Renacer Eléctrico Music Magazine. Julio 2015
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LA REVISTA DONDE CONFLUYEN TODAS LAS MÚSICAS
BLUR, THE BREW, IAN CURTIS, EDI CLAVO, IRON MAIDEN, JOHN LYDON, DOBLE ESFERA,FM, EUROPE, ALVIN STARDUST, LOS SECRETOS, TOPO, MAKALA, THERAPY?, NELSON
LA REVISTA DONDE CONFLUYEN TODAS LAS MÚSICAS
ROBIN BECKY la noche se trufó de elegante rock melódico
BRIAN WILSONPAT BENATARMIGUEL RÍOS
JIM PETERIKLITTLE HURRICANETHE EXCITEMENTS
MUSEROSA NEGRA
JULIO 2015
GRAN cONCURSOcon
Los miembros de CROMÁTICA PISTONA nos han cedido dos paquetes en los que se contiene toda su discografía, es decir, las copias originales en CD de su PORKA TROIKA
y su EP CASTA BRAVA, para que las regalemos en Renacer Eléctrico Music Magazine. Así que, si queréis entrar en el sorteo para llevaros dos de los más originales trabajos del
swing/ska/jazz nacional de este nuevo milenio, sólo tenéis que enviarnos un mail a [email protected] (con el asunto “CONCURSO CROMÁTICA PISTONA”)
contestándonos a la siguiente pregunta:
¿Qué agrupación popularizó en los 60 el tema “Midnight In Moscow” que versiona la banda en su último trabajo?
En el próximo número de agosto daremos el nombre de los ganadores.
06. CRÍTICAS DE DISCOS.
19. CINE MUSICAL. THIS IS SPINAL TAP.
21. ENTREVISTA. FM.
23. CARRER DEL TALLERS. UNA HISTORIA VERDADERA.
26. ENTREVISTA. JIM PETERIK.
30. ENTREVISTA. LA GRAN ESPERANZA BLANCA.
32. BRIAN WILSON Y SMILE.
34. LIBROS MUSICALES.
39. ALVIN STARDUST. TUPÉ, PATILLAS, ALZAS Y POP AND ROLL
40. CRÓNICAS DE CONCIERTOS. DUO KIE, TOPO, THE EXCITEMENTS,
LITTLE HURRICANE, THE BREW, DOCTOR DIVAGO, ROBIN BECK,
LUKE WINSLOW-KING, TRACK DOGS, ARIEL ROT, LITTLE CAESAR.
56. MATRÍCULAS DE HONOR. PAT BENATAR, MIGUEL RÍOS.
58. ENTREVISTA. EL SEVILLA.
59. QUIÉN TE HA VISTO... Y QUIÉN TE VE: JOHN MILES.
60. ENTREVISTA. ROSA NEGRA.
63. GRAM PARSONS Y THE FLYING BURRITO BROS. ARCHIVES VOL. 1
Dirección: Sergio Guillén Redacción: Andrés Puente, Sergio Guillén, Fat Professor, María Manuela Cortinas y Julio L. Tecglen
Fotografía: África Paredes Diseño y maquetación: Sergio Guillén y África Paredes
Encargado Facebook: Sergio Guillén / Encargada Twitter: África ParedesContacto: [email protected] / Edita: Bubok Publishing S.L.
Foto portada: África ParedesRENACER ELÉCTRICO MUSIC MAGAZINE no se hace responsable de ls opiniones vertidas por su colaboradores
y anunciantes ni se identifi ca, necesariamente, con las mismas.
www.renacerelectricomusicmag.com
renacer.electrico @renacerelectric
Julio de 2015
SUMARIO
Los reyes del metal se van de campamento
LA ENTRADA
El verano era posiblemente el momento del año más ansiado por cualquier escolar, la etapa del descanso lec� vo, del cerrar los libros y arrinco-narlos en lo más re-cóndito de nuestras habitaciones, va-
ciando nuestra cabeza de cualquier cosa que no tu-viese que ver con la diversión infan� l-juvenil pura y dura. Sin embargo, ahí estaban, los cuadernillos de Vacaciones San� llana –y demás sucedáneos–; ahí se erigían, inquebrantables, encima de la mesa del comedor o sobre la nocturna mesilla, en nuestro propio cuarto, como diciéndonos: «A mí no te me escapas. Mañana rendiremos cuentas y refrescare-mos la lección». Para muchos la idea de que les en-viasen sus padres a un campamento de verano era en parte una salvación, pues ya les podían dar bien dado a aquellos rijosos cuadernillos. Pero a algunos, con la cosa del “a aprender inglés, que es de gran porvenir”, como cantaban los nacionales Topo, nos montaban en un autocar y, ¡venga!, derechitos a un campamento de idiomas –y eso que en mi caso no bajaba del sobresaliente o el notable alto en esta asignatura a lo largo del año–. A mí, durante unos cuantos veranos, me tocó asis� r a varios de ellos, todos pertenecientes a la organización King’s Colle-ge. No negaré que me costaba horrores meterme en estos fregados, ante todo por la vergüenza que sen� a y por el poco gusto que le tengo a los cam-bios en mi vida –aunque en ella, al fi nal, siempre se terminen produciendo los más insospechados... y casi siempre para bien–. Luego sí, cuando pasa-da la primera semana me hacía con el si� o, con los compañeros de cuarto, con los profesores y demás, regresaba a casa con una sonrisa de sa� sfacción. Y es que, más allá de lo que se pueda pensar, aque-llos eran campamentos de verano para hacer de-porte, estar al aire libre, convivir con otros chavales y chavalas –dejando al fi n descansar unas sema-nas a los sufridos padres, no nos engañemos–; por lo que, aunque había sus horarios de clase, todo
se intentaba llevar a puerto fi rme cual un juego, como ac� vidades entretenidas (por lo general). Pero no hablo de esto para hacer loa o chanza de este � po de ins� tuciones. Mi obje� vo es revivir un recuerdo musical, el momento en el que descubrí una agrupación que me ha hecho disfru-tar durante años. Me estoy refi riendo al cuarteto de heavy metal norteamericano Manowar. Pongá-monos en situación: es 1994, en un campamento sito a la afueras de un pueblecito turís� co de la Costa Brava. Acababa de cumplir los quince años y era la úl� ma posibilidad de regresar a dichos recin-tos, pues llegado a los dieciséis te tenías que apun-tar a los cursillos que el King’s College ofrecía en Madrid ya en unas ofi cinas acondicionadas para las clases mondas y lirondas. Regresando al “summer camp” y a sus lecciones de la lengua de Shakes-peare, sinceramente, en aquellos días lo que más me interesaba del inglés era conocerlo únicamente para poder entender todas mis canciones preferi-das de Led Zeppelin, Deep Purple o AC/DC; tanto es así que a la menor les daba la chapa con insisten-cia a los profesores más jovencitos y liberales para que en los descansos entre clase y clase me echa-sen una mano en las traducciones de piezas como “Dirty Deeds Done Dirt Cheap” o “Whole Lo" a Love”. Como decía, mis compañeros, más allá del día a día veraniego de toda chavalería con ganas de desfogarse, me trataban con veneración por la edad, excesiva diría yo, ya que en ocasiones ejercía más como paño de lágrimas o consejero amoroso-sen� mental que otra cosa –llámenme pagafantas si lo prefi eren... aunque no me tocase pagar nin-guna–. Sin embargo, entre tanto estudiante-vera-neante conocí a una chica que me introduciría de lleno en el mundo de esos cuatro � pos yanquis me-taleros. No, no hablo de romances playeros en plan el arranque del fi lme Grease; el asunto era mucho más prosaico. Aquella adolescente era algo así como el personaje de Ally Sheedy en la película El Club De
Los Cinco –ya hablaré largo y tendido sobre los lar-gometrajes del cineasta John Hughes y de la ma-nera en la que marcaron a toda una generación es-
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nombre de pila: Louis Marullo).
Desde el primer momento caí hechizado por la música que facturaban aquellos � pos, tan-to cuando sonaba más hard & heavy como cuando casi rozaban el speed metal; incluso al llegar el re-lato “The Warriors Prayer”, un cuento de bárbaros, espadas, sangre y honor peliculero de unos cinco minutos de duración, fui incapaz de pasarlo, de sal-tármelo. A los pocos días ya me lo había aprendido y pasaba el rato recitándolo para mis adentros.
Al regresar a Madrid tras las dos semanas de campamento, lo primero que hice fue acercar-me al centro, a la Gran Vía y sus aledaños, en bus-ca de aquel disco, de aquella compilación que me terminé comprando en formato casete –pues por esos días la prioridad era dar de comer a mi walk-
man con material original–, no sé bien si en Madrid Rock o en Hard Vinyl. Lo curioso del tema es que, una vez me puse a adquirir sus discos ofi ciales, mi acercamiento fue precisamente por el que menos se parecía a lo que ya había escuchado en The Hell
Of Steel, es decir, el elepé Ba! le Hymns. Lo adquirí el primero pues, no teniendo ninguna preferencia en mente, y con la intención de poco a poco hacer-me con toda su discogra" a editada hasta la fecha, lo que primaba eran las ofertas, y el disco compac-to de Ba! le Hymns resultó el que menos pesetas me obligaba a pagar al pasar por caja.
Los que conozcáis la obra de Manowar, os podréis imaginar mi sorpresa al escuchar el arran-que de rock duro troglodita, cervecero, incluso mal producido, que era “Death Tone”; me quedé frío: «Estos � pos no pueden ser los mismos que tengo en la casete recopilatoria». Y es que, qué tenía que ver “Metal Daze” con, por ejemplo, “Black Wind, Fire And Steel”; con todo y con eso, el citado tra-bajo, su debut discográfi co, con sus carencias (y sus aciertos, pues posee momentos memorables, mágicos), se terminaría quedando anclado entre mis favoritos... y hasta pude disfrutarlo íntegro en directo en la gira del cuarteto de 2011.
Sergio Guillén
(Director)
pañola... aunque por estas � erras poco o nada se viviesen las historias que él retrataba; pero, a fi n de cuentas, tampoco por los States, no se crean–; eso sí, con mucha más personalidad y mucho menos introver� da. A lo largo de mi periplo “campamen-# s� co”, y con el paso de los años, había hallado a verdaderos forofos “monomusicales”, faná� cos in-quebrantables de ar� stas o grupos concretos: uno que se sabía hasta la úl� ma letra de Joaquín Sabi-na, otro que mataba por El Úl� mo De La Fila, aquel compañero de cuarto que día sí y día también po-nía en el radiocasete una desgastadísima cinta de Sopa De Cabra o el cargado de abalorios de pega, con gorra calada a la inversa, que inyectaba en nuestros oídos a los Snap! más tralleros con su cóc-tel de house y eurodance –lo del eurodance pegaba con fuerza en los primeros 90, y hasta a un servidor, haciendo de disc-jockey en una fi esta del campa-mento, le tocó pinchar repe� das veces el “Saturday Night” de Whigfi eld para que los allí congregados se pegasen el bailecito de marras–.
En aquel verano en Costa Brava mi recuer-do se centra en una casete recopilatoria, un trabajo de compilación � tulado The Hell Of Steel, y cuyas canciones pertenecían a una banda de logo� po con letras pun� agudas, rojas y regias; un disco fi rma-do por unos tal Manowar. Aquella chica, al verme hablar constantemente de grupos rockeros –aun-que tampoco hiciese ascos a las melodías vocales de formaciones de r&b o pop, por ejemplo, y las tararease casi de forma inconsciente–, se decidió a mostrarme su secreto; y no, que los más calentu-rientos no empiecen a dejar volar su imaginación, pues no � ene nada que ver con las películas del italiano Jaimito o con el destete de las andanzas de Pajares y Esteso. Ella puso en mi mano aquella cinta de casete y me animó a que le echase una escucha, algo a lo que pasé en la hora siguiente. Encajé aquel artefacto en mi walkman, que por en-tonces me acompañaba a todas partes, y le di a la tecla del “play”. Empezó a sonar el hard rock me-tálico de “Figh� ng The World”, con sus andanadas vocales eufóricas, un estruendo de guerreros de la carretera –algo así como si la pandilla de The Hu-mungus, el malo-malísimo de Mad Max 2, alzase su desesperado grito de batalla al cielo–. Era algo emocionante, al igual que la voz de su vocalista, el neoyorquino Eric Adams (aunque, a la hora de comer, y en la mesa familiar, le llamasen bajo su
LA ENTRADA
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CRÍTICAS DE DISCOS
«Siempre nos ha gustado hacer algo diferente, con es� lo propio y mucha personalidad. Procuramos hacer canciones que enganchen, que sean pegadi-zas, pero que al mismo � empo nos permitan de-sarrollar nuestra habilidad musical y explorar diferentes campos», me re-conocía Antonio Elzaurdia, guitarrista de Doble Esfera, en la entrevista que en noviembre de 2013 le hice en re-lación a su elepé Mi Universo. Ahora, ya en 2015, y nuevamente de la mano de Santo Grial, el cuarteto sigue fi el a esa libre norma que subrayaba An-tonio. Los cuatro cortes que componen el EP � tulado El Baile De Los Necios nos traen a unos Do-ble Esfera tan personales como en su obra anterior, aunque tal vez algo más concisos en su manera de materializar la corriente metálica. La defi nición de
su sonido es admirable, además de lograr esa per-sonalidad que muchos otros ansían y jamás logran. Si has escuchado alguna vez a Doble Esfera no te será di" cil reconocerles en cualquier otra canción
que tengan compuesta. “El Baile De Los Necios”, “2030” y “Noches De Fuego” capturan en sus letras origi-nales formas de escribir este � po de tonadas, unos textos que no son pre-cisamente el sota, caballo y rey que para otros es religión. Incluso en “Ladrillo De Hormigón”, homenaje al murciano bar El Ladrillo, consigue Elzaurdia un retrato dife-rente de la # pica noche de música en
directo y bebidas alcohólicas a gogó. Doble Esfera siguen fi rmes en el camino, sin la menor duda. por Sergio Guillén
DUERMEVELA
(Xebi SF, Doneu-li Records)
Xebi Salvatella es un bandautor (término que de-fi ende el propio Xebi SF) que, tras formar parte de la banda Sàvats, publica su debut en solitario: Duer-
mevela. Para dar forma a estas canciones –can-ciones que, en palabras de su autor, están «escritas entre el consciente y el inconsciente, entre el despertar y el no poder dormir»– este músico de Girona decidió alquilar una furgo-neta, instalar en ella un colchón y un equipo de grabación, liarse la manta a la cabeza y echarse a la carretera du-rante 19 días, recorriendo 4000 kiló-metros a lo largo y ancho de la Penín-sula Ibérica; no en vano el sub# tulo de este disco reza “grabado en ruta viajando en libertad...”. Xebi SF nos ofrece en Duermevela un repertorio bilingüe castellano-catalán en el que predominan
composiciones introspec� vas en la línea de un Na-cho Vegas, que gozan de una total libertad crea� va muy a lo Very Pomelo y que se mueven en un ima-ginario onírico y surrealista digno de Adrià Pun# .
Entre estas creaciones encontramos desde historias costumbristas como las que se nos cuentan en “La Abue-la” y “En Mi Pueblo”, pasando por la sorprendente “Llepadesagranota” y hasta un instrumental de # tulo an-tológico como es “You Hit Just A Girl! Where Are You From? From New Jer-sey?”. “En La Sala De Espera” se reve-la como un tema especialmente inspi-rado mientras “Submergit O Volant” (sumergido o volando), por su parte,
sirve para dar nombre al vídeo documental que re-coge el tes� monio de la grabación de esta valiente propuesta en forma de álbum que no puede más que merecer nuestros elogios, por la calidad del
EL BAILE DE LOS NECIOS
(Doble Esfera, Santo Grial)
EL BAILE DE LOS NECIOS
(Doble Esfera, Santo Grial)
DUERMEVELA
(Xebi SF, Doneu-li Records)
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CRÍTICAS DE DISCOS
trabajo y por la osadía que demuestra su hacedor. A pesar de tratarse de un disco en solitario Xebi SF no ha estado, ni mucho menos, solo en este via-je pues ha contado con las colaboraciones de una docena de músicos con los que ha ido dando en su camino, músicos como Adrià Bauzó (The New Raemon), Esteban Perles (Bigo� ), Albert Dondarza (La Banda del Surdo), Joan Colomo o Paco Loco. En unos � empos en los que cualquier músico opta por
montarse su propio estudio de grabación en casa, Xebi SF dobla la apuesta y se monta un estudio so-bre ruedas en el que poder capturar sus canciones en cualquier escenario que se le antoje; cual Ke-rouac contemporáneo ha logrado plasmar en los surcos de este disco las vivencias de tan par� cular viaje, sin el cual estas mismas canciones habrían sonado, sin duda, dis� ntas. por Fat Professor
RECORDANDO A ELLA FITZGERALD Y JOE PASS
(Ángela Cervantes y Chema Saiz, Youkali Music)
Sin duda, Ella Fitzgerald fue una cantante reputa-da, excepcional, que se salía de cualquier gráfi ca y que recibió, y sigue recibiendo tras su muerte, una importante can� dad de homenajes y tributos. Sin embargo, y por desgracia, al virtuoso Joe Pass no se le recuerda tanto, a no ser que se mire en círculos de instru-men� stas o charlas de amantes del jazz. Pero no hay que olvidar jamás de Pass fue uno de lo más elegantes y evolu� vos guitarristas de las seis cuerdas jazz. Nacido en 1929 en New Brunswick, Nueva Jersey, este hijo de padre siciliano comenzó a tocar la guitarra con nueve años, para a los catorce estar ya me� do en la escena de bandas. En las siguientes décadas grabaría con los mejores sellos del género y acompañaría con su Gibson ES-175 a decenas y decenas de ar� stas con-sagrados. Joe nos dejó en 1994, dos años antes que Ella. Este Recordando A Ella Fitzgerald & Joe Pass trae a nues-tra memoria aquellas piezas inolvidables que gra-
baron juntos y que habían compuesto talentos de la talla de George e Ira Gershwin, Benny Goodman, Duke Ellington o Antonio Carlos Jobim; pero las trae en las versiones que plantea el dueto confor-
mado por la vocal Ángela Cervantes y el guitarrista Chema Saiz, dos muy capacitados ar� stas que juntos han hallado esa misma magia que Pass y Fitzgerald podían llegar a generar so-bre un escenario. Eso sí, no estamos ante unas revisio-nes siguiendo al pie de la letra los ori-ginales. Estas son creaciones que cada intérprete debe sen� r, debe dar vida, así que no valen copias. La química
entre la cantante y las cuerdas de Saiz deben en-contrar su par� cular espacio –y lo hacen, doy fe–. Escuchar el scat de Ángela doblado por los apuntes elegan" simos de Chema es una autén� ca delicia, creando en nuestros oídos un cambiante laberinto del que siempre salen airosos. Suprema grabación. por Sergio Guillén
POLSAGUERA
(Virgen, Rock Estatal Records)
Tengan por seguro que cuando un grupo apuesta por realizar algo diferente � ene toda mi atención. Esto es lo que me ha ocurrido con Virgen, un quin-teto radicado en la comarca de la Vega Baja del Se-gura (Alicante) que en estos días nos presenta su
segundo álbum. Polsaguera se convierte un disco de lo más enigmá-� co desde que uno le echa un vistazo a su daliniana portada. Es en ese instante cuando uno comienza
POLSAGUERA
(Virgen, Rock Estatal Records)
RECORDANDO A ELLA FITZGERALD Y JOE PASS
(Ángela Cervantes y Chema Saiz, Youkali Music)
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CRÍTICAS DE DISCOS
a imaginar y se pregunta a qué demonios sonará la grabación contenida en dicho envoltorio. Quizá el mayor referente de este álbum sea The Mars Volta, aunque tampoco es cierto que este trabajo conceptual (y que realmente funcio-na así, como una unidad en la que se va encadenando un tema con el siguiente) rinda una pleitesía total e incondicional a tan relevante for-mación estadounidense. El es� lo de Virgen es di� cil de defi nir, lo cual no quiere decir necesariamente que la banda se pierda en retruécanos y la-berintos musicales. Más o menos po-demos emparejar al grupo con el lla-mado post-hardcore, aunque el disco bascula entre el rock y el metal con ciertas ínfulas experimentales, enhebrando todo ello con un sen-� do del humor de lo más par� cular. En este sen� -
do, es imposible soslayar un tema como “La Casa De Las Conchas” en el que uno de los componentes del grupo habla con una señora que afi rma que la música de Virgen “no está bien” y que es “música
de porreros”. Hacía � empo que no me llevaba a los oídos un disco tan alejado de lo habitual en el rock español. No sólo el concepto es surrealista a la par que cachondo (escúchense temas como “Ojos De Arcasil” o “El Capullo Gana”), sino que el álbum está bien tocado, los temas son buenos y se ha puesto un cuidado notable en todo lo que rodea a este trabajo. Hay que
aplaudir a estos muchachos, no queda otra. por Andrés Puente
XAKE!
(Makala Jazz Funk Band, Orrua Diskak)
Mi primer acercamiento a la música de Mikel Unzu-rrunzaga Schmitz fue por medio de su trabajo Unex-
pected Tapas, un álbum perfecto para disfrutar al calor del verano, con el agua mojándote los tobi-llos. Este DJ ya tenía algunos discos publicados con anterioridad fi rmados bajo su nombre de guerra, Makala, pero para mí fueron esas sónicas ta-pas inesperadas las que me abrieron a su forma de concebir la música. Oído lo oído en aquel trabajo –al que le seguiría el totalmente recomenda-ble Global Funk Remixes 2004-2014–, era más que normal que Mikel pusie-se en marcha una banda completa y real para poder desarrollar su pasión por el funk, una pasión totalmente abierta a roces de jazz, r&b o soul conviviendo con el día a día del barrio la� no neoyorquino. Pero no, Makala Jazz Funk Band no nace en La Gran Manzana sino en Zarautz; pero eso no es impedimento o barrera para que Mikel Maka-la y sus compañeros, al acercarse a tres homena-jes, el trío de versiones que con� ene este Xake!, no puedan saltar el charco para soñar con Los Ángeles (ese “Hector” original de The Village Callers), ate-
rrizar en infl uencias en el Chicago de “Wack Wack”
o incluso cambiar de dirección, poner el morro de
su imaginario avión enfi lando hacia Ghana para re-
visar el afro-funk de “Karam Bani” (Sidiku Buari).
La labor instrumental en la totalidad
del elepé es excelente, sonando suel-
tos, ligeros, en ocasiones muy vitami-
nados –en “Orrua” la base rítmica pa-
reciese la de aquellos Archie Bell And
The Drells revisitando el “Knock On
Wood” de Eddie Floyd y Steve Crop-
per–. Además me gusta la tesitura
vocal que aporta el registro de Oihan
Lopetegi, cantante que se aleja de ese
habitual que parece ya norma de que
las féminas que canten música de raíces negras de-
ban sonar con una enjundia y unas subidas extre-
mas –no tengo nada en contra de ello, siempre que
lo pida el grupo y la música que el mismo facture–.
Oihan posee una voz más suave, aunque no exenta
de reconocible personalidad, lo que ayuda a que el
fl uir del combo no se ralen� ce.
por Sergio Guillén
XAKE!
(Makala Jazz Funk Band, Orrua Diskak)
09
CRÍTICAS DE DISCOS
THE MAGIC WHIP
(Blur, Parlophone)
Una de las frases más manidas en el campo de la crí� ca musical es aquella que se les endilga a ban-das que han crecido en la industria y que viene a decir más o menos lo siguiente: «Este es su disco más maduro» o «Se puede escuchar un sonido más maduro en sus can-ciones». La madurez en ocasiones se u� liza como piedra de toque sinóni-mo de letras más profundas o cambio esté� co; sin embargo, hay ocasiones en las que el músico ha madurado como melómano, como recolector de infl uencias, como aprendiz de oí-
dos abiertos. Y ese es el caso de los
Blur que han grabado este The Magic
Whip.
No hay que olvidar que Damon Albarn, tras sus
días de éxito con Blur, fundó el proyecto Gorillaz,
colaboró con todo aquel que le pidiese un empu-
joncito e incluso militó en el supergrupo The Good,
The Bad & The Queen. Y qué decir del guitarrista
Graham Coxon, músico inquieto que no se quedó
tampoco parado y cuya discogra! a en solitario es
más que extensa. En The Magic Whip los Blur trans-
forman su pop en una materia oscura,
elegantemente rara, misteriosa, llena
de recovecos. En defi ni� va, sonidos
no aptos para los que no puedan ver
más allá de “Girls & Boys” o “Char-
mless Man”.
Pero que no se en� endan sus nuevas
canciones como ejercicios de auto-
complacencia y de tedioso transitar. Si
seguiste la evolución de Blur, un disco
como el que nos trae este regreso te
parecerá la pieza idónea que le faltaba al rompeca-
bezas, el movimiento que se habían dejado por ha-
cer y que ahora materializan con profundo garbo.
por Sergio Guillén
DISQUIET
(Therapy?, Amazing Records Co.)
A estas alturas de la película es probable que no
haya mucha gente que recuerde al trío norirlan-
dés Therapy?. Tremendamente populares en su
momento y liderados por el vocalista y guitarrista
Andy Cairns, tuvieron su etapa de glo-
ria en la década de los 90, cuando se
convir� eron en punta de lanza del lla-
mado rock alterna� vo en Europa.
Seguramente muchos piensen que
esta es la # pica reunión de un grupo
mí� co, pero la verdad es que la banda
no ha parado de editar discos desde
que iniciara su carrera en 1989. De
hecho, este es el sép� mo álbum que
publican en el siglo XXI, y su música
sigue siendo tan vital y potente como antaño. Rock
de guitarras duras, con querencias metaleras e in-
cluso hardcorianas; y, por encima de todo, el gusto
por las melodías vocales que se convir� ó en común
moneda de cambio en la llamada era del grunge.
Pudiera parecer un anacronismo lo que ofrecen
Therapy? en pleno 2015, aunque lejos de sen� rse
como tal, obtenemos un disco con
once canciones dinámicas y total-
mente sa� sfactorias que supondrán
un vendaval de aire fresco para cual-
quiera que disfrute con este � po de
sonidos.
Quizá haya oyentes que despachen
Disquiet como mero ejercicio de nos-
talgia, pero hay que reconocer que en
este disco hay mucho material de cali-
dad que hará las delicias de los aman-
tes del power pop y el rock duro en general. Hay
que romper una lanza por este trío porque sacar un
álbum así en el momento actual � ene mucho mé-
DISQUIET
(Therapy?, Amazing Records Co.)
THE MAGIC WHIP
(Blur, Parlophone)
CRÍTICAS DE DISCOS
10
rito; y es que mantenerse en ac� vo durante to-dos estos años editando material nuevo, cuan-do casi todos te catalogan como un nombre del pasado y cuando lo fácil habría sido vivir de las
glorias pretéritas... es una tarea digna de � tanes. por Andrés Puente
THE SWEET PRETTY THINGS
(The Pretty Things, Repertoire)
Con un sugerente y sensual ! tulo regresan los bri-
tánicos The Pre" y Things, autén� ca ins� tución de
la música inglesa. Y además lo hacen manteniendo
su núcleo duro intacto, ese tándem formado por
el vocalista Phil May y el guitarrista
Dick Taylor. Tanto el uno como el otro
levantaron la banda en sus primeros
días de r&b penetrante, ácido, de
cuerpo electrizante. Sin embargo, a
par� r de su obra cumbre conceptual
S.F. Sorrow, Taylor decidió distanciar-
se del proyecto abandonando sus fi -
las. Pasarían algunos álbumes orien-
tados hacia el classic rock con � ntes
de rock musculado hasta que Dick
volviese a su verdadero hogar, justo
para la grabación del muy power pop Cross Talk
(1980).
En cualquier caso, y aunque aquel elepé tenía la
sufi ciente calidad como para comerse a lo más gra-
nado de la nueva ola de aquellos días, The Pre" y
Things dejó de grabar álbumes de estudio hasta los
años 90; de hecho, no sería hasta su ...Rage Before
Beauty (1999) el momento en el que volveríamos
a saber de ellos. Luego, otros casi diez años hasta
Balboa Island (2007) y un siguiente parón en edi-
ciones nuevas hasta este 2015. Es cierto que entre
medias se han editado compilaciones y discos en
directo, pero es The Sweet Pre! y Things (Are In Bed
Now, Of Course...) el autén� co pan recién salido del
horno. Un pan, todo sea dicho, de una masa madre
deliciosa y perfectamente elaborada.
En la banda, además de May y Taylor, y del ya fi jo
desde hace muchos años Frank Holland –otro au-
tén� co veterano–, podemos encon-
trar a los más jóvenes George Woosey
y Jack Greenwood, músicos de plena
confi anza para los capitostes de tan
legendaria agrupación y a los que se
les ha permi� do en todo momento
par� cipar del trabajo crea� vo (Geor-
ge aparece en los créditos de cuatro
canciones y Jack en los de una). To-
dos los temas nuevos casan con ese
r&b psicodélico y áspero que tan
bien manejaba –y sigue haciéndolo–
este combo. La rotunda “The Same Sun”, el árido
blues “And I Do”, la beat revival “Turn My Head”,
la monumental “Dark Days”, el ejercicio baterís� co
de “Greenwood Tree”, el carácter un tanto folk de
“Hell, Here And Nowhere”, la muy rítmica en su at-
mósferas ácidas “In The South” o esa “Dirty Song”
que parece sacada de los primeros días de Pink Flo-
yd, son en su totalidad un ejercicio de maestría y
conocimiento del terreno. Sin olvidar, por supues-
to, las dos versiones apabullantes: el “Renaissance
Fair” de The Byrds y aquel “You Took Me By Surpri-
se” que Sky Saxon fi rmó para sus The Seeds. Disco
del año incues� onable.
por Sergio Guillén
CITY OF HEROES
(Kiske/Somerville, Frontiers Records)
Desde el centro de operaciones de Fron� ers Re-
cords se suele animar a sus ar� stas a realizar re-
uniones y proyectos musicales con otros pupilos
o futuros fi chajes. Cualquiera que conozca el sello
estará más que al corriente de todo este � po de
apuestas en formato de tándem, fi rmadas por los
THE SWEET PRETTY THINGS
(The Pretty Things, Repertoire)
CITY OF HEROES
(Kiske/Somerville, Frontiers Records)
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CRÍTICAS DE DISCOS
apellidos de los instrumen� stas, compositores o vocalistas implicados. Kiske/Somerville fue una idea que el sello puso sobre la mesa en 2009 y que tanto Michael Kiske como Amanda Somerville aceptaron de buena gana. Cada uno de sus miembros llegó al 2010, año de edición del primer ál-bum homónimo, desde diferentes puntos o estadios de sus carreras profesionales. Michael, tras forjar le-yenda como voz de los germanos He-lloween, había sido un invitado recu-rrente en los primeros trece años del nuevo siglo dentro del supergrupo Avantasia parido por Tobias Sammet. Por otra parte, intentó crear su propia banda con SupaRed, una apuesta que no funcionó demasia-do bien por más promoción que se le quiso hacer. Sin embargo, ya como Place Vendome, y junto a la gente de Fron� ers, se ha establecido, sin dejar por ello de ser cabeza visible en proyectos como Uni-sonic (con su amigo Kai Hansen) o estos Kiske/So-merville, fundados precisamente dos años antes de que Unisonic fuese una realidad. Amanda, que se labró una buena carrera como solista, se ha puesto al servicio cual colaborado de apuestas como Aina,
Epica, Edguy, Avantasia o A� er Forever. Y una vez
ya establecido el primer paso de Kiske/Somerville,
incluso amor� zaría el � empo en el mismo sello
dentro de la banda relámpago Trillium.
Ahora, en City Of Heroes, el segun-
do disco de este tándem –quinteto
en realidad, con Mat Sinner en sus
fi las–, ambos vocalistas salen fortale-
cidos; renacidos, si se prefi ere. Frases
como «elevándome, como un Fénix
desde las llamas. Te lo he dicho, rom-
peré estas cadenas», de “Rising Up”,
no parecen precisamente ser meras
casualidades (por mucho que sea Sin-
ner y Magnus Karlsson los que fi rman
la canción en su totalidad). Estamos ante un disco
muy efec� vo, de buenos estribillos, con una ban-
da ejecutando un metal sin demasiadas fl orituras,
que va al grano y que no olvida un muy agradecido
toque melódico en sus arreglos vocales. Todo nota-
blemente tocado e interpretado, producido con el
acierto que pone Mat Sinner a todo trabajo en el
que se involucra.
por Sergio Guillén
EL HOMBRE ORQUESTA!
(Candy Caramelo, Warner Music)
Me viene a la memoria cómo, en marzo de 2009,
Candy Caramelo presentaba en directo en la sala
Costello de Madrid el que era su disco debut en so-
litario Por Amar No Hay Que Pagar; y recuerdo que
lo hacía rodeado de buenos amigos
como José “El Niño” Bruno, Julián Ka-
nevsky, Jaime Urru� a, Andy Chango o
Ariel Rot.
Ahora Caramelo publica un nuevo tra-
bajo en solitario en el que se pone el
traje de hombre orquesta que reza el
" tulo para tocar él mismo todos los
instrumentos en un disco en el que –a
pesar de la aparente contradicción–
no se encuentra solo, ¡ni mucho me-
nos!, pues las alargadas sombras de numerosos co-
legas de aventuras musicales se ciernen sobre sus
surcos.
Fijándonos en las canciones de este disco, en él en-
contramos textos con las fi rmas de Lichis o Sergio
Makaroff , otros autoría del propio Ca-
ramelo (en solitario o junto a Emilio
Cid), uno escrito codo con codo junto
a Andrés Calamaro y otro compuesto
a seis manos con los antes menciona-
dos Rot y Chango. Pero es en el plano
instrumental donde reside su mayor
baza; mezclado y masterizado por
José Nortes, el sonido resultante es
cien por cien Caramelo, un Caramelo
a veces dulce pero también picante,
un Caramelo que se deshace en tu
boca a ratos y otros en los que lo has de morder
con los dientes. Caramelo nunca ha disimulado su
EL HOMBRE ORQUESTA!
(Candy Caramelo, Warner Music)
CRÍTICAS DE DISCOS
12
querencia por el sonido y la esté� ca de los años 50, así pues, es lógico que encontremos aquí mucho swing, rock and roll y rockabilly, persiguiendo siempre la esencia de ese sonido analógico que está volviendo en plena era digital y logrando aquel sabor añejo de los instrumentos grabados en directo en el estudio. El Hombre Orquesta! es un gusto –un gusto cocina-do a fuego lento en casa, con esmero, dedicación y con sus propias manos de principio a fi n– que se
ha dado este experimentado productor, compo-sitor y músico que ha colaborado con algunos de los más relevantes nombres del rock en castellano. Caramelo quiere saciar nuestra hambre de rock
and roll clásico y demás es� los afi nes ofreciéndo-nos un es� mulante y delicioso plato musical sazo-nado con buen criterio, elegancia y saber hacer.
por Fat Professor
ROBOT CALÓ
(Achilifunk Sound System, Wah Wah Records)
Achilifunk es mucho más que una serie de publica-ciones discográfi cas. Achilifunk es mucho más que un pinchadiscos embebido por la rumba. Achilifunk es mucho más que un simple trabajo de inves� ga-ción. En los úl� mos diez años Txarly Brown, sin duda uno de los mayores expertos en la rumba, sus maridajes y las infl uencias dejadas por dicha co-
rriente –o los mil y un vericuetos por
los que él, al contrario que muchos
otros, ha transitado compilando, es-
tudiando y divulgando tanto arte, pa-
taita, farol y duende escondido–, ha
hecho historia. Tal vez ni él se diese
cuenta, pero así es.
Carles “Txarly Brown” Closa no sólo ha editado
discos, pinchado en salas, coleccionado vinilos, di-
fundido la palabra de la rumba a todo aquel que le
quisiese escuchar o escrito la autén� ca Biblia so-
bre este género (esa maravilla � tulada Achilibook
y publicada por la Editorial Milenio en 2013), pues
este ar� sta inquieto, aglu� nador igualmente de ta-
lentos, lanza este 2015 una verdadera joya � tulada
Robot Caló, la cual fi rma con un autén� co super-
grupo denominado Achilifunk Sound System, una
suerte de Fania All-Stars catalana con igual impulso
y sabor.
En las pistas fi nales se toca, se interpreta y se mez-
cla tomando pizcas de aquí y de allí, retales de una
historia de la música rítmica y con salero. Así hacen
viajar a Chipén hasta Jamaica o ponen a Los Amaya
a marcar el danzón tropical de los Ra-
dio Futura más mes� zos; al igual que
Peret es rememorado con un respe-
to y una enjundia inusitados. Y de tal
manera, paso a paso, y con total ca-
riño y conocimiento de causa, toman
la ver� cal cosas como “Hawayano”,
“Mala Suerte”, “Ruega”, “El Barón”
o “Raskayú”, así hasta completar dos
caras –efec� vamente, este trabajo
sólo se edita en vinilo– con cinco pie-
zas cada una. Y aunque entre los invi-
tados que amplían esta gran familia de amigos se
encuentran nombres tan admirados como Makala,
Sr. Wilson o Miguelito Superstar, por citar tres ar-
� stas de una extensa lista, son Sam Mosketón, Lalo
López, Rambo, Jack Chakataga y el propio Brown el
autén� co quinteto residente. Cinco � pos que no es
que hagan caminar la música, es que directamente
la transportan a una nueva dimensión, convir� en-
do al oyente en sorprendido a la par que sa� sfecho
astronauta del sonido.
por Sergio Guillén
LOS TIKI PHANTOMS Y EL MISTERIO DEL TALISMÁN
(Los Tiki Phantoms, Discmedi Blau)
Catalogar a Los Tiki Phantoms como grupo de surf
instrumental es simplifi car demasiado. Cierto es
que el surf es la base de su sonido, pero probable-
mente lo más correcto es defi nir su música como
ROBOT CALÓ
(Achilifunk Sound System, Wah Wah Records)
LOS TIKI PHANTOMS Y EL MISTERIO DEL TALISMÁN
(Los Tiki Phantoms, Discmedi Blau)
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CRÍTICAS DE DISCOS
como rock instrumental. Y a par! r de ese tron-co, trace usted todas las ramas que se le ocu-rran, que seguramente sus puntas toquen unas y otras tendencias dentro de este género. Los Tiki Phantoms Y El Misterio Del Talismán es el cuarto disco de larga duración de este grupo barcelonés, y además marca el décimo aniver-sario de la banda. Así lo desvela esa portada que bascula entre el cine de serie B y la esté! ca del vinilo clá-sico, y que guarda en su interior el tarro de las esencias que es este ál-bum. Como decía, el actual cuarteto (formado por El Bravo, El Dorado, El Jíbaro y El Caníbal) rinde pleitesía a grandes ico-nos culturales como el spaghe western (“Saca De Oro”, “No Viniste A Mi Funeral”), el psychobilly
(“Espiral Cósmica”), el power pop (“El Hombre De Las Tabernas”) o, por supuesto, el surf de los 60, en temas como “C’mon” o “La Bella De Hamburgo”.
Sin embargo, y esto es muy atrac! vo, tampoco es que Los Tiki Phantoms pa-rezcan muy interesados en replicar el sonido de grupos como The Ventures, The Surfaris o The Chantays, sino que ofrecen su visión actualizada del mis-mo, adaptándolo a las apetencias del rockero del siglo XXI. Así, no es infre-cuente verles inmersos en muros de guitarras más propios del punk o del hard rock. Pura energía y amor por la tradición se dan, por consiguiente, la
mano en este notable álbum.
por Andrés Puente
BUMPING INTO NOTHING
(The High Line Riders, Blue Rose Records Records)
Dieciocho años han tenido que transcurrir para que The High Line Riders editen un nuevo disco desde que publicaran el anterior, Somewhere South Of
Here, con el que precisamente debutaron allá por 1997. Ed Pe" ersen, músico inquieto neoyorquino con raíces noruegas, es el líder de esta banda a la que ha deci-dido reunir de nuevo para brindarnos este Bumping Into Nothing, un traba-jo que él mismo se ha encargado de producir.
Si bien es cierto que el sonido de The High Line Riders muestra una que-rencia por el rock con infl uencias del Americana, no es menos cierto que su propuesta es cien por cien neoyorquina, emparen-tándola –valga como ejemplo– con un Willie Nile y todos esos ar! stas que con sólo rasgar un acorde o pronunciar un primer verso dejan bien patente que son carne del asfalto de las humeantes calles de NYC. Aunque grabado en Nashville, todo el dis-co rezuma aires de la Gran Manzana; guitarras y acordes que inmediatamente te transportan a ori-llas del East River, tal como si nos encontrásemos a bordo del vehículo desde el que está tomada la ins-
tantánea que ilustra la portada del álbum cruzando sus aguas a través del Puente de Brooklyn, con el Puente de Manha" an y el inconfundible skyline de la ciudad como telón de fondo mientras sus cortes
suenan a todo volumen sobrevolando el salpicadero. Una docena de canciones directas, guitarreras y de letras pegadizas que encuentran el contrapunto en unos teclados y un pedal steel que les otor-ga ese cierto aire country, sin dejar de sonar por ello a rock and roll de la vie-ja escuela. Pe" ersen ha tocado duran-te su carrera todos los palos, desde el folk al jazz, pasando por el power pop
o la electrónica; y ahora ha decidido que es ! em-po de rock, un rock cristalino que en este trabajo ha sido mezclado y masterizado por Bob Olhsonn (un histórico que ha trabajado con Stevie Wonder, Marvin Gaye o Grateful Dead) y que cuenta, ade-más, con la colaboración de numerosos colegas de ambos lados del Atlán! co, estableciendo así un puente musical entre Noruega y Norteamérica.
por Fat Professor
BUMPING INTO NOTHING
(The High Line Riders, Blue Rose Records Records)
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CRÍTICAS DE DISCOS
PEACE OUT
(Nelson, Frontiers Records)
The Nelsons no era más que una apuesta pop per-didamente ochentas cuando falleció el cantante Ricky Nelson en 1985. Él, uno de los nombres re-cordados con cariño de la escena del rock & roll
en las décadas de los 50 y 60, ar! sta que popularizase el single de Gene Pitney “Hello Mary Lou”, había visto cómo sus vástagos formaban aquella bagatela que llevaba su apellido, ejer-cicio de entrenamiento que sus hijos Gunnar y Ma" hew cambiarían tras la muerte del progenitor por un tándem con mayor peso en las guitarras. Así termina pisando la calle Nelson y un disco ! tulado A! er The Rain (1990), pieza puntal del adult oriented rock norteamericano que alcanzaría el doble pla! no. Tras rifi rrafes con el sello Geff en, la creación de Stone Canyon Records, la publicación con! nuada de discos (uno al año desde 1995 hasta 2000) y la posterior desaparición, los hermanos Nelson re-gresaron en 2010 para volver a poner en marcha la máquina de hacer rock melódico. Sin embar-go, tras Lightning Strikes Twice, Before The Rain y Perfect Storm. A! er the Rain World Tour 1991 (el primero, la autén! ca vuelta con nuevo material, y los otros dos lanzamientos extensiones de todo lo que rodeaba a A! er The Rain, tanto sus maquetas como las giras de presentación de dicho elepé), to-dos puestos a la venta en 2010, hemos tenido que esperar unos cuantos años más para que llegase Peace Out.
Y ahora, con este CD sonando en el reproductor, el oyente se percata inmediatamente de que el power pop o el pop de traza rockera es el hoy de los Nelson. Gunnar se carga sobre el hombros el hecho
de sacar adelante casi la totalidad del álbum ya que, además de componer él solito el grueso del mismo, igual-mente toca todos los instrumentos que se le ponen a ! ro mientras no deja de ocuparse de la voz principal; Ma" hew, por su parte, se ocupa de tocar bajo y de conjuntar armoniosos coros con su hermano. Únicamente se invita a un colaborador, Neil Zaza, profesional que añade sus solos de guitarra en cinco de los cortes del ál-
bum. El resultado es un disco fresco, actual pero que no reniega de la lógica evolución que venía desa-rrollando este tándem. De hecho, Gunnar ya cata-logaba el trabajo Life del 99 como «un álbum de pop rock que no hace prisioneros», así que no es de extrañar que en Peace Out puedan recordar en más de un caso a Cheap Trick –“Hello, Everybody” parece segunda parte de “Welcome To The World”, pieza que abría el redondo Rockford del cuarteto nombrado–. No supera a Lightnig Strikes Twice
pero se queda muy cerca.
por Sergio Guillén
WAR OF KINGS
(Europe, UDR)
Escuchando este nuevo álbum de Europe me asal-tan sen! mientos encontrados. Recuerdo aquellos años en los que el grupo sueco retornaba a la ac-! vidad con discos que, francamente, a mí no me decían mucho. Me refi ero a trabajos como Start
From The Dark (2004), Secret Society (2006) o Last
Look At Eden (2009), en los que la banda intentaba
ser “moderna” tropezando por el camino. Cierto es que posteriormente se han terminado centrando en un es! lo que casa mucho más con su persona-lidad, pero aun así tengo mis dudas de si a la for-mación que publica War Of Kings se la puede se-guir llamando Europe. El giro hacia el hard rock a lo Deep Purple o Led Zeppelin que vuelven a explotar
PEACE OUT
(Nelson, Frontiers Records)
WAR OF KINGS
(Europe, UDR)
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CRÍTICAS DE DISCOS
en este disco (recordemos su anterior Bag Of Bo-
nes) les sienta bien y ahora sí se les nota cómodos en esta posición. Sin embargo, yo me sigo resis-! endo a iden! fi car este grupo con el que graba-se obras como Wings Of Tomorrow
o The Final Countdown. La diferen-cia es como de la noche al día, si me permiten la comparación. Es cierto que aquí están los músicos de siem-pre, pero la esencia de su sonido ha experimentado un cambio tal que es inevitable pensar que hay otra ban-da detrás de estas once canciones. Ganan en madurez y enjundia, eso es verdad, pero para mi gusto han perdido en chispa y espontaneidad. Y conste que en ningún caso hablo de emplear sus energías en aparentar que siguen siendo jóvenes para intentar atraer a las nuevas generaciones de oyentes, dado que esto ya lo aplicaron en sus pri-meros años de regreso en el siglo XXI y les quedó fatal, en mi opinión. La cues! ón principal es que en War Of Kings hallo buenas canciones pero poca sustancia verdaderamente destacable, giros musi-cales o melodías de esos que te hacen sen! r esca-
lofríos de melómano. Algo que te impulse a volver a reproducir el disco nada más terminar de girar. No es por meterme en la piel del abuelo Cebolleta, pero esto sí lo tenía antes Europe, y a espuertas.
Si cuando escucho “Rainbow Bridge” estoy acordándome de “Perfect Stran-gers” (Deep Purple), es que algo chi-rría. Si cuando llego a “Second Day” me vienen a la mente “No Quarter” o “Kashmir” (Led Zeppelin), algo raro pasa. Me parece lícito que quieran volver a los 70 y concentrarse en el classic rock en lugar de montarse en el Delorean y plantarse de nuevo en los 80, pero entonces no le encuentro
mucho sen! do a seguir u! lizando el nombre de Eu-rope en sus discos de estudio. Y vuelvo a decir que War Of Kings me parece un buen disco, pero aquí falta algo. Han intercambiado emoción visceral por adultez cartesiana, y será el oyente el que decida qué prefi ere.
por Andrés Puente
DRONES
(Muse, Warner Music)
El mundo necesita urgentemente más grupos como Muse. Bandas que consigan reunir seguido-res de toda condición y procedencia, capaces de aglu! nar en sus conciertos mul! tudes variopintas unidas en una pasión común por la música. Son comerciales, pero al mis-mo ! empo emocionantes, interesan-tes, aventureros y, sobre todo, cono-cen a la perfección lo que hacen. De dónde vienen y a dónde van. Una vez más, su nuevo disco supone un acon-tecimiento musical de primer orden. Drones es, como es habitual en el trío, un magnífi co compendio de todas las ver! entes de este grupo. El disco comienza con los singles ya conocidos por todos: “Dead Inside”, “Psycho” y “Mercy”. Dentro de lo accesible y pegadizo de estas canciones (algunos dirán que son temas “fáciles”; nada más lejos de la
realidad), podemos disfrutar del tremendo talen-to crea! vo de esta formación que igual te aluci-na con el pop más directo y preciosista que ! ra a lo hímnico e incluso a esencias cercanas al heavy
metal. Esta es la grandeza de Muse, pero algo incluso mejor está por lle-gar cuando bordeamos el ecuador del álbum.
Ma# hew Bellamy, ya conver! do en uno de los mayores genios del rock
del siglo XXI, sigue siendo el principal ar$ fi ce de la obra de Muse, pero es-toy seguro de que sin Chris Wolsten-holme y Dominic Howard esto no se-ría lo mismo. Ahí tenemos “Reapers”,
una locura controlada que exprime al máximo las capacidades del trío y en la que podemos apreciar en todo su esplendor la excelencia en las labores de producción del mí! co Robert John “Mu# ” Lange.
DRONES
(Muse, Warner Music)
No conozco a muchos grupos actuales capaces de conjugar la su� leza con la dureza sonora, y Muse lo hacen posible por enésima vez en dos temas como “The Handler” y “Defector”. En esta úl� ma podríamos reconocer a unos Queen futuristas, la extraordinaria confi rmación de que el grupo viene de la tradición rockera sin dormirse en los laureles de la copia cansada y fofa de lo que ya se hizo hace décadas. Una canción maravillosa, de esas que te hacen sen� r escalofríos en los brazos mientras la escuchas. “Revolt” es el retorno a las sonoridades electrónicas tan del gusto de la banda en los úl� -mos trabajos, un tema que muere para resucitar en el tramo más experimental del disco. “A� ermath” es una suerte de balada que evoca tanto a Vange-lis como a Pink Floyd, aunando melancolía y épi-ca. Tras “A� ermath”, la composición � tulada “The Globalist”, el tour de force de Muse en este disco y desde ya uno de los temas más increíbles de su
trayectoria. Comienza como una genufl exión total
ante el spaghe! western y Ennio Morricone, de-
rivará en una explosión de fuerza y terminará con
una adaptación realizada por Bellamy de las “Varia-
ciones Enigma” (el fragmento “Nimrod”, concreta-
mente) del compositor clásico Edward Elgar. “The
Globalist” es una sincera declaración de amor hacia
la música, la plasmación de la absoluta carencia de
prejuicios de este grupo.
Cuando cierras tu disco con una adaptación de
“Sanctus And Benedictus”, un canto religioso de
Giovanni Pierluigi da Palestrina (siglo XVI) bajo el
" tulo de “Drones” es que, sencillamente, los � enes
cuadrados, con perdón de la expresión. Mi deseo
después de escuchar este álbum es claro y simple:
Muse, no lo dejéis nunca.
por Andrés Puente
CRÍTICAS DE DISCOS
LOCATIONS
(Azul Y Negro, Vaso Music)
Aunque para muchos oyentes las canciones de la
catalogada como primera etapa de Azul Y Negro
son las que reconocen y ya resultan parte de su
vida, hay que reconocerle a Carlos Vaso un arrojo
y pericia superla� vos a la hora de re-
cuperar el proyecto y darle un nuevo
sen� do. Desde que en 1997 comienza
la nueva etapa de la apuesta, ya sea
fi rmando Carlos con su nombre y la segunda mitad de su apellido com-puesto (Vaso, de García-Vaso) o re-cuperando fi nalmente la marca Azul Y Negro, es de recibo reconocer el mayor riesgo que plantea la música de este ar� sta. Los días de Joaquín Montoya quedaron atrás, por lo que a par� r de la segunda mitad de los 90 Vaso se atreve a muchas más cosas, más originales en ocasiones, más retro en otras, evolu� vas siempre. De hecho esta citada segunda etapa cuenta con más discos de estudio que la inicial. Hablaba de riesgos tomados y ahí tenemos su Crys-
talline World de 2012, un trabajo en el que, sin ne-cesidad de evocar a aquellos Granada en los que militó en su juventud, regresa al rock experimental.
Pero antes estaba Vision, su elepé de 2010 y uno de los más aplaudidos por haber sabido sinte� zar la esencia ochentas con tanta fi delidad como en su día la viviese el propio Carlos en dicha década. Y tal
vez Loca" ons pudiese ser hermano en planteamientos y reminiscencias de aquel disco de hace cinco años. En este nuevo lanzamiento una vez más Azul Y Negro maneja como tándem –Vaso ha encontrado en Carlos López a su compañero musical perfecto– la ideal mixtura entre piezas instrumen-tales y canciones propiamente dichas, cargadas de esos estribillos imposi-bles de pasar por alto de lo tan neta-mente pop que se desenvuelven.
En este 2015 vamos de Berlín a Atacama, saltando luego a Tailandia, Moscú, Barcelona o París; un i� -nerario que los dos Carlos nos van marcando entre otras composiciones que son igual de coherentes con la idiosincrasia de Azul Y Negro. De el synth
pop de la eró� ca “Cimas Prohibidas” hasta la total-mente evocadora “Rosa De Los Vientos” –en una interesante extended version–, de la marcha berli-nesa del corte que abre el álbum hasta la saltarina
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LOCATIONS
(Azul Y Negro, Vaso Music)
CRÍTICAS DE DISCOS
“Tibidabo”; incluso ese “Area 51” que podría ser con� nuación en temá� ca (aunque ésta sin letra) de “Ovnis En El Cielo”. El grueso de este Loca� ons man� ene al grupo en un estado vital y de gran crea� vidad di� cil de alcanzar por otros colegas de
corriente musical. El techno pop nunca estuvo tan vivo.
por Sergio Guillén
ALGO PRESTADO
(Los Secretos, Warner Music)
Álvaro Urquijo se convierte en émulo de Bruce Springsteen en la portada de Algo Prestado, el dis-co de versiones con el que Los Secretos homena-jean a compositores que les han marcado. Pero si el Boss que presidiese aquella carpeta de Born To Run aquí está interpreta-do por Álvaro, ¿quién ocupa el puesto del desaparecido Clarence “Big Man” Clemons? Para qué echarlo a suertes; Ramón Arroyo, Jesús Redondo, San� Fernández y Juanjo Ramos aparecen en la contraportada como ya lo hicie-se en el 75 uno de los saxofonistas más elogiados del rock.
Pero esto es sólo la fachada, el guiño inicial. ¿Qué nos espera en las pistas de este Algo
Prestado? Pues ni más ni menos que unas versiones muy respetuosas, hechas con sen� do y arropándo-las con un poco de su carácter original y otro poco del es� lo reconocible de Los Secretos. Nombres de compositores como Mick Jones y Lou Gramm (las que fuesen piezas clave de la banda de rock me-
lódico Foreigner), Peter Gabriel, Rodney Crowell, Nick Lowe, Gram Parsons o Ron Sexsmith, entre otros, son rememorados con delicadeza y ternura, sacando todo lo bueno de composiciones que ja-
más se perderán en nuestra memoria. El año pasado SantaRosa Records publicaba Han Llovido 15 Años. Ho-
menaje A Enrique Urquijo, disco com-pacto con DVD en el que todo � po de ar� stas, tanto de la quinta de Los Se-cretos como de nuevo cuño, realiza-ban su reverencia musical a las letras del fallecido en 1999 Enrique. Inclu-so su banda de siempre, capitaneada por su hermano, abría aquel recuerdo
con “Hoy La Vi”. Ahora, y también tras encargarse de una de las cabeceras del serial Cuéntame Cómo
Pasó, Los Secretos han conseguido una vez más sorprender a su público.
por Sergio Guillén
PRESENTS OF THE PAST/REQUESTS REVISITED
(Ad Vanderveen, Blue Rose Records)
Ad Vanderveen es un cantautor noruego con más de cuatro décadas de carrera musical a sus es-paldas al que no puedo evitar hermanar con Neil Young (en su música están también presentes Tow-nes Van Zandt o Gordon Ligh! oot), y lo hago por su caracterís� ca voz –no especialmente dotada pero sí capaz transmi� r como pocas–, por sus textos, sus acordes de guitarra y fraseos de armónica; pero, por encima de todo, lo equiparo a Young por su prolífi ca carrera y por poseer un ingente repertorio
en constante crecimiento y evolución. Este nuevo doble álbum es una muestra más de la volcánica crea� vidad de Vanderveen, y es que no nos encontramos ante un doble LP al uso. El primer disco (Presents Of The Past) recoge una decena de nuevas composiciones grabadas en directo en un pequeño teatro, sin audiencia y con una ban-da acús� ca en la que predominan el contrabajo, el banjo, el acordeón, el teclado y el lap steel acom-
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PRESENTS OF THE PAST/REQUESTS REVISITED
(Ad Vanderveen, Blue Rose Records)
ALGO PRESTADO
(Los Secretos, Warner Music)
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pañando la guitarra acús� ca y la ar-mónica de Vanderveen.
El segundo (Requests Revisited) eng-loba otras tantas canciones de esas que los afi cionados le suelen pedir en sus conciertos y que di" cilmente pueden localizarse en sus discos; és-tas han sido grabadas en el estudio con banda eléctrica, con una mayor producción, arreglos de cuerda, un coro de góspel y la par� cipación de numerosos músicos invitados –ahí está un tema escondido de, nada menos, veinte minutos de duración en el que colabora, entre otros muchos, un tal Al Kooper al
Hammond–.
De las dos facetas que nos muestra Vanderveen en este nuevo trabajo es en el primer disco en el que encontra-mos la esencia de sus composiciones en su forma más pura, textos oníricos entre acordes brumosos, sugerentes arreglos instrumentales para unas canciones grabadas de forma que puedes oír la respiración del propio
Vanderveen y puedes, casi, aprehender la música misma entre tus dedos.
por Fat Professor
CRÍTICAS DE DISCOS
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Rock And Roll
(Boder Caballero, Autoeditado)
Si mencionamos el nombre de Harry Palmer podría-mos estar hablando perfectamente de una trama de espionaje protagonizada por Michael Caine; si citamos Border Caballero podríamos estar refi rién-donos a un viejo western en blanco y negro, pero –a pesar de encontrarnos a John Wayne en la portada– en rea-lidad estamos hablando de Rock And
Roll, el EP que fi rma el guitarrista Ha-rry Palmer al frente de la formación Border Caballero. Este sexteto madrileño nos ofrece un trabajo lleno de lo que promete su # -tulo: rock & roll; aunque no sólo, pues por sus pistas se desparrama también el rockabilly, el surf, el r&b y el western rock. Cua-tro � ros repletos de adrenalina y ritmos que te in-citan al baile desde buen principio: desde la inicial “Don’t Leave Me Alone” en la que brillan el saxo y la trompeta, seguida de “I Won’t Believe” con el te-clado y la base de bajo y batería marcando la pau-ta, un tema de aires netamente fronterizos como “Save My Soul” o un corte en el que la guitarra de Palmer echa humo como es el caso de “Stories”.
Como bonus track nos encontramos “Surrender” (una adaptación de la tonada napolitana “Torna A Surriento”) que cuenta con la colaboración especial de Andreu “Lobo” Muntaner, la rugosa voz de los
actuales Trogloditas. En la línea sucesoria de la Casa Real del Rock & Roll irrumpen estos hijos bastardos reclamando el # tulo musi-cal que legí� mamente les correspon-de. Border Caballero son una suerte de combinación entre la fi gura del Duque –John Wayne– y la del Rey –El-vis–, aunando la ac� tud del uno y las maneras del otro, demostrando que por sus venas hierve sangre del color
a juego con sus zapatos de gamuza azul.
por Fat Professor
Rock And Roll
(Boder Caballero, Autoeditado)
Si había alguien que pudiera insufl ar vida a la plan-ta carnívora esa era la factoría de Jim Henson. Di-cho y hecho, y fi nalmente todo quedaría a pedir de boca, con una Audrey II que lucía en pantalla unos movimientos prác� camente perfectos a los que sólo faltaba acoplar una voz apropiada a tan singu-lar personaje. Los astros se alinearon y Levi Stubbs, miembro de los Four Tops, se ocuparía de dar la pincelada maestra a Audrey II. No sería el único ho-menaje a las agrupaciones negras de los 60, ya que las tres chicas que aparecían insistentemente en los números musicales atendían a los nombres de Rone� e, Crystal y Chiff on (parafraseando los nom-bres de tres de los más conocidos girl groups de aquella década). Con estos ingredientes, no resulta complicado adivinar el sonido que evocaba la fi l-
Para comprender la génesis de esta película musi-cal de culto –lo cual viene a signifi car que en su día no se comió un colín aunque hoy es venerada– es necesario pisar tres escalones. El primero toma for-ma en The Li! le Shop of Horrors, la comedia negra dirigida por Roger Corman en 1960. La segunda pa-rada nos conduce al espectáculo de Broadway con música de Alan Menkes y letras de Howard Ashman basado en aquel fi lm y estrenado con parabienes de crí� ca y público en 1982. El desenlace se concre-ta en La Pequeña Tienda De Los Horrores, la adap-tación al celuloide de la obra teatral.
Llevar a la pantalla grande un musical como el de Menkes y Ashman no fue una tarea sencilla. Se prescindió del reparto original que actuaba en los teatros a excepción de Ellen Greene (Audrey), op-tando por un elenco estelar conformado por mu-chos de los grandes nombres de la comedia ameri-cana en aquellos días. El apocado Rick Moranis se destacó como el más apropiado para dar vida a Se-ymour Krelborn, muchacho de existencia gris que verá cambiar las tornas de su des� no gracias a una descarada planta carnívora procedente del espacio exterior a la que bau� za Audrey II en homenaje a la chica por la que suspira a diario.
Vincent Gardenia se me! a en la piel del cascarra-
bias señor Mushnik, dueño de la � enda donde se ganan los cuartos Seymour y Audrey. Cerrando el triángulo amoroso asomaba Steve Mar� n en su fantás� co papel del den� sta sádico Orin Scrivello, que protagonizaba uno de los números más logra-dos de La Pequeña Tienda De Los Horrores. Sola-mente de espectacular se puede califi car el tema “Den� st” en el que hace su entrada triunfal en la cinta un Mar� n en estado de gracia. No menos mí-� co es el duelo entre Mar� n y Bill Murray, interpre-tando este úl� mo (diálogo totalmente improvisa-do, por cierto) al masoquista Arthur Denton que las goza con las dolorosas artes del doctor.
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LA PEQUEÑA TIENDA DE LOS HORRORES El perfecto terror cómico en clave de musicalpor Andrés Puente
CINE MUSICAL
mación, de marcado y alegre carácter retro. Sin embargo, todo habría quedado en agua de bo-rrajas sin la mano de un director capaz de plasmar en el celuloide los números musicales que divir� e-ron al respetable en la obra de Broadway. Frank Oz se mostró brillante en su labor, creando planos y movimientos de cámara cargados de dinamismo y vida que conseguían introducir al espectador en el par� cular y alocado universo de La Pequeña Tien-
da De Los Horrores. A pesar de todo, el fi lm ter-minó pasando sin pena ni gloria por las pantallas y logrando una recaudación ligeramente superior al presupuesto inver� do. Los Oscars también se
resis� eron al encanto de la cinta, y ninguna de las dos nominaciones –mejores efectos visuales y me-jor canción original por “Mean Green Mother From Outer Space”– dio la estatuilla deseada. Aliens y Top Gun � enen la culpa.
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Título original: Little Shop Of
Horrors.
Director: Frank Oz.
Intérpretes: Rick Moranis, Ellen
Greene, Vincent Gardenia, Levi
Stubbs, Steve Martin.
Año: 1986.
CINE MUSICAL
FM “La audiencia española es de las mejores del mundo”por Sergio Guillén
FM es una de las agrupaciones más reputadas del adult oriented rock parido en las Islas Británicas. Fundados en 1984 en plena es-cena londinense, esta banda ha grabado a lo largo de su carrera algunos de los elepés más rememorados y queridos del género. En este nuevo milenio siguen disco a disco reforzando su sonido con arreglos y melodías que ayudan a engrandecer su incuestionable marca. Steve Overland, vocalista del quinteto, viaja con nosotros desde el inicio de FM hasta la actualidad de su último Heroes And Villains.
FM editasteis Indiscreet, vuestro elepé de debut,
en 1986. Por aquel entonces girasteis con grupos
como Magnum, Foreigner o Bon Jovi. ¿Cómo des-
cribiríais aquella etapa temprana en la que ya es-
tabais en ruta con nombres tan reconocidos de la
escena rock?
Fueron días fantás� cos, pasamos grandes momen-tos y conocimos a una gente irrepe� ble. Esto ayudó a asentar el legado de la banda en aquellos días y
ENTREVISTA
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ahora somos lo sufi cientemente afortunados para
hacer todo aquello una vez más.
Vosotros trabajasteis en vuestros comienzos –más
en concreto, en el segundo vinilo de FM– con el
compositor Desmond Child. ¿Qué me puedes con-
tar del hecho de tener a un creador tan recono-
cido y admirado colaborando con vuestro grupo?
Resultó una gran experiencia para mí el poder tra-
bajar con Desmond. En aquel momento él ya había
escrito para Bon Jovi y para muchas otras bandas.
Cada uno tenemos una forma diferente de compo-
ner y siempre puedes aprender de otra gente.
Tras la edición de Dead Men’s Shoes en 1995 vues-
tros seguidores se topan con una triste no! cia: la
disolución de FM. ¿Cuáles fueron las razones de
aquel adiós?
La banda había estado unida durante once años y
de hecho teníamos un gran número de seguidores;
aunque lo que se llevaba a cabo en otras tenden-
cias imperantes en aquellos días, como es el caso
del grunge, habría conver! do en irrelevante cual-
quier cosa que estuviésemos haciendo. Así que nos
pareció un buen momento para separarnos.
Sin embargo, tras el Firefest de 2007 FM regresa a
la carga en ofi cialidad. ¿Qué hizo que fi nalmente
os animaseis a reunir a la banda tras algo más de
diez años?
Aquello nos dejó alucinados, no teníamos ni idea
de que aún contábamos con tantos seguidores.
Pensamos que al menos les debíamos un nuevo in-
tento, el hacer otro álbum sin importarnos lo lejos
o no que nos pudiese llevar; y aquí estamos ahora,
cuatro elepés después, pasándolo en grande.
Heroes And Villains es un disco trufado de cancio-
nes muy interesantes, ¿cuáles dirías que son tus
favoritas en estos momentos?
Mis elegidas son “You’re The Best Thing About Me”,
“Incredible” y “Life Is A Highway”.
¿Cómo defi nirías el proceso de composición en
una agrupación como la vuestra? ¿Cómo se traba-
ja en el seno de FM cada canción?
En FM siempre escribimos unas veinte canciones
para cada álbum de las cuales escogemos las que
creemos que mejor darán forma a la obra fi nal. Las
canciones siempre llegan de una idea en crudo, de
un primer boceto que luego la banda coge y trabaja
en él hasta dejar su marca reconocible.
No son pocos los seguidores de FM que llevan
años esperando las remasterizaciones en disco
compacto de vuestros elepés. ¿Existe alguna po-
sibilidad en un futuro próximo?
Por el momento no hay ningún plan concreto a este
respecto; aunque quién sabe lo que deparará el fu-
turo.
FM estuvisteis actuando en Madrid el año pasado.
¿Qué os pareció el recibimiento de vuestro públi-
co español?
Nos abrumó la respuesta de los seguidores espa-
ñoles. Pasamos una jornada estupenda y estamos
deseosos de regresar. La audiencia que tenéis allí
es una de las mejores del mundo.
Vuestra banda está claro que no para. ¿Qué pla-
nes de futuro esperan a FM?
Estamos actualmente de gira y seguiremos dando
conciertos el resto del año, incluidas nuevas fechas
en España. Una vez terminado esto, comenzare-
mos a preparar el nuevo disco con el que espero
nos podamos poner a principios del próximo año.
¿Cómo ves la escena británica actualmente en
cuanto a música se refi ere? ¿Crees que hay un si-
! o para el adult oriented rock?
Pues parece que la cosa va viento en popa y hemos
hallado un apoyo tremendo de las cadenas de ra-
dio y la prensa, logrando incluso que nuestras can-
ciones se emitan en la BBC Radio 2, la emisora más
escuchada del Reino Unido.
Y qué tal funciona el tema de la venta de discos.
Todo está marchando de maravilla y Heroes And Vi-llains ha entrado en el UK Top 40, además de estar
en el sép! mo puesto en las listas de éxitos ofi ciales
en la categoría de álbum de rock. Aun así, la autén-
! ca llave que abre la puerta de la venta de discos
en estos días es estar de gira y nosotros no dejamos
de poner todo nuestro empeño en ello.
ENTREVISTA
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REPORTAJE
Carrer dels Tallers 08001 Barcelona. Una historia verdadera por Fat Professor
Recientemente he cumplido una breve condena en la Modelo de Barcelona por una falta menor sin importancia (sí, yo también te-nía entendido que ya la habían clausurado). A la salida de chirona me estaba esperando Dan Aykroyd, vestido con su traje negro, la corbata estrecha, las gafas de sol y el sombrero; junto a él un viejo coche patrulla que había adquirido en una subasta de los Mossos d’ Esquadra por un módico precio. Le dije que al primer sitio al que me apetecía ir después de pasar una temporada a la sombra era a la calle Tallers.
La calle Tallers, para los que no la conozcan, les diré que es una céntrica calle de Barcelona popular por sus � endas de discos. Para que la visualicen: seguro que en los úl� mos � empos han tenido oportunidad de ver imágenes por televisión en las que un grupo de exaltados y energúmenos destrozan los vidrios
del Burger King situado frente a la fuente de Canale-tas, en Las Ramblas, con mo� vo de las celebraciones de los triunfos futbolís� cos del Barça; pues la calle Tallers empieza justo al lado, hasta desembocar en la Plaça Universitat. En Tallers se ubican algunas de las � endas de discos en las que puedes encontrar
REPORTAJE
cosas que di� cilmente podrás encontrar en otros lu-
gares de la geogra� a nacional –las ferias de discos
son una buena oportunidad para visitar los stands
que montan exponiendo parte de su “material”– y,
por descontado, que no encontrarás en ningún otro
lugar de la ciudad. Allí también se pueden encon-
trar algunas � endas especializadas en instrumentos
musicales, ropa vintage y otras que te proporcionan
todo lo necesario para el cul� vo de plantas en tu
propio domicilio, dándole un aroma único (de orines
aún recientes de la noche anterior) a una calle, ya de
por sí, estrecha y sombría. Aún y así, hay que decir
que Tallers ya no es lo que era. Apenas quedan unas
pocas � endas abiertas de todas las que se encontra-
ban antaño. Algunas de esas an� guas � endas de dis-
cos ahora lo son de moda de lo más hortera, y otras
simplemente permanecen con la persiana bajada.
Recuerdo la época en la que acudías excitado a
una de sus � endas a comprar una entrada para el
concierto de tu grupo favorito de la época. Ibas al
mostrador, pedías tu entrada, y entonces sacaban
un cajita metálica donde tenían el taco con las en-
tradas para todos los conciertos que se celebrarían
en la ciudad en los próximos meses; te rasgaban la
entrada delante tuyo y te hacían entrega de un una
llave mágica que te daría acceso a un mundo de fan-
tás� cos sonidos. Eran unas entradas de una belleza
sin par (o así me lo parecieron entonces) con los ros-
tros de los miembros de tu grupo de cabecera tor-
pemente impresos en ellas, el nombre de la banda
adornando la composición y unos hologramas que
hacían volar tu imaginación hasta las nubes; enton-
ces, doblabas con cuidado la entrada para que no
se rompiera y te la me� as en el bolsillo deseando
que avanzaran rápido las manecillas del reloj para
que llegara el día que fi guraba en ella impreso y dis-
frutar del que iba a ser, sin ninguna duda, el mejor
concierto de tu vida. Nada que ver con las entradas
que, hoy en día, te escupe tu impresora cuando las
compras por Internet.
También recuerdo con nostalgia mis visitas a Dis-
cos Balada, que era otra � enda de discos situada
a unos pocos metros de allí, en la calle Pelai, para-
lela a Tallers. En Balada podías encontrar infi nidad
de álbumes a precios de saldo; especialmente en la
planta situada en su sótano, con una iluminación ar-
� fi cial que te destrozaba la vista, pero en la que te
podías pasar toda la tarde rebuscando entre discos
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REPORTAJE
de todos los es� los imaginables: de Ber� n Osborne
perpetrando rancheras a las primeras grabaciones
de Gabinete Caligari, de un doble en directo de B.B.
King en el Teatro Apollo a un recopilatorio del fol-
clore musical del Perú, de una película X a una re-
presentación de la Caballé en el Liceu… Estudiantes,
jubilados, heaviatas y yayas remenando discos codo
con codo, en perfecta armonía y con total naturali-
dad. También hace años que desapareció, dejando
huérfanos de discos raros a precios imposibles de
ba� r tanto a la gente del barrio que la visitaba como
a los que hasta allí nos acercábamos.
La calle Tallers y sus aledaños han sido, histórica-
mente, el lugar idóneo para deleitarse contemplan-
do las esté� cas de las dis� ntas tribus urbanas de
Barcelona. An� guamente podías encontrar rockers,
punks, heavies… Por algún mo� vo que no alcanzo a
descifrar, actualmente sólo soy capaz de iden� fi car a los grupos de gó� cos que pasean su blanca palidez y su luto riguroso arriba y abajo. Dentro de diez años contemplaremos otras esté� cas (esté� cas futuristas inimaginables hoy día o, tal vez, la misma ropa que causaba furor en la España de los años 60 rescatada del baúl de los recuerdos) poblando la calle Tallers y, entonces, hablaremos con añoranza de los gó� cos que se paseaban por allá el año 2012. Deshaciendo mis propios pasos volví al inicio de Ta-llers, desembocando en Las Ramblas de nuevo, y allí me encontré con otra tribu urbana, una plaga de
dimensiones bíblicas: los turistas. Turistas con sus ridículos gorritos, su rojo-gamba y sus camaritas de fotos que llevan tomando la ciudad a golpe de Visa y talonario desde hace dos décadas. Me deprimí.
Le pedí a Dan que me llevara al Tibidabo para con-templar desde una de sus laderas la ciudad mien-tras anochecía; desplegándose ante nosotros una panorámica inigualable de una urbe llena de luces parpadeantes, aviones despegando y aterrizando en el horizonte con el mar de fondo y a la que apenas ya reconozco. Siempre he tenido la descacharrante idea de que contemplar Barcelona desde una de las curvas del Tibidabo en plena noche se debe aseme-jar mucho a contemplar L.A. desde una de las co-linas de Mulholland Drive, con la diferencia que el universo de David Lynch me parece mucho más co-herente y racional que muchas de las situaciones y personajes que pueblan la Barcelona de 2012. ¿Qué fue lo que hice para acabar en la Modelo? Nada. Ocurrió que unos amables agentes de la au-toridad me invitaron gen� lmente a que me iden� -fi cara, simplemente por el hecho de que mi piel es ligeramente más morena que la de la mayoría de Jordis, Marcs y Paus; entonces yo mencioné a la Ge-neralitat y al Tercer Reich en la misma frase y, por lo visto, me malinterpretaron. ¡Qué falta de sen� do del humor!
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ENTREVISTA
JIM PETERIK “Marc Scherer es una joya como vocalista que me inspira lo mejor a la hora de escribir”por Sergio Guillén
Jim, a estas alturas, y tras tantos años de una ex-
cepcional carrera profesional, ya eres considerado
como una verdadera ins� tución en la historia del
rock. ¿Cómo recuerdas tus comienzos profesiona-
les?
Tengo buenos recuerdos de aquellos primeros años en los que me empezaba a baquetear con los Ides Of March. Aquello era el autén� co uno para todos y todos para uno. Nos lo pasamos genial cruzando el país de pueblo en pueblo en nuestras furgonetas gemelas Corvair Greenbriar; en ocasiones incluso dormíamos en la parte de atrás de las mismas junto con el equipo. ¿De qué canciones te sientes más orgulloso de tus
días como miembro de Survivor?
Me sigue encantando “The Search Is Over”. Adoro cantarla en escena, aunque nadie puede cantarla tan bien como lo hacía Jimi. También amo cancio-nes como “Man Against The World”, “Desperate Dreams”, “Silver Girl” y “I Can’t Hold Back”... ah, y “Summer Nights” también. Todas son especiales para mí por dis� ntas razones.
Siempre me han gustado de igual manera las vo-
ces y los registros de Dave Bickler y Jimi Jamison.
Dos grandes vocalistas, muy personales y perfec-
tos para una banda como Survivor. Háblame un
poco de la personalidad de cada uno.
Ellos siempre fueron unos � pos fantás� cos dis-puestos a darlo todo en cada canción. Sin salidas de tono, sin grandes egos. Muy similares en lo que a ello respecta. Jimi tenía un sonido más puro, más bello; mientras que Dave, por su parte, poseía ese toque un tanto rasposo tan de rock clásico... ese sonido tan de Dave que adoraba Stallone. La escena musical perdió el año pasado a una
magnífi ca persona como era Jimi Jamison. Cuén-
tame un inolvidable recuerdo que compar� eses
con él.
Me encantaba salir con Jimi por Sausalito cuando estábamos haciendo aquel Vital Signs; yendo de bares, dando vueltas por ahí, hablando sobre mú-sica, contando chistes malos. También cuando pro-duje su disco en solitario Crossroads Moments, en el que tras realizar un gran trabajo en el estudio solíamos pasarnos por un estupendo restaurante italiano cerca de mi casa y disfrutábamos de una gran comida. Peterik y Sullivan, Sullivan y Peterik... ¡Qué magní-
fi co equipo de compositores! ¿Qué ha signifi cado
para � trabajar con Frankie?
Los resultados hablan por sí solos. Él sacaba lo me-jor de mí y viceversa. Era la persona a la que más deseaba impresionar pues era una audiencia dura de pelar.
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ENTREVISTA
Jim Peterik es un tipo excepcional, uno de esos músicos difíciles de hallar. Fue miembro de una de las más importantes bandas del rock melódico de los años 80, el quinteto Survivor. Junto a ellos no sólo tocó, pues también compuso –ya fuese en tándem con Frankie Sullivan como él solo– algunas de las canciones más impactantes del grupo y que quedaron en la memoria colectiva del género. Es productor, ha trabajado con decenas y decenas de artistas, y en el nuevo siglo puso en pie uno de los nombres clave del resurgir melódico, el proyecto Pride Of Lions, hoy un grupo asentado. Aho-ra que anda envuelto en la promoción de su disco Risk Everything junto a Marc Scherer, en Renacer Eléctrico Music Magazine nos hemos propuesto repasar su muy envidiable carrera profesional.
Saltando ahora a Pride Of Lions, tú dijiste en una
ocasión sobre este proyecto: «Es mi visión de los
mejores elementos de la gran era del rock meló-
dico, los años 80, aunque actualizada con un so-
nido más moderno en la producción». Llevas más
de diez años grabando con esta apuesta musical.
¿Cuál es actualmente tu visión de vuestro sonido?
Es diver� do pensar que esto comenzó cuando Se-rafi no Perugino de Fron� ers Records me dijo que buscaba un nuevo Vital Signs. Unas semanas des-pués, me aseguraba que lo siguiente que quería era repe� r el es� lo de nuestra puesta de largo en sociedad. Supongo que hemos establecido nuestro propio sonido. Eso me agrada. He leído en el Twi! er ofi cial de Toby Hitchcock que
también es fotógrafo y director de cine. ¿Ha traba-
jado en alguno de los vídeos de Pride Of Lions?
La verdad es que no. Fue Greg Bizarro de Jaff e Films
el que lo hizo. Pero para el próximo disco probare-
mos con Toby, es muy bueno en ello.
Hablemos un poco de tu libro Through The Eye Of
The Tiger. ¿Cuándo decidiste que era el momento
de comenzar a escribir este libro? ¿Cuál fue el pro-
ceso de escritura?
Me llevó unos tres años escribirlo, dedicándole casi
cada mañana en jornadas de tres horas, desde las
seis hasta las nueve. Me encargué de cada palabra
yo mismo, aunque luego he contado con algunos
buenos editores como Lisa Torem.
Ahora estás promocionando Risk Everything, tu
disco junto a Marc Scherer.
Sí, así es. Me gusta el disco que hemos hecho. Las
crí� cas ante todo han sido brillantes. Marc es una joya como vocalista que me inspira lo mejor a la hora de escribir. Su claridad y es� lo hacen que cada tema salte fuera de los altavoces. Me gustan espe-cialmente las canciones “Risk Everything”, “Thee Crescendo” y “Cold Blooded”, el tema que ha salido como sencillo y del que se ha rodado un videoclip. Entonces, ¿es esta banda un nuevo Pride Of Lions
o simplemente un proyecto temporal?
El � empo lo dirá. Nosotros ya estamos planeando un segundo disco. Y en cuanto a poder escuchar este elepé interpre-
tado sobre un escenario, ¿hay posibilidades de un
próxima gira europea?
No actualmente, aunque estamos mirando si existe alguna posibilidad. En fi n, tal vez.
ENTREVISTA
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Durante años, la vida pública y
privada de las estrellas de cine no
coincidió. Los estudios mantenían
una rígida disciplina a la que las
divas se tenían que adaptar. Sin
embargo, y como es lógico, una cosa
es lo que se veía en la gran panta-
lla y otra muy diferente la propia
vida personal de las intérpretes.
En la exposición Garbo, Dietrich...
y Katharine Hepburn cerca de cin-
cuenta artistas dan su visión de
estas mujeres, la reinterpretan o
reflexionan sobre lo que hay detrás
de la exposición mediática. Foto-
grafía, pintura, collage, grabado,
objetos, cerámica, pequeñas insta-
laciones, todo es válido para acer-
carse al universo de las grandes
del cine. Una exposición heterodoxa
y divertida para saludar el verano.
expoGarbo, Dietrich... y Katharine Hepburn
LUGAR:
EL FORO de Pozuelo
(Plaza San Juan, nº 2)
LA GRAN ESPERANZA BLANCA “Nuestras canciones van sobre emociones”por Sergio Guillén
Curioseando en el apartado de infl uencias que La Gran Esperanza Blanca tiene en su Facebook ofi cial, el interesado se podrá encon-trar una lista que comienza con la siguiente frase: «Bob Dylan es la primera infl uencia, sin lugar a dudas, pero cada miembro del gru-po ha aportado un matiz diferente y la lista se haría interminable». Con Zimmerman en la cabeza, y con más ganas de saber cosas sobre este conjunto que nació décadas atrás pero que ahora está más asentado que nunca, comienzo esta entrevista.
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ENTREVISTA
¿De dónde sale La Gran Esperanza Blanca? ¿Cuál
fue el autén� co punto de par� da del proyecto?
Por empezar rotundamente, diría que salimos de la noche de los � empos. El grupo inició su camino en 1986, durante la mili de Spagnolo Ferocce y de Cisco Fran; luego ya en Valencia fue un proyecto al que se unieron Chuso Al y Chi� Chitez. Si hacemos cuentas, llevamos vein� nueve años vivos.
Antes de entrar en la escucha, el comprador, por lo
que puede ver en el tracklist de este álbum, pron-
to asocia el lanzamiento con el mundo ferroviario,
pues la referencia al tren no se queda sólo en el
! tulo del álbum. Canciones como el tema ! tulo o “Aquí Estoy (En Vía Muerta)” y “El Chico Del Tren” van apareciendo como recuerdo de tal vez el leit-mo� v de la obra. Una vez escuchado, da la sensa-ción de que lo que realmente intentáis plantear es
un viaje por medio de narraciones más allá de una posible propuesta conceptual.
Me parece acertada esa forma de verlo. Es más una colección de canciones que viajan por el � empo y que nos llevan a algún lugar, sobre todo por las noches, en la quietud y ensimismamiento de cada cual. En ese momento único de soledad es cuando aparece el Tren Fantasma y convierte nuestra vida en algo que merece la pena.
La escena valenciana ! ene gran ! rón y está vol-
viendo a recuperar el vigor de antaño. ¿Cómo se
siente vuestra apuesta en este circuito? ¿Se nota la
camaradería más allá de los es! los?
No demasiado. Es verdad que hay mucha gente muy joven que está moviéndose muy bien y con menos prejuicios sobre los es� los; no obstante, aún hay bastante sectarismo dentro de esta escena.
Me parece muy acertada la inclusión de May May
Ibáñez y Rafa Adrián Ureña en el disco como cola-
boradores... Me trae recuerdos de la manera en la
que La Frontera se planteó su lista de ar! stas invi-
tados que colaborasen en aquel acús! co Siempre
Hay Algo Que Celebrar, donde Harry C. al violín y
Lucrecia Garx a la voz femenina hacían lo propio al
revisar las canciones de la banda. ¿Conocíais el dis-
co citado? Si es así, ¿os infl uyó de alguna manera?
No. Con todo el respeto hacia La Frontera y sus fans, más allá de ramalazos esté� cos musicales comunes, ellos revisaron la esté� ca del western y eso es algo que no nos interesa nada. Nuestras canciones van sobre emociones.
El grupo mezcla muy bien los ! ntes pop con el rock
es! mulante y el salpimentado que dan las raíces
de la música del terruño, de los aires sudistas nor-
teamericanos. ¿De qué punto nace cada canción y
cuál es su recorrido hasta ver la luz como una com-
posición terminada?
Todo parte de un sen� miento, una imagen o un he-cho puntual; el estado de ánimo que me provoca me conduce a una música, y una vez establecida esa música y melodía, aparece la letra llenando su espa-cio. Es muy mágico e inesperado incluso para quien lo hace. ¿Existe algún disco o discos que creáis que son ins-
piración directa para este Tren Fantasma?
No, aunque es cierto que los gustos personales es-tán ahí. Me hubiera gustado estar infl uenciado por
M. Ward o Conor Oberst, pero creo que al fi nal han pesado mucho más otros ar� stas de Americana como Old Crow Medicine Show o los eternos Neil Young y Dylan. Si La Gran Esperanza Blanca fuese una película
del oeste, ¿sería una de John Ford o de Sam Pec-
kinpah? Y, por supuesto, cuál sería y por qué.
Creo que Sam Peckinpah se nos ajusta mejor. La balada de Cable Hogue me parece que sería la que mejor se ajustaría. Esa socarronería del personaje, un verdadero vividor, y la pugna, casi marital, entre lo tradicional y lo moderno, es algo que creo que se puede dejar traslucir en nuestra música.
ENTREVISTA
el nuevo disco de estudio de uno de los nombres puntales del rock nacional
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REPORTAJE
Brian Wilson y SMiLE: La odisea de la ópera pop de bolsillo por Sergio Guillén
El año era 1966 y el grupo dispuesto a la mutación evolutiva no podían ser otros que los miembros de The Beach Boys. Ellos no re-negarían jamás de su pasado, aunque había llegado el momento de exclamar aquello de renovarse o morir. Los ritmos frenéticos de guitarra impuestos por Dick Dale And His Del-Tones no sonarían a dinero eternamente, al igual que la caída en el olvido de muchos de sus contemporáneos en hazañas del rock and roll playero resul-taban un aviso que no debían pasar por alto. También las huestes de los hermanos familia Wilson terminarían pasando por el aro de lo moderno, de la última moda.
Ellos, quinteto que a principios de los 60 se alzaron como la enorme cabeza del movimiento surf vocal estadounidense, parecían estar dispuestos a mudar de piel de una forma casi radical. Aunque el ar! fi ce
del truco no fue otro que el genio del proyecto Brian Wilson, uno de los compositores más destacados de la cultura pop norteamericana. Él había parido la idea de su Pet Sounds (1966), un salto cualita# -
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vo que hasta llegó a avivar las llamas del ingenio de los británicos intocables The Beatles. The Beach Boys estaban en racha y no era momento de desper-diciar el viento para adentrarse en los océanos de la música experimental. Juntando pop con psicodelia y algo del aún en pañales sonido progresivo británi-co, Brian y el letrista-compositor Van Dyke Parks se prepararon para poner en marcha una obra a la que � tularían SMiLE. El disco nacía con la intención de conver� rse en una opereta para la década del cam-bio.
Al fi nal el cas� llo de naipes se derrumbó y el LP no apareció en las � endas, aunque Los Chicos de la Playa salvaron los muebles editando Smiley Smile (1967), un álbum que con� núa con las ansias de cre-cer en la psicodelia, aunque lejano al portentoso Pet Sounds. Los pasajes recortados, demasiado abstrac-tos y sin chispa terminarían por apagar el fuego de una hoguera que desaparecía por momentos. Wild Honey se editaría en el mismo año, aunque con un resultado bastante similar. El es� lo deja algo de lo psicodélico aunque con un carácter netamente ac-cesible. Un ritmo que ya no podía seguir la cabeza pensante del quinteto, un Brian saturado por su pro-pio mundo de pesadillas, hizo que el grueso de la banda par� cipase más ac� vamente, mostrando con claridad que poco les quedaba por innovar. Entre Pet Sounds y Smiley Smile sucedería algo elec-trizante. El 11 de julio de 1966 Capitol Records edita el sencillo “Wouldn’t Be Nice” de The Beach Boys, un precioso medio � empo cuya cara B no era otra que la magnífi ca balada “God Only Knows”. La pieza de la cara A llegaría al puesto número 8 de las listas de éxitos norteamericana, algo que no le pasaría a su siguiente “Good Vibra� ons”. Esta composición ya no pertenecía a Pet Sounds, era algo nuevo, excitan-te, tan fresco y psicodélico como pop, un invento que atraparía el primer puesto tanto en su país de origen como en Inglaterra o Australia.
Brian Wilson había llevado al límite su concepción de las grabaciones detallistas. Tomando cada parte de los arreglos e instrumentación, incluyendo pistas de voces, como capítulos inicialmente estancos que luego sí se fundirían o ensamblarían en la traca fi nal, Wilson graba en ese insuperable single su mirada al futuro, a los sonidos del cambio. Sinfonía de bolsillo que pertenecería a una ópera en miniatura para el Verano del Amor, una época que se perdió a la pos-tre aquel LP jamás editado, aquel SMiLE.
REPORTAJE
Brian Wilson declaró en octubre del 66 que estaba dando vida a una sinfonía adolescente para Dios. Y para poder ofrecerle textos apropiados a tamaña hazaña, superando en su intención los logros de Pet Sounds, necesitaba de un nuevo camarada en el es-tudio. Van Dyke Parks sería el escogido, un talentoso joven que cual compositor se ocuparía de las letras que fi nalmente completarían las músicas y arreglos salidos del cerebro de Brian. Los experimentos psí-quicos que Wilson provocó por medio de intensas sesiones con LSD marcaron de manera incues� o-nable la estructura que seguiría la obra SMiLE. Un mundo de texturas, detalles, guiños al oyente con tablas y bromas privadas que se comenzó a grabar en agosto de 1966. De una manera poco constante el impulso crea� vo se mantuvo en marcha hasta los primeros meses del año siguiente. Los retrasos, las dudas, la falta de comprensión ante una obra tan re-levante y futurista en métodos, hicieron que tras du-ros rifi rrafes de Brian con su psique y con muchos de los que le rodeaban, el asunto quedase aparcado. No sería hasta 2011 el momento en el que los se-guidores de la banda hallarían publicado de manera ofi cial un álbum ingeniado para cambiar la escena musical poniéndola patas arriba. Nunca es tarde.
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LIBROS MUSICALES
IRON MAIDEN. DECONSTRUCCIÓN
(Juanjo Ordás, Editorial Milenio)
El escritor madrileño Juanjo Ordás plantea este libro como un trabajo totalmente dis� nto a lo que se ha venido editando en los úl� mos años en lo que a un grupo como Iron Mai-den se refi ere. El reto no es sencillo, y ya sólo por ello hay que agradecer el esfuerzo que ha realizado este au-tor para llevar a cabo dicha tarea. Sin embargo, fi nalmente tampoco resulta algo tan extremadamente innovador como pueda parecer, al menos para alguien que venga siguiendo la anda-dura de este grupo durante décadas. Iron Maiden. Deconstrucción relata la historia de la banda británica desde su nacimiento hasta prác� -camente el momento de edición del libro. Pero esto no es lo más importante. Lo relevante de esta obra es que Ordás ofrece su visión crí� ca sobre la trayec-toria de la formación, deteniéndose en completos análisis de sus discos (canción a canción), sus giras de conciertos e incluso los proyectos paralelos o personales de sus componentes (ASAP, Psycho Mo-tel, Bruce Dickinson en solitario, Primal Rock Rebe-llion y el álbum Bri! sh Lion), los cuales aparecen perfectamente explicados y desmenuzados. Aquí
es donde se encuentra la sustancia y la verdadera razón de ser de este trabajo, porque es cierto que la parte biográfi ca se de� ene demasiado en tópicos y cosas harto conocidas por los grandes fans de la banda. Los aná-lisis y comentarios crí� cos de Juanjo Ordás son precisos, incisivos y ponen a disposición del lector un panora-ma bastante acertado de lo que Iron Maiden ha supuesto para la historia de la música, moviendo al seguidor a seguir inves� gando en los discos y temas de la banda.
Como decía, siempre es digno de alabanza que un autor se moje a la hora de opinar, y más cuando lo uno lo hace con una de las vacas sagradas de un género como el heavy metal. Aunque esto, inevi-tablemente, provoque discrepancias entre lo que uno lee y lo que uno piensa, pero siempre está bien conocer otros puntos de vista bien desarrollados y argumentados como lo hace Ordás en su libro. Cu-rioso ensayo del cual los seguidores del grupo po-drán sacar mucho provecho.
por Andrés Puente
YONQUI
(Paco Gómez Escribano, Editorial Erein)
“Este Madrid” de Leño sonando junto al Made In Japan de Deep Purple en un billar, una camiseta de los Ramo-nes a juego con unas zapa� llas Yumas mientras echas una par� da al futbo-lín y un Renault 5 aparcado junto a un Citroen GS frente al SEPU. Es 1978 y estamos en Madrid, o mejor dicho, nos encontramos en Canillejas. El Bo-tas, un adolescente desorientado en el mundo que concentra todo su uni-verso en el barrio, es el protagonista de esta historia que transcurre en una época reciente de este país en la que
las drogas echaron a perder a toda una generación de jóvenes detrás de cada una de las esquinas que dobla-ban las calles de nuestras ciudades; y el rock urbano, ¡cómo no!, ejerciendo de banda sonora en esta odisea urba-nita. Como muy bien se encarga de acla-rarnos el propio Paco Gómez Escriba-no en la introducción, en esta novela ha optado porque sea el propio pro-tagonista el que nos narre los acon-tecimientos, en primera persona, em-
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LIBROS MUSICALES
pleando sus propias palabras y haciendo uso de la jerga natural de la época y del entorno en el que se mueve nuestro héroe (al que como todo héroe que se precie acompaña su heroína). El resultado es un tes� monio que pretende transmi� r veracidad, en un tono casi documental –como si ahora le propor-cionaras a un chaval una cámara digital para que él mismo se fi lmara un día cualquiera de su existencia durante vein� cuatro horas– del día a día de aque-llos adolescentes a los que les tocó vivir los prime-ros años de una recién estrenada “democracia” en los suburbios de la gran ciudad, en ambientes marginales donde el desarraigo y la falta de pers-pec� vas de futuro era todo lo que oteaban en su horizonte. Los estragos que las drogas causaron en gran parte de estos jóvenes y la música como única vía de escapatoria � enen un papel predominante en una novela que te sumerge en una vorágine de
alucinaciones estupefacientes, violencia callejera, vacíos existenciales, sueños rotos y esperanzas en forma de canciones.
Yonqui es el primer � tulo de una serie de tres no-velas –la “Trilogía de Canillejas”– que el autor � ene ya completadas, un libro para situar en la estante-ría junto a tus vinilos y casetes de Leño y Asfalto, y al lado de tus cintas Beta y VHS de películas como ¿Qué hace una chica como tú en un si� o como éste? de Fernando Colomo o Navajeros de Eloy de la Iglesia. Si � enes que consultar tu smartphone para saber qué es eso de Beta y VHS, es que no lo vas a entender. «Ah, no, sin vivir en Madrid no lo entenderás», que cantaba Toño.
por Fat Professor
IAN CURTIS: EN CUERPO Y ALMA
(Deborah Curtis y Jon Savage, Malpaso Editorial)
Ian Cur� s, cantante y líder de Joy Di-vision, es sin duda uno de los perso-najes malditos por antonomasia de la historia de la música pop. Su legado, muy breve en el � empo aunque con-siderable en infl uencia y trascenden-
cia, abarca cuarenta y tres canciones
que, con el paso de los años, se anto-
jan cruciales en la transición entre el
punk rock y la new wave, movimien-
tos que marcarían el devenir de la
música popular en el Reino Unido en
las décadas de los 70 y los 80.
Cur� s, acosado desde hacía � empo
por el fantasma de la epilepsia y otras clases de de-
monios personales, terminaría suicidándose antes
de cumplir los vein� cuatro años. Leyendo este li-
bro (� tulado originalmente Love Will Tear Us Apart, con seguridad la canción que permi� ó a su grupo
pasar a los libros de historia) uno puede llegar a
comprender, con las lógicas reservas que un tra-
bajo de este � po puede plantear en el lector, las
interioridades de una personalidad compleja como
la de Ian Cur� s. A través de documentos exclusivos
como los textos manuscritos por el propio vocalista
para cada una de las canciones de Joy Division (con
escasas excepciones que no se pudieron localizar),
ensayos biográfi cos de quien fuera su pareja Deborah y el autor Jon Savage, un análisis de sus libros predilectos e incluso correspondencia privada en-tre Cur� s y sus fans, podemos sen� r-nos tes� gos privilegiados del proceso crea� vo de Ian y llegar a a� sbar las aristas de un atribulado ser huma-no, más aún si atendemos a la juven-tud del mismo en el momento de su muerte. Es este un libro para leer y releer, so-bre todo si uno es seguidor de Joy Di-vision. Como es habitual en Malpaso,
la edición es una verdadera gozada, y la posibilidad de acceder a los manuscritos originales traducidos (con sus respec� vas enmiendas y versiones alter-na� vas) cons� tuye sin duda un plus de interés que ninguno de los fans de la banda debería pasar por alto. Y ya si se complementa con el visionado de dos películas fundamentales como 24 Hour Party People (2002) y Control (2007), podemos hacernos una idea bastante fi dedigna de lo que se cocía en el Manchester del cambio de década.
por Andrés Puente
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LIBROS MUSICALES
ELECTRICIDAD REVISITADA
(Edi Clavo, Editorial Milenio)
Seguramente no son pocos los que, tras escuchar que el libro que Edi Cla-vo ha publicado con la Editorial Mile-no no es otra cosa que un ensayo, se han planteado las más variadas pre-guntas. ¿Será esta una biogra� a sui
géneris de Gabinete Caligari? ¿Será
esta Electricidad Revisitada un estu-
dio sobre la historia de la música es-
pañola? ¿Será acaso un tratado sobre
el mundo de los bateristas?
Lo cierto es que este trabajo de Clavo
es un campo abierto para el recuerdo,
un recuerdo que le lleva a versar su
historia como músico profesional de fama, al igual
que a tratar tanto sus inicios, etapas anteriores a
Gabinete Caligari y proyectos posteriores. De la
misma manera, Edi es diestro y muy detallista en
su análisis de la escena nacional y en su evolución
desde los 70 hasta la actualidad. U� lizando como
excusa diferentes conciertos a los que ha asis� do
de público a lo largo de su vida, Edi Clavo retrocede
con su memoria a situaciones, hechos, anécdotas y
curiosidades acaecidas en los años
colindantes con las actuaciones selec-
cionadas. Además, de cada interpre-
tación de cada ar� sta de los que ha-
bla (incluidas las de los conjuntos de
los que ha sido parte), el autor gusta
de analizar técnica, es� lo y equipo
(baterías, guitarras, amplifi cadores, etcétera) con los que se crea la mú-sica. Electricidad Revisitada es una obra fantás� ca de un muy entretenido escritor, un baterista y Licenciado en Historia del Arte al que se le nota
adorar la inves� gación de la iconogra� a del rock.
Además, se muestra todo un caballero en sus co-
mentarios a an� guos conocidos o camaradas que
a día de hoy ya no lo son; jamás busca la vende� a fácil, jamás escupe bilis, Clavo prefi ere narrar con sen� do, elegancia y ritmo los momentos vividos, momentos que son ya historia de nuestra música.
por Sergio Guillén
¡GRITÉ UNA NOCHE!
(Gabriel Abril, Editorial Milenio)
Gabriel Abril u� liza muy acertada-mente el ! tulo de uno de los éxitos de los madrileños Nacha Pop para dar nombre a su nueva obra, un libro en el que ahondar en una comple! sima lista de los álbumes más relevantes o curiosos que se han grabado sobre las tablas en nuestro país. Una antología de discos en directo que viaja a lo lar-go de cincuenta años para poner en su si� o y analizar lanzamientos de lo más variopinto.
Y es que si algo hay que agradecerle al autor, ade-más de su buen es� lo escribiendo y una gran capa-cidad de síntesis (sin por ello perder por el camino
ni un ápice de información), es la apertura con la que se acerca a un género como el pop-rock, una mira-da viva que mete en el saco cualquier expresión musical que no tema, des-de esta corriente, fusionar los es� los más insospechados –y viceversa–. Por lo tanto, aquí el lector puede leer la reseña del Úl mo Concierto de 091 y unas páginas más adelante hacer pa-rada en el Directo A Los Cojones de La Banda Trapera Del Río, el En Concierto
de Hilario Camacho o ese En Directe de las leyen-das catalanas Iceberg. Este quinto libro de la colección Vinilomanía de la
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LIBROS MUSICALES
de la Editorial Milenio, que aparece casi dos años después de aquel Achilibook. Biogra� a Gráfi ca De
La Rumba En España 1961-1995 de Txarly Brown, es un maravilloso cajón de sastre por el que per-derse y en el que poder ir dando saltos por orden
alfabé! co para repasar cinco décadas de música capturada en ese suspiro cargado de emociones que es una actuación en directo.
por Sergio Guillén
LA IRA ES ENERGÍA. MEMORIAS SIN CENSURA
(John Lydon, Malpaso Editorial)
En estas memorias de John Lydon el vocalista se lamenta en varias ocasio-nes de la escena punk nacida tras los pasos de los Sex Pistols y demás con-temporáneos. Incluso suelta mensa-jes directos a los seguidores del punk que no han sabido entender ni a su banda posterior, los PiL, ni a su gusto por los cambios: «No hay que imitar, repe! r, duplicar. Avanzas o desestruc-turas o haces lo que haya que hacer para adaptar el viaje al contenido».
La Ira Es Energía resulta un libro apasionante para ir mucho más allá de lo que signifi caron los Sex Pistols, incluso para profundizar aún más metros y metros tras la ima-gen reconocible de esos locos mutantes en pos de la experimentación que son PiL; esta edición nos muestra a un Lydon que sigue siendo Ro# en pero que igualmente ha aprendido con la edad, ha sabi-do refl exionar sobre su vida, su familia, sus amigos, la música, y todo le ha llevado a poder afrontar esta obra por medio de análisis bien desarrollados, en-tretenidos y buscando explicaciones o lógicas a las diferentes etapas de su existencia-carrera.
Se mofa de tanta leyenda urbana so-bre su persona, ya fuese en sus días como Pistol como en lo que vendría después; aunque eso no quita para que valore con insistencia en diferen-tes capítulos lo que signifi caron las Pistolas Del Sexo en le escena musical de su ! empo y en la de los venideros. Aun así, llega a puntos un tanto extre-mos cuando pone de vuelta y media a casi la totalidad del resto de bandas de la escena punk que crecieron al mismo ! empo que su grupo (empe-zando por The Clash).
Un extenso viaje de más de seiscientas páginas en el que desplazarnos desde su infancia hasta sus diferentes proyectos musicales y los programas te-levisivos por los que ha pasado o ha presentado. Excepcional documento de un ar! sta cargado de humanidad –así se nos muestra ahora John– mil veces copiado pero nunca igualado.
por Sergio Guillén
SERAPIO GUITART, YEYÉ DE CHAMBERÍ
(Antonio Perales, Artgerust)
Cuando se publicó la novela Serapio Guitart, Un
Yeyé En El Franquismo no fueron pocos los lectores que quedaron prendados con la fi gura de su pro-tagonista. Ese héroe tan an! héroe, ese joven ca-nalla, ese quijotesco chaval que se enfrenta a los gigantes con forma de molinos que representan la represión, la censura, la España gris para un mu-
chacho que siente que hay otra vida por vivir. Un yeyé en toda regla que necesitaba de más páginas para con! nuar sus andanzas. Y aquí llega de nuevo Serapio, acompañado por su amigo-escudero Goros! za, siempre implacable en pos de la canción británica pop de moda, siempre
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LIBROS MUSICALES
prendado de The Beatles, siempre an-helando el contacto femenino, siempre buscando el ser aceptado por la pan-dilla más enrollada de Madrid. En Se-rapio Guitart, Yeyé De Chamberí le ve-mos ocupando su si! o junto a la panda hippie del “niño bien” Máximo Glande; el comprador conocerá así las nuevas correrías de este fi gura que ya juega en otra liga gracias a ser aceptado en un círculo más selecto. Eso no pervier-te, eso sí, la pasta de la que está hecha Guitart, siempre pensando –además de en la música y las chicas– en las pro-mesas de amistad hechas a Goros! za y en los lazos de camaradas que los unen más allá de modas y encrucijadas adversas.
Antonio Perales se man! ene en el empeño de hacer una suerte de saga con las vivencias de tan curioso, ico-noclasta e interesante yeyé, y de hecho el postre de esta nueva no-vela –que se lee en un pis pas– deja a nuestro Serapio a las puertas del desvirgue, con una propuesta de dos rombos que de seguro no rechazará.
Pero eso, claro está, queda para la tercera entrega que esperemos no se demore mucho en ofrecernos Pera-les.
por Sergio Guillén
EN TIERRA DE NADIE. 25 AÑOS DE DOCTOR DIVAGO
(Mario López Torregrosa, Carena Editors)
Vein! cinco años haciendo música bajo un mismo nombre no es algo de lo que muchos se puedan enorgu-llecer. El camino es pedregoso, más todavía cuando uno no trabaja a fa-vor de las modas o debe reinver! r lo ganado haciendo música para hacer más, para ir más allá, para con! nuar grabando, dando conciertos, luchan-do. Y si encima tu es! lo disfruta de esa poco oída personalidad que te hace único pero que igualmente te pone en contra a todos aquellos que necesitan de pega! nas es! lís! cas para saber si les gusta o no una can-ción, la cosa es ya digna de una epopeya. Por lo tanto, En Tierra De Nadie es un # tulo per-fecto para un libro que versa sobre una agrupación nacional única, un conjunto de instrumen! stas que canción a canción, disco a disco, han creado una forma fresca de amalgamar, fundir, agitar o sumar corrientes musicales sacando a la postre un sonido perfectamente reconocible. Y es que ya debemos hablar con propiedad de un “sonido Divago”. Eso no quiere decir que siempre suenen igual, que to-das sus canciones se parezcan; sin embargo, sí es cierto que cuando escuchas una composición de este grupo, ! re por el palo que ! re, siempre acier-
tas a reconocerles. La armónica explosiva de Antonio Chumillas, el toque preciso a los par-ches de Asensio Ros (el inigualable Wally) y el arte, la guitarra y la voz de Manolo Bertrán –además del imagi-nario personalísimo que habita en sus textos– han sido y son el núcleo duro de una banda por la que han pasado un número más que considerable de musicazos, completando el quinteto desde hace ya bastantes años David Vie y Edu Cerdá, dos autén! cos ge-nios. Este libro repasa, analiza y des-
cribe minuciosamente una vida profesional que pocos nombres de nuestro panorama se han tra-bajado con tanto empeño como los Divago. Gra-cias por tanto a la labor enciclopédica de Mariano López Torregrosa, que se ha entrevistado con todo aquel que es o ha sido alguien en el universo Di-vago para dar mayor realidad a esta obra, y a los apuntes fi nales de Bertrán comentando sus propias letras. Un libro indispensable.
por Sergio Guillén
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Alvin Stardust podría casar perfectamente con aquel � tulo que pusiese The Kinks a uno de sus
mayores éxitos: “Dedicated Follower Of Fashion”,
aunque Bernard William Jewry, nombre de pila de
este adalid glam, en el campo musical. En su ado-
lescencia jugó a ser un clon de The Shadows en una
banda lista para los jóvenes menos preparados.
Aquellos polluelos musicales llamados Shane Fen-
ton And The Fentones perdieron a su vocal, líder
que daba nombre a la banda (aunque realmente
se llamaba Johnny Theakstone), a causa de unas
fi ebres reumá" cas que segaron su vida a los dieci-
siete años. Bernard terminaría frente al micro tras
pedirles la madre del fallecido a The Fentones que
con" nuasen en marcha en honor al hijo perdido.
Los sencillos no se les dieron mal en el Reino Unido,
aunque el cambio de década y la llegada de unos
70 cambiantes llamarían al reinventarse o morir.
Michael Levy de Magnet Records ya sabía de esta
necesidad, así que no tardó en engatusar al bueno
de Jewry para que pasase a ser el extraño Alvin Star-
dust. Y es que, aunque la mona se vista de seda...
El nuevo Alvin resulta algo así como un seudo Elvis
un tanto macarrónico en maneras, pa" llas picudas
e interminables a lo Curro Jiménez y una falta de
ac" tud que le llevan a no rechazar campañas por
la seguridad vial. Es así como, todavía grabando
canastas de tres puntos cual “My Coo-Ca-Choo” o
“Jealous Mind”, el público británico le guarda en la
re" na para los restos por ser el pimpollo que alec-
cionaba a dos infantas de cómo cruzar la calzada
tras mirar bien a izquierda y derecha, derecha e iz-
quierda. Tanto monta, monta tanto, en inglés como
en esperanto (y más si nos referimos a una inicia" -
va por el Green Cross Code que enarbolaba lemas
para el recuerdo como “you must be out of your ! ny minds” o “be smart, be safe”, la úl" ma de las
dos le dio a Stardust hasta para una tonada). Esto
le ganó amistades con todos los escolares empollo-
nes de clase, aunque le quitó credibilidad ante la
parroquia más macarra y barrial del glam agresivo
o rebelde.
Hasta el 77 editó LPs con bastante intención, a la
par que ideaba prontas compilaciones que le ayu-
daron a vivir en los 80 de fi nal mutación a niño bue-
no de jersey y sonrisa. The Untouchable Alvin Star-
dust, Alvin Stardust o Rock With Alvin son ejemplos
fehacientes de que la industria de aquella década
no se libro de este Presley por el márke" ng.
ARTÍCULO
Alvin Stardust.Tupé, patillas, alzas y pop and roll por Sergio Guillén
DUO KIESala Arena, Madrid, 10/04/2015
«Bailad para mí, bailad para mí», «esta noche sere-mos estrellas» u «hoy no nos pueden parar, pode-mos volar» son algunas de las frases que aparecen a lo largo del texto del tema “Sonríe Y Que Se Jodan”, canción de Duo Kie con la que este tándem comen-zó la noche y palabras que eran una afi rmación de
lo que pasaría aquella jornada en Madrid dentro
de la sala Arena. Locus y Nerviozzo, los componen-
tes de tan excepcional apuesta, se han ido convir-
� endo desde fi nales de los 90 hasta la actualidad
en uno de los duetos más resolu� vos en la escena
hip hop nacional. “Mátalos A Todos”, “Yeah!” –en la que Nerviozzo canto algunas estrofas al oído de una de las chicas de la primera fi la–, la muy crí� ca
“Sembrando Balas”, “Madriz” o “Las De Perder” se
fueron sucediendo con muy acertados incisos del
dúo en los que se sen" a el gran compañerismo que hay entre ambos y lo bien que conocen el ! ming
de su parlamento, siempre marcado por el humor, la sorna y esa acertada forma de meter al público en su juego. Tan especial noche, acompañados para la ocasión los dos MCs y el DJ Yulian por el bajo de Mey Alean, la batería de Carlos Mirat y la guitarra de Richie Pa-
lacin, nos entregó curiosidades como ese “Fuerte”, en la que Locus se emocionó viendo a su madre sentada entre el público; unas “Bon Voyage”, “No-sotros Lo Hicimos” y “¿Quién Se Apunta?” que en-loquecieron a los asistentes, el scratch del ya citado Yulian sobre canciones de The Knack, Twisted Sis-ter, Survivor y Gotye o ese estallido fi nal que resul-
tó escuchar el texto de “Charlie Sheen” cantado so-
bre la base instrumental del “Seven Na� on Army”
(The White Stripes), ejecutada para la ocasión por
el trío Alean/Palacin/Mirat. Por cierto, este úl� mo
no decepcionó y, al igual que le hemos visto ha-
cer junto a Obús, mezcló sus partes de batería con
constantes malabarismos, giros y trucos con sus
baquetas. Carlos también milita junto a Mey en la
banda Labelle, de ahí el buen rollo que desprendía
la base rítmica aquel viernes. Un comienzo de fi n
de semana dis� nto, un concierto único –o, al me-
nos, eso explicaron Locus y Nerviozzo diciendo que
seguramente sería la úl� ma vez que tocarían con
banda eléctrica sobre el escenario–, una cita per-
fecta. Y es que ya lo dijeron ellos en 2008: «Duo Kie
da la patada y � ra la puerta».
por Sergio Guillén
CRÓNICAS DE CONCIERTOS
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TOPOSala Paddock, Madrid, 11/04/2015
Presenciar el nuevo concierto de una banda que
te gusta, de la que te sabes al dedillo sus discos,
de la que has visto un gran número de conciertos
suyos a lo largo de tu vida, suele ser di# cil pues
puedes llegar al mismo con ideas preconcebidas
y con el listón alto –muy alto, en el caso de Topo,
siempre excelentes sobre un escenario–. La razón
de esa aparición en la madrileña sala Paddock era
la presentación de un disco que, como decía en mi
reseña, les ha rejuvenecido todavía más que Pro-
hibido Mirar Atrás pues en El Ritmo De La Calle se
puede hallar el tuétano de cada época de la banda
en el total de las canciones que lo componen. Es-
cucharles comenzar apostando fuerte por esa du-
pla que hacen de “Los Chicos Están Mal” y “Marea
Negra”, con José Luis Jiménez con su eterna cara
de felicidad por encontrarse ante su público y sus
movimientos vivaces de adolescente con el bajo en
en ristre, ya avisaba de otra noche de buenas notas
en las califi caciones fi nales. Pero fue en el “Blues
Del Dandy”, tras presentar dos piezas de su recién
editado elepé (“El Ritmo De La Calle” y “La Máqui-
na Del Tiempo”), cuando comprendí que la garra
que habían traído las baquetas y el tempo de José
Martos al grupo había resultado jarabe rejuvene-
cedor. Acababan de pasar cuatro canciones como
si de un suspiro se tratase, por lo que escuchar en-
tonces cantar a Lele Laina ese blues encarnado a la
par que socarrón y percatarse toda la sala de que
aquella noche el guitarrista y vocal había regresado
a los veinte años, fue todo uno; menuda forma de
afrontar los textos y menuda garra a la hora inter-
pretar sus partes de guitarra más bravas.
Sonaron de seguido “Autorretrato” y “Abélica”
como homenaje a los rincones más experimentales
Lele Laina (Topo)
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del primer elepé, algo que ya se escuchó en la Revi-rock en 2011 y en la Ego Live hace dos años (cuan-do presentaron a Martos como nuevo miembro). Y nombraba al baterista que ha sus� tuido a Miguel A. Bullido, e incluso creo que debe tomarse muy en cuenta su entrada en la banda; aunque con es-� lo diferente al de Terry Barrios, me dio la impre-sión de que es el músico que más se ha acercado al empuje y el ritmo que movía a Topo en sus días de despegue. La locomotora Martos inyecta con su dura pegada y sus arreglos la necesidad de sonar canción tras canción con mayor vigor. Igualmente, reverenciar la técnica de Luis Cruz, que con las seis cuerdas de su guitarra incluso doblaba las notas de teclado de las primeras canciones que grabó el grupo en sus comienzos. “Vallecas 1996”, “El Perió-dico”, “Policías Y Ladrones”, “Ciudad De Músicos”, “Después Del Concierto”, y tantas y tantas otras que enmarcaban una carrera sobresaliente de un
grupo inolvidable. Momentos tan emocionantes y signifi ca� vos como esos segundos tras tocar “Tar-zán (J.W. El Único Tarzán)”, ya en los úl� mos mi-nutos de los bises, cuando a José Martos le dio un pequeño acaloramiento o mareo; Jiménez se acer-ca a ver que le pasa a su compañero, agachada su cabeza sobre el ven� lador situado en el lateral del puesto del baterista. Lele pide un momento y Cruz también mira para el fondo de la escena; y cuando todos comenzamos a preocuparnos, Martos, ha-ciendo de tripas corazón y sacando fuerzas de lo más profundo, se arranca a marcar el ritmo de “Mis Amigos Dónde Estarán”, proeza que llenó de júbilo a los allí reunidos y que demostró una vez más que la veteranía es un grado. Cuando un grupo lo hace de matrícula de honor hay que decirlo.
por Sergio Guillénfotos por África Paredes
THE EXCITEMENTS + THE LIMBOOSSala Caracol, Madrid, 25/04/2015
Mes de abril de 2015. Se rebasan las nueve de la noche de un lluvioso sábado madrileño. Fuera de la sala Caracol está el destemple, el escalofrío hú-medo; dentro el recinto atesora el calor, un calor nacido de la música con enjundia y alma. Un mo-mento. Para la concatenación de tonadas de espe-ra y, todavía cerrado el telón de escena, comienzan a sonar por los amplifi cadores las primeras notas de “Early In The Morning”, canción perteneciente al elepé Space Mambo del cuarteto The Limboos. En esta ocasión Daniela Kennedy, Roi Fontoira, Ser-gio Alarcón y Marcos Mascato se hacen acompañar por un quinto componente que ponga vientos en las vibrantes interpretaciones de la banda. Suenan en pocos minutos “Not A Soul Around”, “Rockin’”, “What I’m Saying”, “Up The Line” o “Brownie”, con Daniela sacando rítmicos tempos de su set de batería, poniendo a bailar la estructura total que completa junto al resto de sus compañeros. Mar-cos echa un vistazo de vez en cuando a su espalda, buscando la mirada cómplice de Kennedy en una nota concreta o en una entrada o cambio preciso, mientras Roi se acerca y se separa del micrófono punteando con su guitarra, moviendo los pies al compás en una danza corta pero vivaz. The Lim-boos presentan tema nuevo (inspirados por el so-nido de The James Hunter Six, tras haber sido sus teloneros), no olvidan piezas fundamentales de su
espectáculo, como ya son “Space Mam-bo” y el single “Big Chef”, y cierran por me-dio de la electrizante “Jambalaya Walk” –la cual se sin� ó más revolucionada y de presta palpitación que en la grabación en estudio–. La Penniman Records R&B Revue, parte de las ac-� vidades ofi ciales del madrileño Fes� mad 2015, cruzaba el ecuador de la velada cuando se sube al escenario la totalidad del combo The Excitements. Bueno, la totalidad no, ya que falta alguien frente al micrófono principal. El amplio y completo conjun-to, todo trajeado como es norma en una apuesta de estas caracterís� cas, se adentran en la noche con su perfectamente engrasado sonido y con un Daniel Segura que ya desde el minuto uno destaca por su nervio excepcional dirigiendo la base rítmica desde el bajo. Adrià Gual se acerca entonces a un micrófono lateral y, a pleno pulmón, rememoran-do aquellas presentaciones que caracterizaban a la entrada de James Brown a escena, avisa a propios y extraños de que Koko-Jean Davis va a hacer acto de presencia sobre la tarima. Y allí aparece ella, deci-dida, con paso fi rme a la par que ligero, luciendo un breve ves� do de raja a un lado ideado con un único fi n: poder moverse y interpretar a su antojo cada tema, pegar patadas al aire, balancearse, girar o bai-lar con soltura –algo que no paró de hacer a lo largo
CRÓNICAS DE CONCIERTOS
Koko-Jean Davis (The Excitements)
CRÓNICAS DE CONCIERTOS
del concierto de la agrupación a la que pertenece–. Era ver a Koko-Jean Davis desenvolverse con tesón y desparpajo en canciones como “Don’t You Dare Tell Her”, “Some� mes To Much Ain’t Enough”, “I Need You Baby” o “Keep Your Hands Off ” y reme-
morar aquellas actuaciones que a principios de la
década de los 70 ofreció Tina Turner junto a Ike y
su banda en el programa germano Beat-Club –aun-
que aquí sin coristas femeninas, al contrario que en
las actuaciones de Ike y Tina–. “Ha, Ha, Ha” es casi
una segunda parte del “Respect” de O� s Reding en la voz de Aretha Franklin; Koko-Jean la imprime de ese orgullo, esa personalidad y ese juego entre ca-
dencia r&b y voz soul. “I’ve Bet And I’ve Lost Again”, la balada preferida de la cantante, sonó estremece-dora y totalmente ín� ma, en contraposición de la energía jovial de “Fishing Pole”; ambas � ros acer-tados, como todo el repertorio de esta magnífi ca apuesta musical. Ya me esperaba buenos resulta-dos sabiendo de los dos grupos sobresalientes que conformarían el evento, pero al fi nal Penniman Re-cords R&B Revue superó cualquier expecta� va y se convir� ó en una cita imborrable en la memoria.
por Sergio Guillénfotos por África Paredes
LITTLE HURRICANELa Boite Live, Madrid, 26/04/2015
Unos delicados pies femeninos descalzos que lucen uñas cuidadosamente pintadas reposan sobre los pedales del bombo y pla� llos del charles de la ba-tería respec� vamente. Unas botas masculinas pi-san sobre los múl� ples pedales de efectos sonoros de una guitarra. Los pies de ella son los de Celeste “C.C.” Spina, las botas de él pertenecen a Anthony “Tone” Catalano; juntos forman el dúo afi ncado en San Diego Li! le Hurricane que está de gira por vez
primera en España desplegando su irrefutable re-
pertorio repleto de dirty blues –de hecho el con-
cierto que ofrecen en la madrileña sala La Boite es
apenas la segunda actuación que dan en Europa
en toda su carrera musical después de haber par-
� cipado ya en reconocidos fes� vales musicales allá
en su país–. La aparente fragilidad que desprende
la esbelta fi gura de C.C. Spina envuelta en un ele-
gante ves� do de noche se desvanece cuando ésta
asesta el primer golpe de baqueta; desde ese pre-
ciso instante, Tone Catalano manejará con maestría
los infi nitos pedales de su guitarra eléctrica para
sacarle el máximo par� do posible a su instrumen-
to mientras establece un constante diálogo con su
compañera; un diálogo lleno de miradas cómplices
y juegos vocales e instrumentales. Li! le Hurricane
hacen gala de un blues sucio y arrastrado pero con
amplitud de miras, abierto a otros es� los musicales.
La guitarra de Catalano sangra acordes cenagosos
y solos rugosos mientras la batería de Spina dirige
con mano fi rme tanto los ritmos más cadenciosos
como los más salvajes, en ocasiones marcando el
ritmo con un porte marcial digno de una marcha
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militar y convir� endo el escenario en un par� cu-
lar campo de batalla sonoro. A lo largo de la noche
habrá � empo para que Spina combine la batería
con la mandolina mientras Catalano toca el slide en
la guitarra que reposa horizontalmente dispuesta
para tal efecto a la vez que canta empleando un mi-
crófono vintage que otorga al conjunto ese sonido
añejo que caracteriza su úl� mo disco Gold Fever.
Este dúo deja bien patente que en directo le sobran
los recursos y que no necesitan de nadie más para
comerse el escenario ellos solitos.
En Madrid, Li! le Hurricane presentaron los temas
de su más reciente álbum y repasaron otros per-
tenecientes a su debut discográfi co Homewrecker,
ofreciendo un extenso paisaje sonoro; un paisaje
en el que retrataron todos esos escenarios que con-
forman el camino que media entre los pantanos del
Sur Profundo y las áridas � erras de los desiertos de
California. En el recorrido de uno de sus directos
hay � empo para hacer un alto en el camino paran-
do a comer algo en un Taco Bell –momento idóneo
para escuchar “Hold Me Back”, tema que alcanzó
notoriedad al dejarse oír en una campaña publici-
taria de dicha franquicia– o para, incluso, sintoni-
zar en la radio del salpicadero el “Money” de Pink
Floyd. Esperemos que esta sea la primera visita a
nuestro país de las muchas que este súper dúo nos
ofrezcan en el futuro. Una cita imprescindible para
los amantes del blues más visceral y enraizado.
por Fat Professor
Es curioso que pasando en tantas ocasiones por Cádiz, dedicando tantas jornadas a tan bella ciu-dad, aún no hubiese visitado la Supersonic; pero qué mejor que un concierto de la talla de los que ofrece la formación británica The Brew para desvir-garse con dicha sala. Este trío no es precisamente una banda desconocida para el que esto escribe, como ya he remarcado con anterioridad en este medio, pero seguramente sea en el local gaditano
citado donde los he podido disfrutar más de cerca. Y es que una vez montada la batería, de la parte frontal del bombo al borde de la baja tarima –no más alta de mi rodilla– había escasamente dos palmos; así que, situado en primerísima fi la, no
fueron pocas las veces que tuve que esquivar el
clavijero de bajo de Tim Smith. Eso te hacía estar
totalmente dentro del show, muy similar a la sen-
sación que se vive en la madrileña La Boite. Ade-
THE BREWSala Supersonic, Cádiz, 03/05/2015
CRÓNICAS DE CONCIERTOS
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Jason Barwick (The Brew)
más, si a ello añadimos el empuje y fi ereza con la
que tocan todos los componentes de The Brew, es-
tamos entonces ante un terremoto que revolucio-
naría aquella noche de domingo la Tacita de Plata.
Desde “Repeat” hasta “Shuffl e”, pasando por
“Mute”, “Pause” o “Skip” de su úl� mo Control, arreme� eron con fl uidez y seguridad, conociendo al dedillo el camino que siguen. “KAM” se presen-tó precedida por un introducción en clave de jam totalmente embriagadora, mientras “Every Gig Has A Neighbour” resultó tan convincente como lo viene siendo desde que la presentaran por pri-mera vez sobre un escenario. En “Six Dead” Jason Barwick agarró el arco de violín que siempre � ene a mano en escena para frotar y golpear las cuerdas
de su guitarra, tan a lo Jimmy Page como siempre.
Tras el completo solo de Kur� s Smith a la batería, los tres ofrecieron un buena tanda de versiones un tanto recortadas a modo casi de popurrí –un poco de The Doors por aquí, algo de Led Zeppelin por allá–; aunque está a tal nivel y su material propio es tan bueno, que me atrevería a decir que la ban-da podría sus� tuir perfectamente estas versiones por cosas como “Imogen Molly”, “Postcode Hero” o “Sirens Of War”. Tremebundos, como no podía ser de otra manera viniendo de ellos.
por Sergio Guillénfoto por África Paredes
CRÓNICAS DE CONCIERTOS
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DOCTOR DIVAGO + ANGRY SAINTSSala Wurlitzer, Madrid, 23/5/2015
Precedidos por el cuarteto Angry Saints y esa pe-netrante mixtura rock que dan a su sonido un bri-tánico, un australiano y dos españoles, Doctor Di-vago regresaban a Madrid para abrir el tarro de las esencias, en esta ocasión con la forma de esa olla express que ilustra la portada de su trabajo compi-latorio Especial De La Casa con el que el conjunto valenciano está celebrando sus vein� cinco años de historia. Pero estos instrumen� stas no son de los que se ciñen a guiones preestablecidos y el hecho de que viajasen a la Sala Wurlitzer no era necesa-riamente sinónimo de sen� rse en la obligación de presentar un setlist ajustado únicamente a las can-ciones reunidas en el citado recopilatorio. No hay que olvidar que de la discogra! a de los Divago uno
puede sacar canciones memorables a paladas, fue-
sen o no singles en su momento; y que si no apa-
recen más en Especial De La Casa es por falta de
espacio en el disco compacto, no por carecer de
material brillante y excepcional. Por lo tanto, “Sólo
La Mitad De La Mitad De Mí”, “El Asesino Tocaba La
Armónica”, “En Otra Vida”, “La Deriva Con� nental”
o la estupenda versión que hacen del “Voy Buscan-
do” de Nino Bravo, igualmente encontraron su po-
sición y momento.
Una actuación pletórica, tan llena de encanto, ga-
nas y tablas, que no la ensombreció el escaso afo-
ro –escaso, sí, pero totalmente entregado a cada
canción–. Y yo me pregunto, siendo Doctor Divago
la banda que es, con la carrera impoluta que se han
labrado durante tan" simos años, con los instru-men� stas sobresalientes con los que cuenta y con el que es para mí uno de los mejores letristas que hemos tenido en nuestro país, ¿qué narices hacía la gente apalancada en su sillón casero sin salir a aba-rrotar la Wurlitzer? Qué pasa, ¿que todo el mundo estaba pegado a la pantalla de la televisión para ver si Edurne pasaba o no de los puestos de cola en las votaciones de Eurovisión? Es llama� vo que en una ciudad en la que se alardea de cultura, en la que hemos conseguido con nuestros votos situar a Manuela Carmena donde está, no seamos capaces de valorar conciertos de este calibre. Y compren-do que no todos los que quisieron asis� r pudieron, siempre surgen contra� empos, ¡pero los Divago se merecían una sala llena, hombre ya!
por Sergio Guillén
ROBIN BECK + PHASE II PHASESala Caracol, Madrid, 26/05/2015
James Christian (Robin Beck)
CRÓNICAS DE CONCIERTOS
Tras actuar por primera vez en nuestro país el pa-sado año, Robin Beck y su banda volvían a Madrid para nuevamente repasar sus éxitos del ayer y sus más recientes grabaciones. Y decía banda pero bien podría catalogarlos de familia –la propia Robin así lo hace– pues, como es norma, al bajo la acom-paña su marido, el House Of Lords James Chris� an; y como remate, y para cerrar los parentescos san-guíneos, la hija de ambos, Olivia Deicicchi, se había unido a este viaje para conocer mundo con mommy y daddy. Mientras llegaba el momento de la aparición del grupo de Beck, en el que se encuentra el talento na-cional de las seis cuerdas Jorge Salán, Phase II Pha-se, el proyecto de hard melódico que lidera frente al micrófono Zalo López tomó la tarima. El conjunto encontró poco público frente al escenario, aunque eso no quitó para que se arropasen en los aplausos de sus conocidos y que esto les ayudase a desarro-llar una actuación bien estructurada. Entre canción y canción hablaban con los asistentes, ganándose a muchos con su cercanía. Era una di! cil papeleta la
que les había tocado, pero se subieron al escenario
de la Caracol con intención de presentar su mate-
rial, sus creaciones, y así lo hicieron, destacando en
sus ejecuciones la labor a la batería del joven ins-
trumen� sta Stelian Cotet.
La actuación de Robin Beck, por su parte, comenzó
con toda su agrupación sobre el escenario mientras
se escuchaba un grabación de los coros de “If You
Where A Woman And I Was A Man”, para acto se-
guido aparecer Robin en el escenario, tomar el cen-
tro del mismo y arrancar con la letra de tan reme-
morada canción de su elepé Trouble Or Nothing de
1989. Tanta es la importancia que sigue teniendo
aquel álbum en la carrera de esta vocalista que en
directo toca siete de las diez piezas que lo compo-
nían –y estamos hablando de un setlist que en Ma-
drid llegó a las trece canciones–. Beck no defraudó
y, bien secundada por su siempre resolu� vo es-
poso James –dedicándose comentarios familiares
muy emo� vos– y por unos músicos de matrícula
de honor, ofreció unas interpretaciones pletóricas,
incluso ganando su voz cada vez que la subía en las
partes más altas y forzadas.
Más allá de composiciones inolvidables como
“Don’t Lose Any Sleep”, “Hold Back The Night” o
“Save Up All Your Tears”, que el combo interpretó
con gran fi delidad, Robin se centró en varios temas
de sus dos úl� mos larga duración, obviando inex-
plicablemente los dos discos compactos que pu-
blicó junto a Fron� ers Records –y en los que hay,
todo sea dicho, muchos mejores temas que en The Great Escape y Underneath–. Y aunque el concierto
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Olivia Deicicchi, Robin Beck y James Christian
CRÓNICAS DE CONCIERTOS
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no llegó a los ochenta minutos de duración, en la actuación se encontró espacio para un muy explo-sivo solo de batería y un homenaje a B.B. King en el que Salán tomó la voz cantante para recuperar la versión del “The Thrill Is Gone” que este año ha aparecido en su trabajo Madrid/Texas. Al principio de la crónica hablaba de Olivia Deicicchi, la cual, aunque no forma parte de la banda en esta gira, sí salió un par de veces al escenario: una para que sus orgullosos padres la pudiesen presentar y otra para que cantase “First Time” en un dueto con su
madre, tándem que no le quedó nada mal pero que se escuchó poco compensado por problemas con el micrófono de Olivia. La noche se cerro con todo el público asistente coreando emocionado junto a Beck la siempre animada “Hide Your Heart” de Kiss, que también apareció en su día en el vinilo del 89 de Robin. Así, un año más, la noche se trufó de ele-gante rock melódico.
por Sergio Guillénfotos por África Paredes
LUKE WINSLOW-KINGEl Sol, Madrid, 10/06/2015
–allí no había ningún piano pero se respiraba en el ambiente el espíritu del Professor Longhair–. Winslow-King alternó durante la hora y media de concierto hasta cuatro guitarras diferentes –una acús! ca, una eléctrica, otra semi-acús! ca y un do-bro electrifi cado– y, a pesar de ser un miércoles de junio, convir! ó la pista de la sala en una cele-bración digna del Mardi Gras al ritmo de “Swing That Thing”, quizá el más reconocible de sus nue-vo temas y que incitó al público presente a bailar y cantar; a fi n de cuentas, de eso trata la música de Nueva Orleans, por encima de todas las tristezas y pesares.
Hubo en la noche un momento de receso en el que Winslow-King se quedó a solas en el escenario acompañándose únicamente de su vieja guitarra acús! ca y su armónica para compar! r unos minu-tos de ín! ma complicidad con los asistentes; ahí quedó para el recuerdo su interpretación del clási-co “San Francisco Bay Blues”. La música de Nueva Orleans (y el blues en su con-junto) es tradición, herencia y cultura. Luke Wins-low-King es uno de esos jóvenes músicos que se ha apropiado de ella, se la ha hecho suya y la ha sabi-do asimilar para reinterpretarla y reinvidicarla allá donde fuere; así es que, qué mejor forma de cerrar una noche de celebración y exaltación de una de las más ricas tradiciones musicales del mundo que revisitando el imperecedero “Kokomo Blues”.
por Fat Professor
Luke Winslow-King era un muchacho de diecinue-ve años, oriundo de Michigan, que recorría Estados Unidos tocando canciones de Woody Guthrie con su banda, cuando le robaron el coche y todos sus instrumentos a su paso por Luisiana; se quedó en-tonces dos semanas en Nueva Orleans y ese ! em-po fue sufi ciente para que le atrapara la ciudad y su música, decidiendo instalarse allí. La providencia quiso que tres meses antes de que el huracán Ka-trina azotara la ciudad, Winslow-King se mudara a Nueva York, al barrio de Harlem. Superado el pri-mer impacto que supuso tamaño desastre regresó a la Ciudad Creciente donde se dedicó a tocar du-rante tres años por sus calles, empezó a grabar dis-cos y ya no la ha abandonado excepto para hacer llegar su rico legado cultural y musical a todos los rincones del planeta a través de sus actuaciones. Enmarcada dentro de la gira española de presen-tación de su úl! mo disco Everlas ng Arms, para la cita madrileña en la sala El Sol Winslow-King se hizo acompañar de un trío formado por el bajista de De-troit Brennan Andes, el baterista de Nueva Orleans Benji Bohannon y el guitarrista Roberto Lu! , fan-tás! co músico italiano (de Livorno) con el que coin-cidió durante los años en los que ambos se gana-ban la vida tocando por la calles del Barrio Francés.
Temas como “Travelin’ Myself”, “Tell Me You Love Me” o “No More Crying Today” sirvieron para po-ner un trocito de Luisiana a nuestros pies, un gum-bo sonoro en el que se mezclaron el blues del Delta del Misisipí con el jazz de Nueva Orleans, el rag! me con el swing, el folk con el boogie y en el que se vivieron momentos de pura New Orleans Rhumba
El Twanguero
CRÓNICAS DE CONCIERTOS
TRACK DOGS + MISS GIEl Sol, Madrid, 13/06/2015
tados desde la primera nota, por lo que al llegar una pieza ya bandera de la agrupación como es “La Banda”, la sala al completo cantaba desinhibida el estribillo de la misma. Además, y como bien expli-có Garre� Wall –muy dicharachero, acertado y en-tretenido en sus comentarios entre tema y tema–, Track Dogs aprovechaban esa noche para presentar nuevas creaciones, composiciones que en algunos casos ya se podían escuchar en su Facebook y en otras redes sociales o portales ofi ciales de tan me-ritoria formación. Así sonó “Whatever Happens”, de la que ya � enen hasta videoclip en Youtube, o la perfecta “Bon Sco� , He Rocked”, con historia ochentera de Garre� sobre su amor por la música de AC/DC y sus vivencias de adolescente –que caló profundo en todos los que adoramos el rock and roll de tan excepcional y longevo quinteto–. Y, como ya se puede adivinar por mis comentarios, no son precisamente estos Track Dogs unos músi-cos que se ciñan una y otra vez al mismo guión. El sábado en El Sol subieron a Miss Gi para que pu-
Cada vez que uno acude a ver al cuarteto Track Dogs sabe de antemano que terminará la noche en un estado de placentera sorpresa, pues estos músi-cos son de esos extraños magos que de lo poco ha-cen mucho, de los que aunando detalles y arreglos variopintos consiguen redondear canciones que no se escapan de tu memoria. En su úl� mo concierto en la sala El Sol sucedió eso mismo. Les había ante-cedido la actuación profunda y minimalista de Miss Gi que, mientras hipno� zaba con su teclado a la audiencia por medio de canciones apetecibles, se dejaba mecer por las percusiones que Juan Manuel Padilla sacaba por medio de sus baquetas sobre un mínimo kit consistente en un tom y el socorrido hi-hat. Cuando fi nalmente Track Dogs tomaron el esce-nario y sonaron “Blindspot”, “Watching You Fall”, “Play It My Way” y “Dust Devil”, el público asis-tente de inmediato se embebió del ímpetu, ale-gría y compañerismo de los cuatro. Garre� , Dave, Howard y Robbie sonaron perfectamente conjun-
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Garrett Wall (Track Dogs)
CRÓNICAS DE CONCIERTOS
siese la voz principal en una de las versiones de la noche, ese “Happy” que Pharrell Williams cantó hasta la extenuación el pasado 2014 desde su ele-pé G I R L. Y no sería ésta la única revisión al mate-rial de otros compositores o ar! stas. El Twangue-ro, otro de los invitados de la velada, extendió sus minutos sobre la tarima para hacer varios temas, entre ellos la pieza que grabó con Garre" en su día
para la película Buried (“In The Lap Of The Moun-
tain”) y una vitaminada reinterpretación del “Mys-
tery Train”, original de Junior Parker y versionada
por nombres dorados como el de Elvis Presley o
The Band. Y precisamente de estos canadienses hay
que hablar si me tengo que referir a uno de los mo-
mentos que pusieron la carne de gallina al respeta-
ble: “The Weight” o Track Dogs conver! dos en Rick Danko, Levon Helm, Garth Hudson, Richard Manuel y Robbie Robertson. Cerraron el show por todo lo alto, y para eso únicamente tenían que bajarse del escenario, dejar atrás los micrófonos y compar! r a pecho descubierto con sus seguidores las dos úl-! mas canciones de la noche. Si todavía no los co-noces –que ya es delito–, apúntate el nombre de este grupo y no te pierdas sus próximas andanzas.
por Sergio Guillénfoto por África Paredes
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ARIEL ROTEl Sol, Madrid, 20/06/2015
El madrileño Ariel Rot –sí, madrileño nacido en Buenos Aires– no precisa de presentación alguna. Poseedor de una extensa trayectoria musical en solitario y fundador de bandas imprescindibles del rock en lengua castellana como Tequila y Los Rodrí-guez... pero, ¡basta! ¿No hemos acordado que eran innecesarias las presentaciones? Ariel Rot, decía, impar! ó una clase magistral de cómo se puede ha-cer rock con gusto, clase y elegancia; alejándose de ese otro rock dominado por las campañas publicita-rias y lleno de estridencias superfl uas. Enmarcada dentro de su gira Solo, Rot se presentó en solitario sobre el escenario de la sala El Sol, en Madrid, en una cita en la que todo el peso de la actuación reca-yó sobre sus hombros y que nos deparó un esplén-dido show estructurado en tres partes claramente diferenciadas. En la primera parte del concierto fue la guitarra eléctrica (primero una Gretsch y después la reco-nocible Gibson SG de Rot) la que tomó el protago-nismo en un set que se abrió con los temas “Debajo Del Puente”, “Lo Siento, Frank” y “Baile De Ilusio-nes”, y que incluyó otros como “Viridiana” o “Los Tipos Duros No Bailan” –aquí con guiño incluido a “¿Qué Hace Una Chica Como Tú En Un Si! o Como Éste?”–. Que Rot es un excelente guitarrista no lo duda nadie, pero en este set eléctrico demostró una vez más el buen gusto que posee para pulsar las seis cuerdas y dosifi car a la perfección la elec-tricidad de su instrumento. Por momentos la gui-tarra resultaba prác! camente impercep! ble como su! l acompañamiento de su voz, instantes en los
que los asistentes contenían el aliento en silencio, y en otros su instrumento derrochaba adrenalina por doquier, entonces aquí el público coreaba y se agitaba con deleite. Con el segundo tercio del show llegó el momento Ray Charles de la noche –en boca del propio Rot y entre risas– cuando se sentó frente al piano eléctri-co. Ante el teclado fue donde Rot se sin! ó más libre para improvisar melodías y “deconstruir” el reper-torio a su antojo; temas como “Dos De Corazones”, “Una Casa Con Tres Balcones” (con una picada de ojo a la siempre agradecida “Salta”) o una sublime interpretación de “La Mirada Del Adiós” demostra-ron el dominio que Rot posee a las teclas y cómo reformular las canciones para dotarlas de una exis-tencia, paralela a las grabaciones de los discos y a las ejecuciones con banda, pero completamente nueva e inédita hasta el momento. En este punto de la noche ya hubo quien, a pie de pista, se había encargado de recordar al siempre añorado Julián Infante, pero Rot no quiso dejar pasar la oportuni-dad de homenajear desde el escenario la fi gura del también desaparecido Norberto Pappo Napolitano e interpretar un fragmento de su blues “Descon& o”. La tercera y úl! ma parte del concierto consis! ó en un set acús! co en el que Rot, con su guitarra Mar! n, interpretó temas como “Muñeca Rota” (incluyendo un sorprendente pasaje instrumental tomado prestado de “El Manisero”), el estreno en directo sin el acompañamiento de la banda de una canción como “Adiós Carnaval” o una casi irrecono-
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CRÓNICAS DE CONCIERTOS
cible “Mucho Mejor”, completamente alejada de la versión eléctrica que tan popular se hizo en su día, y que sirvió para cerrar el show. Llegado el momen-to de los bises de rigor, Rot se situó de nuevo frente al piano para obsequiarnos “Cenizas En El Aire” y la infalible “Milonga Del Marinero Y El Capitán”, ins-tante suspendido en el aire que se convir� ó en el de máxima comunión entre todos los allí presentes y un fi n de fi esta perfecto para una velada memorable. Tocar en casa (en la ciudad que sientes como pro-pia) permite que un ar� sta se sincere con su público y haga algunas pequeñas confesiones. Una canción como “Bar Soledad” dio pie a Rot para rememorar cómo llegó a España en el año 1976 y cuáles fueron sus primeras impresiones de un país que, por enton-
ces, le era todavía ajeno. Con “Geishas En Madrid” tuvo la oportunidad de revivir aquellos excitantes años 80 que se dieron en Madrid, a nivel cultural y musical, y de los que él fue un tes� go de excepción (a la par que protagonista); y con una composición como “Pólvora Mojada” nos reveló que, con el paso de los años, se ha vuelto un poco más escép� -co con toda la parafernalia que envuelve el mundo del rock pero que, no por ello, ha perdido un ápice de emoción a la hora de tocar en directo, extremo del que puedo dar fe tras la magistral actuación que nos ofreció en una noche tan especial, una noche en la que la in� midad y complicidad entre el ar� sta y su audiencia fueron las protagonistas.
por Fat Professor
LITTLE CAESARLa Boite Live, Madrid, 30/06/2015
bien y les dio ánimos para enfrentarse con su defi -ni� vo American Dream. Y es que este quinteto vio truncada su carrera en un momento en el que todo va� cinaba un despegue inmediato. Se dice que Ron
Tener a Li! le Caesar por nuestro país es algo ex-
cepcional, tan poco predecible como muy recon-
fortante; al igual que lo fue su regreso discográfi co de 2009 Redemp! on, larga duración que funcionó
Ron Young (Little Caesar)
Young pasó en los años 80 de trabajar como porte-ro de un club nocturno a conver� rse en el funda-dor de Li� le Caesar, autén� ca banda de culto del
hard rock hecho desde las entrañas y el corazón.
Cuando en 1989 editan para Restless Records su EP
Name Your Poison las cosas se disparan: aparecen
en una compilación de grupos emergentes realiza-
da por Metal Blade, fi chan por una subsidiaria de
Geff en Records, John Kalodner se encarga de hacer
de A&R para el grupo y el mismísimo Bob Rock les
produce su primer elepé homónimo.
Tanto aquel primer larga duración como el siguien-
te Infl uence se convir� eron en obras sagradas para
todo aquel que había visto en la banda un arrojo
y una pasión inusitada para facturar rock emocio-
nante. El problema es que Infl uence no funcionó
bien en cuanto a ventas se refi ere, algo a lo que el cambio de modas y es� los en la década de los 90 no ayudó mucho. Parecía que la cosa se terminaba antes de empezar. Ahora el conjunto, con un núcleo duro en el que siguen estando el baterista Tom Mo-rris, el guitarrista Loren Molinare y el cantante Ron Young, ofrece un setlist de directo bastante comple-to en el que no olvidan ni su pasado ni su presente.
Por supuesto, y como es lógico sabiendo del valor
composi� vo que se concentra en los surcos de su primer vinilo, Li" le Caesar es del álbum del que más canciones se extraen para ser interpretadas en directo: “Rock And Roll State Of Mind”, “Hard Times”, “Down-N-Dirty”, “In Your Arms”, esa subli-me versión que es “Chain Of Fools” –aunque en gira sin coros femeninos, lógicamente–, “I Wish It Would Rain”, “Drive It Home” o “Wrong Side Of The Tracks” sonaron intercaladas a lo largo de un actua-ción que llegó a las dos horas de duración, disco del que sí se echó a faltar “From The Start”, con uno de los mejores estribillos de su generación. La noche se abrió con “Dirty Water” (American Dream) para cerrarse con dos gruesos bises en los que se inclu-yeron unas cinco composiciones más, extra jugoso a una cita que no se presentó corta en canciones. Se dio la bienvenida al nuevo material (“Crushed Velvet”) y se cantó como si fuese ya parte de la vida de Li� le Caesar el cover de “Every Picture Tells A
Story” que compusiesen a pachas en su día Rod
Stewart y Ronnie Wood. Espectacular muestra de
que estos músicos están en perfecto estado de re-
vista y listos para poner ahora en pie la merecida
carrera que el pasado les negó.
por Sergio Guillénfoto por África Paredes
CRÓNICAS DE CONCIERTOS
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Tom Morris (Little Caesar)
Ron Young (Little Caesar)
Tal fue el impacto causado por esta vocalista en Es-tados Unidos, que durante la década ochentas se convir� ó en un verdadero icono a seguir, quedando las adolescentes prendadas por sus es� lismos –que copiaban sin reparo– y apareciendo su nombre ci-tado en películas juveniles de la época. Pero si algo consiguió Pat Benatar fue abrir un camino para mu-chas cantantes que vendrían después en la escena del rock melódico. Get Nervous, el cuarto disco de la ar� sta con su banda, marcaría un punto de infl exión
más que subrayable: es el primero de sus elepés en
los que no se puede encontrar ninguna versión, al
igual que en este vinilo se presenta a los teclados
Charlie Giordano (hasta entonces era Giraldo el que
compaginaba las partes de guitarra solista con las
de teclista); igualmente se pierde, por su par� da del
seno del grupo, la segunda guitarra que aportaba
Sco" St. Clair Sheets.
Estamos por tanto ante un disco revelador, carga-
do de creaciones musicales de alto nivel, perfectas
para sonar en la frecuencia modulada pero con el
empaque y peso sufi ciente como para perdurar;
“Shadows Of The Night”, “Anxiety (Get Nervous)”,
“Li" le Too Late”, “I’ll Do It” o la dramá� ca power ba-llad “Fight It Out” son claros ejemplos de lo dicho.
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PAT BENATARGet Nervous(Chrysalis, 1982)
Mientras el paso de Cher por el adult oriented rock fue totalmente circunstancial,
un hecho puntual traducido en unos pocos discos de estudio con los que estar a
la moda en la segunda mitad de los años 80, el de Pat Benatar, por el contrario,
resultó totalmente relevante. De hecho, ella marcó un antes y un después con su
forma de entender la mixtura del rock con el pop. Secundada por su mano dere-
cha, el guitarrista y compositor Neil Giraldo –que terminaría siendo su esposo–,
Benatar cierra un quinteto con el que desde 1979 editar álbumes de pegada in-
cues� onable y una rendida dedicación a los estribillos imperdible, de esos que no
te puedes sacar de la cabeza.
por Sergio Guillén
MATRÍCULAS DE HONOR
A fi nales de 1972 Miguel Ríos termina, merced a una redada an� droga, con sus
huesos en la cárcel de Carabanchel. Este período de � empo de casi un mes, unido
a un viaje emprendido por el ar� sta a Estados Unidos tras su liberación (donde
conoce a quien se conver� ría en su mujer Margaret Wa� y), le hace refl exionar so-
bre su próximos pasos musicales. La decisión fi nal pasa por hacer girar su sonido
hacia terrenos más experimentales y sinfónicos, al mismo � empo que llevar sus
letras a un mayor compromiso social. Consecuencia de todo esto es el LP Memo-rias De Un Ser Humano.
por Andrés Puente
MIGUEL RÍOSMemorias De Un Ser Humano
(Hispavox, 1974)
En este disco Miguel Ríos toma lo aprendido junto
a Waldo de los Ríos en el famoso “Himno A La Ale-
gría”, conduciendo su propuesta a un nuevo nivel. El
primer trío de canciones es revelador a este respec-
to. “Vivirás Tanto... (Como Ganas Tengas De Vivir)”
contrasta con “El Juglar” y éste, a su vez, con “La
Mina”. El primero se apoya en un sonido preciosis-
ta y casi bucólico, eminentemente acús� co, para
construir un canto al op� mismo escogido. En “El
Juglar”, en cambio, Miguel Ríos plantea una ácida
metáfora donde eleva su crí� ca hacia la censura del
momento y quienes se terminaban plegando a ella.
En lo musical, dicho tema es todo un prodigio art rock que desemboca en la tremendamente rockera “La Mina”, de nuevo portadora de una letra comba-
� va. En la bonita “Buenos Días” Miguel Ríos retoma
un enfoque lírico –potenciado por los instrumentos
clásicos de cuerda, una constante en este álbum–
que se endurece ligeramente en “Por Si Necesitas”,
adornada por los inconfundibles teclados de Teddy
Bau� sta. “Sweet California”, por otra parte, es re-
sultado de la colaboración de Miguel con Margaret
Wa� y, obteniendo el vocalista conveniente réplica
de su excelente banda de acompañamiento en su
faceta más rockera.
Para la recta fi nal quedan “Desde Mi Ventana”, in-
confundiblemente compuesta por José María Guz-
mán, y el tema que da ! tulo al disco. “Memorias De Un Ser Humano” comienza con una sobria aunque sen� mental introducción de piano para ir avanzan-do hacia terrenos sinfónicos y rematar cerrando el círculo con un nuevo fragmento de piano que se di-solverá en el silencio.
MATRÍCULAS DE HONOR
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ENTREVISTA
EL SEVILLA “Soy un gran seguidor y lector de El Jueves”por Sergio Guillén
Selfi , Bragas Y Rocanró es el título del nuevo trabajo discográfi co de los Mojinos Escozíos. Renacer Eléctrico Music Magazine pilla por banda a El Sevilla para hacer un repaso a un estilo tan característi-co como el que factura su grupo, al igual que para tratar diferentes aspectos de la cultura en los que ha estado o está involucrado este vocalista.
En cada disco os superáis, vais un paso más allá. Haciendo rock en el que se mezcla el humor en oca-siones puede el propio creador llegar a estancarse y ! rar de los mismos clichés una y otra vez. Sin em-
bargo, en Mojinos siempre lográis alejaros de lo es-
perado y sorprender. ¿Cómo consigues zafarte del
sota, caballo y rey para conseguir una vez tras otra
textos frescos y con ese gancho tan vuestro?
Te aseguro que no es fácil y que cada disco nos lo trabajamos como si fuese el primero pero adaptán-donos a los � empos que corren; pero no es fácil.
De este nuevo trabajo, ¿qué crees que más va a sor-
prender al oyente habitual de Mojinos Escozíos?
Hemos intentado hacer un disco contundente y sen-cillo de componer, con canciones directas y no muy di! ciles de tocar, por lo que esperamos que entre de
la misma manera, de forma sencilla y directa. Tal vez
sea eso lo que sorprenda, que a la primera escucha
guste.
Escribiste durante unos cuantos años para la re-
vista El Jueves, un autén! co referente de la sá! ra
nacional. ¿Cómo fue tu experiencia en dicha publi-
cación?
Posiblemente sea el si� o donde más feliz he estado
como colaborador, pues desde hace muchos años
hasta nuestros días he sido y soy un gran seguidor y
lector de El Jueves.
¿Te han ofrecido en los úl! mos ! empos algún pro-
yecto realmente interesante para la pequeña pan-
talla? ¿Qué conclusiones has sacado de tu paso por
televisión?
Este año he estado en dos programas diferentes de
La Sexta: con Buenafuente hasta enero y en El Úl� -mo Mono de Manu Sánchez desde abril; y si he esta-
do, es porque realmente me han parecido proyectos
interesantes. La conclusión es que tengo la suerte
de que me siguen llamando para programas en los
que me apetece mucho estar.
¿Has escuchado a bandas como El Reno Renardo o
Monóxido? ¿Cómo ves su forma de abordar el hu-
mor y la crí! ca en sus canciones?
Claro que sí. Me encanta que haya savia nueva en
esto de la música y el humor. Con el Reno Renardo,
que coincidimos en Villena, me llevé una gran im-
presión; me gustaron y mucho.
Hace unos años, en una entrevista con un diario
nacional, cuando te decía el periodista que Moji-
nos Escozíos hacíais “canciones chiste”, tú le espe-
taste entre otras cosas lo siguiente: «Quiero dejar
claro que no hemos inventado nada, grupos como
Pata Negra o No Me Pises Que Llevo Chanclas ya
lo hacían antes. Nosotros hemos añadido el toque
rockero a esas letras de humor». ¿Qué grupos del
pasado que tuviesen muy presente el humor ácido
en sus letras te han marcado, ya sea para confor-
mar Mojinos o para disfrutar de sus discogra" as?
Con escuchar a Frank Zappa y traducir sus letras, se
en� enden muchas de las cosas que hemos hecho
Mojinos a lo largo de nuestra historia.
Quién te ha visto...
... Y quién te ve 59
En 1976 el británico John Miles edita Rebel, primer trabajo discográfi co bajo su nombre y el que le da-
ría la fama mundial, aunque su posterior Stranger In The City (1977) quedase en un mejor puesto dentro
del Billboard Album 200. El bajista Bob Marshall so-
lía ser pieza clave a la hora de afrontar las nuevas
composiciones de este vocal, teclista y guitarrista,
pero para “Music”, el imponente sencillo del LP Re-
bel, Miles busca su propio camino. Así queda la defi -
ni! va canción, una epopeya musical de seis minutos
que roza el art rock y el pop más imagina! vo. Una
tonada para echarse a dormir esperando cobrar de
por vida los derechos de autor. Casi un one-hit won-der. No sería así, pero cerca estuvo. Melody Maker
le pondría por las nubes aquel 76, pero pronto el pú-
blico se olvidaría de su talento. Tan es así que para
mediados de la década de los 80 no tenía mayores
seguidores de sus nuevas obras que su parroquia
fi ja en la escena inglesa.
El ímpetu de Miles no decayó, por lo que, una vez
comenzada la época de las vacas fl acas, pronto supo
enrolarse como colaborador en otro proyectos. Giró
con Tina Turner en esa segunda juventud que fue-
ron para ella los años 80, cuando el reconocimiento
a su es! lo y a la forma en la que orientaba su pop de ínfulas rock era incues! onable. Se sin! ó parte de The Alan Parsons Project en más de una ocasión, al igual que par! cipó en una de las obras de rock más interesantes de 1988: Outrider. Este lanzamiento, fi rmado en solitario por Jimmy Page, no sólo contó
con el tacto musical de John Miles, pues el bajista
Tony Franklin, el vocal Chris Farlowe o el mismísimo
compañero de Page en Led Zeppelin, Robert Plant,
fueron algunos de los que se pasaron por las se-
siones de grabación. En los 90 Joe Cocker también
contó con sus servicios, en esta ocasión al órgano
Hammond. Además, y como miembro de una larga
lista de estrellas, este ar! sta par! ciparía en alguna
de las ediciones del Night Of The Proms, gran even-
to ru! lante que mezcla la escena pop con la música
clásica. En 2007 el creador de “Music” aterrizaba en
España para par! cipar en el evento que dicho año
tenía montado la organización, compar! endo vela-
da con Mike Oldfi eld, Tears For Fears, Chico & The
Gypsies o nuestra Ana Torroja (Mecano).
JOHN MILES23 de abril de 1949
Jarrow, Tyne & Wear, (Reino Unido)
QUIÉN TE HA VISTO... Y QUIÉN TE VE
60
ROSA NEGRA “Volver ha sido todo un cúmulo de circunstancias”por Sergio Guillén
ENTREVISTA
Ha sido una de las grandes noticias del año. Rosa Negra regresa a la actualidad discográfi ca con un nuevo elepé de estudio. Uno de los puntales del hard rock nacional de los 80, desaparecidos por décadas pero nunca olvidados por sus incondicionales, vuelven a publicar un álbum con el que dar continuidad a sus larga duración Rosa Negra del 84 y El Beso De Judas del 86. Nos entrevistamos con Tony León, voz y uno de los dos guitarristas del cuarteto, para hacer un poco de historia, a la par que enterarnos de toda la actualidad de tan fundamental agrupación.
Este nuevo disco de Rosa Negra comienza con un
instrumental de muy signifi ca� vo � tulo, “1973”, el
año en el que tu hermano Jorge y tú formáis vues-
tro primer proyecto musical juntos. Era Pioneers,
¿verdad? ¿De qué manera os tomabais la música
en aquellos días? ¿Enfocabais vuestros ensayos
pensando ya en la profesionalidad o era inicial-
mente una toma de contacto?
Sí, 1973 es el año en el que actuamos por prime-
ra vez como profesionales; Nico, Jorge y yo descar-gamos todo nuestro repertorio preparado durante dos años a base de temas de nuestros ídolos (Grand Funk, Trapeze...) y algunas composiciones propias. El grupo, como bien dices, se llamó Pionneers y fui-mos conocidos en Mallorca por “brusquets”, ruido-sos rockeros. Creíamos en nosotros y nos veíamos en los grandes escenarios del mundo actuando jun-to a nuestros consagrados. A pesar de trabajar en horario comercial, dedicábamos el resto del ! empo a la música. Desde aquellos Pioneers a Rosa Negra qué cosas
pasan en vuestras vidas a nivel musical.
Mallorca se queda pequeña para una banda que quiere compe! r por lo más grande. El salto a Ma-drid en 1976/77 fue drás! co; arrastramos a la fami-lia en pos de un sueño, mi madre encabezaba esta cruzada. Fue llegar, tocar en la sala M&M de Madrid y los Lyon Bros ya fueron bau! zados como “Rock de Mallorca”, sonido espectacular e innovador ante un público profesional perplejo. Ya se tocaban, en in-glés, temas que aparecerían más tarde como Rosa Negra: “Lose” (“Noche De Esclavos”), “Only You” (“Apocalipsis”), “Do It’n V” (“Paranoicos”)... No en-contramos compañía que editara nuestra música hasta 1983. Durante esos años grabamos muchos discos para otros ar! stas como músicos de sesión. En 1984 Rosa Negra toca en la Casa de Campo de
Madrid, en las fi estas del PCE, frente a unas ciento
treinta mil personas. Un reto de los que hielan la
sangre. ¿Qué fue para vosotros presentar vuestro
primer elepé en un espacio como aquel?
La imagen que queda incrustada en la re! na es otear una masa ingente de cabezas hasta el infi nito, cantando al unísono el “Madre” o “Espejo del Agu-jero”, no habiéndose editado aún el disco. ¡Espeluz-nante! Pasados unos eternos segundos tras arrancar con “Kamikazes”, la galopante presión castradora del momento se convir! ó en pura energía, ácida y limpia que nos permi! ó cerrar un concierto épico. Frases como «Rosa Negra son perros viejos que sa-ben lo que hacen» eran las crí! cas del día siguiente. ¿Qué recuerdas de las bandas que tocaron aquel
año en dichas fi estas? ¿Cómo os trataron, hubo ca-
maradería?
Ya nos conocíamos por dis! ntas historias; había
buen rollo con Barón, Banzai (compar$ amos mána-ger: Jesús Caja), Asfalto y Topo. En apenas tres años, entre 1984 y 1986, publicáis
dos singles y dos álbumes de estudio. Sin embargo,
tras esto, Rosa Negra deja de editar. ¿Fue una de-
cisión vuestra? ¿No encontrasteis el debido apoyo
de una discográfi ca que entendiese vuestra apues-
ta? Desde que entramos en contacto con las compañías en el 79 ya descubrimos cómo funcionaban, y CBS no iba a ser de otra manera. El primer disco lo apo-yaron y la promoción funcionó pero con grandes la-gunas: no hubo tele, ni vídeo, etcétera. La compañía nos contrató porque tenía un buen proyecto de rock nacional entre manos pero no le salió bien. Y el se-gundo disco pasó sin pena ni gloria por sus manos; hicimos algún programa de televisión pero sin apo-yos. No tenían intención de seguir con el proyecto de rock y además ya no iban a editar el tercer disco que estábamos preparando. Ni nos apoyaban ni nos soltaban. Había dos opciones: salir de la compañía, cambiar el nombre del grupo y volver a empezar (como hicieron otros: Coz-Barón Rojo); o esperar a que pasaran los años del contrato que nos ataba a la discográfi ca. Muy quemados, optamos por la segun-da opción. Esperamos, nos relajamos, nos sen! mos liberados y cada uno fue optando poco a poco por respirar otros aires después de trece intensos años de cruzada. ¿Qué os parece la remasterización con temas extra
que publicó Leyenda Records de vuestros dos pri-
meros larga duración? ¿Colaborasteis con ellos en
la elaboración de ese lanzamiento en 2012?
Claro. Alfonso, de Leyenda Records, llevaba muchos años buscando alguna pista de la banda para poder remasterizar los discos grabados. Cuando nos con-tactó fue muy di% cil encontrar un material en con-diciones. Jorge buscó en sus recuerdos y encontró algunas cintas de 71/2 todavía en buen uso y pudi-mos recuperar el material en un estado sufi ciente como para remasterizar los dos discos, incluyendo además cuatro temas que se grabaron pero que no se publicaron en los elepés. Dos de ellos completa-mente inéditos. Tanto tu hermano Jorge como Nico Mar" n o tú
mismo estáis en este regreso de Rosa Negra; sin
embargo, es Cachorro (Miguel A. López) el que se
61
ENTREVISTA
encarga de la otra guitarra. ¿Cuándo contactáis con
él? ¿En qué momento entra de forma fi ja en el con-
junto?
Volver Rosa Negra a escena ha sido todo un cúmulo de circunstancias. Yo estuve viviendo fuera de Espa-ña, en China, durante once años. Cuando regresé en 2009 hubo tres encuentros fundamentales que más tarde haría que reuniese la banda y volviéramos para grabar otro disco. El primero fue integrarme en un proyecto (Harakiri) de Miguel A. López para cantar y grabar un disco, más un videoclip (entre 2011 y 2012); el segundo, remasterizar los dos ele-pés (2012): y el tercero el ser invitados a actuar en el macroconcierto del Leyendas del Rock 2012, úl-� ma banda legendaria de los 80 que quedaba por hacer acto de presencia en este fes� val. A par� r de conocer a fondo a Cachorro, tanto en el estudio de grabación como en directo, además de confesarse fi el seguidor de Rosa Negra desde que � ene uso de razón, la buena energía entre ambos es completa. Tras el infructuoso intento de que Daniel Henestro-sa pudiese volver de Suecia e incorporarse de nuevo a la banda, Cachorro me pidió que contara con él si algún día formaba de nuevo el grupo. Fue fácil. Él se conocía todo los temas, sólo fue dar el paso. De hecho, Cachorro ha compuesto con! go uno de
los temas, ese “Mala Vida”. ¿Cómo ha sido trabajar
con él a la hora de crear una nueva canción cuando
el resto del elepé está compuesto únicamente por
! ?
Antes de decidir volver a resucitar los fantasmas de Rosa Negra, me puse a componer a destajo. Hacía vein� siete años que editamos El Beso De Judas; te-nía que fabricar una historia completa de la supues-ta trayectoria y posible evolución del grupo a través de esa larga ausencia, en lo que toca a las composi-ciones musicales. Medio año 2013 lo dediqué al reto de igualar o mejorar los dos discos y pico que se co-nocían de la banda. Compuse vein� trés temazos. Y hablé con los componentes del grupo. Sólo Jorge es-taba en condiciones de poder integrar este proyec-to al cien por cien. Daniel, enraizado en Suecia, no. Con Nico asentado en Mallorca podría contar para la grabación del disco y para algunas actuaciones; es decir, Nico se integra en un cincuenta por ciento. Con Miguel A. cuento desde el inicio del proyecto. Se integra también Jose L. Aragón, bajista magistral con una trayectoria impresionante, gran admirador y seguidor de Rosa Negra también. El proyecto del
nuevo disco se inicia a fi nales de octubre 2013 y se acaba la grabación y master a primeros de 2014. Los vein� trés temas se reducen a catorce, los más signi-fi ca� vos, los que expresan mejor el sonido Rosa Ne-gra y su supuesta evolución a través de unas déca-das de ausencia. “Mala Vida” es uno de esos temas que nos recuerdan a nuestros grandes ídolos: Grand Funk Railroad. En el proceso de preparar los nuevos temas surge una idea de Miguel con unos riff s por-tentosos; a todos nos llega el fulgor de nuestra mí-� ca banda y trabajando mano a mano con Cachorro el tema se monta solo. Este nuevo trabajo está dividido en dos partes con
sus correspondientes introducciones. Háblame un
poco sobre esta idea.
Es fácil y deducible adivinar el origen del ! tulo del álbum RN19732015. Rosa Negra, 1973 año de na-cimiento, 2015 año de renacimiento. Pero el ! tulo � ene otra connotación más profunda y es aplicable a una crí� ca a las discográfi cas de aquellos � empos en los que los grupos y ar� stas éramos para ellos una simple referencia. El RN19732015 es una refe-rencia de letras y números, sí, pero detrás hay per-sonas que dan su vida, su corazón, su alma y sus ilusiones por algo que sienten y que les ha costado mucho trabajo, muchos sacrifi cios y mucha entereza para poder transmi� r lo que sale de su imaginación y de sus instrumentos. La compañía sólo conocía a los ar� stas por una referencia de letras y números. Queríamos haber hecho un doble álbum con todos los temas, pero preferimos reducirlo, compactarlo y hacer un disco con dos partes resultantes. Una primera más ochentera, potente, desgarrada, de un hard rock que con� nuara la línea de Rosa Negra de la época; y otra más alterna� va, más en presente. La primera la comanda “1973”, una intro para abrir la caja de Pandora. Los temas a con� nuación, muy roc-
keros, duros y cargantes, también � enen una evolu-ción en el � empo. La segunda parte, en la mitad del disco, parodiando el efecto vinilo, el de tener que cambiar el disco para seguir escuchando, también la comanda una intro: “2015”. Mismo tema, mismo engranaje, evolución al canto, dureza, pegada, pero más armonías, más instrumentación... Más Rosa Negra actualizada. Los temas que siguen con� núan las raíces primarias llaneando en � empo futuro. Abanico abierto a tendencias de otra época, actual, futura, retro-avanzado. El grupo está contento con el resultado. Un disco con la calidad que se merece. Amén.
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ENTREVISTA
Gram Parsons con The Flying Burrito Bros. Archives Vol. 1por Sergio Guillén
En los úl� mos tres años de la década de los 60 el rock sufrió un shock evolu� vo excitante. El sonido ácido de la psicodelia capturó el espíritu de gran can� dad de propuestas listas para dar un paso al frente y adscribirse a la nueva panacea. Pero no to-dos los grupos californianos apostaban de manera tan decisiva por la corriente de vanguardia como lo hicieron It’s A Beau� ful Day o The United States Of America. Otros preferían mirar hacia atrás y remon-tarse a las raíces de la música popular de los Estados Unidos. Entre ellos se encontraban los Flying Burri-to Bros. de Gram Parsons y Chris Hillman, quienes decidieron tras su marcha de The Byrds con� nuar en la línea country rock lograda con su anterior ban-da. Para ello reclutaron al guitarrista “Sneaky” Pete Kleinow y al bajista Chris Ethridge. El puesto de ba-terista sería ocupado en un principio por músicos de sesión, y con esa formación grabarían su álbum de debut The Gilded Palace Of Sin (1969). Su primer LP, pese a ser un gran trabajo, no atrajo a un elevado número de compradores aunque sí des-plegó una infl uencia palpable entre grupos como
The Eagles. Poco � empo después de la publicación
del disco, Parsons comenzó a perder el interés en
The Flying Burrito Bros. (parece ser que algo tuvo
que ver en ello su amistad con Keith Richards) aun-
que fi nalmente par� cipó en la grabación de Burrito Deluxe (1970), registrado ya con una base rítmica nueva, ahora compuesta por Bernie Leadon (bajo) y Michael Clarke (batería, otro ex The Byrds). Burrito Deluxe mantenía un nivel de calidad considerable, aunque no llegaba a las cotas de The Gilded Palace Of Sin, el gran clásico de The Flying Burrito Bros. Poco � empo después Gram Parsons dejaría la banda para posteriormente iniciar una carrera en solitario que produciría únicamente dos discos, ya que en 1973 moriría de una sobredosis de morfi na y tequi-la. Por su parte, los Flying Burrito Bros. con� nuarían
durante esos años liderados por el también califor-niano Rick Roberts, llegando únicamente a publicar un álbum en estudio (The Flying Burrito Brothers, en 1971) y un LP en directo � tulado The Last Of The Red Hot Burritos (1972). Tras su gira por Europa en 1973, The Flying Burrito Bros. dejarían de exis� r. Archives Volume One: Live At The Avalon Ballroom 1969 recuperaba a unos Burrito llenos de ilusión y energía en unos espectáculos de apertura para sen-dos colofones de velada con esos Grateful Dead que ya eran considerados cual capitostes del rock psi-codélico. Los temas de la agrupación se emparejan con versiones aceleradas y totalmente fronterizas de un, por ejemplo, “Dream Baby (How Long Must I Dream)” compuesto por Cindy Walker –al que Roy Orbison le otorgó con los años un peso especial– o ese “Lucille” de vena rock and roll. De la misma manera homenajean a Hank Williams recuperando “You Win Again”. Dos discos compactos, dos conciertos, dos fechas de aquel abril de 1969. A pocos meses del concierto de los conciertos, un fes� val de Woodstock que cam-biaría la forma de concebir un sarao mul� tudinario, Gram y sus Flying Burrito Bros. se retratan sin saber-lo en un punto clave de su corta pero apasionante carrera.
ARTÍCULO
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RADIOGRAFÍA DEL ROCK EXPERIMENTAL
www.castellarte.es
EL MUNDO SECRETO DE LAS CANCIONESwww.cinemitos.com
PSICODELIA AMERICANA
www.edmilenio.com
80 PELÍCULASDE LOS 80
www.cinemitos.com
RADIOGRAFÍA DEL ROCK EXPERIMENTAL
(SEGUNDA PARTE)www.castellarte.es
GLAM ROCK
www.edmilenio.com
DISCOS PARA INQUIETOS
www.castellarte.es
SÁTRAPA. ROMPECABEZAS PARA
UNA CANCIÓN PERFECTA
www.castellarte.es
EL TERROR DESCONOCIDOwww.bubok.es
LA FRONTERA. PALABRAS DE FUEGO
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