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El Departamento de Pastoral Penitenciaria de la CEE asegura que la Administración pone medios ypotencia la inversión educativa y sanitaria, pero que es insuficiente para lograr la reinserción

La IGLESIA, la instituciónque más entra en la cárcel

Reportaje

Poco se sabe de lo que ocurre dentrode nuestras prisiones. El cine nostransmite un lugar violento, con

grandes cerraduras y enormes llaves.Los medios de comunicación nos mues-tran casos concretos de personas ino-centes que se encuentran en corredoresde la muerte lejanos para nosotros. Perola realidad es que en ellas encontramoshombres y mujeres que luchan consigomismos viviendo un proceso personalde encuentro con la verdad más hondade sus vidas: el sufrimiento, el dolor, elmal,... Por eso, hoy los centros peniten-ciarios tienen una estructura urbana enla que se integran edificios, calles y

plazas. La organización se armoniza paraque el internamiento sirva de hecho parareeducar, reinsertar y preparar la vueltaa la libertad.

Precisamente la semana pasada unjoven de la cárcel de Alhaurín de laTorre (Málaga) sorprendía a las admi-nistraciones al pedir continuar en prisiónhasta que termine un curso de formaciónque está realizando y que en la calle nopodría pagar.

Este tipo de situaciones deja plasmadala búsqueda de reeducación y de opor-tunidades que necesitan los internos decualquier cárcel. Y en esto la Iglesia es-pañola invierte sus mejores esfuerzos

para acompañar estas situaciones al estilode Jesús de Nazaret.

Para vivir este proceso más de 2.300voluntarios se comprometen cada semanacon la Pastoral Penitenciaria centrandosu labor en la prevención y en la rein-serción. «Sacerdotes, laicos, religiosas yreligiosos somos el rostro del Evangelioen la cárcel y el instrumento de la Iglesiadiocesana en prisión», asegura el directordel Departamento de Pastoral Peniten-ciaria de la CEE, el mercedario FlorencioRoselló. El compromiso pastoral con elmundo de la cárcel se concreta ademása nivel económico y con diferentes mediosque se invierten. Esta ayuda se dirige a

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2.320VOLUNTARIOS● 1.918 dentro del CP: 770

hombres y 1.148 mujeres● 421, fuera del CP:172 hom-

bres y 249 mujeres

951 PROGRAMAS● 829 dentro del CP: con 416

programas del área religiosa, 349de la social y 64 de la jurídica.

● 122 fuera del CP

67CASAS DE ACOGIDAAtienden a 2.711 personas en la

mayoría del territorio español. Entreellas, 1.601 son nacionales, 445 mu-sulmanes, 356 latinas y 309 de otroslugares como el Este.

205.576 EUROSAunque los internos no pueden

disponer de dinero en metálico den-tro de la prisión, sí pueden gastarloa través de las cuentas de peculio,depósitos bancarios en los que fa-miliares o instituciones ingresan di-nero para pequeñas compras en eleconomato de la cárcel. Según laEstadística 2016, la Iglesia ha ayudadoa 6.208 personas con un total de205.576 euros.

6.516 PAQUETESLos internos pueden encargar al

demandadero adquirir en el exteriorlibros, televisores o cualquier otroartículo no vetado. Pero hay personasque no tienen a nadie que les au-mente el peculio. Por eso, las dele-gaciones han repartido 6.516 pa-quetes de ropa de ayuda gratuita.

ESTADÍSTICA 2016

NUESTRA SEÑORA DE LA MERCED,PATRONA DE LAS INSTITUCIONES PENITENCIARIAS

El pasado 24 de septiembre celebramos el día de Nuestra Señora de laMerced, patrona de las instituciones penitenciarias. Merced significa do-nación, gracia, liberación, misericordia, amor hasta dar la vida. Por eso,

este último es el cuarto voto de la Orden Mercedaria, fundada para liberaciónde cautivos. Esta advocación se remonta al siglo XIII cuando María inspira asan Pedro Nolasco la fundación de una orden religiosa mariana.

Durante la semana pasada muchas de nuestras diócesis recordaron de una uotra manera la necesidad de evangelizar y humanizar el mundo penitenciario,tender puentes entre la cárcel y la sociedad, haciendo realidad el proyecto delEvangelio: «Estuve en la cárcel y vinisteis a verme» (Mt 25, 36). ■

internos que lo necesitan, independien-temente de su confesión religiosa. «Nosorganizamos en tres áreas: la religiosa,la social y la jurídica y buscamos acom-pañar, educar para prevenir, sensibilizar,...desde la educación podemos hacer muchalabor porque, como decía Jovellanos,cada vez que se abre un colegio nuevose cierra una cárcel».

La Iglesia asume el acompañamientointegral de los internos y se puede afirmarque es el colectivo que más entra en pri-sión. Para los responsables eclesiales hayuna afirmación bien importante, que lacárcel no reinserta y que todavía faltanrecursos. «La Administración civil ponemedios, potencia lo educativo y aumentala inversión sanitaria. Pero sigue siendoinsuficiente. Hay una gran apuesta; sinembargo, nuestro sistema no acaba deayudar a la persona a reinsertarse en lasociedad. El problema no es sólo de loscentros penitenciarios, tampoco nuestrasociedad ayuda, no queremos que ennuestros edificios haya pisos de acogidapara estas personas», asegura FlorencioRoselló.

En el territorio español la Iglesia tieneabiertas 67 casas de acogida, lideradaspor diferentes congregaciones religiosas,por Cáritas o por la misma Pastoral Pe-nitenciaria. Ante la necesidad de unhogar que acompañe la reinserción, estospisos surgen para acoger y convivir porun tiempo con quienes no tienen recursosni económicos ni familiares ni personales.La zona de Aragón, Cataluña, Baleares,

Comunidad Valenciana es la que másnúmero de casas ofrece, concretamente,24, y acoge a más de 800 personas.

Perfil medio de los reclusos

Según cifras de la Secretaría Generalde Instituciones Penitenciarias, entre el2002 y el 2016 se ha producido un des-censo del número de presos en todas lascomunidades autónomas. También seexperimenta una caída de la poblaciónpenitenciaria extranjera, de manera queel año pasado en España encontramos17.725, mientras que en el 2002 había24.144. Entre los delitos, los más comunes

Reportaje

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son robos, contra la salud pú-blica y los que hacen lo propiodebido a delitos y faltas porviolencia de género. Además,un total de 3.837 reclusos hansido condenados por homici-dio y asesinato y otros 3.143por delitos contra la libertadsexual. Desde la CEE se cons-tata que el perfil medio hacambiado mucho desde losaños 80 hasta hoy, de maneraque encontramos más extran-jeros y una gran población re-clusa que sufre enfermedadesmentales.

A todas estas personas sedirigen los más de 2.000 vo-luntarios, hombres y mujerescreyentes y preparados pararealizar diferentes labores quebuscan humanizar, poner ros-

tro, futuro y esperanza a quienestá privado de libertad. Perocomo indica Florencio Roselló,«no nos engañemos, casi todoel mundo que está en la cárcelestá por algo aunque yo nome considero mejor que nin-guno de ellos». Por eso, losvoluntarios que realizan su la-bor dentro de las cárceles, de-ben hablar claro, enfrentar alrecluso con su realidad, es lapastoral entendida como com-pañera de camino. «Nos inte-resa la persona, el mismo Cristoque está en prisión, ver enellos las marcas de Jesús quenos interpelan».

Los voluntarios se enfrentancada semana al difícil arte deofrecer una palabra de alientopero también el silencio, en laMaría Dolores Guardiola forma parte del grupo

de la Pastoral Penitenciaría de la diócesis deCartagena desde hace 21 años. Se comprometió

en este ámbito porque fue conociendo a familias de unbarrio cercano a su parroquia que vivían en situacionesmuy desestructuradas. «Un grupo de jóvenes y una religiosaempezamos a visitar a familias de internos de la prisión deSangonera. Más tarde y con ayuda de un sacerdote capellánse nos concedió entrar a la cárcel», indica. Hoy tiene 54años y busca que los internos se sientan acompañados yescuchados: «Es una tarea fácil porque están deseandoque alguien de la calle se acerque a ellos y poder hablar detú a tú con confianza y tranquilidad».

En los distintos módulos que visitan hay actividadesmuy concretas: grupos de formación religiosa (preparaciónpara los sacramentos, Biblia, liturgia, coros...), talleres dehabilidades sociales, formación en valores dentro de la fa-milia, taller para activar la memoria, talleres ocupacionales(dibujo, pintura y decoración de cristal, marroquinería,papiroflexia, etc...).

Con una compañera, Mª Dolores entra al módulo 2 y através de un taller de dibujo, se acerca a los internos enactitud de respeto pero tratando de dar ánimos y motivación.«Me siento enviada por la Iglesia a participar en estamisión, me llena de gozo poder ayudar a estas personasprivadas de libertad, aprendo a ser mejor persona conellos, estos encuentros me han hecho crecer y desarrollarvalores para vivir el día a día disfrutando y agradeciendolas oportunidades que la vida nos ofrece. Mi experienciade fe me lleva a mantener y renovar este compromiso decolaborar con los más débiles». ■

«Los internos están deseandoque alguien de la calle se acerque»

MADRID, 17-19 OCTXXIX Jornadas de Capellanes y Delegados diocesanos

de Pastoral Penitenciaria.

MADRID, 27-29 OCTXVII Encuentro Nacional del Voluntariado

CONVOCATORIAS

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Reportaje

Juan Ramón Martínez Millán escapellán del Centro PenitenciarioMadrid II (Alcalá de Henares)

desde hace más de 20 años. Su vidapastoral ha estado siempre entre «tresmundos» que le ayudan a equilibrarsu entrega: la cárcel, la parroquia yla Acción Católica General. «Estástan metido en la realidad que hastame parece un lujo poder vivir así». Con la serenidad quedan sus 70 años, Juan Ramón da gracias por desarrollar susacerdocio con personas creyentes que estimulan su fe, supertenencia a la Iglesia y la labor en equipo».

En el CP Madrid II hay unos 700 internos de más de 30nacionalidades diferentes, sobre todo, de Rumanía, Ma-rruecos y Latinoamérica. La población reclusa españolasuele proceder de un ámbito sociocultural pobre y conuna alta tasa de reincidencia, cerca del 65%. «Predominala religión católica, cristianos evangelistas, ortodoxos ymusulmanes. Entre todos, calculo que un 30% celebran sufe, oran periódicamente».

«Desde la llamada vocacional a estar en estos lindes dela Iglesia y de la sociedad, mi vida sacerdotal la imaginocomo dentro de un círculo desde donde es fácil descendera los infiernos por los que pasa mucha gente», asegura.

Juan Ramón vive en un piso de acogida creado por laPastoral Penitenciaria en 1991. Relata que su labor seconcreta en el acompañamiento: «Hoy llegaron a las 2:30dos acogidos, tenían que haber estado a las 23:30 horas.Me puedo enfadar, pero lo importante es hacerles ver laimportancia de corresponder a la palabra dada. Es unaoportunidad para reforzarles la esperanza, la responsabilidady la autoestima».

En Alcalá el equipo de pastoral está diseñando unpunto de encuentro familiar, «para compartir el dolor,amortiguar la ansiedad y asesorar lo mejor posible». ■

«Reforzar la esperanza, laresponsabilidad y la autoestima»

cárcel, se convierte aún másen signo de respeto ante si-tuaciones complicadas que seviven en el interior de los cen-tros penitenciarios.

El Papa a los presos

Precisamente el en 2015 elPapa Francisco se dirigía a losinternos del Centro de Reha-bilitación de Palmasola, enSanta Cruz de la Sierra, lacárcel más peligrosa de Bolivia.En sus palabras compartía conellos la certeza que le ha mar-cado para siempre, que se sabeun hombre perdonado, unhombre que es y fue salvado

de sus muchos pecados. Conla humildad que le caracteriza,el Papa les decía que no tienemucho más para darles queJesucristo y el amor que Diostiene por cada uno, un amorque sana, perdona, levanta ycura.

Con su empatía, quiso alen-tar a los internos y recordandola experiencia de Pedro y Pabloen las cárceles de Roma, elPapa Francisco les invitaba ano caer en la desesperación yrealizar dos movimientos: suoración personal y la oraciónde la comunidad. ■

Silvia Rozas FI

Más de 2.000 voluntarios participan en la Pastoral Penitencia de nuestras diócesis.

El CP Madrid II acoge a unos 700 internos de 30 nacionalidades.

Cárcel de Albocasser (Castellón).