Silva Hernando Ejercicios Espirituales en La Vida Corriente

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EJERCICIOS ESPIRITUALES EN LA VIDA CORRIENTE. Autor: S. Ignacio de Loyola Expositor: Hernando Silva, S. J. Bogotá.

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EJERCICIOS ESPIRITUALES

EN LA VIDA CORRIENTE.

Autor: S. Ignacio de Loyola

Expositor: Hernando Silva, S. J.

Bogotá.

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Introducción.

¿Qué son ejercicios espirituales? S. Ignacio de Loyola, en su primera anotación, compara los ejercicios espirituales con los ejercicios corporales. Dice que, por ejercicios corporales, entendemos todo modo de ejercitar el cuerpo, como es, caminar, trotar, correr. De manera semejante, por ejercicios espirituales entendemos toda manera de ejercitar el espíritu, por ejemplo, el examen de conciencia, la meditación, la contemplación, la oración vocal, la oración mental, etc. Ejercicios Espirituales de S. Ignacio de Loyola. Son los Ejercicios Espirituales que este santo compuso, para distintas clases de personas y que duran, aproximadamente, un mes, con una intensidad de 4 o 5 meditaciones al día. Los ejercicios espirituales de tres días, o de ocho días, son acomodaciones que hicieron, después de la vida del santo. Ejercicios espirituales en la vida corriente. Son una acomodación, que el mismo S. Ignacio hizo, en su anotación 19, para que personas muy ocupadas pudieran hacer sus Ejercicios Espirituales. Aquí seguimos ese método, propuesto por el mismo S. Ignacio. Comprenderán una meditación diaria, de una hora, por unos cinco meses. A quiénes están dirigidos. Estos Ejercicios espirituales en la vida corriente están dirigidos:

1. A personas cultas, que tengan acceso al Internet. 2. A seglares de vida ya bien organizada, y con profesión bien definida. 3. Que puedan reservar una hora, al día, para la oración. 4. Que deseen progresar en el espíritu. 5. No están dirigidos a personas con vida no organizada, con grandes dudas, grandes

inquietudes, o grandes conflictos, porque esas personas necesitan un director presencial con el que puedan conversar todos los días. Por Internet no se puede atenderlas como es debido.

6. Tampoco están dirigidos a sacerdotes ni religiosos, porque estas personas necesitan puntos con largas exposiciones; mientras que, aquí, los puntos se exponen de manera muy breve.

Condiciones:

1. Hacer una hora diaria de meditación. 2. Empezar un lunes, porque estos Ejercicios Espirituales estarán divididos en meses,

y los meses se dividen en semanas que empiezan los lunes. 3. Contar con un maestro del espíritu (o maestra del espíritu) al que se pueda acudir si

se presentan movimientos espirituales que sean preocupantes, tales como

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escrúpulos, angustias, terror, etc. Ese maestro del espíritu también podrá hacer variaciones en los Ejercicios que se presentan, o en sus adiciones.

4. Si no se sienten movimientos especiales del espíritu (como una paz muy grande, o una alegría especial, o una presencia de Dios continua) también hay que consultar el caso con un maestro del espíritu. (Anotación 6ª).

5. Hay que entrar a los ejercicios con mucho entusiasmo y con gran generosidad con Dios Nuestro Señor, estando muy resueltos a hacer lo que el Señor nos indique. (Anotación 5ª).

6. No hay que ponerse a curiosear sobre las meditaciones siguientes. Tiene que concentrarse en la meditación del día. La curiosidad puede estropear totalmente el fruto de los ejercicios. (Anotación 11).

7. Esta introducción, y las notas previas, que anteceden a algunas semanas, se deben leer con cuidado, pues contienen observaciones importantes. Para este efecto, conviene reservar algún tiempo, el domingo anterior a cada semana.

Finalidad. No se pretende, con estos Ejercicios, formar maestros del espíritu, sino sacar provecho espiritual de la experiencia ignaciana. No se pretende hacer una elección definitiva sobre el estado de vida, pues estos ejercicios están dirigidos a personas ya establecidas en un estado de vida, y con profesión bien definida. No se pretende hacer gran reforma de la vida, pues estos Ejercicios están dirigidos a personas que ya tienen la vida bien ordenada. Lo que sí se pretende es hacer algunos propósitos que den mayor categoría a nuestro tenor de vida También se pretende lograr una familiaridad con Dios. Un trato fácil y frecuente con Dios nuestro Señor, junto con un verdadero fervor en el servicio de Dios y del prójimo. Presupuesto. San Ignacio comienza sus ejercicios con el siguiente presupuesto: “... Se ha de presuponer que todo buen christiano ha de ser más prompto a salvar la proposición del próximo, que a condenarla; y si no la puede salvar, inquira cómo la entiende, y si mal la entiende, corríjale con amor; y si no basta, busque todos los medios convenientes para que, bien entendiéndola, se salve.” Ese presupuesto era importantísimo en los tiempos de la Inquisición, cuando existía el peligro de ser acusado ante ese santo tribunal como, de hecho, San Ignacio lo fue unas cuantas veces. Sin embargo, hoy también es importante este presupuesto, pues cualquier proposición puede admitir numerosas interpretaciones, y yo espero que se me interprete en el buen sentido.

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La meditación. En cada uno de los ejercicios se indicará la manera de hacerlo. La persona que no tiene práctica en meditar, puede hacer los ejercicios por escrito, es decir, consignar, por escrito, sus reflexiones sobre los temas que se irán proponiendo. Después de un tiempo, ya podrá hacer meditación sin necesidad de acudir al escrito. De todas maneras, este es un tema que conviene conversar con el maestro del espíritu, que debe acompañar al que hace los ejercicios.

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PRIMER MES

Este primer corresponderá a la primera semana ignaciana y comprende ejercicios encaminados a la purificación del alma. Por purificación del alma se entiende el librarla, tanto de los pecados e imperfecciones, como de las inclinaciones al mal. Si el maestro del espíritu, que debe acompañar al ejercitante, juzga que su alma ya está suficientemente purificada, puede suprimir algunas de las meditaciones.

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PRIMERA SEMANA del primer mes

PRINCIPIO Y FUNDAMENTO.

S. Ignacio da el nombre de “Principio y Fundamento” a un conjunto de verdades que, realmente, resultan fundamentales para la vida cristiana. Su meditación se hace a manera de reflexión.

Día 1°: Meditación sobre el fin próximo del hombre.

Texto: “El hombre es criado para alabar, hacer reverencia y servir a Dios nuestro Señor.” (Ejercicios de S. Ignacio). Primera consideración: el servicio de Dios. De acuerdo al texto ignaciano, nosotros fuimos creados para servir a Dios. Pero a Dios no lo podemos servir directamente, porque él no necesita cosa alguna. A Dios lo servimos en nuestros prójimos. Sirviendo a nuestros prójimos, servimos a Dios. Nuestro Señor Jesucristo, en su parábola del juicio final, da el cielo a los justos porque tuvo hambre y le dieron de comer, tuvo sed y le dieron de beber. Entonces los justos le preguntarán cuándo le dieron de comer o de beber; y el rey les responderá: cuando lo hicisteis con uno de estos pequeños hermanos míos, lo hicisteis conmigo (Cf. Mt. 25, 31ss). No cabe duda, pues, de que, cuando servimos al prójimo, servimos a Dios. Pero, ¿cómo podemos servir al prójimo? Todas las profesiones honestas son servicio al prójimo. Al prójimo sirve el agricultor y el ganadero, porque proveen los alimentos; pero también lo sirve el policía, el soldado, el comerciante, el médico, el abogado, etc. Repito: todas las profesiones honestas son servicio al prójimo. También el sacerdote y el religioso sirven al prójimo de muchas maneras. En la vida matrimonial se sirve a Dios por la ayuda mutua que se dan los esposos y por el cuidado de los niños. Segunda consideración: la gloria de Dios. El texto ignaciano, que venimos considerando, supone que el hombre es creado, también, para la gloria de Dios. Esto se cumple cuando alabamos a Dios; pero, también, por la perfección de nuestras obras. Nuestras obras deben quedar tan perfectas que ellas, por su propia cuenta, constituyan una alabanza de Dios; una gloria de Dios. Coloquio. Terminar con un coloquio, es decir, con una conversación con Dios Nuestro Señor, dándole gracias por habernos señalado fines tan altos a nuestra vida. Por último, rezar un Padre Nuestro de manera pausada.

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Día 2°: Meditación sobre el fin último del hombre: La salvación eterna. Texto: “El hombre es criado para alabar, hacer reverencia y servir a Dios nuestro Señor, y mediante esto salvar el alma”. (Principio y Fundamento). Primera consideración: En qué consiste la salvación? La salvación comienza aquí, en esta vida, pues en esta vida conseguimos la fe, el perdón de los pecados y la gracia de Dios, es decir, conseguimos el ser hijos adoptivos de Dios, familia de Dios y herederos del reino de los cielos y, además, una participación de la naturaleza divina. Al morir, adquirimos la manifestación de lo que somos: entramos en el cielo y participaremos de la felicidad de Dios. En esto consiste la salvación. A nosotros nos pasa lo mismo que a Jesús. En su vida mortal parecía un hombre cualquiera: vestía como un hombre, hablaba como un hombre, y como un hombre se alimentaba, dormía, descansaba y trabajaba. Pero, cuando resucitó, se manifestó lo que era: el Hijo de Dios. Nosotros, también, parecemos simples hombres en esta vida pero, cuando muramos, se manifestará lo que somos: los hijos de Dios. Segunda consideración: la felicidad eterna. Ahora tengo que explicar, en lo posible, en qué consiste esa felicidad eterna. Pues, fundamentalmente, en la posesión de Dios. Como aquí, en esta vida, al esposo lo hace feliz la posesión de su esposa; y a la esposa la hace feliz la posesión del esposo; de manera semejante, en el cielo poseeremos al mismo Dios, y en eso consistirá nuestra felicidad eterna, pues Dios es el Bien Infinito. Lo que hace a Dios infinitamente feliz, es la posesión de sí mismo, el Bien Infinito. Pues una participación de la felicidad de Dios será lo que constituya la felicidad nuestra. Es algo que no se puede ni imaginar ni decir (Cf. 1 Cor. 2,9). Esa felicidad es tan grande, que los teólogos piensan que necesitamos un refuerzo especial (el lumen gloriae), para no ser destruidos por tanta felicidad. Tercera consideración. El plan de Dios. ¿Tenía Dios algún propósito, algún plan, cuando creó el universo? Naturalmente que sí. Hace unos 15.000 millones de años, cuando Dios creó la esfera primordial de energía pura, que al estallar formó el actual universo, ya desde entonces Dios tenía un plan: poblar con hombres, al menos, el pequeño planeta tierra y destinarlos a todos al reino de los cielos (Cf. 1 Tim. 2,4). Ese fue el plan grandioso de Dios con la humanidad y con cada uno de nosotros. Pero ese plan, esa salvación eterna, es obligatoria, so pena de frustrar el plan de Dios y nuestra misma existencia. Esa salvación eterna es la que da sentido a nuestra existencia. Nuestro ser se dirige hacia allá. Coloquio. Hacia el final de la meditación, entablar una conversación con Dios, agradeciéndole los altos planes que tuvo con nosotros; y pidiéndole que no nos vayamos a desviar de esa salvación eterna. Terminar con un Padre Nuestro.

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Día 3°: Meditación sobre la finalidad de las cosas. Texto: “Y las otras cosas, sobre la haz de la tierra son criadas para el hombre, y para que le ayuden en la prosecución del fin para que es criado”. (Principio y Fundamento) Primera consideración: finalidad de las cosas naturales. Hoy hay una ciencia nueva: la ecología, que estudia la naturaleza, como morada del hombre. Entre los ecologistas, existe una posición extrema, que sostiene que el hombre es, únicamente, una parte de la naturaleza y, por tanto, subordinado a la naturaleza. De allí deducen que hay que sacrificar unos cinco mil millones de hombres, mujeres y niños, para que la raza humana no perjudique a la naturaleza. Esa teoría tendría razón si el hombre no tuviera un alma espiritual y si no hubiera sido creado para la vida eterna. Pero como el hombre sí tiene un alma espiritual, y está destinado a la vida eterna, entonces, la naturaleza es para el hombre. El hombre la puede subordinar a la satisfacción de sus necesidades: puede extraer los minerales de la tierra, puede arar los campos, puede cultivar las plantas, puede domesticar a los animales y puede decretar la extinción de alguna especie perjudicial (como de algún microbio). Todo eso lo puede el hombre, y lo está haciendo ya, pero con la condición de que llegue a la vida eterna. Dios, pues, nos dio el aire para que lo respiremos, el agua para que la bebamos, las fibras naturales y las sintéticas para que nos vistamos, los frutos de la tierra y la carne de los animales para que nos alimentemos, la madera y los metales para que nos sirvan. Pero Dios espera que, con eso, lleguemos a la vida eterna. Es verdad que el hombre debe cuidar la naturaleza, pero para que lo sirva mejor; lo mismo que tenemos que cuidar nuestros vestidos, para que ellos nos sirvan mejor. Segunda consideración: finalidad de las cosas culturales. Los bienes de la cultura son, también, “cosas” que ha puesto Dios para el servicio del hombre, para que le ayuden a conseguir la salvación eterna. La ciencia ha llegado a adquisiciones admirables, lo mismo que la técnica, que produjo los aparatos que llevaron al hombre a la luna. Pero, por admirables que sean la ciencia y la técnica, ellas son para el hombre, para que le ayuden a llegar a la eternidad. El hombre ha progresado, también, mucho en los bienes sociales: la organización social, los derechos civiles, los derechos del hombre. Pero la finalidad de todo ello es garantizarnos una vida digna, en esta tierra, y ayudarnos a llegar a la vida eterna. Coloquio. Hacia el final de la oración, entablar una conversación con Dios nuestro Señor, agradeciéndole los grandes bienes que nos ha concedido y rogándole que, con ellos, lleguemos a la vida eterna. Terminar con un Padre Nuestro.

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Día 4°: Meditación sobre el uso de las criaturas. Texto: De donde se sigue que el hombre tanto ha de usar dellas (de las criaturas), cuanto le ayudan para su fin, y tanto debe quitarse dellas (de las criaturas) quanto para ello le impiden”. (Principio y Fundamento). A este texto se le ha dado el nombre de la regla del “tanto cuanto” en el uso de las criaturas. Primera consideración: el uso de las cosas naturales. Aplicando la regla del “tanto cuanto”, al uso de las cosas naturales, se sigue, por ejemplo, que el alimento debo usarlo “tanto cuanto” sirva para sustentarme, trabajar y caminar hacia la vida eterna; y del alimento debo abstenerme “tanto cuanto” perjudique mi salud y me impida caminar hacia la vida eterna. Lo mismo se diga del vestido, la habitación, la cama, las cobijas, la gasolina, el agua, la electricidad, etc. Segunda consideración: el uso de los bienes culturales. Aplicando la regla del “tanto cuanto” al uso de los bienes culturales, podemos llegar a las siguientes aplicaciones: La ciencia. De la ciencia debo usar “tanto cuanto” me sirva para cultivar mi espíritu y para trabajar con la debida competencia; pero, si el dedicarme al estudio, me aparta de mis obligaciones, en ese caso yo debo abstenerme de la especulación y de la investigación pura. La técnica. Por ejemplo: el uso de un carro. Del carro debo usar “tanto cuanto” sirve para el trabajo; pero del carro debo privarme “tanto cuanto” me desvía de mis obligaciones, pues no puedo dedicarme a pasear todos los días, ni a hacer recorridos inútiles. Las artes. Si soy un artista, es natural que yo me dedique al cultivo del arte; pero si no soy un artista y tengo otras obligaciones en la vida, entonces del arte puedo usar “tanto cuanto” me ayude en la vida; pero del arte debo abstenerme “tanto cuanto” me aparta de mis obligaciones. Por ejemplo, si soy un obrero de la construcción, no puedo dedicarme a la danza clásica y abandonar el trabajo; pero sí podría oír música, mientras trabajo. El orden jurídico. Si soy un abogado, entonces me puedo dedicar al estudio del orden jurídico. Pero, si soy un médico, entonces empleo el orden jurídico “tanto cuanto” lo necesito para mi profesión; pero debo abstenerme de la especialización en el derecho “tanto cuanto” me impide cumplir mis deberes. Hacer aplicaciones semejantes a otras realidades de tipo social: las costumbres, las leyes, las organizaciones, los roles, la familia, la posesión de bienes materiales, etc. Coloquio. Entablar una conversación con Dios, sobre el tema de la meditación, y acabar con un Padre Nuestro, rezado de manera pausada.

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Día 5°: La indiferencia ignaciana. Texto: “Por lo cual es menester hacernos indiferentes a todas las cosas criadas, en todo lo que es concedido a la libertad de nuestro libre albedrío, y no le está prohibido; en tal manera que no queramos de nuestra parte más salud que enfermedad, riqueza que pobreza, honor que deshonor, vida larga que corta, y por consiguiente en todo lo demás; solamente deseando y eligiendo lo que más nos conduce para el fin que somos criados”. (Principio y Fundamento). Notas introductorias: 1) San Ignacio nos pide, pues, ser indiferentes a toda cosa creada; pero el mismo S. Ignacio pone límites a esa indiferencia, a saber: “en todo lo que es concedido a la libertad ... y no le está prohibido ...” 2)Como estos ejercicios están dirigidos a personas ya establecidas en la vida, pues al casado no se le puede pedir indiferencia con su mujer ni con sus hijos. Teniendo esto en cuenta, ya podemos entrar en materia. Consideraciones: Indiferencia a la salud o a la enfermedad. Nosotros debemos querer la salud y cuidarla. Sin embargo, si Dios permite que venga alguna enfermedad sobre nosotros, o sobre nuestros seres queridos, debemos estar preparados para aceptar la voluntad de Dios. Indiferencia a la riqueza o a la pobreza. La pobreza espiritual, que consiste en el desapego de los bienes, es obligatoria. La pobreza económica es un mal muy grande y debemos hacer lo posible por evitarla; pero, si Dios permite que nos venga encima ese mal, o que nos vaya mal en algún negocio, debemos estar preparados para aceptar la voluntad de Dios. Indiferencia al honor y al deshonor. Todos debemos procurar tener buena fama y que nuestra buena vida sea reconocida. En eso consiste el honor. Sin embargo, si el Señor permite que nos venga alguna calumnia, debemos estar preparados para sobrellevarla Indiferencia a la vida larga, o a la vida corta. La vida es un bien muy precioso, que hemos recibido de parte de Dios. Debemos cuidarla y enriquecerla con virtudes y conocimientos. Pero debemos estar dispuestos a aceptar la voluntad de Dios, cuando el nos llame. Otros renglones. Debemos extender la ley de la indiferencia a otros renglones, como el poder, la ciencia, los influjos, las amistades, etc. Y debo mantenerme en una tónica general de indiferencia ante todos los bienes creados, eligiendo, únicamente, lo que más conduce a la salvación de mi alma. Coloquio. Al final de la oración, entablar una conversación con el Señor sobre lo tratado en ella; y acabar con un Padre Nuestro, rezado de manera pausada. N. B.: El sábado y el domingo se repiten algunas de las meditaciones de la semana.

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SEGUNDA SEMANA del primer mes.

Notas previas.

1. Examen de conciencia. La costumbre, introducida por S. Ignacio, de examinar la conciencia dos veces al día (a medio día y a la noche), es una práctica muy útil para mantener el alma alejada de todo pecado. Se recomienda, pues, iniciar esta costumbre. Este examen de conciencia se hace recordando las distintas actividades que tuve en la mañana (o en la tarde). Conviene examinar los pensamientos, las palabras y las acciones que tuve en cada una de mis actividades. Una vez hecho el examen, entonces se le pide perdón a Dios y se hace el propósito de la enmienda.

2. Examen particular. Cuando hay algún defecto especial, que me propongo corregir, entonces debo hacerle un examen particular a ese defecto. Conviene tener alguna libreta en la cual anote las veces que caí en ese defecto, tanto en la mañana como en la noche. También conviene que, cada vez que caiga en la falta, le pida perdón a Dios. El examen particular se hace durante el examen general y como parte de él. También se puede hacer el examen particular para adquirir alguna virtud que me hace falta..

3. Confesión general. Se llama “confesión general”, la que se hace de los pecados de toda la vida, aunque ya estén confesados y perdonados. La “confesión general” no es obligatoria, pero es de mucho provecho espiritual para mayor purificación de los pecados. Como lo que en todo este mes se busca es la purificación del alma, entonces en este mes se recomienda hacer una “confesión general”. Esa “confesión general” hay que irla preparando a partir de esta semana, a ser posible, por escrito. Conviene ponerse de acuerdo con el confesor sobre el día, hora y conveniencia de la “confesión general”.

Adiciones. S. Ignacio da el nombre de “adiciones” a algunas prácticas que ayudan para mejor hacer las meditaciones. Estas prácticas son:

1. La presencia de Dios. Como primera condición, para entrar en la oración, debo apartar todo pensamiento distractivo y debo ponerme en la presencia de Dios, de manera que, aun el cuerpo, adquiera una actitud recogida.

2. La oración preparatoria. Consiste en pedirle a Dios que me ayude a hacer una buena oración.

3. La composición de lugar. Consiste en imaginar el ambiente en el que se desarrolla el tema propuesto para meditar. Por ejemplo, para el nacimiento del Señor, uno se imagina la cuevita de Belén, los pastores, etc. La composición de lugar ayuda mucho a mantener quieta a la imaginación.

4. La petición. Consiste en pedirle a Dios que nos conceda la virtud de que trata la oración. Por ejemplo, si se medita en el infierno, se le pide a Dios que nos conceda dolor de nuestros pecados.

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Ejercicio de las potencias. Es una manera de hacer oración que consiste en ejercitar las tres potencias del alma: memoria, entendimiento y voluntad, de la manera siguiente: La memoria se ejercita recordando la historia, o el tema que se propone para meditar El entendimiento se ejercita pensando en las enseñanzas, y aplicaciones prácticas que nos trae el tema propuesto. La voluntad se ejercita procurando suscitar los afectos que están de acuerdo con la materia de la meditación, como por ejemplo, dolor de los pecados, amor a Dios, alegría, etc. Esta manera de hacer oración, por el ejercicio de las tres potencias, se empleará mucho durante estos Ejercicios. Al terminar la meditación se hace un coloquio, o conversación con Dios Nuestro Señor, sobre los temas propuestos para meditar. Se termina siempre con un Padre Nuestro. N.B.: Si hace falta, pedir ulteriores explicaciones al maestro del espíritu.

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Día 1°: Meditación sobre el pecado de los ángeles. N.B.: 1) Hoy hay teólogos que dudan de la existencia de los ángeles; pero de su valor simbólico y pedagógico nadie duda. Aquí los tomamos en este último sentido. 2) Si, de todas maneras, se siente incapaz de hacer esta meditación, entonces puede meditar algunas escenas de la pasión del señor, como la flagelación y la coronación de espinas, pensando en qué grave debe ser el pecado cuando el Salvador tuvo que padecer tanto para redimirnos. Preparación para la oración. a) Presencia de Dios. Ponerse en la presencia de Dios, con quien me voy a comunicar, y apartar todo otro pensamiento. b) Oración preparatoria. Pedir al Señor que me conceda su gracia para hacer bien la meditación. c) Composición de lugar. Imaginar a Luzbel, en el cielo, antes de su pecado. d) Petición. Pedir al Señor que me conceda conocimiento de la gravedad del pecado y dolor interno por mis pecados. Ejercicio de la memoria: Recordar cómo, antes de la creación material, el Señor llevó a cabo la creación de los espíritus bienaventurados: miríadas y miríadas de ángeles. Recordar cómo cada ángel era de una perfección que nosotros no podemos ni imaginar: entendimientos poderosísimos; voluntades firmísimas; llenos de esplendor y de luz. Recordar cómo Dios los hizo sus amigos y los destinó a la felicidad eterna; pero muchos de ellos se rebelaron contra Dios, por soberbia. Entonces su pecado los convirtió en demonios y fueron arrojados al infierno. Ejercicio del entendimiento. Tratar de entender la perfección de un ángel: de entendimiento y majestad semejante a Dios. En cierta oportunidad un ángel se apareció al apóstol S. Juan y él creyó que era el mismo Dios y se dispuso a adorarlo: el ángel tuvo que apartarlo de su propósito diciéndole que él era un consiervo suyo (Cf. Apoc. 19, 10). Pensar qué tan grave es el pecado que convierte a un ángel en un demonio; lo saca del cielo; lo arroja al infierno; y lo convierte en un espíritu perverso, que busca solamente el mal. Ejercicio de la voluntad. Moverme a contrición de mis pecados, pues yo he pecado mucho, mientras que lo ángeles cometieron un solo pecado, y este, únicamente de pensamiento. Coloquio, o conversación con N. S. Jesucristo en la cruz, agradeciéndole que me haya conseguido el perdón de mis pecados. Pensar que Jesús murió por mí; y preguntarme qué he hecho yo por el Señor Jesucristo; qué hago por él y qué debo hacer por él. Terminar con un Padre Nuestro. ___________________

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Día 2°: Meditación sobre el pecado de Adán. (Gen, 3). N.B.: 1): Hoy nadie duda de que los primeros capítulos del Génesis no son históricos; pero nadie duda de su valor simbólico y pedagógico. Aquí los tomamos en este último sentido. 2): Si, de todas maneras, no se siente capaz de hacer esta meditación, entonces puede meditar en la crucifixión del Señor, pensando en qué grave debe ser el pecado cuando Jesús tuvo que padecer tanto para redimirnos. Preparación para la oración.

a) Presencia de Dios. Ponerme en la presencia de Dios y rechazar todo pensamiento que me aparte de mi meditación.

b) Oración preparatoria. Pedir al Señor que me conceda su gracia para hacer bien la meditación.

c) Composición de lugar. Será aquí imaginarme el paraíso terrenal, antes del pecado, y al hombre en medio de él.

d) Petición. Pedir la Señor que me dé conocimiento de la gravedad del pecado y arrepentimiento por mi mal obrar.

Ejercicio de la memoria. Se puede leer el capítulo 3° del génesis, donde se halla la narración del pecado de Adán. Resumen: Dios creó a nuestros primeros padres en su santa gracia y los colocó en el paraíso terrenal. Les permitió comer de todos los frutos del paraíso; pero les prohibió comer del árbol que estaba plantado en mitad del edén. Adán desobedeció y comió del fruto prohibido. Inmediatamente perdió su inocencia y fue condenado a la muerte y al dolor y expulsado del paraíso. Hacer, mentalmente, un resumen de todo el capítulo 3° del Génesis. Ejercicio del entendimiento. Reflexionar sobre esa narración: Por la desobediencia de Adán, toda la humanidad, a lo largo de todos los siglos, fue condenada al pecado, al dolor, a la muerte, a la ignorancia, a la enfermedad y a innumerables padecimientos físicos y morales. Esto me indica la gravedad del pecado. Ejercicio de la voluntad. Recordar mis muchos pecados y admirarme de que Dios todavía me tenga paciencia. Coloquio. Entablar una conversación con Jesús crucificado. Agradecerle todo lo que ha hecho por mí: ofreció su vida y su pasión para conseguir el perdón de mis pecados y me promete la vida eterna. Pensar, qué he hecho yo por el Señor Jesús, y que debo hacer por él. Acabar con un Padre Nuestro, rezado de manera pausada.

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Día 3°: Meditación sobre una persona condenada por un solo pecado mortal. Preparación para la oración.

a) Presencia de Dios. Ponerme en la presencia de Dios y apartar todo pensamiento que me distraiga. Aun el cuerpo debe tomar posición de recogimiento.

b) Oración preparatoria. Pedir el Señor su gracia, para hacer bien la meditación. c) Composición de lugar. Imaginar el momento en que Judas besa a Jesús, para

entregarlo. d) Petición. Que el Señor me conceda conocimiento de la gravedad del pecado y

arrepentimiento de mis pecados. Ejercicio de la memoria. Recordar el caso de Judas Iscariote: el Señor lo llama a su seguimiento y al apostolado. Judas oye toda la predicación de Jesús; presencia los milagros de Jesús; los panes y los peces se multiplican en sus manos; y asiste a la resurrección de Lázaro. Judas es enviado a predicar, con los otros apóstoles. Predica el reino de Dios, cura enfermos y echa demonios en el nombre de Jesús (Cf. Mc. 3, 13-20 y Mt. 10, 1-5). Sin embargo, vende a Jesús por 30 monedas y lo entrega con un beso. Viendo el resultado de su acción se desespera y se suicida. Ejercicio del entendimiento. Ponderar la gravedad del pecado que convierte a un amigo de Jesús, en un condenado al infierno. Ejercicio de la voluntad. Compararme con Judas, cuando yo peco: vendo a Jesús por un placer, por una ganancia, por un poco de honra. Y esto lo hago yo, que sé bien quién es Jesús: mi Redentor, mi Señor, mi Dios. Coloquio. Hacia el final de la oración, entablar una conversación con Jesús, a quien he vendido muchas veces. Terminar con un Padre Nuestro, rezado de manera pausada.

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Día 4°: Proceso de los pecados. Examen de conciencia de toda la vida. Preparación para la oración.

a) Presencia de Dios. Ponerme en la presencia de Dios. Apartar todo pensamiento que me distraiga. Aun el cuerpo debe guardar un posición recogida.

b) Oración preparatoria. Pedir al Señor que me ayude a hacer una buena meditación. c) Composición de lugar. Imaginarme a mí mismo como si estuviera desterrado en un

desierto y rodeado de animales salvajes. d) Petición. Que el Señor me ayude a hacer memoria de mis pecados.

Ejercicio de la memoria. Hacer un examen de conciencia recordando todos lo pecados de la vida. Tanto los graves como los leves. Sin omitir ninguno. Conviene hacer este examen por escrito, como preparación para la confesión general. Todo el tiempo de la oración se emplea en este examen de conciencia. Para ello ayuda recordar:

A. Las etapas de la vida. Niñez: mentiras, desobediencias, peleas, gritos, rencores, odios, faltas a misa, etc. Juventud: recordar todos los pecados cometidos durante la juventud. Lo mismo durante la edad adulta.

B. Los mandamientos de Dios y de la Iglesia. Mandamientos de Dios: amar a Dios; no jurar en vano ni en falso; santificar las fiestas; amar a los padres; no matar ni herir; no fornicar; decir la verdad; no desear la mujer del prójimo y no desear los bienes ajenos. Mandamientos de la Iglesia: la santa misa; la confesión cuando hay necesidad; la comunión por pascua; ayuno y abstinencia; y ayudar a la santa Iglesia.

C. Por los sitios donde he estado y los oficios que he tenido. N. B.: Ponerlo por escrito, y en orden todo, y acabar con un Padre Nuestro.

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Día 5°: Acto de contrición. Preparación. : Presencia de Dios; oración preparatoria; composición de lugar; y petición: todo, como en la meditación del día anterior. Ejercicio de la memoria. Recordar mis pecados, según el examen de conciencia que se hizo el día de ayer. Si se pusieron por escrito, bastará con leerlos reflexivamente. Ejercicio del entendimiento. Considerar el desorden y la malicia que contiene cada pecado. Es decir, ir recordando los pecados y reflexionando sobre su maldad, aunque no fueran prohibidos. Ejercicio de la voluntad. Comparar mi pequeñez, con la grandeza de Dios, a quien he ofendido: ¿Qué soy yo comparado con toda la humanidad? ¿Qué es la tierra, comparada con el universo? ¿Qué soy yo ante el universo¡ Un polvillo imperceptible. ¿Qué soy yo ante Dios¡ Nada y menos que nada. Y yo soy el ofensor! ¿Quién es Dios, contra quien he pecado? Su sabiduría infinita, comparada con mi ignorancia. Su omnipotencia, comparada con mi debilidad. Su eternidad, comparada con mi contingencia. Su santidad, comparada con mi malicia. Admirarme de que la creación entera me haya dejado con vida, a mí, que he ofendido a su Señor: los ángeles, los santos, sol, luna, estrellas y elementos todos. “la tierra cómo no se ha abierto para sorberme!” Acabar con un Padre Nuestro, rezado de manera pausada. N.B.: El sábado y el domingo, hacer una repetición de alguna de las meditaciones que se han expuesto esta semana.

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TERCERA SEMANA

Del primer mes.

Introducción. Recomendaciones para hacer bien los Ejercicios. S. Ignacio da el nombre de “adiciones” a estas recomendaciones:

1. Por la noche, recordar a qué hora tengo que levantarme y la meditación que tengo que hacer.

2. En cuanto me despierte, sin dar lugar a pensamientos distractivos, recordar lo que tengo que meditar. También, debo sentirme como reo convicto de crímenes.

3. La presencia de Dios la hago poniéndome de pie, uno o dos pasos antes del lugar donde voy a meditar.

4. Entrar en la oración variando las posiciones: de pie, de rodillas, paseando, sentado y aun recostado. Pero debo quedarme en la posición en la que encuentre al Señor, sin variar más. Lo mismo respecto de la materia que medito: debo quedarme en el punto en el que encuentre al Señor, sin pasar adelante.

5. Después de terminada la meditación, hacer examen de conciencia sobre ella, pidiéndole perdón al Señor, si en algo he faltado.

6. Durante estas primeras semanas, no pensar en cosas de alegría, sino en lo que me mueva a contrición.

7. Durante la meditación, evitar la demasiada luz. Es preferible la penumbra. 8. Evitar los chistes y la risa, en este mes. 9. Refrenar la vista, tenerla recatada. A no ser que tenga que saludar o despedir a

alguien. 10. Practicar la penitencia. La penitencia interior consiste en el arrepentimiento

de los pecados. La penitencia exterior consiste en privarme de algo de comer (como los intermedios), o de beber (por ejemplo, beber agua en vez de gaseosa), o quitar tiempo de sueño, o practicar algo que cause dolor, pero con moderación. La penitencia se hace: para reparar a Dios por los pecados, para vencerse a sí mismo, o para conseguir la gracia de Dios para algo.

11. A la penitencia se acude, principalmente, si no se sienten los efectos propios de los ejercicios, sino sequedad interior.

12. Durante los ejercicios, el examen particular se lleva sobre adiciones, o sobre defectos que cometamos en los mismos ejercicios.

N.B.: Conversar, con un maestro del espíritu, sobre la práctica de estas adiciones y sobre la conveniencia de hacer las meditaciones de la tercera semana.

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Día 1°: Meditación sobre el infierno. Primera parte: la pena de sentido.

Nota introductoria. San Ignacio introduce, en esta meditación, una nueva manera de orar que él llama “aplicación de sentidos”. Consiste en un ejercicio de los sentidos interiores (la imaginación). Dado que el Señor nos concedió la imaginación, conviene ejercitarla, también, para nuestro provecho espiritual. En concreto, el bajar al infierno, por medio de nuestra imaginación, nos ayuda a no bajar a él después de nuestra muerte. Preparación para la oración. a) Presencia de Dios y oración preparatoria, como de costumbre. b) Composición de lugar: será aquí imaginar el infierno. c) Petición: que el Señor me conceda “interno sentimiento de la pena que sufren los dañados, para que si del amor del Señor eterno me olvidare por mis faltas, a lo menos el temor de las penas me ayude para no venir en pecado”. (S. Ignacio) Primero: Imaginar el infierno, qué tan grande; qué tan oscuro; si con llamas; e imaginar los castigos que sufren los condenados. Segundo: Oír los gemidos y los gritos de desesperación. Tercero: Tratar de percibir el hedor del infierno. Cuarto: Percibir el sabor del remordimiento y la desesperación. Quinto: Imaginar cómo puede ser el fuego del infierno y cómo atormenta. Coloquio, o conversación con Cristo, nuestro Señor, sobre cómo todos los condenados se desviaron del camino de su salvación. Darle gracias al Señor, porque me ha librado del mal eterno y me mantiene en la vida para servirlo con el cumplimiento de mis deberes. Terminar con un Padre Nuestro, rezado de manera pausada.

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Día 2°: Meditación sobre el infierno. Segunda parte: la pena de daño. Introducción: Por pena de daño se entiende la ausencia de Dios. Los condenados en el infierno han perdido a Dios para siempre. De acuerdo a los teólogos, esta es la mayor pena del infierno. El infierno, propiamente, consiste en la pena de daño. Preparación para la oración. a) Presencia de Dios y oración preparatoria: como de costumbre. b) Composición de lugar: imaginar el infierno. c) Petición: que el Señor me conceda “interno sentimiento de la pena que sufren los dañados, para que si del amor del Señor eterno me olvidare por mis faltas, a lo menos el temor de las penas me ayude para no venir en pecado”. (S. Ignacio) Primero: Dios es el amor eterno e infinito, que hace felices a los bienaventurados. De Dios procede todo amor. Pero el amor de Dios, y todo amor, se habrá apartado para siempre de los condenados. Allí solamente habrá tristeza y odio. Segundo: Dios es la sabiduría infinita. Él ilumina, con su luz, los entendimientos de los bienaventurados y los hace felices. Pero la luz de Dios habrá abandonado el infierno para siempre. Allí solamente hay tinieblas, error y desviación. Tercero: Dios es mi amor. El amor de mi vida. El que me da paz y alegría. Él es mi dicha en este mundo. Pero, si me condeno, lo habré perdido para siempre. Cuarto: Dios es la belleza infinita. De él procede toda belleza. Su contemplación hace felices a los bienaventurados. Pero en el infierno no estará presente la belleza. Será el horror eterno. Quinto: Dios es la misma bondad. De él procede toda bondad. La bondad inagotable de las madres procede de él. Él ha sido bueno conmigo. Pero en el infierno no habrá bondad de ninguna clase. Allí solamente habrá maldad. Coloquio entablar una conversación íntima, con N. S. Jesucristo, dándole gracias porque, por su pasión y su cruz me libró de las penas del infierno. Terminar con un Padre Nuestro.

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Día 3°: La redención del pecado. N. B.: 1) Si las escenas de la pasión, que propongo para esta meditación, ya fueron meditadas en la semana pasada, aun así, se puede hacer una repetición de esas escenas; o se pueden elegir otros pasos de la pasión del Señor. 2) No hace falta meditar las tres escenas que propongo, bien puede suceder que pase toda la meditación en una sola de esas escenas. Preparación para la oración. a) Presencia de Dios y oración preparatoria, como de costumbre. b) Composición de lugar: presenciar, con la imaginación, las escenas que se van a meditar. c) Petición: que el Señor me conceda sentimiento de la gravedad del pecado, viendo cómo Cristo tuvo que padecer tanto para redimirlo. La flagelación.

• Recordar cómo los soldados desnudaron al Señor Jesús, lo ataron a una columna; y lo flagelaron con mucha crueldad.

• Ver la escena, con la imaginación. Oír los golpes. Ver cómo cae la sangre. • Pensar: qué grave debe ser el pecado, cuando el Hijo de Dios tuvo que padecer

tanto para redimirlo; y qué graves deben ser las penas del infierno cuando el Señor padeció de esa manera para librarnos de él.

La coronación de espinas.

• Recordar la historia: los soldados ponen a Jesús una corona de espinas y un manto rojo y se burlan de él.

• Ver la escena, con la vista imaginativa. • Hacer la misma consideración del punto anterior: qué grave debe ser el pecado

cuando Jesús tuvo que padecer tanto para redimirlo; y qué graves las penas del infierno, cuando exigieron una pasión tan dolorosa para librarnos de él.

La crucifixión.

• Recordar la historia: cuando llegaron al Calvario, los soldados crucificaron a Jesús. • Ver la escena: lo desnudan, lo clavan al madero, fijan la cruz en el suelo, Jesús

dura unas tres horas pendiente de la cruz. • Consideración: las mismas consideraciones de los puntos anteriores: gravedad del

pecado y grandeza de las penas del infierno, cuando Jesús tuvo que padecer tanto para redimirnos.

Coloquio con Jesús crucificado agradeciéndole que me haya librado de mis pecados y de las penas que merecería por ellos. Acabar con un Padre Nuestro.

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Día 4°: Meditación sobre la muerte. Preparación para la oración. a) Presencia de Dios y oración preparatoria, como de costumbre. b) Composición de lugar: imaginar la escena de mi muerte. c) Petición: pedir al Señor que me prepare debidamente para la muerte, con el objeto de que no me vaya a coger desprevenido. Primero: el testamento.

• Si ya se ha hecho testamento, recordarlo en todos sus puntos. • Si no se ha hecho testamento, entonces se debe hacer un esbozo de él. • Si no tengo nada que legar, mirar a dónde irán a parar mis pertenencias: ropa,

libros, utensilios todos (yo debo quedar desnudo). Segundo: la sepultura.

• Si ya he previsto lo referente a mi sepultura, entonces, recordarlo en todos sus puntos.

• Si no he previsto lo referente a mi fallecimiento, entonces, empezar a preverlo en todos sus detalles.

• Si mi sepultura no depende de mí, pensar en lo que harán con mis restos. Tercero. Si muero por enfermedad normal:

• Pensar en la despedida de mis seres queridos. • Encomendar mi alma a Dios. • Pensar el momento en que recibo los últimos sacramentos.

Cuarto. La muerte súbita.

• Puede ser por accidente. • Puede ser por falla orgánica. • Que todo esté preparado para mi muerte súbita.

Coloquio con el Señor encomendándole mi alma y mi postrer momento. Terminar con un Padre Nuestro, rezado de manera pausada.

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Día 5°: El juicio particular.

Preparación para la oración. a) Presencia de Dios y oración preparatoria, como de costumbre. b) Composición de lugar: imaginarme a mí mismo delante de la Santísima Trinidad, de los ángeles y de los santos. c) Petición. Pedir al Señor que me conceda arrepentimiento de mis pecados. Primero: parábola de la niña no adoptada. Clotilde fue una niña que quedó huérfana en uno de los campos de Colombia. Los patrones de la finca se hicieron cargo de ella. La llevaron a la casa y la educaron como si fuera una hija, pero nunca la adoptaron. Ella creció creyéndose hija de la familia. Pero, cuando los patrones murieron, entonces apareció la verdad: ella no era hija, no era adoptada, no era heredera y no tenía derecho a vivir en esa casa. La llevaron a un hospicio. Algo semejante es posible que encontremos en el momento de nuestra muerte: allí estaremos sin bienes de fortuna, sin casa, sin amigos, sin parientes, sin influjos, sin prestigio social. Estaremos desnudos ante la divinidad. Además, probablemente habrá un cambio en el orden de los valores: lo que creíamos importante, no lo era; lo que creíamos valioso, resulta despreciable; lo que creíamos la base de nuestra seguridad, ya no existe; lo que creíamos sabio, estaba equivocado, etc. Es posible que nos encontremos ante otro orden de valores, ante una realidad enteramente distinta de todo lo que podamos pensar e imaginar. Segundo. El juicio. Probablemente el juicio consista en una luz sobrenatural, por la cual nos veremos, como realmente somos, pero a la luz de la eternidad. No podremos negar nada, ni disimular nada, ni excusar nada, porque todo será patente. Tercero. Ante Dios, sus ángeles y sus santos. Volverme a contemplar ante Dios, sus ángeles y sus santos. Toda mi vida estará patente ante ellos, sin que nada se pueda negar. Escuchar su veredicto. Coloquio de confianza en la misericordia de Dios. Acabar con un Padre Nuestro. N.B.: Sábado y domingo, hacer repetición de alguna de las meditaciones de la semana.

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CUARTA SEMANA

Del primer mes.

Primeras reglas para discernir los movimientos del espíritu. El cuerpo se puede mover hacia arriba, hacia abajo, a la derecha o a la izquierda. De manera semejante, el espíritu se puede mover hacia la alegría, hacia la tristeza, hacia el miedo, hacia la confianza, etc. Por este motivo, esas situaciones interiores se llaman “movimientos del espíritu”. También se les da el nombre de “mociones”. Las reglas, que pone S. Ignacio, para distinguir los movimientos (o mociones) del espíritu, son las siguientes:

1. En las personas, descuidadas en su vida espiritual, el espíritu del mal las hace imaginar placeres, para que se mantengan en su descuido. El espíritu de Dios, por el contrario, las mueve al remordimiento y al pesar por su vida.

2. En las personas que tienen bien organizada su vida espiritual, el espíritu de Dios las mueve a la alegría y al gozo; mientras que el espíritu del mal procura moverlas a la tristeza y al desánimo.

3. Se da el nombre de “consolación” a los movimientos positivos del espíritu, como la alegría y el ánimo.

4. Se da el nombre de “desolación”, a los movimientos negativos del espíritu, como la tristeza, la oscuridad, el pesar, el desánimo.

5. En tiempo de “desolación” no se deben hacer cambios en la vida espiritual, sino que hay que perseverar en los buenos propósitos.

6. En tiempos de “desolación”, conviene luchar contra ese movimiento del espíritu, alargando la oración o, también, haciendo alguna penitencia.

7. El que está en “desolación”, piense que el Señor lo ha dejado en ese estado para que luche contra él y recobre el fervor del espíritu.

8. El que está en “desolación” piense que, luchando contra ella, ese movimiento negativo y molesto del espíritu va a pasar.

9. Dios permite la “desolación” por tres motivos: a) como consecuencia de que somos tibios y perezosos, b) para probarnos, y c) para que conozcamos lo que somos, sin la gracia de Dios.

10. El que está en “consolación” debe prepararse para cuando llegue la desolación. 11. El que está “consolado”, procure humillarse, pensando en que esa ”consolación” es

gracia de Dios y no mérito propio. 12. Si somos “tibios”, el mal espíritu se mostrará fuerte para apartarnos del buen

camino. Si somos “fervorosos”, el mal espíritu se mostrará débil en sus tentaciones. 13. El mal espíritu procurará que no manifestemos nuestros sentimientos, a alguna

persona prudente, pues sabe que, si los manifestamos, ya no podrá engañarnos. 14. El espíritu del mal atacará nuestra alma por su punto más débil

N. B.: Pedir mayores aclaraciones a un maestro del espíritu.

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Día 1°: El buen Pastor. (Lc. 15, 4-8).

N. B.: 1) Los textos del Evangelio conviene leerlos y repetirlos, mentalmente, en todos sus detalles. 2) La finalidad de las semanas anteriores era conseguir el arrepentimiento. La finalidad de esta semana es conseguir la paz del alma. Notas introductorias.

1. Si todavía no se ha hecho la confesión general, debe hacerse en esta semana. 2. La confesión general no es obligatoria; no hace parte de los mandamientos; pero sí

es muy recomendable durante este primer mes. 3. Las meditaciones de esta semana estarán encaminadas a conseguir la paz del alma y

la confianza en Dios. Por este motivo, se debe abandonar el ambiente triste y apesadumbrado, propio de las anteriores semanas, y se debe fomentar la alegría, la luz y los pensamientos optimistas.

Preparación para la meditación. a) Presencia de Dios y oración preparatoria, como de costumbre. b) Composición de lugar: imaginar la vida de un pastor. c) Petición. Pedir la paz del alma y la confianza en Dios. Ejercicio de la memoria. Recordar la parábola. Un pastor perdió una oveja. Entonces deja las 99 restantes en el redil y va en busca de la oveja perdida. Cuando la halla, se pone feliz, la coloca sobre sus hombros y la devuelve al establo. Además, reúne a sus amigos, para congratularse con ellos por la oveja que ha sido hallada (imaginar toda la escena). Jesús termina su parábola diciendo que más alegría habrá en el cielo por un pecador que se convierte, que por noventa y nueve justos que no necesitan conversión. Ejercicio del entendimiento. Yo soy esa oveja perdida. El hijo de Dios bajó a la tierra por mí, se encarnó, nació, vivió como un simple hombre, predicó, fundó su Iglesia y murió en la cruz por redimirme. ¿Puedo dudar de su amor? ¿Puedo dudar de su voluntad de salvarme? ¿Siento confianza en él? Ejercicio de la voluntad. Agradecerle, al Hijo de Dios, todo lo que ha hecho por mí. Decirle que no desconfío de su bondad, de su amor, ni de su paciencia conmigo. Coloquio. Acabar con una larga conversación con N. S. Jesucristo, agradeciéndole todo lo que ha hecho por mí; y diciéndole que confío en su bondad, en su comprensión y en paciencia conmigo. Acaba r con un Padre Nuestro, rezado de manera pausada.

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Día 2°: La vocación de Mateo (Mt. 9, 9-14).

Preparación para la oración. a) Presencia de Dios y oración preparatoria, como de costumbre. b) Composición de lugar: imaginar el momento en que el Señor llama a Mateo. Mateo está en su mesa de recaudador de impuestos, cuando Jesús lo llama a su seguimiento. c) Petición: que el Señor me conceda la paz del alma y la confianza en su misericordia. Esa es la finalidad de esta semana. Ejercicio de la memoria. Mateo era un publicano; es decir, un recaudador de impuestos. Estas personas tenían muy mala fama entre el pueblo, por lo que extorsionaban al contribuyente. La gente pensaba que eran pecadores muy grandes. Mateo está sentado en su mesa, cobrando impuestos, cuando Jesús pasa y lo llama. Mateo, de inmediato, deja todas las cosas y sigue a Jesús. Después, ofrece una comida para congratularse, con sus amigos, de que Jesús lo hubiera llamado. (imaginar la escena). Ejercicio del entendimiento. En Israel había gente de buena fama. Todos los fariseos tenían fama de santos. Pero Jesús no escoge a ningún fariseo. Jesús escoge a uno que tiene fama de pecador: escoge a Mateo. Jesús acepta la comida que ofrece Mateo. Los fariseos lo critican por comer con pecadores. Pero Jesús responde que son los enfermos los que necesitan de médico y no los sanos y exhorta a meditar la frase de la Escritura: “misericordia quiero y no sacrificios”. Ejercicio de la voluntad. También Jesús me ha llamado a mí. Me ha llamado a hacer los Ejercicios Espirituales, porque quiere mi amistad. Dios me ha llamado a una profesión digna. La profesión es toda una vocación de Dios a servir a los hombres en algún sector de la actividad. Examinar cómo, en mi profesión, sirvo a los hombres. Jesús me ama y me quiere, a pesar de mis pecados. Sentirme amado por Dios. Coloquio. Terminar la meditación con una conversación con Jesús, que escoge a los pecadores. Repetirle mis sentimientos de confianza. Acabar con un Padre Nuestro, rezado de manera pausada.

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Día 3°: La mujer pecadora (Lc. 7, 36ss).

Preparación para la oración. a) Presencia de Dios y oración preparatoria, como de costumbre. b) Composición de lugar: imaginar la escena: una mujer se acerca a los pies de Jesús, los baña con sus lágrimas, los seca con su pelo y los unge con un perfume finísimo. c) Petición: Que el señor me conceda la paz del alma y la confianza en su misericordia. Ejercicio de la memoria. Recordar la historia: un fariseo rico invita a Jesús a su casa. De acuerdo a la costumbre de esos tiempos, Jesús no se sienta, sino que se recuesta en un diván, lo mismo que los demás invitados a la mesa. Una mujer se acerca a sus pies, los baña con sus lágrimas, los seca con sus cabellos y los unge con un perfume finísimo. El fariseo piensa que, si Jesús fuera profeta, sabría que la mujer que lo está tocando es una pecadora. Jesús, entonces, dice al fariseo: Simón, ¿ves esta mujer? Cuando entré a tu casa, tú no me lavaste los pies (de acuerdo a la costumbre de esos tiempos); ella, en cambio, me ha lavado los pies con sus lágrimas y me los ha secado con su pelo. Tú no me diste el ósculo de paz; ella, en cambio, no ha cesado de besarme los pies. Tú no ungiste mi cabeza, ella, en cambio, ha ungido mis pies con su perfume; por lo cual, le quedan perdonas sus muchos pecados, porque ha amado mucho. Luego, dijo a la mujer: tu fe te ha salvado, vete en paz. Ejercicio del entendimiento. Yo no me puedo comparar con esa mujer en su arrepentimiento, ni en sus muestras de dolor, ni en su amor a Jesús. Pero yo también puedo contar con una acogida misericordiosa, por parte de Jesús. Ejercicio de la voluntad. Con la imaginación, postrarme a los pies de Jesús hasta sentir que él me dice: tus pecados están perdonados. Sentir que mis pecados están perdonados y que mi alma está en paz con Dios. Coloquio. Conversación con Jesús que ha devuelto la paz a mi alma. Acabar con un Padre Nuestro, rezado de manera pausada.

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Page 28: Silva Hernando Ejercicios Espirituales en La Vida Corriente

Día 4°: El buen samaritano (Lc. 10, 30-38).

Preparación para la oración. a) Presencia de Dios y oración preparatoria, como de costumbre. b) Composición de lugar: imaginar la escena cuando el buen samaritano socorre al herido. c) Petición: Que el Señor me conceda la paz del alma y la confianza en su misericordia. Ejercicio de la memoria. Recordar la parábola. Bajaba un hombre de Jerusalén a Jericó, pero cayó en manos de ladrones que lo despojaron de todo, lo apalearon y lo dejaron medio muerto. Un sacerdote lo vio, pero pasó de largo. Lo mismo un levita. Pero un samaritano, que pasaba por el mismo camino, tuvo compasión de él: lavó las heridas con aceite y vino y las vendó. Lo montó en su propia cabalgadura, lo llevó a una posada, le dio dinero al posadero para que cuidara del enfermo y le prometió que, si gastaba algo de más, se lo pagaría al regreso. Ejercicio del entendimiento. Yo me veo en el viajero que cayó en manos de ladrones, porque he caído en manos de mis pasiones, que me han despojado de todos mis bienes espirituales. El buen samaritano, en mi vida, ha sido el Señor Jesús, que tuvo piedad de mí: me llamó a cumplir su voluntad; me llamó a la oración y al trato familiar con él; me llamó a unos Ejercicios Espirituales; se ha comunicado conmigo; y me ha concedido sentir su amor. Reflexionar cómo la bondad del corazón de Jesús es enteramente de fiar. Es necesario que yo lleve paz a mi alma y confianza a mi espíritu. Ejercicio de la voluntad. Agradecer al Señor todo lo que ha hecho por mí y repetirle, muchas veces, que confío en él. Coloquio. Conversación con el Señor Jesús porque ha concedido paz a mi alma. Terminar con un Padre Nuestro.

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Page 29: Silva Hernando Ejercicios Espirituales en La Vida Corriente

Día 5°: El pecado del apóstol Pedro (Lc. 22, 31-35).

Preparación para la oración. a) Presencia de Dios y oración preparatoria, como de costumbre. b) Composición de lugar: imaginar el momento en que Pedro niega a Jesús. c) Petición: que el Señor me conceda confianza en su bondad y la paz de mi alma. Ejercicio de la memoria. Después de que pusieron preso a Jesús, Pedro logró entrar en el patio del sumo sacerdote, donde estaba la guardia calentándose al fuego. Una criada se fijó en Pedro y le dijo: tú también estabas con él, y Pedro negó a Jesús por primera vez. Luego, un hombre repitió lo mismo a Pedro: tú también eres de ellos, y Pedro negó a Jesús por segunda vez. Pasada como una hora, otro hombre volvió a afirmar que Pedro estaba con Jesús, y Pedro negó a Jesús por tercera vez. Entonces el gallo cantó y Pedro se acordó de la profecía del Señor: antes de que el gallo cante me negarás tres veces. Entonces Pedro salió del palacio y lloró amargamente. Después de la resurrección, Jesús se apareció a sus discípulos, junto al lago de Galilea. En esa oportunidad, Jesús pidió a Pedro que le declarara tres veces su amor y, luego, lo confirmó como supremo pastor de su rebaño (Jn. 21, 15-18). Ejercicio del entendimiento. En Jesús no hay venganza, ni retaliación de ningún tipo. En Jesús hay, solamente, amor, perdón y olvido. Si le pidió a Pedro tres confesiones de amor, fue para que satisficiera por sus tres negaciones, para perdonarle su pecado; pero, luego, lo confirmó en el primado de la Iglesia. Ejercicio de la voluntad. Repetirle, al Señor, muchas veces, que lo amo. Que confío en sus buenos sentimientos. Que estoy seguro que en él no existe la venganza ni el resentimiento. Que en él hay solamente amor y misericordia. Coloquio. Expresarle, al Señor, mi confianza en él. Terminar con un Padre Nuestro. N. B. Sábado y domingo, hacer repetición de alguna de las meditaciones de la semana.

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EJERCICIOS ESPIRITUALES

EN LA VIDA CORRIENTE.

Autor: S. Ignacio de Loyola

Expositor: Hernando Silva, S. J.

Bogotá.

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SEGUNDO MES

El primer mes estuvo dirigido a purificar el alma de pecados, de pasiones y afectos desordenados, de inclinaciones al mal y de hábitos y costumbres que no estaban de acuerdo con la voluntad de Dios. Este segundo mes está dirigido a iluminar nuestra mente, con el ejemplo de Cristo Nuestro Señor, para que, en adelante, dirijamos nuestra vida por el camino de la voluntad de Dios. No se busca elegir estado, porque estos Ejercicios están dirigidos a personas que ya se hallan en estado definitivo de la vida y en una profesión bien definida. Nota sobre el propósito: toda persona debe tener, en la vida, propósitos bien definidos y reglas claras de vida. En este mes, sí conviene que se revisen esos propósitos y esas reglas de vida, para confirmarlas, o para modificarlas.

Page 32: Silva Hernando Ejercicios Espirituales en La Vida Corriente

PRIMERA SEMANA

Del segundo mes

Segundas reglas para distinguir los movimientos del espíritu.

1. A las personas que están en paz con el Señor, el espíritu de Dios las mueve a la alegría y a sentimientos positivos. El espíritu del mal, en cambio, las mueve a la tristeza y a sentimientos negativos.

2. Solamente Dios puede mover al alma sin previa causa. 3. Con causa previa pueden mover al alma tanto el espíritu del bien, como el espíritu

del mal. 4. El espíritu del mal puede engañar al alma proponiéndole cosas buenas, al principio,

pero que, después, van a parar en el mal. 5. Hay que examinar todo el proceso del movimiento espiritual. Si principio, medio y

fin son buenos, entonces la moción es del buen espíritu. Pero, si hay algún mal en el proceso, entonces la moción proviene del mal espíritu.

6. Cuando hemos sido engañados por el mal espíritu, entonces hay que examinar todo el proceso de esa moción, con el objeto de sacar experiencia para el futuro.

7. En las personas que están en paz con el Señor, el buen espíritu entra de manera suave; mientras que el mal espíritu entra con turbación y violencia. En las personas que no están en paz con Dios, el buen espíritu entra con turbación, moviendo al arrepentimiento y al dolor por los pecados; mientras que el mal espíritu entra de manera suave.

8. Cuando la consolación es sin causa, entonces es de Dios. Pero el alma queda como caliente y fervorosa y, entonces, puede entrar el mal espíritu para engañar.

N. B. : 1) A este proceso de distinguir los movimientos del espíritu, se da el nombre de discernimiento. 2) Pedir, a un maestro del espíritu, mayores explicaciones sobre este tema. 3) En esta segunda semana conviene leer el santo Evangelio y, también, vidas de santos. En las librerías se encuentran libros con la vida del santo de cada día. Esos libros. también, son muy buenos para este segundo mes.

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Page 33: Silva Hernando Ejercicios Espirituales en La Vida Corriente

Día 1°: El candidato excepcional.

Preparación para la oración. a) Presencia de Dios y oración preparatoria, como de costumbre. b) Composición de lugar. Imaginar la Palestina, en los tiempos de Jesús. c) Petición: Que yo cumpla la voluntad de Dios en mi vida. Primero: parábola del candidato: Un candidato, a la primera magistratura de la nación, promete: acabar con la corrupción, por medio de una administración transparente; acabar con el subdesarrollo, llevando la producción a su plenitud; acabar con la pobreza, por medio del pleno empleo; y altísima inversión social, por medio de los servicios de vivienda, salud, y educación para todos. En resumidas cuentas, promete el bienestar para todos. Para la sociedad es evidente que ese hombre va a cumplir con su palabra, teniendo en cuenta su personalidad, su preparación, y sus conexiones políticas. Yo recibo una invitación, de ese candidato, a participar en la liberación del pueblo. Sin embargo, primero tengo que participar en los trabajos y fatigas de la campaña; y tengo que imitarlo en su manera de proceder. Segundo. Considerar qué debo responder yo a esa invitación, teniendo en cuenta que ese señor significa la salvación del pueblo. Tercero. El Señor Jesús promete la salvación eterna para mí, para mi familia y para toda la humanidad. El Señor Jesús me invita a colaborar en el trabajo de salvar al hombre, por medio del cumplimiento estricto de mis obligaciones, con la imitación del ejemplo que nos dejó y con el seguimiento de sus enseñanzas. ¿Qué debo responder a esa invitación? Pensar, en concreto, cómo puedo yo colaborar con el Señor Jesús, en la salvación del mundo. Coloquio. Con nuestro Señor Jesucristo agradeciéndole que me invite a colaborar en la salvación del mundo y ofreciéndome a imitarlo, con el fiel cumplimiento de todos mis deberes. Terminar con un Padre Nuestro. N. B.: San Ignacio da a esta meditación el nombre de “el llamamiento del rey temporal”.

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Page 34: Silva Hernando Ejercicios Espirituales en La Vida Corriente

Día 2°: La Encarnación.

Preparación para la oración. a) Presencia de Dios y oración preparatoria, como de costumbre. b) Composición de lugar: imaginar a la tierra y a sus habitantes, antes de N. S. Jesucristo: la humanidad ha equivocado su camino. c) Petición: conocimiento interno del Señor que por mí se ha hecho hombre, para que más lo ame y lo siga. Primero. Contemplar la situación espiritual del hombre antes de Cristo:

a) Desviación total del último fin. El hombre busca placeres, poder, riqueza. b) Ignorancia total de Dios (con la excepción del pequeño pueblo judío). La

humanidad se halla en el animismo, el politeísmo y la idolatría. c) Descomposición humana: esclavitud y crueldad inimaginable.

Segundo. Mirar a la Santísima Trinidad:

a) La Trinidad ve a toda la humanidad desviada y que va a parar al infierno. b) Toma la determinación de redimir al hombre. c) El Hijo de Dios es enviado a la tierra para salvar al hombre.

Tercero. La anunciación y la concepción virginal.

a) El ángel Gabriel pide a la Virgen María su consentimiento para la encarnación. b) La Virgen María acepta: “hágase en mí según tu palabra”. c) El Hijo de Dios se encarna en las purísimas entrañas de la Virgen María.

Coloquio.

a) Con las Tres Divinas Personas agradeciéndoles su propósito de salvar al hombre. b) Con la Virgen María agradeciéndole su colaboración con la encarnación. c) Con migo mismo prometiendo colaborar con el plan de Dios.

Terminar con un Padre Nuestro.

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Page 35: Silva Hernando Ejercicios Espirituales en La Vida Corriente

Día 3°: El nacimiento de Jesús. (Lc. 2, 1-8).

Preparación para la oración. a) Presencia de Dios y oración preparatoria, como de costumbre. b) Composición de lugar: imaginar el camino de Nazaret a Belén. c) Petición:”conocimiento interno del Señor que por mí se ha hecho hombre, para que más lo ame y lo siga” (S. Ignacio). N. B.: 1) La meditación se hace como una contemplación. Como contemplamos un paisaje, o una noche estrellada, de la misma manera, en esta meditación, contemplamos a las distintas personas, lo que hacen, lo que dicen y las acompañamos en su historia. 2) Leer el texto del Evangelio y repetirlo con todos sus detalles. Primero. Estando S. José y la Virgen, en Nazaret, llega la orden del emperador Augusto para que cada uno se empadrone en el lugar de donde procede su familia. Para José y María la orden es especialmente dura e inconveniente por lo que María está próxima a dar a luz y el viaje, en esas condiciones, es demasiado difícil. Sin embargo, los dos se preparan para obedecer la orden del emperador. Resuelven que María acompañe a José y preparan todas las cosas para el viaje. Segundo. Emprenden el camino, de unos tres días, de Nazaret a Belén, en pleno invierno y con María próxima al parto. Podemos imaginar que consiguieron alguna burrita para que María pudiera hacer el viaje. Con nuestra imaginación, acompañarlos en todas las peripecias del camino. Tercero. Llegan a Belén, pero no encuentran sitio en la posada. Nadie les da albergue. Tienen que acogerse a una cueva, próxima al pueblo y que sirve de pesebrera. Sentir, en nuestro corazón, cada una de las negativas que recibieron S. José y la Virgen y la humillación que representó el tener que acogerse a una pesebrera. Cuarto. Allí nace el Salvador. Mirar la cueva; a los animales; al piso lleno de estiércol y barro. Allí nace N. S. Jesucristo. Mirar al Niño recién nacido. Adorarlo como a mi Dios. Admirarme de la manera en que Dios viene al mundo. Pasar la oración contemplando esta escena. Coloquio. Pedir a la Virgen y a S. José que yo aprenda las lecciones que me está dando el Salvador. Terminar con un Padre Nuestro.

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Page 36: Silva Hernando Ejercicios Espirituales en La Vida Corriente

Día 4°: La adoración de los pastores (Lc. 2, 8-21).

Preparación para la oración. a) Presencia de Dios más oración preparatoria, como de costumbre. b) Composición de lugar: imaginar a los ángeles anunciando a los pastores el nacimiento de Jesús. c) Petición: conocer y amar al Señor Jesús. Ejercicio de la memoria. Unos pastores guardaban sus rebaños a la intemperie y de noche cuando, de pronto, un ángel del Señor se les presentó y la gloria del Señor los envolvió. Ellos quedaron sobrecogidos de espanto, pero el ángel les dijo que no tuvieran miedo, que él venía a comunicarles una gran noticia para ellos y para todo el pueblo: que en la ciudad de David les acababa de nacer el Salvador. Entonces apareció una multitud de ángeles que cantaban: gloria a Dios en el cielo y paz en la tierra a los hombres a quienes Dios ama. Cuando los ángeles desaparecieron, los pastores se fueron hasta Belén y encontraron al Niño a su madre y a José. Los pastores contaron todo lo que les había pasado. Todo el mundo se maravillaba de los sucedido y María conservaba todas estas cosas en su corazón y las meditaba. N. B. 1) Leer el texto del Evangelio y repetirlo en todos sus detalles. 2) La oración se hace como una aplicación de sentidos. Ver a los pastores a la intemperie, a los ángeles que les traen el gran anuncio. Mirar cómo los pastores se dirigen a Belén y hallan al Niño a su madre y a José. Oír las palabras que los ángeles dirigen a los pastores. Los comentarios que se hacen los pastores. Lo que dirían a José y a María. Mirar lo que hacen los ángeles, a saber, anunciar el nacimiento de Jesús. Mirar lo que hacen los pastores: cuidar sus rebaños, atender al anuncio de los ángeles, ir a ver al divino Niño y divulgar el gran acontecimiento. Coloquio con la Virgen María pidiéndole que yo también medite en mi corazón la vida de Jesús, desde su infancia. Terminar con un Padre Nuestro.

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Día 5°: La Presentación del Niño Jesús en el templo (Lc. 2, 21-39).

Preparación para la oración. a) Presencia de Dios y oración preparatoria, como de costumbre. b) Composición de lugar: la escena de la presentación del Niño en el templo. c) Petición: que yo comprenda el misterio que se encierra en ese Niño y lo ame. Ejercicio de la memoria. Recordar la historia: a los 40 días del nacimiento del Niño Jesús lo llevaron al templo para presentarlo al Señor. Al Niño lo entregan al sacerdote y, luego, lo rescatan con un par de tórtolas o dos pichones. Por aquel tiempo, vivía en Jerusalén un anciano llamado Simeón. El Señor le había revelado que no moriría sin ver al Mesías. Este anciano reconoció al Niño como el Salvador; y le dijo a Dios que ya se lo podía llevar, pues ya había visto la esperanza de Israel. También vivía en Jerusalén una profetiza, viuda y ya anciana, que llevaba una vida ejemplar. Ella también reconoció al Niño y empezó a hablar de él a la gente buena. N. B.: 1) Leer el texto del Evangelio y repetirlo con todos sus detalles. 2) La meditación se hace como aplicación de sentidos: Ver a las distintas personas, al Niño, a María, a José, a Simeón y a la profetiza Ana. Contemplar, igualmente, la majestad del tempo donde es presentado el Niño. Considerar que ese pequeño Niño es la esperanza de la humanidad. Oír lo que dicen las distintas personas: el anciano Simeón, que dice a Dios que ya se lo puede llevar, pues ya ha visto la esperanza de Israel. La profetiza Ana, que reconoce al Niño y habla de él. Considerar lo que hacen la distintas personas: José y María entregan el Niño al sacerdote y, luego, lo rescatan. Coloquio. Con la Virgen María, pidiéndole que me enseñe el valor de ese Niño y que me enseñe a amarlo. Terminar con un Padre Nuestro. N. B.: Sábado y domingo, repetir algunas de las meditaciones de la semana.

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SEGUNDA SEMANA

Del segundo mes.

Sobre los escrúpulos.

1. La primera clase de escrúpulos consiste en creer que es pecado, lo que no es pecado. En ese caso se debe consultar con alguna persona que pueda instruir nuestra conciencia.

2. La segunda clase de escrúpulos consiste en un temor y una angustia de haber ofendido a Dios, donde no hubo ofensa. Es como un pensamiento que me viene de fuera.

3. Esta segunda clase de escrúpulo sirve para purificar el alma, con tal de que no dure mucho tiempo.

4. El mal espíritu procura angustiar, cada vez más, a la persona que es escrupulosa. En cambio, a la persona sin ningún escrúpulo, le da confianza, para que persevere en su tibieza y aun para que camine hacia el pecado grave.

5. La persona que es cuidadosa de su espíritu, debe proceder contra la moción del mal espíritu. Es decir, si el mal espíritu la mueve a la angustia, ella debe procurar la paz y la confianza en Dios; pero si el mal espíritu la está moviendo al descuido en la vida espiritual, la persona debe moverse a la perfección de sus obras.

6. Si tengo algún proyecto para la gloria de Dios y la salvación de las almas, pero el mal espíritu me mueve a temor de ese proyecto, por ejemplo, por miedo a la vana gloria, entonces debo obrar contra la moción del mal espíritu y poner por obra el proyecto.

N.B.: Si siento escrúpulos, debo consultar el punto con un maestro del espíritu.

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Día 1°: Los reyes magos (Mt. 2, 1-13).

Preparación para la oración. a) Presencia de Dios y oración preparatoria, como de costumbre. b) Composición de lugar: imaginar la caravana de los reyes magos por el desierto. c) Petición: que el Señor me conceda conocer y amar al divino Niño. Ejercicio de la memoria. Recordar la historia: unos magos de oriente vieron aparecer sobre Judea una estrella nueva, que significaba que el rey de los judíos acababa de nacer. Inmediatamente organizan una caravana para ir a adorar a ese Niño. Llegan a Jerusalén y preguntan en dónde ha nacido el rey de los judíos. Causan gran sensación. El rey Herodes, instruido por los escribas, les dice que el rey de los judíos debía nacer en Belén, y les pide que, cuando hayan encontrado al Niño, le avisen a él, para ir también a adorarlo. La estrella, que los había guiado, se ocultó cuando llegaron a Jerusalén. Pero, al salir de la ciudad, se les volvió a aparecer y los condujo hasta donde estaba el Niño, con María, su madre. Ellos lo adoraron y le ofrecieron sus dones: oro, incienso y mirra. Entonces se volvieron a su tierra por otro camino pues un ángel, en sueños, les había indicado que no volvieran a Herodes. (Leer el texto en el Evangelio y repetirlo con sus detalles). Ejercicio del entendimiento. También a nosotros se nos apareció una estrella: nuestro deseo de hacer los Ejercicios Espirituales; nuestro deseo de conocer mejor a Jesús; y nuestro deseo de aprender a orar y a mantener relaciones familiares con el Señor. ¿Se nos ha aparecido alguna otra estrella que se haya convertido en guía de nuestra vida? ¿Cuál es la guía de mi vida? ¿Cuál es la estrella de mi vida espiritual? ¿He sabido sortear las dificultades que se me han presentado en la vida? Ejercicio de la voluntad. Los magos ofrecieron dones al Niño Jesús. Yo también debo ofrecerle mi trabajo, mis amores y a mi propia persona. Coloquio con la Virgen María pidiéndole que interceda ante el divino Niño con el objeto de que acepte mis dones. Acabar con un Padre Nuestro, rezado de manera pausada.

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Día 2°: Huida a Egipto (Mt. 2, 13-16).

Preparación para la oración. a) Presencia de Dios y oración preparatoria, como de costumbre. b) Composición de Lugar: imaginar a María, a José y al Niño camino de Egipto. c) Petición: conocer mejor y amar más al divino Niño. Ejercicio de la memoria. Recordar la historia: cuando los magos se fueron, un ángel se apareció en sueños a José y le dijo que huyera Egipto, porque Herodes buscaba al Niño para matarlo. José, pues, se levantó; despertó a María y le comunicó el mensaje. Entre los dos prepararon las cosas indispensables; tomaron al Niño y partieron para Egipto. (Leer el texto en el Evangelio). En Egipto había una buena colonia Judía que les podía ofrecer ayuda. José podía conseguir trabajo con algún colega de la misma profesión. Allí Jesús pasa su infancia. Ejercicio del entendimiento. Se pueden hacer diversas consideraciones:

a) Jesús, desde muy pequeño, empieza a sufrir, a redimir al mundo. Es natural que el sufrimiento me visite también a mí para mi propia perfección y para que colabore en la redención del mundo.

b) Las fuerzas del mal persiguen a Jesús desde niño. Es natural que yo también sufra persecución de vez en cuando.

c) Probablemente la Sagrada Familia ya estaba bien instalada en Belén, cuando recibe la orden de partir. De vez en cuando, en nuestras vidas, Dios nos pide salir del acomodo que teníamos para que no nos apeguemos demasiado a los bienes que poseemos.

d) Al partir para Egipto, la Sagrada Familia se pone en las manso de Dios, confía en Dios. También yo debo ponerme en las manos de Dios y confiar en él..

Ejercicio de la voluntad. Acompañar a la Sagrada familia durante su viaje a Egipto y durante su estancia en esa nación. Coloquio Con la Virgen María, pidiéndole que me dé verdadero conocimiento del divino Niño y amor a su persona. Terminar con un Padre Nuestro.

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Día 3°: La matanza de los Inocentes (Mt. 2, 16-19).

Preparación para la oración. a) Presencia de Dios y oración preparatoria, como de costumbre. b) Composición de lugar: imaginar a los soldados matando niños y a las madres llorando. c) Petición: que el Señor aumente mi conocimiento y mi amor al divino Niño. Ejercicio de la memoria. El rey Herodes había dado a los magos la orden de que volvieran a informarle sobre el Niño. Pero los magos no volvieron donde Herodes, sino que regresaron a su tierra por otro camino. Esto lo hicieron por aviso de Dios. Pero entonces Herodes se enfureció y mandó matar a todos los niños, menores de dos años, que vivían en Belén y en sus alrededores. Ejercicio del entendimiento. La santa Iglesia venera a los inocentes como a sus primeros mártires. Ellos no fueron conscientes de lo que sucedía; pero, con su sangre estaban dando testimonio de que el Salvador ya había nacido. Por la redención del mundo no solamente sufre Jesús. Otras personas también empiezan a sufrir por la salvación de la humanidad. Tanto los inocentes, como los otros mártires de la Iglesia, sufren hasta dar la vida, sin haber cometido culpa alguna. Los dolores que yo tengo que sufrir en la vida los permite Dios para mi maduración personal (nada madura tanto como el dolor); para satisfacer por mis culpas; para purificar mi alma; y para colaborar en la redención del mundo. Ejercicio de la voluntad. Aceptar los dolores y contradicciones todas, que he tenido en mi vida; y aceptar, desde ahora, los dolores que me faltan por sufrir. N. B.: la parte más importante de la meditación es el ejercicio de la voluntad. Bien se puede pasar toda la oración en un solo afecto, como de estupor ante los sufrimientos de los inocentes, de sus madres y de sus familiares. Coloquio con el divino Niño aceptando los dolores y contradicciones de mi vida. Terminar con un Padre Nuestro, rezado de manera pausada.

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Día 4°: Infancia de Jesús.

N. B.: Entiendo por infancia el período que va desde el nacimiento hasta los 7 años. La meditación se hace como una aplicación de los sentidos interiores. Preparación para la oración. a) Presencia de Dios y oración preparatoria, como de costumbre. b) Composición de lugar: imaginar al Niño Jesús aprendiendo a caminar. c) Petición: que Dios me dé conocimiento de ese Niño para que más lo ame y lo siga. Aplicación del sentido de la vista. Ver, con la vista de la imaginación:

a) A la virgen María alimentando al niño; envolviéndolo en pañales; cambiándole de pañales; cantándole, arrullando al Niño y acariciándolo.

b) Al divino Niño empezando a caminar; a balbucear sus primeras palabras; a reír, a dar pequeños gritos y en las demás manifestaciones normales del desarrollo de un niño.

c) Al divino Niño, cuando ya camina y ya habla. Empieza a ayudar a la Virgen en pequeñas cosas. No se aparta de las faldas de su madre. Empieza a jugar con cosas.

Aplicación del sentido del oído. Oír, con el oído interno de la imaginación, la respiración del Niño; su llanto; su risa; su juego; su algarabía. Aplicación del sentido del tacto. Tocar, con el tacto de la imaginación, los pañales del niño, su camita, sus manecitas y acariciar su cabecita. Coloquio. Con la Virgen Madre, pidiéndole que aumente nuestro amor a la persona de su hijo. Terminar con un Padre Nuestro, rezado de manera pausada.

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Día 5°: La casa de Nazaret.

N.B.: a) Después de la muerte de Herodes, S. José volvió a Nazaret, con su familia, y se estableció allí. b) La meditación la haremos sobre la casa de Nazaret, porque una casa enseña muchas cosas sobre las personas que viven en ella. c) La meditación la haremos como una aplicación de sentidos. d) Tomaremos, como fundamento, la casa de la Virgen que se encuentra en Loreto. Preparación para la oración. a) Presencia de Dios y oración preparatoria, como de costumbre. b) Composición de lugar: imaginar la casa de la Virgen en Nazaret. c) Petición: Que el Señor me conceda interno conocimiento de la persona de Jesús. Aplicación del sentido de la vista. Imaginar, primero, a Nazaret. No sería un pueblo con calles rectas y asfaltadas, ni con una gran plaza, ni con casas de dos pisos, ni con iglesia de tres naves. Sería apenas un caserío, con una fuente y con gente sencilla. Ver, con la vista de la imaginación, la casa de la Virgen María. Probablemente sería una casa con una sola habitación. Imaginar, en esa pequeña casa, su cocina, sus camas y una parte social constituida por una mesa y unos bancos para sentarse. La cocina, con ollas de barro cocido, platos también de barro, un cuchillo de hierro, algún pincho y unas cucharas de madera. Un fogón de tres piedras sobre una tarima. Un molino de dos piedras muy pesadas. Un horno para el pan. Y todo lleno de humo. ¿Cómo sería el telar de María? ¿Qué herramientas usaría S. José en su taller? ¿Tendrían un huerto con hortalizas y árboles frutales? ¿Tendrían cabras y ovejas, como todos los pobres? Aplicación del sentido del tacto. Tocar, con la imaginación todas las cosas: el fogón, el molino, el horno, los platos, las ollas, las camas, las herramientas de José, el piso de barro, etc. Coloquio. Entablar una conversación, con la Virgen María, sobre cada una de sus pertenencias. Terminar la oración con un Padre Nuestro. N. B.: Sábado y domingo, repetir algunas de las meditaciones de la semana.

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TERCERA SEMANA

Del segundo mes

N. B.: esta semana estará dedicada a la preparación de uno o varios propósitos que resulten fundamentales para el futuro de la vida, es decir, que constituyan todo un proyecto de vida.

Día 1°: Las dos banderas.

Preparación para la oración. a) Presencia de Dios y oración preparatoria, como de costumbre. b) Composición de lugar: imaginar a Jesús enseñando en la colina del Sermón de la Montaña. c) Petición: conocimiento de los engaños del mal, para librarme de ellos; y conocimiento de la vida de N. S. Jesucristo, para imitarlo. Consideración general. En esta vida, la atracción del mal llega a toda persona; pero, también, la invitación al bien llega a toda persona. Este mundo es, pues, como un campo de batalla donde el mal y el bien, a banderas desplegadas, se disputan la humanidad. La bandera del mal. La invitación al mal llega a toda persona, hombre o mujer, niño o anciano, rico o pobre, ignorante o sabio. Esa invitación llega, externamente, por los ejemplos y tendencias que vemos en la sociedad; pero también, internamente, por los impulsos de nuestras propias pasiones y de nuestra propia psicología. La estrategia ordinaria del mal es la siguiente: primero invita a codicia de riquezas; luego, a vano honor del mundo; y, por último, a la soberbia, porque de allí caerá en todos los males. La bandera del bien. El bien, de igual manera, invita a todos los hombrees y mujeres a seguir su bandera. En concreto, N. S. Jesucristo invita a sus apóstoles y a todos sus discípulo a que trabajen en la salvación del mundo. La estrategia ordinaria del bien es la siguiente: primero invita a la pobreza espiritual; luego, a desprecio del vano honor del mundo; y, por último, a la humildad, porque de allí se sube a todas las virtudes. Coloquio con N. S. Jesucristo, pidiéndole que, en mi profesión, en mi familia y en mi estado de vida, me escoja a mí para que le sirva a él y a la humanidad, bajo su bandera. Terminar con un Padre Nuestro, rezado de manera pausada.

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Día 2°: Tres clases de hombres.

Preparación para la oración. a) Presencia de Dios y oración preparatoria, como de costumbre. b) Composición de lugar: mirarme a mí mismo, cómo estoy delante de Dios, sus santos y sus ángeles, que interceden por mí. c) Petición: que el Señor me conceda generosidad en mis propósitos. Primera clase de hombres. Son los que no hacen propósito alguno para mejorar su vida. Un ejemplo, de esta primera clase de hombres es Simón el fariseo (Lc. 7, 36ss). Invitó a Jesús a almorzar en su casa; pero, ni le lavó los pies, ni le ungió la cabeza, ni le dio el beso de paz, de acuerdo a las costumbres de su tiempo. Se portó, pues, grosero con Jesús. Pero, de todas maneras, recibió grandes gracias de Dios: disfrutó de la compañía de Jesús, oyó su palabra, comió con él, y presenció la escena de la pecadora que lavó con sus lágrimas los pies de Jesús. Sin embargo, no hizo cambio de vida. Siguió siendo tan fariseo como antes. Pensar si mi caso ha sido semejante al de Simón el fariseo. Segunda clase de hombres. Son los que hacen propósitos, y aun hacen cosas, pero todo ello sin eficacia alguna. El ejemplo de esta segunda clase de hombres es Poncio Pilato: tenía espías que lo informaban de los que sucedía entre el pueblo; sabía que Jesús era inocente y que, por tanto, debía liberarlo. Hace cosas para librar a Jesús: lo envía donde Herodes; lo declara inocente; discute con los judíos; lo compara con Barrabás; y lo manda flagelar. Como se ve, todo lo que hizo fue ineficaz y terminó condenando a Jesús. Si yo he hecho propósitos en mi vida, pero han sido ineficaces, en ese caso yo pertenezco a esta segunda clase de hombres. Tercera clase de hombres. Son los que, no solamente hacen propósitos eficaces, sino que los ponen en práctica. El ejemplo de esta tercera clase de hombres es el apóstol Pablo (Hech. 22, 6-17). Él había sido perseguidor de los cristianos pero, en cuanto vio la luz de Dios y que estaba en el error, cambió por completo y pasó a ser apóstol de N. S. Jesucristo. Lo natural es que yo, en mi vida, imite al apóstol Pablo: es decir, que yo haga propósitos eficaces y los cumpla, para mejorar en mi vida. Coloquio con la Ssma. Virgen María pidiéndole que me alcance de su divino Hijo que yo sea generoso en mis propósitos. Pedir lo mismo al Hijo Eterno de Dios y al Padre Eterno. Terminar la oración con un Padrenuestro. N.B.: San Ignacio da esta meditación el nombre de “los tres binarios”.

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Día 3°: Tres maneras de humildad.

Preparación para la oración. a) Presencia de Dios y oración preparatoria, como de costumbre. b)) Composición de lugar: imaginar a N. S. Jesucristo en la cruz. c) Petición: que el Señor me dé generosidad en el servicio de Dios y de los hombres. Primera manera de humildad. Esta manera de humildad consiste en que yo me humille ante la voluntad de Dios de manera que, aunque me hicieran señor de todo el mundo, no estaría dispuesto a ofender a Dios en materia grave. En la oración, debo examinar si esta es mi disposición y, si no lo es, no pasar adelante en la oración hasta que no la haya conseguido, pues este grado de humildad es necesario para conseguir la salvación eterna. Segunda manera de humildad. Esta segunda manera de humildad comprende dos puntos:

1) Indiferencia a la riqueza o a la pobreza, a la vida corta o a la vida larga, al honor o al deshonor, guiándome exclusivamente por lo que sea servicio de Dios N. S.

2) Estar dispuesto a no ofender a Dios en materia leve ni aunque me ofrecieran el mundo entero, ni aunque me quitaran la vida.

Si encuentro que esta no es mi disposición, debo insistir en oración para obtener este grado de humildad, pues es muy conveniente que toda persona, que progresa en el espíritu, posea este grado de humildad. Tercera manera de humildad. Esta tercera manera de humildad comprende las dos primeras y, además, comprende lo siguiente: en caso de ser igual gloria de Dios, prefiero la pobreza y el deshonor por parecerme más a Cristo N. S. que sufrió por mí. Este tercer grado de humildad es una gracia de Dios, pero yo debo poner de mi parte lo necesario para que el Señor me conceda esta gracia. Coloquio. Hacer un coloquio con la Virgen María, con Cristo N. S. y con el eterno Padre para que me concedan el tercer grado de humildad. Terminar la oración con un Padre Nuestro. N.B.: A los laicos, el Señor no les pide la pobreza actual, pero sí la pobreza espiritual.

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Día 4°: Proyecto de vida.

Esta meditación está dedicada a elaborar un proyecto de vida. Tiene que ser algo que oriente la vida en adelante. A veces pedirá grandes cambios; a veces pedirá, solamente, un afirmar el estilo de vida, que se ha tenido hasta el presente, pero dándole más altura espiritual. La meditación se debe hacer sentado en una silla y con papel y lápiz en la mano. Debe considerar todos los aspectos de la vida:

a) Mi vida personal: cuidado de la salud, régimen alimenticio, orden de vida, cultivo intelectual, cultivo espiritual: oración y comunicación con Dios Nuestro Señor. Mis obligaciones con la santa Iglesia.

b) Mi vida familiar: relaciones conyugales, relaciones con los hijos, el colegio de los

hijos, el apartamento, cuidado de cada uno de sus enseres.

c) Mi vida social: amistades y compromisos.

d) Mi vida laboral: cumplimiento de mis obligaciones y mis relaciones con superiores y con subordinados. Ambiente en que me desenvuelvo. Valor social de mi trabajo.

e) Mi vida civil: mi colaboración con el barrio, la población. Mis obligaciones civiles.

f) Aspectos económicos.

g) Algún otro aspecto que deba ser considerado.

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Día 5°: Continúa el Proyecto de vida.

En esta meditación el cuerpo debe tomar la posición en la que se sienta espiritualmente mejor: puede ser de rodillas, o sentado, o paseando. La meditación se hace de la manera siguiente:

1) Se toma el programa de vida que se elaboró ayer.

2) En cada punto, del programa de vida, se reflexiona sobre él; se acepta o se modifica.

3) En la meditación pasada estuvo bien haber examinado todos los aspectos de

la vida; pero, cuando se trata de formular el propósito, o el proyecto de vida, no hay que tomar todos los aspectos de la vida. Es muy posible que se escojan solamente dos o tres de los aspectos más relevantes.

4) La redacción debe ser sencilla; y el proyecto todo debe ser breve.

5) Una vez que se llega a una redacción definitiva, se ofrece a Dios Nuestro

Señor.

6) También, conviene consultar el proyecto de vida con un maestro del espíritu.

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CUARTA SEMANA

Del segundo mes.

Día 1°: la niñez de N. S. Jesucristo.

N. B.: 1) Por niñez entiendo el período que va de los 7 a los 12 años. Coincide con el desarrollo de los conocimientos concretos y termina con el nacimiento de los conocimientos formales. 2) En el tiempo de Nuestro Señor Jesucristo era el tiempo en que el niño iba a la escuela a aprender las bases de la cultura. 3) Como N. S. Jesucristo sabía leer, de ahí yo deduzco que aprendió a leer, es decir, que fue a la escuela de Nazaret; pues pensar que aprendió a leer por revelación divina es suponer mucho. Primer punto. Jesús en la escuela. Imaginar cómo sería la escuela de Nazaret. Probablemente era un patio donde unos pocos niños se sentarían en el suelo para oír al rebino. La enseñanza era oral (no había libros), sino que los alumnos iban repitiendo lo que el maestro les enseñaba. Se aprendía a escribir en una tablilla impregnada en cera. Se escribía con un punzón. Para borrar, se calentaba la tablilla. Ver a Jesús haciendo las tareas con mucho cuidado hasta aprender a escribir. Imaginarlo en el recreo jugando con los otros muchachos. Segundo punto. Para esa época, Jesús ya sentía que era Hijo de Dios, que el mismo Dios era su Padre. Fue el primero, en la historia, que sintió a Dios como Padre. Con ese sentimiento profundísimo empezó a recibir la cultura judía y a reflexionar sobre su tiempo. Empezó a sentir que muchas cosas eran absurdas (la pureza ritual, o la observancia estrictísima del sábado) y empezó a idear una humanidad nueva. Por lo menos, cuando fue a Jerusalén, a los 12 años, tenía muchas cosas que preguntar a los doctores de la ley. En ese tiempo, también, fue observando la vida cotidiana: la siembra, la siega, los graneros, la levadura que fermenta toda la masa, el pastor que cuida a sus ovejas. Esas observaciones, sobre la vida diaria, fue la base de sus parábolas. El pensamiento y los sentimientos de Jesús, pues, durante su niñez, estuvieron activísimos. Coloquio con el Niño Jesús, conversando con él de lo que ocurriere. Terminar la meditación con un Padre Nuestro.

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Día 2°: Pérdida y hallazgo del Niño Jesús en el templo (Lc. 2, 41-51).

Preparación para la oración. a) Presencia de Dios y oración preparatoria, como de costumbre. b) Composición de lugar: Al divino Niño con los doctores de la ley. c) Petición: conocer mejor y amar a este divino Niño. Primer punto: aplicación de sentidos sobre el viaje a Jerusalén. Ver al Niño, ya de 12 años. Observar los preparativos para el viaje. Acompañar a la Sda. Familia en su viaje a Jerusalén. Pasada la fiesta, el Niño se queda solo. Se dirige al templo y se pone a conversar con los doctores de la ley: los escucha y les hace preguntas llenas de sabiduría. Segundo punto. El tema de la conversación con los doctores de la ley. Ya explicamos, en la meditación de ayer, cómo Jesús, desde niño, empezó a reflexionar sobre la vida y empezó a forjar en su interior una humanidad nueva. Era natural, pues, que se hallara perplejo sobre muchos puntos de la cultura judía de esos tiempos: la pureza legal; el no poder atender a los enfermos en el día sábado; la resurrección de los muertos; el tributo al César y todos los demás puntos que, después, constituyeron el cuerpo de su predicación y el tema de discusión con los judíos. Probablemente esos, u otros semejantes, fueron los temas de la conversación de Jesús con los doctores de la ley. Tercer punto. La angustia de María y de José. Parece que, para el regreso de Jerusalén a Nazaret, la comitiva se dividía en dos grupos: uno de hombres y el otro de mujeres. Los niños podían ir con cualquiera de los dos grupos. De esta manera, María pensaba que Jesús iba con José; y José pensaba que Jesús iba con María: Pero, llegada la noche se reunían los dos grupos. Entonces comprendieron que Jesús no iba en la comitiva. María y José, pues, se volvieron, llenos de angustia a buscar a Jesús en Jerusalén hasta que, al tercer día, lo encontraron en medio de los doctores de la ley. En la meditación, acompañar a María y a José en la búsqueda del Niño. Coloquio Con María y José, pidiéndoles que yo jamás pierda a Jesús en mi vida; y con el divino Niño pidiéndole que yo comprenda sus ejemplos y enseñanzas y las siga. Terminar la oración con un Padre Nuestro.

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Día 3°: La juventud de Jesús como aprendiz de José.

Preparación para la oración. a) Presencia de Dios y oración preparatoria, como de costumbre. b) Composición de lugar: imaginar al joven Jesús aprendiendo el oficio de carpintero. c) Petición: que el Señor me conceda que yo conozca y ame mejor a Jesús. N. B.: La meditación se hace a manera de aplicación de sentidos. Primero. Ver, con la vista de la imaginación, a Jesús como aprendiz de José. Aprende a manejar las tablas, a trazar líneas, a distinguir los distintos tipos de madera y sus diferentes usos. Aprende, también, a serruchar recto, a desbrozar tablones, a pulir tablas, a cortar las piezas, a encajarlas perfectamente y a pegarlas bien. Todo ello lo aprende muy despacio, con una práctica muy lenta, que duraba años, porque las artes, en su tiempo, ya eran muy perfectas. Segundo. Tocar, también con la imaginación, los tablones sin pulir, las tablas ya pulidas y los distintos instrumentos: mazos, martillos, serruchos, cepillos, garlopas. Tocar la frente sudorosa de Jesús y sentir su respiración, mientras trabaja. Oler los aromas de las distintas maderas. Tercero. Oír lo que dicen las distintas personas: José da instrucciones; Jesús hace preguntas. Con frecuencia, también, hablan de Dios, de su religión y de su cultura. La Virgen María también interviene en las conversaciones. Coloquio Con Jesús joven sobre sus aspiraciones. ¿Cuáles eran las aspiraciones de Jesús joven? ¿Qué preocupaciones tenía Jesús sobre su pueblo y su gente? Terminar la oración con un Padre Nuestro.

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Día 4°: La edad adulta de Jesús como carpintero de Nazaret.

Preparación para la oración. a) Presencia de Dios y oración preparatoria, como de costumbre. b) Composición de lugar: imaginar a Jesús en su taller. c) Petición: que el Señor me conceda conocer y amar a mi Señor Jesús. Primer punto: la muerte de S. José. San José era el soporte económico y afectivo de la Sda. Familia. Su fallecimiento tuvo que haber proporcionado gran dolor a la Virgen María y a su hijo N. S. Jesucristo. Ahora Jesús quedaba al frente de la familia. Voy a partir del supuesto de que S. José murió cuando Jesús ya era profesional de la carpintería y que, por tanto, con su trabajo ya podía sostenerse a sí mismo y sostener a la Virgen María, su madre. En la oración, pues, considerar el fallecimiento de S. José. Segundo punto. (Este segundo punto se hace a manera de aplicación de sentidos). Ver a Jesús en su taller: escoge las maderas, las trabaja, corta las piezas, las pule, las ensambla y va haciendo sillas, mesas, camas, puertas, ventanas, etc. Oír lo que conversa Jesús, cuando hace contratos, cuando cobra por su trabajo y cuando compra las cosas necesarias para la casa. Oírlo, también, en las conversaciones de sobremesa, conversando con la Virgen María. Tercer punto. Considerar el interior de Jesús: adora a su Padre permanentemente. Su mayor actividad está en la comunicación con su Padre. Jesús, probablemente, continúa las meditaciones de su niñez y de su juventud sobre los problemas de la vida: el amor a los enemigos, el valor de la pobreza de espíritu, el matrimonio, la riqueza, etc. Va encontrando la solución a los problemas de la vida. Coloquio con Jesús como carpintero de Nazaret. Que me ayude a comprender el valor de los trabajos ordinarios de la vida. Terminar la oración con un Padre Nuestro.

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Día 5°: Los trabajos de María en su casa de Nazaret

Preparación para la oración. a) Presencia de Dios y oración preparatoria, como de costumbre. b) Composición de lugar: imaginar a la Virgen María barriendo la casa. c) Petición: que el Señor me conceda aprecio del trabajo como medio de santificación. N.B.: La meditación se hace como una contemplación: contemplar a la Virgen María en sus distintas actividades. Como cuando contemplamos un paisaje, no raciocinamos, sino que, simplemente, contemplamos; también aquí, se puede prescindir del trabajo del entendimiento, concentrándonos en el ejercicio afectivo por la simple contemplación de la Virgen María en sus distintas actividades. Parto de los trabajos normales de una mujer en ese tiempo. El Desayuno. María se levanta antes de amanecer. Sopla muchas veces el fogón hasta que la llama se vuelve a prender. Entonces, calienta lo que sobró de la víspera y se lo ofrece al Niño y a san José. (En ese tiempo no había ni café ni chocolate). El aseo. Después del desayuno, María tiende las camas, barre toda la casa y todos los utensilios de comedor y cocina. El agua. María va a la fuente por agua. Saluda a las otras mujeres, que también van por agua a la misma hora. Llena el cántaro y lo carga al hombro o sobre la cabeza. Hace varios viajes hasta llenar con agua todas las tinajas. El pan. María muele el trigo, ayudada por alguna otra mujer, pues los molinos de ese tiempo necesitaban dos mujeres para moverlos. Después, fermenta la harina y, cuando ya está fermentada toda la masa, hace el amasijo y hornea el pan. El almuerzo. Prepara el almuerzo para toda la familia. Sopas, variadas cada día. Guisos diversos, tortas y carne asada que se presenta con verduras. Por último, ofrece alguna fruta fresca. (En ese tiempo no había ni arroz, ni papas, ni yuca). El telar y la ropa. María lava la lana, la escarda, hace el hilo y teje las diversas prendas. Semanalmente tiene que lavar toda la ropa y zurcir lo que se hubiere desgastado. Sueño. A la noche, se acuesta en su cama y duerme para repara sus fuerzas. Coloquio con la Virgen María pidiéndole que yo aprecie el trabajo de mi vida; y terminar la oración con un Padre Nuestro. N. B.: Sábado y domingo, repetir algunas de las meditaciones de la semana.

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EJERCICIOS ESPIRITUALES

EN LA VIDA CORRIENTE.

Autor: S. Ignacio de Loyola

Expositor: Hernando Silva, S. J.

Bogotá.

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TERCER MES

El segundo mes estuvo dedicado a preparar un proyecto de vida, que se concretaba en uno o varios propósitos. Este tercer mes está dedicado a meditar la vida y doctrina de N. S. Jesucristo con dos finalidades: a) iluminar el entendimiento con el ejemplo y la predicación de Jesús.

b) Aumentar mi amor a la persona de N. S. Jesucristo. Cuando se crea conveniente, se pueden leer los textos del Evangelio, correspondientes a cada meditación, y repetirlos mentalmente en todos sus detalles, como ejercicio de la memoria. Para ese efecto, al principio de cada meditación se pone el correspondiente texto del Evangelio. Los puntos para las meditaciones serán muy breves, para que se entre prontamente en la oración. Por otra parte, esa es la recomendación que nos dejó S. Ignacio. De ordinario, tendrán dos partes: primero, un ejercicio de la memoria, que consistirá en recordar la historia; y, luego, viene la meditación. Para ella se expondrá la misma historia, pero a manera de consideraciones diversas y breves.

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PRIMERA SEMANA

Del tercer mes.

Día 1°: Juan el Bautista (Mt. 3, 1-7).

Preparación para la oración.

a) Presencia de Dios y oración preparatoria, como de costumbre. b) Composición de lugar: imaginar a Juan el Bautista predicando a orillas del Jordán. c) Petición: que yo conozca a Jesús como lo conoció Juan el Bautista.

Ejercicio de la memoria. Recordar la historia: Juan el Bautista, desde muy joven, fue llevado por el Espíritu Santo al desierto para prepararlo a su misión de precursor de Jesús. Allí estuvo, durante años, entregado a la oración. Se alimentaba con saltamontes y miel silvestre. Vestía una túnica hecha con pelo de camello y ceñida a la cintura por una correa de cuero. Cuando el Espíritu Santo se lo inspiró, Juan salió a la ribera del Jordán predicando la conversión y bautizando a la gente. De todas partes acudían a él. Cuando Juan vio a Jesús, lo reconoció y dio testimonio de él: dijo que él era el cordero de Dios y que había visto al Espíritu Santo descender sobre él Meditación. La meditación se hace a la manera de aplicación de sentidos:

• Contemplar la figura de Juan: su porte austerísimo, como quien ayuna todos los días; como quien habla permanentemente con el Señor; como quien acaba de salir del desierto, donde pasó años haciendo oración.

• Comprender su mensaje: invita a la austeridad en la vida. Dejarnos de cosas superfluas.

• Mirar a las multitudes escuchándolo. • Oír su predicación: llama a la conversión. • Contemplar lo que hace: bautiza con agua, como símbolo del cambio de vida. • Cuando llega Jesús lo reconoce. • Avisa que ese es el cordero de Dios. • Da testimonio de que él vio al Espíritu Santo descender sobre Jesús.

Coloquio con Juan el Bautista pidiéndole que yo también alcance, del Señor, un mayor conocimiento de N. S. Jesucristo. Terminar la oración con un Padre Nuestro.

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Día 2°: El bautismo del Señor (Mt. 3, 13ss).

Preparación para la oración.

a) Presencia de Dios y oración preparatoria, como de costumbre. b) Composición de lugar: imaginar la escena del bautismo de Jesús. c) Petición: que yo conozca mejor y ame más a Jesús.

Ejercicio de la memoria. Consiste en recordar la historia: N. S. Jesucristo estaba trabajando en Nazaret, cuando oyó hablar de Juan el Bautista. Todo judío piadoso estaba yendo a las riberas del Jordán para oír a Juan. N. S. Jesucristo sintió que había llegado su hora y bajó al Jordán para ser bautizado por Juan. Juan reconoce a Jesús como el Mesías y, por humildad, se niega a bautizarlo. Pero Jesús insiste y Juan lo bautiza. Al salir del agua, se abren los cielos, el Espíritu Santo desciende sobre él en forma de paloma y se oye una voz que dice: “este es mi Hijo único. Mi amado. En él tengo mis complacencias” (Mt. 3, 17). Meditación. La meditación se hace a manera de aplicación de sentidos.

• Ver la escena: las riberas del río Jordán; a Juan el Bautista, que predica con extraordinario fervor; las multitudes que acuden a él; y a Jesús que, también, se acerca para oír a Juan.

• Escuchar lo que dicen: a Juan que invita a la conversión; a Jesús que le pide el bautismo; Juan primero se niega; pero, ante la insistencia de Jesús, acepta bautizarlo.

• Mirar lo que hacen las distintas personas: Jesús, que comprende, en Nazaret, que ha llegado su hora; se pone en camino; llega al Jordán; escucha, humildemente, a Juan; y entra al río Jordán para ser bautizado.

• Contemplar la escena del Bautismo de Jesús: Jesús entra al agua; Juan lo bautiza; se abren los cielos; el Espíritu Santo baja sobre Jesús en forma de paloma; se oye la voz del Padre que dice: este es mi Hijo amado; mi predilecto; en él tengo mis complacencias; escuchadlo.

N. B.: No hace falta que considere todas las escenas. Si en alguna escena siento devoción; en ella me puedo demorar todo el tiempo, si hace falta. Coloquio con Juan el Bautista, pidiéndole que me alcance, del Señor, un mejor conocimiento y en mayor amor a Jesús. Terminar con un Padre Nuestro.

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Día 3°: Los 40 días de oración de Jesús en el desierto (Mc. 1, 12s).

Preparación para la oración.

a) Presencia de Dios y oración preparatoria, como de costumbre. b) Composición de lugar: imaginar a Jesús haciendo oración en el desierto. c) Petición: que el Señor me conceda mayor conocimiento y más amor a Jesús.

Meditación. La meditación se puede hacer de dos maneras:

A) A manera de contemplación. Se puede pasar la oración entera contemplando a Jesús orando en el desierto.

B) Se pueden hacer consideraciones, como las que luego propongo; pero anotando que no hace falta hacer todas las consideraciones: me puedo detener todo el tiempo en alguna de ellas. Consideraciones:

• Cuando el Espíritu Santo se apoderó del Profeta Elías, lo llevó al desierto, durante cuarta días y cuarenta noches, hasta que llegó al monte del Señor Horeb.

• Cuando el Espíritu Santo se apoderó del Señor Jesús, lo llevó al desierto a hacer oración durante cuarenta días y cuarenta noches.

• Era necesario que las palabras de Jesús se oyeran como las de un profeta, las de un hombre de oración, las de una persona que estaba en permanente comunicación con Dios, y no como las de un simple pensador.

• Por otra parte, Jesús necesitaba ordenar sus pensamientos y sus sentimientos y prepararse a su vida pública.

• Durante toda su vida Jesús practicó la oración. Pasaba las noches haciendo oración. (Cf. Lc. 6, 42).

• La soledad es el sitio más apropiado para comunicarse con Dios, fuera del bullicio de la gente y de la agitación de las ocupaciones diarias.

• Siempre puedo orar. En toda circunstancia puedo orar. Pero necesito momentos fuertes de oración. Necesito sacar un tiempo, a ser posible todos los días, para comunicarme con Dios.

• La oración, el silencio, la soledad, dan gran paz al alma. • En la oración hallo fuerza para cumplir mis propósitos. • En la oración hallo la luz que me ilumine en la vida.

Coloquio con Jesús en el desierto. Le podemos preguntar cuáles eran sus pensamientos, sus angustias, sus preocupaciones. Terminar la oración con un Padre Nuestro.

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Día 4°: El ayuno de Jesús en el desierto. (Mt. 4, 1s).

Preparación para la oración.

a) Presencia de Dios y oración preparatoria, como de costumbre. b) Composición de lugar: imaginar a Jesús en el desierto. c) Petición: que el Señor me conceda mayor conocimiento y mayor amor a N. S.

Jesucristo. Meditación. Lo mismo que la meditación pasada, esta meditación se puede hacer de dos maneras:

A) Como contemplación, imaginando a N. S. Jesucristo ayunando en el desierto. En esta contemplación puedo pasar todo el tiempo.

B) Se puede, también, hacer las consideraciones que propongo a continuación, pero recordando que no hace falta hacer todas esas consideraciones, pues, si encuentro devoción en alguna de ellas, en esa me puedo demorar todo el tiempo. Consideraciones:

• El profeta Elías no comió ni bebió durante los 40 días que duró su travesía por el desierto. Esto lo hizo porque estaba completamente poseído por el Espíritu de Dios. (Cf. 1 Reg. 19, 8).

• El Espíritu de Dios también se apoderó de N. S. Jesucristo, en su bautismo, lo llevó al desierto y allí duró 40 días y 40 noches sin comer ni beber.

• El ayuno total del Señor no se debió a que el alimento fuera pecaminoso, ni a que el ideal de la vida fuera no comer. Se debió a que el Espíritu Santo se había apoderado de él y, también, a que el ayuno le facilitaba la comunicación con Dios.

• La santa Iglesia prescribe algunos días de ayuno y de abstinencia. Esta legislación es hoy muy benigna. Pero debo estar atento para guardarla, pues el ayuno trae muchos bienes al espíritu.

• Hoy casi toda persona mayor tiene algún tipo de dieta. Estas dietas suelen ser muy provechosas para el cuerpo y para el espíritu.

• Por lo menos, debo evitar los vicios. • El tenor general de mi vida debe ser de austeridad.

Coloquio con el Señor Jesús preguntándole sobre los motivos de su ayuno. Terminar la oración con un Padre Nuestro.

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Día 5°: Las tentaciones de Jesús (Mt. 4, 1-12).

Preparación para la oración.

a) Presencia de Dios y oración preparatoria, como de costumbre. b) Composición de lugar: imaginar a Jesús siendo sometido a la tentación. c) Petición: que Dios me conceda mayor conocimiento y mayor amor del Señor Jesús.

Meditación. En cada una de las tentaciones, la meditación se puede hacer de dos maneras:

A) Contemplando, simplemente la escena y demorándome en ello el tiempo que fuere necesario, aunque no se alcancen a contemplar las tres tentaciones.

B) En cada una de las tentaciones, recordar la historia y hacer alguna consideración; pero debo demorarme en el aspecto en el que encuentre devoción.

Primera tentación: después de los 40 días de ayuno, Jesús sintió hambre. Entonces se le apareció el tentador y le dijo: Si eres el Hijo de Dios haz que estas piedras se conviertan en panes. Pero Jesús le respondió: no solo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios. Consideración: el tentador invita a Jesús a que emplee, en provecho propio, los inmensos poderes que se le habían dado como Salvador de los hombres. Segunda tentación. El tentador llevó a Jesús al pináculo del templo y le dijo: si eres el Hijo de Dios, tírate de aquí abajo, pues la Escritura dice que los ángeles lo llevarán en sus palmas para que su pie no tropiece con ninguna piedra. Jesús le respondió: también la Escritura dice: no tentarás al Señor tu Dios. Consideración: el tentador le propone a Jesús que haga un milagro espectacular para que todos reconozcan que él es el Mesías. Pero lo planes de Dios no eran esos. Dios quería un Mesías sometido al fracaso y al dolor. Tercera tentación. El tentador lleva a Jesús a un monte muy alto; le muestra todos los reinos de la tierra y le dice: todo eso te lo daré si me adoras. Jesús le respondió: apártate de mí Satanás, porque escrito está: al Señor tu Dios adorarás y solo a él darás gloria. Consideración: probablemente esta tentación signifique que, si Jesús se somete a los ídolos del mundo (el poder, la gloria y la riqueza), de esa manera iba a conseguir la aceptación de las gentes. Pero Jesús no se somete a los ídolos del mundo: él adora y se somete solamente a Dios. Coloquio con el Señor Jesús, preguntándole porqué se sometió a la tentación y cuáles fueron sus tentaciones. Terminar con un Padre Nuestro. N. B.: Sábado y domingo, repetir algunas de las meditaciones de la semana.

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SEGUNDA SEMANA

Del tercer mes

Día 1°: La vocación de los apóstoles (Mt. 4, 18 – 23)

Preparación para la oración.

a) Presencia de Dios y oración preparatoria, como de costumbre. b) Composición de lugar: Imaginar la escena, junto al lago de Galilea, cuando Jesús

llama a sus apóstoles. c) Petición: que yo mire mi profesión como una vocación de Dios.

Ejercicio de la memoria. Recordar la historia: Jesús pasaba por la ribera del lago de Galilea. Ve a dos hombres: a Pedro y a su hermano Andrés, que estaban pescando. Jesús los llama, para que lo sigan, y para que sean pescadores de hombres. Ellos al instante lo siguieron. Más adelante vio Jesús a otros dos hermanos, Juan y Santiago, que estaban arreglando sus redes con su padre, el Zebedeo. Jesús los llama también a ellos. Ellos, dejando las redes y a su padre, siguen a Jesús. Ejercicio del entendimiento. Jesús llama a unos hombres del pueblo, que no eran sabios, y con ellos funda su Iglesia. No solamente la vocación sacerdotal y religiosa es vocación de Dios. También la vocación a las profesiones civiles son vocaciones de Dios, pues fue Dios el que dio las cualidades para esa profesión y, además, toda profesión es un servicio a los hijos de Dios. Ejercicio de la voluntad. Puedo pasar la meditación entera contemplando la escena de la vocación de los apóstoles. También puedo recordar las peripecias de mi propia vocación (aunque sea a una profesión civil) y mirarlas como vocación de Dios. Coloquio con N. S. Jesucristo, agradeciéndole mi vocación. Terminar con un Padre Nuestro.

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Page 62: Silva Hernando Ejercicios Espirituales en La Vida Corriente

Día 2°: La boda de Caná de Galilea (Jn. 2, 1-12)

Preparación para la oración.

a) Presencia de Dios y oración preparatoria, como de costumbre. b) Composición de lugar: imaginar el momento en que María dice a Jesús que no

tienen vino. c) Petición: que el señor Jesús me transforme a mí en persona espiritual.

Ejercicio de la memoria. Consiste en recordar la historia: Jesús, con su madre y sus discípulos, fue invitado a una boda en el vecino pueblo de Caná de Galilea. A los novios se les acabó el vino. María se lo dijo a Jesús. Jesús dijo a los sirvientes que llenaran de agua la tinajas. Cuando estuvieron llenas, Jesús pidió que le llevaran al maestresala. Cuando este probó el agua, convertida en vino, le protestó al novio por haber dejado el mejor vino para el final de la fiesta. Este fue el primer signo que hizo Jesús, ante sus discípulos, y ellos creyeron en él. (Es recomendable leer el Evangelio y repetir la escena en todos sus pormenores). Meditación. La meditación se puede hacer a manera de una contemplación, de la siguiente manera:

a) Contemplar a María: Participando de la fiesta. Cuando cae en la cuenta de que no tienen vino. Cuando intercede ante su hijo para atender a esa necesidad. Cuando da la orden a los criados para que hagan lo que Jesús dice. b) Contemplar a Jesús: Participando de la fiesta. Conversando con los invitados. Atendiendo a su madre. Ordenando llenar con agua las tinajas. Ordenando llevar, al maestresala, el agua convertida en vino. c) Contemplar a los discípulos: Participando de la fiesta. Se dan cuenta del milagro. Creen en Jesús. Coloquio. Hacer un coloquio con la Virgen María. Que yo me transforme en persona espiritual. Terminar con un Padre Nuestro.

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Page 63: Silva Hernando Ejercicios Espirituales en La Vida Corriente

Día 3°: La pesca milagrosa (Lc. 5, 1-12).

Preparación para la oración. a) Presencia de Dios y oración preparatoria, como de costumbre. b) Composición de lugar: imaginar el momento en que los discípulos echan la red a la

derecha y la sacan llena de peces. c) Petición: que el Señor me conceda mayor conocimiento y más amor a N. S.

Jesucristo. Ejercicio de la memoria. Recordar la historia: Jesús sube a la barca de Pedro y le pide que la aparte un poco de la orilla, para predicar, desde allí, a la gente. Cuando terminó de predicar pidió a Pedro que bogara mar adentro y, cuando ya se habían apartado de la orilla, le pidió que echara la red para pescar. Pedro le respondió que habían bregado toda la noche sin coger ni un pez, pero que, por la palabra de Jesús, echaría la red. Echó, pues, la red y cogió tal cantidad de peces que casi se rompía la red. Tuvieron que pedir ayuda a la otra barca, la de Juan y Santiago; y las dos barcas casi se hundían por la multitud de peces. Entonces Pedro, en el colmo del estupor, se arrojó a los pies de Jesús y le dijo: apártate de mi, Señor, porque soy un hombre pecador. Jesús le respondió: no temas, en adelante serás pescador de hombres. (Conviene leer el pasaje en el Evangelio y repetirlo en todos sus detalles). Meditación. Conviene hacer la meditación contemplando los diversos detalles de esta historia: Jesús predica a la gente a la orilla del lago de Galilea. Sube a la barca de Simón Pedro, para predicar desde allí. Cuando termina de hablar, pide a Pedro que se adentre en el mar. Al llegar a aguas profundas pide a Pedro que eche la red para pescar. Pedro le responde que han bregado toda la noche sin coger nada; pero que echará la red. Echó la red y cogió tal cantidad de peces que la red casi se rompía. Pide ayuda a la barca de sus amigos Juan y Santiago. Las dos barcas casi se hunden por la multitud de peces. El estupor se apodera de Pedro y de sus compañeros. Pedro se echa a los pies de Jesús y le dice: apártate de mi, porque soy pecador. Jesús le responde: no temas, en adelante serás pescador de hombres. Aquellos pescadores dejan sus barcas y sus redes y siguen a Jesús. N. B.: en el punto en que se encuentre devoción, ahí se debe detener. No hace falta considerar todos los puntos. Coloquio con los apóstoles, sobre lo que sintieron cuando comprendieron el prodigio. Terminar la oración con un Padre Nuestro.

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Page 64: Silva Hernando Ejercicios Espirituales en La Vida Corriente

Día 4°: La multiplicación de los panes (Jn. 6, 1-15).

Preparación para la oración.

a) Presencia de Dios y oración preparatoria, como de costumbre. b) Composición de lugar: imaginar la escena, cuando los apóstoles reparten el pan y

los peces a la multitud. c) Petición: que el Señor me conceda conocimiento y amor al Señor Jesús.

Ejercicio de la memoria. Recordar la historia: Jesús pasó al otro lado del lago de Galilea y lo siguió mucha gente para oír su palabra y ver los signos que hacía. Jesús se preocupó porque esa gente no había comido nada y había caminado mucho. Preguntó a Felipe: ¿dónde compraremos pan para toda esa gente? Felipe le respondió que doscientos denarios de pan no bastarían. Andrés terció en la conversación y dijo que ahí había un muchacho con cinco panes y dos peces. Jesús hizo que la gente se sentara en la hierba y multiplicó los cinco panes y los dos peces de manera que alcanzó para todos. Con los sobras los apóstoles llenaron doce canastos. La gente empezó a decir que ese era el profeta que tenía que venir al mundo. Meditación. La meditación se puede hacer de dos maneras:

A) como contemplación, observando, durante toda la meditación, cómo Jesús multiplica los panes y los peces y da de comer a la multitud.

B) También se pueden hacer las siguientes consideraciones: • La misión de Jesús era, principalmente espiritual, pero él también se

preocupa por las necesidades materiales de la gente. • La misión de la Iglesia y de los fieles, igualmente, es principalmente

espiritual; pero también tenemos la obligación de procurar el bienestar de nuestros hermanos.

• Jesús, además del alimento material, trae el alimento espiritual: • Su palabra ha sido alimento espiritual para todos los hombres. • Él mismo se ha hecho alimento espiritual de la humanidad de todos los

tiempos al quedarse en la sagrada Eucaristía. Coloquio con el Señor Jesús conversando con él sobre su preocupación por el hambre, tanto espiritual como material, de la humanidad. Terminar la oración con un Padre Nuestro.

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Page 65: Silva Hernando Ejercicios Espirituales en La Vida Corriente

Día 5°: La tempestad calmada (Mt. 8, 23-28).

Preparación para la oración. a) Presencia de Dios y oración preparatoria, como de costumbre. b) Composición de lugar: imaginar el momento en que Jesús ordena al viento y al mar

que se calmen. c) Petición: que el Señor me conceda mayor conocimiento y más amor al Señor Jesús.

Ejercicio de la memoria. Recordar la historia: Jesús se había embarcado, con sus apóstoles, para ir a la otra orilla del lago. Jesús se quedó dormido. Entre tanto, se levantó una gran tempestad, de manera que los apóstoles temieron que se fueran a hundir. Despertaron a Jesús y le pidieron que los salvara. Jesús, primero los reprendió por su falta de fe; pero, luego, ordenó al viento y al mar que se calmaran, y vino una gran bonanza. Los apóstoles, en el colmo de la admiración, se preguntaban quién era ese hombre que daba órdenes al viento y al mar y le obedecían. Meditación. La meditación se puede hacer de dos maneras.

A) Como una contemplación, deteniéndome en imaginar cuando Jesús duerme durante la tempestad, o cuando calma al viento y al mar. (Es la manera que más recomiendo).

B) También se pueden hacer las siguientes consideraciones: • Jesús se muestra como Señor de los elementos de la tierra. • Eso significa que él también tiene alguna misión con la dimensión material

de nuestra existencia. • Eso significa que también nosotros tenemos alguna misión con los

elementos de la tierra: • Debemos cuidar nuestro cuerpo y todas nuestras cosas; • Debemos preocuparnos por la naturaleza; • Debemos cultivar la naturaleza. • También podemos considerar que Jesús puede calmar nuestras tempestades

de la vida: • Puede calmar nuestras tempestades interiores dándonos luz, paz y fortaleza; • Pero también puede calmar nuestras tempestades exteriores dándonos

sabiduría para sabernos comportar en ellas. Coloquio se puede hacer un coloquio con alguno de los apóstoles preguntándole sobre lo que ellos sintieron cuando vieron que Jesús calmaba la tempestad. Terminar la meditación con un Padre Nuestro. N. B.: Sábado y domingo, repetir alguna de las meditaciones de la semana.

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TERCERA SEMANA

Del tercer mes.

Día 1°: Curación del paralítico (Mc. 2, 1-13).

Preparación para la oración. a) Presencia de Dios y oración preparatoria, como de costumbre. b) Composición de lugar: imaginar la escena: bajan al paralítico, por el techo, en

medio de una casa llena de gente. Jesús lo cura. c) Petición: que el Señor aumente mi conocimiento y mi amor a Jesús.

Ejercicio de la memoria. Consiste en recordar la historia: Jesús estaba predicando en una casa. Había mucha gente, de manera que no se podía entrar. Llegan unos hombres con un paralítico. Como no podían entrar por la puerta, entonces suben a la azotea, hacen un hueco en el techo, y por allí bajan al paralítico. Cuando Jesús lo vio le dijo: tus pecados están perdonados. Unos escribas pensaron que Jesús estaba blasfemando, pues solamente Dios puede perdonar pecados. Entonces Jesús les dijo: ¿qué es más fácil: decirle al paralítico que sus pecados están perdonados, o decirle, levántate y anda? Pues para que veáis que el Hijo del Hombre tiene poder de perdonar pecados, dijo al paralítico: yo te lo mando, levántate, toma tu camilla y vete a tu casa. El paralítico se levantó y la gente quedó admirada. (Conviene leer el texto en el Evangelio y repetirlo en todas sus partes). Meditación. La meditación se puede hacer de dos maneras:

A) Contemplando cada una de las escenas de este relato y deteniéndome en la primera escena en la que sienta devoción.

B) También se pueden hacer algunas consideraciones: • Jesús muestra poder sobre esa enfermedad. • La parálisis espiritual consiste en que, de hecho, no avanzamos en la vida

espiritual. • Jesús puede curar mi parálisis espiritual. • Para eso estoy haciendo los Ejercicios en la vida corriente. • Espero un adelanto grande en mi vida espiritual. • Espero conseguir una familiaridad en el trato con el Señor. • También, Jesús muestra su poder para perdonar los pecados. • Ese poder se lo concedió a sus sacerdotes. • Ese poder ha llegado hasta mí y ha dado paz a mi alma.

Coloquio con N. S. Jesucristo sobre el poder de perdonar los pecados y terminar con un Padre Nuestro.

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Día 2°: Curación del ciego Bartimeo (Mc. 10, 46ss).

Preparación para la oración.

a) Presencia de Dios y oración preparatoria, como de costumbre. b) Composición de lugar: imaginar el momento en que Jesús cura al ciego Bartimeo. c) Petición: que Dios me conceda mayor conocimiento y más amor al Señor Jesús.

Ejercicio de la memoria. Recordar la historia: salía Jesús de Jericó, acompañado de una muchedumbre. El ciego Bartimeo preguntó qué era todo ese ruido. Le respondieron que Jesús pasaba por allí. Entonces Bartimeo empezó a gritar: Jesús, Hijo de David, ten compasión de mí. La gente intentó callarlo, pero él gritaba más alto: Hijo de David, ten compasión de mí. Jesús se detuvo. Mandó que le trajeran al ciego y le preguntó: ¿qué quieres que haga por ti? El ciego le respondió: maestro, haz que yo vea. Jesús le dijo: tu fe te ha salvado. Al instante el ciego recobró la vista y siguió a Jesús. Meditación. La meditación se puede hacer de dos maneras:

A) Contemplando las distintas escenas de este relato, pero deteniéndome en la escena en la que sienta devoción:

• Jesús sale de Jericó acompañado de un gentío. • Bartimeo averigua que Jesús pasa por allí. • Empieza a gritar: Hijo de David, ten compasión de mí. • La gente intenta callarlo, pero él grita con más fuerza. • Jesús lo llama y le pregunta qué puede hacer por él. • Bartimeo le responde: maestro, haz que yo vea. • Jesús le dice: tu fe te ha salvado. Bartimeo queda curado y sigue a Jesús.

B) También se pueden hacer las siguientes consideraciones:

• Jesús se interesa por el bienestar de las gentes. • Yo no me puedo desentender del bienestar de las personas. • Hay una ceguera espiritual, que consiste en la imposibilidad de ver las

realidades sobrenaturales. • Si ese es problema mío, Jesús me puede curar de ese mal.

Coloquio con el ciego Bartimeo, ya curado, cuando sigue a Jesús, preguntándole sobre sus sentimientos. Terminar la meditación con un Padre Nuestro.

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Día 3°: Jesús cura al criado del centurión (Mt. 8, 5-14).

Preparación para la oración.

a) Presencia de Dios y oración preparatoria, como de costumbre. b) Composición de lugar: imaginar a Jesús conversando con el

centurión. c) Petición: que Dios me conceda mayor amor y mejor conocimiento

de Jesús. Ejercicio de la memoria. Recordar la historia: un centurión romano se presenta a Jesús y le pide que cure a su criado, que está enfermo y sufre mucho. Jesús mostró intención de ir a curarlo; pero el centurión le dijo: Señor, yo no soy digno de que entres en mi casa; pero di una sola palabra y mi criado quedará curado, porque yo soy un militar y digo a un soldado ve, y va; y a mi criado haz esto y lo hace. Jesús quedó admirado de la fe del centurión y le dijo: vete y sea como haz creído. En ese momento quedó curado el criado. (Leer el texto en el Evangelio y repetirlo en todos sus detalles).

Meditación. La meditación se puede hacer de dos maneras:

A) Contemplando las principales escenas del relato y deteniéndome en alguna de ellas: • Un centurión pide a Jesús que cure a su criado. • Jesús muestra intención de ir a curarlo. • El centurión dice que no es digno de que Jesús entre en su casa. • Que basta con que diga una palabra y el criado quedará curado • Jesús se admira de la fe del centurión, • Le dice: vete y sea como has creído. • El criado quedó curado.

B) También se pueden hacer las siguientes consideraciones.

• La fe del centurión es admirable. • Más admirable es el poder de Jesús que cura a un enfermo a distancia. • Considerar la bondad de Jesús que se apresta para curar al criado. • Examinar mi propia fe: probablemente es muy pequeña.

Coloquio con el centurión, preguntándole porqué tiene tanta fe en Jesús. Terminar la oración con un Padre Nuestro.

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Día 4°: Jesús resucita al hijo de la viuda de Naím (Lc. 7, 11-18).

Preparación para la oración.

a) Presencia de Dios y oración preparatoria, como de costumbre. b) Composición de lugar: imaginar cuando Jesús resucita al joven. c) Petición: que el Padre me conceda mayor conocimiento y mayor

amor a Jesús. Ejercicio de la Memoria. Recordar la historia: Jesús se acercaba a la ciudad de Naím, cuando sacaban a enterrar a un joven, hijo único de una viuda. Jesús se compadece. Se acerca al féretro y lo toca. Este se detuvo. Jesús le dijo: joven, yo te lo mando, levántate. Al instante el joven se incorporó y empezó a hablar. Jesús se lo entregó a su madre. El estupor se apoderó de todos y decían: un gran profeta ha aparecido entre nosotros; y Dios ha visitado a su pueblo. (Leer el relato en el Evangelio hasta repetirlo en todos sus detalles). Meditación. La meditación se puede hacer de dos maneras:

A) Contemplando las distintas escenas del relato y deteniéndome en alguna: • Jesús se acerca a Naím acompañado de sus discípulos y de mucha gente. • Sacan a enterrar al hijo único de una viuda. • Jesús se compadece. • Detiene el féretro y dice al joven: levántate, yo te lo mando! • El joven se incorpora y dice algunas palabras. • Jesús se lo entrega a su madre. • El estupor se apodera de todos y empiezan a alabar a Dio.

B) También se pueden hacer las siguientes consideraciones:

• Jesús posee un corazón compasivo. • Comprende la situación de la viuda. • Se muestra como Señor de la vida, al resucitar al joven. • Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios. • El milagro es un signo que nos dice que Jesús nos puede dar la vida

sobrenatural, aunque hayamos estado muertos por el pecado. Coloquio con la viuda, madre del joven que había muerto. Terminar la oración con un Padre Nuestro.

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Día 5°: La hemorroísa y la hija de Jairo (Lc. 8, 40ss).

Preparación para la oración.

a) Presencia de Dios y oración preparatoria, como de costumbre. b) Composición de lugar: imaginar el momento en que Jesús resucita

a la hija de Jairo. c) Petición: que Dios me conceda mayor conocimiento y más amor al

Señor Jesús. Ejercicio de la memoria. Recordar la historia: Jairo, jefe de la sinagoga, tenía una hija que se estaba muriendo. Pidió a Jesús que fuera a su casa para curar a la niña. Cuando iban de camino, una mujer, que padecía flujo de sangre desde hacía doce años, tocó el manto de Jesús y quedó curada. Jesús se volvió preguntando: ¿quién me ha tocado? Pedro le respondió que la gente lo apretujaba por todas partes; pero Jesús insistió diciendo que él había sentido salir de su cuerpo una virtud curativa. La mujer, entonces, confesó lo sucedido. Jesús le dijo: hija, vete en paz, tu fe te ha salvado. Entre tanto, vinieron a avisar a Jairo que su hija se había muerto, que no molestara más al maestro; pero Jesús le dijo a Jairo que no se angustiara, que tuviera fe y que la niña viviría. Al llegar a la casa encontraron a la gente llorando a la niña. Se burlaban de Jesús porque decía que la niña estaba dormida, cuando todos sabían que estaba muerta. Jesús entró a la habitación de la niña y le dijo: ¡levántate! La niña volvió a vivir y Jesús ordenó que le dieran de comer. (Leer el relato en el Evangelio y repetirlo fielmente). Meditación. La meditación se puede hacer de dos maneras:

A) Contemplar alguna de las principales escenas de ese relato: • Jairo pide a Jesús que cure a su hija. • La hemorroísa toca el manto de Jesús y queda curada.. • Jesús la despide con bondad. • La gente se burla de Jesús porque dice que la niña está dormida. • Jesús resucita a la hija de Jairo.

B) También se puede hacer alguna de las siguientes consideraciones:

• Jesús cura las enfermedades. • Jesús devuelve la vida. • La hemorroísa es símbolo de la persona que tiene algún defecto que le

quita todas las fuerzas del espíritu. Coloquio con la hemorroísa. Terminar la oración con un Padre Nuestro. N.B.: Sábado y domingo, repetir alguna de las meditaciones de la semana.

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CUARTA SEMANA del tercer mes.

Día 1°: La última subida a Jerusalén (Jn. 11, 1-17).

Preparación para la oración.

a) Presencia de Dios y oración preparatoria, como de costumbre. b) Composición de lugar: imaginar a Jesús subiendo animosamente a Jerusalén, donde

sería crucificado. c) Petición: que Dios Padre me conceda comprensión de lo que hace el Señor Jesús.

Ejercicio de la memoria. Recordar la historia: Jesús se halla al otro lado del río Jordán, en la región de Perea, cuando le llevan el recado de que su amigo Lázaro está enfermo. A pesar de la noticia, Jesús se queda otros dos días en el mismo lugar. Después, dice abiertamente a sus apóstoles que Lázaro ha muerto y los invita a subir a Jerusalén. Era natural que los apóstoles no quisieran subir a Jerusalén, pues eso significaba la muerte para Jesús; pero Tomás dice a sus compañeros: vamos también nosotros y muramos con él. El grupo emprende la empinada subida a Jerusalén y Jesús va adelante con gran ánimo. (Leer el Evangelio y repetir la escena con todos sus detalles). Meditación. La meditación se puede hacer de dos maneras: A) Contemplando las distintas partes de este relato, pero deteniéndome donde hallare devoción:

• En Jerusalén están resueltos a matar a Jesús. • Jesús se halla, con sus apóstoles, cerca del río Jordán, lejos del peligro. • Recibe la noticia de que su amigo Lázaro está enfermo. • Jesús se queda otros dos día en el mismo sitio. • Dice a sus apóstoles que Lázaro ha muerto y los invita a subir a Jerusalén. • Esa subida significaba la muerte para Jesús. • Los apóstoles sienten miedo, pero Tomás los anima. • Jesús va adelante del grupo, subiendo con grande ánimo.

B) También se pueden hacer las siguientes consideraciones:

• Jesús tuvo amistades muy queridas, como fue la familia de Lázaro. • Jesús sabe que va a morir. • Jesús sube con gran ánimo a Jerusalén, porque quiere morir por nosotros. • Los apóstoles van con pereza porque no quieren sufrimientos. • Los caminos de Dios son muy distintos de los caminos de los hombres.

Coloquio con el apóstol Tomás, preguntándole sobre sus sentimientos mientras suben a Jerusalén, donde les espera la muerte. Terminar con un Padre Nuestro.

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Page 72: Silva Hernando Ejercicios Espirituales en La Vida Corriente

Día 2°: Marta y María (Jn. 11, 17-33).

Preparación para la oración.

a) Presencia de Dios y oración preparatoria, como de costumbre. b) Composición de lugar: imaginar la conversación de Jesús con Marta. c) Petición: que Dios me dé mayor conocimiento y más amor al Señor Jesús.

Ejercicio de la memoria. Recordar la historia: cuando llegó Jesús a Betania, Marta salió a recibirlo y le dijo; Señor, si hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto; pero yo sé que Dios te concederá todo lo que le pidas. Jesús le dijo: tu hermano resucitará. Marta Respondió: ya sé que resucitará el último día. Jesús le dijo: yo soy la resurrección y la vida, el que crea en mí, aunque haya muerto, vivirá. Marta se fue a llamar a su hermana María, que estaba atendiendo las visitas. Esta se levantó y se fue al encuentro de Jesús. Los que estaban con ella también se levantaron y fueron al encuentro de Jesús. Cuando Jesús vio a la gente que lloraba, se conmovió profundamente y lloró. Los judíos comentaron: miren cuánto lo quería! Pero algunos de ellos dijeron: este, que devolvió la vista al ciego de nacimiento, no pudo haber hecho algo para que Lázaro no muriera? (Leer el Evangelio y repetirlo en todos sus detalles) Meditación. La meditación se puede hacer de cualquiera de las siguientes maneras:

A) Meditando cada una de las palabras de Marta y de Jesús: • Marta: “si hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto”. • Jesús: “tu hermano resucitará”. • Marta: “ya sé que resucitará el último día”. • Jesús: “yo soy la resurrección y la vida”. • Jesús: “el que crea en mí, aunque haya muerto, vivirá”.

B) Contemplando las distintas escenas:

• Jesús llega a la aldea de Betania. • Marta sale a recibirlo. • Marta expresa sus sentimientos y creencias a Jesús. • Marta llama a María y esta va al encuentro de Jesús. • Jesús llora por su amigo Lázaro. • Algunos judíos murmuran.

C) Se pueden hacer las siguientes consideraciones:

• Jesús tuvo sentimientos humanos. • Jesús llora por su amigo Lázaro.

Coloquio con Marta y María sobre su amistad con Jesús. Terminar la oración con un Padre Nuestro.

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Día 3°: La resurrección de Lázaro (Jn. 11, 33-45).

Preparación para la oración.

a) Presencia de Dios y oración preparatoria, como de costumbre. b) Composición de lugar: imaginar la resurrección de Lázaro. c) Petición: Que Dios Padre me conceda mayor conocimiento y más

amor al Señor Jesús. Ejercicio de la memoria. Recordar la historia: Cuando Jesús llegó a Betania, ya hacía cuatro días que Lázaro había muerto. Jesús pidió que lo llevaran al sepulcro. Cuando llegó, pidió que quitaran la piedra que cerraba el sepulcro. Marta le recordó que Lázaro ya llevaba cuatro días de muerto y que ya olía mal. Pero Jesús respondió: no te he dicho que si crees verás la gloria de Dios? Destaparon, pues, el sepulcro. Entonces Jesús exclamó: Padre, te doy gracias porque me has escuchado. Yo sé que siempre me escuchas, pero lo digo por la gente que me rodea, par que crea que tú me has enviado. Dicho esto, exclamó en voz alta: Lázaro, sal fuera! Entonces el que estaba muerto salio como estaba: atado con las vendas y el rostro cubierto con el sudario. Jesús ordenó que lo soltaran y lo dejaran caminar. Meditación. La meditación se puede hacer de dos maneras:

A) Contemplando las distintas escenas de este relato y demorándome en la escena que me produzca devoción:

• Jesús llega a Betania y Marta lo recibe. Se dirige al sepulcro. • Jesús llora por su amigo Lázaro. • Pide que quiten la piedra que cierra el sepulcro. • Marta recuerda que ya huele mal porque lleva cuatro días de muerto. • Quitan la piedra. • Jesús da gracias al Padre porque lo ha escuchado. • Jesús dice: “¡Lázaro, sal fuera!” • El que estaba muerto, sale, atado con sus vendas. • Jesús pide que lo suelten y lo dejen caminar.

B) También se pueden hacer las siguientes reflexiones:

• Jesús tuvo amistad humana con Lázaro y con sus hermanas. • Jesús se muestra sensible al dolor humano y llora por su amigo Lázaro. • Jesús da gracias al Padre porque lo ha escuchado. • Dice que el Padre lo escucha siempre. • Hace el prodigio para que crean que él es enviado por el Padre.

Coloquio con Marta y con María, sobre sus sentimientos por la resurrección de su hermano Lázaro, y terminar con un Padre Nuestro.

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Día 4°: Los jefes de los judíos quieren matar a Jesús (Jn. 11, 45ss).

Preparación para la oración.

a) Presencia de Dios y oración preparatoria, como de costumbre. b) Composición de lugar: imaginar el momento en el que los jefes del

pueblo se resuelven a matar a Jesús. c) Petición: que Dios me conceda conocimiento de mi propio corazón

y de mis propias intenciones. Ejercicio de la memoria. Recordar la historia. Con la resurrección de Lázaro muchos judíos creyeron en Jesús; pero otros se lo comunicaron a sus jefes. Estos se reunieron. Temieron que hubiera una revuelta y que vinieran los romanos y destruyeran todo el pueblo. Caifás, sumo sacerdote, les dijo que era preferible que muriera un solo hombre y no que pereciera toda la nación. Jesús tuvo que retirarse a la ciudad de Efrén. Cuando llegó la pascua, le gente se preguntaba si Jesús se atrevería a subir a Jerusalén, pues los jefes habían dado la orden de prenderlo. Ejercicio del entendimiento. Se pueden hacer las siguientes reflexiones:

• Qué equivocados suelen ser los juicios de los hombres. • Jesús no iba a perder a la nación, sino a salvarla. • Los jefes iban a cometer una injusticia muy grande: iban a matar a un inocente. • El condenado a muerte fue el hombre justo por excelencia. El cordero de Dios. • Los jefes estaban equivocados sobre sus intenciones: el verdadero motivo era la

envida, no la salvación del pueblo. • Qué fácilmente me puedo equivocar yo sobre mis intenciones. • Los signos que había hecho Jesús no hablaban de perdición del pueblo, sino de

salvación. • Los hombres no alcanzamos a ver las consecuencias de nuestras malas acciones.

Ellos mataron al Salvador y acarrearon la destrucción de Jerusalén y la dispersión del pueblo.

Ejercicio de la voluntad.

• Admirarme del desvarío de los hombres. • Sentir todo el peso de la injusticia que recae sobre Jesús. • Pensar que yo también me puedo equivocar gravemente.

Coloquio con Caifás sobre sus intenciones al mandar matar a Jesús. Terminar la oración con un Padre Nuestro.

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Día 5°: La unción de Betania (Jn. 12, 1-10). Preparación para la oración.

a) Presencia de Dios y oración preparatoria, como de costumbre. b) Composición de lugar: imaginar a María que unge los pies de Jesús. c) Petición: que Dios me conceda mayor conocimiento y más amor al Señor Jesús.

Ejercicio de la memoria. Recordar la historia: Jesús volvió a Betania y allí le ofrecieron una cena. Lázaro, al que había resucitado, estaba con Jesús, a la mesa. María, la hermana de Lázaro, tomó una libra de perfume de nardo, preciosísimo, y lo derramó sobre los pies de Jesús y los secó con sus cabellos. Toda la casa quedó llena con la fragancia del nardo. Pero Judas Iscariote intervino preguntando: ¿por qué no se ha vendido ese perfume en trescientos denarios para darlo a los pobres? A Judas no le interesaban los pobres, sino que era ladrón y robaba las limosnas que les daban. Pero Jesús respondió: déjala, está ungiendo mi cuerpo para la sepultura, porque a los pobres los tendréis siempre, pero a mí no siempre me tendréis. Muchos judíos fueron a Betania, no solamente por ver a Jesús, sino también por ver a Lázaro, al que había resucitado de entre los muertos. Meditación. La meditación se puede hacer de dos maneras:

A) Contemplando las distintas escenas de este relato y deteniéndome donde hallare devoción: • La familia de Lázaro ofrece una cena a Jesús. • María derrama un perfume finísimo sobre los pies de Jesús. • Los seca con sus cabellos. • La casa queda llena con la fragancia del perfume. • Judas protesta: que ese perfume su pudo haber vendido y dado el dinero a

los pobres. • Jesús dice que María ha ungido su cuerpo para la sepultura. • Que pobres siempre los tendremos. • Pero que a él no siempre lo tendremos.

B) También se pueden hacer las siguientes consideraciones:

• A Jesús le ungieron los pies dos veces. Primero, una pecadora, que lo hizo por arrepentimiento (Lc. 7, 36ss). Ahora lo unge María, que lo hace por amistad, por gratitud, por amor.

• La crítica de Judas es malintencionada. • Yo debo ungir los pies de Jesús con mi amor, con mi vida toda.

Coloquio con María, la hermana de Lázaro. Terminar con un Padre Nuestro.

N. B.: Sábado y domingo, repetir algunas de las meditaciones de la semana.

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Page 76: Silva Hernando Ejercicios Espirituales en La Vida Corriente

EJERCICIOS ESPIRITUALES

EN LA VIDA CORRIENTE.

Autor: S. Ignacio de Loyola

Expositor: Hernando Silva, S. J.

Bogotá.

Page 77: Silva Hernando Ejercicios Espirituales en La Vida Corriente

CUARTO MES

Este mes estará dedicado a meditar en la pasión del Señor, desde su entrada triunfal en Jerusalén y su última cena, hasta su descendimiento de la cruz y su sepultura. En todas las meditaciones de este mes se pretende aumentar nuestro amor a N. S. Jesucristo, al considerar cuánto tuvo que sufrir por nosotros. Por este motivo las meditaciones se harán, de ordinario, a manera de contemplación. Por contemplación, aquí no entendemos las altísimas contemplaciones de los místicos. Por contemplación aquí entendemos algo muy sencillo. Como contemplamos un atardecer, o una noche estrellada, de la misma manera contemplaremos los pasos de la pasión del Señor. Será un simple contemplar las distintas escenas, como si hubiéramos estado presentes a ellas. Durante todo este mes, conviene evitar las distracciones, los chistes, las situaciones que muevan a risa; y procurar no tanta luz, sino preferir la penumbra.

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Page 78: Silva Hernando Ejercicios Espirituales en La Vida Corriente

PRIMERA SEMANA del cuarto mes.

Día 1°: Entrada triunfal en Jerusalén (Lc. 19, 29-41).

Preparación para la oración.

a) Presencia de Dios y oración preparatoria, como de costumbre, b) Composición de lugar: imaginar la entrada triunfal de Jesús en

Jerusalén. c) Petición: que Dios me conceda mayor conocimiento y más amor al

Señor Jesús. Ejercicio de la memoria. Recordar la historia: Cuando Jesús se acercaba a Jerusalén, mandó a dos de sus discípulos que le trajeran un burrito que estaba atado. Se lo trajeron y Jesús montó sobre él. Cuando empezó a bajar la cuesta del monte de los Olivos. La gente empezó a tenderle sus mantos en el suelo, para que Jesús pasara sobre ellos; y cogiendo ramos de olivo empezaron a gritar: ¡Hosanna! ¡Bendito sea el que viene, el rey! ¡Paz en el cielo y gloria en las alturas! Unos fariseos pidieron a Jesús que hiciera callar a la gente; pero Jesús respondió: si estos callan, gritarán las piedras. Meditación. La meditación se hace a manera de contemplación de las distintas escenas de este relato, pero deteniéndome donde encuentre devoción. Escenas:

• Jesús se acerca a Jerusalén sentado sobre un burrito. • Con gran sencillez y humildad. • La gente se entusiasma. • Tienden sus mantos sobre el suelo, para que Jesús pase sobre ellos. • Cogen ramos de olivo, en señal de triunfo. • La gente grita: hosanna! • Bendito el rey que viene! • Paz en el cielo y gloria en las alturas! • Unos fariseos piden a Jesús que haga callar a la gente. • Jesús responde que, si ellos callan, gritarán las piedras.

Coloquio. Al terminar la oración, hacer un coloquio con alguno de los apóstoles. Para acabar la oración, se reza un Padre Nuestro.

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Page 79: Silva Hernando Ejercicios Espirituales en La Vida Corriente

Día 2°: El lavatorio de los pies (Jn. 13, 1-18).

Preparación para la oración.

a) Presencia de Dios y oración preparatoria, como de costumbre. b) Composición de lugar: imaginar a Jesús lavando los pies a sus apóstoles. c) Petición: que Dios me conceda mayor conocimiento y más amor al Señor Jesús.

Ejercicio de la memoria. Consiste en recordar la historia: en la última cena, ya estaban todos los apóstoles a la mesa, cuando, de pronto, Jesús se levanta, se quita el manto, toma un platón, una jarra y una toalla, y empieza a lavarles los pies a sus discípulos y a secarlos con la toalla. Cuando llegó a Pedro, este le protestó y le dijo que jamás le lavaría los pies a él; pero Jesús le dijo: si no te lavo los pies, no tendrás parte conmigo; a lo que Pedro respondió que, entonces, no solamente los pies, sino también las manos y la cabeza. Jesús le dijo que, al que está limpio, basta con que le laven los pies. (Leer el texto en el Evangelio y repetirlo en todos sus detalles). Meditación. La meditación se puede hacer de varias maneras:

A) Leyendo despacito el texto del Evangelio y meditando cada una de sus frases. B) Pasar toda la meditación contemplando a Jesús lavándoles los pies a sus discípulos.

C) También se pueden hacer las siguientes consideraciones.

• El lavar los pies era oficio de esclavos. • Por eso Pedro protesta y se niega a que Jesús le lave los pies. • Pero acepta cuando sabe que es condición para tener parte con Jesús. • El lavar los pies simboliza la purificación de las culpas. • Jesús lava los pies, aunque sabe que él viene de Dios, a Dios vuelve y que

Dios ha puesto en sus manos todas las cosas. • Hoy el gesto de lavar los pies se repite en todas las parroquias, las catedrales

y hasta en la basílica de S. Pedro, en Roma, por parte del papa. • Jesús nos quiere dar una lección de humildad. • También, viene a recordar que toda autoridad es para servir.

Coloquio con el apóstol Pedro preguntándole sobre los sentimientos que tuvo mientras Jesús le lavaba los pies. Terminar la oración con un Padre Nuestro.

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Page 80: Silva Hernando Ejercicios Espirituales en La Vida Corriente

Día 3°: El mandamiento de la caridad (Jn. 15, 12-18).

Preparación para la oración.

a) Presencia de Dios y oración preparatoria, como de costumbre. b) Composición de lugar: imaginar la última cena, cuando Jesús da su mandamiento

del amor. c) Petición: la propia de este mes: mayor conocimiento y más amor al Señor Jesús.

Meditación. La meditación se puede hacer de varias maneras:

A) Contemplar el momento, en la última cena, cuando Jesús da su mandamiento del amor y llama “amigos” a sus discípulos. Pasar en ello la oración.

B) Leer el Evangelio y meditar cada una de las frases del texto que proponemos para la oración.

C) Examinar cómo está mi amor: • Primero, mi amor a mí mismo. El amor empieza por la propia persona.

¿Tengo estima de mi propia persona? ¿Esa estima es la justa, sin exagerar, ni disminuir mis méritos? ¿Tengo complejo de inferioridad o, por el contrario, tengo soberbia?

• Amor a la familia: ¿Cómo está el amor de los esposos? ¿Se guardan resentimientos? ¿Se ha enfriado el amor?

• Amor a los hijos: ¿Se ama a los hijos? ¿Se tiene paciencia con los hijos adolescentes? ¿Hay comprensión de los hijos y de las hijas? ¿Hay confianza con los hijos?

• Amor al trabajo: ¿Amo mi profesión? ¿La ejercito con agrado? ¿En mi oficina, hay buen ambiente laboral? ¿Estimo a mis subordinados y los trato bien?

• Amor al prójimo: ¡Amo a mi prójimo? ¿Tengo enemigos? ¿Tengo malos sentimientos contra algunas personas?

• Amor a la sociedad: ¿Colaboro con mi parroquia? ¿Colaboro con mi barrio? • Amor a las cosas: ¿Cuido mis cosas con esmero y cariño?

Coloquio con N. S. Jesucristo, preguntándole si también a mí me considera su amigo. Terminar la oración con un Padre Nuestro.

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Page 81: Silva Hernando Ejercicios Espirituales en La Vida Corriente

Día 4°: Fundación de la Ssma. Eucaristía (Mt. 26, 26-30).

Preparación para la oración.

a) Presencia de Dios y oración preparatoria, como de costumbre. b) Composición de lugar: imaginar el momento en que Jesús funda la Ssma. Eucaristía,

durante la última cena. c) Petición: que el Señor me conceda amar y frecuentar la Ssma. Eucaristía.

Meditación. La meditación se puede hacer de varias maneras:

A) Se puede ir a una Iglesia, o capilla, y pasar la hora en adoración al Ssmo. Sacramento.

B) Puedo estarme en la casa, y allí, puedo imaginar que estoy ante el Ssmo. Sacramento expuesto y pasar la hora en adoración.

C) Puedo pasar el tiempo de oración contemplando la escena de la fundación de la Sta. Eucaristía: Jesús está en la última cena rodeado de sus apóstoles: consagra el pan y el vino y se lo reparte, indicándoles que eso es su cuerpo y su sangre.

D) También se pueden hacer las siguientes consideraciones: • Jesús se queda en la Eucaristía porque nos ama. • Jesús quiere ser compañero de nuestras vidas. • Quiere acompañarnos en nuestros barrios y poblaciones. No nos quiere

dejar solos. • Jesús quiere consolarnos en nuestras enfermedades y penas. • Jesús quiere ser comida nuestra y entrar en el interior de nuestro cuerpo,

cerca de nuestro corazón. • Jesús quiere ser viático en nuestro paso a la vida eterna.

Coloquio con Jesús sacramentado agradeciéndole que se haya quedado con nosotros. Terminar la oración rezando un Padre Nuestro de manera pausada.

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Page 82: Silva Hernando Ejercicios Espirituales en La Vida Corriente

Día 5°: Parábola de la vid (Jn. 15, 1-9).

Preparación para la oración.

a) Presencia de Dios y oración preparatoria, como de costumbre. b) Composición de lugar: imaginar a Jesús, en la última cena, cuando dice que él es la

vid verdadera y nosotros somos los gajos de esa vid. c) Petición: pedirle a Jesús que nosotros permanezcamos siempre unidos a él.

Ejercicio de la memoria. Consiste en recordar la parábola y las circunstancias en que fue enseñada: Jesús, durante su última cena, hizo un largo discurso de despedida, que lo tenemos en los capítulos 13 al 18 del Evangelio según san Juan. Dentro de este discurso de despedida se halla la parábola de la vid que vamos a meditar. Dijo, pues, Jesús: yo soy la vid verdadera y mi Padre es el viñador. Vosotros sois los ramos de esa vid. Mi Padre corta todo ramo que no da fruto. Al que da fruto lo poda, para que dé más fruto. Vosotros no podéis dar fruto si no permanecéis en mí, lo mismo que las ramas no pueden dar fruto si no permanecen unidas a la vid. El que no permanece en mí es arrojado fuera y se seca y, luego, lo arrojan al fuego para que arda. (Leer el texto en el Evangelio y repetirlo en todos sus detalles). Meditación. La meditación se puede hacer de dos maneras:

A) Se puede ir meditando las frases de ese texto: • “Yo soy la vid verdadera”. • “Mi Padre es el viñador.” • “Vosotros sois los ramos de esa vid.” • “Mi Padre corta todo ramo que no dé fruto.” • “Mi Padre poda al ramo que da fruto, para que dé más fruto”. Es decir: el

Señor permitirá tribulaciones para purificar a la persona que da fruto. • “Vosotros no podéis dar fruto si no estáis unidos a mí”. • “El que no permanece en mí, es arrojado fuera, se seca y lo queman.”

B) Se pueden hacer las siguientes consideraciones:

• El fruto son las buenas obras y los buenos pensamientos y deseos. • La unión más importante con Jesús es la gracia santificante, que se nos dio en el

bautismo. • También podemos estar unidos a Jesús por el amor. • También por el pensamiento y la meditación nos unimos a Jesús.

Coloquio con Jesús diciéndole que deseamos estar siempre unidos a él. Terminar con un Padre Nuestro rezado de manera pausada. N. B.: Para los días sábado y domingo, repetir alguna de las meditaciones de la semana.

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Page 83: Silva Hernando Ejercicios Espirituales en La Vida Corriente

SEGUNDA SEMANA

Del cuarto mes.

Día 1°: La oración en Getsemaní (Lc. 22, 39-47).

Preparación para la oración.

a) Presencia de Dios y oración preparatoria, como de costumbre. b) Composición de lugar: imaginar a Jesús durante su oración en

Getsemaní. c) Petición, la propia de este mes, que Dios me conceda dolor interno,

por los dolores de Jesús. Ejercicio de la memoria. Recordar la historia: después de la última cena, Jesús salió con sus discípulos y fue hasta el huerto de Getsemaní. Tomó consigo a Pedro, Santiago y Juan y él se apartó un poco. Allí se postró en tierra a hacer oración y decía: Padre, si te es posible, que pase de mí este cáliz, pero no se haga mi voluntad, sino la tuya. Volvió donde sus discípulos y los encontró durmiendo. Les dijo: ¿no habéis podido velar una hora conmigo? Velad y orad, para que no entréis en tentación, porque el espíritu está pronto, pero la carne es flaca. Volvió a orar segunda vez, repitiendo las mismas palabras. Vino un ángel del cielo y lo confortó. Pero Jesús empezó a llenarse de tristeza, sudó gotas como de sangre y declaró que estaba triste hasta la muerte. Volvió otra vez donde sus discípulos y, nuevamente, los encontró durmiendo. Meditación. La meditación se puede hacer de varias maneras:

A) Se puede tomar el texto de Lc. 22, 39-47 o el de Mateo 26, 36-47 e irlo meditando frase por frase.

B) Se puede pasar toda la meditación contemplando a Jesús postrado por tierra, sudando gotas de sangre, temblando de terror y pidiéndole al Padre que, si es posible, pase de él ese cáliz, pero que no se haga su voluntad, sino la del Padre.

C) Se pueden hacer consideraciones como las siguientes: • Con qué reverencia ora Jesús al Padre! • La humanidad de Jesús siente pavor ante lo que le espera. • Siente una tristeza mortal. • Suda gotas de sangre. • Jesús es confortado en la oración. • Jesús acepta la voluntad del Padre.

Coloquio con Jesús, durante su oración. Preguntémosle porqué está tan triste. Terminar la oración con un Padre Nuestro, rezado de manera pausada.

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Page 84: Silva Hernando Ejercicios Espirituales en La Vida Corriente

Día 2°: El prendimiento de Jesús (LC. 22, 47-54).

Preparación para la oración.

a) Presencia de Dios y oración preparatoria, como de costumbre. b) Composición de lugar: imaginar el momento en que los esbirros le echan mano a

Jesús, lo atan y se lo llevan. c) Petición: que Dios me conceda dolor interior, por los dolores de Jesús.

Ejercicio de la memoria. Recordar la historia: todavía estaba Jesús hablando con sus discípulos, cuando llegó un tropel de gente armada. Al frente de ellos estaba Judas Iscariote. Judas, pues, se adelantó y dio a Jesús el beso de paz. Jesús le dijo: Judas, con un beso entregas al hijo del hombre? Los demás preguntaron a Jesús si se defendían, y uno de ellos sacó la espada y le cortó la oreja derecha al siervo del sumo sacerdote. Jesús dijo: basta ya! Tocó la oreja cortada y la curó. Entonces echaron mano a Jesús y lo prendieron. Meditación. En la meditación, se pueden contemplar las distintas escenas:

• Judas da el beso de paz a Jesús. Esa era la señal para prenderlo. • Jesús le pregunta si con un beso entrega al hijo del hombre. • Los apóstoles tratan de defenderse, pero Jesús se lo impide. • Ponen las manos sobre Jesús. • Lo sujetan y lo atan. • Lo llevan a los empellones por el camino. • No guardan con Jesús consideración alguna. • Los esbirros se complacen en humillarlo. • Jesús se comporta con infinita paciencia. • Todo lo ofrece por la salvación del mundo. • Acompañar a Jesús a lo largo de todo ese camino.

Coloquio con el apóstol Pedro, que sigue toda la escena a lo lejos. Terminar la oración con un Padre Nuestro recitado de manera pausada.

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Page 85: Silva Hernando Ejercicios Espirituales en La Vida Corriente

Día 3°: Jesús ante el sumo sacerdote Anás (Jn. 18, 12-15 y 19-25).

Preparación para la oración.

a) Presencia de Dios y oración preparatoria, como de costumbre. b) Composición de lugar: imaginar a Jesús ante el sacerdote Anás. c) Petición: que Dios me conceda dolor interno, por los dolores de Jesús.

Ejercicio de la memoria. Recordar la historia: Jesús fue llevado, primero, ante Anás, que era suegro de Caifás, quien era el sumo sacerdote aquel año. Anás había sido sumo sacerdote antes y conservaba el poder real en Israel. Por este motivo llevan a Jesús ante él. Anás interrogó a Jesús sobre su doctrina y sobre sus discípulos. Jesús le respondió: yo siempre he hablado en público, en la sinagoga y en el templo. Nada he enseñado en secreto. ¿Porqué me interrogas a mí? Pregunta más bien a los que me han oído. Ante esta respuesta, uno de los esbirros le dio a Jesús una bofetada diciéndole: ¿así respondes al pontífice? Jesús le replicó: si he hablado mal, indica en qué; pero si he hablado bien, ¿porqué me golpeas? Meditación. La meditación se puede hacer se puede hacer de dos maneras:

A) Como contemplación, pero deteniéndome en la escena en la que sienta devoción: • Contemplando a Jesús ante Anás, quien ya no era sumo sacerdote y, por

tanto, no tenía derecho para interrogar. • Anás lo interroga sobre su doctrina y sobre sus discípulos. • Jesús dice que se debe preguntar, no a él, sino a los que lo han escuchado. • Un esbirro golpea a Jesús • Jesús le responde con mansedumbre.

B) También se pueden hacer las siguientes reflexiones: • El interrogatorio de Anás es una injusticia, pues este ya no era sumo sacerdote. • Anás está abusando de su poder. • Jesús empieza a padecer la injusticia. • La doctrina de Jesús constituye la luz de la humanidad de todos los tiempos.

¿Qué podía entender Anás? • Los discípulos de Jesús son los fundamentos de la Iglesia. ¿Podía Anás

sospechar eso? • Anás estaba quedando mal en ese juicio. Por este motivo un esbirro golpea a

Jesús. Es otra injusticia y otro abuso de poder. • La santidad de Dios, Jesús, va a ser condenado por unos hombres que están

resueltos a asesinarlo. Coloquio con Jesús sometido a la injusticia y al abuso de poder. Terminar la oración con un Padre Nuestro recitado de manera pausada..

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Page 86: Silva Hernando Ejercicios Espirituales en La Vida Corriente

Día 4°: Jesús ante el sanedrín (Mt. 26, 57-69).

Preparación para la oración.

a) Presencia de Dios y oración preparatoria, como de costumbre. b) Composición de lugar: imaginar a Jesús ante el sanedrín. c) Petición: que Dios me conceda dolor, por los dolores de Jesús.

Ejercicio de las memoria. Recordar la historia: de la presencia de Anás, los esbirros llevaron a Jesús ante el sanedrín, presidido por Caifás. En su palacio se habían reunido los miembros del sanedrín que se habían puesto de acuerdo en matar a Jesús. Consiguieron muchos testigos falsos, pero sus testimonios eran contradictorios. Entonces Caifás, se levantó y dijo a Jesús: te conjuro por el Dios vivo, si tú eres el Cristo, el Hijo de Dios, dínoslo! Jesús le respondió: tú lo dices, yo soy; y veréis al hijo del hombre, sentado a la diestra de Dios, venir sobre las nubes del cielo. Entonces Caifás dijo: ¡ha blasfemado! ¡Es reo de muerte! ¿Qué necesidad tenemos de testigos? Vosotros mismos habéis oído la blasfemia. Todos se levantaron y dijeron: ¡es reo de muerte! Rasgaron sus vestiduras, lo escupieron en la cara y lo golpearon. Mditación. Conviene hacer la meditación contemplando las distintas escenas de este episodio, pero demorándonos en la escena en la que sintamos devoción. Escenas:

• En el palacio de Caifás, se reúnen los miembros del sanedrín que se habían comprometido a matar a Jesús, aun sabiendo que era inocente.

• Jesús es llevado a su presencia. • Consiguen muchos testigos falsos. • Sus testimonios no coinciden. • Caifás se levanta y conjura a Jesús a que les diga, por el Dios vivo, si él es el Cristo. • Jesús responde afirmativamente. • Les anuncia que verán al hijo del hombre, sentado a la diestra de Dios, venir sobre

las nubes del cielo. • Caifás grita que ha blasfemado y que es reo de muerte. • Todos se levantan y gritan que es reo de muerte. • Rasgan sus vestidos en señal de repudio a la blasfemia oída. • Escupen y golpean a Jesús.

Coloquio con Jesús, preguntándole qué siente ante la injusticia que acaba de sufrir. Terminar la meditación recitando pausadamente un Padre Nuestro.

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Día 5°: La noche de los improperios (Lc. 22, 63-66).

Preparación para la oración.

a) Presencia de Dios y oración preparatoria, como de costumbre. b) Composición de lugar: imaginar a Jesús en medio de la guardia, que hace burla de

él, lo escupe y lo golpea durante toda la noche. c) Petición: que Dios me conceda dolor interno, por los dolores de Jesús.

Ejercicio de la memoria. Recordar la historia: después de que el sanedrín condenó a muerte a Jesús, se lo entregaron a la guardia para que lo cuidara. Lo bajaron, pues, a los sótanos del palacio, donde estaban los calabozos. Los guardias resolvieron pasar la noche burlándose de Jesús: lo insultaban, le escupían en la cara, le vendaban los ojos, lo golpeaban y le decían: adivina quién te ha pegado. En esas burlas pasaron toda la noche. Es lo que el pueblo cristiano ha llamado “la noche de los improperios”. Meditación. La meditación se hace contemplando las distintas escenas de este relato y deteniéndome donde hallare devoción. Escenas principales:

• El sanedrín condena a muerte a Jesús. • Lo escupen y lo golpean. • Se lo entregan a la guardia para que lo custodie. • Los guardias lo llevan a los calabozos, en los bajos del palacio. • Lo sientan en algún banco. • Resuelven pasar la noche burlándose del preso. • Lo insultan, sin que nadie ponga límite a la bajeza de sus insultos. • Le escupen en la cara hasta saciar sus malos sentimientos. • Le vendan los ojos. • Lo golpean. • Le dicen, en son de burla, adivina quién te ha pegado.

Coloquio con Jesús ultrajado, diciéndole lo que mis sentimientos me indicaren. Terminar la meditación recitando un Padre Nuestro, de manera pausada. N. B.: El sábado y el domingo se hace repetición de alguna de las meditaciones de esta semana.

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TERCERA SEMANA

Del cuarto mes.

Día 1°: segunda reunión del sanedrín (Lc. 22, 66ss).

Preparación para la oración.

a) Presencia de Dios y oración preparatoria, como de costumbre. b) Composición de lugar: imaginar a Jesús ante un conjunto de jueces resueltos a

condenarlo a muerte. c) Petición: que Dios me conceda dolor interno, por los dolores de Jesús.

Ejercicio de la memoria. Recordar la historia: El juicio, en la noche del jueves, condenando a muerte a Jesús, era inválido, porque no se podía dar sentencia de muerte por la noche. Por este motivo, a primera hora del viernes, se reunieron de nuevo los sanedritas. No todos, sino solamente los que se habían comprometido a dar muerte a Jesús. Una vez reunidos, pidieron a Jesús que les dijera si él era el Cristo. Jesús les respondió que sí, que él era y que el hijo del hombre se sentaría a la diestra de Dios. Entonces ratificaron la sentencia de muerte que habían dado la noche anterior. Meditación. La meditación se hace contemplando las escenas de este relato y deteniéndome donde hallare devoción:

• Los sanedritas se reúnen a primera hora del viernes. • Jesús comparece ante ellos. • Jesús lleva la cara llena de saliva y amoratada, por los golpes. • Tiene los ojos rojos porque no ha podido dormir. • Ya está fatigado, por los malos tratos. • Los sanedritas prescinden de testigos. • Le preguntan directamente si él es el Hijo de Dios. • Jesús, aun a sabiendas de que su testimonio le costará la vida, responde que sí, que

él es el Cristo. • Los sanedritas no aceptan su testimonio, ni el testimonio de todos los milagros que

había hecho, y lo vuelven a condenar a muerte. Coloquio con N. S. Jesucristo condenado a muerte por los jueces de su pueblo. Terminar la meditación con un Padre Nuestro rezado de manera pausada.

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Día 2°: Jesús ente Pilato y ante Herodes (Lc. 23, 1-13).

Preparación para la oración.

a) Presencia de Dios y oración preparatoria, como de costumbre. b) Composición de lugar: imaginar a Jesús ante Pilato, ya condenado por su propio

pueblo, trasnochado, golpeado y con la cara escupida. c) Petición: que Dios me conceda dolor interno, por los dolores de Jesús.

Ejercicio de la memoria. Recordar la historia: cuando el sanedrín condenó a muerte a Jesús, el viernes en la mañana, se levantaron todos y lo condujeron ante Pilato, que era el gobernador romano. Lo acusaban de sublevar al pueblo. Pilato le preguntó si él era el rey de los judíos y Jesús le respondió que sí. Pilato sabía que Jesús era inocente, porque él estaba muy bien enterado, por medio de sus oficiales, de lo que ocurría en el pueblo. Se levantó, pues, Pilato y dijo a los judíos que él no encontraba delito alguno en ese hombre. Los judíos le respondieron que venía sublevando al pueblo desde Galilea. Cuando Pilato se enteró de que Jesús era galileo, se lo remitió a Herodes. Herodes era rey de Galilea. Vivía con la mujer de su hermano Filipo. Como Juan Bautista lo reprendió por esa unión, Herodes lo mandó poner preso y, después, lo hizo decapitar. Herodes se puso muy contento de ver a Jesús y le hizo muchas preguntas. Pero como Jesús no respondió, ni hizo milagro alguno en su presencia, Herodes lo trató de loco y se lo devolvió a Pilato. Desde entonces quedaron amigos Herodes y Pilato. Meditación. La meditación se puede hacer contemplando las distintas escenas de este episodio y deteniéndome donde hallare devoción. Escenas:

• El sanedrín vuelve a condenar a muerte a Jesús. • Llevan a Jesús ante Pilato. • Jesús estaba trasnochado, con la cara escupida, la barba mesada, el rostro golpeado

y condenado a muerte por su propio pueblo. • Pilato sabía que Jesús era inocente. • Pilato pregunta a Jesús si él es el rey de los judíos. • Jesús responde afirmativamente. • Pilato declara, ante los sumos sacerdotes, que Jesús es inocente. • Pilato remite a Jesús a Herodes. • Herodes, que vivía con la mujer de su hermano Filio, era rey de Galilea. • Herodes se pone contento de ver a Jesús y le hace muchas preguntas. • Jesús guarda silencio. • Herodes se burla de Jesús y se los devuelve a Pilato. • Pilato y Herodes quedan de amigos.

Coloquio con Jesús, cuando es burlado por Herodes y toda su corte. Terminar la meditación rezando, de manera pausada, un Padre Nuestro.

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Día 3°: Jesús y Barrabás (Mt. 27, 11-22)

Preparación para la oración.

a) Presencia de Dios y oración preparatoria, como de costumbre. b) Composición de lugar: imaginar a Jesús, cuando oye que el pueblo pide su

crucifixión y la libertad de Barrabás. c) Petición: que Dios me conceda dolor interno, por los dolores de Jesús.

Ejercicio de la memoria. Recordar la historia: La gente gritaba, ante Pïlato, muchas acusaciones contra Jesús; pero este callaba, no respondía, de manera que el gobernador se admiró. Pilato se dirigió a la gente diciéndole: yo no he encontrado culpa ninguna en este hombre. Tampoco Herodes le ha encontrado culpa, porque me lo devolvió. Pero es costumbre que yo les suelte algún prisionero, con motivo de la fiesta de pascua. ¿A quién queréis que os suelte: a Jesús, o a Barrabás? El tal Barrabás era un asesino. Pero la gente gritó: ¡suelta a Barrabás! Pilato preguntó ¿y qué hago con Jesús? Y el pueblo respondió crucifíclao! La mujer de Pilato le mandó un recado pidiéndole que no se metiera con ese justo, porque ella había sufrido mucho por él, en sueños. Pilato pidió agua, se lavó las manos y dijo: soy inocente de la sangre de este justo. El pueblo respondió: caiga su sangre sobre nosotros y sobre nuestros hijos. Meditación. Conviene hacer la meditación contemplando las distintas escenas de este relato, pero demorándome donde encuentre devoción. Escenas:

• Jesús vuelve de Herodes a Pilato. Tiene que atravesar la ciudad. La gente lo insulta.

• Ante Pilato la gente grita muchas acusaciones contra Jesús. • Jesús guarda silencio, de manera que el gobernador se admira. • Pilato vuelve a declarar la inocencia de Jesús. • Pilato compara a Jesús con Barrabás. • La gente pide la crucifixión de Jesús y la libertad de Barrabás. • La esposa de Pilato le manda recado para que no se meta con ese justo porque ha

sufrido mucho por él, en sueños. • Pilato se lava las manos y declara que es inocente de la sangre de ese justo. • La gente grita: ¡caiga su sangre sobre nosotros y sobre nuestros hijos!

Coloquio con Jesús cuando oye que la gente pide su crucifixión y la libertad de Barrabás. Terminar la meditación rezando, de manera pausada, un Padre Nuestro.

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Día 4°: La flagelación del Señor (Jn. 19. 1)

Preparación para la oración.

a) Presencia de Dios y oración preparatoria, como de costumbre. b) Composición de lugar: imaginar a Jesús, cuando es flagelado. c) Petición: que Dios me conceda dolor interno, por los dolores de Jesús.

Ejercicio de la memoria. Recordar la historia: Pilato, como última medida para salvar a Jesús, resuelve hacerlo azotar, para ver si el pueblo siente compasión y le perdona la vida. La flagelación romana era un castigo crudelísimo. Por el discurso de Cicerón contra Verres conocemos los detalles de ese tormento. Se usaban látigos de nervios de bueyes, de cadenas, de cuerdas con huesillos, encargados de desgarrar, y con punta de plomo para que el golpe fuera más contundente. Los primeros azotes hinchaban la piel, luego, la desgarraban, dejando ver las costillas y la carne viva. Si el reo no moría con los azotes, quedaba inválido. A Jesús no lo mató la cruz. Jesús murió a consecuencia de los azotes. Meditación. La meditación se hace contemplando esa escena terrible:

• Pilato da la orden de azotar a Jesús. • Los soldados lo llevan al interior del pretorio. • Lo desnudan. • Lo atan a una columna. • Empiezan a azotarlo. • Lo azotan unos verdugos sin sentimientos y acostumbrados a causar dolor. • Jesús tiembla con cada azote. • La piel, primero se hincha. • Empieza a brotar la sangre. • Se desgarra la piel. • Queda a la vista la carne viva. • Los soldados continúan azotando, sin compasión alguna. • La pérdida de sangre es muy grande. • La sangre salpica en todas direcciones. • El dolor es indecible. • La humillación es inmensa. • Los ojos de Jesús se llenan de dolor y de tristeza.

Coloquio con Jesús flagelado, conversando con él de lo que mi sentimiento me inspire. Terminar la oración rezando, de manera pausada, un Padre Nuestro.

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Día 5°: La coronación de espinas (Mt. 27, 27-31)

Preparación par la oración.

a) Presencia de Dios y oración preparatoria, como de costumbre. b) Composición de lugar. Imaginar a Jesús cuando lo coronan de espinas. c) Petición: que Dios me conceda dolor, por los dolores de Jesús.

Ejercicio de la memoria. Consiste en recordar la historia: después de la flagelación, los soldados introdujeron a Jesús al interior del palacio y, ante toda la cohorte, le pusieron un manto rojo, una corona de espinas en la cabeza, y una caña en la mano, a manera de cetro. Entonces los soldados doblaban la rodilla ante él, en son de burla y le decían: ¡Salve, rey de los Judíos! Lo escupían en la cara y lo golpeaban con la caña. Meditación. La meditación se debe hacer como una contemplación. Se pueden contemplar las siguientes escenas, deteniéndome donde hallare devoción:

• Después de la flagelación, desatan a Jesús de la columna. • Jesús cae, porque está exhausto. • Los soldados lo levantan y lo llevan al interior del palacio. • Allí le ponen un manto rojo. • Una corona de espinas en la cabeza, • Y una caña en la mano, a manera de cetro. • Jesús queda convertido en rey de burlas. • Los soldados empiezan la burla: • Doblan la rodilla ante él y le dicen: ¡salve, rey de los judíos! • Le escupen en la cara. • Lo golpean con la caña.

Pasar la meditación contemplando una escena tan terrible. Coloquio con Jesús, mientras se burlan de él. Terminar la meditación rezando, de manera pausada, un Padre Nuestro. N. B.: El sábado y el domingo, hacer repetición de alguna de las meditaciones de esta semana.

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SEMANA CUARTA Del mes cuarto.

Día 1°: Jesús condenado a muerte (Jn. 19, 4-17).

Preparación para la oración.

a) Presencia de Dios y oración preparatoria, como de costumbre. b) Composición de lugar: imaginar a Jesús, después de su flagelación, cubierto de

sangre y temblando de dolor, cuando es presentado al pueblo por Pilato, pero el pueblo pide que lo crucifiquen.

c) Petición: que el Señor me conceda dolor, por los dolores de Cristo. Ejercicio de la memoria. Recordar la historia: Después de la flagelación, Pilato saca fuera a Jesús, cubierto de sangre y temblando de dolor, y dice a la gente: he aquí al hombre. Pero la gente no se conmovió y gritó: ¡crucifícalo! Pilato se lava las manos y dice: yo soy inocente de la sangre de este justo. Pero la gente grita: caiga su sangre sobre nosotros y sobre nuestros hijos (Mt. 27, 24s). Pilato pregunta: ¿qué mal ha hecho? Y la gente responde: se ha hecho hijo de Dios y, de acuerdo a nuestra ley, debe morir. Pilato se llenó de temor y quiso librarlo. Pero la gente le gritó: si libras a ese no eres amigo del césar. Entonces Pilato se lo entregó para que lo crucificaran. Meditación. La meditación se hace contemplando a Jesús en las diversas escenas de este relato, pero deteniéndome en la escena que más me impresione. Escenas:

• Después de la flagelación, Pilato saca a Jesús y se lo presenta al pueblo, con las palabras: he aquí al hombre!

• Jesús está cubierto de sangre, temblando de dolor y coronado de espinas. • La gente grita: crucifícalo! • Pilato se lava las manos y dice que él es inocente de la sangre de ese justo. • La gente grita: caiga su sangre sobre nosotros y sobre nuestros hijos! • Pilato pregunta: ¿qué mal ha hecho? • La gente responde: se ha hecho hijo de Dios y debe morir. • Pilato quiere librarlo. • Le gente le grita: si liberas a ese no eres amigo del césar, porque él se ha hecho rey,

y todo el que se hace rey no es amigo del césar. • Pilato se lo entrega para que lo crucifiquen.

Coloquio con Jesús cuando oye que el pueblo pide su crucifixión. Le diremos a él lo que nuestro corazón nos indique. Terminar la oración rezando un Padre Nuestro.

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Page 94: Silva Hernando Ejercicios Espirituales en La Vida Corriente

Día 2°: La vía dolorosa (Lc. 23, 26-33).

Preparación para la oración.

a) Presencia de Dios y oración preparatoria, como de costumbre. b) Composición de lugar: imaginar a Jesús, con la cruz a cuestas, por la vía dolorosa. c) Petición: que Dios me conceda dolor interno, por los dolores de Jesús.

Ejercicio de la memoria. Recordar la historia: cuando Pilato condenó a muerte a Jesús, le quitaron la púrpura y le volvieron a poner sus vestidos. Había dos ladrones condenados a la cruz; así que, aprovecharon la oportunidad, los sacaron de los calabozos y los llevaron para crucificarlos con Jesús. De acuerdo a la costumbre, hicieron que Jesús llevara su propia cruz. Igual cosa hicieron con los ladrones, y empezaron a caminar hacia el Calvario. De acuerdo a la tradición, Jesús cayó tres veces bajo el peso de la cruz. Eso es muy verosímil, si se tiene en cuenta que Jesús ya era un moribundo, como consecuencia de la flagelación. Como los soldados temieron que Jesús muriera en el camino, obligaron a Simón de Cirene a llevar la cruz. Unas mujeres lloraban y se daban golpes de pecho por Jesús; pero él les dijo que no lloraran por él, sino por ellas mismas y por sus hijos, porque si así tratan al árbol verde, qué no harán en el seco. Meditación. La meditación se puede hacer de dos maneras:

A) Rezando el vía crucis. B) Contemplando las distintas escenas que hemos propuesto, y demorándome donde

sintiere devoción. Escenas: • Le quitan la púrpura a Jesús, le ponen sus vestido y lo cargan con la cruz. • Lo mismo hacen con los dos ladrones. • Empiezan el camino hacia el calvario. • Los soldados temen que Jesús muera en el camino. • Obligan a Simón de Cirene a llevar la cruz. • Unas mujeres lloran por Jesús. • Jesús les dice que, más bien, lloren por ellas y por sus hijos. • Porque si así tratan al árbol verde, qué no harán en el seco? • La gente insulta a Jesús y los soldados son muy crueles.

Coloquio con Jesús, durante su vía dolorosa, diciéndole lo que mi corazón me inspire y terminar con un Padre Nuestro.

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Page 95: Silva Hernando Ejercicios Espirituales en La Vida Corriente

Día 3°: La crucifixión (M. 27, 34-39).

Preparación para la oración.

a) Presencia de Dios y oración preparatoria, como de costumbre. b) Composición de lugar: imaginar a Jesús crucificado. c) Petición: que Dios me conceda dolor por los dolores de N. S. Jesucristo.

Ejercicio de la memoria. Recordar la historia: el promontorio del Calvario quedaba muy cerca de la puerta de la ciudad. Cuando llegaron, primero le ofrecieron a Jesús vino mezclado con hiel. Jesús lo probó, pero no lo quiso beber. Luego, despojaron a Jesús de sus vestiduras. Ya la tela se había adherido a la carne viva; pero eso a los soldados no les interesaba. Luego, hicieron que Jesús se tendiera sobre la cruz y lo sujetaron firmemente. Primero clavaron las manos al madero, a golpes de martillo. Después clavaron los pies. Entonces, levantaron la cruz, la hicieron descender al hueco que habían preparado y la aseguraron con firmeza. Encima de la cruz fijaron un letrero con la causa de la ejecución: “Jesús Nazareno Rey de los Judíos”. Los soldados se repartieron las vestiduras de Jesús y sobre su túnica echaron suertes. Desde el mediodía, hasta la media tarde, las tinieblas se extendieron sobre toda la tierra (Mt. 27, 45). Meditación. Esta meditación se debe hacer como contemplación de la crucifixión del Señor. Se pueden contemplar sus distintas partes:

• Al llegar al Calvario, desnudan a Jesús. • La tela ya se había adherido a la carne viva. • Pero los soldados la arrancan con brutalidad. • Lo acuestan sobre la cruz. • Lo sujetan con firmeza. • Clavan una mano a golpes de martillo. • Clavan la otra mano. • Clavan los pies. • Levantan la cruz y la dejan caer en el hueco que habían preparado. • Jesús tiembla de dolor. • Con dificultad puede respirar. • La espalda, en carne viva, da contra el madero. • Las espinas de la corona se le clavan, cuando él intenta levantar la cabeza. • La oscuridad cubre la tierra. • Jesús permanece en un silencio sagrado, orando al Padre. • Pronuncia sus últimas palabras.

Coloquio con Jesús crucificado. Y terminar con un Padre Nuestro.

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Page 96: Silva Hernando Ejercicios Espirituales en La Vida Corriente

Día 4°: La muerte de N. S. Jesucristo en la cruz (MT. 27, 39-57).

Preparación para la oración.

a) Presencia de Dios y oración preparatoria, como de costumbre. b) Composición de lugar: imaginar a N. S. Jesucristo muriendo en la cruz. c) Petición: que Dios me conceda dolor y lágrimas por el dolor de N. S. Jesucristo.

Ejercicio de la memoria. Recordar la historia: a medio día, las tinieblas cubrieron la faz de la tierra hasta la media tarde. La gente insultaba a Jesús: a otros ha salvado y él no se puede salvar! Que baje de la cruz y creeremos en él! Tú que destruyes el templo de Dios y lo reedificas en tres días, sálvate a ti mismo! Cuando murió Jesús, el velo del templo se rasgó en dos. Las peñas se quebraron. Los sepulcros se abrieron y muchos santos resucitaron. El centurión que presidía la ejecución dijo: realmente este hombre era Hijo de Dios. Meditación. La meditación se puede hacer de dos maneras:

A) Se puede pasar la hora entera en adoración ante el Señor crucificado B) Se pueden contemplar, una a una, sus últimas palabras y las escenas que

acompañaron a su muerte: • Las tinieblas se extienden sobre la tierra. • La gente lo insulta de diversas maneras. • Jesús ruega por sus enemigos: “Padre, perdónalos, porque no saben lo que

hacen!” (Lc. 23, 34). • Prometió el cielo al buen ladrón: “hoy estarás conmigo en el paraíso!” (Lc. 23,

43). • Nos encomienda a su madre: “mujer, he ahí a tu hijo”. Y encomienda su madre

al discípulo amado: “he ahí a tu madre!” (Jn. 19, 26s). • Sintió el abandono de Dios: “Dios mío, porqué me has abandonado?” (Mt. 27,

46). • Se quejó del tormento de la sed: “tengo sed!” (Jn. 19, 28). • Jesús permanece en silencio, orando a su Padre. • Declara que su obra está terminada: “Todo esta consumado!” (Jn. 19, 30). • Jesús encomienda su alma al Padre: “Padre, en tus manos encomiendo mi

espíritu”; y expira con un fuerte grito. (Lc. 23, 46). • El velo del templo se rasga. Las rocas se quiebran. Los sepulcros se abren y

muchos santos resucitan. • El centurión, que preside la ejecución, dice: verdaderamente este hombre era el

Hijo de Dios. Coloquio con Jesús crucificado. Y terminar con un Padre Nuestro.

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Page 97: Silva Hernando Ejercicios Espirituales en La Vida Corriente

Día 5°: El descendimiento y la sepultura del Señor (Jn. 19, 31ss).

Preparación para la oración.

a) Presencia de Dios y oración preparatoria, como de costumbre. b) Composición de lugar: imaginar a la Sma. Virgen cuando recibe el

cuerpo de su hijo, al bajarlo de la cruz. c) Petición: que Dios me conceda dolor y lágrimas por los dolores de

Jesús. Ejercicio de la memoria. Consiste en recordar la historia: los judíos pidieron a Pilato que ordenara quebrarles las piernas a los crucificados y quitarlos de allí, pues era la víspera de la pascua. Los soldados quebraron las piernas a los ladrones pero, al llegar a Jesús, como ya estaba muerto, no le quebraron las piernas, sino que uno de los soldados lo atravesó con una lanza y, al punto, salió sangre y agua. José de Arimatea pidió a Pilato el cuerpo de Jesús. También llegó Nicodemo, que llevó unas cien libras de mezcla de mirra y áloe. Bajaron el cuerpo de la cruz. Probablemente lo recibió la misma Virgen María. Entonces pudieron apreciar lo terribles que habían sido sus heridas. Ungieron el cuerpo, rápidamente, y lo llevaron al sepulcro. Cerca del calvario había un huerto con un sepulcro nuevo. Allí depositaron el cuerpo de Jesús. Sellaron el sepulcro con una gran piedra y se volvieron a la ciudad. Meditación. La meditación se hace como una contemplación de las distintas escenas, pero deteniéndome donde encuentre devoción. Escenas.

• Los judíos piden a Pilato que ordene quebrarles las piernas a los crucificados. • Los soldados les quiebran las piernas a los ladrones. • A Jesús, como ya estaba muerto, lo atraviesan con una lanza. • José de Arimatea pide a Pilato el cuerpo de Jesús. • También acude Nicodemo con una cien libras de mezcla de mirra y áloe. • Desclavan a Jesús y lo bajan del madero. • Probablemente la Virgen María recibe el cuerpo de su Hijo. • Le quitan la corona de espinas. • Observan la crueldad de sus heridas. • Lo ungen para la sepultura. • Lo envuelven en una sábana. • Lo depositan en el sepulcro, que quedaba muy cerca. • Sellan el sepulcro con una gran piedra.

Coloquio con la Virgen María, cuando recibe el cuerpo de su hijo. Terminar la oración con un Padre Nuestro rezado de manera pausada. N.B.: Sábado y domingo, repetir algunas de las meditaciones de la semana.

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Page 98: Silva Hernando Ejercicios Espirituales en La Vida Corriente

EJERCICIOS ESPIRITUALES

EN LA VIDA CORRIENTE.

Autor: S. Ignacio de Loyola

Expositor: Hernando Silva, S. J.

Bogotá.

Page 99: Silva Hernando Ejercicios Espirituales en La Vida Corriente

QUINTO MES

Este quinto mes estará dedicado a la consideración de la vida gloriosa de N. S. Jesucristo. Durante este mes conviene cambiar la tonalidad anímica. En el cuarto mes fue de tristeza, aquí será de alegría espiritual. Por tanto, se debe fomentar lo que produce alegría, como mayor iluminación en las habitaciones. Durante la primera y segunda semana, de este mes, se utilizará bastante un género de meditación al cual voy a dar el nombre de “seguimiento”, pues no consistirá en la contemplación de una escena estática, sino que consistirá en la contemplación de algo dinámico, de algo que está en movimiento, y que supone una sucesión de escenas.

Page 100: Silva Hernando Ejercicios Espirituales en La Vida Corriente

PRIMERA SEMANA Del quinto mes.

Día 1°: La resurrección del Señor (Mt. 27, 62ss – 28, 9).

Preparación para la oración.

a) Presencia de Dios y oración preparatoria, como de costumbre. b) Composición de lugar: imaginar la resurrección del Señor. c) Petición: que Dios me conceda grande alegría por la gloria del Señor Jesús.

Ejercicio de la memoria. Recordar la historia: Los judíos hicieron que Pilato pusiera una guardia de soldados armados ante el sepulcro y que sellara la piedra que lo cerraba. Pero el domingo, en la mañana, se sintió un gran terremoto y un ángel, parecido a un relámpago, bajó del cielo, hizo rodar la piedra que sellaba el sepulcro y se sentó sobre ella. Los guardias quedaron aterrados y como muertos; pero el ángel se dirigió a las mujeres, que habían ido al sepulcro y les dijo: no tengan miedo; Jesús ha resucitado; vayan a anunciarlo a sus discípulos y díganles que él los precederá en Galilea, que allí lo verán.

Meditación. La meditación se hace como una contemplación de las distintas escenas:

• El cuerpo de Jesús recobra la vida. • Recibe una vida inmortal, como la de los espíritus. • Sus llagas resplandecen. • Una infinita felicidad inunda su ser. • La misma gloria de Dios lo rodea. • Los dolores y las humillaciones son cosa del pasado. • Ante él está la felicidad eterna. • La divinidad, que estuvo oculta durante su vida mortal, ahora resplandece y llena su

ser. • Los ángeles rodean la escena y prorrumpen en cánticos de alabanza. • Y todos los justos que lo precedieron, de todas las razas y lenguas, acompañan el

acontecimiento. • Para ellos, la resurrección de Jesús, es el principio de su liberación. • Allí están los patriarcas, los profetas y todos los justos anteriores a él. Quizá,

millones. • La misma naturaleza y el universo entero se regocijaría, pues empezaba a verse libre

del pecado. Coloquio con N. S. Jesucristo resucitado. Acabar con un Padre Nuestro.

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Page 101: Silva Hernando Ejercicios Espirituales en La Vida Corriente

Día 2°: Aparición a la Virgen María N. B.: esta aparición no consta en la Sda. Escritura. San Ignacio nos dice que la Escritura omitió esa aparición, porque supone que nosotros tenemos entendimiento. Seguimos, pues, el parecer de S. Ignacio y entramos a hacer esta meditación.

Preparación para la oración.

a) Presencia de Dios y oración preparatoria, como de costumbre. b) Composición de lugar: imaginar el momento en que Jesús se aparece a su Ssma.

Madre. c) Petición: que Dios me conceda grande alegría y gozo por la resurrección de Jesús.

Ejercicio de la memoria. Consiste en acompañar a la Virgen María en las distintas escenas que se sucedieron desde la tarde del viernes hasta el domingo en la mañana:

• Después de sepultar a su Hijo, la Ssma. Virgen volvió a la ciudad, acompañada del discípulo Juan y entró en la casa.

• Probablemente no quiso probar bocado esa tarde, ni en la noche. • Entró en su habitación y cerró la puerta. Se quedó sola con sus

pensamientos, sus sentimientos, sus recuerdos y su inmensa tristeza. • Es lo que el pueblo cristiano llama: la soledad de la Virgen María. • Ella no se cansaría de repetir, una y otra vez, las distintas escenas de la

víspera: cuando se encontró con su hijo en la calle de la amargura; cuando llegaron al Calvario; cuando lo desnudaron; cuando lo clavaron en la cruz; sus últimas palabras, cuando expiró.

Meditación. Contemplar los sucesos del domingo en la mañana:

• La Virgen estaría llena de tristeza y sin poder comer ni dormir. • Cuando, el domingo en la mañana, su cuarto se llena de luz y aparece, ante ella, su

querido Hijo resucitado. • Desaparecen la tristeza y la angustia. • Una paz total y una felicidad tranquila invaden su alma. • Su Hijo está vivo y glorioso! • Lleno de felicidad y de gloria. • El alma de María se tranquiliza totalmente y se prepara para volver la fe a los

apóstoles. Coloquio con la Virgen María. Terminar con un Padre Nuestro.

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Page 102: Silva Hernando Ejercicios Espirituales en La Vida Corriente

Día 3°: Aparición a las santas mujeres (Mt. 28, 1-11).

Preparación para la oración.

a) Presencia de Dios y oración preparatoria. b) Composición de Lugar: imaginar cuando Jesús se aparece a las santas mujeres. c) Petición: que Dios me conceda intensa alegría y gozo por la resurrección de Jesús.

Ejercicio de la memoria. Recordar la historia: Había un grupo de mujeres que acompañaban a Jesús en sus correrías, lo servían y le ayudaban con sus bienes. Entre ellas estaban: María Magdalena, Juana, María la mujer de Santiago, y Salomé. Estas mujeres no habían quedado contentas con la manera como se había ungido el cuerpo de Jesús, a toda carrera, el viernes en la tarde, cuando ya anochecía. Durante el sábado se consiguieron aromas y perfumes para embalsamar bien el cuerpo de Jesús. El domingo en la mañana, cuando ya se acercaban al sepulcro, un ángel bajó del cielo, retiró la piedra que cerraba el sepulcro y se sentó encima. El ángel se dirigió a las mujeres y les dijo que no temieran, que Jesús había resucitado; que dijeran a sus discípulos que él los precedería en Galilea. Las mujeres volvían a Jerusalén con temor, pero llenas de gozo, cuando el mismo Jesús les sale al encuentro y les da el saludo de paz. Ellas se llenan de gozo y le abrazan los pies. Jesús les repite la indicación del ángel: que dieran el anuncio a los discípulos y que les dijeran que en Galilea lo verían. Meditación. La meditación consistirá en acompañar y seguir a las santas mujeres durante todas estas escenas, pero deteniéndome donde hallare devoción. Escenas:

• El viernes, en la tarde, las mujeres no quedan contentas con la manera como se ungió el cuerpo de Jesús. Durante el sábado consiguieron aromas y esencias, con el propósito de ungir bien el cadáver.

• El domingo, al amanecer, van al sepulcro. • Un ángel abre el sepulcro. Su rostro parece un relámpago y sus vestidos blancos

como la nieve. Los guardias caen aterrados. • El ángel dice a las mujeres que no teman; que Jesús ha resucitado. • Que avisen a sus discípulos. • Las mujeres vuelven a Jerusalén. • El mismo Jesús les sale al encuentro. • Les da el saludo de paz. • Ellas lo adoran. Le abrazan los pies. • Jesús las envía donde sus discípulos. • Las mujeres se llenan de paz y alegría.

Coloquio con las santas mujeres. Terminar con un Padre Nuestro.

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Día 4°: Aparición a María Magdalena (Jn. 20, 11-19).

Preparación para la oración.

a) Presencia de Dios y oración preparatoria, como de costumbre. b) Composición de lugar: imaginar la aparición de Jesús resucitado a María

Magdalena. c) Petición: Que Dios me conceda grande alegría y gozo por la resurrección de Jesús.

Ejercicio de la memoria. Recordar la historia: María Magdalena había ido, con las otras mujeres, el domingo en la mañana, al sepulcro. Cuando las otras se devolvieron a Jerusalén, ella se quedó sola, llorando al pie del sepulcro. Se asomó, y vio dos ángeles, sentados donde había estado el cuerpo de Jesús. Ellos le preguntaron porqué lloraba; y ella respondió: porque se han llevado a mi Señor y no sé dónde la han puesto. María Magdalena se volvió y vio a Jesús, que estaba detrás de ella, pero no lo reconoció. Creyó que era el hortelano y le dijo: señor, si tú te lo has llevado, dime dónde lo has puesto, y yo me lo llevaré. Jesús le dijo: ¡María! Entonces ella lo reconoció y le dijo en arameo Rabonni, que significa, Maestro. Jesús el dijo, suéltame, que todavía no he subido a mi Padre. Pero ve y dile a mis hermanos que subo a mi Padre y a vuestro Padre, a mi Dios y a vuestro Dios. Meditación. La meditación es una oración de “seguimiento”, acompañando a María Magdalena en las escenas de este relato y deteniéndome donde hallare devoción. Escenas:

• María Magdalena llega el domingo, muy de mañana, al sepulcro, con perfumes y áloes, para embalsamar el cuerpote Jesús.

• Encuentra el sepulcro abierto y vacío. • Se queda llorando fuera. • Ve dos ángeles, sentados, donde había estado el cuerpo de Jesús. • Los ángeles le preguntan porqué llora. • Ella responde: “porque se han llevado a mi Señor y no sé dónde lo han puesto”. • María da media vuelta y ve a Jesús, pero no lo reconoce. • Jesús le pregunta: “mujer, ¿por qué lloras? ¿A quién buscas?” • María piensa que es el hortelano y le pregunta por el cuerpo de Jesús. • Jesús el dice: “¡María!” • Entonces ella reconoce a Jesús y le dice: “Rabboni”, que significa Maestro. • Jesús le dice: “suéltame, porque todavía no he subido a mi Padre”. • “Ve y dile a mis hermanos que subo a mi Padre y a su Padre, a mi Dios y a su

Dios”. • En María Magdalena pasa el dolor y la angustia y se llena de paz y alegría.

Coloquio con María Magdalena y acabar la oración con un Padre Nuestro.

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Día 5°: Aparición a Simón Pedro (Lc. 24, 34).

Preparación para la oración.

a) Presencia de Dios y oración preparatoria, como de costumbre. b) Composición de lugar: imaginar el momento en el que el Señor Jesús se aparece a

Simón Pedro. c) Petición: que Dios me conceda alegría y gozo de tanta gloria y gozo del Señor Jesús

resucitado. N. B.: De la aparición de N. S. Jesucristo a Simón Pedro tenemos, únicamente, el versículo de S. Lucas (Lc. 24, 34), en el que se nos dice, solamente, que Jesús se apareció a Simón, pero no se nos da ningún detalle de esa aparición. En la meditación, pues, nos valdremos de otros detalles que nos son conocidos por el testimonio de los Stos. Evangelios. Meditación. La meditación se hará a manera de un seguimiento de la vida de Simón Pedro desde la tarde del jueves santo hasta la mañana de la resurrección, pero deteniéndome en la escena en la que hallare devoción. Escenas:

• En la última cena el Señor predice a Simón pedro que lo negará tres veces. • En el Huerto de los Olivos Simón Pedro se duerme, no logra hacer oración. • Por ello el Señor lo reprende a él y a sus compañeros. • Cuando pusieron preso a Jesús, Pedro lo sigue de lejos. • Pedro logra entrar al patio del palacio de los sumos sacerdotes. • Allí lo reconoce una criada, y Pedro niega a Jesús por primera vez. • Pedro se acerca al fuego. Allí otro lo reconoce y Pedro vuelve a negar a Jesús. • Después de un tiempo, otro afirma que Pedro es de los discípulos de Jesús. Pedro

niega a Jesús por tercera vez. Se oye el canto del gallo. • Entonces Pedro se acuerda de la predicción de Jesús. Se sale del palacio y llora

amargamente. • De acuerdo a la tradición, Pedro lloró sus negaciones durante toda su vida. • En la mañana de la resurrección, Pedro se conmueve ante la noticia de la mujeres,

que vieron resucitado a Jesús. • Después oye el relato de la Magdalena. Ella, también, ha visto a Jesús resucitado. • Va al sepulcro, con Juan, y lo encuentra vacío. Pedro se llena de ansiedad. • Ese mismo Día, el Señor se aparece a Pedro. • El alma de Pedro se llena de consuelo, de alegría y de paz.

Coloquio con el apóstol Pedro, conversando con él lo que mi afecto me indicare. Terminar la oración rezando un Padre Nuestro de manera pausada. N.B.: El sábado y el domingo se hace repetición de alguna de las meditaciones de esta semana.

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SEGUNDA SEMANA Del quinto mes.

Día 1°: Los discípulos de Emaús (Lc. 24, 13-36).

Preparación para la oración.

a) Presencia de Dios y oración preparatoria, como de costumbre. b) Composición de lugar: imaginar a Jesús caminando con los discípulos de Emaús. c) Petición: que Dios me conceda alegría y gozo por la resurrección de su Hijo.

Ejercicio de la memoria. Recordar la historia: ese mismo domingo, de la resurrección, dos discípulos de Jesús volvían a su pueblo, llamado Emaús. Por la mañana, habían oído el testimonio de las mujeres, que decían que Jesús había resucitado. También habían oído el testimonio de Juan y Pedro que fueron al sepulcro y lo encontraron vacío. Pero, a pesar de esto, esos dos discípulos habían perdido la esperanza y la fe y volvían a su tierra llenos de tristeza y abatimiento. Hablaban de lo que tenían en el corazón: de los terribles acontecimientos de la pasión del Señor. El mismo Jesús se hizo encontradizo con ellos y les preguntó de qué hablaban y porqué estaban tristes. Uno de los dos, llamado Cleofás, explicó a Jesús su situación: habían esperado en Jesús, pero ahora todo estaba acabado. Jesús los reprendió por su falta de fe y les explicó las escrituras para que entendieran que el Mesías tenía que padecer para entrar en su reino. Llegaron a Emaús y Jesús hizo ademán de pasar adelante; pero ellos lo retuvieron. Sentados a la mesa, al partir el pan, lo reconocieron. Meditación. La meditación consiste en acompañar a los discípulos de Emaús durante todo este episodio. Las escenas principales son las siguientes:

• Esos discípulos habían creído que Jesús era el Mesías. Pero ellos esperaban al Mesías como un rey triunfante.

• Con la crucifixión de Jesús se habían acabado sus esperanzas. • Habían oído el testimonio de las mujeres de que Jesús había resucitado. • Oyeron el testimonio de Juan y Pedro diciendo que el sepulcro estaba vacío. • Pero no creyeron y volvían a su tierra tristes y desilusionados. • Por el camino hablaban de Jesús. • Jesús se hace el encontradizo. Los reprende por su falta de fe. • Les explica las escrituras: el Mesías tenía que padecer, para entrar en su reino. • Hace ademán de pasar adelante, pero ellos lo detienen. • Al partir el pan lo reconocen y su corazón se llena de paz y de inmensa alegría.

Coloquio. El coloquio se puede hacer con los discípulos de Emaús. Terminar con un Padre Nuestro.

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Día 2°: Primera aparición a los discípulos (Lc. 24, 36-44 y Jn. 20, 19-24).

Preparación para la oración.

a) Presencia de Dios y oración preparatoria, como de costumbre. b) Composición de lugar: imaginar esta primera aparición a los discípulos, reunidos en

el cenáculo y sin la presencia de Tomás. c) Petición: que Dios me conceda grande alegría y gozo por tanta gloria y gozo del

Señor resucitado. Ejercicio de la memoria. Consiste en recordar la historia: Los discípulos de Emaús se volvieron a Jerusalén y encontraron al grupo de los apóstoles en gran expectativa, porque Jesús se había aparecido a Pedro. Ellos, por su parte, contaron cómo Jesús se les apareció en el camino. El grupo apostólico estaba en plena agitación, con estas noticias, cuando Jesús se apareció en medio de ellos y les dijo: la paz sea con vosotros. Como mi Padre me envió, así yo os envío a vosotros. Sopló sobre ellos y les dijo: recibid el Espíritu Santo; a quienes perdonéis los pecados, les quedan perdonados; y a quienes se los retengáis, les quedan retenidos. Como los apóstoles no acababan de entender, por el estupor, Jesús les mostró las manos y el costado. Luego les dijo: ¿tenéis algo de comer? Ellos le ofrecieron un trozo de pez asado. Jesús lo comió delante de ellos. Meditación. La meditación se hace como un seguimiento a los discípulos en las distintas escenas de este relato:

• Las mujeres cuentan que Jesús se les ha aparecido. Los apóstoles no creen. • María Magdalena dice que habló con Jesús resucitado. Los apóstoles no creen. • Pedro y Juan van al sepulcro y lo encuentran vacío. Empieza la expectativa. • Jesús se aparece a Pedro. La palabra de un hombre ya era de fiar. • Los discípulos de Emaús cuentan que Jesús se le ha aparecido. Gran expectativa. • Jesús se aparece a los apóstoles. • Les da su saludo de pascua: la paz sea con vosotros! • Sopla sobre ellos y dice: “recibid al Espíritu Santo”. • Les concede el poder de perdonar los pecados. • Los apóstoles no acaban de creer por el estupor en que estaban. • Les muestra las manos y el costado. • Come delante de ellos.

Coloquio, con los apóstoles. Terminar rezando de manera pausada un Padre Nuestro.

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Día 3°: Segunda aparición a los discípulos. Ya con Tomás (Jn. 20, 24-30).

Preparación para la oración. a) Presencia de Dios y oración preparatoria, como de costumbre. b) Composición de lugar: Imaginar el momento en que Jesús resucitado se dirige a

Tomás y le pide que introduzca su dedo en las heridas de sus manos. c) Petición: que Dios me conceda grande alegría y gozo por la gloria del resucitado.

Ejercicio de la memoria. Recordar la historia: cuando se apareció el Señor, a sus discípulos, por primera vez, Tomás no estaba con ellos. Cuando Tomás volvió, los otros discípulos le dijeron que habían visto al Señor; pero Tomás respondió: si no meto mi dedo en las heridas de sus manos, y si no meto mi mano en la herida de su costado, no creeré. A la semana siguiente volvió el Señor, y ya Tomás estaba con el grupo. Jesús primero les dirigió su saludo pascual: ¡que la paz esté con vosotros! Luego se dirigió a Tomás y le dijo: mira las heridas de mis manos; y trae tu mano y métela en mi costado. Tomás respondió: ¡Señor mío y Dios mío! Y Jesús le dijo: porque me has visto, has creído, Tomás. Bienaventurados los que crean sin haber visto. Meditación. La meditación consiste en acompañar al apóstol Sto. Tomás en todas las escenas de este relato y demorándome donde hallare devoción.

• Tomás no estaba presente en la primera aparición. • Cuando vuelve, los compañeros le dicen que han visto al Señor. • Tomás responde: “si no meto mis dedos en las heridas de sus manos y si no meto mi

mano en la herida del costado, no creeré”. • A la semana siguiente se vuelve a aparecer el Señor. • Todos quedan llenos de paz y de alegría. • Tomás está presente. • Jesús, primero les dirige su saludo pascual: ¡que la paz esté con vosotros! • Luego se dirige a Tomás y le dice: “mira les heridas de mis manos. Y trae tu mano

y métela en mi costado”. • No seas incrédulo, sino creyente. • Tomás dice: “Señor mío y Dios mío!” • Jesús responde: “porque me has visto has creído. Bienaventurados los que crean sin

haber visto”. Coloquio con el apóstol Sto. Tomás sobre los temas que me inspirare mi afecto. Terminar la oración rezando un Padre Nuestro de manera pausada.

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Día 4°: Aparición en el Lago de Galilea (Jn. 21, 1-15). (Primera parte)

Preparación para la oración.

a) Presencia de Dios y oración preparatoria, como de costumbre. b) Composición de lugar: imaginar la escena. c) Petición: que Dios me conceda grande alegría y gozo por la gloria de Jesús

resucitado. Ejercicio de la memoria. Recordar la historia: Los discípulos habían regresado a Galilea. Ya sabían que Jesús había resucitado y que se les aparecería allí, en Galilea. Estaba un grupo de ellos con Simón Pedro. De pronto Pedro resuelve ir a pescar y los otros lo acompañan. Pero aquella noche no cogieron nada. Por la mañana, Jesús los esperaba en la playa, pero ellos no lo reconocieron. Jesús les pregunta si tienen algo de comer. Ellos responden con un no!, seco. Jesús les dice que echen las redes a la derecha. Las echaron, y no las podían sacar por la multitud de peces que habían cogido. Los compañeros, de la otra barca, tuvieron que venir a ayudarlos. El discípulo amado de Jesús dijo a Pedro: ¡es el Señor! Pedro se vistió la túnica y se echó al agua. Entre tanto, llegaron las dos barcas con l53 peces grandes. Jesús había preparado brasas y un pez; pero pidió que trajeran de los peces que habían cogido y preparó desayuno para todos. Meditación. La meditación se hace como un seguimiento a Simón Pedro en las distintas escenas de aquella jornada:

• Está un grupo de apóstoles junto al Lago de Galilea. Están sin programa. • Pedro resuelve ir a pescar. Lo acompañan todos. • Esa noche no cogieron nada. • Desde la orilla alguien pregunta si tienen algo que comer. • Ellos responden no! • El desconocido pide que echen la red a la derecha. • La echan y se llena de peces grandes. • Juan dice a Pedro que es el Señor. • Pedro se pone su túnica y se echa al agua. • Llegan a la orilla las dos barcas llenas de peces • Jesús había preparado brasas y un pez. • Pide que traigan de las peces recién cogidos y prepara desayuno para todos.

Coloquio con el apóstol Pedro sobre lo que nuestro afecto nos indicare. Terminar con un Padre Nuestro rezado de manera pausada.

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Día 5°: Aparición en el Lago de Galilea (Jn. 21, 15-25). (Segunda parte)

Preparación para la oración.

a) Presencia de Dios y oración preparatoria, como de costumbre. b) Composición de lugar: imaginar a Jesús, junto al lago, conversando con sus

apóstoles. c) Petición: que Dios me conceda grande alegría y gozo por la gloria de Jesús

resucitado. Ejercicio de la memoria. Recordar la historia: junto al lago de Galilea, Jesús preparó desayuno para sus discípulos. Después de que comieron, se apartó del grupo y preguntó a Pedro: ¿me amas más que estos? Pedro respondió con modestia: sí, Señor, tú sabes que te amo. Jesús le dijo: apacienta mis corderos. Por segunda vez le preguntó: ¿Simón, me amas? Pedro volvió a responder: sí, Señor, tú sabes que te amo. Jesús le respondió: apacienta mis ovejas. Por tercera vez volvió a preguntar Jesús: Simón, hijo de Juan, ¿me amas? Pedro se entristeció de que Jesús le preguntara por tercera ves, y respondió: Señor, tú lo sabes todo, tú sabes que te quiero. Jesús le dijo: apacienta mis ovejas. Después dijo a Pedro: cuando eras joven, tú mismo te ceñías e ibas donde querías, pero cuando seas viejo, otro te ceñirá y te llevará donde no quieras. Juan había seguido a Jesús y a Pedro. Pedro, pues, preguntó a Jesús: y este qué? Jesús le respondió: si yo quiero que se quede así hasta que yo vuelva, a ti qué! Tú, sígueme. (Leer el texto en el Evangelio). Meditación. La meditación se hace acompañando a Simón Pedro en las distintas escenas de este relato, y demorándome donde hallare devoción.

• Jesús y sus apóstoles comen juntos, a la orilla del lago. • Jesús pregunta a Pedro: “¿me amas? • Pedo responde afirmativamente. • Jesús le dice: “apacienta mis corderos”. • Por segunda vez pregunta a Pedro: “¿me amas?” • Nueva respuesta afirmativa de Pedro. • Jesús le dice: “apacienta mis ovejas”. • Por tercera vez pregunta Jesús a Pedro: “¿me amas?” • Pedro se entristece. Pero responde afirmativamente. • Jesús le confiere el sumo pontificado y le dice: “apacienta mis ovejas”. • Después, predice a Pedro su martirio.

Coloquio con el apóstol Pedro, o con el mismo Jesús, y terminar con un Padre Nuestro.

N.B.: El sábado y el domingo, hacer repetición de alguna de las meditaciones. ___________________

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TERCERA SEMANA Del quinto mes.

Día 1°: La ascensión de N. S. Jesucristo (Lc. 24, 44ss y Hech. 1, 6-12)

Preparación para la oración.

a) Presencia de Dios y oración preparatoria, como de costumbre. b) Composición de lugar: imaginar el momento en que Jesús va ascendiendo al cielo. c) Petición: que Dios me conceda alegría y gozo por la gloria del Señor Jesús.

Ejercicio de la memoria. Recordar la historia: de Galilea, los discípulos volvieron a Jerusalén. Allí se les apareció Jesús: les explicó las Escrituras, sobre su pasión; les dio sus últimas instrucciones y los envió a predicar por todo el mundo. Después, salió con ellos de Jerusalén hacia el Monte de los Olivos. Al llegar allí, les dio su bendición y, delante de ellos, fue ascendiendo al cielo. Una nube lo tapó de su vista. Entonces, dos ángeles se dirigieron a los apóstoles y le dijeron: varones de Galilea, ¿porqué estáis mirando al cielo? Ese Jesús, que subió al cielo, volverá como lo habéis visto subir. (Leer los textos de la Biblia y repetirlos con todo cuidado). Meditación. La meditación consiste en acompañar a los apóstoles a lo largo de todo este episodio, pero deteniéndome donde hallare devoción. Escenas principales:

• Jesús se aparece a sus discípulos, en Jerusalén y les explica las Escrituras. • El Cristo tenía que padecer para entrar en su reino. • Da a sus apóstoles sus últimas instrucciones. • Les dice que se queden en Jerusalén esperando al Espíritu Santo. • Los envía a predicar por todo el mundo. • Después, sale, con sus discípulos de la ciudad de Jerusalén y se dirige al Monte de

los Olivos. • Al llegar, bendice a sus apóstoles. • Delante de ellos, Jesús va ascendiendo al cielo hasta que una nube lo oculta de su

vista. • Dos ángeles dicen a los apóstoles que ese mismo Jesús, que subió al cielo, volverá,

como lo han visto subir. Coloquio con los apóstoles, cuando veían a Jesús subir al cielo. Terminar con un Padre Nuestro.

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Page 111: Silva Hernando Ejercicios Espirituales en La Vida Corriente

Día 2°: Pentecostés (Hech. 2, 1-12).

Preparación para la oración.

a) Presencia de Dios y oración preparatoria, como de costumbre. b) Composición de lugar: imaginar el momento en el que el Espíritu Santo desciende

sobre los apóstoles en forma de lenguas de fuego. c) Petición: que Dios me conceda, conocimiento, amor y agradecimiento al Espíritu

Santo. Ejercicio de la memoria. Recordar la historia: Para la fiesta de Pentecostés, se reunieron los apóstoles. De pronto se oyó un ruido, muy fuerte, que venía del cielo, como un viento impetuoso. Entonces aparecieron lenguas, como de fuego, que se posaron sobre sus cabezas. Todos quedaron llenos del Espíritu Santo y empezaron a hablar en distintas leguas. La gente se admiraba al escucharlos hablar en distintas lenguas. Cada uno los oía hablar en su propio idioma. Entonces los apóstoles, que estaban encerrados por miedo a los judíos, se llenaron de fortaleza: abrieron las puertas y empezaron a predicar a Jesús, aunque ello les costara la vida. Meditación. La meditación se hace acompañando a los apóstoles a lo largo de este relato, pero deteniéndome donde hallare devoción.

• Jesús, en su ascensión, había recomendado a los apóstoles que no se apartaran de Jerusalén. Que esperaran al Espíritu Santo.

• El día de Pentecostés, los apóstoles se hallaban reunidos, haciendo oración. • De pronto se oyó un ruido, como de un viento muy fuerte, que conmovió la casa. • Aparecieron como lenguas de fuego sobre la cabeza de cada uno de ellos. • Se llenaron del Espíritu Santo. • Empezaron a hablar distintas lenguas. • Los apóstoles, que eran ignorantes, se llenaron de sabiduría. • Los que estaban llenos de miedo, se llenaron de fortaleza. • Abrieron las puertas • Salieron a predicar a Jesús con gran valor. • Este mismo Espíritu Santo lo recibimos nosotros en el bautismo. • Es el que nos enseña a Jesús. • Habla en nuestro corazón. • Nos reprende si obramos el mal. • Nos anima, si estamos decaídos. • En la Iglesia ilumina al papa y a los obispos.

Coloquio con el Espíritu Santo, que está en nuestro interior. Acabar con un Padre Nuestro.

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Día 3°: La Santa Iglesia. Presencia de Cristo entre nosotros.

Preparación para la oración.

a) Presencia de Dios y oración preparatoria, como de costumbre. b) Composición de lugar: recordar la iglesia de mi barrio, o de mi pueblo, un día

domingo, durante la santa Misa. c) Petición: que Dios me conceda aprecio de las otras personas.

Ejercicio de la memoria. Recordar la historia: N. S. Jesucristo convivió con sus apóstoles; los instruyó; les dio los poderes necesario para gobernar la Iglesia; los mandó a predicar por todo el mundo; y les prometió que él estaría con ellos hasta el fin de los siglos. Los apóstoles, después de que recibieron al Espíritu Santo, salieron a predicar por toda la tierra. Fueron fundando Iglesias en las distintas ciudades. Les trasmitieron el mensaje de Jesús y organizaron las comunidades. La Iglesia se extendió por todo el mundo, como presencia de Jesús. La Iglesia se ha ido purificando a lo largo de los siglos. En la Edad Antigua, sufrió las persecuciones romanas, que duraron siglos. En la Edad Media, sufrió la ignorancia y el salvajismo de los pueblos bárbaros; pero también disfrutó de los ejemplos y la predicación de santos admirables. En la Edad Moderna, se extiende por América, Asia y África. En los tiempos actuales, las Iglesia es purificada por distintas tendencias que la quieren marginar de la cultura. Así llega la Iglesia hasta nosotros, como presencia de Jesús. Meditación. La meditación se hace siguiendo la historia de la Iglesia, como presencia de Jesús entre nosotros. Principales acontecimientos:

• Jesús llama a sus apóstoles; convive con ellos, los instruye. (Es la primera Iglesia). • Les da los poderes necesario para que gobiernen la Iglesia. • Los apóstoles salen a predicar por toda la tierra. • Fundan Iglesias por las distintas ciudades. • Los sucesores de los apóstoles continúan su trabajo de gobernar y de extender la

obra de Cristo por todo el mundo. • En la Edad Antigua, la Iglesia sufre las terribles persecuciones romanas, que

duraron siglos. Muchos, tal vez miles, sufrieron el martirio. • En la Edad Media, la Iglesia padece la ignorancia y el salvajismo de los pueblos

bárbaros; pero los transforma en cristianos. • En esa misma Edad, Dios concede a la Iglesia santos admirables. • En la Edad Moderna, la Iglesia se extiende por América, Asia y África. Esas tierras

también son regadas por la sangre de numerosos mártires. • En los tiempos actuales, hay tendencias preocupantes, como la indiferencia, el

ateísmo y el secularismo. • Meditar en mi Iglesia actual. En mi parroquia. Los fieles son hijos de Dios y Cristo

habita en ellos. Coloquio con Jesús, presente en los fieles de mi a parroquia. Terminar con un Padre Nuestro.

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Page 113: Silva Hernando Ejercicios Espirituales en La Vida Corriente

Día 4°: La Santa Iglesia. Dispensadora de los dones de Cristo.

Preparación para la oración.

a) Presencia de Dios y oración preparatoria, como de costumbre. b) Composición de lugar: imaginar a la iglesia de mi parroquia, durante una misa, en

día domingo. c) Petición: que Dios me conceda amor a la Sta. Iglesia.

Ejercicio de la memoria. Recordar la historia: N. S. Jesucristo nos trajo dones extraordinarios: el perdón de los pecados; el ser hijos adoptivos de Dios; la herencia del reino de los cielos; el Espíritu Santo, etc. Meditación. La meditación consiste en ir recordando los dones de Cristo que hemos recibido por medio de la Iglesia. Recordemos algunos:

• El bautismo. Siendo todavía muy niños, antes del uso de razón, nuestro padres nos trajeron a la iglesia. Allí recibimos el bautismo y con él:

• La adopción de hijos de Dios; • La herencia del reino de los cielos; • Y la gracia santificante, que es una participación de la naturaleza divina.

El sacramento de la confesión: • Como perdón de mis pecados; • Como restablecimiento de la gracia santificante; • Como principio de alegría y paz espiritual

La Eucaristía: • Como memorial de la muerte de Cristo, en la Sta. Misa; • Como alimento de mi alma, • Como presencia permanente de Jesús, en medio de nosotros.

El matrimonio: • Como fuente de las alegrías más bellas; • Y como principio de superación humana y de santificación cristiana.

Los santos Evangelios. • Con la luz de Cristo. • Con el consuelo del alma.

El sacerdocio cristiano, que ha llegado hasta nuestros días. La vida consagrada, dedicada a la salvación y santificación de los hombres. Coloquio con el Señor Jesús, presente en la Iglesia. Terminar con un Padre Nuestro.

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Día 5°: La Santa Iglesia, dispensadora de la luz de Cristo.

Preparación para la oración.

a) Presencia de Dios y oración preparatoria, como de costumbre. b) Composición de lugar: imaginarme a mí mismo, en un lugar elevado, contemplando

el mundo. c) Petición: que yo mire todas las cosas a la luz de Cristo.

Ejercicio de la memoria. N. S. Jesucristo trajo al mundo verdades que iluminan la vida toda y el universo. La Santa Iglesia es la depositaria de esas verdades y nos las trasmite en su predicación y en su enseñanza. Ejercicio del entendimiento. Consiste en ir recordando y meditando las grandes verdades que nos trajo N. S. Jesucristo: El sentido de nuestra existencia y de toda nuestra vida. Antes de N. S. Jesucristo el sentido de nuestra vida era ella misma. Es decir, la vida era para vivirla y para disfrutarla, sin una finalidad ulterior. Después de la resurrección de N. S. Jesucristo, la vida adquiere un nuevo sentido: la finalidad de la presente vida es conseguir la vida eterna. Este mundo y esta vida no son nuestra finalidad sino que son, solamente, el camino para la vida eterna. La redención. N. S. Jesucristo, con su muerte, redimió al mundo. Nuestros pecados pueden ser perdonados en el sacramento de la confesión. Fundamentalmente, el mundo ya está redimido y ya volvió a la amistad con Dios. La dignidad humana. Antes de N. S. Jesucristo la dignidad humana procedía de que tenía un alma espiritual. Con N. S. Jesucristo se añadió a la dignidad humana algo inmensamente superior: que ahora el hombre es hijo de Dios, familia de Dios y heredero del reino de los cielos. La fraternidad humana. Antes de N. S. Jesucristo no había porqué los hombres se amaran los unos a los otros. Máxime cuando eran de culturas distintas, de pueblos distintos, de razas distintas y de facciones distintas. Después de N. S. Jesucristo todos los hombres pasamos a ser hijos de Dios, es decir, hermanos y, por tanto, nos debemos amar los unos a los otros. Dios es nuestro Padre. Antes de N. S. Jesucristo, Dios era un Dios distante, un Dios terrible que hizo temblar el monte Sinaí y hablaba con la voz del trueno. Era el Dios terrible y justiciero. Después de N. S. Jesucristo el Dios del cielo pasó a ser nuestro Padre, con el cual debemos mantener relaciones filiales de amor y de comunicación. Coloquio con N. S. Jesucristo y acabar con un Padre Nuestro. N.B.: Sábado y domingo, repetir algunas de las meditaciones de la semana.

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CUARTA SEMANA Del quinto mes.

Día 1°: Contemplación para alcanzar amor. (I)

Preparación para la oración.

a) Presencia de Dios y oración preparatoria, como de costumbre. b) Composición de lugar: sentirme a mí mismo delante de Dios, Padre Hijo y Espíritu

Santo, y de todos los ángeles y santos, que ruegan por mí. c) Petición, que yo corresponda, con mi amor, a tanto bien recibido del Señor.

Ejercicio de la memoria. Recordar las dos observaciones, que trae S. Ignacio, sobre el amor: primera, que el amor consiste más en obras que en palabras. Segunda, que el amor consiste en comunicación de dones, es decir, en dar el amado al amante de lo que tiene y puede, y viceversa, el amante al amado. Meditación. La meditación consistirá en recordar lo que he recibido de Dios pues, si he recibido mucho, es porque Dios me ama mucho. En esta primera parte de la “Contemplación para alcanzar amor”, se recuerdan los dones naturales: La creación del universo. Hace varios miles de millones de años, el Señor Dios creó, de la nada, la esfera de energía pura que, al estallar, formó este inmenso y maravilloso universo, en que vivimos, con sus millones de galaxias, cada una de ellas, con miles de millones de estrellas. Todo eso para mí, para que yo pudiera existir. La formación de la tierra. Hace unos cinco mil millones de años, el Señor Dios formó esta tierra con fragmentos de estrellas ya fenecidas. Dotó a la tierra de todos los elementos, le dio el justo tamaño y la colocó a la justa distancia del sol. La formación de la vida. Hace más de mil millones de años, el señor Dios formó los primeros seres vivientes. Después, por medio de la evolución, formó los distintos protozoarios, las plantas, con sus flores y sus frutos, más la enorme cantidad de animales de toda especie. El hombre. Como culminación de su evolución, el Señor Dios formó al hombre, con un cuerpo de una perfección tal, que la ciencia no ha acabado de investigar; con unos sentidos admirables; y con un alma dotada de inteligencia y voluntad. La sociedad y la cultura. Al hombre no lo formó solo. Lo formó en comunidades. De esta manera dio comienzo a la cultura con sus ciencias, sus artes y sus técnicas. Coloquio: rezar, pausadamente, la oración de S. Ignacio que figura en la página siguiente.

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ORACIÓN DE S. IGNACIO.

“Tomad, Señor, y recibid toda mi libertad mi memoria, mi entendimiento, y toda mi voluntad, todo mi haber y mi poseer; Vos me lo disteis, A Vos, Señor, lo torno; Todo es vuestro; Disponed de todo a vuestra voluntad Dadme vuestro amor y gracia Que esto me basta.

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Día 2°: Contemplación para alcanzar amor. (II)

Preparación para la oración.

a) Presencia de Dios y oración preparatoria, como de costumbre. b) Composición de lugar: sentirme a mí mismo delante de la Santísima Trinidad y de

todos lo ángeles y santos, que están rogando por mí. c) Petición: que yo corresponda, con mi amor, a tanto bien recibido de Dios.

Ejercicio de la memoria. Recordar las dos observaciones que trae san Ignacio sobre el amor: primera, que el amor consiste más en obras que en palabras. Segunda, que el amor consiste en comunicación de dones, es decir, en dar el amante al amado de lo que tiene y puede y viceversa, el amado al amante. Meditación. La meditación consiste en ir recordando lo que he recibido de Dios. En la meditación pasada recordamos los dones naturales; ahora pasaremos a considerar los dones sobrenaturales que hemos recibido de Dios: La revelación. Desde hace unos 4000 años empezó Dios a revelarse, en los tiempos de Abraham. Envió primero a los patriarcas; después a los jueces; después a los profetas, sabios y santos, que instruyeron al pueblo durante unos 2.000 años. La encarnación. Llegada la plenitud de los tiempos, envió Dios a su Hijo único, para que se hiciera hombre y naciera de una mujer para redimirnos, instruirnos y darnos ejemplo de vida. El gran don de Dios a la humanidad, fue N. S. Jesucristo, que vivió entre nosotros, habitó en nuestras casas, usó ropas humanas, habló una de nuestras lenguas, y perteneció a una de nuestras culturas. La redención. N. S. Jesucristo, con su vida, pero principalmente con los dolores de su pasión y de su muerte, nos redimió del pecado y nos abrió las puerta del cielo. La Santa Eucaristía. N. S. Jesucristo ha perpetuado su sacrificio en la Sta. Misa; se ha quedado en nuestros sagrarios; ha querido ser compañero de nuestras vidas y alimento de nuestras almas. El Espíritu Santo. El Señor Jesús nos envió, desde el cielo, al Espíritu Santo, para que habite en nuestros corazones, nos conduzca por el sendero de la vida; nos lleve a la vida eterna; y para que, conduzca y guíe la Iglesia a lo largo de la historia. Coloquio: rezar la oración de S. Ignacio, de la página anterior.

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Día 3°: Contemplación para alcanzar amor. (III)

Preparación para la oración.

a) Presencia de Dios y oración preparatoria, como de costumbre. b) Composición de lugar: sentirme delante de la Ssa. Trinidad y delante de todos los

ángeles y santos que oran por mí. c) Petición: que yo corresponda, con mi amor, a tanto bien recibido de Dios.

Meditación. Considerar cómo Dios habita en todas las cosas, de la siguiente manera: La luz. El Señor Dios habita en la luz que llega a mis ojos desde el sol o desde las estrellas a la distancia de muchos millones de kilómetros. Esa luz inunda la tierra, produce la variedad de los colores, recrea mis ojos y alegra mi vida. El aire. El Señor Dios habita en el aire que me rodea por todas partes, que penetra en mis pulmones, que aporta el oxígeno que va a todas mis células, que sostiene mi vida y que hace habitable la tierra. La tierra. Dios, nuestro Señor, habita en la tierra que yo piso, que sostiene mi cuerpo y mi casa, que da vida a las plantas y a los animales, de los cuales proceden mis vestidos y mis alimentos. El agua. Nuestro Señor habita en el agua que llena los océanos, que viaja por las nubes, que cae a la tierra en forma de lluvia, que llena los depósitos subterráneos de la tierra, que brota en la fuentes, que canta en las quebradas, y que sostiene la vida. Las plantas. Hay muchos miles de variedades de plantas. Todas ellas indispensables o, por lo menos, útiles para el hombres. El Señor Dios habita en todas ellas. Los animales. Hay miles de especies y variedades de animales. Todas admirables. Nosotros, los hombres, vivimos de ellos. El Señor habita en todos ellos. En los protozoarios, los insectos, las aves, los ganados y hasta en mis mascotas. Mi cuerpo. El señor Dios habita en mi cuerpo, en todas sus células, en mi sangre, mis músculos, mis huesos, mi cerebro, mi corazón y en todos mis admirables sentidos. Coloquio: rezar la oración de S. Ignacio, de la página 112.

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Día 4°: Contemplación para alcanzar amor. (IV)

Preparación para la oración.

a) Presencia de Dios y oración preparatoria, como de costumbre. b) Composición de lugar: sentirme a mí mismo en la presencia Dios, Padre, Hijo y

Espíritu Santo, y de todos los ángeles y santos, que ruegan por mí. c) Petición: que yo corresponda con mi amor, al inmenso amor que Dios me tiene.

Meditación. Considerar cómo Dios actúa en todas las cosas. Al fin y al cabo la actividad del universo no es más que una participación de la actividad de Dios. Hacer las siguientes consideraciones: En las estrellas. En el interior de cada una de las estrellas se suscita una energía equivalente a muchos millones de bombas atómicas. Valiéndose de esa energía, el Señor Dios va sintetizando todos los elementos del universo, desde los gases, como el oxígeno, hasta los metales como el hierro, el cobre o el zinc. Como resultado de esa fusión, cada una de las estrellas lanza al espacio cantidades inimaginables de luz, de calor y de toda clase de radiaciones. El Señor Dios es el que hace todo eso. En la tierra. En la tierra la actividad de Dios es enorme: con su oxígeno permite que todos los vivientes respiremos; con su luz y su calor da alimento a las plantas; con las sustancias del suelo las nutre. Él multiplica las células de todos los organismos. En mi cuerpo. El Señor Dios lleva su oxígeno a todas las células de mi organismo, por medio de mi respiración; y, por medio de mi asimilación, nutre mi cuerpo con sus sustancias vitales. En mis sentidos. Por medio de mis ojos, el Señor Dios lleva a mi cerebro las imágenes de todas las cosas; por medio de mi oído me permite percibir todas las armonías del universo; por mis otros sentidos puedo percibir aspectos diversos de la realidad; por mi palabra me comunico con los demás y se echan las bases de la sociedad. En mi inteligencia. El Señor Dios suscita en mi mente todas mis ideas y las combina para formar todas las ciencias. No puedo tener idea alguna sin la colaboración de Dios. En el amor. El Señor Dios hace brotar la llama del amor en el pecho de los novios; él une a los esposos y da su amor a los padres y a los hijos. Coloquio: rezar la oración de S. Ignacio, de la página 112.

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Día 5°: Contemplación para alcanzar amor (V).

Preparación para la oración.

a) Presencia de Dios y oración preparatoria, como de costumbre. b) Composición de lugar: sentirme en presencia de toda la corte celestial: Padre, Hijo y

Espíritu Santo, más todos sus ángeles y santos que ruegan por mí. c) Petición: que yo corresponda, con mi amor, al inmenso amor de Dios.

Ejercicio de la memoria. Consiste en recordar cómo todas las perfecciones que existen en el universo descienden de Dios, como de su fuente. Meditación. La meditación consistirá en ir viendo algunas de las perfecciones que existen en el universo, e ir recordando que ellas descienden de Dios. El amor. El amor de los novios, el amor de los esposos, el amor de las madres, el amor de los hijos, el amor con que cuidamos todas las cosas, todo ese río de amor desciende de Dios. Los conocimientos. Los hombres han ido acumulando conocimientos desde el origen de la humanidad. Hoy, el acervo de los conocimientos es enorme. Nos admira hasta dónde ha llegado el hombre con sus conocimientos. Los avances en todas las ciencias son admirables. Pero todo ese conocimiento no es más que una participación del conocimiento de Dios. La bondad. Es verdad que en la humanidad ha existido mucha maldad y que se han cometido crímenes abominables. Pero esas son excepciones. El conjunto de la humanidad camina por los senderos de la bondad: bondad en la familia; bondad en el trabajo; bondad entre los amigos; bondad en la sociedad. Toda esa bondad procede de Dios. La belleza. Todos los hombres nos hemos extasiado ante la belleza de una noche estrellada; de un amanecer; de un crepúsculo; de un paisaje; de una flor; de un árbol; de una mariposa; de un niño; de todos los seres. Verdaderamente que Dios ha derramado su belleza sobre todos los seres en cantidades abrumadoras. Coloquio. Terminar la meditación recitando la oración de S. Ignacio: “Tomad, Señor y recibid toda mi libertad, mi memoria, mi entendimiento y toda mi voluntad, todo mi haber y mi poseer. Vos me los disteis, a Vos, Señor, lo torno. Todo es vuestro, Disponed de todo a lustra voluntad. Dadme solamente vuestro amor y gracia, Que esto me basta.” Amén.

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CONCLUSIÓN.

Si he logrado terminar estos Ejercicios, debo darle muchas gracias a Dios por haberme concedido tantos ratos de comunicación con Él, tantas luces, tantos afectos y tan buenos propósitos. Vale la pena dedicar algunas meditaciones a darle gracias a Dios por todo el bien recibido durante los Ejercicios. Un nuevo, o un renovado proyecto de vida tuvo que haber quedado como fruto del segundo mes de los ejercicios. Sin embargo, el fruto principal tuvo que haber consistido en conseguir una familiaridad con Dios; es decir, en haber logrado una comunicación sencilla y frecuente con el Señor.

A.M.D.G.