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CnpÍrulo í3 TA FRONTERA Y TA SÍNTE,SIS DE UN CARÁCTER La desaparición de la frontera no significó el final de su influencia sobre los americanos y sobre sus instituciones. El constante nvolver a empezap) en uOestes,r sucesivos, que se repitió en miles de co- munidades de pioneros durante un periodo que cubría más de tres siglos, había modificado gra- dualmente la naturaleza de las personas y de laso- ciedad. En cada una de esas comunidades, el im- pacto del medio ambiente característico en cada caso, la evolución y la contribución apofiada por las personas de diferentes oúgenes que se m"zcla- ron unas con otras para crear un nuevo orden so- cial, ¿odos estos factores fueron ingredientes de la creación de una civilización que, aunque basada sobre los valores más tradicionales, había sido su- tilmente alterada. Había tenido lugar un proceso de americanización de los hombres y de las insti- tuciones. $ugfuis_deJas c4racterísticas de la vida y d e I a f i I o s ó ti í {"i-ññjó t"ñ"-de*Fa n j í p ib a rné n r b "a-r'ncriéána3puéc1eñ l;*onFZn.ie, "; peú;, i; in- A_ü é n:Eíá _4F __la ft g_t'i€i4. - s - árñ e ñó a-no s' " s o n u n 'pü-ébfó móvil, es decir, nómada, con pocos víncu- los con el lugar en que se encuentran. Sus antepa- sados pioneros demostraron igualmente poca- fi- 180 delidad hacia cualquier lugar cuando viajaban hacia el Oeste en busca de nuevas oporlunidades' Son un pueblo inventivo, dispuesto a experimen- tar constantemente y a aceptar las innovaciones como algo totalmente normal. Los hombres de la fronteraie vieron forzados a improvisar dc conti- nuo para enfrentarse a ios problemas dc la vida en ei Oéste, para lo cual no había precedcnlc alguno que pudiera servir de ejemplo. I,os ¿tl-ncric¿tlros üt .tt pueblo proclive al derroche, con l¿r idc¿l bien afincada de la existencia de unos rccursos l1¿l- turales cuya abundancia les hizo creer que no tcn- drían fin. Son, por otra parte, materialisters c¡uc otorgan preferencia a los valores prácticos y sc in- clinin a menospreciar todo lo que afectc al árnbito de lo especulativo o intelectual. Del mismo moclo, los pioneros se interesaban muy poco en los mo- delós estéticos o en el pensamiento abslracto, otl un mundo en el que las tareas de tipo malcri¿ll eran un imperativó para la super^vivencia. Final- mente, los habitantes de los Estados Unidos, ¿rl igual que sus antepasados, siempre han miracl<r con reóelo la interferencia gubernativa en sus acti- vidades de tipo económico, pues opinan que la ini- ciativa individual no debería ser coarlada en url país cle abundancia. Los caracteres que se galif¡ .un .orlto típicamente americanos -la movilidad, la capacidad d" inventiva, el derroche, el materi¿r- lismó y el individualismo- son herencias de la cx- periencia de la frontera. Lo mismo ocurre con las posturas socialcs bir- sicas en la organización de la convivencia' Existc una carencia áe divisiones de clase, con la movili- dad que ello comporla, lo que permitequc cn los Estados Unidos cualquier persona pueda alcanz¿tr' su verdadero nivel social. Los sociólogos sc rcf ic- ren a este fenómeno llamándolo ueslralif'ic¿tciónu en vez de división de clases Y hacen hincapió cn lzr 181

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CnpÍrulo í3

TA FRONTERA Y TA SÍNTE,SISDE UN CARÁCTER

La desaparición de la frontera no significó el finalde su influencia sobre los americanos y sobre susinstituciones. El constante nvolver a empezap) enuOestes,r sucesivos, que se repitió en miles de co-munidades de pioneros durante un periodo quecubría más de tres siglos, había modificado gra-dualmente la naturaleza de las personas y de laso-ciedad. En cada una de esas comunidades, el im-pacto del medio ambiente característico en cadacaso, la evolución y la contribución apofiada porlas personas de diferentes oúgenes que se m"zcla-ron unas con otras para crear un nuevo orden so-cial, ¿odos estos factores fueron ingredientes de lacreación de una civilización que, aunque basadasobre los valores más tradicionales, había sido su-tilmente alterada. Había tenido lugar un procesode americanización de los hombres y de las insti-tuciones. $ugfuis_deJas c4racterísticas de la vida yd e I a f i I o s ó ti í {"i-ññjó t"ñ"-de*Fa n j í p ib a rné n r b"a-r'ncriéána3puéc1eñ l;*onFZn.ie, "; peú;,

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s o n u n'pü-ébfó móvil, es decir, nómada, con pocos víncu-los con el lugar en que se encuentran. Sus antepa-sados pioneros demostraron igualmente poca- fi-

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delidad hacia cualquier lugar cuando viajabanhacia el Oeste en busca de nuevas oporlunidades'Son un pueblo inventivo, dispuesto a experimen-tar constantemente y a aceptar las innovacionescomo algo totalmente normal. Los hombres de lafronteraie vieron forzados a improvisar dc conti-nuo para enfrentarse a ios problemas dc la vida en

ei Oéste, para lo cual no había precedcnlc algunoque pudiera servir de ejemplo. I,os ¿tl-ncric¿tlros

üt .tt pueblo proclive al derroche, con l¿r idc¿l

bien afincada de la existencia de unos rccursos l1¿l-

turales cuya abundancia les hizo creer que no tcn-drían fin. Son, por otra parte, materialisters c¡uc

otorgan preferencia a los valores prácticos y sc in-clinin a menospreciar todo lo que afectc al árnbitode lo especulativo o intelectual. Del mismo moclo,

los pioneros se interesaban muy poco en los mo-delós estéticos o en el pensamiento abslracto, otl

un mundo en el que las tareas de tipo malcri¿lleran un imperativó para la super^vivencia. Final-mente, los habitantes de los Estados Unidos, ¿rl

igual que sus antepasados, siempre han miracl<r

con reóelo la interferencia gubernativa en sus acti-vidades de tipo económico, pues opinan que la ini-ciativa individual no debería ser coarlada en urlpaís cle abundancia. Los caracteres que se galif¡.un .orlto típicamente americanos -la movilidad,la capacidad d" inventiva, el derroche, el materi¿r-

lismó y el individualismo- son herencias de la cx-

periencia de la frontera.Lo mismo ocurre con las posturas socialcs bir-

sicas en la organización de la convivencia' Existcuna carencia áe divisiones de clase, con la movili-dad que ello comporla, lo que permitequc cn los

Estados Unidos cualquier persona pueda alcanz¿tr'

su verdadero nivel social. Los sociólogos sc rcf ic-

ren a este fenómeno llamándolo ueslralif'ic¿tciónu

en vez de división de clases Y hacen hincapió cn lzr

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liberalidad y porosidad de cada una de las clases.Esta postur?, qu-e tiene su origen, en parte, en lasoportunidades derivadas de lá industri alización,es una herencia de_los liempos de los pioneros, enIos_que las tierras fronterizás, baratas, permitían acada individuo alcanzar un puesto en ü sociedad,gracias a su talento e inteligencia más que a la posi_ción social que heredara. En las comünidadés decolonos solía producirse una división entre los del(mejor 9lgel" y la,ngente corriente>, aunque todoslos pueblos de la frontera sabían que la sociedadera lo bastante fluida como pu.u p..-itir a cual_quiera pasar de un segmento de laiociedad a otro.Esta insistencia sobre la igualdad natural del hom_bre, .acompañada del rechazo a aceptar cualquiercondición de servidumbre, incluso p'ara los ,r,árro,favorecidos, han persistido hasta ei presente.

".":. ..Lo mismo ha ocurrido con la fe inquebrantable F

en la democracia. Lateonay la práctica democrá_tica estaban, como es natural, ruy desarrolladasen Europa antes de ser transmitiáas a América;pero ambas fueron fortalecidas por la influenciáfronteriza de los habitantes del Nlevo Mundo. Enel Oeste, el influjo de la pobreza que había obli_gado al hombre a emigrar, la careircia de estmc_tura jerárquica previa que permitiera perpetuar laprácrica aristocrática y la necesidad djresolver losproblemas locales,,aun sin organismos de go_bierno, acentuaron la creencia Je los colonos"deque la regla de uno mismo era el derecho conce_dido por Dios a los americanos. Esta enrai zada feen la democracia, para ellos mismos y para elresto de los pueblos, forma parte del credó de losciudadanos del país.

No es cierto, sin embargo, que estos valores ycaracterísticas hayan sido causados, solamenté,por la vida de la irontera. La civilización nortea-mericana es el producto de una gran variedad de

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factores, del pasado y del presente: la herencia eu-ropea, el impacto sucesivo de otras sociedades detodo el mundo, las corrientes migratorias proce-dentes del extranjero, la rapidez de la industriali-zacióny de la urbanización y una gran variedad defactorei complementarios. Pero, entre todos ellos,sin embargo, ninguno ha sido tan relevante comola frontera.

Existe una característica en la que América, en

su formación, es deudora de Europa, y es la apli-cación del ingenio y Ia inventiva europeas, dándo-Ies una versión americanizada' EI ejemplo más tí-pico es el de Eli Whitney, inventor de la desmota-dotu. Cuando, en 1793, Whitney patentó la má-quina, las plantaciones de algodón producían unasdiez mil bálas. Treinta años después la cifra habíaascendido a cuatrocientas mil balas y hacia 1860

se llegó a los tres millones y medio. América ace-

leró Iá aplicación de adelantos de procedencia eu-ropea en obras civiles, como viaductos, canales, o

errmedios de transporte, como barcos de vapor oferrocarriles. Pero, el tener que enfrentarse a unageografía abrupta y accidentada, obligó a una apli-óu.iO.r acelerada de la más moderna ingeniería, Ia

del hierro y del cemento. Por otra parte, improü-sar medios de transporte era fundamental en unanación de dimensiones continentales' Y así, su de-

sarrollo fue verliginoso. El periodo 1815-1860fue el de la urevolución de los transporleso. En1825 se vio Ia terminaciÓn del canal de Erie queunía Nueva York con los Grandes Lagos y ponía elviejo Nordeste al alcance de los emigrantes. Entg4O habia más de tres mii millas de canales cons-tmidas y otro tanto de líneas férreas, el doble de

las existentes en la vieja Europa. En 1840, tam-bién, el tonelaje de los barcos de vapor que nave-gaban por el

-Mississippi casi alcanzaba al de la

marinamercante británica. Hacia 18ó0, las líneas

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férreas que surcaban el territorio de los EstadosUnidos totalizaban 30 000 millas. y antes de fin desiglo, no menos de cinco compañías ferrocarrile-ras, con un total de 200 000 millas, cruzaban elcontinente de Norle a Sur y de Este a Oeste.

Los núcleos urbanos crecían a un ritmo rapidí-simo, como fue el caso de Chicago, que en ig30era un pequeño enclave al borde del lago Michi-gan y en setenta años se convirtió en una metró_p_oli de más de un millón de habitantes, a despe-cho del incendio que en 1871 redujo a cenizas ,rrragran parte de la ciudad.

- El ingenio americano se reveló pragmático, re-

solutivo, y si no aportó grandes idéas á la cienciapura, sí sobresalió en la ciencia aplicada y en el de-sarrollo de las tecnologías. El campo le debe aMacCormick la sgg4_{qpro-L%tica. El comercio,a Burroughs la ffiááoiáiá-l.r*lldora. yale per-mitió que la gente viviera más tranquila graciás asu cerradu& de sgru4dd. MacAdam revólucionólas iffiSñt6Já*üñstruccion, uiá.iando el hor-Igtgg con el*acero. Edison, .on IFTññéffiñEa-men-1o, fuEel--h-óñlbre del fiat [¿ilCiáñ-a-m eeltpuso a punto lo que sería una pesadilla de lostiempos modernos: gkqiéfAp. y culminando laexplotación del ingenio hacia lo decididamentep rá c ti c o, O_t i s fu s;Uqy.e tllgl" _dS l__asS 9_

qs o_r, I o q u epermitió q:üéláltásas se con"irtleran en rascacie-ios. Y Pullman aumentó el confort de los üajescreando el_ qoc,he-cAlgl. Y en la üda cotidiana, lagéru¡3ffi&

"s.'Lbir v la que p;t; i;L..@ dS tgqs. fueron producroscle la menle americana. Así no es de exlrañar queentre 1815 y 18ó0 el valor de los productos manu-facturados americanos se multiplicara por diez:de 200 millones de dólares se paió a 2 0b0 millo-nes¡rggel*qtqg-lgrgig*{e-legsrr-turnlee_*E-qp.{osuJ'dols-e¡rúLse$i:ñ:dpda$jo jñdüitdl_-de

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Europa. Como diio Andrew Carnegie, el escocés

qutte emigrante pasó a ser magnate del acero'nias viejas nácionei caminan al paso del caracol,los Estádos Unidos lo hacen a la velocidad de untren expreson. iDónde estaba el origen de este pr-o-

greso? Como dice ei profesor Ma.rcus Cunliffe,7pu.^ la opinión más géneralizada,.la causa era la

estructurá democrática de Ia sociedad, la carenciade barreras para el comercio enlre lc¡s estados-y la

ausencia de obstáculos entre las clases socialeso'

Los Estados Unidos no tenían que aplicar parlc de

su prosperidad a pagar una realeza ni en sostcner,r.tót p.iuilegios tto6iliurios. Los Estados Unidosno tenían que soportar el sostenimiento de unas

costosas fuérzas ármadas mercenarias' Los Esla-

dos Unidos podían aplicar la riqueza generada cn

el propio progreso del País.'Ya^en lá Eiposición Internacional de 1851, quc

tuvo por escenario el Crystal Palace de Londres,Ios viiitantes se vieron sorprendidos por la pujanleindustria del joven país. Y aparte del,progreso téc-

,ri.o, ."',r"ladó en lá exhibiciÓn de algunos.de los

inventos mencionados con anterioridad, Io que

más retuvo la atención fueron los grandes logros

en la procluctividad masiva de bienes, entre ellos ei

/uY-e^J<s\g R-'-{.:- -_jSgqf *ólyg-r_,aldan_¿lstn¡.eg!_Sportacronesame-ricanas en las q".t?ádlüinaEáiñ'ffiTüib cápá2 dc

revólver Colt, que fuc el pr-imel. m,e-ca¡-ismo al qge

ss aplic-é elsis¡¡-n13" de montaJe.en c¿.sg,

'Élóheior.u, u lu industria, cual era la producciónen grandes series a bajo precio y destinadas a unagran masa de consumidores.

Esa misma masa de consumidores era rcccp-

tiva a las más innovadoras iniciativas' Un em-

pleado de ferrocarriles iiamado Richards Sears sc

quedó, en 1866, con una partida de relojes lo 19-

.iamada por su destinatario. Falto de tienda d<¡nde

e*ponerlós, tuvo la ocurrencia de probar fortuna

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vendiéndolos por correo. Asociado a Aivah C. Roe_buck, instaló en Chicago un despa.h" d" """;;;correspondencia sobre catálogó de toda .tur" ¿"artículos. El éxito hizo de Seais & Roebuck;*nates de los grandes almacenes.

A semejanza de la producción industrial y laagrícola que se imbuyeion de unas característicasnovedosas y genuinamente americanar,

"l p;i;;j;

tenía unos temas claves y particulares que "iurr,

di_mensiones, variedad y crecimiento. pára lo, t."r,la geografía norteamericana proporcionaba so_brados puntos de reflexión. Hacia i ASO, medianteguerras o adquisiciones, los Estados Unidos tra_t¡ran alcanzado su reciamación de un territorioque se extendía de Maine a Floricla y de Oregón a{u9vo México, aproximadamente ties mil ,iillu,de,Este a Oeste, de océano a océano. Los trece es_tados-gerrninales de la nacionalidad habían ir.o._porado dieciocho más y para los panamericanis_tas, era cosa asumida que, con el tiempo, la totali_dad de la América del ñorte, incluyend" Cu";á;yel apéndice insular de Cuba, entiaría en la banldera de las barras y las estrelias. En tanto esto nose produjera, los Estados Unidos, a diferenciu ááEuropa, empeñada en expansionarse mediante co_tonras en ultramar, los Estados Unidos, repito, aligual que Rusia, sólo aspiraba aanexioíarrl, .rpu_cios contiguos o vecinos. No hay duda d" q.rJ iuexpansión americana hacia el óeste hizo que elpaís volüera ia espalda a Europa. En lg4g, ano dela revolución en el viejo continente, la sociedadamericana no registró repercusión alguna. Vueltala mirada hacia el Oeste, la nación1ólo estabapendiente de lo que ocurría más allá del M;;;i._lip,p.:' la campaña contra México, la ocupación deCalifornia, ia marcha de los pioneros poi lu sendade Oregón. El descubrimiento de oro én el valle deSacramento fue el mayor estímulo para un país

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lleno de esperanzas en sus propias posibilidades'La gravitación hacia el Oeste hizo decir a Tocque-villá uque el Oeste era más auténticamente Amé-

rica que el Este, por ser más nuevo y original, más

üncuiado a la naturalezay más alejado de Europa''A lo largo del siglo xIX, en cada dócada, lanto

geográfica óomo metafóricamenle,.el Ocslc se mo-áifióaUa. En los comienzos del siglo, el Ocstc crauna frontera de granjeros a la que siguió la fron-tera de los ganaderos en las grandes pradcras y aésta la de loi mineros en busca del oro, la plzrter o el

cobre en Colorado, Nevada o Montana. A dcspe-cho de estas enormes diferencias, era siemprc el

Oeste, la tierra de la leyenda, el punto cardinal dclmito. Como dice el citado profesor Marcus Cun-liffe, naunque el americano se simbolizara en sus

comienzoi pot figuras de estereotipo, como el

yanqui vendedor o el sudista plantador, pronto.seprefirieron las imágenes del,americanismo traídaspor el Oeste: el pioñero en el Conestoga Wagon,.alacecho contra él merodeo de los indios, el indiomismo con su pintura de guerra'. (Y es curiosoque a modo de reparación póstuma aparecieranén las monedas americanas el indio y el búfalo, a

los que poco faltó para que el americano llegase a

exterminar completamente.) Luego surgieron otrossímbolos: el minero con su cedazo, el malhechorvillano y héroe alavez, y, naturalmente, como fi-gura que lo domina todo, el cow-boy. Y con BrctHarte y Mark Twain la frontera tuvo ya sus cantores'

Toáas estas figuras simbólicas exaltaron la his-toria -y la leyenda- del Oeste, forjado c.ol ul'l

ferozindividuálismo y que a Ia vista de las dificul-tades que se tuvieron que superar propendía a laindulgéncia ante la üolencia y la ausencia cle lcv'Las girerras privadas entre ganaderos y agriculto-."r, él tomarie la justicia por la propia mano, loslinchamientos a los cuatreros, fueron hechos que,

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junto con el coraje, la abnegación y el esfuerzopersonal, entraron en la configuracibn del carác_ter americano. La influencia de la frontera, enten_dida en sus variadas formas y en toda su exíensión,ha sido estudiada profundámente por FredericiJackson Turner. En su ensayo Et significad.o d.e lafrontera en la historia de América aiegura que nelcarácter nacional distintivo de la .ra.ión ámeri_cana no estaba formado por las características delas instituciones importádas de Europa por losemigrantes, sino por la interacción entre él ho*_bre y un nuevo entorno desconocido; el colono fuereducido a vivir en el más absoluto primitivismo. yfueron desplazándose más y más aliá, asentándoseen comunidades reducidas, fundadas en las tie_rras vírgenes, estableciendo unos principios de-mocráticos elementales como priméra fórrnula decohesión. La lucha por la existencia los hizo pocopacientes ante la autoridad, indiferentes a loi va-lores estétic-os y a cualquier solaz del espíritu. i,por contra, brutales y corajudos como toáo aqueique se sabe rodeado por fuerzas adversasu. f enapoyo de su tesis, Turner aduce los casos de Ca-nadá y Australia. Para el autor americano, hay unmomento que él reputa como el final de una era:cuando en 1890 el censo de los Estados Unidosanunció que la totalidad del territorio estaba ca_tastralmente registrado, es decir, las tierras libresdisponibles para los colonos, habían dejado deexistir.

En aquella América de la última década delsiglo xrx, con sus ciudades en pleno desarrollo,con su agricultura próspera, su ganadería pletóricay su industria en marcha haciala primaóía mun-dial, la palabra <frontera,

"mp"r^ó a ser citada

con nostalgia. El sueño de ir iiempre más allá,de buscar nuevos enclaves, habíá terminado.Quedaba, eso sí, un empuje que daría al carácter

IBB

americano una movilidad que no había perdido'Si en lo síquico han quedado discñados los tra-

zos de,ttt p.téblo en movimienlo a lo largo de unsiglo, tamLién los caracteres físicos -apuntabanhicia una delineación. El americano blanco' ce-

loso de su raza y sin problemas de mcstizaje,- se

mostró, desde t.t .otttólidación como colcctividadunido po.,r.tu nacionalidad, como un notable de-

vorador de carne asada. Por otra pat1c, y tras cl

paso de algunas generaciones, era factiblc obscr-,ru, q,.." los-nativos, americanos aunquc fucran dc

u.r..'rtro, o de padres europeos, desarrollabanunas características inequívocamente yanquis'Los dibujantes dieron en la diana cuando crcaron.rn u.q.r"tipo -el tío Sam- alto, enjuto, aquilino,lindanie

"tt lu deigadez. Por otro iado, el estilo clc

vida norleamericáno no permitía propender a lagordura. Ei vivir presionado-fue una caractcrís-iica típica americána en hombres empujados porla amLición y obligados a dar un alto rendimicntcren su trabajo. El vivir sin conformismo, siemprcen busca de una oporlunidad y en pugna perma-

nente por el éxito, con arreglo a la fórmula t¿rn

t^;q"i de uel mejor hombré ganaD, hizo- quc cl

i-ro-'bt" situado en una corporación y con los atri-butos de un triunfador mantuviera en lo más ín-

timo un espíritu de pionero, una inquietud fronte-ríza p or con o cer tt,térro s horizontes empresarialc s,

g"og.áfi.os, personales. El espíritu de conquislat,

Et tJgro del éxito y del triunfo material, crearon cl

o*"íiron way o'f iife, algo que llegó a hacer de los

Estados Unidos el modelo que aspiraban a imit¿rr

todos los países del mundo.Hacia i8+0 t" produjo el mayor aflujo dc crli-

grantes proceclenies de-ultramar' Hacia la nlilacl

áe la centuria hubo una llegada masiva dc cLrn-

troeuropeos, de judíos, de chinos (en ia costa clcl

Pacífico). En 1854, año punta, enlraron 400 000

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emigrantes. La cifra sólo fue superada en la dé_cada de 1880, cuando la arribadaánual excedió enalgunos años de lqs !0_0 000 personas. A este ritmo,el incremento global de la pbbhción fue Áa, g""jmétrico que aritmético. Lá población se dobiabacada treinta años. En 1790, cuatro millones. EnI820, nuevernillones. En 1g50, veintitrés millones.En 1900, setenta y- seis millones. La población delas grandes ciudades ," .o.ruirtiOÁ un caleidos-co.ni9. de grupos étnicos_ a quienes el metttng pátasimilaba haciendo que latinos, eslavos, -ugúi"r,griegos, armenios, judíos y árabes se sintierin ciujdadanos de los Eitados inidos, ganados po.-"1sueño americano, ese que tenía su meta en unamítica frontera. y ha sido tal el influjo de este vo_cablo sobre el americano medio que, ya en nues_tro siglo, un presidente llamado ¡óhn l'. Kennedyno vaciló en denominar como (nüLeva f.ont"run iámeta de sus renovadores propésitos políti*, t,sobre todo, sociales.

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