Separata Medios Mayo 2015

12
Artículos Destacados Otros Medios Dignidad contra Insolencia ISSN 0123-2894 Circulación nacional 549 MAYO 2015 ANEXO SEPARATA ESPECIAL • 'El populismo ama tanto a los pobres que los multiplica’ • La sombrilla de la CPI • Ceder, ceder y ceder • Cumbre del terror • Constituyente contra Corte Penal Internacional • Empleo para reinsertados • Los empresarios y la paz • La justicia descarriada • Las dictaduras del siglo XXI • Dignidad contra insolencia • Sinfonía para refundar la patria • Un mensaje equivocado • Glifosato: ¿un problema? • Yihadistas en América Latina • Papel regalo • ¿Principio de precaución? • Las Farc, sin mando • ¿Ratas humanas? • ¿Dónde están los secuestrados?

description

Artículos Destacados Otros Medios: Dignidad contra insolencia

Transcript of Separata Medios Mayo 2015

Page 1: Separata Medios Mayo 2015

Artículos Destacados Otros MediosDignidad contra Insolencia

ISSN 0123-2894 Circulación nacional

549MAYO 2015

ANEXO

SEPA

RATA

ESP

ECIA

L

• 'El populismo ama tanto a los pobres que los multiplica’

• La sombrilla de la CPI• Ceder, ceder y ceder• Cumbre del terror• Constituyente contra Corte

Penal Internacional• Empleo para reinsertados• Los empresarios y la paz• La justicia descarriada• Las dictaduras del

siglo XXI

• Dignidad contra insolencia• Sinfonía para refundar la

patria• Un mensaje equivocado• Glifosato: ¿un problema?• Yihadistas en América Latina• Papel regalo• ¿Principio de precaución?• Las Farc, sin mando• ¿Ratas humanas?• ¿Dónde están los

secuestrados?

Page 2: Separata Medios Mayo 2015

2 Anexo mayo 2015

Gloria Álvarez, una joven guatemalteca, es abanderada del antipopulismo en América Latina. El punto de partida de la popularidad de la guatemalteca fue un discurso visto 6 millones de veces en las redes.

Plinio Apuleyo Mendoza/El Tiempo/15 de mayo de 2015/http://www.eltiempo.com/estilo-de-vida/gente/gloria-alvarez-figura-emblematica-del-antipopulismo/15764038

‘El populismo ama tanto a los pobres que los multiplica’Gloria Álvarez fue para mí una revelación. Me hallaba hace un mes en Porto Alegre (Brasil), in-vitado a un importante foro so-bre los problemas que enfrenta la libertad en América Latina, cuando ella apareció en la es-cena. Rubia, atractiva, con una fina y menuda silueta, más se parecía a una escandinava que a una joven líder guatemalteca. Mi sorpresa fue aún mayor cuan-do Gloria, micrófono en mano y hablando con una rápida y ful-minante elocuencia, suscitaba ensordecedoras ovaciones en los tres mil jóvenes que colma-ban el inmenso auditorio.

Solo más tarde supe que se había hecho famosa en las redes sociales de España y América Latina. El punto de partida de tal popularidad había sido una intervención suya en el Primer Parlamento Iberoamericano de Jóvenes que tuvo lugar el año pasado en Zaragoza. A partir de ese momento, y luego de ser visto su discurso más de seis millones de veces en las redes sociales, ha sido invi-tada a foros y encuentros en Centroamérica, en Argentina, Uruguay, Brasil, Chile, Bolivia, Ecuador, Venezuela y ahora en Colombia.

Defensora del pensamiento liberal, que se aparta tanto de la izquierda como de la derecha tradicionales, despierta en las nuevas generaciones el fervor que en otras épocas suscitaba la utopía socialista. Nunca una jo-ven figura política había tenido tal alcance en el continente.

Gloría Álvarez tiene los más variados ancestros, todo ellos, por cierto, huidos del comu-nismo. Por el lado de su padre, su familia es cubana. Por el de su madre, proviene de Hungría. Todos, por alguna extraña travesura del destino, termi-naron en Guatemala.

Desde niña, además de una sorprendente pasión por los libros, buscó darse siempre una educación excepcional. Primero en la famosa univer-sidad Francisco Marroquín en Guatemala; luego en el Instituto Cato de Washington; más tarde en la Universidad de Lovaina en Bélgica y, finalmente, en Italia.¿Qué interés la movía para buscar tantas y tan variadas universidades?En esta feria de universidades, buscaba ante todo una respues-

ta a los problemas que yo veía en mí país. No todas tienen el mismo perfil ideológico. La uni-versidad Francisco Marroquín es un referente a nivel mun-dial del pensamiento liberal; también lo es Cato; en cambio, la Universidad de Lovaina de Bélgica es la piedra angular del izquierdismo; allí nació la teología de la liberación y allí se graduó Rafael Correa. En Italia obtuve una beca para trabajar con inmigrantes del Senegal. Me di cuenta entonces de que el desarrollo se logra a través de la educación y de la generación de empleo, más que con el asisten-cialismo populista.¿Qué piensa del socialismo del siglo XXI?Esta nueva utopía surge cuan-do el sueño ideológico de la iz-quierda latinoamericana, de los partidos comunistas, de aso-ciaciones estudiantiles y de las propias guerrillas se ven afecta-dos por el derrumbe de la Unión Soviética y la caída del Muro de Berlín. Además, se quedan sin recursos económicos para con-tinuar con su proyecto de llegar al poder por la vía violenta.

Es entonces cuando nace el Foro de Sao Paulo, cuyo pa-pel fundamental es el de idear, crear y poner en marcha un tipo de socialismo dispuesto a jugar el juego de la democracia, prescindiendo de la revolución armada para acceder al poder. Se apoya más bien en un popu-lismo capaz de ganar, con toda clase de ofertas, los votos de una población que en su ma-yoría está descontenta.¿Cuál es para usted el pro-blema más grave del popu-lismo?Nos está dejando una gene-ración que se siente incapaz de salir adelante por sí misma. Una generación presa de sus propios miedos ante realidades como la violencia intrafamiliar, el ma-chismo, la misoginia, la desnu-trición crónica, la criminalidad, el narcotráfico, etcétera. Todo eso lleva al ciudadano a pensar que solo un caudillo, un mesías, lo puede sacar de esta pobre situación, sin tener en cuenta las desastrosas consecuen-cias que trae el populismo en la economía, la política, la cul-tura, así como el odio de clases y la fractura de la sociedad con prebendas a los marginales, confirmando lo que alguna vez

en los años 70 dijera el filósofo argentino Mariano Grondona: “El populismo ama tanto a los pobres que los multiplica”.

Yo creo que en el siglo XXI un izquierdista intelectualmente honesto tiene que reconocer que la única forma de crear riqueza es enseñándole a la gente a pescar y no dándole el pescado. Creo que hoy hablar de derecha o de izquierda choca. Porque tanto el discurso mo-ralista de unos como el discurso estatista de los otros no son su-ficientes para resolver los proble-mas que tenemos en la región.Dice usted que solo una ciu-dadanía activa y empoderada puede rescatar la república como modelo perfecto de go-bierno. ¿Cómo hacerlo?Lo único que convierte a un ciudadano en eterno vigilante es la educación y, en estos mo-mentos, vemos cómo los go-biernos populistas la deforman. Es ahí cuando yo le apuesto a la tecnología. Hoy por hoy, la tec-nología te permite aprender lo que tú quieras, independiente-

mente de lo que tu gobierno no quiera enseñarte. Lo que necesitamos realmente es una juventud educada que tenga plena conciencia del proyecto político que defiende.Usted acaba de visitar varios países del continente. ¿Qué panorama encontró en cada uno de ellos?Los primeros países que visité fueron El Salvador, Argentina y Uruguay el año pasado. En esa oportunidad logré derribar ciertos mitos. Por ejemplo, ad-vertí que el bipartidismo salva-doreño está altamente resque-brajado. Y aunque nuevos lide-razgos buscan espacios de reno-vación, tal empeño ha resultado muy difícil con partidos como Arena y el FMNL.

En Uruguay, pude desmiti-ficar el socialismo light de Mujica. Detrás de su fachada de bonachón, Mujica hizo cosas propias del Socialismo del Siglo XXI como la ley de medios que era un copy & paste de la del Ecuador. La famosa legalización de la marihuana es más bien

una estatización de este pro-ducto, pues el Gobierno tiene el monopolio del mismo.¿Cómo vio a Argentina?En los dos viajes que he hecho a este país, advertí el culto a la personalidad que Cristina Kirchner ha mantenido copian-do la imagen de Eva Perón. Por otra parte, la nacionalización del fútbol, los casos de lavado de dinero a través de los hoteles que ella tiene en La Patagonia y otros escándalos de corrupción, sumados al desgaste económi-co, a la recesión y a la pésima infraestructura de las telecomu-nicaciones en mano del Estado, uno descubre a una población profundamente afectada en su calidad de vida.¿Cómo vio a Brasil y Chile?En Brasil es obvio también el descontento que hay con Dilma Rousseff, la corrupción del Partido de los Trabajadores y los juicios que se le quieren ha-cer a Lula da Silva. Contra todo esto hay tumultuosas marchas

Foto: youtube.com

>> SIGUE POPULISMO pág. 3

Page 3: Separata Medios Mayo 2015

3Edición 549

y protestas en las principales ciudades.

En Chile, quien lo creyera, se descubren escándalos similares. Justo cuando llegué allí acababa de destaparse el caso de co-rrupción del hijo de Bachelet, pero también fui testigo de la reacción que esto produjo en los medios de comunicación y la oportuna intervención del poder judicial.

Luego subí al Ecuador donde percibí una bonanza económica que no me esperaba. Claro, es producto de la dolarización que, quiérase o no, blinda la economía ecuatoriana de caer en inflaciones como las que se ven en Argentina o Venezuela. Lo que allí es preocupante es la represión a los medios de comunicación. Rafael Correa interviene diariamente en cade-nas televisivas y tiene el control absoluto de los medios, hasta el punto de que cualquier cosa que se diga acerca de él no más de media hora después tiene su réplica.¿Qué tal fue su experiencia en Bolivia?También allí hay una bonan-za económica producto de la alianza del narcotráfico con el

empresariado. Con su discurso indigenista, Evo Morales trata de convencer a todo el mundo, pero según me decían algunos, es simplemente una marioneta. Quienes realmente detentan el poder son sectores económicos muchas veces ilegítimos. No obstante, el consuelo que tienen tanto bolivianos como ecuato-rianos es el mismo cuando dicen: “Aquí Correa y Evo ya vieron los errores garrafales de Chávez y Maduro. Eso no va a pasar aquí”.Antes de llegar a Colombia, usted logró entrar a Venezuela. ¿Cuál fue su impresión?La que produce una ilusión convertida en desastre. “Hace 15 años –me decían los vene-zolanos con quienes hablé– no-sotros decíamos no, hombre, no vamos a ser Cuba, no somos una isla, somos continentales, ten-emos a Colombia y a Brasil de vecinos. Eso no va a pasar aquí, creíamos, y fíjate lo que pasó”.

Pude comprobar la terrible escasez que reina allí. Entré a un supermercado y logré de mane-ra oculta grabar un video que luego compartí en las redes socia-les, mostrando estantes vacíos y gente que llegaba allí tras hacer largas colas. Definitivamente, lo están pasando muy mal.

Finalmente, Colombia…Para mí, llegar de Caracas y ate-rrizar en Bogotá fue como viajar de una galaxia a otra. Uno perci-be en el ambiente que el colom-biano se siente completamente ajeno al discurso populista. No cree que este discurso pueda permear aquí. Sin embargo, en todo lo que se relaciona con los acuerdos de paz y ciertas refor-mas judiciales se puede percibir que detrás de este discurso de pueblo y antipueblo, de ellos y nosotros, muy propios del po-pulismo, sí es posible.Con motivo de un acuerdo de paz, ¿cuál fue la experiencia que vivió Guatemala luego de suscribirlo?Recordemos que para el mo-mento en que se firma el acuer-do de paz en mi país, en 1996, el conflicto había durado 36 años. Desde finales de los 60 hasta comienzos de los 80, la gue-rrilla estaba ganando la guerra, de modo que el país estuvo a punto de convertirse en otra Cuba. Finalmente, en el año 96, el presidente Álvaro Arzú abrió las negociaciones con los líderes guerrilleros en El Salvador.¿Qué pasó entonces?Pues que nuestros acuerdos de paz se firmaron amarrados a una lista de exigencias que

parecían regalos de Navidad. Cada grupo, desde los líderes comunistas hasta los militares pidió lo suyo. Y esta lista de dádivas económicas, políticas y de perdones hasta el día de hoy no ha podido cumplirse porque no hay plata para hacerlo.¿En aquel acuerdo de paz hubo sanciones penales?No, porque la amnistía fue ab-soluta. Tanto militares como guerrilleros quedaron absuel-tos en aras de la paz. ¿Pero qué pasó después de un tiempo? La izquierda, dueña de la memoria histórica se apropió de la opi-nión pública. De modo que la guerrilla perdió la guerra mili-tarmente pero acabó ganando la guerra política.

Ahora lo que está pasando es que, uno a uno, están agarrando a los militares de esa época y los están enjuiciando por genoci-dio. Lo que ahora tenemos es un conflicto de pandilleros. Todo lo que quedó de la guerra, dio pie a las bandas criminales que hoy conocemos como las maras.¿Qué salida tendrían nuestros países para escapar del popu-lismo y de la decepción que produce nuestro mundo político tradicional?Algo parecido a lo que busca en Guatemala el Movimiento Cívico

Nacional, MCN, al cual pertene-zco. No es, por cierto, un partido político sino un movimiento que busca formar nuevos líderes, para lo cual se hace necesario un empoderamiento intelec-tual del ciudadano. Tenemos un proyecto llamado La Cantera en el que a través de filtros y toda clase de pruebas se seleccionan a los jóvenes más calificados para seguir una maestría en políticas públicas y que, dentro de partidos políticos renova-dos, se conviertan en figuras capaces de trabajar en pro de la República.Una pregunta final, ¿cuáles son sus aspiraciones personales?Por el momento quiero traba-jar para organizar en América Latina un Foro de São Paulo a la inversa. Un foro que le haga contrapeso al populismo, al llamado Socialismo del Siglo XXI y al mundo político tradi-cional, diseñando una agenda que muestre los caminos hacia el desarrollo, la estabilidad ins-titucional y las demás bases necesarias para sustentar lo que debe ser la República del siglo XXI. Para ello, a cada país donde llego busco los actores para poder articular dicho foro continental.

Exalta el Vicefiscal que la CPI está prácticamente establecida para sancionar a los “máximos responsables” y que es posible recurrir a amnistías, solo en cuanto ellas cobijen a los de inferior rango dentro de una organización armada.

La sombrilla de la CPI

Redacción/El Nuevo Siglo/16 de mayo de 2015/http://www.elnuevosiglo.com.co/articulos/5-2015-la-sombrilla-de-la-cpi.html

La intervención del Vicefiscal de la Corte Penal Internacional (CPI), James Stewart, en el seminario organizado por la Universidad del Rosario, sirve para todo. Es decir, para que tirios y troyanos puedan aproxi-marse a su manera y según su querer al proceso de paz con las Farc. Porque, ciertamente, ahí cabe desde la cárcel para los perpetradores de crímenes atroces y de guerra hasta, inclu-sive, el tratamiento de los delitos políticos sobre los que la misma CPI dice no tener competencia.

Sea lo que sea, pareciera que, andando el proceso de paz, poco a poco se abre el camino a un escenario de justicia transi-cional. Sin que, por el momento, se tenga claro cuál es su con-tenido puntual. De hecho, las Farc han dicho reiterativamente que no pagarán un día de cárcel. A lo que el Estado ha contestado que cárcel no significa estar en-tre barrotes sino que pueden revisarse alternativas como las granjas-taller, que a su vez el Procurador llama “resorts” y otros califican de catedrales. Todo ello en medio de encues-tas, como la última de Datexco para La W y El Tiempo, en las que el proceso de paz sigue cobrando una incredulidad de

la que no logra recomponerse. Porque, en efecto, el país se mantiene desconcertado con el hecho de que ante la matanza de 11 soldados en el Cauca, hace ya algunas semanas, no pasó nada. De modo que ante ese vacío pareciera, en vez de disminuir, incrementarse el castigo, con el tiempo, al proceso de paz.

El Vicefiscal, que se cuida de señalar una y otra vez que es un funcionario auxiliar frente a los de mayor jerarquía, como los magistrados y la Fiscal, sostiene por supuesto que la función de la CPI es estrictamente penal. Pero acepta, por igual, que hay etapas de transición en las que se puede ser más benevolente siempre y cuando ello se tra-duzca en una paz sostenible, se dé un tratamiento adecuado a las víctimas y se establezcan las garantías de no repetición. También afirma que no puede referirse sino a temas genéri-cos porque, en efecto, una pos-tura clara y puntual de parte del Gobierno, con la alternatividad penal delimitada y la forma de las condenas y las penas respec-tivas, todavía no existe. Exalta, eso sí, que la CPI está prácti-camente establecida para san-cionar a los “máximos respon-sables” y que es posible recurrir

a amnistías, solo en cuanto ellas cobijen a los de inferior rango dentro de una organización ar-mada. Pero a los que han tenido mando les reserva, como míni-mo, una condena, que puede re-bajarse a límites razonables con la respectiva privación de la li-bertad, la solicitud de perdón por sus crímenes y la veda política por un tiempo determinado.

La preocupación central del Vicefiscal, sin embargo, no se refiere al proceso de paz con las Farc, sino a la marcha judicial de lo que se ha dado en llamar “fal-sos positivos”, es decir, como lo dice, en hacer pasar a inocentes como combatientes de guerra. Es ello, como se sabe, lo que de hace ya bastante tiempo inves-tiga la justicia ordinaria colom-biana sin que, como reitera el Vicefiscal, se haya llegado a es-tablecer nada sobre lo que lla-ma los “máximos responsables”.

El Vicefiscal, en cuanto al pro-ceso con las Farc, pareciera, de su parte, exaltar el trámite de la Ley de Justicia y Paz usada hace unos años para los paramilitares. Si bien se cuida de no ejemplificar-lo como un modelo inamovible, deja entrever, aun habiendo que-dado trunco, que en éste existen elementos positivos que podrían canalizarse en la actualidad. En

ese proceso, como se recuerda, se pactaron ocho años de cárcel, previo a la extradición de la que fueron motivo los jefes, y hoy al-gunos de los comprometidos es-tán saliendo en libertad.

La gran conclusión de la vi-sita del Vicefiscal a Colombia es que el país está en pleno moni-

toreo por parte de la Corte Penal Internacional, en todas las face-tas: agentes del Estado, subver-sivos y bacrim. Lo que, a su vez, denota que cualquier proceso de paz, como ya se sabía, tendrá que ser bajo su sombrilla. Lo que no se sabe es hasta dónde o cuándo templará la cuerda.

<< VIENE POPULISMO pág. 2

Foto: vanguardia.com

Page 4: Separata Medios Mayo 2015

4 Anexo mayo 2015

Hacer concesiones a las Farc sin un acuerdo firmado, se paga con sangre y terror.

Ceder, ceder y ceder

Mauricio Vargas/El Tiempo/17 de mayo de 2015/http://www.eltiempo.com/opinion/columnistas/ceder-ceder-y-ceder-mauricio-vargas-columnista-el-tiempo/15768240

Resulta cuando menos insólita, por no decir afrentosa, la autorización que el Gobierno nacional le dio a los máximos líderes del terrorismo, ‘Timochenko’ y ‘Gabino’, para que pudieran reunirse con placidez y tranquilidad y seguramente al calor de unos buenos rones, en la isla de los hermanos Castro.

Cumbre del terror

Margarita Restrepo/minuto30.com/18 de mayo de 2015/http://www.minuto30.com/cumbre-del-terror/340451/

En el 2012, cuando el presiden-te Juan Manuel Santos se la jugó por un proceso de negociación con las Farc para lograr su des-movilización, lo asistían buenas razones: se trataba de apro-vechar en la mesa la debilidad de ese grupo tras sufrir durísi-mas derrotas militares. El man-datario sostuvo entonces que el proceso duraría meses: sabía que la prolongación indefinida terminaría por minar su credi-bilidad entre la opinión pública, como ya ocurre. Además, se comprometió a atenerse a la agenda de negociación acorda-da en la etapa exploratoria y a no tratar con las Farc temas por debajo de la mesa.

Dos años y medio después del inicio formal de los diálogos, está claro que el proceso dura mucho más que algunos meses y que poco avanza desde cuando arrancó la discusión sobre las pe-nas efectivas que pagarán los co-mandantes, rebajadas y mucho por vía de justicia transicional.

Por otra parte, asoman temas que no están en la agenda y re-sulta inevitable sospechar que decisiones del Gobierno como el final de la fumigación de los cultivos ilícitos con glifosato –tantas veces demandado por las Farc– son guiños que Santos les hace para impulsar el acuer-do. Prueba de que el tema no radica en el glifosato es que su aspersión no quedó prohibida para quienes usan ese herbi-cida en cultivos lícitos desde hace décadas.

No entro a discutir si dicha suspensión es buena o mala, pero me sorprende que el Gobierno la haya adoptado sin tener un plan B para evitar que los cultivos de coca se sigan dis-parando. The New York Times, que ha respaldado la mesa de La Habana, reiteró el viernes que, según cifras de Washington, esos plantíos crecieron 39 por ciento en el país en el 2014, cuan-do bajó el uso de glifosato. Al no contar con un programa alternati-

vo, Santos les hace un gigantes-co favor a las Farc y a los demás grupos narcos.

¿Por qué Santos cede tanto? La razón es que está desespe-rado por convencer a las Farc de aceptar un modelo de justicia transicional que implique que los comandantes paguen alguna pena por sus crímenes. Y está desesperado porque a esa posi-bilidad las Farc le dicen no, no y no.

Eso explica el festival de gui-ños del Gobierno. A la suspen-sión del glifosato se suman las declaraciones del comisionado Sergio Jaramillo que abren la puerta para que el jefe guerrille-ro ‘Simón Trinidad’, culpable de atroces secuestros y asesinatos y extraditado a Estados Unidos por narcotráfico, termine senta-do a la mesa de La Habana, algo jamás insinuado en la agenda que el mismo Jaramillo negoció con las Farc.

Este jueves, una detallada noticia de El Espectador –no

desmentida por el Gobierno– mencionó un documento en estudio en la mesa para que el tiempo que los comandantes han pasado en Cuba negociando –y paseando en catamarán y to-mando whisky– les cuente como pago efectivo de sus eventuales penas. Semejante despropósito no merece mayores comen-tarios, pero confirmaría el afán del Gobierno por contentar a las Farc.

Lo mismo sucede con el viaje a Cuba del jefe del Eln, ‘Gabino’, autorizado por Santos para que charlara con ‘Timochenko’, casi al mismo tiempo que ese grupo terrorista dejaba en ma-cabra exhibición en Convención (Norte de Santander) la pierna

que perdió el soldado Edward Ávila en un campo minado. (Recorderis: hace un año, en plena campaña electoral, el asesor presidencial Frank Pearl dio a entender que el inicio de negociaciones formales con el Eln estaba de un cacho. No era cierto.)

La mesa de La Habana está varada porque las Farc no acep-tan justicia transicional alguna. Y el Presidente no sabe qué más hacer para reblandecerlos. Pero se equivoca: en tiempos de Belisario Betancur y de Andrés Pastrana, el país aprendió que ceder, ceder y ceder ante las Farc es algo que, más tempra-no que tarde, los colombianos pagamos con sangre y fuego.

Los colombianos no termi-nábamos de asimilar la bárbara noticia del soldado que fue víc-tima de una mina antipersona y su pierna fue exhibida como trofeo de guerra por los te-rroristas del Eln, cuando fuimos notificados del premio que el Presidente le dio al comandan-te de esa banda criminal para desplazarse a Cuba con el fin de sostener una cumbre con su colega de las Farc. Colombia se compadecía del soldado Ávila, y Santos, indolente como es, firmaba el permiso para que ‘Gabino’ pudiera viajar cómoda-mente hasta La Habana.

Cuesta comprender al Presidente de Colombia. Queda claro que no se conduele por el sufrimiento de los soldados y policías de la patria de quienes él, valga recordarlo, es su co-mandante supremo. En vez de tomar partido por sus hom-bres, prefiere hacer hasta lo inentendible para agradar a los que aterrorizan a la sociedad.

Alguno de los asesores de ima-gen a los que les paga ríos de dinero debería decirle a Santos que aunque no lo sienta, por lo menos debería fingir un poco de compasión y lucir un mínimo de solidaridad con los miembros de la Fuerza Pública que día a día son víctimas de la barbarie de los terroristas.

Lo peor es que sus lisonjas con el terrorismo son inanes. Esos criminales no reciben la generosidad del Presidente como un gesto de paz sino como una manifestación de debilidad que claramente capitalizan a su favor.

El terrorismo tiene como nor-ma general de comportamiento el aprovechar la generosidad de su enemigo como herramienta para fortalecer sus estrategias y estructuras criminales. ¿O es que el Presidente Santos está en capacidad de confirmarle a Colombia que el permiso que le concedió a ‘Gabino’ para ir a La Habana es una garantía de

que nunca más en la historia los miembros del Eln van a repetir un acto de barbarie como el que perpetraron contra el soldado Ávila? Espero con ansiedad una respuesta a tan sencillo interro-gante.

Ahora bien, sería muy impor-tante que el Gobierno le revele al país cuál fue el alcance de la reunión entre los jefes del Eln y las Farc. ¿Salió de allí un com-promiso serio y verificable de que las organizaciones terroris-tas dejarán de azotar al pueblo colombiano? ¿Las guerrillas te-rroristas pactaron que en ade-lante no volverán a traficar con drogas ilícitas? ¿Se acordó en esa cumbre del terror el cese del reclutamiento de menores y la desincorporación inmediata de la totalidad de niños que tienen en su poder?

Mucho me temo que nada de ello sucederá. Claramente se trató de una reunión para pac-tar nuevas estrategias de vio-lencia. Ahora que las Farc dicen

estar en cese de hostilidades, la posta quedó en manos del Eln. Así de sencillo. La reunión de ‘Gabino’ y ‘Timochenko’ fue, para decirlo en términos em-presariales o ejecutivos, un em-palme terrorista.

No se puede seguir pigno-rando el futuro de nuestro país. No se puede continuar dándoles todo a los terroristas a cambio de nada. Flaco servicio se le está prestando al país al no entender que la contra parte está valién-

dose de los espacios que se es-tán concediendo para recrude-cer su ofensiva criminal.

Los colombianos no quere-mos que los cabecillas del te-rrorismo sigan reuniéndose al amparo de la satrapía cubana con plena autorización del Gobierno. Lo que anhelamos es un gobierno que cumpla con su deber constitucional de garan-tizar la seguridad, vida, honra y la integridad de todos los ciu-dadanos.

Foto: javeriana.edu.co

Page 5: Separata Medios Mayo 2015

5Edición 549

El Vicefiscal General de la Corte Penal Internacional, James Stewart, con palabras al alcance de cualquier lector sin formación jurídica, explicó asuntos relevantes en el debate sobre la jurisdicción del organismo en las discusiones de paz. Ratificó que no será un obstáculo para su consecución.

Darío Acevedo Carmona/El Espectador/17 de mayo de 2015/http://www.elespectador.com/opinion/constituyente-contra-corte-penal-internacional

Claramente, todos los sectores de la economía deberían asumir una parte del costo de este proceso de paz y no dejárselo exclusivamente al sector agropecuario y al Estado.

Empleo para reinsertados

Indalecio Dangond/El Espectador/16 de mayo de 2015/http://www.elheraldo.co/columnas-de-opinion/empleo-para-reinsertados-195698

Constituyente contra Corte Penal InternacionalEl Fiscal General de la Nación reiteró su propuesta de citación de una asamblea constituyente con presencia de guerrilleros apoyando las declaraciones de los jefes farianos en el sentido de que sin constituyente no será posible firmar la paz ya que ellos “necesitan plenas certezas jurí-dicas”.

Uno se pregunta ¿por qué el Fiscal y la guerrilla coinciden en la convocatoria de una cons-tituyente antes de que se firme el acuerdo de paz, de entregar las armas, de concentración de guerrillas, sin Marco Jurídico, sin CPI y para expedir una nueva constitución? ¿Por qué el Fiscal llega al extremo de afirmar que si el precio de la paz es que los responsables de crímenes ho-rrendos no vayan a la cárcel, pues habrá que pagarlo?

La intervención del Vicefiscal General de la Corte Penal Internacional, James Stewart, en un foro que tuvo lugar en Bogotá el pasado 13 de mayo puede llevarnos a comprender mejor las razones de esa insis-tencia. No está en juego solo

la idea fariana de “refundar el Estado” para validar los acuer-dos.

Citaré con amplitud al señor Stewart. Lo primero es que él habló en nombre de la Fiscal jefe de la CPI, Fatou Bensouda, la misma que plantó al fis-cal Montealegre en octubre de 2013. Aclaró la posición de la CPI sobre los crímenes de lesa humanidad y de guerra que son de su competencia en el caso colombiano. Con palabras al alcance de cualquier lector sin formación jurídica, explicó asuntos relevantes en el debate sobre la jurisdicción del organ-ismo en las discusiones de paz. Ratificó que no será un obstá-culo para su consecución.

Fue categórico al afirmar que el Estatuto de Roma y la CPI ha-cen parte nuestro sistema judi-cial y que por tal razón el país está obligado a “investigar y enjuiciar los crímenes de com-petencia de la Corte”.

En materia de penas, expresó que “los Estados tienen amplia discrecionalidad”, a la vez que precisó que “las sanciones pe-

nales efectivas pueden adop-tar distintas formas” siempre y cuando se satisfagan “objetivos adecuados vinculados a la pena, como la condena pública de la conducta criminal, el recono-cimiento del sufrimiento de las víctimas, y la disuasión de con-ductas criminales ulteriores”.

Advirtió que “A nivel nacio-nal, una pena que resulte mani-fiestamente inadecuada a la luz de la gravedad del delito y del grado de responsabilidad de la persona condenada podría vi-ciar el aparente carácter genui-no de ese proceso”.

Stewart agregó: “Tan impor-tantes son las implicaciones de la suspensión de la ejecución de las penas para la evaluación de la Fiscalía (de la CPI) acerca de la admisibilidad de los casos… que en 2013 () comunicó la posición que acabo de resumir a las autoridades colombianas… El que una reducción de la pena resulte compatible con los prin-cipios del Estatuto de Roma dependerá de las circunstan-cias particulares del caso. Estas circunstancias podrían incluir

medidas de justicia transicional diseñadas para terminar con el conflicto armado”, como exigir a los condenados: “reconocimien-to de su responsabilidad penal, la desmovilización y el desarme, la garantía de no repetición de la conducta, la participación plena en el proceso de estableci-miento de la verdad respecto de los crímenes graves, una posible prohibición temporal de tomar parte en los asuntos públicos”.

Sobre el punto del “interés de la justicia en la paz como fin supremo” en el que algunos ju-ristas han pretendido encontrar la salvación de las dificultades interpuestas por las Farc y sa-tisfacer su negativa a responder por crímenes graves, expresó que la CPI es una institución ju-rídica que no fue creada para el “establecimiento de la paz” sino para evitar la impunidad sobre graves delitos. Y para salir al paso de interpretaciones aco-modaticias, terminó: “El marco jurídico internacional creado por el Estatuto de Roma enfatiza

la importancia capital de poner fin a la impunidad de los perpe-tradores de los crímenes más graves. Este marco no puede sus-penderse o ignorarse por con-sideraciones de oportunidad. No obstante, este mismo marco otorga flexibilidad a los Estados que buscan impartir justicia en situaciones post-conflicto”, pero “Las medidas de justicia transi-cional pueden, y deben, estar en conformidad con los objetivos del Estatuto de Roma”. Todo un baño de agua fría para el gobier-no que abrigaba la esperanza de una actitud condescendiente del alto tribunal.

De esta disertación, expre-sada también meses atrás por la fiscal Bensouda, se desprende que los líderes de las guerrillas están obligados a comparecer ante la justicia colombiana por los crímenes de lesa humanidad y de guerra. Y que Montealegre está literalmente incitando a la violación de Carta Política.

Esa sin salida jurídica es la que nos da la clave para en-tender el objetivo que persiguen las guerrillas y Montealegre al exigir la convocatoria de una constituyente, a saber: aprobar, en nombre del “fin supremo de la paz” y con rango constitucio-nal, un preámbulo que reconoz-ca las “causas objetivas del levantamiento armado” y la re-nuncia de Colombia al Estatuto de Roma y a la CPI.

Están muy enredados en el Gobierno con el programa de generación de empleos para los reinsertados de un posible acuerdo de paz.

Todas las semanas lanzan una propuesta sin lograr un beneplácito o compromiso real por parte de la clase empresa-rial y gremial del país.

La campeona de estas in-substanciales propuestas, la lanzó en días pasados el nuevo superintendente de Vigilancia y Seguridad Privada, Carlos Alfonso Mayorga. Finalizada su posesión ante el ministro de Defensa, expresó a los medios

de comunicación que iba a pro-mover la idea de que los des-movilizados de las Farc fueran contratados como vigilantes. Me imagino que ya debe estar estu-diando la contratación de unos 2000 reinsertados para que tra-bajen como vigilantes en Palacio de Nariño, el Congreso de la República, en las Altas Cortes, la Procuraduría, Contraloría y ministerios. La verdad sea di-cha, no me imagino a los hijos del presidente Santos, escolta-dos por ex guerrilleros.

¿Ya ve Señor Presidente, porqué en todas las encuestas la mayoría de los colombianos han

perdido la fe en este proceso de paz? Nadie en este país, se traga ese sapo, de que el problema de la guerrilla se resuelve dándole un puesto de vigilante a cada reinsertado. El problema de la subversión existe y seguirá exis-tiendo mientras no se aniquile el alto nivel de corrupción pública y se disminuya la tremenda bre-cha social entre ricos y pobres. Mientras en Colombia siga exis-tiendo un altísimo porcentaje de la población con empleo in-formal o precario, sin protec-ción social integral y viviendo con menos de $10.000 al día, habrá guerrilla. Como también

la seguirá habiendo, si no se en-durecen las condenas contra los funcionarios corruptos. El país no aguanta más esta guerra de poderes por el control de los dineros públicos.

Claramente, todos los sectores de la economía deberían asumir una parte del costo de este pro-ceso de paz y no dejárselo exclu-sivamente al sector agropecua-rio y al Estado. No basta que a los reinsertados de menor rango se les concesione unas Zonas de Reservas Campesinas y a sus je-fes, unas curules en el Congreso y unos puestos en la Fiscalía. El sacrificio debe ser de todos.

No hay derecho pues, -por citar un ejemplo-, que las empresas del sector exportador no hayan hecho un esfuerzo para ayudar a eliminar los problemas de hambre crónica que padecen la mayoría de los habitantes de las zonas portuarias de La Guajira, Tumaco y Buenaventura.

Es hora que el Gobierno co-mience a diseñar una política seria y a largo plazo de ocupa-ción productiva para los más de 10 mil reinsertados del proceso de paz. Esto no se resuelve con empleos temporales. Las alian-zas estratégicas o APP del agro, serían una buena alternativa.

Page 6: Separata Medios Mayo 2015

6 Anexo mayo 2015

Cuatro de los líderes más representativos del sector privado destapan sus cartas sobre el proceso de paz con las Farc.José Alejandro Cortés, César Caicedo, Antonio Celia y David Bojanini.

Los empresarios y la paz

Nación/revista Semana/9 de mayo de 2015/http://www.semana.com/nacion/articulo/los-empresarios-la-paz/426901-3

Desde hace ya varios meses la postura del empresariado colombiano sobre el proceso de paz con las Farc ha estado en el centro de las más intensas es-peculaciones. En el péndulo de la opinión pública que oscila en-tre el apoyo y las críticas, el sec-tor privado colombiano no ha estado exento de esta disyun-tiva. La supuesta salida del ge-neral Mora puso momentánea-mente nerviosos a muchos en el sector privado, y el sangriento ataque de las Farc al Ejército en el Cauca, que dejó 12 soldados muertos fue un baldado de agua fría para muchos creyentes de la negociación. Pero más allá de los vientos huracanados de la coyuntura, que entusiasman o deprimen a la opinión según las noticias, los empresarios tienen temores y convicciones sobre el proceso que se vuelven muy relevantes debido a su papel a la hora de pasar la página de la violencia.

Para entender la visión de los empresarios, Semana conversó con cuatro de los más repre-sentativos de Colombia. José Alejandro Cortés, patriarca del Grupo Bolívar, y quizá el em-presario vivo más admirado del país; David Bojanini, presidente del Grupo Sura, considerado el heredero de Nicanor Restrepo tras una larga trayectoria en el Grupo Empresarial Antioqueño; César Caicedo, presidente de Colombina, accionista del gru-po Riopaila y promotor de im-portantes proyectos en el Valle del Cauca: y el presidente de Promigas, Antonio Celia, un in-fluyente líder empresarial de la costa Caribe que, además de tra-bajar en el sector de la energía, encabeza muchas actividades sociales y filantrópicas.

A diferencia de los demás países donde ha habido con-flictos internos, Colombia es quizá el único país en el que hay una guerra interna con una economía emergente y una estructura empresarial sólida y pujante. Mientras en la Centroamérica de los ochenta el sector privado era pequeño y frágil, y en los conflictos afri-canos conviven con Estados fallidos, en Colombia subsisten guerrillas en la tercera economía de la región, donde una sola em-presa tiene más empleados que la totalidad de las guerrillas de las Farc y el Eln con sus redes de apoyo. Esta realidad convierte a los empresarios en grandes pro-tagonistas a la hora de entender la transición hacia el posconflic-

to y le confiere al sector privado una dimensión política clave a la hora de asumir su papel en la reconciliación del país. ¿Cómo ven el proceso con las Farc después de lo ocurrido en el Cauca y de las últimas encuestas donde varios secto-res de la opinión se muestran cada vez más escépticos fren-te a la firma de la paz?Antonio Celia. Creemos en el proceso de paz. Lo hemos apoyado con total compromiso. Pero lo que pasó con el terrible ataque a los soldados lleva a re-plantear el tema de los términos. Los señores de las Farc tienen que hacer algo para devolverle la confianza a los colombianos, porque estos hechos lo que ha-cen es destruirla y en estos pro-cesos de negociación la confian-za es absolutamente esencial. César Caicedo. Uno de los temas que veo con preocupa-ción desde la perspectiva em-presarial es el de las expecta-tivas que se están formando alrededor de La Habana. Me refiero a que, con las mejores intenciones, han ido plasmando en unos documentos iniciativas muy interesantes y muy gene-rales para combatir la pobreza o la falta de oportunidades en el campo, entre otros, pero po-nerlo en el papel es muy fácil. Lo realmente difícil es cómo se puede convertir en realidad. ¿Ustedes creen que en algún momento se ha debido romper el proceso?A. Celia. No. Nos ha tomado muchos años tratar de acercar las partes y construir la confian-za que ya nos ha llevado bastan-te lejos. Ahora, me parece que hay que aprovechar la difícil coyuntura para que las Farc den muestras de que verdadera-mente quieren hacer la paz en unos términos razonables. ¿Son optimistas o pesimis-tas frente a una eventual fir-ma de la paz en La Habana? A. Celia. A pesar de los altiba-jos, me parece que hay un gran entusiasmo del país por la paz, y a veces la gente piensa que la paz está a la vuelta de la es-quina y eso no ayuda cuando estamos negociando con una gente como las Farc. No debe-mos desbordarnos en optimis-mo porque faltan muchas cosas importantes por resolver como la justicia y la participación en política. C. Caicedo. El proceso de paz va a traer unos beneficios enormes desde el punto de vista de la se-guridad física -se supone que es

uno de los grandes propósitos- pero esto tiene que ir acompa-ñado de una seguridad jurídica, fiscal y laboral para la gente. Y esas son las bases que van a atraer la inversión. A. Celia. Hay que tener mucho cuidado con las versiones maxi-malistas de la paz. El acuerdo con las Farc no va a resolver los grandes problemas del país. ¿Hablando de justicia, qué opinan acerca de que los guerrilleros no paguen cárcel? José Alejandro Cortés. El tema de la cárcel es quizá el más deli-cado y ellos han dicho que no van a aceptar un solo día de cárcel. Yo personalmente creo que el encierro concebido como cuatro paredes con barrotes no es necesariamente la solución, pero sí se requiere un confina-miento para que esta gente se mantenga en un territorio con-trolable.A. Celia. Un tema fundamental es que acá no puede haber im-punidad. ¿Cómo ven el papel de los em-presarios en el posconflicto?A. Celia. Los empresarios, y lo hemos hablado en muchos es-cenarios, estamos dispuestos a ayudar en lo que sea necesario para que este proceso con las FARC llegue a feliz término y participar de alguna manera en el posconflicto. Pero no lo ten-emos tan claro todavía. Estamos hablando demasiado del posconflicto cuando todavía no hemos cerrado la negociación. No sabemos qué significa real-mente esa etapa, cómo puede ser nuestra participación, hasta dónde podemos llegar y cuál es el papel de la empresa privada, entendiendo que estamos dis-puestos a colaborar en todo lo que sea posible.David Bojanini. En el país se ha puesto de moda el término posconflicto y nadie sabe bien qué es eso. A mucha gente le he escuchado que el posconflicto ya empezó hace rato, otros di-cen que empezará cuando se firme un acuerdo de desmovi-lización. El hecho es que el país tiene que concentrarse en la construcción de la paz.¿Y para usted qué es la con-strucción de la paz? D. Bojanini. La construcción de la paz empieza con fortalecer la institucionalidad del país, un tema que a los empresarios nos ha preocupado muchísimo. El escándalo reciente de la Justicia no puede quedar en el olvido por hechos como el de los sol-

dados masacrados. Me refiero en concreto a la situación de la Justicia. Si no tenemos un siste-ma judicial sólido, es muy difícil que el país tenga paz. Ahora hablamos de no aceptar im-punidad y de justicia transicio-nal pero si no tenemos justicia ordinaria menos vamos a tener justicia transicional. J. A. Cortés. Uno tiene que con-templar desde ya que la paz no necesariamente llega el día en que se firme el acuerdo. Seguramente habrá violencia y de allí la importancia de la justi-cia. De tener una Justicia rápida y efectiva. Ese es quizá el gran reto del posconflicto.¿Ustedes creen, como dicen al-gunos críticos, que el gobierno puede llegar a negociar el mo-delo económico en La Habana? El gobierno ya lo ha negado enfáticamente.J. A. Cortés. Yo creo que nuestros negociadores y el presidente son personas con buen criterio que no van a entregar el país. No conozco los detalles, pero since-ramente no creo que se esté en-tregando el país.C. Caicedo. Creo en el gobier-no y en el equipo negociador, pero también tengo que decir que el diablo está en los de-talles. Miren una cosa tan sen-cilla como las consultas pre-vias, que nacieron en un inciso de la Constitución del 91 y han incidido enormemente en la inversión. Hay obras que to-man más de cinco años y otras que no se han podido hacer por las consultas. Por eso insisto en cómo se van a implemen-tar los acuerdos con las Farc. Ahí está el meollo del asunto. A. Celia. El presidente ha dicho que no se está negociando el modelo. A mí me dan una ga-rantía plena los negociadores. Entre otras cosas, porque otro modelo no hay. Contra el capi-talismo se han inventado toda clase de sistemas alternos, pero no han funcionado. Lo que hay es que perfeccionarlo y hacerlo más justo y participativo. En el capitalismo hay que tratar de cerrar las desigualdades a través de inversión social.D. Bojanini. Yo también confío en el papel del equipo nego-ciador El problema es que no podemos desconocer que el país está polarizado y dividido. Y la manipulación y desinfor-mación genera desconfianza en los ciudadanos sobre lo que se está negociando. Hay mu-chas personas que creen que sí les van a cambiar las reglas del

juego y que están negociando el modelo económico. Y que creen que van a imponer lo que digan las Farc. Por eso uno de los pac-tos que hay que hacer es uno en-tre los que estamos de acuerdo en el proceso de paz y los que no lo están. Todos queremos la paz, y hay que oír a los que hacen críticas al proceso.A. Celia. Tenemos un gran equi-po negociador: sólido, con clari-dad y fuerza.J. A. Cortés. Insisto en que no creo que se esté entregando el país, pero sí veo muchos em-presarios que son muy críticos frente al proceso y con muchos temores de lo que se está nego-ciando en La Habana. Hay em-presarios escépticos pero creo que si les explican bien estarán tranquilos.¿Algunos dicen que el proce-so con las Farc va mejor en La Habana que en Colombia? ¿Lo ven así?D. Bojanini. Hay que hacer una gran pedagogía del proceso de paz. Si la gente está expuesta a los críticos, enemigos y oposi-tores, más las redes sociales, hay demasiada información contaminada. En ese contexto, el gobierno tiene que liderar la comunicación y ser lo más claro posible.¿Y cree que el empresario es manipulable por esa desin-formación?D. Bojanini. El empresario es una persona educada que con buena información es capaz de formarse una idea de lo que está pasando, por eso es tan impor-tante la pedagogía, tener una estrategia de comunicación más clara. Por ejemplo, no cansarse de repetir los inamovibles. Es necesario ganar más confianza en el proceso. El gobierno tiene que ser insistente en los temas inamovibles para que la gente no crea que 8.000 hombres ar-mados les van a imponer su vol-untad a 45 millones de colom-bianos.¿Cómo visualizan que se va a financiar el posconflicto? ¿Qué papel jugarán los em-presarios?J. A. Cortés. Me parece que esa financiación debe estar orien-tada al empleo en el campo. Tenemos que tener en cuenta que estamos en un mundo de competencia global y debemos buscar el equilibrio entre inver-sión en el campo, trabajo digno, inclusión social y carga tribu-taria razonable para poder com-petir. Con el Estatuto Tributario que acaba de pasar, muchas empresas decidieron no hacer inversiones en Colombia por el impuesto al patrimonio y a la renta.C. Caicedo. Yo creo que la clave de la paz duradera está en una

>> SIGUE EMPRESARIOS pág. 7

Page 7: Separata Medios Mayo 2015

7Edición 549

buena inversión productiva en el campo. Y esa la van a hacer las empresas privadas y no el Estado. Por eso, lo que no puede pasar es que los acuerdos de La Habana terminen ahuyentando a los inversionistas nacionales e internacionales. Ahí parte del posconflicto se puede estrellar contra la pared. D. Bojanini. Lo más importante es saber en qué nos vamos a gastar la plata. Si lo plantea-mos como reparar a todas las víctimas dentro de un modelo asistencialista, como algunos lo han propuesto, pues no habrá plata que alcance. Me preocupa mucho ese tema. Pienso que hay que hacer inversiones que propicien el desarrollo den-tro de la misma dinámica de la economía. Una combinación de privados generando productivi-dad y Estado ofreciendo bienes públicos. Todo hay que hacerlo sostenible.

A. Celia. En el tema de tierras, sabemos que en los documen-tos ya acordados quedó claro que podrán subsistir los peque-ños campesinos y los grandes inversionistas. Eso lo aceptaron las Farc. Es decir esa premisa de que las Farc son enemigas de la agroindustria quedó clara que es falsa, al menos en los acuerdos. Y eso es importante. C. Caicedo. La inversión que realmente va a desarrollar el agro colombiano tendrá que ve-nir del sector privado nacional e internacional. Si queremos aprovechar la vocación pro-ductiva del campo colombiano y ser competitivos, y darle tra-bajo digno e ingresos estables a los campesinos, el resultado del acuerdo de La Habana tiene que ser crear las condiciones para invitar a esa inversión y no ale-jarla. ¿Cómo ven la polarización política del país cuando pre-cisamente estamos tratando de reconciliarnos? A. Celia. En Colombia nos ha

costado demasiado trabajo llegar a acuerdos. Tenemos posiciones muy extremas: a los adversarios los volvemos enemigos y el lenguaje que es-tamos usando es muy agresivo. Lo primero que tendríamos que hacer es ventilar las diferencias pero bajando el tono. Yo creo que en estas democracias mo-dernas se requieren los pactos. Uno debería tratar de buscar pactos sobre temas importantes del país y que generen cierto consenso como los temas de la educación y la justicia.D. Bojanini. Los pactos son muy importantes, estoy de acuerdo. Generan compromiso con mu-cha gente. Si uno hace un pacto tiene que responderle a muchos y cuidar su comportamiento. El que no tiene que responderle a nadie no le importa su compor-tamiento.¿Ustedes creen que el Estado colombiano está preparado para asumir el posconflicto y la construcción de una paz duradera?

A. Celia. Sin duda uno de los re-tos que tiene la democracia es mejorar la eficiencia del Estado. El Estado llega a más sitios y tiene más presencia que hace 20 años, pero hemos creado una complejidad institucional que estimula la corrupción e impide una buena gobernabilidad re-gional, y por eso nos cuesta tra-bajo ejecutar inversiones.D. Bojanini. Frente al tema del posconflicto quiero señalar que por la falta de presencia del Estado, en muchas partes del territorio, han llegado grupos ilegales a llenar ese vacío. Ahora que un grupo ilegal se sienta a hablar de desmovilización, hay que tener mucho cuidado con que ese espacio que dejen las Farc no sea ocupado por otros grupos ilegales armados. Si no hay una institucionalidad sufi-ciente para llenar la presencia del Estado luego de una nego-ciación de paz se puede recrude-cer la violencia como ocurrió en El Salvador y Guatemala. J. A. Cortés. El otro tema es

que la cúpula de las Farc se-guramente no podrá manejar a todos los guerrilleros. En Colombia, como ha sucedido en otros conflictos internos, los de Centroamérica por ejem-plo, habrá algunas disidencias en donde algunos guerrilleros van a continuar haciendo sus fechorías porque no saben ha-cer nada diferente a cargar un fusil y cometer actos ilegales.¿Creen que la guerrilla todavía sigue siendo un obstáculo para el desarrollo del país? J. A. Cortés. En las últimas décadas el país ha avanzado mucho, pese a los flagelos de la guerrilla, el narcotráfico y la corrupción. Quisiéramos que la paz nos permitiera crecer más rápidamente y trabajar en un ambiente más tranquilo. Pero a pesar de la adversidad el país va a seguir creciendo y va a seguir siendo más próspero aún con los insistentes esfuerzos de la guerrilla de sabotear ese cre-cimiento.

<< VIENE EMPRESARIOS pág. 6

Esta semana fuimos testigos, con gran sorpresa, de cómo la justicia participa en política con las manifestaciones hechas por los presidentes del Consejo de Estado y de la Corte Suprema de Justicia, en compañía del Fiscal General de la Nación, contra la reforma constitucional de equilibrio de poderes.

La justicia descarriadaTeorías como la responsabi-lidad mediata, complementaria con las llamadas “estructuras organizadas de poder”, ha sido utilizada en Colombia para significar que los jefes de una organización criminal son res-ponsables de todas las accio-nes de dicha organización, han sido aplicadas para deducir, por ejemplo, que nuestros genera-les son responsables de los su-puestos delitos que cometen las tropas en desarrollo de las ope-raciones contra las guerrillas. Nos rehusamos a aceptar que la justicia compare a las Fuerzas Militares con organizaciones criminales y tampoco que así se catalogue al gobierno de Alvaro Uribe Vélez, en una aparente venganza por los éxitos que tuvo la política de Seguridad Democrática.

Sin embargo, lo más paradójico de toda esta teoría se presenta cuando la Corte Suprema de Justicia declara a ‘Timochenko’ y a ‘Iván Márquez’ como inocentes de unos casos de reclutamiento forzado de menores, argumentando que ellos no alcanzan a saber todo lo que hacen sus subalternos y por tanto no son responsables, cuando de todos es sabido que el reclutamiento de menores es una directriz permanente de las Farc. Aquí vale la pena hacer én-fasis en que las Farc si son una estructura organizada de poder

en el sentido en que se refiere nuestra justicia para definir a una organización criminal. ¿De dónde, entonces, nace seme-jante incoherencia?

Pareciera que en las cor-tes hay magistrados que ven como enemigos a las Fuerzas Militares y al Presidente Uribe, cuando condenan a oficiales y a

exfuncionarios de aquel gobier-no, con pruebas deleznables, porque quisieron proteger al país de la amenaza terrorista y del narcotráfico, que aparente-mente sigue permeando a la so-ciedad colombiana en sus más altas esferas.

Hay eventos que generan una gran duda sobre simpatías con

las organizaciones terroristas, como por ejemplo, la declara-ción de inválida, como prueba, de la información hallada en los computadores de ‘Raúl Reyes’ que dejó sin piso las investiga-ciones contra un buen número de líderes de la izquierda, veci-nos ideológicos de las Farc, con nexos allí probados real y cir-cunstancialmente.

Es triste que toda esta orien-tación de la justicia haya per-mitido, o promovido, que en este país se condene a los sol-dados por cumplir con su deber en procesos cargados de falsos testigos, orquestados por cier-tas ONG que son expertas en montajes y en crear falsas víc-timas, para luego acusar a los mandos por los montajes llama-dos “falsos positivos”. En este punto vale la pena aclarar que sabemos que los “falsos posi-tivos” si existieron, pero que no son la cantidad que hoy nos quieren hacer creer, estrategia esta, montada para condenar a nuestros militares.

El fin último de teorías como la “responsabilidad mediata” es encarcelar al expresidente Alvaro Uribe Vélez, como su-cedió en Perú con Fujimori. Vienen afinando la guillotina y ensayando el modelo de los fal-sos testigos, probado con éxito en la parapolítica, donde tantos inocentes fueron condenados. Esta semana, por ejemplo, nos enteramos por televisión que, precisamente el magistrado Velázquez “abanderado de la parapolítica” y principal pro-tagonista del caso ‘Tasmania’, ha estado en las cárceles y en los

estrados de Estados Unidos, de-clarando en favor de ‘Mancuso’, aparentemente motivando las, recientemente anunciadas, nue-vas declaraciones que el bandi-do hará sobre parapolítica.

Esta semana fuimos testigos, con gran sorpresa, de cómo la justicia participa en política con las manifestaciones hechas por los presidentes del Consejo de Estado y de la Corte Suprema de Justicia, en compañía del Fiscal General de la Nación, contra la reforma constitucional de equilibrio de poderes. Si bien no estamos convencidos de sus bondades, no es procedente que prácticamente se amenace al Congreso y al Gobierno con las vías de hecho, anunciando paros judiciales, si no se “hunde” di-cha reforma, porque ellos (los magistrados) consideran que se les están quitando algunas prerrogativas y la reforma no se hace según sus directrices.

Adicionalmente la propuesta de una Asamblea Constituyente “limitada”, ha sido considerada como un salto al vacío, más cuando hablan de la partici-pación de las Farc, un grupo terrorista que aún no se ha rein-tegrado a la sociedad. Extraña de los magistrados, siempre “aparentemente” tan pausados y moderados en sus juicios, que se hayan salido de casillas reali-zando propuestas tan desafor-tunadas que han caído bastante mal en la opinión pública nacio-nal. Da mucho que pensar que las cortes propongan asambleas constituyentes y que, coinciden-cialmente, se apoye esta solici-tud tan cacareada por las Farc.

Jaime Eduardo Botero Gómez/Periódico Debate/9 de mayo de 2015/http://periodicodebate.com/index.php/opinion/otras-opiniones/item/8468-la-justicia-descarriada

Foto: elcolombiano.com

Page 8: Separata Medios Mayo 2015

8 Anexo mayo 2015

Basta con echar una mirada desprevenida a Venezuela, Nicaragua y Ecuador, para citar sólo tres dignos representantes de lo que le espera a Latinoamérica.

Las dictaduras del siglo XXI

MY (Rva) Otoniel Arango/Diario del Otún, Pereira/15 de abril de 2015/http://www.eldiario.com.co/seccion/OPINION/las-dictaduras-del-siglo-xxi1504.html

Los nuevos tiempos llevan in-trínsecos nuevos retos y ante la increíble metamorfosis de quienes aspiran al poder me-diante la combinación de todas las formas de lucha, es nece-sario entender que las nuevas batallas se hacen de manera subrepticia, tras bambalinas, en un escenario de lucha donde no se quema un solo cartucho, donde la pluma vence a la espada y los ciudadanos son timados, son sometidos sin que nada sos-pechen hasta que la dictadura se vuelva insoportable y enton-ces añorarán a sus fuerzas mili-tares, creadoras de la república y por ende anteriores a ella.

Hoy en día nos hallamos ante un despotismo moderno que se

propone desarmar a los hom-bres, desaparecer sus pasiones políticas, trastocar sus ideas apropiándose de ellas bajo el manto protector de un supuesto régimen liberal de izquierda. Tales nuevas dictaduras, es lo que en Latinoamérica han dado en llamar pomposamente, el Socialismo del Siglo XXI, median-te la manipulación de la opinión pública y el monopolio de los medios de comunicación por vía del patrocinio, de la amena-za o la efectiva censura abierta cuando las dos anteriores no son suficientes y hay que poner en cintura a los opositores de ‘derecha’, que pretendan opinar en contra. En tal propósito es muy conveniente borrar de un

tajo la historia de los pensum escolares, para reescribirla con los nuevos ‘héroes’; el pasado común es un estorbo a sus pre-tensiones. Los nuevos lobos con piel de oveja, se muestran demócratas ante sus contertu-lios del exterior y aplican medi-das coercitivas y antidemocráti-cas en el ámbito interior; basta con echar una mirada despre-venida a Venezuela, Nicaragua y Ecuador, para citar sólo tres dignos representantes de lo que le espera a Latinoamérica.

Llega a tal punto la manipu-lación mediática que los em-presarios y potentados en ge-neral, desfilan alegres hacia el matadero, el pueblo tonto que no piensa nunca parece añorar

sus cadenas de esclavos y en su santiamén los alumnos aven-tajados de Gramsci, toman el poder para ejercer la dictadura del pueblo, que se reduce a un número de privilegiados que usufructúan el erario público, reeditando las faenas de Stalin, de Lenin, de Mao y demás ilus-tres comunistas, especialistas en redistribuir la pobreza, pero en versión mejorada. Estados Unidos ganó la guerra de Vietnam en el campo de bata-lla y la perdió en su territorio, bajo el lema hippie “Hagamos el amor y no la guerra”; Vietnam está apenas tratando de salir de la economía marxista, que tiene al 15% de su población en pobreza extrema. Cualquier

parecido con lo que le espera a Colombia, si 40 millones de colombianos se dejan someter por 5.000 narco guerrilleros, es mera coincidencia.

Apoyado en su filosofía de exculpación de los crímenes de las guerrillas, Montealegre abrió un amplio boquete a la impunidad para los delitos de lesa humanidad y como si fuese el ministro de Relaciones Exteriores viajó por varios países para hacer loby ante organismos internacionales.

Dignidad contra insolencia

Darío Acevedo Carmona/El Espectador/11 de mayo de 2015/http://www.elespectador.com/opinion/dignidad-contra-insolencia

Habitualmente el presidente Santos, el fiscal Montealegre y los miembros del Secretariado de las Farc nos sorprenden ne-gativamente con sus posiciones sobre la paz.

Montealegre, por ejemplo, una vez más, se pone del lado en-emigo al proponer, en unión de las altas cortes, la convocatoria de una asamblea constituyente para la reforma de la Justicia y el equilibrio de poderes, con el añadido de que en ella tengan representación los desmoviliza-dos de las guerrillas.

Hay que tener en cuenta que para las Farc esa es una de sus banderas que con carácter de exigencia han planteado en las conversaciones habaneras. No es una cuestión ordinaria pues se trata nada menos que del mecanismo que ellas consi-deran apropiado para sentar las bases de la “refundación del Estado” y la “nueva sociedad” en la que exigirán, al menos, la mitad de sus bancas. Este fun-cionario desdeña que ese es el peldaño con el que las Farc pien-san acceder al poder. Menos mal, la Corte Suprema en pleno dio marcha atrás sobre este asunto y ojalá así lo hagan las demás.

Apoyado en su filosofía de especulación de los crímenes de las guerrillas, Montealegre abrió un amplio boquete a la im-

punidad para los delitos de lesa humanidad y como si fuese el mi-nistro de Relaciones Exteriores viajó por varios países para hacer loby ante organismos in-ternacionales como la CPI a cuya presidente, Fatou Bensouda, desautorizó y a cuyo estatuto le dobló su columna vertebral con rebuscadas interpretaciones.

Todavía resuena su tesis fa-vorable a la ampliación del al-cance del delito político, según la cual, toda conducta criminal relacionada con el accionar político, es conexa al mismo y por tanto, debe ser tratada con la misma indulgencia dada a los delitos políticos de asonada y rebelión. Entiéndase que el secuestro, el reclutamiento de menores, el asesinato fuera de combate, los ataques a la po-blación civil, el narcotráfico, etc., según su rebuscada her-menéutica jurídica, deben ser considerados conexos con el delito político por haber sido cometidos en función de un su-puesto ideal altruista.

Con sus maniobras clientelis-tas para ubicar a sus incondi-cionales en las cortes y el loby en el Congreso de la república, entre otras cosas, para defender su “derecho al almuerzo”, o sea, litigar después de dejar el cargo, el Fiscal abusa del poder ata-cando a quienes osan cuestion-

arlo. La excontralora Morelli y el procurador Ordoñez figuran en la lista de perseguidos.

Al mejor estilo de Beria, el tenebroso secretario de Stalin, desde esa dependencia se mo-vieron los hilos de la infiltración del hacker en la campaña de Óscar Iván Zuluaga, para fa-vorecer, días antes de la segun-da vuelta, la reelección presi-dencial de Juan Manuel Santos y mantener amenazados al can-didato del Centro Democrático y a su hijo. Se dice que en los calabozos de la Fiscalía se urde la manera de hundir al expresidente Uribe con chan-tajes a la exdirectora del DAS y a Bernardo Moreno, tal como hi-cieron con el hacker Sepúlveda, ofreciendo ventajas jurídicas si declaran contra el expresidente Uribe, a sabiendas que la ley no lo permite habiendo sentencias en firme.

Los jefes de las Farc no se quedan atrás en demostracio-nes de cinismo. Semana tras se-mana, somos sorprendidos por la insolencia de ‘Timochenko’, ‘Márquez’, ‘Catatumbo’ o ‘Santrich’. A su extensa lista de exigencias y acusaciones, ahora sostienen que el Estado, o sea nosotros, nos declaremos cul-pables del “conflicto armado” y sus consecuencias y de reparar a todas las víctimas, como si

ellos no fueran los que desa-taron la violencia en nombre del ideal comunista.

Cero días de cárcel, descon-ocimiento de sus víctimas, convocatoria de asamblea constituyente con asientos nu-merosos para ellos, Fuerzas Armadas reducidas y a cuidar fronteras, Zonas de Reserva Campesina, no devolución de bienes, eliminación de asper-siones de la coca con glifosato, comisión de verdad histórica que confirme la justeza de su levantamiento en armas, crea-ción de sistema de alerta anti-paramilitar y la más reciente, negativa a entregar los niños reclutados a la fuerza.

Como quien dice, eso de que la paz no se obtiene con la fórmula “casa, taxi y beca”, a la que se refirió irónicamente

el Comisionado de Paz Sergio Jaramillo para sustentar que había que hacer muchas re-formas políticas y sociales, ha sido bien explotada por quienes hablan y actúan como si hubieran ganado el “conflicto armado”.

Para cerrar el capítulo del ac-tual ciclo, el presidente Santos echó a rodar la bola del referé-ndum para otorgarle plenos po-deres en las negociaciones de paz, al estilo de las leyes habili-tantes de los déspotas Chávez y Maduro.

Resulta pues, que en nombre de la paz los comensales de La Habana se pasan por la faja las leyes, deterioran la institucio-nalidad y mancillan la dignidad de los colombianos. No es de extrañar, por tanto, que hayan hecho valer su indignación en las encuestas.

Foto: pedroangarita.blogspot.com

Foto

: san

tand

erex

trem

o.co

m

Page 9: Separata Medios Mayo 2015

9Edición 549

El atrevimiento del Fiscal fue casi una amenaza de golpe contra dos ramas del poder público. Estaba desafiando el proceso de reforma constitucional por el cual optaron el Gobierno y el Congreso para depurar algunos problemas de la justicia.

Sinfonía para refundar la patria

María Isabel Rueda/El Tiempo/10 de mayo de 2015/http://www.eltiempo.com/opinion/columnistas/sinfona-para-refundar-la-patria-mara-isabel-rueda-columnista-el-tiempo/15722164

¿Cuál es el miedo que el go-bierno Santos le tiene al fiscal Montealegre?

Tiene que ser algo muy gordo. Porque casi con com-placencia, y a veces con com-plicidad, observa cómo el doc-tor Montealegre extralimita y desborda cotidianamente sus funciones y ejerce combinacio-nes extrañas de intereses con la subversión.

Cuando no está arengando a los jueces para que salgan a la calle a protestar por una refor-ma de la justicia que no le gusta a él, está inventando propues-tas que suplantan el nombre de las altas cortes para retar a los poderes públicos y allanar el camino minado hacia la consti-tuyente que exigen las Farc.

Ojalá el Fiscal reflexione y no siga por el camino de conver-tirse en un protagonista insti-tucionalmente nefasto y nocivo para el país, en lugar del hom-

bre que nos da tranquilidad y estabilidad. Todo el mundo pa-rece tenerle miedo, porque ca-rece de recatos para alcanzar determinados objetivos. Ante todo eso, él es incombustible porque maneja el fuego de la combustión.

Por eso cuando esta se-mana utilizó de amanuenses a los presidentes de la Corte Suprema y del Consejo de Estado, y los puso a firmar el in-sólito documento en el que ins-tan al Gobierno y al Congreso a hundir de inmediato la reforma del equilibrio de poderes y cam-biarla por una asamblea consti-tuyente, la conclusión de algu-nos analistas es que tuvo que ser el propio presidente Santos quien lo puso en esa tarea.

Personalmente, no lo creo. El atrevimiento del Fiscal fue casi una amenaza de golpe contra dos ramas del poder público. Estaba desafiando el proceso

de reforma constitucional por el cual optaron el Gobierno y el Congreso para depurar algunos problemas de la justicia.

La operación salió regular. Al día siguiente quedó claro que lo de la constituyente para reformar la justicia era senci-llamente una baladronada. Con gran sensatez y valentía, el vice-presidente de la Corte Suprema, magistrado Fernando Giraldo, sentó sus diferencias sobre el proyecto de reforma que cursa en el Congreso, pero salió en nombre de sus colegas a des-autorizar al presidente Bustos por usurpar una vocería sobre un tema inconsulto. También se filtró el malestar del Consejo de Estado y de la Judicatura.

Al final de la semana, el Fiscal se había quedado sin sus amanuenses, impulsando como verdadero autor intelectual esta nueva Constitución de Colombia que, como producto de una consti-

tuyente, refundaría la patria, ya no en nombre del paramilitarismo, sino de las Farc.

No puede extrañarnos, en-tonces, que a las 24 horas de la propuesta del Fiscal comenzara la sinfonía. Primero por parte de las propias Farc, que, en co-municado, afirmaron: “Llegó la hora de una constituyente que sea la base para empren-der una nueva era de transfor-maciones sociales”. Y luego de Piedad Córdoba, cuya Marcha Patriótica, en otro comunicado desde la página de Anncol, es-cribió: “La iniciativa de con-vocar una asamblea nacional constituyente formulada por la Comisión interinstitucional de la Rama Judicial (léase Fiscal) va en la dirección acertada. (...) Es evidente que ella no debe limitarse a la problemática de la paz (...), sino al nuevo contrato social que exige la sociedad co-lombiana. ¡Por una asamblea

nacional constituyente para la paz y la justicia social!”.

La única desautorización conocida del Gobierno fue la voz casi inaudible del ministro del Interior, Juan Fernando Cristo, quien dijo susurrante y escueta-mente: “La Asamblea Nacional Constituyente no está hoy en la agenda del Gobierno”.

De manera que aunque el Fiscal no parece estar obrando en esta operación encargado por el Presidente, sí está actuan-do como precursor, probable-mente con el propósito de su-primir los que serían los últimos escrúpulos que aún le quedan al Gobierno, sobre la convocatoria a una asamblea nacional consti-tuyente.

El asunto es que por más que leo y leo, y busco y busco entre las funciones del Fiscal que con-templa la Constitución, no en-cuentro por ninguna parte la de refundar la patria.

Entre tanto... Cuando todo eso sucedía, colgaban de la reja de un colegio las piernas mu-tiladas del cabo Edward Ávila Ramírez.

Un mensaje equivocadoLa hora de cambiar llegó hace rato, así el Fiscal pretendan vender la idea de que quedan años.

Opinión/Editorial/ El Tiempo/10 de mayo de 2015/http://www.eltiempo.com/opinion/editorial/un-mensaje-equivocado-editorial-el-tiempo/15722159

Como nunca antes, la justicia en Colombia atraviesa por un momento crítico. Dudas sobre la honestidad de magistrados, decisiones polémicas, muchas de las cuales han terminado en condenas penales, escándalos de tráfico de influencias y paros y gabelas injustificados compo-nen un crítico cuadro que ex-plica por qué hoy 8 de cada 10 colombianos, según todas las encuestas, no confían en su jus-ticia o tienen una imagen desfa-vorable de ella.

Esa es la tozuda realidad que desconoce la sorpresiva posición que esta semana plan-tearon los presidentes de la Corte Suprema y los Consejos de Estado y la Judicatura y el fiscal Eduardo Montealegre en su empeño por hundir la re-forma de equilibrio de poderes. Cuando esa iniciativa, que en efecto tiene puntos polémicos pero que sin duda aporta en la solución de varios problemas críticos de la justicia, está a

punto de lograr su aprobación en el Congreso, las cabezas de la Rama Judicial no solo piden que se hunda, sino que han plantea-do también la peligrosa tesis de que la depuración y los ajustes que son urgentes en el cerrado círculo de las altas dignidades de la justicia solo pueden reali-zarse a través de una asamblea constituyente.

Tan sorpresiva y polémica resultó esa salida que en las mismas cortes, donde es fuerte la oposición a la reforma que entra a séptimo debate en la Cámara, ya hay desautorizacio-nes públicas a sus presidentes sobre los alcances del pro-nunciamiento de la Comisión Interinstitucional de la Rama Judicial. Claramente, la propues-ta de la constituyente implica un mensaje desinstitucionalizador, porque parte de la base de que el Congreso no tiene la legi-timidad para reformar la justi-cia. Esa posición desconoce las facultades entregadas al Poder

Legislativo por la Carta del 91 y acaba, paradójicamente, dán-doles vuelo a sectores que, pen-sando más en sus propios in-tereses que en los del país, han propuesto incluso la revocato-ria de todas las cortes frente a los escándalos de los últimos meses. En momentos en que el país negocia con una guerrilla que durante más de 50 años ha desconocido sus instituciones, no parece consecuente que sean el Fiscal General y los dignata-rios de tres altas cortes los que terminen alimentando el arse-nal político de las Farc en contra de la legitimidad del Estado.

Pero también se equivocan los jerarcas de la justicia, y en ello sí los acompaña la mayoría de sus colegas, al pretender di-latar aún más las soluciones de fondo que se requieren frente a muchos de los males que los aquejan hace años y que han contribuido al relajamiento moral y a la pérdida del res-peto que por décadas hizo del

Poder Judicial la reserva moral de todos los colombianos. El proyecto de equilibrio de po-deres elimina la impunidad, que es sello de la Comisión de Acusación, y establece, por fin, un mecanismo de control que garantiza que los altos magis-trados y el Fiscal General ten-drán quién los ronde. Así mis-mo, impone condiciones más estrictas para llegar a las magis-traturas, punto cuya importan-cia se pone en evidencia al com-parar la distancia intelectual y moral que hay entre hombres como Alfonso Reyes Echandía y el recientemente fallecido Carlos Gaviria y algunos de los que llegaron a ocupar sus si-llas en el Palacio de Justicia en la última década. De la misma manera, sorprende que las ra-zones que se exponen en contra de la eliminación del despres-tigiado Consejo Superior de la Judicatura y la subsiguiente cre-ación de un nuevo cuerpo que administre la Rama tengan más que ver con la pérdida de cuotas de poder sobre la burocracia de la justicia que con argumentos de peso que en realidad con-tribuyan a lograr un mejor uso de los recursos, siempre esca-sos, de la administración de jus-ticia.

Por supuesto, los reparos de las cortes y el Fiscal frente al

recurso deben ser oídos. La ex-cesiva concentración de poder en el Ejecutivo es una preocu-pación que no solo el Poder Judicial ha expresado frente a la actual reforma. De igual forma, es fundamental que, como lo ha hecho valientemente en los casos de la narcopolítica y la ‘parapolítica’, se garantice que la Corte Suprema de Justicia siga teniendo todas las garantías para defender la democracia colombiana de la infiltración de poderosos criminales.

Hay dos debates aún pendien-tes y lo que procede es asistir a la Cámara a ayudar a construir un mejor acto legislativo. Pero atravesarse como mula muerta –como por cierto ha pasado fren-te a cada intento de reforma en la última década– en el camino de ajustes que no solo están sobre-diagnosticados, sino que el país exige para volver a confiar en sus jueces y fiscales, suena más a defensa cerrada de privilegios, prácticas y blindajes indebidos que no solo no protegen, sino que van en contravía de los in-tereses más altos de la Nación. La hora de cambiar llegó hace rato, así el fiscal Montealegre y sus compañeros de la Comisión Interinstitucional de la Rama Judicial pretendan vender la idea de que quedan años para hacerlo.

Page 10: Separata Medios Mayo 2015

10 Anexo mayo 2015

La erradicación manual, a más de peligrosa, es solo un paliativo frente el problema, y la pelota en el campo del gobierno, que debe ver la fumigación como insustituible.

Glifosato: ¿un problema?

General Luis Ernesto Gilibert/revista Semana/30 de abril de 2015/http://www.semana.com/opinion/articulo/general-r-luis-ernesto-gilibert-vargas-glifosato-un-problema/426003-3

Lejos de querer mediar o tomar parte en el debate que se está presentando entre los minis-tros de Salud, Alejandro Gaviria, y Defensa, Juan Carlos Pinzón, quiero llamar la atención sobre lo controvertido del tema, ha-ciendo un poco de historia.

Por el año 1984 y bajo el mando del extinto general Jaime Ramírez Gómez, quien para la época fungía como Director de Estupefacientes y el suscrito como subdirector de la especialización, se iniciaron las primeras pruebas para uti-lizar la fumigación aérea, como herramienta en la lucha con-tra el narcotráfico en todas sus acepciones, la decisión de utili-zar determinado herbicida y la

misma aspersión aérea no era tarea fácil, pues el gobierno se mostraba reacio a utilizar la es-trategia, no obstante recibir la solicitud del gobierno america-no en el sentido de aplicar este método por ser la medida más efectiva y conveniente, para lograr una pronta erradicación de las plantaciones, tanto de marihuana como de coca, que estaban invadiendo el país con-virtiéndolo a más de plataforma de exportación, en productor amenazante para los Estado Unidos y el mundo. Como responsables de esta lucha y sabiendo que la fumigación era, es y será la herramienta más efectiva contra el narcotráfico, ávida

cuentas de aquellos descalabros sufridos en los hombres de la Policía Antinarcóticos por la erradicación manual, donde la integridad de irradiadores es vulnerable en alto grado, los mandos institucionales presentaron ante el hoy Concejo Nacional de Estupefacientes, el proyecto para su implementación, labor nada fácil, que demandó una serie de pruebas en las diferentes regiones del país iniciando con el producto Paraquat, que poco y nada convenció a los investigadores de diferentes ministerios, encargados por el gobierno de encontrar y recomendar un herbicida efectivo para

erradicar las diferentes clases de plantas ilícitas que invadían a Colombia, llegando a la conclusión junto a los asesores norteamericanos de utilizar el Glifosato como el más indicado. Como vemos existen antecedentes sobre el asunto que no fue fruto de la improvisaciónNo obstante las diferentes estrategias criminales utilizadas por los narcotraficantes, donde podemos contar trampas y atentados contra los aviones y helicópteros, amenazas y agresiones a los pilotos, con resultados adversos para su integridad, protestas campesinas inducidas por los delincuentes en las regiones de erradicación, alegando pérdidas de cosechas y daños a la salud, sin contar las muertes de miembros pertenecientes a la Fuerza Pública destinados a esta

dura labor; los resultados saltan a la vista y la cantidad de zonas libradas del cultivo ilegal son muchas, las estadísticas no dejan mentir. Que hoy la Organización Mundial de la Salud se pronuncie sobre una posible generación de cáncer por el Glifosato, concibe una gran preocupación para el Gobierno, que seguramente entenderá que sin la fumigación aérea y la gran labor hasta el momento desarrollada, nuestro país estaría invadido de plantas ilícitas. Solo la fumigación puede controlar la siembra, cosecha y producción de estupefaciente, la erradicación manual a más de peligrosa es solo un paliativo frente el problema, de manera que el debate está abierto, y para dolor de cabeza, la pelota en el campo del gobierno, que debe ver la fumigación insustituible en estos momentos cruciales para el país.

Yihadistas en América Latina

Panel periodístico-/NTN24/9 de mayo de 2015/http://www.ntn24.com/video/isis-en-america-latina-50320

En entrevista con el programa La Tarde de NTN 24, el 9 de mayo de 2015, el coronel Luis Alberto Villamarín Pulido analizó la pro-babilidad de la presencia de terro-ristas de ISIS en Latinoamérica. Al respecto aseguró:1. Isis es una derivación de Al Qaeda. Su ideología extremista es un riesgo enorme para la se-guridad del continente.2. Existen indicios de la presen-cia de terroristas islámicos en la triple frontera de Paraguay, Brasil y Argentina.3. Las 150.000 células que en-

trenó Al Qaeda se diseminaron por el mundo.4. Es probable que los gobier-nos antiyanquis de la región es-tén facilitando diversos apoyos al terrorismo islámico. Así mis-mo el tráfico de seres humanos es una enorme posibilidad de la incursión de inmigrantes ile-gales con fines terroristas en el continente.5. En los computadores de ‘Raúl Reyes’ quedó clara la relación de las Farc con terroristas is-lámicos.6. El gobierno de Argentina está

inmerso en una investigación por el atentado terrorista de Hizbolá contra la comunidad judía, tiene nexos con las Farc, entonces no sería extraño que facilite apoyos al terrorismo yi-hadista.7. Las Farc se relacionan con los demás grupos terroristas por medio del tráfico de drogas, narcotráfico y lavado de dinero.8. En La Habana, los cabecillas de las Farc están negociando ar-mas con los mismos traficantes que surten de armas a los te-rroristas islámicos en el Medio

Oriente.9. Son necesarios los seguimientos electrónicos contra personas con indi-cios de pertenecer al yihadismo.10. El Eln y las Farc cometen actos te-rroristas similares a los terroristas de ISIS y Al Qaeda, verbi-gracia el atentado en Convención Santander contra un suboficial cuyas extremidades fueron expuestas como un siniestro trofeo de guerra; o el crimen de las Farc en el Meta donde terroristas de la cuadrilla 39 incineraron vivo a un soldado.

Papel regalo

Vicente Torrijos/El Nuevo Siglo/19 de mayo de 2015/http://www.elnuevosiglo.com.co/articulos/5-2015-vicente-torrijos-r.html-1

Hace pocas semanas, cuando un grupo de soldados fue ma-sacrado en el Cauca, los con-gresistas de la Unidad Nacional se levantaron emotivamente para pedirle al Jefe de Estado que les impusiera reglas del juego claras a las Farc. Incluso, algunos creyeron encontrar coincidencias balsámicas con la oposición y exclamaban que tendría que haber penas priva-tivas de la libertad para los de-salmados y áreas delimitadas para controlar su desmovili-

zación y desarme.En semejante desazón, el

ministro de la Presidencia llegó a sostener que ya no había en-emigos de la paz en Colombia, solo para ser desmentido poco después por un Ejecutivo que no se resiste a polarizar la de-mocracia para favorecer a la contraparte, sin percibir que es así como agiliza la pulverización de su legado político.

Para decirlo aún más clara-mente, a las propias Farc les debe estar costando mucho

asimilar tanta condescenden-cia y obsecuencia por parte del Estado y aún no logran adap-tarse a su condición de árbi-tros de la acción gubernamen-tal: si golpean fuertemente, el Gobierno es fulminado en las encuestas; y si le prometen una pronta firma del Acuerdo, los del Palacio de Nariño recobran el aliento al suponer que con ello volverán a gozar de algún grado de confianza ciudadana.

En pocas palabras, las Farc eliminan impunemente a los soldados que le creyeron al Presidente cuando decía -como seguramente seguirá diciendo-

que ellas han cumplido cabal-mente con el cese unilateral del fuego y, ¿qué obtienen a cam-bio? ¡Suspensión de las fumiga-ciones!

Lejos de complacer a su contertulio (aunque solo fuese para darle un ligero respiro), el Secretariado se niega radi-calmente a la tímida solicitud presidencial de que “pidieran perdón” por tales atrocidades y se ríen en la cara de los par-lamentarios de la coalición oficialista que, guiados por un cierto sentido común, piden que se les fijen plazos concretos para cumplir compromisos con-

cretos.Y cuando el Gobierno rompe

el sobre y se encuentra con un escandaloso 29 por ciento en las encuestas que lo obliga a recluirse en sus aposentos para evitar rechiflas, lejos de tomar distancia y demostrar firmeza ante el terror, lo que hace es promover festivos encuentros en La Habana para que Gabino y ‘Timochenko’ afinen su pla-neamiento estratégico conjun-to de cara al llamado poscon-flicto, mismo que el Gobierno no cesa en presentar como el paraíso perdido de la tierra prometida.

Page 11: Separata Medios Mayo 2015

11Edición 549

Son centenares los estudios que sostienen que el glifosato no es cancerígeno, que su toxicidad es baja y que no hay evidencia que muestre una asociación entre una exposición moderada de largo tiempo a la sustancia y alguna otra enfermedad, excepto algún efecto dermatológico.

¿Principio de precaución?

Rafael Nieto Loaiza/El Colombiano/10 de mayo de 2015/http://www.elcolombiano.com/principio-de-precaucion-CG1888260

Dos hechos: uno, el Ministro de Salud pidió “suspender de manera inmediata el uso del glifosato en las operaciones de aspersión aérea para la erradi-cación de cultivos ilícitos”; dos, esta semana se conoce que el año pasado los cultivos de coca aumentaron un 39 %.

El Ministro se basa en un estudio de la Agencia para Estudios contra el Cáncer (IARC) que dice que el glifosato es un “posible carcinogénico”, en particular del llamado linfo-ma de no Hodgkin. La lista tiene productos y actividades en las que habría “limitada evidencia” de carcinogenia en humanos. De inmediato, el Instituto Federal de Evaluación de Riesgos de Alemania dijo que el estudio de la IARC solo había revisado una selección arbitraria de trabajos previos y que no había consi-derado innumerables otros es-

tudios que presentan evidencia contraria, entre ellos el último estudio oficial alemán del 2014. El IARC admite que no realiza ninguna “evaluación de riesgos” y que “unos resultados positi-vos puede ser suficiente para declarar un peligro, aunque también haya estudios nega-tivos”.

De hecho, son centenares los estudios que sostienen que el glifosato no es cancerígeno, que su toxicidad es baja y que no hay evidencia que muestre una asociación entre una exposición moderada de largo tiempo a la sustancia y alguna otra enfer-medad, excepto algún efecto dermatológico. Entre ellos hay trabajos de las agencias regula-doras de la Comunidad Europea, de la Agencia de Protección Ambiental de los Estados Unidos, del citado Instituto Federal de Evaluación de

Riesgos alemán, de la Comisión Interamericana para el Control del Abuso de las Drogas y de de-cenas de centros académicos en Europa, Canadá y Australia. En Colombia el Instituto Nacional de Salud ha recibido desde 2001 cerca de 80 quejas de ciu-dadanos que alegan haberse visto afectados en su salud por el uso del glifosato. Todas han concluido que no había nexos de causalidad entre la aspersión con glifosato y la afectación ale-gada por el reclamante.

Por otro lado, esta semana la Embajada de Colombia en Washington envió al presidente Santos un documento oficial de los Estados Unidos donde se re-porta un incremento de 39 % en el último año de los cultivos de coca. Los narcocultivos de coca pasaron de 85 mil hectáreas a cerca de 112 mil en 2014. Volvimos a los niveles de coca

de 2007. El documento sostiene que además “la producción de cocaína se incrementó en un 30 %, pasando de 185 toneladas en 2013 a 245 en 2014”. Y va más allá: “los mayores incrementos en el cultivo se dieron en zo-nas que comprenden reserva indígena y en la franja de pro-tección acordada con Ecuador, en los dos casos, áreas donde actualmente no se realiza fu-migación aérea”. Las áreas más afectadas son Putumayo, Nariño y el Catatumbo.

El costo de erradicación manual de una hectárea de coca es cinco veces mayor que asper-jando. En diez años, en tareas de erradicación manual han muer-to 197 personas, 145 miembros de la Fuerza Pública y 52 civiles, y ha habido 687 heridos.

Las Farc controlan como mínimo el 60 % de la produc-ción de coca en el país y el año

pasado sus ingresos por nar-cotráfico ascendieron a 1.7 bi-llones de pesos. En diciembre del 2013, en La Habana, en sus “diez propuestas mínimas” so-bre drogas y narcotráfico, pidie-ron la suspensión “inmediata” de las aspersiones con glifosato.

¿Alguien es capaz de explicar racionalmente que debamos exponer aún más la vida e in-tegridad de civiles, militares y policías porque hay un estudio no conclusivo, contrario a cen-tenares anteriores, que advierte sobre un posible riesgo can-cerígeno del uso del glifosato? ¿Y que se pida la suspensión de la aspersión de narcocultivos y en cambio no se diga ni una pa-labra de su uso como herbicida en casas y en otros sembradíos?

Si del principio de precau-ción se trata, lo que se debe precaver es el costo humano y económico de la erradicación manual y los efectos nefastos de los ingresos por narcotráfico de las organizaciones crimina-les. Lo demás es ingenuidad. O hipocresía. O complacencia con los criminales.

Lo que hasta ahora existe es una estructura horizontal de muchos comandantes que se sienten igualmente importantes, que muy difícilmente se ponen de acuerdo y con los que, como consecuencia, es casi imposible negociar.

Las Farc, sin mando

Santiago Montenegro/El Espectador/27 de abril de 2015/http://www.pensamientocolombia.org/las-farc-sin-mando/

Como muy bien lo dijo Humberto de la Calle, la reacción de los co-lombianos fue unánime y de re-chazo frontal al alevoso y cruel ataque de las Farc en la vereda La Esperanza, Cauca, en donde masacraron a once soldados e hirieron a muchos más.

Miles de personas, espon-táneamente, manifestaron su repudio y se acercaron a los can-tones militares y a las estaciones de la Policía para llevar flores y expresar su solidaridad con las Fuerzas Armadas y las familias de los muertos y heridos.

Como es natural en toda so-ciedad abierta y democrática, existen varias narrativas sobre la naturaleza del conflicto, en general, y sobre la estructura y propósito de las Farc, en parti-cular. Y, cuando un hecho de es-tos se produce, unas narrativas se fortalecen y otras se debili-tan. A mi modesto entender, la masacre de La Esperanza forta-lece una narrativa que califica a esa organización por tres carac-terísticas. Primera, es un grupo

que tiene un desprecio absoluto por la opinión pública y asume que dicha opinión pública o no existe o es simplemente ma-nipulada por la oligarquía o el establecimiento. Segunda, este grupo ya no tiene una línea de mando, como la tuvo alguna vez, cuando vivían Arenas, Marulanda y Cano. Lo que ha ahora existe es una estructura horizontal de muchos comandantes que se sienten igualmente impor-tantes, que muy difícilmente se ponen de acuerdo y con los que, como consecuencia, es casi im-posible negociar. Y, tercera, las Farc tienen un desprecio muy grande por las víctimas, como el que manifestaron por el general Mendieta, en La Habana, a quien maltrataron de una manera in-concebible.

Si la opinión no importa, si las víctimas no existen y si no hay línea de mando es mucho más fácil comprender cómo se puede dar una masacre como la del Cauca. Pero, igualmente, si esa hipótesis es cierta, se com-

prenden también las dificul-tades que ha tenido el proceso de negociación.

Y, como si no fuese suficiente, la masacre del Cauca también les da fuerza a quienes argu-mentan que el proceso tiene dos enemigos inesperados. El prim-ero es el gobierno de Maduro, que vería con preocupación un pronto acuerdo, pues, firmada la paz, el Gobierno de Colombia podría tener una política exte-rior independiente y crítica con relación al gobierno del país vecino. El segundo enemigo sería una parte de la dirigencia cubana, que se opone a las re-formas de Raúl Castro y, en par-ticular, al acuerdo con Estados Unidos, pues creen que un even-tual levantamiento del embargo y la apertura política llevarían al fin de la revolución. Un colapso del proceso de negociación de-bilitaría a Raúl Castro, quien se ha apersonado del proceso como obra suya.

En esta columna he apo-yado el proceso de La Habana,

pero también he argumentado que tiene el pecado original de no haber sido una política de Estado, pues no fue producto de un previo acuerdo de todos los partidos democráticos del país. Pese a estas dificultades, he manifestado mi esperanza por el éxito del proceso. Pero, después de esta masacre y de

las trabas y demoras que han impuesto, queda muy claro que si fracasa las Farc serán los únicos responsables. Para su relanzamiento, como mínimo, ese grupo debe definir una línea clara de mando y los negocia-dores del Gobierno evaluar si, en forma realista, las Farc están en capacidad de hacerlo.

Foto: http://diarioadn.co

Page 12: Separata Medios Mayo 2015

12 Anexo mayo 2015

Recuerden que entre el 2010 y el 2012 las dos agrupaciones criminales se enzarzaron en una guerra cruenta en Arauca que dejó cientos de muertos, y ya en el pasado las Farc intentaron aniquilar al Epl porque les resultaba molesto.

¿Ratas humanas?

Salud Hernández-Mora/El Tiempo/11 de mayo de 2015/http://www.eltiempo.com/opinion/columnistas/ratas-humanas-salud-hernandez-mora-columnista-el-tiempo/15722160

“Ratas humanas” llamó Pinzón al Eln tras la macabra exhibición de las piernas mutiladas del valeroso cabo Ávila. Pero son palabras vanas. El Ministro, al que le asignaron en el Ejecutivo el papel de halcón, sabe que con esas ratas que no representan a nadie y que los colombianos de-testan, su jefe Santos negociará intereses claves del país.

Sería bueno que ‘Gabino’ y sus secuaces no olvidaran jamás que si todos los gobier-nos buscaron una salida política con ellos no es por su ideario o porque tengan una mínima le-gitimidad política, sino por la imposibilidad de derrotarlos en un país con instituciones dé-

biles, corrupción rampante, cul-tura de la ilegalidad enquistada y geografía endemoniada. Si el Estado pudiera acabarlas, la mayoría de ciudadanos no acep-taría otro circo como el de Cuba.

Y no crea el lector el cuento de que existen fisuras en la manada de roedores ‘elenos’. ‘Pablito’ y ‘Gabino’ son lo mis-mo, se necesitan, porque las matanzas, atentados contra la infraestructura, secuestros y extorsiones que ejecuta el primero cuentan con el abso-luto respaldo del segundo. Sin ‘Pablito’ y otros comandantes igual de sanguinarios, ‘Gabino’ sería un vulgar delincuente sin peso alguno. Ningún gobierno le

rendiría pleitesía, no perderían años (yo sumé 16) conversando con él sobre la posibilidad de buscar una salida negociada de su terrorismo, se limitarían a perseguirlos como a cualquier plaga delincuencial.

Por cierto que ‘Pablito’ vive fresco en el estado Apure, Venezuela, ordenando crímenes en Arauca, tras una fuga de prisión que le costó en sobor-nos unos 4.000 millones de pesos. Nunca escuché a Santos o al Fiscal General presionar al Gobierno venezolano para cap-turarlo ni a Montealegre anun-ciar, con bombos y platillos, que asignará varios fiscales a fin de descubrir a los cómplices de la

escapada y someterlos a juicio.Si hacemos un rápido re-

paso por el país, vemos que el Eln es fuerte en Arauca porque delinque a sus anchas al contar con el santuario venezolano. En el sur de Bolívar cada vez son más ricos con la expansión de la minería ilegal de oro, igual que en Chocó. En Nariño llenan las arcas con sus alianzas con ‘los Rastrojos’ para narcotraficar, pero donde más plata ganan ahora es en Norte de Santander. Gracias a la concesión de no erradicar cultivos ilícitos en el Catatumbo que hizo el Gobierno a los movimientos satélites de las Farc para conjurar el paro agrario del 2013, se triplicaron los sembrados de coca de los que también come el Eln.

En esa región, el gobierno

Santos tendrá que decidir más adelante a qué grupo terro-rista favorece. Los pupilos de ‘Timochenko’, de la mano de su organización Ascanca, la piden como zona de reserva campesi-na, mientras que los de ‘Gabino’, con su Cisca, quieren que sea zona de reserva forestal. Parece igual, pero nada es más distinto y ninguno cederá. Recuerden que entre el 2010 y el 2012 las dos agrupaciones criminales se enzarzaron en una guerra cruen-ta en Arauca que dejó cientos de muertos, y ya en el pasado las Farc intentaron aniquilar al Epl porque les resultaba molesto.

Como Farc y Eln han adverti-do que no entregarán las armas, la violencia en ese posconflicto que Santos vende está garan-tizada.

El 29 de junio de 2013, con el nombre de “Una verdad secuestrada”, el Centro Nacional de Memoria Histórica documentó 39.058 víctimas de secuestro en Colombia, entre 1970 y el 2010. De estos secuestros, el 33 por ciento fueron presuntamente efectuados por las Farc.

¿Dónde están los secuestrados?

María Clara Ospina/El Colombiano/20/05/2015/http://www.elcolombiano.com/donde-estan-los-secuestrados-CN1953206

Foto: kienyke.com

¿Dónde están los más de 2.700 secuestrados de las Farc que aún no han sido devueltos? ¡Dónde están! ¿Qué fue de ellos? ¿Por qué no se habla de este tema en las negociaciones de paz de La Habana? Parecería que los ne-gociadores, tanto los del gobier-no como los de las Farc, preten-den que nos olvidemos de ellos.

Pues, les quiero decir a esos secuestrados que somos muchos los que no los hemos olvidado. Que los colombianos de buena fe los estamos espe-rando. Que cada uno de ellos tiene un lugar de honor en nues-tra memoria y que hoy exigimos que las Farc nos digan la verdad sobre su paradero.

Colombia exige que los devuelvan si están vivos y, si murieron o los mataron, que nos digan qué les pasó y dónde podemos encontrarlos; porque sus familias los necesitan para poder dejar de llorarlos. Porque Colombia necesita saber la ver-dad para poder comenzar a pas-ar esa dolorosa página. La incer-tidumbre, la ignorancia de los hechos, es uno de los horrores más difíciles de sobrellevar en

un secuestro.La incertidumbre es tal sobre

este tema en Colombia que ni siquiera hay certeza de cuán-tos secuestrados quedan aún en manos de las Farc. Parte del problema es que, aun hoy en medio de las negociaciones de paz, hay muchos que temen de-nunciar. Siempre existe la po-sibilidad de que el secuestrado esté con vida y pueda ser asesi-nado si se da información sobre su secuestro.

Además, la fragmentación de datos entre diferentes funda-ciones e instituciones y la falta de una entidad donde se centre toda la información existente, dificulta conocer toda la verdad. Lamentablemente, con la im-punidad existente en el país es posible que jamás la sepamos.

La cifra aproximada de 2.700 secuestrados aun en poder de las Farc, entre civiles y mili-tares, es de la asociación Los Que Hacen Falta (El Tiempo 10/06/15), pero otras funda-ciones, como País Libre y la Fundación Nueva Esperanza, manejan otros números.

La realidad es que es tanta

la mentira y la trampa que se manejan alrededor de un se-cuestro, que es difícil tener ci-fras concretas. El 29 de junio del 2013, con el nombre de “Una verdad secuestrada”, el Centro Nacional de Memoria Histórica y Cifras & Conceptos documentó 39.058 víctimas de secuestro en Colombia, entre 1970 y el 2010. De estos secuestros, 33 por ciento fueron presuntamente efectuados por las Farc.

¡Qué dolorosa cifra! ¡Cuánta tragedia encierran esos números! Cada secuestrado es una familia entera secuestrada, son unos padres, una esposa o esposo, unos hijos, chantajea-dos, detenidos en el tiempo, mantenidos en la más miserable expectativa y tristeza.

Es indispensable exigir a las Farc la verdad sobre los que no han regresado. Es un tema que se debe desligar del resto de los crímenes cometidos, pues algu-nos pueden estar con vida y de-ben ser puestos en libertad.

Señores de las Farc ¿dónde están los secuestrados que aún no han regresado? El país exige oír su respuesta.