Salud y sexualidades lésbicas: estamos hablando de … · Por eso estamos hablando de revolución,...

Ponencia “Salud y sexualidades lésbicas: estamos hablando de revolución!” de Lena Castells Torrens para las V Jornadas de Políticas Lésbicas organizadas por la FELGTB y Extremadura Entiende los días 1, 2 y 3 de abril de 2011 en Cáceres.

Salud y sexualidades lésbicas: estamos hablando de revolución!!

Resumen y planteamiento:

La ponencia no tiene un planteamiento lineal, sino circular, lo que significa que podré ir y venir por los contenidos de forma aleatoria.

Abordaré inicialmente el concepto de salud, visto como un concepto que hay que deconstruir y crear continuamente, resaltando algún hito que el movimiento feminista ha conseguido en relación a la salud de las mujeres.

Haré una breve aproximación teórica a lo que desde la disciplina de la Antropología se entiende por sexualidad, con aportaciones que desde este campo se han hecho sobre sexualidad lésbica, citando algunos ejemplos de personas antropólogas que, de alguna manera, han evidenciado no sólo el carácter sexuado de las personas o grupos a estudiar, sino el propio carácter sexuado de la persona investigadora.

Visibilizaré la diversidad de sexualidades lésbicas y de cómo estas sexualidades son elementos transgresores de la heteronormatividad impuesta por el sistema patriarcal androcéntrico, citando a algunas activistas de la teoría crítica feminista que han hecho aportaciones interesantes a esta revolución pacífica. (Este apartado en la ponencia no lo pude desarrollar en toda su extensión por falta de tiempo, aunque algunas compañeras en ponencias anteriores ya habían citado a algunas de las feministas lesbianas más destacadas).

Haré incidencia en las barreras biopsicosociales sobre la salud de las mujeres lesbianas relacionadas con nuestra sexualidad y la importancia del contexto sociocultural y político para afrontar las consecuencias derivadas de nuestra opción sexual.

También daré pautas para proteger, recuperar o mantener un estado saludable, haciendo especial referencia al cuestionamiento del sistema de salud actual para recuperar el protagonismo sobre nuestra propia salud, así como el compromiso personal con nuestra autoestima, nuestros autocuidados y nuestro lugar en el mundo.

Esta es una revolución interna que tenemos que hacer visible entre todas.

Compañeras, ni un paso atrás!!

Lena Castells Torrens

Activista feminista lesbiana Trabajadora social y antropóloga social y cultural Palma de Mallorca (Illes Balears) Colaboradora de Ben Amics (Asociación Lesbiana, Gay, Transexual y Bisexual de les Illes Balears)


Introducción

Cuando Cris P. Álvarez, la presidenta de Ben Amics, me llamó para ofrecerme participar con una ponencia en estas jornadas, lo primero que me vino a la cabeza es: Glups!! voy a hablar ante más de 11 lesbianas!! y cuando me dijo el tema concreto, pensé… “salud y sexualidad”… hummmmm, ¿qué les voy a contar a tantas lesbianas sobre sexualidad, que no sepan? Pero le dije que sí, aquí estoy y esta es mi propuesta:

Marcela Lagarde de los Ríos, que en una entrevista afirmó que a los 7 años decidió ser antropóloga, es etnóloga por convicción porque quería estudiar la diversidad, y afirmó en una entrevista que su trayectoria es el resultado de su revolución feminista: la interna (propia) y la social.

Las mujeres de mi generación, que ya pasamos de los cuarenta, hemos crecido socializadas y enculturizadas en un sistema androcéntrico y heteronormativo que lo impregna todo. Deshacerse de esta norma no escrita no es fácil y requiere mecanismos y habilidades que tienen más que ver con las revoluciones que con los pactos. En generaciones posteriores se han conseguido algunos logros, aunque es duro cada día comprobar que el corsé del patriarcado sigue apretando a todas las mujeres, sobre todo a las lesbianas.

Ya nos avisó Audre Lorde cuando afirmó que “no podemos desmontar la casa del amo con las herramientas del amo”. Es necesario desmontar el sistema y crear nuestras propias herramientas para conseguir una nueva estructura que asegure que todas las personas puedan desarrollarse en plenitud y de una manera saludable.

Pero lo más asombroso que he descubierto al hacerme más mayor es lo que realmente quiere decir el feminismo cuando dice que “lo personal es político”.

En mi blog: http://tribas-sum.blogspot.com lo digo muy claro:

Lo personal es político

La sexualidad es personal

La sexualidad es política

Nunca ha sido tan cierta esta afirmación en un mundo donde lo político es el arte de acceder y mantenerse en el poder y “el poder” lo definió el antropólogo político Ronald Cohen en 1970 como “una capacidad para influir en el comportamiento ajeno y/o para influir en el control de las acciones importantes”.

Por eso estamos hablando de revolución, porque cada una de nosotras es una revolución pendiente... o en proceso. Una revolución interna que tiene el compromiso de visibilizarse externamente, no solamente a nivel individual, sino también colectivo.


La salud de, para y con las mujeres: experiencias pioneras

¿Podéis levantar la mano aquellas que no habíais nacido todavía en 1971?

El año 1971 es un hito para la salud de las mujeres porque el colectivo de salud de las mujeres de Boston editó el libro “Our bodies, our selves”, cuya traducción al castellano “Nuestros cuerpos nuestras vidas” se la debemos a Leonor Taboada Spinardi, histórica del feminismo e íntima amiga mía.

En este libro, por primera vez las mujeres hablan de su propia salud, de cómo ven muchos temas relacionados con su salud y lo que es más importante, cuentan las experiencias de lo que denominaron “self-help”, grupos de auto-ayuda, de auto-conocimiento, de auto-afirmación que solamente estaban constituidos por mujeres. En aquellos tiempos, esta visión fue revolucionaria.

{Recordemos una escena de la hermosa película “Los tomates verdes fritos”1, cuando una de sus protagonistas, Evelyn Couch, acude a uno de estos grupos. Justo en el inicio, con el resto de mujeres presentes portando cada una de ellas un espejo de mano, la dinamizadora les pide que se bajen las bragas para autoexplorarse la vagina. En ese momento Evelyn se siente un poco incómoda y la dinamizadora del grupo, al verla en apuros, le pregunta:

Señora Couch ¿tiene algún problema con su sexualidad?

A lo que Evelyn, muy resolutiva, responde: noooo, pero sí con mi faja!!}

Gracias a un pequeño instrumento como el “espéculo” (espejo) muchas mujeres pudieron autoexplorarse su propia vagina. Y algunas quedaron asombradas!!

¿Estamos o no estamos hablando de revolución?

1 Película dirigida por Jon Avnet, basada en la novela “Los tomates verdes fritos en el café de Whistle Stop”de Fannie Flagg (pseudónimo de la escritora de Alabama Patricia Neal).


Y concretando un poco más...

¿Es más difícil de conseguir la salud para las lesbianas?

El deseo de controlar el comportamiento de las mujeres, en especial su comportamiento sexual, se da con demasiada frecuencia a lo largo y ancho del mundo y en todas las culturas. Las lesbianas y las mujeres bisexuales sufren aún más, debido a la doble discriminación a la que se enfrentan, en primer lugar por la discriminación de género tradicional y, en segundo, por su opción sexual. Las mujeres que provienen de minorías sociales, culturales, religiosas o étnicas lo tienen aún más difícil. Las lesbianas son blanco específico de violaciones sexuales, a veces incluso organizadas por sus propias familias a fin de corregir su opción sexual o para castigarlas. A las mujeres se las obliga a menudo a casarse para ocultar su verdadera identidad sexual, o, peor aún, se considera que no tienen derecho a decidir sobre su sexualidad. En muchas partes del mundo, es todavía frecuente el matrimonio a la fuerza, a menudo con consecuencias trágicas para la salud de las mujeres2.

Construyendo un nuevo concepto de salud sexual

Definición de salud sexual según la OMS en 1975:

“La salud sexual es la aptitud de gozar de la actividad sexual y reproductora amoldándola a criterios de ética social y personal.

Es la ausencia de temores, sentimientos de vergüenza, culpabilidad, de creencias infundadas y de otros factores psicológicos que inhiben la actividad sexual o perturban las relaciones sexuales.

Es la ausencia de transtornos orgánicos, de enfermedades y deficiencias que obstaculicen la actividad sexual y reproductiva”

Esta definición deriva de la sexología y mantiene, aunque de forma no prevalente, la finalidad reproductiva de la sexualidad.

Menos mal que al prinicipio de la definición dice la palabra “gozar”, ¿he dicho “gozar”? porque el resto de definición sigue con “ausencia de”... y a continuación toda una serie de palabras negativas. Y yo planteo: ¿Para cuándo tendremos una definición en positivo?

El primer reconocimiento legítimo del derecho al placer de las mujeres no llega hasta la década de los años 50, cuando se empieza a hablar en Estados Unidos y en el norte de europa de sexualidad como vía para el placer de las mujeres.

En la estrategia nacional de salud sexual y reproductiva, publicada por el Ministerio de Sanidad, Política Social e Igualdad en 2010, se asegura que los derechos sexuales y reproductivos han sido reconocidos por la comunidad internacional como derechos humanos. El concepto de derechos sexuales está en constante evolución y revisión debido a las demandas y reivindicaciones de los movimientos sociales, el movimiento internacional de mujeres, organizaciones por los derechos humanos y organizaciones en defensa de los derechos LGTB. 2 Informe ILGA: La salud de las lesbianas y mujeres bisexuales. Cuestiones locales, preocupaciones comunes. 2007.


Este documento aborda de manera diferencial los derechos sexuales y los derechos reproductivos (Menos mal!!).

El objetivo que se plantea esta estrategia en relación con la salud sexual es promover una atención de calidad con servicios accesibles a la salud sexual, contribuyendo a mejorar la vivencia de la sexualidad de manera integral, autónoma, diversa, igualitaria, placentera, responsable, saludable y respetuosa a lo largo de la vida, en donde los derechos sexuales y reproductivos de mujeres y hombres con independencia de sus opciones y orientaciones sexuales e identidades de género, queden garantizados. Dentro de los objetivos para promover la salud sexual, la última recomendación dice: Se promoverán acciones para aumentar el conocimiento de la diversidad sexual y de género, y la igualdad y el respeto a lesbianas, gays, transexuales y bisexuales. ¿Es casualidad que sea la última de las recomendaciones? La antropología simbólica y la antropología del cuerpo: algunos ejemplos etnográficos

En antropología simbólica hablamos de tres cuerpos: el cuerpo individual, el cuerpo social y después de la irrupción de las obras de Michel Focault en la historia occidental del siglo XX, como la Historia de la Sexualidad, empezamos a hablar en antropología simbólica del “cuerpo político”. “Existe una red de bio-poder, de somato-poder que es al mismo tiempo una red a partir de la cual nace la sexualidad como fenómeno histórico y cultural”. (Entrevista a Michel Focault aparecida en La Quinzaine Litteraire, 1977)

En Antropología se estudian los ritos como algo simbólico y algunas conclusiones nos llevan a pensar que los hombres crean un orden cultural mientras que la sexualidad y los poderes femeninos representan lo que amenaza ese orden.

Mediante el proceso ritual se instituye la distinción entre la masculinidad y la feminidad a lo largo del ciclo de la vida.

Aparece entonces el cuerpo como campo, como materia y como itinerario.

Gracias al desarrollo de la antropología feminista, se quebró el tópico etnográfico sobre Melanesia en el que se afirmaba que en contraste con las elaboradas ceremonias de iniciación masculina, apenas se celebraban en esas sociedades ritos de iniciación femenina. Esto supone un cambio de perspectiva y un reconocimiento de la mirada feminista sobre la cultura y sus manifestaciones simbólicas.

Marilyn Strathern, una antropóloga británica feminista, basándose en las etonografías sobre Melanesia, propone que en estas sociedades, durante las primeras etapas de la socialización, los individuos se consideran seres andróginos, de modo que son los rituales de iniciación para varones o para mujeres los que representan y producen una identidad definitiva de género en la medida en que pasan a la etapa adulta.

En la manipulación ritual del cuerpo intervienen dimensiones relacionadas con las nociones culturales de sexualidad, belleza y poder.

En las ceremonias de iniciación, y no sólo en las femeninas, se busca reforzar el atractivo sexual y son ocasión para exhibir una buena salud. Aquí encontramos el vínculo entre sexualidad y salud. El color rojo no sólo se asocia con la sangre menstrual, sino que expresa salud, crecimiento atracción personal y deseo sexual. Otros rituales parecen más dirigidos a controlar la sexualidad de las adolescentes para generar un atractivo siguiendo un canon determinado de belleza.


Este complejo entramado de intervenciones sobre la piel y con la piel, sobre el cuerpo y con el cuerpo, pueden ser tomadas como una “construcción del cuerpo”, como si aún no estuviera del todo hecho. Aunque la palabra “construcción” puede entenderse tanto como búsqueda de perfección como rectificación necesaria para ajustarse a las demandas sociales.

Una forma de control del y sobre el cuerpo, y, por tanto, también una forma de control de y sobre la sexualidad.

La originalidad conceptual de “El cuerpo lesbiano” de Monique Witing radica en considerar que las lesbianas no somos mujeres, refiriéndose a que no somos el “sujeto social mujeres” sino el sujeto de una particular práctica cognoscitiva que permite rearticular las relaciones sociales y las condiciones mismas del conocimiento desde una posición excéntrica respecto a la institución de la heterosexualidad.

Wittig afirmó “no tener vagina” pues “vagina” en latín es la “funda para el pene”, pero lo que en realidad estaba preguntando es ¿qué quiere decir “vagina” como funda para el pene para aquellas que no queremos penes en ella?3

Mari Luz Esteban Galarza, doctora en medicina y antropóloga, propone que factores como la edad, el peso, la posición social y profesional, el sentirse feminista, una determinada opción sexual, un contexto sociopolítico determinado o un anclaje familiar determinan trayectorias “encarnadas” que dan fluidez a las identidades y alimentan diferentes modos de estar en el mundo. Y yo añadiría: de “ser” en el mundo.

La visión transcultural del lesbianismo y la figura sexuada de la persona investigadora

El tema de la sexualidad está tan culturalmente sobrecargado que es muy difícil pensar con claridad sobre él. La sexualidad está profundamente culturizada, siempre en constante construcción y reconstrucción. No hay sociedad sin un elaborado modelo sobre qué formas de sexualidad están permitidas y cuáles están prohibidas. Las diferencias residen en qué y cuánto se permite o se restringe.

Entre los seres humanos, la sexualidad no incluye solamente la reproducción, sino también el amor, el parentesco, el poder, la culpa, la alegría, la diversión, la tristeza y actitudes hacia uno/una misma y hacia las demás personas.

Todavía no se ha encontrado ninguna sociedad en la que no exista ningún tipo de tabú respecto a la sexualidad:

La tabuización de algunas partes del cuerpo

La tabuización de algunas prácticas sexuales

La tabuización de mantener relaciones sexuales durante la menstruación

La prescripción de cómo y con quién debe ser nuestra primera experiencia sexual

La tabuización de la masturbación

La investigadora y catedrática de Antropología Social Teresa del Valle Murga asegura que son necesarias dos miradas "una mirada antropológica al análisis de la vida social y cultural y una mirada feminista que desvela diferencias que se convierten en desigualdades".

3 Gimeno Reinoso, Beatriz. Historia y análisis político del lesbianismo. La liberación de una generación. Colección libertad y cambio. Gedisa editorial. 2005.


Como hemos observado, una de las ciencias que se ha preocupado por mostrar el carácter culturalmente variable del comportamiento sexual es la antropología.

Aunque no ha sido un camino fácil. El estudio de la sexualidad en general y de las relaciones sexuales entre mujeres, especialmente en el mundo no occidental, ha sido descuidado durante mucho tiempo por quienes han investigado en ciencias sociales porque no se veía a la sexualidad “como un área legítima de estudio”.

Algunas de las antropólogas más conocidas del siglo pasado, las estadounidenses Margareth Mead (1901-1978) y Ruth Benedict (1887-1948), así como el antropólogo funcionalista de origen polaco Bronislaw Malinowski (1884-1942), sí que consideraron la sexualidad como un campo de estudio legítimo, aunque no dedicaron mucha atención a las relaciones sexuales entre personas del mismo sexo, porque se lo impedía el tabú hacia este tema existente en Occidente en esa época. Los diarios de campo de Malinowski evidenciaron el carácter sexuado del investigador como algo consustancial e indisoluble a la práctica de la etnografía.

En su autobiografía, publicada en 1972, Margaret Mead no menciona a sus amantes femeninas, entre quienes se encontraba Ruth Benedict, cuya “remota belleza” cautivó a Mead. Mead hizo honor a Benedict escribiendo dos libros biográficos sobre ella, en 1959 y en 1974, pero en ninguno de esos libros hay referencia alguna a su relación amorosa.

El estigma académico asociado a la investigación antropológica sobre las relaciones lésbicas entre mujeres se evidenció cuando en una conferencia nacional de antropólogas feministas en 1983, una propuesta de Saskia E. Wieringa4 para realizar un estudio de campo sobre mujeres que mantenían relaciones con mujeres fue recibida con desaprobación, contestándole que esas mujeres no existían en el tercer mundo y, que, además, el principal problema de esas mujeres era la pobreza.

Otra estrategia utilizada por varios antropólogos que habían observado relaciones sexuales entre mujeres en sus trabajos de campo fue publicar sus descubrimientos después de haberse retirado, (casi 40 años después!). Es el caso de Evans-Pritchard con el trabajo “la inversión sexual entre los azande” en 1970 y Van Lier por su trabajo del mati de Surinam, sobre las relaciones entre las mujeres creóle de la clase baja denominando a estas relaciones “tríbadas tropicales”.

Una de las razones de la invisibilidad de las prácticas lésbicas entre mujeres, según Evelyn Blackwood, fue debido más a las limitaciones de las personas observadoras que a las condiciones de vida de las mujeres.

Para muchos etnógrafos, viajeros, autoridades coloniales, la posibilidad de que mujeres casadas mantuviesen prácticas sexuales no heterosexuales era impensable. Sólo se lo podían imaginar en lugares donde las mujeres estuvieran “privadas” del acceso a los hombres. Muchos de estos autores asumieron que la homosexualidad y el lesbianismo derivaban solamente de condiciones de segregación de sexos (harenes u hogares poligínicos).

Después de la segunda guerra mundial, los científicos sociales masculinos argumentaban que el lesbianismo estaba menos desarrollado transculturalmente y era menos común y menos visible que la homosexualidad masculina. Estos mismos autores posteriormente asumieron que el lesbianismo es un espejo de la homosexualidad masculina, es decir, que las mismas teorías y conceptos sirven para ambos.

El lesbianismo no es sólo resistencia o una manera de derrocar al patriarcado, está también profundamente arraigado en las relaciones sociales de muchas culturas y se expresa como

4 Wieringa publicó bajo seudónimo sus primeros relatos acerca de sus encuentros con lesbianas en Yakarta y Lima.


juego sexual y también como amistad íntima. La investigación sobre prácticas sexuales entre mujeres en los años ochenta ayudó a precisar el significado de la sexualidad, destacando la relación entre género y sexualidad. También subrayó el papel activo de las mujeres en la construcción del significado sexual.

“Así, el cuerpo femenino, genéricamente construido, era el lugar central, el lugar donde lo personal se hace político. El lesbianismo se definió, dentro de esta concepción, como una elección que cualquier mujer podía hacer, una opción política que serviría, entre otras cosas, para desestabilizar la actual construcción de la sexualidad, pero también –y esto se olvida con mucha facilidad- para ensanchar las posibilidades de placer sexual para las mujeres”.

Cabe destacar, ya en un plano más cercano en el tiempo, en 1999, que el primer ensayo desde una perspectiva antropológica, titulado “identidades lésbicas” de Olga Viñuales está considerada la primera tesis doctoral de temática exclusivamente lésbica en una Universidad española.

Según esta autora, el lesbianismo, debido a su estigmatización es algo más que una conducta sexual: implica una misma trayectoria moral, similares experiencias de aprendizaje y socialización y una misma conceptualización del cuerpo o del objeto de deseo. Dicho todo esto, creo que es el momento de proponer un brindis (simbólico) por la sexualidad lésbica. Por todas y cada una de las sexualidades lésbicas. A nuestra salud! Porque como hemos visto el camino que recorremos no es fácil, las sexualidades lésbicas y la salud no siempre van de la mano: existen las ITS, a las que no somos inmunes, existe la lesbofobia y sus efectos devastadores para nuestro bienestar biopsicosocial, existen multitud de trabas que el patriarcado heteronormativo y androcéntrico ha puesto, más bien impuesto, a todas las mujeres, mucho más a las lesbianas, a las que se ha de añadir el estigma y la discriminación.

Existen mujeres lesbianas en algunas partes del mundo que son violadas por el hecho de ser lesbianas (como es el caso de las violaciones correctivas o curativas en Sudáfrica).

Existen mujeres lesbianas que desean ser madres y se topan con actitudes directamente o indirectamente intolerantes que las marginan, con leyes restrictivas para acceder a la adopción internacional, con valoraciones profesionales que dificultan el acceso al certificado de idoneidad, o con odiseas para acceder a la inseminación artificial siendo visibles. Aunque no todas las mujeres lesbianas deseamos ser madres.

Aunque formemos parte de un colectivo con similitudes, ello no significa que todas las lesbianas formemos un todo homogéneo, no existe un “prototipo” de lesbiana, no hay una “lesbiana esencial” a la que tenemos la obligación de parecernos, del mismo modo, tampoco existe una única sexualidad lésbica que tenemos que practicar para ser verdaderas lesbianas.

Por eso hablo en plural, tanto de las lesbianas como de nuestras sexualidades. La diversidad que nos caracteriza, que queda hermosamente reflejada en esta sala, es una cualidad que nos enriquece. Y esta pluralidad de sexualidades entre, por y para lesbianas tiene infinitas posibilidades. Es como una receta exquisita, que aún teniendo los mismos ingredientes y las mismas proporciones, cada una le damos nuestro “toque especial” y esa creatividad nos proporciona un terreno inmenso donde ir reconstruyendo nuestras identidades, donde ir deconstruyendo el modelo de salud patologizador e hipermedicalizador para substituirlo por una sexualidad saludable y rica en matices.


Aunque como hemos visto anteriormente, todavía hay que lamentar que no todas las lesbianas vivan y gocen de su sexualidad abiertamente y de forma saludable. Los factores pueden ser internos (lesbofobia internalizada) o externos, que suelen ser en estos casos, multifactoriales: como los que tuvieron que afrontar las activistas feministas lesbianas que nos precedieron y abrieron un camino hacia la visibilidad y el reconocimiento, o las activistas feministas lesbianas que hoy en día viven en partes del mundo donde está penalizado y perseguido el lesbianismo y el hecho de luchar por su visibilidad supone renunciar a su seguridad personal, con todas las consecuencias psicológicas que ello acarrea5.

Prácticas saludables o como deconstruir el concepto de salud para crear una salud propia (si existiera el plural de “salud”, es decir “saludes” habría que utilizarlo, y si no existe, habría que crearlo) No todas las mujeres somos conscientes de las herramientas que el sistema patriarcal tiene para controlar nuestras vidas y nuestra sexualidad, por tanto, se hace imprescindible tomar conciencia para cuestionar el propio sistema y así erosionarlo para conseguir una verdadera liberación.

5 Os recomiendo el libro “Qué sentido tiene la revolución si no podemos bailar” de las autoras Jane Barry y Jelena Djordjevic. Editado en inglés por el Fondo de Acción Urgente por los derechos humanos de las mujeres, editado en castellano por Horas y horas, la editorial feminista y editado en català por el Institut Balear de la dona: http://ibdona.caib.es. También hay un post en mi blog, para quien le interese: http://tribas-sum.blogspot.com/2009/04/que-sentido-tiene-la-revolucion-si-no.html


El camino a recorrer: 1º Tomar conciencia de los mecanismos de opresión que nos invisibilizan como mujeres y como lesbianas. 2º Establecer medidas de autoconocimiento y de crecimiento personal que nos lleven a aumentar la autoestima y el autoconcepto, en definitiva, que nos empoderen. 3º Establecer lazos con nuestras “similares” para la autoafirmación y el sentido de pertenencia grupal. 4º Querer visibilizarse como forma de activismo consciente, como compromiso político con una misma y con la sociedad, para ir creando referentes positivos. 5º No forzar el proceso de visibilización, pues cada mujer lesbiana tiene su contexto familiar, social, laboral, personal, concreto y su ritmo de autoaceptación. 6º Luchar contra la “lesbofobia internalizada”, no creernos que tenemos “amo”, ni que sus “herramientas” nos sirven. Cada mujer lesbiana ha de buscar y encontrar sus propias herramientas, que le sirvan para estar más a gusto consigo misma. ¿Cómo conseguirlo, por ejemplo? Los microactivismos saludables:

Hablar con naturalidad de tu pareja, de tu compañera, sin temor al rechazo. Incorporar un lenguaje no ambiguo, sino certero y adecuado. Respetar cualquier opción de vida diferente a la nuestra en todas sus manifestaciones

(afectiva, sexual, política...) No callarse ante situaciones denigrantes o ante los intentos de invisibilización o

negación de nuestra existencia como lesbianas. Hacer partícipes de nuestros deseos, de nuestras dudas, de nuestros interrogantes a

quienes nos acompañan en el viaje, sin minusvalorar la capacidad de comprensión y aceptación de nuestra familia, nuestras amistades, nuestras redes sociales próximas y nuestro entorno laboral.

Trazar fronteras con los otros y las otras, saber dónde están situadas las demás personas, es un acto que realizamos a veces con demasiada facilidad. Pero trazar las fronteras interiores, las que delimitan nuestro yo más profundo, esas fronteras son más difusas, como si al hacerlo el rotulador se estuviera quedando sin tinta. No son tan visibles. Mirarnos dentro, (re)conocer cómo somos, quién somos, qué y a quién queremos... es un proceso que dura toda nuestra vida. Es un acto de “incorporación” in corpore (en el cuerpo). Aunque para nombrarnos, como condición sine quan non debemos saber primero quienes somos. Y construir nuestra identidad es un proceso que está continuamente en construcción. En constante revisión. Igual que nuestra sexualidad. Algunas, como yo, somos conscientes de que nuestra visibilidad como lesbianas es un posicionamiento político.


La adscripción a una nueva categoría (lesbiana) proporciona la posibilidad de establecer relaciones y formaciones grupales. Acudir a lugares de encuentro lésbico es, de todas las posibilidades de autoaceptación y de socialización, la más importante, ya que a través de la relación con las similares se fortalece la autoestima, se acepta la nueva identidad y se potencia el sentimiento de pertenencia grupal. Elemento importante en la construcción de la identidad lésbica. Las minorías tendemos a desarrollar patrones de cohesión e identificación. Minorías no por el escaso número de personas, sino por el negado acceso al poder. Las mujeres lesbianas somos una minoría dentro de una mayoría oprimida. Doble opresión.

Nos enfrentamos a (por tanto, transgredimos):

La cultura dominante, capitalista, patriarcal, machista, sexista y heterocentrista. Los estereotipos y los prejuicios en los que nos han enculturizado. Las expectativas familiares y sociales que se ponen en nosotras como mujeres, futuras

madres, esposas, esclavas, abnegadas, sumisas… La tendencia a crear modelos de lesbianas que pretenden homogeneizarnos o

dicotomizarnos (butch versus femme) Conflictos intrapersonales e interpersonales. La lesbofobia social y la lesbofobia internalizada.

Queremos conseguir:

Una cultura de respeto a la diversidad sobre la sexualidad. Vencer los estereotipos y prejuicios con los que nos han enculturizado.

Ser creativas a la hora de la sexualidad, huir de los preceptos androcéntricos y pensar que no existen modelos a seguir para llegar a ser verdaderas lesbianas.

Conseguir un estado saludable ecológico: que lo que pensamos, lo que decimos y lo que hacemos tenga coherencia interna.

Ser visibles para crear referentes positivos a las nuevas generaciones de lesbianas.

Seguir de forma saludable el proceso de autoafirmación, autoaceptación y crecimiento personal, para conseguir una autoestima elevada y sostenible.

Ser solidarias con nuestras similares, creando redes de ayuda mutua, tanto a nivel presencial como a nivel inernauta: grupos de amistades, asociaciones LGTB, grupos feministas, blogs, páginas web, foros, etc.

Buscar la felicidad en el día a día, como un proceso de construcción de nuestra identidad de forma saludable y plena.

Chicas, ni un paso atrás y muchos hacia delante… cada una en su camino, a su propio ritmo y todas comprometidas en crear un mundo diverso y saludable!!!

Como dijo Audre Lorde:

Los padres blancos nos dijeron: “pienso, luego existo” y la madre negra dentro de nosotras -la poeta- murmura en nuestros sueños: “siento, luego puedo ser libre”

Gracias a todas!


Os regalo algunas “grafiteadas” de Mujeres Creando (Bolivia) www.mujerescreando.org "No puedo ser la mujer de tu vida porque soy la mujer de mi vida" "Desobediencia, por tu culpa voy a ser feliz"

Grafiteada de Mujeres Creando (Bolivia): www.mujerescreando.org

"No soy media naranja de nadie, soy fruta entera y en todas sus variedades" ¡que vivan las gordas, que vivan las morenas, quiero ser mujer sin modelos a imitar!

"No hay nada más parecido a un machista de derecha que un machista de izquierda" "Nuestros sueños son sus pesadillas" "Pensar es altamente femenino" "Mujer ni sumisa ni devota, libre linda y loca" "Nuestro feminismo ni recicla, ni rellena, remueve, mueve y conmueve"


Referencias bibliográficas: Libros, revistas, artículos, cómics, poesía, enlaces web consultados y/o recomendados para la ponencia: Salud y sexualidades lésbicas: estamos hablando de revolución. Ponente: Lena Castells Torrens.

V Jornadas de Políticas Lésbicas, Cáceres, 1, 2 y 3 de abril de 2011.

Libros, revistas, estudios:

Bohannan, Paul. Para raros, nosotros. Introducción a la antropología cultural. Akal Ediciones. Madrid, 1996.

Bem, Sandra. Sex role inventory test. (Test per medir la masculinidad, feminidad, androginia), 1974.

Butler, Judith. El género en disputa. El feminismo y la subversión de la identidad. Paidós, Mèxic, 2001.

Colectivo del libro de salud de las mujeres de Boston. Nuestros cuerpos, nuestras vidas. (título original: Our bodies, ourselves). Ediciones Icaria totum revolutum. Madrid, 1982.

De Lauretis, Teresa. Diferencias. Etapas de un camino a través del feminismo. Cuadernos inacabados. Horas y horas la editorial. 2000.

Diversidad afectivasexual (Revista de fotografías). Ben Amics (Associació de lesbianes, gays, bisexuals i transsexuals de les Illes Balears) www.benamics.com

El cuerpo y la libertad de las mujeres. La lucha feminista por el control de nuestro cuerpo. Cuadernos feministas 3/ Cartafueyos feministes 3. Instituto asturiano de la mujer. Febrero 2009.

Esteban Galarza, Mari Luz. Antropología del cuerpo. Género. Itinerarios corporales, identidad y cambio. 2004. Barcelona. Edicions Bellaterra.

Estrategia Nacional de Salud Sexual y Reproductiva. Ministerio de Sanidad y Política Social. Madrid, 2010.

Foucault, Michel. Historia de la sexualidad I. La voluntad de saber. Siglo veintiuno editores. Madrid, 1998.

Garchitorena González, Marta. Informe “jóvenes LGTB”. FELGT (Federación Estatal de Lesbianas, Gays, Bisexuales y Transexuales). 2009. www.felgtb.org

Gimeno Reinoso, Beatriz. Historia y análisis político del lesbianismo. La liberación de una generación. Colección libertad y cambio. Gedisa Editorial. 2005.

Lagarde de los Ríos, Marcela. Claves feministas para la autoestima de las mujeres. Cuadernos inacabados. Núm. 39. Horas y horas la Editorial. Madrid, 2000.

Lorde, Audre. La hermana, la extranjera (Sister, outsider). Artículos y conferencias. Horas y horas la editorial. Colección La cosecha de nuestras madres. 1984. Madrid, 2003.

Lorde, Audre. Zami, una biomitografía. Una nueva forma de escribir mi nombre. Horas y horas la editorial. Madrid, 2009.

La salud de las lesbianas y mujeres bisexuales: cuestiones locales, preocupaciones comunes. Informe de ILGA (Asociación internacional de Gays y Lesbianas). Edición 2007 (AECI). www.ilga.org

Nieto, José Antonio (Editor). Antropología de la sexualidad y diversidad cultural. Talasa Ediciones, Madrid, 2003.


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Mujeres Grafiteando... más. Mujeres Creando. Compaz artes gráficas. Julio 2009.

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Viñuales Sarasa, Olga. Lesbofobia (2002). Identidades Lésbicas (2006). Edicions Bellaterra.

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Bechdel, Alison. Unas bollos de cuidado y otras formas de vida singulares. Ediciones La cúpula. 2003.

Franc, Isabel y Martín, Susanna. Alicia en un mundo real. Colección nómadas 22. Norma Editorial. 2010 (editat en castellà i en català).

Poesía:

Poemas de Safo de Lesbos.

Paredes, Julieta. Poemario Con un montón de palabras. Edición Mujeres Creando.

Peri Rossi, Cristina. Poesía reunida. Editorial Lumen. 1ª edición, 2005. 2ª edición, 2009.

Artículos en la web:

El deseo lesbiano como potencia feminista. Elvira Burgos Díaz y Arantxa Hdez. Piñero. http://www.feministas.org/IMG/pdf/13-EL_DESEO_LESBIANO_COMO_POTENCIA_FEMINISTA_Elvira_Burgos.pdf

Identidades políticas. Feminismos lesbianos/lesbianas feministas/feministas lesbianas. Bárbara Ramajo García. Granada 2009. http://www.feministas.org/IMG/pdf/Identidades_Barbara_Ramajo.pdf


La sexualidad como problema político. Raquel Platero. 2004. http://www.caladona.org/grups/uploads/2007/01/La_sexualidad_como_problema_politico.pdf

De cómo la teoría lesbiana modificó a la teoría feminista (y viceversa): Beatriz Suárez Briones. Noviembre 2004.

http://webs.uvigo.es/pmayobre/pc/profesorado_11.htm#beatriz

El respeto a la diversidad sexual entre jóvenes y adolescentes. Una aproximación cualitativa. INJUVE. 2010.

http://www.injuve.migualdad.es/injuve/contenidos.item.action?id=1484465735

Otros enlaces web interesantes:

Mujeres creando (Bolivia): www.mujerescreando.org

Mujeres públicas (Argentina): www.mujerespublicas.com.ar

Jornadas feministas estatales. Granada, 30 años después: aquí y ahora. 5, 6 y 7 de diciembre 2009 (ponencias): http://www.feministas.org/spip.php?rubrique16

Salud y sexualidades lésbicas: estamos hablando de … · Por eso estamos hablando de revolución,...

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