Rosanda  y  el  mar  de  cristal  

 

Rosanda es una joven de tan sólo 8 años que siente

una gran curiosidad por averiguar por qué su padre tarda

tanto tiempo en el baño:

“...Si mi madre tarda quince minutos en ducharse,

arreglarse, maquillarse y vestirse, ¿por qué mi padre tarda

tanto tiempo?... ¡Si tarda más de un capítulo y medio de

dibujos animados!. Además, cuando sale, ¡ni siquiera se ha

duchado!, y deja los periódicos y las revistas deshojadas y

abiertas por la mitad”.

Llevada por la curiosidad, Rosanda decide preguntarle

esto mismo a sus amigos, a los padres de sus amigos,…

incluso a su vecina. Todos los papás tardaban lo mismo.

Basándose en esto, a Rosanda le gustaría hacer una

película sobre un hombre que se quedaba encerrado en el

baño y ella tenía que salvarlo a través de la pequeña

ventana vestida con el traje de Batman y con la ayuda de

la telaraña de Spiderman.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

La abuela de Rosanda vivía con ella, su madre y su

hermano. Esmeralda, que así se llamaba su mamá, a veces

regaña a la abuela porque a menudo le manda hacer cosas

y no las hace. ¡Es que la abuela no puede hacer dos cosas a

la vez!.

Una vez, sacudiendo las migas de pan del mantel en el

balcón, resulta que tiró sus gafas y cayeron junto a una

maceta. Justo en ese momento, mamá le pidió que le leyera

unas instrucciones y la abuela tuvo que pedirle a Rosanda

que se las leyera.

El problema de la abuela no es que tenga gafas, mucha

gente las tiene. El problema es que no sabe dónde las pone.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Hace tiempo que Rosanda no ve a su papá .

A ella le han contado que se fue de viaje de trabajo a

Bolivia y que, un mes después, desapareció al caer su coche

a un río.

Esmeralda, animada por una amiga y por la abuela,

decide que es hora de armarse de valor y viajar en busca

de su marido, pues no cree la historia del accidente de

coche y la desaparición en el río.

Juan Antonio, un buen amigo, la aconseja y la pone al

día en algunas costumbres bolivianas, como el vestirse de

indio (con sus plumas y todo) y danzar en honor a los

Dioses.