Revista Foro 21 Nº 70.

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Nuevamente, este 11 de septiembreestuvo marcado por hechos de violenciaque costaran la vida de un cabo decarabineros. Una acción extrema quepoco o nada tiene que ver con referenciasal golpe de Estado de 1973, que sectoresde izquierda conmemoraron en marchaspacíficas por el centro de Santiago, enel Cementerio General y frente almonumento del Presidente Allende.

La violencia de este 11 de septiembreestuvo protagonizada por sectores

marginales, principalmente gruposjuveniles, anarcos y otros derechamentedelictuales, vinculados a pandillas denarcotraficantes, que aprovecharon laoscuridad de ese día para protagonizaractos de pillaje y vandalismo,enfrentando a las fuerzas del orden nosólo con armas hechizas o livianas, sinoalgunas de mayor calibre, muchas de lascuales pueden haber sido provistas porlos narcotraficantes, pero que en sumayoría parecen constituir un recursocada vez más habitual de defensa para

quienes habitan en zonas periféricas endonde impera la ley del más fuerte y endonde crecientemente tanto elnarcotráfico como la delincuencia sedisputan el control territorial de estossectores, buscando imponer sus propiasleyes.

Sin embargo, reducir la violencia a untema de seguridad ciudadana y señalara la delincuencia o el narcotráfico comosu origen, sin analizar las causasestructurales que la generan, es tan

Las Exclusiones ylas Desigualdades:Los FactoresEstructurales de laViolencia

Marcelo Contreras N.Director RevistaForo Chile 21

C O Y U N T U R A

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inconducente como culpar a los juecesde ser excesivamente garantistas enla aplicación de la reforma procesalpenal o limitarse a pedir mano dura,incremento de las fuerzas policialeso leyes más severas para combatir ladelincuencia.

Por otra parte, constituiría un graveerror de diagnóstico confundir a lospobres que día a día luchan pormejorar si condición de vida, educara sus hijos y sacar adelante susfamilias, con los sectores marginalesque protagonizaron estos hechos deviolencia. Estos sectores son lasp r i m e r a s v í c t i m a s d e l o snarcotraficantes y bandas delictualesque quieren imponer su control sobreestos territorios y sienten que tantoel gobierno como los partidos los hanabandonado al clima de terror yagresión cotidiana que se vive en laspoblaciones periféricas. Y de la cualel resto de los chilenos nos enteramosde manera parcial y a menudo sesgadapor los medios de comunicación.

También constituiría un error atribuir laviolencia a sectores políticos identificadoscon el Partido Comunista o la izquierdaextraparlamentaria. No deja de serilustrativo que en aquellas poblacioneshistóricamente asociadas a la resistenciaactiva en contra de la dictadura- quizásla más simbólica puede ser la poblaciónLa Victoria- y con dirigentes socialesvinculados a la izquierda tradicional, elpasado 11 de septiembre transcurriópacíficamente.

Si con algún signo ideológico se puedeidentificar este fenómeno es más biencon el anarquismo o una nuevaultraizquierda, portadora de una ideologíabásica y difusa, que intenta conectarsecon el fenómeno de la exclusión en supostura antisistémica y de rechazo alorden establecido y que no duda ensumarse a los actos de pillaje yvandalismo.

El diagnóstico más ajustado para explicareste fenómeno fue el de la propia

Presidenta de la República en lainauguración del Primer Foro UniónEuropea- América Latina y Caribe sobreCohesión Social, en donde apuntó a losproblemas de exclusión y lasdesigualdades que imperan en la regióncomo causas estructurales que explicanel creciente malestar social y los estallidosde violencia que proliferan en muchospaíses de la región. "No hay democraciamadura y constructiva si no aborda eltema de la equidad y de la justicia social"recalcó la Jefa del Estado, recordandoque "a pesar de que América Latina seha beneficiado del largo ciclo decrecimiento mundial, con una tasa decrecimiento regional promedio superioral 5% en los últimos años, el problemade la exclusión y las desigualdades seinstaló en el centro de la agenda políticaen la región". "Nuestras democracias nohan logrado mejorar más rápidamentelas condiciones de vida de la gente,especialmente de las más desvalidos, ylas consecuencias políticas se estánviendo", sostuvo.

El diagnóstico no puede ser más certero

para nuestro propio país endonde, pese a los éxitoseconómicos, de reducción dela pobreza y mejora de latotalidad de sus índices sociales,persiste un fenómeno deex c l u s i ó n y ex t r e m a sdesigualdades de ingresos, deacceso a bienes públicos decalidad y de la modernidadpublicitada a través de losmedios de comunicación.

A fuerza de segregar lasciudades, diseñar una educaciónpara pobres y otra para sectoresacomodados, una saluddiferenciada, carreteras de pagoy otras liberadas, un transportepúblico que ha mostradograndes falencias y una muyinjusta distribución del ingreso,se proyecta la imagen de unasociedad dual, con brutalesbrechas no solamente entrericos y pobres sino una de

incluidos (insiders), que tienen acceso alos beneficios del sistema (empleosestables, previsión y prestacionessociales) y otra de excluidos (outsiders),con altas tasas de cesantía, empleosocasionales, sin previsión o acceso aeducación o salud de calidad.

El fenómeno es especialmentepreocupante entre los jóvenes depoblaciones periféricas, marcados desdesu nacimiento por su propio entorno, sinmuchas posibilidades para abandonar sucondición de marginalidad y que muchasveces ven en el delito una oportunidadfácil de acceder a determinados bienesde consumo y entretención, asumiendoun singular sistema de integración a travésde un modo de vida que desafía el ordenconstituido.

Chile, al igual que muchos países de laregión, marcados por una muy desigualdistribución del ingreso y grandesbolsones de marginalidad, incuba factoresde violencia extrema- que hasta ahorahan sido muy limitados- que cada tantopueden aflorar con fuerza en la forma de

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estallidos de difícil control (como quedódemostrado la noche del pasado 11 deseptiembre), así como el incrementosostenido de la delincuencia y avancesdel narcotráfico.

La propia bonanza económica que viveactualmente nuestro país, al igual quealgunos países en la región, actúa comoun detonante del descontento y malestarsocial que se registra en nuestraconvivencia y que tiene distintasexpresiones según se trate de sectoresincluidos que luchan por mejorar sucondición, o de sectores marginados queno se sienten parte del procesode inclusión social.

Combatir la exclusión

Enfrentar este fenómeno demarginalidad y exclusión socialrequiere de políticas integrales,que superen el sesgo deasistencialismo que tienen nopocas políticas sociales paraavanzar en políticas efectivasde inclusión y promocións o c i a l , t r a b a j a n d o e ncooperación con los gruposexcluidos para transformarlosen actores de su propio procesode superación. Algo así comouna versión actualizada de laantigua promoción popular queimplementara el ex PresidenteEduardo Frei Montalva durantesu administración y que buscabaempoderar a las organizaciones socialesy constituirlas en protagonistas delproceso de superación de la marginalidad.

La respuesta del gobierno a las demandasde mayores grados de intervención paragarantizar el orden y seguridad ciudadana,a nivel de la acción de inteligencia,prevención y represión del delito,constituye una tarea permanente de laautoridad, que dice relación con un temapolítico y socialmente sensible y lasmedidas que se anuncian parecen másque justificadas frente a la gravedad delproblema. Sin embargo, parece evidenteque no se derrota la delincuencia y el

narcotráfico, que busca tejer redes deprotección y sólidos lazos con lacomunidad, exclusivamente con medidaspoliciales o leyes represivas si no serompen esos lazos y se busca una sólidaalianza entre las fuerzas del orden y lapropia comunidad organizada yempoderada.

Enfrentar las desigualdades

Otro tema muy distinto, aunquerelacionado, es el de las desigualdadesen la distribución del ingreso.Probablemente el desafío más difícil de

enfrentar para un país que ha crecidoaceleradamente en estos últimos veinteaños y que pese a sus avances en reducirla pobreza e implementar un sistemaintegral de protección social como el queha propuesto este gobierno, no ha tenidoel mismo éxito en reducir la brecha quesepara al quintil de mayores ingresos conlos sectores más pobres del país.La Iglesia Católica ha planteado conparticular fuerza este tema. El Presidentede la Conferencia Episcopal, MonseñorAlejandro Goic, apuntando a esteproblema, ha propuesto un salariomínimo ético. Por su parte, el cardenalFrancisco Javier Errázuriz propuso unpacto social por la equidad en su reciente

homilía de Fiestas Patrias. El gobierno,más que sensible a estas demandas hacreado una comisión asesora presidencialpor la equidad, que debe hacer suspropuestas en esta dirección en un plazono superior a 90 días.

Lo crucia l para enfrentar lasdesigualdades no sólo implica "nivelarhacia arriba" como muchos hanpropuesto. Implica un esfuerzo porreestablecer los equilibrios socialesgravemente alterados por 17 años dedictadura y que la democraciareconquistada no ha sabido o podido

reequilibrar. Hoy, de los que se trata,nada más y nada menos, es deredistribuir el poder en nuestrasociedad. No sólo el podere c o n ó m i c o c o n u n a a l t aconcentración de la riqueza, sinoque también el poder social, endonde aparecen agrupacionesempresariales y grupos mediáticoscomo verdaderos poderes fácticos,frente a una organización sindicaldesmembrada y con escaso poderde pres ión y negociación,organizaciones sociales debilitadasy un poder político desacreditado.C o n u n s i s t e m a p o l í t i c oexcesivamente presidencialista ycentralizado, en desmedro de lasregiones y del poder local, en dondeel individualismo ha ganado terrenopor sobre lo colectivo.

El pacto social que falta

Un verdadero pacto social por la equidadsupone la presencia de actoreseconómicos sociales y políticosempoderados y representativos, quereconocen un problema o anomia socialque se debe enfrentar y resolver a travésde mutuas concesiones a través de unproceso y no en un acto único pero querequiere de voluntad y disposición paraavanzar en forma nítida y resuelta paraacortar la brecha de las desigualdades.

El ex Presidente Eduardo Frei hapropuesto institucionalizar este diálogosocial a través de un Consejo Económico

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y Social que reúna a gobierno,empresarios y trabajadores, tomandocomo modelo a algunos paísesdesarrollados. Bien puede ser esa lainstancia para posibilitar este esfuerzoque supone una disposición para mejorarel poder de negociación de lostrabajadores agrupados en sindicatosfuertes y empoderados y reducir ladiscrecionalidad de la parte patronal paradespedir a sus trabajadores, limitar elderecho a huelga o el poder denegociación sindical.

En esa línea se inscriben algunas de laspropuestas dadas a conocer por elministro del Trabajo. Osvaldo Andrade.Las mismas que han generado todo tipode críticas de sectores empresariales quedurante los últimos treinta años se hanbeneficiado con una legislación enextremo favorable para la parte patronaly lesiva para sus trabajadores.

El verdadero "test de la blancura", quemide la real disposición de sectoresempresariales para sentarse en una mesade diálogo y discutir las bases de un pactosocial, pasa por aceptar reglas denegociación laboral más equitativas delas que contempla la actual legislación.Y asumir que el pacto social incluye unpacto fiscal que le de sustentabilidad. Sinduda que todo esto constituye un cambioen las reglas del juego en relación a los17 años de dictadura y los 16 años de la

democracia reconquistada, pero más quecomo una carga o un debilitamiento desu poder, los empresarios, expertos enlos temas del mercado, debieranconsiderarlo como una inversión encohesión social y gobernabilidaddemocrática. Dos intangibles esencialespara asegurar un desarrollo integral ysostenido de nuestro país.

Asumiendo que enfrentar el tema de lasdesigualdades constituye un enormedesafío es preciso considerar que lascondiciones para hacerlo no pueden senmás favorables. Coincide con un

momento de bonanzaeconómica, amagado tan sólopor algunos nubarrones de lacrisis inmobiliaria en losEE.UU. y un cierto repunteinflacionario que tiene causasestacionales, pese a los cualeslas empresas registran buenasutilidades. En la evaluacióndel gobierno, los efectos delTransantiago parecen estarsuperando su punto máscrítico y las graduales mejorasen el servicio de transporte dela capital -más allá de undebate cruzado a nivel políticoy de los operadores respectodel futuro del sistema- sitúan

en un nivel razonable las expectativas definalizar el año con un descenso de losfactores más irritantes para la población.Superados algunos factores estacionales,las encuestas muestran un alza en laaprobación ciudadana a la gestión de laPresidenta y de su gobierno. La propiaextradición del ex mandatario peruano,Alberto Fujimori, concedida por la CorteSuprema luego de un fallo contrario deprimera instancia, le permite al gobiernocapitalizar la imagen de un país en dondelas instituciones funcionan y despeja unpotencial punto de tensión con la vecinanación.

La Presidenta de la República mantienesus atributos de liderazgo, como ocurrecon la credibilidad y confianza de laciudadanía, que explican su elección yaún tiene por delante el suficiente tiempopolítico para hacer una inflexión en suagenda para incorporar en forma resueltalos temas de la exclusión y lasdesigualdades. Temas que se haninstalado con particular fuerza, como ellamisma lo afirmó, en el centro de la agendapolítica de la región y en nuestro propiopaís, como quedó en evidencia este último11 de septiembre, con las movilizacionessociales del último tiempo y con el agudomalestar social que recorre la región.