Reseña ENSAYO SOBRE LA CEGUERA

1
Reseña: Ensayo sobre la Ceguera Título: Ensayo sobre laceguera (1995) Autor: José Saramago Traductor: Basilio Losada Género: realismo mágico Editorial: Punto de lectura Número de páginas: 375 ¿Es posible que aún teniendo ojos que ven, seamos ciegos? José Saramago, ganador del Premio Nobel de literatura, nos pone en jaque con una novela inolvidable donde, el que tiene ojos que ven, deberá ser consciente de su responsabilidad con la sociedad. Este ha sido el primer libro que leo de este autor portugués y me ha dejado con un gran sabor de boca. Me he encontrado con una historia perfectamente armada, profunda y psicológicamente destructora. ¿Qué clase de sociedad somos? ¿Es la capacidad de ver las vigas de nuestra naturaleza? Según Ensayo sobre la Ceguera, donde todo el mundo quedará ciego por una extraña enfermedad desconocida, sí. Todo empieza de forma abrupta con un anónimo conductor que se ha parado en un semáforo en rojo. De pronto, quedará ciego, pero su ceguera no es la famosa oscuridad eterna que nos embarga, sino más bien, una luz mortecina, blanca y etérea. Un gran vaso de leche del que no es capaz de salir. El hombre tiembla de terror y pánico y enseguida, un peatón se anima a ayudarlo. Es así como se irá propagando la terrible enfermedad de persona a persona, sólo por el contacto visual que un ciego puede hacerle a otro que no lo es. Caerán así, el ladronzuelo aprovechado, la mujer del primer ciego, el oftalmólogo que lo atendió, la gente que fue atendida luego por el médico, y una larga cadena hasta llegar a toda la humanidad. El gobierno, mezquino como él solo, decide echar mano de la vieja técnica de hacinamiento que, siglos y siglos de epidemias, nos han demostrado que de nada han servido, sólo para crear más miseria de la que ya existe. De esta manera terminaremos junto al grupo principal de pobres hombres y mujeres que han perdido la vista, encerrados en un viejo manicomio donde la falta de comida, de comodidad, y de las suaves manos y susurros de cariño de un guía que vea más allá de la luz blanca, los transportará poco a poco en una decadencia sin fin. Sin embargo, la mujer del médico, de quien desconocemos el nombre tal y como pasa con todos los demás personajes, es la única superviviente de esta extraña maldición: ella puede ver, sus ojos, sanos, se mantienen vivos y con ellos, la humanidad. Tal vez la única que quede. En ese encierro permanente, la situación se irá volviendo cada vez más insostenible. Mala higiene, despreocupación total del pudor y el bienestar de los demás, la maldad más venenosa que nunca, y el caos, el horrible caos de una civilización destruida. La mujer del médico será también nuestros ojos, y nos contará todo aquello que tendrá la mala suerte de presenciar, dentro de su anónimo estado de vidente. Es en esta desesperante situación donde nos encontramos nosotros, lectores y espectadores de un espectáculo lamentable, que podría ser perfectamente un vaticinio de la realidad incipiente. Es José Saramago el encargado de darnos una lección con un puñado de palabras llenas de significado y dejarnos reflexionando sobre la importancia de reparar y ayudar, la importancia de ser solidario, del amor, y por último, de lo peligrosa que es la maldad. Ha sido una lectura magnífica pero, no obstante, no es apta para todo tipo de lectores. Debéis saber que la prosa de Saramago es muy peculiar, tiene una manera de narrar que puede llegar a sorprender al empezar un libro suyo porque, no respeta casi ninguna de las pautas de los libros que solemos leer hoy en día. Por ejemplo, no existen diálogos directos, sino todos son indirectos, introducidos dentro de la narración. No hay ni un solo punto y a parte, ni tampoco un nombre para identificar a nuestros personajes. Olvidaos de los signos de exclamación o de interrogación, porque las preguntas las deduciremos por la clara entonación que cada palabra posee. Si queréis que os resuma esto, os podría decir que el libro es un bloque de texto que parece interminable, y eso puede traer consecuencias negativas en lectores de poca experiencia, tales como cansancio, aburrimiento o tal vez simple molestia. Sin embargo, la calidad argumentativa de esta historia está muy por encima de la genial narrativa de Saramago. Estoy seguro que muchísimos de los que estáis leyendo ahora, por simple curiosidad, cogeréis este libro en una librería y querréis saber qué sucede detrás de toda esa manada de ciegos acuciantes y moribundos. Y os aseguro que os gustará, que os dejará mudos, que os dejará en un limbo extraño que sólo los buenos maestros pueden traer para nosotros. Sin lugar a dudas, Ensayo sobre la Ceguera es un libro recomendable y que promete todo lo que finalmente da. Con un final que deseaba, un desarrollo pausado pero lógico, y unos personajes más humanos que personajes, podréis afirmar que habéis leído una obra de arte de la literatura, sin siquiera arrugaros. Por supuesto, es mi más humilde opinión. Si puedes mirar, ve. Si puedes ver, repara.

Transcript of Reseña ENSAYO SOBRE LA CEGUERA

Page 1: Reseña ENSAYO SOBRE LA CEGUERA

Reseña: Ensayo sobre la Ceguera

♣ Título: Ensayo sobre laceguera (1995)

♣ Autor: José Saramago

♣Traductor: Basilio Losada

♣ Género: realismo mágico

♣ Editorial: Punto de lectura

♣ Número de páginas: 375

¿Es posible que aún teniendo ojos que ven, seamos ciegos?

José Saramago, ganador del Premio Nobel de literatura, nos pone en jaque con una novela inolvidable donde, el que

tiene ojos que ven, deberá ser consciente de su responsabilidad con la sociedad.

Este ha sido el primer libro que leo de este autor portugués y me ha dejado con un gran sabor de boca. Me he

encontrado con una historia perfectamente armada, profunda y psicológicamente destructora. ¿Qué clase de sociedad

somos? ¿Es la capacidad de ver las vigas de nuestra naturaleza? Según Ensayo sobre la Ceguera, donde todo el

mundo quedará ciego por una extraña enfermedad desconocida, sí.

Todo empieza de forma abrupta con un anónimo conductor que se ha parado en un semáforo en rojo. De pronto,

quedará ciego, pero su ceguera no es la famosa oscuridad eterna que nos embarga, sino más bien, una luz mortecina,

blanca y etérea. Un gran vaso de leche del que no es capaz de salir. El hombre tiembla de terror y pánico y enseguida,

un peatón se anima a ayudarlo. Es así como se irá propagando la terrible enfermedad de persona a persona, sólo

por el contacto visual que un ciego puede hacerle a otro que no lo es. Caerán así, el ladronzuelo aprovechado, la

mujer del primer ciego, el oftalmólogo que lo atendió, la gente que fue atendida luego por el médico, y una larga cadena

hasta llegar a toda la humanidad.

El gobierno, mezquino como él solo, decide echar mano de la vieja técnica de hacinamiento que, siglos y siglos

de epidemias, nos han demostrado que de nada han servido, sólo para crear más miseria de la que ya existe. De

esta manera terminaremos junto al grupo principal de pobres hombres y mujeres que han perdido la vista, encerrados en

un viejo manicomio donde la falta de comida, de comodidad, y de las suaves manos y susurros de cariño de un guía que

vea más allá de la luz blanca, los transportará poco a poco en una decadencia sin fin.

Sin embargo, la mujer del médico, de quien desconocemos el nombre tal y como pasa con todos los demás

personajes, es la única superviviente de esta extraña maldición: ella puede ver, sus ojos, sanos, se mantienen vivos

y con ellos, la humanidad. Tal vez la única que quede.

En ese encierro permanente, la situación se irá volviendo cada vez más insostenible. Mala higiene, despreocupación

total del pudor y el bienestar de los demás, la maldad más venenosa que nunca, y el caos, el horrible caos de una

civilización destruida. La mujer del médico será también nuestros ojos, y nos contará todo aquello que tendrá la

mala suerte de presenciar, dentro de su anónimo estado de vidente.

Es en esta desesperante situación donde nos encontramos nosotros, lectores y espectadores de un espectáculo

lamentable, que podría ser perfectamente un vaticinio de la realidad incipiente. Es José Saramago el encargado de

darnos una lección con un puñado de palabras llenas de significado y dejarnos reflexionando sobre la importancia de

reparar y ayudar, la importancia de ser solidario, del amor, y por último, de lo peligrosa que es la maldad.

Ha sido una lectura magnífica pero, no obstante, no es apta para todo tipo de lectores. Debéis saber que la prosa de

Saramago es muy peculiar, tiene una manera de narrar que puede llegar a sorprender al empezar un libro suyo porque,

no respeta casi ninguna de las pautas de los libros que solemos leer hoy en día. Por ejemplo, no existen diálogos

directos, sino todos son indirectos, introducidos dentro de la narración. No hay ni un solo punto y a parte, ni

tampoco un nombre para identificar a nuestros personajes. Olvidaos de los signos de exclamación o de interrogación,

porque las preguntas las deduciremos por la clara entonación que cada palabra posee. Si queréis que os resuma esto,

os podría decir que el libro es un bloque de texto que parece interminable, y eso puede traer consecuencias

negativas en lectores de poca experiencia, tales como cansancio, aburrimiento o tal vez simple molestia.

Sin embargo, la calidad argumentativa de esta historia está muy por encima de la genial narrativa de Saramago.

Estoy seguro que muchísimos de los que estáis leyendo ahora, por simple curiosidad, cogeréis este libro en una

librería y querréis saber qué sucede detrás de toda esa manada de ciegos acuciantes y moribundos. Y os aseguro

que os gustará, que os dejará mudos, que os dejará en un limbo extraño que sólo los buenos maestros pueden traer para

nosotros.

Sin lugar a dudas, Ensayo sobre la Ceguera es un libro recomendable y que promete todo lo que finalmente

da. Con un final que deseaba, un desarrollo pausado pero lógico, y unos personajes más humanos que personajes,

podréis afirmar que habéis leído una obra de arte de la literatura, sin siquiera arrugaros. Por supuesto, es mi más

humilde opinión. Si puedes mirar, ve. Si puedes ver, repara.