Reflexiones Acerca Del Discurso Del Jefe Indio Seattle

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Reflexiones acerca del discurso del Jefe Indio Seattle El presidente de los Estados Unidos, o Gran Jefe Blanco de Washington, Franklin Pierce, envió en 1854 una oferta al jefe Seattle, de la tribu Suwamish, para comprarle los territorios del noroeste de los Estados Unidos que hoy forman el Estado de Wáshington. A cambio, prometió crear una reserva para el pueblo indígena. Del discurso que pronunció el jefe Seattle en respuesta a esta carta puede decirse lo mismo que de los grandes maestros de la Humanidad, que siempre se expresaron verbalmente y sólo muchos años después alguno de sus discípulos puso por escrito fragmentos de lo que recordaba haber escuchado. De lo que dijo Sócrates sólo conocemos lo que mucho después Platón puso por escrito, cuando ya tenía su propia escuela donde impartía su propia doctrina. Del mensaje de Jesucristo pronunciado originalmente en arameo conocemos versiones, de las que con mayor o menor arbitrariedad algunas son consideradas canónicas y otras muchas apócrifas, escritas muchos años después en griego, cuando las circunstancias históricas habían dado un vuelco y el cristianismo ya era religión oficial del imperio en lugar de ser secta mesiánica de un pueblo periférico.

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El presidente de los Estados Unidos, o Gran Jefe Blanco de Washington, Franklin Pierce, envió en 1854 una oferta al jefe Seattle, de la tribu Suwamish, para comprarle los territorios del noroeste de los Estados Unidos que hoy forman el Estado de Wáshington. A cambio, prometió crear una reserva para el pueblo indígena. Del discurso que pronunció el jefe Seattle en respuesta a esta carta puede decirse lo mismo que de los grandes maestros de la Humanidad, que siempre se expresaron verbalmente y sólo muchos años después alguno de sus discípulos puso por escrito fragmentos de lo que recordaba haber escuchado.

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Reflexiones acerca del discurso del Jefe Indio Seattle

El presidente de los Estados Unidos, o Gran Jefe Blanco de Washington, Franklin Pierce, envi en 1854 una oferta al jefe Seattle, de la tribu Suwamish, para comprarle los territorios del noroeste de los Estados Unidos que hoy forman el Estado de Wshington. A cambio, prometi crear una reserva para el pueblo indgena.

Del discurso que pronunciel jefe Seattleen respuesta a esta carta puede decirse lo mismo que de los grandes maestros de la Humanidad, que siempre se expresaron verbalmente y slo muchos aos despus alguno de sus discpulos puso por escrito fragmentos de lo que recordaba haber escuchado. De lo que dijo Scrates slo conocemos lo que mucho despus Platn puso por escrito, cuando ya tena su propia escuela donde imparta su propia doctrina. Del mensaje de Jesucristo pronunciado originalmente en arameo conocemos versiones, de las que con mayor o menor arbitrariedad algunas son consideradas cannicas y otras muchas apcrifas, escritas muchos aos despus en griego, cuando las circunstancias histricas haban dado un vuelco y el cristianismo ya era religin oficial del imperio en lugar de ser secta mesinica de un pueblo perifrico.

El discurso del jefe Seattle de enero de 1854 fue pronunciado en lengua Lushootseed, traducido simultneamente al Chinook (lingua franca entre los indgenas americanos durante el siglo XIX) y de ste al ingls. Basndose en notas tomadas sobre la marcha elDr. Henry Smith public en 1887 (33 aos despus) en el Seattle Sunday Star lo que se conoce comoversin original.

Durante los aos 60 del siglo pasado circularon unasegunda versindebida a William Arrowsmith y unatercera versindebida a Joseph Campbell, en un lenguaje ms contemporneo. Laversin ms reciente y famosa, pero tambin la ms libre, es un trabajo del guionista Ted Perry para una pelcula de 1972 sobre ecologa llamada Home.

Sin ser de lo mejor que he escrito, ni de lo que ms trabajo me ha costado, esta entrada sobre el discurso del jefe Seattle es con gran diferencia la ms visitada de todo el blog, triplicando algunos das al total de visitas al resto de entradas. Ante el pblico por ahora estoy pasando principalmente como comentarista del jefe Seattle. Por ello me considero legitimado para poner en su boca un nuevo discurso:

Nuevo discurso del jefe Seattle

La versin de Ted Perry es considerada por el movimiento ecologistas como el ms completo, antiguo y breve tratado que existe sobre poltica sostenible, pero tambin ha sido sealada por sus detractores como una mixtificacin por las licencias excesivas que se permiti introducir.Cmo se puede comprar o vender el cielo o el calor de la tierra? Esa es para nosotros una idea extraa. Si nadie puede poseer la frescura del viento ni el fulgor del agua, cmo es posible que usted se proponga comprarlos? Cada pedazo de esta tierra es sagrado para mi pueblo. Cada rama brillante de un pino, cada puado de arena de las playas, la penumbra de la densa selva, cada rayo de luz y el zumbar de los insectos son sagrados en la memoria y vida de mi pueblo. La savia que recorre el cuerpo de los rboles lleva consigo la historia del piel roja.(...)

Sabemos que el hombre blanco no comprende nuestras costumbres. Para l una porcin de tierra tiene el mismo significado que cualquier otra, pues es un forastero que llega en la noche y extrae de la tierra aquello que necesita. La tierra no es su hermana sino su enemiga, y cuando ya la conquist, prosigue su camino. Deja atrs las tumbas de sus antepasados y no se preocupa. Roba de la tierra aquello que sera de sus hijos y no le importa.

(...)

Esto es lo que sabemos: la tierra no pertenece al hombre; es el hombre el que pertenece a la tierra. Esto es lo que sabemos: todas la cosas estn relacionadas como la sangre que une una familia. Hay una unin en todo.

El meollo de la respuesta de jefe Seattle, segn esta versin,es que hay recursos que no se pueden ni poseer ni comprar ni vender, porque no tienen precio, o si hubiera que expresarla en los trminos de la ciencia del hombre blanco, que los recursos naturales no se pueden cuantificar en trminos monetarios.

La idea predicada por los neoliberales, dominante hasta ahora en el pensamiento econmico, es que los recursos naturales son inagotables porque continuamente la tecnologa, gracias al estmulo del libre mercado, descubre nuevos recursos. No importa lo escasos que lleguen a ser; cuanto ms escasos, ms subir su precio, ms ganar quien descubra recursos alternativos, y antes se desarrollar la tecnologa necesaria para ello. As pas en su da con el carbn: no empez a extraerse de las minas hasta que la madera de los bosques no comenz a escasear, as pas con el petroleo: no comenz su extraccin a gran escala hasta que el carbn no se encareci lo suficiente, as pasar supuestamente con las fuentes alternativas de energa. Incluso los territorios sin alterar, con su fauna y su flora endmicas, tambin son una mercanca. Si los habitantes de las ciudades los demandan para su ocio, y se obtiene alguna ganancia del negocio turstico, ser rentable que estn protegidos. Conclusin lgica: los recursos naturales deben pertenecer a quienes posean el capital y la tecnologa necesaria para explotarlos.

Si slo se razona en trminos monetarios, este argumento es irrefutable, pero puede ser desmontado fcilmente si se razona en trminos energticos. En un mundo limitado los recursos energticos cada vez ms se tienen que extraer de ms profundidad, o de yacimientos donde estn menos concentrados, o son de peor calidad (porque la mejor fue la que se extrajo primero). Cuando la energa necesaria para extraerlo y refinarlo iguale a la obtenida de ese carbn, de ese petroleo o de ese uranio, podemos cerrar la mina o el pozo, independientemente del precio astronmico que hubiera llegado a alcanzar la tonelada de carbn o de uranio o el barril de petrleo, o de la cantidad que todava quedara por extraer. Los desarrollistas pueden soar con que alguna vez se inventarn las centrales nucleares de fusin y generarn energa inagotable, pero eso ya es creer en la ciencia ficcin. No es propio de gente sensata.

Tambin la tierra, llegado un punto, puede quedar esquilmada y ya no producir ms, independientemente del precio que alcancen las cosechaso de los medios que estemos dispuestos a emplear.

Los recursos que tienen un lmite son de todos, y de comn acuerdo entre todos se tienen que gestionar. No se pueden explotar de forma sostenible si tienen precio y un dueo concreto.

Si leemos la versin original del discurso del jefe Seattleescrita por Henry Smith en 1887encontramos, envueltos en un lenguaje profundamente religioso, pasajes an ms ecologistas que los de la versin libre difundida en 1970 por Ted Perry. El discurso trata sobre la decadencia del indio americano y lo inexorable de su desaparicin ante el avance del hombre blanco, ilustrado con imgenes sobre cmo favorece el Dios del hombre blanco a sus hijos mientras el Gran Espritu abandona a los suyos, de ah que sea intil resistirse a la oferta del gran jefe blanco.

Hubo un tiempo en el que nuestra gente cubra la tierra como las olas de un mar encrespado por el viento cubren el fondo cubierto de conchas, pero ese tiempo hace mucho que desapareci junto con la grandeza de tribus que ahora son apenas un recuerdo doloroso. No tratar el tema, ni llorar por ello, del tiempo de nuestra desaparicin, ni voy a reprochar a mis hermanos cara plida por haberla acelerado, porque tambin nosotros somos en parte responsables de ella.()Nuestra gente est menguando como una marea que retrocede rpidamente y que nunca regresar. El dios del hombre blanco no puede amar a nuestra gente, o si n los hubiera protegido. Ellos parecen hurfanos que no tienen donde buscar ayuda. Cmo, entonces, podemos ser hermanos? Cmo puede su dios llegar a ser nuestro dios y renovar nuestra prosperidad y despertar en nosotros sueos de una grandeza que regresa? Si tenemos un padre celestial comn, debe ser parcial, porque slo vino hacia sus hijos cara plida.()Nosotros nunca lo Vimos. El les dio leyes (a los blancos) pero no tuvo palabras para sus hijos rojos cuyas prolficas multitudes una vez llenaban este vasto continente como las estrellas llenan el firmamento. No; somos dos razas diferentes con orgenes diferentes y destinos separados. Hay muy poco en comn entre nosotros.

El territorio es sagrado para los indios porque es el hogar de los espritus de los antepasados, mientras que para los blancos slo tiene el valor inmediato y crematstico de los recursos que pueda extraer.

Para nosotros, las cenizas de nuestros antepasados son sagrados y su lugar de reposo es terreno reverenciado. Ustedes se alejan de las tumbas de sus antepasados aparentemente sin pena.(...)A sus muertos dejan de amarlos tan pronto como pasan los portales de la tumba y vagan ms all de las estrellas. Ellos pronto son olvidados y nunca regresan.(...)Nuestros muertos nunca olvidan este hermoso mundo que les dio vida. Ellos todava aman a sus verdes valles, sus rumorosos ros, sus magnficas montaas, sus apartadas caadas y lagos y bahas bordeados de verde, y siempre suspiran con un tierno y carioso afecto por los seres vivos de corazones solitarios, y con frecuencia regresan del feliz coto de caza para visitarlos, guiarlos, consolarlos, y confortarlos.

Sin embargo, el auge y la decadencia de las tribus es una ley universal, y tarde o temprano tambin llegar el tiempo de la decadencia del hombre blanco:Pero, por qu debo llorar a destiempo sobre el destino de mi pueblo? Tribu sigue a tribu y nacin sigue a nacin, como las olas del mar. Es el orden natural y lamentarse es inutil. El tiempo de vuestra decadencia puede estar todava lejano, pero con toda seguridad llegar pues ni siquiera el hombre blanco, cuyo dios camin y convers con l como con un amigo, puede estar exento del destino universal. Podemos ser hermanos, despus de todo.Finalmente la nica condicin que impone el jefe Seattle es poder visitar en cualquier momento las tumbas de sus ancestros, amigos e hijos, pues cada parte de este suelo es sagrado en la consideracin de mi pueblo. An cuando se extinga definitivamente su tribu, el hombre blanco nunca estar solo porque estas playas estarn repletas de los muertos invisibles de mi tribu.

Este es el discurso de alguien a quien le han cambiado su paradigma. Mientras escribo estas lneas se ignora si los ncleos de los reactores de lacentral de Fukushimaya se han fundido total o parcialmente, ni cunta cantidad deelementos radiactivosde larga vida fluyen libremente hacia el ocano Pacfico o se depositan sobre el territorio del Japn; y otro tsumani poltico y social afecta a los estados que hasta ahora nos abastecan de petrleo barato. No est de ms que nosotros leamos el discurso del jefe Seattle como quien tambin est cambiando de paradigma.

Publicado porJuanjo Trianaen23:14