Qué hacer antes de la recuperacion

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En otoño del pasado año se concentraron en el tiempo una serie de acontecimientos únicos: la crisis crediticia, la quiebra de Lehman Brothers, el colapso financiero y la “Gran Recesión”. En lo que respecta a las relaciones con los inversores hubo que dejar a un lado las proyecciones optimistas y centrarse en conceptos como la liquidez, el apalancamiento, la sostenibilidad y, sobre todo, la supervivencia.

Todos ellos siguen siendo conceptos con plena vigencia. Aunque este invierno el escenario presenta novedades y cambios. La renta variable ha vuelto. Las noticias positivas interesan de nuevo. Después de un año como el que hemos vivido, nos enfrentamos a una audiencia que ha aprendido de las experiencias y demanda un nuevo enfoque en la información. En definitiva, se requiere un nuevo mensaje con nuevos parámetros. Y además, teniendo en cuenta que las presiones del año pasado también impactaron sobre los canales de comunicación.

En primer lugar, es necesario echar un vistazo al contexto internacional: el Dow Jones ha experimen-tado subidas de importancia. Las compañías han estado captando, discretamente, pero de forma intensa, nuevos fondos en los mercados de capi-tales. Se están anunciando importantes transac-ciones y, en teoría, existe un volumen importante de proyectos adicionales en camino. Y no sólo los que surgen a raíz de las bancarrotas, reestructuraciones y remodelaciones bancarias.

Hay signos de incipiente vitalidad en el mercado de las salidas a bolsa. El private equity, un elemento clave en la construcción de valor, también está

Reconquistando al inversor

¿QUÉ HACER ANTES DE LA RECUPERACIÓN?

resurgiendo, asumiendo un papel importante en las reestructuraciones, consolidaciones y otras operaciones.

La estrategia de gestión de activos de las gestoras de fondos se transforma y comienza a apostar por algunos títulos de renta variable. La industria en general está dejando atrás la actitud defensiva y contra-cíclica y se centra, entre otros sectores, en el tecnológico y la salud. El foco está puesto en el valor y no tanto en el crecimiento.

Mientras en Estados Unidos el PIB ha vuelto a ser positivo, en España los datos de crecimiento siguen siendo negativos, aunque suavizan su caída. ¿Se empiezan a ver signos de recuperación o son sólo espejismos de los anhelados brotes verdes? Primero, el comportamiento que el Ibex mantiene desde marzo con una tendencia alcista muy acusada, y sostenida en que los 6 u 8 principales valores de nuestro mercado, que casi cubren el 70 o 75% del selectivo IBEX 35, tienen como mercado principal América Latina y otras geografías emer-gentes. Economías que están en plena expansión y donde los efectos de la crisis no han sido tan acusados como los registrados en Europa y EEUU.

La bolsa española celebra las primeras operaciones después de un 2008 sin apenas movimiento. La salida de Zinkia e Imaginarium al MAB ha logrado captar el interés de muchas pequeñas y medianas empresas por este mercado. Además, ya están puestos los cimientos para la reestructuración del sistema financiero español. Una reestructuración que promete interesantes operaciones.

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Sin embargo, en todo el mundo, las expectativas de crecimiento siguen estando condicionadas. El alto crecimiento unido al alto riesgo y al retorno elevado, que eran entendidos como un mantra en 2007, han dejado de tener vigencia hoy. El sector financiero todavía no ha acabado de deshacerse de las malas noticias en sus balances. Y la economía global sigue buscando una recuperación del consumo aún no evidente. Entonces, ¿nos enfrentamos a otra poten-cial bajada? ¿Y la inflación? ¿Nos espera a la vuelta de la esquina?

Al hablar de “expectativas condicionadas” nos refe-rimos a preguntas como: ¿qué imagen queremos ofrecer cuando esta fase de recesión acabe?, ¿podemos crecer?, ¿podemos generar un beneficio atractivo?, ¿crear valor para los accionistas?, ¿cuál es nuestro plan? Estos son los temas que interesan a los inversores hoy. Pero, al mismo tiempo, les interesan cuestiones cruciales como el nivel de apalancamiento y la liquidez. Además de todo lo relacionado con la sostenibilidad y supervivencia del modelo empresarial. Creemos que el argumento más creíble a día de hoy es: “Somos ganadores si la recuperación continua y, supervivientes, en el caso de que no lo haga”.

La vuelta de los ingresos y las ventas puede ser un dato que refuerce este argumento. La consistencia de los resultados siempre es un elemento estabilizador. La capacidad de generar ingresos sugiere un poten-cial de crecimiento y de mejora en un entorno de recuperación. También indica que las facturas y las nóminas serán pagadas y las deudas amortizadas. Además se demandan indicadores de progreso para responder a la pregunta: ¿cómo puedo saber que el plan de la compañía está funcionando?

Otro punto importante es que el mensaje en 2010 no funcionará necesariamente a través de los mismos canales de comunicación de 2007. Estos canales también han cambiado. El periodismo financiero tradicional se ha contraído de forma dolo-

rosa, víctima tanto de los recortes en la publicidad provocados por la crisis, como del aumento de la competencia entre los medios y los servicios de infor-mación electrónicos. Las reducidas y a veces poco experimentadas plantillas de periodistas compiten por titulares que son emitidos a gran velocidad. Tanto las buenas como las malas noticias ocupan un gran espacio. Sin embargo, no hay mucho sitio para contar que “la compañía lo hace bien, con estrate-gias inteligentes y acertadas”.

En una reciente conferencia para inversores orga-nizada por un broker, las presentaciones se organizaron en torno a tres grupos. Uno de ellos comenzó de la manera en que lo hubiera hecho en 2006 con una “introducción a nuestra compañía”; algunos inversores salieron de la sala antes de que terminara la presentación. Un segundo grupo combinó la “introducción a…” con sólidos detalles de cómo capear la crisis crediticia; los inversores se quedaron en la sala, pero dijeron que habían oído razones para no vender, en lugar de razones para comprar. El tercer grupo pasó por encima de la introducción y dio la misma importancia a cómo capear la crisis crediticia que a cómo “prepararse para la recuperación y de qué modo beneficiarse de la vuelta al crecimiento”. Este grupo fue el que más interés generó, se le hicieron múltiples preguntas y, además, obtuvo peticiones para concretar encuen-tros individuales posteriores.

Entonces, ¿qué debemos hacer ante este escenario?

En primer lugar, debemos actualizar nuestra historia. La “introducción a nuestra compañía” que solíamos utilizar ha dejado de tener sentido. Hay que asumir que nuestro inversor ya sabe lo que pone en nuestra página web.

Es necesario despertar el interés en torno a nuevos enfoques. Así, es bueno mostrar cuál es la estra-

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tegia de la compañía a largo plazo y cómo se ha transformado en el último año. También hay que poner en valor nuestras ventajas frente a los competidores. Es interesante resaltar aquellas tendencias a largo plazo, al margen de ciclos económicos, que puedan contribuir, y también aquellas que puedan perjudicar, ya que la hones-tidad es un valor en alza. Por último, es recomen-dable ser realista sobre los beneficios que los inversores pueden esperar una vez que la situa-ción se estabilice.

En segundo lugar, la historia debe contarse en primera persona. Es comprensible que las empresas sean reacias a hablar de sí mismas de la manera en la que lo hacen los inversores – magni-tudes, tiempos, posibilidades y el volumen de retorno esperado – pero es sorprendente que sólo un número reducido de ellas proporcione a los inversores el suficiente material para que lleguen a sus propias conclusiones. Hoy en día, es funda-mental que lo que queramos contar esté bien refle-jado en la página web de la compañía – nos guste

o no, es el primer sitio donde van a mirar todos los inversores y nuestros públicos en general.

En tercer lugar, algunas caras amigas continúan en el mercado y conviene más que nunca usarlas. En todos los sectores sigue habiendo periodistas que rastrean el fondo de la historia, no la capa superficial; analistas con un entendimiento detallado; blogueros que contribuyen de forma constructiva al diálogo. Es crucial cultivar a todos ellos.

En cuarto lugar, y seguramente lo más importante, el cara a cara sigue funcionando. Nadie puede estar al día de toda la avalancha de comunica-ción electrónica entrante; nadie puede acceder a toda la información que está disponible. En un momento de saturación de información, es el contacto humano el que da la confianza para acceder a una nueva oportunidad. Hay muchas maneras de hacer todo lo anterior y, evidente-mente, todo lleva su tiempo. Lo que está claro, es que, mientras las economías vuelven a su ser, tiempo es algo que tenemos.

Hermanos Bécquer, 4 28006 Madrid+34 91 563 77 22

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Juan Rivera es Director Senior de LLORENTE & CUENCA en la oficina de Madrid y responsable del área de Comunicación Financiera. En sus más de 15 años de experiencia profesional ha asesorado a más de 100 empresas en cuestiones de comunicación corporativa, entre las que figuran operaciones de fusión o adquisición, o salidas a Bolsa.