Salmo 100 - "¿A qué venimos al templo?"

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Salmo 100 (RVR60) SALMO 100 Exhortación a la gratitud Salmo de alabanza. 1 Cantad alegres a Dios, habitantes de toda la tierra. 2 Servid a Jehová con alegría; Venid ante su presencia con regocijo. 3 Reconoced que Jehová es Dios; Él nos hizo, y no nosotros a nosotros mismos; Pueblo suyo somos, y ovejas de su prado. 4 Entrad por sus puertas con acción de gracias, Por sus atrios con alabanza; Alabadle, bendecid su nombre. 5 Porque Jehová es bueno; para siempre es su misericordia, Y su verdad por todas las generaciones. 1. Introducción 1.1. ¿Qué es el templo? El Significado del Templo 1.2. ¿Cuál es su origen? El Templo en la historia de la iglesia 1.3. ¿Por qué es importante? La relación con Jehová en el AT, en el NT y en la eternidad 2. Desarrollo ¿A qué venimos al templo? 2.1. Venimos a Servir al Señor con Alegría (vv. 1, 2) El Salmo 100 es como una doxología al final de la cadena de salmos de alabanza a Jehovah como rey (Sal. 9399); nótese la semejanza con el Salmo 95. También, en los Salmos 91100, se notan paralelos con temas y lenguaje de la segunda parte de Isaías.El Salmo 100 usa una abundancia de vocablos de regocijo para destacar el canto de gozo que caracteriza la adoración genuina a Dios. 1) Cantad alegres (rua 7321), v. 1, es un vocablo que se usa para expresar un

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Primer mensaje en el nuevo local de la Congregación Bíblica Cristiana Las Caobas

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Salmo 100 (RVR60)

SALMO 100

Exhortación a la gratitud

Salmo de alabanza.

1 Cantad alegres a Dios, habitantes de toda la tierra.

2 Servid a Jehová con alegría;

Venid ante su presencia con regocijo.

3 Reconoced que Jehová es Dios;

Él nos hizo, y no nosotros a nosotros mismos;

Pueblo suyo somos, y ovejas de su prado.

4 Entrad por sus puertas con acción de gracias,

Por sus atrios con alabanza;

Alabadle, bendecid su nombre.

5 Porque Jehová es bueno; para siempre es su misericordia,

Y su verdad por todas las generaciones.

1. Introducción

1.1. ¿Qué es el templo? – El Significado del Templo

1.2. ¿Cuál es su origen? – El Templo en la historia de la iglesia

1.3. ¿Por qué es importante? – La relación con Jehová en el AT, en el NT y en la eternidad

2. Desarrollo

¿A qué venimos al templo?

2.1. Venimos a Servir al Señor con Alegría (vv. 1, 2)

El Salmo 100 es como una doxología al final de la cadena de salmos de alabanza a Jehovah

como rey (Sal. 93–99); nótese la semejanza con el Salmo 95. También, en los Salmos 91–100, se

notan paralelos con temas y lenguaje de la segunda parte de Isaías.El Salmo 100 usa una

abundancia de vocablos de regocijo para destacar el canto de gozo que caracteriza la adoración

genuina a Dios. 1) Cantad alegres (rua 7321), v. 1, es un vocablo que se usa para expresar un

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grito de victoria (o a veces de angustia). Quiere decir “proclamar con fuerte voz”. 2) Alegría

(simjah 8057, v. 2), es una palabra muy usada para expresar gozo y alegría. 3) Con regocijo

(rinanah 7445, v. 2), es “gritar de gozo”. Se usa en contextos de celebración y regocijo.i

La invocación al servicio a Dios viene acompañada de la actitud correcta: servir es adorar con

devoción sincera, con entusiasmo, con alegría:

“Cantad alegres a Dios habitantes de toda la Tierra”

Es una muestra de compromiso misionero que es cónsono con la intención del corazón del

Señor desde el llamado a Abraham (Gen. 12.3) de bendecir espiritualmente a “todas las familias

de la tierra”; esta declaración conlleva el entusiasmo de recibir de Dios aún más de lo esperado,

pero también una respuesta al llamado a compromiso:

“Y Samuel dijo a todo el pueblo: ¿Habéis visto al que ha elegido Jehová, que no hay

semejante a él en todo el pueblo? Entonces el pueblo clamó con alegría, diciendo: ¡Viva

el rey!” (1º Samuel 10.24, RVR60)

Sin duda la meta y propósito de la iglesia es el alcanzar las naciones todas y hacerlas discípulas

de Cristo (Mateo 28.18-20; Hechos 1.6-8).

“Regocíjate, oh estéril, la que no daba a luz; levanta canción y da voces de júbilo, la que

nunca estuvo de parto; porque más son los hijos de la desamparada que los de la

casada, ha dicho Jehová.Ensancha el sitio de tu tienda, y las cortinas de tus habitaciones

sean extendidas; no seas escasa; alarga tus cuerdas, y refuerza tus estacas.Porque te

extenderás a la mano derecha y a la mano izquierda; y tu descendencia heredará

naciones, y habitará las ciudades asoladas.” (Isaías 54.1–3, RVR60)

“Servid a Jehová con alegría”

El servicio del pueblo de Dios dirigido a su Dios se manifiesta en la obediencia santa y en la

interacción en amor con los demás:

“Así que, hermanos, teniendo libertad para entrar en el Lugar Santísimo por la sangre de

Jesucristo, por el camino nuevo y vivo que él nos abrió a través del velo, esto es, de su

carne, y teniendo un gran sacerdote sobre la casa de Dios, acerquémonos con corazón

sincero, en plena certidumbre de fe, purificados los corazones de mala conciencia, y

lavados los cuerpos con agua pura. Mantengamos firme, sin fluctuar, la profesión de

nuestra esperanza, porque fiel es el que prometió. Y considerémonos unos a otros para

estimularnos al amor y a las buenas obras; no dejando de congregarnos, como algunos

tienen por costumbre, sino exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel día se

acerca.” (Hebreos 10.19–25, RVR60)

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La iglesia está comprometida a este servicio de fe genuina con una actitud dispuesta, un ánimo

evidente, un entusiasmo verdadero.

“Venid ante su presencia con regocijo”

No es posible que el resultado de tal experiencia no transforme la vida y la esencia de la

congregación, de manera que aún en las circunstancias más difíciles no encuentre motivos de

encontrar satisfacción, de alegrarse en su Señor:

“Como de meollo y de grosura será saciada mi alma, Y con labios de júbilo te alabará mi

boca,” (Salmo 63.5, RVR60)

2.2. Venimos a Reconocer Su Señorío (vv. 3, 4)

La plenitud de la iglesia no se encuentra en la auto-complacencia, ni en el enaltecimiento de sus

hombres, obras o ministerios; el propósito expreso de la creación es la gloria de Dios y no es

diferente en la iglesia que compró por la sangre preciosa de Jesús:

“Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda

bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo,según nos escogió en él antes de

la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él,en amor

habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo,

según el puro afecto de su voluntad,para alabanza de la gloria de su gracia, con la cual

nos hizo aceptos en el Amado,en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de

pecados según las riquezas de su gracia,” (Efesios 1.3–7, RVR60)

“En él asimismo tuvimos herencia, habiendo sido predestinados conforme al propósito

del que hace todas las cosas según el designio de su voluntad, a fin de que seamos para

alabanza de su gloria, nosotros los que primeramente esperábamos en Cristo.” (Efesios

1.11–12, RVR60)

En el caso de la iglesia del Señor y su vida de devoción y adoración congregacional, el enfoque

es triple:

a. “Reconoced que Jehová es Dios” No hay otro Dios, no hay otro a quien acudir, no hay otro

a quien honrar, no hay otro a quien engrandecer. La voz de Pedro resuena con poder en mi

mente al decir “¿A quién iremos? Sólo Tú tienes palabras de vida eterna.

b. “Él nos hizo y no nosotros a nosotros mismos”

c. “Pueblo suyo somos, y ovejas de su prado”

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“Venid, aclamemos alegremente a Jehová; Cantemos con júbilo a la roca de nuestra

salvación. Lleguemos ante su presencia con alabanza; Aclamémosle con cánticos. Porque

Jehová es Dios grande, Y Rey grande sobre todos los dioses. Porque en su mano están las

profundidades de la tierra, Y las alturas de los montes son suyas. Suyo también el mar,

pues él lo hizo; Y sus manos formaron la tierra seca. Venid, adoremos y postrémonos;

Arrodillémonos delante de Jehová nuestro Hacedor. Porque él es nuestro Dios; Nosotros

el pueblo de su prado, y ovejas de su mano” (Salmo 95.1–7, RVR60)

Salmo 79 (RVR60)

Salmo de Asaf. 1 Oh Dios, vinieron las naciones a tu heredad; Han profanado tu santo

templo; Redujeron a Jerusalén a escombros. 2 Dieron los cuerpos de tus siervos por

comida a las aves de los cielos, La carne de tus santos a las bestias de la tierra. 3

Derramaron su sangre como agua en los alrededores de Jerusalén, Y no hubo quien los

enterrase. 4 Somos afrentados de nuestros vecinos, Escarnecidos y burlados de los que

están en nuestros alrededores. 5 ¿Hasta cuándo, oh Jehová? ¿Estarás airado para

siempre? ¿Arderá como fuego tu celo? 6 Derrama tu ira sobre las naciones que no te

conocen, Y sobre los reinos que no invocan tu nombre. 7 Porque han consumido a Jacob,

Y su morada han asolado. 8 No recuerdes contra nosotros las iniquidades de nuestros

antepasados; Vengan pronto tus misericordias a encontrarnos, Porque estamos muy

abatidos. 9 Ayúdanos, oh Dios de nuestra salvación, por la gloria de tu nombre; Y

líbranos, y perdona nuestros pecados por amor de tu nombre. 10 Porque dirán las

gentes: ¿Dónde está su Dios? Sea notoria en las gentes, delante de nuestros ojos, La

venganza de la sangre de tus siervos que fue derramada. 11 Llegue delante de ti el

gemido de los presos; Conforme a la grandeza de tu brazo preserva a los sentenciados a

muerte, 12 Y devuelve a nuestros vecinos en su seno siete tantos De su infamia, con que

te han deshonrado, oh Jehová. 13 Y nosotros, pueblo tuyo, y ovejas de tu prado, Te

alabaremos para siempre; De generación en generación cantaremos tus alabanzas.

3. Conclusión

“Porque Jehová es bueno; para siempre es su misericordia, Y

su verdad por todas las generaciones.” (Salmo 100.5, RVR60)

i Comentario Bíblico Mundo Hispano Tomo 8: Salmos