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ROMPIENDO LA NOCHEMemorias de un Bolchevique

O. Pianitzki

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PRESENTACIN

LRompiendo la noche O. Pinitzki y otrosEdiciones de la Revolucin Ecuatoriana Coleccin

40 Aniversario del Partido Comunista Marxista Leninista del EcuadorPublicacin a cargo del

COMIT PROVINCIAL DE PICHINCHA del PCMLEEdicin: 1.000 ejemplares 1ro. de Agosto de 2004 Quito Ecuador

a clase obrera tiene y asume la responsabilidad histrica de colocarse a la cabeza de las dems clases trabajadoras, para oponerse y combatir al capitalismo y al imperialismo, para derrocarlos e implantar el poder popular, la dictadura del proletariado y construir el socialismo. Esa tarea es una hazaa gigantesca que incorpora como protagonistas a millones de seres, a las masas trabajadoras, a los pueblos y a la juventud. Esa gran proeza es la revolucin social del proletariado, significa el derrumbamiento del viejo mundo de la propiedad privada, los privilegios y la explotacin, y su sustitucin por el mundo de la igualdad social, por la sociedad de los trabajadores. Se trata de la primera revolucin hecha por las mayoras en beneficio de ellas mismas. El cumplimiento de ese compromiso por parte de la clase obrera requiere la gua de la teora revolucionaria, de la doctrina del proletariado, del marxismo leninismo. El marxismo leninismo es la teora revolucionaria ms avanzada que ha sido elaborada por la humanidad a lo largo de su milenario devenir. Es un sistema filosfico, la concepcin del mundo de la clase obrera. A travs del marxismo leninismo los proletarios explican el mundo, pero, fundamentalmente, con

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su gua, con sus principios son capaces de transformar el mundo, de organizar y hacer la revolucin. El marxismo leninismo se encarna, se convierte en fuerza material, en la existencia y la lucha del partido comunista, en los combates de los trabajadores y los pueblos. El marxismo leninismo no es un dogma, es una gua para la accin. Esta es una afirmacin expresa de los Clsicos, es una verdad corroborada por la prctica social de millones de trabajadores, por varias revoluciones victoriosas. Plenamente convencido de esta realidad, el PCMLE, al cumplir 40 aos de lucha por la revolucin, renueva su disposicin y decisin de continuar el combate por la el socialismo; dispone sus fuerzas para enfrentar nuevas batallas, para crecer y fortalecerse, para la forja de un poderoso movimiento revolucionario de las masas trabajadoras, para hacer uso legtimo de la violencia revolucionaria. Una de las maneras como los marxista leninistas del Ecuador perseveramos en nuestro cometido revolucionario es la publicacin de la COLECCIN CUARENTA ANIVERSARIO. Se trata de la publicacin de una serie de materiales tericos, de la autora de Marx, Engels, Lenin, Stalin, Enver Hoxha y otros revolucionarios destacados. Son ttulos cuya edicin es responsabilidad de los Comits Provinciales, de las Comisiones adjuntas al Comit Central que se involucran en este esfuerzo. Estn dirigidos a los militantes del PCMLE, a nuestros compaeros y amigos, a los hombres y mujeres de la clase obrera y los pueblos del Ecuador. Pretenden constituirse en una nueva herramienta para adelantar la lucha revolucionaria, para acercar el da de la victoria. Comisin de Educacin Poltica del Comit Central del PCMLE

PALABRAS DEL RECOPILADOR

Sera errneo pensar, que este libro encierra las memorias de un hombre excepcional, y menos an las de un aventurero amargado o superdotado, que habla siete idiomas y tiene pactos con el diablo. Sus pginas estn carentes de despecho y de arrepentimiento. Contrariamente a otros, su autor no busca la admiracin ni el falso proselitismo. Su mrito radica, particularmente en el realismo histrico y admirablemente humano con que nos hace vivir lo que fue la Rusia esclavista de los zares, y el contraste surge, con lo que todo el mundo sabe que es hoy, en la sexta parte de la tierra, el gran pas de los Sviets. Esta comparacin, y la serena emotividad de stas pginas, estrujan en forma profunda al corazn humano. Piatnitzky, contrariamente a todos, o casi a todos los que se creen con la obligacin de escribir sus memorias, es el hombremasa por excelencia. Ni fsica, ni intelectualmente, ni an siquiera su vida aguerrida de combatiente, tiene nada de extraordinario. l nos lo dice, Millares de mis compaeros han luchado en condiciones semejantes o peores que yo. En lo que s debe admirrsele al autor, es en su espritu de abnegacin, en su tenacidad, y en esa fe infinita e inquebrantable, respecto a la capacidad y al destino histrico del proletariado y de las clases tra-

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bajadoras en todo el mundo Piatnitzky en ste y en otros aspectos, es una verdadera revelacin, su obra, no carente de estilo literario, es de un realismo y de una emotividad que apasiona grandemente. Sus pginas, llenas de experiencias valiosas, muchas veces sangrantes, pero siempre saturadas de abnegacin y con el optimismo de stos viejos pioneros, de los millones de militantes annimos de hoy, que en todo el mundo batallan, por una de las causas ms ambiciosas y ms nobles que jams hayan existido; la causa que est ya, sin utopas, en camino de redimir a la humanidad, arrancando al 95% de la opresin, de la miseria, y de las guerras; creando una vida ms feliz, no en el otro, sino en ste mundo; por medio de una organizacin social ms justa y ms cientficamente estructurada. Por ltimo: Quin puede negar que Piatnitzki y sus compaeros no encarnan el alma vigorosa de los viejos bolcheviques del partido de Lenin, y el de ser ellos la levadura de los heroicos hijos del pas de los Sviets?. De aqullos que defendieron Mosc, Stalingrado, etc., haciendo morder el polvo y rompiendo el espinazo a los ms grandes ejrcitos invasores de su Patria. Puede ser ste pas, pueden ser estos hombres que bajo instituciones propias han hecho progresar grandemente todas las ciencias, toda la tcnica, y todas las ramas de la cultura en general, un peligro para el progreso humano? (*) MARIO NAVA.

Veintin aos de organizacin y de accin revolucionaria

Memorias de un bolchevique es la obra de uno de los mas viejos militantes del partido comunista de la Unin Sovitica, uno de esos Revolucionarios profesionales tal como los conceba y lleg a formar Lenin; uno de esos que sacrifican todo a la causa del proletariado, uno de los que ms contribuyeron a la gloriosa victoria de octubre de 1917. Estas Memorias no son una de esas deslumbrantes obras literarias que constituyen la admiracin del burgus y del pequeo burgus; es un relato escrito por un obrero de lo que l ha visto y de su vida durante una actividad revolucionaria de ms de veinte aos. Al rayo deslumbrador de la literatura burguesa francesa, ocultando el vaco de una inteligencia en decadencia, las Memorias de un Bolchevique nos muestra hechos, nada mas que hechos, de los cuales se desprende una ardiente fe revolucionaria, de donde sali la mayor victoria social conocida. Obra apasionadora, la cual, el lector obrero no la abandonara sin haberla ledo por completo, y que meditar profundamente, ya que cada una de sus pginas es una enseanza preciosa para los obreros revolucionarios y para todos los comunistas.

(*) Vase en la pgina 244 los Cargos y Funciones que acreditan la personalidad de O. Piatnitzki.

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* * * Lo que domina la obra y llama la atencin del lector desde la primera hasta la ltima lnea, es la idea de la organizacin. Con toda evidencia, Piatnitzky es uno de los que mejor comprendieron y pusieron en practica el deseo de Lenin, que ha sido lo que dio la victoria al proletariado ruso: la necesidad parra un partido revolucionario de una organizacin coherente, legal e ilegal, penetrando en todos los engranajes de la sociedad capitalista. En el club de discusin que queran los mencheviques, las parlottes, que son las secciones de los socialistas franceses y tambin muchas organizaciones comunistas y simpatizantes del pas, los bolcheviques supieron sostener la organizacin centralizada que conduce e impulsa todo el movimiento obrero revolucionario. En Rusia o en el extranjero, tan pronto como llega Piatnitzty, consagra todas sus fuerzas a mejorar lo que existe o al agrupamiento de los bolcheviques dispersos. Lo mismo en Berln, contra la obra disolvente de los mencheviques, o en Smara, con los miembros del partido que no se atreven a agruparse por miedo a la Polica, sabe reunir rpidamente a los bolcheviques aislados y organizarlos para conducirlos rpidamente a xitos decisivos. Advierte que en Pars, no obstante las resoluciones tomadas, la Pravda, entonces legal, no est difundida; se hace cargo de ella y enseguida la venta aumenta sin detenerse. En Smara, por la debilidad de un camarada, fue arrebatado por los mencheviques el rgano del partido. Por su impulso, el Comit bolchevique se vuelve hacia las fbricas y de nuevo el peridico vuelve a los obreros revolucionarios; la Polica le inculpar esta accin cuando lo detiene. Pero Sobre todo es en la accin ilegal donde Piatnitzky nos muestra el trabajo formidable efectuado por los bolcheviques. El mismo vivi ilegal durante trece aos. Durante estos aos fue perseguido por la Polica, por todas las Policas: zarista,

alemana, austriaca, francesa. No obstante, en el extranjero, Piatnitzky es el jefe de una amplia red que organiza el paso de la frontera por los militantes, que expide y difunde en toda Rusia la literatura revolucionaria. En Mosc, durante los aos de la reaccin negra que siguieron a 1905, fue encargado de la organizacin tcnica secreta. Fue el organizador de la imprenta ilegal del partido. El militante francs que actualmente sale con dificultad de la legalidad burguesa quedar deslumbrado por las precauciones meticulosas y los mltiples problemas, por el valor y la sangre fra que exigen actividades tan indispensables. Un esquema de la organizacin secreta del partido en Mosc muestra cuan potente era ya el partido bolchevique en 1906; sin embargo, era ilegal. * * * Naturalmente tal actividad tena que provocar una contraofensiva vigorosa del Gobierno zarista. Piatnitzky nos muestra cuan grande fue la penetracin policaca en el seno de aquel partido, que ya estaba fuertemente organizado. Es un polica Jitomirski, quien lo reemplaza en 1905 en Berln en la direccin de la organizacin para la expedicin de la literatura en Rusia. Es un polica MatveiBrindinski quien en la misma Rusia es l cabeza, en algunos momentos, de servicios de difusin de la literatura. Es un polica Malinovski uno de los lderes de la fraccin parlamentaria y al mismo tiempo del Comit Central. Quin pude extraarse de esta penetracin? Es o no la lucha de clase una guerra? En toda guerra, los adversarios no tratan de enviar espas al campo enemigo y de comprar traidores? Slo pequeos burgueses legalistas pueden llorar por la maldad burguesa, que enva agentes al movimiento revolucionario! Como si la introduccin de provocadores en el seno del partido y en los sindicatos revolucionarios no fuese una prueba del serio peligro revolucionario que representa el parti-

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do comunista y los sindicatos revolucionarios! Los socialistas, que siempre protestan de la penetracin policaca en nuestro partido, no votaron a la burguesa francesa en noviembre de 1924, al ltimo Judas, fondos secretos para pagar a los traidores? Ante el dao hecho por la Polica al partido en el movimiento obrero revolucionario. Piatnitzky no fue -poco tiempo- atacado de esa enfermedad que consiste en ver Polica por todos lados? Pero tambin nos indica la solucin: es en la organizacin y en la accin cuando se obliga al polica a trabajar por el partido -los acontecimientos del 1 de mayo de 1911 fueron conducidos hasta el xito por el polica MatveiBrindinski, mientras que su colega Malinovski lea a la Cmara los discursos hechos por Lenin y Sinoviev-; cuando la polica sabotea la accin del partido, esto permite separarlo de puestos importantes y desenmascararlos, a la condicin de que se ejerza un control riguroso en la ejecucin de la tarea encargada a los militantes. Gritando: Al polica!, no fue como Piatnitzky ha desenmascarado a los ms peligrosos, sino controlando la ejecucin del trabajo y analizando seriamente los menores indicios. Detenido en Smara, Piatnitzky confirma con amargura que la Polica lo saba todo. (Saba que l era del Comit central, cosa que aun ignoraba). Ya lo saban todo! Lo cual no impidi que la revolucin barriese al rgimen. * * * Como era de prever, Piatnitzky fue varias veces encarcelado, y, por ltimo, deportado a Siberia en 1914. Apenas entra en la prisin, el militante tiene un puesto en la organizacin de los presos. Siente a su alrededor la solidaridad absoluta de sus camaradas, aun la de aquellos de tendencias polticas diferentes. Los vveres y los envos de dinero siempre se reparten en comn. No obstante la defensa enrgica de su situacin material,

esto no es lo esencial para ellos; ante todo, la lucha revolucionaria. ....En Kiev, aun con las celdas abiertas de la maana a la noche, lo mismo que las puertas de acceso del pabelln al patio, los detenidos estudiaban seria y activamente... El tiempo de prisin transcurra sin darse cuenta, escriba Piatnitzky, quien no esper la visita de la causa, ya que se escap con diez revolucionarios para seguir luchando contra el zarismo y la burguesa. Qu lejos estamos de ciertas desmoralizaciones, de tristes escrpulos, anteponiendo l cuidado del vientre al trabajo revolucionario y al estudio! De ah el inters de las pginas sobre la vida en la crcel, sobre la organizacin de los comunes de los detenidos y el trabajo encarnizado para estar mejor armado ideolgicamente en la deliberacin; excelentes enseanzas para la educacin de los militantes revolucionarios! * * * Lo que domina la obra, como ya hemos dicho, es la idea de la organizacin. Pero seria un error creer que Lenin y los bolcheviques queran la organizacin por la organizacin. Ante todo, desean la organizacin para la lucha poltica, la organizacin al servicio de los principios del marxismo revolucionario defendidos irreductiblemente por Lenin y los leninistas. Toda la obra de Piatnitzky respira esta lucha encarnizada que Lenin y los leninistas no cesaron de sostener contra las diferentes corrientes que sin cesar renacan. La batalla por la Iskra, la lucha contra Plejanov, contra las corrientes izquierdistas, sectarias, provocadas por la actitud de la fraccin parlamentaria, en fin, y sobre todo la lucha incesante cotidiana de Lenin, no solamente contra los mencheviques, sino contra los oportunistas, contra los conciliadores, todo eso se desprende

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netamente en la lectura de estas memorias escritas sin aparato literario. Se siente en cado momento qu incesantes combates ideolgicos han formado el partido de acero que condujo al proletariado ruso a la victoria. La actitud de Piatnitzky discutiendo frecuentemente con Lenin, es una respuesta viviente a esa tontera socialista que afirma ser el partido bolchevique una capilla en la cual aquel que no piensa como el jefe es expulsado. Es, al contraro, en la ms grande libertad de espritu donde de se desenvuelven las controversias sobre los problemas del movimiento obrero, sobre la tctica, etc. Pero una vez tomada la decisin ser aplicada sin ningn desfallecimiento por todos los miembros del partido. Esto es lo que dice Piatnitzky de las elecciones a la tercera Duma. Hasta stas, reinaban grandes divergencias entre los bolcheviques; esta cuestin fue muy discutida en todos lados, puesto que numerosos bolcheviques eran contrarios a la participacin en las elecciones; pero desde que el partido toma su decisin, los bolcheviques participaron con igual entusiasmo en las elecciones. Nos muestra tambin cmo Lenin, adversario encarnizado de toda alianza con los mencheviques, acept por disciplina participar con ellos en la redaccin de SocialDemcratas. Cuantas veces vemos a los emigrados aun los evadidos de los calabozos zaritas, como Piatnitzky regresar directamente a la ciudad y a los puestos que les haba fijado el partido, esta disciplina de hierro era la resultante natural y, por consecuencia, aceptada sin discusin, de la incesante lucha ideolgica sostenida por Lenin contra el oportunismo. Las ltimas paginan del libro, donde aparecen las declaraciones de guerra, las aptitudes completamente opuestas de la socialdemocracia alemana y del partido bolchevique, son la demostracin luminosa. Piatnitzky se impresion fuertemente por la potencia del partido socialdemcrata alemn. Los millones de lectores de su Prensa y devotos electorales, sus grandiosos mtines, los tres

millones de obreros sindicalizados y las potentes cooperativas que dirigan sus militantes, todo eso le haban convencido de que el partido socialdemcrata sabra, si quera vencer el oportunismo, llevar al combate al proletariado alemn. No suscriba completamente los sarcasmos de Lenin, mostrando que el partido socialdemcrata alemn se haba lanzado por su oportunismo en los brazos de la burguesa. Y fue, con verdadero dolor, cuando en agosto de 1914 se enter Piatnitzky, estando preso en Smara con Pljanov, cmo los socialistas alemanes estaban por la guerra! El coloso socialdemcrata, podrido por el oportunismo, se haba derrumbado al primer golpe! ...Tres meses despus, el 14 de noviembre de 1914, tena la noticia de que los cinco diputados bolcheviques en la Duma, y Kamenev confirmaba a Piatnitzky, todava en prisin, que los bolcheviques continuaban la lucha de clases durante la guerra como durante la paz. El partido, diezmado sin cesar; la Polica decapitando sin parar las organizaciones y viviendo casi permanentemente en la ilegalidad, haba resistido gracias a su ideologa, formada en la lucha por Lenin y los leninistas, al torrente devastador de la guerra imperialista! Mientras que la social-democracia francesa como la alemana caa en la abyeccin de la guerra el partido bolchevique preparaba a los obreros, los campesinos y los soldados para el derrocamiento del absolutismo y del capitalismo en la victoria de octubre de 1917. Andr MARTY.

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A propsito de mis memorias

En 1921 tuvo lugar la depuracin del partido comunista de la U.R.S.S.; todos los miembros de nuestro partido tuvieron que enviar por escrito su autobiografa a las Comisiones de depuracin. La tentativa de redactar la ma no fue un xito; ya que en lugar de una biografa lo que escrib fueron recuerdos sobre mi adhesin y sobre el trabajo militante de una poca ya lejana. En el verano de 1922; despus de haber realizado una serie de tareas que me haba confiado la Seccin de Historia del partido; activ las memorias que haba empezado; hasta comienzos de 1904. Sobrecargado de trabajo y por falta de espacio, no pude terminar esas memorias hasta el verano de 1924, durante mis vacaciones. Para escribir mis memorias no tuve ni cartas ni documentos. Los viajes clandestinos de Rusia al extranjero, las permanencias ilegales en Rusia, lo mismo que en el extranjero; la prisin y la deportacin, no me permitieron conservarlos. Es ms, la falta de tiempo me impidi consultar las obras y revistas donde otros camaradas han hablado de la historia de nuestro partido. Todas mis memorias, desde 1896 a 1917, las he escrito enteramente de memoria. Y es evidente que su contenido, lo mismo que su integrabilidad, se han resentido algo. Todo lo que yo he escrito lo he sometido a los camaradas con los cuales he

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militado en diferentes ciudades y en diferentes perodos. Confirmaron los hechos que relato. Terminadas mis memorias, tuve que contrastar las fechas y buscar los verdaderos nombres y apellidos de los camaradas que yo no conoca ms que por seudnimo. He podido restablecerlos casi integralmente. Si los jvenes, miembros de nuestro partido, y los jvenes leninistas, por la lectura de mis memorias pueden darse una idea, por dbil que sea, de las condiciones en que tuvimos que trabajar los antiguos del partido bolchevique (las condiciones en que yo milit son las mismas en que se han visto colocados numerosos bolcheviques; otros tuvieron que militar en condiciones peores), y si una parte de mis memorias pueden servir a la historia de nuestro partido, yo considerara que el tiempo consagrado al escribirlos no lo he perdido.

I El principio de mi actitud revolucionaria 1896 1903

En 1896, siendo aprendiz de un taller de confeccin, oa con frecuencia a los obreros y obreras hablar de socialista deportados de diferentes ciudades de Rusia en nuestra localidad. Por detalles cogidos al vuelo me enter que se reunan con la intelliguensia local y con los obreros; que enseaban a stos a leer y escribir y que les daban folletos y otras cosas para leer. Adems; en el taller se hablaba frecuentemente de reuniones secretas organizadas en Vilna; en Kovno; en Varsovia; y de detenciones que se hacan; todo ello me traa muy intrigado; pero no consegua saber ms. En 1896 mis dos hermanos vinieron a pasar las fiestas de fin de ao en mi casa. Grande fue mi sorpresa al ver en nuestra casa deportados: intelectuales; obreros y obreras con las cuales yo trabajaba. Me di cuenta tambin que mis dos hermanos estaban en relacin con los ms destacados del movimiento obrero; deportados en nuestra ciudad o que haban venido a pasar las fiestas con ellos. La ciudad en donde yo nac; Vilkomir; tena 14.000 habitantes. Haba entonces gran cantidad de pequeos talleres; dos o tres fbricas de curtidos sin gran importancia; algunas fbricas pequeas, donde se manufacturaban sedas de cerda, y un gran ta-

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ller de cerrajera. Entre los obreros de estos diferentes establecimientos industriales los haban que haban trabajado en las grandes ciudades. Los obreros que trabajaban en Kovno, en Vilna y en Varsovia venan a pasar las fiestas importantes con sus parientes. En estos das, la localidad aumentaba en animacin. Los recin llegados organizaban con los obreros conscientes de Vilkomir, en los bosques o en las casas situadas fuera de la ciudad, espectculos, reuniones o veladas donde se pronunciaban discursos y alocuciones que se alternaban con cantos revolucionarios, etctera. (Lo mismo se haca en 1906, cuando, despus de una larga ausencia, regres a mi ciudad natal para pasar algunas semanas. La organizacin del Bund exista en Vilkomir desde 1900 al 1901; pero en el verano de 1906 encontr una importante organizacin del partido obrero socialdemcrata, a la cual estaban adheridos los obreros rusos, judos, lituanos, polacos y los obreros agrcolas que trabajaban en las grandes propiedades de las cercanas.) Aspiraba entonces a ser independiente lo ms pronto posible. En ese momento me propusieron venir a trabajar, en condiciones ventajosas, a Ponebeje, cabeza de distrito de la provincia de Kovno. Acept la proposicin y me fui sin decir nada a mis padres. El taller donde entr en Ponebeje tena de quince a diecisiete obreros. Se trabajaba de quince a dieciocho horas diarias. La ignorancia entre los obreros y las obreras era espantosa. Los salarios eran escasos; pero los obreros y las obreras los aceptaban sin murmurar. Mi situacin era ms grave, puesto que no tena habitacin; tanto, que me vea obligado a dormir en el taller, sobre la mesa. La jornada de trabajo, por larga que fuese, no me permita descansar, ni aun despus de la salida de los obreros, pues el patrn necesitaba la mesa sobre la cual yo dorma para cortar gneros. Jams tuve ocasin de ver explotacin semejante. Cuando yo me fui de mi pueblo soaba con otra clase de trabajo y con otra clase de obreros.

Me puse a buscar una organizacin, una sala de lectura, reuniones; pero no pude encontrarlas. Para colmo de mis males, la nostalgia se ceb en m. Todo esto fue causa de que, por indicacin de mis padres, regresase a mi pueblo. Pero mi estancia fue de corta duracin. Al final de 1897 ya me encontraba en Kovno. Trabaj en un taller donde me daban tres rublos por semana. Viva con uno de mis hermanos, en cuya casa haba con frecuencia reuniones, sesiones de lectura, discusiones, etc. Al principio no me dejaban asistir; pero ms tarde particip en iguales condiciones, teniendo que hacerme el mudo a veces. En esta poca empezaron las pesquisas y las detenciones. Los miembros activos del crculo de estudio del sindicato ilegal de carpinteros, que se reunan en casa de mi hermano, empezaron a confiarme misiones serias y clandestinas, como transportar la literatura de propaganda de Kovno a Vilna, entregar paquetes, etc. Mis dos hermanos eran carpinteros, lo que explica que yo estuviese en contacto con los carpinteros ms que con mis camaradas de trabajo. Otra razn era que los primeros me aceptaban entre ellos sin decir nada, mientras que mis camaradas de trabajo me consideraban demasiado joven para tratarme como a un igual. Adems, yo prefera, mientras tena que ser espectador, relacionarme con los carpinteros, ya que stos eran hombres maduros, obreros hechos y, al mismo tiempo, relativamente ms numerosos que los obreros de otras poblaciones. En Kovno vea reunirse frecuentemente camaradas en casa de mi hermano. Uno de ellos lea, y luego explicaba lo que lea. Con frecuencia, estas sesiones duraban hasta media noche. Otras veces, los mismos camaradas venan a buscar a mi hermano y discutan tan fuerte y tan acalorados que yo crea que disputaban. Ms adelante comprend que se trataba unas veces de reuniones de un crculo de autodidcticos, y otras de reuniones del sindicato de carpinteros. No recuerdo si asistan a estas reuniones obreros pertenecientes a otras profesiones. En las reuniones del sindicato se fijaba la tarifa semanal o

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diaria de las diversas categoras de obreros carpinteros, y nadie poda aceptar trabajo por tarifa ms baja. Los carpinteros, tenan una bolsa de trabajo (en plena calle; esto pasaba en verano), donde los contratistas y los patronos venan a contratar a los obreros. Que yo recuerde, en aquel verano no hubo grandes huelgas entre los carpinteros, aunque las hubo en otras profesiones (manufacturas de papel, de cigarrillos, sastres, etctera) Los elementos activos de los carpinteros organizaban veladas frecuentemente. Se pronunciaban discursos y cada uno deba, a su vez, decir algunas palabras, que se resuman generalmente en: Abajo el capitalismo! Viva el socialismo! Me acuerdo de dos obreros carpinteros que se destacaban sobre los dems; uno de ellos tena unos veinte aos; el otro era ya viejo. El primero, muy enrgico, era un espritu vivo, que se haca cargo enseguida del fondo de las cosas; aada a esto una palabra elegante y fcil. Los obreros le queran y respetaban. Se llamaba Zoundel. El da en que tuvo que pasar por el Consejo de revisin, muchos de sus camaradas estuvieron toda la jornada en los alrededores del local para saber si le haban cogido. (En 1905 lo encontr en Berln; perteneca, a la mayora del partido obrero socialdemcrata ruso y se diriga a Rusia por encargo de la redaccin del Vpriod! (Hacia adelante!) el segundo haba venido de Inglaterra o de Amrica, donde haba estado empleado en un club o en una biblioteca del partido socialista. Contaba muchas cosas sobre el movimiento obrero en el extranjero, y como haba ledo mucho, nos hablaba de libros interesantes. Se le escuchaba con atencin y se le estimaba. Desgraciadamente, olvid su nombre. La solidaridad entre los obreros de las diversas profesiones era muy grande. Cuando estallaban huelgas en otras profesiones los carpinteros no se contentaban con ayudar a los huelguistas slo con socorros pecuniarios y consejos: prestaban tambin su concurso para la agitacin entre los obreros y obreras en huelga, y se dedicaban a la caza de los amarillos en los alrededores de los talleres. Frecuentemente se producan colisiones, seguidas de detenciones, entre los esquiroles y los piquetes de huel-

guistas. Respecto a los presos, la actitud de los obreros era magnfica; puede decirse con plena veneracin. Tan pronto llegu a Vilna, en 1899, cundi la noticia por los talleres que un zapatero llamado Mendel Harbe y otros camaradas deportados a Siberia deban pasar por la estacin. Los obreros abandonaron el trabajo, corrieron hacia el andn y, cuando el vagn celular apareci, fue acogido con gritos de felicitacin dirigidos a los deportados y de maldiciones al rgimen zarista. Por lo que puedo juzgar ahora y por la diversidad de elementos que tomaron parte en la manifestacin, fue improvisada. Como en los puestos de polica los obreros detenidos eran molidos a palos, haba el temor de que en el interrogatorio, contra su voluntad, diesen los hombres de sus camaradas. De ah que los ms conscientes de los camaradas hiciesen una activa propaganda sobre la manera de conducirse en el momento de la detencin y durante el interrogatorio. (Ms adelante, un folleto fue editado especialmente con este objeto por el Bund) Todos los que se portaban mal en el interrogatorio eran expulsados de los crculos obreros y considerados como apestados. En cuanto a los que entregaban a sus camaradas de una manera premeditada se les castigaba enseguida sin piedad. (Me acuerdo que una vez, en Vilna, corri la noticia en la Bolsa de Trabajo que un traidor haba llegado de Riga. Se pusieron a buscarlo y, despus de haberlo atrado hacia una calle desierta, lo apalearon). Viviendo en una casa de mi hermano, cuyo alojamiento era registrado con frecuencia, tuve tiempo, antes de ser inquietado por mis propios actos, de asimilarme a fondo la manera de comportarme en el interrogatorio. En la mitad de 1898, a pesar de que mi hermano quera verme instruido antes de entrar en el movimiento revolucionario, me adher al sindicato ilegal de sastres. En Kovno, los obreros con quien yo me reuna en aquella poca eran, sobre todo, menestrales. Estaban organizados en sindicatos ilegales por profesiones. Luchaban sobre todo por obte-

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ner la jornada de doce horas y salarios ms elevados; la agitacin colectiva e individual a favor de esas reivindicaciones, las huelgas, la intimidacin a los obreros que trabajaban ms de doce horas, eran los medios de accin a los cuales se recurra. En las asambleas de obreros y obreras se lean los folletos La razn de vivir, de Dikchtein y El derecho a la pereza, de Lafargue. El primero les entraba fcilmente en la cabeza; el segundo, con ms dificultad. Respecto a los amarillos, adems de la persuasin, se empleaba la violencia. En casa de los patronos donde era imposible organizar huelgas por falta de conciencia de los que trabajaban, se les rompa los cristales. Esto daba buenos resultados. El sindicato al cual yo perteneca recurra a estos procedimientos. Cierto centro poltico se ocupaba de introducir literatura revolucionaria del extranjero, de San Petersburgo y de otros sitios; de organizar crculos de estudios, sesiones de lecturas y cursos para los obreros, con lo cual el centro poltico estaba en relacin con el que deseaba aprender a leer o recibir instruccin general. El centro poltico organizaba algunas veces massovkai1 , o simplemente fiestas en los numerosos bosques de los alrededores de Kovno. En estas asambleas se reuna bastante gente, que se enteraban uno a uno. Al pasar al lado de los destacamentos de vigilancia designados por los organizadores, es necesario decir la palabra de consigna, despus de la cual le decan dnde se verificaba la reunin.. En revancha, salan del bosque todos reunidos y entraban en la ciudad con banderas rojas a la cabeza y entonando cnticos revolucionarios; una vez llegados a la ciudad, nos separbamos de nuevo uno a uno. Por mediacin de los obreros que frecuentaban los crculos de estudios, el crculo poltico ejerca su influencia sobre los sindicatos ilegales. Habiendo adquirido, al final de 1898, la reputacin de ser miembro activo del sindicato y adems la de nihilista y de huelguista, ningn sastre quiso admitirme. Tuve que abando1

Mtines clandestinos que se celebraban en el bosque.

nar Kovno y dirigirme a Vilna. Tena direcciones pero desde que llegu encontr trabajo y ganaba cinco rublos por semana. Enseguida me inscrib en el sindicato ilegal de sastres para seoras, en donde llegu rpidamente a ser el secretario y tesorero. En esta poca todas las profesiones tenan su sindicato: los metalrgicos, los carpinteros, los pintores, los sastres para hombres y para seoras, los fabricantes de ropa blanca, modistas, etctera. Pero no haba enlace orgnico que uniese los sindicatos entre s. Sin embargo, ocurra que los representantes de los sindicatos eran convocados, por la organizacin del Bund, a las reuniones comunes en las que se disponan preparativos de la manifestacin del primero de mayo o de otra fiesta revolucionaria. Pero esto no era necesario. Diariamente, todos los elementos ms o menos activos, revolucionarios de los sindicatos, se encontraban en la Bolsa del Trabajo, que existi al aire libre por mucho tiempo, aunque la polica intentase muchas veces disolverla. Terminada la jornada, los obreros y las obreras se dirigan en masa a la Bolsa y all, pasendose, liquidaban sus asuntos. La Bolsa del Trabajo desempeaba un papel importante, como lo muestra el hecho siguiente: Una vez, en un arrabal de Vilna, no lejos de la Bolsa del Trabajo, tres camaradas (E. Raitsouk, R. Zaky y S. Leifer) fueron denunciados y detenidos. Se supo en la Bolsa. Espontneamente los obreros se dirigieron hacia la Comisara de Polica: en el camino, los trabajadores del arrabal se unieron a ellos. La muchedumbre exigi la libertad de los camaradas detenidos. La polica se neg, y en un abrir y cerrar de ojos los cables telefnicos fueron cortados, y despus de una verdadera batalla, en el curso de la cual la Comisara fue saqueada, los camaradas fueron libertados. Pero otros varios recibieron sablazos. Para dar una idea del estado de espritu de los obreros de entonces, me voy a detener un momento en este motn. Los camaradas detenidos estaban encerrados en el piso superior de la Comisara de Polica. Tanto es as que, cuando los obreros entraron en la Comisara, tuvieron, para libertarlos, que subir la escalera,

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en cuya parte alta estaban los policas, que a golpe de sable tajaban a derecha e izquierda. Viendo esto los asaltantes, treparon hasta el techo y se escurrieron por el desvn, y desde all se pusieron a apedrear a los policas, que tuvieron que abandonar el sitio. Despus de aquello, los camaradas fueron libertados por la muchedumbre. Al amanecer, los obreros recogieron los heridos y los trasladaron al arrabal. Todas las calles que daban acceso a la ciudad estaban guardadas por la Polica, que detena a aquellos que la polica y soplones indicaban. No obstante haber mayor nmero de vctimas que camaradas libertados, no recuerdo que algunos de los obreros que tomaron parte en el ataque, ya en el taller o en la Bolsa, se arrepintiesen de lo que haba pasado. Dos semanas ms tarde se me orden acompaar primero a uno y despus a otro obrero hasta la frontera, lo que yo acept inmediatamente. Dejamos Vilna sin obstculo y llegamos a nuestro destino. Eso ocurra en junio de 1900. Me sent orgulloso de haber sido encargado de una misin tan delicada. Los intelectuales daban cursos a los obreros ms activos y conscientes. As, el sindicato de sastres para seoras tena dos ciclos de estudios. Particip en los dos. Un grupo estudiaba economa poltica; el otro, la vida de los partidos obreros, la poltica colonial de las grandes potencias, etc. Algn tiempo ms tarde, las tropas acantonadas en Vilna abandonaron la ciudad con destino a China para reprimir la sublevacin de los boxers. Una muchedumbre de mujeres, de viejos y de nios les acompa, llorando, hasta la estacin. En cuanto a m, comprenda claramente que los soldados eran enviados a la matanza sin ningn inters para los pueblos chino y ruso. Los crculos de estudio eran seguidos con asiduidad, y los que los frecuentaban adquiran un bagaje efectivo, aunque elemental de conocimientos polticos. Todos los sindicados tenan crculos de esta clase. Ocupado en mi trabajo en el taller y en el sindicato, me que-

daba muy poco tiempo para m. No poda leer ms que de noche. Adems, no era fcil, en aquel tiempo, encontrar libros buenos. El comprarlos era un lujo que mi salario no me permita. Aunque haba bibliotecas pblicas, y las de diez sindicatos, no valan gran cosa. Cuanto tena ocasin de poder tener buenos libros, lcitos o ilcitos, los lea sin detenerme. Andr Kojoukhov, de Kravtchiski, y un libro (cuyo ttulo no recuerdo) sobre la Comunne de Pars me causaron una profunda impresin. Una vez, a fines de febrero de 1899, o a principios de 1900, me enter que en la Bolsa de Trabajo me esperaban en un alojamiento situado al extremo de la ciudad. March inmediatamente. All encontr una asamblea de representantes de sindicatos asistidos de un camarada intelectual. Se discuta la celebracin del primero de mayo. Se trataba de decidir lo que se hara. Despus de largos debates, se resolvi organizar la manifestacin en la calle principal de la ciudad. Cada sindicato deba convocar sus miembros antes del primero de mayo y proponerles la manifestacin. Un intelectual deba asistir a cada una de esas asambleas. Yo convoqu mi sindicato, pero en vano esperamos al orador intelectual; tuve que tomar la palabra para explicar el sentido de primero de mayo y las razones por que debamos manifestarnos en la calle (hasta entonces se festejaba el primero de mayo clandestinamente). No era cosa fcil que se admitiese, ya que en aquella poca toda accin se resuma en la lucha econmica que se diriga contra los patronos, evidentemente sostenidos por la polica. Me acuerdo que, en mi discurso, indiqu la necesidad de manifestarse en la calle diciendo que en los dos ltimos aos con las huelgas no habamos alcanzado nada, y que desde entonces debamos mostrar al ms alto funcionario del Gobierno, al gobernador de la ciudad, que los obreros, descontentos, protestaban contra la situacin que les haba sido creada. El sindicato decidi por unanimidad tomar parte en la manifestacin. Inmediatamente se design los jefes de decenas que, a la cabeza de nueve manifestantes, de los cuales ellos seran responsables, deban dirigirse el primero de mayo por la tarde, a la salida del trabajo,

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a una calle lateral a la Gran Avenida (calle principal de Vilna), donde la manifestacin se celebrara. A la hora sealada me present con mis nueve camaradas. Cuando desembocamos en la avenida estaban todos los manifestantes. La calle se llen de repente de una muchedumbre de obreros y obreras que se mezcl a los paseantes burgueses. Los cosacos y la polica, que vean que la muchedumbre que invada la calle principal no era la muchedumbre ordinaria, estaban alerta. De repente, una bandera roja apareci al mismo tiempo que la muchedumbre, y, con algn desconcierto, entonaba cnticos revolucionarios. Esto fue la seal del tumulto. Los almacenes se cerraron a toda prisa y los paseantes desaparecieron. Los cosacos y la polica cargaron sobre los manifestantes a latigazos. Esta manifestacin fue el bautismo de fuego de los obreros de Vilna. Al ao siguiente, el 1 de mayo fue domingo. Se decidi que la manifestacin se hiciese en el parque situado al final de la Gran Avenida. La manifestacin se celebr. Pero cuando quiso salir del parque, los cosacos cargaron. Hubo gran nmero de heridos y muchas detenciones. Otro ao no transcurri con prdida. En esta ocasin, la cuestin no se planteo para saber cmo y dnde se manifestara. Y aunque la preparacin se limit a comunicar a los sindicatos la hora y el sitio de la concentracin de la manifestacin tom parte una muchedumbre numerosa. En aquel tiempo, la accin sindical consista principalmente en atraer al sindicato al mayor nmero de obreros de una profesin determinada, en obtener una jornada de trabajo ms corta y un salario ms alto. Tambin ciertas organizaciones clandestinas enviaban jefes escogidos entre sus sindicatos a los crculos de estudios, y cada vez que se proyectaba una manifestacin, estas organizaciones convocaban a los delegados de los sindicatos. Que yo recuerde, la cuestin de saber cules eran esas organizaciones era cosa que no interesaba.

Yo guardaba el material de imprimir del Rabotchei Znamia (La Bandera Obrera), que ms tarde se llev Moiss Lauri, uno de los organizadores del grupo Rabotchei Znamia. En aquel tiempo iba con frecuencia a Kovno a buscar literatura revolucionaria, cosa que me era posible gracias a las relaciones que yo conservaba en los crculos de estudios de aquella ciudad. La llevaba a Vilna y la entregaba a la organizacin del Bund. Al final del verano de 1901, cuando ya mis relaciones con la organizacin de la Iskra (la chispa)2 eran bastantes firmes, los miembros locales del Bund me invitaron, en un viaje que yo hice a Kovno para negocios de la Iskra, a tomar parte en la organizacin y a dirigir una huelga de obreros que trabajaban en el Niemen en el transporte de madera destinada a Alemania. No es necesario decir que yo acept. En los crculos de estudio se nos educaba en un espritu internacionalista. Se nos hablaba mucho de los partidos obreros extranjeros. Entonces me pareca que sera muy difcil a los obreros rusos conquistar las libertades que ya gozaban los obreros de otros pases. Me figuraba que estos ltimos deban venir en nuestro socorro y que todos juntos podramos fundar un rgimen donde se pudiese leer todo lo que se quisiese, donde no seran detenidos por ocultar escritos revolucionarios, donde la polica ya no intervendra en las huelgas, y en fin, donde los obreros no volveran a ser maltratados en las comisaras. Result lo contrario: veinte aos ms tarde la clase obrera no ha podido obtener en ningn pas lo que yo soaba. En cambio, la clase obrera rusa puso fin al rgimen capitalista, y todas sus fuerzas van en ayuda del proletariado del mundo entero. No recuerdo que en aquella poca hubiese problemas en los crculos de estudio del Bund o del partido socialista polaco, que no tardara en aparecer en el escenario poltico. Solamente me2 Fundada con la colaboracin de Lenin. Contribua a la formacin del par-

tido socialdemcrata en Rusia.

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acuerdo que se reciban con frecuencia proclamas que los camaradas ms activos del sindicato y yo hacamos circular segn plan anteriormente establecido. La discusin de la literatura revolucionaria entonces estaba mejor organizada que en los partidos ilegales extranjeros en la actualidad. Un grupo de camaradas se presentaba en un lugar determinado; all, cada uno de ellos reciba un paquete de proclamas que deba distribuir en una o varias calles. Terminada su distribucin, deba dirigirse a un lugar convenido y declarar que su misin se haba cumplido. De manera que el centro poltico tena una visin neta de la situacin, conoca los ms pequeos detalles, saba dnde la distribucin haba tenido xito y dnde no se haba podido hacer. Quin publicaba las proclamas? Qu organizacin las firmaba? Eso no interesaba. Me bastaba con saber que aquello era necesario al proletariado. Desde entonces poda correr el riesgo de la detencin; todo lo que fuese necesario, desde el momento que la causa lo exiga. Los aos de 1899 y 1900 se pasaron en disputa entre los representantes del Bund y del partido socialista polaco. El Bund tena en su mano los sindicatos ilegales de obreros judos (quiz l fuese quien los organizara). El partido socialista polaco no estaba de acuerdo y le haca una competencia encarnizada al Bund. Las tcticas que los sindicatos adoptaban, por lo que toca a los patronos, no daban resultado. Durante algunos aos, los obreros no consiguieron obtener la ms pequea mejora. La explicacin que daban los sindicatos era que, durante el perodo del trabajo, los patronos hacan concesiones a los obreros, que al llegar la poca de paro forzoso las retiraban. Evidentemente, los obreros estaban descontentos. Ya antes de mi primera detencin (marzo de 1902) me haca cargo que el trabajo que slo se haca en determinada poca del ao no era la nica razn que haca fracasar los sindicatos. Las causas eran ms profundas. Los obreros judos, habindose organizado antes que nosotros, la propaganda entre ellos era ms fcil que entre los letones, polacos y rusos. De hecho, la organiza-

cin del Bund no actuaba ni quera actuar con obreros que no fuesen judos. Por ejemplo: despus de mi fuga de la crcel, en agosto de 1902, me ocult en Jitomil, en casa de un camarada enfrente del Bund (se llamaba Ourtchik). Iba con l a las reuniones del Comit del Bund. Se pretenda que los obreros rusos de Jitomil saboteasen, por su falta de conciencia, la lucha econmica de los obreros judos cuyas plazas ocupaban durante las huelgas. Se decidi escoger algunos obreros rusos para que militasen entre sus camaradas. Por aquella poca, en Vilna lo mismo que en otras ciudades del Oeste no haba sindicato que englobase todos los obreros de una misma profesin, sin distincin de nacionalidad. La lucha contra los patronos se haca con dificultad. Casi todas las organizaciones polticas los socialdemcratas lituanos, los socialdemcratas polacos, el partido socialista polaco tenan sus sindicatos. Hasta las manifestaciones del 1 de mayo eran organizadas por varias agrupaciones a la vez y fechas diferentes. El Bund no era el menos responsable de esta situacin. En el momento de su fundacin, era muy fcil militar simultneamente en todos los partidos obreros del Oeste. De ah que yo recuerde que, en 1903, encontr en Berln a uno de los directores de un crculo de estudios de Vilna cuyos cursos haba seguido. Le pregunt por qu el Bund se aislaba de los obreros de otras nacionalidades, sobre todo cuando los obreros judos no lo deseaban; me dio esta respuesta: La Iskra no pregunta a los obreros que es lo qu quieren; hace la poltica que le parece justa y necesaria a los obreros. El Bund hace lo mismo. El partido socialista polaco, con su programa de lucha poltica contra Rusia y de la separacin de Polonia, se impuso en el momento de su aparicin. Pero nosotros habamos recibido en los crculos de estudio una educacin internacionalista, y de ah que el partido socialista polaco no poda atraernos. Por aquella poca, el cerrajero Faivtchik se instal en Vilna. Vena de Pars, en donde haba formado parte del grupo Liberacin del Trabajo. Faivtchik me expuso el programa de aquel grupo y me volv su ardiente partidario. A fines de 1900 o principios

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de 1901, Faivtchik me present al hermano de Martov Sergio Tsederbavm (Ijov), que estaba encargado de un grupo de la Iskra con el cual se haba fusionado el grupo Liberacin del Trabajo. Me volv iskrista. Sin dejar el taller, manejando las relaciones que me quedaban del tiempo en que yo frecuentaba los crculos de estudio y las que yo tena en el Bund, ayud a organizar el transporte de la literatura revolucionaria que llegaba a Rusia y a facilitar el paso de camaradas al extranjero (para la Iskra, el transporte de la literatura publicada en el extranjero y la unin con Rusia era lo ms urgente en aquella poca). Poco tiempo despus empezaron a indicar a Ijov, desde el extranjero, a qu lugares era dirigida la literatura revolucionara; me encarg de irla a retirar de la frontera. Tuve que ausentarme con frecuencia del taller, y como esto coincida con la poca de mayor trabajo, fui despedido varias veces. Entonces era para m la poca de miseria y de hambre. A mi regreso de Kovno entr, por contrato de un ao, en casa de un patrono que se comprometi a darme un salario de cinco rublos por semana. Por Navidad, el patrn despidi un obrero. Al ver esto, todos dejamos el trabajo en plena poca de prisas. Pero al llegar la poca mala el patrn esperaba una ocasin para separarme, por agitador de la huelga. El verano (1899 o 1900) me enviaron con frecuencia a Kovno a buscar literatura revolucionaria. El patrn se aprovech para despedirme. Estbamos de lleno en la mala poca y estuve mucho tiempo sin trabajo. Tuve que privarme de comida y de habitacin (mejor dicho, no me las daban). Declaro que mi situacin no era muy buena. Por el contrario, en el sindicato tena exceso de trabajo (como secretario del sindicato deba leer y explicar los estatutos del sindicato a los nuevos adheridos, combatir la agravacin de las condiciones de trabajo en los talleres y hacer diferentes trabajos). Para colmo de mis males me sobrevino un contratiempo que empeor mi situacin. Los miembros del Bund proyectaron celebrar el aniversario del nacimiento de Gutenberg (organizaban

frecuentemente fiestas de esta clase, que daban excelentes resultados desde el punto de vista de la cohesin y de la solidaridad). Los delegados de varios sindicatos en que yo estaba se dirigieron en ferrocarril a un lugar cercano al sitio donde deba celebrarse la fiesta. Nos alojamos en una casa de campo con el objeto de estar en el bosque temprano y tener todo preparado para la fiesta. Nos acompaaba una mujer. Le cedimos la habitacin que se encontraba en el interior de la casa. Despus de desnudarnos en el gabinete nos instalamos en la terraza. Nos levantamos muy temprano, pero fue intil: unos rateros se haban burlado de nosotros con gran astucia. Nos haban desvalijado: desde los calcetines hasta los sombreros se llevaron! Nuestra situacin era verdaderamente cmica; no tenamos nada que ponernos para ir hasta la casa ms prxima. Para colmo de nuestra desgracia, nadie vena a buscarnos; todos los nuestros estaban ocupados en preparar la fiesta. Estuvimos en aquel estado hasta el medioda, en que una obrera conocida vino a averiguar qu nos pasaba. Cuando la pusimos al corriente fue por las casas de los alrededores pidiendo con qu vestirnos. Me toc un traje con el cual me era imposible salir a la calle. La chaqueta estaba pasadera, lo mismo que los pantalones, que eran los pantalones de trabajo de un pintor. En cuanto al calzado, una bota era de hombre y la otra de mujer. El equipo de los otros no era mejor. Adems de mi traje me robaron mis papeles de identidad y cincuenta copecks que me haban prestado con gran dificultad. Denunciarlos no podamos, puesto que casi todos llevbamos proclamas, folletos y otros objetos ilcitos. Este suceso fue para m un gran contratiempo y agrav seriamente mi situacin material. Me llen de deudas que no pude pagar hasta el final del invierno. Pero la miseria y privaciones no pudieron obligarme a abandonar la accin revolucionaria y el trabajo del partido. En otoo tuve trabajo. En marzo, el delegado de Iskra me envi al extranjero para acompaar, creo yo, al camarada Kopp, y al mismo tiempo para examinar la posibilidad de poder recibir la literatura revolucionaria editada por la Iskra. En cuanto llegu a Vilko-

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vichki (cerca de la frontera), camaradas del Bund, a quienes conoca personalmente, me pidieron que les ayudase a transportar una gran cantidad de literatura revolucionaria a Vilna o a Dvinsk. Acept. Era un medio de no regresar con las manos vacas. Pero los paquetes fueron detenidos bastante tiempo en alguna parte, tanto que tuvimos que esperar cerca de tres semanas varios camaradas y yo en la pequea ciudad de Mariampol! Por fin, todo estuvo listo y salimos en ferrocarril hacia Vilna. En la estacin de Pilviccki deban llevarnos la literatura al vagn. En el andn vimos las valijas y el camarada que deba entregrnoslas. Pero el tren arranc sin que nadie tocase las valijas. Despus nos enteramos que el envo haba sido descubierto y que los gendarmes esperaban que alguien se aproximase a las valijas para detenerlo. De regreso a Vilna, de nuevo perd la colocacin, y mis tribulaciones volvieron a empezar. Consegu pasar camaradas al extranjero, y aun ms, recibir personalmente dos grandes envos de literatura de la Iskra, de los cuales el uno pesaba tres pouds y el otro diez. Debo llamar la atencin respecto a las dificultades que haba en aquel tiempo para recibir literatura revolucionaria. En otoo de 1901 recib un primer envo de literatura de la Iskra en la pequea localidad de Kirbaty situada en la frontera alemana. Pesaba tres pouds. All tena camaradas del sindicato que haban pasado la literatura desde Alemania. Desde Kirbaty me era imposible transportar la literatura en ferrocarril, ya que en las estaciones prximas a la frontera los bagajes eran inspeccionados minuciosamente. De manera que no haba otro recurso que los coches de alquiler que hacan el servicio entre Kirbaty, Mariampol y Kovno. Los cocheros sospechaban que transportbamos contrabando; en todos los kilmetros se detenan y aumentaban el precio del transporte. Conseguimos llegar a Kovno. En el puente por el cual se entra a Kovno estaban de guardia los consumeros. ramos dos los que transportbamos la literatura. Pero en el caso en que fuera descubierta, habamos convenido que yo

solo asumira la responsabilidad mientras que mi compaero deba hacer como que no me conoca. En el puente nos detuvieron. El coche continu su camino, lo mismo que mi compaero. Qued yo solo con el paquete. Al abrir el cesto descubrimos la Iskra (hasta el sptimo nmero) y diversos folletos, especialmente la Lucha de clases en Francia, de Carlos Marx. Qu clase de contrabando es ste? El aduanero no se haca cargo de lo que era aquello. No se ocupaba ms que de su pipa, t, etc. No saba qu hacer con aquella mercanca, pero no me dejaba. Intent leer el ttulo del peridico y los libros encendiendo cerillas (esto suceda de noche), pero el viento que soplaba del Niemen las apagaba inmediatamente. Cansados de estos manejos deslic en su mano un tanto el dinero que me quedaba (una moneda de oro de cinco rublos) y le ped me dejase partir inmediatamente; si no, sera responsable del perjuicio que me causaba: estos peridicos deban estar en Kovno a la maana para venderlos en un quiosco. El aduanero, que vea estos peridicos por primera vez, quera detenerme hasta la maana; pero precipitando las cosas le dije que me ayudase a poner el cesto sobre el hombro, cosa que l hizo; pero antes me pidi que le dejase un nmero del peridico y un folleto. Le di un folleto, pero me negu a darle un diario (era conveniente que no se supiese que la Iskra se reciba por aquel camino). El cesto pesaba, no haba coche en las proximidades y yo me haba quedado sin dinero porque se lo haba dado todo al cochero y al aduanero. El cesto al hombro, tambale y me ca. No pudiendo colocarlo sobre mi hombro, consegu con gran dificultad hacerlo rodar hasta el muelle, donde, por quince copecks (que por casualidad encontr en un bolsillo, y era todo mi capital) alquile un coche y pude llegar a mi casa. En la puerta encontr a mi compaero, de quien me haba tenido que separar en el puente. Estbamos los dos tan nerviosos por lo que acababa de sucedernos, que en toda la noche no pudimos dormir. De pronto llaman a la puerta. Quedamos helados. Me han descubierto! Pero eso no poda ser, desde el momento que yo me haba venido directamente a mi casa. Me dirig primeramente a un

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pequeo hotel, donde no consegu que me abriesen, y despus de haberme asegurado que no haba nadie por los alrededores me decid a ir al alojamiento convenido. Viv unos momentos angustiosos oyendo llamar, puesto que al ser descubierto no slo nos tendran a m y a mi camarada, sino tambin a los dueos de la casa, que ignoraban en absoluto lo que yo llevaba: estbamos en la casa por ser antiguos conocidos de mis padres. Afortunadamente, eran mujeres, que estando prximas las fiestas venan a limpiar la casa. Tena miedo de estar en la ciudad y aventurarme en ella. Quin saba si el aduanero haba tenido la fantasa de ensearle a su jefe la mercanca. La lucha de clases en Francia, que haba dejado pasar? Adems, no me quedaba ni un copeck para ir desde Kovno a Vilkomir. Por ltimo, la competencia entre propietarios de los coches que hacan el servicio de pasajeros entre dichas ciudades me sac del apuro. Les exig una fianza para asegurarme que nos reservaran unas buenas plazas. Con ese dinero aun pudimos hacer algunas compras. De este modo, llegamos sin obstculo primero a Vilkomir, despus a Vilna, desde donde la literatura fue expedida por toda Rusia. Esto ocurra en agosto o septiembre de 1901. De regreso a Vilna, volv a mi trabajo. Ijov me present muchos intelectuales que estaban alrededor del delegado de la Iskra. Conoc a A. Soltz, a casa del cual fui algunas veces. No pude trabajar mucho tiempo en el taller; tuve que salir con Ijov a Kovno y preparar un alojamiento para recibir un importante envo de literatura. Ijov se instal tambin en Kovno. Poco ms tarde, unos campesinos vinieron a decirnos que tenan para nosotros paquetes de literatura. Me fui con ellos a recogerlos. Esto ocurra en diciembre de 1901. Una violenta tempestad de nieve nos oblig a detenemos en casa de unos aldeanos para pasar la noche. Viajamos varios das sin que yo supiese a donde bamos; la comarca me era desconocida y los campesinos nada decan. Hasta que nos acercamos al

final no me di cuenta de en dnde estbamos; era cerca de la frontera rusoalemana, en Jourborj. Llegamos de noche a una gran isma, llena de suciedad, teniendo por todo mobiliario bancos instalados a lo largo de las paredes. El ganado y la gente dorman all, est sobre el fogn. Experiment una sensacin lgubre y no pude cerrar los ojos. Por la maana nos pusimos en camino con los paquetes de literatura. Sin incidentes sin contar las paradas que hicimos en todas las tabernas que encontramos, donde los cocheros bebieron a mi cuenta todo lo que pudieron tragar llegamos a Kovno. La literatura fue transportada sin obstculo al alojamiento preparado al efecto (esto suceda un viernes por la maana). Yo tena que pagar a los aldeanos; pero como no tena dinero, corr al hotel donde Ijov deba esperarme. En su ventana estaba la seal convenida y yo entr decidido en el hotel (una choza). Me detuvo un criado del hotel que me dijo: Usted qu viene a hacer aqu? Vyase enseguida, que lo estn esperando. Suceda que a Ijov lo haban detenido y la polica haba armado una especie de ratonera en su cuarto. Sal del hotel sin que se diesen cuenta; pero me qued sin dinero y sin enlace. Los militares3 deban venir a Vilna a buscar esta literatura. Lo que me inquietaba seriamente, porque tema que se presentasen en el hotel donde estaba la ratonera y yo no tena posibilidad de prevenirlos. Habiendo conseguido que me prestasen dinero, pagu a los aldeanos. Ignoraba la buena pesca que la polica acababa de hacer. Con dos compatriotas el fundidor Salomn Rogout y Sal Katsenlenbogen, con quienes me encontraba frecuentemente en la Bolsa de Trabajo de Kovno y de Vilkomir, el mismo da envi con ellos la literatura a la aldea de Ianovo para que desde all la transportasen a casa de mis padres, a Vilkomir. Mis compatriotas consiguieron llegar a Ianovo sin incidentes. Pero en la maana del domingo, cuando llegaron a Vilkomir, elExista en Viena, en esta poca, una organizacin militar de Iskra que tena al frente al camarada Goussarow, mdico militar, la cual difunda la literatura ilcita por toda Rusia.3

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jefe de la polica sali de la iglesia, acompaado de los pisaverdes de la ciudad. El caballo del coche que transportaba a mis compaeros llevaba un gran cascabel que llam la atencin del jefe de polica, quien dio orden de detener el coche. Con arreglo a una de sus disposiciones, slo l y los bomberos podan llevar cascabeles en sus coches. Uno de los cantaradas que iban en el coche, Katsenlenbogen, cogi un paquete y desapareci; pero Salomn Rogout tuvo que acompaar al cochero a la comisara de polica, donde los paquetes fueron abiertos y se descubri su contenido. Toda la polica se puso en movimiento para encontrar al segundo camarada que se haba fugado. Salomn Rogout fue molido a palos hasta dejarlo sin sentido; lo arrastraron desnudo por la comisara, se le exigi que entregase a sus camaradas y que dijese de dnde proceda la literatura. Despus de aquello lo enviaron a Kovno. Cuando me enter de la detencin de Salomn Rogout me abat completamente. Me consideraba responsable de la detencin de un camarada, que no formaba parte del grupo de la Iskra y de nuestra organizacin. Mi conciencia me ordenaba que me entregase inmediatamente a la polica y declarara que era yo quien haba confiado esta misin. Comuniqu mis intenciones a mis camaradas del partido socialista polaco, cuyos nombres no recuerdo ahora, excepto el de una obrera: Blun. Ellos asintieron. Pero en m todava luchaba otra cosa: el presentimiento de que si yo haca recaer en m la falta me detendran, sin que por ello pusiesen en libertad a Salomn Rogout. Resolv seguir buscando partidarios de la Iskra y continuar el trabajo del partido. El cochero fue detenido y enviado a Petesburgo, donde estaban encerrados Ijov y me parece que tambin Soltz. En cuanto a Salomn Rogout, lo enviaron a la prisin de Kovno. Algunos meses despus nos enteramos que se haba ahorcado. (No se pudo esclarecer si l se haba suicidado o si le haban golpeado hasta que sobrevino la muerte). En 1908 fui encerrado en la misma prisin y los guardianes me ensearon su celda. Me

contaban que despus de los interrogatorios en la direccin de la gendarmera lo llevaron en tal estado que fuera posible que l se ahorcase para evitar las torturas que le hacan pasar. La muerte de este camarada, de que me haca responsable, me caus profunda impresin. Resolv firmemente que a partir de ese momento mi vida slo perteneca a la revolucin. Hoy, despus de la lucha titnica que la clase obrera sostuvo con el capitalismo, y despus de todos los sacrificios que el proletariado ha tenido que sufrir, esta manera de reaccionar ante la prdida de un camarada puede parecer extraa; pero en aquella poca la idea de que yo haba causado la muerte de un camarada me impresionaba profundamente.

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II Mi primera detencin, la crcel de Kiev y mi evasin 1902.

Despus que me enter de la muerte en la prisin del camarada Rogout, dej el establecimiento donde trabajaba desde mi regreso de Kovno (despus del descubrimiento de la literatura por la polica) y me fui a Vilkomir a buscar el paquete de literatura que quedaba y a enterarme en qu circunstancias haba sido detenido Rogout. All, con la ayuda de la organizacin local de Bund, publicamos una proclama dirigida al pueblo para ponerlo al corriente de la detencin y asesinato de Rogout y desmentir ciertos rumores que circulaban sobre su detencin. Das despus me enter que la polica y los gendarmes de la localidad interrogaban a la gente sobre m y trataban de saber dnde viva. Tuve que abandonar Vilkomir y regresar a Vilna. All me di cuenta que me seguan. Esta circunstancia me oblig a pedir a los camaradas con los cuales Sergio Tsedetbavm (Ijov) me haba puesto en relacin antes de que fuese detenido que me enviasen lo ms pronto posible un sustituto con el objeto de que pudiese llevarme mis cosas a otro sitio. A primeros de marzo de 1902 lleg mi sustituto y se present con el seudnimo Marx, Uassili Aartsyboutchev (no supe su nombre hasta despus de la revolucin de 1917). Al comienzo de marzo de 1902, Marx y yo fuimos a la es-

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tacin para ir a Kovno, de donde debamos partir para la frontera, con el fin de que yo pudiese entregar personalmente a Marx todos los enlaces que yo tena entonces. Nos instalamos en el mismo vagn, pero en diferentes departamentos; antes del tercer golpe de campana vi subir un polica de paisano que haca tiempo me segua, seguido de un gendarme. Este vino directamente a m y me pidi el pasaporte y el billete. Le entregu los dos. Dnde est su equipaje, me pregunt. Le respond que no tena. Me orden que le acompaase. Descendimos, y el tren se fue. El hecho es que no se haban fijado en mi compaero, lo que me caus gran alegra. Me llevaron ante el jefe de la Gendarmera encargada de la estacin, y empez el interrogatorio. Cmo se llama usted? Khigrine, contest (yo llevaba un pasaporte falso a nombre de Khigrine; viendo que me seguan, haba escondido mi verdadero pasaporte), a lo que el gendarme respondi: Usted se llama... (y dijo mi verdadero nombre); el interrogatorio continu en este diapasn. Me cont todo, hasta el sitio donde vivan mis padres. Por lo que a m respecta, me sostuve en el pasaporte falso, inventando el nombre de mis padres. En el cuarto adonde me haban llevado y en que tuvo lugar el interrogatorio estaba tambin otro oficial que propuso que se me enviase a cierto comisario de Polica que me obligara a decir todo (en aquella poca en las comisaras de Vilna se pegaba ferozmente a los militantes detenidos), a lo que respondi el que me interrogaba: Usted se engaa; all tampoco dir nada; pertenece a la organizacin de la Iskra. Gracias a esta frase comprend la relacin que haba entre mi detencin y la del hermano de Martov: Sergio Tsedebavm, que estaba encerrado en la fortaleza de Pedro y Pablo. Yo esperaba que me enviasen all, pero no fue as. De la estacin me llevaron a la Direccin de la Gendarmera del Gobierno. Como era completamente intil conservar mi falso pasaporte, tanto ms cuanto conocan mi verdadero nombre, confirm en la Direccin de la Gendarmera que en efecto me llamaba Khigrine. No me tuvieron mucho tiempo. Algunos das ms tarde me enviaron a la fortaleza de Vilna (no s por qu llamaban a

esta fortaleza el nmero 14), donde me encerraron unas semanas. Despus me enviaron en direccin desconocida, escoltado por dos gendarmes (no obstante mis reiteradas splicas, no quisieron decirme adonde me llevaban). Por primera vez estaba en la crcel. El rgimen de la fortaleza es riguroso. La guardia se compona de soldados o de gendarmes que en grupos de dos o tres venan a la celda varias veces al da. Tan pronto me encerraron, se empezaron a sentir golpes en las paredes de la celda; pero no puede responder a los llamamientos; ignoraba el alfabeto que empleaban los presos para comunicarse entre ellos. Como yo no responda, lanzaron pedazos de pan desde el patio a mi ventana. Me puse a reflexionar sobre el medio de subir a mi ventana (que estaba muy alta, casi a ras del techo). De repente descubr una inscripcin en varias lenguas indicando la manera de conseguirlo. Cog una especie de silla, la coloqu sobre la mesa y llegu a la altura de la ventana. Apenas haba comenzado a entablar relacin con mis vecinos, cuando el comandante de la fortaleza entr en mi celda. Vino tan silenciosamente y tan aprisa, que apenas tuve tiempo de saltar de mi andamio. Gracias que pocos das ms tarde me enviaron ms lejos, lo que me salv del calabozo. Llegando a mi destino, me di cuenta que estaba en Kiev. Me extra que me llevasen a Kiev, cuando yo no haba estado nunca en esta ciudad. No tard en conocer el motivo, como se ver enseguida: Los gendarmes que me escoltaban me entregaron a la Direccin de Gendarmera de Kiev, quien, despus de haberme tenido ms de una semana en una cueva casi oscura y maloliente, me mand a la prisin de Loukianovka. Cuando llegu a la oficina de la prisin, o gritos, cnticos revolucionarios, y de repente pedazos de barro inundaron la oficina. No conceba que ocurriera cosa semejante en el interior de una prisin, tanto ms, que en la fortaleza de Vilna, como en las tinieblas de la cueva de la Comisara del viejo Kiev, donde estaba la direccin de la Gendarmera y yo haba estado encerrado antes de ir a parar a la escribana

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de la prisin, el silencio era tan grande que se poda imaginar que no haba nadie. Yo me pregunt si no sera aquello una revuelta que iba a liberarme. Pero descart esta idea enseguida al ver al director de la prisin completamente tranquilo continuar su trabajo. No tardara en conocer el misterio. Cuando todas las formalidades fueron cumplidas, me entregaron al guardin de la seccin poltica, Saiganv, que me llev al corredor del edificio. Apenas habamos llegado a la puerta cuando numerosos estudiantes me rodearon y empezaron a preguntarme quin era, de dnde vena, dnde haba sido detenido, cmo me haban cogido y a preguntarme cosas parecidas. Esta muchedumbre era para m una sorpresa, se compona casi exclusivamente de estudiantes. Me di cuenta que eran ellos los que, cantando, armaban aqul escndalo; llevaban banderas y banderines en los que inscriban divisas; iban de un lado a otro del patio gritando como endemoniados, Esta especie de manifestacin se repeta diariamente durante el paseo. En 1902 hubo en Rusia desrdenes estudiantiles. El 2 y 3 de marzo se celebraron manifestaciones de estudiantes y obreros. La polica hizo detenciones de estudiantes en masa. Por haber tomado parte en esas manifestaciones algunos fueron condenados por el gobernador de la ciudad hasta a tres meses de prisin gubernativa. Otros tuvieron que esperar que tuviera a bien decidir sobre su suerte. Los estudiantes estaban encerrados en el tercer piso del edificio, reservado a los condenados de delitos comunes. Al anochecer, las puertas del corredor se cerraban; pero despus de las requisas de las celdas se dejaban abiertas hasta media noche. La libertad que haba para los estudiantes y presos polticos tena que aprovechar a los condenados de delitos comunes, y su rgimen se haba dulcificado algo. El nuevo director de la prisin, que haba sido nombrado en abril de 1902, no fue partidario del reglamento que se introdujo en sus dominios, y empez la guerra contra las libertades de que gozaban los condenados de derecho comn. Requisadas las celdas de stos, les echaba el cerrojo. Los

estudiantes y los presos polticos del segundo piso se dieron cuenta perfectamente que si el director consegua quebrantar la resistencia de los condenados de derecho comn, no tardara en empezar con ellos. De ah que, encerrados en el mismo edificio que estos condenados, tomamos parte en la obstruccin, que dur varios das. Hicimos tal ruido, que atrajo a las cercanas de la prisin mucha gente, por ms que la prisin de Loukianovka se encontrase bastante lejos de la ciudad. Mientras se haca la requisa a los condenados de derecho comn, cuyas celdas se encontraban en los pisos superiores, stos nos echaban, por medio de una cuerda, todo lo que a ellos les estaba prohibido Los soldados que hacan la guardia en el patio se dieron cuenta. Tanto, que las requisas se empezaron en nuestro corredor. Esto provoc tal protesta (los soldados fueron pura y simplemente a las celdas a una voz de orden, sindoles imposible requisarnos) por parte de los detenidos y de sus familiares de fuera, que el gobernador, Trepov, me parece, suspendi la requisa. Despus de aquello el director de la prisin tuvo que capitular. Ahora se comprende por qu se estaba tan libre en Loukianovka. Esta libertad permiti realizar un gran proyecto de evasin largamente premeditado y minuciosamente preparado, de que dar cuenta ms adelante. Como puede verse, las relaciones con los condenados de delitos comunes eran buenas; pero esto no era obstculo para que ejerciesen su oficio para no olvidarlo, sin duda alguna, sobre los detenidos polticos. As, una vez, los condenados de derecho comn que trabajaban, me parece, en el taller de hilados, que se encontraba en los stanos del patio en que los estudiantes paseaban, llamaron, si la memoria no me engaa, al camarada Silvino y se pusieron a hacerle preguntas sobre una cuestin cualquiera; cuando los dej, se dio cuenta que haba desaparecido su reloj (los jefes de los condenados de derecho comn consiguieron encontrarlo, pero ya estaba completamente desmontado y no serva).

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Fui encerrado con los estudiantes en el edificio de los condenados de derecho comn, en la celda nmero 5, adonde iban a parar las personas detenidas por casualidad. Como yo no tena equipaje conmigo en el momento de mi detencin, y de otra parte careca de dinero, no estaba nada a gusto. Nadie reparaba en m. Algunos das despus de mi llegada a la prisin, el estudiante Knijnik dio a algunos obreros que all se encontraban una conferencia sobre el absolutismo. Gritaba con nfasis: Han encerrado a ste muchacho que iba en busca de trabajo. Le obligaron a descender del tren, lo zarandearon por toda Rusia para traerlo al fin del mundo, a Kiev, donde l no haba venido nunca ni conoce a nadie. Yo no deca ni palabra; pero en mi interior me rea de la ingenuidad del estudiante Knijinik. Por cierto la caracterstica que haca del absolutismo era justa; pero tomronme a m como su ejemplo, fallaba. Con gran sorpresa suya, pronto se iba a dar cuenta. Una tarde, despus de la llamada, la tristeza se apoder los estudiantes. Empezaron a llamar a las puertas y pidieron o fuese el fiscal. No tuvieron necesidad de fatigarse para que llegase el sustituto del fiscal del Tribunal de Kiev, Korsakov. Todos regresaron a sus celdas, que Korsakov deba recorrer una por una. Los detenidos le preguntaron cmo estaba su asunto (me admir de la memoria prodigiosa de Korsakov; se limit a preguntar el nombre del interesado, despus de lo cual, sin consultar su agenda ni ver ningn papel, le deca a cada uno la que le interesaba). Por ltimo, le correspondi el turno a mi celda. Korsakov avanz por entre todos los detenidos del corredor. Todos mis compaeros de celda le preguntaron por su suerte. Yo no deca ni palabra. Knijnik tom la palabra, y con aire acusador pregunt: Por qu tiene en prisin a este muchacho? Cmo se llama?, pregunt Korsakov. Knijnik le dijo su nombre. Dirigindose a Knijnik, Korsakov dijo: Este muchacho estar ms tiempo que usted en prisin; se le acusa de ser afiliado a la organizacin que se llama Iskra. Se le acusa de haber organizado trans-

porte de literatura revolucionaria de esta organizacin, pasar la frontera a los agentes de sta, de haber montado una imprenta clandestina, etctera. Pareca que todos haban cado de las nubes. Knijnik se sorprendi de tal manera, que tan pronto se fue Korsakov me pregunt si era cierto lo que haba dicho el sustituto del fiscal. Excuso decir que tranquilic a Knijnik diciendo que se haban confundido que seguramente me tomaban por otro. Pero aquella noche no me divert. Korsakov haba dicho casi la verdad. De tal modo, que me puse a reflexionar cmo podan saber todo aquello y por qu me haban llevado a Kiev y no a San Petesburgo. Desde aquella tarde mi suerte mejor sensiblemente. Me trasladaron a otra celda, me dieron una almohada, ropa; me prepararon un bao, etc. Pero no estuve mucho tiempo con los estudiantes, futuros revolucionarios, demcratas burgueses y burgueses simplemente (entre ellos tambin haba adeptos a la Iskra, pero esto lo supe ms tarde.) Una tarde trajeron un camarada. Como de costumbre, empezamos por preguntarle dnde lo haban detenido, etc. Declar haber sido detenido en la frontera y que en sus maletas de doble fondo haban descubierto la Iskra. Despus de haberlo examinado, decid preguntarle de qu manera haba conseguido la Iskra, si estaba afiliado a la organizacin, qu miembros conoca en el extranjero, etc. A su vez me pregunt de dnde era, a quin conoca en las regiones donde haba militado, y durante la conversacin nombr mi seudnimo. Diriga la organizacin del transporte de la literatura de Iskra del extranjero a Rusia, y de ah que l supiese mi existencia. Su seudnimo tambin me era conocido. Gracias al nuevo alojado, que no era otro que Jos Blumenfeld, establec el enlace con los iskristas encerrados en nuestra prisin. Blumenfeld conoca a los adeptos de la Iskra no eran muchos, se puso fcilmente en contacto con el departamento poltico, donde muchos iskristas estaban detenidos. De repente fui trasladado de all. En el departamento poltico la vida era diferente.

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En Kiev, el general de la Gendarmera, Lovitski, haba conseguido descubrir las huellas de la conferencia panrusa de iskristas. Lovitski crea entonces que el principal iskrista era Krokhmal, que viva en Kiev, y que verdaderamente haba convocado a los miembros de la organizacin de esta ciudad. Pero no era yo solo el vigilado. La Direccin de la Gendarmera interceptaba correspondencia de Rusia y del extranjero, la descifraba y enseguida haca llegar las cartas a los destinatarios, que las entregaban a Krokhmal. De ah que el general de la Gendarmera, Lovitski, estaba muy bien informado (como lo he sabido por los documentos del Departamento de Polica publicados despus de 1905, mi direccin haba sido encontrada en casa de Krokhmal). Que yo me acuerde, la Conferencia de los iskristas se disperso antes de abrirse. (Ya que todos los que haban de participar pudieron con toda libertad y sin riesgo, con todas las comodidades deseables, celebrar en la Loukianovk la Conferencia de iskristas, lo que hicieron probablemente). A esta Conferencia se dirigan delegados de todos los puntos de Rusia. Habindose dado cuenta que los seguan, se dispersaron. Detenidos en el camino, fueron llevados a Kiev (otros fueron detenidos en el misino Kiev). El finado Nicols Bauman estaba ya en el tren cuando se dio cuenta que lo seguan. Descendi en una pequea estacin saltando del tren en marcha. Como no conoca el pas, se dirigi a un mdico de la localidad, rogndole que le diese asilo. El mdico lo dej entrar, pero enseguida avis a la Polica, Bauman vino a parar a la Loukianovk. El general Lovitski se haba hecho clebre; le encargaron la instruccin del asunto de los iskristas. Ah el por qu concentraron en Kiev a todos los miembros de la organizacin detenidos en las diferentes ciudades de la inmensa Rusia. La Okhrana4 no se content slo con llevar a Kiev a Lovitski, sino a todos los militantes de la Iskra; llev tambin a las personas que simplemen4

La Polica rusa

te haban ayudado prestando su habitacin para dirigir las cartas u organizar entrevistas. As se explica mi traslado a Kiev. El departamento poltico y el de mujeres estaban llenos de detenidos complicados en el proceso de la Iskra. El pequeo departamento poltico estaba ocupado por los adeptos de la Iskra y los socialistas revolucionarios. Los otros partidos tenan all pocos adeptos. Aunque las celdas estuviesen abiertas de la maana a la noche, lo mismo que las puertas del edificio que daban acceso al patio, los detenidos estudiaban seriamente y con gran actividad. All se daban conferencias sobre los puntos ms diversos y se lea en comn la nueva literatura revolucionaria: La Iskra, La Revolutionnaia Rossia (Rusia revolucionaria), etc., y se discuta lo que se acababa de leer. Fui a parar a la misma celda que Haulperine (su seudnimo era Koniaguine). Emprendieron enseguida la tarea de formarme. Jos Blumenfeld se encarg de m. Me ense los principios del marxismo. Bajo su direccin me puse a leer libros serios. Como ya he dicho, antes de ser encerrado en la prisin de Kiev, trabajaba en el taller doce horas diarias o ms. Terminada la jornada, estaba ocupado constantemente por el trabajo prctico del sindicato y por diversos asuntos de los grupos y de las organizaciones que existan en aquella poca en la regin del Oeste. Por esto haba tenido que consagrar mucho tiempo a la organizacin de la Iskra. De ah que yo tuviera que leer poco, relativamente, y sin mtodo. La prisin fue mi universidad. Empec a estudiar segn un mtodo determinado, bajo la direccin de un marxista culto, versado en la literatura revolucionaria. Antes de ser detenido, Blamenfeld era el compositor tipgrafo del grupo de la Liberacin del Trabajo. Adems de esos conocimientos tericos, Blumenfeld estaba al corriente del movimiento obrero de Occidente, y llevaba muchos aos de accin militante. Tendra entonces treinta a treinta y cinco aos. Aunque la mitad ms joven que l, fuimos muy amigos, y hoy aunque nos encontramos en campos diferentes del movimiento obrero ruso le estoy sinceramente agradecido de la atencin cordial que demostr, y sobre todo de

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ese fundamento de justa comprensin del marxismo que deposit en m. Para m el tiempo de la prisin transcurra sin que me diese cuenta; pero para los militantes activos de la organizacin de la Iskra la prisin era insoportable. Era la poca en que las huelgas obreras, las manifestaciones de estudiantes y los alzamientos de aldeanos (en la provincia de Kharkov, de Poltava y en otras provincias) eran fenmenos cotidianos. Y los organizadores de la Iskra tenan que estar en prisin y cruzarse de brazos, en la imposibilidad de tomar una parte activa en esta lucha. A mediados del verano de 1902, el sustituto del fiscal, Korsakov, se present de nuevo y dijo un grupo de 12 a 15 detenidos del departamento poltico que podamos tomar nuestras medidas para el invierno, puesto que entonces nuestro proceso tendra lugar con toda seguridad. A partir de este momento, muchos camaradas pensaron en la evasin. Se hizo una lista de camaradas que deban participar en la evasin. Yo estaba incluido. Once camaradas inscritos en la lista aceptaron evadirse. Se reunieron para concertar el plan de evasin y determinar el papel de cada uno en el momento de la salida. Se decidi que la evasin se hara por el muro del recinto donde pasebamos. Con este objeto era necesario explorar el campo situado enfrente de la prisin, encontrar direcciones en Kiev y organizar la salida de los evadidos, procurarse pasaportes, narcticos y vino; un ancla, cuerda para fabricar la escalera de escalo y dinero; esto en el exterior de la prisin; en el interior era necesario prolongar los paseos hasta una hora avanzada de la noche y guardar en la prisin todos los objetos necesarios una vez que fuesen recibidos. Pero lo esencial era conservar el plan secreto, cosa que no era fcil, ya que lo conoca mucha gente, tanto en la prisin como fuera. En la prisin, como ya he dicho, haba bastante libertad, ya porque encerraba ms gente que la que poda, y a causa de los estudiantes, que aprovechaban todas las ocasiones para armar escndalo. Gracias a esta libertad, los detenidos tenan su decano (en la persona del habitante ms antiguo de la prisin, l cama-

rada Gouraki); no s si haba sido designado por la Direccin de la prisin o si haba sido elegido por los detenidos, puesto que este rgimen exista antes de mi llegada. La comida de los presos polticos era preparada aparte; en cuanto a los paquetes que stos reciban, los enviaban al almacn, y repartidos entre todos, en la comida de la noche. Tambin mandaban los vveres que ellos compraban. El jefe de almacn era el camarada Litvinov (tambin viejo pensionista de la prisin). Todas estas circunstancias favorecan la evasin. Gourski poda circular libremente por el interior de la prisin y comunicar por el exterior. Antes que se recibiese todo lo que he enumerado, se hacan prcticas durante los paseos; se formaba una pirmide de varios hambres (Gourski diriga) de la altura del muro exterior; se organizaban bailes con acompaamiento del sonido de una especie de bidn que haca de tamboril (Nicols Bauman diriga); esto era necesario para que el centinela que haca la guardia en el patio se acostumbrase al sonido que se poda or en el momento en que pasasen por el techo del muro recubierto de cinc. En el almacn de vveres se ejercitaban en sujetar al supuesto centinela y en amordazarlo sin asfixiarlo (Silvino ordenaba). Los preparativos necesitaban mucho tiempo, y temamos que los camaradas cogiesen fro por pasar tan tarde por el patio, y tuviesen que cesar en los paseos. La Direccin de la prisin seguramente se hubiera aprovechado para encerrarnos antes que fuese relevado el centinela que haca la guardia cerca del muro que daba al campo y que tenamos que franquear (este relevo se haca al anochecer). Por ltimo, recibimos el narctico pedido (para echarlo en el vino), se ensay en el camarada Maltsman, que deba escaparse con nosotros. El efecto fue sorprendente. Durmi mucho ms de lo necesario. Empezbamos a inquietarnos por que alguien se diese cuenta de que Maltsman dorma demasiado. Es ms: era de temer que lo interrogasen, y los sospechas podan sobrevenir. Pero todo result bien. Para que los guardias se habituasen a beber con los detenidos, nos pusimos a festejar con frecuencia los aniversarios y otras co-

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sas. Se recibi de Vilna (yo haba dado los antecedentes) doce o quince pasaportes, que fueron cubiertos con el texto adecuado. Por otro lado, no haba que temer retraso por el dinero y por ltimo, se haba conseguido explorar el campo vecino y establecer un sistema de seales entre una de las ventanas del patio superior y el campo. Desde esta ventana se deba preguntar si se poda atravesar o no el campo. Se encontr alojamiento en la ciudad; se estableci un itinerario para que los evadidos pudieran salir de Kiev la misma tarde de la evasin; se decidi quin ira a los alojamientos y con quin saldra cada uno. Slo faltaba hacerse con un ancla y fabricar una escala, cosa que se hizo enseguida. Gourski reciba ordinariamente sus visitas en el locutorio y no las registraban. En una de stas entrevistas me llevaron un inmenso ramo de flores, en el que haban ocultado una ancla pequea; en cuanto a la escala, se fabric con la tela gruesa que se nos daba como sbanas. Me parece que fue Livitnov quien teji las tiras de tela que nos sirvieron de cuerda. Los dos extremos de esta cuerda se sujetaron al ancla. Para barrotes se utilizaron slidos pedazos de madera cortos y no muy gruesos. La prolongacin de la escalera era una cuerda tambin sujeta al ancla; se le haban hecho varios nudos para que fuera ms fcil descender al otro lado del muro. Cuando todo estuvo preparado, se ensay la maniobra. Todos se presentaron en el patio llevando los objetos enumerados (yo aparec con una almohada, en la cual llevaba la escalera de cuerda), y a la primera seal cada uno estuvo en su puesto. Los guardias de los corredores del departamento de polticos no eran de temer gracias al vino que les ofrecamos y a las propinas que les dbamos para que nos proporcionasen peridicos y mandar cartas; algunos fueron convencidos por nuestra propaganda. Slo uno fue la excepcin, un ex gendarme, el viejo Izmailv, que nos inspiraba mucha desconfianza. Ante todo, se haba resuelto no verificar la evasin cuando l estuviese de servicio. Pero como ya estbamos a mediados de agosto y los das

fros y lluviosos iban a aparecer, decidimos ponernos en camino, an cuando estuviese de guardia. A este fin, era necesario distraer su atencin y obligarle a que se quedase en el comedor. Se tomaron medidas en ese sentido, pero entonces surgi un obstculo inesperado: el guardia de servicio que estaba de centinela cerca del muro interior por donde deba efectuarse la evasin, lleg borracho, sin poderse tener en pie. Por ms que tratamos de disuadirlo para que no le viese Izmailv, ste se dio cuenta, y despus de sustituirlo en el muro, dio cuenta a la Direccin, que design otro vigilante. La agitacin que aquella tarde dominaba a una parte de los prisioneros, no se le haba escapado al antiguo gendarme (nos enteramos ms tarde de que, efectivamente, haba informado a la Direccin). De todas maneras, el golpe haba fallado. Era necesario ocultar todo en previsin de una requisa, y no haba escondrijos! Cada uno tena en sus manos cien rublos y un pasaporte; en mi celda guardaba la escala de cuerda, sobre la que dorma, como si fuera una almohada. En caso de requisa, seguramente la hubieran descubierto. Nuestra tensin nerviosa llegaba al lmite. Habamos resuelto que si se intentaba registrarnos nos opondramos por la fuerza, hasta destruir los pasaportes, a fin de que no se pudiese saber quines eran los que queran escaparse. Entre los camaradas se trat de la cuestin de retirarme la escala ante el peligro de que, si me la encontraban, toda la responsabilidad recayese sobre m y que los gendarmes recurriesen a la tortura para conocer los nombres de los que queran escaparse conmigo. No obstante, se decidi dejrmela, ya que nadie poda tener la idea de que yo la tuviese, ya que yo era un pobre joven, mientras que a mi lado se encontraban los leaders iskristas. En la madrugada de uno de aquellos das de angustia se oy de repente el chirrido de una puerta que se abra en el corredor de abajo. Enseguida se oyeron gritos de: Camaradas, cuidado con el registro! Afortunadamente, enseguida nos dimos cuenta que no se trataba de esto, sino de un preso que se llevaban. Na-

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die haba tenido tiempo de destruir nada. El compaero Banin, que acababan de llevar, haba sido detenido en la frontera y se haba dado orden de aislarlo de los otros detenidos. Tanto, que lo haban metido en una celda que estaba siempre cerrada con candado, mientras que nosotros podamos pasear todo el da, y nuestras celdas slo estaban cerradas durante la noche. Decidimos no protestar contra el hecho de que el detenido estaba constantemente encerrado ante el temor de que nos retirasen el derecho de pasearnos tan tarde. Yo no s por qu, el nuevo director adjunto, Soulima, que administraba el departamento poltico, la tom con el detenido recin llegado. Empez a frecuentar la celda de este camarada, unas veces para jugar ajedrez, otras para charlar con Banin. En una de estas conversaciones, el adjunto dijo a Banin que la vspera, toda la noche; haba estado rondando la prisin a causa de confidencias que haba recibido de que los prisioneros polticos se disponan a escapar aquella noche. El Problema de la evasin se presentaba de una manera difcil. O