Soares, Lucas - Platón y La Política

252
Lucas Soares Platón y la Política

description

Lucas Soares - Platón y la políticaLa trayectoria del pensamiento político platónico aparece de alguna manera condensada en aquel sintagma que leemos en el Político por boca de uno de los personajes principales del diálogo: «Siguiendo las huellas del régimen político más genuino». Porque toda la labor política de Platón expresa, frente a las formas defectuosas de gobierno que, a sus ojos, asolaban las ciudades de su tiempo, la necesidad no sólo de formular teóricamente una alternativa política más genuina, sino sobre todo de ponerla en práctica. Este libro no tiene otro propósito que el de mostrar, siguiendo uno de los tantos recorridos textuales posibles, la génesis y el desarrollo de dicha alternativa a la luz de un análisis centrado principalmente en los diálogos de corte político pertenecientes a las distintas etapas (juventud, transición, madurez y vejez) que jalonan la obra platónica. Nuestra intención es que su lectura permita desmitificar tanto la supuesta confianza ciega en la pintura ideal de gobierno que Platón delinea en República, como el presunto realismo extremo de Leyes. Como se intentará demostrar a lo largo del libro, el pensamiento político platónico es un tanto más complejo que lo que supone un brusco cambio que va de un idealismo optimista a un desesperanzado realismo político.ÍndiceINTRODUCCIÓN APROXIMACIÓN BIOGRÁFICA PRIMERA PARTE: HACIA UNA FUNDAMENTACIÓN EPISTÉMICA DE LA POLÍTICA1. La misión político-religiosa de Sócrates en la APOLOGÍA 1.1. El alejamiento de Sócrates de la política activa. La contraposición entre vida pública y vida privada2. LA DISTINCIÓN ENTRE «VIVIR» Y «VIVIR RECTAMENTE CON ARREGLO A lo justo» en el CRITÓN. La personificación del Estado ateniense Y DE sus leyes. La fuerza de la ley y la filosofía del compromiso POLÍTICO3. Los ORÍGENES DE LA CIENCIA POLÍTICA EN EL MITO DE PROMETEO DEL PROTÁGORAS. El tópico de la enseñabilidad de la virtud política4. Retórica, política y justicia en el CORGIAS4.1. Poder, oratoria y tiranía4.2. Calicles y la antinomia naturaleza-convención en moral y política. La tesis del derecho del «más fuerte» y del legislador como signo de hombre débil 4.3. Modos de vida y clases de retórica. Oradores políticos tradicionales y sofistas. Sócrates como el verdadero político 5. Política tradicional, don divino y opinión verdadera en el MENÓN SEGUNDA PARTE: LA METAPOLÍTICA PLATÓNICA 1. LA PINTURA MÁS HERMOSA DE GOBIERNO 2. LAS CONCEPCIONES TRADICIONALES DE LA JUSTICIA. TRASÍMACO Y LA CRÍTICA A LA CONCEPCIÓN SOFÍSTICA DE LA JUSTICIA 3. Los tres pilares de la PÓLIS ideal. La justicia como excelencia DEL ALMA 4. Origen y elementos de la PÓLIS sana y enferma 5. SELECCIÓN Y EDUCACIÓN DE LOS FUTUROS GUARDIANES. EL EMPLEO PEDAGÓGICO-POLÍTICO DE LA MENTIRA. EL MITO DE LOS METALES Y LA ESTRATIFICACIÓN DE LAS CLASES SOCIALES6. Virtudes cardinales, clases de la PÓLIS y partes del alma. Justicia política y justicia individual 7. Condiciones de posibilidad y problemas de realización de la PÓLIS ideal: teoría y PRAXIS. El tópico del filósofo-rey como HORIZONTE REGULATIVO 8. Amantes de la sabiduría y amantes de la opinión. DÓXA y EPISTEME. El tópico de la inutilidad de la filosofía 9. LA FUNDAMENTACIÓN METAFÍSICA DE LA POLÍTICA. LA IDEA DEL BIEN COMO OBJETO SUPREMO DE CONOCIMIENTO. ESTUDIOS SUPERIORES Y FORMACIÓN DIALÉCTICA10. GENEALOGÍA DE LOS REGÍMENES POLÍTICOS DEFECTUOSOS. LA INJUSTICIA en la PÓLIS Y EN EL INDIVIDUO. JUSTICIA Y FELICIDAD TERCERA PARTE: DEL ORDEN POLÍTICO IDEAL A LA CONSERVACIÓN DEL MEJOR ORDEN POSIBLE 1. La «segunda navegación» del POLÍTICO 1.1. El político como pastor y criador del rebaño humano1.2. Arte de tejer, ciencia política y arte de la medida 1.3. Clasificación de los regímenes de gobierno 1.4. Ciencia y ley 2. La reorientación del programa político en LEYES. La segunda MEJOR CIUDAD 2.1. El fomento de la virtud como meta de la legislación y de la educación2.2. Autorida

Transcript of Soares, Lucas - Platón y La Política

  • Lucas Soares

    Platn y la Poltica

  • LUCAS SOARES

    Platn y la poltica

    techosIs

    ArmauirumqueArmauirumque

  • ColeccinBiblioteca de Historia y Pensamiento Poltico

    Directores:S a l v a d o r R u s R u f in o y Ja v ie r Z a m o r a B o n il l a

  • Cubierta de JV, Diseo grfico, S. L.

    Reservados todos los derechos. El contenido de esta obra est protegido por la Ley, que establece penas de prisin y/o multas, adems de las correspondientes indemnizaciones por daos y perjuicios, para quienes reprodujeren, plagiaren, distribuyeren o comunicaren pblicamente, en todo o en parte, una obra literaria, artstica o cientfica, o su transformacin, interpretacin o ejecucin artstica fijada en cualquier tipo de soporte o comunica

    da a travs de cualquier medio, sin la preceptiva autorizacin.

    O L u c a s S o a re s , 2010 De las imgenes, ARCHIVO ANAYA (C a n d e l, C .; Le iva , . de; M a r t n , J.;

    R u iz P a s to r , L . ; V z q u e z , A.) EDITORIAL TECNOS (GRUPO ANAYA, S. A.), 2010

    Juan Ignacio Luca de Tena, 15 - 28027 Madrid Composicin: Grupo Anaya ISBN: 978-84-309-5127-7

    Depsito Legal: M. 24.993-2010

    l rintcd in S fu in . Impreso en Espaa por Fernndez Ciudad, S. I .

  • >
  • 8 PLATN Y LA POLTICA

    7 . C o n d ic io n e s de p o s ib ilid ad y p ro b lem as de r e a l iz a c i n de la p u s id e a l: t e o r a y p r a x is . E l t p ic o d e l f i l s o f o - r e y c o m oHORIZONTE RECULATIVO.......................................................................................................... 1 4 6

    8 . A m an tes de la sa b id u ra y am antes de la o p in i n . D x a y ep ist m e . E l t p ic o de la in u t ilid a d de la f i l o s o f a ....................................... 1 5 4

    9 . L a f u n d a m e n t a c i n m eta f s ic a d e l a p o l t ic a . L a Id e a d e l B ienc o m o o b je t o s u p r e m o d e c o n o c im ie n t o . Es t u d io s s u p e r io r e s y f o r m a c i n d ia l c t ic a ............................................................................................................ 161

    1 0 . G e n e a l o g a d e lo s reg m en es p o l t ic o s d e f e c t u o s o s . La in iu s t ic iaen la PUS V EN EL INDIVIDUO. JUSTICIA Y FELICIDAD .................................... 1 74

    T e r c er a p a r t e : D E L O R D E N P O L T IC O ID E A L A L A C O N S E R V A C I ND E L M E JO R O R D E N P O S IB L E ........................................................................................... 18 5

    1 . L a se g u n d a n av e g a c i n d e l P o l t ic o .............................................................. 1 8 61 .1 . El poltico como pastor y criador del rebao humano... 1 8 71 .2 . Arte de tejer, ciencia poltica y arte de la medida ................ 19 21 .3 . Clasificacin de los regmenes de gobjerno .............................. 1 9 61 .4 . Ciencia y le y .............................................................................................. 1 9 9

    2 . L a re o r ie n ta c i n d e l p ro g ra m a p o lt ic o en Le y e s . L a se g u n d a .ME)OR c iu d a d ................................................................................................................................ 2 0 32 .1 . El fomento de la virtud como meta de la legislacin y de

    la educacin .................................................................................................................. 2 0 62 .2 . Autoridad y libertad como principios de la organizacin

    estatal................................................................................................................................... 2 0 92 .3 . El primer y segundo orden poltico. Ep istm e, orden y ley 2 1 32 .4 . Los guardianes de la ley y la junta suprema del Estado.

    La educacin filosfica ....................................................................................... 2 1 9

    C o n c l u s i n : T R A S LA S H U E L L A S D E L R G IM E N P O L T IC O M S G E N U IN O ..................................................................................................................................................... 2 2 9

    B IB L IO G R A F A ................................................................................................................................................ 2411 . F u e n t e s p r im a r ia s : e d ic io n e s , t r a d u c c io n e s y c o m e n t a r io s ............ 241

    1 .1 . De la obra completa de P latn ................................................................ 2411 .2 . De las obras platnicas seleccionadas....................................... 2411 .3 . Otros ....................................................................................................................................... 2 4 4

    2 . L e x ic o l o g a ....................................................................................................................................... 2 4 63 . B ib l io g r a f a s e c u n d a r ia c o n s u l t a d a ....................................................................... 2 4 6

  • >

    Introduccin

    Cuando se aborda el pensamiento poltico de Platn suele, por lo general, enfocrselo desde la perspectiva parcial que supone aquel dilogo clave de madurez que representa la Repblica, y no como una larga y compleja maduracin que implica gradualmente importantes modificaciones dentro de su programa filosfico-poltico de gobierno1. Si en Repblica, en efecto, observamos un enfoque con marcada preeminencia en la dimensin terico-paradigmtica de la verdadera poltica bajo el tpico del filsofo-rey, en su ltima propuesta poltica plasmada en Leyes (y ya en parte en Poltico) hallamos una orientacin ms ajustada a lo coyuntural, esto es, atenta a las condiciones que rigen la vida humana ya no en una polis ideal sino ms modestamente en una real (la colonia cretense de Magnesia) que, como tal, se halla sujeta a cambios para los cuales el remedio (phrmakon) ms a mano es el gobierno absoluto de la ley2. Ante una realidad tico-poltica siempre desfavorable para la efectiva puesta en prctica de la pintura ideal de gobierno esbozada en Repblica, Platn deja de insistir, como veremos, en la postula

    1 Como al respecto seala R o w e , 1 9 7 9 , p. 6 2 : El conjunto de la obra de Platn es autnticamente dialctica: en otras palabras, nos muestra a Platn discutiendo consigo mismo y con otros, y en el transcurso de los debates, modificando continuamente su pensamiento, tanto dentro de cada uno de los dilogos como entre los mismos. Para las razones (de ndole filosfica, cultural y pedaggica) de la atencin prestada a la Repblica y el consiguiente descuido del que fueron objeto el Poltico y las Leyes, cfr. Laks , 2 0 0 7 , pp. 1 8 -2 1 .

    2 Sobre la tendencia prctica o emprica de Leyes y su propuesta de un Estado realmente existente, cfr. R o w e , 1 9 7 9 , p. 1 6 7 ; S ta l le y , 1 9 8 3 , pp. 10 , 2 1 -2 2 ; 2 0 0 7 , p. 1 2 0 ; y A n n a s , 2 0 0 0 , pp. 5 4 8 - 5 4 9 : En la segunda de sus grandes obras polticas, Platon se muestra por lo dems singularmente emprico. La tendencia al empirismo que aparece en las Leyes se refleja tambin, de diferente manera, en los oros dilogos de la ltima poca platnica.

  • 1 O PLATN Y LA POLTICA

    cin y descripcin del mejor Estado en trminos tericos, para enfrentarse en su vejez con el hecho de tener que elegir entre alguno de los regmenes polticos imperfectos que mejor imita al orden ideal, a fin de que el irremediable vaco y desorden poltico que se abre en el trnsito hacia este ltimo no sea ocupado por regmenes desviados (como la tirana, la oligarqua y la democracia contraria a la ley3), sino por un sistema poltico (politea) mixto (combinacin de principios monrquicos y democrticos4) en el que la ley llegue a ser reina soberana de los hombres, y no los hombres tiranos de las leyes5.

    La trayectoria del pensamiento poltico platnico aparece de alguna manera condensada en aquel sintagma que leemos en el Poltico por boca de uno de los personajes principales del dilogo: Siguiendo las huellas del rgimen poltico ms genuino6. Porque toda la labor poltica de Platn expresa, frente a las formas defectuosas de gobierno que, a sus ojos, asolaban las ciudades de su tiempo, la necesidad no slo de formular tericamente una alternativa poltica ms genuina, sino sobre todo de ponerla en prctica. Este libro no tiene otro propsito que el de mostrar, siguiendo uno de los tantos recorridos textuales posibles, la gnesis y el desarrollo de dicha alternativa a la luz de un anlisis centrado principalmente en los dilogos de corte poltico pertenecientes a las distintas etapas (juventud, transicin, madurez y vejez) que jalonan la obra platnica. Nuestra intencin es que su lectura permita desmitificar tanto la supuesta confianza ciega en la pintura ideal de gobierno que Platn delinea en Repblica, como el presunto realismo extremo de Leyes. Como se intentar demostrar a lo largo del libro, el pensamiento poltico platnico es un tanto ms complejo que lo que supone un brusco cambio que va de un idealismo optimista a un desesperanzado realismo poltico. En el arco conceptual que va del maduro rgimen poltico de Repblica a la tarda

    3 Para estas formas defectuosas de gobierno, cfr. especialmente Poltico 300e11 -303d2, /.eyes VIII 832b10-c7, Carta VII 326d3-6.

    4 Leyes III 693d2-694a1, V 756e9-10. Carta VIII 354b8-c2.'Poltico 301 ('3-4.

  • INTRODUCCIN 11

    y progresiva revalorizacin del papel de la ley en Poltico y Leyes, veremos cmo Platn procura ajustar y reorientar su programa ideal de gobierno en contraste con una coyuntura tico-poltica siempre desfavorable. En este sentido el teln de fondo que se vislumbra a lo largo de estas pginas es la crtica permanente de Platn a los personajes, sucesos y conductas que protagonizan la realidad poltica de su tiempo atravesada por la oposicin oligarqua-democracia. La construccin de su alternativa de gobierno en Repblica, Poltico y Leyes, sus tres dilogos polticos por excelencia, se labra as en el contrapunto con su crtica radical de la praxis poltica y filosfica dominante.

    Las derivas que veremos en su pensamiento poltico tienen su explicacin en el hecho de que a Platn siempre lo apremi la responsabilidad de continuar reflexionando hasta el final de su vida sobre la manera de mejorar la situacin poltica de su tiempo y de aportar, ms all de los resultados obtenidos, otras soluciones puntuales que no se reduzcan a una mera expresin de deseos. As, por lo menos, lo expresa en un pasaje de la Carta V II, donde da cuenta del motivo principal (adems del de no traicionar el vnculo de amistad y de hospitalidad que lo unan a su amigo Din) que lo llev a intervenir puntualmente en la poltica siracusana de la poca y podemos agregar en la poltica en general7. Se trata del compromiso tico-poltico del filsofo con su tiempo; el obligado descenso a la caverna de la praxis poltica, a la que es necesario adentrarse armado de slidos fundamentos de orden filosfico:

    No es natural y no se sigue forzosamente de lo dicho que ni los faltos de educacin y apartados de la verdad son jams aptos para gobernar una ciudad, ni tampoco aquellos a los que se permita seguir estudiando hasta el fin; los unos, porque no tienen en la vida ningn objetivo particular, apuntando al cual deberan obrar en todo cuanto hiciesen durante su vida pblica y privada, y los otros, porque, tenindose por transportados en vida a las islas de los bienaventurados, no consentirn en actuar8?

    7 Carta VII 328c3-d2.8 Repblica VII 519b7-< 6.

  • A diferencia de los filsofos de su tiempo a los que se les permita seguir estudiando hasta el fin, tachados y con razn por el vulgo como intiles y descomprometidos de la cosa pblica, Platn procura llevar adelante la participacin poltica hasta sus ltimas consecuencias, imperativo que da cuenta, por lo dems, de la estrecha relacin individuo-polis que constituye uno de los pilares centrales que vertebra, como veremos, la filosofa poltica clsica. No sorprenden por ello las palabras dirigidas hacia Scrates, que Platn pondr en Repblica en boca de Adimanto, respecto de la indagacin en torno a la justicia en la polis y en el individuo: Porque a lo largo de tu vida entera jams te has dedicado a examinar otra cosa que sa9. Como si Platn, a travs de Scrates, su mscara o personaje conceptual, se estuviera diciendo eso a s mismo10.

    Observado en perspectiva, el programa de gobierno que supone el pensamiento poltico platnico no es sino el resultado de una combinacin nica de praxis poltica y reflexin terico- filosfica que contina, tras veinticinco siglos, interpelando nuestro presente . Porque al instaurar el gesto, ilustrado en Repblica y Leyes, de levantar con palabras una ciudad desde sus cimientos12, y al arribar a aquella clebre conclusin segn la cual no habr tregua para los males de las ciudades ni para los del gnero humano, a menos que coincidan la filosofa y el poder poltico, podra decirse que Platn labr el acta de nacimiento de la filosofa poltica clsica, forjando al mismo tiempo

    9Repblica II 367d8-e1.10 Respecto de Scrates, como mscara o personaje conceptual del

    platonismo, cfr. N ie tz sch e , 1983 [1885], 190: Platn, el ms temerario de todos los intrpretes, que tom de la calle a Scrates entero tan slo como un tema popular y una cancin del pueblo, con el fin de hacer sobre l variaciones infinitas e imposibles: a saber, prestndole todas sus mscaras y complejidades propias; y D eleu ze y Guattari, 1993, p. 67, para quienes la filosofa no cesa de hacer vivir a personajes conceptuales, de darles vida: Tambin en esto fue Platn quien empez: se volvi Scrates, al mismo tiempo que hizo que Scrates se volviera filsofo.

    11 Sobre la relacin entre accin y contemplacin en Platn, cfr. Festug ire , 1936, pp. 373-380.

    12 Cfr., entre otros pasajes, Repblica II 369c9, Leyes V 736b5-6: Pero puesto que esto ahora est hecho de palabra y no de manera cfci liv.i.

    12 PLATN Y LA POLTICA

  • INTRODUCCIN 13

    los conceptos bsicos sobre los cuales se asentar todo el edificio terico de la filosofa poltica posterior. La idea de retomar en este libro la filosofa poltica platnica no es otra que la de volver a poner en el centro de la escena aquella meta eternamente actual que dio origen a todo el pensamiento poltico griego: el mejoramiento de los ciudadanos o, lo que es lo mismo, la consecucin del bien o felicidad de la comunidad poltica: Porque nuestro examen es sobre lo ms grande que puede darse, sobre la buena o mala vida13.

    Teniendo en cuenta su finalidad introductoria, se procur equilibrar en el libro un tipo de exposicin clara y gil con el rigor filosfico y la pluralidad interpretativa que el tema amerita. Se ha priorizado para ello, tanto en el cuerpo central como en las notas, la utilizacin de fuentes primarias, las cuales apuntan a brindarle al lector mayores elementos de juicio a partir del apoyo textual y las referencias internas entre los distintos dilogos examinados. Al trmino del libro se adjunta una bibliografa de consulta para todo aquel lector interesado que desee profundizar los contenidos expuestos, en la que podr encontrar asimismo algunas obras y artculos sobre el contexto histrico, social, poltico, econmico y cultural ateniense durante los siglos v y iv a. C., fundamentales a los fines de enmarcar el pensamiento poltico platnico. Deseo, por ltimo, expresar aqu mi agradecimiento al doctor Salvador Rus Rufino, director, junto con el doctor Javier Zamora Bonilla, de la Biblioteca de Historia y Pensamiento Poltico, y al doctor Francisco Bertelloni, por la confianza, generosidad y paciencia depositadas a lo largo de la elaboracin del libro, as como al profesor Esteban Bieda sus valiosos comentarios y sincera amistad.

    n Repblica IX 578c6-7. Cfr. en la misma lnea Eutidemo 278e3-6, Repblica IV 420b3-421c6, Poltico 297a5-b3, Leyes IV 707d1-5. Para Aristteles tambin la meta de la poltica es la felicidad (eudaimona), o sea, el vivir bien (e zri) y obrar bien (e prttein). Cfr., entre otros pasajes, tica NicomaqueaI 4, 1095a14-20; 9 1099b29-32: El fin de la poltica es el mejor, y sta pone el mayor cuidado en dotar a los ciudadanos de cierto carcter y hacerlos buenos y capaces de acciones nobles; Poltica III 9, 1280b39-1281a2.

  • 1 4 PLATN Y LA POLTICA

    A p r o x im a c i n b io g r f ic a

    Fuera de la Carta VII, redactada aproximadamente en el 353 a. C., siete aos despus de su tercer viaje a Sicilia (361-360 a. C.), cuando Platn tena alrededor de setenta y cinco aos14, pocos datos biogrficos confiables podemos extraer del conjunto de los cuarenta y un dilogos conservados (incluyendo los considerados dudosos y apcrifos)15. Por empezar, Platn nunca escribe con su propio nombre, y apenas se menciona a s mismo en tres ocasiones: dos en la Apologa, para dar cuenta de su acto de presencia en el juicio contra Scrates, y la tercera en el Fedn, para sealar su ausencia por enfermedad en el momento de la muerte de su maestro16. La Carta VII, la ms larga e importante de entre las trece cartas atribuidas a Platn y cuya autenticidad (junto con la Carta VIII) es mayoritariamente aceptada por la crtica, constituye as la fuente ms valiosa para informarnos acerca de algunos detalles de la vida del filsofo, y sobre todo lo relativo al proceso de gestacin y circulacin de sus ideales polticos y a los motivos que lo llevaron a realizar sus tres viajes a Sicilia con vistas a intervenir en la poltica siracusana del siglo IV a. C. Se trata, ms puntualmente, de una autobiografa poltica que, con el fin de aconsejar a los amigos y parientes de su entraable amigo Din, termina dando cuenta no slo de su temprano entusiasmo por la actividad poltica y su consiguiente desencanto y rechazo frente a las injusticias cometidas por los regmenes polticos de su tiempo (i.e. oligarqua y democracia restaurada), sino tambin del saldo negativo que trajo aparejado

    14 Para una discusin sobre la cronologa de la carta, cfr., entre otros, B lu c k , 1947, p. 112, y G u t h r ie , 1990, pp. 28-41.

    15 Ms all de la Carta V II, la fuente tarda ms valiosa con la que contamos para una reconstruccin de la vida de Platn es el libro III de la Vida de los filsofos ilustres, de Digenes Laercio (bigrafo de los siglos ii-m d. C .). Una presentacin ms exhaustiva de las fuentes, vida y contexto histrico- cultural de Platn puede leerse en G o m p e rz , 2000 [1912], pp. 259-281; T a y lo r , 1926, pp. 1-9; B lu c k , 1949, pp. 503-509; R a v e n , 1965, pp. 27-41; R o b in , 1968, pp. 1-14; G u t h r ie , 1990, pp. 19-46; E g g e rs L a n , 2000a, pp. 109-125; y C a n to -S p e rb e r , 2000, pp. 201-219.

    1,1 Apologa 34a1, 38b6, Fedn 59b10.

  • INTRODUCCIN 15

    su tenaz empeo por llevar a la prctica su alternativa poltica de gobierno delineada tericamente en Repblica o, en sus palabras, por realizar en su totalidad la esperanza de que llegaran a coincidir en las mismas personas los filsofos y los conductores de grandes ciudades17.

    Pero antes de pasar al relato de sus tres viajes y al tema de la ordenacin cronolgica de sus escritos, digamos algunas palabras respecto del nacimiento, entorno familiar y formacin intelectual de Platn, tomando como base el testimonio que puede recogerse de fuentes biogrficas tardas18. Este pensador, cuyo nombre original era Aristocles por su abuelo (Platn era un apelativo que, al parecer, le asignaron en razn de la constitucin ancha de su cuerpo o por la amplitud de su frente), naci en Atenas en el ao 427 a. C. y muri en el 347 alrededor de a los ochenta aos. Tanto por los ascendientes de su padre Aristn (que se remontaban hasta Codro, ltimo rey de Atenas), como por los de su madre Perictione (emparentada con el poeta legislador Soln), formaba parte de una ilustre e influyente familia perteneciente a la aristocracia ateniense, que se completaba con dos hermanos mayores, Glaucn y Adimanto, y una hermana llamada Potone. A partir de algunas referencias concretas a familiares tomadas de sus dilogos (por ejemplo, su to Crmi- des cuenta con un dilogo homnimo; sus dos hermanos ofician como interlocutores principales de Scrates en la Repblica:, etc.), se desprende que a Platn le complaca introducir como personajes a sus parientes ms destacados. Durante sus primeros aos recibi la educacin gimnstico-musical propia de los jvenes de su poca, y mostr, segn refiere Digenes Laercio, un temprano talento para la poesa trgica. A los veinte aos de edad Platn conoce a Scrates, que para ese entonces deba tener alrededor de sesenta y tres aos, a quien frecuent hasta su muerte en el 399 a. C v la cual produjo en l una marcada influencia en la orientacin filosfica y poltica de su

    17 Carta VII 328a6-b1. Sobre la Carta VII como una autobiografa y, al mismo tiempo, una apologa poltica, cfr. B r is s o n , 2000a, p. 24.

    IBCfr. especialmente D i g en es L a e rc io , Vida de los filsofos ilustres III 1-6.

  • 1 6 PLATN Y LA POLTICA

    pensamiento. Como al respecto apunta Cordero: Toda la filosofa de Platn es un intento de explicacin y de superacin de la muerte de Scrates19. Adems del pensamiento socrtico, otra de sus tempranas e importantes influencias filosficas se vincula con Crtilo, un discpulo de Herclito para quien, en la medida en que las cosas sensibles se encuentran en perpetuo flujo, es imposible el conocimiento acerca de ellas20. Tras la muerte de Scrates en el 399 a. C., Platn inicia a la edad de veintiocho aos un largo perodo de viajes gracias al cual pudo establecer contacto con grandes pensadores de su tiempo, formndose en diversos dominios del saber. Segn fuentes biogrficas, se dirigi, junto con otros socrticos, a Mgara para or a Euclides (presente en los dilogos Fedn y Teeteto), donde al parecer dio inicio a la escritura de sus dilogos filosficos; de a ll se desplaz hacia Cirene (centro de matemticos y filsofos), Italia (cuna de filsofos pitagricos tales como Filolao, Eurito y Arquitas de Tarento, filsofo, matemtico y poltico, con quien trab, como se desprende de la Carta VII, un fuerte lazo de amistad), y finalmente a Egipto, donde mantuvo contactos con adivinos.

    La oposicin oligarqua-democracia, protagonista excluyen- te de la sociedad ateniense durante los siglos v y iv a. C., opera de alguna manera como trasfondo de la vida de Platn, al tiempo que recorre su pensamiento filosfico-poltico. El origen y naturaleza de dicha oposicin aparece bien descrito en palabras de Canto-Sperber:

    En el momento del nacimiento de Platn, Atenas era todava la democracia ms poderosa, la primera fuerza militar y naval, el foro intelectual y artstico del mundo griego. Despus de la grandiosa victoria obtenida sobre los persas a comienzos del siglo v, Atenas haba constituido una confederacin colocada bajo su dominio y destinada a defender la seguridad de las ciudades griegas. Pero la proteccin acordada por Atenas a las ciudades aliadas se fue confundiendo cada vez ms con una poltica hecha para promover las

    19 C o r d e r o , 2 0 0 8 , p . 1 3 6 .20 Para las influencias de Scrates y del heraclteo Crtilo, vase A r is t t f i es ,

    Metafsica I 6, 987a29-bl5.

  • INTRODUCCIN 17

    ventajas del imperio ateniense. La poltica de expansin ateniense chocaba, en los aos que precedieron al nacimiento de Platn, con las ambiciones rivales de Esparta, ciudad con un gobierno oligrquico. La guerra entre Atenas y Esparta, o guerra del Peloponeso, estall en el 431. El conflicto no se limitaba a oponer la liga ateniense a Esparta y sus aliados. Tambin suscit, en casi todas las ciudades de la alianza, una forma de guerra civil ms o menos declarada entre oligarcas y demcratas. Mientras que los demcratas reclamaban el apoyo de la Atenas democrtica y, de ese modo, estimulaban el imperialismo ateniense, los oligarcas, que se encontraban entre los defensores un poco inesperados de la independencia de las ciudades, buscaban la proteccin de Esparta21.

    Haciendo referencia, en efecto, a la actuacin poltica de los regmenes oligrquico (comandado por los Treinta Tiranos en el 404 a. C., sistema en el cual sobresalan Critias y Crmides, sus dos tos por va materna) y democrtico (a las rdenes de Tras- bulo y Trasilo en el 403 a. C., rgimen cuyo hecho ms sobresaliente fue hacer comparecer ante el tribunal a su maestro Scrates bajo los cargos de impiedad y de corrupcin de la juventud), Platn confiesa en la Carta VII su progresivo desencanto con esas dos orientaciones que avivaban la convulsionada realidad poltica de su tiempo22. La formacin poltico-intelectual de Platn se va gestando as a partir del encuentro crucial con la figura de Scrates y el impacto que produjo en l su injusta muerte, el desencanto frente a los regmenes polticos (oligrquico y democrtico) responsables, a sus ojos, de la disensin, el odio y la guerra civil que atravesaba la poltica ateniense de su tiempo, y su fallida experiencia en la corte de Siracusa testimoniada en la Carta VII.

    21 C a n to -S p e rb e r, 2000, pp. 202-203. Sobre dicha oposicin como trasfondo de la vida de Platn, cfr. asimismo C ro s sm a n , 1937, pp. 11-15; R o d r g u e z A d ra d o s , 1975, pp. 408-430; B a r ig a z z i , 1981, pp. 11-26; y De R o m illy , 2004, pp. 127-129. Para el tema del imperialismo ateniense y su cada, cfr., entre otros, B u r y , C o o k y A d c o c k , 1940, pp. 348-375; B l z q u e z , Lpez M e le ro y Sayas, 1989, pp. 515-525; y F in le y , 1992, pp. 64-71.

    22 Carta VII 325c5-326a5. Un buen cuadro histrico del rgimen oligrquico de los Treinta Tiranos y de la democracia restaurada puede hallarse en B u r y , C o o k y A d c o c k , 1940, pp. 365-375; y , 1994, pp. 209-212.

  • 1 8 PLATN Y LA POLTICA

    Recreacin historicista del momento en que Scrates ingiere la cicuta para acabar con su vida. Cuadro de Charles Alphonse Dufresnoy (1650) conservado en la Galera Palatina del Palacio Pitti de Florencia. La muerte injusta de su

    maestro condicionara, de por vida, el pensamiento poltico de Platn.

    Tras el perodo de viajes mencionado, Platn, quien por ese entonces tena alrededor de cuarenta aos, se dirigi en el 388- 387 a. C. a la corte de Siracusa invitado por el tirano Dionisio el Viejo (o Dionisio 1), cuyo poder sobresala en el mundo griego. A ll traba relaciones con Din (cuado de Dionisio I), un joven que rondaba los veinte aos de edad, y por cuya figura queda atrado. En la Carta VII, Platn lo describe como un hombre justo, prudente, con gran facilidad para aprender en general, de cualidades intelectuales y morales excepcionales, y como el discpulo ms apropiado para poner en marcha sus enseanzas polticas cristalizadas ms tarde en la Repblica (redactada aproximadamente en el 375 a. C.):

  • IN TRODUCCIN 19

    Al entablar entonces yo relaciones con Din, que era un joven, y explicarle en mis conversaciones lo que me pareca mejor para los hombres, aconsejndole que lo pusiera en prctica, es posible que no me diera cuenta de que de alguna manera estaba preparando inconscientemente la futura cada de la tirana23.

    Segn fuentes biogrficas, por desconfianza o por alguna otra razn desconocida, Dionisio I oblig a Platn a embarcarse en una nave espartana que debi hacer escala en la isla de Egina, justo en ese entonces en guerra contra Atenas, por lo cual fue hecho prisionero y vendido como esclavo. Cuenta la leyenda que Platn fue reconocido por un cirenaico llamado Annceris24, quien lo compr con el fin de devolverle su libertad.

    De regreso a Atenas, Platn compra hacia el ao 387 a. C. una finca en las afueras de la ciudad, donde funda la Academia, primer centro de estudios consagrado a la actividad filosfica y a otros dominios del saber, sobre la base, al parecer, del modelo de enseanza tomado de las comunidades pitagricas que haba conocido en el sur de Italia; de all su organizacin a la manera de una comunidad religiosa con una firme reglamentacin interna. El nombre atribuido a este centro se debe a su lugar de emplazamiento (situado al noroeste, casi a una milla de las murallas de Atenas), un gimnasio suburbano con arboledas y fuentes, consagrado al hroe tico Academos (Akdemos). De a poco la Academia platnica fue convirtindose en un polo de atraccin para jvenes distinguidos que venan de diferentes partes de Grecia, y entre cuyos discpulos ms conocidos cabe mencionar a Espeusipo (sobrino y sucesor al frente de la escuela, tras la muerte de Platn), Jencrates y Aristteles, quien permaneci durante veinte aos. Si bien contamos con muy pocos datos respecto de la vida intelectual de la Academia y de la modalidad de enseanza impartida en ella, algunos estudiosos suponen que el curriculo de este centro deba estar diseado en funcin de la educacin superior filosfica pautada por Platn

    2i Carta VII 327a1-5. Para la vida de Din, cfr. especialmente P l u t a r c o , Vidas paralelas.

    24 D i g en es L a e rc io , Vida de los filsofos ilustres III, 18-21.

  • 2 0 PLATN Y LA POLTICA

    en el libro VII de la Repblica, la cual comprenda, como veremos, matemtica, astronoma, armona y dialctica, ciencia que corona los estudios precedentes, y por cuyo intermedio se acceda a la aprehensin intelectual de la Idea del Bien, sumo principio que deba ser inteligido por todo aquel que quisiera administrar una ciudad con justicia25. De aqu se desprende que uno de los objetivos pedaggicos fundamentales que cumpla la Academia platnica apuntaba, mediante una slida educacin cientfica y filosfica, a la formacin de polticos expertos o de consejeros. Prueba del carcter preeminentemente poltico de las enseanzas impartidas all es que, tras dejar la Academia, muchos de sus miembros se abocaron en sus respectivas ciudades a la poltica activa como hombres de Estado (caso de Aristnimo de Arcadia, y de Formin de Elea) o a travs de asesoramientos en materia legislativa. Es interesante al respecto lo que seala Mahoney acerca del programa de la Academia:

    Platn pensaba que los gobernantes exitosos necesitaban de una slida educacin filosfica y apuntaba a proversela. Platn reclut para su Academia estudiantes brillantes y prometedores, los educ en la filosofa y los envi hacia el mundo real de la poltica griega. En efecto, los miembros de la Academia ejercieron gran influencia poltica en Grecia, tanto por escribir las leyes de varias ciudades- estado como por actuar como asesores polticos de un nmero de gobernantes26.

    Al frente de los distintos sucesores de Platn, la Academia funcion durante un milenio hasta su clausura en el 529 d. C.,

    25Vase al respecto RepblicaV II 521c1-535a1.26 M a h o n e y , 1992, p. 272, n. 6 . Para esta funcin poltica de la Acade

    mia platnica, cfr. asimismo, B r u n , 1961, pp. 8-11; R ave n , 1965, pp. 71-75; S ta l le y , 1983, p. 15; G u t h r ie , 1990, pp. 30-34 y 258-259; H a d o t , 1998, pp. 70-76; y C a n to -S p e rb e r, 2000, p. 209: Al proponerse esa finalidad, la Academia se apoyaba en el ejemplo de Pitgoras, de Parmnides (que habra sido el legislador de Elea) y de Protgoras (a quien los habitantes deTurios le habran pedido una constitucin). Segn una tradicin antigua, reflejada en la CartaV I, existieron tambin Estados platnicos, establecidos por antiguos alumnos de la Academia: Atarnea (al oeste de Prgamo, a orillas del mar), dirigida por Hermas; Aso (al norte de Lesbos) y Escepsis (en la Trade), gobernadas respectivamente por Coriseo y Erasto.

  • INTRODUCCIN 21

    a causa de un decreto del emperador bizantino Justiniano, que prohiba a los paganos ensear filosofa27.

    Hacia el ao 367 a. C. muere Dionisio I, y su hijo, Dionisio II (o el Joven), quien contaba con aproximadamente veinticinco aos al subir al poder y careca de experiencia poltica, lo sucede al mando del rgimen tirnico. Din, que para ese entonces deba de tener unos cuarenta aos, to de Dionisio II y con una considerable influencia sobre ste, invita nuevamente a Platn a la corte siracusana hacindole ver las buenas perspectivas que se ofrecan para intentar llevar a la prctica su modelo basado en la confluencia de la filosofa con el poder poltico. Reproduciendo las palabras de Din en su invitacin, apunta Platn en la Carta VII:

    Qu ocasin mejor podemos esperar que esta que ahora se presenta por una especial gracia divina (theai tini tychei)? Me describa el imperio de Italia y de Sicilia y su especial influencia en l, hablaba de la juventud de Dionisio y de su especial inters por la filosofa y por la educacin, me deca asimismo que sus sobrinos y parientes se mostraban muy inclinados hacia las doctrinas y sistema de vida que yo predicaba, y que eran los ms adecuados para atraer a Dionisio, de modo que ms que nunca podra realizarse la esperanza completa de que llegaran a coincidir en las mismas personas los filsofos y los conductores de grandes ciudades28.

    Ya con sesenta aos de edad y a pesar de las dudas sobre si deba o no responder al llamado de Din, Platn regresa a Sicilia en el 367-366 a. C. con el fin de colaborar en la tarea de moldear la mente del joven tirano Dionisio e infundirle el deseo de vivir de acuerdo con la filosofa. Tres son, segn cuenta, los mviles

    27 De forma paralela a la Academia, exista asimismo en Atenas otra escuela de filosofa, la de Iscrates, famoso orador y filsofo ateniense, contemporneo de Platn, que en la ltima poca de su vida fund un centro de estudios en el que se formaron polticos y famosos oradores. Estas dos escuelas eran rivales y ambas afirmaban ensear filosofa, aunque atribuan a la palabra un contenido muy diferente (para Iscrates era sinnimo de cultura general). Entre las pocas referencias a Iscrates que encontramos en el corpus platnico, cfr. especialmente Fedro 278e8-279b3.

    2SCarta VII 327e3-328b1. Vase en la misma lnea lo que apunta respecto de Dionisio II en 335d1-e1.

  • personales que lo llevaron a emprender el segundo viaje: la amistad de Din, la causa filosfica y el miedo a ser tachado de cobarde29. Al arribar a Sicilia, Platn se encuentra con una corte poblada de intrigas y de calumnias en torno a Din, difundidas por Dionisio y sus partidarios. De all que, a los tres meses del arribo del filsofo, el tirano vea en Din a un presunto rival y, tras acusarlo de conspirar contra la tirana, lo destierre injustamente de Sicilia, a pesar de los intentos de mediacin de Platn. Como era de esperar, Dionisio, de carcter vanidoso, envidioso y voluble, ms pendiente de poner a Platn de su lado contra Din que de ubicarse como su discpulo, no slo no se entreg seriamente al cultivo de la filosofa, sino que encima Platn pas a ser visto por el tirano y sus partidarios como cmplice o aliado de la supuesta conspiracin que, segn rumores que circulaban, tramaba Din para usurpar el poder, lo cual sembr en la corte un clima de temor30. Tras haberle impuesto alojamiento en la honorfica prisin de su palacio (i.e. en la acrpolis o ciudadela de Siracusa), Dionisio dej finalmente que Platn regresara a Atenas, prometiendo, una vez que hubiera reforzado su gobierno, convocarlo en otra oportunidad y repatriar a Din.

    Tal como haba convenido, hacia el 361 a. C. Dionisio invita de nuevo a Platn a la corte siracusana, con la excusa de haber recobrado el entusiasmo por la formacin filosfica y de haber hecho progresos en dicha materia. A pesar de su vejez (ya rondaba los sesenta y siete aos), sus dudas y sus primeras negativas, el filsofo responde a los ruegos del tirano, de Din y otros amigos (como Arquitas de Tarento), y regresa, casi forzado segn sus palabras, por tercera vez a Sicilia en el 361 -360 a. C., con el objetivo de hacer del tirano un verdadero filsofo, aprovechando sus renovadas intenciones:

    2 2 PLATN Y LA POLTICA

    29 Carta III 316c3-d3.30 En la Carta III Platn se defiende de las acusaciones en su contra diri

    gidas por Dionisio, respecto de su presunta falta de lealtad para con l y de obstaculizar la consecucin de su proyecto de transformacin del rgimen tirnico en un reino (basilea), realeza o monarqua constitucional, cuando, tal como apunta en la Carta VIII 354a5-b1, se era justamente su principal consejo poltico. Cfr. en la misma lnea Carta III 315c8-e3.

  • INTRODUCCIN 2 3

    Tales eran, en efecto, los trminos de la invitacin que se me hizo en aquella ocasin: los amigos de Sicilia y de Italia trataban de arrastrarme, los de Atenas de echarme materialmente casi con sus ruegos y de nuevo se repeta la misma consigna: no hay que traicionar a Din ni a los huspedes y amigos de Tarento31.

    Esta vez los acontecimientos fueron de mal en peor. No slo el rumor de que Dionisio estaba realmente entusiasmado por la filosofa careca de fundamento sino que ste, presumiendo de estar ya bastante informado gracias a las mal entendidas enseanzas recibidas de otros filsofos y sofistas que le rodeaban y adulaban, nunca se reconcili ni repatri a Din, tal como le haba prometido a Platn al despedirlo en la segunda ocasin. Adems de confiscar y de vender todos los bienes de Din, el tirano forz al filsofo a permanecer durante un ao en la residencia que le haba asignado en la corte, privndolo de toda libertad de movimiento. Despus de algunas tretas para retenerlo en la corte y de otros incidentes, Platn fue finalmente liberado gracias a la intervencin de algunos amigos de Tarento (como Arquitas). De regreso en Atenas, termina condenando la ofensiva militar lanzada por Din contra Dionisio en el 357 a. C. y es testigo hasta su muerte de las revueltas polticas (lucha de partidos, matanzas y destierros) acontecidas en Sicilia tras el asesinato de su entraable amigo en el 353 a. C. a manos de dos atenienses, Calipo y Filstrato.

    Tal fue, en trminos generales, el desenlace de la trgica intervencin de Platn en la poltica activa de Siracusa, bajo el permanente seuelo de llevar a la prctica sus ideas acerca de las leyes y la poltica. Independientemente de que en la Carta VII termine por reconocer el carcter absurdo (topos) e irracional (logos) que cobraron los acontecimientos y su patente fracaso32, lo que se desprende de ella es la imagen de

    31 Carta V il 339d6-e3.32 Esto es lo que yo les dije, porque haba llegado a aborrecer mis

    andanzas por Sicilia y mi fracaso (Carta VII 350d4-5). Vase en la misma lnea lo que seala en la Carta I 309b2-6, donde, ya de regreso en Atenas tras su desdichado tercer viaje a Siracusa, Platn le reprocha a Dionisio y a sus colaboradores el trato indigno que recibi de su parte.

  • 2 4 PLATN Y LA POLTICA

    un pensador no slo atento a la dimensin terica de la poltica sino tambin a toda oportunidad que se le presentara (aun cuando sospechara que los vientos eran desfavorables desde el comienzo) para realizar su ideal del filsofo-rey cristalizado en Repblica. La larga aventura siracusana, que ocup alrededor de cuarenta aos de su vida y que marc a fuego su pensamiento poltico maduro y tardo, da cuenta de un filsofo que, sintindose hijo de su poca, dice y acta sin reservas lo que piensa segn sus principios; que sostuvo hasta sus ltimos das, tanto en la palabra (al analizar el rumbo de su realidad poltica y forjar, consecuentemente con ello, una plataforma de gobierno alternativa) como en los hechos (a travs de su rol puntual de consejero para que tal alternativa llegue alguna vez a realizarse33), la necesidad del compromiso que debe asumir un autntico intelectual con los debates tico-polticos de su tiempo y con el destino de su polis. Como bien seala Jaeger:

    En efecto, la vida y la obra son cosas inseparables en este pensador y de nadie podra afirmarse con mayor razn que toda su filosofa no es otra cosa que la expresin de su vida, y sta su filosofa. La poltica era para el hombre cuyas obras fundamentales son la Repblica y las Leyes no slo el contenido de ciertas etapas de su vida durante las cuales se senta impelido a la accin, sino el fundamento vivo de toda su existencia espiritual. Era el objeto de su pensamiento, que inclua y abarcaba todo lo dems34.

    As lo expresa el mismo Platn, hablando en nombre de Din y a modo de consejo prctico dirigido a los parientes y amigos de ste como consecuencia de los desrdenes polticos ocurridos en Siracusa tras su asesinato:

    33Tanto en la CartaV II como en la VIII, Platn insiste en destacar su rol de consejero (symboulos) poltico y de conciliador entre los dos bandos en lucha {i.e. el de Dionisio II y el de Din), as como su total desinters por intervenir personal y directamente en el conflicto poltico siciliano. Cfr. especialmente Carta VII 326e4-5, 331a5-d7, 352a1-7, Carta VIII 352b4-c4, 354a3-5 y, en la misma lnea, Carta III 316d7-e5.

    14 Ja e g e r , 1 9 5 7 , p . 4 6 4 .

  • INTRODUCCIN 25

    Escalinata del Templo de Apolo en la ciudad siciliana de Siracusa. Estas piedras fueron testigos en el ao 357 a. C. de la presencia de Platn en la corle del tirano local Dionisio y de sus fracasados intentos por racionalizar las formas de gobierno de la colonia griega en unos aos repletos de confusin

    y desrdenes polticos.

    Tratad de persuadir y de exhortar a amigos y a enemigos ron afabilidad y por todos los medios, y no cejis hasta que lleguis a conseguir ver realizado con brillantez y felicidad lo que os hemos dicho ahora, semejante a un sueo divino (onerata thea) que habis tenido mientras estabais despiertos35.

    Teniendo en cuenta que la produccin filosfica de Platn comprende un perodo que se extiende a lo largo de cincuenta aos, y que en el transcurso del libro vamos a hacer referencia a gran parte de sus escritos (principalmente a los de corte poltico), conviene tener presente el orden cronolgico de los veintisiete dilogos considerados como autnticos36. stos suelen

    15 Carta V lll 357c6-d2.If Para la ordenacin cronolgica de los dilogos platnicos y los criterios

    (estilomtricos, histricos y doctrinales) en que sta se apoya, vase, entre

  • repartirse en cuatro grandes perodos o grupos. Un primer perodo, denominado socrtico o de juventud, que abarca los siguientes dilogos compuestos entre el 399 y el 390 a. C.: Apologa, Critn, Eutifrn, ln, Lisis, Crmides, Hipias menor, Hipias mayor, Laques y Protgoras. La finalidad que persigue Platn aqu es trazar un retrato de la actividad dialogante de su maestro Scrates, puntualmente de su modo de relacionarse (mediante preguntas y refutaciones) con los presuntos expertos de la poca (i.e. polticos, sofistas, poetas, etc.), a los cuales exiga definiciones universales de conceptos de carcter tico, religioso o esttico (como la templanza, la valenta, la piedad, la belleza, etc.), sin hacer an referencia a la famosa teora de las Ideas o Formas, es decir, a entidades separadas o existentes fuera del mbito sensible37. Estos primeros escritos, en cuya impronta suele reconocerse la influencia del pensamiento de Scrates, muestran a ste como figura protagnica y gua de la discusin, y concluyen, por lo general, en aporas en relacin con el tema objeto de controversia.

    De aqu se desprende un segundo perodo, llamado de transicin, donde ubicamos dilogos como el Gorgias, Menxeno, Eutidemo, Menn y Crtilo, compuestos entre el 390 y el 385 a. C. (recordemos que entre el 388 y el 387 Platn realiza su primer viaje a Sicilia y funda la Academia), escritos que se hallan, en cuanto a los intereses filosficos desarrollados, a medio camino entre el perodo de juventud y el de madurez. Sin apartarse demasiado, en efecto, de la marcada influencia conceptual socrtica (i.e. del mtodo interrogativo-refutativo, de la bsqueda de definiciones universales, de la tica intelectualista, etc.), ya empiezan a esbozarse en esta fase elementos doctrinarios propios del pensamiento platnico, como la doctrina de la reminiscencia y la de la inmortalidad del alma, la ejemplaridad conferida al mtodo seguido por los matemticos, la distincin

    otros, R o b n , 1 9 6 8 , pp. 2 3 -3 3 ; L l e d I ig o , 1 9 8 1 , pp. 5 1 -5 5 ; G u t h r ie , 1 9 9 0 , p p . 4 7 - 6 3 ; B r a n d w o o d , 1 9 9 0 ; Ross, 1 9 9 3 , p p . 1 5 - 2 5 ; T h e s le e f , 1 9 9 8 , pp. 5 0 -7 3 ; N a il s , 2 0 0 2 , pp. 3 5 7 -3 6 7 ; y K a h n , 2 0 0 2 , pp. 9 3 -1 2 7 .

    37Cfr., a l respecto, A r is t te le s , M e ta fs ic a I 6 , 9 8 7 a 2 9 -b 1 5 ; XIII 4 , 1 0 7 8 b 1 2 - 10 7 9 a 2 ;9 1 0 8 6 a 3 1 -b 7 .

    2 6 PLATN Y LA POLTICA

  • IN TRODUCCIN 2 7

    entre opinin verdadera y conocimiento, y algunos anticipos embrionarios de lo que ser la teora de las Ideas38. El tercer perodo, medio o de madurez, comprende dilogos compuestos entre el 385 y el 370 a. C., como el Fedn, Banquete, Fedro y Repblica. Vemos aqu la emergencia y configuracin del ncleo duro del pensamiento de Platn: la teora de las Ideas, fundamento de su ontologa, epistemologa y poltica39; la doctrina de la reminiscencia en relacin con la de la inmortalidad del alma; el mtodo hipottico y dialctico; la teora del ros; el tpico del filsofo-rey; algunos mitos de cuo propio, etc. Tanto en los dilogos de transicin como en los de madurez, Scrates sigue detentando el liderazgo en las discusiones.

    Cabe mencionar, por ltimo, un perodo tardo o de vejez, que agrupa escritos como el Parmnides, Teeteto, Sofista, Poltico, Filebo, Timeo, Critias, Leyes y Caria VII, compuestos entre el 370 y el 348 a. C. (perodo marcado, como vimos, por el segundo y tercer viaje a Sicilia). Se advierte en el Platn de esta fase un tono o enfoque autocrtico, es decir, de revisin, ajuste y reformulacin de los ncleos doctrinarios presentados en la etapa madura, tales como la teora de las Ideas y su programa poltico, as como una mayor preocupacin por los aspectos metodolgicos (como el mtodo de definicin por clasificacin dicotmica desarrollado en Fedro, Sofista y Poltico) y por

    38 Sobre la eterna y espinosa controversia acerca de cmo distinguir en los dilogos platnicos lo que pertenece al Scrates histrico (sobre todo teniendo en cuenta la carencia de datos absolutamente confiables acerca del contenido real de su pensamiento) y lo que corresponde a Platn (o al Scrates platnico), cfr. D e M a g a l h e s y V il h e n a , 1952, pp. 186-193, 354- 451 ; y C a n t o -S p er b er , 2000, p. 217, quien acertadamente seala al respecto: Felizmente, las violentas querellas que agitaron el mundo de los historiadores de la filosofa griega respecto de la parte correspondiente al socratismo en el pensamiento platnico se han apaciguado un poco en el curso de los ltimos decenios; sobre todo, ninguna de las posiciones extremas que se acaban de recordar (segn las cuales Platn debera todo a Scrates o, por el contrario, no le debera nada) se toman hoy en serio. Se admite que el pensamiento platnico no se confunde con el pensamiento socrtico, al mismo tiempo que se reconoce la presencia de una influencia socrtica en los primeros escritos de Platn.

    '"C u tR N iss , 1936, pp. 1-2, 11-12.

  • 2 8 PLATN Y LA POLTICA

    la constitucin y naturaleza del mbito fenomnico (por ejemplo en el Timeo). La figura de Scrates aparece aqu o bien eclipsada y relegada al rol de testigo de la discusin principal (como en Sofista y Poltico, donde el papel protagnico lo detenta la figura enigmtica del Extranjero de Elea), o bien, como en el caso de Leyes, directamente ausente.

  • KXXiXX)OOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO

    Primera parte:

    Hacia una fundamentacin epistmica de la poltica

    1. LA MISIN POLTICO-RELIGIOSA DE SCRATES EN LA APOLOGA

    La Apologa puede ser leda no slo como el reflejo de la enorme influencia que tuvo en Platn el modo de vida elegido y sostenido por Scrates aun a riesgo de muerte, sino tambin como una primera muestra de preocupacin por el curso que vena tomando la poltica ateniense de su tiempo, preocupacin que constituir, como veremos a lo largo del libro, el motor principal para la emergencia de su alternativa filosfico- poltica de gobierno1. Los pasajes de la Apologa que nos interesa examinar se inscriben dentro del marco de la defensa de Scrates ante las antiguas (o primeras) acusaciones que contribuyeron, segn l, a crear desde antao una falsa imagen de su persona, y sobre cuya base se apoya la ms reciente (o segunda) acusacin legal y pblica promovida por los acusadores Meleto, nito y Licn, segn la cual aqul delinque corrompiendo a los jvenes y no creyendo en los dioses en los que la ciudad cree, sino en otras divinidades nuevas2. A ll Scrates explica las cau-

    1 Para la preocupacin experimentada por Platn respecto de la actuacin poltica de los Treinta Tiranos (404 a. C .), rgimen oligrquico en el cual sobresalan sus dos tos por va materna (Critias y Crmides), y la democracia restaurada a las rdenes deTrasbulo yTrasilo , cfr. especialmente Carta VII 325c5-326a5.

    2 P la t n , Apologa 24b8-c1. Sobre esta acusacin de delito de impiedad (asbeia), el cual implicaba en la legislacin ateniense una amplia gama de acciones (como inlnu ( iones al rito, blasfemias contra los dioses o acciones

  • sas de esa mala opinion que la mayora de la gente tiene acerca de l:

    En efecto, admitid tambin vosotros, como yo digo, que ha habido dos clases de acusadores mos: unos, los que me han acusado recientemente [Meleto, Anito y Licn], otros, a los que ahora me refiero, que me han acusado desde hace mucho, y creed que es preciso que yo me defienda frente a stos en primer lugar. Pues tambin vosotros les habis odo acusarme anteriormente y mucho ms que a estos ltimos. Dicho esto, hay que hacer ya la defensa, atenienses, e intentar arrancar de vosotros, en tan poco tiempo, esa mala opinin que vosotros habis adquirido durante un tiempo tan largo3.

    Esas primeras acusaciones, de cuyos muchos propagadores slo se menciona al comedigrafo Aristfanes y, ms puntualmente, su obra las Nubes presentada en las Grandes Dionisias de 423 a. C .4, aparecen resumidas por Scrates bajo la forma de una acusacin de corte legal, segn la cual l mismo comete delito y se mete en lo que no debe al investigar las cosas subterrneas y celestes, procurando hacer ms fuerte el argumento ms dbil y enseando estas mismas cosas a otros5. En tanto el

    3 0 PLATN Y LA POLTICA

    dirigidas hacia sus propiedades o imgenes, revelacin de ciertos misterios, ingreso en lugares sagrados en estado impuro o la introduccin de nuevos dioses), cfr. asimismo el comienzo del Eutifrn 2b12-3b4, Caria VII 325b5- c5; y B u r n y e a t , 2002, pp. 133-145. Ms all de lo que afirma Scrates al com ienzo del Eutifrn 2b7-11 acerca del joven poltico Meleto, contamos con m uy pocos datos histricos acerca del mismo. Al parecer, present la acusacin contra Scrates por afn de notoriedad o por presin o compra de su intervencin por parte de Anito, un rico e influyente demcrata, quien, tras su participacin en la cada del rgimen de los Treinta, se convirti, junto con Trasbulo, en uno de los restauradores de la democracia en Atenas. Platn registra en Menn 94e3-95a1 un fuerte episodio de tensin entre Scrates y Anito, cuya amenaza anticipa de alguna manera el desenlace que ms tarde tendr el juicio iniciado contra aqul. (Para la figura de Anito como jefe demcrata y enemigo de Scrates, cfr. Canto-Sperber, 1991, pp. 26-32.) Licn, el ltimo de los acusadores nombrados por Scrates, era un orador de poco prestigio, ridiculizado con frecuencia por los poetas cmicos.

    3 Apologa 18d7-19a2.4 Sobre el retrato socrtico de Aristfanes en las Nubes, cfr., entre otros,

    V a n d e r W a e r d t , 1 9 9 4 , pp . 5 2 -6 6 .5 Para un tratamiento exhaustivo de la acusacin, proceso y condena de

    Scrates, cfr. Z eller , 1955, pp. 161 -182; y B r ic k h o u s e y S m it h , 1992, pp. 14-18.

  • ncleo duro de esta primera acusacin se basa en la confusin de su figura con la de los filsofos de la naturaleza (como, por ejemplo, Anaxgoras de Clazmenas, contemporneo y amigo de Pericles, quien al final de su vida tuvo que huir de Atenas acusado de impiedad por los enemigos del poltico ateniense) y la actividad de sofistas como Protgoras de Abdera, Gorgias de Leontinos, Prdico de Ceos, Hipias de lide y Eveno de Paros6, la estrategia puesta en prctica por Scrates apuntar a diferenciarse de ellos y revelar asimismo su verdadera misin encomendada por el dios a travs del orculo.

    Scrates aduce, en efecto, que ha adquirido fama de sabio a causa de cierta sabidura que, previa consulta de su viejo amigo, admirador y discpulo Querefonte7, atribuye al orculo de Del- fos, y segn la cual no existe nadie ms sabio que l. La razn de su falsa imagen y de su creciente enemistad con importantes figuras pertenecientes a los crculos poltico-intelectuales atenienses se origina precisamente cuando da comienzo a una

    HACIA UNA FUNDAMENTACIN EPISTMICA DE LA POLTICA 31

    Ms all de estos cargos por todos conocidos, la razn de peso de la persecucin y condena de Scrates reside para V la s t o s , 1 9 9 6 , p. 2 5 , en que este filsofo era visto como un poltico subversivo.

    6 Respecto de esta confusin de la figura de Scrates con el crculo sofstico, es interesante destacar cmo en el comienzo del Protgoras 310a8-311a2 el joven Hipcrates acude a aqul para que le introduzca en dicho grupo. As, como muchos jvenes discpulos de la gran generacin de sofistas radicalizaron sus tesis hasta desvirtuarlas por completo, Scrates tambin cuenta en Apologa 23c2 -7 que los jvenes que lo seguan e imitaban contribuyeron a crear una mala fama alrededor de su persona, de forma tal que los interrogados se irritaban con l y no con sus discpulos. Paradjicamente, Scrates dar en Apologa 33b3-6 una respuesta sim ilar a la que brinda el personaje de Gorgias en el dilogo homnimo, al sealar que l no puede hacerse cargo de la honradez o no que demuestren los jvenes que imitan su modo de examinar a los que creen ser sabios sin serlo.

    7 Querefonte aparece tambin en el Crmides 153b2 caracterizado como un loco o manitico (maniks). Adepto al partido democrtico, fue desterrado durante el rgimen de los Treinta Ti ranos y volvi a Atenas con la democracia restaurada de Trasbulo. Ya haba muerto para el momento del juicio a Scrates. Para otras referencias acerca de su persona, cfr. Corgias 447b1-448c3; J e n o f o n t e , Apologa 14, 6-9; A r is t fa n es , Nubes 102-104, quien lo sita junto a Scrates en el Pensadero.

  • 32 PLATN Y LA POLTICA

    investigacin (o misin divina, como la denomina) que tiene por objeto poner a prueba la veracidad del mensaje oracular referido a su sabidura. Como es sabido, el blanco de las preguntas socrticas, las cuales apuntaban a que el interlocutor no hablara a la ligera sin haber sometido a examen lo que se investiga, ni diera por sabido lo que no se sabe8, fueron los representantes ms reputados de los saberes tradicionales de la poca, esto es, los polticos, los poetas y los artesanos. Si bien, lejos de impugnarlo, los resultados arrojados por su investigacin confirmaron an ms el pronunciamiento oracular, traigamos a colacin un pasaje clave en funcin de nuestro tema, donde Scrates relata su indagacin en torno al presunto saber que detentaba el gremio de los polticos atenienses de la poca y su consecuente enemistad con l:

    Ahora bien, al examinar a ste pues no necesito citarlo con su nombre, era un poltico aquel con el que estuve indagando y dialogando experiment lo siguiente, atenienses: me pareci que otras muchas personas crean que ese hombre era sabio y, especialmente,lo crea l mismo, pero que no lo era. A continuacin intentaba yo demostrarle que l crea ser sabio, pero que no lo era. Como consecuencia de ello, me gan la enemistad de l y de muchos de los presentes. Al retirarme de a ll razonaba a solas que yo era ms sabio que aquel hombre. Es probable que ni uno ni otro sepamos nada que tenga valor, pero este hombre cree saber algo y no lo sabe, en cambio yo, as como, en efecto, no s, tampoco creo saber. Parece, pues, que al menos soy ms sabio que l en esta misma pequeez, en quelo que no s tampoco creo saberlo. A continuacin me encamin hacia otro de los que parecan ser ms sabios que aqul y saqu la misma impresin, y tambin a ll me gan la enemistad de l y de muchos de los presentes9.

    8 Hipias mayor 298bl 1 -c2.9 Apologa 21c3-e2. El tema de la refutacin (lenchos) socrtica de la

    postura del interlocutor como una forma de investigarse o de conocerse a s mismo, a fin de descubrir si creemos saber algo que realmente no sabemos (i.e. como un saber del no-saber), puede leerse, entre otros pasajes, en Crmides 166c7-167a7. Para una caracterizacin general del lenchos socrtico, vase el clsico trabajo de R o b in s o n , 1996, pp. 9-19.

  • HACIA UNA FUNDAMENTACIN EPISTMICA DE LA POLTICA 33

    A travs de la mscara de Scrates y bajo el pretexto de su apologa y de su servicio al dios, Platn dirige aqu los primeros ataques contra la poltica ateniense de la poca10. La misin encomendada por el dios adquiere para Scrates una dimensin poltica en la medida en que apunta a una bsqueda de los fundamentos epistmicos y ticos que deberan respaldar, a su criterio, toda praxis poltica11. En efecto, al igual que el gremio de los poetas, adivinos y artesanos, los polticos de su poca no obraban sobre la base de ningn tipo de conocimiento (epistme), sino que todas sus decisiones eran fruto de ciertas dotes naturales o tomadas en estado de inspiracin (enthousiasmsY2. Ello torna dependiente la accin poltica de la inestable inspiracin divina que pueda o no acaecerle al poltico de turno, la cual termina condicionando la forma de hacer poltica, pues si bien Platn nunca niega (como en el caso de los poetas y de los artesanos) que en tal estado de inspiracin los polticos puedan llegar a tomar muchas y buenas decisiones y acciones, el problema central surge no slo cuando stos no cuentan con inspiracin, sino tambin cuando, al disponer de ella, procuran dar cuenta de la razn que gua sus decisiones. En este ltimo caso, al igual que en el de los poetas y los artesanos, los polticos no saben nada de lo que dicen, pues no cuentan con un conocimiento que respalde sus actos13.

    Hasta aqu podra decirse que el tono general de la crtica es de corte epistmico, ya que desde la perspectiva de Platn nos enfrentamos ante una clase de polticos que, a pesar de referirse y de aparentar saber sobre todos los asuntos, no pueden en rigor dar cuenta de la razn que gua sus acciones. Hallamos en la Apologa el primer indicio del tpico de la inspiracin divina

    10 Respecto de esta imposibilidad por parte de los polticos tradicionales de dar cuenta de su presunto saber, as como del carcter formal y vaco del mismo, cfr. Protgoras 328e5-329b1.

    11 Para la relacin entre creencia religiosa, moralidad y poltica en Scrates, cfr. especialmente K r a u t , 2000, pp. 21-22.

    12 Apologa 22b8-c8.11 Apologa 22c3. El tema de los regmenes que tienen una prctica poltica

    al azar puede verse asimismo en Leyes I 635e4-636a1.

  • 34 PLATN Y LA POLTICA

    vinculado con la labor poltica, tpico que, como veremos, ser retomado y sistematizado ms tarde en Menn, donde la va de la inspiracin divina en relacin con la nocin de opinin verdadera (dxa aleths) aparecer como respuesta insuficiente para explicar la virtud en algunos clebres polticos atenienses del pasado. Lo que Platn objeta en la Apologa no es tanto la inspiracin divina que pudieran llegar a detentar los polticos {i.e. lo que da cuenta de sus discursos y de sus obras) como el hecho de que, a causa de ella, se crean habilitados para hablar acerca de otros asuntos y saberes que no entran dentro del campo de su competencia. En este sentido, Platn apela a la antigua concepcin de la inspiracin divina no slo para poder dar cuenta del origen del discurso poltico, sino tambin con el fin de resaltar esa transgresin que por lo general cometen los polticos tradicionales. Porque el problema y de a ll la crtica aparece justamente como consecuencia de este exceso, es decir, cuando los polticos trascienden los lmites de su dominio especfico. Mientras que en el Menn veremos una ms clara negacin del estatus tcnico-epistmico de la labor de los polticos atenienses tradicionales, y asimismo el tema de la explicacin del origen de sus obras a travs de la apelacin a la inspiracin divina, en la Apologa, si bien no pone en duda el valor positivo que pudieran llegar a tener algunas de sus obras, Platn critica duramente a los polticos cuando, apoyndose en su dominio tcnico especfico, pretenden invadir otros asuntos y saberes sobre los cuales no pueden dar cuenta en trminos epistmicos, lo cual explica en ellos la coexistencia de sabidura e ignorancia14. La incompetencia de los polticos de su tiempo estriba justamente en la reprochable ignorancia que exhiben

    14 Cfr. especialmente Apologa 22e1-4. Sobre la conveniencia de que cada uno se dedique al oficio que le es propio sin inmiscuirse en territorios ajenos (sobre todo los vinculados a la tcnica poltica), vase Protgoras 319b3-e3. Es precisamente el traspaso de la esfera de la tcnica especfica o, como veremos en los trminos de Repblica, la violacin misma del principio de la especializacin de las funciones, lo que Platn critica duramente a la clase poltica, puesto que, sin saber, se refieren en sus obras a cuestiones que ataen, entre otras, al gobierno de las ciudades. Recordemos al respecto, entre otros pasajes, Repblica X 598b6-d5.

  • al simular saber sin saber nada o, en otras palabras, en creer saber lo que no saben, lo que para Platn, tal como apunta en el Alcibiades I, significa la peor forma de ignorancia:

    Ay, Alcibiades, qu desgracia la tuya! Aunque yo vacilaba en calificarla, sin embargo, como estamos solos, debo hablar. Porque ests conviviendo con la ignorancia, querido, con la peor de todas, tal como te est delatando nuestro razonamiento, e incluso t mismo. Por eso te lanzas a la poltica antes de recibir formacin en ella. V no eres t solo el que padece esta desgracia, sino tambin la mayora de los que gestionan los asuntos de nuestra ciudad15.

    El aspecto negativo o irnico de la referencia a los polticos tradicionales en la Apologa tendr su contracara ms constructiva en Menn, cuando al trmino de este dilogo, Platn abra la posibilidad para una fundamentacin epistmica de la poltica y, consecuentemente con ello, de un nuevo tipo de poltico.

    Lo que empez, pues, como una investigacin con vistas a refutar el mensaje oracular deviene as un camino confirmatorio del mismo, en la medida en que, gracias a ste, Scrates arriba a la conclusin de que l es el ms sabio de los hombres al reconocer que la sabidura humana es digna de poco y nada. Es precisamente esta polmica indagacin emprendida por Scrates la que ha servido de caldo de cultivo para la creacin de nuevas y numerosas enemistades, y para el surgimiento de las tergiversaciones en torno a su presunta sabidura. Tales enemistades se traducen en la segunda acusacin de corte legal promovida por tres figuras de la poca que actuaban en representacin de cada uno de los saberes o tcnicas desenmascaradas por Scrates en el marco de sus indagaciones: Meleto, en nombre de los poetas; nito, en el de los demiurgos y de los polticos ; y Licn, en el de los oradores16. La parte esencial de la

    15 Alcibiades I 118b4-c1. Cfr. en la misma lnea Sofista 229c1-6.16 Apologa 22e6-23a3; 23e3-24a1. Por referencias tales como la de Platn

    en Banquete 213c6-222b7 y la de Jenofonte en Recuerdos de Scrates I 2,12-16, sabemos que la cercana que Scrates mantuvo con el joven y clebre poltico ateniense Alcibiades y con Critias influy notablemente en su condena en el 399 a. C ., bajo pretexto de corromper a los jvenes, pues se trataba de figuras cuya carrera poltica posterior termin por ir claramente en contra

    HACIA UNA FUNDAMENTACIN EPISTMICA DE LA POLTICA 35

  • defensa de Scrates en el tribunal apunta a justificar, aun a riesgo de muerte (y trazando un provocativo paralelo entre su actitud ante los jueces y la que tuvieron en el pasado semidioses muertos en Troya tales como Aquiles), el puesto que la divinidad le asign a travs del orculo. Un gnero de vida filosfico cuyo ejercicio no slo representa para l el mejor modelo tico a seguir por todos los hombres, sino tambin el mayor bien para la ciudad. Tal orden o misin encomendada por el dios apunta a examinarse a s mismo y a los dems ciudadanos atenienses en sus actos a fin de ver si obran justa o injustamente; si son, en ltima instancia, hombres buenos o malos17. A la manera de un tbano, Scrates afronta la diaria y peligrosa tarea de aguijonear con preguntas y refutaciones a ese caballo grande, noble y som- noliento que constituye el conjunto de los ciudadanos, el cual ser asemejado en Repblica con un patrn fuerte, medio sordo y corto de vista, y con una bestia grande y poderosa a la que los sofistas y polticos tradicionales buscan adular y consentir en sus gustos y opiniones18. Se trata, en suma, de sustituir el orden de las preocupaciones humanas que ocupan a la mayora de la gente (bsqueda de riquezas, fama y honores) por el de un mejoramiento del alma a travs de conversaciones diarias rela-

    de la democracia ateniense. En efecto, adems de discpulo y amado de Scrates (cfr. asimismo Banquete 212d3-223a9 y Alcibiades I 103a1-106a1, donde Platn hace un retrato de su belleza fsica y de su carcter arrogante, ambicioso y pasional), Alcibiades, hijo de una rica, ilustre e influyente familia (al morir C linias, su padre, fue confiado a la tutela de Pericles, pariente prximo), fue un protagonista clave de la poltica ateniense durante los aos decisivos de la guerra del Peloponeso (420-406 a. C .). Tras huir de Atenas, asesor militarmente a Esparta y a Persia. Volvi a Atenas con todos los honores en 407, pero fue desterrado de nuevo. De este personaje, a la vez hroe de Atenas y traidor a su patria, podra decirse, en los trminos usados por Platn en Repblica^ II 521a4-b5, que se trata de un autntico amante del poder (erasts to rchein). Para ms referencias sobre la vida, familia y carrera poltico-militar de Alcibiades, vase, entre otros, P l u t a r c o , Vida de Alcibiades ; y N a il s , 2002, pp. 10-17.

    17 Respecto de esta costumbre interrogativa socrtica, es ilustrativo Hipias menor 369d2-e2. Para el tema de la refutacin (lenchos) socrtica como un bien mayor, en tanto implica la manera ms eficaz de librarse del peor de los males, cfr. especialmente Gorgias 458a2-b1.

    8 Cfr. al respecto Repblica VI 487e6-489d5, 492d5-7, 493a6-e1.

    3 6 PLATN Y LA POLTICA

  • HACIA UNA FUNDAMENTACIN EPISTMICA DE LA POLTICA 3 7

    nfora tica con escena del combate a muerte entre Aquiles y Hctor durante el sitio de Troya. El paralelismo entre la suerte del campen griego, tras vencer en este duelo, y el destino de Scrates se cumpli cuando el tribunal ateniense,

    humillado por la incisiva retrica del acusado, conden al filsofo.

    tivas a la bsqueda y adquisicin de la virtud {aret), la inteligencia (phrnesis) y la verdad:

    Pues esto lo manda el dios, sabedlo bien, y yo creo que todava no os ha surgido mayor bien en la ciudad que mi servicio al dios. En

  • 3 8 PLATN Y LA POLTICA

    efecto, voy por todas partes sin hacer otra cosa que intentar persuadiros, a jvenes y viejos, a no ocuparos ni de los cuerpos ni de los bienes antes que del alma ni con tanto afn, a fin de que sta sea lo mejor posible18.

    Abandonar tal misin poltico-religiosa en la ciudad por temor a la muerte implicaba as para Scrates desobedecer al dios.

    Como un anticipo de lo que ms tarde terminar de expliciter en el Corgias, Platn ya deja asentado en la Apologa que, entre todos los hombres, slo Scrates es el ms apropiado para cumplir con tal misin poltico-religiosa, porque precisamente es el nico que exhibe un total descuido por sus propios asuntos y bienes familiares en funcin de un mejoramiento de los dems ciudadanos. Pero, a diferencia de la misin que encarar ms tarde Platn en la fase madura de su pensamiento poltico cristalizado en Repblica, la dimensin poltica que se desprende de este dilogo temprano se halla orientada, ms que a una reforma global de la polis, hacia una reforma tica del ciudadano. En trminos metodolgicos, podra decirse que la misin poltica socrtica toma como punto de partida una reforma individual, la cual busca proyectarse como base segura para una futura transformacin en el plano comunal:

    Digo que el mayor bien para un hombre es precisamente ste, tener conversaciones cada da acerca de la virtud y de los otros temas de los que vosotros me habis odo dialogar cuando me examinaba a m mismo y a otros20.

    19Apologa 30a5-b2. Sobre la mxima del cuidado (therapea) del alma como meta de la tica socrtica, cfr. especialmente, Crmides 156e6-157b1. C fr . asimismo la importancia que Scrates le atribuye a la mxima o frmula dlfica del concete a ti mismo (gnthi sautn) en Crmides 164e7-165a6, Protgoras 343b3, Fedro 229e4-6, Filebo 48c10-d2, Alcibiades I 124a7-b6, entre otros. Para el tema de la filosofa como modo de vida en la Apologa, cfr. C o o p e r , 2007, pp. 299-300, segn el cual una vida filosfica implica vivir en consonancia con la razn, entendida sta como la facultad ms alta y esencial de razonamiento y de anlisis con miras a la verdad.

    20 Apologa 38a2-5.

  • Se trata, en efecto, de la fundacin de una tica del autoexa- men o de un modo de vida en pos de la virtud; de hacer, en una palabra, el mayor bien a cada uno en particular a fin de que ello termine por desembocar gradualmente en una reforma poltica de la polis en su conjunto21.

    1 .1 . E l a l e ja m ie n t o d e S c r a t e s d e la p o l t ic a a c t iv a .La c o n t ra p o s ic i n e n tre v id a p b lic a y v id a p r iv a d a

    Su actuacin en trminos privados, y a diferencia de los sofistas, sin que mediara remuneracin alguna, llev a Scrates a vincularse con cada ciudadano de cualquier clase y edad a la manera de un padre o hermano mayor, a fin de dialogar a diario para persuadirlo de que se preocupe exclusivamente por la virtud. El clebre alejamiento socrtico de la poltica activa se debe, segn el testimonio platnico, al alto riesgo que corri su vida cada vez que quiso intervenir en los asuntos pblicos desde una posicin crtica. Tal alejamiento fue, en este sentido, una consecuencia no deseada cuya motivacin principal radic en el

    HACIA UNA FUNDAMENTACIN EPISTMICA DE LA POLTICA 3 9

    21 Suele subrayarse al respecto una clara diferencia entre la actitud poltica del Scrates histrico y la de Platn. Para el primero toda renovacin de la poltica ateniense deba provenir de una reforma moral en el plano individual o de una bsqueda personal de la virtud. Tal actitud ya se advierte en Apologa 31c4-32a3, donde Scrates prescribe la no intervencin en poltica. Segn H e g e l , 1994 [1837], p. 456, este recogimiento del hombre dentro de s, la reflexin, aparece en la democracia griega con Scrates; y con l viene la moralidad, por la cual aquella democracia es destruida. Platn, por el contrario, se orienta hacia una reforma de la polis en su conjunto; de a ll la importancia que cobrar en Repblica el paralelismo individuo- plis, uno de los pilares centrales que soporta todo su andamiaje terico. En el enfoque platnico el programa de reforma moral del individuo slo es posible en correlacin con la reforma moral de la polis. Se revela as en Platn una intencin de cambio social ms radical que busca conciliar la filosofa con el poder poltico, dos mbitos que, desde su perspectiva, estaban tajantemente separados. Para esta diferencia entre los puntos de vista socrtico y platnico, vase C o r n f o r d , 1974, pp. 113-114. Cfr. en la misma lnea, E g g e r s La n , 1997a, p. 157. Sobre la moral y la poltica socrtica, cfr. asimismo T o v a r , 1984, pp. 299-327; R o d r g u e z A d r a d o s , 1975, pp. 385- 407; y M a r a , 1997, pp. 109-11 6.

  • 4 0 PLATN Y LA POLTICA

    temor a perder la vida. Recordemos uno de los pasajes centrales en los que Scrates, apelando a la famosa voz demnica, cuya presencia sola disuadirlo cuando estaba por obrar de forma incorrecta, explica su alejamiento de la poltica y, consecuentemente con ello, su repliegue y actuacin en trminos privados en beneficio de Atenas y de sus ciudadanos:

    Quiz pueda parecer extrao que yo privadamente, yendo de una a otra parte, d estos consejos y me meta en muchas cosas, y no me atreva en pblico a subir a la tribuna del pueblo y dar consejos a la ciudad. La causa de esto es lo que vosotros me habis odo decir muchas veces, en muchos lugares, a saber, que hay junto a m algo divino y demnico. Est conmigo desde nio, toma forma de voz y, cuando se manifiesta, siempre me disuade de lo que voy a hacer, jams me incita. Es esto lo que se opone a que yo ejerza la poltica, y me parece que se opone muy acertadamente22.

    A causa de sus marcadas diferencias con el rumbo de injusticia e ilegalidad que haba tomado la poltica ateniense de la poca, diferencias que si hubieran sido manifestadas le habran costado la vida, Scrates se decidi a obrar en trminos privados, apuntalando entre sus conciudadanos la reflexin en torno a los principios ticos sobre los cuales, a su criterio, debe apoyarse toda praxis poltica. Instala as una distincin que ser clave en la historia de la filosofa poltica posterior, entre un obrar en trminos privados (idioteo) y un prestar servicio de forma pblica (demosieo); en una palabra, entre las esferas de la vida pblica y privada. Platn pinta a travs de Scrates un cuadro de la poltica ateniense de la poca en donde toda oposicin poda implicar el riesgo de muerte de la voz opositora:

    22 Apologa 31c4-d6. Para otras referencias acerca de esa voz, signo, seal, advertencia o seal divina (daimnion semeon ) que con frecuencia suele aparecrsele a Scrates en diferentes momentos de su vida, cfr. entre otros pasajes, Apologa 31 c7-d6, 40a2-c3, 41 d5-6, Eutifrn 3b5-6, Eutidemo 272e3-4, Repblica VI 496c3-5, Fedro 242b8-c3, Teeteto 151a3-5. Sobre su naturaleza y significado, vase B e c k m a n , 1979, pp. 76-77; D o d d s , 1980, pp. 171-194; T o v a r , 1984, pp. 259-275; F r ie d l n d e r , 1989, pp. 48-72; y B r is s o n , 2005a, pp. 1-12.

  • En efecto, sabed bien, atenienses, que si yo hubiera intentado anteriormente realizar actos polticos (politik prgmata), habra muerto hace tiempo y no os habra sido til a vosotros ni a m mismo. En efecto, no hay hombre que pueda conservar la vida, si se opone noblemente a vosotros o a cualquier otro pueblo y si trata de impedir que sucedan en la ciudad muchas cosas injustas e ilegales; por el contrario, es necesario que el que, en realidad, lucha por la justicia, si pretende vivir un poco de tiempo, acte privada y no pblicamente (idioteein all m demosieein)23.

    El alejamiento socrtico de la poltica activa no es, por tanto, fruto de una eleccin voluntaria, sino de una decisin forzada por la misma coyuntura poltica. Aun cuando Platn se ocupa de dejar en claro que todo hombre honrado que, como Scrates, quisiera formar parte de la vida pblica terminaba por poner en riesgo su vida24, destaca asimismo que el alejamiento socrtico de los asuntos pblicos no implica una renuncia a la poltica activa sino otra forma de encararla, cuya mira apunta ms bien a un socavamiento de las bases inmorales sobre las que reposaba la poltica tradicional. Sera as un error creer que, por el hecho de haberse propuesto ejercer su actividad de aconsejar en trminos privados, Scrates no practicaba la poltica. Porque, visto desde su perspectiva, tratar privadamente de hacer lo mejor posible a los ciudadanos es una forma distinta de hacer poltica, cuya enorme resonancia se comprueba claramente a la luz del juicio realizado en su contra y de su posterior condena a muerte25.

    HACIA UNA FUNDAMENTACIN EPISTMICA DE LA POLTICA 41

    23 Apologa 31d6-32a3. En Corgias 521d3-e4, Platn anticipa por boca de Scrates la sospecha de que si compareciera alguna vez ante un tribunal, no sera nada increble que se le condenara a muerte, dada su manera de entender y de practicar la poltica entre los atenienses.

    24 Cfr. al respecto Carta VII 331c6-d5, donde Platn prescribe, a la luz de su experiencia en la corte siracusana, una actitud reflexiva y sensata a la hora de intervenir en la vida poltica.

    25 En Gorgias 515b6-8, Platn deja bien en claro que la no participacin de Scrates en la vida pblica no se debe a un desprecio de sta en pos de la vida privada, sino que lo que l quiere plantear y discutir y de all la dimensin tico-poltica del dilogo son los criterios bajo los cuales se debe tomar parte en la vida poltica. Esto es: desde el punto de vista del placer y la adulacin de la multitud o desde el bien de los ciudadanos.

  • 4 2 PLATN Y LA POLTICA

    Scrates aduce al respecto dos pruebas o hechos concretos que lo tuvieron como protagonista a fin de mostrar que cuando quiso intervenir en poltica puso en riesgo su vida por oponerse a casos que l consideraba que iban contra las leyes. En primer lugar, su oposicin, bajo el rgimen democrtico y como miembro del Consejo de los Quinientos (cuya tribu, la Antiquide, ejerca por ese entonces la pritana), a que se juzgara en bloque a los generales atenienses vencedores en la batalla naval de las Islas Arginusas (406 a. C.) por no haber recogido a los nufragos propios del combate naval. A pesar del riesgo de encarcelamiento o peligro de muerte que supona esa decisin, Scrates fue el nico de los prtanes que vot en contra de tal proceso, oponindose a los oradores y jueces, y alertando sobre la injusticia que se estaba cometiendo al condenar a muerte a dichos generales26. El segundo hecho, registrado bajo el marco del violento rgimen oligrquico de los Treinta Tiranos impuesto por Esparta (tras la rendicin de Atenas en el 404), se vincula con su negativa a seguir la orden encomendada por los Treinta de traer (junto a otros cuatro) a Len de Salamina para darle muerte, incriminando de esta forma al mayor nmero de personas en sus decisiones injustas27. Su oposicin a realizar este acto puso, por segunda vez, en riesgo su vida, salvndose gracias a la pronta cada de ese rgimen oligrquico28. Estos hechos muestran

    26 Para la frrea intransigencia que Scrates demostr en ese episodio, cfr. especialmente Corgias 473e6-474a1.

    27 Respecto de este episodio y las iniquidades cometidas por el rgimen de los Treinta, cfr. asimismo Carta V II 324d8-325a3.

    28 Cabe mencionar otras intervenciones polticas de Scrates en las cuales reconoce haber arriesgado su vida por su servicio a la polis, por ejemplo la de haber participado como hoplita (i.e. ciudadanos de bajo poder adquisitivo que se integraban, en casos de guerra, a los batallones llevando como arma un escudo [hplon]) en tres batallas o expediciones puntuales: Potidea en 429 a. C ., Delion en 424 y Anfpolis en 422. Cfr. al respecto Apologa 28d10- 29a1. Un retrato de la conducta valerosa demostrada por Scrates en las pocas ocasiones en que tuvo que defender a su patria en una batalla puede leerse en el testimonio que brinda el personaje de Laques, general ateniense, en el dilogo homnimo (181 a7-b4 ,189b3-6), y en el de Alcibiades del Banquete (219e5-221c1). Para el tema de las intervenciones puntuales de Scrates en la poltica, cfr. especialmente R o m e y e r D h e r b e y , 2001, pp. 35-43.

  • que el alejamiento de Scrates de la poltica activa no fue elegido sino impulsado por ese tipo de circunstancias adversas, al tiempo que revelan la base inmoral que, segn el testimonio platnico, guiaba las decisiones injustas de la poltica ateniense de la poca29. Contra ello, tanto en sus contadas intervenciones en los asuntos pblicos como en su actuacin privada, Scrates procur siempre comportarse honradamente, apoyado en principios ticos, sin ir contra las leyes de la ciudad:

    En cuanto a m, a lo largo de toda mi vida, si alguna vez he realizado alguna accin pblica, me he mostrado en esta condicin, y tambin privadamente, sin transigir en nada con nadie contra la justicia ni tampoco con ninguno de los que, creando falsa imagen de m, dicen que son discpulos mos30.

    En la Apologa Platn ya empieza a delinear, de forma tentativa, la idea del poltico como una especie de instructor o conductor (episttes), cuya funcin consiste en hacer a los hombres ms aptos y buenos en la virtud que les es propia. En efecto, ante la pregunta que Scrates le formula a Calas (un rico ateniense que mandaba a sus hijos a estudiar con los sofistas, y del cual se deca que haba pagado a stos ms dinero que nadie31) acerca de quin sera el mejor instructor para sus dos hijos, se abren claramente dos caminos alternativos. Por un lado, la posibilidad de que ese lugar sea ocupado por alguno de los representantes de la sofstica; de a ll que Calas responda a dicha pregunta con el nombre del sofista y poeta Eveno de Paros. Como es sabido, esos maestros extran-

    HACIA UNA FUNDAMENTACIN EPISTMICA DE LA POLTICA 43

    29Vase en este sentido lo que aduce Platn respecto de su propio alejamiento de la actividad pblica o poltica en Carta V il 325c5-326b4.

    30 Apologa 33a1-5. Tendremos que esperar a la plataforma poltica de Repblica y, especialmente, a la de Leyes para encontrarnos con una clara posicin respecto de la interdependencia entre los planos de la vida pblica y privada. En una palabra, para que el cdigo legal proyectado en este ltimo dilogo cobre solidez en el plano de la vida pblica debe ser correcta la organizacin de la vida privada en las ciudades (cfr. al respecto Leyes VI 780a1-7, VII 790b2-6).

    11 La relacin de Calas con el crculo de los sofistas aparece bien ilustrada en el Protgoras.

  • 4 4 PLATN Y LA POLTI CA

    jeros de educacin y de virtud que fueron los sofistas tuvieron una amplia acogida en ciertos ambientes ilustrados, causando notable atraccin, sobre todo, entre los jvenes de buena condicin. Yendo de una ciudad a otra32, tales maestros de elocuencia confluan por lo general en Atenas, la polis ms grande y prestigiosa en sabidura y poder, impartiendo lecciones de retrica y de sabidura poltica, por las que obtenan altos honorarios33. Precisamente por esta lgica del saber como mercanca, Platn llega a calificar a los sofistas de particulares mercenarios34 o traficantes de las mercancas (enseanzas) de que se nutre el alma:

    De modo que, amigo, cuidemos de que no nos engae el sofista con sus elogios de que vende, como el traficante y el tendero con respecto al alimento del cuerpo. As, tambin, los que introducen sus enseanzas por las ciudades para venderlas al por mayor o al por menor a quien lo desee elogian todo lo que venden; y seguramente algunos tambin desconocern, de lo que venden, lo que es bueno y nocivo para el alma. Y del mismo modo, tambin, los que las compran, a no ser que por casualidad se encuentre por a ll un mdico

    32 En Timeo 19e2-5, Platn seala que la estirpe de los sofistas (ton sophistn gnos) vaga de ciudad en ciudad y en ningn lugar habita en casa propia.

    33 C fr . Apologa 2 9 d 7 - 8 , Protgoras 3 3 7 d 6 , Corgias 461 e l -3 y Leyes I 641 e 4 -7 . Rara e l tema de la p re e m in e n c ia d e la p a la b ra c o m o in s tru m e n to d e p o d e r y la c o n f lu e n c ia d e los so fis tas en A te n a s , c fr . e s p e c ia lm e n te C ap izz i, 1 9 8 6 , p p . 1 6 7 -1 7 7 ; y V e r n a n t , 1 9 9 2 , p p . 6 1 - 6 4 . Esto s m aestro s d e l lgos d e sp le g a b a n su a rte en A te n a s , e s p e c ia lm e n te p o r m e d io d e u n a e x p o s ic i n o d is e rta c i n (epdeixis) m ag istra l en la q u e h a c a n g a la d e e lo c u e n c ia y e ru d ic i n so b re d ive rso s te m a s , an te un a u d ito r io c o n fo rm a d o p r in c ip a lm e n te po r j v e n e s a te n ie n se s . A lg u n o s d i lo g o s p la t n ic o s (c o m o , p o r e je m p lo , e l Hipias menor y e l Corgias) su e le n c o m e n z a r a l t rm in o d e estas c o n fe re n c ia so e x h ib ic io n e s p ro n u n c ia d a s p o r so fis ta s . C fr . a s im ism o e l retrato p re c iso q u e b r in d a P la t n en el Hipias mayor 2 8 1 a 1 - 2 8 3 a 2 y Protgoras 3 1 4 b 6 -3 1 6 a 2 re sp e cto de l t ip o d e a c t iv id a d e s q u e e je rc a n lo s so fis ta s (ta le s c o m o G o rg ia s , P r d c o , P ro tg o ras e H ip ia s ) , la s v is ita s (p o r e je m p lo en A te n a s , La ce d e - m o n ia , e tc .) c o m o e m b a ja d o re s d e su s c iu d a d e s y e l n o ta b le p re s t ig io q u e g o za b a n en e lla s . Para u n a c a ra c te r iz a c i n g e n e ra l d e la so fs t ic a , v a se , en tre la a b u lta d a b ib lio g ra f a e x is te n te , Z e l le r , 1 9 5 5 , p p . 5 2 - 6 0 ; K e r fe rd , 1 9 8 1 , pp . 1 5 -2 3 ; M e le ro B e l l id o , 1 9 9 6 , p p . 7 -3 5 ; C a s s in , 2 0 0 0 , p p . 7 4 4 - 7 5 7 ; 2 0 0 8 , pp . 1 0 3 -1 1 5 ; y P ra d e a u y F r o n t e r o t t a , 2 0 0 5 , p p . 21 1 - 2 1 7 .

    34 Repblica VI 493a6.

  • HACIA UNA FUNDAMENTACIN EPISTMICA DE LA POLTICA 4 5

    del alma (psychs iatriks). Desde luego, hay un peligro mucho mayor en la compra de enseanzas que en la de alimentos35.

    El riesgo que entraa la compra de las enseanzas de los sofistas por parte de los jvenes es que ni stos ni aqullos saben realmente si tales mercancas son buenas o nocivas para el alma, por cuanto desconocen los efectos de tales enseanzas. El afn sofstico por dotar a los jvenes de competencia lingistica- discursiva para despuntar en materia poltica y jurdica descansaba en el supuesto de concebir la discusin como un combate de argumentos (agn lgon) o especie de pugilato36. Los sofistas crean, en este sentido, que a travs de sus enseanzas los jvenes podan llegar a hacerse mejores, lo cual puede verse por boca de Protgoras en el dilogo homnimo, cuando este sofista le dice al joven Hipcrates, deseoso de aprender sus lecciones, el provecho que extraer de stas: Joven, si me acompaas, te suceder que, cada da que ests conmigo, regresars a tu casa hecho mejor, y al siguiente, lo mismo. Y cada da, continuamente, progresars hacia lo mejor37.

    Por otro lado, la posibilidad de que dicho lugar de instruccin sea ocupado por Scrates (o por todo aquel que siga su ejemplo),

    35 Protgoras 313c7-314a3. Cfr. en la misma lnea las cuatro primeras definiciones que Platn ofrece acerca de la actividad del sofista en el dilogo homnimo (222a9-224e4). Para Aristteles tambin la sofstica es una sabidura que parece tal pero no lo es (Refutaciones sofsticas 165a21-23). Sobre el punto de vista platnico acerca de la sofstica, cfr. especialmente K e r fe rd , 1986, pp. 13-25.

    36Cfr. Protgoras 334c8-361e6. Para una caracterizacin de los razonamientos sofsticos o ersticos (i.e. argumentos que no apuntan al conocimiento de la verdad sino a generar disputa ris por la disputa misma, y a jugar a contradecir al interlocutor tanto en los tribunales como en las conversaciones privadas) y del arte de la contradiccin (antilogik tchne) de que se valan los sofistas al postular antilogas (i.e. argumentaciones contradictorias que apuntan a probar tesis opuestas), as como la contraposicin de dichos razonamientos con el dilogo (proceder afn a la perspectiva socrtico-platnica), cfr., entre otros, Eutidemo 271 c2-272b10, 277d1 -4, Menn 75c8-9, Repblica V 454a 1 -9, VI 499a4-9; VII 539b1 -d1, Fedro 261 c4-e4, Sofista 225a12-c9 y Poltico 264b. Acerca del dialogar socrtico, es ilustrativo el testimonio que brinda Jenofonte en Recuerdos de Scrates, IV 6, 1, 1-7.

    17 Protgoras 3 1 8 a 6 -9 .

  • quien, a diferencia de los sofistas que se jactaban de impartir un saber y de cobrar por l, se negaba a profesar algn tipo de enseanza a los jvenes33. A la retribucin econmica que aqullos exigan a cambio de impartir sus enseanzas a los jvenes, Platn le opone la actitud desinteresada y gratuita que caracteriza la relacin de Scrates con stos. Podra decirse que toda la empresa socrtico-platnica insiste en el punto de mostrar lo peligroso que, en trminos tico-polticos, puede ser para un joven encomendar el cuidado de su alma a un sofista, puesto que del trato que sta reciba se desprende el carcter bueno o malo del hombre y la correspondiente posibilidad de ser feliz o desgraciado en su vida. Ello aparece cristalizado en la pregunta que Scrates le dirige al joven Hipcrates, quien se halla deseoso de conocer al afamado Protgoras a fin de hacerse mejor a travs de su trato y llegar a ser ilustre en la ciudad: Sabes a qu clase de peligro vas a exponer tu alma?39. Para no caer, por tanto, en la opcin sofstica, es crucial que los padres no se desentiendan de los asuntos privados relativos al cuidado de la educacin de sus hijos y logren que stos lleguen a ser personas de bien40. La preocupacin por la educacin de los jvenes a fin de que stos lleguen a ser lo mejor posible a travs del cultivo y ejercicio del saber se torna, desde la Apologa a las eye541, un tema clave que va a recorrer el pensamiento poltico platnico. Scrates se perfila en los dilogos tempranos como un tcnico en el cuidado del alma (technikds peri psychs therapean)42; como aquel que cuenta con ese saber que apunta al mejoramiento de las almas de los jvenes; de ah que en un dilogo de transicin como el Gorgias llegue a decir que l es el verdadero poltico por cuanto detenta tal tcnica: Creo que soy uno de los pocos atenienses, por no de