Recupera el buen uso de ti mismo

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A A R T I | La guía sana de Ibiza Recupera el buen uso de ti mismo con la Técnica Alexander María pasa su jornada laboral frente al ordenador y acaba con dolores en las lumbares. Joan se queda afónico cuando sube al escenario. Laura padece una supuesta enfermedad psicosomáca de causa desconocida. Miguel ha tenido que dejar de tocar el violín a causa de su tendinis. Lidia ha vuelto a ausentarse del trabajo por ansiedad. En todos estos casos tan dispares hay un denominador común que todos comparten en mayor o menor medida: un uso inadecuado de sí mismos. Todos sabemos que la forma de usar una herramienta determina su eficacia. Un cincel usado como destornillador no sólo será ineficaz, sino que resultará dañado. Evidentemente, nosotros somos mucho más complejos y nuestro uso afecta no sólo al funcionamiento sico sino también al mental y al emocional. Lo cierto es que, para bien o para mal, consciente o inconscientemente, nos estamos usando todo el empo. Consecuencias del mal uso Las consecuencias sicas del mal uso son más fáciles de apreciar. Te lo explico con un ejemplo. Es muy habitual realizar cualquier movimiento con más esfuerzo del necesario, lo que conlleva tensar el cuello en exceso llevando la cabeza hacia atrás. En lugar de permir que el cráneo repose en equilibrio sobre la columna, su peso ejerce una presión excesiva sobre las vértebras cervicales. Si sólo lo haces un rato no es problema, pero ¿qué sucede cuando esta tensión se repite una y otra vez, un día tras otro, un mes tras otro? Entonces que acaba causándote dificultades. Ya no puedes escribir al ordenador, conducir, tocar el piano, enhebrar la aguja de coser o lavarte los dientes con la misma eficacia que antes. Es más, sientes dolor no solo en las cervicales, sino también en las lumbares o en las rodillas, dolores estos úlmos que no relacionas con tu cuello, como están tan lejos... Todavía no enes conciencia de que toda tu musculatura está interrelacionada, que el movimiento de una parte implica a todo tu organismo, aunque no se mueva. La constancia de un hábito inadecuado puede incluso llegar a producir cambios en la estructura de tu cuerpo. Siguiendo con el anterior ejemplo, una presión nociva y connuada en las vértebras cervicales reduce el “cojín” interno que amorgua el choque entre los huesos. Esto empeora la situación, aumentando el dolor mientras tu mal uso connua sumando dificultades. El panorama se oscurece aún más por el hecho de que la tensión excesiva va acompañada de rigidez mental y malogra el bienestar emocional. No en vano, cuando estamos deprimidos nos senmos literalmente hundidos y, efecvamente, lo estamos: adoptamos la caracterísca postura de hombros hundidos y espalda encorvada. Así, cargamos con nuestro propio peso en lugar de permir que sea el suelo quien lo soporte. Por otra parte, el adoptar esta postura, tan habitual entre la gente que se pasa gran parte del día sentada, puede ser una de las causas ocultas de la depresión. por Elena Marí Torres Si haces un uso adecuado de ti mismo cualquier actividad que hagas en tu vida diaria se convierte en una fuente de energía y vitalidad. La Técnica Alexander te enseña en qué consiste tu buen uso y cómo puedes recobrarlo.

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Si haces un uso adecuado de ti mismo cualquier actividad que hagas en tu vida diaria se convierte en una fuente de energía y vitalidad. La Técnica Alexander te enseña en qué consiste tu buen uso y cómo puedes recobrarlo.

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A A R T I | La guía sana de Ibiza

Recupera el buen uso de ti mismo con la Técnica Alexander

María pasa su jornada laboral frente al ordenador y acaba con dolores en las lumbares. Joan se queda afónico cuando sube al escenario. Laura padece una supuesta enfermedad psicosomática de causa desconocida. Miguel ha tenido que dejar de tocar el violín a causa de su tendinitis. Lidia ha vuelto a ausentarse del trabajo por ansiedad. En todos estos casos tan dispares hay un denominador común que todos comparten en mayor o menor medida: un uso inadecuado de sí mismos.

Todos sabemos que la forma de usar una herramienta determina su eficacia. Un cincel usado como destornillador no sólo será ineficaz, sino que resultará dañado. Evidentemente, nosotros somos mucho más complejos y nuestro uso afecta no sólo al funcionamiento físico sino también al mental y al emocional. Lo cierto es que, para bien o para mal, consciente o inconscientemente, nos estamos usando todo el tiempo.

Consecuencias del mal usoLas consecuencias físicas del mal uso son más

fáciles de apreciar. Te lo explico con un ejemplo. Es muy habitual realizar cualquier movimiento con más esfuerzo del necesario, lo que conlleva tensar el cuello en exceso llevando la cabeza hacia atrás. En lugar de permitir que el cráneo repose

en equilibrio sobre la columna, su peso ejerce una presión excesiva sobre las vértebras cervicales. Si sólo lo haces un rato no es problema, pero ¿qué sucede cuando esta tensión se repite una y otra vez, un día tras otro, un mes tras otro?

Entonces sí que acaba causándote dificultades. Ya no puedes escribir al ordenador, conducir, tocar el piano, enhebrar la aguja de coser o lavarte los dientes con la misma eficacia que antes. Es más, sientes dolor no solo en las cervicales, sino también en las lumbares o en las rodillas, dolores estos últimos que no relacionas con tu cuello, como están tan lejos... Todavía no tienes conciencia de que toda tu musculatura está interrelacionada, que el movimiento de una parte implica a todo tu organismo, aunque no se mueva.

La constancia de un hábito inadecuado puede incluso llegar a producir cambios en la estructura de tu cuerpo. Siguiendo con el anterior ejemplo, una presión nociva y continuada en las vértebras cervicales reduce el “cojín” interno que amortigua el choque entre los huesos. Esto empeora la situación, aumentando el dolor mientras tu mal uso continua sumando dificultades.

El panorama se oscurece aún más por el hecho de que la tensión excesiva va acompañada de rigidez mental y malogra el bienestar emocional. No en vano, cuando estamos deprimidos nos sentimos literalmente hundidos y, efectivamente, lo estamos: adoptamos la característica postura de hombros hundidos y espalda encorvada. Así, cargamos con nuestro propio peso en lugar de permitir que sea el suelo quien lo soporte. Por otra parte, el adoptar esta postura, tan habitual entre la gente que se pasa gran parte del día sentada, puede ser una de las causas ocultas de la depresión.

por Elena Marí Torres

“Si haces un uso adecuado de ti mismo cualquier actividad que hagas en tu

vida diaria se convierte en una fuente de energía y vitalidad. La Técnica

Alexander te enseña en qué consiste tu buen uso y cómo puedes recobrarlo.”

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¿En qué consiste el buen uso?La buena noticia es que está en tus manos

revertir este proceso. Tú mismo puedes atisbar la solución a partir de esta definición de buen uso: consiste en reaccionar ante cualquier situación sin estorbar tu innata coordinación natural, aquella que la mayoría de las personas sólo gozan en su temprana infancia.

Se trata de recuperar la vitalidad del niño de la foto que encabeza éste artículo. Le ha llamado la atención algo del suelo y se acerca para mirarlo. Al agacharse su cabeza guía el movimiento y el resto de su cuerpo se dispone para acompañarlo. No dobla sus rodillas sino que permite que se doblen. Permite que los reflejos posturales hagan su trabajo de manera que todo su cuerpo se mantiene en perfecto equilibrio. Las diferencias con la mujer de la otra foto son notables a simple vista.

O sea que para restablecer el buen uso no se trata de hacer ningún tipo de ejercicio correctivo ni de “ponerse recto”. La clave está en no interferir con esta buena coordinación innata. Se trata de evitar las tensiones que limitan tus capacidades y te generan dolores, bloqueos respiratorios y malestar general. Esto es lo que enseña la Técnica Alexander.

Cambiar tu propio usoConseguir cambiar tu propio uso por ti

solo es prácticamente imposible, ya que lo vas a hacer contando con tu propio hábito, que es precisamente lo que quieres cambiar. Con la ayuda de un profesor de Técnica Alexander es mucho más fácil y gratificante de lo que imaginas.

Durante una sesión, te voy guiando con el ligero contacto de mis manos mientras realizas un sencillo movimiento, como sentarte en una silla o levantarte. Al conseguir parar tus pautas de reacción habituales, llegas a experimentar una soltura que ya no recordabas.

En las clases de Técnica Alexander aprendes a ser consciente de la manera cómo te usas a ti mismo. Así puedes comenzar a ejercer tu derecho a elegir cómo reaccionar ante los estímulos de la vida. En cualquier actividad puedes escoger si actúas a favor o en contra de tu salud y bienestar. Tú eliges. <

Técnica Alexander

IbizaElena Marí Torres

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“Deja de hacer lo incorrecto y lo correcto se dará por sí sólo”

F.M. Alexander