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SOBRE UN PASAJE DE LAS DISERTACIONES DE EPICTETO (I 2, 34-37) A pocas obras les cuadra tan bien, corno a las Disertaciones y al Enquiridión de Epicteto, aquello de habent sua fata libelli. Durante siglos fueron lectura imprescindible no sólo de humanistas y filólogos, sino de la gente instruida, desde que el Poliziano ' hiciera la primera versión latina del Manual. De la buena acogida de éste por el pùblico lector, incluso en pais tan poco aficionado a los clàsicos corno Espaha, son elocuente indicio las tres traducciones epicteteas al castellano de Francisco Sànchez de las Brozas (1600), Gonzalo Correas (1630) y Francisco de Quevedo (1635) que vieron la luz en los comienzos del siglo XVII 2 , por no mencionar las de la centuria anterior, v. gr. la de Àlvar Gómez, que no se corrieron de molde y yacen sepultadas en el polvo de las bibliotecas. Si en el Renacimiento, el Barroco y la Ilustración se leyó y se estudió con amor, no sólo el Manual, sino los recuerdos de las ensenanzas del filòsofo recogidos por Arriano \ desde el pasado siglo, con las excepciones de rigor corno la de A. Bonhòffer 4 , el interés por la figura de Epicteto - no asf por la Stoa en general - va en progresiva disminución para caer en picado en los ùltimos anos de nuestra centuria. Una inspección de L'Année philologique asf lo demuestra: los estudios epicteteos que ven la luz cada ano pueden contarse con los dedos de una mano, mientras que la lista de los consagrados a Epicuro - O tempora! O mores! - ocupa pàginas y pàginas. No quiere decir esto que no se hayan publicado en este siglo trabajos de excelente calidad sobre el pensamiento del filòsofo \ ni buenas ediciones del 1 Sobre està traducción cf. R.P. Olivier, Politian 's Translation ofthe Enchiridion, «TAPhA» LXXXIX (1958) 185-210. Sobre ellas vide D.G. Castanien, Three Spanish Translations of Epictetus, «SPh» LXI (1964) 616-626. Sobre el problema de discernir el genuino contenido epicteteo de la reelaboración personal de Arriano en las Dissertationes, cf. Th. Wirth, Arrians Erinnerungen an Epiktet, «MH» XXIV (1967) 149-189. Siguen siendo imprescindibles sus monografias Epiktet und die Stoa. Untersuchungen zur stoischen Philosophie, Stuttgart 1890 y Die Ethik des Stoikers Epiktet. Anhang: Exkurse uber einige wichtige Punkte der stoischen Ethik, Stuttgart 1894. Sirva de ejemplo el estudio de Fernanda Decleva Caizzi, La tradizione antistenico- cinica in Epitteto en G. Giannantoni (ed.), Scuole socratiche minori e filosofia ellenistica, Bologna 1977, 93-113.

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SOBRE UN PASAJE DE LAS DISERTACIONES DE EPICTETO (I 2, 34-37)

A pocas obras les cuadra tan bien, corno a las Disertaciones y al Enquiridión de Epicteto, aquello de habent sua fata libelli. Durante siglos fueron lectura imprescindible no sólo de humanistas y filólogos, sino de la gente instruida, desde que el Poliziano ' hiciera la primera versión latina del Manual. De la buena acogida de éste por el pùblico lector, incluso en pais tan poco aficionado a los clàsicos corno Espaha, son elocuente indicio las tres traducciones epicteteas al castellano de Francisco Sànchez de las Brozas (1600), Gonzalo Correas (1630) y Francisco de Quevedo (1635) que vieron la luz en los comienzos del siglo XVII 2, por no mencionar las de la centuria anterior, v. gr. la de Àlvar Gómez, que no se corrieron de molde y yacen sepultadas en el polvo de las bibliotecas. Si en el Renacimiento, el Barroco y la Ilustración se leyó y se estudió con amor, no sólo el Manual, sino los recuerdos de las ensenanzas del filòsofo recogidos por Arriano \ desde el pasado siglo, con las excepciones de rigor corno la de A. Bonhòffer4, el interés por la figura de Epicteto - no asf por la Stoa en general - va en progresiva disminución para caer en picado en los ùltimos anos de nuestra centuria. Una inspección de L'Année philologique asf lo demuestra: los estudios epicteteos que ven la luz cada ano pueden contarse con los dedos de una mano, mientras que la lista de los consagrados a Epicuro - O tempora! O mores! - ocupa pàginas y pàginas.

No quiere decir esto que no se hayan publicado en este siglo trabajos de excelente calidad sobre el pensamiento del filòsofo \ ni buenas ediciones del

1 Sobre està traducción cf. R.P. Olivier, Politian 's Translation ofthe Enchiridion, «TAPhA» LXXXIX (1958) 185-210.

Sobre ellas vide D.G. Castanien, Three Spanish Translations of Epictetus, «SPh» LXI (1964) 616-626.

Sobre el problema de discernir el genuino contenido epicteteo de la reelaboración personal de Arriano en las Dissertationes, cf. Th. Wirth, Arrians Erinnerungen an Epiktet, «MH» XXIV (1967) 149-189.

Siguen siendo imprescindibles sus monografias Epiktet und die Stoa. Untersuchungen zur stoischen Philosophie, Stuttgart 1890 y Die Ethik des Stoikers Epiktet. Anhang: Exkurse uber einige wichtige Punkte der stoischen Ethik, Stuttgart 1894.

Sirva de ejemplo el estudio de Fernanda Decleva Caizzi, La tradizione antistenico-cinica in Epitteto en G. Giannantoni (ed.), Scuole socratiche minori e filosofia ellenistica, Bologna 1977, 93-113.

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Manual y de las Disertaciones de Arriano. Por sólo poner unos ejemplos: en 1916 apareció la editto maior teubneriana de Schenkl (la minor es de 1894), sobre la que un buen conocedor de Epicteto, W.A. Oldfather 6 preparò para la Loeb (1925) el texto y la traducción inglesa de ambas obras. De 1941 data la edición bilingue francesa de Les Belles Lettres, obra de M.J. Souilhé. Muy recomendables la una y la otra, dependen en mayor o menor grado de Schenkl, quien a su vez tiene contrafda una enorme deuda con la obra monumentai de Schweighàuser 7 (1799-1800, reeditada en 1977), que recoge a través de la edición de John Upton (Londres 1734-1741) la inmensa labor de los humanistas de los siglos XVI y XVII - Schegk, Wolf, Saumaise, Shaftesbury, Meibom etc. - con cuyas traducciones y comentarios se ha fijado, por decido asf, de una manera definitiva el texto de Epicteto.

Hecho este preàmbulo, algo prolijo pero no ocioso al propòsito de estas lfneas, entro en materia, para lo que me es preciso recordar brevemente el contenido de la diatriba segunda del libro primero de la obra de Arriano, que lleva por tftulo el de YKòq àv TIC; ocót^oi xò Kaxà Tipoo~amov èv 7iavxi;. Tras sentarse que sólo lo irracional es insoportable para ese ser racional que es el hombre, se plantea el problema, conocidas las divergencias de apreciación existentes, de còrno establecer la distinción entre lo racional y lo irracional, para poder asf vivir aupòcóvcoc, xx\ òóoei. El criterio lo pone Epicteto en la valoración de las cosas externas segùn los módulos de la propia estimación. Y para que quede claro su pensamiento recurre a unos ejemplos tomados de la vida cotidiana y de la historia antigua y reciente.

Figuran en los primeros el caso de quien se ahorca, cuando estima que eso es lo mejor que puede hacer, el del siervo renuente, aun a trueque de verse azotado y privado de alimento, a sostener el orinai al amo, para no incurrir en el oprobio de los lasanophoroi ; y el del olimpionica que no accede a ser castrado para conservar la vida. Entre los ejemplos históricos del pasado (y quizà también de la època de Epicteto) figura el de los ninos lacedemonios que se dejaban azotar sin emitir un solo lamento. A la historia reciente pertenece la respuesta de Agripino a Floro, que se disponfa a intervenir de comparsa en los espectàculos escénicos montados por Nerón, y la rèplica de Helvidio Prisco a la orden de Vespasiano de

Siguen siendo de gran utilidad sus Contributions towards a Bibliography of Epictetus. Appendix: Jacob Schegk's Translation of the Encheiridion, Basel 1534, Urbana, 111. 1927, completadas por M. Harman y W.H. Friedrich, W.A. Oldfather. Contributions towards a Bibliography of Epictetus. A Supplement, ed. by M.H., with a Preliminary List of Epictetus Manuscripts by W.H.F., Urbana, III. 1952.

7 Epicteti / Dissertationvm / ab Arriano digestarvm / libri IV. Eivsdem Enchiridion / et I ex deperditis sermonibvs/fragmenta. /Post lo. Vptoni aliorumque curas, /denuo ad Codicum Msstorum fidem recensuit, /LatinaVersione, Adnotationibus, Indicibus/illustrava/Johannes Schweighaeuser, Argentoratensis, / Instituti Literari Reip. Gallofrancorum Socius, I-IV, Lipsiae 1799-1800.

8 Cf. Mart. X 1 1, Hor. Sat. I 6, Diod. Sic. XIX, 17.

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que se abstuviera de ir al Senado o de tornar alli la palabra. Hay incluso una posible alusión a una experiencia personal del propio Epicteto en esa su negativa a rasurarse la barba, tal vez durante la persecución a los filósofos de Domiciano. En todos estos casos lo que les movió a todos los personajes mencionados a òbrar corno lo hicieron, descartando otras alternativas de conducta 'mas racionales' o menos peligrosas, segùn la valoración de las cosas externas, fue un irreprimible impulso ètico, nacido de la conciencia de la propia dignidad, un categòrico: dXX' OÙK àv Kax' èpe («eso no me va», «eso no se avendrfa conmigo»).

Dejada asf la decisión de comportarse de un modo racional a la propia estimación de cada uno, el problema dista de resolverse con criterios objetivos de validez general. Consciente de elio, Epicteto replica a la objeción de 7CÓ08V ot)v aio0r)oópe0a xò Kaxà 7upòoa)7cov eKaoxoc,; (§ 30), recurriendo a un sfmil de ascendencia tan antigua corno Homero (//. II 480, III 1, 22, IV 8, 44): el del toro que se enfrenta al león en defensa del rebafio, consciente de poder hacerlo por el mero hecho de sentir las astas en su testa. Pero, asf corno el toro tarda en desarrollarse, el hombre para estar bien preparado debe entrenarse en la virtud.

Insatisfecho, asimismo, con està solución, el filòsofo se ve obligado a enfrentarse con una nueva objeción que le sale al paso. Con ella se introduce el pasaje que queremos comentar (I 2, 34-37). Comienza éste con una interrogación (5ià xi oùv, ei npòq XOIJXO TteòÓKapev, of) 7ràvxe<; r\ KOXXOI yivovxai xoiofixoi;), seguida de dos oraciones con yàp. Los mss. y los primeros editores entendfan, corno parece obvio, que la partfcula desempena una función explicativa y fundamenta la interrogación, de acuerdo con el valor general que se dio al sfmil anterior. El sentido sena: «^Por qué, entonces, si por naturaleza hemos nacido para esto, no salen asf todos o al menos muchos?»: 'innoi yàp CÒKEIC, àjuavxec; yivovxai, KÒveq yàpixveuxiKoi («pues los caballos salen veloces todos y los perros rastreadores»). Salmasio y Meibom, seguidos por Upton, Schweighàuser y después por la totalidad de los editores, prefirieron poner el signo de interrogación detràs de ÌXVEUXIKOÌ,

haciendo hincapié en el contraste entre 7ceò\)Kévai y yivovxai, «ut nihil aliud significari posse videatur, nisi, sunt aut fiunt vel evadunt» (Schweighàuser). Epicteto, corno a la objeción anterior, responderfa a està formulando otra pregunta con un ydp elfptico: «^Los caballos, acaso, salen veloces todos, los perros acaso todos rastreadores?» (traducción de P. Jordan de Urrfes 9). Ambas interpretaciones son legftimas. La primera, porque se aviene mejor al sentido mas frecuente de yàp y toma a los animales en la función generalizadora que les atribuye el ejemplo anterior del toro corno portadores òòcei de determinadas cualidades. La segunda, porque replica mas nerviosamente a la objeción y se acomoda al hecho de experiencia de que no todos los caballos son veloces, ni todos los perros rastreadores .

9 Epicteto. Plàticas, texto y traducción, I-III, Barcelona 1965. 10 El llamado 'explanatory' por J. D. Denniston, The Greek Particles, Oxford 19543, 58. " Sobre ydp en respuestas en forma de interrogación, cf. o.c, 76. En cuanto al fundamento

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Algo mas abajo los mss. dicen: 'E7UÌKXT|XO<; Kpeiocjcov XcoKpàxotx; of)K èoxai, eì 5è prj, où xeipcov, xofixó poi ÌKavóv èaxiv, una lección que entre los editores modernos sólo aceptan W.A. Oldfather (que interpreta: «Epictetus will not be better than Socrates; but if only I am not worse, that suffices me») y Jordan de Urrfes, quien incomprensiblemente pone signo de interrogación detràs de èoxai («^Epicteto no sera mejor que Socrates? Mas ya que no lo sea, no peor, esto me basta»). Anteriormente se habfa ensayado suprimir la coma entre las negaciones, dando por supuesto que dos negaciones se anulan (asf, p. e., Wolf y Schweighàuser). Pero este fenòmeno jamàs se da en el sintagma pf] ox) en griego, que siempre lleva una noción de temor implicita delante de la primera negación. Por otra parte, la aceptación de la coma interpuesta entre ambas negaciones implica pasar por alto el hecho de que ser kno peor' equivale a 'superar' o por lo menos a 'igualar' a Socrates, un supuesto que parece excluido por la formulación de la frase anterior («Epicteto no sera superior a Socrates»)12. El filòsofo, corno mas abajo se dice, representa una cima inalcanzable de virtud (un àKpov), con la que los modestfsimos logros del hombre corriente son indignos de compararse, so pena de incurrir en una presunción intolerable. Herbert Richards ' \ que vio bien los fallos de las interpretaciones hasta ahora discutidas, cae en ese mismo defecto al proponer la corrección prj TOT» xeipcov «not worse than my neighbour». Aparte de que es muy improbable que Epicteto (o Arriano su transmisor) empleara un XOD por xivóc;, en ese forzado sentido, también lo es que hiciera gala de tamafia inmodestia, por muy competitiva (cosa harto dudosa) que fuera la sociedad en el siglo I d.C. Afortiori vale lo dicho de la todavfa mas enèrgica enmienda de Casaubon: pf] ovòevòq (vel xcov VXJV ovòevòq) xeipcov.

Parecidos reparos cabe poner a las conjeturas ei 5è pf) <Kpeioocov>, oò xeipcov de Reiske o a las tras posibles correcciones propuestas por Elter: 1) ei òè ur\nov Xeipcov, 2) ei 5è póvov où xeipcov, 3) eì 5è pfj noXi) xeipcov, con las que procura atenuar la osadfa de compararse con Socrates. Evitarla precisamente es lo que pretende la propuesta de Souilhé: eì 8è Kaì {où} xeipcov («et mème s'il est inférieur, je m' en contente»), aceptada por Renato Laurenti 14 («se sarà inferiore mi ba­sta»), que corta por lo sano eliminando sin mas las negaciones.

objetivo en que reposa està interpretación, podrfase objetar que no todos los toros salen bravos, corno presupone el aserto que da pie a la argumentación posterior. A mi juicio las cualidades <j>óaei de los animales se toman corno axiomas de validez general, pues en eso radica su valor corno exempla.

12 Para el empieo que hace Epicteto de la figura de Socrates corno encarnación de las virtudes del filòsofo y modelo de coherencia entre el pensamiento y la conducta, et. F. Schweingruber, Sokrates und Epiktet, «Hermes» LXXVIII (1943) 52-79, K. Doering, Sokrates bei Epiktet en K. Doering-W. Kullmann (edd.). Studia Platonica. Festschrift fiir Hermann Gundert, Amsterdam 1976, 195-226 y S.R. Slings, Epictetus en Socrates. Kennis, deugh en vrijheid, «Lampas» XVI (1983) 65-85.

13 Notes on Epictetus, «CR» XIX (1905) 106. 14 Le diatribe e i frammenti, Bari 19892, 12.

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En el buen camino para subsanar el texto se puso A.J. Kronenberg 1S al advertir que en este pasaje no se trata tanto de medir la distancia que separa a Epicteto de Socrates, corno de discutir lo que puede hacer Epicteto en cuanto tal para conser­var xò Kaxà 7rpóaco7iov èv navxi. Y anade: «Si suppleveris ei òè pf) <'En:iKxrjx>o\) Xeipcov, lucidiora etiam erunt quae sequuntur sect. 37». Exactamente: ése es sin duda el sentido del pàrrafo corrupto. Pero se puede objetar que paleogràficamente lacorrección es harto discutible y que elimina la segunda negación. Ambas dificultades se soslayan corrigiendo: eì òè prj, OXXK èpof)> xeipcov («Pero, si no, no inferior a mi mismo: eso me basta»). La scriptio continua en un ms. uncial pudo prestarse fàcilmente a la cafda del pronombre personal por haplograffa de un copista posterior debida a un salto de ojo originado por un homoioteleuton interno.

Madrid L u i s G I L

15 Ad Epictetum, «CR» XX (1906) 15.