Revista pelotazo Nº5

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- BRIAN JANCHEZ - JUAMPA - JORGE G. PALOMERA - - MARÍA MAGDALENA - HERNÁN CARRERAS - - JONATHAN WEIS - JUNIOR - LAURA DATTOLI -

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Nueno nímero de pelotazo en las calles

Transcript of Revista pelotazo Nº5

Page 1: Revista pelotazo Nº5

- BRIAN JANCHEZ - JUAMPA - JORGE G. PALOMERA -- MARÍA MAGDALENA - HERNÁN CARRERAS -

- JONATHAN WEIS - JUNIOR - LAURA DATTOLI -

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EDITORIAL

Llega Septiembre o Setiembre (sin p como le dicen los viejos) y nosotros festejamos la llegada del calorcito y revolear los buzos y pulloveres. Pero en especial que llega el 4 de Septiembre… ¡EL DIA DE LA HISTORIETA!

¡Vamos che! ¡Fuerte el aplauso! Feliz día para Mafalda, el Eternauta, Vito Nervio, Isidoro Cañones, Clemente, Batu y taaaantos otros que nos hacen reír y divertirnos en la escue-la, en las vacaciones, esperando el colectivo o antes de irnos a dormir. Hace muchos años que muchísima gente en la Argentina hace historie-tas y esta fecha es un intento para recordarlos a todos ellos y esperar que mucha gente nueva siga haciendo historietas de acá en más.¿Y con que te vamos a entretener este mes?

Para empezar nos ilustra la tapa ¡¡¡Dante Ginevra!!!En las historietas tenemos a la pequeña Ventura que va al psicólogo porque tiene un problema terrible. Evaristo que sigue cada vez más lejos de su casa pero más cerca de las aventuras. María Magdalena con todas sus preguntas y problemas. Se nos presenta un nuevo superhéroe con un punto débil terrible. También termina la historia de Guillermo y cómo conoció a la bestia y presenta-mos a Zoyla Zombie, Hay un cuento sobre una chica que llora y Topati sigue tratando de asustar a la gente. Y de invitado: ¡¡¡Junior!!!

RESPONSABLES- Jorge G. Palomera- Brian Janchez- Juampa Camarda

Pelotazo es una publicación gratuita de historietas, podés descargarla, imprimirla, recortar-la y regalarla a la chica que te gusta, porque sobre todo es una revista para compartir. [email protected]

MAIL:

BLOG:revistapelotazo.blogspot.com

COLABORADORES- María Magdalena- Dante Ginevra - Hernán Carreras- Junior- Laura Dattoli- Jonathan Weis- Camila Rapetti- Luis Roldán- Juan Pablo Vozza

Evaristus Topati de Lagash

Tali la Eternauta

Tali es un personajes de Jorge Guillermo Palomera y Hernán Castellano así como Topati es un persoanje de Brian Janchez. ambos versionados por Juampa Camarda

Zoyla Zombie - Luis Roldán

El Monstruo Topati - Brian JanchezMostros en la Casa - Juampa Camarda

Las aventuras de Maximus - Carreras y Weis

La chica que llora - Jorge Guillermo Palomera y Camila RapettiEl viaje de Evaristo - Juampa Camarda

El día que conocí a la bestia - Palomera y DattoliSoy L. A. Ventura - Brian Janchez

Soy la Magdalena - María Magdalena

Vicente el desventurado - Juan Pablo VozzaGatuple & Pirilí - Junior

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EDITORIAL

Llega Septiembre o Setiembre (sin p como le dicen los viejos) y nosotros festejamos la llegada del calorcito y revolear los buzos y pulloveres. Pero en especial que llega el 4 de Septiembre… ¡EL DIA DE LA HISTORIETA!

¡Vamos che! ¡Fuerte el aplauso! Feliz día para Mafalda, el Eternauta, Vito Nervio, Isidoro Cañones, Clemente, Batu y taaaantos otros que nos hacen reír y divertirnos en la escue-la, en las vacaciones, esperando el colectivo o antes de irnos a dormir. Hace muchos años que muchísima gente en la Argentina hace historie-tas y esta fecha es un intento para recordarlos a todos ellos y esperar que mucha gente nueva siga haciendo historietas de acá en más.¿Y con que te vamos a entretener este mes?

Para empezar nos ilustra la tapa ¡¡¡Dante Ginevra!!!En las historietas tenemos a la pequeña Ventura que va al psicólogo porque tiene un problema terrible. Evaristo que sigue cada vez más lejos de su casa pero más cerca de las aventuras. María Magdalena con todas sus preguntas y problemas. Se nos presenta un nuevo superhéroe con un punto débil terrible. También termina la historia de Guillermo y cómo conoció a la bestia y presenta-mos a Zoyla Zombie, Hay un cuento sobre una chica que llora y Topati sigue tratando de asustar a la gente. Y de invitado: ¡¡¡Junior!!!

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Evaristo, León y su nuevo amigo el raro Cacho se embarcan en una misiónpara rescatar a Margaritade... lo que sea que se la

llevó...

¿En serio?¿Se la

llevaron poreso?

Sí, posta...

Hace muchos años los raros vivíamos esclavos de un malvado rey llamado Julián “El Malo”

Pero existían dos guerreros legendariosque luchaban por nuestra liberación...

Ellos enfrentaron al rey en un combate épico

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Continuará

Ellos vencieron al Reypero antes de caer...

El malvado Julián cometió su última maldad,asesinando a uno de los dos guerreros...

El héroe caido era el papá de una bebita de un añollamada Margarita. Como la niña ya había perdido a su madre,

su compañero de lucha nos pidió a los Raros que nos encargaramos de la pequeña,

y eso hicimos, la cuidamos y la escondimos...

Porque si algo sabíamos era que,tarde o temprano, los seguidores

del Rey Malo buscaríanvengarse

Pero... Es imposible que el

Rey Julián siga vivo...¿O no?

No sabría qué decirte sobre los imposibles Evaristo...

Vaya, vaya...¿A quién

tenemos acá? ¡Iugh,qué feoaliento!

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Hay una mujer en mi pueblo que llora.Mucho.Pero en tanta cantidad y desde hace tanto tiempo que ya se formó una laguna frente a su casa.

Quizás, para que se den una idea de la magnitud de este problema, tenga que contarles como es mi pueblo. Vivo en el norte. En un pueblito lejano a todo. No llega el correo, ni las lluvias. Hace años que no sabemos nada de la Capital.Hace años que no sabemos cuando hay elecciones.Las calles y las casas son de tierra. Todo es tierra. Tierra árida. No crece mucho el pasto. Las flores son sólo un objeto de lujo

para la gente rica. Yo, en mi vida, sólo he visto dos flores. Una rosa en un cuadro de mi tío lejano y un ramo de claveles, creo que se llaman, en el funeral del intendente del pueblo.

Se cuentan muchas historias sobre porqué la chica comenzó con su llanto pero nadie lo sabe a ciencia cierta.Algunas viejas chismosas suelen contar que un joven, mucho mayor que ella, le prometió casamiento. Ella le abrió su corazón y al otro día se subió a un barco para nunca más volver.Otras dicen que su mejor amiga le robó todos sus ahorros un día que fue a enseñarle a bordar una manti-ta.Yo no le creo a nadie, para mi tiene que ver con algo mas profundo que le debe haber pasado.Los que jamás la han visto aseguran que falleció el padre o la madre de la chica y ese es el motivo de monu-mental congoja.Pero es imposible, si su familia esta vivita y coleando. Sin ir mas lejos, yo he visto a su madre llegar con un banquito negro de madera y sentarse a su lado y pasarse tardes enteras peinándole el cabello y cantándole nanas al oído; casi como acunándola. Pero la chica parece no escucharla.

No la registra en lo más mínimo.Por las noches la madre vuelve a entrar a su casa, con el banquito en una mano y con un pañuelo empapa-do en la otra.El padre, un hombre flaco y desden-tado suele aparecer a la hora del almuerzo y de la cena religiosamen-te. Intenta, sin suerte, ofrecerle alimen-tos.Ella nunca come, pero él no se da por vencido.Aunque la joven se la pase moqueando.

Todo empezó, contaba mi mamá, a veinte pasos frente a la puerta de la casa.Un día cualquiera, hace ya varios años, comenzó a llorar.Empezó con una gota que le cayó por la mejilla. Después otra, que ya era un goterón.Luego fue un señor llanto que mas que un llanto era un caudal.Y nunca más paró. Al poco tiempo se formó una laguna casi en la puerta de su casa.¡Imagínense la felicidad con que lo recibimos en el pueblito!Los chicos y yo solíamos escaparnos de la escuela a la hora en que nos daban el almuerzo y nos íbamos a ver a la llorona.Yo la miraba y pensaba de dónde le saldría tanto líquido. Si no comía ni bebía.Quería saber su nombre, pero nunca me animé a preguntarlo.También pensaba en que cosa terrible le habría sucedido para que

ella llorara sin respiro.Mis compañeros más traviesos y menos enamoradizos que yo, solían molestarla. Le decían barbaridades, intentaban hacerla reír, algunos hasta querían asustarla.Pero como ella nunca decía nada, al final se terminaban aburriendo y nos dejaban solos.También a veces, salía por las noches a escondidas de mi casa y me iba a verla.Al principio le llevaba mantas de mi madre que sacaba a escondidas de un arcón.Pero sólo las empapaba. Y con el tiempo me di cuenta que aquella que tanto lloraba y que vivía como una estatua noche y día ya no sentía frío.Igual me quedaba a su lado. Me fascinaba ver el recorrido del llanto por su cuerpo.Una noche me di cuenta que era ella la que me acompañaba a mí. Pensé en llorar, pero no pude. Me pareció que la iba a ofender.

Con el tiempo, conocí a una mujer, me enamoré y nos fuimos a vivir en la finca de su padre.Diez años más tarde pasé por mi viejo pueblo. Decidí pasar por la casa de la llorona.Todavía estaba allí. Imponente. Todo era igual, salvo el lago que había crecido muchísimo. Para mi sorpresa descubrí que estaban empezando a crecer algunas flores en los pies de la muchacha. Pero no sabía el

nombre de ninguna.Todavía era joven. No tendría más de veintinueve años cuando la volví a ver. Lo más impresionante de esta chica era su aspecto. Algunas partes del cuerpo se veían lozanas y bellas, pero otras no.En algunas partes de su rostro y a lo largo de su torso, había una rara manifestación. Es que allí por donde tantos años surcara el agua, su cuello y sus mejillas por ejemplo, se veían viejas y arrugadas. También sus pechos y la mano derecha, que siempre terminaba salpicada, parecían pequeñas pasas de uvas.Mas tarde, me pareció perfectamen-te lógico. Si después de bañarme durante media hora me quedan las manos deformadas y con arrugas, ¿qué efecto tendría en la piel el correr constante de agua durante casi dos décadas?.¡Créanme! El líquido de sus ojos ha llegado a carcomer el vestido de la rubia. Por lo que quedó desnuda y la gente que pasa por su lado la cubre con harapos. Total, ya no es más una novedad del pueblo. Como un árbol o una bici rota abandonada. Muertos sus padres, muy poca gente se apiada de ella hoy en día.

Entonces me acerqué. Y después de muchos años me animé a tocarla. Su cabello era largo y sedoso. De tantas lluvias y vientos, casi que era

invisible.Le dije al oído que después de tanto tiempo, todavía estaba enamorado de ella.También le dije que si bien yo ya me había casado y tenía dos lindos hijos, si me miraba yo era capaz de fugarme con ella y que la consenti-ría con todo lo que me pidiera. Que no quería que sufriera ni un minuto más.No sé si me escuchó, pero siguió llorando.

Un cuento de Jorge Guillermo PalomeraIlustrado por Camila Rapetti

Revista Pelotazo

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Hay una mujer en mi pueblo que llora.Mucho.Pero en tanta cantidad y desde hace tanto tiempo que ya se formó una laguna frente a su casa.

Quizás, para que se den una idea de la magnitud de este problema, tenga que contarles como es mi pueblo. Vivo en el norte. En un pueblito lejano a todo. No llega el correo, ni las lluvias. Hace años que no sabemos nada de la Capital.Hace años que no sabemos cuando hay elecciones.Las calles y las casas son de tierra. Todo es tierra. Tierra árida. No crece mucho el pasto. Las flores son sólo un objeto de lujo

para la gente rica. Yo, en mi vida, sólo he visto dos flores. Una rosa en un cuadro de mi tío lejano y un ramo de claveles, creo que se llaman, en el funeral del intendente del pueblo.

Se cuentan muchas historias sobre porqué la chica comenzó con su llanto pero nadie lo sabe a ciencia cierta.Algunas viejas chismosas suelen contar que un joven, mucho mayor que ella, le prometió casamiento. Ella le abrió su corazón y al otro día se subió a un barco para nunca más volver.Otras dicen que su mejor amiga le robó todos sus ahorros un día que fue a enseñarle a bordar una manti-ta.Yo no le creo a nadie, para mi tiene que ver con algo mas profundo que le debe haber pasado.Los que jamás la han visto aseguran que falleció el padre o la madre de la chica y ese es el motivo de monu-mental congoja.Pero es imposible, si su familia esta vivita y coleando. Sin ir mas lejos, yo he visto a su madre llegar con un banquito negro de madera y sentarse a su lado y pasarse tardes enteras peinándole el cabello y cantándole nanas al oído; casi como acunándola. Pero la chica parece no escucharla.

No la registra en lo más mínimo.Por las noches la madre vuelve a entrar a su casa, con el banquito en una mano y con un pañuelo empapa-do en la otra.El padre, un hombre flaco y desden-tado suele aparecer a la hora del almuerzo y de la cena religiosamen-te. Intenta, sin suerte, ofrecerle alimen-tos.Ella nunca come, pero él no se da por vencido.Aunque la joven se la pase moqueando.

Todo empezó, contaba mi mamá, a veinte pasos frente a la puerta de la casa.Un día cualquiera, hace ya varios años, comenzó a llorar.Empezó con una gota que le cayó por la mejilla. Después otra, que ya era un goterón.Luego fue un señor llanto que mas que un llanto era un caudal.Y nunca más paró. Al poco tiempo se formó una laguna casi en la puerta de su casa.¡Imagínense la felicidad con que lo recibimos en el pueblito!Los chicos y yo solíamos escaparnos de la escuela a la hora en que nos daban el almuerzo y nos íbamos a ver a la llorona.Yo la miraba y pensaba de dónde le saldría tanto líquido. Si no comía ni bebía.Quería saber su nombre, pero nunca me animé a preguntarlo.También pensaba en que cosa terrible le habría sucedido para que

ella llorara sin respiro.Mis compañeros más traviesos y menos enamoradizos que yo, solían molestarla. Le decían barbaridades, intentaban hacerla reír, algunos hasta querían asustarla.Pero como ella nunca decía nada, al final se terminaban aburriendo y nos dejaban solos.También a veces, salía por las noches a escondidas de mi casa y me iba a verla.Al principio le llevaba mantas de mi madre que sacaba a escondidas de un arcón.Pero sólo las empapaba. Y con el tiempo me di cuenta que aquella que tanto lloraba y que vivía como una estatua noche y día ya no sentía frío.Igual me quedaba a su lado. Me fascinaba ver el recorrido del llanto por su cuerpo.Una noche me di cuenta que era ella la que me acompañaba a mí. Pensé en llorar, pero no pude. Me pareció que la iba a ofender.

Con el tiempo, conocí a una mujer, me enamoré y nos fuimos a vivir en la finca de su padre.Diez años más tarde pasé por mi viejo pueblo. Decidí pasar por la casa de la llorona.Todavía estaba allí. Imponente. Todo era igual, salvo el lago que había crecido muchísimo. Para mi sorpresa descubrí que estaban empezando a crecer algunas flores en los pies de la muchacha. Pero no sabía el

nombre de ninguna.Todavía era joven. No tendría más de veintinueve años cuando la volví a ver. Lo más impresionante de esta chica era su aspecto. Algunas partes del cuerpo se veían lozanas y bellas, pero otras no.En algunas partes de su rostro y a lo largo de su torso, había una rara manifestación. Es que allí por donde tantos años surcara el agua, su cuello y sus mejillas por ejemplo, se veían viejas y arrugadas. También sus pechos y la mano derecha, que siempre terminaba salpicada, parecían pequeñas pasas de uvas.Mas tarde, me pareció perfectamen-te lógico. Si después de bañarme durante media hora me quedan las manos deformadas y con arrugas, ¿qué efecto tendría en la piel el correr constante de agua durante casi dos décadas?.¡Créanme! El líquido de sus ojos ha llegado a carcomer el vestido de la rubia. Por lo que quedó desnuda y la gente que pasa por su lado la cubre con harapos. Total, ya no es más una novedad del pueblo. Como un árbol o una bici rota abandonada. Muertos sus padres, muy poca gente se apiada de ella hoy en día.

Entonces me acerqué. Y después de muchos años me animé a tocarla. Su cabello era largo y sedoso. De tantas lluvias y vientos, casi que era

invisible.Le dije al oído que después de tanto tiempo, todavía estaba enamorado de ella.También le dije que si bien yo ya me había casado y tenía dos lindos hijos, si me miraba yo era capaz de fugarme con ella y que la consenti-ría con todo lo que me pidiera. Que no quería que sufriera ni un minuto más.No sé si me escuchó, pero siguió llorando.

Un cuento de Jorge Guillermo PalomeraIlustrado por Camila Rapetti

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