Quién Visita Los Museos[1]

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¿Quién Visita los Museos? Como profesionales de la museología y la museografía, dedicamos mucho tiempo de nuestra vida a visitar y observar lo que ocurre dentro de los museos y también en su entorno, por supuesto. Observando a las personas que acuden a los museos, viendo como deambulan por sus salas y galerías, acuden a nuestra mente preguntas que rozan la dinámica de la teoría filosófica: ¿quiénes son?, ¿de dónde vendrán?, ¿a dónde irán después de la visita?, ¿qué les habrá traído hasta aquí?, ¿estarán pasándolo bien?, ¿estarán aprendiendo algo?… Por otra parte, los museos, por sí mismos, cada vez se preocupan más por conocer al público que reciben. También reflexionan sobre cómo saber más de esas personas, qué datos son precisos y valiosos, todo ello para hacer los cambios necesarios en relación con esos datos y mejorar de cara al visitantes. Se trata de crear y ejecutar las acciones necesarias para que cada vez acudan más visitantes al museo. Sin visitantes, no hay museo; el título de nuestra canción. Pero, ¿cómo es un visitante? La función fundamental del museo, es crear y abrir sus exposiciones a la sociedad para que sean visitadas por ella. Pero existen otros modos de relación entre la sociedad y el museo. Fomentar este tipo de relación implica invariablemente hacer lo que apuntábamos al comienzo: observar, investigar, documentar, promocionar. El listado de preguntas que nos formulamos para tener verdadero conocimiento del visitante es muy larga. Podemos comenzar intentando saber que se cuestiona el propio visitante del museo. Todos los datos que podamos recopilar sin excepción, son fundamentales para trazar los perfiles de los visitantes a los museos. Evidentemente, también debemos conocer el museo hasta el último detalle, incluyendo todo lo relacionado con la aportación del personal del museo para mejorar la experiencia del visitante cuando acude. La información que puede aportar al estudio el personal que está más en contacto con el público, es la más importante. La dirección del museo debe demostrar su capacidad de gestión para obtener información sobre el uso del museo, y de los recursos que pone a disposición del público. Por mucha información que gestionemos, si la dirección del museo no dispone de las herramientas necesarias para el personal que está en contacto con el visitante con el objetivo dea mejorar la experiencia en el museo, todo ese saber será inútil. No se puede tener éxito de cara al visitante si la gestión desconoce al propio visitante. Para poder trabajar sobre seguro, no hay más salida que hacer un buen número de investigaciones en la medida de lo posible y con la profundidad a la que cada museo pueda llegar. Hay que hacerlo, no hay otra. El grado de satisfacción del visitante, una vez realizada la visita al museo, es uno de los datos más importantes entre otros también importantes. Pero hay mucho más, tanto es así que organismos como Museum and Galleries Comission en Inglaterra, ha redactado planes de conocimiento y seguimiento del visitante como modelos que puedan ser aplicados a todo tipo de museos para ayudarles en su investigación particular y que no tengan que pensar en cómo generar esa información.

Transcript of Quién Visita Los Museos[1]

  • Quin Visita los Museos?

    Como profesionales de la museologa y la museografa, dedicamos mucho tiempo de nuestra vida

    a visitar y observar lo que ocurre dentro de los museos y tambin en su entorno, por supuesto.

    Observando a las personas que acuden a los museos, viendo como deambulan por sus salas y

    galeras, acuden a nuestra mente preguntas que rozan la dinmica de la teora filosfica: quines

    son?, de dnde vendrn?, a dnde irn despus de la visita?, qu les habr trado hasta aqu?,

    estarn pasndolo bien?, estarn aprendiendo algo? Por otra parte, los museos, por s

    mismos, cada vez se preocupan ms por conocer al pblico que reciben. Tambin reflexionan

    sobre cmo saber ms de esas personas, qu datos son precisos y valiosos, todo ello para hacer

    los cambios necesarios en relacin con esos datos y mejorar de cara al visitantes. Se trata de crear

    y ejecutar las acciones necesarias para que cada vez acudan ms visitantes al museo. Sin

    visitantes, no hay museo; el ttulo de nuestra cancin. Pero, cmo es un visitante?

    La funcin fundamental del museo, es crear y abrir sus exposiciones a la sociedad para

    que sean visitadas por ella. Pero existen otros modos de relacin entre la sociedad y el

    museo. Fomentar este tipo de relacin implica invariablemente hacer lo que apuntbamos

    al comienzo: observar, investigar, documentar, promocionar. El listado de preguntas que

    nos formulamos para tener verdadero conocimiento del visitante es muy larga. Podemos

    comenzar intentando saber que se cuestiona el propio visitante del museo. Todos los

    datos que podamos recopilar sin excepcin, son fundamentales para trazar los perfiles de

    los visitantes a los museos. Evidentemente, tambin debemos conocer el museo hasta el

    ltimo detalle, incluyendo todo lo relacionado con la aportacin del personal del museo

    para mejorar la experiencia del visitante cuando acude. La informacin que puede aportar

    al estudio el personal que est ms en contacto con el pblico, es la ms importante.

    La direccin del museo debe demostrar su capacidad de gestin para obtener informacin

    sobre el uso del museo, y de los recursos que pone a disposicin del pblico. Por mucha

    informacin que gestionemos, si la direccin del museo no dispone de las herramientas

    necesarias para el personal que est en contacto con el visitante con el objetivo dea

    mejorar la experiencia en el museo, todo ese saber ser intil. No se puede tener xito de

    cara al visitante si la gestin desconoce al propio visitante. Para poder trabajar sobre

    seguro, no hay ms salida que hacer un buen nmero de investigaciones en la medida de

    lo posible y con la profundidad a la que cada museo pueda llegar. Hay que hacerlo, no hay

    otra. El grado de satisfaccin del visitante, una vez realizada la visita al museo, es uno de

    los datos ms importantes entre otros tambin importantes. Pero hay mucho ms, tanto

    es as que organismos como Museum and Galleries Comission en Inglaterra, ha redactado

    planes de conocimiento y seguimiento del visitante como modelos que puedan ser

    aplicados a todo tipo de museos para ayudarles en su investigacin particular y que no

    tengan que pensar en cmo generar esa informacin.

  • Otro dato importante, es que el tipo de visitante que acude a los museos debe compararse con la

    poblacin existente dentro del rea de influencia del propio museo. Por ejemplo, si se trata de un

    museo situado en una poblacin de 250.000 habitantes, una ciudad de provincia tipo, la zona de

    influencia del museo englobara una primera rea que sera la del ncleo urbano el meollo -, una

    secundaria que es el mbito comarcal el concejo -, y la tercera zona sera la ms difusa que tiene

    que ver con el exterior provincial. Las caractersticas de la poblacin del ncleo urbano que acude

    al museo son comparables con el perfil demogrfico de la poblacin y de la comarca. Si un museo

    se orienta a este grupo de visitantes, le resultar mucho ms sencillo adaptarse a las necesidades

    de la poblacin local porque es relativamente fcil hacerse con informacin ya casi conocida; sin

    embargo, esto no es aplicable para nada al museo nacional. En ese mbito hay que hacer un gran

    esfuerzo de investigacin y anlisis, y no digamos ya para los museos de mbito internacional. Eso

    ya es de nota.

    Respuestas a Quin Visita los Museos?

    Pedro octubre 30, 2014 en 1:55 pm Responder

    Buenas tardes. Interesante cuestin la del pblico del museo. Desde aqu reflejar mi queja sobre

    varios aspectos. Primero, el personal del museo, en general, deja mucho que desear. Casi nunca

    saben nada de lo que se les pregunta salvo dnde estn los servicios, escaleras y poco ms.

    Tienen alguna titulacin relacionada con la museografa? Otra cuestin, sera posible, o existe,

    alguna normativa donde se reservaran horas especficas para las visitas de nios. Estoy harto de

    nios pesados que corretean y no muestran mayor inters que el de divertirse como si estuvieran

    en un parque, claro que aqu muchas veces la culpa la tienen los padres. Y por ltimo, cuando se

    hace un estudio sorbre los visitantes de un museo se tiene en cuenta el estatus econmico? Lo

    digo porque hay algunos cuyos precios son prohibitivos y algunos no vamos por falta de ganas sino

    de dinero. Un saludo y enhorabuena por vuestra estupenda pgina. Pedro

    Octubre 30, 2014 en 2:44 pm Responder

    Gracias por tu comentario Pedro. Te dira en general que tenemos la obligacin de quejarnos

    como visitantes si vemos que algo no est bien, ya sea la respuesta de los trabajadores de los

    museos, ya sea la limpieza, sea lo que sea. Es muy importante esa queja, porque cada vez existen

    ms museos que tienen en cuenta esas opiniones como parte del proceso de gestin. Muchos de

    los trabajadores de los museos son muselogos e imagino que algn musegrafo tambin habr

    porque con la caresta de puestos de trabajo las personas que acceden a esos puestos estn cada

    vez ms formados. Se suele dar en nuestra sociedad que una mala respuesta viene de una falta de

    pasin por lo que se hace. Y cuando decimos pasin decimos respeto al prjimo tambin. Los

    trabajadores de los museos pblicos, no tengo ni idea Pedro de que formacin tendrn. Lo de los

    precios es algo que hay que cambiar, por supuesto, pero en estas circunstancias ya me contars,

    hay que esperar a que no los suban. Lo de los nios es como lo de los perros, los conductores en la

    ciudad y la carretera, los patinadores, ciclistas, moteros y tambin los padres, por supuesto, los

  • hay de dos categoras: los que tienen buena educacin y los que carecen de ella. Los que respetan

    al prjimo y los que no. Desgraciadamente el segundo grupo siempre suele ser el mayor. Un

    abrazo Pedro.

    Claudia noviembre 1, 2014 en 8:44 pm Responder

    Hola trabajo en un museo, y cuento que para hablar sobre el pblico de museos tenes que ser

    guia, los muselogos muchas veces no saben guiar. Y sobre el visitante hay variedades de

    visitantes, con inters y otros ni les interesa solo sacan fotos.hay mucho para contar. Soy gua.

    Noviembre 2, 2014 en 11:23 am Responder

    Hola Claudia, gracias por dejarnos tu mensaje. Comentarte que nosotros contrastamos nuestra

    opinin con otros profesionales y con usuarios de los museos. Nos fijamos mucho en todo. Lo

    cierto es que de todo hay y de todo se ve y debemos aprender a convivir con ello en el mbito

    profesional o personal y ambos. Nosotros preferimos el discurso del vamos a mejorar, a hacerlo

    mejor. Debemos decir que hemos recibido quejas comentadas aqu sobre la pasividad de los guas

    e incluso malos modos en algn caso. Imagino que no todos sern/seris as, por supuesto, habr

    a quien le guste su trabajo y quiera hacerlo bien para satisfaccin del usuario. Tambin hemos

    hablado en alguna ocasin de los tipos de visitantes que hay y de lo que nosotros no queremos

    volver a ver nunca jams en un museo y en los dos bandos: profesionales y visitantes. Te

    agradecemos tu opinin. Saludos.

  • Museos y su Funcin Social

    No existe la estabilidad social si no hay estabilidad individual. Aldoux Huxley

    Desde el ao 1974, que ya ha llovido, con la declaracin de Santiago de Chile de la International

    Council of Museums (ICOM), el concepto de museo que fue definido all es el siguiente: una

    institucin al servicio de la comunidad y de su desarrollo. El museo es por tanto un activo social

    contribuyendo a la evolucin de la sociedad en aspectos como son la cultura, la ciencia, el turismo

    y el desarrollo econmico.

    La funcin bsica del museo es situar a los visitantes dentro de su mundo para que tomen

    conciencia de su problemtica como individuo integrante de la sociedad. Es un concepto que no se

    asla de algunos planteamientos musesticos nuevos o especializados, considerando que esta idea

    dibuja un camino si cabe ms racional y lgico para llegar finalmente a la meta del desarrollo y

    evolucin de los museos como entidades al servicio de la sociedad. El museo debe ser siempre un

    instrumento al servicio de la comunidad. Si el museo se compromete con la sociedad, debe

    programar las estrategias necesarias para atraer a los visitantes potenciales, sea cual sea su

    origen, nivel socio-econmico o cultural. Este es un hecho que se ha convertido en el lema de los

    museos que defienden por encima de todo su responsabilidad en la colaboracin para la

    educacin de la sociedad, adems de ser herramientas para la inclusin social y para humanizar, si

    cabe, a la comunidad.

    Como decamos en la entrada de ayer, las tendencias de los grandes museos en su relacin con la

    sociedad, es defender sus polticas econmicas por encima de todo, evolucionando cada vez ms

    en este sentido hasta convertirse en corporaciones para una lite. Los grandes museos se alejan

    de la sociedad y los museos locales corren el peligro de extincin total. La sociedad no se ve

    cercana a las grandes instituciones-corporaciones, as la sociedad no se integrar como comunidad

    del museo, no se apoyar en el museo para aprender ms cosas, para ser mejores personas. Si

    alguien nos dice que se siente perfectamente integrado en la sociedad Guggenheim, por poner

    un ejemplo, que nos escriba por favor y nos lo cuente. Los museos no deben convertirse en islas

    autrquicas alejadas de las personas, no deben obsesionarse reafirmando su altsimo pedestal

    inamovible.

    Pensamos en la comunidad y observamos que lo comn, lo cercano, tiene ms peso sobre la

    difusin y conocimiento del patrimonio cultural que cualquier otra iniciativa, lo cercano funciona,

    sin aspavientos. Este modelo cercano de museo debe promoverse desde la administracin central

    en colaboracin con entidades colaboradoras que aseguren la viabilidad del proyecto musestico.

    No estamos inventando nada nuevo; en Estados Unidos o en Inglaterra los museos trabajan con la

    sociedad desde hace dcadas, evolucionando juntos. Muchos museos norteamericanos se

    financian con aportaciones privadas (y que desgravan impuestos) que van desde una pequea

  • aportacin del ciudadano de a pie, a una sustanciosa aportacin de una corporacin industrial (y

    que desgrava impuestos), contribuyendo todos en la medida de sus posibilidades, permitiendo

    que la institucin sea suya, sea social. Tambin se ponen en marcha todo tipo de iniciativas para

    conseguir fondos, como puede ser la edicin de una revista para su comunidad, venta de

    merchandising y hasta la organizacin de mercadillos. Y que no se entienda esta forma de

    mantener a los museos como paternalismo cultural. De esta forma, la sociedad acaba por sentir

    la institucin como algo propio, un servicio pblico, algo que hay que defender porque es

    patrimonio de su comunidad, como aportacin al bien universal social. El museo en realidad no

    debe pertenecer a nadie, es un bien de todos, no debe estar al servicio de un grupo ideolgico,

    econmico, corporativo o de una clase social determinada, debe tener una marcada funcin social.

    No hay otra.

    El museo, como lo entendemos nosotros, se marca como objetivo acercarse a toda la sociedad

    que tiene voz para crear una vinculacin estable con ella, estableciendo y difundiendo valores

    humanos, mejorando el statu quo cultural y emocional de la sociedad. Siempre decimos lo mismo,

    somos muy pesados, pero es que creemos en ello totalmente, a pie juntillas, los museos deben

    conseguir que una vez que salgamos de ellos nos hayamos convertido en mejores personas. La

    cultura es el nico camino hacia la paz y la libertad y alguien debe dar el primer paso para que no

    siga siendo esto solo una frase chula.

  • Museos: Nuevos Negocios

    Un cntimo ahorrado, es un cntimo ganado. Benjamn Franklin

    La forma en la que la gestin de los museos se entiende como administraciones de empresas, que

    trabajan no para los visitantes, sino para clientes, implica la definicin de nuevos objetivos y la

    asignacin de nuevas funciones. Entre los primero objetivos, est la de generar fidelizacin, tener

    clientela fiel y habitual, condicin fundamental para que el museo-empresa prospere. El segundo

    objetivo muy importante es, sin dudarlo, alcanzar cotas de rentabilidad exigibles o ligeramente

    inferiores a la de cualquier otra actividad productiva. Lisa Denninson, ex-directora del Museo

    Fundacin Guggenheim de Nueva York, dice: Actualmente, muchos directores de museos salen

    de las business schools-. Los museos se estn convirtiendo cada vez ms en simples negocios.

    Nosotros podramos aadir: Nos lo dices o nos lo cuentas Mrs. Denninson? Dselo a los gestores

    culturales a ver que opinan ellos de todo este movimiento. Los museos en general, ya no solo se

    sitan en su contexto cultural y educativo, sino que son entidades que estn al pairo de la oferta y

    la demanda, acuciados por balances contables, ajenos a la subvencin, inmersos en las idas y

    venidas de los mercados, luchando por ser financieramente competitivos, sin aplanamientos,

    estando por encima de otras muchas opciones de ocio, con la obsesin de ser un reclamo

    solvente, pero alejndose de su naturaleza como guardin de la memoria y del conocimiento.

    Una vez ha irrumpido la llegada de los nuevos tiempos, tambin para los museos, solo falta

    observar hacia donde se dirigen. Si la rat race musestica continua incluso bajo la presin a la que

    estn sometidas la mayora de estas instituciones, sobre todo las pblicas, casi seguro las pblicas

    y adems locales, desaparecern. Los museos privados que dependen de fundaciones, tienen a

    patronos con el cuchillo entre los dientes, exigiendo rentabilidad a sus gestores o administradores,

    reclamando beneficios: econmicos, polticos y de imagen, y as siguen su curso mal que bien. El

    visitante, consumidor de ocio, exige entretenimiento en su tiempo libre, buscando satisfacciones

    inmediatas a cambio de su dinero, y muchas veces son exigencias que estn relacionadas con la

    singularidad, la espectacularidad y la excepcionalidad. Existe un buen nmero de museos que

    estn entregados al glamour como ejercicio de posicionamiento, rendidos a las tendencias, sin

    atender ni por un minuto al concepto del museo universal, es decir, un bien todos los pblicos. El

    precio de las entradas que hay que pagar para entrar en muchos de ellos los convierten en

    productos de lite, y ms con los tiempos que corren.

    Adems, la lucha de egos y vanidades en este mundillo mercantil est a la orden del da, lo

    sabemos muy bien, lo vemos constantemente. Entre tanta lucha intestina es muy difcil poder

    evolucionar con naturalidad. Es algo que fcilmente costatable si se nos ocurre proponer a uno de

    estos museos corporacin, por ejemplo, una accin de gran repercusin educativa, pero sin

    beneficio, logrando as que te sealen la salida por la puerta de atrs. Este es el problema, se han

    olvidado de lo que son, o mejor dicho, de lo que deben ser en realidad y a quien deben servir. Se

    est acabando con el concepto del museo como guardin del patrimonio, y eso es muy grave. Ellos

    se justifican por el esfuerzo que estn obligados a hacer para mantener su gasto: el publicitario,

    sus eventos, nuevas exposiciones, innovaciones tecnolgicas, renovacin de instalaciones,

  • etctera. Es la pescadilla que se muerde la cola, pero sobre un enunciado que no creemos que sea

    el apropiado. Toda esta maquinaria de gestin implacable acaba con la visin romntica del

    museo, ese que es nuestro lugar de contemplacin, reflexin y aprendizaje sobre testimonios del

    pasado, presente y tambin la visin del futuro.

    El modelo neoliberal se impone tambin para los museos, manteniendo de continuo la cantata esa

    que viene desde la administracin central de lo del show me the money, y luego, ya hablaremos.

    Lo primero es lo primero. La idea de defensa del patrimonio, de nuestro patrimonio, se convierte

    en utopa; la voracidad mercantilista lo est arrasando todo, condenando a muchas iniciativas de

    gran valor social a la marginacin y al olvido. Los ecomuseos,por ejemplo, se encuentran asfixiados

    por la ausencia de ayudas, al borde del cierre, condenados a ir desapareciendo progresivamente.

    El management arrincona las funciones tradicionales asignadas a la institucin musestica,

    imponiendo criterios orientados a la administracin y beneficio econmico, con la justificacin de

    que el poco dinero pblico que queda despus de rescatar multimillonariamente a los bancos, no

    llega para ayudar a los museos pblicos. No hay un punto de equilibrio que se pueda aplicar para

    salvar as a los menos favorecidos por el mrketing, el new management, para aquellos que son

    ajenos al establishment, que defienden la idea tradicional del museo como enseante y defensor

    del patrimonio. Nosotros creemos que s, que hay trmino medio, pero hay que ayudar a que

    estas instituciones, fundamentalmente locales, para que puedan respirar un poco con la ayuda

    imprescindible de la administracin central*. No pueden sobrevivir sin ayudas estatales, y eso es

    algo que hay que la sociedad tambin debe exigir a los polticos si aun creemos que los museos

    son un valor definitivo para acercar la cultura a la sociedad y transformar as utopas en realidades

    al alcance de todos.

    (*) Una tabla de salvacin para los museos siempre ha sido el dinero de patrocinadores. En este

    ao 2014 que est a punto de terminar, el patrocinio (En Espaa) ha cado en un 80% comparado

    con las cifras de 2013.

  • Exposiciones Mviles: Consideraciones

    Acrcate a la cultura y te alejars de la estpida estupidez. R.C.

    Disear, construir y montar exposiciones mviles y temporales en los museos, es una forma

    fantstica de que estas instituciones se alejen de la endogamia expositiva, del contenido inmvil y

    permanente una vez visto, es extrao que volvamos -. Adems, las exposiciones temporales

    empuja a los museos trabajar en red, es decir, que pueden compartir exposiciones en periodos de

    rotacin, con el consiguiente ahorro de costes en la produccin de estas exposiciones. Otra

    ventaja de que los museos estn en red, adems es que atrae nuevos visitantes a los museos y se

    fideliza al pblico local. Las exposiciones temporales ofrecen la posibilidad de ir recopilando

    opiniones y experiencias en otras zonas geogrficas ajenas al propio museo promotor, algo que

    permite mejorar posteriormente los contenidos y la museografa, alcanzando una audiencia de

    visitantes diferente, siendo posible llegar a lugares dnde se les necesita por carecer de

    equipamientos musesticos.

    La creacin de exposiciones mviles o temporales, motiva al personal del museo al trabajar en el

    montaje de diversos contenidos, nuevos retos que se alejan de lo cotidiano. Sabemos que se

    necesita tiempo y dinero, que no es tan sencillo, pero se trata de un ejercicio fundamental que el

    museo debe afrontar s o s. Hay muchas formas de plantear una exposicin mvil en lo que tiene

    que ver con los presupuestos. A todos nos gusta crear planteamientos espectaculares, pero si no

    tenemos dinero habr que conformarse con plantear la exposicin de una manera digna y sencilla

    por encima de no plantear nada.

    Es importante tener en cuenta que existen una serie de requerimientos que la exposicin mvil

    tiene que cumplir. Deberemos crear una estrategia de almacenamiento seguro si la exposicin

    est basada en la muestra de objetos. Muchas de las cajas que contendrn los contenidos habr

    que disearlas especficamente para cada objeto, algo que encarece el presupuesto pero es

    inevitable. La exposicin debe ser diseada y construida para que se pueda montar y desmontar

    fcilmente teniendo en cuenta que los elementos que la conforman deben entrar por puertas en

    ocasiones muy estrechas, y que alguna que otra vez no se podr usar el ascensor si se monta en

    una planta que no est al nivel del suelo. Todo esto suena evidente, pero hemos visto de todo lo

    que se pueda ver relacionado con obstculos, experiencias que no son precisamente

    enriquecedoras, salvo para ampliar el lenguaje barrio bajero. La iluminacin suele ser otro caballo

    de batalla, no se puede plantear una exposicin mvil que necesite una potencia de vatios por

  • encima de lo habitual. Normalmente, no conocemos de antemano todos los lugares donde se va a

    exponer, ya que la programacin es cambiante.

  • El ensamblaje de todo el conjunto material de la exposicin debe poder hacerse con facilidad, tipo

    IKEA si nos lo permits, ya que a veces se enva la exposicin sin equipo de montaje para abaratar

    costes. Los profesionales receptores de la exposicin, en su correspondiente lugar e institucin, no

    son montadores profesionales. Nunca se debe presuponer que el receptor tenga conocimientos de

    montaje de exposiciones, hay que ponrselo muy fcil. Recomendamos tener en cuenta

    previamente, que no todos los techos estn a 5 metros de altura, ojo a ese dato, los hay de menos

    2 metros y en altillo. El transporte de la exposicin, es otra de las responsabilidades que se deben

    controlar perfectamente antes de que el camin arranque. Posiblemente la logstica sea una de las

    acciones de mayor responsabilidad y atencin por parte de los promotores a su cargo. Todas las

    cajas y embalajes deben estar pesados y medidos al milmetro, colocando una nota bien pegada

    con todos los detalles del contenido en cada una de ellas, bien a la vista y con el FRGIL en rojo y

    negrita en todas las caras de la caja, lo mismo que la posicin que el embalaje debe presentar en

    el transporte. No poder apilar cajas tambin puede acarrear problemas de espacio en el

    transporte. Si la exposicin que viaja se desplaza por pases que no pertenecen a la Comunidad

    Europea, deberemos disponer del carnet ATA, que es un documento internacional imprescindible

    que se usa para el control del transporte de toda clase de mercancas, ya sea por tierra, mar o aire.

    Este carnet es vlido en 70 pases de todo el mundo, no siendo necesario dentro de los pases de la

    Comunidad Europea si la exposicin pertenece a una entidad de un pas comunitario. Y no nos

    olvidemos de suscribir los seguros correspondientes. Todas estas gestiones pueden llegar a

    desanimar al promotor, pero es menos trabajo de lo que parece si nos apoyamos en un check list.

    Preguntar por esa lista a un piloto de avin, si conocis alguno, anima.

    Para finalizar, jugaremos con el concepto de educashow, un palabro que nos hemos inventado y

    que pretende darle nombre a lo que es educacin basada en el entretenimiento. Los especialistas

    en educashows se apoyan fundamentalmente en la creacin de exposiciones temporales mviles,

    siendo un gran aliado para esta forma dinmica de difusin del conocimiento. Todo se basa en

    crear exposiciones muy contenidas en el gasto de infraestructura, de soporte, pero dndole una

    importancia especial a todo lo que tiene que ver con las actividades anexas a la exposicin. Una

    caja de arena y un facsmil de fsil pueden ensear activamente a los visitantes como trabaja un

    arquelogo. Una interpretacin teatral breve puede contar la historia de un contenido. Para hacer

    este tipo de educashows, los edificios relacionados con el patrimonio industrial son fantsticos

    como escenarios, facilitando la exposicin de todo tipo de contenidos apoyndonos en su amplia

    configuracin arquitectnica no son habitaciones -.

    Todos los temas son posibles para conformar una excelente exposicin sin necesidad de mucho

    gasto; todo lo que alcance nuestra capacidad imaginativa, ya que en eso no hay lmite conocido,

    salvo la estupidez.

  • Museo como Motor de la Sociedad

    La soledad est bien, pero siempre necesitars a alguien al que decirle que la soledad est

    bien. Honor de Balzac

    Otro de nuestros mantras, o como un eco: el Museo debe abrirse a la ciudad, salir de sus slidos y

    seguros muros para ir a encontrarse con la sociedad. Debemos hacer que el museo forme parte de

    la sociedad, que de esa manera pueda ofrecer, sin ruido erudito, el patrimonio que guarda para la

    comunidad. El Museo no puede vivir siguiendo un trazo paralelo a la sociedad; el museo debe

    integrarse entre todos nosotros segn sus contenidos y capacidades.

    El Museo es uno de los activos ms importantes en la era de la sociedad de los servicios

    comunitarios, no solo desde la perspectiva de la difusin cultural, preservacin y divulgacin de

    nuestro patrimonio, sino que es una herramienta o puede convertirse en una herramienta muy

    importante de dinamizacin econmica y social de su entorno. Nosotros tenemos la suerte de ver

    como ha ocurrido esa dinamizacin, que adems se produce en mucho menos tiempo del que

    pudiera parecer. El Museo cercano a la sociedad es un bien contundente y, bien gestionado, es

    permanente.

    Pondremos dos ejemplos para refrendar estas afirmaciones nuestras. En Espaa concretamente

    por ser el rea geogrfica mundial que mejor conocemos -, tenemos dos ejemplos dispares,

    incluso antagnicos por ser muy diferentes, dos instituciones que tienen esa capacidad

    transformadora: el museo Guggenheim de Bilbao y el Ecomuseo de les Valls dneu-Lleida, en el

    Pirineo cataln). El primero, de todos muy bien conocido, ha sido la superpuesta del Gobierno del

    Pas Vasco para situar en el mapa del mundo a una ciudad: Bilbao. Una ciudad que con la

    desaparicin de la industria, necesitaba buscar soluciones que le permitieran dinamizar su

    economa en la nueva era post-industrial, adems de mejorar la imagen de la ciudad hacia el

    exterior. El superproyecto multimillonario de Frank Ghery al que no le deja de tocar la lotera

    como a su colega Zaha Hadid, ambos especializados, entre otros, en la fabricacin de clones -, ha

    servido para disparar el mercado del turismo cultural, e incluso de aquellos que de antemano no

    estn en absoluto interesados por la cultura, reforzando la economa de los hoteles, restaurantes,

    tiendas y negocios de servicios al visitante. Otros museos de la ciudad tambin se vieron

    beneficiados por esta corriente, como es el caso del Museo de Bellas Artes de Bilbao o La

    Alhndiga que generar multitud de actividades culturales al alcance de todos. El Guggenheim se

    ha convertido en el emblema del museo del siglo XXI. De sus contenidos, nosotros no vamos a

    opinar aqu hoy.

    Por otro lado, tenemos el Ecomuseo de les Valls dneu, un museo de contenido etnolgico que

    destaca por su capacidad dinamizadora cultural y de movilizacin de la sociedad en su entorno. Un

    museo que ha colaborado en la creacin de una red de museos y equipamientos culturales en el

    Pirineo leridano que importantsimo es esto -, con la nica finalidad de ayudar en su promocin,

    visibilidad y activacin econmica. Sus funciones musesticas traspasan la del museo tradicional

  • para convertirse en un centro cultural de referencia para la comunidad. Os parecer tontera, pero

    se nos eriza el vello de la nuca mientras escribimos esto. En este ecomuseo se desarrollan

    actividades que van desde la programacin de cursos de formacin para profesionales vinculados

    al patrimonio, hasta el impulso y desarrollo de actividades de recuperacin y activacin de la

    artesana tradicional del territorio. Este museo no se limita a guardar el edificio y su coleccin, sino

    que se expande por el territorio explicando y promocionando muy activamente la vida de los

    valles en donde se encuentra. Todo un referente al que no le ha cado una lluvia de billetes.

    Los dos ejemplos, siendo casos muy diferentes, han contribuido al desarrollo de la comunidad

    social que lo acoge. Dos formas muy diferentes de concebir el museo pero con una gran capacidad

    transformadora en ambos casos. Existen muchos ms ejemplos de capacidad transformadora

    desde la modestia que desde la potencia, y eso es algo que nos genera muchas esperanzas. Hay

    soluciones ah fuera, solo se necesita gente valiosa, trabajadora y competente, que crea en ellas y

    las ponga en marcha.

    As, el Museo debe desarrollar un carcter plural para integrarse estrechamente con la ciudad,

    dejando fuera el ruido de las calles, ayudando a hacer olvidar las preocupaciones de los

    ciudadanos. El Museo debe formar parte fundamental en una amplia red de instituciones

    culturales y educativas al alcance del ciudadano. El Museo puede ir ms all de sus propios muros,

    pudiendo estar presente en plazas comerciales, fbricas recicladas, centros culturales, escuelas,

    instituciones, ocio, etctera. Una incorrecta actitud del Museo hacia la sociedad, desarrollando

    prcticas cuyo nico riesgo es romper con una tradicin, no es suficiente, no hablemos en

    trminos de aplicar solo ciruga esttica, debemos hablar del Museo como un potente instrumento

    de dinamizacin social y cultural.

    BIBLIOGRAFA:

    SABAT NAVARRO, M. / GORT RIERA, R.

    Museo y comunidad. Un museo para todos los pblicos

    TREA Ediciones, 2012.

  • Museo y Comunidad 2.0

    Es el encuentro con personas lo que hace que la vida merezca la pena. Guy de Maupassant

    Mencionar aqu que las redes sociales han revolucionado la forma en que las personas se

    relacionan no va a arrancar aplauso alguno, est claro. Decir que las redes sociales son un nuevo

    canal de comunicacin inmerso en nuestras vidas, tampoco es nuevo. Comentar que los museos

    estn obligados a implicarse definitivamente en la democratizacin de la cultura, no necesita ni

    respuesta ni reaccin, es una verdad como un templo. Cuando abrimos una cuenta en Facebook,

    en Flickr o creamos un blog como este, estamos ofreciendo la posibilidad de que otros opinen

    sobre nosotros. Lo mismo le ocurre al museo que aparece en las redes sociales, ofreciendo la

    posibilidad de que los usuarios opinen sobre su dinmica, sus contenidos, sus servicios, su

    planteamiento didctico, etctera.

    La direccin del museo ya no tiene el control absoluto sobre la opinin que el pblico tiene sobre

    la institucin como antao. Hubo una poca en la que los museos se cuidaban muy mucho de que

    las opiniones, crticas, quejas, trascendieran a la opinin pblica. Eso, hoy, ha terminado. Los

    museos, hoy, deben pasar de la actitud defensiva a saber aprovechar esta oportunidad. Las redes

    sociales conllevan un acercamiento democratizador, para bien y para mal. Los museos en un

    tiempo, creemos o esperamos, que ya sean pasado, eran reticentes a la idea de involucrarse en las

    redes sociales, pero han comprobado que no estar no es una opcin, porque se quedan atrs,

    cayendo en el abandono y en el anacronismo.

    La sociedad de la informacin de la que formamos parte, obliga al museo a aceptar nuevos canales

    de comunicacin para los jvenes de entre 16 y 25 aos, la Red es ya casi el primer medio de

    comunicacin, a la par con la caja tonta -. La Red tendr todo el poder de relevancia en la

    comunicacin en dos das, tanto en su capacidad de entretenimiento, como en difusin de la

    informacin, persuasin, actualidad, diversidad, creatividad, etctera. Qu os vamos a contar a

    vosotros que no sepis.

    La capacidad de conectar a las personas desde lugares lejanos, de ideologas distintas, de

    diferentes edades y maneras de pensar en el campo de los museos, solo se puede producir en la

    Red. Los museos pueden generar debates en tiempo real, pueden hacer que, como aqu, se hable

    sobre ellos de forma constante. Cualquier internauta desde su ordenador, porttil, paleta,

    smartphone, ebook y dentro de nada iReloj o iWatch -, puede ver lo que acontece en las salas y

    galeras y participar enviando un tweet, colgando algo en el muro de Facebook, expresando su

    opinin en un video de YouTube en el mismo canal oficial del museo si lo tiene que debera tener

    -, esa es la realidad del hoy.

  • Esta nueva forma de interaccin social entre nosotros, grupos y/o instituciones, se puede trasladar

    al mundo analgico creando sinergias de accin, networking o socializarse cara a cara, una red de

    complicidades con miembros de nuestro entorno digital, que nos pueden ayudar en momentos

    determinados a crear proyectos que en ocasiones los museos ni se plantean. Se puede hacer

    fuerza, se puede instar pacficamente a que las cosas cambien para mejorar. Por esta razn, el

    museo debe estar abierto a las nuevas tecnologas creando su propia red social, tiene que estar

    abierto a propuestas que provengan de reflexiones, preocupaciones o necesidades de las personas

    que conforman su comunidad de visitantes o potenciales visitantes.

    Podemos asegurar que los museos muchas veces programan exposiciones o actividades que no

    interesan a la mayora. La actual situacin econmica ha dado un vuelco a las actividades de los

    gestores culturales y del patrimonio, que deben cambiar su metodologa de trabajo buscando lo

    que a la sociedad realmente le interesa, lo que puede captar la atencin e la opinin pblica en

    relacin con lo que el museo puede ofrecer. Sin pblico no hay ingresos, los patrocinadores son

    una especie a punto de extinguirse y ms sin el museo no tiene visitantes. La oferta cultural debe

    universalizarse, la erudicin debe desaparecer cara al pblico, pero todo ello sin caer en la

    vulgarizacin. Cmo se hace? Pues por ejemplo, existen lderes de opinin, gente famosa,

    personas e instituciones que son seguidas sistemticamente por la opinin pblica, que pueden

    actuar como garantes de la imagen del museo y sus actividades, que sean los embajadores del

    museo. Estos famosos pueden convertirse en las neuronas digitales de conexin que permitan

    acercar el museo a la sociedad usando las nuevas tecnologas como plataforma, haciendo el

    museo asequible cercano a las personas que de otro modo ni se lo plantea. Es un esfuerzo que se

    convierte en bien para la sociedad, porque se necesita difundir cultura, se necesita a gritos. En

    realidad, esa es la finalidad de todo el esfuerzo: la difusin de la cultura.

    El conectivismo es una teora del aprendizaje para la era digital que ha sido desarrollada por

    George Siemens y que se basa en el anlisis ese las limitaciones del conductivismo, el

    cognosticismo y el constructivismo, para explicar el efecto que la tecnologa ha tenido sobre la

    manera en la que actualmente vivimos, nos comunicamos y aprendemos. El colectivismo es la tesis

    que enuncia que el conocimiento se distribuye a travs de una red de conexiones, y por lo tanto el

    aprendizaje consiste en la habilidad para construir y recorrer las redes.

  • Museo y Objetos: 6 Leyes de Percepcin

    El ojo solo ve lo que nuestra mente est dispuesta a comprender. Roberston Davies

    Es posible que en alguna ocasin os hayis parado a pensar, delante de una de esas vitrinas de los

    museos que contienen objetos, si existe alguna norma o ley que nos obligue a colocar los objetos

    expuestos de una determinada manera. Observando una galera al completo podemos pensar lo

    mismo; si existe alguna norma o ley para distribuir las vitrinas tal y como las vemos desde la

    puerta. Si nos fijamos en su conjunto, observaremos diferentes variables en su disposicin tanto a

    nivel general de la sala, como en vitrinas: rectas frente a curvas, disposiciones abiertas y cerradas,

    orden geomtrico, simetra, importancia del eje visual centrado, ordenar alturas, orden de lectura

    de izquierda a derecha y de arriba a abajo en occidente, etctera. Estas son algunas de las

    cuestiones a considerar para la colocacin de los objetos en la sala o galera.

    En museografa, al menos nosotros, pensamos que el equilibrio necesario se puede lograr

    aplicando los principios de la percepcin humana y su influencia psicolgica. Existe una relacin

    entre lo horizontal y lo vertical, unos ejes imaginarios que se relacionan con las paredes y un punto

    de equilibrio entre ellos. La simetra transmite orden y armona, el orden asimtrico puede dar

    sensacin de movilidad, pero se debe cuidar mucho el peso visual para no emborrachar

    nuestros ojos con imgenes, compensando las proporciones visuales de los diferentes objetos, as

    como la distribucin del color de los propios objetos. Para nosotros las cartelas no existen esos

    papelitos que se ponen al lado de los objetos , hay otras formas mucho mejores de ofrecer esa

    informacin -, por lo que ni las vamos a mencionar.

    Jugar con espacios vacos puede ser estticamente interesante, ya que estos espacios permiten

    diferenciar a unos autores de otros, o un tema a otro, siempre que formen parte de la naturaleza

    del grupo visual. Esto se puede aplicar perfectamente tambin a la decoracin de nuestras casas

    Por qu no? (dejando al, margen el kitsch). Jugando con los huecos, podemos agrupar series y

    distinguir conjuntos, aunque un vaco excesivo puede llegar a desconcertar al visitante.

    El cono de visin del ser humano nos proporciona la distancia a la que debemos colocar un objeto

    para que pueda ser observado con comodidad. El ngulo de visin humana es de 54. La lnea del

    horizonte, por tanto, se situara en el centro del cono. Pero tambin dependemos de la distancia

    entre el objeto (bien cultural) y el espectador-visitante (ojos), pues cuanto ms alejado est el

    objeto, ms se abre el cono de visin. Por esta razn, para objetos pequeos, tambin en obras de

    arte por supuesto, la distancia de observacin ha de ser menor. Un ejemplo, para 35 centmetros

    de altura del objeto, deberemos situarlo a unos 70 centmetros de nuestro punto de observacin.

    Para eso hay leyes que hay que usar.

    Las 6 Leyes de Percepcin:

    1. Proximidad. Los elementos ms prximos se entiende que estn relacionados.

    2. Semejanza. Lo que se parece tiende a asimilarse como relacionado.

  • 3. Simetra. Cuestin de orden visual en su conjunto.

    4. Continuidad. Se agrupan los elementos que estn orientados en la misma direccin.

    5. Igualdad y/o equivalencia. Tendencia a agrupar objetos similares.

    6. Cerramiento visual. Tendencia a completar la lnea de cierre.

    Los objetos que veis en un museo que nos respondan a alguna de estas leyes es que estn

    colocados al tuntn, al montn, al retortero (hay muchos). Es decir, donde quepan, que no es una

    ley, no sabemos lo que es.

    Crear un Nuevo Museo

    Todas las teoras son legtimas, no hay duda de ello. Lo que s genera dudas es como se

    aplican. Jorge Lus Borges

    Imaginad por un momento que os llega la noticia de que habis heredado una vieja mansin full

    equip, es decir, con todo su contenido incluido. Es una mansin cuya propiedad siempre se ha

    mantenido dentro de la familia. Data aproximadamente de finales del siglo XVIII y todo lo que hay

    dentro: muebles, enseres, objetos, cuadros, fotografas, etctera, permanecen all desde hace

    generaciones. En la mansin hay una gran coleccin de recuerdos que forman el legado histrico

    de tu familia a lo largo de su existencia. Pero, puede darse el caso, no muy comn por otra parte,

    que despus de visitar lo que te ha tocado en gracia, comiences a reflexionar sobre que en

    realidad ese legado, ahora tuyo, es la narracin de una historia muy interesante en un lugar

    determinado, durante un tiempo definido y que puede ser de valor que la sociedad lo conozca.

    Comienzas a plantearte la posibilidad de crear un museo donde ahora es tu mansin siglo XVIII

    heredada, para que no solo sea un lugar bello con propietario, sino un sitio de aprendizaje sobre

    esa historia mostrada a todos aquellos que tengan inters por conocerla. Un pensamiento noble

    digno de nuestra ms absoluta admiracin, y ms si se hace realidad porque te convertirs en

    nuestro hroe. Pero antes de tomar decisiones, tu, el propietario de la mansin colonial, hoy

    posible promotor de ese museo, debe saber lo que a continuacin os vamos a contar.

    Crear un museo es una labor increblemente compleja en la que vas a adquirir un buen nmero de

    compromisos y de obligaciones. No te lo decimos para que te desanimes, queremos ser realistas y

    mostrar la realidad de las cosas. En cualquier caso, alguna de las asociaciones relacionadas con los

    museos que hay en el mundo te pueden ayudar a conocer con detalle esas obligaciones y

    compromisos, adems de otras muchas cosas. Nosotros te recomendamos que te pongas en

    contacto con el ICOM (Consejo Internacional de Museos), ellos harn lo posible para que puedas

    llevar a cabo tu proyecto entendiendo que leyes y regulaciones se te exigirn para la creacin de

    ese nuevo museo. Este recurso es la herramienta para hacer la lista de cosas y acciones que va a

    tener que emprender. Nosotros creemos que, llegados a este punto, deberas ponerte en manos

    de un profesional de los museos.

  • Nos pretendemos barrer para casa, pero nosotros defendemos la idea de crear un equipo

    consultor multidisciplinar formado bsicamente por un gestor cultural, un muselogo, un

    musegrafo y un arquitecto reformas y accesibilidad -. Las reuniones previas con este equipo son

    las que determinarn el xito o no del proyecto del nuevo museo. Para empezar, consideramos

    que hay que hablar de dinero, definir el presupuesto que el equipo considere que se va a necesitar

    para crear el museo. Una vez tengamos una cifra aproximada, el equipo se pondr manos a la obra

    para ayudarte a conseguir la financiacin, se supone que no quieres poner todo tu dinero

    encima de la mesa, adems, bastante haces con ceder tu propiedad a la comunidad -.

    Posiblemente tengas que crear una fundacin, un patronato que te ayude con aportaciones

    externas de dinero, posibles subvenciones (cada vez ms escasas), y que gestione el museo con la

    contratacin de un director. Si has llegado hasta este punto sin salir corriendo, vamos a resumir

    ahora lo que es necesario que sepas antes de que lo hagas (lo de huir):

    1. Debes aprender sobre qu son los museos. Hay organizaciones de toda clase que pueden

    ayudarte a mostrarte que es un museo en realidad, por dentro y por fuera. La Asociacin Espaola

    de Muselogos (AEM) aqu la Asociacin de Profesionales de la Museologa de Espaa (APME)

    aqu tambin y adems del ICOM, te pueden ayudar. Hay muchas ms repartidas por la mayora de

    los pases.

    2. Debes identificar un objetivo, necesidades y recursos. El xito de tu museo depender de que

    tengas un objetivo slido, con un claro propsito, con los recursos adecuados y estableciendo

    conexin con tu comunidad. Este punto te ayudar a evaluar esos objetivos y sus metas.

    3. Crear el Museo. Si has llegado hasta aqu sano y salvo, necesitars entender todas y cada una de

    las obligaciones legales, tema hacienda y ms si has decidido cobrar la entrada -, tema

    contratacin de personal, administracin de proveedores y gastos, o sea, la gestin general del

    museo, etctera, que debes afrontar para que el Museo se ponga en marcha.

    4. Mantener tu Museo abierto. Cuando el museo ya est reconocido legalmente como tal, cuando

    por ley ya existe, necesitars entender al detalle lo que podramos denominar la gestin de la

    entidad en el da a da, todo lo relacionado con el cuidado de las colecciones, gestionar tu equipo

    profesional y pelear para que el museo sea econmicamente viable.

    Si has hecho todo esto y ya tienes tu museo abierto, Enhorabuena! Apareceris en el Agendas

    Mundi en cualquier momento.