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Sady Rojas Edición 1 Mayo 2011

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SadyRojas

Edición 1 Mayo 2011

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SADY ROJAS: MEMORIA DE SU VOZ

Facetas de Sady Rojas

Un accidente que le cambió la vida

Relación de los artistas con Sady Rojas

Trayectoria

LA CATEDRAL DE LA ALEGRÍA

El impacto de la Internacional Matecaña

Organización: clave del éxito

Logística de carne y hueso

Anécdotas del ayer

Artistas de su época

Ocaso de la Caseta

Nuestra Portada

U.C.P. - 2011

[email protected] AUGUSTO GARZÓN O.

[email protected]

WILMAR DE JESÚSACEVEDO GÓMEZ

Decano

JULIÁN BURGOS SUÁREZ

Director de Programa

FRANKLIN MOLANO GAONA

Asesor

Facultad de Ciencias Humanas,Sociales y de la Educación

UNIVERSIDAD CATÓLICADE PEREIRA

DIRECTOR GENERAL

DARÍO VALENCIA URIBE

Rector

Programa de ComunicaciónSocial- Periodismo

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Al salir de casa una historia nace al cruzar la puerta, todo lo que se puede llegar a sentir habla de un pasado, de personajes que han

caminado por allí dejando un poco de su respirar, y un recuerdo de lo vivido en el sudor de sus años. Las alegrías, las penas, las anécdotas, los sonidos y palabras son las voces que narran la historia, es la memoria de un pueblo la que se oye y por la que hay que luchar, sacándola del encierro en que se ha posado su existencia.

Sady Rojas es uno de esos personajes cuya memoria se encuentra archivada en el pensamiento de quienes lo vieron actuar, no solo como animador de espectáculos, sino también en las diferentes facetas que puede desarrollar una persona gracias a su talento innato.

No solo la violencia hace parte de un territorio, también suena el sabor de las fiestas y el calor de su alegría corriendo por sus calles. Colombia cuenta con 27 fiestas tradicionales y la ciudad de Pereira no se escapa de este aire de celebración, ya son más de ocho décadas de historia.

Durante años los colombianos han bailado gracias al sonar de la música tropical. En el año de 1963 Pereira ve nacer de la mano de Pompilio López una de las empresas de eventos musicales más importantes y auténticas que han existido en el país, los años 60s fueron testigos de la fundación de la Caseta Matecaña, vida que se extendió hasta comienzos de los años 80s cuando llega su final.

Dos décadas haciendo gozar a Colombia con las más grandes orquestas y artistas de la época y la mejor animación de Sady Rojas, son las razones más importantes para hablar de la Caseta, de su existencia y funcionamiento, y así conservar su memoria, que estaba sumida entre cenizas, casi al borde del delirio

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Hernando Ortiz Álvarez,

”.

“el popular Pillo de Colombia” dice: “Tengo el orgullo de haber sido el amigo del mejor animador de Colombia. Hablo del mejor por que no tuvo rival; fue un hombre grande en el micrófono, un talento

Según un recorte de prensa del Diario del Caribe de 1978 titulado “Sady Rojas, 18 años animando el Carnaval”, se comenta, en términos generales: En 1955, Sady hacía programas de humor en Radio Girardot, de media hora diaria. Allí estuvo 2 años. Dice que luego regresa a Bogotá en donde ya había actuado como maestro de ceremonias en varios grilles durante tres meses; para esa ocasión, vuelve a la capital de la República para vincularse como animador de los clubes “Delfín” y “La Quintrala”, en donde trabajó un período de un año. Para 1959, Sady viaja a Manizales, en donde permanece un año en el “Club 50”, propiedad del cantante Carlos Julio Ramírez; allí se presentaban los mejores artistas nacionales, personajes como Amparito Jiménez, Víctor Hugo Ayala, Los Tolimenses, Montecristo, entre otros. La “Italian Jazz” era la orquesta de planta.

“Pido permiso señoresque este tango... este tango habla por míy mi voz entre sus sones dirádirá por qué canto así”. Gerardo Hernán Matos Rodríguez, compositor

Suena un tango, es “La Cumparsita”, no es Gardel ni Julio Sosa, es la voz de Sady Rojas interpretando una de las canciones de su género favorito y no solo eso, es también el pretexto perfecto para hablar de su memoria, de la voz de su vida.

La música evoca momentos y revive historias, hoy queda muy poco de lo que fue una época abundante de alegría y llena de talento, de aquellos años 60s en donde Sady animaba su primer Carnaval de Barranquilla y todo evento que se cruzara en su camino, en clubes, teatros, plazas de toros, casetas, era su profesión un mundo amplio y lleno de facetas.

“Sady Rojas era un tipo muy importante por que tenía una voz extraordinaria, inclusive él cantaba, a veces, boleros con nosotros Los Graduados” dice Gustavo, El Loco, Quintero.

Sady presentó varios reinados nacionales, narró algunas vueltas a Colombia en bicicleta y compartió escenario con múltiples artistas de todo tipo, músicos, comediantes y actores.

Facetas de Sady Rojas

Tarjeta de presentación -1984

Derecha, Sady Rojas con Miss Antioquia. Izquierda,con Carlos Julio Ramírez

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“En el escenario era un tipo jocoso, aparte de eso era muy serio y en la vida real (cotidiana) era juguetón, vacilador, cuenta chistes, era una persona extrovertida, muy buena gente” dice Pastor López, artista venezolano al referirse a Sady.

Rojas fue no solo animador, sino también locutor, maestro de ceremonias, humorista, pianista, representante de orquestas, narrador, presentador y cantante, publicista y siempre el respeto al público, era para él, lo más importante dentro de cualquier espectáculo que realizaba.

De inmediato le dije que no podía hacerlo, pero el propietario se entero de que yo podía hacerlo y me dijo que lo ayudara mientras él se reponía. Acepte el ofrecimiento y durante toda la tarde me ocupe de mí primer trabajo ante un micrófono; al finalizar las labores me pagaron cinco pesos. En ese momento me sentí el hombre más dichoso de la tierra. No era para menos, me había obtenido ese montón de dinero en el trabajo que más me gustaba. Desde ese momento mi “fiebre” por el micrófono y mis inclinaciones artísticas aumentaron más”.

Sady Rojas, en su tarea habitual, antes de todaslas presentaciones, de verificar la calidad del sonido.

S y j s en

ad Ro a , unah e t

noc e d Case a.

Un accidente que a

Ele cambió la vid

n un recorte de prensa del Diario del Caribe de 1978 titulado “Sady Rojas 18

años animando el Carnaval” se señala: “Sady, como popularmente se le conoce, es el animador de la Caseta “Matecaña”, su comienzo en la animación fue accidental según palabras de él”, y cita:

“Por allá en el año de 1954 me encontraba de paso por Zipaquirá, y en una tarde de un domingo del mes de julio había fiesta en el pueblo y un señor había instalado un equipo de sonido, el cual servía para dedicar canciones a los asistentes al bazar. El mismo dueño era el encargado de anunciar las dedicatorias por los altoparlantes, cobrando 10 centavos por saludo y dedicatoria; éste, de tanto hablar, se p u s o a f ó n i c o y t u v o q u e c o r t a r momentáneamente su trabajo. Un amigo mío que se encontraba entre los clientes que iba a felicitar a su novia me dijo que porque no me encargaba de anunciar las dedicatorias.

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Al interior del medio artístico se desarrollan relaciones y vivencias, cada

uno de los encuentros entre ellos son llenos de historia. Sady, en su andar profesional, se encontró con artistas de muchas partes del país y del continente, personajes como Pastor López, un venezolano quien lo recuerda desde su paso por la “Caseta Matecaña” por el año de 1974.

López dice “nosotros nos tratábamos como familia, nosotros éramos muy amigos, él me aconsejaba mucho con respecto a la música, que siguiera adelante, que va bien Pastor, eres un muchacho que a pesar de que estas muy joven arrastras mucha gente…”. Le daba ánimo y se alegraba cada vez que obtenía algún reconocimiento, cuando López ganaba un Congo de Oro, por ejemplo, lo celebraba junto a él y sus músicos en el Carnaval de Barranquilla.

Gustavo Quintero dice: “Muy bien, la íbamos muy bien, nos queríamos mucho, fuimos compañeros de trabajo”. Varios años estuvieron juntos, incluso después de que se acabó la Caseta, cuando Sady ya era representante de orquestas y empresario, entre 1980 y 1998.

De izquierda a derecha: Francisco Restrepo,“El Chengue”, Sady Rojas, Gilberto Quinteroy Gustavo “El Loco” Quintero, de Los Graduados.

Por su parte, Jimmy Contreras, cantante que en el tiempo de la Matecaña llegó a actuar en la Italian Jazz, dice: “Era un espectacular animador, una persona que sabía de lo que estaba hablando, con una gran voz, una gran personalidad, amigo de los amigos, amigo de los artistas, a él aún creo que mucha gente lo recuerda en Colombia”.

Arriba, en Valledupar, con Lizandro Mesa, dando apoyo a los músicos(Abril 29 de 1.973).

A la derecha, con Daniel Santos, en Cali (1.970).

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Más de 4 décadas de ejercicio profesional y artístico hicieron de Sady Rojasun personaje de reconocimiento nacionale internacional entre artistasy público en general

Fueron 44 años de vida artística, en donde obtuvo múltiples reconocimientos, como haber sido nombrado el mejor animador en 1980. Actuó en las 27 fiestas tradicionales que tiene Colombia en diversas ocasiones, animó más de 20 Carnavales de Barranquilla, estuvo en Venezuela, en donde trabajó con la caseta “Chavales de Madrid”. Presentó varios de los reinados nacionales y trabajo para Caracol Radio y Todelar. Hizo parte de la Caseta Matecaña durante sus 20 años de historia y presentó a los mejores artistas de la época.

En los últimos 20 años de trayectoria, conjugó su experiencia y se hizo representante de orquestas, hasta 1998, cuando llegó a su salud el síndrome degenerativo, más conocido como Alzhaymer. El 24 de abril de 2010, Sady Rojas dice adiós a este mundo producto del desgaste lento y progresivo que genera este síndrome.

Ha dejado un legado, una vida y una memoria, un hombre que le dio ejemplo a su entorno ya que no le gustaba el licor y cuidaba su voz, era su instrumento más preciado. Le ofreció su respeto incondicional al artista, al amigo y aquel público que lo vio crecer. Su voz sigue entonando tangos, alegrando al público y viviendo como un ángel, y todo, en memoria de su voz.

Sady Rojas en sus facetas como maestro de

ceremonias en el Reinado de la Feria de Manizales

(1.976), y como músico, interpretando el piano.

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Historia de vida y Legado

“Tumbamos la Matecaña que pena nos da pero somos los Melódicos qué barbaridad, cuando el piso se iba hundiendo que susto nos dio, pero era tanto el ambiente que todo siguió”.

Chiqui Tamayo compositor del tema musical “Qué barbaridad”, canción que evoca una noche en la Caseta.

na de las frases más recordadas de Sady Rojas en su paso por la Catedral de la

Alegría es, “Y si te invita la Matecaña, cójele la caña”, palabras y nombre que luego de unos años se convertirían en un ícono y en el ejemplo claro y vivencial de una verdadera empresa que brindó los mejores espectáculos musicales de la época y que hizo carrera, a punta de fiesta y baile en el territorio nacional.

U

Impacto de la Internacional Matecaña

En el año de 1963, Pereira ve nacer una de las más imponentes y auténticas empresas de eventos musicales que hayan existido en el país. La Caseta impulsó el reconocimiento de los artistas, tanto nacionales como extranjeros de ese entonces en el género tropical en Colombia, ya que logró presentarlos ante el público de las ciudades más grandes y en las más importantes ferias y fiestas del país, todo gracias a su gestión y logística que desarrollaron durante su historia.

“Pasaron muchas agrupaciones por la Matecaña. Yo sé que nosotros, no solo Pastor López, sino todos los artistas colombianos y venezolanos, le debemos mucho a la Caseta Matecaña, porque fue la que nos dio a conocer por todo Colombia. Yo le agradezco mucho porque estuvimos en los rincones mas escondidos del país”, dice Pastor López, haciendo mención al significado que tuvo la Caseta en su vida como artista.

“Pompilio López Gómez, nació el 6 de octubre de 1.925

en Pereira. Formó parte de una familia tradicional y

numerosa; estudió en La Salle y fue uno de los fundadores de la CASETA MATECAÑA. Era una persona recta y confiable

en los negocios. Persona introvertida, pero sincera, con gran visión para los negocios,

honesto y muy organizado con sus asuntos, pendiente

siempre de todos los asuntos concernientes a sus

proyectos”. (Javier Londoño, sobrino de Pompilio). En la

foto, departe con Daniel Santos en la Caseta Matecaña

Foto, cortesía de Teresa Uribe

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La Matecaña hace su debut en las Fiestas de la Cosecha. Era el Centenario de la ciudad y Pereira vivió el comienzo de una historia que duraría dos décadas y un legado de un lugar, de una empresa, que marcó la diferencia ante las demás que hicieron parte de las fiestas populares en todo el país.

Allí arranca la historia de la Internacional, la más recordada por el público y artistas de ese entonces, la única Caseta móvil del país que se dio el lujo de llegar a todos los rincones en donde había fiesta, llevando alegría por donde pasó y a los mejores artistas de la época.

Dice Pastor. “Es tan importante, que la gente la añora, yo creo que como Matecaña no habrá otra caseta en Colombia”.

“En mi nombre propio, de Los Graduados, de Los Teen Agers, de Los Hispanos, del Combo Gran Colombia, mis grupos, y con la otra gente, nos sentimos muy orgullosos de haber pertenecido a ese grupo grande de la Matecaña, con Sady Rojas a la cabeza, animando todas esas fiestas en todo el país”. Afirma Gustavo “El Loco” Quintero.

Organización: clave del éxito

A la Internacional Matecaña como también se le llamó y conoció, hay que entenderla

de dos formas. En primer lugar, como la empresa organizadora de sus propios eventos musicales, y en segundo orden, entenderla desde la logística operativa y magnitud del lugar, es decir, el sitio en donde se llevaban a cabo sus eventos.

“La Matecaña no era una Caseta en donde iban y ponían discos, o llevaban cualquier grupo, llevaban orquestas que tuvieran nombre y éxito” dice Guillermo Henao “Borolas”, animador y fonomímico de la ciudad de Pereira.

En primer lugar hay que mencionar al señor Pompilio López, “quien recorrió el país de extremo a extremo desde que fundó la Caseta Matecaña, antes llamada “Chavales de Madrid”. Esta idea empezó cuando conoció a un Barranquillero llamado Emilio Abuchaibe. Entre ambos trajeron desde la ciudad de Nueva York a la Sonora Matancera”. Dice Javier Londoño, sobrino de Pompilio. Fueron los gestores de la idea y el punto de inicio para que la Caseta triunfara.

de LA CASETA MATECAÑA

Aviso clasificado promocional de la Caseta, publicado en el periódico El Colombiano (Medellín, Lunes 9 de Agosto de 1.971).Copia suministrada por Ana Milena Vega y Nicolás Durán.

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“Otro de sus socios fue Oscar Pineda, de Santa Rosa de Cabal”, señala Gustavo Quintero, artista y actual director del conjunto Los Graduados. También menciona al señor Gregorio Cruz, quien era un empleado y que duró muchos años vinculado a la Caseta, brindando su apoyo en todo lo que se le encargara. Cruz se hizo cargo de la empresa desde el año de 1977 cuando se le es vendida, hasta que llega su final, a comienzos de los 80s.

Pastor López hace una descripción breve y dice, “Pompilio vestía muy elegante, con sombrero, con bufanda sobre todo, y Gregorio Cruz, un hombre muy trabajador, siempre andaba muy sencillo”.

Entre todos, socios y empleados, se encargaron del funcionamiento y gestión. Dentro de las labores por realizar en general, sin especificar quien las hacía, estaban: establecer los contactos con los artistas, estar pendientes del pago y cumplimiento de los contratos, también debían atender al manejo y selección de personal, así como de la obtención de los recursos y permisos necesarios para el funcionamiento legal y efectiva presentación musical de la Caseta.

Además de sus socios, la Caseta contó con el apoyo y trabajo de Sady Rojas, quien contribuyó con el éxito de la Matecaña, brindando su talento y experiencia en el escenario y fuera de él. Fue su animador principal y el encargado del espectáculo en tarima, así como también le era permitido conseguir la publicidad para la misma. Otra labor realizada por él, era la de ir a las emisoras de cada ciudad o municipio en que se tenía pensado hacer el montaje y posterior presentación de la Caseta, todo con el fin de averiguar sobre los artistas que estaban sonando, para así garantizar de algún modo el éxito del evento; era una estrategia que daba cuenta del gusto del público y por ende, tomar una mejor decisión a la hora de contactar y contratar a un artista, nacional o extranjero.

“Tulio Naranjo se encargaba de pintar los avisos o carteles”, dice Octavio Buitrago.

La Caseta “fue lo más grande porque era en donde yo ganaba más plata, 160 mil pesos era mucho, ahora no… A mí me pagaban por 4 presentaciones 160 mil pesos”, afirma Pastor López.

La animación de los espectáculos era fundamental para el éxito del mismo, “al salir, el público hablaba tanto de la orquesta como de la animación”. Comenta Javier Londoño.

El éxito de la Internacional radicó en su funcionamiento como organización, sabían lo que querían y contaban con un equipo que trabajaba para triunfar, eran rigurosos en la elección del personal, el don de gente que cada persona tuviera era el criterio más importante que se tenía en cuenta para decidir quién se contrataba y quién no; llegaron a tener más de 100 empleados por noche de presentación, entre meseros, porteros y taquilleros, según señala Octavio Buitrago, Jefe de Logística de La Empresa.

“Decir Caseta Matecaña, para la gente del común que iba a bailar y a enrumbarse, sabía que era ir a lo mejor, al mejor sitio, que traía las mejores orquestas; era el sitio más grande y más amplio”, al decir de Jimmy Contreras, cantante que hizó parte de la orquesta “Italian Jazz” durante un corto tiempo.

Se buscaban personajes polifacéticos, Sady Rojas era: animador, presentador, publicista, maestro de ceremonias, representante de orquestas, locutor, tocó la citara y el piano, cantante, le encantaba la declamación y el tango, quien con más de 40 años de trayectoria, construyó una carrera inolvidable, con todos aquellos artistas, personajes y público que escuchó su voz, bailó y gozó, en una bella época.

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Esta siguiente sección, en la cual se explica toda la logística de la Caseta y las giras que

se hacían, es el resultado de las dos entrevistas consecutivas realizadas al señor Octavio Buitrago, Jefe de Logística de la Matecaña desde el año de 1975 hasta comienzos de los años 80s. La primera entrevista, corresponde al día domingo 11 de abril de 2010 a las 6:00 pm, y la segunda cinta, corresponde al día 10 de mayo de 2010 a las 5:30 pm.

Hay que entender en segunda instancia a la Internacional Caseta, desde el lugar en donde se desarrollaban las presentaciones: era un sitio móvil, desarmable, que para su montaje se necesitaban 25 personas mínimo, personal que se distribuía en tres equipos: uno se encargaba de la parte eléctrica, otro de los servicios públicos y el otro, se hacía cargo de la estructura o del andamiaje del lugar.

El costo del material de la Matecaña tenía un valor aproximado de 20 millones de pesos para esa época (1.975). Su andamiaje lo componían 1000 láminas de zinc de 3,5 metros cada una, que se utilizaban para reforzar la estructura metálica que se aseguraba con ganchos, para así hacer el cerco. Además de ello se necesitaban unos 30 kilos de alambre para amarrar el armazón de guadua que era el que soportaba la estructura metálica, que a su vez sostenía el techo que era también de láminas de zinc.

Para el tema del transporte del material de la Caseta se recurría a las agencias de camiones de carga con anticipación, para que al término de la presentación, se empezara de una vez con el desmontaje y así poder realizar el posterior viaje a otro destino; era necesario mover más de 1000 toneladas, para lo cual se requería de 10 camiones en promedio para hacer efectivo el traslado de un lugar a otro.

Se distribuía el peso del material por partes iguales a la hora de cargar los camiones. En los viajes largos había que escoltar a un dobletroque, ya que era el encargado de llevar

la estructura metálica, que medía unos 20 metros de largo, y se salía del camión, por lo tanto se hacía peligroso su transporte y por ende era necesario un cuidado especial.

Además de contar con su estructura externa, tenían también las sillas y mesas reclinables en madera, restaurante, bar, tarima, planta eléctrica, amplificación de sonido y pista de baile. Esta última era de tablas y cuartones. Las paredes eran unos tableros metálicos de 2,20 metros de largos por 1,80 metros de altos.

“Eso eran como unas hormigas, eso lo armaban como en 3 o 4 días” dice Pastor López. Se preocupaban de su apariencia, le adornaban las guaduas con triángulos de papel de colores, ponían parafina en la pista de baile para que a la medida que se pisara, fuera tomando la apariencia de un espejo y al piso le echaban aserrín, ya que donde se armaba era sobre tierra. Llegaron a tener a 15 mil personas para una presentación, ese fue el mayor número de asistentes.

“Para mí y para la gente de mí época, oír nombrar Caseta Matecaña es sinónimo de alegría, de fiesta, de rumba, por que fue una Caseta volante que andaba por todo el país en las mejores fiestas que se celebraban en las ciudades grandes de Colombia y siempre andaban con las mejores orquestas que habían en el país o que llegaban de visita; y la gente ya sabía que ir a la Caseta Matecaña era ir a encontrar una buena orquesta y encontrar una rumba sana”. Jimmy Contreras.

Se armaba la Internacional para 2 mil, 3 mil, o 5 mil personas en promedio, unos 2 mil metros cuadrados “A la caseta Matecaña habían días que le cabían hasta 10.000 personas”. Afirma Pastor López. Llegaron a tener más de 100 empleados por noche de presentación, meseros, porteros y taquilleros. La entrada tenía un costo de 10 pesos por persona en el año de 1967, hasta $3000, años más tarde. “Una botella de aguardiente valía 120 pesos en 1971”. Cuenta Javier Londoño.

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Los viernes se debutaba y por cada noche se presentaban entre 3 ó 4 artistas, se grababan las cuñas anunciando el evento y se conseguía la publicidad.

Era sin duda una movilidad exigente, pero gracias al trabajo logístico y de gestión logró en gran medida cumplir sus objetivos trazados. Previo a cada evento, la Caseta antes de poder ser levantada debía tener un permiso y cumplir con ciertos requisitos para su funcionamiento, eso en cualquier parte en la que se quisiera armar. Para ello llegaban unos 4 días antes dependiendo del tamaño que se necesitara levantar, había partes en donde se tenía que llegar casi con un mes de anticipación para hacer el trámite de toda la documentación requerida para poder empezar con el montaje.

Había que ir a la Secretaría de Gobierno de cada ciudad a solicitar el permiso de funcionamiento, a los Bomberos, al departamento de salubridad para que fueran a revisar la instalación de los servicios públicos. La seguridad había que pagarla, cada 10 de ellos cobraban 100 mil pesos (eso pasado el año de 1975) y desde luego, buscar el lugar más adecuado para ubicar todo el andamiaje, un lugar que brindara todas las posibilidades de lo que se necesitaba, la energía, el agua, el tamaño proporcional, las salidas de emergencia y la cercanía a la gente, no podía estar alejado de la ciudad.

”Yo me acuerdo en ese tiempo la Caseta Matecańa ocupaba ahí en el Parque de Bolívar casi todo el parque en Pereira, entonces la Caseta siempre estaba en los sitios estratégicos en cada ciudad con las mejores orquestas, y todo el mundo quería ir ahí por que era lo mejor que se podía encontrar en las épocas de fiestas en todo el país”. Jimmy Contreras.

La Internacional Matecaña iniciaba el año en Sincelejo en las fiestas del 20 de enero. El éxito allí no radicaba, en primer lugar, en las orquestas que se llevaran, que sin duda es el atractivo central; lo curioso del asunto era que si en las corralejas no había al menos un muerto, no existía el ambiente para que la gente fuera al remate.

De Sincelejo se iban para las fiestas del Oro Blanco en Cereté departamento de Córdoba, a comienzos del mes de febrero. A mediados de ese mes de febrero llegaban al Carnaval de Barranquilla.

Se pasaban luego al festival de la Subienda en Honda (Tolima). El mes de marzo era destinado para la reparación y mantenimiento del andamiaje o material general de la Caseta, afectado debido al constante movimiento durante todo un año.

Viene abril y viajan al Festival Vallenato en Valledupar, luego se iban desde mayo para prepararse a trabajar en las ferias de San Pedro en Neiva y de San Pablo en Ibagué, fiestas que se celebraban en simultánea en el mes de junio, partiendo en dos la Matecaña para cumplir con los dos compromisos. De allí saltaban al Festival del Mar en Santa Marta y a Riohacha en la Guajira, simultáneamente, por lo que había que partirla de nuevo en dos, en el mes de julio. Allí tardaban 15 días para pasar luego, a las Fiestas de la Cosecha en agosto, en Pereira que de 1973 a 1978 se llegaron a celebrar todo el mes.

Los documentos de la página anterior, referentes a la Caseta Matecaña, han sido un aporte de Ana Milena Vega y Nicolás Durán. En ellos se aprecia, de un lado, la organización que siempre mantuvieron los empresarios de la Internacional Matecaña, a través de formatos de transporte, contratación, pago de servicios varios, etc; y de otro los valores que eran cancelados en ese entonces para dar cumplimiento estricto a los requisitos y obligaciones de ley.

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! E n t o d o s u e s p l e n d o r !

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El siguiente texto ha sido tomado de internet, este enlace, Ley 49 de 1967, confirma lo expresado por el señor Quintero.

“Ley 49 de 1967 (diciembre 7), por la cual la Nación coopera a la celebración de los VI Juegos Deportivos Panamericanos y se dictan otras disposiciones. El Congreso de Colombia decreta:

Artículo 1º. La Nación como aporte especial a los VI Juegos Deportivos Panamericanos que tendrán lugar en la ciudad de Cali, en el año de 1971, contribuirá con la suma de treinta millones de pesos, que se pagarán al Comité Organizador de dichos Juegos, en cuatro vigencias sucesivas a part i r de la correspondiente al año de 1968. (...)

Artículo 5º. El recargo del 10% sobre el valor de cada boleta de entrada a los espectáculos públicos, establecido por el articulo 8º de la Ley 1a. de 1967, continuará cobrándose en el territorio del Valle del Cauca durante los años de 1968, a 1972 inclusive, y su producto total se destinará a la preparación de los deportistas, y a la realización de los Vl Juegos Panamericanos. El producto de dicho recargo se consignará en la Tesorería General de la República a órdenes del Comité Organizador de dicho evento deportivo y el control y fiscalización de su inversión se hará en los términos del artículo 4º. de esta Ley.

En septiembre llegan a Bucaramanga después de un viaje de 24 horas, durando

ahí una semana para luego ir a Armenia a cerrar el mes allí. En octubre se iban para las fiestas de Las Araucarias en Santa Rosa de Cabal a comienzos de mes, y pasar luego a las fiestas de la Uva en la Unión, Valle, el fin de mes.

Llega noviembre y se iban para las fiestas de Cartagena y Cúcuta, terminaban allí y en diciembre viajaban al Festival del Aguinaldo en Villavicencio, cerrando el mes en la Feria de Cali, del 25 de al 30, donde recibían el Fin de Año.

En Barranquilla pasó algo curioso, cuando se trató en una ocasión de entrar a trabajar con su nombre, que ya era reconocido, les tocó usar el nombre de “Toro Sentado” por una noche, y para poder cambiarlo, tuvo que mediar el señor Emilio Abuchaibe, y ya que era de esa ciudad pudo darle pronta solución.

En Cali les tocó entrar en el año de 1971 con el nombre de Caseta Panamericana, ya que para e sa f echa s e h i c i e ron l o s j uegos Panamericanos. El caso de Barranquilla y esa ocasión en Cali, fueron las dos únicas veces que les tocó cambiar el nombre para poder trabajar en Colombia.

Comenta Gustavo Quintero, “Lo que si sé, es que recogieron mucho el impuesto al deporte… Coldeportes le cobraba un impuesto a la Caseta, y ella con la taquilla se los pagaba, fueron varios años, era mucho billete”.

Periódico El País (Cali), 3 de Agosto de 1.971. Ana Miiena Vega y Nicolás Durán

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Artículo 6º. Autorízase al Gobernador del Departamento del Valle del Cauca para establecer los siguientes gravámenes adicionales:

a) Hasta $ 0.10 por cada cajetilla de cigarrillos nacionales y hasta $ 0.20 para los cigarrillos "extranjeros";

b) Hasta $ 1.00 por cada botella o envase de licores extranjeros, sea cual fuere su contenido. Estos gravámenes especiales seguirán recaudándose independientemente de alzas o reajustes que el Gobierno Nacional o el Congreso decreten sobre el consumo de tales productos”.

La gira y la logística de la Internacional Matecaña, era, a groso modo, de esta manera, pero no sobra decir que si se veía una mejor opción en otra ciudad, se hacía y se realizaban los planes. Lugares como Manizales, El Espinal, Girardot y Palmira, son un ejemplo de lo dicho.

En Bogotá se participó en varias ocasiones en sus ferias de exposición. Las fiestas en Bogotá eran muy exigentes, duraban 16 noches continuas, se rotaban unas 20 orquestas de las mas importantes, entre ellas La Billos Caracas Boys, Los Blancos y Los Melódicos de Venezuela, Orlando y su Combo, Los Hispanos, Los Graduados, Los Corraleros del Majagual, Sergio Vargas, Los Hermanos Rosario, El Gran Combo de Puerto Rico, La Tropibomba (que se vestían en sus presentaciones con los colores de Colombia, amarillo, azul y rojo), entre otros.

Los Graduados, Los Hispanos, Los Corraleros y Los Ocho de Colombia, Pastor López, los Hermanos Zuleta y Jorge Oñate, eran las orquestas de planta, que estuvieron casi en todas las giras y ciudades que fueron visitadas, llevando su alegría, haciendo que la Caseta Matecaña haya sido reconocida como La Catedral de la Alegría. Era también un negocio, que necesitaba mantenerse, pero más allá de ser una empresa, fue un lugar en donde el talento brotó. En algunas ciudades se exigía que una de las orquestas de su localidad tuviera la oportunidad de ser vista allí. En esa época había buen material artístico y la Internacional mostraba siempre un alto nivel en todo su conjunto, desde su organización hasta su espectáculo.

El negocio con las orquestas extranjeras se hacía con las taquillas, las entradas eran para los artistas y el consumo para los empleados, con los de planta se arreglaba un 50% inicial y el 50% restante al final de la presentación. La C a s e t a t u v o a r t i s t a s : e s p a ñ o l e s , puertorriqueños, cubanos, venezolanos, ecuatorianos, argentinos, como Sandro de América, dominicanos, artistas que se iban de gira por muchos países de Europa, regresaban y se presentaban en la Caseta. Era un sinónimo de grandeza ser parte de los carteles que hacía la Matecaña.

Boceto de la tarima que se diseñó en la década de los 80 para la Caseta Matecaña. Desafortunadamente, nunca se realizó.

Material suministrado por Ana Milena Vega y Nicolás Durán

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ómo no mencionar esas historias curiosas, difíciles, increíbles y C

divertidas que hacen parte de la vida cotidiana, que alimentan un camino recorrido y unas huellas que no se borran, así pasen los años.

“Una anécdota que no se me olvida nunca: estábamos actuando en Cartagena, Los Zuleta, supuestamente Fruko y yo, pero Fruko no llegó; entonces abrió la presentación “Los Zuleta”, luego yo, y la gente decía, “Fruko Fruko…”, que Fruko ya viene, viene en camino… y se formó un zaperoco, empezaron a tirar cosas a la tarima, eso rompieron mesas, los adornos, los bombillos, golpearon a un mesonero… estaba llena la caseta esa noche y al día siguiente me dice el señor Gregorio Cruz, “bueno Pastor ahora más tarde viene Fruko y yo quiero que me colaboren para que vaya gente esta noche a la Caseta, van a montarse en un camión Poncho Zuleta y Pastor López con Fruko, para que vea la gente que Fruko sí vino, y van a hacer una caravana por toda la ciudad,” le dije - yo no, no me voy a montar, que se monte el mono solo, los gorilas esos pero yo no voy a ir, yo tenia la piedra afuera por ese problema que se formó, y lo mismo Poncho, dijo yo no voy, yo no falté, ni Pastor faltó, que vaya él solo. Eso parecía un gorila solo en el camión ese, por todo Cartagena, con ese sol tan bravo”. Pastor López

En Barranquilla se llegaron a presentar 15 orquestas en un 31 de octubre ante 15 mil personas. La Caseta se armó en el parqueadero del estadio Romelio Martinez en el año de 1982, se llenó en 2 horas, las orquestas y artistas que se presentaron fueron, Cuco Valoy, Pastor López, Los Corraleros de Majagual, Alfredo Gutiérrez, Los Hispanos,

Los Graduados, Los Betos, el Binomio de Oro, Los Melódicos, Los Ídolos, Jhony Ventura, de República Dominicana, Los Diez del Pentagrama que fueron los silbados de la noche, Jorge Oñate el ruiseñor del Cesar y Oscar de León, según cuenta Octavio Buitrago quien vivió la historia.

De otro lado, en Cali, en una de sus presentaciones en la Caseta, Richie Rey y Boby Cruz, en una noche de tantas, vieron a una mujer que con su baile, los hizo enloquecer, hasta tal punto que le hicieron una canción llamada, Amparo Arrebato.

“En 1968 a cambio de Tito Puente, se arriesgó a traer a la Feria a dos estrellas en ascenso: Richie Rey y Bobby Cruz, quienes estaban tocando un nuevo ritmo: "El Jala Jala". Fue la locura, y a partir de ese momento la puerta quedó abierta para todas las estrellas de la Salsa. Con ellos se afianzó el gusto por las Descargas Salseras. Mientras tocaban en la Caseta Matecaña el tema "Bomba Camará", vieron bailar a la misma joven que conoció Pérez Prado, quedaron sorprendidos por su destreza y un año después la homenajearían con un tema clásico: "Amparo Arrebato”. Tomado de Salsa & Descarga: Diciembre 2007.

La anécdota siguiente sobre Daniel Santos ha s ido tomada de Daniel Santos - www.herencialatina.com.

“En 1971, Daniel Santos conoció en la Caseta Matecaña a una adolescente que tenía trece años y se llama Luz Dary Padredín.

Henry Holguín, en la revista Antena, logró rescatar la versión de esta caleña que se crió a punta de Bemba Colorá y los boleros del “Jefe”.

“Descubrí que me había mirado durante todo el tiempo que estuve allí. Hice un esfuerzo y, como pude, trepé a la tarima”.

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- Don Daniel - le dije, quiero tomarme una foto con usted.

- Las que quiera, negra linda.Y yo sentí algo raro en el corazón. Tomaron la foto, y yo sentí por primera vez la presión de la mano de Daniel, cálida y suave en mi cintura. Bajé de la tarima con la seguridad de que no lo volvería a ver nunca más”.

Luz Dary se arrimó a la tarima. Aplaudía y gritaba rabiosamente. Descubrió que la miraba.

Al otro día, Daniel Santos la mandó a buscar con una nota que decía: «Le ruego el favor de llamarme hoy a las ocho de la noche, con el fin de que tomemos una copa y charlemos. Su amigo, Daniel Santos». Luz Dary tenía trece y aparentaba dieciocho. Siempre había jugado a salir con personas mayores y le gustaba la rumba. Pero ese mensaje era más que una evidencia para darse cuenta de que la cacería había empezado.

“Y hasta me divertía un poquito. ¿Qué había pensado ese cantante canoso y de tantos millones? ¿Que Luz Dary Padredín iba

a salir con él sólo porque desde los ocho años le gustó Despedida?”.

Aunque su madre le dijo que no lo llamara, aunque ella se resistía a la idea, lo llamó y fue a la cita: “No sabía que en realidad este encuentro iba a cambiar mi destino con un matrimonio, seis años al lado de Daniel Santos y estos dos hijos que usted ve, tan parecidos a él”.

Ellos dos, Danilú y Daniel Albizu llevan la sangre del cantante que cambió la historia de La Sonora Matancera, como lo confiesa a Josean Ramos en el libro Vengo a decirle adiós a los muchachos:

“Hay quienes sostienen que yo hice a La Sonora Matancera, y otros dicen que La Sonora me hizo. Creo que nos beneficiamos mutuamente porque La Sonora era un conjunto musical del coño'e su madre con un estilo distinto, pero le faltaba un cantante que encajara con su música. Unimos nuestros talentos y enseguida nos acoplamos en un estilo único que empezó a atraer la atención de las multitudes”.

Sonora Matancera (1.971).Aparece el Sr. Rogelio Martínez(De lentes oscuros en la tarima),

Director del Grupo

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Cita tomada de [DOC] chiqui-tamayo-por-david-rico - el blog de LOS MELÓDICOS.

“De esta estadía se recuerda uno de los más grandes éxitos de Chiqui, además de ser composición suya, el tema Qué barbaridad, basado en una anécdota ocurrida a la orquesta durante un baile en la caseta “Matecaña”, en la ciudad de Cali donde, luego de tocar La Danza de la Chiva 17 veces, por ser el hit del momento y por solicitud del público, surge el percance sobre la estructura de la Caseta, debido a la euforia que suscitaba la orquesta; ello ocurrió en el año 67”.

Historias son las que han pasado y las anécdotas son la evidencia de un camino recorrido, narraciones que sonríen a la distancia del pensamiento. Lo mejor de la música tropical en gran medida pasó por la Matecaña, llevando el nombre de la ciudad en alto. Pereira la esperaba en agosto, y la Caseta le trajo de regalo a la decana de las orquestas: La Sonora Matancera, fue vista en Nueva York por Pompilio López y Emilio Abuchaibe, la trajeron completa en tres ocasiones, una vez a Pereira, otra a Medellin y otra a Palmira. En estas dos últimas en 1971; luego Daniel Santos, un Puertorriqueño perteneciente a La Sonora, decide venir solo, en varias oportunidades, actuando en más ciudades de todo el país.

Artistas de su Época Dorada

Estos son algunos de los artistas que pasaron por la Caseta Internacional

Matecaña: Pacho Galán, Lucho Bermúdez, La Cátedra, Gabriel Romero, Cortijo y su Combo, Sonora Barranquilla, Los Hermanos Rosario, Los Teen Agers, Sergio Vargas, el Gran Combo de Puerto Rico, Los Melódicos, La Billos Caracas Boys, La Sonora Matancera, Nelson Henríquez, Los Corraleros de Majagual, Los Hermanos Zuleta, Jorge Oñate, Fruko y sus Tesos, Pastor López, Los Graduados con el Loco Quintero, Richie Rey y Boby Cruz, Los Hispanos, con Rodolfo Aicardi, Nelson y sus Estrellas, Orlando y su Combo, la Sonora del Caribe, La Tropibomba, Jony Pacheco, Sandro de América, Daniel Santos, Los Hermanos Martelo, Los Ayers, Los Diplomáticos, Los Blanco, Cuco Valoy, Alfredo Gutiérrez, Los Betos, El Binomio de Oro, Los Ídolos, Jhony Ventura, de República Dominicana, Oscar de León, La Italian Jazz, Pérez Prado, Los Ocho de Colombia, Los Chavales de Madrid, Los Nada que Ver, El Combo de las Estrellas entre tantos y tantos más.

Artistas de su época, de unos años inolvidables en la Catedral de la Alegría.

Sady Rojas, con Sandro de América

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A continuación se mencionarán, algunas de las razones por las cuales la Catedral de la

Alegría llegó a su final, según sus testigos, personajes que pasaron por allí y que opinan al respcto.

Pero, ¿que pasó y por qué llegó la Caseta al ocaso? De acuerdo con lo explicado por Octavio Buitrago: En primer lugar Pompilio López deja la Caseta entre 1976 y 1977, y queda en manos de Gregorio Cruz, “un hombre sagaz para conseguir con la lengua lo que no se lograba con dinero”. Señala Buitrago. Él intenta levantarse de la crisis que ya se ha empezado a notar y realiza el evento en Barranquilla, aquella famosa presentación de 15 orquestas ante 15 mil personas que en vez de recuperarlo fue su fin.

Llegaron los prástamos, luego las deudas que no pudieron ser saldadas. En una ocasión, uno de sus acreedores llega armado al lugar en donde estaban algunos empleados de la Caseta, los amenaza y ordena llevársela en pago de su deuda.

Agrega Buitrago:

“La última vez que estuvimos con La Caseta fue en Barranquilla, hace 30 años, llego una vez un señor en una Ranger con un camión atrás a Barranquilla que jamás se me olvida y nos encañonó, habíamos ocho empleados allí esperando un milagro, sentados bajo un palo de almendras, esperando a que cayera una almendra para desayunar con eso, porque no había dinero, se bajo un paciente con cuatro guardaespaldas y nos dijo quietos coño e madres, ¿Dónde está el dueño de esto?

– No pues, que no sabemos donde está -alguno de ustedes tiene que saber, -pues como aquí no hay nadie que responda por lo que me deben a mí, entonces muchachos, echen esa estructura a ese camión- (la estructura metálica la echaron en un dobletroque, se la llevo para una finca), entonces dijo -¿Quién de ustedes sabe armar esto?- como yo necesitaba dinero le dije yo la sé armar, -bueno, camine pues para la finca, para que arme eso allá y me dice cuanto me cobra, y es que yo tengo aquí este compromiso con él, que le serví con esto y aquello y me debe esta plata, y como no aparece entonces nos vamos a llevar esto de garantía- (platas prestadas para él abonarle a las orquestas)”.

“Hay muchos factores allí, Gregorio Cruz tuvo una recaída, el sufría del azúcar pero ninguno de nosotros sabíamos que tenía algo, él fue hospitalizado, le amputaron una pierna, luego de un tiempo la otra, y hasta donde yo supe anduvo mucho tiempo en silla de ruedas y ya no pudo asistir a la Matecaña, aparte sale Sady Rojas y empiezan a meter animadores que no le daban la talla a Sady, que era uno de los motores de la caseta, era el tipo que alegraba el ambiente”. Señala Pastor Lopez sobre lo ocurrido.

Por su parte, Gustavo Quintero comenta. “Es hasta delicado, pero ya pasó y seguramente entre los que hicieron esa maldad pues ya estarán muertos, pero a mí me tocaba a veces ver (no me ponían a vigilar si no que yo me hice muy amigo y le cogí mucho amor a Pompilio López, a Sady, a Gregorio Cruz, entonces yo aparte de ser artista y cantante, vigilaba con disimulo) como metían el aguardiente de contrabando, gente, entonces creo que los que terminaron con eso fueron los meseros, y se fue pillando eso”.

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Para concluir se puede decir que la Caseta

Matecaña fue importante, dejó un

impacto en la vida profesional de los artistas y

un recuerdo imborrable en la mente del público

asistente que aún vive. Se convirtió en un ícono

gracias a su éxito.

Pereira debe recobrar su memoria y la historia

de sus personajes. La Catedral tuvo una época

de gloria, de un éxito envidiable, que dejó

huella, una marca imborrable llena de alegría,

de música, de sabor, de la cual se sienten

orgullosos público y artistas, tanto esos que la

llenaron con su presencia y tantos más que la

alimentaron con su talento.

La Internacional Matecaña ha empezado a surgir de la ceniza en que su memoria

estaba inmersa y con ella, los personajes que engrandecieron su nombre, obreros silenciosos que lucharon por sacarla adelante. Envuelta en vida regresará la Caseta cuando de ella se vuelva a hablar, ya no en pasillos de amistad, ni en baúles en voz de recuerdo, sino en la memoria de su voz, en escritos, cuentos, y crónicas, entre versos, sonidos y palabras.

La voz de la memoria arderá y tanto Sady Rojas como la Internacional Matecaña, revivirán luego del paso del devorador olvido que se comía sus dedos al cruzarse el tiempo, Personajes de la historia sonarán, y el júbilo del futuro bailará, al son de voces y palabras que caminarán como soldados, defendiendo la existencia de lo que se hallaba muerto y en cenizas.

¿El adiós?

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Adhesivo original, promocional de la Caseta Internacional Matecaña