realiza algo fuera de lo normal o que rompa su rutina y Scout no era distinto en eso, sus ojos se fijaban en todos los detalles que le rodeaban. La gente en el metro era más bien escasa y los pocos que viajaban portaban cansados rostros, el aire parecía más frío a la vez que más intenso, para los ojos de Scout todas aquellas sensaciones eran algo que le hacían salir a relucir su parte más sensible. Las calles no son calles sin personas y a aquella hora solo había silencio. Cuando Scout llegó a casa de la chica de internet su nerviosismo era más que evidente, tras picar al timbre una chica algo bajita, de larga melena rubia y de rostro aniñado le abrió la puerta. -¿Scout?-. -¿Yevi?-. Una sonrisa acompañada de un simpático abrazo bastó para que el frágil hielo reinante en el momento se rompiese como si nada. Aquella noche Scout permaneció despierto hasta altas horas de la madrugada durmiendo tan solo una hora en un cómodo sofá de azul terciopelo, había sido una noche de alcohol y de risas mezcladas con palabras que permitían conocer a las personas de aquella casa. Finalmente a las nueve de la mañana Scout decidió regresar a su casa con claros signos de resaca, en aquellos instantes sus gafas de sol no eran un simple complemento: eran una parte más del cuerpo, la música no solo era parte de la vida de Scout sino que aquellos instantes le ayudaban a mantenerse despierto. Antes de subir a su casa Scout decidió detenerse en el bar de Frank para tomarse un café bastante cargado que le ayudase a soportar lo que quedaba de día. -Cualquiera diría que no has descansado- comentó Frank. -Cualquiera diría que si esto es el tercer día de mis vacaciones…el último día puedo acabar en urgencias médicas-.

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-Pues ya sabes, calma y descanso-. -¿Calma y descanso? Perdona que sonría pero…antes en urgencias que aburrido-. -Tienes un concepto un poco extraño de aburrimiento…-. -No tengo conceptos que no es lo mismo-. -Tú lo has dicho-. El día transcurrió con un más que evidente cansancio, los ojos eran dos simples balones cóncavos introducidos en unos agujeros que simplemente se limitaban a dejarlos caer. Los pies eran dos montañas pesadas imposibles de mover, los brazos eran dos péndulos que se movían por inercia, el cuerpo no era más que un simple automatismo absurdo y sin sentido. Irónicamente para Scout aquello era la libertad, a media tarde mientras Scout permanecía tumbado sobre su cama observando la televisión Yevi llamó por teléfono. -¿Scout que tal estás?- . -Ahora mismo estaba descansando un rato-. -¿Descansar ahora? Vaya…y yo que me estaba preguntando que si te apetecía venirte esta noche así hacemos una fiesta-. -¿En tu casa?-. - S i claro ¿Dónde si no?-. -Me debes una visita -. -Lo sé pero…me da pereza coger el metro a estas horas-. -Ostras pues yo sé de una persona que cogió el metro a las doce de la noche y no le ha pasado nada-. -¿Pero tú te has visto?-. -¿Tu crees que he llegado vivo al cuarto de baño para mirarme al espejo?-. -Vale…eso me lo dice todo ¿a qué hora te viene bien que vaya?-. -¿A qué hora te viene bien venir?-. -Vale…dos cero tu ganas, llevaré bebida-. -Si quieres que venga algún amigo tuyo sabes que por mí no hay ningún problema-. -Está bien ¿fiesta grande entonces?-. -Grande no: a lo bestia-. -Nos vemos esta noche-. Era extraño que Scout que era un chico de escasos amigos tuviera un poder de convocatoria bastante elevado por lo que tras colgar el teléfono y salir a comprar bebidas alcohólicas se conectó a internet para contactar con gente de confianza para informarles de que iba a organizar una fiesta en su casa. Muchos de sus amigos de internet no pudieron acudir pero unos pocos decidieron apuntarse, incluso gente que Scout conocía de manera directa de su barrio y con los que guardaba una cierta amistad decidieron apuntarse. Sobre las once de la noche los primeros invitados comenzaron a llegar a casa de Scout el cual llevaba más cafeína por metro cúbico en sus venas que una fiesta de gente con insomnio. Cuando Scout observó como todos los invitados portaban bebidas alcohólicas entendió que aquella iba a ser una noche inolvidable, cuando Yevi llegó a casa de Scout trayendo consigo a algunos amigos suyos la fiesta se dio por comenzada. Al ser gente que en su mayoría era seguidora de la música contundente Scout no tuvo ningún problema en poner música que complaciera a todo el mundo. El alcohol corría de un lado a otro ente risas y bromas por parte de todos los presentes, incluso Frank, poco amante a las fiestas multitudinarias decidió apuntarse. A pesar de la diversión Scout estaba pendiente de que todos estuviesen cómodos y se divirtieran, lejos de su carácter salvaje y algo cerrado Scout estaba demostrando que a la hora de ser responsable, incluso en los momentos en que la responsabilidad sobra Scout lo era. Alguien notó aquel comportamiento por lo que decidió abrazarle por la espalda.

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-Scout guapo ¿Por qué no te relajas un poco y te diviertes un poco más? Por cierto ¿te he dicho que te quiero?-. Asustado Scout dio un salto observando como la persona que hablaba era Yevi la cual tenía un grado de alcoholemia bastante elevado. -¿Yevi estás bien?-preguntó Scout algo asustado. -Si claro… ¿Por qué no iba a estarlo? Estoy de maravilla, por cierto dile a las puertas de tu casa que no se muevan tanto que ya he chocado contra una-. Scout estaba equivocado: Yevi no tenía un grado de alcoholemia elevado… su sangre era JB positivo, su sonrisa era extraña a la vez que atrayente, era una sonrisa escrita con la juventud de una noche que resultaría ser inolvidable. -Yevi ¿Por qué no te tumbas un rato?-. -A tu lado donde quieras corazón-. El grado de cariño de Yevi era asustadizo, cualquier persona normal habría tomado aquella actitud con sonrisas y pasividad pero Scout no estaba acostumbrado a aquel tipo de actitud, dentro de la fiesta la responsabilidad de los actos era algo que sin duda alguna Scout llevaba al límite. Scout miró a su alrededor observando como todo el mundo se divertía sin preocuparse por nada, olvidando como el mundo continuaba girando, olvidándose por completo de las consecuencias de sus actos ¿Por qué él iba a ser menos? Tal vez iba siendo hora de olvidarse de falsos prejuicios y de miedos infundados y disfrutar de la noche ya que al fin y al cabo solo se vive una vez, ya habría tiempo de arrepentirse de todo en otro momento, Scout giró a Yevi poniéndola frente a él y le miró fijamente a los ojos. -¿Sabes Yevi? Tienes razón, debería divertirme un poco mas y dejarme llevar por el ambiente, voy a disfrutar, a ser yo mismo, voy a emborracharme hasta caer redondo al suelo, bailar hasta que el cuerpo diga basta…es mi noche-. Yevi por aquellos momentos se encontraba con la boca abierta perpleja ante aquella respuesta por parte de Scout. -Ala Scout me llegas a decir que te quieres casar conmigo y te juro que te creo-. Acto seguido Yevi calló redonda al suelo por lo que cruelmente todos se echaron a reír mientras Scout la levantaba del suelo. Aquella noche Scout bebió como nunca había bebido, rió como nunca había reído, bailó como nunca había bailado, saltó como nunca antes lo había hecho: era libre, era el mismo sin miedo a que dirían los demás. Sin más miedo que el de que la noche acabase, pero la noche acabó, algunos de los allí presentes marcharon a sus casas, otros debido a su alto grado de embriaguez se quedaron dormidos en el suelo o en el sofá del comedor. Scout había caído en un profundo sueño victima de varios vasos de alcohol sobre su cama. Al día siguiente la luz de un nuevo día le despertó, su cabeza giraba sin parar, su boca estaba completamente reseca impidiéndole gesticular palabra alguna, se encontraba boca arriba sobre su cama vestido únicamente con su ropa interior desconociendo como había llegado hasta allí. Intentó sacudir su cabeza para despejarse sin éxito, sin mirar estiró su brazo para alcanzar un paquete de tabaco que siempre solía dejar sobre la estantería que se encontraba encima de su cama, encendió un cigarrillo y volvió a mirar al techo. De repente notó como algo en su cama no se encontraba en su sitio, su cama parecía más pequeña y las sabanas se encontraban sospechosamente alzadas hasta la almohada, con mas aturdimiento que ganas Scout movió la sabana cuando se encontró algo que le hizo gritar como nunca antes había gritado: Yevi se encontraba a su lado durmiendo plácidamente sin nada de ropa, si el mundo padeciese un ataque de sordera en aquellos instantes Scout la habría curado. Estaba claro que ente Yevi y Scout había sucedido algo pero ¿el qué? Scout no recordaba nada y su mente no estaba lo suficientemente lúcida para pensar con claridad. Estaba claro que el alcohol había roto una de las teorías de Scout: todos somos responsables a la hora de solucionar nuestros hechos…salvo los que uno no recuerda.

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El ser humano es el único animal capaz de ver dos piedras y afirmar que es una montaña aunque en realidad sean dos tortugas. Scout esperaba que el hecho de despertarse junto a Yevi vestido únicamente con ropa interior no significase que había dormido con ella o lo peor para él: algo más que dormir. Realizando movimientos suaves pudo vestirse sin hacer ruido y dirigirse a la cocina para tomar una taza de té. El sabor de una taza de café recién hecho era uno de los pocos placeres que Scout solía tomar por costumbre preguntándose qué sucedía cuando el placer se convertía en rutina. Estaba claro que la fiesta había sido todo un éxito observando cómo varios invitados dormían plácidamente tirados por varios rincones de la casa. Scout intentaba buscarle una solución lógica para lo sucedido con Yevi pero todos los caminos le llevaban a la misma conclusión: debido al excesivo grado de alcoholemia Scout y Yevi habían pasado la noche algo más que bebiendo. Él no estaba acostumbrado a hechos como esos por lo que encendía y apagaba un cigarrillo tras otro, estaba claro que necesitaba aire y la única forma de conseguirlo era acudiendo al bar de Frank. -Hombre si te has levantado del suelo- comentó Frank nada más ver como Scout entraba por la puerta de su bar. -Frank necesito consejo, esta noche ha sucedido algo que no me esperaba y no se…no puedo pensar con claridad-. -Te bebiste una botella de vodka tu solo ¿Qué más querías?, es normal que no puedas pensar con claridad-. -No me refiero a eso, me refiero a que esta noche ha pasado algo que no me esperaba y no sé qué hacer-. -Veamos… ¿Qué ha pasado?-. -Esa es la cuestión-. -¿Qué quieres decir con eso?-. -Veamos cómo te lo digo sin que suene demasiado contundente…me he despertado durmiendo sobre mi cama, en ropa interior y con Yevi completamente desnuda-. Los ojos de Frank se abrieron de par en par en claro gesto de sorpresa. -¡¿Qué te has despertado cómo?!-. -Sobre mi cama, en ropa interior y con Yevi completamente desnuda a mi lado-. -Pues si sumas uno más uno salen dos así que ya te puedes imaginar que ha sucedido, que yo recuerde cuando marché tú estabas bebiendo a punto de caer en un profundo sueño-. -Pero no puede ser, algo no me encaja-. -Lo extraño es que te encajase algo, te excediste bebiendo al igual que Yevi, es normal que estas cosas sucedan-. -Pero no a mí, sabes que no suelo acudir a grandes fiestas y si bebo siempre es con moderación. Odio emborracharme para acabar sobre una cama con la sensación de que a mí alrededor todo se mueve-. -Todos decimos “esto nunca lo haré” hasta que lo hacemos, somos personas, animales irracionales que piensan en lo que no deben cuando deberían, seres aburridos que cuando cogen una botella de alcohol se transforman en animales de circo sin complejos ni perjuicios-. Scout observó fijamente a Frank. -¿Me vas a dar clases de filosofía ahora? Ostras Frank que no estoy yo como para pensar ahora en frases filosóficas-. Una carcajada a pleno pulmón sirvió de respuesta para comprender que Frank a la hora de dar clases de filosofía se las apañaba muy bien solo. Scout regresó a su casa observando cómo algunos de los invitados ya se habían despertado preparándose para marchar a sus casas. No fue el caso de Yevi la cual permaneció dormida durante todo el día quedándose a solas junto con Scout, aquello no hacía otra cosa

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que incrementar la idea de que aquella noche entre él y Yevi había sucedido algo más que una simple borrachera. Observando que Yevi no se levantaba Scout decidió conectarse al chat donde solía pasar las horas muertas para intentar evadirse de la realidad y evitar pensar en cosas que al fin y al cabo nunca llevarían a ningún lado. Las horas transcurrían entre comentarios jocosos y la clásica ironía de los chats, todo estaba sumido dentro de un cierto orden anárquico hasta que de repente entró una persona con el “Nick” de “Napalm” que a simple vista pasaba desapercibida. Tras poner un poco de música gamberra Scout decidió “atacar” a aquella persona siempre respetando unos simples limites de educación. -Vaya, si tenemos aquí a alguien con un nombre un poco “incendiario”- dijo Scout. El resto de usuarios respondió con risas. -No os riais a ver si va a caerse y vamos a acabar todos envueltos en llamas-. Napalm no contestaba por lo que Scout insistió en continuar “atacando” a aquella persona. -Como diga que es pacifista me da un ataque de risa, quizás fume y lo que quiera es un encendedor-. -¿Con la mano alzada?- respondió ante la sorpresa de todos Napalm. Aquella respuesta hizo saltar la alarma de defensa interna de Scout, unir “mano alzada” con encendedor era un clásico gesto que solo conocía la gente que le conocía personalmente. Scout decidió restarle importancia al asunto siempre manteniendo una cierta distancia. -Hombre…si te lo doy en la mano tendrá que ser a mano alzada, no me imagino lanzándole un encendedor a alguien a los pies-. -Pero si mostrarle tu mano creyendo que tus extraños vendajes permiten ver el encendedor-. Aquello fue una luz de alerta en toda regla para Scout: Napalm le conocía en persona, pero ¿Quién podría ser? Un chat se basa en el anonimato de las personas tras un Nick, una especie de juego de “quien es quien” pero simplemente con palabras y sabiendo que tras el anonimato de un Nick se esconde una personas de carne y hueso. Cualquier persona que hubiese estado en la fiesta podía ser Napalm pero era extraño ya que aquellas personas que hasta hacía pocas horas habían estado en su casa desconocían porque chat se movía Scout. Siendo conocedor de ese detalle Scout decidió comenzar a realizarle preguntas trampas a Napalm. -Veo que me conoces- dijo Scout. -Si, te conozco en persona… y tu a mi también-. Aquel dato descartaba algunas personas para Scout por lo que este comenzó a realizar preguntas que le ayudasen a descartar personas que conociera personalmente. -¿Fumas Napalm?- . -Ahora mismo no gracias pero sí, soy fumadora-. -¿Eres mujer?-. -Claro-. En aquellos momentos una de las leyes no escritas de los chat se mostró con toda su crudeza: si eres mujer en un chat todos los hombres van a intentar ligar contigo tengas o no tengas pareja. A Scout ese hecho no le sucedía y era uno de los pocos hombres que rompían aquella norma, él no entraba a ligar, para él un hombre y una mujer en un chat significaba lo mismo: al fin y al cabo no eran más que palabras. -Mujer y me conoces en persona ¿estás tú segura Napalm?-. -Bastante pero veo que me has olvidado cosa que yo nunca hice-. El número de mujeres que conocían a Scout en persona y que supiesen que se movía por aquel chat era más bien escaso por no decir nulo. Scout guardaba con recelo su vida a través de los chats salvo cuando realizaba alguna gamberrada que entonces estas se convertían en toda una noticia a viva voz. -Napalm lo siento pero creo que te equivocas de persona-. -Yo de ti no estaría tan seguro Scout, te conozco muy bien, más de lo que tú te imaginas, menos de lo que me habría gustado-.

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-Napalm he estado de fiesta toda la noche, he acabado borracho perdido y hoy tengo una resaca que no me aguanto en pie, no tengo la mente demasiado despierta como para pensar con claridad-. -Dormías poco por lo que no creo que el hecho de acabar borracho te impida pensar con claridad-. -Te aseguro que si…-. -Sigues afirmando y te equivocas, a veces la respuesta a todas las preguntas se halla en lo más simple-. -¿Filosofía ahora? No gracias ya he tenido bastantes frases filosóficas a lo largo del día y eso que para mí el día no ha hecho más que comenzar-. -¿Te puedo contar algo irónico?-. -Claro-. -Ha pasado mucho tiempo pero en ningún momento pude olvidarte-. -¿Y qué tiene eso de irónico?-. -En que te encuentre aquí en lugar de responderte a aquellas cartas de las que nunca recibiste respuesta-. ¿Cartas, respuestas? Aquello era sumamente extraño, Scout hacía tiempo que había dejado de escribir cartas, en la actualidad no escribía cartas y únicamente hablaba con la gente a través de internet. -Hay algo que no me encaja Napalm, dices que me conoces en persona cosa que ahora ya no dudo por lo que deduzco que vives en Barcelona pero a la vez hablas de cartas. Sería un poco extraño que viviendo en Barcelona al igual que yo, conociéndome en persona te escriba alguna carta-. -¿Afirmas que vivo en Barcelona?-. -Cualquiera afirma nada a estas alturas…-. -Haces bien-. Todo aquello era muy extraño, Napalm conocía a Scout en persona pero por lo visto no era de Barcelona. Scout a través de internet conocía docenas de mujeres pero mujeres que le conocieran personalmente y que supiesen en que chat se movía no existían. La resaca permanente de aquel día no ayudaba mucho a Scout por lo que por más que hiciera cálculos descartando gente no encontraba una respuesta exacta. -¿No me estarás gastando una broma?-preguntó Scout. -Para nada, incluso puedo darte datos para que veas que tú y yo nos conocemos en persona como por ejemplo y si descartamos el hecho de tu altura, tus manos curiosamente vendadas….tu jefe se llama Antón-. Estaba claro: Napalm conocía perfectamente a Scout, los datos físicos eran datos que cualquier persona del chat conocía pero nadie conocía el nombre de su jefe. -¿No serás mi madre?-. -Scout hombre ¿Cómo voy a ser tu madre? Con eso me has “roto”-. -¿Te recuerdo que no puedo pensar con claridad?-. -Una cosa es claridad de ideas y otra muy distinta lanzarle piedras a las ideas-. -¿Y qué quieres que haga? ¿Coger el listín telefónico y llamar a todas las mujeres que conozco?-. -No pero…al menos podrías recoger los bóxers que te dejaste en mi casa-. Si las cuerdas vocales de Scout fuesen armas Scout habría lanzado una bomba atómica, su mente se puso en blanco, sus dedos se encogieron, su cuerpo se convirtió en una masa de carne absurda y sin sentido. Napalm había estado jugando con Scout todo el rato y desgraciadamente para Scout solo había una persona en el mundo capaz de sacarle de sus casillas: Nami. -¡¡¡Nami!!!-. -Me alegro de verte Scout-. -Pero…pero ¿tú qué haces aquí metida?-.

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-Me había conectado para reírme de la simpleza de los hombres que intentan ligar en un chat-. -Me has dejado de piedra-. -Creo que debería decirte lo mismo pero… ¿Por qué te hecho tanto de menos?-. -¿Por qué el sentimiento es mutuo quizás?-. -Quizás sea por eso…quizás-. -Y bien ¿Cómo te van las cosas por allí abajo?-. -Van, sin más, la verdad es que la soledad se ha convertido en mi única compañera pero bueno, hay cosas peores en la vida. Debería preguntarte como te va la vida pero sabiendo que has estado de fiesta creo que esa pregunta es innecesaria-. -Mis padres marcharon de vacaciones y me quedé solo durante un mes, es normal que haya montado una fiesta-. -¿Normal en ti montar una fiesta? No Scout no, lo normal para ti habría sido encerrarte en tu casa todo el mes convirtiéndote en una especie de vampiro urbano alimentándote únicamente de precocinados mientras juegas a absurdos videojuegos o te tumbas sobre tu cama para ver algo de televisión basura, te recuerdo que eres hombre-. -Te equivocas si piensas eso de mí pero bueno…eres mujer: no le puedes pedir que piense y hable al mismo tiempo-. -¿Te estás riendo de mi acaso hombre de instintos primitivos que al caso viene a ser lo mismo que un primate? con respeto a los primates claro-. -¿Reírme yo de usted, de una mujer sin principios? No para nada, eso sería demasiado fácil-. -Habló el “señorito complicaciones”-. -¿Señorito complicaciones? Lo ves, mujer sin principios, complicaciones sería que sobreviviese todo un mes a base de comida recién hecha, complicado sería que yo cocinase sin prenderle fuego a la cocina, complicado sería invitarte a casa ahora a pasar unos cuantos días, eso sería complicado ¿pero por el resto? Nada mujer no existen cosas imposibles-. -Complicado sería que no me propusieras ir a pasar unos días y de paso aprovechar para recoger un par de cosas que me dejé allí en Barcelona…eso sería complicado pero conociéndote tal y como te conozco lo complicado es que me lo propusieras ahora sabiendo que la respuesta sería una sí rotundo-. Scout se quedó pensativo, las ganas de ver a Nami eran enormes pero dentro de su anarquía mental sabía que realizar un viaje desde Cartagena hasta Barcelona sin programarlo antes sería una locura pero ¿Qué sería del ser humano sin realizar locuras? -Pues por complicado que parezca señorita Nami le invito formalmente a pasar unos cuantos días en Barcelona ahora mismo-. -Si esperas que consulte cuando salen los trenes para Barcelona te digo a qué hora llego-. Tras unos minutos de consultas a través de internet Nami informó a Scout de su llegada a Barcelona. -El primer tren sale a las cinco de la madrugada y llega a Barcelona sobre las diez de la mañana por lo que si tenemos en cuenta que son las tres de la madrugada…o me doy prisa o no llego a tiempo-. -¿En serio me estás diciendo que vienes a Barcelona?-. -¿En serio que me lo has propuesto?-. -Si claro pero no se…me parece una locura tomar un tren sin tenerlo previsto en dos horas –. -Conocerte ya fue una locura así que si usted me permite señor Scout debo ir apagando el ordenador, me espera en Barcelona un morenazo a quien echo de menos, nos vemos en un par de horas-. -Hasta ahora Nami-. -Hasta ahora Scout-.

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La felicidad de Scout era más que evidente, en su rostro se dibujaba una sonrisa como nunca antes se le había dibujado, en tan solo unas horas estaría frente a frente a Nami y eso le hacía sonreír enérgicamente. No había dormido en toda la noche pero eso no le importaba: existía la cafeína, para cualquier persona normal saber que tiene que recibir una visita por la mañana significaba marcharse a dormir pero Scout prefirió dedicarse a ordenar su casa. La cocina quedó en perfecto estado al igual que el salón y el cuarto de baño pero algo en su interior le hacía pensar que se olvidaba de algo importante, cigarrillo tras cigarrillo intentaba recordar que era aquello tan importante que había olvidado. Algo llamó su atención colgado en una lámpara del pasillo, se acercó pudiendo observar como aquello que colgaba no era otra cosa que un tanga de mujer. -¡¡¡Yevi!!!-. A toda velocidad Scout llegó a su habitación observando extrañado como Yevi no se encontraba allí pero que en su lugar había una nota. “Scout regreso a casa, cuando me he despertado tú estabas entusiasmado hablando con alguien por internet por lo que he decidido no molestarte, cuando salga de mi resaca te llamaré, PD: se nota que no sueles dormir con nadie a tu lado…me has “incrustado” contra la pared” Scout se limitó a sonreír a la vez que maldecía en silencio que Yevi hubiese marchado en silencio sin aclararle si realmente aquella noche había sucedido lo que la mente humana era capaz de explicar con dos palabras algo contundentes. El sueño era más que presente e ingerir grandes dosis de café para mantenerse despierto toda la noche no era la mejor manera de esperar que alguien llegase. Pero nada de aquello importaba, el cansancio era irrisorio, el sueño no era más que un extraño estado catatónico apagado con sobredosis de cafeína, la resaca prácticamente había desaparecido. Cuando una persona sabe que le va a llegar un momento feliz el mundo parece detenerse por un instante, se tiene la extraña sensación de que a pesar de todo el mundo es un lugar maravilloso y que toda la gente sonríe. Cuando eso sucede uno se torna hipócrita de la realidad pero aún y así es feliz, Scout era feliz, ausente del mundo que le rodeaba, libre, feliz pero libre al fin y al cabo.

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La perfección no existe por más que se busque, lo perfecto suele ser aquello que tiene menos errores o menos fallos, buscamos la perfección pero cuanto más se buscan más pequeños detalles surgen a la luz. Scout lo sabía pero a pesar de ello estuvo toda la noche limpiando y ordenando su casa ante la llegada de Nami. Tras comprobar que todo estaba en un cierto orden se tomó una ducha, preparó su mochila, cargó su reproductor de música y se dirigió a la estación. Los nervios eran como una docena de puños que golpeaban en el estomago con más rabia que raciocinio, los pies se movían solos a una velocidad inusitada, el cambio de canciones en el reproductor de música era constante. Cuando uno está nervioso ninguna canción que lleve en un reproductor de música suele gustarle, desafortunadamente y siendo lógico en él Scout llegó cuarentaicinco minutos antes a la estación por lo que decidió fumar todos los cigarrillos que el tiempo le permitiese. Los minutos pasaban más lentamente que nunca y la música parecía no acabar nunca, el cielo permanecía roto por unas ligeras nubes que presagiaban tormenta, el viento era constante a la vez que cálido. La gente entraba y salía de la estación como si solo fuesen palabras sin sentido, finalmente cuando solo quedaban quince minutos para la llegada del tren de Nami Scout decidió bajar al andén. Posiblemente aquellos fueron los minutos más largos de su vida, el estomago había desaparecido para convertirse en una maraña de nudos y escasez de espacio. Cuando el tren hizo acto de presencia la mirada de Scout se dirigió hacia todas las ventanas, sus pies caminaban de un lado a otro como si no fuesen a unión del resto del cuerpo. Cuando el tren finalmente se detuvo Scout aprovechó su altura para detenerse e intentar encontrar con la mirada a Nami, desafortunadamente para una persona que llega de una fiesta con resaca incluida y a la que debe sumarse el hecho de no dormir no puede intentar ver más allá de dos metros sin confundir las cosas. Scout había perdido la noción del tiempo cuando de repente alguien llamó su atención. -Te juro que me dicen que me estás buscando y no me lo creo…llevo un rato detrás de ti- exclamó Nami. Scout se giró sorprendido y sin que pudiese responder Nami se le abalanzó encima para regalarle un abrazo que Scout nunca olvidaría. Durante unos interminables instantes las palabras dejaron paso a las miradas, el hecho de que cada uno estuviese frente al otro después de tanto tiempo rompía cualquier palabra que pudiese decirse con los labios. -Se que debía haber respondido a tus cartas o a tus mensajes de móvil, lamento haber estado en silencio durante tanto tiempo. He estado buscando trabajo y he estado muy liada con el papeleo de la defunción de mis padres y…-. -Nami una cosa…-irrumpió Scout. -¿Sucede algo?-. -Creo que todas esas cosas merecen tiempo y sobre todo otro lugar antes que una estación de tren pero sucede una cosa, sabes que viniste a mi trabajo para “avergonzarme” delante de mi jefe al igual que sabes que nunca olvido-. -Miedo me das…-. -No no, nada de miedo pero venias a verme y aquí me tienes así que…marcho a mi casa a dormir que no he dormido en toda la noche-. La sonrisa en el rostro de Scout dejaba ver que no hablaba en serio por lo que Nami en claro gesto de venganza por aquel comentario decidió usar un arma que por desgracia para ella desconocía que hacía efecto contra Scout. -Vaya, yo que me he comprado un conjunto de lencería fina…-. Scout sonrió de manera maquiavélica. -Soy gay- respondió este con gesto serio. El rostro de Nami cambió radicalmente de una sonrisa a una seriedad facial sorprendente. -¿Me lo estás diciendo en serio?-. -No, solo quería ver tu cara cuando te decía eso-.

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Un extraño gruñido pudo escucharse por toda la estación, algo más que una ventana a la libertad se había abierto y lo mejor de todo para Scout era que él se encontraba frente a ella. La casa de Scout permanecía curiosamente ordenada, era extraño que estando solo en casa Scout mantuviera un cierto orden racional más y cuando la noche anterior había transcurrido una fiesta en su interior. Un buen desayuno sirvió para reponer energías antes de acudir al bar de Frank para realizar las correspondientes presentaciones con la simple excusa de acudir a tomar algo. -Hombre Scout, ¿sería irónico por mi parte decir cuánto tiempo sin verte?-comentó Frank. -Sería irónico si proviniera de otra persona pero como proviene de ti no es de extrañar, estoy acostumbrado a ello- respondió Scout –Por cierto te presento a Nami-. -Vaya, la famosa Nami, la gran Nami, la única persona que se ha reído de Scout en su propia cara sin que haya sufrido las consecuencias- respondió Frank mientras le daba dos besos en la mejilla a Nami a modo de presentación. -Tampoco será para tanto-respondió Nami- Igualmente solo le he dado lo que se merecía pero en ningún momento me reí de él en su cara –. -Fuese como fuese le trataste como a veces se merece aunque cueste reconocerlo, su ego suele subirse hasta límites insospechados y a veces viene bien recordarle quien es o de donde procede-. -Ostras ni que fuese un delincuente ex-convicto que se ha fugado de una prisión de máxima seguridad- irrumpió Scout. -Poco te falta…-. -¿Me estás intentando decir algo con eso?-. -No, no para nada, simplemente me remito a la evidencia-. -No sé a qué evidencia te refieres-. -¿Cuántos días llevas solo en casa?-. -Si los cálculos no me fallan cuatro-. -¿Y cuántas borracheras has cogido?-. -Déjame pensar…una-. -¿Y antes?-. -No te entiendo-. -En cuatro días estando solo en casa has cogido una borrachera mientras que cuando estaban tus padres nunca cogiste ninguna. Es lógico que ante tus ojos no veas la prisión a la que me refiero pero a vista de los demás tu prisión es más que evidente y más cerrada de lo que te puedas imaginar-. -No sé a qué prisión te quieres referir pero creo que igualmente te equivocas, estando mis padres aquí recuerdo perfectamente haber cogido una borrachera, como para olvidarla, todavía tengo aquella sensación de estar tumbado sobre mi cama observando como el techo se movía solo…-. -No soy yo quien deba decirte de que prisión te hablo, creo que Nami sabe algo aunque no creo que de momento te diga nada ¿verdad Nami?-. Nami había estado todo el rato escuchando con una extraña sonrisa apartada a un lado del bar. -Te doy la razón Frank, sin conocerte de nada creo que nuestra mente está unida en una misma idea pero perdona que te rectifique: no debo ser yo quien le muestre esa prisión de la que hablas, creo que la persona indicada para hacerlo es él mismo- respondió Nami. -Dimito, no he dormido en toda la noche y os recuerdo que he estado de resaca, no esperéis que mi mente se ponga a vacilar acerca de absurdas teorías sobre una hipotética prisión que tan solo yo conozco. No creo que tal prisión exista y mucho menos que se haya hecho más grande con la simple base de que en cuatro días he cogido una borrachera-

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respondió Scout, -Vosotros decís que tengo una prisión pues la tengo ¿contentos? Pues marcho a comprar algo de comer-. Dicho esto Scout salió del bar de Frank con el semblante adormecido, preocupada por si aquellos comentarios le habían molestado Nami decidió preocuparse por él. -Scout ¿no te habrán sentado mal los comentarios en el bar de Frank verdad?-. Scout miró a Nami extrañado. -¿Preocuparme? No para nada, estoy cansado y necesito comprar algo de café y comida, odio estar cansado y supongo que cargándome de cafeína evitaré el agotamiento además… ¿Por qué iba a estar preocupado si me conoces y sabes que tengo la mente anárquica? Simplemente me hace gracia ver como la gente se mosquea cuando le llevan la contraría en algo aunque no sepa de qué va el tema – respondió Scout con una enorme sonrisa de oreja a oreja dibujada en su rostro. Estaba claro: a veces un gran defecto sabiéndolo aprovechar se convierte en una gran virtud, la mente de Scout era capaz de pensar en las cosas más variopintas cuando alguien le hablaba sin que a él le importase el tema. Nami lo acababa de sufrir en sus propias carnes reconociendo de forma inmediata su aparente error. -Frank me parece que nos hemos equivocado…-pensó esta. Debido al cansancio acumulado de Scout Nami y él decidieron quedarse aquella noche en casa tranquilamente escuchando música y jugando a absurdos videojuegos. Finalmente el cansancio pudo con Scout el cual calló dormido placenteramente en los brazos de “Morfeo”. Habían sido un par de días repletos de locura y descontrol en los que la felicidad se había dibujado a cada instante a modo de sonrisa en el rostro de Scout. La libertad aunque momentánea era presente por lo que era cuestión de aprovecharla. Las primeras luces de un nuevo día despertaron a Scout, nada más abrir los ojos observó como Nami dormía a su lado, curiosamente aquel hecho no le importó por lo que tras acariciar su pelo decidió ir a la cocina a tomar café. Pasada una hora Nami se despertó regalándole a Scout un cálido beso en su mejilla a modo de buenos días. -¿Te importaría acompañarme hasta mi casa? Tengo que recoger un par de cosas que dejé allí y no me gustaría ir sola, ya que mañana marcho quisiera aprovechar para estar los dos juntos el máximo tiempo posible ya que siendo sinceros nunca sabemos cuándo nos volveremos a ver-. -Claro que no me importa, no tengo nada mejor que hacer- respondió Scout. Por unos instantes Scout bajó del cielo de la felicidad a la tierra de la realidad, las cosas buenas no duran eternamente por más que las atemos a sueños sin fundamento ni base solida. Nami vivía en Cartagena mientras que Scout tenía su vida hecha en Barcelona, la distancia no hace el olvido pero si la acentúa. Scout decidió no pensar en la hora de despedida de Nami y aprovechar cada instante como si fuera el último. Tras vestirse y prepararse Nami y Scout salieron hacia la casa de esta, el trayecto en transporte público no era muy largo por lo que en pocos minutos llegaron a su objetivo. Nami sacó de sus bolsillos unas llaves con las que abrir la puerta de su casa pero algo le llamó su atención sin que Scout se percatara de ese hecho, tras abrir la puerta de su casa lentamente Nami entró a paso lento. Misteriosamente en las paredes de la casa escrito con letras rojas y de un tamaño considerable se encontraban escrito número una especie de extraña formula-

“8 X 2º -83” -Salgamos rápidamente de aquí-susurró Nami-. -¿Qué está pasando aquí?-preguntó Scout extrañado. -No es momento para realizar preguntas Scout, marchémonos-. -Tenías que recoger tus cosas, cojámoslas y marchemos si quieres pero no hay porque asustarse, solo es un simple multiplicación escrita en la pared, habrán sido unos gamberros-. De repente Nami cogió las manos a Scout y le miró fijamente a los ojos.

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-Por favor Scout marchémonos-. Scout tuvo que resignarse, posiblemente no era la persona más valiente del mundo pero para él aquello no eran más que simples garabatos dibujados por una pandilla de gamberros que se habían colado en el piso pero ante la sincera mirada por parte de Nami supo que debían marchar. Estaba claro que Nami escondía algo pero cuando una persona aprecia con todas sus fuerzas a otra cualquier misterio que esta pueda tener tiende a desaparecer, sentir algo por alguien nos convierte en ciegos voluntarios que caminan sin ver los defectos de los demás. Tan solo el amor sincero hace que cuando amamos veamos los defectos de la otra persona, pero aquel no era el caso de Scout: el solo sentía un enorme aprecio por Nami. Cuando finalmente regresaron a casa de Scout y para sorpresa de este Nami se le abalanzó abrazándole de tal manera que Scout no tuvo tiempo para reaccionar, Nami tenía miedo aunque Scout desconocía él porque. -¿Estás bien Nami?-preguntó Scout. -Si, ahora sí-. -¿Qué sucede Nami? No es normal que por unos simples números pintados en la pared de tu casa hayas tenido esa reacción-. -Jamás lo entenderías Scout-. -Jamás lo entendería si no me lo explicas-. Nami miró fijamente a los ojos de Scout. -Todo sucedió hace años, no soy hija única como sabrás, vivía con mi hermana: se llamaba Nakia, tenía veintitrés años y si hablo de ella en pasado es porque desafortunadamente falleció hace un año. Su habitación era aquella cuya puerta estaba cerrada y que no quise mostrarte ya que esta nunca ha sido tocada desde que ella falleció-. -No pasa nada tranquila pero ¿tiene algo que ver esa multiplicación pintada en las paredes de tu casa con todo aquello?-. -En cierto modo si pero nunca llegué a entenderlo-. -¿Nunca llegaste a entenderlo? El fallecimiento de alguien cercano nunca se llega a comprender-. -No me refiero a eso, puedo llegar a asociar el ocho y el dos a la fecha del fallecimiento de mi hermana pero restarle ochenta y tres a ocho y dos no me encaja por ningún lado, aparte el número dos lleva un signo como si quisiera decir “segundo”-. -La verdad es que es todo muy extraño ¿puedo preguntar porque causa falleció tu hermana?-. -Es un tema delicado, dicen que Nakia se suicidó pero yo siempre apunté al asesinato, Nakia era una persona inteligente y que no se metía en problemas, tenía una vida tranquila sin problemas ni complicaciones. Antes de fallecer comenzó un juntarse con un una serie de personas que desde un principio no me dieron buenas vibraciones pero lógicamente al verla feliz nunca me preocupé por ella. Ninguna de aquellas personas acudió a su funeral por lo que siempre le señalé abiertamente del suicidio de Nakia, ellos saben que les acuso pero no son gente de fiar, intuyo que las pintadas han sido obra suya-. Scout se quedó pensativo durante un buen rato mientras abrazaba a Nami, su afán por ayudar a los demás chocaba en aquellos instantes con la cruda realidad de una persona fallecida a la cual era imposible ayudar por lo que Scout decidió restarle importancia al asunto dejando que su anárquica mente hiciera de las suyas. -¿Sabes Nami? Creo que no deberías preocuparte por eso ahora, creo que deberías preocuparte por como apagar un incendio-. -¿Qué incendio?-preguntó Nami extrañada. -El que se va a producir en la cocina: voy a preparar algo de comer-. Scout corrió hacia la cocina seguido por Nami entre risas y bromas de carácter suave, Scout había conseguido hacer sonreír a Nami y eso era lo más importante de todo. La sonrisa de una persona que lo necesita bien vale una cocina ardiendo, aunque sea como consecuencia de una comida realizada por Scout.

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El día amaneció con una incesante lluvia que no invitaba a salir a la calle, el frío era más que latente acrecentado con un constante viento que parecía no tener fin. Para Scout el día hacía honor a los hechos que iba a vivir, Nami marchaba aquella noche y desconocía cuando la volvería a ver por lo que decidió pasar el resto del día junto a ella aprovechando cada instante como si fuera el último. Las palabras en la cama fueron constantes, las miradas a pesar de la casi absoluta oscuridad decían más que mil palabras a la vez. Los dos sabían que iba a resultar difícil volverse a ver, eran dos personas alejadas en la distancia que se acercaban con el corazón. Tumbados sobre la cama Nami decidió lanzar una de sus cartas al aire con la intención de no acabar de soñar nunca. -Scout ¿puedo pedirte algo?-. -Claro ¿Qué quieres?-. -Que pienses-. -Eso es difícil en mi, actúo por impulsos-bromeó Scout. -Me refiero a algo serio Scout, se que ahora mismo vas a decir que no pero… ¿no te gustaría cambiar de vida?-. -¿Me estás proponiendo que marche a vivir contigo a Cartagena?-. -Te has adelantado a mis preguntas pero en cierto modo sí. Tienes casa, mis familiares se encargan de pagar los gastos excepto la comida, vivo sola, es una casa pequeña de dos habitaciones pegada a la de mis tíos pero independiente. Puedo hacer lo que me plazca siempre respetando unos ciertos límites de convivencia pero aún y así soy libre y tú también lo serías-. -En cierto modo me encantaría pero no se…tengo mi vida completamente resuelta aquí en Barcelona, sería muy difícil por no decir imposible dejar todo y marchar allí-. -Te entiendo perfectamente, perdona por soñar despierta-. -Soñar es la única forma de ser libre sin tener que pagar nada por ello así que no te preocupes igualmente como comprenderás hoy no tengo mi mente lo suficientemente abierta a nuevos horizontes. Marchas y desconozco cuando volveré a verte, no esperes que me replantee la consecución de lo que al fin y al cabo no dejan de ser más que simples sueños-. -Me verás cuando tú quieras y lo sabes-. Un cálido abrazo sirvió para que los dos supiesen que a pesar de la distancia, a pesar del silencio siempre estarían unidos más allá de los límites de los sueños. El trayecto hasta la estación se basó en sonrisas y comentarios irónicos por parte de los dos, estaba claro que la amistad que les unía era tan fuerte que los dos sabían que la distancia no iba a romper aquel lazo que les unía. A pesar de la tristeza ninguno de los dos quería mostrar tristeza pues los dos sabían que la distancia no la hacen los kilómetros sino el silencio. Cuando Nami se montó en el tren miró por última vez a Scout observando como este se había puesto sus gafas de sol para ocultar unas más que presentes lágrimas mientras intentaba dibujar una amable sonrisa en su rostro. El tren marchó cuando de repente observó como Nami ponía su cara en la ventanilla dibujando una maquiavélica sonrisa, extrañado Scout se preguntó el porqué de aquella reacción aunque no tardaría en descubrir. Ante el asombro de este Nami extrajo de uno de sus bolsillos el reproductor de música que Scout creía llevar encima, de repente el teléfono móvil de Scout sonó comprobando como se trataba de Nami. -Ya vendrás a por él, ya vendrás…-. La mezcla entre nostalgia y rabia se mezclaron en el interior de Scout, por una parte comenzaba a añorar a Nami pero por otra “amablemente” deseaba que el tren descarriase nada más salir de la estación. La mezcla de sentimientos aunque peligrosa siempre tiende a ser recordada por la persona que lo vive. Cuando Scout regresó a casa la nostalgia comenzó a invadirle cada vez más y más hasta que finalmente unas débiles lágrimas comenzaron a aflorar

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en sus ojos. El sentimiento de soledad era algo que Scout conocía perfectamente pero aquel hecho no le privó de sentirse un poco mas solo, intentando recordar las sonrisas vividas junto a Nami Scout se sentó en a los pies de su cama mientras encendía un cigarrillo y dejaba que aquellas débiles lágrimas continuaran brotando el tiempo que fuera necesario. Las lágrimas y la soledad continuaron hasta largas horas de la madrugada cuando de repente el teléfono móvil de Scout sonó. Extrañado Scout corrió a cogerlo con la esperanza que fuese Nami, con el móvil en la mano comprobó que se había equivocado de persona y quien llamaba no era otra persona que Yevi. -¿Scout?- dijo Yevi con voz triste y apagada. -Si, soy yo ¿estás bien?-. Un sollozo hizo que Scout se olvidase por un instante de su propia tristeza. -Yevi ¿Qué sucede?-. -Me siento sola Scout y esta noche…no sé cómo explicarlo…venía de tomar algo con unas amigas y a la salida del metro dos hombres me han seguido…no se…estoy mal, ninguno de los que creía que eran mis amigos me cogen el teléfono-. -Ahora mismo voy para allí Yevi, no sé cómo pero en una hora estoy allí-. -No Scout no te molestes, no quiero que te molestes por mí pero me siento muy mal-. -Yevi olvídate del hecho de que me molestas, no pienso dejarte sola ahora y sea como sea esta noche llego a tu casa, no quiero que estés sola, tus amigos quizás pueden fallarte pero yo no-. -Gracias Scout…gracias- susurró Yevi. Estaba claro que llegar hasta la casa de Yevi no iba a resultar tarea fácil, eran las tres de la madrugada. El cielo dejaba caer unas escasas gotas de lluvia que si bien no mojaban no dejaban de ser molestas. El estado anímico de Scout no era el más apropiado para acudir en la ayuda de alguien, no había transporte urbano alguno y para colmo Scout no sabía llegar a pie. Tras consultar un callejero pudo hacerse una idea de que calles coger, tras preparar su mochila a conciencia para una noche que se preveía dura y callejero en mano Scout salió hacia la casa de Yevi. La noche era fría y sin vida en las calles, Scout debía consultar constantemente el callejero para no perderse en mitad de la noche aunque lo peor de todo para él era la ausencia de música sonando a través de sus oídos. Scout odiaba el silencio, carecer de música mientras caminaba por la calle era una de las peores cosas que le podían suceder. A pesar de saber que era necesario para Scout el silencio no era más que unos de sus miedos más difíciles de vencer. Sus ánimos habían pasado de un estado depresivo y de absoluta soledad para convertirse en una extraña maraña de odio y de prisas por llegar cuanto antes a casa de Yevi. Pasada una hora y como consecuencia de los innumerables charcos que involuntariamente Scout había pisado sus pies comenzaron a resentirse. Dicen que cuando uno ayuda a una persona en momentos desesperados el dolor desaparece, dicen que en esos casos una persona que quiere ayudar a otra con toda la fuerza de su corazón es capaz de soportar graves heridas con tal de ayudar a la otra persona. Scout lo estaba comprobando, sus pies estaban más que dolidos, diversas ampollas habían aparecido dificultando cada paso que daba, a pesar de trabajar en un sitio donde le habían enseñado a moverse por Barcelona de noche todas las cosas parecen completamente diferentes. Había que reconocer que ver a una persona de cerca de dos metros caminando con un callejero en las manos es algo que llama la atención por lo que Scout a pesar del dolor de sus pies caminaba con todas sus fuerzas pensando en que si la policía le paraba iba a fallar a Yevi. Finalmente tras poco más de hora y media y con los pulmones desencajados Scout llegó a su objetivo, cuando Yevi abrió la puerta de su casa Scout pudo comprobar cómo esta había estado llorando durante horas pero para su sorpresa esta se le abalanzó abrazándole con todas su fuerzas sin que Scout pudiera reaccionar. Scout se quedó de piedra asombrado y perplejo por tal recibimiento, no estaba acostumbrado a que nadie le abrazara de aquella manera. Su mente se había quedado en blanco mientras los brazos de Yevi

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apretaban cada vez más y más fuerte el cuerpo de Scout, era todo muy extraño para él. Aquellas muestras de afecto para él no eran más que extraños cuentos de damas y dragones -Gracias por venir Scout…muchas gracias-susurró Yevi. -No me des las gracias, al fin y al cabo no he hecho nada que otra persona no hubiera hecho, estoy aquí y eso es lo más importante-. -Tienes razón en eso de que estés aquí pero perdóname que te diga que ninguno de los que creía mis amigos ha venido y tú que al fin y al cabo no me conoces de nada has recorrido Barcelona para estar conmigo-. -Lo habría hecho sin conocerte de nada y lo sabes-. -Lo sé Scout, lo sé-. -¿Puedo preguntarte que te ha sucedido exactamente?-. -Si, claro, supongo que no has venido a animarme porque simplemente me aburría en casa-. -Hombre dicho de esa manera…-. -Había salido a tomar algo con unas amigas y cuando venía en el metro dos hombres me siguieron, yo no me había fijado por lo que observando que me había quedado sin tabaco decidí bajarme dos paradas de metro antes. Me metí por unos callejones con la esperanza de acortar camino y encontrar algún bar donde comprar tabaco, en uno de esos callejones los dos hombres me acorralaron y…-. -No hace falta que sigas, me lo imagino pero igualmente no creo que sea bueno recordarlo-. -No voy a denunciarles Scout porque no pude verles el rostro pero no se…mis amigos me han fallado y eso me ha hundido más-. -Cambia de amigos, es un consejo-. -He estado bebiendo vodka toda la noche, hace días que no como nada en condiciones y podría decirse que mi única comida ha sido una bolsa de patatas chips-. -Deberías comer algo, no es bueno permanecer durante tanto tiempo con el estomago vacio y menos ahora. Lástima que no sepa cocinar y que como me dejes solo en la cocina corres el riesgo de que esta salga ardiendo pero veré que puedo hacerte-. -No te molestes Scout, bastante has hecho con venir a estar horas a mi casa-. Aquella respuesta había llegado tarde ya que Scout a pesar de sus nulos conocimientos en la cocina intentó preparar algo de comer para Yevi. La noche avanzaba ente comentarios divertidos de Scout el cual intentaba que la mente de Yevi no pensase en todo cuanto había vivido. Finalmente Yevi calló en un merecido sueño mientras Scout se limitaba a observar como el rostro de esta denotaba una simpática sonrisa. Era cruel imaginar que una mujer que había pasado una experiencia tan dura agradecía tanto que alguien estuviera a su lado. Tras arroparla Scout decidió ver la televisión permaneciendo despierto el resto de la noche por si esta le necesitaba justo en el instante en que escuchaba como Yevi hablaba con alguien por teléfono. Scout había vaciado su mente y cruelmente no pensaba en Nami, su mente en aquellos instantes estaba en la felicidad de Yevi por lo que entendió que verla sonreír bien había valido una noche sin dormir y un par de ampollas en los pies. Sobre la una del mediodía Yevi se despertó, nada más escucharle Scout corrió a prepararle el desayuno ante la sorpresa de esta la cual agradeció aquel acto con un efusivo abrazo. -Realmente nunca sabré como agradecerte lo que estás haciendo por mi Scout-. -Con que te comas el desayuno me es suficiente-. Yevi sonrió. -¿Quieres venirte a casa? No quiero dejarte sola y en mi casa tal vez estés mejor, al menos hay cientos de cosas con las que divertirse-. -Gracias Scout pero ahora vendrá una amiga no te preocupes, me has demostrado que si te necesito estarás ahí-.

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-Tienes las puertas abiertas así que siempre que quieras venir serás bienvenida, igualmente cuando venga tu amiga yo regresaré a casa-. -Te llamaré esta noche pero tranquilo, no lo haré a las tres de la madrugada, te dejaré descansar-. -Si estás mal que no te importe lo más mínimo llamarme a la hora que sea, no me perdonaría saber que estás mal y yo mientras tanto permanecer dormido-. De repente el timbre de la casa de Yevi sonó, su amiga había llegado por lo que Scout entendió que era hora de regresar, la noche había estado algo movida por lo que sabía que debía descansar. -Scout te presento a Wina, la amiga de la que te hablé-. Wina era una chica algo más alta que Yevi, de melena larga y rubia, con unos ojos verdes que sin duda alguna llamaban la atención. -Encantado- dijo Scout. -¿Tú debes ser Scout verdad?, Yevi me habló de ti cuando vino de la fiesta que hiciste en tu casa-. -Entonces no te habrá hablado nada bueno, acabé realmente mal-. -Tranquilo, antes de venir me ha comentado lo que has hecho por ella sin conocerla prácticamente de nada y ella no se pero yo te admiro por eso-. -No he hecho nada que cualquier persona no hubiese hecho-. -Claro…por eso eres la única persona que ha venido esta noche para que Yevi no estuviera sola-. -Prefiero no responder, ya he respondido a eso y ahora si me permitís debo regresar a casa, el cansancio me está matando y odio estar cansado, nos vemos en otro momento-. Tras recoger su mochila Scout se dispuso a regresar a su casa cuando Yevi le irrumpió una vez más con un cálido abrazo ante la curiosa mirada de Wina. -Scout cuídate, cuídate mucho porque realmente me has demostrado que se puede confiar en ti-. -No te preocupes por mí, creo que tienes otras cosas por las que preocuparte y una de ella es de no borrar nunca esa sonrisa de tu rostro-. -Eres un encanto Scout pero ¿puedo preguntarte algo?-. -Claro, dime-. -Intuyo que has permanecido despierto toda esta noche hasta que yo me he levantado ¿me equivoco?-. -No te equivocas, tenía que permanecer despierto por si necesitabas algo-. -Vaya, no dejas de sorprenderme, pero tengo otra pregunta ¿Qué hacías despierto a las tres de la madrugada cuando te llamé?-. Scout salió por la puerta colocándose inmediatamente sus gafas de sol, tras un paso se giró y miró fijamente a Yevi dibujando una amable sonrisa en su rostro. -Estaba llorando Yevi, llevaba toda la noche llorando...me había despedido para siempre de una persona a la cual apreciaba con locura pero para mí ver como una sonrisa se apaga es más urgente que mis propias lágrimas- . Tanto Yevi como Wina se quedaron petrificadas ante aquella respuesta. Scout había demostrado que la crueldad del ser humano comienza por uno mismo, Yevi había aprendido que Scout sin duda alguna nunca dejaría de sorprenderle. Scout regresó a su casa sin mirar en ningún instante hacia atrás pensando en que esa noche había devuelto una sonrisa al mundo.

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Detenerse en el bar de Frank para cargarse de cafeína se estaba convirtiendo en toda una rutina desde que Scout había comenzado sus vacaciones. Frank sonería amablemente por lo que no era de extrañar que Scout se encontrase un café bien cargado antes de que le diera tiempo a pedirlo. -Deberías tomarte tus vacaciones con más calma –sugirió Frank. -Debería pero me conoces y sabes que soy como el tiempo: extremadamente variable, prefiero coger las cosas según vengan pero desde luego debo reconocer que estas vacaciones van a acabar conmigo-. -Pues nada, otra fiestecita y tema resuelto: acabas en urgencias médicas ingresado y ahí verás cómo te calmas-. -Lo de esta noche ha sido distinto, ojalá te dijera que vengo de una fiesta pero digamos que he estado arrancando una sonrisa-. -Vaya, si es por eso creo que te mereces un descanso-. -Ojalá y pudiese, Nami se llevó mi reproductor de música tengo que salir a comprar uno nuevo, esa psicópata en potencia….-. Frank sonrió, estaba claro que incluso en la distancia Nami sacaba de sus casillas a Scout. Tras una reconfortante ducha Scout salió a comprar un nuevo reproductor de música y acto seguido decidió conectarse a internet. Las horas pasaron hasta que Scout decidió tumbarse sobre su cama, de repente recordó como tenía algo de Nami con lo cual tal vez poderle realizar un simpático cambio: las llaves de su casa de Barcelona. Scout las miró detenidamente pensando en que pasaría si entrase en la casa de Nami. La reacción de esta al ver aquella extraña formula pintada en las paredes de su casa había resultado ser sumamente extraña y a Scout no le encajaba la teoría de esta acerca de un asesinato. La duda se había apoderado de la mente de Scout ¿debía o no entrar en la casa de Nami? ¿Y si realmente aquella formula escondía un enigma detrás? Fuese lo que fuese estaba claro que Scout no se iba a dejar amedrentar por lo que para él no eran más que simples garabatos sin sentido. Tras terminar de comer Scout decidió sentarse a ver la televisión cuando de repente alguien llamó a la puerta , extrañado Scout abrió observando como quien había picado no eran otras personas que Yevi y Wina. De repente y ante la sorpresa de Scout Yevi le propinó una “amable” aunque efectiva patada en el tobillo. -Y tienes suerte que eres alto que si no te habría dado una merecida colleja- dijo Yevi. -¿Se puede saber a que ha venido esto?-preguntó en tono serio Scout. De repente Yevi se abalanzó sobre Scout dándole un cálido abrazo, Scout se encontraba completamente desorientado ante el extraño comportamiento de esta, no era normal que tras una patada en el tobillo Yevi le diese un abrazo a Scout por lo que este decidió preguntarle a Wina. -¿Tiene todo esto alguna explicación lógica o simplemente estabais aburridas en casa y habéis decidió venir a divertiros volviéndome loco?-. -El abrazo tiene fácil explicación: Yevi quería agradecerte lo que has hecho por ella esta noche, lo que resulta ilógico fue que vinieses después de haber estado llorando durante horas olvidándote completamente de tus problemas-. -Es mi forma de ser, para mí lo que hice fue más que lógico y razonable aunque no tengo que dar explicaciones por lo que haga o deje de hacer-. -Tranquilo, ya nos han dado explicaciones, Frank es un excelente muchacho, nos pasamos por su bar antes de venir a tu casa para comprar tabaco- irrumpió Yevi. Scout se limitó a suspirar, estaba claro que Frank había hablado más de lo que Scout habría deseado pero por desgracia a un amigo a veces se le perdonan todos los errores que pueda tener…incluso aquellos que involuntariamente nos puedan afectar, al fin y al cabo Frank había

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actuado de buena fe aunque siempre contando las cosas casi sin conocerlas. A pesar de la amistad que tenía Scout con Frank este siempre se había mostrado reticente de contarle con todo lujo de detalles lo que le sucedía. Observando aquel hecho Scout decidió contarle la existencia de Nami tanto a Yevi como a Wina. -No deberías haber venido en tu estado Scout, te lo agradezco pero sabiendo toda la verdad como comprenderás no puedo dejar de tener cierto grado de culpabilidad en mi interior-dijo Yevi. -Olvídate, no le des más vueltas al asunto, lo hice y ya está, lo volvería a hacer si fuese necesario, no busques aire donde no hay más que tierra, lo hecho hecho está, no hay porque calentarse la cabeza cuando sabéis que es mi forma de ser. Si me hubiese comportado como hicieron el resto de tus supuestos amigos entonces sí que sería normal que me echases en cara el hecho de no haber estado a tu lado cuando más lo necesitabas pero nunca será como la gente pretende que sea ni pensaré como quieren que piense. Soy así y al que no le guste que no mire-. Sin duda alguna Scout había dado una clase magistral de cómo mantenerse fiel a unos ideales y de cómo tener una autoconfianza a toda prueba…aunque por desgracia para él de los hechos a las palabras la diferencia era abismal. El resto de la tarde los tres la pasaron escuchando música y observando como una guitarra eléctrica puede convertirse en la peor pesadilla de cualquier vecino. Aquella noche Yevi decidió devolverle el favor del desayuno a Scout preparando una suculenta cena en la cual el ingrediente principal era el mayor aliado de Yevi: el vodka. Las primeras bromas como consecuencia del alcohol comenzaron a aparecer en forma de extrañas cosquillas en partes del cuerpo que algunos desconocían que tenían. A la una de la madrugada y aprovechando la hora Wina apagó la luz y tras iluminarse el rostro con un encendedor comenzó a contar relatos de leyendas urbanas con base terrorífica. Scout era un falso agnóstico, decía que no creía en Dios pero a la vez creía en los fenómenos paranormales. Tras terminar con sus relatos Wina cedió el encendedor a Scout para que contase alguna historia de miedo. Por desgracia para Scout su mente se trasladó a la casa de Nami por lo que de manera irresponsable comenzó a contar el relato en tono terrorífico de las extrañas pintadas que aparecían en la casa que Nami tenía en Barcelona. -….Y ahora extrañas formulas aparecen pintadas en las paredes sin saber su verdadero origen ni su significado, la llamada de la muerte parece que da señales indicando “tú serás el siguiente”-. -No puede ser cierto, si fuera cierto la prensa o los medios de comunicación ya se habrían hecho eco de la noticia-. Desgraciadamente para Scout la libertad podía confundirse con la irresponsabilidad y la falta de prejuicios por lo que ante la sorpresa de Yevi y Wina mostró las llaves de la casa de Nami. -Ostras ¿Por qué no vamos ahora?-sugirió Wina. -No creo que debamos, no es mi casa y no creo que a Nami le sentase bien que entrásemos en su casa sin permiso-. -Pero Scout ojos que no ven…-. -No me parece buena idea-. -¿No tendrás miedo verdad? ¿Acaso no te atreves a entrar en esa casa a estas horas?-. Una de las formulas para que Scout hiciera algo era provocándole a no hacerlo, su anárquica mente le impedía diferenciar entre el valor y lo que estaba bien de lo que estaba mal por lo que Scout accedió a ir junto Yevi y Wina a la casa de Nami. Tras media hora de camino finalmente los tres llegaron a su objetivo indicándose que debían mantener silencio absoluto para no alertar a los vecinos. Tras entrar y cerrar la puerta Scout encendió la luz de la casa para que Yevi y Wina observasen la extraña formula. -Es verdad…la formula- susurró asombrada Wina.

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-¿Sabes que quiere decir?-preguntó Yevi. -Tanto Nami como yo desconocemos su significado pero Nami me contó que tanto el número ocho como el dos están relacionados con la fecha de defunción de su hermana-. -¿Tu qué opinas entonces Scout?-. -¿Francamente? Para mi gusto no dejan de ser más que garabatos pintados por algún gamberro-. -Pero es mucha coincidencia que esos dos números coincidan con la fecha del fallecimiento de la hermana de Nami por cierto ¿Qué hay detrás de aquella puerta?-preguntó Wina señalando a la puerta de la habitación de la hermana de Nami. -No lo sé, era la habitación de la hermana de Nami pero…-. Antes de que Scout pudiera terminar la frase un fuerte sonido se escuchó por todo el edificio, todos se quedaron paralizados por un extraño miedo. Instintivamente Scout miró hacia la puerta principal observando atemorizado como alguien la estaba abriendo. Antes de que la puerta se abriera definitivamente Wina apagó las luces de la casa, acto seguido todos corrieron a esconderse en la habitación de la hermana de Nami. Todos escucharon como alguien había entrado por lo que intentaron no realizar ruido alguno para no ser descubiertos. Instintivamente Scout agarró con fuerza la cadena que llevaba colgando de su pantalón a modo de defensa, el miedo era presente y el desconocimiento del lugar en el que se habían escondido dificultaba cualquier movimiento pero ¿Quién mas podía entrar en casa de Nami? Todo era muy extraño pero en aquellos instantes no había tiempo para realizarse preguntas, a través de una pequeña rendija que había justo debajo de la puerta de la habitación donde se encontraban escondidos Scout pudo observar como una extraña sombra se había detenido frente a la puerta. La duda entre si debía atacar o simplemente debían permanecer en el más absoluto silencio estaba presente, durante unos segundos el pánico se apoderó de los tres pero la cordura hizo acto de presencia: lo máximo que podía pasarles era que recibiesen una multa por allanamiento de morada. A pesar de ser conocedores de aquel hecho los tres decidieron esperar. Los segundos resultaron eternos y la tensión máxima hasta que pasados unos instantes la persona que había entrado finalmente marchó por lo que a modo de seguridad los tres decidieron permanecer en aquella habitación sumidos en el más absoluto silencio y sin encender luz alguna. Pasados diez minutos Scout decidió salir de la habitación y acto seguido puso las llaves de la casa de Nami en el interior de la cerradura evitando de aquella forma que nadie más entrase. Cuando se giró pudo observar como Yevi había encendido la luz de la habitación de la hermana de Nami, cuando Scout entró se encontró con una habitación de pequeño tamaño cuyas paredes estaban pintadas de un color violeta, una pequeña cama se encontraba frente a la puerta con un extraño peluche en forma de tarántula gigante apoyada en la almohada. A un lado se encontraba un escritorio en cuya superficie se hallaba un ordenador, encima de él, colgado en la pared se hallaba una lámina de corcho de la que parecían haber arrancado todo cuanto había colgado, una cómoda a la derecha del escritorio hacía a la vez de mesita auxiliar en cuya superficie se encontraba una especie de pequeño altar decorativo con forma de cráneo de animal. Un armario de grandes dimensiones a los pies de la cama permanecía cerrado con llave, dicen que lo prohibido es lo que más atrae y que cuando se ocultan cosas antes queremos ver, pero a veces la curiosidad debe chocar con la realidad y sobre todo con la responsabilidad por lo que ninguno de los tres decidió tocar nada y salir corriendo de aquel lugar. Estaba claro que lo vivido no había sido normal por lo que un extraño miedo invadió a los tres, una vez en la calle Scout encendió un cigarrillo y sin mediar palabra alguna intentó marchar a su casa como si nada de aquello hubiera sucedido. -¿Dónde te crees que vas?- dijo Wina irrumpiendo los pasos de Scout. -Vosotras no se pero yo tengo bien claro que regreso a casa, no esperareis que me quede aquí esperando que llegue el nuevo día-. -No puedes marcharte como si nada de esto hubiera sucedido-.

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-¿Y qué pretendes que haga, llamar a la policía?, hemos invadido una propiedad privada, no esperes que la policía venga a darnos las gracias por avisar de que alguien ha entrado en la casa de Nami a altas horas de la madrugada, piensa un poco-. -Eso deberíamos haber hecho antes de venir a casa de Nami-. -Pero no lo hicimos, era previsible que en el estado de embriaguez que nos encontrábamos realizáramos alguna locura y si la locura ha sido entrar en una casa sin permiso no debemos arrepentirnos de ello-. -¿Acaso no te arrepientes?-. -¿Arrepentirme de algo que haya hecho? Me parece que no me conoces lo suficiente como para preguntarme eso…-. -Tal vez no, pero es lo más lógico y lo más razonable-. -No unas esas dos palabras a mi nombre, no encajan por ningún lado-. -Tranquilo no lo haré, por lo que veo existen palabras que nunca podré unir contigo y francamente…no es algo que me preocupe-. -Preocúpate por lo que tengas en mente pero no por lo que piense o deje de pensar-. -Chicos ¿queréis dejar de discutir?- irrumpió Yevi –No creo que sea momento para reprocharnos cosas que hemos hecho los tres. Todos hemos sido culpables pero no por eso debemos discutir, da la impresión que os estáis echando en cara los errores que vosotros mismos habéis cometido-. Scout lanzó su cigarrillo al suelo, estaba claro que Yevi tenía razón pero el orgullo de las personas a veces supera cualquier atisbo de realidad por lo que estaba claro que ni Wina ni Scout iban a dar su brazo a torcer. Por desgracia para Scout su afán de provocación superaba cualquier límite que la paciencia humana pudiese tener por lo que lejos de bajar el hacha de guerra que había alzado continuó con sus ataques hacia Wina. -Yo marcho a casa, vosotras no lo sé, os diría que si queréis venir vinieseis pero claro…el miedo os vence y preferís estar protegidas en vuestras casas-. -Antes vuelvo a dormir en casa de Nami que quedarme cinco minutos más en la tuya-. Scout sonrió por lo que tras mirar a Yevi decidió regresar a su casa encendiendo su reproductor de música. A veces la crueldad del ser humano supera cualquier limite que la realidad pueda imaginar y para Scout una discusión cualquier de aquella índole no era más que ganas por permanecer de pie afrontándola. Scout tenía un grave problema: era incapaz de vivir con toda la tranquilidad del mundo por lo que de una forma u otra buscaba alguna manera de tener algún quebradero de cabeza. Aquella noche Scout durmió con toda la tranquilidad del mundo, al fin y al cabo para él todo lo vivido aquella noche no era más que una anécdota más que contar en el futuro.

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Despertar sabiendo que uno no tiene obligaciones es posiblemente una de las mejores formas de comenzar la mañana, cualquier persona con esa ventaja se quedaría en la cama hasta altas horas de la mañana pero ese no era el caso de Scout. Nada más levantarse sobre las diez de la mañana Scout miró al cielo comprobando como el sol parecía ser el amo y señor del cielo por lo que este decidió coger su bicicleta para realizar algo de deporte. Estaba claro que después de tantos días de descontrol y desenfreno algo de deporte le iría bastante bien…o al menos le serviría para no acabar ebrio o en casas vacías donde parecían morar fantasmas de carne y hueso. Scout tenía una bicicleta de montaña de color naranja comprada años atrás a un vecino que dejó de usarla, no era la mejor bicicleta del mundo pero él se sentía cómodo y fuerte sobre ella. Sabía que no era el ciclista más modélico del mundo: no respetaba señales de tráfico, escuchaba música mientras conducía, fumaba encima de su bicicleta, no llevaba casco, no se detenía en los pasos de peatones y sobre todo carecía de respeto alguno hacía el resto de conductores. Pero aquel hecho no le importaba lo más mínimo: sobre su bicicleta Scout era una bestia descontrolada. Tras preparar su mochila a conciencia Scout realizó una rápida revisión a su bicicleta y tras conectar su reproductor de música comenzó a pedalear. Las primaras curvas de la carretera comenzaron a caer bajo las ruedas de su bicicleta, Scout odiaba pasear con su bicicleta por la montaña, era irónico escucharle hablar de lo aburrido que le resultaba pasear por caminos repletos de vegetación y piedras y a la vez oírle decir que le daba cierto pánico bajar por pedregosos caminos a altas velocidades. Por eso Scout se había acostumbrado a pasear por las calles de Barcelona, sabía que sobre ellas y tal y como él conducía una caída podía resultar ser mortal pero el simple conocimiento de aquel hecho le animaba a pasear siempre por ciudad. Su camino siempre resultaba ser el mismo: desde su casa hasta el rompeolas de la ciudad, para él aquel lugar era mágico a la vez que tranquilo, poca gente paseaba por él y era unos de los pocos lugares donde uno podía huir de la gran ciudad sin salir de ella. Irónicamente Scout odiaba la playa aunque no el mar. Tras poco mas de medía hora esquivando tanto coches como peatones Scout llegó al rompeolas, se bajó de la bicicleta, se sentó y acto seguido encendió un cigarrillo, el viento como siempre en aquel lugar soplaba suavemente dando una suave caricia a la piel de cualquier persona que por allí pudiera pasear, el ruido de las olas al chocar contra el rompeolas relajaba las personas más nerviosas, la paz y la tranquilidad eran la tónica predominante en aquel lugar, sin duda alguna Scout allí se sentía libre . Tras medía hora de paz y de tranquilidad Scout decidió regresar a casa, el viento chocaba contra su rostro proporcionándole una suave caricia que le animaba a pedalear con mas y mas fuerza, esquivar peatones se había convertido en uno de sus hobbies preferidos cuando este conducía su bicicleta, sabía que algunas personas le proferían palabras no muy cariñosas cada vez que pasaba a gran velocidad a su alrededor provocando un lógico susto. Scout contestaba con una contundente mirada o con un gesto grosero con el dedo, sabía que su altura imponía por lo que creía que nadie le iba a plantar cara, pero no toda la gente era como Scout pensaba y tras pasar cerca de una chica joven Scout recibió un golpe en la parte trasera de su cabeza. Tras detenerse enfurecido observó cómo alguien le había arrojado una lata vacía de un refresco. -La próxima vez circula con más cuidado-dijo una voz conocida por Scout. Tras buscar con la mirada el origen de aquella voz Scout vio como Wina se encontraba a escasos metros de él siendo esta la responsable del lanzamiento de la lata, Scout suspiró. -Con lo grande que es Barcelona y tengo que encontrarme justamente contigo- dijo este.

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-Lo mismo debería decir pero es curioso, no esperaba encontrarte más, creía que estarías en tu casa navegando por internet imaginándote un mundo de color rosa, metido en tu burbuja de cristal negando la realidad-. -Debería mandarte de paseo…-. -¿Para qué me atropelle un ciclista imaginario?, no lo hagas por favor, quiero vivir para contar cuentos-. -Con contar tu vida seguro que la gente más que un cuento se cree que es una novela de terror, sobre todo cuando te levantas por las mañanas y te miras al espejo. Pero no te preocupes, la gente hoy en día no lee más que basura, seguro que si escribes un libro sobre tu vida será un “best-seller” y hasta reinventan el video para sacar una versión en “Dvd”-. Wina estaba a punto de golpear a Scout mientras este le miraba con un una maquiavélica sonrisa en su rostro. De repente y ante sorpresa de Scout sonó su teléfono móvil, este lo cogió comprobando como que quien llamaba no era otra persona que Nami. -¿Scout?, ¿eres tú?-. Aquella pregunta le pareció irónica, Scout odiaba las preguntas “innecesarias” y cuyas respuestas se respondían con la misma pregunta. -¿Por qué me pregunta quien soy si ha llamado a mi número?- pensó Scout –Hola Nami, si soy yo ¿Qué tal todo?- respondió Scout. -No del todo bien, tengo que preguntarte algo-. -Dime-. -¿Me dejé olvidadas las llaves de Barcelona en tu casa?-. -Te las dejaste sobre mi cama si ¿Por qué lo preguntas?-. -Me tienes que hacer un favor, tienes que entrar y en la mesita de noche de mi habitación verás unos documentos y en cuanto los tengas me los mandas, es importante-. -Eso está hecho, mañana mismo los tienes-. -Por cierto otra pregunta ¿estuviste ayer por la noche en mi casa verdad? Me llamó una vecina con la que tengo confianza comentándome que ayer a altas horas de la madrugada escuchó como alguien entraba en mi casa, me comentó que se escucharon pasos-. Scout miró seriamente a Wina comprendiendo que a pesar de la amistad que le unía con Nami debía mentirle. -Anoche estuve en casa de borrachera, es imposible, imagínate en qué grado de embriaguez estaba que acabé durmiendo en el sofá del comedor…-. Tras aquella respuesta Scout no tuvo más remedio que encenderse un cigarrillo para calmar el escaso nerviosismo que le había provocado tener que mentir a Nami. -Coge los documentos y marcha rápido por favor Scout-. -Tranquila, no te preocupes, mañana mismo te los mando-. -Gracias Scout-. -No me des las gracias todavía, dámelas cuando te lleguen los documentos-. -Gracias igualmente-. Tras colgar Scout miró seriamente a Wina y ante sorpresa de ella Scout le señaló con el dedo. -Tú, prepárate que te vienes conmigo, tenemos que volver a entrar en casa de Nami-. - ¿Yo? ¿Se puede saber que está pasando ahora?- preguntó Wina extrañada. -Nami me ha pedido que le mande unos documentos que casualmente se encuentran en su casa así que tú te vienes conmigo-. -A mi no me metas en tus líos, te lo ha pedido a ti no a mi-. -Me da igual a quien se los haya pedido pero he tenido que mentirle a Nami para salvar nuestro pellejo. Por lo visto una vecina escuchó los pasos y ha llamado a Nami para informarle de ello, le he tenido que decir que anoche estuve de borrachera así que olvídate de quien, donde o porque pero tú te vienes conmigo-. Por primera vez en mucho tiempo el físico de Scout funcionó para imponer algo más que respeto a alguien que ya le conocía. Ver una persona de cerca de dos metros de altura hablar

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en tono serio, señalando con el dedo y con la mirada oculta tras unas gafas de sol era algo que poca gente podía tomarse en broma por mucho que conociera a la otra persona. Aquella mañana Wina decidió comer en casa de Scout, a pesar de las diferencia que tenía con este deseaba realizar la nueva visita a casa de Nami lo antes posible por lo que supo que estando en casa de Scout todo acabaría antes. Wina observaba en silencio como a pesar de la nueva visita que tenían que hacer a la casa de Nami Scout permanecía tranquilo, tal vez el simple hecho de imaginar que lo vivido aquella noche no había sucedido funcionaba a la perfección, tal vez los hechos vividos carecían de importancia. Fuese lo que fuese estaba claro que la tranquilidad de Scout contrastaba enormemente con el nervosismo de Wina. -Deberías tranquilizarte, no pasará nada- sugirió Scout. -No estoy nerviosa- . Scout sonrió. -El cuerpo humano es la máquina que más se mueve de forma involuntaria, tu mirada buscando la nada te delata-. Por desgracia para Wina Scout era un gran amante del mundo de la psicología humana por lo que sus conocimientos podían conseguir mostrar lo que el resto de la gente pretendía ocultar. -Bueno en cierto modo sí que lo estoy para que voy a negarlo, tengo miedo a que nos suceda lo mismo de anoche no se…es extraño-. -Iremos en cuanto termine de prepárame así evitaremos el silencio y la oscuridad, ya verás cómo no sucede nada, igualmente si te tranquiliza si pasa algo yo estaré a tu lado-. Wina sonrió, estaba claro que la tranquilidad de Scout podía tranquilizar cualquier estado de nervios que cualquier persona pudiera tener. Finalmente sobre las seis de la tarde Scout avisó a Wina de que debían marchar, pasados veinte minutos llegaron a su objetivo. Cuando entraron en casa de Nami Scout se dirigió directamente a la habitación de Nami para recoger los documentos que esta le había pedido mientras Wina se quedaba en el comedor para vigilar que nadie entrase, de repente un grito alertó a Scout el cual salió corriendo hasta donde se encontraba Wina. -¿Qué sucede?-preguntó extrañado Scout. Wina señaló al suelo donde al parecer había un pequeño reguero de sangre que se dirigía desde el comedor hasta la habitación de la hermana de Nami, extrañado Scout recordó que cuando salieron de aquella casa la puerta de la habitación se había quedado abierta y en aquellos momentos se encontraba cerrada. Scout agarró con fuerza la cadena que colgaba de su pantalón y lentamente comenzó a seguir el rastro de sangre seguido de Wina, lentamente llegaron hasta la habitación de la hermana de Nami por lo que Scout se preparó a entrar en la habitación dispuesto a golpear a lo que se encontrase al pasar la puerta. El miedo no es más que una reacción psicológica que se acentúa con aquello que se desconoce por lo que Scout decidió combatir su miedo de la mejor forma que se puede hacer: no pensando en él Scout entró en la habitación comprobando como en aquella estancia no había nadie, se agachó apoyándose en sus rodillas suspirando aliviado cuando Wina con más miedo que ganas llamó la atención de Scout para señalarle algo que ninguno de los dos se esperaban: sobre la cama de la hermana de Nami había una gran mancha de sangre y sobre ella una fotografía boca abajo. Extrañado y con cierto recelo Scout cogió la fotografía cuando para su sorpresa comprobó como la fotografía era de Nami y él justo el día en que esta llegó a la estación, asustado Scout soltó la fotografía cuando de nuevo Wina volvió a llamarle su atención. -Scout, en el techo hay una fecha…-susurró. Scout alzó su mirada y ante su asombro pudo observar como en el techo de la habitación se encontraba pintado con sangre la fecha “19-09-1980”. Un extraño miedo paralizó a Scout por lo que de forma refleja dio varios pasos hacia atrás. -Cojamos los documentos y salgamos de aquí cuanto antes- dijo Scout con todo seco.

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Wina no se lo pensó lo más mínimo por lo que tras coger los documentos de Nami los dos salieron rápidamente de aquella casa. Una vez en la calle Scout comenzó a mirar en todas direcciones a la vez que encendía un cigarrillo. Estaba claro que alguien le había estado observando y que le conocía más de lo que a él le habría gustado. -La próxima vez que te diga que te vienes conmigo a casa de Nami niégate con todas tus fuerzas, golpéame si es necesario pero no vengas mas conmigo a esa casa- dijo Scout con tono serio. -¿Qué significa esa fecha?-preguntó Wina extrañada. Con el miedo dibujado en su mirada Scout respondió. -Es mi fecha de nacimiento-. Wina se quedó de piedra sin saber que responder, aquello había sido sumamente extraño, Scout comprendió como la idea principal de que los primeros garabatos eran obra de unos simples gamberros había quedado descartada. Alguien que conocía a Scout era el responsable pero quien, no lo sabían, estaba claro que a partir de aquel instante Scout debía de andar con cuidado a la hora caminar por las calles de Barcelona. Alguien que desconocía le espiaba y lo más grave de todo era que estaba suelto por la ciudad. Wina decidió tranquilizar a Scout apoyando su brazo por encima de los hombros de Scout. -Tranquilo Scout, no pienso dejarte solo-susurró Wina. Tal vez la voluntad de Wina contrastaba cruelmente con la voluntad de Scout: este no quería que Wina estuviese cerca por el simple motivo de que ese alguien fuese también a por ella.

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A veces el miedo puede lograr lo que las personas por si solas no son capaces de conseguir, el miedo puede conseguir que la persona más valiente logre esconderse aunque sea tan solo por un instante apartado del mundo. Scout lo sabía, el hecho de que apareciese su fecha de cumpleaños pintada en las paredes de la casa de Nami le hizo permanecer un tiempo encerrado en su casa sin tan siquiera responder al teléfono. Horas y horas navegando por internet distraían su mente a la vez que le alejaban de una realidad que a su parecer estaba resultando ser demasiado cruel. Encerrado en su casa se sentía seguro, alejado de cualquier peligro, deseando con crueldad que sus vacaciones acabasen para que todo regresara a la normalidad, sus vacaciones habían pasado de ser un cúmulo de fiestas y aventuras involuntarias a una absurda rutina encadenada a un ordenador. Uno de aquellos días alguien le llamó por teléfono, tras mirarlo pudo comprobar de quien llamaba no era otra persona que Nami. Por unos instantes Scout pensó en si debía o no responder, finalmente tras recapacitar y con motivo de no preocupar a Nami finalmente decidió responder. -Scout ¿Qué tal estás?- preguntó Nami. -De momento bien, nunca se sabe cómo puede acabar el día- respondió irónicamente Scout. -Te llamaba para decirte que ya me han llegado los documentos, gracias…aunque debo preguntarte algo-. -Sabes que puedes preguntarme todo cuanto quieras-. -¿Te dejaste algo olvidado en mi casa?-. -No ¿Por qué lo preguntas?- preguntó extrañado Scout. -Mi vecina me comentó que se escucharon pasos a varias horas, no se…pensé que te habías dejado algo y que habías vuelto a por ello-. Por un instante Scout pensó en si debía decirle la verdad o no a Nami, sabía que si le comentaba que había aparecido su fecha de nacimiento pintada en el techo de la habitación de su hermana Nakia, Nami iba a preocuparse a la vez que el simple hecho de saber que sin su permiso había entrado en su casa iba a irritarle. Scout tan solo disponía de unos segundos para responder para que Nami no notase algo extraño y aunque la agilidad mental no era su fuerte Scout decidió decir lo primero que se le vino a la cabeza aunque para ello se ganase una sonora reprimenda. -Debo confesarte la verdad Nami y bueno…las cosas no van todo lo bien que desearía. Ha sucedido algo que directamente te afecta aunque la principal “victima” esta vez he sido yo-. -¿Qué ha sucedido?-preguntó Nami extrañada. -¿Recuerdas el día en que tú vecina escuchó pasos a altas horas de la madrugada pero que yo te dije que me encontraba de borrachera?-. -Lo recuerdo perfectamente pero algo me dice que me mentiste en aquel hecho-. -Tienes razón: te mentí, fui con unas amigas para mostrarles las extrañas pintadas que habían aparecido-. -¡Te dije que no entraras, que te olvidases de aquellas pintadas!- respondió Nami enfurecida. -Lo se lo sé pero lo hice, habíamos estado bebiendo y comenzamos a contar historias de miedo y les conté lo de las extrañas pintadas por lo que decidí mostrárselas-. -¡Puedes meterte en un buen problema Scout! ¿Acaso no comprendes que no te hablaba en broma cuando te dije que no te metieses en medio?, eso era asunto mío-. -Tú lo has dicho, era asunto tuyo, ahora también es asunto mío…-. -No, para nada, te equivocas completamente, esas pintadas no te afectan lo más mínimo, son pintadas que no tienen nada que ver contigo-. -Eran Nami, eran, te aseguro que ahora también es problema mío-. -¿Qué quieres decir con eso Scout?-.

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-Han aparecido nuevas pintadas y esta vez creo que no tienen nada que ver contigo-. -¿Que tipo de pintadas han aparecido?-. -La noche en que fuimos por primera vez a tu casa mientras nos encontrábamos dentro alguien entró en casa por lo que antes de que nos descubriesen nos escondimos en la habitación de Nakia. Ese alguien se detuvo justo en la puerta de la habitación aunque afortunadamente no entró, no supimos quien era y como comprenderás no nos interesaba lo más mínimo. Cuando regresé a por los documentos que me pediste observamos un reguero de sangre que iba desde el salón hasta la habitación de Nakia, tras seguirlo observamos como el reguero llegaba hasta su cama. Justo encima de ella se encontraba una fotografía tomada el día en que viniste a Barcelona y te esperé en la estación, al mirar al techo pude comprobar cómo escrito en sangre se encontraba mi fecha de nacimiento. Como comprenderás ahora todo este asunto me ha salpicado plenamente-. Nami se quedó sin habla, todo se había complicado y lo que supuestamente era un problema que tan solo le afectaba a ella ahora se había convertido en un problema que afectaba a otras personas. -Pero…pero eso es imposible- titubeó Nami. -Te aseguro que es posible, tuve aquella fotografía en mis manos y te aseguro que vi muy bien aquella pintada, pero bueno…llevo desde entonces sin salir de casa. Está claro que ese alguien que hizo las pintadas me conoce mejor de lo que desearía. Si no salgo de casa no hay riesgo de que me pase nada, no te preocupes-. -¡¿Qué no me preocupe?! Todo eso es culpa mía, lo siento Scout, no tenía que haberte metido en todo esto…-. -¿Todo esto? ¿Qué sabes de todo esto?-preguntó extrañado Scout. -Te aseguro que nada, simplemente te comenté que siempre sospeche que mi hermana Nakia no se había suicidado y que señale abiertamente al grupo de gente con el que antes de fallecer Nakia solía juntarse pero nada más. Nunca más hice nada y ni siquiera hablé con ellos-. -¿Y no sabes por donde suelen moverse esas personas? Tal vez yo pueda hablar con ellos y averiguar si están detrás del fallecimiento de tu hermana-. -No Scout, no quiero que te acerques a ellos, no son personas de fiar, nunca tuve trato con ellos y no creo que te digan nada. Lógicamente si tienen algo que ver con el fallecimiento de Nakia dudo que te digan algo-. -¿No crees? ¿Acaso lo has comprobado?, no hay nada que perder excepto descubrir la verdad acerca de lo sucedido y por si lo has olvidado te recuerdo que en estos momentos yo estoy en medio de todo esto-. -Pero Scout…-. -No hay “peros” que valgan, dime por donde paran y hablaré con ellos-. -¡Puedes tener problemas!-. -¿Problemas? Alguien que me conoce ha escrito mi fecha de cumpleaños con sangre en el techo de la habitación de Nakia ¿te parece eso poco problema?-. -Tienes razón, no tengo otra opción que decírtelo, suelen reunirse en un “pub” llamado “Necros” los viernes por la noche. El cabecilla del grupo es conocido por el nombre de Zaumel, ten cuidado Scout…ten mucho cuidado, no quiero que te pase nada-. -No te preocupes Nami, simplemente hablaré con ellos e intentaré sacarles información, te llamaré en cuanto averigüe algo-. Scout sabía que ir a aquel lugar no iba a ser de su agrado, lo poco que conocía acerca de aquel lugar era que se trataba de una pub donde solían poner música “gótica” y a pesar de ser amante del heavy metal y de todas su variantes odiaba aquella música por el simple motivo de que para su gusto todos sus seguidores era gente bastante extraña y que ante todo amaban a los vampiros. Para Scout todo aquello no era más que simple parafernalia que adornaba a un tipo de música. -Veamos que encuentras Scout- pensó en silencio.

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Scout pasó varios días pensando en la visita que tenía que realizar al pub Necros, pisar aquel sitio le disgustaba pero sabía que si quería averiguar quién se escondía detrás de las pintadas de la casa de Nami debía acudir a aquel lugar. Finalmente el viernes llegó cubierto por unas oscuras nubes en el cielo que no presagiaban más que tormentas. Aquel día se levantó sobre las nueve de la mañana, su mente se había convertido en una especie de extraña nube incapaz de pensar en otra cosa que no fuese en su visita al pub Necros. A media mañana alguien picó al timbre de la casa de Scout, extrañado y con cierto recelo Scout decidió abrir la puerta encontrándose cara a cara con Wina y Yevi las cuales observando que Scout no respondía a sus llamadas habían ido directamente a su casa. -Vaya…si estás vivo- comentó irónicamente Wina. -No creo que ese sea un comentario muy acertado para la situación en la que me encuentro- respondió fríamente Scout. -No te alteres Scout, simplemente quería restarle importancia a todo lo sucedido, no ha sido con malas intenciones-. -Tranquila, creo que esta noche obtendré respuestas-. -¿Cómo que obtendrás respuestas? ¿Acaso has averiguado algo?- preguntó Yevi extrañada. -No tuve más remedio que comentarle a Nami todo lo sucedido por lo que tras ganarme una merecida riña por su parte me acabó comentando que su hermana Nakia antes de fallecer solía juntarse con un grupo de gente que al parecer se reunían los viernes por la noche en el pub Necros-. -Vaya, menudo lugar para reunirse, seguro que sean quienes sean deben tratarse de unas personas sumamente extrañas-. -¿Conoces ese lugar?-. -Fui una vez y dije que nunca más regresaría, suele estar lleno de gente de estética gótica y con gustos un tanto extraños, no creo que te guste ese lugar lo más mínimo-. -No pienso ir de fiesta, simplemente quiero descubrir si la gente de la que me habló Nami tiene algo que ver con las pintadas de su casa-. -¿Realmente piensas que esas personas de las que Nami te habló tienen algo que ver con todo esto?- preguntó Wina. -Lo desconozco pero tendré que averiguarlo-. -¿Y no crees que si realmente tienen algo que ver es más que improbable que lo confiesen? –. -Te doy la razón en eso pero por intentar averiguarlo no pierdo nada, igualmente si tienen algo que ver deduzco que tendré que conocer a alguien, si no me extrañaría que alguien que no me conoce sepa exactamente mi fecha de cumpleaños-. Wina y Yevi se miraron mutuamente sonriendo de forma sospechosa. -Esa sonrisa no me gusta lo más mínimo- dijo Scout extrañado -. Vosotras tramáis algo ¿verdad?–. -¿Nosotras? No hombre pero ¿a que no piensas ir solo?- respondió Wina. Scout suspiró. -Está bien, si queréis venir conmigo adelante pero dejadme hablar a mí, desconozco que nos vamos a encontrar y no quiero que ninguna de las dos hable demasiado, al fin y al cabo todo esto no os incumbe lo más mínimo y no quiero que por mi culpa acabéis metidas en problemas que al fin y al cabo no os convienen-. -Nosotras también tenemos algo que ver, al fin y al cabo si nosotras no hubiésemos querido ir a ver las pintadas nada de esto habría pasado- respondió Wina. -Eso es algo que nunca sabremos-. -O tal vez si…-. Estaba claro que quisiera o no quisiera tanto Wina como Yevi iban a acompañar a Scout al pub Necros, aquella idea disgustaba a Scout por el simple motivo de que estas podían acabar metidas en algún problema que no habían buscado pero por otra parte Scout se alegraba de

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que las dos le acompañasen ya que cuantas más personas fuesen mas información podrían conseguir. Todo estaba listo, tan solo quedaba rezar por que todo marchase sin complicaciones aunque ninguno de los tres supiese rezar.

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Con más valor que ganas y armados con una extrema cautela que a su vez podía resultar peligrosa Wina, Yevi y Scout se dirigieron al pub Necros. Tras un corto viaje en metro los tres llegaron a su lugar de destino, en la puerta del local se encontraban varios chicos y chicas con estética oscura hablando de diversos temas, las puertas del pub no diferían gran cosa del resto de pubs de la ciudad salvo por el logotipo escrito con letras barrocas. Nada más entrar una densa humareda les invadió, estaba claro que en aquel lugar se podía fumar por lo que Scout decidió encender un cigarrillo a la vez que se dirigía a la barra para tomarse una cerveza mientras ojeaba detenidamente todo el lugar. Era un sitio oscuro, con una especie de jaulas elevadas del suelo en cuyo interior se encontraban bailando varias mujeres escasas de ropa pero siempre con la estética oscura que predominaba en el lugar, la gente bailaba en medio de una pista abarrotada de cuerpos que se movían sin aparente sentido del ritmo, la música al tiempo que electrónica no dejaba de ser oscura. Scout lo tenía bien claro: aquel no era su mundo, a varios lados del local se encontraban varias mesas repletas de gente de oscura. Los tres sabían que en alguna de aquellas mesas se debía encontrar Zaumel por lo que Yevi tras coger la cerveza que estaba bebiendo Scout sonrió y acto seguido se dirigió a una de las mesas donde más gente había, de repente ante sorpresa de todos Yevi aparentó que tropezaba volcando la cerveza sobre una de las personas que se encontraba en la mesa. -Disculpa Zaumel, he tropezado sin querer-. Ninguna de aquellas personas respondió por lo que Yevi decidió volver a hacer de las suyas. -¿No te llamarás Zaumel verdad? –Preguntó Yevi –Llevo buscándole hace días para devolverle las fotografías que nos hicimos en la playa nudista-. Tanto las personas que se encontraban sentadas en aquella mesa como Wina y Scout miraban extrañados a Yevi, estaba claro que si esta quería contactar con Zaumel aquella no era la mejor manera de hacerlo, de repente Yevi se fijó en una botella que se encontraba sobre la mesa, tras poner rostro de niña buena esta se abalanzó sobre la botella ante la sorpresa de todos. Wina corrió a detener a Yevi comprobando como Yevi tenía un serio problema: su amor hacía el Vodka era superior a cualquier otra cosa. Estaba claro que la táctica de Yevi no había funcionado por lo que Scout, tras echar una rápida ojeada al resto de las mesas decidió envalentonarse y dirigirse a una de ellas ocupada por varios chicos y chicas. Scout sabía que carecía del don de la palabra a la hora de presentarse a unos desconocidos pero a veces el valor supera cualquier barrera y en aquellos instantes lo iba a demostrar. -Disculpad ¿tenéis fuego?- preguntó Scout mostrando un cigarro. Desde luego no era la forma más original de entablar conversación con alguien pero en aquellos instantes el resultado iba a ser alentador. -No fumamos- respondió una voz grave y oscura desde un lado de la mesa. -Ya…pero ¿tenéis un encendedor al menos?-. De repente de entre la oscuridad surgió el rostro de una persona joven, algo delgada, con una enorme cabellera negra que le llegaba hasta la cintura, ataviado con ropa negra bastante ajustada y con unas lentillas de color blanco que sin duda alguna llamaban la atención. -Te hemos dicho que ninguno de los aquí presentes fuma así que márchate si no quieres tener problemas-. Scout reculó un paso no sin antes decir unas últimas palabras con la intención de saber si dentro de aquel grupo se encontraba Zaumel. -Vaya, me habían comentado que si quería fuego en este lugar debía preguntar por Zaumel pero veo que ninguno de vosotros es él-. Extrañados todos los presentes miraron de manera intimidatoria a Scout. -¿Quién quiere hablar con Zaumel?- dijo el chico de lentillas blancas.

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Scout sonrió, algo dentro de él le hizo intuir que había acertado, ahora tan solo era cuestión de ir con tacto para no meter la pata tal y como lo había hecho Yevi, Scout intuía que Zaumel no era más que un apodo por lo que decidió inventarse un nombre. -Psyko – respondió Scout. -No nos suena- respondió el chico de lentillas blancas. -Es lógico, es la primera vez que hablo en persona con él…si es que eres Zaumel claro-. -Efectivamente, soy Zaumel, dueño y señor de la oscuridad- respondió aquel chico con tono prepotente. -¿Señor de la oscuridad?-Pensó Scout -¿Pero qué clase de gente es esta?-Encantado de hablar con usted- respondió Scout alzando su mano cordialmente. -¿Puedo saber porque pregunta Psyko por mí?-. -Puedes pero ¿Quién me dice que tú eres el verdadero Zaumel?-. De repente un chico vestido completamente de negro, de melena azabache hasta media espalda y con unas botas grandes repletas de placas de metal que se encontraba a un lado de la mesa se levantó violentamente. -¡Insolente! ¡¿Cómo te atreves a dudar de la palabra del gran Zaumel dueño y señor de la oscuridad?!-. -Tranquilo Draken-Dijo Zaumel- No es más que un siervo que pide audiencia con su rey-. -¿Siervo, dueño y señor de la oscuridad, audiencia? ¿Pero con qué clase de gente he ido a topar?-Se preguntó Scout extrañado. -Y bien ¿Qué pasa si no soy quien digo ser?- preguntó Zaumel. -Nada, simplemente marcharé por donde he venido y buscaré al autentico Zaumel, es fácil-. -Motivos tendrás para mostrar tanto interés por encontrar al gran rey Zaumel ¿puedo saberlos?-. -Podrías pero volveríamos a la misma tónica de antes-. Observando que aquello podría convertirse en una conversación de besugos Wina decidió intervenir de manera directa y decisiva. -Veamos, venimos buscando información acerca de una tal Nakia, le dejamos unos libros y hace tiempo que no sabemos nada de ella-. Scout miró extrañado a Wina, desconocía cuáles eran sus intenciones con aquella pregunta pero si lo que quería era que se declarasen culpables del fallecimiento de Nakia la forma no había sido la más adecuada. -No sabemos nada de ella desde hace meses- dijo una voz tímida a la vez que apagada. Scout se giró para ver de dónde había salido aquella voz pudiendo observar como a un lado de la mesa, medio escondida por la oscuridad se encontraba una chica bajita y de escaso peso, melena hasta los hombros, vestida con unos simples tejanos, una camiseta negra bastante desgastada y semblante depresivo. -¡Nadie te ha dado permiso para hablar Tears!- gritó Zaumel. Scout miró enfurecido a Zaumel, odiaba que la gente se creyese superior a los demás por lo que aquel comentario de Zaumel con aquella chica no hizo más que enfurecerle. Scout comenzaba a intuir que aquel grupo de gente no tenía nada que ver con las pintadas aparecidas en casa de Nami por lo que lógicamente mucho menos con el fallecimiento de Nakia. -¿Alguien puede explicarme eso de que hace meses que no sabéis nada sobre Nakia?- preguntó Wina. -Y nos da igual quien responda- añadió Scout en tono serio mientras miraba fijamente y con rostro de pocos amigos a Zaumel. -Conocíamos a Nakia de jugar a rol, solía frecuentar el local done nosotros jugábamos nuestras partidas y de vez en cuando se unía a nosotros, era una bruja de alto nivel por lo que solía unirse a nuestras partidas para aumentar su experiencia y ayudarnos en según qué

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aventuras. Pero nuestra relación con ella se limitaba a eso: a jugar, cuando las partidas finalizaban cada uno marchaba para su casa y se acababa la relación. Nunca intimamos con ella lo suficiente como para quedar a para tomar unas copas o simplemente para dar una vuelta, cada uno tenía su vida- respondió la chica con semblante depresivo a la cual llamaban Tears. -Pero… ¿entonces sabéis con quien solía juntarse?-preguntó Wina. -No lo sabemos, como os he dicho nuestra relación se basaba únicamente en partidas de rol, no sabemos qué hacía después-. -¿Y si os digo que Nakia ha fallecido?- irrumpió Scout. Todos miraron extrañados a Scout, la expresión de sorpresa le hizo entender a tanto a Wina como a Scout que aquellos chicos no tenían nada que ver con el fallecimiento de Nakia. -¿Cómo que ha fallecido?- preguntó extrañado Zaumel. -Nakia falleció el pasado mes de febrero, dicen que se suicidó pero algo nos dice que fue asesinada-. -¿Nos culpas a nosotros de su muerte?-. -Dadme un buen motivo para no hacerlo-. -¡Es una locura!, no puedes culpar al primero que se cruce en tu camino del fallecimiento de alguien, no tenemos nada que ver, apreciábamos a Nakia, nos era de gran ayuda a la hora de resolver algunas aventuras en nuestras partidas de rol ¿Por qué íbamos a hacerlo?, es absurdo pensar eso-. Scout suspiró a la vez que encendía un cigarrillo. -En fin…veo que no tenéis nada que ver con todo esto, lamento haberos molestado-. -No pasa nada, apreciábamos a Nakia y ahora que sabemos que ha fallecido nos has dejado algo aturdidos. Nakia era una persona madura, inteligente y capaz de resolver cualquier problema que tuviese con sus propios medios- dijo Tears. -¿Y realmente no sabéis con quien solía juntarse Nakia?- preguntó Wina. -No, no lo sabemos, Nakia no solía hablar con nosotros acerca de su vida personal-. -¿Pero iba alguien a buscarla al salir de sus partidas de rol?-. -No, siempre regresaba sola a su casa, desconocíamos todo cuanto le sucedía a su alrededor-. Scout asintió con su cabeza, había quedado demostrado que aquellos chicos no tenían nada que ver con el fallecimiento de Nakia por lo que fuese quien fuese que hubiese entrado en casa de Nami estaba suelto por la ciudad vigilándole a cada instante. Observando aquel hecho Scout decidió salir a la calle a que el viento despejara su mente, el miedo había dejado paso a la duda compulsiva. -Scout ¿estás bien?-preguntó Wina preocupada. -Si, claro ¿Por qué no iba a estarlo? ¿Porque hay alguien suelto en Barcelona que me conoce y me vigila?, no te preocupes, no vale la pena- respondió Scout. -Me preocuparé ahora y siempre que haga falta porque al fin y al cabo los amigos están para algo ¿verdad?-. Scout suspiró. -Verdad, pero si algo he aprendido en esta vida es a afrontar mis problemas yo solo, no quiero que ni tu ni nadie se preocupe por mi o por lo que me pueda pasar-. -Te guste o no los que te apreciamos siempre lo haremos, a veces desearás que la gente se comporte de la forma que a ti te gustaría que se comportasen pero si lo hicieran dejarían de ser ellos mismo, no puedes cambiar el mundo con tan solo desearlo-. -Wina no pido que lo entiendas, solo pido que lo hagas, si algo me pasase quiero que estés al margen, no quiero que todo esto te salpique de lleno-. -Pues aprende a vivir con todo esto porque a mí ya me ha salpicado de lleno por un simple motivo: han hecho daño a un amigo mío y te guste o no me vas a tener que soportar durante mucho más tiempo porque si un verdadero amigo está ahí cuando sonríes también lo estará para secarte las lágrimas-.

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Scout se limitó a sonreír, en aquellos instantes comprendió que le iba a tener que soportar durante mucho tiempo le gustase o no, al fin y al cabo Wina estaba demostrando que era una amiga en quien apoyarse. Finalmente Scout a pesar de ser altas horas de la madrugada decidió llamar a Nami para comentarle que el grupo de personas de quien esta sospechaba no tenía nada que ver con el fallecimiento de Nakia. Pero justo en el instante en que Scout se disponía a marcar el teléfono de Nami su teléfono sonó, extrañado por quién podía llamarle a esas horas Scout decidió coger el teléfono. -Si dígame-. -Scout disculpa que te llame a estas horas pero ha sucedido algo importante- dijo una voz adulta y temblorosa. -¿Puedo saber con quién hablo?-preguntó Scout extrañado. -Soy la madre de Frank-. No era normal que la madre de Frank llamase a aquellas horas y que mucho menos lo hiciera para dar una noticia a no ser que fuese algo sumamente grave. -¿Qué ha pasado? ¿Frank está bien?- preguntó alterado Scout. -Frank…ha fallecido, circulaba con su ciclomotor por la montaña y no le funcionaron los frenos mientras tomaba una curva, ha sido terrible-. Dicen que las lágrimas son el reflejo del alma y aquellos momentos para Scout el alma se había roto en mil pedazos. Sin saber que estaba sucediendo Wina miró extrañada a Scout a la vez que en un acto reflejo abrazó con fuerza el cuerpo de Scout el cual había dejado caer el teléfono al suelo. Envuelto en un mar de lágrimas Scout miró a Wina y sin miedo a que esta le viese llorar le dijo. -Frank ha fallecido…-. Wina quedó paralizada, aquella había sido una noche extraña que había comenzado con una duda pero que había acabado con una despedida. A veces las cosas vienen sin avisar y si en algo se diferencia la vida de la muerte es que esta última nunca avisa antes de llegar.

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A veces el sol no sale por donde uno quiere, nunca llueve a gusto de todos y ni siquiera llueve donde uno desea. A veces la gente que más queremos se va sin saber porque, sin darnos tiempo a decirnos todo aquello cuanto teníamos que haber dicho. Scout lo comprendió cuando observaba como el féretro de Frank se perdía lentamente en la oscuridad de la tierra. Frank había sido el mejor amigo de la vida de Scout, eran dos que no dejaban de ser uno. Mientras el féretro de Frank bajaba lentamente por la fosa donde iba a ser enterrado Scout recordó todo lo vivido a su lado: las primeras peleas, las primeras gamberradas, las primeras envidias pero ante todo la gran amistad que le unía a él. Sabía que ya nunca más le volvería a ver, que nunca más escucharía sus sabios consejos que por desgracia siempre caían en saco roto. Ya nunca más habría copas cuando llegase de realizar la compra, ya nunca más habría discos por devolver, nunca más habría sonrisas…nunca más. Ver marchar para siempre un amigo es toda una experiencia que nadie desea. Tras el funeral Scout se encerró en su casa apagando el teléfono y cerrando la puerta de casa con llave, en aquellos momentos Scout no quería ver a nadie. Aquel día lo pasó cabeza abajo sobre su almohada gritando con rabia contra aquel que se había llevado a Frank para siempre. En el barrio se respiraba un ambiente de tristeza inconmensurable que nadie podía calmar, solo había silencio, un silencio demasiado ensordecedor como para ser roto. El pecho de Scout se había roto, había estallado en mil pedazos difíciles de componer, Scout era un muñeco descosido, una marioneta en manos del viento, un hombre sin sombra pero sobre todo un amigo sin reflejo. Finalmente tras varios días encerrado en su casa la necesidad obligó a Scout a salir de ella, la falta de tabaco era mayor a la falta de comida por lo que Scout decidió acudir a un estanco cercano a su casa a aprovisionarse de gran cantidad de tabaco. Scout había decidido que sus vacaciones habían finalizado, que a partir de aquellos instantes pasaría el resto de los días encerrado en su habitación esperando que la vuelta al trabajo le obligase a retomar una absurda rutina que a pesar de odiar necesitaba. Tras conectar el teléfono Scout pudo comprobar cómo tanto Wina como Nami le habían intentado llamar en incontables ocasiones, pero sin duda alguna una de aquellas llamadas perdidas provenientes de la madre de Frank le hizo comprender que debía hablar con ella por lo que sin pensárselo dos veces decidió llamarle. -Gracias por llamar Scout, tenía que hablar contigo pero vi como habías apagado el teléfono entendí que querías estar solo- dijo la madre de Frank. -Lo necesitaba, no he estado para nadie-. -Te comprendo, te había estado llamando porque tras vaciar la habitación de Frank encontramos una caja debajo de su cama cerrada con tu nombre y creímos que lo más conveniente era que te la quedases-. Scout se quedó extrañado. -¿Una caja con mi nombre? Deben ser cosas que me tenía que haber devuelto pero no se preocupe puede quedársela, solo faltaría que ahora reclamase esas cosas-. Lo cierto era que Scout estaba extrañando, desconocía que le había dejado a Frank para que este lo guardase en una caja con su nombre. -No Scout, no podría tener una caja con cosas que sabiendo que son tuyas permanezcan aquí-. Scout finalmente y ante la rogativa de la madre de Frank accedió a recoger aquella caja, tras unas breves palabras cargadas de sentimientos Scout regresó a su casa con una caja de gran tamaño precintada por los cuatro costados y que al parecer tenía más peso de lo que se podía imaginar. Era imposible que Frank tuviese cosas de él de tanto peso y lo más extraño de todo era que lo conservase en una caja precintada, fuese lo que fuese estaba claro que hasta que Scout no abriese la caja no iba a despejar la duda que rondaba por su mente. Tras un breve

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suspiro Scout abrió la caja, nada más abrirla se encontró con una gran cantidad de comics todos ellos misteriosamente pares salvo un número veintitrés, el cual se encontraba repetido. Aquello en un principio resultaba ser extraño pero Scout creyó que el amor de Frank hacía los comics provocó que comprase el mismo número dos veces. Bajo los comics Scout pudo encontrar una gran cantidad de cd’s tanto de música como de ordenador. Tras sacarlo todo de la caja se dispuso a lanzarla cuando observó como de su interior caía un extraño papel arrugado, sin darle importancia lo abrió observando extrañado como se trataba de una factura de un taller mecánico. Sin darle importancia la leyó y ante su asombro pudo comprobar que dicha factura tenía fecha reciente y en la cual se detallaba que se debía a una revisión exhaustiva de todo el ciclomotor incluyendo los frenos. Por un instante Scout se quedó extrañado, según tenía entendido Frank había fallecido porque los frenos de su motocicleta le habían fallado pero ¿Cómo era posible que tras una revisión exhaustiva dicho taller no hubiese detectado tal error? Pero sin duda alguna había otro hecho que a Scout le llamaba la atención: ¿Qué hacía Frank circulando por una carretera de montaña a altas horas de la madrugada? Frank era un chico que se movía por ciudad y el lugar del accidente distaba mucho de cualquier núcleo urbano. -Las casualidades no existen- Pensó Scout –Todo en esta vida tiene un porque pero aquí hay piezas que no me encajan-. Justo en el instante en que Scout se disponía a encender un cigarrillo alguien picó al timbre de casa, tras abrir la puerta un simpático peluche hizo acto de presencia. -¿Cómo está la sonrisa más maravillosa del mundo?- Dijo Wina mientras movía el peluche y ponía voz de muñeco. -Se equivoca, es dos puertas más abajo-respondió Scout en tono irónico. -Muy simpático por tu parte- gruñó Wina. Un cálido abrazo sirvió para que Scout y Wina se reencontrasen después del fallecimiento de Fran. Wina había demostrado una vez más que apreciaba a Scout por encima de cualquier cosa por lo que Scout le invitó a comer. Mientras comían Scout le comentó a Wina el contenido de la caja que Frank le había entregado incluyendo la misteriosa factura, la duda esta vez fue compartida por lo que Scout comenzó a pensar en los posibles enemigos que Frank pudiese tener. Pero buscarle enemigos a Frank era sumamente difícil, este carecía de enemigos reconocidos ya que al ser un chico serio y responsable todo el mundo le respetaba. El tiempo avanzaba entre dudas que no llegaban a ninguna parte por lo que observando que el sol se había ocultado Wina decidió quedarse a dormir en casa de Scout, por suerte para Scout en su casa disponía de camas de sobra por lo que ofreció a Wina dormir en alguna de ellas. -¿No me estarás diciendo ahora que te da miedo dormir con una chica al lado?- preguntó Wina con una extraña sonrisa en su rostro. -No, no para nada, simplemente digo que habiendo más camas para que vamos a dormir apretados-. -¿Me estás diciendo que tienes miedo?-. Scout miró a Wina extrañado. -¿Miedo? He dicho que no me apetece dormir apretado habiendo otras camas donde dormir simplemente-. -Eso es miedo-. -¡Que miedo ni nada! Comodidad Wina, se dice comodidad-. Wina se echó a reír satisfecha por haber provocado a Scout de la manera más inocente que nadie se pudiese imaginar. Antes de ir a dormir Scout cogió los cómics que Frank le había entregado cuando preguntándose el porqué de dos números veintitrés decidió ojear uno de ellos. Para él aquello no era más que un simple cómic de superhéroes acartonados con una inexpresiva violencia. De repente mientras Scout ojeaba el cómic un pequeño pedazo de papel calló de su interior, extrañado Scout cogió el papel comprobando como en uno de las caras se encontraba escrita

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la dirección de un correo electrónico y en la otra cara se hallaba escrito un extraño código: 7NK7. Scout desconocía que era aquello por lo que intentó imaginar que no era otra cosa que una cuenta de correo electrónico que Frank tenía en caso de emergencia. -Todo el mundo utiliza dos cuentas, no debo darle más vueltas a la cabeza- pensó Scout justo antes de marchar a dormir. La noche avanzaba en silencio cuando de repente un extraño ruido hizo que Scout se despertase alertado. Extrañado decidió permanecer en silencio con la esperanza de volver a escuchar dicho ruido pero en su lugar Scout notó como alguien abría lentamente la puerta de su habitación. Con más miedo que valor Scout cogió la cadena de su pantalón dispuesto a proporcionar un golpe a aquella persona. -¡¿A que da miedo que te despierten de un grito para hacer el gamberro?!- gritó Wina entrando inesperadamente en la habitación ante la sorpresa de Scout. A las cinco de la madrugada por el aire de Barcelona pudo escucharse un grito desgarrador. Scout se había quedado sin voz pero a cambio Wina se había quedado sin oídos, estaba claro que la broma de esta no le había sentado nada bien a Scout por lo que este no tuvo más remedio que encender un cigarrillo a la vez que intentaba no pensar en alguna manera de asesinar a Wina. -Intenta no hacer mas este tipo de bromas en mi estado- sugirió Scout. -Lo siento, tenía frío y estaba aburrida, lo siento- respondió Wina dibujando una cálida sonrisa en su rostro. -Ya que estás aquí ¿puedes decirme que te sugiere esto?- dijo Scout mostrando a Wina el papel con la dirección de correo electrónico y la extraña contraseña que este había encontrado. Wina cogió el papel mirándolo extrañada. -Parece ser la dirección de correo electrónico de alguien, seguramente Frank tuviese una cuenta de correo alternativa por si la suya principal le daba algún error de acceso ¿Por qué no lo comprobamos?-. Aquella pareció ser una buena idea por lo que Scout decidió encender su ordenador, tras insertar la dirección de correo electrónico tanto Wina como este pudieron darse cuenta que la contraseña que habían encontrado escrita junto a la cuenta no era válida. Por desgracia de los dos ninguno de ellos tenía los suficientes conocimientos informáticos para acceder a la cuenta por lo que decidieron dejar de intentar escribir contraseñas que al fin y al cabo no llevaban a ningún lado. -Igualmente sigo pensando que esa contraseña debe ser de algún sitio- dijo Wina. -Lo sé ¿pero de qué? Sería ilógico que Frank me dejase el número secreto de su cuenta bancaria o de alguna cosa por el estilo, no se… es todo muy extraño- respondió Scout- Todo esto me dice que tiene algo que ver con todo lo sucedido en casa de Nami-. Wina miró extrañada a Scout. -Eso es imposible, si mal no recuerdo Nami y Frank no habían cruzado más de cuatro palabras, no hay nada que les una salvo tu-. A veces en los momentos de mas reflexión la respuesta acertada suele encontrarse en la simpleza, cuando existe un problema antes de caminar por línea recta suele rodearse el problema con extraños paralelismos a la solución que no hacen otra cosa que agrandar el problema. Scout pensó en aquel hecho ¿Por qué no decir algo surrealista que tal vez encajase con la realidad? No perdía nada por decirlo. -¿Y si tal vez Nami y Frank se conocían?, pero suponiendo que la realidad superen la ficción ¿Y si Frank y Nakia se conocían pero este nunca me dijo nada?- preguntó Scout. Lo cierto era que Scout pensaba con firmeza y con credenciales en aquel hecho ya que si él no le contaba todo lo que le sucedía a Frank ¿Por qué Frank iba a hacer todo lo contrario? Scout sabía muy poco acerca de su vida privada, salvo algunos detalles de amores imposibles que este le contaba.

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-No me encajaría por ningún lado- respondió Wina- Ese hecho me demostraría que tu amistad no era del todo sincera con Frank-. -La amistad entre las personas no se basa en contarle tu vida con todo lujo de detalles sino en estar a su lado en cada momento. Tanto en las alegrías como en las penas, es normal que Frank y yo no nos contásemos todos los detalles que acontecían en nuestras vidas. Nos veíamos tan solo un par de horas a la semana y sabes que odio contar según qué cosas por muy amigo que sea la otra persona-. -Pero seguro que si te sucediese algo malo se lo habrías contado a Frank…-. Scout sonrió. -Para nada, me gusta resolver mis asuntos por mí mismo, odio que la gente se meta en mis problemas-. -Por eso te gusta ayudar a los demás antes que resolver tus propios problemas tragándote tus propias lágrimas tal y como hiciste con Yevi, muy lógico por tu parte- Dijo Wina- Pues abre los ojos porque lo quieras o no eso se llama egoísmo-. -Llámalo como quieras, nunca lo entenderás-. -Efectivamente, nunca lo entenderé por el simple hecho de que vuelves a encerrarte en ti mismo cuando tienes problemas en lugar de dejar de lado tu absurdo ego y pedir ayuda, el ego no nos da fuerza: nos deja ciegos-. -¿Y si te dijese que para solucionar mis problemas y ser feliz debo ayudar a los demás?- Wina se quedó pensativa. -Cada uno consigue la felicidad de la forma que mas cree conveniente, existe gente que se afila a alguna ONG para ayudar a los más desfavorecidos, otros prefieren dar limosnas, otros sin embargo preferimos ayudar a los demás para sentirnos bien con nosotros mismos. Afrontar los problemas por sí mismo, a pesar de llevar consigo errores, uno siempre acaba saliendo fortalecido- dijo Scout sonriendo afablemente. Wina sonreía extrañada, desde luego la palabrería a la hora de contar emociones era un don que pocas personas podían explicar con tanto acierto y aunque en ocasiones todas aquellas palabras careciesen de sentido alguno la forma de decirlas quedaban tan bien que daban ganas de aplaudirle. -En fin…ante esas palabras no debo hacer otra cosa más que quedarme perpleja. Tienes el don de la palabra y a pesar de que a veces no predicas lo que dices debo decirte que… ¡cásate conmigo!- dijo Wina mientras agarraba la mano de Scout. -¡Quita bicho!-respondió Scout saltando rápidamente hacia atrás. Tras unos instantes de risas Scout decidió lanzar una pregunta al aire con la intención de que Wina le ayudase. -¿Recuerdas la habitación de Nakia?- preguntó Scout. -Una habitación en cuya cama hay una gran mancha de sangre y en cuyo techo hay pintada la fecha de cumpleaños de un amigo no es que sea muy fácil de olvidar-. -¿Recuerdas que había encima del escritorio?-. -¿Te refieres al trozo de corcho del cual parecía que alguien había arrancado las fotografías que allí había?-. -Me refiero al ordenador, el corcho está en la pared-. Wina observó extrañada a Scout. -¿No estarás diciendo que quieres regresar a aquel lugar para encender el ordenador de Nakia?- preguntó Wina extrañada. La sonrisa maquiavélica de Scout dio por sentado que no solo quería hacerlo sino que iba a hacerlo aquella misma mañana. -¿Pero para que quieres encender el ordenador de Nakia? ¿Y tus miedos?-. La verdad es que las cosas que se desconocen son las que más atraen, a veces la curiosidad es superior a cualquier miedo que las personas puedan tener. Scout sabía que no podía permanecer escondido el resto de su vida ya que de hacerlo a su entender no viviría, Scout sabía que de no ir a investigar el ordenador de Nakia la duda acerca de si Frank guardaba o no

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relación con Nakia crecería hasta límites insospechados, era momento de que Scout dejase sus miedos atrás y caminar seguro de sí mismo. -No puedo permanecer escondido eternamente, la duda nunca ha sido buena aliada, no perdemos nada por investigar. Si Frank no guarda relación alguna con Nakia la duda habrá desaparecido pero si no lo hacemos esta crecerá sin límite, o ahora o nunca pero tengo claro que no pienso quedarme con los brazos cruzados esperando que la vida pase a mi alrededor sin ser yo parte de ella-. Wina volvió a mirar a Scout extrañada. -Insisto… ¡cásate conmigo!-. Scout suspiró. -Igualmente y para evitar problema alguno llamaré a Nami para informarle tanto del fallecimiento de Frank como de que iremos a investigar el ordenador de Nakia y diga lo que diga pienso hacerlo-. Wina observó como la mirada de Scout estaba rebosante de energía, por unos instantes este se había convertido en una máquina imparable capaz de lograr los objetivos que sus miedos le habían impedido alcanzar.

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La respuesta de Nami era la esperada por Scout: una completa negativa a que este encendiese el ordenador de Nakia. Por suerte Scout guardaba un as debajo de la manga, cuando decía eso el mundo se echaba a temblar. Aquello significaba que su seguridad se encontraba por encima de todo. Irónicamente sabía que tanta seguridad en sí mismo podía ser un arma de doble filo: a veces un exceso de confianza concierne en graves errores. Pero él estaba seguro de su carta, a veces la crueldad puede significar tener que tocar temas emocionales de las personas. Scout había aprendido a base de golpes a usar esos ataques fuese contra quien fuese con tal de conseguir objetivos que para él eran justos. Sabía que tocando aquellos temas era cruel pero necesitaba por todos los medios acceder al ordenador de Nakia. -No Scout, el ordenador de Nakia nunca se ha encendido desde su fallecimiento, no veo que porque ahora tengas un presentimiento lo enciendas- dijo Nami. Scout sonrió. -Tienes razón: es un presentimiento –Mintió Scout escondiendo un exceso de confianza-Pero debo recordarte que mi fecha de nacimiento ha apareció escrita en el techo de la habitación de Nakia, no puedes impedirme que investigue por mi cuenta-. -Pero sí que puedo prohibirte que enciendas su ordenador -. -¿Y si realmente ella y Frank guardaban cierta relación?-. -Eso es imposible, Nakia me habría comentado algo-. -O tal vez no, tú misma me has comentado que desde su fallecimiento nunca encendiste su ordenador, la gente suele callar según qué cosas ¿Por qué no te iba a ocultar que conocía a Frank?-. Scout comenzaba a jugar cruelmente con la duda, lo que para Nami no era más que un complejo laberinto de extrañas hipótesis para Scout era un juego cruel cuyo único fin era el de conseguir su objetivo. -Frank falleció en extrañas circunstancias, los frenos de su ciclomotor le fallaron mientras circulaba por una carretera apartada de cualquier núcleo urbano días después de haber pasado una revisión exhaustiva. Es todo sumamente extraño, primero la fecha del fallecimiento de Nakia pintada en la pared del salón, después la extraña presencia en tu casa, mas tarde vino la fotografía de cuando llegaste a Barcelona y te fui a recoger a la estación. Luego vino mi fecha de nacimiento escrita con sangre en el techo de la habitación de Nakia y finalmente llegó el fallecimiento de Frank ¿acaso no es todo demasiado extraño?-. Nami se quedó pensativa. -En cierto modo tienes razón pero también tienes que comprender que el fallecimiento de Frank se debió a un simple accidente aunque debo reconocer que es todo muy extraño- respondió Nami. Finalmente Scout decidió sacar la carta que tenía escondida debajo de la manga cambiando en última estancia una de las palabras. -Nami ¿Me aprecias?-. -Claro Scout, más de lo que hubiese deseado-. -Pues déjame encender el ordenador de Nakia-. Ante aquel comentario emocional Nami no tuvo más remedio que aceptar a la petición de Scout. -Está bien Scout, tu ganas, enciende el ordenador de Nakia e intenta averiguar si entre ella y Frank existe relación alguna pero solo te pido una cosa…-. -Dime-. -Ten mucho cuidado y si no encuentras nada que le una mándame las llaves de mi casa, no quiero que te metas en más problemas por mi culpa-. -No te preocupes Nami, seré cauteloso-.

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El ego de una persona no conoce límites, la autoconfianza de Scout había subido de manera sorprendente superando los límites que él creía tener. En aquellos momentos era una amenaza para cualquier persona que le replicase algo o que intentase retenerle. -Bravo – dijo Wina en tono irónico –Debo quitarme el sombrero ante la gran demostración de cómo lanzar golpes emocionales para conseguir tus propios objetivos –. -No me juzgues por mis formas, si tienes que juzgarme hazlo por mis hechos-. -Bonita palabrería para tal crueldad-. Scout prefirió no responder por lo que tras preparar su mochila avisó a Wina que debían marchar. Aquella vez su autoconfianza había eliminado cualquier miedo que este pudiera tener por lo que tras entrar en casa de Nami se acomodó como si estuviera en su propia casa. Tras encender un cigarrillo decidió cerrar la casa dejando la llave puesta en la cerradura de tal forma que nadie pudiese entrar, acto seguido Scout y Wina se dirigieron a la habitación de Nakia donde Scout encendió el ordenador de esta. Se trataba de un ordenador con pocos años de antigüedad por lo que no tuvo problema alguno para hacerse con su control, el fondo de pantalla constaba de una composición fotográfica a base de elementos oscuros cosa la cual hizo sonreír a Scout: por lo visto Nakia tenía los mismos gustos informáticos que él. Tras investigar un rato los entresijos del ordenador miró a Wina extrañado. -¿Sucede algo?- preguntó Wina. -Es extraño- respondió fríamente Scout- En este ordenador no hay dato alguno, ni siquiera hay programas instalados-. -Tal vez Nakia borrase toda la información antes de fallecer- sugirió Wina. -No creo ¿para qué iba a querer alguien que se iba a suicidar borrar todos los programas y toda la información de un ordenador? Entraría en la cierta lógica que Nakia no quería que nunca se supiesen los motivos del porque de su suicidio pero igualmente ese comportamiento contrastaría con el comportamiento normal de un suicida-. -¿Qué quieres decir con todo eso?-. -Normalmente un suicida tiene un móvil psicológico, es como si anunciase que va a fallecer pero que quiere que la gente lo sepa-. -¿Y si alguien borró la información para que nunca se supiese?-. Aquella sin duda alguna había sido una buena pregunta por parte de Wina por lo que tras pensar por un instante Scout sacó de su mochila un Dvd repleto de todo tipo de programas informáticos, era un amante del mundo de la informática por lo que no era de extrañar que poseyera programas de todo tipo. Tras unos minutos pudo recuperar algunos archivos informáticos que al parecer habían sido borrados de manera intencionada, sabía que revisar toda aquella información iba a resultar un duro trabajo por lo que con más paciencia que ganas comenzó a mirar detenidamente toda la información. De repente una fotografía le llamó su atención, tras abrirla Wina y Scout se quedaron perplejos: se trataba de una fotografía de Frank, aquello sin duda alguna era una prueba irrefutable de que tanto Nakia como Frank se conocían. -¿Y si intentas acceder a la cuenta que encontraste escrita en el papel que Frank escondía entre los cómics?- sugirió Wina. -No es mala idea pero para eso nos haría falta saber el correo electrónico de Nakia- respondió Scout. -Eso es fácil- dijo Wina mientras abría un archivo. Wina había dado un paso de gigante abriendo un archivo en el cual se encontraba escrita una dirección de correo electrónico que al parecer pertenecía a Nakia, tras insertarla en el ordenador Wina y Scout cruzaron los dedos para que la contraseña encontrada en el papel de Frank funcionase, la premonición tuvo el éxito esperado y al escribir dicha contraseña la agenda personal de Nakia funcionó. Extrañados observaron como en ella tan solo había una persona la cual aparecía sin nombre de cuenta electrónica alguna, aquello era sumamente extraño, había quedado demostrado que Nakia y Frank se conocían aunque solo fuese a través de internet ¿pero cómo era posible que Frank supiese la contraseña de acceso a la cuenta de

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correo electrónica de esta?. Extrañado y cansado de tantas preguntas Scout decidió intentar hablar con la única persona que Nakia tenía en su agenda personal, tras varios intentos frustrados al no recibir respuesta encendió un cigarrillo cuando de repente aquella persona le invitó a ver imágenes a través de una cámara. Extrañados por no saber de quién se trataba los dos decidieron acceder a ver aquellas imágenes. De repente y ante el asombro de los dos en la pantalla del ordenador apareció la puerta de la casa de Scout, de nuevo el miedo les invadió, fuese quien fuese la otra persona sabía donde vivía exactamente, la autoconfianza de Scout desapareció completamente tras aquellas imágenes. Wina intentó tranquilizarle acariciando su hombro cuando de repente la cámara enfocó a una bolsa deportiva de color oscuro que se encontraba en el suelo. Unas manos enfundadas en unos guantes finos de cuero hicieron aparición abriendo la bolsa de deporte, horrorizados observaron como aquellas manos comenzaban a extraer de dicha bolsa lo que parecía ser una cabeza humana, de repente aquella persona giró dicha cabeza comprobando con pánico como esta correspondía a Tears, la chica que se juntaba con Zaumel y que al parecer conocía a Nakia. Acto seguido la imagen se cortó, el miedo había paralizado tanto a Scout como a Wina aunque ambos sabían que debían hacer algo rápidamente. Sin pensárselo dos veces Scout cogió su mochila, apagó el ordenador de Nakia y salió rápidamente de la casa de Nami seguido por Wina. Nada más salir a la calle Scout echó a correr en dirección a su casa cuando finalmente Wina decidió detener un taxi. Tras pedirle al conductor que les llevase hasta su casa lo más rápidamente posible Scout comenzó a sentir un profundo y angustioso miedo. Fuese lo que fuese a lo que se enfrentaba estaba claro que los hechos se habían agravado considerablemente. Tras bajar del taxi corrieron hasta la casa de este, frente la puerta de su casa Scout no observó nada fuera de lo normal por lo que comenzó a imaginar que si ese alguien había estado hacía pocos minutos frente la puerta de su casa en aquellos instantes podía encontrarse en su interior. Con la mano temblorosa Scout introdujo las llaves de su casa en la cerradura lentamente, finalmente la puerta se abrió comprobando como todo se encontraba en su sitio. Tras revisar rincón por rincón cada una de las habitaciones de su casa Scout y Wina se dieron cuenta de que allí no había nadie. -Scout olvídate de dormir aquí esta noche, esta noche dormirás en mi casa- dijo Wina en tono serio –Si esa persona ha estado hace poco en la puerta de tu casa está claro que puede volver en cualquier momento-. Scout no pudo hacer otra cosa que asentir con la cabeza, en aquellos momentos el miedo le paralizaba por lo que su mente se había convertido en un extraño laberinto en el cual no encontraba salida. Justo en el momento en el que Scout se disponía a encender un cigarrillo para calmar su nerviosismo el teléfono de la casa sonó, asustado decidió coger el teléfono. -Si ¿dígame?- preguntó Scout con voz temblorosa. -Scout menos mal que te localizo- respondió Nami –He intentado llamarte al teléfono móvil pero me salía que estaba apagado ¿has averiguado algo?-. Scout suspiró aliviado. -Digamos que si- respondió Scout mientras comprobaba como su teléfono móvil se había quedado sin batería. -¿Qué quieres decir con eso de “digamos que si”?-preguntó Nami extrañada. Scout decidió contarle con todo lujo de detalles todo lo sucedido ante la perplejidad de Nami. Por un instante esta se sintió culpable de haber permitido que Scout fuese a su casa para investigar el ordenador de Nakia ya que de habérselo prohibido tal vez nada de aquello habría sucedido. En un gesto de auto-crueldad Scout decidió cambiar de tema para que Nami no se preocupara por él, su carácter de este le impedía abrirse a los demás a la hora de pedir ayuda para resolver problemas por lo que tenía bien claro que aquello no iba a ser una excepción. -No quiero que te preocupes por mi Nami, lo peor que puede pasar es que realmente tenga que irme a vivir allí… y entonces sí que tendrías que preocuparte- ironizó Scout. -No creo que sea momento para bromas Scout…-.

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-Solo pretendo restarle importancia al asunto, dejo de investigar la verdad sobre el fallecimiento de Nakia y tema resuelto y ahora si me disculpas debo dejarte. Necesito dormir un poco, estoy algo cansado-. -Descansa Scout, descansa, te llamaré en otro momento-. Tras colgar Scout volvió a encenderse otro cigarrillo cuando de nuevo el teléfono sonó, creyendo que Nami se había olvidado de comentarle algo decidió responder con unos falsos ánimos. -Nami ¡cásate conmigo!- dijo Scout. -¿No sabes quién soy y ya me estás proponiendo matrimonio?- respondió una voz oscura a la vez que grave –Deja las cosas tal y como están y deja de visitar casas que no son tuyas a no ser que quieras que la chica esa que está detrás de ti sufra un percance claro-. Scout miró asustado a Wina la cual efectivamente se encontraba detrás de este, por lo visto la persona que les había mostrado las imágenes era quien le estaba llamando y lo más alarmante de todo era que les estaba vigilando en aquellos precisos instantes. -Por cierto no hace falta que cocines…tienes la comida en la puerta de casa- dijo aquella persona. Justo en el instante en que Scout se disponía a responder alguien picó al, asustado se dirigió hacia la puerta, tras abrirla con recelo pudo observar como en aquel lugar no había nadie. En el suelo se encontraba una caja de lo que parecía ser una pizza que llamó la atención de Scout el cual la cogió con cierto recelo, tras abrirla tanto él como Wina observaron horrorizados como sobre una pizza se encontraba escrita la fecha “16-04-88” dibujada con lo que parecían ser fragmentos de dedos humanos, Wina gritó horrorizada, algo le hizo saber a Scout que aquella fecha tenía algo que ver con ella por lo que decidió preguntarle su significado. -Es mi fecha de nacimiento- respondió atemorizada Wina. Recordando que el teléfono permanecía descolgado Scout corrió a cogerlo. -Que aproveche- dijo aquella persona justo antes de colgar. El miedo había dado paso al pánico, estuviese quien estuviese detrás de todo aquello estaba claro que se trataba de una persona sumamente peligrosa y que sobre todo los conocía mejor de lo que nunca hubiesen deseado.

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El arte de desaparecer consiste en encerrarse en un lugar, desconectar el teléfono y no abrir la puerta en ningún momento. Normalmente ese lugar suele ser la casa de uno pero Scout sabía que esta vez el arte de desaparecer iba a convertirse en un simple boceto. Su casa se había convertido en el lugar de observación de un asesino que le conocía y que por desgracia de todos también conocía bien a Wina. Observando el estado de nerviosismo y de intranquilidad que padecía Scout intentó tranquilizarla intentando encontrar alguna persona que los dos tuviesen en común. -¡Yevi!- exclamó Wina. -¿Yevi? –Preguntó Scout extrañado –Yevi es incapaz de matar una mosca…siempre y cuando esta no tenga una botella de vodka claro, además si mal no creo recordar Yevi desconoce mi fecha de nacimiento, no la veo capaz- respondió tranquilamente Scout. -¿Pero y si fuese la culpable de todo esto?-. -Olvídalo, es imposible que Yevi esté detrás de todo esto-. -También era imposible que Frank y Nakia guardasen relación alguna y ya has visto lo que ha sucedido-. -En ningún momento dije que Frank y Nakia no pudiesen tener relación alguna, más bien todo lo contrario-. Wina se quedó pensativa durante un instante. -¿Y Tears? –Preguntó Scout –No guardaba relación alguna con todo esto salvo las partidas de rol que jugaba junto Nakia-. -Tal vez Zaumel sepa algo más…-. -¿Estás pensando en acudir otra vez a aquel lugar?, la simple idea de salir a la calle me horroriza-. -Debemos hacerlo nos guste o no, si la persona que se esconde detrás de todo quiere asesinarnos tarde o temprano lo conseguirá, deberíamos pensar en anticiparnos a sus pasos-. -¿Y cómo pretendes hacerlo? No sabemos nada acerca de él-. -Te recuerdo que la agilidad mental de nunca ha sido mi punto fuerte pero sea como sea prepárate, volvemos al pub Necros- respondió Scout cruzando sus brazos adoptando una forma de autoconfianza desafiante sin dar a entender a Wina que realmente más que autoconfianza era miedo lo que sentía. Las miradas se dirigían hacia todas partes, en cualquier rincón se podía esconder la persona que le estaba vigilando por lo que Wina y Scout decidieron caminar a paso ligero con la intención de llegar al pub Necros lo antes posible. Una vez allí y sin mucha dificultad pudo divisar la mesa alrededor la cual se sentaba Zaumel, en un acto cargado de rabia motivado por la gran tensión que existía en su vida Scout lanzó de la silla a uno de los amigos de Zaumel sentándose acto seguido en ella de manera desafiante. -Ya me estás contando la verdad sobre Nakia y la relación que teníais con ella- dijo Scout en claro tono enfadado. -Tranquilo vil lacayo, tus formas no son las correctas para tratar con el gran Zaumel, el amo y…-. Antes de que este pudiera finalizar su frase Scout le cogió de las solapas de la gabardina mostrándole los dientes en tono serio y desafiante. -Escúchame bien, ya estoy harto de tus jueguecitos de falso dios de la nada, ya me estás contando la verdadera unión que manteníais con Nakia si no quieres ver hasta dónde llegan los límites de la brutalidad humana-. Scout sabía que a veces la gente solía mostrar una imagen física que no tiene nada que ver con su interior, una imagen exterior agresiva en la mayoría de las ocasiones no significaba otra

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cosa más que dicha persona era más bien débil, al fin y al cabo él mismo solía usar aquella táctica. -Está bien está bien, hablaré – respondió Zaumel asustado. Scout decidió encender un cigarrillo mientras Wina se sentaba a su lado observando con mirada desconfiada al resto de los allí presentes. -Soy todo oídos- respondió Scout. -Nakia solía ser una excelente jugadora de rol, su personaje era realmente poderoso por lo que levantó ciertas envidias entre nosotros. Sabíamos que estaba metida en sus estudios por lo que era normal que apareciese muy de tanto en tanto. Para algunos de nosotros aquello era normal pues antes que el rol están los estudios por muy extraño que parezca entre nosotros-. -¿Y?- preguntó Scout extrañado.

-¿Cómo que “y”? es todo cuanto sabemos de Nakia lo juro por mi y por todos los aquí presentes-. De repente una chica que se encontraba sentada al lado de Zaumel sumida en el más absoluto de los silencios decidió interrumpir. -Zaumel no jures por los demás, puedes equivocarte- dijo la chica con voz fría. Se trataba de una chica joven, de una edad comprendida entre los diecisiete y dieciocho años, de altura media, de figura estilizada, melena oscura con largas mechas rojizas, sus ojos estaban adornados con unas extrañas lentillas rojas que llamaron la atención de Wina pero sin duda alguna lo que más llamaba la atención era un extraño traje oscuro semblante a los portados en la época del renacimiento. Su nombre no era del menos extraño teniendo un semblante con todo el mundo por el que aquellos chicos solían moverse: Galandria. Scout observó como Zaumel estaba a punto de replicar a aquella chica por lo que decidió indicarle con el dedo que no lo intentase. -Veo que tú sabes algo mas…- preguntó Scout. -Posiblemente, pero si quieres saber la verdad deberás prometerme una cosa- dijo Galandria. -Claro- respondió Scout mientras cruzaba los dedos por debajo de las piernas. -Agrede a Zaumel si este intenta hacerme callar-. Aquella promesa provocó que Wina y Scout se mirasen extrañados, por lo visto Zaumel ejercía de líder de todo el grupo jugando con el miedo de ellos gracias a su físico. Scout suspiró, increíblemente para él todavía seguía existiendo gente capaz de ser manipulada con tan solo un físico careciente de hechos alguno. -Eso está hecho- respondió Scout sonriendo. Lo cierto era que Scout odiaba cualquier tipo de conducta de superioridad por lo que era normal que en ciertas ocasiones las ganas de agredir a Zaumel fuesen más que evidentes. Para él todos aquellos no eran más que un grupo de chicos sin mentalidad manipulados por una persona que basaba su existencia en la imposición de un físico pero que realmente ocultaba una mentalidad más bien débil. -Olvidémonos completamente del tema de los juegos de rol, creo que va siendo hora de que descartemos temas banales que al fin y al cabo nunca llevarán a ningún lado. Justo antes de desaparecer Nakia me contó que había descubierto algo que le afectaba a su vida personal de manera directa. Nunca me llegó a contar de que se trataba pero era algo que le preocupaba de manera más que evidente, intenté sacarle información pero cada vez que le preguntaba acerca de aquel tema ella esquivaba las preguntas con extrañas evasivas- dijo Galandria. -¿A qué te refieres con eso de extrañas evasivas?- preguntó Wina. -Al simple hecho de que estas consistían sobre cambios en su vida: qué pensaría si supiese que toda mi vida consistía en una mentira, que pensaba de los cambios de identidad y cosas similares-. -Sin duda alguna son evasivas extrañas-dijo Scout.

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-Eso mismo pensaba yo pero el simple hecho que Nakia se encerrase en si misma provocó que finalmente decidiese dejarle de preguntar por aquello cuanto le preocupaba- respondió Galandria. -¿Sabes si salía con alguien?-. -Lo desconozco pero a modo personal lo dudo, las mujeres tenemos un sexto sentido a la hora de saber si una persona está o no enamorada por el brillo de sus ojos-. -Pero al menos podrás decirme si solía juntarse con alguien más-. -Se que solía quedar con un chico de esta ciudad que vivía cerca de la montaña, no era su pareja pues no me habría hablado de él, su nombre era Frank, solo sé que este regentaba un bar en la zona norte de la ciudad-. -¿Frank? –Pensó Scout – ¿Frank no sería un chico alto y de constitución más bien ancha verdad?- preguntó. -Efectivamente ¿lo conoces?, tal vez él pueda darte más información acerca de Nakia-. Scout agachó su cabeza, aquellas palabras reafirmaban el hecho que Nakia y Frank se conocían cerró sus ojos comenzando a culparse por no haberse abierto mas a Frank. Estaba claro que la amistad que le había unido a este no había sido todo lo sincera que debía haber sido, una amistad se basa, por mucho que duela, en la sinceridad más absoluta, así que no tuvo más remedio que salir a la calle para que el viento despejase su mente. El recuerdo de Frank había retomado la mente de Scout recordando este todos los momentos vividos juntos. -El silencio es la mentira más ruidosa que existe – Pensó Scout recordando las veces que había callado cuando Frank le comentaba algo y este callaba para que el creyese que tenía razón. Antes de que pudiera reaccionar Galandria acarició la cabeza de Scout en claro gesto amistoso mientras Wina le abrazaba por la cintura. -Lo siento, desconocía que Frank era amigo tuyo desde la infancia- susurró Galandria. La gente es de viento, viene y se va de la misma forma, Frank no era viento: era huracán. Había llegado a la vida de Scout permaneciendo en ella durante mucho tiempo dejando una profunda huella en ella. -Tal vez Nakia realmente se suicidase, si tenía una gran preocupación sería lógico que se acabase suicidando al no saberlo resolver- sugirió Wina. Galandria le miró extrañada. -¿Suicidarse Nakia? El otro día creía que lo decíais en tono irónico pero observando cómo habláis en serio perdonad que sea yo quien os lo diga pero eso es imposible. Para Nakia el suicidio no era más que un acto de cobardía, es imposible que se haya suicidado-. -Si eso es cierto y observando los hechos acontecidos deberíamos comenzar a afirmar que Nakia fue asesinada- dijo Wina. -¿Y te das cuenta ahora?, las pintadas aparecidas en casa de Nami ya me hicieron prever que se trataba de un asesinato, simplemente nos hace falta saber quién está detrás de todo esto y cuál es su móvil-. -Existen demasiados interrogantes Scout y prácticamente no tenemos nada salvo unas imágenes- dijo Wina. -Y tres cadáveres, no lo olvides-. -¿Tres cadáveres? Un momento ¿de qué demonios estáis hablando?- preguntó Galandria extrañada. -Creemos que Frank fue asesinado, los frenos de su ciclomotor fallaron mientras este circulaba por una carretera en la montaña, casualmente su ciclomotor pasó una exhaustiva revisión días antes del accidente- respondió Scout. -De acuerdo pero eso son dos cadáveres-. Scout miró seriamente a Galandria. -Tears ha sido asesinada, son tres cadáveres-.

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Galandria quedó paralizada, Tears y ella eran amigas desde hacía algo más de un año por lo que aquella noticia provocó que de sus ojos comenzaran a brotar unas más que sinceras lágrimas. -Lo siento Galandria…de verdad que lo siento- susurró Scout. En momentos duros la fortaleza de las personas es cuando más valor tiene, Scout no era la persona más fuerte del mundo, pero a cambio podía tener una crueldad consigo mismo que le provocaba que se olvidase de sus propios problemas centrándose en los de los demás. -Tears debía saber algo mas- sugirió Wina. -O tal vez se acercó demasiado a mi- respondió Scout mientras Wina le miraba extrañada. -¿Qué quieres decir con eso?-. -Fijémonos bien, Frank era amigo mío y falleció, Tears habló conmigo y también falleció, apareció tu fecha de cumpleaños justo después de conocerme ¿Quién será el siguiente que sufra las consecuencias de estar a mi lado?-. La mentalidad humana es el arma más poderosa, Scout lo sabía por lo que intentó usarla para provocar que Wina y Galandria se alejasen de él. Es ocasiones cuando se tiene un problema la gente tiende a apartar a sus seres queridos, este solía callar cuando había algo que no quería contar pero en aquella ocasión quería que tanto Wina como Galandria se alejasen de él. Desafortunadamente para Scout Wina conocía aquella táctica por lo que decidió responder con una sonrisa en sus labios. -Ya intentaste deshacerte de mí una vez, lo siento pero te recuerdo que ha mi todo esto también me afecta así que…me vas a tener que soportar durante mucho más tiempo-. Dicho esto Wina le dio un suave beso a Scout en la mejilla, estaba claro que por mucho que Scout utilizase técnicas para apartar a la gente de su alrededor siempre había alguien con el que dichas técnicas nunca funcionarían.

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La noche había traído nuevos conocimientos acerca de Nakia, a pesar de la escasa información que Galandria les había proporcionado los cabos a atar seguían siendo numerosos. Scout intentaba buscar una solución lógica a todo aquel asunto pero una vez más quedó demostrado que la agilidad mental no era su fuerte. De repente recordó que existía una persona que podía saber más acerca de Nakia aunque esta estuviese a varios kilómetros de Barcelona. A pesar de la hora que era, Scout decidió llamar a Nami esperando que ella pudiese dar alguna información más acerca de Nakia. -Espero que tengas algo importante para despertarme a estas horas Scout, de lo contrario podría decirte algo que te dolería- refunfuño Nami. -¿Vas a decirme que te gustan las mujeres?- respondió Scout irónicamente. -Tu reproductor de música se ha roto-. -¡Te mato, yo a ti te mato!-respondió Scout. Nami se echó a reír a plena carcajada mientras Scout apretaba sus dientes. -Tranquilo Scout, de momento no le ha sucedido nada pero más vale que me digas algo importante-. Scout suspiró aliviado, era curioso comprobar cómo alguien podía apreciar con tanta devoción un simple aparato eléctrico. Pero para Scout su reproductor de música más que un simple aparato eléctrico era parte de su vida, gracias a él este superaba su mayor miedo: el silencio. Era normal que Scout se enfureciera cada vez que alguien tocaba o intentaba romper su reproductor de música, ante aquel susto de carácter bíblico para Scout este decidió encender un cigarrillo. -Y bien ¿Qué has descubierto?- preguntó Nami. -¿Notaste algún comportamiento extraño en Nakia poco antes de su fallecimiento?-. -No, ¿Por qué lo preguntas?-. -Acabamos de saber que Nakia estaba preocupada por algo que le afectaba a su vida, debía ser algo bastante importante y que estuviese relacionado con algo que podía cambiar su vida-. Nami se quedó pensativa. -Su actitud siempre fue la correcta, no teníamos secretos entre nosotras ¿Por qué iba a querer ocultarme algo?, suena ilógico, su actitud siempre fue la misma, estudiaba, iba a la biblioteca, salía con aquellos amigos tan extraños, navegaba por internet, todo era normal-. Aquello era demasiado extraño, Nakia se había comportado de forma normal y corriente impidiendo que la gente que le rodeaba le pudiese ayudar en sus problemas. En aquellos momentos Scout se vio en un callejón sin salida. -A todo esto, de acuerdo que según las fuentes médicas dijeron que Nakia se suicidó ¿puedo preguntar cómo murió realmente?- dijo Scout. -Saltó desde lo alto de un edificio, fue una muerte instantánea- respondió Nami. -¿Y no tuvo ninguna actitud extraña el día que se supuestamente se suicidó?-. -Se levantó temprano como cada mañana, salió a comprar algo de comida, luego estuvo un rato en una biblioteca como tantas otras veces y finalmente saltó desde lo alto de un edificio-. Scout agachó su mirada, nada de aquello le hacía avanzar en la investigación, todo parecía encajar salvo el fallecimiento de Frank, Tears y sobre todo la persona que le había amenazado para que dejase de investigar. -No se Nami, todo esto es muy extraño, primero las pintadas en tu casa, luego el fallecimiento de Frank, mas tarde el de Tears y finalmente el tipo aquel amenazándome con que dejase las cosas tal y como estaba y que sobre todo no me metiera en casas que no eran mías-. -¡¿Qué te dijo el qué?! – exclamó Nami.

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-Que dejase las cosas tal y como estaban y que sobre todo no me metiera en casas que no eran mías, creí habértelo dicho-. -¿Scout te das cuenta de que te dijeron?, eso confirma que Nakia fue asesinada-. Scout se quedó pensativo dándose cuenta de su grave error al no darle la importancia necesaria a aquellas palabras. -Había visto como alguien extraía una cabeza del interior de una bolsa de deporte, no esperarías que le diese relevancia a aquellas palabras-. -Las tienen Scout, las tienen- Respondió Nami- Y observando todo esto y la gravedad que están tomando los hechos esta misma tarde me tienes allí-. -¿Me estás diciendo que vas a venir?- preguntó Scout extrañado. -¿Qué pretendes que haga, quedarme aquí con los brazos cruzados mientras muere gente por el fallecimiento de Nakia?, no Scout, las cosas no funcionan así-. Scout sonrió, la sola idea que Nami regresase a Barcelona le entusiasmaba pero también sabía que en aquellos momentos la persona que se encontraba detrás de todos los asesinatos también iría a por ella. Era una sensación extraña para él, una extraña fuerza interior le empujó a abrir los ojos para afrontar aquella situación de manera más firme y decidida: al fin y al cabo solo tendría que hacer algo que era parte de su vida: ayudar a los demás. Tras confirmar la hora de llegada y el lugar Nami y Scout se despidieron. Este decidió contarle la noticia a Wina la cual permanecía a un lado junto Galandria, a partir de aquel instante eran tres personas las que investigarían que se escondía detrás de los extraños sucesos y lo más importante de todo: quién estaba detrás. -Y bien ¿ahora qué haremos?- preguntó Wina. -Tu no se pero yo regreso a casa, si algo tiene que pasarme que sea dentro rodeado de mis cosas-. -Veo que te has olvidado que tienes que hacer algo…-. -Comprar tabaco, gracias por recordármelo- respondió en tono gamberro Scout. -Muy simpático por tu parte pero te recuerdo que a partir de ahora dormirías en mi casa-. -No quiero ser una molestia, tus padres pueden decir algo, es más lógico que me encierre en casa, no te preocupes-. Wina gruñó. -¿Ya volvemos al tema del no preocuparse el uno por el otro?-. Scout sonrió. -En cuanto Nami esté aquí te llamo, cuídate- dijo Scout mientras le daba un beso en la mejilla a Wina. Acto seguido miró a Galandria quedándose pensativo. -No te preocupes por mi Scout, no estoy metida en nada de esto, no tiene porque pasarme nada- Dijo Galandria antes de que Scout pudiese decir nada. Ante aquel comentario Scout no tuvo más remedio que sonreír regresando a su casa consciente de la inminente llegada de Nami. En pocos minutos Scout convirtió su casa en una especie de bunker, las ventanas que daban a la calle quedaron cerradas a cal y canto, la puerta de su casa se cerró con llave y para mas seguridad Scout guardó un pequeño cúter en uno de los bolsillos laterales de su pantalón. A pesar de todo aquello Scout no pudo dormir, la sola idea de que tanto Nami o Wina sufriesen los actos de la persona que les perseguía provocó que su preocupación superase los límites del cansancio. Intentó mantener la mente ocupada jugando a violentos videojuegos que le apasionaban, intentó sacar cuatro acordes sin éxito con su guitarra eléctrica, limpió la casa para que cuando llegase Nami todo se encontrase en su lugar pero por desgracia nada de aquello sirvió para que su preocupación disminuyese. Por fortuna a media mañana Wina decidió ir a comer con él decidiendo de aquella manera ir los dos a recoger a Nami, tras un pequeño viaje en metro los dos llegaron a la estación con bastantes minutos de antelación. De

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repente la mente de Scout comenzó a pensar por lo que tras tener una idea clara decidió hablar con Wina. -Wina ¿recuerdas el andén en el que llega Nami?-dijo Scout. -Si claro ¿Por qué lo preguntas?-. -Estaba pensando en la fotografía que encontramos sobre la cama de Nakia en la que salía Nami justo en el instante en que esta llegó a la estación. Es posible que la persona que nos sigue esté por aquí, sabemos que nos conoce por lo que creo que sería conveniente separarnos-. -¿Y no sería más lógico que si esa persona está aquí y quiere hacernos daño permanezcamos juntos para hacer más fuerza?-. Scout sonrió. -Estaré cerca de ti, ten cuidado- respondió Scout mientras se alejaba de Wina. Scout salió al exterior de la estación para fumarse un cigarrillo mientras llamaba a Nami por teléfono para avisarle que Wina le recogería. Acto seguido decidió dar una vuelta por la estación con el único fin de ver alguna persona con comportamiento extraño, todo parecía sumido en una aparente normalidad, la gente caminaba de un lado a otro cargada de maletas y pesadas mochilas, los asientos se llenaban de pasajeros que esperaban con paciencia la salida de su tren, los guardias de seguridad hacían su ronda con mas pasividad que efectividad. Estaba claro que si la persona que les vigilaba quería hacerles daño aquel era el mejor momento aunque no el mejor lugar. Finalmente una mano tocó su hombro, cuando Scout se giró pudo comprobar como Wina y Nami se encontraban detrás de él, un cálido abrazo sirvió como muestra de bienvenida por parte de Scout. -Me alegro de volver a verte- dijo Scout. -Lo mismo digo pero antes que nada ¿puedo preguntarte algo?- dijo Nami. -Claro, no hace falta que me lo pidas-. -De acuerdo que hayas decidido que Wina me viniese a buscar ¿pero se puede saber que hacías?-. -Estaba vigilando cualquier persona extraña-. -Ostras Scout, pues acabo de ver un hombre alto, con su reproductor de música con un volumen que se escuchaba desde metros y lo más extraño de todo…llevaba puestas unas gafas de sol dentro de la estación- dijo Nami señalándole. El dedo anular de Scout fue el claro gesto de que Nami había regresado. Después de las presentaciones Scout decidió a preguntar a Nami donde iba a dormir, todos sabían que la persona que se encontraba detrás de los extraños sucesos podía entrar con misteriosa facilidad en casa de Nami pero también sabía donde vivía él. Observando las opciones y a pesar de los riesgos decidieron que la mejor opción era que Nami se quedase a dormir en casa de Scout. Nada más llegar a su casa Scout decidió acondicionar una de las habitaciones disponibles para que Nami se quedase a dormir. -¿Una cama para mi sola?, vaya, creía que al “gran” Scout no le importaría dormir conmigo- dijo Nami. -No es que no me importe, simplemente me parece ilógico que teniendo camas vacías tengamos que dormir apretados- respondió Scout. -Esa misma respuesta fue la que me dijiste a mi- añadió Wina. -Sospechoso Wina ¿no será que Scout tiene miedo a que le haga algo por la noche?- dijo Nami entre risas. -Claro, vas a levantarte sonámbula en mitad de la noche y vas a declararle tu amor eterno- . Scout prefirió no responder mientras sonreía de manera extraña, al fin y al cabo lo único que le importaba era que la relación entre Wina y Nami, a pesar de no conocerse, parecía funcionar, verlas juntas era algo que le tranquilizaba: de aquella manera las dos estarían bien. -¿Y si organizamos una fiesta?- sugirió Wina.

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-Tal y como están las cosas prefiero algo tranquilo- respondió Scout –No creo que Nami esté como para grandes locuras después del viaje-. -Venir a tu casa ya es una locura Scout- respondió Nami. -¿Y si llamamos a Yevi?, hace días que no sé nada de ella y si quiere venir podríamos ver un par de películas, escuchar música y estar tranquilos-. -Yevi está bien, hablé con ella no hace mucho, se pasa el día en casa enganchada al ordenador y a la botella de vodka- respondió Wina. -Eso significa que la llame…- dijo Scout. Wina se encogió de hombros por lo que Scout decidió llamar a Yevi la cual no dudó un solo instante en ir a pasar el resto del día en su casa. Pero cuando esta llegó a casa decidió llevar una pequeña sorpresa. -Vaya, Galandria…no te esperaba- dijo Scout. Yevi se había encontrado con esta mientras acudía a casa de Scout. Al parecer Galandria le había reconocido gracias a su torpeza a la hora de intentar encontrar a Zaumel en el pub Necros por lo que esta decidió acompañarle. Aquella noche la pasaron observando películas de terror mientras bebían todo tipo de bebidas alcohólicas, pasadas unas horas todos a excepción de Scout y Galandria cayeron en un placentero sueño por lo que Scout decidió encerrarse en su habitación justo en el instante en el que Galandria llamó a la puerta. -¿Se puede o también marchabas a dormir?- preguntó Galandria. -Odio dormir, simplemente no quería molestar al resto de la gente así que puedes pasar-. -¿Odias dormir?- respondió Galandria mientras llenaba dos vasos de vino- Es extraño, la gente normal adora dormir y pasarse largas horas sin hacer nada tumbada sobre su cama-. -Tu lo has dicho: la gente normal- respondió Scout cogiendo el vaso de vino –Pero si tienes en cuenta que duermo una media de tres o cuatro horas diarias como comprenderás no me puedo considerar de esa clase de personas pero ¿y tú?-. -No tengo sueño simplemente-. -Por cierto ¿no tendrías problemas con Zaumel el otro día verdad?, lo último que desearía sería que ese tipo te gritase por el simple hecho de hablar conmigo sin su permiso-. -No tranquilo, no se atrevió a decirme nada después de que le amenazaras, creo que ya has visto que puede parecer una persona fuerte pero que en cuanto le plantas cara es la persona más débil del mundo-. -No lo soportaba mas aunque claro…no voy a decir lo que pienso de él estando delante de ti, puedes llamarme falso por eso pero simplemente creo que es educación-. -Confundes términos pero puedes criticarle todo cuanto quieras, al fin y al cabo se lo merece-. Scout observó a Galandria extrañado. -No te entiendo ¿no te importa que critique abiertamente a un amigo tuyo?, es curioso-. -Yo no he dicho en ningún momento que Zaumel sea amigo mío, estuvimos saliendo durante un tiempo pero su ego era demasiado para mí por lo que decidí dejarle, intenté darle una segunda oportunidad con la esperanza de que su carácter cambiase pero el otro día me di cuenta de que eso no iba a suceder nunca. Sigue teniendo el ego demasiado subido para la poca clase de persona que es pero mientras siga existiendo gente con una mentalidad extremadamente influenciable seguirá con el ego subido ¿y tú? ¿Tienes pareja o estás enamorado de alguien?-. El tono frío de Galandria llamaba la atención de Scout, a pesar de que esta tenía una conversación cercana su entonación no dejaba de ser distante. -No tengo pareja pero tampoco quiero tenerla- respondió Scout mientras encendía un cigarrillo. -¿Hombre sin pareja y sin querer tenerla?, es extraño, tal vez eso sea porque alguien de quien estabas enamorado te hizo daño y tienes miedo a volverte a enamorar-.

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-¿Miedo a enamorarme?, disculpa que me ría pero te equivocas, sé que es estar enamorado y por ese simple motivo no quiero estarlo otra vez. Me considero una persona libre y no quiero tener que estar al lado de alguien eternamente, no quiero decir con eso que sea hombre de muchas mujeres pues odio las relaciones de un par de días pero tener que pensar en solo una persona. El hecho de tener que acordarte de ciertos detalles, celebrar fechas conjuntas, toda esa parafernalia que “adorna” al amor me agobia, no quiero tener pareja por muy difícil que sea de entender-. -Debería aplaudir por toda tu gran palabrería carente de sentido alguno para oídos ajenos pero permíteme que añada una pequeñas observación a todo eso: estás hablando de sentimientos no de un pedazo de barro que puedas moldear a tu voluntad, sin duda alguna podrías llegar a ser como Zaumel solo que con cerebro-. -No gracias, prefiero seguir siendo quien soy sin saber porque-. Galandria observó a Scout con una profunda mirada y acto seguido buscó entre los discos de este algo de metal oscuro, dentro de la cantidad de cd’s no era de extrañar que encontrase algo rápidamente a pesar de que Scout odiaba ese estilo de música. -¿Bailas?- preguntó Galandria. -No gracias, prefiero quedarme sentado-. -¿Seguro?- preguntó Galandria mientras cogía la mano de Scout para bailar. Scout decidió dejarse llevar demostrando claramente el porqué de su primera negativa de baile: Scout carecía del sentido del ritmo, sus pies y el resto del cuerpo no parecían estar unidos, sus hombros se movían de manera extraña y descompasada, no había lugar a duda: Scout había nacido sin sentido del ritmo. Pasado un rato Scout se dio la vuelta comprobando como a su espalda, sin que este se lo esperase, se encontraba Nami la cual al parecer llevaba un rato observándole. -¿Pero tú no estabas durmiendo?- preguntó Scout. -Estaba tú lo has dicho pero he escuchado música y francamente: me llego a perder tu clase de baile y creo que no habría podido vivir-. La mirada de Scout fue fulminante aunque recibió una respuesta más que lógica en Nami: un ataque de risa por parte de esta. -Y bien ¿aparte de reírte de mi querías algo?- preguntó Scout. -Si claro, tenemos que hablar- respondió de manera sería Nami. Galandria escuchando aquellas palabras decidió marchar de la habitación dejándolos solos. -¿Sucede algo?- preguntó Scout. -Perdona que sea algo sería e interrumpa tu diversión pero deberíamos ir a mi casa y registrar la habitación de Nakia, creo que los momentos de diversión no deben ir reñidos con los verdaderos motivos de mi regreso-. -Lo sé, descansa un poco y cuando esté listo te avisaré, creo que sería conveniente que Wina viniese pero de momento está durmiendo-. -De acuerdo, ya me avisarás aunque por cierto ¿interrumpía algo entre tú y Galandria?-. Scout sonrió. -Si…has interrumpido una magistral clase de “como creer que uno baila bien cuando realmente está haciendo el ridículo”-. Los dos rieron esperando que aquella no fuese la última vez que lo hicieran.

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Tras marchar Nami de la habitación Galandria decidió volver a entrar, Scout la miró y sonrió, no quería que esta estuviera involucrada en todo cuanto estaba sucediendo pero algo en su interior le decía que tarde o temprano lo iba a estar, al fin y al cabo de las cinco personas que en aquellos momentos había en su casa tres de ellas estaban involucradas. -No te preocupes por mí, regresaré a casa- dijo Galandria ante la sorpresa de este. Era extraño, por lo visto con solo una mirada esta había leído la mente de Scout cosa la cual le incomodaba. -No estaba pensando en eso- respondió Scout mintiendo. -¿Por eso escondes tu mirada bajo unas gafas de sol verdad?-. -Odio el sol francamente-. -Odias demasiadas cosas, tienes devaluada esa palabra-. -No me conoces-. -Tal vez no…o tal vez si-. La actitud de Galandria incomodaba a Scout por lo que este, haciendo caso omiso a aquellas palabras, decidió preparar su mochila hasta que finalmente decidió avisar a Nami. Tras dejar despejarse tanto a Wina como a Yevi todos se despidieron de Galandria. -Cuídate Galandria- dijo Scout mientras daba le daba la mano. -No debo ser yo quien se cuide en estos momentos- respondió fríamente Galandria. Una última mirada directamente a los ojos de Galandria por parte de Scout sirvió para que todos comenzaran su viaje a sus correspondientes objetivos. Tras entrar en casa de Nami esta comprobó entre incredulidad el estado de la habitación de Nakia, no había entrado en ella desde el fallecimiento de Nakia por lo que un más que lógico recuerdo nostálgico le invadió su mente. Wina decidió abrazarle mientras Scout ojeaba todo atentamente a la vez que Yevi se sentaba en el suelo en un claro gesto de cansancio producido por falta de sueño. -Y bien ¿Qué se supone que debemos hacer ahora?-preguntó Scout. -Deberíamos mirar en el armario, tal vez Nakia dejase algo que nos ayude a saber qué es lo que le preocupaba realmente- respondió Nami. Rápidamente todos se pusieron a revolver el armario de Nakia sacando varias sabanas y camisetas oscuras, desafortunadamente allí no había nada que les ayudase por lo que Scout decidió encenderse un cigarrillo intentando pensar en donde encontrar alguna pista que les ayudase en su investigación. -Tal vez simplemente se suicidó sin motivo alguno- sugirió Yevi. -Imposible, todo suicida tiene motivo alguno pero igualmente te recuerdo que hay alguien a quien no le interesa que la verdad llegue a conocerse-. De repente Nami se fijó el en un pequeño carnet que se encontraba sobre el escritorio de Nakia, se trataba del carnet de la biblioteca donde Nakia solía pasar largas horas por lo que Nami tuvo una idea. -¿Y si preguntamos en la biblioteca que libros solía leer Nakia?-. Todos se quedaron pensativos. -No estaría mal pero no creo que en unos simples libros obtengamos la respuesta- respondió Scout. -Por intentarlo no perdemos nada-. -Tal vez la persona encargada de la biblioteca no esté autorizada a facilitarnos dicha información- respondió Wina. Scout sonrió. -No te preocupes, le soltamos a Yevi que entrándole a la gente es infalible- dijo Scout entre carcajadas.

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Yevi decidió levantarse con más sueño que ganas. -He, que tampoco lo hice tan mal-. De repente ante la sorpresa de todos Yevi saltó a la espalda de Scout en un claro gesto de gamberrismo por su parte. -¡Quita bicho, quita!- gritó Scout mientras se tambaleaba de un lado a otro intentando deshacerse de Yevi. De repente las piernas de Yevi se enredador con las de Scout cayendo este violentamente contra el armario moviéndolo un par de centímetros de un certero golpe, al moverse el armario todos escucharon un extraño ruido metálico la cual cosa les extrañó. -¿Qué ha sido ese ruido?-preguntó Wina extrañada. -Debe haber sido mi clavícula- respondió irónicamente Scout mientras se tocaba la rodilla. -La clavícula está en los hombros no en las piernas pedazo de bruto–dijo Wina. -Como para recibir clases de anatomía estoy yo ahora…pero ¿Qué ha sido ese ruido?-. -Es como si se hubiera caído algo del armario- dijo Nami. Entre todos decidieron mover el armario bajo el cual apareció una robusta llave, aquello era muy extraño, en la habitación de Nakia no había cerradura alguna y estaba claro que no pertenecía a aquella casa. -¿De dónde debe ser?- preguntó Nami. -Si tú no lo sabes que era de tu hermana no pretenderás que lo sepamos nosotros- respondió Scout. -Es extraño, de pertenecer a algún lugar Nakia me lo habría contado-. -Sea de donde sea ha sido usada hace poco, no está demasiado sucia ni tan siquiera está oxidada- dijo Scout. -¿Nakia no hizo nada extraño los días anteriores a su fallecimiento? Quizás te comentó que fue a algún lugar…- añadió Wina. -No, no hizo nada extraño y salvo una biblioteca no estuvo en ningún lugar más respondió Nami. -Pues sea de donde sea esa llave tendremos que ir a la biblioteca- dijo Scout. -De acuerdo pero Yevi que no haga nada que tiene peligro- añadió Nami entre risas. Por aquellos instantes Yevi se encontraba perdida en su mundo pero atenta a lo que pasaba a su alrededor. -¿Qué pasa ahora conmigo? ¿No sería más lógico volver a golpear a Scout? Se ha demostrado que golpeándole surgen pruebas, Scout pon la cabeza que vamos a descubrir quien se esconde detrás de todo esto- respondió Yevi mientras se abalanzaba contra Scout a la vez que este se agachaba para esquivar el golpe chocando esta violentamente contra la pared. Wina y Nami reían a plena carcajada cuando de repente el teléfono móvil de Scout sonó, sin pensar en quien podía ser este lo cogió a la vez que apartaba a Yevi de su lado. -Dígame-. -Vaya Scout, me extraña que después de todo lo sucedido sigas indagando donde no te llaman- dijo una voz oscura y ronca. Scout se quedó parado, la persona que le llamaba no era otra persona que la que al parecer había asesinado a Tears y que se encontraba detrás de todos los hechos. -Te avisé una vez, si seguías metiéndote donde no te llamaban ibas a sufrir las consecuencias-. Al observar el rostro serio de Scout todos entendieron que quien le llamaba no era muy amigable por lo que Scout decidió conectar el altavoz de su teléfono móvil para que todas escuchasen la conversación. -¿Qué, ahora conectas el altavoz? Nami buenos días ¿Qué tal estás?, estabas muy guapa ayer cuando llegaste a la estación aunque por cierto Scout ¿realmente pensabas que me ibas a localizar simplemente con la mirada?, mira que dejar que Wina recogiese a Nami, Scout Scout…las cosas no se hacen de esa manera-.

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-¡¿Quién diablos eres?! ¿Tanto miedo tienes a que se sepa la verdad que te escondes tras un teléfono?- dijo Nami encolerizada. -Nami no eres quien para decir quien se esconde detrás de un teléfono, a claro…tienes a tu salvador al lado que te salva de unos simples chicos que se metían contigo mientras repartías prensa ¿acaso no podías tu sola con todos ellos? A no claro, Scout tenía que hacerse el héroe al igual que cuando corrió a rescatar de las lágrimas a Yevi, todo un héroe Scout, si señor…lástima que no hagas caso a lo que te dicen-. -Y nunca lo haré, nadie mejor que yo para saber en cada momento que debo hacer- respondió fríamente Scout. -Os avisé…te avisé-. Acto seguido la llamada se cortó, nadie sabía que debían hacer por lo que la mente de todos comenzó a funcionar intentando pensar que iba a pasar en aquellos momentos. Todos pensaron en que aquella persona iba a entrar en la casa por lo que se prepararon para enfrentarse a él, de repente una extraña corazonada llamó a la mente de Wina. -Un momento, acaba de decir “Os avisé, te avisé” eso significa que tal vez no vaya a por nosotros ahora…-. -¿Quieres decir que atacará a alguien cercano a nosotros?-preguntó Nami. Tras unos momentos de silencio Scout pensó en la única persona que todos conocían. -¡Galandria!-. Sin pensárselo dos veces los cuatro salieron de la casa corriendo a toda velocidad hacía el pub Necros, estaba claro que si aquella persona quería hacer daño a alguien conocido por todos Galandria tenía todos los números. Desafortunadamente el pub Necros se encontraba cerrado por lo que las miradas de todos se dirigieron hacia Yevi la cual había sido la única persona que había tenido contacto con esta fuera de aquel lugar- -No tengo ni idea de donde puede estar, os recuerdo que nos encontramos en el metro mientras yo me dirigía hacia tu casa- dijo Yevi- La ciudad parece más grande cuando se busca a una persona, por un instante la población parece multiplicarse por un número infinito, las calles se ensanchan y los edificios parecen más altos. Dentro de aquella extraña sensación todos comenzaron a pensar en donde podía parar Galandria, los minutos corrían de forma precipitada sin que nadie pudiese detenerlo, buscar en aquellos momentos una persona era tarea imposible pero no por ello iban a cejar en su empeño. Lo que había en juego era la vida de una persona no una simple palabra, de repente Scout se fijó en la cadena de su pantalón, aquello le hizo imaginar que tal vez Galandria se encontraría en una calle céntrica donde la gente que vestía como ella solía acudir para buscar todo tipo de objetos relacionados con el mundo oscuro. No había muchas más posibilidades por lo que rápidamente todos se dirigieron a aquella calle. Tras un breve viaje en metro llegaron a su objetivo mirando cada una de las tiendas que allí había sin encontrar rastro alguno de Galandria. Por un instante Scout imaginó en que su intuición le había fallado y que esta ya habría fallecido cuando de repente una conocida voz les alertó. -Vaya, no esperaba encontrarme con vosotros por aquí, os imaginaba acudiendo a otros lugares- dijo Galandria la cual acababa de salir de un bar y se encontraba detrás de todos, aliviados corrieron a abrazarla ante la sorpresa de esta. -Ey, ni que hayáis visto un fantasma- exclamó Galandria- Algo me dice que me he perdido algo…-. Scout lanzó una mirada directa a Galandria la cual intuyó que allí estaba pasando algo cuando de repente su teléfono móvil volvió a sonar. Nada mas cogerlo una extraña risa estremeció todo su cuerpo reconociendo inmediatamente aquella voz. -Algo me dice que Galandria está en perfectas condiciones ¿no es verdad?- dijo la persona que se encontraba detrás de los extraños sucesos. -Si no era Galandria ¿Quién es la siguiente víctima?- preguntó Scout. -¿Victima? Me parece que te equivocas…-.

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De repente a través del teléfono móvil pudieron escucharse lo que parecían ser dos disparos, acto seguido la llamada se cortó. Extrañado Scout miró al resto del grupo intentando averiguar qué persona cercana a ellos había recibido aquel disparo. -¿A preguntado victima?- preguntó extrañada Wina- Algo me dice que en lugar de una persona han sido dos-. -Eso parece pero ¿Quiénes?-. Galandria al verse totalmente desplazada de todo decidió intervenir. -¿Alguien puede contarme qué diablos está pasando aquí?-. Nami decidió contarle con todo lujo de detalles lo sucedido, era extraño ver como Nami hablaba con total normalidad a una persona a la cual tiempo atrás había considerado culpable de la muerte de Nakia. -Scout ¿tu entendías de psicología verdad?- dijo Galandria. -Si, tengo conocimientos ¿pero a qué viene esa pregunta ahora?- preguntó extrañado Scout. -Corrígeme si me equivoco pero si de verdad quieres hacer daño a alguien ¿no sería más lógico hacer daño a la gente que le rodea antes que hacérselo a la propia persona?-. Scout se quedó pensativo durante unos segundos. -En cierto modo tienes razón, una persona puede hacerse fuerte sobre si misma pero no sobre la gente que le rodea-. Tras aquella respuesta todos se quedaron pensativos pero pasados unos segundos todos comenzaron a temerse lo peor: el asesino había ido a por alguno de sus familiares. A Scout aquello no le afectaba, sus padres se encontraban a cientos de kilómetros de Barcelona por lo que era imposible. Observando el estado de nerviosismo que todos comenzaban a tener Scout les propuso que fuesen a sus casas para comprobar si sus padres estaban bien. En cierto modo que los padres de alguno de ellos hubiesen fallecido le preocupaba pero un extraño egoísmo le hizo sentirse aliviado al saber que sus padres se encontraban en perfectas condiciones. -Nos reencontraremos en mi casa y tranquilas, ya veréis como vuestros padres están en perfectas condiciones- dijo Scout. Tras una rápida despedidas el grupo se disolvió, Scout solo pensaba en que los padres del resto del grupo estuviesen en perfectas condiciones. Pero al llegar a su casa el teléfono fijo de la casa sonó, extrañado Scout decidió cogerlo. -Si ¿Quién es?-. -Scout soy tu tía, no te asustes por lo que tengo que decir pero al parecer a tu padre algo le ha pasado por la cabeza y le ha disparado mortalmente a tu madre y luego se ha suicidado- . Scout cayó de rodillas al suelo dejando caer el teléfono, un grito desgarrador sonó en el aire de Barcelona y mientras unas personas abrazaban a sus padres otra los acababa de perder. El mundo se había derrumbado para Scout, perder su familia a manos de un psicópata al cual no le interesa que se sepa la verdad acerca del suicidio de una persona era lo peor que le podía pasar. Las rodillas contra el pecho y la cabeza entre las manos, los ojos convertidos en un profundo mar repleto de tormentas, el aire encerrado sobre su pecho y la cabeza puesta en lo que acaba de suceder. Odio y rabia mezclados a partes iguales entre lágrimas de profunda tristeza, la ausencia de la vida se hacía presente, una cosa era perder un gran amigo como era Frank y otra muy diferente perder a los padres. Ya nada volvería a ser igual…ni la vida…ni la muerte.

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La vida es ese proceso que transcurre mientras hacemos otras cosas. Bajo su escritorio Scout dejó caer todas las lágrimas que su pecho guardaba, el fallecimiento de sus padres era una nueva etapa en su vida en la que su única familia se encontraba a varios kilómetros y con la cual no mantenía una buena relación. De puertas para adentro una casa guarda secretos difíciles de revelar por lo que Scout no dijo nada a nadie, ni siquiera a Nami, Yevi, Galandria o Yevi las cuales comenzaron a intuir lo realmente sucedido cuando Scout dejó de dar señales de vida. El silencio de Scout tras la llamada de la persona que les estaba vigilando resultaba ser extraño por lo que la duda se fue agrandando hasta llegar a conclusiones que al fin y al cabo no tendrían respuestas firmes hasta que Scout no apareciera. Pasados unos días Scout tuvo que viajar con más pena que ganas hasta el pueblo donde habían fallecido sus padres, un viaje donde su reproductor de música fue algo más que un compañero de viaje. Las notas enfurecidas que podían escucharse a través de él le hacían aislarse de la tristeza aunque fuese por un solo instante, sus inseparables gafas de sol no dejaban ver su mirada cosa la cual agradecía. Tras varias horas de interminable viaje en tren Scout llegó a su destino donde le esperaban con cara de lógica tristeza su tía preparada para llevarle a la casa donde sus padres habían fallecido. La tía de Scout intentó darle dos besos de bienvenida pero el carácter de este y sobre todo el resentimiento que este tenía con ella hizo que apartara la cara. Scout era un chico de ciudad y su tía era la clásica persona que se ha criado en un pueblo cerrado al resto del mundo. Para la tía de Scout sus aficiones no eran más que peligrosas y absurdas maneras de divertirse y que estas carecían de interés alguno, su música no era más que un instrumento diabólico del diablo para practicar extraños rituales de magia negra, sus camisetas no eran más que viejos harapos más dignos de un mendigo que de una persona que trabajaba, sus muñequeras eran pulseras de personas de mala vida. Su tía hablaba de todo aquello a viva voz por lo que era normal que Scout la odiase. -Al menos me podrías decir qué tal te ha ido el viaje- comentó la tía de Scout. Scout le miró fríamente. -He venido al funeral de mis padres ¿no esperarás que hay montado una fiesta en el tren verdad?- respondió. El carácter de Scout en aquellos momentos era más frío y distante de lo normal, su odio contra el mundo se había acrecentado de manera considerable y el hecho de saber que el fallecimiento de sus padres tenía origen en Barcelona la hacía odiar todo cuanto tenía, al fin y al cabo si no hubiese investigado tan a fondo un asunto sobre el cual nadie le había llamado nada de aquello estaría pasando. Pasaban tantas cosas por su mente que ninguna encajaba de manera racional, era normal que Scout al fin y al cabo no desease nada de lo que tenía. Tras un breve trayecto en coche finalmente Scout llegó a la casa donde sus padres habían fallecido. -¿Seguro que quieres entrar?-preguntó la tía de Scout. Scout afirmó con la cabeza pero ante la sorpresa de su tía este sacó una copia de la llave de la casa. Sus padres cuando compraron la casa le dejaron una copia de las llaves por si alguna vez este deseaba ir. El olor a campo era más que notable, la casa permanecía tal y como los padres de Scout la habían dejado: la mesa del comedor se encontraba con un par de platos y algún que otro cubierto, las camas perfectamente hechas, la cocina con algo de comida encima de la encimera y las ventanas bajadas. Tras dejar caer un par de lágrimas ocultas bajo sus gafas de sol Scout se dirigió junto su tía hacía la casa de esta, sabía que si se quedaba a dormir en la casa donde sus padres habían fallecido su tristeza podría arrastrarla a un pozo sin fin por lo que. A pesar de las diferencias palpables con su tía, decidió quedarse en casa de esta a dormir los días que fuesen necesarios.

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La noche, cuando uno está sumido en un estado de tristeza, es para recordar. Aquella noche Scout no pudo dormir, sus ojos dejaban caer cientos de lágrimas en silencio, los malos momentos vividos por sus padres se olvidaban quedando cubiertos por los momentos en los que este era feliz a su lado. Scout algunas veces pensaba que al igual que se habían escritos libros de cómo educar a los hijos alguien debía haber escrito algún libro de cómo educar a los padres, hay padres que se creen los mejores del mundo dando todo lo innecesario a sus hijos olvidándose completamente de lo realmente importante: el cariño hacia un hijo. Pasar juntos más momentos, alegrarse por sus victorias, entristecerse por sus derrotas, felicitarle por sus logros y reprimirle por sus errores y no al revés. Pero Scout sabía que sus padres, a pesar de los disgustos que este le había dado, siempre le habían querido al igual que este siempre los quería por mucho que le costase mostrárselo. Amanece cuando uno menos los desea al igual que la gente que marcha para siempre: nunca deberían irse cuando queremos, en el silencio de la noche unas lágrimas caían tristes enmudecidas por el dolor. Al día siguiente Scout se levantó con cara de pocos amigos, el hecho de tener que soportar las palabras de condolencia por parte de personas que ni siquiera conocía le alteraban de manera significativa. Sabía que en los pueblos a uno le aparecen familiares hasta debajo de las piedras pero el carácter de Scout le impedía dar besos a aquellos a quienes no conocía. El replicar de unas campanas sirvió para avisar a todo el pueblo de la misa por los padres de Scout, a veces los ideales van reñidos con la educación por lo que Scout a pesar de odiar de manera abierta todo lo relacionado con la iglesia y todo el circo, que según él, se montaba a su alrededor este no tuvo más remedio que entrar en la iglesia arrinconándose en un rincón acompañado únicamente por sus inseparables gafas de sol. -Deberías sentarte en primera fila- le sugirió su tía. Scout le miró fríamente. -Debería tu lo has dicho pero no pienso hacerlo-respondió Scout en tono frío y decidido. -Haz lo que quieras, ya eres mayorcito para saber lo que haces-. La misa transcurrió entre lágrimas y palabras de bondad por parte de personas que en vida habían criticado a los padres de Scout cosa la cual le irritaba, apretaba sus manos hasta notar como sus uñas se clavaban en la piel mientras pensaba en si increpar a todas aquellas personas que al fin y al cabo no habían convivido con sus padres y que por lo tanto no podían tener una opinión firme sobre ellos. Cuando finalmente enterraron a sus padres el semblante ausente de Scout era más que evidente, a pesar de lo mucho que odiaba recibir besos por parte de gente a la que ni tan siquiera conocía Scout entendió que las personas que se acercaban a darle el pésame por el fallecimiento de sus padres lo hacían con toda la bondad del mundo. Finalmente todo acabó, la gente comenzó a marchar en silencio mientras Scout se quedaba mirando la tumba donde habían sido enterrados sus padres. En aquellos momentos el mundo parecía haberse detenido a su alrededor, el cielo permanecía inmóvil, las ramas de los árboles habían dejado de moverse, el silencio era el único que se atrevía a caminar con la cabeza bien alta, todo parecía sumido en una eterna tristeza que nada ni nadie podría romper. Finalmente tras dejar pasar todos los recuerdos vividos junto a sus padres Scout depositó una rosa blanca sobre cada una de las tumbas de sus padres para finalmente regresar a casa de su tía. La ausencia de un ser querido es una de las muertes en vida es la ausencia más temida por todos, Scout lo sabía pero al igual que sabía que sus padres no querrían verlo triste y que la vida debía continuar, había llegado la hora de dejar de ser un eterno niño para convertirse en todo un hombre. Lo cierto era que su carácter se había vuelto más frío con todo cuanto le rodeaba pero en su interior una llama de odio por todo lo sucedido iba creciendo de manera peligrosa. Tras varios días de papeleo Scout decidió visitar la casa donde sus padres habían fallecido antes de regresar a Barcelona, nada más abrir la puerta se fijó como la cerradura no se encontraba forzada la cual cosa le extrañó, Scout sabía que sus padres, lejos de la confirmación por parte de todo el mundo de que habían fallecido a causa de un repentino

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ataque de locura por parte del padre de Scout, habían sido asesinados por lo que el hecho de que la cerradura se encontrase en perfectas condiciones le hizo intuir que la persona que se encontraba detrás de todo aquello era conocida por ellos. Intentó atar cabos pensando en que personas le conocía perfectamente al igual que conocía tanto a Nami como a Wina pero por desgracia para él no encontraba relación alguna, pero sin duda alguna el hecho que más le extrañó fue que nadie viese nada extraño. Para él la teoría del ataque de locura por parte de su padre no encajaba por ningún lado: su padre no tenía arma alguna y sobre todo era incapaz de matar a alguien. Tras entrar en la cocina Scout se fijó en el fregadero notando algo extraño: en él se encontraban tres vasos sucios, dos de ellos parecían estar manchados con algún tipo de refresco mientras que otro contenía lo que parecía ser cerveza, era extraño que dos personas ensuciasen tres vasos por lo que Scout llegó a la conclusión de que la persona que había asesinado era alguien cercano a la familia ya que sus padres no bebían cerveza y en caso de ofrecerla debía ser alguien cercano a todos ellos. El circulo acerca de la responsabilidad de todo cuanto estaba sucediendo podía cerrarse pero cuando las circunstancias no son favorables la mente da mil vueltas sin encontrar una solución lógica. Scout sabía que regresar a Barcelona no iba a ser agradable, el recuerdo de aquellos que no están se haría más presentes, la responsabilidad de tener que cargar con el mantenimiento de dos casas no era problema para él, su tía era lo suficientemente responsable como para encargarse de aquella casa incluyendo el hecho de tener que empaquetar todo lo que se encontraba allí y guardarlo bajo llave. Finalmente Scout decidió marchar de aquella casa con un hasta siempre clavado en la mirada, algo en su interior había cambiado, la rabia se había apoderado de él sabiendo que iba a ir a por el responsable de todo aquello. Tras acudir a una ciudad cercana y realizar varias compras Scout decidió encerrarse en el cuarto de baño de su tía, tras sacar una máquina de cortar el pelo comenzó a cortarse el pelo de manera que en el centro de su cabeza quedase una llamativa cresta, mas tarde se puso unos pantalones piratas que había comprado y se los puso adornándolos con una cinta roja: aquello significaba dolor, para él era una forma de recordar que todo en esta vida está cargado de dolor y que fuese donde fuese el dolor siempre le acompañaría. Era cruel comprobar cómo una persona necesita sentir dolor para sentirse vivo pero aquel hecho era algo que no preocupaba a Scout, cuando la rabia se mezcla con dolor esta suele resultar una barrera infranqueable para cualquier persona que intenta cruzarla. Por un instante pensó tanto en Wina como Nami sabiendo que tarde o temprano tendría que dar explicaciones acerca de su desaparición pero algo en su interior le hizo saber que esta vez ninguna de ellas se entrometería en su camino: esta vez la batalla, como irónicamente decidió llamar a todo cuanto estaba sucediendo, iba a ser algo personal y en la que ni nada ni nadie podría detenerle. Solo esperaba que la persona que se encontraba detrás de todo aquello no le hiciera nada a ninguna de las dos ya que de lo contrario Scout juró venganza más allá de la muerte. Una pequeña bestia de casi dos metros de altura había despertado, tal vez la gente no estaría preparada pero al menos para Scout el sí que lo estaba, daba igual que se interpusiera en su camino, que palabras le dijesen o que consecuencias iba a tener que soportar: solo importaba vengarse. A veces la fuerza da seguridad en uno mismo pero también provoca grandes accidentes. Tras despedirse fríamente de su tía Scout montó en el tren que le llevaría de nuevo a Barcelona, el camino iba a ser duro pues los recuerdos hacen presencia cuando la mente más descansa. Sabía que a su regreso tendría que recordar cosas que iban a provocar más lágrimas, entrar en la habitación de sus padres, empaquetar todas sus cosas y guardarlas en algún lugar donde nadie pudiese encontrarlas salvo él. También sabía que tanto Nami como el resto de sus amigas estarían preocupadas buscándole y que si lograban encontrarle las explicaciones iban a tener que ser obligadas. Cada vez que se levantaba para fumarse un cigarrillo la gente del vagón le observaba de manera extraña, tanto su cresta como su forma de vestir era algo que

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llamaba la atención de cualquiera por lo que Scout decidió cerrarse en si mismo bajo el ensordecedor ruido proveniente de su reproductor de música. No hablaba con nadie, no miraba a nadie salvo a aquellos cuya mirada no era nada disimulada a los cuales miraba con cara de desprecio y de pocos amigos. Amparado bajo una mirada oculta Scout se sentía fuerte y sobre todo libre de las consecuencias de sus actos, era irónico pensar que al fallecer sus padres Scout se sentía con fuerzas para realizar todas aquellas cosas que anteriormente, por respeto a sus padres, no realizaba. No era que no respetase a sus padres fallecidos, todo lo contrario: les respetaba más que nunca por lo que tenía bien claro que nunca nadie más le haría daño. Aquella vez la estación de tren de Barcelona esperó a un pasajero que al parecer nunca llegaría, Scout había decidió bajarse una estación antes y luego proseguir su camino en autocar, por su mente pasaban todas las veces que la persona que se encontraba detrás de todos los asesinatos le había estado vigilando. Finalmente cargado con poco equipaje llegó a la estación de autobuses, por una parte ansiaba llegar a su casa y dejarse caer sobre su cama pero por otra parte sabía que tanto los recuerdos como las explicaciones iban a resultarle desesperantes. Observando su situación Scout pensó en una de las pocas personas que apenas haría preguntas y que le iba a dejar permanecer en su casa durante unas horas por lo que tras un breve viaje en metro llegó a su destino. -Buenas Yevi…me parece que me debes un favor- dijo Scout nada más ver como Yevi abría la puerta de su casa con gesto extraño y algo catatónico. -Ostras un erizo que habla- respondió Yevi No había duda: Yevi había bebido más de la cuenta….o al menos no había probado el agua en varios días, Scout decidió contarle lo sucedido en tono serio aunque el estado de embriaguez de Yevi no era el más adecuado para entender grandes explicaciones. -Entonces ¿podría quedarme en tu casa hasta media noche?- preguntó Scout. -Eeeeee claro, ahí tienes el sofá así que ponte cómodo- respondió Yevi –Pero lo que no acabo de entender es porque no quieres ir a tu casa hasta media noche-. -Supongo que Nami y Wina me habrán estado buscando, llegando a media noche es más que probable que no estén por allí-. -Supongo que tendrás razón, desapareciste de una manera un tanto extraña, nos preocupamos por ti, es lógico. Pero después de la última llamada del tipo que ha asesinado a tu familia todas nos imaginamos lo peor cosa la cual me has confirmado. Estuvimos buscándote durante varios días e incluso llegamos a pensar que habías marchado al pueblecito de tus padres pero ninguna sabía dónde se encontraba. Finalmente Nami decidió regresar a Cartagena dejando a Wina a cargo de todo. Como te imaginarás ahora me pones en un compromiso al saber que no tengo que decir que has estado aquí pero no te preocupes…eso no importa ahora-. -Te debo una-respondió Scout. Yevi miró extrañada a Scout. -¿Una? No estoy de acuerdo: estamos iguales-. Scout no tuvo más remedio que sonreír mientras se dejaba caer en el sofá de la casa de Yevi, la batalla personal de Scout estaba a punto de comenzar pero mientras tanto un buen sofá es un lugar excelente para dejarse llevar por el tiempo.

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Las manos sobre las rodillas y la mirada perdida en la nada. Scout esperaba con cierto recelo el momento regresar a su casa, los recuerdos son cartas que se escriben con palabras cargadas de emociones pero que se guardan en un sobre sin nombre. Por primera vez en muchos días Yevi podía mirarle de manera tierna y cálida. A pesar de su imagen contundente sabía que debajo de todas aquellas cadenas, cresta y demás parafernalias se escondía un enorme corazón que esta vez se encontraba dañado por más que este dijese que no tenía. Finalmente cuál cenicienta en un cuento sin príncipe Scout decidió regresar a su casa cuando el reloj marcó las doce en punto, un cierto nerviosismo recorrió su cuerpo, reencontrarse con todos los recuerdos no iba a resultar fácil pero tampoco quería estar más tiempo en casa de Yevi a pesar de que a esta no le importase. Scout cogió sus pertenencias y salió por la puerta de aquella casa sumido completamente en su mundo, miró hacia atrás y sonrió amablemente. -Gracias Yevi, te debo una- dijo Scout. Yevi sonrió. -Para nada Scout, no me debes nada, verte sonreír es más que gratificante y lo creas o no me siento compensada- respondió Yevi. Scout decidió regresar a su casa sin más demora, la noche había caído en toda su plenitud, las calles permanecían vacías y el silencio solo se rompía por el breve sonido de unos pocos coches, el olor que desprendía el barrio de Scout le hizo saber que volvía a sus orígenes, a las calles que le vieron crecer entre balones de plástico y juegos de niños sin alas. Antes de entrar en su casa Scout respiró profundamente para intentar coger fuerzas para afrontar todo cuanto se le venía encima. Pero a veces la fortaleza de una persona no se mide en su valor: se mide en la falta de emociones y de sentimientos, Scout no era fuerte, no podía engañar a nadie. Su coraza de cadenas, pulseras repletas de pinchos y crestas se rompió nada más pisar su casa, la soledad parecía más notable. Dejó caer su equipaje al suelo y sin previo aviso se encerró en su habitación tumbándose rápidamente sobre su cama a la vez que cogía sus rodillas apretándolas contra su pecho, un mar de lágrimas envolvió rápidamente su rostro, su mundo se había convertido en una autentica pesadilla, no había fortaleza interna que sirviese, no había consuelo para aquellas lágrimas, solo había soledad y un nuevo comienzo difícil de afrontar. Finalmente pasadas unas horas calló en un profundo sueño alimentado más por el dolor que por el propio cansancio. Los días pasaron lentamente, Scout pasó varios días en su cama, sin comer, sin moverse, sin hacer nada mas excepto recordar toda su vida junto a sus padres con las lágrimas clavadas en la pupila. No había noche ni mañana, no había amanecer ni atardecer, no existían las horas, no existía la vida más allá de las lágrimas. Así pasaron los días hasta que el fin de sus vacaciones llegó, el día que Scout debía acudir a trabajar este no se presentó, algunas personas decían que este se estaba aprovechando de las vacaciones cogiendo varios días más sin permiso alguno. Estaba claro que el desconocimiento provoca que la gente cree historias afirmándolas cruelmente y sin fundamento alguno. Observando aquel hecho y ante la mas que incesante duda y observando cómo Khan se enfurecía por momentos ante la ausencia de Scout Richi decidió llamarle para salir de dudas. -Scout ¿se puede saber dónde diablos estás?, ¿no tenías que volver a trabajar hoy?- preguntó de manera amable Richi. Los ánimos de Scout no eran los más favorables para recibir reprimendas si no querían que estas provocasen que este perdiese su puesto de trabajo. -Usted lo ha dicho, debía volver hoy pero no creo que vaya en un tiempo- respondió a desgana Scout. -¿Qué has dicho? Más vale que tengas una buena excusa para decirme eso si no quieres que comience a abrirte un expediente…-.

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-La tengo, cruel y cierta pero la tengo, no espero que lo crea o no pero ojalá y fuese mentira lo que ha sucedido-. Scout decidió contarle lo sucedido con sus padres mintiendo sobre las verdaderas causas de su fallecimiento diciendo que en lugar de haber sido asesinados estos habían tenido un accidente de tráfico. Scout no quería que se supiese la verdad hasta que no descubriera quien se encontraba detrás todo aquello. Cuando la muerte de una persona se interpone en la vida de alguien todo lo que existe a su alrededor se torna más triste. El rostro de Richi se tornó más amable que nunca, a pesar de sus diferencias con Scout aquel hecho provocó que Richi intentara ayudarle en todo cuanto estaba en su mano por lo que enseguida le propuso realizar unos trámites para ayudarle a seguir cobrando dinero sin necesidad de acudir a trabajar. -Lo siento Scout, realmente lo siento, creo que sería bueno por tu parte tomarte un tiempo de descanso, todo el tiempo que creas conveniente, no creo que en tu caso sea bueno regresar al trabajo después de todo lo sucedido. Si te parece bien comienzo a rellenar un informe de baja por tiempo indefinido-. -Se lo agradezco pero no creo que quedándome en casa vaya a cambiar nada, en cuanto me recupere un poco volveré a la rutina, no creo que a Khan le haga gracia que falte tanto tiempo- respondió Scout. -Scout ¿no crees que Khan entenderá perfectamente todo lo sucedido?, olvídate de si la gente se enfadará o dejará de enfadarse, tomate el tiempo que creas conveniente-. -No quiero que la gente sepa que ha sucedido, no quiero acudir a trabajar para que la gente comience a agobiarme con preguntas de “como estoy” o si necesito cualquier cosa, no quiero ser “El chico alto que ha perdido a sus padres en un accidente de tráfico” –. -Te entiendo – respondió Richi mientras pensaba en que decir al resto de trabajadores para esconder lo sucedido sin preocupar a nadie –Si preguntan por ti diré que estás enfermo y tema resuelto ¿te parece bien?-. -Tranquilo, tarde o temprano todo el mundo lo tendrá que saber pero igualmente acepto sus palabras. Asimismo creo que sería conveniente que Khan sepa la verdad pero no el resto de los trabajadores, al menos que cuando regrese al trabajo me pregunten por como estoy de salud y no de ánimos-. -Te tomo la palabra, ahora tomate el tiempo que creas conveniente, no tengas prisa por volver y si necesitas cualquier cosa no dudes en pedirla-. -¿Tiene unos padres a mano?- respondió irónicamente Scout. Richi suspiró por lo que tras colgar el teléfono decidió hablar con Khan el cual, a pesar de su carácter individualista y autoritario, entendió completamente la ausencia de Scout y la decisión que Richi había tomado para esconder la realidad de Scout. Estaba claro que el caso de Scout era excepcional, de repente mientras Richi y Khan terminaban de formalizar los impresos necesarios para que la ausencia de Scout constase como baja por enfermedad una conocida y alegre voz pudo escucharse en todas las oficinas. -¡Buenos días a todos!- exclamó Antón. Sin duda alguna Antón era una de las pocas personas que volvía de las vacaciones de manera siempre positiva: al fin y al cabo era el jefe. -Richi ¿y Scout? – preguntó Antón extrañado. En aquellos momentos algo en el interior de Richi le hizo dudar, por una parte sabía que le había dado su palabra a Scout acerca de no decir nada acerca de la realidad de sus padres pero por otra parte era Antón quien preguntaba. Observando como Richi dudaba por un instante Khan decidió intervenir. -Ha llamado esta mañana, por lo visto se encontraba mal y no podrá venir en durante un tiempo- dijo Khan. -¿Pero le ha pasado algo grave?-. -La juventud esta de hoy en día que ya se sabe, muchas hamburguesas, mucho precocinado y claro…el estomago se resiente-. -Si vuelve a llamar decidle que se mejore-.

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Tanto Khan como Richi suspiraron aliviados, habían mantenido su palabra de no comentar nada acerca del verdadero motivo de la ausencia de Scout aunque para eso habían tenido que mentir al mismísimo jefe de la empresa. Mientras tanto Scout seguía rehuido en su casa, escondido al mundo exterior, ausente de cualquier conato de vida que pudiese haber más, allá de las puertas de su casa, la habitación de sus padres permanecía cerrada a cal y canto. Sabía que tarde o temprano tendría que entrar para recoger las pertenencias de sus padres pero cuando la tristeza se apodera de uno las obligaciones siempre tienden a aplazarse hasta un nuevo día. Su casa se había convertido en todo un mundo paralelo al exterior, disponía de comida y tabaco suficiente para permanecer en su interior, sin pisar la calle. Durante un largo periodo de tiempo, a pesar de eso su estomago se había cerrado pero no sus pulmones, la cantidad de tabaco en el cuerpo superaba con creces la de comida, la escasez de deporte comenzaba a notarse en su cuerpo, la ausencia de sol comenzaba a evidenciarse en la claridad de su piel. Scout sabía que aquella situación no podía durar eternamente: cruelmente no le importaba. Cada persona es feliz a su manera y para él la ignorancia, en aquella ocasión, era la felicidad. No le importaba que el mundo se acabase bajo sus pies, le daba lo mismo que la gente sufriera o dejase de sufrir, se había sumergido en una burbuja donde nada ni nadie podía entrar. Pasaron los días y salvo Yevi, Richi y Khan para el resto del mundo Scout había sido tragado por la tierra. Finalmente un día, tras recibir una extraña visita, Richi se vio en la obligación de llamar a Scout. -Scout ¿Qué tal estás?-. -Algo mejor, gracias por llamar-. -Escucha, ha estado una chica delgada y rubia preguntando por ti, le he dicho que estabas en casa enfermo, decía que te conocía y creí que tenía que llamarte para informarte-. No había lugar a dudas: Wina había acudido al trabajo de Scout para ver si allí sabían algo acerca de él. Por un instante Scout se enfureció en silencio: ahora Wina sabría que Scout se encontraba en Barcelona, pero por otra parte sabía que Richi había actuado de buena voluntad por lo que decidió cerrar sus puños y respirar profundamente tragándose toda su rabia. -No se preocupe, es amiga mía aunque no sabe lo que ha sucedido realmente con mis padres- respondió Scout- . Tras colgar Scout pensó que Wina se dirigiría a su casa y que tarde o temprano esta daría con él. No podía esconderse eternamente pero odiaba tener que dar explicaciones, no esperaba que la gente lo entendiera o lo dejase de entender del porque de su actitud: solo esperaba que lo dejasen en paz y que nadie le molestase. Por un instante Scout volvió a sentirse inseguro dentro de su casa por lo que sin pensárselo dos veces decidió coger su bicicleta y marchar de aquel lugar durante un par de horas pero nada más pisar la calle alguien llamó su atención. -Eres previsible, escurridizo pero predecible- dijo una voz a su espalda. Scout se detuvo en seco, tras mirar hacía su espalda comprobó como quien había pronunciado aquellas palabras no era otra persona que Galandria. Scout suspiró, esperaba encontrarse tarde o temprano con Wina pero nunca con Galandria la cual permanecía de pie apoyada en un muro al lado de la portería de la casa de Scout. Estaba claro que Scout había sido cazado por lo que no tuvo más remedio que afrontar la situación de manera clara y directa aunque estaba claro que Galandria no era como el resto de personas con las que Scout había tratado. -Puedes continuar tu camino, huye con tu bicicleta y esconde la realidad, tu marcharás pero esta estará ahí cuando regreses no te preocupes- dijo Galandria. -No estaba huyendo, me apetecía hacer deporte simplemente- decidió responder Scout. -Hace semanas que no practicas deporte alguno, solo hace falta verte para comprobar como el único deporte que has hecho durante todo este tiempo ha sido el de permanecer

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tumbado en tu cama, pero bueno, no soy quién para decirte que debes o no debes dejar de hacer-. -No tienes ni idea de nada…-. -Es verdad, no sé nada, no sé que tus padres fueron asesinados después de la extraña llamada del responsable del asesinato tanto de Frank como de Nakia y Tears en la que sabía que este había asesinado a alguien cercano a nosotros, es verdad…tu volviste a aparecer cuando todas comprobamos que el único que no estabas eras tú ¿y ese cambio de look qué? Ahora me dirás que es el nuevo uniforme de la empresa…a no que el nuevo uniforme se llama gastroenteritis-. Scout suspiró. -Veo que Wina y tú estáis unidas en todo esto-. -Permanecimos unidas simplemente pero ya te lo he dicho, eres previsible, sabía que Wina iba ir hoy a tu trabajo, simplemente decidí adelantarme a tus pasos-. Scout decidió plantarle cara a Galandria acercando su rostro al de ella de forma intimidatoria. -Os quiero lejos de mi ¿me has entendido?- dijo Scout de manera seria. Galandria sonrió. -Bésame si quieres, poséeme ahora que tu libertad se escapa de tus manos mientras el aire sigue soplando. Tal vez los deseos de tu libertad estén en el paso del silencio entre nuestras miradas. Dices que no tienes corazón pero yo lo siento, tienes mi mirada pero no quieres tener mis labios. Tienes miedo a quererme, tienes miedo a sentir por mi algo más que simple amistad-. Scout miró extrañado a Galandria, desconocía porque había respondido con aquellas palabras la cual cosa le despistaba. Pero el carácter de Scout se había tornado más frío y distante desde el fallecimiento de sus padres por lo que decidió responder de manera clara y directa. -Podría besarte si quiero pero tú solo te enamoras de tipos raros que se creen dioses-. -Al menos yo conozco esa sensación sin esconderme por ello-. -Enhorabuena, ya eres un poco más humana-. Tras aquellas palabras Scout decidió marchar con su bicicleta mostrando una extraña sonrisa en su rostro. Algo en el interior de Galandria le hizo extrañarse, tal vez Scout no estaba huyendo de Wina, tal vez su aparición se debía a algo más que una simple vuelta a la rutina diaria. Existían varias preguntas sobre la mente de Galandria aunque fuese lo que fuese tenía bien claro que dentro de la amistad que le podía unir con Scout había encontrado un rival digno de su talla.

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Galandria no estaba equivocada, Scout pedaleaba con fuerza hacia un lugar que debía visitar para resolver todo aquello cuanto estaba sucediendo: la biblioteca donde Nakia solía pasar largas horas. Tras atar su bicicleta a un árbol Scout decidió entrar en ella dirigiéndose inmediatamente hacia el lugar donde se encontraba la bibliotecaria. Se trataba de una mujer de edad media, de una altura más bien bajita, con el pelo rizado y unas gafas propias de una intelectual. -¿Puedo ayudarle en algo?- preguntó la bibliotecaria. -Eso espero, necesito saber si es posible saber que libros solía leer una persona- respondió Scout en tono amable. -No existe un registro acerca de que libros lee una persona, como mucho podría decirle que libros se llevaba a casa pero como comprenderá es imposible controlar que libros lee cada persona que entra aquí-. -Creo que me servirá-. -¿Podría decirme el nombre y apellidos de esa persona?-. -En estos momentos desconozco los apellidos, se que se llama Nakia y que tiene una hermana mayor llamada Nami, no sé si con esa información podrá ayudarme-. La bibliotecaria miró sorprendida a Scout. -¿Ha dicho Nakia?, se quien es, esa chica pasaba largas horas aquí dentro, una chica muy amable y correcta. Le encantaba leer pero desde hace varios meses no viene por aquí-. Scout sonrió. -¿La conoce?-. -Claro que la conozco, no existe mucha gente que pase largas horas dentro de una biblioteca a no ser que sea por motivos de estudios y Nakia es una de ellas. Podía pasarse hasta cinco horas leyendo toda clase de libros, incluso algunas veces se quedaba cuando cerraba y me ayudaba a ordenar libros. Una gran chica sí señor, cuando le vea dele recuerdos y dígale que podría pasarse algún día por aquí-. -Pues como no realice una sesión de espiritismo…Nakia falleció hace meses-. La bibliotecaria enmudeció ante aquella noticia, al parecer la unión entre ella y Nakia era más que la de una simple clienta de biblioteca. -Vaya…no sabe cuánto lo siento, es una lástima, no se…ahora me ha dejado de piedra aunque por cierto ¿puedo preguntar para que quiere saber qué libros leía?-. Scout debía mentir. -Claro, me gustaría realizarle un pequeño homenaje con escritos que ella leyese, es una pequeña forma de tenerla siempre presente-. -Buena forma sí señor, si me acompaña le mostraré donde puede encontrar los libros que solía leer-. Tras unos breves minutos la bibliotecaria se detuvo ante una gran estantería, al parecer se trataba de libros relacionados con ciencias ocultas, espiritismo, demonología y demás temática oscura. -Nakia adoraba estos libros, como ya le he comentado antes podía pasarse horas y horas leyendo el mismo libro. Si quiere realizarle un pequeño homenaje con estos escritos y a modo personal le recomiendo que escoja extractos de invocaciones y demás, no creo en estas cosas pero al parecer Nakia adoraba este mundo. Dicen que no hay libro que no tenga algo bueno aunque dudo que con estos libros pueda realizar algo emotivo-. -No se preocupe, lo mío es la poesía, he leído cientos de libros de ese tipo y quiera o no algo se me ha quedado de todo ese mundo-. -¿Bécquer?-. -Para nada, demasiado simple para mi gusto, no es que sea muy amante de los sonetos y demás tipo de versos de escritura simple y rápida. Me quedo más bien con poetas de escaso

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renombre y que poca gente conoce, estos suelen ser bastante buenos y al ser desconocidos por el gran público estos realizan su obra sin presión alguna. Existen excelentes versos escondidos bajo un autor desconocido, es curioso porque conocí los versos “eclípticos” gracias a uno de esos autores desconocidos-. La bibliotecaria observó extrañada a Scout. -Vaya, quien diría que con esa vestimenta y esa cresta en su cabeza entienda tanto de poesía-. Scout volvió a sonreír. -Las personas somos como libros: nunca se sabe que vas a encontrar bajo su portada. Esta vez quien sonrió fue la bibliotecaria. -Espero que tenga suerte en su búsqueda para el homenaje, ahora si me disculpa debo regresar a mi puesto de trabajo-. Tras despedirse brevemente Scout comenzó a ojear todos los libros que allí se encontraban. Algunos de aquellos libros no eran más que meras burlas sobre las ciencias ocultas, otros trataban de imponer aquellas ciencias como sentido para la vida. Scout se sentía atraído por aquel mundo al cual mucha gente temía, para él el autentico miedo se encontraba en la mente humana, cualquier tipo de terror o miedo si se llegaba a profundizar podía temerse más que cualquier hecho paranormal. Algunos de aquellos libros habían sido víctimas de gente incivilizada la cual los había subrayado con rotuladores o incluso habían llegado arrancar folios. Tras ojear varios libros la única conclusión a la que Scout pudo llegar no fue otra que la del amor que Nakia sentía por las ciencias ocultas por lo que observando cómo se encontraba en un callejón sin salida Scout decidió hablar de nuevo con la bibliotecaria. -Disculpe que le vuelva a interrumpir pero ¿sabe si alguien más solía leer esos libros?-. -En absoluto, la gente tiene miedo a lo desconocido, a esta biblioteca salvo las clásicas personas que vienen a leer la prensa solo suelen acudir estudiantes y le aseguro que ninguna de esas personas leía aquellos libros. Nakia incluso ordenaba aquella estantería y puedo asegurarte que desde que ella no viene no se ha tocado en absoluto-. Scout decidió regresar a la estantería para intentar fijarse en todos los detalles, todo estaba sumamente ordenado de manera racional. De repente observó como una serie de libros relacionados con la demonología, los cuales tenían una numeración ascendente, tenía cuatro de ellos puestos de manera inversa con el número puesto al revés, los libros dos, cuatro, cinco y seis se encontraban puestos del revés. Si según la bibliotecaria nadie había tocado aquellos libros aquello podía ser un simple olvido por parte de Nakia, pero el hecho de que el resto de libros se encontrasen ordenados de manera meticulosa extrañó a Scout. Si Nakia escondía una llave sobre su armario sin que ninguna de las personas que le rodeaban lo supiesen ¿Por qué no iba a esconder algo bajo aquellos libros? Scout decidió ojear con detenimiento aquellos cuatro libros esperando encontrar algo que llamase su atención, al parecer cada uno de aquellos libros pertenecía a cuatro nombres relacionados con temas demoniacos: Satán, Belial, Damballa y Ahriman, Scout decidió apuntar aquellos nombres al igual que los cuatro números, a pesar de saber que en aquel lugar encontraría información acerca de aquellos nombres sabía que existía otra persona que podía ayudarle de manera clara y sin rodeos aunque para ello tuviese que pagarle una cena. Cuando Scout regresó a su casa observó como en la portería se encontraba tanto Wina como Galandria, un efusivo abrazo por parte de Wina hizo comprender a Scout que el hecho de desaparecer durante tanto tiempo había sido un gran error por su parte. Por desgracia la gente suele ser consciente de sus errores una vez cometidos por lo que Scout pidió disculpas a Wina de manera sincera contándole todo lo sucedido. -Te dije que volvería- susurró Galandria. Tras subir a casa de Scout este miró fijamente a Galandria. -Tú y yo tenemos que hablar- dijo Scout en tono serio y decidido.

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-Lo siento, solo hablo con tipos raros o con personas que se creen dioses- respondió fríamente Galandria. Scout suspiró. -Vale, de acuerdo…soy “San Emule” dios de las descargas por internet ¿hablamos ahora?-. -Mas vale que tengas algo interesante que decirme-. -¿Qué te dicen los nombres: Satán, Belial, Damballa y Ahriman?-. -Me dicen que necesitas terapia psicológica urgente si realmente crees en esas cosas-. -Vale… ¿pero te dicen algo?-. -Son nombres de demonios si mal no creo recordar-. -¿Puedes especificar un poco más?-. -Si mal no creo saber tanto Satán como Belial son diablos mayores, son nombres relacionados con el satanismo el cual se basa en una especie de jerarquía, Satán y Belial son diablos mayores mientras que Damballa y Ahriman no dejan de ser diablos menores ¿Por qué preguntas todo eso?-. -Simple curiosidad-. La mirada que lanzó Galandria a Scout se convirtió en toda una declaración de guerra que por suerte Scout sabía cómo apaciguar intentando a su vez el motivo de aquella pregunta. - Bésame si quieres, poséeme ahora que tu libertad se escapa de tus manos mientras el aire sigue soplando…- dijo Scout mirando fijamente a Galandria. -A eso se le llama plagio- refunfuñó esta. -Te equivocas, a eso se le llama falta de memoria, no recuerdo como seguía-. Scout se echó a reír ante la incredulidad de Galandria la cual dudaba si debía o no matar a Scout. Las horas fueron pasando entre risas y recuerdos, por un instante la tristeza de Scout había desaparecido aunque no por ello los recuerdos. Finalmente Wina decidió marchar dejando a Galandria y Scout solos dudando entre sonrisas si Galandria acabaría asesinando a Scout o por el contrario este iba a acabar con su paciencia. Cuando Wina marchó Scout decidió tumbarse sobre su cama, Galandria le observaba en silencio cuando de repente y para sorpresa de este se subió a los pies de la cama gateando hasta su cabeza. Finalmente puso su rostro frente al de Scout, se alzó con las rodillas rodeando la cintura de Scout, movió su pelo hacía atrás y de repente en un movimiento rápido puso sus ante brazos en la garganta de Scout sin llegar a apretar. -Ya me estás diciendo para que querías saber el significado de aquellos nombres- dijo Galandria apretando sus dientes frente el rostro de Scout. -No vas a hacerme nada- respondió Scout mientras dibujaba una sonrisa en su rostro- No puedes hacerme daño, eres incapaz de ello, no eres de esa clase de personas-. -No me pongas a prueba, sería una estupidez por tu parte-. El carácter provocador de Scout hizo que este hiciera caso omiso a aquellas palabras por lo que decidió seguir con su idea de que Galandria sería incapaz de hacerle nada más y cuando sabía que en cualquier momento podía deshacerse de aquella posición. -No puedes ni lo vas a hacer ¿y quieres saber porque pienso eso?- dijo Scout. -Usted dirá-. Ante la sorpresa de Galandria Scout realizó un rápido movimiento con el cual consiguió colocar a Galandria boca abajo en la cama sentándose sobre su espalda a la vez que le agarraba las manos y ponía su rostro sobre la cara de esta. -Porque para enfrentarte a algo antes debes de conocerlo, ya te he dicho que era simple curiosidad-. -No tienes credibilidad alguna ¿Cuándo marchaste con tu bicicleta no estabas huyendo de Wina verdad?-. -Me apetecía dar una vuelta simplemente, no le des más vueltas a las cosas-.

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-Sabías que Wina se dirigía hacia aquí y a pesar de eso decidiste marchar. Cuando apareciste comienzas a hacer preguntas acerca de temas relacionados con el satanismo, tú has estado investigando por tu cuenta y te recuerdo que este asunto hay más personas –. -Lo sé pero te refrescaré la memoria: a ninguno os has asesinado a vuestros padres-. Tras aquellas palabras Scout decidió marchar a la cocina a fumar un cigarrillo mientras dejaba escapar un par de lágrimas nacidas por el recuerdo de sus padres. Galandria decidió abrazarle cálidamente, por muchas diferencias que tuviera con él no dejaba de ser un amigo. -No puedes pretender que solo tú investigues todo cuanto está sucediendo. Entiendo perfectamente que quieras convertir todo esto en un tema personal pero a veces un amigo da la vida por ti. Según me contó Yevi le ayudaste mucho una noche en la que tuvo un grave problema y por lo visto no estabas en las mejores condiciones, a pesar de eso decidiste ayudarle. Todo en esta vida se torna contra ti ya sea para bien o para mal y te guste o no es hora de que recibas todo lo que has dado aunque no lo pidas, aunque para ti un simple “gracias” se estrelle contra un muro de hormigón. Me da igual que puedas pensar pero…no pienso dejarte caer-. Scout suspiró, observó a Galandria y ante su sorpresa decidió clavar su mirada en sus ojos. Era extraño que Scout mirase fijamente a los ojos de otra persona sin sus gafas de sol por medio. Galandria estaba confusa, alegre por un lado pero sumamente confusa por otra, sabía que Scout no quería amar a nadie pero aquella mirada, a su parecer, significaba algo más que simple amistad. Observando cómo su mente comenzaba a llenarse de dudas Galandria decidió dejarse llevar y no pensar. Tal vez estaría equivocada pero tenía bien claro que no iba a romper aquel momento por nada en el mundo. Finalmente Scout observó la hora sabiendo que la tranquilidad y la felicidad nunca debían ir reñidas con la sensatez. -Es tarde Galandria, deberías regresar a casa, mañana tienes que estudiar y no quiero que por mi culpa llegues tarde-. Galandria sonrió. -Eres increíble, te preocupas por cosas que no valen la pena y sin embargo aquellos asuntos que si que requieren mayor grado de preocupación los omites. Marcharé a casa porque me lo pides, no porque me apetezca-. Un beso sirvió para que Galandria regresara a su casa dejando a Scout sumido en su extraño mundo de lágrimas y rabia. Galandria pensaba en que la mirada de Scout había resultado extraña, el brillo en su mirada decía mucho más que un simple gracias. Tal vez la idea de este de convertir la investigación en algo personal daría más frutos que si la hacían conjunta lo cual ya se había demostrado pero también había que tener en cuenta que la persona que se encontraba detrás de todo aquello no dudaría en cometer más asesinatos si se averiguaba algo más. Scout había demostrado que era capaz de tomar las riendas de cualquier situación sin decir nada a nadie. Tal vez detrás de aquellos números y nombres se encontraba algo más. Fuese como fuese Galandria sabía que con o sin ayuda Scout iba a indagar en ellos con más profundidad aunque solo esperaba que este no sufriese, aún mas, las consecuencias de lo que para ellos no era más que un asesino que ocultaba su identidad.

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Scout había convertido un hogar de tres habitaciones en una de solo una sola. Había convertido su habitación en un mundo paralelo al del resto de su casa, la habitación de sus padres permanecía cerrada a cal y canto. No era de extrañar que en su interior pudiesen encontrarse algunas bolsas de patatas “chips” y demás comidas de dudoso valor alimenticio. Con los números y nombres de los libros que leía Nakia sobre su escritorio Scout pensaba una y otra vez en que podían esconder, tal vez la división de ellos o cualquier otra compleja formula entre ellos tendría la solución. Por desgracia para Scout el mundo de los números nunca se le había dado bien y por más operaciones que realizase nunca llegaba a una conclusión clara. Scout decidió convertir su mente en la de una persona que adorase las ciencias ocultas, no era difícil para él pues debido a su carácter sabía cómo transformarse de cordero a lobo en cuestión de segundos, aquel hecho sumado a la inestabilidad emocional provocaba que pudiese cambiar de una idea a otra en cuestión de segundos. Finalmente y observando cómo no llegaba a ninguna conclusión clara decidió convertir aquellos números en simples personas omitiendo que fuesen demonios o no. Finalmente algo llamó su atención por lo que cuando creyó que Galandria había regresado a su casa decidió llamarle para que fuese a verlo. -Y bien ¿para qué me querías ver?-preguntó Galandria. -Creo que es posible que haya llegado a una conclusión con estos números- respondió Scout. -Tú dirás-. -Supongamos que los números son personas, cada persona está relacionada con un número, ¿Qué pasaría si ponemos en un cierto orden esos números?-. -Que obtendríamos una cifra de cuatro dígitos, es simple-. -¿Y si los dividimos entre dos?-. -No acabo de entenderte-. -Es fácil, los números representan a demonios y diablos, si mal no creo tanto Satán como Belial eran demonios mayores pero sin embargo Damballa y Ahriman son demonios menores. Cada número representa a uno de estos seres, Satán el cinco, Belial el seis, Damballa el dos y finalmente Ahriman el cuatro-. -Eso no nos lleva a ningún lugar, en ese caso solo obtendrías el número cinco mil seiscientos veinticuatro y a mi parecer eso no deja de ser más que un simple número, dudo mucho que eso nos lleve a algún lugar-. -Tal vez una cifra de cuatro dígitos no nos lleve a ningún lugar pero tengo dos opciones, ¿recuerdas la llave que encontramos en la habitación de Nakia?-. -¿Hace falta que te recuerde que no estaba allí?-. -Es verdad disculpa, creo que formas parte de esta investigación, es normal que haya olvidado ese hecho-. -Tranquilo, Wina me comentó algo acerca de la existencia de la llave de la que hablas-. -Al parecer y observando el tipo de llave debía abrir alguna puerta, era demasiado grande para abrir algún tipo de caja, tal vez tal digito habrá una puerta con ese número-. -¿Pretendes encontrar una puerta con un número de cuatro dígitos?, es una tarea imposible-. -No he acabado, mi segunda opción es que en lugar de un número de cuatro dígitos en realidad sean dos números de dos dígitos cada uno-. -¿Una llave para dos cifras distintas? Es una estupidez-. Scout sonrió de forma extraña. -¿Y si piensas como un asesino?-. Galandria miró extrañada a Scout, todo aquello cuanto estaba diciendo no hacía otra cosa más que despistarle completamente.

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-Realmente Scout no te entiendo lo más mínimo-. -Piensa como está actuando el responsable de todo cuanto está sucediendo, quiere hacernos daño porque estamos investigando demasiado y la única forma que ha encontrado es atacando a la gente que nos rodea. Ataca primero a la base para dañar el núcleo, primero una especie de “avanzadilla” y finalmente golpear al núcleo, ¿Cómo atacan los demonios?-. -Los demonios no atacan perdona que te corrija-. -No desde un punto de vista realista pero ¿en la ficción?-. Rápidamente Galandria comenzó a comprender que estaba queriendo decir Scout con todo aquello. -Creo que ya se por donde quieres ir, primero atacarían los seres menos poderosos para despejar el camino al más poderoso, Satán y Belial son los poderosos pero sin embargo Damballa y Ahriman son más débiles, corrígeme si me equivoco pero… ¿Satán y Belial cinco y seis y Damballa y Ahriman dos y cuatro?-. Scout afirmo con la cabeza. -Eso nos da o cuarenta y seis, cuarenta y cinco o veinticinco o veintiséis-. -¿Tu qué piensas con esas cifras?-. -¿Francamente? Que volvemos a estar en un punto muerto-. -Pues habrá que ir de nuevo a la biblioteca, tal vez investigando más a fondo aquellos libros encontremos la respuesta-. Tras un breve viaje en metro hasta la biblioteca donde Nakia solía pasar largas horas finalmente Galandria y Scout comenzaron a leer detenidamente los libros de donde habían sacado aquellos números. Todo parecía en orden, no había nada que saliese de lo normal, ninguno de ellos se encontraba subrayado ni tan siquiera algún escrito a mano, en todos ellos no había más que dibujos de simbología satánica, pequeños mapas y rituales de dudosa eficacia. -Aquí no hay nada extraño, todo está en orden, seguimos en un punto muerto- susurró Galandria. De repente una conocida voz por Scout les llamó la atención. -Vaya, el poeta con cresta otra vez por aquí- dijo la bibliotecaria mientras sonreía- ¿No has encontrado nada que te sirva para hacerle el homenaje a Nakia?-. -De momento no, como usted bien decía estos libros no es que aporten mucho sentido poético a lo que quiero hacer-. La bibliotecaria decidió coger el libro que Scout estaba ojeando. -Vaya, es una lástima, sigue habiendo “asesinos” de libros, creí que ya no quedaban gente de ese tipo-. -¿”Asesinos” de libros?- preguntó Scout extrañado. -Si, es como suelo llamar a aquellas personas que se dedican a escribir en los libros o a arrancarles folios. A este pobre le han arrancado una página, no sé donde vamos a llegar con esto, en fin…-. Scout decidió coger de nuevo el libro que la bibliotecaria había cogido observando como en él la página número noventa y ocho había desaparecido. -¿No me comentó usted que estos libros tan solo los leía Nakia?- preguntó Scout. -Así es pero siempre se me puede haber pasado por alto alguien, que le vamos a hacer. Ahora si me disculpas debo volver a mi puesto, si necesitas ayuda ya sabes dónde encontrarme-. Cuando la bibliotecaria regresó a su puesto de trabajo Galandria y Scout corrieron a buscar en aquellos libros la página número noventa y ocho comprobando como en ninguno de ellos se encontraba dicha página, los dos se miraron mutuamente y sonrieron. -¡Cuarenta y cinco y veintiséis!- dijeron mutuamente. La suma de los números de los libros por separado daba exactamente noventa y ocho la cual cosa convertía todo en una nueva búsqueda hacia el significado de aquellas dos cifras. Tras dibujar una sonrisa en su rostro Scout decidió jugársela todo a una carta, habitualmente las

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opciones más simples y mas alocadas suelen ser las que mejores resultados suelen dar por lo que Scout decidió jugárselas todas preguntándole directamente a la bibliotecaria. -¿Puedo preguntarle una cosa un tanto atípica?- preguntó Scout. -Claro, dime-. -¿Qué le dicen los números cuarenta y cinco y veintiséis?-. -Puede ser cualquier cosa, desde una fecha hasta un lugar-. -¿Un lugar?- preguntó Scout extrañado –No acabo de entenderle-. -Cuarenta y cinco y veintiséis puede ser un lugar si lo quieres relacionar con un plano ¿Por qué lo pregunta?-. Antes de que Scout pudiese responder Galandria ya había cogido un atlas relacionando rápidamente aquellos dígitos con un lugar. -Barcelona, más exactamente la montaña que la rodea- dijo Galandria. Scout miró a la bibliotecaria y ante la sorpresa de esta este le propinó un tremendo beso en la frente. -Le adoro- respondió Scout mientras salía rápidamente de la biblioteca junto con Galandria. Cuando salieron a la calle los dos comprobaron cómo la noche ya había caído por lo que la idea de acudir a la montaña quedaba descartada. Al vivir cerca de la montaña Scout se había acostumbrado a caminar por ella incluso en la oscuridad pero no Galandria la cual apenas había pisado aquel lugar. Algo en el interior de Galandria le hizo saber que Scout acudiría a aquel lugar aquella misma noche por lo que mientras caminaba a su espalda decidió cogerle de la mano para detenerle. -¿Qué sucede ahora?- preguntó Scout extrañado. -Scout por favor…-. Estaba claro que Galandria había leído la mente de Scout la cual cosa le incomodó, la rabia se había convertido en el arma principal de Scout por lo que este tenía bien claro que en aquel lugar encontraría la respuesta acerca de la identidad del asesino de sus padres. Pero al igual que la rabia le hacía sentirse fuerte también sabía que lo hacía más vulnerable por lo que tras observar a Galandria entendió que por primera vez en mucho tiempo debía hacer caso a una persona que, al fin y al cabo, no hacía otra cosa que preocuparse por él por lo que finalmente decidió esperar al nuevo día para acudir a aquel lugar. -¿Sabes Galandria?, te odio, te odio más de lo que te imaginas…tu ganas- refunfuñó Scout. Galandria sonrió, toda persona, por muy fuerte que esta intente ser, siempre tiene un punto débil y ella, había encontrado el de Scout o al menos eso pensaba. Observando el gran avance que habían realizado y reconociendo el error que había cometido al realizar la investigación por su propia cuenta Scout decidió llamar a Wina para informarle del hallazgo que habían realizado. Al parecer Wina se encontraba en casa de Yevi estudiando para un par de exámenes que tenían dentro de pocos días por lo que sin pensárselo dos veces los dos fueron a casa de Yevi a darles la noticia. -Vale Scout, me parece muy bien que hayáis encontrado un lugar en mitad de la montaña pero si realmente allí hay una puerta creo que te olvidas de un pequeño detalle- dijo Wina. Scout se quedó pensativo. -Ahora mismo no caigo, si eres tan amable de refrescarme la memoria- respondió Scout. -No tenemos dicha llave, se la llevó Nami después de tu desaparición-. Aquello sin duda alguna frenaba en seco las esperanzas de hallar respuestas para todo cuanto estaba sucediendo pero a pesar de ello Scout no se daba por vencido. Sabía que hablando con Nami esta le haría llegar la llave de una u otra forma por lo que sin dudarlo dos veces decidió llamarle por teléfono explicándole los avances en la investigación.

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-Debería odiarte por desaparecer como desapareciste, debería decirte que para mi has muerto…debería quererte menos de lo que te quiero por lo que no pienso mandarte la llave- dijo Nami en tono serio. -Tienes que entender mis motivos, me vi obligado a desaparecer y reconozco que fue un error por mi parte, estaba dolido con el mundo, no puedes dejarnos así- respondió Scout. -Veamos si lo acabo de entender: me dices que existe un lugar en mitad de la montaña de Barcelona en el que al suponer hace falta la llave que encontramos en la habitación de Nakia y todo esto después de desaparecer ¿verdad?-. -Ya te he dicho que fue un error por mi parte desaparecer de la forma que lo hice-. -¿Me estás diciendo que cometiste un error?-. -Si, fue un error por mi parte ¿y qué?-. Ante la sorpresa de Scout Nami comenzó a reír cosa la cual extrañó a Scout. -¿Puede saberse que te hace tanta gracia ahora?-. -Ains Scout… ¿lo ves como no es tan difícil reconocer los propios errores?, ahora me copias cien veces “he aprendido a reconocer mis errores” y lo pones en práctica más a menudo-. Scout esta vez ansiaba dos fallecimientos más en todo aquello: el de la persona que se encontraba detrás de los asesinatos de Nakia, Frank, Tears y sus padres y el asesinato de Nami. Un gruñido hizo entender a Nami que a pesar de la distancia podía hacer irritar a Scout. -Venga va Scout, chiquitín de mi alma: pídeme matrimonio y redondeas la faena- dijo Nami entre risas. -Te podría mandar a cien sitios distintos antes de mandarte a la…-gruño Scout. -¿Eso es un sí que nos casamos? ¿Cuántos hijos vamos a tener? ¿Dónde celebraremos el banquete? Porque la verdad conociendo tu romanticismo eres capaz de llevarme a un “McDonald” o hacer la lista de boda en un “chino” aunque claro…por cierto ¿querías la llave que encontramos en la habitación de Nakia verdad?-. -No hace falta, antes prefiero derribar lo que sea a pellizcos-. Nami dejó decidió que era hora de dejar de hacer bromas para centrarse en el verdadero motivo de la llamada. -Scout no sé si eres consciente del avance que habéis hecho en la investigación, sea lo sea lo que abra esa llave creo que lo mejor sería que fuera para allí ¿podrás esperar un día hasta que yo llegue?-. -¿A qué viene esa pregunta?- preguntó Scout extrañado. -Te conozco más de lo que te imaginas y algo me dice que quieres convertir esto en algo personal-. Scout no tuvo más remedio que mirar a Galandria, aquellas eran unas palabras que había escuchado en dos ocasiones en muy poco tiempo. Pero a pesar de ello y de aceptar la petición de Nami entendió que les gustase o no aquella iba a ser su batalla personal. -Tranquila, estamos juntos en esto, puedo esperar-. -Llegaré mañana por la tarde, para evitar problemas iré directamente a tu casa, no hace falta que vengas a buscarme a la estación-. -Te estaré esperando-. Tras colgar el teléfono Scout informó de la llegada de Nami al resto del grupo. Yevi decidió tomar una noticia como motivo de fiesta por lo que no dudó en sacar una botella de vodka que guardaba en su armario, Scout imaginó que Yevi continuaba con su dieta de Vodka con patatas “chips” por lo que no dudó en quitársela ante su negativa. -No es momento para celebrar nada, no sabemos que vamos a encontrar o si realmente vamos a encontrar algo. Esto es tan solo un paso más no el definitivo así que con permiso, y sin él para ser sinceros, esta botella me la guardo para cuando realmente haya que celebrar algo-.

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Ante la sorpresa de todos Yevi se abalanzó contra Scout en claro gesto gamberro intentando arrebatarle la botella de vodka. Por desgracia para ella Scout fue más rápido metiendo dicha botella en su mochila a la vez que salía corriendo hacia la salida. -Nos vemos mañana en mi casa- dijo Scout mientras escapaba a toda velocidad.

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Permanecer de brazos cruzados mientras hay algo a tu alrededor que se mueve y que tiene algo que ver contigo es uno de los castigos más adormecidos que existen pensaba Scout. Para él un castigo adormecido era aquel que a pesar de no reportarte una gravedad excesiva iba quemándote por dentro. Los cigarrillos iban y venían de una forma un tanto excesiva, finalmente a media tarde Nami hizo acto de presencia. Cuando Scout abrió la puerta ante sus ojos observó como esta portaba el vientre demasiado abultado, aquello parecía ser un embarazo en toda regla lo cual extrañó a Scout. -¿Y tu desde cuando estás embarazada?- preguntó Scout. -¿Embarazada yo?- preguntó Nami extrañada. -Si, ahora me dirás que tu barriga es por el espíritu santo-. Nami miró su barriga observándola extrañada. -¡Aibá los bocadillos!-. Ante la sorpresa de Scout Nami levantó su camiseta mostrando lo que parecía ser una bolsa repleta de comida. Scout en aquellos momentos deseó matarla aunque en el fondo sabía que podrían detenerle por maltrato animal. -¿Por qué me miras con esa cara?- preguntó Nami extrañada- Tenía hambre y este era el único sitio donde podía guardar los bocadillos para el viaje, tengo la maleta repleta de ropa y odio llevar la comida colgando en la mano-. Scout suspiró, tras hablar tanto del estado de ánimo de Scout como de los avances realizados tanto por él como Galandria Nami sentó a Scout sobre su cama. Acto seguido se sentó sobre sus rodillas abrazándole por detrás del cuello, Scout sonrió, algo le decía que Nami era especial, que su mirada podía decir más de mil palabras a la vez. Scout se dejó llevar mientras Nami acariciaba su pelo y jugaba con sus labios por su cuello, pero de repente Nami mordió el cuello de Scout ante la sorpresa de este. Scout intentaba gritar pero Nami había mordido de tal forma que fuese imposible, cuando finalmente le soltó Nami se levantó y miró a Scout. -La próxima vez que desaparezcas te muerdo un ojo- . Scout no pudo responder, se limitó a sonreír mientras se tocaba el cuello en claro gesto dolorido. Sabía que en cierto modo Nami había actuado con razón pero la idea de que le mordiesen un ojo le parecía un tanto irónica. Aquella noche Scout decidió llamar tanto a Wina como a Galandria y Yevi para fijar una hora para el día siguiente, desafortunadamente Yevi no podía quedar: una aburrida comida familiar le impedía realizar cualquier actividad por lo que finalmente Scout decidió que lo mejor era que a las ocho de la mañana todos estuviesen en su casa. Aquella noche Scout apenas pudo pegar ojo, desconocía que iban a encontrarse pero si Nakia era capaz de esconder una llave y un código secreto entre los libros de una biblioteca podía esperarse cualquier cosa. Dicen que lo desconocido es lo que más atrae, Scout sonreía ante aquella realidad: lo que se tiene se aborrece, lo que se prohíbe se desea, era así de simple, la simpleza de las cosas solo depende de los ojos con los que se miren. Finalmente a las ocho de la mañana todos se encontraban preparados para buscar en mitad de la montaña un lugar con alguna cerradura. Tanto Nami como Galandria y Wina pensaban que solo se trataría de un simple baúl cargado de objetos personales de Nakia. Scout por su parte pensaba que podía tratarse de algo más. -¿Quién va a molestarse en esconder tanto una simple caja?-pensaba. Fuese lo que fuese todos iban cargados con mochilas en cuyo interior guardaban todo tipo de objetos, lentamente pero con paso decidido todos comenzaron a caminar hasta que finalmente llegaron a la montaña. Aquel era camino para Scout por lo que no dudo en guiar al resto del grupo.

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-Todas las cabras van al monte- susurró Nami en tono irónico hacia Scout refiriéndose a la habilidad de Scout a la hora de caminar por aquel terreno –Total…la barba de “chivo” ya la tiene-. -¡Te he oído!- respondió Scout –Ahora vas a caminar tu primero-. -Me equivocaba: es conejo, no veas que oído tiene-. Scout decidió responder con su dedo anular en claro tono despectivo. -Yo también te quiero- respondió Nami. -Dios dame paciencia porque como no me la des le reviento a tortazos- pensó Scout. Las horas avanzaban entre comentarios gamberros por parte de Nami y Wina sobre Scout. Galandria por su parte se mantenía callada a un lado del resto del grupo. -Yo creo que si le damos alguna zanahoria se pondrá contento- dijo Wina. -¿Pero las cabras no comen alfalfa?- preguntó Nami. -Eso son los asnos…aunque total la diferencia a simple vista pasa desapercibida-. -Pobres asnos, eres cruel, mira que comparar los asnos con Scout, pobrecillos-. Un crujir de dientes alertó tanto a Wina como a Nami, extrañadas observaron como Scout se encontraba cara a ellas con cara de pocos amigos cruzando sus brazos en claro tono prepotente. -Me recordáis a la primavera en la montaña: cuando se cierran las flores solo quedan los capu…- . Dicho esto Scout decidió seguir con el camino mirando atentamente un pequeño plano donde había anotado las coordenadas encontradas en los libros de la biblioteca que Nakia solía leer. La gente que suele hacer una broma suele olvidarse que después de repetirla un par de veces, por muy buena que sea, llega a molestar, Nami y Wina se miraron mutuamente reconociendo su error. Por suerte para ellas Scout no se había enfadado limitándose únicamente a darles un toque de atención. Finalmente tras un par de horas llegaron al lugar donde las coordenadas encontradas marcaban, por desgracia para ellos aquel lugar no era más que un punto cualquiera perdido en mitad de la montaña rodeado de una espesa vegetación. Todos decidieron buscar por entre los arbustos alguna puerta o alguna cerradura pero para desgracia de ellos allí no había nada. Scout miró a Galandria y acto seguido se sentó en el suelo encendiendo rápidamente un cigarrillo. -Tal vez nos hayamos equivocado- dijo Galandria mientras se acercaba a Scout –Habíamos supuesto algo que desconocíamos si era real-. -Estaba todo puesto de manera muy sospechosa, los libros, la llave, todo…tiene que haber algo en este lugar ¿pero dónde?- . -No pienses más Scout, nos hemos equivocado, debemos reconocer nuestro error, este es un lugar apartado de la civilización. Es normal que Nakia adorase este lugar, no se escuchan ni coches, ni música ni tan siquiera sonido de personas, cualquier persona podría enamorarse de este lugar-. Scout se quedó cabizbajo mientras Galandria la acariciaba la cabeza dulcemente, cualquier ápice por encontrar al responsable de la muerte de sus padres comenzaba a desvanecerse sin que él pudiera evitarlo. Tal vez era tiempo para reconocer su error, tal vez había dado un paso en falso cegado por una extraña sed de venganza, tal vez algunas cosas debían quedarse tal y como estaban aunque ello representarse el no saber nunca la identidad del culpable de todo aquello. -Deberíamos regresar a casa, aquí no hacemos nada excepto perder el tiempo- sugirió Nami. Scout intentó levantarse apoyando una de sus manos en un árbol cercano cuando de repente notó algo extraño, extrañado comenzó a observarlo detenidamente hasta que finalmente grabado en la corteza pudo encontrar el número cinco escrito. Aquello le extraño por lo que alertó al resto del grupo, instintivamente Galandria se dirigió a otro árbol situado a varios metros de donde se encontraba Scout justo en línea recta encontrando grabado también en su corteza el número seis, acto seguido comenzó a caminar en diagonal dirigiéndose a otro árbol

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en cuya corteza volvió a encontrar grabado otro número: el cuatro. Tras observar al resto del grupo sonrió mientras caminaba en línea recta hasta encontrar otro árbol en cuya corteza esta vez se encontraba el número dos. Nami y Wina observaban a Galandria extrañadas mientras Scout comenzó a ser consciente del hallazgo que Galandria había realizado por lo que sin pensárselo dos veces comenzó a caminar hasta detenerse en un punto intermedio situado entre los cuatro árboles. -¿Se puede saber a que estáis jugando?- preguntó Nami extrañada. -¿Le respondes tu Scout?- dijo Galandria. -Te concedo los honores-. -Si tenemos en cuenta que los números están relacionados con el satanismo y las ciencias ocultas observamos como los árboles donde se encuentran grabados los números forman una cruz invertida, o cristiana según se mire, por lo que si realmente existe algo en este lugar debe encontrarse en la conjunción de los cuatro puntos-. Tras aquellas palabras Scout comenzó a escarbar bajo sus pies, algo en su interior le decía que en aquel lugar exacto se encontraba lo que estaban buscando. Aquella vez la intuición de Scout dio sus frutos, al poco rato de remover la tierra comenzó a ver lo que parecía ser una puerta de madera por lo que el resto del grupo se apresuró a ayudarle. Se trataba de una puerta de madera algo carcomida en cuyo centro se encontraba un tirador redondeando bastante oxidado. Tras varios intentos finalmente consiguieron abrirla encontrando bajo ella otra puerta de igual tamaño fabricada con acero, a un lado se encontraba una cerradura repleta de tierra por lo que tras limpiarla Nami decidió introducir la llave que habían encontrado en la habitación de Nakia. Para fortuna de todos la llave abrió dicha cerradura por lo que tras un gran esfuerzo lograron abrirla, unas pequeñas escaleras metálicas bajaban desde la entrada hasta un lugar donde la luz no lograba alcanzar. Todos se miraron extrañados por lo que rápidamente Wina extrajo de su mochila una pequeña linterna apuntando con ella hacía el interior de aquel agujero. -Y bien ¿algún voluntario para bajar delante?- preguntó Wina. -Tú tienes la linterna, te concedemos los honores- respondió Scout. -Creí que eras de esos de los hombres primero- irrumpió Nami. -Creías tu los ha dicho, tengo fobia a los insectos, no quiero imaginarme qué pasaría si al bajar ahí abajo me topo con un buen puñado de bichos-. -Vaya, ahora resulta que el gran Scout le tiene pánico a unos simples animales-. -Si se pisa y cruje no es bueno-. Galandria suspiró. -Ya bajaré yo primera, lo que sea con tal de no escucharos hablar más, parecéis críos-. Galandria arrebató la linterna que Wina sostenía en su mano bajando lentamente por aquellas escaleras las cuales bajaban varios metros estrechándose cada vez mas y mas mientras el resto del grupo le seguía de cerca. Finalmente llegaron a lo que parecía ser una pequeña sala repleta de todo tipo de objetos. Scout decidió sacar de sus bolsillos uno de sus encendedores para intentar alumbrar mas, se trataba de una especie de bunker perfectamente amueblado con varios armarios en las paredes, una litera, una pequeña nevera, un televisor de pequeñas dimensiones y un escritorio. De repente Scout se fijó como sobre el escritorio se hallaba una pared repleta de fotografías. -Vaya…al fin conocemos en fotografía a Nakia- dijo Scout mientras señalaba varias fotografías. Todos corrieron a verlas extrañados, al parecer Nakia era una chica más bien bajita, de unos sesenta kilos, con una larga cabellera rojiza y ondulada que le llegaba por debajo de los hombros, de labios finos y unos llamativos ojos verdes. -Vaya, no está nada mal- dijo Scout. -Ni se te ocurra pensar en lo que creo que estás pensando- respondió Nami en tono serio.

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-Tranquila, simplemente estaba diciendo que era guapa, no pongas en mi boca aquello que no he dicho-. De repente comenzaron a escucharse unos pasos en la entrada del bunker por lo que Galandria decidió apagar la linterna a modo de prevención. Extrañados ante aquella presencia todos decidieron guardar silencio y aprovechar la total oscuridad para ver sin ser vistos. Algo en el interior de Scout le hizo salir corriendo hacia la salida ante la sorpresa del resto del grupo pero de repente y antes que Scout pudiera llegar hasta la salida una silueta humana hizo acto de presencia. Desafortunadamente al tener la luz de cara Scout no pudo ver de quien se trataba por lo que corrió para atraparla cuando de repente esta persona cerró la entrada del bunker. Todos corrieron a intentar evitar que aquella persona les encerrarse en aquel lugar, pero cualquier intento por abrir la entrada del bunker fueron en vano, en cuestión de minutos habían quedado atrapados bajo tierra en un lugar sin luz perdido en mitad de la montaña. Desesperada Nami comenzó a proporcionar patadas a la puerta del bunker sin conseguir más que un tremendo dolor en sus pies. -Olvidémonos de salir de aquí, estamos atrapados-dijo Galandria. -Tendremos que salir sea como sea, no pienso quedarme aquí el resto de mis días- respondió Scout. -¡Pero no podemos permanecer aquí todas nuestras vidas! – respondió Nami. Scout comenzó a golpear con más ganas que fuerza la puerta metálica de acceso al bunker comprobando horrorizado como resultaba imposible abrirla. -Estamos atrapados…no tenemos escapatoria- comentó Scout en claro tono de resignación. -Alguien nos echará de menos y seguro que vienen a sacarnos de aquí- dijo Wina. -¿Aparte de Yevi alguien más sabía donde iríamos hoy?- dijo Scout. Aquella pregunta recibió un tremendo silencio, al parecer nadie había comentado nada a nadie acerca de dónde iban, si Yevi no les echaba de menos y recordaba donde habían ido aquella iba a resultar su última estancia. Scout volvió a bajar hacia el interior del bunker alumbrándose con uno de sus encendedores, con tan solo una linterna y varios encendedores estaba claro que la espera, si es que valía la pena, iba a resultar bastante complicada. De repente Scout cogió la linterna que sostenía Galandria fijándose con detenimiento tanto en la pequeña nevera como en el televisor, que en aquel lugar perdido en mitad de la montaña hubiese tanto un televisor como una nevera era algo extraño. -¿No esperaras ver la televisión mientras comes algo de la nevera?- preguntó Wina extrañada. -Espero que sí- respondió irónicamente Scout –Si está aquí no creo que sea por simple decoración, tiene que haber algún interruptor o algún generador por aquí cerca-. Ante aquella rotunda realidad Scout entregó un encendedor tanto a Nami como a Galandria para que le ayudasen a buscar algún objeto que proporcionase energía. De repente mientras Scout buscaba bajo la litera observó la mano con la que sostenía el encendedor, asustado comprobó cómo cerca de la llama producida por él se encontraban varias latas de gasolina por lo que rápidamente decidió apagarlo. Estaba claro que si existía gasolina en aquel lugar debía haber algún generador eléctrico, solo faltaba saber dónde. Tras varios minutos de intensa búsqueda Nami se fijó en una pequeña obertura cerca del suelo, tras acercar algo de luz sobre ella finalmente encontraron el generador que estaban buscando, tras llenarlo con gasolina finalmente consiguieron encenderlo. De repente el bunker se iluminó por lo que todos pudieron observar con detenimiento aquel lugar, se trataba de un pequeño bunker de paredes metálicas, perfectamente amueblado con armarios de aspecto antiguo, una litera de dos camas se encontraba a un lado de una pared, a un lado de ella se encontraba un pequeño escritorio con un pequeño televisor sobre él, en la pared sobre la cual se encontraba el escritorio se hallaban todo tipo de fotografías en las que Nakia era la protagonista. Extrañados

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observaron como en algunas de aquellas fotografías aparecía una persona recortada y de la cual solo se podían intuir pequeños detalles del cuerpo, era extraño porque en el resto de fotografías podía verse perfectamente a Nakia con gente como Tears, Frank y varias personas más. Fuese quien fuese aquella persona estaba claro que había desaparecido de la vida de Nakia. -Vaya Nami, por lo visto Nakia tenía una doble vida- comentó Scout. -Es demasiado extraño, jamás me habría esperado esto de Nakia- respondió Nami. -Toda persona necesita un sitio especial para pasar periodos de soledad y reflexión, al parecer este debía ser el suyo-. -Me pregunto porque nunca me comentó nada acerca de la existencia de este lugar-. Scout sonrió. -Es simple: todos tenemos un lugar especial, cuando nos lo invaden deja de ser especial-. -Jamás habría invadido su lugar-. -No solo se invade un lugar visitándolo, también se le invade conociéndolo-. -Hablas como si tuvieras un sitio especial…-. -Lo tiene ¿verdad?- irrumpió Wina –Y si mal no creo recordar es el rompeolas de Barcelona-. -En cierto modo sí, pero debo reconocer que mi lugar era más bien otro, se trataba de un pequeño mirador perdido en mitad de la montaña, al final lo conocía tanta gente que dejó de ser especial pero bueno…eso es otra historia. Creo que ahora tenemos otros asuntos por los que preocuparnos-. -Solo hay que esperar que Yevi recuerde donde estamos, es cuestión de tiempo- respondió Wina. -A no ser que el responsable de todo lo que está sucediendo decida hacer algo con ella, de ser así me parece que esto va a ser una larga estancia-. Fuese lo que fuese todos tenían claro que o Yevi aparecía rápidamente o de lo contrario iban a pasarlo realmente mal. Sin más comida que las que cada uno portaba en su mochila estaba claro que Yevi debía aparecer más pronto que nunca.

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Nami permanecía de pie observando el bunker con atención pensando en porque Nakia nunca le había comentado la existencia de aquel lugar. Wina permanecía sentada en la litera mientras pensaba en la hora de salir de aquel lugar, Galandria por su parte permanecía sentada en el suelo con la mente sumida en su mundo, Scout se limitaba a fumar mientras escuchaba música gracias a su reproductor de música. Las horas pasaban y la puerta de acceso al bunker no se habría, la esperanza de que Yevi apareciese en aquel lugar lentamente se fue desvaneciendo sin que nadie pudiese hacer nada por escapar de aquel lugar. El ambiente era extraño, una mezcla de sentimientos de impotencia y resignación por no poder escapar de aquel lugar se iba apoderando de todos sin que nadie dijese nada excepto con la mirada. Finalmente Scout decidió abrir la nevera encontrando allí varios refrescos. -Deben estar caducados- dijo Wina. -Algo es algo, prefiero morir de envenenamiento antes que de inanición- respondió Scout. -No vamos a morir en este lugar, tarde o temprano saldremos de aquí-. -En bolsas de plástico puede-. Wina miró a Scout de forma intimidatoria. -No pienso dejarme morir aquí así sin más, sea como sea saldré de aquí, tiene que existir una forma de salir de este lugar-. Scout suspiró. -Cuando la encuentres me lo dices…si es que estamos conscientes-. -¡No vamos a fallecer aquí!, tú puedes quedarte sentado de brazos cruzados pero yo pienso encontrar una salida-. -Pues venga, comienza a arañar las paredes, tal vez de aquí a dos años consigas escavar un par de metros y con suerte podrás sacar la mano, se realista: estamos completamente incomunicados, nadie salvo Yevi sabe que hemos visitado este lugar ¿o acaso piensas que tus padres te encontrarán varios metros bajo tierra?-. -Puedo ser todo lo realista que quiera y por eso pienso salir de aquí-. -Sigue soñando…-. Scout decidió continuar escuchando música mientras Wina le observaba con rostro enfadado, el carácter provocador de Scout chocaba con una cruda realidad, sabía que salir de aquel lugar iba a resultar una tarea imposible por lo que decidió no pensar mientras el tiempo pasaba lentamente. Las horas pasaron irremediablemente sin que nada ni nadie pronunciase palabra alguna. De repente Wina se dirigió hacia la entrada del bunker comenzando a propiciar tremendas patadas sobre la puerta en claro gesto de desesperación por salir de aquel lugar. Nami decidió ayudarle pensando que tal vez entre todos podrían conseguir algo. Scout se limitaba a resignar con la cabeza mientras Galandria continuaba ausente, como sumergida en un mundo al que nadie pudiese entrar. -Podríais echarnos una mano- dijo Nami dirigiéndose tanto a Scout como a Galandria –Tal vez entre todos podamos abrirla-. Scout sonrió. -Es inútil- dijo Galandria- Han bloqueado la puerta desde el exterior, por más que intentemos abrirla no conseguiremos nada-. -Nunca lo sabremos si no lo intentamos, no podemos permanecer de brazos cruzados sin hacer nada, es una postura muy cómoda.- -Es una postura sumamente realista, pensad lo que queráis-. Antes de que Nami pudiese responder Scout le lanzó una pequeña chocolatina que guardaba en su mochila.

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-Deberíais comer algo, el esfuerzo físico no hará más que cansaros- dijo Scout. -No es momento para comer- respondió Wina fríamente. -Haced lo que queráis, conmigo no contéis para mover algo que está cerrado, ya lo intentamos nada más quedar atrapados y no conseguimos más que hacernos daño. No creo que el tipo que nos ha dejado encerrados aquí haya vuelto para abrir la puerta, nos quiere muertos y que mejor forma que encerrarnos bajo tierra en un lugar que nadie conoce-. -Sigo sin saber porque esa persona nos quiere muertos- dijo Nami. Scout miró a Galandria. -¿Crees que detrás de todo esto se esconde algo relacionado con las ciencias ocultas?, tal vez Nakia estuviese metida en una secta satánica y al intentar salir de ella decidieron asesinarla. Nosotros sabemos que Nakia fue asesinada y por eso quieran acabar con nosotros ¿no crees?-. -Es una completa estupidez, si Nakia escondió información en unos libros acerca de satanismo fue más bien por todo lo contrario. La persona que se encuentra detrás de su asesinato no sabe nada acerca de satanismo por lo que Nakia decidió esconder información en esos libros para que no la encontrasen. Referente a lo de que quieren acabar con nosotros porque sabemos que fue asesinada debo darte la razón-. -Igualmente eso no nos ayuda a salir de este lugar- añadió Wina. -Lo sé, simplemente tenía curiosidad por saber quién es el responsable de todo esto- respondió Scout. -Deberías tener curiosidad por cómo salir de aquí-. -No pienso entrar de nuevo en la discusión de cómo saldremos o como dejaremos de salir, ya sabes lo que pienso-. Acto seguido Scout se volvió a poner sus auriculares para evitar entrar en una nueva discusión con Wina acerca de su estado. Estaba claro que mientras Wina y Nami pensaban en la manera de escapar de aquel lugar Galandria y Scout se habían resignado a pasar el resto de sus días encerrados en aquel lugar. Las horas fueron pasando hasta que finalmente Wina y Nami cayeron en un placentero sueño, para Scout dormir no era una opción sino mas bien toda una obligación por lo que observando que Galandria permanecía despierta le propuso que durmiera mientras él se quedaba de guardia por si sucedía alguna cosa. -¿No crees que debería proponerte lo mismo?- preguntó Galandria. -Sabes que odio dormir- respondió Scout. -Y tú sabes que para mi gusto odias demasiadas cosas-. -Lo sé, es ley de vida-. -Tu solo entiendes tus propias leyes, no me vengas con el cuento de que es ley de vida que odies dormir-. -La vida está hecha para vivirla no para pasarla dormido mientras las horas pasan. Adoro permanecer despierto y vivir cada instante como si fuera el último-. Galandria miró a su alrededor. -Irónico decir eso en estos instantes-. -¿Qué pretendes que haga, golpear hasta desencajarme los huesos una puerta de acero o comenzar a arañar las paredes para escavar un agujero que nos lleve a la superficie? Seamos realistas: no hay salida. Curiosamente no eres la persona más indicada para hablar de que hacer o dejar de hacer. Has permanecido sentada desde que entramos sumida en tu mundo-. -Soy realista, podrás verme diferente por mi manera de pensar pero a pesar de que existen pocas cosas en las que coincidimos en la idea de que no tenemos escapatoria estoy contigo-. Scout sonrió, en aquellos momentos deseaba romper la monotonía del instante por lo que ante la sorpresa de Galandria la abrazó efusivamente mientras esta se quedaba perpleja.

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-¿Y eso a que viene ahora?-preguntó Galandria extrañada. -Me apetecía hacerlo ¿algún problema?-. Esta vez quien sonrió fue Galandria, un simple gesto puede cambiar las ideas de una persona y a pesar de que para Galandria Scout no era más que un muñeco descosido careciente de estabilidad emocional sabía que bajo su pecho, y por mucho que el negase su existencia, latía un corazón que pocas personas podían imaginar. Finalmente el cansancio pudo más que la resistencia de Galandria por lo que Scout decidió arroparla con una manta que había sobre una de las camas donde Nami y Wina dormían plácidamente. Acto seguido se dirigió hacia la entrada del bunker observando la puerta de acero con atención encendiendo un cigarrillo frente a ella, tras unos segundos prestando atención decidió lanzar una bocanada de humo sobre ella fijándose por donde salía el humo, una pequeña rendija permitía que el humo saliese hacia el exterior débilmente. Observando aquel hecho Scout decidió sacar de su mochila una pequeña navaja con la cual comenzó a rascar sobre la puerta de acero. Lamentablemente para él no conseguía más que doblar la hoja de la navaja, la rabia y la desesperación comenzaron a invadirle de manera peligrosa por lo que no dudo en golpear su navaja contra la puerta de manera violenta hasta que finalmente la hoja de la navaja se partió clavándose en una de sus manos. Un grito desgarrador despertó al resto del grupo por lo que todas corrieron a ver qué había sucedido, Scout regresó al interior del bunker tapándose la herida con su otra mano mientras unas gotas de sangre caían sobre el suelo. -Déjanos ver esa mano Scout, no tiene muy buen aspecto- dijo Nami. -¡No es nada, dejadme en paz!- gritó enfurecido Scout. La mente de Scout había comenzado a sufrir la ausencia de libertad, la angustia y la desesperación habían comenzado a apoderarse de él por lo que ver como otras personas se preocupaban por él le hacían sentirse vulnerable. Rápidamente Scout sacó de su mochila una pequeña venda que siempre guardaba en su interior vendándose rápidamente la mano. Acto seguido decidió encender de nuevo su reproductor de música a la vez que encendía un cigarrillo mientras el resto del grupo le observaba con cara de preocupación. Su difícil carácter imposibilitaba que cualquier persona se pudiera acercar a él por lo que Galandria decidió que debía ser ella quien hablase con él. -Scout ¿podemos hablar?-. Este le miró con cara de pocos amigos mientras se quitaba los auriculares. -Estoy bien, solo es una herida, no voy a morirme por esto- respondió Scout. -Lo sé pero no estaría de más que le echásemos un vistazo-. -Es una simple herida ¿acaso nunca has visto una?, déjalo-. -He visto heridas pero ninguna que gotee sangre en el suelo de un bunker donde estoy encerrada... -La diferencia es escasa, en la calle simplemente la sangre cae libremente-. Observando cómo Scout se encerraba en si mismo Galandria decidió actuar de forma extraña, sabía que todos se sorprenderían y que corría riesgo de ser golpeada por Scout pero o pasaba a la acción o la herida de su mano podía empeorar de forma peligrosa. Finalmente Galandria se levantó lentamente colocándose a la espalda de Scout, le miró de manera tierna y ante la sorpresa de todos le cogió el cuello entre sus brazos dejándole casi sin respiración. -Escucha Scout, ahora nos vas a dejar ver tu mano por las buenas si no tendré que apretar mas y no querrás quedarte sin respiración ¿verdad?-. La expresión de Galandria era preocupante, en su rostro no de vislumbraba sentimiento alguno de bondad, su sonrisa en los labios provocaba que Nami y Wina comenzasen a plantearse detener o no a Galandria pero para sorpresa de todos Scout guardaba una pequeña carta bajo su manga. -Es una simple herida, no hay nada que ver- respondió con gran esfuerzo Scout. Galandria decidió apretar un poco más su cuello. -¡¿Qué has dicho?!-. Scout sonrió.

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-Que ha sido un placer conocerte-. Aquella reacción dejó desorientada a Galandria la cual le soltó el cuello extrañada. De repente Scout se abalanzó sobre ella tumbándola en el suelo mientras se sentaba sobre su espalda y mientras que con una mano cogía sus dos muñecas con su otro brazo le agarraba por el cuello tumbándole hacia atrás, acto seguido acercó su cara al oído de esta y le susurró. -La próxima vez asegúrate de saber apretar en el lugar adecuado-. Dicho esto Scout decidió encenderse un cigarrillo como si nada hubiese pasado mientras Galandria se levantaba del suelo doliéndose de la espalda mientras miraba desafiante a Scout. Nami y Wina se limitaban a contemplar la escena estupefactas sin saber qué hacer. -Está claro que estos dos acaban casándose- susurró Wina. Una pared sin ventanas es como una persona sin ideales, Scout los tenía, en su caso más que una ventana no tenía pared, un amalgama de ideas se juntaban en su cabeza todas ellas con el único objetivo de ser libre por lo que dentro del bunker aquellos ideales cobraban mas y mas intensidad. Pasadas veinticuatro horas el hambre y la sed comenzaron a hacer mella en el grupo, las pocas galletas que Scout guardaba en su mochila solo sirvieron para esconder una realidad que rugía en los estómagos. La resignación de no poder escapar nunca de aquel lugar se había apoderado de todos, Scout y Galandria se habían sentado cada uno en una esquina alejados el uno del otro sin dirigirse la palabra mientras Nami y Wina comentaban experiencias de sus vidas, todo estaba perdido, no había esperanza por salir de aquel lugar. Ya nunca más volverían a sentir el aire, ya nunca más volverían a caminar por las calles de Barcelona ni a ver a los seres queridos. Las miradas se perdían en la nada mientras las manos dibujaban objetos sin sentido en el suelo de aquel lugar. De repente Scout escuchó un ligero ruido proveniente del exterior, alertado decidió levantarse sin hacer ruido acercándose lentamente a la entrada del bunker. Extrañado intentó volver a escuchar el extraño ruido mientras el resto del grupo le observaba extrañado. -¿Sucede algo? –preguntó Nami extrañada. -Me parece haber escuchado algo en el exterior- respondió Scout. Nami decidió acercarse hasta la posición de Scout cuando de repente el ruido volvió a producirse. La idea de que se tratase del responsable de los asesinatos comenzó a apoderarse de todos por lo que tras apagar las luces a modo de precaución se prepararon para atacar de manera inmediata. Finalmente un ruido metálico en la entrada del bunker les hizo comprender que fuese quien fuese el responsable de aquellos ruidos les había localizado. El silencio en el interior del bunker era absoluto, los nervios se habían apoderado de todos. Finalmente y de manera muy lenta la puerta del bunker comenzó a abrirse mientras el grupo se preparaba para atacar de manera directa y realmente contundente, finalmente la puerta se abrió del todo deslumbrándose una extraña y pequeña silueta en el exterior, Scout agarró su cadena abalanzándose rápidamente para atacar a aquel ser cuando de repente una conocida voz le alertó. -¡¡¡Scout devuélveme la botella de vodka!!!-gritó Yevi ante la sorpresa de todos. Desafortunadamente para Yevi la inercia de Scout provocó que este chocase contra ella de manera violenta sin que este pudiese evitarlo. -Ostras Scout quédatela- dijo Yevi desde el suelo –Si llego a saber que te ibas a poner así no te la pido –. Nami, Wina y Galandria corrieron a abrazar a Yevi la cual finalmente les había sacado de aquel lugar mientras Scout hacía chocar sus dedos índices en claro gesto de vergüenza por haberla arroyado. Finalmente Yevi les había sacado de aquel lugar, su adicción hacía el vodka le había provocado que se viese obligada a buscar a Scout mas allá de los límites de su borrosa imaginación. Era increíble comprobar cómo cuando alguien desea algo con fuerzas rompe cualquier barrera imaginable, Yevi era el claro ejemplo…aunque para ello hubiese tenido que sufrir la fuerza de Scout.

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De camino para casa Scout comprendió que le presión vivida en el interior del bunker provocase que su nerviosismo saltase por los aires mientras que su paciencia había quedado relegada a un segundo plano. Por un instante observó como Galandria caminaba con paso decidido y gesto de pocos amigos por lo que no pudo hacer otra cosa que sonreír mientras divagaba en su mente en cómo hacerla sonreír con el paso del tiempo. Cuando finalmente el grupo se separó todos se despidieron hasta un nuevo día salvo Scout y Galandria los cuales no llegaron a cruzar ni tan siquiera la mirada. Nami había decidió quedarse en casa de Scout por lo que nada más llegar decidió tomarse una relajante ducha mientras Scout observaba con preocupación la herida de su mano. Tras desinfectarla decidió vendársela para evitar cualquier movimiento brusco, cuando Nami salió de la ducha se quedó observándole extrañada. -Scout ¿a ti te encantaba tanto la estética como la música dura verdad?-preguntó Nami. -Si claro ¿Por qué lo preguntas?-. -Por nada, simple curiosidad, es la primera vez que veo a alguien con una mano vendada la cual está cubierta por una pulsera de pinchos-. Scout suspiró, estaba claro que por mucho dolor que pudiera sentir en su mano había algo que nunca podía faltar en ella aunque eso significase tener que tapar un vendaje con una pulsera de pinchos. Nami y Scout decidieron tumbarse en su cama cuando de repente el teléfono móvil de Scout sonó. -¿Scout?- preguntó Wina. -No, “Papá Noel” –respondió Scout mientras recordaba la estupidez humana a la hora de llamar por teléfono a una persona conocida y preguntarle el nombre –Claro que soy yo ¿sucede algo?-. -¿Adivina quien llamó a mis padres para decirle que marchaba de viaje y que en un par de días alguien vendría a por mis cosas?-. Scout se quedó extrañado. -¿Cómo que han llamado a tus padres para decirles que marchabas de viaje?-. -Al parecer alguien llamó a mis padres justo después de quedarnos encerrados en el bunker comentándoles que me había salido un viaje urgente por motivos de estudios y que en varios días alguien se pasaría por casa para recoger algo de ropa para mí-. -Pero…-. -Scout nos querían muertos, debe haber sido el asesino de Nakia, pretendía dejarnos morir en el interior del bunker ¿no crees?-. Scout se quedó pensativo durante un rato. -Puede ser pero es muy extraño ¿Quién nos puede querer muertos?-. -¿Quién podía querer asesinar a Frank, Nakia, Tears o tus padres?-. -Eso mismo me llevo preguntando desde que comenzó todo esto….- Durante unos segundos hubo un gran silencio para intentar aclarar todo cuanto estaba sucediendo hasta que finalmente al no llegar a una conclusión clara Wina decidió colgar el teléfono despidiéndose hasta un nuevo día. Repentinamente nada más finalizar aquella llamada el teléfono de Nami sonó. -Nami soy Galandria ¿adivina quien ha llamado a mis padres para decirle que marchaba de viaje y que en un par de días alguien vendría a por mis cosas?-. -Déjame adivinar, el mismo tipo que nos encerró en el bunker y que a la vez es el responsable del fallecimiento de Nakia, Tears, Frank y los padres de Scout- respondió Nami. -¿Y tu como lo sabes?- preguntó Galandria extrañada. -Acaba de llamar Wina comentando lo mismo-.

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-Entonces eso significa que…-. -Nos quieren muertos Galandria, no hay que darle más vueltas al asunto, sea como sea el responsable de todo esto nos quiere muertos, al parecer ha fallado en sus intenciones-. Aquellas palabras extrañaron a Scout, por un instante pensó en que si el asesino realmente los quería muertos al fallar en sus intenciones lo más probable era que volviese a actuar de una forma un tanto más directa pero ¿y si no era consciente de que había fallado y creía que realmente habían fallecido? Aquella podía ser una excelente opción para que el asesino diese realmente la cara. Tras la conversación de Nami con Galandria Scout decidió que la opción de aparentar estar fallecidos podía ser una excelente opción por lo que decidió comentarle aquella idea a Nami. -No se Scout…me parece una idea un tanto absurda, no podemos aparentar estar muertos sin saber si realmente el asesino cree que lo estamos-. -Podemos hacerle creer que lo estamos, de esa manera saldrá a la luz-. -Es imposible, si saliese a la luz no acudiría ni a la biblioteca ni al bunker para asegurarse de que seguimos ahí ni a cualquiera de los sitios donde solía ir Nakia-. -Nunca lo sabremos si no lo hacemos-. -Me parece una idea absurda…-. Scout sonrió mientras cogía las manos de Nami con cara de no haber roto un plato en su vida. -Va venga vaaaaaaaaaaaaa “porfi”- dijo Scout aparentando ser un niño pequeño. Nami suspiró. -Que paciencia hay que tener contigo…- susurró Nami –En fin, por intentarlo no perdemos nada pero ya me dirás tú como aparentamos estar muertos-. Una maquiavélica sonrisa invadió el rostro de Scout, por suerte para él sabía perfectamente como aparentar estar fallecido por lo que tras vestirse le pidió a Nami que le acompañase a un supermercado cercano para abastecerse de comida. Aquella compra resultó ser demasiado amplia para tan solo dos personas. -¿Para qué tanta comida?, te recuerdo que solo somos dos personas- dijo Nami extrañada. Scout sonrió. -¿No pretenderás que dejemos tanto a Galandria como a Wina sueltas por la ciudad verdad?-. Nami no tuvo más remedio que suspirar. -¿Y cómo pretendes que dejen sus casas por un tiempo?, te recuerdo que no toda la gente puede pasarse horas y horas sin hacer nada-. -Jugaremos a ser el asesino- respondió Scout mientras sonreía abiertamente Aquellas palabras pero sobre todo la actitud de Scout desorientaban completamente a Nami, estaba claro que este se traía algo entre manos pero desconocía el que. Una simple llamada de teléfono por parte de Scout a Wina le hizo comprender la realidad. -Wina ¿verdad que el asesino llamó a tus padres comentando que estabas de viaje y que en un par de días alguien acudiría a recoger tus pertenencias?- preguntó Scout. -Si claro, ya te lo dije antes ¿a qué viene eso ahora?-. -A que oficialmente tanto como tu como Galandria, Nami y yo estamos de viaje, en un par de horas te quiero en mi casa, dile a tus padres que solo ibas a recoger un par de cosas pero que no se preocupen, dile que te pueden localizar en el teléfono móvil-. -¿Qué pretendes conseguir con todo esto Scout? –. -Dejar que el asesino crea que seguimos muertos y que dé la cara presentándose en casa de tus padres-. Aquella era una idea excelente, por una vez en la vida las ideas de Scout parecían tener un buen motivo pero sobre todo un excelente objetivo. Tal vez el hecho de pensar tanto las cosas había logrado finalmente su objetivo: ideas claras.

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Pasadas unas horas tanto Wina como Galandria se presentaron en casa de Scout donde les estaban esperando. -Y bien ¿ahora qué?-preguntó Wina. -Ahora tan solo hay que esperar que el asesino de la cara- respondió Scout. -¿Y cómo pretendes que lo sepamos si vamos a permanecer encerrados en tu casa?, es imposible que sepamos cuando ha salido el asesino si permanecemos aquí encerrados-. Scout cogió su teléfono móvil ofreciéndoselo. -Tus padres esperan una llamada tuya diaria-. Wina sonrió. -Si no fuese porque te odio te diría te quiero-. Con el grupo viviendo en casa de Scout todo parecía estar bajo control, si el asesino averiguaba que realmente continuaban vivos no tendría más remedio que ir a casa de Scout para acabar con ellos. Aquella noche Scout decidió dormir solo en el sofá del comedor donde comenzó a pensar en cientos de cosas que nunca le llevarían a ningún lado. Pensaba en todo cuanto estaba viviendo, en la experiencia de convivir con tres mujeres y no hablarse con una de ellas, pensó sobre todo en el asesino, en su identidad y sobre todo en porque iba a por ellos. De repente algo en la mente de Scout comenzó a moverse, desde que Scout comenzó a investigar acerca del asesinato de Nakia el asesino comenzó a ir a por él y luego a por la gente que se había metido en la investigación ¿pero porque? Cruelmente nadie tenía una pista acerca de su verdadera identidad ¿Por qué entonces iba a ir a por ellos? A su parecer Scout creía que el asesino pensaba que ellos sabían algo cuando en realidad era más bien todo lo contrario, tal vez se habrían dejado alguna pista en el camino. Tras varios minutos Scout decidió preparar su mochila y sin decir nada a nadie decidió regresar al interior del bunker sin pensar en si el asesino rondaría aquel lugar. A las cuatro de la madrugada las calles de Barcelona permanecen aletargadas sin más vida que la de algún que otro coche circulando por carreteras desiertas, el silencio en ocasiones puede convertirse en todo un espectáculo mágico que Barcelona no suele conocer, incluso el aroma que desprende la ciudad a esas horas puede ser mágico. Tras varios minutos caminando bajo aquel ambiente mágico finalmente Scout llegó a la montaña, afortunadamente para él el hecho de conocer perfectamente aquel lugar le facilitó la labor de caminar por ella con suma facilidad a pesar de la completa oscuridad allí reinante. Cuando finalmente llegó al bunker un extraño escalofrío recorrió el cuerpo de Scout por lo que sin pensárselo dos veces accedió a su interior alumbrando todo el lugar con una linterna que portaba en el interior de su mochila. Todo permanecía tal y como lo habían dejado, nada parecía haber sido movido ni tan siquiera limpiado. Scout decidió fijarse en con atención en cada una de las fotografías observando extrañado como en una de ellas Nakia aparecía abrazada a una persona a la cual habían recortado el rostro, se trataba de una persona bien vestida y con un anillo de casado en su mano izquierda, la pose de Nakia parecía ser mas afectiva que cariñosa por lo que Scout imaginó que debía tratarse del padre de Nakia y Nami, justo al lado de aquella fotografía se encontraba otra de Nakia posando sobre una pared, aquella fotografía podía pasar desapercibida para cualquier persona pero algo llamó la atención de Scout. El muro que se encontraba Nakia era familiar para Scout pero no lograba recordar donde lo había visto, tras un instante observando el resto de fotografía Scout decidió registrar con atención el bunker sin encontrar nada fuera de lo normal por lo que decidió regresar a casa no sin antes realizar una particular llamada. Cuando Scout regresó a casa el resto del grupo continuaba durmiendo por lo que este decidió no hacer ruido alguno marchándose rápidamente a dormir. Sobre las diez de la mañana alguien picó al timbre de casa, alertadas Nami, Wina y Galandria corrieron a avisar a Scout el cual permanecía durmiendo plácidamente. -¿Se puede saber que pasa ahora?-preguntó Scout adormecido. -Acaban de picar a la puerta- respondió Nami.

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-¿Qué hora es?-. -Las diez de la mañana-. Scout sonrió. -Entonces es para ti Galandria- respondió Scout mientras volvía a dormirse. Extrañada ante aquel comentario Galandria se acercó lentamente hacia la puerta abriéndola lentamente y con cierta desconfianza. De repente ante ella un tipo vestido con un delantal verde apareció ante ella portando entre sus manos un enorme ramo de flores. -¿La señorita Galandria?-preguntó el hombre. -Si…soy yo ¿por?-preguntó Galandria extrañada. -Le envían esto- respondió el hombre entregándole el enorme ramo de flores. -¿Puedo saber quien me lo manda?-. -Tiene una tarjeta en el interior-. Extrañada por aquel regalo Galandria decidió recogerlo leyendo rápidamente la tarjeta que se encontraba en su interior.

“En situaciones extremas el comportamiento humano suele quedarse a la altura de sus antepasados, puede que en mi caso la evolución de la especie se haya desvariado un

poco…pero al menos sigo siendo un animal racional, lo siento. Scout” Galandria se quedó perpleja, por un instante dudaba en asesinar a Scout o venderle para experimentos científicos. Fuese lo que fuese mientras Nami y Wina reían a carcajada limpia Galandria se dirigió al comedor donde Scout aparentaba estar durmiendo plácidamente, le miró fríamente pero antes de que esta pudiera decir nada este abrió los ojos de par en par exclamando. -¡Le dije que le ofrecía cincuenta euros más si te llamaba señora!-. Galandria no tuvo más remedio que abalanzarse sobre Scout intentándole realizar una de sus llaves de inmovilización sin éxito. -Te odio Scout, te odio más de lo que me gustaría-dijo Galandria mientras le miraba a los ojos fijamente. -Pues menos mal que me odias porque si me llegas a decir que quieres un hijo me rompes la columna-. Galandria no tuvo más remedio que levantarse y regresar a su habitación resignada mientras esbozaba una cálida sonrisa en su rostro.

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Esperar algo que se desconoce es algo utópico, el asesino había demostrado ser alguien conocido por todos y sobre todo cercano. Había demostrado tener una sangre fría fuera de lo normal lo cual lo convertían en todo un enemigo a temer ¿pero que escondía el asesino aparte de su identidad? Nakia había demostrado, a pesar de su ausencia, que había estado manteniendo una vida oculta alejada de la realidad. Pero por desgracia para todos ninguna de las pistas halladas ayudaba a descubrir que escondía tanto el asesino como la propia Nakia. Tras varios días ni los padres de Wina ni Galandria habían recibido visita alguna lo cual comenzaba a mermar sobre la moralidad del grupo. Ninguna de las piezas del rompecabezas se movía, nada que ayudase en todo aquello, finalmente cuando los ánimos de todos comenzaban a caer bajo mínimos los padres de Galandria le dieron una curiosas noticia. -¿Cómo te va todo por allí?-preguntó la madre de Galandria. -Todo va bien, no creo que tarde mucho en regresar ¿pasó alguien a recoger algo de ropa para mí?-. -Ahora que lo dices si, vino esta mañana un amigo tuyo-. -¿Un amigo mío?-preguntó Galandria extrañada -¿Recuerdas como era o quien era?-. -Con los ropajes que llevaba sería difícil olvidarlo, aquella gabardina negra, la ropa tan oscura y tan ajustada y sobre todo sus blancos ojos, un chico un tanto peculiar sin duda alguna-. Galandria se quedó extrañada. -¿Zaumel?-. -Si, ese, ¿ese no era el chico que te gustaba?, desde luego hija no veas que gustos más raros que tienes, ya te podía buscar un novio mas apañado-. La conversación de la madre de Galandria comenzaba a tomar derroteros propios de una madre preocupada por los amores y desamores de una hija por lo que con más vergüenza que voluntad Galandria decidió detenerle en seco. -¿Podemos dejar el apartado sentimental de lado?, ya soy lo bastante mayorcita como para saber de quién tengo que enamorarme dejar de enamorarme –. -Hay hija mía ¿Qué vas a saber tu de amor con lo joven que eres?, si sigues siendo una niña –. Por aquellos instantes Scout se estaba agarrando la tripa debido a un ataque de risa mientras Galandria lo observaba con rostro serio. -Bueno vale ya, me estás poniendo roja ¿le dijiste al chico ese algo acerca de mi?-. -Me dijiste que no dijese nada y así lo hice, me parece un tanto extraño pero bueno. Al igual que te digo que en apartado emocional eres una niña en el resto de cosas ya eres lo bastante mayorcita-. -Gracias madre, ahora si me disculpa debo colgar, me están esperando-. -Cuídate hija y haber si te buscas un novio apañado y con un buen trabajo que no me importaría ser abuela-. Una tremenda carcajada retumbó en todo el edificio, Scout no pudo aguantar más por lo que comenzó a reír a plena carcajada. Cuando Galandria pasó a su lado le miró con cara de pocos amigos. -Una palabra y te aseguro que dejas de respirar para el resto de tu vida- dijo Galandria. Estaba claro: había que seguir a Zaumel, había que seguir sus pasos sin ser vistos pero ¿Cómo conseguirlo si se mide cerca de dos metros?, Scout lo tenía bien claro: esta vez se quedaría en casa, tal vez un boto de confianza sobre Galandria para que tomase las riendas del asunto sería una gran idea, al fin y al cabo ella conocía mejor que nadie a Zaumel y conocía perfectamente todos los rincones por los que solía moverse. Durante varios días tanto Nami como Wina y la propia Galandria planearon como atrapar a Zaumel mientras Scout, al no participar en aquella “cacería”, permanecía tumbado sobre su cama escuchando discos de música que guardaba

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desde hacía años. Finalmente Galandria llegó a la conclusión de que si realmente querían atrapar a Zaumel debían hacerlo un domingo al anochecer ya que este era más que probable que se encontrase en el pub Necros hasta que este cerrase sus puertas. El plan era fácil a la vez que simple: aguardar en la puerta del pub Necros hasta que al cerrar sus puertas Zaumel saliese y en ese preciso instante abordarle entre las tres para que aclarase que relación guardaba con el asesino. Finalmente el domingo llegó, Nami, Wina y Galandria estuvieron preparándose todo el día sabiendo que el más mínimo error podía acabar con sus planes, atrapar a Zaumel significaba un gran paso para todos por lo que dejarlo escapar sería una gran derrota y una voz de alarma sobre el rastro del asesino. Cuando finalmente las tres decidieron marchar se despidieron de Scout de manera efusiva. -Cuídate Scout, en caso de peligro te llamaremos al teléfono móvil- dijo Nami mientras abrazaba a Scout. -No creo que deba ser yo quien deba tener cuidado, no te preocupes por mi y tranquila, estaré pendiente del teléfono, si necesitáis ayuda estaré preparado- respondió Scout. -Cuídate…-. Cuando Nami, Wina y Galandria salieron de casa decidió encenderse un cigarrillo mientras se tumbaba sobre su cama. Durante el trayecto la seriedad de Galandria extrañó tanto a Nami como a Wina por lo que esta decidió hablar con ella. -Galandria ¿estás bien?-. -Si, sí, claro, simplemente hay algo que no me encaja en la actitud de Scout-. -No te preocupes por él, sabe cuidarse solo-. -Eso es lo que me preocupa, estaba demasiado tranquilo, algo me dice que planea algo ¿pero qué?-. -No le des más vueltas a las cosas, seguramente no planea nada, sabe que debe estar atento al teléfono por si le necesitamos, no creo que nos deje tiradas ahora-. Galandria decidió no pensar en los planes de Scout centrándose únicamente en el objetivo conjunto de atrapar a Zaumel. Cuando finalmente llegaron al pub Necros Galandria decidió sentarse en un coche situado justo en la entrada del pub mientras Nami y Wina se quedaban a un lado disimulando estar por separado. Pasadas unas horas el pub Necros comenzó a cerrar sus puertas saliendo todos los que allí dentro se encontraban de manera pausada, finalmente Zaumel apareció por la puerta topándose cara a cara con Galandria. -Hola Zaumel, que sorpresa verte por este lugar- dijo fríamente Galandria. La cara de sorpresa de Zaumel fue todo un poema, estaba claro que no esperaba encontrarse con Galandria por lo que para sorpresa de todas comenzó a correr sin dirección alguna por las calles de la ciudad. Nami y Wina comenzaron a correr tras de él comenzando de aquella manera una persecución por las calles de Barcelona, las calles pasaban a toda velocidad mientras Zaumel corría cada vez con mas y mas fuerza cogiendo una cierta ventaja sobre los pasos de Wina, Nami y Galandria. Desafortunadamente para ellas y sin que pudieran evitarlo Zaumel pudo subirse a un autobús nocturno el cual le alejó rápidamente de Nami, Wina y Galandria las cuales no pudieron hacer otra cosa que cerrar sus puños en claro gesto de rabia, las tres habían fracasado en su intento por atrapar a Zaumel por lo que era más que probable que el asesino supiese que seguían vivas. -¿Y ahora qué hacemos?-preguntó Wina. -Tendremos que llamar a Scout para decirles que Zaumel ha logrado explicar- respondió Nami. Algo llamó la atención de Galandria la cual giró su cabeza hacia atrás sonriendo inmediatamente. -No creo que haga falta, ya os dije que algo me decía que Scout no se iba a quedar con los brazos cruzados-.

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Ante la sorpresa de Nami y Wina Scout cruzó ante ellas a toda velocidad montado sobre su bicicleta. Las piernas de Scout pedaleaban con fuerza siguiendo el autobús sobre el cual viajaba Zaumel el cual no tardó en percatarse de su presencia. El rostro de Scout mostraba una inquietante sonrisa que desorientaba a Zaumel el cual se creía a salvo. Scout sabía moverse con su bicicleta con suma facilidad por las calles de Barcelona por lo que no tardó en ponerse a la altura del autobús a pesar de tener que cometer graves infracciones de tráfico que podían llevarle a un terrible accidente. Los coches pasaban rozando el cuerpo de Scout el cual se mostraba inquietantemente sonriente, para él aquella persecución no era más que un cruel juego entre la vida y la muerte al cual había jugado en incontables ocasiones. Por desgracia para Zaumel la última parada del autobús se encontraba cerca del trabajo de Scout por lo que nada más bajar del autobús comenzó a correr intentando despistar a Scout atravesando estrechos callejones. Una carrera entre una persona a pie y otra subida en una bicicleta es una carrera entre una piedra y un instante de aire por lo que Scout no tardó en arrinconar a Zaumel en un callejón situado a un lado de su empresa. Zaumel se encontraba atrapado entre un muro de hormigón y la extraña sonrisa de Scout el cual nada más bajar de su bicicleta desenganchó la cadena que colgaba de su pantalón haciéndola girar en el aire de manera intimidatoria. -Vaya, vaya vaya… ¿pero a quien tenemos aquí?- dijo Scout. Zaumel comenzó a retroceder lentamente mientras Scout avanzaba hacia él con paso lento pero decidido dispuesto a sacarle información fuese como fuese. -En una mano tengo una cadena, en la otra un puño cerrado, o dices todo lo que sabes o vas a comerte una de las dos cosas-. -Yo no sé nada, te lo juro- respondió Zaumel asustado. -¿Por qué será que no te creo?- dijo Scout mientras cogía una barra de acero de un contenedor que estaba a su lado –Anda mira, el puño cerrado se ha transformado en una barra de acero, o hablas o vas a tener más hierro en la sangre que un estofado de lentejas-. -No puedes pegarme, eres incapaz de hacerlo, no eres de esa clase de personas-. Ante la sorpresa de Zaumel Scout le lanzó la barra de hierro golpeándole en una de sus piernas de manera violenta. -Efectivamente, no soy de esa clase de personas- respondió Scout mientras cogía otra barra de hierro –Y ahora que ¿vas a hablar?-. -¡Si hablo soy hombre muerto! ¡¿No querrás que eso suceda verdad?!-. Scout apretó sus dientes mientras se abalanzaba sobre Zaumel cogiéndole rápidamente del cuello con la mano en la que sostenía la cadena. -Escúchame bien, tu sabes algo acerca de que está sucediendo, sabes que Nakia fue asesinada al igual que un amigo mío llamado Frank, Tears y mis propios padres ¿crees que me importa mucho la vida de un gusano como tú?-. -Debería…-. Ante la sorpresa de Zaumel Scout le golpeó con la barra de acero en una de sus manos, el dolor era terrible e incluso insoportable si no fuese porque al parecer Zaumel temía mas a aquello que conocía antes de a lo se encontraba frente a él. -No tienes ni idea de dónde te estás metiendo, no sabes nada, ya te lo advirtieron una vez y no hiciste caso, ahora no preguntes porque te quieren muerto. Tuviste la oportunidad de dejarlo todo tal y como estaba-. -No me hace falta saber que me querían muerto, ya lo he comprobado, solo quiero saber quien se esconde detrás de todo esto-. -El día que sepas quien se esconde detrás de todo esto estarás dentro de una caja de madera-. Cargado de furia por aquellas palabras Scout alzó su barra de hierro dispuesto a golpear violentamente el rostro de Zaumel cuando de repente se fijó como un pequeño punto rojo comenzaba a reflejarse en la barra por lo que casi sin tiempo para reaccionar se agachó justo en el instante en el que sonó un disparo. Acto seguido Scout corrió a esconderse tras el

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contenedor del cual había cogido la barra de acero observando cómo Zaumel permanecía de pie completamente inmóvil, ante su sorpresa un reguero de sangre comenzó a manar por el rostro de este cayendo inmediatamente al suelo. Sin saber que hacer Scout sabía que salir de su posición significaría una muerte segura por lo que apretó con fuerzas su barra de acero esperando que quien había asesinado a Zaumel no fuese también a por él. Desafortunadamente los planes del asesino no pasaban por dejar el cuerpo de Zaumel en aquel lugar por lo que Scout pudo escuchar como la silueta de una persona de mediana estatura y de no mucha envergadura se acercaba hasta su posición por lo que Scout decidió arrastrarse por debajo del contenedor intentando no ser visto. Pero por desgracia la sola presencia de su bicicleta a un lado del callejón delataba que estaba allí. El asesino se acercó hasta el cuerpo de Zaumel y tras girar su cabeza de manera extraña, como intentando destensar sus músculos, agarró el cuerpo de Zaumel arrastrándolo lejos del callejón hasta introducirlo en un coche. Todo aquello era sumamente extraño para Scout: si el asesino sabía que Scout se encontraba en aquel lugar ¿Por qué no acababa con él? Pero cuando Scout se creía a salvo el asesino regresó sobre sus pies portando entre sus manos un imponente rifle de francotirador. Scout debía reaccionar rápidamente si no quería acabar como Zaumel por lo que cuando observó como el asesino se encontraba a escasos centímetros de él decidió lanzar la barra de hierro por detrás de su espalda. Extrañado el asesino dirigió su mirada hacía el lugar por el cual había salido la barra de hierro justo en el instante en el que Scout salió de su escondite golpeando con sus piernas el estomago del asesino el cual apenas pareció sentir dolor. Un tremendo puñetazo sobre el rostro de Scout sirvió para que este comprendiera que era mejor intentar huir que enfrentarse al asesino directamente, pero por desgracia la mente anárquica de Scout no tenía en su interior idea alguna de salir corriendo sin más por lo que una patada sobre en la mano del asesino con la cual sostenía el rifle, el cual salió despedido un par de metros, hizo comprender a este último que Scout estaba dispuesto a plantar cara al precio que fuese. El asesino volvió a hacer crujir si cuello de manera desagradable propinando un nuevo puñetazo al estomago de Scout el cual cayó al suelo hincando una de sus rodillas. Para sorpresa del asesino Scout comenzó a sonreír mientras apretaba sus dientes en claro gesto de rabia. -Se acabó el juego-gruñó Scout. Ante la sorpresa de Scout el asesino se giró dándole la espalda para coger de nuevo el rifle de francotirador, aquel era el momento de Scout pero de repente un nuevo disparo sonó. Scout sintió un terrible dolor en su rodilla derecha, acercó una de sus manos y cuando se la miró observó como esta se encontraba repleta de sangre. Una bala había impactado de lleno sobre su rodilla por lo que Scout no pudo hacer otra cosa que caer al suelo víctima de un terrible dolor. Repentinamente dos nuevos disparos pudieron escucharse en la ciudad, Scout cerró los ojos quedando inconsciente inmediatamente, todo había acabado…o al menos eso parecía.

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Cuando Scout abrió los ojos una fuerte luz le cegó, la sensación de angustia era evidente, el cuerpo dolorido, la rodilla inutilizada, el estomago masacrado, estaba claro que Scout no se encontraba en su mejor momento aunque al menos por fortuna para todos no había fallecido. Cuando este volvió a abrir los ojos pudo observar cómo se encontraba en una pequeña habitación en cuyas paredes podían distinguirse enormes fotografías de dragones y demás seres mitológicos. De repente una persona con el rostro cubierto por un gorro y mascara de cirujano le tapó la visión. -Deberías descansar un poco más, pronto vendrán a verte- dijo aquella persona la cual parecía ser una chica joven. -¿Dónde estoy?-preguntó Scout completamente aturdido. -Descansa, no estás en condiciones para hablar-. Antes de que Scout pudiese reaccionar la extraña cirujana le colocó una especie de mascarilla con la cual este cayó en un placentero sueño. Pasadas unas horas Scout recobró el conocimiento de manera pausada, cuando abrió los ojos observó como unos rostros conocidos le observaban dibujando una sonrisa en sus labios. -Míralo que “mono”, si parece pacifico y todo- dijo Wina. -Hombre…mono puede, pero se asemeja más a un erizo perdido en una ferretería- respondió Galandria. -¿Y no lo podrían dejar así durante un par de años?-. -¿Así?, ¿te refieres a tumbado o a mudo?-. -Ostras pues ahora me pones en una duda-. Escuchando aquellos comentarios Scout no tuvo más remedio que intervenir. -Shhhhh que estoy tumbado no sordo-. Wina miró a Galandria. -Me quedo con lo de mudo sin duda alguna- dijo Wina. Las fuerzas de Scout le impidieron propiciar una merecida colleja a Wina por lo que no tuvo más remedio que suspirar. Observando aquello Nami se vio obligada a intervenir de manera pacífica. -Chicas ya está bien, no creo que Scout esté como para recibir críticas por muy simpáticas que estas sean…aunque para mi gusto es un erizo con implantes de pelo púbico en la cara pero bueno-. -¿Nami puedo decirte algo?- dijo Scout. -Si claro campeón ¿Qué sucede?-. -Uno: os podría mandar a un lugar a todas pero está demasiado húmedo y repleto de moscas y dos ¿Qué ha pasado aquí?-. Nada mas formular aquella pregunta la extraña cirujana apareció ante Scout quitándose las protecciones del rostro. Extrañado Scout comprobó como aquel rostro pertenecía a una de las amigas de Galandria más conocida como Shamué, aquello era muy extraño para Scout. Para él hacía un par de horas había recibido un disparo en una de sus rodillas y ahora se encontraba tumbado en una mesa donde Shamué ejercía de cirujana. -Scout me llamó Shamué, creo que me conoces de verme junto con Galandria y el resto de gente en el pub Necros y debo decirte que a veces nos metemos en guerras a las que no nos llaman hasta que finalmente sufrimos las consecuencias…y tú eres el claro ejemplo-. Scout le observó extrañado. -¿Qué guerra ni qué diablos?, asesinaron a mi familia y tenía al asesino frente a mi ¿Qué pretendes que haga? ¿Aplaudirle?-.

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-Recibiste un disparo en tu rodilla ¿te lo recuerdo o hace tengo que refrescarte la memoria acerca de donde estaba situado el asesino?-. Scout se quedó pensativo aunque después de unos segundos comprobó cómo Shamué sabía más de lo que nadie podía imaginar. El asesino se encontraba de espaladas a Scout cuando este recibió el disparo por lo que era imposible que este efectuase el disparo. Aquello sin duda alguna les hizo saber a todos que no solo se habían estado enfrentando a un asesino sino a varios. -Ahora comprendo todo pero ¿puedo saber cómo llegué hasta aquí y dónde estoy?-. -Suena irónico que te diga dónde estás pero bienvenido a nuestro local de partidas de rol, te traje hasta aquí en coche ¿algo más?-. -¿Podrías concretar un poco más?-. -Seguí a Zaumel en coche, vi todo cuanto pasó en aquel callejón incluso aquello que tú no viste, en el momento preciso me vi obligada a efectuar dos disparos: uno para hacer huir y otro para herir, de no hacerlo de esa manera tú hoy no estarías con nosotras-. -¿Y puede saberse que hacías tú siguiendo a Zaumel?-. -Es mi hermanastro-. -¿Tu hermanastro?, creía que estabas enamorada de él- irrumpió Galandria. -Y lo estaba, al no pertenecer a mi propia sangre creía que podía tener con él una relación lejos de la familiar, se que te gustaba así que no debes preocuparte por ello-. -Tú lo has dicho: me gustaba….-. -Vaya Galandria ¿ahora estás enamorada de otra persona?-. -No creo que esos sean temas que debamos sacar en este lugar, creo que es más importante saber porque estabas siguiendo a Zaumel-. -Simple, desde hace un tiempo para aquí se juntaba con unas personas un tanto extrañas, gente mayor que él, nunca los vi pero en ocasiones los escuché hablar, era como si Zaumel se hubiese convertido en un mercenario a sueldo fijo. Nunca llegué a saber qué diablos se traía entre manos por lo que extrañada ante sus amistades decidí seguirle-. -¿Y porque no pasaste antes a la acción?-. -Cuando Tears falleció pude escuchar una conversación entre Zaumel y otra persona en la cual se vanagloriaban de su éxito, como comprenderás aquello me extrañó demasiado-. -Sigo sin entender varias cosas entre las cuales caben destacar el porqué de tu silencio hasta ahora, ¿qué clases de personas son esas de las que hablas cuando te refieres a extrañas compañías por parte de Zaumel o qué diablos haces tú con armas de fuego?-. -Me gustan las armas simplemente, hace tiempo adquirí una pequeña escopeta de caza de pequeño calibre. Por otra parte se que Zaumel solía rondar en sus ratos libres una fábrica en un polígono industrial que creo que conoces sobradamente ya que es justamente donde tu trabajas-. -¿Mi fábrica?- preguntó Scout extrañado. -Puede resultarte extraño pero así es, cuando Zaumel no estudiaba ni estaba jugando a rol con nosotros solía visitar tu fábrica, desconozco que hacía en su interior pero sé que pasaba largas horas en su interior-. -No recuerdo haberlo visto por allí en ningún momento-. -Me lo imagino-. -¿Pero por qué nunca dijiste nada?-. -Quería descubrir que tramaba Zaumel o al menos que se traía entre manos, no te conocía de nada y lógicamente desconocía que habían asesinado a tus padres, Frank y Nakia. Galandria no es que hablase mucho de ti cuando nos reuníamos aunque desde que le plantaste cara a Zaumel apenas aparecía entre nosotros, las pocas palabras que me decía sobre ti, por decirlo de alguna manera, distaban mucho de la realidad que todos estabais viviendo aunque eso no creo que sea asunto mío-. -Entonces resumiendo…Zaumel y mi fábrica guardan cierta relación ¿verdad?-.

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.Al parecer si pero como te he comentado antes desconozco que relación pueda existir-. -Habrá que averiguarlo…y se cómo hacerlo-. -Olvidarlo, no estás en condiciones de volver a trabajar, tu rodilla no está en condiciones para moverse. Deberías guardar reposo durante algunas semanas si es que estás pensando en regresar a trabajar claro-. -Parece que me has leído la mente pero tranquila, escondida entre una masa anárquica en mi mente sigue existiendo algo de racionalidad-. -Igualmente creo que si algo de tu empresa, o mejor dicho alguien, tiene algo que ver en este asunto, no creo que en estos momentos regresar a ella sea lo más conveniente ya que si el asesino guarda relación con ella seguramente al verte intentará atacarte- irrumpió Nami. -Tendré que estar preparado, solo así lograremos adivinar qué diablos está sucediendo aquí, pero tranquilas…no tengo la intención de regresar al trabajo hasta pasado un tiempo. Mi rodilla no creo que lo soportase-. -Hagas lo que hagas no creo que tu casa sea el lugar más seguro, deberías buscar un lugar donde permanecer oculto hasta que puedas volver a caminar- dijo Shamué. -Mi casa es mi refugio, en su interior estoy seguro, ya le he demostrado en varias ocasiones. No pienso quedarme en ningún otro lugar y creo que tú también deberías hacer lo mismo, algo me dice que te has metido en el ojo del huracán al ayudarme-. -Disparé desde un coche no te preocupes, no lograron verme, estaba situada a varios metros del lugar desde el cual te dispararon-. -¿Lograste ver desde donde me dispararon?-. -Claro, la persona que te disparó se encontraba en un coche negro situado en una cera de desde la cual se divisaba el callejón, fue lo único que pude ver-. Tras aquellas palabras Scout intentó levantarse dándose cuenta inmediatamente que sus fuerzas se encontraban bajo mínimos por lo que observando aquel hecho tanto Nami como Wina decidieron echarle una mano hasta lograr sacarlo a la calle donde se encontraba aparcado el coche de Shamué la cual al ver como no iba a lograr que este se quedase en aquel lugar hasta recuperarse decidió llevarle hasta su casa. Una vez en su interior Scout no tuvo más remedio que tumbarse sobre su cama mientras respiraba aliviado al encontrarse en un lugar en el cual se encontraba seguro. -Bueno Scout, nuestros caminos se separan aquí, debo marchar- dijo Shamué. -¿Ya marchas?, podrías quedarte a comer, me gustaría agradecerte tu ayuda-. -Te lo agradezco pero me han hablado de tu cocina y con todos mis respetos…soy demasiado joven para morir. Agradezco tu oferta pero no quiero agradecimientos, al fin y al cabo tú habrías hecho lo mismo-. -¿De qué me suenan esas palabras?-pensó Scout -Como quieras pero siempre tendré una deuda contigo-. - No la tienes, no pienses en ello-. De repente Galandria decidió irrumpir. - Shamué ¿no olvidas comentarle algo a Scout?-. -¿Comentarle algo?, no se a que te refieres, ya le he contado todo cuanto se-respondió Shamué extrañada. ´-¿Dónde has aprendido a curar heridas de bala?-. -¿A qué viene esa pregunta ahora?-irrumpió Scout –Me ha curado que al fin y al cabo es lo importante-. -Estudio veterinaria- dijo Shamué repentinamente. Scout le miró extrañado y sin saber cómo reaccionar, al observar como Galandria, Nami y Wina retozaban por el suelo víctimas de un ataque de risa comprendió como su peinado y el hecho de que Shamué estudiase veterinaria era motivo de risa. -Si cuando yo decía que era un erizo…ya tenemos la prueba- dijo entre risas Nami.

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Scout no tuvo más remedio que gruñir mientras cruzaba sus brazos en claro gesto de enfado, al fin y al cabo a pesar de su enfado seguía vivo…y eso era lo realmente importante.

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Scout odiaba la cama, para él aquel no era más que un lugar donde perder la vida sin que uno pudiese disfrutarla. Permanecer día y noche postrado en ella esperando que su rodilla se curase casi por completo, la sensación de peligro, como consecuencia del enfrentamiento entre Scout y el asesino, había aumentado aunque esta vez sabían que esa sensación era palpable. Observando aquella situación Wina y Galandria decidieron permanecer durante un par de días más en casa de Scout intentando que este no realizase ningún esfuerzo más allá de lo estrictamente necesario. Para Scout aquellos días no eran más que una cuenta atrás para regresar a su trabajo para de esa forma investigar la relación que Zaumel guardaba con aquel lugar. Finalmente los días pasaron por lo que observando cómo Scout podía caminar de manera habitual este decidió realizar una llamada a su trabajo. -Richi, soy Scout ¿Qué tal todo por allí?-. -Hombre Scout que alegría que llames- respondió Richi de manera efusiva -¿Qué tal va todo?-. -Bastante mejor aunque gracias por preguntar, quería comentarle algo importante-. -¿Sucede algo?, de momento puedo ir escondiéndote durante un tiempo más pero tarde o temprano alguien comenzará a sospechar-. -Tranquilo, de eso mismo quería hablare, mañana estoy allí, creo que va siendo hora que salga de mi “letargo”, por llamarlo de alguna manera así que mañana puntualmente estaré allí-. -¿Puntualmente? Querrás decir tarde como siempre…-. -Hombre, siempre intento llegar a mi hora…que me retrase o no es otra cosa-. -Tranquilo, sabes que si necesitas cualquier cosa o te encuentras mal puedes quedarte en casa-. -Estoy algo agobiado de tanta casa, como comprenderá necesito algo de aire aunque sea en una oficina-. -Como tu veas, me alegro de tener noticias tuyas, entonces ¿nos vemos mañana?-. -Si claro, mañana me vuelven a “sufrir” por allí-. Cuando Scout colgó el teléfono se encontró cara a cara con Nami la cual le observaba con claro gesto de preocupación. -¿Sucede algo?-preguntó Scout. -No me gusta la idea de que regreses a tu trabajo sabiendo que Zaumel y el asesino guardan relación con tu empresa, no se…es una extraña sensación-. Scout sonrió. -No te preocupes, no tengo pensado ir por ahí preguntando “oye perdona ¿eres el asesino?”, pienso dejar que las cosas sigan su curso y si hay que improvisar se improvisa-. En cierto modo Scout tenía toda la razón del mundo, cuando las cosas se dejan para que transcurran a su ritmo siempre acaban teniendo un excelente resultado pero si por el contrario las cosas se fuerzan tienden a salir mal. Scout lo sabía, era consciente de que forzar cualquier acontecimiento en su empresa no haría más que empeorar las cosas. -Igualmente te acompañaré, tu rodilla no es que se encuentre en las mejores condiciones del mundo-. -Puedo ir solo no te preocupes, en caso de observar que no me encuentro en condiciones ten por sentado que te llamaré-. Nami no pudo hacer otra cosa que suspirar, sabía que por más que le dijese Scout haría su vida tal y como él quería. La mañana siguiente llegó y con ella el día en que Scout regresaba a su trabajo después del fallecimiento de sus padres para unos y de una larga enfermedad para otros. La absurda rutina de meses atrás se convertía por unos instantes en toda una nueva alegría, absurdos

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telediarios aparecían en la pantalla de un televisor, una jarra cargada de café tomada en la cocina con toda la paciencia del mundo, un reproductor de música cargado con canciones encolerizadas…todo…a la vez que nada. Antes de salir de casa Scout se giró hacia atrás observando cómo Wina, Nami y Galandria se encontraban despiertas observando cómo Scout regresaba a su trabajo después de mucho tiempo. -Cuídate Scout…cuídate mucho- dijo Nami. Scout levantó la mano con la cual conoció a Nami la cual no pudo hacer otra cosas que sonreír, si algo tiene la mente humana es el defecto de no olvidar aunque para eso, a veces, haya que mirar hacia atrás. En el metro la gente seguía con la misma cara de pocos amigos a la vez que adormecida que Scout recordaba con cariño: para él aquellas personas eran el autentico motor de la ciudad. Cuando finalmente llegó a las puertas de su empresa observó como milagrosamente llegaba con antelación por lo que decidió encender un cigarrillo justo en el instante en el que Khan hacía acto de presencia. -Hombre Scout, ¿ya estás de vuelta?- preguntó amablemente Khan ¿Qué tal estás?-. -De momento bien gracias ¿Qué tal las cosas por aquí?-. -Con demasiado trabajo como siempre pero bueno…ahora disculpa que te deje pero debo llegar lo antes posible, ahora nos vemos, por cierto: bonito peinado-. Antes de que Khan subiese a su puesto de trabajo un coche de policía se detuvo delante de Scout, sin tiempo para reaccionar dos policías bajaron de él dirigiéndose rápidamente hacia Scout el cual pensó por un instante que aquellos agentes iban a preguntarle acerca de lo acontecido semanas atrás en el callejón contiguo a la empresa. -Hola buenos días ¿me pude enseñar su documentación?- dijo de manera autoritaria uno de los agentes. -Si claro-respondió Scout mientras le entregaba la documentación. Tras unos segundos consultando por la radio del coche policial el agente devolvió la documentación a Scout. -¿Puedo saber qué hace usted aquí?- preguntó el agente. Extrañado Scout decidió responder de manera rotunda. -Trabajo aquí-. La expresión del agente lo dijo todo: había confundido a Scout con algún tipo de delincuente social por lo que no tuvo más remedio que despedirse y marchar en el coche patrulla. Cuando Scout observó a Khan pudo contemplar como este se encontraba al borde de un ataque de risa. -Ostras para un día que llegó puntual va y me para la policía- gruñó Scout. Aquello fue la gota que colmó el vaso de Khan el cual no pudo hacer otra cosa que reír a plena carcajada mientras Scout subía a su puesto de trabajo. Tras varios abrazos y saludos de bienvenida Scout decidió ponerse a trabajar sin demora alguna. Era cruel comprobar como para él archivar cientos de documentos le hacía feliz, no era el trabajo más agradable del mundo pero al menos no dependía de nadie por lo que podía trabajar de manera libre. Pasadas unas horas Richi hizo acto de presencia ante la sorpresa de Scout -¡Hombre Scout que alegría verte!- dijo Richi de manera efusiva. -Lo mismo digo-respondió Scout de manera amable. -¿Todo bien?-. -De momento si, no puedo quejarme-. -Por cierto ahora que te veo…vaya peinado más moderno que llevas-. -Se que no es el mejor peinado para el puesto de trabajo que ocupo pero como comprenderá me apetecía un cambio de look-. -Hombre, en eso tienes razón pero…-. Antes de que Richi pudiera acabar la frase Khan irrumpió de manera sorprendente.

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-Pues a mí me gusta y lo encuentro perfecto porque Scout….vete preparando con tus muñequeras de pinchos que tienes que llevar unos cheques al banco, seguro que con esas “pintas” nadie sospechará que llevas encima-. Scout sonrió, aquella no era una de las frases clásicas de Khan pero daba igual: Scout regresaba a la rutina. Tras prepararse y recoger los cheques bancarios Scout emprendió su viaje hacia él un banco el cual conocía sobradamente. Cuando cogió el autobús que le llevaba a su destino observó como la afirmación de que Barcelona poseía dos vidas: la nocturna y la diurna era completamente errónea, Barcelona posee tres tipos de vida: la nocturna, la diurna y la que transcurre mientras la gente trabaja. Cada una tenía un tipo de interés personal, cada una vivía por separado pero a la vez no podían vivir separadas, todos a una. Scout disfrutaba con aquellos viajes hacia bancos que conocía sobradamente por lo que solía pasarse gran parte de trayecto aparentemente aletargado con su música mientras la gente entra y salía del autobús. De repente Scout notó una extraña presencia sobre su espalda, receloso y extrañado miró disimuladamente sobre su espalda comprobando como que quien se encontraba allí no era más que un anciano el cual no había encontrado lugar donde sentarse. Scout decidió sonreír y actuar según le dictase su carácter por lo que sabiendo la importancia de los documentos que portaba en su mochila decidió mirar al anciano directamente gruñéndole ante su sorpresa, el anciano no pudo hacer otra cosa que retroceder asustado mientras Scout sonreía. Tras entregar los documentos Scout regresó a su empresa observando cómo Antón, a pesar de la hora, todavía no se encontraba en su puesto de trabajo por lo que Scout decidió hablar con Richi. - Richi ¿podemos hablar?-. -Claro Scout ¿sucede algo?-. -Nada grave espero pero me extraña no ver a Antón-. -Se encuentra de viaje de negocios por Alemania ¿Por qué lo preguntas?-. -Simple curiosidad, me extrañaba no haberlo visto a pesar de la hora que es, reconozco que en cierto modo tengo ganas de verle pues supongo que habrá preguntado por mí-. -Preguntaba una o dos veces por semana, pero tranquilo: no ha sospechado nada en ningún momento-. -Confiaba en su palabra no se preocupe, sabiendo esto regreso a mi lugar de trabajo-. Scout continuó archivando documentos prestando atención a los documentos con los que trabajaba hasta que algo llamó su atención. Comenzó a revisar varios documentos extrañado buscando algo fuera de lo normal, finalmente se fijó en un documento perteneciente a una compra de productos químicos, aquello podía ser una simple petición de productos salvo con una diferencia: uno de aquellos productos resultaba ser un ácido con un elevado poder de corrosión. Scout conocía perfectamente la máquina que solía usar productos químicos con un alto nivel de toxicidad y sabía que aquel tipo de acido no era utilizado por ninguna de las muchas máquinas de la empresa. Era extraño que sin un motivo claro alguien realizara una petición de un producto de aquellas características por lo que decidió acudir a un departamento en el cual se encontraba la persona que tenía control sobre los productos químicos. Sabía que cualquier palabra fuera de contexto podía terminar con sus planes de averiguar el verdadero motivo de aquella solicitud por lo que decidió dar un pequeño rodeo verbal antes de abordar su verdadera preocupación. -Buenos días ¿Qué tal todo?-preguntó amablemente Scout al encargado de productos químicos. -Hombre Scout, cuánto tiempo sin verte, me informaron que te encontrabas de baja por enfermedad ¿estás mejor?- respondió el encargado. Scout sonrió mientras observaba al encargado, se trataba de una persona mayor, con amplios conocimientos dentro de los productos químicos, con el cabello corto a la vez que canoso. -Si claro, me dieron el alta ayer y estaba agobiado de permanecer en casa-. -Vaya hombre, me alegro de que esté mejor-.

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-Gracias por preocuparse ¿Qué tal todo por aquí?-. -Como siempre, ya sabes que en esta empresa uno no para, siempre para arriba y para abajo-. -¿Alguna máquina se ha vuelto a estropear?-. -No, las roturas de máquinas sabes que son más bien escasas, la máquina del galvanizado es la única que últimamente está dando más problemas pero vamos…que es algo normal-. La máquina de galvanizado era una enorme máquina repleta de bidones los cuales solían llenarse con todo tipo de productos químicos en los cuales se introducían todo tipo de productos de acero y hierro. Scout sabía que si alguna máquina podía usar acido esa era sin duda alguna la máquina del galvanizado aunque también sabía que el tipo de acido que habían pedido era demasiado corrosivo para ser utilizado con hierro o acero sin que este sufriera grandes desperfectos. -La máquina del galvanizado extraño es cuando no está rota ¿Qué ha sido esta vez, algunos de los bastidores, algún producto nuevo que ha dado problemas, la cadena de amarre tal vez?-. -Lo de siempre, los bastidores no hacen más que engancharse y quedarse trabados en mitad del trabajo, sabes que siempre usamos los mismos productos, no hemos probado otros desde hace años, en esta empresa si algo funciona bien ¿para qué cambiarlo?-. -Hombre… eso de que si algo funciona bien es algo irónico pero bueno, ahora debo regresar a mi puesto de trabajo, me apetecía saludarle después de tanto tiempo-. -Muy amable por tu parte, nos vemos en otra ocasión-. Nada más salir de departamento donde se encontraba el encargado de productos químicos Scout cambió la sonrisa de su rostro por una expresión fría. Aquella conversación le había demostrado que el acido que alguien había pedido no estaba siendo usado en la empresa pero también debía reconocer que tal vez el encargado le había mentido. Fuese como fuese Scout sabía que debía acudir a ojear la máquina de galvanizado por su cuenta para intentar descubrir si realmente el encargado había mentido o realmente había dicho la verdad. Aquello era una tarea fácil sin duda alguna, visitar aquella máquina tan solo requería ir hacia ella, pero a veces lo fácil se torna difícil, las cosas más fáciles vistas desde cerca suelen tener partes difíciles por lo que Scout comprendió que si quería investigar donde podía estar el acido en la máquina de galvanizado tendría que hacerlo en el momento justo y ese no era otro que el de la hora de comer. Debido a la larga distancia que separaba el trabajo de su casa Scout comía en la empresa, disponía de dos horas para él solo y sus insípidos bocadillos por lo que tras terminar de comer y aprovechando que la mitad de los empleados de la empresa se encontraban comiendo Scout decidió visitar la máquina de galvanizado. Todo parecía en orden, los bidones que contenían productos químicos seguían conteniendo los mismos productos que Scout había visto en cientos de ocasiones, el funcionamiento de la máquina no parecía tener anomalía ninguna y todos sus componentes permanecían en perfecto estado. Cuando Scout decidió salir al callejón contiguo a la empresa donde había tenido el encontronazo con el asesino para fumar un cigarrillo su teléfono móvil sonó. -Scout ¿Qué tal el día?- dijo Nami desde el otro lado del teléfono. -De momento bien, demasiado trabajo acumulado pero era de esperar-. -¿Has visto algo fuera de lo normal?-. -Podría decirse que si…-. -¿Qué quieres decir con eso?-. -He visto un documento de petición de productos químicos entre los cuales se encontraba un tipo de acido con un elevado poder de corrosión. No es un producto que usen en esta empresa la cual cosa es de extrañar-. -Tal vez hayan realizado algunos cambios-. -Me extraña, he hablado con el encargado de los productos químicos y al parecer hace bastante tiempo que no cambian de productos. Conozco bastante bien los productos químicos

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utilizados en esta empresa y te puedo asegurar que el tipo de acido que habían pedido no era uno de ellos-. -Si el asesino guarda relación con tu empresa ¿para qué va a querer acido?-. -Eso mismo me gustaría a mí…-. Scout se encontraba en un callejón sin salida cuando de repente alzó su mirada fijándose en un lateral del callejón, se trataba de un simple trozo de pared correspondiente a la propia empresa pero Scout comenzó a extrañarse: había visto aquella pared en otro lugar y no era en persona. Tras muchas vueltas Scout logró recordar donde lo había visto: se trataba de la misma pared en la cual Nakia se había hecho una fotografía que dejó colgada en el bunker. Sin duda alguna Nakia debía conocer la empresa donde Scout trabajaba pero ¿Por qué nunca le había hablado de ello a Nami? -Nami es hora de que regrese al trabajo, luego nos vemos en casa-. -De acuerdo Scout luego nos vemos, ten cuidado-. Scout sonrió mientras pensaba en porque la gente guardaba tanto silencio y nunca decía todo aquello cuanto quería decir, se preguntaba porque la gente tiende tanto a ocultar la verdad por unos miedos que en realidad no existen, tal vez para decir, o incluso afirmar, según que cosas la gente debería mirarse antes a sí misma. Scout regresó a su lugar de trabajo con la certeza de que algo fuera de lo estrictamente laboral se movía entre aquellas paredes y que algo que desconocía le señalaba con el dedo aunque desconociese quien, quienes o incluso que.

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Lo desconocido suele ser lo que más atrae, lo que más nos empuja a investigar. Aquel no era el caso de Scout, algo desconocido a su alrededor se movía pero tenía bien claro que no iba a ir a descubrir el que directamente, para él todo tenía que transcurrir con normalidad, paso a paso, sin acelerar ningún proceso, en ningún momento deseaba precipitar todo para alertar el asesino y que este actuase de nuevo. Tras un primer día de trabajo en el que la petición de ácido por parte de algún trabajador de la empresa se había convertido en un extraño paso hacia la aclaración a todo cuanto estaba pasando todo volvió a la normalidad tanto Galandria como Wina regresaron a sus casas con mas precaución que ganas, Nami había decidido instalarse durante un par de días más en casa de Scout la cual cosa no importó demasiado a este, tener a alguien en casa que le preparase algo más que simples precocinados era toda una suerte para él. Los días en el trabajo continuaron sin que nada llamase la atención de Scout, de repente uno de esos días Scout escuchó a su espalda una voz conocida. -Vaya Scout que alegría verte- dijo Antón el cual acababa de llegar de su viaje a Alemania. -Antón me alegro verle ¿Qué tal todo?- preguntó amablemente Scout mientras le daba la mano a Antón. -Cansado de tanto viaje pero bueno…todo sea por el bien de la empresa ¿tú qué tal te encuentras?-. -Bastante mejor-. -Por cierto ¿supiste algo más de aquella chica? ¿Cómo se llamaba, Naima, Namia?-. -Nami, se llamaba y se llama Nami-. -Eso mismo, Nami ¿sabes algo de ella?-. -Si claro, está pasando unos días en casa-. -¿En serio?, vaya me alegro, hacéis muy buena pareja-. -¡¿Pareja?!- exclamó Scout –No, no, está como amiga, solo eso, amiga y nada más-. -Bueno…por algo se empieza-. -Ni se empieza ni se acaba y ya está, somos amigos simplemente amigos-. -Ya, ya…-. Scout no pudo hacer otra cosa que gruñir mientras se encogía de hombros ante la amable risa de Antón el cual tras terminar aquella conversación decidió ponerse a trabajar en el interior de su despacho dejando que Scout continuase archivando documentos. Finalmente tras varias horas de trabajo la hora de comer llegó para Scout. Como cada día antes de disponer a comer Scout salió a la calle para fumar un cigarrillo tranquilamente, justo en el momento en el que se disponía a lanzar el cigarrillo su teléfono móvil sonó para su sorpresa. -Vaya Scout sigues vivo- dijo una voz desafortunadamente conocida para Scout el cual se quedó sin saber cómo reaccionar. -Fue una suerte para ti que Yevi abriese las puertas del bunker ¿verdad?, subestimé a aquella chica, nunca pensé que saliese de su estado catatónico con la ingesta masiva de vodka, habrá que agradecérselo ¿no crees?-. Aquellas palabras sin duda alguna sentaron bastante mal a Scout el cual debido a un comprensible nerviosismo se vio obligado a encender otro cigarrillo. -Ni se te ocurra tocar a Yevi- dijo Scout en tono enfurecido. -¿Qué vas a hacer?, ¿vas a matarme o tal vez vas a encerrarme en un bunker?-. Por primera vez Scout se vio seguro de sus posibilidades contra el asesino. -Veo que olvidas que te dispararon-. -Veo que olvidas que no me dieron ¿o acaso es un hecho que desconocías?, a claro, el señorito Scout solo ve lo que le conviene, ¿Qué tal sienta ver como matan a alguien frente a ti?

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Debo reconocer que tu demostración de fuerza y rabia con Zaumel fue formidable pero ya se sabe, la gente con miedo es la primera en caer-. -Como sigas con ese ritmo te quedarás solo en Barcelona…-. -No me interesa tu vida Scout, podría matarte en cualquier momento sin que pudieses evitarlo, no me interesa tan siquiera la vida de Nami ni Yevi ni Wina. Solo te pedí una cosa simple: que dejases las cosas tal y como están-. -Asesinaste a Nakia, Frank, Tears, Zaumel y a mis padres ¿pretendes que deje las cosas tal y como están?, olvídalo, ahora esto es entre tú y yo-. -Scout, Scout…el odio te ciega, te impide ver, yo no asesiné a tus padres, fue tu ímpetu por saber más de lo que deberías saber-. -¿Intentas cargarme a mí con tus actos?, no te servirá de nada-. -Entonces digamos que fueron daños colaterales, tu investigas yo asesino es simple ahora si eres tan amable dime un número entre el uno y el dos-. -El cinco- respondió irónicamente Scout. -Sabía respuesta-. Tras aquellas palabras el asesino colgó el teléfono alertando a Scout de que algo grave iba a suceder, por unos segundos recordó las palabras del asesino recordando rápidamente el nombre de una persona. Scout decidió recoger sus cosas a toda velocidad avisando a uno de sus compañeros que llegaba tarde a una visita médica. Tras salir a toda velocidad por la puerta de la empresa Scout decidió llamar a Nami para alertar del inminente peligro. -Dame un segundo y salgo disparado hacia donde se encuentre Yevi ¿sabes en que instituto está estudiando?-. -Ojalá y lo supiera- respondió Scout. - Wina tiene que saberlo, le llamaré-. -Estarán en mitad de clase, no creo que respondan-. -¿Y qué quieres que hagamos? No podemos permanecer con los brazos cruzados-. Scout intentó pensar con rapidez hasta que finalmente llegó a una conclusión débil pero algo lógica. -Se donde vive exactamente, tan solo hay que saber que institutos hay cerca de su casa y mirar uno por uno-. -Eso es una locura-. -En estos momentos la locura puede ser nuestra única salvación-. Tras aquellas palabras Scout le dijo a Nami la zona por donde Yevi vivía para que esta comenzase a buscar los institutos cercanos, acto seguido cogió un autobús deseando que este no tardase en llegar a su destino. Pero cuando las cosas dicen de ir mal dicen todo va mal, un accidente estaba ralentizando el tráfico lo cual no hizo más que aumentar la preocupación de Scout, de repente y cuando se disponía a bajar del autobús observando que nunca llegaría a su objetivo recibió una nueva llamada por parte del asesino. -Scout ¿Qué tal?, algo me dice que estás algo preocupado por Yevi…es tan dulce-. -Hazle algo y eres hombre muerto-. -Estás en medio de un atasco, no creo que puedas matar a nadie encerrado en un autobús, bueno son las reglas del juego, yo ordeno tu obedeces es así de simple, espero que Yevi le de recuerdos de tu parte a tus padres-. Como iba siendo habitual en el asesino este colgó sin dejar responder a Scout el cual se dirigió hacia el conductor del autobús para que le dejase bajar. -Es imposible, no estoy autorizado a dejar bajarse a nadie hasta la parada a no ser que sea por causas mayores-. Scout sonrió, tenía bien claro que no iba a comentarle nada al conductor de lo que estaba sucediendo pero por otra parte sabía que o llegaba a tiempo a su objetivo o Yevi pasaría a mejor vida. Finalmente Scout decidió usar un método que tan solo esperaba que le diese buenos resultados.

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-¿Cincuenta euros son una buena causa?- dijo Scout mientras le mostraba un billete de cincuenta euros al conductor. -Lo ves, esto son causas mayores-. Tras aquellas palabras el conductor abrió las puertas del autobús para que Scout pudiese bajar, aquello fue sin duda alguna toda una lección de moralidad: el dinero no da la felicidad…pero abre todo tipo de puertas. Salir corriendo de un autobús que se encuentra atascado en mitad de una carretera repleta de coches tal vez no sea la idea más sensata pero sin duda alguna era la única solución para intentar salvar una vida. Scout no tardó en comprobar una de las mayores, y crueles, realidades de todo fumador: por mucho deporte que un fumador realice su capacidad pulmonar será más bien escasa. Sin aire en los pulmones y casi sin tiempo en cuanto pudo abandonar la parte de carretera donde estaba el atasco se vio obligado a coger un taxi el cual le llevó a su casa donde le esperaba impaciente Nami. -Tengo la zona marcada y te informo que tan solo hay tres institutos en toda la zona-dijo Nami –Asimismo me he tomado la libertad de llamar a Galandria para avisarle, ahora mismo se dirige hacia la zona donde reside Yevi-. Scout miró dulcemente a Nami, por un instante y debido a los nervios para salvar a Yevi había olvidado llamar a Galandria que, al fin y al cabo, también estaba metida en toda aquella trama. -¿Qué miras?- preguntó Nami extrañada. Scout suspiró. -Haaaaaaaaaaay ¿Qué haría yo sin ti?- respondió Scout. -Vivir sin preocupaciones-. -Bueno eso también pero eso es otra historia-. Tras aquellas palabras Scout y Nami decidieron coger un taxi el cual les llevó directamente hasta la casa de Yevi donde les esperaba Galandria. -Somos tres personas, son cerca de las cinco de la tarde, a esta hora los estudiantes acostumbran a salir así que ya sabemos…cada uno a un instituto- dijo Galandria. -Un segundo- irrumpió Scout -¿Y tú qué haces que no estás estudiando?-. -Voy por la mañana ¿y si me saltase las clases qué?, ahora me dirás que tu nunca te has saltado alguna clase-. -¿Alguna? Si solo fuera alguna…-. -Chicos dejemos temas personales aparte, no es el momento- irrumpió Nami. Tras asignar un instituto a cada uno de ellos todos se encaminaron a su destino sin demora alguna. Galandria había acertado en sus predicciones de horario por lo que en cuanto todos llegaron a sus destinos los estudiantes ya estaban saliendo. Observando aquel hecho Scout decidió acercarse a un grupo de estudiantes para ver si tanto Yevi como Wina estudiaban en aquel instituto. -Chavales perdonad ¿sabéis si en este instituto estudia una chica bajita, rubia con mechas morenas llamada Yevi?-. Cuando los chavales se dieron la vuelta Scout comprobó como los conocía de algo. -Vaya… ¿mirad a quien tenemos aquí?- dijo uno de los chicos-Si es el defensor de la chica de los periódicos –. Para desgracia de Scout aquellos chicos no eran otros que a los que Scout había proporcionado una paliza cuando estos estaban atacando a Nami, lejos de amedrentarse Scout sabía que lo más importante de todo era guardar la compostura y averiguar si Yevi estudiaba en aquel instituto. -Lo voy a preguntar una vez mas ¿estudia una tal Yevi aquí sí o no?-. Los chavales comenzaron a reír mientras Scout encendía un cigarrillo. -Si que estudia…o no, ¿Qué vas a hacer si no te lo decimos?, ¿acaso nos vas a pegar?-. -¿Sabes tocar la guitarra?-. -¿Qué si se tocar la guitarra? ¿Tú te crees que soy músico o qué?-.

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Ante la sorpresa de todos Scout lanzó su cigarrillo contra el cuerpo del chaval que le había respondido el cual no tuvo más remedio que intentar apagarse la camiseta con exagerados aspavientos. -Eres músico y ahora ¿me vais a decir si Yevi estudia o no aquí?-. Antes de que cualquiera de aquellos chicos pudiese responder el teléfono móvil de Scout sonó. -¿Scout se puede saber que estás haciendo?- dijo Yevi desde el otro lado del teléfono. -¡Yevi! ¿Dónde estás?, estás en peligro –. -¿Se puede saber de qué me estás hablando?-. -No hay tiempo que perder, tenemos que vernos lo antes posible-. De repente alguien tocó el hombro de Scout el cual se giró algo alterado. -Scout…- dijo Nami. -No hay tiempo para juegos Nami, estoy hablando con Yevi-. -No, si lo sé…está detrás de mí-. Scout se giró extrañado observando como Yevi, Nami, Wina y Galandria se encontraban detrás de él. -Scout perdona que no te dijese nada pero…es que me daba miedo interrumpirte mientras asustabas a esos chicos, afortunadamente Nami me contó que estaba sucediendo que si no habría comenzado a pensar que eras un matón de instituto-. -Mejor no digo que pienso, ahora tenemos que salir de aquí rápidamente, Yevi tu esta noche dormirás en mi casa, dormiremos todo en mi casa, no podemos arriesgarnos a permanecer separados para que el asesino nos ataque-. Antes de que nadie pudiese responder el asesino volvió a llamar a Scout. -Scout, Scout…te noto un poco nervioso, deberías relajarte un poco más-. -¿Qué quieres ahora?- . -Ahora es tarde, ahora yo controlo las piezas de nuestro tablero y te toca a ti, permíteme un descanso para parar de reír por ese ataque de valentía con un grupo de chavales, creo que me lo he merecido-. Tras aquellas palabras el asesino colgó el teléfono dejando a Scout enfurecido a la vez que sin saber qué hacer, el asesino había jugado a la perfección sus cartas aunque aquella vez hubiese ganado con una falsa jugada. Scout comenzaba a dudar si el asesino quería acabar con cada uno de ellos o simplemente jugar con ellos. Fuese lo que fuese estaba claro que nadie iba a quedarse de brazos cruzados mientras jugaban con ellos. -Y bien ¿alguien tiene algún plan?- preguntó Scout. -Tal vez tengamos que estar prevenidos ante cualquier ataque, está claro que si el asesino quiere jugar con nosotros lo hará- respondió Nami. -Deberíamos adelantarnos a sus pasos ¿aunque cómo?- añadió Wina. -Desconocemos la pauta de acción del asesino pero está claro que nos controla y nos mantiene en su punto de mira en cada momento, tal vez actuando de una manera aparentemente ilógica pueda sernos de gran ayuda- dijo Nami. -¿Actuar de manera ilógica?-preguntó Scout mientras encendía un cigarrillo –Se realista, Wina, Yevi y Galandria van a clase todos los días, yo debo trabajar, no esperes que deje de trabajar para que el asesino no vuelva a atacar, si quiere atacar lo hará hagamos lo que hagamos-. -Tal vez tú tengas una idea mejor-. -Tal vez pero como podrás imaginarte ahora mismo mi cabeza no está para pensar en elaboradas ideas-. -Lo mejor será hacer como si no hubiese pasado nada pero estando en alerta, si nos comportamos de manera ilógica el asesino se dará cuenta y no dará señales de vida- añadió Galandria. Tal vez no era la solución correcta pero al menos era la que tenían más a mano y la que en caso de necesidad podría ir mejor.

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Al día siguiente Scout se levantó sabiendo que iba a tener que dar explicaciones en su trabajo por su repentina desaparición cosa la cual no se hizo esperar, poco después de sentarse para trabajar Khan llamó la a Scout. -Scout ¿se puede saber que te pasó ayer por la tarde?-. Scout debía mentir. -Recordé que a las cuatro de la tarde tenía medico, lamento no haber informado antes pero incluso a mí se me olvidó-. -¿Traes el justificante médico?-. -Con las prisas olvidé pedírselo al médico-. Khan suspiró, algo en el interior de Scout le hizo saber que la reprimenda por aquel error iba a ser contundente pero cuando Scout se disponía a escuchar el sermón pertinente su teléfono móvil sonó aunque a pesar de ello decidió no cogerlo. Sabía que si en aquellos momentos lo cogía la reprimenda podía ser mayor, el móvil continuó sonando hasta que finalmente Khan decidió intervenir. -Scout ¿no ves que te está sonando el teléfono?- -Lo sé, pero también sé que debería tenerlo apagado, tengo dicho mil veces que no me llamen durante mi horario laboral a no ser que sea cuestión de vida o muerte-. -Scout perdona que sea yo quien te lo diga…pero esas palabras para ti me parecen un tanto crueles-. -Se que pasó y o vivo con ello o al final acabaré mal-. De nuevo el teléfono móvil de Scout volvió a sonar aunque este decidió no cogerlo mirando fijamente a Khan. -No voy a insistir más en que lo cojas pero sabes que si necesitas más tiempo para asimilar lo sucedido por mi parte sabes que doy el visto bueno- dijo Khan. -Estoy bien, olvídese de que ha pasado, no puedo volver hacia atrás en el tiempo y evitar que mis padres vuelvan a la vida, en esta vida, por más que falsos poetas de medio folio digan si existen cosas imposibles. Solo quiero que me dejen trabajar en paz, solo quiero regresar a la normalidad y a una absurda rutina que al fin y al cabo no deja de ser mi vida-. Tras aquellas palabras el teléfono móvil de Scout volvió a sonar por lo que este decidió regresar a su lugar de trabajo guardándolo en la mochila, acto seguido Scout decidió coger el documento que había encontrado en el cual alguien hacía una petición de acido para intentar averiguar quién lo había solicitado. Pero ante su sorpresa el documento había desaparecido, Scout sabía donde guardaba cada uno de los documentos que archivaba por lo que le extrañó no encontrarlo sobre su mesa. Extrañado decidió buscarlo entre los cientos de documentos que se hallaban en los archivadores con los que él trabajaba, pero para sorpresa suya el documento había desaparecido, era como si la tierra se lo hubiese tragado. Todo aquello era muy extraño para Scout cuando una vez más su teléfono móvil sonó, la insistencia de la llamada comenzó a extrañar a Scout pero aún y así decidió no cogerlo. -¿No vas a cogerlo?- dijo repentinamente Antón el cual acababa de llegar a la empresa -No en horario laboral-. -Todo el mundo lo hace, nadie te va a decir nada por coger el teléfono si es eso lo que te preocupa-. -Eso mismo era lo que iba a decirle yo pero cuando Scout dice que no…es que no- irrumpió Khan. -Que todo el mundo lo haga no es problema mío, el trabajo es el trabajo y para mi gusto yo vengo a trabajar…no para hablar por teléfono- respondió Scout. Sin dejar tiempo para que ni Khan ni Antón pudiesen responder Scout decidió salir a la calle para fumar un cigarrillo y así tranquilizarse apaciguando la bestia interior que comenzaba a despertar en su interior. Pasados unos segundos y ante su sorpresa Khan hizo acto de presencia mostrando un extraño gesto amable en su rostro. -Scout ¿te encuentras bien?-. -Supongo que si…no se… a veces me vienen recuerdos a mi mente-.

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-Te entiendo, debo reconocer que tu carácter desde que llegaste a esta empresa ha ido cambiando, comenzaste siendo un salvaje descerebrado y te has convertido en un esclavo del trabajo, me recuerdas a mi cuando pisé por primera vez esta empresa-. Scout estaba extrañado, Khan siempre se había mostrado frio y distante con todas las personas de la empresa salvo con sus más allegados. Pero por primera vez en mucho tiempo la mirada de Khan no mostraba más que ternura y comprensión dejando atrás el frio que tanto le caracterizaba. -Se que a veces soy duro contigo pero créeme si te digo que es por tu bien, en esta vida o espabilas a base de golpes o todo el mundo acaba jugando contigo o tomándote el pelo para transformarte en un pelele sin sentido. Entiendo tu situación y sé que es muy difícil para ti pero sabes que lejos de estar frío contigo, y por mucho que quieras lo contrario, si necesitas algo y siempre que esté en mi mano te lo daré-. -¿Me da unos padres?-. Khan suspiró. -Ojalá y pudiese Scout, ojalá y pudiese volver atrás en el tiempo…tu tendrías padres y yo no me habría convertido en un esclavo del trabajo-. -Perdone que le corrija pero si es un esclavo del trabajo es porque usted lo ha permitido-. -Llevas poco tiempo en esta empresa en comparación de mí, en esta empresa lo quiera o no soy indispensable. Ahora si me lo permites debo regresar a mi puesto de trabajo aunque me vas a permitir que te de un consejo: nunca dejes que el trabajo se apodere de ti-. Scout sonrió mientras Khan regresaba a su lugar de trabajo por lo que tras finalizar un nuevo cigarrillo decidió seguir sus pasos. Nada más sentarse en su lugar de trabajo el teléfono móvil de Scout sonrió por lo que este miró a Khan, sonrió y esta vez decidió cogerlo comprobando como quien llamaba era Nami. -Nami ¿se puede saber qué pasa para que me estés llamando toda la mañana?-. -¿Toda la maña? Es la primera vez que te llamo- respondió Nami con voz triste y apagada. -¿Cómo que la primera vez? Me ha estado sonando el móvil durante un buen rato…-. -Eso no importa ahora pero…no sé como decírtelo- dijo Nami entre sollozos. -¿Qué ha pasado?- preguntó Scout con gesto preocupado. -Galandria está mal, muy mal…el asesino ha ido a por ella-. Scout dejó caer el teléfono móvil al suelo impactado por aquella noticia mientras Khan le observaba con gesto preocupado. Tras sentarse y recoger el teléfono Scout decidió que a pesar de que le abriesen un expediente en la empresa debía ir rápidamente al hospital donde estaba ingresada Galandria. -Voy para casa rápidamente- dijo Scout. -Te espero pero…ten mucho cuidado por favor-. Scout comenzó a preparar su mochila cuando Richi decidió interrumpirle. -“Señorito” Scout ¿se puede saber donde se cree que va?- dijo Richi con aires de superioridad. -Una amiga mía acaba de tener un grave accidente y me necesita, con o sin su permiso pienso ir a verla- respondió Scout de manera fría a la vez que contundente. -Ya se marchó ayer antes de tiempo sin justificación alguna, si pretende marcharse otra vez. Por muy grave que sea el asunto y el cual a su parecer no puede atenderse fuera del horario laboral me veré obligado a abrirle un parte sancionador-. -No puede a no ser que alguien me necesite pero me da igual…no pienso convertirme en un esclavo del trabajo-. Aquellas palabras dejaron frío y sin saber que hacer a Richi el cual miró a Khan ya que este al ser el responsable de Scout tenía la última palabra.

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-A mi no me hace falta en todo el día así que…-dijo Khan mostrando una extraña sonrisa en su rostro. Tras aquellas palabras Scout se puso su mochila sobre su espalda marchando de la empresa a toda rapidez.

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Un amigo está no solo en el ruido de las acciones sino en el silencio de la soledad, en esos momentos en los que a pesar de saber que estamos solos uno siempre puede coger el teléfono y llamar a esa persona, alguien que a pesar de conocer tus defectos sigue siendo tu amigo, un amigo es aquel que te dice lo bonito que es un vestido y lo ridículo que te sienta, aquel que alaba tu nuevo corte de pelo y por eso te regala una gorra mostrando una cálida sonrisa en su rostro. Para Scout Galandria le había demostrado que era una verdadera amiga a pesar de que su carácter chocaba con el de ella y de que sus gustos a la hora de vestir distaban mucho. Cuando Scout llegó a casa Nami se encontraba sentada en el sofá junto con Wina y Yevi las cuales habían sido informadas mientras se encontraban a punto de entrar en el instituto. -¿Qué ha pasado Nami?- preguntó Scout. -Esta mañana mientras Galandria se dirigía a su instituto al pasar por debajo de una obra una montaña de chatarra se desprendió de una cornisa cayéndole todo el peso encima, al parecer ha sido terrible, nadie sabe cómo ha podido sobrevivir…si es que logra hacerlo-. -¿Ha sido un accidente?-. Nami miró fríamente a Scout. -¿Después de todo lo que está sucediendo sigues creyendo en los accidentes?-. -Tienes razón, ha ido a por ella- respondió Scout refiriéndose al asesino -¿Pero cómo te has enterado?-. -Los padres de Galandria han llamado a todos los números que tenía en la agenda de su teléfono móvil, supongo que alguna de las llamadas que al parecer recibiste esta mañana serían los padres de Galandria-. -He recibido varias llamadas, reconozco que en algunos momentos me han entrado ganas de desconectar el teléfono-. -Tal vez tendríamos que haber permanecido todos juntos, me siento responsable de lo sucedido, si hubiese insistido en permanecer todos unidos tal vez nada de esto hubiese sucedido-. -No eres culpable de nada- irrumpió Wina –Si el asesino hubiese querido atacar antes lo habría hecho, está jugando con nosotros-. -¿Y puedo saber donde se encuentra Galandria en estos momentos?-. -Está ingresada en la UVI del “Hospital del Mar”-. -Pues tendremos que ir para allá-. Tras aquellas palabras y con claro gesto abatido el grupo se dirigió hacia aquel hospital olvidando completamente que el asesino podría volver a actuar. A nadie le gustan los hospitales: ni a los que se encuentran ingresados en ellos ni a los que van por simples visitas, es extraño observar como la gente rehúye de un sitio donde al fin y al cabo salvan vidas, tal vez sean los colores lisos y inquietantes a la vez, o el extraño silencio que en ellos se respiran, tal vez sea su peculiar aroma o tal vez sea los rostros serios de la gente que transita por su interior, sea lo que sea la gente teme al lugar donde se salvan vidas. Cuando el grupo llegó al hospital se dirigió rápidamente hacia la habitación donde Galandria se encontraba ingresada, cuando se disponían a entrar una enfermera les informó que debido al estado de esta solo los padres podían entrar a verla. -Le entiendo perfectamente pero ahora compréndame usted, Galandria es nuestra amiga y debemos estar en estos momentos a su lado-. -Os entiendo pero debéis comprender que Galandria ahora mismo no se encuentra en condiciones para recibir visitas, sus padres se encuentran dentro ya que son las únicas personas autorizadas a estar a su lado por lo que si queréis decirles algo puedo avisarles de vuestra presencia-. -Solo queríamos estar a su lado…-.

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-Y yo quisiera que cada una de las personas que entran en este lugar saliesen sonriendo pero a veces las cosas resultan imposibles. Por si os sirve de consuelo recordad que uno está no solo en el ruido de las acciones, sino en el silencio de la soledad-. Scout sonrió. -Bonitas a la vez que ciertas palabras ¿son suyas?-preguntó Scout extrañado. -Las leí en un libro-. Acto seguido la enfermera desapareció entre los pasillos del hospital dejando a todo el grupo sentado frente a la habitación donde Galandria ingresada. Las horas pasaron lentamente sin que de aquella habitación saliese nadie. Finalmente la noche llegó por lo que tanto Wina como Yevi y Nami decidieron regresar a casa. -Scout son las once de la noche, deberíamos regresar a casa, aquí no podemos hacer nada- dijo Nami. -Prefiero quedarme aquí, no os preocupéis-. -Se que no haré que cambies de opinión así que estaré en casa, mañana a primera hora vendré-. -Tened cuidado, no quisiera tener que lamentar otra acción por parte del asesino-. Nami decidió despedirse con un cálido beso en la mejilla de Scout, seguramente este era la persona sobre la faz de la tierra con más defectos pero si algo no tenía era cariño por los amigos. Scout había demostrado en incontables ocasiones que por el mismo era incapaz de mover un solo dedo pero que por los demás era capaz de mover el mundo entero, tal vez para el resto del mundo aquella actitud era egoísta y falta de sinceridad pero para Scout era parte de su vida. Finalmente el sueño venció a Scout, sentado sobre la silla del hospital los ojos de Scout comenzaron a notar el cansancio acumulado de un día no exento de tensión. Pero cuando el sueño mas había profundizado en su interior una mano sobre su hombro le despertó. Con claro gesto adormecido Scout observó como un hombre de frondosa barba canosa, mirada cansada y constitución fuerte trataba de despertarle. -¿Eh? ¿Qué pasa?-preguntó Scout completamente adormecido. -Tranquilo, no pasa nada, te has quedado dormido-. -Ostras lo siento – respondió Scout mientras movía su cabeza para intentar despejarse. -No te preocupes Scout ¿verdad?-. -Así es pero perdone que se lo comente ¿nos conocemos?-. -Disculpa, había olvidado presentarme, soy Kile, el padre de Galandria-. -Encantado de conocerle-. -El placer es mío-. -¿Cómo se encuentra Galandria?-. -Permanece en coma, los médicos desconocen si sobrevivirá, le ha caído una gran cantidad de peso encima, no sabemos qué pasará…-. Por primera vez en mucho tiempo la realidad en la que pensaba Scout distaba mucho de lo que sabía que tenía que decir. -Ya verá como de aquí a un par de días está dando saltos-. -Ojalá y fuera tan fácil, ahora deberías marchar a casa y descansar, creo que llevas aquí todo el día-. -¿Y dejar sola a Galandria?, no gracias, este es mi lugar, se que no puedo hacer nada pero no pienso dejarla sola en estos momentos-. Aquella noche Scout y Kile la pasaron hablando sobre Galandria a la vez que conociéndose el uno al otro. Por las venas de Scout comenzó a correr más cafeína que sangre por lo que cuando Nami apareció a primera hora de la mañana Scout decidió salir a la calle para llamar a Khan e informarle de lo sucedido. -Khan soy Scout ¿Qué tal está?-.

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-Hombre Scout me alegro escucharte- respondió amablemente Khan –De momento todo va bien ¿Qué tal está tu amiga?-. -Mal para que voy a engañarle, los médicos desconocen si sobrevivirá-. -Vaya, lo siento…-. -No se preocupe aunque quería pedirle una cosa-. -Sabes que mientras esté en mi mano puedes pedirme lo que quiera-. -¿Me necesitará hoy?-. -Ya sé por dónde vas y puedes estar tranquilo, tomate los días que necesites-. -Gracias aunque intentaré pasarme mañana a primera hora para estar un par de horas y al menos quitarme trabajo de encima-. -No te preocupes de eso ahora, tu trabajo puede esperar en estos momentos, yo me quedaré hasta tarde así que mañana llegaré más tarde-. -Gracias por todo-. Tras finalizar aquella llamada Scout encendió un cigarrillo cuando de repente su teléfono móvil sonó. -¿Si?, ¿Quién es?-. -Papá Noel, elige un regalo- respondió el asesino ante la sorpresa de Scout. -Eres hombre muerto, te avisé, te dije que como le hicieras algo a alguien acabaría contigo aunque fuese la última cosa que hiciera en la vida- respondió Scout completamente enfurecido. -¿Qué vas a hacerme?, ¿asustarme con un disparo? A no…ya lo sé…primero harás que tenga un accidente en moto como le pasó a Frank, luego me dispararás en la cabeza tal y como hice con tus padres, continuarás cortándome la cabeza como hice con Tears y finalmente me arrojarás un montón de chatarra encima como le pasó a Galandria-. -Me parece a mí que lo de Galandria no te ha salido tal y como te esperabas…sigue viva-. -Lo sé pero ¿Por cuánto tiempo, un día, una semana, horas?, lo más curioso de todo es que esas muertes son por tu culpa, Scout, Scout… ¿no te dije que abandonaras tu investigación? Pero no, el señorito Scout quiere jugar a hacerse el héroe-. -No conseguirás hacer que me sienta culpable por las muertes que tú has cometido-. -Deberías, sería todo un acto de generosidad por tu parte-. -Prefiero ser un borde con las manos limpias antes que un cobarde con las manos manchadas de sangre-. -Oh que bonito, déjame que te aplauda por esa frase tan bonita ¿es tuya?-. -Te la cedo si quieres, que sepas interpretarla es otra cosa-. -Tranquilo es toda tuya pero te recuerdo una cosa…algunas cosas se pierden por arte de magia ¿te suena?-. -Se que estás detrás de una extraña petición de acido y cuyo documento ha desaparecido ¿te vas a bañar en él?-. -Cuidado y no naufragues en tu propio ego aunque ahora si me lo permites debo escribir un “réquiem por Galandria”-. Aquellas palabras sirvieron para finalizar la conversación no sirvió más que para que el odio y la rabia de Scout subieran de manera peligrosa tanto para un bando como para otro. A veces el odio nos da fuerzas pero también suele dejarnos ciegos, cualquier paso mal dado dentro de un odio incontrolado podía suponer una seria amenaza para la investigación. Para Scout todo cuanto estaba pasando había dejado de ser una simple investigación por la muerte de Nakia para convertirse en algo personal. Aquella noche, debido a la gran cantidad de trabajo acumulado, Khan decidió quedarse hasta tarde en la empresa, el cúmulo de archivos pendientes comenzaba a tomar grandes dimensiones aunque para fortuna de él Scout era una persona sumamente ordenada dentro

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de su trabajo por lo que no tuvo dificultad alguna en archivar varias docenas de documentos. Cuando finalmente se dispuso a cerrar unas cuentas alguien apareció ante él. -Vaya, no esperaba ver a nadie a estas horas por aquí- dijo Khan. La otra persona sonrió y ante la sorpresa de Khan sacó una escopeta que llevaba escondida entre unos diarios apuntándole a la cabeza. -¿Sabe Khan? No es indispensable-. Tras aquellas palabras la cabeza de Khan se movió sin sentido, un disparo en su cabeza hizo que Khan falleciera en el acto. Todo había sido muy rápido: cinco palabras y un disparo, acto seguido otra persona apareció en la oficina para arrastrar el cadáver de Khan mientras la otra limpiaba cuidadosamente la sangre. Sin lugar a dudas había sido un gran trabajo, nadie escuchó nada, nadie vio nada.

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Nami, como el día anterior, llegó a primera hora de la mañana al hospital del Mar. Scout la esperaba despierto, sumido en una nube de cafeína que nadie podía mover, Tras las presentaciones entre Nami y el padre de Galandria Scout decidió que era hora de visitar su trabajo aunque solo fuese como acto testimonial, antes de marchar decidió despedirse del padre de Galandria. -Si hay alguna novedad avísenme en cuanto puedan, asimismo en cuanto plegue vendré aquí- dijo Scout. -No te preocupes, bastante estás haciendo ya, deberías dormir un poco- respondió amablemente Kile. Nami decidió intervenir susurrándole una realidad a Scout. -Se nota que este hombre no te conoce…-. Scout sonrió ante la cruda realidad que Nami acababa de decir, cualquier persona que conociera mínimamente a Scout sabía que para el descansar era un término que desconocía. Cuando Scout llegó a su trabajo se encontró cara a cara con Richi el cual le miraba con cara de pocos amigos, sabía que su respuesta a la negativa de que este marchase para ir a ver a Galandria no había sido del agrado de Richi aunque para fortuna de él su puesto de trabajo dependía de Khan. -Scout tenemos que hablar así que eres tan amable acompáñame- dijo Richi con tono serio. Scout acompañó a Richi hasta un pequeño despacho en el cual tan solo había una mesa y varias sillas, tras sacar unos documentos Richi comenzó a hablar. -Veamos Scout, entiendo que estés atravesando una mala época a nivel personal, entiendo también que ahora la gente que te rodea sea tu mayor apoyo pero creo que no sabes diferenciar cuando son horas de trabajo y cuando hora para pensar en todo aquello que sucede fuera de tu vida-. -¿A dónde quiere llegar?-preguntó Scout extrañado. -Verás…tras hablar detenidamente con Antón, y a pesar de que tanto él como yo personalmente, entendemos tu caso pero nos vemos obligados a abrirte un expediente sancionador. La respuesta que me diste ayer se encontraba fuera de contexto y es algo que no podemos permitir dentro de esta empresa-. -¿Fuera de contexto?, ¡era una amiga! Estar al lado de una amiga que se encuentra en coma y de la cual los médicos dudan que sobreviva no es estar fuera de contexto- dijo Scout enfurecido. -Una cosa es lo que pase de puertas para adentro de la empresa y otra muy distinta lo que suceda de puertas para afuera-. -No pueden abrirme un expediente sancionador por estar al lado de un amigo-. -Si, si que podemos ya que esto ha afectado a tu rendimiento laboral y has faltado al respeto a una persona que está por encima de ti-. -¿Faltarle al respeto?, en ningún momento le insulté-. -A veces no hacen falta decir según que palabras para insultar-. Scout no tuvo más remedio que apretar su puño y aceptar aquella decisión por muy en contra que este estuviese. Sabía que si era expulsado de la empresa la investigación por descubrir quien se encontraba detrás de todos los asesinatos quedaría reducida a nada. Por primera vez en mucho tiempo entendió porque alguna gente hablaba de la ley del embudo dentro de aquella empresa: cargar con toda la incompetencia de los demás y sonreír. Por unos instantes pensaba que era mejor echar al traste la investigación que tener que soportar las absurdas normas que algunos habían decidido imponer pero el recuerdo del estado de Galandria le hizo

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saber que tendría que tragar aquello y muchas más cosas. Tal vez el orgullo de las personas no conozca límites o tal vez la falsa visión de la realidad sea su propio límite. Tras salir de la sala Scout regresó a su lugar de trabajo fijándose como Khan no había llegado, sabía que este se había tenido que quedar hasta tarde por su culpa adelantando trabajo la cual cosa le hizo comprender que le debía un favor. Khan había demostrado que debajo de su apariencia fría y despiadada se escondía una persona de enorme corazón. Con más rabia que ganas debido al expediente sancionador que le iban a abrir Scout comenzó a trabajar pensando en demasiadas cosas que al fin y al cabo nunca tendrían respuesta. De repente su teléfono móvil sonó comprobando que quien llamaba no era otra persona que Nami, a pesar de saber que responder podría acarrearle graves consecuencias no se lo pensó dos veces. -¿Nami que sucede?-. -Scout... Galandria acaba de sufrir un paro cardiaco, afortunadamente los médicos han podido reanimarle aunque su estado es de extrema gravedad, deberías venir…nadie sabe cuántas horas de vida le quedan a Galandria- . Por unos instantes Scout se vio entre la espada y la pared, sabía que si se movía de la empresa le despedirían pero el simple hecho de saber que la vida de Galandria se contaba por minutos. Scout sabía que la agilidad mental a la hora de tomar decisiones no era su punto fuerte pero en aquellos momentos sabía que o pensaba con rapidez o podía cometer un error que nunca se perdonaría en la vida. Existen momentos en la vida de cualquier persona en las que uno toma decisiones y luego, aunque sea tarde, piensa en ellas. Scout decidió no pensar por lo que sin decir ni una palabra preparó su mochila y comenzó a caminar hacia la salida de la empresa, Richi observando cómo Scout marchaba sin decir nada a nadie se levantó interrumpiéndole el paso. -“Señorito” Scout ¿se puede saber donde se cree que va?-. Por aquel entonces Scout se había convertido en una bestia de un solo ojo por el cual solo veía un camino y no tenía nada que ver con quedarse sentado en su lugar de trabajo mientras Galandria moría sin más. -Despídanme si quieren pero tengan por sentado que no me quedaré aquí mientras se que una amiga mía fallece- respondió fríamente Scout. Richi observó extrañado como Scout se alejaba sin saber que decir, sucediese lo que sucediese Scout sabía que había tomado la decisión correcta o al menos la más parecida a sus ideales inconformistas. Cuando Scout llegó al hospital se encontró con Yevi, Wina, Nami, Kile y varias personas más que al parecer eran amigos de Galandria, por unos instantes el mundo el mundo de Scout se derramó por el suelo, sabía que todo aquello cuanto estaba sucediendo, al fin y al cabo, era por su culpa, si no hubiese comenzado a investigar la muerte de Nakia nada de aquello estaría sucediendo y Galandria al menos estaría viva aunque nunca hubiese llegado a conocerla. La rabia por no poder atrapar al responsable de todo aquello crecía constantemente convirtiéndose en una peligrosa olla a presión en el interior de Scout que incluso él mismo temía que estallase. Cuando una persona pierde aquello que tiene o todo cuanto le rodea, se convierte en una persona peligrosa: cuando no hay nada que perder siempre hay algo que ganar. Para Scout ganar era encontrar el responsable de todo aquello y hacerle pagar por todo el daño cometido, no deseaba la muerte de más inocentes, curiosamente tampoco deseaba la muerte del asesino. Había aprendido gracias al propio asesino que si realmente quieres hacer daño a alguien debes atacar a la gente que le rodea, la muerte para alguien es un camino demasiado fácil, mejor el sufrimiento lento y agónico de aquellos cuanto odias. Las horas pasaron sin que la salud de Galandria fuese mejorando aunque afortunadamente tampoco empeoraba. Cuando llegó la noche los amigos de Galandria decidieron marchar, Wina, Yevi y Nami observando que la noche ya había caído con toda su intensidad decidieron seguir sus

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pasos observando cómo Scout permanecía impasible con los brazos cruzados y la mirada perdida sentado en un banco del pasillo del hospital. Observando aquel hecho Nami decidió hablar con él para intentar convencerle de que debía descansar. -Scout, sé que no vas a hacerme caso pero deberías ir a casa e intentar descansar un poco, llevas varios días sin dormir-. Scout miró a Nami mostrando una cálida sonrisa en su rostro y ante su sorpresa le dio un beso en la mejilla. -Nos vemos mañana- dijo Scout. Nami sonrió, aquel simple hecho había logrado para hacerle entender que Scout no pensaba regresar a casa. Para él permanecer al lado de Galandria era mucho más importante que dormir aunque para Scout cualquier cosa era más importante que dormir. Cuando todo el mundo marchó Kile decidió hablar con Scout, en cierto modo era reacio al comportamiento que estaba teniendo Scout pero también reconocía su gran aprecio y sobre todo el elevado valor de la amistad que este tenía con Galandria. -Scout ¿podemos hablar?-. -Si claro- respondió este amablemente. -Verás…agradezco enormemente todo cuanto estás haciendo por mi hija pero me preocupas-. -Estoy perfectamente, no tiene porque preocuparse-. -Ya me dijo Galandria que eras una persona sumamente cabezota y que cuando algo se te mete entre ceja y ceja es muy difícil hacerte cambiar de opinión-. -Entonces le dijo lo correcto-. -Ya veo ya… ¿y si intento convencerte con realidades?-. Scout sonrió. -Es bueno soñar, incluso para permanecer despierto- dijo Scout. Kile suspiró. -Menos mal que Galandria me habló mucho de ti que si no con esa respuesta ya me habrías dejado fuera de combate-. -Caballero seré directo, agradezco mucho que intente convencerme para que regrese a casa e intente descansar un poco pero pienso permanecer el tiempo que haga falta aquí hasta que Galandria se recupere-. -Es una actitud egoísta por tu parte, solo piensas en ti, en que debes estar aquí para que Galandria se ponga bien, en que para ti el resto del mundo no es nada pero olvidas que para el resto del mundo tú eres alguien-. -Creo que sabe que para mí el mundo no es nada y lo seguirá siendo mientras existan prejuicios o discriminaciones tanto por los ideales como por la forma de ser o de vestir-. -No puedes cambiar el mundo con solo pensarlo-. -Tampoco puedo hacerlo derribando uno mientras observo cómo se levantan dos más a cada golpe-. -La vida no es fácil y lo sabes, la vida te da golpes de los cuales debes saber cómo levantarte-. -Se que es la vida aunque no lo crea y ahora mi vida pasa por permanecer al lado de Galandria aunque ella no me pueda ver, y le pese a quien le pese pienso permanecer aquí olvidándome de mis problemas-. Kile no tuvo más remedio que sonreír a la vez que se resignaba. -Eres un gran tipo Scout, peculiar pero gran tipo. Espero que la vida te sonría, encuentres una buena mujer, te den un alto puesto en tu empresa y ese tipo de cosas que se suelen pedir para bien- dijo Kile. -Una buena mujer lo dudo, no tengo eso a lo que la gente llama “corazón” y un alto puesto en mi empresa…bueno más que alto ha sido bajo: me van a despedir por venir aquí así que…- respondió Scout mostrando una extraña sonrisa ante la mirada atónita de Kile –Mañana iré para firmar lo que tenga que firmar y luego a vivir lo que el trabajo no me dejó vivir-.

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Kile acababa de comprobar cómo la idea de que Scout era un tipo peculiar era errónea: era un tipo extremadamente peculiar. Aquello le hizo comprender que en esta vida, por más que uno vea cosas, siempre se sorprenderá con algo nuevo.

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A primera hora de la mañana, antes de que Nami fuese al hospital, Scout decidió ir a su trabajo para despedirse y firmar los documentos que fuesen necesarios. Desde su punto de vista iba a ser despedido aunque si no lo echaban Scout tenía bien claro que no seguiría en una empresa donde el valor de una vida significase mucho menos que el valor por el trabajo. Sabía que no tenía nada que perder por lo que se dirigió con paso firme y decidido a su empresa. Cuando llegó a ella observó extrañado como una enorme puerta que hacía a la vez de entrada y salida de camiones permanecía cerrada, tras mirar a su alrededor observó como en el aparcamiento de la empresa no había coche alguno, era como si la empresa permaneciera cerrada pero una pequeña puerta de acceso a las oficinas le hizo saber que allí dentro había alguien por lo que sin pensárselo dos veces decidió dirigirse hacia las oficinas. Pero al llegar allí observó como en su interior no había nadie, todo estaba sumido en un extraño silencio, los ordenadores permanecían apagados, las sillas en su lugar, las luces apagadas y todo en su lugar. De repente algo llamó la atención de Scout, al final de la oficina una puerta de carga y descarga que daba a la fábrica permanecía abierta de par en par, extrañado Scout se dirigió hacia ella comprobando como desde la oficina hasta la fábrica existía una altura considerable. Tras mirar a través de la puerta pudo ver como a frente a la puerta, situado a nivel de la fábrica se encontraban unos tubos de acero cuyo extremo superior se hallaba afilado. La mente de Scout intentó recordar que uso daba aquella empresa a ese tipo de tubo, finalmente recordó que nunca antes se habían fabricado tubos con un extremo afilado. De repente Scout notó como una sombra se acercaba a él rápidamente por lo que sin tiempo para pensar se lanzó por la puerta sujetándose al filo de esta justo en el instante en el que una figura más bien corpulenta, con el rostro cubierto por un pasamontañas negro y vestido completamente del mismo color hacía el gesto de empujarle. La extraña figura observó a Scout mientras movía su cabeza de un lado a otro haciendo crujir todas sus articulaciones. Scout se encontraba a una altura de diez metros aunque para fortuna de él una montaña de cajas repletas de pequeños tubos de plástico hacían disminuir la altura, al fin el cara a cara con el asesino había llegado para Scout. Sabía que su posición no era la más indicada para plantarle cara pero tenía bien claro que no iba dejar escapar la oportunidad de saber quién era realmente el asesino. Scout se dispuso a hacer fuerza para no caer cuando el asesino sacó una escopeta apuntando inmediatamente a la cabeza de Scout el cual sin pensárselo dos veces saltó de espaldas hacia las cajas. Tras un contundente golpe Scout sacudió su cabeza para intentar despejarse del shock por saltar desde aquella altura, acto seguido observó como el asesino le miraba fijamente mientras alzaba su brazo para efectuar un nuevo disparo. Un rápido salto y varias piezas de plástico convertidas en polvo salvaron a Scout de una muerte segura. Tras varios disparos mas sin que fortuna impactasen en Scout este sacó de uno de sus bolsillos su teléfono móvil, extrañado observó cómo no disponía de cobertura la cual cosa le impedía realizar llamada alguna, si quería sobrevivir debía encontrar alguna salida por la cual escapar a toda velocidad. Con extrema cautela se dirigió hacia una de las salidas traseras de la empresa atravesando la sección de mantenimiento la cual se encontraba sumida en una especie de orden caótico. Desafortunadamente las puertas traseras de la empresa se encontraban completamente cerradas por lo que comprendió que fuese quien fuese el asesino le había preparado una trampa de la que parecía no haber salida. Un nuevo disparo impactó a escasos centímetros de una de las piernas de Scout el cual saltó inmediatamente detrás de una mesa la cual comenzó a volar en pedazos, aquel parapeto no iba a durar demasiado por lo que salió corriendo de aquel lugar en dirección a la máquina de galvanizado. Desafortunadamente un nuevo disparo logró rozar el brazo de Scout el cual comenzó a sangrar débilmente, afortunadamente pudo alcanzar los bidones de la máquina de galvanizado que contenían productos extremadamente inflamables por lo cual cualquier disparo contra ellos

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podía hacer que toda la empresa saltase por los aires. Aquello le hizo sonreír, tal vez el asesino no era lo suficientemente inteligente para saber aquel hecho, pero un extraño ruido metálico le hizo mirar sobre su espalda observando como el asesino se encontraba tras él armado con un enorme martillo de demolición dispuesto a provocar que la cabeza de Scout cupiese por debajo de una puerta aunque el resto del cuerpo no le acompañase. Un rápido movimiento por el suelo salvó a Scout de una muerte más que segura por lo que tras levantarse comenzó a correr sin saber a dónde ir mientras el asesino le seguía a paso lento pero decidido. -Podrás correr, podrás esconderte…pero no vivirás para contarlo- dijo el asesino con voz firme. -Eso es algo que prefiero comprobar por mí mismo, tampoco me voy a quedar quieto para ver si tienes razón- respondió Scout mientras corría sin dirección alguna. Tras perder de vista al asesino y victima de sus pulmones de fumador Scout decidió detenerse frente a la oficina del encargado de productos químicos. -Piensa Scout piensa, tiene que existir alguna manera de enfrentarse al asesino-susurraba Scout. Pero ni Scout era un maestro de la agilidad mental ni la situación dejaba tiempo para pensar por lo que Scout escuchó un extraño ruido de motor. Aterrorizado observó como el asesino había subido a una carretilla eléctrica aproximándose rápidamente hasta la posición de Scout el cual comenzó a correr en dirección opuesta cuando un nuevo ruido le hizo comprender que algo iba a suceder. Una pila de enormes tubos de plástico que se encontraban suspendidos en el techo de la empresa por una grúa se había desprendido de unos de sus laterales avanzando como un ariete hacía él. Una decima de segundo bastó para que saltase hacia atrás justo en el instante en que el asesino chocaba violentamente contra la pila de tubos los cuales detuvieron al asesino en el acto. Scout cogió sus rodillas suspirando aliviado sin percatarse que el asesino seguía vivo y en perfectas condiciones, tan solo uno de los tubos se había introducido mínimamente por la parte frontal de la carretilla eléctrica. Mostrando una enorme sangre fría el asesino disparó con su escopeta contra el tubo. Aquello alertó a Scout el cual comenzó a correr hasta que finalmente decidió encaramarse a una columna de acero para intentar despistar al asesino, afortunadamente este no vio como Scout se encaramaba en la columna por lo que tras pasar por debajo de él Scout decidió saltar desde una altura más que considerable cayendo violentamente sobre el asesino con los pies. El golpe a pesar de haber tumbado al asesino también provocó que Scout se lastimase los tobillos. -Buen trabajo Scout- pensó. Pero esta vez Scout no se enfrentaba a unos críos a la salida de un instituto por lo que horrorizado observó como el asesino se reincorporaba como si nada. -¿Eso es todo lo que sabes hacer?- dijo el asesino –Creía que podías hacerlo algo mejor-. -Y puedo, sé hacer otras cosas- respondió Scout. -En tu estado lo dudo pero ¿y qué es eso que sabes hacer?-. -Se cantar, escribir, acabar con los nervios de la persona más paciente del mundo, pero sobre todo se correr-. Antes de que el asesino pudiese reaccionar Scout propició una tremenda patada en la entrepierna del asesino el cual cayó al suelo víctima de un intenso dolor. Aquellos segundos sirvieron para que Scout pudiese escapar tan rápidamente como sus tobillos le permitían. Pero al pasar por al lado de una pequeña sala con puertas de cristal que hacía de comedor una nueva pila de tubos de plástico golpeó de lado a Scout haciéndole volar por los aires hasta atravesar las puertas de cristal. Aturdido, con el brazo derecho completamente dolorido y ensangrentado Scout intentó reincorporarse apoyando sus manos y rodillas en el suelo. Un incesante goteo de sangre sobre el suelo le hizo comprender que sus heridas eran más que considerables.

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-Me parece a mí que esta vez no tienes salida- dijo el asesino mientras hacía acto de presencia a través de lo poco que quedaba de puerta armado con una barra de acero. Scout comenzó a mirar a su alrededor buscando algo que le ayudase a defenderse, desafortunadamente para él salvo cristales rotos, una pequeña nevera y un microondas no había nada más. Sin darle tiempo a reaccionar el asesino comenzó a golpearle violentamente sin que este pudiese defenderse, uno de los golpes provocó que Scout acabase chocando contra la pared de manera violenta quedando apoyado sobre el microondas. -¿Sabes Scout?, fue una lástima que Nami se cruzará en tu camino, fíjate, de no haberla conocido tu no estarías en esta situación-. -No me arrepiento de haberla conocido te lo aseguro-. -Perdona que me ría pero Scout ¿te estás escuchando?, estás dando tu vida por los demás, nadie vale más que tu vida…y menos ahora-. -Ayudar a alguien es algo que siempre valdrá la pena ¿acaso tu no la darías?-. Aquella no había sido una pregunta al azar, sin que el asesino se percatase Scout logró introducir la cadena que llevaba colgando de su pantalón en el interior del microondas poniéndolo inmediatamente en marcha. -¿Dar mi vida por los demás?, no me hagas reír, nadie vale más que uno mismo, ayudar a los demás solo demuestra que uno es egoísta consigo mismo, tu ayudas y luego cuando eres tu quien necesita nadie decide ayudarte, tu deberías saberlo mejor que nadie-. -Yo soy dueño de mis decisiones, solo yo controlo mi vida, que ayude o deje de ayudar a alguien es asunto mío-. -Bonita palabrería para tan pocas realidades-. Ante la sorpresa del asesino Scout comenzó a dibujar una extraña sonrisa en su rostro. -¿Se puede saber de qué te ríes ahora?-preguntó extrañado el asesino. -Me parece que suena un teléfono móvil- . -Imposible, tengo un inhibidor de frecuencia, por eso nos has podido utilizar tu teléfono móvil-. -Entonces es el tuyo…y creo que es algo de comida a domicilio-. Unos solos segundos bastaron a Scout para salir corriendo del comedor justo en el instante en el que el microondas estalló en mil pedazos, la onda expansiva provocó que Scout saliese despedido por los aires chocando violentamente contra el suelo aunque afortunadamente el asesino había sufrido un tremendo impacto provocándole graves heridas y dejarle la ropa completamente rasgada. Tras despejar su cabeza con rápidos aspavientos Scout se dirigió hacia el lugar donde yacía el asesino el cual ante la sorpresa de Scout se levantó agonizando. Antes de que Scout pudiese reaccionar el asesino cogió del cuello de su camiseta, Scout observó extrañado como el asesino tenía barba, aquello le hizo saber quien realmente el asesino. -¡¿Richi?!-. Un tremendo puñetazo en rostro de Scout provocó que este cayese al suelo escupiendo grandes bocanadas de sangre, antes de que Scout pudiese reaccionar el asesino se situó sobre él quitándose el pasamontañas que cubría su rostro. Aquello le hizo comprender a Scout que no se había equivocado en absoluto. -Si Scout, Richi…tu gran amigo, la persona que te escondía tu mentira en la empresa contando otra mentira ¿accidente de tráfico?, tus padres fuero aaaaaaaaaaaaasesinados- dijo Richi mientras golpeaba a Scout violentamente con una barra de hierro –Querías saber quién mató realmente a Nakia ¿realmente era necesario?, yo creo que no, Nakia nunca debía haber existido, fue un accidente, por eso se le dio en adopción, Nakia vivió con unos padres de mentira ¿eso no lo sabías verdad? ¿Dime ahora de que te sirve tu verdad?-. Enfurecido Richi comenzó a golpear con más rapidez a Scout aunque este mostraba una lógica quietud. Pero cuando la gente conoce una verdad que cambia su vida completamente es capaz de todo. Aquello no había hecho más que despertar la bestia que Scout tenía en su interior por lo que ante la incredulidad de Richi se levantó del suelo con el rostro completamente

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ensangrentado. Scout abrió la boca mostrando una dentadura enrabiada, ante la sorpresa del asesino este disparó la escopeta que portaba el asesino y que gracias a la explosión había perdido disparando contra las piernas de Richi. Acto seguido Scout se puso sobre el mirándole fijamente a los ojos mientras dejaba que las gotas de sangre que caían por su frente caían sobre el rostro de Richi. -Nakia era inocente, mis padres eran inocentes, Frank era inocente, Tears era inocente, Galandria era inocente…tu eres culpable por vivir tanto tiempo. Nadie me llamó a esta guerra pero me metisteis, ¿no podías haberme dejado tranquilo? No, el “señorito” Richi tuvo que ser un mal padre, un cobarde, un egoísta y tuvo que dar en adopción a Nakia pero cuando esta supo quien era realmente su padre este acabó con su vida. Entiende y escucha que la sangre que estás bebiendo será la misma que beberán tus hijos-. -¿Acaso crees que soy el padre de Nakia?- respondió agonizando Richi. -No, no lo eres…eres su cadáver-. Un disparo en la cabeza de Richi fue el final para un día que solo tenía que haber significado el despido de Scout. Agotado este se sentó en el suelo encendiendo inmediatamente un cigarrillo, de repente el teléfono móvil de Scout sonó. -¿Si, quien es?-. -Enhorabuena Scout, has matado a Richi –dijo un voz fría y grave -¿Así lo tratas por impedirte ver a Galandria?, recuérdame que el día que te tengamos que denegar un ascenso no esté en medio-. Para desaliento de Scout Richi no era la persona que se encontraba detrás de la muerte de Nakia, Frank, Tears y sus padres aunque si se encontraba detrás de la muerte de Zaumel. -Nos vemos en otra ocasión Scout, creo que es mejor acabar contigo cuando estés en mejores condiciones…odio las cosas fáciles- dijo el que parecía ser el autentico asesino. Agotado, abatido pero satisfecho en cierta medida por haber acabado con uno de los responsables de la muerte de tanta gente. Scout miró el cadáver de Richi, volvió a encender un cigarrillo y comenzó a golpear la pierna del cadáver de Richi. -Por cierto Richi: estás despedido-.

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Sentado en el suelo junto el cadáver de Richi Scout decidió llamar a Nami para que acudiese a recogerle. -¿Ha sucedido algo Scout?- preguntó Nami extrañada. -Nada del otro mundo…pero no te asustes cuando llegues- respondió Scout. -¿Pero qué ha pasado?-. -Tú sigue el rastro de destrucción y me encontrarás-. Extrañada y sin saber que estaba sucediendo Nami decidió coger un taxi para llegar cuanto antes a la empresa de Scout. Tras llegar Nami observó extrañada como el interior de la empresa se encontraba bastante destrozado. Tras observar como la puerta del comedor había desaparecido se dirigió hacía allí observando aterrorizada como Scout permanecía en el suelo envuelto en un charco de sangre con el rostro completamente ensangrentado mientras el cadáver de Richi yacía a su lado. -¿Si te digo que no es lo que parece no me creerás verdad?- ironizó Scout. -¿Pero qué demonios ha pasado aquí?-preguntó Nami extrañada mientras se acercaba hasta la posición de Scout. -Richi tenía algo que ver con el fallecimiento de tu hermana aunque por desgracia no es el responsable. Según he podido observar, y por muy duro que pueda ser, Nakia era adoptada, el asesino es su padre aunque desconozco de quien se trata-. Nami se quedó paralizada sin saber cómo reaccionar, aquella era una noticia que desconocía, había vivido creyendo que Nakia era su hermana genética por lo que saber aquel hecho no hizo más que provocar un extraño odio hacia sus padres por haberle ocultado la verdad durante tantos años. -Lo siento Nami…- dijo Scout. Una lágrima comenzó a brotar por la mejilla de Nami por lo que Scout, a pesar de la cantidad de sangre que tenía en su cuerpo, decidió abrazarle dulcemente. -No odies a tus padres Nami, tendrían un motivo para no decirte nada-. -He vivido en una mentira durante años Scout…no puedo evitarlo-. Scout comprendió que en aquellos momentos cualquier palabra mal dicha podía provocar que Nami cayese en un mar de lágrimas por lo que decidió quitarle hierro al asunto de manera amable y cariñosa. -Nami ¿puedo preguntarte una cosa?-. -Claro Scout ¿de qué se trata?-. -¿Esto cuenta como accidente laboral o no me van a dar la baja?...uis no que estoy despedido… ¿tú crees que me aceptarán como repartidor de periódicos? Es que creo que allí el jefe de personal no intenta matar a sus empleados-. Nami sonrió mientras miraba fijamente a Scout. -Anda que tu también…vamos a casa que estás que das pena-. -Claro…es lo que estaba pensando yo ahora…cojo un taxi completamente ensangrentado y el conductor no me va a preguntar nada, noooooooo-. -Tranquilo, conozco una persona que nos puede ayudar-. Extrañado Scout observó como Nami realizaba una llamada por lo que tras esperar varios minutos pudo comprobar a quien había sido aquella llamada. -Vaya Scout…cuando no te están a punto de disparar te están pegando palizas y si no buscándolas en bares góticos- dijo Shamué. -Lo hiciste tan bien la última vez que ansiaba volver a verte-respondió Scout en tono bromista. Tras examinar a Scout, Shamué y Nami le subieron en el coche de esta llevándole hasta su casa. Tras una reconfortante ducha Scout pudo observar como su cuerpo se encontraba repleto de moratones y cortes de escasa consideración. Tras cambiarse de ropa se propuso

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salir a la calle a pesar del dolor que sentía su cuerpo, justo en el instante que en el que se disponía a salir por la puerta Nami se interpuso en su camino mientras Shamué sonreía. -¿Se puede saber dónde te crees que vas?-. Scout sonrió. -Alguien me espera en el hospital, no puedo fallarle-. -¿Pero tú te has mirado en un espejo?, no estás en condiciones de salir a la calle-. El tono de Nami era tranquilo la cual cosa extrañó a Scout, de repente para sorpresa de este Nami le cogió la mano mirándole fijamente a los ojos. -Scout hazme caso por una vez en la vida, no seas egoísta con los demás, intenta dormir un rato, hace días que no duermes y al final caerás enfermo, no creo que a Galandria le hiciera mucha gracia verte enfermo. No pienso hacerte chantaje emocional pues se que si lo hago tengo todas las de perder así que ya que no lo haces por los demás…hazlo por ti-. El cansancio era el gran enemigo de Scout, cuando estaba cansado se ablandaba hasta límites insospechados desapareciendo cualquier hálito de maldad que pudiera existir en su cuerpo. Las palabras de Nami habían sido pronunciadas justo en un momento de cansancio por lo que Scout no pudo hacer otra cosa que suspirar y tumbarse en su cama para intentar descansar no sin antes mirar a Shamué. -Hoy habéis ganado…pero mañana a las seis de la madrugada te quiero aquí-. -¿Me vas a hacer madrugar? espero que tengas una buena razón- respondió Shamué. -La tengo…- respondió Scout dibujando una extraña sonrisa en su rostro antes de intentar dormir. Por primera vez en mucho tiempo Scout iba a descansar las ocho horas que un par de médicos sin obligaciones diarias recomendaban. Algunas veces las ganas por permanecer despierto se intensifica con grandes dosis de café aunque a veces el cansancio es un enemigo tan cruel que siempre acaba ganando. Era curioso comprobar cómo era posible que Richi no pudiese acabar con Scout fuese el sueño quien lo consiguiese. A la mañana siguiente Shamué apareció puntual, nadie sabía porque Scout la necesitaba pero eso era algo que no iban a tardar en averiguar. A pesar de las heridas que Scout tenía en todo su cuerpo sabía que aquella mañana iban a tener una respuesta acerca del asesinato de todos sus seres queridos. Tras montarse en el coche de Shamué Scout indicó su destino. -Hacia mi empresa aunque debes aparcar lejos de la puerta-indicó Scout. -¿Hacia tu empresa?, ¿para qué diablos quieres ir de nuevo a ese lugar a estas horas?- dijo Nami extrañada. -Quiero comprobar una cosa…-. Extrañada Shamué se dirigió hacia le empresa de Scout aparcando en un lugar alejado de la puerta principal. Acto seguido Scout encendió un cigarrillo mientras observaba fijamente la puerta de acceso a la empresa hasta que finalmente los primeros trabajadores hicieron acto de presencia. Pasados unos minutos Scout sonrió, aquel simple hecho le había hecho ver que la persona encargada de todos los asesinatos debía ser alguien de alto cargo. -¿Y puedo preguntar cómo has llegado a esa conclusión?- preguntó Nami. -Fácil, ayer la empresa quedó bastante destrozada, si ninguno de los trabajadores ha salido alarmado significa que alguien ha reparado todos los daños. Si tenemos en cuenta que tan solo los altos cargos y el encargado del material químico tienen llave general una de dos: o es el responsable de productos químicos o es algún alto cargo…y desde mi punto de vista dudo que el responsable de productos químicos sea capaz de hacer lo que ha hecho-. -¿Y no crees que todos los trabajadores tienen algo que ver?, tal vez el hecho de que no salgan a la calle alarmados sea por eso-. -Solo hay una forma de averiguarlo aunque ahora debería desayunar un poco…no aguanto demasiado tiempo despierto sin desayunar-.

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Tras observar extrañadas a Scout todos decidieron dirigirse hacia el bar donde Nami y Scout se habían conocido en profundidad. Scout permanecía en silencio mostrando una amable y cercana sonrisa la cual cosa extrañó a Nami, el rostro de Scout mostraba una ternura pocas veces vista en él y a pesar de las heridas de su cuerpo este parecía haberse olvidado completamente de ellas. -Scout ¿estás bien?- preguntó Nami. -Si claro ¿Por qué no iba a estarlo?-. -Tu rostro muestra una expresión extraña en ti…-. -Son solo recuerdos, no te preocupes, no tiene nada que ver contigo tranquila-. A pesar de la desconfianza de Nami lo cierto era que Scout estaba pensando en ella, en que en aquel bar la conoció en profundidad, que si no la hubiese conocido nada de cuanto estaba viviendo le habría pasado, que gracias a ella había aprendido a valorar más el precio de la amistad, aprender a que las buenas cosas, por muy pequeñas que estas sean, siempre son grandiosas, que el valor de una sonrisa no se puede calcular, que a pesar de caminar por la vida tropezando con gente que no vale la pena siempre habría personas por las cuales caminar y seguir en pie y que al fin y al cabo nunca dejarían de sorprender. Tal vez en el mundo en el que le había tocado vivir el concepto amistad estaba demasiado sobrevalorado siendo usado por la gente con demasiada facilidad pero Scout tenía bien claro que para usar esa palabra antes debía sentirla. Una vez finalizado el desayuno Scout indicó a Shamué que debía llevarlo de nuevo a su empresa aunque esta vez él bajaría del vehículo. -¿Realmente quieres hacerlo?- preguntó Nami con tono de preocupación. -No es que quiera hacerlo: debo hacerlo- respondió Scout. -No puedo retenerte así que ten mucho cuidado por favor-. Tras esconder sus heridas y coger su mochila Scout se bajó del coche de Shamué, dio un par de pasos, se giró hacia el coche de Shamué y sonrió de manera amable, tan solo él tenía la llave de la verdadera identidad del asesino. Tras entrar en la empresa Scout se dirigió hacia el comedor observando cómo este había sido reparado de manera rápida por lo que sin demora alguna se dirigió hacia su lugar de trabajo, al no observar a Richi Scout sonrió. -Este no creo que vuelva- pensó. Pero curiosamente Khan tampoco se encontraba en su lugar de trabajo permaneciendo su lugar de trabajo tal y como Scout lo había visto por última vez. Sin jefes ni nadie que le controlase Scout se sentía más libre por lo que tras ordenar un par de documentos se dispuso a pasar el rato realizando tétricos dibujos y fotocopiando fotografías de una revista que llevaba en su mochila. Sin nadie que le controlase decidió salir a la calle para fumarse un cigarrillo y llamar a Nami. -¿Cómo va todo?-preguntó esta. -Con el cuerpo dolorido pero bien, de momento no ha sucedido nada, por cierto tienes que hacerme un favor-. -Claro, dime-. -Dile a Galandria que siento no haber ido ayer a verla, si su padre te pregunta porque no he ido dile que tenía demasiado trabajo atrasado-. -Eso está hecho-. -Gracias Nami, recuérdame que te debo un favor-. Tras finalizar aquella llamada Scout regresó a su lugar de trabajo esperando que llegase la hora de comer para quedarse completamente solo en la oficina. Tras varias horas aquel momento llegó por lo que una vez sin nadie en la oficina decidió sentarse en el lugar de trabajo de Khan. Su ordenador se encontraba encendido por lo que Scout decidió investigarlo vigilando que nadie le observase, tras varios archivos y gracias a sus conocimientos informáticos logró encontrar una serie de fotografías que le extrañaron, en ellas podían divisarse los tres altos cargos de la empresa en una especie de fiesta de empresarios, sus trajes y sobre todo la

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decoración le hizo saber que aquella fiesta estaba repleta de grandes cargos de empresas algunas de las cuales eran conocidas a nivel nacional. Desafortunadamente tras continuar buscando Scout no logró encontrar nada que le ayudase a averiguar la verdadera identidad del asesino. Tras regresar rápidamente a su lugar de trabajo Scout se dio cuenta que tenía poca información acerca de su objetivo: Nakia era su hija y había sido fruto de una aventura. Con aquella información sabía que no iba a avanzar mucho, también sabía que gracias a la muerte de Richi su despido en la empresa tan solo estaba en manos de Antón aunque sabía que este no iba a hacerlo debido a su amistad. De nuevo Scout volvía a encontrarse en un callejón sin salida, cruelmente sabía que una nueva acción por parte del asesino iba a aclarar quién era realmente. Por desgracia en esta vida pasa como el mar y los peces: antes de poder pescar un buen pez hay que pescar muchos peces malos por lo que Scout supo que pasase lo que pasase un nuevo paso parte del asesino iba a ser su final.

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A raíz de conocer la verdad sobre Nakia el carácter de Nami fue cambiando, encerrada en sí misma dejaba pasar las horas tumbada sobre la cama de Scout mientras este seguía trabajando y visitando a Galandria. Wina y Yevi solían visitarle para levantarle el ánimo pero todo cuanto hacían era en vano, nada le hacía sonreír ni siquiera las payasadas que Scout solía realizar. Scout se encontraba en un callejón sin salida en el cual no había respuesta alguna para descubrir la verdadera identidad del asesino. Pero para él el término “permanecer con los brazos cruzados” no era válido, tenía que estar en constante movimiento, el hecho de convivir con una persona que había dejado de sonreír le preocupaba por lo que intentaba pasar el mayor tiempo posible con ella. Nami había cambiado desde la primera vez que Scout la había conocido, había pasado de ser una chica alegre y repleta de vida a ser una pobre marioneta rota por manos del destino. El invierno llegó y con él las noches en las que Scout se tapaba hasta el cuello con varios pares de mantas para pasar la noche. Una noche como otras tantas después de una dura jornada de trabajo y visita a Galandria Scout marchó a dormir con la mente pensando en cómo animar a Nami. Pero aquella noche los recuerdos de esta invadieron su mente de tal forma que necesitó salir a la calle a pesar de las gotas de lluvia que caían sobre la ciudad de Barcelona. Debido al cansancio acumulado Scout no pudo percatarse de la marcha de Nami por lo que esta tras sonreír decidió salir a la calle. Cuando Scout despertó para marchar a trabajar se percató de la ausencia de esta por lo que extrañado decidió llamarle al teléfono móvil sin que esta respondiese. Pensó que tal vez Nami había salido a dar una vuelta y que se había quedado sin batería pero cuando intentó llamar otra vez una extraña voz le respondió. -¿Puedo saber con quién hablo?- dijo una voz desconocida para Scout. -¿No debería ser yo quien realice esa pregunta?- respondió Scout. -Soy Guadalupe ¿y usted?- . -Scout ¿Está Nami por ahí?-. Un extraño silencio por parte de aquella mujer le hizo intuir algo malo a Scout. -¿Sucede algo?-preguntó este extrañado. -Scout, sé que es difícil de entender pero…su amiga Nami ha fallecido-. Scout dejó caer el teléfono móvil al suelo víctima de un comprensible estado de Shock. Nami no había podido soportar la verdad acerca de Nakia por lo que había decidido saltar desde lo alto de un puente. Scout se sentó en el suelo envolviendo sus rodillas con sus brazos comenzando a llorar profundamente. Para él un suicidio tenía doble sentido: o el de no saber afrontar los problemas o el de hacer sentir a alguien culpable aunque en aquellos momentos ninguna de las dos opciones le era válida. Pasadas unas horas Scout tuvo que ir al hospital donde se encontraba el cadáver de Nami, tras preguntar por ella en un mostrador una enfermera joven de tez morena, pelo largo, oscuro y liso, ojos verdes, media estatura y peso medio hizo acto de presencia. -Tu debes ser Scout ¿verdad?- dijo la chica. Scout afirmó con la cabeza mientras ocultaba su mirada bajo sus inseparables gafas de sol. -Soy Guadalupe, lamento que tengas que pasar por esto ¿eras su pareja?-. -No, para nada, soy un simple amigo-. -A los amigos no se les escriben según que cartas-. -¿A qué se está refiriendo?-. Guadalupe sacó de uno de los bolsillos de su bata una pequeña carta en cuyo lateral estaba escrito el nombre de Scout. “Supongo que me llamarás cobarde por no saber afrontar los problemas, supongo que tus ojos serán como esas lunas que describías en tus versos de tristeza sin acabar, supongo que algún

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día me odiarás por conocerme, por todo cuanto estás viviendo por mi culpa…por todo cuanto has vivido por mí. Pero cuando alguien averigua que su vida se ha basado en una mentira el

mundo se le cae encima, he llorado mucho y sufrido más de lo que te puedas imaginar, aunque debo reconocer una cosa: eres lo mejor que me ha pasado en la vida, me salvaste de un ataque por porte de unos críos sin escrúpulos, hiciste tan tuyos mis problemas que ahora forman parte

de ti, eres un chico estupendo, egoísta contigo mismo pero estupendo al fin y al cabo. Perdóname por no seguir hasta el final…yo me quedo aquí, pero no me culpes por reunirme con

Nakia, te quiero y te querré, cuidaré de tus padres tal y como tu cuidarías de ellos, seremos eternos…siempre.”

Scout cerró su puño mostrando un claro gesto de rabia mientras pensaba en lo mucho que había cambiado su vida, no podía culparla por sus acciones pero sí que podía hacerlo por no darle tiempo para despedirse de ella. Finalmente después de unos minutos de silencio frente a Guadalupe Scout decidió salir a la calle para llamar tanto a Wina como a Yevi para contarles la triste noticia. A pesar de encontrarse en clase las dos no dudaron un segundo en abandonar sus institutos para acudir al hospital donde se encontraba el cadáver de Nami, una vez allí nada más ver a Scout le abrazaron efusivamente mientras se lamentaban por aquella perdida. Fuese como fuese el asesino había conseguido destrozar la mente de Nami aunque fuese de manera indirecta obligando a esta a tomar una decisión, que nadie esperaba. Tras varias horas en el hospital Scout decidió realizar una visita a Galandria la cual permanecía en coma, el padre de esta se encontraba dentro de la habitación por lo que nada más ver a Scout decidió dejarle pasar. Para Scout observar como Galandria permanecía quieta en la cama de un hospital suponía todo un reto emocional que se vio reflejado en débiles lágrimas. Eran momentos difíciles para él por lo que comenzó a pensar si toda la investigación valía la pena. Habían fallecido demasiadas personas y su mundo comenzaba a derrumbarse sin que nada le ayudase a sostenerlo. Ante la sorpresa del padre de Galandria Scout le cogió la mano a esta, -¿Sabes Galandria?, se que no puedes hablarme pero una vez aprendí que la gente que está en tu misma situación puede escuchar todo cuanto sucede a su alrededor y debes perdonarme pero esta tarde no podré venir…Nami ha fallecido-. Aquellas palabras dejaron de piedra al padre de Galandria el cual no pudo hacer otra cosa que apoyar su mano sobre el hombro de Scout mientras este dejaba caer más y más lágrimas. Por un instante Scout pensó en si realmente valía la pena seguir adelante con todo, comenzó a dudar si era momento de finalizar su batalla contra el responsable de todo aquello. La duda si debía o no desaparecer de la vida de la poca gente que le apreciaba era más que evidente por lo que tras volver a mirar a Galandria este decidió marchar del hospital mientras Kile le miraba preocupado. La ciudad no podía dar otra imagen que la de un cielo cubierto por espesos nubarrones que dejaban caer una abundante lluvia, al funeral de Nami acudieron numerosos familiares y compañeros de trabajo los cuales lamentaban la muerte de esta. Apartado en un rincón soportando la intensa lluvia que caía sobre la ciudad Scout observó como los que parecían ser los tíos de Nami lloraban desconsoladamente sobre el féretro de esta. Scout desconocía que hacer en aquellos momentos por lo que tras pensar fríamente entendió que hablar con los tíos de Nami no acarrearía otra cosa que inestabilidad emocional para todos. Asimismo pensaba que unos familiares que habían ocultado una verdad tan importante como la de que Nakia era adoptada no eran dignos de ser saludados, una extraña rabia contra los familiares de Nami invadía el cuerpo de Scout por lo que este, a pesar de la lluvia, decidió encender un cigarrillo mientras observaba como el féretro donde reposaba Nami se perdía en el interior de un nicho. -Pillarás un buen resfriado, deberías resguardarte- dijo Wina la cual permanecía en silencio junto a Yevi a escasos metros de Scout cubierta con un paraguas. -¿Crees que eso me importa?- respondió Scout. -Lo sé aunque por cierto ¿hablaste ya con los tíos de Nami?-.

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-No se merecen que les dirija la palabra, llámame cruel si quieres pero si hubiesen comentado la verdad tal vez ahora no tendríamos que lamentarnos su muerte-. -¿No te has parado a pensar en que si no lo hicieron tendrían un buen motivo?-. -¿Un buen motivo?, hace tiempo enterraron a una de sus sobrinas y ahora entierran a la otra ¿crees que eso es un buen motivo?, perdona pero desde mi punto de vista no lo es ni lo será, por mucho que me vengan con el cuento de que si no dijeron nada fue para protegerlas no me valdrá ¿y sabes que es lo más cruel de todo?, si Nami no me hubiese conocido ahora mismo no estaría muerta-. Tras aquellas palabras y aprovechando que la gente había marchado Scout decidió acercarse hasta el lugar donde Nami había sido enterrada depositando unas flores frente al nicho. -Lo siento Nami…-susurró Scout. Tras despedirse para siempre de Nami Scout decidió regresar al hospital donde Galandria permanecía ingresada. Al verlo llegar completamente empapado el padre de esta corrió a ofrecerle una toalla -Scout, me preocupas, entiendo perfectamente porque estás pasando pero no creo que tus seres queridos desearían verte así-. -¿Mis seres queridos?, hace unos meses enterré a mi mejor amigo, semanas más tarde enterré a mis padres y ahora entierro a una amiga ¿pretende decirme que tengo seres queridos?, no me haga reír-. -Que no estén no significa que no te vean, a veces acostumbramos a no ver a aquellos seres que sin hacer ruido realmente están a nuestro lado, Wina y Yevi se preocupan por ti, Galandria seguro que se preocupa por ti, yo me preocupo por ti ¿y tú, te preocupas por ti mismo?-. -Lo mío es caso aparte, si todos aquellos que me rodean están bien yo estoy bien, es así de simple-. -Eso denota un gran egoísmo por tu parte: ayudas a los demás para sentirte bien, si ayudases a los demás por el simple hecho de ayudarles la cosa sería distinta pero necesitas ayudar a los demás para sentirte bien ¿no te has parado a pensar que ahora los demás están mal porque tú estás mal? ¿Quién debe ayudar a quien ahora?-. -¿Pretende que marche a mi casa a descansar?-. -Pretendo que no tires la toalla y te dejes caer sin más, sigue con tu filosofía de ayudar a los demás pero no olvides que para ayudar a los demás antes hay que ayudarse a uno mismo-. Aquellas palabras removieron el interior de Scout, algo en su interior le hacía comprender que el padre de Galandria llevaba razón por lo que tras pensar en Galandria, sus padres, Frank, Tears y Nami decidió pensar en una persona a quien hacía tiempo había olvidado: él mismo. Scout decidió regresar a su casa perdiéndose del mundo durante varios días. Los días pasaron sin que nadie supiese nada de Scout, en el trabajo nadie sabía nada de él, Wina y Yevi no lograban localizarlo y nadie le había visto en el hospital donde Galandria se encontraba ingresada. Curiosamente cada vez que Wina o Yevi le preguntaban al padre de Galandria si sabía algo de Scout este siempre respondía lo mismo. -Estará con algún amigo al cual no vería hace años- Nadie supo nada de Scout, nadie logró localizarlo hasta que pasadas unas semanas unas cadenas comenzaron a escucharse por las escaleras que comunicaban la fábrica con las oficinas de la empresa donde Scout trabajaba. Ante la sorpresa de todos Scout apareció como si el tiempo no hubiese pasado para él, sin dirigir ni una palabra se dirigió al despacho de Antón el cual se encontraba leyendo la prensa. -¡Ostras! ¿Qué ven mis ojos?, Scout me alegro de verte ¿Dónde has estado metido durante tanto tiempo?- dijo Antón.

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-Me salieron unos temas burocráticos por la venta de la casa de mis padres por lo que tuve que ir hasta allí, ya sabe como es la burocracia…-dijo Scout mintiendo para ocultar la verdad. -Vaya…y bien ¿querías algo ahora?-. -Si claro, vengo a despedirme, marcho de la empresa- Antón se quedó extrañado. -¿Cómo que marchas? ¿Ha sucedido algo con algún compañero?, ¿no estás cómodo en tu departamento? ¿Quieres que te cambie de sección?-. -No, no, tranquilo, no es nada de eso-. -¿Entonces de que se trata?-. -Usted una vez me dijo que debía gritar, que debía dejar salir esa bestia que permanecía dormida en mi interior, que debía romper cualquier barrera que me impidiese avanzar, es por eso por lo qué marcho de esta empresa-. Antón se quedó pensativo mientras dibujaba una amable sonrisa en su rostro. -Mentiría si te dijese que únicamente me da pena tu elección pero sé que es una decisión que seguramente sea la correcta para ti pues ahora serás libre, rompes todas las barreras abriéndote puertas que antes creías tener cerradas…en fin Scout…hagas lo que hagas tienes todo mi apoyo-. Tras aquellas palabras Antón y Scout se dieron la mano efusivamente. De repente Scout observó como algo brillaba en la mano de Antón. Extrañado comprobó como el objeto que brillaba en la mano de Antón no era otra cosa que un anillo el cual había visto en otra parte…

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Scout intentó recordar donde había visto aquel anillo, era posible que lo hubiese visto en cualquier parte ya que mucha gente suele llevar anillos, mientras tanto sonreía amablemente a Antón afirmando con la cabeza sin que realmente supiese porque. -Y ahora ¿te apetece dar una vuelta por la fábrica?- dijo Antón. Por desgracia para Scout la inercia pudo más que la palabra así que tras afirmar involuntariamente con la cabeza los dos decidieron dar una vuelta por la fábrica. A pesar de las veces que Scout había recorrido aquel lugar aquella vez fue distinto. Los trabajadores les observaban extrañados ya que el hecho de que uno de los máximos responsables de la empresa bajase solo podía significar problemas para todos los trabajadores. Las diferencias entre los trabajadores de oficinas y los trabajadores de fábrica era evidente, los trabadores de oficinas consideraban a los trabajadores de fábrica como gente vulgar, sin educación y con unos modales más bien escasos mientras que estos consideraban a la gente de las oficinas como personas estiradas, amargadas y de un educación más bien nula. Scout era una excepción, a pesar de trabajar en las oficinas los trabajadores de fábrica le trataban como uno de ellos debido a los favores que este les hacía. Con las manos en los bolsillos Scout caminaba junto Antón mientras dejaba volar su mente en mil ideas que no llevaban a ningún lado. -¿Ves todo esto?-preguntó Antón señalando a toda la fábrica –Vi levantarse esta empresa con el sudor de unos trabajadores que hicieras lo que hicieras nunca estaban conformes. He vivido momentos duros al igual que momentos felices, he observado como la tecnología nos ha ayudado a prosperar hasta que después de muchos años conseguí que esta empresa fuese una de las más importantes a nivel nacional dentro del sector metalúrgico. He visto pasar tantas personas por aquí que casi no puedo recordarles, gente que no servía para trabajar, gente a la cual su contrato de trabajo les finalizó, gente que por accidentes laborales ha tenido que dejar la empresa. Luego es curioso ver como gente que tiene un futuro prometedor dentro de la empresa decide marchar para cambiar de vida, es irónico observar como algunas personas prefieren un futuro incierto antes que un presente seguro, la vida da vueltas sin que nosotros seamos conscientes de ello ¿verdad?-. Scout sonrió. -Que me va a decir a mí…- respondió este. -Una pregunta sin importancia ¿te apetece que comamos juntos?, pago yo-. -Hombre…uno no come gratis todos los días así que acepto encantado-. Antón y Scout marcharon a comer a un restaurante que Antón había elegido especialmente para aquel día. Tras horas y horas de distendidas conversaciones acerca de todo lo vivido en la empresa los dos decidieron regresar a la empresa dándose cuenta que el tiempo había pasado tan deprisa que todos los trabajadores habían marchado. Cuando alguien está disfrutando de un buen momento el tiempo parece detenerse, el reloj solo avanza cuando las cosas van bien pero cuando las cosas van mal el tiempo parece detenerse eternamente. Todo parecía ir con la tranquilidad adecuada hasta que al entrar en el despacho de Antón este se puso a mirar por la ventana dando la espalda a Scout. -Y que Scout ¿no nos echarás de menos?-. -Supongo pero le recuerdo que comienzo una nueva vida, la mente se vacía de viejos recuerdos hasta que una noche la nostalgia llama a tu puerta. Por suerte esos momentos, aunque intensos, no dejan de ser breves-. -Pero echarás de menos a alguien ¿verdad?-. Antón decidió cogerse las manos por la espalda cuando algo se movió en la mente de Scout. Las manos de Antón y sobre todo el anillo le hicieron comprender una cosa demasiado importante para decirla directamente por lo que con máxima cautela Scout comenzó a introducir una conversación que le interesaba. -¿Si echaré de menos a alguien?, ya sabe… a mis padres, a mis amigos, etc…, lo típico-.

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-Cualquiera que te escuche pensaría que cambias hasta de ciudad con esas palabras-. -Uno nunca sabe, la vida da demasiadas vueltas…hoy estás en lo más alto mañana estás en lo más bajo-. -Cuanta razón tienes… ¿pero sabes lo más curioso de todo?-. Antes de que Scout pudiese responder Antón se giró rápidamente lanzándole un cuchillo el cual se le clavó en el hombro. Extrañado y dolorido Scout intentó salir rápidamente por la puerta cuando un nuevo cuchillo se le clavó en la parte trasera de la rodilla haciéndole caer rápidamente. -Lo más curioso de todo es que en ocasiones no siempre tienes razón- dijo Antón mientras se acercaba hasta la posición de Scout –No siempre obtienes las respuestas que quieres escuchar ni obtienes los resultados que deseas obtener ¿verdad?-. En aquellos precisos instantes Scout recordó donde había visto el anillo que portaba Antón: en una de las fotografías del interior del bunker de Nakia. Aquello le hizo saber que Antón era el responsable de todos los asesinatos que habían sido cometidos desde el principio de todo. -Usted los asesinó a todos, a Nakia, Tears, Frank…incluso a mis padres- dijo Scout mientras intentaba sacarse los cuchillos que tenía clavados. -Gracias por reconocer mis méritos aunque dentro de mi particular modestia debo reconocer que a tus padres no solo los maté yo Richi me ayudó, el cual debo recordar que mataste, eso sirve para recordarte que también tienes un lado asesino más que nada-. Antes que Scout pudiese reaccionar Antón volvió a clavarle un cuchillo en una de sus piernas, el dolor era intenso y la cantidad de sangre derramada comenzaba a ser considerable aunque a pesar de todo este mantuvo una extraña compostura. -Te avisé una vez que o dejabas de investigar el suicidio de Nakia o ibas a sufrir las consecuencias ¿Qué parte de sufrir las consecuencias no entendiste?- preguntó Antón mientras movía los cuchillos dentro del cuerpo de Scout –Pero ¿Qué importa todo eso ahora Scout?, yo seguiré siendo el director de esta empresa mientras tú te reunirás con todos tus amigos y familiares. No podrás quejarte del final de todo esto: los dos salimos ganando-. Scout sacó fuerzas de donde pudo respondiendo a aquellas palabras. -Solo hice lo que debía hacer-. -¿Lo que debías hacer? Te equivocas, debías haberte estado quieto, trabajando para mí, sin meterte en asuntos que no te pertenecían, ayudar a los demás está bien pero siempre y cuando uno saque provecho de ello-. -Eso es una actitud egoísta-. -¿Egoísta?, es lo que la gente suele hacer, la corriente mueve los peces no al revés-. -Usted no es un pez y solo los peces siguen la corriente- . Antón realizó un rápido movimiento con su brazo sacando de las mangas de su chaqueta seis cuchillos comenzando a clavarlos sobre distintas partes del cuerpo de Scout. -Con este cuchillo degollé a Tears…murió para intimidarte, con este cuchillo pude cortarle los frenos al ciclomotor de Frank...también murió para intimidarte, con este otro cuchillo corté las cuerdas del saco que contenía chatarra y el cual, casualidades de la vida, cayó sobre Galandria ¿adivinas para que fue?, con este cuchillo visité a tus padres…aunque tuve que matarlos de un disparo ¿no te parece irónico? Y con este cuchillo despedacé a Zaumel…sabía demasiado-. El estado de Scout era bastante preocupante, a solas con Antón y con su cuerpo repleto de cuchillos las posibilidades de salir de aquel lugar con vida eran más bien nulas. Pero cuando las cosas dicen de complicarse se complican aún más por lo que repentinamente Antón propinó una brutal patada sobre el rostro de Scout el cual perdió el conocimiento. Pasadas unas horas Scout recobró el conocimiento comprobando como se encontraba suspendido en el aire con los brazos enganchados a uno de los bastidores de la máquina de galvanizado. Bajo sus pies uno de los recipientes de aquella máquina repleto de acido

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amenazaba con hacerle desaparecer del mapa sin que nadie supiese de su paradero, frente a él se encontraba a Antón el cual jugaba tranquilamente con un par de cuchillos. -Vaya Scout te has despertado ¿Qué tal estás?-. A pesar de su estado Scout sonrió. -Algo más delgado, debe haber sido la cantidad de sangre que he perdido-. -Si señor, mostrando alegría antes de morir, es una lástima que tenga que hacerlo pero bueno ¿Qué se le va ha hacer? Es ley de vida, a pesar de todo siempre te recordaré con mucho cariño-. -¿Tanto cariño le tiene a la gente que decide acabar con ella? Es usted todo un ejemplo de cariño, tanto cariño tiene que tuvo que matar a Nakia-. -Ella no tenía que haber nacido…fue un error-. -¿Y por eso los errores los elimina verdad?-. Un profundo corte sobre el pecho de Scout le hizo comprender a este que aquellas palabras no le habían sentado nada bien a Antón. -Yo tengo mujer e hijos, Nakia fue fruto de una aventura. Esta empresa es una de las más importantes a nivel nacional dentro del sector acero, si llegase a conocerse eso mi empresa caería en la ruina. La existencia de Nakia era mi ruina, no podía dejarle vivir. Cuando ella supo que yo era su verdadero padre llegó para fastidiar mi vida, quería que le reconociera como hija, que admitiera que tuve un desliz dejando que esta empresa se hundiera en la ruina, no podía permitir eso, así que, la cité en un restaurante, luego con la excusa de llevarla a ver unas vistas estupendas le empujé desde lo alto de un edificio. Después de aquello mi vida volvió a la calma-. A duras penas Scout pudo responder. -Gracias por hacérmelo saber…no tenía ni idea de eso-. Antón miró extrañado a Scout. -¿En todo este tiempo no sabías que Nakia era hija adoptiva?-. -Hasta que Richi no me lo dijo…no-. -¿Has permitido que muriese tanta gente sin saber porque?-. Scout sonrió, Antón estaba acertando con aquellas palabras por lo que enrabiado comenzó a propinar unos brutales puñetazos a Scout el cual comenzó a escupir grandes bocanadas de sangre. La rabia y el odio se habían apoderado de Antón, no podía entender como alguien había actuado de aquella manera durante tanto tiempo sin razón alguna por lo que finalmente blandió un cuchillo justo en el instante en el que Scout observó una extraña silueta, sonrió y tras alzar su cabeza se dirigió hacía Antón. -Primero asesinaste a Nakia, luego asesinaste a Tears, mas tarde a Frank, luego a mis padres pero ¿sabes qué? A Galandria no llegaste a asesinarle-. Un contundente golpe en la cabeza hizo que Antón cayese al suelo completamente inconsciente. Por fortuna de Scout Galandria había aparecido en el momento que más le necesitaba. Después de muchas semanas en coma esta había despertado intentando llamar a Scout aunque al no recibir respuesta decidió visitar los lugares que este regentaba…y uno de ellos era su empresa. Con más voluntad que fuerza Galandria logró desenganchar a Scout de la máquina de galvanizado, tras mirarle dulcemente acarició su cara ensangrentada. -Tranquilo Scout…ya pasó todo-. Scout sonrió mientras se intentaba levantar. Seguramente era la primera vez que se alegraba tanto de ver alguien, su cuerpo cansado se apoyó en el de Galandria dirigiéndose rápidamente hacia la salida de la empresa. De repente Antón se levantó sin que estos se percatasen sacando una pistola del interior de su chaqueta, una bala destrozó el pecho de Scout entre los gritos desgarradores de Galandria. Un nuevo disparo impactó repentinamente el cuerpo de Antón el cual se puso la mano sobre la herida observando cómo comenzaba a sangrar. Varios disparos mas impactaron contra su cuerpo mientras docenas de policías entraban por varios

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lugares de la empresa. Un último disparo en la frente de Antón provocó que este cayese al interior de uno de los bidones de la máquina de galvanizado, nadie pudo ver su rostro dentro de los ácidos, nadie pudo observar la mirada de un asesino que había destrozado muchas vidas. Con los ojos acristalados mientras cogía el cuerpo de Scout Galandria observó como unos pasos conocidos por ella se acercaban hacia ella. -¿Por qué nunca dijisteis nada?, en fin…- dijo el padre de Galandria el cual al observar la marcha de esta decidió seguirle –Tendrías que haber informado de esto a las autoridades, tendríais que haber informado a alguien de todo esto. Habéis sufrido todo esto por amistad aunque suene difícil escucharlo pero fácil de alabar. Ahora todo acabó, todo ha terminado, es hora descansar-. Kile acompañó a Galandria hacia la salida de la empresa, esta se giró observando Scout era introducido en una ambulancia completamente inmóvil por lo que no pudo hacer otra cosa que arrancar a correr hacia él envuelta en un mar de lágrimas para llegar hasta él, varias personas intentaron separarle pero cuando una persona observa como un ser querido marcha para siempre sus brazos se tornan de acero. Una lágrima calló sobre los labios de Scout mientras Kile lograba separarla. Al final todo había acabado, muchas personas habían fallecido por culpa del egoísmo de una sola persona, muchas familias rotas, muchas horas vividas, demasiadas lágrimas derramadas y todo para mantener el silencio de una persona. Queramos o no la vida no es un cuento, tan solo es un poema.

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Los medios de comunicación no tardaron en hacerse eco de la noticia acerca de lo vivido tanto por Scout como para el resto del grupo. Cientos de periodistas indagaban con más voluntad que acierto en el fondo de todo lo acontecido, prensa y televisión contaban historias que se alejaban de la realidad mientras los seres más allegados tanto a Galandria como Scout pasaban largas horas en el hospital esperando que este saliese de un profundo coma del cual no parecía despertar. -¿Usted cree que mejorará?-preguntó Galandria a uno de los doctores. El doctor le miró fijamente y negó con la cabeza. -Esperemos que tenga algún motivo por el cual luchar…-. Las esperanzas porque Scout se recuperasen se desvanecían día a día mientras Scout se debatía entre la vida y la muerte, el padre de Galandria intentaba animar a esta con palabras, que a pesar de estar fuera de contexto, ayudaban para pasar levemente todo cuanto estaba sucediendo, lamentablemente no había palabra que ayudase a Galandria a sonreír. Durante varios días Galandria visitó la tumba de Nami contándole todo cuanto estaba sucediendo buscando respuestas donde tan solo había silencio. En una de aquellas visitas una conocida silueta le llamó la atención. -Ojalá y pudiera ayudarte salvando a Scout de una muerte más que probable-dijo Shamué. Galandria le observó seriamente. -Scout saldrá de esta, se que pronto estará haciendo el salvaje mientras termina con la poca paciencia que pueda tener, se que luchará por salir hacia adelante, se que lo hará…-. Shamué lanzó una cálida mirada esperando que Galandria tuviese razón. -Espero que tus palabras acierten aunque deberías preguntarte que motivos tiene Scout para seguir adelante-. Aquellas palabras dejaron pensativa a Galandria por lo que tras hablar tanto con Yevi como con Wina estas decidieron acudir a casa de Scout para indagar un poco más en su intimidad. Afortunadamente Scout guardaba sus llaves en los pantalones que este portaba el día de la muerte de Antón. Observando como la causa era justa y después de muchos ruegos los doctores accedieron a entregar a Galandria las pertenencias de Scout por lo que esta no tuvo más dificultad que la de abrir la puerta de la casa de Scout y comenzar a indagar entre los cajones de su habitación. Galandria se fijó en varias libretas de poesía que Scout solía escribir en sus ratos muertos, se trataban de versos extraños: unos tenían una cuidada métrica y una rima perfecta mientras que otros no guardaban patrón alguno, lo más extraño era observar como en aquellas libretas los poemas de amor, rabia y melancolía se mezclaban entre sí mostrando un perfecto orden. En uno de aquellos poemas Galandria pudo observar como Scout se quejaba de la actual sociedad, de unos valores más bien reprimidos silenciados por la ignorancia de los demás, se quejaba de una sociedad que basaba su existencia en un físico y no en un aspecto interior, se quejaba de aquellos que maltrataban a sus mujeres mientras otros giraban la mirada a la vez que un juez hacía quinielas con los ojos cerrados, se quejaba de aquellos que maltrataban los animales, de los que reprimían la libertad de otras personas, de aquellos cuyo narcicismo les impedía ver más allá de su ombligo. En definitiva se quejaba de un tiempo presente el cual le tocó vivir. Por un instante Galandria comenzó a comprender porque Scout odiaba tantas y tantas cosas, Scout había nacido en un tiempo que nunca llegó a comprender y el cual, a pesar de intentar cambiar, no lograba realizar cambio alguno. - Galandria deberías ver esto- dijo repentinamente Wina mostrando un enorme sobre blanco. Extrañada Galandria sacó varias fotografías del interior del sobre observando melancólica como se trataban de retratos que Scout había realizado a todas ellas. Una de aquellas

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fotografías mostraba un abrazo que Scout y ella se dieron, aquello provocó que Galandria comenzara a llorar débilmente mientras Wina y Yevi le abrazaban intentando animarle. Finalmente esta observó detenidamente el resto de la habitación observando cómo las cosas que mostraban ternura se entremezclaban con otros objetos siniestros que representaban tanto el mundo siniestro como el oscuro. -¿Por qué nunca te mostraste tal y como eras Scout?- pensó. Aquella noche la mente de Scout realizó un viaje por su interior indagando en todo cuanto a este le ayudaría a seguir adelante. “Querida madre, querido padre, gracias por ser como soy porque si hoy en día soy quien soy es gracias a vosotros, gracias por enseñarme a callar mis sentimientos impidiendo que el resto de la gente los vea: nunca me pudieron dañar. Gracias a vosotros he aprendido a golpear antes que a llorar porque si alguna vez he llorado nunca lo hice en sociedad. Reconozco que nunca fui un buen hijo, tuve una mente compleja imposible de descifrar, unas reacciones que nunca sabían por donde tirar. Sé que no fui un estudiante ejemplar ¿a quién le importó?, tuve mis peleas como cualquier otro niño pero crecí…y nunca volví a pelearme: los puños no son nada al lado de la palabra y del miedo. Gracias por enseñarme el autentico valor del silencio: ahora no sabría vivir sin él. Por otro lado estás tú Frank, supongo que podría decir mucho a la vez que digo nada, por eso con tan solo una palabra puedo saber que pase lo que pase siempre estarás ahí: amigo. Nami… ¿debería arrepentirme de haberte conocido sabiendo que “gracias” a ti estoy postrado en la cama de un hospital sin poder ni siquiera moverme? Para nada, supongo que la vida da tantas y tantas vueltas que uno no sabe donde detenerse, te ayudé una vez con una panda de zagales de mente vacía y luego volví a ayudarte…para acabar donde estoy. Nadie me llamó a esta guerra pero entiéndeme si la hago mía: yo también sufrí aunque todavía siga viviendo. Pero a todos, a la vez que a nadie, dejadme que piense por un momento en mi, dejadme que piense en todo cuanto quise ser y no fui, por eso sonrío: soy lo que quise ser, y al resto del mundo silencio. A ese mundo que tanto y tanto odio, a esas personas que discriminan por un simple físico, a esas personas que cuyo complejo de “Edipo” se les ha subido demasiado alto, a esas personas que solo ven en una mujer un mero objeto inútil y sin sentido al cual creen que pueden golpear con total impunidad mientras unos jueces de partes cuadradas miran hacia otro lado, vosotros que tenéis animales como si fueran plantas de invierno: el verano también es para vuestras mascotas, vosotros que decís defender una absurda tradición con la sangre de un animal, vosotros que os creéis superiores al resto de la gente por el mero hecho de vestir con trajes de etiqueta mientras existe gente que no puede ni costearse unos guantes para pasar un triste invierno. Vosotros…que os quejáis de lo mal que va el mundo desde la comodidad de un sofá, os odio, siempre os odié y siempre os odiaré, escupiré sobre vuestros ideales de falsos monoteístas, os odiaré mas allá de las palabras, más allá del silencio donde las palabras callan, vaya donde vaya, esté donde esté, os odiaré porque para mí, y por muy cruel que sea de entender odiar es vida. Ahora debo pensar en mi, en todo aquello cuanto hace que me sienta vivo, en todo aquello cuanto me empuja a seguir adelante, pensar en mi mismo…pensar en esta vida que me ha tocado vivir.” A media noche la misma enfermera que había estado en la muerte de Nami, apareció para observar el estado de Scout, al saber del estado de este Guadalupe solicitó hacer guardias por las noches para ver su estado por lo que, vestida con su bata blanca y material médico en las manos, entró en la habitación donde Scout permanecía en un profundo coma. Mientras cambiaba un par de vendas Guadalupe observó como ante su sorpresa este abría los ojos -Vaya Scout…parece que al fin despiertas- dijo Guadalupe mientras le cogía la mano –Bienvenido de nuevo al mundo-. Scout mostró una cálida sonrisa mientras movía su cabeza para observar las máquinas a las que se encontraba conectado dejando nacer en sus ojos unas lágrimas que morían en la

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sonrisa de sus labios. Volvió a mirar a Guadalupe y acto seguido cerró los ojos para no abrirlos nunca más. Nadie supo que motivos impulsaron a Scout a no seguir adelante, nadie supo que se le pasó por la mente a Scout antes de dejarse morir. Solo sabían que había fallecido mostrando una cálida sonrisa en su rostro. Fuese lo que fuese Scout había demostrado que el valor de la amistad prevalece por encima de todo por más que algunos se empeñen en decir lo contrario. A su funeral acudieron pocas personas: familiares y escasos amigos. Los medios de comunicación se hicieron eco de la noticia lamentando su muerte. Nunca antes nadie había demostrado lo grande que puede ser la amistad siendo capaz de buscarse serios problemas por ayudar a un amigo. Finalmente Scout descansaría eternamente mientras que permanecería en vida en la mente de muchas personas. Galandria nunca pudo aceptar la muerte de Scout, en su interior había guardado un secreto que nadie sabía. Un día alguien observó como Galandria saltaba desde lo alto del mismo edificio desde el cual había sido asesinada Nakia. Nunca pudo superar el fallecimiento de Scout, sus padres encontraron en su habitación docenas de fotografías suyas junto a Scout comprendiendo rápidamente que secreto guardaba esta: amaba a Scout. Un puño cerrado cargado de rabia por no poder aceptar la muerte de un ser querido, tristeza por saber que nunca más lo volvería a ver. Dicen que alguien encontró escrito en lo alto del edificio desde el cual Galandria saltó “Regreso a tu lado”. El mundo había perdido dos personas únicas, dos personas que siendo dos completos desconocidos llegaron a ser una misma persona. Al final todo había acabado demostrando que una historia de suspense y terror puede convertirse en toda una declaración de amor. Yevi y Wina tuvieron que marcharse a vivir lejos de Barcelona, los recuerdos eran demasiado intensos para tenerlos que vivir día a día por las calles de una ciudad que se llevó a sus amigos. Dicen que nadie supo donde marcharon a vivir pero que fuesen donde fuesen habían aprendido el autentico valor de la amistad. Todo acaba en esta vida…incluso la muerte.

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Seguiremos siendo Nómadas…

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