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NUEVA ECONOMíA N 2 15 I OCTUBRE 2000 I PP. 15- 48 RETOS DE LA VIS ION HISTORICA DE LA ECONOMIA Fellclano Garcfa Agulrre 1 Síntesis El presente artículo se preocupa por las relaciones entre los even- tos económicos y políticos persi- guiendo enmarcar las reflexio- nes económicas en el ámbito his- tórico (largo plazo). Se hace así, una exposición sucinta de las principales corrientes historio- gráficas empleadas por los cien- tíficos sociales no sólo histo- riadores y economistas, identi- ficando sus matrices teóricas, en el entendido de que las expe- riencias son sólo eso y no mo- delos. Como conclusión se plantea la necesidad de recoger los retos schumpeterianos de realizar es- tudios integradores de la his- toria y de la economía, incluida la crítica de los instrumentos Abstraet This article deals with the relations between econornic and political events, and it pursuits to frame the economic reflections into historical context (long-term). Thus, a concise exposition is made on the main historiographical currents fol1owed by social scientists, not only by historians and economists; the research proceeds to identify theoretical matrixes, assuming that experiences are merely that, and no models at al1. As a conclusion to be drawn, we set up the need for gathering the Schumpeterian challenges about carrying out integrating studies on historyandeconomy, including the criticism on theoretical tools in orderto overcome the Keynesian 1. Instituto de Investigaciones Histórico-Sociales, Universidad Veracruzana. 15

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NUEVA ECONOMíA N 2 15 I OCTUBRE 2000 I PP. 15- 48

RETOS DE LA VIS ION

HISTORICA DE LA ECONOMIA

Fellclano Garcfa Agulrre 1

Síntesis

El presente artículo se preocupapor las relaciones entre los even­tos económicos y políticos persi­guiendo enmarcar las reflexio­nes económicas en el ámbito his­tórico (largo plazo). Se hace así,una exposición sucinta de lasprincipales corrientes historio­gráficas empleadas por los cien­tíficos sociales no sólo histo­riadores y economistas, identi­ficando sus matrices teóricas,en el entendido de que las expe­riencias son sólo eso y no mo­delos.

Como conclusión se plantea lanecesidad de recoger los retosschumpeterianos de realizar es­tudios integradores de la his­toria y de la economía, incluidala crítica de los instrumentos

Abstraet

This articledeals with the relationsbetween econornic and politicalevents, and it pursuits to framethe economic reflections intohistorical context (long-term).Thus, a concise exposition ismade on the main historiographicalcurrents fol1owed by socialscientists, not only by historiansand economists; the researchproceeds to identify theoreticalmatrixes, assuming that experiencesare merely that, and no modelsat al1.

As a conclusion to be drawn,we set up the need for gatheringtheSchumpeterian challenges aboutcarrying out integrating studieson historyand economy, includingthe criticism on theoretical toolsin orderto overcome the Keynesian

1. Instituto de Investigaciones Histórico-Sociales, Universidad Veracruzana.

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teóricos, para trascender la in­fluencia keynesiana (cortopla­cista) de pasar del diagnósticoa la propuesta política y la in­fluencia historicista cuando selimita a la hagiografía perso­nalista, en un extremo tradicio­nalista, o a los esquemas mar­xistas, excesivamente simplifi­cadores, o, alternativamente, alos excesos cuantitativistas delas escuelas norteamericana yfrancesa. El ensayo se ilustracon ejemplos extraídos de la his­toria mexicana.

Palabras claves: corrientes,historiográficas, teorías econó­micas.

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influence (short-term) going fromthe diagnosis 10 the political proposal;it is also critized the historicistinfluence when this is limitedonly to personalist hagiography,in a traditionalist extreme, andthe Marxist schemes, extremelysimplifying, or alternatively, thequantitative excess of NorthAmerican and French schools.Thispaperdepictsinstances drawnfrom Mexican history.

Keywords: historiographicalcurrents, Economics Theorys.

Pretendo ... poner de relieve algunascuestiones sobre las que desearía quelos economistas volvieran a reflexio­nar. a fin de que a su regreso a lahistoria, las encontráramos transfor­madas. aclaradas. ampliadas. o. quizá.a la inversa. devueltas a la nada (peroincluso en este caso se trataría de unprogreso, de un paso adelante).

Fernand BraudeF

INTRODUCCIÓN: LA HISTORIA ECONÓMICA EN EL SIGLO XX

El tránsito del siglo xx al XXI ha obligado a pre­guntarnos sobre lo nuevo y lo viejo, lo útil y ob­soleto. Dicho cuestionamiento no ha sido ajeno a loscientíficos sociales quienes han adelantado respues­tas a cuestiones que han puesto en duda casi todoslos paradigmas disponibles. Los sucesos históricos delúltimo medio siglo como el fin de la Guerra Fría, elderrumbe del bloque socialista, el auge neoliberal, elendeudamiento mundial creciente, conflictos de me­diana y baja intensidad, el recrudecimiento de la po­breza en los países del tercer mundo, la fuerte pre­sencia del ámbito financiero en la organización delas economías mundiales, etc., acompañados de catás­trofes naturales, como consecuencia de la propia orga­nización social dominante en Occidente, todo ello haacentuado el interés por saber cuáles son los rumbosdeseables y cuáles los posibles de las organizacioneseconómicas contemporáneas.

2. F. Braudel, La historia y las ciencias sociales, Alianza Editorial,México, (1968), 1980, p. 48.

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Las explicaciones teóricas -viejas y nuevas-,han salido de la despensa de los científicos socialesen auxilio de estadistas y políticos, para tratar deatisbar algunas soluciones a los complejos proble­mas sociohistóricos que aquejan a naciones enteras.Al finalizar el siglo xx las propuestas de FrancisFukuyama, Antony Giddens, Samir Amín, Perry Anderson,Alain Turaine, James Petras e Immanuel Wallerstein,se abrieron camino para sugerir escenarios posibles.Junto a las propuestas teóricas, los analistas han hur­gado en busca de explicaciones empíricas tratando deavizorar el futuro, pero tales empeños serían menosfructíferos sin considerar las experiencias históricas.

Resistencia o renovación, adaptación o adop­ción han sido algunas de las posibilidades elegidaspor quienes se interesan en la prospectiva. Pero losque se ocupan de estudiar el pasado han constatadouna y otra vez, que éste como el futuro no tiene fron­teras precisas, pues una generación se eslabona conla siguiente y muchos de los fenómenos sociales objetode preocupación presente, no desaparecen del todo,como si las flechas del tiempo careciesen de sentidoy la espacialidad desplegada por los mismos no tuvie­ran sosiego. Los territorios continúan siendo objetode disputa por más que algunos científicos insistanen ideas como las de la sociedad red, la aldea global,el ciudadano universal, etc. Baste tener presente losacontecimientos de Kosovo y las prolongadas luchasdel Golan para saber de la fuerte influencia de lasdinámicas locales sobre las estructuras globales. ¿Aqué nos ha conducido toda esta inacabada polémicaen Latinoamérica?

América Latina ha sido un auténtico campo depruebas. Países, territorios y personas conservan ex­periencias aún sin recuperar. Si bien es cierto algu­nas de ellas son irrecuperables, en todos los casos laslecciones legadas por la historia frecuentemente son

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tomadas como cosa muerta, sin relación alguna conel presente. ¿En qué radica su importancia si no quere­mos verlas magnificadas o reducidas a un caro y feoadorno cultural? Cuando a los individuos, como a lassociedades se les cancela el futuro -o por 10 menosse le complica la construcción del presente-, casi comoacto reflejo reproducen conductas heredadas del pa­sado. ¡He aquí la importancia del estudio del pasado!

De esta recuperación, atención especial ha me­recido la historia económica durante el siglo xx, situaciónnada fortuita. Hasta la década de los años setenta loseconomistas batallaron para demostrar la creciente im­portancia del ámbito económico en la contempora­neidad. Una década más tarde la realidad social en­señaría que no había personas, ni lugares ajenos a losembates de las crisis económicas. Durante la guerradel Golfo Pérsico, por ejemplo, recibíamos noticiasdel enfrentamiento bélico y en seguida las referidasal comportamiento de las bolsas de valores. La identi­ficación y vínculo de las causas de semejante conflictono dejaron dudas.

Los fenómenos económicos se popularizaron apartir de los años ochenta, mas no así sus explica­ciones. Las crisis financieras de los noventa nos pro­veyeron de vocabularios nuevos. El efecto tequila, sambay dragón, formaron parte de la veloz caracterizacióndada por los medios de comunicación a los hechoseconómicos, como si se tratase de huracanes o ciclonesdevastadores" de poblaciones enteras y no de movi-

3. "Una de las realizaciones más importantes del período que estudia­mos -se refería a los años 1790-1879-, una de las épocas verdade­ramente originales, fue el descubrimiento y análisis preliminarde los ciclos económicos. Es cierto que las crisis de 1815, 1825,1836-39, 1847-48, 1857 Y 1866 llamaron la atención hasta de loseconomistas más académicos sobre el fenómeno. Pero similaresderrumbamientos se habían registrado con análoga regularidaden el siglo XVIII, y, sin embargo, nadie penetró profundamenteen la materia. Nadie había distinguido con claridad estos derrum­bamientos, de los efectos de la guerra y de otras perturbaciones

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mientos cíclicos." Las crisis, las devaluaciones, la deudaexterna, pasaron a ser objeto de broma en muchoslugares en Latinoamérica y los científicos sociales dela región se sintieron incapaces de dar respuesta pre­cisa de 10 que acontecía. A pesar de la prodominan­cia de las visiones de corto plazo, no faltaron lasvoces de quienes advirtieron que en el pasado habíaexplicaciones invaluables por develar de 10 que ahorase mostraba novedoso. Pero, ¿hasta dónde incursio­nar en el pasado?

Las elecciones no son fáciles. La teoría eco­nómica convencional insiste en la poca importanciade la historia y en la matematización de las varia­bles económicas para asegurarse dosis de predictibi­lidad. En cambio, la economía política se empeña endestacar la importancia del análisis histórico para lacomprensión del pasado y construcción del futuro.Sin el ánimo de hacer aquí una exposición de laslimitantes de ambas, ni de sus aciertos, dedico el pre­sente trabajo a demostrar la importancia adquirida porla historia económica durante los últimos sesenta años,así como de las corrientes teóricas que le han ser­vido de soporte como medio de explicación veraz,

externas, ni había visto en ellos otra cosa que desgracias fortuitaso los resultados de manías, errores, o mala conducta". J.A. Shumpeter,Historia del Análisis Econ6mico, t I, FCE, México, (1954), 1971,p.624.

4. .. ... todo ciclo es una entidad histórica específica en cierta me­dida y que en todo análisis de un caso particular deben entrar engran parte, combinaciones singulares de determinadas circuns­tancias. Además, ello obstruye de modo genuino todas aquellasexplicaciones basadas en un factor único que descansan sola­mente en las aversiones preferidas por sus autores, tales como elahorro o la explotación... " "v., con pocas excepciones, entre lasque Marx destaca como la figura más influyente, trataron losciclos como fenómenos superpuestos al curso normal de la vidacapitalista y, en buena parte como fenómeno patológico; nuncase les ocurrió a la mayoría considerar los ciclos económicos parabuscar en ellos materiales con que elaborar la teoría fundamentalde la realidad capitalista". Advertía a mediados del siglo veinteJ.A. Shumpeter, op. cit, t. Il, pp. 296-297.

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sirviéndome del ejemplo que brinda la experienciamexicana. Para ello, efectuaré una exposición sucintade las principales corrientes historiográficas empleadaspor los científicos sociales -no sólo historiadores-,tratando de identificar sus matrices teóricas, en elentendido de que las experiencias son sólo eso y nomodelos, reflejo de lo que América Latina ha sido:un campo de pruebas.

1. DE LOS MANANTIALES TEÓRICOS A LA CORROBORACIÓN

EMPíRICA

Durante la década de los años sesenta en diver­sos centros universitarios de la región se exigía a loseconomistas en ciernes -antes de cualquier análisisempírico-, exponer el marco teórico que les servíade referencia. La corroboración teórica ató la creati­vidad y aquellos marcos pronto serían rebasados porla propia realidad. Los sucesos de 1968, en París,Praga y México, darían rienda suelta a la inconfor­midad y al cuestionamiento de lo existente, no sóloen términos teóricos, sino políticos, sociales y cul­turales.

Antes de esos años en el caso de México, laciencia económica apenas daba cabida de las propues­tas a la teoría marxista. La década siguiente atesti­guaría posiciones extremas y en algunas universida­des se desterró casi cualquier vestigio de teoríaeconómica y en otras se hizo caso omiso a lamoda de estudiar el marxismo. En todo caso -ahoralo sabemos-, las pérdidas fueron incontadas si lasmedimos a la luz del retraso ocasionado por tal extre­mismo. No obstante, las lecciones para los econo­mistas vinieron de otras partes: de la propia realidadsociohistórica y del trabajo realizado por otros cien­tíficos sociales.

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La década de los ochenta recibieron el boomde la producción historiográfica mexicana con ciertoasombro. El estudio de esa sociedad, de su organi­zación económica y de la construcción del Estado, seenriqueció de manera insospechada. No sólo la Historiacon mayúsculas transformaría sus interpretaciones, sinolas historias regionales ofrecerían matices hasta en­tonces desconocidos. Los historiadores se dieron a latarea de rescatar y ordenar archivos regionales y lo­cales, las historias de familias, así como las de diver­sos actores económicos cobraban vida a la luz de nue­vas interpretaciones. ¿Cómo sucedió esto? ¿Fue lasagacidad e inventiva de los historiadores? ¿Qué corrien­tes confluyeron para que tal renovación historiográ­fica tuviese lugar?

Es posible identificar cuatro corrientes prin­cipales conviviendo en la renovada comprensión denuestra experiencia. Una de carácter tradicionalista-de corte hagiográñco-,' ocupada en destacar el papelde los actores sociales en la vida política y econó­mica nacional que es, sin lugar a dudas, la forma dehistoriar de más larga tradición en México. Otra, lahistoriografía marxista, insistió en el estudio de lasestructuras económicas y en destacar la importanciade los sujetos sociales en la lucha de clases. Talesempeños en algunos casos se tornaron esquemá­ticos y poco creativos." Sin embargo, fueron la nueva

5. La cuestión metodológica fundamental no estaba en duda: actosy hechos históricos, expresados en documentos históricos originales,fueron convertidos en materia de descripción y los individuoselevados al papel de motores de la historia. La interpretación delos mismos estaba negada.

6. En este caso la interpretación causal puso el acento en la historia­ciencia, la de los hombres en sociedad. Pero abrió las discusionesen tomo a la "historia-masa", la "historia de las minorías" y lade los individuos. Sin embargo, la repetición esquemática de lasteorías de sustento obraron en favor de cierta esclerosis intelectual.Los empeños investigativos orientados a la comprobación em­pírica sin más, casi siempre redujeron la creatividad hasta el

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historia norteamericana -identificada como historio­grafía cuantitativa-, y la Escuela de los Annales fran­cesa, las corrientes historiográficas que han influidomás decididamente las prácticas recientes de los cien­tíficos sociales. Esta última tuvo especial acogida enun momento en el cual las interpretaciones históricasdel México posrevolucionario hicieron crisis al finalde los años sesenta.

Dos obras significativas en el desarrollo de lahistoria mexicana: México a través de los siglos e,Historia Moderna de México. La primera de ellas fueconfeccionada a pedido de Porfirio Díaz y la segundafinanciada por la Fundación Rockefeller. Aquélla, decorte positivista, fue incapaz de avizorar los presa­gios revolucionarios de 1910. Ésta, en cambio des­cribía y justificaba en parte el proyecto modernizadorocurrido entre 1910 y 1950. "La fábrica" -como se leidentificó al grupo de historiadores que trabajaron bajola batuta del economista Daniel Cosía Villegas-, dioa luz una buena cepa de intelectuales que se desem­peñaron como auxiliares del proyecto, que despuésofrecerían obras por demás notables. Muchos de ellosse graduaron en Francia y Estados Unidos, por locual no estuvieron ajenos a las influencias teóricasque se impulsaban en esos países, consecuentementedichas influencias arraigaron en suelo mexicano. Acontrapelo, la historiografía marxista ofrecía obrasimprescindibles? en torno al capitalismo en México,

punto de exhibir su deterioro. Por eso es que las dos últimascorrientes historiográficas aludidas tuvieron gran acogida en elámbito nacional en un momento que se cuestionaba el aconte­cimiento hist6rico más prominente del siglo XX: la revoluci6nde 1910.

7. Las obras a las que hemos estado haciendo referencia indirectamentereclaman, como es de suponerse, un espacio mucho más ampliopor lo dilatado y complejo de sí mismas, pero para tener una ideasomera de las obras que se identificaron con la corriente historiográficamarxista habría que revisar la coordinada por Enrique Serna, Méxicoun pueblo en la historia, Alianza Editorial, México, 1989, 8 t.

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el caudillismo, el movimiento obrero y campesino,bajo la influencia de la historiografía inglesa y ale­mana encabezada por autores de la talla de: Eric J.Hobswam, E.P. Thompson, Perry Anderson, Peter Kriedte,Hans Medick, Jünger Schlumbohm, etc., a partir deltratamiento dado por ellos a la revolución mexicana,la clase obrera y a las luchas campesinas.

Estos antecedentes hacen comprensibles las ma­trices teóricas pero no las revelan del todo. La escuelacuantitativista norteamericana.! obsesionada por las me­diciones enfrentaría muy pronto el problema derivadode la disposición de fuentes documentales para la cons­trucción de series estadísticas que revelaran el funcio­namiento de la sociedad en diversos momentos de suhistoria. No obstante, sus análisis fueron fecundos ehicieron que la intelectualidad nacional voltease ha­cia el estudio de algunos siglos olvidados. La Colonia,a partir de esa influencia, cobraría particular impor­tancia, así como el estudio de los movimientos de lariqueza nacional hacia el exterior, la importancia delos vectores biológicos europeos traídos por los espa­ñoles a tierras americanas, la explotación minera, laorganización eclesial territorial, etc. Dicho movimientointelectual completaría todo un ciclo de curiosidad einterés de los historiadores ingleses y norteamerica­nos por la historia de México.

Otro aspecto de la historiografía nacional segestaría bajo la influencia de los Annales franceses. Estaescuela historiográfica -como ya se ha dicho- es laque mayor ascendencia ha tenido entre los científicossociales mexicanos. Por lo que no es de extrañar quela historiografía dedicara sus más notables empeños

8. La mencionada escuela recibió la fuerte influencia del Bar ámetr ode Harvard o Comité de Harvard, que en 1924 difundió el resul­tado de sus investigaciones sobre las correlaciones de las seriesde tiempo, bajo la batuta de Charles 1. Bullock y Warren M.Parsons. Véase J.A. Schumpeter, op. cit., Tomo 11, p. 323.

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en analizar la experiencia económica de México. Lafigura de Fernand Braudel es una de las más repre­sentativas y la influencia que él recibiera de las obrasde C. Marx, de N.D. Kondratieff y de J. A. Schumpeter,habría de transmitirse, habida cuenta que del primeroobtuvo el andamiaje teórico para diseñar una historiarica en detalles en su larga duración, en la cual nadaestá desvinculado espacio-temporalmente. Del segundoautor, la importancia adquirida por la presencia delos ciclos de la economía y del tercero la importanciade la innovaciones tecnológicas." Las indagaciones deF. Braudel indujeron en otros a investigar por ejemploel tráfico ultramarino entre Europa y América," contri­buyendo a búsquedas de diverso tipo en México. Flore­cieron en este último país, por ejemplo, investiga­ciones sobre los precios de diversos productos bá­sicos, como el maíz y el trigo, la estructura y fun­cionamiento de los obrajes, de las haciendas, las prác­ticas comerciales, la estratificación social, los orígenesdel capitalismo y la modernización.

No obstante los logros historiográficos, es ne­cesario tener una idea de la manera en que fueronadoptadas las corrientes teóricas en México que die­ron fundamento a la organización del conocimientotal como ahora 10 conocemos. Como ya se dijo antes,la ciencia económica portadora de los paradigmas másinfluyentes, reclamó -por efectos de la manera enque se concebía el quehacer científico durante la se­gunda posguerra mundial-, cierta corroboración desus teorías, bajo la influencia de las ciencias naturalesque concebían la construcción científica basada enprincipios, que a la manera de axiomas deberían ser

9. Roumen Avrarnov, "Los ciclos Kondratieff: el contexto históricoy los desafíos metodológicos", en Ciclos. en la historia, la sociedady la economia, Año VI, Vol. VI, N910, Instituto de Investigacionesde Historia Económica y Social, Facultad de Economía, Universidadde Buenos Aires, 1996, p. 9.

10. Pierre y Hugette Chaunu, Sevilla et Atlantique. Sevepen, París,1960.

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corroborados para de ahí -por agregación- arribar anuevos descubrimientos. Esta regla de oro no operódel mismo modo entre los científicossociales, la corroboracióncondujo al esquematismo teórico y a una práctica re­ducida a un espectro igualmente estrecho o a la so­bre ideologización ciega. El marxismo en general serecitaba, mas no se comprendía, y a Joseph A. Schumpeterse le ignoraba y si acaso se le estudiaba, era parareducir sus aportes a la teoría del crecimiento econó­mico limitado al papel de las innovaciones.

Los efectos no se hicieron esperar. Los histo­riadores siguieron a los economistas y no ahondaronen el estudio de las teorías dando por resultado descrip­ciones carentes de análisis y un cierto rechazo al es­tudio de la teoría económica. Los economistas pocose interesaron en la perspectiva histórica y los soció­logos atentos a los movimientos sociales en su contem­poraneidad, descuidaron un tanto la hibridación de lahistoria y la economía. Los antropólogos al enfren­tar la realidad por la vía de la etnografía, corrieronmasivamente en pos de las prácticas culturales y lasformas de organización de la vida cotidiana de lascomunidades indígenas principalmente. Estas perspec­tivas se modificarían al paso de la década de los añosochenta a los noventa corno consecuencia del augealcanzado por los estudios regionales, pero el resul­tado sigue reclamando un estudio integrado de la eco­nomía y sociedad mexicanas." Hasta aquí no hemoshecho otra cosa que identificar las corrientes del pensa­miento más influyentes en la construcción paradig­mática de las ciencias sociales dedicadas al estudiode la economía nacional en su perspectiva. Pero, ¿cómose estructuraron en la práctica?, ¿qué los motivó?

11. Enrique Florescano (1998 :60), señalaba atinadamente: "En losúltimos treinta años los estudios de la economía experimentaronun crecimiento notable, pero todavía no hay una integración armoniosaentre el análisis de los procesos económicos y la consideraciónde sus efectos en el conjunto social",

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2. Los LOGROS FRENTE A LA REALIDAD HISTÓRICA

Si por un momento hiciésemos nuestra la ma­nera de caracterizar el quehacer de los economistas,dedicados al estudio de la historia económica, tal comolo entendía J. A. Schumpeter, constataríamos la vi­gencia de su concepción, pero también su reto lan­zado en tanto crítico del marxismo, que percibió laimportancia de la historia económica, aunque lo hi­ciese desde la perspectiva de lo que identificaba comodinámica económica'? y del movimiento general de laeconomía expresada en el comportamiento de los ci­clos económicos: " ... el credo metodológico de la es­cuela histórica puede resumirse en la proposición deque el economista, considerado como investigador,debe ser fundamentalmente un historiador de la eco­norma."!'

Tal concepción viene bien como colofón a unintento de síntesis de lo que han sido los avatares dela historia económica mexicana de por lo menos lasexta década del siglo XX al presente. La historiografíade ese país experimentó durante esos años, como yaindicáramos antes, su más seria transformación. Lasfuentes documentales se interpretaron desde la ópticaregional otorgándonos miradas transformadoras queafectaron hitos intelectuales consolidados. Dos obrasmarcaron esos años, Pueblo en Vilo de Luis Gonzálezy González, y Zapata y la Revolución de John WomackJr. Ambas obras vieron la luz en medio de las tribula­ciones de los años sesenta. La primera inaugurabalos estudios regionales y locales y la segunda volvía

12. "Dinámica significa exclusivamente análisis que asocia cantidadespertinentes a diferentes momentos de tiempo hist6rico ... y no lateoría de los procesos evolucionistas que se desarrollan en eltiempo hist6rico: es prácticamente coextensivo con el análisis delas secuencias y comprende el análisis de los períodos del desarrolloo crecimiento o "progreso" econ6mico ..;" J.A. Schumpeter, op. cit.,t. 11, p. 319.

13. Ibídem, p. 54.

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a cuestionar la ideología de la Revolución Mexicanay sus alcances.

El año 1968 quedó marcado por dos aconteci­mientos que darían singularidad a la coyuntura. Uno,la rebeldía estudiantil y popular en contra del régi­men posrevolucionario, incapaz de resolver acucian­tes problemas sociales. Otro, el surgimiento de gru­pos guerrilleros que habían elegido la vía armada antela sordera y represión del régimen. Ambos aconte­cimientos incidieron en el estudio más amplio de lahistoria atrayendo a economistas, sociólogos y antro­pólogos. El resultado fue un espectro de percepcionesque redundaron en beneficio de las interpretacionesdifundidas oficialmente. Los períodos históricos fueronabordados desde otra perspectiva y las divisiones es­tamentales en las cuales se había dividido la historianacional iniciarían desde entonces su transformación.El México antiguo, el de la Colonia, el período inde­pendiente, la Reforma, el Porfiriato, la revolución yla época moderna, no serían más referencias parcial­mente aceptadas. Si bien no fueron del todo aban­donadas a la hora de transmitir las enseñanzas de lahistoria, sí se inició el cuestionamiento de la flechadel tiempo, principalmente orientada del pasado alpresente en un intento positivista para aplaudir loslogros de la modernidad y por lo tanto del régimensocioeconómico dominante.

Las cosas no quedaron ahí. Los resultados dela investigación que saldrían a la calle a finales delos setenta, preparando el boom historiográfico de losochenta, insistiría en analizar procesos, sujetos socialesy no sólo los acontecimientos acaecidos -como si es­tuviesen condicionados por los siglos-, que le otor­gaban sentido a una historiografía nacional predomi­nantemente política. Fueron los trabajos de EnriqueSemo, Ciro Cardoso y Enrique Florescano los quedarían las pautas indispensables para el estudio de la

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historia econormca. No obstante, algunas personali­dades destacadas del mundo académico, como FrederichKatz, David Brading, Francoise Chevalier, MarceloCarmagnani, Jean Meyer y Francoise Xavier Guerra,los que ampliarían aún más el campo recién culti­vado fertilizándolo con nuevas propuestas. El estu­dio de la Revolución Mexicana abrió la puerta al aná­lisis de la primera modernización iniciada en la sép­tima década del siglo XIX, bajo la dictadura de PorfirioDíaz y este período da consecuencia a la Reforma, mo­mento en el cual la nación logra el reconocimientode sus límites por las potencias mundiales de la época.La modificación de las estructuras coloniales puso elacento en las Reformas Borbónicas y sus efectos enla lucha por la independencia de España."

Siglos y procesos se amalgamaron hasta tor­nar irreconocible la determinación de aquéllos en és­tos, haciendo errático el comportamiento de las fle­chas del tiempo. Procesos y sujetos se ajustaron a suspropias y respectivas espaciotemporalidades indicán­donos sus peculiaridades, para discutir con las pre­cisiones teóricas. Los problemas de la dinámica eco­nómica llamaron la atención y se evaluaron los obs­táculos al desarrollo. Aquí cobraron importancia lasinvestigaciones de Stephen H. Haber, John Coatswort,Walter Wernecker y Manuel Plana, para destacar lotemprano o atrasado del desarrollo capitalista mexi­cano y los obstáculos al crecimiento, ofreciéndonosmiradas que se encadenaban con las preocupacionesde pensamiento económico orientadas al estudio delsistema capitalista desde sus orígenes.

Los obstáculos estaban a la orden del día. Lasmediciones y las series estadísticas no han sido fácilesde construir. Las mediciones directas, acompañadas

14. De esa manera la flecha del tiempo se dirigió "hacia atrás" conorientación diferente a la usualmente manejada del pasado al presentey del presente al futuro.

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de algunas técnicas estadísticas de tendencia central,han debido de corroborarse indirectamente y ante lafalta de información cuantitativa privilegiada, se hatenido que recurrir a la explicación cualitativa. Lastareas de reconstruir e interpretar la historia econó­mica nacional se complican ante la inexistencia deinformación o la desorganización de acervos documen­tales más o menos recientes. Los conflictos socialesque derivaron en guerras civiles con frecuencia losdiezmaron, pero la organización del Archivo Generalde la Nación no ha acabado sus labores de organizarsus acervos, situaciones que dejan a los científicossociales sin las materias primas fundamentales y lasherramientas listas para usar. Y si a ello se le agregael fuerte empirismo todavía presente en la historio­grafía económica nacional, no es de extrañar la ca­rencia de una obra integradora de tan importante as­pecto de la vida nacional.

3. LA PRODUCCIÓN RECIENTE EN MÉXICO

Dos obras publicadas recientemente describenbien el escenario historiográfico mexicano. Ambas sonreveladoras de cuanto se ha hecho y como compi­laciones que son, han dejado fuera contenidos im­portantes de saber decantado en circulación desde hacevarios años. No obstante, su utilidad práctica cons­tituye un reto a la creatividad y todo género de sín­tesis por venir. Ambas obras tuvieron un antecedentemuy importante: la obra coordinada por Ciro Cardoso."

15. Después de la monumental obra dirigida por Daniel Cosío Villegas,la historia económica mexicana no había visto aparecer otra obrade igual parangón. No obstante, la obra de Ciro Cardoso (1980),tuvo el acierto de reunir a la intelectualidad interesada en lahistoria económica nacional profundizando aspectos inicialmenteadelantados en la propuesta del propio Daniel Cosío Villegas enla Historia General de México, editada por el Colegio de Méxicoen 1976 en tres tomos. Este eslabonamiento de saberes e intensio­nes se manifiesta en el presente -hablamos de la última década-,

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Sin embargo, ¿qué estructura tienen las obras y cuálesson las temáticas objeto de compilación?

La primera de ellas apareció en 1989 bajo lavigilancia de Enrique Cárdenas" y diez años despuésla segunda," como obra de un colectivo que reunió amiembros de la Academia Nacional de HistoriaEconómica. Ambas fueron de tirajes pequeños, de 1000a 2000 ejemplares para una población de millones dehabitantes. La compilación de Enrique Cárdenas tem­poralmente abarca desde el período precolombino hastala crisis de la Segunda Guerra Mundial (1928-1945),respetando los compartimientos tradicionales en losque se ha subdividido la historia nacional, aspecto alque ya nos hemos referido antes. Reunió en cincovolúmenes y en más de 2300 páginas, a destacadaspersonalidades intelectuales nacionales y extranjeras,entre las que se encuentran: Johana Broda, Pedro Carrasco,Enrique Florescano, Isabel Gil Sánchez, Angel Palerm,J. Gonzalo Angulo, Eric van Young, Barba H. Stein,Stanley J. Stein, Roberto Zandoval Zarauz, CuauhtémocVelasco, Immanuel Wallerstein, Guillermo Beato, JohnH. Coatsworth, Stephen H. Haber, Frederich Katz,Dawn Keremistis, Carlos Mans, Andrés Molina Enríquez,Luis Téllez Kuenzler, Fernando Rosenzwei, RaymondVeran, Dornénico Síndico, Mark Wasserman, John Womack,Jaime Zabludosky, Alicia Hernández Chávez, DanaMarkiewics, Merril Rippy, Jan Bazant, Inés HerreraCanales, Magnus Morner, David M. Pletcher, R.W.Randall, Enrique Serno, Barbara Tenenbaum y EnriqueCárdenas.

en compilaciones necesarias que indican la necesidad de una ovarias interpretaciones capaces de hacer síntesis de nuestras expe­riencias.

16. Enrique Cárdenas (Cornp.), Historia Económica de México, FCE,México, 1989,5 t.

17. La mayoría de los tomos están datados en 1998, pero la obra fuepuesta en circulación dos años después. Su presentación oficialse efectuó al finalizar el año pasado, debido también a que variosde sus tomos fueron impresos entonces.

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La gran mayoría de los ensayos compilados porCárdenas habían sido publicados en forma de artículosen diversas revistas y libros, por ello cada texto poseecomo primera nota al pie la referencia de su origen,cosa por demás práctica y honrada. El primero de lostomos se ocupa del período histórico comprendidoentre el precolombino hasta la Independencia. El se­gundo abarca del período independiente de 1810 a1860, caracterizado como de estancamiento econó­mico que contrasta con el período colonial tardío y elresurgimiento económico de la República Restauraday el Porfiriato. El tercero está dedicado a una etapamuy contrastante que va de 1860 a 1825, destacandoel dinamismo económico de la Reforma y el Porfi­riato hasta el término de la Revolución mexicana. Elcuarto volumen está dedicado al período que cubrelos años que duró la transición del actual constitu­cionalismo y el quinto a explorar los efectos de lagran depresión.

La segunda de las obras aludidas se integrócon diez volúmenes y un poco más de 2500 páginas.Ésta a diferencia de la anterior no fue compilada porun solo autor, cada volumen fue coordinado por unoo dos especialistas en la materia, entre los cuales seencuentran: Inés Herrera Canales, Leonor Ludlow, CarlosMarichal, Aurora Gómez Galvarriato, María del PilarMartínez López-Cano, Guillermina del Valle Pavón,Jorge Silva Riquer, Jesús López Martínez, Luis Jáuregui,José Antonio Serrano Ortega, Margarita Menegus,Alejandro Tartolero, José A. Bátiz, José E. Covarrubias,Sandra Kuntz y Priscila Conolly. La organización deesta obra está más tematizada y problematizada quetemporalizada y reúne además materiales novedososde producción reciente. Es un buen muestrario de loque produjo el boom historiográfico de los ochenta, apesar de recoger textos imprescindibles de años ante­riores.

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Los temas abordados en ésta que es la obramás recientemente publicada sobre la historia económicamexicana son: ferrocarriles y obras públicas, banca yendeudamiento, minería, moneda, agricultura, finan­zas públicas, mercado interno, crédito e industria tex­til. Con ellos se busca explicar el comportamiento dela economía mexicana e identificar las causas de suatraso, así como las de sus logros, teniendo como ejetemporal fundamental al siglo XIX aunque sin consi­derarlo cerrado estrictamente. A ellos vamos a refe­rirnos un poco más in extenso por ser esta obra el re­toño más joven de la historiografía económica me­xicana.

La obra ofrece pocos avances al conocimiento.Paradójicamente no es innovadora pero es novedosa.¿En qué basamos nuestra afirmación? Si hacemos unrecuento de los autores y los temas, sin duda vere­mos que algunos de ellos han escrito artículos queantes ya se habían ofrecido en forma de libros o enpublicaciones periódicas, por lo que no son nuevos.Sin embargo, por la manera en que ahora se ofrecenal lector resultan novedosos e integran un catálogode aportes que en conjunto pueden servir de apoyo alas labores docentes e investigativas. Sin embargo,pocos son los intentos de interpretación general queofrecen miradas integradoras del comportamiento dealguna rama de la producción o de la economía en suconjunto." Destacan en cambio ensayos dedicados aexplorar -continuando con la tradición historiográ-

18. Destacan en este sentido los artículos de Inés Herrera Canales(1999: 15-22), sobre las interpretaciones de la minería en México;Carlos Sempat Assadourian (1998: 17-63), sobre la organizacióneconómica espacial del sistema colonial; María del Pilar MartínezLópez y Guillermina del Valle (1998: 13-32), respecto a los estudiossobre el crédito colonial, avances y perspectivas; Walter L. Bernecker(1998: 114-142), sobre la orientación de la economía mexicanaen el tránsito de los siglos XIX al XX y Carlos Marichal (1998:112-141), que realiza una interpretación del nacimiento de labanca mexicana en el contexto latinoamericano.

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fica nacional-, algún aspecto de la realidad econó­mica mexicana con miradas de corto alcance, legiti­mando la observación que hiciera E. Florescano, res­pecto a que la economía y sociedad continúan ca­minando separadas, a lo que se le agrega la necesidadde lograr interpretaciones globales capaces de revelarun conocimiento, que no único, más completo de loque ha significado nuestra experiencia sociohistóricaen pos de la modernización y la manera en que sehan creado formas culturales que impulsan y frenanel desarrollo nacional. Éste es tal vez el escollo másdifícil de sortear por los científicos sociales que sehan empeñado en descubrir las peculiaridades de unaorganización económico social como la mexicana, quese complejiza al paso de los siglos y que sabemosestá urgida de reconocerse para entablar un diálogofranco de sus capacidades, experiencias y potencia­lidades en un mundo que se mueve cada vez másrápido.

Hasta ahora nos hemos acercado a la más re­ciente producción historiográfica en México y a dosde las obras que destacan la importancia adquiridapor la historia económica en el conjunto de la his­toria nacional. A pesar de los evidentes logros y delos retos, no faltan quienes consideran que ha sidodemasiado, que es conveniente abandonar o por lomenos dejar de prestarle atención al estudio de losfenómenos económicos en perspectiva histórica. Enquienes eso sostienen vemos empatarse varias de lascorrientes de pensamiento que han influido a los cien­tíficos sociales contemporáneos!" y sus prácticas tantoeconómicas, como historiográficas, sociales y polí­ticas. Aquí mismo es donde las propuestas schumpe-

19. Al respecto habría que tener en cuenta aquí a los habermasianos,estudiosos de la sociedad civil, a los herederos de las ideas deFrancis Fukuyama, a los impulsores del neo liberalismo y a lospromotores de la democracia a la norteamericana en AméricaLatina.

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terianas tienen sentido y cobran vigencia, ¿en quésentido sostenemos esto?

La superficial mirada que hemos efectuado so­bre los logros y limitaciones de la historiografía me­xicana, demanda todavía dos esfuerzos más. Uno deellos -señalado con antelación- debiera estar orien­tado al logro de evaluaciones más integradoras de laeconomía mexicana en su conjunto, y otro, a mirarmás radicalmente los instrumentos teóricos emplea­dos a la hora de realizar una evaluación de tal produc­ción intelectual. En el primer sentido ya se adelan­taron algunos pasos orientados a evaluar el sentidodel desarrollo económico nacional, y destacan los em­peñosos esfuerzos de Sergio de la Peña," J. Coatsworth,"S. Haber,22 Walter Bernecker" y Manuel P1ana.24 No hanfaltado por supuesto las interpretaciones efectuadaspor economistas, tratando de evaluar el curso del de­sarrollo, sin embargo tampoco han sido abundantes.En este sentido destaca por su importancia la obraque coordinara Leopo1do So lís ," pero su obra padecela impronta de aquellas que han pasado del diagnós­tico a las propuestas de política económica, sin bus­car entender el curso del desarrollo, ni explicacioneshistóricas, cosa que distingue bien a los analistas eco­nómicos. Ir más allá de dos o tres décadas parece unriesgo innecesario, buscar los ritmos de los procesosde acumulación un exceso. La dinámica económica-leída bajo la lupa keynesiana-, depende del arbitriode los economistas y no de la observancia del com­portamiento de los procesos espaciotempora1mente.

20. John H. Coatsworth (1990).

21. Sergio de la Peña (1975).

22. Stephen Haber (1992).

23. Wa1ter Bernecker (1982).

24. Manuel Plana (1995).

25. Leopoldo Solís (1980).

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A los eslabones anteriores les está haciendofalta recuperar uno de crucial importancia. Adicional­mente se debe sopesar el curso del desarrollo y po­ner a prueba teorías y métodos como en otros mo­mentos se hiciera en distintos escenarios latinoame­ricanos. Positivistas, marxistas, empiristas, neoclási­cos, keynesianos, fisiócratas, monetaristas, etc., todoshan desfilado por la pasarela académica corroboran­do sus percepciones teóricas o alguna parte de ellas,pero no hemos dado el salto a la creatividad teórica.No se ha pasado al análisis crítico de los instrumen­tos teóricos empleados para caracterizar los fenóme­nos histórico-económicos descritos. Ésta es una posi­bilidad real para ingresar a la construcción de cuer­pos teóricos apropiados para explicar nuestra realidadhistórica, teniendo como base evaluaciones perma­nentemente hechas de los avances logrados en el cono­cimiento que poseemos de nosotros mismos de con­tribuir al conocimiento universal, está de momentolejos de nuestro alcance. Porque si no, ¿cuál sería lautilidad práctica de la historia económica?" ¿Acaso ha­bría que conformarse con corroborar la coherenciadel instrumental teórico heredado? He aquí la impor­tancia histórica del legado schumpeteriano.

Algunos ejemplos tal vez resulten afortunadospara clarificar la afirmación hipotética anterior y ob­servar la manera en que los procesos económicos ana­lizados emplean abierta o veladamente ciertos cuer­pos teóricos. Tomemos del tercer tomo compilado por

26. Aquí uno de los tantos legados imprescindibles de F. Braudel(1968:47), cobra particular relevancia: "¿Los resultados conseguidospor las investigaciones de historia económica son ya 10 suficientementedensos como para que sea lícito, en teoría al menos, rebasarlos ydesentrañar, más allá de los casos particulares, reglas tendenciales?Dicho en otros términos: ¿puede el esbozo de una economía histórica,atenta a los amplios conjuntos, a 10 general, a 10 permanente, serde utilidad a las investigaciones económicas, a las soluciones deamplios problemas actuales o, 10 que es más, a la formulación deestos problemas?"

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Enrique Cárdenas el artículo de Fernando Rosenzweig,"para explorar sus visibles relaciones con la teoría eco­nómica. La elección la efectuamos en base a su influ­yente presencia en la historiografía económica me­xicana -alentando a las jóvenes generaciones de cien­tíficos sociales-, pero también por la seriedad reco­nocida a su obra.

El otro de los ejemplos vamos a referirlo a losaportes de la historiadora Aurora Gómez-Galvarriato,"joven intelectual que se ha destacado por sus estu­dios de la industrialización mexicana. En éste comoen el caso anterior enfrentamos otra manera de con­cebir el quehacer intelectual para arrojar luz sobre lahipótesis que norma nuestra ejemplificación.

¿Cómo procederemos ahora? En primer lugarse hará una exposición breve de las tesis centralesmanejadas por cada uno de los autores, seguida decomentarios. Después, se identificarán sus asiderosteórico-empíricos, antes de arribar a algunas generali­zaciones, y por último sacaremos en limpio sus ense­ñanzas.

Fernando Rosenzweig orienta su análisis a laevaluación del desarrollo económico mexicano de unperíodo por demás controvertido: el Porfiriato. Su tra­bajo declara que la tendencia de la economía nacio­nal durante siete lustros -lo que duró el Porfiriato-,fue al crecimiento. Dicho crecimiento se basó en elimpulso a la modernización de las estructuras here­dadas del período colonial, no obstante asume que noestá exento de contradicciones. Las ramas de la produc-

27. Fernando Rosenzweig, "El desarrollo económico de México de1877 a 1911", en Enrique Cárdenas (Compilador), Historia económicade México, FCE, México, 1989,1. 3, pp. 43-94.

28. Aurora Górnez-Galvarriato, "Fragilidad institucional y subdesarrollo:La industria textil mexicana en el siglo XIX", en Aurora Gómez­Galvarriato, La industria textil en México, Instituto Mora, COLMICH,UN AM, México, 1999, pp. 142-182.

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cien que más se destacaron fueron la textil, minera,comercial y de servicios en general, pero ante todo lacreación de infraestructura para facilitar la transpor­tación de mercancías, tanto nacionalmente produci­das como provenientes del exterior. Durante esos añosla población experimentó un crecimiento general y elempleo mantuvo cuotas de crecimiento poco signi­ficativas." El crecimiento industrial dejó sentir susefectos regionalmente en las áreas en donde los tex­tiles succionaron recursos y fuerza de trabajo, así co­mo en los lugares en los cuales se iniciaron las ex­plotaciones de mantos petroleros.

El cuadro de la economía nacional es comple­tado por el autor con sus apreciaciones sobre el funcio­namiento del mercado interno, las capacidades de ge­neración de ahorros, la inversión extranjera, la ges­tión empresarial autóctona, el endeudamiento externo,régimen fiscal y la importancia del comercio interna­cional. Es en ese momento en el cual son percep­tibles sus intenciones: justificar los logros alcanzadospor un régimen.

Si el autor hubiese efectuado un análisis ri­guroso del crecimiento económico de dicho período,su legado sería otro. Es cierto que no debemos exi­gir a un autor otra cosa que no sea lo que original­mente se propuso, con los medios que tuvo a su al­cance, pero no existe una nota en la cual asome laduda respecto a la materia prima empleada. Las esta­dísticas económicas del Porfiriato fueron su susten­to, no es raro por ello que se debata a veces año-

29. Fernando Rosenzweig. op. cit., pp. 75-86. En el cuadro número11 de su trabajo puede apreciarse que la mayor parte de la poblacióncontinuó ligada al sector agropecuario. Absorbida sin duda porlas actividades orientadas a la exportación de productos de plantación,como café, caña de azúcar, vainilla, henequén y otros, como laexplotación de maderas preciosas.

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randa al sistema colonial" y otras menospreciándolo."Las contradicciones de su descripción surgen desdeiniciada la presentación. No hay rigurosidad en laexposición, los conceptos son manejados con descuidoy no se encuentran, ni por asomo referencias teórico­metodológicas, como tampoco sitúa su aporte respectoa la producción intelectual pasada y presente.F Por ellono es raro que sus descripciones se muestren al lectorfrecuentemente falaces, por ejemplo al referirse a laimportancia del ahorro interno" a veces afirma que eranecesario y otras más asegura que no tanto." Más allá

30. "Puede afirmarse -sostenía Rosenzweig-, que el soporte materialdel México que emprendió el camino de la modernización en1876 era, con pocos retoques, el mismo del que dependiera se­senta años antes, y que sólo con algunas diferencias circunstan­ciales la salida que la primera vez quedó cerrada fue la mismaque en la segunda sí pudo practicarse.

Al igual que en las postrimerías de la Colonia, en los albores delMéxico moderno las actividades económicas se mantenían afe­rradas a modos locales particularizados: la manufactura artesanal,que en muy pocos casos rebasaba las dimensiones artesanales, yla agricultura de subsistencia, solo orientado a abastecer los mer­cados más inmediatos". op. cit., p. 44.

31. Jugando con la historia, no buscando explicar cabalmente lo queestá analizando, el autor se plantea la siguiente hipótesis: "... siel tránsito de la condición de dominio español a la categoría denación independiente no le hubiera costado al país diez años deguerra, y si una vez lograda la independencia no se hubiera caídoen una prolongada etapa de conflicto entre los herederos del régimencolonial y los partidarios de la república democrática, el desarrolloeconómico apenas se habría interrumpido ... ". Ibidem, p. 49.

32. He aquí uno de los aspectos que habría de caracterizar a buenaparte de los análisis económicos: la falta de contextuación teórico­empírica e histórica del conocimiento.

33. "La insuficiencia de los recursos internos para acometer las empre­sas que planteaba el desarrollo económico del país llevó a loshombres del porfiriato a abrir de par en par las puertas para queentrara el ahorro exterior ... ". Ibidem, p. 65.

34. "En un momento dado el sector manufacturero de la economía,enriquecido a veces con aportaciones del ahorro externo, pudogenerar recursos financieros suficientes para acometer nuevas inver­siones con las que prosiguió el desarrollo industrial". Ibidem, p. 70.

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de los atrevimientos del autor ¿cuál es el andamiajeteórico que le sirve de soporte?

La teoría del crecimiento es sin duda su so­porte. En su exposición destaca el precepto difun­dido ampliamente por los economistas: crecer paradistribuir. Por eso no es de extrañar que los ritmosdel crecimiento de la población se muestren comolimitantes de los beneficios del crecimiento econó­mico y las variables externas son percibidas comoocasionalmente influyentes del curso del desarrolloeconómico. El mecanismo mostrado por Rosenzweigno deja lugar al planteamiento y corroboración dehipótesis alternativas. El procedimiento por él em­pleado habría de manifestarse recurrente en diversosanálisis económicos contemporáneos difundidos des­de las esferas gubernamentales. Las consecuencias de­rivadas de ello son en principio el mantenimiento deciertas falacias nacionales, como por ejemplo el creci­miento poblacional como freno al desarrollo y la ine­ficacia de los análisis económicos para la toma dedecisiones. El crecimiento económico queda así ex­presado en una función de producción lineal, en lacual el capital es el único factor capaz de otorgarlecoherencia al resto de los factores o variables de laproducción. La siguiente metáfora empleada por elautor -a su vez tomada de Matías Romero-, no puedeser más reveladora:

México podía compararse con una mina riquí­sima, cuyo dueño carecía del capital necesariopara trabajarla. Por grande que fuese la riquezadel yacimiento, ésta no podría aprovecharse mien­tras no se le extrajera del seno de la tierra.

A pesar de las visibles limitaciones del análisisde Fernando Rosenzweig no deja de ser un materialimprescindible a la hora de estudiar la historia de laeconomía nacional. Tal es su importancia que podría

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contribuir a modificar dos de las más claras actitu­des asumidas por los economistas hasta el punto detornarse recurrentes: justificar decisiones tomadas obien las decisiones que quieren tomar.

Aurora Gómez-Galvarriato asume en su artículoun presupuesto fundamental: la fragilidad institucio­nal como freno al desarrollo, basada en las propuestasteóricas de Douglas North. Ésta que parece ser suprincipal virtud se convierte a lo largo de su exposi­ción en gran lastre, si tan sólo nos preguntásemos siacaso el Reino Unido y Holanda promovieron ex antesu fortaleza institucional y ex post construyeron sus de­sarrollos capitalistas." Las evidencias son muchas justoen sentido opuesto. No obstante, ella se propone ana­lizar las causas y la naturaleza del crecimiento y atrasode la industria textil entre 1834 y 1879, pero particu­larmente explicar por qué continuó creciendo en unmedio tan poco propicio. 36

El trabajo consta de siete partes que bien pue­den ser reducidas a tres. Una de ellas referida a losorígenes de la industria textil. Otra dedicada al perío­do 1836-1842 que continúa el comportamiento paralos años 1843-1879, para explicar el período objetocentral de su investigación, en el cual destaca la impor­tancia de la innovación tecnológica y la dispersa lo­calización de la industria textil del algodón. Es de

35. Immanuel Wallerstein, en E.Cárdenas 1989:81). "El logro prin­cipal del siglo XVII, desde el punto de vista de los países delcentro, ha sido la capacidad de sus capitalistas para acaparartodos los beneficios posibles en ese momento. El mayor inconve­niente era la limitada demanda global, uno de cuyos síntomas erael estancamiento del crecimiento demográfico. La eliminación delos productores marginales en toda la economía-mundo, sumadaa la limitada redistribución de los ingresos (principalmente enlas áreas del centro) sentaron las bases para una nueva expansión,que comenzó en la primera mitad del siglo XVIII y que alcanzóun nivel elevado en la segunda mitad, culminado en aquel períodode rentable turbulencia, las guerras franco-británicas de 1792­1815".

36. Aurora, Gómez-Galvarriato (1999:144).

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destacar que buena parte de la información emplea­da por la autora ha sido de gran circulación nacionaly son pocas las novedades, tal vez la más importantesea el enfoque asumido.

Los orígenes de la industria textil en Méxicose explican a partir de la coincidencia de una serie defactores como: una población relativamente elevada,la tradición textil artesanal, la coyuntura histórica ocu­rrida entre 1830-1840 que derivó en actitudes proteccio-

. 1 ía afl 37 ,mstas estata es y una economia a uente que requenala instalación fabril. La creación de un banco capazde financiar la industrialización fue la manera de re­solver el círculo vicioso en el que se encontraba la

d ., f b '1 38pro uccron a n .

Algunas de las afirmaciones resultan temerarias.Tal vez sea más ilustrador del caso una cita de algu­nas de las conclusiones a las que llega la autora en suesfuerzo de síntesis, que cualesquiera de nuestros co­mentarios:

Las políticas proteccionistas emprendidas por losgobiernos mexicanos a principios del siglo XIXdañaron a la industria más de lo que la ayuda­ron. La reducción de los impuestos a las importa­ciones de algodón en rama y manufacturas dealgodón establecida por los liberales en 1856tuvo un efecto positivo sobre la industria textil,contrariamente a lo que hasta ahora han creídolos historiadores. Puesto que el algodón en ramarepresentaba el costo más grande para la indus­tria textil, el reducir su tarifa de los arancelescompensaba la reducción impositiva de manufac­turas de algodón.t?

37. Ibidem., p. 145. El término -economía afluente-, llama la aten­ción por la poca claridad con que expresa el proceso de acumula­ción nacional vinculado a las actividades comerciales, amplia­mente documentado. Inés Herrera Canales (1980: 193-225), CarlosMarichal (1995:500-522).

38. Ibidem, p. 146.

39. Ibidem, p. 176.

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Respecto a la hipótesis central referida al ar­gumento de que fue la fragilidad institucional la cau­sante de que el mercado financiero no se desarrollaraen el México del siglo XIX, no está 10 suficientementeprobada. El respaldo teórico de Douglas North en estecaso resulta inapropiado. Suponer que la falta de un"régimen de leyes,,40 que fijara de manera eficaz losderechos de la propiedad, tampoco se muestra comoun argumento sustentable a la luz de la historiogra­fía económica dedicada al análisis de la revoluciónindustrial."

El presente artículo a diferencia del primerode los comentados, adolece de una redacción ágil yalgunos de los gráficos empleados -como las curvasde Lorenz-, resultan poco afortunados para explici­tar el grado de concentración-dispersión de la indus­tria textil mexicana y más aún si se le refiere al grá­fico utilizado como contraste. Sin embargo, las limi­tan tes no explícitas se encuentran en las nociones sub­yacentes de desarrollo y en todo el andamiaje concep­tual inexplícito. Una vez más aparece aquí la nociónde una función de producción industrial en la cual elcapital -mediante la inversión-, otorga coherencia adicha función, pero uno de los factores extraeconó­micos más relevantes es justamente la debilidad ins­titucional que fue incapaz de optimizar los esfuerzosempeñados en industrializar al país y en general demodernizarlo. Dicho esquema no se encuentra nadadistante de las propuestas postkeynesianas dedicadasa explicar los obstáculos al desarrollo e insistentesen buscar explicación mediante los llamados factoresextraeconómicos, en los cuales es posible ubicar des­de una catástrofe natural hasta la debilidad o forta­leza institucional.

40. Ibidem, p. 175.

41. Toro Kernp (1981:129-153).

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Con estos dos ejemplos tan sólo se ha seña­lado uno de los aspectos que ya se muestran comoreto para quienes se interesen en la historiografía na­cional: destejer el andamiaje teórico-conceptual, ideo­lógico y político que ha sido usado por los histo­riadores de la economía mexicana en distintas épo­cas a partir de la confrontación de saberes," Esta quepuede parecer una actitud ya superada no lo es tanto,sobre todo en un momento en el cual se asume comoun período de crisis paradigmática, fuertemente per­meada de un empirismo que no cuestiona presupues­tos teóricos, ni pone en duda las calidades de la informa­ción. Una actitud epistemológica más alerta entre loscientíficos sociales se muestra necesaria más que nadaa la hora de resolver el cómo metodológico e ir en posde la creatividad.

4. CONCLUSIONES

Nuestro recorrido muestra las dificultades y ellento progreso del conocimiento que poseemos de no­sotros mismos. Muestra también que la historia eco­nómica es más compleja de lo que pudiera suponer­se y que la interpretación de los hechos, fenómenos yprocesos histórico económicos no sólo depende de ladisposición de archivos ordenados y canónicamentearreglados. La sagacidad intelectual, en este caso seajusta más a la disposición de un corpus epistemológi­co capaz de mantener alerta a quien se interese pordevelar las experiencias en las cuales hemos inver­tido incontados recursos y vidas.

La historiografía económica mexicana ofrece-a pesar de sus limitantes-, un importante muestrario

42. "Tengo, pues, la impresión de que puede y debe entablarse undiálogo entre las diferentes ciencias humanas: sociología, historia,economía. Como consecuencia de ese diálogo, cada una de estasciencias humanas podría experimentar conmociones". Sostenía F.Braudel, op. cit., p. 48.

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de los empeños por rescatar nuestras experiencias his­tóricas y reclama cada vez más, del concurso de di­versos profesionales decididos a superar las limita­ciones disciplinarias nomotéticas heredadas del sigloXIX. El reto mayor, sin embargo, se sitúa más allá dela reconstrucción e interpretación histórica de la quetan generosos logros se han cosechado, pero más acáde las posiciones insistentes en los metadiscursos; estoes justo en la perspectiva que se orienta en el some­timiento a prueba de las nociones teóricas, disponi­bles, que sin duda tiene como simiente balances delconocimiento que hemos logrado hasta el presente.Sólo de ese modo podríamos asegurarnos la transfor­mación constante de nuestros conocimientos y aspirara la construcción teórica. Es aquí donde las leccionesschumpeterianas y braudelianas son por demás indis­pensables, como muestra de 10 que es capaz el pensa­miento humano empeñado en develar los soportes úl­timos de las construcciones teóricas y sus consecuen­cias prácticas.

En esta primicia hemos ofrecido una miradageneral retrospectiva de las sendas construidas por lahistoriografía económica mexicana, pero lejos esta­mos de un balance a profundidad que revele las aris­tas problemáticas del saber antes señaladas. Creemossin embargo, que es una tarea que pronto rendirá losfrutos esperados pues autores como Enrique Florescano,Josefina Zoraida y Carlos Marichal han adelantadoimprescindibles pasos, a los que habrán de sumár­sele los de los jóvenes historiadores que actualmentecursan programas de posgrado realizando estudios aprofundidad en historia de la historiografía. No obs­tante, las necesidades de comprensión de la realidadsociohistórica habrán de ser el principal motor queimpulse febriles búsquedas en épocas verdaderamenteoriginales -como las caracteriza Schumpeter-, o si seprefiere, singulares a la usanza de los físicos teóricos.

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