Revcchum 05
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CENICSH
Nú
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o Julio - Diciembre 2013Publicación semestral
Número V
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Ministerio de Educación
Viceministerio de Ciencia y Tecnología
Dirección Nacional de Investigación en Ciencia,Tecnología e Innovación
Centro Nacional de Investigaciones en Ciencias Sociales y Humanidades
Humanidades y Revista de
Ciencias Sociales
V
Establecer una república en un contexto inadecuado es como ensillar una vaca: la
discusión política en torno a la independencia de Centroamérica
Tradición y reforma: conflictos entre ayuntamientos e intendencia en la
Provincia de San Salvador (1786-1805)
Censura previa: ¿reducción a la libertad de prensa? El Salvador,
durante el régimen de Pío Romero Bosque, 1927-1929
El impacto de la intervención de EE. UU. en la guerra de El Salvador
Midiendo las desigualdades en educación
Consideraciones sobre el fortalecimiento de la cadena de
valor del camarón blanco y el desarrollo local en la Bahía de Jiquilisco
ViceministerioCiencia y Tecnología
Ministerio de Educación
Viceministerio de Ciencia y Tecnología
Dirección Nacional de Investigación en Ciencia, Tecnología e Innovación
Centro Nacional de Investigaciones en Ciencias Sociales y Humanidades
Humanidades y Revista de
Ciencias SocialesRevista de Humanidades y Ciencias Sociales, n.° 5 (El Salvador) (julio-diciembre, 2013) ISSN: 2306-0786
Revista de Humanidades y Ciencias Sociales
Publicación semestral del Centro Nacional de Investigaciones en Ciencias Sociales y Humanidades (CENICSH)
Esta revista hace públicos los resultados del Centro Nacional de Investigaciones en Ciencias Sociales y Humanidades y abre un espacio para el diálogo entre los aca-démicos e investigadores de las ciencias sociales y humanidades que contribuya al desarrollo de las disciplinas. La publicación está abierta a la presentación de trabajos de investigadores nacionales y extranjeros. Su línea editorial prioriza el abordaje de temáticas de interés nacional que coadyuven a comprender la realidad del país en el contexto global y en la multiplicidad de sus dimensiones, con el objeto de esclare-cer posibilidades de transformación que conlleven a nuevas formas de organización social que ayuden a superar las desigualdades; asimismo, promueve una permanente reflexión en torno a nuevas propuestas metodológicas y temáticas.
Autoridades ministeriales
Franzi H. HasbúnMinistro de Educación
Erlinda Hándal VegaViceministra de Ciencia y Tecnología
Héctor SamourViceministro de Educación
Sonia Elsy MerinoDirectora Nacional de Investigación en Ciencia, Tecnología e Innovación
Adolfo BonillaCoordinador del CENICSH
Comité de redacción
Carlos Rodríguez RivasEditor
Rocío de los Angeles GaliciaDiseño gráfico y diagramación
Miroslava Arely Rosales VásquezCorrección de estilo
Revista indexada en:
Consejo editorial
Lillian Moncada-DavidsonUniversidad de Nueva [email protected]
José Manuel Romero CuevasUniversidad de Alcalá[email protected]
Joel Franco FrancoUniversidad de El [email protected]
Rafael Guidos VéjarMinisterio de Educació[email protected]
José Heriberto [email protected]
Jorge Juá[email protected]
Adolfo Bonilla [email protected]
Antonio Martí[email protected]
Directorio
ISSN: 2306-0786Dirección: 25 calle poniente #835, colonia Layco, San Salvador, El Salvador.
Correo electrónico: [email protected]
ÍNDICE
PRESENTACIÓN . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .7 INDAGACIONES . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .11
Establecer una república en un contexto inadecuado es como ensillar una vaca: la discusión política en torno a la independencia de Centroamérica Adolfo Bonilla Bonilla. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 13
Tradición y reforma: conflictos entre ayuntamientos e intendencia en la Provincia de San Salvador (1786-1805) Carlo Aguiluz . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 37
Censura previa: ¿reducción a la libertad de prensa? El Salvador, durante el régimen de Pío Romero Bosque, 1927-1929 Walter René Molina . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 65
El impacto de la intervención de EE. UU. en la guerra de El Salvador Matthew James Hone . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 113
ESTUDIOS. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .155
Midiendo las desigualdades en educación Gonzalo Rodríguez-Montano . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 157
Consideraciones sobre el fortalecimiento de la cadena de valor del camarón blanco y el desarrollo local en la Bahía de Jiquilisco Carmen León Segura. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 189
SOBRE LOS AUTORES. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 227
INTRUCCIONES AL AUTOR . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 233
PRESENTACIÓN
9Revista de Humanidades y Ciencias Sociales, n.° 5 (El Salvador) (julio-diciembre, 2013) ISSN: 2306-0786
PRESENTACIÓN
El Centro Nacional de Investigaciones en Ciencias Sociales y Humanidades
tiene el agrado de presentar el quinto número de su publicación semestral.
Con la Revista de Humanidades y Ciencias Sociales hemos pretendido abrir
un espacio para la interlocución de los académicos e investigadores de las
ciencias sociales y las humanidades, que contribuya al desarrollo de las di-
ferentes disciplinas en el marco de un diálogo productivo entre saberes. La
publicación está abierta a la presentación de trabajos de investigadores na-
cionales y extranjeros, y prioriza el abordaje de temáticas de interés nacional
que coadyuven a comprender la realidad del país en el contexto global y en
la multiplicidad de sus dimensiones, con el objeto de esclarecer posibilidades
de transformación que conlleven a nuevas formas de organización social;
asimismo, promueve una permanente reflexión en torno a nuevas apuestas
metodológicas y temáticas.
En esta línea, en el CENICSH consideramos fundamental, para el
desarrollo disciplinar, la tarea de hacer una seria revisión y crítica de los
fundamentos normativos y conceptuales de las ciencias sociales y las huma-
nidades. Sin embargo, asumimos que esta importante actividad no puede
realizarse en abstracto, sino a la luz de investigaciones concretas sobre los
problemas fundamentales del país. Por ello la revista es la resonancia de una
persistente preocupación por abordar dimensiones de la realidad que repre-
senten retos teóricos y metodológicos.
Este modesto esfuerzo adquiere sentido y relevancia cuando lo vin-
culamos al compromiso que en repetidas ocasiones ha confirmado el Vice-
ministerio de Ciencia y Tecnología con la creación de condiciones para el
despegue de la producción científica de calidad en el país. De ahí que el Vi-
ceministerio, a través de su Dirección Nacional de Investigación en Ciencia
Tecnología e Innovación, acoja e impulse el fortalecimiento de este tipo de
publicaciones que responden a la dinámica propia y específica de la creación
de conocimiento en los ámbitos de las humanidades y las ciencias sociales.
Carlos Rodríguez Rivas
Editor
INDAGACIONES
Establecer una república en un contexto inadecuado es como ensillar una vaca: la discusión política en torno a la independencia de Centroamérica
Adolfo Bonilla BonillaCENICSH
Recepción: 5 de octubre de 2013Aceptación: 25 de noviembre de 2013
Resumen Este trabajo examina si Centroamérica estaba preparada para establecer una constitución republicana luego de la declaración de independencia. Esta pregunta se responde analizando importantes aspectos de la vida política: las ideas políticas existentes con suficiente desarrollo que fueron expresadas en las propuestas de constitución, las ideas económicas vigentes y el tipo de economía, la preparación intelectual y política de los líderes y su comporta-miento en momentos políticos cruciales. Concluimos que si bien es cierto que Centroamérica no tenía todas las condiciones a su favor para establecer una república antigua, existían bases suficientes para afirmar que una direc-ción política sabia y prudente tenía posibilidades de construir una república moderna exitosa.
Palabras clave: constitución, república, monarquía, federalismo, facción, representación, liberalismo, despotismo, dictadura.
AbstractThis work examines whether Central America was prepared to establish a republican constitution after the declaration of independence. This question get an answer examining key issues of political life: the existing political ideas with sufficient development that were expressed in the constitutional proposal, the type of economy and the economic ideas available, the inte-llectual and political preparation of the political leaderships and their poli-tical behavior in crucial political moments. We conclude that it is true that Central America did not have all the necessary conditions to establish an ancient republic; there are sufficient basis to affirm that a wise and prudent political leadership had possibilities to build a successful modern republic.
Keywords: constitution, republic, monarchy, federalism, faction, representa-tion, liberalism, despotism, dictatorship.
15Revista de Humanidades y Ciencias Sociales, n.° 5 (El Salvador) (julio-diciembre, 2013) ISSN: 2306-0786
Introducción
Cuando analizamos el concepto de república1 tenemos presente que estamos
hablando de una forma de gobierno que se establece con base a principios
similares practicados en las polis griegas y la res pública romana que tienen
como fundamento la cultura cívica y las virtudes cívicas del ciudadano, y
que dentro de esa forma de gobierno distinguimos entre repúblicas clásicas
de la antigüedad y repúblicas modernas, pero ambas tienen dos principios
claves explicados por James Madison en El federalista, n.° XXXIX:
podemos definir una república, o al menos dar este nombre a un
gobierno que deriva todos sus poderes directa o indirectamente de
la gran masa del pueblo y que se administra por personas que con-
servan sus cargos a voluntad de aquel durante un periodo limitado
1 J. G. A. Pocock, El momento maquiavélico. El pensamiento político florentino y la tradición republicana atlántica (España: Tecnos, 2002).
Establecer una república en un contexto inadecuado
es como ensillar una vaca: la discusión política en
torno a la independencia de Centroamérica
Adolfo Bonilla [email protected]
CENICSH
16 Revista de Humanidades y Ciencias Sociales, n.° 5 (El Salvador) (julio-diciembre, 2013) ISSN: 2306-0786
o mientras observen buena conducta. Es esencial que semejante go-
bierno proceda del gran conjunto de la sociedad, no de una parte
inapreciable, ni de una clase privilegiada de ella.2
Además de esos principios republicanos que comparten las repúbli-
cas modernas y antiguas, Madison incorpora dos principios que distinguen
a la república moderna norteamericana que siguen siendo el paradigma de
esta forma de gobierno: el principio de representación,3 que no existía en
la antigüedad clásica, y el principio federal,4 que establece el concepto de
soberanía dual. En una república moderna también se incorpora principios
claramente liberales como son la libertad individual y los derechos indi-
viduales, ya sean naturales o positivos. Generalmente son aceptados como
derechos naturales la seguridad, la vida, la libertad y la propiedad.5 Cuando
examinamos las posibilidades existentes para establecer una república des-
cartamos que Centroamérica tuviera condiciones para establecer una repú-
blica antigua, y precisamente el problema radicó en que un pequeño grupo
de líderes encabezados por José Francisco Barrundia intentaron constituir
una república antigua. Cuando concluimos que Centroamérica tenía cier-
tas condiciones para establecer una república, nos estamos refiriendo a los
principios de la republica moderna, y de preferencia una república unitaria,
ya que el sistema federal demandaba cualidades que no se tenían. Este es el
tema en discusión en las siguientes páginas.
2 James Madison, n.° XXXIX, en El federalista, A. Hamilton, J. Madison y J. Jay (México: Fondo de Cultura Económica, 1943), 159.3 Madison, El federalista, n.° X, p. 39.4 Madison, El federalista, n.° XXXIX, p. 163.5 John Locke, Two Treatises of Government (Cambridge: Cambridge University Press, 1996), 350.
17Revista de Humanidades y Ciencias Sociales, n.° 5 (El Salvador) (julio-diciembre, 2013) ISSN: 2306-0786
La evolución de las visiones sobre la in-dependencia
Un infante no puede independizarse de sus padres, un adolecente cuando lo
trata de hacer en forma prematura rápidamente se siente y regresa al hogar,
los jóvenes vigorosos cuando se independizan debidamente preparados esta-
blecen sus familias de forma exitosa. Igualmente cuando una independencia
se busca de forma prematura e incluso de forma forzada, como las indepen-
dencias hispanoamericanas, aunque triunfen tienen grandes dificultades para
establecerse como naciones independientes.
En el bicentenario de los procesos de independencia hispanoame-
ricana, los historiadores debatieron acaloradamente su interpretación y en
particular sus resultados. Eso ha dado lugar a preguntarse si Hispanoamérica
había alcanzado la madurez política e intelectual para vivir una vida inde-
pendiente. En su época el proceso de independencia como consecuencia de
la Ilustración pasó del optimismo de Juan Pablo Viscardo y Francisco de Mi-
randa al relativo pesimismo de Bolívar a la evaluación negativa y desgarra-
dora de Antonio José de Irisarri. Juan Pablo Viscardo, en su «Carta a los espa-
ñoles americanos»,6 publicada en 1799, sostuvo que Hispanoamérica estaba
madura para la independencia. Francisco de Miranda, en sus dos propuestas
para la independencia de Hispanoamérica, derrochaba igual optimismo.7 Las
experiencias prácticas del levantamiento de Miguel Hidalgo y José María
Morelos en México, y el establecimiento y derrota de la primera república
en Venezuela obligaron a modificar esta percepción. Simón Bolívar, en su
«Carta de Jamaica» de 1815,8 expresó que solo Chile estaba maduro para la
libertad. Ante el colapso de la Gran Colombia, en una carta de 1830, ex-
6 Juan Pablo Viscardo, «Carta a los españoles americanos» [s.e., 1792]: «El nuevo mundo es nuestra patria, y su historia es la nuestra».7 Carmen Bohórquez. Parte de la tesis doctoral «Francisco de Miranda y el proceso de Constitución de una identidad americana». Tesis defendida en la Universidad de París III-Sorbonne Nouvelle en 1996 y publicada en L´Harmattaqn, Paris, 1998.8 Simón Bolívar, «Carta de Jamaica», Kingston, septiembre 6 de 1815.
18 Revista de Humanidades y Ciencias Sociales, n.° 5 (El Salvador) (julio-diciembre, 2013) ISSN: 2306-0786
presa su pesimismo extremo sobre la independencia de América, señalando
que Hispanoamérica es ingobernable y que aró en el mar. Antonio José de
Irrizari, en su biografía del mariscal de Ayacucho,9 a mediados del siglo XIX,
hizo un balance terriblemente desgarrador de la independencia hispano-
americana, que se puede leer como un fracaso en su aspiración de establecer
constituciones modernas.
En el Reino de Guatemala y Centroamérica nunca fue expresado
un optimismo desbordante, y las posiciones a favor de la independencia evo-
lucionaron desde una satisfacción de trabajar en el marco de la Constitución
de Cádiz hacia posiciones de autonomía y a favor de una independencia
en 1821 un poco forzada por las circunstancias; en 1823 y 1824 durante la
Asamblea Nacional Constituyente se respiraba un espíritu de optimismo,
pero el mal comienzo del primer gobierno federal y la desastrosa guerra civil
de 1826-1829 crearon un ambiente de pesimismo.
José Cecilio del Valle escribió en una carta a Jacobo Hacfkens en
1831, en la que le comentaba que el Gobierno había sido llenado de per-
sonas ineptas y que la vida política se había vuelto invivible. «Nada alcanza
madurez porque el motor de la república es Aujour’oui le trone, et demain les
fers».10 Este mismo autor, en un análisis devastador de la Constitución de 1824
realizado en 1832,11 predijo que de no corregirse los defectos de la Consti-
tución y en particular la debilidad del Ejecutivo federal, Centroamérica se
encaminaba a su colapso. Juan José Aycinena en El Toro Amarillo, un vibrante
trabajo de filosofía política, concluía que en Centroamérica no existía un
verdadero sistema federal y republicano, y hacía un llamado para reformar la
Constitución y construir un verdadero republicanismo y federalismo.12 Del
mismo modo, Alejandro Marure, en un ensayo muy crítico escrito en 1839
9 Antonio José de Irisarri, Historia crítica en el asesinato cometido en la persona del Gran Ma-riscal de Ayacucho (Madrid: Editorial América, s.a.).10 Un día en el trono, el siguiente en las cadenas. Carta de José Cecilio del Valle a Jacobo Haefkens, 10 de abril y 29 de julio de 1831. Archivo Oquelí.11 José Cecilio del Valle, «La constitución federal», en Obras de José Cecilio del Valle, ed. Jorge del Valle Matheu (Guatemala: Tipografía Sánchez & de Guise, 1829 y 1830).12 Juan José de Aycinena, El Toro Amarillo (Guatemala: Editorial José Pineda Ibarra, 1980), 2.
19Revista de Humanidades y Ciencias Sociales, n.° 5 (El Salvador) (julio-diciembre, 2013) ISSN: 2306-0786
sobre la conducta política de Francisco Morazán, ya no tenía el optimismo
que mostró al inicio de la década.13 Estos textos nos muestran que quizá
nuestras instituciones políticas no estaban maduras para una independencia
ordenada y segura que garantizara el bienestar de nuestros pueblos, y es por
ello que transitó de un optimismo moderado a un momento pesimista.
Las influencias intelectuales
Las ideas políticas en los procesos de independencia guían, dan luz a la ac-
ción y lucha y son fundamentales en el momento de plantear la constitución
que le es natural. Si las ideas expresadas en una constitución son adecuadas la
independencia se considera exitosa, si están fuera de contexto son el origen
del fracaso.
En nuestro proceso de independencia, destacaron principalmente
tres influencias políticas. Primero, el absolutismo ilustrado borbónico y eu-
ropeo; segundo, el republicanismo clásico y, en menor medida, el republica-
nismo moderno norteamericano, porque estaba en configuración y era poco
conocido; y en tercer lugar, las ideas liberales que también por ser hijas de la
modernidad estaban en configuración y eran poco conocidas.
En el pensamiento de Juan Pablo Vizcardo destacó la influencia del
liberalismo inglés, la ilustración francesa y pensadores republicanos clásicos.
En Miranda, definido por Bolívar como el hombre más erudito de Hispa-
noamérica, son obvias la gran influencia de los clásicos de la antigüedad, la
Ilustración francesa y su gran admiración por los pensadores ingleses. Sus
propuestas constitucionales son una mezcla interesante de principios e ins-
tituciones romanas, y principios de instituciones inglesas y francesas de la
13 Alejandro Marure, «Observaciones sobre la intervención que ha tenido el ex presidente de Centroamérica General Francisco Morazán, en los negocios políticos de Guatemala, du-rante las convulsiones que ha sufrido este Estado, de mediados de 837 a principios de 839» (Guatemala: Imprenta la Academia de Estudios, 1839). Archivo General de la Nación, El Salvador, Fondo Impresos, Sección Federal.
20 Revista de Humanidades y Ciencias Sociales, n.° 5 (El Salvador) (julio-diciembre, 2013) ISSN: 2306-0786
modernidad. Bolívar, en la Carta de Jamaica,14 su discurso de Angostura y su
propuesta de Constitución para Bolivia hecha en 1826, deja ver la influen-
cia del republicanismo clásico y de pensadores franceses e ingleses moder-
nos, pero definitivamente el signo distintivo de la propuesta de Bolívar fue
el republicanismo clásico. Además tanto Miranda como Bolívar admiraban
mucho la Constitución inglesa.
En el Reino de Guatemala, el pensamiento político y económico
ilustrado se fundamenta en el liberalismo inglés y escocés y para el desarrollo
de las ideas republicanas clásicas donde pensadores como Cicerón, Quinti-
lliano, Plutarco eran lecturas muy usadas. En un segundo momento se usó
mucho a Montesquieu15 y Rousseau. El Plan de estudio de la Universidad
de San Carlos de 1782, presentado por José Antonio Liendo y Goicoechea,
presenta algunos de estos textos a excepción del Contrato Social, de Rous-
seau, que estaba en la lista de libros prohibidos. Los escritos producidos en la
Sociedad Económica de Amigos de El país fundada en 1794 y los artículos
publicados en La Gazeta de Guatemala a partir de 1797 son un testimonio
de estas afirmaciones, ya que para producirlos se citan directa o indirecta-
mente los escritos de esos autores mencionados. En los escritos económicos
de la época se citan directamente a economistas de las tres escuelas econó-
micas de la época: mercantilismo, fisiocracia y liberalismo. Los economistas
españoles informados de estas tres escuelas se citaban y en particular José del
Campillo,16 Pedro Rodríguez Campomanes17 y Gaspar Melchor de Jovella-
14 Simón Bolívar, «Carta de Jamaica».15 Montesquieu, Charles Louis de Secondant, baron de. The Spirits of the Laws (Cambridge University Press, 1989).16 José Campillo y Cosío, Nuevo sistema de gobierno económico para la América: con los males y daños que le causa el que hoy tiene de los que participa copiosamente España, y remedios universales para que la primera tenga considerables ventajas y la segunda mayores intereses (1743) (Madrid: Imprenta de Benito Cano, 1789).17 Pedro Rodríguez Campomanes, Discurso sobre el fomento de la industria popular (Madrid: Sancha, 1774).
21Revista de Humanidades y Ciencias Sociales, n.° 5 (El Salvador) (julio-diciembre, 2013) ISSN: 2306-0786
nos.18 En el Plan de Cátedra de Economía Política,19 preparado por José Cecilio
del Valle en 1812, se citó a los mercantilistas Sully y Colbert, los fisiócratas
franceses, los economistas liberales Adam Smith, David Hume.20 En polí-
tica, el derecho natural y la teoría contractualista de John Locke fueron la
base para las propuestas constitucionales presentadas por el Ayuntamiento de
Guatemala en 1810.21 Ese mismo año, José Cecilio del Valle conoció los tra-
tados sobre legislación de Jeremy Bentham y a través de él fue una influencia
importante en Centroamérica.
En 1820 la influencia del pensamiento político norteamericano
comienza a desplegarse por el impacto de su republicanismo representativo
moderno y por el atractivo que representaba el principio federal para con-
trarrestar el ancestral centralismo de la cultura política hispánica. Sin embar-
go, el conocimiento que se tenía del federalismo norteamericano era muy
limitado, ya que no se conocía El federalista,22 texto que explica la filosofía
política que inspiró el diseño de la Constitución de los Estados Unidos de
1787. A partir de 1832, Juan José Aycinena por su exilio en Estados Unidos
comenzó a realizar una lectura política a partir de su conocimiento directo
de la filosofía política norteamericana y la Constitución. Su propuesta de
construcción de una verdadera república federal presentada en 1838 estaba
fundamentada en El federalista, pero lamentablemente su propuesta no fue
comprendida y se pensó que su intención era destruir la Constitución de
18 Gaspar Melchor de Jovellanos, «Elogio de Carlos III e Informe sobre Ley Agraria», en Jovellanos: La Reforma Ilustrada, ed. Franco Cerutti (Costa Rica: Libro Libre, 1987).19 José Cecilio del Valle, «Plan de Cátedra de Economía Política», El Amigo de la Patria, n.° 23, abril 12, 1821.20 David Hume, Political Essays (Cambridge University Press, 1994).21 John Locke, Two Treatises of Government (Cambridge University Press, 1988).22 Gustavo R. Velasco en el prólogo escrito a la edición de El federalista, publicado en 1943 por el Fondo de Cultura Económica, se pregunta si esta obra ha ejercido alguna influencia en América Latina y responde: «El federalista no puede haber influido de manera apreciable en el pensamiento político de México, Centro y Sur América, porque casi no fue conocido en estas partes del continente. De los autores de la primera mitad, más o menos, del siglo XIX (…) que me ha sido dable consultar, únicamente lo citan Alberdi y Sarmiento». Hamilton, Madison y Jay, El federalista, pp. xv-xvi.
22 Revista de Humanidades y Ciencias Sociales, n.° 5 (El Salvador) (julio-diciembre, 2013) ISSN: 2306-0786
1824. A principios de la década de 1820 la influencia del republicanismo
clásico adquiere preeminencia por las lecturas de Rousseau23 que hizo José
Francisco Barrundia, quien tomó El contrato social como libro de cabecera.
Los legisladores
Los procesos de independencia tuvieron dos partes: la independencia y la
formación de una constitución. Para la primera, se necesitaba un buen lide-
razgo político y militar; y para la segunda, contar con buenos legisladores.
En la antigüedad la figura del legislador fue importantísima: la historia no
recuerda a los malos, pero sí a los brillantes que redactaron célebres constitu-
ciones adaptadas al espíritu de sus pueblos y que tuvieran viabilidad práctica.
Con base en ellas se constituyeron imperios. Moisés, Solón, Licurgo, Numa,
Servio Tulio (Roma y Grecia), Shang Yang (China) y Tlacaélel (Tenochtitlán)
aparecen en la historia como grandes legisladores. Otros pueblos construye-
ron grandes legislaciones a través del experimento y de ajustes graduales. En
la modernidad se considera la Constitución inglesa como una constitución
formidable. Al igual que la Constitución de los Estados Unidos de América,
la cual, asimismo, fue fundamento de su imperio y convirtió a los estadistas
que más contribuyeron a su redacción (James Madison y Alexader Hamil-
ton) en celebres legisladores. Hispanoamérica como producto de su Inde-
pendencia produjo próceres, pero no grandes constituciones ni legisladores.
Francisco de Miranda y Simón Bolívar hicieron propuestas constitucionales
que no ganaron celebridad, su prestigio tiene origen en su liderazgo por la
independencia.
En el Reino de Guatemala y Centroamérica, podemos considerar
a José María Peynado como un gran legislador. Su propuesta constitucional
para la Monarquía española dada en 1810 a su diputado en Cortes, Antonio
23 Jean Jacques Rousseau, The Social Contract and Discourses (London: Everyman, 1913).
23Revista de Humanidades y Ciencias Sociales, n.° 5 (El Salvador) (julio-diciembre, 2013) ISSN: 2306-0786
Larrazábal,24 es una magnífica propuesta liberal. Dicha propuesta tuvo in-
fluencia en España en la elaboración de la Constitución española de 1812.
La Constitución centroamericana de 1824 fue intelectualmente muy intere-
sante, pero contradictoria, ya que en ella se trató de amalgamar una república
moderna y una república antigua; una constitución simultáneamente federal,
confederal y centralista. Cuando esta Constitución fue sometida a la práctica
política, saltó en pedazos con la guerra civil de 1826-1829. Cuando fue so-
metida a un análisis constitucional serio en 1832 no resistió la prueba. José
Cecilio del Valle en su ensayo La constitución federal,25 y luego Juan José Ayci-
nena en El Toro Amarillo. Valle demostró que cada cuerpo de la Constitución
estaba mal organizado y que el grupo que estuvo a cargo de su elaboración:
José Matías Delgado, José Francisco Barrundia, Pedro Molina y Mariano
Gálvez no tenían la preparación necesaria para legislar. Predijo que de no
modificarse esta constitución, la unidad centroamericana era inviable. Juan
José Aycinena, en su célebre El Toro Amarillo,26 demostró que en Centroamé-
rica la Constitución de 1824 no era federal ni republicana, sino un nuevo
despotismo centralista con ropaje federal y republicano, por el desconoci-
miento que se tenía del pensamiento político y constitucional de los Estados
Unidos de América, en el momento en que se redactó la Constitución. Estos
pensadores, Valle y Aycinena, develaron las deficiencias de los legisladores
centroamericanos de 1824. Al frustrarse la reforma de la constitución de
1824 en un intento de reforma realizado en 1836, el colapso de la unidad
centroamericana en 1838 era casi inevitable, y por tanto es bastante evidente
que Centroamérica no fue tierra de grandes legisladores.
24 José María Peinado, «Instrucciones para la Constitución Fundamental de la Monarquía Española y su Gobierno. Dadas por el Ayuntamiento de la ciudad de Guatemala dadas a su diputado Dr. Antonio de Larrazábal», en La génesis del constitucionalismo guatemalteco, Jorge Mario García Laguardia (Guatemala: Editorial Universitaria, 1971). 25 Del Valle, «La constitución federal», 262-263.26 Aycinena, El Toro Amarillo, 3.
24 Revista de Humanidades y Ciencias Sociales, n.° 5 (El Salvador) (julio-diciembre, 2013) ISSN: 2306-0786
Los gobernantes
El liderazgo individual en política es imprescindible, y en particular en pe-
riodos de formación de las naciones. Los pueblos que han producido mi-
norías creativas capaces de dirigirlos han creado organizaciones políticas
poderosas que dieron como resultado grandes naciones. Expresión de esas
minorías creativas son Pericles, Fabio Máximo, Bismarck, William Pitt, James
Madison. En Centroamérica destacó José María Peinado, pero lamentable-
mente murió antes de la independencia. En la siguiente generación tenemos
la gran figura de José Cecilio del Valle, quien tenía todas las características
del estadista y destacó en matemáticas, economía, periodismo, legislación,
y mostró grandes dotes para desempeñarse en el Poder Ejecutivo. Brilló
como alcalde de Guatemala en 1820, como miembro del segundo triunvi-
rato ejecutivo durante la Asamblea Nacional Constituyente en 1823 y 1824
y solo una maniobra política muy cercana al fraude electoral le impidió ser
el primer presidente de Centroamérica en 1825. En 1830, fue derrotado
por el prestigio militar de Francisco Morazán en la carrera presidencial, y en
1834 murió de un ataque al corazón sin saber que ya era presidente electo
de Centroamérica. Fue un hombre que pudo haber hecho mucha diferencia
y quizá su administración hubiera evitado el colapso de la república federal
centroamericana.
En la dirección contraria, Juan Barrundia, el primer jefe de Estado
de Guatemala en 1825, fue el mayor responsable en desatar la guerra civil
de 1826 que incendió a Centroamérica. Destacó por su incompetencia y su
insensatez y llegó al colmo de iniciar la guerra y huir rápidamente a Chiapas
el 26 de octubre entregando el mando al oficial francés José Pierzón, hecho
completamente inconstitucional, traicionando su cacareado patriotismo.27
27 Adolfo Bonilla Bonilla, «The Central American Enlightenment 1770-1838. An Inter-pretation of Political Ideas and Political History» (PhD thesis, Manchester University, 1996), 430-431.
25Revista de Humanidades y Ciencias Sociales, n.° 5 (El Salvador) (julio-diciembre, 2013) ISSN: 2306-0786
El presidente Manuel José Arce demostró demasiada ambición por
ser presidente de Centroamérica, pero fue producto de una decisión colec-
tiva el impedir el nombramiento de José Cecilio del Valle que a todos luces
estaba mejor preparado para el cargo. Durante la guerra civil fue juicioso,
mas su liderazgo militar indeciso, y eso provocó su destitución.
José Francisco Barrundia, conocido como el tribuno de Guatemala,
fue junto a su hermano Juan y Mariano Gálvez el mayor responsable del
inicio de la guerra civil. Cuando Morazán tomó la ciudad de Guatemala,
le tocó asumir la presidencia de Centroamérica, ya que presidía el Senado,
aunque él mismo no deseaba hacerlo, ya que repetía la posición patética de
no haber nacido para cargos ejecutivos.28
Mariano Gálvez fue un gobernante interesante y reformador, pero
era el maestro de la intriga y su despotismo lo hizo tomar medidas insensatas
que precipitaron a Centroamérica a la guerra civil y finalmente al colapso
de la unidad centroamericana.
Francisco Morazán fue brillante militarmente, sin embargo muy li-
mitado como gobernante. Desaprovechó los momentos de máximo poder y
prestigio para darle un nuevo rumbo a Centroamérica y sin quererlo contri-
buyó a la destrucción de la unión centroamericana al ser parte de las fuerzas
políticas que tendían a la desunión. En lugar de ponerse por encima de las
facciones en 1829, fue un gobernante de facción y la unidad centroamerica-
na se desintegró durante su administración.
José Francisco Córdova sostuvo en 1824 que gobernara un triun-
virato en razón de que Centroamérica no tenía un líder que reuniera todas
las condiciones para gobernar.29 La historia nos muestra que el juicio de
Córdova era bastante acertado.
28 Bonilla Bonilla, «The Central American Enlightenment 1770-1838», 438-440.29 José Francisco Córdova, «Opinión sobre el proyecto de constitución (1824)», 7 de Julio de 1824, en La Independencia y la anexión de Centroamérica a México, Jorge Luján Muñoz (Gua-temala: Serviprensa Centroamericana, 1982), 285-286.
26 Revista de Humanidades y Ciencias Sociales, n.° 5 (El Salvador) (julio-diciembre, 2013) ISSN: 2306-0786
Los grandes momentos políticos
Dice Maquiavelo que cuando no hay grandes legisladores se puede llegar a
un buen sistema político y a una buena constitución por ajustes.30 En Cen-
troamérica se partió de una mala constitución en 1824, pero no se aprove-
charon las oportunidades para corregirla y perfeccionarla, aun cuando esas
oportunidades existieron. La anexión a México no fue una propuesta desca-
bellada y propició el primer debate abierto sobre la constitución. El fracaso
del experimento imperial de Iturbide obligó a la Independencia de México
y abrió la posibilidad de hacer una buena constitución. Los jóvenes sin expe-
riencia política se endiosaron y creyeron que estaban listos para legislar. José
Francisco Barrundia fue nombrado presidente de la comisión de constitu-
ción de la Asamblea Nacional Constituyente, acompañado de Pedro Molina,
Mariano Gálvez y José Francisco Córdova (conocido como «Cordovita»).
Produjeron una constitución interesante, aunque contradictoria, con pode-
res del Estado mal organizados y en esencia una constitución impracticable
que tenía el sello de la falta de experiencia en la materia. Esa fue la gran
oportunidad perdida para Centroamérica. Las contradicciones afloraron y la
irresponsabilidad de los liderazgos llevó al estallido de la guerra civil en 1826.
Durante la guerra, en 1827 se dieron varias negociaciones para buscar una
salida, pero en gran parte por la intransigencia de San Salvador eso no fue
posible. Esa fue la gran oportunidad desaprovechada para hacer una reforma
profunda a la constitución y parar la guerra. Centroamérica tuvo una tercera
oportunidad de encausar el rumbo en 1829 cuando Morazán tomó Guate-
mala. Al contrario de Napoleón que se puso por encima de las facciones y
legisló, Morazán equivocadamente optó por ser el caudillo de una facción
atizando el fuego de la discordia y perpetuando las causas que llevaron a la
guerra civil en 1826. No aprovechó el movimiento a favor de la reforma de
la constitución propuesto en 1830 por Pedro Molina, por el contrario apoyó
30 Nicolás Maquiavelo, The discourses on the first ten books of Titus Livy (London: Penguin Classics, 1970), 105-106.
27Revista de Humanidades y Ciencias Sociales, n.° 5 (El Salvador) (julio-diciembre, 2013) ISSN: 2306-0786
su destitución. En 1832 cuando el movimiento a favor de la reforma tomó
nuevo ímpetu, Morazán no asumió el liderazgo, más bien optó por extender
el gobierno de facción a San Salvador derrocando personalmente al jefe de
Estado constitucional José María Cornejo. En 1836, cuando se dio el debate
final sobre la Constitución de 1824 en las instancias federales, Morazán no
asumió ningún liderazgo como correspondía por ejercer en ese momento
la presidencia. Sin duda, esa quizá fue la última gran oportunidad perdida
para dar un nuevo rumbó a Centroamérica y evitar su desintegración. La
propuesta de reforma presentada por Juan José Aycinena para construir un
nuevo pacto y constitución federal en 1838 no fue comprendida, y los Es-
tados comenzaron por sí solos a proclamar su soberanía desintegrando la
unidad centroamericana. Finalmente, ante el avance de los ejércitos guerri-
lleros ladinos, mulatos e indígenas, encabezados por Rafael Carrera,31 y ante
lo impredecible de la conducta de un movimiento que desde la élite criolla
se veía como una amenaza a la civilización hispánica, un grupo de notables
de la ciudad de Guatemala, donde destacaba Juan José Aycinena y Alejandro
Marure, propuso la dictadura clásica a Morazán. Este no entendió la tras-
cendencia y legitimidad de la propuesta y la rechazó. Si Morazán hubiera
aceptado la dictadura clásica que le ofrecieron es probable que la historia de
Centroamérica fuera otra. Lamentablemente la predicción de su destrucción
hecha por Valle en 1832 se cumplió en 1838. En política, las oportunidades
deben aprovecharse.
Visión sobre los pueblos indígenas
Para establecer una república Centroamérica tenía necesariamente que inte-
grar políticamente a su población indígena, que mostraba para 1821 un buen
31 Cfr. Juan Carlos Sarazúa Pérez, «Territorialidad, comercio y conflicto al Este de Guate-mala: Santa Rosa, 1750-1871» (Tesis, Escuela de Historia, Universidad San Carlos de Guate-mala, 2007); Ann Jefferson, «The Rebelion of Mita Estern of Guatemala 1837» (Tesis Docto-ral, University of Massachusetts Amherts, 2000).
28 Revista de Humanidades y Ciencias Sociales, n.° 5 (El Salvador) (julio-diciembre, 2013) ISSN: 2306-0786
grado de civilización e integración, habiéndose logrado su incorporación a
la ciudadanía desde 1812 en la Constitución de Cádiz. Esta integración fue
el resultado de una evolución positiva de la población indígena producto del
ilustre José Campillo, quien en 1743 en su libro Nuevo sistema de gobierno eco-
nómico para la América concluyó que la verdadera riqueza de América era su
población indígena. Que el indígena, igual que todo ser humano, se mueve
por utilidad y que el sistema económico y la segregación impuesta por los
españoles había llevado a una explotación extrema del trabajo indígena, y
que era momento de brindarle nuevos espacios para su superación econó-
mica.32 Esta nueva visión tuvo mucho impacto en la primera generación de
ilustrados centroamericanos, quienes vieron honestamente al indígena en
planos de igualdad natural, aunque aceptaban la superioridad de la cultura
hispánica. Esta nueva visión es lo que propició el fin del repartimiento de
indios, la extinción del tributo y el acceso a la ciudadanía de la población
indígena masculina en la Constitución de 1812.33 A partir de 1829, en Gua-
temala, se comenzó a impulsar una reforma agraria que privatizaba todas
las tierras baldías, lo cual afectó profundamente a la población indígena que
tenía una posesión ancestral de las tierras, pero no tenía títulos de propiedad
en el sentido moderno. Esto provocó grandes litigios en los cuales los po-
bres, generalmente indígenas, mulatos y ladinos, fueron desposeídos y solo
los ricos pudieron comprar tierras.34 Sin embargo la gota que derramó el
vaso fueron los proyectos de colonización impulsados por Mariano Gálvez
para atraer emigrantes principalmente de origen protestante. Los territorios
asignados eran gigantescos, que en teoría estaban despoblados, mas en rea-
lidad estaban llenos de pobladores. En esos territorios comenzó la protesta
y el levantamiento de indígenas, ladinos y mulatos liderado por Carrera en
1837. En el fondo estos proyectos respondían a un cambio de visión sobre
32 José Campillo y Cosío, Nuevo Sistema de gobierno económico para la América (1743).33 Constitución de la Monarquía Española de 1812.34 Sarazúa Pérez, «Territorialidad, comercio y conflicto al Este de Guatemala»; Jefferson, «The Rebelion of Mita Estern of Guatemala 1837».
29Revista de Humanidades y Ciencias Sociales, n.° 5 (El Salvador) (julio-diciembre, 2013) ISSN: 2306-0786
la población indígena. De ser considerados como la verdadera riqueza de
América habían pasado a ser, en la administración de Gálvez, una cultura
incómoda que era un obstáculo para el desarrollo del progreso. Irónicamente
al inmigrante se le ofrecieron grandes facilidades para ser propietario y al
natural se le ofrecía desposesión y marginación. Este cambio en la forma de
pensar no era casual: en Estados Unidos se continuaba una política de exter-
minio de la población indígena con niveles de crueldad realmente típicos de
tiempos bárbaros, y lo mismo hacían los criollos porteños en Río de la Plata.
Gálvez y Morazán simplemente seguían una política de exterminio y acoso
a las poblaciones indígenas. Por suerte los ladinos e indígenas guatemaltecos
crearon una guerrilla poderosa capaz de triunfar y defender su cultura, bajo
el liderazgo del legendario guerrillero ladino indígena Rafael Carrera, el
único de su género, que murió investido de su calidad de presidente vitalicio
de Guatemala. Si Centroamérica aspiraba a construir una república debía
integrar en su proyecto correctamente a su mayor tesoro, su población indí-
gena. De indígena marginado a ciudadano activo y participativo hay un gran
paso. Lamentablemente ese problema en muchos lugares de Centroamérica
sigue sin resolverse.
Las posibilidades de establecer una repú-blica
Una república o una polis la forman los ciudadanos, y el mismo concepto de
ciudadano lleva la connotación de un ser dedicado a la vida política activa en
defensa del bien común, la ley y la libertad política. Su fundamento son las
virtudes cívicas (sabiduría, moderación, coraje, templanza y justicia), y estas
no son naturales y se deben trabajar a partir de la educación y la práctica
cívica. Ello hace de la república una forma de gobierno muy complicada
para establecer y estabilizar políticamente. Asume la propiedad privada o
dominio personal de una extensión suficiente para vivir con comodidad,
pero la gran propiedad la destruye porque inclina la constitución a la for-
30 Revista de Humanidades y Ciencias Sociales, n.° 5 (El Salvador) (julio-diciembre, 2013) ISSN: 2306-0786
mación de facciones y la oligarquía. En la antigüedad clásica para estable-
cer una polis o república, se establecieron previamente reformas económicas
que le dieron estabilidad. Así, las reformas económicas de Licurgo están a la
base de la constitución mixta de Esparta,35 y las de Solón en la democracia
ateniense,36 y en la Roma republicana los sensores nunca permitieron que los
ciudadanos poseyeran grandes propiedades. Cuando las conquistas crearon el
latifundio aparecieron los ejércitos de clientela de Julius Caesar y Pompeyo.
La república colapsó como resultado del deterioro de la cultura cívica. En
Estados Unidos, y principalmente en Nueva Inglaterra, fue posible crear una
república moderna representativa y federal sobre la base de democracias di-
rectas a nivel municipal, el reino de la pequeña propiedad y una cultura pro-
testante que fundamentaba las virtudes cívicas y religiosas.37 Sobre esa base
para los grandes legisladores de la constitución de 1787 fue posible levantar
el edificio de la república federal moderna y liberal. Alexander Hamilton
en El federalista, n.° VII, VIII y IX, explicó convincentemente las ventajas
de una constitución federal,38 y James Madison escribió argumentando que
el gobierno representativo era superior al democrático clásico.39 Por ello en
Estados Unidos de América no se intentó construir una república antigua
y se legisló sin vacilación para una república moderna basada en profundas
trasformaciones económicas, religiosas y conceptuales.
En Hispanoamérica no existían condiciones para establecer una
república antigua, sin embargo las propuestas constitucionales influyentes
como las de Simón Bolívar tenían esas características.40 En Centroamérica,
como se ha comentado antes, la Constitución de 1824 fue una mezcla de
república antigua y moderna. Se buscó tener lo mejor de los dos mundos y
35 S.E. Finner, The history of government I (Oxford University Press, 1997), 339.36 Finner, The history of government I, 342.37 Alexis de Tocqueville, La democracia en América I (España: Alianza Editorial, 1980), 58-66.38 Hamilton, El federalista, 23-35.39 Madison, El federalista, 35-41.40 Simón Bolívar, «Discurso sobre el proyecto de Constitución para Bolivia». Lima, 25 de mayo de 1826, http://www.educ.ar Las cámaras de tribunos, de senadores y sensores son típicas de la república clásica.
31Revista de Humanidades y Ciencias Sociales, n.° 5 (El Salvador) (julio-diciembre, 2013) ISSN: 2306-0786
eso no era posible. La república antigua necesariamente demandaba una cul-
tura cívica y virtudes cívicas que no se podían desarrollar en una monarquía
absoluta. El tipo de propiedad no era favorable, ya que la desigualdad en la
propiedad estaba ensanchada y en los pueblos indígenas la propiedad era co-
lectiva. La república antigua demandaba necesariamente una reforma agra-
ria. La cultura política intolerante de la cultura hispánica era otro valladar así
como las divisiones étnicas. Además esta forma de constitución correspondía
a otra época de la historia y a otros contextos culturales. En suma, edificar
una república antigua en Centroamérica en la época de la independencia era
como ensillar una vaca.
Sin embargo, el establecimiento de una república moderna repre-
sentativa y liberal tenía mejores posibilidades. En este caso, la república mo-
derna no demandaba las exigencias en materia de ciudadanía y virtudes
cívicas que demandaba la república clásica. El principio de representación
y la separación y control de poderes bien desarrollados garantizaban la es-
tabilidad política. Existía la gran propiedad, pero existían una gran cantidad
de pequeños propietarios y una inmensa cantidad de tierras nacionales que
podían ser colonizadas y usadas para distribución de tierras en propiedad
privada en parcelas de tamaño suficiente para garantizar un nivel de vida
adecuado y fomentar la igualdad. No había necesidad de privatizar las pro-
piedades colectivas de los pueblos de indígenas, pero se debía permitir que
colonizaran tierras en propiedad privada en las líneas propuestas por Cam-
pillo. Centroamérica tenía la ventaja de tener una población indígena tra-
bajadora e industriosa civilizada por la agricultura y la vida en ciudades o
alrededor de las ciudades desde la Mesoamérica precolombina. La población
de origen africano estaba muy bien integrada a la vida económica y política.
En 1821 la cantidad de esclavos era de más o menos quinientos y esa institu-
ción fue abolida en 1823. La población mulata era mayor y estaba totalmen-
te integrada en la economía y en las milicias. Con la mano de obra de los
campesinos ocupada principalmente en sus propios cultivos, la agricultura se
tenía que tecnificar y se debía garantizar un rápido mejoramiento del nivel
32 Revista de Humanidades y Ciencias Sociales, n.° 5 (El Salvador) (julio-diciembre, 2013) ISSN: 2306-0786
de vida inclinando la economía hacia la industria y el comercio. Este análisis
nos permite concluir que existían condiciones básicas desde el punto de vis-
ta social y económico para establecer una república. Una república federal y
representativa moderna como la analizó Juan José Aycinena o una república
unitaria representativa moderna como propuso José Francisco Córdova. Esas
dos propuestas no estaban fuera de contexto y no se realizaron por la innece-
saria guerra civil producto de la insensatez. Si una de estas propuestas se hu-
biera consolidado, Centroamérica hubiera estado en capacidad rápidamente
para construir su gran proyecto económico: el canal en Nicaragua. Para ello
se realizaron dos magníficos estudios en la época. José Cecilio del Valle ana-
lizó el proyecto del canal en las sesiones del congreso federal en su calidad
de diputado, en sesiones de abril y mayo, en un documento de 17 páginas
con brillantes argumentos.41 Juan José Aycinena publicó su magnífico ensayo
sobre el canal de Nicaragua en 1836 donde predice que de construirse sur-
girían ciudades más importantes que Nueva York.42 La historia es abierta: a
Centroamérica se le llevó por la ruta del despotismo ilustrado y la república
antigua, a la guerra civil y la desintegración; por la ruta de la república mo-
derna, se le pudo haber llevado a ser una potencia regional.
41 José Cecilio del Valle, «El grandioso proyecto del canal de Nicaragua y la ambición extranjera», en Obras de José Cecilio del Valle, tomo I, pp. 132-149.42 Juan José Aycinena, «El canal de Nicaragua. (1836)», en Juan José de Aycinena. Idealista conservador de la Guatemala del siglo XIX, David L. Chandler (Guatemala: CIRMA, 1988), 172-200.
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Tradición y reforma: conflictos entre ayuntamiento e intendencia en la Provincia de San Salvador del Reino de Guatemala (1786-1805)
Carlo E. AguiluzArchivo General de la Nación
Recepción: 4 de noviembre de 2013Aceptación: 28 de noviembre de 2013
Resumen Este artículo es parte de una investigación de mayor alcance sobre las luchas entre grupos de poder que se afincaron entre la tradición (élites locales) y la reforma (funcionarios reales) a finales del siglo XVIII y principios del XIX, en la provincia de San Salvador, luchas que con el tiempo ayudaron a la idea de emancipar a Centroamérica. Se establecen dos elementos claves para el análisis: por un lado, la tradición como abstracción general sobre las ideas socioculturales de las élites de San Salvador como principal factor de cohe-sión entre estas frente a la llegada de las ideas absolutistas y, por el otro lado, se presenta a la reforma como otro factor decisivo en la reconfiguración del gobierno colonial de parte de los borbones frente a las provincias indianas que habían configurado un sistema administrativo descentralizado fuera de un orden cohesionador como el propuesto por la casa real de origen francés.
Palabras clave: reformas borbónicas, Intendencia de San Salvador, élites coloniales.
AbstractThis article is part of a wider investigation on the struggles between power groups who settled between tradition (local elites) and reform (royal offi-cials) in the late eighteenth and early nineteenth century, in the province of San Salvador, struggles that eventually helped emancipate the idea of Central America. Two key elements for analysis are established: one, the tra-dition as a general abstraction of the sociocultural ideas of the elites of San Salvador as the main factor of cohesion among these deal with the arrival of absolutist ideas and, on the other side, presents the reform as another decisive factor in shaping the colonial government of the Bourbons against the indies provinces had configured a decentralized administrative system outside a cohesive order as proposed by the royal house of French origin.
Keywords: Bourbon reforms, Intendance of San Salvador, colonial elites.
39Revista de Humanidades y Ciencias Sociales, n.° 5 (El Salvador) (julio-diciembre, 2013) ISSN: 2306-0786
Introducción
El estudio de las élites locales presenta enormes desafíos al investigador; por
un lado, el construir sus historias de vida junto a sus telarañas de poder eri-
gidas durante años y, por el otro, el lograr encontrar los puntos de encuentro
que muestren el actuar de los personajes que se mueven por un mundo tan
distante y diferente al actual. Pero superando estos inconvenientes, se abren
las puertas y ventanas hacia descubrimientos imposibles de rastrear desde
otras perspectivas.
El análisis y la interpretación que en estas páginas se escribe se en-
marcan principalmente en el aglutinamiento de las élites en un punto de
encuentro como el ayuntamiento en contra de los funcionarios reales que
se establecían en la intendencia. En materia de conflictos es muy difícil esta-
blecer los distintos sectores en pugnas, por lo que a manera ilustrativa se han
reunido a los grupos de poder locales dentro del ayuntamiento como ele-
mento cohesionador social y a los poderes foráneos dentro de la intendencia,
Tradición y reforma: conflictos entre ayuntamiento
e intendencia en la Provincia de San Salvador del Reino de
Guatemala (1786-1805)
Carlo E. AguiluzArchivo General de la Nación
40 Revista de Humanidades y Ciencias Sociales, n.° 5 (El Salvador) (julio-diciembre, 2013) ISSN: 2306-0786
para observar sus acciones en un marco de referencia donde los primeros se
aferraron a la tradición, entendida como su arraigo a las costumbres y a la
forma de hacer gobierno, mientras que por reforma se entiende a los cam-
bios introducidos por los borbones con sus políticas públicas de transforma-
ción de sus posesiones, representadas en los funcionarios reales.
El periodo que comprende este artículo es de 1786 a 1805; dado
que en 1786 las reformas borbónicas entraron con total vigor en el Reino
de Guatemala y el año de 1805 se culmina debido a que existe un cambio
trascendental en el traspaso de mando de los intendentes interinos al muy
conocido intendente Gutiérrez y Ulloa, quien fatalmente al aplicar de forma
sistemática la legislación borbónica, coadyuvó al movimiento emancipador
que inició con el famoso 5 de noviembre de 1811 o Primer Grito de Inde-
pendencia de Centroamérica.
El abordaje del problema navega por los límites de lo legal y de lo
cultural, de ahí que se presenten los conflictos entre las dos instituciones que
se disputaban su poder en la ya mencionada provincia; ante esto los conflic-
tos son los principales focos de atención para comprender los vaivenes de la
política impregnada de la cultura de antiguo régimen que coexistía con la
modernidad que se introducía poco a poco en las latitudes centroamericanas.
El Ayuntamiento de San Vicente ante la Intendencia
Se comienza en una provincia interna de la Intendencia de San Salvador
para narrar los primeros enfrentamientos que tuvieron que ver con las re-
formas borbónicas, pues si bien es cierto la capital provincial era el foco
de efervescencia política, fue en la periferia donde los encuentros entre la
tradición y la reforma tuvieron sus primeras luces que más tarde se trasla-
darían hasta la propia Ciudad de Guatemala, capital del Reino homónimo;
también es importante hacer saber que fue en 1786 cuando fue efectiva la
reforma administrativa en todo el Reino, una que desde el primer momento
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influyó en la formación de la conciencia primaria de autonomía frente a la
metrópolis absolutista.
En el año de 1788, el Ayuntamiento de San Vicente entabló un
ocurso contra el gobernador intendente el licenciado don José Ortiz de la
Peña;1 esto significó uno de los primeros ataques por parte de una de las éli-
tes locales, una periférica, pero que guardaba estrecha relación con los líderes
en el Ayuntamiento de la Ciudad de San Salvador, rival de la Intendencia,
de tal modo que ambos ayuntamientos no solo tenían contacto político o
comercial, sino que incluso se emparentaban entre sí, a tal punto que mu-
chos de los llamados próceres de la independencia tuvieron como cuna la
provincia vicentina, conocida como la capital del añil.
Dicho conflicto resulta ser de los más interesante para el ojo histo-
riador, pues presenta los suficientes elementos para observar la lucha entre
los poderes locales y Reales, una fractura entre lo jurídico y lo tradicional.
Aunque, lo jurídico no necesariamente se convierte en legítimo, pues a fin
de cuentas es una imposición desde España, y lo tradicional tampoco deja de
ser una tiranía, de tal modo que ambos sistemas se enfrentan en los límites
de lo permitido, imperando la ley del soberano, el mandato dispuesto por el
monarca hispano.
El intendente, José Ortiz, de San Salvador se vio envuelto en la co-
rriente legal de la Audiencia de Guatemala por problemas jurisdiccionales.
El conflicto comenzó cuando el señor intendente solicitó ante el Ayunta-
miento de la Villa de San Vicente de Austria algunas causas originales que
llevaban los juzgados de dicha villa y a la misma vez emplazar a uno de
los vecinos, y a otro encarcelarlo, por lo que el Ayuntamiento (o cabildo)
se sintió ofendido debido a que se habían violado su «Real Jurisdicción y
privilegios».2
1 Archivo General de Centroamérica, A1.2.5, Leg. 21, Exp. 194. En Adelante se abrevia como AGCA.2 A1.2.5, Leg. 21, Exp. 194, folio 2r.
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El gobernador intendente se enfrentó ante un argumento que para
él era inverosímil: el Ayuntamiento tenía sus privilegios y estos se les respeta-
ban, pues además de la tradición, de la costumbre de hacer sus funciones de
acuerdo a la experiencia, también tenían un logro bajo su manga: una Real
Provisión con la cual años atrás habían logrado arrebatarle el poder a un al-
calde mayor, y claro, si lo habían logrado con este, por qué no con este otro.
El 18 de junio de 1759, se emitió la Real Provisión en la que se
mandaba al alcalde mayor de ese entonces a guardar los privilegios y fue-
ros que el Ayuntamiento poseía, dado que también era una costumbre de
muchos años en ejecución y no se podía intervenir en ella, pues los alcaldes
ordinarios eran quienes tenían potestad en las causas de primera instancia. La
Real Audiencia respondió que «[…] el Alcalde Mayor de la Ciudad de San
Salvador, guarde los privilegios, y esepsiones [sic] concedidas a la dicha Villa,
y sus moradores».3 También presentó más pruebas legales, en 1730 se despa-
chó otra orden de parte de la Audiencia para que «[…] el Alcalde Mayor de
la Provincia de San Salvador […] no incomodando a los vecinos sacándolos
de dicha Villa para la averiguación».4 Y rastreando otros años más atrás, en
1724 se «[…] declaró lo mismo reprehendiendo al Alcalde Mayor, que por
entonces era sobre haverse exedido [sic] queriéndose advocar cuanta causa
que se trataba ante el Alcalde Ordinario».5
El Ayuntamiento había logrado prevalecer ante la justicia indiana en
contra del poder central ubicado en la Alcaldía Mayor. En diferentes ocasio-
nes lograron contener los avances que cada funcionario Real intentaba dar
más allá de su jurisdicción, pues cada vez que esto sucedía el Ayuntamiento
los detenía en seco y lograba que la tradición prevaleciera, haciendo uso de
las leyes y de sus propias versiones de los hechos.
No era tan sencillo enfrentarse a un ayuntamiento, si lo era para uno
perteneciente a una villa en lo más profundo y alejado de la provincia ¿cómo
3 A1.2.5, Leg. 21, Exp. 194, folio 6v.4 A1.2.5, Leg. 21, Exp. 194, folios 10v-11r.5 A1.2.5, Leg. 21, Exp. 194, folio 22r.
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no lo sería con el de San Salvador? El cuerpo capitular de San Vicente siguió
presionando porque el intendente se alejara de su jurisdicción y se mantu-
viera en esa línea imaginaria que dividía el poder local del regional, pero él
no lo hizo, siguió hasta las últimas consecuencias amparado en la Ordenanza
de Intendentes, aun así aquellos no desistieron.
Los capitulares aducían razones de índole moral para mantener su
jurisdicción, pues cuando el alcalde mayor desaforaba a los vecinos les oca-
sionaban «notable, agravio, y perjuicio dejando sus cafas [sic], mujeres, e
hijos»;6 y claro, eran razones suficientes como para dejar intacta la tradición
jurídica de mantener la administración de justicia en los alcaldes ordinarios
de San Vicente. Pero no les importaba las razones por las que se violare su ju-
risdicción, el Ayuntamiento tenía preeminencia en sus actos judiciales en su
territorio debidamente demarcado por la costumbre desde tiempos inme-
moriales, y bastaba solo con esto para demarcar los campos de acción de los
alcaldes de San Vicente, imponiendo autoridad y sobresaliendo triunfantes
en cada encuentro con el poder central. Y tenían razón, las Leyes de Indias
les dieron potestad para ejercer justicia en primera instancia en materia civil
y criminal. A continuación se transcribe dicho artículo.
LEY PRIMERA.
El emperador D. Carlos año 1537.
Que en las ciudades se elijan alcaldes ordinarios y es su jurisdic-
ción.
Para el buen regimiento gobierno y administración de justicia de las
ciudades y de españoles de las Indias donde no asistiere gobernador
ni lugarteniente Es nuestra voluntad que sean elegidos cada año en
la forma que hasta ahora se ha hecho y fuere costumbre dos alcaldes
ordinarios los cuales mandamos que conozcan en primera instancia
do todos los negocios causas y cosas que podía conocer el goberna-
6 A1.2.5, Leg. 21, Exp. 194, folios 5v-6r.
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dor ó su lugar teniente en cuanto á lo civil criminal y las apelaciones
que so de sus autos y sentencias vayan á las audiencias gobernadores
ó ayuntamientos estuviere ordenado por leyes de estos y reinos.7
En 1747 otro alcalde mayor, Isidro Díaz de Vivar, envió al doctor
Miguel de Velázquez y Varas, oriundo de Chile, para que se tomara atribu-
ciones que no le competía a oídos del Ayuntamiento, pues se le nombró
administrador de justicia ante la ausencia de los alcaldes ordinario de la Villa
de San Vicente, debido a que Díaz perseguía a una «cuadrilla de Ladrones de
Bestias y Ganados»,8 es decir, era obvio que dichos alcaldes no estarían pre-
sentes a la hora de perseguir a esa banda criminal, era un asunto de carácter
provincial para el alcalde mayor, no podía invadir terrenos protegidos por
otros funcionarios, pero aun así lo hizo; y es que el problema era doble, los
que a la vez eran regidores también eran los dueños de esas tierras, estando
sus reclamos doblemente justificados. Y, como en los otros casos, la Villa tuvo
la razón.
El Ayuntamiento de San Vicente buscó en su historia la manera de
mantener el control sobre su territorio, eran sus tierras, su gente, sus riquezas,
y no podían permitirse que un funcionario Real de otras latitudes impusiera
su criterio sobre el de ellos, ya que era su hogar, y los trapos se lavaban en
casa, tal cual se había hecho durante siglos. En una Villa tan pequeña con tan
pocas personas con la posibilidad de acceder a un cargo concejil, era evi-
dente que todos se conocían y tenían algún grado de parentesco, volviendo
inviable la justicia ejercida por el alcalde mayor, eso trastocaría el entorno
económico, político y hasta familiar de la localidad.
Años más tarde, con las reformas establecidas, el intendente cum-
pliendo con lo mandando por la Ordenanza vigente que le confería dife-
rente atribuciones, realizó su respectiva visita de cárceles, lo que encontró
7 Ley I, Título Tercero, Libro Quinto, Recopilación de leyes de los Reinos de las Indias (Ma-drid, España: Boix, 1841), 176. Reimpresión de la original.8 AGCA, A1.2.5, Leg. 194, Exp. 194, folio 22v.
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no fue de su agrado, ni más ni menos, que los alcaldes en su calidad de
jueces realizaban actos arbitrarios bajo el manto de las leyes, que a juicio del
funcionario Real estaban fuera del orden moral, fuera de los códigos de la
masculinidad de la época.
De entre los varios casos que el intendente expuso con las irregulari-
dades encontradas, mandó a pedir el libro donde se encontraban los casos de
cierta corrupción; la mayoría eran por motivos de deudas, incluso un apodera-
do legal del marqués de Aycinena se vio involucrado en uno de ellos, esta per-
sona era José Juan de Lara que tuvo algunos roces en un feria de añil.9 El caso
que más resalta es el de una mujer viuda que fue encarcelada por deudas, su
nombre era María del Pilar Azanudo, quien debía de cancelar algunas cuentas
con sus acreedores, al no poder hacerlo fue llevada a prisión por orden de uno
de los alcaldes;10 el intendente devolvió el expediente al alcalde de segundo
voto para que recobrara su libertad y que otro juez ventilara su caso.
José Ortiz mandó a que «Alas continuas quexas [sic] sobre prisiones
y extorsiones […] que no se moleste ni embaraze aplicasrse [sic] al encau-
sarse a los deudores que justificaren en forma bastante su insolvencia»,11 pues
las medidas habían sido demasiado violentas como para que el funcionario
se quedara de brazos cruzados, por lo que le pareció necesario ejercer su
autoridad para imponer la justicia que el Rey le había encomendado.
El arresto de una mujer, con hijo, con el agravante de ser viuda, fue
un elemento esencial para don José Ortiz de la Peña, por algo que no estaba
escrito en una ley que debía de evitar semejantes actos contra el honor, era
una cuestión de moral, de hombría, para eso proveyó «[…] queno seponga
presa a muger [sic] alguna por dependencia y se proporcionen los pagos en
el modo qe [sic] alcancen las facultades de los deudores».12 ¿Le molestó a los
vicentinos la intromisión? Por supuesto que sí.
9 AGCA, A1.2.5, Leg. 194, Exp. 194, folio 33v.10 AGCA, A1.2.5, Leg. 194, Exp. 194, folio 33v.11 AGCA, A1.2.5, Leg. 194, Exp. 194, folio 35r.12 AGCA, A1.2.5, Leg. 194, Exp. 194, folio 35r.
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El Ayuntamiento atacó declarando que «[…] los procedimientos
que supone en dicho Gobernador subversivos de sus Privilegios en la expo-
sición de varias denuncias providencias dirigidas á pedir Autos pendientes
ante sus Alcaldes Ordinarios, y hacer comparecer en su gobierno á algunos
vecinos de la dicha Villa».13 El intendente en su informe mostraba que «[…]
la falta de sinceridad y buena fe con quelos yndividuos [sic] de aquel Ca-
bildo» era una parte esencial de su actuar como personas acostumbradas a
realizar sus actos en forma que mejor les parecían. Las palabras del funciona-
rio fueron duras, «diariamente estan incomodando a Vt. [sic] Gobernador»,
y no solo eso, sino que los acusaba de «haber producido una quexa [sic]
infundada como opuesta á la justificación, regularidad y prudencia con que
este Gobierno ha procurado y procura desterrar las tyranias [sic], excesos y
abusos, que de sus jurisdicción ordinaria hacen los Alcaldes de aquel y otros
Partidos».14
El intendente exponía que, de acuerdo al artículo 22 de la Orde-
nanza, que decía: «Entre los cuidados y encargos […] es el mas recomendable
establecer y mantener la paz en los Pueblos de sus Provincias, evitando que
las Justicias de ellos procedas con parcialidad, pasión o venganza: á cuyo fin
deben interponer su autoridad, y remediar los daños que de las enemistades
resultan á la Causa pública y á mis Vasallos»,15 y eso mismo hizo, obligó a los
Alcaldes a que cumplieran con sus obligaciones de manera justa; pero a ellos
no les interesó, era su forma de ver el mundo, de aplicar su propia justicia
interpretando para sí mismos las leyes, que iban en contra «principalmente
con los pobres, y desvalidos, que no tienen árbitros para acudir al Supremo
Tribunal en virtud de sus desagravios».16
El caso llegó hasta la Real Audiencia. Esta respondió diciendo que
el «S.or Yntendnete [sic] de S.n [sic] Salvador es Juez de primera instancia
13 AGCA, A1.2.5, Leg. 194, Exp. 194, folio 35v.14 AGCA, A1.2.5, Leg. 194, Exp. 194, folio 36r.15 Art. 22, Real ordenanza para el establecimiento é instrucción de intendentes de exercito y provincia en el Reino de la Nueva-España (Madrid, España: Real, 1786), 30-31.16 AGCA, A1.2.5, Leg. 194, Exp. 194, folio 37v.
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en todas sus tres Provincias»,17 y de esta manera el Ayuntamiento habiendo
creído que podía surtir efecto su denuncia con los antecedentes de los alcal-
des mayores y se aplicaría así mismo para el nuevo funcionario, se equivocó
cuando la Real Audiencia le otorgó al gobernador intendente la supremacía
de su cargo frente a los alcaldes ordinarios que debían obligadamente subor-
dinarse ante él;18 de esta manera la Intendencia logró imponerse en una villa
de españoles de la periferia, pero fue ante un conflicto, más adelante llega-
rían aún más desde diferentes provincias y desde la propia San Vicente, poco
a poco los pequeños fuegos iban acrecentando las llamas de los autonomistas.
El Ayuntamiento de San Salvador ante la Intendencia
Los pocos casos que se exponen aquí sobre los conflictos entre las autorida-
des locales y las Reales para este periodo resultan esclarecedores en cuanto al
proceso de reforma que implementaron los borbones y sus ministros desde
inicios del siglo XVIII; planes tras planes, que a veces perduraban y en otras
ocasiones se venían a pique, se estrellaban contra la realidad de los territorios
indianos, que gozaban de su propia autonomía operativa desde su creación.
Los reyes podían quitar a uno y otro funcionario, pero les era muy difícil
controlar a poblados demasiados pequeños y aislados como los de Centro-
américa, quizá por eso el Reino estaba sometido directamente a un capitán
general y bajo la responsabilidad directa de la Monarquía sin depender di-
rectamente del Virreinato de la Nueva España.
17 AGCA, A1.2.5, Leg. 194, Exp. 194, folio 41r.18 AGCA, A1.2.5, Leg. 194, Exp. 194, folio 44r.
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Fuente: elaboración propia con base en Manuel Rubio Sánchez, Alcaldes Mayores, vol. II (San Salvador, El Salvador: Dirección de Publicaciones, 1979).
Los conflictos entre ambas instituciones solo demuestran que desde
muchos antes se daban, pues en 1784, con la Alcaldía Mayor todavía en fun-
ciones, el Ayuntamiento se quejaba de que dicho alcalde no hizo lo que se
le pidió para una de las tantas procesiones de la Semana Santa en la tradición
católica,19 y es que a él lo nombraron mayordomo de la Santa Hermandad
de la Vera Cruz, siendo un cargo tomado de forma voluntaria, por lo que no
aceptó. El cuerpo capitular se sintió sumamente ofendido, y envió su caso
a la Real Audiencia, resolviendo esta que el noble Ayuntamiento se había
excedido y se eligiera otro mayordomo.20 Se podría pensar que la acción
ejercida por el cabildo era de origen religioso, pero observándola desde un
punto de vista político, su intención suponía controlar al alcalde mayor en
sus propios terrenos para integrarlo a su comunidad y volverlo parte de sus
redes de poder.
19 AGCA, A1.55, (3), Leg. 625, Exp. 5788, folio 1r.20 AGCA, A1.55, (3), Leg. 625, Exp. 5788, folios 8r-9r.
Cuadro 1Intendentes e intendentes interinos de la Provincia de San Salvador, 1786-1805
Intendente Periodo
José Ortiz de la Peña 1786 - 1789
Francisco Luis Héctor de Carondelet 1789 - 1791
José Antonio María de Aguilar 1791 – 1793 y 1798 - 1799
Ignacio Santiago Ulloa 1793 - 1798
Bernardo José de Arce 1799 - 1800
Luis Martínez Navarrete 1800 - 1801
Luis de Argueda 1801 - 1802
José Justiniano Rosi 1802 - 1803
Buenaventura de Viteri 1803 - 1804
Francisco Vallejo 1804
Antonio Isidro Palomo 1804 - 1805
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En 1787 se envió otro caso a la Real Audiencia. Eran los días en
los que la Intendencia se establecía en San Salvador. Quien lo exponía en
términos de abusos era el escribano Mariano Fagoaga, cabecilla de una de las
grandes familias de la Provincia y pariente cercano de quien luego fue cau-
dillo de la independencia de España, posteriormente del Imperio Mexicano
y más tarde primer presidente de la Federación Centroamericana. Dicha de-
nuncia se dirigía en contra del intendente.21 Tres años después, otro conflicto
volvería a sacudir la arena política: en una clara invocación de los poderes
del intendente, el funcionario mandó a que su teniente asesor se sentara con
los miembros capitulares en las funciones públicas;22 la reacción fue la espe-
rada, el Ayuntamiento se opuso tajantemente a sus pretensiones, pues no era
posible que los funcionarios reales comenzaran a tener relevancia pública, ya
que era un monopolio de parte de ellos y no podían otras personas usurpar
su imagen; pero la causa quedó inconclusa, no pudieron sentarse junto a tan
distinguidas personas del cabildo de San Salvador.
Los conflictos devenidos por situaciones de carácter simbólico son
el resultado de fricciones ya existentes desde muchos años atrás, no era ca-
sualidad que se presentaran choques entre dos rivales acuerpados en insti-
tuciones que se disputaban el poder de su localidad. Desde 1790 a 1798 no
se ha podido encontrar otros conflictos, es muy probable que el intendente
Ignacio Santiago Ulloa que gobernó desde 1793 hasta 1798 haya aprendido
a congeniar con el Ayuntamiento, o en el peor de los casos, las disputas no
llegaron hasta oídos de la Real Audiencia y se resolvieron en casa, sea cual
sea el caso, el hecho de que haya un silencio en estos años indica demasiado
y muestra muy poco.
Posteriormente, 1799 fue un año muy candente, se presentaron
cuatro casos a la capital del Reino para que se resolviesen. Nuevamente el
Ayuntamiento presentaba más quejas contra la Intendencia; un año antes
había muerto Ignacio Santiago Ulloa, por lo que de acuerdo a la Real Orde-
21 AGCA, AI.19, (3), Leg. 285, Exp. 3599, folio 1r.22 AGCA, A1.55, (3), Leg. 625, Exp. 5858.
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nanza su teniente le debía de remplazar hasta que nombrara a uno nuevo; y
así fue, ascendieron a Agustín Cisneros como interino, por algún tiempo. La
queja fue firmada por personajes como Pedro Delgado, progenitor de Ma-
tías Delgado; Gregorio Castriciones; Josef Camacho; Luis Pérez; Domingo
Durán, entre otros. Todos miembros regidores.23
Ese año uno de los acostumbrados terremotos dañó severamente la
infraestructura de toda la ciudad en lo público y lo privado, sobre todo por-
que décadas atrás, en 1776, otro sismo había dejado mal parada a la ciudad
y este movimiento telúrico arrasó con gran parte del área urbana. El evento
natural solo pudo ayudar a empeorar las relaciones entre el Ayuntamiento
y la Intendencia, y ya que son bien sabidos los efectos de estos fenómenos
sobre las relaciones humanas, se pasan a exponer los conflictos.
Los gobernantes locales pedían desde noviembre de 1798 que se
crearan fábricas de madera, es decir, aserraderos para proveer de suficiente
material para reconstruir la ciudad, con el fin de convertirla de madera, ya
que las casas eran edificadas con productos pesados que cuando sucedía un
temblor estos se caían y amenazaban las vidas de las personas. Aducían que
se podían mandar a levantar aserradores en las cercanías para que indios y
ladinos laborasen allí y que además existía abundancia de materia prima
que permitiría abaratar costos y simplificar los sistemas de construcción; no
solo trataban sobre cuestiones de índole arquitectónica, sino que también
en el área de ingeniería hidráulica más básica, pues pedían que se mandase a
construir pozos en las zonas que el terremoto afectó al agrietarse la tierra y
al formar charcos que surgieron de los mantos acuíferos.24
Las peticiones, en este sentido, tenían un valor utilitario y de bien
colectivo para la ciudad, algo raro que terminase en un enfrentamiento, ya
que generalmente fueron de carácter político. El problema surgió cuando el
Ayuntamiento debió de sufragar gastos de la intendencia, dado que su queja
era «el irregular y extraño modo con que dicho Correg.or Inter.no [sic]
23 AGCA, A1.2.5, (3), Leg. 21, Exp. 201, folio 1.24 AGCA, A1.2.5, (3), Leg. 21, Exp. 201, folio 5r.
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en la única vez en que ha dado á entender haver recivido of.o [sic] de este
Ayuntam.to [sic] desviándose de la obligación particular por su Empleo […]
se niega á toda urbanidad u política usada corrientemente por el mismo S.or
[sic] Presidente en sus Contestaciones».25 Al igual que el cuerpo capitular de
San Vicente, el de San Salvador usaba exactamente el mismo lenguaje, esta-
ban trastocando su tradición: «Este Ayuntamiento desea, y procura que en
paz y buena armonía le guarden los fueros y privilegios q.e [sic] vuestra R.l
[sic] Persona le concede, y que al efecto este Correg.or Ynter.no [sic] […]
se desentiende de concurrir á cosa alguna con el cavildo [sic], y escusa toda
audiencia sea publica ó privada».26
El intendente interino respondió que «se ha observado desde el es-
tablecimiento de Ynten.a la incontrastable practica de que quanto [sic] ocur-
sos han hecho los tres Cavildo [sic] de esta Ciudad, la de San Miguel y Villa
de S.n Vicente, ya dando cuenta de algún suceso, o ya acompañando algunos
documentos para qualquiera [sic] de los fines indicados, siempre […] se han
comunicado por la oficina, sin que la Ynted.a [sic] nunca haya contestado
recibo por serle en manera laguna peculiar a sus oficios».27 Si el funcionario
insistía en que no debía de responder porque nunca se había hecho, es por-
que no se hacía de manera institucionalizada, y más bien era una práctica
construida con el recién fallecido Ignacio Santiago Ulloa.
Lo que parecía ser una simple queja sobre algunos asuntos domés-
ticos, pasó a ser una serie de acusaciones en las que el Ayuntamiento des-
garraba sus vestiduras con un lenguaje muy opulento lleno de palabras de
dolo, quizá se sintieran así, pues probablemente la relación con el antiguo
intendente fue más cordial en un ambiente de correlación de fuerzas donde
cada quien entendía su posición, dado que cuando este murió «Delgado
[…] se hallaba […] ocupadísimo en la practica de varias diligencias de la
testamentaria del S.or Yntendente finado (bien noto al vecindario) y con el
25 AGCA, A1.2.5, (3), Leg. 21, Exp. 201, folio 6v.26 AGCA, A1.2.5, (3), Leg. 21, Exp. 201, folio 6v.27 AGCA, A1.2.5, (3), Leg. 21, Exp. 201, folio 17r.
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justo dolor de ver su cuerpo tendido que aun no habían pasado seis horas
de su defunsion [sic]».28 Ese gesto vendría a evidenciar el acercamiento que
tuvieron cuando este vivía, y de cómo cambiaron rápidamente los vectores
del poder.
En el mismo año el Ayuntamiento volvió a la carga con quejas so-
bre el intendente interino, casi lo mismo que las anteriores, pero con más
pruebas para hacer valer sus acusaciones enmarcadas en una combinación
de legislación y moralidad. El mayordomo de Propios en 1797, Don José
Serrano, presentó ante ellos sus cuentas para su aprobación, resultándoles
chocante que para su institución solo se destinasen «cuarenta pesos, y no la
suma de miles»29 en tiempos de grandes necesidades por culpa del terremoto
que sacudió la ciudad en ese año.
En sus quejas insistían que el intendente sobrepasaba y extralimi-
taba sus funciones, no por hacer alguna actividad, sino al contrario, por no
hacerlas, considerándolo un hombre sin principios y lleno de soberbia. Lo
acusaron también de otras fechorías,
su animo no es otro que estampar en el publico el ningún valimen-
to del Ayuntamiento, y que se debe ver con aquel desprecio, que
él lo hace de donde nace, que nunca se le ha visto asistir a función
ninguna; no concurrió a la publicación de las Bulas, estando tan
encargado por Vuestra Real Persona, ni aun a aquellas funciones que
por costumbre tocan a los Correxiodores [sic], el jueves santo, que
siempre saca la llave de la parroquia el correxidor [sic]; él no la sacó
este año, por no asistir con el Cavildo [sic]; lo mismo hizo en no salir
a rezar las estaciones con el, como siempre se ha acostumbrado, y
lo han echo los desmas intendentes [sic]; esto es hacer poco caso de
escadalizar [sic] al público, por hacer ver el desprecio con que mira
no solo a los individuos del cavildo [sic], por Rexidores [sic], sino
28 AGCA, A1.2.5, (3), Leg. 21, Exp. 201, folio 20r.29 AGCA, A1. 2.5, (3), Leg. 22, Exp. 202, folio 1v.
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a todo el cuerpo en común anotándosele que para con el goza de
mayor distintinto un vecino particular.30
A la Audiencia no le importaba si el intendente no era partícipe de
las políticas del cabildo, su interés era que la ley se cumpliera, por lo tanto se
estimó: «Las quejas del Nombre Ayuntamiento de San Salvador […] carecen
de la justificación que demandan para poder formar juicio»; de esta manera
la reforma se impuso nuevamente a la tradición local; y es que ¿cómo resol-
verían un caso con base a cuestiones morales? Le ley se basa en un hecho
objetivo con un juez desconocido para no caer en juicios de valor, y es aquí
el punto de divergencia de parte del cuerpo capitular, no se dieron cuenta
o no sabían que no podían mezclarse lo jurídico con lo moral, ante esto no
existía ni existe un razonamiento que los incluyera para resolver una cues-
tión que estaba reglamentada, siendo esa la razón por la que constantemente
presentaban quejas que no se resolvían a su favor. Ya no eran los tiempos de
sus padres y abuelos, la reforma los volvía un cuerpo sin privilegios.
Prosiguiendo con el mismo año, el alférez real del Ayuntamiento se
encontraba muy descontento. Su nombre: Pedro Delgado, ya lo había acu-
sado con otros regidores en varias ocasiones, pero aprovechó para volverlo
hacer desde el cargo más simbólico, y claro, a la Audiencia no le interesaba
esto, pero aceptaba proseguir con sus funciones. Delgado exponía: «Se honra,
veneración, y respeto, que exige de los Vasallos vuestra r.l Persona, cuya Ma-
gestad [sic], poder, y autoridad representa el r.ñ Pendon, que la víspera, y dia
de la Festividad del Salvador se muestra en paseo al Pueblo en memoria de la
conquista, pocesion [sic] y dominio por nuestro soberano de esta Provincia
de Cuscatlán»,31 y como era tradición de que todos los funcionarios asistie-
ran se sintió ofendido, creyéndolo también un ataque contra la institución
que representaba.
30 AGCA, A1. 2.5, (3), Leg. 22, Exp. 202, folios 2v-4r.31 AGCA, A1. 55, (3), Leg. 630, Exp. 5817, folio 5r.
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De todas las quejas, de las que no todas aquí se presentan, enviadas
a resolverse a la capital del Reino, ninguna le fue favorable al Ayuntamiento.
Siempre se le reconoció a la Intendencia su carácter impositivo y de absoluta
jurisdicción sobre las cuatro causas que le competían por orden del rey: las
de Justicia, Hacienda, Policía y Guerra; ante esto, las élites locales no podían
hacer mucho. Las Ordenanzas de Intendentes eran claras y enfáticas en otor-
gar poderes absolutos a sus funcionarios, era una ley escrita dictada por el
soberano, y no podía hacer nada contra esta la tradición que antes de las re-
formas podían cambiar el panorama político con presentar las mismas quejas,
pero que, desfasándose en el tiempo, el Ayuntamiento no tuvo más remedio
que adaptarse, teniendo una oportunidad clave en los siguientes años.
Las ironías del destino son muy extrañas, los caminos de la vida ha-
cen dar vueltas y vueltas hasta que las oportunidades se presentan para arre-
glar las vías torcidas. Las élites locales tuvieron el poder de la Intendencia du-
rante un par de años (ver cuadro), en uno de ellos se gobernó sin problemas,
pero en el otro las luchas al interior del Ayuntamiento se hicieron evidentes.
Al haber ironías o casualidades en la historia se presentó una de lo
más curioso, el intendente interino, Antonio María de Aguilar, que más les
causó problemas a las élites locales, en una fecha también memorable, el 15
de septiembre32 de 1799, murió, y debido a que a la vez mantenía su cargo
de teniente letrado, no dejó a un sucesor directo que fuese de la misma ins-
titución, por lo que el cargo recayó nada más que en otro progenitor de otro
prócer: José Bernardo de Arce, emparentado con Pedro Delgado, el hijo de
este, Matías, sería el tío del hijo de José Bernardo, Manuel José Arce, primer
presidente de Centroamérica.
José Bernardo de Arce solo estaría unos cuantos meses como inten-
dente interino hasta que se habilitara a otro funcionario, probablemente no
ejerció como tal, quizá solo haya firmado algunos documentos y visto cómo
funcionaba la Intendencia desde dentro; y como Antonio María de Aguilar
32 También un 15 de septiembre, pero de 1821, las provincias del Reino de Guatemala se declararon independientes de España.
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falleció en septiembre de 1799, y en marzo de 1800 asumió el contador real
Luis Martínez Navarrete, tuvo el suficiente tiempo como para ser intenden-
te interino, esto sin duda hizo que las élites locales descendientes directas
de los conquistadores del siglo XVI probaran las mieles del poder, ya que
en adelante una serie de intendentes interinos seguirían con los planes de
sus antecesores de centralizar el poder político sin consultar a sus inferiores
subordinados miembros capitulares, atrás quedaban las practicas del antiguo
régimen, iniciaban las batallas por la modernidad.
En 1805 asumió la Intendencia Antonio Gutiérrez y Ulloa, un
hombre aún más distinto que los anteriores. A este lo enviaba el propio rey,
elegido por sus excelentes recomendaciones en la corte española, con un
fuerte arraigo y lealtad a la monarquía en todo lo que ella representara, sien-
do además su representante en las tierras del Reino de Guatemala, con un
nombre simbólico, pero de carácter del ya famoso «acato pero no cumplo».
Gutierrez y Ulloa fue como pocos, desde su llegada reorganizó el aparataje
de la Intendencia, levantó su famoso Estado General en donde de acuerdo
a la Ordenanza de Intendentes y a las Leyes de Indias hizo todo un censo
de propiedades y habitantes. ¿El objetivo? Acrecentar las entradas tributarias
de su Gobierno. Casi ningún alcalde mayor hizo muy bien o no realizaron
sus obligadas tasaciones e informes para conocer el estado de sus territorios
jurisdiccionales, por lo que aquel detallado trabajo del intendente suponía
un gravamen más extendido sobre la población a la cual, a pesar de estar
muy descontenta con los estancos de aguardiente y tabaco, se le sumó otros
impuestos a su ya difícil vida ante una crisis internacional producto de las
guerras napoleónicas, que habían afectado de cierta manera al mercado del
añil del que dependía la Intendencia.
El Gobierno de Ulloa fue convulso desde el principio, pues a tan
solo unos meses de colocarse en el poder los rumores y panfletos comenza-
ron a circular. Algunos informes aducían que se trataba de francmasones, la
inquisición los tenía en la mira, pero nunca encontraron a los responsables.
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Más adelante a finales de 1811, luego de serias disputas de carácter simbólico
como el no participar en una procesión religiosa, como lo hizo uno de sus
antecesores, fue el preámbulo para un fuerte levantamiento popular en toda
la Provincia de San Salvador: indígenas protestaron contra el mal gobierno
en las subdelegaciones, ladinos también, y estos dos grupos sociales juntos
contra el desprecio de los españoles quemaron tiendas, saquearon casas de
prominentes familias. El estado de insurrección popular se vivía por todas
partes, mientras que en la capital los criollos se aliaron con los alcaldes de
barrios ladinos para contraatacar a la Intendencia. Aprovechando un cabildo
abierto destituyeron al intendente, y pedían que se cortara su cabeza, pero
fue puesto a salvo por uno de los líderes del levantamiento urbano, el pres-
bítero Dr. José Matías Delgado. Se nombraron nuevos funcionarios interinos
en el nombre del rey y en contra del mal gobierno. Todo iba bien hasta que
al interior de la Intendencia de Nicaragua otros levantamientos surgieron,
por lo que ante el miedo de una revuelta como la de Hidalgo en México,
el capitán general José Bustamante y Guerra puso su máquina de guerra a
trabajar. Las élites de San Salvador decidieron deponer sus actuaciones para
aceptar una amnistía general gracias a la intervención de sus socios comer-
ciales del Ayuntamiento de Guatemala.
La revuelta terminó muy bien para las élites, pero mal para la gente
del común, pues muchos indígenas y ladinos murieron durante los enfrenta-
mientos y sus líderes fueron posteriormente ejecutados, incluida una anciana
líder de una de las revueltas, en las plazas públicas de los pueblos. El odiado
intendente Gutiérrez y Ulloa no regresó a su silla, en su lugar se escogió
a José María Peinado, un gran ilustrado, pero conservador, muy cercano al
marqués de Aycinena, el más eminente comerciante de todo el Reino, todos
miembros del Ayuntamiento guatemalteco, que no logró detener el siguien-
te levantamiento de San Salvador en 1814, donde las reivindicaciones por los
derechos de la Constitución de Cádiz provocaron un motín bastante grave,
aunque también lo hizo el avance de Morelos, gracias a la correspondencia
que se tenía con algunos líderes de San Salvador, motín que terminó en la
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derrota de los involucrados; el capitán general no volvería a perdonar a los
líderes, todos fueron apresados y desterrados a vivir en cárceles, aun cuando
eran parte de las familias más poderosas de la Provincia y este fue la gota de
que derramó aquel vaso, ya no volverían a creer en la monarquía.
El regreso de Fernando VII no hizo que los apresados fueran reco-
nocidos como fieles, aun cuando enviaron grandes cantidades de dinero para
luchar contra Napoleón, pero el monarca haciendo caso a sus concejeros
promulgó una amnistía general para los sublevados en 1817 y en 1818. Es así
como los conspiradores fueron dejados en libertad, pero sus pensamientos
cambiaron, era el momento de pensar en una república independiente en
Centroamérica, la cual San Salvador deseaba comandar, era, pues, el futuro
germen de las guerras civiles de todo el siglo XIX.
Conclusiones
La llegada de la Intendencia significó la ruptura con el pasado construido
en base a un derecho casuístico sin las intenciones de gobernar para todas
y todos de manera similar, pues al ser una sociedad corporativista, las leyes
se adecuaban a cada uno de los estamentos, en virtud de sus privilegios
otorgados por el rey sin importar que tuvieran cientos de años de uso. La
introducción de la Real Ordenanza de Intendentes de la Nueva España es
fiel reflejo de un nuevo sistema de gobierno destinado a la acumulación de
poder entorno al soberano y a sus funcionarios que le representaban ante las
provincias de sus reinos.
Los conflictos generados por la implementación del sistema de in-
tendencias estuvieron invisibilizados para la población de la época. Para mu-
chos historiadores las razones hay que ubicarlas en el contexto en el que sur-
gieron, la tradición se había construido en torno al Ayuntamiento que estaba
gobernado por unas cuantas familias, que podríamos llamar oligárquicas,
pues al no ser aristócratas y ser un gobierno de pocos, entonces el apelativo
político clásico de oligarquía es muy definido para estos grupos de poder.
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Esa tradición consistía en la defensa del grupo, de la sangre y de los negocios,
debido a que como poseedores del poder judicial de primera instancia lo-
graban encausar las dificultades a su favor; pero para ojos de los Intendentes
eso era corrupción, y por supuesto que lo era, los cuerpos capitulares no se
caracterizaron por su honradez, destreza y formación intelectual, o al menos
militar, para saber administrar el gobierno local.
Desde los primeros años que los intendentes asumieron sus cargos
en San Salvador comenzaron a recibir las quejas constantes sobre los abusos
tradicionales, cometidos por los tres Ayuntamientos de la provincia, por lo
que el actuar de los funcionarios fue aumentando con el tiempo, llegando a
tocar fuertes intereses muy bien enraizados en las malas costumbres apren-
didas durante siglos de descentralización del poder. Las funciones de las in-
tendencias no solo estaban destinadas a cumplir lo establecido por las orde-
nanzas y las reales cédulas, su cometido era el buen gobierno, y así como las
primeras élites conquistadoras tendieron al ultraje violento de los naturales
de las tierras americanas, también lo hacían sus descendientes a finales del si-
glo XVIII con cualquier persona que no tuviera la capacidad de defenderse;
también los intendentes cometieron abusos, pero tendieron a ser en contra
de esos grupúsculos familiares cristalizados en los cabildos, más estos se apro-
vechaban de sus cargos para proveer las injusticias de las que se les acusaba.
En términos generales, la Intendencia tenía una visión y misión
diferente a la de los ayuntamientos; la monarquía pretendía deshacerse de
los poderes locales que estorbaban la recaudación de impuestos y el mante-
nimiento de la paz entre los diferentes grupos sociales, sobre todo con los
indígenas, que formaban al imperio hispánico.
Estos conflictos solo podían generar mayor rechazo desde lo local
hacia lo extraterritorial, con medidas como los estancos más ajustados, la
ampliación de la recaudación fiscal y el monopolio de la justicia, la policía,
la hacienda y la guerra, solo se aumentaba el descontento de los grupos
sociales mejor acomodados con autoconciencia e identidad más arraigada.
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Como he dicho, este periodo es un nudo importante para comprender la
historia latinoamericana, pues sí las reformas se hubiesen implementado en
los mismos años en lo que se hicieron con Cuba, se podría haber eliminado
algún tipo de amenaza proveniente de las localidades, sin haber surgido un
sentimiento de independencia tan temprano como a principios del siglo
XIX, pero como todo lo que no se dio en la historia son meras suposiciones,
solo podemos imaginar lo que pudo haber sido y saber lo que fue.
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Referencias
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Disponese que las jurisdicciones de San Salvador (Alcaldía Mayor), San Miguel y de la Villa de San Vicente de Austria, se fusionen para constituir la Intendenncia de El Salvador. AGCA, AI. 40. Leg. 4797. Fol. 6.
Don Pedro Delgado, Alférez real de la ciudad de San Salvador sobre que el Teniente letrado de la Intendencia no asistió al paseo del real Pendón. AGCA, A1. 55, (3), Leg. 630, Exp. 5817, folio 5r.
El Ayuntamiento de la Villa de San Vicente, expone que el Gobernador-Intendente de la Provincia, abusa de sus funciones. AGCA, A1.2.5, Leg. 21, Exp. 194.
El Ayuntamiento de san Salvador contra el Intendente Interino, don Agustin Cisneros por abusos. AGCA, A1. 2.5, (3), Leg. 22, Exp. 202, folio 1v.
El Ayuntamiento de San Salvador contra el Teniente letrado e Intendente interino, Agustín Cisneros por faltarles la atención en el asunto de la reconstrucción de las casas consistoriales destruidas por temblores. AGCA, A1.2.5, (3), Leg. 21, Exp. 201, folio 1.
El cabildo de San Salvador, contra el Alcalde Mayor de la Provincia, se escusase este aser Mayordomo para las procesiones de la semana Santa a que le nombró el Cavildo, no con el estilo que sentía debía valerse. AGCA, A1.55, (3), Leg. 625, Exp. 5788, folio 1r.
El escribano Mariano Fagoaga expone los abusos en su función por parte del inten-dente de San Salvador. AGCA, AI.19, (3), Leg. 285, Exp. 3599, folio 1r.
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El Intendente de San Salvador informa que el Teniente Asesor debe tener asiento en las funciones públicas, conjuntamente con los miembros del Ayuntamiento de San Salvador. AGCA, A1.55, (3), Leg. 625, Exp. 5858.
El Presidente remite a la Audiencia de las Ordenanzas de Intendentes. AGCA, A1-38.1.3, Leg. 1748, Exp. 11719.
Informa el Intendente de la Provincia de San Salvador que los miembros de las Reales cajas se muestran desatentos con el Alcalde Segundo del Ayuntamiento de San Salvador. AGCA, A1. 55, (3), Leg. 625, Exp. 5791, folio 1r-1v.
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Recopilación de leyes de los Reinos de las Indias. Madrid, España: Boix, 1841.
Walter René MolinaUniversidad Autónoma del Estado de México
[email protected]@gmail.com
Recepción: 11 de febrero de 2014Aceptación: 24 de mayo de 2014
Censura previa: ¿reducción a la libertad de prensa? El Salvador, durante el régimen de Pío Romero Bosque, 1927-1929
Resumen A partir de la revisión de documentación oficial y de las páginas de los periódicos: Diario Oficial, Diario del Salvador, Diario Latino y El Día, el au-tor determina el impacto de la censura previa sobre la libertad de prensa en El Salvador entre 1927-1929. Se defienden tres ideas al respecto: 1. La censura previa sí redujo la libertad de prensa sobre algunos temas, aunque no la anuló del todo; 2. existió injerencia por parte de los representantes diplomáticos de Estados Unidos para que se ejerciera censura previa estricta sobre informaciones y opiniones respecto a la intervención estadounidense en Nicaragua; 3. esta injerencia, al menos en los tres momentos para los que contamos con documentación diplomática, no logró anular la libertad de prensa sobre este tema.
Palabras clave: libertad de prensa; censura de prensa; El Salvador, década de 1920; Pío Romero Bosque; injerencia estadounidense.
AbstractWith the review of official sources and the pages of the newspapers: the Diario Oficial, the Diario del Salvador, the Diario Latino and El Día, the author determines the impact of the prior censorship of the press in El Salvador between 1927 and 1929. The article points out three ideas: 1. The prior censorship reduced the press freedom about some topics, but not reduced all this freedom; 2. there was interference of the diplomats of United States in order to become strict the prior censorship of the information and opinions about the intervention of that country against Nicaragua; 3. the interference doesn’t reduced the press freedom about that topic, at least on the three moments that we have diplomatic information.
Keywords: press freedom; censorship; El Salvador of the 1920’s; Pio Rome-ro Bosque; interference of the US.
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Censura previa: ¿reducción a la libertad de prensa? El Salvador,
durante el régimen de Pío Romero Bosque, 1927-1929
Walter René MolinaUniversidad Autónoma del Estado de México
[email protected] [email protected]
Introducción
En la historiografía política sobre El Salvador del periodo 1927-1931, el
régimen de Pío Romero Bosque (1927-1931) se ha caracterizado como
democrático1 en lo que se refiere al respeto de los derechos civiles y políti-
cos.2 En coherencia con esto, se plantea que hubo libertad de prensa durante
los cuatro años que duró este régimen.3 Las investigaciones sustentan sus
1 Véase, Thomas R. Anderson, El Salvador, 1932, 3º ed. (San Salvador: Dirección de Pu-blicaciones e Impresos, 2001); Jeffrey L. Gould y Aldo Lauria-Santiago. 1932. Rebelión en la Oscuridad (San Salvador: Museo de la Palabra y la Imagen, 2002), 82 y siguientes; Erik Ching, «From clientelism to militarism: The State, Politics and Authoritarianism in El Salvador, 1840-1940» (Tesis doctoral, University of California Santa Barbara, Agosto, 1997), 285-356.2 Se sigue la definición de democracia de Robert Dahl. Véase, Robert Dahl, La poliarquía. Participación y oposición, 2º ed. (Madrid: Tecnos, 1997), 14-15.3 Véase José Figeac, La Libertad de imprenta en El Salvador (San Salvador: Universidad Au-tónoma de El Salvador, 1947), 232-242; Everett Alan Wilson, La crisis de la integración nacional en El Salvador, 1919-1935 (San Salvador: Dirección de Publicaciones e Impresos, 2004), 136; y en menor medida, Ítalo López Vallecillos, El periodismo en El Salvador, 2º ed. (San Salvador: UCA Editores, 1987) y Patricia Alvarenga, Cultura y ética de la violencia, El Salvador 1880-1932, 2º ed. (San Salvador, 2006), 239-273.
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afirmaciones al reseñar que hubo una activa discusión pública en los pe-
riódicos sobre diversos temas. En esta tesitura, Everett Wilson encontró en
medios como el Diario del Pueblo, Patria, Diario del Salvador y Helios campañas
periodísticas sobre el alto costo de la vida, el problema de la vivienda en
San Salvador, la paternidad irresponsable,4 esto de 1927 a 1928. De manera
similar, Patricia Alvarenga5 refiere que entre 1924 y 1927 se presentaron en
los periódicos La Prensa y Diario Latino diversos discursos de transformación
social y de denuncias acerca de abusos por parte de las autoridades policiacas.
Sin embargo, estos estudios han pasado por alto la existencia del
estado de excepción, ocurrido en dos ocasiones durante este régimen: el pri-
mero, que venía desde febrero de 19226 y se prolongó hasta mayo de 19277
en los primeros meses de Romero Bosque en el poder; el segundo, desde el
6 de diciembre de 19278 y que se prolongó por más de un año, hasta el 2 de
marzo de 1929.9 Para la prensa, una de las consecuencias más destacables de
lo anterior fue el establecimiento de la censura previa.10 A través del análisis
de la censura previa entre los meses referidos, este artículo tiene como pro-
pósito dar cuenta de las limitaciones que esta impuso a la libertad de prensa
de 1927 a 1929.
La censura previa se entenderá como la «intervención que practica
el censor en el contenido o en la forma de una obra atendiendo a razones
ideológicas, morales o políticas»;11 este concepto es una práctica concreta
en que puede darse la censura de prensa, definida como el «derecho que se
reserva la autoridad pública, religiosa o militar, para controlar, impedir o per-
4 Wilson, La crisis de la integración nacional, 136.5 Alvarenga, Cultura y ética, 239-273.6 Diario Oficial, tomo 92, n.° 39 (16 de febrero de 1922), 221.7 Diario Oficial, tomo 102, n.° 110 (17de mayo de 1927), 829.8 Diario Oficial, tomo 103, n.° 272 (6 de diciembre de 1927), 2181.9 Diario Oficial, tomo 106, n.° 51 (2 de marzo de 1929), 393.10 Véase Ley de Estado de Sitio, 1886, artículo 8.11 Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española (en línea), artículo enmendado, avance de la vigésimo tercera edición, acceso el 11 de febrero de 2014, http://lema.rae.es/drae/?val=censura.
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mitir, totalmente o en parte, la difusión de ideas, opiniones, informaciones o
imágenes».12 La existencia de censura de prensa, en cualquiera de las prácticas
en que se presente, reduce e incluso puede eliminar la libertad de prensa; esta
última se entenderá como:
Derecho a expresar ideas, opiniones, informaciones, imágenes a tra-
vés de publicaciones periódicas mediante la imprenta, sin peligro a
un castigo severo (se entiende por severo no solo las acciones que
impliquen algún tipo de violencia, sino todas aquellas que hagan
imposible expresarse mediante la imprenta), sobre asuntos políticos,
definidos en sentido amplio, incluyendo la crítica de los cargos pú-
blicos, el gobierno, el régimen político, el orden socio-económico,
y la ideología prevaleciente.13
Por último, el estado de sitio o estado de excepción se define como
una situación jurídica en la cual se pueden reducir algunos derechos civiles
y políticos, como libertad de inmigración, libertad de tránsito y emigración,
libertad de reunión y asociación, libertad de prensa e inviolabilidad de la co-
rrespondencia, en casos de que el régimen político tenga que afrontar guerra
exterior, rebelión o sedición.14
Sobre la base de estos conceptos, este artículo defenderán tres ideas:
1. La censura previa sí redujo la libertad de prensa sobre algunos temas, aun-
que no la anuló del todo; 2. existió injerencia por parte de los representantes
diplomáticos de Estados Unidos para que se ejerciera censura previa estricta
sobre informaciones y opiniones respecto a la intervención estadounidense
en Nicaragua; 3. esta injerencia, al menos en los tres momentos para los que
12 José Martínez de Soussa, Diccionario General del Periodismo (Madrid: Paraninfo, 1981), 62.13 La definición se elabora a partir de Dahl. Véase, Robert Dahl, La democracia. Una guía para ciudadanos (Madrid: Taurus, 1999), 100.14 Constitución política de El Salvador de 1886, art. 39, y Ley de estado de sitio, 1886, art.1 y art. 8.
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contamos con documentación diplomática, no logró anular la libertad de
prensa sobre este tema.
El texto se organiza en tres partes: la primera dará cuenta de la situa-
ción del sufragio y de la prensa antes de la llegada de Pío Romero Bosque
a la presidencia; las partes restantes corresponden a los dos lapsos en que
imperó el estado de sitio durante la presidencia de Romero Bosque. En cada
lapso se da tratamiento especial a la injerencia de Estados Unidos en la labor
de censura previa.
1. Elecciones sin democracia, prensa sin libertad: El Salvador, 1913-1927
De 1913 a 1927 El Salvador fue gobernado por lo que se ha dado en llamar
la «dinastía Meléndez-Quiñónez», denominada de esa forma porque durante
catorce años la presidencia del país estuvo en manos de miembros de una
misma familia, conformada por Carlos Meléndez (1913-1914 y 1915-1918),
su hermano Jorge (1919-1923) y el cuñado de ambos, Alfonso Quiñónez
Molina (1914-1915 y 1923-1927). Aunque con distintos grados, la «dinas-
tía» se mantuvo en el poder a través de la violación de los derechos civiles y
políticos, entre ellos el sufragio y la libertad de prensa.
En las elecciones de autoridades municipales, los clientes, personas
de inferior posición social, llamados «obreros», «jornaleros» o «mozos», reci-
bían favores de un terrateniente local: el patrón. Los «patrones» acumulaban
clientes y los usaban para ascender a los cargos municipales, ya sea mediante
el uso de la violencia u obteniendo sus votos.15 La manipulación se facilitaba
porque las elecciones en El Salvador se conducían de forma pública y oral
hasta 1950,16 lo que facilitaba que los votantes fueran sometidos a presiones.
15 Ching, «From clientelism to militarism», 54-56.16 Erik Ching, «El clientelismo y la política bajo Martínez 1931-1939», en Las masas, la ma-tanza y el martinato en El Salvador, coauts. Carlos López Bernal y Virginia Tilley (San Salvador: UCA editores, 2011), 147.
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Esta característica de los procesos electorales de ninguna manera fue
obra de los Meléndez-Quiñónez, sino que era la forma en que los procesos
electorales se realizaban en el país desde el siglo XIX.17 La novedad de los
Meléndez-Quiñónez consistió en crear una red que vinculaba patrones lo-
cales afincados en distintos municipios del país con un patrón supremo en
San Salvador: el presidente de la república.18 Esta característica fue común
entre todos los gobernantes de la dinastía de 1914 a 1927.19
Durante la presidencia de Carlos Meléndez, la red estaba articulada
alrededor del «Club Melendenista»; y durante la presidencia de Jorge Me-
léndez y Alfonso Quiñónez Molina, alrededor del Partido Nacional Demo-
crático (PND).20
El club melendenista, y posteriormente el PND, se extendieron por
gran parte del país: tenían una oficina central en San Salvador, así como
sedes en las cabeceras departamentales y en el resto de los municipios. Erik
Ching asegura que en las elecciones municipales la idea era que los aspiran-
tes políticos locales recibieran la aprobación de la organización política local;
a su vez, esta necesitaba la aprobación de la oficina de la organización en la
cabecera departamental y esta última enviaba las listas de los candidatos para
ser aprobados por el Comité Central en San Salvador.21
Tener la aprobación de la autoridad central se traducía en que para
el día de la elección el presidente de la república daba su apoyo al candidato
del club, el apoyo podía llegar hasta el envío de fuerzas del orden público
para evitar que los clientes del patrón local rival votaran.22 De esta manera, el
patrón local aliado de los Meléndez-Quiñónez era quien tenía las verdaderas
posibilidades de ganar y no sus adversarios.
17 Ching sostiene que al menos desde mediados del siglo XIX la política en El Salvador estaba caracterizada por el clientelismo. Véase, Ching, «From clientelism to militarism», 64-73.18 Ching, «From clientelism to militarism», 242-244.19 Véase Ching, «From clientelism to militarism», cap. V.20 Ching, «From clientelism to militarism», 239, 246.21 Ching, «From clientelism to militarism», 239, 253.22 Ministerio de Educación, Historia 2. El Salvador (San Salvador, Ministerio de Educa-ción, 2009), 59.
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Para la elección presidencial, el mandatario renunciaba seis meses
antes de que culminara su periodo;23 posteriormente, el cargo recaía en el
vicepresidente o en el designado presidencial. En cualquier caso, se trataba
de un miembro de la «dinastía».24 De ese modo, el mandatario saliente podía
competir por un segundo mandato sin violar el precepto constitucional de
no reelección.
Además de esto, en la elección presidencial, los patrones locales alia-
dos de los Meléndez-Quiñónez retribuían el respaldo que habían recibido
durante las elecciones municipales. Al triunfar los patrones aliados de los
Meléndez-Quiñónez, estos tenían alcaldes leales en las municipalidades. En
las alcaldías se llevaba a cabo la conformación del directorio electoral, comi-
sión conformada por cuatro o más ciudadanos de la localidad que se encar-
garían del proceso de votación.25 Tener de aliado al alcalde se traducía en un
directorio electoral favorable para la elección presidencial.
El día de la elección presidencial la práctica consistía en que el
directorio solo dejaba votar a los clientes del patrón aliado de los Meléndez-
Quiñónez y se lo impedían a los clientes del patrón aliado del candidato
rival. Este proceso se facilitaba porque los miembros del directorio conocían
a los votantes de su localidad y porque, como ya se dijo antes, la elección era
oral. Por todo lo anterior, resultó que los Meléndez-Quiñónez retuvieron
el poder durante catorce años, cumpliendo, en apariencia, con los preceptos
constitucionales de no reelección y de elecciones frecuentes.
23 Según el artículo 82 de la Constitución Política de El Salvador de 1886, vigente en la época, no podía ser electo presidente para el siguiente periodo el ciudadano que hubiere ejercido la presidencia constitucional dentro de los últimos seis meses de los cuatro años que dura el periodo presidencial.24 La práctica de renunciar 6 meses antes para competir por un segundo mandato la realizó Carlos Meléndez en 1914. Al final de su segundo mandato, en diciembre de 1918, Meléndez enfermó y ya no pudo ejercer el cargo, por lo que asumió el cargo el vicepresidente Alfonso Quiñónez Molina, que era en ese momento candidato presidencial; Quiñónez Molina quedó inhabilitado y por eso, en parte, postuló al hermano menor de Carlos, Jorge Meléndez, una semana antes de las elecciones. Véase, Ching, «From clientelism to militarism», 264.25 Ching, «El clientelismo y la política bajo Martínez, 1931-1939», 148.
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Además de aparentar ceñirse a la ley, los Meléndez–Quiñónez, por
momentos, recurrieron a la represión abierta contra la oposición antes del
día de la elección presidencial. Así ocurrió en la campaña electoral pre-
sidencial de 1922. El 25 de diciembre de ese año, el Gobierno disolvió a
metrallazos un mitin del opositor Miguel Tomás Molina en San Salvador; a
consecuencia de los disparos varios manifestantes murieron.26
Dentro de este panorama de legalidad aparente y represión abierta,
los periódicos que criticaban al régimen eran censurados mediante varias
prácticas, entre las que destacaron el uso de la violencia y el establecimiento
de la censura previa. A inicios de 1919, los redactores de Espiral (revista de
carácter literario), Enrique Lardé y Miguel Ángel Chacón, fueron persegui-
dos por la policía y obligados a esconderse durante unos días por publicar
el editorial «Quienes viven del presupuesto», en el que acusaban al régimen
de favorecer a sus partidarios de dos formas: 1) mediante el otorgamiento
de empleos en instituciones (que en muchos casos no existían), para que
pudieran cobrar un sueldo sin hacer nada; 2) pagar a los empleados públicos
con recibos que no se podían cobrar inmediatamente.27
Otra de las medidas contra los periódicos fue el mantenimiento de
la censura previa por largos periodos. El Gobierno podía establecer la cen-
sura previa a través de la declaratoria de estado de sitio en los casos de guerra
exterior y de rebelión o sedición.28 Como dicha ley no indicaba la dura-
ción que debía tener el estado de excepción, sino que solo planteaba que
correspondía al Gobierno levantarlo una vez que las circunstancias que lo
habían motivado hubieran desaparecido,29 sucedía que los Gobiernos podían
prolongarlo indefinidamente, bajo el argumento que continuaba la amenaza
de forma latente.30 Esto implicaba que se mantuviera la censura previa por
largos periodos por medio de esta ley extraordinaria. Así ocurrió desde 1922
26 Gould y Lauria-Santiago, Rebelión, 78-79; Ching, «From clientelism to militarism», 278.27 López Vallecillos, El periodismo, 245-246.28 Ley de estado de sitio de El Salvador, 1886, art. 1.29 Ley de estado de sitio, art. 10.30 Enrique Magaña Menéndez, Libertad de imprenta (Ahuachapán: s.e., 1956), 68.
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durante el Gobierno de Jorge Meléndez (1919-1923) y durante el Gobier-
no de Alfonso Quiñónez Molina (1924-1927), hasta mayo de 1927, tras la
llegada de Pío Romero Bosque al poder.
2. ¿Prensa sin crímenes?: Censura previa: marzo-mayo de 1927
La llegada de Pío Romero Bosque a la presidencia supuso la aplicación de
una reforma, basada en un mayor respeto a los derechos civiles y políticos.
Uno de los ejes de esta reforma fue el respeto al sufragio, «mediante un
ataque incesante al sistema de clientelas para convertir las elecciones en ex-
presión de la voluntad popular».31 Otro fue el respeto al resto de derechos,
entre ellos la libertad de prensa.
La iniciativa para levantar el estado de sitio inició cuatro días des-
pués de la toma de posesión de Romero Bosque, cuando un grupo de estu-
diantes de la Universidad de El Salvador, entre ellos Julio Eduardo Jiménez
Castillo,32 envió una petición a la Asamblea Nacional para que iniciara el
proceso para levantar el estado de excepción.33 El 9 de marzo la Asamblea
solicitó el informe al presidente sobre las razones que motivaban la conti-
nuación de dicho estado,34 a lo que Romero Bosque respondió:
En la actualidad, en el país, reina la paz y al amparo de ella y de las
instituciones patrias, no obstante el estado de sitio, los habitantes
de la República, garantizados en sus personas y en sus bienes, están
consagrados al trabajo. La única libertad que continúa restringida es
31 Ching, «El clientelismo y la política bajo Martínez 1931-1939», 157.32 La Prensa Gráfica, La Prensa Gráfica. Libro de Diamante (San Salvador: Dutriz Hermanos, mayo 1990), 136.33 «La petición de los estudiantes para el levantamiento del Estado de Sitio», Diario del Salvador, 5 de marzo de 1927, 1.34 «Pide informe razones que existen en Poder Ejecutivo para mantener vigencia Estado de Sitio decretado con fecha 19 de febrero de 1922», AGN, Gobernación, caja sin clasificar, 1927, caja n°. 4.
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la de la prensa mediante la censura para evitar rozamientos entre la
familia salvadoreña, por ciertas rencillas que, gracias a las medidas
conciliatorias adoptadas, van ya desapareciendo.35
En vista de que el informe dejaba en manos de la Asamblea levantar
el estado de sitio o prolongarlo, el 14 de mayo el primer órgano del Estado
decretó levantar el estado de excepción. El decreto fue sancionado por Ro-
mero Bosque y publicado el 17 de mayo de 1927.36
Entre enero y marzo de 1927 el puesto de censor fue desempeñado
por Arturo Ambrogui, reconocido escritor que venía ejerciendo estas fun-
ciones desde el régimen anterior; luego le sucedió en el cargo Rafael García
Escobar, director del periódico del partido de Romero Bosque, La Voz de la
Nación.37
La llegada del censor García Escobar implicó una flexibilización de
la censura. Al poco tiempo de haber asumido sus funciones Escobar dijo, en
35 AGN, Gobernación, despacho del señor ministro, libro de copias de notas y acuerdos, marzo, 1927, nota n.° 2159.36 «Levantase el estado de sitio en todo la república», D.O., tomo 102, n.° 110 (17 de mayo de 1927), 829.37 La voz de la Nación, órgano del partido civilista salvadoreño, 20 de mayo de 1927, 1.
Cuadro 1Censores de prensa en San Salvador, 1927-1929
Nombre Periodo
Arturo Ambrogui 1 de marzo-12 de abril de 1927
Rafael García Escobar 12 de abril-17 de mayo de 1927
Juan Ramón Uriarte 7 de diciembre-09 de diciembre de 1927
Napoleón Velasco 9 de diciembre de 1927-10 de noviembre de 1928
Arturo H. Lara 10 de noviembre de 1928-1 de marzo de 1929
Fuente: elaboración propia con base en D.O., tomo 102, n.° 34 (12 de abril de 1927), 634; D.O., tomo 103, n.° 273 (7 de diciembre de 1927), 2189; D.O., tomo 103, n.° 273 (10 de noviembre de 1928), 2169.
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una entrevista para el Diario del Salvador, que el presidente estaba animado
de los mejores deseos para darle mayor libertad a los diarios, entendiendo
que tal libertad había de ser siempre guiada por el más sano criterio, por un
espíritu amplio, ajeno a personalismos y con orientaciones patrióticas.38
En los temas internos las restricciones se centraron en la supresión
de detalles excesivos en las noticias sobre crímenes.39 Por lo demás, se permi-
tió y hasta promovió una activa discusión pública. Además de lo referido por
Wilson y Alvarenga, se impulsó en los periódicos la discusión del proyecto
de reforma a la Constitución política que venía impulsando el presidente
Alfonso Quiñonez Molina (1923-1927)40 al final de su mandato.
Dada su relevancia, las noticias y opiniones sobre la intervención de
Estados Unidos en Nicaragua merecen ser tratadas por separado.
2.1 Estados Unidos y la censura previa: una larga tra-yectoria de intromisiones
La injerencia de Estados Unidos en El Salvador para censurar ciertos conte-
nidos de algunos periódicos venía ocurriendo desde mucho antes de la lle-
gada de Pío Romero Bosque al poder y se dieron en un contexto en el que
Estados Unidos había intervenido militarmente a Nicaragua. Desde 1912
hasta 1933 Nicaragua fue en la práctica un protectorado de Estados Unidos,
ya que este país norteamericano controlaba sus aduanas, su política econó-
38 «Ayer nos visitó don Rafael García Escobar, nuevo censor de la prensa», Diario del Salva-dor, 19 de abril de 1927, 1.39 «Con instrucciones del señor Ministro de Gobernación me dirijo a ud., rogándole se abstenga de publicar con lujo de detalles las noticias de crímenes o hechos delictuosos; pues se ha comprobado en los partes de policía, o en los procesos correspondientes, que algunos periodistas exageran tales noticias, dándoles carácter novelesco, con fines puramente especu-lativos y siendo altamente inmoral […]», «Un telegrama del sr. Censor Oficial de la prensa», Diario del Salvador, 7 de mayo de 1927, 1.40 «Se someterá a la prensa para su debate el proyecto de reformas constitucionales», Diario del Salvador, 21 de abril de 1927, 1; véase también, «El asunto de la reforma constitucional debe ser discutido por los ciudadanos», El Día, 21 de abril de 1927, 1.
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mica, el Ejército y la actividad política.41 Uno de los tratados suscritos entre
Estados Unidos y Nicaragua que más indignación provocó en el resto de
países de la región fue el tratado Bryan-Chamorro en agosto de 1914, que
le concedía a Washington a perpetuidad derechos exclusivos sobre el río San
Juan y el Lago de Nicaragua para la construcción de un canal interoceánico
en el país centroamericano. Además, otorgaba a Estados Unidos el derecho
de establecer, operar y mantener una base naval en el Golfo de Fonseca por
99 años42 (Nicaragua comparte ese golfo con Honduras y El Salvador).
Esta situación provocó la oposición de diversas organizaciones so-
ciales en El Salvador, misma que se expresó en algunos periódicos. En vís-
peras de la suscripción del tratado, el 12 de enero de 1914, el Diario Latino
publicaba:
A esa hora abrió el acto el doctor Guzmán y se procedió por la
Secretaría a la lectura de los documentos más importantes que ilus-
trarían la opinión de los concurrentes acerca del punto en cuestión
[La suscripción del tratado Bryan-Chamorro].
La mayor parte de estos documentos son recortes de periódicos
americanos que demuestran la inminencia del peligro y ponen de
relieve la necesidad urgente e imprescindible de proceder sin pér-
dida de tiempo a oponer el dique del patriotismo bien entendido
contra la onda avasalladora del imperialismo yanqui.43
41 Víctor Hugo Acuña Ortega, «La formación del Estado en Nicaragua y Costa Rica en perspectiva comparada: siglos XIX-XX», American University Washington D.C., acceso 5 de marzo de 2014, www.american.edu/.../264n-del-Estado-en-Nicaragua-y-Costa-Rica-en-p..., 26.42 Xiomara Avendaño Rojas, «Al lado o enfrente del Imperio. La diplomacia de Nicaragua, México y El Salvador ante el Tratado Bryan-Chamorro», Estudios Centroamericanos, n.° 713-714 (marzo-abril, 2008): 156-157.43 «Reunión patriótica de ayer», Diario Latino, 12 de enero de 1914, citado por Héctor Lin-do Fuentes, «Anti-imperialismo salvadoreño, versión 1914», Periódico digital El Faro, acceso el 3 de marzo de 2014, www.elfaro.net/es/201401/academico/14446/
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En respuesta a este tipo de contenidos ocurrieron las injerencias del
encargado de negocios de Estados Unidos en El Salvador. En abril de 1917
el representante diplomático de Estados Unidos se quejaba de una «cruzada
antiestadounidense» en la prensa salvadoreña:
Parecería, considerando los hechos anteriores y muchos otros que
yo he escrito, que no podemos esperar nada, incluso ni algo cercano
al juego limpio por parte de la prensa de este país. Son esas publica-
ciones incesantes las que continuamente mantienen ante el público
el punto de vista antiestadounidense que se cristaliza en la opinión
pública en una firme creencia de que la influencia estadounidense
debería ser superada y sus efectos derrotados […] Creencias tan
enraizadas año con año no pueden ser removidas por la acción de
una varita mágica.44
El representante diplomático pidió al Gobierno de Carlos Me-
léndez (1915-1918) censurar o cerrar las publicaciones de prensa
«antiestadounidenses».45 No sabemos si la exigencia logró su objetivo, sin
embargo, lo que resulta claro es que este tipo de prácticas por parte de re-
presentantes estadounidense no eran novedosas hacia 1927.
En 1927 las injerencias ocurrieron en un escenario político regional
marcado por la imposición, por parte de Estados Unidos, del Gobierno de
Adolfo Díaz en Nicaragua, el 10 de noviembre de 1926;46 y posteriormente
por una nueva intervención militar estadounidense a ese país centroamerica-
no. Esta acción atizó las llamas de las ideas y protestas antiimperialistas entre
intelectuales latinoamericanos y centroamericanos, particularmente.
44 Long to Lansing April 7, 1917, 816.91/13, citado en Joseph A. Bedford, «Setting the tone: US Salvadoran relations, 1900-1932» (Tesis doctoral, The State University of New Jer-sey, octubre, 1991), 147. Traducción propia.45 Bedford, «Setting the tone», 147.46 Roberto Deras Melgar, «La Liga Antiimperialista de San Salvador frente a la interven-ción Norteamericana en Nicaragua (1926 – 1927)» (Tesis de maestría, Universidad Centro-americana, mayo 2013), 30.
79Revista de Humanidades y Ciencias Sociales, n.° 5 (El Salvador) (julio-diciembre, 2013) ISSN: 2306-0786
A juicio de Deras, el primer hecho preocupó a los intelectuales de
la región y fue uno de los detonantes para que se creara la Liga Antiimpe-
rialista de San Salvador en ese mismo mes y, posteriormente, ligas antiimpe-
rialistas en otras ciudades del país: Santa Ana, San Miguel y Sonsonate.47 Las
ligas antiimperialistas fueron organizaciones cuyo planteamiento principal
era trabajar por el respeto de los derechos de los pueblos hispanoamericanos
«frente a aquellos que trataban de exterminar la tradición, las costumbres y
hasta la vida propia de cada país».48 En el acta de fundación los impulsores
de la liga afirmaban: «El objeto de la presente reunión es formar una Liga
Anti-Imperialista que se oponga a los actos atentatorios contra la autonomía
de los pueblos hispanoamericanos y a toda clase de absorción aunque se
desarrolle en forma pacífica».49
Entre los principales miembros y fundadores de la liga antiimperia-
lista de San Salvador se encontraban directores de periódicos de la época:
Miguel Pinto, director del Diario Latino,50 fungía como presidente de la liga;
José Dutriz, director de La Prensa,51 como fiscal de la misma organización;52
Constantino Gonzáles, director de la revista El Grito de la Raza, ocupaba
el cargo de secretario;53 Agenor Arguello, quien dirigirá posteriormente los
periódicos El Eco de Occidente y Nueva Tribuna, ambos del departamento de
Ahuachapán,54 fue otro de los fundadores.
47 Deras, «La Liga Antiimperialista».110.48 «Se funda una liga antiimperialista en esta capital», Diario Latino, 8 de septiembre de 1927, 1, citado por Deras, «La Liga Antiimperialista», 98.49 Deras, «La Liga Antiimperialista», 99.50 Este periódico de información, uno de los más antiguos y de mayor circulación en la época, tenía como antecedente el periódico El Siglo XX, adquirido por Miguel Pinto, que siguió publicándolo con ese nombre hasta 1896; posteriormente lo cambió por El Latino-americano y por el de Diario Latino en 1908. Véase Juan Felipe Toruño, Desarrollo literario de El Salvador (San Salvador: Ministerio de cultura, 1958), 189.51 Este periódico, aunque más joven que Diario Latino, también era otro de los principales de la época, a tal punto que competía con Diario Latino. Fue fundado por los hermanos An-tonio y José Dutriz en 1915. Véase López Vallecillos, El periodismo, 384.52 Deras, «La Liga Antiimperialista», 99.53 Deras, «La Liga Antiimperialista», 99.54 López Vallecillos, El periodismo, 254.
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La creación de ligas similares en otras ciudades también estuvo mo-
tivada por la participación de intelectuales vinculados con periódicos. Por
ejemplo, la creación de ligas antiimperialistas en Santa Anta y San Miguel
tuvo vinculación con el interés por alentar las ideas de la liga antiimperialista
de San Salvador, por parte de los directores de periódicos de dichas zonas
del país.55 De hecho, César A. Osegueda, fundador y director del Diario de
Oriente,56 fue el encargado de leer el discurso de fundación de la Liga An-
tiimperialista de San Miguel el 19 de diciembre de 1927.57 Por ello, no
extraña que una de las formas de lucha de la organización, además de la
realización de protestas en lugares públicos, haya sido elaborar textos para su
publicación en periódicos nacionales.58
En otros casos, responsables y colaboradores de periódicos no per-
tenecían a la Liga Antiimperialista de San Salvador ni a alguna de sus filiales
en el resto del país, pero estaban organizados en otras agrupaciones como el
Núcleo Nacionalista La Joven Centroamérica, que también se oponían a la
intervención de Estados Unidos en Nicaragua: Alfredo Parada, director del
periódico El Día,59 era miembro de esta organización; Napoleón Viera Alta-
mirano, colaborador de Diario del Salvador60 y que posteriormente fundó El
Diario de Hoy, también pertenecía al Núcleo Nacionalista; Alberto Masferrer,
otrora director de El Día y que en 1928 fundó diario Patria,61 pertenecía a
la organización.62
55 Deras, «La Liga Antiimperialista», 108.56 Diario fundado en 1906 en San Miguel. López Vallecillos lo considera el decano de la prensa de provincia. Véase López Vallecillos, El periodismo, 392.57 Deras, «La Liga Antiimperialista», 110.58 Deras, «La Liga Antiimperialista», 107.59 Diario de información, se comenzó a publicar en enero de 1921 y que fue dirigido por Alberto Masferrer y Juan Ramón Uriarte. Véase López Vallecillos, El periodismo, 357.60 Este era otro de los diarios más antiguos y de mayor circulación de la época. Fue funda-do por Román Mayorga Rivas en 1895. Véase, López Vallecillos, El periodismo, 352.61 Diario Patria fue uno de los más influyentes del país de finales de la década de 1920; porque en sus páginas se abordaron los principales problemas sociales y económicos de El Salvador como el acceso a la tierra, el alto costo de la vida, el alcoholismo, entre otros. Rafael Guidos Véjar, Ascenso del Militarismo en El Salvador, 2º ed. (San José: EDUCA, 1982), 149.62 Deras, «La Liga Antiimperialista», 81.
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Como consecuencia de la estrecha vinculación entre directores y
colaboradores de El Día, La Prensa y del Diario Latino con la causa antiimpe-
rialista, entre noviembre, diciembre de 1926 y enero de 1927 se publicaron
en esos diarios informaciones y opiniones sobre los sucesos de Nicaragua,
sobre la creación de ligas antiimperialistas, sus objetivos, y las protestas que
realizaban.63
La circunstancia anterior motivó a que el ministro plenipotenciario
de Estados Unidos, Jefferson Caffery, se reuniera con altas autoridades del
régimen de Alfonso Quiñónez Molina en la primera semana de febrero de
1927,64 para discutir el problema de la censura de los artículos «antiestado-
unidenses» y sobre el reconocimiento por parte de El Salvador del Gobierno
de Adolfo Díaz en Nicaragua.65 Los funcionarios del régimen salvadore-
ño se comprometieron a lo siguiente: 1) los artículos antiestadounidenses
no serían permitidos por el censor; 2) los exiliados liberales nicaragüen-
ses en El Salvador serían deportados, 3) pondrían fin a toda manifestación
«antiestadounidense».66
La primera prueba para este acuerdo fue impedir la manifestación
antiimperialista, programada por la organización para el 6 de febrero de
1927 a las 6 de la tarde. Es plausible pensar que los funcionarios salvadoreños
cumplieron con el acuerdo porque la manifestación fue suspendida,67 y los
63 Deras, «La Liga Antiimperialista», 19-31.64 Bedford no detalla cuáles funcionarios estuvieron en esa reunión, pero por las temas que se discutieron es probable se tratara del ministro de Gobernación, el ministro de Relaciones Exteriores y quizá hasta el presidente. Véase Bedford, «Setting the tone», 205.65 Bedford, «Setting the tone», 205.66 Bedford, «Setting the tone», 205.67 «Suspendiose la manifestación antiimperialista», Diario del Salvador, 4 de febrero de 1927, 1. Curiosamente, los periódicos no se publicaron desde el lunes 7 de febrero hasta el 10 de ese mes, por una huelga de la Sociedad Tipográfica, organización que aglutinaba a los tipógrafos de 21 imprentas de San Salvador, entre ellos la de Diario del Salvador, Diario Latino, El Día y La Prensa. Los propietarios de los periódicos rechazaron una propuesta de la Sociedad Tipográfica en la que se planteaba que no contrataran ni despidieran a los tipógrafos sin el visto bueno de la organización laboral. Las evidencias apuntan a que la suspensión de los periódicos obedeció a esta huelga y no a alguna acción gubernamental. Véase «Una aclaración de los diarios de esta capital para sus abonados y anunciantes», Diario del Salvador, 10 de febrero de 1927, 1.
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organizadores no precisaron las razones para la suspensión, al menos en los
periódicos.
Tras la llegada de Romero Bosque al poder, cuando los estudiantes
universitarios exigieron a la Asamblea Nacional que iniciara el proceso para
levantar el estado de sitio, el ministro plenipotenciario estadounidense se
intranquilizó y escribió al secretario de Estado, Frank Kellogg: «No estoy
del todo seguro de que sería bueno para el gobierno tomar este paso aho-
ra, en tanto que el resultado incuestionablemente sería que la prensa local,
una vez libre de impedimentos, estallaría en propaganda sobre la situación
nicaragüense».68
El proceso de levantamiento del estado de excepción duró un poco
más de dos meses, la censura se prolongó por ese tiempo. En marzo, tiempo
en que Arturo Ambrogui siguió en el cargo de censor, es plausible pensar
que se continuaron censurando algunos artículos antiestadounidenses, según
el acuerdo de febrero, porque se redujeron considerablemente los titulares en
primera plana en La Prensa con respecto a los de enero y febrero.69 Además,
en la segunda semana de marzo, Caffery informó al secretario de Estado que
desde la reunión de febrero el país había estado en mucha más calma y que el
presidente Romero Bosque estaba apegándose a la política estadounidense
en Nicaragua.70
Al parecer fue hasta la llegada del nuevo censor, Rafael García
Escobar,71 que se flexibilizó la censura en este tema. En abril Caffery notifi-
có a las autoridades salvadoreñas que el censor había dejado pasar un par de
artículos antiestadounidenses; las autoridades prometieron que no ocurriría
de nuevo.72 Posteriormente, con el levantamiento del estado de sitio dejó de
68 Bedford, «Setting the tone», 205. La traducción es propia.69 Véase La Prensa Gráfica, 75 aniversario. Libro de Diamante, 131-134.70 Bedford, «Setting the tone», 205.71 Escobar, además de director de La Voz de la Nación, era miembro del Ateneo de El Sal-vador, organización vinculada con la Liga Antiimperialista de San Salvador. Véase Deras, «La Liga Antiimperialista», 48.72 Bedford, «Setting the tone», 206.
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funcionar la censura previa, por lo que el representante estadounidense ya
no intervino de esta forma, sino hasta que se volvió a implantar el estado de
excepción a finales de 1927.
3. Flexibilidades y tensiones: censor y di-rectores de periódicos, diciembre de 1927-marzo de 1929
El segundo lapso se inició cuando Romero Bosque impuso el estado de sitio
como respuesta a un intento de golpe de Estado, dirigido por el expresidente
Jorge Meléndez con el apoyo de algunos militares,73 el 6 de diciembre de
1927.74 La situación fue controlada rápidamente, pero las indagaciones de
los sucesos continuaron durante todo 1928.75 La censura previa durante la
mayor parte de este tiempo estuvo a cargo de Napoleón Velasco hasta el 10
de noviembre de 1928, a partir de esa fecha hasta el 1 de marzo de 1929 la
censura estuvo a cargo de Arturo H. Lara.
El 12 de diciembre de 1927, el ministro de Gobernación, Manuel
Mendoza, remitió a Velasco las siguientes instrucciones:
El Poder Ejecutivo, en Consejo de Ministros, con el objeto de con-
seguir lo más pronto posible la normalidad de la situación y evitar
complicaciones de toda índole, ha acordado: que se tenga especial
cuidado de que en las publicaciones no se trate de los asuntos si-
guientes:
73 Carlos Gregorio López Bernal, Tradiciones inventadas y discursos nacionalistas: El imaginario nacional de la época liberal en El Salvador, 1876-1932 (San Salvador: Facultad de Humanidades, Universidad de El Salvador, 2007), 208.74 D.O., tomo 103, n.° 272 (6 de diciembre de 1927), 2181.75 Hasta septiembre de 1928 los periódicos siguen informando sobre los procesos judiciales a que son sometidos los acusados de participar en el complot. Todavía hacia 1930 siguen re-solviéndose algunos procesos contra involucrados en el intento de golpe. La mayoría de ellos fueron amnistiados, véase D.O., tomo 108, n.° 72 (28 de marzo de 1930), 569.
84 Revista de Humanidades y Ciencias Sociales, n.° 5 (El Salvador) (julio-diciembre, 2013) ISSN: 2306-0786
a) Contra gobiernos o pueblos amigos, ni contra sus representantes;
b) Los que infundan alarma o alteren la tranquilidad pública;
c) Los que tiendan al irrespeto de las leyes o de los encargados de
aplicarlas;
d) Los que de alguna forma puedan ahondar la división de la fa-
milia salvadoreña o impedir su reconciliación;
e) Contra la institución militar; y
f) Todo lo que pueda afectar el actual estado político.76
Velasco se caracterizó por aplicar estas instrucciones de forma flexi-
ble. Según Alberto Masferrer, el censor: «Suavizó hasta más no poder los
rigores de la censura […] rendimos homenaje al doctor Velasco, por no ha-
berse dejado arrastrar y cegar por la omnipotencia de la censura, y porque
más de una vez, confió en nosotros, encomendándonos que nos censurára-
mos a nosotros mismos».77 El editorialista de El Día, Alfredo Parada, al pedir
el levantamiento del estado de sitio en febrero de 1928, calificó la censura
como algo que «no podían dejar de sentir en sus diarias labores, aun a pesar
de la relativa suavidad de ella».78
Esta flexibilidad también era posible porque en ocasiones la deci-
sión del censor, o de quien ejercía esta función, podía apelarse ante el minis-
tro de Gobernación. Alfredo Parada pudo publicar el artículo «Comentarios.
La actualidad guatemalteca», gracias a esta posibilidad.79 Aunque no siempre
76 AGN, Fondo Gobernación, notas varias, 1927, segundo semestre, p. 8358.77 Alberto Masferrer, «Palabras cordiales», Patria, 12 de noviembre de 1928, citado en Ex-celsior, n.° 23, 17 de noviembre de 1928.78 «“El Día” pide que se levante el Estado de sitio», Diario Latino, 9 de febrero de 1928, 1.79 El censor no había permitido que se publicara el artículo, porque a su juicio: «No se podía permitir que se dijera que los redentores cambian cuando llegan al poder». Véase, AGN, Gobernación, caja sin clasificar, 1928, caja 50-1, notas varias, septiembre. La frase probable-mente se refería al presidente de Guatemala Lázaro Chacón (1927-1930), quién organizó su programa de Gobierno basado en las ideas del mínimum vital del pensador salvadoreño Alberto Masferrer. Estas ideas propugnaban justicia social, acceso a la tierra, superación de la pobreza de gran parte de la población salvadoreña. Véase, Víctor Manuel Guerra Reyes, «El Vitalismo masferreriano: un modo de hacer filosofía en El Salvador de principios del siglo XX» (Tesis doctoral, Universidad Centroamericana, octubre, 2013), 198, 280.
85Revista de Humanidades y Ciencias Sociales, n.° 5 (El Salvador) (julio-diciembre, 2013) ISSN: 2306-0786
las respuestas fueron favorables a los directores de periódicos,80 la existencia
de esta opción permitió en algunos casos flexibilizar la censura para que se
publicara sobre diversos temas.
La flexibilidad de la censura es lo que explicaría la activa discusión
pública que refiere Everett Wilson81 sobre temas sociales y económicos: el
problema de la vivienda en San Salvador, el alto costo de la vida; e incluso
sobre temas políticos internacionales como los comentarios de Alberto Mas-
ferrer a la visita del presidente electo de Estados Unidos Herbert Hoover a
El Salvador hacia finales de noviembre de 1928:
De hoy a mañana tocará en La Unión el inmenso huésped. Con más
fortuna, habríamos recibido su tocamiento en Acajutla, y eso traería
el saneamiento automático de nuestro cochino e histórico puer-
to. Hagámosle al ilustre Despensero un homenaje digno de él. Por
ejemplo, si a los ostiones de La Unión les llamáramos en adelante,
¿WALL STREER OYSTER? O si para evitar cuestiones, al golfo
de Fonseca le denomináramos ¿Hoover Bay?
Para los tiempos que corren, y ahora que los pueblos prefieren co-
mer a que les refieran cuentos patrióticos; ahora que a todos se les
ha metido la idea loca de que la vida no ha de ser únicamente para
los ángeles y serafines; ahora, decimos, los hombres como Hoover
son los mejores, puesto que ellos, a semejanza de Moisés, hacen caer
el maná y brotar el agua, de donde los demás son incapaces de ex-
traer sino arena y estiércol.
80 Por ejemplo, el propietario de Diario del Pueblo, Nicolás Cabezas Duarte, apeló dos ocasiones a multas impuestas por el gobernador de Santa Ana por haber publicado sin haber remitido al censor dos artículos y en ambas ocasiones fue obligado a pagar el castigo econó-mico. Véase, «Incidente de apelación de lo resuelto por el gobernador de Santa Ana», AGN, Gobernación, cajas sin clasificar, 1928, caja 50; «Incidente de apelación de la sentencia pro-nunciada por providencia dictada por el Gobernador del departamento de Santa Ana», AGN, Gobernación, cajas sin clasificar, 1929, caja 51-16.81 Wilson, La crisis de la integración nacional.
86 Revista de Humanidades y Ciencias Sociales, n.° 5 (El Salvador) (julio-diciembre, 2013) ISSN: 2306-0786
Un gran abastecedor, un gran organizador del trabajo, fue siempre
el mayor de los hombres: eso fue José, y eso fue Moisés, eso fue en
ocasiones Jesús, eso es ahora Mussolini, y eso probablemente será
Hoover. Y como tal, como hombre que respeta el hambre ajena, y
acude con su voluntad y su inteligencia a vencerla; como a hombre
del agua y del pan le admiramos nosotros y le glorificamos.
Ahora, toda la cuestión será saber cómo nos va a tratar a los morenos
y a los indios que nos atrevemos a tener la gana de vivir, como si
fuéramos personas. ¿Considerará que merecemos ser incluidos entre
los que su saber y voluntad tomarán bajo su protección? ¿O pensará
que a ella sólo tienen derecho los blancos, y que nosotros, en vez
de comensales, hemos de continuar en la categoría de comestibles?
¿Nos dará de comer? ¿O hará que nos coman?82
Aunque en un tono irónico, el artículo de Masferrer dejaba ver
cierto malestar hacia la visita del presidente estadounidense. Pese a esto, el
artículo fue permitido por el censor. Sin embargo, no todo era flexibilidad, a
menudo el censor no permitió todo lo que los periódicos hubieran deseado.
La censura se hizo efectiva en algunos temas de política interna, principal-
mente en la crítica al régimen. En mayo de 1928, la Federación Regional de
Trabajadores de El Salvador (FRTS) pudo publicar «sin censura» El Martillo,
su órgano publicitario, una vez que aseguraron al ministro de Gobernación,
Manuel Mendoza, que eran incapaces de buscar con tal solicitud el medio
para hablar con libertad y a su antojo en perjuicio de la tranquilidad del
Gobierno, sino que la solicitud la motivaba el escaso tiempo con el que con-
taban para sacar su publicación que debía salir en mayo, en honor al Día del
Trabajo.83 Como se puede ver esta solicitud era en realidad un compromiso
de autocensurarse en cuanto a la crítica contra el Gobierno, por parte de los
responsables de la iniciativa editorial.
82 Patria, 28-11-1928, citado en Wilson, La crisis de la integración nacional, 150-151.83 AGN, Gobernación, notas varias, 1928, primer semestre, nota fechada 21-04-1928, n.° 5035.
87Revista de Humanidades y Ciencias Sociales, n.° 5 (El Salvador) (julio-diciembre, 2013) ISSN: 2306-0786
Por momentos, esta imposibilidad de criticar al Gobierno y el afán
de los periódicos por abordar ciertos temas no se resolvieron tan tranqui-
lamente, sino que produjeron tensiones. Así ocurrió desde septiembre hasta
inicios de noviembre de 1928. Por ejemplo, el Diario Latino, en su edición
del 6 de septiembre, anunció que no seguiría publicando opiniones sobre
el decreto legislativo que amnistiaba a dos acusados del asesinato de Alberto
Jiménez Escalante […] porque lo ha prohibido terminantemente el censor
oficial». Alberto Escalante, hojalatero, miembro de la sección del departa-
mento de San Vicente del partido opositor de Miguel Tomás Molina, fue
secuestrado el 25 de diciembre de 1922, durante la llamada «masacre de
Navidad». Según los reportes de los testigos, luego de secuestrado, Escalante
fue torturado y asesinado por la Guardia Nacional.
El tema fue traído a la discusión pública hacia agosto y septiembre
de 1927, poco después de que Romero Bosque rompió abiertamente con
su predecesor Alfonso Quiñónez Molina, quien tuvo que abandonar el país
hacia julio de ese año.84 En los meses siguientes de 1927, Romero Bosque
promovió una investigación sobre el caso de Jiménez Escalante que condujo
a un proceso judicial. La historiografía considera este proceso como de clara
intención política.85 El proceso judicial llevó a declarar a varios altos funcio-
narios de la administración de Jorge Meléndez (1919-1923): al ministro de
Gobernación, Arturo Arguello; al director de la Guardia Nacional, general
Ismael Francisco Calvo; y hasta al presidente Meléndez.
Los principales periódicos de información de San Salvador dieron
amplia y extensa cobertura al juicio. El Diario Latino mantuvo el tema en sus
páginas desde agosto de 1927 hasta septiembre de 1928;86 posteriormente,
84 Ching, «From clientelism to militarism», 307.85 Patricia Alvarenga sostiene que con este juicio Romero Bosque trató de desacreditar a su predecesor y atraer a los sectores populares con un nuevo discurso. Erik Ching considera que el juicio fue para socavar la reputación de los Meléndez-Quiñónez. Véase Patricia Alva-renga, «Reshaping the ethics of power: A history of violence in western rural El Salvador, 1880-1932» (Tesis de doctorado, University of Wisconsin-Madison, 1994), 308; Ching, «From clientelism to militarism», 307.86 Véase Diario Latino, 4 de septiembre de 1928, 1.
88 Revista de Humanidades y Ciencias Sociales, n.° 5 (El Salvador) (julio-diciembre, 2013) ISSN: 2306-0786
volvió al tema en noviembre de 1929.87 La Prensa publicó sobre este tema
del 29 de agosto al 25 de noviembre de 1927.88 El Diario del Salvador lo
mantuvo en sus páginas durante septiembre de 192789 y agosto de 1928.90
Uno de los episodios más importantes del proceso ocurrió el 17 de agosto
de 1928: la Asamblea Nacional aprobó un decreto para amnistiar a dos altos
oficiales del Ejército acusados del crimen, el general Francisco Calvo y el
coronel Juan Medrano.91
El Diario Latino comenzó a cuestionar el decreto de amnistía a tra-
vés de la cobertura de ese tema. En la portada del 4 de septiembre, el diario
reprodujo una carta de la viuda de Escalante al presidente en la que pedía
que vetara el decreto legislativo.92 El día siguiente, el Diario Latino publicó
la contestación del presidente a la viuda en la que el mandatario aseguraba:
«[…] manifiesto a usted que, así como en todos mis actos de Gobernante he
tratado siempre de proceder conforme a los dictados de la justicia, en el caso
que usted alude puede tener la confianza de que no se apartará de esa misma
norma la resolución que el ejecutivo estime procedente dictar».93
Al pie de esa carta Diario Latino adelantaba que daría seguimiento al
tema en su próximo número con la publicación de las opiniones de juristas
para establecer la legalidad de la amnistía.94 Sin embargo, en lugar de esas
opiniones en la portada del 6 de septiembre, en una pequeña nota, publi-
caba lo siguiente: «Aunque prometimos seguir publicando lo que se refiere
al asunto Jiménez Escalante, nos vemos en el caso de suspenderlo porque
87 Diario Latino, 11 de octubre de 1929, 1.88 Ching, «From clientelism to militarism», 308.89 Véase, Diario del Salvador del 6 al 30 de septiembre de 1927.90 Ching, «From Clientelism to militarism», 336.91 Diario Oficial, tomo 106, n.° 1 (2 de enero de 1929), 2.92 «La viuda de Escalante pide justicia», Diario Latino, 4 de septiembre de 1928, 1.93 «Habrá justicia en el caso Escalante así lo manifiesta el presidente de la República», Dia-rio Latino, 5 de septiembre de 1928, 1.94 «Habra justicia en el caso Escalante», 1.
89Revista de Humanidades y Ciencias Sociales, n.° 5 (El Salvador) (julio-diciembre, 2013) ISSN: 2306-0786
lo ha prohibido terminantemente el Censor Oficial».95 Esta prohibición no
les impidió que casi una semana después, el 12 de septiembre titularan en
su portada: «El asunto de Escalante y la opinión de varios abogados»,96 en el
siguiente número también en la portada titularan: «No pueden sancionar ese
decreto absurdo e ilegal, dice el doctor Enrique Córdoba»;97 el 14 de sep-
tiembre: «La amnistía carece de valor jurídico».98 El cuerpo de los artículos
de opinión estaba redactado por juristas, quienes coincidían en calificar el
decreto legislativo como inconstitucional.99
Resulta sospechoso que para estas mismas fechas el Diario del Salva-
dor, que también había venido dando amplia cobertura sobre el tema, no pu-
blicó sobre el mencionado episodio del proceso judicial. Este silencio, junto
con la denuncia del Diario Latino de que el censor no les permitía publicar
al respecto, sugiere que efectivamente hacia 1928 este era uno de los temas
sobre los cuales los periódicos no podían hablar con libertad. Y es que, el
juicio que en 1927 había sido usado por Romero Bosque como símbolo de
las violaciones a los derechos cometidas por el régimen anterior, ese mismo
juicio en 1928 se pudo volver incómodo cuando las investigaciones involu-
craban a dos altos oficiales del Ejército, institución que había sido clave para
el mantenimiento de su régimen en sucesos como el intento de golpe de
Estado en diciembre; y pudo volverse más incómodo aún, en vísperas de que
95 «Nada seguiremos publicando sobre el asunto Jiménez Escalante», Diario Latino, 6 de septiembre de 1928, 1.96 «Nada seguiremos publicando sobre el asunto Jiménez Escalante», Diario Latino, 6 de septiembre de 1928, 1.97 «No pueden sancionar ese decreto absurdo e ilegal, dice el doctor Enrique Córdoba», Diario Latino, 13 de septiembre de 1927, 1.98 «La amnistía carece de valor jurídico», Diario Latino, 14 de septiembre de 1927, 1.99 Alonso Reyes Guerra consideró que el decreto violaba los preceptos constitucionales, «El asunto Escalante y la opinión de varios abogados», Diario Latino, 12 de septiembre de 1928, 1; el doctor Enrique Córdoba «no consideraba político el delito cometido en la persona del obrero Alberto Jiménez Escalante, «No pueden sancionar ese decreto absurdo e ilegal», dice el doctor Enrique Córdoba, Diario Latino, 13 de septiembre de 1927, 1.
90 Revista de Humanidades y Ciencias Sociales, n.° 5 (El Salvador) (julio-diciembre, 2013) ISSN: 2306-0786
el presidente se aprestaba a vetar o sancionar el decreto que amnistiaba a dos
altos oficiales involucrados.100
De ahí que no sea desatinado pensar que la insistencia del Diario
Latino sobre el asunto, una semana después, le haya costado un par de multas
y que la relación entre Miguel Pinto, director del diario, y Napoleón Velasco,
el censor, pudo no ser muy cordial en esos momentos.
Otro hecho que probablemente alimentó tensiones entre el cen-
sor y los directores de periódicos fue la imposibilidad que tuvieron las pu-
blicaciones de informar y comentar sobre la expulsión del país de Víctor
Raúl Haya de la Torre. Haya de la Torre fue creador de un movimiento
antiimperialista continental: la Alianza Popular Revolucionaria Americana
(APRA). Según Deras, el fin político de la APRA era «formar una alianza
latinoamericana a la que debían pertenecer todos los grupos sociales latinoa-
mericanos que directa o indirectamente sufrían por el imperialismo».101 Este
planteamiento antiimperalista le valió ser expulsado de varios países, entre
ellos Guatemala. Precisamente, Haya de la Torre pasó a El Salvador luego
de haber sido expulsado por el Gobierno guatemalteco de Lázaro Chacón,
100 No contamos con las evidencias completas para afirmar que Romero Bosque no am-nistió a los dos militares; sin embargo, sí contamos con varias informaciones que hacen dudar de que Romero Bosque los amnistiara. Ching basado en la reproducción de la amnistía en el Diario del Salvador publicado el 8 de agosto de 1928, el cual no hemos podido consultar al momento del cierre de este artículo, afirma que Romero Bosque decretó una amnistía in-condicional para los dos militares involucrados en el crimen. Por el contrario, según el Diario Oficial, el decreto legislativo de amnistía fue promulgado hasta en la sesión del 17 de agosto de 1928. Esto coincide con que posteriormente a esa fecha en el Diario Latino se discutía precisamente el decreto de la Asamblea Nacional. Además de que en noviembre de 1929 el Diario Latino reportaba: «La causa instruida contra el general Francisco Calvo, Coronel Juan Medrano y Rosendo Barahona por el delito consumado en el mártir obrero Alberto Jiménez Escalante, va llegando a su conclusión». Todos estos elementos sugieren que el juicio seguía su curso hacia finales de 1929. Véase Diario Oficial tomo 106, n.° 1 (2 de enero de 1929), 2; «Habrá justicia en el caso Escalante así lo manifiesta el presidente de la República», Diario Latino, 5 de septiembre de 1928, 1; «Pronto será el jurado de la causa instruída por la Muerte del Obrero Alberto Escalante J. Escalante», Diario Latino, 12 de noviembre de 1929, 1. Con-fróntese con Ching, «From clientelism to militarism», 336.101 Deras, «La Liga Antiimperialista», 76.
91Revista de Humanidades y Ciencias Sociales, n.° 5 (El Salvador) (julio-diciembre, 2013) ISSN: 2306-0786
el 23 de agosto de 1928.102 El pensador en su paso por el país impartió una
serie de conferencias y fundó una sección de la APRA. El Diario del Salva-
dor, el Diario Latino, La Prensa y El Día dieron cobertura a estas actividades.
El Día publicó en su portada del 28 de agosto: «La primera conferencia de
Haya de la Torre en esta capital», en la nota anunciaba que el conferencista
hablaría de la reforma universitaria de Córdoba, Argentina. Al día siguiente
el Diario Latino calificaba la conferencia como «hermosa y trascendental»
en uno de sus titulares de primera plana.103 La Prensa calificó la conferencia
como «notable» en su edición del 29 de agosto.104 Por su parte, el Diario del
Salvador en su edición del 2 de septiembre anunciaba la segunda conferencia
de Haya de la Torre ese mismo día, en la que disertaría sobre «La obra de las
Universidades Populares»; el periódico fue más allá de anunciar la actividad,
al entrevistar a Haya de la Torre «con el doble objeto de saludar a nombre
de Diario del Salvador al prestigiado latinoamericanista, y de obtener algunos
datos sobre su próxima plática […]».105
En su siguiente número, fechado el 4 de septiembre, el Diario del
Salvador informaba que el pasado jueves 30 de agosto se había fundado una
sección de la APRA en Santa Ana con la presencia de Haya de la Torre.106
Luego de esa nota el tema desapareció de las páginas tanto del Diario del
Salvador, como del Diario Latino; desde el 3 al 16 de septiembre no es po-
sible saber a través de los periódicos si Haya de la Torre dictó su segunda
conferencia ni seguir el resto de actividades de su visita al país. Salisbury,
basado en fuentes diplomáticas estadounidenses, en la biografía de Haya de
102 Hawks to Secretary of State, august 25, 1928. 314.2324 y Haya de la Torre, 1, citados en Richard V. Salisbury. «The middle American exile of Víctor Raúl Haya de la Torre», Americas, 40, 1 (jul, 1983): 8.103 «Haya de la Torre fue toda una revelación. La conferencia de anoche fue algo hermoso y trascendental», Diario Latino, 29 de agosto de 1928, 1.104 «Conferencia notable de Víctor Raúl Haya de la Torre», en José Dutriz y el diario “La Prensa” 1915-1934 (San Salvador: Dirección de Publicaciones e Impresos, 2002), 207.105 «Hoy dará su segundo conferencia Haya de la Torre», Diario del Salvador, 2 de septiembre de 1928, 1.106 «La fundación del Apra en El Salvador el dolor de Haiti», Diario del Salvador, 4 septiem-bre de 1928, 7.
92 Revista de Humanidades y Ciencias Sociales, n.° 5 (El Salvador) (julio-diciembre, 2013) ISSN: 2306-0786
la Torre, escrita por el aprista Luis Alberto Sánchez,107 y en uno de los libros
del intelectual peruano,108 afirma que el 2 de septiembre de 1928 el minis-
tro de Gobernación de El Salvador, Dr. Manuel Vicente Mendoza, visitó la
legación estadounidense en el país e informó al encargado de Negocios de
Estados Unidos, Samuel Dickson, que el Gobierno salvadoreño no permi-
tiría las conferencias antiimperialistas ni antiestadounidenses de Haya de la
Torre. Según Salisbury, Mendoza también indicó a Dickson que Haya de
la Torre estaba bajo vigilancia de la policía y había sido advertido de que
cualquier violación a las leyes salvadoreñas conllevaría su inmediata depor-
tación.109 Fue así como, previniendo una deportación con posibles conse-
cuencias fatales,110 Haya de la Torre solicitó asilo en la legación mexicana en
San Salvador.111
Sin embargo, su asiló no aligeró del todo la persecución por parte de
las autoridades salvadoreñas. Según Salisbury la policía acordonó la legación
mexicana en San Salvador e impidió cualquier visita a Haya de la Torre.112
Finalmente, el 14 de septiembre el fundador del APRA logró salir del país,
por barco, rumbo a Corinto, Nicaragua, donde no desembarcó, sino que
pasó al puerto de Puntarenas, Costa Rica.113 Los periódicos no publicaron
107 Luis Alberto Sánchez, Víctor Raúl Haya de la Torre y el Apra (Santiago: s.e, 1954).108 Raúl Haya de la Torre, ¿A dónde va Indoamérica? (Santiago, s.e, 1936).109 Salisbury, «The middle American exile», 9.110 Las consecuencias fatales pasaban por que fuese deportado hacia Nicaragua donde sería entregado a las autoridades proestadounidenses de Adolfo Díaz, que lo acusarían de pertene-cer a las fuerzas de Sandino. La condena en el proceso sería el fusilamiento. Pakkasvirta duda de estas consecuencias, porque «si los funcionarios o agentes estadounidenses lo hubiesen pretendido capturar y asesinar igualmente lo hubiesen hecho en su paso por Estados Unidos». Pakkasvirta considera que «más parece que Haya de la Torre y la historiografía aprista querían dar a estos acontecimientos con la policía salvadoreña una aureola heroica y revolucionaria». Véase Jussi Pakkasvirta, «Víctor Raúl Haya de la Torre en Centroamérica. ¿La primera y últi-ma fase del aprismo internacional?», Revista de Historia, n.° 44 (julio-diciembre 2001): 17.111 También Bedford basado en notas diplomáticas afirma que la expulsión de Haya de la Torre estuvo motivada por intromisiones del representante estadounidense. Es más, Bedford añade que una de las actividades de Haya de la Torre fue cancelada. Véase Bedford, «Setting the tone», 210.112 Salisbury, «The middle America exile», 9.113 Pakkasvirta, «Víctor Raúl Haya de la Torre en Centroamérica»: 17.
93Revista de Humanidades y Ciencias Sociales, n.° 5 (El Salvador) (julio-diciembre, 2013) ISSN: 2306-0786
nada sobre la expulsión de Haya de la Torre, lo curioso es que tampoco se
encuentran en sus páginas rastros de la censura previa como páginas con
espacios en blanco como resultado de la supresión de párrafos de noticias
u opiniones por parte del censor. Este hecho resulta extraño si se considera
que tanto el Diario del Salvador, como el Diario Latino tenían puntos ideo-
lógicos de contacto con Haya de la Torre: el antiimperialismo, tal como lo
dejan ver los artículos sobre las conferencias del peruano en el país.
Aunque la ausencia de contenidos entorno a la expulsión de Haya
de la Torre no necesariamente sostiene la afirmación de que la censura pre-
via estaba impidiendo su publicación, puesto que bien pudo ocurrir que los
editores se autocensuraran, es decir, se abstuvieran de publicar, por la presión
a poderes externos del periódico, con todo y esto, es razonable suponer que
la existencia de la censura previa agudizaba la autocensura de los periódicos
sobre este tema. Este silencio ante el trato poco amistoso de las autoridades
salvadoreñas a Haya de la Torre pudo producir tensiones entre el censor y los
editores, especialmente por la simpatía de los editores con el intelectual y su
causa antiimperialista.
Un hecho adicional que probablemente produjo roces entre el di-
rector del Diario del Salvador y el censor ocurrió poco después de la partida
de Haya de la Torre. El 16 de septiembre, un día después de la celebración
del día de la independencia, el Diario del Salvador publicó en uno de sus artí-
culos de portada el siguiente párrafo: «No todo lo puede el Poder Ejecutivo
en este país democrático dice el Ministro de Justicia de El Salvador. El que
todo lo puede en este país democrático es el representante diplomático de
los Estados Unidos».114 Como se puede ver el artículo jugaba con expresio-
nes que pudieron haber sido expresadas por el ministro como: «no todo lo
puede el poder Ejecutivo en este país democrático»; es claro que en un régi-
men democrático no todo lo puede el Poder Ejecutivo, existe una Asamblea
o Congreso Nacional, una Corte Suprema de Justicia… En fin, el poder se
114 «Acotaciones», Diario del Salvador, 16 de septiembre de 1928, 1.
94 Revista de Humanidades y Ciencias Sociales, n.° 5 (El Salvador) (julio-diciembre, 2013) ISSN: 2306-0786
encuentra dividido y las instituciones se hacen contrapeso entre sí. Sin em-
bargo, el giro del autor consistió en añadir la segunda cláusula: «El que todo
lo puede en este país democrático es el representante de Estados Unidos».
Esta transposición de definiciones venía a ridiculizar el tipo de democracia
que se estaba tratando de implementar en El Salvador.
La reacción del censor no se hizo esperar, ese mismo día impuso
una multa por cien colones al Diario del Salvador, en primer lugar porque el
editor del periódico no había sometido el contenido a la censura;115 y en se-
gundo, pero más importante, porque «la primera de las acotaciones envuelve
contra nuestro país y su gobierno una injuria soez y grave, estimo que no
es suficiente pena la multa a que aludo atrás; y es por ello, que me permito
solicitar para el expresado Diario del Salvador y el autor de las acotaciones
otro [sic] pena que la multa».116 Es interesante que el censor no desmintiera
al ministro, lo cual refuerza la idea de que el alto funcionario pudo haber
afirmado la primera parte de la cláusula.
Pero más allá de lo real o no de la afirmación del ministro, este caso
deja ver a las claras como la censura impuso límites a la libertad de prensa
cuando se trataba de calificar negativamente el régimen político. Aunque
esa otra pena que sugería el censor no se hizo efectiva, es evidente que los
periódicos no podían hablar con entera libertad sobre el régimen.
A la vista de los hechos antes reseñados, no es de extrañar que en
septiembre se incrementara considerablemente el trabajo de censura, porque
Velasco solicitó la contratación de un asistente el 29 de ese mes.117 Este in-
cremento de trabajo y las tensiones con los responsables de las publicaciones
provocaron que Velasco renunciara al cargo, en su solicitud expresó:
115 AGN, Gobernación, cajas sin clasificar, 1928, caja 50-1, notas varias septiembre, censura de prensa.116 AGN, Gobernación, cajas sin clasificar, 1928, caja 50-1, notas varias septiembre, censura de prensa.117 AGN, Gobernación, cajas sin clasificar, 1928, caja 50-1, notas varias, septiembre.
95Revista de Humanidades y Ciencias Sociales, n.° 5 (El Salvador) (julio-diciembre, 2013) ISSN: 2306-0786
Hace cuatro días presenté a usted mi renuncia de Censor de la pren-
sa, y ahora insisto en ella, suplicándole se sirva aceptármela acto se-
guido, tanto porque las numerosas atenciones profesionales que ten-
go ocupan la mayor parte de mi tiempo, cuanto porque las últimas
fechas el trabajo de la censura ha aumentado considerablemente y
originado rozamientos entre los señores directores de los diarios de
la capital y el suscrito, rozamientos que deseo a todo trance evitar.118
A nuestro modo de ver tanto la censura sobre el caso de Escalante,
la censura o autocensura sobre la expulsión de Haya de la Torre y la censura
practicada contra Diario del Salvador el 16 de septiembre son parte de esos
rozamientos que el censor refiere. Cuando Velasco dejó su cargo, el Dia-
rio del Salvador no publicó ninguna valoración sobre la gestión del censor
saliente;119 se limitó a informar sobre la llegada del nuevo censor.120
Napoleón Velasco fue sustituido por Arturo H. Lara, quien fungió
como censor desde noviembre de 1928 hasta finales de febrero de 1929. So-
bre la labor de Lara no es posible afirmar mucho tanto por el escaso tiempo
en que estuvo en el cargo y porque la documentación con que contamos es
escasa. Los pocos documentos que dan una idea de su gestión sugieren que
continuó impidiendo cuidadosamente la crítica al presidente. Pedro Urdema-
les, semanario de cultura popular redactado por Joaquín Castro Canizales,
en su primer número de febrero de 1929,121 se propuso hacer crítica de la
vida social por medio de cuadros de costumbres en los cuales procuraría
118 AGN, Gobernación, cajas sin clasificar, 1928, caja 50-1, notas varias noviembre, nota 7 de noviembre de 1928.119 El Diario Latino se quemó por esas fechas.120 «Nuevo Censor de la Prensa», Diario del Salvador, 10 de noviembre de 1928.121 Ítalo López Vallecillos plantea que este periódico fue fundado en 1927, pero no cita la fuente en que se basó para plantear esa fecha. Por el contrario, la revisión de los archivos oficiales y de Diario Latino indican que en realidad este periódico fue fundado en febrero de 1929. Véase, «Programa que Pedro Urdemales implora lo dejen realizar», AGN, Gobernación, cajas sin clasificar, 1929, caja 51-13, notas varias febrero; «Pedro Urdemales en San Salvador», Diario Latino, 19 de febrero de 1929, 3. Confróntese con López Vallecillos, El periodismo, 454.
96 Revista de Humanidades y Ciencias Sociales, n.° 5 (El Salvador) (julio-diciembre, 2013) ISSN: 2306-0786
presentar al vivo las «lacras sociales». Pero en lo referente al Gobierno, dejó
claro que mientras no se les ordenara decir nada, mientras las garantías de la
palabra escrita estuvieran suspendidas, prometieron no hacer otra cosa que
callar.122 Correspondió también a Lara una censura contra la revista semanal
ilustrada Excelsior, en la cual el censor suprimió uno de los párrafos de la
sección Correo del Director en que el responsable de la publicación respondía
brevemente a las cartas que recibía de lectores y colaboradores (véase imagen
1). No es posible inferir el contenido del párrafo censurado, por la brevedad
y fragmentariedad de la sección, pero este tipo de censura permite suponer
que Lara realizaba cuidadosamente su trabajo hasta en una revista semanal
de carácter literario, cuya circulación es de suponerse que era menor que la
del Diario del Salvador, el Diario Latino y El Día.
122 «Programa de trabajo que Pedro Urdemales implora lo dejen realizar», AGN, Goberna-ción, cajas sin clasificar, 1929, caja 51-13, notas varias febrero. López Vallecillos afirma además que este semanario fue «cerrado por la censura de la época por publicar el artículo del direc-tor titulado: Elogio del Estado de Sitio». Sin embargo, al cierre de este artículo no nos consta este hecho por la imposibilidad de realizar una revisión sistemática de otros periódicos sobre el cierre de ese semanario. Para las informaciones de Vallecillos sobre «Pedro Urdemales», véase López Vallecillos, El periodismo, 454.
Página de la revista semanal literaria y de variedades, Excelsior, luego de haber sido cen-surada. Tomado de Excelsior, n.° 23 (17 de noviembre de 1928).
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En los departamentos, cuya labor de censura estuvo a cargo de los
gobernadores políticos, los gobiernos locales no podían ser criticados. El
propietario de Diario del Pueblo, del departamento de Santa Ana, Nicolás
Cabezas Duarte, fue multado con cincuenta colones por haber publicado
un artículo, sin haberlo remitido previamente al censor, en el cual acusaba al
alcalde de Coatepeque de haber extraviado intencionalmente documentos
contables de la municipalidad de 1927 y de no cobrar por igual unos faltan-
tes de 1922 y 1923 a los funcionarios de ese entonces.123
También en Santa Ana, las críticas a otros gobernantes no fueron
permitidas. Por ejemplo, en enero de 1929, nuevamente el propietario del
Diario del Pueblo fue multado con cien colones por publicar, sin haber remi-
tido al censor previamente, una carta de Domingo Ramón Castillo, exiliado
venezolano, presidente de la Asociación de Estudiantes de ese país.124 La carta
se refería al presidente de Venezuela, Juan Vicente Gómez, en los siguientes
términos:
[…] Apreciables caballeros: Desterrado de mi patria, por el tirano
Juan Vicente Gómez, que desde veinte años ha detentado los de-
rechos del pueblo venezolano y cercena las virtudes y prácticas re-
publicanas de nuestra raza, me encuentro de paso en esta ciudad
hospitalaria.
Sería triste para mi seguir mi peregrinación de destierro sin antes
oír del pueblo de Santa Ana, siquiera el eco de la cátedra universita-
ria de Caracas, que es verbo de admonición para tiranos y saludable
consejo para la sociedad.125
123 «Incidente de apelación de lo resuelto por el Gobernador del departamento de Santa Ana», AGN, Gobernación, cajas sin clasificar, 1928, caja 50.124 Domingo Ramón Castillo, «Manifiesto dirigido a la juventud laborante y estudiosa de El Salvador», Diario Latino, 10 de julio de 1928, 7.125 «Incidente de apelación de la sentencia pronunciada por providencia del gobernador de Santa Ana», AGN, Gobernación, cajas sin clasificar, 1929, caja 51-1.
100 Revista de Humanidades y Ciencias Sociales, n.° 5 (El Salvador) (julio-diciembre, 2013) ISSN: 2306-0786
El gobernador político de Santa Ana calificó de injuriosos los con-
ceptos sobre el Gobierno de Venezuela,126 o sea, que menoscababan la fama
del gobernante y por ello impuso el castigo económico.
En este segundo lapso de la censura previa también el representante
diplomático de Estados Unidos se entrometió en la censura, tal como se
mostrará a continuación.
3.1 ¿Intromisiones infructuosas? El diplomático esta-dounidense y el censor
El mismo día que el ministro de Gobernación, Manuel Mendoza, remitió
las instrucciones al censor (12 de diciembre de 1927), el encargado de Ne-
gocios de Estados Unidos, Samuel Dickson, envió una nota al ministro de
Gobernación por conducto del ministro de Relaciones Exteriores, en la que
el funcionario estadounidense se quejaba del contenido de ciertas publica-
ciones.127 Según parece, esta primera nota no surtió los efectos esperados,
porque el diplomático remitió una segunda nota, el 4 de enero de 1928128
sobre el mismo punto:
[…] Tengo el honor de inquirir si vuestra excelencia ha leído los
encabezamientos de EL DIA y del Diario del Salvador de fecha de
hoy. Parece que esos encabezamientos no han sido sometidos a cen-
sura alguna. Tengo la certeza de que esos artículos pueden producir
consecuencias desgraciadas en la opinión pública, con respecto al
estado actual que prevalece en Nicaragua, y conducirán sin duda a
crear un sentimiento de hostilidad hacia los Estados Unidos.– En la
126 «Incidente de apelación», AGN, Gobernación, cajas sin clasificar, 1929, caja 51-1.127 AGN, Fondo Gobernación, notas varias, 1928, primer semestre, nota n.° 68.128 La nota fue remitida en esa fecha, pero llegó al ministro de Gobernación el 7 de enero de 1927. Véase, AGN, Fondo Gobernación, notas varias, 1928, primer semestre, n.° 68.
101Revista de Humanidades y Ciencias Sociales, n.° 5 (El Salvador) (julio-diciembre, 2013) ISSN: 2306-0786
confianza de que vuestra excelencia se servirá llamar la atención del
Censor de la Prensa sobre este asunto […].129
Los titulares en referencia eran relativos al envío de más marinos a
Nicaragua y a la crítica que la intervención provocó incluso en el interior
de Estados Unidos.130 Los titulares siguieron apareciendo131 en los meses
sucesivos, fue por ello que el encargado de Negocios envió una tercera nota
al censor el 17 de agosto de 1928132 sobre el mismo asunto. Las quejas eran
principalmente contra el Diario del Salvador y El Día.
Una revisión de la cantidad de titulares en la portada de Diario del
Salvador, el Diario Latino y El Día dos semanas antes y dos semanas después
de la llegada de cada nota al censor es buen punto de partida para determinar
si las injerencias del diplomático estadounidense fueron efectivas o no. La
cantidad de titulares se resumen en los siguientes cuadros:
129 AGN, Fondo Gobernación, notas varias, 1928, primer semestre, n.° 68. 130 Véase «El propósito de reforzar al destacamento de marines en Nicaragua», «El Sena-do de la Unión se pide que sea retirada de Nicaragua la marinería. El senador Helflin dice que la intervención es una cochavanza de ciertos intereses», El Día, 07 de enero de 1928, 1. Es interesante observar que en el informe diplomático de 1917, segunda cita sangrada del apartado 2.1, al igual que el de inicios de 1927, citado en la nota 63; y en la nota diplomática que acabamos de transcribir, en todos esos casos los representantes diplomáticos calificaron los discursos contrarios a la intervención estadounidense en Nicaragua, publicados por los periódicos, como «antiestadounidenses» u «hostiles hacia los Estados Unidos». Desde la otra perspectiva, tanto el tipo de textos a los que aludió el representante diplomático, primer texto sangrado en el apartado 2.1, el párrafo de la nota 48, y los titulares que hemos citado en este párrafo, en todos los casos el rechazo es específicamente a la intervención de Estados Unidos en otros países, el imperialismo, no a Estados Unidos en general.131 Véase «Formidable motín pro-Sandino en Brooklyn», Latino, 09 de febrero de 1928, 1. También se publicaron artículos de opinión antiestadounidenses a cargo del peruano Estaban Pavletich, quien luchó en las fuerzas de Sandino para sacar a la marinería estadounidense de Nicaragua. Véase, por ejemplo, Pavletich, Esteban. «Aun llevamos plumas», Excelsior, n.° 4, 7 de julio de 1928; Esteban Pavletich, «Colonialismo estético», Excelsior, n.° 5, 14 de julio de 1928.132 La nota fue remitida en esa fecha, pero llegó al censor probablemente hasta la primera semana de septiembre de 1928. Véase, AGN, Gobernación, notas varias, 1928, segundo semes-tre, nota, 5895.
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SUPERINDICES 133134135
133 Fuente: elaboración propia con base en Diario del Salvador 21-31 de agosto, 01-18 de septiembre de 1928. Diario Latino 21-31 de agosto, 05-14, 17-18 de septiembre de 1928. El Día 21-30 de agosto, 1-10, 12-14, 17, 18 de septiembre de 1928; la revisión se salta algunos números, porque no se encuentran en la Hemeroteca del Museo Nacional de Antropología (MUNA).134 La nota llegó probablemente el 7 de enero de 1928, véase AGN, Fondo Gobernación, notas varias, 1928, primer semestre, nota n.° 68.135 Este periódico fue consultado en la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos, sec-ción Newspapers Reading.
Cuadro 2Titulares en primera plana antes y después de llegada de primera nota133
PeriódicosN.° de titulares antes de la nota (29-nov.-1927-12-dic.-1927)
N.° de titulares después de la nota (13-31-dic-1927)
Diario del Salvador
10 7
Diario Latino 0 1
El Día 3 5
Fuente: elaboración propia con base en Diario del Salvador, 29, 30 de noviembre de 1927; 1-31 de diciembre de 1927. Diario Latino 29 de noviembre de 1927; 1, 2, 3, 5, 7, 9, 10 de diciembre de 1927; 15, 16, 17, 19, 20, 22, 23, 24, 26-31 de diciembre de 1927; hay un hiato documental de este periódico en la Hemeroteca de la Biblioteca Nacional Francisco Gavidia de las siguientes fechas: 30 de noviembre, 6, 8, 11 y 12 de diciembre de 1927. El Día 29-30 de noviembre de 1927; 01, 02, 05-31 de diciembre de 1927.
Cuadro 3Titulares en primera plana antes y después de llegada de segunda nota134
PeriódicosN.° de titulares antes de la nota (24-dic.-1927-06-enero-1928)
N.° de titulares después de la nota(08-enero-1928-21-enero-1928)
Diario del Salvador
19 17
Diario Latino 1 11
El Día 8 11
Fuente: elaboración propia con base en Diario del Salvador 24-31 de diciembre de 1927; 3-21 de enero de 1928.135 Diario Latino 24, 26-31 de diciembre de 1927; 9-20 de enero de 1928; existe un hiato documental de este periódico en la Hemeroteca de la Biblioteca Nacional Francisco Gavidia de 6 números: 02-07 de enero de 1928. El Día 24-31 de diciembre de 1928; 02-06, 08-21 de enero de 1928.
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SUPERINDICE136
El cuadro II muestra que dos semanas antes de que la nota 1 de
Dickson llegara al censor (la nota llegó probablemente el 13 de diciembre
de 1927), el Diario del Salvador publicó 10 titulares, dos semanas después pu-
blicaba 7; el Diario Latino no publicó ningún titular, después publicó 1. En
este caso hay que advertir que hay un hiato documental de ese periódico en
la hemeroteca de la Biblioteca Nacional Francisco Gavidia en las fechas: 30
de noviembre; 6, 8, 11 y 12 de diciembre de 1927; es probable que este hiato
nos haya hecho encontrar menos titulares de los que en realidad se publi-
caron antes del envío de la nota. Sin embargo, luego de la publicación sí es
claro que no hay titulares en primera plana sobre la situación en Nicaragua.
Por su parte, El Día aumentó los titulares: pasó de 3 a 11 titulares posterior
a la nota de Dickson.
Lo datos anteriores muestran que en esa ocasión para el caso del
Diario del Salvador la reducción fue mínima, si a esto se le añade que el di-
plomático estadounidense remitió una segunda nota, tres semanas después
de la primera, en la que se quejaba particularmente de los titulares de este
periódico, la evidencia indica que esta injerencia no había tenido los frutos
136 La nota llegó en la primera semana de septiembre de 1928, véase AGN, Gobernación, notas varias, 1928, segundo semestre, nota, 5895.
Cuadro 4Titulares en primera plana antes y después de llegada de tercera nota136
PeriódicosN.° de titulares antes de la nota
(21 de agosto-03 septiembre 1928)
N.° de titulares después de la nota (05-18 septiembre 1928)
Diario del Salvador 9 8Diario Latino 0 0
El Día 3 2
Fuente: elaboración propia con base en Diario del Salvador 21-31 de agosto, 01-18 de septiem-bre de 1928. Diario Latino 21-31 de agosto, 05-14, 17-18 de septiembre de 1928. El Día 21-30 de agosto, 1-10, 12-14, 17, 18 de septiembre de 1928; la revisión se salta algunos números, porque no se encuentran en la Hemeroteca del Museo Nacional de Antropología (MUNA).
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esperados por Dickson en el caso de ese periódico. En el caso del Diario La-
tino puede ser que sí hubo reducción, pero el hiato documental no permite
afirmarlo; por último, para el diario El Día es claro que la injerencia no afec-
tó a este periódico; por un lado, los titulares en lugar de reducirse, aumen-
taron, por el otro, el representante de Estados Unidos envío la segunda nota,
en la que también se quejaba de esta publicación; este hecho refuerza la idea
de una escasa o nula efectividad de las presiones estadounidenses.
El cuadro III indica que dos semanas antes de que la segunda nota
del diplomático estadounidense llegara a la oficina del censor Napoleón
Velasco (la nota llegó probablemente el 7 de enero de 1928), el Diario del
Salvador había publicado 19 titulares y posteriormente 17, esto quiere decir
que se publicaron únicamente dos titulares menos. En contraste, en el Diario
Latino sí se observa un cambio considerable en la cantidad de titulares, pero
a la inversa: antes de la segunda nota el rotativo publicó un titular y poste-
riormente publicó 11. Hay que considerar nuevamente que en este caso nos
enfrentamos a otro hiato documental en la hemeroteca.137 La imposibilidad
de consultar todos los números seguramente nos hizo encontrar menos ti-
tulares que los que en realidad se habían publicado previo a la remisión de
la nota del diplomático de Estados Unidos. El Día siguió con el mismo
comportamiento que traía de la primera nota: en lugar de que los titulares
se redujeran luego de que el censor recibiera la nota de Dickson, los titulares
aumentaron: pasaron de 8 a 11.
En lo que respecta al cuadro IV, se puede observar que después de
que la tercera nota de Dickson llegó al censor tampoco se redujeron consi-
derablemente el número de titulares (la nota llegó en la primera semana de
septiembre de 1928) en los tres periódicos examinados: antes de esa nota, el
Diario del Salvador había publicado nueve titulares, posteriormente publicó
ocho; Diario Latino no había publicado ningún titular y posteriormente tam-
poco; El Día había publicado tres y luego de la nota publicó dos.
137 En la hemeroteca de la Biblioteca Nacional Francisco Gavidia faltan 5 números de ese periódico: 2, 3, 4, 5 y 6 de enero de 1928.
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Para la segunda y tercera nota, la sola reducción de titulares en la
primera plana no apuntaría a que las presiones de Dickson fueron total-
mente efectivas; podría ocurrir que los responsables del Diario del Salvador,
Diario Latino y El Día, para librarse de las exigencias del censor, remitieran
al interior del periódico esos titulares. Ahora bien, el hecho de que no se re-
dujeron los titulares en primera plana sino que por el contrario aumentaron,
pese a las presiones de Dickson sobre el ministro de Gobernación y en últi-
ma instancia sobre el censor, sí hacen pensar que dichas presiones no fueron
efectivas, puesto que los titulares en primera plana son la parte más visible de
las publicaciones y, por tanto, son las partes que tienen más posibilidades de
ser leídas más que las páginas interiores. En consecuencia, si la injerencia del
encargado de negocios hubiese tenido efecto, seguramente se habría visto
reflejado en la reducción de esos titulares.
En suma, la reducción no significativa de titulares en primera plana
que informan sobre la situación de Nicaragua o que criticaban la inter-
vención de Estados Unidos en ese país, luego de la segunda y tercera nota
de Dickson, muestra que en el Diario del Salvador, el Diario Latino y El Día
dichas presiones del representante norteamericano tampoco fueron efectivas
en esas dos ocasiones.
La carencia de la documentación completa sobre las censuras pre-
vias de prensa de 1927-1929138 no permite decir si esto ocurría porque el
censor ignoraba las presiones o los directores de los periódicos preferían
pagar multas para publicar sobre este tema. Lo que se puede afirmar es que
en tres ocasiones existieron presiones y que no fueron efectivas.
138 En el AGN no existe una serie censuras de prensa para los años 1927-1929. Se encon-traron algunas notas al censor y algunas censuras en las siguientes series documentales del AGN: en la serie notas varias, 1927, 1928, del Fondo Gobernación; en la serie cajas sin clasifi-car de 1928, del Fondo Gobernación; en la serie copia de las notas y acuerdos expedidos por el Ministerio de Gobernación, 1927 y 1928, también del Fondo Gobernación. Además en algunos casos se tuvo que recurrir a las notas que el censor remitía a los periódicos, publicadas en los rotativos.
106 Revista de Humanidades y Ciencias Sociales, n.° 5 (El Salvador) (julio-diciembre, 2013) ISSN: 2306-0786
Ahora bien, alguna evidencia aparentemente contradice estos ha-
llazgos; en algunos editoriales de periódicos encontramos denuncias de la
intromisión estadounidense para censurar la prensa. El editorialista de Ex-
celsior, semanario que dio cabida a artículos antiimperialistas del peruano
Estaban Pavletich,139 a finales de 1928 pidió que para 1929 hubiera libertad
de prensa y se propuso hacer campaña para obtenerla,140 además se pro-
yectó: «[luchar] para que la influencia extranjera no ahogue totalmente a
El Salvador. Y, entiéndase que cuando decimos ‘influencia extranjera’, nos
referimos a la influencia dañina de fuera, a la que trae la supresión
del pensamiento libre […]».141 En ese mismo año, 1928, el Diario del Sal-
vador sin cumplir con el mandato de la censura previa, por lo que después
fue multado con cien colones, afirmó un día después de conmemorarse la
Independencia nacional: «No todo lo puede el Poder Ejecutivo en este país
democrático —-dice el Ministro de Justicia de El Salvador. El que todo lo
puede en este país democrático es el representante diplomático de los Esta-
dos Unidos».142
El editorialista de Excelsior denunciaba que hacia 1928 no había
libertad de prensa y que había influencia extranjera que intervino para que
no existiera este derecho. Debido a que la documentación de la censura
previa con que se cuenta es fragmentaria y dispersa, no se puede afirmar
que la injerencia estadounidense siempre fue inefectiva; lo que muestran los
documentos disponibles es que en diciembre de 1927, así como en enero y
septiembre de 1928, las presiones del censor no provocaron una reducción
de titulares sobre la situación de Nicaragua. Luego, es posible que en otras
ocasiones dichas presiones sí tuvieran el efecto de reducir la libertad de
prensa, tal como lo denunció el editorialista de Excelsior. De hecho, la no
139 Recuérdese que Pavletich luchó en las fuerzas de Sandino para sacar a la marinería estadounidense de Nicaragua. Anderson, El Salvador 1932, 109.140 «1929 Renovación», Excelsior, n.° 29, 29 de noviembre de 1928.141 «1929 Renovación», Excelsior, n.° 29, 29 de noviembre de 1928. El énfasis es mío.142 AGN, Gobernación, cajas sin clasificar, 1928, caja 50-1, notas varias septiembre, censura de prensa
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publicación en los periódicos sobre la expulsión de Haya de la Torre del país
es una situación en la que, además de los actos del régimen, habría que tomar
en consideración las intromisiones estadounidenses.
Cabe también la posibilidad de que el editorialista de Excelsior, como
parte de su discurso antiimperialista, intentó confundir intencionalmente a
los lectores, haciéndoles creer que la pretensión de censura previa estricta
por parte del representante estadounidense sí se llevaba a cabo.
En la cita del artículo publicado en el Diario del Salvador el autor
no se refiere específicamente a la injerencia estadounidense para reducir la
libertad de prensa, sino que acusa de forma general la gran influencia esta-
dounidense en muchas decisiones del Gobierno salvadoreño. La afirmación
no parece del todo alejada de la realidad como se ha podido ver con la ex-
pulsión de Víctor Raúl Haya de la Torre, reseñado en el apartado anterior,
ocurrida días antes de que el diario publicara la expresión que aludía a que
no todo lo podía el Poder Ejecutivo, pero sí el representante diplomático de
los Estados Unidos. Muy probablemente el artículo de Diario del Salvador
refiera a este tipo de actos por parte del régimen salvadoreño.
Todos los elementos reseñados hacen pensar que Estados Unidos
trató de reducir la libertad de prensa en El Salvador en lo concerniente a
la intervención de ese país en Nicaragua. Sin embargo, en las tres ocasiones
para las que contamos con documentación diplomática, las intromisiones
del representante norteamericano no lograron anular la libertad de prensa
sobre este tema.
Según Bedford, Dickson consideraba dicha injerencia «necesaria»
porque el intento de golpe de Estado contra Romero Bosque del 6 de
diciembre de 1927 era resultado directo de la supresión de la censura pre-
via de prensa.143 Contrario a esas afirmaciones, la evidencia muestra que las
injerencias no decían nada de los temas de política interna del país, y que
en realidad el diplomático estadounidense se interesó por impedir las infor-
143 Bedford, «Setting the tone», 209.
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maciones y opiniones sobre la intervención norteamericana en Nicaragua,
hecho que no tuvo ninguna relación con el fallido golpe de Estado del 6 de
diciembre de 1927.
Este tipo de injerencias estadounidenses no fueron exclusivas para
El Salvador. Miguel Ángel Asturias, en calidad de editor del periódico gua-
temalteco El Imparcial, protestó en 1927 ante la conferencia de prensa en
Ginebra, Suiza, por «la intervención semi-oficial de los diplomáticos norte-
americanos en Centroamérica siempre que se tratara de los intereses comer-
ciales norteamericanos».144
Conclusión
Como se puede ver la censura previa redujo la libertad de prensa princi-
palmente en la crítica al régimen político y estas restricciones provocaron
tensiones entre el censor y los directores de periódicos que hicieron que
el censor Napoleón Velasco presentara su renuncia. De forma similar en el
departamento de Santa Ana se restringió la crítica contra las autoridades
municipales y gobernantes extranjeros, aunque tuvieran características no
democráticas. Pese a estas restricciones, los periódicos pudieron publicar so-
bre temas sociales y económicos sin sufrir castigos severos. La censura so-
bre el presidente y las autoridades municipales se volvió hasta cierto punto
comprensible, en los momentos en que el régimen enfrentó un intento de
golpe de Estado.
En segundo lugar, existieron repetidas intromisiones del represen-
tante diplomático de Estados Unidos en el país, Samuel Dickson, para que
el censor no permitiera opiniones e informaciones sobre la intervención de
Estados Unidos en Nicaragua. El régimen de Romero Bosque en tres de
esas injerencias dio muestras de defender la libertad de prensa al resistirse a
esas presiones y permitir que los periódicos siguieran abordando ese tema.
144 Véase «Protesta contra la intervención de los diplomáticos norteamericanos en la prensa de Centro América», Diario del Salvador, 1 de septiembre de 1927, 1.
109Revista de Humanidades y Ciencias Sociales, n.° 5 (El Salvador) (julio-diciembre, 2013) ISSN: 2306-0786
Referencias
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Matthew James Hone Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM)
Recepción: 28 de abril de 2014 Aceptación: 20 de mayo de 2014
El impacto táctico de la intervención de EE. UU. en la guerra de El Salvador
Resumen Sin duda, la guerra civil que tuvo lugar en la república centroamericana de El Salvador, entre 1980-1992, fue un evento decisivo para la historia de esta Nación, pues sus secuelas siguen afectando profundamente a su sociedad hasta nuestras fechas. Una vez que Ronald Reagan tomó posesión de la pre-sidencia de los Estados Unidos en 1981, El Salvador se convirtió en el centro de atención del país norteamericano, asignándole recursos significativos a fin de preservar los intereses regionales y geopolíticos en el contexto de la Guerra Fría. En última instancia, las intervenciones externas lograron alterar el curso del conflicto, y tal vez el futuro de El Salvador. El presente trabajo busca identificar la influencia que tuvo la participación de los EE. UU. en la dinámica de la Guerra en El Salvador, en el ámbito militar, junto con la determinación de la eficacia general de los métodos aplicados, durante el periodo mencionado.
Palabras clave: El Salvador, Estados Unidos, Ronald Reagan, intervención, contrainsurgencia.
AbstractWithout a doubt, the civil war that transpired in the Central American Re-public of El Salvador between 1980-1992 was a transcendent event for the history of this nation and this sequence of events continues to profoundly affect that society to this day. Once Ronald Reagan took possession of the presidency of the United States in 1981, El Salvador garnered considerable attention from the United States and received significant resources in order to preserve the regional and geopolitical interests in the context of the Cold War. Ultimately, external interventions altered the course of the conflict and perhaps the future of El Salvador. The present analysis seeks to indentify the influence of the U.S. participation in the dynamic of the war in El Salvador from a military and tactical perspective along with the general efficiency of the applied methods utilized during the aforementioned period.
Keywords: El Salvador, United States, Ronald Reagan, intervention, coun-terinsurgency.
115Revista de Humanidades y Ciencias Sociales, n.° 5 (El Salvador) (julio-diciembre, 2013) ISSN: 2306-0786
El impacto táctico de la intervención de EE. UU. en la
guerra de El Salvador
Matthew James Hone Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM)
No hay duda de que la intervención militar de los Estados Unidos en El
Salvador ayudó a alterar el curso de la historia de esta república centroameri-
cana. A lo largo de la década de 1980, periodo que coincide con la adminis-
tración del presidente Reagan, la influencia de los Estados Unidos alcanzó su
punto máximo en el acontecimiento histórico de la guerra civil salvadoreña.
Durante los años mencionados, el país norteamericano levantó nue-
vamente a un Gobierno y fuerzas militares salvadoreños, que para muchos se
encontraban al borde del colapso, hasta convertirlos en una entidad apunto
de derrotar a una insurgencia extremadamente potente, el FMLN (Frente
Farabundo Martí de Liberación Nacional). Esta secuencia de eventos impul-
só la prolongación de la guerra y, temporalmente, un impasse en el conflicto,
que culminó con la firma de los Acuerdos de Paz de Chapultepec, en la
Ciudad de México en 1992. Las preguntas que emanan de la invasión de
EE. UU. en El Salvador son bastante elementales, entre estas destacan: ¿cómo
influyó la política de EE. UU. en El Salvador, tanto en el ámbito militar, y
subsecuentemente, en el resultado de la guerra civil del Estado asediado
entre 1980-1992?, y especialmente, ¿qué estrategias y tácticas específicas aca-
rrearon el mayor éxito en la intervención de los EE. UU?
116 Revista de Humanidades y Ciencias Sociales, n.° 5 (El Salvador) (julio-diciembre, 2013) ISSN: 2306-0786
Los Estados Unidos y El Salvador, los precedentes de la Guerra Fría
Previo a la Guerra Fría, El Salvador no había recibido la misma atención
de la política exterior en lo que respecta a su soberanía política, y a las in-
tervenciones de Estados Unidos, como ocurrió con sus vecinos de América
Central. En el siglo XIX y principios del XX, los Estados Unidos intercedie-
ron directamente en Nicaragua, Honduras y Panamá con acciones militares,
en varias ocasiones, con el fin de preservar sus intereses regionales. En 1932
los EE. UU. desplegaron buques de guerra frente a las costas de El Salvador
para ayudar a asegurar que una rebelión campesina no lograra su objetivo;
sin embargo, en comparación con el resto del territorio de América Central,
esta intervención fue muy reducida. Según el Dr. Gordon L. Brown, en su
artículo «El Salvador: The Politics of Justice»:
Antes de la Guerra Fría, los Estados Unidos nunca habían pisado las
costas del Pacifico en el territorio salvadoreño con intenciones de
intervención. La misión diplomática en San Salvador significaba un
obstáculo en la carrera profesional para los diplomáticos del Depar-
tamento de Estado, pues nadie en particular ambicionaba colaborar
en este país centroamericano. Después de que las relaciones intera-
mericanas redefinieron poner un alto al comunismo (propósito fun-
damental de la política exterior de los Estados Unidos), el Gobierno
del país norteamericano adquirió un nuevo y más profundo interés
en El Salvador, país con el que previamente solo se trataban asuntos
concernientes a la venta de café y bananos.1
1 Dr. Gordon L. Bowen, «El Salvador: The Politics of Justice», Political Science 128 (2007): 249.
117Revista de Humanidades y Ciencias Sociales, n.° 5 (El Salvador) (julio-diciembre, 2013) ISSN: 2306-0786
El Salvador durante la Guerra Fría
Una vez que la Guerra Fría comenzó, la ayuda de EE. UU. a El Salvador se
incrementó exponencialmente; no obstante, seguía representando una canti-
dad minúscula en comparación con lo que se otorgó a otras naciones aliadas
de Estados Unidos a nivel mundial antes de que comenzara la guerra civil de
El Salvador, incluso a aquellas localizadas en América Latina. Donal Keffer,
en su artículo «El Salvador: Foreign Military Influence and Assistance» afirma:
Aunque Estados Unidos se mantuvo como principal responsable de
la asistencia del entrenamiento extranjero de El Salvador de 1957 a
1988, el programa de ayuda nunca superó la cantidad de $17 millo-
nes de dólares en equipo y capacitación entre 1950 y 1979. Los $7.4
millones de dólares en fondos del Programa de Asistencia Militar
(MAP, por sus siglas en inglés), prestados durante este periodo, fue
un monto mucho menor comparado con la ayuda que recibiera
cualquier otro país de América Central, a excepción de Costa Rica.
En 1961, después del golpe de Estado en El Salvador, Estados Uni-
dos amplió su misión militar, la cual en 1970 contaba con dieciséis
personas solamente.2
En 1979, según el memorándum del Consejo de Seguridad Na-
cional de Estados Unidos, El Salvador se encontraba entre sus ocupaciones:
Nuestros intereses en El Salvador son limitados pero la conciencia
del lío político ocasionado por la revolución de Nicaragua y el acti-
vismo renovado en Cuba, incrementa en El Salvador la importancia
2 Donald C. Keffer, «El Salvador: Foreign Military Influence and Assistance», acceso mar-zo 21, 2012, http://www.mongabay.com/history/el_salvador/el_salvador-foreign_military_influence_and_assistance.html
118 Revista de Humanidades y Ciencias Sociales, n.° 5 (El Salvador) (julio-diciembre, 2013) ISSN: 2306-0786
política y psicológica que lo hace discordante. Una conmoción po-
lítica en El Salvador podría influir en el curso de diversos aconteci-
mientos en América Central; por ejemplo, Guatemala podría entrar
en pánico por la intervención militar, Cuba podría tomar mayores
riesgos, y esto podría alarmar a otros países de Latinoamérica inclu-
so a nuestros aliados.3
La primera presencia militar permanente de EE. UU. en El Salvador
tuvo la función de entrenar a los militares salvadoreños, y fue consistente con
la política aplicada a la Guerra Fría por los EE. UU. después de la interven-
ción en Vietnam. El 16 de mayo de 1978 se emitió un documento desclasifi-
cado proveniente del Departamento de Defensa de los Estados Unidos, en el
que se especificaron los principales objetivos de los programas de asistencia
de seguridad militar con respecto a El Salvador y otros países aliados:
Entre los objetivos más destacados se encontraban: apoyar los in-
tereses estadounidenses de seguridad nacional mediante el forta-
lecimiento de las capacidades militares de los países seleccionados
como aliados para mantener su seguridad interna, y defenderse con-
tra amenazas externas, lo cual ayudaría a contribuir con la defensa
regional y a mantener el equilibrio y la estabilidad regionales.4
Estos elementos de políticas específicas serían el centro de atención
sobre El Salvador después de las amenazas percibidas por los Estados Unidos
en la zona, las cuales acompañaron al derrocamiento de la dictadura aliada
que protagonizaba Anastasio Somoza, en Nicaragua en 1979.
3 John Saunders, National Security Council memo partially declassified 01134 8/10/1994, El Salvador Digital Archive 1977-1984, Washington, D.C, George Washington University, oc-tubre 12, 1979, p. 4.4 Department of Defense, ES00138 declassified secret report, «Military Security Assis-tance Projection», El Salvador Collection Digital Archive 1977-1984, Washington D.C., George Washington University, mayo 16, 1979, p. 10.
119Revista de Humanidades y Ciencias Sociales, n.° 5 (El Salvador) (julio-diciembre, 2013) ISSN: 2306-0786
El despliegue de IMET (Educación y Entrenamiento Militar Inter-
nacional, por sus siglas en inglés) a equipos de El Salvador bajo la administra-
ción del presidente Carter anunciaba la entrada de la política de Reagan, la
cual fuera mucho más polémica y agresiva. Un ejemplo de lo que constituía
un equipo de entrenamiento móvil de los EE. UU. en El Salvador se ilustra
a través de un cable enviado por el Departamento de Defensa en octubre
de 1980, donde se explican los componentes de un elemento de logística y
apoyo de mantenimiento de los EE. UU. Como resultado de este cable, los
pequeños equipos que fueron desplegados en El Salvador se centraron en
la formación técnica en lugar de la de combate. «Estos equipos estuvieron
instalados en El Salvador por un periodo de solo sesenta días, en los que se
concentraron el mantenimiento, logística y ensayo de los equipos de señales.
Los elementos que integraban a los equipos de entrenamiento móvil, gene-
ralmente ingresaban al país desarmados; y una vez que estaban instalados, el
MILGROUP (Grupo Militar de Estados Unidos), les proveía las armas».5
Ya para 1980, la administración del presidente Jimmy Carter había
enviado millones de dólares y un puñado de instructores militares de Estados
Unidos a El Salvador. Sin embargo, debido a los problemas relacionados con
los derechos humanos, y a las críticas que se dirigían mayoritariamente sobre
la derecha salvadoreña y al establecimiento militar, especialmente a raíz de
los infames incidentes ocurridos, como la violación y asesinato de cuatro
religiosas estadounidenses que se encontraban en camino al aeropuerto de
San Salvador en diciembre de 1980, la administración de Carter cubrió y
suspendió temporalmente la ayuda militar otorgada al país centroamericano.
No obstante, esta ayuda fue restaurada rápidamente, e incluso incrementada
a consecuencia de la ofensiva realizada por la guerrilla del FMLN en enero
de 1981.
5 Department of Defense, Official Letter, «Notification of Department of Defense Re-programming of Funds for Military Assistance to El Salvador and Nicaragua», El Salvador Co-llection: El Salvador 1977-1984, George Washington University, Washington D.C., diciembre 14, 1979, p. 1.
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La administración de Reagan y El Salvador
Se ha discutido mucho sobre el cambio de escenario político que acompañó
a la administración de Reagan en la Casa Blanca. Las élites militares salvado-
reñas también estaban a la espera de un importante incremento en la ayuda
a su causa como consecuencia de esa transición. Según Raymond Bonner,
periodista del New York Times,
los líderes salvadoreños, especialmente en el ejército, tenían razones
para creer que si solo aguantaban hasta el 20 de enero de 1981 reci-
birían toda la ayuda militar que necesitaban, sin ninguna condición.
A finales de noviembre de 1980, representantes de la Alianza Pro-
ductiva, una asociación empresarial conservadora de El Salvador, se
reunió en Washington con tres de los asesores de la política exterior
de Reagan (quien para entonces ya era el Presidente electo): Jeane
Kirkpatrick, Roger Fontaine, en aquel tiempo miembro del Insti-
tuto Empresarial de Americanos Conservadores y más tarde Con-
sejero de Seguridad Nacional de Reagan, y James Theberge, quien
como embajador en Nicaragua desde 1975 hasta 1977 fuera un
fuerte partidario del general Somoza. Durante dicha reunión, se les
aseguró a los salvadoreños que la nueva administración incrementa-
ría la ayuda militar, la cual incluiría material de combate.6
Las expectativas antes mencionadas se cumplieron fácilmente. Una
vez que Ronald Reagan llegó a la Casa Blanca en enero de 1981, el aumento
de la ayuda militar de EE. UU. a El Salvador se hizo evidente de inmediato.
Según el Dr. James S. Corum en su artículo «The Air War in El Salvador», la
ayuda militar proporcionada a El Salvador por los Estados Unidos constituyó
casi el doble en tan solo un año:
6 Raymond Bonner, Weakness and Deceit (London: Hamish Hamilton, 1985), 217.
121Revista de Humanidades y Ciencias Sociales, n.° 5 (El Salvador) (julio-diciembre, 2013) ISSN: 2306-0786
En 1981, los Estados Unidos proporcionaron un total de $48,920,000
dólares en la venta militar de equipos, ayuda y créditos de equipos
militares a El Salvador. En 1982, la ayuda militar y el programa de
ventas a El Salvador había crecido a $82,501 millones, más otros
$2,002,000 dólares para la impartición de educación militar inter-
nacional y para el programa (IMET), capacitación para Oficiales y
la formación de Suboficiales. 7
Por último, la ayuda militar de EE. UU. dirigida a El Salvador alcan-
zó su máximo nivel en el año de 1984 con la donación de aproximadamente
206 millones de dólares, cantidad que constituía una inversión apreciable
para un país de esas dimensiones y características.
La estrategia general de EE. UU. en El Sal-vador
En cuanto a la estrategia general de los Estados Unidos aplicada en El Sal-
vador, existen tres documentos esenciales que dan forma al enfoque de la
contrainsurgencia con la que EE. UU. estaba comprometido: El Informe
Woerner, el Plan de Campaña Nacional y la Comisión Kissinger. Estos do-
cumentos otorgan información inestimable sobre el proceso de pensamien-
to y estrategias específicas propuestas, tanto desde el punto de vista militar
como político de los Estados Unidos. A pesar de que el Dr. David Spencer,
experto en política de contrainsurgencia de EE. UU. en El Salvador, ha indi-
cado que «no existió una estrategia coherente de EE.UU. en lo que respecta
a El Salvador»,8 los documentos arriba mencionados ofrecen un análisis ex-
haustivo de las expectativas y las actividades que llevaron a cabo los Estados
Unidos en El Salvador durante la guerra civil.
7 Dr. James S. Corum, «The Air War in El Salvador», Airpower Journal (Verano 1998): 31.8 Entrevista con Dr. David Spenser, Pentagon, Washington, D.C., octubre 17, 2012.
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El Informe Woerner
Uno de los principales escritos que exteriorizó la política contrainsurgente
de EE. UU. en El Salvador fue el Informe Woerner. Este informe, también
conocido como el Informe del Equipo de Asistencia Militar de El Salvador,
fue redactado conjuntamente por oficiales salvadoreños y estadounidenses en
el otoño de 1981. Se desarrolló durante un periodo de ocho semanas, donde
se expusieron las estrategias que siguió EE. UU. para entrenar, equipar y orga-
nizar a las fuerzas armadas salvadoreñas. En marzo de 1993, el Informe Woer-
ner fue desclasificado y puesto a disposición del público por primera vez.
Según el Informe Woerner de 1981,
la estrategia consta de dos dimensiones. La primera, constituye la
preparación para la guerra o la creación de la estructura de la fuerza.
Se previó la creación de diez batallones adicionales (8 de infantería
y 2 de reacción rápida), esto para establecer una estructura de fuerza
de veinticinco batallones, además de mejorar el mando y control,
implementar comunicaciones, sistemas de inteligencia, apoyo de
servicio de combate y de bases de entrenamiento, modernizar la
fuerza aérea de ala fija y de ala giratoria, y aumentar el número de
lanchas patrulleras navales.9
La segunda dimensión del Informe Woerner se refiere a la lucha real
de la guerra. El informe continúa afirmando que,
a través de una táctica de agresión, de la introducción de pequeñas
unidades, y de operaciones durante el día y la noche; se llevará la ba-
talla a los insurgentes. Ocho de los batallones de infantería adicionales
9 «The Woerner Report on El Salvador», George Washington University, Washington D.C., marzo 25, 1993, acceso marzo 15, 2012, p. 1, http://www.gwu.edu/~nsarchiv/nsa/DOCUMENT/930325.htm
123Revista de Humanidades y Ciencias Sociales, n.° 5 (El Salvador) (julio-diciembre, 2013) ISSN: 2306-0786
serán estacionados en las áreas más controvertidas del país. La estrate-
gia prevé la coordinación de esfuerzos de interdicción y la protección
de los procesos electorales y la infraestructura económica.10
El informe indica además requerimiento de recursos y entrena-
miento, que estaban fuera del alcance de las fuerzas armadas salvadoreñas.
El mayor Thomas Erik Miller en su libro Counterinsurgency and Ope-
rational Art: Is the Joint Campaign Planning Model Adequate dice:
La estrategia promulgada en el Informe Woerner fue bien aceptada
por la ESAF (Fuerzas Armadas Salvadoreñas, por sus siglas en inglés),
quienes además veían este documento como propio. El Gobierno
salvadoreño suele atribuir a esta estrategia la razón de su supervi-
vencia en el periodo de 1981-1985. Esta proporcionó un plano de
acción para el Grupo Militar de EE. UU. (MILGROUP) y para El
Salvador en el desarrollo de sus programas, e impulsó el aumento de
los niveles de ayuda militar. Más importante aún, obligó a la ESAF a
reconocer la necesidad de su transformación, potenció y dio pie al
inicio de este cambio.11
El Plan de Campaña Nacional
El segundo documento de mayor relevancia, donde se describe la estrategia
del conflicto, es El Plan de Campaña Nacional de 1983. De Acuerdo con
Stephan Blank y su libro Responding to Low Intensity Conflict:
10 «The Woerner Report on El Salvador», p. 2.11 Major Thomas Erik Miller, Counterinsurgency and Operational Art: Is the Joint Campaign Planning Model Adequate (Fort Leavenworth, Kansas, School of Advanced Military Studies, United States Army, Command and General Staff College, 1996), 53.
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El Plan de Campaña Nacional (NPC, por sus siglas en inglés), fue el
primer acercamiento a la doctrina contrainsurgente en El Salvador.
Un elemento clave del NPC fue el esfuerzo que dedicó por ganar la
lealtad y el apoyo de las personas, mientras el gobierno continuaba
el combate a la guerrilla. La estrategia que empleó el país norteame-
ricano para poner en práctica el NCP fue proteger la infraestructura
económica de la nación mediante la construcción de apoyo popular
en toda la República, y a través del diseño de una fuerza de contra-
insurgencia viable para derrocar a los insurgentes, y con esto, ganar
la guerra de baja intensidad.12
Los EE. UU. y las fuerzas salvadoreñas decidieron enfocar esta cam-
paña a los territorios de San Vicente y de Usulután, donde la misión consis-
tía en un componente militar y en uno civil.
El Plan de Campaña Nacional amplió la estrategia establecida por
el Informe Woerner:
Redactado alrededor de dieciséis meses después del informe Woer-
ner, el NCP representó un encomiable pero tardío intento por for-
mular una exhaustiva estrategia de contrainsurgencia. Si el informe
Woerner se centró en convertir a la ESAF, quien era una guardia
civil, en una fuerza de combate, el NCP prescribió un método para
incorporar los esfuerzos de la ESAF en un abanico de capacidades
cada vez mayor, esto con la intención de ganar apoyo popular para
el gobierno salvadoreño. El informe Woerner aspiraba a la creación
de un ejército que podría aniquilar a la guerrilla, mientras que el
objetivo del NCP estaba enfocado simplemente en ganar.13
12 Stephan Blank, Lawrence E. Grinter, Karl P. Magyar, Lewis P. Ware, Bynum E. Weathers, Responding to Low Intensity Conflict Challenges, (U.S.: Air University Press, 1990), 168.13 A.J. Bacevich, James D. Hallums, Richard H. White y Thomas F. Young, American Military Policy in Small Wars: The Case of El Salvador (Washington D.C.: Pergamon-Brassey’s Internatio-nal Defense Publishers,1988), 21.
125Revista de Humanidades y Ciencias Sociales, n.° 5 (El Salvador) (julio-diciembre, 2013) ISSN: 2306-0786
El Plan de Campaña Nacional fue una ambiciosa estrategia prevista
por el Gobierno de EE. UU.; sin embargo, debido a una serie de obstáculos,
esta no alcanzó las expectativas planeadas al final. El mayor Thomas Erik
Miller analiza:
El NCP fue para la ESAF un importante salto conceptual en la
dirección de la contrainsurgencia, no obstante, tras todos los esfuer-
zos, este también terminó en fracaso. Existen varias razones de esto,
pero sobre todo se conocen: la falta de apoyo por parte de la ESAF,
una vez que fue percibido como un “plan gringo” o “Hecho en los
EE. UU.”; el déficit de tropas entrenadas; la carencia de voluntad
por parte de la ESAF, por entrenar y equipar a las fuerzas locales
de la defensa civil; la insuficiencia general de recursos debido a la
escasez económica y la imprevisibilidad de la ayuda estadounidense;
la falta de coordinación interinstitucional y militar salvadoreña; la
insuficiencia de coordinación entre El Salvador y los EE. UU.; y la
carencia de organización interinstitucional de Estados Unidos y su
incapacidad para responder a las necesidades reales del pueblo.14
La Comisión Kissinger
Otra evaluación fundamental que se llevó a cabo en la guerra civil salvado-
reña fue el informe de la Comisión Kissinger en 1984. Las conclusiones a
las que llegó esta Comisión se centraron en que era necesario incrementar
la ayuda económica y militar a El Salvador. Christopher Dickey, de la revista
Foreign Affairs, afirma las conclusiones de la comisión: «Podemos argumen-
tar, porque no hacemos nada para ayudar al Gobierno de El Salvador. Así
también podemos argumentar, porque hacemos demasiado», sostiene el in-
forme. «Sin embargo, no hay ningún argumento lógico para otorgar ayuda
14 Miller, Counterinsurgency and Operational, Art. 56.
126 Revista de Humanidades y Ciencias Sociales, n.° 5 (El Salvador) (julio-diciembre, 2013) ISSN: 2306-0786
insuficiente».15 La Comisión concluyó también que, «después de haberse
realizado una discusión excepcional, reflexiva e íntegra sobre los problemas
económicos de América Central, el informe propone el desarrollo completo
y a gran escala de la creación de varias organizaciones regionales para facili-
tar la tan necesaria integración económica».16
En esta evaluación se demostró que los aspectos económicos de El
Salvador eran tan valiosos como lo era la campaña militar en el sostenimien-
to del Gobierno de El Salvador. La Comisión elaboró un plan mini Marshall
para América Central. Al final, la Comisión Kissinger pidió el apoyo conti-
nuo y creciente para que el Gobierno salvadoreño pudiera hacer frente a las
estrategias comunistas de la Unión Soviética y Cuba.
Sin una base de conocimientos elementales sobre América Central,
los miembros de la comisión dependían en su mayoría de los juicios hechos
por el propio Kissinger. El escritor William LeoGrande dijo: «Con Kissinger
en el cargo, nunca hubo ninguna duda de que el reporte de la comisión
habría de configurar a la crisis de América Central en términos de Este y
Oeste, además de que exigiría una mayor asistencia militar».17 A pesar de las
críticas que cayeron sobre la Comisión Kissinger, para muchos parecía una
valiosa adición estratégica a la política general de los EE. UU. Es eviden-
te que de alguna manera, la Comisión se convirtió en una profecía hecha
realidad, de manera intencional, en lo que se refería a la amenaza soviética
que se percibía en aquel momento. No obstante, por otro lado, la Comisión
Kissinger destacó por la difusión que hizo sobre los riesgos de la guerra sal-
vadoreña para el pueblo de los EE. UU. «Pese a sus conclusiones previsibles,
el informe de la comisión, publicado en enero de 1984, sirvió para instruir a
los estadounidenses acerca de los riesgos que existían en América Central, y
15 Christopher Dickey, «The Report of the President’s Bi-partison Commission on Cen-tral America», Foreign Affairs (Primavera 1984): 1012.16 Dickey, «The Report of the President’s Bi-partison Commission on Central America», p.1.17 William M. LeoGrande, Our Own Backyard: The United States in Central America, 1977-1992 (Chapel Hill, N.C.: The University of North Carolina Press, 1998), 239.
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ayudó a regularizar el subsecuente financiamiento del Congreso a la guerra
salvadoreña».18
El incremento de las Fuerzas Armadas de El Salvador
La creación de unidades militares salvadoreñas entrenadas por EE. UU. con-
sistió en un intento por debilitar la influencia de las tandas y llevar a cabo
la guerra contra los rebeldes con mayor eficacia. Richard W. Stewart, del
Centro de Historia Militar de EE. UU., explica:
Cuando los salvadoreños pidieron asistencia de EE. UU., el ejército
norteamericano se centró en el entrenamiento de las unidades mi-
litares salvadoreñas, empleando una variedad de métodos. A lo largo
de 1981 y 1982, los estadounidenses entrenaron a una serie de los
Batallones de Reacción Inmediata (BIRI), con la finalidad de ayu-
dar a contener la marea. Muchos de los entrenadores de estas unida-
des eran miembros de las recién revitalizadas Fuerzas Especiales del
Ejército, quienes habían sido eliminadas casi por completo después
de Vietnam. A medida que la situación se fue afianzando, los Estados
Unidos establecieron el Centro Regional de Entrenamiento Militar
en Honduras, lugar donde habrían de entrenar a las unidades salva-
doreñas, sin tener que llevarlos a los Estados Unidos, y para el año
siguiente, se crearía una instalación similar en El Salvador.19
En total, los EE. UU. formaron a miles de soldados salvadoreños
en instalaciones, tales como Fuerte Benning, Georgia; Fuerte Bragg, North
Carolina; Honduras, Panamá y en el mismo El Salvador.
18 Bacevich et al, American Military Policy in Small Wars: The Case of El Salvador, 22.19 Richard W. Stewart, American Military History Volume II: The United States Army in the Global Era 1917-2003 (Washington D.C.: Center of Military History, 2005), 302.
128 Revista de Humanidades y Ciencias Sociales, n.° 5 (El Salvador) (julio-diciembre, 2013) ISSN: 2306-0786
El artículo escrito por el Dr. James S. Corum ilustra cómo se llevó a
cabo el desarrollo del programa de expansión rápida de las fuerzas salvado-
reñas, bajo la tutela de EE. UU. «Entre 1980 y 1984, la ESAF se incrementó
a más del triple en tamaño, esto es, de 12,000 soldados a 42,000 soldados, de
igual forma a partir de este tiempo, la ESAF ya contaba con armas y equipos
modernos, incluso con equipos individuales, como radios de campo, los cua-
les no habían estado al alcance de las fuerzas del gobierno antes de 1980».20
A finales de la guerra, las fuerzas armadas salvadoreñas superarían un total
de 60,000 soldados.
No era solamente el número de tropas lo que los entrenadores es-
tadounidenses intentaban incrementar en El Salvador, sino también la ca-
pacidad total de las fuerzas armadas salvadoreñas, esto con el fin de llevar
a cabo una estrategia contrainsurgente efectiva. La doctrina militar de EE.
UU. afirma que «la Contrainsurgencia se define como el conjunto de accio-
nes militares, paramilitares, políticas, económicas, psicológicas y cívicas, que
toma el gobierno con el fin de vencer a la insurgencia. Esta es una ofensiva
que envuelve a todos los elementos del poder nacional».21
De acuerdo con el informe de los cuatro coroneles estadounidenses,
escrito en 1988, durante la última etapa de la guerra civil de El Salvador, la
Patrulla de Reconocimiento de Alcance Largo (PRAL) adoptó métodos de
contrainsurgencia efectivos que fueron usualmente exitosos en el campo
de batalla. «A excepción de estos casos, los salvadoreños intentaron adoptar
pequeñas tácticas de unidades que no resultaron efectivas. Un entrenador
estadounidense se refirió despectivamente a estas unidades durante una en-
trevista como, ‘patrullas de búsqueda y evita encontrar’. Otro entrenador
comparó a los puestos nocturnos de seguridad salvadoreña con ‘una reunión
de jóvenes exploradores con fogatas y radios de transistores’».22 A pesar de
20 Corum, «The Air War in El Salvador», 2.21 Department of the Army, Counterinsurgency Operations Field Manuel, FMI 3-07.22 (Washington D.C., Oct. 2004), vi.22 Bacevich et al, American Military Policy in Small Wars: The Case of El Salvador, 37.
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esta percepción, los asesores estadounidenses intentaron transformar la ideo-
logía militar de los salvadoreños en lo que respecta al tema de la contrainsur-
gencia. Acorde a lo que dijo uno de los cuatro coroneles, «los entrenadores
americanos continuaron impulsando a la ESAF a adoptar tácticas de contra-
insurgencia, tales como: pequeñas unidades de patrullaje, emboscadas, y ope-
raciones nocturnas. Incluso ofrecieron incentivos que constituyen equipos
individuales de vanguardia a los salvadoreños, como dispositivos de visión
nocturna y aun así su progreso ha sido limitado. La ESAF sigue dedicando
demasiada fuerza a asegurar inútilmente sitios fijos como cuarteles, puentes,
plantas industriales, y plantaciones de café. En el campo, batallones inmane-
jables siguen gastando demasiada energía, sin propósito o sin resultado».23
Debido a su eficacia, el FMLN monitoreó de cerca las unidades del
PRAL:
A pesar de que seguían directrices generales, cada unidad del PRAL
desarrolló tácticas y características propias. Estas unidades tuvieron
un gran éxito, y desempeñaron un papel clave en su esfuerzo para
obligar al FMLN a abandonar las maniobras y estrategias de grandes
unidades, y con esto lograr que regresaran a las tácticas de guerrilla
y desgaste. Las unidades del PRAL eran para el FMLN como una
espina en el costado de la guerrilla, por lo que el grupo guerrillero
desarrolló tácticas defensivas especiales y en particular tácticas enfo-
cadas a contrarrestar al PRAL.24
Militares estadounidenses consideraron esencial la flexibilidad que
caracterizaba a las unidades del PRAL, convirtiéndose algunas de estas en
las unidades más valiosas durante la guerra, sobre todo por su capacidad
para obtener información sobre inteligencia e infiltrarse en líneas enemigas.
«Por ejemplo, El informe de la Escuela Superior de Guerra (War College
23 Bacevich et al, American Military Policy in Small Wars: The Case of El Salvador, 37.24 Bacevich et al, American Military Policy in Small Wars: The Case of El Salvador, 159.
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report) que se titula “El Salvador: Observaciones y Experiencias en Con-
trainsurgencia”, describe a los equipos de estas patrullas como uno de los
componentes más eficaces de contrainsurgencia del gobierno. Las unidades
han demostrado que las tropas salvadoreñas, con la formación y el liderazgo
adecuado, pueden operar efectivamente en grupos pequeños, y que han es-
tablecido un estándar de valor para el resto de las Fuerzas Armadas».25
Además de las unidades del PRAL, los BIRI constituyeron otras
unidades de combate que se utilizaron con gran eficacia en El Salvador. El
BIRI Atlacatl fue en general una de las fuerzas combatientes salvadoreñas
más reconocidas que operaron durante la guerra civil. Este batallón ha sido
reconocido particularmente por su participación en atrocidades cometidas
como la de la masacre de El Mozote, durante el inicio de la guerra, sin em-
bargo a pesar de esta percepción negativa, el Batallón Atlacatl fue quizás la
fuerza militar más efectiva del Gobierno salvadoreño durante la guerra civil.
Por otra parte, este batallón tuvo fuertes conexiones con la misión de EE.
UU. en El Salvador. Los primeros soldados salvadoreños entrenados en los
Estados Unidos fueron los que integraron el Batallón Atlacatl. Este batallón
fue entrenado por las Fuerzas Especiales de Estados Unidos, por el 2.° Bata-
llón, y por la 505.ª que pertenece a la 82.ª División Aerotransportada, en el
Fuerte Bragg, el cual está ubicado en Carolina del Norte. Como resultado
de su formación en EE. UU., el batallón tuvo una estrecha relación con los
asesores militares de este país, y con las fuerzas especiales que operaron en El
Salvador durante la guerra civil.
Los especialistas militares de Estados Unidos consideraban al Bata-
llón Atlacatl como una estirpe diferente de soldados, por lo que los gratifica-
ban con algunas de las armas más modernas disponibles en aquel tiempo, en-
tre las que se incluían: rifles M-16 y recoilless de 90 milímetros, ametralladoras
M-60 y morteros de 60 y 81 milímetros. De acuerdo a lo que menciona el
periodista Mark Danner en libro The Massacre at El Mozote,
25 Frank Smythe, «Secret Warriors, U.S. Advisers have Taken Up Arms in El Salvador», The Village Voice, agosto 11, 1987.
131Revista de Humanidades y Ciencias Sociales, n.° 5 (El Salvador) (julio-diciembre, 2013) ISSN: 2306-0786
No fue el equipo lo que les dio élite, sino su agresividad y su fuerte
deseo de ‘cumplir con su labor’, el resto del ejército mal dirigi-
do y mal entrenado generalmente carecía de este deseo. En parte,
esta agresividad estuvo, tal vez, influenciada por entrenadores y por
personal de las fuerzas especiales estadounidenses, que venían del
Comando Sur de Panamá para mostrar a los reclutas salvadoreños,
cómo disparar y cómo aprovechar las posiciones.26
Un memorándum desclasificado del Departamento de Defensa de
Estados Unidos, de octubre de 1981, describe al Batallón Atacatl y sus ex-
pectativas. Este documento decía:
Se ha establecido una rápida reacción del Batallón Atacatl en el
ejército salvadoreño y está en el proceso de organizarse. En la ac-
tualidad, esta unidad es exclusiva en el ejército por las siguientes
razones: es una fuerza integrada por soldados y civiles voluntarios
que han concluido con su servicio militar obligatorio, las tropas
de que se compone, provienen de distintas partes de la nación en
lugar de provenir de una sola región, y será la unidad más grande
en el ejército. Por estas razones, el comandante del Batallón Atacatl
se convertirá en algún momento en una figura clave en la ecua-
ción político-militar de El Salvador. El Batallón está dirigido bajo
el mando del jefe del Personal General de las Fuerzas Armadas. Su
misión será desarrollar una fuerza de reacción en forma de contra-
guerrilla en cualquier parte del país. La unidad se ha encargado de
enviar compañías de fusileros separadas para las diferentes zonas de
la insurgencia con la finalidad de incrementar el poder de los inti-
midados comandos departamentales.27
26 Mark Danner, The Massacre at El Mozote (New York: Vintage Books, 1993), 38.27 U.S. Department of Defense, declassified document, «Status of Atacatl Battalion», El Salvador Digital Archive 1977-1984, Joint Chiefs of Staff Message Center, DIA Washington D.C., Octubre 14, 1981.
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El Batallón Atonal fue otra unidad de reacción rápida entrenada por
asesores estadounidenses. Este batallón fue creado en 1982, y fue asignado
originalmente a la 4.ª Brigada de Infantería de El Paraíso, ubicado en el De-
partamento de Chalatenango, como apoyo en el duro combate que estaba
ocurriendo en esta zona. El 13 de septiembre de 1982, este batallón fue tras-
ladado a la provincia de Usulután donde recibieron entrenamiento adicional
del personal norteamericano. La formación que el Batallón Atonal recibió
fue similar a la que recibieron las otras unidades de reacción rápida por las
mismas Fuerzas Especiales, y debido a la falta de asesores estadounidenses
en El Salvador, la mayor parte de los integrantes de este batallón fueron
entrenados en el Fuerte Benning en el estado de Georgia, Estados Unidos.
El capitán Herald von Santos, en su libro Soldados de élite en Centroamérica y
México, afirma: «Durante sus 10 años de vida, el Batallón Atonal participó en
36 de las mayores operaciones militares que se llevaron a cabo en diez de las
catorce provincias del país».28
Por otro lado, el Batallón Arce también fue una de las unidades de
combate más eficaces y flexibles en El Salvador. Esto se puede demostrar con
el hecho ocurrido en la provincia de San Miguel el 19 de junio de 1986,
cuando las FES (Fuerzas Especiales Selectas) del FMLN invadieron la Base
Militar de la 3.ª Brigada tomando precauciones por el respeto que tenía a la
potencia de la unidad Arce:
La presencia de las tropas del Batallón Arce en San Miguel amena-
zarían de manera significativa el éxito de toda la operación, se creía,
que si estas tropas se hubieran encontrado en el lugar, hubieran
flanqueado a las fuerzas atacantes y con esto habrían atrapado a los
integrantes de la guerrilla a lo largo del perímetro de la brigada. Para
contener al Batallón Arce hubiera sido necesaria una operación de
grandes dimensiones, y con esto un alto riesgo de fracaso. El Bata-
28 Captain Herard von Santos, Soldados de élite en Centroamérica y México (San Salvador, El Salvador: Imprenta Nacional, 2008), 160.
133Revista de Humanidades y Ciencias Sociales, n.° 5 (El Salvador) (julio-diciembre, 2013) ISSN: 2306-0786
llón Arce era ya famoso por su agresividad y tenacidad en la batalla.
Los oficiales y los soldados que lo integraban eran un personal muy
motivado, y las tácticas inesperadas e innovadoras eran para ellos el
pan de cada día. Por esta razón eran muy temidos. Confrontar a las
tropas de la unidad Arce significó para los planificadores de las FES
una preocupación importante.29
En general, la mejora y expansión de las fuerzas armadas salvado-
reñas se convirtió en una realidad bajo la tutela de EE. UU. Sin embargo,
para 1984, a pesar de los cambios que se habían hecho con respecto a la
cúpula militar salvadoreña, muchas unidades todavía sufrían de una caren-
cia de líderes calificados. Por otra parte, la rápida expansión de los militares
salvadoreños, que se originó en Estados Unidos, sobrecargó a un cuerpo de
oficiales que ya se encontraba en una situación precaria. El escritor Mark
Moyer, en su libro A Question of Command: Counterinsurgency from the Civil
War to Iraq, dice:
Cuando el coronel James J. Steele se convirtió en jefe del grupo de
asesores, a principios de 1984, descubrió que los primeros tenientes
salvadoreños estaban al mando de batallones y que los segundos
tenientes tenían a su cargo a las compañías militares, mientras que
los pelotones no parecían tener ningún líder en absoluto. ‘A medida
que se expande una fuerza en crisis, se tiene que tener en cuenta lo
que se requiere para seguir liderando esa fuerza de manera efectiva’,
concluyó Steele. ‘Probablemente incrementamos esto demasiado rá-
pido, para alcanzar el liderazgo.30
29 David E. Spenser, From Vietnam to El Salvador: The Saga of the FMLN Sappers and Other Guerrilla Special Forces in Latin America (Westport, CT: Praeger Press, 1996), 103.30 Mark Moyer, A Question of Command: Counterinsurgency from the Civil War to Iraq (New Haven: Yale University Press, 2009), 178.
134 Revista de Humanidades y Ciencias Sociales, n.° 5 (El Salvador) (julio-diciembre, 2013) ISSN: 2306-0786
Por otra parte, los batallones de élite antes mencionados fueron se-
veramente descuidados con la finalidad de obtener un enfoque menos efi-
ciente y más convencional.
La incorporación de la Fuerza Aérea
En general la Fuerza Aérea salvadoreña se vio muy beneficiada por el apoyo
de EE. UU. durante los años de la guerra civil, pues casi la cuarta parte del
presupuesto que otorgó EE. UU. a la milicia de El Salvador fue asignado a
esta sección. Antes de que los Estados Unidos comenzaran a suministrar el
apoyo al país centroamericano, la Fuerza Aérea Salvadoreña poseía una flota
aérea militar anticuada. Donald C. Keffer explica:
En comparación con las otras ramas de las Fuerzas Armadas, la Fuer-
za Aérea Salvadoreña (FAS) era el servicio armado más profesional
con el que contaban. Este era un grupo pequeño, el cual estaba
constituido de menos de un millar de hombres entre los que se
encontraban un reducido batallón de paracaidistas, una unidad de
seguridad, un limitado grupo antiaéreo, y cuatro pequeños escua-
drones aéreos con un total de 67 aviones. La fuerza de combate
principal de las FAS constaba de 11 Ouragan que se usaban para
combates de ataque a tierra, y que fueron adquiridos de los israelíes,
quienes a su vez los habían adquirido de los franceses en la década
de 1950, y cuatro aviones de entrenamiento Fouga Magister, que
fueron modificados para usarse en combate (otras naves de la década
de 1950).31
De acuerdo con un memorándum desclasificado del Departamento
de Defensa de 1986, se hace evidente que con la asistencia de los Estados
31 Keffer, «El Salvador: Foreign Military Influence and Assistance», http://www.monga-bay.com/history/el_salvador/el_salvador-foreign_military_influence_and_assistance.html
135Revista de Humanidades y Ciencias Sociales, n.° 5 (El Salvador) (julio-diciembre, 2013) ISSN: 2306-0786
Unidos se incrementó la FAS. Desde mediados de 1983 hasta principios de
1986, la fuerza aérea salvadoreña fue el destino de un gran número de he-
licópteros y aviones estadounidenses que estuvieron en uso principalmente
durante la guerra de Vietnam. El número de helicópteros UH-1H se incre-
mentó de 36 a 82; los helicópteros más sofisticados UH-1M, de 0 a 8 duran-
te ese periodo; los aviones de ataque A-37, de 6 a 9; los helicópteros Huey-
500, de 3 a 7, y los aviones C-47, de 0 hasta 7. Según el mismo documento,
información reciente avala la relación entre el aumento de la fuerza
aérea y el éxito de la batalla. Los A-37 volaron en más de 600 misio-
nes de ataque con la finalidad de apoyar directamente a las unidades
de tierra, durante un periodo de 15 meses que terminó en el mes
de abril, y que el uso eficaz de dos C-47 fue el factor determinante
para romper un cerco guerrillero de una unidad del ejército sin mu-
niciones, convirtiendo lo que sería casi un desastre para las fuerzas
del gobierno, en una costosa pérdida para los rebeldes.32
El instrumento que forjó la eficacia aérea en El Salvado fue el he-
licóptero UH-1H Huey de ataque. Una operación específica donde los he-
licópteros UH-1H ahuyentaron al FMLN se manifestó durante el asalto de
los rebeldes a la presa del Cerrón Grande en 1984, que era la mayor planta
hidroeléctrica de El Salvador e infraestructura fundamental para la economía
salvadoreña. El FMLN, por su parte, estaba tratando de hacer una declara-
ción política con la espectacular naturaleza de la operación. De acuerdo
con la historia del libro, From Vietnam to El Salvador: The Saga of the FMLN
Sappers and Other Guerrilla Special Forces in Latin America, el despliegue de
helicópteros fue vital para salvar la presa del plan de sabotaje y destrucción
potencial que tenía en mente el FMLN.33 Aunque este evento fue muy im-
32 U.S. Department of Defense, «El Salvador: A Net Assessment of the War», FOIA Declas-sified Document, febrero 11, 1986.33 Spencer, From Vietnam to El Salvador, 60.
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portante, deja ver solo un microcosmos de la ventaja que tenían las misiones
de helicópteros que se exhibieron en el transcurso de la guerra. Además de
las operaciones de asalto, los helicópteros eran vitales para el transporte de
tropas, la evacuación médica y para el reconocimiento.
Del artículo «The Air War in El Salvador» se dice que el reconoci-
miento aéreo demostró ser un aspecto esencial en la táctica de la prosecución
de la guerra. «Los EE.UU. suministraron aviones O-2 de reconocimiento,
que volaban sobre todo el país, lo cual ocasionó que los rebeldes ya no pu-
dieran operar relativamente de forma abierta en grandes columnas, pues estas
grandes formaciones eran blancos fáciles de identificar desde el aire para ser
sometidas a los ataques aéreos o ejecutados por tropas helitransportadas».34
Al examinar las consecuencias de la llegada de una fuerza aérea más
moderna a El Salvador se esperaba automáticamente que esta superioridad
cambiara la dinámica de la guerra y alteraría la estrategia del FMLN en
medio del movimiento armado. En el informe especial, publicado en 1988,
por los cuatro coroneles estadounidenses que participaron en el conflicto, se
analiza lo que ocurrió después de la puesta en práctica de los aviones más
modernos en El Salvador. «Sin duda, durante la fase casi convencional de la
guerra, la FAS se convirtió en el gran asesino. El apoyo de la Fuerza Aérea
con sus A-37 y sus helicópteros de ataque UH-1M y MD-500 demostró
ser muy eficaz contra las grandes formaciones del FMLN. Una vez que el
FMLN optó por una seguir una estrategia de guerra prolongada, los blancos
lucrativos desaparecieron casi por completo».35
La reformación de las Fuerzas Navales
De todas las instituciones militares, la fuerza naval salvadoreña fue la que re-
cibió la menor cantidad de atención por parte del grupo de asesores de EE.
34 Corum, «The Air War in El Salvador», 33.35 Bacevich et al, American Military Policy in Small Wars: The Case of El Salvador, 37.
137Revista de Humanidades y Ciencias Sociales, n.° 5 (El Salvador) (julio-diciembre, 2013) ISSN: 2306-0786
UU. El Equipo de Entrenamiento Naval (NTT, por sus siglas en inglés) fue
enviado para ayudar a la fuerza naval de El Salvador en su tarea de impedir
la infiltración de armas destinadas al grupo guerrillero, provenientes por vía
marítima. Preocupación que surgió a raíz de la ofensiva final del FMLN en
1981, cuando hubo evidencia de barcos nicaragüenses en la costa salvadoreña.
Según el Jane’s Intelligence Review,
conforme la guerra civil fue tomando más fuerza, se notó el aumen-
to considerable de la asistencia militar de EE. UU., donde se incluía
la reorganización y la reestructuración de la fuerza naval de guerra,
para colaborar con las operaciones de contrainsurgencia. El primer
entrenamiento estuvo dirigido por un contingente de los US Navy
Seals (Marinos de la Naval de EE. UU.), quienes llegaron al puerto
de La Unión a principios de 1981. Los EE. UU. también proporcio-
naron seis lanchas Piraña, esencialmente del tipo artesanal Boston
Whaler, equipado con ametralladoras M-60 y radares.36
No tardó mucho tiempo para que la Fuerza Naval de Guerra de El
Salvador estuviera preparada para enfrentarse al enemigo. Rose Kelly, en la
revista Defense and Foreign Affairs, menciona:
La primera unidad de combate de la fuerza naval que estuvo lista
durante la guerra fue la del Batallón de Fuerzas Especiales/Coman-
dos Navales. El entrenamiento de esta unidad estuvo dirigido en
gran parte por los SEALS, y para finales de 1982 había ya más de
100 comandos divididos entre las compañías Piraña y Barracuda.
Los rifles alemanes G3, que ya tenían 10 años, fueron reemplazados
por rifles en perfecto estado, M-16 de los Estados Unidos. El país
norteamericano también les proporcionó lanzagranadas, ametralla-
doras, cohetes antitanque y morteros. Los miembros de este batallón
36 «El Salvador», Jane’s Intelligence Review, London, noviembre 1, 1992.
138 Revista de Humanidades y Ciencias Sociales, n.° 5 (El Salvador) (julio-diciembre, 2013) ISSN: 2306-0786
recibieron capacitación continua otorgada por las Fuerzas Especiales
del Ejército de Estados Unidos en Panamá, y en 1987 el tamaño
completo de este componente se había incrementado a cerca de
450 hombres.37
Asistencia de Inteligencia
El presidente Reagan tuvo una relación mucho más estrecha con organi-
zaciones como la Agencia de Inteligencia Central (CIA, por sus siglas en
inglés), en comparación con su predecesor, el presidente Carter. Acorde a
documentos publicados por la CIA,
a medida que la Guerra Fría comenzó a tomar fuerza, Reagan de-
cidió darle a la CIA más autoridad en lo que respecta a las opera-
ciones encubiertas. En diciembre de 1981, Reagan firmó la Orden
Ejecutiva 12333, que dio a la CIA la responsabilidad principal de
realizar acciones encubiertas, a menos que el presidente decidie-
ra que otra agencia serviría mejor para llevar a cabo determinadas
necesidades de inteligencia. Como resultado de algunos hallazgos
que se han hecho sobre las acciones encubiertas que Reagan firmó,
la CIA fue encomendada a proporcionar apoyo a los movimientos
anticomunistas alrededor del mundo con el fin de retrasar o incluso
revertir la expansión de la influencia soviética.38
El Salvador fue uno de los países que experimentó el impacto in-
mediato de la mejora ante la inversión de inteligencia, que realizó Reagan
cuando asumió el cargo. Según Mark Moyer: «Durante febrero de 1981, la
37 Ross Kelly, «Special Operations in El Salvador», Defense and Foreign Affairs (Agosto-Septiembre 1986): 57.38 Central Intelligence Agency, «Presidential Reflections on U.S. Intelligence: President Reagan», acceso octubre 13, 2013, https://www.cia.gov/news-information/featured-story-archive/2010-featured-story-archive/presidential-reflections-reagan.html
139Revista de Humanidades y Ciencias Sociales, n.° 5 (El Salvador) (julio-diciembre, 2013) ISSN: 2306-0786
administración de Reagan otorgó a El Salvador $25 millones de dólares para
ayuda militar nueva, cantidad que representaba más de lo asignado al resto de
América Latina, además de dejar de lado $19,500,000 para las operaciones
encubiertas de la CIA en El Salvador».39
Quizás uno de los aspectos más subestimados de la ayuda militar de
EE. UU. y su participación en El Salvador fue la adquisición de inteligencia
para el campo de batalla en tiempo real con el fin de anticipar e interpretar
los movimientos del FMLN. A menudo, la inteligencia se obtuvo a través
de aviones de reconocimiento y equipos de vigilancia electrónica. Se ha
especulado que cientos de oficiales de inteligencia, de varias agencias, esta-
ban ubicados a lo largo de América Central, especialmente en las etapas más
tempranas de la guerra en El Salvador, y que ocuparon un lugar destacado
en las operaciones tácticas. Ejemplos notables de esta aplicación fueron la
utilización de los pilotos de la CIA para la adquisición de blancos, a través
de las zonas de combate, y la intercepción de radios de la insurgencia, junto
con la participación de entidades ultrasecretas, como la Agencia de Apoyo de
Inteligencia (ISA, por sus siglas en inglés) quienes estaban activos en Hon-
duras. Según diversas fuentes, las operaciones realizadas por la ISA en Cen-
troamérica fueron un gran éxito. La inteligencia compartida «reveló un gran
número de escondites de los rebeldes, y sus rutas de contrabando de armas
en El Salvador. Asimismo, detalló una serie de ataques dirigidas y planificadas
por estos mismos, y mucho más».40
Existe una gran cantidad de documentos desclasificados concer-
nientes a la guerra en El Salvador, elaborados por agencias de inteligencia
de Estados Unidos como la CIA y la Agencia de Inteligencia de Defensa
(DIA, por sus siglas en inglés). Documentos que actualmente se encuentran
disponibles para su análisis y los datos recogidos abarcan todo el espectro de
la guerra. Aunque es difícil determinar completamente cómo contribuyeron
39 Moyer, A Question of Command: Counterinsurgency from the Civil War to Iraq, 174.40 Michael Smith, Killer Elite: The Inside Story of America’s Most Secret Special Operations Team (New York: St. Martin’s Griffin, 2011), 53.
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los servicios de inteligencia a la prosecución del conflicto, debido a la natu-
raleza secreta de las operaciones clandestinas, la evidencia que se encuentra
de manera pública divulga información sensible y en tiempo real, que fue
difundida y analizada a través de estas agencias día a día a lo largo del conflic-
to. Sin embargo, si la participación de los Estados Unido en el movimiento
armado en El Salvador es similar a la participación que tuvieron en Colom-
bia (eventos que se han comparado en Centroamérica), entonces el uso de
inteligencia en el campo puede ayudar a alterar el curso de la guerra. Como
observa el periódico The Washington Post sobre Colombia: «La mayoría de
las operaciones dependen de la intercepción de la señal, hecha por la agencia
de seguridad nacional (NSA, por sus siglas en inglés), inteligencia que se
otorga a las tropas en el campo de batalla o a los pilotos, antes y durante una
operación. “Estas intercepciones [. . .] fueron una gran táctica de cambio de
juego”, dijo Scoggins, del Comando Sur de EE.UU».41 Uno de los artículos
escritos para The New York Times en 1984 es un ejemplo de la intervención
de inteligencia de la CIA en la prosecución de la guerra. «En El Salvador, la
principal actividad de la agencia ha sido reunir información de inteligencia
sobre las operaciones de la guerrilla, para facilitársela a los militares salvado-
reños, según oficiales de inteligencia. Desde 1981, se han gastado millones de
dólares para crear un sistema de recolección de inteligencia».42
Comando y control
Hasta cierto punto, se puede decir, que los militares estadounidenses que
operaron en el terreno salvadoreño controlaron gran parte de las opera-
ciones diarias de la guerra una vez que estuvieron debidamente afianzados.
El mayor Alfred A. Valenzuela y el coronel Victor M. Rosello en el Military
Review comentan:
41 Dana Priest, «Covert Action in Colombia», The Washington Post, diciembre 21, 2013.42 «4 Americans from CIA Killed as Plane Crashes in El Salvador», The New York Times, octubre 20, 1984.
141Revista de Humanidades y Ciencias Sociales, n.° 5 (El Salvador) (julio-diciembre, 2013) ISSN: 2306-0786
Los asesores militares de Estados Unidos se infiltraron en toda la
ESAF desde el cuartel general hasta las brigadas. Dos oficiales (de
operaciones e inteligencia) fueron asignados a cada uno de los seis
cuarteles de las brigadas de infantería de la ESAF en las seis áreas
geográficas del país. Este personal también fue asignado a los cuar-
teles de artillería de la ESAF, al centro logístico, y al centro de en-
trenamiento nacional. Su misión fue apoyar a sus contrapartes sal-
vadoreños en el establecimiento de programas de capacitación, así
como ayudar en el proceso de toma de decisiones militares sobre
el personal y las cuestiones operativas. En San Salvador, los mayores
y los tenientes coroneles de combate y de combate de apoyo del
Ejército de EE. UU. apoyaron a los elementos claves a integrarse a
la ESAF, mientras que en silencio y discretamente proseguían con la
planeación de las operaciones e inteligencia de la guerra».43
Robert D. Ramsey III, en su análisis «Advising Indigenous Forces:
American Advisers in Korea, Vietnam and El Salvador», afirma que el esta-
blecimiento del equipo de entrenamiento de apoyo y planeación operacio-
nal (OPATT, por sus siglas en inglés), quienes funcionaban con capacidad
de mando y control, representaron un proceso evolutivo en las fuerzas esta-
dounidenses:
A finales de 1983, el coronel Joseph Stringham, comandante del
MilGroup durante 1983-1984, recomendó el establecimiento de
varios OPATT de tres hombres en la sede de seis brigadas salvado-
reñas. Cada equipo estaba formado por un jefe de armas de combate
y un oficial de entrenamiento de armas, quienes fueran el teniente
coronel y el capitán de combate respectivamente; ambos asignados a
43 Major General Alfred A. Valenzuela y Col. Victor M. Rosello, «Expanded Roles and Missions in the War on Drugs and Terrorism: El Salvador and Colombia», Military Review (March-April 2004).
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cumplir Tours de 1 año. El tercer miembro del equipo era un oficial
de inteligencia militar, que tenía a cargo una Asignación Temporal-
mente (TDY por sus siglas en inglés) por 6 meses. Cada OPATT
fue dirigido por personal del Ejército de EE. UU., excepto la sexta
brigada en Usulután, quienes estaban a cargo del personal del Cuer-
po de Marines de EE. UU. (USMC, por sus siglas en inglés). Los
antecedentes de los seis jefes de los equipos OPATT mencionan
que uno provenía de las fuerzas especiales, tres de infantería, uno de
la policía militar y uno del USMC.44
Una de las políticas más efectivas implementadas por la estructura
del comando de EE. UU., en la ejecución del comando y control en El
Salvador, fue la práctica de tácticas que tuvieron la finalidad de imponer la
autoridad moral y el respeto de los derechos humanos en las operaciones de
combate. A pesar de que las fuerzas salvadoreñas eran muy escépticas ante
estas practicas, al ver los beneficios en la realidad, sus actitudes cambiaron:
Los estadounidenses comenzaron haciendo hincapié en las ventajas
que traerían el respeto a los derechos humanos, como la obtención
de inteligencia proveniente de los civiles agradecidos y de los pre-
sos que no habían sido ejecutados, así como el aseguramiento del
apoyo de los Estados Unidos. Por otra parte, en varias ocasiones, los
diplomáticos estadounidenses y oficiales militares obligaron a los lí-
deres salvadoreños a detener los abusos a los derechos humanos por
parte de los comandantes locales, para lo cual, los asesores de Estados
Unidos servirían como verificadores de cumplimiento en el campo.
Cerca del final de la guerra, uno de los mejores líderes insurgentes
comentó que para ellos, “lo más perjudicial que se produjo durante la guerra fue poner entrenadores estadounidenses en las brigadas
44 Robert D. Ramsey III, Advising Indigenous Forces: American Advisers in Korea, Vietnam and El Salvador, Global War on Terrorism Occasional Paper N.° 18 (2010), 88.
143Revista de Humanidades y Ciencias Sociales, n.° 5 (El Salvador) (julio-diciembre, 2013) ISSN: 2306-0786
ESAF”. “La presencia de estos americanos, dijo, reduce las violacio-nes a los derechos humanos, lo que a su vez redujo el número de hombres que deseaban unirse a la insurgencia”.45
La influencia de comando y control de las fuerzas estadouniden-ses, que trabajaron dentro y fuera de El Salvador, no debe ser subestimado. No hay duda de que los militares salvadoreños aprendieron mucho de sus contrapartes estadounidenses. Sin embargo, los EE. UU. nunca pudieron in-filtrarse completamente en el cerrado cuerpo de oficiales, el cual estaba tradicionalmente implantado en la estructura militar salvadoreña. A pesar de la autoridad que tenían los funcionarios militares de Estados Unidos, constantemente se enfrentaron con el alto mando salvadoreño, hecho que obstaculizaría los esfuerzos conjuntos de los norteamericanos asignados a las 6.a brigadas ocasionando que su influencia se viera finalmente erosionada.
Más que un rol pasivo
En general, las fuerzas de EE. UU. en El Salvador no solo operaron desde la periferia. Públicamente, 21 individuos fueron honrados póstumamente por el papel que desempeñaron en combates secretos en El Salvador. Contrario a su mandato, asesores estadounidenses de las Fuerzas Especiales participaron en diversos combates, y se sabe, que además hubo pilotos norteamericanos que volaron en varias ocasiones durante misiones sobre El Salvador. Esto sin incluir la presunta participación de las distintas agencias de inteligencia, y de las fuerzas de operaciones especiales, quienes se infiltraron por las fronteras de los países vecinos de América Central hacia El Salvador. El hecho de que las fuerzas estadounidenses, supuestamente asignadas a situaciones precarias, fueran enviadas para ayudar a sus contrapartes salvadoreños, a pesar de las posibles repercusiones políticas pos-Vietnam, habla exclusivamente de la se-
riedad de la participación de EE. UU. en el país centroamericano.
45 Moyer, A Question of Command: Counterinsurgency from the Civil War to Iraq, 176.
144 Revista de Humanidades y Ciencias Sociales, n.° 5 (El Salvador) (julio-diciembre, 2013) ISSN: 2306-0786
Según el escritor y exasesor de las Fuerzas Especiales en El Salva-
dor Greg Walker, el personal estadounidense que operó en El Salvador fue
sometido a fuego enemigo diariamente. El Sr. Walker afirma: «[...] Durante
un período de 12 años, el personal estadounidense estuvo expuesto a cientos
o incluso algunos miles de veces a zonas que estaban bajo fuego directo de
manera cotidiana. Considerando que cada descarga de arma que apuntara
contra cada uno de ellos era contado como una vez».46 Otras evidencias
corroboran lo que el Sr. Walker arrojó a la luz. Efectivamente, el personal
estadounidense que fue asignado al terreno salvadoreño estuvo comprome-
tido a luchar durante la guerra, hecho contrario a lo que la administración
Reagan proclamó.
Las unidades PRAL, las cuales fueron altamente condecoradas en
El Salvador, fueron ayudadas supuestamente de manera significativa, durante
sus misiones, por pilotos y tripulaciones aéreas estadounidenses. Greg Walker
explica la compleja relación entre las PRAL y el personal estadouniden-
se: «Las PRAL realizaron misiones de reconocimiento especial, a menudo
dirigían a los paracaidistas hacia los campamentos de las bases guerrilleras,
las cuales se encontraban escondidas en las montañas. Desde una posición
ubicada detrás de las líneas enemigas, asesores estadounidenses asistieron el
lanzamiento de los equipos de seis hombres usando los helicópteros UH-1H
asignados, los cuales fueron parte de la fuerza aérea del PRAL».47
Un corresponsal de guerra de los EE. UU. en El Salvador, Al J.
Venter, explicó cómo las tripulaciones aéreas estadounidenses les otorgaban
descansos al personal de la fuerza aérea salvadoreña, reemplazándolos tempo-
ralmente, cuando estos se encontraban ya exhaustos. Venter afirma:
46 Greg Walker, At the Hurricane’s Eye: U.S. Special Operations Forces from Vietnam to Desert Storm (New York: Ivy Books, 1994), 92.47 Walker, At the Hurricane’s Eye: U.S. Special Operations Forces from Vietnam to Desert Storm, 92.
145Revista de Humanidades y Ciencias Sociales, n.° 5 (El Salvador) (julio-diciembre, 2013) ISSN: 2306-0786
En el momento en que llegamos, en 1986, estaba claro que las tri-
pulaciones aéreas salvadoreñas estaban bajo tensión. Momento en
que Washington intervino enviando a los ‘CERDOS’: tripulaciones
aéreas estadounidenses, que trabajaron en la rotación de Honduras,
en tours de 45 días de servicio. Nombre que adquirieron por la for-
ma en que ellos mismos se autodenominaban “Cerdos de Peligro”.
Asimismo, fueron llamados los “Huey Pigs” porque para entonces,
estos helicópteros eran ya anticuados. Obviamente, ellos hubieran
preferido algunos Blackhawks, los cuales son helicópteros que po-
seían sus colegas localizados en Honduras, donde se estaba llevando
a cabo un conflicto de guerrillas pero de menor intensidad.48
La misión de asesoramiento de EE. UU. también aplicó el uso de
aviones de vigilancia durante la adquisición de objetivos tácticos del FMLN,
para la fuerza aérea salvadoreña. Durante una entrevista con un exmiembro
de la RN, quien realizara tareas de inteligencia para el FMLN en la guerra
en El Salvador durante la campaña de Guazapa, el señor Antonio Juan Javier
Martínez, relató sus experiencias sobre la participación de pilotos de EE.
UU. en diversas operaciones:
De acuerdo con el Sr. Martínez, un avión de vigilancia o spot-
ter volaría a una altitud muy elevada para identificar un blanco, así
como para evitar los ataques antiaéreos. Dado que el Sr. Martínez
contribuyó a interceptar las comunicaciones, escuchando constan-
temente las transmisiones de radio de estos aviones, identificó a pi-
lotos estadounidenses transmitiendo información para localizar a los
objetivos para la fuerza aérea salvadoreña antes de que se llevara a
cabo un ataque.49
48 Al J. Veter, Barrel of a Gun: A War Correspondent’s Misspent Moments in Combat (Philadel-phia, PA: Casement, 1988), 45.49 Entrevista con Antonio Juan Javier Martinez, San Salvador, El Salvador, noviembre 13, 2012.
146 Revista de Humanidades y Ciencias Sociales, n.° 5 (El Salvador) (julio-diciembre, 2013) ISSN: 2306-0786
Aunque actualmente aún se mantiene en secreto el número de ope-
raciones especiales que se aplicaron después de la guerra en El Salvador, e
incluso después de la Guerra Fría, se cree que estas iniciaron en América
Central. Se decía que la famosa unidad de helicópteros The 160th Task Force
o «Night Stalkers» había realizado su acción inicial militar en El Salvador y
Nicaragua, previo a su primera misión oficial durante la invasión a la isla
caribeña de Granada en 1983. El Grupo 160th fue creado en 1980 en res-
puesta a la misión fallida de rescate de los rehenes en Irán, ocurrida un año
antes. Un informe, publicado en The Philadelphia Inquirer en 1984, expuso
la posibilidad de que los pilotos y tripulantes de esta unidad ultrasecreta
de helicópteros perecieron durante las operaciones en Centroamérica en
la primera parte del conflicto salvadoreño; de igual forma, suponía que el
Pentágono estaba cubriendo su muerte testificando que estas habían ocu-
rrido de manera accidental durante actividades de entrenamiento militar.
Asimismo, el artículo explica aún más el papel militar que jugó el presunto
160th Task Force:
Una misión de helicópteros del Task Force, según funcionarios del
Pentágono, transporta a la unidad del ejército de élite antiterrorista,
Destacamento de Operaciones Especiales-D, comúnmente conoci-
da como la Fuerza Delta, al campo de acción. Una segunda misión
para estos helicópteros consiste en insertar y extraer individuos o
unidades de comando pequeños, que participan en ataques rápidos
y clandestinos, para llevarlos hacia la parte trasera de las líneas ene-
migas.50
Debido a la naturaleza encubierta de dicho procedimiento, y al he-
cho de que el grupo 160th se encuentra todavía involucrado de manera
activa y en secreto en el escenario militar, no es de extrañarse que la infor-
50 Frank Greve y Ellen Warren, «Secret U.S. Unit in War Zone: Next of Kin Says», Phila-delphia Inquirer, diciembre 16, 1984, A1.
147Revista de Humanidades y Ciencias Sociales, n.° 5 (El Salvador) (julio-diciembre, 2013) ISSN: 2306-0786
mación relativa a estas misiones (si es que existieron en El Salvador) aún no
ha sido desclasificada.
Además del uso clandestino de Operaciones Especiales en El Sal-
vador, la incorporación de tecnología militar innovadora también estuvo
presente en este país. Un elemento de esta tecnología consistió en el uso de
equipos de visión nocturna, que permitía a las fuerzas armadas salvadoreñas
(quienes antes de la intervención militar de EE. UU. solo operaban durante
el día) hostigar al FMLN durante las 24 horas. Por otra parte, el equipo de
reconocimiento y vigilancia se utilizó para recopilar información de inteli-
gencia sobre los movimientos y operaciones diarias de la insurgencia, activi-
dad que incluiría el uso de drones. Los drones que volaron sobre El Salvador
fueron específicamente los R4E-40 SkyEye, los cuales afirma la Embajada
de EE.UU. en el país centroamericano se emplearon para realizar las misio-
nes de reconocimiento, en apoyo a las operaciones militares salvadoreñas. Sin
embargo, según una cita del mayor Fred Lash, en 1985, los aviones no tripu-
lados (drones) fueron enviados a El Salvador, principalmente con la finalidad
de experimentación. Lash dijo: «Un equipo de 20 elementos del ejército y
personal civil se encontraron en El Salvador para analizar el desempeño del
R4E-40 en un ambiente selvático. También dijo, que el ejército ha llevado a
cabo pruebas similares en varios lugares alrededor del mundo».51
Aunque la participación en combate real por parte de los EE. UU.
en El Salvador puede ser solo una nota al pie en el conflicto civil en general,
en otros casos particulares pudo ser un factor decisivo, especialmente en lo
que se refiere a la introducción de pilotos e inteligencia. No hay que subes-
timar que por su mera presencia, ya sea que se tratara de un papel de lideraz-
go, apoyo de combate o de formación, la introducción de estos individuos
altamente calificados y con experiencia, sin duda añadió otra dimensión al
conflicto y mejoró la capacidad en general de la ESAF.
51 John D. Morocco, «Reconnaissance Drone Crashes in El Salvador», Defense Trends (Was-hington D.C.) (1985): 1.
148 Revista de Humanidades y Ciencias Sociales, n.° 5 (El Salvador) (julio-diciembre, 2013) ISSN: 2306-0786
Conclusiones: el impacto de la interven-ción estadounidense
La intervención de EE. UU. en la guerra civil de El Salvador alteró la di-
námica del conflicto y tal vez la historia de la Nación. En concreto, y sobre
todo una vez que Reagan tomó posesión de la presidencia, se incrementó la
prioridad del componente militar en la intervención al país centroamerica-
no. Desde una perspectiva estratégica, el Informe Woerner y sus recomen-
daciones cosecharon un mayor impacto. Debido principalmente al hecho
de que este documento se entregó al inicio de la guerra, y de que fue acre-
ditado para ayudar a mantener a las fuerzas armadas salvadoreñas a flote, en
sus momentos de crisis durante la guerra. El Plan Nacional de Campaña fue
fundamental en la aplicación de la teoría de la contrainsurgencia, pero nunca
recibió el financiamiento o el escrutinio apropiado para ser eficaz a nivel
nacional. Finalmente, la Comisión Kissinger obtuvo significación cuando
hizo hincapié en la importancia política del conflicto desde la perspectiva
de EE. UU., asegurando con esto la permanencia de un apoyo económico
esencial para la infraestructura salvadoreña. Por otro lado, desde el punto de
vista del FMLN, la participación de EE. UU. fue un factor relevante, hecho
por el cual adoptaron las maniobras de los antiguos enemigos de los Estados
Unidos, como fue Vietnam particularmente, de quien aprendieron la estra-
tegia de guerra prolongada, táctica que les ayudó a mantenerse en pie hasta
el final.
Desde un punto de vista militar, nada fue más funcional para la
ESAF que la incorporación de la fuerza aérea. La aplicación plena de los
aviones tácticos obligó al FMLN a abandonar las grandes formaciones mili-
tares entre 1984-1985. Junto a este elemento, crecieron también los valiosos
componentes de inteligencia y reconocimiento; sin embargo, y como ya se
mencionó anteriormente, debido al carácter secreto de estas operaciones, es
difícil detallar los datos específicos de estos. Los programas de capacitación
masivos consistían exponencialmente en ampliar el tamaño de los cuerpos
149Revista de Humanidades y Ciencias Sociales, n.° 5 (El Salvador) (julio-diciembre, 2013) ISSN: 2306-0786
militares salvadoreños, y sus habilidades para llevar a cabo una contrainsur-
gencia. No obstante, la ESAF nunca fue capaz de abrumar al FMLN a pesar
de su superioridad en número. Por otro lado, las unidades especializadas,
creadas y entrenadas por las fuerzas armadas de Estados Unidos, fueron a
menudo desperdiciadas, y en cambio siguieron aplicando métodos, y usan-
do armas más convencionales. Sin embargo, el incremento de la ESAF casi
garantizó que las fuerzas armadas salvadoreñas no fueran derrotadas militar-
mente por la insurgencia del FMLN. El periodista de The New York Times
Todd Greentree dijo en una entrevista que «el entrenamiento de la ESAF
y el envío de equipo a El Salvador por los Estados Unidos fueron factores
esenciales para la sobrevivencia del régimen salvadoreño».52
La infiltración de mando y control por los Estados Unidos en El
Salvador permitió la diseminación de información pertinente de la guerra
entre ambas naciones. No hay duda de que la influencia de los Estados Uni-
dos en los altos niveles militares cambió la prosecución del conflicto, lo que
les dio el éxito en algunas instancias. No obstante, a pesar de los logros, la
infiltración total a la estructura de las fuerzas armadas fue imposible debido
a la resistencia del cuerpo militar tradicional salvadoreño, especialmente en
los niveles de Alto Mando. Muchas veces pareció también que las fuerzas de
los Estados Unidos y El Salvador estaban luchando guerras separadas, pero
paralelas contra el mismo enemigo. Finalmente, los militares de El Salvador
no tuvieron la confianza en el compromiso del país norteamericano con
respecto a la guerra, y por otro lado los Estados unidos no confiaron en la
habilidad de la ESAF para luchar un conflicto eficaz de contrainsurgencia.
La participación de asesores, pilotos, agencias de inteligencia y per-
sonas de operaciones especiales es un tema que necesita mayor análisis. Es
difícil definir el papel que jugaron realmente los Estados Unidos, así como
determinar los servicios que aportaron a El Salvador, debido a que mucha de
esta información y datos específicos permanecen actualmente clasificados.
52 Entrevista con Todd Greentree, marzo 31, 2014.
150 Revista de Humanidades y Ciencias Sociales, n.° 5 (El Salvador) (julio-diciembre, 2013) ISSN: 2306-0786
Asimismo, debido a la sombra de Vietnam que se posaba sobre los Estados
Unidos, su participación real y su presencia en El Salvador estuvieron limi-
tados y ocultos.
En general, la intervención táctica de EE. UU. en El Salvador fue
trascendental. Sin la ayuda del país norteamericano, en especial durante la
fase más temprana de la guerra (1981-1983), el Gobierno salvadoreño y el
Ejército no habrían sido capaces de resistir la embestida del FMLN. Y en
lugar de haber llegado a la firma de los Acuerdos de Paz hasta 1992, la guerra
hubiera podido ser resuelta militarmente en una etapa mucho más temprana.
Entre 1984 y 1987, con la asistencia de EE. UU., la dinámica de la guerra
se transformó y tomó un impulso a favor de la ESAF. Cuando el FMLN
incorporó permanentemente la estrategia de guerra prolongada, así como
métodos desmoralizadores, tal como la utilización táctica de minas terrestres,
el conflicto se vio alterado una vez más y aseguró su estancamiento virtual
hasta el final.
En última instancia, es difícil evaluar el éxito al examinar un con-
flicto armado que cobró alrededor de 80,000 vidas y dejó a muchos otros
heridos, mutilados o refugiados. Aunque desde un punto de vista externo,
Estados Unidos, la Unión Soviética y los aliados de ambas potencias ganaron
victorias limitadas con respecto a El Salvador con la dinámica general de la
Guerra Fría; estas mismas entidades contribuyeron, muy probablemente, a
que el conflicto se extendiera hasta convertirse en una guerra que culmina-
ría sangrientamente después de doce años.
151Revista de Humanidades y Ciencias Sociales, n.° 5 (El Salvador) (julio-diciembre, 2013) ISSN: 2306-0786
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ESTUDIOS
Gonzalo Rodríguez-MontanoCENICSH
Recepción: 8 de diciembre de 2013Aceptación: 22 de enero de 2014
Midiendo las desigualdades en educación
Resumen Desde hace ya algunos años, en el campo de la políticas públicas se viene in-sistiendo en la necesidad de contar con información sólidamente sustentada que permita, por una parte, identificar las variables que están incidiendo en los principales problemas de educación; pero, por otra, determinar el grado de ese problema con respecto a distintos grupos. En el artículo se presentan una serie de indicadores estadísticos para medir la desigualdad educativa y proponer a los tomadores de decisión caminos de intervención que puedan ser más efectivos. Tradicionalmente, el análisis de la data educativa ha estado centrado en medidas de tendencia central, principalmente promedios nacionales, los que si bien nos proporcionan una imagen sucinta de la educación en el país, no dan cuenta de forma global de las diferencias que pueden presentarse entre regiones o depar-tamentos, entre zonas rurales y urbanas o entre hombres y mujeres. Una salida a esta limitante lo constituye el análisis de desigualdad. En este artículo, se anali-zan algunos indicadores de desigualdad. Los investigadores deberán seleccionar aquellos que más se ajustan al tipo de dato que se dispone, a la pregunta de investigación que se intenta responder y a la capacidad de comunicación que permite el método seleccionado.
Palabras clave: desigualdad educativa, métodos, indicadores.
AbstractFor several years now, in the field of public policy had laid stress on the need for information to enable solidly supported to identify the variables that are affecting the main educational problems; but, otherwise, determining the extent of this pro-blem with respect to different groups. A series of statistical indicators are presented in the article to measure educational inequality and propose ways decision makers intervention may be more effective. Traditionally, the analysis of educational data have been focused on measures of central tendency, mainly national averages, that while we provide a concise picture of education in the country, not globally aware of the differences that may arise between regions or departments, between rural and urban areas or between men and women. A solution to this limitation is the analysis of inequality. In this article, some inequalities are analyzed. Researchers should select those that best fit the type of data available to the research question and attempts to answer the communication capability that allows the selected method.
Keywords: educational inequality, methods, indicators.
159Revista de Humanidades y Ciencias Sociales, n.° 5 (El Salvador) (julio-diciembre, 2013) ISSN: 2306-0786
Midiendo las desigualdades en educación
Gonzalo Rodríguez-MontanoCENICSH
Introducción
La finalidad de este artículo es proponer un conjunto de herramientas ana-
líticas para medir las desigualdades que existen en el campo de la educación
y, de esta forma, encontrar medidas de política pública que permitan superar
una de las barreras estructurales del sistema educativo salvadoreño, la des-
igualdad de diversa índole. Desigualdad entre países de una misma región,
desigualdad entre departamentos y regiones de un mismo país. Pero existen
otros factores de desigualdad como las de género, la ya trabajada dicotomía
entre lo rural y lo urbano, desigualdad entre lo público y lo privado y otras
tantas condiciones donde es posible estudiar este fenómeno.
¿Qué elementos subyacen a esta intención metodológica? En pri-
mer lugar, la necesidad de avanzar en la mejora de la educación de la región
y del país. En segundo lugar, porque existe la necesidad de ir más allá de los
valores medios que nos producen las estadísticas educativas, que vale aclarar
que es sobre su base que se desarrollan los análisis de desigualdad. Pero ir
160 Revista de Humanidades y Ciencias Sociales, n.° 5 (El Salvador) (julio-diciembre, 2013) ISSN: 2306-0786
más allá también implica que estas herramientas pueden convertirse en una
ocasión para acciones en busca de una mejor equidad en educación.
En el artículo, se presentan distintos métodos de medición con di-
ferentes niveles de complejidad y busca poner en contacto con estas herra-
mientas a investigadores y diseñadores de política educativa con la idea de
que tengan insumos que puedan ser de utilidad para analizar el fenómeno
educativo. Se presenta la forma de calcular las siguientes aplicaciones estadís-
ticas y se hace referencia a sus fortalezas y debilidades.
Ya el Marco de Acción de Dakar enuncia que «todos los niños y
niñas, jóvenes y adultos, en su condición de seres humano tienen derecho a
beneficiarse de una educación que satisfaga sus necesidades básicas de apren-
dizaje en la acepción más noble y más plena del término, una educación
que comprenda aprender a asimilar conocimientos, a hacer, a vivir con los
demás y a ser» (UNESCO 2000, 8). El reto para los sistemas educativos es
desarrollar sus capacidades internas para hacer que ese derecho sea efectivo,
sin distinción de ubicación geográfica o por razones de género. Un abordaje
de esta problemática estará orientado a medir desigualdades.
El mismo documento hace un diagnóstico sobre la situación de
educación en ese momento, cuando establece que aún persisten niños sin
acceso a la enseñanza primaria, que hay adultos analfabetas. En los sistemas
educativos en el mundo persiste la discriminación entre géneros, se niega
acceso a jóvenes y adultos a técnicas y conocimientos para su incorporación
al mercado laboral, la calidad del aprendizaje sigue siendo deficitaria y con
ello «no se lograrán los objetivos de reducción de la pobreza adoptados en el
plano nacional e internacional y se acentuarán aún más las desigualdades en-
tre países y dentro de una misma sociedad» (UNESCO 2000, 8). La presente
propuesta metodológica busca, en este sentido, identificar la naturaleza de
dichas desigualdades entre países a nivel de región y al interior de la misma
sociedad salvadoreña.
¿Qué entendemos por desigualdades? Ya Gini hace una clara dis-
tinción entre desigualdad e inequidad, sosteniendo que la primera se trata
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de un concepto estadístico e inequidad es un concepto ético. «El primero
sirve para describir una realidad, el segundo para calificarla» (De Pablo 2012).
Lo que se proporciona en el presente artículo son medidas para determinar
desigualdad.
Para Schneider et al (2002), medir las desigualdades, en las condi-
ciones de vida y de salud de la población, constituye el primer paso hacia
la identificación de inequidades. La inequidad puede entenderse como una
condición injusta y evitable. Calificar como inequidad una desigualdad im-
plica conocer sus causas y fundamentar un juicio sobre la naturaleza de
dichas causas.
La medición de desigualdades en educación implica identificar gru-
pos, poblaciones, regiones geográficas que están siendo afectados con una
educación de baja calidad, cobertura, formación docente, etc. A partir de esta
identificación, se crean las condiciones básicas para el diseño de una política
educativa más apropiada, pertinente y relevante para las poblaciones
La equidad, por su parte, significa la ausencia de diferencias siste-
máticas en la educación (o sus principales variables como años de estudio,
calificación de la PAES, matrícula, etc.) entre grupos con diferentes niveles
de subyacente ventaja social, vale decir, la riqueza, el poder o el prestigio. La
equidad es un principio ético que debe estar en consonancia con los princi-
pios de derechos humanos (Bravemany Gruskin 2003).
1. Desigualdades en educación
Tanto en los países en desarrollo como en los países industrializados existen
desigualdades sociales inaceptables en el campo de la educación que pueden
ocurrir entre grupos geopolíticos, socioeconómicos, étnicos, de sexo, edad
u otros (Schneider et al 2002). Se sabe que los grupos de estudiantes con
peores condiciones socioeconómicas tienen menos oportunidades y acceso
a educación que les provea las técnicas y conocimientos para encontrar em-
pleo remunerado y participar plenamente en los beneficios que la sociedad
162 Revista de Humanidades y Ciencias Sociales, n.° 5 (El Salvador) (julio-diciembre, 2013) ISSN: 2306-0786
en la que viven genera. Así Carrasco (1996) encontró en el caso salvadore-
ño que de las personas con 12 años de estudio, el 77.5% de las personas se
encontraba en el cuartil de mayores ingresos, mientras el 2.7% se ubicaba
en el cuartil de más bajos ingresos. Esto es igualmente impactante en el
campo de la salud, ya que son los pobres los que sufren de una mayor carga
de enfermedad, además, presentan enfermedades crónicas e incapacidades a
edades más tempranas, tienen menos acceso a los servicios de salud y estos
son de peor calidad (Whitehead 1991). Los grupos sociales más desfavoreci-
dos tienen las tasas más altas de mortalidad y morbilidad, y una expectativa
de vida más corta. Paralelamente, se ha observado de manera recurrente una
distribución desigual de la salud en función de otras características como la
edad, el sexo y la etnia, que se hallan asociadas a determinados riesgos para
la salud (Sobremonte 2005).
2. Midiendo las desigualdades
La medición de las desigualdades es una condición indispensable para avan-
zar en la mejoría de la situación de educación de la población. Hay cada
vez más conciencia que una revisión de los valores medios (media, mediana,
percentiles, etc.) ha dejado de ser suficiente. La medición de las desigualda-
des es un tipo de herramienta esencial para la acción por medio de políticas
que favorezcan la reducción de dichas brechas. Existen diferentes métodos
de medición y niveles de complejidad cuya elección depende del objetivo
del estudio (Schneider et al 2002).
Medir las desigualdades es determinar mediante pruebas estadísti-
cas las diferencias en las condiciones de vida (incluidas las condiciones de
educación) que existen entre los grupos. Según Dachs (2001), la intención
de identificar y conocer la magnitud de estas desigualdades es caracterizar la
dirección de las mismas de acuerdo con criterios que sean útiles para inter-
venir. Así, el objetivo de la evaluación de desigualdades es su localización en
la geografía física de un país o en su estructura social. Para Anand et al (2002),
existen cinco consideraciones básicas en las medidas de las desigualdades: 1)
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la medida de un estado de bienestar, para el caso que nos interesa en educa-
ción, 2) los grupos de población en los que se describen las desigualdades,
3) el grupo de referencia o norma con la que se comparan las diferencias, 4)
los intercambios entre las mediciones absolutas y relativas, y 5) la magnitud
atribuida a la situación de los individuos/grupos en los distintos puntos de
la distribución de la variable en estudio.
¿Cómo es posible saber si existe una desigualdad? Un principio que
subyace a la medición de la desigualdad es que esta se basa en diferencias que
pueden ser claramente documentadas. Esto nos lleva a proponer tres ideas
claves para la medición: la primera es ¿diferencias en qué? La pregunta remi-
te a identificar inicialmente la variable o variables sobre las cuales se hará la
comparación. La segunda pregunta es ¿diferencias con respecto a qué? Este
es el asunto de identificar el «patrón» contra el cual se estará comparando
para determinar si hay diferencias. La tercera pregunta es ¿cuál es la mag-
nitud de la diferencia? Esta pregunta demanda de una respuesta que estará
basada en el tipo de respuesta estadística que se aplique para determinar el
grado, el puntaje, el nivel de esa desigualdad, esto nos lleva a plantear la idea
de la «medida» que se empleará.
Teóricamente, los sistemas educativos han sido diseñados para aten-
der a toda la población, sin ninguna clase de preferencias. Así, el Plan Social
Educativo Vamos a la Escuela propone la conformación de una «escuela de
tiempo pleno» con capacidad para integrar en una propuesta curricular ho-
mogénea una misma calidad formativa para todos. «Con la escuela de tiempo
pleno se busca dar cumplimiento al derecho al estudio, y consecuentemente,
a la instrucción, que tienen todos los ciudadanos […]» (Ministerio de Edu-
cación 2012, 9).
A pesar de todos los esfuerzos en materia de política y de asigna-
ción de recursos, las mediciones en educación suelen encontrar diferencias
en segmentos de la población que por otras circunstancias no han podido
beneficiarse en igual proporción que todos los sectores. La tarea de eliminar
dichas desigualdades pertenece ya al campo de la política educativa, es decir,
164 Revista de Humanidades y Ciencias Sociales, n.° 5 (El Salvador) (julio-diciembre, 2013) ISSN: 2306-0786
el diseño de medidas y estrategias que superen las limitaciones que estos
grupos tienen con respecto a los beneficios que el sistema de educación
proporciona.
Una política pública puede definirse como las sucesivas respuestas
del Estado (del régimen político o del gobierno en turno) frente a situacio-
nes socialmente problemáticas (Salazar 1995). En un Estado democrático,
las políticas públicas deben ser definidas por la autoridad legítima, deben
privilegiar el interés colectivo sobre el individual y deben ser el resultado
de la consulta a los involucrados. El tipo de política que tiene el Estado para
construir una sociedad cohesionada y equitativa se denomina política social,
una de estas es la política educativa. En este sentido, medir la desigualdad en
temas educativos significa valorar el impacto que tiene la política educativa
en la reducción y eliminación de las inequidades sociales por medio de ser-
vicios, oportunidades y capacidades en educación (Maignon 2004)
Existen diferencias asociadas a factores como el género, raza o etnia,
educación o ingreso, discapacidad, ubicación geográfica u orientación sexual.
En el siguiente gráfico, se examina la tasa de niños no escolarizados
en edad primaria para Centroamérica.
Gráfico 1Tasa de niños no escolarizados en edad de primaria, ambos sexos.
Centroamérica, 2005-2010
Fuente: Elaboración propia con datos del Instituto de Estadísticas de la UNESCO. Re-cuperado del sitio http://data.uis.unesco.org/Index.aspx?DataSetCode=EDULIT_DS
165Revista de Humanidades y Ciencias Sociales, n.° 5 (El Salvador) (julio-diciembre, 2013) ISSN: 2306-0786
En el gráfico 1, se expresa la tendencia general de los países cen-
troamericanos con respecto a la tasa de niños en edad de primaria fuera de
la escuela. Países como Honduras y Guatemala muestran importantes re-
ducciones; mientras Panamá muestra una tendencia al alza en ese indicador.
En el siguiente gráfico, que expresa desigualdad entre géneros; pue-
de observarse las diferencias que existen en el ingreso a primer grado de pri-
maria durante el 2010. La tendencia favorece a las niñas, quienes presentan
los más altos porcentajes de ingreso. Pueden también visualizarse las diferen-
cias entre países. Honduras fue el país con mayor ingreso de niñas a primer
grado (67.2%) y El Salvador fue el país donde las niñas tuvieron menores
oportunidades en la región (61.7%). La tasa neta de ingreso entre hombres
es más homogénea entre los países representados.
Gráfico 2Tasa neta de ingreso en el primer grado de primaria, ambos sexos.
Centroamérica, 2010
Fuente: Elaboración propia con datos del Instituto de Estadísticas de la UNESCO. Recuperado del sitio http://data.uis.unesco.org/
En este caso, la mortalidad por cada 100 mil es la variable de com-
paración. El género y la escolaridad permite establecer el patrón de compa-
ración y, en este caso, la medida de la comparación es la diferencia de tasas.
166 Revista de Humanidades y Ciencias Sociales, n.° 5 (El Salvador) (julio-diciembre, 2013) ISSN: 2306-0786
3. Fundamentos del monitoreo de des-igualdades
De acuerdo a Lynch & Harper (2005), todo proceso de medición de des-
igualdades se basa en dos pilares: 1) una estrategia científicamente rigurosa y
transparente para medir las desigualdades por medio de múltiples dimensio-
nes de la población, múltiples indicadores de educación y diferentes perio-
dos (trimestres, semestres, años, etc.) y 2) la disponibilidad de una fuente de
datos confiable y frecuente.
En un modelo cuasiexperimental, las dimensiones de la población
o de comparación serían las variables independientes (edad, sexo, nivel de
pobreza, departamento, región, país, etc.) y los indicadores de educación
las variables dependientes (analfabetismo, deserción, repitencia, etc.). Contar
con una estrategia científicamente rigurosa implicará entonces definir este
modelo cuasiexperimental y sus variables.
La disponibilidad de una fuente de datos apropiada implicará la po-
sibilidad de contar con información confiable sobre las variables del modelo,
que pueda obtenerse en el tiempo requerido y sin incongruencias. Esto
significa que se deberá mantener la misma metodología de recolección de
información, para el tiempo que se reporte. Esto es válido también para in-
formación que sirve de base para hacer cálculos de indicadores de educación
como, por ejemplo, las tasas donde se requieren proyecciones de población.
Para Schneider et al (2002) existen dos áreas en las cuales se pueden
realizar análisis de desigualdades: 1) la primera es la situación de educación
de un país o una región basada en datos secundarios (Censo Escolar, En-
cuesta de Hogares de Propósitos Múltiples) y 2) los centros educativos (ne-
cesidades, acceso, eficacia, efectividad) que se basan fundamentalmente en
encuestas y demandan de una metodología específica.
167Revista de Humanidades y Ciencias Sociales, n.° 5 (El Salvador) (julio-diciembre, 2013) ISSN: 2306-0786
4. Conceptos básicos de la medición de desigualdades
Antes de entrar a discutir las herramientas para la medición de las desigual-
dades es preciso recordar algunos conceptos básicos de estadística relaciona-
dos con el tema. Estos conceptos son:
1. Diferencia absoluta y diferencia relativa
2. Grupo de referencia
3. Tamaño poblacional
4. Poblaciones en el tiempo
5. Múltiples indicadores en educación
Diferencia absoluta frente a diferencia relativa
• La diferencia absoluta resulta de restar directamente un número de otro.
Así, por ejemplo, en el caso de la tasa neta de cobertura para educación
parvularia de los años 2004 y 2011 se expresa en la siguiente tabla. La dife-
rencia absoluta de este indicador en los años antes apuntados sería de 4.6.
• La diferencia relativa es un cociente, razón o fracción que resulta de
dividir un número entre otro. Siguiendo con el mismo ejemplo, la tasa
relativa sería:
Año Tasa de cobertura en educación parvularia
2011 54.2
2004 49.6
Diferencia absoluta (54.2-49.6)= 4.6
Año Tasa de cobertura en educación parvularia
2011 54.2
2004 49.6
Diferencia relativa (54.2/49.6) = 1.09
168 Revista de Humanidades y Ciencias Sociales, n.° 5 (El Salvador) (julio-diciembre, 2013) ISSN: 2306-0786
Como puede apreciarse los valores de la diferencia relativa son dis-
tintos de la diferencia absoluta, al igual que su interpretación. En el caso de
la diferencia absoluta se entenderá que este valor refleja la brecha que existe
entre la tasa de cobertura entre años o que, en este caso, es positiva (4.6); mien-
tras que la diferencia relativa (1.09) significa que las oportunidades de estudiar
durante el 2011 se amplió en un 9% con respecto al 2004. Por cada 100 niñas
y niños que fueron atendidos durante el 2004, 109 lo fueron en el 2011.
5. Grupo de referencia
El grupo de referencia o parámetro es el grupo que se escoge para hacer
las comparaciones al momento de medir las desigualdades. Cuando se dice
que una desigualdad en educación es una diferencia, entonces es necesario
definir «diferente de qué grupo». Si se está midiendo la desigualdad entre
dos grupos resulta fácil determinar cuál es el grupo de referencia (se trata
del que tiene mejores condiciones de educación). Pero qué pasa cuando se
analiza una serie de grupos. Existen algunos criterios que se pueden utilizar
para tomar una decisión, dependerá de lo que estamos intentando hacer. Son
posibles grupos de referencia:
1. El dato de toda la población (tasa o promedio). Se toma, por ejemplo, el
promedio nacional de un indicador y se compara con el promedio de los
departamentos. Cuando se hacen comparaciones del crecimiento econó-
mico de algún país de la región, por lo general se tiende a comparar con
el promedio regional o el promedio de América Latina.
2. La otra posibilidad es utilizar una tasa objetivo que haya sido establecida
como un estándar externo, por ejemplo los indicadores relacionados con
los objetivos del milenio.
3. Finalmente, se puede emplear como parámetro de comparación aquella
región, departamento, municipio o grupo poblacional que presente la
mejor condición de educación.
169Revista de Humanidades y Ciencias Sociales, n.° 5 (El Salvador) (julio-diciembre, 2013) ISSN: 2306-0786
6. Tamaño de los grupos poblacionales
La metodología de medición de desigualdades nos lleva también a pensar en el tamaño de los grupos poblacionales con los que estamos trabajando; no tanto por su efecto en la medición, sino porque es probable que el grupo en condición de desigualdad sea tan pequeño y la inversión tan grande que se decida beneficiar que no resulte costo-eficiente.
7. Herramientas para la medición de des-igualdades
Las herramientas de medición que se presentan en este artículo no son las únicas, pero si las más empleadas. Tienen como finalidad proponer un con-junto de medidas con diferente grado de complejidad y situaciones donde es posible su aplicación.
Las medidas a desarrollar son:
1. Medidas de rango2. Medidas basadas en regresión no ponderada3. Medidas basadas en regresión ponderada4. Índice disparidad5. Varianza entre grupos6. Disproporcionalidad promedio
• Índice o Coeficiente de Gini (G)
7.1 Medidas de rango
El rango puede definirse como una medida de dispersión que establece la diferencia entre un puntaje máximo y uno mínimo (diferencia entre dos categorías extremas). Su fórmula puede expresarse de la siguiente manera:
R = Máximo – Mínimo = x(n) – x(1)
170 Revista de Humanidades y Ciencias Sociales, n.° 5 (El Salvador) (julio-diciembre, 2013) ISSN: 2306-0786
En la siguiente tabla, donde se consigna la situación socioeconómica
de tres departamentos de El Salvador, es posible hacer un análisis de des-
igualdades a partir de las medidas de rango. En la segunda columna aparece
el nivel de pobreza total en cada departamento. Morazán es el departamento
con pobreza total alta seguida por San Miguel y por último San Salvador.
A partir de estos datos es posible calcular el rango. Para ello, se ha to-
mado como grupo de referencia el porcentaje de aprobación de San Salva-
dor, el más alto. Para calcular el rango absoluto, el porcentaje de San Salvador
se tomará minuendo y para obtener el rango relativo se considerará como
dividendo. Así, al comparar San Miguel con San Salvador encontramos que
hay una diferencia de 1.7 puntos porcentuales y en el caso de Morazán y San
Salvador es de 0.7, es decir, las diferencias son ligeras.
Otra medida de rango es el riego relativo. El procedimiento, como
puede verse en la tabla, radica en dividir el porcentaje más alto (San Salva-
dor) y la tasa de los demás departamentos. La tasa relativa de Morazán puede
interpretarse así «por cada 1,000 niños que aprueban en Morazán, hay 1,007
niños que aprueban en San Salvador. En el caso de San Miguel, por cada
1,000 niños que aprueban en este departamento, hay 1,020 que lo hacen en
San Salvador». En otras palabras, existen mayores probabilidades de aproba-
ción en San Salvador que en los demás departamentos.
Tabla 1Desigualdades socioeconómicas según porcentaje de aprobación en educación
básica, El Salvador, 2010
DepartamentoPorcentaje de pobreza total
Porcentaje de aprobación
Desigualdad absoluta con respecto a San Salvador
Desigualdad relativa
Morazán 56.9 92.8 0.7 1.007
San Miguel 42.7 91.8 1.7 1.02
San Salvador 29.6 93.5 0
Fuente: Dirección General de Estadísticas y Censos y Ministerio de Educación, 2011.
171Revista de Humanidades y Ciencias Sociales, n.° 5 (El Salvador) (julio-diciembre, 2013) ISSN: 2306-0786
.Las ventajas de esta medida es que son muy fáciles de calcular e
interpretar, dada su familiaridad entre la mayoría de lectores. Las desventajas
son varias: 1) La interpretación de las medidas de rango depende de la elec-
ción del grupo referente. 2) las medidas de rango son insensibles al tamaño
de los grupos y 3) Las medidas de rango también ignoran la información de
todos aquellos grupos de población que se sitúan en el rango medio y no
en los extremos.
7.2 Medidas basadas en regresión no ponderada
Las medidas basadas en regresión no ponderada permiten incluir todos los
valores de los grupos de población. Se calcula una medida basada en re-
gresión que se llama índice de efecto. Partimos de que no parece correcto
ignorar toda la información que existe en los grupos intermedios y basarse
exclusivamente en dos grupos para hacer una comparación.
Si es posible asumir una relación lineal entre el indicador de edu-
cación de interés y el indicador de posición socioeconómica (como ingreso,
pobreza, etc.), entonces una manera conveniente de usar toda la información
de todos los grupos socioeconómicos es calculando una medida de efecto
basada en regresión, llamada el índice de efecto.
El índice de efecto no tiene esta limitación porque describe las di-
ferencias entre todos los grupos de la población mediante los parámetros de
un modelo de regresión en el que la variable dependiente suele ser una tasa
de aprobación o de deserción y la variable independiente un indicador del
estatus socioeconómico. Si la relación entre estas variables es lineal, la pen-
diente de la recta de regresión es el índice de efecto absoluto y se interpreta
como el cambio que experimenta la variable dependiente cuando la variable
independiente se modifica en una unidad.
Del siguiente gráfico puede inferirse que la regresión de la variable
educativa (Y) para el ejemplo porcentaje de aprobación es estimada a partir
de la variable socioeconómica como pobreza total (x). La diferencia de la
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aprobación será explicada por la pendiente de la recta de regresión, la cual
representa la asociación entre las variables.
Gráfico 3Porcentaje de estudiantes desertores de educación básica según nivel de
pobreza, El Salvador 2010
La interpretación de la pendiente es que por cada decremento que
se produce en el nivel de pobreza de las familias, hay un incremento en el
porcentaje de deserción.
Un número único —la pendiente de la recta—resume los datos de
todos los diferentes grupos en lugar de usar solamente la información de los
dos grupos extremos. Que este valor resuma apropiadamente una asociación
sistemática dependerá de varios supuestos. El supuesto más importante es
que la relación entre deserción y nivel de pobreza sea lineal.
7.3 Medidas basadas en regresión ponderada
Las medidas basadas en regresión ponderada por población nos permiten
incorporar información acerca del tamaño de los grupos sociales asignán-
dole pesos. Los métodos basados en regresión ponderada por población son
similares a la medida antes presentada, en el sentido de encontrar la pen-
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diente de una recta de regresión, la cual mide la relación entre una variable
de educación y su posición socioeconómica relativa. En lo que difieren los
métodos basados en regresión ponderada del método previo es que nos
permiten incorporar información acerca del tamaño de los grupos sociales
mediante ponderación.
Estas medidas son interpretadas como el efecto que sobre la educa-
ción tiene el desplazarse a lo largo de toda la escala o jerarquía socioeconó-
mica, es decir, desde la posición socioeconómica del grupo más bajo hasta la
del grupo más alto o en situación socioeconómica más favorable.
A continuación se examinaran dos medidas específicas; una que
mide el efecto absoluto y otra que mide el efecto relativo: el índice de
desigualdad de la pendiente (el IDP) y el índice relativo de desigualdad (el
IRD), respectivamente. La desigualdad socioeconómica medida por el IRD
se está convirtiendo en una de las medidas de desigualdad más comúnmente
usadas. Si usamos estos datos para correr una regresión, tal como ya se ha
explicado, pero en esta ocasión ponderando los grupos sociales por su ta-
maño poblacional, entonces la pendiente de la recta de regresión indicará la
cantidad de cambio absoluto promedio en las tasas educativas al desplazarse
desde la posición socioeconómica más baja hasta la más alta.
Esta es una cantidad absoluta porque aún se están usando las mismas
unidades que se emplean en la medición de las tasas de educación. Estas uni-
dades podrían haber sido deserción, repitencia, matrícula, o cualquier otro
indicador educativo de interés.
En términos operativos, el siguiente gráfico intenta representar el
procedimiento. Primero se ordena los grupos de acuerdo a su posición so-
cioeconómica y a continuación se pondera de acuerdo a tamaño de la po-
blación. En el gráfico, la ponderación se ha representado por el ancho de la
barra. Así, por ejemplo, la tercera barra representa la posición económica más
alta y su anchura es la mayor, lo que significa además que atiende al grupo
poblacional más grande.
174 Revista de Humanidades y Ciencias Sociales, n.° 5 (El Salvador) (julio-diciembre, 2013) ISSN: 2306-0786
Al colocar estos valores en una tabla, quedarían de la siguiente
manera:
Nuevamente, comenzamos con las categorías de desarrollo so-
cioeconómico y la proporción de población en cada una de estas categorías.
La siguiente columna corresponde al porcentaje acumulado de la pobla-
ción. Por ejemplo, 43.5 es el porcentaje acumulado de 23.1 + 20.4 (nivel
Tabla 2Distribución de la posición socioeconómica y tamaño de la población.
EL Salvador, 2011
Nivel socioeco-nómico
Proporción poblacional
P ro p o rc i ó n pobl a c iona l acumulada
Rango pobla-cional de % acumulado
Punto medio
Más bajo 23.1 23.1 0 – 23.1 11.5
Medio 20.4 43.5 23.2– 43.5 33.3
Alto 56.5 100.0 43.6 - 100.0 73.3
Total 100Fuente: Elaboración propia con datos de la Gerencia de Monitoreo, Evaluación y Estadística, Ministerio de Educación, El Salvador, 2011.
Gráfico 4Índice de desigualdad de la pendiente (IDP)
Fuente: Elaboración propia con datos de la Gerencia de Monitoreo, Evaluación y Estadística, Ministerio de Educación, El Salvador, 2011.
Cantidad de cambio absoluto
Cal
ifica
ción d
e la
PA
ES
Más baja Más altaMedia
Nivel socioeconómico
175Revista de Humanidades y Ciencias Sociales, n.° 5 (El Salvador) (julio-diciembre, 2013) ISSN: 2306-0786
socioeconómico más bajo y medio). El porcentaje acumulado final termina
sumando 100.
El rango (o clase) expresa la distribución acumulada de la pobla-
ción de acuerdo a la posición socioeconómica que cada grupo ocupa. Por
ejemplo, el grupo con nivel socioeconómico medio-bajo ocupa el rango de
23.2 a 43.5 de la población así ordenada. En el cuadro, la cuarta columna
muestra el rango en la distribución acumulada de población que cada grupo
socioeconómico ocupa. Es preciso conocer este rango a fin de poder calcu-
lar el punto medio para cada grupo socioeconómico. El punto medio del
rango o clase es el valor usado en la regresión para calcular el Índice de Des-
igualdad de la Pendiente (IDP). Una vez que conocemos los puntos medios,
podemos proceder a correr la regresión del resultado de educación (en este
caso la calificación obtenida por la prueba PAES) sobre el punto medio de
las categorías de posición socioeconómica (PSE). Aquí se emplea un típico
modelo de regresión lineal simple:
y=B0+B
1(punto medio PSE) + f
Donde:y = es el resultado de educación, resultado de la prueba de la PAESBeta-cero es el intercepto de la línea de regresión en el eje yBeta-uno es la pendiente: el coeficiente que relaciona la calificación
de la PAES con el punto medio de las categorías de posición socioeconómica (PSE); y,
Epsilon, un término de error aleatorio
Resumiendo, Beta-1 es exactamente la pendiente de la recta de re-
gresión; es decir, el cambio promedio en los resultados de la PAES por cada
unidad de incremento en la categoría socioeconómica. Al aplicar la regre-
sión lineal, el programa informático utilizado (SPSS) proporciona un valor
de B1 = 0.007, es decir, por cada unidad.
176 Revista de Humanidades y Ciencias Sociales, n.° 5 (El Salvador) (julio-diciembre, 2013) ISSN: 2306-0786
El índice de desigualdad de la pendiente (IDP) es el valor del coefi-
ciente beta-1. El IDP es interpretado como el cambio absoluto en la califi-
cación de la PAES que se asocia al cambio desde la posición socioeconómica
más baja hasta la posición socioeconómica más alta (o sea, al moverse de un
extremo al otro extremo de la gradiente social o jerarquía socioeconómica).
En el ejemplo se tiene que el valor de Beta-1 es de 1.26, lo que significa que
por cada aumento en el gradiente socioeconómico (mejores condiciones
de vida), la calificación aumenta en 1.26. Estos resultados estarían propor-
cionando evidencia que aquellos departamentos con mejores condiciones
sociales tienen, en promedio, mejores calificaciones en la prueba PAES. Para
efectos de comparación, se solicitó el análisis de regresión para los resultados
de la PAES del 2012 y este valor de B1 fue 1.61, lo que indica una mayor
influencia de la situación económica en la evaluación del desempeño de
los estudiantes de educación media. Entre más aumenta este valor, mayor
influencia tiene la variable independiente y en consecuencia mayor des-
igualdad entre los grupos.
Tabla 3Regresión lineal ponderada a partir de la variable socioeconómica nivel de
pobreza, según calificación obtenida por la PAES. El Salvador, 2011
Coeficientesa
ModeloCoeficientes no estanda-
rizadosCoeficientes tipificados t Sig.
B Error típ. Beta
1
(Constante) 4.448 .112 39.766 .000
Variable socieconó-mica definida por nivel de pobreza
1.257 .468 2.687 .020
a. Variable dependiente: PAES 2011
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8. Índice de disparidad
El índice de disparidad mide la desviación media de las tasas de los diversos
grupos socioeconómicos con respecto a un punto de referencia dado (rp).
El punto de referencia dado es usualmente la tasa del mejor grupo o la tasa
total. Dicha desviación media es expresada como proporción del punto de
referencia.
Para Pearcy y Keppel (2002), el Índice de Disparidad (ID) se define
como el promedio absoluto de las diferencia entre tasas para grupos especí-
ficos dentro de una población y la tasa total de la población; dividido por la
tasa de toda la población y expresada como porcentaje.
Keppel describe algunas de las características más técnicas de esta
medida de desigualdad. En esencia, el cálculo del Índice de Disparidad in-
cluye simplemente el siguiente proceso: restar cada una de las tasas de grupo
de la tasa de referencia; tomar el valor absoluto de esas diferencias; sumar
todas esas diferencias; y expresar esa sumatoria como una proporción de la
tasa de referencia.
Este es un ejemplo de cómo luce en la práctica el Índice de Dispa-
ridad de Keppel. El proceso es el siguiente:
1. Identificar el punto de referencia (rp). En este ejemplo, se usará la tasa de país de deserción. La desviación más grande con respecto a la tasa global lo tiene el departamento de Usulután, seguida por San Miguel y La Paz.
2. Sumar las desviaciones entre todos los grupos geográficos remanentes, como valores absolutos. En el ejemplo aquí propuesto, esto significaría sumar las desviaciones entre la tasa del grupo referente y la de los departa-mento seleccionados.
3. Promediar estas desviaciones.4. Dividir la desviación media calculada entre la tasa de referencia, que es la
tasa de país.
178 Revista de Humanidades y Ciencias Sociales, n.° 5 (El Salvador) (julio-diciembre, 2013) ISSN: 2306-0786
Suma de desviaciones = 10.5
Desviación media (10.5/5) = 2.1
Índice de Disparidad (desviación media/valor de referencia (tasa global)
2.1/5.8= 0.362
Por lo general, el ID se expresa en porcentajes y puede asumir va-
lores entre 0%-20% se clasifica como disparidad baja; entre 21%-50% dispa-
ridad moderada; entre 51%-100% es disparidad alta (Pearcy y Keppel 2002)
9. Varianza entre grupos
La Varianza entre Grupos mide la desviación de la tasa de cada grupo respec-
to al promedio poblacional y pondera cada grupo por su tamaño poblacio-
nal. Esta medida es similar al Índice de Disparidad, excepto en que esta tiene
la deseable característica de incluir el tamaño de la población. Se utiliza en
la fórmula la diferencia cuadrática entre la tasa de cada grupo y el promedio
poblacional. Esto significa que las tasas que estén más alejadas del promedio
poblacional van a tener realmente una mayor influencia a la hora de calcular
el índice resumen.
Por ejemplo, si la desigualdad entre el Grupo A y el Grupo B es 4,
la diferencia cuadrática será 16. Por otro lado, si la diferencia es solamente 2,
entonces la diferencia cuadrática será 4. Aun cuando la diferencia entre los
Tabla 4Índice de disparidad de la tasa de deserción en educación media.
El Salvador, 2010
DepartamentoTasa de deserción en edu-
cación mediari-r
rp (todos deben ser po-
sitivos)
Usulután 10.4 4.6
La Paz 7.6 1.8
Chalatenango 7.5 1.7
San Miguel 7.9 2.1
Morazán 6.1 0.3
Tasa global rrp
5.8 0
10.5
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dos grupos es el doble (2 vs. 4), su contribución a la medida de desigualdad es mucho más grande (4 vs. 16) debido a que los valores están elevados al cuadrado. Al elevar al cuadrado la diferencia, implícitamente se dice que las desigualdades más grandes deben pesar más que las desigualdades más pe-queñas. Este es un excelente ejemplo de cómo nuestros valores y nuestras ideas sobre las desigualdades pueden ser o no quedar reflejadas en las medi-das de desigualdad.
El Índice de Disparidad que se discutió previamente no usa un tér-mino cuadrático en su cálculo. En esa medida, todas las desviaciones sobre la referencia tienen el mismo «peso». La Varianza entre Grupos, que usa un término cuadrático, refleja implícitamente la convicción de que los grupos más alejados del referente de igualdad deben recibir una ponderación mayor al calcular la magnitud de la desigualdad.
La varianza entre grupos se define como:
En donde pj designa la proporción poblacional del grupo j, sj es el promedio del indicador de educación en el grupo j y μ es la media poblacional del indicador de educación.
Tabla 5Varianza entre grupos en resultados de la prueba PAES para cinco departamen-
tos de El Salvador, 2004 y 2010
Departamento
2004 2010
% pobla-ción
Prome-dio de PAES
Varianza entre grupos
% pobla-ción
Prome-dio de PAES
Varianza entre grupos
Ahuachapán 0.15 3.5 0.094 0.16 2.8 0.353
Santa Ana 0.23 3.2 0.284 0.23 4.4 0.002
Sonsonate 0.21 5.1 0.134 0.21 2.8 0.474
Chalatenango 0.11 6.4 0.490 0.10 5.3 0.098
La Libertad 0.30 4.6 0.027 0.30 3.8 0.076
Total 1 4.3 1.03 1 4.3 1.00
VEG=∑ pj(sj-μ)2x
j-1
180 Revista de Humanidades y Ciencias Sociales, n.° 5 (El Salvador) (julio-diciembre, 2013) ISSN: 2306-0786
Al comparar el promedio nacional de la PAES en el 2004 con cada
uno de los departamentos se puede observar en la tabla 5 que las diferencias
más grandes de la varianza (columna 4 para el año 2004) es mayor en el
departamento de Chalatenango, Sonsonate y Santa Ana. A nivel general, la
desigualdad pasó de un puntaje de 1.03 a 1.00, es decir, disminuyó entre los
departamentos que se comparan.
En conclusión, se puede establecer que la Varianza entre Grupos
proporciona un número-resumen, cuantificable para documentar el cambio
en la desigualdad.
10. Disproporcionalidad promedio
Estas medidas conciben la desigualdad en términos de disproporcionalidad,
es decir, parten del principio que a una determinada proporción de la po-
blación le corresponde una proporción similar carga educativa, como podría
ser la tasa de deserción, repitencia o bien de logro (promedio de la PAES,
tasa de alfabetización, etc.) La desigualdad se produce cuando a una deter-
minada proporción de la población le corresponde una proporción mayor o
menor de un determinado indicador educativo, como puede observarse en
la siguiente ilustración elaborada con fines didácticos. Se observa que en el
grupo de los hombres, que representa el 55% de la población, solo un 32%
de los hombres de 30 a 40 años tienen 5 años de estudio; en el grupo de 20
a 29 años, que poblacionalmente representan el 32% de la población, se en-
cuentra el 44% de los hombres que tienen 5 años de estudio. Teóricamente,
el 55% de hombres de 30 a 40 años debería de tener el 55% de personas
con cinco años de estudio, pero no ocurre así. Una situación similar ocurre
con el grupo de mujeres. Esta «desproporción» es considerada también una
desigualdad.
181Revista de Humanidades y Ciencias Sociales, n.° 5 (El Salvador) (julio-diciembre, 2013) ISSN: 2306-0786
Por lo general, los índices de disproporcionalidad se refieren a dos
distribuciones acumuladas: la primera es la de sujetos en una población; la
otra, es la de un indicador de interés educativo. Los sujetos de la distribución
de una población se ordenan previamente a partir de un criterio que puede
ser ingreso, pobreza, etc.
Las medidas de disproporcionalidad promedio son medidas resu-
men ponderadas por población del desequilibrio entre la cuota de población
y la cuota del indicador educativo. La fórmula es la siguiente:
Donde: Pj es la cuota de población del grupo j (por ejemplo, la proporción de población en el grupo j con relación al total de población)Rj es la cuota de la variable educativa que se analiza en el grupo j
F(rj) es la función de disproporcionalidad
Uno de los coeficientes más importantes de este grupo es GINI.
Ilustración 1Disproporcionalidad del analfabetismo entre hombres y mujeres
I=∑ pif(rj)J
j=1
182 Revista de Humanidades y Ciencias Sociales, n.° 5 (El Salvador) (julio-diciembre, 2013) ISSN: 2306-0786
10.1 Coeficiente de Gini
El coeficiente de Gini se basa en la curva de Lorenz construida a partir de
frecuencias acumuladas que comparan la distribución empírica de una va-
riable con su distribución uniforme, representada por una línea diagonal. La
interpretación de la curva de Lorenz es cuanto mayor es la distancia entre la
curva y la línea diagonal, mayor es la desigualdad.
Para su aplicación en la medición de desigualdades en el campo
educativo, en el eje de las abscisas (x), que representa la proporción acumula-
da de la población, y en el eje de las ordenadas (y), la proporción acumulada
de la variable educativa. Las personas o grupos que se analicen se ordenan
según la variable educativa estudiada, de la peor a la mejor situación. La
curva puede estar por encima o por debajo de la diagonal. Cuando esta es
beneficiosa para la población, por ejemplo, la tasa de matrícula la curva se
sitúa por debajo de la diagonal; pero cuando es perjudicial, por ejemplo la
deserción escolar, la curva se sitúa por encima de la diagonal.
A continuación se analiza la situación de la deserción escolar en la
educación básica por departamento. El cuadro sintetiza el procedimiento
de cálculo, en primer lugar del coeficiente de Gini; y luego, de la curva de
Lorenz.
Funciones de disproporcionalidad comúnmente usadaNombre del índice Función de disproporcionalidad f(rj)
Coeficiente de Gini
En datos a nivel individual: |ri-rj|/2.
En datos agrupados: rj(qj-Qj), donde qj es la pro-
porción de la población total en grupos con menor
valor de la variable educativa que el grupo j y Qj
es la proporción de la población total en grupos
con la mejor variable educativa que el grupo j (por
ejemplo, pj+qj+Qj=1)
183Revista de Humanidades y Ciencias Sociales, n.° 5 (El Salvador) (julio-diciembre, 2013) ISSN: 2306-0786
Dep
arta
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46.2
56.
20.
060.
060.
060.
100.
100.
100.
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0.07
0.14
0.07
0.09
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0.02
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54.2
85.
60.
070.
210.
070.
090.
270.
460.
03
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0.07
0.28
0.07
0.08
0.36
0.63
0.05
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57.3
35.
10.
080.
360.
080.
080.
440.
790.
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43.0
75.
10.
060.
410.
060.
080.
520.
950.
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56.2
14.
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070.
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070.
070.
591.
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0.07
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0.07
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70.3
64.
30.
090.
720.
090.
070.
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3.8
0.08
0.81
0.08
0.06
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atlá
n52
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3.8
0.07
0.88
0.07
0.06
0.91
1.77
0.12
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2.8
0.07
0.94
0.07
0.04
0.96
1.87
0.13
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2.8
0.06
1.00
0.06
0.04
1.00
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64.1
1.00
1.00
1.13
Y’ j+
1+Y
’ iX
’ j+1-
X’ i
184 Revista de Humanidades y Ciencias Sociales, n.° 5 (El Salvador) (julio-diciembre, 2013) ISSN: 2306-0786
Para el cálculo del coeficiente de Gini, se ha utilizado la siguiente
fórmula:
El coeficiente de Gini es de 0.13, lo que indica que es un valor
cercano a 0 (cero) y, por lo tanto, hay baja desigualdad, es decir, la deserción
escolar se distribuye proporcionalmente entre los departamentos indistin-
tamente de su nivel de población no pobre. Sin embargo, autores como
sugieren que este índice debe usarse en términos comparativos. Habría que
comparar este indicador entre diferentes años para ver si hay evolución en
la disproporcionalidad.
La curva de Lorenz de esta distribución sería la siguiente:
Hay varias ventajas en el uso del coeficiente de Gini como medida
de desigualdad:
• primero, usa información de todos los grupos sociales, de modo que cada elemento de la población queda representado;
G=1- (Yi+1
+Y)(Xi+1
-Xi)
k-1
1=0(
Gráfico 5Curva de Lorenz de la distribución de la tasa de deserción en educación
básica y el nivel de pobreza por departamento. El Salvador, 2010
185Revista de Humanidades y Ciencias Sociales, n.° 5 (El Salvador) (julio-diciembre, 2013) ISSN: 2306-0786
• segundo, el tamaño de los grupos sociales también queda representado en la medida;
• tercero, no exige que los grupos sociales sean ordinales;• cuarto, es válido para su uso a lo largo del tiempo;• y, finalmente, se puede representar gráficamente esta medida, lo cual usual-
mente facilita la comunicación con el personal de los ministerios encarga-
dos de la educación, políticos y la comunidad.
11. Conclusión
En este artículo se han presentado una serie de instrumentos para medir la
desigualdad en el campo educativo, considerando que las medidas tradicio-
nales como tasas, promedios y otras no explican la variabilidad que pueda
presentarse en distintos grupos poblacionales, quienes a pesar de los buenos
puntajes globales podrían estar experimentando situaciones de exclusión.
La necesidad de utilizar medidas de desigualdad cuando se analiza el
fenómeno educativo es fundamental para el diseño o rediseño de la política
educativa, para establecer prioridades programáticas y para definir el traba-
jo con grupos específicos que no están siendo beneficiados con la política
social.
Otra dimensión de estas mediciones es que nos permiten conocer
hasta qué punto las desigualdades en educación están asociada a otras varia-
bles como pobreza, desempleo, ubicación geográfica, género, etc. Es relevan-
te establecer que antes de seleccionar alguna de las pruebas aquí propuestas,
se deben valorar las ventajas y desventajas existentes, considerando además
otros factores de naturaleza práctica que inciden en la selección de las me-
didas más apropiadas como la simplicidad, la posibilidad de representarla
gráficamente para hacer una comunicación efectiva sobre todo con sectores
de la sociedad que deben tomar decisiones a partir de estos análisis.
Finalmente, a partir del desarrollo de estas herramientas, es posible
demostrar objetivamente su existencia para superar aquellos discursos de la
186 Revista de Humanidades y Ciencias Sociales, n.° 5 (El Salvador) (julio-diciembre, 2013) ISSN: 2306-0786
necesidad de cambios en la política educativa, pero sin un soporte empírico.
La medición de las desigualdades al interior del país y entre países de la re-
gión sería un primer paso para tomar decisiones y poner en marcha estrate-
gias para reducir dichas desigualdades, pero, además, para integrar los cuerpos
de investigación y las instancias de toma de decisión.
187Revista de Humanidades y Ciencias Sociales, n.° 5 (El Salvador) (julio-diciembre, 2013) ISSN: 2306-0786
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Carmen Magaly León [email protected]
Recepción: 9 de noviembre de 2013Aceptación: 22 de noviembre de 2013
Consideraciones sobre el fortalecimiento de la cadena de valor del camarón blanco y el desarrollo local en la Bahía de Jiquilisco
Resumen El artículo recoge una propuesta para el fortalecimiento de la cadena de valor del camarón blanco en la Bahía de Jiquilisco. Dicha propuesta se sustenta en el estudio de la cadena de valor, la tendencia de la demanda del producto a nivel internacional y nacional, el análisis de la matriz DAFO de la cadena, así como en el análisis de experiencias exitosas implementadas en otros países para el po-sicionamiento competitivo del producto en el mercado internacional. La propuesta se estructura en cuatro direcciones principales: - Incorporar valor agregado en base a la transformación del conoci-
miento científico en un valor de uso de alta utilidad social. - Desarrollar encadenamientos productivos horizontal y verticalmente
para lograr un efecto positivo en la economía nacional. - Lograr el posicionamiento competitivo del producto y la ampliación
de la capacidad exportadora del sector en base al uso de tecnologías amigables con la naturaleza.
- Fortalecer el desarrollo local en la Bahía de Jiquilisco.
Palabras clave: cadena de valor, desarrollo local, camarón blanco, valor agre-gado, competitividad.
AbstractThe article shows a proposal for to strengthen the value chain of white shrimp in Jiquilisco´s Bay. Proposal is based on four crucial issues: values chain stu-dies, product demand trend at international and national level, analysis of chain DAFO matrix and successful experiences of competitive products of another countries in international market. The proposal contains four crucial addresses: - To incorporate adding value by scientific knowledge transformation
in a use value of hight social utility. - To develop horizontal and vertical productiveconnexion to get a po-
sitive effect in national economy. - To obtain a competitiveness position in the international market and
a boarder export capacity with the use of friendly technolgies with the nature.
- To strengthen a local development in Jiquilisco´s Bay.
Keywords: value chain, local development, adding value, white shrimp, com-petitiveness.
191Revista de Humanidades y Ciencias Sociales, n.° 5 (El Salvador) (julio-diciembre, 2013) ISSN: 2306-0786
Consideraciones sobre el fortalecimiento de la cadena
de valor del camarón blanco y el desarrollo local en la Bahía
de Jiquilisco
Carmen Magaly León SeguraUniversidad de La Habana
Introducción
El articulo sintetiza algunos de los resultados obtenidos por un grupo de
investigadores del Viceministerio de Ciencia y Tecnología del MINED de la
República de El Salvador y el CENICSH, el cual se constituyó en septiem-
bre del 2013 con la finalidad de realizar estudios de carácter multidisciplina-
rio sobre la cadena de cultivo del camarón blanco, encaminados a elaborar
propuestas dirigidas a fortalecer los encadenamientos productivos de dicho
cultivo, así como desarrollar investigaciones que generen conocimiento
científico para la transformación del sector con base en el conocimiento,
transferencia tecnológica y generación de valor agregado.
La selección de la cadena de cultivo de camarón blanco en El Sal-
vador dentro de las 10 cadenas priorizadas en la estrategia del país se apoya
en el potencial de crecimiento de la producción ante la creciente demanda
del producto como componente de la alimentación de millones de personas
en el mundo y las posibles aplicaciones de derivados en otras industrias, lo
192 Revista de Humanidades y Ciencias Sociales, n.° 5 (El Salvador) (julio-diciembre, 2013) ISSN: 2306-0786
que genera encadenamientos productivos nuevos y fortalece otros (hacia
adelante y atrás), produciendo un beneficioso efecto multiplicador para la
economía que contribuye a su dinamización, crecimiento y desarrollo.
Existen un conjunto de oportunidades que avalan esta selección,
entre las que pueden señalarse:
1. Oportunidad favorable en el mercado nacional e internacional
derivada de la proyección favorable de la demanda del producto
por parte de los consumidores.
2. Apuesta estratégica hecha por el Gobierno de El Salvador al
desarrollo del sector.
3. Esfuerzo realizado por el actual Gobierno por inyectar capital
para el desarrollo del mismo, así como la creación de tres pro-
gramas para el sector y articulación institucional, a través de la
puesta en marcha de la mesa interinstitucional acuícola, para el
fortalecimiento de los encadenamientos productivos del sector
acuícola en el país.
El actual Gobierno de El Salvador ha trabajado en completar el
marco jurídico del país que regule el funcionamiento de la acuicultura, ha
definido la estrategia para el desarrollo del sector y ha puesto en marcha
varios programas para apoyar el desarrollo del mismo.
Un segundo grupo de factores que fundamentan esta selección se
vincula a la voluntad y compromiso del gobierno del país en incentivar el
desarrollo local de las comunidades y localidades, entendido como el logro
de un crecimiento económico sostenido que genere desarrollo económico
y social, genere empleos, aumente los ingresos, así como el nivel y la calidad
de vida de sus habitantes en armonía con la naturaleza y el entorno en que
viven y producen.
193Revista de Humanidades y Ciencias Sociales, n.° 5 (El Salvador) (julio-diciembre, 2013) ISSN: 2306-0786
I. Metodología de trabajo
Para la elaboración del documento final que recoge los avances de investi-
gación obtenidos en esta primera etapa se utilizó una metodología de tipo
explicativa de la cadena del camarón de cultivo en la Bahía de Jiquilisco, en
el Bajo Lempa en El Salvador, considerando que es representativa —como
caso de estudio— al tener un área de cultivo potencial de 493 ha, del total
de 640 ha disponibles en el país. El espejo de agua del Bajo Lempa representa
el 91% del total del país (CEPAL 2013).
La Bahía de Jiquilisco constituye un ecosistema clave en el que con-
viven varios tipos de especies, una flora variada, concentrando al menos el
58 % del manglar existente en el país.
En relación a la población, en la Bahía de Jiquilisco habitan aproxi-
madamente 320,809 habitantes de 10 municipios costeros con hábitat de
manglar de los departamentos de Usulután y La Paz (Digestic 2007).
Las razones arriba señaladas sustentan el criterio metodológico
adoptado para esta investigación, las conclusiones que se derivan de su estu-
dio pueden ser generalizables para el resto del país.
El presente trabajo se nutre, comparte e incorpora los resultados y
criterios recogidos en el diagnóstico y estrategia elaborados por la CEPAL
(2013), informes de la FAO (2012, 2008, 2003), diagnóstico de la Universidad
de El Salvador (2005) y el estudio del mercado del camarón blanco (CO-
NAMYPE 2012), identificando algunos aspectos no recogidos en estos y que
deben ser incorporados al estudio de esta problemática: capacidad de carga
del ecosistema del manglar y propuesta de una agenda de investigación para el
sector,1 con lo cual contribuye a ampliar el portafolio de estudios que se vie-
nen realizando y que han permitido generar el conocimiento científico ne-
cesario para el manejo de la cadena de cultivo del camarón blanco en el país.
1 Estos aspectos aparecen expuestos en el Informe de Consultorio arriba señalado, por razones de espacio no han sido incluidos en este artículo.
194 Revista de Humanidades y Ciencias Sociales, n.° 5 (El Salvador) (julio-diciembre, 2013) ISSN: 2306-0786
En el mismo sentido, se integra al conjunto de esfuerzos que se
vienen desarrollando en el país para el fortalecimiento de los encadena-
mientos productivos en la cadena de cultivo del camarón blanco y su efecto
multiplicador para el resto de la economía del país (Secretaría Técnica de la
Presidencia 2010)
La información fue obtenida mediante el procesamiento de entre-
vistas realizadas a diferentes actores de la cadena, intercambio con espe-
cialistas y el acopio de información documental. Los datos estadísticos se
obtuvieron a partir del procesamiento de informes varios de instituciones y
organismos nacionales y extranjeros, datos del DIGESTIC e intervenciones
públicas de personalidades relevantes salvadoreñas y especialistas en el tema
y fueron procesadas en EXCEL.
Sin embargo, las dificultades derivadas de la no disponibilidad en
algunos casos de información actualizada o poca accesibilidad a la existente
imponen limitaciones al estudio, no permitiendo identificar a todos los ac-
tores que participan en la cadena y consecuentemente elaborar el mapeo de-
tallado (georeferenciado) de estos, así como realizar estimados sobre aspectos
del funcionamiento económico de la cadena u otros aspectos de interés que
pueden distorsionar algunos resultados y que obviamente limitan el alcance
del estudio. Por la misma razón se ha decidido asumir los estimados sobre
costos y rentabilidad planteados en el ejercicio propuesto en el diagnóstico
de la cadena elaborado por CEPAL (2013), con el criterio de los resultados
del estudio CEPAL (diagnóstico y propuesta de estrategias sintetizan y pre-
sentan los resultados de investigación más actualizados sobre la cadena de
cultivo del camarón blanco, disponibles en el país en la actualidad).
El enfoque teórico utilizado se sustenta en la concepción de en-
cadenamientos productivos elaborado por Albert Hirschman, la cadena de
valor de Michael Porter y la metodología para el modelaje de sistemas pes-
queros elaborada por Daniel Pauly y Ray Hilborn.
195Revista de Humanidades y Ciencias Sociales, n.° 5 (El Salvador) (julio-diciembre, 2013) ISSN: 2306-0786
II. Entorno del cultivo del camarón blanco
Entorno internacional
La producción acuícola aporta más del 50% del volumen de pescados y
marinos destinados al consumo humano y se prevé (en base al carácter alta-
mente dinámico del sector, con tasas de crecimiento sostenido superiores al
8.8% anual en las tres últimas décadas) que sea un sector estratégico para la
seguridad alimentaria en el futuro inmediato.
La producción acuícola mundial en el 2010 alcanzó un nivel máxi-
mo de 610ms de ton, con un valor estimado de 119,000 ms de USD. Si se
incluyen las plantas acuáticas y los productos no alimenticios, la producción
acuícola mundial ascendió a 79 ms de ton, por valor de 125,000 ms de USD.
Desde mediados del decenio de 1990, la acuicultura ha sido el mo-
tor de crecimiento de la producción pesquera total, puesto que la produc-
ción mundial de la pesca de captura se ha estabilizado, en tanto la acuicul-
tura ha experimentado un aumento constante, pasando de 20,9% en 1995 a
32,4% en 2005, alcanzando un 40,3% en el 2010. El camarón es el producto
más importante en este sector.
En el año 2010 representó el 15 % del valor total de los productos
pesqueros comercializados a nivel internacional, manteniendo una tendencia
relativamente elevada y estable en términos de precios (FAO 2012, 9).
Los avances técnicos en la elaboración y el envasado de productos
alimenticios han venido progresando con rapidez, en detrimento de los pro-
ductos tradicionales que han venido perdiendo cuotas de mercado.
La elaboración del producto es cada vez más intensiva, más concen-
trada geográficamente, más integrada verticalmente y más vinculada con las
cadenas de suministro mundiales (FAO 2012, 16).
Los países desarrollados siguen representando los mayores mercados
si se considera que absorben en conjunto el 67% del total de las exporta-
196 Revista de Humanidades y Ciencias Sociales, n.° 5 (El Salvador) (julio-diciembre, 2013) ISSN: 2306-0786
ciones mundiales, pero debe considerarse por parte de los exportadores que
nuevos mercados han venido cobrando importancia, como es el caso de
Brasil, México, Federación de Rusia, Egipto, Asia y el Cercano Oriente.
Entre los primeros exportadores a nivel mundial sobresalen Tailan-
dia, China y Vietnam, siendo Estados Unidos de Norteamérica y Japón los
principales importadores (FAO 2012, 19).
En el caso de América Latina y El Caribe la acuicultura contribuyó
en el 2010 con un 3,2% de la producción global (CEPAL 2013, 16). En la
región centroamericana la producción anual alcanzó en el 2010 el valor de
$ 339, 392,950.
En el caso de El Salvador hay una producción de pequeña escala, la
menor de la región que se realiza por cooperativas y asociaciones de peque-
ña escala y que representa el 0,5% del total del área centroamericana.
Honduras es el mayor productor aportando el 39,7% del total, con
una amplia base industrial y experiencia en la producción y exportación del
camarón blanco de cultivo.
La producción conjunta de Panamá, Belice y Costa Rica representa
el 27,7 % del total regional. En tanto Nicaragua y Guatemala aportan el 32%.
Cuadro 1Valor de la producción anual en Centroamérica (USA $)
Acuicultura 1995 2010 Diferencia
Hectáreas de cultivo 28 275 64 730 36 455
Volumen de la producción (TM)
27 582 139 404 111 822
Valor de la producción 171 600 000 510 992 950 339 392 950
Fuente: Elaboración propia a partir de CEPAL, 2013
197Revista de Humanidades y Ciencias Sociales, n.° 5 (El Salvador) (julio-diciembre, 2013) ISSN: 2306-0786
Entorno nacional
La producción de camarón blanco de cultivo ha tenido una situación osci-
lante con una tendencia a la baja, en la que han incidido factores de diversa
índole. La información disponible agrupa el aporte a la Economía Nacional
de todo el sector, incluyendo pesca y acuicultura (incluye la producción de
tilapia), estimando un aporte para el 2012 con un incremento del 6% con un
valor total de USA $51 ms. Si se considera el incremento del periodo 2000-
2007 este se calcula en un 228% (incluye atún, harina de pescado, productos
frescos y congelados). De este total la producción de camarón representó
581 ton, para un 1,1 % de aporte del sector (MAG/DGG 2013). La capa-
cidad productiva instalada en el país para el cultivo del camarón blanco está
constituida por 800 ha de espejo de agua disponible, que es aprovechada por
44 cooperativas y grupos asociativos que aglutinan 1, 500 personas.
Existen 8 plantas procesadoras de camarón en el territorio nacional.
El camarón que se procesa en estas plantas proviene en lo fundamental de
Cuadro 2Volumen de producción en los países centroamericanos (ton. met.)
País Volumen de Producción
Belice 4,286
Costa Rica 3,216
El Salvador 394
Guatemala 15,944
Honduras 22,273
Nicaragua 16,587
Panamá 6,105
Total 66,39
Fuente: Elaboración propia a partir de CEPAL 2013.
198 Revista de Humanidades y Ciencias Sociales, n.° 5 (El Salvador) (julio-diciembre, 2013) ISSN: 2306-0786
Honduras (90-95%) y una mínima parte es cubierta por la producción na-
cional (5-10%).
En el caso de la Bahía de Jiquilisco esta dispone de un área potencial
de cultivo de 493 ha, representando el 91% del espejo de agua del país. El
potencial máximo de espejo de agua se estima en 830 ha, en el año 2012 el
área de producción total fue de 640 ha, con una producción de 160, 000 kg
(CEPAL 2013, 13-14), lo que evidencia el peso fundamental y decisivo de la
producción en la Bahía de Jiquilisco frente a otras zonas de cultivo del país,
lo cual fundamenta su elección como estudio de caso, para el análisis de la
cadena de cultivo del camarón blanco en el país.
Operan en el territorio de la Bahía de Jiquilisco 32 cooperativas, 22
de ellas agrupadas en ACAMES.
Una contribución importante al desarrollo de la acuicultura ha sido
la puesta en marcha de varios programas direccionados al sector, entre los
cuales cabe destacar: Programa Agrícola Familiar (PAF), Programa de Enlace
con la Industria y el Comercio (PEIC), Programa de Innovación Agrope-
cuaria (PIA).
Según el IICA (2013), «los productores atendidos por la cadena
acuícola han logrado obtener, en cada ciclo productivo, 1,887 libras de ca-
marón por hectárea, frente a los 1,127 que obtenían antes del PAF. Asimis-
mo, sus volúmenes de venta han crecido un 53% lo que se tradujo en 2.65
millones de dólares americanos» (CEPAL 2013, 11).
La camaronicultura genera más de 500 empleos directos y más de
1,200 indirectos.
Aunque no se llevan registros estadísticos diferenciados de la acui-
cultura (camarón y tilapia), y la información disponible agrupa los datos
de la pesca y la acuicultura, estas actividades en conjunto aportaron en el
año 2012 un valor total por concepto de exportaciones de USA $51 ms,
arrojando un comportamiento positivo de la balanza comercial en cuanto a
estos rubros calculado con un aumento del 228% en el periodo 2000-2007
(CEPAL 2013, 13) (CONAMYPE 2012).
199Revista de Humanidades y Ciencias Sociales, n.° 5 (El Salvador) (julio-diciembre, 2013) ISSN: 2306-0786
A pesar de obtener algunos resultados relativamente favorables en el
año 2011 el monto de la exportación es casi nulo y se importaron 767,48 kg
con valor de $1,836,373.5.
En el país existe una alta demanda del producto, que no es cubierta
por la producción nacional, sino que se satisface con camarón proveniente
de Honduras y Nicaragua fundamentalmente, en muchas ocasiones de pro-
cedencia ilegal (CONAMYPE 2012).
No obstante las consideraciones antes expuestas, este sector presenta
un alto potencial de crecimiento y dinamismo, asociado a:
Oportunidades
- Una demanda nacional insatisfecha (CONAMYPE 2012).
- Tendencia al crecimiento de la demanda en los mercados internacionales.
- Posibilidades de exportar hacia el mercado norteamericano y otros mer-
cados emergentes de gran dinamismo, como pudiera ser en el continente
europeo o asiático.
- La firma del Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos y Unión
Europea.
- Calidad y tamaño del camarón cultivado en el país como fuente de ven-
taja competitiva.
Desafíos
- Intensificar la producción con criterios de sostenibilidad ambiental del
sector.
- Satisfacer el mercado interno y generar una masa exportadora de un
producto que cumpla con las exigencias de los mercados internacionales.
- Posicionamiento competitivo en el mercado internacional.
200 Revista de Humanidades y Ciencias Sociales, n.° 5 (El Salvador) (julio-diciembre, 2013) ISSN: 2306-0786
III. El cultivo del camarón en la zona de la Bahía de Jiquilisco
El cultivo del camarón marino es desarrollado por varios núcleos camaro-
neros que se concentran fundamentalmente al oriente del río Lempa, en
la zona de la Bahía de Jiquilisco, departamento de Usulután, y que aportan
aproximadamente el 80% de la producción nacional del camarón de cultivo.
La Bahía de Jiquilisco fue declarada como Reserva de Biosfera por
la UNESCO (2007) y sitio RAMSAR (2005), por la convención interna-
cional de conservación de zonas húmedas.
La Convención Relativa a los Humedales de Importancia Interna-
cional especialmente como Hábitat de Aves Acuáticas, conocida en forma
abreviada como Convenio de Ramsar, fue firmada en la Ciudad de Ramsar
(Irán) el 2 de febrero de 1971 y entró en vigor el 21 de diciembre de 1975.
Su principal objetivo es la «conservación y el uso racional de los
humedales mediante acciones locales, regionales y nacionales y gracias a la
cooperación internacional, como contribución al logro de un desarrollo
sostenible en todo el mundo» (CEPAL 2013, 10).
En El Salvador este ecosistema abarca 55 km de costa con una ex-
tensión de 63,500 ha, 27 islas e islotes, constituye el ecosistema marino más
importante del país y el foco de biodiversidad más importante de la región
centroamericana.
Esta extensión de costa se subdivide en los siguientes ecosistemas
principales:
• Bosque tropical seco y sus variantes estacionales,
• manglares, canales y lagunas,
• litoral marino arenoso,
• fondos duros,
• pastos marinos.
201Revista de Humanidades y Ciencias Sociales, n.° 5 (El Salvador) (julio-diciembre, 2013) ISSN: 2306-0786
La Bahía de Jiquilisco ha estado sujeta a varios estudios hechos por
organismos nacionales e internacionales, también han realizado diversos
estudios sobre este territorio investigadores de universidades salvadoreñas
como la Universidad de El Salvador (2005) y la Universidad Centroame-
ricana (UCA 2013) dirigidas al análisis y seguimiento de las características
físico-químicas del agua, residuos de plaguicidas, a los recursos del manglar,
flora, fauna y poslarvas del camarón, entre otros.
Estos estudios han ido generando conocimiento científico impres-
cindible para la construcción de una base de datos que permita monitorear,
evaluar y compilar los cambios que se producen en el ecosistema, en especial
los producidos por la actividad de la camaronicultura.
En el Bajo Lempa se asientan al menos 32 cooperativas y dos pro-
ductores privados en un área que cuenta con un área potencial de cultivo de
493 ha. El potencial máximo de espejo de agua se calcula en 830 ha. De la
extensión total eran utilizadas en el 2005 solo 603.38 ha (Hernández 2005).
Otros estudios estiman que el porcentaje de participación de la producción
obtenida por los camaronicultores en la Bahía de Jiquilisco representa el
59,3% (CEPAL 2013).
Aunque con diferencias en las bases de la estimación, todos los estu-
dios coinciden que es en este territorio donde se concentra el aporte mayor
a la producción nacional del camarón de cultivo.
De la actividad de la acuicultura resultan beneficiarios directos
1,368 familias.
Los camaronicultores realizan actividades de pequeña escala, produ-
cen un volumen total de 450 ton métricas por año (990.000 lbs).
Los productores que realizan sus labores en la bahía representan más
del 97% del total de los productores acuícolas del país.
La producción anual proyectada para esta región en el año 2013 es
de 681 ton. métricas (UCA 2013).
Según información ofrecida por el MAG, las cooperativas pertene-
cientes al CAS logran obtener un producto fresco con inocuidad y calidad,
202 Revista de Humanidades y Ciencias Sociales, n.° 5 (El Salvador) (julio-diciembre, 2013) ISSN: 2306-0786
libre de problemas de contaminación con plaguicidas. La producción cum-
ple con normas ISO, lo que constituye una de las fortalezas con que cuenta
el producto en el país.
Entre las modalidades de cultivo que se utilizan se encuentra el
cultivo extensivo, sin alimentación o fertilizado. Esta modalidad obtiene ren-
dimientos bajos y es altamente dependiente a la variación de las condiciones
naturales requiriendo técnicas muy complejas basadas en la experiencia del
criador, aspecto deficitario en la mayoría de los casos (Agencia de Coope-
ración Internacional de Japón 2002, 16-59). Este tipo de cultivo es el que
realiza el 23% de las fincas camaroneras del país con un rendimiento de 400
lbs/ ha/ciclo.
El cultivo extensivo mejorado utiliza técnicas de muestreo de cre-
cimiento del camarón, de análisis y monitoreo ocasional de los parámetros
físico-químicos del agua, así como análisis básico de enfermedades (CEPAL
2013, 30). Constituye un 32% del total de las fincas camaronicultoras y su
rendimiento se sitúa en 1,200 lbs/ ha/ciclo.
La modalidad más extendida es la del cultivo semintensivo, que uti-
liza alimentación balanceada y bombas para el cambio del agua (Agencia de
Cooperación Internacional de Japón 2002, 18).
Es utilizado por el 45% del total de las fincas y tienen un rendimien-
to que oscila entre las 1,800 a 2,200 lbs / ha/ciclo.
Se realizan tres ciclos anuales, con tallas que oscilan entre 8-14 gra-
mos. La cantidad de ciclos de cultivo anuales pueden ser incrementados a
cinco con precría y uso de probióticos, para lo cual es clave la transferencia
tecnológica y el aumento de las inversiones para el sector.
203Revista de Humanidades y Ciencias Sociales, n.° 5 (El Salvador) (julio-diciembre, 2013) ISSN: 2306-0786
En la práctica los productores plantean que no existen condiciones
para pasar a otra modalidad de cultivo en el país. Las principales limitantes al
cultivo semintensivo y, por consiguiente, al paso hacia otras modalidades de
mayor rendimiento en el país están asociadas a los siguientes factores:
a) falta de capital de inversión,
b) agotamiento sistemático de los estanques de cultivo,
c) escasez de larvas de cultivo,
d) escaso uso de sistemas mecánicos de aireación de los estanques (en visita
a las cooperativas se pudo constatar que solo dos utilizaban bombas para
el aireo de los estanques).
La cadena productiva del camarón ha sido reconocida por el Go-
bierno salvadoreño entre las diez cadenas con mayor potencial de desarrollo
territorial y familiar del país (Secretaría Técnica de la Presidencia 2010).
En el período 2002-2012 el cultivo del camarón tuvo un incremen-
to del 56% (372 a 581 TM).2 El sector, a pesar de enfrentar serias dificultades,
ha realizado un esfuerzo por consolidarse, logrando una mayor participación
en el mercado nacional y realizar algunas exportaciones hacia el mercado
norteamericano.
2 CEPAL, 2013, en base a estadísticas oficiales de CENDEPESCA.
Cuadro 3Modalidades de cultivo y rendimientos
Tipo de cultivo Total de fincas (%)Rendimiento (lbs/
ha/ciclo)
Extensivo 23 400
Extensivo Mejorado 32 1200
Semintensivo 45 1800-2200
Fuente: Elaboración propia a partir de JILCA (2002)
204 Revista de Humanidades y Ciencias Sociales, n.° 5 (El Salvador) (julio-diciembre, 2013) ISSN: 2306-0786
El cultivo del camarón es realizado por productores con diferentes
status jurídico sobre la posesión/usufructo de la tierra. Los camaroniculto-
res provienen fundamentalmente del ejército, los cuales cultivan el camarón
como propietarios de los terrenos; del FMLN, a los que como resultado de
los Acuerdos de Paz se les otorgó la concesión del terreno, por lo que no son
sujetos jurídicos ni pueden acceder al crédito (a pesar de que las inversiones
por concepto de infraestructura técnica en las cooperativas sobrepasa los $90
mil USA), y propietarios privados.
Aunque el MARN se encuentra inmerso en el proceso de otorga-
miento de los derechos de concesión a las cooperativas ya constituidas, aún
muchas de las cooperativas no han concluido con la entrega del permiso
ambiental, requisito indispensable para obtener la autorización de reproduc-
ción y cultivo de acuerdo con el Reglamento de la ley general de autoriza-
ción de reproducción y el Reglamento de la Ley General de Ordenación y
Promoción de Pesca y Acuicultura (CEPAL 2013, 26).
Se considera que en los diez municipios costeros con hábitat de
manglar de los departamentos de Usulután y La Paz viven 320,809 habitan-
tes (Digestic 2007).
Para una caracterización socioeconómica del sector se han asumido
como válidos los datos del censo de facto efectuado en el 2008 para ocho
comunidades del sector occidental de la Bahía de Jiquilisco (SOBJ) y que
aparecen referenciados en un estudio sobre el ecosistema del manglar (UES
2010, 36-38).
En intercambio hecho con camaronicultores se pudo percibir que la
situación actual no presenta cambios significativos.
205Revista de Humanidades y Ciencias Sociales, n.° 5 (El Salvador) (julio-diciembre, 2013) ISSN: 2306-0786
La producción de camarón en el país se estima en un monto de
4.359 Ton. Métricas. En el periodo 2002-2012 ha mantenido una ligera
tendencia al crecimiento con picos a la baja en el 2007 y a la alza en el 2011.
Cuadro 4Resumen de las principales características socioeconómicas de habitantes del
SOBJ
Población censada 986 habitantes y 238 familias
Escolaridad La cuarta parte no cuenta con escolaridad
Jefatura de hogares Mayoritariamente a cargo de hombres (75%)
Migración El 40% de los hogares reporta tener familiares migrantes, fundamentalmente en E.E. UU.
Actividades productivas Agricultura, pesca artesanal y acuicultura
Pobreza
Dos terceras partes de la población se encuentran bajo el umbral de la pobreza (ingreso en relación con el costo de la canasta básica)
Vulnerabilidad sociodemográfica 20% de las familias
Tipo de viviendasMixto: techo de láminas y piso de tierra o cemento
Servicios básicosSolo la mitad de las viviendas disponen de electricidad y agua corriente
Morbilidad y mortalidad Asociadas a padecimientos respiratorios
Vulnerabilidad ante eventos naturalesEl 70% de las familias han sufrido los efectos de desastres naturales e inunda-ciones
Otras
En el área se desarrollan otras actividades como el turismo, pero solo el 25 de las familias se relacionan con este tipo de actividad
Reconocimiento socialAlto debido a que los productores proce-den en lo fundamental de excombatientes del FMLN
Fuente: Elaboración propia a partir de UES 2010
206 Revista de Humanidades y Ciencias Sociales, n.° 5 (El Salvador) (julio-diciembre, 2013) ISSN: 2306-0786
Como se puede apreciar el comportamiento de la producción es
oscilante e inestable con predominio de la tendencia a la baja. Entre las prin-
cipales causas que han incidido en la disminución del cultivo del camarón
en El Salvador pueden señalarse:
a) Efectos devastadores de los huracanes en el sector de la acuicultura.
b) Poca oferta de larvas provenientes de laboratorios nacionales, por lo que
los productores se ven obligados a importarlas desde Guatemala.
c) Brote de la Mancha Blanca del camarón.
d) Sobrexplotación y suspensión de la veda anual de pesca del camarón
desde el 2007.
e) Poca aplicación de mejoras tecnológicas, asistencia técnica e incorpora-
ción de buenas prácticas acuícolas (CEPAL 2013, 15).
f) Fuerza de trabajo con limitaciones técnicas especializadas aunque con
experiencia en el sector.
g) Baja productividad del cultivo, en condiciones de incremento de los ci-
clos entre 3-4 anuales con déficit en el suministro de larvas que provoca
que los estanques estén vacíos en varios meses del año, o que el peso
promedio del camarón se situé entre los 8-10 gramos.
h) Contaminación del mar.
i) Tala de manglares.
A este conjunto de factores pudiera adicionársele los efectos del
Síndrome de Mortalidad Temprana, que aunque fuera reportado por prime-
Cuadro 5Producción de camarón de cultivo en El Salvador, 2002-2012 (Ton. Met.)
Años 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011 2012 Total
Vol. Produc-
ción372 473 435 240 336 160 219 382 394 767 581 4,359
Fuente: Elaboración propia a partir de CENDEPESCA 2013
207Revista de Humanidades y Ciencias Sociales, n.° 5 (El Salvador) (julio-diciembre, 2013) ISSN: 2306-0786
ra vez en el continente asiático ya se ha corroborado su presencia en Améri-
ca Latina, y que pudiera afectar la producción en el año en curso en el área
centroamericana (CEPAL 2013) (MAG/DGG 2013). En estas condiciones
no se trata solamente del decrecimiento de la producción sino también —lo
cual resulta altamente preocupante— del desarrollo sostenible del mismo en
términos productivos y ecológicos.
IV. Caracterización de la cadena de va-lor del camarón blanco de cultivo
Para el análisis de la cadena de valor del camarón blanco de cultivo se utilizó
la herramienta analítica de cadena de valor elaborada por el profesor Mi-
chael Porter (Porter 1985).
Siguiendo a Porter, la cadena de valor está conformada por todas
sus actividades generadoras de valor agregado y por los márgenes que estas
aportan.
La cadena del cultivo del camarón en El Salvador está conformada
por proveedores, productores, intermediarios de borda, mayoristas, distribui-
dores y consumidores.
Mapeo de actores
Proveedores
a) Alimentos: el alimento concentrado es suministrado por tres proveedores,
dos de ellos representados por una empresa radicada en el país que tam-
bién brinda asistencia técnica a los compradores.
b) Semilla: es suministrada por cuatro laboratorios, de ellos tres nacionales
con una capacidad instalada para producir 37 millones de larvas y un
laboratorio de Guatemala.
c) Otros insumos: son importados fundamentalmente de Guatemala, Hon-
duras, Nicaragua, Estados Unidos y Taiwán.
208 Revista de Humanidades y Ciencias Sociales, n.° 5 (El Salvador) (julio-diciembre, 2013) ISSN: 2306-0786
d) Proveedores de equipos: es realizado por pequeñas empresas nacionales
y cooperantes nacionales e internacionales que realizan programas de
apoyo al sector. Son estos los que realizan la mayor parte de las compras
de maquinarias y equipos para el sector.
e) Productores: 40 cooperativas radicadas en los departamentos de Usulután,
La Paz, Sonsonate y La Unión.
f) Procesadores: existen 8 plantas en el país, pero como se señaló anterior-
mente procesan fundamentalmente camarón proveniente de Honduras,
por lo que no es significativo su peso en la cadena.
g) Servicios bancarios: Banco de Fomento Agropecuario y Banco Hipotecario.
h) Comerciantes: compradores de a borda, mayorista: la Tiendona, minoristas.
i) Servicios: supermercados, restaurantes hoteles.
j) Consumidor final.
La cadena de valor del camarón se estructura en base a tres compo-
nentes principales: proveedores, productores y comercializadores, entre los
cuales se genera un flujo de procesos relativamente simple con poca o nula
generación de valor agregado.
El eslabón de transformación industrial es prácticamente inexistente
y el grado de manipulación del producto es muy alto tanto en el eslabón
de la producción como en el de la comercialización. Las plantas de procesa-
miento no procesan camarón cultivado en El Salvador sino proveniente de
Honduras y puntos ciegos a través del contrabando (CEPAL 2013).
El producto ofrecido no tiene prácticamente ningún procesamiento
por lo que existe poca o nula generación de valor agregado en la produc-
ción. La cadena de cultivo del camarón blanco se caracteriza por ser una
cadena con agregación de precios, pero no de valor.
Los productores no tienen capacidad de almacenamiento y refrige-
ración por lo que venden el producto de inmediato, generalmente la captura
se convenía con el comprador de antemano, los llamados compradores de
borda, los cuales son los que establecen el precio del producto. Esta carac-
209Revista de Humanidades y Ciencias Sociales, n.° 5 (El Salvador) (julio-diciembre, 2013) ISSN: 2306-0786
terística de la formación de precio hace que los productores sean precio
aceptantes y que tengan poca incidencia en la formación de precios, con-
centrándose el margen mayor de beneficios en el eslabón de comercializa-
ción, el cual tiene una alta incidencia en la formación de precios tanto para
los productores como para el resto de los comerciantes y consecuentemente
para el consumidor final.
Los márgenes de ganancia del sector comercio pueden alcanzar has-
ta el 50% del total de los beneficios (CONAMYPE 2012). Para el caso de los
restaurantes se ha estimado que la rentabilidad oscila entre el 30 y el 190%.
Esta situación contrasta y limita la rentabilidad empresarial del eslabón pro-
ductivo, lo cual tiene un margen de ganancia mucho menor. A lo que se le
añade la carga impositiva que tienen los productores, de un 13% por con-
cepto de IVA, que pueden alcanzar hasta los $20,000 por venta y que en el
caso de los comerciantes en muchas ocasiones es evadida la contribución al
fisco por este concepto (presentación de Walter Rodríguez, Pdte. ACAMES,
27.08.13).
Cuadro 6 Precio promedio del camarón en los diferentes eslabones de la cadena
TallaPrecio prome-dio pagado a nivel nacional
Precio prome-dio en el sec-tor comercio
Precio Pro-medio en el sector indus-tria
Precio a orilla de borda de los producto-res
8 gr $ 1.89 $ 1.55 $ 2.23 $ 1.30
10 gr $ 2.11 $ 1.58 $ 2.64 $ 1.50
12 gr $ 3.70 $ 2.40 $ 5.00 $ 1,60
14 gr $ 3. 34 $3.27 $ 3.42 $ 1.75
16 gr $ 3.43 $ 2.69 $ 4.17 $ 2.05
Fuente: Elaboración propia en base a CONAMYPE (2012)
210 Revista de Humanidades y Ciencias Sociales, n.° 5 (El Salvador) (julio-diciembre, 2013) ISSN: 2306-0786
La cadena del cultivo de camarón en su diseño actual no provoca un
efecto significativo sobre el crecimiento del PIB, aunque existen potencia-
lidades para el incremento de la producción y la generación de empleos del
sector con lo que se incrementaría el impacto en el Valor Bruto de Produc-
ción y en el PIB. Se estima que la camaronicultura tiene una capacidad para
producir 2 millones lbs anuales si se dispone de los fondos necesarios para
dinamizar el sector (CAMPRODUCE 2009).
En base al estimado de los índices de encadenamiento de los secto-
res claves y multiplicadores sectoriales en la economía salvadoreña, la caza y
pesca son considerados como sectores claves (EUROLATINA 2013), enten-
diéndose como tal aquellos sectores que tuvieran simultáneamente el índice
de encadenamiento hacia atrás y hacia delante mayor que uno, estos sectores
son fuertes demandantes de insumos intermedios: asimismo, son fuertes ofe-
rentes de productos intermedios.
Entre los sectores claves se identificaron para el caso salvadoreño:
petróleo, metalmecánica, química, otros alimentos elaborados, industria mi-
nera no metálica, textiles y caza y pesca.
El estudio analizó el impacto agregado del incremento de la deman-
da final de diferentes sectores sobre el crecimiento del PIB, pero no incluye
el caso de la caza y la pesca (tampoco desagrega a la camaronicultura dentro
Cuadro 7Precio promedio del camarón según tallas
Talla Precio en USDProme-dio en USD
16 gr 2.1 2 2.05
14 gr 1.5 2 1.75
12 gr 1.5 1.7 1.8 1.6 1.6
10 gr 1.5 1.5 1.5 1.7 1.25 1.5 1.5
Fuente: Elaboración propia en base a CONAMYPE (2012)
211Revista de Humanidades y Ciencias Sociales, n.° 5 (El Salvador) (julio-diciembre, 2013) ISSN: 2306-0786
del sector de la pesca), por lo que en trabajos posteriores se deberán ampliar
los sectores seleccionados para conocer el impacto de la demanda agregada
final sobre el PIB.
El incremento de la eficiencia productiva está asociado al incre-
mento de los rendimientos del cultivo, modalidad de cultivo utilizado y la
extensión del área de cultivo.
La Bahía de Jiquilisco ofrece mayor potencial para el desarrollo de
la camaronicultura, pero es importante que el área desarrollada no sobrepase
la capacidad del sistema de aceptar los desechos.
Las 2000 ha dedicadas a estanques en operación y abandonadas pro-
bablemente podrán ser convertidas a la producción semintensiva de camarón
sin daño al balance ambiental, esta es una alternativa que debe evaluarse para
incrementar el área de cultivo de las fincas y con ello incrementar el volu-
men de producción.
IV. Análisis DAFO de la cadena de cultivo del camarón blanco en El Salvador
La cadena de camarón de cultivo se encuentra integrada de manera hori-
zontal, con poca generación de valor agregado. Aunque los consumidores
pagan un precio relativamente alto por el producto, los mayores márgenes
de beneficio quedan en manos de los comerciantes y no de los productores.
212 Revista de Humanidades y Ciencias Sociales, n.° 5 (El Salvador) (julio-diciembre, 2013) ISSN: 2306-0786
El problema central es elevar los rendimientos, lograr la sostenibili-
dad del sector, generar mayor valor agregado al producto.
Cuadro 8Matriz DAFO de la cadena de cultivo del camarón blanco
Fortalezas Oportunidades
Reconocimiento y prestigio del sectorCrecimiento de la demanda internacional del producto
Creación de organizaciones que repre-sentan y agrupan el sector: ADEPESCA, ACAMES, CAS
TLC Incremento de los precios del camarón en los mercados internacionales
Condiciones naturales adecuadas para el desarrollo de la actividad (clima, tempera-tura, calidad del agua)
Apoyo gubernamental e institucional a la cadena
Producción inocua, que cumple con las normas ISO
Programas de apoyo a la cadena
Algunos productores se abastecen con larvas producidas localmente
Cercanía a los mercados
La existencia de un laboratorio de inves-tigaciones en San Hilario beneficia con innovaciones tecnológicas a los producto-res locales
Debilidades Amenazas
Bajo nivel de inversiones externasAlta vulnerabilidad a eventos naturales y climáticos
Bajo margen de rentabilidad en el eslabón productivo
Inseguridad jurídica de los productores
No existe integración vertical de la cadena
Fluctuaciones de precio del camarón a nivel internacional
Insustentabilidad del sector Robo del camarón y competencia desleal
Falta de aplicación de buenas prácticas de producción y normas de bioseguridad
Falta de tecnología
Falta de cohesión por parte de los produc-tores
Altos precios de los insumos que elevan los costos de producción
Fuente: Elaboración propia en base a CONAMYPE (2012)
213Revista de Humanidades y Ciencias Sociales, n.° 5 (El Salvador) (julio-diciembre, 2013) ISSN: 2306-0786
La cadena debe consolidar su actividad de exportación destinada
a los mercados de mayor dinamismo en los que el producto goza de alta
aceptabilidad, para lo cual el sector debe elaborar estrategias que posibiliten
el fortalecimiento competitivo del mismo.
V. Propuesta de fortalecimiento de los encadenamientos productivos para el cultivo del camarón blanco en El Sal-vador
En correspondencia con lo expuesto una propuesta para el fortalecimiento
de los encadenamientos productivos del cultivo del camarón blanco en el
sector debe articularse alrededor de una estrategia de largo plazo: posicio-
narse en el mercado internacional con una oferta diversificada de productos
competitivos y consolidar su posición en el mercado interno.
Ejes transversales de acción para la implementación de la estrategia:
1. Desarrollo del capital humano en función de las necesidades de la cadena
de valor del camarón blanco de cultivo.
2. Fortalecimiento, promoción, transferencia tecnológica e innovación en la
cadena.
3. Desarrollo de la infraestructura.
4. Marco normativo y regulatorio que posibilite la competitividad y soste-
nibilidad de la cadena.
El mayor reto de la cadena es lograr su sostenibilidad, la cual debe
ser entendida como la mayor expresión de competitividad de la misma. Se
entiende por acuicultura sustentable, aquella actividad con un carácter ren-
table desde el punto de vista de un retorno adecuado de las inversiones,
del desarrollo económico, local o regional, de la generación de divisas por
medio de la exportación, e inclusive, desde la estrategia de seguridad alimen-
taria y alivio de la pobreza en un determinado país.
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De acuerdo a este criterio la acuicultura debe contribuir a promo-
ver el «bienestar social», a través de la oferta de empleo y rentabilidad de la
actividad, de la creación de un ambiente agradable de trabajo, así como de
la creación de oportunidades de desarrollo social en el entorno, preservando
los recursos naturales.
Objetivos
1. Elevar la eficiencia productiva de la camaronicultura en El Salvador.
2. Aumentar la competitividad de la cadena del camarón.
3. Integración horizontal y vertical de la cadena con generación de valor
agregado.
Objetivo 1: elevar la eficiencia productiva de la camaronicultura
en El Salvador.
Acciones: elevar el nivel de inversiones en el sector para el desarrollo
de la infraestructura técnica y logística del sector que permitan disminuir
costos e incrementar productividad del trabajo y rentabilidad.
- Promover la obtención de economías de escala mediante la creación de
clúster territoriales en el sector productivo.
- Cuantificar los sistemas de producción que demuestren mayor competi-
tividad, evaluando el efecto de reducción de costos por cada uno de los
eslabones de la cadena.
- Intensificar el uso de sistemas de cultivos que generen mayor competiti-
vidad en el eslabón productivo de la cadena, por lo que es necesario crear
gradualmente las condiciones para la generalización del sistema intensivo
de cultivo a nivel nacional.
- Incremento del componente investigación, desarrollo e innovación en el
sector ( I+ D +i), así como el fortalecimiento y ampliación de los siste-
215Revista de Humanidades y Ciencias Sociales, n.° 5 (El Salvador) (julio-diciembre, 2013) ISSN: 2306-0786
mas de difusión, transferencia y adaptación de la tecnología. Creación de
entornos innovadores con la participación de universidades, centros de
investigación, institutos tecnológicos, parques tecnológicos, sector priva-
do e instituciones estatales.
- Capacitación continua de los actores de la cadena. Creación de progra-
mas de formación empresarial para el sector.
- Transferencia de mejores prácticas al sector. Replicabilidad de experien-
cias exitosas como, por ejemplo, la experiencia del laboratorio del ME-
GATEC en la San Hilario o de cooperativas con resultados satisfactorios
en el mercado internacional como, por ejemplo, la cooperativa Carlos
Parada en San Hilario, Bahía de Jiquilisco.
- Fortalecer la integración sectorial de los productores.
Plazo: corto plazo.
Objetivo 2: aumentar la competitividad de la cadena del camarón.
Acciones: desarrollar y perfeccionar los instrumentos de política
económica que permitan el fortalecimiento del sector, en especial los de
política crediticia y fiscal.
- Aplicar mecanismos de protección de los desarrollos tecnológicos y cien-
tíficos para el sector que posibiliten que la generación de ingresos que se
obtengan sean reinvertidos en nuevos proyectos acordes a las necesidades
del sector.
- Realizar estudios prospectivos de mercados dinámicos del camarón para
fundamentar la exportación del producto hacia los mismos y su posicio-
namiento competitivo.
- Capacitación de los productores en técnicas de gestión y mercadeo.
- Innovación y desarrollo que permita el mejoramiento genético de las
especies de cultivo.
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- Fortalecer los entornos innovadores con los diferentes eslabones de la
cadena a nivel horizontal.
- Promover las certificaciones de calidad del camarón.
Plazo: corto y mediano plazo.
Objetivo 3: integración horizontal y vertical de la cadena con generación
de valor agregado.
Acciones: desarrollar e incrementar el rubro de (I+ D +i), a tra-
vés de la implementación de una agenda nacional de investigación para el
sector que posibilite aumentar la oferta de variedades y presentaciones del
producto en el mercado nacional y para la exportación. Asimismo desarro-
llar investigaciones encaminadas a la obtención de derivados del camarón
a partir de los subproductos del mismo. Existe aquí un enorme potencial
para otras industrias como la biomédica, química, alimenticia entre otras,
que pueden generar un efecto multiplicador en la economía y contribuir a
la construcción del modelo de desarrollo necesario para el país basado en la
producción, socialización y valorización del conocimiento.
- Desarrollar programas de transferencia tecnológica mediante convenios
con socios extranjeros que posibiliten el acceso a tecnologías avanzadas
para el sector.
- Estimular la creación de entornos innovadores en los diferentes eslabones
de la cadena a nivel horizontal y vertical.
- Incentivar el asocio público-privado mediante instrumentos de políticas
crediticias, fiscales o de otro tipo con otras industrias en particular la in-
dustria química y biomédica.
- Incentivar el asocio público-privado mediante instrumentos de políticas
crediticias, fiscales o de otro tipo con universidades e instituciones gu-
bernamentales y no gubernamentales para el desarrollo, la transferencia
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tecnológica y la capacitación de los actores, la asistencia técnica a parti-
cipantes en la cadena a nivel horizontal y vertical que permita capitalizar
las potencialidades existentes basándose en la creación de sinergias con
diferentes sectores productivos.
Plazo: mediano y largo plazo.
Conclusiones
1. La camaronicultura salvadoreña presenta un bajo nivel competitivo. Los
bajos niveles de rendimiento del sector, así como la insostenibilidad del
mismo, constituyen los principales desafíos que tiene que superar para
alcanzar un posicionamiento competitivo en los mercados internacio-
nales y consolidar su posición en el mercado doméstico. Incrementar la
oferta productiva y generar una capacidad exportadora del producto, que
posibilite que la rentabilidad de la cadena de cultivo de camarón blanco
con retornos adecuados de las inversiones en todos sus eslabones, sin
detrimento del recurso hídrico ni la capacidad biológica de los animales
de cultivo, constituyen los principales desafíos a vencer en el corto y me-
diano plazo.
2. A la consecución de dicho propósito tributan las siguientes vías: dismi-
nución de los precios, diferenciación (vía variedad o presentación del
producto), creciente integración en los diferentes eslabones de la cadena
(hacia delante y hacia atrás), acompañadas de la investigación científica,
la capacitación profesional continua, y la puesta en marcha de incentivos
económicos y fiscales para el crecimiento del sector.
3. La cadena necesariamente debe orientarse hacia la exportación, conside-
rando la tendencia creciente al alza del consumo del producto y los costos
de oportunidad en relación al consumo de otros productos alternativos
como carnes, aves y pescados, en mercados de mayor dinamismo, donde
hay una alta aceptación del camarón blanco. Para ello debe valorarse que
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manteniendo el área de cultivo actual de 640 ha de hacerse un esfuerzo
país que haga atractivo la inversión en el sector para crear las condicio-
nes que posibilitan incrementar los rendimientos de cultivo, pasando del
sistema semintensivo, que prevale en la actualidad al sistema intensivo de
producción. Igualmente debe valorarse la factibilidad de recuperar exten-
sión de cultivo considerando las 2000 ha de salineras contempladas para
su reconversión en fincas de cultivo de camarón. Igualmente la inversión
en el sector deberá financiar parte de la transferencia tecnológica, inno-
vación de producto y proceso necesaria para garantizar la competitividad
del sector.
4. Es necesario considerar la alta elasticidad-precio del producto ante co-
yunturas desfavorables de los mercados y la economía internacional que
podrían desincentivar la actividad exportadora y el crecimiento del sec-
tor, lo cual aconseja realizar estudios prospectivos de mercados y de fu-
turos bienes preferenciales de importación que fundamenten estrategias
a mediano y largo plazo para el mismo, con énfasis en la producción de
derivados del camarón, área en la cual existen grandes reservas de creci-
miento, si se considera que el 30% del producto se desecha, así como las
posibilidades que ofrece la producción de productos nuevos con un alto
valor agregado en industrias como la farmacéutica, biomédica, química y
agroalimenticia entre otras.
5. La meta objetivo de largo plazo para el sector es alcanzar la sostenibilidad
del mismo entendida como la producción máxima sostenible sin causar
estrés al manglar y comercialmente sostenible. La sostenibilidad del sector
en su dimensión económica, social y medioambiental debe lograrse con
medidas de manejo del manglar que no rompan la resiliencia del manglar
y posibiliten en consecuencia la conservación de este patrimonio de El
Salvador como Reserva de Biosfera de la UNESCO y sitio RAMSAR.
6. El fortalecimiento de los encadenamientos productivos del cultivo del
camarón blanco debe estar en estrecha relación con el de cursar hacia
una acuicultura sostenible en el país; en ese recorrido la visión país para
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el sector, recogida e impulsada a través de una ley que promueva el cono-
cimiento como epicentro de su desarrollo, así como la puesta en marcha
y acompañamiento de los programas y estrategias para el sector por parte
de todas las instituciones y actores sociales, es imprescindible.
Recomendaciones
1. Realizar estudios prospectivos para el posicionamiento competitivo del
sector y ponerlos a disposición de los tomadores de decisiones a nivel de
Gobierno y de los productores y participantes en los diferentes eslabones
de la cadena.
2. Aplicar la metodología FAO para el estudio y seguimiento de la cadena
de valor: disponible en http://www.fao.org/easypol/output/mostdown-
loadedmodules.asp
3. Crear una base de datos nacional que contenga la información actua-
lizada del sector que posibilite establecer el mapeo de los actores que
participan en los diferentes eslabones de la cadena, costos de los insumos,
precios y volúmenes de producción en base a los cuales determinar cos-
tos, rentabilidad por factores de producción y eficiencia de la cadena.
4. Incluir en los planes de estudio de maestrías y doctorados temáticas afines
con el desarrollo de tecnologías que permitan la explotación comercial
de los derivados del camarón. Igualmentese recomienda realizar trabajos
de investigación que permitan la formalización de modelos de optimiza-
ción del uso de los recursos marinos y la determinación de la capacidad
de carga del cultivo del camarón y del ecosistema del manglar.
5. Fortalecer la gobernanza de la cadena.
6. Establecer como instrumento técnico para el manejo ambiental y soste-
nible de la cadena una guía ambiental.
7. Crear un consejo nacional de acompañamiento de la cadena que reco-
miende y promueva acciones para el desarrollo integral de la cadena a
nivel país.
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SOBRE LOS AUTORES
229Revista de Humanidades y Ciencias Sociales, n.° 5 (El Salvador) (julio-diciembre, 2013) ISSN: 2306-0786
Sobre los autores
Adolfo Bonilla Bonilla
Doctor en Filosofía Política por la Universidad de Manchester. Realizó es-
tudios posdoctorales en la Universidad de John Hopkins. Ha sido jefe del
Departamento de Filosofía y coordinador de la Licenciatura en Historia de
la UES. Actualmente es el coordinador del Centro Nacional de Investiga-
ciones en Ciencias Sociales y Humanidades (CENICSH) del Viceministerio
de Ciencia y Tecnología.
Carlo E. Aguiluz
Historiador por la Universidad de El Salvador y subdirector del Archivo
General de la Nación de la República de El Salvador. Especialista en historia
colonial, enfocado a la religión, cultura, política y estudios territoriales.
230 Revista de Humanidades y Ciencias Sociales, n.° 5 (El Salvador) (julio-diciembre, 2013) ISSN: 2306-0786
Walter René Molina
Licenciado en Periodismo por la Universidad de El Salvador. Ha realizado
estudios de Licenciatura en Filosofía en la Universidad Centroamericana
José Simeón Cañas, San Salvador. Actualmente cursa la Maestría en Hu-
manidades: Estudios Históricos en la Universidad Autónoma del Estado de
México.
Matthew James Hone
Licenciado en Justicia Penal por Richard Stockton College of New Jersey.
Realizó estudios de Maestría en Ciencias Políticas en Richard Stockton
College of New Jersey y en Universidad de Arcadia, PA. Actualmente realiza
estudios doctorales en la Universidad Nacional Autónoma de México en el
Programa de Estudios Latinoamericanos de la Facultad de Filosofía y Letras.
Gonzalo Rodríguez-Montano
Investigador del Centro Nacional de Investigaciones en Ciencias Sociales y
Humanidades (CENICSH) del Viceministerio de Ciencia y Tecnología. Es
licenciado en Psicología. Posee Maestrías en Métodos y Técnicas de Inves-
tigación Social y en Investigación e Innovación en la Educación Superior,
por la Universidad de El Salvador y Universidad de Granada, España, res-
pectivamente. Es, además, doctorando en Educación de la Universidad de
Granada. Entre algunas de sus investigaciones se encuentran Condiciones de
educación y salud de población indígena en los municipios de Aguacatán y Huitán,
Guatemala (Alianza Mundial), Exclusión social en salud, 2010 (Ministerio de
Salud de El Salvador y OPS), Valoración de la Reforma en Salud de El Salvador,
2011 (Ministerio de Salud de El Salvador).
231Revista de Humanidades y Ciencias Sociales, n.° 5 (El Salvador) (julio-diciembre, 2013) ISSN: 2306-0786
Carmen Magaly León Segura
Licenciada en Economía y maestra en Economía Política por la Universidad de Lomonosov, Moscú. Posee un Doctorado en Economía por la Univer-sidad de La Habana, donde además es profesora titular en la Facultad de Economía. Es especialista en desarrollo local, gestión empresarial y encade-namientos productivos.
INSTRUCCIONES A LOS AUTORES
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Instrucciones a los autores
Definición y objetivos de la revista:
La Revista de Humanidades y Ciencias Sociales es una publicación académica
semestral del Centro Nacional de Investigaciones en Ciencias Sociales y
Humanidades (CENICSH), adscrito al Viceministerio de Ciencia y Tecno-
logía del Ministerio de Educación. Fue fundada en el 2011, y uno de sus ob-
jetivos es convertirse en un espacio abierto y crítico para el establecimiento
de una agenda de diálogo para las ciencias sociales y las humanidades que
contribuya a la comunidad académica. Por lo tanto, está a disposición de los
investigadores nacionales como internacionales. Asimismo, pretende tender
puentes entre las distintas disciplinas, ampliar los horizontes teóricos.
Las líneas editoriales están determinadas por los temas de interés
nacional que permitan comprender el entramado de nuestro país. Aunque
es de señalar que se priorizan artículos sobre la realidad educativa nacional.
Secciones
La revista se estructura en seis secciones: Ágora, Estudios, Indagacio-
nes, Diálogos, Memoria y Reseñas.
236 Revista de Humanidades y Ciencias Sociales, n.° 5 (El Salvador) (julio-diciembre, 2013) ISSN: 2306-0786
Ágora
Sección interdisciplinar y de elaboración reflexiva y crítica acerca del desa-
rrollo de las disciplinas de las ciencias sociales y las humanidades, tanto en
lo referido a ámbitos temáticos como metodológicos. Esta sección admite
textos de elaboración diversa, que rompen con las tradicionales característi-
cas del artículo científico.
Estudios
Dedicado a la presentación de resultados de investigaciones de largo alcance so-
bre temas de relevancia para el país. Esta sección admite la presentación de resul-
tados finales de investigación bajo la forma del artículo científico o académico.
Indagaciones
En esta sección se publicarán abordajes parciales, balances, estados de la cues-
tión o subproductos de una investigación; no obstante, deben estar elabora-
dos y cumplir con las normas del artículo científico.
Diálogos
Reservado para la publicación de entrevistas temáticas y biográficas a acadé-
micos de las ciencias sociales y las humanidades, y a intelectuales o a funcio-
narios cuya labor esté vinculada a la educación.
Memoria
Se presentan documentos de importancia para la reflexión sobre temas
emergentes y de interés nacional, así como para la autorreflexión disciplinar
de las ciencias sociales y humanidades.
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Reseñas
Es dedicada a la crítica bibliográfica.
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en letra Times New Roman, 12 puntos y numeradas. Interlineado 1,5. Már-
genes de 2.5 cms. a cada lado. Las notas a pie de página: Times New Roman,
10 pt., espacio sencillo.
En la primera página del artículo deberá constar: título del artículo,
cinco palabras claves (en inglés y español). Asimismo, nombre completo del
autor/es, su afiliación institucional y correo electrónico.
El resumen no deberá sobrepasar las 200 palabras. Se deberá incluir
la versión en inglés (abstract). Deberá contener los conceptos importantes del
trabajo, método y conclusiones.
238 Revista de Humanidades y Ciencias Sociales, n.° 5 (El Salvador) (julio-diciembre, 2013) ISSN: 2306-0786
Estructura: como la de cualquier artículo académico, por lo que
deberá contener una introducción, revisión bibliográfica, el desarrollo, resul-
tados, conclusiones y referencias finales.
Los trabajos deberán presentarse según las normas CHICAGO 16.
Ver: www.chicagomanualofstyle.org/tools_citationguide.html
Las referencias deberán ordenarse alfabéticamente de acuerdo al
apellido de los autores. Se incluirán al final los datos biobibliográficos del
autor en seis líneas.
Ejemplo de notas y referencias finales
Un libro
1. Michael Foucault, Historia de la locura en la época clásica (México:
Fondo de Cultura Económica, 1986), 10.
2. Foucault, Historia de la locura en la época clásica, 7.
Foucault, Michael. Historia de la locura en la época clásica. México: Fondo de
Cultura Económica, 1986.
Dos o más autores
1. Ingo F. Walther y Rainer Metzger, Chagall (Alemania: Taschen,
1999), 34.
2. Walther y Metzger, Chagall, 34-35.
Walther, Ingo F., y Rainer Metzger. Chagall. Alemania: Taschen, 1999.
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Organización como autor
1. Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD),
Informe Regional de Desarrollo Humano 2013-2014. Seguridad Ciu-
dadana con rostro humano: diagnóstico y propuestas para América Latina
(Nueva York: Programa de las Naciones Unidas, 2013), 9.
2. PNUD, Informe Regional de Desarrollo Humano 2013-2014, 14.
Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). Informe Regio-
nal de Desarrollo Humano 2013-2014. Seguridad Ciudadana con rostro humano:
diagnóstico y propuestas para América Latina. Nueva York: Programa de las Na-
ciones Unidas, 2013.
Editor, traductor o compilador sumado al autor
1. Alice Munro, Mi vida querida, trans. Eugenia Vásquez Nacarino
(México: Lumen, 2013).
2. Munro, Mi vida querida, 56.
Munro, Alice. Mi vida querida. Traducido por Eugenia Vásquez Nacarino.
México: Lumen, 2013.
Capítulo u otra parte de un libro
1. Blas Matamoro, «Alejo Carpentier o la sangrienta primavera de
la historia», en La crítica literaria española frente a la literatura lati-
noamericana, Panoramas de Nuestra América, núm. 2, ed. Leonor
Fleming (México: UNAM, 1993), 51-52.
2. Matamoro, «Alejo Carpentier», 51.
240 Revista de Humanidades y Ciencias Sociales, n.° 5 (El Salvador) (julio-diciembre, 2013) ISSN: 2306-0786
Matamoro, Blas. «Alejo Carpentier o la sangrienta primavera de la historia».
En La crítica literaria española frente a la literatura latinoamericana, Panoramas
de Nuestra América, núm. 2, editado por Leonor Fleming, 51-62. México:
UNAM, 1993.
Libro publicado electrónicamente
1. Paul Auster, The New York Trilogy (New York: Penguin Classics
Deluxe Edition, 1990), Edición Kindle.
2. Auster, The New York Trilogy.
Auster, Paul. The New York Trilogy. New York: Penguin Classics Deluxe Edi-
tion, 1990. Edición Kindle.
Artículo de revista
1. Néstor García Canclini, «Los jóvenes no se ven como el futu-
ro: ¿serán el presente?», Pensamiento Iberoamericano n.° 3. Segunda
época (2008): 7.
2. García Canclini, «Los jóvenes no se ven como el futuro», 8-9.
García Canclini, Néstor. «Los jóvenes no se ven como el futuro: ¿serán el
presente?». Pensamiento Iberoamericano 3 (2008): 3-16.
Artículo en revista electrónica
1. Martín Rodríguez Baigorria, «Tragedia y retórica en el Empedokles
de Hölderlin», 452° F. Revista de Teoría de la Literatura y Literatu-
ra Comparada 10 (2014): 185, acceso marzo 3, 2014, www.452f.
com/pdf/numero10/10_452f-mis-martin-rodriguez-orgnl.pdf
241Revista de Humanidades y Ciencias Sociales, n.° 5 (El Salvador) (julio-diciembre, 2013) ISSN: 2306-0786
2. Rodríguez Baigorria, «Tragedia y retórica en el Empedokles de
Hölderlin», 186-187.
Rodríguez Baigorria, Martin. «Tragedia y retórica en el Empedokles de Höl-
derlin». 452° F. Revista de Teoría de la Literatura y Literatura Comparada 10 (2014):
183-99. Acceso marzo 3, 2014, www.452f.com/pdf/numero10/10_452f-
mis-martin-rodriguez-orgnl.pdf
Artículo en periódico o revista popular
1. Winston Manrique Sabogal, «Octavio Paz o el sueño de dis-
cutir con el Nobel mexicano», El País, enero 30, 2014, acceso
marzo 5, 2014, cultura.elpais.com/cultura/2014/01/30/actuali-
dad/1391065633_708448.html
2. Manrique Sabogal, «Octavio Paz o el sueño de discutir con el
Nobel mexicano.»
Manrique Sabogal, Winston. «Octavio Paz o el sueño de discutir con el
Nobel mexicano». El País, enero 30, 2014. Acceso marzo 5, 2014, cultura.
elpais.com/cultura/2014/01/30/actualidad/1391065633_708448.html
Comunicación personal
1. Philip Roth (escritor), en discusión con autor, mayo 2014.
2. Roth, discusión.
Tesis o disertación
1. Daniella Bettina Blejer Eder, «La problematización de los géneros
discursivos en 2666 de Roberto Bolaño» (Tesis de Doctorado en
Letras, Universidad Nacional Autónoma de México, 2012).
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2. Blejer Eder, «La problematización de los géneros discursivos en
2666 de Roberto Bolaño».
Blejer Eder, Daniella Bettina. «La problematización de los géneros discursi-
vos en 2666 de Roberto Bolaño». Tesis de Doctorado en Letras, Universidad
Nacional Autónoma de México, 2012.
Manuscrito
1. Alvin Johnson, memorándum, 1937, folio 36, Papeles Horace Ka-
llen, YIVO Instituto Judío de Investigaciones, Nueva York.
2. Johnson, memorándum.
Kallen, Horace. Papeles. YIVO Instituto Judío de Investigaciones.
Película
1. Stanley Kubrick y Vladimir Nabokov, Lolita, dirigida por Stanley
Kubrick (1962; USA: Warner Home Video, 2006), DVD.
2. Kubrick y Nabokov, Lolita.
Kubrick, Stanley, y Nabokov, Vladimir. Lolita. DVD. Dirigida por Stanley
Kubrick. USA: Warner Home Video, 2006.
Pieza de arte
1. Willem de Kooning, «Pink Angels», Óleo y carboncillo sobre lien-
zo, c. 1945 (Frederick R. Weisman Art Foundation, Los Angeles).
2. De Kooning, «Pink Angels».
De Kooning, Willem. «Pink Angels», Óleo y carboncillo sobre lienzo, c.
1945. Frederick R. Weisman Art Foundation, Los Angeles.
243Revista de Humanidades y Ciencias Sociales, n.° 5 (El Salvador) (julio-diciembre, 2013) ISSN: 2306-0786
Para la sección Diálogos
Se debe incluir una presentación a la entrevista. Extensión: 2,000 palabras.
Datos de autor de la entrevista: Nombre, apellidos, institución, correo elec-
trónico. Todas las entrevistas deben presentarse en Times New Roman, ta-
maño 12, interlineado 1,5.
Para la sección Memoria
Se debe incluir una presentación al documento, en la cual se señale la pro-
cedencia y su relevancia. Extensión: 6,000 palabras. Se deberá respetar la
ortografía del original, pero se deberá indicar con [sic] en el caso de que la
palabra que la precede parece o es incorrecta. Asimismo, se deberán adjuntar
los datos del investigador responsable: Nombre, apellidos, institución, correo
electrónico.
Para la sección Reseñas
Deberá contener la referencia bibliográfica de la obra: Autor, título, lugar
de edición, editorial, año, número de páginas e ISBN. Extensión: no debe
sobrepasar las 3,500 palabras. Datos de autor de la reseña: Nombre, apellidos,
institución, correo electrónico. Todas las reseñas deben presentarse en Times
New Roman, tamaño 12, interlineado 1,5. La referencia bibliográfica en
negrita. Las citas se deben presentar acordes a las Normas Chicago 16.
En el caso de cuadros, gráficos y mapas:
Deberán entregarse en documento distinto. Asimismo, cada uno irá nume-
rado en arábigos (Ejemplo: Cuadro1). Titulados y al pie del cuadro su res-
pectiva fuente. Siempre se seguirán las normas de citado dependiendo de la
naturaleza del documento.
244 Revista de Humanidades y Ciencias Sociales, n.° 5 (El Salvador) (julio-diciembre, 2013) ISSN: 2306-0786
Se recomienda no abusar de mayúsculas ni de cursivas ni de negri-
tas. Solo se ocupará la cursiva en términos extranjeros, nuevos o con énfasis
especial; en las notas al pie en títulos de periódicos, libros, revistas. Las negri-
tas solo en el título del artículo, título de capítulos y subtítulos.