Quesson, Noel - 01 Evangelios de Adviento a Pentecostes

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PALABRA DE DIOS PARA CADA DÍA de advient evangelios o a pentecostés Editorial Clartt Grupos de oración y amistad

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PALABRA DE DIOS PARA CADA DÍA

de advient evangelios

o a pentecostés

Editorial Clartt Grupos de oración y amistad

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Noel QUESSON

PALABRA DE DIOS PARA CADA DÍA

Puntos de meditación de las lecturas litúrgicas entre semana

Tomo I

Los Evangelios de Adviento-Pentecostés

Editorial Claret Barcelona

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Portada: Emest Puig ©Droguet & Ardant - Limogcs 1979 ©Editorial Claret, S.A., Barcelona 1981

Versión castellana de M.N.Q., de la i.a edición de la obra francesa de Noel Quesson Parole de Dieu pour chaqué iour. Jalons pour les lectures de semaine - Tome I: Les Évangiles de l'Advent á la Pentecóte.

Nihil Obstat: El Censor: Jorge Marimón Barcelona, 12 de mayo de 1981 Imprímase: + José M. Guix, Obispo Auxiliar y Vicario General

5.a edición

Editorial Claret, S.A. Roger de Llúria, 5 - 08010 Barcelona Impreso en Diarts, S.A. Sant Jaume, 20 - Ripollet ISBN: 84-7263-196-6 (edición completa) ISBN: 84-7263-197-4 (vol. I) Depósito Legal: B. 28.281-1989

PROLOGO

La finalidad de este libro no es reemplazar el escuerzo personal de la meditación. No se trata tampoco de proporcionar fórmulas de plegarias estereotipadas, sino, por el contrario, de ayudar a los cristianos —cada día más numerosos— que desean renovar su plegaria entrando poco apoco en la "oración" personal, muchos vislumbran el valor de una cultura espiritual de base bí­blica; pero muchos también quedan perplejos ante ciertas dificul­tades de la Biblia. La Iglesia nos propone ahora una "lectura continua" de la Sa­grada Escritura en el "Leccionario litúrgico". Son unos frag­mentos escogidos de la Escritura. ¿Por qué no tomar estos textos como base de la plegaria meditada y de la cultura religiosa ?

PRÁCTICAMENTE, ¿COMO UTILIZAR ESTE LIBRO?

Ante todo, resistiendo la tentación de querer leerlo a renglón se­guido desde el comienzo hasta el final como se leería un libro de historia o un libro doctrinal sobre un solo tema. No, nuestro libro es un "gota agota". A cada día basta su página: "Danos hoy nuestro alimento espiritual del día de hoy". Para ellola ficha de cada meditación corresponde al año litúrgico, y cada meditación está impresa en dos páginas frente a frente para sugerir, físicamente, en lo posible, la necesidad de ser fieles a la meditación cotidiana... Nada reemplaza la lenta asimilación de una alimentación li­gera, pero repetida a menudo.

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4 Prefacio

i. °) En primer lugar leer el texto entero del evangelio propuesto. Es muy práctico tener el Leccionario para uso de los fieles editado en común por varios editores religiosos de España y que en diversos pequeños volúmenes se encuentra en todas las librerías. Puede también usarse el "Misal diario"; pero es suficiente leer el texto en una Biblia o en un Nuevo Testamento a partir de las referen­cias indicadas para cada día en el ángulo superior de la página izquierda. 2. °) Luego leer el esquema de meditación, párrafo por párrafo, tomándose tiempo para muchos momentos de silencio, en cuanto una línea o una palabra nos "dice algo". Durante estos momen­tos de asimilación, saborear personalmente la Palabra de Dios, y volver a expresar con palabras propias de cada uno las plegarias personales que brotan del corazón. Es esta oración íntima y única lo que es esencial. Los párrafos escritos están ahí solamente como un trampolín para lanzar la plegaria personal.

EL LAZO DE NUESTRA PLEGARIA Y DE NUES­TRA VIDA

Se ha procurado evitar lo que podría resultar demasiado particu­lar a tal o cual tipo de vida, a fin de proponer en lo posible lo que la Palabra de Dios tiene de universal para todas las razas, todos los ambientes, todos los estados de vida. Evidentemente esto no quiere decir que la Palabra de Dios sea abstracta o intemporal. ¡Todo lo contrario! Incita a cada uno a cambiar de vida. Es esencial que cada persona saque por sí misma las consecuencias concretas: una madre de familia y una religiosa, un campesino y un ciudadano, un joven y un anciano, un hombre jubilado y un responsable de un movimiento sindical... no tienen que hacer la misma oración. Nadie puede decidir por nosotros las elecciones, las decisiones, las conversiones que la Palabra de Dios nos pide. Dios es soberana­mente libre, y no dice lo mismo uniformemente a todos; habla al corazón de cada uno. Nuestro deseo sería que los cristianos que utilizaran esta iniciación a la Biblia puedan un día prescindir de esta iniciación totalmente y dejarse guiar por el soplo del Espíritu.

Prefacio 5

COMO HAN SIDO COMPUESTAS ESTAS MEDITA­CIONES

En primer lugar he de reconocer todo lo que debo a los equipos de laicos cristianos —Acción Católica, Movimientos de Espirituali­dad—, en los cuales he tenido la suerte de participar como consi­liario. He observado que la plegaria más espontánea consistía siempre en insistir en una frase del evangelio para compartirla con los demás, como suele decirse hoy. Este es el procedimiento que he utilizado pensando que es el más cercano a la experiencia más co­rriente de la plegaria. Cada página de meditación está, pues, dividida en pequeños pá­rrafos; éstos empiezan todos por una frase evangélica impresa en negrita. Esta frase es, pues, el punto departida de la oración. Lo que sigue, a menudo no es más que una amplificación, una tra­ducción en lenguaje moderno de lo que ya contenía el pasaje de la Escritura propiamente dicho. Es a esta frase de Evangelio a la que hay que volver una vez leídas las explicaciones. He observado a menudo que surgían cuestiones sobre tal o cual pa­saje oscuro o difícil; por lo tanto he procurado aportar elementos de exégesis objetiva. Ciertamente no es este un libro erudito; pero, conservando el máximo de simplicidad, he tenido en cuenta, en lo posible, los estudios más recientes. Los fieles de hoy tienen derecho a exigir que su oración no se limite a un hermoso sentimiento subje­tivo. Un poco de ciencia bíblica asegura que la oración no es única-mente,personal, sino que abarca el gran sentido objetivo de la Pa­labra de Dios. Así este trabajo, que quiere ser ante todo una ayuda para la ora­ción, podrá tener un resultado complementario: será un incre­mento de la cultura religiosa de muchos cristianos. La Biblia es uno de los grandes documentos históricos de la cultura universal; pero requiere una introducción. ¡Son muchas las personas que un día compraron una Biblia, y se vieron pronto desanimadas ante la dificultad de su interpretación! A este aspecto un poco científico —que no duda a veces, aunque moderadamente, en evocar el texto griego o hebreo—hemos aña­dido un aspecto muy subjetivo, al modo de Pascal: Son unos pensamientos sueltos, que se siguen a menudo sin gran ló-

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6 Prólogo

gica aparente; pero que por ser breves e inacabados, quieren inter­pelar al lector; para incitarlo a una plegaria muy personal me he atrevido a proponerle la mía. Que se me perdone. Para ello me he atrevido a mezclar constantemente los estilos, como es corriente en los salmos, en los que se pasasin previa adver­tencia del discurso "sobre Dios" ala plegaria "a Dios". Asimismo, en estas meditaciones, se oscilará continuamente de la tercera persona —Jesús ha dicho esto, Jesús ha dicho aquello—, a la segunda persona —Señor, Tú has hecho esto, Señor, Tú de­cías aquello. Es esencial habituarse a no considerar ya a Dios como una pala­bra solamente, aunque se pronuncie con reverencia, sino Siempre como Alguien, un ' Tú" a quien dirigirse directamente.

FLAN DE CONJUNTO DE LA OBRA

Los dos primeros tomos contienen los evangelios semanales de un año entero. Con facilidad encontraréis en ellos:

— una lectura continua del Evangelio según san Marcos, de la i." ala y." semana del tiempo ordinario (páginas 262 a 369 del Tomo I;

— una lectura continua del Evangelio según san Mateo, de la 10.a ala 21.a semana del tiempo ordinario (páginas 8 a IJI del Tomo II);

— una lectura continua del Evangelio según san Lucas, de la 22.a a la 14." semana del tiempo ordinario (páginas 1 j2 a 307 del Tomo II);

— una lectura continua del Evangelio según san Juan, déla 2.a

ala j . " semana de Pascua (páginas 190 a 261 del Tomo I).

Durante, el tiempo restante, es decir, Adviento, Navidad y Cuaresma, las páginas están sacadas de todos los evangelistas, de manera discontinua, para ilustrar más vivamente las actitudes espirituales propias de estos tiempos privilegiados. Él Tomo III contendrá las meditaciones correspondientes a las primeras lecturas del leccionario semanal para los tiempos de Ad­viento, Navidad, Cuaresma y el tiempo Pascual.

Prólogo 7

El Tomo IV contendrá las primeras lecturas del Tiempo Ordina­rio para ¡os años pares. ElTomo V contendrá las primeras lecturas del Tiempo Ordina­rio para los años impares. El conjunto propondrá pues un ciclo de meditaciones repartido en­tre varios anos. Siempre que sea posible es muy ventajoso respetar el principio de la lectura continua; porque cada autor o cada libro de la Biblia tiene su carácter propio; y es sumamente interesante entrar paulatinamente en una mentalidad y un estilo nuevos... para entrar, finalmente, en la mentalidad única del Único Au­tor de la Escritura. En el fondo, todo es sencillo. Dios nos habla cada día; y estas líneas sólo quieren ser modestas sugerencias para que le demos "nuestra respuesta".

NoélQUESSON

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8 / ." semana de Adviento

Primera semana de Adviento

LUNES Mateo 8-J.II

Los evangelios de Adviento, sacados de varios evangelistas, han sido escogidos para que nos den una especie de cuadro de "la espera'... Muchos nombres, antes de Jesús, han espe­rado, deseado, anhelado un mesías. Jesús ha venido a colmar y purificar esta espera.

Nosotros esperamos siempre, hoy también, la plena realiza­ción de la salvación, de la felicidad, del Reino y millones de otros hombres están igualmente en esta misma espera, a pe­sar de no haber encontrado a Cristo, ni saber siquiera que existe, ignorando todo lo que El podría aportarles. Nuestra plegaria, en este tiempo de Adviento debe ser una plegaria de deseo", y una plegaria "misionera".

Jesús había entrado en Cafamaum; un centurión del ejército romano salió a su encuentro y le suplicó... No has sido Tú, Señor, quien ha elegido este encuentro, a la entrada de la ciudad. ¡Este hombre se presenta, inesperado, imprevisto... desconocido! Y sin embargo Dios, por su gra­cia invisible, ya estaba presente en su corazón, para impul­sarle a hacer esta gestión. ¡"Un centurión del ejército de ocupación"! Los romanos eran mal vistos en Palestina. Eran paganos y opresores. Se les volvía la cara a su paso. Ahora bien, este pagano desea y está a la espera... ¡Va hacia Jesús! Ayúdame, Señor, a contemplar en la fe ese mundo pagano que me rodea y que está a la espera.

"Señor, mi criado esta postrado en mi casa, paralítico, y pa­dece muchísimo." Los paganos, y los que aún no han descubierto la fe, son a

/ ." semana de Adviento 9

menudo mejores que nosotros: este soldado romano tiene una gran delicadeza. Lejos de despreciar a su sirviente, le ama y hace una gestión por él. Señor, ayúdanos a saber descubrir las cualidades humanas, los valores vividos por tantas y diversas personas. Pensando en mi jornada de hoy, y en las personas que voy a encontrar, te doy gracias, Señor, por sus cualidades, fruto de tu gracia.

"Señor, no soy digno de que entres en mi casa, pero mán­dalo con tu palabra y quedará curado mi criado... ¡Es ésta una actitud de Fe! Jesús lo capta al instante. No es una plegaria orgullosa, que exige, que reclama, que quiere forzar la mano. Como empequeñeciéndose, expone su caso. Dame, Señor, esta humildad del centurión: "Señor, yo no soy digno de que Tú entres en mi casa..."

Ni aun en Israel he hallado fe tan grande... Yo os declaro que vendrán muchos gentiles del Oriente y del Occidente y estarán a la mesa con Abraham, Isaac y Jacob en el reino de los cielos. Jesús ha pensado en todos los que "vendrán", en todos los

3ue están aún a la espera. Para El no hay privilegio de raza ni e cultura. Todos los hombres, de todas partes, están invi­

tados y están en marcha. ¿Tengo un corazón "universal" como Jesús? ¿Un corazón "misionero"?

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i o / . " semana de Adviento

MARTES Lucas 10-21.24

Jesús manifestó un extraordinario gozo al impulso del Espí­ritu Santo y dijo:... Esto sucedió en presencia de sus discípulos que regresaban de una misión apostólica y querían hablarle sobre el trabajo que habían hecho. Trato de imaginar a Jesús "en un gozo exultante"... a Jesús dichoso, radiante. Todo ello aparece en su rostro, en sus gestos, en el tono de su voz. Proviene del interior, es profundo... procede del Espíritu Santo que habita en El. Ese Espíritu que nos ha sido dado también a nosotros, que Jesús nos ha dado.

Yo te alabo Padre, Señor del cielo y de la tierra. Hubiera sido mejor traducirlo por "yo te bendigo, o Pa­dre..." De hecho Jesús ha utilizado una fórmula de "bendición" que es familiar a los judíos. A lo largo de la jornada se invitaba a los judíos piadosos a dar gracias a Dios por todo diciéndole: "Bendito eres Tú por... Bendito Tú eres por..." Tenemos pues ahí un tipo de plegaria que Jesús hacía a me­nudo. Habla a su Padre. Le da gracias. Era el sentimiento domi­nante de su alma. Danos, Señor, el sentido de la acción de gracias, de la alegría de decir "gracias Señor por... y gracias de nuevo por..." Recoger cada día las alegrías recibidas para agradecérselas al Señor.

Lo que has encubierto a los sabios y prudentes, lo has reve­lado a los pequeñuelos. La acción de gracias, la plegaria de Jesús surge de la contem­plación del trabajo que el Padre está haciendo en el corazón de los hombres. Los apóstoles habían predicado, habían trabajado con de-

/. * semana de Adviento 11

nuedo: tal era la apariencia, la cara visible de las cosas. Y Jesús, El, ve el trabajo del Padre en el interior: "Tú has encubierto... Tú has revelado..." Dios trabaja en el corazón de cada hombre, incluso en el de los paganos. He de aprender a contemplar este trabajo de Dios: a descu­brir lo que está haciendo, actualmente, en los que me ro­dean, y en mí... para corresponder, para facultarle, para cooperar. Cada vez que una persona se supera, hace el bien, sigue la llamada de su conciencia... debemos pensar que Dios está allí. Ayudar a esta persona a dar "este paso" adelante es trabajar con Dios, acompañarle.

Los sabios, los prudentes... los pequeñuelos... Ahí hay una clara oposición. Jesús se pone de parte de los pequeños, de los pobres, de los ignorantes... frente al des­precio de los doctores de la ley. Conocer a Dios no es primordialmente una operación inte­lectual, reservada a una élite: los "pequeños" pueden descu­brir cosas sobre Dios que los sabios no alcanzan a compren­der.

Nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo quiere revelarle. Es el misterio de la vida cristiana que está entreabierto; la vida del bautizado es la extensión, a personas humanas, de la vida de relación, de amor y de conocimiento recíproco que existe entre las Personas divinas.

Todo me ha sido confiado por mi Padre... Esto evoca la transparencia de dos personas que no se ocul­tan nada la una a la otra: es el "modelo" de todas nuestras relaciones humanas, y de nuestras relaciones con Dios. ¿Qué llamada hay aquí, para mí, para mis equipos de trabajo o de apostolado?

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12 / ." semana de Adviento

MIÉRCOLES Mateo IJ-2$.$7

Muchas gentes fueron a Jesús llevando consigo cojos, cie­gos, baldados, mudos y otros muchos enfermos. He ahí la pobre humanidad que corre tras de Ti, Señor. La lista de San Mateo es significativa, por la acumulación de miserias humanas La atención de Dios va en primer lugar hacia estos. La mise­ricordia amorosa de Dios se interesa primero por los que su­fren, por los pobres, por los enfermos. En este tiempo de Adviento, propio para reflexionar sobre la espera de Dios que se encuentra en el corazón de los hom­bres, es muy provechoso contemplar esta escena: "Jesús ro­deado... Jesús acaparado... Jesús buscado... por los baldados, los achacosos.

Y los pusieron a sus pies y El los curó. Es el signo de la venida del Mesías: el mal retrocede, la des­gracia es vencida. ¿Es éste también el signo que yo mismo doy siempre que puedo? ¿Procuro también que el mal retroceda? Y mi sim­patía, ¿va siempre hacia los desheredados? Mi plegaria y mi acción ¿caminan en este sentido?

Entonces la multitud estaba asombrada... y glorificaron a Dios. La venida del Señor es una fiesta para los que sufren. Cuando Dios pasa deja una estela de alegría. ¿Me sucede lo mismo cuando trato de revelar a Dios? Sé muy bien, Señor, que las miserias materiales no suelen ser aliviadas hoy; quedan muchos baldados, ciegos, achacosos... Es una de las graves cuestiones de nuestra fe. Quiero creer, sin embargo, que Tu proyecto es suprimir todo mal. Quiero participar en él... con la esperanza de que por fin el mal desaparecerá. Y aún cuando desgraciadamente, las miserias físicas no pue-

/ ." semana de Adviento 13

dan ser siempre suprimidas, creo que es posible a veces transfigurarlas un poco. Señor, da ese valor y esa transfiguración a todos los angus­tiados.

Y Jesús, convocados sus discípulos, dijo: "Tengo compasión de estas turbas..." Jesús está visiblemente emocionado. Hay una emoción sen­sible en estas palabras. Contemplo este sentimiento tan hu­mano en su corazón de hombre y en su corazón de Dios. Hoy todavía Jesús nos repite que se apiada y sufre con los que sufren. Si "llama a sus amigos", es para hacerles participar de su sentimiento. ¿Ante quiénes, experimenta hoy Jesús lo mismo? ¿A quié­nes quiere hacerles partícipes de su actitud de amor?

"No tienen qué comer, y no quiero despedirlos en ayunas, no sea que desfallezcan en el camino... ¿Cuántos panes tenéis?... El Señor nos invita a prestar atención al grave problema del hambre. Los que hoy tienen hambre. Todas las hambres: el hambre material, el hambre espiritual.

Siete panes y algunos pececillos... Es de este "poco" que va a salir todo. Siete panes no es mu­cho para una muchedumbre. Es en el reparto fraterno que se encuentra la solución del hambre y en el amor siempre atento a los demás. Jesús multiplica. Pero ello ha tenido un primer punto de partida humano, modesto y pequeño. A pesar de ver cuan insuficientes son mis pobres esfuerzos, ¿no debo, sin embargo, hacer ese es­fuerzo? Señor, he aquí mis siete panes, ¡multiplícalos!

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14 i." semana de Adviento

JUEVES Mateo J-21.24-ZJ

No todo aquel que dice ¡Señor, Señor! entrará en el reino de los cielos. Sino el que hace la voluntad de mi Padre celestial. Quiero primero repetirme varias veces esta frase, Señor. Quiero oiría de Tu propia boca, como si Tú me la dijeras hoy. Sin embargo, sé muy bien que tenemos necesidad de orar y que a menudo nos has recomendado también la oración. Sé

?ue no rezo lo suficiente, ero, en tu espíritu, la "oración" y la "acción" no se oponen.

Dices: "No basta rezar..." Pero hay que hacerlo, para que pueda decirse que ello no basta. Ahora es mi momento de oración. Digo Señor, Señor". Por lo tanto acepto todo lo que me reveles en este texto: Tu me envías de nuevo a mis tareas humanas, a mis responsabilidades de cada día. Se trata de pasar con naturalidad de la "oración" a la "acción". Pau­sadamente procuro descubrir y contemplar la "voluntad del Padre"... luego voy a "hacer esta voluntad". Lo que interesa a Dios en mi vida no son únicamente mis momentos de oración... sino todos los momentos de mi jor­nada. ¿Qué esperas de mí, Señor, en el día de hoy?

Cualquiera que escucha estas mis instrucciones, y las prac­tica... Es la misma idea: un ritmo de vida esencial en dos tiempos:

— Escuchar... — Poner en práctica...

Señor, ayúdame a fin de que te escuche verdaderamente. Concédeme que esté atento a tu voz. Señor, ayúdame; que mi obrar sea verdadero, que mis actos sean conformes a lo que Tú quieres.

Será semejante a un hombre cuerdo que fundó su casa sobre piedra.

/." semana de Adviento 15

Lo que me pasa, Señor, es que no veo toda la importancia que tienen las cosas que llenan mis jornadas. Las hago, una después de otra, porque hay que hacerlas; ¡pero sin valorar­las! Entonces resulta que encuentro esas jornadas muy bana­les y vacías. Sin embargo, mis días podrían ser grávidos y sólidos como la roca. ¡Si yo supiera edificarlos siempre sobre tu Palabra, sobre tu querer, sobre ti! Señor, ayúdame a edificar mi vida sobre la roca, sobre ti. ¡Edificar sólidamente! Construir. La humanidad necesita hombres y mujeres sólidos, cons­tructivos que edifiquen lo que es sólido con Dios.

Pero, cualquiera que oye estas mis instrucciones y no las pone en practica... Esta palabra debería hacer reflexionar a aquellas personas que dicen "soy creyente... pero no soy practicante..." Es verdad que hay muchas maneras de "practicar": se puede practicar la caridad, la justicia, la plegaria, la bondad... prac­ticar la fe... Pero Jesús parece decirnos que hay que ser hon­rado, y no contentarse con buenos sentimientos o buenas intenciones: si decimos creer, hay que aplicar la fe a la vida. Hay que aplicar la caridad, si decimos amar. Lo contrario ¡es ser como una "casa edificada sobre la arena"!

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i 6 / . " semana de Adviento

VIERNES Mateo 9-27.31

' esús iba de camino... ' Dos ciegos le salieron al encuentro gritando... . Víe paro un instante a imaginar esta escena concreta como si yo asistiera también. ¿Que tipo de plegaria me sugiere esta escena? Me pone de nuevo en el tema de la espera, del ad­viento. Hombres, mujeres, jóvenes, niños... a mi alrededor esperan algo de mí. Todos no gritan, pero su grito es quizá interno. El "grito" es un signo. Signo de una necesidad muy fuerte, de un sufrimiento muy intenso, signo de una sensibilidad afectada a lo vivo. Una necesidad fuertemente sentida, ni que sea sólo de tipo humano, (sufrimiento físico o moral, ansia de pan o de amistad, aspiración a una vida mejor), puede ser el punto de partida, el inicio, de una búsqueda de Dios.

"¡Hijo de David, ten compasión de nosotros!" Su plegaria es muy simple: es su grito, grito que brota de su sufrimiento. Mi plegaria, también debería ser a veces simplemente esto: la expresión sincera de que algo no marcha bien en mí, alre­dedor de mí... mi sufrimiento... los sufrimientos de los que yo soy el testigo... 'Ten compasión de nosotros, Señor. Kyrie eleison."

En cada misa, se nos sugiere a menudo este tipo de plegaria. Sabemos darle un contenido concreto: plegaria de interce­sión. Al decir "Hijo de David", los dos ciegos reconocen a Jesús un título mesiánico. Tú eres aquel que ha de venir, aquel que ha sido prometido por los profetas.

Luego que llegó a su casa, se le presentaron los ciegos. Jesús parece haber querido poner a prueba su plegaria: de momento no les contesta. A menudo, Señor, nos da la im­presión de que Tú no nos oyes.

/ . " semana de Adviento 17

Imagino la escena que se prolonga: los dos ciegos que se ape­gan a El, que continúan siguiendo a Jesús por la calle, que continúan gritando, rogando... hasta la casa, y entran con El.

Jesús les dijo: "¿Creéis que puedo hacer eso que me )edís?"— "Si, Señor". esús interroga. Quiere asegurarse de la autenticidad de su 3e. Desea purificar esta Fe. La necesidad humana que está

en el origen de su plegaria podría no ser sino el deseo de un milagro... para sí mismos, para ellos dos. Y esto tiene ya su importancia, lo hemos visto. Y Dios lo escucha. Es un

fmnto de partida, ambiguo, pero tan natural... esús, con su pregunta, trata de hacerles progresar hacia una

fe más pura: ellos pensaban en "sí mismos"... Jesús les orienta hacia su propia persona, hacia El. "¿Creéis que yo puedo hacer esto?" Jesús les pregunta si tienen Fe. Don de Dios; el milagro que se dispone a nacer no es una cosa automática ni mágica. Los sacramentos no son actos mágicos: los sacramentos requie­ren Fe. Lo que me llama la atención Señor, es el respeto que tienes a la libertad del hombre: Suscitas en ellos la espera, el deseo, la fe... No quieres forzar., hace falta una cierta corresponden­cia, en el nombre, para que Tú le colmes.

Entonces les tocó los ojos diciendo: Según vuestra fe, así os sea hecho. Sí, Tú no has obligado. Has esperado y has suscitado su Fe. "Así se haga, según vuestra Fe." Señor, aumenta en nosotros la Fe.

Se les abrieron los ojos, mas Jesús les conminó diciendo: Mi­rad que nadie lo sepa. Ellos, sin embargo, al salir de allí, lo publicaron por toda la comarca. Ese secreto que Jesús les pide pone de manifiesto que no de­sea levantar un entusiasmo superficial. No es lo sensacional ni lo prodigioso lo que cuenta.

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18 i." semana de Adviento

SÁBADO Mateo $-$j—10-8

Jesús recorría todas las ciudades y villas, enseñando en sus sinagogas.

Íesús gustaba de hablar al aire libre, según las circunstancias, 'ero se acomodaba también a los usos tradicionales de su

país. El modo oficial de enseñar consistía en tomar la pala­bra y hacer una exposición del tema en el interior de una Si­nagoga, en el cuadro de una asamblea litúrgica del sábado.

Predicando la "buena" nueva del reino de Dios y curando toda dolencia. Tesús "enseña"... Aleo que es... ¡"bueno"!

TT " t . "

Una buena nueva. Jesús "cura"... ¡Es una cosa "buena"!

Una "buena" acción. El Reino de Dios es a la vez una liberación del error, un pro­greso del hombre a la luz de la verdad que le libera... Pero es también una liberación del mal y de todo lo que oprime al hombre, es una progresión de felicidad. Venga a nosotros Tu reino. Prolongo esta oración, aplicán­dola a casos concretos que conozco a mi alrededor. Y al ver aquellas gentes, se apiadó entrañablemente de ellas, porque estaban malparadas, y decaídas como ovejas sin pas­tor. Así ve Jesús la humanidad: una muchedumbre desencan­tada, desfallecida... sin verdaderos guías ni buenos pastores Sie la conduzcan a verdes pastos,

profeta Ezequiel había acusado a los pastores oficiales, a todos los que desempeñan cargos de responsabilidad, de no apacentar el pueblo, sino a sí mismos... de no ejercer su cargo en beneficio de los demás, sino para su propia conve­niencia... La humanidad, en todos los tiempos y en todos los países está siempre esperando. ¿Quién se levantará para servir a los

/. * semana de Adviento 19

demás? ¿Quién llegará a ser un buen guía, un buen respon­sable?

La mies es abundante, mas los obreros pocos. Jesús ve la humanidad como un campo de trigo en sazón ondulante al soplo del viento. La cosecha está ahí, a punto. La alegría de una buena cosecha. Pero los obreros son pocos, Jesús constata con dolor la in­mensidad del trabajo, ¡su trabajo! Él quisiera colaboradores. ¿Quién se ofrecerá? Rogad, pues, al dueño de la mies... ¿Por qué Cristo nos pide rezar? ¿Por qué pides esto? Esto prueba que, para Jesús, la "vocación" no es solamente una cosa humana... Dios mismo es su origen, es Él quien llama. ¿Hago yo esta plegaria?

A los doce apóstoles, que Jesús había convocado, les dijo: "Id en busca de las ovejas perdidas de la casa de Israel... Hay aquí una especie de limitación. Esto debió ser un sufri­miento para Jesús. No puede hacerse todo a la vez... Pero hay que empezar. Y para Dios es importante que la salva­ción sea primero ofrecida a los judíos, a la "casa de Israel". Entre nuestros numerosos quehaceres, es importante no ol­vidar esto. Lo que cuenta no es la cantidad de nuestros tra­bajos... sino el nacer lo que el Padre tiene previsto para no­sotros... según los límites que nos sean impuestos, incluso si esta limitación es molesta. Te ofrezco, Señor, todas mis ansias misioneras, todo lo que quisiera hacer por tu Reino, y que no llego a realizar.

Proclamad que ha llegado el reino de los cielos. Curad en­fermos, resucitad muertos, limpiad leprosos, expulsad demo­nios. Es necesario que los apóstoles hagan lo mismo que hizo el Señor.

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20 i." ¡emana de Adviento

Segunda semana de Adviento

LUNES Lucas j-17.26

Un día que Jesús enseñaba... llegaron unos hombres que tra­ían en una camilla a un paralítico... A causa del gentío no ha­llaron por donde llevarle hasta Jesús, lo subieron al terrado, y por el techo lo bajaron y pusieron con la camilla en medio, ante Jesús... Es una escena muy concreta. Voy a representármela. Gran expectativa, un deseo muy fuerte y muy humano. Es un de­seo de curación corporal el que anima a esas gentes. A mi al­rededor, en el mundo de hoy... ¿Cuáles son Tas necesidades? Las que sienten incluso los espiritualmente débiles.

El cual, viendo su fe, dijo: ¡Oh hombre! "Tus pecados te son perdonados" Los beneficios de Dios no suelen ser precisamente de orden material. Las más importantes maravillas de Dios suceden en los corazones. La liberación del pecado es el gran benefi­cio divino. Quizá este paralítico, que tan a menudo necesi­taba de los demás, que dependía totalmente de los de su en­torno, por este hecho precisamente, estaba mejor preparado

ara aceptar el perdón. Si muchas personas rehusan el per­ón de Dios, es que no quieren "recibir" nada de los demás:

ello supondría aceptar los propios límites, implorar la mise­ricordia divina..., y un secreto orgullo impide dar este paso... uno cree bastarse a sí mismo, y desea salir del apuro por las propias fuerzas.

Entonces los escribas y fariseos empezaron a pensar: ¿Quién es Este que así blasfema? ¿Quién puede perdonar... sino sólo Dios?" Más allá del escándalo... precisamente los escribas y fariseos eran a menudo de esos hombres que no estaban dispuestos a

l

2." semana de Adviento 2 1

"recibir" la salvación. De la rectitud moral hicieron su reli­gión, y se creían capaces de "conquistar" la salvación a fuerza de voluntad. En las dificultades que encuentro para confesarme, ¿no hay algo de esto? En el fondo me siento vejado, humillado por recaer siempre en las mismas faltas. En lo profundo de mi mismo, ¿no se escondería ese deseo ambiguo de ser justo para no tener ne­cesidad de pedir perdón: de llegar a poder prescindir de Dios?

Mas Jesús que conoció sus pensamientos, les dijo:...¿Qué es más fácil decir: Tus pecados te son perdonados... o decir: Le­vántate y anda? Íesús revela a Dios. l\ verdadero rostro de Dios es "el amor que perdona"... y

no, el juez que condena. Este es el gran milagro que Dios realiza continuamente. Pero, para mostrar que este resultado, aunque invisible, es muy real... Jesús lo refuerza con un resultado visible y con­fortable. Te doy gracias, Señor, por esa curación interior que realizas sin cesar en millones de corazones humanos: cada día hom­bres y mujeres reconocen su pecado en la intimidad de su conciencia, y se "levantan" por la acción invisible de tu gra­cia... ¡Y recaen y se levantan de nuevo! Gracias, Señor, por esa Sangre que has derramado por mi amor y por haberte comprometido por entero en ese gran combate contra el mal... para salvarnos del pecado.

Todos quedaron pasmados, y glorificaban a Dios: "Hoy sí

?ue hemos visto cosas maravillosas". )anos, Señor, este sentido de gratitud, de acción de gra­

cias... ¡Recibimos tan a menudo tu perdón! Danos un espí­ritu de gozo y de alabanza que haga que los beneficios reci­bidos suban hacia Dios. Sí, incluso mi pecado puede llegar a ser un camino que me conduzca a Dios. Pero es preciso que yo lo reconozca.

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22 2.asemana de Adviento

MARTES Mateo 18-12.14

¿Qué pensáis de esto? Si un hombre tiene cien ovejas, y una de ellas se descarría, ¿no dejará las noventa y nueve en el monte, e irá en busca de la descarriada? is una pregunta. ¿Qué os parece? también hoy, nos dice

i esús. íe aquí una imagen sacada de la vida cotidiana de sus oyen­tes. Jesús se mantenía cercano a la vida de las gentes de su pueblo, de su tiempo. Sabía observar sus reacciones espon­táneas. Había visto a los pastores abandonar la guarda del conjunto del rebaño para ir por los riscos a buscar la oveja perdida. Dios es así, dice Jesús. Por su parte no hay nunca ruptura. Cuando una sola alma se aleja de El, esto no le deja indife­rente. Procuro contemplar, en el mundo de hoy y para con los hombres y mujeres que conozco, este anhelo del corazón de Dios. Un Dios a la búsqueda... del hombre. Un Dios que mantiene el contacto.

Y si por dicha la encuentra —en verdad os digo— que más se alegra por causa de ésta, que por las noventa y nueve que no se le han perdido. El centro de esta parábola es: ¡la alegría de Dios! Su alegría es encontrar de nuevo, es perdonar, es salvar, es devolver la felicidad. La "misericordia" de Dios. Palabra que ciertos hombres modernos no pueden ya soportar, porque les suena a algo así como a hueco, a paternalismo, como ellos llaman... Y sin embargo es una de las maravillas de Dios: la misericordia es la actitud de Dios ante el pecado del hombre. Un Dios que no condena. Un Dios que no riñe al desca­rriado. Un Dios que va en su búsqueda, y que es feliz al encontrarle. Quiere a todas las otras ovejas; pero ésta le ha dado una par-

i." semana de Adviento 23

ticular alegría; y desde ahora se sentirá más vinculado a ella:

ÍJorque le ha salvado la vida. Habría muerto desgraciada, ejos del rebaño. Y he ahí que trota alegremente entre sus

compañeras. Detiene sobre ella su mirada: "es por la que ha tenido tanto temor" ¿Por qué tendrían envidia las otras ovejas? Pero, se comprende la pregunta de Jesús: "a vosotros, ¿qué os parece?"

Así que no es la voluntad de vuestro Padre, que está en los cielos, el que perezca uno solo de estos pequeñuelos. Es esta una frase absolutamente capital. Es la culminación del evangelio, o un corazón, un centro, del evangelio. Es lo que explica el resto: la encarnación, la pasión de Jesús. ¡Dios quiere" la salvación de todos! La fórmula, aunque esté expresada de otro modo, no es menos fuerte. ¡Dios "no quiere" que uno sólo se pierda! Debo meditar sosegadamente sobre esta frase de Jesús. ¡Aquí está la "voluntad de Dios! ¡Aquí está su querer! He ahí por lo que se afana cada día: salvar... salvar... salvar...

Uno sólo de estos "pequeños" El más "pequeño", el más insignificante en apariencia...¡es importante a los ojos de Dios! Dios no se resigna a que nin­gún hombre ni ninguna mujer se pierdan. Y ¿nosotros? ¿nos contentamos con la presencia segura y tranquilizante de las noventa y nueve?

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24 2.' semana de Adviento

MIÉRCOLES Mateo 11-28.30

Venid a Mí todos los que andáis agobiados con trabajos y cargas... Es una invitación. En este tiempo de Adviento recibimos una invitación "¡Ve­nid a mí!" ¿Acepto yo esta llamada? ¿Me dirijo hacia Él? En las frases precedentes a este pasaje, en San Mateo, Jesús nos ha dicho que el Padre se revelaba prioritariamente a los pequeñuelos" más que a los sabios y prudentes. "Los que andan agobiados con cargas" son los pobres, los humildes. Me pregunto: ¿Acepto yo francamente esta predilección de Dios, que se repite por doquier? Y ¿que pasa con esos "pequeñuelos"... y con esos "agobia­dos' ... en nuestras comunidades que se dicen cristianas? Y ¿en nuestros propios corazones? ¿Les testimoniamos la misma estima y la misma predilección que Dios les tiene?

Que yo os aliviaré. ¡Señor, ayúdame a ver las "cargas" que pesan sobre los hombros de mis hermanos! Señor, haznos lúcidos: que sepamos ver "lo que aplasta" a los demás, lo que aplasta a categorías enteras de hombres y de mujeres. ¿Qué carga, qué sobrecarga podría yo aliviar en el día de hoy? Este es el trabajo de Dios: "Yo os aliviaré." ¿Cómo participo yo en ello? ¿Cómo colaboro con Dios en el alivio, la promoción, la felicidad... de mis hermanos?

Tomad mi yugo y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón. La "misericordia" de Dios, sobre la que meditábamos ayer... ¡de ningún modo es insípida, sosa! Nos invita a comprome­ternos a nuestra vez en el ejercicio de esa bondad que es la de Dios. Hay que tomar el yugo de Dios, ponerse bajo su mismo yugo, para trabajar con El.

2." semana de Adviento 2 5

Evoco aquí la imagen de dos "bueyes atados al mismo yugo y tirando del mismo arado". Las dos gruesas cabezas, juntas una a la otra, que humilde y tenazmente tiran en la misma dirección. "Tomad mi yugo, dice Dios."

Manso y humilde. Así se caracteriza Jesús. "Soy manso y humilde." Mi imaginación se entretiene en lo que esto significaba para Jesús: ¿qué actitudes, qué comportamientos, se seguían de ello?

Sí, mi yugo es suave y mi carga ligera. En los tiempos/de Jesús algunos "yugos" eran rasposos y mal escuadrados y por lo tanto lastimaban el cuello de los animales. El yugo de Jesús es agradable, no lastima. Cuando Jesús anuncia un "yugo ligero", quiere introducir a los hombres en un nuevo tipo de religión. Una religión en la que no exista "el miedo". ¡Una religión "fácil de vivir"! ¿Quizá estas palabras me escandalizan? ¿No seré yo una de estas personas que todavía hoy atan cargas muy pesadas so­bre los hombros de los demás? ¿Qué lugar le doy al amor, en mi religión? Cuando se ama, resultan fáciles multitud de cosas que serían difíciles o insoportables sin el amor.

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i6 2." semana de Adviento

JUEVES Mateo 11-11.1 j

Una de las grandes figuras del Adviento, es Juan Bautista, el que preparo la venida del Mesías. Durante varios días todos los evangelios nos hablarán de este precursor.

Iíesús declaraba a las multitudes: "En verdad os digo: entre os hijos de los hombres no ha habido otro mayor que Juan Bautista." La fórmula es solemne en boca de Jesús: "Sí, en verdad os digo." La fórmula bíblica es aún mas contundente: "entre los nacidos de mujer." No se habla pues de un elogio res­tringido, como si la comparación sólo se refiriera a los con­temporáneos de Juan. Jesús lo eleva por encima de todos los hombres, a través de toda la historia.

Y sin embargo el más pequeño en el reino de los cielos es mayor que él. ¡He aquí algo casi inverosímil! El menor de los cristianos, el menor de los bautizados es "mayor" que Juan. Comienza un nuevo tiempo. Una nueva era para la humani­dad. La venida de Jesús divide la humanidad en dos: antes... y después... Uno no se atrevería a decir semejantes cosas, Señor, si no las hubieras dicho antes Tú mismo. ¡Qué dignidad la nuestra! Juan Bautista ha sido el hombre "bisagra' que ha hecho dar el gran giro a la humanidad: ha mostrado a Jesús y ha desa­parecido ante El. Le ha dado todos los discípulos que pri­mero fueron suyos. Fue el mayor del "Antiguo Testa­mento"; pero, el más pequeño del "Nuevo Testamento" es mayor que él. ¿Puede decirse esto de "mf'? ¡Cómo debería yo respetar mi dignidad de bautizado, lleno de la gracia de Dios! Ésto vale para todos los bautizados. ¿Qué conclusión debería yo sacar?

2." semana de Adviento 27

Desde el tiempo de Juan Bautista hasta el presente, el reino de los cielos se alcanza con violencia, y son los violentos, los que se esfuerzan por conquistarlo. Misteriosa palabra que prueba, por lo menos una cosa: que el Reino de Dios no se instaura fácilmente. Resistencias muy fuertes se oponen a que Dios reine verdaderamente. ¿Se trata solamente de Satán que quiere detener el trabajo me-siánico de Cristo? —El relato de la tentación sería una prueba—. ¿Se trata también de los Zelotes, quienes, en tiempo de Jesús, querían imponer el Reino de Dios por las armas y por la violencia? —Siendo así que Jesús se presenta como el mesías de los pobres, que rehusa valerse de la fuerza. De todos modos, lo cierto es que las potencias del mal están activas hasta el final de los tiempos. Y que Juan Bautista ha invitado a sus discípulos al combate, dándoles ejemplo de una vida dura y asceta. No se construye el Reino en la facili­dad, la molicie, o el dejar-hacer. Señor, despiértanos de nuestras indolencias. El tiempo de Adviento es un tiempo de vigilancia y de es­fuerzo.

¿Qué evoca en mí la palabra "ascesis"? ¿Sobre qué punto de mi vida el Señor me pide que me haga violencia? Antes de buscarla, en prácticas excepcionales ¿no debo pri­mero descubrir la "ascesis" que está ahí, presente en mi vida, y que tan a menudo rehuso? El combate para "amar mejor". El combate para "rezar mejor". El combate para "servir me­jor y comprometerme más".

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28 2." semana de Adviento

VIERNES Mateo 11-16.1$

Jesús declaraba a las gentes: "¿a quién compararé esta raza de hombres? es semejante a los muchachos sentados en la plaza que interpelando a otros..." Escena llena de vivacidad, observada por Jesús y hoy tam­bién observable por nosotros. Seguramente Jesús alguna vez debió pararse a mirar. Grupos de muchachos jugando en la calle. Os hemos entonado cantares alegres y no habéis bailado; cantares lúgubres y no habéis llorado. Sí, he ahí como ve Jesús a las gentes de su tiempo. Esta "ge­neración caprichosa e inestable que no sabe lo que quiere: son niños que juegan a "la boda'... y luego al entierro". Una de las Dandas debuta con un canto alegre, pero a los otros no les hace gracia. Entonces comienza un canto triste, ¡pero la cosa tampoco marcha! Entre los niños, esto suele ser sólo un capricho pasajero, que no tiene consecuencias. Pero para los adultos del tiempo de Jesús —¿y del nuestro?—, no se trata ya de un juego... sino de su vida eterna! "Esto no es serio" parece decir Jesús. ¿No somos quizá también nosotros gente caprichosa? ¿Te­nemos el sentido de nuestras responsabilidades? ¿Somos adultos? ¿capaces de perseverar? En este tiempo de Ad­viento ¿"mantenemos' las resoluciones tomadas? O bien ¿nos dejamos llevar por deseos caprichosos del momento? ¿Hemos conseguido una cierta firmeza en nuestras decisio­nes? O bien ¿capitulamos dando paso a posturas infantiles, pasajeras?

Porque vino Juan que casi no come, ni bebe, y dicen: Es un loco. Ha venido el Hijo del hombre, que come y bebe, y di­cen " ¡Es un glotón y un bebedor, amigo de publícanos y de pecadores! Sí, los contemporáneos de Jesús no han sabido leer los sig­nos de los tiempos. Juan Bautista vivía como un asceta, lle-

2." semana de Adviento 29

vando una vida rigurosa y penitente, con ayuno y absten­ción de alcohol: predicaba así la conversión: "haced peni­tencia"... En general, no se le escuchó. Su actitud no gus­taba. Jesús en cambio, vive como un hombre corriente; come normalmente, bebe vino; predica el "festín mesiá-nico"... la era nueva del gozo con Dios... ¡y se le acusa de ser "un glotón y un bebedor"! ¡Se le acusa de ser "un amigo de los pecadores"! Gracias, Señor Jesús, por permitir que te hicieran esta acusa­ción. Gracias de haber venido a inaugurar el tiempo de la alegría, de habernos venido a ofrecer tu amistad a nosotros, que somos pecadores. Amigo de los pecadores... Amigo de os pecadores... Gracias.

\ uan Bautista es un hombre de penitencia y se lo reprochan. esús es hombre de apertura, se lo reprochan también.

¡Cuan hábil es la humanidad para rehusar las llamadas de Dios! Encontramos siempre buenas razones para quedarnos con nuestra testarudez infantil. Sánanos, Señor, de nuestras ligerezas. Haz que tomemos en serio lo que Tú nos propo­nes.

Pero, la sabiduría de Dios se revela "justa" a través de lo que hace. Señor, enséñanos a juzgar "justo", juzgando "según tu sabi­duría divina". Finalmente, Juan Bautista y Jesús eran ambos igualmente necesarios a la humanidad: a uno encargó Dios el invitar a la austeridad y a la penitencia... al otro encargó Dios el aportarnos la alegría del Reino... El tiempo de Ad­viento y de Navidad comporta esos dos aspectos.

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3° 2." semana de Adviento

SÁBADO Mateo IJ-10.13

Tenemos aquí un excelente ejemplo de interpretación de los signos de los tiempos que nos da el mismo Jesús. Hay un modo superficial de mirar la historia y los acontecimientos. Pero hay que saber dar una segunda mirada más profunda. Esta es ía finalidad de la re-visión de vida: en un hecho de vida que tiene el aire, en apariencia, de no ser más que un hecho humano... se trata de ejercitarse a ver a Dios obrando en ello.

Entonces le preguntaron los discípulos: "Pues ¿cómo dicen los escribas que aebe venir primero Elias?" En tiempo de Jesús se esperaba el retorno de Elias. Los es­cribas, siempre acostumbrados a una interpretación tradi-cionalista estrecha de la Biblia, se apoyaban en un texto de Maluquios 3-23 tomado en su sentido material: "He aquí que envío mi profeta Elias, antes de que venga el gran y te­rrible día del Señor." Estaban convencidos de que Dios en­viaría a Elias antes que su Mesías. Y utilizaban este argu­mento formalista para rechazar a Jesús: "¡no puedes ser el Mesías porque Elias no ha venido!"

Jesús les respondió: "En efecto Elias ha de venir y pondrá todas las cosas en su lugar; pero yo os declaro que Elias ya vino."

Íesús no niega el texto de Malaquías. 'ero no hay que entenderlo tan estrechamente. "Sí, es ver­

dad. Elias viene a preparar los caminos al Mesías... Mala­quías tuvo razón al decir esto... Pero, os lo digo: ¡Elias ha venido ya!" Es Juan Bautista: no se llamaba Elias... pero ha cumplido su papel. Por esto, a través el "hecho de vida" de Juan Bautista, era necesario ver más allá de las apariencias. Es ciertamente Juan Bautista quien "ha venido revestido del espíritu y de la virtud de Elias (Luc. 1-17J... Es el que ha allanado los senderos y enderezado los cami-

2." semana de Adviento 3 1

nos" (Juan 1-23)... "Es el que ha preparado los corazones" y anunciado el 'bautismo en el Espíritu"; es el que ha seña­lado con el dedo al "Cordero de Dios"...

Pero, en lugar de reconocerle, han hecho con él todo lo que han querido. He ahí el gran drama de todos los tiempos. Se juzga muy su­perficialmente. No se acierta a "reconocer" los signos que Dios nos da. Hoy, como siempre, Dios trabaja junto a noso­tros, en nuestras vidas y en la vida de los que nos rodean... en particular en las grandes corrientes colectivas que marcan toda una época. ¡Señor, ayúdanos a reconocerte! Señor, ayúdanos a hacer lo que Tú quieres, en lugar de ser como esos ciegos espirituales de tu tiempo, que "han hecho todo lo que han querido." Me detengo a observar un acontecimiento... Ver En este acontecimiento, trato de reconocerte... Juzgar Y actuar contigo, en el sentido que Tú quieres... Actuar La revisión de vida es un verdadero ejercicio de vida espiri­tual.

Así también harán ellos padecer al Hijo del hombre. Entonces entendieron los discípulos que les había hablado de Juan Bautista. De este modo, la muerte de Juan Bautista se sitúa en una nueva perspectiva. Era un acontecimiento del cual hablaba todo el mundo. ¡El rey había mandado ejecutar a un profeta! ¡Durante un banquete y un baile! Un suceso escandaloso. Pero, para Jesús, esto anuncia ya su propia muerte: y en esto también, en esto sobre todo, Juan Bautista precedía y prepa­raba al Mesías.

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3 2 ) . " semana de Adviento

Tercera semana de Adviento

LUNES Mateo 21-2}.2j

El tiempo de Adviento es el tiempo de preparación para... de encaminarse hacia... Raramente las grandes decisiones y los grandes compromisos surgen de la nada sin haber sido suficientemente preparados. Frente a la opción "Jesús", tan nueva desde muchos aspectos, los hombres se separarán se­gún una elección que ya se les había presentado frente a Juan Bautista". La posición tomada ante la llamada del

Bautista prepara la posición a tomar ante la llamada de Jesús. Trato hoy de contemplar, a mi alrededor y en mi propia vida, las múltiples elecciones humanas, que son como anda­duras hacia Jesucristo, o que, por el contrario, bloquean ya cualquier avance hacia Él.

Cuando Jesús enseñaba en el templo, los príncipes de los sa­cerdotes y los ancianos del pueblo se acercaron a Él y le pre­guntaron: "¿Con qué autoridad haces estas cosas, y quién te na dado tal potestad?" En el relato de Mateo, a esta pregunta precede la escena de Jesús expulsando a los vendedores en el templo. (Mateo 21-12. IJ). Ante un "acto" tal no cabe la indiferencia: hay que tomar una decisión. Es un dilema: o esto... o esto...

Respondióles Jesús: "Yo también quiero haceros una pre­gunta, sólo una..." Me gusta verte así, Señor Jesús, como una persona enérgica, que no se deja intimidar, una persona que contra-ataca. Esta era a menudo tu táctica: en vez de contestar, hacías otra pre­gunta.

¿Acepto, yo también dejarme interpelar? ¿Soy de los que pasan su tiempo haciendo preguntas a Dios, como si yo

} . " semana de Adviento 3 3

fuera el centro del mundo y Dios debiera estar a mi servicio? O bien ¿me dejo contestar por Dios? La primera actitud, frente a la opción "Jesús", es la disponi­bilidad: aceptar que Él dirija el juego en mi vida. ¿Qué pregunta vas a hacernos, Señor?

"El bautismo de Juan, ¿de dónde era? ¿Del cielo o de los hombres?" Efectivamente, es la pregunta más radical. Jesús va siempre directamente a lo esencial. La opción fundamental es esta: o... o... No ñay escapatoria posible. Todo el porvenir queda com­prometido.

Mas ellos discurrían, diciendo: "Si respondemos "del cielo", nos dirá... "Si respondemos, "de los hombres", tenemos que temer al pueblo... Contestaron, pues, diciendo: "No lo sabe­mos". A menudo, también nosotros, contestamos huyendo, las preguntas radicales de Dios. Hoy mismo, ¿cuál es la pregunta, la invitación, que yo siento que Dios me hace? ¿Cuál va a ser mi respuesta?

"¿Por qué no le habéis creído?" La fe. Si Dios habla, incluso a través de un profeta como Juan Bautista, incluso a través de personas y de acontecimientos que me solicitan, ¿cómo se explica que yo tome estas actitu­des ambiguas, huidizas? Escucho esta palabra de Jesús: "¿Por qué no creéis?" Señor, ante las grandes o las pequeñas opciones, te necesito.

Pues yo tampoco os diré con qué autoridad hago estas cosas. A qué dar una respuesta, si no sirve para nada. También esta escena se termina, con una decepción de Dios. Contemplo en el corazón de Cristo esta decepción de no haber sido escuchado.

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34 ) . " semana de Adviento

MARTES Mateo 21-28.32

"¿Y qué os parece lo que os voy a decir?" Jesús pregunta de nuevo. Como buen educador, procede a menudo con interrogacio­nes más que con afirmaciones, a fin de provocar una reflexión personal. Admiro esta actitud, de respeto a la libertad. Es preciso que el hombre contribuya a su propia salvación. ¿Y yo? ¿Machaco a los demás mis verdades queriendo imponerme? Particularmente en educación, ¿pongo el mismo cuidado que Jesús en suscitar la participación personal y en ayudar a reaccionar por sí mismo?

Un hombre tenía dos hijos, y llamando al primero le dijo: "Hijo, ve hoy a trabajar a mi viña." Y él respondió: "No quiero." Pero después, arrepentido, fue. ¡Cuan bella es esta sugerencia del Señor! según estas palabras: se puede hacer penitencia, se puede cambiar de vida después de haber dicho "no". Tú eres, Señor, el que da una oportunidad a los débiles, a los que no han sabido enseguida decir "sí".

Llamando al segundo, le dijo lo mismo, y aunque respondió: Voy, señor, no fue. ¿Cuál de los dos hizo la voluntad del Padre? No, ciertamente, las bellas palabras no bastan. Los asentimientos meramente verbales no engañan a Dios. Estamos entre la espada y la pared, nuestros 'actos" son los que cuentan. Ésto es lo que el mundo moderno admira mucho en lo que llama "eficacia". Bajo este aspecto Tú, Señor, eres ciertamente de nuestro tiempo. Pero^ qué exigencia. Yo me reconozco a menudo en el que dijo "sí" y no lo hizo. Ayúdame, Señor, para que todos mis actos sean según la voluntad del Padre.

) . " semana de Adviento 35

Y Jesús prosiguió: En verdad os digo que los publicanos y las rameras os precederán en el Remo de Dios. ¿Cómo pronunciaste estas palabras, Señor? ¿En un tono colérico, fuerte? ¿En un tono de profunda pena? Palabra inolvidable. Que contiene todo Tu amor por los más pobres, los más despreciados. Los seres humanos más decaídos en apariencia son los que Tú defiendes preferente­mente, por un reflejo de amor hacia ellos. Y es verdad. Durante tu vida en Palestina, los que se creían justos no te necesitaron. Pero los pecadores y las pecadoras corrieron tras de ti, como hacia su salvador. Sepa yo también hacer de mis pecados una ocasión misteriosa de aspirar hacia el Reino de Dios, y de desear la gracia que me salve de mis limitaciones.

Por cuanto vino Juan por las sendas de la justicia, y no le creísteis. Todavía hoy, y a mi alrededor, en el mundo contemporá­neo, hay llamadas de este género. Me paro a observarlas en los acontecimientos, en las personas. ¿Estoy siempre abierto a estas llamadas? ¿Me dejo arrancar de mi tranquilidad y de mis "esclerosis", por los profetas de hoy? Al mismo tiempo que los publicanos y las rameras le creyeron. Por segunda vez, en el mismo texto, Jesús pone como ejemplo las mujeres de mala vida, no por su mala vida, evidentemente, sino por su capacidad de renovarse y de convertirse. Todo es posible para ti, Señor. Tú crees en la posibilidad de cambiar que tiene el corazón humano, allí donde decimos: no hay nada que hacer. Haz, Señor, que ningún pecador desespere de un cambio en su corazón.

A partir del 17 de diciembre se dejan las lecturas previstas para la - j . " semana, y se toman las lecturas propias de cada día (ver las páginas 42 y siguientes).

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3 " ) . " semana de Adviento

MIÉRCOLES Luc 7-18.23

Íuan Bautista, llamando a dos de sus discípulos, los envió a esús para que le hiciesen esta pregunta: "¿Eres tú aquel que La de venir, o debemos esperar a otro?"

Es necesario captar primero el drama profundo que encierra esta pregunta. Juan Bautista es un hombre que, como todos sus contemporáneos, esperaba con ardiente intensidad un Mesías triunfador y purificador por el fuego. Decía: "El os bautizará en el Espíritu Santo y en el fuego; tomará en su mano el bieldo, y limpiará su era, guardara después el trigo en su granero, y quemará la paja con fuego que no se apaga '. (hucj-16.7). Estas eran las palabras llenas de ardor con las que Juan Bautista había anunciado anteriormente al Mesías. Ahora bien, Señor, ¿qué esperas? ¿Eres Tú éste? A menudo, ¿no es ésta también nuestra pregunta y nuestra extrañeza? ¿Por qué Dios no se manifiesta mejor? ¿Por qué no nos da signos más claros de su poder? La respuesta de Jesús, para ser mejor recibida, requiere haber pasado un tiempo de prueba y de experiencia de esta especie ele escándalo.

En la misma hora curó Jesús a muchos de sus enfermedades y llagas, y de espíritus malignos, y dio vista a muchos ciegos. ¡Tales son los signos! Ante todo son signos de amor para la humanidad pobre y aplastada, signos de liberación de la desgracia. Tal es Dios. No es ante todo, aquel que hace gala de su poder, sino "aquel que ha venido para servir", es el que salva... porque ama. ¿De qué modo colaboro en el trabajo de Dios? Respondióles pues diciendo: "Id y contad a Juan las cosas quelhabéis visto y oído..." Jesús, no ha comenzado por contestar; ha comenzado por actuar. Me paro a contemplar esta actitud.

j . " semana de Adviento 3 7

Jesús no tiene prisa en aportar argumentos, en discutir, en demostrar intelectualmente. Silenciosamente, "pasa haciendo el bien", "potente en la ac­ción... en la palabra" (Hechos 10-3S). Procuro imaginar a Íesús en medio de estos enfermos, tratando de hacerles áen... sus gestos, las breves palabras que les dirige.

Los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos quedan limpios, los sordos oyen, los muertos resucitan..." Jesús cita al profeta Isaías (20-18.19—.?/-/. <f) Así se inserta en la gran tradición de Israel, en la espera que. le ha precedido. Adviento nos hace revivir este tiempo de espera. Son tantos los hombres que hoy también esperan la liberación de todo lo que pesa sobre sus vidas. En mi plegaria, expreso a Dios lo que percibo concreta­mente a mi alrededor de esta inmensa aspiración de la hu­manidad.

A los pobres... se les anuncia la Buena Nueva. Es el resumen de todos los otros beneficios. Hablar a los pobres, decirles alguna cosa "buena" para ellos. Hablar al corazón de los pobres para darles una noticia, la buena nueva de su liberación. Está claro el por qué; en un tal asunto, hay que actuar pri­mero antes que hablar. Y yo, ¿soy quizá de los que a menudo me contento con sólo mis buenas intenciones?

Y bienaventurado aquel que no se escandalizare por causa mía. Una bienaventuranza nueva: No escandalizarse por las pre­ferencias divinas.

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38 _j. * semana de Adviento

JUEVES Luc j-24.30

Así que hubieron partido los enviados de Juan, Jesús se diri-

fió a la muchedumbre y les habló de Juan. 1 punto de partida de los sermones de Jesús solía ser algo

actual. Vamos a tener aquí un ejemplo típico de su estilo.

"¿Qué salisteis a ver en el desierto?" ¿Siempre esta manera interrogativa, provocadora? Jesús va directamente a las motivaciones profundas, como decimos hoy. Quiere que las gentes tomen conciencia del sentido de sus gestiones. ¿Por qué haces esto? ¿Cuál es el sentido que tú das a tal acti­tud? Trato de oír a Jesús, que, hoy y a mí, me hace esta clase de preguntas.

¿Una caña sacudida por el viento? Lenguaje a base de imágenes, enigmático que corresponde al modo de pensar de los pueblos de Oriente. Lenguaje que, más que afirmar, sugiere. Juan Bautista ¿una caña que se dobla según el viento? ¡Vaya por Dios! ¿Un hombre que cambia de parecer y se pliega a todas las modas del día? Si está en la cárcel precisamente por su firmeza in­flexible y por su valentía.

Íesús no aparenta estimar mucho la debilidad de carácter, eñor, ayúdanos a ser flexibles y firmes, acogedores y exi­

gentes a la vez.

O ¿algún hombre vestido con ropas delicadas? Esto tampoco parece ser muy del gusto de Jesús. A través de ese tono, algo polémico y mordaz oigo y en­tiendo el juicio de Jesús sobre la riqueza y el lujo.

Pero, ya sabéis que los que visten ropas preciosas y viven en­tre deudas, están en los palacios de los reyes. ¡Esto es duro! Y a la vez refleja bien el juicio habitual de las

5." semana de Adviento 39

?entes sencillas, sobre ciertos modos de malgastar el dinero, uan Bautista, por lo contrario, vestía una simple piel de ca­

mello y no comía sino langostas y miel silvestre, alimentos pobres del desierto (Mateo 3-4). Manifiestamente Jesús admira a ese tipo de hombre, capaz de vivir muy sobriamente como un asceta. ¿Me lleva esto a reconsiderar tal o cual aspecto de mi vida?

En fin, ¿qué salisteis a ver? ¿Un profeta? Sí, ciertamente yo os lo aseguro, y aún más que un profeta: pues él es de quién está escrito: "Mira que yo envío delante de tí a mi mensajero, para que vaya preparándote el camino." Ser "el que prepara un camino" para otro. (Malaquias 3-1) Tarea eminente de los padres y de las madres, respecto a sus hijos. Tarea de los apóstoles. Tarea de todos aquellos que quieren que algo o alguien pro­grese.

Entre los hombres, ningún profeta es mayor que Juan Bau­tista, sin embargo el más pequeño en el Reino de Dios, es mayor que él. Jesús es verdaderamente consciente de la novedad absoluta que El aporta. Una nueva era comienza. El tiempo del Anti­guo Testamento ha terminado. Jesús, a la vez que rinde testimonio al valer de Juan Bautista, pone de relieve que se ha quedado en el umbral del Nuevo Testamento: ¿comprendió Juan que Jesús sobrepasaba todas las esperas y todas las profecías? No nos vanagloriemos de ser más lúcidos que Juan: ya que muy a menudo reducimos a Jesús a nuestras cortas esperanzas.

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4o } . " semana de Adviento

VIERNES Juan j-3 3.36

Al final de esta semana, enteramente dedicada a Juan Bau­tista, he ahí un texto donde el mismo Jesús, en un contexto de controversia con sus enemigos, hace una comparación entre sí mismo y Juan Bautista.

Jesús deda a los judíos: "Vosotros enviasteis a preguntar a uan, y él dio testimonio a la verdad. Bien que Yo no he me­

nester testimonio de hombre..." Estas fórmulas incisivas nos dicen muchas cosas sobre la conciencia que Jesús tenía de su persona y de su papel. Ningún hombre, ningún profeta, ningún santo, por grande que sea no es comparable a Jesús. Jesús lo sabe. ¡El se atreve a reivindicarlo como algo que no tiene vuelta de hoja! ¿Tengo quizá yo tendencia, alguna vez, siguiendo en ello a muchos de mis contemporáneos, a reducir la talla de la per­sonalidad y del misterio de Jesús?

Sino que digo esto para vuestra salvación. Jesús llega a decir que no necesita a nadie... pero que todos le necesitan a El. Sobre esta solidez quiero apoyarme, una solidez y firmeza más que humanas. ¡Sálvanos, Señor! Sí.

{uan era una antorcha que ardía e iluminaba. Jna admirable imagen.

Dejo que vibre en mí. Voy considerando lo que implica ser una fuente de luz y de calor, si bien modesta, para un pequeño rincón del universo. Una antorcha, no es gran cosa, no alumbra a lo lejos, ni arde mucho. Sin embargo todo cambia si se la enciende en un lu­gar donde sólo reinaban las tinieblas. Haz, Señor, que sea yo también una antorcha ardiente e ilu­minadora.

Y vosotros, por un breve tiempo, quisisteis alegraros a la vista de su luz.

•j ." semana de Adviento 4 i

Es hermosa esta palabra. "Alegrarse" a la luz. La luz, es algo bueno, alegre. Es una señal festiva. Jesús, no parece insinuar que debían haber sabido aprove­charse mejor, del ejemplo de Juan y alegrarse más y por más tiempo. ¿Sé aprovecharme sencillamente de las pequeñas alegrías de la vida?

Pero Yo tengo a mi favor un testimonio superior al testimo­nio de Juan. Después de valorar a su precursor, Jesús pasa a otro nivel. Hasta aquí, se estaba en el plan humano. ¿Qué va a decirnos sobre el misterio de su persona? ¿'Quién es este testigo que habla por Jesús, y que le basta?

Son las obras que el Padre puso en mis manos para que las ejecutase. Detrás de la persona de Jesús está el Padre: una relación ab­solutamente única con Dios, que escapa a las más altas posi­bilidades del hombre. Trato de contemplar despacio esta relación de Jesús con el Padre.

Estas mismas obras que Yo hago dan testimonio en mi favor de que me ha enviado el Padre. Esto no pertenece tampoco al orden de la demostración in­telectual, teórica; sino al orden de la actitud, de la conducta, del acto.

Íesús vive con el Padre y hace las obras del Padre, tampoco para nosotros la unión con Dios, no es principal­

mente del orden de la sensibilidad, ni de las bellas palabras... esto se realiza en el hondón mismo de nuestras acciones ha­bituales que están, o no están de hecho con el querer del Pa­dre. Ayúdanos, Señor, a hacer también nosotros las obras del Padre.

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4» Tiempo de Adviento

17 de DICIEMBRE Mateo, i-r.17

La fiesta de Navidad está ya muy próxima. Para que nos preparemos de un modo más inmediato a ella la Iglesia la hace preceder de una oclava : ocho días que paso a paso nos conducirán al 2 5 de Diciembre.

La preparación comienza por la primera página del evange­lio según San Mateo.

Tabla de los orígenes de Jesucristo, Hijo de David, Hijo de Abraham... El texto griego literalmente, debería traducirse: "Libro de la genealogía de Jesucristo..." Es como el comienzo de una nueva creación... una nueva Biblia que se abre sobre una primera página. San Pablo dirá explícitamente que Jesús es el "nuevo Adán"; es verdad, por El una nueva humanidad entra en génesis, es engendrada. ¿Se puede llegar a decir que es una nueva especie humana que comienza?

Abraham, Isaac, Jacob, Judá... Jesé, David, Salomón, ftp. boam... José, María, Jesús... Una larga lista de nombres. Muchos son conocidos. Han tenido un lugar en la historia de Israel. Es una especie de resumen de toda esta historia. Jesús no es el fruto de un azar caído, así, sin saber desde dónde. El se enraiza en un linaje de antepasados concretos: de este modo es un verdadero' hijo del hombre", que parti­cipa totalmente de la condición humana, con sus límites y sus particularidades. Millares de hombres y de mujeres, de padres y de madres, que fueron progenitores han sido necesarios para que un día madurase el fruto último de la humanidad. Una humanidad nueva nace en Jesús. Y, sin embargo, está en continuidad con todo el resto de la humanidad.

Tiempo de Adviento 43

En cuanto a mí, ¿cuál es mi enraizamiento? ¿Qué es lo que debo continuar? ¿Qué es lo que debe nacer de nuevo en mí?

Tamar, Rahab, Ruth, la mujer de Urías... Resulta raro encontrar cuatro nombres de mujer en esta lista exclusivamente masculina, y ciertamente choca cuando se sabe quiénes son. No son mujeres ilustres por su santidad, sino más bien una especie de anomalías. Tamar, que por trampa, tiene un hijo de su propio suegro (Génesis 38-1.30). ¡Qué historia más sombría! Rahab, pros­tituta (Josué' 2-6). Ruth, una pagana de tierra extranjera (Ruth 4-12). Finalmente Betsabé, la mujer adúltera de Da­vid y madre de Salomón (II Samuel 11). ¡Claro está que Mateo tenía una idea en la cabeza al hacer tal selección!

Íesús viene a salvar a la humanidad, por gracia. I todos los hombres están llamados a esta salvación univer­

sal. ¿Estoy convencido de este inverosímil amor gratuito y salvifico que Dios nos tiene?

Jacob engendró a José, el esposo de María, de la cual fue en­gendrado Jesús, llamado Cristo o Mesías. Tal es la finalidad real de esta genealogía. Afirmar de buenas a primeras que Jesús es el "mesías", el esperado por toda la historia de Israel, el "hijo de David". Más que afirmar fuer­temente la concepción virginal de Jesús (Mateo 1-¿^.¿/yiMateo ha preferido poner en evidencia como José había acogido a Jesús en su linaje, haciéndole así legal y jurí­dicamente, un ' hijo de David . Estas dos afirmaciones que parecen una contradicción para nosotros occidentales, co­rresponden completamente a todo lo que sabemos sobre las genealogías entre los semitas.

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44 Tiempo de Adviento

18 de DICIEMBRE

Mateo, i-18.24

Ocho días antes de Navidad, la Iglesia nos propone "los evangelios de la infancia". Estas paginas tienen un carácter particular, bastante diferente al resto del Evangelio: los evangelistas no han sido testigos directos, como lo fueron de los sucesos que vivieron con Jesús, desde su bautismo hasta su ascensión. Recordemos que con estos acontecimientos comienza el relato de Marco. Mateo y Lucas recogieron los datos y detalles que se nos dan sobre la infancia de Jesús; de las confidencias de María. Con este "dato histórico ' de base han elaborado una especie de "prólogo teológico", algo así como un músico compone una 'obertura" donde esboza los temas esenciales que luego desarrollará. Mateo, por ejemplo, subraya todos los signos

?ue muestran que Jesús 'cumplió todas las promesas de )ios": él considera los relatos de la infancia de Jesús como

un enlace entre el Antiguo y el Nuevo Testamento... Jesús es verdaderamente aquel que Israel esperaba, el que fue pro­metido a Abraham y David, el nuevo Moisés. Lucas, por su parte, subraya que Jesús es el salvador universal, prometido también a los paganos, a los gentiles. Veremos, en particular, que estos "evangelios de la infan­cia" remiten a menudo a textos y situaciones de la Biblia. Con su apariencia ingenua e infantil, son textos ricos en doctrina, que deben leerse con Fe.

Y el nacimiento de Cristo fue de esta manera: María... María es la que está en el centro de los relatos que leeremos hasta Navidad.

María, su Madre, estando desposada con José, antes que hu­biesen vivido juntos, se halló que había concebido en su seno por obra del Espíritu Santo. En esta frase tan sencilla hay dos niveles de profundidad. — Un acontecimiento humano, lleno de encanto, que con­templo en primer lugar: una muchacha, muy joven... entre

Tiempo de Adviento 45

15 y 20 años, según costumbre de la época en Oriente... una joven prometida... una novia feliz... Para evocarlo pienso en mi propia experiencia —si he sido novia—: esos días de es­pera, de dicha. Observo a mi alrededor la alegría de las jóve­nes parejas... que se tratan. — Pero, otro acontecimiento misterioso interviene ya en esta pareja: sin haber tenido relaciones sexuales, están espe­rando un hijo. La fórmula es una fórmula teológica: "ella concibió por obra del Espíritu Santo". Este niño no es un niño ordinario. De El, se dirá más tarde que es "hombre y Dios". Pero ya está sugerido aquí, en este prólogo del evan­gelio.

José, su esposo, siendo como era justo y no queriendo de­nunciarla... Todo lo que sigue está enunciado por Mateo siguiendo un esquema literario convencional, es una "anunciación" un anuncio de nacimiento, narrada como otras muchas anun­ciaciones a lo largo de la Biblia. En cada una se encuentra: i.a La aparición de un ángel... 2.a La imposición de un nombre, característico de la función del personaje que nace... 3.0 Un signo dado como prenda, a causa de una difi­cultad particular. s

Íosé, hijo de David, no tengas recelo... Le pondrás por nom­bre "Jesús" que significa "El Señor salva', pues Ex es el que

ha de salvar a su pueblo. Todo lo cual se nizo en cumpli­miento de lo que preanunció el Señor por el profeta Isaías. Filiación davíaica; una promesa de Dios se realiza. Un salvador: una promesa de Dios. Una nueva Alianza: "Emmanuel" Dios-con-nosotros... ¡Estaba prometido! Contemplo la delicadeza de José... este justo, capaz de entrar en los secretos de Dios. Dios necesita de los hombres. He aquí un matrimonio, marido y mujer, que recibe una responsabilidad excepcional. ¿No soy yo también responsable de un cierto "nacimiento" de Dios, hoy?

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46 Tiempo de Adviento

19 de DICIEMBRE Lucas, 1-J.2J

Zacarías... Isabel... Ambos eran justos a los ojos de Dios. Leeremos otra "anunciación", la del nacimiento de Juan Bautista. La vocación de Juan Bautista, el que "caminará de­lante de Dios" está preparada en el corazón y la vida de sus padres que "eran justos a los ojos de Dios" Responsabilidad de los padres y de las madres. En su modo de vivir, y antes del nacimiento y de la educación de sus hijos, ya están en juego otras vidas. Te ruego, Señor, por todos los padres de la tierra. Qué estén contentos de sus hijos y que sean conscientes de su tarea educativa que se enraiza ante todo en su modo de vida.

Isabel era estéril... A Zacarías le cuesta creer en un posible nacimiento, duda. Humanamente, se comprende. "Soy un hombre viejo y mi mujer de edad muy avanzada". Normalmente ya no hay es­peranza de fecundidad. Será pues un nacimiento excepcio­nal como el de Jesús. Y San Lucas evoca algunos natalicios milagrosos del Antiguo Testamento: Isaac, nacido de Abraham de edad muy avanzada y de Sara, estéril... Samuel, que viene al mundo como un "don de Dios" a una pobre madre sin hijos., y luego José, y Samson, etc. Un tema bí­blico que anuncia el de la maternidad virginal de María: "no hay nada imposible para Dios".

No temas, Isabel te dará un hijo que será para tí objeto de gozo y de júbilo y muchos se regocijarán en su naci­miento. ¡La salvación comienza! Una sarta de alegrías empieza. Los evangelios de la infancia están inmersos en una atmósfera de alegría. Es el ambiente de Navidad y de Año Nuevo.

Caminará delante de Dios revestido del espíritu y de la vir­tud de Elias. Recuerdo bíblico; Elias fue el primer profeta... el hombre

Tiempo de Adviento 47

celoso de la gloria de Dios... cuyo retorno se esperaba para

f ireceder al ' mesías". uan Bautista, como sus padres, "caminará delante de Dios".

¿Camino yo en la presencia de Dios?

Para reunir los corazones de los padres con los de los hijos y conducir los incrédulos a la prudencia y fe de los hombres rectos a fin de preparar al Señor un pueblo perfecto capaz de acogerle. Maravillosa tarea: trabajar para Dios, preparar a los hom­bres para que sepan "acoger" a Dios. Recuerdo bíblico: el evangelista cita aquí una fórmula del profeta Malaquias

¿Trabajo yo también para Dios? En el mundo de hoy hay "preparaciones". Por medio de una contemplación optimista, busco, en las corrientes ac­tuales de la historia, lo que en germen se está preparando. ¿Participo en ello? Señor, Venga a nosotros tu reino.

Yo soy Gabriel, que estoy en la presencia de Dios, de quien he sido enviado a hablarte y a traerte esta feliz nueva. "En la presencia de Dios",' Delante de Dios". La fórmula se repite sin parar en este comienzo del evangelio. Reflexiono en lo que esta fórmula puede significar para mí. "Estoy delante de tí, ante tu mirada... luego, no estoy nunca solo". "Buena nueva". Lo que viene de Dios ¡es bueno! Me detengo a pensar en lo que me llega en este momento, y

3ue debería ser una "buena nueva" si yo supiera ver más allá e las apariencias.

Y desde ahora quedarás mudo, por cuanto no has creído... "¡He aquí lo que el Señor ha hecho en mí!" decíase Isabel. La duda de Zacarías lo condujo al silencio, hasta el día que cantará su "benedictus". Isabel, canta ya su acción de gracias en su corazón.

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48 Tiempo de Adviento

20 de DICIEMBRE Lucas 1-26.38

El relato de la "anunciación" de Jesús es paralelo al de ayer que anunciaba el nacimiento de Juan Bautista. Este relato está lleno de reminiscencias biblicas. Todas no podrán ci­tarse aquí, pero pueden encontrarse en las "notas" de las buenas biblias recientes. Por otra parte es conveniente de­jarse llevar a la vez, por el encanto concreto de los detalles, y la contemplación del misterio de Fe que se esconde en ellos.

Nazaret, en Galilea Poblado insignificante, desconocido del Antiguo Testa­mento, Galilea, provincia despreciada por su mezcolanza de Judíos y paganos. La simplicidad de la casa de María con­trasta con la solemnidad de la anunciación a Zacarías, en el marco sagrado del Templo, en Jerusalén, la capital. Se perfila la modestia de la Encarnación de Dios: "Se ano­nadó, dirá San Pablo, tomando la condición de esclavo".

Una joven desposada, cuyo nombre era María... Me imagino este nombre "María" pronunciado en Nazaret por las amigas, las vecinas. Es una muchacha del pueblo, muy sencilla, que nada la distingue de sus compañeras.

Desposada con cierto varón de la casa de David, llamado José... Todos los textos insisten en esta ascendencia davídica de José. Este desposado con María es pues de raza real, pero a la sazón, está desposeído de toda grandeza: es un artesano, un carpintero... ¡sin ninguna pretensión de ocupar un trono! Sin embargo a través de él se cumplirá la promesa hecha a David.

"Alégrate, objeto del favor divino, el Señor es contigo". Es la traducción exacta, según el texto griego, de esta saluta­ción angélica que todos los cristianos conocen.

Tiempo de Adviento 49

"Dios te salve María" = Alégrate "llena de gracia" = objeto del favor divino "el Señor es contigo" = el Señor es contigo Es el "buenos días" que Dios dirige a esta joven. ¡Con cuánto respeto y amor le habla! Considero la formula, casi litúrgica que oímos en la misa: "El Señor esté con vosotros"... Émmanuel... "Dios con no­sotros" ¿Me uno yo profundamente a este deseo?

Al oír tales palabras, la Virgen se turbó, y púsose a conside­rar qué significaría una tal salutación. Las vocaciones excepcionales no son nunca fáciles de acep­tar. De momento, Dios aparece como desconcertante.

Le pondrás por nombre Jesús. Este será grande y será lla­mado Hijo del Altísimo, al cual el Señor Dios dará el trono de su padre David. Esta era la célebre profecía de Natán a David (l Samuel 7-/1), que hemos leído en la primera lectura de ese día. No será un reino triunfal. Reinará en los corazones que de ver­dad querrán amarle.

¿Cómo ha de ser esto? Pues yo no conozco varón. Es una fórmula griega muy conocida. Quiere decir que Ma­ría no ha tenido relaciones conyugales. Y éste no es el único texto que afirma este misterio. María ha escogido delibera­damente permanecer virgen. Esta cuestión nos permite pe­netrar en el pensamiento y el corazón de María. Se había en­tregado a Dios en un cierto amor místico, absoluto, exclu­sivo.

El Espíritu Santo descenderá sobre tí. El niño será "Santo". Será llamado "Hijo de Dios". Porque para Dios nada es im­posible. Es una afirmación del misterio de la personalidad de Jesús: es Dios.

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5 o Tiempo de Adviento

21 de DICIEMBRE Lucas, 1-39.4J

María se puso en camino apresuradamente y se fue a casa de Isabel. Es una escena concreta, que conviene meditar tal cual. ¿Por qué parte con tanta prisa? ¿Cuáles son sus pensamientos? No puede guardar su gozo para tí. Quiere ir a ayudar a su anciana prima que espera un pe­queño, como ella. Sin duda espera también ver el "signo" que el Ángel le ha dado, ¿Estoy yo suficientemente abierto a los demás? ¿Me gusta que participen de mis alegrías y de mis descubri­mientos espirituales? Así era el temperamento de María.

Cuando Isabel oyó el saludo de María, el niño dio saltos de júbilo en su seno. Misterioso encuentro de Jesús y Juan Bautista a través del encuentro de sus madres respectivas. Esto provoca un "brinco de alegría". El gozo. La fiesta de Dios.

Isabel se sintió llena del Espíritu Santo. Siempre ese mismo Espíritu, que había sido prometido para la era mesiánica y que es ahora derramado con el gozo, que es su distintivo, en las almas disponibles. Estas personas —Zacarías, Isabel, José, María— son seres humildes, representantes del pueblo que ha esperado tanto tiempo. Son los "santos", llenos de Dios, llenos del Espíritu Santo. Mas, ¡cuan ordinaria es su vida!

"Bendita tú eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre". Es una parte del "Ave María"; plegaria a redescubrir quizá en estos días que preceden a la Navidad, cuando Jesús estaba realmente en las entrañas de María, al calor de su madre, bien protegido... antes de estar expuesto al frío, a los golpes, y a las injurias. Por de pronto sólo recibe amor. Un corazón

Tiempo de Adviento 5 '

de madre late junto al suyo, y le hace latir una única sangre humana. Jesús es esperado. Jesús es amado con su primer amor. 'Bendita tu eres... bendito es tu hijo..." Acción de gracias. Gracias, Dios mío, por esta madre que Tú has tenido y que Tú nos has dado.

¿Y de dónde a mí tanto bien, que venga la madre de mi Se­ñor a visitarme? Estas dos mujeres están inmersas en el misterio: Evidentemente hay cosas extrañas en torno a esos dos naci­mientos. Entre las personas espirituales las hay que aprecian de golpe una cierta densidad de los acontecimientos. Vi­viendo habitualmente con Dios, le reconocen a partir de ciertos signos imperceptibles al común de los hombres. Isabel ve certeramente enseguida. Es una palabra de adora­ción, de agradecimiento a Dios la que ella pronuncia. ¡Ayúdanos, Señor, a reconocer su presencia! a saber inter­pretar los signos que nos muestras.

Bienaventurada tú que creíste... Esto es también espontáneamente auténtico: la Fe es lo ad­mirado en primer lugar. Los honores, las ventajas que de ella Eodrían derivarse, no cuentan,

a Fe es la que, todavía hoy, hace presente a Dios en el mundo. Los exegetas relacionan este relato con el traslado del Arca de la Alianza (ll Samuel, 6-2.1 //'María es la nueva "arca de Alianza" donde Dios habita. En adelante Dios ya no quiere habitar en objetos, sino en aquellos que viven por la Fe. La Fe y el gozo: bienaventurada tú que creíste.

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52 Tiempo de Adviento

22 de DICIEMBRE Lucas, 1-46. j6

Espontáneamente también, María para expresar su oración utiliza fórmulas de "salmos" que sabe de memoria. Todas las frases del "Magníficat" están sacadas del Antiguo Testa­mento. Vemos aquí el clima habitual de la oración de María. Es una plegaria que hay que repetir la víspera de Navidad.

Mi alma exalta al Señor, Mi espíritu exalta en Dios mi Salvador, (i Samuel, 2-1) Gozo. Exultación. Un gozo teologal que viene de Dios.

El se inclinó sobre su humilde sirvienta, (l Samuel, 1-11) Pequenez. Pobreza. Humildad. Cuando la madre de Dios vivía en la tierra, era una humilde sirvienta. No habitaba en Roma, la triunfante, ni en Atenas, la sabia, ni en Babilonia, k soberbk, ni aún en Terusalén, k santa... sino en el rinconcito de un villorrio desconocido. Habéis oído decir: "a mí, me gusta k ciudad". Pues bien, María pasó toda su vida "en un pueblo". En los pueblos es­tán los notables, ks personas de primer rango, luego las gen­tes de mediana condición y los humildes, aquellos de los cuales nadie habk. ¡María era de éstos! Y Dios se inclinó sobre elk.

Desde ahora todas las generaciones me dirán bienaventu­rada (Génesis, 30-13) Se sabe pequeña y humilde, pero, no por ello tiene estrechez de espíritu. Lejos de ello. La mirada de María es amplia y le­jana. Esta mujercita insignificante piensa en la humanidad entera. Las colinas que rodean su aldea no pueden cerrar su hori­zonte. ¿Cuál es mi horizonte?

El Poderoso hizo en mí maravillas. Santo es su nombre. Las maravilks de Dios.

Tiempo de Adviento 5 3

Continúan también hoy; a menudo encubiertas. Hay que detectarlas en lo profundo de lo cotidiano, de lo banal.

Su amor se propaga de generación en generación sobre aquellos que le temen. (Salmo, 103-17) Dios es amor. Hay que abrirse a ese amor. Dios no lo impone.

Dispersa a los soberbios, Derriba a los poderosos, Despide a los ricos, Enaltece a los humildes,

Colma a los hambrientos, Acoge a Israel. (Salmo 1 o j-9)

(Salmo, Sj>-n) (Salmo, 113-7)

Esta es k acción de Dios: humilkr a los orgullosos, mostrarles su vacío... enaltecer a los pequeños, mostrarles su grandeza...

Es k finalidad de un tema esencial del Antiguo Testamento: los "anawim", los pobres son los preferidos por Dios. La "pobreza" es una disposición esencial del alma. Una copa ya llena no puede llenarse. Hay que estar vacío de sí mismo para acoger a Dios. El hombre muy seguro de sí, el hombre satisfecho, el que se ks da de listo... no tiene nada que espe­rar. Bienaventurados los pobres, dirá Jesús. Bienaventurados los pobres, nos dice ya su madre. Dios puede colmarlos, porque están a k espera, porque desean ser colmados. ¿Soy un pobre?

Se acuerda de su amor, de la promesa hecha a nuestros pa­dres... (Salmo, 18-;). María sabe que con elk se va a colmar k espera de su pue­blo. Dios no olvida. Tiene buena memoria. Es fiel. Mantiene su pakbra.

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5 4 Tiempo de Adviento

23 de DICIEMBRE

Lucas, 1-J7.66

Después de las anunciaciones de los nacimientos, contem­plamos los nacimientos mismos. Hoy el de Juan Bautista. Pasado mañana el de Jesús.

¿Qué va a ser pues este niño? Él misterio "planea" sobre toda cuna, sobre todo nacimiento de un hombre o de una mujer. "¿Qué llegará a ser este niño? ¿Qué será esta niña?" Tendrá todas las posibilidades y todos los riesgos de la liber­tad. Este niño, ¿será santo o criminal? ¿Con qué señal marcará la historia del mundo o de la Iglesia? Juan Bautista, muy manifiestamente anuncia otro naci­miento. Antes de seguir leyendo el evangelio, descubrimos ya en este prólogo, que Juan Bautista representará un papel en ese Reino de Dios que empieza ahora.

Los vecinos y la familia de Isabel supieron la gran misericor­dia que Dios le había hecho, y se congratulaban con ella. Una alegría que se comunica y se extiende como una man­cha de aceite. La buena nueva está en marcha. Por el momento se esparce va en algunos círculos restringidos antes de llevar la alegría a los hombres hasta los confines de la tierra. Este nacimiento se interpreta religiosamente: Dios está en el interesado... es un resultado de Su misericordia. Dicen que Dios ha querido este nacimiento porque tiene un proyecto sobre este niño. Ayúdanos, Señor, una vez más, a saber interpretar tu obra "lo que tú estas haciendo hoy" a través de los acontecimien­tos, las situaciones, las personas.

Íuan es su nombre. 'ara un judío, el nombre es todo un símbolo: significa la

Tiempo de Adviento 55

función. Las raíces de la palabra Juan significan: "Dios da gratuitamente" Como la palabra "Jesús' significa: "Dios salva". Decididamente, estas páginas, aparentemente infantiles es­tán llenas de teología. Lucas, al escribirlas, se sirve de todo el desarrollo doctrinal que en aquel tiempo estaba ya preci­sado: Dios salva por gracia, gratuitamente. Esta tesis de la Epís­tola de San Pablo a los Romanos estaba ya escrita cuando se redactaron los evangelios.

Todo el mundo se asombró. El inesperado acuerdo entre Zacarías mudo e Isabel asombra a los asistentes. Este nombre poco corriente sorprende. "¡Nadie en tu familia lleva este nombre!" Es el comportamiento divino: Dios suele actuar a menudo por "ruptura", de un modo inesperado.

Y al punto recobró el habla, se le soltó la lengua y empezó a bendecir a Dios. La alabanza, la eucaristía, la acción de gracias. De inmediato, Señor, abre también, mi boca, de inmediato desliga mi lengua, para que yo cante, para que te bendiga. Haz de mí un alma de exultación y de alabanza. "Que yo sea tan sólo esa flauta de caña que Tú puedas llenar de música." (TagoreJ

Todos decían: "La mano del Señor está con él" Una bella imagen. "La mano de Dios." La mano de un hombre, ¡es algo hermoso! Es lo que le per­mite actuar, ayudar, acariciar, trabajar. Hay en Dios algo que corresponde a la mano. Que tu mano, sí tu mano, Señor, esté con nosotros.

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56 Tiempo de Adviento

24 de D I C I E M B R E

Lucas, i-íy.jt)

En el nacimiento de Juan Bautista, Zacarías, su padre, quedó lleno del Espíritu Santo y profetizó diciendo... Aquí tenemos a un padre feliz. Su alegría es desbordante:

Í'Tiene un hijo inesperado! 'ero, es también la afirmación profética del "sentido de la

historia", enteramente dirigida por el amor de Dios. Sería suficiente dejar que resonase en nosotros ese maravi­lloso cántico parándonos en cada frase, para que nuestros corazones se desentumecieran de esa rutina que se une des­graciadamente a los textos demasiado conocidos y a las ple­garias repetidas muy a menudo.

Bendito sea el Señor, Dios de Israel... Habla bien del Señor. Es una fórmula tradicional de bendi­ción que se encuentra a lo largo de toda la Escritura. Mi oración, ¿se acopla a menudo a ese molde? "bendito seas, Señor, por esto... bendito seas, Señor, por aquello...?"

Porque ha visitado a su pueblo... Dios está en el centro de la vida. El es quién ha tomado la iniciativa de toda esa aventura. Se ha acercado, ha visitado a la humanidad...

Y la ha redimido, la ha liberado. Para salvar. Para salir de la desgracia y de toda esclavitud. Y nos ha suscitado un poderoso salvador... ¡Oh, sí! ¡Haznos más fuertes, sálvanos!

Para librarnos de nuestros adversarios y de las manos de nuestros enemigos. Mis adversarios. No principalmente de los hombres, de las fuerzas contrarias, sino de mis pecados de mis malos hábi­tos. Líbranos, Señor del mal.

Ejerciendo su misericordia con nuestros padres.

Tiempo de Adviento 57

El "amor misericordioso". Esto lo explica todo. Dios ama. Cualquier miseria le atrae. Un día, cuando su plan estará terminado, ya no habrá "ni lágrimas, ni gritos, ni dolor ni sufrimiento" (Apoc. 21-4)

Y teniendo presente su alianza santa: Conforme al juramento a nuestro padre Abraham que sería­mos liberados de las manos de nuestros enemigos. La fidelidad de Dios a sus promesas, a su Alianza. Incluso si nosotros, por nuestra parte no somos fieles. Gracias, Señor. Cuento con esta fidelidad tuya. Ayúdame a corresponderte con la mía.

Y nos otorgaría servirle sin temor, con santidad y justicia ante su acatamiento, rindiéndole culto. Mi vida, un culto delante de Dios... en su presencia, bajo su mirada. Todo lo que hago... ofrecido. Todos los días de mi vida. Sin paros, sin negligencias. Y tú, niño, irás delante del Señor, a preparar sus caminos, anunciando a su pueblo la salvación, el perdón de sus pecados. Ciertamente es ésta la liberación esencial. Un corazón libre. Un corazón sin pecado.

Tal es la ternura de corazón de nuestro Dios... Un astro guiará nuestros pasos por el camino de la paz... ¿Cuál es mi alegría? ¿Exulta y canta mi alma?

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5» Navidad

Navidad 25 de DICIEMBRE

Un pueblo entero esperaba a su Mesías, a su Salvador. Que venga a nosotros y nos libre de nuestros opresores. Siglos y siglos de espera, de esperanzas perdidas. ¡(Si, si! Su día llegaba, el "día de Yahvé" se aproximaba. Aparecería súbitamente, fulgurante, en medio del trueno, de los relámpagos, de una nube luminosa. Y morirían de terror todos sus enemigos.

La primera lectura de la Misa de medianoche puede darnos una idea de esa espera en una vic­toria de Dios. "El pueblo que andaba en tinieblas vio una gran luz... Tú has prodigado la alegría por doquier... Se regocijan como en una buena cosecha, como exultan los que se reparten los despojos de los vencidos...

Pues el yugo que pesaba sobre ellos, el palo que hería sus espaldas, el látigo del que vigilaba los trabajos serviles tú los has roto, como sucedió el día de la victoria sobre Madián...

Todas las botas de los soldados, que pisoteaban ruidosamente el suelo, todos los abrigos empapa­dos de sangre, helos aquí ardiendo.

En lugar de esta escena victoriosa de acentos guerreros, he aquí que ha sido un "niño" el que ha venido. Dios ha apare­cido como un niño recién nacido, tan pobre y desvalido como los demás niños. Dios no se ha hecho "trueno", sino "hombre", entre los hombres, es uno más entre nosotros. Evidentemente podía habernos deslumhrado con su Gloria, su poder y su grandeza. Pero ha querido manifestarnos sola­mente su amor. Y para ello, ha preferido hacerse "débil", es­tar en medio de nosotros "como el que sirve"...

Navidad 59

"Sin dejar de ser la imagen misma de Dios, ha venido a ser la imagen misma del siervo."

Todo el misterio de la Encarnación, y de la Re­dención, el misterio de un Amor-Servidor está ya contenido en el evangelio de Navidad: 'No temáis, pues he aquí que vengo a anunciaros una buena noticia, una gran alegría para todo el pueblo.

Hoy os ha nacido un Salvador...

Y he ahí el signo que os ha sido dado: Encontraréis a un recién nacido envuelto en pa­ñales y recostado en un pesebre...

La revelación que Dios ha hecho de Sí mismo, está ahí. Y ¿no es, para nosotros, una invitación inaudita a amar y a servir?

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6o Tiempo de Navidad

San Esteban

26 de DICIEMBRE Mateo, 1 o-1 y. 22

Tres festividades de santos siguen inmediatamente a la de Navidad: San Esteban, San Juan, los santos Inocentes. La fiesta de Navidad es todo dulzura, pero no es sensiblera. Somos nosotros quienes hemos hecho del "Belén" algo gra­cioso... y de los pastores una ocasión de evocación pastoril emotiva... De hecho, el primer pesebre era ante todo el símbolo dolo­roso de la pobreza, de la miseria: un pesebre es lo contrario de una cuna. Todas las madre del mundo escogen las telas más finas y las cunas más bonitas para recostar a sus bebés... Dios sólo na tenido derecho a un rústico pesebre. La cruz se perfila ya. San Esteban fue el primer mártir. El primero en seguir verdaderamente a su maestro llevando la cruz, como otro Cristo.

Jesús decía a sus discípulos: "No os fiéis de estos hombres. Pues os delatarán a los tribunales y os azotarán... y por mi causa seréis conducidos ante los gobernadores y los reyes..." Cuando Mateo escribe esto, la persecución es el lote coti­diano de los cristianos, en la Iglesia primitiva. Jesús había anunciado las dificultades de la misión que con­fiaba a sus discípulos: todo hombre que proclama el Reino de Dios debe estar dispuesto a afrontar la oposición, la con­testación. ¡Qué misterio, Señor! ¿Por qué el mundo rehusa a Dios? ¿Por qué el mundo rehusa a los que hablan de tí? ¿Por qué los hombre persi-

fuen a los que no desean otra cosa sino comunicarles una uena noticia? El discípulo de Jesús, el misionero sólo tiene

Tiempo de Navidad 61

por misión hacer el bien y decir cosas buenas. Y sin em­bargo, suscita la oposición. El caso es que Dios aparece siempre, desde el exterior, como un intruso: como alguien que viene para ocupar todo el es­pacio, como un inoportuno. El egoísmo del hombre, su de­seo de independencia son la causa del rechazo. Se rechaza al amor. Es el rechazo a dejarse tomar por Dios. Rechazo a so­meterse a Dios. Cuando Dios verdaderamente "reina" se acaban las pretensiones orgullosas del hombre. Ayúdame, Señor, a someterme totalmente a tí. Ayúdame a soportar las dificultades y las oposiciones. Ayúdame a in­terpretarlas a la luz de tu presencia.

No os atormentéis pensando lo que vais a decir... Puesto que no seréis vosotros quienes hablaréis, sino que el Espíritu de vuestro Padre hablará por vosotros. Jesús nos pide pues que renunciemos a las preocupaciones. "No os atormentéis". Tú, Señor, no quieres que tengamos miedo. Ello sería signo de que aún contamos demasiado con nues­tras propias fuerzas, con nuestros recursos humanos. Se trata por lo contrario, de abrirnos a la acción de Dios: "el Espíritu hablará por vosotros". "No seréis vosotros los que hablaréis". ¡Señor! Quisiera, siguiendo tu invitación, de­jarme desposeer totalmente por tí! Ocupa todo mi ser. Que progresivamente llegue a ser un simple instrumento en tus manos, y al soplo de tu Espíritu.

El que se mantendrá firme hasta el fin, será salvado. ¡Es esto justamente lo más difícil! Uno aguanta un mo­mento, pero, a la larga, la cosa falla. ¡Oh, Señor, puesto que Tú me lo pides..., ayúdame también a "aguantar firme"! Que tu Espíritu venga realmente a mi espíritu.

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6 i Tiempo de Navidad

San Juan

27 de DICIEMBRE Juan, 20-2.8

Todo es coherente en los misterios de Cristo. Anteayer fes­tejábamos la Encarnación. Ayer evocamos la Redención y la cruz a través del martirio de San Esteban. Hoy meditaremos sobre la Resurrección, a través del testimonio de San Juan. Efectivamente, la Iglesia insiste en que no nos quedemos en el "Jesusito". La fiesta misma de Navidad no es un infanti­lismo: sólo la FE nos permitirá interpretar y superar los "signos" materiales para acceder al "misterio" que se es­conde detrás de este niño recostado en un pesebre.

El día de Pascua, por la mañana, María Magdalena echó a correr en busca de Simón Pedro y el otro discípulo, aquél

!ue Jesús amaba... )e modo que Juan se caracteriza a sí mismo como: "el

discípulo amado". ¡Qué audacia! Probablemente esto se traslucía, hasta llegar a provocar algún sentimiento de en­vidia, en el grupo de los doce (Juan, 21-22.2}). Pedro se extrañaba de esta preferencia de Jesús respecto a Juan. Los designios de Dios son misteriosos e incomprensibles: cada uno de los hombres recibe una vocación única... — Pedro ha recibido la vocación del "Primado" en el cole­gio de los Doce. — Juan ha recibido la vocación de ser "aquél que Jesús amaba" ¿No encontraríamos en estos dos "papeles , dos as­pectos siempre necesarios en la Iglesia?: — funciones de responsabilidad en las estructuras de Igle­sia... — funciones de animación interior en la Iglesia. ¡Señor! que todos sepamos aceptar los 'papeles" que Tú quieras asignarnos. Ayúdanos a no hacer comparaciones y a

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saber valorar toda vocación. La más "vistosa", la más "es­condida"... ambas son necesarias.

Pedro y Juan corrían juntos hacia el sepulcro. Juan corrió más aprisa y llegó primero, pero no entró. Llegó tras él Si­món Pedro y entró en el sepulcro. Hay ciertamente en estos detalles una intención del evange­lista. Quiere poner a Pedro en primer término. Evidentemente, Juan quiere respetar el papel de Simón Pe­dro, aquél que Jesús le ha conferido. "Tú eres Pedro y sobre esta Piedra edificaré mi Iglesia." Juan se esfuma. En la Iglesia no se escogen los papeles. Se reciben de Dios. Hay aquí un acto de fe. ¿Considero así los ministerios en la Iglesia?

Y fue entonces cuando entró el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro. Vio y creyó. ¿Qué es lo que vio? ¿Qué signo lo llevó a creer? "Vio el sudario allí y el lienzo que habia cubierto la cabeza no estaba junto al sudario sino plegado aparte en su lugar." ¡Pobres signos! Signos humildes y modestos. Al ver la piedra del sepulcro corrida, pensó sin duda en la posibilidad de un robo. Pero viendo los lienzos mortuorios bien plegados y colocados en su sitio, empezó a "creer" en la resurrección. ¡Cuan bueno es para nosotros leer estos hu­mildes detalles que los testigos directos nos dan! En nuestras vidas, también para nosotros existen "signos" que Dios nos presenta. Ayúdanos, Señor, a interpretarlos. ¿Cuáles son los humildes signos que Dios presenta actualmente en mi vida, a fin de que crezca mi fe?

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64 Tiempo de Navidad

Los Santos Inocentes

28 de DICIEMBRE Mateo, 2-1^. 18

En esta festividad volvemos a tomar contacto con los "evangelios de la infancia". Y encontramos de nuevo los procedimientos de interpretación de San Mateo: el aconte­cimiento de la huida a Egipto está expuesto en el marco de un pensamiento teológico que encuentra en Cristo la situa­ción de Moisés. Cristo es el "nuevo Moisés". El faraón ha­bía mandado matar a todas los recién nacidos (Éxodo, 1-1 j.22) Moisés se había librado de la matanza huyendo al extranjero (Éxodo, 2-1-10J Moisés había sido llamado para que regresase a su país con las mismas palabras que el ángel utiliza para el retorno de la sagrada familia. (Éxodo, 4-19); Quizá estos procedimientos literarios nos choquen. Son co­rriente a lo largo de la Biblia. Una situación actual, un suceso nuevo evocan situaciones y sucesos antiguos. Se los rela­ciona para mejor comprenderlos en la Fe. Esto es lo que hoy vamos a hacer.

El ángel dijo a José: "Levántate, huye a Egipto..." José se le­vantó de noche y partió... Una orden breve, que manda, sin embargo, una cosa difícil e inmediata. ¡Sin demora alguna, José parte! En plena noche una mujer y un niño desocupan el hogar. Quiero contemplar esta admirable disponibilidad; Dios puede actuar con José sin la menor dificultad... Hay perso­nas así, cuyo corazón está completamente lleno de Dios. ¡José tenía ese temple! Un hombre vigilante, atento siempre a la menor indicación que le sugiera cual es la voluntad de Dios.

Tomó al niño y a su madre.

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En los dos primeros capítulos de su evangelio, Mateo no habla nunca de otro modo. (Mateo, 2-11, 13, 14, 20, 21). El niño siempre es nombrado en primer lugar, antes que su madre. Y no habla nunca de "sus padres", ni de "su familia". ¡Menciona a José como algo externo al grupo privilegiado que forman "Jesús y María", "el niño y su madre"! Hay en esta simplísima fórmula, aparentemente anodina, toda una teología perfectamente correcta: el niño es el cen­tro de todo, El es el primero... solamente después viene su madre... y esto es todo. Al Padre, de momento no se le nombra. Será Jesús mismo a los doce años quien le nom­brará, cuando le encuentran en el Templo, en Jerusalén. ¡Sí, hay una majestad extraordinaria que emana de los relatos de esta infancia! La dignidad misma de María procede de este niño; ¡ella es su madre! Verdaderamente: la debilidad de Dios es mayor que nues­tras pobres pretensiones. Al niño recostado en este pesebre no sólo hay que admirarle, es preciso adorarle. ¡Es el Señor de la Gloria!, es el Todopoderoso.

Herodes se irritó sobremanera, y mandó matar a todos los niños menores de dos años que había en Belén y en toda su comarca. Este crimen tan horrible, como el que anteriormente había decidido el Faraón de Egipto, no impedirá que Dios cumpla con su obra.

Entonces se cumplió lo que el Señor había dicho por el pro­feta Jeremías: "En Rama se oyeron voces, muchos lloros y alaridos... Es Raquel que llora a sus hijos, sin querer conso­larse porque ya no existen." Una vez más el evangelista encuentra la clave del suceso en la Escritura. Ha pasado tiempo desde la muerte del profeta, pero los lamentos y los llantos de las madres continúan. Y Dios sigue también siendo sensible a este dolor. Así lo cree­mos. Hoy rezare por todas las madres que lloran y sufren.

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66 Tiempo de Navidad

29 de DICIEMBRE Lucas, 2-22.3 j

Cumplido el tiempo de la purificación, según la ley de Moi­sés... Aun siendo Dios, Jesús sigue las leyes humanas. Me entretengo contemplando largamente esta humildad profunda, de la que San Pablo dirá que es un "anonada­miento", una "Kenosis". (Filipenses, 2-7) No ponerse en la excepción. No querer privilegios. Aceptar en profundidad los contratiempos banales, las ser­vidumbres sin gloria.

Los padres de Jesús llevaron al niño a Jerusalén, para pre­sentarlo al Señor. No creemos lo que vemos ni lo que oímos. Veamos, Lucas, ¿qué estás diciendo? Para "presentarlo al Señor"? Pero, El mismo, ¿no es el Señor? Sí, "El que era de condición divina, no mantuvo ávida­mente su igualdad con Dios, sino que se anonadó to­mando la condición humana, viniendo a ser semejante a los hombres, y, reconocido como un hombre por su as­pecto, se humilló. De momento no hay nada que indi­que su divinidad. Es un niño pequeño como todos los ni-ñitos judíos, ¡cuyos padres van a "presentarlo" a Dios!

Iban para presentar la ofrenda de un par de tórtolas, o dos palominos como está ordenado en la ley del Señor. Seamos curiosos de vez en cuando. Vamos pues a leer ese texto de la Ley en el libro del Levítico, 12-8. En él leemos: Si la madre no puede encontrar la suma nece -saria, coste de una pequeña res, ofrecerá dos tórtolas o dos palominos". Así pues, se trataba de la ofrenda de los pobres. María no pudo ofrecer nada más valioso. Esto es pues lo que puede entenderse si uno sabe leer entre líneas el evangelio. ¡Y ella es la "madre de Dios"! Gracias, Señor, por todos los pobres que pueden verdadera­mente reconocerte como su hermano.

Tiempo de Navidad 67

Simeón, hombre justo y religioso, esperaba la "consolación de Israel". El Espíritu le había revelado que no había de mo­rir antes de ver el Mesías. Inspirado por el Espíritu, Simeón vino al Templo. Me imagino a este anciano. Camina nacia la muerte. Piensa en su muerte. No parece es­tar triste. Es un varón justo y religioso. Es espiritual; está in­vestido por el Espíritu de Dios. Se deja guiar, Dios le con­duce, como de la mano, hacia el Templo. Señor, quisiera cerrar mis ojos, y tomar tu mano, como el niño que juega a dejarse conducir por su padre.

Bendijo a Dios. A lo largo del día, los judíos tenían la costumbre de pronun­ciar vanas bendiciones. Los más piadosos, diestros en este hábito ritual, debían sin cesar elevar hacia Dios breves ple­garias: "Bendito seas, Señor". ¿Tengo yo también esta costumbre?

Y dijo a María, su madre: "Este Niño está destinado para ruina y para resurrección de muchos en Israel; y para ser el blanco de las contradicciones. Una espada traspasará tu co­razón, para que se descubran los pensamientos secretos en los corazones de muchos..." La salvación, será fruto del sufrimiento. Y María participa en él. ¿Cómo participo en ese mismo misterio de la redención por la cruz?

Mis ojos han visto a su Salvador: luz para alumbrar las na­ciones paganas y gloria de su pueblo Israel. Salvación universal que desborda las fronteras del pueblo elegido.

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68 Tiempo de Navidad

30 de DICIEMBRE Lucas, 2-36.40

Vivía entonces una profetisa, llamada Ana... Vivió con su marido siete años y habíase mantenido viuda hasta los ochenta y cuatro de su edad. No salía del templo, sirviendo en él a Dios día y noche, con ayunos y oraciones. Pobreza. Ana pertenece al grupo de los pobres de Yahvé los "ana-wim'. No posee nada. Tampoco es muy alegre su vida. La desgracia entró en su hogar. Si permanecía en su pobre casa, ¡la de una anciana! estaría sola todo el día. Entonces encuen­tra una solución: pasa la mayor parte del tiempo en el tem­plo, rezando "día y noche". Es tanta su edad, y quizá sus fuerzas físicas muy disminuidas por alguna enfermedad... que nadie le pide ni le encarga nada... por lo demás podría sentirse inútil. PERO, cerca de Dios ha hallado una solu­ción: hace de su vida una "ofrenda", "sirve a Dios", "ayuna": toda su vida es una especie de sacrificio, de holo­causto, que sube al cielo como el humo del incienso en la oración y ofrenda de la tarde. Y entonces, su vida, su pobreza son de un valor infinito; con lo que salva al mundo. Esta mujer es más importante a los ojos de Dios que todos los doctores de la Ley y los sacerdotes que ejercen sus funciones oficiales en el Templo.

Ella proclamaba las alabanzas de Dios, y hablaba del niño a todos aquellos que esperaban la liberación de Israel. Esta es la esperanza de los pobres, la humilde espera de los pobres: i ser liberados! Ana no se repliega en sí misma y ni su ayuno' ni su "oración" son para si misma. Ella no ofrece su

vida en vista a su salvación personal. Lo que verdadera­mente aporta es la "esperanza de Israel". ¿Cargo sobre mí a toda la numanidad? ¿Aporto la esperanza y la espera al mundo? En mi plegaria ¿está presente la Iglesia, pueblo de Dios? ¿Comparto mi esperanza con la de la Iglesia misio­nera?

Tiempo de Navidad 69

Y Ana, la ancianita, no está inactiva, pasiva, resignada, sin recurso., hace lo que puede: "hablaba... del niño a todos los que esperaban la liberación..." ..."proclamaba las alabanzas de Dios". Probablemente, en los oficios del Templo cantaría los salmos con toda su alma y con su cascada voz. Y al salir, hablaría de Dios a todos los que querían escucharla.

"Cumplidas todas las cosas ordenadas por la Ley del Señor, regresaron a Galilea a su ciudad de Nazaret. El Niño iba creciendo y fortaleciéndose lleno de sabiduría, y la gracia de Dios, estaba en El". Es preciso contemplar e imaginar largamente todo esto. Jesús, a los tres años... está creciendo. A los seis años... su conciencia despierta con la educación y los buenos consejos de su madre y de José... va a la escuela, aprende a leer... va progresando... Y no obstante, es Dios. Es un misterio. Jesús sigue todas las leyes naturales del crecimiento hu­mano, crecimiento físico, crecimiento intelectual (progresa en ciencia). Pasa por la pubertad y la adolescencia. "Siendo como es el Hijo', acepta el no conocer su misión más que progresivamente, ha aprendido lo que es obedecer" (He-oreos, j-Sj. Ha tomado para sí mucha condición de hombres en todo. Realiza su fidelidad al Padre en una obediencia absoluta a su condición humana frágil y limitada. Pobreza de Ana, la vieja pobreza de Jerusalén... Pobreza de Dios "aquel que se ha despojado"...

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Tiempo de Navidad

31 de DICIEMBRE Juan 1-1.18

Esta página de san Juan esta tan llena de plenitud que no se debería añadir nada. Estas sujeciones de abajo no quieren encuadrar ni reducir la meditación, que, más que nunca, no puede ser tan personal.

Al principio... La primera palabra del evangelio nos hace recordar el origen de todas las cosas. De un golpe de ala vigoroso, el águila de san Juan sube, sube... tan alto que no existe el horizonte, y, con los ojos penetrantes, ve encima de todo límite, antes del comienzo de los tiempos.

Era... Este verbo sencillo, "ser", llena el poema... Es la palabra más sencilla y la más esencial: la existencia, la razón de todo lo demás. Y este verbo, al pretérito, invoca inmediatamente un "tiempo inmutable", indefinido. En mi rezo,^podría emplear estas dos palabras: "al principio... era..." saboreando su densidad, dejándome ir a su infinita evocación.

El verbo... El "logos"... La "palabra"... La "comunica­ción"... La "expresión"... La sabiduría... La acción. Juan, en seguida, llama a Cristo el "Logos", en griego. Es una palabra difícil de traducir. Por eso, hemos buscado otras palabras, cercanas, para comprender el sentido más allá de la palabra. La palabra Logos era ya empleado en la reflexión filosófica Griega (la Palabra es una de las maravillas del hombre, la ex­presión propia de la persona, la posibilidad de relación,la manifestación de la inteligencia). Pero, san Juan probable­mente ha usado esta expresión para incorporarse a la gran corriente de la literatura bíblica que veía en la Sapiencia o Sabiduría algo así como la expresión misma de Dios: Prover­bios, 8-23.36. "Yo, la Sabiduría, desde los orígenes fui esta-

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blecida desde el principio, antes del origen de la Tierra. Cuando aún no existían los abismos, yo fui concebida... cuando trazó los fundamentos de la tierra, yo estaba a su lado como el arquitecto, él tenía en mí sus delicias, expan-sionándome en su presencia, sobre la superficie de la tierra y encontrando mis delicias entre los hijos de los hombres.' (Cf. Eclesiástico, 24-1.22)^-0. el principio era el Verbo. Hijo eterno venido del Padre, el Cristo es 'la expresión'jperfecta del Padre, "la imagen misma del Dios invisible" (Filipenses, 2-6) el "resplandor" de la gloria del Padre" (Hebreos, 1-3) Jesús es la "manifestación suprema de Dios a la humanidad" (l Epístola de san Juan, 1-2). Verbo = expresión + acción... palabra activa..,

Y el Verbo estaba en Dios, y el Verbo era Dios. Dos veces solamente en el evangelio de san Juan, Jesús es designado explícitamente como "Dios": aquí, en la pri­mera frase... y en boca de Tomás, en el último capítulo (Juan, 2 0-28J"¡Señor mío y Dios mío!". Todo su evangelio está entre ambas frases.

Por Él, todo ha sido hecho. En Él estaba la "vida". La creación universal es el primer "acto", el primer "gesto", la primera "expresión" de Dios. La maravillosa creación es lo que primero revela al Dios invisible.

Todo. Todo. Soberanía universal... Y sin Él, nada se hizo. Influencia universal... Nada. Nada. Nada existe fuera de Cristo.

En el mundo estaba...Vino a su propia casa... El Verbo se hizo carne... Dios entre los hombres, Dios en nuestros caminos. Dios en la esquina de la calle. Dios por todas partes.

Luz verdadera, alumbra a todo hombre que viene a este mundo... Pero el mundo no le conoció... Los suyos no le reci­bieron... A todos los que le recibieron, les dio poder de llegar a ser "hijos de Dios".

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72 Tiempo de Navidad

Santa María Madre de Dios

i.° de ENERO Lucas, 2-16.2¡

Cuando llegaron a Belén, los pastores... Son ellos los primeros en llegar, los primeros en descubrir. Son pastores, gentes sencillas y de vida sencilla. Estas dis­puestos. A la primera invitación de los ángeles se han puesto en camino. ¿Qué es lo que me detiene a responder más y mejor a las lla­madas de Dios?

Descubrieron a María y a José con el recién nacido... Esto es lo que descubren: una familia. Me imagino la escena. Una mujer muyjoven, su marido y un niño. ¡Dios está allí! Dios quiere revelarse en esta imagen de una madre que ama a su hijo. Es así como Dios ama. Evoco el amor maternal.

... del cual soy objeto por parte de mi madre.

... que siento en mí para con mis hijos.

... que puedo contemplar a mi alrededor en las jóvenes, o en las viejas madres. El amor maternal: una de las mejores imágenes de Dios.

El recién nacido... Una vida que empieza, es apasionante. Ver nacer la vida. Cada vez que nace algo o alguien, es maravilloso: hay en ello un misterio, una posibilidad nueva, jamás vista aún y que aparece. ¿Qué sera este niño? En este pequeñín que María ha traído al mundo, un "mundo nuevo" empieza, una renovación total del universo entero, un cambio radical de la humanidad. Pienso en todo lo que ha comenzado, en todo lo que se ha desarrollado después, a partir de este recién nacido.

Tiempo de Navidad 73

Recostado en un pesebre... Ningún palacio, ninguna riqueza. El colmo de la pobreza, de la desnudez. Ninguna apariencia gloriosa. Dios está escon­dido. Yo te adoro, Señor, recostado en la paja. ¡Cuan des­concertante eres, Señor!

Y viéndole, contaron lo que se les había dicho acerca del Niño... y cuántos les oían se maravillaban de lo que les de­cían los pastores... ¿Qué es lo que se les había anunciado? "No temáis... os anuncio una gran alegría, que es para todo el pueblo: Os ha nacido hoy un Salvador, que es el Cristo Señor... Gloria a Dios y paz a los hombres que ama el Señor". ¡He aquí "lo anunciado"! ¿Qué es lo que contaban los pastores? "¡Hemos visto a un niño recostado en un pesebre"! Y todo el mundo se maravillaba: ciertamente, ¡había de qué maravillarse! Dios es desconcertante. ¿Acepto yo dejarme conducir a donde Dios quiere? O bien, ¿tengo ya mis ideas sobre Dios? ¿Consiento en dejarme desconcertar, asombrar por Dios? ¿A dónde quieres conducirme, Señor, con todo esto? A la cruz. Por la cruz, este Salvador nos salvará. En Pascua. La gran "alegría", la "gloria a Dios", será la de la Pascua.

María guardaba todo esto y lo meditaba en su corazón. María lo recuerda. Guarda sus recuerdos para el día que se­rán esclarecidos: todo esto quedará desvelado el Viernes Santo y el domingo de Pascua.

Cuando se hubieron cumplido los ocho días para circunci­dar al Niño, le dieron el nombre de Jesús. "Jesús" significa "Dios salva". El nombre de este Niño es: ¡"Dios salva"!

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74 Tiempo de Navidad

2 de E N E R O

Juan, i-19.28

Sacerdotes y levitas vinieron de Jerusalén para preguntar a Juan: '¿Tú quién eres?"

Estos sacerdotes y levitas, encargados del culto en el Tem­plo de Jerusalén, estaban, como todo el mundo, a la espera... Deseaban la venida del Mesías prometido por las Esenturas. Y, habiendo oído hablar de lo que Juan Bautista hacía, se to­man el trabajo de desplazarse hasta el campo, hasta el Jor­dán. ¿Me dejo yo cuestionar por los acontecimientos? ¿Por las movilizaciones de las gentes? ¿Por los anhelos y deseos que percibo a mi alrededor? Juan Bautista intrigaba a los demás

Sor su comportamiento, por su palabra, por las muchedum-res que atraía a orillas del río.

Mi manera de vivir, ¿plantea, quizá, alguna cuestión?

Yo no soy el Mesías, ni Elias, ni el Gran Profeta. Humildad. Veracidad. Se ha reprochado a la Iglesia el haberse colocado en el lugar debido a Cristo. Se reprocha a menudo a los cristianos sus aires de suficien­cia, la impresión que dan de estar seguros de sí mismos, como si ellos fuesen el Cristo en persona. Ayúdanos, Señor, a hacer las distinciones necesarias: Sí, Cristo es Dios... y yo, no soy más que un pobre ser limi­tado. Sí, Cristo es Santo... y yo, un pobre y débil pecador. Sí, Cristo es Señor... y yo, hago lo que puedo para seguirle. La Iglesia está ligada a Cristo, pero tiene también un lado humano y pecador.

Yo no soy ni aun digno de desatar la correa de su sandalia. Ayúdanos, Señor, a reconocer tu grandeza, y nuestra pe­quenez, como Juan Bautista. Lo que hacían los antiguos esclavos a su amo, cuando se

Tiempo de Primavera 75

arrodillaban a sus pies para desatarles las sandalias... Juan, ni de esto se encuentra digno... Juan Bautista tenía una idea muy alta del misterio de la per­sona de Jesús. Se insiste a menudo, en una cierta familiaridad con Dios, que puede ser expresión de ternura y de intimidad con El... pero que podría también llevar a una cierta desenvoltura, a cierto descuido, a una falta de respeto. Señor, quiero respetarte, con amor, incluso y sobre todo cuando LÚ mismo te arrodillas a nuestros pies para desatar la correa de nuestro calzado", como hiciste la tarde del jue­ves santo, antes de lavar los pies a tus amigos.

¿Por qué bautizas, si no eres el Mesías, ni Elias, ni el Pro­teta? Estos especialistas del culto están ante todo según parece, preocupados, celosos por el exacto cumplimiento de las re­glas rituales: ¿por que introduces nuevas ceremonias, nue­vas abluciones? ¡Eran ya tantas, según la religión de Moi­sés!

Yo bautizo con agua, pero en medio de vosotros está uno a

Suién vosotros no conocéis, que viene en pos de mí... ,n vez de meterse en estas cuestiones rituales, Juan dirige la

atención de sus interlocutores hacia lo esencial: la personali­dad de Jesús. Es a El a quien hay que procurar conocer mejor, mi yo no tiene importancia. Es su bautismo el que cuenta, no el mío. Es siempre cierto, y hoy también lo es que no sabemos iden­tificar a "Aquel que está en medio de nosotros". Le creemos ausente, y El esta presente. Señor, ayúdanos a reconocer tu presencia misteriosa, se­creta. Pareces lejano, y estás cerca... Pareces ausente, y estás aquí. Eres el eterno desconocido. Se requiere silencio y un oído atento como a una brisa ligera para percibir tu presen­cia discreta.

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7 6 Tiempo de Navidad

3 de ENERO Juan, 1-29.34

Al día siguiente Juan Bautista vio venir a Jesús hacia él y dijo: Señor, enséñanos a ver. Señor, enséñanos a no quedarnos con las apariencias. ¡Cuántas veces no sabemos "mirar" a las gentes que viven con nosotros: no los juzgamos correctamente, nos queda­mos con las apreciaciones superficiales. Muchas personas del tiempo de Jesús no captaron "Quien" era El.

"He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo Para los judíos que le escuchaban, la alusión era clara. Lo es menos para nosotros. Los judíos sacrificaban animales para la purificación de los pecados, según la ley de Moisés. La

f ran fiesta de los judíos era la Pascua, en la que se sacrifica-an gran cantidad de corderos.

Jesús se identifica aquí con el "Salvador" con aquel que 'carga sobre sí nuestros pecados".; Y va hasta el derrama­

miento de sangre! Esto no ha sido un asunto insignificante, sino un gran combate sangriento. "El pecado del mundo", en singular. Ese singular es signifi­cativo. Jesús carga sobre él y hace desaparecer el conjunto de los pecados del mundo, la totalidad del pecado de la huma­nidad. Gracias, Jesús. ¿Cómo podría yo ayudarte, Señor, en esta gran labor? En primer lugar luchando contra el mal en mí... Y luego lu­chando contra el mal donde quiera que éste se encuentre y yo pueda hacerlo... Me siento pobre y débil para hacerlo. Ven en mi ayuda. Ayúdame, Señor, a ser salvador contigo, en mi ambiente, en mi familia, en mis responsabilidades.

Detrás de mí viene uno que es antes de mí, porque era pri­mero que yo.

Tiempo de Navidad 11

Históricamente, humanamente, Juan ha sido concebido y ha nacido antes que Jesús. Pero hay que superar las apariencias, las evidencias. De hecho Juan Bautista percibe el origen divino de Jesús: ¡"era primero que yo"! El nacimiento "según la carne" en Belén, no es sino el eco de otro nacimiento eterno, "El es Dios, nacido del Padre, antes de todos los siglos". Quiero entretenerme contemplando, cuanto sea posible, la "Persona" de Cristo, que es divina, eterna, que preexistía desde siempre. Es en verdad el Verbo de Dios, el Hijo, en­gendrado, 'no creado", que aparece humanamente en el tiempo, un día de la historia humana, en un lugar del pla­neta. El Eterno se inscribe en la evolución, y lo sucesivo, y lo pa­sajero... Te veremos, pues, nacer, crecer, morir. El Omnipresente se limita a un solo lugar y acepta no pisar sino una pequeña parcela de la Tierra, un pequeño país del Oriente Medio. Pero fundará una Iglesia para representarle, en todos los tiempos y en todos los lugares. La Iglesia es la continuación de la Encarnación.

Yo vi el Espíritu descender del cielo y posarse sobre El. Jesús está investido, lleno, desbordante... del Espíritu.

Es El, el Hijo de Dios Detrás de las particularidades banales de ese "ciudadano de Nazaret", se esconde todo un misterio. Su persona no se li­mita a lo que aparenta. "Creéis conocerle, pero hay en El un secreto: su personalidad está sumergida en Dios... En medio de vosotros está Aquel a quien vosotros no conocéis".

Es aquel que bautiza (sumerge) en el Espíritu Santo. No olvidemos que la palabra griega "baptizó" significa "yo sumerjo". Los primeros cristianos, como Juan Bautista, bautizaban sumergiendo totalmente al candidato al bau­tismo en el agua de un río. ¡Espíritu, sumérgeme en tí!

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7° Tiempo de Navidad

4 de ENERO Juan, 1-3 j . 42

Juan Bautista, fijando su vista sobre Jesús que pasaba... dijo: He aquí el Cordero de Dios"

Fijar los ojos en Jesús. Impregnarme de esta contemplación.

Los dos discípulos que oyeron esta Palabra, siguieron a Jesús. Me imagino esta escena. Jesús va por un sendero. Dos hom­bres se deciden a seguirle, tímidamente, con el corazón sal­tante. . .Es el primer encuentro. ¿Qué va a hacer Jesús? ¿Qué pensará? Por el momento basta "seguirle".

Volvióse Jesús a ellos, viendo que le seguían y les dijo: "¿Qué buscáis?" Primera palabra de Jesús. Se da cuenta de que le buscan... El les hace una pregunta. "Maestro (Rabí) ¿dónde moras?" Buscar. Seguir. Quedarse con. Tres actitudes esenciales. ¿Busco yo a Dios? ¿Le sigo? ¿Me quedo con El? "Venid y ved" Es una respuesta a su deseo. Respetuosa con su libertad. "Venid a ver".

Y permanecieron con El aquel día. Era como las cuatro de la tarde. Juan lo recuerda con precisión. Anota la hora. Esto es nor­mal, pues era su primera conversación con Jesús ¿Qué se di­jeron? Ambos debieron de contarle su vida, sus deseos, sus asuntos. El, debió de decirles sus proyectos, sus propios deseos.

Era Andrés uno de los dos... Encontró luego a su hermano Simón y le dijo: "Hemos hallado al Mesías". Andrés con­dujo a su hermano a Jesús. La aventura divina, se realiza en las relaciones humanas:

Tiempo de Navidad 79

Juan y Andrés eran amigos, pertenecían al mismo equipo de pesca sobre el lago (Lucas, j-ioj... Además estaban unidos por el mismo ideal, en torno a Juan Bautista que habían se­guido primero. Y he aquí que ahora también los lazos de la sangre entran en juego: Andrés conduce a su hermano Simón. Es pues un grupo natural el que se halla "embarcado" en la aventura apostólica: cuatro hombres que se conocían, Andrés, Simón, Juan, Santiago. Una vocación no nace en las nubes: todo un contexto humano la favorece o la estorba. Trataré de estar más atento a los fenómenos de grupos, a las comunidades naturales, a la solidaridad que enlaza a las gentes. La buena nueva del evangelio no atañe a individuos aisla­dos, sino a personas, en relación con otras... y es por medio de esas relaciones que se propaga un cierto encuentro con Jesús. Crear lazos. ¿Cuál es mi ambiente, mi comunidad real? Vivir en primer lugar, en mi, los lazos naturales. ¿Qué per­sonas se relacionan conmigo? No vivir solo. Participar. Estar con. Desarrollar las amista­des.

Jesús, fijando la vista en Simón, dijo: "Tú eres Simón el hijo de Juan; tú serás llamado "Cefas", que quiere decir Pedro'. Importancia del "nombre" entre los semitas... Jesús cambia el nombre de uno de los que formaban ese grupo de amigos. Es un tomar, un contar con él, un confiarle un papel a de­sempeñar: piedra, roca. Si toda vocación divina arraiga en lo humano, como acabamos de constatar, continúa siendo, no obstante, una llamada de Dios, una iniciativa divina. A través de nuestras relaciones humanas, si sabemos mirar­las en profundidad, con fe, veremos que se juega allí un de­signio de Dios: no es por azar que he encontrado a tal per­sona, que trabajo o habito cerca de "tal"; Dios cuenta con ello, y El tiene algo que ver en este encuentro o en estas rela­ciones.

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8o Tiempo de Navidad

5 de ENERO Juan i-43.)i

Al día siguiente Jesús decidió salir hacia Galilea. Me alegro de descubrir hoy esta palabra: "Jesús decidió." La decisión, acto humano por excelencia. Entre todas las cosas posibles, después de haber sospesado el pro y el con­tra, se escoge una, se decide. Jesús ha tomado decisiones. Ayúdame, ISeñor, en las decisiones que tenga que tomar.

Encontró a Felipe y le dijo: "Sigúeme". Felipe era de Betsaida, como Andrés y Pedro.

Encontramos de nuevo la doble constatación de ayer: i.° Iniciativa de Dios. Es Jesús quien toma la delantera. Misterio de la elección: ¿por que él, Felipe, y no otro? ¿Por qué Tú me has escogido, Señor? Ayuda, Señor, a cada hombre a responder precisamente a lo que Tú esperas de él. 2.0 Respeto a los condicionamientos humanos. Importancia de las relaciones: eran conciudadanos, de la misma locali­dad, se conocían ya humanamente.

Felipe inmediatamente, habla de Jesús a uno de sus amigos, Natanael. Reacción en cadena, de hombre a hombre, de amigo a amigo. Andrés da la noticia a su hermano Pedro. Felipe la da a Natanael. ¿Tengo la suficiente familiaridad contigo, Señor, para saber hablar de ti con naturalidad a mis amigos? como se habla de un amigo... y para compartir esta amistad.

Díjole Natanael: "De Nazaret puede salir algo bueno?" Por el momento Natanael se queda con su primera impre­sión, una impresión muy humana. También nosotros, a me­nudo, colocamos una etiqueta sobre las personas a quienes creemos conocer bien. Quedamos con frecuencia prisione­ros de juicios a priori, de prejuicios. Reflejamos incontrola­damente opiniones que están en nuestro ambiente... que lle­vamos al ambiente de los demás. Jesús por el momento es

Tiempo de Navidad 81

considerado solamente como "alguien de Nazaret" y se des­precia todo lo que viene de Nazaret. Trato de detenerme unos momentos para analizar mis propios desprecios. ¿De quién siento también la tentación de decir: de este grupo, de este movimiento, de este ambiente, no puede salir nada bueno?...

He aquí un verdadero hijo de Israel, en quien no hay en­gaño. Lejos de incomodar a Jesús, esta franqueza le place. Cuando hay un conflicto escondido, una mentalidad in­consciente, una reacción afectiva interna, reprimida... con­viene a veces airearla, que salga a pleno día. Señor, ayúdanos a escucharnos los unos a los otros. Ayúda­nos a no contradecir enseguida a los que no piensan como nosotros. Haz de nosotros, Señor, personas que favorezcan el verdadero diálogo, que ayuden a los demás a expresarse y a decir todo lo que tengan que decir. Y sobre todo, Señor, danos la gracias de la lealtad, de la verdad, del valor... para decir todo lo que en el fondo pensamos... en lugar de cerrar­nos por miedo a lo que los demás piensen de nosotros.

"Antes que Felipe te llamase, cuando estabas debajo de la hi­guera, te vi." Jesús lee el interior del corazón. Señor, dejo que Tú me mires. Tu mirada en este momento está vuelta hacia mí. ¿Qué observas en mí?

"Rabbí, Tú eres el Hijo de Dios". —"Sí, en verdad os digo que veréis abrirse el cielo, y a los ángeles de Dios subiendo y bajando sobre el Hijo del hombre.' En verdad aquí hay una conversión de la mirada. Es una re­visión, una nueva visión, una manera más profunda de mi­rar. Natanael ha pasado de un mirar simplemente humano, cargado de prejuicios y centrado en la humanidad de Jesús... a un mirar de fe que va más allá de las apariencias y que se sumerge en las realidades profundas de la persona de Jesús: el cielo se ha abierto sobre Él.

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82 Tiempo de Navidad

6 de ENERO Marcos, I-J.II

Juan Bautista proclamaba en el desierto: "Tras de mí viene uno más fuerte que yo, ante quien no soy digno de postrarme para desatar la correa de sus sandalias. El gesto descrito aquí es un gesto de esclavo. Postrarse, hu­millarse a los pies de alguien. Juan ni siquiera se encuentra digno de hacer este gesto, en sí ya tan humillante. La fuerza de esta expresión es inaudita, y sería realmente excesiva si no se tratase más que de un hom­bre, por grande y superior que éste fuese. Esta fórmula nos indica que Juan Bautista había descubierto el misterio pro­piamente dicho: la Grandeza divina de la persona de Jesús. Es Dios, de quien habla. De lo contrario su fórmula no se explica. Misterio de la Encarnación. Juan tenía delante de los ojos a un hombre, y adoraba en él al Insondable, al eterno, al Único. ¿Me esfuerzo yo suficientemente en descubrir la Presencia inefable que me acompaña, invisible, imperceptible y sin embargo, real, activa? Señor, ayúdame a vivir en tu Presencia.

Yo os he bautizado (sumergido) en el agua. El os bautizará (sumergirá) en el Espíritu Santo. Hay que habituarse a traducir en la mente la palabra "bau­tismo por "baño", "inmersión" Estar bautizado en el Espíritu evoca una idea de "medio vi­tal", como el pez en el agua. Vivir "en el Espíritu". Dejarse llevar por el Espíritu, como el nadador se deja llevar por el agua. Se trata solo de una imagen, de acuerdo, pero hay que saber utilizar su fuerza de evocación simbólica. Espíritu Santo. Tú en quien he sido inmerso, Tú en quien vivo... ¡Cuan a menudo me olvido de mi medio vital! ¡Cuan a me­nudo siento la tentación de no prestar atención a esta reali-

Tiempo de Navidad 83

dad y de salir de ella! Y sin embargo ninguna "vida" espiri­tual es posible fuera del Espíritu: si se abandona este ' am­biente1 , uno se asfixia rápidamente. El hombre está hecho para vivir "en Dios" y en el Espíritu".

Por aquel entonces, Jesús viene de Nazaret de Galilea, para ser bautizado por Juan en el Jordán. Es el primer acto de su vida pública, cuando deja su pueblo

Eara empezar su misión. Humildad de Jesús: Empieza por acerse discípulo de Juan Bautista. Recibe el bautismo de

Juan Bautista, se coloca en la fila de los pecadores que espe­ran en la ribera del río... ¡como un "hombre cualquiera"!

En el instante en que salía del agua vio los cielos abiertos y el Espíritu, como paloma, que descendía sobre Él. Isaías, en estos mismos términos, (Isaías 6}-i I.IJ>) había anunciado la investidura de aquel que había de venir a li­berar Israel: el cielo debía abrirse; y el Espíritu de Dios debía descender. El hombre que viene de Nazaret y que es conocido como el carpintero del pueblo, es muy distinto de lo que se cree: hay un misterio en Él... se comunica con Dios...¡ve el cielo abierto! El Espíritu está sobre El... Trato de representarme la realidad que evocan estas pala­bras. Jesús vuelto hacia Dios. Jesús investido por Dios. Jesús en diálogo con el Padre, en el Espíritu.

Se oyó una voz de los cielos: "Tú eres mi Hijo muy amado... en quien yo me complazco". He aquí lo que Jesús está oyendo sin cesar. Este es su diálogo con el Padre. He aquí aquello de lo que es muy consciente: Se sabe "Hijo"... Se sabe "amado"...

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84 Tiempo de Navidad

7 de ENERO Juan 2-1.12

Hubo una boda en Cana de Galilea... —en ella Jesús cambió el agua en vino—... Este fue el primer milagro que hizo Jesús... Es "el comienzo de los signos"... Habrá otros, pero comienza por éste: en una boda, celebra­ción de un amor —de una "alianza"—... un signo de vino... Todo signo ha de ser interpretado. Sugiere alguna otra cosa. En un signo hay algo más importante que su materialidad: su significación simbólica. En el ramillete ofrecido a la per­sona amada, hay mucho más que unas flores. Jesús nos da unos signos. El primero es éste.

Manifestó su gloria y sus discípulos creyeron el Él Por primera vez, dice Juan, sus discípulos "creen" en Jesús. Este día, al primer signo, debió seguir una fe "inicial", muy

§obre, muy poco explícita, no obstante es ya una fe como ice San Juan. Ayúdanos, Señor a discernir la fe inicial, ina­

cabada, imperfecta de tantos hermanos nuestros, a nuestro alrededor. ¿Cuál es su fe? La que se manifestará esplendo­rosa en Pascua: "Vio y creyó (Juan, 20-8.28). Cuando leerán ese recuerdo del 'amigo que daba vino" a la luz de los acontecimientos pascuales —esa última cena en la que "el amigo da su sangre"— lo comprenderán entonces en toda su profundidad: "Manifestó su gloria." Pero esto es ya la Pascua que comienza.

Estaba allí la madre de Jesús... La madre de Jesús dijo a éste: "No tienen vino". Dijo la madre a los sirvientes: Haced lo

2ue Él os diga." .as correspondencias entre Cana y la Pascua son numero­

sas. La madre, María, está presente: y ya no volveremos a en­contrarla, en este evangelio de San Juan, sino al pie de la cruz. Es al "tercer día" (Juan, 2- /^cuando sucede este signo. Y es ya la "hora" anticipada de Jesús, de la que se sabe, por

Tiempo de Navidad 85

san Juan, que esta hora por excelencia, es la Pascua: "Antes de la fiesta de la Pascua, sabiendo que su hora había lle­gado..." (Juan, 13-1). Y esta Pascua será celebrada durante otra comida, en la que el vino tendrá también que represen­tar un papel simbólico. Puedo rezar a María, sin temor a equivocarme: Jesús le ha asignado un papel eminente entre los "signos" que quiere darnos. Dios te salve, María, llena eres de gracia, el Señor es contigo, bendita tú eres entre todas las mujeres...

Había allí seis tinajas de piedra para las purificaciones de los judíos. Este detalle no se debe al azar. El hecho de que esas tinajas hayan tenido un uso ritual en la religión judía, nos orienta hacia un simbolismo religioso: Jesús viene para acabar y cambiar la religión judía en otra mejor... como el vino que es aquí preferible al agua.

Luego que el maestresala probó el agua convertida en vino... Interpeló al esposo y le dijo: "Todos sirven primero el vino bueno... Pero tú has guardado hasta ahora el vino mejor." ¡Cuan significativo es este error: El maestresala confunde al esposo con Jesús! Y San Juan, en pocas líneas (Juan, 3-2^), dirá explícitamente que Jesús es el verdadero "esposo". Ya esta. He ahí la clave que da la "significación' del signo: es el vino de la nueva Alianza nupcial que Dios viene a sellar con los hombres. Estas palabras por todos conocidas, y que se repiten en todas las misas, (mateo, 26-28; Marcos, 14-24; Lucas, 22-20; 1.a Corint., 11-2 j), paradoxalmente, ¡es Juan el único que no las pronuncia en su narración de la Pas­cua! Pero, a su manera había ya sugerido este mismo miste­rio de amor en su narración de Cana.

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86 Semana después de la Epifanía

Semana después de la Epifanía

LUNES Mateo, 4-12.2j

Esta es la semana de los "signos", de las "epifanías": la Igle­sia nos propone un cierto número de gestos que "manifies­tan" a Cristo.

Habiendo oído que Juan había sido preso, Jesús se retiró a Galilea. Dejando Nazaret, se fue a morar en Cafarnaúm, ciudad situada a orillas del mar, en los términos de Zabulón y Neftalí.

Jesús cambia de domicilio; deja el pueblo donde había vi­vido hasta ahora y va a habitar a una ciudad más impor­tante. En nuestro siglo de tanta movilidad, me gusu pensar que Jesús, El también, debió acostumbrarse a una nueva ve­cindad, a hacer nuevas relaciones, a cambiar de medio.

Así se cumplió lo que el Señor había dicho por el profeta Isa­ías: ¡Tierra de Zabulón y tierra de Neftalí, camino del mar al otro lado del Jordán, Galilea de los gentiles! El pueblo que íabita en tinieblas vio una gran luz.

\ esús no cambia de domicilio sin una razón. Es un signo. iste gesto tiene una significación misionera. Galilea era una

provincia en la que convivían varias razas, una "feria de gentiles", un camino de invasión, un país abierto por donde

f lasaban las caravanas que iban hacia el mar. esús va a vivir en ese cruce de caminos en ese lugar de tra­

siego de pueblos: allí es donde piensa que podrá evangelizar a muchos de aquéllos que viven aún "en las tinieblas", y que esperan la luz. Durante toda su infancia, Jesús ha vivido en un pueblo bien protegido, Nazaret, al margen de las grandes corrientes humanas de su época: aquel día escogió habitar en Cafarnaúm, donde hay gentes ansiosas y que buscan... Señor, ¿tengo yo recelo de entrar en contacto con el paga-

Semana después de la Epifanía 87

nismo, o el ateísmo? ¿Qué cualidad tienen mis reflejos mi­sioneros?

Y para los que habitan en la región de sombras y de muerte, una luz se levantó. He ahí lo que viene a hacer Jesús. Dejo resonar estas pala­bras en mí. Las prolongo en la oración.

Desde entonces comenzó Jesús a predicar y a decir: "Arre­pentios porque se acerca el reino de Dios". Recorría Galilea, enseñando en las sinagogas, predicando la buena nueva del reino... Te contemplo, Señor, avanzando por los caminos, de pue­blo en pueblo, predicador ambulante. ¿De qué trataban tus homilías? ¿De qué les hablabas? ¿En qué consistía tu "ense­ñanza"? La totalidad del evangelio nos lo dirá. Pero, por el momento, ya sabemos una cosa: que el reino de los cielos ha llegado... ¡esto es! Dios está ahí, con nosotros, si queremos acogerle. Y precisamente, el clamor de Jesús, su ' proclamación" es que nos dispongamos a acoger a Dios: jconvertíos! ¡Cambiad de corazón! ¡Cambiad de vida!" Todo puede llegar a ser hermoso y bueno: es un "algo bueno', una buena nueva. No transformemos la predicación de Jesús exclusivamente en predicación moralizante: hay que hacer ésto; no hay que hacer aquéllo. Es ante todo un nuevo estado de espíritu —que lo cambia todo, evidente­mente, también nuestros comportamientos morales— ¡El evangelio, es "bueno"!

Y curaba en el pueblo toda enfermedad, toda dolencia... Le traían todos los que sufrían...! y Él los curaba... He ahí la epifanía de Dios; el signo de que ¡Dios está obrando allí! Muy simplemente, me imagino estas escenas: toda la des­ventura de los hombres, todo el mal que como una ola hu­mana afluye hacia ti, Señor. Sálvanos, hoy también. Salva a los que están en "La sombra de la muerte'.

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88 Semana después de la Epifanía

MARTES Marcos, 6-54.44

Continuamos recibiendo los "signos" que Jesús nos da.

Al desembarcar, Jesús vio una gran muchedumbre, y se com­padeció de ellos, porque eran como ovejas sin pastor. Se compadeció. Me detengo a contemplar esto en tu corazón, Señor. Tú te dejas emocionar, conmover. Estás impresionado. Los fenó­menos de las muchedumbres no te dejan indiferente. Uno no escapa al gentío. Una masa humana estacionada en algún lugar significa algo... una espera.

Y se puso a enseñarles pausadamente. Instruir. Educar. Promocionar. Aportar nuevos valores. Despacio, sin prisas. Despacio porque la instrucción es im­portante, requiere tiempo. Es la üave para otras muchas cosas. La cultura profana, la cultura religiosa. Saber un ofi­cio, ser competente en las cosas humanas. Y saber las cosas de Dios: tarea capital de la catequesis. Jesús fue primero un catequista: el que enseña, el que "abre los oídos' a las cosas de Dios.

"Dadles, vosotros, de comer". El primer lugar lo ocupa el alimento del espíritu y del cora­zón. Y la Palabra de Dios es "alimento". Pero el alimento del cuerpo es condición de toda actividad espiritual. Cuidar el cuerpo: la humilde ocupación de tantas

f ;entes sobre la superficie de la tierra. Tantos oficios manua-es ordenados al bienestar temporal de los hombres. Trabajo

del campesino. Trabajo del ama de casa. Trabajo de los in­numerables oficios que directa o indirectamente "dan de co­mer", permiten "ganar el pan" de una familia. Esta inmensa colmena humana que trabaja sobre nuestro planeta para poder comer, Dios la bendice, Dios quiere que logre lo que espera, que viva. Jesús nos pide que participe­mos en esta tarea: "¡dadles de comer"!

Semana después de la Epifanía 89

Bendito eres Dios del universo, Tú que nos das el pan, fruto de la tierra y del trabajo del hombre. Yo te ofrezco mi tra­bajo y el de todos los nombres.

Les mandó que les hicieran recostarse por grupos sobre la hierba verde. Se recostaron formando un círculo por gru­pos de ciento y de cincuenta. Jesús toma de la mano un "rebaño sin pastor" una masa in­forme que inspira piedad. Esta multitud ha pasado a ser ahora "un pueblo ordenado", un grupo organizado, una co­munidad. Marcos de modo manifiesto insiste sobre esta or­ganización de la comunidad. Esta es hoy todavía una de las tareas de los ministros de la Iglesia. Te ruego, Señor, por los ministros de Tu Iglesia. Te ruego para que los cristianos comprendan más y más que no deben quedarse en el anonimato informe de la masa demasiado pa­siva, sino que han de llegar a ser participantes activos de un Eueblo vivo donde se establezcan relaciones de hombre a

ombre. Todavía hoy, es éste el esquema esencial de la reunión euca-rística: liturgia de la palabra —Jesús les instruye detenida­mente—; y liturgia del pan... alrededor del único Pastor. Sí, este milagro es un signo, un símbolo de la Iglesia que conti­núa hoy lo que hizo Jesús.

Jesús, tomando los cinco panes... alzando los ojos al cielo

Erenunció la bendición, partió los panes y se los dio. a alusión a la eucaristía es evidente. Es casi la misma serie

de gestos que Jesús hizo en la Cena. "Pronunciar la bendición" ("eulogein" en griego = "decir bien"). "Bendito sea Dios que nos da este pan.' Era el rito judío de la santificación de la comida en la mesa: como buen judío, Jesús santifica cada uno de sus gestos con una bendi­ción, una plegaria. Mi vida toda ¿es también para mí ocasión de alabar y ben­decir a Dios?

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9o Semana después de la Epifanía

MIÉRCOLES Marco, 6-4;. j 2

La marcha sobre las aguas: un nuevo signo. ¿Qué significa? ¿Qué es lo que Dios quiere decirnos a través de este signo?

En seguida, después de la multiplicación de los panes, Jesús mandó a sus disdpulso subir a la barca y precederle af otro lado, frente a Betsaida, mientras Él despedía a la muche­dumbre. Hay aquí una intención. ¿Cómo explicar este comporta­miento algo especial? Si bien los apóstoles estaban dispues­tos a participar en la organización de las comidas, como "ministros", —la palabra significa "servidores", en griego—... no lo estaban todavía para canalizar los entusias­mos demasiado triunfantes ni las ambigüedades que surgen en esta muchedumbre sobreexcitada por el milagro: quieren hacer de Jesús su rey (Juan, 6-1 j). Es un riesgo siempre actual: el riesgo de la confusión entre lo temporal y lo eterno, entre lo político y lo religioso. Encerrarse en lo temporal, es, para los Ministros de la Igle­sia una terrible tentación y un temible subterfugio; es arries­garse a abandonar la tarea esencial de la Iglesia... es el riesgo de invadir "la autonomía necesaria" de las tareas temporales (Concilio Vaticano II). Viendo que sus apóstoles no están maduros para esta distin­ción necesaria, viendo que se dejarían arrastrar por la pen­diente natural de la muchedumbre, Jesús les obliga a partir —estaban prestos a dejarse llevar por la multitud— y Él mismo se encarga de poner las cosas en su sitio.

Después de haberlos despedido se fue a un monte a orar. Ya tenemos un segundo signo. Aquí está lo esencial para El. Aquí está el hambre esencial del hombre, como dirá mañana (Juan, 6-2y). Aquí está el único alimento imperecedero. Aquí está la tarea irreemplazable de la Iglesia. Cuando la Iglesia se compromete, como tal, en lo temporal, no olvide -

Semana después de la Epifanía 9t

mos que se trata, normalmente, de una suplencia pasajera que no ha de ser nunca un subterfugio que la dispense de la tarea que sólo ella está encargada de realizar.

Llegado el anochecer, se hallaba la barca en medio del mar y Él sólo en tierra. Viéndolos fatigados de remar porque el viento les era contrario, hacia el fin de la noche vino a ellos andando sobre el mar... Una noche de esfuerzos agotadores. Una tentativa para remar contra el viento. Así parece ser a menudo la barca de la Iglesia. Los discípulos hacen humanamente lo que pueden, hasta la "venida' de Jesús.

Hizo ademán de pasar de largo. Cuan curioso es volver a encontrar aquí este símbolo. La tarde del día de Pascua, también, Jesús hará como quien va más lejos" dejando estupefactos a los discípulos de Emaús (Lucas, 24-¿<f^Dios es sorprendente. No corresponde siem­pre a lo que se esperaba. Siempre va más allá que nosotros. Señor, acepto dejarme sorprender por ti.

Comenzaron a dar gritos. Pero Jesús les habló en seguida y les dijo:" ¡Ánimo! Soy Yo. No temáis." Subió con elfos a la barca y el viento se calmó. Presencia.

Se quedaron en extremo estupefactos, pues no se habían dado cuenta de lo de los panes; su corazón estaba endure­cido. Abre nuestros corazones a los signos.

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g2 Semana después de la Epifanía

JUEVES Lucas, 4-14.22

Otra epifanía de Cristo, su manifestación en Nazaret, el pueblo de su infancia y juventud donde se revela muy dife­rente a cómo se lo imaginaban sus vecinos.

Jesús, impulsado por el Espíritu, se volvió a Galilea. Su fama corrió por toda la región; enseñaba en las sinagogas, siendo celebrado por todos. Sí, es una epifanía, un reguero de pólvora... el hombre que llega de repente a la celebridad.

Jesús, al principio de su ministerio conoció la gloria: atraía a as gentes. Era un "seductor", dirán de él sus adversarios

(Mateo, 27-63). Cuando el éxito nos acompaña, ayúdanos, Señor, a vivirlo como Tú, en la paz, sabiendo su fragilidad, dando gracias al Padre por las obras que Él nos propone hacer.

Llegó a Nazaret, donde se había criado y según su costum­bre, entró el día de sábado en la sinagoga y se levantó para hacer la lectura. La sinagoga era el local donde se reunía la comunidad judía. El sabbat se celebraba en cada casa con ritos y plegarias fa­miliares. Pero los hombres estaban también invitados a cele­brarlo en la sinagoga, con la Lectura pública de la Ley o de los Profetas, seguía una homilía y se cantaban Salmos. Todo judío adulto podía tomar allí la palabra. Pero se solía confiar esa tarea de comentarista a los que por haber estudiado las Escrituras eran competentes (Hechos, 13-if). La fama de Jesús. Los discursos pronunciados en otros luga­res hacen que se espere su palabra con impaciencia. Se levanta, sube al pulpito. Contemplo a Jesús, de pie, dispuesto a hacer la lectura.

Abrió el libro y dio con el pasaje del profeta Isaías. Da la impresión de que ha buscado "este" pasaje intenciona­damente.

Semana después de la Epifanía 93

Donde está escrito: "El Espíritu del Señor está sobre M,

ewque me ungió para evangelizar a los pobres". uán emocionante es pensar que nosotros leemos también

textos sobre los cuales los ojos de Jesús se han posado, textos que sus labios han pronunciado, textos sobre los cuales El mismo ha meditado, y en los que se ha reconocido. Leer la Biblia es, incluso materialmente, un medio de unir­nos al pensamiento de Jesús. Que sea yo fiel a ello, Señor. Dame la estima de la Sagrada Escritura.

Y cerrando el libro se lo devolvió al servidor y se sentó. Lucas nos describe el desarrollo detallado del rito. Jesús se ha sometido a esos humildes ceremoniales. La Escritura me­rece veneración. El desorden no ha sido nunca señal de res­peto. En los gestos que uno hace se manifiesta lo que se con­sidera sagrado e importante. Contemplo los gestos rituales de Jesús, por los cuales pasa todo su amor por su Padre y por los textos sagrados.

Todos tenían los ojos fijos en Él. Comenzó a decirles. "Hoy se cumple esta escritura que acabáis de oír." Este es el principio mismo de la homilía, cuya tarea esencial es la de aplicar la Palabra eterna e intemporal al día de hoy de los hombres. Señor, ilumina a los que tienen esta responsabilidad en tu Iglesia de hoy, y de toaos los países... para que sepan efecti­vamente traducir tu buena nueva, en el lenguaje de sus con­temporáneos.

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94 Semana después de la Epifanía

VIERNES Lucas, j-12.16

Estando Jesús en una ciudad, compareció un hombre cu­bierto de lepra. La lepra era una enfermedad contagiosa, considerada como castigo divino por excelencia (Deuteronomio, 28-27.$]), signo del pecado que excluye de la comunidad. Los leprosos debían evitar las ciudades, rasgar sus vestiduras y a todos los que se acercasen a ellos, gritarles: "¡Impuro! ¡Impuro!" Esta enfermedad, hoy muy fácilmente vencida, era entonces incurable: el leproso era considerado un muerto. Señor, ayúdanos hoy, con los medios científicos, a luchar contra esa plaga de la lepra que subsiste aún en ciertas regio­nes de la tierra.

Viendo a Jesús, se postró de hinojos ante Él diciendo: Se­ñor, "si quieres puedes limpiarme. ¡Qué sufrimiento! El leproso era muy consciente de su mal: hunde el rostro en el polvo. En el mundo hay "lepras" peores que la lepra. ¿Somos conscientes de ello? Lo que desfigura al hombre es, ante todo el "no-amor" el repugnante egoísmo; y de eso hay manchas y cicatrices en mi vida. ¿Sufro yo por ello? ¿Deseo librarme de ese mal? ¿Qué hago para lograrlo?

Íesús extendió la mano y le tocó. "ocar a un leproso.

Jesús rehusa los tabús rigurosos de su tiempo: Deja abolida la frontera entre lo puro y lo impuro, y reintegra en la co­munidad a los excluidos. Contemplo este gesto: la mano sana de Jesús... toca la piel purulenta de un leproso... Es todo el símbolo de la Encarna­ción: por nosotros los hombres, por nosotros los pecadores, y por nuestra salvación bajó del cielo.

Quiero...

Semana después de la Epifanía 95

Es voluntad de Jesús.

"Sé limpio..." Estoy aquí, delante de ti, Señor, yo también, con mi mal, del que soy consciente, y con toda la otra parte del mal que no conozco suficientemente. Purifícame, también.

Y al instante desapareció la lepra. Y le encargó: No se lo digas a nadie, sino vete muéstrate al sacerdote, y ofrece por tu limpieza lo que prescribió Moisés, para que les sirva de testimonio. Un testimonio sobre el poder de Jesús y sobre su obediencia a la Ley. "¡Muéstrate al sacerdote!" ¿Es excesivo pensar que esta pa­labra es siempre actual? El sacerdote no es un hombre supe­rior a los demás, es un hermano entre sus hermanos, pero ha recibido del Señor el asombroso honor de ser un mediador, de representar un papel de intermediario, más aún, de re­presentar al mismísimo Señor. Yo no puedo salvarme solo. Tengo necesidad de Cristo. El camino concreto que he de hacer para ir a encontrar a un sacerdote, a un ministro del Señor es el signo de que no me salvo por mis únicas fuerzas, sino por la gracia. Oigo que Jesucristo me repite: "Ve y pre­séntate al sacerdote.'

Numerosas muchedumbres concurrían para oírle y ser cura­dos de sus enfermedades. Pero Él se retiraba a lugares solita­rios y se daba a la oración. Jesús no se deja engañar por el éxito. Busca la soledad. Le gusta orar. Es un acto habitual, corriente, continuo en Él.

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<j6 Semana después de la Epifanía

SÁBADO Juan, 3-22.30

Vino Jesús a la tierra de Judea y bautizaba.

Íuan bautizaba también en Ainón, cerca de Salim, donde Labia mucha agua.

¿Es una rivalidad, un conflicto entre dos escuelas, una bata­lla entre dos bautismos, una concurrencia entre dos predica­dores célebres?

Se suscitó una discusión entre los discípulos de Juan y cierto judío acerca de la purificación y vinieron a Juan y le dijeron: Rabbí, aquel que estaba contigo al otro lado del Jordán, de quien tú diste testimonio, está ahora bautizando y todos se van a El. La cosa fue pues bien percibida por ellos: como una concu­rrencia... especialmente desleal, puesto que se subraya todo lo que Jesús debe a Juan Bautista, que lo na lanzado, por así decir. Y he aquí que ese recién venido a bautizar tiene más éxito y atrae a los discípulos y a las gentes que seguían al pri­mero.

Juan les respondió, diciendo: "No debe el hombre tomarse nada si no le fuere dado del cielo."

Íuan Bautista, seguro y rápido, toma la pura actitud de un Lombre que mira hacia Dios y no hacia sí mismo ni de cara

al mundo. Todo lo que de bueno hay en mí, viene de Dios, ¡me es dado del cielo! Procuro hacer un poco el inventario de ello, no para enor-gullecerme, sino para agradecértelo, Señor.

Vosotros mismos sois testigos de que dije: Yo no soy el Me­sías, sino que he sido enviado ante Él. Humildad. Veracidad. Serenidad. Lejos de ofuscarse por el éxito de Jesús. Juan se alegra de ello. Cúrame, Señor, de mis envidias, de las comparaciones que

Semana después de la Epifanía 97

suelo hacer al ver las cualidades de los demás. Ayúdame a saber darte gracias de los éxitos que tengan los demás.

El esposo es aquel a quien pertenece la esposa. El amigo del esposo, que le acompaña y le oye, se alegra en gran manera al oír la voz del esposo. No, no hay ninguna concurrencia entre Juan Bautista y Jesús: Juan se retira de puntillas para dejar todo el lugar a quien él anunciaba. Una larga y admirable tradición, del Antiguo Testamento, presentaba a Dios como el Esposo de la humanidad: Oseas 2-21; Ezequiel 16-8; Isaías 62-4. Esta tradición se ha continuado en el Nuevo Testamento: 11 Corintios, 11-2; Efesios, / - 2 y, Apocalipsis, 21-2; 22-ij Dios-Esposo. Dios-Amor. Dios-Alianza. Nada de temas, ni ideas a meditar solamente... sino una rea­lidad misteriosa que hay que vivir. Atreverse a decir a Dios: 'Amor mío, amigo mío... ternura y gozo míos..." Y procurar vivir en consecuencia. Señor, yo no soy digno, pero di sólo una palabra y podré responder a tu amor.

Pues así mi gozo será cumplido. Es preciso que Él crezca y que yo mengüe. Ninguna amargura. Su renuncia a toda ambición personal le deja muy contento. Cuánto me gustaría que esta alegría estuviera en mí y en todos los hombres. La alegría de Juan, la que nace de la pro­ximidad del Esposo.

Entre el "tiempo de Navidad-Epifanía"y el "tiempo de Cuaresma" se intercalan, según los años, algunas semanas del "tiempo ordinario". La lectura del próximo lunes se encuentra en la página 262

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98 Ceniza

MIÉRCOLES DE CENIZA

40 días que no deben perderse.

Hoy empieza un período privilegiado de 40 días, la Cuaresma. La palabra "cuaresma", "cuadragésima", significa "cuarenta". No hay que perder ni uno sólo de estos días. Durante este tiempo de preparación a la Pascua, los pasajes del evangelio, abandonando el principio de la lectura continua, han sido escogidos por sí mis­mos, porque expresan aspectos esenciales de la "vida espiritual".

Mateo, 6-1.6; 16.18

Los tres pilares de toda vida religiosa: el com­partir, la oración y la renuncia... en la alegría y sólo por Dios.

Cuando dais limosna... Cuando oráis... Cuando ayunáis... Son las tres formas tradicionales de la penitencia, en todas las religiones. Su orden no depende precisamente del azar: — primero "compartir", dar, pensar en los demás... — después "orar pasar un poco más de tiempo con Dios... — en fin, por último, "sacrificarse" imponerse alguna pri­vación... Sobre estos tres puntos, ¿qué he previsto para los 40 días de la Cuaresmar Tomo mi tiempo en prever... en precisar lo que estoy dispuesto y decidido a hacer.

Guardaos bien de hacer vuestras obras buenas en presencia de los hombres, con el fin de que os vean. De otra manera no recibiréis su galardón de vuestro Padre. ... No vayas tocando la trompeta delante de ti para ser alabado por los hombres. Tanto en lo que se refiere a la limosna, a la oración o al ayuno, Jesús insiste ante todo en tener discreción. Jesús nos denuncia la muy frecuente hipocresía de los que actúan para "llamar la atención" de los demás.

Ceniza 99

La búsqueda de sí mismo, el egoísmo, el amor propio pue­den infiltrarse en los mejores gestos religiosos.

Que tu izquierda no sepa lo que hace la derecha, para que tu limosna sea oculta y el Padre que ve lo oculto te pre­miará. Obrar, actuar, sólo por Dios. ¡Lo oculto, lo invisible! ¡es ahí donde está Dios, nuestro Padre! Es a este nivel, a esta profundidad de intimidad que Jesús nos invita a vivir, en todo tiempo, pero especialmente durante la Cuaresma. Habitualmente y demasiado a menudo vivimos en lo su­perficial, lo aparente, lo exterior. Buscar la profundidad. Buscar la mirada de Dios. ¡Padre! Estás aquí en este momento y me estás viendo! Y esto es lo que cuenta. Y Tú esperas que yo "dé", que yo "ore", que yo "renuncie a".

Tú, cuando ores, entra en tu cuarto y, cerrada la puerta, ora a tu Padre que está ahí, invisible... "Tu Padre está allí, invisible." Estás palabras me revelan el alma profunda de Jesús, y su hábito constante de comuni­carse con lo invisible.

Tú, cuando ayunes, perfúmate la cabeza y lava tu cara... Uno no esperaba este consejo: "¡perfumaros!" Según Tú, Señor, la Cuaresma no tiene nada que ver con la tristeza. Evidentemente esta fórmula quiere decirnos que hay que mostrar a los demás una cara agradable y alegre.

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IOO Después de cenixa

JUEVES DESPUÉS DE CENIZA Lucas, $-22.2j

La cruz es el camino hacia la plenitud de la vida, y la condición indispensable para seguir a Jesús.

Jesús decía a sus discípulos: "Es preciso que el Hijo del Hombre padezca mucho y que sea rechazado por los ancia­nos, y por los príncipes de los sacerdotes, y por los escribas y sea muerto y resucite al tercer día." Desde el segundo día de cuaresma, la liturgia nos sitúa de­lante de lo esencial de la cuaresma: es una subida hacia la Pascua... una marcha hacia la vida en plenitud... una ascen­sión hacia las cumbres de la alegría, del gozo... Dios se propone que tengamos vida, felicidad... Pascua está al final del camino. Yo voy hacia la Pascua. Pero el camino es la cruz, es el sufrimiento y la renuncia. Un solo modelo, un solo principio, un solp esfuerzo cuares­mal: imitar a Jesús, seguir el camino que Él siguió. De ahí la importancia primordial de la oración, de la medi­tación, para poner realmente a Cristo ante nuestros ojos, en nuestros corazones y en nuestras vidas.

Si alguno quiere venir en pos de mí... Tú has sido el primero en pasar por ello, Señor. Quisiera vivir esos cuarenta días a tu lado, contigo "siguién­dote". —En verdad ¿quieres acompañarme? —Bien lo quisiera, Señor. Dame ánimo y valor para ello.

Niegúese a sí mismo... Es verdad, paso demasiado tiempo "pensando en mí"; y sin embargo sé muy bien que esa postura es contraria al amor. Amar, es olvidarse... no pensar más en sí mismo... ser y vi­vir para los demás. Dios es amor. Por esto renunció a Sí mismo, por amor nues­tro. "No hay amor mayor que el de dar la vida por aquellos

Después de cenixa i o i

que ama." "Siendo de condición divina no quiso ávida­mente mantenerse igual a Dios, sino que se anonadó..." Fi-lipenses, 2-6.7 Jesús es el hombre que de una manera total, definitiva e infinitamente, ha renunciado a sí mismo... para estar total, definitiva e infinitamente vuelto hacia los demás. esús vuelto hacia el Padre. esús vuelto hacia sus hermanos.

Tome cada día su cruz... Amar es crucificante... pero es también expansionante. Pa­radoja de la cruz. Vivir según el evangelio no es una vida "en agua de rosas": es una vida que requiere valentía, energía, vigor, ascesis.

Y me siga... ¡Tú caminas delante, Señor! Tú, el primero, has renunciado a ti mismo. —Tú me dices: "No es en broma que Yo te he amado." —Lo sé. Y yo ¿qué seré capaz de hacer, en cambio?

Quien quisiere salvar su vida la perderá; Pero quien perdiere su vida por amor a Mí, la salvará. ¿Qué aprovecha al hombre ganar todo el mundo, si él se pierde y se condena? El sacrificio no es pues un valor en sí mismo. No se trata de renunciar por el placer de renunciarse. La renuncia es nega­tiva. Su finalidad es positiva: se trata de "salvarse"... El hombre no se expansiona sino dándose, renunciando a sí mismo, pero la renuncia conduce a la expansión, en pleni­tud.

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102 Después de Cenha

VIERNES DESPUÉS DE CENIZA Mateo, 9-14.1 j

Sea primero el amor y la alegría, la primera

Los discípulos de Juan se acercaron a Jesús y le dijeron: Eso es lo que deberíamos hacer a menudo. Acercarnos a Jesús... preguntarle ¿qué piensas, sobre tal y cuál asunto? Antes de seguir adelante, me pregunto: ¿por qué no voy a hacerlo? "¿Cómo es que, ayunando nosotros y los fariseos, tus discí­pulos no ayunan? Los discípulos de Juan Bautista están extrañados. Ellos, y los fariseos ayunaban, hacían sacrificios austeros, se

Erivaban de varias cosas, por generosidad iban más allá de is observancias judías legales.

Jesús, y el grupo de sus discípulos se presentaban como gen­tes abiertas y felices "que no ayunaban". Ya recordamos haber oído decir a Jesús que era preciso "perfumarse la cabeza, cuando uno ayunaba, para no tener un aspecto macilento" (Mateo, 6-16) ¿Cuál es mi aspecto? ¿Con qué cara me presento?

Jesús respondió: "Los compañeros del Esposo ¿pueden por ventura llorar, mientras está el Esposo con ellos?' La imagen del esposo era bien conocida por los judíos. En la Biblia este símbolo es usado muchas veces. Dios ama a su pueblo. Dios es el esposo (Isaías, J4-4.8; 61-10) "No te llamarán ya más la "despreciada", la "abando­nada", "Sino que te llamarán "Mi complacencia", mi "despo­sada"... "Como la esposa hace las delicias del esposo, "Así harás tu las delicias de tu Dios... (Isaías, 62-4. jj

Después de Ceniza 103

"Así habla Yahvé: Me acuerdo de tu fidelidad al tiempo de tu adolescencia, de tu amor hacia mí cuando te desposé conmigo; de cuando tú me seguías a través del desierto..."

(Jeremías, 2-2) "La seduciré, la llevaré al desierto y le hablaré al corazón. "Y allí me responderá y cantará como en los días de su ju­ventud..."

(Oseas, 2-16) Jesús se presenta pues como "el esposo" mesiánico. Para justificarla "alegría" —la ausencia de "ayuno"—de sus dis­cípulos, Jesús los presenta como "compañeros del esposo." Si, ¡ha llegado el Esposo de la humanidad! No hay que estar triste. Primero es el amor. Quizá tenga yo tendencia, como los fariseos a hacer de la Cuaresma un tiempo de luto, de rigidez, de austeridad... Para Jesús es ante todo un tiempo de amor. "El esposo está con ellos". Dios está con ellos. ¿Cuál es el tiempo de intimidad con Dios que ha decidido reservarle cada día de esta cuaresma? Vivir ' con Él" todo el día, en medio de mis ocupaciones, pero también procurar algún tiempo fuerte de presencia, de encuentro.

Días vendrán en que les será arrebatado el Esposo, y enton­ces ayunarán. Jesús, de manera velada, anuncia su muerte. Pronto va a ser 'arrebatado" a sus amigos. Durante el tiempo que pasa entre este "arrebatamiento" y su "retorno" al final de los tiempos, el ayuno adquiere un valor nuevo:¡es el tiempo de la espera! Un día el esposo les será devuelto. ¿Espero yo este Reencuentro?

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i<>4 Después de Ceniza

SÁBADO DESPUÉS DE CENIZA Lucas, 3-27.32

Conversión y alegría: hay que cambiar de vida y celebrar ese cambio festivamente.

Jesús, saliendo de una casa, en Cafarnaúm vio a un publi-cano, cuyo nombre era Leví, sentado al telonio... Recaudaba los impuestos a cuenta del ejército de ocupación. Habitualmente el evangelio junta las dos palabras "publica-nos y pecadores": que son casi equivalentes a la frase actual: "explotador público" Leví sería un hombre rico: sus bolsi­llos se llenaban a expensas del pueblo humilde, antes de lle­nar las arcas del Estado.

Y le dijo: "Sigúeme." Jesús no se ajusta a las clasificaciones hechas de una sola pieza. Se atreve a elegir para apóstol a uno de esos pecadores mal vistos. Le llama, le invita a cambiar de vida. Y, ¿yo creo que todo hombre puede cambiar? ¿Doy oportunidades a todos? ¿Creo en mi propia posibilidad de conversión?

Leví, dejándolo todo, se levantó y le siguió. Dejar "todo". Para seguir a Jesús. De hecho, ¿he renunciado yo a algunas cosas para seguir a Cristo? ¿Qué me retiene? ¿Qué debo dejar para seguirte, Señor? ¿Qué me impide seguirte realmente? La cuaresma debería ser un tiempo de purificación, de soltar lastre. Desprenderme de lo que me embaraza. Concen­trarme en lo esencial.

Leví le ofreció un gran banquete en su casa, con asistencia de gran multitud de publícanos y otros que estaban recostados, junto a la mesa, con los discípulos. ¡He aquí un ejemplo de renuncia festiva! Lo deja todo para seguir a Jesús. Pero sin ninguna morosi-

Después de Ceniza 1 o 5

dad especial: ofrece un banquete, un gran festín ¡para cele­brar su gran renuncia a "todo"! Festeja su conversión y su vocación. ¡Viva la vida! ¡Viva la alegría! Cuando ayunes, perfúmate la cabeza. Cuando tú renuncias a ti mismo quédate contento.

Los fariseos y sus escribas recriminaban... Pasan el tiempo en eso: ... en recriminar, en gemir, en de­plorar.

¿Por qué coméis y bebéis con publícanos y pecadores?

Ü'^a está! Ya han colocado la etiqueta del menosprecio: "pu-icanos y pecadores".

Lo esencial de su religión era, precisamente, el preservarse, el separarse, el juzgar desde lejos y desde arriba...

"No tienen necesidad de médico los sanos, sino los enfer­mos, y no he venido a llamar a los justos sino a los pecadores a penitencia..." Gracias, Señor. Ten piedad de mí, Señor. Si yo no tuviera ésta, tu promesa, creo que me habría desa­nimado pronto ante lo que descubro ya en esta cuaresma. Lo que pasa en el fondo es que algunos de mis hábitos me satisfacen y tus invitaciones a "cambiar de vida" ¡me estor­ban! jEsta cuaresma me estorba, Señor! Sí, soy un pecador/a. Sí, me resisto a tus llamadas. Siento con dolor mis limitaciones. ¿Llegaré a vivir una cuaresma mejor? Cuento contigo, Señor. Mi voluntad tiene necesidad de curación.

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i o 6 / ." semana de Cuaresma

Primera semana de Cuaresma

LUNES Mateo, 2]-}i.46

¡Amar! Es decir "hacer participar, visitar, aco­ger, vestir": servicios concretos.

Desde el comienzo de la Cuaresma, la Iglesia nos propone lo esencial, una de las páginas más importantes de todo el evangelio. En el Juicio Final no seremos juzgados por nues­tras buenas intenciones, nuestros sentimientos, sino por lo que habremos hecho concretamente por nuestros hermanos más pobres, más necesitados.

Cuando el Hijo del hombre venga en su clona y todos los ángeles con Él, se sentará sobre su trono de gloria. Es necesario, de vez en cuando, pensar en ese final. Un día seré convocado allá. Y esto llega pronto. Entonces, todas las cosas de aquí abajo tomarán unas proporciones nuevas. Ayúdame, Señor, a juzgar, desde ahora, todas las cosas "desde el punto de vista de la eternidad"... a distinguir lo banal, de lo importante.

Todas las naciones se reunirán delante de Él... Los judíos tenían una idea muy simplista del Final de los tiempos: Pensaban que el Juicio de Dios confundiría a todos los paganos (las "naciones')

)esus tiene una visión universalista de la salvación. Todos os hombres, todos los paganos, tienen su oportunidad...

Todos están "delante de El . Señor, aquel día ¡también estaré yo allá! Me imagino codo a codo entre esa gran multitud que espera ser juzgada. Tam­bién estarán alia todos los que amo, todos los que conozco a mi alrededor, todos aquellos de los que soy responsable. Es­taremos allá todos... Judíos y no judíos, cristianos y no cris­tianos, creyentes y no creyentes, musulmanes, hindúes, ani-

/ .d semana de Cuaresma 107

mistas... los místicos cuya vida se habrá abrasado en la ora­ción, y los ateos que no habrán rezado... todos "delante de Él".

Y separará a unos de otros Señor haz que comprendamos la seriedad de nuestra vida. Aquel día el del balance final. Pero es aquí y ahora donde se juega" todo. Entonces no podremos ya hacer trampas ante ti. Concéde­nos, Señor, que entretanto sepamos aprovechar bien nuestro tiempo.

Venid benditos de mi Padre... tuve sed, tuve hambre, fui pe­regrino, estaba desnudo, enfermo, preso... Seremos juzgados según el amor. Y según un amor muy simple: dar de beber, dar de comer, acoger, vestir, visitar, cuidar. ¿Hago yo ésto? ¿Cómo lo hago? Para Jesús, una vez más, los pequeños, los pobres están en primera fila. ¡Se nos juzgará según nuestras relaciones para con ellos! A menudo, Señor, no sé ver las cosas. Educa mi mirada. A menudo no me atrevo a dar el primer paso hacia alguien. Ayúdame, Señor, a no pasar jamás cerca de alguien que es­pera mi ayuda, y a quien decepciono.

Cuantas veces hicisteis eso a uno de éstos mis hermanos me­nores, a mí me lo hicisteis.

Jesús se identifica con los pequeños, esús está abundantemente presente a mi alrededor... en

todos aquéllos que tienen necesidad de mí.

Apartaos de Mí, malditos... Eres tú, Señor, quien ha pronunciado también estas pala­bras. Yo te escucho. Tu evangelio no es un vago idealismo sentimental, es una llamada de extrema exigencia, es un compromiso serio. Rehusar el amar no es lo mismo que amar! El egoísta, el que no ama no tiene sitio cerca de Dios. Dios se ha comprometido con esto: ha puesto todas sus fuerzas en esta gran causa... ¡Jesús ha derramado toda su sangre por amor, para que amásemos! ¡Es una cosa seria!

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io8 / . a semana de Cuaresma

MARTES Mateo, 6-7.1J

Después del amor —el servicio concreto a los demás—... la segunda consigna es: orar.

Después de la página evangélica de ayer, encarada toda ella hacia la "vida' concreta y a la "acción" práctica, Jesús nos recuerda hoy una dimensión esencial de toda vida pro­funda: la oración. Para esta cuaresma, <fhe previsto dedicar más tiempo a la oración... más tiempo de lo acostumbrado?

Cuando oréis, no chachareéis... Primera consigna: no charlotear, no chacharear, no acumu­lar palabras... Jesús nos invita a la simplicidad, a la interiori­dad, al silencio. Uno puede orar sin decir palabras, simple­mente saboreando la presencia de Dios, permaneciendo "ante Él" así, sin más. ¡Tú estás ahí! Yo estoy contigo.

Como hacen los gentiles, que se imaginan que serán oídos a fuerza de palabras. Evidentemente los paganos tienen también auténticas ple­garias. Pero la tendencia delpaganismo, que es también la nuestra es tratar de "tener a Dios en la mano" de "forzar su decisión": por la abundancia de ritos mágicos, por su insis­tencia, piensan tener derecho a obtener lo pedido... "dando, dando'... Piensan: yo he hecho todo lo necesario, Tú debes atender mi súplica.

No queráis imitarlos, pues bien sabe vuestro Padre de lo que habéis menester. La imagen del verdadero Dios, tan opuesta a la de los "fal­sos-dioses", es simple y emocionante: es "¡vuestro Padre!" Antes de abrir vuestra boca, sabe todo lo que vais a pedirle. No son necesarias muchas palabras, cuando se es amado: se adivina con medias palabras... Cuando empiezo una plega­ria, Dios, mi Padre, ya está allí. Me esperaba, sus oídos aten-

/." semana de Cuaresma 109

tos, su mirada de amor... como un padre amoroso, como una madre amorosa...

Ved cómo habéis de orar: Padre nuestro... Hay que repetirlo porque es verdad: Jesús ha usado aquí la palabra hebrea "abba". Es la palabra más familiar de la len­gua hebrea, la que los niños usan al echarse en brazos de su Sadré: algo así como "¡papaíto querido!"

iempre tenemos tendencia a volver a las concepciones filo­sóficas, o "religiosas" sobre Dios: el ¡Ser supremo! aquél con quien debemos congraciarnos.

Que estás en los cielos... santificado sea tu nombre... La proximidad natural del niño con su padre no le quita una cierta reverencia, un cierto respeto. Este Padre, tan cercano, y tan amoroso, es también el "muy santo", el "perfecto": permanecemos admirados delante de Él, es tan grande. Y deseamos que nuestro Padre sea admirado, que su Nombre de Padre sea reconocido y "santificado".

Venga a nosotros Tu reino, hágase tu voluntad así en la tie­rra como en el cielo...La "vida" de este Padre, su "santidad", ha sido comunicada, y nuestra plegaria esencial es ésta: que los hombres, sobre la tierra, reconozcan al Padre... que su proyecto de amor se realice. Lo que Dios quiere, lo que el Padre quiere, ¿qué es?

El pan nuestro de cada día dánosle hoy. Perdónanos nues­tras deudas así como nosotros perdonamos a nuestros deu­dores. Y no nos dejer caer en la tentación, mas líbranos del mal... El pan... el perdón de nuestros pecados... la victoria sobre el mal... Hay que volver a considerar a menudo cada una de estas fórmulas. ¿A quién he de perdonar para realizar el "reino" de Dios, su proyecto? ¿Que forma concreta toma, para mí, la lucha contra el mal?

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I I O /." semana de Cuaresma

MIÉRCOLES Lucas, u-29.32

Convertirse, cambiar de vida, hacer penitencia.

Como concurriesen las turbas alrededor de Jesús, comenzó a decirles: "Esta generación es una generación mala; reclama un "signo". La palabra "generación" es siempre empleada por Jesús en modo peyorativo. Es una alusión típica a un momento de la Historia del pueblo de Israel, la primera "generación", la del desierto, la de los cuarenta años primeros... la que ha pasado su tiempo reclamando "signos de Dios. "Cuarenta años esta generación me ha disgustado... estas gentes no han co­nocido mis caminos... y no obstante veían mis acciones..." (Salmo, $J-¡).IO)

También en tiempos de Jesús, y en los nuestros... se seguía pidiendo a Dios que se mostrara, que manifestara su poder. ¡Si Dios escribiera su nombre en el cielo! ¡Si Dios aplastara a los malos! ¡Si bajase de la cruz y se enfrentase con los que le injuriaban! ¡Si movilizase, de hecho, a "doce legiones de ángeles" para no ser arrestado por un escuadrón de soldados romanos! En fin, ¿por qué Dios no se manifiesta a los ateos... para que sea imposible seguir dudando?

Y no les será dada otra señal que la de Jonás. Si Dios pusiera un "signo en el cielo", dejaría de ser Aquél que ha escogido ser. Aplastaría. Nadie podría resistirle... Ahora bien, Dios ha elegido ser el "servidor", el que ama a los hombres, y que espera discretamente su respuesta con­fiada y libre. Dios no quiere forzar la mano. Las postracio­nes de los esclavos no le dicen nada.

Porque como fue Jonás señal para los ninivitas, así también lo será el Hijo del hombre para esta generación. Sí, las gentes de Nínive no tuvieron grandes cosas como sig­nos. ¡Jonás no hizo ningún milagro sensacional! Simple-

/." semana de Cuaresma n i

mente pronunció su mensaje e invitó a la "conversión". ¿Realmente me afecta la "invitación" a cambiar de vida que el Hijo del hombre me transmite y que la Iglesia me repite en ese tiempo cuaresmal?

Los ninivitas se levantarán en el juicio contra esta genera­ción y la condenarán, porque hicieron penitencia a la predi­cación de Jonás y hay aquí más que Jonás. Hicieron penitencia... sin otro signo que la predicación del

?rofeta. o conozco bien la conversión y el cambio que Dios espera

de mí. ¿Qué es lo que yo voy a hacer durante toda esta cuaresma?

La reina del Mediodía se levantará en el juicio contra los hombres de esta generación y los condenará, porque vino de los confines de la tierra para oír la sabiduría de Salomón y hay aquí algo más que Salomón. Los habitantes de Nínive: la gran ciudad pagana... La Reina de Saba: princesa pagana... He aquí a los que Jesús pone como ejemplo. Ellos se esforzaron. Y nosotros, hemos recibido mucho más que ellos. Hemos oído a Jesús, tenemos los sacramentos a nuestra disposición, tenemos sus divinas Palabras. Señor, dame un corazón nuevo. Señor, otórgame la valentía necesaria para esos cambios que debo llevar a cabo. Repíteme, Señor, la urgencia de esta conversión. El Juicio se acerca. Mañana puede ser demasiado tarde. ¿Estaré yo tam­bién "condenado" con esta generación mala que pedía sig­nos?

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/." semana de Cuaresma

JUEVES Mateo, 7-7.12

De nuevo la oración. El Padre quiere dar cosas buenas a sus hijos.

Pedid, y se os dará. Buscad y hallaréis. Llamad y se os abrirá. Concepción resueltamente optimista. Jesús está en perfecta familiaridad con Dios. Encuentra muy natural el ser escuchado. Y es también normal ver abrirse la puerta cuando se ha llamado a alguien.

Porque quien pide recibe. Quien busca halla. A quien llama se le abre. Y Jesús repite las promesas. Aquí, Señor, has hecho promesas muy precisas. Quiero es­cucharte, quiero creerte. Sin embargo..., ¡hay tantas plega­rias aparentemente no atendidas! Quizá rezamos mal, quizá nos falta confianza y verdadera familiaridad con Dios. Quizá nos atiendes pero no en lo que te pedimos exacta­mente. Es verdad que alguna vez he hecho esta experiencia: yo te

§edía "una' cosa precisa, y no la recibí... pero recibí de ti y e mi propia oración, una gran paz, una inmensa aceptación

interior. He sido yo el que he cambiado por mi oración. ¿Es así como acoges nuestras súplicas, Señor?

¿Quién de vosotros es el que si su hijo le pide pan, le da una

B'edra o si le pide un pez, le da una serpiente? e nuevo una imagen muy natural y familiar.

Cuando un niñito pide pan a su padre, no se le ocurrirá darle una piedra, o una serpiente. Si soy padre o soy madre, mi oración puede ser muy con­creta a partir de esta experiencia, con mis propios hijos. El mismo Jesús me lo sugiere. Y esta experiencia de amor pa-

/." semana de Cuaresma " 3

terno o materno puede hacerme comprender que ciertas plegarias no sean atendidas, aparentemente. Yo no doy siempre... no doy todo... lo que mis hijos piden. No para rehusárselo, ni para que sufran, sino por su mayor bien y porque les quiero.

Sí, pues, vosotros siendo malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¡cuánto más vuestro Padre que está en los cie­los, dará cosas buenas a quien se las pide! En este pasaje, toda la eficacia de la plegaria no procede de la testarudez, de la insistencia, del que pide... sino ¡de la bon­dad y del amor del que otorga! Aquí Jesús no carga el acento sobre la perseverancia en la oración, como lo hará en otros

Easajes, sino en la benevolencia de Dios. )ios es bueno, Dios ama. Dios es padre. Dios es madre.

Dios quiere dar cosas buenas. Necesito, quizá, llegar a descubrir que "lo que me sienta mal" aquéllo de lo que deseo estar libre, mis pruebas y con­trariedades... contienen una gracia, y son, de tu mano una "cosa buena" a recibir. Misterio del sufrimiento que agranda a un ser. Misterio de la enfermedad, de la soledad, de la ve­jez. Aquí abajo, no siempre sé lo que es un bien para mí. Tú lo sabes, Señor.

Cuanto quisiereis que os hagan a vosotros los hombres, ha­cédselo vosotros a ellos. He aquí lo que evitaría muchos contratiempos. Que sepa yo encontrar en ello mi alegría.

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i i."semana de Cuaresma

VIERNES Mateo, j-20.26

Ser "bueno" hasta el fondo del ser Amar hasta a nuestros enemigos.

Habéis oído que se dijo a los antiguos: "No matarás"... Pero yo os digo: "No os irritéis contra vuestro herma-no ... ¡Qué diferencia, en efecto! Jesús viene a completar la Ley. Moisés había prohibido ma­tar. Esto era ya encaminar la humanidad hacia la no violen­cia, hacia el amor fraterno. Pero todo quedaba muy elemen­tal muy negativo. Jesús va hasta el fondo del problema. Interioriza la ley: no es sólo el gesto exterior lo malo, lo es ya la "cólera" que puede inducir a ello... y las injurias verbales, las disputas que enve­nenan las relaciones humanas. Llamar a alguien "imbécil" o "descreído" es ya ser culpable de no-amar. A la luz de estas palabras, examino mis relaciones humanas. En este tiempo de cuaresma, es bueno proyectar esa luz exi­gente sobre mis relaciones cotidianas. ¿Me dejo llevar por mi temperamento? ¿Soy despreciativo? ¿Soy duro en mis palabras?

Si vas a presentar tu ofrenda ante el altar y allí te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti, deja allí tu ofrenda ante el altar... Una vez más Dios toma partido. Si hay discordia entre los hombres, la relación con Dios también se rompe. ¡Dios rehusa la muestra de amor que pre­tendemos darle, cuando no amamos también a sus nerma-nos! Y la pobre "ofrenda" queda allí, en 'pana' ante el altar... Dios se hace fiador de nuestras relaciones humanas. Nos dice: Antes de tener relaciones correctas conmigo, tenedlas primero entre vosotros. La caridad fraterna pasa delante del culto.

/ ." semana de Cuaresma 115

Vé primero a reconciliarte con tu hermano y luego vuelve a presentar tu ofrenda. No se trata aquí de un sentimentalismo fácil que evite las verdaderas cuestiones. Ha habido una fisura. Se han dispu­tado y ya no se hablan. No se trata tampoco de que el otro dé el primer paso, como suele decirse. "Estoy dispuesto... cuando él quiera, por mi parte estoy a punto. 'Jesús afirma, precisamente, la postura inversa: Es suficiente que yo me de cuenta de que el otro tiene algo contra mí... debo, yo ir a su encuentro, dar el pri­mer paso. ¡Solamente entonces mi ofrenda será agradable a Dios! Quizá no me detengo suficientemente sobre esta frase, cre­yendo que no se aplica a mi caso exactamente. ¿Estoy se­guro de que no debo a nadie ninguna explicación?

Muéstrate conciliador con tu adversario... Pero, ¡si no tengo adversario, Señor! ¡Tú hablas para los otros! ¿Es cierto esto? ¿Me enervan los que no piensan como yo? ¿Por qué su temperamento es tan diferente al mío? Por qué tiene gustos culturales, políticos, litúrgicos, etc. opuestos a los míos? ¿Por qué me hace a veces, unas observaciones desagradables que me hieren? Reconciliarme... ponerme de acuerdo con... Señor, ¿qué es lo que nos pides con ello? Sencillamente: ¡la cualidad de nuestras relaciones humanas! No resignarse a los meros rompimientos. Construir una so­ciedad en la que reine el amor, en la que se recomponga sin cesar lo que sin cesar se descompone. Apreciemos esto. Comprometerse en la reconciliación. Es un principio esen­cial de supervivencia, para las personas, las familias, las pro­fesiones, las razas, los grandes bloques, y simplemente... de una generación a otra.

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11 f) / . " semana de Cuaresma

SÁBADO Mateo, j-43.48

¡Amar... más! Como vuestro Padre.

Habéis oído que se dijo: "Amarás a tu prójimo y tendrás odio a tu enemigo..." Y yo os digo:

"Amad a vuestros enemigos, Haced bien a los que os aborrecen, Y orad por los que os persiguen y calumnian."

Esto debe de ser extremadamente importante para la huma­nidad. Tú lo repites, Señor, Tú insistes, sin escapatoria posible. ¡Hay que romper las fronteras! ¡Hay que derribar los muros que nos separan! Para Jesús ya no hay extranjeros ni enemigos puesto que de­bemos amarles. ¿Es una ilusión, una ingenuidad, Jesús, un dulce y gentil so­ñador?

Para que seáis hijos de vuestro Padre celestial... No, Jesús no es un ingenuo. Es de una lógica constante y ab­soluta. Lo ve todo desde un punto de vista distinto al nues­tro habitualmente. Ve a la humanidad desde el punto de vista de Dios. Las palabras son reveladoras: haced el bien, orad. La fraternidad universal que Él predica es la consecuencia de otra realidad esencial: la paternidad universal.

El cual hace nacer su sol sobre buenos y malos; y llover sobre justos y pecadores. Este amor sin fronteras que Dios nos pide, es el que Él mismo vive. Dios ama a todos los hombres. Ama a los que no Le aman. Derrama sus beneficios, su sol hermoso, y su lluvia bienhechora, sobre todos... Así Jesús nos dice, cuando yo dejo de amar a alguien, rehuso amar a "alguien a quien Dios ama". Mi enemigo es amado por Dios. Mi enemigo es un hijo para Dios.

/. * semana de Cuansma 117

No se trata pues de un principio sociológico o de un her­moso ideal humanista. Es DIOS la única referencia. Es me­nester que nuestra mentalidad sea conforme a la Suya. Imi­tar a Dios. Llegar a parecemos a Él, a fin de ser verdadera­mente sus hijos.

Pues si amáis sólo a los que os aman, ¿qué mérito tenéis? Y si no saludáis más que a vuestros hermanos, ¿qué tiene eso de particular? Por ventura, ¿no hacen también esto los publícanos... y los mismos paganos? Amar a las personas que nos aman, que se parecen a noso­tros, con las que ya se está espontáneamente de acuerdo... ¡es natural! Dios nos pide más. Dios nos pide ensanchar nuestro cora­zón más aña del círculo de nuestros amigos, de nuestros pa­rientes, de nuestro ámbito. Jesús, el primero, ha amado a sus enemigos... y ha rezado por ellos. A los que acababan de condenarle y de torturarle: 'perdónaselo, oh Padre, no saben lo que hacen".

Nuestra época, que ve subir el ciclo infernal de la violencia, ¿verá también a los cristianos tomarse el evangelio al pie de la letra ¿No sería la única buena suerte de la humanidad?

Sed, pues, vosotros perfectos, así como vuestro Padre celes­tial es perfecto. Uno no acaba nunca de amar. El amor es absoluto. Como Dios. Si uno estuviere abrasado de amor hasta morir, no amaría aún bastante. Nunca se ama lo suficiente. ¡El amor es todo, que es Dios mismo! He aquí una cuaresma más exigente que todos los ayunos y los sacrificios. Señor, entra en mi corazón para hacerme amar a los que no amo, a los que me hacen mal. Amar a todos los que Tú amas, Señor. Como Tú les amas.

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n 8 2." semana de Cuaresma

Segunda semana de Cuaresma

LUNES Lucas, 6-$6.$8

Ser bueno "sin medida", como Dios.

Sed misericordiosos... Es una palabra intraducibie que hoy corre el riesgo de ser mal comprendida. Que cada uno según su modo de ser se ejercite en encontrarle sinónimos. — Compartid las penas de los demás... — Sed indulgentes... —Dejaos conmover... —Excusad... — Participad en las tribulaciones de vuestros hermanos... — Olvidad las injurias... — Sed sensibles... —No guardéis rencor... — Tened buen corazón... —

Así como también vuestro Padre es misericordioso La moral cristiana, a menudo tan próxima a una simple mo­ral humana, se caracteriza por el hecho de que es, habitual -mente, una imitación de Dios. San Juan dirá "Dios es amor", Lucas dice: "Dios es miseri­cordia." Jesús ha insistido a menudo sobre este punto. El mismo era una perfecta "imagen de Dios", que modelaba su comporta­miento según el del Padre. En mi oración, evoco las escenas en las que Jesús ha mos­trado especialmente su misericordia... ¿Y yo? A menudo, por desgracia, no me asemejo ni al Padre, ni a Jesús. Desfiguro la imagen de Dios en mí. Doy una mala idea de tí, Señor, cada vez que falto al amor. Cada una de mis palabras duras, de mis acritudes, de mis malas intencio­nes... cada una de mis indiferencias a las preocupaciones de mis hermanos... ¡es lo contrario de Dios!

2.' semana de Cuaresma 119

Perdón, oh Padre, por deformar, a veces el espejo que yo debería ser de tí. Y me dejo captar por este pensamiento: Tú esperas, Señor, que yo me parezca a tí, que sea el representante de tu amor cerca de mis hermanos. Ser el corazón de Dios, ser la mano de Dios... ser "como si" estuviese Dios presente cerca de un tal... o un cual... Cada una de mis tareas humanas de hoy tiene un valor infinitivo, un peso de eternidad: es Dios mismo el que actúa en y por mi, en mis afectos. ¡Sed como Dios!

No juzguéis; y no seréis juzgados... No condenéis, y no seréis condenados... Perdonad, y seréis perdonados. Dad, y se os dará... Hay que dejarse interpelar e interrogar por estas frases. Hay que escucharlas de la boca misma de Jesús, como si hu­biéramos estado presentes en su auditorio cuando Él las pronunciaba. ¿A propósito de qué detalles concretos de mi vida, de qué personas... Jesús me repite esto, a mí? No juzges a un tal... un cual... No condenes a un tal... una cual... Perdona a... a... Da... Y todo ello no es propio en primer lugar de la "Moral": es hacer como Dios. Jesús nos dice que Dios es así.

Una buena medida, llena, apretada, colmada.

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120 2.a semana de Cuaresma

MARTES Mateo, 25-1.12

Humildad, bondad, fraternidad... efectivas.

Los escribas y los fariseos se han sentado en la cátedra de Moisés. Moisés fue el gran legislador. Pero, después de él, los escribas acapararon esta función. Se hacen los censores, los críticos de sus hermanos, los guardia -nas de la doctrina auténtica: ¡ellos son los que "saben" la vo­luntad de Dios! Señor, guárdanos del farisaísmo, de toda pretensión de do­minar a los demás, de todo instinto de superioridad.

Haced, pues, y guardad lo que os digan, pero no los imitéis en las obras, porque ellos dicen y no nace. Condenación de la hipocresía... de los jefes religiosos del tiempo de Jesús. Grave advertencia para los sacerdotes y todos los responsables de hoy en día. ¿Y nosotros? ¿No solemos también alguna vez dar lecciones a los demás sin que las pongamos en práctica nosotros? Es una tentación de cristianos fervientes. Ser duros en nuestros juicios porque uno está seguro de poseer la verdad. Conde­nar el mundo, anunciar castigos divinos contra los que no piensan como nosotros.

Atan pesadas cargas y las ponen sobre los hombros de los otros, pero ellos no quieren aplicar la punta del dedo para moverlas. Opresión. Aplastamiento. ¿Qué forma concreta toma este defecto en mi vida propia? ¿A quién debo aliviar las cargas? ¿A qué puedo arrimar el hombro? Y más que aplicar la punta del dedo, debo preocuparme, comprometerme.

Todas sus obras las hacen para ser vistos de los hombres. Ensanchan sus filacterias y alargan los flecos, gustan de los

•Í. " semana de Cuaresma 1 2 1

8rimeros asientos... y de los saludos en las plazas... y de ser amados por los hombres "Rabbi".

Las "filacterias" eran unas bandas que llevaban en la frente o en los puños, con unos cofrecitos que contenían textos de la Ley. Los "flecos", especies de borlas, como las que suelen verse en algunos chales. listos dos detalles en el vestuario eran obligatorios según la Ley de Moisés. Pero a los fariseos les gustaba llevarlos muy aparatosos para rriostrar así su acatamiento a la Ley y para recibir honores por ello. tiste orgullo toma, hoy, nuevas formas.

No os hagáis llamar "Rabbi", ni "padre", ni "maestro"... Renunciar a los títulos honoríficos. Que vuestras relaciones humanas sean siempre naturales y sencillas. Hoy la Iglesia trata también de seguir mejor este consejo evangélico. Y nosotros, ¿cómo reaccionamos? ¿Hay títulos que nos gusta recibir?

Sois todos hermanos. Fórmula esencial. Es Jesús quien la pronuncia. Fórmula re­volucionaria. Mas, ¡cuan lejos estamos de vivirla! ¡Cómo tendemos a restablecer las jerarquías sociales! ¡Cuan fácil-rtiente nos creemos superiores a los demás!

El mayor entre vosotros ha de ser servidor vuestro. Quien se ensalzare, será humillado, y quien se humillare será ensal­mado. Servidor, servidora... Estos son los más grandes. ¿De quién soy el "servidor/a"? Contemplo a Jesús-sirviente, tomando una toalla, una jo­faina y lavando los pies de sus apóstoles.

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2." semana de Cuaresma

MIÉRCOLES Mateo, 20-17.28

"¡Servir!"

Subiendo Jesús hacia Jerusalén, tomó aparte a los doce. La Cuaresma es también una "subida hacia Jerusalén" Un camino hacia la cruz. Jesús tiene que decir un secreto, que no puede confiar mas que a los más íntimos. Los toma "aparte".

El Hijo del hombre ha de ser entregado, condenado, escar­necido, azotado, crucificado... Jesús sabe, detalladamente, lo que le espera. Decidido, tran­quilo, libre, sube hacia Jerusalén. Trato de imaginarme estas palabras, estas confidencias sa­liendo de tu propia boca. Trato de contemplar los pensa­mientos que pasan por tu mente, Señor, al expresar estas cosas. Si Tú, Señor, "amo del cielo y de la tierra", has pasado por todo ello, ayúdame a comprender un poco ¿Por qué? y ¿para qué? No hay más grande amor que el de dar la vida por aquéllos

que se ama". J o he venido para que tengan vida, y en abundancia." "He aquí la sangre de la alianza para el perdón de los peca­dos." 'El buen pastor da su vida por sus ovejas."

Y resucitará al tercer día. Para ti, la muerte no es una finalidad, un punto final. Estás convencido de que tu misión no puede fallar. Y apor­tas esta misma esperanza a toda la humanidad. Una vida nueva surge de la muerte. Valor escondido y misterioso del sufrimiento, del sacrificio. ¿Creo yo realmente en el misterio pascual? ¿Qué luz me aporta este misterio, frente a mis infortunios, a mis pecados, frente a los problemas del mundo y de la Iglesia? El hombre "escarnecido"... ésto continúa en el día de hoy. ¿Estoy con-

2." semana de Cuaresma !23

vencido de que en ello se prepara una "resurrección" ¿Qué es lo que cambia?

La madre de los hijos de Zebedeo se acercó y pidió a Jesús: "Que mis dos hijos se sienten uno a tu derecha y otro a tu iz­quierda en tu remo". 'TSÍo sabéis lo que pedís"... Es verdad, Señor, no lo sabemos. ¿Podéis beber la copa que Yo beberé? Simbolismo bíblico. La "copa" amarga que se traga toda de golpe a pesar del mal sabor, es el símbolo de la prueba, de la adversidad. (Salmo /j-o; Isaías ji-17; Jeremías, 2j-ij.) ¿Podéis beber "mi copa ', nos dice hoy también Jesús?

Mi copa la beberéis. Jesús la beberá el primero, hasta las heces. Cuando sufro, ¿soy consciente de acercar mis labios a la misma copa que Jesús? Los príncipes délas naciones los avasallan... y los magnates los abruman con imperio... No ha de ser así entre vosotros, sino que quien aspire a ser mayor entre vosotros debe ser vuestro servidor y el que quiera ser el primero, sea vuestro siervo. Así como el Hijo del hombre no ha venido a ser servido, sino a servir y a dar su vida en redención de muchos. Esta madre, efectivamente, no sabía lo que pedía. Estar con Jesús, a su derecha y a su izquierda, es hacerse "esclavo" como Él, es "servir" a los demás, es "dar su vida en rescate o redención de otros". Este es el sentido que Tú, Jesús, das a tu pasión... y a la misa... y a nuestra vida de cada día. A esta luz quiero revisar, detenidamente, mi vida cotidiana.

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I 2." semana de Cuaresma

JUEVES Lucas, 16-19-31

La vida de aquí abajo no es el todo del hombre.

Un hombre rico... vestido de púrpura y Uno finísimo... tenía cada día espléndidos banquetes. Jesús ha visto esto en su tiempo. Se daban ya muchas desi­gualdades, injusticias... gentes demasiado ricas y gentes de­masiado pobres. Este rico puso toda su confianza en lo hu­mano, solamente: Lo apostó todo a la riqueza, al placer, a lo terrestre. Disfrutar. Consumir. Sacar provecho.

Un mendigo... yada a su puerta... cubierto de llagas, de­seando saciarse con las migajas que caían de la mesa del rico... Pero los perros venían y le lamían las llagas. Es Jesús quien usa estas palabras y hace esta descripción. La misma situación existe siempre. Hay siempre grandes fortu­nas, gentes que gastan de un modo escandaloso... y a la vez gobres que no tienen lo necesario para vivir humanamente,

sto es noy terriblemente irritante, entre pueblos ricos y pueblos pobres. ¡Jesús nos señala con el dedo esta situación! Nos pide que no nos habituemos a ella. Hay que tener los oíos muy abiertos sobre estas desigualdades. La Cuaresma es el momento de una cuestación mundial "contra el hambre y a favor del desarrollo". Se la suele llamar "colecta de cua­resma". ¡Pero no se trata de una limosna! Sólo es una gota de agua en un inmenso problema, y es de estricta justicia.

Murió el mendigo y se lo llevaron los angeles... Murió tam­bién el rico y estaba en los tormentos... Se cambiaron las situaciones. Al pobre se le promete la feli­cidad; al rico, el castigo. La vida humana no se "juega" to­talmente en la tierra.

Tú recibiste bienes durante tu vida, y Lázaro, al contrario, males. Y así éste es ahora consolado, y tu atormentado.

2." semana de Cuaresma 125

Jesús expresa aquí la rebelión elemental y muy natural de tantos hombres escarnecidos, aplastados. Ésta suerte injusta no durará siempre: Jesús anuncia un día, un porvenir en el que los egoísmos y las opresiones ya no existirán... No puede decirse que la riqueza sea un mal en sí, para Jesús; pero lleva en sí misma dos riesgos trágicos: —1.° La riqueza comporta el riesgo de "cerrar el corazón a Dios". Uno se contenta con la felicidad de esta vida. Se ol­vida la vida eterna, se olvida de lo que es esencial. —2. 0 La riqueza comporta el riesgo de "cerrar el corazón a los demás". Ya no se ve al pobre tendido delante de nuestra puerta. Señor, haz que yo vea las cosas que me apartan de ti y que me apartan de mis hermanos.

Aún cuando uno de los muertos resucitara, no quedarían convencidos. La puesta en escena final, el choque de la parábola a partir del episodio de los cinco hermanos del hombre rico... es en extremo dramático. Queda reforzada la idea ya expresada al comienzo de la parábola: las más firmes advertencias son impotentes para despertar a los "malos ricos" de sus ilusio­nes. El egoísmo de muchos ricos, su seguridad, su irreligiosidad, su cerrazón del corazón... acaban por hacerles "incapaces de leer los signos de Dios". La muerte no les dice nada; ni la re­surrección de un muerto llegaría a convencerles. Han per­dido el hábito de ver los "signos" que Dios les hace en su vida ordinaria. El hecho de reclamar "signos" es un falso

Eretexto... Que escuchen la "palabra de Dios" la ordinaria, . que los profetas no cesan de repetir.

¿Qué me dices hoy a mí, por medio de esta parábola? Señor, ¡que ninguna riqueza —material, intelectual, espiri­tual— cierre mi corazón! Consérvame abierto, disponible... pobre.

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I ¿6 ¿. * semana de Cuaresma

VIERNES Mateo, 21-55.46

La urgencia de la conversión: Dios espera que demos mucho fruto.

Un padre de familia plantó una viña, la rodeó de una cerca, cavó en ella un lagar, y edificó una torre... Jesús hace alusión a un oráculo de Isaías, 5-2.5: 'Ciudadanos de Jerusalén, y vosotros hombres de Judá, "Pronunciad la sentencia entre yo y mi viña. "¿Qué podía hacer yo por mi viña, que no lo haya hecho? "¡Pues bien! Voy a revelaros lo que voy a hacer: "Quitaré la cerca, para que puedan pisotearla." Decepción divina. Tantos cuidados, tantos desvelos, tanto amor! ¿Qué decepciones tiene Dios de mí? ¿'Qué esperas de mí, Señor?

Y la arrendó a unos viñadores... Dios ha hecho lo esencial para "su viña", pero no todo: con­fía algunas responsabilidades al hombre... el universo ha sido confiado al hombre. "Dominad la tierra y sometedla." El hombre es el gerente de la empresa de Dios. Soy el gerente de una porción del Reino de Dios. Me ha sido alquilada unaparte de Sus bienes, y me ha confiado res­ponsabilidades. ¿"Cuáles? ¿"De qué y de quiénes deberé darte cuenta? ¿"Qué debo hacer fructificar? ¿Qué iniciativas espe­ras de mí para que la porción de tus tierras no pase a ser un erial?

Cuando se acercaba el tiempo de los frutos, envió a sus cria­dos para percibir su parte... Los viñadores les apedrearon, apalearon y mataron a uno... Se rechaza a Dios. Este mismo rechazo continua también hoy. Dios es un es­torbo. Yo mismo te rehuso, Señor, cuando vienes a pedirme los frutos.

2." semana de Cuaresma 127

Ahora, detenidamente, me propongo buscar, en mi vida concreta, las exigencias, las llamadas divinas que acepto mal y que rechazo.

De nuevo les envió otros siervos, en mayor número que los primeros. Finalmente les envió a su Hijo. La perseverancia de Dios. Va hasta el final. Sacrifica lo que es más precioso para El. "De tal manera ha amado Dios al mundo que le ha enviado su propio hijo." Me detengo a contemplar la amplitud insospechada de este don. "Puesto que Dios nos ha amado hasta darnos a su propio Hijo, ni la muerte, ni el pecado nos arrancarán de Su amor."

Cuando venga, pues, el amo de la viña... ¿Qué hará? "Hará perecer de mala muerte a los malvados, y arrendará la viña a otros." El proyecto de Dios no puede fallar. Pero nosotros pode­mos ser dejados de lado. La "viña del Señor" llevará fruto, pero nosotros podemos ser condenados. El fallo de Israel, primer gerente del Reino, no impedirá que se forme^un 'nuevo pueblo de Dios" al que le será confiada la "viña".

"La piedra que rechazaron los constructores pasó a ser pie­dra angular . Esta es la obra de Dios; ¡cuan admirable es a nuestros ojos! El Mesías rechazado, la pobre piedra informe que los cons­tructores habían juzgado inútil y fue tirada a la basura... es luego una hermosa piedra muy apreciada que se coloca en el lugar esencial de la construcción, en el ángulo que une dos muros. Es de esta piedra que depende toda la solidez del edificio. Jesús, elemento esencial del gran proyecto de Dios... base de toda la construcción... El que era tan pobre, tan desvalido, tan despreciado, tan rechazado. ¡He aquí "la obra" de Dios! ¡Es admirable!

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128 2." semana de Cuaresma

SÁBADO Lucas, ij-1.32

Dejarse amar por Dios.

Se acercaban a Jesús todos los publícanos y pecadores para oírle. Los fariseos y los escribas murmuraban: "Éste acoge a los pecadores y come con ellos." Una revelación esencial de Dios.

La parábola del hijo perdido y encontrado... por su padre. La parábola del padre que no desespera jamás de sus hijos. Habitualmente llamada: la parábola del "hijo pródigo". Pero es el "padre", y no el hijo, el que constituye el centro de la parábola. Contemplemos a nuestro Dios, que Jesús nos revela aquí.

Un hombre tenía dos hijos. El más joven dijo a su padre: "Dame la parte de hacienda que me corresponde." El padre les dividió la hacienda. Un padre amoroso, respetuoso de la libertad y de la autono­mía de sus dos hijos. Con la muerte en el alma deja partir al menor; pero con la esperanza de que será adulto algún día y comprenderá el amor de su padre. Un hijo disconforme, que quiere vivir su vida, que rehusa el estar sometido, que cree que será más libre si esta totalmente independizado. Es una rebelión típica de nuestro tiempo y de todos los tiempos: "el rechazo del padre"... el rechazo de Dios. Característica del mundo moderno. Fenómeno global del ateísmo.

Disipó su hacienda en una vida disoluta... y conoció la mise­ria. El pecado siempre se presenta primero como agradable, atra-yente, seductor. El Maligno es suficientemente hábil para de momento, disimular su juego". Vivir su libertad, reivindi­car su autonomía... es positivo bajo un cierto aspecto. Eres Tú, Señor, quien nos has dado esta sed de libertad.

2. * semana 129

Haz que seamos más lúcidos, Señor. Ayúdanos a detectar lo que es una verdadera dilatación del espíritu, de lo que corre el peligro de acabar en decrepitud.

Se levantó y partió hacia su padre: "Padre, he pecado contra el cielo y contra tí." Danos, Señor, este valor... saber reconocer nuestro mal y tomar la postura eficaz para probar que es verdadera nues­tra decisión.

Cuando aún estaba lejos, viole el padre, y compadecido, corrió a él y se arrojó a su cuello... mandó que le trajeran la más bella túnica, un anillo, unas sandalias... hizo preparar un festín. Es así como el padre acoge al hijo "rebelde". Incansablemente, leo y vuelvo a leer estas palabras. Eres Tú, Jesús, quien ha inventado este relato. Eres Tú quien ha acumulado todos esos detalles del retorno del hijo pródigo. Escucho tu voz. Trato de imaginar las inflexiones de tu voz cuando decías ésto por primera vez. Querías darnos a entender algo muy importante. ¿Cómo reaccionaron tus oyentes? ¿Qué hicieron después de haberlo oído? ¿Vinieron a confiarte sus pecados? ¿Oíste confesiones, Señor? ¿Qué confidencias te hicieron? Los "hijos pródigos" de Dios comprendieron delante de Quien se encontraban, y ¡cuan grande era su suerte de tener tal Padre!

Hijo mío, todo lo mío es tuyo. Fórmula de amor. Y el padre se ve obligado a decirla también al hijo mayor quien, aparentemente, se había que­dado "en la casa", ¡pero que tampoco había comprendido gan cosa del amor que su padre le tiene!

menor, precisamente a causa de su pecado, y de su vida lejos del hogar... y a causa también del perdón que acaba de recibir, comprenderá mejor ahora ¡como y cuánto es amado! ¡Gracias!

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i 3 o } . " semana de Cuaresma

Tercera semana de Cuaresma

LUNES Lucas, 4-24-30

Acoger a Cristo... reconocer los signos, las lla­madas de Dios.

Jesús había regresado a Nazaret, y en la sinagoga dijo: 'Ningún profeta es bien recibido en su patria".

Me imagino esta escena lo más concretamente posible: Jesús está en su pueblo, todo el mundo le conoce —o cree cono­cerle—... por su parte da los "buenos días" a cada uno y pregunta por sus familias. Todo se sitúa al más simple nivel ae la vida humana familiar: es el carpintero del país, el que ha ido creciendo entre los otros adolescentes del pueblo, es aquél de quien se conocen todos los ascendientes, sus pri­mos, sus primas. Evidentemente, se sabe también que partió, hace ya algún tiempo; que recorre la comarca, que comenta la Biblia de un modo nuevo, original, diferente del modo habitual de los escribas... y que además ¡hace milagros! ¿No sería un "pro­feta", un "nombre de Dios" como tantos se han visto en la historia de nuestro pueblo? ¿Quizás es un "santo", un "en­viado" de Dios? Pero todo lo que se sabe de él, humanamente desorienta; se le conoce demasiado... o no suficientemente. Así sucede también en nuestras vidas. No siempre sabemos ir más allá de las apariencias que nos esconden el misterio. Miro detenidamente mi vida desde este ángulo, para descu­brir lo que se esconde detrás de mis relaciones humanas tan sencillas aparentemente.

En verdad os digo: Había muchas viudas en tiempo de Elias, cuando se cerró el cielo y sobrevino una gran ham­bre... Había muchos leprosos en tiempo de Elíseo... Las llamadas de Dios suelen ser siempre así, en la vida coti-

3." semana de Cuaresma 131

diana, banal de los hombres: una pobre viuda que espera so­corro... una gran hambre... un leproso... hermanos nuestros necesitados... ¿Y a mi alrededor, en este momento, en el día de hoy?

En Israel... En el país de Sidon... En Sarenta... Jesús opone netamente "los países judíos , donde no pasa nada, donde Dios no puede actuar, según parece...; a los "países paganos" en los que la gracia de Dios y sus benefi­cios están actuando... Ningún profeta es bien recibido en su patria. Jesús lee y co­menta la Biblia. Quizá acababa de leer el pasaje del Libro de los Reyes. Esa primera lectura del dia, que precisamente cuenta la curación de un leproso por Elíseo. En su sermón Jesús aplica ese pasaje a la actualidad y comenta: esta Palabra de Dios se aplica hoy y aquí... se refiere a vosotros, a los que en este momento estáis escuchándome en esta sinagoga, en Nazaret. ¿Y yo, en este momento? Como los habitantes de Nazaret ¿tiendo a apoyarme en mi pasado, a creer que una cierta fa­miliaridad contigo por las gracias recibidas, por el hecho de pertenecer a la Iglesia... me dan un derecho, un privilegio? Los compatriotas de Jesús hubieran querido sacar ventaja al hecho de ser sus paisanos, sus vecinos.

Elíseo limpió no a un leproso de Israel, sino a Naaman, el sirio. Jesús da a entender claramente que los beneficios de Dios no están reservados exclusivamente al pueblo —escogido—, primero, a Israel. La Iglesia se va perfilando: una Iglesia mi­sionera, enviada a todos. Dios ama a los paganos, a los gen­tiles. Ayúdanos, Señor, a saber darnos cuenta de la "fe inicial" de los paganos, de sus pasos hacia ti. Me detengo a considerar a mi alrededor, a todos los que aparentemente te ignoran, Señor... a todos los que parecen rehusarte... Tú les amas, Señor. Ayúdanos a descubrir, a reconocer tu presencia a través de sus comportamientos.

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' 3 * ) . " semana de Cuaresma

MARTES Mateo, 18-21-35

Perdonar, condonar las deudas.

Se acercó Pedro a Jesús y le preguntó: Si mi hermano peca contra mí... ¿Cuántas veces he de perdonarle? ¿Hasta siete veces? Pedro ha tenido disgustos con alguien. Se ha pecado contra él. Se le ha perjudicado. Alguien se le ha puesto en contra, o le ha discutido acaloradamente, o ha cometido con él una injusticia. No se trata de la gravedad de la falta. Pero, de todos modos a causa de la dificultad que se siente para per­donar, Pedro debe haber sido afectado en lo más vivo. Nos encontramos en la esfera de las "relaciones" humanas, en las que "juegan" las faltas contra el "gran mandamiento", en la que nacen y se mantienen los conflictos y las indife­rencias, en la que las heridas son más vivas —porque se las cree definitivas. "Si mi hermano peca contra mí..." Para comprender vitalmente la pregunta de Pedro y la res­puesta de Jesús, es preciso que yo aplique este caso a mi pro­pia vida: ¿quién me hace sufrir? Mis relaciones humanas, ¿con quién me resultan muy difíciles? ¿A quién debo per­donar?

Dícele Jesús: "No digo yo hasta siete veces, sino hasta se­tenta veces siete." La cifra siete, que pone Pedro, era simbólica. Para un judío de entonces, era una cifra sagrada, que simboliza la perfec­ción. Pero Jesús, hace estallar esta perfección, y la lleva a su má­ximo: el perdón, el amor... debe ser absolutamente ilimi­tado. Ciertamente esto va más allá de lo "razonable". ¿In­cluso si el hermano no da señales de enmienda, si recae siempre en el mismo pecado contra mí..? Sí, Jesús, parece que va por ahí: incluso si no se llega a una mejoría externa de la "relación" efectiva, es necesario que en

3." semana de Cuaresma J33

el fondo de nosotros mismos cese toda enemistad, toda du­reza, todo resentimiento. Exigencia evangélica. Exigencia cuaresmal. Estas dos cifras —7 y sus múltiples— eran en el Génesis 4-2j, la expresión de la escalada de la violencia: los hijos de Caín se vengan 77 veces, el mal se multiplica en progresión

geométrica;la violencia atra la violencia. "He matado a un ombre por mi herida. Si Caín fue vengado 7 veces, La-

mech lo será 77 veces." La desmedida del perdón pedido por Dios corresponde a esta proliferación del odio: hay que invertir el proceso. "No os dejéis vencer por el mal, antes bien, venced el mal con el bien." (Romanos 12-21) El reino de los cielos es comparable a... Sí, entramos en otro universo. Impacto social del evangelio.

Un hombre tenía una deuda de 10.000 talentos, que le fue condonada... Pero, se le debía 100 denarios que continuó exigiendo... Hay que traducir en moneda actual estas dos cifras para comprender la enormidad de lo que Jesús quiere decirnos: ¡unos 1.020.000.000 de pesetas, y 1.700 pesetas! La desproporción de ambas deudas es desmesuradísima. Una vez más no hay que intentar aplicar todos los detalles de esta parábola a lecciones espirituales. Lo que cuenta es su sentido global. Lo que es inverosímil humanamente hablando, resulta ser estrictamente verdadero, y descon­certante, en el caso de Dios. ¡Sólo Dios es capaz de hacer semejantes condonaciones!

Te condoné toda tu deuda. ¿No debías tú, también tener pie­dad de tu compañero, como lo tuve yo de tí? Para Jesús, la inmensidad del perdón de Dios, su amor sin medida, su misericordia sin tregua y sin límite es lo que debe suscitar nuestra misericordia respecto a nuestros hermanos. Y el mismo Pedro fue objeto de este amor infinito...

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'34 ) . " semana de Cuaresma

MIÉRCOLES Mateo, j-ij.ij)

Interiorizar la ley, sin formalismos. Valorizar las naderías de la existencia.

No penséis que he venido a abrogar la Ley o los Profetas: No he venido a "abrogarla"..., sino a "consumarla"... Y sin embargo, [cuántas veces Jesús se ha opuesto a las in­terpretaciones oficiales de la Ley! ¡Cuántas veces se ha pro­nunciado contra las interpretaciones estrechas del "sábado" o de las abluciones! Con toda libertad ha hecho frente a las costumbres de su tiempo que prohibían ciertas relaciones con ciertas categorías despreciadas, como: samaritanos, pu­blícanos, extranjeros, leprosos. El evangelio está lleno de controversias de Jesús con los escribas, muy aferrados a la letra de la Ley. Jesús luchaba contra todo formalismo, con­tra toda estrechez de miras. Sin embargo, obrando así, no tenía conciencia de destruir la Ley, sino de salvarla, de me­jorarla para que cumpliera su fin. Jesús no es un destructor, un devastador..., sino un cons­tructor: viene a continuar una obra comenzada; es el segui­dor de los grandes profetas y de lo mejor de la Ley de Moi­sés; acéptala tradición de su pueblo..., ¡pero la hace avanzar! El Nuevo Testamento es, a la vez, una "novedad" radical, en la más perfecta fidelidad a lo esencial del Antiguo. Danos, Señor, esta misma actitud, frente a las realidades en las que hoy nos encontramos: no abolir, sino cumplir. Tal es el espíritu de Cristo. Tal es la misión de la Iglesia frente a las realidades humanas.

Si alguno violare uno de esos mandamientos mínimos... la más pequeña letra... una tilde de ella... Nada es pequeño delante de Dios, según el texto de la Sa­grada Escritura. No hay "pequeños deberes" sobre lo que nos pide la Palabra de Dios. "Considerar las cosas pequeñas como grandes, a causa de Jesús que es quien las hace en nosotros. (Pascal)

}.° semana de Cuaresma 135

Jesús nos invita a no soñar con cosas grandes: lo que a diario nacemos es a menudo pequeño, minúsculo. Todo depende de lo que nuestro corazón pone en ello. Santa Teresa de Lisieux entró en el Carmelo a los quince años con todo el entusiasmo de su adolescencia. Lo que la esperaba fue: barrer los claustros, hacer la colada, acompa­ñar al refectorio a una hermana vieja y enferma. Pequeñas cosas. La vida humilde, la dedicada a trabajos pesados y fá­ciles, es una obra de selección que requiere mucho amor.

El que practicare y enseñare —esos mandamientos míni­mos— será "grande" en el reino de los cielos. "Las obras deslumbrantes me están prohibidas. Para dar pruebas de mi amor no tengo otro medio que el de no dejar escapar ningún pequeño sacrificio, ninguna mirada, nin­guna palabra; de aprovechar las más pequeñas acciones y hacerlas por amor.' (Santa TeresitaJ Lo que es "pequeño" a los ojos de los hombres, puede ser "grande" a los ojos de Dios. Ayúdame, Señor, a saber apreciar cualquier cosa, como Tú. Modesta actualidad de cada día. Banalidad cotidiana enalte­cida. Una vez más, Jesús insiste en el "hacer"... practicar... poner en práctica... Es fácil el ilusionarse con bellas palabras. Uno se cree bueno porque se siente capaz de hablar bien de "espi­ritualidad" o incluso de discutir sobre doctrina teológica... Jesús nos reconduce a la realidad de nuestros actos cotidia­nos. Hacer la voluntad de Dios, aun en los mínimos detalles. Es­fuerzo de cuaresma.

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136 $." semana de Cuaresma

JUEVES Lucas, 11-14.2}

El combate espiritual contra las fuerzas del mal... con Cristo.

Íesús estaba expulsando a un demonio. El poseso era mudo, in cuanto salió el demonio, el mudo habló.

Cada vez que se habla de demonios en el texto evangélico, nos sentimos incómodos. Ciertamente un cristiano mo­derno debe desembarazarse de imágenes grotescas. No obs­tante, el mal no se explica totalmente en razón de la libertad humana. Estamos a veces obligados a constatar que el mal tiene raíces extremadamente profundas, y que no alcanza­mos... Nos sentimos ser el juguete de fuerzas más fuertes que nuestra voluntad. Y por otra parte la amplitud del mal pa­rece orientarnos hacia una dimensión cósmica, radical, co­lectiva, del imperio de Satán; hay violencias, corrientes oscuras, fuerzas destructoras que trabajan y que ningún hombre parece poder dominar. Jesús ha venido a combatir esas fuerzas malhechoras. Y, por ahí, devolvía al hombre su dignidad: el mudo em­pezó a hablar normalmente. La creación ha sido restaurada. Señor, sálvame de mis demonios... líbranos del mal.

Es por el príncipe de los demonios que expulsa a los demo­nios, decían algunos. A Jesús se le ha calumniado, se le ha acusado. ¡Es el colmo! El demonio es capaz de dar estos golpes: de enmascararse hasta el punto de llegar a decir que, ¡el Santo por excelencia está poseído por el demonio!

Todo reino, dividido en partidos contrarios, quedará des­truido. El buen sentido popular que Jesús hace suyo. La unidad es una fuerza. La desunión es un fermento maléfico y destruc­tor. Uno de los signos de Satán es la división y el no enten­derse. El mundo efe hoy está trágicamente marcado por este

} . " semana de Cuaresma !37

tipo de espíritu que impide a los matrimonios, compren­derse; a padres e hijos, hablarse; a grupos humanos enteros, reconocerse.

Pero si expulso a los demonios por el dedo de Dios, sin duda que el reino de Dios ha llegado a vosotros. El dedo de Dios está ahí, cuando el mal retrocede. Yo, ¿lo sé ver? ¿Cuál es mi colaboración a ese "dedo de Dios"? ¿Pongo yo mi dedo en ello?

Cuando un hombre fuerte y armado guarda su casa, seguros están sus bienes; pero si llega uno mas fuerte que él, le ven­cerá y le quitará todas sus armas. Una imagen de la vida cristiana en forma de parábola breve. Un combate, un cuerpo a cuerpo rápido, dos hombres pe­leándose, uno es más fuerte que el otro y lo derriba. Jesús se presenta como este ' segundo hombre", más fuerte,

gue viene para triunfar sobre Satán, voco mis propios combates. ¿Sobre qué puntos la lucha re­

sulta más difícil? Ven Jesús a combatir conmigo. Una verdadera imagen dinámica y fuerte... para una cua­resma dinámica y fuerte. No quedarme solo en el plano individual e íntimo. La di­mensión del combate contra el mal es hoy colectiva: hay que combatir con otros, en equipo, y para los otros... Volvemos a encontrar aquí la dimensión cósmica de las fuerzas malhe­choras, que pide una acción de envergadura.

El que no está conmigo, está contra mí, y el que conmigo no recoge, derrama. Fórmula intransigente. Un cierto estilo de vida: todo lo contrario del remilgo y de las medias tintas. Pero a menudo me comporto como un cristiano a medias. Escucho esta pa­labra Tuya fuerte y abrupta: Cuaresma = energía.

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) . " semana de Cuaresma

VIERNES Marcos, 12-18.34

Toda la ley se resume en "el amor".

"¿Cuál es el primero de todos los mandamientos?" pregunta un escriba... Jesús contestó: "El primero es... Escucha, Israel: el Señor, nuestro Dios, es el único Señor. Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas. Jesús contesta primero recitando las mismas palabras que todo judío fiel pronunciaba cada mañana como plegaria ma­tinal. Esta vez Jesús va de acuerdo con los escribas. Esto era exactamente lo que ellos enseñaban (Deuteronomio, 6-4) Primer mandamiento: Amar a Dios". Tal es el punto de vista constante de Jesús, su respuesta. Y ¿yo? ¿Es esta también mi respuesta, no sólo con los labios, sino con toda mi vida? En Jesús no eran solamente palabras. Toda tu vida, Señor, decía: "Amo al Padre". Cada instante, cada pensamiento, cada gesto, cada decisión era motivada

gor el Padre. Nada para ti, todo para Él. >e todo corazón... alma... mente... fuerzas... Estas palabras

traducen aproximadamente las palabras hebreas intraduci­bies. Todo el ser, todas las fuerzas vitales, cuerpo y alma, sensibilidad e inteligencia, todas las capacidades. Dejo que mi oración suba hacia ti, a partir de esto...

"El segundo es éste: Amarás a tu prójimo como a ti mismo". Mayor que éstos no hay mandamiento alguno. El escriba sólo preguntaba por un mandamiento. Jesús con­testa con dos. Así sueles Tu hacerlo, Señor. Siempre nos lle­vas más allá de lo que pensamos. Y para ello, Tu completas la cita del Deuteronomio con otra del Levítico iy-18. ¡Qué bien conocías la Biblia, Señor! Segundo mandamiento: "Amar a mi prójimo". El amor es esencial del evangelio y de la vida evangélica. Es la "buena nueva" que mi vida toda debería estar procla-

3." semana de Cuaresma 139

mando. ¿Amo yo, efectivamente? ¿A quién amo? ¿A quién dejo de amar? ¿Cómo se traduce este amor? ¿Quién es mi prójimo? Como tú mismo... Como tú misma...", ¡no es decir poco!

¿Cómo me amo a mí mismo/a? ¿Qué deseo yo para mí? ¿Cuáles son mis aspiraciones profundas? ¿A qué cosas estoy más aferrado? ¿Qué es lo que más me falta? Y todo esto, quererlo también para mi prójimo. No debo pasar muy rá­pidamente sobre todas estas cuestiones. Debo tomar, sobre ellas, una decisión en este tiempo de cuaresma.

Díjole el escriba: "Muy bien, Maestro, tienes razón... Viendo Jesús cuan atinadamente había respondido, le dijo: "No estas lejos del reino de Dios." ¡Jesús felicitó a un escriba! En cualquier conversación, saber reconocer los aciertos en las intervenciones de los otros para valorarlos y estimularlos es una forma humilde de amor al prójimo, que Jesús pone aquí en práctica. 'El Reino de Dios'. = ¡amar! ¡a Dios y a los hermanos!

Este es también el contenido esencial de la Iglesia y que la liturgia cristiana expresa. Cada asamblea eucarística debería ser a la vez: — Un lugar de encuentroN

y de amor de Dios ¡ — Un lugar de encuentro!^ e s v e r d a d e r a m e n t e p a r a m í ?

y de amor fraterno J- r

¿Suelo, quizás, encerrarme en mí mismo/a, en lugar de abrirme al otro?

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i." semana de Cuaresma

SÁBADO Lucas, iS-j>. 14

Ser pobre .

Dijo Jesús a ciertos hombres... que presumían de justos, y despreciaban a los demás... ¿Soy yo uno de éstos? Perdón, Señor, porque es verdad que siento la tentación de creerme superior a los demás... Ayú­dame, Señor, a no despreciar a nadie, y a no presumir de ser justo...

Dos hombres subieron al templo a orar: el uno era "fariseo" y el otro "publicano". El relato que propone aquí Jesús tiene, evidentemente, algo de caricatura: los rasgos están abultados. No hay que extra­ñarse pero sí tomar lo esencial. Jesús quiere ante todo decirnos que "el pecador que reco­noce su estado" es amado por Dios... y tiene todas sus ven­tajas. Por el contrario, el orgulloso que se cree justo, se equi­voca. Esta doctrina es esencial: es la que desarrolla san Paolo en la epístola a los Romanos. El hombre no se justifica a sí mismo; su justicia, su rectitud las recibe de Otro, por gracia. El fariseo es, esencialmente, el que cree salvarse por sus pro­pias obras, por el cumplimiento de la Ley. El publicano, por el contrario, es el pobre pecador que no llega a realizar su ideal, que tropieza incesantemente, que ya no cuenta con sus propias fuerzas. Señor, me reconozco un poco en ambos personajes.

El fariseo, en pie, oraba para sí de esta manera: "Te doy gra­cias de que no soy como los demás hombres, rapaces, injus­tos, adúlteros; ni como este publicano. Ayuno dos veces por semana, pago el diezmo de cuanto poseo." Sí, se han abultado los trazos; pero, ¡cuánta suficiencia! Sin embargo, el fariseo es un hombre fiel y generoso, segu­ramente con virtudes reales. Pero todas estas cualidades es­tán como envenenadas por su orgullo. El amor propio des-

3." semana de Cuaresma 141

mesurado es capaz de estropear las más bellas realizaciones. No aplicar estas palabras divinas a los demás, sino a mí... ¿ Dónde está mi farisaísmo, el mío? ¿Qué es lo que envenena incluso el bien que hago? ¿Cuáles son las motivaciones pro­fundas de mis actos?

El publicano, al contrario, puesto allá lejos, ni aun los ojos osaba levantar al cielo, sino que se daba golpes de pecho di­ciendo: " ¡Dios mío, ten misericordia de mí, que soy un peca­dor!" Tal es la plegaria de ese pobre hombre. Da a entender una turbación y malestar profundos. Para los judíos del tiempo de Jesús, éste era un caso desesperado, sin salida. El oficio mismo de este "publicano" era maldito: se robaba por pro­fesión, podría decirse y en provecho de un "sistema" abo­minable, esa "sociedad romana", pagana, con sus ídolos y prácticas inmorales, para "beneficio del ocupante opre­sor"... Sí, ¡el caso del publicano es desesperado! Jesús se enfrenta a la opinión de su tiempo: Dios es también el Dios de los desesperados... y su benevolencia amorosa llega hasta los casos límite, más aparentemente sin salida. Dios da a todos su oportunidad, incluso a los más grandes pecadores.

Os digo que bajó este "justificado" a su casa y no aquél. Le sigo con la mirada: regresa a su casa, apaciguado, curado, "justificado" por Dios, perdonado, feliz. Y ¿qué ha hecho para obtener este resultado? Ha reconocido su pecado: 'Ten misericordia de mí que soy un pecador". Señor, ayúdame a saber reconocer mis pecados, mis mise­rias. Devuelve el valor y el ánimo a todos los desesperados. Que nadie dude de tu amor a pesar de todas las apariencias contrarias. Jesús, revélate tal como eres, a todos nosotros, pobres pecadores.

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. , 4-" semana de Cuaresma

Cuarta semana de Cuaresma

LUNES Juan, 4-43. j 4

"Creer" sin necesidad de signos ni de prodigios: fuente de vida y de curación.

Los Galileos le acogieron bien, habiendo visto cuántas ma­ravillas había hecho Jesús en Jerusalén. Los hombres están ávidos de lo sensacional. El milagro de Cana ha impresionado todas las mentes. Es recordado por toda la región. Llegó pues, otra vez, a Cana de Galilea, donde había con­vertido el amia en vino. Un cortesano, oyendo que Jesús re­gresaba a Galilea, salió a su encuentro y le rogó que bajase y curase a su hijo, que estaba moribundo. Esperamos de Dios que domine lo imposible: sufrimientos, enfermedades, la muerte... ¿Quién nos librará de nuestras angustias y de cualquier fatalidad?

Íesús le dijo: " ¡Si no veis señales y prodigios, no creéis!" Jna vez más, Jesús soslaya lo "maravilloso". Lo que Jesús

desea a través de estas palabras es encontrar personas que confíen totalmente en Él, con una Fe desnuda, sin argumen­taciones: Creer sin necesidad de signos ni de prodigios... creer sin milagros... creer sin ver... En los comienzos de la vida espiritual, sucede a menudo que el hombre encuentra satisfacciones interiores bastante in­tensas que le sirven de punto de apoyo. Se es feliz rezando. La meditación es un goce, un tiempo de plenitud. La ora­ción es percibida como algo buena y nutritivo. Incluso, a veces, a una intensa plegaria le siguen dichosos aconteci­mientos, que interpretamos como signos de Dios... y aun decimos: ' es un milagro". Pero, habitualmente, la vida en Dios está despojada de todas estas satisfacciones sensibles.

4." semana de Cuaresma M3

Es "la noche". Es el tiempo de la purificación de la Fe. El

gran salto en lo desconocido. El gran riesgo de la Fe. n este momento de mi propia vida, ¿qué signos y prodi­

gios" estoy tentado, humanamente, de pedir a Dios? Y es muy natural; y quizás hay que pedirlos... Pero, pensando siempre en la invitación de Jesús, que quiere purificar nues­tra Fe.

"Vete, tu hijo vive." Creyó el hombre en la palabra que le dijo Jesús y se fue... San Juan subraya que el hombre creyó en la palabra, sin po­derla verificar... Se fue. No tenía ninguna prueba. Tenía so­lamente "la Palabra" de Jesús. Ante todas tus promesas, Señor, nos encontramos en la misma situación. Ante tu promesa esencial: la vida eterna, la redención total y definitiva, la victoria del amor, la supresión de todo llanto y de todo sufrimiento, la resurrección, la vida dichosa junto a Dios en la claridad... ante toda esta promesa ¡hay que creer en tu palabra! En la Fe, en el salto de la Fe, en la confianza ilimitada de la Fe. "A quién iremos, Señor, Tú tienes pala­bras de vida eterna".

Reflexionó el padre, que le dejó la calentura a la hora misma en que Jesús le dijo: 'Tu hijo está bueno"; y así creyó él y toda su familia. Este fue el segundo milagro. Este hijo curado —entre tantos otros que no lo serán... hay tan pocos milagros... éste no es sino el segundo—atestigua que el Reino de Dios ha empezado. Dios, creador de los cie­los nuevos, una tierra nueva y una humanidad nueva, una vida sin muerte, está actuando. Desde ahora, Señor, quiero creer. Fuerte en esta Fe, ¿cómo puedo cooperar a esta obra de Dios? ¿Cuál será mi forma de luchar contra el mal... y para la vida?

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i 4. * semana de Cuaresma

MARTES Juan, j-1.16

"¡Vivir!" El agua, símbolo de la vida: el bautismo.

Durante las últimas semanas de Cuaresma, la Iglesia nos propone lecturas sacadas del evangelio de san Juan. Es la úl­tima preparación de los catecúmenos que recibirán el bau­tismo en Pascua, y es también nuestra preparación, la de todos los que queremos renovar nuestros compromisos de bautizados en la vigilia pascual. Dejémonos prender por el símbolo del agua.

Hay en Jerusalén una piscina... junto a ella yada una multi­tud de enfermo: ciegos, cojos, tullidos... Una humanidad que sufre. Una humanidad que se sabe "disminuida" físicamente. Una humanidad marcada por los accidentes y por la enfermedad.

Había allí un hombre que llevaba 38 años enfermo. Jesús, conociendo que llevaba ya mucho tiempo, le dijo: "¿Quieres ser curado? Jesús "sabe". Jesús comparte interiormente el sufrimiento de este hombre. Y sin embargo, le hace una pregunta... ¿Por qué? La respuesta parece tan evidente.

¿Quieres, tur Es k pregunta que Jesús hace siempre, hoy. "¿Quieres ser bautizado?" Así comienza todo bautismo. A través de esta curación, símbolo del bautismo, Jesús afirma que la vida cristiana es ante todo una respuesta de nuestra libertad. Me pregunto: ¿Quiero vivir? ¿Quiero cu­rar? ¿Quiero aceptar el don de Dios?

El enfermo respondió: "No tengo a nadie que me meta en la piscina." Otro símbolo. El gran sufrimiento es "no tener a nadie". Lo que salva, en primer lugar, es el amor... es ¡el tener a alguien!

4." semana de Cuaresma 145

En esta página del evangelio, ¿hay una llamada? ¿Quién me llama hoy?

Íesús le dijo: "Levántate y anda." 'ara el paralítico fue el comienzo de una vida nueva.

Espiritualmente significa también la vida nueva de los bau­tizados: Dios quiere "un hombre de pie", un "hombre que avanza". El pecado es una parálisis. Y no estamos solos para esta vida cristiana, para este com­bate de cada día. Jesús está aquí, junto a nosotros, como lo estaba también con el paralítico. Si rehuso la Palabra de Jesús, si no acepto su ayuda vital, "no tengo a nadie"... me quedo como el paralítico al borde de la piscina, incapaz de nada. Misterio de la gracia. La vida cristiana es una vida humana a la que se incorpora la vida de Cristo. Señor, ven, tómame de la mano... dame voluntad de avan­zar.

Le preguntaron: "¿Quién es el hombre que te ha curado?" ¿Quién es este Jesús? Es una pregunta que hay que hacerse siempre. Todo de­pende de esto. Si no es más que un hombre, no nos puede ayudar en profundidad. Pero sabemos que en Él está el po­der mismo de Dios.

"Has sido curado. No vuelvas a pecar." Se nos hace de nuevo patente que es a ese nivel donde Tú te colocas espontáneamente: Los milagros físicos son una es­pecie de introducción. Tu verdadero combate es contra el mal del pecado. Tú que quitas el pecado del mundo, ten pie­dad de nosotros. Verdaderamente, ¿quiero yo "curarme ' de este mal, de esta parálisis?

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146 4-" semana de Cuaresma

MIÉRCOLES Juan, j-17.30

"¡Vivir!" Hasta resucitar —vida sin muerte—: es lo propio de la vida de Dios.

El evangelio de san Juan no se contenta con relatar los mila­gros de Jesús, nos da su "significación", su dimensión invi­sible. El paralítico acaba de abandonar esta piscina, a la que venía desde tanto tiempo, con la esperanza de una vida nueva. De ahí nace enseguida una controversia. Y Jesús aclara el sentido de su gesto.

Los judíos acusaron a Jesús de violar el sábado. Él les res­pondió: "Mi Padre sigue obrando todavía, y por eso obro Yo también." Revelación sorprendente. Palabra que debe seguir reso­nando en nosotros. ¡Dios "trabaja"! ¡Dios está "a la obra"! La palabra "sabbat", sábado, significa "reposo" en hebreo. Y acusaban a Jesús de no respetar el reposo del sábado. Res­puesta de Jesús: Dios no cesa nunca de obrar. Sí, hay que ejercitarse en saber contemplar "lo que Dios está obrando en el mundo". En un acontecimiento. En mi vida. En los que me rodean... "En este momento" ¿qué hace Dios?

Sí, en verdad os digo: no puede hacer el Hijo nada por sí mismo, sino lo que ve hacer al Padre. Porque lo que el Padre hace, lo hace igualmente el Hijo. El secreto de la vida de Jesús es pasar todo su tiempo "reu­nido" con su Padre que trabaja y en el mismo "taller" donde el Padre "está haciendo" algo. Jesús y Dios forman un todo. Jesús es el Hijo por excelencia, vuelto sin cesar hacia el Pa­dre, cooperando continuamente en la obra de su Padre. Jesús no está centrado en sí mismo... no "hace nada de sí mismo".

4." semana de Cuaresma 14 7

El Padre ama al Hijo, y le muestra todo lo que El hace y le mostrará aún mayores obras que éstas de suerte que vosotros quedéis maravillados. El milagro del paralítico curado anuncia algo mejor.

Como el Padre resucita a los muertos y les da vida, así tam­bién el Hijo da la vida a los que quiere. Lo esencial que la humanidad espera es esto. Ahora bien, si la muerte forma parte de la condición humana, Dios sólo puede darnos una vida-sin-muerte. ¡Tal es la obra de Dios! ¡Y trabaja en ello! Dar la vida.

Sí, en verdad os dieo: El que escucha mi palabra y cree en el que me envió tiene la vida eterna... porque pasó de la muerte a la vida. Es la fe la que hace esto. La fe hace vivir". El que "escucha" a Dios, que "cree" en Él, está injertado en Dios, viviendo de Dios, participando de Dios: éste tiene ya la vida de Dios, la vida eterna.

Así como el Padre tiene la "vida" en Sí mismo, así también otoreó al Hijo tener la "vida" en Sí mismo... Recibir. Acoger. Ser hijo. Hazme vivir de esta misma vida.

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1 -I N 4-* semana de Cuaresma

JUEVES J«¿«, j-31.47

Escuchar la voz de Dios.

El Padre que me ha enviado, Él da testimonio de M. Yo no doy testimonio de Mí mismo... Yo no recibo testimonio de hombre...

Íesus es consciente de estar en comunicación con lo invisi­ble. Dios está ahí con Él.

Vosotros no habéis oído jamás su voz. No habéis visto jamás su faz. Para Jesús, esta voz y esta faz ¡son algo real! Habla de ellos con amor, como quien los conoce bien. Jesús, que ha gustado de la intimidad de Dios, quisiera hacer partí­cipes de ese gozo a los demás. Sabe lo que significa ser amado de Dios. Sabe cuan terrible es para el hombre la au­sencia de Dios. Es la mayor desesperación... que nada puede reemplazar. Es patente hoy, en nuestro mundo ateo, a qué vacío y sole­dad suele enfrentarse el hombre. Señor Jesús, haznos descubrir la "faz" de nuestro Padre; que oigamos su "voz".

No tenéis su palabra en vosotros, porque no habéis creído... Hacer habitar, tener en sí la Palabra de Dios. Uno de los esfuerzos privilegiados de la Cuaresma es "hacer

ue la Palabra de Dios habite más en nosotros": una especie e familiaridad... vivir con...

No existe un procedimiento automático para esto. Pero tampoco esto se hará solo.

Escudriñáis las Escrituras... Dan testimonio de mí. La meditación asidua es, ciertamente, un medio de "hacer habitar la Palabra" en nosotros. Fijar la mente, la imagina­ción en una escena evangélica... Repetir, interiorizar una frase.

1

4." semana de Cuaresma M9

No tenéis en vosotros el amor de Dios. Es la razón por la cual los judíos no ven, ni oyen. Tampoco nosotros correspondemos a menudo a la "visita" de Dios, por falta de amor. Dios es amor. Quien no ama, no conoce a Dios. Entre el Padre y el Hijo, la cuestión es de amor. Te lo ruego, Señor. Ayúdame a amarte. Haz que yo sea "amor" de pies a cabeza, para que pueda revelar algo de tí. Me pregunto, a veces, como podría yo revelarte, Señor, a los que te ignoran: pero se trata de que el amor mismo sea atrayente y revelador. Tantos hombres, a mi alrededor, parecen ignorar a Dios y vivir sin El.

¿Cómo vais a creer vosotros, que recibís la gloria unos de otros... y no os preocupáis lo más mínimo de la gloria "que procede del Único"?... Sí, sería necesario orientar la búsqueda en esa dirección. Pues si uno se queda dando vueltas, siempre en lo humano, no hay modo de salir del cielo desesperante "producción -consumo"... producir para destruir... Haría falta que el hombre levantase un poco la cabeza y va­lorase en sí mismo sus aspiraciones al infinito, al absoluto... Encontrar a Dios. Escuchar a Dios. Contemplar a Dios.

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15o 4.asemana de Cuaresma

VIERNES Juan 7-X.30

Reconocer a Jesús por lo que Él es: no quedarse en la superficie.

Andaba Jesús por Galilea, pues no quería ir a Judea, porque los judíos le buscaban para darle muerte. El evangelio de san Juan es el más contemplativo; pero es también el que ha notado que el conflicto iba creciendo y conducirá a Jesús a una muerte dramática. La Eucaristía se va acercando a su fin. Nosotros procuramos vivirla con Jesús. ¿Cómo vivió El sus últimas semanas? Acosado, odiado, detestado, buscado por la policía.

Íesús morirá rodeado de semblantes rencorosos. in esta atmósfera densa de amenazas, ¿cuáles eran, Señor,

tus pensamientos?

Una vez que sus hermanos subieron a la fiesta, subió Él tam­bién no manifiestamente, sino en secreto. Las gentes de Jeru-salén decían: "¿No es Éste al que buscan para hacerle mo­rir?" Se cuchichea su nombre... "es él, el condenado que se busca".

Jesús grito y dijo: "Sí, vosotros pensáis conocerme y saber de dónde soy; pero Yo no he venido de Mí mismo." Este grito. Un sufrimiento contenido que estalla. El grito del que no es reconocido por el que verdaderamente es. Me imagino ese grito de Dios: "¡reconocedme de una vez!". "Yo no he venido de mí mismo." Humildad y amor profundos. Jesús está vuelto hacia el Padre, viene del Padre y va al Padre. Su personalidad entera es tributaria de ese otro misterioso del que está hablando siempre: Jesús se de­fine entero por referencia... no tiene nada de Sí mismo.

Pero el que me ha enviado es veraz, aunque vosotros no le conocéis, Yo le conozco.

4." semana de Cuaresma 151

Todavía un sufrimiento: Ver el amor desconocido. Francisco de Asís se paseaba por las calles quejumbroso: "el amor no es amado... el amor no es amado... el amor no es amado..."

Yo le conozco, porque procedo de Él, y Él me ha enviado. Intimidad. Comunión. En el mismo momento en que es acosado, odiado, aislado... Jesús se sabe amado. Las palabras faltan para describir ese misterio de relaciones. Jesús era uñ hombre apacible aun ro­deado de semblantes rencorosos, aun en medio de angustias piensa en su relación con el Padre. A su alrededor, sólo se habla de matarle; y Tú sólo hablas de este amor que te colma. Ayúdanos, Señor, a vivir como Tú, en la intimidad del Pa­dre. Da a todos los que sufren esa paz que era la tuya. Otorga a todos los que sienten la soledad, la gracia de ser re­confortados por la presencia del Padre.

Buscaban, pues, prenderle..., pero nadie le ponía las manos, rque aún no había llegado su hora. complot se va estrechando. La Pasión se acerca.

jEs "tu hora"! Sin ningún miedo, ciertamente. Todo sucederá según los in­sondables designios del Padre, a la hora por Él fijada desde toda la eternidad. Tener plena y total confianza en Dios. Ponerse en sus manos, es el secreto de la paz.

S

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152 4-asemana de Cuaresma

SÁBADO Juan, 7-40. j3

Tomar partido por Cristo.

De la muchedumbre, a propósito de Jesús, unos decían... otros decían... Jesús sigue siendo un misterio para sus contemporáneos. ¿Quién es? ¿De dónde viene? Las discusiones simplemente humanas no alcanzan a dar una respuesta.

Y se originó un desacuerdo en la multitud por su causa. Yyo, ¿qué digo de Jesús? ¿Tomo partido, claramente?

¿No dice la Escritura que...? Incluso la ciencia bíblica no basta para descubrir verdadera­mente quién es Él. No es primero en los libros que se descu­bre a Cristo. Los escribas y los fariseos eran la más alta auto­ridad doctrinal, los mejores especialistas en discusiones sobre la Escritura —sus referencias son prueba de ello—. Según ellos, en Jesús no se cumplen todas las condiciones necesarias: no es el Mesías. La condición esencial para conocer a Dios es la humildad. Hay que saber desprenderse de sí mismo, renunciar a sus propios puntos de vista, dejarse conducir. Más allá de mis dudas y de mis preguntas, Señor, haz que te conozca. Acepto no saber captar todo. Sé que no puedo comprenderlo todo.

Del linaje de David y de la aldea de Belén ha de venir el Me­sías. A menudo es así: los detalles nos bloquean. Nos quedamos en bagatelas. No sabemos superar las apariencias. Y sin embargo, era ciertamente ¡"de Belén" que Él venía! Pero también ¡"de mucho más lejos" que Belén! Esa pe­queña aldea podía ser causa de ilusión.

4." semana de Cuaresma 15 3

Dios permanece escondido detrás de las apariencias huma­nas.

Los guardias, enviados por los Príncipes de los sacerdotes para arrestarle volvieron diciendo: ¡Jamás hombre alguno habló como éste!" % Los alguaciles del Sanedrín no se atrevieron a ponerle la mano encima, como se les había mandado. Quedaron sub­yugados, seducidos. Este detalle es importante. Nos muestra que algo debía ema­nar de Jesús: se adivinaba una personalidad excepcional, fascinante. Muchos hombres, hoy, se quedan con esta admiración:

Íesús es un gran hombre..., un genio espiritual..., un sabio... M eres, Señor, mucho más que esto: "creo en un solo Señor,

Jesucristo, Hijo único de Dios, nacido del Padre antes de todos los siglos. Dios de Dios. Luz de Luz... Por Quien todo fue hecho.

"¿Acaso algún magistrado o fariseo ha creído en Él?" "Pero esta gentuza que ignora la Ley, son unos malditos." He aquí lo que dicen los fariseos. ¡Qué aplomo! ¡Qué des­precio a todos los que no piensan como ellos, esas gentes que no conocen la Escritura!

Nicodemo, el que había ido antes a Él, les dijo: "¿Acaso nuestra Ley condena a un hombre antes de oírle? — ¿Tam­bién tú eres Galileo?" No resulta fácil tomar partido por Jesús. Se corre el riesgo de ser mal visto; de ser juzgado con El. ¿Soy capaz de correr ese riesgo? ¿Soy capaz de ser despre­ciado y juzgado mal, por el hecho de seguir a Jesús? ¿Hasta dónde llega mi fe? ¿Qué compromiso contraigo con ella? ¿Soy cristiano solamente cuando es fácil? ¿O bien lo soy también cuando el serlo requiere comprometerse?

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. H4 / ." amana de Cuaresma

Quinta semana de Cuaresma

LUNES Juan, 8-1.11

Dejarse amar por Dios, tal como uno es, es decir "pecador".

Los escribas y los fariseos trajeron a Jesús a una mujer sor­prendida en flagrante delito de adulterio. De mañana, Jesús está sentado en el patio del Templo, ro­deado de mucha gente allí reunida. Jesús habla y enseña. Más allá se forma un tumulto. Unos hombres traen arras­trando a una mujer. La muchedumbre se aparta y forma un círculo: "ha engañado a su marido... merece la muerte, se­gún la Ley de Moisés..." Escucho los comentarios malévolos de la multitud. ¿Cuál no ha de ser su vergüenza, así desenmascarada, sor­prendida en flagrante delito!

Jesús, inclinándose, se puso a escribir con el dedo en la tie­rra. Esta es tu actitud ante nuestros pecados. Con delicadeza, no levantas tu mirada hacia ella, porque sabes su vergüenza... Bajas los ojos al suelo. Tu, Señor, eres el único que no la juzgas. Te compadeces de ella. Dentro de un instante, tomarás posición contra toda la opinión pública... y contra la Ley oficial. Ciertamente, es necesaria la Ley: unas reglas generales de la vida en socie­dad. Pero Tú, en este caso, miras el corazón de esta mujer.

Como ellos insistieran en preguntarle, se incorporó y les dijo: "El que de vosotros esté sin pecado... arrójele la piedra el primero'. Son ellos los que insisten. Querían que Tú la condenaras. No, Tú los remites a su propia conciencia. Mirad pues den­tro de vosotros. Cuando me siento tentado de juzgar dura-

/ ." ¡emana de Cuaresma 155

mente, es también conveniente que busque en mí, para ver si yo mismo estoy "sin pecado". ¿Hay quizás en mí pecados equivalentes o peores... o por lo menos, raíces de esas mis­mas tendencias que condeno en los demás? Mis propias de­bilidades deberían hacerme indulgente para con las debili­dades de los demás.

Jesús quedó solo con la mujer. Se incorporó y le dijo: "Mu­jer, ¿donde están? ¿Nadie te ha condenado?" Dijo ella: "Na­die, Señor". Jesús dijo: "Ni yo te condeno tampoco...". Este es un dialogo todo belleza y todo delicadeza. Lo vuelvo a escuchar como si me encontrase en él. Imagino tus gestos sucesivos. Tus ojos se dirigen enfin a ella, ahora que estáis solos. La tranquilizas sugiriéndole esta frase: "nadie te ha condenado..." a la que hay que contestar "nadie"... Eres Tú quien le sugieres su primera frase. Quieres levantarla a sus propios ojos, en su honor. En el límite, son los otros los que se han condenado pública­mente al confesar sus propios pecados, con su fuga. "Ni yo... te condeno tampoco". Los favoreces para no aplastar a esa pobre mujer. Habría que haber dicho: "Yo solo no te condeno". Tú solo Jesús, eres enteramente puro, totalmente santo y sin pecado. Tú sólo conoces verdaderamente lo que es el 'pecado"... no porque tengas de él experiencia, sino porque lo has tomado sobre tí, y has pagado por él, en nues­tro lugar. Has adquirido muy caro el derecho para decir "Yo no te condeno" pues has derramado tu sangre por su adulte­rio... Tú eres el-que-carga-sobre-sí-Ios-pecados-del-mundo. Me quedo un buen rato contemplando este misterio.

Vete, y no peques más Dejo que esta palabra resuene en mí. Tú me la repites en el día de noy. Es así como acoges a los pecadores, a mí el primero. Eres bueno, Señor. ¿Me dejare, por fin, amar por ti, tal como soy? para llegar a ser, con el tiempo, poco a poco, lo que Tú quieres que yo sea.

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i , 6 /, " semana de Cuaresma

MARTES Juan, 8-21.30

Conocer a "Dios": Jesús nos lo revela.

Vosotros, sois "de abajo"... Yo soy "de arriba" Vosotros sois de este mundo... Yo, no soy de este mundo... Este mundo, del cual el hombre ha torcido el rodaje por su pecado. De hecho el mundo es bueno, es Dios quien lo ha creado, y "Vio Dios ser todo muy bueno". Pero vino a ser un mundo malo cuando perdió su referencia a Dios. Tú, Señor, no eres de este mundo. Tú no tienes pecado. Contemplo tu persona: eres el santo, el hombre perfecto, el que se asemeja exactamente a lo que Dios ha querido crear.

Si no creéis que Yo soy "el que es", moriréis en vuestros pe­cados. "El que es" Es el nombre que Dios se ha dado en la zarza ardiente del Si-nú (Éxodo, 3-14) Es la palabra hebrea que designa a Dios: "Yahveh" = el que es. Ningún auditor de Jesús podía hacerse ilusiones. Jesús se atrevía a aplicar a sí mismo esta palabra inefable que los ju­díos de su tiempo no se atrevían siquiera a pronunciar, ¡de tal manera les parecía imposible de nombrar! "El que existe . Tal es el nombre que Dios se ha dado. Los contemporáneos de Jesús piensan en su muerte: "¿es que se va a matar?", acaban de decir. Y Jesús, muy sencilla­mente, les contesta: "Yo soy el que existe", el que dura más allá de todos los azares del tiempo, soy el Eterno. Soy la vida-sin-muerte. ¡Prerrogativa divina!

Le preguntaron: "Tú, ¿quién eres?" Jesús respondió: "Desde el principio, "Yo soy" lo que os digo". Tal es el misterio profundo de su persona. "Desde el principio..." Formula solemne, con ella empieza el primer libro de la Biblia: "en el principio, creó Dios el

/, * semana de Cuaresma 157

cielo y la tierra". Y es también la fórmula que Juan escogió para el principio de su evangelio: "En el principio era el Verbo". Fórmula que trata de acercarnos al misterio de eternidad que es el de Dios: "Él es, era, será..." Aquél cuya existencia no depende de nadie... ni de nada... Aquel que no ha "nacido" y que no "muere".

Lo que le oigo a Él —Ellos no comprendieron que les ha­blaba del Padre— es de lo que Yo hablo al mundo... Yo no hago nada de mí mismo, sino que hablo según me enseñó el Padre. Revelación de las relaciones entre el Padre y el Hijo. Jesús está enteramente "vuelto hacia Otro', "dependiendo vitalmente de su Padre", "recibiendo todo de Éí". Es Hijo de Dios. No centrado en sí mismo, sino centrado en Otro. Es lo propio del amor. Dios es Amor. Es lo propio de la "filiación": recibir la vida de otro.

Y el que me envió está "conmigo". No me ha dejado solo, porque Yo hago siempre lo que es de su agrado. Repetir y meditar largamente estas palabras... tan simples, y tan evocadoras. Por Jesús, y en Él me es ofrecida esta misma intimidad con Dios. ¿Me siento solo, quizá? Ayúdame, Señor, a vivir "contigo". "Hacer siempre lo que es de su agrado": he aquí una de las más perfectas expresiones del amor. Jesús es "amor del Pa­dre". Y por esto es también "amor nuestro". Amaos los unos a los otros como yo os he amado.

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i , 8 / . " semana de Cuaresma

MIÉRCOLES Juan, 8-31.42

Dios hace de nosotros hombres libres en Jesu­cristo.

Todo el que comete pecado es un esclavo. ¿Hago yo esta experiencia? ¿Siento que el pecado me ata, me encadena? San Pablo decía: "No hago el bien que quisiera, y hago el mal que no quisiera... ¿Quién me librará? Me paro a pensar en mis pecados y a verificar cuan verda­dera es la palabra de Jesús...

Si permanecéis en mi palabra, seréis en verdad mis discípu­los, y conoceréis la verdad y ¡la verdad os hará libres! Ser tu descípulo, es escuchar tu palabra. ¡Dame amor a esta Palabra! Escuchar esta Palabra es acceder a la libertad. Libérame, Señor. Siguiéndote no caminamos hacia la esclavitud, hacia una "vida disminuida", sino hacia la libertad, hacia la expansión total, hacia la "vida en plenitud"... ¡Libre! Esta palabra me encanta. ¡Ser libre! ¿Qué evoca para mí esta palabra? Ser libre. Tener holgura interior. Sin trabas, sin obstáculos. Tantas cosas me encade­nan: mis hábitos, mis límites, mis pecados... Hazme libre, Señor.

El esclavo no permanece "en la casa" para siempre... El hijo, si. Jesús evoca la situación tan diferente, que había entonces, en el mundo antiguo, entre el esclavo o siervo y el "hijo de la casa". ¡Estar en casa! Estar siempre en la casa del Padre, siempre con Dios. Si el Hijo os libera, seréis verdaderamente libres. Sucedía alguna vez que "un hijo de la casa", tramaba amistad

/ ." semana de Cuaresma 159

con uno de sus esclavos, y sentía el deseo de "liberarle"...

Eara que no continuara en situación de dependencia humi-ante.

Es lo que ha hecho Jesús con nosotros. Nos ha introducido en "su casa", en "su familia". Él nos ha liberado, redimido. La Cuaresma es un tiempo muy a propósito para la libera­ción. Hoy, ¿de qué atadura procuraré liberarme? ¿Qué ca­denas voy a romper con tu ayuda?

Yo hablo lo que he visto en el Padre. Jesús es perfectamente libre, porque es perfectamente Hijo. Ama a su Padre. Habla de El sin cesar. Es libre porque ama: no está apegado a sí mismo. Nada le detiene, ninguna retrospección sobre sí mismo. Ningún egoísmo. Ningún obstáculo al amor.

Si Dios fuera vuestro Padre, me amaríais a mí; porque Yo he salido "de Dios" y vengo de El, pues Yo no he venido de mí mismo. Tú no hablas sino de Amor. Amar a Dios. Amar a Jesús. Jesús desea que le amemos. ¡Y esto libera! Amar al solo Dios verdadero. Someterse al solo Dios verdadero. Es el único medio de no estar some­tido a nadie, sino a Dios, y de liberarse de cualquier ídolo. Líbrame, Señor, de mis ídolos, de todo lo que no tiene valor verdadero alguno, de todo lo que obstaculiza mi libertad.

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i6o / . " semana de Cuaresma

JUEVES Juan, 8-ji.jp

¡Querer vivir! Con Jesús, no ver la muerte jamás.

Entonces tomaron piedras para arrojárselas... No resultará inútil el representarse esta escena. Hostilidad. Ambiente de homicidio. No se trata solamente de propósi­tos violentos: se busca camorra... llegarán a las manos... se pelearán.

Pero Jesús se ocultó y salió del Templo. Te imagino, Jesús, esquivando los golpes, huyendo, tra­tando de salir del barullo. Tu pasión va acercándose; pero no ha llegado todavía la hora. Huyes. Pero, ¿qué es lo que habías dicho, Señor, para suscitar un odio tal?

Jesús decía a los judíos: "En verdad os digo: si alguno guar­dare mi palabra, jamás verá la muerte." Y es por eso que están contra ti. Vienes a anunciarles la gran noticia, la única noticia importante: la victoria de la vida so­bre la muerte. Sin embargo esto es a lo que toda la creación aspira, si bien todo camina hacia la muerte. Y Tú vienes a anunciar el triunfo sobre la muerte, y no quieren creerte. "Si alguno guardare mi palabra, jamás verá la muerte." ¡Cuánta confianza debemos poner en tí, Señor! Tú también pasaste por la muerte... ¡La has visto! Has experimentado lo que es morir. Y ello no fue especialmente dulce ni fácil para ti. Tu muerte fue violenta y atroz... hasta la última gota... suspendido a unos clavos. Ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nues­tra muerte. Confío en tí, Señor. Espero la resurrección de los muertos.

Ahora nos convencemos de que estás endemoniado. Te toman por loco, por poseso. Tienen alguna excusa. Se les comprende.

¡." semana de Cuaresma 161

Sólo después de tu resurrección podrán verdaderamente comprender. Señor, ven en ayuda de nuestra Fe. Ayúdanos a dar el gran salto en lo desconocido. Ayúdanos a confiar en tí, hasta en la muerte, hasta el último punto imaginable... hasta no reservar nada para sí.

¿Acaso eres Tú mayor que nuestro padre Abraham, que mu­rió? Y los profetas también murieron. ¿Quién pretendes ser? El debate está bien situado a su más profundo nivel. Com­prenden muy bien que Jesús pretende ser Dios. Y está aquí, el gran debate de la humanidad, el núcleo del gran problema. El único, en el fondo. Pues si la humanidad está destinada solamente al "agujero negro" entonces es inú­til proponerse todos los "otros' problemas.

En verdad os digo: Antes de que Abraham naciese, era Yo. Siempre la misma afirmación serena y fuerte. La existencia sólida. La roca. La vida. La eternidad. Dios. Esto es lo que Tú aportas a la finitud humana, a la humani­dad efímera. Da, Señor, esta certidumbre a los que sufren. A los que se acercan a la muerte.

No conocéis a mi Padre, pero Yo sí le conozco; y si dijere que no le conozco, sería un embustero... Entonces tomaron piedras... Solamente Dios puede liberar al hombre de su fatalidad ex­trema. ¿Tengo en mí este "querer vivir"? ¿Qué hago para obte­nerlo? Vivir con Dios. Conocer al Padre. Amar.

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IÓ2 / . " semana de Cuaresma

VIERNES Juan, 10-} i.42

En la paz de Cristo.

Jesús se paseaba en el Templo... De nuevo los judíos trajeron

Íiedras para apedrearle. u pasión, Señor, comenzó mucho antes del viernes. Las úl­

timas semanas de tu vida terrena las viviste rodeado de ene­migos despiadados. Sabes lo que es el sufrimiento moral: el miedo, la aprehensión, el ansia, la inseguridad... ser incom-prendido, mal juzgado... vivir en medio de gentes que de­forman nuestras intenciones profundas... no llegar a hacerse comprender. Todo esto que es lote doloroso de tantos seres humanos, lo has experimentado, Señor Jesús. ¿Cuáles eran entonces tus reacciones interiores? Ayúdame, Señor, a contemplar lo que pasa en tí mientras Tü vives los últimos días de tu vida. ¿Tienes amigos a los que puedas hablar y confiar lo que piensas?

El Padre está en mí y Yo en el Padre... Incluso en medio de las tormentas, seguramente estabas en posesión de una paz constante. Incluso en la angustia podías apoyarte en el Padre. Te sabías amado, acompañado, cui­dado. "El Padre está en mí". Comunión. Unidad profunda. Transparencia total.

Muchas obras os he mostrado de parte de mi Padre... ¿Por cuál de ellas queréis apedrearme? Hablan a tu alrededor de lapidarte... llevan ya las piedras en la mano, pero Tú, en este mismo momento, hablas de "bon­dad"... Hablas del Padre. Hazme vivir en compañía del Padre.

Por ninguna obra buena te apedreamos, sino por la blasfe­mia: porque Tú, siendo hombre, te haces Dios. Esto será precisamente la "causa de muerte". En el fondo, los jueces del Sanedrín creerán, sin duda de

/ . " semana de Cuaresma 163

buena fe, castigar a un verdadero blasfemo... "¡a alguien que dice ser Dios! Con los siglos pasados desde entonces, y la obra que dura siempre, nos es difícil imaginar lo que pasaba entonces por su mente. ¡Los judíos de aquel tiempo estaban realmente ante una novedad absoluta e inverosímil! Se comprende que no hayan querido creerle. Tenían delante a un nombre de carne y hueso. iDios había "descendido de su altura", se pa­seaba, allí, por la calle! ¡Se le podía apedrear!

Aquel a quien el Padre santificó y envió al mundo... el Hijo de Dios. Es así como Tú te presentas. Es la cumbre de tu enseñanza. Más allá de todas las doctri­nas de tipo moral o social, Tú dices una verdad esencial que tiene ramificaciones infinitas. Dios se ha encarnado. Dios ha querido vivir la "condición humana". Dios ha realizado, así, la condición humana.

"Por nosotros los hombres y por nuestra salvación bajó del cielo" Los Padres de la Iglesia de las primeras edades cristianas, re­flexionando sobre el misterio de la Encarnación, se atreve­rán a decir: "Dios se hizo hombre, para que el hombre lle­gara a ser Dios". Esto no debe engreimos. No lo hemos merecido. Es un "don de Dios", una gracia. ¡Y una gran res­ponsabilidad!: Exigencia de santidad. Llamada a la perfec­ción. Vocación al amor absoluto. El ideal del hombre es nada menos que Dios. Sed perfectos como vuestro Padre celestial es perfecto.

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^ 4 j . " amana de Cuaresma

SÁBADO Juan, 11-43.46

Puesto que Dios nos ha amado hasta entregarnos a su Hijo...

Los príncipes de los sacerdotes y los fariseos convocaron consejo contra Jesús El gran Sanedrín convoca consejo. La decisión se va preci­sando. Vamos a ver el desarrollo de la reunión y de sus deliberacio­nes.

¿Qué hacemos? Si le dejamos así, todos creerán en Él, y ven­drán los Romanos y destruirán nuestro templo y nuestra na­ción... Es por una razón seria que te condenan: por razón religiosa y por razón de Estado. ¡Hay intereses graves en todo este juego! Mas también reconocen la gran atracción que Tú provocas: "todos creerán en Él."

Caifas, sumo sacerdote, dijo: "Conviene que muera un solo hombre por todo el pueblo... A fin de evitar que perezca toda la nación." Sorprendente substitución: Tú solo, en el lugar de todos. Por su parte es un horrible cálculo interesado, para salir ellos ilesos del asunto. Pero no creían haber estado tan acertados. Porque ¡ésta es la verdad!

No dijo esto de sí mismo, sino que, como era pontífice aquel año, profetizó... Caifas imaginaba haber acertado a decir una palabra inteli­gente humanamente. De hecho, sin él saberlo, cumplía así el plan de Dios. Me pasa a menudo no ver muy claro en mi propia vida. Hazme, Señor, un instrumento de tus proyectos, aunque yo no lo vea.

/ . " semana de Cuaresma 165

Jesús había de morir por la nación, y no sólo por la nación, sino para reunirse en la unidad todos los hijos de Dios que están dispersos. Ayúdame, Señor, a meditar detenidamente esta palabra. Según san Juan, éste es el secreto de tu muerte. Por ello has ofrecido tu vida. Es una de tus intenciones más profundas. He ahí el fin, el objetivo que Tú buscabas: "reunir todos los hombres en la unidad". Hacer que se amen los hombres divididos entre sí. Acercar a los antagonistas, no solamente a los de tu raza, sino hasta todos los extremos de la tierra. "Porque todos son hijos del mismo Padre." No es una visión política, ni simplemente humana la que te guía. Es algo mucho más profundo que cualquier humanita­rismo o solidaridad natural. Es también el secreto de cada una de las misas. "He aquí mi Cuerpo entregado. He aquí mi Sangre derra­mada.' Jesús se da para enrolar en su movimiento de amor a toda la humanidad. "Humildemente, te suplicamos, que participando al Cuerpo y a la Sangre de Cristo, seamos reu­nidos en un solo cuerpo." La fraternidad universal de k familia humana —familia de Dios— es un don del Padre, que la sangre de Jesús nos ha merecido. La humanidad desgarrada de hoy tiene siempre la misma necesidad de sacrificio. Racismos. Oposiciones. Lu­chas y violencia. La humanidad es un gran cuerpo descuar­tizado. Cristo ha dado su vida para que, en Él, la numanidad llegue a ser un Cuerpo único. ¿fyo? ¿Trabajo en esa gran obra de Dios?

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166 Semana Santa

Semana Santa

LUNES Juan, i2-i.ii

* Seis días antes de la "Pascua", vino Jesús a Betania donde estaba Lázaro a quién había resucitado de entre los muertos. El evangelista Juan hace notar la proximidad de la Pascua, y la presencia de Lázaro "que Él había resucitado" de entre los muertos. Esto es ya una 'clave" de interpretación. La escena que vamos a leer sucedió pues el "lunes" de la úl­tima semana de Jesús. Es la gran semana "pascual" de Jesús, la que comienza así. Le dispusieron allí una cena. Marta servía, y Lázaro era uno de los que estaban a la mesa con Él. Comienzo por meditar, muy sencillamente, sobre esta co­mida. Escena concreta. Me imagino los gestos y las palabras de esa comida entre amigos, como si yo estuviera presente. Sí, un día, Señor, fuiste invitado en casa de unos amigos. Antes que llegaran las horas de brutalidad y de odio vino la hora de la amistad, el momento reconfortante. Tus enemi-

fos están preparando en la sombra, el complot en Jerusalén. 'ero en esta casa de las afueras de Jerusalén, Tú eres feliz con

Marta, María y Lázaro...

María, tomando una libra de ungüento de nardo legítimo, de gran valor, ungió los pies de Jesús y los enjugó con sus ca­bellos, y la casa se llenó de olor del ungüento. Escena misteriosa, gesto insólito. En primer lugar es un gesto de amistad. Es también un gesto gratuito, casi exce­sivo, enorme... un despilfarro, como hará resaltar Judas.

"¿Por qué este ungüento no se vendió en trescientos dena-rios y se dio a los pobres?" Una fortuna "echada al aire" Trescientos denarios, en aque­lla época debían representar el salario de trabajo de un jor-

Semana Santa 167

nalero durante un año. ¿Por qué Juan nos ha contado esto? ¿Dónde quiere ir a parar?

Jesús dijo entonces: " ¡Déjala! Lo tenía guardado para el día de mi sepultura." Este gesto tiene pues un alcance pascual. Jesús subraya que María anticipa aquí los cuidados que no podrán ser dados a su cadáver; la unción ritual de la sepultura, obligatoria para los judíos, no podrá tener lugar la tarde del Viernes, pues el sábado de Pascua habrá ya empezado —Juan lo subrayará en 19-42—... pero esta unción tampoco podrá hacerse la mañana del Domingo, primer día de la semana, pues cuando las mujeres llegarán al sepulcro con este fin, provistas de aromas y bálsamos, había ya resucitado: ellas encontrarán la tumba vacía. Simbólicamente, esta "unción" del lunes es pues signo de la Resurrección. Jesús piensa en su muerte... en su sepultura... Todo esto está cerca. Habla de ello con mucha lucidez, como estos enfer­mos valientes que sintiendo la muerte próxima, van hacia ella con plena conciencia y tranquilos lo comentan con sus amigos y parientes. Este fue el caso de Jesús. Pero Jesús piensa también siempre en su resurrección.

Porque pobres siempre los tenéis con vosotros, pero a mí no me tenéis siempre. Jesús se da perfecta cuenta de que su "ausencia" físicamente va a crear un gran vacío. Esto es verdad, ¡Señor! Por mucho que te busquemos a tra­vés de la Fe, de los signos de los sacramentos, de la oración... Tú estás ausente, aparentemente. Ayúdanos a encontrarte donde quiera que sea, en particular en "estos pobres" quienes están ellos siempre presentes, y de los cuales decías: "lo que hacéis a éstos, me lo hacéis a mí..."

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i68 Semana Santa

M A R T E S

Juan, 13-21.38

Después de la meditación de ayer que se situaba histórica­mente en Betania el lunes por la tarde... saltamos directa­mente a la tarde del jueves, durante la última cena.

Jesús dijo: "Uno de vosotros me entregará." Se miraban los discípulos unos a otros, sin saber de quién hablaba. Jesús toma la iniciativa de anunciar la traición. Está solo. Nadie entiende en esto nada.

Uno de los discípulos, el amado de Jesús... Juan subraya esto. Y es a ese título que él interviene. La amistad.

Estaba recostado junto a Jesús. Simón Pedro le hizo señal, diciéndole: "Pregúntale de quién habla." El discípulo, incli­nándose hacia eipecho de Jesús, le dijo: "Señor, ¿quién es? Es una escena que ha sido representada por muchos pinto­res. Familiaridad. Sí, Tú, Señor, has aceptado estos gestos sencillos. No te has avergonzado de haber necesitado este afecto... de poder ha­blar con verdaderos amigos... Por otra parte, vemos una vez más en el Evangelio, las fun­ciones complementarias, en la Iglesia: Pedro toma la inicia­tiva —prioridad oficial—, pero es Juan el que hace el en­cargo delicado. Cada uno tiene su sitio particular. Todos no pueden hacer todo. Ayúdame, Señor, a cumplir bien mi co­metido, y en mi sitio. Durante estos días santos, quisiera, a mi manera, vivir contigo, Señor. Ofrecerte mi amistad. Pro­curaré pensar mucho más en ti en el curso de estos días veni­deros.

"Aquél a quien yo mojare y diere un bocado". Se lo da a

Judas... y Jesús le dice: 'Lo que has de hacer, hazlo pronto." íinguno de los que estaban a la mesa conoció a qué propó­

sito nada aquéllo. Judas tomando el bocado, se salió luego. Era de noche.

Semana Santa 169

Todo se hace con palabras veladas... en una especie de pu­dor sigiloso, entre Jesús y Judas... como si Jesús no quisiera perjudicar a Judas: los demás no entienden lo que está pa­sando. Hasta aquí llega la lucidez de Jesús frente a su muerte: es Él quien dirige las operaciones; es Él quien decide la hora: "lo que has de hacer, hazlo pronto,". Mi vida, nadie la toma, soy Yo quién la da. He aquí mi Cuerpo entregado por vosotros

Así que salió, dijo Jesús: "Ahora ha sido glorificado el Hijo del Hombre, y Dios ha sido glorificado en Él... Dios tam­bién le glorificará pronto." Palabras asombrosas. Como ayer son también una anticipa­ción. La "gloria" ya está ahí, desde que la muerte ha sido de­cidida, desde que el traidor ha salido para su faena.

Hijitos míos, todavía estaré un poco con vosotros... Yo me voy. Tú no piensas en ti, sino en ellos. Van a quedarse solos. Pe­dro adivina algo, sin duda. Y ¡propone "seguir" a Jesús!

"¿Darás por mí tu vida?... En verdad te digo que no cantará el gallo antes que tres veces me niegues." ¡Pobre Pedro! 1 sin embargo él se creía muy generoso, y lo era, a su modo. Jesús le anuncia su propia traición, algunos minutos después de la de Tudas. Entonces, de repente, el si­lencio debió de ser muy denso en el grupo. Tu soledad ¡oh Jesús! es total. Has ido hasta el límite de la condición humana. El hombre, que más solo se encuentre a la hora de la muerte, puede reconocerse en ti.

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i 7 o Semana Santa

MIÉRCOLES

Mateo 26-14.2;

Hoy vamos a meditar la misma escena que ayer, explicada esta vez por Mateo. Lo esencial es común en ambas narra­ciones. Pero Mateo pone de relieve algunas significaciones diferentes de las anotadas por Juan.

Entonces uno de los doce, llamado Judas, se fue a los prínci­pes de los sacerdotes y les dijo: "¿Qué me dais y os lo en­trego?" Se convinieron en treinta piezas de plata, y desde en­tonces buscaba ocasión favorable para entregarle. Vemos, aquí a Judas tomar la iniciativa. Misterio de la libertad y de la culpabilidad humanas. Todos los evangelistas subrayan que Judas iba tras el dinero: esta es la explicación inmediata que dan al gesto aberrante de su an­tiguo colega. ¡El dinero!

El día primero de los Ácimos se acercaron los discípulos a Jesús y le dijerom "¿Dónde quieres que preparemos para co­mer la Pascua?" Él les dijo:' Id a la ciudad a casa de un tal y decidle: El Maestro dice: "Mi tiempo está próximo, quiero celebrar en tu casa la Pascua con mis discípulos." "Mi tiempo está próximo..." No deja de pensar en lo que se acerca. Jesús ha previsto "esta comida" el lugar preciso lo había ya determinado con un amigo... La "Cena", la pri­mera Misa, no es una comida improvisada al azar. Será una "comida pascual" evocando toda la tradición judía. El pan sin levadura evocaba la salida rápida de Egipto en la que no hubo tiempo de dejar fermentar la pasta: comida festiva cantando una liberación. Llegada la tarde se puso a la mesa con los doce discípulos; y mientras comían dijo: "Uno de vosotros me entregará.' Muy entristecidos comenzaron a decirle cada uno: "¿soy acaso yo, Señor?" Y con eso llegamos al relato de Juan. La iniciativa de Jesús. La interrogación de los apóstoles.

Semana Sania 171

Respondió: "El que conmigo mete la mano en el plato..." Los detalles precisos son diferentes, pero el sentido es el mismo. Jesús hace un gesto "de comunión": para un Hebreo, tender a alguien el plato, es hacer un gesto simbólico de amistad. Puede decirse que, por parte de Jesús, no hay ninguna con­dena, sino el ofrecimiento de una amistad. Es Judas solo el que se condena al rehusar la tentativa de su amigo. Por otra parte, Jesús estaba suficientemente habituado a 'comer con los pecadores", como se le ha reprochado a menudo: y esta tarde, no menos que otras veces, no ha rechazado a un peca­dor... es Judas quien se ha separado de Él. La Eucaristía, es también una comida en la que Jesús nos ofrece la comunión con El. Cada misa es un gesto de Jesús hacia los pecadores que somos nosotros, siempre que no nos excluyamos nosotros al rehusar su amor. Haz que descubramos, Señor, la significación simbólica de la comida que Tú ofreces a los hombres: tenemos a un Dios que "ama a los pecadores y quiere salvarlos". Pero, tenemos también a un Dios que respeta nuestras liber­tades y no se impone. "¿Soy acaso yo, Rabbí?" —"Tú lo has dicho." Eres tú quien lo has dicho... eres tú quien decide la respuesta a dar. Jesús coloca a Judas ante su responsabilidad. Todo sería po­sible todavía si Judas aceptara esta mano que Jesús continúa tendiéndole.

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172 Semana Santa

JUEVES SANTO Juan, 13-i.ij

Antes de la fiesta de la Pascua, viendo Jesús que llegaba su hora de pasar de este mundo al Padre... La cena de esta tarde... la jornada de muerte mañana... y la madrugada de Pascua... son las fases de un mismo misterio: es la "fiesta de la Pascua", ¡es la "hora" de Jesús! Y en su conciencia, todo se resume en esta realidad: "El pasa de este mundo al Padre"... un paso doloroso y feliz a la vez. Señor, cuando sea mi hora... haz que me acuerde de esto.

Jesús, habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, al fin extremadamente los amó... La única explicación de la cruz está aquí. Es el amor. Un amor que va hasta el fin. Yo tengo siempre necesidad de ser amado así... más allá de mis faltas, más allá de mis "desamores"...

Comenzada la cena, Jesús, sabiendo que el Padre había

Íuesto en sus manos todas las cosas y que había salido de Kos y a Él se volvía, se levantó de la mesa, se quitó los

vestidos y, tomando una toalla, se la ciñó; luego echó agua en la jofaina, y comenzó a lavar los pies de sus discípulos... Contraste total entre el comienzo de la frase y el final: la majestad divina, los gestos humillantes del servidor. El "Señor" se hace "servidor". El evangelista san Juan no dice una palabra de la institución de la eucaristía en el relato que nos da de la última velada de Jesús. Pero, en su lugar, cita este gesto de "servidor". No es por azar. Este gesto solemne de Jesús da igualmente la significación profunda de la eucaristía y de la cruz: — "he aquí mi cuerpo entregado por vosotros." — "Yo me pongo a vuestro servicio."

"Si no te lavo los pies, no tendrás parte conmigo." El incidente de Pedro tratando de rehusar este servicio

Semana Santa 173

pone en evidencia esta significación. No, no se trata solamente de dejarse "lavar" por Jesús; lo que está en juego es: dejarse "salvar": si tú no quieres, no tendrás parte conmigo... tú no puedes salvarte solo, debes aceptar la salvación que te ofrezco por mi sacrificio de la cruz. En cada misa se reproduce este mismo misterio de salvación.

Vosotros me llamáis "Maestro y Señor" y decís bien, porque lo soy de verdad. Si pues Yo, siendo vuestro Señor y Maestro, os he lavado los pies, también habéis de lavaros vosotros los pies, unos a otros. Porque Yo os he dado el ejemplo, para que vosotros hagáis también como Yo he hecho. He aquí lo que debería ser la actitud de los comensales a la cena del Señor. La eucaristía debería construir una comunidad de amor donde cada uno se pusiera al servicio de los demás. La Cena Eucarística es una exigencia de amor-servicial. ¡Cuan lejos estamos, Señor! Las divisiones de los cristianos son un verdadero escándalo: lo contrario de lo que Jesús ha querido. El egoísmo de los cristianos es un verdadero escándalo: lo contrario de ese servicio recíproco, humilde, concreto, que esús nos ha hecho al "salvarnos".

. il sentido más profundo de la eucaristía es el de reunir a los lombres animados de este espíritu: Servir.

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174 Semana Santa

VIERNES SANTO Juan, 18-1.1^-42

Conviene leer hoy la Pasión.

"¿A quién buscáis?" —"A Jesús el Nazareno"— "Soy Yo". Así que Jesús les dijo: "Yo soy", retrocedieron y cayeron en tierra. El evangelista subraya este detalle simbólico. A lo largo del evangelio, te ha sido hecha esta pregunta "¿Quién es Jesús? La respuesta surge luminosa ahora: ¡Jesús es Dios! La Pasión, según san Juan está marcada de una ma­jestad divina resplandeciente. Es Jesús quien conduce los acontecimientos de su propia pasión. Aquí, cuando dice "Soy Yo" sus adversarios "caen en tierra".

Jesús dijo a Pedro: "Mete la espada en la vaina. El cáliz que me dio mi Padre, ¿no he de beberlo? Libertad soberana y lucidez. Señor, ayúdanos a tomar por la cintura nuestras cruces, como Tu.

Yo públicamente he hablado al mundo... ¿Qué me preguntas a mi? Lo que Yo he enseñado, pregúntalo a los que me han oído. No, no es un condenado corriente. No baja la cabeza ante sus jueces: es Él quien les juzga.

"Si hablé mal, muéstrame en qué, y si bien, ¿por qué me

Es El quien pregunta a sus interrogadores".

¿Por tu cuenta dices esto o te lo han dicho otros de mí? ¡Qué seguridad! Es bueno pensar, Señor, que Tú no eras un hombre abatido sino "un hombre que está en pie." Danos esta valentía, esta solidez personal ante la prueba.

Mi reino no es de este mundo; si de este mundo fuera mi reino, claro está que mis gentes me habrían defendido para

Semana Santa 175

que no cayese en manos de los judíos, mas mi reino no es de acá. Yo no soy "de acá", sino "de otra parte", de "lo alto"... Misterio de su persona. Adoro, Señor, tu realeza escondida invisible.

"No tendrías ningún poder sobre mí si no te hubiera sido dado de lo alto." Siempre la misma autoridad soberana. ¡La gloria de la resurrección está "ya" presente en ese con­denado! Incluso en lo más hondo de la humillación, la exal­tación divina está presente, subyacente. Y las ceremonias del "viernes santo" no son ritos fúnebres: es ya la celebración de la "Gloria de la Cruz".

Mujer, ahí tienes a tu Hijo... Ahí tienes a tu Madre... Y por lo tanto "la humanidad" exquisita de Jesús está tam­bién siempre presente.

"Todo está cumplido." No es un "final'. Es un "cumplimiento": una obra termi­nada, llevada a la perfección. Señor, ayúdanos a "cumplir" nuestra vida hasta el final.

Uno de los soldados le atravesó con su lanza el costado: y al instante salió sangre y agua... Es el símbolo de los ' sacramentos", de la "vida nueva" que surge. No es un "final" es un inmenso comienzo, una cas­cada de vida: millares de salvados, múltiples eucaristías, múltiples bautizos...

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i 7 6 Semana Santa

SÁBADO SANTO Mateo, 2S-1.10

Mateo, 16-1.8 Lucas, 24-1.12

Muy de mañana, el primer día de la semana, es decir, el "domingo", tres mujeres de las que seguían a Jesús, se dirigen al sepulcro para embalsamar su cuerpo. El sepulcro está vacío. El cuerpo ya no está allí.

" ¡No tengáis miedo! "¿Buscáis a Jesús de Nazaret, el crucificado? "Ha resucitado: No está aquí. "Este es el lugar donde le pusieron. "Pero id ahora a decir a sus discípulos y a Pedro que os precederá en Galilea. Allí le veréis, como os ha dicho. No tener miedo. Volver a la vida cotidiana pensando que Jesús, viviente, está allí. Comunicar esta "noticia" a todos los que la buscan. Pues es la "nueva gozosa" que todos los hombres esperan.

"¿Por qué buscáis entre los muertos al que vive? "No está aquí, ha resucitado." El viviente. Vivir. La vida. He de tomarme el tiempo de evocar lo que estas palabras significan. Dar un contenido a esta palabras. Servirme, para ello, de todas las imágenes, y de todas las experiencias, y de todas las ciencias, y de toda mi fe.

La vida cristiana... un compromiso. "Para vivir en la libertad de los hijos de Dios, ¿renunciáis al pecado, renunciáis a lo que conduce al mal, renunciáis a Satán, que es el autor del pecado?" ¡Sí, renuncio! ¿Creéis en Dios Padre Todopoderoso, creador del cielo y de la tierra?

Semana Santa 177

¿Creéis en Jesucristo, su único Hijo? ¿Creéis en el Espíritu Santo, en la santa madre Iglesia católica... ¿Creéis en la vida eterna?

¡Sí, creemos! Grande es el misterio de la fe:

Proclamamos Tu muerte. Celebramos Tu resurrección. Ven, Señor Jesús!

Demos gracias a Dios. Aleluya, Aleluya.

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i 7 8 /. * semana de Pascua

Primera semana de Pascua

LUNES Mateo, 28-8.1 j

Durante la primera semana después de la Pascua, leemos al­gunos relatos que nos hablan de la resurrección. Sobre ella, en estos últimos años, se han hecho múltiples estudios exe-géticos y teológicos. Un sencillo resumen de ellos se en­cuentra en el n.° 3 de "Cahiers de l'Evangile", con el título Christ est ressuscité". (E. Charpentier), sobre todo en las

páginas 48 a 69.

Al amanecer del primer día de la semana, María Magdalena y la otra María... Son amigas de Jesús. Han vuelto a la tumba de Jesús por amistad, como entre no­sotros, después del sepelio de un ser querido suele hacerse una visita al cementerio. Son las mismas, precisamente que en la tarde del viernes asistieron al amoitajamiento. (Mateo, 27-55.56). No hay pues error posible sobre esta tumba. ¡Danos, Señor tu amor! Sólo se ve bien con el corazón. Sólo el amor introduce en el conocimiento profundo de los seres con los que vivimos. Después de haber visto al ángel del Señor —que les había dicho: "No temáis. Buscáis a Jesús, no está aquí, ha resuci­tado como había dicho"— Se alejaron rápidamente del sepulcro... llenas de temor... ¡Dios está ahí! Hay dos signos claros para todo el que co­noce el lenguaje bíblico: — "el ángel", mensajero de Dios.

— "el temor", sentimiento cons­tante en presencia de lo divino. Yo también quisiera de­jarme aprehender por esta Presencia. Y con gran gozo corrieron a comunicarlo a los discípulos. Temor y gozo, a la vez.

/ ." semana de Pascua 179

Primera reacción: correr... ir a llevar la noticia... Son mu­chos los que "corren" la mañana de Pascua. Pedro y Juan pronto también correrán para ir a ver. (Juan, 20-4) ¿Tengo yo ese gozo? ¿Anuncio la "gozosa nueva" de Pas­cua?

Jesús les salió al encuentro diciéndoles: Dios os salve. Ellas, acercándose, le abrazaron los pies y se postraron ante El. Es Jesús el que toma la iniciativa. Es Él quien se presenta, quien les da los "buenos días". Es siempre tan "humano como antes. Probablemente les sonríe. Pero ellas, manifiestamente ¡están ante la majestad divina! Como derrumbadas, el rostro en tierra. Su gesto es de ado­ración.

Entonces Jesús les dice: "No temáis". Es lo que Dios dice siempre. El temor es un sentimiento na­tural ante Dios. Pero Dios nos dice: "No temáis".

"Id y decid a mis hermanos que vayan a Galilea y que allí me verán. Jesús, netamente, envía a la misión. Si se da a conocer a al­gunos, no es para que nos regocijemos de ello... sino para que nos pongamos en camino nacia nuestros hermanos. "Id a avisar a mis hermanos." Después de esta meditación, ¿qué voy a hacer? Estoy entre los "amigos" de Jesús si participo en la evange-lización.

Mientras iban ellas, algunos de los guardias vinieron a la ciudad y comunicaron a los príncipes de los sacerdotes todo lo sucedido. Reunidos éstos en consejo tomaron bastante di­nero y se lo dieron a los soldados diciéndoles: "Decid que vi­niendo los discípulos de noche, le robaron mientras nosotros dormíamos..." Esta leyenda se difundió entre los judíos hasta ahora. Esta es la solución que los "enemigos" han encontrado para explicar la tumba vacía... que les estorbaba. Los jefes judíos no desmienten el "hecho": le buscan otra explicación... in­verosímil.

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i 8 o /." semana de Pascua

MARTES Juan, 20-11.18

Después de la versión de Mateo, he aquí la de Juan. Vere­mos que el mensaje es el mismo, en su substancia profunda, a pesar de algunos detalles diferentes. ¿Es el mismo relato? <N>e trata de una segunda visita al sepulcro?

Por la mañana del primer día de la semana, María Magda­lena se quedó junto al sepulcro, fuera, llorando. 1 Ama tanto a Jesús! ¡Está tan triste de haberlo perdido!

Mientras lloraba se inclinó hacia el sepulcro y vio a dos án­geles vestidos de blanco, sentados junto a la cabecera y a otro a los pies de donde había estado el cuerpo de Jesús. El cuerpo no está allí. ¡La tumba está vacía! Desde el origen, en los lugares mismos del acontecimiento, este "hecho' ha sido afirmado por los primeros cristianos de Jerusalén... y no ha sido desmentido jamás. Incluso los jefes judíos, en sus discusiones muy extremadamente duras con los primeros cristianos, no han dicho nunca Jo contrario. Sencillamente han buscado otra explicación: ("¡los discípu­los han robado su cuerpo"!) El descubrimiento de la tumba vacía no ha sido jamás pre­sentado como una "prueba" de la resurrección: es un hecho establecido. Es también uno de estos "hechos" apremiantes —como todos los hechos— incluso si es inexplicable.

"Mujer, ¿por qué lloras?" —"Se han llevado a mi Señor." No, no esperaban la resurrección. No tenían idea de esto. Es también un punto común a todos los relatos. María Magdalena expresa aquí su primera reacción normal: "Han tomado su cuerpo". Es todo lo que se le ocurre decir.

Diciendo esto, se volvió para atrás y vio a Jesús que estaba allí: pero no conoció que fuese Jesús. t

Tesús está vivo. Está allí, incluso cuando no se le ve. Jesús se ha mostrado a algunos para cerciorarles de que está siempre con ellos.

/." semana de Pascua 181

"Mujer, ¿Por qué lloras? ¿A quién buscas?" Siempre es Jesús quien toma la iniciativa. Es El quien se da a conocer, llamándola, aquí, por su nombre: "¡María!"

Ella volviéndose le dijo: "Raboni!" que quiere decir " ¡Maes­tro!" Al llamarla por su nombre, se abrieron sus ojos. Es necesario que pase del conocimiento que antes tenía de Él a un nuevo conocimiento. Cuando ella se queda en el pa­sado, quiere volver a encontrar al Jesús de antes, y no le re­conoce: Jesús, ahora aparece totalmente otro.

Jesús continúa: "No me toques... Mas, anda ve a mis herma-nos... María quisiera retener a Jesús. Pero Jesús purifica este senti­miento demasiado posesivo: la envía en misión hacia lo demás. Todo cristiano todavía hoy no puede conocer verdadera­mente a Jesús más que en la medida en que lleve su testimo­nio al mundo, junto a sus hermanos. ¿Es que mi fe me permite reconocer a Jesús tal como Él lo ha dicho?: — En los acontecimientos de mi vida: "Lo que hacéis al más

pequeño, es a mí..." — en mi propio corazón: "permaneced en mí y Yo en vo­

sotros ... — en la eucaristía: "esto es mi cuerpo"... — en la evolución del mundo: "Yo estoy con vosotros

hasta el fin del mundo..." — en los ministros de la Iglesia: "quién a vosotros escucha,

a mime escucha"... — en los pobres y los pequeños: "Tenía hambre, estaba en

la cárcel..."

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1 8 2 j . " Semana de Pascua

MIÉRCOLES Lucas, 24-13.3;

Dos discípulos iban a Emaús... y hablaban entre sí... El viernes último murió su amigo. Todo ha terminado. Vuelven a su casa. Ya no esperan nada. "Nosotros esperá­bamos..." Estas palabras están llenas de una esperanza per­dida. Me imagino su decepción. Camino con ellos. Les es­cucho. En toda vida humana esto sucede algún día: una gran esperanza perdida, una muerte cruel, un fracaso humillante, una preocupación, una cuestión insoluble, un pecado que hace sufrir. Humanamente, no hay salida.

Jesús se les acercó e iba con ellos... pero sus ojos estaban cie­gos, no podían reconocerle... "¿De qué estáis hablando? Pa­recéis tristes." Por su camino has venido a encontrarles; e inmediatamente te interesas por sus preocupaciones. Tú conoces nuestras penas y nuestras decepciones. Me alivia pensar que no ig­noras nada de lo que soporto en el fondo de mí mismo. Me dejo mirar e interrogar por ti.

Lo de Jesús Nazareno... Como le entregaron nuestros ma­gistrados para que fuese condenado a muerte y crucifi­cado..." Jesús deja que se expresen detenidamente, sobre sus preocu­paciones. No se da a conocer enseguida: deja que hablen, que se de­sahoguen.

Bien es verdad que ciertas mujeres de entre nosotros nos han sobresaltado: Habiendo ido ellas de madrugada al sepulcro, no encontra­ron su cuerpo. Ellos tampoco están muy dispuestos a creer. Todos los relatos del evangelio son unánimes sobre este punto; dudan, no esperan la resurrección, están desconcer­tados... El relato de San Lucas ha sido elaborado totalmente

/. * Semana de Pascua 183

f iara hacenos comprender "como se puede reconocer a esús"... como se avanza lentamente de la "duda", de la "de­

sesperación" a la fe.

¡Hombres tardos de corazón para creer todo lo que vaticina­ron los profetas! Y comenzando por Moisés y por todos los profetas les fue declarando cuanto a Él se refería en todas las Escrituras. He aquí el primer método para "reconocer" a Jesús: tomar contacto, profundamente, cordialmente, con las Escrituras con la Palabra de Dios. El Antiguo Testamento esclarece el Nuevo. La Biblia intro­duce al evangelio. Elproyecto de Dios prosigue sin ruptura. Lo que se realiza en JesucristOj es lo que Dios preveía desde toda la eternidad, es lo que El había ya comenzado en la Historia del pueblo de Israel. ¡Cómo hubiéramos querido estar allí para escuchar los comentarios de Isaías hechos por el mismo Jesús! Hacer "oración". Procurar por encima de todo tener unos momentos de corazón a corazón. Leer y re­leer la Escritura.

Puesto con ellos a la mesa, tomó el pan, lo bendijo, lo partió y se lo dio. Se les abrieron los ojos y le reconocieron. Esta es la segunda experiencia para "reconocer a Jesús": la eucaristía, la fracción del pan. La eucaristía es el sacramento, el signo eficaz de la presencia de Cristo resucitado. Es el gran misterio de la Fe: un signo muy pobre, un signo muy modesto. Comulgar con el "Cuerpo de Cristo". Valorar la eucaristía por encima de todo. Arrodillarse alguna vez ante un sagra­rio.

En el mismo instante se levantaron, y volvieron a Jerusalén. Siempre la "misión". Nadie puede quedarse quieto en su si­tio contemplando a Cristo resucitado: Hay que ponerse en camino y marchar hacia los hermanos.

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i 8 4 /. * semana de Pascua

JUEVES Lucas, 24-3}.}$; 41.48

Mientras estaban hablando con los once, se presentó Jesús en medio de ellos. iPor cuántos acontecimientos dramáticos pasaron estos po­bres hombres!: La última cena, el jueves ultimo... el arresto en el jardín de Gethsemaní... la muerte en la cruz de su amigo... Judas, uno de ellos, ahorcado. El grupo de los "doce" pasa a ser los "once". En este contexto tiene lugar la desconcertante "resurrec­ción". En lo más hondo de su desesperación Tú vienes a decirles: ,4t /' t i l

I no temáis ! En mi vida personal, en la vida del mundo, de la Iglesia, evoco, hoy, una situación en la que falta la esperanza. Pero Tú estás aquí, Señor, "en medio de nosotros".

Aterrados y llenos de miedo, creían ver un espíritu. Jesús les dijo. "¿Por qué os turbáis y por qué suben a vuestro corazón estos pensamientos? Ved mis manos y mis pies, ¡que soy Yo! Palpadme y ved que el espíritu no tiene carne ni huesos..." En su alegría no se atrevían a creerlo. Jesús, les dijo: "¿Te­néis aquí algo que comer? Le dieron un trozo de pescado asado, y tomándolo lo comió delante de ellos. Evidentemente, los "once" como todos los demás hasta aquí, fueron incrédulos. Todos los relatos subrayan esa "duda". Para esos semitas que ni siquiera tienen idea de una distin­ción del "cuerpo y del alma', si Jesús vive, ha de ser con toda su persona: quieren asegurarse de que no es un fantasma, y para ello es necesario que tenga un cuerpo... La resurrección no puede reducirse a una idea "de inmortalidad del alma". Todos los detalles quieren darnos la impresión de una pre­sencia real. Incluso si resulta difícil imaginarlo, hay que afirmar que la resurrección no es solamente una supervivencia espiritual: el

/." semana de Pascua 185

Cuerpo de Jesús ha resucitado y, a través de Él, toda la Creación, todo el Cosmos quedan transfigurados. El mismo universo material, ha sido asumido, penetrado por el Espí­ritu de Dios. "Nosotros esperamos como salvador al Señor Jesucristo, que transfigurara el cuerpo de nuestra vileza con­forme a Su Cuerpo glorioso, en virtud del poder que tiene para someter a Si, todas las cosas", dirá san Pablo (rilipenses,

-21). n la Eucaristía, una parcela del universo, un poco de pan y

de vino, es así asumida por Cristo, "sumisa a Cristo" como dice san Pablo, para venir a ser el Signo de la Presencia del Resucitado, y transformarnos poco a poco a nosotros mis­mos, en Cuerpos de Cristo. ¡He aquí el núcleo del evangelio! ¡He aquí la "buena nueva"! ¡He aquí la feliz realización del plan de Dios! ¡He aquí el fin de la Creación! ¡He aquí el sentido del universo! Si nos tomamos en serio la Resurrección, esto nos compro­mete a trabajar en este sentido: salvar al hombre, salvar el universo, sometiéndolo totalmente a Dios. Les dijo: Esto es lo que Yo os deda estando aún con voso­tros... Entonces les abrió la inteligencia para que entendie­sen las Escrituras, los surrimientos del Mesías, la resurrec­ción de los muertos, la conversión proclamada en su nombre para el perdón de los pecados... A todas las naciones, empe­zando por Jerusalén. Vosotros daréis testimonio de esto. Jesucristo es ahora realmente el Señor, que tiene poder sobre todo el universo, sobre todos los hombres, y que da a los hombres la misión de ir a todo el mundo. En cierto sentido, todo está hecho en Cristo. Pero todo está por hacer. ¿Trabajo yo en esto? ¿Doy testi­monio de esto?

i

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i86 /." semana de Pascua

VIERNES Juan, 2 1 - 1 . 1 4

Simón Pedro dijo a Tomás, a Natanael, a los hijos de Zebe-deo y a otros dos: "Voy a pescar." Le replicaron: "Vamos también nosotros contigo." Estamos en Galilea, en la orilla del hermoso lago de Tiberia-des. Pedro parece que ha reemprendido su oficio. Los após­toles no son unos fanáticos, preocupados de inventar cosas fantásticas. No, ellos no han inventado la resurrección. Se les vuelve a encontrar ahora tal como eran: gentes sencillas, sin segundas intenciones y entregados a humildes trabajos manuales. Me los imagino preparando su barca y sus redes para salir a pescar.

Salieron y entraron en la barca, y en aquella noche no cogie­ron nada. Nada. Nada. El fracaso. El trabajo inútil, aparentemente. A cualquier hombre le suele pasar esto alguna vez: se ha es­tado intentando y probando alguna cosa... y después, nada. Pienso en mis propias experiencias, en mis decepciones. No para entretenerme en ellas morbosamente, sino para ofre­cértelas, Señor. Creo que Tú conoces todas mis decepcio­nes... como Tú les habías visto afanarse penosamente en el lago, durante la noche, y como les habías visto volver sin "nada"...

Llegada la mañana, se hallaba Jesús en la playa; pero los dis­cípulos no se dieron cuenta de que era Él. Pronto descubrirán su "presencia" en medio de sus ocupa­ciones profesionales ordinarias. Por de pronto, Tú ya estás allí... pero ellos no lo saben.

Díjoles Jesús: "Muchachos, ¿no tenéis nada que comer?" Conmovedora familiaridad. Una vez más, Jesús toma la ini­ciativa... se interesa por el problema concreto de estos pes­cadores.

" ¡Echad la red a la derecha de la barca y hallaréis!"

i." semana dt Pascua 187

Escucho este grito dirigido, desde la orilla; a los que están en la barca. Trato de contemplarte, de pie, al borde del agua. Tú les ves venir. En tu corazón, compartes con ellos la pena de no ha­ber cogido nada. Tú eres salvador: No puedes aceptar el mal. Echaron pues la red y no podían arrastrarla tan grande era la cantidad de peces. Como untas otras veces, has pedido un gesto humano, una participación. Habitualmente no nos reemplazas; quieres nuestro esfuerzo libre; pero terminas el gesto que hemos co­menzado para hacerlo más eficaz.

Dijo entonces a Pedro, aquel discípulo a quien amaba Jesús: " ¡Es el Señor!" Ciertamente es una constante: ¡Tú estás ahí, y no se te reco­noce! te han reconocido, gracias a un "signo': la pesca mila­grosa, un signo que ya les habías dado en otra ocasión, un signo que había que interpretar para darle todo su signifi­cado, un signo que ¡"aquel que amaba" ha sido el primero en comprender! Si se ama, las medias palabras bastan.

Jesús les dijo: " ¡Venid y comed!" Se acercó Jesús, tomó el pan y se lo dio, e igualmente el pescado. Siempre este otro ' signo" misterioso de "dar el pan"..., de la comida en común, de la que Jesús toma la iniciativa, la que Jesús "sirve"... La vida cotidiana, en lo sucesivo, va tomando para ellos una nueva dimensión. Tareas profesionales. Comidas. Encuen­tros con los demás. En todas ellas está Jesús "escondido". ¿Sabré yo reconocer tu presencia?

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18 8 /." semana de Pascua

SÁBADO Marcos, I(Í-J>.IJ

Hoy leemos la "conclusión" del evangelio según san Mar­cos... muy probablemente no escrita, por la misma persona que escribió el resto del evangelio. Esta conclusión es una especie de resumen del conjunto de las apariciones relatadas por los otros tres evangelistas y que hemos leído esta se­mana.

Resucitado Jesús la mañana del primer día de la semana, se apareció primero a María Magdalena, de quien había echado siete demonios. Ella fue quien lo anunció a los que habían sido sus compañeros y que estaban sumidos en la tris­teza y el llanto. El autor subraya que la "pecadora" era ahora la favorecida. En casa de Simón el fariseo, Jesús ya lo había dejado entre­ver: "aquél a quien poco se le perdona, poco ama." Así el pecado puede llegar a ser el inicio de una gran aven­tura espiritual. "Feliz falta, que nos ha valido un tal Redentor", canta la li­turgia de la noche pascual, a propósito del pecado de Adán. Esto puede ser también verdad de nuestras faltas.

Pero ellos, oyendo que vivía y que había sido visto por ella, no lo creyeron. El autor subraya la incredulidad de los Once. He aquí una insistencia que jamás será del todo explorada. Eran Doce discípulos. Abandonaron a su maestro. Lo nega­ron. Uno de ellos lo traicionó y se ahorcó. Después de su muerte todos quedaron desanimados y entristecidos se diri­gían a sus casas... Al poco tiempo se les encuentra formando una comunidad ferviente, que proclama con valentía en Jerusalén e incluso delante del sanedrín que le condenó, que Jesús vive. Evidentemente no han exagerado. Necesariamente algo ha de haber pasado.

i." semana de Pascua 189

Después de esto se mostró en otra forma a dos de ellos que iban de camino y se dirigían al campo. Estos, vueltos, dieron la noticia a los demás; ni aún a éstos creyeron. Decididamente eran duros de mollera.

Al fin se manifestó a los once, estando recostados a la mesa,

Íles reprendió su incredulidad y su terquedad por cuanto no abían creído a los que le habían visto resucitado.

Feliz duda que nos proporciona una mayor certeza. No se trata pues de personas ingenuas o de iluminados... sino de gentes concretas, de inteligencia roma. Ayúdanos, Señor, en nuestras búsquedas y nuestras dudas, a conservar en nosotros una disponibilidad, una abertura... Los evangelistas no nos dejan saciar nuestra curiosidad cuando sentimos la tentación de hacerles preguntas indis­cretas: ¿Cómo se realizó la resurrección? ¿Qué fue de su ca­dáver? ¿Qué es un cuerpo resucitado? Solamente nos han dicho "lo que ellos han visto" Modestia admirable de los apóstoles que no hacen sino balbucear ese algo que sucedió, y que les constriñe a "cambiar de opi­nión..." cómo humildemente reconocen.

Después les dijo: "Id por todo el mundo y predicad la buena nueva a toda criatura.' El envío a la misión. Hay que dar crédito a las maravillas de Dios... mientras esperamos verlas con toda claridad, al final.

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190 2.rf semana de Pascua

Segunda semana de Pascua

LUNES Juan, 3-1.8

Durante seis semanas haremos una lectura casi continua del evangelio según san Juan. El tiempo pascual es un tiempo de plenitud: la resurrección de Jesús ha revelado su "ser' pro-rundo... su misterio divino. Era bastante natural,'en este momento del año, colocar el evangelio que ha ido más lejos en la contemplación de la "Persona" de Jesús. El tema fun­damental de san Juan podría expresarse así: El Hijo único de Dios se ha encarnado y ha sido entregado

Eor el Padre al mundo a fin de revelar y comunicar a los ombres las riquezas misteriosas de la vida divina.

Nicodemo rué de noche a Jesús y le dijo: "Sabemos que has venido como maestro de parte de Dios..." Nicodemo es un hombre de buena fe. Ha observado a Jesús, y de sus observaciones ha sacado la conclusión de que ' Jesús viene de Dios". Respondió Jesús y le dijo: "Sí, en verdad te digo que quien no naciere de nuevo no podrá entrar en el reino de Dios." El "reino", o "reinado" de Dios... era una noción frecuente en los otros tres evangelios. San Juan, reemplaza esta noción por la de "vida". La fe da acceso al hombre a un modo de existencia totalmente nuevo, porque es "divino": ¡es la vida de Dios... en el hombre! Es necesario pues "un nacer de nuevo". San Pablo habla de un "injerto . Cada autor, a su modo, intenta revelarnos el misterio. Ser bautizado, es renacer. Es como si todo volviera a empe­zar. Es una resurrección. Un nuevo ser. Señor, haz que yo renazca, nuevo cada día. Lo que nace de la carne, carne es; pero lo que nace del Espí­ritu, es espíritu.

2." semana de Pascua 191

"Nacido de la carne"... "Nacido del Espíritu..." Dejo resonar en mí esta oposición. Yo sé lo que es la "carne': es la naturaleza humana con sus posibilidades y sus límites... es una maravilla frágil. Adivino lo que es el "Espíritu"... es la potencia divina. Desde mi bautismo, habita en mí el Espíritu de Dios. Yo he "nacido del Espíritu". ¿Pero es realmente verdad que soy "espiritual", que soy "espíritu"? ¿Qué exigencias debería tener esto en mi vida cotidiana?

El viento sopla donde quiere. Oyes su voz. Pero no sabes de dónde viene ni a dónde va. Así es todo hombre nacido del Espíritu. En griego, la misma palabra "pneuma" designa a la vez el

viento y el espíritu . La imagen es sugestiva: Jesús subraya el carácter "miste­rioso", invisible, difícil de controlar, del viento. No se sabe de dónde viene ni adonde va. Estar bautizado es ser conducido por ese soplo divino invi­sible. ¿Acepto yo que sea Dios, el Espíritu, quien me im­pulse hacia adelante, quien me conduzca "no sé adonde". 'El viento sopla donde quiere." I Vivir con lo invisible! 'Lo esencial es invisible para los ojos", escribía Saint-Exu-

péry en el "Pequeño Príncipe".

No te maravilles si te he dicho: "Es preciso renacer." Sí, es una novedad radical... un "hombre divinizado", un hombre animado de una vida superior, un hombre partici­pante actualmente de la vida divina. Es conveniente hallar de vez en cuando el tiempo para pen­sar en ello, para realizar esta vida de verdad: la oración, tiempo privilegiado de empalmar con el Espíritu.

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192 z. * semana de Pascua

MARTES Juan 3-7.1 j

Respondió Nicodemo: "¿Cómo puede ser esto?" San Juan, más que los otros evangelistas, ha notado las con­troversias, las preguntas que los interlocutores hacían a Jesús. Mas que grandes discursos Jesús dialogaba. Aquí, hay que imaginarnos a Nicodemo frente a Jesús. Es una conversación. Mi plegaria debería ser a veces así: hacer preguntas a Jesús.

{esús le dijo: "¿Eres maestro en Israel y no sabes ésto?" ncluso el más sabio entre los "maestros" no puede com­

prender. Toda la ciencia de Israel es incapaz de saber lo que revela Jesús. Conocer el Espíritu de Dios es imposible al hombre, incluso al más inteligente. Nicodemo, "maestro de Israel", es invitado a hacerse pe­queño... debe renunciar a todo lo que sea su ciencia... es ne­cesario que "nazca de nuevo". ¿Me fío yo quizá de mis propias luces? ¿'Acepto humildemente no entenderlo todo en las cosas de la fe? ¿No hay en mí también algo de ese orgullo de Nico­demo que hubiera querido captar toda la verdad?

Sí, efectivamente, hablamos de lo que conocemos, damos testimonio de lo que hemos visto...Solamente Jesús tiene la experiencia inmediata de las cosas de Dios: ¡habla de lo que conoce, dice lo que ha visto! La Fe es ésto: ver con los ojos de Jesús... Es confiar en la pa­labra de Jesús... es dejarse introducir por El en su dominio divino. La más humilde viejecita, que haya entregado su vida a Jesús y crea en El, tiene un mayor conocimiento sobre Dios que el más sabio de los teólogos y filósofos.

Y vosotros no recibís nuestro testimonio... Si hablándoos de cosas terrenas no creéis...

¿. " semana de Pascua 193

Desde el comienzo el evangelio según San Juan es dramá­tico. Hace notar la incredulidad. Subraya las reacciones de los hombres frente a las afirmaciones de Jesús. Y esto es siempre verdad en el día de hoy: hay que tomar partido por o en contra de Jesús. No es un drama del pa­sado. Los contemporáneos de Jesús representaban a los hombres de todo tiempo: —o bien se aceptasu Palabra, aún sin comprenderlo todo y se es "creyente'... —o bien se acepta su Palabra, aún sin comprenderlo todo y se es "creyente ... Hoy tenemos demasiada tendencia a pensar que la incredu­lidad es un fenómeno reciente. Jesús subraya aquí la respon­sabilidad del hombre que no cree: "no recibís mi testimo­nio... no creéis...".

¿Cómo creeréis cuando os hable de "cosas celestiales"? Na­die sube al cielo sino el que bajó del cielo, el Hijo del hom­bre. Ya en los tres evangelios sinópticos el título de "Hijo del hombre" era utilizado, en referencia al profeta Daniel, para decir "el origen celeste" de Jesús. Juan acentúa esta revela­ción hablando de "¡descender" del cielo! Jesús es aquél que viene del cielo y remonta al cielo. El cielo es su verdadera patria. Dios es su medio ambiente.

Así es preciso que sea "levantado" el Hijo del hombre, para que todo efque creyere en El tenga la vida eterna. Jesús conocerá el sufrimiento y la muerte —"levantado" en la cruz—. Fue ya anunciado desde el comienzo del evange­lio. Pero es así como comunica la "vida divina". La "vida eterna" a los que creen.

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194 2." semana de Pascua

MIÉRCOLES Juan, y 16.2 ¡

Tanto amó Dios al mundo... Todo viene de una iniciativa divina. ¡Nuestro Dios es un Dios que "ama"! Es un Dios Padre. Dios es amor. Medito sobre el adverbio: Dios ha amado tanto, de tal ma­nera ha amado, tan fuertemente amó... Se adivina que va a hacer locuras, que este amor le llevará a hacer cosas sorpren­dentes. "El mundo". Sin embargo se comprende un poco que Dios ame el mundo: después de todo es su obra, es su creación, es su hijo. ...¡Que le dio su unigénito Hijo!

Íuan no cesa de contemplar ese "don". Jesús es el don de )ios, el regalo maravilloso que el Padre ha dado: lo que de

más precioso tenía. Jesús es la maravilla de Dios. Se tiende, a veces, a pensar que "el amor de Dios" se ha ma­nifestado solamente en el calvario... pero, la "venida del Hijo a este mundo" es ya una manifestación del amor. Todo el que crea en El no perecerá, sino que tendrá la "vida eterna" Dios es el "viviente" por excelencia: la "vida" en el mayor bien que el hombre pueda poseer. Pues bien, Dios ha comunicado su vida. Las imágenes son abundantes: el árbol de vida, el camino de la vida, la fuente de la vida, el libro de vida, el pan de vida... Vincularse a Dios, conformarse a su voluntad, es "vivir"... Desobedecer a la voluntad divina es "perecer"... ¡El que cree, no perecerá! Pues Dios ha enviado su Hijo al mundo... Esta fórmula será repetida más de 50 veces en el evangelio de San Juan. Es el padre quien ha tenido esta idea, quien ha enviado a su Hijo.

2." semana de Pascua 19 5

No para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por El. Nos encontramos siempre con el único y mismo pensa­miento: "Tanto ha amado Dios..." El único deseo de Dios, el único anhelo, la gran empresa de Dios, ¡es la de "salvar"! Basta con evocar nuestras propias experiencias, nuestros propios amores, para experimentar cuan natural es esto: cuando se ama, se quiere el bien para aquellos a quienes se ama. ¡Dios quiere que "yo" sea salvado! Gracias, Señor. ¡Dios quiere que "Un Tal" que conozco, mi hijo, mi amigo, mi colega, mi marido, sea salvado! Gracias, Señor.

El que cree en El, no es juzgado. El que no quiere creer, ya está condenado. Vol [vemos a encontrar 'la opción" radical:

por... o contra... Jesús. creer... no creer en... Jesús.

Hay pues una responsabilidad del hombre. ¡Qué misterio! Dios quiere salvar. Pero algunos "rehusan" esta salvación y se condenan a sí mismos.

Cuando vino la luz al mundo, los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas. Todo el que obra mal aborrece la luz... Pero el que obra según la verdad viene a la luz. "Hacer el bien"... "Hacer el mal"...Suele ser de esta manera práctica que se hace la división. Cualquiera que hace el bien —aún si no conoce a Cristo— está ya en una cierta comu­nión con Dios.

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i 9 6 2." semana de Pascua

JUEVES Juan, 3-31.36

El que viene... Era uno de los títulos que se daba a Dios en el Antiguo Tes­tamento. Dios es el que está continuamente viniendo.

El que viene de arriba... Transcendencia divina.

El que procede de la tierra es terreno y habla de la tierra. El que viene del cielo da testimonio de lo que ha visto y oído... Estas fórmulas nos ponen de entrada en la diferencia exis­tente entre el evangelio de San Juan, y el de los otros tres. Marcos, por ejemplo, nos muestra un Jesús "Poderoso en palabras y en actos", —que corresponde a las afirmaciones que encontramos aquí, en San Juan—, pero es un Jesús que impone el silencio sobre su dignidad divina... Juan, por el contrario, no cesa de poner en la boca de Jesús afirmaciones de "origen celeste". ¿Cómo explicar esta diferencia de lenguaje? Se ha dicho alguna vez que el "cuarto evangelio" se habría hecho eco de una enseñanza más elevada, reservada a audi­torios más intelectuales... Hay algo de verosímil en esta ob­servación. Pero esto no lo explica todo. Los exégetas ordinariamente piensan más bien que san Juan ha prestado a Jesús, hasta un cierto punto, su propia manera de expresarse, mientras que los otros tres evangelistas han conservado más literalmente las palabras de Jesús en su forma primitiva. Esto no quiere decir que Juan haya inventado estas fórmu­las; pero que, reflexionando sobre las palabras de Jesús a la luz de la resurrección, las ha interpretado desde el interior cargándolas de toda su contemplación del misterio pascual.

Aquel a quien Dios ha enviado habla palabras de Dios, pues Dios no le dio el espíritu con medida. Estamos en pleno misterio divino.

2." semana de Pascua 197

El Padre ama al Hijo. Ha puesto en su mano todas las cosas. Es exactamente lo que los tres evangelios sinópticos no ce­san de afirmar. No es pues un evangelio nuevo, Mateo, Lucas, Marcos exponen también ante nuestros ojos un Jesús que no cesa de hablar de "su Padre"; pero Juan vuela rápido hasta las cumbres de la Trinidad... y llega muy pronto a las relaciones intimas que existen entre "el Hijo y el Padre y el Espíritu".

El que cree en el Hijo tiene la vida eterna. El que rehusa creer en el Hijo no verá la vida, sino que está sobre él la cólera de Dios. El pensamiento de san Juan es un pensamiento cíclico que vuelve a hablar sin cesar de un cierto número de temas, es a la manera de las olas del mar... "Creer"... o "rehusar creer"... tal es el dilema radical. "Vivir"... o "no vivir"... tal es el resultado. Para Juan, para Jesús el no-creyente voluntario no "vive" está muerto. Es verdad que hoy puede uno preguntarse, si un cierto número de los que se afirman no-creyentes han hecho, realmente, tal opción."El mismo Jesús, en la cruz ex­cusaba a sus verdugos diciendo', "no saben lo que hacen". No es cosa nuestra. Nadie en la tierra tiene derecho de juz-

f*ar que un tal es creyente o no-creyente. Pero queda en pie a palabra de Jesús:' el que rehusa creer no verá la vida" Se­vera invitación a verificar la cualidad de mi propia Fe. La Fe no es una cosa ya hecha. ¿Va creciendo mi re?

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198 2." semana de Pascua

VIERNES Juan, 6-1.1 f

Empezamos hoy la lectura del famoso capítulo 6 de san Juan: es una verdadera síntesis teológica sobre la eucaristía y sobre la fe. Según un procedimiento de composición, habi­tual en san Juan, tendremos el relato de dos milagros, luego un largo discurso de Jesús que expresa y prolonga la signifi­cación de estos dos ' signos ' prodigiosos. La lectura de este conjunto abarcará toda la próxima semana, i) Multiplica­ción de los panes. 2) Marcha sobre las aguas. 3) Discurso so­bre el Pan de Vida.

Al otro lado del lago le seguía una gran muchedumbre por­que había visto los 'signos que hada... subió Jesús al monte y se sentó con sus discípulos. Estaba cercana la Pascua, la

Ean fiesta de los Judíos. alusión explícita a la proximidad de la Pascua... y, como

enseguida veremos, la formula de bendición de los panes (eucaristasas en griego) que es exactamente la utilizada du­rante la Cena-comida pascual... prueban que san Juan pen­saba ciertamente en la Eucaristía. No olvidemos, además, que cuando Juan escribió este relato, la Iglesia tenía ya una práctica de al menos unos 40 ó 5 o años de celebraciones eu-carísticas.

Levantando pues los ojos, y contemplando la gran muche­dumbre que venía a El, dijo a Felipe: "¿Dónde compraremos pan para dar de comer a éstos?" Dios es amor, dirá san Juan en su primera Epístola. Jesús es amor, nos revela a Dios. Jesús ve las necesidades de los hombres. Jesús se preocupa de la felicidad de los hombres. Jesús tiene presente la vida de los hombres. Su milagro de la multiplicación de los panes, como su sacra­mento de eucaristía... son gestos de amor. ¡Me paro a escuchar tu voz, Jesús! Eres Tú quien nos inte­rroga, quien nos provoca. Eres Tú, Señor, quien nos pide

z." semana de "Pascua 199

saber mirar el hambre de los hombres, y sus necesidades aún las más prosaicas... "para que tengan de qué comer" Tú dices... ¡simplemente de qué comer! Y nosotros que tan a menudo soñamos en un Dios lejano, en las nubes. Eres Tú que nos conduces a nuestra vida humana cotidiana. Amar... ¡ahí está! es un humilde servicio cotidiano.

Hay aquí un muchacho que tiene cinco panes de cebada y dos peces; pero ¿qué es esto para tanta gente? Ante los grandes problemas humanos —el Hambre, la Paz, la Justicia— repetimos constantemente la misma respuesta: "¿qué podemos hacer nosotros? esto nos rebasa." Retengo la inmensa desproporción: 5 panes... 2 peces... 5.000 hombres.

Íesús tomó los panes, y, habiendo "eucaristiado" —ha-iendo "dado gracias"— se los distribuyó.

Dar Gracias. Agradecer a Dios. Tal es el sentimiento de Jesús en este instante. Piensa en otra multiplicación de "panes". Piensa en el inaudito misterio de la comida pascual que ofrecerá a los hombres de todos los tiempos. No descuida el "hambre corporal", pero piensa so­bre todo en el "hambre de Dios" que es de tal modo más grave aún para los hombres.

"Verdaderamente éste es el gran profeta, que ha de venir al mundo." Pero Jesús conociendo que iban a venir para arre­batarle y hacerle rey se retiró otra vez al monte El solo. Jesús no quiere dejar creer que El trabaja para un reino te­rrestre. Su proyecto no es político, incluso si tiene inciden­cias humanas profundas. Jesús no entra directamente en el proyecto de "liberación" cívica en el que sus contemporá­neos quisieran arrastrarle. Esto será por otra parte la gran decepción de estas gentes, que le abandonarán todos. Jesús piensa que su proyecto es otro: su gran discurso sobre el 'pan de la vida eterna" nos revelará ese "proyecto".

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2 0 0 2." semana de Pascua

SÁBADO Juan, 6-16.21

El "signo" de la marcha sobre las aguas, en san Juan, como en san Mateo 14-22 y en san Marcos 6-45... está estrecha­mente ligado con la multiplicación de los panes. La multiplicación de los panes prepara la parte principal del discurso sobre el Pan de vida (versículos 26 al jp): el verda­dero pan de Dios, soy Yo, es mi Cuerpo y mi sangre... dados en alimento. La marcha sobre las aguas inicia el final del discurso (versícu­los 60 al 7//• En ella aparece Jesús como sustraído de alguna manera a las leves de la materia; es esto ya un modo de res­puesta a las dificultades de los que rehusan aceptar su doc­trina eucarística... este Cuerpo que dará en alimento será un cuerpo espiritual, como dirá san Pablo (l Corintios / / -3}-4<)), un Cuerpo resucitado.

Después de la multiplicación de los panes, llegada la tarde, bajaron sus discípulos al mar, y subiendo en la barca, se diri­gían al otro lado del mar, hacia Cafarnaúm. Ya había oscu­recido y aún no había vuelto a ellos Jesús. Jesús queda solo. ¿Por qué no ha embarcado con ellos? Pa­rece que esto fue muy intencional de su parte. Cuando son conocidos los procedimientos que Juan emplea en la composición literaria, se adivina que todos los detalles tienen un valor. La "noche", las "tinieblas"... tienen una significación. Jesús está ausente: es de noche. A través del mundo sensible, Juan sugiere el universo espi­ritual y religioso que su alma mística contempla. Todo es un símbolo. Esto no impide tampoco que sea "histórico". Juan estaba en esta barca, se afanaba en la noche, no lo olvide­mos. Esta noche era algo muy real. Pero, al mismo tiempo para Juan significaba la ausencia de Jesús. Y esta noche dura siempre para todos los creyentes. La eucaristía es también como una noche.

El mar se alborotaba, pues soplaba muy fuerte el viento.

2.' semana de Pascua 2 0 1

Además de la noche, que hace difícil la navegación, está la tempestad. A menudo, hoy también, nos envuelven las tempestades. Puedo rezar partiendo de las que tengo pre­sentes... en mi vida, en el mundo actual.

Habiendo navegado como unos veinticinco o treinta esta­dios, vieron a Jesús que caminaba sobre el mar y se acercaba a la barca. Contemplo este "icono" admirable que Juan me describe. Es esto también una "imagen" real, histórica... pero que hay que saber contemplar desde el interior, en su significación religiosa. Sí, el "cuerpo" de Jesús de Nazaret es un verdadero cuerpo de hombre. Pero es un cuerpo particular, enteramente pene­trado del Espíritu de Dios. A sus apóstoles, este día, seles ha aparecido como sustraído a las leyes ordinarias de la grave­dad. Cuando al día siguiente por la mañana, en la sinagoga de Cafarnaúm, Jesús dirá que hay que "comer su carne en alimento"... a los apóstoles les chocará menos que a los demás oyentes, porque recordarán la escena vivida sobre el mar. "El Espíritu es el que da vida, la carne no aprovecha

Sara nada", dirá Jesús para tratar de hacer sentir el misterio e la eucaristía. (Juan, 6-63).

Y temieron. Pero El les dijo: "Soy yo, no temáis." Querían ellos tomarle en la barca; pero al instante se halló la barca en la ribera, adonde se dirigían. El "temor" reverencial, signo de la Presencia de Dios, en el lenguaje cultural de la Biblia. Y este otro "signo" misterioso: Cristo no parece ligado es­trechamente a las leyes habituales de la localización... Más allá de lo racional y de lo sensible y de lo comprensi­ble... yo creo en tí.

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2 0 2 ¡."semana de Pascua

Tercera Semana de Pascua

LUNES Juan, 6-22.2$

Durante toda la semana leeremos el Capítulo 6 de san Juan: "Discurso sobre el Pan de Vida". Esta larga discusión con sus oyentes, Jesús la desarrolló al "día siguiente" de los dos milagros de: — la multiplicación de los panes... — la marcha sobre las aguas... Cuatro interpretaciones principales fueron propuestas para este "Pan de Vida": i — Algunos autores antiguos han pensado en un sentido

puramente espiritual: "el pan de vida", es "la persona de Jesús y su Palabra", que se asimila por la Fe...

2 —Un gran número de exégetas modernos, por el contra­rio, consideran este discurso propiamente eucarístico, del principio al fin: el "pan de vida", es la eucaristía, una comida real.

3 — Varios comentaristas profesan una opinión interme­dia: la primera parte del discurso apunta a la Fe... que hace que Jesús, por la comunión a su pensamiento y a su Palabra, sea alimentado para nosotros. La segunda parte del discurso apunta a la Eucaristía... nos hace ali­mentar de su "carne y de su sangre".

4 — En fin, para ciertos autores contemporáneos, el dis­curso entero apunta igualmente a la Fe y a la Eucaris­tía.

Retengamos de todo esto que hay una unión muy íntima entre estos dos temas: la Fe total en Cristo implica la Fe en su "presencia" en la Eucaristía... La Eucaristía es el misterio de la Fe por excelencia... meditar la Palabra de Jesús por la Fe y comulgar a su Cuerpo se siguen el uno al otro... no se cree de verdad en Jesús, Hijo de Dios encarnado, si no se

y" semana de Pascua 203

está dispuesto a comulgar su Cuerpo. Era muy normal que Jesús hablara de la Fe antes de la Eucaristía, pues el misterio de Su Presencia no alimenta realmente si no al que tiene Fe. Y se ve así toda la importancia de la primera parte de la Misa: hay que haberse alimentado con la Palabra de Dios en la "liturgia de la Palabra", para poder alimentarse realmente de la Eucaristía.

Sí, vosotros me buscáis no porque habéis visto los signos, sino porque habéis comido los panes y os habéis saciado. Jesús se dirige a campesinos galileos que se afanan para ga­narse la vida. Saben lo que es el hambre, y también la sacie­dad cuando se ha trabajado mucho y la cosecha ha sido buena. Como hizo con la Samaritana junto al pozo, Jesús toma como punto de partida una necesidad material de sus oyentes: son símbolos muy simples... el hambre, la sed, el pan, el agua...

Procuraros no el alimento perecedero, sino el alimento que permanece hasta la vida eterna, el que os dará el Hijo del Hombre. Jesús se sirve de la comparación del alimento para hacer comprender lo que El aporta a la humanidad. Hay dos clases de vida y dos clases de alimentos: el alimento corporal, que da una "vida perecedera" y el alimento venido defcielo que ida la "vida eterna"! Creado por Dios y para Dios, el hom­bre tiene hambre y sed de Dios. Nada, fuera de Dios, puede satisfacerle enteramente. Todos los alimentos terrestres pe­recederos dejan al ser humano insatisfecho. "¿Qué hay que hacer para "ejercitarnos en obras del agrado de Dios?' Jesús respondió: 'La obra agradable a Dios, es que creáis en Aquél que El os ha enviado." Éste alimento esencial del cual el hombre tiene hambre es El mismo, Jesús, enviado por el Padre, y que tomamos ya por la Fe "creyendo en El". Obrar, afanarse, trabajar... esforzarse, para nuestra vida es­piritual... es tanto más necesario que "ganarse el pan".

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2 0 4 ) . ' semana de Pascua

MARTES Juan, 6-30.3;

¿Qué señales haces para que veamos y creamos? El auditorio de Jesús es de gente sencilla, a ras de tierra. Quieren pruebas concretas. Piden "signos" (Marcos, 8-11). No salen de su horizonte habitual: trabajar... comer... Jesús busca despertar en ellos, a partir de sus necesidades materia­les, aspiraciones más altas, de orden religioso y espiritual.

Nuestros padres "comieron" el maná en el desierto, según dice la Escritura: "Les dio a comer pan del cielo". Díjoles

Jesús: "Moisés no os dio pan del cielo; es mi Padre el que os a dado el verdadero pan del cielo."

Para estos galileos, estos labradores, la multiplicación de los panes de los que se beneficiaron ayer, es un prodigio inferior al maná, porque lo que Jesús les ha dado era un pan ordina­rio y no un "pan bajado del cielo". Jesús replica que el maná dado por Moisés no era más que un alimento material y grosero —como lo era también, el "pan" dado en la multiplicación— si se lo compara con el "único alimento verdaderamente celeste" que el Padre quiere dar a los hombres.

"El verdadero pan del cielo" Hay que dejarse llevar a la contemplación mística de lo que estas palabras nos sugieren. Hemos sido hechos para Dios,

Suerámoslo o no. Nuestra verdadera hambre, es hambre de )ios... nuestro único y verdadero alimento es el que viene

de Dios. "¿Por qué gastáis vuestro dinero no en pan y os afanáis por lo que no es hartura? decía ya Isaías, / / - 1.3. ¿De qué tengo yo apetito? ¿De qué estoy hambriento? ¿Qué es lo que busco?

El pan de Dios es el que baja del cielo y da la vida al mundo. Para los tiempos mesiánicos se esperaba el retorno del pro­digio del maná:

3." semana de Pascua 205

"Pan venido del cielo" Éxodo, 16-4; Salmo roj-40; Salmo, 78-*4-Jesús, reemprendiendo una antigua tradición de su pueblo, considera el maná como el símbolo de un "don superior", "de un alimento celeste": La Palabra de Dios. Según el Deu­teronomio (8-2.3), e n efecto: la finalidad profunda del mila-fro del maná no fue la de aumentar materialmente a los He-

reos en el desierto, sino la de habituarles a "creer en Dios: "el hombre no vive solamente de pan, sino de todo lo que sale de la boca de Dios". Jesús hace suya esta fórmula del Deuteronomio para decir a Satán que el "pan material" ¡no baste! La idea de que la Palabra de Dios, los mandamientos de Dios son, para el hombre que los hace suyos, un alimento espiritual muy superior al alimento material, se encuentra a lo largo de toda la Biblia: Amos, 8-11. "Vienen días, dice Yavé, en que mandaré yo sobre la tierra hambre y sed; no hambre de pan ni sed de agua, sino de oír la Palabra de Dios." jeremías, ij-16. "Cuando tus palabras se presentaban, yo las devoraba. Ellas eran para mi mi gozo y la alegría de mi corazón." Jesús: "Yo tengo una comida que vosotros no sabéis. Mi ali­mento es hacer la voluntad del que me envió." (Juan, 4-

Dijéronle: "Señor, danos siempre de este pan." Jesús les con­testó: "Yo soy el pan de vida; el que viene a mí, ya no tendrá más hambre, y erque cree en mí, jamás tendrá sed." "Sí, el pan nuestro de cada día ¡dánosle hoy!" El verdadero Pan, no son solamente las palabras de Jesús, es Jesús mismo, su persona... de la cual nos alimentemos por la Fe "creyendo en El".

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2o6 j . " semana de Pascua

MIÉRCOLES Juan, 6- i f.40

Yo soy el pan de vida. Jamás ningún profeta había pedido creer en su persona como la hace Jesús. Incluso Moisés, sólo pedía que creyeran en Yavé. Jesús, en cambio, pretende algo exorbitante y radical: se

Í>resenta como la fuente suprema de salvación, en múltiples Órmulas, que evocan el ' Yo soy el que soy" del mismo

Dios: Yo soy el Pan de vida (Juan, 6-3j; 6-48. jo; 6-ji) Yo soy la Luz del mundo (Juan, 8-12; J>-J) Yo soy la Puerta de las ovejas (Juan, 10-J.9) Yo soy el Buen Pastor (Juan, 10-ir. 14) Yo soy la Resurrección y la Vida (Juan, 11- 2 j) Yo soy la verdadera Viña (Juan, IJ- 1. j) "Yo soy el Pan." Fórmula de una fuerza extraordinaria. Jesús se identifica a sus enseñanzas: su doctrina es pan, El mismo es pan... ¡capaz de mitigar nuestra hambre!

El que viene a mí ya no tendrá más hambre, quien cree en mí, jamás tendrá sed.

El paralelismo de las dos frases permite aclarar la una por la otra. El que "viene a Jesús", el que "cree en Jesús" no nece­sita ir a otra parte para saciarse... ¡ya no tiene más hambre ni sed! Jesús, fuente de equilibrio y de gozo, fuente de sosiego: la mayoría de nuestras tristezas y de nuestros desequilibrios vienen de no saber apoyarnos realmente sobre la roca de la Palabra substancial del Padre que es Jesús. "Creer" y "venir a Jesús", son presentados aquí como equi­valentes: con ello se pone en evidencia el hecho que la fe es una "actitud vital de adhesión a la persona de Cristo", más que ser el "asentimiento intelectual a una suma de verdades dogmáticas abstractas" —si bien una no excluye a la otra.

Todos los que el Padre me da vienen a mí, y al que viene a mí Yo no lo echaré fuera.

3." semana de Pascua 207

El Padre quiere verdaderamente "salvar" a los hombres. El es quien toma la iniciativa: ¡"los que el Padre me da"! Pero hay también la parte de "correspondencia" en el hombre: es la Fe, que Jesús traduce por la expresión "Venir a El".

Porque he bajado del cielo no para hacer mi voluntad, sino la voluntad dé Aquel que me envió. "Venir a Jesús", es imitarle, es reproducir su actitud. Cumplir la Voluntad de Dios, es un alimento espiritual. Po­dríamos decir que esto comporta dos exigencias: — meditar la Palabra de Dios, alimentarse de Su pensa­miento... Es la oración. — para poder someterse en los detalles a su Voluntad sobre nosotros... Es la acción. Minuto tras minuto, algunos quereres divinos están escon­didos en nuestras vidas cotidianas. Como para Jesús, el cumplimiento de esta voluntad de Dios es el único camino de la santidad y del gozo total. Corrresponder a Dios por la Fe es ya "estar en comunión" con El.

Y esta es la voluntad del Padre, que Yo no pierda a ninguno de los que El me ha dado. Dios quiere que todos los hombres se salven... se ha dicho en otro pasaje. Tal es la buena nueva.

Pero que Yo les resucite a todos en el último día; pues la vo­luntad de mi Padre es que todo el que ve al Hijo y cree en El tenga la vida eterna. Contemplo detenidamente esta "voluntad" del Padre... y hago mi oración a partir de esto.

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208 } . a semana de Pascua

JUEVES Juan, 6-44. j 1

Nadie puede venir a mí si el Padre, que me ha enviado, no le trae. En los profetas está escrito: ' Serán todos enseñados por Dios mismo". Todo el que escucha las enseñanzas del Padre, viene a mí. He aquí un pensamiento muy sutil. Sin entrar en ninguna controversia, Jesús afirma buenamente: — y el papel de la "gracia", iniciativa divina... — y el papel de la "libertad", correspondencia humana... "Todos serán instruidos por Dios". ¡Es la acción de Dios! "Todo el que escucha al Padre". ¡Aquí está la parte del hombre! Ambas acciones son necesarias. "Nadie puede venir a mí si el Padre no le trae" Sería falso tomar esta fórmula en un sentido restrictivo, como si Jesús quisiera decir "son pocos los atraídos"... de hecho Jesús dice inmediatamente, "todos son instruidos por Dios". En realidad Jesús pone de relieve la necesidad absoluta de la gracia: es necesaria una iluminación interna de Dios para comprender las cosas de Dios, para venir hacia Cristo, para tener la Fe. Pero, a esta iluminación divina, dada a todos, el hombre puede siempre resistir: sólo aquellos que consienten en "es­cuchar" al Padre vienen a Jesús. Es el gran misterio de la res­ponsabilidad libre del hombre. Señor, ¿te escucho yo? ¿te respondo? ¿me dejo instruir y atraer?

Nadie ha visto al Padre, sino Aquel que viene de Dios. Ese ha visto al Padre.

Jesús pretende aportarnos algo más que una ideología; El es a irrupción en la historia humana de una Persona divina; El

afirma "venir de Dios"... El afirma "ser el único que ha visto a Dios"... Por Jesús, estamos introducidos verdaderamente en el do­minio de Dios, en el conocimiento de Dios... y ¡le veremos, y viviremos con El!

} . " semana de Pascua 2 0 9

El que cree en mí tiene la vida eterna. Yo soy el pan de vida. Vuestros padres comieron el maná en el desierto y murieron. Pero este es el pan que desciende del cielo, a fin de que quien comiere de él, no muera. Yo soy el pan vivo, que ha descen­dido del cielo. Quien comiere de este pan, vivirá eterna­mente. El primer libro de la Biblia, el Génesis, afirma que Dios ha­bía hecho al hombre para la inmortalidad, pues estaba en un "jardín donde había el árbol de la vida". El último libro, el Apocalipsis, afirma que Dios volverá a dar esta inmortali­dad: "Al vencedor le daré a comer del árbol de la vida, que está en el jardín de Dios" (Apocalipsis, 2-j. IJ). Ahora bien, Jesús afirma aquí que esta inmortalidad nos está ya devuelta por la Fe, y por la Eucaristía... "Quien come de ese pan no morirá jamás.' Se podría objetar: pero, ¡los que comen el pan eucarístico mueren como todo el mundo! Pues bien, Jesús afirma que el alimento eucarístico, recibido en la Fe pone al fiel en posi-ción^ ya desde ahora —en el presente— de una vida eterna a la cual la muerte física no la afecta en absoluto. Más que un dogma, más que una moral, más que una ideo­logía, más que un comportamiento humano generoso... el cristianismo es esto: ¡la divinización del hombre! El gozo y la acción de gracias —eucaristía en griego— deberían ser el estado normal de los cristianos. La grande, la gozosa, la "buena nueva" —evangelio en griego—, hela aquí: Dios nos da ¡Su vida eterna!

El pan que Yo daré es mi carne, para la vida del mundo. Es sobre todo a partir de este párrafo que el conjunto de los comentaristas, ven en este discurso de Jesús, una orientación más explícitamente eucarística: "el pan que Yo daré es mi carne...'

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2 1 0 } . " semana de Pascua

VIERNES Juan, 6-j2.j(>

Discutían entre sí los judíos: "¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?" Ellos lo interpretan de la manera más realista; y les choca.

Jesús dijo entonces: "Sí, en verdad os digo que, si no coméis a carne del Hijo del Hombre y no bebéis su sangre, no ten­

dréis vida en vosotros." Lejos de atenuar el choque, Jesús repite lo que ya ha dicho; lo enlaza explícitamente con el "sacrificio del calvario"... "el pan que yo daré, es mi carne... que habré dado antes en la Pasión, para la vida del mundo". La alusión a la "sangre", en el pensamiento de Jesús, remite también a la cruz y a la muerte que da la vida. No olvidemos que cuando San Juan puso por escrito este discurso había estado celebrando la eucaristía desde más de 6o años. ¿Cómo podría admitirse que sus lectores de enton­ces no hubiesen aplicado inmediatamente estas frases a la eucaristía: cuerpo entregado y sangre vertida? Por otra parte, si Jesús no hubiese nunca hablado así, ¿cómo los apóstoles, la tarde de la Cena, hubiesen podido comprender algo de lo que Jesús estaba haciendo? La institución de la eucaristía, la tarde del jueves santo, hubiera sido ininteligi­ble a los Doce, si Jesús no les hubiera jamás preparado ante­riormente.

El que come mi carne y bebe mi sangre tiene la vida eterna, y Yo le resucitaré en el último día. En efecto, mi carne es la verdadera comida, y mi sangre es la verdadera bebida. "Tomad y comed, esto es mi cuerpo... Tomad y bebed, ésta es mi sangre..." San Juan no relata la institución de la eucaristía. Pero el pa­ralelismo es aquí suficientemente riguroso con los Sinópti­cos: Mateo, Marcos y Lucas. Tres efectos de la Eucaristía quedan indicados: i.° "La vida eterna y la resurrección"

} . " semana de Pascua m

Quien come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna y Yo le resucitaré. ¡En la eucaristía comulgamos a "Cristo vivo resucitado"! Y este Cuerpo resucitado pasa a ser en nosotros "simiente" de vida divina. En el momento de la Cena Jesús hablará del "banquete celestial" donde reunirá de nuevo a sus amigos: "No beberé más del fruto de la viña hasta el día en que De­beré con vosotros el vino nuevo en el Reino de mi Padre". Vamos hacia ese encuentro feliz.

2.0 La inmanencia recíproca de Cristo y del cristiano" Quien come mi carne y bebe mi sangre habita en mí y Yo en

a Es una palabra muy apreciada por Juan: habitar, "¡permane­cer!" ¿Sabéis lo que es el estar con alguien a quien se ama? ¿Ser fe­liz con él? La vocación de todo hombre es "estar con Dios, permanecer en Dios" Es el tema fundamental de la Alianza, que se ha expresado, al curso de la historia, en la Escritura, por fórmulas cada vez más íntimas: Vosotros seréis mi pue­blo, y Yo seré vuestro Dios"... "Mi amado está conmigo y Yo estoy con él"... "Permaneceréis en mí y yo en voso­tros"... 3-° "La consagración del cristiano a Cristo" Así como vivo Yo por mi Padre, así también el que me come vivirá por mí. Hubiera sido mejor traducir:... vivo "para" mi Padre, i Vivir "para alguien"! Jesús ha consagrado su vida al Padre, ha vi­vido totalmente para El. Y, a su vez, nos pide vivir para El. Gracias, Señor. Amén.

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2 1 2 ) . " semana de Pascua

SÁBADO Juan, 6-60.6§

Vamos a ver hoy el efecto que el discurso de Jesús hizo al auditorio: — el escándalo y el rechazo de la gran mayoría... — la mayor fidelidad de los doce apóstoles... Los otros tres evangelistas han notado también este mo­mento crucial en la vida de Jesús: ¡es la crisis! Hasta aquí las muchedumbres le han seguido y buscado. Pero la revelación del misterio eucarístico repele a la mayor parte de los oyen­tes. Al final de este capítulo no quedarían más que los Doce para constituir el "pequeño resto", germen de la futura co­munidad de los creyentes. La fe no es ante todo una "enseñanza", casi podría decirse que es un "compromiso", un "requerimiento': hay que ele­gir... y muchos se van.

Muchos de sus discípulos gritaron: " ¡Duras son estas pala­bras! ¿Quién puede escucharlas?" "¿Cómo puede este hombre darnos a comer su carne?" .Lejos de retirar sus afirmaciones o de explicarlas simbólica­mente, Jesús las subrayará.

"¿Esto os escandaliza? Pues, ¿qué, si viereis al Hijo del Hombre subir adonde antes estaba?..." Se trata pues efectivamente de un misterio "divino" para las simples fuerzas humanas. Jesús alude a su "ser" divino: va a subir "allá donde antes estaba". Solamente por la razón o la inteligencia humana la eucaristía no podrá ser nunca expli­cada. El hombre no puede sino encontrar absurdas las pala­bras de Jesús... a no ser que se ponga, de entrada, en una perspectiva de humildad.

"El Espíritu es el que da vida, la carne no aprovecha para nada. Las palabras que Yo os he hablado, son Espíritu y son Vida. Pero hay algunos de vosotros que no creen '. Las palabras de Jesús sobre la eucaristía más que todas las

} . a semana de Pascua 2 1 3

demás Palabras suyas, presuponen la acción del Espíritu Santo. Nos encontramos, verdaderamente, en el núcleo del evan­gelio. Después de todo esto ¿cómo podría reducirse el evan­gelio a una predicación moral y aún generosa— "amaos los unos a los otros"—. Hay un aspecto abrupto del evangelio, que el mismo Jesús no atenúa en absoluto, al riesgo de ver, en fin de cuentas, disminuir considerablemente el número de sus discípulos.

A partir de este momento, muchos de sus discípulos se aleja­ron y dejaron de ir con El. Entonces, Jesús dijo a los Doce: "¿Queréis iros vosotros también?" "Yo no os retengo..." parece decir. Sois libres. En el con­flicto actual entre muchos jóvenes y sus padres, cara a la eu­caristía, recordemos ese gran misterio.

Simón Pedro respondió: "Señor, ¿a quién iríamos? Tú tienes palabras de Vida eterna. Y nosotros hemos creído y sabemos

?ue Tú eres el Santo, el Santo de Dios." alabra humilde de Pedro. Palabra de amor delicado: Jesús

es irremplazable para ellos. Así, Jesús parecer terminar por un fracaso su catequesis esencial sobre el más grande misterio de su Presencia. Pero la Iglesia está ya aquí, en estos "doce" que confían en El. En estas últimas palabras de Pedro, tenemos un equiva­lente de la famosa "confesión de Cesárea". San Juan no em­bellece, no adorna el evangelio: dice, de otro modo, a su manera, las mismas cosas que Mateo, Marcos y Lucas.

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2 I 4 4-" semana de Pascua

Cuarta semana de Pascua

LUNES Juan, i o-1.1 o

Sí, en verdad os digo: El que no entra por la puerta en el

risco de las ovejas, sino que sube por otra parte, éste es la-n y salteador. El que entra por la puerta, es el Pastor de

las ovejas. Para comprender bien esta imagen de Jesús, conviene cono­cer las costumbres de los pastores de Oriente; por la noche varios pastores se entienden entre sí para agrupar sus reba­ños en un solo redil, vigilado por un solo portero. Los la­drones sólo pueden entrar saltando las empalizadas. Con­trariamente, de madrugada los pastores retornan al redil y el Sortero les abre sin vacilación y pueden llamar a sus ovejas y

evarias a los pastos.

J esús, aquí, responde a una pregunta de los fariseos, durante a discusión que siguió al milagro de la curación del ciego de

nacimiento: '¡Pues qué!, ¿nosotros seríamos también cie­gos?" (Juan, 9-40). Notemos también la correspondencia con un pasaje de los sinópticos: "Dejadlos, ellos son ciegos que guían a otros ciegos" (Mateo, 1 j-14; Lucas, 6-39). Jesús opone los "falsos pastores" —ladrones y salteado­res— que pretenden guiar a los demás sin tener para ello mandato... al "verdadero pastor" que es introducido, a plena luz, por la puerta...

A éste le abre el portero, y las ovejas oyen su voz, y llama a sus ovejas por su nombre y las saca fuera; y cuando las ha sa­cado todas, va delante de ellas, y las ovejas le siguen, porque conocen su voz, pero no seguirán al extraño, antes huirán de él. Los tres evangelios sinópticos han notado a menudo ese tema del "pastor". Sobre cada frase yo puedo detenerme y llevarla a la oración.

4." semana de Pascua 215

"Las hace salir..." hasta los verdes pastos. Jesús nos conduce hacia la felicidad, hacia la verdadera expansión, hacia los verdaderos alimentos. "Llama a cada una por su nombre..." Jesús me conoce, por mi nombre, en el detalle. ¿No debo yo imita/ a Jesús y desa­rrollar a mi alrededor toda una red de lazos de amistad..., lu­char contra el "anonimato"? "Anónimo" = "lo que no tiene nombre, que no se le puede llamar por su nombre" "Va delante de ellas..." Toda mi vida humana y cristiana no es otra cosa: tratar de seguir a Jesús, hacer todo como El, imitarle. En este momento preciso de mi vida, ¿qué aspecto de la vida de Jesús debo seguir? "Las ovejas conocen su voz..." Esto es también una caracte­rística esencial de la vida cristiana: escuchar la voz... meditar con amor la palabra... de Jesús. Hacer oración. Pasar un poco de tiempo a no hacer otra cosa que: escuchar a Jesús.

Ellos no comprendieron Sin embargo, ¡estaba muy claro! Pero, a veces, no se quiere comprender.

Jesús tomó la palabra de nuevo: "Sí, en verdad os digo, Yo soy la puerta de las ovejas. Como todo oriental, Jesús utiliza las comparaciones en abundancia. Encontramos nuevamente aquí el estilo de las

Íiarábolas de los sinópticos. "Yo soy la puerta..." esús es aquel que abre a la humanidad un nuevo "espacio".

Fuera de El, la numanidad está encerrada en sí misma: nin­guna ideología, ninguna teoría, ninguna religión no nos li­bera de la fatalidad de "no ser más que hombre, y por lo tanto, de morir". Pero Jesús nos saca de nuestra impotencia, y nos introduce en el dominio divino... un "espacio infinito, eterno se abre a nosotros, por esta Puerta". El que por mí entrare, se salvará y hallará pasto... Yo he ve­nido para que tengan vida, y la tengan en abundancia...

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2 l 6 4-'' semana de Pascua

MARTES Juan, i o-11.18

Yo soy el buen pastor —el verdadero pastor—. La palabra traducida aquí por "buen" es en griego "Kalos": el adjetivo más típico del ideal griego... adjetivo intraduci­bie, como toda palabra muy característica de una lengua. Debería traducirse: "bueno, bravo, honrado, hermoso, per­fecto en todos los aspectos"... No olvidemos las referencias bíblicas que todo judío de aquel tiempo, y Jesús el primero, tenía en la mente: Esta imagen se encuentra en todo el Antiguo Testamento. Era un lugar común de la Biblia: Yavé, Dios, es el Pastor de su re­baño. Salmo, 23 "El Señor es mi pastor, nada me falta, sobre ver­des praderas reposo, hacia fuentes tranquilas me conduce..." Isaías, 40-11. 'Como un pastor que apacienta su rebaño, recoge con su brazo los corderos, los lleva junto a su pecho y cuida las ovejas madres." Ewquiel, 34. "He aquí que yo mismo cuidare de mi re­baño..." Dios había anunciado que suscitaría un solo Pastor. Para los judíos, la declaración de Jesús tenía un sentido teológico profundo: se afirma el "mesías", el "jefe del pueblo", Vea­mos concretamente cómo considera esta misión:

El verdadero pastor da su vida por sus ovejas... El texto griego dice "pone su alma" = ' deja su vida" = "da su vida". ¡Esta es una imagen sorprendente! Cuando un pastor muere, no puede ya defender sus ovejas.., Pero Jesús, por su muerte misma, salva a sus ovejas. Por otra parte, en­seguida añadirá que El tiene el peder de "recobrar su vida" —resurrección—. Conscientemente Jesús dice que es capaz de "morir" por nosotros.

El pastor mercenario, si ve venir el lobo, huye... No tiene in­terés alguno por las ovejas.

4. " semana Je Pascua 217

He aquí la imagen contrastante. El falso pastor, sólo piensa en él. Es incapaz de arriesgar su vida ante el lobo. Las ovejas "no cuentan para él" Jesús ha arriesgado su vida para defender a la humanidad. Ha arriesgado su vida por mí. Y Pablo, para expresar el in­menso valor de todo ser humano dirá: "¡es un hermano por quien Cristo ha muerto!" (Romanos, 14.1 j ; Corintios, 8-11) Yo soy alguien para Jesús. Soy importante para El. Todo hombre es importante para Jesús. Está dispuesto a ba­tirse por él.

Conozco a mis ovejas, y las mías me conocen a mí, como el Padre me conoce y yo conozco a mi Padre. Esto va muy lejos. La intimidad entre Jesús y sus amigos es como la que existe entre las personas divinas en el seno de la Trinidad de Amor. Fue al llamarla por su nombre "María", cuando Magdalena reconoció la "voz de Jesús". La llamó por su nombre. Y fue entonces que ella le reconoció. De ese modo soy yo también conocido. Gracias por este amor, gracias.

Tengo otras ovejas que no son de este aprisco: y es preciso que Yo las traiga con las demás. Escucharán mi voz y habrá un solo rebaño y un solo pastor. Es el corazón universal de Jesús, la dimensión misionera de la Iglesia. Jesús no se contenta jamás con el "pequeño re­baño" ya salvado, ya reunido... se preocupa de la "oveja perdida" que ha abandonado el rebaño —como dirán los si­nópticos; Lucas 1 j-4—. Los que ya son "suyos" deben adoptar este punto de vista. ¿Cuál es mi oración y mi acción para las misiones, para la evangelización? ¿Cuál es mi participación en el apostolado?

Tengo poder para dar mi vida y poder para volver a tomarla de nuevo.

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218 4-" semana de Pascua

MIÉRCOLES Juan, 12-44. jo

Este pasaje, en el evangelio de san Juan, sigue a la resurrec-ciorn de Lázaro y a la unción en Betania. Es una colección de palabras muy características de Jesús que parecen haber sido agrupadas aquí para "concluir" la primera parte del evangelio, antes de abordar la segunda, que es la Pasión y la Resurrección.

El que cree en mí, no es en mí en quien cree Jesús no atrae a sí, remite a otro. Sino en el que me ha enviado. Jesús se define a menudo como "el enviado" = mis^us, en latín... apóstoles, en griego... Jesús, misionero del Padre. Jesús, "apóstol" del Padre, "enviado" por el Padre. Humildad profunda del misionero: no es nada por sí mismo... está allí en nombre de Otro... quiere conducir a los demás a descubrir a este Otro. Conducir a Dios. Llevar a nuestros amigos a experimentar su relación con Dios. Pero en primer lugar tener nosotros esta experiencia: ¿cómo pretender ser misionero si uno mismo no vive su profunda relación con Dios? La "misión" no es ante todo una em­presa, ni una cuestión de métodos... es un "envío"

El que me ve, ve al que me ha enviado Sin palabras, sin "empresas", el verdadero misionero "hace que vean" a Dios... así sencillamente, a través de su propia persona. ¡Quien, ve a Jesús, ve al Padre'. ¡Qué exigencia extraordinaria y maravillosa! ¡Qué Gracia! Oh, Señor, hazme transparente, como Tú lo eras. "Vosotros sois el Cuerpo de Cristo" traducirá san Pablo. Debo ser el rostro de Cristo, como Jesús era el rostro del Pa­dre. A través de mi vida, hacer ver a Dios.

Yo he venido como luz al mundo, para que todo el que cree en mí no permanezca en tinieblas.

4." semana de Pascua 2 1 9

Transparencia... luz... belleza... seguridad... Opacidad... tinieblas... miedo... Evocar imagen de sol... de día... e imágenes de noche...

Si alguno escucha mis palabras y no las guarda, yo no le con­deno, porque no he venido a juzgar al mundo, sino a salvar al mundo... El que me rechaza y no recibe mis palabras, tiene ya quien le juzgue: La palabra que Yo he hablado, esa le juz­gará en el ultimo día. Jesús sabe que llega el fin de su vida: es una especie de ba­lance negativo. Los hombre no han querido la luz, no han escuchado sus palabras. Es el fracaso, globalmente... a parte el pequeño núcleo de discípulos, unos pocos en número. Pues bien, ¡Jesús reafirma que no condena! Que ha venido para salvar. Son solamente los hombres los que se condenan, cuando rehusan escuchar. La condenación no es obra de Dios. La "salvación" ofrecida se transforma en "juicio", no por vo­luntad de Dios, sino por las opciones negativas de los hom­bres. Todo está ahora a punto para la Pasión.

Las palabras que Yo hablo, las hablo según el Padre me ha dicho. Siempre la profunda dependencia y humildad del misio­nero. Jesús no ha inventado lo que nos ha dicho.

1 ¿Y yo? ¿Digo las palabras del Padre, o las mías?

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2 2 0 4-" semana de Pascua

JUEVES Juan, 13-16.20

Entramos en las ultimas reuniones de Jesús con sus discípu­los, conversaciones habidas en el marco mismo de su Pa­sión... las últimas confidencias, podría decirse, de alguien que sabe que se va.

Antes de la fiesta de Pascua, Jesús lavó los pies a sus discípu­los y les dijo: "Sí, en verdad os digo: No es el Servidor mayor que su Amo, ni el Enviado mayor que Aquel que le envía." Subrayamos, una vez más, prescindiendo de la diferencia de estilo, la profunda correspondencia entre el evangelio de Juan y los sinópticos. "El discípulo no está por encima de su maestro, ni el siervo por encima de su señor" (Mateo, 10-24). Y las disputas délos apóstoles sobre sus prelaciones es­tán en la memoria de todos: "Llegaron a querellarse para sa­ber cuál de ellos había de ser tenido por mayor. Yo, dijo Jesús, estoy en medio de vosotros como quien sirve." (Lucas, 22-24) Jesús, sin duda, ha insistido a menudo sobre este tema: ser­vir. Hacer a menudo revisión de vida sobre este asunto. ¿De qué modo mi vida es un "servicio"? ¿De qué modo soy "servi­dor"? ¿De quién soy el "servidor '? ¿Hasta adonde llega mi servicio? La palabra "ministro" es latina y se traduce por servidor .

Los "ministerios", en la Iglesia, son servicios: el Concilio Vaticano II ha insistido mucho sobre esta noción, que viene en línea recta del evangelio.

Si sabéis esto, seréis "dichosos" si lo practicáis. ¡Seamos dichosos imitando a Jesús-servidor! Y Jesús, una vez más, no se fía de bellas teorías, e insiste en la práctica humilde: estar en estado de servicio vale más que mil hermosas discusiones sobre el servicio. ¡Hay que lan­zarse!

4. * semana de Pascua 2 2 1

No lo digo de todos vosotros: Yo sé a quienes escogí. Mas lo digo para que se cumpla la Escritura: El que come mi pan, levantó contra mi su calcañar". Desde añora os lo digo, antes de que suceda, para que cuando suceda creáis que "Yo soy" Jesús piensa en Judas que va a dejar el grupo dentro de

?ocos minutos... iensa quizá también en todos aquellos que rehusarán se­

guirle en el camino del servicio. Jesús quiere prevenir a sus amigos contra el escándalo pro­vocado por el abandono de uno de ellos. "Yo os lo digo por adelantado... habrá quienes fallarán... será un golpe duro para vosotros, hasta el punto de estremeceros... hay que aguantar, sin embargo...' Lo que Jesús espera de sus apóstoles no es un afecto infantil y gregario. Es suficiente hacer como todo el mundo. Es ne­cesario sobre todo ser capaz de no dejarse influir por los abandonos de cualquier clase. El "Yo soy" que termina esta frase es la definición misma de Dios, la Roca sólida, ¡aquel que existe!

Sí, en verdad os digo: Quien recibe al que Yo enviaré, a mí me recibe; y el que me recibe, recibe a Quien me ha enviado. Hay aquí una cascada de meditaciones. Recibir a un "enviado" de Jesús, es recibir a "Jesús", y es re­cibir a "Dios" Es todo el misterio de la Iglesia. Jesús ha escogido no ser ya alcanzado "en directo" sino sólo por la mediación de "hermanos", de "ministros". Cuando Pedro bautiza, es Jesús quien bautiza.

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2 2 2 4- * amana de Pascua

VIERNES Juan, 14-1.6

Antes de pasar de este mundo al Padre, Jesús deda: "No se turbe vuestro corazón..." Los apóstoles están inquietos. ¿Dónde va? No olvidemos la atmófera trágica de esta última tarde, jue­ves santo, víspera de su muerte. Toda la humanidad, toda la amistad de Jesús en estas pala­bras de consuelo. Nuestro Dios no es indiferente ni frío, sino un Dios sensible a nuestros sufrimientos.

Creéis en Dios, creed también en mí. La paz profunda que supera toda turbación viene de la Fe.

Íesus pide un acto ele Fe en su persona, idéntico al que puede Lacerse respecto a Dios: llamada a una Fe sin reserva, total...

¡que aporta la paz! ¡Señor, dame esta fe, esta paz!

En la casa de mi Padre hay muchas moradas; si no fuera así, os lo diría, porque voy a prepararos el lugar. Jesús "vuelve a casa" el primero... va a ver de nuevo al Pa­dre. Así ve Jesús su muerte. La alegría de la vuelta a casa para en­contrar a alguien a quien se ama y del quien se sabe amado. "Voy al Padre". Jesús debe ser el primero en ir al cielo. Pero hace una gran promesa: ¡nos prepara un lugar! ¡Gracias, Señor! ¡Prepáralo bien! ¡Guárdalo bien! El mío y el de todos los que amo, y el de todos los hombres...

Cuando Yo me haya ido y os haya preparado el lugar, de nuevo volveré y os tomaré conmigo. Son palabras de ternura. "Os tomaré conmigo..." "Volveré..." Promesa de que no estaremos separados de Jesús. Es un lenguaje muy sencillo, casi ingenuo: 'la casa del Pa-dre , preparar un lugar , tomar junto a si ...

4. * amana de Pascua 223

Allí donde Yo estoy, estaréis también vosotros.

Íesús nos hace participar de su vida divina. "A es el objetivo de mi vida. Es hacia donde va la humani­

dad. Estar con Dios, estar donde está Jesús. Se comprende que haya dicho: "No se turbe vuestro corazón".

Para ir donde Yo voy, vosotros conocéis el camino. ¡Cristo, el que abre los caminos! ¡El que va delante! El que ha roto el circulo infernal de la finitud numana, de la morta­lidad y del pecado, El que ha abierto "la salida". Sin Cristo la humanidad está encerrada en sus límites; pero he aquí que se. abre una esperanza. No seremos siempre egoístas, injus­tos, duros, impuros, débiles... la humanidad no será siempre opresora, racista, violenta, agresiva, no estará dividida... Hay un camino que conduce a alguna parte, allá donde el amor existe.

Yo soy el Camino, la Verdad, la Vida. Nadie viene al Padre sino por mí. Esta es la "buena nueva": la historia tiene un sentido, el hombre tiene un sentido, todo hombre está destinado a vi­vir cerca del Padre... "¡en tu Reino, donde esté nuestro lu-fir, con toda la creación entera por fin liberada del pecado y

e la muerte. Glorificarte por Cristo Jesús!"

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2 2 4 4." semana de Pascua

SÁBADO Juan, 14-y. 14

Si me conocierais, conoceríais también a mi Padre... "¿Si me conocieseis?" Creían sin duda conocerle. Pero, nunca se conoce del todo a Jesús. Nunca se le descubre por entero. El conocimiento total de Jesús, es descubrir su identidad con el Padre.

Desde ahora le conocéis y le veis. ¡Esto lleva muy lejos!

Felipe le dice: "Señor, muéstranos al Padre y esto nos basta", "¡Tanto tiempo hace que estoy con vosotros! respondió Jesús, y ¿aún no me habéis conocido? Felipe,

?uien me ve a mí, ve también al Padre. is una de las afirmaciones más fuertes de Jesús. Unidad con

Dios. Viéndote, ¡se ve a Dios! por así decir. Escuchándole, ¡es a Dios a quien se oye! Siguiéndole, ¡se sigue a Dios! Señor Jesús, no te miro bastante. Ayúdame a contemplarte más, a meditar tu palabra con mayor regularidad.

¿No crees que Yo estoy en el Padre y que el Padre está en mí? Jesús es un hombre lleno de Dios. Hay que dejarse impregnar por estas palabras. Ha habido un nombre, Jesús de Nazaret, un hombre de carne y hueso, muy real, un hombre que pisaba el suelo con sus dos pies, un hombre que tenía amigos, relaciones humanas, un hombre que comía y bebía con sus amigos... y este hombre, en el mismo instante, estaba en "comunicación con Dios", "se identificaba a Dios", "no hacía sino uno con Dios". Y era todo lo contrario de un loco. Un hombre equilibrado por excelencia. Un hombre humilde. Un hombre sin ambición ni orgullo: un hombre que se arrrodillaba delante de sus amigos para lavarles los pies.

4." semana de Pascua 2 25

Creed al menos a causa de mis obras. Si sólo hubiese afirmado estas cosas, se podría dudar... esto resultaría "increíble" Pero los actos que ha hecho hacen pensar que era verdad. En particular, ¡ha resucitado!

En verdad os digo: Aquel que cree en mí, ese hará también las obras que Yo hago. Y las hará incluso mayores. ¿Es esto verdad, Señor? Las "obras-que-Tú-has-hecho"? La encarnación. La pre­dicación de la Palabra de Dios. La Redención. La Fundación de la Iglesia. Tú dices que esto es lo que hoy nos toca hacer a nosotros. "Cuando seremos alimentados con tu Cuerpo y con tu Sangre, concédenos ser un solo Cuerpo y un solo Espíritu, en tí..." Si el creyente puede hacer tu Obra, y aún mayores que Tú, es que es UNO contigo. La "misión' es tu obra: y Tu nos la has confiado.

Porque Yo voy al Padre, y lo que pidiereis en mi nombre, eso haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Nada mejor para hacernos humildes en nuestros aciertos y nuestras realizaciones: estas "grandes obras" que se hacen

Eor nuestras manos, no vienen de nosotros sino del Padre... an sido merecidas por el Hijo que ofreció su vida, y que

intercede por nosotros... son el fruto de la oración y de la gracia.

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2 2 Ó / ." semana de Pascua

Quinta semana de Pascua

LUNES Juan, 14-21.26

Toda esta semana meditaremos el "discurso después de la Cena". Esas palabras de Jesús, en el relato de san Juan, si­guen inmediatamente el anuncio de la negación de Pedro, portavoz del grupo de los discípulos (Juan, 1}-$&)• Un ma­lestar profundo invade a estos hombres. Temen lo peor. Y es verdad que mañana Jesús será torturado. Jesús experi­menta también esta turbación: Y he aquí lo que acierta a de­cir para reconfortarles... para reconfortarse a sí mismo.

El que recibe mis mandamientos y los guarda, ése es el que me ama. Amar a Jesús. Jesús quiere que se le ame. E indica el signo del verdadero amor: la sumisión al amado. Es una experiencia que comprenden todos los que aman. Cuando se ama a alguien, se es capaz de abandonar libre­mente el punto de vista personal para adaptarse al máximo a la voluntad y a los deseos de aquel que ama: se transforma en aquel a quien se ama. Se establece una especie de simbio­sis mutua: tu deseo es también el mío, tu voluntad es la mía, tu pensamiento ha llegado a ser el mío... nuestras dos vidas forman una sola vida.

El que me ama será amado de mi Padre y Yo le amaré. Todo comentario es inútil. Sencillamente, hay que ir repi­tiéndose esto a sí mismo. Una verdadera cascada de amistad. Yo... Jesús... El Padre... Es todo lo contrario a un Dios lejano y temible, es un Dios próximo y amoroso.

"Señor, ¿por qué te manifiestas a nosotros, y rro al mundo?" Esta es la pregunta de uno de los apóstoles. Llenos del Anti­guo Testamento, los apóstoles piden a Jesús que se mani-

/ . " semana de Pascua 2 2 7

fieste "pública y gloriosamente", en una especie de Teofa-nía, en medio de relámpagos y truenos, como en el Sinaí... y como los profetas lo habían anunciado alguna vez. (Ezjequiel, 43)-Hoy, también, algunos cristianos... y quizá, yo... continúan buscando manifestaciones espectaculares. ¿Cuál será la res­puesta de Jesús? Si alguno me ama guardará mi palabra; mi Padre le amará y venaremos a él y haremos en él nuestra "morada". ¡Esta es la manifestación que Dios nos hace! Hace su morada en el corazón de los que creen en El. Dicho de otro modo: No se manifiesta más que en el cora­zón de los que le aman. Para todos los demás, Dios parece ausente...! No se manifiesta! Jesús habla de amor. Señor, Tú no te manifiestas más que a los que aceptan tu pa­labra, a los que libremente aceptan amarte. No fuerzas las puertas estruendosamente. No quieres hacer prodigios es­pectaculares que forzarían las muchedumbres a la adhesión. No vienes a habitar sino en aquellos que, por amor, ¡te abren su puerta! Señor, bien quisieras manifestarte a todos, pero respetas la libertad de cada uno: ¡No hay que forzar el amor! A nosotros, cristianos, tú nos encargas servir de intermedia­rios: es la calidad de nuestro amor por ti lo que debería reve­larte, manifestarte a todos los que te ignoran. "La morada de Dios." ¡No es ante todo un Templo de pie­dras! El templo "soy yo" ¡si soy fiel a la Palabra de Jesús! La oración, la plegaria.... se trata de escuchar a este Dios pre­sente en mí, y responderle. No hay que ir lejos a buscarle... Está aquí.

El Espíritu Santo, el defensor que el Padre enviará en mi nombre, Ese os lo enseñará todo. Y os recordará todo lo que Yo os he dicho. Jesús sabe que se va. Mañana, Viernes Santo, se marchará. Pero anuncia otra presencia, otro sí mismo: el Espíritu.

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2 2 8 / . * semana de Pascua

MARTES Juan, 14- 27.} 1

Os dejo la paz. Os doy mi paz. Estamos en jueves santo, víspera de su muerte. Jesús habla de "su" paz, quiere darla a sus amigos, que están angustiados, perturbados por el anuncio de la traición de Judas y de la negación de Pedro que acaban de serles dadas a conocer. "Yo os doy mipaz." La tuya, Señor, la que tenías en tu pro­pio corazón. Tu eras un nombre apacible, un hombre de paz. Trato de imaginarme esta paz que irradiaba de tu rostro, de tu conducta, y de tus modos de nablar. ¿En qué tono de voz decías Tú esto?: "Yo os doy mi paz". Señor Jesús, danos tu Paz... dala también al mundo.

No como el mundo la da os la doy Yo. No es pues una paz semejante a la que procede de los hom­bres. El evangelio no aporta un método concreto para reali­zar la paz délos hombres, no es una receta. Es una paz que viene de más lejos.

No se turbe vuestro corazón ni se intimide. El clima reinante es de turbación y miedo. Un complot se está tramando. Pero en todo tiempo esto es verdad: el creyente, privado de la presencia visible de su Señor, tiene siempre el riesgo de estar "turbado".

Habéis oído que os dije: Me voy y vengo a vosotros. Si me amarais os alegraríais, pues voy al Padre, porque el Padre es mayor que Yo. Jesús trata de animar, a sus amigos. Son palabras de consuelo para reconfortarles. 'Yo me Voy..." "Y vengo..." Palabras misteriosas que anuncian directamente la muerte y luego la resurrección. Pero las podemos también referir a esa

¡. * semana de 1'ascua 2 2 9

misteriosa "ausencia-presencia" de Jesús a través de los tiempos. Y además sobre todo, esta convicción de Jesús de que su muerte es una subida hacia el Padre... de la cual los apostóles debían "regocijarse". ¿Sé alegrarme de que Jesús esté "junto al Padre"?

Os lo he dicho ahora antes que suceda para que cuando su­ceda creáis. Delicadeza. Amistad. Jesús simpatiza, sufre con sus amigos: ¡Cómo quisiera ayudarles!

Ya no hablaré mucho más con vosotros; porque viene el "príncipe de este mundo", y nada en mí le pertenece. La paz de Jesús, es "una paz conquistada con eran esfuerzo. No es una paz bonachona, de tranquilidad, de falta de lu­cha... ¡El experimenta tener a alguien contra El! Un enfren-tamiento se prepara con el 'Tríncipe de este mundo". Pronto veremos —el próximo sábado— que Jesús anuncia a sus amigos este mismo enfrenamiento entre ellos y Satán: "Me han perseguido, se os perseguirá." La paz era uno de los beneficios mesiánicos anunciados: Isa­ías, 9-1 j , Ezequiel, 34-2/; Miqueas, j-4; Zacarías, 9-10; Salmo, 29-11. Evidentemente, esta paz de Dios no tiene ningún parecido con la paz del mundo. Hay que buscarla en el fondo de sí mismo, en pleno ambiente de tempestades y combates.

Pero conviene que el mundo conozca que Yo amo al Padre y que según el mandato que me dio el Padre, así hago yo. Esta es la fuente interior de la paz de Jesús.

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23° /. * semana de Pascua

MIÉRCOLES Juan, IJ-I.8

Yo soy la vid verdadera y mi Padre es el viñador. La imagen de la viña era tradicional en la Biblia, para tradu­cir el amor de Dios para con su pueblo: Isaías, / - /; Jeremías, 2-21; Euquiel, 1J-2; Oseas, 10-1; Salmo, 80-y. La "viña" era el pueblo de Dios". Cuando Jesús dice: "Yo soy la ver­dadera viña", afirma: "Yo soy el verdadero pueblo de Dios, el nuevo Israel". Mi Padre es el viñador. En el "pueblo de Dios de hoy", es decir, en la Iglesia, Dios está manos a la obra. El viñador cuida su viña. ¿Qué hace este viñador?

Todo sarmiento que no lleve fruto, mi Padre lo cortará... Todo el que de fruto, lo podará para que dé más fruto... La comparación del viñador es muy realista: en invierno corta toda la madera seca la echa al fuego... y poda una parte de la madera buena a fin de que la savia se concentre y dé mayor número de racimos... Si una viña no es podada, ¡acaba por no dar más que hojas! Cuando se la poda, la viña "llora', dicen los viñadores... al-

funas gotas de savia fluyen antes de que sgfcierre la cicatriz e la madera. Y los haces de sarmientos recogidos son testi­

gos de todo lo que un buen viñador ha tenido que sacrificar, ¡para que la vid dé "más" fruto! Imagen muy penetrante del trabajo de Dios en su Iglesia. Poda, limpia, purifica. Esto hace sufrir alguna vez. Pero es para que la cosecha sea más abundante y mejor.

Permaneced en mí, y Yo en vosotros. El verbo "permanecer" se pronunciará ocho veces en esta página. La imagen: estamos unidos a Jesús como los sarmientos "a" la vid. La idea: "permanecemos en El", estamos vitalmente unidos a El. De Cristo a nosotros circula una sola savia, discurre una misma vida.

/ . * semana de Pascua 231

Orar largamente a partir de esta revelación...

Como el sarmiento no puede dar fruto de sí mismo si no per­maneciere en la vid, tampoco vosotros si no permanecieseis en mí. Sin mí no podéis hacer nada. Los sarmientos secos son amontonados y se los arroja al fuego para que ardan. El sarmiento no puede "vivir" sino en la vid. Sin este enlace, muere. Tampoco yo no "vivo" sino en la medida de mi unión vital a Cristo.

Yo soy la vid, y vosotros, los sarmientos. El que permanece en mí y Yo en él, ese da mucho fruto. La mayoría de los comentaristas atribuyen una tonalidad eucarística a esta alegoría de la "vid": la "vid" de vida" es paralela al "pan de vida"... en los dos pasajes Jesús insiste sobre el tema "permanecer en El" (Juan, 6-16)... el "vino eucarístico" recuerda la Vid de donde procede. Dios nos comunica su vida. Pero esto va mucho más allá de lo que podríamos imaginar: Por extensión podría traducirse "Yo soy la viña, y vosotros, mis sarmientos". Jesús se ve como la "viña" entera (el todo)... de la cual nosotros formamos parte. San Pablo, reflexionando sobre esta imagen de la viña, y pensando en la eucaristía dirá que "somos los miembros del Cuerpo de Cristo".

En esto será glorificado mi Padre, en que deis mucho fruto. Mucho... Mas todavía... Son palabras adecuadas a Dios. El Padre "nos poda" para esto, ha dicho Jesús. ¿Me dejo yo

Eodar? ¿Que fruto doy? ¿Es abundante? ¿Es suficiente? >ios es infinito. Sin fin. En el amar, nunca se llega al fin.

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232 /." semana de Pascua

JUEVES Juan, IJ-J).II

Como mi Padre me amó, Yo también os he amado. ¡Es inversosímil! ¡Es maravilloso! El amor con que Jesús nos ama es el mismo con el que El es amado por el Padre. Nuestra unión con Jesús es comparable a la de Jesús con el Padre. La frase siguiente nos lo dirá de manera inaudita.

Permaneced en mi amor... Y Yo permanezco en su amor. Si guardáis mis mandamientos, como Yo he guardado los mandamientos del Padre. Permaneceréis en mi amor. Fijémonos en la estructura de la frase. A un lado están las re­laciones de los discípulos con Jesús... y al otro, las relaciones del Hijo con el Padre... y ¡son las mismas! Los discípulos permanecen en el amor de Jesús = Jesús permanece en el amor del Padre. Hay que guardar los mandamientos de Jesjjs. =Jesús guarda los mandamientos del Padre.

Como Yo guardé fielmente los preceptos de mi Padre... Y como Yo permanezco en su amor. Este es el modelo. ¡La fidelidad de Jesús a su Padre! ¡Como quien no dice nada! A través del evangelio, evoco esta fidelidad... que le ha con­ducido hasta la Pasión. "Si es posible que se aleje de mí este cáliz" dirá Jesús dentro de pocas horas, en el huerto de los Olivos. Su fidelidad, tampoco fue fácil para El. "Pero, Padre, no lo que Yo quiero, sino lo que Tú quieres"

Si guardáis mis mandamientos... Este "si"; ¡es inquietante para nosotros! Es la responsabilidad de nuestra libertad. La relación con Dios no es algo automático.

/ . * semana de Pascua 233

Permaneceréis en mi amor... Hay que dejarse introducir en todas las delicadezas de este pensamiento. Dios está presente en todas partes. Dios ama a todos los seres, incluso a los peores malvados. Sí; Dios ama a los peca­dores, y no les esta ausente! Pero hay diferentes modos de presencia de Dios y diversos modos de relación. Hay una presencia particular, una rela­ción privilegiada, de Dios con "aquel que le ama y guarda sus mandamientos"... más que con "aquel que no le ama". Es una cuestión de amor. ¡El que ama lo comprende! ¡Señor! Ayúdame a guardar fielmente tus mandamientos.

Ayúdame a permanecer en tu amor. Como Tú has guardado fielmente los mandamien­tos de tu Padre. Y como Tú permaneces en su amor.

Os he dicho estas cosas a fin de que os gocéis con el gozo mío, y vuestro gozo sea completo. Tú ya nos has dado tu paz. Tu nos das también el gozo tuyo. Tu gozo = permanecer en el amor del Padre. El gozo de Jesús es ser amado y amar. Dios es la fuente de su gozo. ¿Y yo? El gozo cruza el evangelio desde el comienzo hasta el fin, desde Navidad a la Pascua. De mi vida, ¿brota también el gozo?

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*34 / ." semana de Pascua

VIERNES Juan, i/- /2.17

He aquí mi mandamiento... Jesús acaba de decir que es preciso guardar "sus" manda­mientos, para permanecer en su amor. Podríamos preguntarnos lo que esto significa, lo que hay que hacer concretamente. Jesús nos lo explicará. He aquí... Pero la cosa debe de ser mucho más sencilla de como nos la imaginamos: pues no está en plural —mis mandamien­tos—, sino en singular —un solo mandamiento—.

"Amaos los unos a los otros como Yo os he amado" Este es "el" mandamiento, "su" mandamiento. Es el mandamiento en el cual tienes más empeño. Cuando amo a los demás, hago lo que Tú llevas irás adentro en el corazón. ¡Amar! ¡Amar! ¡Amar! Una vez más es preciso que me entretenga en mirar mi vida concreta de hoy bajo esta luz. ¿Cumplo yo este manda­miento? ¿Cómo se traduce para mí el amor que he de dar? ¿Qué formas toma? ¿Qué es lo que se espera a mi alrededor? "Los unos a los otros" ¿Quién es para mí el otro? ¿A quién encontraré? ¿De quién soy responsable? ¿Quién espera algo de mí? ¿Cuál es mi actitud hacia los que me rodean, mi fa­milia, mis colegas de trabajo? Pero, ¿a dónde nos arrastras, Señor? ¿Hasta dónde nos pe­dirás amar?

Como Yo os he amado. ¡Hasta aquí!

Nadie tiene amor mayor que el de dar la vida por sus amigos. Hasta dar la vida. Señor Jesús, Tú te das como modelo de amor: ¡Tú lo has dado todo! Tú has sacrificado tu vida. Tú no has reservado nada para tí. La medida del amor es la cruz. Sinprisas, con­templo largamente tu cruz; te miro "dando Tu vida por amor"...

/ . * semana de Pascua 235

Señor, ¿Cómo podría imitarte, si Tú mismo no vienes a amar en mí?

Sois mis amigos si... Todavía este "si" inquietante. ¡Cómo quisiera ser tu amigo, Señor!

Si hacéis lo que Yo os mando. "El" mandamiento, es amar. Ya no os llamo "siervos", porque el siervo no sabe lo que hace su señor. Ahora os digo "amigos" porque todo lo que oí de mi Padre, os lo he dado a conocer. Los primeros lectores de Juan, que leían el texto en griego, encontraban aquí la palabra "doulos" que era la empleada para una categoría social que existía entonces, los "esclavos" Jesús opone la esclavitud a la amistad... No somos "esclavos" de Jesús, sino, amigos de Jesús! Nos ha dicho todo lo que El sabía de Dios. Estas fórmulas increí­bles nos dejan con una impresión, ¡que no se puede definir! Tenemos todavía tanto a descubrir sobre Dios!

No me habéis elegido vosotros a mí, sino que Yo os elegí a vosotros. ¡Felizmente, en un cierto sentido! Este es también un pensamiento que hay que matizar. A la vez que Jesús se presenta como nuestro ' amigo" no deja por ello de ser nuestro "amo": El se reserva toda iniciativa... de El recibimos todo lo que hay de bueno en nosotros. ¡Gra­cias, Señor!

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236 j . " semana de Pascua

SÁBADO Juan, 1;-18.21

Si el mundo os aborrece, sabed que me aborreció a mí, pri­mero que a vosotros. Estamos bien advertidos. No tenemos porqué extrañarnos de ser rechazados. La conducta del cristiano, en el mundo, debería ser una conducta original que no adquiere todo su sentido más que para el que tiene Fe. Nada de extraño, pues, que muchos nombres rechacen a los cristianos. La fe del Cristiano, dicen que es oscurantismo... La castidad del cristiano, de la cristiana, una anomalía... El perdón de las injurias, el amor de los enemigos, una debi­lidad... La plegaria, el amor de Dios, son actitudes ineficaces y de­susadas. "Si el mundo no os comprende, sabed que tampoco me ha comprendido a mí."

Si fueseis del mundo, el mundo os amaría como cosa suya. En el fondo, si he comprendido bien, Señor, Tú nos dices que el verdadero cristiano debe "ser perseguido", "criti­cado", "objeto de burla", todo ello es señal de que va con­tra-corriente del mal. Si el mundo me reconoce demasiado como algo suyo, es quizá porque apenas soy diferente de él.

Si me persiguieron a mí, también a vosotros os perseguirán. Los sinópticos nos han expuesto ya la bienaventuranza de la persecución: "Bienaventurados seréis si sois perseguidos". (Mateo, J-II). La persecución es un medio de unión con Cristo: ser objeto de burla por la fe o por la moral cristiana, es correr la misma suerte que Jesús. En la época en que Juan escribía esto, muchos cristianos morían mártires. "Seréis odiados a causa de mi nombre" (Marcos, 13-13). Ser un signo de contradicción... a imitación de Jesús. Señor, perdóname el ser demasiado semejante al "mundo pecador", y el no parecerme suficientemente a tí.

/ . " semana de Pascua 237

Me han perseguido... Considerando estas solas palabras descubro súbitamente "tu" angustia, Jesús. Tú has sido un hombre "rechazado" por un mundo que rehusa a Dios. Dices esto en el curso de esa última noche que pasaste sobre la tierra. Tus perseguidores no están lejos. La flagelación, los salivazos, la corona de espinas, los clavos, las injurias, la sangre derramada... es mañana.

Porque no sois del mundo, sino que yo os elegí del mundo, por esto el mundo os aborrece. Para san Juan, habitualmente, el mundo significa "el mundo pecador' "el mundo que rehusa a Dios" El conflicto es implacable: "el mundo os detesta." El Proceso de Jesús no está terminado.

El servidor no está por encima de su amo. Mateo también ha referido esta frase de Jesús (Mateo, 10-24). A lo largo de su evangelio, Juan ha subrayado los fraca­sos habidos por Jesús en su ministerio'. "Vino a los suyos, y los suyos no le recibieron", lo decía ya en su prólogo (Juan, 1-10J Siendo así, ¿por qué continúan extrañándonos las dificulta­des de la Iglesia? No, el servidor no está por encima de su amo. Está previsto y anunciado.

Algunos os maltratarán por causa de mi nombre porque no conocen al que me ha enviado. No extrañarme de los fracasos, de los malos tratos... Es por la cruz, fracaso aparentemente definitivo, que Jesús ha sal­vado al mundo.

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2 3 8 6." semana de Pascua

Sexta semana de Pascua

LUNES Juan, ij-2Óa 16-4

Continuamos la meditación del "discurso después de la Cena". Hasta aquí, Jesús ha hablado sobre todo de amor... Pero el tono va a cambiar. En esta segunda parte de su con­versación, Jesús va a hablar mucho sobre el "odio": quiere prevenir a sus discípulos de la atmósfera de lucha que cono­cerán frente al rechazo del mundo. *'

Cuando venga el "defensor" que Yo os enviaré de parte del Padre... Hemos olvidado bastante ese título que daba Jesús al Espí­ritu. El "Defensor", el "Paráclito" en griego. Esto da un tono de lucha. Dios tomará la defensa de los suyos. ¿Tengo conciencia de que soy atacado, amenazado? Sí, me encuen­tro constantemente enfrentado al mal a la desgracia, y al Maligno: el pecado, la adversidad, Satán... triple cara de lo que me provoca para destruirme y alienarme. Jesús lo sabe bien. El, que tan a menudo ha tomado la de­fensa del hombre, para salvarle del pecado, de la enferme­dad o de la muerte y del demonio. El nos envía otro "De­fensor": su Espíritu. A menudo, Señor, me olvido de ese as­pecto dramático que tiene la vida cristiana; y corro el riesgo de dejarme llevar a una buena vidita muy tranquila, en vez de continuar alerta, vigilante... y presto al combate contra cualquier forma de maí.

El Espíritu de verdad que procede del Padre, dará "testimo­nio" \ martyresei") de mí. "Espíritu de verdad es otro título que Jesús da al Espíritu. La verdad libera, la verdad es la única fuerza capaz de con­trarrestarle el mal. Ser, cada vez más, un hambriento de la verdad, para ser,

6." semana de Pascua 239

cada vez más, un testigo ("martyr" en griego) de la verdad.

Y vosotros me daréis también testimonio ("martyreité"). La suerte de las palabras es ir cambiando de sentido en el curso de los años. Y por esto la Iglesia se ve obligada a adap­tarse constantemente, es decir, a usar palabras nuevas para expresar la misma realidad. Los lectores de san Juan, aquí, oían en sus oídos griegos la palabra "martyr", que hoy tra­ducimos por "testigo . "Vosotros también seréis mártires míos = vosotros seréis también mis testigos."

Os echarán de las sinagogas... Os matarán... Jesús preveía lúcidamente la extrema dificultad de ser cris­tiano. En este tiempo pascual, en la primera lectura (Hechos de los Apóstoles) oímos de qué moao Pablo, por ejemplo, ha sido perseguido, tenido por sospechoso, azotado, encar­celado, martirizado. Todavía hoy, el desarrollo en profun­didad del evangelio tropieza con las mismas oposiciones, las mismas tentativas de ahogo. El cristiano auténtico es a me­nudo tenido por sospechoso. Si esto no sucede conmigo es quizá porque ne desvirtuado la virulencia y la novedad del evangelio.

Vosotros daréis testimonio de mí porque desde el principio estáis conmigo... Os trataran de ese modo porque no cono­cieron al Padre ni a mí... "Estar con"... "conocer al Padre y conocer a Jesús"... Es la condición para ser testigo. ¿Soy realmente el testigo (mártir) de Dios? ¿Estoy de parte de Dios? ¿Es Dios al que defiendo, o es a mí, mis opciones mis ideas? Sé que tengo un Defensor. El Espíritu está ahí conmigo. Gracias. Concédeme, Señor, el no tener nunca miedo.

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2 4 0 6." semana de Pascua

MARTES Juan, 1 J-J. 11

Voy al que Me ha enviado... Voy al Padre... Jesús está a pocas horas de su muerte. El lo sabe. Lo ha di­cho. Lo comenta así. Es para El algo muy simple, como un "retorno a casa". Sé a donde voy... Alguien me espera... Soy amado,.,. Voy a en­contrar a Aquel a quien amo... Dejo resonar en mi estas palabras. Pensando en mi propia muerte, son también estas palabras las que he de repetir después de Jesús y con El. Paz. Certidumbre. Gozo íntimo.

Ninguno de vosotros me pregunta "¿A dónde vas?" Atmósfera de partida. Como cuando en el andén del tren o en el aeropuerto, se abraza a un ser querido que se va por mucho tiempo.

Antes porque os hablé de estas cosas, vuestro corazón se llenó de tristeza. Mientras Jesús estaba con ellos, era una "Presencia" recon­fortante. El anuncio de su partida ahoga cualquier otra refle­xión. Más tarde, quizá, llegarán a dominar su tristeza por­que comprenderán la "significación" de esta partida: el re­torno de Jesús al Padre, el paso a la Gloria del Padre, origen de la efusión abundante del Espíritu.

Pero os digo la verdad: os conviene que Yo me vaya. Porque si no me fuere, el Espíritu Santo, el Defensor, no vendrá a vosotros; pero si me fuere, os le enviaré. Cada uno puede probar de entender estas frases misteriosas. He aquí un intento de explicación. Durante su estancia en la tierra Jesús ha sido una "Presen­cia" visible de Dios. Pero esta Presencia, tan útil para noso­tros, seres corpóreos y sensibles, era al mismo tiempo, una pantalla, un límite: a causa de su humanidad, a causa de su cuerpo, Jesús esuba "limitado" a un tiempo y a un lugar. Y

6.a semana de Pascua 2 4 1

era consciente de ello: "os conviene que Yo me vaya". Enviando al Espíritu, Jesús es consciente de multiplicar su Presencia: el Espíritu no tiene ningún límite, puede inva­dirlo todo "Oh Señor, envía tu Espíritu para que renueve la faz de la tierra". El Espíritu, es la Presencia "secreta" de Dios... después de la Presencia "visible" que ha sido Jesús. Pero el "tiempo del Espíritu" es también el "tiempo de la Iglesia". Es la Iglesia, somos nosotros, los que hemos venido a ser el Cuerpo de Cristo, su "visibilidad"... con todo lo que esto comporta de "límites" y de imperfecciones... pero tam­bién con esta certeza de que el Espíritu está aquí, con noso­tros, animando siempre el Cuerpo de Jesús.

Y en viniendo éste, argüirá al mundo de pecado, de justicia y de juicio. Mañana por la mañana, ante el Gran Consejo de la Sina­goga, y ante el Gobernador romano, Jesús será "conde­nado"... y todas las apariencias irán contra El: podrá creerse que no era mas que un impostor y un blasfemo, y que des­pués de todo recibió el castigo merecido por su pecado, por su osadía en decir que era Hijo de Dios y que destruiría el Templo. Pero he aquí que la situación se invertirá: el mundo será condenado, y Jesús será glorificado. Y el Espíritu Santo vendrá para convencer, interiormente, a los discípulos de que Jesús no es el "vencido", el "pecador , sino el vencedor del mal; el muy amado del Padre.

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2 4 2 6." semana de Pascua

MIÉRCOLES Juan, 16-12. ij

Ayer meditamos el papel del "Defensor" que el Espíritu ejerce en el curso del proceso de Jesús" que se desarrolló en Jerusalén en aquel tiempo... y que se desarrolla en el curso de toda la historia. Hoy vamos a considerar otro cometido del Espíritu, su pa­pel de pedagogo, el que hace comprender, el que hace cre­cer.

Muchas cosas tengo aún que deciros, mas no podéis com­prenderlas ahora. Sí, la Fe es una progresión. Es una vida que va desarrollán­dose. En Dios hay siempre cosas nuevas a descubrir, tales como en el desarrollo de una relación de amor con alguien, un prometido, un esposo, un amigo. Al igual que los apóstoles no estoy sino en el inicio. Acepto, Señor, lo que Tú me dices también a mí... Hay cantidad de cosas que no podría comprender ahora, pero que Tú me re­velarás poco a poco... más tarde... si soy fiel en escuchar a ese Espíritu, que me habla al corazón, que me habla de ti, Jesús. Guarda mi espíritu abierto... que jamás me considere como satisfecho, conocedor de todo, orgulloso de mis conoci­mientos doctrinales. Señor, pienso también en aquellos con quienes vivo. A ellos también les pasa lo mismo: están en el camino de la Fe... Hay verdades y actitudes que no han des­cubierto todavía... que no podrían comprender ahora. Dame, Señor, tu paciencia, tu pedagogía. Que no aplaste a los demás con verdades que no pueden aún entender... que sepa caminar al ritmo de tu gracia, al ritmo de tus pasos... acompañando a mis hermanos en su propio caminar.

Cuando vendrá Aquél, el Espíritu de verdad, os guiará hacia la verdad completa. Es como una confesión de Jesús: reconoce que hay cosas que no ha podido dar a comprender a sus discípulos.

6. ° semana de Pascua M3

Sí, mientras Tú estabas con ellos, visiblemente con ellos, corporalmente con ellos, humanamente con ellos... había una cierta dimensión esencial de tu persona que no brillaba. Era necesaria tu muerte y tu resurrección para que tu gloria resplandeciera. Todavía hoy, tenemos también la tentación de reducir tu mensaje y tu misterio a sus aspectos más humanos, más comprensibles. Señor, que tu Espíritu nos conduzca a la ver­dad 'completa".

Porque no hablará de sí mismo, sino que hablará lo que oyere... Recibirá de lo mío y os lo anunciará... Ya sabíamos que Jesús está totalmente vuelto hacia el Padre, que no "hace nada por sí mismo" que es una perfecta trans­parencia del Otro. Esto es lo que Jesús nos revela aquí; la absoluta transparen­cia de las relaciones de amor entre las Tres personas divinas: ninguna guarda nada de "lo suyo", todo es participado, co­municado, dado, recibido... Nuestras palabras terrenas son inválidas para expresar esta cualidad inaudita de la relación que une al Padre, al Hijo y al Espíritu. Todas nuestras rela­ciones humanas brotan de ella.

Todo cuanto tiene el Padre es mío... El Espíritu tomará de lo que me pertenece y os lo anunciará... Las revelaciones del Espíritu en el curso de la historia no pueden ser nuevas revelaciones, contradictorias con lo que ha sido revelado en Jesucristo. ¡El Espíritu lleva a Jesús, como Jesús lleva al Padre! Contemplo la unidad, la comunión de las personas divinas: ¡todo un programa!

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244 6." semana de Pascua

JUEVES DE LA ASCENSIÓN Mateo, 28-16.20

Marcos, 16-13.20 Lucas, 24-46.33

Me ha sido dado todo poder en el cielo y en la tierra. Id pues, enseñad a todas las gentes, bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles a observar cuanto yo os ne mandado. Yo estaré con vosotros siempre hasta el fin de los tiempos. He aquí el broche final y grandioso del evangelio según san Mateo. 1 - Una revelación: "Jesús es el Señor del cielo y de la tie­

rra". Todo el universo le está sometido. Es el término de la creación que realiza el misterio pascual.

2 - Una misión: id, enseñad, bautizad, guardad mis manda­mientos. El poder pascual de Jesús se manifiesta pues en la misión de la Iglesia, que es la extensión de las relacio­nes de las Tres personas con la humanidad.

3 - Una promesa: Estaré con vosotros hasta el fin del mundo. Sí, Señor, "quédate con nosotros", "trabaja con nosotros". Renueva en nosotros la convicción de que Tú estás aquí, hoy en nuestro tiempo; como en todos los tiempos.

El gran proyecto de Dios se expresa en estas palabras defini­tivas: se refiere a toda la humanidad, a todos los hombres, a todo el universo... Engloba toda la historia, cada minuto, y cada siglo... pone la mira en "sumir" a la humanidad en las relaciones de amor que unen al Padre, al Hijo y al Espíritu... Se expresa concretamente por la observancia fiel del manda­miento del amor. ¿Estoy realmente "sumido" ("bautizado") en esto? Los que me ven vivir, los que observan los grupos donde vivo —mi familia, mi equipo de trabajo, mi grupo de ami­gos, ¿pueden presentir lo que es el amor del Padre, del Hijo y del Espíritu?

6." amana de Pascua 245

Id por todo el mundo y predicad el Evangelio a toda cria­tura... El Señor Jesús, después de haber hablado con ellos fue elevado a los cielos y está sentado a la diestra de Dios. Ellos se fueron, predicando por todas partes. El Señor coo­peraba con ellos confirmando su palabra con las señales consiguientes. He aquí el coronamiento del Evangelio, según San Marcos. Lo que también es característico aquí es que Jesús confía una misión universal a los apóstoles... antes de partir como en el relato precedente se trata a la vez de una "partida" y de una "presencia que permanece". Jesús está "sentado a la diestra de Dios", y, al mismo tiempo 'trabaja con ellos" en la tierra. Esto señala bien que para ex­presar toda la riqueza del misterio de la ascensión las pala­bras faltan. Las palabras más ajustadas son, quizá, las de "presencia escondida". Jesús, quiero descubrirte, quiero proclamar la buena nueva, quiero trabajar contigo. Tu estás aquí conmigo en este momento, como Tú lo prometiste. Gracias. ¡Que yo no te abandone!

Lo que estaba anunciado por las Escrituras se ha cumplido: los sufrimientos del Mesías, su resurrección de entre los muertos, la conversión por el perdón de los pecados... pro­clamada a todas las naciones. Vosotros daréis testimonio de esto. Seréis revestidos del poder de lo alto... Luego los llevó hacia Betania, los bendijo, se separó de ellos y fue llevado al cielo... Ellos se volvieron a Jerusalén con gran gozo... He aquí el coronamiento del Evangelio, según san Lucas. Una meditación íntima sobre las Escrituras, una compren­sión mayor del designio de Dios, un gran proyecto univer­sal, una gran aventura que comienza, algo que es más que humano, una "presencia-ausencia"... ¡Unos hombres feli­ces!

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246 6." semana de Pascua

VIERNES Juan, 16-20.2}

Sí, en verdad os digo: vosotros lloraréis y gemiréis... y el mundo se alegrará... No olvidemos que Jesús dijo esto la víspera de morir. De hecho nos imaginamos muy bien la aflicción de los discípu­los, mientras que los enemigos que decidieron y lograron su muerte... se gozarán en el triunfo aparente.

Pero vuestra tristeza se convertirá en gozo. Fue verdad entonces. Imaginemos la alegría de Pascua que se difundió de discípulo a discípulo: "Ha resucitado... ha re­sucitado... le han visto... vive..." Es verdad hoy... ¿Tengo yo la experiencia del paso de la aflicción a la alegría, a partir de Jesús? Estar "bajo de mo­ral", desanimado, rebasado por los acontecimientos, incapaz de encontrar humanamente una solución, bloqueado por el propio pecado o el de los demás, aplastado por una enfer­medad... Ponerse, sin saber, por que, a rezar... Ir a un lugar silencioso y hablar a Jesús... Tomar el evangelio y leer con calma, la primera página que se nos presenta... Ir a ver a un amigo y hablar... Ir a encontrar a un sacerdote y confe­sarse... Y he aquí que a veces la ¡"tristeza se cambia en gozo"! Sucede también que nada ha cambiado en las cir­cunstancias externas —el mal o la desgracia, subsisten des­graciadamente— y sin embargo la tristeza, se ha cambiado en gozo. Gracias, Señor. Concede esta alegría a todos los que están en la tristeza: una alegría conquistada, una alegría que sigue a la pena, una alegría que, misteriosamente, como una fuente, rezuma en tierra árida.

La mujer cuando va a dar a luz siente tristeza porque llega su hora. Pero cuando su hijo ha nacido, ya no se acuerda de la tribulación por el gozo que tiene de haber puesto un hombre al mundo. Una de las parábolas más cortas. Una de las más emotivas observaciones de Jesús. Un "hecho de vida" real tan a me-

6." semana de Pascua 247

nudo observable... y que Jesús interpreta como un símbolo profundamente evocador. Una actitud vital. Una certeza divina. Un acceso al problema del mal: por qué hay sufri­miento? Para ti, Señor, los sufrimientos de aquí abajo no son sufri­mientos de agonía —que conducen ala muerte—... son su­frimientos de alumbramiento —que conducen a la vida—... Una visión nueva de las cosas. Un optimismo invencible; el dolor mismo no se pone entre paréntesis se sublima. Todo sufrimiento, dice Jesús es fecundo. Sí, ¡esto es lo que has prometido a tus discípulos, Señor! Un "alumbramiento" se está produciendo en el corazón de la historia: un "hombre nuevo ' está naciendo. ¿Participo yo en esto? ¿He asumido en mi vida el símbolo de la cruz? ¿Qué calidad tiene mi alegría? ¿Qué es lo que hago con mis sufrimientos? ¿Qué es lo que hago "venir al mundo"?

Vosotros también ahora estáis tristes. Pero de nuevo os veré y se alegrará vuestro corazón, y nadie será capaz de quitaros vuestra alegría. En aquel día no me preguntaréis nada... Son éstas unas de las últimas palabras numanas que Jesús dijo a sus amigos. Dentro de algunos segundos (Juan, IJ-11). Jesús se pondrá a hablar a su Padre. Los hombres segui­rán orando... pero es a Dios a quien Jesús dirigirá las últimas palabras que ha de decir antes de que llegue Judas y su banda armada con espadas y palos. Al final de su vida, lo que comunica Jesús a sus amigos ¡es la alegría! Jesús; repíteme esto. Y que nadie me arrebate esta alegría que Tú me has dado. Gracias, Señor.

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2 4 8 6." amana de Pascua

SÁBADO Juan, 16-23.28

Sí, en verdad os digo... Fórmula solemne de Jesús cuando va a decir algo impor­tante.

Cuánto pidiereis al Padre, os lo dará en mi nombre. Hasta ahora no habéis pedido nada en mi nombre. Ver su plegaria acogida... Rogar ' en nombre de Jesús"... ¿Qué quiere decir esto? Imagino que esta acogida, no puede ser reconocida más que en la Fe; pues bien sabemos que a menudo, nada parece cambiar después de una plegaria. Pero, ¿es seguro que nada cambia? Si yo tuviera mas Fe, vería también esta acogida de la que Tú, Señor, nos hablas. Dentro de unos instantes Jesús anonadado al pie de un olivo, hará también una oración aparentemente no acogida: "Padre, si es posible, aparta de mí este cáliz". Pero, ¿no ha sido acogido? ¿Cómo?

Pedid y recibiréis, a fin de que vuestro gozo sea completo. La oración fuente de gozo... fuente de expansión... fuente de equilibrio. El mundo occidental, ¿no debería retornar a esta fuente? Orar. Pasar tiempo en la contemplación, en el re­poso en Dios: quién sabe si no veremos volver esto desde las planicies del Ganges, o las arenas del desierto... o quizá tam­bién del hastío de nuestras vidas occidentales materializadas y encerradas en el "cerco de hierro" de una humanidad, a la que se le ha hecho creer que no hay nada más, que no tiene salida, que el hombre esta encerrado en sí mismo... Pero ¡no! Hay una abertura: hay un mundo divino, pró­ximo, cercano a ti, que te envuelve por doquier... y en el que la oración puede introducirte. Imposible experimentarlo en lugar de los demás. Hay que penetrar uno mismo en ello. Orad a fin de que vuestro gozo sea completo.

6. * semana de Pascua 249

liega la hora en que ya no os hablaré más en parábolas, sino que os hablaré claramente del Padre. Aquel día pediréis en mi nombre, y no os digo que Yo rogaré al Padre por voso­tros, pues el mismo Padre os ama, porque vosotros me habéis amado y creído que Yo he salido de Dios. ¿Qué significan estas palabras? La abolición de las distancias. Entre Dios y los creyentes, hay una comunicación directa... que viene, por parte de Dios, de una actitud de amor —el Padre mismo os ama—... y por parte del hombre, de una actitud de fe y de amor —porque me habéis amado y habéis creído en mí. Entre el universo invisible y el universo visible, no hay muros. De la tierra, suben sin cesar plegarias, de amor y de fe. Del cielo, descienden sin cesar gracias y palabras divinas, de amor.

Salí del Padre y vine al mundo; de nuevo dejo el mundo y Me voy al Padre. Sí, en verdad Jesucristo es "la comunicación" entre estos dos mundos, que no están cerrados el uno al otro. El ha venido de ese mundo invisible, divino, celeste; que nos envuelve por todas partes. El nos lo ha revelado. Ha desvelado lo que estaba escondido en Dios: todo se resume en una sola palabra... Dios ama... Dios es Padre... Dios es amor... Ha vuelto a ese mundo invisible, divino, celeste, a ese mundo donde el amor es rey, a ese mundo donde el amor hace dichoso, a ese mundo donde las relaciones entre las Personas son totalmente satisfactorias, logradas, ¡y perfec­tas! ¿Vamos nosotros a beber, de vez en cuando, a esta fuente?

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2 5 0 7. * semana de Pascua

Séptima semana de Pascua

LUNES Juan, 16- 2 9.3 3

Ahora sabemos que conoces todas las cosas y que no necesi­tas que nadie te pregunte. En esto creemos que has salido de Dios. Es el final del último discurso de Jesús después de la Cena. Después de tantas incomprensiones, después de un largo ca­minar entrecortado de vacilaciones, he aquí que los apósto­les parecen por fin ¡haber llegado a la fe! Por lo menos, esta es una nueva afirmación de su fe... pues el camino doloroso de sus dudas, de sus cobardías y de sus abandonos no está terminado todavía. Jesús, más lúcido que ellos, se lo recor­dará dulcemente, sin amargura:

Íesús les respondió: "¿Ahora creéis?" le aquí que llega la hora, y ya ha llegado, en que os disper­

saréis cada uno por su lado, y a mí me dejaréis solo. Sí, la ilusión acecha a los ' creyentes" en cada momento, pero sobre todo en la hora de la prueba. Dicen: "sabemos" 'creemos"... Jesús les ha hecho ya notar varias veces, la pre­

sencia de Judas entre ellos. Este les ha dejado desde algunos cuartos de hora antes. Creen ahora tener seguridad en su Fe. Pero ¡es a cada uno que Jesús anuncia su deserción! Le abandonarán, le dejarán "solo"... Y la negación de Pedro será el símbolo del comportamiento de todo el grupo. Esta Palabra de Jesús está dirigida a mí, como lo está a todos los creyentes: quiere revelar la incapacidad de cada uno de nosotros para traducir efectivamente en nuestros actos, la Fe... que afirmamos sin embargo con nuestros labios al reci­tar el 'credo". No, no basta cantar el Credo para enorgulle­cerse de ser de los que están en la Verdad. ¿Cuántas de nuestras conductas abandonan a Jesús? Señor, haz que sea-

j . " ¡emana de Pascua 2 5 1

mos humildes. Señor, haced que nuestra vida cotidiana co­rresponda a lo que afirmamos el domingo.

Pero no estoy solo: el Padre está conmigo. Cuan emocionante resulta este final de Ya frase de Jesús. A sus apóstoles acaba de decirles que todos le abandonarán: vosotros me dejaréis solo... ¡pero no! "No estoy nunca solo... El Padre está conmigo... El, no me abandona nunca... estoy seguro de que puedo contar con Él... El, me ama sin fallo..." Entretenerse en decir, y en repetir, estapalabra de Jesús... en meditar y volver a meditar esta fórmula... en contemplar y volver a contemplar lo que esto nos revela del "interior de Jesús". Y a mí, ¿me llega también la tentación de pensar que estoy "solo"?

Os he dicho esto para que tengáis paz en mí. En el mundo tendréis tribulación. Pero, ¡confiad!; Yo he vencido al mundo. Jesús nos repite aquí nuestra doble pertenencia: los creyen­tes están "en el mundo", y "en Jesús"... de aquí nuestros quebrantos y nuestros abandonos. Pero de las dos pertenen­cias una es más fuerte que la otra: confiad, Yo he vencido "al mundo". Así pues, ya no es el sufrimiento el que domina, sino la paz. Esta es la última palabra que Jesús dirigió a sus amigos. A partir de este momento, Jesús entrará en el misterio de su última plegaria: en lo sucesivo se dirigirá a su Padre.

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2 5 2 / .* semana de Pascua

MARTES Juan, IJ-I.II

Hacia el final de su última reunión con sus discípulos, la tarde del Jueves santo, el tono de Jesús cambia. Juan nos lo muestra rogando al Padre como a su único interlocutor.

Jesús, levantando los ojos al cielo, añadió: Una actitud corporal de oración. Los "ojos" de Jesús... expresan la actitud de todo su ser. -

"Padre, llegó la hora; glorifica a tu Hijo, para que el Hijo te glorifique'. Este verbo "glorificar" se repetirá cuatro veces en unas

Socas frases. Esta palabra expresa una densidad de oración e una intensidad extrema: la "gloria", para toda la tradi­

ción bíblica, era lo propio de Dios. La palabra hebrea "Ka-bód" sugiere la idea de "peso". A diferencia de nuestra len­gua, la ' Gloria" no es pues sobre todo este "brillante exte­rior del renombre" que desgraciadamente puede existir sin valor real... sino que justamente es aquel peso real de un ser lo que define su importancia efectiva. Lo que Jesús pide a Dios, su Padre, es que esta Gloria divina se manifieste a la hora misma de su muerte.

El dará la vida eterna a todos los que Tú le diste y la vida eterna es que te conozcan a ti, único Dios verdadero y a tu enviado, Jesucristo. La gloria de Dios, es la salvación del hombre, y la salvación del nombre, es el conocimiento de Dios. La "vida"... "conocer a Dios". La "vida eterna..." Esta vida ha empezado ya en la medida en que avanzamoe en este conocimiento, que no es sobre todo un avanzar inte­lectual, sino la unión de todo nuestro ser con Dios. Ciertas personas muy sencillas tienen un profundo conocimiento de Dios, que no alcanzan a tener jamás ciertos sabios. ¡Danos, Señor, este conocimiento vital de ti!

7." semana de Pascua 253

He manifestado tu nombre a los hombres que de este mundo me has dado. Tuyos eran y Tú me los diste y ellos han puesto por obra tu palabra. La segunda palabra importante, después de la de glorificar es la de "dar : en la única página del evangelio de hoy, Jesús la pronuncia diez veces... El Padre ha "dado" poder al Hijo...

ha "dado" la Gloria al Hijo... ha "dado" palabras al Hijo

Y Jesús "da" la vida eterna a los nombres... "da" las palabras del Padre a los hombres...

Sí, la obra de Jesús, es hacer participar a la humanidad en todo lo que ha recibido del Padre. Dar. Darse. Actitudes esenciales del amor.

Todo lo que es mío es tuyo, todo lo que es tuyo es mío. Es una de las más perfectas definiciones del amor, de la Alianza. He aquí lo que Jesús decía de Dios, he aquí lo que El decía a Dios. ¿Puedo yo mismo repetirlo pensando en Dios? Pensando también en todos aquellos a quienes creo amar... Verdaderamente ¿hago participar de lo mío a los demás? ¿Es verdad también que no guardo nada? Señor Jesús, ven a enseñarnos a amar de verdad.

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254 / . " semana de Pascua

MIÉRCOLES Juan, IJ-II.1 y

Padre Santo, guarda en la fidelidad a tu nombre a esos que me has dado. Mientras yo estaba con ellos yo los guardaba en la fidelidad a tu nombre... Guárdales del mal... "Guardar"... Es el tercer verbo de la plegaria de Jesús repe­tido tres veces. "Desde ahora yo no estaré en el mundo; ellos se quedan en el mundo... cuando Yo estaba con ellos, los guardaba..." Paradoja de la situación de los creyentes: han sido llamados por Jesús, y Jesús se va. Jesús es consciente de la gran difi­cultad en que pone a sus apóstoles desapareciendo.

Ellos no son "del mundo"... Como Yo no soy del "mundo"... Como Tú me enviaste "al mundo"... Así Yo los envié a ellos "al mundo". Tal es la tensión paradógica en la que Jesús ha introducido a sus amigos: estar en el mundo sin ser del mundo. Una solución a esta tensión, para preservarles, para guardar­les... sería retirarlos del mundo. Pero, no...

No te pido que los saques del mundo, sino que los guardes del "mal". El creyente no es un ser aparte. Incluso el monje, en cierta medida, no puede vivir totalmente separado, "retirado del mundo": su vocación peculiar, indispensable, debe estar in­serta en el mundo donde realizará su misión profética. Pero la palabra de Jesús, con mayor razón, se aplica a los lai­cos, a los sacerdotes y a los obispos: "Yo no pido que les re­tires del mundo..." el Concilio ha reemprendido y valorizado esta doctrina: (P.O.3)(A.A.2). Páralos sacerdotes. "Situados aparte en el seno del pueblo de Dios no para estar separados de este pue­blo, ni de cualquier hombre, sea el que sea. No podrían ser ministros de Cristo si no fueran testigos y dispensadores de

7." semana de Pascua *55

una vida, distinta a la terrena; pero tampoco serían capaces de servir a los hombres si permanecieran extraños a su exis­tencia y a sus condiciones de vida". Para los laicos, "Lo pro­pio y peculiar del estado laico es vivir en medio del mundo y de los asuntos profanos: han sido llamados por Dios a ejercer su apostolado en el mundo —a la manera de la leva­dura en la masa—, gracias al vigor de su espíritu cristiano." ¿Cuáles son mis presencias en el mundo, en qué lugares y obras me he comprometido?

Ellos no son del mundo, como yo no soy del mundo. Santifí­calos en la verdad, pues tu palabra es verdad. Como Tú me enviaste al mundo, así Yo los envié a ellos al mundo. Y Yo por ellos me santifico, para que ellos sean santificados en la verdad. "Consagrar" o también "santificar" según una traducción más próxima al griego, —es el cuarto verbo de la plegaria de Jesús, que aquí se repite tres veces. Sólo Dios es "santo , pero comunica algo de su santidad a los creyentes. El cristiano "enviado al mundo" ha sido en­viado para vivir en el mundo la santidad de Dios... como Íesús fue enviado por el Padre para "santificar" al mundo... <1 cristiano es, primero, "un hombre", como todos los

demás... pero es también un "consagrado": Jesús dice que es la "verdad", ¡la que obra esto en ellos! ¡Cuántos cristianos, por desgracia, son poco conscientes de esta extraordinaria dignidad! Yo mismo, ¿soy conscientes de estar en comunión con el Dios santo? ¿Qué cambios ori-

f ina esto en mi vida? ¿Qué deseo de perfección? ¿Tengo ambre de absoluto? ¿Dejo que Dios trabaje en mi interior?

¿Voy en busca del bien, de lo bello, de lo verdadero? Ten piedad de nosotros, Señor, y continúa tu plegaria para que seamos consagrados, de verdad.

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256 7." semana de Pascua

JUEVES Juan, ij-20.26

He aquí las últimas palabras de la plegaria de Jesús...

Pero no ruego sólo por éstos, sino por cuantos crean en mí por su palabra. Así, pues Señor Jesús, Tú has rogado por mí... En este instante, y no solamente en este, Jesús ha vislum­brado todo el inmenso desarrollo de su obra... Veía las mul­titudes humanas que creerían en El... preveía la Iglesia. Y ¿cuál era su plegaria para esta Iglesia, para los innumerables creyentes? Corazón inmenso de Jesús, corazón universal...

Que todos sean "uno", como Tú, Padre, estás en mí y Yo en ti, para que el mundo crea que Tú me has enviado... Esta es la última plegaria de Jesús antes de entrar en su Pa­sión: es la intención principal por la que ofrecerá el sacrificio de su vida... es la que lleva más en el corazón... es, por así decir, su testamento.

Que todos sean uno... Ser uno. Entre muchos, no hacer más que uno.

Como Tú estás en mí y Yo en ti... Nada más profundo que este amor... el de Dios. El amor de los cristianos tiene por modelo el amor mismo de Dios. Esta es la unidad por la que Jesús dio su vida. ¡Cuan lejos estamos de ella, en nuestras Iglesias, entre las Iglesias, en nuestras comunidades, entre nuestras comuni­dades, en nuestros grupos y nuestras clases sociales, y entre nuestros grupos y nuestras clases sociales!

» Para que el mundo crea... Es la unidad, es el amor el que es misionero y el que conduce a la Fe. Es la unidad la que evangeliza. Ved cómo se aman,

7. * semana de Pascua 257

debería poder decirse de todos los que tienen fe, de tal ma­nera que esta fe llegara a ser atrayente. ¡Haz que seamos "uno", Señor! Esto supone muchas renuncias a nuestras suficiencias, nues­tros orgullos, nuestros egoísmos. En mi vida tal como es, con las personas, tal como son, <fqué sacrificio estoy dispuesto a hacer, con Jesús, para que esta plegaria suya se realice?

Así conocerá el mundo que Tú me enviaste y que los amaste como me amaste a mí. El mundo no te ha conocido oh Pa­dre; pero Yo te conocí, les di a conocer tu nombre y se lo haré conocer todavía. Palabras inolvidables. Participación misteriosa. Comunica­ción, por parte de Jesús de tocio lo que de mejor tiene.

Para que el amor con que Tú me has amado, esté en ellos y Yo en ellos... Con estas palabras se extingue la plegaria de Jesús, por lo menos en el relato de san Juan. Podemos pensar que Jesús mantuvo pensamientos semejantes durante las últimas horas de su vida humana. Podemos pensar que continúa en el cielo, esta intercesión. Es la gran cumbre del evangelio, es la gran "buena nueva": el amor mismo de Dios, el amor trinitario, con el que el Pa­dre ama al Hijo, el amor absoluto e infinito de Dios, partici­pado a los creyentes. Lo que está trabajando en el corazón de la humanidad es esto: la relación de amor perfecto que une a las personas divinas.

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258 7." semana de Pascua

VIERNES Juan, 21-1J.19

Puesto que ya hemos leído la Pasión según san Juan el Vier­nes Santo... y las apariciones de Jesús resucitado en los días de Pascua... saltamos hoy y mañana seguidamente, a las dos últimas páginas del evangelio de san Juan.

Simón, ¿me amas más que éstos?

Iesús, a las orillas del lago, acaba de comer con sus discípu-os.

Simón Pedro, unas semanas antes, negó tres veces a su Maestro. Jesús le hace una pregunta: "Simón, ¿me amas? Esta misma pregunta Tú me la haces a mí. Te escucho en el silencio: "X..., ¿me amas?" Tu esperas mi respuesta. En la gran corriente de la Historia del mundo, de que hablan la prensa y la radio se halla esta "mi" aventura personal que se desarrolla desde "mi" fe. "¿Me amas, Tú?" No puedo re­fugiarme en la respuesta de los demás. Es a mí a quien con­cierne, soy yo el preguntado

Sí, Señor, Tú sabes... Es así... también el Señor conoce muy bien la debilidad de Pedro. Pero Pedro apela a ese conocimiento aún más pro­fundo que Jesús tiene de él: "¡Tú bien sabes que yo te amo!"

Apacienta mis corderos. La intimidad de la Fe y la respuesta de amor de Pedro no se han escrito para ser saboreadas sentimentalmente sino para ser transformadas en responsabilidad. La relación personal con Jesús, ciertamente indispensable, no es un "dúo afectivo" que se cierra sobre "los dos". Este amor es la fuente de un lanzamiento hacia los demás. Puesto que amas a Dios, sé responsable de los demás; sé su pastor... vela sobre ellos... condúceles a los verdes pastos.

Tres veces Jesús le preguntó ¿"Me amas, tú?" Pedro se entristeció de que le preguntara por tercera vez.

7." semana de Pascua 259

La triple negación es ahora una triple pregunta. Esto es lo que evidentemente piensa Pedro. Un buen responsable en la Iglesia o en un grupo cualquiera. Ciertamente no es el que aplasta a los otros con su superioridad... es el que conoce su propia debilidad y cuenta más con la amistad de Dios que con sus propias fuerzas humanas. En la Iglesia sobre todo, el Papado o el Episcopado deben distinguirse por esta señal: ser conscientes de sus propios límites, amar, acordarse de su propia debilidad. El primado de Pedro, su responsabilidad sobre sus herma­nos, es una carga que Cristo fe confió, y que se apoya en una "profesión de amor": Jesús le ha pedido incluso ser supe­riormente amante... "Me amas tú, más que éstos?"

Cuando eras joven te ceñías e ibas a donde querías; cuando envejezcas, otro te ceñirá y llevará a donde no quieras. Una última parábola de Jesús, sobre la "juventud" y la "ve­jez", sobre la "libertad" y la "coerción" Llega una edad en la que no puede hacerse todo lo que se quisiera. ¿Cuál es la sig­nificación, el valor de todo esto?

Jesús lo dijo indicando con qué muerte había de glorificar a Dios. Toda coerción, todo lo que nos conduce "allá donde no qui­siéramos ir", puede transformarse en "martirio", en "testi­monio" de amor: valor inmenso del sufrimiento aceptado, ?articipación en la redención universal de Jesús,

o te ofrezco, Señor, todas mis coerciones y limitaciones del día de hoy...

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2ÓO j . " semana de Pascua

SÁBADO Juan, 21-20.2j

Entonces, Simón Pedro, viendo a Juan, el discípulo que Jesús amaba, dijo a Jesús: "Señor, ¿y éste qué?" Jesús le con­testó: "Si yo quiero que éste permaneciera hasta que yo venga, ¿qué te importa? Tú, sigúeme". Jesús acaba de anunciar a Pedro el "género de muerte" que va a tener: una muerte violenta, forzada, un martirio, una coerción. Pedro que sabe cómo murió Jesús, hace cincuenta días, podría tenerse por dichoso de "dar gloria a Dios" por una muerte parecida a la de Jesús. Pero, y es muy natural, tiene miedo. Y en su turbación hace una pregunta: "Y Juan, ¿morirá mártir?" Dame, Señor, la gracia de vivir mi destino personal, el que Tú has escogido para mí, sin compararme con los demás.

Se divulgó entre los hermanos la voz de que aquel discípulo no moriría. Sí, los primeros cristianos estaban, como nosotros y como todos los hombres, sujetos al error. Se equivocaron a veces. Lo que es precisamente sorprendente es que unos hombres frágiles, parecidos a la media de la humanidad, hubieran po­dido fundar una obra que perdura aún. Hay aquí una fuerza más que humana. En medio de sus errores han estado prote­gidos en lo esencial: podemos confiar en la Iglesia... ella tiene la verdad esencial y puede trasmitirla a veces a través de expresiones aproximativas. Y nosotros mismos, en el día de hoy, estamos "rodeados de flaqueza" (Hebreos, 5-2). Algunas de nuestras opiniones pueden falsearse por interpretaciones demasiado humanas. Resulta verdad ahora igual que entonces, que la Verdad de Dios pasa poco a poco a través de la Iglesia.

Pero, no dijo Jesús a Pedro que no moriría sino... Es volviendo a meditar constantemente el evangelio, es de­cir, las palabras de Jesús, como la Iglesia verifica su Fe... en la humildad, en la docilidad a esta Palabra.

7. * semana de Pascua 261

Este relato ha sido probablemente compuesto después de la muerte de Pedro en Roma. ¿Quién debía sucederle? Algu­nos pensaban que Juan, único superviviente de los doce, de­bía ser el sucesor. Sabemos, históricamente, que la Iglesia de aquel tiempo hizo otra elección: un humilde sucesor de Pe­dro en Roma, tomó de hecho la sucesión... ¡incluso en vida de otro apóstol, Juan! En lugar de un Apóstol "inmortal", designado para siempre y que regiría la Iglesia hasta el fin de los tiempos —utopía sostenida por los partidarios de Juan, apoyándose en una palabra mal comprendida de Jesús—, la Iglesia, seguidora ae Jesús prefirió la permanencia del Espíritu en una sucesión de distintos hombres... asegurando así a la Iglesia una mayor facultad de adaptación. Mañana celebramos la Pascua de Pentecostés. Te ruego, Señor, por esta Iglesia, tan humana y tan divina, testigo de tu Verdad, en medio incluso de sus balbuceos y de sus búsquedas de todos los tiempos. La muerte ae Pedro, hacia los años 64-67 en los jardines de Nerón debió de plantear a la Iglesia primitiva una engo­rrosa cuestión: su "primado" tan evidente en todos los rela­tos del evangelio, era una prerrogativa personal que se aca­baba con él... o debía pasar a sus sucesores... y ¿a quién elegir como sucesor...? Esta cuestión es central en el Ecumenismo. Mañana, es ¡Pentecostés! La Iglesia es incomprensible sin el Espíritu. Hoy todavía, así creo yo, este mismo Espíritu anima las decisiones aparente­mente más humanas de tu Iglesia. Mi Fe es una inmensa confianza en tu Obra: Tú estás siempre presente, Tú trabajas siempre en el corazón del mundo.

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2Ó2 i." semana ordinaria

i.a semana ordinaria

LUNES Marcos, i-14.20

Durante las nueve primeras semanas del año hacemos la lec­tura continua del evangelio según san Marcos, el primero que se puso por escrito y el más corto de los evangelios. Los trece primeros versículos, que no leemos aquí, porque se le­yeron durante los domingos precedentes, relatan muy bre­vemente la "predicación de Juan Bautista", "el bautismo de Jesús" y "el retiro preliminar de Jesús en el desierto, donde fue tentado"...

Después que Juan fue preso, Jesús marchó a Galilea, predi­cando la miena nueva' de Dios. Jesús humildemente sigue la predicación de Juan. Le ha de­jado llegar hasta el final de su misión de precursor. A su de­saparición, le llega a Jesús el turno de entrar en escena. ¿Sé yo dejar su lugar a los demás? Juan Bautista fue pues "detenido", y encarcelado. En esta situación dramática —la "buena nueva" es un estorbo y los portavoces de Dios son mal vistos —es cuando Jesús co­mienza: ya puede prever lo que le esperará dentro de algu­nos meses.

Decía: "Los tiempos se han cumplido... y el Reino de Dios está cerca... Arrepentios... y creed en la buena nueva..." Voy a meditar pausadamente sobre estas cuatro palabras. Jesús desde el principio se considera ser el término de todo el Antiguo Testamento. El tiempo fijado por Dios para cumplir sus promesas ha llegado. Una nueva era comienza. Abraham, Moisés, David, los Profetas... no eran más que una preparación: "Yo llego... cumplo... termino..." Preten­sión exorbitante. Se ha creído a veces poder soslayar la cues­tión engorrosa que suscita la personalidad de Jesús, tratando

1. * semana ordinaria 263

de suprimir los milagros o de explicarlos humanamente. De hecho la conciencia que posee Jesús de su vinculación privi­legiada con Dios está presente en todas las páginas del evan­gelio. Si se rehusa admitir la divinidad de Jesús, no sólo se tendrán que romper algunas páginas molestas... toda la trama del evangelio quedaría rota. "El Reino de Dios está cercano". Yo introduzco la humani­dad en este reino. Es a partir de mí que este reino tan espe­rado va a comenzar por fin. "Convertios". Cambiad de vida. Es urgente. "Creed en la buena nueva." Sí, lo que acabo de deciros es bueno, ¡es una alegre nueva!

Caminando a orillas del mar de Galilea vio a Simón y a su hermano Andrés... Algo más allá vio a Santiago y a su her­mano Juan-Marcos no intenta darnos una biografía real. Sabemos por el evangelio según san Juan que Jesús había ya encontrado esos mismos hombres a orillas del Jordán. Pero aquí Marcos quiere decirnos toda la importancia que, para Jesús, tienen los "discípulos". Todavía no hemos visto a Jesús ante las muchedumbres, ni antes personas precisas... Estamos sólo en el 16.0 versículo del evangelio... y he aquí que Jesús se rodea de cuatro hombres, que no van a dejarle más, y que veremos siempre a su alrededor. Son éstos más importantes para El que el entusiasmo de las gentes; es ya la Iglesia que se va preparando.

Venid... Seguidme... Yo os haré pescadores de hombres. Decididamente, este joven "rabbi" se impone de entrada. ¿Quién es para tener tales pretensiones y tales exigencias? Parece saber muy bien lo que quiere. Por el momento no será un "maestro" intelectual reuniendo auditores para ir

Eensando con Él... No, hay que seguirle para una acción, ay que trabajar en su obra, hay que ayudar a salvar a la hu­

manidad.

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264 /. * semana ordinaria

MARTES Marcos, 1-21.28

Jesús, acompañado de sus discípulos, llega a Cafarnaúm. esús no espera. En cuanto tiene cuatro discípulos, entra en

acción y desde la primera jornada, veremos una especie de resumen de toda esta acción, es la famosa "primera jornada de Cafarnaúm": Jesús enseña... Jesús expulsa a los demonios y sana a los en­fermos... Jesús reza... Todo esto por delante y con cuatro discípulos.

Enseguida, el día de sábado, entrando en la sinagoga, ense­ñaba. He aquí su primer acto: Va al lugar público de reunión y de plegaria el día en que todo el mundo está allí, y hace la ho­milía. Jesús se inserta primero en la vida religiosa clásica de su tiempo. Pero no se encerrará en ella: se le verá predicar preferentemente en la vida profana. Incluso lo hará, con mayor frecuencia. Marcos sólo tres veces nos muestra a Jesús hablando en el cuadro de una sinagoga: la tercera y úl­tima en Nazaret, de donde se le expulsabruscamente (mar­cos, 6-2).

Se maravillaban de su doctrina, pues hablaba como hombre que tiene autoridad y no como los escribas... Los escribas no hacían sino repetir las lecciones aprendidas. Jesús se distingue por su autoridad soberana, que viene del interior de sí mismo. He aquí otra observación indirecta so­bre su "misteriosa persona ' que un día se descubrirá como "divina". Por el momento se quedan asombrados. Si tengo ocasión de hablar de Dios, o de Cristo, a mis hijos, a los amigos, ¿cómo lo hago? ¿Como un "escriba" preocu­pado sólo de repetir exactamente fórmulas escolares? O como un testigo que ha sabido interiorizar personalmente el evangelio y que se compromete con lo que dice? Pero ¿cómo un testigo servidor de la Palabra divina, que desapa­rece ante aquel del cual está hablando?...

i." semana ordinaria 2 6 5

Entre los asistentes en la Sinagoga un hombre poseído por un espíritu impuro empezó a gritar diciendo: ¿Qué hay entre Tú y nosotros, Jesús Nazareno? ¿Has venido a perdernos? Te conozco, Tú eres el Santo, el Santo de Dios." Son los demonios los primeros en descubrir "quien" es Jesús. Por su naturaleza espiritual ¿serían ellos más sutiles que los hombres? Mientras los hombres se preguntan y se asombran solamente... los demonios saben.

Jesús le mandó: "Cállate y sal de este hombre." Será un tema esencial de todo el evangelio según san Mar­cos: el secreto mesiánico. Jesús hace cañar a los que se apre­suran a afirmar que El es el "Hijo de Dios", quiere revelar este misterio progresivamente, a fin de evitar un entusiasmo popular que falsearía el sentido de su misión. Una revela­ción demasiado rápida hubiera sido el mejor medio de hacer desviar esta misión: "si Tú eres el Hijo de Dios, haz esto... haz aquello..." ¿Qué nubiéramos hecho en su lugar? "¡Ved, hermanos, los mismos demonios reconocen quien soy yo!" ¡No!, Dios es desconcertante, no le interesa esta publicidad ruidosa. Quizá una razón por la que Dios no se ha encarnado en la época de los "periodistas" y de la "televisión". ¿Acepto yo francamente la discreción de Dios? ¿Llego hasta pedir a Dios que manifieste su poder? ¿Me escandalizo de las debilidades de la Iglesia? Todos se preguntaban: "¿Qué significa todo esto? ¡He aquí una enseñanza nueva, proclamada con autoridad! ¡Manda incluso a los espíritus impuros, y le obedecen!" Una pregunta. Todo el evangelio según san Marcos no bas­tará para contestarla. No estamos mas que en la primera pá­gina, en el primer día de predicación.

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266 /. * semana ordinaria

MIÉRCOLES Marcos, 1-29.39

Continuamos con san Marcos, el relato de la primera jor­nada de Jesús en Cafarnaúm.

Al dejar la sinagoga de Cafarnaúm, Jesús, acompañado de Santiago y Juan, me a casa de Simón y Andrés. Desdela sinagoga, lugar de la voz pública, Jesús se dirige a una casa particular, la de los hermanos Andrés y Simón. Contemplo a Jesús acompañado de sus cuatro discípulos, caminando por la calle y entrando en la casa. También hoy la acción de Dios se ejerce por todos los secto­res de la vida: religiosa y profana, pública y privada.

La suegra de Simón estaba acostada con fiebre, e inmediata­mente se lo dijeron a Jesús, Él acercándose, la tomó de la mano y la levantó. La fiebre la dejó y ella se puso a servirles. La "buena nueva", el "Reino de Dios", no es solamente una "proclamación", es también una "acción" que libera del mal: Jesús, en esta jornada simbólica, resumen de lo que hará du­rante tres años, hace ante todo dos cosas: —enseña... habla...-El es el Verbo, la Palabra de Dios. —manifiesta su poder: curaciones, liberaciones... Todo ello muy simplemente, como sin esfuerzo: vuelvo a leer la frase que nos muestra a Jesús actuando: se acerca, le coge la mano, hace que se levante. Gestos familiares, amis­tosos, humanos. Me imagino la escena como si estuviera presente. Y creo, Señor, que Tú tienes hoy y siempre, el mismo soberano y tan sencillo poder. En cada sacramento, Tú me tomas por la mano, y me sanas de mis "fiebres": de mi egoísmo, de mi pereza, de mi escaso o nulo atractivo por la oración.

Llegado el atardecer, puesto ya el sol, le llevaron a todos los enfermos y endemoniados y toda la ciudad se reunió a la puerta; curó a muchos pacientes de diversas enfermedades y echó muchos demonios.

1." semana ordinaria 267

Tu presencia libera del mal, de todo lo que hace daño: pe­cado, enfermedad, mal moral y mal físico. Hoy todavía, Se­ñor, acudimos a ti para que nos sanes: ruego partiendo del mal que hay en mí, y a mi alrededor... lo presento a Jesús...

Y no les permitió hablar porque saben quien es El. Ese tema del "silencio que Jesús impone ' reaparece aquí por segunda vez en la misma jornada. Jesús no busca el éxito, la apariencia. La sabiduría popular dice: "el bien no hace ruido, ni el ruido hace el bien."

Al día siguiente, mucho antes de amanecer, Jesús se levantó, salió, se fue a un lugar desierto, y allí oraba. Fueron después Simóny sus amigos a buscarle, y habiéndole hallado le dije­ron: "Todos andan buscándote.' He aquí la tercera ocupación de Jesús: después de la ense­ñanza y de la lucha contra el mal... ¡la oración! El desierto. Un lugar desierto. Soledad, silencio. Es aquí donde Jesús va a resarcirse, muy temprano "mucho antes de la aurora". No debió ser la única vez. Toda su misión parte de aquí, de esa fuente interior. ¿Cuánto tiempo pasó en esta oración solitaria, a solas con Dios?

Mas Jesús les contestó: "Vamos a otra parte, a las aldeas pró­ximas para predicar allí, pues para esto he salido". Ideal misionero. Parte al encuentro de los otros.

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268 /." semana ordinaria

JUEVES Marcos, 1-40.4;

Un día un leproso se acercó a Jesús y le dijo: "Si Tú quieres, puedes limpiarme." El leproso estaba excluido de la comunidad religiosa (Leví-tico, 13-4})- • En las sociedades pre-científicas la mayor parte de las enfermedades contagiosas eran consideradas en cierto modo como un castigo del cielo... y las gentes se de­fendían como podían poniendo al apestado al margen de la sociedad, con interdicción de entrar en contacto con él. Estamos pues ante una de las mayores miserias humanas: este hombre sufre doblemente... su cuerpo está duramente afectado... y es repudiado por todos...

Enternecido ante este hombre, Jesús extiende la mano y le toca-Marcos subraya el gesto de compasión. Jesús se emociona ante este infortunio. Delicadeza. Participación en el dolor de los demás. Nuestro Dios no es insensible y lejano. Se enternece. Permanezco el mayor tiempo posible en la contemplación de este sentimiento del corazón de Jesús. Por este acto, Jesús infringe deliberadamente la Ley. Ha to­cado al leproso, desprecia, por así decirlo la "prohibición" que tanto le había afectado.

Y al instante desapareció la lepra y quedó limpio. ¡Eres bueno, Señor! ¡Líbranos de todo mal! ¿Cuál será el día en que todo mal habrá desaparecido? Se­ñor, desde ahora, quiero trabajar en ello, contigo. Cada vez que puedo ayudar a alguien a salir de la desgracia o del pe­cado... Tú estás allí en mí para continuar tu obra de salva­ción.

Enseguida, Jesús le despide con esta severa advertencia: "Mira de no decir nada a nadie..."

/." semana ordinaria 269

Siempre la misma consigna del "secreto mesiánico". En los catecismos se decía: Jesús probó que era Dios, ha­ciendo milagros. La fórmula, en cierto sentido, es verda­dera. Pero podría inducir a pensar que Jesús buscaba más "manifestar su Poder" que probar quién era Él". Ahora bien, es precisamente todo lo contrario, si nos fijamos bien. Jesús deliberadamente "ha escondido" su dignidad y ha pe­dido que no se hablara de sus milagros. Y esta consigna "severa" del secreto, Jesús la mantendrá hasta la hora de su Pasión. La recordará a san Pedro el día de su profesión de Fe en Cesaría: "Les mandó severamente que no hablasen de Él a nadie" (Marcos, 8-29.30). Es una prueba suplementaria de la autencididad del evangelio: si este libro hubiera sido inventado por algunos admiradores, y escrito con una intención apologética se hubiera insistido sobre la gloria, el poder, las proezas divinas. Ahora bien, es un necho que se impuso a Marco —portavoz de Pedro—: el verdadero Dios desecha la imagen estruen­dosa que se ha hecho de Él. Y es característico que Jesús no hubiera revindicado su título de "Hijo de Dios' más que en el contexto de su Pasión, ante el tribunal que le condenaba a muerte, en el momento en que no había ya ningún inconve­niente en afirmar el misterio divino de su persona... en el momento en que todos los sueños de grandeza humana y política resultaban completamente vanos. Hoy, Señor, Tú eres siempre ese mismo Dios "escondido".

Pero, habiendo partido Jesús, ese hombre comenzó a prego­nar a voces y a divulgar el suceso, de manera que Jesús ya no podía entrar públicamente en una ciudad, sino que se que­daba fuera, en lugares desiertos; pero allí iban a El de todas

artes. í; está claro que Jesús rehusa la popularidad; que huye de

los entusiasmos. I

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2 7 0 / . " semana ordinaria

VIERNES Marcos, 2-1.12

Entrando de nuevo en Cafarnaúm, se supo que estaba en casa, y se juntaron tantos que ni aun en el patio cabían. Por más que Jesús se esfuerza en restablecer la calma y recomendar la discreción, la muchedumbre le acosa. No hay nada que hacer. Esto subraya toda la ambigüedad de la espera mesiánica. No olvidemos que de vez en cuando surgían iluminados que decían ser el Mesías esperado y que unían a algunos partidarios. Esto nos ayuda a comprender mejor el por qué Jesús no quería que se hablase de El antes de tiempo. Se hubiera buscado presentarle como un libertador temporal. Contemplo a Jesús empujado, apretado, en una casa de Cafarnaúm.

Jesús les predicaba la palabra de Dios. Esto era lo esencial, para Él.Incluso si las gentes iban a Él

f iara ver "el milagro", "lo sensacional", "lo sorprendente"... esús permanece imperturbable en su papel, que es ante

todo religioso: proclamar ¡la Palabra de Dios!

Vinieron y le trajeron a un paralítico que llevaban entre cuatro. No pudiendo presentárselo a causa de la muche­dumbre, descubrieron el terrado por donde Él estaba, y hecha una abertura, descolgaron la camilla en que yacía el paralítico. Los tres evangelistas, Marco, Mateo, Lucas relatan esta escena. Es de las que no se olvidan. Esto, por lo menos, pone de manifiesto, ¡que las gentes se empeñaban en acercarse a Jesús por cualquier medio! ¿Tengo yo este empeño y tenacidad? O bien, ¿lo abandono todo ante el primer obstáculo?

Viendo Jesús la fe de ellos, dijo: "Hijo, tus pecados te son

E:rdonados." e nuevo, lo que es esencial para Jesús.

/. * semana ordinaria 271

En lugar de dejarse llevar por el papel del Mesías taumaturgo, del ' Mesías-milagrero", Jesús valora la Fe y realiza una obra mesiánica conpletamente interna: perdona. ¿Qué pido yo, en primer lugar a Cristo? ¿A la Iglesia? Quiero contemplar lo que pasa en el corazón de Jesús: —Ve la Fe... admira a esos hombres que se han afanado tanto. Jesús, un hombre que sabe maravillarse, un hombre que descubre lo esencial en un alma, más allá de las apariencias ambiguas. Iban a Él en busca de una curación material y Jesús, en el corazón de esos hombres contempla su Fe. —Perdona... es bueno. Jesús es este Dios que ve el pecado, pero que no condena, podría decirse que no juzga... pero que perdona. Nos encontramos tan sólo en el segundo capítulo de la "Buena nueva", según san Marcos, pero todo lo esencial ha sido dicho ya. Estaban allí algunos escribas que pensaban entre sí: ¿Cómo habla así, éste? Blasfema. ¿Quién puede perdonar pecados sino sólo Dios? Es la Pasión que se está perfilando desde el comienzo del evangelio: Jesús será condenado por esos mismos escribas, especialistas de la religión, y por la misma razón de "blasfemo" (Marcos, 14-64). A Jesús le rodean los adversarios desde el principio: el contexto de su vida cotidiana será dramática, cada día. Una razón de más para mostrarse lo más discreto posible.

Para que sepáis que el "Hijo del hombre" tiene poder en la tierra para perdonar los pecados, Yo te lo ordeno: Levántate, toma tu camilla y vete a tu casa. Es la primera vez que Marcos utiliza ese título de "Hijo del hombre". Jesús usará a menudo esta expresión, sacada de Daniel (7-13.14).

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272 / ." semana ordinaria

SÁBADO Marcos, 2-13.17

Íesus salió de nuevo a las orillas del mar; toda h muchedum­bre se llegó a Él y les enseñaba.

Marcos no busca ser original. Sus relatos son como unos cli­chés. Esta repetición constante del papel de Jesús es sor­prendente: Jesús enseña.

Al pasar, Jesús vio a Leví, hijo de Alfeo, sentado en el telo­nio (oficina de la Aduana) y le dijo: "Sigúeme." Será el quinto discípulo a quien Jesús llama. Va comple­tando su grupo; y ahora escoge a un "aduanero". Roma había organizado sistemáticamente la recaudación de impuestos y tarifas. Un procedimiento ordinario era apostar a un recaudador con una escuadra de soldados; a la entrada de las ciudades, para cobrar las tarifas de las mercancías que entraban o salían de la ciudad. Es uno de esos "publicanos", mal vistos de la población a quien Jesús llama. Leví no es otro que Mateo, el que más tarde^escribirá un evangelio: estaba habituado a las "escri­turas", era un hombre 'sentado a la mesa" de la recauda­ción pública de Cafarnaúm.

Este hombre se levantó y siguió a Jesús. Jesús se sentó a la mesa en casa de éste. Muchos publícanos y pecadores esta­ban recostados con "Él y sus discípulos". He aquí una revelación de Dios que merece señalarse. Jesús no juzga a los que se acercan; no hace diferencias entre los hombres. No entra en las clasificaciones habituales de la opinión de su tiempo, es un hombre de ideas amplias, un hombre tolerante y comprensivo. Yo soy también un pecador. Gracias, Señor, por no juzgarme, y sentarte a mi mesa, e in­vitarme a la tuya. Pienso concretamente en mis pecados... Sé que Tú me conoces, Señor, y que Tú no me desprecias. Gra­cias.

/ ." semana ordinaria 273

Los escribas del partido de los fariseos, viendo que Jesús co­mía con pecadores y publicanos... El "partido de los fariseos" era una especie de cofradía, o de movimiento religioso, que se dedicaba al conocimiento de la Ley y de la Tradición para promover su estricta aplicación. En particular, pedían, siguiendo a Moisés, no frecuentar ciertas personas para no comprometer su pureza legal: te­nían empeño en ser unos "separados", unas gentes íntegras y puras... Señor, ayúdanos a evitar cualquier clase de orgu-

Dijeron a sus discípulos: "¿Por qué come con publicanos y pecadores?" Ellos apuntan a Jesús; pero dirigen la pregunta a sus discí­pulos. Así empezamos a ver un grupo solidario: "Jesús y sus discípulos" frente a los adversarios. Durante toda la fase si­guiente del evangelio según san Marcos observaremos ese triángulo que se ha formado: 1) Jesús y sus discípulos. 2) La muchedumbre. 3) Los adversarios: escribas y fariseos. ¿Me mantengo al lado de Jesús? ¿Solidario con El para lo mejor y para lo peor?

Y, oyéndolo Jesús, les dijo: "No tienen necesidad de médico los sanos, sino los enfermos. Yo no he venido a llamar a los justos , smo a los pecadores .

La pregunta se hizo a los discípulos; pero es Jesús quien contesta. La solidaridad se da en ambos sentidos. Jesús de­fiende a su grupo. ¿Cuál es mi actitud frente a los pecadores? Me repito a mí mismo la palabra de Jesús.

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274 2." semana ordinaria

2.a semana ordinaria

LUNES Marcos, 2-18.22

Siguiendo la "lectura continua" del evangelio, según san Marcos, no olvidemos que estamos ante la predicación de san Pedro, de quien Marcos es como el secretario. Es im­portante leer este evangelio por sí mismo; olvidando mo­mentáneamente los otros tres evangelios... Como conoce­mos mejor el evangelio según san Mateo, nos sentimos tentados de "proyectar" sobre una página de Marcos, otros detalles de la misma escena, que Mateo nos ha relatado. La pasada semana vimos el comienzo de la predicación y de la acción de Jesús. Vimos que había escogido ya cinco discí-

eulos y que impone silencio a los que Le reconocen como lijo de Dios.

Esta semana, en cada página, encontraremos a "Jesús y sus discípulos" que forman un grupo absolutamente solidario, frente a sus adversarios... En lo que Pedro nos aporta, es capital recordar esto: Jesús como diríamos hoy contesta y es contestado...

Los discípulos de Juan y los fariseos ayunaban; vienen pues a

J esús y le dicen: ¿Por qué tus discípulos no ayunan, como os discípulos de Juan y los fariseos?

La solidaridad es pues total. Hemos visto, viernes último, que se hacía a los discípulos una pregunta sobre el comportamiento de Jesús: "¿Por qué habla así este hombre? ¡Basfema!" Hoy vemos a los mismos adversarios hacer a Jesús una pre­gunta sobre el comportamiento de sus discípulos: "¿Por qué tus discípulos no ayunan?" Todo el evangelio de san Pedro presentará este conflicto: sólo estamos en el segundo capítulo, pero ya se está prepa­rando el "complot" que conducirá a la Pasión.

2. * ¡emana ordinaria 275

"Jesús y sus discípulos"... también es la Iglesia que se pre-

f iara. esús y sus discípulos forman un grupo que nos interpela...

por su comportamiento no habitual. ¿Es esto verdad hoy?

Jesús contesta: "¿Acaso pueden los invitados a la boda ayu­nar mientras está con ellos el esposo?" El segundo conflicto que provoca el grupo —siendo el pri­mero la "remisión de los pecados"— es pues una especie de alegría inusitada: gentes que no "ayunan", gentes que "co­men y beben" normalmente en lugar de ayunar, ¡gentes con aire de fiesta! Hasta aqui, los piadosos, los espirituales, se distinguían siempre por su austeridad, sus sacrificios. ¡Pues, sí! Es realmente la fiesta, responde Jesús. Mis discí­pulos son "los invitados a una boda"... tienen al "esposo" con ellos... son gentes felices, alegres. Si estos adversarios hubieran estado disponibles, habrían comprendido la alu­sión: toda la Biblia, que ellos creían conocer tan bien habla de Dios como de un Esposo que había hecho Alianza con la humanidad. He aquí llegado el tiempo de la nueva Alianza, he aquí llegado el tiempo de la Boda de Dios con el hombre, es pues el tiempo de la alegría. ¿Tengo yo el mismo espíritu? ¿Soy un discípulo de este hombre?

Nadie remienda un vestido viejo con una pieza de tela nueva... Nadie echa vino nuevo en odres viejos... A vino "nuevo", odres "nuevos". ¡Pues, sí! Será preciso escoger. O bien se queda uno con lo "viejo" los viejos usos, las viejas costumbres. O bien uno entra en la "novedad" en la renovación, en la ju­ventud. Jesús no teme afirmar, desde el comienzo, la nove­dad radical de su mensaje. El evangelio no es un "re­miendo", ¡es "algo nuevo'! ¿Tengo yo este espíritu? ¿Soy un discípulo de este hombre?

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2 7 6 2." semana ordinaria

MARTES Marcos, 2-23.28

... conflicto con los fariseos (continuación) i.° Jesús y sus discípulos perdonan los pecados... 2.0 Jesús y sus discípulos no ayunan... 3.° Jesús y sus discípulos tienen un espíritu muy amplio res­pecto al día del sábado.

En el día del sábado, caminando Jesús con sus discípulos a través de las mieses, éstos comenzaron a arrancar espigas... Empiezo por contemplar la escena... humanamente. Jesús "camina a través de los campos de trigo", con sus cinco discípulos. Los discípulos arrancan espigas y mordisquean granos de tripo. ¿Tenían hambre? ¿O Hen era sólo un gesto maquinal, natural? ¿O bien una pequeña golosina? Es agradable en ve­rano hacer crujir entre los dientes un grano bien maduro. Un suave sabor a harina fresca nos llena la boca.

Los fariseos le decían " ¡Mira lo que están haciendo en sá­bado!" ¡Los sempiternos aguafiestas estaban allá! Ellos, los que están siempre a punto de escandalizarse al me­nor gesto algo espontáneo: en la vida de estos hombres, todo está previsto, regulado, todo es afectado. ¡Los guardianes oficiales de la Ley están aquí! Son los pro­pietarios de la Ley de Moisés, y los únicos intérpretes au­ténticos: se han atribuido el papel de velar sobre todas las desviaciones.

¡No está permitido! El gran criterio legalista y formalista ya está lanzado: "per­mitido"... "prohibido"... A menudo, yo también soy un fa­riseo, en mi vida personal, o en el juicio que formo de los demás... Siempre que mi sola referencia es la Ley, tomada en sí misma: ¿tengo derecho de hacer esto o aquéllo? ¿Hasta dónde puedo llegar sin que sea pecado?

2.' semana ordinaria 277

Por ejemplo: "no he robado"... pero "¿no he privado a al­guien de lo que de mí esperaba? O también, 'no he matado, ni asesinado"... pero, "a me­nudo, ¿no le he dado a alguien motivo de sufrimiento con mis palabras o mi silencio, con mis críticas o mi indiferen­cia? Señor Jesús, Tú me recuerdas hoy que más allá de lo permi­tido o de lo prohibido, está el amor, que es mucho más exi­gente que todas las interdicciones.

Íesús les responde: "David, cuando tuvo necesidad y sintió lambre... entró en la casa de Dios y comió los panes de la

ofrenda, que no es lícito comer sino a los sacerdotes, y los dio asimismo a sus compañeros..." ¡Cuan sorprendente es esta palabra de Jesús, Señor! Eres Tú, Dios, quien sale en defensa del "hombre necesi­tado" Tú destacas que la vida del hombre va por delante de las prescripciones cultuales. Los más elementales detalles de la ley natural —el que tiene hambre debe poder comer—... deben ser observados antes que las prácticas estrictamente religiosas. ¡Que inversión de valores! ¡Qué novedad! El compartir simplemente humano, la vida del hombre... son más apreciados a tus ojos que las observancias legales. Revisando los diferentes actos de mi jornada, me pregunto, a la luz de tu Palabra, Señor, lo que es más importante para ti...

Y Jesús añade: "El sábado ha sido hecho para el hombre y no el hombre para el sábado." La Ley está hecha para el hombre, y no a la inversa. Veremos su aplicación en la lectura de mañana.

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2 78 ¿." semana ordinaria

MIÉRCOLES Marcos, }-i.6

Un sábado entró de nuevo Jesús en la sinagoga, donde había un hombre con una mano paralizada.

Le observaban a ver si Jesús le curaba en sábado para poder acusarle. En primer lugar hay que imaginarse la escena. Es muy con­creta. Es el día consagrado al Señor (hoy diríamos el domingo).

Íesús va a la sinagoga para participar en el oficio, (la misa, ioy). La asistencia está allí, en torno a Jesús. Los adversarios

habituales forman también parte de la asistencia: están ahí, nerviosos, esperando un paso en falso del joven rabí, una palabra contraria a la ortodoxia farisea, un gesto desacos­tumbrado prohibido por la Ley. Clima de sospecha: se quiere acusar... se espía.

Jesús dice al hombre de la mano paralizada: "Levántate y

Eonte delante." Y a los otros les dice: "¿Es lícito el hacer ien en sábado... o el hacer mal...?"

Para ti, no es la Ley, ni aún la Ley del Sabbat, lo que tiene la primacía. Es este pobre hombre paralizado... lo primero. Las leyes están hechas para bien de las personas. Nunca la Ley por la Ley, el reglamento por el reglamento. ¿Cuáles son las obediencias a las que he de someterme según mi es­tado de vida? Ayúdame, Señor, a descubrir sus razones pro­fundas, para someterme a ellas desde mi interior y libre­mente... y no a la fuerza, o mecánicamente, formalmente.

"¿El salvar una vida... o el matar...?" Sí, Dios está en favor de la vida, de la salvación, de la felici­dad. Jesús afirma el primado de la "conciencia" humana so­bre la regla. De hecho, Jesús no destruye el sábado: incluso pone de ma­nifiesto en profundidad su sentido profético... debería ser el día de la "alegría", el día de la "vida' eldíade la"fiesta"...¡el

2." semana ordinaria 279

día de Dios! ¡el día en que se "hace el bien", el día en que se "salva una vida"! Pero, aparentemente, Jesús trasforma enteramente la con­cepción mezquina que de la Ley se habían hecho sus respon­sables. ¿Qué concepción tengo yo del domingo?

Y ellos callaban... Entonces, dirigiéndoles una mirada ai­rada, entristecido por la dureza de su corazón... No quieren contestar a "su pregunta". Están seguros de sí mismos. Son ellos los que poseen la verdad. Ni siquiera ini­cian el diálogo. Se callan. Ni siquiera quieren disentir. Quizá se verían obligados a acusarse. Contemplo tu rostro, Señor, "airado". No te importa en­frentarte a tus contemporáneos... no ser de la opinión de los dirigentes. Pero tu violencia, oh Señor, no apunta a la muerte sino a salvar una "vida", tú dices "no" al mal, bajo todas sus formas. Y, por esto, ¡eres un apasionado! Tú eres capaz de encoleri­zarte. Cuando los hombres no quieren cambiar de punto de vista, cuando nos encerramos en nuestros juicios legalistas, cuando rehusamos responder a las preguntas que nos haces, cuando "endurecemos nuestro corazón"... ¡esto te encole­riza. Señor! Señor, cúranos de nuestros sectarismos, de nuestras estre­checes.

Una vez fuera, los fariseos se concertaron con los herodia-nos sobre la manera de prender a Jesús. El evangelio de Marcos es dramático. Desde el comienzo se entreveía cruz. Durante tres años, el combate será tenaz y despiadado.

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280 2." semana ordinaria

JUEVES Marcos, $-7.12

"Jesús con sus discípulos" se retiró hacia la ribera del lago... y muchas gentes le seguían de la misma Galilea y también de Judea, de Jerusalén, de la Idumea, la TransJordania, del país de Tiro y de Sidón... De manera manifiesta, ¡Marcos insiste en toda esta geogra­fía! No son sólo los judíos de Palestina quienes corren tras de Jesús, sino gentes de todas las comarcas y regiones veci­nas: algunos paganos sin duda, atraídos por su Palabra y por sus curaciones. Ser misionero. Atraer al evangelio. Cuestionar a los que buscan al verdadero Dios. Que tu Iglesia, Señor Jesús, sea toda ella misionera, como Tú. ¡Judea, Idumea, TransJordania, Tiro, Sidón! No llega aún a la apertura internacional, total de Pentecostés, pero es ya el primer signo, ¿cómo es la apertura de mi corazón?

Oyendo lo que hacía, acudían a Él. Dijo a sus discípulos que Le preparasen una barca para que el tropel de la gente no Le oprimiese.

Jesús apretujado por la muchedumbre, en medio del gentío, esús popular. Mientras los escribas y fariseos se han clasifi­

cado de golpe en el grupo de la oposición... la "muchedum­bre" esta entusiasmada. Marcos subraya así el contraste, en verdad sorprendente, entre la hostilidad de que Jesús es ob­jeto por parte de los círculos dirigentes... y la popularidad de que es objeto por parte de las gentes sencillas, pobres. Estas muchedumbres se volverán un día contra Él. Pero, por el momento Lo andan buscando.

Pues curaba a muchos, y cuantos padecían algún mal se echaban sobre Él para tocarle. Maravillosa escena concreta en la que uno encuentra toda la vehemencia y la simplicidad de las gentes del pueblo. Hasta aquí, Marco no nos da ni un solo discurso de Jesús. El Jesús que nos describe no es hablador, actúa, sana.

2." semana ordinaria 281

Y es esto lo que ellos vienen a buscar junto a Él: su curación. Jesús es el salvador: el anti-mal. Cuando se tiene un mal, cuando se sufre, uno se precipita sobre Él para tocarle. ¡El me librará! ¡Ayúdame, Señor, a trabajar contigo! A luchar contra el mal, con todas mis fuerzas, en el día de hoy. El mal bajo todas sus formas: la enfermedad, la ignorancia, el hambre, el odio, la indiferencia, la soledad, el pecado. Te ofrezco, Señor, todo mi trabajo de este día: quiero traba­jar en la promoción de algunos seres, levantar el ánimo a al­gunas personas, sanar algunos sufrimientos, alegrar a algu­nos de nuestros hermanos, aliviar algunas penas... ¡contigo!

Los espíritus impuros al verle se prosternaban ante El y "gri­taban' diciendo: Tú eres el Hijo de Dios. Él, con imperio, les mandaba que no le diesen a conocer. Consigna del silencio. Jesús rehusa el triunfo y la populari­dad que tan ambiguos son. Los demonios saben ' quien" es Jesús, y le gritan. El entusiasmo popular, lejos de manifestar lo esencial de la persona de Jesús, se arriesga a que todo fra­case, poniendo el acento sobre aspectos secundarios. Tu reino, Señor, no es una "empresa' ordinaria. Va progre­sando lentamente; discretamente, en lo secreto de los cora­zones. La Fe no es un grito. Es un modesto descubrimiento interior... que se purifica poco a poco.

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282 2." semana ordinaria

VIERNES Marcos, 3-1 ¿.ip

Hasta aquí, el grupo de los discípulos era de cinco: Simón, Andrés, dos hermanos... Santiago y Juan, otros dos herma­nos... y Leví. En ese punto de su relato, Marcos nos narra la Institución solemne de los "doce".

Jesús subió a un monte. Es el lugar de las grandes decisiones, un lugar solitario pro­picio para la oración... un lugar también de amplios hori­zontes, desde donde se ve a lo lejos... Contemplo a Jesús subiendo por el sendero que conduce a la cumbre. Es una alusión a Moisés subiendo al Sinaí para dar al pueblo de Dios las leyes que le constituyen como tal.

Llamó a los que quiso y vinieron a Él. La primera característica de esta vocación, es la voluntad so­berana del amo: llama a "los que quería". Eres Tú, Señor, Íuien toma la iniciativa. Señor, ¿estoy donde Tú quieres?

a segunda característica es la proximidad con Jesús: vinie­ron "a Él", junto a Él. Vivir en la intimidad de Jesús. Perte­necer a su grupo. Reflexionar, rezar, trabajar con Jesús. A fuerza de frecuentar a Jesús, deberán, en tres años, llegar a pensar y actuar como Él. Cuando Jesús habrá desaparecido visiblemente, ellos tendrán que representarle... hacerle pre­sente. Señor, ¿vivo yo suficientemente "junto a ti"?

Designó a doce... instituyó pues a los doce... La palabra se repite en el intervalo de dos líneas. ¿Es una torpeza redaccional de Marcos? ¿Es una insisten­cia? Para Marcos, Jesús no ha "llamado" simplemente a los doce... los ha establecido, los ha "hecho", los ha "insti­tuido". Al escoger este número simbólico de "12", Jesús tiene una intención muy precisa: funda el nuevo Pueblo de Dios, estableciendo los doce patriarcas a los que conferirá la responsabilidad de este pueblo.

2." semana ordinaria 283

¿Cuál es mi actitud profunda hacia la Iglesia institucional? Cristo ha confiado inmensas iniciativas a su Iglesia: pero hay algo que Él mismo ha fijado, y es la estructura jerárquica déla Iglesia, símbolo expresivo de la "iniciativa divina . La humanidad no se otorga la salvación a sí misma, la recibe de Dios... y los "ministros" de esta salvación son el signo de que esta salvación "viene de Dios", es otorgada por Dios.

Para que le acompañaran y para enviarlos a predicar, con poder de expulsar a los demonios. Es la reanudación de la famosa jornada de Cafarnaúm, que daba un resumen de toda la actividad de Jesús (Marcos, I-21.30): Los Doce han sido pues instituidos para hacer lo que hacía Jesús. "Enviados"... es la traducción de la palabra griega: "apósto­les". Para "predicar": es la primera misión de los apostóles. Como Jesús, y con Él, hemos de proclamar la "buena nueva" del Reino de Dios. "Para expulsar a los demonios": es la segunda misión de los apóstoles. Como Jesús y con Él, hay que combatir el mal del hombre, quitar el pecado del mundo, hacer que progrese el amor, ¡expulsar a los malos demonios del hombre! Por me­dio de su Iglesia, de los Doce y de sus sucesores, Jesús conti­núa actuando. Y cada cristiano está asociado a esta obra, con su palabra y su trabajo, donde quiera que se halle en su me­dio familiar, o en su medio de trabajo.

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2 8 4 z. ° semana

SÁBADO Marcos, 3-20.21

Íesús entra en una casa, y allí, de nuevo, acude la muchedum­bre...

Al principio de su vida pública, ya hemos visto a Jesús sus­citar el entusiasmo de las gentes sencillas. ¡Marcos presenta a menudo a Jesús acosado por la muchedumbre! ¡La muchedumbre! ¡La multitud! Es una de las características del evangelio. Jesús, ni única­mente, ni principalmente, no se puso en contacto con per­sonas individuales: son muchedumbres numerosas las que le rodean, al principio. Estas irán disminuyendo a medida que Jesús vaya presentando exigencias más precisas, y misterios más difíciles de admitir. Las muchedumbres de hoy... ¿qué hacen?, ¿qué desean? ¿Estamos atentos a los grandes movimientos colectivos que levantan a masas enteras?

Tanto que no podían ni comer. esús, totalmente entregado a su tarea.

' esús, absorbido por su trabajo misionero. esús, no tiene tiempo ni para comer. esús, "hombre comido" por las gentes. esús no tiene tiempo ni de pensar en Sí mismo.

Contemplo detenidamente todas esas cosas. Nos quejamos a menudo de no tener tiempo de hacer tal o cual cosa y creemos que esto es una característica de nuestro siglo XX. Pues bien, Jesús vivió todo esto, esta sobrecarga, esta carrera contra el tiempo, cuando no se llega a todo lo que hay que hacer, cuando uno se siente hundido por el trabajo y las preocupaciones. Gracias, Señor, por haber vivido esta experiencia de nuestra condición humana. Ayúdanos a salir adelante en nuestras tareas. Ayúdanos a guardar el equilibrio.

2." amana ordinaria 285

Ayúdanos a saber encontrar tiempo para hacer lo esencial. Ayúdanos a saber encontrar tiempo... para la oración, por ejemplo.

Oyendo esto sus familiares, salieron para llevárselo, pues de­cían: " ¡Está fuera de Sí!" He aquí lo que se decía en familia. "¡Está loco!" Evidentemente, la imagen que ahora daba, ¡era tan diferente de la que había dado durante los treinta años tranquilos en su pueblo! Va a meternos en líos. Se temen represalias de las autoridades. Si la cosa va mal puede repercutir en nosotros... Saben muy bien que los fariseos y los herodianos estaban de acuerdo para suprimirlo. Los "adversarios" de Jesús son de dos tipos: — en primer lugar su parentela (Marcos, 3-20.21) que

quiere recuperarle, tenerle. — y luego los escribas (Marcos, 3-22.30)que le acusan de

estar 'poseído del demonio". Inmediatamente, Jesús pondrá las cosas en su punto: su ver­dadera parentela, su verdadera familia, no es la de la sangre, sino la de la Fe (Marcos, 3-3 r. 3 f). ¿Cómo reaccionamos, cuando vemos que ciertos miembros de nuestras comunidades toman actitudes más comprometi­das, más arriesgadas? También nosotros, ¿consideramos "poco razonables", ciertas decisiones proféticas de la Iglesia de hoy? En la gran mutación del mundo, ¿no es conve­niente, conservar fría la cabeza... y hacer a la vez algunas lo­curas?

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280 ) . " semana ordinaria

$.a semana ordinaria

LUNES Marcos, 3-22-30

Ya hemos señalado como Marcos pone en evidencia, por medio de frecuentes repeticiones un aspecto dramático de la vida de Jesús —que conducirá a la Pasión, considerada ne­tamente por El como la cumbre de esta vida—: Tres grupos se enfrentan como los lados de un triángulo... "Jesús y sus discípulos", "la muchedumbre", "los adversa-nos". Ahora bien, es notable que Marcos intercale una es­cena violenta de discusión con los "escribas venidos de Je-rusalén", ciudad donde Jesús sufrirá la Pasión, en una escena de discusión con su familia: en ambos casos, es objeto de acusaciones malévolas. "Está fuera de sí", decían los parien­tes... "Está poseído del demonio", decían los escribas... Así Jesús es rechazado "por los suyos", y "por las autorida­des religiosas". Permanezco unos instantes contemplando este misterio, siempre actual: Jesús rechazado... Jesús desconocido, igno­rado... Jesús contestado... Jesús no escuchado... Jesús no se­guido... Jesús dejado de lado... ¡Por mí, el primero! Busco con calma mi manera personal de rechazar a Jesús en mi propia vida y sobre ello hago mi oración.

Los escribas, que habían bajado de Jerusalén, decían de Jesús: "Está poseído por Beicebú, príncipe de los demo­nios." Llamóles a sí y les dijo en parábolas: "¿Cómo puede Satanás expulsar a Satanás? Si un reino está dividido no puede durar. Si una casa está dividida no puede subsistir. Si Satanás se levanta contra sí mismo... ha llegado su fin..." Jesús pone en evidencia el ilogismo ridículo de los escribas: son ellos los que han perdido la cabeza proponiendo tales argumentos. Jesús, tiene muy sana su razón. Su demostra­ción es sencilla, pero rigurosa.

-j, * semana ordinaria 287

Nadie puede entrar en la casa de un hombre fuerte y sa­quearla si primero no ata al fuerte... Es la primera y corta parábola relauda por Marcos: ¡La imagen de un combate rápido y decisivo! Para dominar a un "hombre fuerte", se precisa a uno "más fuerte" que él. Jesús presenta su misión como un combate, el combate contra Sa­tán, la lucha contra el "adversario de Dios" (es el sentido de la palabra "Satán" en hebreo). Contemplo este misterio siempre actual: Jesús combatiendo... Jesús luchador... Jesús entablando ba­talla contra todo mal... Jesús "más fuerte" que cualquier mal... La mayoría de los grandes sistemas de pensamiento, en todas las civilizaciones, han personificado el "mal": El hom­bre se siente a veces "dominado" como por "espíritus" El hombre occidental moderno se cree totalmente liberado de estas representaciones; pero, nunca tanto como hoy el hom­bre se ha sentido "dominado" por "fuerzas alienantes": es-fíritu de poder, de egoísmo, etc. esús ha puesto fin a este dominio; pero a condición de ¡que

se le siga!

En verdad os digo que todo les será perdonado a los hom­bres, los pecados y aún las blasfemias; pero quien blasfeme contra el Espíritu Santo... No tendrá perdón jamás... "Jesús habla así porque ellos decían: Tiene espíritu im­puro." Para participar en la victoria de Cristo sobre las "fuerzas que nos dominan" hay que ser dóciles al Espíritu Santo... Hay que reconocer el Poder que actúa en Cristo. Decir que Jesús es un "Satán", un "Adversario de Dios", es cerrar los ojos, es blasfemar contra el Espíritu Santo, es negar la evidencia: este rechazo es grave... bloquea todo progreso en el futuro.

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288 ) . " semana ordinaria

MARTES Marcos, 3-51-35

Marcos, después del altercado con los escribas "venidos de Jerusalén", reemprende el relato comenzado en el versículo 21 y que leímos el sábado último: "su familia vino para lle­várselo, pues afirmaban: "Está fuera de sí."

Jesús entra en una casa, y la muchedumbre acude. La "muchedumbre" está siempre ahí.

Vinieron su madre y sus hermanos, y desde fuera le manda­ron llamar. Su madre es María. La conocemos bien. Por Lucas y Mateo sabemos qué actitud ejemplar de Fe, de búsqueda espiritual ha tenido siempre a lo largo de todos los acontecimientos y circunstancias de la infancia de Jesús. Pero tratemos de ponernos, momentáneamente, en la acti­tud de los primeros lectores de Marcos, que no tenían aún los evangelios de Lucas ni de Mateo. Procuremos olvidar lo que sabemos por los otros evangelios. Es la primera vez que oímos hablar de ¡"su madre"! Es el primer pasaje de Marcos que evoca a María. ¡Y es para decirnos "esto" de ella! Verdaderamente ¡el evangelista no busca adornar su narra­ción! Si su relato saliera de su imaginación, de su admira­ción, no hubiera escrito esto. Autenticidad algo áspera del evangelio según San Marcos. Son cosas difíciles de decir y que no se inventan. ¡La familia de Jesús no comprende! Y quiere recuperarlo.

"Ahí fuera están tu madre y tus hermanos que te buscan."

Íesús les respondió: "¿Quién es mi madre? y ¿quién son mis enríanos?

El verdadero parentesco de Jesú no es lo que se piensa ni lo que aparenta. Para Jesús los lazos de la sangre, los lazos fa­miliares, los lazos sociales no son lo primero, son indispen­sables y reales, pero no es lícito encerrarse en ellos. ¡Su fami­lia no lo comprende!

$." semana ordinaria 289

Pero su pueblo, ¡tampoco! Su medio social más natural Na-zaret, será el que más lo rechazará (Marcos, 6-1.6).

Y echando una mirada sobre los que estaban sentados en de­rredor suyo... Marcos utiliza a menudo esta fórmula: la mirada de Jesús. Trataré de imaginar esa mirada... y de rezar a partir de ella.

Dijo: "He aquí mi madre y mis hermanos. Quien hiciere la voluntad de Dios, ése es mi hermano, mi hermana y mi ma­dre." He aquí un "sumergirse" absolutamente sorprendente en el corazón de Jesús. Tiene un corazón universal... grande como el mundo: abierto a toda la humanidad. Se siente hermano de todo aquel que "hace la voluntad de Dios". Esta familia es amplia y grande. ¡No! No se le encerrará en su familia humana in­mediata. ¡El replegarse en sí mismo es contrario, al modo de ser de Jesús! Las únicas fronteras de su familia son el hori­zonte del mundo entero. ¿Todo hombre es mi hermano, mi hermana, mi madre, también para mí? La fidelidad a la "voluntad del Padre" <fes lo primero para mí? Por esta razón, ¡María es doblemente su madre! La verda­dera grandeza de su madre, no es haberle dado su sangre, sino el hecho de ser "la humilde esclava de Dios", como nos lo ensenará Lucas cuando escribirá su evangelio, algunos años después. Pero esto nos lo ha dicho ya Marcos, aquí de un modo enigmático. Señor, ayúdanos a vivir nuestros lazos familiares como un primer aprendizaje y un primer lazo de amor... sin encerrar­nos en circulo alguno.

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2 9 0 ) . " semana ordinaria

MIÉRCOLES Marcos, 4-1.20

Llegados a ese punto del evangelio de san Marcos, cuando todos los actores están en su lugar, tendremos cinco peque­ños sermones de Jesús y cuatro milagros, que pondrán en evidencia el vínculo muy particular de Jesús con sus doce discípulos. Marcos repetirá dos veces que Jesús practica un doble nivel de enseñanza. Dirige sus parábolas a toda la mu­chedumbre en general; luego, en particular las explica a sus discípulos. Del mismo modo, los milagros relatados después no se hicieron en presencia de la muchedumbre, sino sola­mente ante el pequeño grupo.

De nuevo Jesús se puso a enseñar junto al laeo. Había en torno a El una numerosísima muchedumbre, de manera que tuvo que subir a una barca en el lago y sentarse, mientras que la muchedumbre estaba a lo largo del lago, en la ribera. Les enseñaba muchas cosas en parábolas... ' Salió a sembrar un sembrador..." Cuando se quedó solo le preguntaron los que estaban en torno suyo con los doce acerca de las parábolas. Y El les dijo: "A vosotros os ha sido dado a conocer el misterio del Reino de Dios; pero a los otros de fuera todo se les dice en parábolas..." ¿Por qué esta diferencia? ¿Es esto lo que estaríamos tenta­dos de decir, con nuestras mentes modernas, tan preocupa­das por la igualdad? ¿Qué significa esta discriminación? Una vez más, Marcos no busca engalanar su relato. Cuando ciertas actitudes nos chocan de momento, no busca atenuar este choque. Evidentemente, algo está en juego detrás de esto. ¡El papel de los "doce" debe de ser muy importante en la mente de Jesús para las estructuras de la Iglesia que El proyecta! ¿Cuál es mi actitud actual frente al problema de la "autori­dad" en la Iglesia; frente al papel de los "celadores de la Fe", de los obispos y del Papa? ¿Reduzco esta autoridad a la de

} . ° semana ordinaria 2 9 1

todas las otras sociedades humanas? O bien, ¿veo en ello una autoridad muy particular, que es una misteriosa partici­pación del poder espiritual del mismo Jesús?

Los de fuera... Mirando, miran y no ven... Oyendo, oyen y no entienden, puesto que podrían convertirse y obtener el perdón... ¡Estas palabras si se toman tal cual son absolutamente escan­dalosas para nuestros oídos modernos! Sin embargo pode­mos decir a priori, que Jesús no ha despreciado nunca a na­die, que hablaba para que le entendieran, y ¡que amaba a todos los hombres! De ello ha dado muchas pruebas. En­tonces ¿cuál es el sentido escondido de estas palabras? ¿Qué choque quieren provocar en nosotros, más allá del primer choque superficial? Estas palabras son una cita de Isaías (ó-9.10) anunciando el fracaso de su predicación a causa del endurecimiento de co­razón de sus oyentes. La mentalidad semítica, que es la de toda la Biblia, afirma con fuerza el papel de Dios en el hombre. En un acto hu­mano, el pensamiento bíblico no intenta precisar la parte que corresponde a la gracia de Dios, y la que corresponde a la libertad del hombre. Tan pronto dice: "Faraón endureció su corazón", como "Dios endureció el corazón del Faraón" (Éxodo, 11-1 o, comparado a Éxodo, Í>~3J)-Nosotros, somos ahora muy "humanistas" pensamos obrar solos hasta el momento en que ya no podemos seguir avan­zando... es entonces cuando apelamos a la ayuda de Dios, ¡una especie de Dios "tapaagujeros" de nuestras insuficien­cias! Quizá los hebreos, con su manera ruda de expresarse, estaban más cerca de la verdad: nada de lo que pasa es ex­traño a Dios. Pero esto no quiere decir que el nombre no sea libre; ahora bien, ¡esto nos lleva a una inmensa humildad y a una integral responsabilidad!

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292 j . " semana ordinaria

JUEVES Marcos, 4-21.2;

Después de la parábola del sembrador, y su explicación al grupito de los íntimos, escucharemos otras parábolas. Ahora sabemos muy bien que no se trata de historietas infantiles, sino que por el contrario, son "palabras misteriosas" que sólo se dejan penetrar por los que tienen un corazón verda­deramente disponible. Señor, abre nuestros corazones a tu misterio.

¿Acaso se trae la lámpara para ponerla debajo un celemín o bajo la cama? ¿No es para ponerla sobre un candelera? Jesús, observador de lo real. Ha visto, mil veces a su madre en la casa encendiendo la lám­para al anochecer, para colocarla, no bajo la cama, donde re­sultaría inútil, sino en el centro de la sala, sobre un candelera a fin de que ilumine lo más posible. A través de este simple gesto familiar, ya bello humana­mente, Jesús ha visto un ' símbolo". Cada realidad material evoca para El lo invisible. La Palabra de Dios no está hecha para ser guardada "para sí"; no se la recibe verdaderamente si no se está decidido a comunicarla. Y he aquí todavía un sumergirse en la profundidad de la persona de Jesús: a través de esta rápida imagen se sugiere toda una orientación del pensamiento... Replegarse en sí mismo es impensable para Jesús. El egoismo, incluso el por así decirlo espiritual, que consistiría en "cuidar de la propia almita", es condenado formalmente: toda vida cristiana que se repliega en sí misma en lugar de irradiar no es la querida por Jesús. ¡Señor, ten piedad de nosotros!

Porque nada hay oculto sino para ser descubierto, y no hay nada escondido sino para que venga a la luz. Hay que dejarse captar por el Dios "escondido", descubrir su 'secreto'... y luego hacerse servidor de ese Dios, traba­jando para que "se le descubra".

_?." ¡emana ordinaria 293

¡Ah no! Jesús no se ha propuesto ser de antemano oscuro. Las explicaciones de la parábola del sembrador podrían de­jarlo entender cuando decía: "¡mirando, miran y no ven!" Jesús sin embargo parece decirnos: no tengo que tomarme por un hombre absurdo, como el que enciende la lámpara para ponerla bajo el celemín. ¡No! dice: vengo a comunica­ros el amor que Dios siente por los hombres, y lo digo en vuestra lengua, y no en "no sé qué lengua incomprensible". Se trata ciertamente de un gran secreto, pero de un secreto

?ara ser desvelado a plena luz. vosotros, no guardéis tampoco para vosotros mismos

vuestros descubrimientos, ¡compartidlos! ¡Es una exigencia esencial hablar la lengua de los demás, y ser lo más claro posible para hablar de lo Indecible!

Prestad atención a lo que oís: Con la medida con que mi­diereis se os medirá y se os dará por añadidura. Pues al que tiene se le dará, y al que no tiene, aun lo que tiene le será qui­tado. Jesús, ha observado también en eso a los comerciantes de su tiempo cuando están midiendo el trigo, o la sal, con un cele­mín o un recipiente: se tasa más o menos... se llena hasta el borde o se procura dejar un pequeño margen a fin de mejo­rar la economía. Y Jesús nos revela su temperamento: "lanzaos plenamente, tasad, colmad". Y aplica este símbolo al hecho de escuchar la Palabra de Dios. No olvidemos que estamos al principio del evangelio. Jesús desea que sus oyentes se llenen de esta Palabra, sin perder nada de ella. ¿C*ué avidez siento? ¿Soy de los que enseguida dicen: "basta"... o de los que dicen: "¡más!"... La medida de amar, es amar sin medida...

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294 $." semana ordinaria

VIERNES Marcos, 4-26.34

Las dos parábolas de hoy tienen en común el "símbolo" de la germinación, de la potencia de la "vida naciente". Jesús ve así su obra.

El "Reino de Dios" es como un hombre que arroja la semilla en la tierra. Contemplo a Jesús sembrando. Es un gesto absolutamente natural, apasionante, misterioso. Un gesto de esperanza y de aventura. ¿Crecerá? ¿Habrá buena cosecha, o no habrá nada? ¿Helará en invierno y des­truirá las tiernas plantas? O bien, ¿quemará el sol lo que es­toy sembrando? No lo sé. Pero lo que sí sé es que hay que sembrar y arriesgarse. Gracias, Jesús. Tú eras de aquella raza, campesina, que estaba en contacto con la naturaleza, en contacto con la vida... Tú eras de los que creen en la vida, que tienen confianza en el porvenir, de los que siembran a manos llenas ¡para que la "vida" se mul­tiplique! Pero esta imagen es válida para cualquier vida humana: para los empresarios, médicos, profesores, programadores, arte­sanos, madres de familia, asistentas, artistas, sacerdotes, etc.. hay que sembrar, hay que invertir sobre el porvenir. Jesús, es concierne de estar haciendo esto: siembra. Em­prende una gran obra que tiene porvenir. El "Reino de Dios" comienza; como un gran tiempo de siembra.

De noche y de día, duerma o vele, la semilla germina y crece sin que él sepa cómo. Por sí misma la tierra da fruto, primero la hierba, luego la espiga, enseguida el fruto que llena la es­piga, y cuando el fruto está maduro, se mete allí la hoz, por­que la mies está en sazón. Marcos es el único que nos relata esta maravillosa, corta y

Stimista parábola del "grano-que-crece-solo" ¡Releedla! :jaos llevar por su alegre movimiento.

3." semana ordinaria 295

Sí, todo reside en la vitalidad de la semilla: el germen es una potencia concentrada, formidable, invencible... pero me­nuda, escondida y aparentemente frágil. Desde que la semi­lla ha sido arrojada a la tierra, comienzan en lo secreto, una serie de maravillas. Poco importa que el campesino se preo­cupe o no, por ello; en último termino, la cosa no depende Ía de él.

)e esa manera dijo Jesús, el Reino de Dios es como una se­milla viva. Sembrada en un alma, sembrada en el mundo, crece con un lento, imperceptible, pero continuo creci­miento. Incluso inapercibida, y no verificable aún, la vida progresa y no abdica jamás. ¿Qué quieres decirme, Señor, a mi, hoy a través de estas pa­labras de esperanza? ¿A qué me invitas?

¿A qué podemos comparar el "Reino de Dios"? A un "grano de mostaza"... que cuando se siempra en la tierra es la más pequeña de todas las semillas del mundo. Pero sembrado, crece y se hace más grande que todas las hortalizas y echa ramas tan grandes que las aves del cielo pueden abrigarse a su sombra. Basta releer y repetir estas palabras y estas imágenes para hacer una auténtica oración. Imaginar que salen de la mente, del corazón, de los labios de Jesús. Aplicarlo a la Historia: en ese momento, Jesús estaba solo, a orillas del lago, con doce hombres y algunos oyentes galileos... y la "pequeña semilla" de ese día ha llegado a ser un árbol grande ha llegado hasta los extremos de la tierra. Pienso en la Iglesia, en su pequenez y fragilidad. Pienso en mi propia vida espiritual, tan débil y 'pequeña". ¡Releo su promesa, Señor! Aplico eso también a

mis empresas humanas o apostólicas, a mis desalientos, a mis riesgos de abandono. Y vuelvo a leer su parábola de es­peranza. ¡Gracias, Señor! Gracias Marcos, por habérnosla relatado.

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296 ) . ' semana ordinaria

SÁBADO Marcos, 4-35.41

Después de la serie de parábolas, Marcos aborda una serie de milagros. Los cuatro milagros citados aquí por san Marcos, no fueron hechos en presencia de la muchedumbre, sino sólo ante los discípulos... para ellos, para su educación. Es algo así como con las parábolas, de las que Marcos cuida va­rias veces de advertirnos de "que Jesús lo explicaba todo, en particular, a sus discípulos". (Marcos, 4-10; 4-34).

Jesús había hablado a la muchedumbre. Llegada ya la tarde dijo a sus discípulos: "Pasemos al otro lado. Y despidiendo a la muchedumbre, le llevaron según estaba en la barca... Imagino esos instantes de intimidad más tranquilos, en los que Jesús está solo con su grupito. El es quien ha previsto y preparado esos instantes: "pasemos al otro lado". Deja la Galilea, donde desde ahora las gentes están y le acosan. Va a la región pagana, de los Gerasenos, país nuevo donde la Palabra de Dios no ha sonado todavía, país de misión... donde viven nuevos creyentes en potencia, y donde hay nuevas conversiones posibles. Va allá "con sus discípulos". Tendrán algo más de tiempo

Eara hablar, con la mente reposada, tranquilamente, lejos de 1 gente.

Señor, si lo quieres, sube a menudo a mi barca, salgamos juntos.

Se levantó un fuerte vendaval. Las olas se echaban sobre la barca, de suerte que se llenaba de agua. ¡Sorpresa! ¡No, evidentemente, no habían dejado la Galilea para esto! Lo imprevisto de Dios. La ráfaga que empuja la vela y, de repente, sin esperarlo, tumba la barca. El lago Tibe-ríades parece estar habituado a estos bruscos asaltos ines­perados. Dios que confunde. Dios desconcertante. ¿Acepto yo dejarme conducir por Dios, hasta no saber adonde me va a llevar?

) . " semana ordinaria 297

Él estaba en la popa, durmiendo sobre un cabezal. ¡Es realmente desconcertante! Humanamente, para llegar a esto, para dormir tranquila­mente en lo profundo de la tempestad, se necesita: — Sea un equilibrio natural excepcional... — Sea una fatiga inmensa... Contemplo a Jesús durmiendo, su cabeza sobre el cabezal, en la popa del barco.

Sus compañeros le despiertan y le gritan: "Maestro, ¿no te importa? Estamos perdidos." Admirable escena. Plegaria para ser repetida: un grito... una audaz familiari­dad... una pregunta... ¡Cuántas veces tenemos también no­sotros esta impresión! Señor, ¿Tú duermes? ¡Despiértate!

Y despertando, mandó al viento v dijo al mar: "Calla, sosié­gate.' Y se aquietó el viento y se hizo completa calma. Sueño, Señor, con esa completa calma que siguió... Contigo, ¿cómo temeré?

Íesús les dijo: "¿Por qué teméis? ¿Aún no tenéis fe?" Y so-recogidos de gran temor se decían unos a otros: "¿Quién

será éste, que hasta el viento y el mar le obedecen?". Es la primera vez que Marcos anota esta cuestión, en el grupo de los discípulos. Cuestión esencial sobre la persona profunda de ese joven rabí con quien se han embarcado: ¿quién es? ¿Para qué clase de aventura? ¿Dónde nos condu­cirá? Por de pronto no hay respuesta... tienen miedo. Es na­tural.

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298 4." ¡(mana ordinaria

4.a semana ordinaria

LUNES Marcos, j-1.20

Esta semana entraremos en una fase de la vida de Jesús en la que se acentúa la formación práctica de sus discípulos a su misión futura. — milagros muy significativos realizados delante de ellos

solos, sin la presencia de la muchedumbre... — envío en misión para un primer período de prácticas de

apostolado...

Jesús y los doce atravesaron el lago y fueron al país de los Gerasenos. Algo muy importante para Marcos ¡que escribe para paganos convertidos, en Roma! Es la primera vez que Jesús pasa voluntariamente una frontera, y que toma contacto con el mundo pagano de su tiempo. Se lleva consigo a sus "doce". Gerasa, ¡país de misión! "Francia, país de misión", título de un libro célebre unos años atrás. Mundo entero, país de misión. Como Jesús, ¿me preocupo yo de todos los que aún ignoran el evangelio? Hay sectores humanos no evangeli­zados en todas partes.

Un hombre poseído de un "espíritu impuro" fue al encuentro de Jesús... Tenía su morada en los' sepulcros"... y ni aun con "cadenas", nadie podía sujetarle... Pues muchas veces le habían puesto "grillos" y cadenas... Pero los había roto... y nadie podía dominarle. Todos estos términos tienen un valor simbólico: tratan de sugerir la situación verdaderamente dramática del "hombre —no— evangelizado". —Está dominado por fuerzas oscuras: Jesús pondrá en

4." semana ordinaria 299

evidencia enseguida, la potencia maléfica y prolífera de esas fuerzas... "Mi nombre es Legión, pues ¡somos muchos!" (La "legión" romana constaba de aooo soldados). —Visto por un judío, el pagano es un hombre condenado a la muerte; vive ya "en los sepulcros" en medio de la podridumbre y de osamentas impuras. Los "cerdos", animales impuros y repugnantes para un judío, son su única compañía: le está prohibido comer su carne (Levttico, 11-7-Sj —Enfin, el hombre no-evangelizado es un hombre "trabado" "encadenado", no libre. ¿No conservo quizá yo mismo también algunas cadenas y ligaduras? Todas estas imágenes nos dejan adivinar la importancia del gesto misionero que va a hacer Jesús: ¡Viene para liberar al nombre! Cualquiera que sea su degradación —aquel geraseno era un verdadero "monstruo" humano— ¡el hombre puede ser radicalmente curado y transformado por Jesús! He aquí la buena nueva. Las miles de pasiones que lo deformaban, la Legión de demonios que lo habitaban, han sido vencidos. Jesús es más fuerte que las fuerzas maléficas del hombre.

Las gentes fueron a ver lo que había sucedido... Ven al endemoniado "sentado", "vestido" y en su "sano juicio"... El hombre se fue y comenzó a predicar en la Decápolis cuanto le había hecho Jesús. De un bruto inmundo Jesús ha hecho un hombre equilibrado, normal, un hombre en su "sano juicio", un hombre cuya vida tiene un sentido, e incluso un apóstol, pues va a los suyos —paganos como él antes— y les anuncia la buena nueva de la transformación que Jesús ha obrado en él. Dos advertencias para orar a partir de este texto: la frontera del paganismo pasa por nuestro propio corazón —hay en mí algunos sectores que hay que salvar—... la misión es una característica esencial de la Iglesia —hay que ir hacia todos aquellos que esperan aún su liberación, sin encerrarse en el medio cristiano.

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3 0 0 4a semana ordinaria

MARTES Marcos, j-21.4

Después del milagro de la "tempestad calmada" y el del "endemoniado liberado"... vamos hoy a oír el relato de otros dos milagros estrechamente imbricados y ligados uno a otro: asistimos a una especie de crescendo, a una progre­sión en la Fe de los discípulos para quienes son estos ges­tos... El lector es llevado por san Marcos a creer en el poder de la resurrección de Jesús: — poder sobre los elementos de la naturaleza (la tempestad

en el mar). — poder sobre los "espíritus inmundos" del hombre pa­

gano (¡en Gerasa!) — poder sobre la enfermedad (la hemorragia de la mujer)... — poder sobre la muerte (resurrección de la hijita de

Jairo)...

Una mujer que padecía flujo de sangre desde hada doce años... vino entre la muchedumbre por detrás, y tocó su ves­tido... Al punto, se secó la fuente de la sangre, y sintió en su cuerpo que estaba curada de su mal... Por de pronto, podría decir de esto que fue una curación ro­bada: esta mujer busca esconderse, se avergüenza de su en­fermedad, que por otra parte la pone en estado de "impu­reza legal" según la Ley judía (Levítico, 1 j-2j). En tocar el vestido de Jesús, ha hecho algo prohibido, tabú. Nos cuesta hoy imaginar de qué modo Cristo ha liberado a los hombres de cantidad de miedos ancestrales, transmitidos de generación en generación por los antepasados y por las costumbres y las leyes. ¡Señor, libéranos!, ¡libéranos de nuestros miedos!

La mujer, llena de temor y temblorosa se postró a sus pies... Sí, es esto, se siente culpable porque ha infringido una Ley del Levítico, una ley de su pueblo. Constantemente veremos a Jesús tomar en consideración a

4" semana ordinaria 3 0 1

los marginados, a los rechazados, a los "dejados de lado" por la Ley... o a los que se sienten rechazados por sus semejan­tes. Gracias, Señor, por este amor que Tú tienes a todos, sin ex­cepción. ¿Cuál es mi actitud?

"¿Quién ha tocado mis vestidos?"... "Hija mía, tu Fe te ha salvado. Vete en paz y seas curada de tu mal." Jesús mismo provocó la confesión. Decididamente quiso que esta mujer que se escondía saliera del anonimato. La obliga a darse a conocer para que entre en relación personal con El. La hace pasar de la creencia mágica, algo elemental, —"si yo toco su vestido..."—, a una fe verdadera —"ella le contó toda la verdad..."— La fe es una relación personal con Jesús. Entonces, Jesús "vuelve a darle", por así decir, la curación que había "robado". ¿No tengo yo también, alguna vez, la tentación de situarme delante de Dios, como ante una magia pagana: como uno que quiere aprovecharse de Dios, forzar la mano a Dios, po­ner la mano sobre El?

En este momento llegaron de la casa de Jairo para anun­ciarle: "Tu hija ha muerto. ¿Por qué molestar ya al maestro?" La fe de Jairo, y de los discípulos que viven estos aconteci­mientos en directo es puesta a prueba por la incredulidad de los que les rodean: "¿Por qué molestar...?" Sí, lo que Jairo pedia, está ya fuera de lugar. Su hijita no está sólo enferma, sino muerta: Será necesario que la Fe dé un salto suplemen­tario a lo desconocido.

" ¡No temas! ¡Ten sólo Fe!"... La niña no ha muerto, duerme Jesús mismo viene en ayuda de su Fe. Pero la incredulidad continúa alrededor de Jesús: "todos se burlaban de El" cuando dijo que dormía. Por otra parte, esta fórmula no puede comprenderse en toda su profundidad sino después de la resurrección de Jesús. Sí, con Cristo, la muerte ya no es totalmente muerte, es un sueño antes de un despertar.

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302 4a semana ordinaria

MIÉRCOLES Marcos, 6—1.6

Íesús volvió a "su patria", siguiéndole los discípulos, legado el sábado se puso a enseñar en la sinagoga.

He aquí pues a Jesús de nuevo en Nazaret. La costumbre quería que se invitase a un hombre a leer y comentar la Es­critura. El jefe de la sinagoga confía este papel a Jesús, el an­tiguo carpintero del pueblo. Marcos no nos dice cual fue el tema de la homilía que hizo Jesús este día, pero señala sola­mente el asombro y la incredulidad de los oyentes.

El numeroso auditorio se maravillaba diciendo: "¿De dónde le vienen a éste tales cosas, y qué sabiduría es ésta que le ha sido dada, y cómo se hacen por su mano tales milagros? ¿No es acaso el carpintero? ¿El hijo de María y el hermano de Santiago, de José, de Judas y de Simón? ¿Y sus hermanas no viven aquí entre nosotros?" Y se escandalizaban de El. Marcos da la lista de los primos y primas de Jesús. A la moda oriental, les llama "hermanos" y "hermanas". Jesús vuelve a encontrarse pues en su medio ambiente y en su familia. Como Marcos ya nos ha hecho notar (Manos, 3-20.2;), Jesús es mal visto por ellos. Pero, más neta­mente que entonces, tiene una nueva familia: sus discípu­los, los que escuchan la Palabra de Dios, los que tienen fe en El.

Jesús les deda: "Ningún profeta es tenido en poco, sino en su patria y entre sus parientes y en su familia." Y no pudo ha­cer allí ningún milagro, fuera de que a algunos enfermos les impuso las manos y los curó. Esta imposibilidad de hacer milagros, no viene de que no tenga ya poder para ello... sino que se relaciona con la falta de Fe. El milagro supone la Fe. Pero no se trata de una con­dición, como si la confianza del enfermo condicionará el éxito de su curación. De hecho, es que el milagro ya no ten­dría ninguna significación: La fe es necesaria para compren­derlo, para recibirlo.

4a semana ordinaria 303

Y se admiraba de la "incredulidad" de aquellas gentes. He aquí a Jesús frente al problema de la incredulidad. Tenemos a veces la impresión de que es un fenómeno mo­derno: ahora bien, Jesús se encontró confrontado también a la incredulidad. Tenemos a veces la impresión de que la incredulidad pro­viene de una falta de la Iglesia —"ya no se enseña religión... ya no se hace catcquesis' —ahora bien cuando Jesús en per­sona enseñaba, y en su propio pueblo, no lograba hacerse comprender, jQué misterio! Con toda la calidad de su pala­bra, se encontraba delante de gentes que no tenían Fe. ¡Cuantos padres hoy se encuentran ante el mismo fenó--meno, por parte de su propios hijos! Pues bien, recordemos que el mismo Jesús ha tenido incrédulos en su propia fami­lia! Señor, quiero hacer mi oración a partir de aquí.

Se admiraba... Sí, Jesús está sorprendido, extrañado de esta incredulidad. Fue ya su reacción, en el lago, con sus discípulos, durante la tempestad: "¿por qué tenéis tanto miedo?, ¿todavía no te­néis fe?" Tu "admiración", tu extrañeza, Señor, me hacen bien: me manifiestan al menos que Tú estás seguro, Señor, de lo que enseñas, de lo que Tú eres... Estimo esta seguridad, esta "sabiduría que te ha sido dada", como decían tus compatriotas de Nazaret. Pero, Señor, te lo ruego humil­demente, comprende nuestras incredulidades, nuestras dificultades para creer: ¡va muy lejos la Fe! Llega hasta te­ner que reconocer que Tú tienes el poder de resucitar a los muertos. Y es natural que digamos a veces también "por qué molestar aún al maestro', por la niña muerta. Gracias, Señor. Es difícil... pero quiero creer en Ti.

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3°4 4a semana ordinaria

JUEVES Marcos, 6-6.13

\ esús llama a los "doce" y, por primera vez, los "envía"... . ísta es la primera vez que van a encontrarse solos, sin esús... lejos de El. Es el "tiempo de la Iglesia" que empieza

con un período de prácticas. Durante los cinco primeros capítulos de su relato, Marcos nos ha presentado, con una insistencia evidente, a "Jesús —con sus discípulos"... frente a la muchedumbre... frente a los adversarios. En el momento de su vocación (Marcos, 3-13.14), Marcos había dicho: "Jesús estableció a doce para estar con Él y para enviarlos...' Es el movimiento del cora­zón: diástole, sístole... la sangre viene al corazón y de allí es enviada al organismo... Es el mismo movimiento del apos­tolado: vivir con Cristo, ir al mundo a llevarle este Cristo... intimidad con Dios, presencia en el mundo...

Los envía de dos en dos... Esto es muy moderno y avanzado. En la Iglesia no se trabaja solo sino en equipo. Es voluntad explícita de Jesús. Me in­terrogo sobre mis actitudes a partir de aquí. El individua­lismo tiene formas sutiles, temibles: no suele gustarnos mu­cho que los hermanos controlen nuestros propios compor­tamientos apostólicos u otros... Y ¿sin embargo?

Dándoles poder sobre los espíritus impuros... Partieron, y predicaron que se arrepintiesen. Y echaron muchos demonios, y ungían a muchos enfermos con óleo y los curaban. Hacen exactamente lo que hemos visto hacer a Jesús en estos cinco capítulos. Hoy discutimos mucho sobre el "po­der de los ministros" en la Iglesia. Marcos los resume en tres palabras: —el carisma de la "palabra" que proclama la necesidad de un cambio de vida. — el carisma de "echar los demonios", potencia de acción

contra el mal.

4a semana ordinaria 3°5

— el carisma de "curar a los enfermos", mejorar la vida hu­mana.

El evangelio tiene algo de virulento, de activo. Marcos uti­liza las imágenes y los esquemas mentales de sus contempo­ráneos que veían a Satanás presente en todas partes. Cierta­mente se debe hacer una purificación de las imágenes para que nuestros contemporáneos nos comprendan... pero queda claro que la misión tiene un carácter dramático: elmi-sionero, el enviado de Jesús no es un agente publicitario de un producto que se venderá bien si es bueno... sino ¡una

Í>ersona que va al combate contra los adversarios, contra las uerzas del mal!

El enviado de Jesús debe instaurar un mundo más justo y más fraternal, debe mejorar la vida humana —convertir, sa­car el mal, sanar—: ¡tales son los signos del Reino de Dios! Y yo, en mi vida, ¿dónde estoy?

Y les encargó que no tomasen para el camino nada más que "un bastón ; ni pan, ni alforja, ni dinero en el cinturón... y que se calzasen con sandalias y no llevasen túnica de recam­bio... Dondequiera que entréis en una casa quedaos en ella, hasta que salgáis de aquel lugar..." Lo que Jesús quiere son tropas ligeras, sin bagajes embarazo­sos, siempre dispuestos a partir donde sea... caminantes, gentes disponibles, desprendidos. "Lo hemos dejado todo

Eara seguirte: casa, hermanos, hermanas, madre, padre, ijos, campos..." (Marcos, 10-¿y. 30)

Y si una localidad no os recibe ni os escucha, partid. Como Jesús, se encontrarán ante el rechazo, ante la incredu­lidad. La misión de la Iglesia es cosa difícil: Jesús les ha ad­vertido; está previsto.

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306 4" semana ordinaria

VIERNES Marcos, 6-14.2$

He aquí pues a los "doce", ellos solos partiendo hacia los ueblos. ¿Qué hace Jesús durante ese tiempo? Marcos no lo ice. Jesús debe de estar pensando en sus amigos que afron­

tan el rechazo del cual les había advertido, debe de rezar por ellos... Es la primera experiencia de Iglesia, ¡todo es todavía muy frágil! Esta primera "misión" ha durado sin duda algunas semanas o algunos meses, pues Marcos, antes de contarnos su re­torno junto a Jesús, ha creído necesario hacer un interme­dio. Y lo que nos dirá no lo intercala al azar: Tendremos con ello una muestra del género de acogida que se hace a los "en­viados de Dios"... Juan Bautista es humanamente y aparen­temente el fracaso; es el ambiente dramático de la misión. "Como trataron al maestro, así también seréis tratados."

El rey Herodes oyó hablar de Jesús, pues su nombre iba ad­quiriendo celebridad. Sobre todo en el momento en que el grupo de los discípulos se rompe, para distribuirse por seis ciudades a la vez. Se ha­bla de Jesús un poco por todas partes: ahora tiene "repre­sentantes" que actúan en su nombre... su movimiento se or­ganiza... empieza a ser notado por las gentes.

Y Herodes decía: "Es Juan Bautista que ha resucitado..." Otros decían: "Es Elias.' Y otros: "Es un profeta como uno de tantos..." Al principio, ya lo hemos visto, la muchedumbre iba a El simplemente por sus milagros. Ahora las gentes sencillas hacen sus hipótesis. Mientras que los adversarios ya han re­suelto la cuestión: "es un loco, un poseso", la opinión pú­blica sigue buscando: debe ser Juan Bautista, o Elias, o un profeta. Todas estas palabras indican la estima en que se le tiene. Es un gran hombre, es un hombre de Dios, es un hombre inspirado, es "un profeta". Y yo, ¿qué es lo que digo de Jesús?

4" semana ordinaria 307

Para mí, ¿Quién eres Tú, Señor? ¡La pregunta sobre Cristo sigue siendo actual hoy también! Recientemente, unas jóvenes decían a su consiliario que no llegaban a creer que 'Jesús fuese Dios". ¡Esto no es nuevo! Los contemporáneos de Jesús que le veían con sus propios ojos, no llegaban tampoco a abarcar totalmente su miste­rio... y habitualmente se equivocaban sobre su profunda identidad. Señor, danos la Fe. Señor, aún en medio de nues­tras dudas; conserva nuestras mentes disponibles y abiertas a nuevos y más profundos descubrimientos. ¡Revélate! Arrástranos en tu seguimiento hasta tu abismo, hasta la re­gión inaccesible a nuestras exploraciones humanas, hasta el misterio de tu ser. Pero para ello se precisa una lenta, frecuente y perseverante relación. Una enamorada no descubre en un solo día todas las cualidades de la persona amada. ¿Cuanto tiempo paso cada día con Cristo? ¿Por qué me extraña pues que te conozca tan poco?

Herodes pues, habiendo oído hablar de Jesús, deda: "Juan, aquel a quien hice decapitar, ha resucitado..." A menudo es a través de la voz de la conciencia que Dios se insinúa a los hombres. Herodes no está orgulloso de su con­ducta: ¡ha matado injustamente! Esto le inquieta. Jesús des­pierta su conciencia adormecida: ¿la escuchará? ¿Escucho yo mi conciencia?

Relato de la muerte de Juan Bautista Marcos se aprovecha de esto para contar el homicidio, del que todo el mundo hablaba en Palestina. Jesús acaba de de­cir que el éxito aparente de la misión no está asegurado: ya advirtió a sus amigos antes de enviarlos. Y los primeros lec­tores de Marcos, en Roma, vivían también en la persecu­ción. Es la Pasión redentora que ha comenzado, y que prosi­gue hoy.

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308 4a semana ordinaria

SÁBADO Marcos, 6-50.34

Después de su primera "misión" volvieron los apóstoles a reunirse con Jesús... Es la hora del "informe" a los demás... Se actúa y luego se "revisa" la acción para mejor comprenderla en la Fe, y me-

6rar las próximas intervenciones apostólicas, oy también se hacen muchas "reuniones". Se trabaja mu­

cho en grupo, en la vida escolar, profesional, en la investi­gación. Las Asociaciones y Sindicatos de todas clases con­vocan a sus miembros para "poner en común" ideas y pro­yectos. Me agrada, Señor, descubrir, una vez más como sus méto­dos de trabajo corresponden en profundidad a la natura­leza del hombre, que es un ser de relación y de participa­ción. Muchos cristianos han comprendido hoy que su Fe se ro­bustecería si decidieran "reunirse" con otros hermanos para dialogar sobre ella. Señor, ayuda a otros muchos a descubrir, a comprender esto a su vez. Este es ya el sentido de la Asamblea eucarística del do­mingo: después de su misión durante la semana, los cristia­nos se reúnen junto a Jesús... ¿Considero yo así mi participación en la misa? Pero, es preciso que muchos cristianos se decidan a hacer más, aceptando otras "reuniones" donde participen con otros en una reflexión y una acción colectiva... en la que la Fe sea el fermento de la reflexión y de la acción.

Le contaron cuanto habían hecho y enseñado... Una gracia a pedir al Señor: la revisión de vida apostólica. Esta revisión de nuestra vida con Jesús, es una de las formas más útiles de oración. Cada noche debería darnos ocasión para "relatar" a Jesús "lo que hemos hecho". Si así lo hicié­ramos cada día, podríamos dar un contenido mucho más rico a la "ofrenda' de nuestras misas y a nuestras puestas.en

4a semana ordinaria 3 0 9

común de equipos apostólicos. Ayúdanos, Señor, a revisar contigo nuestras vidas.

El les dijo: "Venid, retirémonos a un lugar desierto para que descandéis un poco." Pues eran muchos los que iban y ve­nían y ni espacio les dejaban para comer. Fuéronse en la barca a un lugar desierto... Hay un grado de sobrecarga, de tensión nerviosa, que re­sulta nefasto para el apostolado, como para todo equilibrio simplemente humano. ¡Gracias, Señor, por recordárnoslo! Y por ocuparte del "descanso" y de la distensión de tus apostóles, después de un pesado período de misión. Necesidad de silencio, de recogimiento, de soledad, v Esencial al hombre de todas las épocas... pero especialmente indispensable al hombre moderno, en la agitación de la vida de hoy. ¿Qué parte de mis jornadas o de mis semanas dedico volun­tariamente al "desierto"?

Las gentes ven alejarse a Jesús y a sus discípulos... De todas partes corren hacia allá y ¡llegan antes que ellos! Al desem­barcar, Jesús ve una gran muchedumbre. Se compadece de ellos porque son como "ovejas sin pastor". Y se pone a ense­ñarles detenidamente. Este será un problema permanente de la Iglesia: la tensión entre "el pequeño rebaño" de los fieles... y el inmenso redil de la muchedumbre que espera... Jesús hubiera querido consagrarse a la formación más a fondo de su "pequeño grupo'... pero cede a la llamada de la multitud. Se deja acaparar. Es su debilidad. El también se ha encontrado ante algunas urgencias. El también ha permitido que estorbasen sus planes y sus proyectos... por amor, compadecido .

Señor, consérvanos disponibles, aún en el seno mismo de nuestros planes muy bien previstos.

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3 i o 6." semana ordinaria

5.a semana ordinaria

LUNES Marcos, 6-53.56

Desde el retorno de misión de los Doce (Marcos, 6-3 0) hasta la profesión de fe de Pedro (Marcos, S-2j>Jd evangelio se­gún san Marcos nos presenta dos secuencias paralelas, cuyo tema podría ser "La mesa abierta a todos":

6-30

6-45

Primera multiplica­ción de los panes. Travesía del lago y marcha sobre las aguas.

7-1 Discusión con los fari -seos sobre las prohibi­ciones alimentarias.

7-24 Salida hacia Tiro y Si-don: y en territorio pagano, Jesús hace una aclaración sobre el "pan": ¿está reservado a los judíos? o bien la mesa está abierta a todos?

7-31 Curación de un sor­domudo.

8-1 Segunda multiplica­ción de los panes.

8-10 Travesía del lago.

8-11 Discusión con los fari­seos que piden un "signo del cielo".

8-13 Salida hacia la ribera

f iagana del lago: y esús, porque los dis­

cípulos haDÍan olvi­dado proveerse de pan, les habla sobre la 'levadura de los fari­

seos"; ¡la importancia de los residuos! Hay pan para todos.

8-22 Curación de un ciego.

Jesús y sus discípulos atravesaron el lago; llegaron a la playa en Genesaret y atracaron. En cuanto salieron de la barca las gentes le reconocieron y corrieron de toda aquella región; y comenzaron a traer en camillas a los enfermos donde se en­teraban de que El estaba. El milagro de la multiplicación de los panes, que acaba de

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producirse ha suscitado el entusiasmo popular. Da la impre­sión de que "Jesús y sus discípulos" están jugando al escon­dite con la muchedumbre: tratan de huir atravesando el lago, en un sentido o en otro. Pero cada vez la muchedum­bre les encuentra. Jesús y sus discípulos no pueden escapar de las gentes. Es necesario ocuparse de ellas: el descanso será para más tarde. Repensemos el hecho: vienen de la misión, necesitan de un lugar tranquilo, atraviesan el lago: la mu­chedumbre está ahí. Se las arreglan para salir desapercibidos (Marcos, 6-45). ¡Es inútil! la gente los ha alcanzado de nuevo. Señor, danos tu disponibilidad.

Adonde quiera que llegaba, en las aldeas, ciudades o granjas, colocaban a los enfermos en las plazas y le rogaban que les permitiera tocar siquiera la orla de su vestido. Y cuantos le tocaban quedaban sanos. La "enfermedad"... En nuestros días la curación de las en­fermedades corresponde a la ciencia médica. Pero los anti­guos, en todas las civilizaciones del mundo, dieron a la enfermedad y a la curación una significación religiosa. Se re­curría a Dios para ser curado... mientras que hoy la primera reacción es llamar al médico. Y esto esta bien. El hombre con la inteligencia que Dios le ha dado, debe combatir el mal: ayudar, cuidar, sanar, sigue siendo un "don de Dios", si bien pasa por las manos, la inteligencia y el corazón de los hombres. Médicos y enfermeras... maravillosa vocación al servicio de la humanidad. Sí, la enfermedad y los sufrimientos que la acompañan, si­túan al hombre en una terrible inseguridad: simbolizan la fragilidad de la condición humana, sometida a riesgos ines­perados e imprevisibles. La enfermedad contradice el deseo de absoluto y de solidez, que todos tenemos: y es por ello que la enfermedad guarda siempre una significación reli-

g'osa, aún para el hombre moderno, e esta inseguridad radical, los médicos no pueden curar­

nos. Sólo Jesús puede hacerlo, por la fe, en cuanto espera­mos la curación definitiva en el más allá.

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3 I 2 / " semana ordinaria

MARTES Marcos, 7-1-13

Algunos fariseos y Escribas, venidos de Jerusalén... Para Marcos, los lugares tienen un valor simbólico. Hay oposición entre "Galilea" y "Jerusalén". Hasta el capítulo II, durante toda la primera parte del ministerio de Jesús, cada vez que Jerusalén es citada, es en un sentido hostil: es de Jerusalén —la capital religiosa y política— de donde vie -nen todos los ataques malévolos... allí, los responsables de la nación le condenarán a muerte y le entregarán a los paganos.

Se reúnen en torno de Jesús y ven a algunos de sus discípulos comer con las "manos impuras", es decir, sin "lavárselas". Los Fariseos en efecto, como todos los judíos, si no se lavan cuidadosamente las manos, no comen, cumpliendo así la tra­dición de los antiguos. Y de vuelta del mercado, no comen si antes no se aspergen con agua. Y observan otras muchas prácticas por tradición: lavado de copas, jarros y platos. Esta es la cuestión. No se trata solamente de higiene sino de prácticas rituales sobre lo "puro y lo impuro', codificadas por la ley de Moisés (Levttico II) y considerablemente am­plificadas y precisadas por la tradición.

"¿Por qué tus discípulos no siguen la tradición de los anti­guos?" Se las tienen con Jesús a causa de sus discípulos. Poco a poco, Jesús forma a sus discípulos en vistas a su papel misionero futuro. Les abre al universalismo. Paulatinamente van comprendiendo que los estrechos marcos de la antigua religión no son ya aptos para responder a las nuevas exigen­cias: llamados a hacer obra misionera en países de culturas muy diferentes del medio judío, deben atender a "lo que es esencial", sin embarazarse con costumbres que bloquearían inútilmente a los paganos de buena fe, que no tuvieran los mismos usos respecto a los alimentos. Señor, enséñanos lo "universal". Señor, ayúdanos a distinguir lo esencial de tu mensaje... de

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todos los usos y costumbres de los siglos precedentes, de todos los hábitos particulares. En una época de mutación cultural, haznos ver, Señor, lo que es inmutable, y lo que puede y debe cambiar... para que las generaciones de mañana no se sientan frenadas y encon­tradas al evangelio por el hecho de haberlas ligado dema­siado a "tradiciones de los antiguos".

Jesús les dice: "Muy bien profetizó Isaías de vosotros, hipó­critas, según está escrito: Este pueblo me honra con los la­bios, pero su corazón está lejos de mí, pues me dan un culto vano, enseñando doctrinas que son preceptos humanos." (Isaías, 29-13) La réplica de Jesús es violenta. Se apoya en la Escritura para contestar a los que le atacan. El sentido global de este pasaje, como tantos otros que van en el mismo sentido en las pala­bras de los profetas, es el anti-formalismo. Para Dios no son los gestos exteriores lo que cuenta, sino el "corazón". El culto por el culto no tiene valor. El culto debe expresar sen­timientos profundos.

Anuláis "el mandamiento de Dios" para aferraros a vuestra tradición Jesús hace referencia al mandamiento del amor a los padres: 'Honra a tu padre y a tu madre"... que las tradiciones fari-

seas habían logrado hacer pasar detrás de ciertas reglas de culto. Jesús restablece la verdad de la naturaleza de las cosas: el respeto a los padres es, en todos los pueblos, una necesi­dad natural ¡que ninguna regla cultual puede anular! Así Jesús prepara a sus apóstoles a ser misioneros universales despegados de los usos demasiado particulares de su propio pueblo de origen... para ser acogedores, y abiertos a los va­lores universales. Señor, danos esta lucidez, y esta inteligencia.

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314 / " semana ordinaria

MIÉRCOLES Manos, 7-14.2}

Nada hay en el exterior del hombre... que entrando en él pueda mancharle. Lo que sale del corazón... esto es lo que mancha al hombre. El que tenga oídos para oír, que oiga. Cuando se hubo retirado de la muchedumbre, y entrado en casa, los discípulos le preguntaron por el significado de la parábola. Volvemos a encontrar pues el procedimiento ya usado por Jesús para la formación más intensiva de su grupito de discí­pulos. ¿Soy yo también de los que buscan comprender mejor? ¿Tengo "oídos para escuchar" la palabra secreta de Dios? ¿Sé ir más allá de la envoltura de las palabras del evangelio? ¿"Lejos de la muchedumbre", de corazón a corazón con Jesús, me pregunto sobre el "sentido" de sus palabras?

¿Tan faltos estáis de inteligencia? Este será un tema cada vez más frecuente en san Marcos: la ininteligencia de los mismos discípulos. Ver ya en Marcos, 4-1}. ¿No comprendéis?". Empezamos a entrever por algunas frases de ese estilo, de qué modo Jesús ha debido encontrarse aislado, incluso entre sus mejores amigos. Atacado por sus enemigos. Incompren-dido por sus amigos; Jesús, por la profundidad misma de su

Personalidad misteriosa, estaba solo, aso unos instantes contemplando este sufrimiento del co­

razón de Jesús.

¿No comprendéis que...? Y Jesús, pacientemente, reemprende en la intimidad con sus discípulos, la explicación de lo que ya ha tratado de hacer comprender a la muchedumbre y a los fariseos. No olvidemos que 40 años más tarde, cuando Marcos escri­bía este relato, la cuestión de los "alimentos prohibidos" no estaba aún completamente resuelta: los Hechos de los Após-

¡" semana ordinaria 3M

toles, el primer Concilio de Jerusalén, las Epístolas de san Pablo se hacen eco de las divergencias entre Pedro y Pa­blo en esas cuestiones. ¿Había que imponer a los paganos que entraban en la Iglesia las estrictas costumbres de la alimentación "pura e impura" que eran tradicionales entre los judíos?

Así Jesús declaraba puros todos los alimentos. Cuando se sabe la importancia que para cada nación, o para cada provincia tienen las costumbres culinarias... se adivina que Jesús tenía sobre ello una visión amplia, universal, libe­radora. La fe y la verdadera religión hacia Dios no están li-fadas a estas costumbres. Jesús se retrotrae en relación a los

ábitos culturales de su propio pueblo. Es una ley esencial de la misión, —como nos lo na recordado el Decreto conci­liar sobre "La actividad misionera en la Iglesia": "Los misio­neros deben familiarizarse con las tradiciones nacionales y religiosas de los pueblos a evangelizar...— descubrir con alegría y respeto las simientes que el Verbo depositó y están escondidas en las diversas culturas..." Descubrir los valores de culturas que no son las nuestras. Al declarar que "todos los alimentos son puros", Jesús contravenía gravemente una tradición de su pueblo... pero lo hacía para abrir la Iglesia a todos los que no tenían esas tradiciones judías. Jesús pen­saba en los paganos.

De dentro del corazón del hombre proceden los pensamien­tos perversos: las fornicaciones, los hurtos, los homicidios, los adulterios, las codicias, las maldades, el fraude, la impu­reza, la envidia, la blasfemia, el orgullo. Todas estas malda­des proceden del interior del hombre y lo manchan. Pero Jesús pensaba también en los judíos y en todos los hombres. Todos tenemos necesidad de re-descubrir lo esen­cial desde el interior. Y es la simple conciencia universal, la moral más natural, lo que Jesús revalora. Ninguna costumbre nacional, ninguna tradición de los anti­guos, de los antepasados, puede ir en contra de esas leyes esenciales que todo hombre recto reconoce en el fondo de su conciencia.

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3 i 6 ¡" semana ordinaria

JUEVES Marcos, j-24.30

Jesús se fue hacia los confines de Tiro. Entró en una casa, no queriendo ser de nadie conocido; pero no le fue posible ocul­tarse... Jesús no busca las acciones brillantes. Siempre el secreto me-siánico. La obra de Dios es una labor escondida, que no hace ruido... ni busca hacerlo. Partiendo de esto, yo me pregunto: ¿Deseo con avidez ma­nifestaciones espectaculares de Dios, de la Iglesia? ¿Acepto francamente la humildad de Dios? ¿Busco acaso sobresalir, ocupar los primeros puestos?

Una mujer cuya hijita tenía un espíritu impuro, entró y se postró a sus pies. La expresión "espíritu impuro" se encuentra 2 3 veces en el Nuevo Testamento. ¡Cuántas madres en el mundo entero, tienen preocupacio­nes acerca de sus hijos, rezan y confían su preocupación a Jesús!

Esta mujer era pagana, Sirofenicia de origen. Marcos lo subraya. Cuando Marcos redacta su evangelio, en Roma, en pleno núcleo del paganismo, este detalle tiene su importancia. Quiere mostrarnos que Jesús es efectivamente el fundador de la "misión a los paganos o gentiles". Jesús, de hecho, salió de su país para ir a Tiro, en Siria. ¿Tengo yo, siguiendo a Jesús, un corazón misionero? La Iglesia no puede limitarse a mantener en la Fe a los que ya conocen al Evangelio. El Decreto sobre la actividad mi­sionera de la Iglesia comienza así: "Enviada por Dios a las gentes para ser "el sacramento universal de la salvación, obedeciendo el mandato de su Fundador (Marcos, 16-1 ó), por exigencias íntimas de su catolicidad, se esfuerza en anunciar el Evangelio a todos los hombres." ¿Tengo un corazón universal? "Católico" es una palabra

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f riega que significa "universal". Dios ama a todos los hom-res. Dios quiere la salvación de todos. Y yo, ¿qué hago

para ello?

Íesús le dijo: "Deja primero hartarse a los hijos, pues no está ien tomar el pan de los hijos y echarlo a los cachorrillos."

Ella replicó: ' Sí, Señor, pero los cachorrillos debajo de la mesa comen de las migajas de los hijos." Todo el interés de este episodio está en habernos conser­vado esta frase. Jesús, ante la súplica de una mujer pagana, acepta que el 'pan de los hijos ', —reservado a los judíos— sea partici­pado también por los "cachorrillos" —es decir por los paga­nos. Esto adquiere toda su importancia si recordamos que el gran debate de la Iglesia primitiva fue precisamente este pro­blema de la incorporación de los paganos. Jesús deja clara­mente entender que el pan del que quiere saciar a las gentes, si bien ha sido destinado primero a Israel, será un día parti­cipado por todos.

Díjole entonces Jesús: "Por eso que has dicho, vete, que ya el demonio salió de tu hija." Y habiendo vuelto a su casa habló a la niña, acostada en la cama y libre ya del demonio. A través de estas palabras penetro mejor en la conciencia que tenía Jesús de su papel: no es tan sólo el mesías esperado por Israel, sino el salvador que todos los hombres, todos los pueblos esperan en la oscuridad. Es aquel que puede liberar a todas las razas de sus malos demonios. Es aquel que en todo hombre puede liberar "lo mejor de sí mismo". Señor, libéranos de nuestros demonios, de todas las fuerzas que nos dominan.

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3 i 8 / ." semana ordinaria

VIERNES Marcos, j-}i.}j

Dejando de nuevo los confines de Tiro, se fue por Sidón ha­cia el lago de Galilea, atravesando los términos de la Decá-polis. Todos estos desplazamientos son significativos. Jesús se en­cuentra en territorio extranjero. Este milagro, una vez más será hecho a favor de un pagano, en pleno país de misión, "en pleno territorio de la Decápolis".

Le presentan a un sordomudo. De hecho el texto griego pone la palabra "tartamudo", "le presentaron pues un sordo que hablaba —con— dificul­tad". En toda la Biblia esta palabra se encuentra sólo dos veces: en Isaías,, 3J-6... y en Marcos, 7-32... Y es precisa­mente este pasaje de Isaías el que citan las gentes: Es admira­ble todo lo que nace, los sordos oyen y hablan bien los tarta­mudos." Marcos subraya pues que Jesús cumple la gran esperanza prometida por Isaías. Es como una nueva creación, un hombre nuevo, ¡con oídos bien abiertos para oír y con la lengua bien suelta para hablar! La salvación que Dios había prometido por los profetas es como un perfeccionamiento del hombre, una mejora de sus facultades: por la fe la humanidad adquiere como unos "sentidos" nuevos, más afinados.

Y tomándole aparte de la muchedumbre... y después del mi­lagro les recomendó que no lo dijesen a nadie. Consigna del silencio. Hay que evitar que la muchedumbre saque enseguida la conclusión: es el Mesías. Pues este título es demasiado ambiguo. Debe ser purificado, desmitologi-zado por la muerte en la cruz. Cuando Cristo habrá sido crucificado, solamente entonces podrá decirse que es el Me­sías. Esto vale siempre. No nos equivoquemos de Mesías, no carguemos a Cristo ni a la Iglesia de nuestros mitos ni de nuestras esperanzas demasiado humanas: Jesús no acepta

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nuestros sueños de grandeza, ni nuestro esperar éxitos fáci­les. Contemplo a Jesús cuidando de hacer sus milagros "aparte, lejos de la gente"... y "recomendando silencio'. Rezo a partir de esto.

Le metió los dedos en los oídos y con la saliva le tocó la len-

Gestos humanos, corporales, sensibles. Se tiende hoy a bo­rrar esta imagen de Jesús, para presentarnos a un Jesús más moderno, mas racional. ¡Ciertamente quedaríamos descon­certados si una filmación grabada en vivo nos presentara a Íesús tal como fue, al hacer estos gestos! *odos los sacramentos, son también gestos sensibles, huma­

nos, corporales. Inmensa dignidad del cuerpo, instrumento de comunicación, de expresión. La gracia más divina, más espiritual, pasa por esos humildes y modestos "signos": al sordo-tartamudo no le estorbaron nuestras teorías desen­carnadas... y pudo experimentar, como extremadamente re­veladores de la ternura de Jesús, estos gestos de contacto tan sencillos y naturales.

Y mirando al cielo, suspiró y dijo: " ¡Efeta!"... "Ábrete". "Mirando al cielo": este gesto indica que la omnipotencia divina es la que hará el milagro. Gesto familiar en Jesús, ob­servado ya en la multiplicación de los panes (Marcos, 6-41). Luego Jesús "¡suspira!" ¡Un gemido de Jesús! ¿Participa­ción en el sufrimiento del enfermo? quizá... Pero sobre todo ¡una orofunda llamada a Dios! Jesús reza y en su oración participa su cuerpo, su respiración.

Y se abrieron sus oídos. Se le soltó la lengua. Y hablaba co­rrectamente. Los primeros lectores de Marcos habían asistido a "bauti­zos", en los que el rito del "Efeta" se practicaba concreta­mente. Yo, por mi bautismo, ¿tengo los oídos abiertos o ta­pados?... la lengua ¿muda o suelta? ¿Me "comunico" co­rrectamente con Dios y con mis hermanos?

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320 / . " semana ordinaria

SÁBADO Marcos, 8-1.10

El evangelio de ayer era un anuncio del bautismo. El de hoy nos orienta hacia la Eucaristía. Jesús está siempre presente, con los mismos gestos.

Por aquellos días, hallándose rodeado de una gran muche­dumbre que no tenía qué comer, llamó a los discípulos... La escena que se contará es una "segunda multiplicación de los panes". Pero aquí todos los detalles son empleados por Marcos para mostrarnos que la "mesa de Jesús" está abierta a todos, incluidos los paganos. i.a multiplicación de los 2.a multiplicación de los panes panes — En territorio judío para —En pleno territorio de la

judíos. Decápolis. — Jesús "bendijo" los —Jesús "da gracias":

panes...: término familiar —Término familiar a los a los judíos... "eu-logein" paganos... "eu-caristein" en griego. en griego

— Quedan "doce cestas", —Quedan "siete canastas", palabra usada sobre todo palabra usada sobre todo por los judíos. por los griegos.

— 'Doce" es la cifra de las — 'Siete" es la cifra de los "doce tribus de Israel"... "siete diáconos" que or-La primera comunidad ganizaron la primera co-"judeo-cristiana" estaba munidad helenística organizada alrededor de —suceso extremada-los "doce", como los mente importante para "doce patriarcas" del pri- introducir a los paganos mer pueblo de Israel. en la Iglesia y darles la

impresión de estar a la misma mesa {Hechos, 6.)

Marcos tiene pues interés en anticipar la evangelización de los paganos, en el ministerio de Jesús: esto corresponde

/ . * semana ordinaria 321

muy bien a la orientación misionera de su evangelio. Es ne­cesario que los apóstoles amplíen su horizonte. ¡La Mesa ofrecida por Jesús está abierta a todos! ¿Siento yo también estas ansias?

"Tengo compasión de esta muchedumbre... si les despido en ayunas desfallecerán en el camino, porque algunos vienen de lejos." Todavía el mismo símbolo: los paganos, "los que vienen de lejos", expresión que se encuentra en el libro de Josuéy-óy en Isaías 60-4. Los primeros lectores de Marcos podían reconocerse: tam­bién ellos habían venido de lejos, algo más tarde, para ser introducidos en el festín mesiánico en el pueblo de Dios. Gracias, Señor.

El rol de los discípulos. El retrato del apóstol. Asociados a Jesús para alimentar a las muchedumbres. Lanzados por Jesús a la acción. Ven muy bien lo que hay que hacer, pero no tienen los me­dios. Así sucede también hoy. El misionero, invitado por Jesús, debe hacer lo que pueda con lo que tiene: y ¡Jesús ter­minará la obra! No quedarse ociosos ante las necesidades de nuestros hermanos.

Recogieron siete canastas de los mendrugos sobrantes. En las dos multiplicaciones de panes hay "residuos". Esto indica que el alimento distribuido es inagotable... es el sím­bolo de un "acto que tendrá que repetirse constantemente", un alimento que debe ponerse sin cesar a disposición de los demás...

Dando gracias, los partió... Es una comida "de acción de gracias" —eucaristía en griego— La alusión es muy clara. Esta relación no puede pasar desapercibida a un lector cristiano: allí también, los

Srimeros oyentes de Marcos se reconocían... el rito esencial e su comunidad era la "cena del Señor".

¿Qué es la misa para mí, hoy?

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322 6. * semana ordinaria

6.a semana ordinaria

LUNES Marcos, 8-11.1$

Los fariseos permanecen allí: se diría que cuantos más mila­gros hace Jesús, ¡menos aceptan creer!

Los fariseos se pusieron a discutir con Jesús... para pro­barle... Se han bloqueado a priori. No vienen para aclarar las cosas, para discutir noblemente... sino para "tender un lazo", para 'tentar". La palabra griega usada por Marcos es la misma de

la tentación en el desierto: "fue tentado por Satanás" (Mar­cos, i-13) "Los fariseos le interrogan para tentarle." Jesús pues conoció esto... Estar rodeados de gentes que quieren perdernos, que buscan hacernos dar un paso en falso, que espían nuestros errores o imperfecciones naturales para po­nerlos en evidencia. Recientemente, queriendo exaltar la perfección divina de Jesús, se han minimizado las tentaciones de Jesús, reducién­dolas a algunos pocos momentos de su vida y sobre todo considerándolas como muy exteriores a su conciencia ín­tima. Ahora bien, constatamos que la "tentación" fue constante en su vida. Jesús ha tenido que estar a menudo en estado de alerta, de combate, de debate interior.

Le pedían una "señal del cielo"... ¡Ahí está! Es la misma tentación grave del desierto: "haz que estas piedras se conviertan en panes... échate abajo desde lo alto del Templo..." La misma tentación renace en la con­ciencia de Jesús: "¡Muestra quién eres! ¡Haz milagros! ¡Pon en obra tu poder divino! ¡Fuerza a las gentes a creer en ti!" Esta tentación, toda proporción guardada, acerca Jesús a nosotros: gracias, Señor, de haber conocido esto. San Pablo,

6." semana ordinaria 323

en la epístola a los Filipenses, 2-j, aclara este debate interior de Cristo. "El que, siendo de condición divina no conservó codiciosamente el ser igual a Dios, sino que se anonadó a sí mismo, tomando la condición de siervo y haciéndose seme­jante a los hombres..." Y es también la misma tentación en la agonía de Getsemaní: "que se aleje de mí este cáliz"... es la tentación de rechazar la vía de la cruz como medio de Salvación, es la tentación de salvar el mundo por medios más fáciles y menos costosos: "Vamos, danos una señal del cielo". Cada vez que quisiéramos en nuestras vidas suprimir las di­ficultades, nos encontramos con esta misma tentación.

Jesús suspiró profundamente y dijo... Ya hemos encontrado este 'suspiro" en la curación del "sordo tartamudo" (Marcos, 7-34). Hay que procurar ima­ginar este "gemido", esta queja expresada como en el desa­liento: "¡No llegarán nunca a comprender!"

¿Por qué pide señales esta generación? Jesús acaba de hacer unos "signos", acaba de alimentar a 4.000 hombres con 7 panes ¡y con los restos se llenaron 7 canastas! Confesemos que un tal endurecimiento del cora­zón, una ceguera semejante es descorazonante. "Esta generación", esta expresión, en la boca de Jesús es un término de condenación, que hace alusión a la "generación del desierto" que contestó a Dios, que puso a Dios a prueba reclamando siempre nuevas muestras de Poder divino. "Cuarenta años me asqueó aquella generación... cuando me tentaron vuestros padres, a pesar de haber visto mis obras... (Salmo, yj-y.io).

"En verdad os digo que no se le dará ninguna otra señal a esta generación." Y dejándolos, se embarcó de nuevo hacia la otra ribera del lago. Gesto de decepción. Vayamos más lejos. Jesús sufre. Tiene delante de El unos corazones cerrados. Ni siquiera se puede discutir. Por lo tanto huyamos. Pasemos a la otra ribera.

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3*4 6." semana ordinaria

MARTES Marcos, S-14.21

La escena que nos propone hoy Marcos es una de las mas dolorosas del evangelio. Jesús acaba de romper voluntaria­mente el diálogo con los fariseos ante su "ininteligencia" y su "endurecimiento"... ahora bien, en el barco mismo que les aleja, encontramos a Jesús ante la misma "incompren­sión" y aquí, de parte de sus amigos más próximos, los Doce elegidos. Inmensa soledad. Jesús está rodeado de incredulidad. Nadie comprende en verdad su mensaje. No, el evangelio no está engalanado, no es un bonito cuento color de rosa inventado por los Doce. Las cosas debieron pasar así para que hayan sido relatadas con esta dureza. Los discípulos al embarcar se olvidaron de tomar consigo panes, y no tenían en la barca sino un pan. Jesús les daba esta consigna:" ¡Mirad de guardaros del fermento de los fariseos y del fermento de Herodes!" Pero ellos iban discurriendo entre sí porque no habían lle­vado panes. Este malentendido revela que ellos no se encuentran en la misma longitud de onda. Jesús quisiera ponerles en guardia contra el "fermento" —considerado como fuente de impureza y de corrupción. I Corintios, j-68, Galatas, j-9—de los fariseos. Jesús conti­núa todavía bajo el peso de la tentación anterior. El gran problema es el "farisaísmo": ¡Estad atentos, desconfiad! ¡Pero los apóstoles están preocupados por problemas mate­riales: Temen no tener suficiente para comer... ¡sólo se han llevado un pan de la panadería!

¿Por qué discutís por no tener pan? ¿Todavía no compren­déis? ¿Sois obtusos de entendimiento? ¿Teniendo ojos no veis y teniendo oídos no oís? Ellos son también "ciegos" y no entienden en absoluto a

6." semana ordinaria 325

Jesús! Notemos que antes de la "profesión de fe" de Pedro (Marcos, 8-27.jo)]esús ejercerá su poder iluminador, cu­rando, como con dificultad, a un ciego (Marcos 8-22.26). "¡Tenéis ojos y no veis!" Los mismos discípulos tendrán que ser curados de su ceguera espiritual para reconocer ' Quien es Jesús". Así los Doce reciben el mismo reproche que las multitudes que no comprendían las parábolas (Marcos, 4-12). Esta ininteligencia de los apóstoles es aquí subrayada fuerte­mente. Continuará hasta el final... hasta después de la resu­rrección: "Jesús se manifestó a los Once cuando estaban a la mesa y les reprochó su incredulidad y la dureza de su cora­zón, porque no habían creído a los que le habían visto resu­citado." (Marcos, 16-14) Esta ininteligencia, esta incredulidad, debe interpelarnos hoy también a nosotros. ¿No estamos a veces muy orgullo­sos de nuestra Fe, muy seguros de nosotros mismos? Y sin embargo no somos también a menudo ininteligentes e in­crédulos? Señor, ven en ayuda de nuestra falta de Fe. Haznos humil­des. Guarda nuestras mentes y nuestros corazones abiertos, alertados, siempre atentos, disponibles para nuevos progre­sos. Purifícanos, Señor, del "fermento" de la suficiencia, sá­nanos de nuestras certidumbres orgullosas. Manten en no­sotros, Señor, un espíritu de búsqueda.

Ciertos años la Cuaresma comienza mañana: en ese caso ver pag. $8, miércoles de Ceniza.

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J26 6." semana ordinaria

MIÉRCOLES Marcos, 8-22.26

Debemos ser cada vez más sensibles a los procedimientos de composición literaria de San Marcos. Lo que cuenta para él es lo que podríamos llamar "el evangelio interior": la pro­gresión de la fe, la progresión del descubrimiento de la per­sona de Jesús... Ese libro, aparentemente ingenuo es obra de un apóstol que quiere conducir a sus oyentes a plantearse cuestiones para llegar a la Fe. No olvidemos que en este re­lato tenemos algo de la predicación de Pedro en Roma: Este recuerda su propio itinerario interior, él que pasó de la inin­teligencia a la fe... de la ceguera a la luz. Y Pedro predica a catecúmenos a quienes propone el mismo itinerario espiri­tual. Esta teología, ¿fue completamente inventada? No, pues no tendría ya ningún valor convincente. Pedro recuerda "he­chos históricos ', que son incluso apremiantes para él, como Ía se ha visto. Pero, hay que repetirlo, lo que cuenta para

edro, por tanto también para Marcos, no es ante todo una historicidad concreta de los detalles materiales y de las pala­bras de Jesús —¡como si hubiesen sido grabados en un mag­netofón!— es la "significación interior para la fe. Y por lo tanto estos relatos nos conciernen hoy también a nosotros.

Jesús y sus discípulos llegaron a Betsaida. Le llevaron un ciego. Tomando al ciego de la mano, lo sacó fuera de la aldea... He aquí precisamente un detalle concreto. ¿Por qué no sería verdadero? ¡Es tan verosímil! Sí, se conduce a los ciegos de la mano: contemplo esta escena... La mano del ciego en la mano de Jesús... Gesto humano, muy sencillo. ¡Qué esperanza debió suscitar en el corazón del ciego! mientras iban los dos, de la mano. Si Jesús le lleva "fuera de la aldea", es para esconder en lo

osible su milagro. Es también un detalle histórico, pero el cual conocemos bien la significación teológica: el 'se-l

6." semana ordinaria 3*7

creto mesiánico"... Cristo no será realmente comprensible sino después de la cruz, y la resurrección.

Y poniéndole saliva sobre los ojos le impuso las manos. Son los mismos gestos que, en tiempo de san Pedro, se hacían sobre los catecúmenos, para conducirlos de la in­credulidad a la iluminación de la fe. Teológicamente hay que relacionar este milagro con el de la curación del "sor­domudo", explicado después de la primera multiplicación de los panes y el explicado después de la segunda multi­plicación. Marcos piensa evidentemente en el "bau­tismo": los gestos de los dos milagros son gestos "litúrgi­cos"... y por esos gestos de Cristo, todo el ser del hombre queda sano. Los tres "sentidos" importantes para la co­municación del hombre con el mundo y con sus herma­nos son rehabilitados y renovados: el sentido del oído, el sentido de la palabra, el sentido de la vista... ¡He aquí lo que la fe hace en nosotros hoy! El bautismo nos abre a un universo nuevo, solamente transformado desde el interior: oír a Dios que nos habla a través de los acontecimientos y a través de la palabra de nuestros her­manos, ver a Dios que obra en el núcleo de nuestras vidas y de la vida del mundo, y llegar a ser capaz de poder ha­blar de todo ello... Hago oración partiendo de esta gracia de mi bautismo...

El hombre empezaba a ver... Seguidamente Jesús le im­puso las manos sobre los ojos por segunda vez y el hombre empezó a ver mejor: recobró la vista, y vio claramente todos los objetos... Marcos insiste, evidentemente, sobre esta curación en dos tiempos, que se va haciendo progresivamente. He aquí, de nuevo, uno de esos detalles que no se inventan —que tendería a probar que 'Jesús carecía de poder!— Marcos, a través de este detalle histórico ve la lentitud del caminar hacia la fe plena: hoy también avanzamos muy lenta­mente por ese camino... y nos quedamos medio ciegos por mucho tiempo. ¡Abre nuestros ojos, Señor!

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328 6.' semana ordinaria

JUEVES Marcos, 8-27.33

Llegamos hoy a un viraje en el evangelio de san Marcos —y de los otros—: Después de largas vacilaciones e incompren­siones, Pedro, en nombre del grupo de los Doce, "reconoce" a Jesús por lo que Él es. Son ya varias las semanas y los meses que le observan, que están "con Él"... para ellos, como para el ciego de Betsaida, sus ojos se han abierto pro­gresivamente.

Iba Jesús con sus discípulos a las aldeas de Cesárea de Fi-lipo... Marchan hacia países paganos, lejos de las muchedumbres de Galilea. Jesús sabe lo que quiere hacer: someter a prueba la Fe de sus discípulos.

Caminando les hizo esta pregunta: 'VQuién dicen las gen­tes que soy yo?" ¡No es que quiera saber lo qe dicen de Él! Debe saberlo ya. Le consideran un gran hombre: Juan Bau­tista, Elias, un profeta... un "portavoz de Dios"... es tam­bién lo que siguen diciendo, de modo equivalente muchos hombres de hoy: hoy se reconoce habitualmente que Jesús es un hombre excepcional. ¿Y vosotros? ¿Quién decís que soy?

Pedro, tomando la palabra, responde: " ¡Tú eres el Mesías!" —Cristo, en griego-Así, el grupo de los Doce va mucho más allá de las respues­tas comentes de las gentes. El título de "Xristos" que Pedro otorga a Jesús, es el que Marcos había puesto delante de su evangelio (̂ Vforíttí, 1-1). Se trata pues del reconocimiento de la identidad profunda de Jesús: Jesús no es solamente "uno de los profetas", por los cuales Dios conducía la historia a su término... Él es el término, el fin mismo, "aquél que los pro -fetas anunciaban", el Mesías, el Ungido, el 'Xristos".

Y les encargó, muy seriamente, que no hablaran a nadie de

6.J semana ordinaria 329

El "secreto mesiánico". No es una desaprobación de este tí­tulo, pero sí un evitar su divulgación prematura. Nos en­contramos siempre ante el mismo problema que el de aque­llos fariseos que pedían una "señal del cielo". La espera me-siánica es tan ambigua en los medios judíos —y en los nues­tros también hoy— que será necesario que Jesús pase por la muerte y la resurrección para que su identidad sea manifes­tada.

Y por primera vez comenzó a enseñarles cómo era preciso que el Hijo del hombre padeciese mucho y que fuese recha­zado por los ancianos y los príncipes de los sacerdotes y los escribas, y que fuese muerto y resucitase después de tres días.

Íesús decía todo esto claramente. lasta la "pasión" de Jesús, tendremos tres relatos parecidos

y los tres añaden cada vez el anuncio de la "muerte y resu­rrección": fue el primer "credo primitivo" de las comunida­des cristianas. Estos tres anuncios forman un crescendo: en el último, Jesús dará todos los detalles...; esto sucederá "en Jerusalén", será "entregado a los paganos", "le escupirán" y le flagelarán"... (Marcos, lo-jj/Enfin, cada anuncio de la

cruz va seguido de una instrucción a los discípulos.

Pedro, tomándole aparte, se puso a reprenderle. Pero Jesús, volviéndose reprendió severamente a Pedro: "Quítate allá Satanás, porque tus pensamientos no son los pensamientos de Dios, sino los de los hombres." ¡La consigna del secreto no es pues inútil! Por de pronto Pe­dro no ha comprendido nada, a pesar del hermoso título que acaba de dar a Jesús. Él también espera un mesías glorioso. Y Jesús acaba de anunciar "un mesías que va a morir". Sí, el Mesías que los discípulos esperan es un mesías humano, visto con ojos de hombre, un mesías político, un liberador de aquí abajo. Y Jesús una vez más experimenta esta suges­tión como una tentación satánica. Y yo, ¿qué es lo que es­pero de Dios, de la Iglesia?

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33° 6." semana ordinaria

VIERNES Marcos, 8-340,9-1

j[esús, llamando a la muchedumbre y a sus discípulos les dijo: El que quiera venir en pos de mí, niegúese a si mismo, tome

su cruz y sígame." Jesús acaba de anunciar la "cruz para sí". Decididamente, el evangelio está dando un viraje: habla inmediatamente de la "cruz para los discípulos". El único camino de la gloria es el de la cruz, tanto para sus discípulos como para ÉL Y esta exigencia es enseñada no sólo a los Doce, sino a la muchedumbre: no hay dos categorías de cristianos... algu­nos que deberían aplicar a su vida exigencias más fuertes, y la masa, más ordinaria, de cristianos medianos. No, Jesús lo dice a todos. La existencia del cristiano está definida por la de Jesús: se­guir e imitar... reproducir y estar en comunión... venir a ser otro Cristo... ¿Qué importancia doy, en mi vida al conocimiento y a la imitación de Jesús? ¿Qué parte tiene la "renuncia a mí mismo? ¿Cómo se tra­duce, en mi vida cotidiana, esta invitación de Jesús? ¡Aten­ción, atención! El evangelio va siendo provocante. Quizá también nosotros vamos a perder contacto. Hasta aquí hemos seguido a Jesús y a san Marcos. Pero, ¿estamos deci­didos y prestos a seguir el evangelio hasta el final?

Pues quien quiera salvar su vida la perderá. Pero quien pierda su vida por mí y por el evangelio, ése la salvará. jParadoja del evangelio! Quien "gana" pierde. Quien 'pierde gana. Verdaderamente lo que hay aquí es la cruz para Jesús. Y lo evocado es la persecución para los cristianos. Hay que acep­tar sacrificar la propia vida por fidelidad a Jesús y ai evange­lio. Para los primeros lectores de Marcos en Roma, esto sig­nificaba precisamente que un candidato al bautismo era a la vez candidato al martirio: ser cristiano implicaba un cierto

6.a semana ordinaria 33i

eligro, y la decisión debía hacerse con pleno conocimiento e causa.

Si Jesús invita a "sacrificar su vida", es que también puede "salvarla": la resurrección para Jesús como para los discípu­los se halla efectivamente en esto. "Perder su vida". No hay vida cristiana sin renuncia de sí mismo. La vida, siguiendo el evangelio, no es una vida fácil. "Salvar su vida". El sacrificio cristiano no es un fin en sí mismo. La renuncia podría ser negativa. En el pensamiento de Jesús, se renuncia para la vida.

Y ¿qué aprovecha al hombre ganar todo el mundo si él se pierde? En efecto, ¿qué puede dar el hombre a cambio de sí mismo? Jesús pone paralelamente "el universo entero"... y "yo"... Y tú me dices, Señor, que yo soy más importante que todo el universo. Por la renuncia se trata en efecto de que "me" rea­lice en plenitud.

Si alguien se avergüenza de mí y de mis palabras ante esta generación adúltera y pecadora, también el Hijo del hombre se avergonzará de él cuando venga en la gloria de su Padre con los santos ángeles. Como las gentes de su tiempo, podemos preguntarnos: "¿Quién es pues Jesús para tener tales exigencias?' He aquí la respuesta: Jesús es el "Juez escatológico del Fin de los Tiempos" anunciado por el profeta Daniel, 7-1 z. Es el "Hijo del hombre" que viene sobre las nubes del cielo. Jesús se atribuye aquí un poder extraordinario. Quiero confiar en ti y creer en tu palabra, Señor. Mis renun­cias, mis opciones, mis fidelidades, y mis cobardías... com­prometen mi vida eterna: esto es algo muy grande, muy se­rio, algo que vale la pena.

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33* 6." semana ordinaria

SÁBADO Marcos, 9-2.13

Jesús toma consigo a Pedro, a Santiago y a Juan y los con­duce solos a un monte alto y apartado. Los tres son los que habían asistido a la "resurrección de la hijita de Jairo, por expresa elección de Jesús (Marcos, j-37). Y serán también tres que asistirán a la agonía de Jesús (Mar­cos, 14-33). L° s tres pasajes del evangelio se corresponden pues. Pero ya sabíamos que Marcos no explica cualquier cosa ni de cualquier modo: bajo las apariencias de una sim­plicidad ingenua, nos introduce poco a poco al gran miste­rio. Sí, no se va a la gloria más que por el don de la propia vida.

Se transfiguró ante ellos. Sus vestidos se volvieron resplan­decientes... muy blancos. Y se les aparecieron Elias y Moisés, hablando con Jesús. Tomando Pedro la palabra, dijo a Jesús: "Maestro, bueno es estar aquí, vamos a hacer tres tiendas." Se trata, en efecto, de una anticipación de la gloria de la re­surrección; pero es una manifestación fugitiva, corta. Pedro lo subraya queriendo hacer durar esa dicha: "¡construyamos tres tiendas!" Cree que ya está, que es definitivo. Pero no lo es, será necesario descender de nuevo a la llanura y a las difi­cultades de la condición humana: será necesario reempren­der el camino hacia la cruz, en la noche, siguiendo a Jesús.

Se formó una nube y desde la nube se dejó oír una "voz": "Este es mi Hijo amado. ¡Escuchadle!" La misma voz del bautismo en el Jordán (Marcos 1-11). Pero hay una diferencia: en el bautismo, esta voz se dirige a Jesús solo... ahora se dirige a los discípulos con ese detalle suplementario "¡escuchadle!". La Palabra del Padre viene a autentificar las enseñanzas de Jesús. Cuando Él os dice que va a sufrir, y morir y resucitar ¡es verdad! Hay que escu­charle. Jesús de Nazaret, con Dios, es como un Hijo con su Padre.

6." semana ordinaria 333

San Juan, explicitará más este misterio de relación.

Bajando del monte, les prohibió contar a nadie lo que ha­bían visto hasta que el Hijo del hombre resucitase de entre los muertos. Decididamente, nos sentimos turbados por ese secreto constantemente solicitado. La divinidad de Jesús es un mis­terio muy grande. Jesús nos ponen en guardia: si decimos muy a prisa "Jesús es Dios", no decimos nada. Hay que es­perar y llenar las palabras de su contenido real. No es una afirmación fácil. Muchos cristianos de hoy se imaginan que, si hubiesen sido contemporáneos de Jesús le hubieran ' re­conocido". Ahora bien Jesús era de tal modo hombre que no podía verse que era Dios, desde el primer momento. Dios está "escondido". Dios es un "incógnito". Dios es mis­terio. Sí, Señor, lo decimos demasiado maquinalmente en el "credo": "Verdadero Dios y verdadero hombre". Leyendo a Marcos, descubrimos el misterio: hubo un hombre ¡que era también Dios! "Dios se hizo hombre", ¡esto significa cosas mucho más inmensas que todo lo que de ellas pueda decirse! A veces es mejor callarse.

Guardaron aquella orden y se preguntaban qué era aquéllo de: "cuando resucitase de entre los muertos". Ellos, los tres que han visto... no se hacen los listos. Conti­núan preguntándose. Son muy modestos. San Pedro, san Jaime, san Juan, rogad por nosotros.

Le preguntaron: ¿"Cómo dicen los escribas que primero ha de venir Elias?" Y bien, responde Jesús, Elias ha venido, le han hecho sufrir y llevado a la muerte: es Juan Bautista. Todos los verdade­ros amigos de Dios pasan por ello.

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334 / . " semana ordinaria

7.a semana ordinaria

LUNES Marcos, 9-14.29

Te he traído a mi hijo que tiene un espíritu mudo. Cuando se apodera de él, le derriba, le hace echar espumarajos y rechi­nar los dientes y se queda rígido... Muchas veces le arroja al fuego y al agua para nacerle perecer. Estos detalles hacen pensar en una epilepsia. Ya hemos di­cho que los antiguos no tenían nuestros diagnósticos preci­sos... Atribuían a los "espíritus impuros" todo lo que ataca al hombre de un modo más espectacular. Por otra parte, la continuación del relato nos mostrará que este muchacho pa­decía un doble mal: —una epilepsia...—y una presencia de­moníaca... Jesús llevará a cabo esta curación en dos tiempos: —hay primero un exorcismo que le libra del "espíritu im­puro' y deja al muchacho como muerto...— luego la cura­ción definitiva, hecha más sencillamente a la manera de otras curaciones: Jesús lo tomó de la mano y lo levantó.

Dije a tus discípulos que lo arrojasen, pero no han podido... Jesús tomó la palabra y les dijo: "¡Generación incrédula!" ¿Hasta cuando tendré que soportaros? Este milagro parece hab er sido relatado para poner en evi­dencia el contraste entre la impotencia de los discípulos y el fioder de Jesús, esús manifiesta sufrimiento. Hay como un desánimo en

estas palabras. Jesús se encuentra solo, incomprendido, des­preciado. ¡Incluso sus discípulos no tienen fe! Y da la im­presión de que tiene prisa por dejar esta compañía insopor­table. Todo esto nos hace penetrar en el alma de Jesús. A fuerza de verle actuar como nombre, acabamos por encontrar muy natural que "Dios" se haya hecho "hombre". Y no acaba­mos de comprender en qué manera esta "encarnación" fue

/ . ' ' semana ordinaria 335

de hecho un anonadamiento, un encadenamiento, un "des­censo": "por nosotros los hombres y por nuestra salvación, bajó del cielo". Es evidente que no deben entenderse estas palabras en sen­tido espacial. Pero sí que hubo momentos en los que, a Jesús, su "condición humana" debió serle terriblemente cos­tosa, por los límites que le imponía, y por la promiscuidad que le deparaba. "¿Hasta cuándo tendré que estar con voso­tros?"

"Todo le es posible al que cree" —-"Creo. Ayuda a mi incre­dulidad" Sí, es Fe lo que Jesús necesita. Es la Fe lo que pide a los que le rodean. Su gran sufrimiento es que en su entorno las gen­tes no creen y El sabe las maravillas que la Fe es capaz de ha­cer. El padre del muchacho intuye todo esto, y, ala invitación de Jesús, hace una admirable "profesión de Fe"... admirable porque está llena de modestia. '¡Sí, creo! Pero, Señor, ven a robustecer mi pobre fe, pues siento ¡que no creo todavía su­ficiente!".

¿Por qué no hemos podido echarle nosotros? —"Esta espe­cie no puede ser expulsada por ningún medio si no es por la oración." Poder de la FE = poder de la oración. Los apóstoles por sí mismos, humanamente son radical­mente incapaces de hacer un OBRA DIVINA: su poder les viene de Dios y encuentra su fuente en la oración.

El espíritu impuro salió del muchacho dejándolo como un cadáver, de suerte que muchos decían: "Está muerto". Pero esús, tomándolo de la mano, le levantó y se mantuvo en pie. iste milagro tiene un tono pascual: muerte y resurrección, isto evoca la impotencia radical del hombre, de la cual sólo 3ios puede librarnos. La fatalidad última y esencial sólo

Euede ser vencida por Dios: ¡Únicamente la fe y la plegaria umilde pueden liberarnos de esta fatalidad y de este miedo!

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336 / . " semana ordinaria

MARTES Marcos, $-3o.$j

Jesús y sus discípulos atravesaban la Galilea, queriendo que no se supiese. Pues les enseñaba diciendo: "El Hijo del hom­bre será entregado en manos de los hombres." Como Jesús no quiere que se utilice el título de "Hijo de Dios" utiliza constantemente el de "Hijo del hombre". Contrariamente a lo que, a primera vista, podría creerse, no se trata de una insistencia sobre la "humanidad" de Jesús. De hecho, los primeros cristianos procedentes del judaismo

el mismo Jesús, daban a este titulo un significado muy enso: era para ellos una evocación del Mesías anunciado

por Daniel, j-13.14, y que subraya muy fuertemente su origen celeste y la obra divina que debía llevar a cabo. Pero este título de "Hijo del hombre' era menos provocativo que el de "Hijo de Dios" pues significando más o menos lo mismo, lo decía algo mas veladamente.

Le darán muerte y al cabo de tres días resucitará. Es el segundo anuncio de la Pasión. Todo el evangelio de san Marcos nos encamina hacia esa cumbre. Curiosa biografía de un hombre: no es su vida lo

- que parece importante, sino su muerte... Es verdad que ese hombre anuncia a la vez siempre e imperturbablemente, "¡que revivirá... después!". Es como si su vida primera no fuera la más importante. ¿Estamos efectivamente convencidos de que Jesús vive noy? El misterio pascual es lo esencial de nuestra Fe. Este es el privilegio único y radical de Jesús; ningún otro gran hombre ha tenido la pretensión de liberar al hombre de esta última fatalidad que es la muerte. Ni Buda, ni Mahoma, ni ninguna ideología humanista han propuesto solución al-

funa a esta gran angustia del hombre que sabe que morirá, olamente Jesús, serenamente, sencillamente dijo: "le darán

muerte y ¡tres días después resucitará!" Jesús es aquel que se

I

7." semana ordinaria 337

dirigía hacia la muerte en medio de una gran paz total... por­que sabía que, detrás de la puerta sombría, le esperaba: no ia nada desesperante, sino los brazos del Padre. La nueva liturgia de difuntos canta: "En el umbral de su casa, nuestro Padre te espera, y los brazos de Dios se abrirán para ti."

Y los discípulos no entendían esas palabras y temían pregun­tarle. El evangelio no embellece en absoluto a los apóstoles. Son

f>obres gentes como todos nosotros. Más bien insiste en ca-ificarles de mente obtusa, limitada, estrecha. Ciertamente

nos representan bien cerca de Jesús. Es una buena muestra de humanidad corriente, más bien mediana. Verdadera­mente uno se pregunta de qué modo la Iglesia, y todo su in­menso movimiento histórico, hubiese podido surgir única­mente de sus imaginaciones o de sus proyectos, como a veces se dice. Verdaderamente sucedió algo. Efectivamente fueron transformados por un acontecimiento... fueron le­vantados por encima de sí mismos, e investidos de una fuerza y de una inteligencia que no venía de ellos. Siempre es así hoy en la Iglesia: no se la puede juzgar simplemente desde un punto de vista estrictamente humano.

¿Qué discutíais en el camino? Ellos se callaron porque ha­bían discutido entre sí sobre quién sería el mayor. He aquí su nivel de reflexión y de ambición. ¡Humanidad corriente, mediana!

Si alguno quiere ser el primero, que sea el último de todos y el servidor de todos. En su Pasión, a la que alude, Jesús se hizo el último, el servi­dor. Así, el anuncio de la Cruz, no es sólo para El, sino tam­bién para nosotros. No hay otro camino para seguir a Jesús, que el de pasar por la muerte para llegar a la vida. ¿Es esto, desde ahora, mi vida cotidiana?

Ciertos años comienza mañana la Cuaresma: en este caso ver pag. t>S, miércoles de Ceniza.

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338 7.'' semana ordinaria

MIÉRCOLES Marcos, 9-38.40

Juan, uno de los doce, deda a Jesús... uan, "el discípulo que Jesús amaba", como dirá de sí

mismo. Entre los doce, es efectivamente uno de los que parece mejor comprender a Jesús, estar más próximo a El. ¿Qué dirá a Jesusa

'"Maestro, hemos visto a uno que en tu nombre echaba a los espíritus impuros, pero que no es de los nuestros y se lo hemos prohibido.' Decid idamente, ¡cuan enzarzados se hallan todos en cuestiones de prelaciones, de envidias, de mezquindades! Jesús acaba de anunciar^ su Pasión en la que se hará el 'último de los servidores"..., ha aconsejado a sus discípulos

hacerse servidores y no buscar los primeros sitios. V he aquí que la reacción de Juan, uno de los mejores, es una reacción de dominio, una voluntad de poder, una preocupación de conservar un monopolio; ¡quisiera guardar para él solo, acaparar para el grupo de los Doce el poder de Cristo! No juzguemos a los apóstoles, no juzguemos a nadie. Sería demasiado fácil, ya lo hemos dicho, aplicar el evangelio... a los demás. ¿Quien de nosotros no ha tenido alguna vez esos sectarismos de grupo? La capa de la solidaridad y de la defensa del bien común de nuestro medio ambiente, ¿no resulta a veces que de hecho estamos defendiendo nuestros propios intereses? ¿Quién de nosotros no ha buscado, algún que otro día, conservar ventajas adquiridas, impidiendo así que otros probaran su suerte?

Este hombre no está con nosotros, no es de los nuestros... No forma parte de nuestro grupo. Y sin embargo... hace el bien, ¡expulsa los demonios en tu Nombre! Esta situación es muy frecuente y muy actual en

/ . " mnana ordinaria 339

la Iglesia de hoy. Sí, la gracia de Cristo actúa más allá de las estructuras visibles de la Iglesia. Hombres y mujeres, como en tiempo de Jesús, no forman parte del grupo de discípulos y no obstante actúan en nombre de Jesús.

No se lo prohibáis. He aquí la respuesta de Jesús. Pues ninguno que haga un milagro en mi nombre, hablará luego mal de mí. Trabajar para Cristo, actuar en el mismo sentido que actuaba Cristo, es ya una cosa buena... que permite caminar hacia un conocimiento y una palabra conformes a Cristo. No es éste el único pasaje del evangelio en el que Jesús da valor a la "acción". Para muchos hombres de nuestro tiempo, es también por la acción recta, por el compromiso serio según la propia conciencia... que podrá instaurarse una pedagogía de la fe que llevará al descubrimiento más explícito de Cristo.

El que no está contra nosotros, está con nosotros. Esto va en el mismo sentido. ¡Fórmula alocadamente optimista! En lugar del espíritu estrecho y sectario de Juan, tenemos aquí una "apertura" total. Jesús invita a sus discípulos a confiar' en el Espíritu Santo. La Iglesia actual, siguiendo a Jesús, quiere ser ampliamente abierta. El último Concilio voluntariamente renunció a hacer ninguna condena: "¡el que no está contra nosotros, está con nosotros!" ¿Creo efectivamente que Dios actúa en todas partes? ¿Y que el Espíritu no es propiedad de ningún grupo? ¿Ni de ninguna estructura? El Espíritu sopla donde quiere, ¡no se lo impidamos!

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340 y." semana ordinaria

JUEVES Marcos, 9-41. jo

El que os diere un vaso de agua... "Un vaso de agua"... Casi nada. Es el símbolo del más pequeño servicio que pueda hacerse a alguien: ¡tan sólo un vaso de agua!

En razón de pertenecer a Cristo... Jesús subraya la dignidad extraordinaria del "discípulo": 'pertenece a Cristo . El más pequeño de los creyentes, el

más humilde discípulo de Jesús, ¡representa a Jesucristo! Jesús se identifica con el menor de los cristianos.

En verdad, os digo que no será defraudado de su recom-nsa. una verdad sorprendente que Jesús repetirá y desarro­

llará a lo largo de su discurso sobre el Juicio final (Mateo, 23-31.4}). LJO que hicisteis con alguno de mis hermanos más pequeños conmigo lo hicisteis". Importancia de los menores gestos. Nada es pequeño. ¡Cuántas ocasiones dejo que se pierdan!

Y al que escandalizare a uno de esos pequeñuelos que creen en rm, mucho mejor le fuera que le ataran al cuello una de esas muelas de molino que mueve un asno y ¡le echaran al mar! ^ Después del consejo "positivo" —dar un vaso de agua—, la puesta en guardia "negativa" —no escandalizar—. Pero de hecho es la misma conducta: ¡la atención a los demás! Des­cubrimos aquí un nuevo aspecto de Jesús: su violencia inte­rior, su capacidad de vehemencia. Me imagino que no pro­nunció estas palabras ¡de un modo dulzón y azucarado! Y la imagen que utiliza hace temblar: "¡más le valiera que le echaran al mar atado a una muela de molino!" ¿De quién se trata? ¿Quién es el hombre que merece tal suerte? "El que ha arrastrado a otro al pecado."

7.J semana ordinaria 341

¡Señor! ¡Señor! Ten piedad de nosotros.

Si tu mano te "escandaliza", te arrastra al "pecado", córta­tela... Si tu pie te "escandaliza", córtatelo... Si tu ojo te "escandaliza", arráncatelo... Sólo Jesús tiene derecho a decir palabras semejantes: Sólo Él sabe, verdaderamente, qué es el 'pecado". ¡Es algo muy se­rio! ¡Es dramático!

Mejor te será entrar tuerto al reino de Dios, que con ambos ojos ir a la gehena. La vida eterna merece todos los sacrificios. Ayúdanos, Se­ñor. ¿Somos capaces de esa elección radical, absoluta? ¡Nuestra libertad no es un juego... para hacer como si.,.!

Buena es la sal; pero si la sal se hace sosa, ¿con qué se la sa­lará? Tened sal en vosotros y vivid en paz unos con otros. Marcos ha agrupado aquí una serie de consejos de Jesús so­bre la vida fraterna: nada de querellas sobre prelaciones en­tre vosotros, sed servidores Tos unos de los otros, dejad a todo el mundo hacer el bien, ayudaros unos a otros, no seáis escándalo para nadie, vivid en paz... Y todo esto, después que les anunciara su propia Pasión: la moral cristiana está, por entero, ligada a Jesús. ¡Si por lo menos en nuestras familias, en nuestras comunidades cris­tianas se tuvieran esas exigencias profundas!

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34* 7." semana ordinaria

VIERNES Marcos, 10-1.10

Marcos ha agrupado, entre el 2.0 y el 3er. anuncio de la Pa­sión, una sene de enseñanzas de Jesús sobre los problemas candentes de la vida cristiana: —Dios actúa mucho más allá del grupo estructurado de los

discípulos... — Guardad entre vosotros "la sal" de una verdadera vida

fraternal, responsables los unos de los otros: servicios re­cíprocos —el vaso de agua—... atención a los demás...

— La ley fundamental del matrimonio: la indisolubilidad del mismo...

— La importancia de los niños, de los pequeños, capaces de entrar en relación con Dios.

— La actitud "desprendida" respecto al dinero... — La verdadera jerarquía de valores: Dios y el Reino, en

primer lugar...

Unos fariseos abordan a Jesús y, para ponerlo a prueba, le preguntan: "¿Es lícito al marido repudiar a la mujer?" Pregunta insidiosa y sorprendente de su parte, puesto que este "permiso" estaba previsto por la ley de Moisés (Deute-ronomio, 24-1).

Ellos le responden: "Moisés manda escribir el libelo de re-

glidio y despedirla", n este contexto de la sociedad judía de su tiempo, en el que

el divorcio era legal... la respuesta de Jesús tomará un relieve tanto más sorprendente.

Por la dureza de vuestro corazón, os dio Moisés esta ley. Jesús establece aquí una distinción extremadamente impor­tante: la Ley del Deuteronomio no es un "mandamiento"... sino un "permiso" concedido por Moisés de mala gana por­que no hay manerade hacerlo de otro modo, "porla dureza de vuestro corazón". Pero no es para Jesús una abolición de la ley fundamental del matrimonio, la cual subsiste.

7. * semana ordinaria 343

Pero al principio del mundo, cuando Dios creó la humani­dad, los nizo varón y hembra. La ley fundamental del matrimonio hay que buscarla a ese nivel: la complementariedad de los sexos, es una "creación", una "voluntad" de Dios, inscriu en la naturaleza profunda del hombre y de la mujer, desde el origen.

Por esto dejará el hombre a su padre y a su madre y serán los dos una sola carne. De manera que no son dos, sino una sola carne. Lo que Dios unió, no lo separe el hombre. Esta fórmula sacada del Génesis (1-27 y 2-24) sugiere: 1) La vehemencia del instinto que empuja un sexo hacia el otro. "Unirse" al otro. "No ser sino uno" con el otro. "Dejar a su padre y a su madre", romper con todo el pasado para fundar una nueva familia. Estas fórmulas, muy fuertes, in­dican ya, según parece, que la indisolubilidad es el voto, el deseo más profundo del amor. 2) Sin embargo Jesús va todavía más lejos: la sola voluntad de los esposos no basta para explicar el voto de fidelidad y de indisolubilidad que se inscribe en el núcleo mismo del amor. Dios está también implicado. No son "dos" sola­mente las voluntades comprometidas, sino "tres": los espo­sos no están comprometidos solamente el uno con el otro por una especie de contrato entre dos que podría romperse por común acuerdo... hay también una voluntad de Dios", un compromiso ante Él. Ningún hombre, ni el mismo Moi­sés, dice Jesús, puede romper esta unidad básica de los dos cónyuges. Dios interviene, con todo su absoluto, para soli­dificar el amor.

Vueltos, a casa, de nuevo le preguntaron sobre esto los discí­pulos. El les dijo: "El que repudia a su mujer... Si la mujer re­pudia al marido..." Esta precisión dada a los discípulos es capital: la reciproci­dad es total para Jesús. El hombre y la mujer tienen los mis­mos derechos y las mismas obligaciones. El amor conyugal es un terreno privilegiado donde se juega la venida del Reino de Dios.

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344 7." ¡emana ordinaria

SÁBADO Marcos, 10-13.16

Presentáronle unos niños para que los tocase; pero los discí­pulos los reprendían. Viéndolo Jesús se enojo... y abrazán­dolos, los bendijo imponiéndoles las manos. Marcos, Mateo y Lucas cuentan esta escena. Pero es intere­sante comparar los tres relatos: solamente Marcos ha notado que Jesús se enojó... sólo Marcos dijo que los abrazaba... (Mateo, iy-ij.ij) (Lucas, 18-ij.ijJ. Esto nos revela un Jesús muy "humano", próximo a noso­tros... un Jesús que se enoja cuando no esta de acuerdo... un Jesús tierno, amoroso, sensible, un Jesús que abraza... jEsto pone más en evidencia el contraste entre su actitud y la actitud de los apóstoles, "que regañaban a los niños! ¡Cuando se acaricia a un niño, cuando se besa a un niño, cuando se defiende a los niños... se continúa una actitud profunda de Jesús! Para Jesús ningún ser es insignificante: el más pequeño, el más débil, el mas indefenso, es el más sa­grado.

"Dejad que vengan a mí los niños, y no se lo estorbéis, por­que de ellos y de los que se semejan a ellos es el Reino de Dios." No se trata pues tan sólo de un amor natural, encantador, es una toma de posición teológica, como diríamos hoy: para Jesús, el Reino de Dios no está reservado exclusivamente a los adultos. Los niños son capaces de entrar en relación con Dios de un modo muy auténtico. Las comunidades primitivas, a las que Marcos se dirigía'co­nocían ya la controversia que subsiste aún en nuestros días: ¿hay que "bautizar a los niños pequeños, hay que integrarles a la vida de la comunidad litúrgica, hay que hacerles partid-

Sar de la eucaristía? Ahora bien, el Judaismo tendía a consi-erar al niño como cantidad desdeñable durante su tierna

edad: la entrada verdadera en la Sinagoga se hacía alrededor de los doce años. Y en la sociedad romana en tiempo de san

7." semana ordinaria 345

Marcos, era todavía más rotundo: el niño estaba en una si­tuación de total dependencia de los adultos. Las tomas de posición de Jesús "en favor de los niños", en este contexto tienen una resonancia capital: el niño no es in­significante, ¡es una persona! Y delante de Dios tiene un va­lor infinito. Múltiples palabras de Jesús lo prueban.

En verdad os digo:" quien no acoge el Reino de Dios como lo hace un niño, no entrará en él.' No solamente el niño es capaz de una verdadera relación con Dios... sino que, en este punto preciso se da como ejem­plo a los adultos. Tratemos de comprender bien la profundidad de este texto capital: no es una exhortación a cualquier infantilismo, ni si­quiera una nostalgia de la inocencia y del frescor puro de nuestros años jóvenes... Es una invitación a ponernos en re­lación con Dios en una total "dependencia" de Él: el niño es aquí el símbolo de la disponibilidad, de la dependencia, de la obediencia. El niño no calcula, se da todo el, de una pieza, sin discutir, sin hacer comentarios... mientras que el adulto tiende a perderse en el análisis complicado de sus razona­mientos. El niño dado como ejemplo a los adultos es el que se echa en brazos de su madre y ¡que confía plenamente en ella... para todo! El niño no puede vivir si no es amado. Vive de este amor. Depende vitalmente de este amor. Es para él una cuestión de vida o muerte. Pues bien, Jesús nos dice: sed así ante vuestro Padre del cielo. Es también una cuestión de vida o muerte: "¡el que no acepta el Reino como lo hace un niño, no entrará en él!" Hay toda una concepción teológica sobre la "gracia", sobre la vida sobrenatural, en esta fórmula aparentemente tan be­nigna y tan sencilla.

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346 8.3 semana ordinaria

8.a semana ordinaria

LUNES Marcos, 10-17.27

Así que salió Jesús para ponerse en camino... un hombre co­rrió hacia Él y arrodillándose a sus pies... "Maestro bueno ¿qué he de hacer para alcanzar la vida eterna?" Escena muy viva. Un hombre de deseo: corre... se lanza de rodillas a sus pies... sin aliento, le pregunta. Esta, su pre­gunta, es ¡la pregunta esencial!

"¿Por qué me llamas "Bueno"? Nadie es "Bueno" sino sólo Dios: Respuesta tajante ¡como una cuchilla! ¡Jesús es el hombre que tiene siempre a "Dios" en la boca! Es su referencia cons­tante. Dios. Solo Dios. Rezo a partir de esta frase de Jesús.

Tú sabes los mandamientos... —Maestro, los he observado desde mi juventud... He aquí a un hombre recto, concienzudo, que observa la Ley, que está en regla. Leyendo este relato, los primeros lectores de Marcos podían comprender que para ser un buen discípulo no basta con cumplir la Ley. La Ley, ese hombre la cumple... y sin em­bargo, ¡le falta algo para ser un discípulo!

Siús mirándolo le mostró afecto y le dijo... mirada de Jesús. Trato de imaginar que se posa también

sobre mí... sobre aquellos con los que convivo, con los que tengo a mi cargo... El afecto de Jesús. Jesús ama, Jesús afec­tuoso. Y todo lo que dirá después es una prueba de este amor.

"Una sola cosa te falta; Vete, vende cuanto tienes, dalo a los pobres y tendrás un tesoro en el cielo; luego ¡ven y sigúeme!" Encontramos de nuevo lo que Jesús no cesa de repetir.

8.'' semana ordinaria 347

—Fue la primera llamada (Marcos 1-1S. 19); "Venid y se­guidme... dejando enseguida sus redes... dejando a su padre en la barca...' — Fue la primera instrucción a los discípulos al enviarles en

misión (Marcos, 6-8); "les ordenó no tomar nada para el camino, ni pan, ni saco, ni dinero en el cinturón..."

— Fue la primera consecuencia que había que sacar del pri­mer "anuncio de la Pasión" (Marcos, 0-34): "si alguno quiere venir en pos de mí, que renuncie a sí mismo..."

Jesús es coherente en sus ideas. Lo pide "todo o nada". Para seguirle a Él, hay que abandonar todo lo restante. Exigencia infinita. El evangelio no es una buena recetita tranquiliza­dora, es la más formidable aventura, el riesgo, el "aní-va-todo\

Se marchó triste porque tenía mucha hacienda... Mirando en torno suyo dijo a sus discípulos: " ¡Cuan difícil­mente entrarán en el Reino de Dios, ios que poseen rique­zas!" Los discípulos se quedaron espantados con estas palabras. Pero Jesús continuo: "Es más fácil a un camello pasar por el agujero de una aguja que a un rico entrar en el Reino de Dios. Cada vez más desconcertados los discípulos decían entre sí: "Entonces, ¿quién puede salvarse? "A los hombres sí les es imposible, mas no a Dios, porque a Dios todo le es posible". El "humor" de Jesús: esta comparación del "camello" y el agujero de la aguja. Lo serio de Jesús: esta "imposibilidad"... Incluso con las renuncias más extraordinarias, incluso dando todas nuestras riquezas a los pobres —dirá también san Pablo a los Corintios, 13-3—, somos incapaces de en­trar en el Reino de Dios. Dios sólo... puede hacerlo. Hago mi oración sobre esta frase.

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348 8.a semana ordinaria

MARTES Marcos, 10-28.31

Aquí Pedro, tomando la palabra dijo a Jesús: "Bien ves que nosotros hemos dejado todas las cosas y te hemos seguido."

Jesús ha pedido al joven rico que lo venda todo y lo siga, 'edro se alegra de hacer resaltar inmediatamente lo que ellos

han hecho. Quizá haya algo de vanagloria en esa interven­ción de Pedro... pero sus palabras son también la expresión de una infinita generosidad.

Jesús declaró: "En verdad os digo: Nadie, que por amor de mí y del Evangelio haya dejado ... De paso, notamos de nuevo la exorbitante pretensión de Jesús. La persona que dice esto es o un desequilibrado men­tal o un hombre verdaderamente extraordinario. Ahora bien, Jesús a lo largo de su vida ha probado ser inteligente, equilibrado, humilde, estar sano. Hay pues que admitir que tenía una conciencia lúcida y precisa del papel que iba a de­sempeñar en la historia de la humanidad. Sí, millones de hombres y de mujeres, desde dos mil años, lo han dejado todo "por su causa". ¿En qué me afecta esta cuestión? ¿Qué plegaria me sugiere?

Una casa, hermanos, hermanas, un padre, una madre, hijos o un país... ¡No es por desprecio a estas cosas, tan buenas en sí, por lo que uno las deja! No es por falta de amor. Jesús ha repetido una y otra vez que hay que amar a sus hermanos, a su padre, a su madre... Hay pues aquí una motivación escondida y poderosa: para abandonar cosas tan grandes, hay que hacerlo por algo que es mucho más grande aún. ¿Qué sentido doy a mis renuncias? ¿Tengo yo una actitud meramente negativa? O bien ¿hago una opción, una elec­ción que sobrepasa todo esto?

Sin que reciba, ya en este tiempo, el céntuplo...

8." semana ordinaria 349

Renunciar a muchas cosas, por amor a Jesús, no es renunciar a la felicidad. Jesús promete a aquellos que le seguirán que serán personas colmadas, ya aquí abajo. Se recibe cien veces más de lo que se abandona, dice Jesús.

Casas, hermanos, hermanas, madres, hijos, tierras, con algu­nas persecuciones... Comparad la lista de las cosas abandonadas y de las que se centuplican. En un punto hay falta: no se reciben cien "pa­dres", pues el Padre sigue siendo único... En un punto hay aumento: ¡se reciben "persecuciones" al céntuplo! La felicidad prometida, ese céntuplo prometido, esta ple­nitud de relaciones de amor... no se adquieren sin sufri­mientos y sin persecuciones. El sentido global de esta palabra de Jesús es, sin embargo netamente gozoso. Si no lo sentimos así, es sin duda porque hoy vivimos bastante mal el evangelio. Muchos testimonios históricos nos prueban que los primeros cristianos vivieron en un clima de generosidad y de alegría. También los pri­meros lectores de san Marcos, en Roma, por ejemplo: 'te­néis persecuciones, es verdad, pero mirad también que ma­ravillosa vida tenéis... dais vuestras casas, las abrís a todos, pero en todas partes estáis en casa, recibís una hospitalidad total... quizá habéis renunciado a ciertos lazos familiares, pero vivís con lazos de amistad profunda con múltiples her­manos y hermanas..."

Y la vida eterna en el mundo venidero. En definitiva, para el que cree que la "vida eterna" no es charlatanería, es verdad que es mucho más lo que se gana que lo que se renuncia.

Muchos de los primeros serán los últimos, y los últimos serán los primeros. Nuestro mundo está falseado. ¡Hay que invertir los valores para ver acertadamente!

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35° 8." semana ordinaria

MIÉRCOLES Marcos, 10-32.45

Iban subiendo hacia Jerusalén; Jesús caminaba delante, y ellos iban sobrecogidos y le seguían medrosos. Escena concreta. Contemplar. Según Marcos, en la construcción de su relato, es la primera vez que el grupo se dirige hacia Jerusalén. Hasta aquí todo tuvo lugar en Galilea o en territorio pagano y he aquí que ahora suben hacia la capital. Jesús va delante.

Tomando de nuevo a los doce, comenzó a declararles lo que había de sucederle. Y detrás, ¡todos tienen miedo! Gesto afectuoso de Jesús. Les agrupa "junto a El", para ha­cerles de nuevo "la confidencia... "el tercer anuncio de su Pasión y de su Resurrección".

"Subimos a Jerusalén: y el Hijo del hombre será entregado a los príncipes de los sacerdotes y a los escribas, que le conde­naran a muerte y le entregarán a los gentiles, se burlarán de El y le escupirán, y le azotarán y le darán muerte... Pero a los tres días resucitará." Ya hemos señalado que de un anuncio a otro, los detalles son cada vez más precisos. ¡Jesús sabe lo qeu le espera! Su muerte no es un accidente fortuito en su vida... ¡Él sube ha­cia allá! No es tampoco una fatalidad inevitable... ¡Allá se dirige voluntariamente! Y no es algo banal, desesperante... ¡es un paso hacia la vida! La finalidad es la resurrección... ¡es la gloria! ¿Qué significa esto para mí? ¿Qué plegaria me sugiere?

Santiago y Juan se acercaron a Jesús... "Concédenos sentar­nos el uno a tu derecha y el otro a tu izquierda en tu gloria." Jesús les respondió: "No sabéis lo que pedís." Esta es todavía la postura de los apóstoles: buscan los pri­meros sitios, buscan "subir", comparten todavía los sueños mesiánicos de su pueblo. El Mesías es aún para ellos —y

8." semana ordinaria } 51

¿"para nosotros? hoy— el triunfador victorioso que arre­glará todas las cosas por su poder, con un "soplo de sus la­bios".

"¿Podéis beber el cáliz que Yo he de beber, o ser bautizados con el bautismo con que Yo he de ser bautizado?" Jesús trata de hacerles comprender cuál es el camino para acceder a la gloria, el suyo. Dos símbolos: — el cáliz, imagen de algo "difícil de tragar"... — el bautismo, imagen de la inmersión con su riesgo... ¿"Podéis ser sepultados conmigo bajo las aguas, es decir, par­ticipar en mi muerte?

Los diez oyeron esto y se indignaron contra Santiago y Juan. Se indignan porque todos tienen la misnu "ambición". "Ya sabéis como los que en las naciones son príncipes las do­minan con imperio y los grandes ejercen poder sobre ellas. No ha de ser así entre vosotros; antes, si alguno quiere ser grande, sea vuestro servidor, y el que de vosotros quiera ser el

Erimero, sea siervo de todos... Pues tampoco el Hijo del ombre ha venido a ser servido, sino a servir y a dar su vida

?ara redención de muchos." 'ara Jesús, el camino de la cruz no es ante todo "sufrir" sino

"servir". Y es la regla constitutiva de la comunidad de los discípulos: cada uno debe ser servidor, siervo de todos. ¿Por qué? Para hacer como hizo Jesús. Sería una verdadera revolución, muy positiva, si todos nos esforzáramos en "servir".

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352 8." semana de Pascua

JUEVES Marcos, 10-46.; 2

Al salir ya de Jericó con sus discípulos y una crecida muche­dumbre... u 1 • " En la página de ayer estábamos "en el camino' de Jerusalén. Hoy estamos cerca, en Jericó, a algunos kilómetros. La página de mañana nos mostrara a Jesús de regreso a Jeru­salén en el Templo. ¡No perdamos el recuerdo de la signifi­cación de este viaje! Jesús avanza hacia el lugar de su muerte y de su resurrección, y se acerca "su hora". ¡Deliberada­mente, voluntariamente, lúcidamente, valientemente, ca­mina hacia Jerusalén! Jericó es la última ciudad atravesada. Desde allí hay todavía 20 Kms. de marcha cuesta arriba. El camino de Jericó a Jerusalén es una interminable "subida"... se sube desde Jericó, situada a 200 metros bajo el nivel del mar, a Jerusalén, situada a 800 metros sobre el nivel del mar, por un camino muy brusco.

Un mendigo ciego, hijo de Tuneo que estaba sentado junto al camino, oyendo que era Jesús de Nazaret, comenzó a "gri­tar": " Jesús, Hijo de David, tenpiedad de mí!" Es un pobre, no puede trabajar. Espera, sentado sobre el te­rraplén, tiende la mano a los que pasan. "Oye" pasar una muchedumbre y se "entera" que "Jesús de Nazaret' está en­tre la multitud, entonces una esperanza loca levanta su mi­seria: se pone a gritar. Muy sencillamente, sin pretensión, sin grandes referencias teológicas, usa el título más popular para hablar del Mesías: "Hijo de David". Es la primera vez que Marcos cita ese título real. El Mesías era esperado como ' aquel que debía restablecer la realeza en Israel". Y como Jesús "sube a Jerusalén", los que están a su alrededor piensan que va allí para ejercer el poder. Es lo que la muchedumbre dirá mañana, día de Ramos, en la página de Marcos que si­gue exactamente a ésta: "¡Hosana! bendito sea el reino que llega, el reino de nuestro padre, David". (Marcos, II-IOJ.

6." semana de Pascua 3 5 3

Sabemos que la "ciudad de David", Jerusalén, rehusará y crucificará a ese "hijo de David" después del breve triunfo de un día. ¿No tengo yo también deseos de poder y de éxito huma­nos? ¿Qué pido a Dios, habitualmente? Muchos le increpaban para que callase; pero él gritaba mu­cho más. Se detuvo Jesús y dijo: "Llamadle'. Llamaron pues al ciego: "Animo, levántate, que El te llama" El ciego arroja su manto, "da un salto" y "corre" hacia Jesús.1

Hay que detenerse unos momentos e imaginar esta escena, como en el cine. Ver a la muchedumbre, a Jesús, al ciego... adivinar sus sentimientos... hacer oración a partir de esto.

"¿Qué quieres que haga por tí?" —"Señor, que vea". "Anda, tu fe te na salvado. ¿Y mi fe, la mía? ¿Me hace "saltar" y "correr" hacia Jesús? ¿Tengo conciencia, ante Dios, de ser un ciego? Newman es­cribió esto: "Una vez al año, en primavera, el mundo que vemos hace que estallen sus potencias ocultas. Entonces las flores apare­cen, en los árboles frutales se abren sus flores, la hierba y el trigo crecen. Hay un súbito aliento, un estallido de la vida oculta puesta por Dios en el mundo material. ¿Quién pensaría, sin la experiencia de primaveras preceden­tes, que fuese concebible con dos o tres meses de antelación que la faz de la naturaleza aparentemente muerta, pudiese llegar a ser tan espléndida y tan variada? Lo mismo sucede con la primavera eterna... vendrá, aunque tarde. Es­perémosla. Sabemos que existen muchas más cosas de las que vemos: Estas no son más que la corteza exterior de un reino eterno..." Abre mis ojos, Señor, cúrame, quiero verte.

El hombre recobró la vista, y seguía a Jesús por el camino. Aquello, de lo que no había sido capaz "el hombre rico". Si­gue a Jesús por el camino que sube hacia Jerusalén. iluminado por Jesús, soy ya capaz de seguirle.

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354 8." semana ordinaria

VIERNES Marcos, 11-11.2;

Jesús acababa de hacer su "entrada en Jerusalén". Entró en el Templo. En la selección de las lecturas semanales, se ha saltado la pá­gina correspondiente a esa "entrada triunfal" porque se lee, evidentemente, el domingo de Ramos.

Después de haberlo examinado todo, siendo ya tarde, salió para Betania con los doce. jesús entró en el templo; pero allí no pasaba nada. Es raro. La manifestación mesiánica se ha detenido en seco. Es ex­traño. Sin embargo, antes de salir, Jesús observa sobre el lu-Sar y en detalle todas las cosas. Esta mirada de Jesús está

ena de significado: lo que va a hacer mañana está bien pre­meditado... es la mirada de un hombre que está preparando su jugada, la expulsión de los "vendedores del templo".

A la mañana siguiente, saliendo de Betania, sintió hambre; viendo de lejos una higuera... no encontró en ella, sino hojas, porque no era tiempo de higos. Dijo a la higuera: "Que jamas coma ya nadie fruto de tí. Y los discípulos le oyeron." Extraña maldición. Si Jesús tratase de saciar el hambre, este gesto sería de un demente: ¡encolerizarse contra un árbol por no encontrar frutos cuando no es la estación! No es pues a ese nivel material que hay que interpretar esta maldición.

Íesús ha querido hacer un gesto "enigmático", y Marcos su-raya la extrañeza: los apóstoles "oyen", pero no quieren

creerlo y quedarán muy sorprendidos el día siguiente, al ver que la maldición se ha realizado. La solución del enigma se dará más tarde. Y no será por casualidad el hecho de que la "purificación" del Templo esté inserta, como "un bocadi­llo" entre las dos mitades del episodio de la "higuera mal­dita".

Llegan a Jerusalén. Jesús entra en el templo y se pone a ex­pulsar a los que vendían y compraban. Derriba las mesas de

8." semana ordinaria 355

los cambistas y los asientos de los vendedores... Y les ense­ñaba diciendo: "¿No está escrito: Mi casa será casa de ora­ción para todas las naciones? Y vosotros la habéis conver­tido en cueva de ladrones." Jesús cita al profeta Jeremías, 7- / /. Hay que releer todo el contexto de esa cita: el profeta reprocha a los hombre de su tiempo el hecho de participar en el culto con el fin de asegu­rarse... el culto del templo es falaz, pues las gentes no se con­vierten. "Habláis siempre del culto, decís' "Santuario de Dios, santuario de Dios, santuario de Dios", pero oprimís al extranjero, al huérfano y a la viuda. Robáis, matáis y venís luego a poneros delante de mí... ¿Es este Templo una cueva de bandidos?" Jesús cita también al profeta Isaías 56-7. Es la afirmación sorprendente de que el Templo judío va a ser "abierto a todas las naciones paganas". Esto enlaza con el tema misionero, habitual en san Marcos. Jesús hace un gesto mesiánico anunciado por el profeta Za­carías, 14-21: "Ya no habrá más mercaderes en el templo del Señor, en ese día". Es la purificación del lugar donde Dios está presente. Jesús quiere devolver al Templo su pureza primitiva, su destino sagrado, y subraya que este lugar santo está "destinado a todos": apertura universalista. ¿Qué sentido tengo yo de la plegaria? ¿De lo sagrado? ¿De Dios presente?

Llegó todo esto a oídos de los príncipes de los sacerdotes y de los escribas. Buscaban como perderle... Al caer la tarde, salió de la ciudad. Hemos señalado que Jesús había preparado su jugada. Se trataba de un gesto esencial para El. Era una provocación lúcida. ¡Será "a partir de esto que morirá!

Pasando de madrugada, vieron que la higuera se había se­cado de raíz. He aquí la llave del extraño enigma de la víspera: Jesús no apuntaba a la higuera, sino al Templo: Porque el Templo no responde ya a la espera de Dios, suscita la "cólera de Dios" y sera destruido (Marcos, 13-2).

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356 S." semana ordinaria

SÁBADO Marcos, 11-27.5$

Jesús con sus discípulos había regresado a Jerusalén. Y pa­seándose por el templo se le acercaron los príncipes délos sacerdotes, los escribas y los ancianos. La tercera jornada de Jesús en Jerusalén está ocupada por discusiones con las autoridades y la intelectualidad de la ca­pital. Los responsables de la religión, los educadores y los intelectuales de entonces... acosan a preguntas a Jesús.

¿Con qué poder haces estas cosas? ¿Quién te ha dado poder para hacerlas? Jesús ha manifestado que tiene autoridad sobre el Templo. En el contexto histórico este fue un gesto significativo. Hoy estamos tentados de retener sólo el aspecto espectacular, pero para un judío de aquel tiempo el gesto de Jesús era la afirmación de una pretensión inverosímil. ¡Jesús reivindica su soberanía sobre la Casa de Dios! Y lo hace pretendiendo así cumplir las profecías mesiánicas que expresan la espera de todo un pueblo. Jesús, verdadero hombre, tan cercano a nosotros por mu­chos detalles de su vida... Jesús verdadero Dios, investido de una autoridad suprahu-mana. ¿Cómo me sitúo yo en relación a Jesús? ¿Qué replanteamiento, ésta "su autoridad" divina, debiera provocar en mí?

Jesús les contestó: "También voy a haceros yo una pregunta: El bautismo de Juan, ¿era del cielo o de los hombres? Res-pondedme. Está misma pregunta a propósito de la autoridad de Jesús. Pero Jesús, hábilmente, nace una pregunta indirecta a pro­pósito de Juan Bautista. Sabe, en efecto que ante El tiene a unos interlocutores que no buscan precisamente la verdad... sino prolongar quisquillosamente la discusión. No están dispuestos a cambiar de opinión ni de conducta: están segu-

S." semana ordinaria 357

ros de sí mismos, poseen la verdad. La personalidad miste­riosa de Jesús, sus palabras, sus acciones sorprendentes no les interpelan: están bloqueados en sus certidumbres. Yo mismo, ¿estoy dispuesto a avanzar, a cambiar algo, a de­jarme "interrogar" por Jesús? Respondedme. Os hago sólo una pregunta. Discutían entre ellos: 'Si decimos: del cielo, dirá: Pues ¿por qué no habéis creído en él?" Y nosotros, hoy. ¿Qué hacemos? Tenemos miedo de sentirnos obligados a comprometernos, a hacer ciertos cambios... y a la vez nos las arreglamos para no contestar las preguntas hechas. Señor, ven en ayuda de nuestras pobres fuerzas.

"Pero si decimos que de los hombres", es de temer la muche­dumbre, porque todos tenían a Juan por verdadero profeta. Respondieron pues a Jesús: "No lo sabemos." ¡Qué hipocresía! Lo sabían muy bien. Y henos también a nosotros entre la espada y la pared. A los pocos días de la Pasión surgen las posturas, los campos se delimitan... no es posible quedarse neutral. Nosotros tam­bién tendremos que escoger en pro o en contra de Jesús... y comprometernos por entero a seguirle.

Jesús les dijo: "Tampoco Yo os digo con qué poder hago estas cosas.' ¡No! que no se espere tampoco que Jesús les vaya a forzar la mano con una manifestación de potencia divina. Cuando, dentro de unos días le provocarán: "Si eres Hijo de Dios, baja de la cruz"... ¡No bajará! Dios sólo quiere reinar sobre los corazones libres, los corazones que se entregan.

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3 5 8 .?• * semana ordinaria

9.a semana ordinaria

LUNES M¿raw, 12-1.12

La parábola que leeremos hoy no olvidemos que fue pro­nunciada por Jesús, públicamente, en Jerusalén, durante la "última semana", ante una muchedumbre en la que se mez­claban algunos discípulos... y gentes del Gran Sanedrín que buscaban una ocasión para prenderle.

Jesús comenzó a hablar en parábolas a los escribas y a los an­cianos: "Un hombre planto una viña, la cercó de un muro, cavó un lagar y edificó una torre..." Para un judío, conocedor de la Biblia, este texto es clarísimo. Esta "viña", es el pueblo de Israel: todos los detalles —la cerca, el lagar, la torre— manifiestan el cuidado que Dios tiene de su viña... es un buen viñador, que ama su viña y de ella espera buenos racimos y buen vino. Los detalles mismos están sacados de Isaías, 1-1-7; de Jeremías, 2-21; de Eze-

Íuiel, 17-6, 10-10. ái silencio procuro evocar los beneficios de Dios: tantos

cuidados, amor vigilante, precauciones. ¡Tú me amas Señor! Tú amas a todos los hombres, Tú esperas que den fruto... Te doy gracias por... por...

Arrendó "su" viña y partió lejos de allí... Yo soy "tu" viña, Señor. Qué gran misterio... que te intereses por mí hasta tal punto, que me consideres como tuyo... t n Qué gran misterio... que Tu estés, aparentemente, "lejos , ausente, escondido, y sin embargo tan próximo, tan amable.

Al primer servidor: le azotaron y le despidieron con las manos vacías... Al segundo: lo hirieron en la cabeza y lo injuriaron... Al tercero: lo mataron...

t>." semana ordinaria 359

A otros aun: los azotaron o los mataron... -lay ya mucha sangre en todo esto. La Pasión está cerca. esus la ve acercarse... será dentro de unos días. Jero ¡ese "Viñador" es un loco! A nadie se le ocurre seguir

enviando a "otros servidores" cuando los primeros han vuelto mal parados, o no han vuelto... ¡No! El relato de Jesús no es verosímil en sentido propio. Pero Dios, sí Dios, tiene esta paciencia, esta perseverancia, esta locura. Dios es desconcertante. ¿Hasta dónde es capaz de llegar con su amor? Le quedaba todavía uno, su Hijo "muy amado" y se lo envió también a ellos... ¡Cada vez es más inverosímil! ¡Pero es así! El adjetivo "muy amado" no está aquí por azar, es el epíteto usado siempre que una voz celeste anuncia la identidad de Jesús, en el bautismo, en la tranfiguración (Marcos, 1-11; 9-

La salvación es una obra de amor. Dios ama "su" viña, "su" humanidad, "su" Hijo muy amado. Y es Jesús mismo quien, por primera vez, usa esta palabra. La había oído del Padre el día de su bautismo. Los tres discí­pulos a su vez la habían oído en lo alto de la montaña. Y he aquí que Jesús la repite por su cuenta. Levanta por fin el velo sobre su identidad profunda, después de haber pedido tantas veces que lo guardasen en secreto: y es porque ya no es posible el equívoco; todo restablecimiento humano del reino de David es ahora ilusorio; la muerte está próxima, al fin de la semana. El dueño de la viña vendrá. Hará perecer a los viñadores, y dará la viña a otros: "La piedra que desecharon los construc­tores vino a ser la principal piedra angular. ¡El Señor es el que hizo esto y estamos viendo con nuestros ojos tal maravi-

Jesús cita el salmo, 118-22, el mismo que habían usado las multitudes para aclamarle, el día de su entrada mesiánica. La gloria está también allí. ¡Jesús no habla jamás de su muerte sin evocar también su resurrección!

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360 ¡I." semana ordinaria

MARTES Marcos, 12-13.17

Los adversarios de Jesús le enviaron algunos de los fariseos y herodianos para tenderle una trampa con alguna pregunta. Los representantes de las grandes familias sacerdotales de Jerusalén... los miembros del Consejo supremo de la na­ción... los jefes políticos de la época... La "política" es hoy un aspecto importante de la vida de los hombres en sociedad: es a este nivel más amplio que se to­man las decisiones más importantes que interesan a la vida y al desarrollo completo del conjunto de los ciudadanos. El Papa y los Obispos no dejan de recordarnos que ningún cristiano debe quedarse al margen. Sobre un asunto tan grave... en un momento tan crítico... dentro de un contexto ambiguo de recelo en que se busca enredarlo todo... ¿cuál va a ser la actitud de Jesús?

"Maestro, sabemos que eres veraz, que no atiendes a respetos humanos, porque no miras la calidad de las personas, sino

tque enseñas según la verdad el camino de Dios..."

on los adversarios los que reconocen todo esto! n todo el tiempo que andan espiándole, no han conseguido

atraparle en falta. És uno de los más bellos elogios que un hombre pueda recibir. Jesús es reconocido por sus propios enemigos como — "aquel que dice siempre la verdad..." — "el hombre incorruptible, que no participa en ninguna

combina, en ningún tejemaneje, que no se arrastra ante los poderosos del día..."

— "el nombre de buen consejo acerca de "los caminos de Dios"...

Esto podrían ser ya unas consignas esenciales "para una práctica cristiana de la política". gesús enseña "el camino de Dios"!

5ta es su misión. Es también la misión de la Iglesia. A cada uno su parte.

¡)." semana ordinaria 361

¿Es lícito pagar el tributo al Cesar, o no? La habilidad del poder político consiste habitualmente en mezclar las cuestiones religiosas con cuestiones estricta­mente políticas... ¡el "camino de Dios", y los impuestos! Es verdad que las cosas están ligadas: nada de lo que interesa al hombre deja a Dios indiferente. ¿Cuál va a ser la respuesta de Jesús?

"Traedme una moneda, que yo lo vea..." Hay que estudiar la cuestión, reflexionar, analizar. Hay que ver antes de juzgar y de actuar.

"¿De quién es esa imagen e inscripción?..." Hay que hacerse preguntas, y hay que hacerlas a los demás... buscar juntos.

Entonces Jesús dijo: "Dad al César lo que es del César". "Y a Dios, lo que es de Dios". Jesús reconoce una autoridad civil en el mundo, y pide a los cristianos cumplir sus deberes respecto a la autoridad polí­tica. Pero indica también con nitidez que hay que discer­nir... no mezclar los dominios. Distinguir lo que es de Dios y lo que es del César, sin oponer, en lo posible, el uno al otro. Colaborar lealmente al bien común de la ciudad de los hombres. Pero ser tan fiel a Dios como a las autoridades civiles. Admirable equilibrio del pensamiento de Jesús. ¿Sabemos hoy evitar las mismas zancadillas?

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362 ¡>.° amana ordinaria

MIÉRCOLES Marcos, 12-18.27

Algunos saduceos, —de los que dicen que no hay resurrec­ción— se llegaron a Jesús y le preguntaban. Jesús se encontró a menudo con los intelectuales de su tiempo. La serie de relatos del evangelio de Marcos que es­tamos leyendo es precisamente una recopilación que el evangelista hace de las controversias, bastante ásperas, entre Jesús y los círculos cultivados de la capital: miembros del Consejo de la nación, animadores políticos (Herodianos, Saduceos). Los Saduceos, racionalistas escépticos, represen­tan bastante bien una tendencia existente también hoy. "¿La resurrección? ¡Deja que nos riamos! ¡Esto es imposi­ble!"

Maestro, Moisés nos ha prescrito que si el hermano de uno viniere a morir y dejare la mujer sin hijos... Tener una descendencia numerosa tenía entonces gran im-

ortancia; por ello, la viuda sin hijos se veía en la obligación e volver a casarse con el hermano de su difunto marido.

Los saduceos se apoyaban en esa curiosa situación para tra­tar de ridiculizar la resurrección.

En la resurrección, ¿de cuál de los siete hermanos será la mu­jer? Respondióles Jesús: ¿No habéis caído en error, por no entender las escrituras, ni el poder de Dios? Primera respuesta elemental: la resurrección pertenece al dominio de Dios, y por consiguiente escapa al dominio de la imaginación. "¡No comprendéis!" Esto no es una razón para que una cosa no exista. La resurrección ultrapasa vuestra comprensión, porque procede del "poder de Dios". Hay otras muchas rea­lidades, fuera de nuestro alcance por ejemplo: el fenómeno de la "vida". Señor, esto es verdad. Soy incapaz de comprender cómo re­sucitaremos, pero confío en tí. Tengo Fe. Creo. Porque, en efecto, cuando resuciten de entre los muertos no

j). * semana ordinaria 3 " 3

se casarán sino que serán como ángeles en los cielos. Expresión misteriosa. Jesús nunca ha despreciado el matrimonio ni las realidades sexuales: incluso las ha situado a un nivel muy alto (Marcos, 1 o-1.12). Esta expresión quiere sin duda significar, muy sencillamente, que, resucitados, nuestra única preocupa­ción será la de ' servir y alabar" a Dios (Mateo, 18-10). Es sólo una indicación vaga. Pero está en la línea de una es­piritualización del ser humano. ¿Y por qué no? El cuerpo es muy hermoso, pero el espíritu es una maravilla. ¿No vale más ser inteligente y bueno, que sólo un "bello animal"?

¿No habéis leído en el libro de Moisés: "Yo soy el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob"? No hay Dios de muertos, sino de vivos. Estáis en un gran error. Ellos partían de la Biblia. Jesús da la vuelta a su argumento citando un pasaje del Pentateuco (Éxodo, y 6), solamente reconocido por los Saduceos. Descubrimos aquí, una vez más, a un Jesús buen conocedor de las Escrituras, capaz de citar hábilmente una frase para dar apoyo a una discusión. Señor, haz que amemos las Escrituras, y abre nuestra inteli-

f encia a su comprensión. )ios de vivos, haz que amemos la vida, hasta la vida eterna.

Quiero fiarme de tí. Sé que Tú has creado la vida y que te interesa. Creo, según tus palabras que los que han dejado este mundo, viven.

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364 ¡I." semana ordinaria

JUEVES Marcos, 12-28.34

Un escriba se acerca a Jesús y le pregunta: Jesús es preguntado, Jesús es abordado en la calle. ¿Suelo preguntar muchas cosas a Jesús?

"¿Cuál es el primero de todos los mandamientos?" A los escribas les gustaba mucho discutir sobre la Ley. ¿Te­nemos también esta afición, esta voluntad de búsqueda, por las cosas de Dios? ¿Sabemos buscar lo esencial?

Jesús le da esa respuesta: "Escucha Israel, el primero es: el Señor, nuestro Dios, es el único Señor. Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas." (Deuteronomio, 6-j) Amar. Primer mandamiento Dios. El primer amado. La acumulación de esos términos —"corazón, alma, mente, fuerza"— quiere significar una plenitud de amor que com­prende todas nuestras facultades de amar. Es preciso que el amor arda en nosotros de pies a cabeza, del espíritu al cuerpo, de la mañana a la noche y de la noche a la mañana, de la infancia a la vejez. ¿'Amo yo a Dios? ¿"Qué hago para probarle mi amor?

El segundo es éste: "Amarás a tu prójimo como a tí mismo". Amar. Segundo mandamiento. El prójimo. Segundo amor. Hay que ser fiel a esos dos mandamientos distintos. Como reacción a una cierta espiritualidad de huida del mundo, se ha tenido demasiada tendencia a decir que el se­gundo reemplazaba el primero. ¡No! Evidentemente esto es

<)." semana ordinaria 365

burlarse del pensamiento de Jesús. No basta con amar al prójimo. Hay también, y en primer lugar, que amar a Dios.

Díjole el escriba: "Muy bien, Maestro... Sí, esto es mejor que todas las ofrendas y todos los sacrificios." El también conocía perfectamente su Biblia, cita a I Samuel 1 j-22.

Viendo Jesús cuan atinadamente había respondido le dijo: "No estas lejos del Reino de Dios." Es el único pasaje en todos los evangelios, en que Jesús feli­cita a un escriba. Habitualmente más bien tuvo muchos dis­gustos con esta clase de gentes demasido seguros de sus co­nocimientos religioso y bloqueados en sus certidumbres. Incluso en los pasajes paralelos de Mateo (22-3 j)y de Lucas (10-2 j), se subraya abiertamente que la pregunta fue hecha con malevolencia "como una zancadilla". Marcos quiso ter­minar esta serie de controversias con una nota positiva. Ninguna categoría humana es desechada a priori por el Se­ñor. Seguramente hubo escribas que pasaron a ser discípulos. Te ruego, Señor, por los que buscan la verdad con lealtad. Y te ruego también por los que están bloqueados y ya no tratan de buscar. Ayúdanos a todos a permanecer abiertos y dispo­nibles.

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366 p."¡emana ordinaria

VIERNES Marcos, ¡2-35.37

Jesús enseñaba en el templo. A menudo se menciona esa función de Jesús: Enseñaba a las gentes. Función eminente. Ruego por los que la ejercen hoy en la sociedad y en la Igle­sia. De una u otra manera, es una función que a todos nos in­cumbe.

"¿Cómo dicen los escribas que el Mesías es hijo de David?" Ahora es Jesús el que pregunta.

David mismo, inspirado por el Espíritu Santo ha dicho: "Dijo el Señor a mi Señor: Siéntate a mi diestra." Jesús cita el salmo 110. Ya hemos comentado que debía saberlos de memoria. Era la plegaria habitual de la comunidad, y el repertorio de canti­cios usados en las sinagogas. ¿"Me gusta leer o recitar salmos? ¿Me doy cuenta, cuando los pronuncio de que son una ple­garia de Jesús; una plegaria que Jesús ciertamente ha pro­nunciado y que vuelve a pronunciar, por así decir, por mis labios?

Si el mismo David le llama Señor: "Entonces, ¿cómo puede ser Hijo suyo?" Tenemos aquí un ejemplo típico de argumentación rabínica: se cotejan dos textos de la Escritura para llegar a una síntesis nueva. El argumento de Jesús es el siguiente: es inconcebible queun padre de familia otorgue el grandioso título de "Señor a uno de sus hijos. ¿Cómo pues os contentáis con llamarme "hijo de David", como si yo no fuera sino esto? Si es Señor, ¿cómo puede ser hijo? Con esta pregunta, Jesús querría llamar la atención sobre el misterio de su persona.

j>." semana ordinaria 367

_ esús sabe que no es solamente "hijo de David" sino "hijo de Dios". -X) afirma discretamente, pero también con firmeza. ^a cualidad de Mesías no se confunde con la filiación daví-dica: aquella sobrepasa a ésta. Ha sido preciso que David es­tuviera inspirado por el Espíritu Santo, para nacer una tal declaración: "El Señor dijo a mi Señor...' Señor, ayuda a los hombres de nuestro tiempo a no reducir el formidable misterio de tu Encarnación, con el pretexto de que es difícilmente concebible imaginar un hombre-Dios. Quiero adorarte sin comprender. Todo prueba que esta pretensión exorbitante ha sido la tuya.

"Siéntate a mi diestra hasta que ponga a tus enemigos debajo de tus pies." Los primeros cristianos han citado a menudo este pasaje del salmo 110, para aplicarlo a la Señoría de Jesús que ha sido revelada muy particularmente en su resurrección; Hechos 2-¿4; 7 - / / , Apocalipsis, 3-21, Colosenses, 3-1, Hebreos 1-3, I Pedro, 3-22. Estar sentado a la diestra de Dios, es participar de su poder. La realeza de Jesús sobrepasa en todos los aspectos a la rea­leza nacional de David; es de otro orden. Es la resurrección de Jesús lo que constituye su realeza: y la muerte es el enemigo que ha puesto debajo de sus pies por nosotros... Es de este Cristo, con esta estatura del que tenemos necesi­dad. Un hombre, incluso excepcional, un superhombre, no nos bastaría. Es necesario que Cristo sea Dios para salvarnos del último abismo, del último enemigo.

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368 y.'semana ordinaria

SÁBADO

3 d<

Marcos, 12-38.44

En su enseñanza, Jesús les decía: "Guardaos de los escribas, ue gustan de pasearse con flamantes túnicas y de ser saluda­os en las plazas.

Hay cristianos que todavía se escandalizan de los esfuerzos que está haciendo la Iglesia para despojarse de todo aparato. Hay que reconocer que este esfuerzo que sigue haciendo está en la más pura línea evangélica. El riesgo de la Iglesia de todos los tiempos es de caer en la tentación terrible del prestigio, de los privilegios, de las "largas vestiduras" y de los títulos rimbombantes. Señor, habitúanos cada vez más a una Iglesia despojada y pobre, a sacerdotes - como - todo - el - mundo... sin dere­chos particulares.

Quieren ocupar los primeros asientos en las sinagogas y los primeros puestos en los banquetes. Ayuda, Señor, a los cristianos a no proponer los primeros

§uestos, los puestos de honor para los que están encargados e representarte.

Que el pueblo cristiano en conjunto, sacerdotes y fieles, viva en la simplicidad evangélica, sin dejarse arrastrar por las fastuosidades mundanas.

Mientras devoran las casas de las viudas y simulan largas oraciones: tendrán un juicio muy severo". ¡Oh! Líbranos, Señor, de estas hipocresías y de estas injusti­cias que desfiguran tu Iglesia, algunas veces.

Un día, estando Jesús sentado frente al arca de las ofrendas, miraba cómo la gente echaba dinero en ella. Muchos ricos echaban grandes cantidades. Una viuda pobre avanza y echa dos moneditas.

Qué contraste entre esos escribas devotos que "devoran los bienes de los pobres"... y esta pobre viuda que "da todo lo que tiene".

9." semana ordinaria 3 69

He aquí la verdadera Iglesia, la que Jesús ama.

Esta pobre viuda ha echado en el arca más que todos los otros. Pues todos han dado algo de lo que les "sobraba", pero ella, de su misma "indigencia". Debo meditar sobre estas dos palabras empleadas por Jesús. Nociones sencillas. — la indigencia: es el estado del que no tiene lo necesario

para vivir. — lo necesario: es lo que corresponde a la vida normal. — lo superfluo: es todo lo que hay más allá de lo necesario. Naturalmente, no son valores aritméticos fijos. Pero con todos los matices convenientes debemos reconocer que hay demasiadas diferencias entre las condiciones de los hom­bres, en un mismo país y, sobre todo, de un país a otro. Señor, ayúdanos según tu voluntad a reducir esas desigual­dades contrarias a tu plan divino. Ayúdanos a dar lo que nos sobra a los que están en la indigencia, ayúdanos a compar­tir... ¡Tú que nos has puestos como ejemplo a pobres que daban de lo que necesitaban!

Ella dio todo lo que tenía, todo su sustento. La imagen misma de Dios. "Dios, que siendo rico se hizo pobre para enriquecernos" dirá san Pablo a los Corintios fll 8-yJipa.ra. animarles a com­partir.

Para seguir vuestras meditaciones sobre el evangelio de cada día, tomad el Tomo 11, del mismo autor que contiene los evangelios déla 10.a ala 34.a

semana del tiempo ordinario, llegando así hasta el final del aña litúrgico. Los tres tomos siguientes contienen las meditaciones sobre las primeras lec­turas de semana. Tomo III: Adviento - Navidad - Cuaresma - Tiempo Pascual. Tomo IV: j4 semanas. Tiempo ordinario años pares. Tomo V: i4 semanas Tiempo ordinario años impares.

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TABLA DE CORRESPONDENCIA entre el Leccitmario semanal y el Leccicnario de los Domingos

E V A N G E L I O S

(Laspági ñas están indicadas en cifras árabes, los tomos en cifras romanas)

i dom. de Adviento 2 dom. de Adviento 3 dom. de Adviento 4 dim. de Adviento Navidad tarde

noche aurora día

Sagrada Familia Santa María Madre de Dios Epifanía Bautismo del Señor i dom. de Cuaresma 2 dom. de Cuaresma 3 dom. de Cuaresma 4 dom. de Cuaresma 5 dom. de Cuaresma Ramos Pascua vigilia

día tarde

2 dom. de Pascua 3 dom. de Pascua 4 dom. de Pascua 5 dom. de Pascua 6 dom. de Pascua Ascensión 7 dom. de Pascua Pentecostés Trinidad Corpus Sagrado Corazón Presentación del Señor

Año A

II, 148

I. 44 I.42

1,7° I, 64 1.72

I, 182

í, 182 I, 214 I, 222

I, 244 I, 252

j, 194 I, 210

Año B

I, 48 1,42

j:72 1,70 I, 66 I.72

I,' 82

i'.' 332

I, 194

I, 182

í,' 182 I. 2145 I, 230 I, 232-234 I. 244 I. 254

I. 244

1,66

Año C

II, 302-304-306

I, I

I, I,

JO 4 2

72 7 0

1.72

II, 174 I, 128 I. 154

1,182

i','182 1.216

I, 226-228 I, 244 I. 256

I, 242

1,66

San Pedro y San Pablo Asunción Todos los Santos Inmaculada Concepción

2 domingo ordinario 3 domingo ordinario 4 domingo ordinario 5 domingo ordinario 6 domingo ordinario 7 domingo ordinario 8 domingo ordinario 9 domingo ordinario

10 domingo ordinario

11 domingo ordinario 12 domingo ordinario 13 domingo ordinario 14 domingo ordinario 15 domingo ordinario

16 domingo ordinario

17 domingo ordinario 18 domingo ordinario 19 domingo ordinario 20 domingo ordinario 21 domingo ordinario 22 domingo ordinario 23 domingo ordinario 24 domingo ordinario 25 domingo ordinario 26 domingo ordinario 27 domingo ordinario 28 domingo ordinario 29 domingo ordinario 30 domingo ordinario 31 domingo ordinario 32 domingo ordinario 33 domingo ordinario 34 domingo ordinario

Año A

H, 110 I, jo-52

n,8 I, 48 1 .76 I, 86 II, 8 H, 10 II, 12 y 16 n, 20-22 1 ,30 1, 14 n, 52

1,18 n, 66 11,68

n, 84-86 -88 11, 90-92

1 1 9 6 - 9 8 11, 104 11, 106 11, 108 II, IIO II, 110-11; H, 120 II, 122 ü, 132 1 . 3 4 , I, 126 II. 134

n, 136 n, 138 11, 148 11,150 1, 106

Año B

n, n o 1 , 5 0 - j 2 n, 8 1.48 1 ,78 1 ,262 1 ,264 1 ,266 1 ,268 1 ,270

i', 276-278 1 ,284-286 -288 1 .294 1 ,296 1 ,300 1 ,302

I. 3°4

I, 308 I, 198 I, 202-204 I, 208 I, 210 I, 212 I, 312-314 L 3 1 8 I, 328-330 1 .336 I. 338-340 I. 342 I. 340-348 I. 3 50 I, 3J2

í: ¡tí

H, 1,

n. 1, 1, 1, H, II, H, II, H,

n. 11, 11, 11, 11, H.

II,

II. II, II, II. II, II, II, II. II, II, I, II, II, II, I, II. II, II.

AñoC

I IO 50-52 8

fi 92

152

' J 8 „ 166-168 1 7 0 172 176

' T 8 182-184 196 202-204 206 y 210

2 1 2

2 1 6 2 » f 238-240 242 2 J 2 258-260 264 266 268-270

1 2 4 272-274

:if 1 4 0 286 294 298-300

Page 188: Quesson, Noel - 01 Evangelios de Adviento a Pentecostes

372

TABLA DE MATERIAS POR TEMAS Las cifras remiten a las páginas

Acción (eficacia) 225, 263, 339. Acción de gracias, 10, 47, 52, 55,

56, 67, 96, 199. Aciertos, 225, 319. Adversario, 115, 116. Alianza, 85, 95, 253, 27J. Amar, 59, 62, 107, 118, 138,

144. M9. I J 7 . 159' 17*. 194, 198, 226, 232, 234, 253, 257, 258, 346, 358, 364.

Amistad, 166, 168, 171, 178, *35-

Ateísmo, 128, 148. Ausencia de Dios, 200, 227, 229,

245, 254. Banalidad, 135, 198. Bautismo, 190, 244, 2 5 ; , 319,

Cielo, 193, 196. Coerción, 259 Colectivo, 284, 308. Compartir, 13, 50, 79, 98, 347,

369. Conciencia, 307, 315. Conflictos, 132, 136, 150, 160,

165. Contemplar, 78. Conversión, 87, 104, 111, 126. Cruz, ioo, 122, 174, 329, 330,

3JO- 3 J i Cuerpo, 201, 319, 327. Culto, I I J , 277. Decisión, 80, 139. Demonios, 136, 265, 267, 281,

283, 287, 299, 305, 316,

~ 3 3 4 ' Desconcertante, 73, 74, 91 , 130,

182, 184, 212, 290, 291, 296, 354, 359.

Dinero, 170. Discreción, 265, 316, 329. Disponibilidad, 64, 72, 12J, 292,

311. 365-

Divinidad de Jesús, 40, 41 , 45, 49, 65 , 66, 69, 71, 81 , 82, 83, 146, i J I , 153, 156, 161, 162, 174, 190, 196, 222, 224, 263, 331, 332, 356, 3 59. 3 6 6 - 3°7-

Divorcio, 342. Dominar (no), 120, 338. Domingo, 254, 278. Don de sí, 253. Eficacia, 34, 135. Encarnación, 94, 194, 335, 367. Enfermedad, 12, 268, 280, 311. Escondido (Dios), 73, 75, 88, 110,

152, 187, 24?, 33Í , 358. Escuchar, 81 , 148, 208, 215. Esencial, 104, 106, 125, 271. Esperanza, 294, 295, 352. Espíritu Santo, 82, 191, 212, 227,

238, 241, 242. Esposo, 97, 102, 275. Éxito, 92, 95, 96. Expansión, abertura, 101, 102,

158, 215. Farisaísmo, 120, 140, 273, 275,

276, 278, 322, 324. Fe, 17, 33, J I , 63, 84, 142, 147,

183, 188, 189, 192, 197, 205, 206, 207, 212, 242, 248, 2JO, 2 j 6 , 2 7 I , 28 l , 30I , 302, 32J, 327, 33J, 362.

Felicidad, 21 j , 220, 349. Fidelidad, J7. Fiesta, 2 7 j , 279. Formalismo, 277, 278, 313. Fracaso, 182, 186, 219, 237. Franqueza, 81 . Fraternidad, 341. Fuerza, 38, j6 , 137. Gestos (sacramentos), 319, 327. Gozo, alegría, 10, 22, 41 , 46, jo ,

J2, J4, jó , 97, 99, 100, 103, 104, 179, 2^33, 246, 247, 248, 27J, 276, 278, 349.

373

Gracia, 208, 291, 3 4 j . Humildad, 48, jo , j 8 , 66, 74, 82,

83, 96, 120, 140, i j 2 , 219, 251, 269, 291.

Iglesia, 91 , 221, 237, 241, 2j6 , 2J9, 260, 26 l , 263, 20J, 275, 282, 283, 28J, 290,

r i0,4! ?3 ,7 ' J 3 8 ' 3 3 9 ' 3<S8 ' Incredulidad, 193, 197, 303, 32 j ,

Invisible (El), 99, 148, 191, 3J3 Liberación, 317-Libertad, 78, I J 8 , 170, 171, 174,

208, 213, 227, 232, 278, 291, 341, 3 57-

Liturgia, 80, 98, 139, 203, 302, 308, 366.

Lucidez, 169, 174. Luchar, 100, 136, 137, 143, 238,

281, 283, 287. Luz, 40, 219, 292. Mansedumbre, 24. Maravillarse, 271. Maternidad, 42, 46, jo , 6 j , 67,

69, 72, 108, 112, 128, 288, 303.

Matrimonio, 84, 342, 343. Mediación, 9J , 221. Ministerio, 95, 220, 2J4, 290,

304. Misa, 173, 198, 202, 210, 308,

321. Misericordia, j 6 , 118, 129, 141. Misión, 9, 60, 68, 87, 106, n i ,

131, 179, 181, 183, I 8 J , 189, 217, 218, 22J, 2R4, 256, 2 j8 , 280, 296, 298, 304, 30J, 306, 308, 312, 31J, 316, 318, 320, 355.

Misterio, 191, 292. Moral, 191, }M. Muerte, 100, 167, 172, 209, 2 i j ,

216, 222, 229, 240, 301, 336, 3 jo , 367.

Niño, 344. Novedad, 72, 8 j , 190, 27 j . No-violencia, 114, 133. Opción, 33, I J 3 , 19J, 212, 219,

275, 348.

Orgullo, 273, 3 2 j , 3 J I . Paciencia, 242. Palabra de Dios, 93, 12J, 131,

138, 148, 183, 20J, 270, 283, 293, 332, 363.

Participación, 187. Paternidad, 42, 46, jo , 6 j , 67,

69, 72, 108, 112, 128, 303. Paz, 162, 222, 228, 229, 2 j i ,

336. Pecado, 28, 43, 76, 126, 128,

14J, 154, 171, 188, 272, 273, 276, 286, 340.

Pequenez, 10, 24, j2 , 74, 293, 29J, 340, 344.

Perdón, 20, 22, 57, 119, 132, 270.

Persecución, 60, 153. 236. Perseverancia, 127. Plan de Dios, 127, I 8 J , 19 j . Plegaria, oración, 10, 14, 19, 90,

9J , 108, 112, 248, 2 j2 , 297, 308, 335, 3 j j ,

Pobre, J3, 66, 68, 69, 107, 280. Política, 90, 16 j , 199, 269, 270,

329, 360. Practicar, 13J, 290. Preparaciones, 47. Presencia de Dios, 47, J I , 57,

107, 178, 227, 240. Primado de Pedro, 63, 79, 168,

2J9, 261, 320. Progreso, 27j . Promoción, 281. Reconciliación, 11 j . Reconocer, J I , J3 , J4, 63 , 64,

7J, 76, 130, 141, 1 jo , 182. Relaciones, 70, 79, 81 , 83, 114,

132. 151. 157- J 5 8 - 2 I 5 . 217, 2l8 , 243, 249, 2J7, 308, 349.

Renuncia, 98, 100, 230, 234, 3°5. 33°. 347. 348.

Reposo, 29j , 309. Responsabilidad, 28, 4J , 126,

163, 193, i 9 J , 291. Resurrección, 100, 147, 160, 167,

17J, 178, 180, 182, 184,

Page 189: Quesson, Noel - 01 Evangelios de Adviento a Pentecostes

189, 2 I I , 2 l 6 , 33I , 335, 336, 3 jo , 3?9, 362

Revisión de vida, 30, 81 , 220, 308, 361.

Riqueza, 38, 124. Ruptura, 55, 60. Salvar, jó , 58, 61 , 73, 76, 87,

173, 195, 219, 268, 299, 347-

Servir, 121, 123, 172, 220, 337, 351-

Sexualidad, 343, 363. Signos, 50, 62, 03, 84, 86, 9 1 ,

110, 125, 142, 167, 178, 183, 187, 198, 200, 204, 319.

Simplicidad, 121, 368. Soledad, 324, 334. Sufrimientos, 16, 57, 113, 122,

144, 161, 162. 247, 259.

Temor, 179, 201, 297. Tentación, 322. Término, 223, 262, 318. Testigos, 239. Trabajo, 89, 146, 186, 284. Trinidad, 11, 197. Unidad, 136, 165, 256. Universalismo, 9, 67, 71, 77, 117,

289, 312, 315, 317, 355. Valor, coraje, 174. Ver, 107, 3 j 3 . Vida eterna, 193, 203, 207, 209,

252, 341, 346, 349. Violencia, 27, 117. Virginidad, 49, 65. Virulencia, 305, 340. Vivir, 176, 190, 194, 231, 278,

294; 33 i . 363- o o

Vocación, 49, 54, 62, 78, 80.