LA POBLACION VENEZOLANA,SUS MIGRACIONES INTERNAS Y SU

DISTRIBUCION GEOGRAFICA *

Sr. Rector:Sr. Presidente de la S.E.E.S.:Señoras y Señores:

Innecesario sería decirles que agradezco profunda y sin­ceramente las palabras, tan cargadas de generosidad y afecto, quemi distinguido y eminente amigo el Dr. Manuel Egaña ha queridodirigirme hoy, con motivo de la conferencia que vengo a pronun­ciar en el seno de esta docta Sociedad.

No he podido negar, por escaso que pudiera ser mi aportey por desproporcionadamente chica que pudiera ser la contribuciónque trajese yo a los trabajos de esta Sociedad; no he podido, digo,negar mi aporte y mi cooperación, porque sin duda esta Sociedades buen símbolo del espíritu que hoy mueve a nuestra Patria y de lasgrandes empresas de esfuerzo colectivo que se están animando enella, y por ello, con toda pobreza, con toda limitación, vengo apresentarlo hoy ante la benevolencia de ustedes.

Esta conferencia (llamémosla así) tiene un carácter espe­cial. No se trata en ella de comunicar a ustedes los resultados del

* A.U.P.: Sumario de Economía Venezolana para Alivio de Estudiantes.Ediciones del Centro de Estudiantes de Derecho, U.C.V. Caracas, 1945,pp.245-264.(Conferencia pronunciada el 21 de enero de 1944, en la UniversidadCentral, en el ciclo organizado por la Sociedad de Estudios Económicos ySociales).

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estudio paciente y laborioso de un especialista o de un investigador.Se trata, mejor, de poner en común con ustedes, algunas de lascuriosidades, de los apasionamientos, de los intereses y de lassolicitaciones que de la contemplación de lo que pudiéramos llamarglobalmente "la cuestión venezolana" han surgido en mi espíritu yque traigo yo aquí para compartirlas con ustedes, y para que, juntosutilicemos estas consideraciones como fermento del que puedederivarse alguna acción provechosa para el progreso del país.

No es, pues, ésta una conferencia. Es más bien una diser­tación de aficionado. Es más bien (y sería más exacto decirlo) undiálogo. No he querido traer un papel escrito, porque por bienescrito que estuviese ese papel, no podría nunca reemplazar laemoción humana y el calor vital del diálogo, sobre todo de estaespecie de diálogo de familia que yo quisiera implantar aquí, paraque entre venezolanos, pudiéramos considerar con calor y conhumana simpatía, cuestiones profundamente venezolanas. Yo voy,pues, simplemente, a hacer una disertación de aficionado, pasandoen revista ante ustedes algunas cuestiones que considero funda­mentales para el presente y para el porvenir de nuestro país.

El tema de esta disertación se relaciona con la población ycon los problemas demográficos en general. El tema es vasto: nohay peligro de que yo lo agote, y estoy seguro de que antes agota­ría cien veces la paciencia de ustedes; pero, precisamente, por serun tema tan vasto, por todos sus lados y por todas sus facetas, seconexiona con todos los aspectos de la vida de nuestro país, eincluso con todos los aspectos de la vida social universal.

La demografía es una ciencia reciente, es una ciencia quenacíó hace un siglo y medio, que incluso tiene su partida de na­cimiento en el libro del clérigo Malthus, y que cuando nació, vinocon una cara tétrica, con un ceño humoral de profundo pesimismo,que tif'i.ó a toda la ciencia económica de su época, y que hizo que,en ese momento, y por influencia de ella, toda la ciencia económi­ca pudiera llamarse "ciencia lúgubre". Malthus observó uno de los

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fenómenos más curiosos de la demografía, que filé el crecimientoviolento y general de la población europea. Carecía la época deestadísticas precisas, y ante la observación del fenómeno, sacó lasconclusiones de que el mundo caminaba rápidamente hacia una erade superpoblación; hacia una era en la que los que nacieran, comoél decía, llegarían tarde al festín de la vida, y en la que, salvo lasválvulas de escape de las guerras y de las epidemias, la humanidadestaría condenada a destruirse, en una lucha estéril entre los mu­chos que querían distribuirse los escasos recursos.

Estas conclusiones de Malthus, felizmente, no han podidosalvar todo su rigor, y han sido rectificadas y alteradas en sus líneasesenciales; pero el punto de partida para la ciencia demográficaestaba dado, y de entonces acá la ciencia demográfica ha camina­do, pero ha caminado en el mismo sentido en que Malthus le seña­ló la partida.

En los últimos tiempos, en los últimos trescientos o cua­trocientos anos, han ocurrido una serie de fenómenos demográ­ficos de una gran importancia, que han hecho llamar la atenciónsobre la significación social, política y humana en general de estaciencia. Uno de ellos es, como ya les dije, el crecimiento de lapoblación mundial. El segundo fenómeno, muy importante, es laalteración que este crecimiento, diferente y no proporcional endistintos países, ha traído en el equilibrio de los grupos raciales. Porejemplo, en los últimos ciento cincuenta años, los grupos racialeseuropeos han evolucionado más o menos en esta forma: Hubo unpredominio numérico hacia el siglo XVIII, de 10que pudiéramosllamar el grupo latino. Posteriormente a 10 largo del siglo XIX,predomina numéricamente el grupo germano. Y en nuestros díaspredomina numéricamente el grupo eslavo. Ustedes podrían seño­res, traducir estas cifras brutas a hechos históricos, y tendrían lahistoria de los últimos ciento cincuenta años, muy claramenteexplicada.

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Esta gravitación de las masas humanas, esta mecánica delas masas humanas que determina la historia, ha hecho que sevuelva hacia la población y hacia sus fenómenos, el interés, nosolamente de los científicos, sino de los hombres de Estado, de lospolíticos y del hombre de la calle, porque su vida está íntimamen­te asociada a esta mecánica fatal de la vida social.

Otro fenómeno de mucha importancia ocurrido igualmen­te en la historia de la población en los últimos tiempos, lo constitu­yen las inmensas migraciones transoceánicas. En más o menosciento veinte años, cerca de sesenta millones de hombres han pa­sado el Atlántico, del continente europeo al continente americano.

Finalmente tenemos que, para estudiar la mecánica de lapoblación, la demografía ha llegado a establecer determinadosíndices, que sirven para estudiar el movimiento del fenómenodemográfico y poder precisar si ésta se encuentra en una situaciónestacionaria, si señala un crecimiento y en qué sentido, o si alcontrario, se encuentra la masa demográfica considerada en unperíodo de retroceso o de decadencia. Estos índices principales sonlos que pudiéramos llamar internos, de la misma masa demográfi­ca, y son la natalidad, la mortalidad y la fecundidad de las mujeres.Estos tres índices son los que generalmente se conjugan paradeterminar la tendencia de una población hacia el crecimiento, elestacionamiento o la decadencia.

La comparación del índice de natalidad, que es el númerode nacidos por afio y por mil habitantes, con el índice de mortali­dad, que es el número de muertos por afio y por mil habitantes, nosofrece entonces o el déficit de población, en una población en quemueren más de los que nacen, o la situación estacionaria de unapoblación en que mueren exactamente el mismo número de los quenacen, o el ritmo de crecimiento, es decir, el índice de crecimientovegetativo de la población, que es el excedente neto, por mil ha­bitantes y por afio, de los nacimientos sobre las muertes.

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El otro índice de mucha importancia demográfica, es el dela fecundidad de las mujeres, es decir, el número de nacimientos poraño y por grupos de edad de las mujeres. Cuando este índice denacimientos por año y por grupos de edad de las mujeres, muestrauna tendencia al aumento, indudablemente indica que la poblaciónen la cual se señala está en un período de crecimiento. Por elcontrario, 10mismo puede señalar el índice un estado estacionarioo un estado de declinación.

Estas consideraciones, naturalmente, se relacionan conuna central, que es problema del volumen óptimo de población.¿Cuándo un país está sobrepoblado, cuándo está despoblado,cuándo tiene sobrepoblación o despoblación? Evidentemente, elconcepto es confuso, oscuro y difícil de determinar. Los países queviven bajo un régimen exclusivamente militar y con un espíritu deconquista, encontrarán que el volumen óptimo de población esaquel que anualmente ofrezca la mayor cosecha de sangre joven,para que pueda ir con las armas en la mano a satisfacer el espíritude conquista de su raza o de su Estado. Los países concebidos bajootro espíritu, un espíritu en que resuene algo del eco de la admoni­ción de Lincoln, estos pueblos buscarán que el número de hombresque puebla una región, esté con respecto a los recursos de esaregión, en aquella relación que le permita la mayor felicidadposible, que permita a cada hombre vivir en las mejores condi­ciones posibles. Y entonces aquí tendríamos un criterio distintopara establecer cuál es el volumen óptimo de población de unaregión cualquiera.

La evolución presente del mundo en nuestros días, la tre­menda guerra que se libra ante nuestros ojos y que nos sacude,plantea claramente que la tendencia hoy en día es hacia una mayorseguridad económica para todas las clases y para todos los hom­bres' hacia un mínimum de bienestar, para cada ser humano y porconsiguiente éste será el criterio que ha de prevalecer finalmentepara apreciar el volumen óptimo de población de un país o de unterritorio dado; es decir, el volumen óptimo de la población de un

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país será aquel que permita a un número determinado de habitan­tes vivir en las mejores condiciones posibles desde el punto de vistamaterial, moral, sanitario, intelectual, etc., es decir, aquel querealice mejor la felicidad del hombre sobre la tierra.

Para comparar las situaciones demográficas de los paísesentre sí, se recurre generalmente a 10que se llama la densidad depoblación. La densidad de población es algo que puede relacio­narse o que no puede relacionarse con un criterio de volumenóptimo. Existen tres criterios fundamentales en materia de densi­dad de población. Tenemos un primer criterio, que es el de ladensidad aritmética. La densidad aritmética de población es elresultado que se obtiene dividendo el número de habitantes entre elnúmero de kilómetros cuadrados, y entonces decimos que un paísdeterminado tiene cuarenta habitantes, quince habitantes, o sietehabitantes por kilómetro cuadrado. Y luego, comparando esteíndice, decimos que un país está más poblado que otro. Evidente­mente, este índice es un índice pobre y que nada revela en sí, porquees demasiado abstracto y desprovisto de sentido. ¿Significa algodecir que en un país determinado viven doscientos habitantes porkilómetro cuadrado, y que en otro viven sólo cuarenta? ¿Significaésto que el que tiene doscientos habitantes por kilómetro cuadradoesté en mejor condición que el que tiene cuarenta; o por el contrario,que el que tiene cuarenta esté en mejor condición que el que tienedoscientos? Evidentemente que el índice aritmético no revela ab­solutamente nada de eso. Revela, simplemente, un hecho arit­mético o un hecho matemático escueto, sin ninguna significaciónsocial. Por este motivo se ha recurrido a la construcción de otrosíndices cuya comparación pudiera revelar de una manera más clarala situación relativa de las poblaciones de distintos países; yentonces se ha concebido lo que se llama la densidad fisiológica, ladensidad agrícola y la densidad económica.

La densidad fisiológica es la que se obtiene dividiendo lapoblación total de un país por el número de kilómetros cuadradosde tierra arable, de tierra productiva que tiene. Evidentemente, ya

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este índice ofrece una base más lógica y más segura de compara­ción, puesto que, en resumidas cuentas o finalmente, la tierra es sinduda una de las fuentes esenciales del sostenimiento del bienestardel hombre, y si una población está en grado excesivo con respec­to a la superficie de tierra arable o cultivable sobre la que vive,indudablemente indica que se encuentra superpoblada o subpo­blada o en un estado de equilibrio de población satisfactoria. Sinembargo, este índice adolece de un defecto fundamental, y es quees valedero para países cuya actividad agrícola sea equivalente:pero si nosotros comparamos un país de eminente actividad agríco­la, como Hungría, con un país de nula actividad agrícola como elJapón, encontraríamos entonces que el Japón está sobrepobladodesde el punto de vista de la excesiva población que contiene enrelación con el kilometraje cuadrado de superficie arable, y estacomparación carece de sentido, porque el Japón, todos sabemos,que es un país que no vive de la agricultura.

La densidad agrícola, propiamente, ofrece una base mássegura, pero solamente para la comparación entre países cuyaactividad agrícola sea igual, es decir, cuyo porcentaje de poblaciónactiva dedicada a la agricultura sea equivalente. En este caso, sedivide la población agrícola (no la total) por los kilómetros cua­drados de superficie arable o productiva, y el índice que se obtie­ne, el número de habitantes por kilómetro cuadrado, es el elemen­to de comparación que permite determinar la relativa sobrepo­blación o subpoblación de que adolece el país en cuestión.

Por último tenemos la densidad económica. La densidadeconómica es un índice de mucho más difícil obtención. El índicede densidad económica toma en cuenta no solamente el número dehabitantes y la superficie general del país, no solamente la produc­tividad por hectárea, sino incluso la cantidad de capital que seahorra por afio, el volumen del comercio exterior, la renta nacionalbruta, las reservas minerales y de toda especie que el país tenga acu­muladas y la proporción en que ha hecho uso de ellas; toda esta se­rie de elementos facilitan yponen a disposición del investigador un

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criterio que permite comparaciones mucho más exactas; peroustedes comprenderán perfectamente que una ecuación de estegénero es muy difícil de construir, porque, en primer lugar no sedispone de estadísticas detalladas sobre todos estos aspectos yluego, en el momento mismo en que se están construyendo, ya lamisma dinámica de la vida económica las modifica y las trans­forma, y hace ya inútiles los datos que se obtuvieron para hacer eldiagnóstico de una situación real.

Hemos estado viendo, señores, el problema de la pobla­ción como un problema abstracto. Sin embargo, el hombre no viveen la tierra como una cifra abstracta. El hombre vive sobre la tierra,vive asociado a la tierra y vive de la tierra. De modo que ladistribución de la población, los fenómenos demográficos, estáncondicionados esencialmente por la geografía, por el relieve delsuelo, por el clima, por la vegetación, por la fauna, por las reservasminerales del subsuelo, por todas estas cosas que constituyen loque podemos llamar en términos económicos el "medio físico".Tiene, pues, una preponderancia fundamental la geografía en la de­terminación de los fenómenos de la población.

Yo quiero llamar muy especialmente la atención sobre es­te aspecto. Cuando en un lugar vemos concentrada una densa po­blación, cuando en otro lugar vemos una población escasa y dis­persa; cuando en una región vemos al hombre viviendo en casas depiedra o en chozas de paja, cuando lo vemos vestido de cáñamo ode lana o de algodón, no es eso simplemente el resultado de uncapricho; eso es la imposición del medio físico sobre la actividadhumana; y explica el medio físico por qué en un lugar hay unadensidad de población mayor que en otro. Por esto tiene una im­portancia fundamental el conocimiento de la función de la geogra­fía, de la función del medio físico en los fenómenos demográficos.

El geógrafo alemán Ratzel, a mediados del siglo pasadodijo, con extraordinaria intuición, que una nación era un amasijo detierra y humanidad. Y con esta intuición abrió el camino a toda una

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ciencia nueva que ha empezado a estructurarse y que se ha llama­do sucesivamente yen sus distintas faces, la Antropogeograña, laGeografía Humana, la Geografía de la Historia, y ahora en nues­tros días la Geopolítica; una ciencia de la población y del relievegeográfico, que intenta explicar la estrategia militar, la políticamundial, la fatalidad de las guerras y el destino general deluniverso, por la posesión de determinadas zonas terrestres, cuyaatribución determina el equilibrio de las fuerzas sociales.

Esta noción fundamental del papel de la geografía en losfenómenos demográficos, yo quisiera ponerla de resalto anteustedes antes de seguir adelante, porque yo conceptúo que una delas fallas fundamentales de nuestra educación es la ausencia demotivación, de noción y de emoción geográficas. No nos han en­señado nunca a sentir la geografía. Algunos la han aprendido conla planta de los píés, que sin embargo, a pesar del dicho, no es lamejor manera de aprender geografía. Nos falta a los venezolanos,para planear una acción para sentir la cenestesia territorial, paraconcebir lo posible y la manera como los diques terrestres encau­zan la acción del hombre, una noción más viva, más moderna, másactuante de nuestra geografía. Yo quiero aprovechar, inciden­talmente esta observación, para llamar la atención de ustedes sobrela necesidad perentoria de que la presente y la futura clase dirigen­te venezolana surja con una formación geográfica más seria, máspositiva y más profunda que la que hemos obtenido los que hastaahora nos ha tocado actuar en el país.

Planteados estos grandes rasgos sobre la población engeneral y sobre la demografía, pasemos a considerar brevemente lapoblación venezolana. En gala a la brevedad del tiempo y a lapaciencia de ustedes, voy a suprimir una serie de referencias queme había propuesto hacer en la conferencia pero que ya veo, eltiempo apremia, que no será posible detenerme sobre ellas, y por eldeseo de exponer otras que juzgo más importantes y fundamen­tales, las trataré muy a la ligera y muy por encima.

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La población venezolana, desde el 1800, en que se esti­maba en unos 780.000 habitantes, hasta el afio de 1941, en quealcanzó el nivel de 3.850.000 habitantes, ha prácticamente quin­tuplicado de volumen. Esta multiplicación por cinco de una po­blación, se ha logrado casi exclusivamente con sus solos recursos,es decir, con los excedentes de la natalidad sobre la mortalidad;porque el incremento nuestra población ha recibido de la inmigra­ción es prácticamente nulo, y en más de un siglo Venezuela no harecibido sino 55.000 inmigrantes, cuya influencia en la modifica­ción de la tendencia de una población que por sí sola se incrementaen unos 70.000 habitantes por afio, es verdaderamente nula.

La población venezolana, que intentamos dejar descrita agrandes rasgos a través de estas cifras, ha tenido alternativas. Notenemos a la mano estadísticas de hace cincuenta o sesenta años,sino estimaciones muy relativas, y por eso no podemos abusar dela cita comparativa de los índices de natalidad, mortalidad, ycrecimiento vegetativo de 1840, con respecto a los de fines del si­glo pasado y los más recientes; pero de todos modos, dándoles aestas estimaciones el valor relativo que tienen, podemos deducirque para el afio de 1840 la población venezolana tenía una fuerzade crecimiento vegetativo bastante notable, que ha llegado a es­timarse en más o menos 21 por mil habitantes; que esa potencia decrecimiento vegetativo fué descendiendo paulatinamente por mo­tivo, naturalmente, de condiciones sociales y económicas adver­sas, hasta llegar a alcanzar el bajísimo nivel de 6 por mil habitan­tes, que fué el que alcanzó la población venezolana en 1905; y quede entonces acá ha vuelto a recuperar, hasta alcanzar de nuevo en1940 el índice de crecimiento vegetativo de 20 por mil habitantes.Este es el resultado evidente, y sin posible demagogia, de mejorescondiciones de vida para el pueblo venezolano y para el hombrevenezolano.

Esta población venezolana que estamos considerando enabstracto, estos tres millones ochocientos mil venezolanos, ¿cómosufren, cómo reacionan y cómo están determinados por la geogra-

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fía venezolana? He aquí una cuestión interesante que yo queríaplantear ante ustedes hoy.

En Venezuela, ya desde que Humboldt vino y la recorrió,hemos conservado tradicionalmente la división del país en treszonas. Humboldt, en efecto, distinguió tres zonas: la zona agríco­la, la zona de los pastos (que es la de la llanura) y la zona de losbosques (que es la del macizo de las Guayanas, la que se extiendeal sur del arco de ballesta del Orínoco). y Humboldt, con la sis­temática simplista de la ciencia social de su tiempo, comparabaestas tres franjas de la tierra venezolana con los tres estadios (de­cía él) de la evolución de la humanidad. En la zona de los bosquesestaba el hombre primitivo, que vivía de la caza y la pesca; en lazona de los pastos estaba el próximo estadio de la evoluciónhumana, el hombre que vivía del pastoreo; y en la zona agrícola,estaba el otro estadio de la evolución humana, el hombre seden­tario, que se había detenido en una tierra para cultivarla y vivir deuna cosecha periódica. Este esquema simplista ya no corresponde,evidentemente, al esquema que la sociología se traza de la evolu­ción humana, ni corresponde tampoco exactamente a las tres zonasen que Humboldt dividía nuestro país.

Considerando la geografía venezolana, podemos distin­guir, con mucha precisión, cuatro zonas geográficas. Tenemos to­da la parte montafíosa que va a lo largo del arco de la cordillera delos Andes, que penetra por el Nudo de Pamplona hacia el norte deVenezuela, que luego continúa, con una muy ligera interrupción, enlas cordilleras de Lara y Falcón, y que luego continúa prácticamen­te en las serranías de la costa y del interior en el centro de laRepública; que luego sufre la depresión de la región de Barcelona,para continuar en otra región montañosa que comprende la oro­grafía del extremo este de la República, con los montes de Sucre,y de los límites de Sucre con Monagas y con Anzoátegui. Estaregión montafíosa tiene antepuesta una faja de litoral, económica ysocialmente incorporada a ella, y una extensión mayor, que es ladepresión del lago de Maracaibo, que pudiéramos llamar región de

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costa por su relieve, aunque evidentementees una llanura aluvio­nal, de una formación que no corresponde a lo que llamaríamos unaregión de costa. El conjunto de esta zona lo llamaremos unidadmontafia-costa. De una vez voy a decirles a ustedes el fenómenoesencial de geografía humana que plantea la consideración de lapoblación venezolana. En esa zona, que comprende un poco menosdel 20% de la superficie venezolana, es decir un poco menos de laquinta parte de la superficie venezolana, está el ochenta por cientode la población venezolana, es decir, las cuatro quintas partes de lapoblación del país. De modo que en menos de la quinta parte de lasuperficie están concentradas las cuatro quintas partes de la pobla­ción. Este es un hecho de geografía humana de una trascendenciaincalculable, y cualquier proyección hacia el futuro del país quehaga ignorando este hecho, se estará haciendo en el aire y sinsustentación.

¿Cómo está distribuída la población entre-estas distintasregiones naturales? Ya lo vamos a ver; pero creo que previamenteconvendría dar una idea, aunque fuera global y somera, de cómo seempezó a mover la población venezolana dentro del marco geo­gráfico de su territorio.

Cuando los colonizadores españoles llegaron a Venezuela(de las migraciones internas indígenas no tenemos noticias, sinomuy vagas y muy poco fidedignas), durante los primeros cincuen­ta años de establecimiento, de 1500 a 1550, fundaron cinco pobla­ciones en Venezuela. Estas cinco poblaciones fueron: la de Cuba­gua, establecimiento marítimo en la isla del mismo nombre; la deCumaná, establecimiento marítimo en la Costa Firme; luego sal­taron a Coro, también un establecimiento marítimo, en la regiónoccidental; luego hicieron una tentativa de penetración hacia elinterior, y fundaron El Tocuyo; y luego hicieron otra fundacióncostera en Borburata. Estos cinco pueblos fueron todos los que sefundaron en el país desde el descubrimiento hasta 1550.

En la segunda mitad del siglo XVI, el primer siglo de lafundación, se fundan una veintena de pueblos. Esta veintena de

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pueblos, en los cuales están comprendidos San Felipe, Barqui­simeto, Valencia, Trujillo, San Cristóbal, Mendoza, Caracas, Ca­raballeda, Maracaibo, Carora, Barínas, San Sebastián, La Guaira,Puerto Cabello, San Antonio del Táchira, Bocono, La Victoria,Guanare, Mucuchíes, Mérida y Santo Tomás de Guayana, presen­tan una peculiaridad muy curiosa. Esta veintena de pueblos, queson las fundaciones con que se cierra el siglo XVI, están fundadostodos al oeste del meridiano que pudiéramos pensar que pasa por elCabo Codera; es decir, todos se han fundado en la región occidentalvenezolana y alrededor del esqueleto del macizo montañoso, con lasola excepción de Santo Tomás de Guayana, que es un pueblofundado en las márgenes de la que debió ser una gran vía de pe­netración, o sea, el Orinoco. Este hecho determina desde el primermomento la vocación de la poblaciónvenezolana. Trescientos añosdespués, cuatrocientos años después, la población venezolanasigue ocupando su territorio en una forma que corresponde estre­chamente al primitivo esquema que los fundadores de pueblostrazaron durante el siglo XVI.

Evidentemente, esto no obedece a un capricho. Poderosasrazones de geografía humana han determinado esta distribucióncaprichosa de la población (no la llamemos caprichosa, sino suigeneris). Tenemos que fuera de la movilización de la población porgravitación económica y social, solamente dos hechos de violen­cia histórica han podido controvertir esta situación, y sin embargo,pareciera que favorecieron en cierto sentido este mismo fenóme­no. Uno fué la guerra de la Independencia, con las grandes migra­ciones internas que ocasionó, no solamente de los ejércitos, sino delas poblaciones civiles que huían ante los ejércitos; y el otro, laguerra Federal, que igualmente provocó grandes desplazamientosde población, especialmente de las regiones llanas a las regionesmontañosas. Esta situación ha determinado ese fenómeno que hoyanalizamos con ese hecho escueto, de que en la quinta parte de lasuperficie, que es la unidad costa-montaña, están las cuatro quin­tas partes de la población.

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Posteríormente, las migraciones internas venezolanas secomportan de una manera harto curiosa. Ante el Censo de 1936 queyo tuve ocasión de estudiar, y donde por primera vez hice un traba­jo de esta índole, resultaba que solamente en el momento del Censode 1936, el 10% de la población venezolana estaba fuera de susentidades de origen. Esto revelaría a primera vista una vocaciónmigratoria verdaderamente escasa. Esto revela más bien una voca­ción sedentaria de la población. Y no hay que olvidar, igualmente,que el Censo de 1936 se hizo en un momento de gran agitaciónpolítica en el país, en que esta misma agitación políticaprovocó unaserie de migraciones que ordinariamente no hubieran ocurrido.Hubo grandes desplazamientos de población en solicitud de mejo­res salarios, y sin embargo, en el momento del censo sólo el 10%de la población estaba fuera de sus lugares de origen. Es muyinteresante ver cómo ese desplazamiento se ha verificado conrespecto a las distintas zonas geográficas.

Tenemos, como ya les dije a ustedes, cuatro zonas natu­rales típicas: la zona de la costa, la zona montafíosa del norte, lazona de los llanos; y lo que pudiéramos llamar la zona de laGuayana, que es toda la tierra que se encuentra al sur del arco delOrinoco y que es en la actualidad, políticamente, Estado Bolívar yTerritorio Amazonas. La población que se ha concentrado duran­te un largo tiempo en la zona montañosa y de la costa del norte,indudablemente que ha estado emigrando de las tierras bajas haciaestas regiones; pero a la luz del Censo de 1936nos encontramos conque este fenómeno ha tendido a revertirse. Y este fenómeno hatendido a revertirse, porque encontramos la siguiente situación:prácticamente, salvo nueve entidades federales, todos los demásEstados de Venezuela son Estados de emigración interna; sonEstados en los cuales salen más nativos que forasteros de otrosEstados entran. Y este traslado de población interna se hizo hastael año 36 en beneficio de las siguientes entidades federales: Apu­re, Monagas, Portuguesa, Barinas y Delta Amacuro, en la regiónllana y fluvial. Este fenómeno indudablemente es muy significa­tivo, si tomamos en cuenta, por ejemplo, que la colonización y el

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traslado de población hacia Barinas y hacia Portuguesa, tiene lu­gar, principalmente, de la región andina, de Trujillo y de Mérida,sobre todo, y parte del Táchira; cuando hasta hace muy poco, latendencia natural de la población era la de ir de la llanura hacia lamontaña.

Luego tenemos las migraciones hacia el Distrito Federal yhacia Carabobo, que eran las dos únicas de la zona montañosa queeran regiones de inmigración. La de Carabobo se explica por eldesarrollo industrial de la región; y la del Distrito Federal, por lagran zona de condensación que constituye la metrópoli que seencuentra en el valle de Caracas, y que de 1926 a 1941 ha duplica­do su población. Esta zona de condensación ella sola retiene al­rededor de 350.000 habitantes.

Tenemos luego otra zona de inmigración en la región de lacosta, que es la del Zulla, y ésta se explica por el desarrollo de la in­dustria petrolera; y una zona muy pequeña de inmigración, queluego en otro Censo desaparece como zona de inmigración, que esBolívar. Esto se debió probablemente a algún fenómeno temporalde mayornecesidadde mano de obra en alguna explotaciónminera.

Esta situación califica, pues, las migraciones internas ocu­rridas a la luz del Censo del 36. Esto nos revela que la poblaciónvenezolana, en ciertas regiones del país, busca, no ya crecer es­pontáneamente en ellas, sino salir de ellas para ir, por solicitudeseconómicas evidentemente primordiales, a engrosar los grupos depoblación de regiones agrícolamente más atrasadas (como son lasregiones bajas de los vertientes meridionales de la cordillera quevan hacia los llanos), o hacia regiones donde la posibilidad detrabajo ofrezca un mayor rendimiento económico, como son laszonas petroleras, que son igualmente zonas de concentración y deatracción de población. Esta es, pues, la mecánica esencial de lamigración interna de la población venezolana.

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Ahora bien: si nosotros tomamos en consideración lastendencias actuales de la población venezolana, la mecánica de susmigraciones internas, su desplazamiento a lo largo de los caucesgeográficos que la naturaleza le ha trazado, y la abandonamos a sísola, nos encontraremos que a pesar del alto índice de crecimien­to que ella señala y que llega a 20 por mil habitantes por afio,en lospróximos 25 años Venezuela no podrá lógicamente esperar unapoblación mayor de seis millones de habitantes. Esta conclusiónaparece evidentemente pesimista; pero el pesimismo que se pudie­ra derivar de esta conclusión, se borra inmediatamente cuando sepiensa que Venezuela no es una isla en el mundo, que Venezuelaestá íntimamente asociada a la vida universal, y que uno de los pro­blemas fundamentales que confronta el mundo en esta hora, es pre­cisamente el de una próxima y vasta redistribución de la poblaciónterrestre, si es que se quiere evitar la presión excesiva que ciertaspoblaciones ejercen en determinados sectores del globo y que sonuno de los factores esenciales de la incubación y del desarrollo delas guerras internacionales.

Por manera que, tan pronto como la guerra termine y so­brevenga la paz, el problema de las migraciones internacionales yde la redistribución de la población mundial habrá de plantearse, yhabrá de plantearse en un terreno de equidad. Y sin duda ese seráel momento que Venezuela aproveche para lograr un incrementológico y grande de su población, que le permita llenar el destinohistórico a que la llama su territorio, sin estar abandonada exclu­sivamente a sus propias fuerzas reproductivas.

La densidad relativa de las distintas regiones venezolanas,nos permite aclarar un poco más esta posición de los varios núcleosy de las varias regiones geográficas. La región de la Guayana, porejemplo, que comprende el Estado Bolívar y el Territorio Amazo­nas, representael 45% dela superficie total, y tiene solamente el 2%de la población del país. Este es un hecho verdaderamente inter­esante de geografía económica. La región de la costa tiene e16% dela superficie y e15% de la población. La región de los llanos, tiene

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el 35% de la superficie y el 18% de la población. Y la regiónmontañosa, en sus cuatro sectores,oeste, centro-oeste, centro-estey este, tiene el 12% de la superficie y el 69% de la población.

Es muy curioso observar cómo, del penúltimo Censo alCenso actual, la posición relativa de las distintas regiones entre síse ha modificado en beneficio relativo de unas regiones con res­pectode lasotras.Porejemplo,la regióndeGuayanahaperdidoim­portancia en su porcentaje de población, ha dismínuído todavía enun uno por ciento con relación al incremento que han tenido lasotras zonasnaturalesdel país.La regiónde los llanos ha acusadounaumento, porque ha pasado a ser, del 18%de la población venezo­lana, al 18,49%: un aumentopequeño,pero que indica una tenden­cia a la recuperación vital del llano. La región montañosa, encambio. revela una modificación de la composición de equilibrioproporcional de las distintaszonas.La regiónmontañosa del oeste,que en el afio 36 contenía el 18,41% de la población venezolana,esta vez contiene el 18.26%: una pequeña modificación, casi im­perceptible. pero contraria. La región del centro montañosa (delcentro-oeste, que comprende Lara, Falcón y Yaracuy), que repre­sentaba e118,17%,ha descendido al 17,99%.La región del centro­este, que comprende, Aragua, Carabobo, Miranda y el Distrito Fe­deral, ha pasado, de tener el 23% de la población venezolana, acontener el 24.34%, un aumento proporcional de 1%. Y la regióndel este, que contiene a Nueva Esparta y Sucre, ha pasado acontener, del 9.75%, al 9,37%, una pequeña modificación encontra.

De modo que el fenómeno de concentración en la regiónmontañosacentral, sigueverificándose,ydeunamaneramecánica.

Cuandocontemplamosla geografíade Venezuelacon esteconcepto vivo del relieve del suelo. y cuando contemplamos lapoblación sobre ella, como lo decía la frase de Ratzel, como unamasijo de humanidad y de tierra, el cual toma fisonomía y tomasentido y con cuya sustancia se hace la historia, nos encontramos

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que hay no menos de tres Venezuelas. Hay no menos de tresVenezuelas, que el hombre ha ido conquistando sobre el caballo ysobre el vehículo de la actividad económica. En los primerosestablecimientos de Cubagua y de Cumaná, el hombre se apegó ala tierra y se afianzó en ella sobre las perlas y la sal. La conquistade las tierras bajas de la costa se hizo con los negros esclavos, elcacao, la caña y el coco. El añil incorporó económicamente losvalles de Aragua. El café desempeñó un inmenso papel en lageografía humana venezolana, papel que no se ha estudiado hastahoy y que es un problema fundamental de nuestra vida futura. Elcafé hizo accesibles económicamente, y accesibles a la poblaciónvenezolana, las laderas y las faldas, hasta entonces no explotadas,de la zona montañosa del norte del país. Es el único cultivo quepermitió explotar en una forma no destructiva las laderas y lasfaldas de esa región, que hasta ese momento no habían podido sercultivadas de otra manera; y el día en que tuviéramos que prescin­dir del café, se plantearía el problema de abandonarlas y de redis­tribuir la población. El ganado permitió la conquista de los llanos,el tabaco la de las vertientes meridionales de la cordillera; el trigo,las laderas altas que bordean los páramos; el oro, las Guayanas; yel petróleo nos está haciendo conquistar hoy una serie de tierrasbajas, que de otra manera hubieran permanecido ajenas a la acti­vidad humana, Dios sabe por cuánto tiempo. Mañana, acaso, elhierro abra un nuevo capítulo de actividad económica en otrasregiones venezolanas.

Pero sobre el vehículo de esa actividad económica, sobreel cual el hombre se acerca y toma posesión de su tierra, contem­plamos, como ya 10he dicho, tres Venezuelas: la Venezuela de laregión montañosa del norte, que es un país con una densidad depoblación relativamente alta; es un país con una densidad de po­blación de 23 habitantes por kilómetro cuadrado, que si fuera ex­tendida a todo el territorio nacional, representaría 20.000.000 dehabitantes para Venezuela. La unidad montana-costa, que es laVenezuela más desarrollada, más activa, más avanzada en el pro­ceso de la historia, de la cultura y de la economía, con una densi-

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dad de población de 17habitantes por kilómetro cuadrado, que essuperior a la de Suecia, Finlandia, Argentina, Colombia y Chile.Luego tenemos la Venezuelade la llanura fluvial, un país con unadensidad de población muchísimo más baja; con una densidad depoblación que ya no excede mucho de 2 habitantes por kilómetrocuadrado. Y tenemos luego la Venezuela más remota, la Ve­nezuela del macizo guayanés,que ha sido siempre impenetrable alhombre, porque desgraciadamente los ríos que de él brotan secaracterizan por grandes caídas y saltos que hacen del macizoguayanés algo muy parecido al gran triángulo de las tierras altasafricanas,que fuépormuchosañosel continenteincógnito,porqueno había arteria navegable que permitiera subir hasta él. Ese hasido,en cierta forma,el casodelmacizoguayanésen nuestrapatria.La Guayana venezolanano ha podido desempef'l.ar el gran papel aque estaba llamada por su gran vía de acceso natural, que es la delOrinoco, a causa de este relieve especial de su territorio en esca­lones, que hace imposible el acceso por la vía fluvial, que es elacceso natural de las tierras nuevas.

De modo, pues, sef'l.ores, que la empresa que se plantea an­te toda acción venezolana, la empresa lógica, la empresa con unafuerte motivación geográfica, con una grande emoción geográfi­ca, es la de extender por 10 menos, la situación y el estadioeconómicosocial de la Venezuelade la unidadmontaña-costa, a laVenezuela de la llanura y a la Venezuela de la selva amazónica,

.porque ese día, sin aumentar siquiera la situación que ya hemosalcanzado en una región, tendríamosun país con una densidad de

. población de 17 habitantes por kilómetro cuadrado, y una pobla­ción total de más de 15millonesde habitantes,10cual nos permiti­ría incorporar definitivamentenuestro territorio y alterarese gravehecho de geografíahumana,por el que las cuatro quintas partes deuna población se hallan reducidas,o para decirlo con un términomás dramático, arrinconadasen una quinta parte de su superficie.Porque, hasta ahora, estamos, para hablar en un tono figurado,como un país metropolitanoque tuviera incorporado, sin soluciónde continuidad, un imperio colonial inexplotado.

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Yo entiendo que estas consideraciones, lejos de ser pe­simistas, son optimistas. Son optimistas, porque en Venezuelahemos aprendido, y lo estamos demostrando, que sabemos ver sintemor los problemas, por graves y dramáticos que parezcan, ysabemos planteárnoslos en busca de soluciones justas. Porque enVenezuela, a Dios gracias, tenemos un gobierno que sabe encararesas situaciones y que sabe que toda empresa de porvenir que hayade hacerse en Venezuela, que todo el futuro de la nación venezo­lana, depende de la aptitud que revelen el pueblo venezolano, y laclase dirigente venezolana, para poblar su territorio.

Este es el límite de toda acción posible. Nuestra aptitudpara perdurary crecercomo nación, está en razón directa de nuestraaptitud para poblar nuestro territorio, de nuestra aptitud para con­fundir las tres Venezuelas geográficas en una sola Venezuela hu­mana, próspera e igual.

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