Reunión Vida y Ministerio Cristianos del 15 a 21 de agosto - Blog de...

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1 Canción 80 y oración Palabras de introducción (-3 mins.) “JEHOVÁ SE ACUERDA DE QUE SOMOS POLVO” (10 mins.) Salmo 103:8-12. Jehová es misericordioso y nos perdona si nos arrepentimos. (Salmo 103:8-12) Jehová es misericordioso y benévolo, tardo para la cólera y abundante en bondad amoro- sa. 9 No por todo tiempo seguirá seña- lando faltas, ni hasta tiempo indefinido se quedará resentido. 10 No ha hecho con nosotros aun conforme a nuestros peca- dos; ni conforme a nuestros errores ha traído sobre nosotros lo que merecemos. 11 Porque así como los cielos son más altos que la tierra, su bondad amorosa es superior para con los que le temen. 12 Tan lejos como está el naciente del po- niente, así de lejos ha puesto de nosotros nuestras transgresiones. *** La Atalaya 15 junio de 2013 página 20 párr. 14 *** Jehová es leal y está dispuesto a perdonar 14 Es muy consolador meditar en el perdón de Jehová. Hace mucho, una her- mana a quien llamaremos Elena fue expulsada, y varios años después fue readmitida. Ella recuerda: “Me decía a mí misma y a los demás que creía que Jehová me había perdonado, pero la ver- dad es que lo sentía distante y pensaba que para otros él estaba más cerca y era más real”. Sin embargo, Elena obtuvo consuelo al leer y analizar algunas com- paraciones que la Biblia emplea para describir el perdón de Jehová. “Sentí su amor y ternura como nunca antes”, co- menta. Y esta idea la conmovió de un modo muy especial: “No debemos creer que perdurará toda la vida la mancha de los errores que [Jehová] nos ha perdo- nado”. Elena concluye: “Me di cuenta de que en realidad no había creído que él pudiera perdonarme por completo; pen- saba que tendría que llevar esa carga el resto de mis días. Sé que me tomará algún tiempo, pero ahora empiezo a sen- tir que puedo acercarme a Jehová, y es como si me hubieran quitado un gran pe- so de encima”. ¡Qué amoroso y miseri- cordioso es el Dios al que servimos! (Sal. 103:9.) *** La Atalaya 15 julio de 2012 página 16 párr. 17*** Sirvamos al Dios de la libertad 17 Por supuesto, todos cometemos erro- res en un momento u otro de nuestra vida (Ecl. 7:20). Cuando nos suceda, no nos derrumbemos ni pensemos que no vale- mos nada. Si caemos, levantémonos y sigamos caminando, aunque para ello necesitemos pedirles ayuda a los ancia- nos. Santiago aseguró que “la oración de fe sanará al indispuesto, y Jehová lo levantará. También, si hubiera cometido pecados, se le perdonará” (Sant. 5:15). Jamás olvidemos que Jehová es muy compasivo y que él nos trajo a la con- gregación porque vio algo bueno en nuestro interior (léase Salmo 103:8, 9). Así pues, mientras nos esforcemos de todo corazón por serle fieles, él nunca nos abandonará (1 Cró. 28:9). Salmo 103:13, 14. Jehová conoce muy bien nuestras limitaciones. (Salmo 103:13, 14) Como un padre muestra misericordia a sus hijos, Jehová SALMOS Reunión Vida y Ministerio Cristianos del 15 a 21 de agosto 102 a 105

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Canción 80 y oración Palabras de introducción (-3 mins.)

“JEHOVÁ SE ACUERDA DE QUE SOMOS POLVO” (10 mins.)

Salmo 103:8-12. Jehová es misericordioso y nos perdona si nos arrepentimos.

(Salmo 103:8-12) Jehová es misericordioso y benévolo, tardo para la cólera y abundante en bondad amoro-sa. 9 No por todo tiempo seguirá seña-lando faltas, ni hasta tiempo indefinido se quedará resentido. 10 No ha hecho con nosotros aun conforme a nuestros peca-dos; ni conforme a nuestros errores ha traído sobre nosotros lo que merecemos. 11 Porque así como los cielos son más altos que la tierra, su bondad amorosa es superior para con los que le temen. 12 Tan lejos como está el naciente del po-niente, así de lejos ha puesto de nosotros nuestras transgresiones.

*** La Atalaya 15 junio de 2013 página 20 párr. 14 ***

Jehová es leal y está dispuesto a perdonar

14 Es muy consolador meditar en el perdón de Jehová. Hace mucho, una her-mana a quien llamaremos Elena fue expulsada, y varios años después fue readmitida. Ella recuerda: “Me decía a mí misma y a los demás que creía que

Jehová me había perdonado, pero la ver-dad es que lo sentía distante y pensaba que para otros él estaba más cerca y era más real”. Sin embargo, Elena obtuvo consuelo al leer y analizar algunas com-paraciones que la Biblia emplea para describir el perdón de Jehová. “Sentí su amor y ternura como nunca antes”, co-menta. Y esta idea la conmovió de un modo muy especial: “No debemos creer que perdurará toda la vida la mancha de los errores que [Jehová] nos ha perdo-nado”. Elena concluye: “Me di cuenta de que en realidad no había creído que él pudiera perdonarme por completo; pen-saba que tendría que llevar esa carga el resto de mis días. Sé que me tomará algún tiempo, pero ahora empiezo a sen-tir que puedo acercarme a Jehová, y es como si me hubieran quitado un gran pe-so de encima”. ¡Qué amoroso y miseri-cordioso es el Dios al que servimos! (Sal. 103:9.)

*** La Atalaya 15 julio de 2012 página 16 párr. 17***

Sirvamos al Dios de la libertad 17 Por supuesto, todos cometemos erro-res en un momento u otro de nuestra vida (Ecl. 7:20). Cuando nos suceda, no nos derrumbemos ni pensemos que no vale-mos nada. Si caemos, levantémonos y sigamos caminando, aunque para ello necesitemos pedirles ayuda a los ancia-nos. Santiago aseguró que “la oración de fe sanará al indispuesto, y Jehová lo levantará. También, si hubiera cometido pecados, se le perdonará” (Sant. 5:15). Jamás olvidemos que Jehová es muy compasivo y que él nos trajo a la con-gregación porque vio algo bueno en nuestro interior (léase Salmo 103:8, 9). Así pues, mientras nos esforcemos de todo corazón por serle fieles, él nunca nos abandonará (1 Cró. 28:9).

Salmo 103:13, 14. Jehová conoce muy bien nuestras limitaciones.

(Salmo 103:13, 14) Como un padre muestra misericordia a sus hijos, Jehová

SALMOS

Reunión Vida y Ministerio Cristianos del 15 a 21 de agosto

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ha mostrado misericordia a los que le temen. 14 Pues él mismo conoce bien la formación de nosotros, y se acuerda de que somos polvo.

***La Atalaya 15 abril de 2015, página 26 párrafo 8. ***

No deje de confiar en Jehová

8 Otro factor que hay que tomar en cuenta es que Jehová conoce a la perfección nuestras limitaciones (Sal. 103:14). Él no espera que salgamos ade-lante solo con nuestras propias fuerzas; es nuestro Padre y nos ofrece su ayuda. Claro, habrá veces que sintamos que ya no podemos más. Pero Jehová nos ase-gura que si el problema es tan grande que no podemos soportarlo, nos dará una salida (lea 1 Corintios 10:13). Él sabe lo que podemos y lo que no pode-mos aguantar. Confiemos en él.

***La Atalaya 15 junio de 2013, página 15 párr. 16. ***

Jehová es generoso y razonable

16 Imaginemos que somos israelitas bastante pobres. Al llegar al tabernáculo con un poco de harina para ofrecer, vemos que otros israelitas más pudientes traen ganado. Quizás nos podríamos sentir avergonzados por el escaso valor de nuestro sacrificio de harina. Pero en-tonces recordamos que nuestra ofrenda es valiosa a los ojos de Jehová. ¿Por qué? Porque él nos exige que la harina sea de alta calidad. Es como si dijera a los israelitas más pobres: “Comprendo que ustedes no pueden ofrecer tanto como otros, pero también sé que me es-tán dando lo mejor que pueden darme”. Verdaderamente, Jehová demuestra lo razonable que es al tener en cuenta las limitaciones y circunstancias de sus sier-vos (Sal. 103:14).

Salmo 103:19, 22. El aprecio por la misericordia de Jehová debería motivarnos a defender su sobera-nía.

(Salmo 103:19-22) Jehová mismo ha establecido firmemente su trono en los cielos mismos; y sobre toda cosa su pro-pia gobernación real ha tenido la domi-nación. 22 Bendigan a Jehová, todas las obras suyas, en todos los lugares de su dominación. Bendice a Jehová, oh alma mía.

*** La Atalaya 15 noviembre de 2010 página 25 párrafo 5***

Jehová es nuestro Soberano

5 Puesto que Jehová ha creado todo, es el legítimo Soberano de la Tierra y del resto del universo (léase Revelación 4:11). Además, también es nuestro Juez, Legislador y Rey, combinando así en su persona los poderes judicial, legislativo y ejecutivo, las tres ramas del gobierno universal (Isa. 33:22). Dado que le debemos la existencia y dependemos de él, tenemos que verlo como nuestro Señor Soberano y defender su elevadí-sima posición. Algo que nos moverá a hacerlo es tener siempre presentes estas palabras: “Jehová mismo ha establecido firmemente su trono en los cielos mis-mos; y sobre toda cosa su propia gober-nación real ha tenido la dominación” (Sal. 103:19; Hech. 4:24).

*** La Atalaya 1 diciembre de 2007 página 21 párr. 1 ***

La soberanía de Jehová y el Reino de Dios

“JEHOVÁ mismo ha establecido firmemente su trono en los cielos mismos; y sobre toda cosa su propia gobernación real ha tenido la domina-ción.” (Salmo 103:19.) Con estas palabras, el salmista se refirió a la sobe-ranía de Dios. Por ser el Creador, él tiene todo el derecho a ser el Soberano del uni-verso.

miento

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SALMOS 102-105 Jehová se acuerda de que somos polvo

Vea Guía de actividades para la Reunión – página 5

Salmo 102:12, 27. ¿Cómo nos ayuda a superar la tristeza concentrarnos en nuestra rela-ción con Jehová?

(Salmo 102:12, 27) 12 En cuanto a ti, oh Jehová, hasta tiempo indefinido mora-rás, y la mención conmemorativa de ti será por generación tras generación. 27 Pero tú eres el mismo, y tus propios años no se completarán.

*** La Atalaya 15 marzo de 2014 página 16, párrafos 19-21 ***

Mantengamos una actitud positiva

LA “ORACIÓN DEL AFLIGIDO”

19 El escritor del Salmo 102 estaba desesperado. Se sentía afligido por un profundo dolor, fuera físico o emocio-nal, y no tenía fuerzas para enfrentarse a sus problemas (Sal. 102, encabeza-miento). Sus palabras revelan que se hallaba absorto en sí mismo, en su do-lor y soledad (Sal. 102:3, 4, 6, 11). Creía que Jehová quería desecharlo (Sal. 102:10).

20 Aun así, el salmista podía usar su vida para alabar a Jehová (lea Salmo 102:19-21). Como muestra el Salmo 102, quienes están en la fe pueden experimentar tanta angustia que no lo-gren concentrarse en nada más. El salmista se sintió “como un pájaro

aislado sobre un techo”, como si su única compañía fueran sus preocupa-ciones (Sal. 102:7). Si usted alguna vez se siente así, derrámele su corazón a Jehová, tal como hizo el salmista. Las oraciones del afligido —las de usted mismo— lo ayudarán a combatir los pensamientos negativos. Jehová ha prometido que “se volverá hacia la ora-ción de los que están despojados de todo, y no despreciará su oración” (Sal. 102:17). Confíe en esa promesa.

Salmo 103:13. ¿Por qué Jehová no responde ensegui-da todas nuestras oraciones?

(Salmo 103:13) Como un padre muestra misericordia a sus hijos,

David utilizó comparaciones para explicar la misericordia de Jehová 103:12 103:11 Jehová pone nuestros Igual que no podemos pecados tan lejos como comprender por completo es posible imaginar; igual la distancia que hay entre la de lejos que está el nacien- Tierra y las estrellas, tampo- te del poniente. co podemos comprender del todo la inmensidad del amor leal de Jehová 103:13 Así como un padre se compadece de su hijo hijo, cuando este sufre. Jehová es misericordioso con quie- nes se sienten aplastados por sus pecados y se arre- pienten.

8 mins.

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Jehová ha mostrado misericordia a los que le temen.

*** La Atalaya 15 abril de 2015 página 25 párr. 7. ***

No deje de confiar en Jehová

7 Pero ¿por qué Jehová no respon-de enseguida todas nuestras oracio-nes? Recordemos que en la Biblia se compara la relación que tenemos con él a la de un niño con su padre (Sal.

103:13). El niño no puede esperar que el padre le conceda de inmediato todo lo que le pide. A veces, puede que se trate de un deseo pasajero. En otros ca-sos, el padre decide esperar al momento más adecuado. También po-dría ser que el niño pidiera algo que no le conviene o que pudiera afectar a otras personas. Es más, si el padre le concediera todas sus peticiones, terminaría convirtiéndose en su escla-vo. De forma parecida, puede que Je-

hová decida esperar antes de contestar nuestras oraciones porque entiende que eso es lo mejor para nosotros. Él tiene derecho a hacerlo, pues es nues-tro Creador, nuestro Amo y nuestro Padre. Pero también es sabio y nos quiere, por eso podemos confiar en él. Por otro lado, no debemos olvidar que somos nosotros quienes servimos a Dios, no al revés (compare con Isaías 29:16; 45:9).

¿Qué me enseña sobre Jehová la lectura bíblica de esta semana?*** w08 1/4 págs. 11-12 ***

¿Será destruido el planeta Tierra?

Mucho antes de que los científicos reconocieran la “tendencia al desorden” en el mundo físico, un salmista escribió refiriéndose a Dios: “Tú colocaste los fundamentos de la tierra misma, y los cielos son la obra de tus manos. Ellos mismos perecerán, pero tú mismo quedarás en pie; e igual que una prenda de vestir todos ellos se gastarán. Igual que ropa los reemplazarás, y ellos terminarán su turno. Pero tú eres el mismo, y tus propios años no se completarán” (Salmo 102:25-27).

Con estas palabras, el salmista no desmintió el propósito eterno de Dios para la Tierra. Más bien, estaba contrastando la existencia eterna de Dios con el carácter perecedero de toda la materia creada por él. Si no fuera por el poder eterno y renovador de Dios, el universo —lo que incluye el sistema solar del que depende nuestro planeta para tener luz, energía y estabilidad orbital— se sumiría en un caos absoluto que lo conduciría a su destrucción. Así que, por sí sola, la Tierra se ‘gastaría’, es decir, llegaría a su fin.

*** w99 15/5 pág. 22*** “Bendice a Jehová, oh alma mía”

David se recuerda lo siguiente: “[Jehová] está sanando todas tus dolencias” (Salmo 103:3). Puesto que sanar implica una recuperación o restablecimiento, supone más que perdonar el mal proceder. Conlleva la eliminación de las “dolencias”, es decir, las malas consecuencias de haber actuado mal. En el nuevo mundo que Jehová traerá, él ciertamente erradicará las consecuencias físicas del pecado, como la enfermedad y la muerte (Isaías 25:8; Revelación [Apocalipsis] 21:1-4). Pero incluso hoy, Dios nos sana de las dolencias espirituales, que en el caso de algunas personas incluyen una mala conciencia y una relación rota con él.

‘No olvidemos’ lo que Jehová ya ha hecho por cada uno de nosotros a este respecto.

*** w99 15/5 págs. 23-24 *** “Bendice a Jehová, oh alma mía”

Jehová libra a su pueblo

El salmista también canta: “Jehová está ejecutando actos de justicia y decisiones judiciales para todos los que están siendo defraudados. Dio a conocer sus caminos a Moisés, sus tratos hasta a los hijos de Israel” (Salmo 103:6, 7). Al hablar de los “defraudados”, David probablemente está pensando en los israelitas que vivieron bajo los opresores egipcios en los días de Moisés. Meditar sobre cómo Jehová dio a conocer a Moisés que los liberaría debe haber despertado un sentimiento de gratitud en el corazón de David.

Reflexionar sobre cómo trató Dios con los israelitas nos motiva a nosotros a sentir una gratitud similar. Pero no debemos dejar de pensar en las experiencias actuales de los siervos de Jehová, como las que aparecen en los capítulos 29 y 30 del libro Los testigos de Jehová, proclamadores del Reino de Dios. Los relatos documentados que se encuentran en él y en otras publicaciones de la Sociedad Watch Tower nos permiten ver cómo ha ayudado Jehová a su pueblo en nuestros tiempos a aguantar encarcelamiento, ataques de turbas, proscripciones, campos de concentración y campos de trabajos forzados. Ha habido pruebas en países desgarrados por la guerra, como Burundi, Liberia, Ruanda y la antigua Yugoslavia. Siempre que ha habido una persecución, la mano de Jehová ha sustentado a sus siervos fieles. Meditar sobre estos hechos de nuestro gran Dios, Jehová, nos ayudará igual que ayudó a David el reflexionar en el relato de la liberación de Egipto.

*** w08 15/8 pág. 13 párr. 6 *** Honremos a Jehová actuando con

dignidad

6 El fiel salmista debió de sentirse conmovido al observar el silencioso esplendor de un cielo tachonado de brillantes estrellas. Asombrado por la extraordinaria destreza creadora de Jehová y por la manera en que extendió “los cielos como una tela de tienda”, dijo que Dios se había vestido de dignidad (léase Salmo 104:1, 2). Aunque el omnipotente Creador es invisible, su dignidad y esplendor se perciben en sus obras visibles.

*** w11 15/10 pág. 8 párr. 1 *** ¿Son sanas nuestras diversiones?

LA Biblia muestra en numerosos pasajes que Jehová no quiere que simplemente pasemos por la vida, sino que desea que disfrutemos de ella. Por ejemplo, Salmo 104:14, 15 señala que él “está haciendo [...] salir alimento de la tierra, y vino que regocija el corazón del hombre mortal, para hacer brillar el rostro con aceite, y pan que sustenta el mismísimo corazón del hombre mortal”. En efecto, Dios hace crecer los cultivos para que obtengamos grano, aceite y vino con que alimentarnos. Pero notemos que el vino es un producto que no solo nos nutre, sino que además nos “regocija el corazón” (Ecl. 9:7; 10:19). Es evidente que Jehová quiere que los seres humanos vivan felices, pues está “llenando por completo sus corazones [...] de alegría” (Hech. 14:16, 17).

*** w00 1/3 pág. 15 *** ‘Hallemos a Jehová y su fuerza’

Busquemos el poder que Jehová da

6 Jehová puede dar poder a sus siervos y también protegerlos. La Biblia nos exhorta a “hallar a Jehová y su fuerza” (Salmo 105:4). ¿Por qué? Porque cuando hacemos las cosas con la fuerza de Jehová, usamos nuestro poder para beneficio y no para perjuicio de los demás. No hallamos otro ejemplo mejor al respecto que el de Jesucristo, quien ejecutó muchos milagros

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con “el poder de Jehová” (Lucas 5:17). Jesús pudo haberse dedicado a hacerse rico, famoso o incluso un rey omnipotente (Lucas 4:5-7). Sin embargo, utilizó el poder de Dios para preparar, enseñar, ayudar y curar al prójimo (Marcos 7:37; Juan 7:46). Qué buen ejemplo para nosotros.

*** w14 1/6 págs. 7-8 *** ¿Ha probado el pan de la vida?

Al sacar a su pueblo de allí, Jehová no tenía la intención de dejarlo sin pan. Les prometió: “Voy a hacer que llueva pan para ustedes desde los cielos”. Y cumplió su

palabra, pues todas las mañanas aparecía una especie de capa “fina [y] hojaldrada” que parecía escarcha o rocío. “¿Qué es?”, preguntaron los israelitas la primera vez que la vieron. “Es el pan que Jehová les ha dado para alimento”, les respondió Moisés. Entonces comenzaron a llamarlo maná, y eso fue lo que los alimentó durante los siguientes cuarenta años (Éxodo 16:4, 13-15, 31).

Al principio, el maná tuvo que haber impresionado a los israelitas. La Biblia dice que “su sabor era como el de tortas

aplastadas con miel”, y había suficiente para todos (Éxodo 16:18). Pero con el paso del tiempo, empezaron a extrañar la variedad de la comida egipcia. “Nuestros ojos no se posan en cosa alguna sino en el maná”, refunfuñaron (Números 11:6). Más tarde dijeron furiosos: “Nuestra alma ha llegado a aborrecer el pan despreciable” (Números 21:5). Al final, el “pan del cielo” se convirtió en algo desagradable y repulsivo para ellos (Salmo 105:40).

¿Qué ideas de la lectura bíblica de esta semana pueden servirme en la predicación

*** w14 15/3 pág. 16 párr. 21 *** Mantengamos una actitud positiva

21 El Salmo 102 también nos enseña a cultivar una actitud más positiva. El salmista logró esto centrándose en su relación con Jehová (Sal. 102:12, 27). Lo consolaba saber que él siempre estaría ahí para ayudar a su pueblo a enfrentarse a las adversidades. Por tanto, si los sentimientos negativos que usted tiene no le dejan hacer todo lo que quisiera en el servicio a Dios, dígaselo en oración. Pídale que lo escuche, no solo para obtener alivio, sino para que su santo nombre sea declarado (Sal. 102:20, 21).

*** w11 1/8 pág. 13 *** Él recuerda “que somos polvo”

(Salmo 103)

David sabía que “Jehová es misericordioso” y que no está continuamente “señalando faltas” en nosotros (versículos 8 a 10). Cuando Dios ve razones para mostrar misericordia, su perdón es completo y generoso. Con tres elocuentes comparaciones, el poeta David nos ayuda a entender la profundidad de la misericordia que Jehová nos concede.

“Como los cielos son más altos que la tierra, su bondad amorosa es superior para con los que le temen.” (Versículo 11.) Al contemplar el cielo nocturno, es difícil

imaginar la inmensa distancia que separa la Tierra del firmamento estrellado. David resalta con estas palabras la grandeza de la misericordia de Dios, una faceta de su amor leal. Jehová es misericordioso con “los que le temen” o, como explicó un comentarista bíblico, con quienes “respetan su autoridad con humildad y fervor”.

“Tan lejos como está el naciente del poniente, así de lejos ha puesto de nosotros nuestras transgresiones.” (Versículo 12.) Otra versión dice: “Como está lejos el este del oeste”. ¿Es eso muy lejos? Tanto como podamos imaginar. Cierta obra de consulta bíblica aclara: “Puedes volar tan lejos como te lleven las alas de la imaginación, y si vas hacia occidente, cada aletazo te llevará más lejos del oriente”. Así, en este versículo David indica que cuando Dios nos perdona los pecados, los pone tan lejos de nosotros como nos sea posible imaginar.

“Como un padre muestra misericordia a sus hijos, Jehová ha mostrado misericordia a los que le temen.” (Versículo 13.) David sabía por experiencia que un padre amoroso desea ser compasivo con sus hijos, sobre todo cuando están afligidos. De este modo, el salmista nos asegura que nuestro bondadoso Padre celestial muestra misericordia a sus hijos humanos, en especial cuando ve que están arrepentidos de sus pecados y que su corazón está “quebrantado y aplastado” (Salmo 51:17).

Después de estas tres comparaciones, David revela lo que impulsa a Jehová a ser misericordioso con los seres humanos imperfectos: “Él mismo conoce bien la formación de nosotros, y se acuerda de que somos polvo” (versículo 14). El Creador sabe que estamos hechos de polvo, que tenemos debilidades y limitaciones. Y como toma en cuenta nuestra inclinación al pecado, está “listo para perdonar” siempre que nos arrepintamos de corazón (Salmo 86:5).

*** w74 1/8 pág. 454 *** Enfermedades y dolencias... ¿no

terminarán nunca?

El quebrantar la ley de Dios (el pecar) y las enfermedades así están enlazadas. La profecía en Isaías 33:24, que tuvo un cumplimiento en Israel de la antigüedad, da énfasis a este enlace. Dice: “Ningún residente dirá: ‘Estoy enfermo.’” ¿Cómo podría alguien en aquel entonces declarar tal cosa? El versículo contesta: “El pueblo que está morando en la tierra será el perdonado por su error.” Cuando volvían a ser obedientes a Dios, resultaba lo que pudiera llamarse ‘salud espiritual.’ Y eso producía los beneficios de salud física que Jehová prometía. (Compare también con Salmo 103:1-5.) Esto es igualmente cierto hoy día.

Lectura de la Biblia: Salmo 105:24-45. (- 4 mins.)

(Salmo 105:24-45) 24 Y él siguió haciendo a su pueblo muy fructífero, y gradualmente lo hizo más poderoso que sus adversarios. 25 Dejó que el corazón de ellos cambiara para que odiaran a su pueblo, para que se porta-ran astutamente contra sus siervos. 26 Envió a Moisés su siervo, a Aarón, a

quien había escogido. 27 Ellos pusieron entre aquellos los asuntos de sus seña-les, y los milagros en la tierra de Cam. 28 Él envió oscuridad, y así lo hizo oscuro; y no se rebelaron contra sus palabras. 29 Cambió sus aguas en san-gre, y procedió a hacer morir sus pe-ces. 30 Su tierra pululó de ranas, en los

cuartos interiores de sus reyes. 31 Dijo que entraran los tábanos, jejenes en todos sus territorios. 32 Hizo que sus precipitaciones fueran granizo, un fue-go llameante en su tierra. 33 Y procedió a herir sus vides y sus higueras, y a quebrar los árboles de su territorio. 34 Dijo que entraran las langostas, y

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una especie de langosta, aun sin número. 35 Y estas se pusieron a comer toda la vegetación de la tierra de ellos; también se pusieron a comer el fruto de su suelo. 36 Y él procedió a derribar a todo primogénito en su tierra, el princi-pio de toda su facultad generativa. 37 Y empezó a sacarlos con plata y oro; y entre sus tribus no hubo nadie que vi-niera tropezando. 38 Egipto se regocijó

cuando salieron, porque el pavor de ellos había caído sobre ellos. 39 Él extendió una nube por pantalla, y fuego para alumbrar de noche. 40 Pidieron, y procedió a traer codornices, y con pan del cielo siguió satisfaciéndolos. 41 Abrió una roca, y aguas empezaron a manar; estas pasaron por las regio-nes áridas como un río. 42 Porque se acordó de su santa palabra [que habló]

con Abrahán su siervo. 43 Por lo tanto sacó a su pueblo con alborozo, a sus escogidos aun con un clamor gozoso. 44 Y gradualmente les dio las tierras de las naciones —y ellos siguieron toman-do posesión del producto del duro trabajo de grupos nacionales— 45 a fin de que guardaran sus disposiciones reglamentarias y observaran sus pro-pias leyes.. . .

Primera conversación. (- 2 mins.)

Portada de ¡Despertad! 2016, Número 4. Páginas 10, 11.Prepare el terreno para la revisita.

AYUDA PARA LAS FAMILIAS | JÓVENES

Cómo adaptarse a los cambios EL PROBLEMA

Por el trabajo de tu padre, tu familia debe mudarse lejos. Tu mejor amiga se va a vivir a otra ciudad. Tu hermano mayor se va a casar y se marcha.

¿Te adaptarías con facilidad a estos cambios?

LO QUE DEBES SABER Los cambios son inevita-bles. La Biblia reconoce una verdad fundamental sobre los seres humanos: “El tiempo y el suceso imprevisto les acaecen a todos” (Eclesiastés 9:11). Tarde o temprano, comprobarás lo

ciertas que son estas palabras. Por supuesto, no todo lo inesperado es malo. Algunos cambios que al prin-cipio parecen malos podrían acabar siendo buenos. Aun así, la mayoría de las personas se sienten cómodas con

su rutina, con lo que conocen; mientras que los cambios, sean buenos o no, les causan ansiedad. Para los adolescentes es especial-mente difícil. ¿Por qué? “Ya estás experimentando cambios internos —

Los árboles que se doblan con el viento aguantan mejor las tormentas. Del mismo modo, tú puedes “doblarte” cuando llegan cambios sobre los que tienes poco o ningún control. Pero antes de ver cómo hacerlo, analicemos algunas cosas que debes saber sobre los cambios.

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comenta un joven llamado Alex—.* Los cambios externos no hacen más que aumentar el estrés”.

Otra razón es que, al enfrentarse a un cambio, los adultos ya cuentan con un “libro” lleno de experiencias que pueden consultar para ver qué hicieron en situaciones parecidas. Sin embar-go, los jóvenes apenas tienen unas pocas páginas escritas.

Es posible adaptarse. La resiliencia es la capacidad para adaptarse a los cambios y superar las adversidades. Una persona con esta cualidad no solo aguanta las nuevas circunstan-cias, sino que también ve cómo sacar partido de las dificultades. Por esa razón, es menos probable que los jóvenes resilientes caigan en las dro-gas o el alcohol cuando se sienten abrumados.

LO QUE PUEDES HACER Acepta la realidad. Seguro que te gustaría tener el control de tu vida, pero eso es sencillamente imposible. Tus amigos se irán lejos o se casarán;

tus hermanos crecerán y se marcharán de casa, o tu familia se mudará y tendrás que dejar atrás a tus amigos y todo lo que conoces. Es mejor aceptar la realidad que permitir que tus pensamientos negativos te abru-men (texto bíblico clave: Eclesiastés 7:10). Mira al futuro. Pensar todo el tiempo en el pasado es como conducir por una autopista sin dejar de mirar al espejo retrovisor. Echar un vistazo atrás es bueno, pero debes concentrarte en la carretera, en lo que tienes delante de ti. Lo mismo ocurre cuando te enfren-tas a los cambios. Intenta concentrarte en el futuro (Proverbios 4:25). Por ejemplo, ¿qué objetivo podrías ponerte para el próximo mes o para los próxi-mos seis meses? Concéntrate en lo positivo. “La resiliencia tiene que ver con la actitud —afirma una joven llamada Laura—. Búscale el lado bueno a tu situación actual”. ¿Puedes mencionar algo posi-tivo de tus nuevas circunstan-cias? (texto bíblico clave: Eclesiastés 6:9).

Una mujer joven llamada Victoria re-cuerda que durante su adolescencia todos sus amigos se mudaron lejos. “Me sentía muy sola. Quería que las cosas fueran como antes —comenta—. Pero al mirar al pasado, siento que fue justo entonces cuando empecé a madurar. Me di cuenta de que crecer es cambiar y de que estaba rodeada de personas que podían llegar a ser mis amigos” (texto bíblico cla-ve: Proverbios 27:10). Pensar todo el tiempo en el pasado es como conducir por una autopista sin dejar de mirar al espejo retrovisor Haz cosas por los demás. La Biblia nos dice cómo lograrlo: “No vigilando con interés personal solo sus propios asuntos, sino también con interés personal los de los demás” (Filipenses 2:4). Un buen antídoto contra nuestros propios desafíos es ayudar a los de-más con los suyos. Anna, de 17 años, dice: “Al crecer, me di cuenta de que me sentía mucho mejor cuando ayuda-ba a alguien que estaba pasando por una situación igual o peor que la mía”. * Se han cambiado algunos nombres.

TEXTOS BÍBLICOS CLAVE

“No digas: ‘¿Por qué ha sucedido que los días anteriores resultaron ser mejores que estos?’” (Eclesiastés 7:10).

“Vale más lo que se ve con los ojos que lo que se imagina con el deseo” (Eclesiastés 6:9, El libro del Pueblo de Dios).

“Mejor es un vecino que está cerca que un hermano que está lejos” (Proverbios 27:10).

Revisita. (- 4 mins.) Portada de ¡Despertad! 2016, Número 4. Páginas 10, 11.Prepare el terreno para la revisita

(ELIJA LA MISMA INFORMACION DE LA PRIMERA CONVERSACIÓN PARA ESTA ASIGNACION)

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(-6 mins.) Páginas 164-164 párrs. 3, 4. Ayude al estudiante a ver cómo puede poner en práctica la información.

¿POR QUÉ DEBEMOS ORAR A JEHOVÁ? 3 Una razón importante por la que debemos orar a Jehová es que él nos invita a hacerlo. Su Palabra dice: “No se inquieten por cosa alguna, sino que en todo, por oración y ruego junto con acción de gracias, dense a conocer sus peticiones a Dios; y la paz de Dios que supera a todo pensamiento guardará sus corazones y sus facultades mentales mediante Cristo Jesús” (Filipenses 4:6, 7). Seguramente, no queremos rechazar una invitación tan bondadosa del Gobernante Supremo del universo. 3. Mencione una razón importante por la que debemos orar a Jehová.

4 Otra razón por la que debemos orar es que cuando lo hacemos con frecuencia, se estrecha nuestra relación con Jehová. Los buenos amigos no se comunican solo cuando necesitan algo, sino en cualquier momento, porque se interesan el uno en el otro. Su amistad se va fortaleciendo a medida que se expresan con toda libertad sus pensamientos, preocupaciones y sentí-mientos. En cierto sentido, algo parecido ocurre con nuestra relación con Jehová. Gracias a este libro, usted ha aprendido mucho sobre lo que la Biblia enseña acerca de Jehová, su perso-nalidad y su propósito. Ha llegado a ver a Dios como una per-sona real. Pues bien, la oración le permite expresar a su Padre celestial sus pensamientos y sentimientos más íntimos. Y de esa forma se acercará más a él (Santiago 4:8).

4. ¿Por qué diría usted que al orar con frecuencia se estrecha nuestra relación con Jehová?

NUESTRA VIDA CRISTIANA

Canción 91

Nunca olvide lo que Jehová ha hecho por usted (Sal.103:1-5) (15 mins.)

Análisis con el auditorio. Ponga el vídeo de jw titulado “Llegué a odiar la vida que llevaba” (vaya a SOBRE NOSOTROS > QUE HACEMOS). Luego pregunte: ¿Qué razones tenemos para alabar a Jehová? ¿Qué bendiciones obtendremos en el futuro gracias a la bondad de Jehová?

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Estudio Bíblico de la Congregación “EJEMPLOS DE FE” cap.22 párrafos 1 a 13. (30 mins

CAPÍTULO 22

Un hombre de gran lealtad

EDRO mira con preocupación las caras de quienes están escuchan-do a Jesús. Se encuentra en la

sinagoga de Capernaum, la ciudad donde viven tanto él como sus familia-res, amigos y compañeros de trabajo. Su negocio de pesca también está allí, al norte del mar de Galilea. Sin duda, Pedro desea que toda aquella gente comparta con él la emoción de escuchar al mismísimo Jesús, el mejor maestro de la historia, hablándoles del Reino de Dios. Sin embargo, parece que las co-sas están tomando otro rumbo.

2 De hecho, muchos han dejado de prestar atención. Algunos incluso están criticando descaradamente el mensaje de Jesús. Pero lo que más inquieta a Pedro es que varios discípulos de Cristo tampoco parecen cómodos. Sus rostros ya no reflejan la alegría de estar apren-diendo la verdad. Se los ve claramente molestos. Pero eso no es todo: muchos de ellos llegan a afirmar que el discurso de Jesús es ofensivo, se niegan a se-guir escuchándolo y se marchan de allí. Es más, a partir de ese momento dejan de seguir a Jesús (lea Juan 6:60, 66). 1, 2. ¿Cómo deseaba Pedro que las personas respondieran al discurso de Jesús en Capernaum, pero qué sucedió en realidad?

3 También a los apóstoles les cuesta asimilar las palabras de su Maestro. A decir verdad, tampoco Pedro las com-prende por completo, y hay que admitir que podrían resultar ofensivas si se

tomaran al pie de la letra. ¿Qué decidirá hacer? No es la primera vez que se po-ne a prueba su lealtad a Jesús, y tam-poco sería la última. Veamos, pues, có-mo la fe firme de este hombre le ayu-dó a superar las pruebas y mantenerse leal. 3. ¿De qué forma le ayudó a Pedro tener una fe firme?

Cuando los demás no fue-ron leales

4 En realidad, fueron muchas las ocasio-nes en las que las palabras y acciones de Jesús dejaron desconcertado a Pedro. Una de ellas había ocurrido justo el día anterior. Después de que Jesús había alimentado milagrosamente a va-rios miles de personas, algunos inten-taron nombrarlo rey, pero él reaccionó de una forma que sorprendió a muchos: se fue de allí para evitarlo. Luego ordenó a sus discípulos que subieran a una barca y se dirigieran a Capernaum. Esa misma noche, mientras navega-ban, volvieron a quedarse admirados al ver a Jesús caminando hacia ellos sobre las aguas del mar de Galilea en medio de una tormenta. En aquella oca-sión, Jesús le enseñó a Pedro una im-portante lección sobre la fe. 5 Por la mañana, los discípulos se dieron cuenta de que la multitud también los había seguido. ¿Qué hizo Jesús enton-ces? Él sabía que no buscaban apren-der verdades espirituales, sino recibir más comida milagrosamente, y por eso

los reprendió (Juan 6:25-27). En la sinagoga de Capernaum continuó ha-blando del asunto y les transmitió una compleja pero importante enseñanza, una enseñanza que volvería a dejar sor-prendido a más de uno.

4, 5. ¿Por qué puede decirse que la manera de actuar de Jesús resultó sor-prendente para muchas personas?

6 Jesús quería que aquellas personas cambiaran su actitud materialista y comprendieran que tenían ante sí al enviado de Dios, quien entregaría su vida para darle a la humanidad la posi-bilidad de vivir para siempre. Para lo-grarlo, Jesús se comparó a sí mismo al maná, el pan que cayó del cielo en los días de Moisés. Como vio que algunos lo criticaban, añadió una gráfica compa-ración: explicó que para obtener la vida era necesario comer su carne y beber su sangre. Es entonces cuando, como vimos al principio del capítulo, muchos se molestan y dicen: “Este discurso es ofensivo; ¿quién puede escucharlo?”. Incluso varios discípulos de Jesús deci-den abandonarlo (Juan 6:48-60, 66).* 6. ¿Qué comparación hizo Jesús, y cómo reaccionaron sus oyentes?

*Llama la atención la reacción de estas personas, pues solo un día antes habían aclamado a Jesús como profeta de Dios (Juan 6:14) 7 ¿Cómo reacciona Pedro? Es probable que también se sienta confundido, pues aún no ha comprendido que Jesús tiene que morir para cumplir la voluntad de Dios. Así y todo, no se va con aquellos

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discípulos que se ofenden con tanta fa-cilidad. Sin duda, hay algo en lo que Pe-dro es muy diferente a ellos. ¿De qué se trata? Sigamos analizando el relato. 8 Jesús les pregunta a los apóstoles: “Ustedes no quieren irse también, ¿ver-dad?” (Juan 6:67). Aunque la pregunta va dirigida a los 12, es Pedro quien res-ponde. Solía ser así; tal vez la razón se debía a que, al parecer, era el mayor de todos o, sencillamente, a que era incapaz de callar lo que sentía. Y su res-puesta es una de las más memorables: “Señor, ¿a quién nos iremos? Tú tienes dichos de vida eterna” (Juan 6:68). 7, 8. a) ¿Qué aspecto de la misión que Jesús tenía que cumplir no había comprendido Pedro todavía? b) ¿Cómo respondió Pedro a la pregunta de Jesús? 9 ¡Qué palabras tan conmovedoras las de Pedro! Es obvio que su fe en Jesús le había hecho cultivar una valiosa cua-lidad: la lealtad. Pedro tenía claro que Jesús era el único Salvador que Jehová había dado y que su vida dependía de escuchar sus enseñanzas sobre el Rei-no de Dios. Y aunque es cierto que no siempre entendía todo lo que Jesús decía, sabía que su Maestro era el úni-co medio para obtener el favor de Dios y recibir la vida eterna. Debemos ser leales a las enseñanzas de Jesús, incluso cuando algunas de ellas nos sorprendan o no encajen con nuestras preferencias personales 9. ¿De qué manera demostró Pedro que era leal a Jesús?

10 ¿Opina usted lo mismo que Pedro? Hoy día, muchas personas afirman que aman a Jesús, pero, por desgracia, no son leales de verdad. Ser realmente leal a Cristo implica ver sus enseñanzas como las veía Pedro. Hay que esforzar-se por aprenderlas, comprenderlas y vivirlas, incluso cuando algunas de ellas nos sorprendan o no encajen con nues-tras preferencias personales. La lealtad es el único camino para recibir la vida eterna que Jesús nos ofrece (lea Salmo 97:10). 10. ¿Cómo podemos imitar la lealtad que mostró Pedro?

Cuando fue corregido

11 Poco después, Jesús partió con los apóstoles y otros discípulos en un largo viaje hacia el norte. La cumbre nevada del monte Hermón, ubicado en la fron-tera norte de la Tierra Prometida, podía verse desde las azules aguas del mar de Galilea. La montaña iba creciendo ante sus ojos a medida que se acerca-ban y subían por el camino que les lle-vaba hasta las aldeas cercanas a Cesa-rea de Filipo.* Y fue en este extraordina-rio lugar, con una inmejorable vista de la Tierra Prometida a sus pies, donde Jesús les planteó a sus discípulos una cuestión importantísima. 11. ¿Qué viaje hizo Jesús con sus discípulos? (Vea también la nota.) *Desde el mar de Galilea, situado a unos 210 metros (700 pies) bajo el nivel del mar, recorrieron unos 50 kilómetros (30 millas) por

bellas regiones hasta alcanzar los 350 metros (1.150 pies) sobre el nivel del mar. 12 “¿Quién dicen las muchedumbres que soy?”, les preguntó Jesús. No es difícil imaginarnos a Pedro clavando su mira-da en los bondadosos ojos de su Maes-tro, consciente de su extraordinaria inteligencia. Jesús quería averiguar qué pensaban de él las personas a quienes había hablado. Así que los discípulos le contaron algunos de los rumores que circulaban sobre su identidad. Pero Jesús deseaba indagar más: ¿habían creído aquellos falsos rumores sus dis-cípulos más allegados? Por eso insistió: “Pero ustedes, ¿quién dicen que soy?” (Luc. 9:18-20). 13 De nuevo, Pedro no lo pensó ni un se-gundo antes de contestar. Su respues-ta expresó lo que sentían muchos de los presentes: “Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios vivo”. ¿Nos imaginamos a Jesús felicitando a Pedro por su res-puesta, mientras lo miraba complacido, sonrién-dole con cariño? Luego le explicó que es Jehová —y no el hombre— quien revela esa importante verdad a sus sier-vos fieles. En efecto, Jehová le había permitido a Pedro com-prender una de las enseñanzas divinas más importan-tes que se hayan revelado jamás: la identidad del Cristo, el Mesías prometi-do (lea Mateo 16:16, 17).

12, 13. a) ¿Por qué quería saber Jesús lo que pensaba la gente de él? b) En su respuesta a Jesús, ¿cómo mostró Pedro su fe?

Repaso de esta reunión y adelanto de la próxima (3 mins)

Canción 131 y oración