Sobre Conabia

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ABRIL 2015 MU 2 El Estado Monsanto icenciada en ciencia política e integrante del Programa de Estudios Rurales y Globaliza- ción (Peryg) de la Universidad Nacional de San Martín, Carla Poth se dedica desde hace diez años a des- entrañar cómo se aprueban los transgéni- cos en Argentina, qué rol ocupan las uni- versidades y organismos oficiales, cómo las grandes corporaciones del agro deciden qué semillas transgénicas se aprueban y, al mismo tiempo, qué modelo agropecua- rio se ejecuta en nuestro país. Poth hizo foco en la Comisión Nacional de Biotecnología (Conabia), espacio clave en la autorización de semillas transgénicas. “Se usa a la ciencia para aprobar y promo- ver un modelo productivo económico aso- ciado a las transnacionales”, explica. Confirma que el Estado no realiza estu- dios propios al momento de aprobar un transgénico (se basa en “investigaciones” de las mismas empresas interesadas que, además, son confidenciales), cuestiona el modelo científico argentino por estar al servicio del sector privado y grafica: “El kirchnerismo implicó una continuidad con los 90 referido a biotecnología y transgéni- cos. Hoy las universidades públicas gene- ran producción de conocimiento para las grandes corporaciones transnacionales”. ¿Neutral? Cómo se aprueban los transgénicos en Argentina? La Conabia tiene casi 50 integran- tes, pero con siete ya hay quórum y deci- den. Se reúnen periódicamente, y la mayor parte son del sector privado o con vincula- ción a las empresas. ¿Cómo se eligen los integrantes de la Conabia? Fue creada en 1991, pero hasta 2013 no ha- bía un mecanismo explícito. Ese año se aprobó una resolución que estableció que la elección las definen las instituciones. El mecanismo es que esa institución presen- ta tres posibles candidatos. Y luego los di- rectores de Conabia y la oficina de Biotec- nología seleccionan uno de esa terna. ¿Cómo se eligen las instituciones? En 2013 se agrandó la Conabia, incorpo- rando una chacra experimental de caña transgénica en Colombres, Tucumán. En 2008 se había presentado un estudio de impacto para caña transgénica. Como na- die en Conabia manejaba el tema, inserta- ron a esta chacra. Tiene cierta lógica. Es difícil creer que una chacra que impulsa la caña de azúcar transgénica sea crítica a presentaciones de ese mismo sector. Siempre la Conabia tiene integrantes que piensan más o menos igual. Suelen decir que deben ser expertos, pero no cualquiera. Andrés Carrasco era un experto, nadie lo puede negar. Sin embargo no lo llamaron Corporaciones vs. ciencia: el Estado aprueba los transgénicos en base a estudios de las propias empresas y nombra funcionarios según su cercanía al modelo sojero. El dominio del sector privado y las complicidades, en este reportaje realizado por Darío Aranda. AGROTÓXICOS, UNIVERSIDAD Y ORGANISMOS DE CONTROL L nunca, sino que fue repudiado por los inte- grantes de la Conabia y el Conicet. ¿No hay conflictos de intereses por las insti- tuciones y personas que están en Conabia? El sentido común diría que sí, pero a ellos no les genera ningún conflicto. Dicen que son una comisión técnica con argumentos científicos y se amparan en una supuesta ciencia neutral, sin problematizar que la ciencia nunca es neutral. Dicen que la soja puede ser buena o mala, depende cómo se utiliza. No les genera contradicciones. ¿No es irregular que sólo tomen los trabajos científicos favorables y dejen de lado las in- vestigaciones críticas? La Conabia hace política con el argumento científico que les es afín a lo que piensan sus integrantes. Toman los argumentos que fa- vorecen a las biotecnologías, y no el principio precautorio: ante la duda, se debe proteger a la población. Les he escuchado decir, incluso luego del juicio por las Madres de Ituzaingó en Córdoba, que no había conflicto en los transgénicos. Negaciones totales de que existen otros argumentos. ¿Por qué criticaban a Andrés Carrasco? Lo criticaban porque no había publicado su investigación. Luego, cuando la publicó en una revista científica internacional, no dije- ron más nada. Le llegaron a cuestionar que él primero había mirado qué pasaba en el cam- po y luego ido al laboratorio. La Conabia y los investigadores pro-transgénicos no miran lo que pasa en el campo, ven solo lo que sale de la pipeta de laboratorio, pero no cuando eso se libera a millones de hectáreas. Las consecuencias las consideran “externalida- des” y ellos no analizan eso. ¿No lo analizan, pero lo aprueban? Claro. Es un punto débil de su argumenta- ción. Hay que dejar claro que la Conabia usa a la ciencia para aprobar y promover un modelo productivo económico asociado a las transnacionales y así legitimar ese mo- delo con el que están construyendo poder. En todo eso está la idea de que el discurso científico es neutral. Y eso es mentira. ¿Por qué? Porque la ciencia nunca es neutral. Y, en la Conabia, eso está en total sintonía con las empresas del agro. ¿Estudios propios? as empresas presentan sus infor- mes y estudios favorables al trans- génico que quieren aprobar. ¿Qué estudio hace la Conabia? El Estado argentino no hace estudios pro- pios. La empresa interesada en la liberación de un transgénico es la que hace el estudio y presenta un formulario que está en Inter- net. Eso llega a la oficina de Biotecnología del Ministerio de Agricultura. Leen esas fo- jas, que son muchas, más de 300, pero no dicen demasiado. Lo ven técnicos que no son necesariamente de la Conabia. Buscan si hay irregularidades. Si hay inconsisten- cias, se devuelve a la empresa con pregun- tas. Si no hay objeciones, pasa a la Conabia. ¿Qué contraponen al estudio de la empresa? La Conabia no investiga ni convoca a una universidad pública a que replique el estu- dio. El formulario se basa en investigaciones de las mismas empresas. Monsanto pre- senta la semilla y anexa los papers (traba- jos científicos). Es obvio que la empresa nunca hablará mal del producto que quiere liberar. Con eso la Conabia dice sí o no. Puede ser con una minoría presente. Pero en la Conabia hay gerentes de Mon- santo presentes. Sí. La supuesta garantía que dan es cuando en una reunión se presenta una solicitud, si hay conflicto de intereses lo que hacen es que el representante de esa empresa se levanta y se va. Eso evitaría el conflicto de intereses (sonríe). ¿Así resuelven el conflicto de intereses? Sí (sigue sonriendo). ¿Usted cree que el representante de Syn- genta o Bayer le dirá que no a Monsanto y viceversa? Claramente que no. No tiene sentido, pero la versión oficial de la Conabia es que así resuelven el conflicto de intereses. De Menem a hoy ubo distintas etapas de la Conabia, desde su creación, en 1991. Y en esa década de los 90 el Estado se retiró de muchos espacios ¿en la Conabia sucedió lo contrario? Desde los 90 el Estado se vuelve un gran impulsor de la biotecnología en todos los niveles. En la primera etapa fue la instala- ción del modelo. Hubo una alineación con los mercados globales de agricultura ma- nejados por las grandes corporaciones de semillas transgénicas y de agrotóxicos. Si uno mira Estados Unidos y Canadá, quienes estaban allí decidiendo cómo se iba a pro- ducir en el agro son estas empresas: Mon- santo y Syngenta, entre otras. Y el Estado argentino ¿cómo actuó? El Estado ahí tomó la posta, miró qué esta- ba pasando en el mercado internacional. Históricamente el Estado argentino fue proveedor de mercado de materia primas y siempre le fue redituable. Entonces era un negocio para los dos el desarrollo de ese ti- po de mercado agrario. ¿Cómo actuó el kirchnerismo? El kirchnerismo implicó una continuidad con los 90 referido a biotecnología y trans- génicos. La devaluación fue un factor im- portante para, mediante impuestos, hacer caja. Si hubo un cambio respecto de los 90, es que durante el menemismo la inversión fue nula. El INTA en los 90 no tenía finan- ciamiento. Lo mismo que la educación pú- blica o la universidad, con recortes presu- puestarios. El proceso del kirchnerismo invierte en educación e investigación científica, pero no en cualquier educación o ciencia. ¿En qué ciencia invierte? Invierte en una educación privatizada y en universidades públicas que generan produc- ción de conocimiento para estas grandes corporaciones transnacionales y el desarro- llo nacional de este tipo de tecnología, pero siempre asociada a las empresas. Por ejem- plo: Monsanto tiene posgrados en la Facul- tad de Agronomía de la UBA. También que designen personas como el ministro Lino Barañao o Martín Lema en Conabia. La universidad pública con mayor financia- miento, pero al servicio del sector privado. Lamentablemente sí. Incluso algo que confirmé hace poco. La mayoría de quie- nes compusieron la Conabia en los 90 tu- vieron su formación básica de licenciatura en universidades públicas y un posgrado en el exterior. No es menor eso. Los think tank (tanques de pensamiento) de la tec- nología fueron los laboratorios de Francia, Estados Unidos y Canadá. Ahí es donde se van a formar y luego vienen a regular lo que pasa en Argentina. Pero en la última década hubo otra ruptura: ya no hacen los posgrados afuera, sino aquí. Eso marca hacia dónde fue la producción de conoci- miento en nuestro país: a muchas maes- trías, posgrados, y becas de investigación asociadas a ese modelo biotecnológico. El kirchnerismo significó eso al modelo: co- menzar a producir conocimiento nacional asociado a esas transnacionales. Secretos de una papa Cuánta incidencia tiene el sector privado en la Conabia y en la apro- bación de transgénicos? Es central. Porque en primer lugar hay una participación directa de las empresas transnacionales en la comisión. Recorde- mos que la Conabia tiene representación del sector público, privado e investigado- res. Si uno ve la composición de esos sec- tores, el privado esta sobrerepresentado en términos numéricos. Y algo no menor. Pero aún si no estuvieran las empresas, dudo que las decisiones de la Conabia cam- biarían. ¿Por qué? Si estuviera toda gente del sector público y sin empresas creo que no cambiarían las decisiones de la Conabia. Porque los del sector público piensan con la lógica del sector privado. ¿Cómo? Su formación tiene que ver con producir conocimiento asociado a las transnacio- nales. Justifican la privatización, que sean productos patentados, no públicos. Que un científico naturalice que no se haga públi- ca la información de un producto para que pueda ser patentado es toda una decisión ideológica y política. Lo mismo cuando la información de un organismo oficial no es publicada. Lo que prevalece es la lógica de la mercancía, de producción del sector pri- vado y la ganancia por sobre los intereses generales. ¿Nombres que la referencien a ese perfil científico? Esteban Hopp. Ahora no está, pero fue el formador de la Conabia. Fue muy relevante, porque fue de los primeros en investigar so- bre transgénicos en Argentina. Él y Alejan- dro Mentaberry -que hoy está en Rosario en el Indear (Instituto de Agrobiotecnología de Rosario) y ASA (Asociación Semilleros Ar- gentinos)- desarrollaron papa transgénica: uno en INTA y otro en Conicet. Papa que nunca se aprobó, nunca se liberó, pero que ¿ L H ¿

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  • ABRIL 2015 MU2

    El Estado Monsanto

    icenciada en ciencia poltica e integrante del Programa de Estudios Rurales y Globaliza-cin (Peryg) de la Universidad Nacional de San Martn, Carla

    Poth se dedica desde hace diez aos a des-entraar cmo se aprueban los transgni-cos en Argentina, qu rol ocupan las uni-versidades y organismos oficiales, cmo las grandes corporaciones del agro deciden qu semillas transgnicas se aprueban y, al mismo tiempo, qu modelo agropecua-rio se ejecuta en nuestro pas.

    Poth hizo foco en la Comisin Nacional de Biotecnologa (Conabia), espacio clave en la autorizacin de semillas transgnicas. Se usa a la ciencia para aprobar y promo-ver un modelo productivo econmico aso-ciado a las transnacionales, explica.

    Confirma que el Estado no realiza estu-dios propios al momento de aprobar un transgnico (se basa en investigaciones de las mismas empresas interesadas que, adems, son confidenciales), cuestiona el modelo cientfico argentino por estar al servicio del sector privado y grafica: El kirchnerismo implic una continuidad con los 90 referido a biotecnologa y transgni-cos. Hoy las universidades pblicas gene-ran produccin de conocimiento para las grandes corporaciones transnacionales.

    Neutral? Cmo se aprueban los transgnicos en Argentina?La Conabia tiene casi 50 integran-

    tes, pero con siete ya hay qurum y deci-den. Se renen peridicamente, y la mayor parte son del sector privado o con vincula-cin a las empresas.Cmo se eligen los integrantes de la Conabia?Fue creada en 1991, pero hasta 2013 no ha-ba un mecanismo explcito. Ese ao se aprob una resolucin que estableci que la eleccin las definen las instituciones. El mecanismo es que esa institucin presen-ta tres posibles candidatos. Y luego los di-rectores de Conabia y la oficina de Biotec-nologa seleccionan uno de esa terna. Cmo se eligen las instituciones?En 2013 se agrand la Conabia, incorpo-rando una chacra experimental de caa transgnica en Colombres, Tucumn. En 2008 se haba presentado un estudio de impacto para caa transgnica. Como na-die en Conabia manejaba el tema, inserta-ron a esta chacra. Tiene cierta lgica. Es difcil creer que una chacra que impulsa la caa de azcar transgnica sea crtica a presentaciones de ese mismo sector.Siempre la Conabia tiene integrantes que piensan ms o menos igual. Suelen decir que deben ser expertos, pero no cualquiera. Andrs Carrasco era un experto, nadie lo puede negar. Sin embargo no lo llamaron

    Corporaciones vs. ciencia: el Estado aprueba los transgnicos en base a estudios de las propias empresas y nombra funcionarios segn su cercana al modelo sojero. El dominio del sector privado y las complicidades, en este reportaje realizado por Daro Aranda.

    AGROTXICOS, UNIVERSIDAD Y ORGANISMOS DE CONTROL

    Lnunca, sino que fue repudiado por los inte-grantes de la Conabia y el Conicet. No hay conflictos de intereses por las insti-tuciones y personas que estn en Conabia?El sentido comn dira que s, pero a ellos no les genera ningn conflicto. Dicen que son una comisin tcnica con argumentos cientficos y se amparan en una supuesta ciencia neutral, sin problematizar que la ciencia nunca es neutral. Dicen que la soja puede ser buena o mala, depende cmo se utiliza. No les genera contradicciones. No es irregular que slo tomen los trabajos cientficos favorables y dejen de lado las in-vestigaciones crticas?La Conabia hace poltica con el argumento cientfico que les es afn a lo que piensan sus integrantes. Toman los argumentos que fa-vorecen a las biotecnologas, y no el principio precautorio: ante la duda, se debe proteger a la poblacin. Les he escuchado decir, incluso luego del juicio por las Madres de Ituzaing en Crdoba, que no haba conflicto en los transgnicos. Negaciones totales de que existen otros argumentos.Por qu criticaban a Andrs Carrasco?Lo criticaban porque no haba publicado su investigacin. Luego, cuando la public en una revista cientfica internacional, no dije-ron ms nada. Le llegaron a cuestionar que l primero haba mirado qu pasaba en el cam-po y luego ido al laboratorio. La Conabia y los investigadores pro-transgnicos no miran lo que pasa en el campo, ven solo lo que sale de la pipeta de laboratorio, pero no cuando eso se libera a millones de hectreas. Las consecuencias las consideran externalida-des y ellos no analizan eso.No lo analizan, pero lo aprueban? Claro. Es un punto dbil de su argumenta-cin. Hay que dejar claro que la Conabia usa a la ciencia para aprobar y promover un modelo productivo econmico asociado a las transnacionales y as legitimar ese mo-delo con el que estn construyendo poder. En todo eso est la idea de que el discurso cientfico es neutral. Y eso es mentira.Por qu?Porque la ciencia nunca es neutral. Y, en la Conabia, eso est en total sintona con las empresas del agro.

    Estudios propios?as empresas presentan sus infor-mes y estudios favorables al trans-gnico que quieren aprobar. Qu

    estudio hace la Conabia?El Estado argentino no hace estudios pro-pios. La empresa interesada en la liberacin de un transgnico es la que hace el estudio y presenta un formulario que est en Inter-net. Eso llega a la oficina de Biotecnologa del Ministerio de Agricultura. Leen esas fo-jas, que son muchas, ms de 300, pero no dicen demasiado. Lo ven tcnicos que no

    son necesariamente de la Conabia. Buscan si hay irregularidades. Si hay inconsisten-cias, se devuelve a la empresa con pregun-tas. Si no hay objeciones, pasa a la Conabia.Qu contraponen al estudio de la empresa?La Conabia no investiga ni convoca a una universidad pblica a que replique el estu-dio. El formulario se basa en investigaciones de las mismas empresas. Monsanto pre-senta la semilla y anexa los papers (traba-jos cientficos). Es obvio que la empresa nunca hablar mal del producto que quiere liberar. Con eso la Conabia dice s o no. Puede ser con una minora presente.Pero en la Conabia hay gerentes de Mon-santo presentes.S. La supuesta garanta que dan es cuando en una reunin se presenta una solicitud, si hay conflicto de intereses lo que hacen es que el representante de esa empresa se levanta y se va. Eso evitara el conflicto de intereses (sonre).As resuelven el conflicto de intereses?S (sigue sonriendo).Usted cree que el representante de Syn-genta o Bayer le dir que no a Monsanto y viceversa? Claramente que no. No tiene sentido, pero la versin oficial de la Conabia es que as resuelven el conflicto de intereses.

    De Menem a hoyubo distintas etapas de la Conabia, desde su creacin, en 1991. Y en esa dcada de los 90 el Estado se retir

    de muchos espacios en la Conabia sucedi lo contrario?Desde los 90 el Estado se vuelve un gran impulsor de la biotecnologa en todos los niveles. En la primera etapa fue la instala-cin del modelo. Hubo una alineacin con los mercados globales de agricultura ma-nejados por las grandes corporaciones de semillas transgnicas y de agrotxicos. Si uno mira Estados Unidos y Canad, quienes estaban all decidiendo cmo se iba a pro-ducir en el agro son estas empresas: Mon-santo y Syngenta, entre otras. Y el Estado argentino cmo actu?El Estado ah tom la posta, mir qu esta-ba pasando en el mercado internacional.Histricamente el Estado argentino fue proveedor de mercado de materia primas y siempre le fue redituable. Entonces era un negocio para los dos el desarrollo de ese ti-po de mercado agrario.Cmo actu el kirchnerismo?El kirchnerismo implic una continuidad con los 90 referido a biotecnologa y trans-gnicos. La devaluacin fue un factor im-portante para, mediante impuestos, hacer caja. Si hubo un cambio respecto de los 90, es que durante el menemismo la inversin fue nula. El INTA en los 90 no tena finan-ciamiento. Lo mismo que la educacin p-

    blica o la universidad, con recortes presu-puestarios. El proceso del kirchnerismo invierte en educacin e investigacin cientfica, pero no en cualquier educacin o ciencia.En qu ciencia invierte?Invierte en una educacin privatizada y en universidades pblicas que generan produc-cin de conocimiento para estas grandes corporaciones transnacionales y el desarro-llo nacional de este tipo de tecnologa, pero siempre asociada a las empresas. Por ejem-plo: Monsanto tiene posgrados en la Facul-tad de Agronoma de la UBA. Tambin que designen personas como el ministro Lino Baraao o Martn Lema en Conabia.La universidad pblica con mayor financia-miento, pero al servicio del sector privado.Lamentablemente s. Incluso algo que confirm hace poco. La mayora de quie-nes compusieron la Conabia en los 90 tu-vieron su formacin bsica de licenciatura en universidades pblicas y un posgrado en el exterior. No es menor eso. Los think tank (tanques de pensamiento) de la tec-nologa fueron los laboratorios de Francia, Estados Unidos y Canad. Ah es donde se van a formar y luego vienen a regular lo que pasa en Argentina. Pero en la ltima dcada hubo otra ruptura: ya no hacen los posgrados afuera, sino aqu. Eso marca hacia dnde fue la produccin de conoci-miento en nuestro pas: a muchas maes-tras, posgrados, y becas de investigacin asociadas a ese modelo biotecnolgico. El kirchnerismo signific eso al modelo: co-menzar a producir conocimiento nacional asociado a esas transnacionales.

    Secretos de una papaCunta incidencia tiene el sector privado en la Conabia y en la apro-bacin de transgnicos?

    Es central. Porque en primer lugar hay una participacin directa de las empresas transnacionales en la comisin. Recorde-mos que la Conabia tiene representacin del sector pblico, privado e investigado-res. Si uno ve la composicin de esos sec-tores, el privado esta sobrerepresentado en trminos numricos. Y algo no menor. Pero an si no estuvieran las empresas, dudo que las decisiones de la Conabia cam-biaran.Por qu?Si estuviera toda gente del sector pblico y sin empresas creo que no cambiaran las decisiones de la Conabia. Porque los del sector pblico piensan con la lgica del sector privado.Cmo?Su formacin tiene que ver con producir conocimiento asociado a las transnacio-nales. Justifican la privatizacin, que sean productos patentados, no pblicos. Que un cientfico naturalice que no se haga pbli-ca la informacin de un producto para que pueda ser patentado es toda una decisin ideolgica y poltica. Lo mismo cuando la informacin de un organismo oficial no es publicada. Lo que prevalece es la lgica de la mercanca, de produccin del sector pri-vado y la ganancia por sobre los intereses generales.Nombres que la referencien a ese perfil cientfico?Esteban Hopp. Ahora no est, pero fue el formador de la Conabia. Fue muy relevante, porque fue de los primeros en investigar so-bre transgnicos en Argentina. l y Alejan-dro Mentaberry -que hoy est en Rosario en el Indear (Instituto de Agrobiotecnologa de Rosario) y ASA (Asociacin Semilleros Ar-gentinos)- desarrollaron papa transgnica: uno en INTA y otro en Conicet. Papa que nunca se aprob, nunca se liber, pero que

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    les sirvi para ser voz autorizada al definir quin iba a estar en Conabia. Para ellos no es problema que la informacin no sea pblica. Porque si fuera pblica, las empresas no ha-ran negocios con biotecnologa. Otro ejem-plo es Mnica Pequeo Araujo, histrica del INASE (Instituto Nacional de Semillas). Me lo dijo explcitamente: nunca difundirn los estudios y expedientes de aprobacin de las empresas porque es informacin comer-cial sensible. No es contradictorio decir algo as desde un puesto del Estado?Ninguna contradiccin. Despus, hay cientficos que ya ni siquiera son -como Hopp o Araujo- que estn en la gestin es-tatal. Son cientficos que se formaron en la universidad pblica, con recursos de to-dos: su paga como investigadores es dine-ro pblico, pero piensan con lgica priva-da. Hugo Permingeat, por ejemplo, que lleg a ufanarse de ser cuadro de Monsan-to. Nos debe interpelar que la produccin de conocimiento del Estado sea para el sector privado. Naturalizan ese discurso, estn formateados en esa supuesta neu-tralidad. El aparato de conocimiento p-blico se maneja con lgicas como si fuera una empresa privada. La ciencia en Argen-tina forma empleados para Monsanto, pe-ro lo hace con un presupuesto pblico.

    Funcionarios transgnicosCmo inciden el ministro de Ciencia, Lino Baraao, y el director de Bio-tecnologa, Martn Lema?

    Baraao es central. En 2008 cuando asu-mi el ministerio dijo que las tres lneas de accin sern biotecnologa, nanotecnolo-ga e ingeniera informtica. Ah no slo dice dnde va a ir el financiamiento pbli-co, sino tambin qu lgicas de producir conocimiento -ya insertas en facultad de biologa y agronoma- se iban a expandir a otra universidades. Hoy en las ciencias sociales tens que homologar el currcu-lum del mismo modo que en las ciencias biolgicas.Cmo?La lgica de cmo te evalan es la misma. Pusieron la misma cantidad de papers en Ciencias Sociales y en Naturales, cuando son lgicas de produccin de conocimiento completamente diferentes. Un bilogo molecular puede hacer 50 papers cortos. En uno hace foco en un elemento y puede ha-cer 50 con otros focos. Y hay ms revistas para publicar. En Ciencias Sociales no hay muchas revistas del estatus que estipula el Conicet. La nica manera de tener 50 pa-pers es copiando y pegando. El procesa-miento de informacin lleva ms tiempo y elaboracin que las investigaciones de la-boratorios. Lino Barao lo dijo en sus dis-cursos de manera subrepticia. Esa poltica de Estado se deja ver hoy. Y dice que quie-nes hacemos sociales hacemos teologa.Por qu?

    Atilio Born le respondi en pblico. Bara-ao atras 500 aos sobre la ciencia, volvi al oscurantismo. Dijo eso porque las cien-cias sociales no tienen la metodologa de las naturales. Entonces, para l, no es ciencia. Qu rol juega Martn Lema?Cuando comenzaron a tener problemas porque se dieron cuenta que la Conabia era un espacio que poda entrar en riesgo por las decisiones que tomaban, crearon un organismo -que luego origin la Oficina de Biotecnologa- donde se toman las deci-siones polticas, y la Conabia se queda con lo tcnico. Pero, en realidad, la que siem-pre sigui tomando la decisiones, con dis-fraz tcnico, fue la Conabia. El director de Biotencnologa (Martn Lema) lo que hace es desviar la mirada poltica que puede pe-sar sobre la Conabia. Tampoco es menor quin es Lema. Est formado en el rin de las biotecnolgicas de la Universidad de

    Quilmes, es director de un posgrado sobre el tema. Su recorrido acadmico se dio donde todos piensan igual: no te cruzs un crtico de transgnicos ni de casualidad.

    EvangelizadoresQu otras miradas debiera haber en un mbito donde se aprueban los transgnicos?

    Las ciencias sociales hoy estn ausentes. Tampoco hay licenciados en ciencias am-bientales. Las ciencias duras estn impreg-nadas siempre con una mirada pro transg-nica. Pero va ms all de las disciplinas. El

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    problema es la perspectiva del espacio que est trabajando. Al momento de evaluar se deben tener en cuenta las externalidades que puede provocar esa semilla, migracio-nes, enfermedades, impacto ambiental...El problema es de perspectiva?Tiene que ver con el proyecto poltico. Si priorizs la produccin de valor, siempre ser lo mismo. Y ah te sirve una Conabia como la actual, que es un organismo clara-mente pro-transgnico. Muchos cientfi-cos tienen una perspectiva evangelizadora de los transgnicos, de la biotecnologa. Ellos son los que saben que los transgni-cos no son malos, entonces no hay nada mejor para la gente... (sonre). La frase del secretario de Agricultura que cre la Cona-bia, Marcelo Regnaga, fue que slo por ignorancia o por ideologa se pude estar en contra de lo que es la revolucin del siglo 20: la biotecnologa. Es la lnea poltica del proyecto del pas desde lo 90, pleno neoli-bralismo, y en la que el kirchnerismo mar-c una continuidad.Cmo definir la incidencia de la Conabia en el modelo agropecuario?La Conabia es la que decide qu semilla se va a utilizar en el modelo actual, que tiene a los transgnicos como eje central. Al mismo tiempo est diciendo cmo nos alimentare-mos y qu modelo habr. La Conabia aprob la soja transgnica en el 96 y al mismo tiem-po todo lo que vino con la soja: agrotxicos, desmontes, desalojos. Al avalar una semilla, avalan un modelo productivo.Con un papel tan central, por qu siempre pas desapercibida?Siempre fue un organismo muy resguar-dado. Cuando comienzan a visibilizarse ciertos conflictos pblicos con los trans-gnicos, crearon la oficina de biotecnolo-ga para canalizar las discusiones polticas. Y la Conabia, slo aparentemente, qued con el aspecto cientfico. Siempre se ge-neraron mecanismos polticos donde la Conabia pareci quedar resguardada. Fun-cion con mucha impunidad durante 20 aos, sin ninguna regulacin. Por otro la-do, las primeras luchas contra el modelo de agronegocios fueron por la tierra y la respuesta del Estado fue hablar de ordena-miento territorial. La Conabia miraba para otro lado, como si las semillas que haba aprobado no tuvieran nada que ver. Luego fueron los agrotxicos...Exactamente. El Estado va y crea una co-misin en el Ministerio de Salud. El pro-blema se vuelve a sacar de la Conabia. Re-cin ahora los movimientos sociales estn empezando a focalizar en la Conabia, por-que tiene gran responsabilidad y porque es el corazn de este modelo, donde se aprue-ban las semillas que luego traern las con-secuencias.Qu se debiera hacer con la Conabia?Si se quiere tener un trabajo serio sobre qu implican los transgnicos, hay que di-solver la Conabia. Y se debe hacer pblica toda la informacin desde que se cre. Na-die puede garantizar que no est plagada de irregularidades.

    Carla Poth: Hoy las universida-des pblicas generan conoci-miento para las grandes corporaciones trasnacionales.