¿QUÉ HAREMOS PARA OBTENER LA SALVACIÓN Y … · estado buscando la Vida eterna, para lo cual el...
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¿QUÉ HAREMOSPARA OBTENERLA SALVACIÓN
Y VIDA ETERNA?
Domingo, 6 de febrero de 2011
Monterrey, N.L., México
NOTA AL LECTOREs nuestra intención hacer una transcripción fiel y exacta deeste Mensaje, tal como fue predicado; por lo tanto cualquiererror en este escrito es estrictamente error de audición,transcripción e impresión; y no debe interpretarse como erroresdel Mensaje.El texto contenido en esta Conferencia, puede ser verificadocon las grabaciones del audio o del video.Este folleto debe ser usado solamente para propósitospersonales de estudio, hasta que sea publicado formalmente.
NOTAS
REV. WILLIAM SOTO SANTIAGO, PH.D.30
la eternidad en el glorioso Reino de Jesucristo nuestro
Salvador.Continúen pasando todos una tarde feliz. Dejo con ustedes
al ministro, reverendo Epifanio López, para que les indique
cómo hacer y hacia dónde dirigirse para ser bautizados en
agua en el Nombre del Señor.
Hay ropas bautismales y hay bautisterios también y
ministros que les bautizarán, a ustedes que están aquí
presentes y han recibido a Cristo en estos momentos, y a los
que están en otras naciones y han recibido a Cristo en estos
momentos, y en cada nación dejo al ministro correspondiente
para que haga en la misma forma que hará el reverendo
Epifanio López aquí presente, al cual dejo con ustedes.
Dios les bendiga y les guarde a todos.
“¿QUÉ HAREMOS PARA OBTENER LA
SALVACIÓN Y VIDA ETERNA?”
¿QUÉ HAREMOS PARA OBTENERLA SALVACIÓN Y VIDA ETERNA?
Rev. William Soto Santiago, Ph.D.
Domingo, 6 de febrero de 2011
Monterrey, N.L., México
Muy buenos días, amables amigos y hermanos presentes,
ministros y diferentes creyentes en Cristo presentes y
también los que están a través del satélite Amazonas o de
internet en diferentes naciones: que las bendiciones de Cristo,
el Ángel del Pacto, sean sobre todos ustedes.
Para esta ocasión leemos un pasaje de la Escritura en el
libro de los Hechos, capítulo 16, versos 25 en adelante, donde
nos dice una de las experiencias por las cuales pasó el apóstol
San Pablo, en donde nos dice que él estuvo preso en una
ocasión, y vean lo que sucedió:
“Pero a medianoche...” o sea, están en la cárcel, verso 24
para que vean:
“El cual...” el carcelero, dice, el carcelero... dice así:
“El cual, recibido este mandato (o sea, habían azotado a
Pablo), los metió en el calabozo de más adentro, y les aseguró
los pies en el cepo.
Pero a medianoche, orando Pablo y Silas, cantaban
himnos a Dios; y los presos los oían.
Entonces sobrevino de repente un gran terremoto, de tal
manera que los cimientos de la cárcel se sacudían; y al
instante se abrieron todas las puertas, y las cadenas de todos
se soltaron.
Despertando el carcelero, y viendo abiertas las puertas de
la cárcel, sacó la espada y se iba a matar, pensando que los
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presos habían huido.
Mas Pablo clamó a gran voz, diciendo: No te hagas ningún
mal, pues todos estamos aquí.
El entonces, pidiendo luz, se precipitó adentro, y
temblando, se postró a los pies de Pablo y de Silas;
y sacándolos, les dijo: Señores, ¿qué debo hacer para ser
salvo?
Ellos dijeron: Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo, tú
y tu casa.
Y le hablaron la palabra del Señor a él y a todos los que
estaban en su casa.
Y él, tomándolos en aquella misma hora de la noche, les
lavó las heridas; y en seguida (o sea, esa misma noche) se
bautizó él con todos los suyos (o sea, con toda su familia y
demás personas que allí estaban).
Y llevándolos a su casa, les puso la mesa; y se regocijó con
toda su casa de haber creído a Dios.”
Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos
permita entenderla.
Nuestro tema es: “¿QUÉ HAREMOS PARA OBTENER
LA SALVACIÓN Y LA VIDA ETERNA?” tomado de las
palabras del carcelero que dijo a Pablo y a Silas: “Señores,
¿qué debo hacer para ser salvo?”
“¿QUÉ HAREMOS PARA OBTENER LA SALVACIÓN
Y VIDA ETERNA.”
Por cuanto el ser humano fue creado a imagen y semejanza
de Dios, y Dios es eterno, el ser humano fue creado para vivir
eternamente, y por eso es que ninguno de los animales o aves
trata o quiere vivir eternamente, solamente el ser humano es
el que desea vivir eternamente, porque fue creado a imagen y
semejanza de Dios.
Por eso el ser humano en su interior sabe que vino de la
eternidad y por consiguiente comprende que hubo algún
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nacimiento.Quiero nacer en Tu Reino, quiero vivir eternamente,
sálvame Señor, Te lo ruego en Tu Nombre eterno y glorioso,Señor Jesucristo. Amén.
Y con nuestras manos levantadas al Cielo, a Cristo, todos
decimos: ¡La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de
todo pecado! ¡La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de
todo pecado! ¡La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de
todo pecado! Amén.Cristo les ha recibido en Su Reino, ha perdonado vuestros
pecados y con Su Sangre les ha limpiado de todo pecado,
porque ustedes lo han recibido como vuestro único y
suficiente Salvador, ustedes me dirán: “Cristo dijo: ‘El que
creyere y fuere bautizado, será salvo.’ ¿Cuándo me pueden
bautizar?”
El bautismo en agua es tipológico, no quita los pecados,
pero es un mandamiento del Señor Jesucristo, el cual es a la
semejanza de la muerte, sepultura y resurrección de Jesucristo,
y en el cual nos identificamos con Cristo en Su muerte,
sepultura y resurrección, porque estábamos en Él y con Él
cuando Él estaba en la Tierra, y eternamente estábamos en Él,
así como nuestro cuerpo físico estaba en nuestro padre
terrenal.
Y ahora, el bautismo en agua, siendo un mandamiento de
Cristo para todos aquellos que lo reciben como Salvador, los
cuales al recibir a Cristo como Salvador mueren al mundo, y
al ser sumergidos en las aguas bautismales, tipológicamente
están siendo sepultados, y cuando son levantados de las aguas
bautismales por el ministro, están resucitando a una nueva
vida: a la Vida eterna con Cristo en Su Reino eterno.
Por lo cual pueden ser bautizados. Y que Cristo les
bautice con Espíritu Santo y Fuego, y produzca en ustedes
el nuevo nacimiento; y nos continuaremos viendo por toda
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cuando estén ya listos para orar por todos los que están
recibiendo a Cristo como único y suficiente Salvador. Los que
están allá en Venezuela, en Colombia, en Ecuador, en Perú, en
Chile, en Bolivia, en Argentina, en Brasil, en México, en
Guatemala, en Panamá, en Costa Rica, en Nicaragua, en
Honduras, en El Salvador, y en las demás naciones, y en todas
las islas del Caribe y todas las demás naciones, Norteamérica,
África, Japón, China, también en Canadá y demás naciones,
pueden continuar viniendo a los Pies de Cristo. Estamos
esperando que nos avisen cuando estén listos ya todos en las
demás naciones para la oración.
Ya el próximo domingo también tendremos una actividad
como esta en Villahermosa, están invitados todos los que
quieran estar en esa actividad, es una actividad de salvación
y Vida eterna, porque eso es lo más importante para el ser
humano: la salvación y Vida eterna, y solamente encontramos
la salvación y Vida eterna en Jesucristo.
Con nuestras manos levantadas al Cielo para orar ya por
todas las personas que han venido a los Pies de Cristo, todos
puestos en pie también, los que están en las demás naciones
también, nuestros ojos cerrados, repitan conmigo esta oración
todos los que han venido a los Pies de Cristo en esta ocasión:
Señor Jesucristo, escuché la predicación de Tu Evangelioy nació Tu fe en mi corazón, creo en Ti con toda mi alma,creo en Tu primera Venida, creo en Tu muerte en la Cruzdel Calvario como el Sacrificio de Expiación por nuestrospecados, creo en Tu Nombre como el único Nombre bajo elCielo dado a los hombres en que podemos ser salvos.
Reconozco que soy pecador y necesito un Salvador, doytestimonio público de mi fe en Ti y te recibo como mi únicoy suficiente Salvador, te ruego perdones mis pecados, y conTu Sangre me limpies de todo pecado y me bautices conEspíritu Santo y Fuego y produzcas en mí el nuevo
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problema que causó que la familia humana perdiera la Vida
eterna, y cuando leen las personas la Biblia, comprenden que
el problema fue en el Huerto del Edén, el problema causado
por la serpiente en el cual Satanás o el diablo se metió y
engañó a Eva y causó que el ser humano perdiera la vida, pues
Dios le había advertido a Adán que no comiera del árbol de la
ciencia del bien y del mal, porque el día que lo hiciera, ese día
moriría. Por cuanto Adán y Eva tenían Vida eterna, perderían
o morirían a esa Vida eterna y luego solamente les quedaría
vida temporera que se les iba a terminar en algún momento.
Ahora, podemos ver el porqué luego que Adán y Eva
pecaron en el Huerto del Edén, continuaron viviendo, pero no
continuaron viviendo en la Vida eterna la cual perdieron, sino
una vida temporera que a Adán se le terminó en cierta
ocasión, cuando tenía ya cientos de años, pero se le terminó,
cuando tenía 930 años Adán murió. De Eva no se nos dice la
edad que tenía cuando ella murió, pero de seguro vivió cientos
de años también.
Encontramos que al ser humano se le han estado acortando
los años de vida, encontramos que hubo una persona:
Matusalén, que vivió 969 años, la persona que más ha vivido
en el cuerpo terrenal, vivió más años que Adán, el cual
solamente logró vivir en el cuerpo físico, luego que pecó,
solamente logró vivir 930 años.
Ahora, por más que viva el ser humano en el cuerpo físico,
al final el cuerpo físico tiene que morir. El cuerpo físico que
hemos obtenido es una herencia que nos ha dejado Adán y
Eva, pero es un cuerpo sin Vida eterna; y el ser humano ha
estado buscando la fuente de la juventud eterna, o sea, que ha
estado buscando la Vida eterna, para lo cual el ser humano
tiene o ha hecho muchas religiones, porque el ser humano por
naturaleza es espiritual, es un ser espiritual por cuanto tiene
alma, espíritu y cuerpo, así como Dios lo tenemos en la Biblia
REV. WILLIAM SOTO SANTIAGO, PH.D.6
como Padre, Hijo y Espíritu Santo.
Ese es el misterio divino, el misterio de Dios el Padre y de
Cristo, y por eso la Biblia nos dice que en Jesucristo moró la
plenitud de la divinidad, Él decía: “El Padre que mora en mí,
Él hace las obras.” Y también decía: “El Espíritu del Señor
está sobre mí por cuanto me ha ungido,” y enumera las cosas
para las cuales había sido ungido. O sea, que Dios el Padre y
el Espíritu Santo estaban en Jesucristo, Dios el Padre y el
Ángel del Pacto, el Espíritu Santo estaban morando en un
cuerpo de carne llamado Jesús, y eso era Isaías, capítulo 7,
verso 14 que nos dice:
“He aquí que la virgen concebirá, y dará a luz un hijo, y
llamará su nombre Emanuel (que traducido es: Dios con
nosotros).”
Por lo tanto, Dios estaba visitando a Su pueblo en la
persona de Jesús o Jesucristo o Yeshua como también era
llamado en aquellos días, pero que ha sido traducido para el
español como Jesús, y en inglés: Jesus, y así lo encontramos
en diferentes idiomas traducido, pero es la misma persona que
vivió en la tierra de Israel y murió cuando tenía unos 33 años
de edad en una cruz como el Sacrificio de Expiación por los
pecados del ser humano.
Estuvo tipificado en el cordero pascual que el pueblo
hebreo sacrificó en Egipto, cada padre de familia sacrificó un
cordero pascual de un año para la preservación de la vida de
cada hijo primogénito que tenía cada padre de familia hebreo,
pero que vivían allá en Egipto.
La sangre de ese cordero pascual fue colocada en el dintel
y los postes de los hogares hebreos, porque en la noche de la
pascua fue sacrificado en la víspera de la pascua y tenían que
tener ese cordero luego asado en el hogar, y tenían que estar
comiendo ese cordero con hierbas amargas, y en la noche de
la pascua Dios traería la plaga de la muerte sobre todos los
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39, levantando la Voz, o sea, hablando fuerte para que todos
lo escucharan, dijo: “Si alguno tiene sed, venga a mí y beba,
y esto dijo del Espíritu Santo que habían de recibir los que
creyesen en Él, pues aún no había venido el Espíritu Santo
porque Jesús todavía no había sido glorificado.” Y dijo: “Ríos
de agua viva correrán por su interior,” hablando ¿de qué? Del
Espíritu Santo.
Jesucristo llena el interior del ser humano, ese vacío lo
llena con el Espíritu Santo, el agua del Espíritu Santo que
corre por el interior de la persona y lo llena de salvación, de
paz y Vida eterna, y entonces la persona tiene su futuro
asegurado, su futuro asegurado con Dios en el Reino de Dios.
Todos necesitamos asegurar nuestro futuro eterno con
Jesucristo nuestro Salvador, porque Él es la respuesta a la
pregunta: ¿qué haremos para obtener la salvación y Vida
eterna?” Pues recibir, creer y recibir a Cristo como único y
suficiente Salvador. El que en Él cree, no se perderá, tendrá
Vida eterna y vivirá en el Reino de Cristo por toda la
eternidad.
“Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado
a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se
pierda, mas tenga (¿qué?) vida eterna.” (San Juan, capítulo
3, verso 16).
Y eso es para mí, ¿y para quién más? Pues para cada uno de
ustedes también. Ya tenemos solucionada la pregunta: ¿Qué
haremos para obtener la salvación y Vida eterna? Creer y
recibir a Cristo como único y suficiente Salvador.
Los que están en otras naciones pueden continuar viniendo
a Cristo, pueden continuar pasando al frente los que están en
otras naciones también. Y los niños de diez años en adelante
también pueden recibir a Cristo como único y suficiente
Salvador, pues ya tienen conciencia del bien y del mal.
Estamos pendientes que nos avisen de las demás naciones
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lugar donde ustedes se encuentran en la iglesia o auditorio
donde ustedes se encuentren para que oremos por usted.
Ya usted sabe la respuesta a la pregunta del carcelero de
Filipo que le pregunta a San Pablo y a Silas: “¿Qué haré para
ser salvo?” Cree en el Señor Jesucristo y serás salvo tú y tu
casa, porque “no hay otro nombre bajo el Cielo dado a los
hombres en que podamos ser salvos, solamente hay UNO, y
ese Nombre es SEÑOR JESUCRISTO,” Yeshua en hebreo.
Él es nuestro Salvador, no hay otro Salvador, no hay otro
que haya muerto como el Sacrificio de Expiación por el
pecado del ser humano para reconciliar al ser humano con
Dios, solamente hay uno y Su Nombre es: Señor Jesucristo, Él
es la persona más importante que ha pisado este planeta
Tierra, y vino con una misión divina: morir por nosotros en la
Cruz del Calvario.
Todavía Él está como Sumo Sacerdote en el Cielo en el
Templo celestial allá en el Trono de Intercesión, en el
propiciatorio celestial Jesucristo está todavía como Sumo
Sacerdote con Su propia Sangre intercediendo ante el Padre
por cada persona que lo recibe como único y suficiente
Salvador. Por eso Él dijo: “El que me confesare delante de los
hombres, yo le confesaré delante de mi Padre que está en los
cielos.”
El alma del ser humano desea la salvación y Vida eterna,
por eso esas inquietudes espirituales que tiene el ser humano
acá en lo profundo de su alma, de su corazón, y algunas veces
algunas personas no entienden qué es lo que sucede en su
alma, y encuentran que hay un vacío y que nada lo puede
llenar. Ni ser ricos puede llenar ese vacío, ni ser famoso puede
llenar ese vacío. Solamente hay uno que puede llenar ese
vacío, y es Jesucristo.
Él dijo el último y gran día de la fiesta de los tabernáculos,
allá en el templo en Jerusalén, en el capítulo 7, versos 37 al
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primogénitos que estarían en Egipto, seres humanos y también
animales.
Todo primogénito moriría en esa noche, excepto aquellos
que estarían en hogares donde la sangre del cordero pascual
estaría aplicada, y el cordero pascual asado siendo comido por
los que estarían en esos hogares.
Esa noche pasó la muerte sobre los primogénitos por todo
Egipto, y murieron todos los primogénitos comenzando con
el hijo primogénito del faraón. Pero sobre los hogares hebreos
la muerte no se detuvo, no entró a esos hogares porque tenían
la señal de la sangre aplicada sobre el dintel y los postes de
sus puertas.
Todo eso es tipo y figura del Cordero pascual, el Mesías,
que vendría para morir como la pascua para los creyentes,
para la preservación de la vida de todos los primogénitos, de
todos los hijos primogénitos de Dios escritos en el Cielo en el
Libro de la Vida del Cordero.
Por esa causa es que Juan el Bautista, el cual anunciaba que
después de él vendría uno mayor que él, el cual los bautizaría
con Espíritu Santo y Fuego, cuando vio a Jesús caminando en
el lugar o por el lugar donde Juan estaba predicando y
bautizando, dice Juan el Bautista señalando a Jesús: “He aquí
el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo.” Al señalar
a Jesús como el Cordero de Dios que quita el pecado del
mundo, está por consiguiente dando a conocer o revelando
que Jesucristo tiene que morir para la preservación de la Vida
eterna de todos los hijos e hijas de Dios, de todos los
primogénitos de Dios escritos en el Cielo en el Libro de la
Vida del Cordero.
El mismo Jesucristo también en San Juan, capítulo 3 dice,
del verso 11 en adelante:
“De cierto, de cierto te digo (esto es hablando con
Nicodemo), que lo que sabemos hablamos, y lo que hemos
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visto, testificamos; y no recibís nuestro testimonio.
Si os he dicho cosas terrenales, y no creéis, ¿cómo creeréis
si os dijere las celestiales?
Nadie subió al cielo, sino el que descendió del cielo; el
Hijo del Hombre, que está en el cielo.
Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es
necesario que el Hijo del Hombre sea levantado,
para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga
vida eterna.”
Aquí está Cristo mostrando que Él va a ser levantado y esto
se cumple cuando Él fue levantado en la Cruz del Calvario,
para que todo aquel que ve a Cristo como el Cordero de Dios,
que ve a Cristo como el Sacrificio de Expiación por el pecado
y cree en Él, no se pierda, mas tenga Vida eterna.
También Él fue tipificado en el sacrificio... esto del cordero
pascual fue en el capítulo 2 del Éxodo, verso 11 al 29, y en
Levítico, capítulo 23, versos 26 al 29 encontramos el día de la
expiación para la reconciliación de cada persona con Dios, en
donde se sacrificaba el macho cabrío de la expiación y el sumo
sacerdote, el cual lo sacrificaba, tomaba en una vasija la
sangre y entraba al Lugar Santísimo y esparcía con su dedo
siete veces sobre el propiciatorio en medio de los dos
querubines de oro que estaban sobre el propiciatorio, porque
ese propiciatorio en el tabernáculo y luego en el templo que
construyó Salomón, es el Trono de Dios en el templo que
representa el Trono celestial de Dios.
El sumo sacerdote, luego que finalizaba sus labores en el
Lugar Santísimo, luego salía y buscaban al otro macho cabrío
por Azazel y colocaba sus manos sobre ese macho cabrío que
no era para ser sacrificado, y confesaba los pecados del pueblo
sobre ese macho cabrío, y luego enviaban ese macho cabrío
lejos, por el desierto a través de un hombre ya destinado para
ese propósito.
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“Porque la tierra que bebe la lluvia que muchas veces cae
sobre ella, y produce hierba provechosa a aquellos por los
cuales es labrada, recibe bendición de Dios;
pero la que produce espinos y abrojos es reprobada, está
próxima a ser maldecida, y su fin es el ser quemada.”
La bendición es para los que reciben a Cristo como
Salvador y entran por consiguiente al nuevo Pacto, son
limpiados con la Sangre del nuevo Pacto, la Sangre de Cristo,
son limpiados de todo pecado, y son bautizados en agua en el
Nombre del Señor Jesucristo, y Cristo los bautiza con Espíritu
Santo y Fuego y produce en las personas el nuevo nacimiento
y así son colocados en el Reino de Dios, en el Reino de Cristo.
Recuerden que Cristo dijo a Nicodemo en el capítulo 3 de
San Juan, del verso 1 al 6: “De cierto, de cierto te digo, que el
que no nazca del Agua (o sea, del Evangelio) y del Espíritu
(del Espíritu Santo), no puede entrar al Reino de Dios.”
Todos queremos entrar al Reino de Dios, todos queremos
obtener la salvación y Vida eterna, la cual se obtiene
únicamente, exclusivamente por medio de Cristo nuestro
Salvador, “cree en el Señor Jesucristo y serás salvo tú y tu
casa.”
Ya yo creí y recibí la salvación y Vida eterna, ¿y quién
más? Cada uno de ustedes también que están presentes o en
otras naciones.
Si hay alguna persona aquí presente o en alguna otra nación
que está escuchando en estos momentos y todavía no ha
recibido a Cristo como Salvador, pero nació la fe de Cristo en
su corazón, en su alma al escuchar la predicación del
Evangelio de Cristo y está creyendo, ha creído en Cristo,
ahora puede dar testimonio público de su fe en Cristo para
salvación, recibiéndolo como único y suficiente Salvador, para
lo cual puede pasar aquí al frente de los que están presentes,
y los que están en otras naciones pueden pasar al frente en el
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Y a cualquiera que me niegue delante de los hombres, yo
también le negaré delante de mi Padre que está en los
cielos.”
Si le negamos, Él nos negará, si le negamos como nuestro
Salvador, como el Mesías Príncipe que murió por nosotros en
la Cruz del Calvario y tenemos por inmunda la Sangre de
Cristo, la cual es Sangre divina, la Sangre de nuestra
redención, con Su Sangre Él nos redimió, con Su Sangre nos
limpia de todo pecado, por lo tanto, es la Sangre de la
expiación.
Si negamos a Cristo como nuestro Salvador, o luego de
estar ya creyendo en Cristo y habiendo sido bautizados en
agua en Su Nombre, si lo dejamos, dice Cristo: “El que pone
su mano en el arado, y mira hacia atrás no es apto para el
Reino,” sería peor, ya ser un creyente en Cristo y dejar a
Cristo, que nunca haber sido un creyente en Cristo, porque el
que deja a Cristo no hay otro sacrificio por el pecado del ser
humano, eso es lo que dice San Pablo en Hebreos, capítulo 6,
versos 4 en adelante:
“Porque es imposible que los que una vez fueron
iluminados y gustaron del don celestial, y fueron hechos
partícipes del Espíritu Santo,
y asimismo gustaron de la buena palabra de Dios (o sea,
del Evangelio de Cristo) y los poderes del siglo venidero,
y recayeron, sean otra vez renovados para
arrepentimiento, crucificando de nuevo para sí mismos al
Hijo de Dios y exponiéndole a vituperio.”
O sea, que es imposible que se lleve a cabo otra crucifixión
en donde Jesucristo derrame Su Sangre por los seres humanos,
no hay otro sacrificio para el ser humano, que el Sacrificio de
Cristo en la Cruz del Calvario. Si lo dejamos a Él, no hay otro
sacrificio que Él puede hacer por usted o por mí. Sigue
diciendo el apóstol Pablo:
¿QUÉ HAREMOS PARA OBTENER LA SALVACIÓN . . . ? 9
Y llevaba así los pecados del pueblo lejos, y el pueblo, las
personas que se habían arrepentido y confesado sus pecados
a Dios y habían pedido perdón a Dios, quedaban reconciliados
con Dios por un año más, luego el próximo año tenía que
efectuarse el mismo sacrificio porque todo eso era tipo y
figura de un sacrificio perfecto que sería llevado a cabo más
adelante por el Mesías Príncipe, el cual moriría por el pecado
del pueblo.
Por eso es que Isaías, capítulo 53 nos habla de un sacrificio
expiatorio, y nos dice en el capítulo 53, verso 7 en adelante,
dice:
“Angustiado él, y afligido, no abrió su boca; como cordero
fue llevado al matadero; y como oveja delante de sus
trasquiladores, enmudeció, y no abrió su boca.
Por cárcel y por juicio fue quitado; y su generación,
¿quién la contará? Porque fue cortado de la tierra de los
vivientes, y por la rebelión de mi pueblo fue herido.
Y se dispuso con los impíos su sepultura, mas con los ricos
fue en su muerte; aunque nunca hizo maldad, ni hubo engaño
en su boca.
Con todo eso, Jehová quiso quebrantarlo, sujetándole a
padecimiento. Cuando haya puesto su vida en expiación por
el pecado, verá linaje, vivirá por largos días, y la voluntad de
Jehová será en su mano prosperada.
Verá el fruto de la aflicción de su alma, y quedará
satisfecho; por su conocimiento justificará mi siervo justo a
muchos, y llevará las iniquidades de ellos.”
Aquí podemos ver que esta Escritura fue cumplida en
Jesucristo, el Mesías, el cual tenía que venir a la Tierra en Su
primera Venida para morir como el Sacrificio de Expiación
por el pecado de Su pueblo.
Por esa causa fue que también el Espíritu Santo profetizó
por medio del Arcángel Gabriel al profeta Daniel, fue una
REV. WILLIAM SOTO SANTIAGO, PH.D.10
profecía con relación al pueblo hebreo y a la Venida del
Mesías donde nos dice la Escritura que el Arcángel Gabriel,
al cual yo siempre le he llamado: el Ángel profeta de otra
dimensión, dice la Escritura en el capítulo 9 de Daniel, verso
20 en adelante:
“Aún estaba hablando y orando, y confesando mi pecado
y el pecado de mi pueblo Israel, y derramaba mi ruego
delante de Jehová mi Dios por el monte santo de mi Dios;
aún estaba hablando en oración, cuando el varón Gabriel,
a quien había visto en la visión al principio, volando con
presteza, vino a mí como a la hora del sacrificio de la tarde.
Y me hizo entender, y habló conmigo, diciendo: Daniel,
ahora he salido para darte sabiduría y entendimiento.
Al principio de tus ruegos fue dada la orden, y yo he
venido para enseñártela, porque tú eres muy amado.
Entiende, pues, la orden, y entiende la visión.
Setenta semanas están determinadas sobre tu pueblo y
sobre tu santa ciudad, para terminar la prevaricación, y
poner fin al pecado, y expiar la iniquidad, para traer la
justicia perdurable, y sellar la visión y la profecía, y ungir al
Santo de los santos.
Sabe, pues, y entiende, que desde la salida de la orden
para restaurar y edificar a Jerusalén hasta el Mesías
Príncipe, habrá siete semanas, y sesenta y dos semanas (siete
semanas y sesenta y dos semanas, son sesenta y nueve
semanas); se volverá a edificar la plaza y el muro en tiempos
angustiosos.
Y después de las sesenta y dos semanas se quitará la vida
al Mesías, mas no por sí...”
Y ahora, aquí tenemos las profecía que la vida del Mesías
va a ser quitada, y esto será después de las sesenta y nueve
semanas, las primeras siete semanas y luego las segundas
sesenta y dos semanas, que suman sesenta y nueve semanas de
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Jesucristo es el Ángel del Pacto, el Hijo de Dios que ha venido
al mundo para salvar al ser humano, a todos aquellos que
escuchan la predicación del Evangelio de Cristo, el Evangelio
de nuestra salvación, el Evangelio de la paz, nace su fe, la fe
de Cristo en su alma y lo reciben como único y suficiente
Salvador confesando a Cristo sus pecados y siendo bautizados
en agua en el Nombre del Señor Jesucristo.
El bautismo en agua es tipológico, el bautismo en agua es
a la semejanza de la muerte, sepultura y resurrección de
Cristo. El agua en el bautismo no quita los pecados, es la
Sangre de Cristo la que nos limpia de todo pecado. El
bautismo en agua es un mandamiento del Señor Jesucristo
para todos los que lo reciben como único y suficiente
Salvador, y luego Dios les bautizará con Espíritu Santo y
Fuego y producirá el nuevo nacimiento en la persona.
Por lo cual toda persona, al recibir a Cristo como Salvador,
muere al mundo. Al ser sumergido en las aguas bautismales en
el Nombre del Señor Jesucristo, tipológicamente está siendo
sepultado. Y cuando es levantado de las aguas bautismales,
está resucitando a una nueva vida, a la Vida eterna con Cristo
en Su Reino eterno.
Por lo cual sabiendo, conociendo estas cosas, conocemos
lo que tenemos que hacer para obtener la salvación y Vida
eterna. Ya con este conocimiento toda persona puede obtener
la salvación y Vida eterna que Él ganó para nosotros en la
Cruz del Calvario. Yo lo recibí como mi único y suficiente
Salvador y nunca lo he negado y nunca lo negaré.
La Escritura dice en San Mateo, capítulo 10, versos 32 al
33, y lo vamos a leer para que tengamos el cuadro claro,
capítulo 10, versos 32 al 33 del Evangelio según San Mateo:
“A cualquiera, pues, que me confiese delante de los
hombres, yo también le confesaré delante de mi Padre que
está en los cielos.
REV. WILLIAM SOTO SANTIAGO, PH.D.22
Marta le dijo: Yo sé que resucitará en la resurrección, en
el día postrero.”
Marta sabía que la resurrección es para el Día Postrero, y
ella sabía que su hermano va a resucitar en el Día Postrero y
que ella también va a resucitar y todos los creyentes en Cristo
nacidos de nuevo que han muerto físicamente, van a resucitar
en el Día Postrero, o sea, en el séptimo milenio de Adán hacia
acá. Pero no sabemos el día ni el mes ni el año, pero es para el
Día Postrero, en alguno de los años del séptimo milenio se
llevará a cabo la resurrección de los muertos en Cristo cuando
ya se haya completado la Iglesia del Señor Jesucristo, cuando
Cristo haya hecho la Obra de Intercesión hasta por la última
persona que entrará a formar parte de la Iglesia del Señor
Jesucristo.
Mientras tanto Jesucristo no puede salir del Trono de
Intercesión en el Cielo, Él está como Sumo Sacerdote
haciendo intercesión con Su propia Sangre por todos los que
lo reciben como único y suficiente Salvador, Él es nuestro
abogado en el Cielo. Si alguno ha pecado, abogado tenemos
para con el Padre, a Jesucristo Su Hijo. Y ahora, continuemos
aquí leyendo:
“Jesús le dijo: Tu hermano resucitará.”
Eso fue lo que Él le dijo, y ella le contesta que ella sabía
que resucitaría en el Día Postrero:
“Le dijo Jesús: Yo soy la resurrección y la vida; el que
cree en mí, aunque esté muerto, vivirá.
Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente.
¿Crees esto?
Le dijo: Sí, Señor; yo he creído que tú eres el Cristo, el
Hijo de Dios, que has venido al mundo.” ¿Y quién más cree
esto? Y yo también
Jesucristo es el Hijo de Dios que ha venido al mundo para
llevar a cabo la Obra de Redención en la Cruz del Calvario,
¿QUÉ HAREMOS PARA OBTENER LA SALVACIÓN . . . ? 11
años y que son unos cuatrocientos ochenta y tres años, porque
las setenta semanas completas son cuatrocientos noventa años.
Y ahora, al concluir, o llegar a su final la semana número
sesenta y nueve, el Mesías se presentaría al pueblo,
comenzaría Su ministerio, el cual comenzó luego que Juan el
Bautista lo bautizó, y tuvo unos tres años y medio de
ministerio, a la mitad de la semana número sesenta, porque Su
ministerio fue a la semana número setenta, pero a la mitad de
la semana número setenta le fue quitada la vida al Mesías.
Para el tiempo en que Jesús apareció y fue bautizado por
Juan el Bautista, tenía cerca de 30 años, y por consiguiente
comenzó la semana número setenta cuando Cristo fue
bautizado por Juan el Bautista, y el Espíritu Santo vino sobre
Jesús y ahí la Voz del Cielo dijo: “Este es mi Hijo amado en
quien tengo complacencia.”
Y ahora, si alguna persona no ha podido creer que
Jesucristo o Yeshua no es el Mesías prometido, entonces hay
que buscar en la historia quién llena los requisitos para ser el
Mesías y que haya comenzado su ministerio en la semana
número setenta y que haya muerto a la mitad de esa semana
número setenta.
Solamente hay una persona que cumple esos requisitos, y
es el Señor Jesucristo, Él es el Cordero de Dios que vino para
quitar el pecado del mundo como Juan lo anunció, Juan el
Bautista, Él vino con una misión divina: de poner Su vida por
todas las ovejas del Padre que están escritas en el Cielo en el
Libro de la Vida del Cordero, y Él también dijo: “Mis ovejas
oyen mi Voz y me siguen, y yo las conozco, y yo les doy Vida
eterna, y no perecerán jamás, mi Padre que me las dio es
mayor que todos, y nadie las puede arrebatar de la mano de mi
Padre.” (San Juan, capítulo 10, verso 27 al 30).
Y ahora, dice que la vida al Mesías le sería quitada, Él
pondría Su vida en Expiación por el pecado del pueblo, por el
REV. WILLIAM SOTO SANTIAGO, PH.D.12
pecado de todos los escritos en el Cielo; en Jesucristo se
cumplió esta profecía de Daniel, capítulo 9, versos 20 al 27.
Ahora vean lo que ha continuación dice, el verso 26 dice:
“Y después de las sesenta y dos semanas se quitará la vida
al Mesías, mas no por sí; y el pueblo de un príncipe que ha de
venir destruirá la ciudad y el santuario; y su fin será con
inundación, y hasta el fin de la guerra durarán las
devastaciones.”
Aquí la profecía dice que el pueblo de un príncipe que ha
de venir, destruirá la ciudad y el santuario. La ciudad de
Jerusalén fue destruida por el pueblo romano, dirigido por el
general romano Tito Vespasiano en el año setenta de la era
cristiana, luego de tener cercada la ciudad por unos dos años;
alrededor de dos años la tuvo cercada y le daba la oportunidad
a los que quisieran salir de la ciudad, y los creyentes en Cristo
que habían oído, escuchado a Jesús decir que cuando vieran
a Jerusalén cercada de ejércitos, había llegado el tiempo de la
destrucción de Jerusalén, y el que estuviera en Jerusalén
saliera de Jerusalén, y el que estuviera fuera de Jerusalén no
entrara a Jerusalén, porque había llegado el tiempo para su
destrucción. La señal para la destrucción de Jerusalén era que
sería cercada por los ejércitos romanos.
Por lo tanto, todo esto pasaría luego que el Mesías llevara
a cabo la Obra de Redención, luego que la vida al Mesías le
fuera quitada, más adelante Jerusalén sería destruida y el
templo también sería destruido.
Por eso es que cuando Jesús tuvo Su entrada triunfal a
Jerusalén como Rey en el capítulo 19 de San Lucas, versos 37
en adelante dice:
“Cuando llegaban ya cerca de la bajada del monte de los
Olivos, toda la multitud de los discípulos, gozándose,
comenzó a alabar a Dios a grandes voces por todas las
maravillas que habían visto,
¿QUÉ HAREMOS PARA OBTENER LA SALVACIÓN . . . ? 21
aunque tu cuerpo físico muera, tu alma tiene Vida eterna, en
alma y espíritu tienes Vida eterna.
Pero en el cuerpo físico todavía no tienes la Vida eterna,
literalmente hablando, pero la vas a tener cuando Cristo
transforme tu cuerpo en Su venida en el Día Postrero en el
cual estamos viviendo. Estamos viviendo en el Día Postrero,
que es el séptimo milenio de Adán hacia.
Cristo prometió resucitar a los creyentes en Él en el Día
Postrero, por lo tanto, son los creyentes en Cristo los que
tienen esta esperanza, esperanza de Vida eterna, ¿por qué?
Porque han obtenido la salvación y Vida eterna y han sido
reconciliados por Dios o con Dios por medio de Jesucristo
nuestro Salvador. Por eso Él es nuestra paz, Cristo es nuestra
paz.
Ahora, vean la promesa aquí de la resurrección para los
creyentes en Cristo. San Juan, capítulo 6, verso 39 en
adelante, dice:
“Y esta es la voluntad del Padre, el que me envió: Que de
todo lo que me diere, no pierda yo nada, sino que lo resucite
en el día postrero.
Y esta es la voluntad del que me ha enviado: Que todo
aquel que ve al Hijo, y cree en él, tenga vida eterna; y yo le
resucitaré en el día postrero.”
Aun Jesucristo, hablando con Marta la hermana de Lázaro
el que había muerto y ya llevaba cuatro días que había muerto
y ya estaba sepultado en una cueva, Cristo le dice a Marta... o
Marta le dice a Cristo en el capítulo 11, verso 21 del libro de
San Juan o Evangelio según San Juan, dice:
“Y Marta dijo a Jesús: Señor, si hubieses estado aquí, mi
hermano no habría muerto.
Mas también sé ahora que todo lo que pidas a Dios, Dios
te lo dará.
Jesús le dijo: Tu hermano resucitará.
REV. WILLIAM SOTO SANTIAGO, PH.D.20
y se añadieron aquel día como tres mil personas.
Y perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la
comunión unos con otros, en el partimiento del pan y en las
oraciones.”
Y en el verso 46 al 47, dice:
“Y perseverando unánimes cada día en el templo, y
partiendo el pan en las casas, comían juntos con alegría y
sencillez de corazón,
alabando a Dios, y teniendo favor con todo el pueblo. Y el
Señor añadía cada día a la iglesia los que habían de ser
salvos.”
Los que han de ser salvos, eran y todavía siguen siendo
añadidos, eran añadidos a la Iglesia del Señor Jesucristo, y
todavía siguen siendo añadidos a la Iglesia del Señor
Jesucristo los que han de ser salvos, por lo cual se predica el
Evangelio a toda criatura, conforme al mandato de Cristo que
dijo:
“Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda
criatura.
El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no
creyere, será condenado.” Tan simple como eso.
“¿Qué haré para ser salvo?” Pregunta el carcelero de Filipo
a San Pablo y a Silas. San Pablo le dice: “Cree en el Señor
Jesucristo y serás salvo tú y tu casa.” La pregunta: ¿qué
haremos para ser salvos? ¿Qué haremos para obtener la
salvación y la Vida eterna? Cree en el Señor Jesucristo y serás
salvo tú y tu casa.
Por lo cual el que cree en Cristo de todo corazón, lo recibe
como Salvador porque la fe viene por el oír la Palabra, y con
el corazón se cree para justicia pero con la boca se confiesa
para salvación, por lo cual si has creído en Cristo como
Salvador y has sido bautizado en agua en Su Nombre y has
recibido Su Espíritu, has obtenido la salvación y Vida eterna,
¿QUÉ HAREMOS PARA OBTENER LA SALVACIÓN . . . ? 13
diciendo: ¡Bendito el rey que viene en el nombre del Señor;
paz en el cielo, y gloria en las alturas!
Entonces algunos de los fariseos de entre la multitud le
dijeron: Maestro, reprende a tus discípulos.
El, respondiendo, les dijo: Os digo que si éstos callaran,
las piedras clamarían.
Y cuando llegó cerca de la ciudad, al verla, lloró sobre
ella,
diciendo: ¡Oh, si también tú conocieses, a lo menos en este
tu día, lo que es para tu paz! Mas ahora está encubierto de
tus ojos.
Porque vendrán días sobre ti, cuando tus enemigos te
rodearán con vallado, y te sitiarán, y por todas partes te
estrecharán,
y te derribarán a tierra, y a tus hijos dentro de ti, y no
dejarán en ti piedra sobre piedra, por cuanto no conociste el
tiempo de tu visitación.”
Por cuanto Jerusalén no conoció el tiempo de la visitación
divina en la persona de Jesús, en la persona de Jesucristo,
Jerusalén sería sitiada como lo fue por el ejército romano
dirigido por Tito Vespasiano, el general romano, y luego de
tenerla sitiada por unos dos años, destruyó a Jerusalén,
crucificó a miles de judíos colocando esas cruces en las
murallas, y destruyó los edificios y aun destruyó el templo,
por cuanto no conoció el tiempo de la visitación divina en la
persona del Mesías, Jesucristo.
Cuando Cristo estuvo tomando la última cena con Sus
discípulos en San Mateo, capítulo 26, versos 26 en adelante,
Él tomando el pan lo partió y dio a Sus discípulos, diciendo a
Sus discípulos: “Tomad, comed, esto es mi cuerpo,” o sea, que
en el pan representó, tipificó Su cuerpo, San Pablo dice: “Este
es mi cuerpo que por muchos o por vosotros es partido,”
(Primera de Corintios, capítulo 11, versos 23 en adelante).
REV. WILLIAM SOTO SANTIAGO, PH.D.14
Y luego: “Y tomando la copa y habiendo dado gracias, les
dio diciendo: Bebed de ella todos, porque esto es mi Sangre
del nuevo Pacto que por muchos es derramada para remisión
de los pecados.” Y en el vino contenido en la copa tipifica Su
Sangre que sería derramada más adelante (o sea, al otro día),
sería derramada en la Cruz del Calvario, y Él dice: “Porque
esta es mi Sangre del nuevo Pacto,” del nuevo Pacto que Dios
dijo en Jeremías, capítulo 31, versos 31 al 36, donde Dios dice
que hará un nuevo pacto con la casa de Israel y con la casa de
Judá, no como el pacto que Él había hecho con Su pueblo. San
Pablo explicando este Pacto en el capítulo 8 de Hebreos, dice:
“Porque si aquel primero...”
Hablando del pacto que le fue dado en el monte Sinaí.
Veamos lo que dice. Capítulo 8, verso 5 en adelante, dice:
“Los cuales sirven a lo que es figura y sombra de las cosas
celestiales, como se le advirtió a Moisés cuando iba a erigir
el tabernáculo, diciéndole: Mira, haz todas las cosas
conforme al modelo que se te ha mostrado en el monte.
Pero ahora tanto mejor ministerio es el suyo, cuanto es
mediador de un mejor pacto, establecido sobre mejores
promesas.
Porque si aquel primero (o sea, el primer pacto) hubiera
sido sin defecto, ciertamente no se hubiera procurado lugar
para el segundo.
Porque reprendiéndolos dice:
He aquí vienen días, dice el Señor,
En que estableceré con la casa de Israel y la casa de
Judá un nuevo pacto;
No como el pacto que hice con sus padres
El día que los tomé de la mano para sacarlos de la
tierra de Egipto;
Porque ellos no permanecieron en mi pacto,
Y yo me desentendí de ellos, dice el Señor.
¿QUÉ HAREMOS PARA OBTENER LA SALVACIÓN . . . ? 19
Entonces uno llamado Ananías, varón piadoso según la
ley, que tenía buen testimonio de todos los judíos que allí
moraban,
vino a mí, y acercándose, me dijo: Hermano Saulo, recibe
la vista. Y yo en aquella misma hora recobré la vista y lo
miré.
Y él dijo: El Dios de nuestros padres te ha escogido para
que conozcas su voluntad, y veas al Justo, y oigas la voz de su
boca.
Porque serás testigo suyo a todos los hombres, de lo que
has visto y oído.
Ahora, pues, ¿por qué te detienes? Levántate y bautízate,
y lava tus pecados, invocando su nombre.”
En el bautismo en agua es invocado el Nombre del Señor
Jesucristo, y el bautismo en agua es un mandamiento del
Señor Jesucristo para toda persona que escucha la predicación
del Evangelio de Cristo, nace la fe de Cristo en su alma, cree
en Cristo y lo recibe como único y suficiente Salvador, luego
tiene la oportunidad la persona de ser bautizado en agua en el
Nombre del Señor Jesucristo, y Cristo luego le bautizará con
Espíritu Santo y Fuego y producirá por consiguiente en la
persona el nuevo nacimiento.
El apóstol Pedro en el libro de los Hechos, capítulo 2,
versos 38 en adelante, dice:
“Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de
vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los
pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo.
Porque para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos,
y para todos los que están lejos; para cuantos el Señor
nuestro Dios llamare.
Y con otras muchas palabras testificaba y les exhortaba,
diciendo: Sed salvos de esta perversa generación.
Así que, los que recibieron su palabra fueron bautizados;
REV. WILLIAM SOTO SANTIAGO, PH.D.18
el Nombre del Señor, será salvo.”
Por esa causa es que cuando la persona recibe a Cristo
como Salvador, es bautizado en agua en el Nombre del Señor
Jesucristo donde se invoca el Nombre del Señor, y la persona
luego recibe el Espíritu Santo.
Encontramos que cuando San Pablo, en el capítulo 22 del
libro de los Hechos, habla acerca de la experiencia que él tuvo
cuando él se encontró con el Señor en la Columna de Fuego,
en esa llama de fuego, en esa Luz más fuerte que el sol (luego
quedó ciego), escuchó una Voz que le dice: “Saulo, Saulo,
¿por qué me persigues? Dura cosa te es dar coces contra el
aguijón.” y San Pablo sabiendo que era la misma Voz que le
había hablado a Moisés desde aquella Luz sagrada en el
capítulo 3 del libro del Éxodo, sabía que ese era el Dios de
Abraham, de Isaac y de Jacob hablándole, y entonces San
Pablo se sorprende en que esa Voz le dice: “¿Por qué me
persigues?” Y le pregunta: “Señor, ¿quién eres?” y la Voz le
dice: “Yo soy Jesús, a quien tú persigues,” o sea, “Yo soy
Yeshua a quien tú persigues.”
Es el Ángel del Pacto, Cristo en Espíritu Santo,
apareciéndole a San Pablo o Saulo de Tarso, el cual perseguía
a Jesús, al estar persiguiendo a los creyentes en Jesucristo.
Saulo luego que llega al lugar donde le indicó el Señor, pues
lo llevan de mano porque está ciego, llega allá a Damasco, al
lugar que le fue indicado.
Allí luego llega dirigido por el Espíritu Santo una persona
llamada Ananías, un varón piadoso, dice San Pablo en el libro
de los Hechos, capítulo 22, verso 10 en adelante:
“Y dije: ¿Qué haré, Señor? Y el Señor me dijo: Levántate,
y vé a Damasco, y allí se te dirá todo lo que está ordenado
que hagas.
Y como yo no veía a causa de la gloria de la luz, llevado de
la mano por los que estaban conmigo, llegué a Damasco.
¿QUÉ HAREMOS PARA OBTENER LA SALVACIÓN . . . ? 15
Por lo cual, este es el pacto que haré con la casa de
Israel
Después de aquellos días, dice el Senor:
Pondré mis leyes en la mente de ellos,
Y sobre su corazón las escribiré;
Y seré a ellos por Dios,
Y ellos me serán a mí por pueblo;
Y ninguno enseñará a su prójimo,
Ni ninguno a su hermano, diciendo: Conoce al Señor;
Porque todos me conocerán,
Desde el menor hasta el mayor de ellos.
Porque seré propicio a sus injusticias,
Y nunca más me acordaré de sus pecados y de sus
iniquidades.
Al decir: Nuevo pacto, ha dado por viejo al primero ; y lo
que se da por viejo y se envejece, está próximo a
desaparecer.”
Eso es lo que dice el apóstol Pablo sobre el nuevo Pacto
establecido por Jesucristo al morir como el Sacrificio de
Expiación por el ser humano, Él es nuestra Expiación. San
Pablo, conocedor de estos misterios divinos, nos dice en
Colosenses, capítulo 1, versos 13 al 15:
“El cual nos ha librado de la potestad de las tinieblas, y
trasladado al reino de su amado Hijo,
en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de
pecados.
El es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda
creación.
Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en
los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean
tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades;
todo fue creado por medio de él y para él.
Y él es antes de todas las cosas, y todas las cosas en él
REV. WILLIAM SOTO SANTIAGO, PH.D.16
subsisten;
y él es la cabeza del cuerpo que es la iglesia, él que es el
principio, el primogénito de entre los muertos, para que en
todo tenga la preeminencia;
por cuanto agradó al Padre que en él habitase toda
plenitud,
y por medio de él reconciliar consigo todas las cosas, así
las que están en la tierra como las que están en los cielos,
haciendo la paz mediante la sangre de su cruz.”
La reconciliación del ser humano es por medio de
Jesucristo, por medio de Jesucristo es que el ser humano es
reconciliado con Dios, porque Su Sacrificio es el Sacrificio de
Expiación por nuestros pecados; nadie puede ser limpio de
todo pecado, excepto por la Sangre de Jesucristo nuestro
Salvador, y nadie puede ser reconciliado con Dios bajo el
nuevo Pacto, si no es por medio de Jesucristo.
Bajo el nuevo Pacto tenemos el Sacrificio para nuestra
reconciliación, el Sacrificio de Cristo en la Cruz del Calvario.
El apóstol Pablo, el cual por revelación divina recibió todo ese
conocimiento divino, nos dice en Romanos, capítulo 5, verso
6 en adelante:
“Porque Cristo, cuando aún éramos débiles, a su tiempo
murió por los impíos.
Ciertamente, apenas morirá alguno por un justo; con todo,
pudiera ser que alguno osara morir por el bueno.
Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que
siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros.
Pues mucho más, estando ya justificados en su sangre, por
él seremos salvos de la ira.
Porque si siendo enemigos, fuimos reconciliados con Dios
por la muerte de su Hijo, mucho más, estando reconciliados,
seremos salvos por su vida.
Y no sólo esto, sino que también nos gloriamos en Dios por
¿QUÉ HAREMOS PARA OBTENER LA SALVACIÓN . . . ? 17
el Señor nuestro Jesucristo, por quien hemos recibido ahora
la reconciliación.”
Solamente hay un Sacrificio de Expiación por el pecado del
ser humano para obtener el perdón de sus pecados, ser limpio
de todo pecado con la Sangre de Cristo y ser reconciliada la
persona con Dios, y así tener paz para con Dios por medio de
Jesucristo que es nuestra paz.
Toda persona tiene la misma oportunidad de obtener el
perdón de sus pecados, ser limpio de todo pecado por medio
de la Sangre de Cristo y ser reconciliado con Dios y ser
restaurado a la Vida eterna, ser sellado en el Programa Divino
con Vida eterna, el programa de la redención, de la salvación.
No hay otro Salvador, Cristo dijo: “Yo soy el camino, la
verdad y la vida; y nadie viene al Padre, sino por mí.” (San
Juan, capítulo 14, verso 6). También el apóstol Pedro en el
libro de los Hechos, capítulo 4, verso 12, dice:
“Porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los
hombres, en que podamos ser salvos.”
También San Pedro en el capítulo 2 del libro de los Hechos,
predicando el Día de Pentecostés y explicando lo que ocurrió
allí, dice que Dios derramaría de Su Espíritu sobre toda carne
en los días postreros.
Comenzaron los días postreros cuando Cristo ya tenía de 3
a 7 años de edad, porque los días postreros delante de Dios
para los seres humanos son los milenios postreros que son:
quinto milenio, sexto milenio y séptimo milenio, porque un
día delante del Señor es como mil años para los seres
humanos.” (Segunda de Pedro, capítulo 3, verso 8 y el Salmo
90, verso 4).
Y ahora, San Pedro dice que Joel dijo que los días postreros
Dios derramaría de Su Espíritu, y dijo también San Pedro
predicando ungido por el Espíritu Santo en el verso 21 del
capítulo 2 del libro de los Hechos: “Y todo aquel que invocare