Real Esparta #11

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Enero 2013 Enero 2013

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¡Vuelve la revista!

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Page 1: Real Esparta #11

Enero 2013Enero 2013

Page 2: Real Esparta #11

Contenido

Redacción

@DanielDuran6@fantantonio

@carloscolombo@MariaIsabelCS

Editor

@RealEsparta

Diagramación@dedeislove

Frase de la Semana

LUKA MODRIĆ siéntense y disfruten.

Casillas, Mourinho y el guante

La Llave de la Muerte

La Inquisición en Chamartín.

pág.4

EDITORIALpág.3

pág.6

pág.10

pág.15

pág.18

Page 3: Real Esparta #11

Editorial

Luego de una larga pausa vuelve RealEsparta la revista en una época con-vulsa para el madridismo. Aunque ¿cuándo no ha sido convulso el madrid-ismo en los últimos tiempos? Recuerdo que el año pasado estando a 10 puntos por encima del equipo al que algún iluminado llama “mejor de la historia” estaban los rumores de guerras internas en el vestuario, de la salida de Mourinho y de la salida de Cristiano Ronaldo.

Siempre en Enero-Febrero estos rumores salían, recuerdo perfectamente como muchos el año pasado decían “Mourinho ganará la Liga y se irá”. Ahora dicen “Mourinho ganará la Champions y se irá”. Si nos vamos al 2011 podríamos encontrar ejemplos parecidos. Es como caminar en círculos en un bosque, o un desierto. Las “noticias” se repiten, sin importar que ya se hayan dicho en el pasado y el tiempo mismo las haya desmentido.

Es perfectamente normal que ahora se alimenten más los rumores, estando de líderes los habían y ahora que los resultados no han sido los esperados los buitres no iban a desaprovechar la oportunidad. Existe gente cabreada con los resultados que ya exige cabezas, curiosamente las mismas cabezas que lograron la Liga de los 100 puntos y 121 goles y que le ganaron la Supercopa al Barcelona en Agosto.

El Real Madrid fue el mejor club del Siglo XX y, en muchos aspectos, la afición se quedó allí (el club, en otros tantos, también. Pero eso da para otro tema) en el pasado. Las últimas épocas de bonanza de títulos se han dado con entrenadores que han logrado pasar la temporada de longevidad; Del Bosque, Beenhaker y Molowny. Sin embargo, una gran parte de la afición pide cortar este proyecto de cabeza por un par de meses malos sin importar lo que podría pasar en el futuro y volver al desfile de entrenadores que han impedido que en Real Madrid se establezca un proyecto como tal desde la Quinta.

De 2004 a 2010 el Real Madrid ganó 3 trofeos. Desde la llegada de José Mourinho se ha ganado el mismo número y 2013 puede terminar con un balance de 3 trofeos de 4 disputados incluyendo la que todos ansiamos y queremos, la orejona. Es inútil pedirle cordura a una afición malcriada, manipulable y que utiliza el “pitamos a Zidane” como si fuese un motivo de orgullo. Es inútil pedirle cordura a una afición que necesitó que un jugador alcanzara los 176 goles en 174 partidos para no pitarle cuando fallase una ocasión y, en vez, animarle para que no bajara los brazos.

Jasón y el vellocino de oro. Cristiano Ronaldo y la décima. Cristiano se ha convertido en el líder absoluto e innegable del Real Madrid dentro del terreno de juego. Sobre él

reposan las esperanzas de la afición de hacer que esta temporada tenga un final feliz. No está de más recordar sus palabras tras remontar la eliminato-ria de Copa ante el Celta: “Apelo a la afición. Tenemos que estar unidos si queremos ganar algo esta temporada. Queda mucho por ganar. Hay que criticar menos y apoyar más, juntos conseguiremos ganar algo”.

Page 4: Real Esparta #11

"Sami está en un estado de forma impresionante después de la lesión. Es un jugador que quizás no entra mucho por los ojos, pero que nosotros sabemos el trabajo que hace. Es un gusto ver cómo juega, cómo llega a posiciones de arriba y cómo coge balones atrás. Es un jugador importante para nosotros"

Frase de la Semana

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LUKA MODRIĆ siéntense y disfruten.

@DanielDuran6

Page 7: Real Esparta #11

El rendimiento de Modrić es uno de los temas más hablados de las últimas semanas en el entorno madridista y es algo que no llego a entender en su totalidad. Observo detallada-mente los minutos que juega Luka Modrić en el equipo y aún no puedo decir que haya realizado un mal partido, sin embargo, si se le puede reprochar que no está mostrando todo el potencial que posee.

Aunque parece ser que muchos olvidan que el croata es un recién llegado (sin haber reali-zado una pretemporada completa) al que en pocos meses se le está exigiendo que de pleno rendimiento, que compita en igualdad de condiciones con su “rival” en la plantilla (Özil) y que el proceso de adaptación sea igual de corto que el de un canterano… Todo bastante imposible viniendo de un fútbol tan diferente como el inglés.

Pero Modrić está acostumbrado a la dificul-tad y al trabajo como camino del éxito, sería la frase que mejor definiría su carrera profesional hasta el momento.

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Luego de una larga pausa vuelve RealEsparta la revista en una época con-vulsa para el madridismo. Aunque ¿cuándo no ha sido convulso el madrid-ismo en los últimos tiempos? Recuerdo que el año pasado estando a 10 puntos por encima del equipo al que algún iluminado llama “mejor de la historia” estaban los rumores de guerras internas en el vestuario, de la salida de Mourinho y de la salida de Cristiano Ronaldo.

Siempre en Enero-Febrero estos rumores salían, recuerdo perfectamente como muchos el año pasado decían “Mourinho ganará la Liga y se irá”. Ahora dicen “Mourinho ganará la Champions y se irá”. Si nos vamos al 2011 podríamos encontrar ejemplos parecidos. Es como caminar en círculos en un bosque, o un desierto. Las “noticias” se repiten, sin importar que ya se hayan dicho en el pasado y el tiempo mismo las haya desmentido.

Es perfectamente normal que ahora se alimenten más los rumores, estando de líderes los habían y ahora que los resultados no han sido los esperados los buitres no iban a desaprovechar la oportunidad. Existe gente cabreada con los resultados que ya exige cabezas, curiosamente las mismas cabezas que lograron la Liga de los 100 puntos y 121 goles y que le ganaron la Supercopa al Barcelona en Agosto.

El Real Madrid fue el mejor club del Siglo XX y, en muchos aspectos, la afición se quedó allí (el club, en otros tantos, también. Pero eso da para otro tema) en el pasado. Las últimas épocas de bonanza de títulos se han dado con entrenadores que han logrado pasar la temporada de longevidad; Del Bosque, Beenhaker y Molowny. Sin embargo, una gran parte de la afición pide cortar este proyecto de cabeza por un par de meses malos sin importar lo que podría pasar en el futuro y volver al desfile de entrenadores que han impedido que en Real Madrid se establezca un proyecto como tal desde la Quinta.

De 2004 a 2010 el Real Madrid ganó 3 trofeos. Desde la llegada de José Mourinho se ha ganado el mismo número y 2013 puede terminar con un balance de 3 trofeos de 4 disputados incluyendo la que todos ansiamos y queremos, la orejona. Es inútil pedirle cordura a una afición malcriada, manipulable y que utiliza el “pitamos a Zidane” como si fuese un motivo de orgullo. Es inútil pedirle cordura a una afición que necesitó que un jugador alcanzara los 176 goles en 174 partidos para no pitarle cuando fallase una ocasión y, en vez, animarle para que no bajara los brazos.

Jasón y el vellocino de oro. Cristiano Ronaldo y la décima. Cristiano se ha convertido en el líder absoluto e innegable del Real Madrid dentro del terreno de juego. Sobre él

reposan las esperanzas de la afición de hacer que esta temporada tenga un final feliz. No está de más recordar sus palabras tras remontar la eliminato-ria de Copa ante el Celta: “Apelo a la afición. Tenemos que estar unidos si queremos ganar algo esta temporada. Queda mucho por ganar. Hay que criticar menos y apoyar más, juntos conseguiremos ganar algo”.

Con una infancia en plena guerra de los Balcanes y tras verse obligado a abandonar su país de origen a escasa edad (suceso que propició que conociera a un amigo muy importante en su vida, el balón) Modrić aprendió que en la vida no hay nada sencillo, por lo que se vio obligado a forjar valores tanto personales como futbolísticos (los demuestra en cada partido) y no son otros que el trabajo, el esfuerzo y la voluntad por mejorar.

Aunque en el Dínamo de Zagreb ya era el jugador clave y dejaba detalles cada partido de su enorme potencial, muchos le quitaban mérito al realizarlo en una liga quizás mediocre como puede ser la croata si la comparamos con las grandes ligas europeas.

Por lo que es en 2008 donde llega el primer paso importante en su carrera, tras realizar una Eurocopa espectacular con su selección, “El Cruyff de los Balcanes” ficha por el Tottenham gracias al interés que mostró un conocido para el madridismo (Juande Ramos) en él. Es aquí cuando perdió completamente su anonimato para el mundo del fútbol, convirtiéndose en la auténtica estrella de los Hotspurs.

Aunque no solo éste fue importante para su equipo, sino que Inglaterra le vino de maravilla para formarse y poder ser jugador de un equipo grande. A todas las cualidades técnicas y vistosas que ya traía de fábrica el croata, sumó la más importante y por la que diría que Mourinho le trajo al Real Madrid, y no es otra que la conversión de Mediapunta a Mediocentro total o como dirían en Inglaterra “box to box”.

En sus cuatro años en Inglaterra Luka Modrić ha dejado infinidad de imágenes para la galería de cualquier coleccionista de arte visual. Goles con ambas piernas, asistencias trazadas con escuadra y cartabón o simples

detalles merecedores de pagar el precio de una entrada (siempre que digo esta frase, se me viene a la cabeza el gran Zinedine Zidane).

Por eso insisto en que la afición del Real Madrid debe de tener paciencia con este jugador, no sólo porque en cada partido deje detalles dignos de su calidad, sino porque todo lo que ha mostrado hasta el momento es únicamente un atisbo de lo que está por llegar. Pero como he dicho anteriormente, no podemos exigir resultados inmediatos a un futbolista con un rol tan exigente en un equipo, para ser un gran pasador o hacerse con las riendas de un mediocampo, tiene que conocer a la perfección no solo los movimientos, desmarques y características de sus

compañeros, si no encajar y aportar al sistema táctico aquello que pide el entrenador. Y esto no se consigue en 5 meses…

Muchas veces en la vida añoramos aquello que no tenemos, y nos olvidamos de valorar y apreciar aquello que poseemos, cualquier madridista puede decir que por fin el club tiene en la plantilla a un jugador capaz de sustituir a Xabi Alonso sin añorar a los 30 segundos al tolosarra, por fin el club tiene un Mediapunta de garantías para sustituir a Özil y al fin Mourinho tiene la variante táctica “XÖM” (Xabi-Özil- Modrić) un mediocampo capaz de crear fútbol y magia con un toque de esfuerzo y entrega.

Modrić es de esos jugadores que merece ser esperado, la calidad y el don para hacer fútbol no se aprende, simplemente se tiene… Y Luka Modrić tiene mucho fútbol que crear en el Real Madrid.

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Con una infancia en plena guerra de los Balcanes y tras verse obligado a abandonar su país de origen a escasa edad (suceso que propició que conociera a un amigo muy importante en su vida, el balón) Modrić aprendió que en la vida no hay nada sencillo, por lo que se vio obligado a forjar valores tanto personales como futbolísticos (los demuestra en cada partido) y no son otros que el trabajo, el esfuerzo y la voluntad por mejorar.

Aunque en el Dínamo de Zagreb ya era el jugador clave y dejaba detalles cada partido de su enorme potencial, muchos le quitaban mérito al realizarlo en una liga quizás mediocre como puede ser la croata si la comparamos con las grandes ligas europeas.

Por lo que es en 2008 donde llega el primer paso importante en su carrera, tras realizar una Eurocopa espectacular con su selección, “El Cruyff de los Balcanes” ficha por el Tottenham gracias al interés que mostró un conocido para el madridismo (Juande Ramos) en él. Es aquí cuando perdió completamente su anonimato para el mundo del fútbol, convirtiéndose en la auténtica estrella de los Hotspurs.

Aunque no solo éste fue importante para su equipo, sino que Inglaterra le vino de maravilla para formarse y poder ser jugador de un equipo grande. A todas las cualidades técnicas y vistosas que ya traía de fábrica el croata, sumó la más importante y por la que diría que Mourinho le trajo al Real Madrid, y no es otra que la conversión de Mediapunta a Mediocentro total o como dirían en Inglaterra “box to box”.

En sus cuatro años en Inglaterra Luka Modrić ha dejado infinidad de imágenes para la galería de cualquier coleccionista de arte visual. Goles con ambas piernas, asistencias trazadas con escuadra y cartabón o simples

detalles merecedores de pagar el precio de una entrada (siempre que digo esta frase, se me viene a la cabeza el gran Zinedine Zidane).

Por eso insisto en que la afición del Real Madrid debe de tener paciencia con este jugador, no sólo porque en cada partido deje detalles dignos de su calidad, sino porque todo lo que ha mostrado hasta el momento es únicamente un atisbo de lo que está por llegar. Pero como he dicho anteriormente, no podemos exigir resultados inmediatos a un futbolista con un rol tan exigente en un equipo, para ser un gran pasador o hacerse con las riendas de un mediocampo, tiene que conocer a la perfección no solo los movimientos, desmarques y características de sus

compañeros, si no encajar y aportar al sistema táctico aquello que pide el entrenador. Y esto no se consigue en 5 meses…

Muchas veces en la vida añoramos aquello que no tenemos, y nos olvidamos de valorar y apreciar aquello que poseemos, cualquier madridista puede decir que por fin el club tiene en la plantilla a un jugador capaz de sustituir a Xabi Alonso sin añorar a los 30 segundos al tolosarra, por fin el club tiene un Mediapunta de garantías para sustituir a Özil y al fin Mourinho tiene la variante táctica “XÖM” (Xabi-Özil- Modrić) un mediocampo capaz de crear fútbol y magia con un toque de esfuerzo y entrega.

Modrić es de esos jugadores que merece ser esperado, la calidad y el don para hacer fútbol no se aprende, simplemente se tiene… Y Luka Modrić tiene mucho fútbol que crear en el Real Madrid.

“La paciencia es un árbol de raíces amargas pero de frutos dulces”

"Sami está en un estado de forma impresionante después de la lesión. Es un jugador que quizás no entra mucho por los ojos, pero que nosotros sabemos el trabajo que hace. Es un gusto ver cómo juega, cómo llega a posiciones de arriba y cómo coge balones atrás. Es un jugador importante para nosotros"

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Casillas, Mourinho y el guante

@fantantonioLa tormenta de opiniones, críticas, debates y

polémica que ha generado la primera suplencia por motivos técnicos de la carrera de Iker Casil-

las en el Real Madrid desde la temporada 2001-2002 ha sido de tal magnitud que apenas nos ha

dejado un lugar para el análisis templado. Y en cierta manera era inevitable que así fuese, dadas

las circunstancias y, sobre todo, el contexto: el Real Madrid es el club más mediatizado del

fútbol mundial, y el entorno social que lo rodea no se circunscribe a la capital de España. Ni

siquiera a la comunidad de Madrid. El país entero es un inmenso cinturón que casi siempre

ahoga al club entre poderosas corrientes de opinión surgidas en unas pocas y concretas

redacciones de prensa, radio y televisión cuyos intereses empresariales nada tienen que ver con

lo que ocurre en el césped ni con el desintere-sado amor del madridista hacia su club; de

manera que una decisión del calado de la que tomó José Mourinho, sentando al capitán del

equipo y de la loada hasta la extenuación selec-ción española tricampeona, iba a trascender el campo de actuación que todo entrenador tiene

reservado por derecho, profesión y contrato, para sí en su propio vestuario. Y así fue.

La suplencia de Iker Casillas hay que diseccionarla con cierta profundidad y prudencia, pues es un hecho del que se pueden extraer algunas conclu-siones interesantes. Conclu-siones que van desde las meramente deportivas, hasta las técnicas y, las más aven-turadas sin duda, políticas. Vamos a empezar por las prim-eras, que son las más evidentes. Iker Casillas fue el mejor portero del mundo durante algún tiempo, y eso es un hecho cuasi indiscutible. Agilidad extraordinaria; unos reflejos a los que el manido término felinos no hacen justi-cia por lo asombroso de los mismos; una habilidad exce-lente para la suerte del “uno contra uno”, y sobre todo, una especie de baraka o sonrisa del azar que le permitía solventar las acciones más inverosímiles y peligrosas para su equipo en (y esto es lo más importante) los momentos más decisivos de los partidos más grandes: las tres paradas consecutivas

en los minutos finales del Real Madrid-Bayer Leverkusen en Hampden Park que sellaron la Novena Copa de Europa, su sensacional actuación en Old Trafford frente al Manchester United en 2003, la magnífica Eurocopa de 2008 con España o su soberbio Mundial coro-nado con la salvadora parada a Robben en la final de Johan-nesburgo. Sin contar, por supuesto, las innumerables intervenciones que a lo largo de casi una década han sos-tenido al Madrid en numer-osos momentos de dificultad tanto en Liga como en el resto de competiciones.

A pesar de esto, en Casillas, obviamente, no todo son virtudes. Un juego de pies muy defectuoso, un déficit en el

juego aéreo demasiado nocivo para su equipo y cierta tendencia a no blocar los balo-nes que le disparan desde lejos, cuyos despejes no siem-pre suelen ir hacia las bandas y en muchas ocasiones suelen acabar en goles desde el área pequeña, amén de una mala colocación general de las bar-reras en los tiros libres son los más perceptibles fallos de su juego. Llegados a este punto, hay que señalar una de las críticas más importantes que pueden hacérsele a Iker Casil-las como portero profesional del fútbol de élite: durante más de una década ha sido titular indiscutible del equipo más importante del orbe balom-pédico, y durante todo este tiempo no ha sido capaz siqui-era no ya de pulir, sino de me-jorar sensiblemente alguno de estos defectos.

¿A qué puede deberse esta carencia de profesion-alidad en un portero que lo ha tenido absolutamente todo en su carrera deportiva para ser el mejor de todos los tiempos? Sin duda aquí entramos en el terreno de las especulaciones. Y vamos a especular: desidia, desinterés por herramientas de trabajo mod-ernas (el vídeo, por ejemplo, tan utilizado por muchos porteros para adivinar la tendencia de los lanzadores de penaltys contrarios, ha sido reiter-adamente despreciado por Casillas aludiendo a algo tan intangible y subjetivo como “su intuición”) y sobre todo la adulación constante, permanente y en ocasiones vergonzosa no sólo de la prensa de Madrid sino de toda

España, rendida a su condición de “santo” y de “por-tero de España” al capitanear la selección nacional que, por primera vez en la Historia, conquistó la Copa del Mundo. Hito cuyo simbolismo pretende secuestrar una infame casta de periodistas depor-tivos sin ética profesional ni entidad intelectual.

Es normal, comprensible y hasta humano rebajar la tensión competitiva cuando no tienes un com-pañero (ni en tu equipo, ni en tu selección) con el talento suficiente como para desbancarte de un puesto que 50 millones de compatriotas creen que es tuyo por derecho divino. Pero no es profesional.

sí pues, desde 2011, Casillas ha ido bajando progresivamente sus presta-ciones en la portería, de tal manera que es procedente decir que ya no sólo no es el mejor guardameta del mundo, sino que tampoco es el mejor de España. Sus carencias se hacen cada vez más visibles, perjudicando gravemente los intereses de su equipo: ¿cuántos puntos ha cedido el Madrid a balón parado? Cada falta lateral y cada córner es una tragedia debido a la incapacidad del equipo de Mourinho para solventar esas situaciones de manera fiable y, sobre todo, a la inseguridad que trans-mite Casillas, incapaz de imponerse en los balones que atraviesan su espacio aéreo. Cada temporada que pasa, Iker se cuelga más aún de su larguero, haci-éndose casi un murciélago, aquejado de un mal endémico en muchos arqueros con los que comparte o compartía cara-cterísticas: Oliver Kahn, gigante de la portería alemana durante años, también sufría casi de lo mismo. Bajito y menudo, en Khan podíamos intuir los puntos fuertes del juego de Casillas (reflejos, 1X1, agilidad) y también los

puntos débiles, siendo su decadencia un ejemplo de lo que le puede esperar al capitán del Real Madrid sino recoge el guante que José Mourinho le está lanzando en esta agitada temporada 2012-2013.

Y este guante es quizá su última oportunidad de seguir siendo una referencia internacional bajo los palos. Llegamos aquí a las causas políticas de su suplencia actual, que entroncan inevitablemente con las deportivas (es una osadía sentar a un jugador que está a tope, obviamente) pero que van más allá.

Desde su llegada al Real Madrid en 2010, José Mourinho trajo consigo unas ideas muy claras de lo que debía ser el club no sólo como equipo sino también como institución. Y aparejadas a ellas, una metodología y un carácter intrínsecos en el genial entrenador portugués que lo hacen, sin comparación alguna, ser el mejor técnico del mundo. Superando obstáculos extrafutbolísticos y demostrando a base de pequeñas revoluciones (que en un club tan aburguesado y anclado en lo decimonónico como el Madrid, fueron terremotos) consiguió establecer el modelo de mánager general, asumiendo todas las competencias en cuanto a la dirección deportiva del equipo, y luchando día tras día contra un entorno mediático no hostil y beligerante como nunca antes se había visto en España. Ante lo extraordinario del contexto en el que tuvo que desarrollar su trabajo Mourinho en el Madrid (un Barcelona acaparador de títulos y de laureles, dueño y señor de la opinión pública nacional; una prensa enemiga que percibía a Mourinho como quien los estaba expulsando del coto privado de caza que para ellos era el Madrid) el proyecto req-uería del compromiso eficaz de todos los estamentos del club. Ganado para la causa el presidente, los capitanes debían estar incondicionalmente al lado de su técnico, y esta lealtad exigía sacrificios que, al parecer, Casillas no ha sabido asumir de manera completa.

Incapaz de aceptar su rol de capi-tán de un equipo en guerra futbolística e ideológica contra un Barcelona que además es brazo armado de un ideario político y propagandístico, Casillas lleva 3 años templando gaitas cuando la situación le exigía rotundidad y firmeza ante quienes el madrid-ismo considera enemigos y él amigos. El entorno periodístico encontró en la selección española, lugar donde Casillas volvía a reunirse temporalmente con Xavi, Iniesta, Puyol, Piqué,

Busquets o Villa, el ariete per-fecto para dividir las lealtades del portero del Madrid, y gra-cias a su condición de vaca sagrada intocable para la may-oría acrítica y seguidista de la afición madridista, Casillas terminó convertido en la néme-sis de Mourinho, haciendo de la temporada 2012-2013 el duelo definitivo entre el proyecto de largo recorrido que el Madrid necesita para recu-perar su sitio en el fútbol mun-dial (liderado por Mourinho) y la ambición sin escrúpulos de periodistas arribistas, trepas y enemigos del club que ansían recuperar su posición de influ-encia dentro del Real Madrid a costa del futuro de la propia institución.

La suplencia de Casillas, finalmente y en resumen, se dirime en lo siguiente: si Iker se lo toma como un aviso, como el despertador que necesitaba para trabajar compro-metido al cien por cien con el objetivo del Madrid para esta temporada (la misión histórica de ganar por décima vez la Copa de Europa) y realizar el ejercicio de autocrítica que necesita para reconocer errores y mejorar en lo posible su rendimiento, entonces la decisión de Mourinho habrá sido un éxito y el Madrid habrá recuperado a un portero de talento extraordinario. Si, por contra, Casillas se toma la suplencia como una vendetta personal de Mourinho hacia él, estará cometiendo un terrible acto de deslealtad hacia su club y hacia sus compañeros, poniendo en jaque el futuro a corto plazo del Madrid como referencia mundial y dejando vía libre a los enemigos del madridismo: al Barcelona para consolidar su hegemonía de la mano de Messi, y al entorno mediático y empresarial hostil para comenzar de nuevo su asedio al núcleo donde se toman las decisiones del mejor club de fútbol de la Historia.

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El rendimiento de Modrić es uno de los temas más hablados de las últimas semanas en el entorno madridista y es algo que no llego a entender en su totalidad. Observo detallada-mente los minutos que juega Luka Modrić en el equipo y aún no puedo decir que haya realizado un mal partido, sin embargo, si se le puede reprochar que no está mostrando todo el potencial que posee.

Aunque parece ser que muchos olvidan que el croata es un recién llegado (sin haber reali-zado una pretemporada completa) al que en pocos meses se le está exigiendo que de pleno rendimiento, que compita en igualdad de condiciones con su “rival” en la plantilla (Özil) y que el proceso de adaptación sea igual de corto que el de un canterano… Todo bastante imposible viniendo de un fútbol tan diferente como el inglés.

Pero Modrić está acostumbrado a la dificul-tad y al trabajo como camino del éxito, sería la frase que mejor definiría su carrera profesional hasta el momento.

Casillas, La suplencia de Iker Casillas hay que diseccionarla con cierta profundidad y prudencia, pues es un hecho del que se pueden extraer algunas conclu-siones interesantes. Conclu-siones que van desde las meramente deportivas, hasta las técnicas y, las más aven-turadas sin duda, políticas. Vamos a empezar por las prim-eras, que son las más evidentes. Iker Casillas fue el mejor portero del mundo durante algún tiempo, y eso es un hecho cuasi indiscutible. Agilidad extraordinaria; unos reflejos a los que el manido término felinos no hacen justi-cia por lo asombroso de los mismos; una habilidad exce-lente para la suerte del “uno contra uno”, y sobre todo, una especie de baraka o sonrisa del azar que le permitía solventar las acciones más inverosímiles y peligrosas para su equipo en (y esto es lo más importante) los momentos más decisivos de los partidos más grandes: las tres paradas consecutivas

en los minutos finales del Real Madrid-Bayer Leverkusen en Hampden Park que sellaron la Novena Copa de Europa, su sensacional actuación en Old Trafford frente al Manchester United en 2003, la magnífica Eurocopa de 2008 con España o su soberbio Mundial coro-nado con la salvadora parada a Robben en la final de Johan-nesburgo. Sin contar, por supuesto, las innumerables intervenciones que a lo largo de casi una década han sos-tenido al Madrid en numer-osos momentos de dificultad tanto en Liga como en el resto de competiciones.

A pesar de esto, en Casillas, obviamente, no todo son virtudes. Un juego de pies muy defectuoso, un déficit en el

juego aéreo demasiado nocivo para su equipo y cierta tendencia a no blocar los balo-nes que le disparan desde lejos, cuyos despejes no siem-pre suelen ir hacia las bandas y en muchas ocasiones suelen acabar en goles desde el área pequeña, amén de una mala colocación general de las bar-reras en los tiros libres son los más perceptibles fallos de su juego. Llegados a este punto, hay que señalar una de las críticas más importantes que pueden hacérsele a Iker Casil-las como portero profesional del fútbol de élite: durante más de una década ha sido titular indiscutible del equipo más importante del orbe balom-pédico, y durante todo este tiempo no ha sido capaz siqui-era no ya de pulir, sino de me-jorar sensiblemente alguno de estos defectos.

¿A qué puede deberse esta carencia de profesion-alidad en un portero que lo ha tenido absolutamente todo en su carrera deportiva para ser el mejor de todos los tiempos? Sin duda aquí entramos en el terreno de las especulaciones. Y vamos a especular: desidia, desinterés por herramientas de trabajo mod-ernas (el vídeo, por ejemplo, tan utilizado por muchos porteros para adivinar la tendencia de los lanzadores de penaltys contrarios, ha sido reiter-adamente despreciado por Casillas aludiendo a algo tan intangible y subjetivo como “su intuición”) y sobre todo la adulación constante, permanente y en ocasiones vergonzosa no sólo de la prensa de Madrid sino de toda

España, rendida a su condición de “santo” y de “por-tero de España” al capitanear la selección nacional que, por primera vez en la Historia, conquistó la Copa del Mundo. Hito cuyo simbolismo pretende secuestrar una infame casta de periodistas depor-tivos sin ética profesional ni entidad intelectual.

Es normal, comprensible y hasta humano rebajar la tensión competitiva cuando no tienes un com-pañero (ni en tu equipo, ni en tu selección) con el talento suficiente como para desbancarte de un puesto que 50 millones de compatriotas creen que es tuyo por derecho divino. Pero no es profesional.

sí pues, desde 2011, Casillas ha ido bajando progresivamente sus presta-ciones en la portería, de tal manera que es procedente decir que ya no sólo no es el mejor guardameta del mundo, sino que tampoco es el mejor de España. Sus carencias se hacen cada vez más visibles, perjudicando gravemente los intereses de su equipo: ¿cuántos puntos ha cedido el Madrid a balón parado? Cada falta lateral y cada córner es una tragedia debido a la incapacidad del equipo de Mourinho para solventar esas situaciones de manera fiable y, sobre todo, a la inseguridad que trans-mite Casillas, incapaz de imponerse en los balones que atraviesan su espacio aéreo. Cada temporada que pasa, Iker se cuelga más aún de su larguero, haci-éndose casi un murciélago, aquejado de un mal endémico en muchos arqueros con los que comparte o compartía cara-cterísticas: Oliver Kahn, gigante de la portería alemana durante años, también sufría casi de lo mismo. Bajito y menudo, en Khan podíamos intuir los puntos fuertes del juego de Casillas (reflejos, 1X1, agilidad) y también los

puntos débiles, siendo su decadencia un ejemplo de lo que le puede esperar al capitán del Real Madrid sino recoge el guante que José Mourinho le está lanzando en esta agitada temporada 2012-2013.

Y este guante es quizá su última oportunidad de seguir siendo una referencia internacional bajo los palos. Llegamos aquí a las causas políticas de su suplencia actual, que entroncan inevitablemente con las deportivas (es una osadía sentar a un jugador que está a tope, obviamente) pero que van más allá.

Desde su llegada al Real Madrid en 2010, José Mourinho trajo consigo unas ideas muy claras de lo que debía ser el club no sólo como equipo sino también como institución. Y aparejadas a ellas, una metodología y un carácter intrínsecos en el genial entrenador portugués que lo hacen, sin comparación alguna, ser el mejor técnico del mundo. Superando obstáculos extrafutbolísticos y demostrando a base de pequeñas revoluciones (que en un club tan aburguesado y anclado en lo decimonónico como el Madrid, fueron terremotos) consiguió establecer el modelo de mánager general, asumiendo todas las competencias en cuanto a la dirección deportiva del equipo, y luchando día tras día contra un entorno mediático no hostil y beligerante como nunca antes se había visto en España. Ante lo extraordinario del contexto en el que tuvo que desarrollar su trabajo Mourinho en el Madrid (un Barcelona acaparador de títulos y de laureles, dueño y señor de la opinión pública nacional; una prensa enemiga que percibía a Mourinho como quien los estaba expulsando del coto privado de caza que para ellos era el Madrid) el proyecto req-uería del compromiso eficaz de todos los estamentos del club. Ganado para la causa el presidente, los capitanes debían estar incondicionalmente al lado de su técnico, y esta lealtad exigía sacrificios que, al parecer, Casillas no ha sabido asumir de manera completa.

Incapaz de aceptar su rol de capi-tán de un equipo en guerra futbolística e ideológica contra un Barcelona que además es brazo armado de un ideario político y propagandístico, Casillas lleva 3 años templando gaitas cuando la situación le exigía rotundidad y firmeza ante quienes el madrid-ismo considera enemigos y él amigos. El entorno periodístico encontró en la selección española, lugar donde Casillas volvía a reunirse temporalmente con Xavi, Iniesta, Puyol, Piqué,

Busquets o Villa, el ariete per-fecto para dividir las lealtades del portero del Madrid, y gra-cias a su condición de vaca sagrada intocable para la may-oría acrítica y seguidista de la afición madridista, Casillas terminó convertido en la néme-sis de Mourinho, haciendo de la temporada 2012-2013 el duelo definitivo entre el proyecto de largo recorrido que el Madrid necesita para recu-perar su sitio en el fútbol mun-dial (liderado por Mourinho) y la ambición sin escrúpulos de periodistas arribistas, trepas y enemigos del club que ansían recuperar su posición de influ-encia dentro del Real Madrid a costa del futuro de la propia institución.

La suplencia de Casillas, finalmente y en resumen, se dirime en lo siguiente: si Iker se lo toma como un aviso, como el despertador que necesitaba para trabajar compro-metido al cien por cien con el objetivo del Madrid para esta temporada (la misión histórica de ganar por décima vez la Copa de Europa) y realizar el ejercicio de autocrítica que necesita para reconocer errores y mejorar en lo posible su rendimiento, entonces la decisión de Mourinho habrá sido un éxito y el Madrid habrá recuperado a un portero de talento extraordinario. Si, por contra, Casillas se toma la suplencia como una vendetta personal de Mourinho hacia él, estará cometiendo un terrible acto de deslealtad hacia su club y hacia sus compañeros, poniendo en jaque el futuro a corto plazo del Madrid como referencia mundial y dejando vía libre a los enemigos del madridismo: al Barcelona para consolidar su hegemonía de la mano de Messi, y al entorno mediático y empresarial hostil para comenzar de nuevo su asedio al núcleo donde se toman las decisiones del mejor club de fútbol de la Historia.

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Con una infancia en plena guerra de los Balcanes y tras verse obligado a abandonar su país de origen a escasa edad (suceso que propició que conociera a un amigo muy importante en su vida, el balón) Modrić aprendió que en la vida no hay nada sencillo, por lo que se vio obligado a forjar valores tanto personales como futbolísticos (los demuestra en cada partido) y no son otros que el trabajo, el esfuerzo y la voluntad por mejorar.

Aunque en el Dínamo de Zagreb ya era el jugador clave y dejaba detalles cada partido de su enorme potencial, muchos le quitaban mérito al realizarlo en una liga quizás mediocre como puede ser la croata si la comparamos con las grandes ligas europeas.

Por lo que es en 2008 donde llega el primer paso importante en su carrera, tras realizar una Eurocopa espectacular con su selección, “El Cruyff de los Balcanes” ficha por el Tottenham gracias al interés que mostró un conocido para el madridismo (Juande Ramos) en él. Es aquí cuando perdió completamente su anonimato para el mundo del fútbol, convirtiéndose en la auténtica estrella de los Hotspurs.

Aunque no solo éste fue importante para su equipo, sino que Inglaterra le vino de maravilla para formarse y poder ser jugador de un equipo grande. A todas las cualidades técnicas y vistosas que ya traía de fábrica el croata, sumó la más importante y por la que diría que Mourinho le trajo al Real Madrid, y no es otra que la conversión de Mediapunta a Mediocentro total o como dirían en Inglaterra “box to box”.

En sus cuatro años en Inglaterra Luka Modrić ha dejado infinidad de imágenes para la galería de cualquier coleccionista de arte visual. Goles con ambas piernas, asistencias trazadas con escuadra y cartabón o simples

detalles merecedores de pagar el precio de una entrada (siempre que digo esta frase, se me viene a la cabeza el gran Zinedine Zidane).

Por eso insisto en que la afición del Real Madrid debe de tener paciencia con este jugador, no sólo porque en cada partido deje detalles dignos de su calidad, sino porque todo lo que ha mostrado hasta el momento es únicamente un atisbo de lo que está por llegar. Pero como he dicho anteriormente, no podemos exigir resultados inmediatos a un futbolista con un rol tan exigente en un equipo, para ser un gran pasador o hacerse con las riendas de un mediocampo, tiene que conocer a la perfección no solo los movimientos, desmarques y características de sus

compañeros, si no encajar y aportar al sistema táctico aquello que pide el entrenador. Y esto no se consigue en 5 meses…

Muchas veces en la vida añoramos aquello que no tenemos, y nos olvidamos de valorar y apreciar aquello que poseemos, cualquier madridista puede decir que por fin el club tiene en la plantilla a un jugador capaz de sustituir a Xabi Alonso sin añorar a los 30 segundos al tolosarra, por fin el club tiene un Mediapunta de garantías para sustituir a Özil y al fin Mourinho tiene la variante táctica “XÖM” (Xabi-Özil- Modrić) un mediocampo capaz de crear fútbol y magia con un toque de esfuerzo y entrega.

Modrić es de esos jugadores que merece ser esperado, la calidad y el don para hacer fútbol no se aprende, simplemente se tiene… Y Luka Modrić tiene mucho fútbol que crear en el Real Madrid.

La suplencia de Iker Casillas hay que diseccionarla con cierta profundidad y prudencia, pues es un hecho del que se pueden extraer algunas conclu-siones interesantes. Conclu-siones que van desde las meramente deportivas, hasta las técnicas y, las más aven-turadas sin duda, políticas. Vamos a empezar por las prim-eras, que son las más evidentes. Iker Casillas fue el mejor portero del mundo durante algún tiempo, y eso es un hecho cuasi indiscutible. Agilidad extraordinaria; unos reflejos a los que el manido término felinos no hacen justi-cia por lo asombroso de los mismos; una habilidad exce-lente para la suerte del “uno contra uno”, y sobre todo, una especie de baraka o sonrisa del azar que le permitía solventar las acciones más inverosímiles y peligrosas para su equipo en (y esto es lo más importante) los momentos más decisivos de los partidos más grandes: las tres paradas consecutivas

en los minutos finales del Real Madrid-Bayer Leverkusen en Hampden Park que sellaron la Novena Copa de Europa, su sensacional actuación en Old Trafford frente al Manchester United en 2003, la magnífica Eurocopa de 2008 con España o su soberbio Mundial coro-nado con la salvadora parada a Robben en la final de Johan-nesburgo. Sin contar, por supuesto, las innumerables intervenciones que a lo largo de casi una década han sos-tenido al Madrid en numer-osos momentos de dificultad tanto en Liga como en el resto de competiciones.

A pesar de esto, en Casillas, obviamente, no todo son virtudes. Un juego de pies muy defectuoso, un déficit en el

juego aéreo demasiado nocivo para su equipo y cierta tendencia a no blocar los balo-nes que le disparan desde lejos, cuyos despejes no siem-pre suelen ir hacia las bandas y en muchas ocasiones suelen acabar en goles desde el área pequeña, amén de una mala colocación general de las bar-reras en los tiros libres son los más perceptibles fallos de su juego. Llegados a este punto, hay que señalar una de las críticas más importantes que pueden hacérsele a Iker Casil-las como portero profesional del fútbol de élite: durante más de una década ha sido titular indiscutible del equipo más importante del orbe balom-pédico, y durante todo este tiempo no ha sido capaz siqui-era no ya de pulir, sino de me-jorar sensiblemente alguno de estos defectos.

¿A qué puede deberse esta carencia de profesion-alidad en un portero que lo ha tenido absolutamente todo en su carrera deportiva para ser el mejor de todos los tiempos? Sin duda aquí entramos en el terreno de las especulaciones. Y vamos a especular: desidia, desinterés por herramientas de trabajo mod-ernas (el vídeo, por ejemplo, tan utilizado por muchos porteros para adivinar la tendencia de los lanzadores de penaltys contrarios, ha sido reiter-adamente despreciado por Casillas aludiendo a algo tan intangible y subjetivo como “su intuición”) y sobre todo la adulación constante, permanente y en ocasiones vergonzosa no sólo de la prensa de Madrid sino de toda

España, rendida a su condición de “santo” y de “por-tero de España” al capitanear la selección nacional que, por primera vez en la Historia, conquistó la Copa del Mundo. Hito cuyo simbolismo pretende secuestrar una infame casta de periodistas depor-tivos sin ética profesional ni entidad intelectual.

Es normal, comprensible y hasta humano rebajar la tensión competitiva cuando no tienes un com-pañero (ni en tu equipo, ni en tu selección) con el talento suficiente como para desbancarte de un puesto que 50 millones de compatriotas creen que es tuyo por derecho divino. Pero no es profesional.

sí pues, desde 2011, Casillas ha ido bajando progresivamente sus presta-ciones en la portería, de tal manera que es procedente decir que ya no sólo no es el mejor guardameta del mundo, sino que tampoco es el mejor de España. Sus carencias se hacen cada vez más visibles, perjudicando gravemente los intereses de su equipo: ¿cuántos puntos ha cedido el Madrid a balón parado? Cada falta lateral y cada córner es una tragedia debido a la incapacidad del equipo de Mourinho para solventar esas situaciones de manera fiable y, sobre todo, a la inseguridad que trans-mite Casillas, incapaz de imponerse en los balones que atraviesan su espacio aéreo. Cada temporada que pasa, Iker se cuelga más aún de su larguero, haci-éndose casi un murciélago, aquejado de un mal endémico en muchos arqueros con los que comparte o compartía cara-cterísticas: Oliver Kahn, gigante de la portería alemana durante años, también sufría casi de lo mismo. Bajito y menudo, en Khan podíamos intuir los puntos fuertes del juego de Casillas (reflejos, 1X1, agilidad) y también los

A

puntos débiles, siendo su decadencia un ejemplo de lo que le puede esperar al capitán del Real Madrid sino recoge el guante que José Mourinho le está lanzando en esta agitada temporada 2012-2013.

Y este guante es quizá su última oportunidad de seguir siendo una referencia internacional bajo los palos. Llegamos aquí a las causas políticas de su suplencia actual, que entroncan inevitablemente con las deportivas (es una osadía sentar a un jugador que está a tope, obviamente) pero que van más allá.

Desde su llegada al Real Madrid en 2010, José Mourinho trajo consigo unas ideas muy claras de lo que debía ser el club no sólo como equipo sino también como institución. Y aparejadas a ellas, una metodología y un carácter intrínsecos en el genial entrenador portugués que lo hacen, sin comparación alguna, ser el mejor técnico del mundo. Superando obstáculos extrafutbolísticos y demostrando a base de pequeñas revoluciones (que en un club tan aburguesado y anclado en lo decimonónico como el Madrid, fueron terremotos) consiguió establecer el modelo de mánager general, asumiendo todas las competencias en cuanto a la dirección deportiva del equipo, y luchando día tras día contra un entorno mediático no hostil y beligerante como nunca antes se había visto en España. Ante lo extraordinario del contexto en el que tuvo que desarrollar su trabajo Mourinho en el Madrid (un Barcelona acaparador de títulos y de laureles, dueño y señor de la opinión pública nacional; una prensa enemiga que percibía a Mourinho como quien los estaba expulsando del coto privado de caza que para ellos era el Madrid) el proyecto req-uería del compromiso eficaz de todos los estamentos del club. Ganado para la causa el presidente, los capitanes debían estar incondicionalmente al lado de su técnico, y esta lealtad exigía sacrificios que, al parecer, Casillas no ha sabido asumir de manera completa.

Incapaz de aceptar su rol de capi-tán de un equipo en guerra futbolística e ideológica contra un Barcelona que además es brazo armado de un ideario político y propagandístico, Casillas lleva 3 años templando gaitas cuando la situación le exigía rotundidad y firmeza ante quienes el madrid-ismo considera enemigos y él amigos. El entorno periodístico encontró en la selección española, lugar donde Casillas volvía a reunirse temporalmente con Xavi, Iniesta, Puyol, Piqué,

Busquets o Villa, el ariete per-fecto para dividir las lealtades del portero del Madrid, y gra-cias a su condición de vaca sagrada intocable para la may-oría acrítica y seguidista de la afición madridista, Casillas terminó convertido en la néme-sis de Mourinho, haciendo de la temporada 2012-2013 el duelo definitivo entre el proyecto de largo recorrido que el Madrid necesita para recu-perar su sitio en el fútbol mun-dial (liderado por Mourinho) y la ambición sin escrúpulos de periodistas arribistas, trepas y enemigos del club que ansían recuperar su posición de influ-encia dentro del Real Madrid a costa del futuro de la propia institución.

La suplencia de Casillas, finalmente y en resumen, se dirime en lo siguiente: si Iker se lo toma como un aviso, como el despertador que necesitaba para trabajar compro-metido al cien por cien con el objetivo del Madrid para esta temporada (la misión histórica de ganar por décima vez la Copa de Europa) y realizar el ejercicio de autocrítica que necesita para reconocer errores y mejorar en lo posible su rendimiento, entonces la decisión de Mourinho habrá sido un éxito y el Madrid habrá recuperado a un portero de talento extraordinario. Si, por contra, Casillas se toma la suplencia como una vendetta personal de Mourinho hacia él, estará cometiendo un terrible acto de deslealtad hacia su club y hacia sus compañeros, poniendo en jaque el futuro a corto plazo del Madrid como referencia mundial y dejando vía libre a los enemigos del madridismo: al Barcelona para consolidar su hegemonía de la mano de Messi, y al entorno mediático y empresarial hostil para comenzar de nuevo su asedio al núcleo donde se toman las decisiones del mejor club de fútbol de la Historia.

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Con una infancia en plena guerra de los Balcanes y tras verse obligado a abandonar su país de origen a escasa edad (suceso que propició que conociera a un amigo muy importante en su vida, el balón) Modrić aprendió que en la vida no hay nada sencillo, por lo que se vio obligado a forjar valores tanto personales como futbolísticos (los demuestra en cada partido) y no son otros que el trabajo, el esfuerzo y la voluntad por mejorar.

Aunque en el Dínamo de Zagreb ya era el jugador clave y dejaba detalles cada partido de su enorme potencial, muchos le quitaban mérito al realizarlo en una liga quizás mediocre como puede ser la croata si la comparamos con las grandes ligas europeas.

Por lo que es en 2008 donde llega el primer paso importante en su carrera, tras realizar una Eurocopa espectacular con su selección, “El Cruyff de los Balcanes” ficha por el Tottenham gracias al interés que mostró un conocido para el madridismo (Juande Ramos) en él. Es aquí cuando perdió completamente su anonimato para el mundo del fútbol, convirtiéndose en la auténtica estrella de los Hotspurs.

Aunque no solo éste fue importante para su equipo, sino que Inglaterra le vino de maravilla para formarse y poder ser jugador de un equipo grande. A todas las cualidades técnicas y vistosas que ya traía de fábrica el croata, sumó la más importante y por la que diría que Mourinho le trajo al Real Madrid, y no es otra que la conversión de Mediapunta a Mediocentro total o como dirían en Inglaterra “box to box”.

En sus cuatro años en Inglaterra Luka Modrić ha dejado infinidad de imágenes para la galería de cualquier coleccionista de arte visual. Goles con ambas piernas, asistencias trazadas con escuadra y cartabón o simples

detalles merecedores de pagar el precio de una entrada (siempre que digo esta frase, se me viene a la cabeza el gran Zinedine Zidane).

Por eso insisto en que la afición del Real Madrid debe de tener paciencia con este jugador, no sólo porque en cada partido deje detalles dignos de su calidad, sino porque todo lo que ha mostrado hasta el momento es únicamente un atisbo de lo que está por llegar. Pero como he dicho anteriormente, no podemos exigir resultados inmediatos a un futbolista con un rol tan exigente en un equipo, para ser un gran pasador o hacerse con las riendas de un mediocampo, tiene que conocer a la perfección no solo los movimientos, desmarques y características de sus

compañeros, si no encajar y aportar al sistema táctico aquello que pide el entrenador. Y esto no se consigue en 5 meses…

Muchas veces en la vida añoramos aquello que no tenemos, y nos olvidamos de valorar y apreciar aquello que poseemos, cualquier madridista puede decir que por fin el club tiene en la plantilla a un jugador capaz de sustituir a Xabi Alonso sin añorar a los 30 segundos al tolosarra, por fin el club tiene un Mediapunta de garantías para sustituir a Özil y al fin Mourinho tiene la variante táctica “XÖM” (Xabi-Özil- Modrić) un mediocampo capaz de crear fútbol y magia con un toque de esfuerzo y entrega.

Modrić es de esos jugadores que merece ser esperado, la calidad y el don para hacer fútbol no se aprende, simplemente se tiene… Y Luka Modrić tiene mucho fútbol que crear en el Real Madrid.

La suplencia de Iker Casillas hay que diseccionarla con cierta profundidad y prudencia, pues es un hecho del que se pueden extraer algunas conclu-siones interesantes. Conclu-siones que van desde las meramente deportivas, hasta las técnicas y, las más aven-turadas sin duda, políticas. Vamos a empezar por las prim-eras, que son las más evidentes. Iker Casillas fue el mejor portero del mundo durante algún tiempo, y eso es un hecho cuasi indiscutible. Agilidad extraordinaria; unos reflejos a los que el manido término felinos no hacen justi-cia por lo asombroso de los mismos; una habilidad exce-lente para la suerte del “uno contra uno”, y sobre todo, una especie de baraka o sonrisa del azar que le permitía solventar las acciones más inverosímiles y peligrosas para su equipo en (y esto es lo más importante) los momentos más decisivos de los partidos más grandes: las tres paradas consecutivas

en los minutos finales del Real Madrid-Bayer Leverkusen en Hampden Park que sellaron la Novena Copa de Europa, su sensacional actuación en Old Trafford frente al Manchester United en 2003, la magnífica Eurocopa de 2008 con España o su soberbio Mundial coro-nado con la salvadora parada a Robben en la final de Johan-nesburgo. Sin contar, por supuesto, las innumerables intervenciones que a lo largo de casi una década han sos-tenido al Madrid en numer-osos momentos de dificultad tanto en Liga como en el resto de competiciones.

A pesar de esto, en Casillas, obviamente, no todo son virtudes. Un juego de pies muy defectuoso, un déficit en el

juego aéreo demasiado nocivo para su equipo y cierta tendencia a no blocar los balo-nes que le disparan desde lejos, cuyos despejes no siem-pre suelen ir hacia las bandas y en muchas ocasiones suelen acabar en goles desde el área pequeña, amén de una mala colocación general de las bar-reras en los tiros libres son los más perceptibles fallos de su juego. Llegados a este punto, hay que señalar una de las críticas más importantes que pueden hacérsele a Iker Casil-las como portero profesional del fútbol de élite: durante más de una década ha sido titular indiscutible del equipo más importante del orbe balom-pédico, y durante todo este tiempo no ha sido capaz siqui-era no ya de pulir, sino de me-jorar sensiblemente alguno de estos defectos.

¿A qué puede deberse esta carencia de profesion-alidad en un portero que lo ha tenido absolutamente todo en su carrera deportiva para ser el mejor de todos los tiempos? Sin duda aquí entramos en el terreno de las especulaciones. Y vamos a especular: desidia, desinterés por herramientas de trabajo mod-ernas (el vídeo, por ejemplo, tan utilizado por muchos porteros para adivinar la tendencia de los lanzadores de penaltys contrarios, ha sido reiter-adamente despreciado por Casillas aludiendo a algo tan intangible y subjetivo como “su intuición”) y sobre todo la adulación constante, permanente y en ocasiones vergonzosa no sólo de la prensa de Madrid sino de toda

España, rendida a su condición de “santo” y de “por-tero de España” al capitanear la selección nacional que, por primera vez en la Historia, conquistó la Copa del Mundo. Hito cuyo simbolismo pretende secuestrar una infame casta de periodistas depor-tivos sin ética profesional ni entidad intelectual.

Es normal, comprensible y hasta humano rebajar la tensión competitiva cuando no tienes un com-pañero (ni en tu equipo, ni en tu selección) con el talento suficiente como para desbancarte de un puesto que 50 millones de compatriotas creen que es tuyo por derecho divino. Pero no es profesional.

sí pues, desde 2011, Casillas ha ido bajando progresivamente sus presta-ciones en la portería, de tal manera que es procedente decir que ya no sólo no es el mejor guardameta del mundo, sino que tampoco es el mejor de España. Sus carencias se hacen cada vez más visibles, perjudicando gravemente los intereses de su equipo: ¿cuántos puntos ha cedido el Madrid a balón parado? Cada falta lateral y cada córner es una tragedia debido a la incapacidad del equipo de Mourinho para solventar esas situaciones de manera fiable y, sobre todo, a la inseguridad que trans-mite Casillas, incapaz de imponerse en los balones que atraviesan su espacio aéreo. Cada temporada que pasa, Iker se cuelga más aún de su larguero, haci-éndose casi un murciélago, aquejado de un mal endémico en muchos arqueros con los que comparte o compartía cara-cterísticas: Oliver Kahn, gigante de la portería alemana durante años, también sufría casi de lo mismo. Bajito y menudo, en Khan podíamos intuir los puntos fuertes del juego de Casillas (reflejos, 1X1, agilidad) y también los

puntos débiles, siendo su decadencia un ejemplo de lo que le puede esperar al capitán del Real Madrid sino recoge el guante que José Mourinho le está lanzando en esta agitada temporada 2012-2013.

Y este guante es quizá su última oportunidad de seguir siendo una referencia internacional bajo los palos. Llegamos aquí a las causas políticas de su suplencia actual, que entroncan inevitablemente con las deportivas (es una osadía sentar a un jugador que está a tope, obviamente) pero que van más allá.

Desde su llegada al Real Madrid en 2010, José Mourinho trajo consigo unas ideas muy claras de lo que debía ser el club no sólo como equipo sino también como institución. Y aparejadas a ellas, una metodología y un carácter intrínsecos en el genial entrenador portugués que lo hacen, sin comparación alguna, ser el mejor técnico del mundo. Superando obstáculos extrafutbolísticos y demostrando a base de pequeñas revoluciones (que en un club tan aburguesado y anclado en lo decimonónico como el Madrid, fueron terremotos) consiguió establecer el modelo de mánager general, asumiendo todas las competencias en cuanto a la dirección deportiva del equipo, y luchando día tras día contra un entorno mediático no hostil y beligerante como nunca antes se había visto en España. Ante lo extraordinario del contexto en el que tuvo que desarrollar su trabajo Mourinho en el Madrid (un Barcelona acaparador de títulos y de laureles, dueño y señor de la opinión pública nacional; una prensa enemiga que percibía a Mourinho como quien los estaba expulsando del coto privado de caza que para ellos era el Madrid) el proyecto req-uería del compromiso eficaz de todos los estamentos del club. Ganado para la causa el presidente, los capitanes debían estar incondicionalmente al lado de su técnico, y esta lealtad exigía sacrificios que, al parecer, Casillas no ha sabido asumir de manera completa.

Incapaz de aceptar su rol de capi-tán de un equipo en guerra futbolística e ideológica contra un Barcelona que además es brazo armado de un ideario político y propagandístico, Casillas lleva 3 años templando gaitas cuando la situación le exigía rotundidad y firmeza ante quienes el madrid-ismo considera enemigos y él amigos. El entorno periodístico encontró en la selección española, lugar donde Casillas volvía a reunirse temporalmente con Xavi, Iniesta, Puyol, Piqué,

Busquets o Villa, el ariete per-fecto para dividir las lealtades del portero del Madrid, y gra-cias a su condición de vaca sagrada intocable para la may-oría acrítica y seguidista de la afición madridista, Casillas terminó convertido en la néme-sis de Mourinho, haciendo de la temporada 2012-2013 el duelo definitivo entre el proyecto de largo recorrido que el Madrid necesita para recu-perar su sitio en el fútbol mun-dial (liderado por Mourinho) y la ambición sin escrúpulos de periodistas arribistas, trepas y enemigos del club que ansían recuperar su posición de influ-encia dentro del Real Madrid a costa del futuro de la propia institución.

La suplencia de Casillas, finalmente y en resumen, se dirime en lo siguiente: si Iker se lo toma como un aviso, como el despertador que necesitaba para trabajar compro-metido al cien por cien con el objetivo del Madrid para esta temporada (la misión histórica de ganar por décima vez la Copa de Europa) y realizar el ejercicio de autocrítica que necesita para reconocer errores y mejorar en lo posible su rendimiento, entonces la decisión de Mourinho habrá sido un éxito y el Madrid habrá recuperado a un portero de talento extraordinario. Si, por contra, Casillas se toma la suplencia como una vendetta personal de Mourinho hacia él, estará cometiendo un terrible acto de deslealtad hacia su club y hacia sus compañeros, poniendo en jaque el futuro a corto plazo del Madrid como referencia mundial y dejando vía libre a los enemigos del madridismo: al Barcelona para consolidar su hegemonía de la mano de Messi, y al entorno mediático y empresarial hostil para comenzar de nuevo su asedio al núcleo donde se toman las decisiones del mejor club de fútbol de la Historia.

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La tormenta de opiniones, críticas, debates y polémica que ha generado la primera suplencia

por motivos técnicos de la carrera de Iker Casil-las en el Real Madrid desde la temporada 2001-2002 ha sido de tal magnitud que apenas nos ha

dejado un lugar para el análisis templado. Y en cierta manera era inevitable que así fuese, dadas

las circunstancias y, sobre todo, el contexto: el Real Madrid es el club más mediatizado del

fútbol mundial, y el entorno social que lo rodea no se circunscribe a la capital de España. Ni

siquiera a la comunidad de Madrid. El país entero es un inmenso cinturón que casi siempre

ahoga al club entre poderosas corrientes de opinión surgidas en unas pocas y concretas

redacciones de prensa, radio y televisión cuyos intereses empresariales nada tienen que ver con

lo que ocurre en el césped ni con el desintere-sado amor del madridista hacia su club; de

manera que una decisión del calado de la que tomó José Mourinho, sentando al capitán del

equipo y de la loada hasta la extenuación selec-ción española tricampeona, iba a trascender el campo de actuación que todo entrenador tiene

reservado por derecho, profesión y contrato, para sí en su propio vestuario. Y así fue.

La suplencia de Iker Casillas hay que diseccionarla con cierta profundidad y prudencia, pues es un hecho del que se pueden extraer algunas conclu-siones interesantes. Conclu-siones que van desde las meramente deportivas, hasta las técnicas y, las más aven-turadas sin duda, políticas. Vamos a empezar por las prim-eras, que son las más evidentes. Iker Casillas fue el mejor portero del mundo durante algún tiempo, y eso es un hecho cuasi indiscutible. Agilidad extraordinaria; unos reflejos a los que el manido término felinos no hacen justi-cia por lo asombroso de los mismos; una habilidad exce-lente para la suerte del “uno contra uno”, y sobre todo, una especie de baraka o sonrisa del azar que le permitía solventar las acciones más inverosímiles y peligrosas para su equipo en (y esto es lo más importante) los momentos más decisivos de los partidos más grandes: las tres paradas consecutivas

en los minutos finales del Real Madrid-Bayer Leverkusen en Hampden Park que sellaron la Novena Copa de Europa, su sensacional actuación en Old Trafford frente al Manchester United en 2003, la magnífica Eurocopa de 2008 con España o su soberbio Mundial coro-nado con la salvadora parada a Robben en la final de Johan-nesburgo. Sin contar, por supuesto, las innumerables intervenciones que a lo largo de casi una década han sos-tenido al Madrid en numer-osos momentos de dificultad tanto en Liga como en el resto de competiciones.

A pesar de esto, en Casillas, obviamente, no todo son virtudes. Un juego de pies muy defectuoso, un déficit en el

juego aéreo demasiado nocivo para su equipo y cierta tendencia a no blocar los balo-nes que le disparan desde lejos, cuyos despejes no siem-pre suelen ir hacia las bandas y en muchas ocasiones suelen acabar en goles desde el área pequeña, amén de una mala colocación general de las bar-reras en los tiros libres son los más perceptibles fallos de su juego. Llegados a este punto, hay que señalar una de las críticas más importantes que pueden hacérsele a Iker Casil-las como portero profesional del fútbol de élite: durante más de una década ha sido titular indiscutible del equipo más importante del orbe balom-pédico, y durante todo este tiempo no ha sido capaz siqui-era no ya de pulir, sino de me-jorar sensiblemente alguno de estos defectos.

¿A qué puede deberse esta carencia de profesion-alidad en un portero que lo ha tenido absolutamente todo en su carrera deportiva para ser el mejor de todos los tiempos? Sin duda aquí entramos en el terreno de las especulaciones. Y vamos a especular: desidia, desinterés por herramientas de trabajo mod-ernas (el vídeo, por ejemplo, tan utilizado por muchos porteros para adivinar la tendencia de los lanzadores de penaltys contrarios, ha sido reiter-adamente despreciado por Casillas aludiendo a algo tan intangible y subjetivo como “su intuición”) y sobre todo la adulación constante, permanente y en ocasiones vergonzosa no sólo de la prensa de Madrid sino de toda

España, rendida a su condición de “santo” y de “por-tero de España” al capitanear la selección nacional que, por primera vez en la Historia, conquistó la Copa del Mundo. Hito cuyo simbolismo pretende secuestrar una infame casta de periodistas depor-tivos sin ética profesional ni entidad intelectual.

Es normal, comprensible y hasta humano rebajar la tensión competitiva cuando no tienes un com-pañero (ni en tu equipo, ni en tu selección) con el talento suficiente como para desbancarte de un puesto que 50 millones de compatriotas creen que es tuyo por derecho divino. Pero no es profesional.

sí pues, desde 2011, Casillas ha ido bajando progresivamente sus presta-ciones en la portería, de tal manera que es procedente decir que ya no sólo no es el mejor guardameta del mundo, sino que tampoco es el mejor de España. Sus carencias se hacen cada vez más visibles, perjudicando gravemente los intereses de su equipo: ¿cuántos puntos ha cedido el Madrid a balón parado? Cada falta lateral y cada córner es una tragedia debido a la incapacidad del equipo de Mourinho para solventar esas situaciones de manera fiable y, sobre todo, a la inseguridad que trans-mite Casillas, incapaz de imponerse en los balones que atraviesan su espacio aéreo. Cada temporada que pasa, Iker se cuelga más aún de su larguero, haci-éndose casi un murciélago, aquejado de un mal endémico en muchos arqueros con los que comparte o compartía cara-cterísticas: Oliver Kahn, gigante de la portería alemana durante años, también sufría casi de lo mismo. Bajito y menudo, en Khan podíamos intuir los puntos fuertes del juego de Casillas (reflejos, 1X1, agilidad) y también los

puntos débiles, siendo su decadencia un ejemplo de lo que le puede esperar al capitán del Real Madrid sino recoge el guante que José Mourinho le está lanzando en esta agitada temporada 2012-2013.

Y este guante es quizá su última oportunidad de seguir siendo una referencia internacional bajo los palos. Llegamos aquí a las causas políticas de su suplencia actual, que entroncan inevitablemente con las deportivas (es una osadía sentar a un jugador que está a tope, obviamente) pero que van más allá.

Desde su llegada al Real Madrid en 2010, José Mourinho trajo consigo unas ideas muy claras de lo que debía ser el club no sólo como equipo sino también como institución. Y aparejadas a ellas, una metodología y un carácter intrínsecos en el genial entrenador portugués que lo hacen, sin comparación alguna, ser el mejor técnico del mundo. Superando obstáculos extrafutbolísticos y demostrando a base de pequeñas revoluciones (que en un club tan aburguesado y anclado en lo decimonónico como el Madrid, fueron terremotos) consiguió establecer el modelo de mánager general, asumiendo todas las competencias en cuanto a la dirección deportiva del equipo, y luchando día tras día contra un entorno mediático no hostil y beligerante como nunca antes se había visto en España. Ante lo extraordinario del contexto en el que tuvo que desarrollar su trabajo Mourinho en el Madrid (un Barcelona acaparador de títulos y de laureles, dueño y señor de la opinión pública nacional; una prensa enemiga que percibía a Mourinho como quien los estaba expulsando del coto privado de caza que para ellos era el Madrid) el proyecto req-uería del compromiso eficaz de todos los estamentos del club. Ganado para la causa el presidente, los capitanes debían estar incondicionalmente al lado de su técnico, y esta lealtad exigía sacrificios que, al parecer, Casillas no ha sabido asumir de manera completa.

Incapaz de aceptar su rol de capi-tán de un equipo en guerra futbolística e ideológica contra un Barcelona que además es brazo armado de un ideario político y propagandístico, Casillas lleva 3 años templando gaitas cuando la situación le exigía rotundidad y firmeza ante quienes el madrid-ismo considera enemigos y él amigos. El entorno periodístico encontró en la selección española, lugar donde Casillas volvía a reunirse temporalmente con Xavi, Iniesta, Puyol, Piqué,

Busquets o Villa, el ariete per-fecto para dividir las lealtades del portero del Madrid, y gra-cias a su condición de vaca sagrada intocable para la may-oría acrítica y seguidista de la afición madridista, Casillas terminó convertido en la néme-sis de Mourinho, haciendo de la temporada 2012-2013 el duelo definitivo entre el proyecto de largo recorrido que el Madrid necesita para recu-perar su sitio en el fútbol mun-dial (liderado por Mourinho) y la ambición sin escrúpulos de periodistas arribistas, trepas y enemigos del club que ansían recuperar su posición de influ-encia dentro del Real Madrid a costa del futuro de la propia institución.

La suplencia de Casillas, finalmente y en resumen, se dirime en lo siguiente: si Iker se lo toma como un aviso, como el despertador que necesitaba para trabajar compro-metido al cien por cien con el objetivo del Madrid para esta temporada (la misión histórica de ganar por décima vez la Copa de Europa) y realizar el ejercicio de autocrítica que necesita para reconocer errores y mejorar en lo posible su rendimiento, entonces la decisión de Mourinho habrá sido un éxito y el Madrid habrá recuperado a un portero de talento extraordinario. Si, por contra, Casillas se toma la suplencia como una vendetta personal de Mourinho hacia él, estará cometiendo un terrible acto de deslealtad hacia su club y hacia sus compañeros, poniendo en jaque el futuro a corto plazo del Madrid como referencia mundial y dejando vía libre a los enemigos del madridismo: al Barcelona para consolidar su hegemonía de la mano de Messi, y al entorno mediático y empresarial hostil para comenzar de nuevo su asedio al núcleo donde se toman las decisiones del mejor club de fútbol de la Historia.

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La suplencia de Iker Casillas hay que diseccionarla con cierta profundidad y prudencia, pues es un hecho del que se pueden extraer algunas conclu-siones interesantes. Conclu-siones que van desde las meramente deportivas, hasta las técnicas y, las más aven-turadas sin duda, políticas. Vamos a empezar por las prim-eras, que son las más evidentes. Iker Casillas fue el mejor portero del mundo durante algún tiempo, y eso es un hecho cuasi indiscutible. Agilidad extraordinaria; unos reflejos a los que el manido término felinos no hacen justi-cia por lo asombroso de los mismos; una habilidad exce-lente para la suerte del “uno contra uno”, y sobre todo, una especie de baraka o sonrisa del azar que le permitía solventar las acciones más inverosímiles y peligrosas para su equipo en (y esto es lo más importante) los momentos más decisivos de los partidos más grandes: las tres paradas consecutivas

en los minutos finales del Real Madrid-Bayer Leverkusen en Hampden Park que sellaron la Novena Copa de Europa, su sensacional actuación en Old Trafford frente al Manchester United en 2003, la magnífica Eurocopa de 2008 con España o su soberbio Mundial coro-nado con la salvadora parada a Robben en la final de Johan-nesburgo. Sin contar, por supuesto, las innumerables intervenciones que a lo largo de casi una década han sos-tenido al Madrid en numer-osos momentos de dificultad tanto en Liga como en el resto de competiciones.

A pesar de esto, en Casillas, obviamente, no todo son virtudes. Un juego de pies muy defectuoso, un déficit en el

juego aéreo demasiado nocivo para su equipo y cierta tendencia a no blocar los balo-nes que le disparan desde lejos, cuyos despejes no siem-pre suelen ir hacia las bandas y en muchas ocasiones suelen acabar en goles desde el área pequeña, amén de una mala colocación general de las bar-reras en los tiros libres son los más perceptibles fallos de su juego. Llegados a este punto, hay que señalar una de las críticas más importantes que pueden hacérsele a Iker Casil-las como portero profesional del fútbol de élite: durante más de una década ha sido titular indiscutible del equipo más importante del orbe balom-pédico, y durante todo este tiempo no ha sido capaz siqui-era no ya de pulir, sino de me-jorar sensiblemente alguno de estos defectos.

¿A qué puede deberse esta carencia de profesion-alidad en un portero que lo ha tenido absolutamente todo en su carrera deportiva para ser el mejor de todos los tiempos? Sin duda aquí entramos en el terreno de las especulaciones. Y vamos a especular: desidia, desinterés por herramientas de trabajo mod-ernas (el vídeo, por ejemplo, tan utilizado por muchos porteros para adivinar la tendencia de los lanzadores de penaltys contrarios, ha sido reiter-adamente despreciado por Casillas aludiendo a algo tan intangible y subjetivo como “su intuición”) y sobre todo la adulación constante, permanente y en ocasiones vergonzosa no sólo de la prensa de Madrid sino de toda

España, rendida a su condición de “santo” y de “por-tero de España” al capitanear la selección nacional que, por primera vez en la Historia, conquistó la Copa del Mundo. Hito cuyo simbolismo pretende secuestrar una infame casta de periodistas depor-tivos sin ética profesional ni entidad intelectual.

Es normal, comprensible y hasta humano rebajar la tensión competitiva cuando no tienes un com-pañero (ni en tu equipo, ni en tu selección) con el talento suficiente como para desbancarte de un puesto que 50 millones de compatriotas creen que es tuyo por derecho divino. Pero no es profesional.

sí pues, desde 2011, Casillas ha ido bajando progresivamente sus presta-ciones en la portería, de tal manera que es procedente decir que ya no sólo no es el mejor guardameta del mundo, sino que tampoco es el mejor de España. Sus carencias se hacen cada vez más visibles, perjudicando gravemente los intereses de su equipo: ¿cuántos puntos ha cedido el Madrid a balón parado? Cada falta lateral y cada córner es una tragedia debido a la incapacidad del equipo de Mourinho para solventar esas situaciones de manera fiable y, sobre todo, a la inseguridad que trans-mite Casillas, incapaz de imponerse en los balones que atraviesan su espacio aéreo. Cada temporada que pasa, Iker se cuelga más aún de su larguero, haci-éndose casi un murciélago, aquejado de un mal endémico en muchos arqueros con los que comparte o compartía cara-cterísticas: Oliver Kahn, gigante de la portería alemana durante años, también sufría casi de lo mismo. Bajito y menudo, en Khan podíamos intuir los puntos fuertes del juego de Casillas (reflejos, 1X1, agilidad) y también los

puntos débiles, siendo su decadencia un ejemplo de lo que le puede esperar al capitán del Real Madrid sino recoge el guante que José Mourinho le está lanzando en esta agitada temporada 2012-2013.

Y este guante es quizá su última oportunidad de seguir siendo una referencia internacional bajo los palos. Llegamos aquí a las causas políticas de su suplencia actual, que entroncan inevitablemente con las deportivas (es una osadía sentar a un jugador que está a tope, obviamente) pero que van más allá.

Desde su llegada al Real Madrid en 2010, José Mourinho trajo consigo unas ideas muy claras de lo que debía ser el club no sólo como equipo sino también como institución. Y aparejadas a ellas, una metodología y un carácter intrínsecos en el genial entrenador portugués que lo hacen, sin comparación alguna, ser el mejor técnico del mundo. Superando obstáculos extrafutbolísticos y demostrando a base de pequeñas revoluciones (que en un club tan aburguesado y anclado en lo decimonónico como el Madrid, fueron terremotos) consiguió establecer el modelo de mánager general, asumiendo todas las competencias en cuanto a la dirección deportiva del equipo, y luchando día tras día contra un entorno mediático no hostil y beligerante como nunca antes se había visto en España. Ante lo extraordinario del contexto en el que tuvo que desarrollar su trabajo Mourinho en el Madrid (un Barcelona acaparador de títulos y de laureles, dueño y señor de la opinión pública nacional; una prensa enemiga que percibía a Mourinho como quien los estaba expulsando del coto privado de caza que para ellos era el Madrid) el proyecto req-uería del compromiso eficaz de todos los estamentos del club. Ganado para la causa el presidente, los capitanes debían estar incondicionalmente al lado de su técnico, y esta lealtad exigía sacrificios que, al parecer, Casillas no ha sabido asumir de manera completa.

Incapaz de aceptar su rol de capi-tán de un equipo en guerra futbolística e ideológica contra un Barcelona que además es brazo armado de un ideario político y propagandístico, Casillas lleva 3 años templando gaitas cuando la situación le exigía rotundidad y firmeza ante quienes el madrid-ismo considera enemigos y él amigos. El entorno periodístico encontró en la selección española, lugar donde Casillas volvía a reunirse temporalmente con Xavi, Iniesta, Puyol, Piqué,

Busquets o Villa, el ariete per-fecto para dividir las lealtades del portero del Madrid, y gra-cias a su condición de vaca sagrada intocable para la may-oría acrítica y seguidista de la afición madridista, Casillas terminó convertido en la néme-sis de Mourinho, haciendo de la temporada 2012-2013 el duelo definitivo entre el proyecto de largo recorrido que el Madrid necesita para recu-perar su sitio en el fútbol mun-dial (liderado por Mourinho) y la ambición sin escrúpulos de periodistas arribistas, trepas y enemigos del club que ansían recuperar su posición de influ-encia dentro del Real Madrid a costa del futuro de la propia institución.

La suplencia de Casillas, finalmente y en resumen, se dirime en lo siguiente: si Iker se lo toma como un aviso, como el despertador que necesitaba para trabajar compro-metido al cien por cien con el objetivo del Madrid para esta temporada (la misión histórica de ganar por décima vez la Copa de Europa) y realizar el ejercicio de autocrítica que necesita para reconocer errores y mejorar en lo posible su rendimiento, entonces la decisión de Mourinho habrá sido un éxito y el Madrid habrá recuperado a un portero de talento extraordinario. Si, por contra, Casillas se toma la suplencia como una vendetta personal de Mourinho hacia él, estará cometiendo un terrible acto de deslealtad hacia su club y hacia sus compañeros, poniendo en jaque el futuro a corto plazo del Madrid como referencia mundial y dejando vía libre a los enemigos del madridismo: al Barcelona para consolidar su hegemonía de la mano de Messi, y al entorno mediático y empresarial hostil para comenzar de nuevo su asedio al núcleo donde se toman las decisiones del mejor club de fútbol de la Historia.

LA LLAVE DE LA MUERTENormalmente cuando se sortea la fase de grupos de la UEFA Champions League, se le apoda al cuarteto de equi-pos más fuertes “el grupo de la muerte”. En este caso, Real Madrid pasó de pert-enecer y clasificar en dicho grupo, a jugar la “llave de la muerte” tras el sorteo del pasado 20 de diciembre donde la lotería de los bombos nos lleva a una eliminatoria de ensueño frente al po-deroso Manchester United. Un partido que fácilmente podría ser una final euro-pea por el peso de ambos planteles, la historia de los clubes y hasta la gran-deza de los dos técnicos.

@carloscolombo

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La suplencia de Iker Casillas hay que diseccionarla con cierta profundidad y prudencia, pues es un hecho del que se pueden extraer algunas conclu-siones interesantes. Conclu-siones que van desde las meramente deportivas, hasta las técnicas y, las más aven-turadas sin duda, políticas. Vamos a empezar por las prim-eras, que son las más evidentes. Iker Casillas fue el mejor portero del mundo durante algún tiempo, y eso es un hecho cuasi indiscutible. Agilidad extraordinaria; unos reflejos a los que el manido término felinos no hacen justi-cia por lo asombroso de los mismos; una habilidad exce-lente para la suerte del “uno contra uno”, y sobre todo, una especie de baraka o sonrisa del azar que le permitía solventar las acciones más inverosímiles y peligrosas para su equipo en (y esto es lo más importante) los momentos más decisivos de los partidos más grandes: las tres paradas consecutivas

en los minutos finales del Real Madrid-Bayer Leverkusen en Hampden Park que sellaron la Novena Copa de Europa, su sensacional actuación en Old Trafford frente al Manchester United en 2003, la magnífica Eurocopa de 2008 con España o su soberbio Mundial coro-nado con la salvadora parada a Robben en la final de Johan-nesburgo. Sin contar, por supuesto, las innumerables intervenciones que a lo largo de casi una década han sos-tenido al Madrid en numer-osos momentos de dificultad tanto en Liga como en el resto de competiciones.

A pesar de esto, en Casillas, obviamente, no todo son virtudes. Un juego de pies muy defectuoso, un déficit en el

juego aéreo demasiado nocivo para su equipo y cierta tendencia a no blocar los balo-nes que le disparan desde lejos, cuyos despejes no siem-pre suelen ir hacia las bandas y en muchas ocasiones suelen acabar en goles desde el área pequeña, amén de una mala colocación general de las bar-reras en los tiros libres son los más perceptibles fallos de su juego. Llegados a este punto, hay que señalar una de las críticas más importantes que pueden hacérsele a Iker Casil-las como portero profesional del fútbol de élite: durante más de una década ha sido titular indiscutible del equipo más importante del orbe balom-pédico, y durante todo este tiempo no ha sido capaz siqui-era no ya de pulir, sino de me-jorar sensiblemente alguno de estos defectos.

¿A qué puede deberse esta carencia de profesion-alidad en un portero que lo ha tenido absolutamente todo en su carrera deportiva para ser el mejor de todos los tiempos? Sin duda aquí entramos en el terreno de las especulaciones. Y vamos a especular: desidia, desinterés por herramientas de trabajo mod-ernas (el vídeo, por ejemplo, tan utilizado por muchos porteros para adivinar la tendencia de los lanzadores de penaltys contrarios, ha sido reiter-adamente despreciado por Casillas aludiendo a algo tan intangible y subjetivo como “su intuición”) y sobre todo la adulación constante, permanente y en ocasiones vergonzosa no sólo de la prensa de Madrid sino de toda

España, rendida a su condición de “santo” y de “por-tero de España” al capitanear la selección nacional que, por primera vez en la Historia, conquistó la Copa del Mundo. Hito cuyo simbolismo pretende secuestrar una infame casta de periodistas depor-tivos sin ética profesional ni entidad intelectual.

Es normal, comprensible y hasta humano rebajar la tensión competitiva cuando no tienes un com-pañero (ni en tu equipo, ni en tu selección) con el talento suficiente como para desbancarte de un puesto que 50 millones de compatriotas creen que es tuyo por derecho divino. Pero no es profesional.

sí pues, desde 2011, Casillas ha ido bajando progresivamente sus presta-ciones en la portería, de tal manera que es procedente decir que ya no sólo no es el mejor guardameta del mundo, sino que tampoco es el mejor de España. Sus carencias se hacen cada vez más visibles, perjudicando gravemente los intereses de su equipo: ¿cuántos puntos ha cedido el Madrid a balón parado? Cada falta lateral y cada córner es una tragedia debido a la incapacidad del equipo de Mourinho para solventar esas situaciones de manera fiable y, sobre todo, a la inseguridad que trans-mite Casillas, incapaz de imponerse en los balones que atraviesan su espacio aéreo. Cada temporada que pasa, Iker se cuelga más aún de su larguero, haci-éndose casi un murciélago, aquejado de un mal endémico en muchos arqueros con los que comparte o compartía cara-cterísticas: Oliver Kahn, gigante de la portería alemana durante años, también sufría casi de lo mismo. Bajito y menudo, en Khan podíamos intuir los puntos fuertes del juego de Casillas (reflejos, 1X1, agilidad) y también los

puntos débiles, siendo su decadencia un ejemplo de lo que le puede esperar al capitán del Real Madrid sino recoge el guante que José Mourinho le está lanzando en esta agitada temporada 2012-2013.

Y este guante es quizá su última oportunidad de seguir siendo una referencia internacional bajo los palos. Llegamos aquí a las causas políticas de su suplencia actual, que entroncan inevitablemente con las deportivas (es una osadía sentar a un jugador que está a tope, obviamente) pero que van más allá.

Desde su llegada al Real Madrid en 2010, José Mourinho trajo consigo unas ideas muy claras de lo que debía ser el club no sólo como equipo sino también como institución. Y aparejadas a ellas, una metodología y un carácter intrínsecos en el genial entrenador portugués que lo hacen, sin comparación alguna, ser el mejor técnico del mundo. Superando obstáculos extrafutbolísticos y demostrando a base de pequeñas revoluciones (que en un club tan aburguesado y anclado en lo decimonónico como el Madrid, fueron terremotos) consiguió establecer el modelo de mánager general, asumiendo todas las competencias en cuanto a la dirección deportiva del equipo, y luchando día tras día contra un entorno mediático no hostil y beligerante como nunca antes se había visto en España. Ante lo extraordinario del contexto en el que tuvo que desarrollar su trabajo Mourinho en el Madrid (un Barcelona acaparador de títulos y de laureles, dueño y señor de la opinión pública nacional; una prensa enemiga que percibía a Mourinho como quien los estaba expulsando del coto privado de caza que para ellos era el Madrid) el proyecto req-uería del compromiso eficaz de todos los estamentos del club. Ganado para la causa el presidente, los capitanes debían estar incondicionalmente al lado de su técnico, y esta lealtad exigía sacrificios que, al parecer, Casillas no ha sabido asumir de manera completa.

Incapaz de aceptar su rol de capi-tán de un equipo en guerra futbolística e ideológica contra un Barcelona que además es brazo armado de un ideario político y propagandístico, Casillas lleva 3 años templando gaitas cuando la situación le exigía rotundidad y firmeza ante quienes el madrid-ismo considera enemigos y él amigos. El entorno periodístico encontró en la selección española, lugar donde Casillas volvía a reunirse temporalmente con Xavi, Iniesta, Puyol, Piqué,

Busquets o Villa, el ariete per-fecto para dividir las lealtades del portero del Madrid, y gra-cias a su condición de vaca sagrada intocable para la may-oría acrítica y seguidista de la afición madridista, Casillas terminó convertido en la néme-sis de Mourinho, haciendo de la temporada 2012-2013 el duelo definitivo entre el proyecto de largo recorrido que el Madrid necesita para recu-perar su sitio en el fútbol mun-dial (liderado por Mourinho) y la ambición sin escrúpulos de periodistas arribistas, trepas y enemigos del club que ansían recuperar su posición de influ-encia dentro del Real Madrid a costa del futuro de la propia institución.

La suplencia de Casillas, finalmente y en resumen, se dirime en lo siguiente: si Iker se lo toma como un aviso, como el despertador que necesitaba para trabajar compro-metido al cien por cien con el objetivo del Madrid para esta temporada (la misión histórica de ganar por décima vez la Copa de Europa) y realizar el ejercicio de autocrítica que necesita para reconocer errores y mejorar en lo posible su rendimiento, entonces la decisión de Mourinho habrá sido un éxito y el Madrid habrá recuperado a un portero de talento extraordinario. Si, por contra, Casillas se toma la suplencia como una vendetta personal de Mourinho hacia él, estará cometiendo un terrible acto de deslealtad hacia su club y hacia sus compañeros, poniendo en jaque el futuro a corto plazo del Madrid como referencia mundial y dejando vía libre a los enemigos del madridismo: al Barcelona para consolidar su hegemonía de la mano de Messi, y al entorno mediático y empresarial hostil para comenzar de nuevo su asedio al núcleo donde se toman las decisiones del mejor club de fútbol de la Historia.

Fue quizás el rival más solicitado por los hinchas me-rengues. Obviamente confiando en el gran plantel que dirige José Mourinho, y queriendo poner a prueba de que está hecho este Real Madrid, que probablemente tendrá que sacar todo el espíritu copero de esas recordadas noches europeas para vencer al líder absoluto de la Pre-mier League.

No parece ser el momento más indicado para enfrentar a los Red Devils. Real Madrid no la pasó bien en la fase de grupos donde se encontró con un joven y espectacular Borussia Dortmund y un Manchester City que sigue sin cuajar en el máximo certamen europeo. Y una Liga que ha pasado a ser un torneo perdido que se disputa por

cumplimiento, aunque sin dejar de ser importante por el cupo directo a la próxima Copa de Europa.

Real Madrid cuenta con uno de los mejores (si no el mejor) jugadores del torneo hasta ahora. Cris-tiano Ronaldo, que suma 6 dianas en la fase de grupos, y es el jugador que más veces remató al arco. ¡Monstruosidad de jugador!

Ahora enfrentará al tricampeón de Europa, líder en solitario de su liga local, que definió cómodamente el grupo H con cuatro victorias al hilo, para luego finalizar con dos derrotas ya con su equipo plagado de suplentes.

Un Manchester United nada fácil. Ha logrado armar un sistema ofensivo de hasta cinco jugadores de alto nivel europeo. Con Robin Van Persie como cabeza de área, el goleador de la Premier (que suma 3 goles en la UEFA Champions League) es la principal amenaza que tendrán que enfrentar los centrales blancos este 13 de febrero. Welbeck, Rooney, “Chicharito” y Kagawa son quienes rotan permanentemente como el acompañante del goleador holandés.

Sir Alex Ferguson ha logrado armar un equipo sólido con la inclusión temporada tras temporada de juga-dores jóvenes que revitalicen constantemente a un equipo que cuenta, todavía, con jugadores históricos de la talla de Ryan Giggs y Paul Scholes, que ya enfrentaron al Madrid allá por 2003.

La zona de volantes del Manchester United es un dolor de cabeza al que Mourinho tendrá que buscar remedio. Potencia y desborde por ambas bandas con tres jugadores (juegan 2) de la altura de Valencia, Ashley Young y Nani, pero que cuentan con la sapien-cia y el manejo de Carrick en el centro acompañado ya sea de Giggs o Scholes.

La zona defensiva es quizás la más frágil. Con Ferdi-nand ya pasado de años, y Vidic sin buen presente, la responsabilidad cae en Smalling, Evans o Buttner. Una zaga joven respaldada por dos buenos laterales: Evra y Rafael.

Será el noveno enfrentamiento entre estos equipos, que no se ven la cara desde aquella victoria red por 4-3, donde “El fenómeno” Ronaldo marcó 3 goles, y puso en pie a Old Traf-ford , David Beckham anotaría 2 goles en ese partido. De aquel encuentro solo Giggs, Ferdinand, Scholes y Casillas se volverán a encontrar.

No será un encuentro fácil, ni mucho menos. Se encuentran dos estilos distintos, uno de armado de juego, pausa y explosión ofensiva contra el contragolpe más poderoso y mortal del universo. Será una de esas grandes noches europeas donde se encuentren una vez más dos de los equipos más grandes y temibles del planeta.

El 13 de febrero se juega en el San-tiago Bernabéu, y el 5 de marzo en Old Trafford. Dos estadios legend-arios.

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La suplencia de Iker Casillas hay que diseccionarla con cierta profundidad y prudencia, pues es un hecho del que se pueden extraer algunas conclu-siones interesantes. Conclu-siones que van desde las meramente deportivas, hasta las técnicas y, las más aven-turadas sin duda, políticas. Vamos a empezar por las prim-eras, que son las más evidentes. Iker Casillas fue el mejor portero del mundo durante algún tiempo, y eso es un hecho cuasi indiscutible. Agilidad extraordinaria; unos reflejos a los que el manido término felinos no hacen justi-cia por lo asombroso de los mismos; una habilidad exce-lente para la suerte del “uno contra uno”, y sobre todo, una especie de baraka o sonrisa del azar que le permitía solventar las acciones más inverosímiles y peligrosas para su equipo en (y esto es lo más importante) los momentos más decisivos de los partidos más grandes: las tres paradas consecutivas

en los minutos finales del Real Madrid-Bayer Leverkusen en Hampden Park que sellaron la Novena Copa de Europa, su sensacional actuación en Old Trafford frente al Manchester United en 2003, la magnífica Eurocopa de 2008 con España o su soberbio Mundial coro-nado con la salvadora parada a Robben en la final de Johan-nesburgo. Sin contar, por supuesto, las innumerables intervenciones que a lo largo de casi una década han sos-tenido al Madrid en numer-osos momentos de dificultad tanto en Liga como en el resto de competiciones.

A pesar de esto, en Casillas, obviamente, no todo son virtudes. Un juego de pies muy defectuoso, un déficit en el

juego aéreo demasiado nocivo para su equipo y cierta tendencia a no blocar los balo-nes que le disparan desde lejos, cuyos despejes no siem-pre suelen ir hacia las bandas y en muchas ocasiones suelen acabar en goles desde el área pequeña, amén de una mala colocación general de las bar-reras en los tiros libres son los más perceptibles fallos de su juego. Llegados a este punto, hay que señalar una de las críticas más importantes que pueden hacérsele a Iker Casil-las como portero profesional del fútbol de élite: durante más de una década ha sido titular indiscutible del equipo más importante del orbe balom-pédico, y durante todo este tiempo no ha sido capaz siqui-era no ya de pulir, sino de me-jorar sensiblemente alguno de estos defectos.

¿A qué puede deberse esta carencia de profesion-alidad en un portero que lo ha tenido absolutamente todo en su carrera deportiva para ser el mejor de todos los tiempos? Sin duda aquí entramos en el terreno de las especulaciones. Y vamos a especular: desidia, desinterés por herramientas de trabajo mod-ernas (el vídeo, por ejemplo, tan utilizado por muchos porteros para adivinar la tendencia de los lanzadores de penaltys contrarios, ha sido reiter-adamente despreciado por Casillas aludiendo a algo tan intangible y subjetivo como “su intuición”) y sobre todo la adulación constante, permanente y en ocasiones vergonzosa no sólo de la prensa de Madrid sino de toda

España, rendida a su condición de “santo” y de “por-tero de España” al capitanear la selección nacional que, por primera vez en la Historia, conquistó la Copa del Mundo. Hito cuyo simbolismo pretende secuestrar una infame casta de periodistas depor-tivos sin ética profesional ni entidad intelectual.

Es normal, comprensible y hasta humano rebajar la tensión competitiva cuando no tienes un com-pañero (ni en tu equipo, ni en tu selección) con el talento suficiente como para desbancarte de un puesto que 50 millones de compatriotas creen que es tuyo por derecho divino. Pero no es profesional.

sí pues, desde 2011, Casillas ha ido bajando progresivamente sus presta-ciones en la portería, de tal manera que es procedente decir que ya no sólo no es el mejor guardameta del mundo, sino que tampoco es el mejor de España. Sus carencias se hacen cada vez más visibles, perjudicando gravemente los intereses de su equipo: ¿cuántos puntos ha cedido el Madrid a balón parado? Cada falta lateral y cada córner es una tragedia debido a la incapacidad del equipo de Mourinho para solventar esas situaciones de manera fiable y, sobre todo, a la inseguridad que trans-mite Casillas, incapaz de imponerse en los balones que atraviesan su espacio aéreo. Cada temporada que pasa, Iker se cuelga más aún de su larguero, haci-éndose casi un murciélago, aquejado de un mal endémico en muchos arqueros con los que comparte o compartía cara-cterísticas: Oliver Kahn, gigante de la portería alemana durante años, también sufría casi de lo mismo. Bajito y menudo, en Khan podíamos intuir los puntos fuertes del juego de Casillas (reflejos, 1X1, agilidad) y también los

puntos débiles, siendo su decadencia un ejemplo de lo que le puede esperar al capitán del Real Madrid sino recoge el guante que José Mourinho le está lanzando en esta agitada temporada 2012-2013.

Y este guante es quizá su última oportunidad de seguir siendo una referencia internacional bajo los palos. Llegamos aquí a las causas políticas de su suplencia actual, que entroncan inevitablemente con las deportivas (es una osadía sentar a un jugador que está a tope, obviamente) pero que van más allá.

Desde su llegada al Real Madrid en 2010, José Mourinho trajo consigo unas ideas muy claras de lo que debía ser el club no sólo como equipo sino también como institución. Y aparejadas a ellas, una metodología y un carácter intrínsecos en el genial entrenador portugués que lo hacen, sin comparación alguna, ser el mejor técnico del mundo. Superando obstáculos extrafutbolísticos y demostrando a base de pequeñas revoluciones (que en un club tan aburguesado y anclado en lo decimonónico como el Madrid, fueron terremotos) consiguió establecer el modelo de mánager general, asumiendo todas las competencias en cuanto a la dirección deportiva del equipo, y luchando día tras día contra un entorno mediático no hostil y beligerante como nunca antes se había visto en España. Ante lo extraordinario del contexto en el que tuvo que desarrollar su trabajo Mourinho en el Madrid (un Barcelona acaparador de títulos y de laureles, dueño y señor de la opinión pública nacional; una prensa enemiga que percibía a Mourinho como quien los estaba expulsando del coto privado de caza que para ellos era el Madrid) el proyecto req-uería del compromiso eficaz de todos los estamentos del club. Ganado para la causa el presidente, los capitanes debían estar incondicionalmente al lado de su técnico, y esta lealtad exigía sacrificios que, al parecer, Casillas no ha sabido asumir de manera completa.

Incapaz de aceptar su rol de capi-tán de un equipo en guerra futbolística e ideológica contra un Barcelona que además es brazo armado de un ideario político y propagandístico, Casillas lleva 3 años templando gaitas cuando la situación le exigía rotundidad y firmeza ante quienes el madrid-ismo considera enemigos y él amigos. El entorno periodístico encontró en la selección española, lugar donde Casillas volvía a reunirse temporalmente con Xavi, Iniesta, Puyol, Piqué,

Busquets o Villa, el ariete per-fecto para dividir las lealtades del portero del Madrid, y gra-cias a su condición de vaca sagrada intocable para la may-oría acrítica y seguidista de la afición madridista, Casillas terminó convertido en la néme-sis de Mourinho, haciendo de la temporada 2012-2013 el duelo definitivo entre el proyecto de largo recorrido que el Madrid necesita para recu-perar su sitio en el fútbol mun-dial (liderado por Mourinho) y la ambición sin escrúpulos de periodistas arribistas, trepas y enemigos del club que ansían recuperar su posición de influ-encia dentro del Real Madrid a costa del futuro de la propia institución.

La suplencia de Casillas, finalmente y en resumen, se dirime en lo siguiente: si Iker se lo toma como un aviso, como el despertador que necesitaba para trabajar compro-metido al cien por cien con el objetivo del Madrid para esta temporada (la misión histórica de ganar por décima vez la Copa de Europa) y realizar el ejercicio de autocrítica que necesita para reconocer errores y mejorar en lo posible su rendimiento, entonces la decisión de Mourinho habrá sido un éxito y el Madrid habrá recuperado a un portero de talento extraordinario. Si, por contra, Casillas se toma la suplencia como una vendetta personal de Mourinho hacia él, estará cometiendo un terrible acto de deslealtad hacia su club y hacia sus compañeros, poniendo en jaque el futuro a corto plazo del Madrid como referencia mundial y dejando vía libre a los enemigos del madridismo: al Barcelona para consolidar su hegemonía de la mano de Messi, y al entorno mediático y empresarial hostil para comenzar de nuevo su asedio al núcleo donde se toman las decisiones del mejor club de fútbol de la Historia.

Fue quizás el rival más solicitado por los hinchas me-rengues. Obviamente confiando en el gran plantel que dirige José Mourinho, y queriendo poner a prueba de que está hecho este Real Madrid, que probablemente tendrá que sacar todo el espíritu copero de esas recordadas noches europeas para vencer al líder absoluto de la Pre-mier League.

No parece ser el momento más indicado para enfrentar a los Red Devils. Real Madrid no la pasó bien en la fase de grupos donde se encontró con un joven y espectacular Borussia Dortmund y un Manchester City que sigue sin cuajar en el máximo certamen europeo. Y una Liga que ha pasado a ser un torneo perdido que se disputa por

cumplimiento, aunque sin dejar de ser importante por el cupo directo a la próxima Copa de Europa.

Real Madrid cuenta con uno de los mejores (si no el mejor) jugadores del torneo hasta ahora. Cris-tiano Ronaldo, que suma 6 dianas en la fase de grupos, y es el jugador que más veces remató al arco. ¡Monstruosidad de jugador!

Ahora enfrentará al tricampeón de Europa, líder en solitario de su liga local, que definió cómodamente el grupo H con cuatro victorias al hilo, para luego finalizar con dos derrotas ya con su equipo plagado de suplentes.

Un Manchester United nada fácil. Ha logrado armar un sistema ofensivo de hasta cinco jugadores de alto nivel europeo. Con Robin Van Persie como cabeza de área, el goleador de la Premier (que suma 3 goles en la UEFA Champions League) es la principal amenaza que tendrán que enfrentar los centrales blancos este 13 de febrero. Welbeck, Rooney, “Chicharito” y Kagawa son quienes rotan permanentemente como el acompañante del goleador holandés.

Sir Alex Ferguson ha logrado armar un equipo sólido con la inclusión temporada tras temporada de juga-dores jóvenes que revitalicen constantemente a un equipo que cuenta, todavía, con jugadores históricos de la talla de Ryan Giggs y Paul Scholes, que ya enfrentaron al Madrid allá por 2003.

La zona de volantes del Manchester United es un dolor de cabeza al que Mourinho tendrá que buscar remedio. Potencia y desborde por ambas bandas con tres jugadores (juegan 2) de la altura de Valencia, Ashley Young y Nani, pero que cuentan con la sapien-cia y el manejo de Carrick en el centro acompañado ya sea de Giggs o Scholes.

La zona defensiva es quizás la más frágil. Con Ferdi-nand ya pasado de años, y Vidic sin buen presente, la responsabilidad cae en Smalling, Evans o Buttner. Una zaga joven respaldada por dos buenos laterales: Evra y Rafael.

Será el noveno enfrentamiento entre estos equipos, que no se ven la cara desde aquella victoria red por 4-3, donde “El fenómeno” Ronaldo marcó 3 goles, y puso en pie a Old Traf-ford , David Beckham anotaría 2 goles en ese partido. De aquel encuentro solo Giggs, Ferdinand, Scholes y Casillas se volverán a encontrar.

No será un encuentro fácil, ni mucho menos. Se encuentran dos estilos distintos, uno de armado de juego, pausa y explosión ofensiva contra el contragolpe más poderoso y mortal del universo. Será una de esas grandes noches europeas donde se encuentren una vez más dos de los equipos más grandes y temibles del planeta.

El 13 de febrero se juega en el San-tiago Bernabéu, y el 5 de marzo en Old Trafford. Dos estadios legend-arios.

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La Inquisición en Chamartín.

Se cree que; año nuevo, vida nueva, pensamientos nuevos, pero en el Madridismo ese mantra popular parece no funcionar, por el contrario; año nuevo, actitudes similares –O peores según se mire- del año anterior. El Real Madrid no está pasando por el mejor momento deportivo de los últimos 12 meses, después de ganar la Liga de los 100 puntos y los 121 goles era impensable que el equipo pudiera tener un nivel tan bajo como para estar a 15 puntos del primero de la Liga.

@MariaIsabelCs

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15 Puntos nos lleva el líder, 15 puntos que no duelen tanto por que sean 15 puntos, sino porque el primero en Liga es el FC Barcelona -del que se creía con la llegada de Tito Vilanova entraría en transición- pero duelen más aún los 7 puntos que nos lleva el segundo clasificado que es el Atlético de Madrid, ese equipo que hace 14 años no nos gana un partido.

En Copa del Rey si bien no estamos jugando nuestro mejor futbol estamos ya en semifinales, esperando a Málaga o Barcelona, tras superar al Valencia.

En Champions, parecemos estar mejor y más ilusionados, nos enfrentaremos al Manchester United en octavos de final, estamos animados y con las ganas de ganar la décima Copa de Europa pero sobretodo, estamos necesitados de la ansiada Champions, ha pasado mucho tiempo, han pasado muchas eliminatorias, el Madridismo la necesita como el comer.

Éste es -palabras más, palabras menos- el panorama de un Madrid sumido en una caza de brujas que parece no terminar, el equipo está rodeado por todos los lados y parece incapaz de contraatacar a quienes quieren destruirle. Por un lado está la prensa, que no se cansa de inventar mentiras, de descalificar al entrenador y a los jugadores, que no cesa de humillar, insultar, e incitar al odio colectivo, pero por otro lado, y este es quizá el que más afecta a la plantilla, está el Madridismo, si la afición esa que cuando todo está bien se deshace en elogios a quienes visten la camiseta del Madrid, pero que cuando las cosas no están tan bien no hacen más que insultar, descalificar y exigir cabezas como si estuviésemos en la Santa Inquisición.

Digo que estos son los ataques que más afectan a la plantilla porque hemos podido verlo en los últimos

partidos, silbidos a Adán luego de una expulsión en el Bernabéu, otras veces silbidos a Cristiano Ronaldo en el mismo Bernabéu, silbidos a Mourinho, silbidos a Arbeloa… en fin silbidos porque si y silbidos porque no.

El primer domingo del año, luego de vencer a la Real Sociedad tanto Ramos –Segundo Capitán- como Cristiano Ronaldo sentaron su voz de protesta y dijeron ¡YA BASTA!, ya no más silbidos, ya no más insultos, ya no más alegrarse por lo que le pasa al equipo, pero sobretodo ¡YA NO MÁS DIVISIONES EN EL SENO DEL MADRIDISMO!

Personalmente, nunca había conocido una afición como la del Real Madrid, leal en los buenos pero asesina en los malos momentos, por eso es que siempre digo que el mejor club del mundo desafortunadamente tiene la peor afición del mundo.

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"Y aunque la vida pase, los ríos corran y los pájaros emigren siempre estarán ahí los goles y el incansable Cristiano, con la camiseta de nuestro Real Madrid."

Alfredo Di Stéfano.

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