Redacción segunda máxima

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Redacción: Segunda máxima. Esta segunda regla, de las máximas morales, se basa en la “constancia” que es una prueba de la diferencia que Descartes encuentra entre las cuestiones epistemológicas y la moral. El objetivo de esta máxima es llegar a ser un hombre fuerte e inteligente de espíritu, es decir, ser lo más firme y resuelto en nuestras propias acciones y seguir las decisiones que tomemos una vez aceptadas, llegando así a un espíritu fuerte poco a poco. Descartes añade como ejemplo una analogía de un viajero que se pierde en un bosque; lo que quiere transmitirnos con esta metáfora, es que no debemos vagar de un lugar a otro, o detenernos, o rectificar constantemente nuestro criterio, sino que, una vez resueltos a caminar en una dirección, debemos hacerlo siempre así a pesar de las dificultades; ya que, si lo conseguimos nos hará madurar y crecer como seres humanos al empezar a conocer y a tener más confianza en nuestras propias capacidades y ver el alcance de nuestras limitaciones; por ello, podremos llegar a ser el hombre de espíritu fuerte e inteligente, ya que, este hombre tendrá la capacidad de análisis para discernir lo conveniente y tomar decisiones; tener firmeza en el carácter para mantener las decisiones tomadas y llevarlas a cabo; estar seguro de uno mismo y tener ausencia de toda culpa o remordimiento por las decisiones que se tomaron en su momento; tener la suficiente humildad como para reconocer qué es lo que sí se merece y exigirlo o para reconocer qué es lo que no merece y rechazarlo, y por último, jamás arrepentirse de nada que haya hecho, dicho o pensado antes. Por el contrario, si no lo conseguimos, seremos un hombre de espíritu débil, es decir, un hombre capaz de sentir pena, culpa o remordimiento cuando ha tomado una decisión que, no resulta la mejor; sufrir por haber errado y por las consecuencias de sus acciones y no conocer que una de las condiciones de todo ser humano es la de ser susceptible de cometer errores. Con esto, Descartes se refiere a que si elegimos un camino, de tantos que hay en la vida, debemos seguirlo por muy difícil que sea y no abandonarlo, no buscar otro, si no que en la vida tenemos que tener un objetivo, por eso esta máxima se llama Máxima de la Constancia, porque debemos ser constantes a lo largo de nuestra vida.

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Redacción: Segunda máxima.

Esta segunda regla, de las máximas morales, se basa en la “constancia” que es una prueba de la diferencia que Descartes encuentra entre las cuestiones epistemológicas y la moral. El objetivo de esta máxima es llegar a ser un hombre fuerte e inteligente de espíritu, es decir, ser lo más firme y resuelto en nuestras propias acciones y seguir las decisiones que tomemos una vez aceptadas, llegando así a un espíritu fuerte poco a poco.

Descartes añade como ejemplo una analogía de un viajero que se pierde en un bosque; lo que quiere transmitirnos con esta metáfora, es que no debemos vagar de un lugar a otro, o detenernos, o rectificar constantemente nuestro criterio, sino que, una vez resueltos a caminar en una dirección, debemos hacerlo siempre así a pesar de las dificultades; ya que, si lo conseguimos nos hará madurar y crecer como seres humanos al empezar a conocer y a tener más confianza en nuestras propias capacidades y ver el alcance de nuestras limitaciones; por ello, podremos llegar a ser el hombre de espíritu fuerte e inteligente, ya que, este hombre tendrá la capacidad de análisis para discernir lo conveniente y tomar decisiones; tener firmeza en el carácter para mantener las decisiones tomadas y llevarlas a cabo; estar seguro de uno mismo y tener ausencia de toda culpa o remordimiento por las decisiones que se tomaron en su momento; tener la suficiente humildad como para reconocer qué es lo que sí se merece y exigirlo o para reconocer qué es lo que no merece y rechazarlo, y por último, jamás arrepentirse de nada que haya hecho, dicho o pensado antes.Por el contrario, si no lo conseguimos, seremos un hombre de espíritu débil, es decir, un hombre capaz de sentir pena, culpa o remordimiento cuando ha tomado una decisión que, no resulta la mejor; sufrir por haber errado y por las consecuencias de sus acciones y no conocer que una de las condiciones de todo ser humano es la de ser susceptible de cometer errores.

Con esto, Descartes se refiere a que si elegimos un camino, de tantos que hay en la vida, debemos seguirlo por muy difícil que sea y no abandonarlo, no buscar otro, si no que en la vida tenemos que tener un objetivo, por eso esta máxima se llama Máxima de la Constancia, porque debemos ser constantes a lo largo de nuestra vida.