Revista Política Teoría y Acción No. 15
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Política: Teoría y Acción
MARZO, 1981 AÑO 2 -‐ No. 15
En Este Número Artículos de:
JUAN BOSCH
Página 1
Gabriel García Márquez
Página 4
Sergio de la Peña
Página 30
Gérard Pierre—Charles
Página 36
PUBLICACION DEL PARTIDO DE LA LIBERACION DOMINICANA
POLITICA: TEORIA Y ACCION
Revista POLITICA: Teoría y Acción.
Órgano Teórico del Partido de la Liberación Dominicana,
Santo Domingo, República Dominicana.
Consejo de Dirección:
José Antinoe Fiallo
Vicente Bengoa
Leonel Fernández.
Derechos reservados conforme a la ley.
Composición, diagramación e impresión:
Editora Alfa y Omega, C. Por A.
José Contreras 69. Tels.: 532—5577/78
Dirección para canjes: PLD, Casa Nacional,
Avenida Independencia No.401, Santo Domingo, Rep. Dominicana.
POLITICA: TEORIA Y ACCION tiene en la República Dominicana el precio de
50 centavos pagaderos al recibir el primer número que adquiera el comprador, en la siguiente forma:
Por cuatro números, equivalentes a 4 meses, RD$2,00
Por seis números, equivalentes a 6 meses, RD$3,00
Por doce números, equivalentes a 1 año, RD$6,00
El Departamento de Distribución de VANGUARDIA DEL PUEBLO estará encargado también de la distribución de POLITICA: Teoría y Acción, y como tal mantendrá en algunas librerías del país una cantidad limitada de ejemplares de la revista para ser vendidos a los precios que decidan fijarles los dueños de esos establecimientos, pero en todos los casos esos precios deberán ser superiores a 50 centavos de peso.
El alto costo del transporte aéreo nos obliga a establecer el precio de un dólar o su equivalente en otras monedas por ejemplar vendido en territorio de los Estados Unidos, de América Latina y de Europa.
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Para correspondencia, dirigirse a Casa Nacional del P.L.D., Ave. Independencia 401, Gazcue, Santo Domingo, República Dominicana, Las Antillas (West Indies).
POLITICA Teoría y acción
PUBLICACION DEL PARTIDO DE LA LIBERACION DOMINICANA
FUNDADA EL 23 DE ENERO, 1980 AÑO 2. No. 15. MARZO, 1981
Por Juan Bosch
Apariencias y Sustancia del Capitalismo En la República Dominicana El hecho de que en la lengua del pueblo se le llame capital al dinero ha dado origen, al menos en la República Dominicana, a la idea que tiene mucha gente, algunas de ellas no precisamente incultas, de que la existencia del dinero en un país dado y en una época dada marca el inicio en ese país del modo de producción capitalista, lo que se explica porque donde circula dinero hay ya un desarrollo económico relativamente complejo que confunde a personas no preparadas Para conocer los secretos de la ciencia que llamamos Economía Política.
Si nos limitamos al ejemplo de Europa hallamos que en algunos lugares de ese continente había dinero metálico hace 4 mil años, si bien no era todavía el dinero acuñado o en monedas que conocemos hoy, y en un pequeño estado de Asia Menor donde iba a nacer Creso, al que se le atribuye haber sido uno de los grandes potentados de la antigüedad, se acuñaron monedas hace 2 mil 500 años.
Esos son datos muy concretos que nos autorizan a negar la creencia de que la circulación de dinero signifique capitalismo, pero hay otros. Jenofonte, que murió hace más de 2 mil 300 años, decía, en lo que fue el último de sus trabajos de escritor que podría ser calificado de ensayista, que cuantos “más extranjeros vayan y vengan entre nosotros, más aumentarán las importaciones y las exportaciones, las compras y las ventas, los salarios acordados y los impuestos a percibir” (en Las Rentas del Ática, Editorial Iberia, Barcelona. 1965, Volumen II, página 294).
Ese párrafo del autor de Anábasis parece describir de manera breve pero aguda un centro comercial muy parecido a los que se conocen en varios países del llamado Tercer Mundo. No menciona la moneda, pero la presencia de ese agente de cambio está implícita en la descripción cuando se habla de importaciones y exportaciones, de compras y ventas, de
salarios y de impuestos. En otros párrafos de la misma obra Jenofonte explica cómo funcionaba en Grecia lo que muchos siglos después iba a ser bautizado en Europa con el nombre de “ley de la oferta y de la demanda”. Decía él que “Cuando hay vino y trigo en abundancia, estos productos se mantienen a un precio ínfimo. Y disgustados de un cultivo infructuoso (la mayoría de los dueños de esos cultivos) abandonados... para abrazar el comercio, abrir tabernas o dedicarse a la usura” (págs. 295 -‐6), palabras que parecen estar refiriéndose a situaciones conocidas de todos nosotros.
Oigamos estos conceptos tal como nos los transmite Jenofonte (Página 297):
“al llegar el oro a ser común baja de precio y hace subir la plata”; y refiriéndose a la producción de plata menciona a Nicias, que tenía mil hombres trabajando en las minas de ese metal, “y que se los contrataba el tracio Sosias mediante (el pago de) un óbolo neto por hombre y por día” (página 298). Lo descrito en esas líneas no tiene nada que ver con el capitalismo, pero los que creen conocer el modo de producción capitalista por sus apariencias y no han llegado a penetrar en su sustancia pensarán que donde había un Nicias y un Sosias y mil personas trabajando para el primero por un jornal de un óbolo diario tenía que haber necesariamente capitalismo, y capitalismo desarrollado porque la empresa de Nicias usaba el trabajo de mil operarios.
Pero esos hombres que Nicias empleaba no eran obreros sino esclavos, y quien cobraba un óbolo al día por cada uno de ellos era el tracio Sosias, que seguramente los compraba en los campos de batalla donde habían caído prisioneros. El modo de producción de Grecia, como el de Roma, era el esclavista, y aunque circulara la moneda y se pagaran salarios y se hiciera comercio doméstico o, como decimos hoy, nacional, y comercio exterior, como se hacen en el capitalismo, aquello no era capitalismo ni podía serlo porque faltaban varios siglos para que la humanidad estuviera en capacidad de organizarse en un modo de producción tan complejo como es el capitalismo.
Antes de llegar al capitalismo, Europa vería agotarse el modo de producción esclavista en su modelo romano y vería formarse el modo de producción feudal que empezó en el siglo VI de nuestra era con características de feudalismo rural, cuya duración se prolongó tres siglos, y tras un siglo de transición aparecería el feudalismo urbano, en el cual,
como en el esclavismo, circulaban monedas, se hacía comercio interno y externo, y como parte de ese comercio externo se celebraban ferias en las que participaban los comerciantes de muchos países.
Por cierto, que en esas ferias se vendían y se compraban monedas, y de las bancas o banquetas que usaban los negociantes de monedas salió el nombre de banco que le damos hoy a un establecimiento financiero. A las ferias de la Champaña, que eran seis anuales, concurrían comerciantes de varios lugares de Europa que llegaban con las monedas de sus países", y las operaciones de cambiarlas eran numerosísimas y además muy provechosas.
Fue en esas ferias de la Champaña donde aparecieron los documentos llamados hoy letras de cambio o pagarés que se cruzaban comerciantes de diferentes nacionalidades, de cuya existencia en los años iníciales de la República Dominicana no hay pruebas. Según han dicho historiadores autorizados, de las ferias de la Champaña salieron los fundamentos del crédito moderno, y sin embargo todavía se estaba lejos del capitalismo, si bien ya se hallaba en proceso de formación la clase que iba a dirigir el establecimiento de ese nuevo modo de producción; y nos referimos a la burguesía.
Antes del siglo XIV de nuestra era había habido circulación de monedas, comercio interno y externo, creación de un sistema de contabilidad por partida doble, pago de dinero a cambio de trabajo y habían aparecido los documentos de pago que iban a facilitar enormemente las operaciones comerciales. En resumen, desde hacía miles de años en diferentes lugares de Europa se habían estado echando las bases de lo que los inventores del capitalismo necesitarían para establecer ese modo de producción, que comenzó a actuar en forma de capitalismo mercantil en el siglo XVI, unos setenta años después de haber sido descubierta la América de la cual somos parte. Sin esas bases que le dieron apoyo habría sido imposible montar las piezas que iban a formar el modo de producción llamado capitalista.
Que a un hachador de árboles dominicano de la primera mitad del siglo pasado se le pagara su trabajo no significaba que en este país estuviera funcionando entonces el capitalismo, no importa que esos troncos de árboles se destinaran a ser vendidos en Europa. El corte, la extracción o arrastre y la exportación de troncos maderables tal como se
hacía en nuestra tierra para esa época era una actividad típicamente pre-‐capitalista, y por tanto no capitalista. Para que hubiera sido capitalista habría hecho falta que al llevarla a cabo se cumplieran dos condiciones que para entonces no se daban en la República Dominicana; la primera de ellas era la existencia de dos clases contrapuestas y sin embargo unidas por una forma de contrato en virtud del cual una de ellas era dueña de los bienes de producción y por tanto de lo que se produjera como fruto de ese contrato, y la otra era dueña nada más de su fuerza de trabajo, y esa fuerza de trabajo se la vendía a la primera a cambio de equis cantidad de dinero que no constituía salario porque se trataba de un pago circunstancial, no permanente; y la otra condición era la producción de plusvalía, de la que se apropiaban los dueños de los bienes de producción, y la plusvalía no es un simple beneficio que se obtiene en un negocio, que beneficio de ese tipo era el que obtenía Nicias con el trabajo de los esclavos en la Grecia de la antigüedad y el que obtenían los mercaderes medievales que tomaban parte en las ferias de la Champaña.
La plusvalía es la única forma de beneficio que puede transformarse en capital, y para que sea capaz de cumplir esa transformación, la plusvalía tiene que llenar ciertas condiciones sin las cuales sería algún tipo de beneficio pero no propiamente plusvalía.
Como un Gran Escritor Vio a Polonia Hace 24 Años
Por Gabriel García Márquez
En 1957, cuando no había cumplido todavía los 30 años, Gabriel García Márquez visitó varios países socialistas y publicó sus impresiones de esos viajes en revistas de Colombia y Venezuela. De lo que dijo entonces sobre Polonia publicaremos dos artículos, el primero de los cuales es el que aparece debajo de estas líneas introductorias; el segundo verá la luz en el próximo número de Política: Teoría y Acción. Creemos que su lectura ayudará a comprender los hechos que vienen sucediendo en Polonia ahora, veinticuatro años después de haber pasado por allí el gran maestro de la novelística actual.
Durante algún tiempo conservé el recuerdo de que la multitud de Varsovia camina en fila india y arrastra trastos de cocina, latas vacías, toda clase de cacharros metálicos que hacen un ruido destemplado y continuo sobre el pavimento. Después me expliqué objetivamente esa visión de pesadilla. En Varsovia hay muy pocos automóviles. Cuando no pasan los antiguos tranvías reformados, cojeando por el exceso de pasajeros, la ancha y arbolada avenida Marszalkowa pertenece por completo a los peatones. Pero la multitud densa, desarrapada, que dedica más tiempo a mirar las vitrinas que a comprar en los almacenes, conserva la costumbre de circular por las aceras. La impresión es que camina en fila india, porque no se desparrama en la calle vacía. No hay pitos, ni motores de explosión, ni pregones callejeros. El único ruido que se oye es el rumor puro de la multitud: un ruido continúo de trastos de cocina, latas vacías y toda clase de cacharros metálicos.
En algunos sectores esa impresión desaparece a causa de los camiones con altoparlantes que transmiten música popular y especialmente —otra vez— canciones suramericanas. Pero esa alegría forzosa, impuesta como por decreto, no se refleja en la multitud. Uno se da cuenta desde el primer momento de que la vida es dura, de que se h a sufrido mucho con las grandes catástrofes y de que hay un drama nacional de minúsculos problemas domésticos. El comercio es tan pobre como en Alemania Oriental, salvo las librerías que son los establecimientos más modernos, más lujosos, limpios y concurridos. Varsovia está llena de libros y sus precios son escandalosamente bajos. Un autor muy cotizado es Jack London. Hay salones de lectura abiertos y ocupados desde las 8 de la
mañana, pero los polacos no se conforman con sentarse en ellos sino que llenan con la lectura todos los vacíos de la vida. En las colas que se forman para esperar el tranvía -‐duran el día entero— o para comprar los artículos de primera necesidad, los polacos leen libros, revistas, folletos de propaganda oficial, con una abstracción que tiene algo de religioso.
Yo no pude entender qué hace tanta gente en la calle. Está comprobado que la desocupación no es problema en Polonia. Pero a la multitud se le va la vida mirando vitrinas. Los almacenes del Estado ofrecen cosas nuevas que parecen viejas y a precios elevados. La gente se amontona en las puertas antes de que sean abiertas. Yo estuve varias horas mezclado con la densa clientela del almacén más fotogénico de Varsovia subiendo y bajando las escaleras mecánicas y puedo decir que la gente recorre el almacén y sale con las manos vacías. Es como si el hecho de convencerse de que la plata no alcanza para comprar fuera también una manera de hacer el mercado.
Los sacerdotes y monjas se mezclan a la multitud en proporción tan notable como en Roma. Se les encuentra por todas partes, en las conferencias políticas, en las reuniones culturales, hojeando en las librerías una revista con los feroces bigotes de Stalin en la portada. En la avenida Marszalkowa me sorprendió un Cristo coronado de bombillas eléctricas a cuyos pies ardían dos lámparas de aceite. Algunos transeúntes se detenían un momento frente a él para santiguarse. Más tarde había de acostumbrarme a esas imágenes religiosas enclavadas en una capital socialista. Hay imágenes de la Virgen de construcción reciente. Uno de los primeros edificios reconstruidos fue la catedral. Las iglesias están abiertas todo el día y desde la calle se ve a los electores del secretario del partido comunista, Ladislav Gomulka, postrados y con los brazos abiertos frente a Cristo. Al final de nuestra visita turística a la catedral de Varsovia, una anciana que rezaba en voz alta frente al altar mayor se incorporó a nuestro paso y nos pidió una limosna. Debo decir que es el único mendigo que vi en la cortina de hierro.
A Caballo Regalado
El aspecto general es de una profunda pobreza. Más impresionante que en Alemania Oriental y en Hungría. Pero hay un hecho en favor de los polacos: sometidos a prolongadas privaciones, destrozados por la guerra,
rematados por las exigencias de la reconstrucción y los errores de sus gobernantes, ellos tratan de seguir vivos con una cierta nobleza.
Están remendados pero no rotos. Son pobres hasta un extremo imposible de describir, pero se ve que afrontan la pobreza con una rebeldía que no es por lo menos evidente en Alemania Oriental. Dentro de sus ropas viejas y sus zapatos gastados los polacos conservan una dignidad que infunde respeto.
La reconstrucción de Varsovia es un esfuerzo nacional con muy pocos antecedentes. El Ghetto es ahora una plaza desierta y pelada, lisa como una mesa de carnicería. Así estaba el centro de la ciudad la mañana de la liberación. No sólo no había ciudad: no había ni siquiera polacos. Los que quedaron —ayudados por los que se repatriaron más tarde -‐ se empeñaron en reconstruir piedra por piedra una ciudad de la cual no había quedado piedra sobre piedra y lo hicieron con una especie de ferocidad vengativa, con la misma temeridad simbólica con que la caballería polaca se enfrentó a lanza con los tanques de Hitler. Primero se reconstruyó la ciudad sobre el papel: planos, fotografías, documentos históricos. Una comisión de académicos vigiló la autenticidad de la reconstrucción de manera que la nueva ciudad fuera exacta a la antigua. Paja rehacer la muralla medieval fue preciso fabricar un tipo especial de ladrillo cuya fórmula había desaparecido hace siglos.
Es curioso el efecto de esa ciudad hecha sobre fotografías. Las callecitas medievales huelen a pintura fresca. Las fachadas de 400 años no han sido todavía terminadas. En los andamios hay pintores nacidos en 1925 que han tenido que inventar de nuevo técnicas y fórmulas olvidadas para repintar murales que mañana por la mañana tendrán 300 años. Esa empresa titánica ha sido hecha a costa de pan y zapatos.
En la unidad arquitectónica de Varsovia hay un accidente: el Palacio de la Cultura regalo de la Unión Soviética y copia fiel del ministerio de educación de Moscú. Los polacos -‐ a quienes no se les puede hablar de los rusos porque se desatan en improperios-‐ terminarán por dinamitarlo. Se dice que Stalin lo hizo poner allí sin consultar con la opinión de Polonia, como agradecimiento a los gobernantes que bautizaron con su nombre la plaza más grande de Varsovia. Ahora la plaza se llama Plaza de la Cultura, pero el palacio sigue allí, inquebrantablemente estaliniano, con la estrella roja en la cúspide. En ese inmenso mamarracho vacio donde uno se pierde
tan fácilmente como en la catedral de San Basilio de Moscú, hay salas de conferencias, teatros, cines, sedes de organizaciones culturales. Los sábados en la noche, en verano, el gobierno ínstala un sistema de altoparlantes por donde sale un torrente de jazz que la juventud baila hasta la una de la mañana. “Todos nuestros esfuerzos se fueron al diablo” me decía un profesor de historia que participó en la reconstrucción. “El Palacio de la Cultura nos abrió una tronera en la tradición”.
Algunos polacos no creen ni siquiera que sea un regalo. Piensan que fue una obra de los antiguos gobernantes para adular a Stalin. Quienes admiten que fue un regalo encuentran en él otro motivo de resentimiento contra los rusos: cuando se construyó el Palacio de la Cultura los polacos vivían como ratas en los cascarones de los edificios destruidos. No se entiende por qué la Unión Soviética hizo un regalo tan costoso y tan inútil en un momento en que Polonia padecía –como padece aún -‐ la escasez de viviendas. Desde cuando Gomulka llegó a su puesto y el país empezó a disfrutar de la libertad de expresión, se inició un proceso público contra el Palacio de la Cultura y es un proceso que todavía no ha terminado. Hace pocas semanas se le preguntó a Gomulka en una manifestación: “¿Es cierto que el Palacio de la Cultura fue un regalo de la Unión Soviética?”. Gomulka prefiere no afrontar ese tema. “Es-‐ cierto” respondió y se anticipó a cualquier comentario malicioso:
—A caballo regalado no se le mira el diente.
Damas y Choferes
Una noche encontré en el hospital un mensaje de Adán Waclawek. Debí interpretarlo mal porque pensé que se trataba de una conferencia. No tuve tiempo de comer. Tomé un taxi, le hice ver la dirección al chofer y él me depositó sin más comentarios frente a un sombrío edificio rodeado de árboles en las afueras de Varsovia. Era una fiesta de gala. Yo estaba en blue jeans pero no me ocupé de ese detalle burgués porque había oído decir que en las democracias populares se podía asistir a las fiestas de cualquier manera. Hace tres años la delegación soviética al festival de Venecia invitó a los periodistas a una recepción en el hotel Excelsior. Quienes se presentaron en camisa de verano fueron rechazados en la puerta por un sirviente de librea. “Cuando vayan a Moscú pueden entrar como quieran”, nos dijo un miembro de la delegación. “Aquí se impone el traje de etiqueta y nosotros respetamos las costumbres del país”. En
Varsovia no se cumple esa regla que yo había confundido en mala hora con un principio doctrinario. Los hombres se habían vestido de negro y las damas, con modelos copiados de las revistas francesas, se habían echado encima sus escaparates de joyas.
Yo no tenía tiempo de regresar al hotel. Adán Waclawek insistió en que la cosa no tenía importancia, de manera que yo me instalé con los otros invitados en tomo a una larga mesa donde había muchas cosas de comer y, sobre todo, muchas botellas de ese diabólico vodka polaco de 46 grados. Los hombres besaban la mano de las señoras. Por la manera de darla yo me di cuenta de que las señoras esperaban que también las besáramos los extranjeros. Inclusive los grupos polacos hablaban francés entre ellos. Los temas de conversación no me parecieron espontáneos. Parecía como si cada cual se interesara primordialmente en demostrarles a los otros que su francés era mejor y que conocía a fondo las materias de conversación más rebuscadas.
Poco después me di cuenta de que en aquel ambiente de aristocracia arruinada había un rincón democrático: los choferes de los automóviles oficiales también estaban en la fiesta. No se mezclaban al resto de la concurrencia. Yo me fui con ellos, no porque tuviera nada contra la costumbre polaca de besar la mano de las damas, sino porque me parecía algo así como un contrasentido histórico hacerlo en blue jeans y guayabera. Los choferes estaban vestidos como nos vestimos nosotros, los choferes de todo el mundo, y yo me sentía en mi ambiente. Inclusive intervine en la conversación con ese polaco limpio y fluido que cualquiera es capaz de hablar después del tercer vodka.
Cuando los vapores del alcohol se hicieron más densos la concurrencia se mezcló. Entonces los choferes también besaron las manos de las señoras. Yo no pude escapar. Después había de darme cuenta de que esa costumbre, que yo consideraba un resabio de las clases expropiadas, se conserva en todos los sectores del pueblo polaco. El socialismo —que ha dado a todo el mundo los mismos derechos— no ha hecho sino ensanchar las posibilidades: ahora los choferes podemos besar las manos de las señoras. Es inolvidable el embarazo del coronel Webbs, delegado de la Biblioteca del Congreso de Washington, un gringo platinado y práctico que viajaba con dos mudas de nylon en un maletín de la P.A.A., y que en algún momento de la fiesta se acercó a decirme: “Si yo
hubiera sabido que era cuestión de besar la mano me hubiera quedado en la cama con bronconeumonía”.
A mí me pareció sin embargo que aquella mezcolanza de joyas y motores de explosión no es posible en Polonia antes del tercer vodka, ciudad de un conservatismo hermético -‐ se defienden de la creciente marea del proletariado en sus residencias privadas. Algunos de ellos colaboran con el régimen. Asisten a las recepciones y se fruncen físicamente cuando se encuentran con su ministro, hijo de un zapatero de Zakopane, o con un dirigente industrial sacado con grúa del fondo de una mina. El proletariado por su parte no ha logrado vencer por completo su timidez.
Las Libertades Polacas
El comedor del hotel “Bristol” no es caro para un obrero especializado. Los sábados en la noche se instalan en una mesa con sus mujeres vestidas con rosados brillantes y no saben muy bien qué hacer con las manos. A veces las ocupan en marcar el compás de los valses que ejecuta una orquesta en traje de noche. Uno se da cuenta de que están incómodos, de que no les gusta esa atmósfera de servilleta y que se sobresaltan cuando se dispara un corcho de champaña. Los expropiados sonríen por debajo de la solapa y se atreven a decir a los extranjeros que en Polonia no prende la revolución porque los obreros tienen complejo de inferioridad.
Poco antes de terminar la fiesta, un polaco muy nervioso les dio algunas instrucciones a los choferes. A mí me dio personalmente algunas que debieron tener un carácter muy especial porque los choferes soltaron una carcajada. El comprendió que yo no hablaba polaco, me identifiqué y entonces él examinó mi vestido, me abrazó con uno de esos ataques de entusiasmo de que sólo son capaces los polacos y los rusos y me dijo: “Usted es un verdadero comunista, camarada”. Me mostró discretamente el resto de la concurrencia con un aire de superioridad despreciativa.
—Esos no —agregó—. Esos están marchando porque les conviene o porque no pueden hacer otra cosa
Era director de una revista de arte. Me hizo un reportaje sobre la música popular colombiana y pocos días después encontré en el hotel un
sobre con una tarjeta suya y el pago del reportaje: 200 zlotis. Sólo volvería a acordarme de ese dinero en la frontera, una semana más tarde.
El delegado húngaro era un viejito con algo de oso, pleno de chocheras y de dolor en los riñones, a quien yo hacía bromas a causa de su nombre: Andrea. Hablaba un poco de italiano. En la mesa se sentaba a mi lado. Yo observé que andaba por todas partes acompañado de un húngaro joven, discreto y simpático, que se hacía pasar por su intérprete, que en efecto hablaba cuatro idiomas, pero que no parecía cumplir sus funciones. Una noche necesité una máquina de escribir y le dije a Andrea — el señor Andrea— que me prestara la suya. El consultó con su intérprete. Este le dio el visto bueno y subió con nosotros a la pieza a buscar la máquina. Cuando la administración del hotel solicitó el pasaporte, Andrea no tenía el suyo. Lo tenía su intérprete. A la primera oportunidad le pregunté a qué se debía ese misterio. Con una ingenuidad de 75 años el señor Andrea me preguntó si yo no era comunista. Entonces me reveló el secreto: el intérprete era un detective. El señor Andrea es una autoridad en cinematecas. A pesar de que es un funcionario oficial la policía húngara —que no le tiene ninguna confianza— lo mandó a Varsovia con un detective. Se trataba de evitar que el viejo utilizara el pasaporte para fugarse de la cortina de hierro. El muchachote ortodoxo, digno de la confianza oficial, le daba hasta el dinero de los cigarrillos con una cierta solicitud maternal, con el mismo cariño con que le hubiera 3ado de mamar a un viejo que podía ser su abuelo.
Ese fue el único caso de control policíaco que recuerde en Polonia y no dice nada de la situación polaca sino de la situación húngara. Por el contrario, es asombrosa la libertad con que los polacos se pronuncian contra el gobierno. Gomulka es intocable. Pero es el único. En el Palacio de la Cultura se está presentando una pieza, escrita por un estudiante y representada por un grupo experimental, que es una sátira a los ministros, con nombres propios.
Ni siquiera en la Unión Soviética -‐donde el empuje de la juventud es indiscutible— se advierte una ebullición juvenil más intensa que en Polonia. Es superior o por lo menos más histérica que en cualquier país de Europa Occidental, Al contrario de lo que sucede en Checoeslovaquia, los estudiantes polacos tienen una participación activa en la política. Todos los periódicos y revistas estudiantiles —desde cuando subió Gomulka está
saliendo uno nuevo cada mes -‐ intervienen directamente en las cosas del gobierno. La Universidad es un barril de pólvora. La situación había llegado a tal extremo que el periódico “Po Prostu”1 fue clausurado por el gobierno. Fue un golpe mortal para el estudiantado que está aprovechando su luna de miel con la libertad de prensa para disparar por todos lados. La medida ha dado origen a violentas manifestaciones públicas.
Palacios y Franceses
No creo que sea simplista relacionar esa intensa actividad estudiantil con el número de librerías, el costo de los libros y la avidez con que leen los polacos. En Hungría, un comunista comentaba: “Polonia no es una democracia popular. Es una colonia cultural de Francia y todo lo que hicieron fue sacudirse de la influencia soviética para volver a la influencia francesa”. Los húngaros están bien correspondidos. Un comunista polaco comentaba: “Los comunistas húngaros son siervos voluntarios de la Unión Soviética, sectarios, dogmáticos con todos los vicios del antiguo marxismo”. Un comunista polaco abrazó en Budapest a un comunista húngaro: “Estamos emocionados -‐ le dijo -‐ por la revolución que hizo el pueblo húngaro en octubre”. El húngaro se puso verde de rabia. “No fue una revolución”, protestó. “Fue una contra-‐revolución armada por la reacción”. Así andan las cosas en familia. Ambos, de otra parte, estaban de acuerdo en relación con Checoeslovaquia: “A los checos —decían— lo único que les interesa es vender”. Yo les dije que a mi modo de ver Checoeslovaquia era la única democracia popular sólida. “Eso no es una democracia popular”, replicaron. Me dieron el argumento -‐ignoro si es cierto o si fue para ponerme de su lado— de que Checoeslovaquia vendió armas a Rojas Pinilla.
Por encima de esas diferencias domésticas, es evidente que Checoeslovaquia y Polonia son los únicos países socialistas que tienen los ojos vueltos hacia el Occidente. La primera con mucho tacto en relación con los soviéticos, negociando a derecha e izquierda. Tiene relaciones comerciales con casi todos los países del occidente. Es la única democracia popular donde hay un cónsul colombiano, que por cierto no figura en el directorio telefónico de Praga. Polonia en cambio se vuelve hacia el Occidente a la brava, desbarrando contra los rusos y al parecer con un objetivo puramente cultural. La enseñanza del francés es una tradición
que se conserva en los hogares. Hay familias de obreros—antiguos emigrados de Francia—que lo enseñan a sus hijos antes de que aprendan el polaco en la escuela. En todos los establecimientos públicos de Varsovia se habla francés.
1 “Po Prostu”, literalmente: “Franco-‐trabajador”. Es un juego de palabras en polaco, inspirado en la palabra “Francotirador”.
Los escritores franceses que no tienen buena audición en su país —en especial los comunistas desgajados del partido por los sucesos de H u n g ría -‐ encuentran un público formidable en Polonia. Un periódico de París publicó hace poco un titular: “Para saber lo que piensa la izquierda francesa hay que leer la prensa de Varsovia”. Algunos de los últimos artículos de Sartre han sido impresos primero en polaco que en francés. En la prensa de Varsovia hay polémicas encarnizadas entre muchos de los mejores escritores franceses y escritores polacos de las cuales no se tiene noticia en París.
NO HAY PRUEBAS
La CIA afirmó que no podía presentar pruebas de que la Unión Soviética está entrenando, financiando y equipando a terroristas internacionales, acusación que había sido hecha por el secretario de Estado, general Alexander M. Haig Jr. el 28 de enero de este año en su primera conferencia de prensa después de haber tomado posesión de su cargo.
La noticia de esa negativa de la CIA fu e publicada el 9 de febrero por el periódico The New York Times, que la había recibido de su corresponsal en Washington, Richard Halloran. Halloran encabezó su información diciendo que “Funcionarios con acceso a los servicios de inteligencia de los Estados Unidos dicen que tienen muy pocas pruebas que puedan darle sustancia a la acusación hecha por el secretario de Estado Alexander M. Haig Jr. De que la Unión Soviética entrena, equipa y les proporciona fondos a terroristas internacionales”, y en el último párrafo de su información aclaró que “preguntados si podían documentar esos cargos (de Haig), oficiales de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) y del Departamento de Estado dijeron que no podían hacerlo”.
“No hay, precisamente, pruebas efectivas para documentarlos”, agregó Halloran que dijo un funcionario, y luego pasó a dar detalles sobre actividades terroristas internacionales en que se dice que el 5 por ciento de víctimas han sido ciudadanos soviéticos o de países de Europa del Este aliados de la URSS.
Breve Información Para Saber Quién Fue Farabundo Martí
Extractos de un libro de
Jorge Arias Gómez
Farabundo Martí nació en Teotepeque, Departamento de La Libertad, El Salvador, en el año 1893, hijo sexto de un campesino de buena posición llamado Pedro Martí y de Socorro Rodríguez de Martí. Mal podía imaginarse Pedro Martí que ochenta y siete años después del nacimiento de su sexto hijo iba a formarse en el país un frente revolucionario que llevaría su nombre.
Desde niño, dice Arias Gómez, Farabundo demostró una inclinación poco común a los estudios. Después de haber hecho su escuela primaria pasó a la enseñanza media en un colegio de curas salesianos. Se graduó de bachiller en 1913 con calificación de “brillante y poco común”. Su biógrafo refiere que la entrega del diploma de bachiller a Farabundo fue un acontecimiento entre la familia Martí, y poco después el joven estudiante entró en la Universidad Nacional para estudiar Jurisprudencia y Ciencias Sociales.
Los métodos de enseñanza eran demasiado anacrónicos para el tipo de inteligencia de Farabundo Martí, que no abandonó los estudios porque en la biblioteca de la Universidad podía leer libros marxistas y anarquistas. En febrero de 1920, Martí y un grupo de compañeros estudiantes organizaron un acto público en repudio del dictador de Guatemala, Manuel Estrada Cabrera, que llevaba en el poder veintiún años. El mitin fue disuelto violentamente por la policía salvadoreña. Veinte de los estudiantes fueron hechos presos, y entre ellos se encontraba Farabundo Martí. Uno de sus compañeros, José Luis Barrientos, había escrito un folleto de ataques a un hermano de Jorge Meléndez, presidente de la República, y cuando llegó la orden de libertad para los jóvenes universitarios se hizo excepción de Barrientos a lo cual respondió Farabundo Martí negándose a aceptar la libertad si Barrientos no salía también a la calle. Ese gesto les costó a Martí y a Barrientos un fulminante destierro a Guatemala donde estuvieron viviendo hasta 1925.
A su vuelta a El Salvador, Farabundo Martí encuentra un fuerte movimiento de masas que había comenzado a desarrollarse impulsado por la crisis económica de 1920, con la cual cayeron los precios de los
principales «productos de exportación del país, como el azúcar, el café, el algodón. El 21 de septiembre de 1924 se fundó la Federación Regional de Trabajadores de El Salvador, que fue concebida como una rama de la Confederación Obrera Centro Americana, fundada también en 1924. En ese movimiento se injerta Farabundo Martí, que en poco tiempo se destacó como organizador y agitador.
En marzo de 1930 queda fundado el Partido Comunista de El Salvador, pero Martí no tomó parte en el acto de fundación de ese partido porque había salido de su país para ir a Nicaragua donde se había incorporado al Ejército Defensor de la Soberanía Nacional de Nicaragua, que era como se llamaba el ejército de César Augusto Sandino. Allí pasó a ser secretario de Sandino y ganó el grado de coronel. No hay constancia de la fecha en que abandonó Nicaragua porque en un momento dado creyó que Sandino había traicionado “el movimiento antiimperialista mundial para convertirse en un caudillo pequeño burgués liberal con aspiraciones a gobernar a Nicaragua dentro de los moldes semi-‐feudales y semi-‐coloniales”, según escribió.
Desterrado de Nuevo
A mediados de 1930 Farabundo Martí re tomó a El Salvador como representante del Socorro Rojo Internacional ante la Sección de esa organización que funcionaba en el país, y ya toda la América Latina se hallaba envuelta en la gran crisis de 1929 que estaba paralizando rápidamente la economía norteamericana y se reflejaba de manera intensa en todas partes, y con especial profundidad, en toda la región del Caribe. En El Salvador, sus efectos fueron provocar una serie de movilizaciones de masas trabajadoras de las ciudades y del campo, y muy especialmente de San Salvador, la capital, lo cual coincidía con las elecciones para cambiar el gobierno, que tendrían lugar al comenzar el año 1931.
La actividad de Farabundo Martí en esa ocasión fue muy viva; de hecho, se convirtió en la figura central de la lucha popular, y temeroso el gobierno de que esa actividad del joven líder pusiera en peligro sus planes electorales, ordenó su prisión junto con la de su compañero de luchas y de partido, Ismael Hernández. Tras la prisión llegó la orden de destierro y se le pidió que llenara una solicitud de pasaje bajo promesa de que se le mandaría a Italia, y su respuesta fue: “No estoy dispuesto a salir del país y
no me presto para poner una sola letra que signifique que yo he salido voluntariamente de mi patria”.
El 31 de diciembre lo embarcaron en el vapor mercante Venezuela cuyo capitán llevaba instrucciones de desembarcarlo en el puerto de San Pedro, California, pero antes de llegar a ese punto, cuando el buque hacía alguna parada se le encerraba en un camarote con llave. El buque llegó a San Pedro el 12 de enero de 1931 y el Comité de Defensa Internacional de los Trabajadores hizo gestiones para que entrara legalmente en los Estados Unidos, pero Martí rechazó esas gestiones. El Venezuela navegó hacia el sur y tocó puertos salvadoreños, pero en todos ellos la policía esperaba a Martí y no lo dejaba desembarcar. Al llegar a puertos nicaragüenses, lo mismo Corinto que Rivas, las autoridades de ese país quisieron hacerlo preso acusándolo de que era agente de Sandino, pero las protestas de las masas organizadas de El Salvador impidieron que ejecutaran sus planes.
Farabundo Martí siguió viaje, aunque no por su voluntad, y quiso desembarcar en el puerto costarricense de Puntarenas, lo que no se le permitió aunque él reclamó que no pretendía quedarse allí porque su propósito era seguir inmediatamente hacia El Salvador. Hasta Puntarenas llegó el agente de la compañía consignataria del Venezuela, que era la Panamá Mail, y le dijo a Martí que el Encargado de Negocios salvadoreño en Costa Rica le enviaba un pasaje y 28 dólares para que siguiera viaje hacia el sur y desembarcara en Perú. La respuesta de Martí fue la misma: No intentaba quedarse en ningún otro país que no fuera El Salvador.
Al llegar al puerto de Balboa, en Panamá, fue trasladado al vapor Colombia, de la misma compañía que el Venezuela, cuyo capitán le hizo saber que él no iba a comportarse como lo había hecho su colega, el capitán del Venezuela, y le informó de que el Colombia salía rumbo a Centroamérica el 28 de enero y que él podría quedarse en Corinto, Nicaragua, adonde el Colombia llegó el 1 de febrero de 1931, y de ahí salió hacia El Salvador, cuyo suelo pisó el 20 del mismo mes. Al llegar encontró que ya se habían celebrado las elecciones y que había resultado elegido presidente de la República el candidato del Partido Laborista, ingeniero Arturo Araujo, y con él, como vicepresidente, al general Maximiliano Hernández Martínez.
Lucha y Martirio
La crisis mundial capitalista, que había comenzado en octubre de 1929, se acentuaba tan rápidamente que al terminar el año 1930 el café salvadoreño había perdido más de la mitad de su precio, y ese grano representaba el 88 por ciento de las exportaciones del país. El comercio se paralizó, las quiebras comerciales eran numerosas, los hombres se quedaban sin trabajo. La Federación Regional del Trabajo consiguió organizar en 1930 más de 80 mil trabajadores campesinos, que eran los que más sufrían el peso de la crisis. Para responder a las protestas populares que provocaba la extensión de la crisis, el gobierno de Araujo comenzaría desde sus primeros días desatando la represión policial y militar.
El 20 de marzo de 1931 iba a celebrarse el Día Continental de los Desocupados con una manifestación que fue impedida por la Policía. Farabundo Martí fue acusado de “ser agitador comunista y principal instigador de la manifestación”; se le detuvo hasta el 23 de abril, cuando fue puesto en libertad, pero no tardaría en volver a la prisión, acusado de haber injuriado al presidente Araujo. Al caer preso, Martí declaró una huelga de hambre que provocó una ola de protestas con movilizaciones de masas. En una de esas movilizaciones, que tuvo lugar en Sonsonate el 17 de mayo, la Policía atacó dando muerte a tres obreros. En total, las acciones de masas llevadas a cabo para conseguir la libertad de Farabundo Martí costaron 3 muertes, 25 heridos y 65 detenidos, y tras 27 días de huelga de hambre, Martí fue puesto en libertad, pero volvió a ser detenido y desterrado a Guatemala de donde volvería a El Salvador rápidamente.
El 2 de diciembre un golpe militar derrocó al presidente Araujo y llevó al poder al vicepresidente, general Maximiliano Hernández Martínez. El Partido Comunista de El Salvador quiso enfrentar al nuevo gobierno con una huelga insurreccional que debería estallar el 16 de enero de 1932, fecha que hubo que posponer Para tres días después y luego para el día 22, pero en la noche del 19 la Policía asaltó el lugar donde se escondía Farabundo Martí y lo hizo preso junto con Alfonso Luna y Mario Zapata. A los tres se les ocuparon armas y propaganda, impresa, pero esas detenciones no impidieron el levantamiento que se llevó a cabo, tal como se había acordado, el día 22.
Tres, días después, el levantamiento, que había sido fundamentalmente campesino, quedaba aplastado con el asesinato de miles de hombres, mujeres y niños. Todos esos cadáveres formarían la base de la tiranía de Hernández Martínez, que iba a durar trece años. Un tribunal militar condenó a muerte a Farabundo Martí, Alfonso Luna y Mario Zapata, quienes serían fusilados en el Cementerio General de San Salvador, a las 7 de la mañana del 1 de febrero de 1932. Martí pidió que ni él ni sus compañeros fueran vendados y en el momento en que se produjo la descarga de los fusiles de sus asesinos había empezado a gritar: “¡Viva el Soco. . .!”. Se presume que pretendía decir Socorro Rojo Internacional.
Pero su última actividad política había sido efectuada el día 31 de enero, después de haber sido condenado a muerte, y fue la de decir que él se había equivocado al juzgar mal a Sandino. He aquí lo que dijo:
“En estos momentos en que estoy a dos pasos de la muerte quiero declarar categóricamente que creo en Sandino, que no se ha vendido a los americanos y que es un hombre sincero. Cuanto se ha dicho de él con respecto a que se ha vendido es completamente falso, pues Sandino es uno de los pocos patriotas que hay en el mundo. Yo he permanecido unido a él a través de la distancia y del tiempo, y si me separé de él fue porque se dejó engañar por los agentes del imperialismo que pretenden su exterminio”
Un año y unos días después Sandino sería asesinado en Managua por el agente norteamericano Anastasio Somoza padre.
Una Explicación Científica de El Llamado Milagro Japonés
Por Paul M. Sweezy
Política: Teoría y Acción recomienda la lectura de este trabajo, que en pocas páginas explica con una claridad admirable por qué razones Japón ha hecho avances tan espectaculares en el terreno de la industrialización.
¿Cómo es que Japón, que según casi todos los criterios continuaba siendo una país capitalista atrasado antes de la Segunda Guerra Mundial, y que emergió de la guerra con una economía paralizada y una gran parte de sus ciudades destruidas, pudo levantar cabeza y, en el corto espacio de tres décadas, encontrarse en la cima del mundo capitalista superado únicamente por los Estados Unidos que salieron de la guerra con un poder económico y político enormemente acrecentado? Naturalmente haría falta un libro para explicarlo plenamente, pero creo que las cuestiones principales se pueden constatar simple y brevemente.
Primero, pero no menos importante, es la explicación que adelantó hace ya mucho tiempo Jo h n Stuart Mili: “La rapidez con que se recuperan los países de u n estado de devastación; la desaparición, en corto tiempo, de todas las señales de los daños causados por los terremoto s, inundaciones, huracanes, y los estragos de la guerra”. Ya que el problema h a desaparecido, por lo que sé, de los textos y discursos de los economistas en los últimos tiempos, creo que el lector apreciará u n a cita algo larga del último de los grandes economistas políticos ingleses:
El enemigo deja devastado un país con el fuego y la espada, y destruye o se lleva prácticamente toda la riqueza trasladable existente en él: todos los habitantes quedan arruinados, y sin embargo pocos años más tarde, casi todo está como antes. La cuestión no tiene nada de maravilloso. Lo que el enemigo h a destruido, lo hubieran destruido en poco tiempo los propios habitantes: la riqueza que reproducen tan rápidamente, hubiera tenido que reproducirse y de todos modos se hubiera reproducido, y seguramente en un tiempo igualmente cortó. Nada ha cambiado excepto que durante la reproducción ahora no tienen la ventaja de consumir lo que habían producido anteriormente. Que sus desastres puedan repararse rápidamente, depende principalmente de si el país ha quedado despoblado. Si no se acabó con su población laboral en el momento, y no
está hambriento después, entonces, con los mismos maestría y conocimientos que tenían antes, con su tierra y sus adelantos permanentes sin destruir, y sus edificios más duraderos probablemente intactos, o dañados sólo parcialmente, tiene c a á todos los requisitos para su anterior nivel de producción. Si queda la suficiente comida para ellos, u objetos de valor para comprar comida, como para permitirles, con ciertas privaciones, continuar vivos y en condiciones para el trabajo, conseguirán crear en poco tiempo tanta riqueza y capital como antes; por la mera continuidad del esfuerzo normal que están acostumbrados a emplear en sus ocupaciones. (John Stuart Mili, Principios de Economía Política, Tomo I, Capítulo 5, Sección 7).
Ampliación de Esos Conceptos
En efecto, lo que dice Mili es que los bienes materiales se desgastan siempre y que la destrucción de la guerra únicamente acelera el proceso. Su reproducción depende esencialmente de la fuerza de trabajo, y si ésta (“la población laboral”) se puede alimentar, rápidamente se superará la escasez. En el caso japonés continuaba habiendo fuerza de trabajo, y de hecho aumentó enormemente con el regreso de los soldados y demás (unos seis millones en total) de los vastos territorios que Japón había ocupado durante la guerra; y los americanos (para sus propios fines) cuidaron de que los trabajadores se alimentaran lo suficiente como Para estar listos y en condiciones de expansionar la producción en el momento oportuno (desde el punto de vista americano). El momento oportuno llegó con el estallido de la guerra de Corea (1950), la conclusión de los tratados de paz y seguridad entre los Estados Unidos y Japón (1951), y la consecuente integración de Japón en el sistema capitalista mundial bajo la hegemonía de los EE. UU.
Lo único que hay que añadir es que la fuerza de trabajo japonesa era de una calidad relativamente alta y mucho más productiva en potencia de lo que sugerirían los antecedentes de la preguerra. Esto se debía a varios motivos, entre los que destacan el plan de educación nacional establecido tras la Restauración Meiji (1868) que dio a Japón una de las tasas de alfabetismo más altas del mundo; el predominio de la industria a pequeña escala en el campo, que permitió que la población agrícola de ambos sexos se familiarizara con los procesos mecánicos, y la gran importancia dada por parte de la clase dirigente japonesa a la formación militar, con su
mentalidad expansionista. Pero la preocupación del país por la guerra y los preparativos para la guerra, junto con u n sistema de propiedad de la tierra opresivamente explotador y retrógrado en el campo, impidió que los obreros y campesinos japoneses hicieran efectiva, ni de lejos, su verdadera capacidad productiva. Con el desmantelamiento del aparato bélico tras la derrota en la Segunda Guerra Mundial y la reforma de la tierra impuesta por la ocupación americana, la situación cambió: se “liberó”, por así decirlo, una fuerza de trabajo numerosa y productiva. La escena estaba lista para el “milagro” económico de los años 60 y 70.
Tanto la recuperación de la economía japonesa como el sentido en que se desplazaría después tuvieron sus orígenes en la guerra de Corea. De la noche a la mañana, Japón se convirtió en el arsenal de la máquina de guerra de los Estados Unidos en el Lejano Oriente. Según una estimación autorizada “en 1951, el 72 por ciento de la capacidad productiva de la nación estaba directamente relacionada con la fabricación de armas”. (Chioshi Yanaga, Big Business in Japanese Politics (Los Grandes Negocios en la Política Japonesa), Yale University Press, 1968, p. 225). Recuperada del estancamiento que caracterizó los primeros años de la ocupación estadounidense, la economía japonesa inició su ascensión meteórica, ayudada y respaldada en todo por la clase dirigente americana que valoraba al máximo la importancia de contar con Japón como el socio menor en la realización de sus ambiciones globales en lugar de, como en el pasado, su rival y enemigo.
El Plan de los Estados Unidos
Con el fin de llevar a cabo su estrategia global, los artífices de la política estadounidense reconocieron que les era necesario reconstruir Japón como fuerte potencial industrial y al mismo tiempo hacerlo tan dependiente de los Estados Unidos como fuera posible. Ambos fines orientaron las medidas políticas adoptadas en los años 50, y desde entonces fueron mantenidos en lo fundamental. Naturalmente se comprendió que Japón tendría necesariamente que importar la mayor parte de sus materias primas; evidentemente favorecía los intereses de los Estados Unidos que Japón también se hubiera hecho dependiente de las importaciones para alimentarse. Alcanzando el último objetivo se matarían tres pájaros de un tiro: Japón se convertiría en u n mercado rico para los excedentes agrícolas estadounidenses; ello significaría que
mediante el control del suministro de alimentos los Estados Unidos adquiriría literalmente un poder de vida o muerte sobre Japón; y esto pondría en marcha casi toda la ingente fuerza de trabajo agrícola para desarrollar la industria. Pero Japón tendría que ser capaz de desarrollar sus exportaciones a una escala sin precedentes, con el fin de importar materias primas y alimentos en cantidades suficientes.
Con esta intención, los poderes de ocupación estadounidenses va habían fijado el yen al cambio artificial de 360 por dólar en 1949, cambio que se mantuvo hasta 1971 en que Nixon tuvo que reconocer finalmente que el sistema de Bretón Woods de cambios fijos (y hegemonía monetaria americana) había colapsado sin que fuera posible su restablecimiento. Esto significó que durante las dos décadas cruciales de los 50 y 60 las exportaciones japonesas disfrutaron de una ventaja enorme en los mercados mundiales, incluido naturalmente el mercado americano. Durante este mismo período y nuevamente gracias a la preocupación de los Estados Unidos por reconstruir el poderío japonés, se estimuló a los Zaibatsu (enormes complejos al estilo japonés) en lugar de doblegarlos (como había sido la intención inicial de los planificadores de la Ocupación) poniendo a su alcance en condiciones favorables la más reciente tecnología occidental. Bajo estas circunstancias, y dado el hecho de que Japón tras la guerra se encontraba prácticamente empezando la reconstrucción de su equipo de capital a partir de escombros, no es sorprendente que el país escalara rápidamente las cimas del mundo capitalista en cuanto a eficiencia y productividad, compartiendo la primera posición con Alemania, cuya experiencia de postguerra es de una similitud sorprendente. Los Estados Unidos, en cambio, siguieron a Gran Bretaña en lo que Veblen llamó “recibir el castigo por haberse situado en el primer lugar enseñando así el camino” (Thorstein Veblen, Imperial Germany and the Industrial Revolution (La Alemania Imperial y la Revolución Industrial), edición de bolsillo de 1966, pág. 132).
El Peso del Comercio Exterior
El análisis precedente del “milagro” japonés -‐ que naturalmente resulta no haber sido en absoluto un milagro— puede llevarles una impresión falsa a los que tengan escaso conocimiento de la reciente historia japonesa. Pueden suponer, dada la fuerte dependencia de Japón de las importaciones de alimentos y materias primas que hay con las
exportaciones, que toda su economía está muy vinculada al comercio exterior, tal como por ejemplo lo ha estado (y continúa estando) tradicionalmente Gran Bretaña. No quiero minimizar la importancia estratégica Para Japón del comercio exterior. Por lo que respecta a los alimentos, en palabras de Murata Goro, “la tasa de autosuficiencia alimenticia total en base a insumos calóricos, que era del 80 por ciento en 1960, cayó al 52 por ciento en 1974, y se estima que ha descendido al 30 por ciento en 1978. Japón, que fue autosuficiente alimenticiamente en otro tiempo, es ahora uno de los mayores importadores de alimentos del mundo”. (“How to Deform Agriculture in the Name of Development”, artículo citado en la primera página). En Japón la tasa de importaciones de varias materias primas fundamentales es: petróleo 99,8 por ciento; energía total -‐ 88,1 por ciento; minerales de hierro -‐ 98,7 por ciento; cobre 92,2 por ciento; plomo -‐ 77,5 por ciento; zinc -‐ 62,8 por ciento; bauxita -‐ 100 por ciento; estaño -‐ 98,3 por ciento; níquel -‐ 100 por ciento. Es evidente que la viabilidad de la economía japonesa depende por completo de las importaciones, y esto significa que el país es extremadamente vulnerable a cualquiera acontecimiento como una guerra o bloqueo importante que cortaría el flujo de suministros. Esto también significa que Japón está atrapado en la alianza con los Estados Unidos y tiene asimismo un gran interés en utilizar toda su influencia para apartar a su poderoso aliado de aventuras bélicas… Sin embargo, esto no significa que la economía japonesa sea especialmente sensible a los acontecimientos en la esfera del comercio internacional, aún incluyendo un “golpe” fundamental como la cuadruplicación del precio del petróleo de importación en 1973—74. La Tabla I, que muestra el peso relativo del comercio internacional en las economías de los principales países capitalistas en el año anterior al golpe del petróleo, nos ayudará a entender los motivos.
TABLA I
Relación entre el comercio exterior (importaciones más exportaciones y el PNB, 1973
Canadá Reino Unido Italia Alem. Oc. Francia Japón EE. UU.
40,1 39,5 36,2 35,6 28,5 18,2 10,7
La Flexibilidad de la Economía Japonesa
Se verá que la relación entre el comercio exterior y el PNB en los países capitalistas avanzados sólo es menor en los Estados Unidos que en Japón y que la relación japonesa es alrededor de la mitad de la media de los demás países que aparecen en la tabla. Esto significa que en Japón, incluso un incremento considerable en el precio del petróleo puede pagarse con una desviación relativamente pequeña de la producción interior hacia los canales de exportación. Sin duda, este razonamiento implica que la producción desviada pueda encontrar un mercado exterior dispuesto a pagar una factura de importaciones mayor, algo que en muchos países es prácticamente imposible casi siempre. Pero es precisamente esta capacidad para incrementar las exportaciones con flexibilidad—flexibilidad tanto en términos de producción interna como de mercados exteriores— la que ha desarrollado Japón a u n nivel extraordinario, y muy posiblemente sin precedentes, en los días de su resurgimiento económico. Creo que es aquí donde se puede encontrar la explicación que determina los hechos, que a la vez parecían tan destacables para muchos dentro y fuera de Japón, de que el país fuera capaz de resistir el impacto del petróleo sin desbaratar su economía. Debería añadir que verdaderamente no hay garantías de que esta capacidad para incrementar las exportación es con flexibilidad continúe siendo provechosa para Japón o incluso que continúe existiendo, dada la velocidad con que cambian las condiciones en los años 80.
Es útil cambiar de punto de mira para intentar comprender la situación actual en Japón y para valorar la situación futura, y considerar la historia económica reciente del país como un episodio en el proceso de acumulación de capital. Lo que observamos, creo, es el boom de expansión de capital mayor de la historia. Como siempre en tales casos, la clave ha sido el crecimiento masivo de la rama I (la producción de medios de producción); pero en Japón, tal vez más que en episodios comparables en otros países, ha tenido lugar un crecimiento igualmente impresionante de la rama II (la producción de medios de consumo) interactuando la expansión de la dos ramas en un proceso mutuamente reforzador. No dispongo del espacio ni del conocimiento para analizar este proceso en detalle y me contentaré con resumir brevemente los principales factores que a mi entender intervienen. Estos son (1), los métodos de financiación
(2), el incremento de los salarios reales (3), el incremento del sector improductivo.
Métodos de Financiación
Japón llegó muy pronto al estadio de capitalismo monopolista: en efecto, puede decirse sin exagerar demasiado que el país pasó del feudalismo al capitalismo monopolista directamente, soslayando en buena medida el estadio de capitalismo competitivo. No obstante, de la Segunda Guerra Mundial surgieron las grandes empresas y complejos en unas condiciones depauperadas, sin medios para financiar un boom de expansión de capital. Por tanto, esta función la asumieron los bancos, que junto con el gobierno, con el que actuaron en estrecha coordinación, se podrían considerarlos órganos de la clase dirigente en su conjunto. Con estos principios, la estructura de capital de la mayor parte de empresas, en particular de las mayores, ha quedado pesadamente sobrecargada en el lado de las deudas, que para ser ecuánime no constituyen más del 10 al 20 por ciento de la capitalización total. Esta preponderancia en la financiación mediante endeudamiento se ha contemplado frecuentemente como una debilidad del sistema japonés, y uno puede imaginar coyunturas en que esto sea así. Pero en la situación efectiva del período de postguerra esto ha constituido una fuente de fuerza y flexibilidad. En ningún momento ha escaseado la financiación para proyectos prometedores, y la centralización del poder en manos de los bancos (y en el gobierno) ha permitido a Japón practicar un grado de coordinación y planificación más amplio y eficaz que el alcanzado por los países capitalistas con mecanismos planificadores más elaborados. Debería añadirse que en los últimos años ha cambiado la situación. En 1978, por ejemplo, los datos oficiales japoneses muestran que la productividad creció un 10 por ciento mientras que los salarios únicamente crecieron un 6 por ciento. Considerado ju n to con una tasa de inflación (aumento de precios) del 3 ó 4 por ciento, esto significa que los beneficios crecieron a pasos agigantados, capacitando a las empresas para liquidar las deudas e incrementar su capacidad de autofinanciación. Las cuestiones que quedan por responder son si continuará esta tendencia y, en tal caso, qué consecuencias tendrá para el funcionamiento del sistema.
Crecimiento de los Salarios Reales y del Sector Productivo
Cuando se inició este gran boom de la postguerra, los salarios japoneses eran muy bajos, por lo que resulta bastante exacto considerar el país como productor de trabajo barato, igual que muchos países del Tercer Mundo hoy. Esto cambió con la expansión de la producción y el pantano del trabajo agrícola infrautilizado o desplazado se fue secando gradualmente. Hoy los salarios japoneses pueden compararse con los de otros países capitalistas avanzados. Naturalmente esto ha permitido un enorme incremento en la capacidad de compra de la clase obrera, en consecuencia también del mercado interno; y ha sido el factor principal en el crecimiento de la rama II.
Pero el crecimiento de los salarios reales no ha sido el único factor en la expansión interna y externa del mercado. En este punto me satisface poder decir que la estructura teórica desarrollada por el difunto Paul Baran y yo mismo, en base a la experiencia estadounidense que se presenta en nuestro libro El Capital Monopolista ha sido de gran ayuda para interpretar el desarrollo japonés de la postguerra. El valor de la plusvalía total, denominada “excedente” en El Capital Monopolista y que abarca mucho más que los componentes del beneficio, interés y renta en los libros de texto convencionales (ver la discusión en el capítulo 3), se ha desarrollado enormemente con el incremento del empleo de trabajo productivo y el crecimiento continuado de la productividad; y una parte creciente de este excedente en aumento ha sido absorbida (nuevamente, para utilizar la terminología de El Capital Monopolista) en una amplia gama de actividades improductivas, tanto útiles como inútiles, abarcando la administración (especialmente importante en los niveles regionales y municipales), la gestión de ventas, las finanzas, los bienes raíces, las lujosas sedes de las empresas, y así sucesivamente.
El Sector Improductivo
Este es un aspecto fascinante y extremadamente significativo del desarrollo japonés que según sospecho no han explorado adecuadamente los propios japoneses y que evidentemente no se puede estudiar aquí. Únicamente añadiré que quien visita Japón, en especial su capital Tokio, es posible que halle los signos visibles de los nacientes sectores improductivos al menos tan llamativos como en cualquier otro país del mundo. Esto se refiere sobre todo a la “industria” del espectáculo
(restaurantes, teatros, cafeterías, casas de citas de geishas, salones de té, bares, cabarés, casas de baños y masajes, y hoteles dudosos) que sólo en Tokio, según se dice, emplean medio millón de mujeres. (Don Biggs, Tokio: a Confidential Guide to the Greatest, Don Biggs Production Akasaka Post-‐Office, Box, 44, Tokyo 107, p. 78). Buena parte de estos enormes establecimientos para “ después del horario laboral” los financian las cuentas de gastos de las grandes empresas, que bien podrían denominarse el marchamo del capitalismo monopolista y que se ha estimado ascienden tanto como los gastos totales del nada modesto aparato militar japonés, según algunas estimaciones, el séptimo del mundo por su tamaño. Un comentario final en este sentido: el tamaño y la notoriedad de la industria del espectáculo están directamente relacionados con los precios astronómicos de los bienes raíces en las ciudades japonesas -‐ una parcela en el centro de Tokio se dice que vale 25 veces más que una de tamaño equivalente en Manhattan— que en cambio limitan tan drásticamente el tamaño de las viviendas (bastantes pequeñas para las pautas occidentales) que incluso los ricos rara vez reciben en su casa.
Lo que Sería el Auténtico Milagro Japonés
Creo que la historia nos enseña que antes o después se acaba todo gran boom de expansión de capital. La reconstrucción de la rama I, especialmente si se empieza desde los escombros, como fue el caso de Japón de la post-‐guerra, es un proceso que se autoalimenta, en ocasiones durante largos períodos. Pero cuando finaliza, como siempre ocurre, precipita la caída del sistema en su conjunto; y a menos que un nuevo facto r poderoso entre en escena, como la guerra o una innovación importante, la caída tiende a colocar al sistema en posición de aterrizaje en una meseta de estancamiento. Naturalmente, en teoría esto puede contrarrestarse trasladando los recursos de la rama I (aquellos utilizados Para la expansión de la rama I) a la rama II donde se pueden utilizar Para incrementar la producción de bienes de consumo individuales y colectivos. Una sociedad socialista planificada debería ser capaz de realizar una transferencia semejante sin demasiadas dificultades: exceptuando los problemas meramente técnicos, lo que está en juego es una reducción generalizada de la tasa de acumulación y un incremento compensador en la tasa del consumo privado; y en un sistema en que estas variables dependen de decisiones sociopolíticas más que de economía privada, esto
no debería originar dificultades graves.1 Pero bajo el capitalismo la transferencia en cuestión requeriría un cambio fundamental en la distribución de la renta por clases de aquellos cuyo objetivo es la acumulación de capital (la expansión sin fin del valor de cambio) a aquellos cuyo interés básico y preocupación está en la cantidad y calidad de los valores de uso.
1. Para un análisis más completo del problema, ver Paul M. Sweezy, “A Crucial Difference Bettween Capitalism and Socialism" (Una Diferencia Crucial entre el Capitalismo y el Socialismo) The present as History (Monthly Review Press, 1953) pp. 2 4 1—352. (Existe versión castellana de Editorial Tecnos, bajo el titulo El presente como historia).
Desconozco un solo caso en que los detentadores del poder en una sociedad capitalista hayan contemplado ta l traspaso de la renta de los acumuladores a los consumidores, del mismo modo que dudo por completo que tenga lugar tal acontecimiento, menos todavía en un país de capitalismo monopolista como Japón, que por más fachada de democracia parlamentaria que los dirigentes políticos americanos y japoneses intenten insistentemente hacer convincente en el período de la postguerra, continúa siendo la dictadura de la gran burguesía más fuerte y menos impugnada en todo el mundo capitalista. Si eso pasara, sería el auténtico milagro japonés.
1980: EL PEOR AÑO EN LA HISTORIA CRIMINAL
DE LA CIUDAD DE NUEVA YORK
El año pasado figura en las estadísticas de la ciudad de Nueva York como el de más crímenes cometidos en su territorio desde que fu e fundada por los holandeses en una lengua de roca llamada Manhattan. Los crímenes reportados en 1980 llegaron a 710 mil 153 y los jefes de la Policía neoyorquina consideran que por lo menos una cantidad igual no fu e conocida por las autoridades porque las víctimas no quisieron o no pudieron hacer las denuncias de sus casos.
Los detalles de esos crímenes son los siguientes:
Asesinatos, 1,814; violaciones de mujeres, 3,711; robos, 100.550; hurtos, 249.421; robos de automóviles, 100.478; robos nocturnos con violación de propiedades, 210.703; asaltos 43.476.
En relación con el año 1979, el conjunto de los crímenes en la ciudad de Nueva York subió en 1980 en 14.3 por ciento, y en relación con el año 1976, subió en 7.9 por ciento. El total de crímenes de 1976 había sido de 658.147. En los primeros seis meses de 1980, el aumento de la actividad criminal fu e de 50 por ciento. En relación con los barrios de la ciudad, el aumento en Queens fu e de 17.4 por ciento; en el Bronx de 16.5 por ciento; en Brooklyn de 15.5 por ciento y en Manhattan de 11.4 por ciento.
Los periódicos de New York que han publicado esas estadísticas no han advertido ninguna relación entre tan alta tasa de criminalidad y la crisis económica de los Estados Unidos que tiene a más de 7 'millones de norteamericanos sin trabajo y que en vez de mejorar, se agravó en el 1980.
Los EE. UU. se Preparan Para La Guerra en Países Arabes
Por Michael Klare
Durante buena parte de los años 70, la posibilidad de una intervención militar de los Estados Unidos en la región del Golfo Pérsico inspiró la realización de ejercicios militares de entrenamiento destinados a simular una experiencia de combate en un medio ambiente caliente, desértico. El curso de los acontecimientos en Irán, Arabia Saudita y otros lugares en 1979 ha concedido una nueva urgencia a estos preparativos de intervención, que se han reflejado en la formación de la Fuerza de Rápido Despliegue (Rapid Deployment Forcé). En 1980 hubo varios ejercicios de gran escala destinados a simular no solamente condiciones de guerra en el desierto, sino también el comando logístico y el control de problemas de un proyecto de multi-‐servicio como el que demanda la FRD. Yo observé dos de las más grandes de estas maniobras: Gallant Eagle en el Fuerte Irwin, California, en marzo del año pasado, y la Operación Bandera Roja en la Base Aérea Neliis, en Nevada, durante el mes de junio.
Fuerte Irwin se extiende a través del Desierto Mojave cerca de la frontera entre California y Nevada. Las dos semanas de maniobras que hubo allí en marzo fueron conducidas por la US Readiness Comand (REDCOM), la agencia del Pentágono responsable de entrenar y preparar las tropas estacionadas de los Estados Unidos para combate en otros países. Los oficiales de REDCOM sólo dirían que el escenario de ejercicios asumía la presunción de que los Estados Unidos fueran requeridos a asistir un país amigo del Medio Oriente que había sido invadido por un país vecino que fuera aliado de la Unión Soviética.
Bajo el plan de modelar guerras conocidas como de “uno y medio”, los Estados Unidos mantienen suficientes fuerzas para sostener una guerra mayor en Europa y una reserva más pequeña de fuerzas para combatir en conflictos menores en otros lugares. El trabajo de REDCOM es asegurarse que estas fuerzas de “media guerra” sean equipadas y entrenadas para contingencias de cualquier tipo, y el propósito de Gallant Eagle era el de exponer a los soldados norteamericanos al tipo de medio ambiente con el que se enfrentarían en el Medio Oriente o en África del Norte. Normalmente, cada uno de los cuatro servicios armados de los
Estados Unidos, el Ejército, los Marines, la Marina (o Navy) y la Fuerza Aérea, conducen sus propios ejercicios, pero debido a la posibilidad de que cualquiera intervención futura en el Medio Oriente involucre una fuerza combinada compuesta de unidades extraídas de varios servicios armados, Gallant Eagle fue diseñado para proveer experiencias en operaciones de multi-‐servicio.
Dos brigadas del Ejército participaron en Gallant Eagle, una extraída de la Primera División de Infantería (mecanizada) del Fuerte Riley, Kansas, y la otra de la Cuarta División de Infantería (mecanizada) del Fuerte Carson, Colorado, más una brigada anfibia de la Primera División de los Marines Campo Pendleton, California. La Base Aérea de Bergstrom, Texas, y la Tercera Base Aérea de los Marines en El Toro, California proveían ayuda táctica aérea. Muchas unidades especializadas fueron invitadas: el Ejército suministró varios de sus pelotones élites Ranger, más destacamentos de guerra psicológica y de guerra letal, mientras la Fuerza Aérea proveía suministros de guerra electrónica y equipos fotográficos de reconocimiento.
Las Maniobras en Detalle
Los equipos de tierra usados en Gallant Eagle incluían el equipo 26 de combate estándar de alto alcance de los Estados Unidos: tanques M—48 y M—60; carros blindados M — 113 equipados con TOW, que son unos misiles anti-‐tanques y vehículos de asalto. Los aviones incluían bombarderos Phantom F—4, aviones antitanques A—10, helicópteros Cobra AH—IS, y el avión de alzada vertical AV—8A Harrier. El ejercicio también hizo un uso extensivo de avanzados equipos de comunicación y reconocimiento, y de sofisticados equipos electrónicos. Hasta los bombarderos B—52 del Comando Aéreo Estratégico fueron utilizados en operaciones de “bombardeos convencionales simulados” contra fortificaciones “enemigas”
Las unidades de combate fueron trasladadas de todas partes de los Estados Unidos en una forma de someter a prueba la habilidad de REDCOM Para desplegar en otros países fuerzas establecidas en los Estados Unidos. El Comando Militar de la Fuerza Aérea voló en 344 misiones separadas, utilizando aviones de transporte C—130, C—141 y C—5A. Esta vasta empresa fue coordinada por la Agencia de Despliegue
Conjunto, que sería la responsable de mover las fuerzas de los Estados Unidos hacia el exterior en caso de crisis actual.
Las fuerzas participantes fueron divididas en Agresores, que fue el papel desempeñado por los elementos de la Primera División de Infantería, y los Amigos, que fue el que desempeñaron los de la Cuarta Infantería y Primera División de los Marines. Las fuerzas Agresoras iniciaron con una ventaja sustancial, mientras el lado Amigo, que se inició muy débilmente, creció progresivamente más fuerte para simular la llegada continua de fuerzas adicionales de los Estados Unidos. Cada bando se encontraba en libertad para maniobrar a su voluntad en el campo de batalla y simular bombardeos aéreos y artillería con balas de salva. (No se utilizaron pertrechos de verdad, pero se emplearon granadas de humo para crear una verdadera atmósfera de combate). Los árbitros que habían sido llamados desde otras unidades militares calcularon los números de “muertes” de cada lado a fin de poder determinar el “ganador” en cualquier encuentro dado.
Dada la gran extensión de área asequible —el Fuerte Irwin tiene aproximadamente el tamaño de Rhode Island— las fuerzas participantes fueron capaces de lanzar operaciones elaboradas que incluían unidades blindadas, infantería mecanizada, artillería, asaltos por helicópteros y apoyo aéreo. Las batallas de tanques generalmente se extendían sobre grandes áreas, mientras los helicópteros trasladaban a los cuerpos de infantería detrás de las líneas enemigas. En un encuentro presencié unidades blindadas del grupo Agresores que rompieron las líneas del grupo de los Amigos y penetraron aproximadamente unos 30 kilómetros antes de ser detenidos por una fuerte artillería y fuerzas opuestas de tanques.
Las lecciones de las Maniobras
Para el cuerpo de oficiales, Gallant Eagle representaba un experimento de la habilidad norteamericana de enfrentar fuerzas equipadas por la Unión Soviética en campos de batalla parecidos a los de Medio Oriente. Para comandantes de tropas en el campo, fue simplemente un experimento de su capacidad para pelear y maniobrar en el desierto. El coronel Bill Chadbourne, que dirige el Segundo Batallón de fa Primera Infantería del 63 Regimiento Blindado, recitó algunas de las lecciones aprendidas en el Desierto de Mojave: debido a que los tanques
pueden ser detectados a gran distancia, es esencial explotar cada aspecto de la irregularidad del terreno para ocultarse de los tanques enemigos y de la artillería. Las armas y los vehículos también requieren de mantenimiento constante para prevenir la desarticulación de algún componente por la arena movida por el viento.
La mayor parte de los resultados oficiales de Gallant Eagle serán mantenidos en secreto, pero el ejercicio proveyó una mirada de lo que sería un futuro Vietnam en el Medio Oriente. Las fuerzas mecanizadas de los Estados Unidos fueron frecuentemente inmovilizadas en Vietnam por el lodo, los pantanos y la humedad. Aquí están expuestos a otros peligros ambientales: enormes temperaturas extremas, un sol abrasador y una arena omnipresente. Más significativo aún que todos estos factores ambientales, sin embargo, son las diferencias en la ecuación militar: mientras en Vietnam los Estados Unidos enfrentaban a un ejército guerrillero equipado con primitivos armamentos de infantería, en el Medio Oriente probablemente enfrentarían ejércitos modernos y mecanizados equipados con los últimos armamentos soviéticos, franceses y hasta norteamericanos.
Esta sería una guerra tri-‐dimensional, de alta tecnología en un medio ambiente especialmente letal. Grandes tanques del ejército, apoyados por artillerías que se auto-‐abastecen y abundante apoyo aéreo se persiguen uno a otro a través de vastos territorios sin establecer nunca una “línea de frente” mezclada y discernible. Debido a las pocas posibilidades de encubrimiento en el desierto, los ejércitos opositores están constantemente bajo fuego del enemigo y el número de bajas sería alarmante.
Muchos de los oficiales con los cuales conversé estaban realmente preocupados acerca de -‐su capacidad para sostener una situación de combate en un medio ambiente desértico. Después de varios días, de operaciones continuas con poca dormida y solamente comidas ocasionales, las tropas de campo estaban notablemente cansadas. Y muchos soldados hablaron de vehículos que se dañaron y de equipos que no funcionaron después de haber estado expuestos una semana a las duras condiciones del terreno. Pero la mayor parte de los oficiales con los cuales conversé entendían que la operación Gallant Eagle les permitiría
identificar, y por tanto superar, estos problemas antes de ser enviados a actuales operaciones de combate.
Bandera Roja
La operación Bandera Roja, el más grande ejercicio de combate aéreo jamás lanzado en los Estados Unidos, fue fichada como la primera gran operación a gran escala de la recientemente fumada Fuerza de Rápido Despliegue. El ejercicio involucra 140 aviones de guerra de los Estados Unidos incluyendo F-‐4, F-‐15, F-‐16 y F—111, bombarderos B-‐52 , y el E—3A AWACS, que es un avión construido a un costo de 160 millones de dólares y que tiene un radar.
Bandera Roja empezó con la toma simulada de una vía aérea abandonada en el desierto a unas cien millas al noroeste de Las Vegas. Un equipo especial de comandos de la Fuerza Aérea trasladados en C—130 rodeó la base y crearon facilidades aéreas de control para los aviones de cargo que siguieron casi inmediatamente. Dentro de las 24 horas del aterrizaje original, la base aérea improvisada estaba rindiendo servicios a aviones de combate A—10 utilizados en ataques sobre formaciones enemigas supuestas.
El mismo escenario sería seguido en caso de una intervención norteamericana en el Medio Oriente. “Podemos conseguir trasladar un escuadrón táctico al Medio Oriente en 24 horas”, sostuvo el general William Creech. Los aviones de combate norteamericanos establecidos en bases aéreas en los Estados Unidos volarían directamente al área de combate utilizando un sistema de auto-‐abastecimiento, para aterrizar en bases “austeras” en Egipto, Omán, Arabia Saudita y otros países amigos.
“Estamos sosteniendo este ejercicio”, dijo Creech en una conferencia de prensa, “para demostrarle al público norteamericano nuestra capacidad de desplazamiento rápido”.
En lo que fue obviamente concebido para provocar un acontecimiento de prensa, los escuadrones de pelea de Creech pusieron en escena un despliegue de habilidades aéreas de combate. Durante una de las demostraciones, los bombarderos F—4E se anotaron blancos sobre fortificaciones “enemigas” utilizando GBU—12, que son unas bombas dirigidas por rayos láser. Minutos después, dos caza bombarderos F—111 lanzaron 500 libras de bombas sobre una simulada vía aérea, mientras
aviones supersónicos F—15 se enfrentaban a un grupo de “ agresores” de aviones F—SE, que servían de mascarada a los interceptores MIG-‐ 21.
La Base Aérea de Nellis, con 9 mil millas cuadradas, es descrita como la más grande base de combate supersónico en los Estados Unidos. Concentra un conjunto de fortificaciones enemigas simuladas y sistemas de defensa aérea. Los radares de defensa tipo soviético se “cierran” a los aviones invasores y lanzan misiles simulados SAM.
La Base de Nellis tiene un último haber para los ejercicios militares. Con temperaturas de más de 100 grados Farenheit durante el día, las fuerzas terrestres fueron forzadas a trabajar bajo condiciones muy similares a aquellas que encontrarían si fueran desplegadas en un campo de batalla en el Medio Oriente.
ALCOA Y FALCONBRIDGE EN LA REPUBLICA DOMINICANA
De un pequeño folleto firmado por Leonard Kosichev, escritor soviético que ha viajado por casi toda la América Latina, copiamos los datos que siguen: Primero, al referirse a la Alcoa Exploration, dice que es la sucursal del segundo monopolio más importante de los países capitalistas, y segundo, afirma que la Alcoa explota los yacimientos de bauxita de Cabo Rojo, en la República Dominicana, de los cuales hace tiempo que ha extraído más de la mitad de las reservas. En cuanto a la Falconbridge, Kosichev informa que “El ritmo de extracción del níquel es tan grande que los yacimientos -‐ de su propiedad-‐ de la Cordillera Central podrán agotarse en los próximos veinte años”. “Este monopolio” agrega, “desde el primer año que comenzó a explotar el yacimiento cubrió con creces las inversiones realizadas".
Análisis Paralelo del Desarrollo de EE. UU. Y América Latina en el Siglo XIX
Por Sergio de la Peña
Durante los primeros años del XIX, Estados Unidos se encontraba plenamente absorbido por el fastidioso proceso de expansión interna. Esta consistía, en las primeras etapas, en ampliar la frontera agrícola por medio del trabajo de contingentes de inmigrantes europeos, lo que los productores no podían alejarse demasiado de las costas o de las vías acuáticas internas. Los auges del añil, del tabaco y del algodón, asociados a las exportaciones a Inglaterra y sustentados en la esclavitud—al menos en el caso de la explotación del algodón—encontraban su límite en el costo del transporte terrestre.
El impulso de la economía norteamericana, generado por las características de este proceso de ocupación territorial, se tradujo en firmes esfuerzos por transformar los medios de comunicación interna, primero mediante la construcción de una amplia red de canales (1815 a 1860) que fueron esenciales Para la ampliación del territorio susceptible de explotación. A poco de haberse iniciado el periodo de construcción de canales, empezaron a tenderse las primeras líneas férreas (a partir de 1835) en un proceso lento al principio, debido a las fuertes limitaciones financieras que sufría su economía en esa época. En cambio, durante la segunda mitad del siglo tuvo lugar su febril ampliación ferroviaria, en parte gracias al financiamiento inglés, que permitió la ocupación efectiva de toda la superficie del país.
El crecimiento a base de la ampliación de las actividades internas, protegidas por barreras aduanales en permanente elevación (desde 1816 hasta 1840), le prestó a la economía un marcado tono nacionalista. La autosuficiencia que caracterizo durante largo tiempo a una buena parte de las explotaciones agrícolas parecía coincidir con la orientación hacia la auto-‐suficiencia del conjunto de la economía. Esta permaneció ocupada en explotar sus propios recursos—incluyendo los territorios de Florida a España en 1819, y los de Idaho, Wyonming, Washington y Oregón reivindicados de Inglaterra en 10846—,hasta la etapa de la guerra con México, que de hecho constituye su primera apertura imperial.
La enorme tajada de territorio mexicano que se anexó absorbió de nuevo todas las energías de la economía y con ello se reinició el crecimiento hacia adentro que se llevó a cabo con una acelerada expansión del sector manufacturero gracias a la protección tarifaria y al mercado interno de elevado dinamismo, todo lo cual lograba ser conjugado armónicamente, excepción hecha de los sucesivos períodos de crisis, mediante una enérgica política económica que se aplicó desde la década 1820—30. Sin embargo, el motor principal del crecimiento seguía siendo el febril proceso de expansión de la frontera agrícola, junto con la eventual asistencia de los explosivos auges mineros. Entre éstos, el más notable es, sin duda, el de la fiebre del oro de California (1848), a la cual están vinculados de alguna manera tanto la guerra con México como el nuevo impulso del transporte transístmico por Panamá, mediante la construcción del ferrocarril. Se sugiere que en esa época operaba una estimulante triangulación del comercio, constituido por las ventas de alimentos del oeste, por las exportaciones del sureste y por las ventas de manufacturas del noreste.1
La Expansión en el Siglo Pasado
En el período que va de 1810 a 1890, la economía norteamericana sostuvo una acelerada expansión dentro de una relativa armonía entre la producción, la demanda de bienes de consumo y los requerimientos de formación de capital. Sin embargo, los intereses de los industriales del noreste —y su cola de exigencias jurídicas de orden democrático—, apoyados en la protección arancelaria y en el entusiasmo de los serví-‐ dores públicos convencidos de las proposiciones de Hamilton, chocaron inevitablemente con los exportadores sureños. Estos se rebelaban no sólo en contra de la elevación de costos internos que habría de ser efecto de la protección de la industria nativa, sino también en contra de la embestida que sufrían sus privilegios de esclavistas y su Vida aristocrática.
Es de notarse que durante las etapas de apertura al exterior —compra de Louisiana en 1803, de Florida en 1819, anexión de medio México en 1848, compra de Alaska en 1867—, la ampliación correspondiente del horizonte territorial daba renovada importancia inmediata al crecimiento hacia adentro, desviando en cada caso las poderosas fuerzas expansivas hacia la explotación de las nuevas áreas disponibles. Algunos autores sugieren que la frontera agrícola se agotó
alrededor de 1890, al completar la ocupación de todo el territorio susceptible de explotación, de acuerdo con la tecnología del momento.
1. Véase G. Soule, Economic forces in american history. The Dryden Press, 1953.
La fundación de la Unión Panamericana (1890) señala el momento en que Estados Unidos empieza la apertura definitiva en dirección de América Latina. Desde esos años, la velocidad de expansión de la economía habría de superar ampliamente los efectos de absorción de los territorios obtenidos mediante las anexiones. El nuevo orden mundial impuesto por Estados Unidos empezaba a definirse, aun cuando todavía hegemónico del poder mundial2. En esos primeros años correspondientes a la nueva pauta de expansión norteamericana, la sucesiva absorción de Hawái (1893), de la anexión de las Filipinas, de Cuba, de Puerto Rico y de Guam (1898), una vez derrotada España, así como el reparto de las islas de Oceanía con Alemania e Inglaterra, no habrían de desempeñar un papel económico similar al de los anteriores territorios ocupados, tanto por tratarse de pequeños países como por la enorme dimensión que Para entonces había cobrado el sistema económico norteamericano.
Con estos antecedentes como marco de referencia, podemos examinar alguno de los acontecimientos notables de la evolución latinoamericana en el siglo pasado. Las características de esa etapa son: la situación interna con que emergían las naciones del dominio español y los profundos cambios en el panorama mundial.
La Independencia Latinoamericana
En los primeros años de la etapa independiente, la influencia inglesa aumento considerablemente una vez que su capacidad económica fue liberada de las exigencias de las guerras napoleónicas. Sin embargo, dicha influencia fue de modesta magnitud en el caso de América Latina, en comparación con la que ejercito sobre los países del Lejano Oriente, hacia donde dirigió la mayor parte de su poder de expansión imperial. En la primera mitad del silgo XIX, el comercio británico con América Latina fue de limitada importancia Para esta aun en el caso de Brasil, donde los productos ingleses gozaron de libre acceso por medio siglo (1810 a 1857) a diferencia de las limitaciones impuestas en otros países del área. Francia intentaba aumentar su influencia y fracasaba, con la excepción de las minúsculas colonias azucareras de las Antillas, Estados Unidos se
encontraba en la etapa inicial de crecimiento interno que involucraba todas sus energías.
Dentro del vacío relativo que prevaleció en los primeros años independientes de Latinoamérica, surgieron en varios puntos de la región los conflictos entre las corrientes antagónicas de los intereses fundamentales de distintos grupos presentes en esas sociedades, que se traducían con frecuencia en choques de orden político y militar. En un extremo se encontraban los sectores sociales asociados a las actividades exportadoras que seguían siendo las mismas desde la época colonial, los cuales estaban interesados en reconstruir los canales de intercambio comercial externo. Su línea política habría de ser de carácter librecambista, de puertas abiertas al comercio exterior, con el fin de retener las condiciones de costos de producción más favorables y poder incrementar las transacciones mercantiles con el mundo.
2.-‐ La influencia comercial norteamericana empezó ya en el periodo colonial, sobre todo en el área del Caribe y México, y se fue intensificando a lo largo del siglo XIX.
En la posición opuesta se encontraban aquellos grupos de criollos y mestizos que habían participado en las luchas de independencia, apoyados por núcleos campesinos, que ahora pretendían satisfacer sus demandas de ocupación, de ingreso y de participación política. Querían el poder económico y para lograrlo optaban por el proyecto de crear una economía capitalista autónoma sustentada en la abundancia agrícola y en la expansión manufacturera, todo ello dentro de las ideas de economía política de la época. Por esta razón se inclinaban a favor del proteccionismo, la organización administrativa necesaria para impulsar a la industria, la liberación de la mano de obra y la creación de fuentes de créditos que apoyasen las nuevas actividades productivas. Para lograr todos estos propósitos los grupos modernizantes necesitaban ejercer el control del poder político.3 Es de señalar que la posición política liberal o conservadora no necesariamente coincidía con la posición económica librecambista o proteccionista.
En las primeras décadas del período independiente se sucedieron con vertiginosa rapidez los gobiernos liberales y los conservadores. Prevalecía una tendencia general a mantener elevados tributos a la importación de bienes, no tanto por motivos de una política explícita de
protección industrial como por la necesidad de captar ingresos. Pero cada vez que la oposición del momento ganaba el poder, era de esperarse que alterara la tasación, afectando de esta manera las incipientes actividades manufactureras que habían vegetado a la sombra del proteccionismo implícito de estas prácticas. Subían o bajaban los aranceles y, junto con ellos, afluían los bienes importados o desaparecían del mercado.
3. A este respecto son de señalarse la importancia política que cobró la liberalización de la economía como reacción a la implacable restricción colonial, así como la multitud de cambios ideológicos y de política económica de los diversos núcleos dirigentes.
Obstáculos al Desarrollo Latinoamericano
De esta manera, surgen y desaparecen algunas actividades manufactureras en diversos puntos de América Latina, en ocasiones auspiciadas por el aprovechamiento de la energía hidráulica y, en otras, por la instalación de maquinas movidas a vapor. Usualmente se trataba de industrias dedicadas a la elaboración de bienes de consumo Para el mercado nacional—alimentos, textiles—, aprovechando para ello la disponibilidad de materias primas abundantes de la localidad.
Los débiles empresarios nativos se enfrentaban a todo tipo de problemas: las dificultades tecnológicas, la calidad de los bienes de capital, el bajo grado de la organización administrativa de la empresa y del Estado, los medios de sujeción y de explotación de la mano de obra, las limitaciones financieras, agregándose a todo esto la incertidumbre proveniente de las bruscas variaciones de los aranceles.
Pese a todo, las bases industriales crecían y absorbían inversiones de importancia, financiadas con frecuencia por inversionistas nacionales que se aventuraban en esos campos y, las menos de las veces, de artesanos que evolucionaban hasta convertirse en industriales. Más adelante empezaron a acudir empresarios extranjeros con este objeto. Surgían, así, industrias textiles, fábricas de papel, fundiciones de hierro dulce, talleres de cerámica y vidrio, de materiales de construcción e ingenios azucareros, entre otras. Se observa con claridad que mientras más aislado del mundo se encontró un país latinoamericano, mayor fue proporcionalmente la expansión manufacturera que alcanzaba su economía en este lapso, que podríamos calificar de transición del sistema
de hegemonías mundiales. Esta pauta de crecimiento se prolongo en América Latina hasta entrada la segunda mitad del siglo.
La posibilidad de iniciar un desarrollo firme estaba dada en la esfera externa debido al vacio relativo que favorecía el emprender actividades internas. Sin embargo, la erección de un economía nacional tendrá que haber avanzado mucho más de lo que lo hicieron los países latinoamericanos, hasta iniciada la segunda mitad del siglo XIX, Para resistir la embestida comercial que sufrieron por parte de Inglaterra, una vez que ésta alcanzó la capacidad productiva y militar necesaria y que liberó de los compromisos bélicos en Europa. Sólo en el caso de que hubiese tenido lugar un desarrollo más enérgico en este continente habrían podido resistir los países latinoamericanos las presiones y los embates, así como los atractivos de la nueva relación externa, que marcaban el camino del subdesarrollo.
Entre los obstáculos Para crecer más rápidamente, resalta por su importancia la rigidez social que prevalecía, resultado de las normas de explotación servil de la mano de obra. Así era impedido el funcionamiento de varios de los mecanismos más dinámicos que hubiera podido apoyar la expansión interna: limitaba la demanda nacional de manufacturas, impedía la movilidad de la mano de obra, que era de vital importancia Para el crecimiento industrial, propiciaba las pautas de consumo y de acumulación favorables a la expansión capitalista en los estratos que contaban con el ingreso adecuado Para efectuar las inversiones necesarias. El reducido excedente producido se dedicaba preferentemente a la construcción privada y al financiamiento de las interminables guerras intestinas.
Preponderancia de la Aristocracia Criolla
Mientras tanto, la acelerada expansión de las manufacturas europeas iba sustrayendo tajadas sustanciosas del mercado nacional de los países latinoamericanos. Los productores de las escasas manufacturas locales se encontraban en posición vulnerable, debido a la inminencia de la competencia de productos extranjeros más baratos4. Luchaban por la erección de barreras arancelarias como única posibilidad Para sobrevivir, aun a costa de elevar el nivel de los salarios.
Es posible que si este conflicto hubiese tenido lugar algunas décadas más tarde, cuando las sociedades atrasadas hubiesen alcanzado un estado de evolución más complejo, tal vez los grupos “desarrollistas” constituidos por los contados industriales nativos hubiesen triunfado en su lucha en contra de los exportadores nacionales y de las importaciones competitivas. Pero la dinámica de las economías europeas y de la norteamericana era a tal grado poderoso que les prestó a los polos de hegemonía mundial un vigor de expansión que América Latina estaba lejos de poder resistir.
La controversia económica y política se planteaba en tomo a la posición liberal y proteccionista respectivamente de los estratos dirigentes latinoamericanos. Pero en tanto que el liberalismo llenaba una clara función justificadora de la política exterior británica, resultaba una tesis inadecuada para los países periféricos, debido a que la apertura de las fronteras al comercio mundial implicaba la adopción de la estructura de precios externos que era desfavorable para las incipientes industrias nativas.
Un factor adicional que habría de condicionar los acontecimientos futuros consistió en que la aristocracia criolla mantuvo la preponderancia económica y política, debido a que hábilmente bloqueó la posibilidad de expansión de los restantes estratos sociales, dando lugar, de esta forma, al permanente fermento de conflicto social que habría de caracterizar la historia regional durante el resto del siglo XIX y parte del actual. Mientras que Europa consolidaba su crecimiento, en parte a través del comercio con las nuevas áreas independientes, en las ex colonias americanas se sucedían las querellas locales.
4. Véase Controversia que suscitó el comercio de Nueva España con los países extranjeros (1811—1821), así como El comercio exterior y el artesano mexicano, de la Colección de Documentos para la Historia del Comercio Exterior, Banco Nacional de Comercio Exterior, México, 1967.
Es Imposible Separar a los Pueblos del
Caribe de la América Latina
Por Gérard Pierre—Charles
Al indagar el pasado y el presente de las regiones isleñas y continentales de nuestra América, se perciben una serie de elementos configurativos de ciertos perfiles estructurales comunes y de marcadas diferencias. Estos rasgos diferenciales y símiles se han tejido en un proceso geopolítico, en el que el Caribe se ha constituido precoz y sostenidamente en frontera de los avances expansionistas de las potencias capitalistas mundiales, y en foco de contradicciones internas de descomunal magnitud. Por lo tanto, ha exteriorizado conflictos sociales y tensiones internacionales muy agudas, y por lo mismo ha sido el teatro de procesos libertadores que han adquirido relevante significado en la historia latinoamericana, concomitantemente a la influencia que ésta ha tenido sobre el acontecer caribeño. Con razón Darcy Ribeiro, en su libro Las Américas y la Civilización, señala:
El estudio de las Antillas ofrece un interés particular porque ellas muestran, en estado puro, de manera ampliada, los efectos de la colonización europea cumplida por medio del sistema de plantaciones, cualquiera que fuese el pueblo que hubiese emprendido la explotación. Ellas ejemplifican que la política si no va acompañada de la autonomía económica, solo conduce a la sustitución del dominio colonial por nuevas formas de sujeción. Ellas testimonian por igual, cómo a partir de las mismas masas humanas pueden plasmarse pueblos progresistas y orgullosos de sí mismos, como son los cubanos de hoy.
El lugar del Caribe en el continente y la integración entre esas dos regiones, merecen ser reevaluados, ya que por lo general y la ciencia política latinoamericana no les han atribuido toda la importancia que merecen. El papel del Can b e también debe ser considerado en su dimensión actual, así como el lugar que juega en la política latinoamericana, en relación a la conducta de los Estados Unidos hacia este sub-‐continente, en el contexto de la política internacional, sobre todo después de la Revolución Cubana.
Por ello conviene reexaminar en su profundidad y complejidad las relaciones internacionales que han servido secularmente de marco y de factor conformador de las naciones y nacionalidades del Caribe, a partir del colonialismo y del advenimiento y analizar esa vinculación, no sólo en su aspecto formal y jurídico, que por sí mismo refleja la deformación y enajenación orgánica impuesta desde el exterior, sino sobre todo el juego de las fuerzas económicas y sociales derivadas de la dinámica del capitalismo mundial, y que han moldeado las estructuras productivas, la organización social, la fisonomía cultural y las estructuras políticas de las sociedades antillanas. Esta fuerza histórica externa ha entrechocado y se ha entrelazado en formas diversas amalgamándose con la multiplicidad de los componentes internos de cada entidad antillana, para dar a cada una su morfología particular.
El Peso de la Dominación Norteamericana en el Caribe
La confrontación de la experiencia de cada entidad y cada constelación de territorios satelizados, no dejará de contribuir a romper el encasillamiento existente, que ha conducido a la balcanización de la zona, y a abundar en el sentido de un mejor conocimiento de su filiación colectiva y de sus respectivas realidades individuales.
Además, se ha comprobado que los grupos dominantes de los diferentes espacios geopolíticos han venido a identificarse con los mandatos e imperativos del sistema de poder y dominación externo. Las modalidades de estos acoplamientos merecen ser precisadas en sus particularidades, así como la evolución y los rasgos esenciales de los regímenes políticos del área. Estos, en sus estructuras de poder y organización, dentro de la variedad de las configuraciones institucionales que ofrecen, han expresado la metamorfosis de la condición subalterna, así como las nuevas formas de resistencia multifacética de la misma, por parte de los sectores más arraigados al substratum nacional. Resulta necesario, tras las expresiones institucionales tan disímiles, recuperar la esencia orgánica y funcional del Estado; .fijar sus relaciones en el orden económico, clasista y étnico históricamente constituido, y su papel dentro del sistema interno e internacional. Asimismo, importa evaluar la viabilidad de los proyectos explícitos o potenciales de conquista de una soberanía auténtica por parte de esas naciones menores, dentro de un contexto geopolítico y estratégico, en donde además de los tradicionales
choques de intereses de las potencias capitalistas, se da el fenómeno nuevo de la confrontación en las aguas del Caribe de los dos sistemas antagónicos que definen el mundo contemporáneo: el capitalismo y el socialismo.
Por otra parte, al insertar al Caribe como lo requieren la historia y la geografía, así como la política, a pesar de ciertas diferenciaciones culturales y lingüísticas, dentro de la problemática latinoamericana, y situarlo junto a ésta frente al poder hegemónico norteamericano, es preciso puntualizar los componentes e implicaciones de dicha inserción.
Un examen de esta envergadura sugiere profundas reflexiones que habrían de ahondarse desde un triple punto de vista: a) En función del significado y aporte de la región antillana a la formulación y definición de las funciones subalternas propias de América Latina; b) En cuanto a la vinculación política existente o necesaria entre esa región y el sub-‐continente, viendo esa vinculación tanto desde el punto de vista de los intereses de las respectivas burguesías en pos de mayor afirmación nacional o un mayor poder de negociación, como desde la perspectiva de la emancipación mancomunada; c) En cuanto a la conciencia conformadora del porvenir y del proyecto del futuro por construir, que encierra la solidaridad entre los pueblos del Caribe y el conglomerado latinoamericano.
Es de gran importancia tanto para los pueblos del Caribe como para la comunidad continental tener siempre presente el lugar estratégico que ocupa, y el peso económico que tiene en el sistema de dominación norteamericano sobre el sub-‐continente latinoamericano.
El Peso del Caribe en el Establecimiento Militar y Económico de EE.UU.
El general Roland del Marx ex jefe del Colegio Interamericano de Defensa, apuntaba a este respecto:
Durante la Segunda Guerra Mundial más de 5,000 naves de combate y cerca de 8,500 barcos de abastecimiento militar pasaron por el Canal de Panamá, y por lo tanto por el Caribe. Durante la Guerra de Corea 2,974 naves del gobierno usaron el Canal y los Estados Unidos movieron 54 millones de toneladas de carga y 22 millones de toneladas de productos de petróleo por la ruta del Canal.
Estos datos, y los muchos más que quedan por ser calculados referentes al papel logístico del Caribe durante la Guerra de Vietnam, son ilustrativos de la importancia capital del Caribe. Esto queda aún más evidenciado al considerar lo impresionante del aparato militar norteamericano instalado en el área, sobre todo después de la Revolución Cubana. Edwin Lieuwen, conocido científico social norteamericano estrechamente vinculado con el Pentágono, señala que el establecimiento militar cuenta con veinte bases militares de diversas índoles, diez en la zona del Canal de Panamá, seis en Puerto Rico, y además la base de Guantánamo en Cuba, la de Chaguaramas en Trinidad, y las estaciones de rastreo situadas en Antigua y Santa Lucía, así como las estaciones de experimento naval ubicadas en las Islas Bahamas. La cuantía del personal militar norteamericano -‐continúa Lieuwen-‐ para estos años (1966) era de 20,000 hombres, además de las fuerzas de Marina y de la Aviación, dotadas de poder nuclear y que integran el Comando Sur (hoy día representan un total de 25,000 hombres). Estos importantes contingentes vienen a constituir el núcleo de adiestramiento de las fuerzas contrainsurgentes y represivas latinoamericanas. Este aparato está dirigido no sólo contra Cuba, sino que a partir del Caribe sirve de puntal a la fuerza militar norteamericana y está dirigido contra los pueblos de América Latina.
En cuanto a su importancia económica, es conveniente destacar que el Caribe representa la zona productora de bauxita más importante del mundo. En 1972 cinco países del Caribe: Jamaica, Surinam, Guyana, República Dominicana y Haití, produjeron juntos 24,285 millones de toneladas de este mineral estratégico, cantidad que representa el 37 por ciento de la producción mundial. Estos países satisfacen más del 80 por ciento de la demanda de mineral de aluminio de los Estados Unidos, estando su producción controlada por una docena de grandes firmas multinacionales. En cuanto a la producción de petróleo, además de Venezuela, que figura como tercer productor mundial, Trinidad-‐Tobago, y las islas holandesas, constituyen uno de los más importantes centros de refinación en el hemisferio. Dotadas de instalaciones ultramodernas, las instalaciones de las sociedades multinacionales en Curazao y Aruba y las Islas Vírgenes refinan crudo procedente de Venezuela y del Medio Oriente Para el abastecimiento de los Estados Unidos.
Por otra parte, el núcleo antillano aportó en 1972 un 18 por ciento de la producción mundial del azúcar, o sea unos 14 millones de toneladas, de los cuales la mitad está destinada al mercado norteamericano.
Necesidad de Estudiar el Área del Caribe
Con el fin de aprovechar estos recursos y las reservas minerales y turísticas que abundan en el área, la penetración de los capitales extranjeros ha alcanzado gran importancia. Las solas inversiones norteamericanas en la cuenca del Caribe, sumando la parte continental y los territorios insulares, totalizan 5.3 mil millones de dólares (1972), un 40 por ciento de la inversión estadounidense en América Latina. A este monto habría que agregar las inversiones inglesas, francesas, holandesas y canadienses instaladas en las islas. Esta concentración la convierte en la zona de mayor densidad de capitales extranjeros en el continente, siendo además la región donde por excelencia proliferan las instituciones bancarias dedicadas a drenar hacia el centro del sistema recursos financieros de esa periferia.
En consecuencia, en esos factores estratégicos y económicos se fundamenta el interés de la potencia hegemónica por afianzar esa esfera de control, así como la persistencia con que las metrópolis tradicionales se aferran por mantener su presencia colonial allí. Este afán se ha expresado en u n a política ya clásica, de apoyo sin reserva a los regímenes antidemocráticos del área, en la guerra a muerte librada en contra de la Revolución Cubana, y por el mismo hecho de que la región haya sido, en octubre de 1962, teatro de uno de los mayores enfrentamientos habidos en la post-‐guerra entre las fuerzas del socialismo mundial y las del capitalismo. Este espacio ha experimentado, en Santo Domingo, en abril de 1965, la intervención más abierta y brutal llevada a cabo por los Estados Unidos contra una nación latinoamericana, sin omitir la presión intervencionista de los marines norteamericanos en Trinidad—Tobago en 1970, y el desembarco de los fusileros de la Marina Real Holandesa en Curazao en 1971.
De esta realidad histórica contemporánea nace el interés de los científicos sociales y de los practicantes de la economía y la política, venidos de los horizontes metropolitanos, por el estudio de esta área. Proviene también, determinado por las mismas particulares del subdesarrollo (la dependencia y la balcanización, la precariedad de los
medios de que disponen los intelectuales y científicos del Caribe Para indagar y conocer la realidad de la misma). De ahí la necesidad de superar dicha precariedad por un esfuerzo propio contando con la experiencia y la cooperación de aquellas instituciones académicas latinoamericanas que entienden la imposibilidad de separar la problemática de los pueblos del Caribe de la comunidad latinoamericanas.
LA REGION PETROLERA DEL MAR CASPIO
La región soviética del mar Caspio, donde se halla la ciudad de Bakú, es tan rica en petróleo que según dice Leonardo Mosley, el autor de El Peligroso Juego del Petróleo. “Si uno se adentra siete kilómetros en el Caspio y arroja un cabo encendido (una soga quemada) por la borda, el mar puede prenderse debido al gas (natural) que asciende desde el lecho marino”. Y sigue diciendo que antes de 1870, año en que se llevo a la región la primera perforadora de vapor, los nativos sacaban el petróleo crudo de los yacimientos, llenaban con él bolsas de cuero y lo llevaban al mercado a venderlo como combustible o lubricante.
La primera perforadora, que era de la misma clase que uso en Pennsylvania el abuelo de los actuales Rockefeller Para hacerse multimillonario, no tuvo necesidad de perforar mucho porque cuando el hoyo que hacia iba por los 40 metros salto un poderoso surtidor de petróleo.
Entre los que se beneficiaron de esa riqueza petrolera estuvieron los hermanos Emil, Ludwig y Alfred Nobel, suecos que abrieron pozos en Bakú a partir de 1874 y montaron refinerías y pronto llegaron a tener el negocio petrolero mas prospero de la región. Con los enormes beneficios de ese negocio creó Alfred los Premio Nobel, que han hecho famoso en todo el mundo no sólo su apellido sino también a la Academia de Ciencias de Suecia.
Nuevo Orden Mundial de la Información Y la Comunicación
Por Hifai Topuz
¿Qué el nuevo orden mundial de información y comunicación (NOMIC), objeto de tantas discusiones desde hace casi tres años en los circuios periodísticos?
La concepción del nuevo orden mundial de información y comunicación es considerada como un acto de exigencia de un cambio de la situación actual. Todos convenimos en opinar que la actual organización del sistema de comunicación existente en el mundo es deficiente. Es sin embargo, importante destacar que un nuevo orden implica una genuina readaptación. No se trata de una receta, definida de antemano y que se podría aplicar inmediatamente en todos los países a la vez. El nuevo orden en la información y la comunicación, por el cual abogan los países del Tercer Mundo, se basaría en los principios siguientes:
1.-‐ La necesidad de poner fin a la dependencia del mundo en desarrollo en el terreno de la comunicación: esto significa el establecimiento de relaciones de interdependencia y cooperación en la esfera de la comunicación, o, en otras palabras, la de-‐colonización de la información la abolieron de las estructuras creadas en la época colonial y del monopolio de las transnacionales;
2-‐. Asegurar la libre circulación y un intercambio más amplio y mejor equilibrado de informaciones entre las diversas regiones del mundo. Fara ello es preciso establecer sistemas complementarios de circulación de la información. Los países del Tercer Mundo ponen de relieve en cada oportunidad que no buscan el establecimiento de sistemas monopólicos sometidos al control gubernamental, ni persiguen la abolición a el sistema establecido por las agencias internacionales, es decir su esfuerzo no tiene, absolutamente, el objetivo de lograr la clausura de las filiales de las agencias internacionales en sus países ni el cese de la actividad de los corresponsales extranjeros de los grandes periódicos, las estaciones de radiodifusión y televisión extranjeras. Su esfuerzo sólo busca la eliminación de los impedimentos, las distorsiones y las omisiones en la presentación de las noticias internacionales y, por otro lado, el aseguramiento de una mejor distribución de las frecuencias de
radiodifusión. En términos más generales: la eliminación de los desequilibrios existentes en el terreno de la comunicación y el establecimiento de un nuevo equilibrio fundamentado en una reciprocidad más equitativa en la circulación de informaciones y en el desarrollo del intercambio de informaciones entre los propios países del Tercer Mundo, por un lado, y, por otro, entre estos y los países industrializados.
3.-‐ La promoción de los sistemas nacionales de información y la creación de nuevas estructuras de comunicación en los países en vía de desarrollo. En otras palabras, el desarrollo de las infraestructuras de la comunicación.
4.-‐ Asegurar el derecho a la comunicación a todo el mundo, es decir, el derecho al acceso a la información y el derecho de participar en la comunicación: la democratización de los medios y las estructuras de comunicación.
5.-‐La necesidad de atribuir a los medios de información y de comunicación un papel primordial en la realización de la idea del nuevo orden económico internacional.
Las Raíces del Concepto del NOMIC y el Movimiento de los no Alineados
Un año después del surgimiento de la idea del nuevo orden económico internacional en 1974, fueron sentadas las bases del concepto de un nuevo orden mundial de información y comunicación.
Este término aparece por primera vez en el simposio de los no alineados sobre la información, en Túnez (26-‐30 de marzo de 1976), en el informe de la comisión I encargada de estudiar “la emancipación de los medios de comunicación de masas en los países no alineados”. En este documento leíamos por primera vez el término de “nuevo orden en la esfera de la información” en el contexto siguiente:
“En vista de que la información, tal como se practica en medida mundial, está caracterizada por un desequilibrio que privilegia a unos y hace caso omiso de otros, es el deber de los países no alineados y de otros países en vías de desarrollo tratar de cambiar esta situación Para lograr la descolonización de la información e instaurar un nuevo orden internacional en la esfera de la información”.
Cabe hacer constar que el término utilizado entonces no era todavía el de “nuevo orden mundial de información y comunicación”, sino el de “nuevo orden internacional en la esfera de la información”.
Dos meses más tarde fue organizado un seminario por el Instituto Latinoamericano de Estudios Transnacionales (ILET) en cooperación con la Fundación Dag Hammarskjold en Ciudad de México sobre “el papel de la información en el nuevo orden internacional” donde fueron analizados el lugar y el papel de los medios de comunicación en los marcos de un nuevo orden económico internacional.
La 5a Conferencia en la Cumbre de los Países No Alineados de Colombo (16—19 de agosto de 1976) fue otra etapa importante en la definición de la noción de nuevo orden mundial de información y comunicación. Luego de haber aprobado las recomendaciones de la Conferencia de Ministros de Información de los Países No Alineados, que tuvo lugar el mes precedente en Nueva Delhi, adoptó una Declaración Política en la cual, entre otras cosas, incluyó la formulación siguiente:
“Un nuevo orden internacional en los campos de la información y la comunicación y la comunicación de masas es de igual importancia como el nuevo orden económico internacional”.
En base a esta resolución, el concepto de nuevo orden mundial de información y comunicación se ha convertido en el tema principal de numerosas reuniones internacionales y objeto de muchos estudios y análisis.
Por otro lado, sobre la base de las recomendaciones adoptadas por la Conferencia de Colombo se han creado nuevas instituciones encargadas de promover la idea del nuevo orden. Son las instituciones siguientes:
1.-‐ El Consejo Intergubernamental de Coordinación de la Cooperación entre los Países No Alineados en el Terreno de la Información;
2.-‐ El “pool” de las agencias de prensa de los Países No Alineados;
3. — La Conferencia y el Comité de Cooperación de los Organismos de Radiodifusión de los Países No Alineados;
4. — El Comité Internacional de Expertos de Telecomunicaciones de los Países No Alineados.
Las tres primeras instituciones desarrollan, desde su fundación, una actividad de importancia para la institución de un nuevo orden mundial de información y comunicación.
La UNESCO y el NOMIC
En todo el sistema de la Naciones Unidas, la UNESCO parece ser la organización más activa en lo concerniente a la promoción del nuevo orden mundial de información y comunicación. Aun antes del surgimiento de este nuevo concepto, varios principios en que se fundamenta fueron objeto de estudios y proyectos de trabajo incluidos en el programa de la UNESCO, tales como la promoción de un intercambio libre y equilibrado de informaciones entre los países desarrollados y los países en desarrollo, la promoción de los sistemas de comunicación de los países en desarrollo, la creación de nuevas estructuras de comunicación en los países del Tercer Mundo, la elaboración de la política de comunicación y el desarrollo de la investigación en la esfera de la comunicación. Tal vez no sea demasiado pretencioso afirmar que el desarrollo de estos proyectos haya contribuido al surgimiento del concepto de nuevo orden de información y comunicación.
La actividad desarrollada por la UNESCO en este terreno enfoca estos problemas con el objetivo preciso de lograr instaurar lo que se ha dado en llamar “el nuevo orden mundial de información”, concepto que ha de complementar el del nuevo orden económico internacional. El programa de la UNESCO favorece los esfuerzos tendientes a establecer una circulación de informaciones más libre y mejor equilibrada entre personas, comunidades y países; facilita los intercambios regionales de noticias y atribuye importancia al papel que los medios de información de masas pueden jugar en la promoción de la paz y el entendimiento mutuo entre las naciones. Ayuda, finalmente, a reducir determinados aspectos de la dependencia económica y técnica y estimula una participación cultural y social activa en los procesos de comunicación.
La instauración de un nuevo orden mundial de información y comunicación fue objeto de vivas discusiones en ocasión de la 20a reunión de la Conferencia General de la UNESCO en noviembre de 1978. Se puede afirmar que la comunicación representaba en esta última Conferencia General la cuestión clave.
En primer lugar, esta reunión adoptó por aclamación el proyecto de “Declaración sobre los Principios Fundamentales de los Órganos de Información”. Varios principios estipulados en esa Declaración son principios del nuevo orden mundial de información y comunicación, por ejemplo, “el fomento de u n a circulación libre y una difusión más amplia y mejor equilibrada de informaciones”, “el acceso del público a la información”, “la rectificación de las desigualdades en los flujos de informaciones hacia los países en desarrollo y proveniente de estos países, así como entre los países en desarrollo”, y otras ideas similares. En el preámbulo de la Declaración se pone de relieve que la Conferencia General es “consciente de las aspiraciones de los países en vías de desarrollo por instaurar un nuevo orden mundial de información y comunicación, más justo y más eficaz”.
La Conferencia General adoptó, por otra parte, una resolución dedicada directamente al nuevo orden mundial de la información y la comunicación, más justo y equitativo, en la cual exhortó al Director General “a proseguir sus esfuerzos encaminados a la instauración de este nuevo orden que implica particularmente la promoción de los sistemas nacionales en los países en desarrollo y el establecimiento de un nuevo equilibrio y una mejor reciprocidad en la circulación de informaciones” (Resolución 4/9.1/2).
Actividades Dirigidas a Establecer el NOMIC
Por otra parte, la Conferencia General exhortó al Director General a encargar a los miembros de la Comisión Internacional para el Estudio de los Problemas de la Comunicación de proceder “a la formulación de medidas pertinentes cuya adopción contribuiría a instaurar un nuevo orden mundial de la información más justo y más eficaz” (Resolución 4/9.1/3).
Se ha logrado unanimidad en una valoración de importancia primordial: el orden actual de la comunicación en el mundo está lejos de satisfacer las necesidades; conviene, particularmente, adoptar medidas eficaces para ayudar a los países del Tercer Mundo a reforzar su potencial en el campo de la comunicación y la información, a desarrollar sus infraestructuras y a formar los cuadros especializados indispensables.
En base a esta opinión las dos resoluciones concernientes a los problemas de la comunicación fueron adoptadas con gran satisfacción.
Inmediatamente después de la Conferencia General, en diciembre de 1978, fue convocada en París una reunión de consulta con la finalidad de estudiar las medidas a tomar en aras de la puesta en práctica de los principios formulados en la Declaración y examinar la cuestión de la circulación Ubre y equilibrada de informaciones en los marcos de un nuevo orden de comunicación. Participaron en esta reunión numerosos especialistas del mundo del periodismo y científicos. Sus deliberaciones han permitido a la UNESCO trazar un plan de acción para, por una parte, poner en práctica las estipulaciones de la Declaración y, por otra, Para evaluar la situación a la luz de las recomendaciones concernientes al nuevo orden mundial de información.
A iniciativa de este encuentro fue organizada en el pasado mes de mayo, en la UNESCO, una consulta sobre las medidas a tomar para incluir los principios de la Declaración y el concepto del nuevo orden de la comunicación en los programas de enseñanza de las escuelas y las instituciones de formación de especialistas en la comunicación. El informe sobre esta reunión de consulta fue distribuido a las escuelas e instituciones de este tipo del mundo entero.
Cabe mencionar que pocas semanas después de la Conferencia General de la UNESCO, también la Asamblea General de la ONU ha incluido en su orden del día la cuestión de la instauración del nuevo orden mundial de información y que ha adoptado una resolución basada en un texto preparado por Túnez en nombre del Grupo de los 77.
Unos de los últimos eventos Que se destacan en la historia del desarrollo del concepto de nuevo orden mundial de información y comunicación es una recomendación de la Conferencia Intergubernamental sobre la política de comunicación de Asia y Oceanía, organizada por la UNESCO en Kuala Lampur (5-‐14 de febrero de 1979). Esta Conferencia expresó su gratitud a la UNESCO por sus esfuerzos permanentes dirigidos a lograr la instauración de un nuevo orden mundial de información y comunicación, más justo y más eficaz (recomendación No. 5).
Además, la última Conferencia en la Cumbre de los Países No Alineados, celebrada a principios del mes de septiembre de 1979 en La Habana, reconoció el papel positivo jugado por la UNESCO en el estudio de los problemas de la comunicación y sus esfuerzos encaminados a la instauración de un intercambio más equilibrado de informaciones entre los países desarrollados y los países en desarrollo.
Las Diversas Aspiraciones
¿Cuáles son en la actualidad, las aspiraciones concernientes al nuevo orden de comunicación y qué se espera de la UNESCO?
A nivel internacional existen ciertas divergencias en cuanto a la definición de las medidas a tomar en aras de un nuevo orden mundial de información y comunicación. Existe una determinada incompatibilidad entre las distintas concepciones de la información adoptadas por diversos países. Tal es el caso, por ejemplo, de la cuestión de la definición de las responsabilidades por la información transmitida. Por otro lado, de aceptación general es la idea de que la libertad de informar y de ser informado debe comprenderse como una capacidad de todos y no como un privilegio reservado a los que dispongan de los recursos necesarios Para ejercer tal libertad.
Divergencias existen también en lo relativo a los derechos y las responsabilidades de los Estados, en la definición del papel y la responsabilidad de las organizaciones internacionales de comunicación, sobre todo en lo que respecta a la esfera normativa.
En algunos países industrializados ha surgido la opinión de que no es posible contentarse con el estudio del desequilibrio en la circulación de informaciones, sino que es preciso determinar las medidas a tomar Para evitar el desequilibrio en materia de los medios de comunicación Para lograr eliminar la dependencia técnica de los países en desarrollo al respecto de los países desarrollados y sustituir estas relaciones de dependencia por las de interdependencia y cooperación.
En los mismos círculos prevalece la opinión de que todavía no existe un consenso en el seno de la UNESCO sobe los problemas relativos al nuevo orden mundial de comunicación.
En lo que respecta al contenido y las implicaciones de la noción de nuevo orden de comunicación, de acuerdo a estos círculos, esta noción esta todavía demasiado vaga y abstracta.
Se recalca frecuentemente que la “justa esperanza” de los países en desarrollo no debería ir acompañada por una acusación de los medios de comunicación del Occidente y de las estructuras políticas, jurídicas, sociales y económicas en el seno de las cuales se desarrollan las actividades informativas. Se pide que la necesaria investigación de un mejor equilibrio mundial de la circulación de informaciones no se haga en detrimento de la libertad de información, sino, al contrario, que tal investigación persiga la ampliación de esta libertad y la adaptación del funcionamiento de los medios de comunicación a las exigencias del pluralismo político.
Centros Regionales de Distribución de Informaciones
En la mayoría de los países en vías de desarrollo se cree que la realización de un nuevo orden mundial de información y comunicación debe, necesariamente, pasar por la puesta en práctica de políticas nacionales integradas en los campos de la cultura, la comunicación y la educación. Ligado a la aspiración de instaurar un nuevo orden de información, surge a nivel de los países en desarrollo un esfuerzo por definir las políticas nacionales en la esfera de la comunicación y crear, con tal finalidad, centros regionales de distribución de informaciones y de programas de radio y de televisión; por desarrollar las estructuras existentes y crear estructuras nuevas; por establecer un fondo internacional para el desarrollo de la comunicación y crear un sistema de asistencia a los países menos desarrollados; por desarrollar la formación de periodistas; promover un mejor acceso y una mejor participación en los medios de comunicación; elaborar una nueva definición del derecho a la información y democratizar los medios y las estructuras de información.
En cuanto a los principios y objetivos del nuevo orden mundial de la comunicación, hay en los círculos competentes de los países no alineados una tendencia a partir, ante todo, del respeto de la igualdad de todas las naciones y todas las culturas y de la creación de la igualdad de posibilidades que permita a todos ocupar un lugar igual en las comunicaciones internacionales, en una circulación multidireccional y multidimensional de la información. Aparte de ello, se exige el
reconocimiento del pluralismo de los valores e intereses y la necesidad de respetar su variedad como una realidad del mundo moderno y el reconocimiento de la responsabilidad incumbente a todos los que, de uno y otro modo participan en la comunicación internacional por la observancia de los principios de las Naciones Unidas, en particular los principios de la coexistencia pacífica, el respeto de la igualdad soberana de las naciones y de su derecho a la autodeterminación y la observancia del principio de no intervención en el desarrollo interno de otros países.
Los países no alineados piden, igualmente, que se reconozca el derecho de todo país a proteger su soberanía y su independencia adoptando una política pertinente también en los campos de la cultura y la información y el deber de todo país de evitar procedimientos incompatibles con los principios de la Carta de las Naciones Unidas y las normas del derecho internacional.
Pese a las divergencias entre las opiniones de diversos países y diversas organizaciones e instituciones profesionales, existe un determinado consenso en lo tocante a las medidas a tomar para facilitar a los países del Tercer Mundo establecer sus propios medios de producción, distribución y recepción de informaciones y los medios que les aseguren una mejor circulación.
Al tomar en consideración toda esta problemática del nuevo orden mundial de la información y la comunicación, puede afirmarse que este nuevo concepto sólo está en su etapa inicial. Conocemos, hoy día, las condiciones que han dado origen a este nuevo concepto, conocemos las aspiraciones de las naciones que exigen un cambio y la instauración de un nuevo orden. Todo esto, sin embargo, sólo señala que la realización del nuevo concepto de tal orden es tarea de larga duración. En lo que a la UNESCO se refiere, ella ha contribuido ampliamente al nacimiento y la promoción del concepto de nuevo orden informativo y a sus análisis desde diferentes ángulos y continúa sirviendo de tribuna y plataforma para la confrontación e intercambio de ideas sobre esta cuestión.
AVICENA, POETA, FILOSOFO, MEDICO
Avicena, nacido en el aña 980 (370 de la Hégira o cuenta del tiempo de la religión mahometana) fue un sabio oriental entre cuyas capacidades estuvo la de médico notable, que dividió la medicina en teórica y práctica y luego en curativa y preventiva, conceptos muy avanzados para su época. Otras muestras de lo extraordinariamente que se adelantó a su tiempo son estos preceptos suyos:
"En cuanto a la lactancia y la alimentación del niño, en lo posible hay que darle la leche de su madre, por ser el alimento más próximo al que recibía en el útero”. . . ‘‘Mientras el aire está equilibrado (en su constitución) y no está viciado por la presencia de substancias extrañas incompatibles con la vida, mantiene la salud y la protege. En caso contrario, resulta peligroso".
SUMARIO
PAGINA ARTÍCULO
1.___________________________Apariencias y Sustancia del Capitalismo
En la República Dominicana
Por Juan Bosch
4.___________________________________: Como un Gran Escritor Vio a
Polonia Hace 24 Años
Por Gabriel García Márquez
12._________________________________ Breve Información Para Saber
Quién Fue Farabundo Martí
Extractos de un libro de Jorge Arias Gómez
16.__________________________________ Una Explicación Científica de
El Llamado Milagro Japonés
Por Paul M. Sweezy
25.__________________________________ Los EE.UU. se Preparan para
La Guerra en Países Árabes
Por Michael Klare
30._______________________Análisis Paralelo del Desarrollo de EE.UU. y
América Latina en el Siglo XIX
Por Sergio de la Peña
36___________________________ Es Imposible Separar a los Pueblos del
Caribe de la América Latina
Por Gérard Pierre—Charles
41._________________________Nuevo Orden Mundial de la Información
Y la Comunicación
Por Hifziz Tepuz