Sabrina Amrani Dossier Prensa Exposición Zoulikha Bouabdellah
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Transcript of Sabrina Amrani Dossier Prensa Exposición Zoulikha Bouabdellah
Dossier PrensaExposición Mirage por Zoulikha Bouabdellah
Bouabdellah explica las motivaciones que le impulsaron a desarrollar
Mirage: “En pocos meses, la historia ha cambiado de lado. Ahora se está
escribiendo en el sur, al otro lado del Mediterráneo donde, después de las
revoluciones tunecina y egipcia, la guerra civil en Libia y el levantamiento
del pueblo de Siria, el contagio revolucionario ha llegado a Bahrein y
Yemen. Y, mientras Marruecos inicia una reforma política inédita, Argelia
se compromete a reforzar su proceso democrático. ¿En qué quedará
todo esto? Nadie lo puede decir con certitud”, señala la artista. Su única
certeza por el momento es que, como en todo proceso revolucionario,
perdurarán imágenes convertidas en iconos. Bouabdellah ha encontrado
el suyo propio: “la fotografía de un avión Mirage de las fuerzas áereas de
Gaddafi”. Abatido en pleno vuelo por las fuerzas rebeldes, la imagen
presentaba al avión con su pico apuntando hacia el suelo libio. “El golpe
no llega a verse pero es significante y significado: el dictador ha dejado
de ser invencible”, concluye la artista.
Sobre Mirage.
“Is your lovedarling just a mirage?”. 2011
Zoulikha Bouabdellah es francesa y argelina aunque no nació ni en Fran-
cia ni en Argelia sino en Moscú, donde estudiaban sus padres. Su histo-
ria personal y su trabajo, se desarrollan en esta tensión entre varias y
diferentes culturas que se han yuxtapuesto, cruzado y confrontado en el
tiempo: la familia emigró a Francia desde Argelia cuando Zoulikha tenía
16 años, a principios de los 90. En ese momento, se vivían años de
guerra civil en Argelia.
Pero, antes de esa confrontación, la joven Zoulikha ya vivía las contradic-
ciones cada día, al volver del colegio. El mundo de mujeres cubiertas que
vivía como escolar se convertía en una galería de sensuales pinturas
orientalistas y de esculturas clásicas que mostraban a la mujer desnuda:
esta colección componía los fondos que el Museo de Bellas Artes de
Argel escondía al público y que la artista, hija de la directora del centro,
podía apreciar cada día antes de entrar a su casa, ubicada en el propio
museo.
El contraste y la síntesis imposible entre un mundo exterior puritano y
represivo, donde las representaciones icónicas están prohibidas y este
otro, en el que Zoulikha descubría una libertad estética y sexual en las
formas artísticas, constituyen uno de los elementos fundamentales de
expresión de la artista, junto con su incesante búsqueda de una libertad
que trascienda los obstáculos religiosos, políticos, morales o formales.
Zoulikha Bouabdellah explora constantemente los intersticios entre “ellos
y nosotros”, entre el Norte y el Sur, Europa y África, Cristiandad e Islam y,
fundamentalmente, el espacio entre hombre y mujer, el abismo entre lo
visible y lo que no se dice, la fractura entre el placer y el dolor.
La artista se concentra a veces sobre las aportaciones árabes e islámicas
en astrología, matemáticas religión y estética con una turbadora capaci-
La impulsora de este nuevo espacio de arte contemporáneo en Madrid es
Sabrina Amrani. Francesa de origen argelino, esta socióloga de forma-
ción impulsa un proyecto galerístico marcado por una palabra: el diálogo,
ver y escuchar al otro. Por eso, el signo distintivo de la galería Sabrina
Amrani serán las propuestas que inviten a la reflexión sobre el propio
individuo, la sociedad o el espacio. “Reflexiones políticas o sociales,
siempre individuales: las del propio artista”, explica Amrani.
La galería colabora con miradas como las de José Luis Bongore, Elvire
Bonduelle o Zoulikha Bouabdellah, entre otros. Confluirán artistas consa-
grados y emergentes de múltiples nacionalidades, porque –como dice la
galerista– “ni el arte, ni mucho menos el diálogo, tienen fronteras”. Con
todo, Amrani admite que el proyecto prestará especial atención a las
nuevas voces que están surgiendo en el panorama artístico del norte de
África y Oriente Medio.
dad para forjar nuevos significados a expresiones y motivos recurrentes
que se repiten, enlazan, superponen y dejan ver nuevos y muy actuales
significados que dejan intuir la interacción de las culturas. Así hizo con la
serie Two lovers (Dos amantes), en la que la palabra amor, tantas veces
grabada en el arte árabe, se convierte en dos amantes que ensayan todas
las posturas del Kamasutra.
Otra de sus piezas más reconocidas es Walk on the sky - Pisces, que
obtuvo el Premio Abraaj Capital en ArtDubai 2009, el galardón más
prestigioso del mundo árabe. En esta ambiciosa obra, de concepción
tridimensional, Bouabdellah plasmaba la constelación Piscis a partir de la
concepción del astrónomo Abd al-Rahman al-Sufi (903 – 986), cuyas
representaciones a partir de los estudios de Ptolomeo son la base del
conocimiento presente en este terreno. La pieza se servía de la estrella
poligonal, uno de los símbolos más retratados en el arte y arquitectura
árabe a lo largo de los tiempos, y cerraba el espacio con un suelo de
espejo: el mismo que la reina de Saba cruzó en su encuentro con el Rey
Salomón para saciar su curiosidad, incrédulo ante el rumor de que sus
tobillos eran peludos. Esta referencia, presente en la Biblia y el Corán,
unida a la aportación al conocimiento humano de al-Sufi son reflejo del
diálogo entre culturas presente en el trabajo de la artista.
Con estas obras, la artista asegura no buscar la subversión, aunque reco-
noce que “la trasgresión es un componente esencial de la modernidad, la
que nos permite apartarnos de los caminos trillados y cambiar los códigos
para mirar más allá”. Con todo, el trabajo de Bouabdellah parece buscar
la sutileza en el mensaje y una visión positiva del conflicto subyacente.
Bouabdellah explica las motivaciones que le impulsaron a desarrollar
Mirage: “En pocos meses, la historia ha cambiado de lado. Ahora se está
escribiendo en el sur, al otro lado del Mediterráneo donde, después de las
revoluciones tunecina y egipcia, la guerra civil en Libia y el levantamiento
del pueblo de Siria, el contagio revolucionario ha llegado a Bahrein y
Yemen. Y, mientras Marruecos inicia una reforma política inédita, Argelia
se compromete a reforzar su proceso democrático. ¿En qué quedará
todo esto? Nadie lo puede decir con certitud”, señala la artista. Su única
certeza por el momento es que, como en todo proceso revolucionario,
perdurarán imágenes convertidas en iconos. Bouabdellah ha encontrado
el suyo propio: “la fotografía de un avión Mirage de las fuerzas áereas de
Gaddafi”. Abatido en pleno vuelo por las fuerzas rebeldes, la imagen
presentaba al avión con su pico apuntando hacia el suelo libio. “El golpe
no llega a verse pero es significante y significado: el dictador ha dejado
de ser invencible”, concluye la artista.
Esta imagen, elegida para la serie Mirage (I, II, III, IV y V) y el tríptico Zellige,
“nos hace volver a los ideales de la revolución”. Con estas piezas, Bouab-
della lanza preguntas: “¿Inspirarán la continuación de la historia o, agita-
dos como promesas incumplidas, quedarán en el estado de los espejis-
mos, como imágenes más o menos distorsionas de lo que era un ideal
real?”. Entre lo que ya está aquí (la revolución) y lo que debe llegar (la
democracia), la artista ha encontrado en el avión militar Mirage la imagen
perfecta.
En la muestra diseñada para Sabrina Amrani, la idea toma la forma de una
composición geométrica inspirada en el repertorio artístico árabe. Como
los conceptos que subyacen en la tradición de los azulejos, las piezas
Mirage enseñan lo inasible en una experiencia que supera la contempla-
ción y empuja a las interpretaciones. “Igual que el paso de este avión es
difícil de percibir- debido al fenómeno físico de la refracción buscado
adrede por los constructores de este aparato- las formas de Mirage se
combinan en una serie de movimientos rítmicos que el ojo no puede ver
con precisión. Son formas que convocan actores y espectadores de la
historia con esa ausencia de certidumbres que caracteriza cada episodio
revolucionario”, señala Bouabdellah.
La instalación Algol es una representación esquemática de la constela-
ción de las Perseas. El nombre Algol viene del término árabe “Ras
al-Ghul”, literalmente la cabeza del demonio. Los antiguos griegos veían
en esta estrella el ojo de la Medusa, una criatura con la cabeza cubierta
de serpientes cuya mirada convertía en piedra a cualquiera que osase
desafiarla. Compuesta de faros giratorios y balizas luminosas, Algol es
una lectura mitológica de la tiranía, un work in progress destinado a dise-
ñar el mapa de estrellas muertas, de dictadores caídos por la ola de
cambio en el mundo árabe.“Is your lovedarling just a mirage?”. 2011
Zoulikha Bouabdellah es francesa y argelina aunque no nació ni en Fran-
cia ni en Argelia sino en Moscú, donde estudiaban sus padres. Su histo-
ria personal y su trabajo, se desarrollan en esta tensión entre varias y
diferentes culturas que se han yuxtapuesto, cruzado y confrontado en el
tiempo: la familia emigró a Francia desde Argelia cuando Zoulikha tenía
16 años, a principios de los 90. En ese momento, se vivían años de
guerra civil en Argelia.
Pero, antes de esa confrontación, la joven Zoulikha ya vivía las contradic-
ciones cada día, al volver del colegio. El mundo de mujeres cubiertas que
vivía como escolar se convertía en una galería de sensuales pinturas
orientalistas y de esculturas clásicas que mostraban a la mujer desnuda:
esta colección componía los fondos que el Museo de Bellas Artes de
Argel escondía al público y que la artista, hija de la directora del centro,
podía apreciar cada día antes de entrar a su casa, ubicada en el propio
museo.
El contraste y la síntesis imposible entre un mundo exterior puritano y
represivo, donde las representaciones icónicas están prohibidas y este
otro, en el que Zoulikha descubría una libertad estética y sexual en las
formas artísticas, constituyen uno de los elementos fundamentales de
expresión de la artista, junto con su incesante búsqueda de una libertad
que trascienda los obstáculos religiosos, políticos, morales o formales.
Zoulikha Bouabdellah explora constantemente los intersticios entre “ellos
y nosotros”, entre el Norte y el Sur, Europa y África, Cristiandad e Islam y,
fundamentalmente, el espacio entre hombre y mujer, el abismo entre lo
visible y lo que no se dice, la fractura entre el placer y el dolor.
La artista se concentra a veces sobre las aportaciones árabes e islámicas
en astrología, matemáticas religión y estética con una turbadora capaci-
La impulsora de este nuevo espacio de arte contemporáneo en Madrid es
Sabrina Amrani. Francesa de origen argelino, esta socióloga de forma-
ción impulsa un proyecto galerístico marcado por una palabra: el diálogo,
ver y escuchar al otro. Por eso, el signo distintivo de la galería Sabrina
Amrani serán las propuestas que inviten a la reflexión sobre el propio
individuo, la sociedad o el espacio. “Reflexiones políticas o sociales,
siempre individuales: las del propio artista”, explica Amrani.
La galería colabora con miradas como las de José Luis Bongore, Elvire
Bonduelle o Zoulikha Bouabdellah, entre otros. Confluirán artistas consa-
grados y emergentes de múltiples nacionalidades, porque –como dice la
galerista– “ni el arte, ni mucho menos el diálogo, tienen fronteras”. Con
todo, Amrani admite que el proyecto prestará especial atención a las
nuevas voces que están surgiendo en el panorama artístico del norte de
África y Oriente Medio.
dad para forjar nuevos significados a expresiones y motivos recurrentes
que se repiten, enlazan, superponen y dejan ver nuevos y muy actuales
significados que dejan intuir la interacción de las culturas. Así hizo con la
serie Two lovers (Dos amantes), en la que la palabra amor, tantas veces
grabada en el arte árabe, se convierte en dos amantes que ensayan todas
las posturas del Kamasutra.
Otra de sus piezas más reconocidas es Walk on the sky - Pisces, que
obtuvo el Premio Abraaj Capital en ArtDubai 2009, el galardón más
prestigioso del mundo árabe. En esta ambiciosa obra, de concepción
tridimensional, Bouabdellah plasmaba la constelación Piscis a partir de la
concepción del astrónomo Abd al-Rahman al-Sufi (903 – 986), cuyas
representaciones a partir de los estudios de Ptolomeo son la base del
conocimiento presente en este terreno. La pieza se servía de la estrella
poligonal, uno de los símbolos más retratados en el arte y arquitectura
árabe a lo largo de los tiempos, y cerraba el espacio con un suelo de
espejo: el mismo que la reina de Saba cruzó en su encuentro con el Rey
Salomón para saciar su curiosidad, incrédulo ante el rumor de que sus
tobillos eran peludos. Esta referencia, presente en la Biblia y el Corán,
unida a la aportación al conocimiento humano de al-Sufi son reflejo del
diálogo entre culturas presente en el trabajo de la artista.
Con estas obras, la artista asegura no buscar la subversión, aunque reco-
noce que “la trasgresión es un componente esencial de la modernidad, la
que nos permite apartarnos de los caminos trillados y cambiar los códigos
para mirar más allá”. Con todo, el trabajo de Bouabdellah parece buscar
la sutileza en el mensaje y una visión positiva del conflicto subyacente.
Bouabdellah explica las motivaciones que le impulsaron a desarrollar
Mirage: “En pocos meses, la historia ha cambiado de lado. Ahora se está
escribiendo en el sur, al otro lado del Mediterráneo donde, después de las
revoluciones tunecina y egipcia, la guerra civil en Libia y el levantamiento
del pueblo de Siria, el contagio revolucionario ha llegado a Bahrein y
Yemen. Y, mientras Marruecos inicia una reforma política inédita, Argelia
se compromete a reforzar su proceso democrático. ¿En qué quedará
todo esto? Nadie lo puede decir con certitud”, señala la artista. Su única
certeza por el momento es que, como en todo proceso revolucionario,
perdurarán imágenes convertidas en iconos. Bouabdellah ha encontrado
el suyo propio: “la fotografía de un avión Mirage de las fuerzas áereas de
Gaddafi”. Abatido en pleno vuelo por las fuerzas rebeldes, la imagen
presentaba al avión con su pico apuntando hacia el suelo libio. “El golpe
no llega a verse pero es significante y significado: el dictador ha dejado
de ser invencible”, concluye la artista.
“Slogan”. 2009
La exposición se completa con Slogan, una desviación del sentido origi-
nal de la frase cantada por la egipcia Umm Kulthum, la gran dama de la
canción árabe. Ese grito de una mujer, encadenada por el amor y deseo-
sa de recuperar su libertad, se convierte aquí en un slogan revolucionario,
una fórmula universal para todos los oprimidos.
Zoulikha Bouabdellah es francesa y argelina aunque no nació ni en Fran-
cia ni en Argelia sino en Moscú, donde estudiaban sus padres. Su histo-
ria personal y su trabajo, se desarrollan en esta tensión entre varias y
diferentes culturas que se han yuxtapuesto, cruzado y confrontado en el
tiempo: la familia emigró a Francia desde Argelia cuando Zoulikha tenía
16 años, a principios de los 90. En ese momento, se vivían años de
guerra civil en Argelia.
Pero, antes de esa confrontación, la joven Zoulikha ya vivía las contradic-
ciones cada día, al volver del colegio. El mundo de mujeres cubiertas que
vivía como escolar se convertía en una galería de sensuales pinturas
orientalistas y de esculturas clásicas que mostraban a la mujer desnuda:
esta colección componía los fondos que el Museo de Bellas Artes de
Argel escondía al público y que la artista, hija de la directora del centro,
podía apreciar cada día antes de entrar a su casa, ubicada en el propio
museo.
El contraste y la síntesis imposible entre un mundo exterior puritano y
represivo, donde las representaciones icónicas están prohibidas y este
otro, en el que Zoulikha descubría una libertad estética y sexual en las
formas artísticas, constituyen uno de los elementos fundamentales de
expresión de la artista, junto con su incesante búsqueda de una libertad
que trascienda los obstáculos religiosos, políticos, morales o formales.
Zoulikha Bouabdellah explora constantemente los intersticios entre “ellos
y nosotros”, entre el Norte y el Sur, Europa y África, Cristiandad e Islam y,
fundamentalmente, el espacio entre hombre y mujer, el abismo entre lo
visible y lo que no se dice, la fractura entre el placer y el dolor.
La artista se concentra a veces sobre las aportaciones árabes e islámicas
en astrología, matemáticas religión y estética con una turbadora capaci-
La impulsora de este nuevo espacio de arte contemporáneo en Madrid es
Sabrina Amrani. Francesa de origen argelino, esta socióloga de forma-
ción impulsa un proyecto galerístico marcado por una palabra: el diálogo,
ver y escuchar al otro. Por eso, el signo distintivo de la galería Sabrina
Amrani serán las propuestas que inviten a la reflexión sobre el propio
individuo, la sociedad o el espacio. “Reflexiones políticas o sociales,
siempre individuales: las del propio artista”, explica Amrani.
La galería colabora con miradas como las de José Luis Bongore, Elvire
Bonduelle o Zoulikha Bouabdellah, entre otros. Confluirán artistas consa-
grados y emergentes de múltiples nacionalidades, porque –como dice la
galerista– “ni el arte, ni mucho menos el diálogo, tienen fronteras”. Con
todo, Amrani admite que el proyecto prestará especial atención a las
nuevas voces que están surgiendo en el panorama artístico del norte de
África y Oriente Medio.
dad para forjar nuevos significados a expresiones y motivos recurrentes
que se repiten, enlazan, superponen y dejan ver nuevos y muy actuales
significados que dejan intuir la interacción de las culturas. Así hizo con la
serie Two lovers (Dos amantes), en la que la palabra amor, tantas veces
grabada en el arte árabe, se convierte en dos amantes que ensayan todas
las posturas del Kamasutra.
Otra de sus piezas más reconocidas es Walk on the sky - Pisces, que
obtuvo el Premio Abraaj Capital en ArtDubai 2009, el galardón más
prestigioso del mundo árabe. En esta ambiciosa obra, de concepción
tridimensional, Bouabdellah plasmaba la constelación Piscis a partir de la
concepción del astrónomo Abd al-Rahman al-Sufi (903 – 986), cuyas
representaciones a partir de los estudios de Ptolomeo son la base del
conocimiento presente en este terreno. La pieza se servía de la estrella
poligonal, uno de los símbolos más retratados en el arte y arquitectura
árabe a lo largo de los tiempos, y cerraba el espacio con un suelo de
espejo: el mismo que la reina de Saba cruzó en su encuentro con el Rey
Salomón para saciar su curiosidad, incrédulo ante el rumor de que sus
tobillos eran peludos. Esta referencia, presente en la Biblia y el Corán,
unida a la aportación al conocimiento humano de al-Sufi son reflejo del
diálogo entre culturas presente en el trabajo de la artista.
Con estas obras, la artista asegura no buscar la subversión, aunque reco-
noce que “la trasgresión es un componente esencial de la modernidad, la
que nos permite apartarnos de los caminos trillados y cambiar los códigos
para mirar más allá”. Con todo, el trabajo de Bouabdellah parece buscar
la sutileza en el mensaje y una visión positiva del conflicto subyacente.
Bouabdellah explains the motivations that prompted her to develop
Mirage: "In a few months, history has changed its side. It is now being
written in the south, across the Mediterranean, where after Tunisian and
Egyptian revolutions, civil war in Libya and the rising of Syrian people, the
spreading revolution has arrived to Bahrain and Yemen. And, while Moroc-
co launches unprecedented political reforms, Algeria is committed to
strengthening the democratic process. ¿How will all this end up? No one
can say with certainty", says the artist. Her only certainty at the moment is
that, as in every revolutionary process, images will perdure converted into
icons. Bouabdellah found her own: "a picture of a Mirage aircraft of the
Gaddafi’s Air Force". Shot down in flight by rebel forces, the image
showed the aircraft with its beak pointing towards the Libyan soil. "The hit
didn’t come to be seen but it is significant and significative: the dictator is
no longer invincibile", concludes the artist.
Zoulikha Bouabdellah is French and Algerian although was not born in
France nor in Algeria, but in Moscow, where his parents studied. Her
personal history and her work, developped in the tension between groups
and different cultures that were juxtaposed, crossed and confronted in
time: the family emigrated to France from Algeria when Zoulikha was 16
years old, in the early 90's. At that time, Algeria lived the civil war years.
But before that confrontation, the young Zoulikha already lived the contra-
dictions each day, returning from school. The world of covered women in
which she lived at school became a gallery of sensual Orientalist pictures
and classical sculpture depicting naked women: this collection consisted
of funds that the Museum of Fine Arts of Algiers hidden to the public and
that the artist, the daughter of the center's director, could see every day
before entering his home, located in the very museum.
The contrast and impossible synthesis between a puritan and repressive
outside world, where iconic representations are prohibited and this other,
in which Zoulikha discovered a sexual and aesthetic freedom in art forms,
is one of the key elements expression of the artist, along with his relent-
less pursuit of freedom that transcends religious barriers, political, moral
or formal. Zoulikha Bouabdellah constantly explores the interstices
between "them and us" between the North and South, Europe and Africa,
Christianity and Islam and fundamentally, the gap between men and
women, the gap between what is visible and what is not said, the split
between pleasure and pain.
The artist often focuses on Arab and Islamic contributions in astrology,
mathematics, religion and aesthetics with a disturbing ability to forge new
meanings to expressions and recurring motifs which repeat, relate, over-
lap and reveal new and very modern meanings that intuit the interaction
of cultures. So she did with the series Two lovers, in which the word love,
so often recorded in the Arabic art, becomes two lovers that test all Kama-
The promoter of this new space for contemporary art in Madrid is Sabrina
Amrani. French of Algerian origin, she impulses a gallery project marked
by one word: dialogue, to see and to listen to others. Therefore, the
distinctive signs of the gallery Sabrina Amrani are proposals that invite to
think on the individual, the society or space. "Political or social thoughts:
the artist's own, always individually", Amrani said.
The gallery collaborates with artists José Luis Bongore, Elvire Bonduelle or
Zoulikha Bouabdellah, among others. Established and emerging artists of
many nationalities will come together in her space because, as stated by
the gallerist: "Nor art, much less dialogue, have borders." However, Amrani
acknowledges that the project will pay particular attention to the new
voices that are emerging in the Middle East and North Africa region.
sutra postures.
Another of her most recognized work is Walk on the sky – Pisces, which
won the ArtDubai Abraaj Capital in 2009, the highest prestigious award in
the Arab world. In this ambitious work, a three-dimensional design, Zoulikha
embodied the constellation Pisces from conception of the astronomer
Abd al-Rahman al-Sufi (903-986), whose representations from Ptolemy
studies are the basis of present knowledge in this field. The piece made
use of the polygonal star, one of the symbols most depicted in Arabic art
and architecture throughout the ages, and closed the space with a floor
of mirror: the same that the Queen of Sheba crossed for her encounter
with the King Solomon, that wanted to satisfy his curiosity, not believing
the rumor that her ankles were hairy. This reference, present in the Bible
and the Koran, attached to the contribution to human knowledge of
al-Sufi, reflects the dialogue between cultures present in the work of the
artist.
With these works, the artist ensures is not searching subversion, although
she recognizes that "the transgression is an essential component of
modernity, that allows us to depart from the beaten path and change the
codes to look beyond". However, Bouabdellah’s work seems to look for
the subtlety in the message and a positive view of the underlying conflict.
Obras Mirage.
“Mirage I”. 2011
“Is your love darling just a mirage?”. 2011
Bouabdellah explains the motivations that prompted her to develop
Mirage: "In a few months, history has changed its side. It is now being
written in the south, across the Mediterranean, where after Tunisian and
Egyptian revolutions, civil war in Libya and the rising of Syrian people, the
spreading revolution has arrived to Bahrain and Yemen. And, while Moroc-
co launches unprecedented political reforms, Algeria is committed to
strengthening the democratic process. ¿How will all this end up? No one
can say with certainty", says the artist. Her only certainty at the moment is
that, as in every revolutionary process, images will perdure converted into
icons. Bouabdellah found her own: "a picture of a Mirage aircraft of the
Gaddafi’s Air Force". Shot down in flight by rebel forces, the image
showed the aircraft with its beak pointing towards the Libyan soil. "The hit
didn’t come to be seen but it is significant and significative: the dictator is
no longer invincibile", concludes the artist.
Zoulikha Bouabdellah is French and Algerian although was not born in
France nor in Algeria, but in Moscow, where his parents studied. Her
personal history and her work, developped in the tension between groups
and different cultures that were juxtaposed, crossed and confronted in
time: the family emigrated to France from Algeria when Zoulikha was 16
years old, in the early 90's. At that time, Algeria lived the civil war years.
But before that confrontation, the young Zoulikha already lived the contra-
dictions each day, returning from school. The world of covered women in
which she lived at school became a gallery of sensual Orientalist pictures
and classical sculpture depicting naked women: this collection consisted
of funds that the Museum of Fine Arts of Algiers hidden to the public and
that the artist, the daughter of the center's director, could see every day
before entering his home, located in the very museum.
The contrast and impossible synthesis between a puritan and repressive
outside world, where iconic representations are prohibited and this other,
in which Zoulikha discovered a sexual and aesthetic freedom in art forms,
is one of the key elements expression of the artist, along with his relent-
less pursuit of freedom that transcends religious barriers, political, moral
or formal. Zoulikha Bouabdellah constantly explores the interstices
between "them and us" between the North and South, Europe and Africa,
Christianity and Islam and fundamentally, the gap between men and
women, the gap between what is visible and what is not said, the split
between pleasure and pain.
The artist often focuses on Arab and Islamic contributions in astrology,
mathematics, religion and aesthetics with a disturbing ability to forge new
meanings to expressions and recurring motifs which repeat, relate, over-
lap and reveal new and very modern meanings that intuit the interaction
of cultures. So she did with the series Two lovers, in which the word love,
so often recorded in the Arabic art, becomes two lovers that test all Kama-
The promoter of this new space for contemporary art in Madrid is Sabrina
Amrani. French of Algerian origin, she impulses a gallery project marked
by one word: dialogue, to see and to listen to others. Therefore, the
distinctive signs of the gallery Sabrina Amrani are proposals that invite to
think on the individual, the society or space. "Political or social thoughts:
the artist's own, always individually", Amrani said.
The gallery collaborates with artists José Luis Bongore, Elvire Bonduelle or
Zoulikha Bouabdellah, among others. Established and emerging artists of
many nationalities will come together in her space because, as stated by
the gallerist: "Nor art, much less dialogue, have borders." However, Amrani
acknowledges that the project will pay particular attention to the new
voices that are emerging in the Middle East and North Africa region.
sutra postures.
Another of her most recognized work is Walk on the sky – Pisces, which
won the ArtDubai Abraaj Capital in 2009, the highest prestigious award in
the Arab world. In this ambitious work, a three-dimensional design, Zoulikha
embodied the constellation Pisces from conception of the astronomer
Abd al-Rahman al-Sufi (903-986), whose representations from Ptolemy
studies are the basis of present knowledge in this field. The piece made
use of the polygonal star, one of the symbols most depicted in Arabic art
and architecture throughout the ages, and closed the space with a floor
of mirror: the same that the Queen of Sheba crossed for her encounter
with the King Solomon, that wanted to satisfy his curiosity, not believing
the rumor that her ankles were hairy. This reference, present in the Bible
and the Koran, attached to the contribution to human knowledge of
al-Sufi, reflects the dialogue between cultures present in the work of the
artist.
With these works, the artist ensures is not searching subversion, although
she recognizes that "the transgression is an essential component of
modernity, that allows us to depart from the beaten path and change the
codes to look beyond". However, Bouabdellah’s work seems to look for
the subtlety in the message and a positive view of the underlying conflict.
“Zelige”. 2011
“Mirage I”. 2011
“Mirage II”. 2011
Bouabdellah explains the motivations that prompted her to develop
Mirage: "In a few months, history has changed its side. It is now being
written in the south, across the Mediterranean, where after Tunisian and
Egyptian revolutions, civil war in Libya and the rising of Syrian people, the
spreading revolution has arrived to Bahrain and Yemen. And, while Moroc-
co launches unprecedented political reforms, Algeria is committed to
strengthening the democratic process. ¿How will all this end up? No one
can say with certainty", says the artist. Her only certainty at the moment is
that, as in every revolutionary process, images will perdure converted into
icons. Bouabdellah found her own: "a picture of a Mirage aircraft of the
Gaddafi’s Air Force". Shot down in flight by rebel forces, the image
showed the aircraft with its beak pointing towards the Libyan soil. "The hit
didn’t come to be seen but it is significant and significative: the dictator is
no longer invincibile", concludes the artist.
Zoulikha Bouabdellah is French and Algerian although was not born in
France nor in Algeria, but in Moscow, where his parents studied. Her
personal history and her work, developped in the tension between groups
and different cultures that were juxtaposed, crossed and confronted in
time: the family emigrated to France from Algeria when Zoulikha was 16
years old, in the early 90's. At that time, Algeria lived the civil war years.
But before that confrontation, the young Zoulikha already lived the contra-
dictions each day, returning from school. The world of covered women in
which she lived at school became a gallery of sensual Orientalist pictures
and classical sculpture depicting naked women: this collection consisted
of funds that the Museum of Fine Arts of Algiers hidden to the public and
that the artist, the daughter of the center's director, could see every day
before entering his home, located in the very museum.
The contrast and impossible synthesis between a puritan and repressive
outside world, where iconic representations are prohibited and this other,
in which Zoulikha discovered a sexual and aesthetic freedom in art forms,
is one of the key elements expression of the artist, along with his relent-
less pursuit of freedom that transcends religious barriers, political, moral
or formal. Zoulikha Bouabdellah constantly explores the interstices
between "them and us" between the North and South, Europe and Africa,
Christianity and Islam and fundamentally, the gap between men and
women, the gap between what is visible and what is not said, the split
between pleasure and pain.
The artist often focuses on Arab and Islamic contributions in astrology,
mathematics, religion and aesthetics with a disturbing ability to forge new
meanings to expressions and recurring motifs which repeat, relate, over-
lap and reveal new and very modern meanings that intuit the interaction
of cultures. So she did with the series Two lovers, in which the word love,
so often recorded in the Arabic art, becomes two lovers that test all Kama-
The promoter of this new space for contemporary art in Madrid is Sabrina
Amrani. French of Algerian origin, she impulses a gallery project marked
by one word: dialogue, to see and to listen to others. Therefore, the
distinctive signs of the gallery Sabrina Amrani are proposals that invite to
think on the individual, the society or space. "Political or social thoughts:
the artist's own, always individually", Amrani said.
The gallery collaborates with artists José Luis Bongore, Elvire Bonduelle or
Zoulikha Bouabdellah, among others. Established and emerging artists of
many nationalities will come together in her space because, as stated by
the gallerist: "Nor art, much less dialogue, have borders." However, Amrani
acknowledges that the project will pay particular attention to the new
voices that are emerging in the Middle East and North Africa region.
sutra postures.
Another of her most recognized work is Walk on the sky – Pisces, which
won the ArtDubai Abraaj Capital in 2009, the highest prestigious award in
the Arab world. In this ambitious work, a three-dimensional design, Zoulikha
embodied the constellation Pisces from conception of the astronomer
Abd al-Rahman al-Sufi (903-986), whose representations from Ptolemy
studies are the basis of present knowledge in this field. The piece made
use of the polygonal star, one of the symbols most depicted in Arabic art
and architecture throughout the ages, and closed the space with a floor
of mirror: the same that the Queen of Sheba crossed for her encounter
with the King Solomon, that wanted to satisfy his curiosity, not believing
the rumor that her ankles were hairy. This reference, present in the Bible
and the Koran, attached to the contribution to human knowledge of
al-Sufi, reflects the dialogue between cultures present in the work of the
artist.
With these works, the artist ensures is not searching subversion, although
she recognizes that "the transgression is an essential component of
modernity, that allows us to depart from the beaten path and change the
codes to look beyond". However, Bouabdellah’s work seems to look for
the subtlety in the message and a positive view of the underlying conflict.
“Mirage IV”. 2011
“Mirage V”. 2011
“Mirage V”. 2011
Too Many Mirages I. 2011
Too Many Mirages III. 2011 Too Many Mirages IV. 2011
Too Many Mirages V. 201 Too Many Mirages VI. 2011
Too Many Mirages II. 2011
Too Many Mirages VII. 2011
Too Many Mirages IX. 2011
Too Many Mirages VIII. 2011
‘Mirage’ en prensa.
Babelia. El País. 10 Junio 2011
Babelia. El País. 11 Junio 2011
The International Herald Tribune. 17 Junio 2011
Metrópoli. El Mundo. 17 Junio 2011
Bouabdellah explica las motivaciones que le impulsaron a desarrollar
Mirage: “En pocos meses, la historia ha cambiado de lado. Ahora se está
escribiendo en el sur, al otro lado del Mediterráneo donde, después de las
revoluciones tunecina y egipcia, la guerra civil en Libia y el levantamiento
del pueblo de Siria, el contagio revolucionario ha llegado a Bahrein y
Yemen. Y, mientras Marruecos inicia una reforma política inédita, Argelia
se compromete a reforzar su proceso democrático. ¿En qué quedará
todo esto? Nadie lo puede decir con certitud”, señala la artista. Su única
certeza por el momento es que, como en todo proceso revolucionario,
perdurarán imágenes convertidas en iconos. Bouabdellah ha encontrado
el suyo propio: “la fotografía de un avión Mirage de las fuerzas áereas de
Gaddafi”. Abatido en pleno vuelo por las fuerzas rebeldes, la imagen
presentaba al avión con su pico apuntando hacia el suelo libio. “El golpe
no llega a verse pero es significante y significado: el dictador ha dejado
de ser invencible”, concluye la artista.
Zoulikha Bouabdellah es francesa y argelina aunque no nació ni en Fran-
cia ni en Argelia sino en Moscú, donde estudiaban sus padres. Su histo-
ria personal y su trabajo, se desarrollan en esta tensión entre varias y
diferentes culturas que se han yuxtapuesto, cruzado y confrontado en el
tiempo: la familia emigró a Francia desde Argelia cuando Zoulikha tenía
16 años, a principios de los 90. En ese momento, se vivían años de
guerra civil en Argelia.
Pero, antes de esa confrontación, la joven Zoulikha ya vivía las contradic-
ciones cada día, al volver del colegio. El mundo de mujeres cubiertas que
vivía como escolar se convertía en una galería de sensuales pinturas
orientalistas y de esculturas clásicas que mostraban a la mujer desnuda:
esta colección componía los fondos que el Museo de Bellas Artes de
Argel escondía al público y que la artista, hija de la directora del centro,
podía apreciar cada día antes de entrar a su casa, ubicada en el propio
museo.
El contraste y la síntesis imposible entre un mundo exterior puritano y
represivo, donde las representaciones icónicas están prohibidas y este
otro, en el que Zoulikha descubría una libertad estética y sexual en las
formas artísticas, constituyen uno de los elementos fundamentales de
expresión de la artista, junto con su incesante búsqueda de una libertad
que trascienda los obstáculos religiosos, políticos, morales o formales.
Zoulikha Bouabdellah explora constantemente los intersticios entre “ellos
y nosotros”, entre el Norte y el Sur, Europa y África, Cristiandad e Islam y,
fundamentalmente, el espacio entre hombre y mujer, el abismo entre lo
visible y lo que no se dice, la fractura entre el placer y el dolor.
La artista se concentra a veces sobre las aportaciones árabes e islámicas
en astrología, matemáticas religión y estética con una turbadora capaci-
Sobre ZoulikhaBouabdellah.
La impulsora de este nuevo espacio de arte contemporáneo en Madrid es
Sabrina Amrani. Francesa de origen argelino, esta socióloga de forma-
ción impulsa un proyecto galerístico marcado por una palabra: el diálogo,
ver y escuchar al otro. Por eso, el signo distintivo de la galería Sabrina
Amrani serán las propuestas que inviten a la reflexión sobre el propio
individuo, la sociedad o el espacio. “Reflexiones políticas o sociales,
siempre individuales: las del propio artista”, explica Amrani.
La galería colabora con miradas como las de José Luis Bongore, Elvire
Bonduelle o Zoulikha Bouabdellah, entre otros. Confluirán artistas consa-
grados y emergentes de múltiples nacionalidades, porque –como dice la
galerista– “ni el arte, ni mucho menos el diálogo, tienen fronteras”. Con
todo, Amrani admite que el proyecto prestará especial atención a las
nuevas voces que están surgiendo en el panorama artístico del norte de
África y Oriente Medio.
dad para forjar nuevos significados a expresiones y motivos recurrentes
que se repiten, enlazan, superponen y dejan ver nuevos y muy actuales
significados que dejan intuir la interacción de las culturas. Así hizo con la
serie Two lovers (Dos amantes), en la que la palabra amor, tantas veces
grabada en el arte árabe, se convierte en dos amantes que ensayan todas
las posturas del Kamasutra.
Otra de sus piezas más reconocidas es Walk on the sky - Pisces, que
obtuvo el Premio Abraaj Capital en ArtDubai 2009, el galardón más
prestigioso del mundo árabe. En esta ambiciosa obra, de concepción
tridimensional, Bouabdellah plasmaba la constelación Piscis a partir de la
concepción del astrónomo Abd al-Rahman al-Sufi (903 – 986), cuyas
representaciones a partir de los estudios de Ptolomeo son la base del
conocimiento presente en este terreno. La pieza se servía de la estrella
poligonal, uno de los símbolos más retratados en el arte y arquitectura
árabe a lo largo de los tiempos, y cerraba el espacio con un suelo de
espejo: el mismo que la reina de Saba cruzó en su encuentro con el Rey
Salomón para saciar su curiosidad, incrédulo ante el rumor de que sus
tobillos eran peludos. Esta referencia, presente en la Biblia y el Corán,
unida a la aportación al conocimiento humano de al-Sufi son reflejo del
diálogo entre culturas presente en el trabajo de la artista.
Con estas obras, la artista asegura no buscar la subversión, aunque reco-
noce que “la trasgresión es un componente esencial de la modernidad, la
que nos permite apartarnos de los caminos trillados y cambiar los códigos
para mirar más allá”. Con todo, el trabajo de Bouabdellah parece buscar
la sutileza en el mensaje y una visión positiva del conflicto subyacente.
Bouabdellah explica las motivaciones que le impulsaron a desarrollar
Mirage: “En pocos meses, la historia ha cambiado de lado. Ahora se está
escribiendo en el sur, al otro lado del Mediterráneo donde, después de las
revoluciones tunecina y egipcia, la guerra civil en Libia y el levantamiento
del pueblo de Siria, el contagio revolucionario ha llegado a Bahrein y
Yemen. Y, mientras Marruecos inicia una reforma política inédita, Argelia
se compromete a reforzar su proceso democrático. ¿En qué quedará
todo esto? Nadie lo puede decir con certitud”, señala la artista. Su única
certeza por el momento es que, como en todo proceso revolucionario,
perdurarán imágenes convertidas en iconos. Bouabdellah ha encontrado
el suyo propio: “la fotografía de un avión Mirage de las fuerzas áereas de
Gaddafi”. Abatido en pleno vuelo por las fuerzas rebeldes, la imagen
presentaba al avión con su pico apuntando hacia el suelo libio. “El golpe
no llega a verse pero es significante y significado: el dictador ha dejado
de ser invencible”, concluye la artista.
Zoulikha Bouabdellah es francesa y argelina aunque no nació ni en Fran-
cia ni en Argelia sino en Moscú, donde estudiaban sus padres. Su histo-
ria personal y su trabajo, se desarrollan en esta tensión entre varias y
diferentes culturas que se han yuxtapuesto, cruzado y confrontado en el
tiempo: la familia emigró a Francia desde Argelia cuando Zoulikha tenía
16 años, a principios de los 90. En ese momento, se vivían años de
guerra civil en Argelia.
Pero, antes de esa confrontación, la joven Zoulikha ya vivía las contradic-
ciones cada día, al volver del colegio. El mundo de mujeres cubiertas que
vivía como escolar se convertía en una galería de sensuales pinturas
orientalistas y de esculturas clásicas que mostraban a la mujer desnuda:
esta colección componía los fondos que el Museo de Bellas Artes de
Argel escondía al público y que la artista, hija de la directora del centro,
podía apreciar cada día antes de entrar a su casa, ubicada en el propio
museo.
El contraste y la síntesis imposible entre un mundo exterior puritano y
represivo, donde las representaciones icónicas están prohibidas y este
otro, en el que Zoulikha descubría una libertad estética y sexual en las
formas artísticas, constituyen uno de los elementos fundamentales de
expresión de la artista, junto con su incesante búsqueda de una libertad
que trascienda los obstáculos religiosos, políticos, morales o formales.
Zoulikha Bouabdellah explora constantemente los intersticios entre “ellos
y nosotros”, entre el Norte y el Sur, Europa y África, Cristiandad e Islam y,
fundamentalmente, el espacio entre hombre y mujer, el abismo entre lo
visible y lo que no se dice, la fractura entre el placer y el dolor.
La artista se concentra a veces sobre las aportaciones árabes e islámicas
en astrología, matemáticas religión y estética con una turbadora capaci-
La impulsora de este nuevo espacio de arte contemporáneo en Madrid es
Sabrina Amrani. Francesa de origen argelino, esta socióloga de forma-
ción impulsa un proyecto galerístico marcado por una palabra: el diálogo,
ver y escuchar al otro. Por eso, el signo distintivo de la galería Sabrina
Amrani serán las propuestas que inviten a la reflexión sobre el propio
individuo, la sociedad o el espacio. “Reflexiones políticas o sociales,
siempre individuales: las del propio artista”, explica Amrani.
La galería colabora con miradas como las de José Luis Bongore, Elvire
Bonduelle o Zoulikha Bouabdellah, entre otros. Confluirán artistas consa-
grados y emergentes de múltiples nacionalidades, porque –como dice la
galerista– “ni el arte, ni mucho menos el diálogo, tienen fronteras”. Con
todo, Amrani admite que el proyecto prestará especial atención a las
nuevas voces que están surgiendo en el panorama artístico del norte de
África y Oriente Medio.
dad para forjar nuevos significados a expresiones y motivos recurrentes
que se repiten, enlazan, superponen y dejan ver nuevos y muy actuales
significados que dejan intuir la interacción de las culturas. Así hizo con la
serie Two lovers (Dos amantes), en la que la palabra amor, tantas veces
grabada en el arte árabe, se convierte en dos amantes que ensayan todas
las posturas del Kamasutra.
“Two Lovers”. 2010
Otra de sus piezas más reconocidas es Walk on the sky - Pisces, que
obtuvo el Premio Abraaj Capital en ArtDubai 2009, el galardón más
prestigioso del mundo árabe. En esta ambiciosa obra, de concepción
tridimensional, Bouabdellah plasmaba la constelación Piscis a partir de la
concepción del astrónomo Abd al-Rahman al-Sufi (903 – 986), cuyas
representaciones a partir de los estudios de Ptolomeo son la base del
conocimiento presente en este terreno. La pieza se servía de la estrella
poligonal, uno de los símbolos más retratados en el arte y arquitectura
árabe a lo largo de los tiempos, y cerraba el espacio con un suelo de
espejo: el mismo que la reina de Saba cruzó en su encuentro con el Rey
Salomón para saciar su curiosidad, incrédulo ante el rumor de que sus
tobillos eran peludos. Esta referencia, presente en la Biblia y el Corán,
unida a la aportación al conocimiento humano de al-Sufi son reflejo del
diálogo entre culturas presente en el trabajo de la artista.
Con estas obras, la artista asegura no buscar la subversión, aunque reco-
noce que “la trasgresión es un componente esencial de la modernidad, la
que nos permite apartarnos de los caminos trillados y cambiar los códigos
para mirar más allá”. Con todo, el trabajo de Bouabdellah parece buscar
la sutileza en el mensaje y una visión positiva del conflicto subyacente.
Bouabdellah explica las motivaciones que le impulsaron a desarrollar
Mirage: “En pocos meses, la historia ha cambiado de lado. Ahora se está
escribiendo en el sur, al otro lado del Mediterráneo donde, después de las
revoluciones tunecina y egipcia, la guerra civil en Libia y el levantamiento
del pueblo de Siria, el contagio revolucionario ha llegado a Bahrein y
Yemen. Y, mientras Marruecos inicia una reforma política inédita, Argelia
se compromete a reforzar su proceso democrático. ¿En qué quedará
todo esto? Nadie lo puede decir con certitud”, señala la artista. Su única
certeza por el momento es que, como en todo proceso revolucionario,
perdurarán imágenes convertidas en iconos. Bouabdellah ha encontrado
el suyo propio: “la fotografía de un avión Mirage de las fuerzas áereas de
Gaddafi”. Abatido en pleno vuelo por las fuerzas rebeldes, la imagen
presentaba al avión con su pico apuntando hacia el suelo libio. “El golpe
no llega a verse pero es significante y significado: el dictador ha dejado
de ser invencible”, concluye la artista.
Zoulikha Bouabdellah es francesa y argelina aunque no nació ni en Fran-
cia ni en Argelia sino en Moscú, donde estudiaban sus padres. Su histo-
ria personal y su trabajo, se desarrollan en esta tensión entre varias y
diferentes culturas que se han yuxtapuesto, cruzado y confrontado en el
tiempo: la familia emigró a Francia desde Argelia cuando Zoulikha tenía
16 años, a principios de los 90. En ese momento, se vivían años de
guerra civil en Argelia.
Pero, antes de esa confrontación, la joven Zoulikha ya vivía las contradic-
ciones cada día, al volver del colegio. El mundo de mujeres cubiertas que
vivía como escolar se convertía en una galería de sensuales pinturas
orientalistas y de esculturas clásicas que mostraban a la mujer desnuda:
esta colección componía los fondos que el Museo de Bellas Artes de
Argel escondía al público y que la artista, hija de la directora del centro,
podía apreciar cada día antes de entrar a su casa, ubicada en el propio
museo.
El contraste y la síntesis imposible entre un mundo exterior puritano y
represivo, donde las representaciones icónicas están prohibidas y este
otro, en el que Zoulikha descubría una libertad estética y sexual en las
formas artísticas, constituyen uno de los elementos fundamentales de
expresión de la artista, junto con su incesante búsqueda de una libertad
que trascienda los obstáculos religiosos, políticos, morales o formales.
Zoulikha Bouabdellah explora constantemente los intersticios entre “ellos
y nosotros”, entre el Norte y el Sur, Europa y África, Cristiandad e Islam y,
fundamentalmente, el espacio entre hombre y mujer, el abismo entre lo
visible y lo que no se dice, la fractura entre el placer y el dolor.
La artista se concentra a veces sobre las aportaciones árabes e islámicas
en astrología, matemáticas religión y estética con una turbadora capaci-
La impulsora de este nuevo espacio de arte contemporáneo en Madrid es
Sabrina Amrani. Francesa de origen argelino, esta socióloga de forma-
ción impulsa un proyecto galerístico marcado por una palabra: el diálogo,
ver y escuchar al otro. Por eso, el signo distintivo de la galería Sabrina
Amrani serán las propuestas que inviten a la reflexión sobre el propio
individuo, la sociedad o el espacio. “Reflexiones políticas o sociales,
siempre individuales: las del propio artista”, explica Amrani.
La galería colabora con miradas como las de José Luis Bongore, Elvire
Bonduelle o Zoulikha Bouabdellah, entre otros. Confluirán artistas consa-
grados y emergentes de múltiples nacionalidades, porque –como dice la
galerista– “ni el arte, ni mucho menos el diálogo, tienen fronteras”. Con
todo, Amrani admite que el proyecto prestará especial atención a las
nuevas voces que están surgiendo en el panorama artístico del norte de
África y Oriente Medio.
dad para forjar nuevos significados a expresiones y motivos recurrentes
que se repiten, enlazan, superponen y dejan ver nuevos y muy actuales
significados que dejan intuir la interacción de las culturas. Así hizo con la
serie Two lovers (Dos amantes), en la que la palabra amor, tantas veces
grabada en el arte árabe, se convierte en dos amantes que ensayan todas
las posturas del Kamasutra.
“Two Lovers”. 2010
Otra de sus piezas más reconocidas es Walk on the sky - Pisces, que
obtuvo el Premio Abraaj Capital en ArtDubai 2009, el galardón más
prestigioso del mundo árabe. En esta ambiciosa obra, de concepción
tridimensional, Bouabdellah plasmaba la constelación Piscis a partir de la
concepción del astrónomo Abd al-Rahman al-Sufi (903 – 986), cuyas
representaciones a partir de los estudios de Ptolomeo son la base del
“Walk on the sky -Pisces”. 2009
conocimiento presente en este terreno. La pieza se servía de la estrella
poligonal, uno de los símbolos más retratados en el arte y arquitectura
árabe a lo largo de los tiempos, y cerraba el espacio con un suelo de
espejo: el mismo que la reina de Saba cruzó en su encuentro con el Rey
Salomón para saciar su curiosidad, incrédulo ante el rumor de que sus
tobillos eran peludos. Esta referencia, presente en la Biblia y el Corán,
unida a la aportación al conocimiento humano de al-Sufi son reflejo del
diálogo entre culturas presente en el trabajo de la artista.
Con estas obras, la artista asegura no buscar la subversión, aunque reco-
noce que “la trasgresión es un componente esencial de la modernidad, la
que nos permite apartarnos de los caminos trillados y cambiar los códigos
para mirar más allá”. Con todo, el trabajo de Bouabdellah parece buscar
la sutileza en el mensaje y una visión positiva del conflicto subyacente.
Bouabdellah explica las motivaciones que le impulsaron a desarrollar
Mirage: “En pocos meses, la historia ha cambiado de lado. Ahora se está
escribiendo en el sur, al otro lado del Mediterráneo donde, después de las
revoluciones tunecina y egipcia, la guerra civil en Libia y el levantamiento
del pueblo de Siria, el contagio revolucionario ha llegado a Bahrein y
Yemen. Y, mientras Marruecos inicia una reforma política inédita, Argelia
se compromete a reforzar su proceso democrático. ¿En qué quedará
todo esto? Nadie lo puede decir con certitud”, señala la artista. Su única
certeza por el momento es que, como en todo proceso revolucionario,
perdurarán imágenes convertidas en iconos. Bouabdellah ha encontrado
el suyo propio: “la fotografía de un avión Mirage de las fuerzas áereas de
Gaddafi”. Abatido en pleno vuelo por las fuerzas rebeldes, la imagen
presentaba al avión con su pico apuntando hacia el suelo libio. “El golpe
no llega a verse pero es significante y significado: el dictador ha dejado
de ser invencible”, concluye la artista.
Zoulikha Bouabdellah es francesa y argelina aunque no nació ni en Fran-
cia ni en Argelia sino en Moscú, donde estudiaban sus padres. Su histo-
ria personal y su trabajo, se desarrollan en esta tensión entre varias y
diferentes culturas que se han yuxtapuesto, cruzado y confrontado en el
tiempo: la familia emigró a Francia desde Argelia cuando Zoulikha tenía
16 años, a principios de los 90. En ese momento, se vivían años de
guerra civil en Argelia.
Pero, antes de esa confrontación, la joven Zoulikha ya vivía las contradic-
ciones cada día, al volver del colegio. El mundo de mujeres cubiertas que
vivía como escolar se convertía en una galería de sensuales pinturas
orientalistas y de esculturas clásicas que mostraban a la mujer desnuda:
esta colección componía los fondos que el Museo de Bellas Artes de
Argel escondía al público y que la artista, hija de la directora del centro,
podía apreciar cada día antes de entrar a su casa, ubicada en el propio
museo.
El contraste y la síntesis imposible entre un mundo exterior puritano y
represivo, donde las representaciones icónicas están prohibidas y este
otro, en el que Zoulikha descubría una libertad estética y sexual en las
formas artísticas, constituyen uno de los elementos fundamentales de
expresión de la artista, junto con su incesante búsqueda de una libertad
que trascienda los obstáculos religiosos, políticos, morales o formales.
Zoulikha Bouabdellah explora constantemente los intersticios entre “ellos
y nosotros”, entre el Norte y el Sur, Europa y África, Cristiandad e Islam y,
fundamentalmente, el espacio entre hombre y mujer, el abismo entre lo
visible y lo que no se dice, la fractura entre el placer y el dolor.
La artista se concentra a veces sobre las aportaciones árabes e islámicas
en astrología, matemáticas religión y estética con una turbadora capaci-
La impulsora de este nuevo espacio de arte contemporáneo en Madrid es
Sabrina Amrani. Francesa de origen argelino, esta socióloga de forma-
ción impulsa un proyecto galerístico marcado por una palabra: el diálogo,
ver y escuchar al otro. Por eso, el signo distintivo de la galería Sabrina
Amrani serán las propuestas que inviten a la reflexión sobre el propio
individuo, la sociedad o el espacio. “Reflexiones políticas o sociales,
siempre individuales: las del propio artista”, explica Amrani.
La galería colabora con miradas como las de José Luis Bongore, Elvire
Bonduelle o Zoulikha Bouabdellah, entre otros. Confluirán artistas consa-
grados y emergentes de múltiples nacionalidades, porque –como dice la
galerista– “ni el arte, ni mucho menos el diálogo, tienen fronteras”. Con
todo, Amrani admite que el proyecto prestará especial atención a las
nuevas voces que están surgiendo en el panorama artístico del norte de
África y Oriente Medio.
dad para forjar nuevos significados a expresiones y motivos recurrentes
que se repiten, enlazan, superponen y dejan ver nuevos y muy actuales
significados que dejan intuir la interacción de las culturas. Así hizo con la
serie Two lovers (Dos amantes), en la que la palabra amor, tantas veces
grabada en el arte árabe, se convierte en dos amantes que ensayan todas
las posturas del Kamasutra.
Otra de sus piezas más reconocidas es Walk on the sky - Pisces, que
obtuvo el Premio Abraaj Capital en ArtDubai 2009, el galardón más
prestigioso del mundo árabe. En esta ambiciosa obra, de concepción
tridimensional, Bouabdellah plasmaba la constelación Piscis a partir de la
concepción del astrónomo Abd al-Rahman al-Sufi (903 – 986), cuyas
representaciones a partir de los estudios de Ptolomeo son la base del
“Walk on the sky -Pisces”. 2009
conocimiento presente en este terreno. La pieza se servía de la estrella
poligonal, uno de los símbolos más retratados en el arte y arquitectura
árabe a lo largo de los tiempos, y cerraba el espacio con un suelo de
espejo: el mismo que la reina de Saba cruzó en su encuentro con el Rey
Salomón para saciar su curiosidad, incrédulo ante el rumor de que sus
tobillos eran peludos. Esta referencia, presente en la Biblia y el Corán,
unida a la aportación al conocimiento humano de al-Sufi son reflejo del
diálogo entre culturas presente en el trabajo de la artista.
Con estas obras, la artista asegura no buscar la subversión, aunque reco-
noce que “la trasgresión es un componente esencial de la modernidad, la
que nos permite apartarnos de los caminos trillados y cambiar los códigos
para mirar más allá”. Con todo, el trabajo de Bouabdellah parece buscar
la sutileza en el mensaje y una visión positiva del conflicto subyacente.
Selección obra anterior.
“Love - Yellow to blue”. 2009
“Love - Red to blue”. 2009
“Love - Yellow to blue”. 2009
“Love - Red to blue”. 2009
“Le Rouge et noir”. 2008
“Silence bleu”. 2009
La impulsora de este nuevo espacio de arte contemporáneo en Madrid es
Sabrina Amrani. Francesa de origen argelino, esta socióloga de forma-
ción impulsa un proyecto galerístico marcado por una palabra: el diálogo,
ver y escuchar al otro. Por eso, el signo distintivo de la galería Sabrina
Amrani serán las propuestas que inviten a la reflexión sobre el propio
individuo, la sociedad o el espacio. “Reflexiones políticas o sociales,
siempre individuales: las del propio artista”, explica Amrani.
La galería colabora con miradas como las de José Luis Bongore, Elvire
Bonduelle o Zoulikha Bouabdellah, entre otros. Confluirán artistas consa-
grados y emergentes de múltiples nacionalidades, porque –como dice la
galerista– “ni el arte, ni mucho menos el diálogo, tienen fronteras”. Con
todo, Amrani admite que el proyecto prestará especial atención a las
nuevas voces que están surgiendo en el panorama artístico del norte de
África y Oriente Medio.
Sobre la GaleríaSabrina Amrani.
Para más información627 539 884
Madera 23. 28004 Madrid, Spainwww.sabrinaamrani.com | twitter.com/sabrinaamrani | facebook.com/sabrinaamraniartgallery