Santiago Guijarro Oporto, La aportación del Documento Q al estudio del Jesús histórico

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  • SANTIAGO GUIJARRO OPORTO

    La aportaciOn del al estudio del Jesus histrico

    INTRODUCCION

    En su manual para el estudio del Jesus histrico G. Theissen yA. Merz afirman que . La mayorfa de los autores dela liamada Third Quest podrian suscribir esta afirmacin, sobre todoaquellos que aceptan la (H2D)como modelo teOrico para explicar las relaciones de dependencia literana entre los evangelios sinpticos.2Como es bien sabido, el no fue descubierto por los arquelogos, sino por los estudiosos queintentaban dar una solucin al problema sinOptico. Fue en este marcodonde se propuso la H2D, que se basa en dos presupuestos bsicos: laprioridad de Mc y la existencia de Q.

    El hecho de que no haya liegado hasta nosotros ningn vestigiomaterial de la existencia de Q hizo que los estudios sobre esta hipotticafuente de los evangelios sinpticos se centraran al comienzo en probar suexistencia. Solo en el marco de la llamada Escuela de la Historia de laRedaccin, a mediados del siglo pasado, comenzO a estudiarse como undocumento independiente. Esta escuela puso de manifiesto la importante labor llevada a cabo por los redactores finales en la composicin de losevangelios y para ello estudi y catalogo los procedimientos redaccionales que utilizaron. Este estudio de los procedimientos redaccionales y unmejor conocimiento de las tcnicas retricas de composicin han sido el

    1 G. THEISSEN A. MERZ, El Jesds histrico, Salamanca 1999, 48. Vase tambin J.S.KLOPPENBORG, , en A. LINDEMANN (ed), The Sayings Source Q and the Historical Jesus(BETL 153), Leuven 2001, 149-190, 152-154.

    2 La H2D es, como todas las teorIas que se han propuesto para explicar este fenmeno, un modelo explicativo, un paradigma que da razOn de las semejanzas y discrepancias entre los sinOpticos. Una exposicin reciente y esciarecedora del tema puede verse enJ.S. KLOPPENBORG, Excavating Q. The History and Setting of the Sayings Gospel,Minneapolis 2000, 11-54.

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  • soporte terico de los estudios recientes sobre Q, especialmente interesados en identificar su forma final y su proceso de composicin.3

    Aunque el principal inters de estos estudios no ha sido averiguarla utilidad de Q como via de acceso a! Jesus histrico, sus resultadoshan puesto de manifiesto que este documento es una de las fuentes msantiguas sobre Jesus.4Y no solo la fuente ms antigua, sino tambin lams cercana al contexto vital de Jesus, sobre todo si se acepta, como hace hoy la mayorIa de los estudiosos de Q, que este documento fue cornpuesto en torno al aflo 60 d.C. en Galilea.5A pesar de ello, la utilizacinde Q en los estudios sobre el Jesus histrico ha sido sorprendentemente escasa.

    A comienzos del siglo XX, despus de que W. Wrede rompiera elhechizo que el Evangelio de Marcos habIa ejercido durante dcadassobre quienes intentaban reconstruir la vida de Jesus, A. von Harnackpropuso buscar en Q una imagen menos del fundador delCristianismo,6pero esta propuesta no tuvo mucha fortuna. Ms tarde, laEscuela de la Historia de las Formas, que domino durante el periodo deentreguerras la exegesis europea, centr su atencin en el estudio de latradicin oral y, a consecuencia de ello, tanto el inters sobre Q, como losestudios sobre el Jesus histOrico, pasaron a un segundo piano.

    A mediados del siglo XX se planteO de nuevo la pregunta por elJesus histrico y un poco ms tarde, hacia los aflos sesenta, comenz unanueva fase en los estudios sobre Q.7 A pesar de esta coincidencia, ambasinvestigaciones siguieron caminos paralelos en ia mayorIa de los casos,

    KLOPPENBORG, Excavating Q, 345-352.A este grupo de documentos pre-evanglicos pertenecen, adems de las coleccio

    nes de milagros, parbolas, etc, el Discurso ApocalIptico (Mc 13 par.) y el Relato de la Pasin (Mc 14-16 par.), pero en ninguno de los dos casos se ha liegado a un consenso sobresu reconstruccin. Vase G. THEISSEN, Colorido local y contexto histrico en los evangelios.Una contribucin a la historia de la tradicin sinptica, Salamanca 1997, 145-222.

    Sobre la localizacin del en Galilea vase IL. REED, , en J.S. KLOPPENBORG (ed), Conflict and Invention. Literary, Rhetorical, andSocial Studies on the Sayings Gospel Q, Valley Forge 1995, 17-36; y K.S. HAN, Jerusalemand the Early Jesus Movement: The Q Communitys Attitude toward the Temple, Sheffield2002. Otros autores la sitan de forma genrica en Palestina: THEISSEN, Colorido local,225-258, o ms concretamente en Jerusaln: M. FRENCHSKOWSKI, , en LINDEMANN(ed.), The Sayings Source Q, 535-559. Sobre la datacin hacia ci ao 60 hay mayor consenso.

    6 J5 KLOPPENBORG, en HThR89(1996), 307-344, 311-314.

    La nueva pregunta sobre el Jesus histrico fue planteada en 1953 por E.KASEMANN, , en E. KASEMANN (ed.), Ensayos exegticos,Salamanca 1977, 159-189. Los estudios sobre Q comenzaron a finales de la misma dcada, pero con unos presupuestos metodolgicos diferentes: J. ROBINSON ET ALIT, El

  • pues el inters de los estudiosos sobre Q estaba centrado en los aspectosredaccionales y en la composicin de este documento.8Solo en el mbito norteamericano se dio una interaccin limitada entre ambos camposde estudio cuando J.D. Crossan y otros miembros del Jesus Seminar hicieron de Q la principal fuente para el estudio del Jesus histrico.9La difusion meditica que tuvieron los trabajos de este grupo ha transmitido laimpresin de que Q ha tenido un gran influjo en los estudios de la ThirdQuest, pero en realidad no ha sido asI. Los trabajos dedicados expresamente a la aportacin de Q para el estudio del Jesus histrico en la ltima dcada del siglo pasado no son muy numerosos, y ha sido necesarioesperar hasta el ao 2000 para que este tema se abordara de formasistemtica en uno de los prestigiosos Coloquios Biblicos organizadospor la Universidad de Lovaina.11

    En el marco de las investigaciones precedentes, la intencin de estetrabajo es valorar la aportacin de Q a los estudios sobre el Jesus histOrico respondiendo a dos preguntas.12La primera es de carcter formal ypodrIa enunciarse asi: ,Qu tipo de informacin sobre Jesus podemos

    8 KLOPPENBORG, , 322-325.El Jesus Seminar es un grupo de estudiosos que comenz a reunirse en 1985 para

    discutir y evaluar la historicidad de las tradiciones sobre Jesus. La forma de trabajo del JSrevela que uno de sus principales objetivos es combatir, en su propio medio, el tremendoinflujo de los telepredicadores y su vision fideIsta de JesOs. Por eso, las reuniones de estudio en que se presentaban los resultados de la investigacin iban seguidas de una llamativa votaciOn a base de colores, cuyos resultados se anunciaban en concurridas ruedas deprensa. Las dos publicaciones ms representativas del grupo, que recogen su evaluacinsobre las palabras y acciones de Jesus, son: R. W. FUNK, AND THE JESUS SEMINAR, The FiveGospels. The Search for the Authentic Words of Jesus, Sonoma, Ca. 1988; R.W. FUNK ANDTHE JESUS SEMINAR, The Acts of Jesus. What did Jesus really do?, San Francisco, Ca. 1998.La obra individual ms representativa es la de J.D. CROSSAN, The Historical Jesus. The Lifeof a Mediterranean Jewish Peasant, San Francisco, Ca. 1991.

    10 Ambos campos de estudio han avanzado por caminos paralelos como observaacertadamente KLOPPENBORG, Excavating Q, 149-151. Los estudios ms relevantes en ladcada de los noventa son: R. HORSLEY, , en Semeia 55(1991), 175-209; D. KOSCH, BZ NF36(1992), 30-58;KLOPPENBORG, ; J. SCHROTER, ZNW 89(1998), 173-200; y: M. FRENSCHKOWSKI, , en J.A. A5GEIR550N C. DE TROYER M.W. MEYER (eds.), From Quest to Q. Festschrift James M. Robinson (BETL 146), Leuven2000, 3-42.

    Las actas de dicho coloquio se publicaron al ao siguiente: A. LINDEMANN, TheSayings Source Q and the Historical Jesus (BETL 153), Leuven 2001.

    12 Es importante tener presente que el no es otra cosa que la imagen de Jesus que podemos reconstruir utilizando los recursos y la metodologIa de la investigaciOn histOrica. Es, por tanto, una reconstruccin moderna, necesariamente limitada yperfectible, como todo conocimiento histrico, que no debe confundirse con el Jesus real,ni siquiera con el Jesus terreno. Vase J.P. MEIER, Un judIo marginal. Nueva vision delJesds histrico. I: Las raIces delproblema y de Ia persona, Estella 1997,46-64.

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  • encontrar en Q? La segunda se refiere a los contenidos y podrIa formularse de este modo: j,Qu aporta Q al conocimiento del Jesus histrico?,QUE TIPO DE INFORMACION SOBRE JESIJSPODEMOS ENCONTRAR EN EL ?

    El inters del para el estudio del Jesus histrico sedebe, en gran medida, a que facilita el acceso a un estadio de la tradicinsinptica anterior a la redaccin de los evangelios actuales. Esta posibilidad tiene dos ventajas importantes para quien estudia Ia figura histricade Jesus: por un lado le permite acceder a una fuente ms cercana a! objeto de su estudio; y por otro le ofrece una version previsiblemente menos de la tradicin sobre Jesus. Ahora bien. el alcance real deestas hipotticas ventajas depende de que sea posible reconstruir dichafuente, de que podamos conocer su proceso de composicin y de la naturaleza literaria del documento reconstruido. Los estudios recientes sobreQ han explorado estos tres problemas y conviene tener en cuenta susresultados para aclarar qu tipo de informaciOn sobre Jesus podemosencontrar en dicho documento.

    La reconstruccin del texto de QEl acceso a una fuente literaria anterior a los evangelios actuales

    depende de la posibilidad de reconstruir dicha fuente y de la fiabilidad dedicha reconstruccin. Si realmente fuera posible reconstruir el texto de Qde forma fiable, entonces tendrIamos acceso a una antigua coleccin dedichos de Jesus que nos permitirfa conocer la forma que estos tenIanantes de haber sido reelaborados por Mateo y Lucas.3

    Las primeras reconstrucciones de Q fueron motivadas por estedeseo de acceder a una fuente ms cercana a Jesus.4Sin embargo, ha sidola Escuela de la Historia de la Redaccin quien ha hecho posible unareconstruccin basada en criterios literarios. Esta escuela estudi condetalle las modificaciones realizadas por Mateo y por Lucas en susrespectivas reelaboraciones de Marcos, lo cual permiti identificar losrasgos caracterIsticos de su trabajo redaccional y, a partir de ellos, las

    13 Un aspecto muy importante de esta reconstruccin consiste en determinar laextension de 0. Afortunadamente existe bastante consenso entre los investigadores sobreeste punto; vase C.M. TUCKETF, , en J. SCHROTER R.BRUCKER (eds.), Der historische Jesus. Tendenzen und Perspektiven der GegenwartigenForschung (BZNW 114), Berlin 2002, 213-241, 218-220.

    14 Las reconstrucciones de Harnack y Weiss, publicadas en 1908 trataron de establecer una fuente que les permitiera conocer la autoconciencia de Jesus despus que Iaobra de Wrede pusiera en entredicho la validez de Marcos como fuente histrica para elestudio del JesOs histrico. Vase KLOPPENBORG, , 311-315.

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  • modificaciones introducidas por ambos en los dichos y apotegmas de Q.5De los varios intentos para reconstruir el ninguno

    ha sido tan sistemtico y ambicioso como el ilevado a cabo recientemente en el marco del International Q Project (IQP). Dicho proyectocomenz en 1983 y se ha materializado en la publicacin de una en el ao 2000.16 Desde que fue publicada, esta reconstruccin se ha convertido en referencia obligada para los estudiosos deQ. El slido trabajo que hay detrs de ella justifica la confianza que se hapuesto en esta nueva reconstruccin.7Con todo, a la hora de utilizarlacomo fuente para el estudio sobre el Jesus histrico es necesario tenerpresentes sus limitaciones.

    En primer lugar es necesario precisar en qu sentido puede decirseque se trata de una . Si por entendemos,como es habitual, la reconstruccin de un texto (antiguo) a partir de losdiversos manuscritos o versiones existentes, hay que decir que esta tareaes imposible en el caso de Q. Cuando la crItica textual emprende la tareade reconstruir el texto de los evangelios cuenta con manuscritos que fueron copiados con la intencin de ser fieles al texto que copiaban. En elcaso de Q, sin embargo, ni siquiera tenemos constancia de una tradicinmanuscrita.18Lo que encontramos en Mateo y en Lucas no es una copiafiel de dicho manuscrito, sino una version bastante reelaborada de estedocumento, lo cual hace la tarea de su reconstruccin mucho ms compleja. Ahora bien, si por entendemos una reconstruccinfundada en un detenido examen y comparacin de todos los paralelos,junto con una valoracin de los mismos, entonces es necesario reconocerque esta edicin de Q supera con mucho a las anteriores y puede ser degran ayuda para el estudio del Jesus histrico.

    En segundo lugar hay que considerar la posibilidad de que existieran varias versiones de este documento. La analogla de los manuscritosdel NT es muy ilustrativa, pues entre los ms de cinco mil que se han conservado, no se encuentran dos que sean exactamente iguales. Si tenemosen cuenta que los copistas de los manuscritos del NT tenIan inters en ser

    15 La primera reconstruccin basada en estos criterios fue la de A. POLAG,Fragmenta Q. Textheft zur Logienquelle, Neukirchen-Vluyn 1982.

    16 J.M. ROBINSON ET ALII, The Critical Edition of Q. Synopsis including the Gospelsof Matthew and Luke, Mark and Thomas with English, German, and French Translationsof Q and Thomas, Leuven 2000.

    17 El IQP comenzO a publicar en 1996, bajo el titulo , una serie devolmenes con estudios preliminares. Han aparecido ya cinco de ellos en una coleccincreada a propsito por la editorial Peeters de Lovaina: Q 11,2b-4 y Q 4,1-13.16 en 1996;Q 12,49-59 y Q 12,8-12 en 1997; y Q 22,28.30 en 1998. En estos volmenes se recoge todolo que se ha escrito acerca de los versIculos estudiados, junto con una valoracin de todaslas opiniones a favor y en contra de su inclusion en Q y una propuesta de reconstruccin.

    18 FRENSCHKOWSKI, , 7-9 considera incluso laposibilidad de que Se tratara de un escrito privado, lo cual explicarIa su poca difusiOn.

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  • fieles a los originales que copiaban y que muy probablemente esto no eratan importante para los copistas de Q, hemos de pensar que las copias del que utilizaron Mateo y Lucas diferIan entre si ms quelos manuscritos de los evangelios. Los autores de la Edicin CrItica de Qson conscientes de esta dificultad y por eso afirman que su intencin esreconstruir un texto , es decir, un texto formado por los elementos que contendrIa la version ms antigua de Q, que habrIa liegado aMateo y Lucas en dos recensiones diversas.19Es importante tener esto encuenta para no caer en la ilusin de pensar que una reconstruccin de Qes una reproduccin exacta del de Q.

    AsI pues, las diversas reconstrucciones de Q, y en especial la reciente publicada por el IQP, muestran que es posible conocer con bastante probabilidad el contenido y la forma de este documento. Esta reconstruccin puede utilizarse como fuente para el estudio de lafigura histrica de Jesus, siempre que no se olvide su carcter hipotticoy que se utilice con las debidas precauciones.

    El proceso de formacion de QUna vez valorada la posibilidad de reconstruir el texto de Q, cabe

    preguntarse si es posible conocer el proceso de composicin de estedocumento y si este conocimiento permite acceder a estadios todavIams antiguos de la tradicin de los dichos de Jesus.

    Cuando los estudiosos de Q ilegaron a la conclusion de que losdichos comunes a Mateo y Lucas procedIan de un documento escrito yno de tradiciones orales sueltas, comenzaron a estudiar con ms detalle sus tcnicas de composicin y su proceso de formaciOn.2Como resultado de este estudio se formularon varias propuestas para reconstruir la historia de la composicin de Q utilizando un modelo diacrO

    19 Este planteamiento est determinado por los mismos condicionamientos culturales que han dominado la crItica textual en los ltimos siglos. La crftica textual del NuevoTestamento es una ciencia nacida y cultivada en el forte de Europa y est determinadapor una orientacin cultural hacia la pureza incontaminada, que se traduce en la bsqueda del (Urtext). Los crIticos textuales han olvidado con demasiada frecuencia que el Nuevo Testamento fue escrito en ci seno de la cultura mediterrnea, msinclinada al mestizaje. Sabemos que tanto en el JudaIsmo como ci Cristianismo coexistieron diversas versiones de un mismo texto sin ningdn problema y podemos decir que lapreocupacin por un el texto original o arquetIpico es ajena a los redactores y transmisores de Q.

    20 D. LOHRMANN, Die Redaktion der Logienquelle, Neukirchen-Vluyn 1969, 84-85fue ci primero en distinguir los dos procedimientos bsicos: la agrupacin de dichos y laredaccin. Por su parte, D. ZELLER, , en J. DELOBEL (ed.), Logia: Les Paroles de Jesus The Sayings ofJesus:Memorial Joseph Coppens, Leuven 1982, 359-409, 396-402, distingui entre los procedimientos de composicin y los estadios redaccionales en los que dichos procedimientos seutilizaron. Una presentacin de los diversos procedimientos puede verse en KLOPPENBORG, Excavating Q, 128-153.

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  • nico.2 Una de estas propuestas, la de J.S. Kloppenborg, ha desempeado un papel importante en la investigacin sobre el Jesus histrico llevada a cabo por J.D. Crossan y otros miembros del Jesus Seminar.

    Utilizando criterios literarios, Kloppenborg identificO tres estadiosen el proceso de composicin del . El ms antiguo (Q1)consistIa en una agrupaciOn de dichos de carcter sapiencial que ContenIan instrucciones dirigidas principalmente a los miembros del grupo.En el segundo estadio (Q2) esta coleccin de carcter sapiencial seampli Con otras agrupaciones de dichos y chreias que poseen un tonopolmico respecto al entorno. Finalmente, en un terCer estadio (Q3), aesta coleccin mixta de dichos y chreias se habria anadido el relato de lastentaciones y algunos dichos que haCen referencia a la Tor como fuentede autoridad.22

    Algunos de los miembros del Jesus Seminar adoptaron esta reconstrucciOn y dieron gran importancia al estrato ms antiguo de la composicin de Q, que tiene muchos puntos de contacto COfl el estrato ms antiguo del Evangelio de Toms. Segn Crossan, estas dos fuentes contienenlas tradiciones ms antiguas sobre Jesus y constituyen el punto de partida ms slido para el estudio del Jesus histrico, un Jesus muy diferente,por cierto, a! que encontramos en fuentes posteriores ms influidas porlas visiones eclesiales. El Jesus de la tradicin ms antigua de los dichos(Q y EvTom) era un sabio itinerante, muy parecido a los filsofos cmiCOS, que por entonces recorrian el imperio.23

    Kloppenborg ha reaccionado frente a esta utilizacin de su hipOtesis sobre la formacin de Q diciendo que no se debe confundir la historia literaria de 0 COfl la historia de la tradicin de los dichos de Jess.24 El heCho de que el estrato mas antiguo de Q est formado por dichos de carcter sapiencial no implica necesariamente que estos seanlos nicos dichos que podemos atribuir a Jesus, ni siquiera que sean losms antiguos, sino que quienes realizaron esta primera compilacinestaban interesados en ellos. Los dichos y chreias de carcter proftico

    21 Las reconstrucciones ms difundidas han sido las de M. SATO, Q und Prophetie:Studien zur Gattungs- und Traditions-geschichte der Queue Q (WUNT 2/29), Tubingen1984; iS. KLOPPENBORG, The Formation of Q. Trajectories in Ancient Wisdom Collections,Philadelphia 1987; y H. KOESTER, Ancient Christian Gospels. Their History andDevelopment, London-Philadelphia 1990, 128-171. Recientemente, D.C. ALLISON, TheJesus Tradition in Q, Harrisburg, Pnna. 1997, ha propuesto una nueva y original reconstruccin del proceso de composicin de Q.

    22 La primera formulacin de esta hiptesis puede verse en KLOPPENBORG, TheFormation of Q. 317-328. Una presentacin de la misma, en Ia que responde a las objeciones que se le han puesto, puede verse en KLOPPENBORG, Excavating Q, 317-328. 143-153.

    23 Los dichos de 0 y EvTom constituyen el material ms importante en el primerestrado de tradicin identificado por l; vase: CROSSAN, The Historical Jesus, 343-443.

    24 KLOPPENBORG, , 322-323; In., , 159-164. Vase tambin la crItica de C.M. Tucrr, , 220-227.

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  • incluidos en la segunda redaccin podrian igualmente proceder de Jess. Dicho de otra forma, la historia de la formacin de Q dice ms acerca de quienes reunieron y redactaron los dichos de Jesus, que sobre elJesus histrico.25

    Me he detenido en este ejemplo concreto porque es uno de lospocos casos en los que la investigacin sobre Q ha influido de formasignificativa en los estudios sobre el Jesus histOrico. El resultado de estainteraccin ha puesto de manifiesto, en primer lugar, que la imagen deJesus que encontramos en el estrato ms antiguo de este documento esuna imagen elaborada a partir de la impresion causada por l en el grupoque seleccion, agrup y transmiti sus dichos. Por otro lado, la reconstruccin de Kloppenborg no es la nica existente y no hay todavIa consenso entre los estudiosos a la hora de determinar los diversos estratos yfases en la composicin de Q. Finalmente, utilizar una reconstruccin delproceso de formacin de Q como via de acceso a! Jesus histrico implicafundamentar esta investigacin en una hiptesis que se basa en otra hiptesis. Por todo ello, desde el punto de vista de la metodologIa histricaparece ms prudente tomar como punto de partida el en su forma final.

    La naturaleza literaria de QLas conclusiones de los dos apartados precedentes, es decir, la posi

    bilidad de reconstruir el , aunque sea de forma hipottica, y las dificultades que entraa el recurso al proceso de composicin dedicho documento en el estudio del Jesus histrico, nos llevan a un terceraspecto que tiene que ver con la naturaleza literaria de Q. A propsito deella se han planteado dos cuestiones metodologicas en los estudios sobreel Jesus histrico: por un lado, las restricciones que deben tenerse encuenta en dicha utilizacin; y por otro las posibilidades que abre.

    La primera cuestin parte de una consideracin sobre la composicin y el gnero literario de Q. Para saber en qu medida esta antiguacoleccin de dichos de Jesus puede servirnos como via de acceso a l esnecesario saber de qu tipo de composicin literaria se trata, y para ellohemos de aclarar cul es su gnero literario y conocer las prcticas retricas utilizadas en su composicin.

    A primera vista el es una composicin muy parecida a otras colecciones antiguas en las que se recogian los dichos yapotegmas de un maestro.26 Sin embargo, un estudio ms detallado dela disposicin de estos dichos y apotegmas en Q revela un notable gra

    25 Sobre la relacin entre los diversos estratos de Q y la situacin de sus destinatarios, puede verse: KLOPPENBORG, Excavating Q, 196-213.

    26 Sobre las semejanzas de 0 con este tipo de composiciones vase: FRENSCHKOWSKI,, 9-20.

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  • do de elaboracin, hasta el punto de que en su forma final el puede considerarse una composicin de carcter biogrfico.27 Esta orientacin biografica, que se ha puesto de manifiesto a partir de la comparacin con otras biograflas contemporneas,28puedepercibirse tambin cuando se compara con otros escritos cristianoscontemporneos. En este sentido puede decirse que desde el punto devista literario el est ms cerca del Evangelio de Marcos que del Evangelio de Toms.29A pesar de sus evidentes diferencias,Mc y Q comparten el mismo marco narrativo, pues comienzan con lapresentacin del Bautista, que prepara la ilegada de Jesus (Mc 1,2-13;Q 3,24,13) y terminan con el discurso escatolgico (Mc 13; Q17,2322,30). En EvTom, sin embargo, no encontramos un marco biogrfico similar.

    Estas observaciones acerca de la composicin de Q y de su gneroliterario tienen importantes consecuencias a la hora de su utilizacincomo fuente para el estudio del JesCis histrico. Si Q no es una simplecoleccin de dichos de Jesus, sino una elaborada composicin en la quelos recuerdos sobre l han sido seleccionados, modificados, agrupados yordenados, y si adems posee un marco narrativo que determina la cornprensin de las acciones y la enseanza de Jesus,30 entonces hemos deconcluir que Q refleja una vision teologica de Jesus lo mismo queMarcos.31Ahora bien, si el descubrimiento de la perspectiva teologica deMarcos llev a la investigaciOn sobre la vida de Jesus a un callejOn sinsalida a comienzos del siglo pasado, el descubrimiento de la naturalezateologica de Q pone serias restricciones al entusiasmo de quienes hanvisto en este documento un catalogo incontaminado de los dichos originales de Jesus. Dicho de otra forma: el Jesus de Q no puede identificarse,sin ms, con el Jesus histrico.32

    27 La exposicin ms convincente sobre el carcter biogrfico de Q en su formafinal es la de F.G. DOWNING, , en JStNT 55(1994), 3-26.KLOPPENBORG, Excavating Q, 154-163 describe Ia evolucin del gnero de Q segn las tresetapas de su composiciOn: Qi: instruccin sapiencial; Q2: agrupacin de chreias; Q3: biografla (bios).

    28 Las biografIas antiguas eran muy variadas. DOWNING, , parte delestudio comparativo de R.A. BURRIDGE, What are the Gospels. A Comparison withGraeco-Roman Biography, Cambridge 1992 y toma como referencia biografIas compuestas bsicamente por chreias.

    29 Esta es la tesis central del excelente estudio de J. SCHROTER, Erinerung an JesuWorte. Studien zur Rezeption der Logienuberlieferung in Markus, Q und Thomas (WUNT76), Neukirchen 1997. Vase espec. pp. 436-458.

    Las consecuencias de este hecho para el estudio del Jesus histOrico pueden verseen SCHROTER, , 173-200, 198-200.

    Una presentacin reciente y equilibrada de la cristolgica de Q puede verse enL. HURTADO, Lord Jesus Christ. Devotion to Jesus in Earliest Christianity, Grand Rapids2003, 244-254.

    32 Vase: KLOPPENBORG, , 158-169.

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  • La segunda cuestiOn implicada en la utilizacin del en su forma final como fuente para el estudio del Jesus histrico nose refiere a las restricciones que impone dicha utilizacin, sino a las p0-sibilidades que abre. Las dos ltimas fases de esta investigacin sobre elJesus histrico, la llamada New Quest y la liamada Third Quest, partende un presupuesto metodologico bsico para la Escuela de la Historiade las Formas: el carcter oral e independiente de las tradiciones sobreJesus y el carcter secundario (redaccional, tardIo) del marco narrativoo discursivo en que se nos han transmitido.33Este presupuesto mostrOla imposibilidad de reconstruir el marco geogrfico y cronologico de lavida de Jesus, y situ esta investigacin ante el arduo trabajo de reconstruir un rompecabezas a partir de fragmentos aislados.34 Desde estaperspectiva la ilnica utilidad de Q para el estudio del Jesus histrico reside en el hecho de haber conservado una buena parte de los dichos deJesus.

    Cabe preguntarse, sin embargo, si esta es la nica aportacin de Qa la investigacin sobre el Jesus histrico. Esta pregunta tiene que verfundamentalmente con la relevancia de los estudios redaccionales paradicha investigacin, y el hecho de que el haya sido estudiado casi exclusivamente desde esta perspectiva hace de la interacciOnentre estos dos campos de estudio un escenario adecuado para plantearla cuestin.35

    Es evidente que tanto Q como Mc han intentado situar las tradiciones sobre Jesus en un marco narrativo y resulta sorprendente queambas composiciones coincidan en los datos bsicos de dicho marco. Estehecho puede servir para controlar modernas invenciones y reelaboraciones hechas con criterios muy distintos y distantes a los de aquellos primeros seguidores de Jesus.36 Quienes compusieron el ensus diversos estratos estaban muy cerca de Jesus, tanto desde el punto devista temporal como cultural. Es muy posible, incluso, que algunos de losdestinatarios de esta coleccin de dichos hubieran conocido y escuchadoa Jesus. Los compiladores y redactores de Q trataron de dar una imagencoherente de l dentro de un marco biografico bien definido, de modoque no parece razonable, desde un punto de vista puramente histrico,estudiar las tradiciones sobre Jesus sin tener en cuenta el marco que

    Sobre las relaciones entre estas dos fases de la investigacidn sobre Jes1is, vase S.GUIJARRO OPoRTo, , en Didaskalia 32(2002), 3-30,4-5 y 12-16.

    Vase E.V. MCKNIGHT, What is Form Criticism?, Philadelphia 1969, 33-37.KOSCH, , 39-40.

    36 Esta funcin de control tiene un importante papel en temas centrales de la viday enseflanza de Jesus y puede ayudar a dilucidar discusiones tan importantes como la quese ha establecido en tomb a la naturaleza de la predicacidn (sapiencial o escatologica) deJesus. Vase KLOPPENBORG, , 174-190.

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  • poseen en esta antigua composicin.37En este sentido, puede decirse queel valor de Q como fuente para el conocimiento del Jesus histrico nosolo reside en ci hecho de contener una amplia coieccin de dichos y apotegmas de Jesus, sino tambin en que estos dichos y apotegmas formenparte de una composicin muy cercana al contexto vital de su protagonista.

    En estas consideraciones acerca de la naturaleza literaria de Q cabean una ltima observaciOn que tiene que ver tanto con su gnero literario como con los procedimientos retricos utilizados en ella. Aunque esuna composiciOn que posee rasgos tIpicamente biograficos, su gneroliterario bsico es una combinacin de instrucciones sapienciaies y dechreias.38 Este gnero literario presupone un conocimiento previo delpersonaje a quien se atribuyen los dichos y las ancdotas. De hecho larazOn por la que se recogen sus enseanzas es, precisamente, que se tratade un personaje muy conocido. Por otro lado, en este tipo de coleccionesse suele realizar una seleccin de las enseanzas del maestro, porque notodas son relevantes para ia situacin en que se escriben. Esto significaque en la utilizacin de 0 como fuente para el estudio del Jesus histrico no puede argumentarse ex silentio, es decir, no se puede pretender quesus informaciones sean exhaustivas. La informaciOn acerca de Jesus quepodemos encontrar en 0 es, por la misma naturaleza literaria de estedocumento, fragmentaria, y por tanto no es extraflo que no se mencionenexplicitamente datos biograficos tan importantes sobre Jesus como subautismo, su muerte o su resurreccin.39

    j,QuE APORTA EL AL CONOCIMWNTO HISTORICO DE JESUS?

    En la primera parte de esta exposicin he planteado una serie decuestiones metodologicas que ayudan a precisar en qu sentido el puede ser utilizado como fuente para el estudio delJesus histOrico. Los resultados de esta reflexin metodolOgica puedenresumirse en las siguientes afirmaciones:

    Esta ha sido Ia tendencia dominante desde los estudios de la Formgeschichte,pero en los ltimos aos ha sido cuestionada desde diversos puntos de vista. R. HORSLEY., en Semeia 55(1991), 175-209, propuso estudiar las tradiciones de Q en el marco de las pequenas agrupaciones en que ahorase encuentran. Y de forma ms radical SCHROTER, ha insistido en Ia necesidad de aceptar que las fuentes ms antiguas sobre Jesus, Mc y Q,son documentos teolgicos y que no se puede prescindir del marco narrativo que escomn a ambas.

    38 FRENSCHKOWSKI, , 9-20.u Estos tres aspectos son estudiados en concreto por FRENSCHKOWSKI, , 20-40. Vase tambin: KLOPPENBORG, >,329-334.

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  • a) El Documento Q es una de las fuentes ms antiguas y relevantes para el estudio del Jesus histrico.

    b) Es posible reconstruir su contenido bsico.c) No es aconsejable fundamentar la investigacin histrica sobre

    Jesus en las hiptesis sobre el proceso de formaciOn de Q.d) El Jesus de Q, como el de Marcos, no puede identificarse sin ms

    con el Jesus histrico.e) La cercanfa de Q a Jesus invita a considerar seriamente desde el

    punto de vista histOrico el marco narrativo en que sita los dichos sobreJesus.

    Estas conclusiones metodologicas orientarn Ia tarea que debemosabordar en esta segunda parte. En ella trataremos de identificar los datosque aporta el para el conocimiento del Jesus histrico.Ahora bien, esta aportacin de Q se percibe mejor cuando tenemos encuenta otras fuentes, principalmente el Evangelio de Marcos y elEvangelio de Tomds.4Estas otras fuentes contemporneas ayudan a precisar la aportacin de Q, porque nos permiten distinguir entre las informacjones de Q que coinciden con las de otras fuentes, las que no coinciden, las que solo se encuentran en Q y las que se encuentran en otrasfuentes, pero no en Q.41

    Estos cuatro tipos de informaciones tienen un valor diferente en elmarco de una investigacin histrica. Las que confirman informacionesde otras fuentes sirven para reforzar la historicidad de tales datos, aunque siempre hay que considerar Ia posibilidad de que se trate de tradiciones procedentes de una fuente comn anterior. Las que contradicenlas de otras fuentes cuestionan el valor histrico de ambas e invitan abuscar argumentos a favor de una u otra. Las informaciones que sOlo seencuentran en Q constituyen una preciosa aportaciOn, aunque el merohecho de que se encuentren en esta fuente no prueba nada acerca de suhistoricidad. Finalmente, las informaciones que se encuentran en otras

    40 La datacin del Evangelio de Toms es discutida, pero son muchos los que consideran que esta antigua coleccin de dichos de Jesus, en su forma ms antigua, es contempornea de Q y Mc. Aunque 0 y EvTorn tienen muchos elementos en comdn, ambascomposiciones parecen ser independientes: KOESTER, Ancient Christian Gospels, 84-95. Seha discutido tambin acerca de la relacin entre Mc y Q. En un estudio muy detalladoH.T. FLEDDERMANN, Mark and Q: A Study of the Overlap Texts, Leuven 1995 ha postulado la dependencia de Marcos con respecto a Q. Sin embargo, la opinion ms comn esque se trata de composiciones independientes como habIa mostrado el estudio de J.SCHULING, Studien zum Verhltnis von Logienquelle und Markusevangelium, WUrzburg1991. La historia de la investigacin sobre estas tres primeras composiciones sobre JesOspuede verse en SCHROTER, Erinnerung an Jesu Worte, 66-143.

    41 Las coincidencias entre las tres fuentes han sido estudiadas con detenimiento porSCHROTER, Erinnerung an Jesu Worte, 144-435. Por su parte B.T. VIvIAN0, , in RB 103(1996), 367-410, estudiando las coincidencias entre Mc y Q, a las que considera fuentes independientes, hamostrado que la tradicin sobre JesOs fue conservada con gran cuidado.

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  • fuentes, pero no en Q, sobre todo Si SOfl muy importantes y se encuentranen varias fuentes, hacen necesario explicar por que no se encuentran enQ. En todos los casos, las informaciones que encontramos en Q sobreJesus deben ser sometidas a la crItica histrica antes de utilizarlas en lareconstruccin del Jesus histrico.42

    Teniendo en cuenta estoS criterioS metodolgicos estudiar losdatos de Q sobre el Jesus histrico analizando, en primer lugar, el marcoespacio-temporal de la actividad de Jesus. Despus me detendr en lasdiversas etapas y facetas de su actividad: sus acciones, sus relaciones y SUSenseanzas. Finalmente tratar de explicar por qu su muerte y su resurreccin, dos acontecimientos tan relevantes en otras fuentes, no se mencionan explIcitamente en Q.El marco espacio-temporal de la actuacin de Jess

    El no es sOlo una colecciOn de dichos de Jesusagrupados y ordenados temticamente, sino que posee un marco espaciotemporal que sita estos dichos en un contexto concreto. En este aspecto Q est ms cerca de Mc que de EvTom. Mc y Q, como ya hemos visto,sitan Ia actividad de Jesus en el mismo marco temporal, mientras queEvTom ambienta los dichos de Jesus de forma ms genrica, Jo cual significa que Mc y Q poseen, en diverso grado, una orientaciOn biografica dela que carece EvTom. En Mc y en Q los recuerdos de Jesus se han historizado; son dichos de un personaje del pasado que siguen teniendo relevancia para el presente y por eso se recuerdan. En EvTom, sin embargo,Jesus es presentado como el , es decir, como un personaje delpresente.43

    En el esquema temporal de Q hay dos grandes pocas: la de la leyy los profetas, que Jiega hasta Juan, y la del reino que comienza despusde Juan: (Q 16,16; vase tambin Q 7,28). La segunda poca corresponde al tiemp0 de la actuacin de Jesus; comienza con Ia ilegada del que (Q 3,16b) y termina con la venida del Hijo del hombre (Q 17,23-24.35).

    Este marco temporal coincide bsicamente con el de Mc 1-13.Tambin en Marcos el comienzo de la actividad de Jesus est vinculado aJuan Bautista (Mc 1,1-13) y el final coincide con su venida como Hijo del

    42 La crItica histOrica ha desarrollado una serie de criterios que sirven para determinar Ia historicidad de las tradiciones sobre Jesus. La reflexin sobre estos criterios hasido el motor que ha hecho avanzar esta investigaciOn. Sobre la discusin actual puedeverse: THEISSEN MERZ, El Jesus histrico, 139-143; vase tambin A. Puic i TARRECH, , en Bib. 81(2000), 179-201, 189-194.

    SCHROTER, Erinnerung an Jesu Worte, 436-438.

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  • hombre (Mc 13,24-27). En Marcos, sin embargo, despus de este anunciode la segunda venida de Jesus encontramos el relato de la pasin, queinserta en el marco cronologico anterior el acontecimiento de la muertey resurrecciOn de Jesus. Marcos ha fundido dos esquemas temporales:uno que sita Ia actividad de Jesus entre sus dos venidas (Mc 1-13); y otrode carcter ms especIficamente biografico, que da importancia al finalde la vida de Jesus.44

    Lo ms probable es que el esquema cronologico compartido porMc y Q sea ms antiguo, pues revela una visiOn de Jesus en Ia que los elementos especIficamente biograficos (su infancia, su muerte y resurreccin) no tenIan tanta importancia. Estos elementos biogrficos se fueronincorporando cada vez de forma ms explIcita en los evangelios posteriores, to cual indica que el esquema cronologico de carcter biograficoes secundario.45 Podemos presuponer que el marco cronologico de Qrefleja la visiOn que tenIan de Jesus los primeros grupos de discIpulos,pero tambin es muy probable que este mismo marco, impilcito en susdichos, sea aquel en el que Jesus pensO y entendiO su propia actuaciOn, locual explicarla en cierto modo la coincidencia entre Mc y 0 en esteaspecto. De ser asI, Q nos proporcionarIa un marco cronolOgico paracomprender la enseflanza y actuacin del Jesus histrico.

    El presupone tambin un marco espacial, que sepone de manifiesto en las referencias a pueblos y ciudades. En Q se mencionan nueve, que forman tres cIrculos concntricos. El primero de ellos,el ms cercano en la perspectiva del autor, est formado por tres ciudades cercanas entre SI: Cafarnan, CorozaIn, Betsaida (Q 7,1; 10,13-15).Las tres estn situadas en la Baja Galilea y eran prcticamente desconocidas en la antiguedad. Cafarnan aparece en el centro de este cIrculo yde los dems como el lugar ms familiar y cercano. El segundo cIrculoest formado por tres ciudades, que se relacionan de diversas formas conGalilea: Jerusaln en el sur (Q 13,34; 4,9) y Tiro y Sidn en el norte (Q10,13-15). Las tres ciudades tenIan un notable influjo en Galilea en aquella poca: Jerusaln por motivos religiosos, y Tiro y Sidn por motivoscomerciales y econmicos. Lo interesante de este segundo cIrculo es queel lugar que ocupan en la representacin espacial de Q se explica por surelacin con Galilea como punto central. Finalmente, existe un tercer cIrcub, formado por dos ciudades que evocan el pasado pico de Israel:

    La inclusin del relato de Ia pasin, que Marcos ha vinculado con Mc 1-13 atravs de diversas referencias, y sobre todo de los anuncios de la pasiOn, es un paso decisivo en la adaptacin de las tradiciones sobre Jesus al modelo de las biograflas antiguas,pues uno de los elementos ms caracterIsticos de stas era el relato de Ia muerte del protagonista. BURR1DGE, What are the Gospels, 179-180.

    Mateo y Lucas dieron un paso ms al incluir en susrespectivos evangelios unrelato de la infancia de Jesus. Dc este modo se paso progresivamente de un esquema cr0-nolOgico basado en las dos venidas de Jesus a otro que tenIa como marco la vida del protagonista. BURRIDGE, What are the Gospels, 207-208 y 249.

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  • Sodoma y NInive (Q 10,13; 11,32). Ninguna de las dos existla en elmomento de la composicin de Q, pero se evocan como ejemplos decastigo. Estas observaciones sobre el mapa geogrfico de Q se han utilizado para proponer la hiptesis de que este documento fue compuestoen Galilea, pues la forma de mencionarlas revela la perspectiva galilea dequienes lo compusieron.46

    En Marcos encontramos un esquema geografico ms complejo que,sin embargo, puede reducirse a dos centros en los que tiene lugar la actividad de Jesus: Galilea y sus airededores (Mc 1-10) y Jerusaln y sus airededores (11-16).47 En Marcos Jerusaln y sus airededores son el escenario de la segunda etapa de la actividad de Jesus, pero su presencia en elrelato se anticipa en la primera etapa a travs de referencias a los queacuden al bautismo de Juan (Mc 1,5) o siguen a Jesus (Mc 3,7-8), y sobretodo como lugar de origen de sus adversarios (Mc 3,22; 7,1). El lugar queocupa Jerusaln en Marcos es, por tanto, diverso aT que ocupa en 0, peroambos escritos coinciden en ambientar la mayor parte de la actividad deJesus en Galilea. De nuevo esta coincidencia entre Mc y Q apunta en Iadireccin de un recuerdo histrico que relaciona la actividad de Jesus conla region de la Baja Galilea.

    Este breve examen del marco espacio-temporal de Q revela importantes puntos de contacto con el marco espacio-temporal de Marcos. Ladiferencia de ambos con el Evangelio de Toms en este aspecto es muynotable, pues este ltimo carece de marco temporal y de referencias geograficas. Estas coincidencias bsicas entre Mc y Q permiten reconstruir elescenario narrativo ms antiguo de la vida de Jesus. Segn esta reconstruccin, la actividad de Jesus tuvo lugar principalmente en Galilea y seextiende a lo largo de un periodo de tiempo que va desde la actividad delBautista hasta la venida del Hijo del hombre. Ahora bien, la cercanla vitaly temporal de Q con respecto a Jesus hace pensar que este escenario narrativo fue tambin el escenario histrico de la actividad de Jesus.

    La actuacin de Jess

    La naturaleza discursiva del hace que las indicaciones precisas para situar los acontecimientos de la vida de Jesus dentrodel marco antes descrito sean muy escasas. Tan solo su bautismo y las tentaciones pueden relacionarse con el comienzo de su actividad pblica. Elresto de sus acciones se sita genricamente en ese espacio de tiempoque va desde la actuacin de Juan hasta la venida del Hijo del hombre.

    46 J.L. REED, , en IS. KLOPPENBORG (ed.), Conflict and Invention. Literary, Rhetorical, and Social Studies on the Sayings Gospel Q, Valley Forge 1995,17-36.

    E. STRUTHERS MALBON, Narrative Space and Mythic Meaning in Mark, Sheffield1991, 15-49.

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  • El bautismo y las tentaciones de Jesus estn estrechamente vinculados desde el punto de vista narrativo tanto en Mc como en Q48 Son dosescenas relacionadas, que en ambos escritos tienen la intencin retricade presentar a Jesus como una persona honorable.49El relato del bautismo est ms elaborado en Marcos y el de las tentaciones en Q, pero enambos casos es evidente que estos recuerdos sobre Jesus han sido cuidadosamente elabordos para transmitir un mensaje. A pesar de ello,todavIa es posible percibir detrs de estos relatos una experiencia histrica vinculada a los comienzos de la actividad de Jesus; en el caso del bautismo, una experiencia puntual que cambi la orientacin de su vida; enel caso de las tentaciones, una experiencia continuada, que ha sido reelaborada a partir de toda la vida de Jesus.50 La aportacin de Q sobre estosdos episodios no es muy notable desde el punto de vista histrico. Sirvepara confirmar lo que ya sablamos por Marcos y, en todo caso, para cornprender un poco mejor el sentido de las tentaciones de Jesus.

    Los dems acontecimientos de la vida de Jesus no estn vinculadosa un momento preciso. Tan sOlo en dos ocasiones se narra expilcitamente una actuacin suya: un relato de sanacin (Q 7,1-10), que es en realidad un chrela; y un brevIsimo relato de exorcismo (Q 11,14), que introduce una discusin acerca del origen del poder de Jesus para expulsardemonios. Pero ninguno de los dos relatos est ambientado en unmomento preciso de la vida de Jesus.

    El valor de estas breves noticias, lo mismo que el de las numerosasreferencias de los dichos a la actividad de Jesus, es que presuponen dichaactividad. El gnero literario bsico de Q no facilitaba la inclusiOn derelatos, pues se trata de una coleccin mixta de dichos y chreias. Sinembargo, a travs de ellos es posible reconstruir una buena parte de laactividad de Jesus. El resumen ms amplio de dicha actividad se encuentra en una respuesta a los enviados de Juan:

  • pobres se les anuncia la buena noticia>>. (Q 7,22). En este elenco de acciones resuenan diversos pasajes de IsaIas (Is 61,1; 42,7.18; 26,19a; 35,5-6a;28,18-19a), pues la sanacin de ciegos, cojos y sordos era un paradigmaIiterario muy comn en los escritos profticos para anunciar la restauracin del pueblo.5Este dicho atribuido a Jesus se hace eco de esa conviccion, pero otros dichos muestran que no se trata sOlo de una fOrmula literaria, sino que es un reflejo de la actividad de Jesus.

    En Q 10,13 se mencionan de forma genrica los (dynameis) realizadas en CorozaIn y en Betsaida y en Q 10,9 Jesus encarga asus discIpulos que curen a los enfermos que encuentren en las ciudades.En Q 11,19-20 se afirma que Jestis expulsa los demonios con el dedo(Espiritu) de Dios, aludiendo a sus exorcismos como una prctica habitual que ni siquiera sus adversarios se atreven a negar (Q 11,15).Finalmente, en Q 7,34 se menciona otra de las acciones ms significativasde Jesus cuando se le acusa de ser >: sus comidas con gente de dudosa reputacin.

    Esta imagen de Jesus como sanador y exorcista, cuyo comportamiento contracultural provoca el rechazo y la oposiciOn, aparece tambinen otros dichos de Q que le presentan como un desarraigado sin domiciho fijo (Q 9,58) que invitaba a sus discipulos a desvincularse de su famiha (Q 9,57-58.59-60; 12,51-53; 14,24).52 Es una imagen que coincide bsicamente con la que encontramos en Marcos, donde Jesus lieva una existencia itinerante (Mc 1,14-39), es acusado de expulsar los demonios conel poder de Belceb (Mc 3,22), come con publicanos y pecadores (Mc2,15-17) y tiene una actitud poco respetuosa hacia algunas normas y prcticas rehigiosas (Mc 2,18-20.23-28; 7,1-15).

    AsI pues, ho que podemos saber a partir de los dichos de Q sobre haactividad de Jesus es coherente con lo que se dice de l en Marcos. Jesusfue un sanador popular que realizaba exorcismos y practicaba un estilode vida desarraigado sin domicilio fijo. Su comportamiento contracultural desencaden las crIticas y ha oposicin de quienes vefan amenazado elorden establecido y fue, probablemente, la causa de su muerte.53

    51 R.E. CLEMENTS, en: G.M. TUCKER D.L. PETERSEN R.R. WILSON (eds.), Canon, Theology andOld Testament Interpretation. Essays in Honor of Breward S. Childs, Philadelphia 1988,189-200.

    52 Sobre el sentido de estos dichos de Q y su relacin con el Jesus histrico, vase:S. GUIJARRO OPoRTo, , en EstB 56(1998), 507-541, 510-517 y 519-520.Como veremos ms adelante, la muerte de Jesus se inscribe en Ia serie de los

    (Q 11,47.49) acontecidos en Jerusaln (Q 13,34). Estas referencias a Ia muerte de los profetas se encuentran siempre en contextos polmicos relacionados con el rechazo y la oposicin a Jesus, lo cual establece un vmnculo entre la actuacin contracultural de Jess, las reacciones de oposicin frente a ella y su muerte.

    71

  • Las relaciones de Jess

    El estudio de la actuacin de Jesus reflejada en los dichos de Q nosabre a! universo de sus relaciones con otras personas. Casi todas las referencias aparecen en el marco narrative de las chreias, aunque tambin sealude a ellas en algunos los dichos. En el case de Juan Bautista, el personaje ms importante en Q despus de Jesus, tenemos incluso una tradicinde dichos en la que cada uno de ellos habla de su relacin con el otro. Despues de Juan, los personajes ms mencionados son los discIpulos, a los quese dirigen las enseanzas de Jesus. Sus adversaries ocupan tambin un lugar importante en Q, asI come los destinatarios de sus acciones.

    Juan Bautista ocupa un lugar de excepcin en 0. Es el nico personaje que aparece caracterizado con cierto detalle no solo per lo que se dice de l, sine porque se recogen sus enseanzas. El comienza con un resumen de Ia predicacin de Juan que se ambienta en laregiOn del Jordan (Q 3,2a.3b). Esta predicacin consiste en una invitacina la conversion (Q 3,7-9) y en el anuncie del que viene detrs de l (Q3,16b-17). Ms adelante, despus del sermon inaugural, encontramos losdichos de Jesus sobre Juan (Q 7,18-19.22-23.24-28.29-30.31-35). Finalmente, en Q 16,16 se vuelve a mencionar a Juan come el que cierra el penode de la ley y los profetas y abre el tiempo de la actividad de Jesus.

    La re}aciOn reflejada en estos dichos es la de un discIpulo con suantiguo maestro. La expresiOn (Q 3,16b)tiene sentido espacial, no temporal, y describe Ia posiciOn del discIpuloque camina detrs de su maestro.54 Esta misma expresin se encuentratambin en Juan (Jn 1,27) y en Marcos (Mc 1,7b). Las tres tradiciones hanconservado de forma independiente el recuerdo de una relaciOn discipular entre Juan y Jesus, relacin que se percibe tambin en las palabras deJesus sobre Juan, ilenas de admiracin y reconocimiento (Q 7,24-28). Setrata, sin embargo, de una relaciOn que pertenece al pasado, al tiempo deIa ley y los profetas (Q 16,16). En algn memento, que no se precisa, loscaminos de Juan y de Jesus se han separado. Jesis no anuncia ya el juicie,sine la liegada del reine, y su estilo de vida no se caracteriza per el ayuno,sine por la comensalidad abierta (Q 7,34). Juan no pertenece al reino, yper eso el ms pequeno en el reino es ms importante que l (Q 7,28).

    El nos permite conocer con ms detalle que otrasfuentes la relaciOn que existiO entre Jesus y Juan, sobre todo porque soloen Q se han conservado los dichos de Jesus sobre Juan.55 Marcos y Q

    G. KITrEL,

  • difieren notablemente en la presentacin de esta relacin. Segn Mc1,14-15 la actividad pblica de Jesus comenz , mientras que 0 7,18-19 presupone que la actividad de Juan yde Jesus coincidieron en el tiempo. Q presenta asI a Juan como un profeta al lado de Jesus, mientras que en Marcos aparece subordinado a l. Qrecoge en este punto, probablemente, una tradicin histricamente msfiable, mientras que Marcos refleja una tendencia que se acentuar en losevangelios posteriores: la de establecer diferencias cada vez ms acusadas entre Juan y Jesus.56

    La relacin con Juan Bautista fue determinante en los comienzosde la actividad de Jesus, pero durante su actividad posterior la relacinmas importante fue la que mantuvo con sus discIpulos. En Q solo se losmenciona explIcitamente en dos ocasiones como destinatarios de lasenseanzas de Jesus: al comienzo del sermon inaugural (Q 6,20) y alcomienzo del discurso de misin (Q 10,2), pero se puede suponer que lamayor parte de sus enseanzas tienen a los discIpulos como destinatarios.57 Los pasajes en los que mejor ha quedado reflejada la relacin deJesus con sus discIpulos son los dos pequenos relatos de vocacin (Q9,57-58. 59-60) y la agrupacin de dichos sobre la misin (Q 10,2-12).Estas composiciones pertenecen a un bloque temtico centrado, precisamente, en la misin de los discIpulos (Q 9,5710,24). Las instruccionessobre la misin coinciden bsicamente con las que encontramos en Mc6,7-13, pero los relatos de vocacin siguen un modelo distinto. En losrelatos de vocacin de Marcos (Mc 1,16-17. 18-20; 2,14) la iniciativa partede Jesus, mientras que en los apotegmas de Q la iniciativa parte de aquellos que quieren seguirle. Marcos presupone que lo primero que hizoJesus al comenzar su actividad fue liamar a los discIpulos, mientras que Qpresupone que algunos de sus discIpulos se unieron a l ms tarde. Sitenemos en cuenta que los relatos de Marcos estn muy influenciadospor el modelo de la vocacin de Eliseo (iRe 21.19-21), hemos de pensarque la version de Ia llamada de los discIpulos que encontramos en Qrefleja mejor la realidad histrica que la version de Marcos.58

    Llama la atencin, sin embargo, que ninguno de aquellos discIpulosaparezca mencionado por su nombre, y mucho ms an que en Q no semencione explIcitamente el grupo de los Doce,59 pues tanto Mc como el

    56 Vase: AD. JACOBSON, The First Gospel. An Introduction, Sonoma, Ca. 1992, 69;sobre la relacin de Jesus y Juan en Q: KoscH, , 40-44.

    Solo en dos ocasiones se dice explIcitamente que dicha enseanza se dirige a lagente en general: al comienzo de los dichos sobre Juan Bautista (Q 7,24) y despus delexorcismo que provoca diversas interpretaciones (0 11,14).

    58 S. GUIJARRO OPoRTo, Fidelidades en conflicto. La ruptura con la familia por causadel discipulado y de la misin en la tradicin sinptica, Salamanca 1998, 170-174.

    Es posible que haya una alusiOn a este grupo en el dicho final sobre los tronosdesde los que los discIpulos juzgarn a las doce tribus de Israel (Q 22,28.30): J.P. MEIER,Un judIo marginal. Nueva vision del Jess histOrico. Tomo III: Compaeros y competido

    73

  • EvTom mencionan a varios discIpulos y Mc da gran importancia a dichogrupo. En este aspecto hemos de dar ms crdito, desde el punto de vistahistrico, a Mc y EvTom que a Q, no sOlo por lo que significa la coincidencia entre dos fuentes independientes, sino porque la forma literaria deQ podrIa ser la causa de esta falta de referencia a personas concretas.6

    El cIrculo de las relaciones de Jesus incluye tambin a los destinatarios de su actuacin, que ya hems mencionado antes: prostitutas ypecadores (Q 7,31-35), endemoniados (Q 11,14) y paganos (Q 7,1-9). Elcomn denominador de todas estas personas es su condicin de marginados sociales. Jesus no solo se acerca a ellos, sino que anuncia la llegadade muchos otros al banquete del reino: (Q 13,28-29). Estos mismos destinatarios de Ia actuacin de Jesus son losque encontramos en las otras fuentes, sobre todo en el Evangelio deMarcos.

    Finalmente, en Q aparecen tambin las relaciones de Jesus con susadversarios. Es muy probable que las repetidas referencias a (0 11,30.49-51 etc), asI como las invectivas contra los fariseos ylos maestros de la ley (Q 11,39-52) reflejen, en su forma actual, la situaciOn de los destinatarios de Q, pero es significativo que los fariseos aparezcan tambin en Marcos y en Toms (EvTom 39 y 102) como adversarios de Jesus. En todo caso, hay en Q otros dos dichos que reflejan la existencia de una oposicin a Jesus de corte ms popular. El primero seencuentra a continuacin de la expulsion del demonio mudo, cuando lagente (no los fariseos como en Mc 3,22) acusa a Jesus de expulsar losdemonios con el poder de Belceb (Q 11,14-15). El otro es un dichogenrico nacido de una situaciOn similar: (Q 11,23).

    AsI pues, el tejido de las relaciones de Jesus, tal como aparece en el, es, en tnninos generales, muy parecido al que apareceen el evangelio de Marcos. Sin embargo, algunas de estas relaciones sedescriben en 0 con ms detalle (Juan Bautista) o de forma teologicamente menos elaborada (discIpulos). Podemos decir, por tanto, que el es tambin una fuente importante para estudiar las relaciones de Jesus.

    res, Estella 2003, 156-161. Sin embargo, lo ms probable es que Lucas haya conservadomejor el texto de Q (Mateo: II Lucas ) y que este dicho no se refiera a los Doce, sino a los discIpulos en general; vase JACOBSON, The First Gospel, 247.

    60 La existencia de los Doce est atestiguada en Marcos, Juan y el material propiode Lucas; vase METER, Un judIo marginal, 148-169.

    61 En Marcos la actitud de la gente hacia Jesus es de admiracin y aprobaciOn a lolargo de todo el tiempo de su actividad, pero en el momento de su pasin esta actitud secambia en rechazo (Mc 15,11-15). Este es un dato sorprendente, que se entiende mejor apartir de estos dichos de Q.

    74

  • Las enseanzas de Jesus

    El es, bsicamente, una coleccin de enseanzasde Jesus y por ello ste es el aspecto concreto que ms inters suele suscitar entre los estudiosos del Jesus histrico. Este inters no se debe solo alhecho de que contenga numerosas enseanzas de Jesus, sino tambin aque la mayor parte de ellas no se encuentran en el Evangelio de Marcos.

    Muchas de las enseanzas de Jesus contenidas en el tienen, sin embargo, paralelo en el Evangelio de Toms. En Ia mayorIade los casos se trata de dichos aislados, no de agrupaciones de dichos,como ocurre, por ejemplo, con las bienaventuranzas del ilamado. Tres de ellas tienen paralelo en diversos logia deEvTom (Q 6,20b = EvTom 54; Q 6,21a = EvTom 69,2; 0 6,22a = EvTom68,1), pero estos diversos logia no forman en EvTom una agrupacin dedichos como en Q, lo cual indica que se trata de tradiciones independientes y que la presentacin de las enseflanzas de Jesus en Q es el resultado de un proceso de composicin.

    A estas observaciones preliminares, que nos permiten valorar laimportancia del para el estudio de la enseanza deJesus, podemos anadir otros dos datos ms: que en esta coleccin encontramos casi todos los gneros literarios utilizados por Jesus (dichos decarcter sapiencial o proftico, parbolas, apotegmas, etc); y que en ellaaparecen los temas centrales de su predicacin.

    A la hora de exponer el contenido de las enseanzas de Q resultadifIcil sistematizarlas. Adems, a! hacerlo se corre el peligro de imponerles unos esquemas que respondieran a nuestras preocupaciones e intereses y no a su propia logica.62 En su forma final el Documento posee unacierta organizacin temtica, pero esta organizaciOn no es un reflejo deIa predicacin de Jesus, sino que obedece a los intereses de sus redactores.63 AsI, por ejemplo. el (Q 6,20-49) no reproduceenseanzas de Jesus pronunciadas en una ocasin concreta, sino que esuna agrupacin de enseanzas pronunciadas en diversos momentos y encircunstancias diversas. En todo caso hay que reconocer que estas agrupaciones de dichos que descubrimos en Q representan una sistematizacin de su enseflanza ms cercana a I que cualquier otra que podamoselaborar veinte siglos despus.

    62 KOSCH, , 44-45.Las diversas divisiones de 0 no siempre coinciden a Ia hora de identificar las

    agrupaciones temticas; JAcoBsoN, The First Gospel, 77-250 divide Q en cuatro grandessecciones, mientras que KLOPPENBORG, The Formation of Q, 92 identifica catorce agrupaciones. Mi propia propuesta sobre Ia estructura de 0 puede verse en S. GUIJARRO OPoRTo,Dichos primitivos de Jesus. Una introducciOn at proto-evangelio de dichos Q, Salamanca2004, 35-48.

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  • Sin pretender hacer una presentacin sistematizada de las enseanzas de Jesus vamos a mencionar algunos ternas que aparecen en ellas deforma recurrente. La mayor parte de ellos se encuentran tambin en elEvangelio de Marcos, pero en Q aparecen con ms matizaciones y variantes.

    Una buena parte de los dichos de Q se refieren a Dios. Hablan desu forma de ser y de su actuacin con los hombres. La palabra ms comnpara referirse a l es .64Es un trmino tornado del rnbito de lasrelaciones familiares que Jesus utiliz de forma muy peculiar para referirse a Dios. La aportacin de 0 en este aspecto de la predicacin deJesus es muy notable, pues es en este Documento donde encontramos lamayorIa de los dichos sobre Dios Padre que pueden ser atribuidos alJesus histrico.65Algunos de estos dichos hablan de forma concreta sobrecmo es Dios. Asi, por ejemplo, en el contexto de una oracin, Jesus afirma que tiene predileccin por los sencillos y que es a ellos, y no a lossabios y entendidos, a quienes revela sus secretos (Q 10,21). En lamayorIa de los casos las afirmaciones sobre Dios tienen que ver con losdiscIpulos: Dios es el Padre a! que los discIpulos deben dirigirse con confianza en la oracin para pedir la venida del reino (Q 11,2b-4); el conocesus necesidades y se ocupar de proporcionarles cornida y vestido (012,29); y su forma de actuar se propone como modelo a los discIpu}os:han de perdonar como l, (Q 6,35) y ser compasivos como eles compasivo (Q 6,36). La imitatio patris es un rasgo caracterIstico de laenseanza de Jesus sobre el discipulado en Q, y pone de manifiesto queel contexto de esta enseanza es la instrucciOn a los discIpulos. Los discIpubs son, explIcita o implIcitamente, los destinatarios de las enseanzasde Jesus.

    La enseflanza sobre Dios est estrecharnente vinculada a laenseanza acerca del reinado de Dios. El Dios que se revela a los discIpubs como Padre tiene el proyecto de instaurar un reino. La predicacinde Jesus sobre Ia inminente liegada de este reino es tambin un tema central en el Evangelio de Marcos. Tanto en Mc como en Q la liegada del reinado de Dios inaugura una etapa que es posterior a la actuacin de JuanBautista (Mc 1,14-15; Q 7,28; 16,16) y se hace presente a travs de laactuacin de Jesus, especialmente a travs de sus exorcismos (Mc 1,21-28;Q 11,20). Tanto en Mc como en Q encontramos parbolas que hablan deIa presencia germinal de este reino y de su implantaciOn progresiva (Mc4,26-29.30-32; Q 13,18-19.20-21). Estas coincidencias entre Mc y Q corroboran la centralidad de este tema en Ia predicacin de Jesus y proporcio

    En algunas ocasiones se utiliza el sustantivo genrico

  • nan las claves para valorar y ambientar los otros dichos que solo seencuentran en una de las fuentes.66 El Documento Q insiste mucho enque la venida de este reinado de Dios debe ser una preocupacin prioritaria de los discIpulos. Por eso en el Padrenuestro Jesus les invita a exciamar ante Dios: (Q 11,2). Por eso ninguna otra preocupacin, ni siquiera la que provocan las necesidades ms elementales, hade anteponerse a la preocupacin por el reinado de Dios (Q 12,31). Y poreso el anuncio que los discIpulos deben ilevar a otros es: (Q 10,9). Los discIpulos son, adems, los primeros y principales destinatarios de este reino (Q 6,20). De nuevo observamos una estrecha vinculacjn entre la enseflanza de Jesus y los discIpubs, un aspecto que aparece con ms claridad en 0 que en Marcos yque probablemente refleja mejor el contexto original de la predicacinde Jesus sobre el reinado de Dios.67

    El tercer gran tema de la enseanza de Jesus en Q es, como venimos observando, el discipulado. Entre las enseflanzas de Jesus hay algunas que se refieren expresamente a la existencia del discIpulo. Resalta entodas ellas la dureza y radicalidad de las exigencias que se imponen aquienes quieren seguir a Jesus: vivir como l, sin domicilio fijo (Q 9,57-58); renunciar a las obligaciones familiares ms sagradas (Q 9,59-60);odiar a la propia familia (14,26) y tomar la propia cruz (14,27). De todasestas exigencias, la ruptura con la familia es la ms importante y significativa, pues esta era la institucin bsica del mundo de Jesus y la rupturacon ella suponIa un desamparo absoluto.68 El ideal del discipulado, talcomo aparece en Q, es la identificacin con Jesus, que implica asumir supropio estilo de vida, compartir la vida con l y seguirle hasta las ltimasconsecuencias. En este proceso el discIpulo debe aspirar a (Q 6,40).

    Estos dichos sobre las exigencias del discipulado deben entenderseen el marco de las enseanzas de Jesus sobre Dios. El Dios del que Jesushabla a sus discIpulos es un padre bondadoso y misericordioso, que perdona a todos y hace salir el sol sobre buenos y malos (Q 6,36); es un padre

    66 Los dichos de Q sobre el reinado de Dios no permiten aclarar la cuestin de laorientacin presente o futura de este reino, pues en este Documento, como en los demsestratos de tradicin encontramos dichos de orientacin futura junto a otros de orientacin presente; vase: THEISSEN MERZ, El Jesds histrico, 287-296.

    67 Es interesante comparar la primera enseanza de Jesus en Mc y en Q. Si prescindimos de los dichos de Jesus en el relato de las tentaciones, el primer dicho que Qpone en boca de Jesus se refiere al reino (6,20: Y levantando sus ojos hacia sus discIpulosdijo: Dichosos los pobres, porque vuestro es ci reino de Dios), lo mismo que el primeroque pronuncia en Mc (1,15: el tiempo se ha cumplido y el reino de Dios ha comenzado aliegar; convertios y creed end evangelio). En Q el dicho se dirige directamente a los discIpubs, mientras que en Mc se trata de un anuncio de carcter universal, pues Jesus todavIano ha llamado a sus discIpulos (Mc 1,16-20).

    68 He estudiado con detalie estos y otros dichos de Jesus sobre la ruptura con lafamilia en GUIJARRO OPoRTo, Fidelidades en conflicto, 167-313.

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  • solIcito que est pendiente de lo que necesitan y les revela sus designiosms secretos (0 11,13; 10,21; 12,6.30). Todo lo que los discIpulos debIanrecibir de la familia que dejan lo recibirn de l, que es su verdaderoPadre. Esta relaciOn de los discIpulos con Dios que aparece ms claramente en Q que en Mc y EvTom ayuda a contextualizar las exigencias delseguimiento y ayuda a comprenderlas dentro del marco de la nica soberanIa de Dios. Esta es la razn ltima del estilo de vida que compartenJesus y sus discIpulos y de su desarraigo familiar.

    Los tres temas mencionados no agotan, por supuesto, la enseflanzade Jesus en Q. Hay otros muchos temas menores que se refieren a diversos aspectos del comportamiento de los discIpulos, a los adversarios deJesus, al juicio que tendr lugar cuando venga el Hijo del hombre, a lamisin del mismo Jesus. El es un verdadero arsenal deenseflanzas de Jesus y, como suelen reconocer los estudios sobre el Jesushistrico, estas enseflanzas son la principal aportacin de Q a dichos estudios.

    La muerte y resurreccin de Jess

    La muerte y la resurreccin de Jesus ocupan un lugar central en lastradiciones cristianas ms antiguas. El evangelio de Marcos contiene unextenso Relato de la Pasin que muy probablemente habla sido cornpuesto con anterioridad, en una fecha muy cercana a la redaccin de Q.69En esta misma poca, es decir, en la dcada de los 50, las cartas de Pabloreflejan una elaborada reflexin acerca de estos dos acontecimientos. Lamuerte y resurreccjOn de Jesus son los dos acontecimientos centrales delkerygma que presuponen y aceptan los escritos cristianos de la segundageneracin. Esta presencia envolvente del keryma de la muerte y resurreccin hace muy liamativa la ausencia de referencias expilcitas a l en el. Es ste uno de los casos en los que Q carece de unainformacin muy importante sobre Jesus que si se encuentra en las otrasfuentes.

    Esta liamativa ausencia de referencias explIcitas al keryma de lamuerte y resurrecciOn se ha explicado de formas diversas. E. Franklin,por ejemplo, ha argumentado a favor de la existencia de un Relato de laPasin en Q, basndose en las coincidencias entre Mt y Lc, y sobre todoen las peculiaridades de este ltimo evangelista en el Relato de la

    69 El Relato de Ia Pasin es el dnico bloque narrativo en el que coinciden bsicamente Mc y Jn, y por eso se postul la existencia de un relato anterior a ambos, pero losdiversos intentos de reconstrucciOn de este relato pre-evanglico de la pasin no hanlogrado un consenso generalizado. Con todo, es muy probable que existiera un relato premarcano, compuesto en Jerusaln a finales de la dcada de los aos 40 o comienzos de los50; vase S. GUIJARRO OPoRTo, , en Saim 50(2003), 345-388.

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  • Pasin.7Es, sin embargo, una propuesta que no ha encontrado eco en lainvestigacin, pues la reconstruccin de dicho Relato de la Pasin resulta prcticamente imposible.

    Otros han explicado esta ausencia afirmando que los compositoresy destinatarios de Q conocIan el Relato de la Pasin y el kerygma paulino. Q serla, entonces, una especie de manual catequtico destinado acomplementar el anuncio central de dicho kerygma.71 Esta explicacinpresupone que los destinatarios de Q conoclan y compartlan la interpretacin salvifica de la muerte y resurreccin de Jesus. La dificultad con quese encuentra esta explicacin es que no hay ningn indicio en Q que hagapensar tal cosa.

    Otra explicacin ms matizada presupone que los materiales delRelato de la Pasin y los de Q se transmitieron en los mismos cIrculos yque, por tanto, los redactores y destinatarios de Q conocIan estos acontecimientos y la interpretacin que se hacIa de ellos en el relato de lapasin.72 Estas dos tradiciones se diferencian de la paulina en que nohacen una interpretaciOn salvIfica de la muerte de Jesus.73 La dificultadde esta explicacin reside, de nuevo, en que no es posible encontrar en Qningn rastro que delate dicho conocimiento. No se encuentran referencias, por ejemplo, a los salmos de lamento, que ocupan un lugar tanimportante en el Relato de la Pasin.

    La explicacin mas razonable es que los redactores y destinatariosdel no conocIan ni la interpretacin salvIfica de la muerte y resurreccin de Jesus que encontramos en las Cartas de Pablo, ni lainterpretacin del Relato de la Pasin anterior a Marcos basada en eldestino del justo sufriente. Esto no implica que desconocieran estos acontecimientos de la vida de Jesus. El mismo hecho de que sus enseflanzas sereunieran y transmitieran por escrito presupone la muerte de Jesus y laautoridad que reconoclan a esta enseflanza suya es un reconocimiento dela relevancia que tenfa para ellos Jesus despus de su muerte. La cuestinms relevante no es, por tanto, si los redactores y destinatarios de Qconocieron estos acontecimientos, sino cmo los interpretaron.

    Algunos dichos de Q hacen referencia, de forma implicita, a lamuerte de Jess. El ms importante de todos es el de Q 14,27: . Este

    70 E. FRANKLIN, , en CH. ROWLAND C.H.T. FLETCHER-Louis (eds.), Understanding, Studying and Reading. New Testament Essays in Honor ofJohn Ashton (JSNTS 153), Sheffield 1998,30-47.

    71 Vase: J.S. KLOPPENBORG, , in Semeia49(1990), 71-99, 71-72.

    72 KLOPPENBORG, , 76-82.R. PENNA, , in G. FILORAMO C. GIANOTrO (eds.), Verus IsraeL Nuove

    Prospettive sul Giudeocristianesimo. Atti del Colloquio di Torino, 4-5 Novembre 1999,Brescia 2001, 68-94, 81-84.

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  • dicho se refiere al estilo de vida de los discIpulos, pero parece inevitableque quienes lo transmitieron recordaran la forma en que habla muertoJesus.74 Otro dicho, tambin referido a los discIpulos, menciona Ia persecucin de que sern objeto por seguir a Jesus: (Q 6,22-23). Aunque los destinatarios son los discIpubs, el contenido de este dicho podia aplicarse tambin a Jesus. En estesentido puede decirse que la muerte de Jesus no es ajena a Q, aunquetambin hay que decir que estos acontecimientos no ocupan el mismolugar en este documento que en otras tradiciones proto-cristianas contemporneas.

    Se ha discutido si Q contiene tambin una interpretacin de lamuerte de Jesus. Se aducen, en este sentido, dos agrupaciones de dichosque hablan de la muerte de los profetas enviados al pueblo (Q 11,49-51;13,34-35). Ambos textos reflejan una interpretaciOn deuteronomista de lahistoria, segn la cual el rechazo de los enviados de Dios forma parte delproceso de rebeldIa del pueblo contra Dios. Si estos dichos fueron pronunciados por Jesus, podrIa pensarse que no solo hizo referencia a su propia muerte y a Ia de sus seguidores, sino que la interpretO en una davemuy distinta a la que despus utilizaron el Relato de la Pasin y el mismoPablo. Jesus habrIa entendido su propia muerte en dave colectiva, comoun caso concreto ms de rechazo a los enviados de Dios. En todo caso,podemos decir que esta fue Ia interpretaciOn que hicieron los redactoresy destinatarios de Q, para quienes serfa inevitable pensar en la suerte deJesus al recordar estos dichos.75

    La ausencia de referencias explIcitas a Ia resurreccin de Jesus plan-tea un problema an ms complejo, sobre todo desde el punto de vistateologico. Segun el axioma paulino: (iCor 15,14), la resurreccin deJesus es un dato irrenunciable para Ia fe cristiana. Y, sin embargo, el parece concederle poca importancia. Tan sOlo algunasalusiones al Hijo del hombre, que parecen presuponer una reflexinsobre Dan 7 (Q 11,30; 12,8.40; etc) y la posible analogia con ElIas oHenoc, ilevados a! cielo hasta que ilegue el momento de intervenir denuevo (Q 13,35:

  • que viene en nombre del Senor>>), parecen hacer alusin a una forma devindicacin de Jesus cercana a la de su resurreccin.76

    En el esquema temporal de Q los acontecimientos de la muerte yresurreccin de Jesus carecen de importancia. La preocupacin por la de Jesus, en la que estos acontecimientos son muy importantes, es posterior. Por eso, es muy probable que los redactores y destinatarios de Q .77

    La aportacin de Q para conocer mejor estos dos acontecimientoscentrales de la vida de Jesus y de la fe cristiana es, como se ye, muy escasa. Probablemente su principal contribucin en este aspecto concreto seala de hacernos reflexionar acerca de las interpretaciones ms antiguas sobre la muerte de Jesus y sobre la relacin de estas interpretaciones con elsentido que l mismo le dio. En todo caso, parece claro que el representa una interpretacin de la muerte de Jesus diferente a la dePablo y el Relato de la Pasin y que ya en los primeros aos del movimiento cristiano encontramos diferentes lecturas de la misma.

    CONCLUSIONES

    El es, sin duda, una de las principales fuentes parael estudio del Jesus histrico. A pesar de su carcter hipotdtico y de laprovisionalidad de sus reconstrucciones, esta antigua coleccin de dichosde Jesus nos proporciona una importantIsima via de acceso a l. Para utilizarla adecuadamente es muy importante tener en cuenta su gnero literario, su proceso de composicin y su finalidad retrica (pastoral). Q noes una reserva incontaminada de dichos autnticos de Jesus, sino unacoleccin bastante elaborada de tradiciones sobre l. El Jesus de Q no es,sin ms, el Jesus terreno, pues la presentaciOn que de l hace este documento, lo mismo que la de Marcos o del Evangelio de Toms, presuponeuna intensa reflexin teologica.

    El aspecto de la vida de Jesus mejor recogido en Q son sus palabras.De hecho, este documento constituye la principal fuente de informacinpara quienes deseen reconstruir sus enseanzas. No solo son ms abundantes que en otras fuentes, sino que se da una continuidad contextualmuy relevante entre la situacin vital en que fueron pronunciadas y lasituacin vital de quienes las recopilaron. Esta continuidad contextualconfiere un gran valor a las enseanzas de Jesus recogidas en Q y tambin a las agrupaciones de las mismas, pues aunque son obra del redactoro redactores del documento reflejan una mentalidad muy cercana a Jesus.

    76 KLOPPENBORG, Excavating Q, 374-379.KLOPPENBORG, Excavating Q, 378.

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  • La aportaciOn de Q en lo que se refiere a Ta actividad y a las relaciones de Jesus es tambin significativa en algunos aspectos. La mayorIade ellas confirman lo que ya conocemos por otros antiguos escritos cristianos, pero hay muchos matices de gran valor. La informacin sobreJuan Bautista, por ejemplo, es en Q mucho ms matizada que en Mc o enJn, sobre todo por To que se refiere a su relaciOn con Jesus. Tambin sonde gran valor los dichos que hablan explIcitamente sobre el discipulado:los relatos de vocacin, tan diferentes a los de Marcos; las ensefianzassobre el estilo de vida de los discIpulos, el encargo misionero... Sin ellasnuestra comprensin del discipulado de Jesus serIa mucho ms reducida.

    Finalmente, el plantea algunos interrogantes a loque podrIamos Ilamar la de Jesus. Unomuy interesante tiene que ver con el marco temporal de Ta actividad deJesus que presupone el documento y con Ta poca relevancia que en ltiene la muerte y resurreccin de Jesus. Si este esquema es ms antiguoque el esquema biografico utilizado por Marcos, y sobre todo si representa una vision ms cercana a la que tuvo Jesus de si mismo y del alcance de su propia misin, entonces nuestra visiOn sobre el Jesus histricopodria enriquecerse notablemente en To que se refiere al horizonte escatolOgico de su actuaciOn o a cmo comprendiO su propia muerte.

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