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1. PRUEBAS DE SU EXISTENCIA

1. Un memento sagimdo

Preparado para verificar un gran ex-perimento ante sus estudiantes el famo-so profesor Josh Henry, de Princet6n,hizo una pausa y luego dijo: "Os rue-go que ador6is un memento a Dios onreverente silencio", y concluy6, "Dioseste aquf y yo voy a hacerle, con miexperimento, una pregunta..."

2. El amor de Dios en to maw

Para convencerme nos dijocierto ateo- mostradme ese "amorde Dios" del cual tanto hableis.

-Pero... amigo, isi to tienes ento mano! -le contestamos-. LLahas mirado bien? LHas estudiado suconstrucci6n? LHas pensado algunavez-eufin util to es? LNo ves on ella laprovidencia de amor de to Creador?- A. Almudevar.

3. Sacados del polvo

El profesor E. Slosson, de Was-hington, un analista quimico de altareputaci6n declara la asombrosa ve-racidad verbal quo distingue a la Bi-blia, aun en quimica, llevandole arendir homenaje al "Libro de loslibros" como "Palabra de Dios".

A este prop6sito explica quo el ca-pitulo dos del G6nesis afirma que Diosform6 al hombre "del polvo de latkrra". El profesor Slosson asegura

Dios

quo estas simples palabras tienen elmes profundo significado cientffico,pues "el polvo de la tierra" contieneexactamente 14 de los 92 elementosquimicos conocidos por la ciencia, yel cuerpo humano esta compuestoprecisamente de los mismos 14 ele-mentos quo integran la tierra; ni mesni manos. Otros cientificos inglesesconfirman esta interesante afirmaci6ncomo un hecho conocido de la cienciaquimica.

4. Maravillosamente hecho

Un negro salvaje Gripua, del Afri-ca del Sur, dijo quo to primero quele indujo a pensar en la religi6n fueel observar como los hotentotes de laZak River Mission daban gracias aDios antes de comer. Empece a pensar-dice- porque aquellas gentes da-ban gracias al gran Espfritu. Mir6 lasmontaiias y comprendf que eras laobra de Dios para hater descender deellas los rfos. Mire mis dos manos ypor primera vez me di cuenta de quohabia cinco dodos en cads una. Mepregunt6: LPor qu6 no hay cinco enesta y tres en la otra? Debe ser Diosquo to hizo asf. Examin6 mis pies, yme maravi116 de que ambos eran pla-nos; no uno plano y otro redondo opuntiagudo. Dios debe haberlo hechoasi -me dijo--.

De esta forma consider6 todo micuerpo y ello produ jo una impresi6non mi mente quo me llev6 a oir la pa-labra de Dios, hasta quo cref en Jesfis.

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S. Fbl ateo bast: on dim

Cuando entr6 on la Facultad deMedicine me tenfa yo por un ateo detomo y lomo. Estaba absoluta y firmf-simamente convencido de que no exis-tia Dios. Las creencias relfgiosas, oncualquiera de sus forma: y manifes-taciones, parecfanme pueriles supers-ticiones, am6n de obstaculo invencible a todo adelanto intelectual. Ne-gaba yo a Dios, y proclamaba a loscuatro vientos mi doctrine con Ia spa-sionada vehemencia propia do mispocos anos.

Mas he aquf que un dfa ocurri6 unsuceso que trastorn6 por completo elcurso de mis ideas y de mi vide.

Hallabase David Grant, el famosoanatomista, haciendo la disecci6n deun cadaver en presencia de nuestraclase. De pronto se detuvo, y volviin-dose hacia nosotros hab16 asf:

"J6venes, en este organismo humano tienen ustedes la refutaci6n cabalde eso quo se conoce por atefsmo. Nohay ser dotado de rWn que sea capazde contemplar la maravillosa estruc-tura y disposici6n de for 6rganos eneste cuerpo, sin sentirse movido alpunto . a confesar la existencia de al-giin poder superior y exterior a lahumane inteligencia, quo los hayacreado.

Esta fuera de duda quo toda crea-ci6n es, forzosamente, obra de unCeador. Tiene que haber un poder,una cause primera, o como quieranustedes llamar a Dios; porque el solomecanismo de la generaci6n no ex-plica, no puede en modo alguno expli-car c6mo surge a la vide el cuerpohumano. Opino que los medicos, sobretodo, debieran ser forvorosamente re-ligiosos, puesto que tienen presentesiempre ante los ojos, este milagro in-comprensible. Y al decir quo los m6-dfcos debieran ser profundamente re-

DIOS

ligiosos, quiero decir que debieran serhumildes, dados a atestiguar con laplegaria su fe, on la intervenci6n deun supremo poder on las cocas ho-manas.

Me atreverfa a asegurar, continu6 eldoctor Grant, que, calando bien aden-tro on to profundo de cads alma, nose hallaria un solo ser on la tiers quono poseyese on alguna forma y me-dida, cierto secreto anhelo espiritual,el sentido fntimo, la conciencia rec6n-dita, pero clara de que existe un Podersuperior a todos los poderes humanos.Poder al cual se siente atraido instinti-vamente en los trances dificiles de Iavida. lCuiintas veces nos parece quohemos agotado ya todos los medos anuestro alcance en la soluci6n de unconflicto! Entonces es Cuando volve-mos los ojos hacia nuestro interior enbusca de auxilio y soluci6n. Fue elpropio Lincoln quien dijo cierto dfa:Muchas y muchas veces he caido derodillas abrumado por la convicci6nde que no tenfa a nadie mis a quienacudir.

Si; creanlo ustedes: la oraci6n esun manantial de fortaleza. Y hasta meatreveria a apostar algo con cualquierade ustedes a que si todos los quo oyenleyesen todos los digs el Serm6n de laMontana por espacio de una quincena,recibirfan una influencia muy saluda-ble. Y ahora, continuemos con la di-secci6n".

Aquella noche no pude conciliar elsucao. Me la pace entera recordandolas palabras del doctor Grant. Cuantomis me esforzaba en refutarlas, misdiicil se me hacia. Toda creaci6n, esforzosamente, obra de un Ceador. Elaxioma resonaba constantemente on micerebro. Cuando el sol empez6 a alum-brar un nuevo die, ya mis anterioresconvicciones, aquellas que crefa ineon-movibles, habfan perdido su diaman-tina dureza.

pW$Bes DE sU EXISTENCU

Va. a hater ya treinta y cuatro anosquo resolvi leer el Serm6n de Ia Mon-tana, siguiendo el consejo del doctorGrant. Y hoy, tengo la plena certidum-bre de que las doctrines de Cristo sonno s61o la gufa mis elevada y perfectade conducts, sino tambi6n la mis pric-tics.

6. Conversando con Dios

Dr. Orris Keating

El famoso Luis Pasteur estaba cier-ta maiana con sus manos puestassobre su mesa de estudio, con susdodos juntos, en forma de pantalla ysu cabeza inclinada a pocos centime-tros de la mesa; hasta quo por fin le-vant6 su cabeza, y separando las ma-nos, apareci6 un pequeno microscopio.

Un estudiante quo habfa estado ob-servindole, tan quieto, durante largomto, dijo:

-Pensaba, doctor Pasteur, quo es-taba usted orando.

Asf es -replic6 el cientifico le-vantando su microscopio --estaba diciendo a Dios cocas muy lindas, sunquo no tanto como las quo El estabadiciindome a mf por medio de susobras.

7. Federico I y el robf

Cristus, Medius Magnus

Federico de Prusia, conocido por"E1 rey esc6ptico", dijo on ciertaocasi6n a un rabino judlo quo lemostrase a Dios, si quer(a persuadine de su exfstencia. El astuto rabino respondi6:

-No puedo mostraros al Senor,pero si V. M. quiere asomarse a Iapuerta de su tienda podei ver enwe preciso momento a una de suscriatusas quo con mis dilfgencia leslrven.

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Asom6se el ray, diindole el sol delmediodia on plena frente.

LNo to veis? Esti all( el servi-dor de Dios -dijo el rabf.

-LD6nde? --exclam6 cerrando losojos.

-Ally arriba -prosigu(6 el rabf.-AU, no hay mis quo Ia luz del

sol, quo no puedo mirar -exclam6el rey volviendo el rostro.

Puts si no podiis mirar la luzquo procede de una de sus criatu-ras, Lc6mo pretendiis ver con vues=trgs ojos bumanos al Creador de to.das las cocas?

S. Las evidencim del doctor

Hate algunos anos, el autor de es-tas lfneas, hablando del Evangeliocon un afamado doctor, discipulodel sabio Ram6n y Cajal, bste se em-pefiaba on convencerle de quo lasmejores ilustraciones pare an libroapolog6dco "Pruebas Tangibles de laExistencia de Dios" sedan los grificosesquemiticos del doctor Ram6n yCajal sobre el cerebro humano. Nopodia ver mejores argumentos que losquo 61 dominaba, pero habrfan sfdoininteligibles para el 99 por ciento delos lectores.

9. La essalads de Klepero

fSe cuenta quo el gran astr6nomoKlepero dijo un dfa a su esposa, quoacababa de prepararle una sabrosa en-salada:

-Lt2a6 to parece, Barbara? Si onel universo hubfesen estado flotandodesde toda la eternidad platos de es-taito, ho jas de lechuga, granos de cal,Saw de scene y fragmentoa de huevoduro, Lpodfa Ia casualidad reunirlospara former una ensalada?

A been seguro qua no serfs tanbuena ni tan bien sazonada como 6sta

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-tue la respuesta del buen sentidocomdn de la simple mujer.

Granted al invisible

Se cuenta una leyenda de dos j6-venes vagabundos que comentabanir6nicamente el hecho de que la genteacudiese a la iglesia a adorar a unDios que no se ve.

Un rico caballero, compadecido deaquellos miserables de cuerpo y alma,hfzoles llevar, cuando se hallaban dor-midos, a un palacio situado en unaisla. Allf las comidas aparecfan porencanto y si se empefiaban en vigilarsu aparici6n las encontraban dispues-tas en otro aposento. Un coche delmejor modelo estaba a su disposici6na la puerta del jardin. Las lutes y lacalefacei6n se encendian a su hora pormano invisible.

Notaron que la parte del edificioque a ellos era dable recorrer noera mas que una mitad y nunca seabrfan ante sus ojos las puertas azulesque daban acceso a la otra. Intriga-dos empezaron a dirigirse en voz altsa su benefactor invisible, y muchasvenes, aunque no siempre, vefan cum-plidas sus demandas. Tambiin dabangracias, a grandes votes, expresandosu desdo de conocer a su generosoprotector.

En una de tales ocasiones abri6seuna de las azules puertas y apareci66ste sonriendo, rodeado de una multi-tud de criados.

Podiis comprender ahora, les dijo,por qu6 muchas hombres inteligen-tes rinden culto a un Dios que no ven.Tienen motivo para ello pues, Lno encuentran preparada todos los abos sucomida por las fuerzas de la Provi-dencia? LNo las ilumina y calienta suSol tOdOS log dfas? LNo pasean su sermoral en un maravilloso vehfculo decarne y huesos cuyo motor no para

nunca? Justo es quo scan como vos-otros agradecidos a Quien, no dejando-se ver corporalmente, se hate visiblepor sus obras.

2. DE SU PROVIDENCIA

11. Dependiendo de Dios

DIOS

Un hombre pobre marchaba de suisla natal en la costa occidental deEscocia, donde no habia medios decomunicaci6n por to que, habia vistopocas cosas. En el barco le contabanacerca de las maravillas que verfa en laisla de Mull.

La isla de donde 61 venfa llamadaSan Kilda, era muy poco fructifera ytenfan que trabajar mucho para podersacar fruto de la tierra.

Uno de los pasajeros, le pregunt6si habia oido hablar de Dios algunavez. El labriego, un tanto resentidode semejante pregunta, pregunt6 a suvez a ese companero de viaje de d6n-de venfa 61. El interpelado le respon-di6 con mucho orgullo que 61 era deuna tierra donde la naturaleza dabafrutos abundantes y cuyas comodida-des ofrecfan a las gentes una vida ma-ravillosa.

-Ah, entonces me explico por quese olvidan de Dios. Nosotros comotenemos que depender de El jamaspodemos olvidarlo.

12. La parfibola de Ins Piedras

En un libro titulado "Las Piedrashablan", leemos la siguiente ilus-traci6n:

Las Piedras de un hermoso tem-plo dijeron a sus fieles afligidos: "Ve-nimos del monte; el fuego y el aguanos formaron a travels de las edades,pero solamente nos hicieron pefias-cos. Manos humanas nos cortaron

pRUEBAS DE SU PROVIDENCIA

para tenernos en este lugar donde con-tribuimos a la adoraci6n de Dios.Aquf estamos gozandonos con laslecciones que se dan en este lugaracerca de vuestro Hacedor y nuestro,pero hemos pasado por muchas vicisi-tudes para llegar a ocupar este puesto.

La p6lvora poderosa, destroz6nuestro coraz6n, las mazas de los pica-pedreros nos han quebrantado portodos lados; todo parecia sin objetoni significado cuando nosotras estaba-mos en la cantera. Barbaramente fui-mos cortadas en bloques; algunas denosotras cinceladas con instrumentosmuy finos, pero estamos aquf comple-tas, cads una en nuestro lugar de ser-vicio.

Vosotros, seres inmortales, que te-n6is que habitar en una regi6n supe-rior, estAis todavfa en la cantera deeste mundo. No estas completos, ypor tanto a vosotros, como a nosotras,muchas cosas os son inexplicables.Pero todo to comprender6is cuandoest6is en el templo celestial, levanta-do no .por manos humanas, sino por elmismo Dios"

13. En on terremoto

Durante un terremoto, ocurridohate unos pocos afios, los habitantesde la pequefia ciudad, presos del pa-nico, corrian de una a otra parte,cuando se apercibieron de una ancia-na, a quien todos conocian, en cuyaactitud no podia verse sino Paz y so-siego, la cual, desde la puerta de suvivienda parecia sonrefr a los espan-tados.

Alguien le pregunt6: -Abuela.LNo tiene usted miedo?

A to que la anciana, una cristianafiel, contest6: -No, no tengo mie-do... Muy al contrario... Estaba pen-undo que mi suerte es grande, puestengo para ayudarme a un Dios quepuede, si quiere, sacudir el mundo.

14.

Los horrores del ano 70

Josefo cuenta horrores sobre la des-trucci6n de Jerusal6n, tales como queel hombre oblig6 a los sitiados a co-mer las correas de sus sandalias, cin-tos de cuero y paja. Una madre, trajoa los asaltantes el cuerpo medio de-vorado de su hijo. Los que tratabande huir eran apresados y crucificados,hasta el pueto que, seg6n dice, falta-ron arboles en los alrededores de Jeru-salen para levantar tantas cruces. Ungrupo muy importante de cristianos,recordando las palabras de Cristo, sa-li6 de la ciudad entre el primero y clSegundo sitio y escaparon a Pella, alotro lado del Jordan.

Los efectos de un cintico

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Una noche clara y serena, subfa unvaporcito la corriente del Potomac, enAmerica del Norte. La naturaleza esta-ba en calma, y sblo el ruido de la ma-quina de vapor quebrantaba el silen-cio de la noche.

-Cantad alguna cosa, seiior San-key -dijeron algunas personas al c6-lebre compafiero y amigo de Moody,que estaba a bordo.

-tCantar? -respondi6 Sankey-.No s6 mas que himnos.

-Pues bien, un himno, por favor-dijeron todos.

Sankey, se arrim6 a la gran chime-nea, se quit6 el sombrero, y concen-trandose algunos segundos en pie,comenz6 a elevar un canto precioso.Su voz se elevaba Aura, esplindida,emocionante; una de estas votes cu-yos acentos deben llegar hasta el tronode Dios. Habfa escogido el popularcantico Jesus, s6 mi fortaleza.

El silencio era profundo y cuandose extingui6 la nota final del himno,todos los creyentes estaban estaticosbajo la impresi6n del cantico.

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De repente, de la extremidad eel va-por, un hombre tostado por los rayoseel sol, con aspecto de bandido seadelanta hacia Sankey, y con voz en-trecortada, sobrecogido, le dice:

-LSirvib usted on el ejercito eelSur? -Aludia a la guerra entre elNorte y el Sur de los Estados Unidos,en los anos 1861 a 1865.

-Sf -respondi6 Sankey.-LEstuvo usted en tal batall6n y

en tal regimiento?-Si, sf, pero Lpor qu6 estas pre-

guntas?-Escuche usted. LNo estuvo usted

en los puestos avanzados en la nocheeel plenilunio de mayo de 186...?

-Si, alli estuve, me acuerdo per-fectamente.

-Y yo tambi6n, dijo el hombre detez bronceada. Aquella noche fuepara mf la mas extraordinaria, la masmemorable de mi vida, y de la de us-ted tambibn senor, a pesar de que nosabe nada a su respecto.

Yo servia como usted en esa guerra,en el ej6rcito eel Norte, enemigo vues-tro. Estaba yo en los puestos de avan-zada aquella noche, Cuando al resplan-

dor de la luna vi a un hombre, unenemigo. -1Ah, ah, joven -dije-.to por to menos no escapas! !Pobrehombre, no tiene mas que segundosde vida! Tenfa su cabega descubiertay yo me ocultaba en la sombra. Msdedos ya se posaban en el gatillo...El bulto hizo movimiento, levant6 susojos fijandose en una pequena estrellaque brillaba en el cielo, y empezb acantar... iQu6 quer6is! cads uno tie-ne sus flaquezas, la mfa es gustarmeapasionadamente la mnsica.

-iOh, qu6 voz diabblicamente be-lls tiene este condenado! Dejimoslevivir dos o tres minutos -dije parami.- y sigui6 cantando: fesds, s6 mifortaleza.

DIOS

Cuando llegb a la segunda estrofa,not6 que algo me sujetaba; yo no seto que fue, pues nunca send cosaigual; yo estaba perturbado.

Debo decirle a usted que Cuando eraniiio mi madre me cantaba este canti-co. Ells muri6 muy joven, si hubiesevivido mas tiempo, yo serfs otro hom-bre. Y he aquf en aquel momento, du-rante aquella noche de luna leva, re-pentinamente send como un beso enmi frente, como los tiempos en que eranifio. Esto me toc6 el coraz6n. Es suespiritu, pens6, ella esta aquf, ha ve-nido para impedirme que tirara sobreeste creyente, este hijo de otra madre,ah;)ra expuesto al canon de mi fu-sil. Hubo sun m1s; una voz me de-cfa con fuerza: "Este Jesus debe serfuerte y poderoso para salvar a estehombre de muerte tan segura".Y Cuando le he visto a usted ahora,como en aquella noche, con la cabezadescubierta, al resplandor de la lunaCuando he ofdo el cantico, el canticode mi madre, mi coraz6n se ha enter-necido.

La primera vez qued6 bien impre-sionado; ahora estoy enteramente de-cidido. LQuiere usted ayudarme a en-contrar a este Jesus que es tan pode-roso, y que le ha enviado dos vecescerca de mi, sin duda para hacermecambiar de camino?

Sankey abri6 los brazos y los doshombres se abrazaron temblando deemoci6n.

El canto de un himno salv6 la vidade un hombre y cambib la vida deotro.

16.

Providencia Divina

Hace unos cien anos, vivfa enBristol un mercader, quo era famosopor su generosidad con los pobres ysus ixitos en el negocio. La Providen-cia de Dios parecfa sonrefrle on todo.

PRUEBAS DE SU PROVIDENCIA

Se decfa que nunca habfa asegurado,ni perdido.un solo barco. Sin embar-go, estaba viajando una vez de retor-no a su hogar, Cuando su navfo chocbcon una rocs que abrib una via deaqua tal que amenazaba con su des-trucci6n. Inmediatamente se adoptaronmedidas para salvar el bajel, perotodo parecfa inlitil, pues el agua subfarapidamente. Sin embargo, el aguacesb de subir repentinamente, sin nin-guna causa aparente, y el barco pudollegar a Bristol sin novedad. Al exa-minar el agujero, se encontr6 un pez,que se decia ser un delffn. Se habfaintroducido en el agujero que habfaabierto la rocs al chocar con el cas-co, privando asi de que el agua entra-ra durante el retoo eel viaje. Comomemoria de este singular suceso, entodas las procesiones p6blicas organi-zadas en Bristol en dias especiales selleva la figura de un delfin en -hom-bros de los ninos educados en las cs-cuelas de caridad fundadas por misterColstone.

17.

Naranjas en el oc6ano

En un viaje por el oc6ano, una se-nora se puso tan enferma por el ma-reo quo el medico le dijo que sola-mente el comer muchas naranjas po-drfa restablecerla. La senora, en sudebilidad dijo:

-Doctor, no se apure. Mi PadreCelestial me las enviara. Yo voy a pe-dirselo ahora.

-Pero, querida senora -contest661.- no olvid6is que nos hallamos enmitad eel oc6ano.

-No imports, amigo mfo; paraDios todo es posible.

Unas horas mas tarde, el mismodoctor entraba corriendo hasta la en-ferma, para poner a los pies de sucams un cesto colmado de naranjas.

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Como pudo, nervioso y maravillado,explic6 su procedencia:

-Un buque averiado... Le hemosauxiliado... Un cargamento de naran-jas en el buque... Un...

-jUn milagro de mi Padre Celes-tial, doctor! -le interrumpi6 la en-ferma.

18.

El labrador y la bellota

Es conocida pero bien ilustrativa lafabula de un labrador que descansan-do debajo de una encina observ6 queel fruto de este robust to arbol era muypequedo comparado con el de los me-lonares y calabaceras cerca de suspies. LNo fue un error eel Creador?,se dijo. Pero le hizo cambiar total-mente de parecer el acto de caerle unabellota en la cabeza.

19.

Bondad recompensada

Cuando el cblebre m6sico Haydnera nino fue contratado por el orga-nista de la catedral de Viena paracantar en el coro; pero Cuando sehizo adolescente y su voz enronqueci6,su amo le despidi6 eel modo mascruel. Tomando como excusa una li-gera travesura de muchacho, to ech6de su casa un frfo dia de noviembrea las 7 de la noche, dejandole con unvestido ligero y sin un solo "Kreutzer"en su bolsillo. Arrojado a la calle atal hors, y sin ningdn medio parahanar cobijo, se tendi6 sobre un bancoJe piedra ddnde pas6 la noche.

Un amigo pobre, musico de oficio,llamado Spengler, le encontr6 la ma-nana siguiente, y sun cuando 61mismo y su esposa vivfan on una ha-bitaci6n de una sola pieza, en unquinto piso, ofreci6 al pobre hubrfanoun rinc6n de su buhardilla y un asien-to en su mesa; una cams miserable y

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una silla. Pasaron pocos altos y el be-nevolente Spengler tuvo motivos parafelicitarse y dar gracias a Dios por suacto de generosidad, pues Haydn, ele-vado por su don musical, pudo re-compensarle pon9ndole , como tenorprincipal en la capilla del prlncipeSterhazy.

En verdad declar6 nuestro Salvadorque: "Ni un vaso de agua fria dadoen su nombre perderi su recompensa".Muchas veces ocurre en esta mismavida, y de un modo infaltable en laotra.

20.

Curiosa costambre oriental

Visitando el Museo de Ampunas,vimos unas pequefias Anforas con unrecorte en su borde superior ligera-mente curvado. Preguntamos al guar-da del Museo, quien nos indic6 queaquellas Anforas de fino alabastro eranusadas por las damas griegas pararecoger en ellas sus lagrimas, sirvien-do el referido recorte para adaptarsu borde a la mejilla.

Era motivo de orgullo para las re-feridas damas el poder presentar unAnfora bastante llena a sus amadospor quienes lloraron. Hicimos obser-var que cualquier descuido en taparlasignificarfa una p6rdida del preciosoliquido. Parece como si el salmista hu-biese advertido esta dificultad de supo6tica figura al referirse a rengl6nseguido al libro, donde, sin posibilidadde merma u olvido alguno, se hallabaconsiguado el recuerdo de sus angus-tias..

21. Fiel a su palabra

Aquel domingo por la maiiana halomucho frfo. Un siervo del Seitor sedirigfa a la capilla Cuando se encontr6con otro creyente, quien despu6s de

saludarle, exclam6 medio tiritando:..iVaya dfa de frfo que nos hace boyl"."Oh, sf -contest6 el hombre deDios-, el Senor sigue siendo feel asus promesas". El otro qued6 un tan-to asombrado ante esa respuesta, ypor un momento pens6 que no le ha-bfa entendido, pero pronto sali6 dedudas al ofr la explicaci6n del mi-nistro: "Hace mis de tres mil anos,Dios prometi6 quo mientras la tierrapermaneciese no cesarian la sementeray la siega, el frfo y el calor, el veranoy el invierno, y el dia y la noche. Espor esto que, en vez de quejarme porel frfo o el calor que hate, mis bienwe alegro de que sea asi, pues estome demuestra que Dios sigue siendofiel a su palabra. LNo le parece?

22.

Cerca del gala

DIOS

Un gufa estaba mostrando la "Cue-va del Mamuth" a un grupo de turis-tas. Cuando llegaron al lugar conoci-do con el nombre de "La Catedral",el gufa se subi6 a una rocs llamada"El P61pito", y anunci6 con una sonrisa que iba a pronunciar "un serm6nmuy importante". Sin embargo, todocuanto dijo fue: "Mant6nganse agru-pados cerca de mi"'.

Poco despu6s, los turistas pudierondarse perfecta cuenta de cuin impor-tante fue "el serm6n" que les predic6el guia, pues s61o manteni6ndose muycerca de 61 era posible eludir los m»I-tiples peligros que se esconden en elinterior de "La Cueva del Mamuth".

Ahora, mucho mis intrincados quelos senderos de una gruta son sin du-da alguna los caminos de esta vida.LC6mo evitar el peligro de perdersepor toda la eternidad? S61o hay unmedio: ponte en las benditas manosde aquel que dijo: "Yo soy el Cami-

pRUEBAS DE SU OIMSCENCIA

no, la Verdad y la Vida; nadie vieneal Padre sino es por Mf".

Dios nos gufa por su Palabra, ypor las evidentes manifestaciones desu PrOvidenCia. Era un lema favoritodel padre del compilador de esta En-ciclopedia, que vivi6 hasta la edad de94 allos: "Procede como si hubieraDios y hallaris que to hay". En me-dio de la oscuridad de los caminosde esta vida, mantengimonos cercadel Gufa.

23. La protecci6n de Dios

Una nina china fue puesta dentrode un cintaro el cual fue arrojado aun r1o quo arrastraba a aquella ino-ante victima hacia el Ociano Pacf-fico. Un misionero vio el cAntaro y tu-vo la curiosidad de recogerlo. Fncon-tr6 a la nina, la adopt6 y la cri6 ensu casa. La nina lleg6 a ser una pia-dosa cristiana y fiel obrera en la cau-sa de Cristo.

Cuando recordaba esta odisea desu infancia, se sentia segura de queno se hundi6 el cintaro, ni se ahog6,porque Dios la cuidaba. El hecho dehacer sido encontrada por el misione-ro y no por cualquier otro transe6nteque hubiera podido proceder de otramanera muy diferente, la confirmabaen la misma idea. Dios sabia que to-nfa que ser una obrera suya y le diola oportunidad de serlo.

3. DE SU OMNISCEENCIA

24. El ojo que todo to ve

El maestro llev6 delante de la claseuna pecera de cristal donde nadabsun pececillo.

-Decidme ninos -les pregunt6-LOa6 haria este peceeillo para escon-derse de vosotros?

-No puede hacer nada, gritaronlos niiios.

-Pero Lpor qu6 no? Insisti6 elmaestro.

-Porque nosotros to podemos vera cads momento a travis del cristal,fue la contestaci6n.

Sf, era verdad, el pececillo nadapodfa hacer para esconderse de losojos de los autos, y nosotros tampocopodemos escondernos del ojo de Dios,quien estfi viendo a cads instante todoto que hay en nuestro coraz6n. Salmo69; 5.

Dios omnipresente

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Preguntaron a un nino:-ICufintos dioses hay?Y contest6:- Solamente uno.-LC6mo to sabes?- siguieron pre-

guntindole.Y el nino dijo, admirado al parecer

de la pregunta:-Pues, porque no cabrfa otro por

falta de espacio, ya que la Santa Escri-tura declara que El llena toda la tierra.

26. La mirada invisible

Hace algunos anos fui a visitar,--dice cierto predicador-, un granedificio de Correos que habfa costadocentenares de millares de d6lares. Lapersona que me acompahaba me dijo:"Hay un lugar al cual no puedo acom-panarle". La llave estA solamente enmanos del directory del jefe de po-licia. Es un pasadizo que va a trav6sdel edificio, y en sus paredes puedenverse reflejados por medio de una redde caleidoscopios todos los departa-mentos del edificio. Ninguno de losempleados de esta casa sabemos cuan-do las autoridades estan mirando enuno u otro de los departamentos, pero

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sabemos que en cualquier momentopodemos estar bajo su mirada.

Dije en mi coraz6n: Del mismomodo cada hombre esta viviendo cadadfa de su vida a la vista del ojo om-nisciente, que nunca duerme, y su Pa-labra nos asegura que hay un registroon el Cielo que sera abierto on el 61-timo dfa, y revelara todas nuestras ac-ciones buenas o malas. (Apoc. 20:13).

27.

El pintor invisible

Un hombre rico y de mal caracterinsult6 y maltrat6 cruelmente a unaviuda. El hijo de €sta, de ocho anosde edad, presenci6 la detestable esce-na, y jamas pudo olvidarla.

Aiios mas tarde el nino lleg6 a serun artista famoso y pint6 en vivos co-lores el episodio que retenia en sumente. El cuadro concluido, que erauna hermosa pieza de arte, fue colo-cado en una galena de arte muy vi-sitada por el piublico.

Un dfa acert6 a pasar por alli elmismo autor del hecho, y icual no fuesu asombro al verse a sf mismo pin-tado en aquella repugnante aetitudl Ecuadro era fidelisimo en todos sus de-talles, y a pesar de haber pasado al-gunos anos su persona podia ser bienconocida en la principal ffgura delmismo. Al contemplarla se puso muypalido y empez6 a temblar, ofrecien-do cualquier cantidad de dinero paraadquirir la pintura y destruirla.

Hay un pintor invisible que trazaen colores indelebles los actos de cadavida humana, y no habea manera dehacer desaparecer los rasgos fidelfsi-mos estampados por la Divina manoen el cuadro de la eternidad.

28. ZD6nde no esd Dios?

Un pastorcillo estaba apacentando

su rebano a to largo del camino. Unateo que pasaba por allf se detuvojunto al muchacho para charlar unosmomentos con 61. Al descubrir que is-to era cristiano, quiso confundirlo pre-guntandole: "Mira, muchacho, to doyuna manzana si me dices ahora mismod6nde esta eye Dios a quien W aurasy adoras". Parecfa que el sencillo pas-tor se hubiera quedado aturdido, masno fue asf, porque contest6: "Mire,senor, yo le doy a usted doy manzanassi me dice ahora mismo d6nde NOesta Dios".

En efecto, Dios esta en todas par-tes, por esto El sabe todas lay cosas,aun to mas secreto de nuestros pen-samientos. El conoce tambien nues-tros pecados -icuan insensato espretender ocultarselos!-, pero estadispuesto a perdonarnos si con since-ridad nos arrepentimos y se los con-fesamos. LLo has hecho ya? Si no,La qu6 esperas? El no esta lejos de ti.

29.

Dirigido on el momentooportuno

DIOS

Cuenta el evangelista senor JuanDors que una noche, a una hors avan-zada se sinti6 movido a visitar a cier-to caballero que conocfa, el cual re-sidfa a una distancia considerable desu hogar.

At llegar a la casa, toc6 a la puerta,le abri6 el mismo caballero en perso-na. El senor Dors le dijo:

-He venido, no s6 porque; peroestaba turbado en espfritu hasta queto hice. He venido a hablarle del amorde Dios.

E caballero quod6 palido como lacera y entrando en otra habitaci6nde la casa sali6 al cabo de un mo-mento con una cuerda en la mano ydijo:

-Usted no sabe porque ha venido,

BJEMPLOS DE SU JUSTICIA

pero yo si quo to sd, y reconozco quoDios le ha enviado. He aquf la yogaque yo estaba preparando para ahor-carme esta noche. Hableme del amor,de Dios, pues de veras to necesito.

30. El seto y la puerta

El doctor J. Hamilton compara lareconciliaci6n con Dios como entrarpor la puerta de una avenida hermo-sa que conduce a una mansi6n espl6n-dida; pero la avenida es larga, y onalgunas partes pasa cerca de pefiascosy precipicios. Por to tanto, para evi-tar que el viajero taiga hay un setoa to largo de la avenida, que son losmandamientos de nuestro Dios. Estanplantados alli para que nos preservende caer en el abismo del pecado. Adcomo el seto de rosales exhala unperfume agradable que regala al via-jero quo anda cuidadosamente en me-dio del camino, y s61o hiere, a losquo procuran traspasarlo, asi son losmandamientos de Dios, acerca de loscuales se dice: "En guardarl6s haygrande galard6n".

Feliz es el que conoce los preceptosdivinos s61o por el perfume que de-rraman; y que nunca, habiendo dadoCOCCS contra el aguij6n, ha experimen-tado en carne viva to ponzonoso desus espinas.

4. DE SU JUSTICIA

31.

Pago completo

Un ranchero escribi6 al redactor denn peri6dico:

Estimado sefior: He estado experi-nlentando. Tengo un campo de mafzque sembr6 on el domingo, to cultiveon domingo, to cosech6 y to puse onel gmnero en domingo, y sb que tengo

32.

Un Dios Justo

S. DE SU MAGNANEWIDAD

33. No demadado pare el Cksar

Se dice que, on cierta ocasi6n, cuan-do Cbsar hizo un regalo muy costoso,el que to recibi6 dijo quo era dema-siado valioso. E emperador le con-test6 que no era demasiado costosopara que to diera 61.

Nuestro Dios es un gran Rey, y nosha dicho: "Pedid y se os dara". Debe-mos entonces agradarle, pidibndolegrandes cosas.

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mas mafz por acre, que cualquiera demis vecinos ha cosechado en este oc-tubre.

El ranchero mand6 esta carta al re-doctor pensando que su burla no ten-drfa contestaci6n. Pero imagine susorpresa cuadro su carta sali6 en lapr6xima edici6n del peri6dico, peroal final, se insertaba la siguiente obser-vaci6n: "Dios no paga today sus cuen-tas en octubre".

Durante la guerra civil en los Es-tados Unidos un soldado golpe6 a sucapitan y to sentenciaron con severi-dad. Sus amigos, por medio de unjuez, intercedieron con el PresidenteLincoln a favor del soldado; y el pre-sidente contest6: "Vayan al Congreso,y si pueden conseguir quo hagan unaley autorizando a un soldado pegar asu capitan, yo perdonare al joven".Los amigos comprendieron muy bien.El presidente no podia mostrar par-cialidad a un soldado simplementeporque tenfa amigos de influencia.

Dios es un dios justo. El no mues-tra parcialidad. Es justo tanto con losd6biles como con los poderosos. Perotambien es misericordioso.

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34.

Poder del amor

El sargento, acabada la pacienciacondujo ante el coronel al soldado ter-co y rebelde a toda disciplina.

-Mi coronel -explic6- ya to heprobado todo... No s6 qu6 mds hatercon 61.

-ITodo, todo..., Lde veras?-Mi coronel, todo; desde el cala

bozo a los bofetones, p6rdidas de per-miso, todo, todo... toodo!

-LHas probado el amor?-LEI amor? -pregunt6 extraiiado

el pobre sargento como si escuchasela mayor tonteria.

-El amor -contests el coronel.Luego, saliendo de detrds de la mesa,se puso al lado del soldado, le pasb elbrazo por los hombros, le apret6 con-tra sf, y le hab16 con bondad.

El soldado, turbadisimo acab6 porbajar la cabeza avergonzado, mientrasJas lagrimas pugnaban por escapar desus ojos. Temblorosa la voz confess:

-Mi coronel... he sido malo...ahora to veo... jPero no voy a serlomes, recordando su bondad y sus pa-labras...!

El poder del amor es tal, que cuan-do todo otro poder fracasa, 61 puedeobtener la victoria.

Dios mismo, el Dios de toda sabi-durfa, cuando por la ley de sus Man-damientos, y por sus castigos no logr6vencer al coraz6n rebelde del pecador,envi6 a su Hijo al mundo para hablar-le con amor y para sufrir la Cruz enprueba del mismo.

Nunca el temor de Dios habria al-canzado Jas incontables victorias queha logrado Su Amor, en su tanto conlos hombres pecadores y rebeldes.

35.

Flor y minas

Entre Jas ruinas de Babilonia cort6

DIOS

una florecita muy delicada. Era la»nice cosy viviente en aquella inmen-sidad de ruinas. Mientras contemplaba su encantadora delicadeza yo dije:LC6mo es que tli, pequefla y fragilflor, que yo podria estrujarte entre misdedos, has podido sobrevivir, y estevasto impeno fundado sobre el pode-rio militar, qued6 destruido? La flore-cita pareci6 sonrefr y decirme: "Yoobedeci Jas leyes de Dios, escritas enmi y vivf. Ellos Jas desobedecieron, yperecieron". Y la florecita dijo la ver-dad eterna de Dios, y se escuch6 eleco solemne "Am6n" entre Jas ruinas.- Stanley Jones.

36.

Dios manda

Un amigo encontr6 al conocidoeclesiastico Phillip Brooks pasefndosea grandes zancadas por su estudio,dando visibles muestras de impacien-cia.

-LQu6 to pasa? le pregunt6.-Me pass le contests el doctor

Brooks-, que yo tengo prisa... peroDios no la tiene.

37. Proclama real

Cu6ntase que un gran monarca delOriente, al subir al trono, hizo pro-clamar un edicto invitando a todoslos que estuvieran en dificultad a quefueran a 61, prometidndoles solucionar-les sus problemas. Fue una mujercuyo marido estaba en la circel ytenfa muchas deudas que no podfapagar, y el rey le dio el doble de toque debfa; tambibn fue un hombreque se le habfan quemado los granerosy no tenfa nada y el rey le entreg6una de sus propias heredades: y asfcon muchos otros. Un dfa fue presen-tado al rey un nino hubrfano de padre

WEW LOS DE SIJ MAGNANIMIDAD

y madre. Una seflora de la torte seoteci6 para cuidar al niflo y darle todoto que le hacfa falta. Y asi fue cuidado en el palacio como un hijo del rey,sin embargo, cads dia el niflo en suinocencia podia desconsolado al reyquo le devolviera a su madre, diciendoque querfa solo a ella.

Entonces el rey le dijo:-Puedo dar dinero, puedo conce-

der libertad, pero los muertos hanescapado de mi poder y jurisdicci6n.

Los hombres muchas veces, por mfisquo quieran, no pueden solucionarnuestros problemas; pero Jesus dice:"rodas Jas cosas me son entregadasde mi Padre; venid a Mi"'. Mateo,11:27-28.

38. Una aftnadara eterna

Un joven seminarista se presentsante el Director, un gran teblogo, parapreguntarle:

-LCuanto tiempo habrfa de gastarpa a aprender en la teologia el miste-rib de la redenci6n por la fe de Cristo?

El siervo de Dios le contests:-Toda la Eternidad no le serfa su-

ficiente a usted.El muchacho, molestado, creyendo

que su profesor le querfa senalarCOmO falto de inteligencia, protests:

-,;Tan ignorante le parezco?No, mi querido joven. Es sola-

mente que el Amor de Dios es tangrande que no tiene medida. Acaso undfa, en to eterno, en to infinito, en 10perfecto, podremos conocerle un po-quito. Ahora, joven, acepte mi con-sejo: No busque analizarlo, medirlo,ni pensarlo...; cont6ntese con experi-mentarlo.

39. Perdonado antes

Se cuenta .del gran astr6nomo

Herschel, que en los dfas de su fama'fue llamado al palacio real para unaentrevista con su soberano, Jorge 111.

Antes de su llegada el rey se in-form6 sobre su vida, para hallarse conla desagradable noticia de que siendosoldado en ei ejircito inglis, en sujuventud, habia desertado y estabasentenciado a muerte por la ley.

Al comparecer ante el rey, 6ste ledijo que esperase un momento antesde que le saludase, pues necesitaballevar a cabo una formalidad indis-pensable. Despu6s, tomando un docu-mento y estampando al pie del mismosu firma, se to entreg6 diciendo:

-Este es mi indulto de vuestra an-tigua sentencia, que acaso habiais ol-vidado; pero no asi la ley. Guardadlobien... Ahora podremos hablar de Jasestrellas.

Ad Dios, para que pudibramos en-trar en su amistad de hijos, hubo deperdonarnos en Cristo de nuestro pe-cado. Ahora El puede tratar connosotros sin impedimento alguno.

40.

Dos clans de amor

25

El escritor Mark Guy Pearce cuentaque un dfa oy6 a uno de sus hijosamonestar al otro dicibndole "tienesque ser bueno, sino nuestro padre noto amari".

Llamando al nifio le dijo: "Hijoesto no cs verdad".

-Pero td no nos amaris si somosmalos, Lno es cierto? -replicb el mu-chacho.

-Si, yo os amar6 tanto si soisbuenos como si sois malos; pero ha-bra una diferencia en mi amor. Cuan-do sois buenos yo os amo con unamor que me pace feliz y cuando nosois buenos os amo con un amor queme produce pena.

LNo es asl tambi6n con el amor con

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quo nuestros Padre Celestial ama asus hijos? El ama al santo y al pe-cador, pero el amor habia algunos leproduce Bozo y el quo tiene a otros leproduce dolor. Si amamos verdadera-mente a Dios trataremos de vivir nosolamente de modo que podamos evi-tar su ira o it al Cielo, sino que poda-mos alegrar el coraz6n quo fue tras-pasado por nosotros.

41. lEs divno de Diosl

Un pagano que jamas habia oidola historia de la Cruz, conmovido porel relato de los sufrimientos del Sal-vador, exclam6 con rostro brillantede gozo, del quo brotaban algunos la-grimas:

-Esto es digno de Dios. Unacosy dentro del pecho me ha estadodiciendo siempre que Dios debla serasi; pero es mejor saberlo de cierto.

42. ;,De qu6 partido es Dios?

Un niiio reciin convertido tuvo unadiscusi6n en la escuela con variosniiios cat6licos. Estos afirmaban queDios era cat6lico. Lleg6 a su casamuy confundido y pregunt6 a supadre:

-Papa, ZDios es cat6lico o protes-tante?

El padre, un poco turbado por larepentina pregunta no pudo contestaral momento, mas despu6s de meditardio esta inspirada respuesta:

IHijo mio, Dios no es ni cat6lico, niprotestante; "Dios es Amor".

43.

Un pr6digo moderno

En una de las reuniones de aviva-

DIOS

miento celebradas por el seiior J. Wil-bur Chapman, cierto hombre dio sutestimonio diciendo: "El pecado hizode mi un pordiosero, sin hogar ni res-petabilidad". Me traslad6 a Pensilvaniaescondido en un tren de mercanclas ypor un aiio mendigu6 por ]as calles.Un d1a toqu6 a un hombre por laespalda y le dije: "Seffor, Iquisierausted darme un penique?" Cuando elcaballero se volvi6 pude reconocer elrostro de mi anciano padre a quienno habia visto por aiios. Gozoso, peroprofundamente humillado, le dije:

-Padre, Ono me conoces?Cuando 6ste se cercior6 de la ver-

dad a pesar de mi transformaci6n yandrajos, ech6 sus brazos alrededorde mi cuello y con lagrimas en losojos me dijo:

-1Oh, hijo, hijo mfo! To he hallado.No tienes que pedirme un penique,pubs todo to que tengo en el mundoes tuyo.

Pensadlo bien, amigos oyentes, es-taba mendigando un penique a mi pa-dre que por 18 afios habia estado bus-candome para darme todo to que po-sefa.

Se ha dicho mucho acerca de lagrandeza del amor de madre y sin de-sestimar de ning6n modo tan preciosodon de Dios creo que no debemos oI-vidar la constancia y profundidad delamor paterno. Cuando Jesus quisodarnos una ilustraci6n del amor divinoescogib la figura del padre del hijopr6digo.

Ciertamente el amor de Dios hasobreabundado on nosotros muchomas de to que pedimos o entendemos.

Evangelistic Ilustratiow

44.

jPor qu6 Dios no fuerza lasalvaci6n?

Si Dios de Todopoderoso, me dijoun esc6ptico en cierta ocasi6n, Lpor

EJEMPLOS DE SU MAGNANIMIDAD

qu6 no salva a todos los hombres?Habia on la habitaci6n un mucha-

cho pequeiio e ilustrb mi respuesta di-ciendo: Sup6ngase quo yo decido quoeste muchachito salga de este cuarto.puedo conseguirlo de dos maneras:Una es, usando mi superior fuerza fl-sica y tomandolo en mis brazos, lle-vandolo fuera de esta sala; otra eshablarle, y hacerle comprender quosu presencia es inoportuna, y quo porrespeto a las visitas debe salirse a ju-gar a otra parte. Si adoptara el pri-mer mitodo s61o quitaria su cuerpo:pero su voluntad estaria en mi contray sentiria que le he hecho violencia;pero con el segundo mitodo habia in-fluido en su inteligencia y voluntad,para realizar con sus propias piemasel acto necesario de salir.

Dios no quiere forzar a los hom-bres, sino que ellos usen "sus propiaspiernas";; es decir: que unan su vo-luntad a la divina para realizar aque-llas cosas que El quiere. Sobre todo,la principal de todas, que es aceptara Cristo, voluntariamente, como supersonal Salvador.

45. Una observaci6a comf+n, peronotable

Es uno de los secretos de la Natu-raleza el instinto que poseen los ani-mates dom6sticos para no dalar a losniiios inocentes. Un niiio so toma li-bertades con estos animales quo nopodria tomarse una persona mayor.Se acuestan sobre ellos, pisan sus sen-sibles patas, les estiran el pelo y lasorejas; y a pesar de que el gato es

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de la familia del leopardo y el perrode la del lobo, un maravilloso instintoles hate reconocer la inocencia delpequeno y la falta de intenci6n dehacerles dafio. Si una persona mayorles infligiera la mitad del dolor quoles hate sufrir un nino, bien prontosabrian que tienen dientes y garras.El pequenuelo hate, sin embargo, conellos to que quiere tNo es ello unmisterioso reconocimiento de parte delmismo Creador en favor de la ino-cencia?

Aun en la selva, se ha comprobadoque las fieras no hacen daiio a otrosanimates ni al hombre, si no tienenhambre.

Los animales no son crueles comoa veces to son los hombres envileci-dos por el pecado. Los mismos ins-trumentos mortales quo poseen algu-nos de ellos, como las serpientes y pe-ces venenosos, no son sino destinadosa producir la muerte con el mfnimodolor. Y, generalmente, por un ins-tinto maravilloso los clavan en la vio-tima en el lugar adecuado para insen-sibilizarla to mas rapidamente posible.Aun el gato, que juega con el rat6nque va a devorar, no to hiere parahacerle sufrir; simplemente to sueltay to atrapa como un ejercicio parahabilitarse a si mi$mo en la Gaza. So-lamente el ser humano, aquel quetiene una conciencia y un espiritu pa-ra gozarse conscientemente en el bienha caido tan hondo hasty sentir unplacer morboso, en el sufrimiento delpr6jimo. La crueldad es la marca deldiablo. La bondad y la ternura es deDios.

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11Cristo

1. Su Nacimlento Virginal 2. Su Sa-crificio 3. Sustitucibn 4. Su Com-parherismo 5. Unico Mediador6. Unico Modelo 7. Sus Milagros8. Su Resurreccl6n

9. Su SegundaVenida

10. Sus Virtudes

11. Su In-comparable Amor 12. Su Fidelidad

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L SU NACEMIENTO VIRGINAL

46. EI regalo para Jests

Cierta nina, viindose colmada deregalos en la manana de Navidad, ex-clam6:

-;Mama: Cuantos regalos, el Se-nor Jesus ha hecho que me regalarais!A mf me gustarfa... si pudiera, rega-larle tambi6n uno a El.

-Pues no es dificil si de veras todeseas -le contest6 su madre-. Es-coge el que quieras regalarle, y se tollevaremos, pues yo s6 donde El puedeser hallado.

-LDe veras? -exclam6 la niiia-.Pues voy a regalarle la munequita,porque es el mas hermoso, y yo, ade-mas, todavia tengo nueva la que meofrecfsteis en mi cumpleanos.

Madre e hija salieron de la casa, yfueron a una pobre morada, dondeuna nina enferma de tuberculosis, re-cibla el regalo maravilloso.

La hija de la senora, volviendo ha-cia su hogar, decia:

-Pero, mama... yo querfa regalar-sela a Jesus...

-Espera que lleguemos a nuestrohogar y veras c6mo asf to has hecho-le contest6 la buena madre.

Cuando se hallaban ya en 61, abrien-do su Biblia, le ley6: "Por cuanto tohidsteis a ono de mis hermanos pe-quenitos, a mf to hicistes".

La gratitud de nuestro coraz6n, porel Don de la Navidad, debe manifes-tarse en nuestro amor a los necesita-

Cristo

dos. Santiago asegura que "la verda-dera religi6n consiste en guardarsesin pecado en este Mundo, y en ayu-dar a los que to necesitan".

47. Falta de reconocimiento

Una niiia de corta edad, hizo unlargo viaje en coche de caballos parallegar a un pueblo por donde pasabael ferrocarril con el fin de esperar a suhermana mayor que regresaba de unfamoso colegio lejano. Despues de va-rios anos de ausencia. Por muchassemanas su familia le habia explicadoque iba a llegar su hermana Emma.Cuando lleg6 el dfa y la hora de lallegada del tren, la nina estaba muyexcitada. Vio descender del tren auna senorita desconocida que los de-mos recibieron con besos y abrazos.Luego la senorita vino hacia la nina yquiso abrazarla; pero ella esquiv6el beso y corri6 hacia su mamapara preguntarle: %Por qu6 no vinoEmma?"

De igual manera los judios, que pormuchos siglos, habfan esperado aCristo; tuvieron de El su propio con-cepto y no reconocieron en Jesus deNazaret a aquel a quien esperaban yen el lugar de recibirlo to rechazaron.

El Expositor Biblico.

48. Porque Dios no regate6 a soHijo

Unos ninos que habian ahorradopara comprar un juguete preferido en

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la Navidad, fueron movidos a dedicarsu dinero en favor de unos vecinosnecesitados. Cuando se hallaban inde-cisos al respecto, oyeron un serm6nde Navidad y el mayor de los herma-nitos sali6 de la iglesia diciendo: "Te-nemos que hacerlo, porque Dios tam-poco rehus6 darnos su Hijo, que erato que mas amaba, Ly qu6 habrfa sidode nosotros sin El?"

Una madre que se resistfa a dejarpartir a su hijo como misionero, lleg6a la misma conclusi6n el dfa de Na-vidad, al ofr c6mo Dios ofreci6 aaquel Ser que era el mismo resplandorde su gloria para que fuese nuestrosalvador.

49. Amor en Navidad

La Navidad es la conmemoraci6nde la Gran Fiesta del Amor de Dios.En Navidad no deberia quedar un en-fado en los corazones cristianos, y ental dfa se habrfan de borrar todos losrencores y deudas, como para empe-zar una cuenta nueva.

Un nifio habfa recibido muchos ymuy hermosos juguetes, y pidi6 per-miso a sus padres para invitar a unamigo suyo para jugar con 61, ya queel otro, muy pobre, debfa carecer de6stos.

Cuando el invitado parti6 de nuevo,contento por el feliz dfa vivido, y porel regalo que su amigo le habfa hecho,el padre llam6 a este y le dijo:

-Pero, hijo info, no to entiendo...LNo es Luisin el nifo que el otro dfato peg6 en el patio de la escuela?

--Si, papa, pero en la Escuela Do-minical, nos han ensefiado que Navi-dad es el Dfa cuando Dios empez6 amostrarnos su perd6n...

50. Wade empez6 el CrislianiM0

Un evangelists, se puso a interesar

CRISTO

a un "jockey", limpiando sus caba-llos en la cuadra, hablandole del Evan-gelio.

-Este no es un lugar para hablarde religi6n, amigo. LQu6 fin buscashablando de religi6n en un establo?-protest6 el "jockey".

-No es el fin, amigo, que es elprincipio. LIgnora usted que Cristo na-ci6 en una cuadra y durmi6 en un pe-sebre? El Cristianismo empez6 en unlugar como 6ste, pero mucho mas po-bre. Y usted podrfa "nacer de nuevo"en 61 tambi6n.

El hombre se interea6 tanto por toque ofa, que no mucho despu6s, derodillas ambos sobre la paja, dabasu coraz6n a Cristo.

51. Abismo de separaci6n

Un misionero en China adopt6 elvestido nativo para tener mejor accesoa la gente. Envi6 una fotograffa suyacon su nueva indumentaria a su fa-milia. Su hermana recibi6 tal choqueal verlo que dijo: lQu6 abismo deseparaci6n ha creado este vestido ex-tranjero entre mi hermano y yo!

Un amigo le replic6: Mayor abis-mo de separaci6n fue puesto entreDios y su hijo cuando nuestro Senorvisti6se de nuestra came y sangre,pero to hizo por nosotros. LPor qu6pues, tiene usted quo objetar a que suhermano se ponga el vestido de loschinos para ganar a 6stos para Jesu-Cristo?

52.

Para ganar Una esposs

Se cuenta quo el c6lebre duque deHalifax, cas6se con la hija de un zapatero rico, quien habfa ordenado onsu testamento que su hija tenfa quocasarse con un hombre del mismooficio.

Enamorado de la joven, el here-

SU NACIMIENTO VIRGINAL

dero de Halifax, se someti6 a hacer elaprendizaje de zapatero por siete anospara ganar el derecho a casarse conla amaba compaiiera de su vida.

Mis admirable quo esta historia esla del Hijo de Dios el heredero celes-tial, quien para ganar, no una esposarica y hermosa, sino corazones dmprovistos de todo m6rito y virtud, sedespoj6 de su propia gloria y se con-virti6 en un "Hijo del Hombre" paraconquistar con su sacrificio los cora-zones de aquellos quo en El creen.

53. "Me apropiaste, cuerpo..."

Un notable esc6ptico comprendi6 elvalor del sacrificio de Cristo, median-to un ejemplo un tanto rudo e incom-pleto, pero que se clav6 en su mentepor su caricter practico. Oy6 por ra-dio un mensaje de Navidad concebidoen los siguientes t6rminos, para ilus-trar el misterio de la Encarnaci6a:

-Td, que estis escuchando estispalabras, - posiblemente se Ua,do c6-modamente en to hogar, di(d`rutandode todas las comodidades y ventajasde la vida humana: Tus hijos, to es-posa, tus buenos muebles, to piano,tus libros, tus amigos, y todo to deelevado y noble quo to ofrece la avan-zada civilizaci6n actual; y tienes, qui-za, delante de ti, a to perro de rodi-Ilas mirandote sin poderte hablar".(Lo que era exactamente el caso delreferido radioyente).

-Td auras, Certamente, a to perro-prosigui6 el locutor-. Pero supon-te que alguien to propusiera que, paraentender mejor la vida de to perro, opara librarle de una enfermedad oplaga que le amenazara a 61 y a losdoings perros de to barrio tuvierasque convertirte en perro, renuncian-do temporalmente a tus facultades yprivilegios de hombre para limitarte

a roer huesos, ladrar y menear lala. LLo harfas?

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Sin embargo Aquel por el cual ypara el cual fueron hecha todas lascosas, se redujo a la mfsera condici6nde hombre, (se complacfa en llamar-se a sf mismo "el Hijo del Hombre").De este modo aprendi6 la obediencia,la sumisi6n al Padre y la esperanzade la criatura, Aquel que era el mis-mo Creador.

Ciertamente una diferencia muchf-simo mayor que la de perro a hombrees la que Cristo asumi6 cuando dijo:"Sacrificios y presentes no to agrada-ron (no han sido suficientes), mas meapropiaste cuerpo (o sea, estoy dis-puesto a asumir una forma humana),"i Heme aqui, para que haga, oh Dios,to voluntad!". Su amor y sacrificiopor nosotros se manifest6 no s61o ensu muerte cruenta en el Calvario, sinoque se hizo patente desde el momentomismo de su Encarnaci6n y nacimien-to on el humilde pesebre; tuvo su cli-max en el Calvario, y se prolongara yrevelara mas y mas plenamente porlos siglos etemos.

54.

Record6 el pesebre

Cierto vagabundo faltado de cobi-jo se vio obligado a refugiarse on unestablo el dfa de Nochebuena acos-tandose en un pesebre, al igual queJesus, en su venida al mundo. Mu-Chas veces habfa ofdo hablar de Elsin hacer el mfnimo caso de los lla-mamientos del sagrado Evangelio, peroaquella manana empez6 a reflexionar,Lpor qu6 el Rey del cielo quiso naceren tan humilde lugar? Y comprendien-do la grandeza de su amor reconoci6la gratitud que le debfa y acept6 aJesucristo como su Salvador personal.

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55.

El naturalists y In horndW

Decfa un naturalista famoso, queestudiaba la vida de Jas hormigas,que cierto dfa 6staba en uno de susexperimentos intentando hacerse com-prender de tan d6biles criaturas y decomprenderlas. Ante sus constantesfracasos lleg6 a pensar que el 6nicomodo de lograrlo consistirfa en reves-tirse el mismo de su naturaliza y tra-tar con ellas en su propio ambiente.Esto no dejaba de ser una idea qui-m6rica, pero engolfado en tales pensa-mientos oy6 Jas campanas de la iglesiade su pueblo que celebraban la Navi-dad, y aquello fue como una revelaci6n para el exc6ptico naturalista. Loque era irrealizable para 61, como cris-tura, Lno seria factible para el CreadorTodopoderoso?

i Dios manifestado en carnet Cier-tamente es un misterio para nosotros,pero no una imposibilidad para el Sersupremo que ha dado vida y ordenadoel Universo. LPor qu6 no aceptar quetan admirable prop6sito fue realizadoen la incomparable figura que se le-vanta en el curso de la Historia conel nombre de Jesucristo?

56:

La tarjeta que toc6 el coraz6n

Una familia cuyo padre no era cre-yente festejaba la Navidad. Entre Jastaxietas de felicitaci6n quo fueronpvestas sobre la mesa, habia una quela madre, que habia estado orandodurante mucho tiempo por la conver-si6n del marido, escribi6 e hizo firmara la nifia mas pequefia de la familia,que era la favorita del padre. La tar-jeta decia asi:

Ha nacido Jesucristo,Para Juan y para Elena,Para Lulsa y Filomenapara mamd y para ml:

Y yo, papd, to preguntoy piensa bien to que digo:Jesus, mi Sen-or y amigo,iha nacido para ti?

CRISTO

El padre vio la tarjeta y su rostrose nubl6; la madre estaba temerosa yorando que su treta no le cayera mat.81 hombre ley6 dos o tres veces la sin-gular misiva y su cara se volvia cadavez mas oscura. Por fin se levant6precipitadamente de la mesa y se en-cerr6 en su habitaci6n.

La madre qued6 consternada pen-sando que el padre se habia retiradocomo un acto de protesta, por la im-pertinencia. Nadie prob6 bocado en lafamilia, sino que, instados por la pia-dosa mujer celebraron una reuni6n deoracj6n alrededor de la mesa de Na-vidad. Pedian que se disipara prontosu enojo y que alguna vez pudierantener el gozo de verle convertido.

Pero Dios, hizo mucho mas aquuldfa con aquella familia. Al cabo deun buen rato apareci6 de nuevo elpadre en el comedor, y con su faz ra-diante explic6 que habia estado en lapresencia de Dios meditando cuan in-grato habia sido para quien vino almundo para salvarle tambi6n a 61, yque arrodillado en su habitaci6n habiaaceptado a Cristo como su Salvador.

Es facil imaginar el gozo que llen6los corazones de todos, y particular-mente de la habit autora de tan in-geniosa felicitaci6n.

57. El don inefable

Hay tres medidas que podemos apli-car a los regalos que recibimos, y quenos permiten aquilatar debidamente elvalor de tales regalos. Una de estasreglas es el valor intrinseco de to quese nos ofrece; otra es el m6vil que im-puls6 a la persona que nos hace el re-galo; la tercera es la utilidad que nos

SU SACRIFICIO

proporciona. En efecto, hay regalosque cortan el aliento, por su preciotan elevado; otros, aun cuando menoscostosos, nos emocionan mas por tomucho que entranan de amor y sacri-ficio por padre de la persona que nosobsequia, mientras que otros nos col-man de alegria por tratarse precisa-mente de aquello que mas necesitaba-MOS.

Aplicando estas "reglas" al "don"de Dios en la persona de Cristo, en-contramos: 1. 0 Sus inescrutables ri-quezas. El es el heredero de todo. 2.°El don de Dios es la evidencia de unamor que excede todo conocimiento.3.0 El era el que nos convenfa, puestoque "no hay otro nombre debajo delcielo en el cual podamos ser salvos".Si, gracias a Dios por su don inefable.

2. SU SACRIFICIO

58.

"LMuri6 por mi?"

Contemplando una nina desde Jasrodillas de su padre, un libro de ima-una Ca6ina representando la Cruci-fixi6n.

-LMuri6 porgunt6.

-Si, hijita.-LPor mama, tambi6n?-Tambi6n.-LMuri6 por mf?-Tambi6n muri6 por ti, hija mia.La nina se apresur6 a descender al

suelo, se arrodill6 y or6: -Gracias,Sehor Jesus, porque moriste por mi...Y perd6name que hays tardado tantotiempo en darte Jas gracias.

Hermosa lecci6n que deberfanaprender muchos mayores...

ti, papa? -pre-

59. Dio so vlda por sw amigos

Al final de la primera guerra eu-ropea, un destacamento de soldados

35

ingleses esperaba entrar en un peque-no pueblo cerca del Rhin (Francia)cuando repentinamente un soldadosali6 corriendo de un edificio gritan-do: "iAlertal", instantaneamente unadescarga de rifles le dejaron muertoen el suelo.

Pero la advertencia salv6 a la com-paiifa de una emboscada. El destaca-mento luch6 haciendo retirar al ene-migo y pronto se supo la historia delque les habia salvado. Era un solda-do de la guardia real irlandesa, pri-sionero de los alemanes quien cono-ciendo los planes del enemigo esper6el momento oportuno y sacrific6 supropia vida para salvar la de muchoscompatriotas. Reconocidos y conmo-vidos los ingleses le dieron una buenasepultura, poniendo sobre ella unacruz con este texto: "A otros savv6,a si mismo no se pudo - salvar".

Estas fueron precisamente Jas pala-bras que los judfos lanzaron contraCristo cuando estaba pendiente de lacruz. No pudo salvar a otros y a sf

smo a la vez, y prefiri6 sacrificarse61111 favor de otros, incluso de aque-llos que le crucificaron.

60. El puente de amor

Los padres de Luis ............ vi-vian en la playa de un hermoso lagode Suiza. Su padre trabajaba en ellado opuesto. Un dfa Luis y su her-mano fueron a travis del lago al en-cuentro de su padre. La madre lesvigilaba desde la ventana. Todo ibabien, pero de repente se dio cuentade que el hielo sobre el cual andabanestaba partido. El hermano mayorsalt6 facilmente al otro lado, pero lamadre exclam6 sollozando desde laventana: "1El pequeAol El pequefio nopuede salvar". Entonces vio come elhermano mayor extendfa su cuerpo

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entre los dos hielos y el pequefio pa-saba por encima de Al.

LNo es esto to que Cristo hizo consu propio cuerpo? Lo puso comopuente por el cual el hombre pudierallegar hasta Dios.

El vaffente cantero

Con canticos de alegria salieron loscanteros una mafiana para empezarsus trabajos en la canters cerca deBristol, poblaci6n importante en elOeste de Inglaterra. Era el 31 de mar-zo de 1868.

Aquf, unos estan barriendo la durarocs caliza con barras de acero. All!otros estan midiendo con sumo cui-dado los granos de la p6lvora para lascargas; mss alla un grupo considera-ble se ocupa de remover los escom-bros y la tiers del escenario de ope-raciones de ayer.

Pasa debajo de la canters la Ifneade ferrocarriles entre Londres y Bris-tol y de vez en cuando corre un trenpor el pedazo de linea descubiertaentre dos timeles.

Ya estan listos varios mineros y seencienden varies mechas al mismotiempo se apresuran los hombres ymuchachos a buscar los rincones y lu-gares libres de peligro, y pronto treso cuatro detonaciones fuertlsimas pro-claman que las minas hen producidosu efecto esperado.

Entre la compafila habia un obreroIlamado Juan Chiddy. Su oficio eraquitar la piedra desalojada por la vo-ladura, y llevarla donde estaban losvagones del ferrocarril. AI hater estose removi6 una gran masa de rocsque empea6 a rodar y no paro hastaque lleg6 a la via f6rrea y qued6 pre-cisamente sobre los rafles mismos.

Detuvose de terror el coraz6n deJuan, al ver que estaba interceptadala lines, y si no se quitaba aquellacoca serfan sacrificadas centenares de

CRISTO

vidas. Se descolg6 rapidamente por lapendiente abajo con su palanca demano, pero en aquel mismo momen-to pudo apreciarse el silbido de untren que estaba en uno de los tdneles.Tal vez serfs ya tarde, porque era elexpreso de Londres y tardarla s61o al-gunos segundos en atravesar el tdnel.Tuvo Juan que tomar una decisi6n yesto con gran prisa. Hubo de decidir-se con dejar estrellar el tren con todasu carga de seres humanos, o arrojar-se a una muerte segura procurandoquitar la rocs de la via. LCual iba aser su decisi6n?

Con sumo cuidado observ6 el ma-q,Iinista del expreso los signes, seg4nvolaba su tren. Ya se acerca a Bristoly al fin del viaje. Todo estaba expedi-to al entrar en el tfinel, y el tren pe-netr6 haciendo retumbar las paredesde su estrecha prisi6n; ahora empiezaa esclarecer y la luz del final del tunelempieza a ser vista por el maquinista,cads vez mss tiara; mfis alla se ven1lneas de los rapes, que se acercan ensu perspective y sobre la via en lacual esfa volando el expreso, al salirdel t6nel, el maquinista ve horroriza-do el gran trozo de rocs en medio dela via que impide su peso. Es impo-sible detener el tren; ya no hay mssque a1gunos centenares de metros dodistancia.

Pero todavia mss horrorizado ve elmaquinista que-esta penando un hom-bre pare desviar la rocs. Ya no quedatiempo. Con una mirada contempla laescena y cierra los ojos agarrado a sumaquina 8sperando el choque.

Prosigue el tren su vertiginosa mar-cha y no hay choque. Llega a la es-taci6n y pronto saben los pasajeroscuan inminente ha sido su peligro.Se les cuenta que hen estado a dospasos de la muerte; que la lfnea ha-bia sido interceptada por una masa derocs, y que un cantero la habia arro-

SU SACRIFICIO

jado de la via un Segundo antes delpaso del tren; pero que habia puestosu vida en lugar de la de los pasajeros,y que en la via hablan quedado losmagullados restos de su Salvador.

Cristo Jesus tambitn puso su vidapara que nosotros, los pecadores pu-ditramos ser salvos de una catastrofeSegura.

62

El testinlonio del chino conver-tido

Un chino que se habia convertidodijo:

Estaba caldo en un pozo, casi aho-gado por el barro, clamando que al-guien me ayudara.

En eso apareci6 un anciano de as-pecto venerable que me mir6 desdearriba y me dijo:

-Hijo, este es un lugar muy des-agradable.

-Si que to es. LNo puede ustedayudarme a salir?

-Hijo mlo, me llamo Confucio. Sihubieras leido mis obras y seguido toque ellas ensefian, nunca hubieras ca!-do en el pozo.

Y con eso se fue. Pronto vi que Ile-gaba otro personaje, esta vez un hom.bre que se cruzaba de brazos y cerrabalos ojos. Parecla estar lejos, muylejos.

Era Buda, y me dijo:-Hijo mlo, cierra tus ojos y olvi-

date de ti mismo. Ponte en estado dereposo. No pienses en ninguna cosadesagradable. As! podras descansarcomo descanso yo.

-Si, padre, to hart cuando sagadel pozo. LMientras tanto?...

Pero Buda se habfa ido. Yo ya es-taba desesperado cuando se me pre-sent6 otra persona, muy distinta. Lle-vaba en su rostro las huellas del su-frlmiento, y le grin:

-Padre, Lpuedes syudarme?Y entonces baj6 hasta donde yo

estaba. Me tomb en sus brazos, melevant6 y me sac6 del pozo. Luegome dio de comer y me hizo descan-sar. Y cuando yo ya estaba bien nome dijo: "No to taigas mss", sino"Ahora andaremos juntos". Y desdeentonces andamos juntos.

Asi contaba el chino la historia dela compasi6n del Sefior Jesucristo.

63, Cristo o Ctsar

37

No fue mere casualidad que Jesusfuera a Cesarea de Filipo donde habiaun tempo, en forma de gruta, dentrode una rocs blanca, en el cual se ado-raba la imagen de Ctsar como Diosmanifestado en carne. Jesus fue allapara preguntarles: "LQui6n dicen loshombres que yo soy?"

Los disclpulos querlan que Jesusrcuniera fuerzas, en aquel lugar apar-tado, para luchar contra el Ctsar; yto estaba haciendo. Pero de ung ma-nera tan complete y de tan vastos al-cances como nunca podian sofia lo.Fue all! don empea6 la gran ba-talla. - Stanley Jones.

64. La decisi6n de Zinzendorf

Un ctlebre pintor de la andgiiedad,fue conmovido por las preguntas in-signes de una gitanilla que, acudiendocomo modelo a su estudio, qued6 ad-mirada de un cuadro de la crueifixi6nque el pintor estaba ultimando. Lanifia no habia oldo contrr nunca lahistoria del amor del Salvador y cuan-do el pintor se la refiri6 pare que nole importunase mss con sus pregun-tas, ells exclam6 ingenuamente:

-LDebe usted amar mucho a quienhizo todo esto por usted?

Estas paabras penetraron en el to-raz6n del pintor, quien reconoci6 queno amaba a Cristo como debia y se-convirti6 de veras a El, unitndose a

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un grupo de creyentes evang6licos desu ciudad, en quienes hal16 verdade-ros adoradores del Cristo crucificado.

Stenburg sentia un amor ardientepor su Salvador. Todo to hizo por mi,pensaba, LC6mo podr6 hablar a loshombres de aquel amor sin limites quese dio por ellos para darles la salva-ci6n? LC6mo podr6 hater que la luzde vida que ha entrado en mi almapenetre en otros corazones tambi6n?No soy orador, aunque tratase de ha-blar no podria. Pensando de este modoun dfa empez6 a disenar al azar untosco bosquejo de una. cabeza corona-da de espinas. Una idea cruz6 por sumente. "iPuedo pintar!" -dijo-."Mi pincei debera proclamarlo". Enaquel retablo que conmovi6 a la gi-tana Pepita, su cara era todo angustiay agonfa, pero eso no era la verdad.Amor indecible, compasi6n infinita,sacrificio voluntario, esto hay queexpresar.

Cay6 de rodillas y or6 para queDios le hiciera digno de pintar y pro-clamar a Cristo de ese modo.

Y luego trabaj6. El fuego de lainspiraci6n ardi6; subi6 hasta la masalta fibra de sus dotes artisticas. Elcuadro del Cristo crucificado era unamaravilla. No quiso venderlo; to diocomo regalo a su ciudad natal, fuepuesto en el Museo y alli acudieronlas gentes a verlo. Los corazones seemocionaban ante 61 y volvian lasgentes a sus casas comprendiendo me-jor el amor de Dios, y repitiendo porto bajo las palabras que en letra clarael pintar habfa escrito:

"Esto Nice yo por ti.iQu6 has hecho to por Mi?"

Stenburg acudia tambi6n, observan-do desde un rinc6n a la gente que sereunfa junto al cuadro y oraba a Diospara que bendijese su serm6n pintura.

Entre los visitantes, vino un dfa eljoven conde Zinzendorf. Pas6 vanas

horas admirando el cuadro y orandoa Dios. Cuando volvi6 a su casa, diorespuesta a la pregunta del cuadroconsagrando toda su fortuna a aliviarla suerte de los perseguidos cristia-nos moravos, fundando en sus pose-siones las colonias de donde partie-ron centenares de mensajeros del amordel Salvador a los pafses paganos.

65.

Mas que oro

Un jefe de una tribu africana dijo,cuando un caballero ingl6s ofreci6 di-nero para salvar la vida de un escla-vo: "No quiero tener dinero; quierosangre". Y. mand6 disparar contra elque habfa sido condenado a muerte.

El caballero extendi6 su brazo paraproteger al esclavo, y la saeta penetr6en su brazo. "Aqua esta la sangre,dijo el ingl6s, la doy por el esclavo,ahora me pertenece".

El esclavo le fue entregado y cuan-do 6ste recibi6 inmediatamente su li-bertad, dijo con abundante gratitud:"Usted me ha comprado con su san-gre, siempre ser6 su esclavo". Y cum-pl16 su promesa".

Qu6 buena ilustraci6n de las pala-bras tan conocidas: "Hab6is sido re-dimidos, no con plata ni oro, sino consu sangre preciosa".

66. Amor de un padre

CRISTO

Los turcomanes, nombre dado amuchas tribus del Asia Central, sonc6lebres por la fuerza de sus afeccio-nes naturales. En prueba de esta aser-ci6n se tits el siguiente caso:

"Al fin del siglo xvitl, Persia fuegobernada por un rey turcomano lla-mado Kurreem Kham, probablementeuno de los mejores que jamas habiaempunado el cetro de aquel pais. Undfa lleg6 a 61 la noticia de que dotehombres habian sido robados y muer-tos bajo las mismas murallas de Shiraz,

SU SACRIFICIO

capital de su imperio. A pesar de laspesquizas de la policia, por muchotiempo no fue posible descubrir a loscriminales.

Por ultimo se descubrieron, resul-tando ser de la misma tribu que elrey pertenecia. Encausados y probadosu crimen, el rey dio 6rdenes de quetodos sufriesen pena de muerte, a pe-sar de los muchos empefios de sus pa-rientes y amigos.

Cuando los criminales fueron saca-dos de la cartel para sufrir su senten-cia, movi6 la compasi6n de todos verentre todos a un joven como de 20afios, y este sentimiento fue cambiadopor un verdadero dolor de coraz6n,Cuando vieron a un anciano adelan-tarse al rey y pedir permiso para ha-blarle; le fue concedido y el ancianohabl6 en los siguientes t6rminos:

-IRey, tf has jurado que estos cri-minales debian morir, y es junto; masyo que no soy criminal, me presentoa ti para pedir una gracia a mi sobe-rano. Mi hijo es joven, 61 ha sido se-ducido - A cometer el crimen, la jus-ticia reclama su vida, mas, ioh rey!, eljoven no ha probado adn las dulzurasde la vida, y acaba de desposarse. Yome ofrezco para morir en su lugar.iTen misericordia! Acepta al ancianoy perdona al joven; d6jale vivir parabeber las aguas y cultivar las tierrasde sus abuelos.

El rey se conmovi6 en extremo aloir la petici6n del abuelo; mas no po-dia perdonar al criminal. Su crimen,habfa sido de homicidio. Pero vio laoportuaidad de dar una lecci6n a supueblo del amor paterno y acept6 lapropuesta del anciano. El hijo fuepuesto ea. libertad y el padre muri6en su lugar.

"Dios encarece su caridad para connosotros Porque siendo a6n pecado-res Cristo muri6 por nosotros" (Ro-manos 5:8).

Los dos hernumos 1'1

En una escuela pfiblica, un nifiohizo una travesura, manchando lospapeles del pupitre del maestro continta.

Cuando el tal lleg6 y to descubri6,exigi6 a todos el nombre del culpable.

-IL6pez! -grit6 un chiquillo.-IL6pez, aqui! -orden6 el maes-

tro tomando la palmeta. Habia doshermanos del mismo apellido, y seadelant6 el mayor, quien recibi6 es-t6icamente el fuerte y doloroso pal-meteo.

De repente, el menor, llorando, seadelant6 gritando:

-ISefior maestro: No le peguemas! iNo fue 61, que fui yo el culpa-ble!

El maestro dej6 de pegar, intrigado,y pidi6 explicaciones:

-A ver, td, Lbpez, el mayor: LPorqu6 to has adelantado para ser ca,4cgado sin protestar de to inocencla?Habla.

-Porque 61 es mas pequeno, menosfuerte, y esta un poquito enfermo--contest6 el pequefio hbroe.

El maestro, maravillado, le apret6sobre su pecho. -Muchacho -dijo-nunca serds en to vida mas cristianoque hoy. Esto es to que hizo Cristopor ti y por mi. DDoos to bendiga, hi-jito!

68. El toque de queda

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Un joven habfa sido sentenciado amuerte por delito politico en dias deCromwell. Su novia fue a pedir el in-dulto, recibiendo la fria respuesta deque el joven debia morir el dfa fijadoal toque de gueda. La joven subi6sigilosamente en dicho dfa al carnpa-nario de la ciudad y cogi6 el badajode la gran campana. El campanero,viejo y algo sordo, vino a la puesta del

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sol y hal6 de la cuerda, volteando eldibil cuerpo de la muchacha en todasdirecciones; pero ella resisti6 el dolorde repetidos golpes y torceduras sinsoltarse.

En tanto, en el cuartel, se aguarda-ba en vano el sonido fatal. Cuando ibaa investigarse el motivo de la tardan-za, apareci6 la joven ensangrentada yse arrodill6 a los pies de Cromwell.Este exclam6 conmovido: "Id, aman-tes de la vida, el toque de queda nosonata esta noche".

LPodfa el joven respetado a tal pre-cio - abandonar o set infiel a aqueiamante coraz6n? LPodemos serlo aCristo?

69.-, Se Sacrific6 a Sf mismo

Claudio Barlow fue un doctor ame-ricano que estaba trabajando en Chinacuando azot6 una nueva plaga queafect6 a muchos personas y 61 no pudoencontrar algo que la contrarrestara.Tidi6 que dejasen entrar a los EstadosUnid,os uno de sus pacientes para queestudiasen y observasen la enferme-dad, pero esto le fue negado pot tocontagioso de aquella enfermedad.

El Dr. Barlow acumul6 muchos da-tos sobre esta enfermedad observandoy cuaando a sus pacientes, y entoncesse fue a los Estados Unidos llevandoconsigo dos frascos de g6rmenes deella. Cuando el barco iba llegando eldoctor bebi6 el contenido de los fras-cos, luego fue a la Universidad JohnsHopkins y se entreg6 en manos de susantiguos profesores, les dio sus notasque habfa hecho en China y les dijo:"Quiero que experimenten conmigo,hagan to que puedan, salvenme la vidasi es posible; pero de alguna maneraencuentren remedio para la gente deChina. Afortunadamente pudieron cu-rarlo y salvar su vida y la de miles

Aunque en Jesus no habia pecado,El se identific6 con pecadores comonosotros y busc6 un remedio paranuestro pecado, y este remedio fue elsacrificio de sf mismo.

70. El rey Salvador

CRISTO

El rey Baber de la India era unbuen prfncipe que habia todo to quele era posible para el bienestar de suss6bditos, pero entre ellos fenia a unsoldado el cual era su mortal enemi-go; cierto dfa paseandose el rey dis-frazado por la ciudad para vet decerca el ambiente de su pueblo sedesarro116 la siguiente escena: Un ele-fante se habfa escapado y destruia consus gigantescas patas todo to que en-contraba a su paso. Muy cerca de suspies estaba un pobre nifio de la castsde los parias, el cual se edcontrabatendido en el serlo medio muerto dehambre, nadie se atrevia a levantarloya que si to hubiese hecho todos lehabrfan aborrecido; en aquel mismoinstante el rey se lanz6 sobre el nifioy to arrebat6 con un rapido golpe, sal-vindole asi de una muerte tragica. Enel mismo momento de levantar al nifiose le cay6 de la cabeza el turbante ydescubrieron todos que era el rey,causando un asombro general.

Entre los concurrentes se encontra-ba su mortal enemigo, el cual al vet elacto de valor del rey, se derrib6 asus pies y le confes6 to que intentabahacer.

-Sefior, yo soy to enemigo; habfaresuelto matarte hoy, pero el que sal-va la vida es mayor que el que la des-truye; mis manor nada pueden contralos que Dios protege. Toma mi espaday mats a los que to quieten matar.

El rey tomb el soldado por la manoy to levana6; y con una sonrisa ilenade bondad le dijo:

SU SACRIFIC10

-De ningf n modo; toma to espaday empl6ala desde ahora en mi servi-cio; desde hoy to hago guardia de mipalacio.

Desde entonces fue uno de los Sol-dados mss fieles y mss valientes delrey Baber.

LNo nor recuerda esto la historia deJesus el Rey de reyes, el cual suncuando nosotros eramos pecadores nosperdon6 y nos ha hecho principes conEl, y Sacerdotes?

Amor de madre

Hate afios una madre viuda, joven,viajaba a pie por las montafias deEscocia cuando le sorprendi6 una tem-pestad de nieve que le impidi6 llegara su destino. A la mafiana siguienteal hallarle helada, descubrieron quese habfa quitado toda su ropa exte-rior para abrigar con ells a su hijitoa quien- encontraron vivo gracias a talprotecci6n.

E1' pastor que hizo el entierro deesta madre abnegada, sulfa contrr confrecuencia esta historia como ilustra-ci6n del amor de Dios, y asimismo suhijo, tambi6n pastor afios mss tarde.

Una noche el predicador conr6 unavez mss esta emocionante historia ypocos dial despues recibi6 recadopara visitar a un hombre muy enfer-mo quien le dijo:

-Usted no me conoce, porquesunque he vivido muchos afios enesta ciudad nunca asistia a las igle-sias;, pero el otro dfa pas6 por delantede su Iglesia y oyendo cantar me diola vida para salvar a su hijo y explic6usted tan claramente que tal amor esuna ilustraci6n del amor de Cristo quedin su vida por nosotros, que por pri-mera vez comprendf la grandeza deeste amor. Yo soy aquel hijo por elcual su madre muri6 helada y he que-

72.

No to perdi, to di

73. Jesus escogi6 el dolor

41

rido hacerle saber que mi madre nomuri6 en vano. He aceptado a Cristoy muero salvo. El sacrificio de mimadre ha servido para salvar mi cuer-po y mi alma.

Contado por Norman Mc. Leod

Un capellin del regimiento estabahablando a un soldado en un hospital.

-Usted ha perdido un brazo parauna Bran causa le dijo el capelUnpor consolarle.

-"No -dijo el soldado con unasonrisa-i no to perdi, to di".

De la misma manera Jesus no per-di6 su vida, la dio. El nos hate ob-servar claramente que su prop6sitofue morir para que nosotros pudi6ra-mos set perdonados e it con El alcielo. (Comparese Juan 10:18, conotros pasajes bfblicos).

Moody Monthly

Es bastante probable que los grie-gos que querian vet a Jesus, vinieranpara sugerirle que dejase a los judiosy fuese a Grecia; pues la tradici6nnos dice que el prfncipe de Edessaenvi6 una embajada a Jesus para pe-dirle que fuera a ere lugar, 6stos grie-gos advirtieron probablemente la tor-menta que se cemfa sobre la cabezade Jesus; se dieron cuenta que termi-naria en desastre y en muerte, si con-tinuaba entre los judios. Es, pues,probable que hubieran ido a invitarlea dejar Palestina, e it a Atenas, dondelas mentes de los hombres Bran abier-tas y liberales; donde sus enseiianzasserian apreciadas, y donde podrfavivir por mucho tiempo como maes-tro honrado y respetado. LPara qu6 ita Jerusalin donde le esperaba el de-sastre? iSal y ven a Atenasl

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Jesus vio muy claramente la encru-cijada y asi le ofmos soliloquiar: "Sfel grano de trigo que cae en la tierrano muere, queda solo; mss si muere,lleva mucho fruto". - Stanley Jones.

Muri6 por Nuestros Pecados

Hace unos doscientos afios existiaen Formosa una tribu que acostum-braba cazar cabezas humanas parapresentarlas a su dios. En el afio quelleg6 a ser jefe Goho se cazaron cuerenta cabezas, y Goho sugiri6 que de-dicasen s61o una de estas al a - o,esperando que dentro de cuarentaaiios abandonarfan completamente es-ta practice salvaje; pero despues deeste tiempo no quisieron dejar estacostumbre, y al fin Goho consinti6continuar con ella con la condici6nque to dejaran a 61 elegirla.

Les dijo que a medio dfa, por de-tras del temlo pasarfa un hombrevestido de rojo y que a ese podfanmatar. Lo mataron con 12 flechas, yal cortarle la cabeza quedaron horro-rizados al ver que era la de su amadojefe Goho. La tribu se arrodill6 conamargo arrepentfmiento y prometieronnunca mss cazar cabezas.

Jesus, nuestro Jefe, entreg6 su vidapara libramos de nuestros pecados.

75. Dio su vida por sus amigos

Al final de la primers guerre euro-pea, un destacamento de soldados in-gleses esperaba entrar en un pequefiopueblo cerca del Rhin (Francis) cuan-do repentinamente un soldado sali6corriendo de un edificio gritando:"Alerts". instantaneamente una des-carga de rifles le dejaran muerto enel suelo.

Pero la advertencia salv6 a la com-pafffa de una emboscada. El destaca-

mento luch6 haciendo retirar al ene-migo y pronto se supo la historia delque les habfa salvado. Era un soldadode la guardia real irlandesa, prisio-nero de los alemanes, quien conocien-do los planes del enemigo esper6 elmomento oportuno y sacrific6 su pro-pie vida para salvar la de muchoscompatriotas. Reconocidos y conmo-vidos los ingleses le dieron una bue-na sepulture poniendo sobre ella unacruz con este texto: "A otros salv6,a sf mismo no se pudo salver".

Estas fueron precisamente las pa-labras que los judfos lanzaron contraCristo Cuando estaba pendiente de laCruz. No pudo salvar a otros y a sfmismo a la vez, y prefiri6 sacrificarse61 en favor de otros, incluso de aque-llos que le crucificaron.

76. La grandeza del amor

A principios del afio 1951 se in-cendi6 un tranvfa en la Avenida Cha-pultepec de la Ciudad de M6xico. Lagenie, presa de panico, se lanz6 ha-cia la puerta y arro116 a una humildesirvienta que llevaba una niffa en losbrazos La heroics mujer cubri6 consu cuerpo a su criatura, y cuandola gente dej6 de pasar sobre ells, fuelevantada gravemente herida, pero lanffia no tenia un solo rasgufio. Lamujer muri6 el mismo dfa en el hos-pital pero con su muerte salv6 la vidade su hija.

Esta es una ilustraci6n imperfectadel amor de Cristo por las almasperdidas.'

77.

J,No es verdad que to am6?

CRISTO

Of contor esta historia en Houston(Texas) -dice el Dr. Scarborougb.Un joven empleado sali6 de su ofici-na al oscurecer y vio un tumulto en

SU SACRIFICIO

la calle. Al acercarse observ6 un ca-ballo desbocado y una muchacha en-loquecida, puesta en pie sobre uncarro, tratando de alcanzar las rien-das. La gente coma por todas partespara no ser atropellada; pero Cuandoeljoven lleg6 mss cerca se dio cuentade que la joven en peligro era aquellaa quien 61, unas pocas semanas antes,habfa prometido tomar como compa-ffera de su vida, y sin pensarlo un ins-tante corri6 hacia el caballo tratandode contenerles. El animal estaba tanenfurecido que to llev6 de un lado aotro, pero el no desisti6. Estaba tra-tando de salvar a la persona que mssamaba y ello le dabs fuerza. Final-mente logr6 contener el caballo, peroeste en un brinco supremo hizo caerel carro sobre 61. Le levantaron San-grando por la boca, ofdos y la nariz.

La joven salvada se hallaba a sulado en el hospital, arrodillada al piede la cams mirando con ternura lacabeza vendada del moribundo, cuan-do este 1e-dijo con voz debil:

-Mildred, Lno es verdad que to heamado?

Yo veo a Dios desde el Calvario,en la persona de Cristo enviado parasalvarme, mirarme con Ojos doloridosy llenos de compasi6n decirme:

-Luis Scarborungh, Lno es verdadque to he amado? La Cruz del Cal-vario es la mss grande expresi6n delamor de Dios al pecador.

713. Una vida puesta en rescate porotras

Hace algunos anos, un tren queatravesaba los vastos despoblados de1os Estados Unidos, fue el escenario,de un espectaculo terrible. El fogo-nero del tren habfa abierto la puertadel horno para echar mss carb6n. Enel mismo instante una columns de aireque entr6 por la chimenea arroj6 una

liamarada de fuego en el rostro deaquel hombre, quien loco de dolorabandon6 su puesto, no cerrando lapuerta como debfa, to que llev6 a lasllamas a prender fuego en el dep6sitodel carb6n.

La poderosa maquina marchaba agran velocidad, y nadie podia ocu-parse del control de la misma. Losviajeros que habian montado en aqueltren eran vfctimas del miedo y elterror, viendo su tragico fin.

De repente Josh Sieg, el maquinistadel tren avanz6 entre las llamas hastallegar a la puerta del horno; con unsupremo esfuerzo cerr6 la puerta queestaba casi incandescente, parando eltren a continuaci6n. Cuando volvi6 asalir de aquel mar de fuego su cuerpoestaba envuelto en llamas, y sin dila-ci6n se precipit6 en el dep6sito delagua, para mitigar su dolor. Lo saca-ron al momento, pero el cuerpo deaquel h6roe, dio su espiritu, victimsde tan terribles quemaduras.

El tren ya habfa parado, y aquellossetecientos viajeros se habian congre-gado ante el cadaver de su Salvador,mostrando en sus rostros el profun-do agradecimiento que sentfan haciaaquel que les habfa salvado la vida.

Cristo, puso su vida en rescate demuchos. Es preciso expresarle tambiennuestro agradecimiento.

79. Comprendf6 la ilustraci6n

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Un pastor estaba de vacaciones encase de un granjero que no era cris-tiano; pero cuya esposa habfa estadoorando por 61 por mucho tiempo. Portal raz6n el servidor de Dios esperabala oportunidad para explicarle el valordel sacrificio del Calvario. Cierta ma-fiana el granjero pidi6 al pastor quele acompafiara al gallfnero. En unode los cuevanos vio una gallina conuna niada de polluelos sacando sus

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cabecitas por debajo de sus alas.-T6quela, sefior X, dijo el Labra-

dor. El pastor puso su mano sobre lagallina y sinti6 que estaba frfa; teniauna pequefia herida en su cabeza.Una comadreja le ha chupado la San-gre, y ella no se movi6 por terror deque el animalucho pudiera dafiar asus pollitos.

-"Oh le dije, permitame mostrarlecon esto una ilustraci6n de to quehizo Cristo por nosotros, El Illev6todos Los sufrimientos de la Cruz sobresi part libramos a nosotros. Podiahaberse movido y salvado su vida,pero no to hizo part que usted y yopudi6ramos ser protegidos bajo susalas. Si El hubiese abandonado suobra, nosotros hubi6semos sido perdi-dos.

El labriego comprendi6 el ejemplo,y acept6 al Sefior Jesucristo como suSalvador.

80. Muri6 pare dale Vida

A un estudiante de seminario, decarecter firme, le preguntaron por queIlevaba una vida consagrada y piadosacasi al extremo.

"Cuando yo estaba por pacer bubocomplicaciones graves", contest6 elestudiante. "El doctor sa1li6 al pasa-dizo donde esperaba mi padre y ledijo: "No hay espeanza, no podemossalvar a Los dos. Usted tendre quedecidir, Lsalvamos a su esposa o a suhijo?" Sin vacilar un momento mi pa-dre dijo: "Salve a mi esposa".

"Mi madre oy6 la conversaci6n porel tragaluz que estaba abierto, y dijomes fuerte y con mss insistencia quemi padre: "iSalve a mi hijo! iSalve ami hijo!"

"Yo estoy viviendo por ells quemuri6 por mf, y por mejor vida queyo lleve nunca sera suficientementebuena".

El sacrificio de amor de aquellamadre por el hijo que tun no hablanacido es poco al compararlo con elamor de Dios por nosotros. (Lea Ro-manos 5:8).

81. El muchacho holandes

CRISTO

Ya hate bastantes afios un mucha-cho se paseaba cerca de Las murallllsque contienen el mar en Holanda, alarga distancia de la poblaci6n. Figu-rosele oir de repente un singular rui-do, como el murmullo de alguna co-rriente que pugnase por buscar susalida. Mir6 pues a su alrededor y vioque, ciertamente, habit un pequefioagujero en la muralla del mar, pordonde salia el agua con impetu, agran-dandose por momentos.

Pidi6 el nifio auxilio, dando des-compasadas votes; pero se encontrabademasiado lejos de quien podia oirle,y convenci6se al instante que sus gri-tos eran completamente in6tiles. Eraun muchacho animoso, y no quisovolver a su cast en busca de auxilio,temiendo que a su vuelta se hubieseensanchado la abertura por donde elagua se precipitaba.

En tal conflicto, se acerc6 al agu-jero, y metiendo su propio brazohasta el codo, tapolo enteramente, im-pidiendo con tal atrevido ardid, la sa-lida del agua.

Vino entretanto la noche con sussombras, y aunque continuaba con se-mejante actitud dando votes de so-corro, su voz se perdfa en el espaciosin ser oida, mientras que su brazo ycostado se iban entumeciendo del frio.Estando ya a punto de ceder de suempefio, acord6se sin duda de todossus familiares y pensando que tal vezestarfan entregados al suefio tranqui-lamente sin conocer el gran dafio quepodia venirles, si sacando su brazodejase libre la abertura de Las aguas,

SU SACRIFICIO

pudiendo inundarse su cast y toda lapoblaci6n, estremeci6se de s61o pensareso y continu6 en su resoluci6n, so-portando sus sufrimientos. De estemodo durante toda la noche el pe-quefio heroe se mantuvo en su puestomientras Las aguas azotaban con furiaLas murallas, y el tire sutil y heladole ponia aterido do frio.

Vino por fin la manana y fue ha-llado por un obrero que casualmentepor alli pasaba, sosteniendo alin consu debil brazo el empuje de Las aguas,exanime y tieso de frio.

Renunciamos referir aqui el inmen-so entusiasmo y el agradecimiento quesemejante hecho produjo en Los habi-tantes de aquella comarca, hasta elpunto de erigirle un monumento conesta inscripci6n: "Al salvador de estepais„.

Hubo un Ser Admirable que impi-di6 que Las aguas oscuras y terriblesdel pecado de la muerte y del infiernonos ahogasen, Jesus, quien sufri6 pornosotros la pena terrible y la agonlade la-cruz, para que, poniendo nuestrafe y confianza en El, pudi6ramos estarseguros y felices.

82. Una vida salvada por ancordero

En la fachada de una Iglesia enInglaterra, se puede ver esculpida lafigura de un cordero, y hay una his-toria veridica que to explica. Es comosigue: Muchos afios ha, cuando aque-lla iglesia se estaba edificando, unobrero que estaba trabajando sobreun andamio, a gran altura del suelo,se retir6 un poco para ver el efectode su obra; pero fue mss alli delborde del andamio y cay6 al suelo.Sus compafieros vi6ndolo caer de tangrande altura to dieron por muerto.Sin embargo con gran sorpresa le vie-ron levantarse y retirarse al parecercompletamente ileso. Uno de Los com-

83. EI sacrificio de la seiioritemillonarfa

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pafieros fue tras 61 para acompanarlea su cast.

-Di, Tomes, Lqu6 fue to que tosalv6 la vida? -fue la inmediata pre-gunta de su camarada.

-Pues mira, fue ese cordero.Y era la verdad. Precisamente

en el lugar de la desgracia estabanpaciendo algunas ovejas con sus cor-deros, y el hombre habla cafdo enci-ma de un corderito.

Muri6 al instante el cordero perola vida del hombre fue salva.

-TTomes, -dijo su amigo, si nohubieras caido encima de este corde-ro, to hubieras matado! Lqu6 hubierasido de to alma?

-jAh! -dijo el hombre- to queme ha sucedido boy me ha abierto Losojos. Veo que no merezco otra costque la ira de Dios.

-Es cierto -respondi6 su amigo-.Pero puedes dar gracias a Dios deque hay otro cordero que Libra de lamuerte. Toda la ira que merecen tuspecados cay6 sobre Jesus, "el Corde-ro de Dios que quits el pecado delmundo" sufriendo la muerte de cruz.El muri6 para que to pudieses vivir.

Se esculpio en la piedra un cordero,como recuerdo del suceso; y por mu-ehos afios, despu6s, cuando aquelhombre vefa aquel cordero, le recor-daba el dia que se salv6 de dos muer-tes. La manera como habit side salvoen su accidente fue un ejemplo de lafnica manera que podia ser salvo dela muerte etema. Desde aquel dinconfi6 en Cristo como el verdaderoCordero de Dios, como su Salvador,y podia decir: "El me am6 y se dio asf mismo por mf ".

Una sefiorita cristiana americanavino a hallarse en posesi6n de unacuantiosa fortuna que quiso adeninis-

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trar ella~misma para fines caritativos.Con tal objeto se propuso acercar-

se a los pobres para conocerles, y sin-tiendo que sus riquezas le eran un im-pedimento, coloc6 toda su fortune enel banco de tal modo que ella mismano pudiera sacar nada en el t6rminode un aho. Alquil6 una vivienda enuno de los barrios mas humildes ytrabaj6 para ganar su sustento. Asi tra-b6 muchas relaciones y en ocasionesfue ayudada por sus propios vecinosque compadecfan su aparente desam-paro. De este modo lleg6 a conocerexperimentalmente los apuros de la po-breza y aprendi6 a distinguir entre losmenesterosos dignos y los vagos deprofesi6n. Anhelosa esperaba el mo-mento de poder manifestar su verda-dera condici6n y asi pudo levantar yayudar a mucos cuando el tiempose cumpli6. Los mismos pobres sentianun respeto sagrado por aquella mujerque de tal modo se habia sacrificadoy trataban de evitar que nadie abusa-ra de su bonded para que ella pudiesecumplir sus prop6sitos del modo miseficaz.

Nuestro Sefior se hizo pobre siendorico por amor a nosotros. LNo trata-remos de ser sus servidores y coope-radores del modo mas leal?

3. SUSTITUCION

84. Un telegrams oportuno

Un joven telegrafista estaba opri-mido desde hacia algun tiempo por elsentimiento de sus pecados y suspi-raba por la gracia del perd6n. Unamafiana estando de servicio tuvo querecibir y transmitir un telegrams- Congran sorpresa descifr6 estas palabras:"He aqui el Cordero de Dios quequita el pecado del mundo". Un cris-tiano que se hallaba de viaje telegra-f aba este texto en respuesta a la carte

CRISTO

de un amigo que le pedia consejosobre la salvaci6n de su alma.

El mensaje estaba destinado Paraotro, pero el que to transmiti6 reci-cibi6 por su medio la vida eternaaprendiendo a poner su confianza enla obra redentora de quien, fue sacri-ficado como un cordero para nuestrasalvaci6n. - Spurgeon.

85. Sacriffeio de an negro

Un oficial del ej6rcito ingl6s que sedirigia a la India acompaiiado de suesposa y dos hijitas, fueron invitadosa visitar el buque insignia del almiran-te. Durante la visita dej6 las nifias alcuidado de un criado negro de 18afios, que les acompafiaba en el viaje.Durante su ausencia, se levana6 snbi-tamente una gran tempestad que pusoen peligro el barco donde se halla-ban las nines. Mientras la embarca-ci6n estaba hundiindose lleg6 un botedel buque insignia para salver a losnaufragos. La tripulaci6n, se preci-pit6 en 61, y el muchacho negro aldescubrir que no habia lugar en elbote para 61 mismo y las nines, porexceso de carga, puso a estas en elbote y se ech6 al mar, donde pereci6engullido por el remolino que produjoel buque al hundirse. He aqui unailustraci6n del amor de Cristo que sesacrific6 por las pobres criaturas des-validas de este mundo incapaces dehallar salvaci6n excepto por su sacri-ficio.

86. En memoria de mi

"Porque todas las veces que comid-riis este pan, y bebi6reis esta cops, lamuerte del Senor anunciais hasta quevenga". "Haced esto en memoria demiss.

Un dfa el evangelists Moody estabapaseandose en. un cementerio nacio-nal, cuando vio a un hombre llorand3

NUESTRO SUSTITUTO

junto a un sepulcro al mismo tiempoque to cubria con hermosas flores.El sehor Moody se acerc6 para conso-larle si fuera posible y le pregunt6:

-4Por qu6 flora, amigo; es 6sta latumba de su padre?

-No, senor -contesto el anciano.-ZEs el sepulcro de su madre?Y otra vez la respuesta del anciano

fue negativa.-Entonces Lqui6n esta sepultado

allf, si no es nadie de su familia?El hombre respondi6:-El asunto es muy sagrado para

mf y hablo con pocas personas sobre61, pero viendo que tiene tanto interisen saberlo voy a decirselo. Durantela guerra civil mi gobierno me llam6para alistarme en el ej6rcito peropuesto que tenia una familia grandey todos mis hijos eran pequenos se mepermiti6 buscar un substituto. Al finto consegui, y en la primera batallami substituto muri6, y en este lugardonde he depositado las flores fuesepultado. -Muri6 por mi, y en su me-moria -pongo estas flores en un sepui-cro cada afio.

He aqui c6mo los cristianos debenconmemorar la muerte de Cristo enla Cena del Senor.

87. Abnegaci6n sublime

Un noble romano era perseguido amuerte por sus enemigos. Con el finde salver su vida, uno de sus siervos,que ameba mucho a su sefior, cambi6con 61 sus vestidos, sabiendo que deesta suerte exponia su vida. Efectiva-mente, fue capturado y muerto, que-dando su amo en libertad. Como re-compense a tal abnegaci6n, un mo-numento a este fiel siervo fue erigidoen una de las calles de Roma.

El amor de Cristo es, empero, mu-cho mayor para con nosotros, ya quefue El, el Sefior y Soberano, quien dio

88. Heroico sacrificio

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su vida por los servidores desobedien-tes y desagradecidos LNo merecemucho mas un monumento en oues-tros corazones y en nuestras vidas?

El gran evangelista Billy Sundaycuenta de cierto buque que, comoconsecuencia de una averfa haciaagua, la que inutilmente trataban desacar los tripulantes manejando lasbombas. La entrada del liquido ele-mento superaba a sus esfuerzos, vien-do to cual, el capitin mand6 formarla tripulaci6n y dijo:

-Es inutil fatigarse mas, ya ques61o retardamos nuestra muerte. Elremedio consistirfa en que alguien ex-pusiera su vida en favor de los demis,tratando de taponar la abertura delagua. La empresa es arriesgadfsima,pero es la 6nica esperanza. LQuiin sedecide?

Todos comprendieron la necesidadde tal sacrificio, pero cada uno pen-saba: Ojali que alg6n otro se ofrezca.Los momentos pasabaa en silencio,haci6ndose la situaci6n cada vez masangustiosa. Una voz rompio el silen-cio.

-Yo ir6, padre mio.El padre no podia negarse a tal

ofrecimiento y con el coraz6n dolo-rido dio el ultimo abrazo al hijo, Ian-zandose 6ste sin p6rdida de tiempo alas agues, dispuesto a la peligrosa ta-rea. Pronto se dej6 sentir el efecto deesta ayuda externa; las agues disminu-yeron ripidamente, pero el hijo delcapitAn no reaparecfa. Su cuerpo fuehallado entremetido en la abertura.Todos comprendieron to ocurrido. Eljoven no hal16 mis ripida manera deatajar el Paso de las agues, cuyo em-puje hacia imitil todo otro intento. To-dos lloraron de emoci6n ante su ca-

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diver, exclamando: "ILo hizo pornosotros!"

89. Desde que la abeja pic6 amama

A una niiia de corta edad que pe-dia ingresar en la Iglesia, pregunt6leel Pastor desde cuindo era convertida,a to que ells respondi6: "Desde quela abeja pic6 a mama". Ante la ex-pectante hilaridad de los presenter ex-plic6 luego que su conversi6n habiatenido lugar cierto dia en que unaabeja entr6 en la habitaci6n. Ella ha-bia tratado en vano de defenderse delinsecto, hasta que vino a escondersebajo-el delantal de su mama y la abe-ja posandose sobre el brazo desnudode 6sta clav6 en 61 su aguij6n. Lamadre asegur6 entonces a la nina quepodia salir y hasta jugar con la abejasin temor. Ante las expresiones depena y simpatfa de la nina por eldolor de la madre, la piadosa cristianaaprovech6 el incidente para explicarlec6mo Cristo sufri6 por nosotros en lacruz, y por tal raz6n nosotros pode-mos afrontar sin miedo la muerte; 6stapuede rondar a nuestro alrededor perono tiene poder para herimos grave-mente. La nifia comprendi6 y acept6desde aquel dia el plan de la Reden-ci6n.

90. El terremoto de Yokohama

En una aldea japonesa, en ocasi6ndel mss terrible terremoto que azot6al Jap6n, sucedi6 quo toda la aldeafue press del incendio, cuyo progresoespantoso devor6 ripidamente las ca-sas de madera, bambu y biombos depapel, en unos cuartos de hora, ayu-dado ademis por el huracin.

Las madres, escapando con sus hi-jitos en brazos se refugiaron en un

91.

El 6ador

CRIS rO

cercado junto a la estaci6n del ferro-carril, donde no existiendo edificioscercanos pudieron creer en una pro-bable salvaci6n.

Pero el huracAn lanzando sobreellos papeles y maderas ardiendo aca-b6 su mala obra.

Cuando, despu6s del siniestro fue-ron a buscar sus cuerpos muertos,bajo los mismos hallaron a muchoshijitos vivos. Las madres les habfanguardado bajo sus cuerpos, salvin-doles.

Habfa una vez en una escuela unmuchacho tan malo que el maestroya habia perdido todas las esperanzasde hacerle cambiar, no valian para 61los castigos, ni tampoco los golpes,era uno de esos que le llaman casosimposibles

Cierto dia, cuando habia acabadode cometer cierta fechorfa, to casti-garon delante de todos los muchachosde la escuela para que a la vez sirvie-ra por ejemplo. Pero cull no seria lasorpresa de los proiesores, hasta delmismo nino travieso, al ver que entrelas mesas se levantaba otro muchachomucho mss pequeno que 61, el cualdijo a los profesores:

-No le peguen mss, por favor;denme a mi los castigos que 61 me-ri:zca.

Hubo unos momentos de silencioen toda la clase, nadie se atrevia ahablar, los maestros se miraban unosa otros con mirada extrana, hasta queoptaron por aplicarle los castigos quemerecfa el delincuente. Las lagrimasde 6ste no tardaron en correr carsabajo al ver la abnegaci6n de su com-panero, y esto fue el mayor estimulopara que se hiciera el fume prop6sitode portarse bien, para que el otro notuviera que recibir los azotes de sucastigo.

NUESTRO SUSTITUTO

Desde entonces, aquel nino, queparecia un caso imposible, lleg6 a serun modelo para los otros alumnos deescuela.

92. Historia conmovedora

Era un gran buque que regresabade uno-de sus viajes por Oriente. Des-pu6s de unos cuantos dfas de hermosay pr6spera navegaci6n, habia empe-zado a hacer agua, cuya entrada nose podia averiguar.

Al prepararse a abandonar el bu-que se vio que los buques no basta-ban para la tripulaci6n y pasajeros; ydespu6s de discutir sobre to que tenfaque hacerse, se acord6 que para nodar lugar a disputas ni a confusi6n, elderecho de entrar en los botes serfsdeterminado a suerte. Habiendo cal-culado el exacto n4mero que podfanAevar los botes, se pusieron otras tan-tas tiras grandes de papel, mezcladascon otras mss pequenas; aquel quesacase una grande tendria derecho albote, los que pequena se quedarfanon el buque.

Entre los pasajeros venfan de vuel-ta a su pafs un comerciante y su es-posa. El habia sacado una tira gran-de... iella pequena! Ya estin los botesprepaaarss para el peligroso viaje y seda la orden de que pasen a ellos losque tienen la suerte, sin dilaci6n, pueslos momentos son preciosos. El comer-ciante fue uno de los primeros quese apresur6 a tomar su lugar en elbote. Indigno de la condici6n de es-posat, Vstaba pronto a abandonar a sumujer. Todos los que estan a bordoven la acci6n con sorpresa e indigna-oi6n.

Un valiente marinero que habia sa-cado buena suerte, estaba junto a laescalera; y al pasar por su lado el co-

merciante le dice, poni6ndole su ro-busta mano sobre el hombro, con in-dignaci6n y repugnancia:

-Mal marido, Icon que es ustedcapaz de abandonar a su mujer?

Y luego, volviindose a la tembloro-sa senora le dijo:

.Allf, sefiora, alli; tome usted misuerte, yo tomarb la suya. Vaya ustedcon su marido, yo tomar6 la suerte delos que se auedan.

El marinero de noble coraz6n nopereceri sin embargo: casi en el mis-mo tiempo se divisa un buque en elhorizonte que viene ripidamente enauxilio del que se hundfa por momen-tos. Todos se libran de la muerte, ypoco mss tarde llegaron salvos a supais.

IQui6n leers esta sencilla narra-ci6n que no admire la noble y desin-teresada generosidad del marinero?Pues esto no puede compararse a laacci6n de sacrificarse a si mismo elSalvador, por el cual los hombres car-gados de pecados, son no s61o libra-dos de los horrores de la muerte; sinoinvestidos de los poderes y privilegiosde una eterna y bienaventurada vida.

93. Emblema de la ezpiaci6n

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La Sra. A. Bonard cuenta comotrat6 de hacer comprender la doctrinade la expiaci6n a un nino sordo-mudo.Dibuj6 sobre la pizarra una multitudde gente, j6venes y viejos cerca deun gran abismo del que salfa humo yllamas. Al lado puso la figura de unoque descendfa del cielo para repre-sentar a Jes6s el hijo de Dios y porsenas le hizo entender que este ser di-vino suplic6 a Dios en favor de losque tenfan que ser arrojados al abis-mo, sufriendo El en la cruz por ellos.

El niiio pregunt6 por signos comopodia ser que Dios perdonara a tan-

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tos por los sufrimientos de uno solo.En via de ilustraci6n la sefiora sac6su precioso anillo de oro y piedraspreciosas y to puso a un lado, al otrolado de la mesa puso unas margaritasdel jardin y pregunt6 Lqu6 valfa mas?61 uno o los muchos. El nifio com-prendi6 la ilustraci6n y reconoci6 aJesus el Unig6nito hijo de Dios, alSer supremamente digno, que muri6en sustituci6n de los que tan poco va-lemos, y le recibi6 como su Salvador.

94. Muriendo por otro

En los dfas cuando la gran Chinaera imperio, a un sdbdito condenadoa muerte le era permitido comprar unsubstituto. Por to general se comprabaun hombre pobre, que con su sacrifi-cio procuraba levantar a su familiade la miseria. La sentencia era envia-da al Emperador para que la firmara,y luego devuelta al juez quien fallabala causa. El dfa sefialado, el verda-dero reo era llevado al lugar de la eje-cuci6n, el juez procedia a leer la sen-tencia, y luego llamaba al verdugopara que cumpliera la condena. Enese momento el substituto se acercabay se hincaba con su cabeza inclinadahacfa la canasta: un golpe de espaday la ley quedaba satisfecha. El juezentonces anunciaba libre al legitfmocriminal, quien perdia su nombre, ypor el resto de su vida era conocidopor el nombre de su substituto.

Con canata mayor raz6n deberfa-mos los cristianos ser conocidos porel nombre de Cristo, quien se hizopobre siendo rico para que con supobreza fu6semos nosotros enrique-cidos.

95. Esquilo y su hermano

Esquilo fue condenado a muerte

CRISTO

por los atenienses y estuvo a puntode ser ejecutado, pero Amentos suhermano habfa llevado a la victoriaa los atenienses aunque 61 habfa per-dido una mano en la batalla.

Al saber la setencia que pesabasobre Esquilo, fue al juzgado en elmomento en que debian fallar los jue-ces y ante ellos levana6 el resto desu brazo. Aquella acci6n les record6to que habfa hecho por su patria yperdonaron a Esquilo.

Asf por los m6ritos de Cristo so-mos perdonados.

96. Sojeta las cadenas

Un martir condenado a morir enla hoguera, acababa de elevar unafervorosa oraci6n dando gracias aDios por el privilegio que le concediade sellar su fe con su propia vida;pero viendo que el verdugo emociona-do paraba poca atenci6n en sujetarlea la estaca, inclin6se y dijole: "Amigomfo sujeta'bien la cadena". Tenia mie-do de la flaqueza de su carne cuandoel dolor del fuego arreciase. Pero,Lqu6 cadenas ataban a Cristo en lacruz? S61o las de su amor.

97. 10gdelidad de an siervo

Un siervo romano, al saber quebuscaban a su amo para matarlo sevisti6 con la ropa de 6ste para que tocogieran a 61 en vez de su amo. Elamo hizo que se construyera una es-tatua de bronce de aquel fiel siervo,como monumento a la fidelidad, alamor y al servicio que le habfa dadoeste fiel servidor y amigo.

4Qu6 monumento debemos erigirnosotros a Jesucristo, quien, al vernoscondenaos a una muerte eterna, des-cendi6 del cielo y muri6 para damossalvaci6n? Se hizo siervo para sal-

NUESTRO SUSTITUTO

varnos. Nosotros debemos entoncesIlevar una vida obediente y dedicada alos intereses de su reino para mos-trarle nuestra gratitud y lealtad.

98. En el Congo

Una de las mayores dificultadesque encontr6 el c6lebre viajero Stan-ley en Africa, era la inveterada incli-naci6n al robo en los indfgenas quetenia a su mando. A poca cosa sereducia el c6digo de honor que regfaentre ellos y sus costumbres perverti-das habfan atrafdo ya mas de un de-sastre a la expedici6n de Stanley. Sehacfa pues forzoso poner tdrmmo asemejante estado de cosas y tajar to-da infracci6n.

Decidi6 pues Stanley, y to hizosaber por todo el campamento que elprimero, que cometiera un robo seracastigado con pena de muerte.

Pero lCual no fue su dolor y suasombro, cuando supo que el primeroque fue ; hallado en semejante delito,era Uledi, el mas valiente y noble, elmejor de sus compaiieros negros! Ule-di, que habfa salvado la vida a mas decien personas, y a Stanley mismo...LDeberia morir?

En vista de esta grave dificultad,Stanley reuni6 en consejo a sus su-bordinados, les expuso la gravedad delcrimen cometido por Uledi y el casti-go de muerte que debfa sufru.

Uledifue sentenciado a ser azotadoal instante con latigos.

Stanley pronuncfo la sentencia enpie, en medio de un grupo de hombresmudos de espanto, y Uledi se echa asus pies aterrado para sufrir el eas-tigo.

En aquel momento rompiendo elcirculo un hombre a quien Uledi ha-bfa salvado la vida en una ocasi6nde un gran peligro, se adelant6 ydijo:

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-iSeiior, aplfquenseme a mf la mi-tad de los goipes que Uledi debe re-cibir!

Despuds de 61 se acerc6 otro quecon lagrimas en los Ojos y con voztrimula dijo:

-LQuiere el sefior permitir a suesclavo que hable?

-Habla, dijo Stanley.Ponidndose de rodillas delante de

Uledi, y con voz entrecortada de so-llozos dijo:

-El sefior es sabio, nada ignora deto pasado, pues todo to escribe en unlibro... Yo soy un negro y no s6 nada.Apenas puedo acordarme de to quepas6 ayer; pero el senor no olvida...Todo to escribe en un libro; cads dfaescribe algo en dl. Que permita a suesclavo it a buscar el libro y volversus hojas tal vez se encuentre algunaspalabras a favor de Uledi. Tal vez sehalle en 61 que cierto dfa salv6 la vidaa Zaidi sacandole de las aguas espu-mosas de la catarata, y que salv6 lavida a otros muchos... Uledi solo,vale mas que tres de nosotros. iConqu6 atenci6n oye primero las palabrasdel seiior y cone luego a cumplimen-tar las 6rdenes! Seflor mirad en ellibro... Y si despu6s de esto la sen-tencia debe ejecutarse Shumari reci-bira la mitad de los latigazos y yo re-cibir6 la otra mitad... lQud el senorhaga to que es justo!

Stanley ech6 el latigo lejos de 61exclamandq:

-Uledi, es libre, Shumaria y Sa-yava son perdonados.

Apenas muere alguno por un jus-to; con todo podrfa ser que osara mo-rir alguno por los bondadosos. MasDios encarece su amor para con nos-otros porque siendo adn pecadores,

Cristo muri6 por nosotros.

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99. Un imitador de Jesueristo

Un admirable ejemplo de abnega-ci6n to dio durante la Iiltlma guerrael capellin del ej6rcito americano, te-niente Juan Washington, de Kearny,Nueva Jersey, quien muri6 al ser tor-pedeado su buque en el Atiintico.Durante el salvamento iba alentado atodos y recomendando calma, y porultimo cedi6 su chaleco salvavidas aun soldado quo por alg4n motivo quese ignora habia quedado sin salvavi-das. Los supervivientes cuentan habervisto a este piadoso pastor arrodi-Ilado, orando a Dios, mientras el buque se iba a pique.

100. Transformado por el amor

Habfa una vez en una escuela unmuchacho tan malo que el maestro,despues de haberle aconsejado y cas-tigado muchas veces sin resultado, tuvopor fin que expulsarle.

Al dfa siguiente, acudi6 la madredel muchacho a suplicar al maestroque to admitiese de nuevo.

-Me es imposible -contest6 ds-te-. Su mal ejemplo hace malos alos otros nifios. No puedo permitirque vuelva.

-Pero, sefior, Lqu6 Seri de 61? Siusted no to readmite iri de mal enpoor y serf un miserable. iTengacompasi6n de esta pobre madre!

Ante los ruegos insistentes de latriste mujer, el maestro se conmovi6.Sin embargo sabfa quo la readmisi6ndel perverso muchacho volverfa a sercause de disgustos y malos ejemplos,to cual 61 no podia consentir.

Al fin, una feliz idea vino a sumente.

-Si yo vuelvo a admitir al niio-dijo dirigi6ndose a los demis mu-chachos-, iquiin hay entre vosotros,ue quiere ser su fiador?

Despuds de unos momentos de si-lencio en quo s61o se ofan los sollozosde la madre, se oy6 una vocecita:

-Yo, sefior.Se trataba de un muchacho de diez

anos.-j6, Tomis? -pregunt6 el maes-

tro-. LSabes qud es ser fiador deto compaiero?

-Sf, sefior, que si dl se porta mal,sufrir6 yo el castigo.

-LY estis dispuesto a ello? -Sf,senor.

-Bien, pues que se siente a tolado el muchacho.

La madre march6 y el incorregiblemuchacho se sent6 al lado de sufiador.

Ese dfa no hubo castigo para To-mis ni tampoco al dfa siguiente. Des-de aquel momento un cambio mara-villoso se oper6 en el muchachomayor, siendo su conducta cada vezmis satisfactoria. Consideraba comocuesti6n de honor que su pequenofiador no fuese castigado por culpa de61, y to que ni las amonestaciones ycastigos del maestro ni las ligrimasde la madre habian podido lograr,fue conseguido por la actitud de supequeno companero.

Con el tiempo lleg6 aquel mucha-cho a ser ayudante en la escuela ymis tarde misionero en el Africa,donde pas6 el resto de su vida ha-blando a los negros de aquel otroFiador quo llev6 el castigo de nuestrospecados, cuyo amor y sacrificio es el6nico m6vi1 capaz de transformarnuestras vidas.

101. El juez page

CRISTO

Trajeron al acusado ante el juez,por haberse negado a pagar su viajeen taxi. Rog6 que le dieran tiempopara conseguir el dinero.

NUESTRO SUSTITUTO

-LD6nde to obtendri? -pregunt6ei juez.

-LNo me to podrfa prestar usted?contest6 el acusado.

F1 juez se qued6 admirado y di-t+ertido por la osadfa del acusado,sac6 su billetera y le alcanz6 to sufi-dente.

-Piguele al hombre -le dijo-,y no se olvide devolvdrmelo el si-bado.

Nosotros tambi6n tenemos una grandeuda de pecado, y no tenemos conqu6 pagarla. Nuestra 6nica esperanzaes apelar al Gran Juez. Y en su in-menso amor y bondad, se ofrece apagar toda nuestra deuda de pecado.En realidad, ya la pag6 cuando su-fri6 y muri6 en to lugar en la cruzdel Calvario. Muri6 por tus pecadosy los alej6 para siempre. (Juan 1:12-13).

102. El sustituto

Durante la - guerra Franco-Prusianay bajo of~mando del Principe Fede-rico, que mis tarde lleg6 a ser Empe-rador de Alemania, hubo un soldadoque desobedeci6 las 6rdenes de ladiscipline militar, y a quien un Con-sejo de guerra decidi6 fusilarle. Laangustia del condenado era muy gran-de, y al aproximarse la hora de laejecuci6n, le mandaron al capellin.Este trat6 de habiarle dici6ndole:

-LEsti usted dispuesto . a morir?No -replic6 el prisionero- no to

Catoy; pero no me aflige tanto la'" fiuerte como pensar en mi esposa y

niaos, on su tristeza, en su porvenir,wt la memoria quo les dejo, en losMos de pena y pobreza que tendrin

Aft pagar. !No me queda tiempo dePaw en mi alma, estoy desesperadol

Habfa en el regimiento un hombrecdstiano que se enter6 de esto, y llenodc compasi6n se dirigi6 al soldado di-

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cidndole: Oye to que voy haber. Notengo ni esposa, ni hijos quo me 110.ren, y como soy entrado en aSos, nome importa morir, porque me alegra-rd de estar con mi Seiior. Si me topermiten, morir6 en to lugar.

Hab16 al comandante y al capellinquo estaban muy conmovidos; perono pudiendo ellos decidir nada ape-laron al general. Este apenas podiacreerlo. Llam6 al viejo soldado y ledijo:

--LEs verdad que quiere usted mo.rir en lugar del delincuente?

-Si --contest6 el buen compa-fiero-- sf que quiero. Mi pobre amigono esti preparado para morir, y simuriese, perderfa su alma; yo puedomorir en su lugar, ya que la muerteno es pare mi nada mis que la entra-da on la vida eterna; y ademis misamigos pueden pasarse sin mf.

El general estaba peplejo, por quehasta entonces no se habia presenta-do un caso semejante, y no podia au-torizar la sustituci6n. Asf dej6 prierunos pocos dfas para presentar la cues.ti6n al prfncipe heredero. Este, queera un hombre verdaderamente noble,se conmovi6 grandemente al ofr laproposici6n y dijo al propuesto sus-tituto:

-Mi valiente amigo, no tengo au-toridad para quitar la vida de unhombre inocente; pero la tengo paraperdonar. En recompense a usted per-donar6 la vida a este hombre; aceptosu vida como si hubiese sido dada.Vaya usted ahora a decfrselo al con-denado.

La Palabra de Dios dice: "El almaque pecare, 6sta moriri".

Nosotros hemos infringido la leydivina como aquel soldado, y la pagade nuestra transgresi6n es la muerteeterna. La voluntad del Padre es quoninguno de nosotros perezca; sin em-bargo su misma justicia y santidad de-

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manda que sea castigado el perador.Por esto vino Jesus, el Amado delPadre, El dnico que conoce Jas pro-fundidades del amor divino y se ofre-ci6 como sacrificio por nuestros cul-pas.

El Principe perdon6 la vida deambos soldados, pero Dios no pudoperdonar a su Hijo, a causa de sugran justicia, sino que permiti6 quefuese quebrantado y humillado hastala muerte de Cruz. El fue castigadopara que nosotros tuviesemos Paz,perd6n y vida eterna.

103. Sacrificio y perd6n

Cuando dos j6venes fueron culpa-bles de inmoralidad, en el Ashramde Mahatma Gandhi, su coraz6n sedestroz6. El predicaba la pureza on laIndia y, sin embargo, la impureza ha-bfa invadido su propio Ashram. Tantriste estaba que empez6 a ayunar,durante seis dfas. Cuando esos j6-venes, no pudieron resistir alas que suamado sufriera se presentaron anteGandhi y rogaron ser perdonados yrestituidos a la hermandad, Lpodiahacerlo? Si, podia porque no seriaahora un perd6n facil el suyo. Era unperd6n que llevaba Jas manchas desangre de su propio sufrimiento. SiGandhi, como cabeza de la institu-ci6n, les hubiera ofrecido perd6n so-bre la base de su autoridad, hubierasido barato y facil, y no habrfa te-nido significado, por faltarle calidadmoral.

Si Dios nos ofreciera el perd6nsobre la base de la Omnipotencia Di-vina, como dicen nuestros amigos mu-suhnanes, Lpodrfamos aceptarlo? Lefaltarfa calidad moral. Serla un perd6ncarente de valor. Mas si nos ofreceperd6n, no basado en la Omnipoten-cia Divina, sino on el sacrfficio divino;si ofrece una mano atravesada por

clavos, entonces nuestro sentido moralnos permitirfa aceptarlo y valorarlocon una gratitud y afecto que no po-dia ser obtenido de otro modo. "Elamor de Cristo nos constrifie..." -Stanley Jones.

104. ;,No le amas

CRISTO

por eso, padre?

Un domingo por la noche un padrellam6 a los pequefios para ver quehabfan aprendido en la escuela Do-minical.

El no era cristiano pero to era suesposa, y sentia gozo oyendo comosus hijos contaban, al final de aquellajornada tan feliz para ellos, to quehabfan aprendido.

Con sus maneras sencillas los nifiosempezaron a referir to que el maestroles habfan ensefiado.

Dijeron que Jesus fue a prepararun lugar de gloria en los cielos paraaquellos que tenian que creer en El.La nina mfis pequefia miraba a supadre con unos ojos muy abiertosmientras sus otros hermanos contabanla historia y despugs de unos momen-tos le dijo: "Seguramente Jesus debfade amarnos muchfsimo Cuando hizotodo esto por nosotros, ono le amasto por eso?"

Luego prosiguieron contando desus sufrimientos, y escarnios, comofue maltratado y de que manera debi6sufrir; tambien dijo en esta ocasi6nla nifia: %Padre, no le amas to poreso?"

Y por ultimo sus hermanitos con-taron al padre, la terrible escena dela cruz, donde Jesus muri6 en mediode la burla de los hombres, y por 61-tima vez la nina dirigi6 una miradaduke a su padre y le volvi6 a decir:%Papd, no le amas to por eso?"

El padre no pudo resistir mas, apar-t6 a sus pequehos y se ocult6 de ellospara que no vieran sus lagrimas. No

mucho tiempo despugs aquel hombrefue convertido en un hijo de Dios.

Una ninita de cinco anos que habfatenido quo sufrir una operaci6n decirugfa mayor, estaba tan d6bil queel medico orden6 una transfusi6n,euando tales recursos clinicos erantodavfa poco frecuentes. A tal objetoexplicaron a su hermano Samuel de13 aiios de edad la situaci6n de suhermanita, a la que querfa mucho, yel muchacho dijo:

-LEs cierto que ella necesita misangre, o de to contrario morira?

-Ciertamente -replic6 el medico.-En tal caso estoy dispuesto a

darla.

Se hicieron los preparativos queel muchacho sufri6 valerosamente.

Cuando empez6 a volverse pi-lido y a_castahear de dientes, el me-dlco qued6 extranado y le pregunt6sf se encontraba muy mal.

-Oh, no -replic6 Samuel- sola-mente me estoy preguntando cuiandome morire.

- `LMorfrte?" -exclam6 el doc-tor-, Lpiensas que tienes que morir?

-Oh, si -replic6 Samuel-; hevisto morir a muchos animalitos ennti granja por haberles quitado laungre.

--Tu piensas esto ly estabas dis-puesto a dar to vida por to hermanita?

Ah, sf, sf -exclam6 el mucha-ebo- de todo coraz6n.

Con suma satisfacci6n y una son-d8a en los labios, el medico le expli-46 que no ocurrirfa tal cosa, pero sudisposiei6n a morir por su hermana ledej6 profundamente conmovido y ad-`dirado. (Vgase Romanos, 5:6-8). -De Evangelistic llustrations.

106. Sensibles a Jas necesidades delos demis

Dos sefioras que viajaban juntaspasaron por una secci6n pobre de unaciudad quedando espantadas de toque vieron y cada una to relat6 a sufamilia.

Una dijo: "Fue una cosa horrible.Las casas y Jas gentes se vefan muysucias. El olor era insoportable, y nodudo que me haya contagiado con al-guna enfermedad terrible. No quierovolver jamas por alli".

La otra sefiora relat6 su experien-cia de la siguiente manera: "Tene-mos que hater algo por aquellas po-bres gentes. Son dignas de lastima;algunas estan casi muriendo de ham-bre, medio desnudas y sin un lugardecente en que vivir. Yo voy a in-vestigar c6mo podemos ayudarles y aconseguir la cooperaci6n de otros".

Las dos sefioras habfan visto Jasmismas condiciones, pero de un puntode vista completamente diferente, unalos vio con compasi6n y la otra no.

Cuando Jesus mir6 Jas multitudestuvo compasi6n de ellos. Actuemoscomo Cristo Cuando somos sensiblesa Jas necesidades de los demas.

107. C6mo llev6 Jesus nuestropecado

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"Jesus nunca ha estado fuera de lacruz porque el hombre ha estadosiempre pecando y muriendo". Huttondice que F. D. Maurice "sentia unaespecie de atormentadora complicidadpor cada tendencia pecadora de su6poca".

Mencio escribi6 que el emperadorque primeramente puso diques a losrios de China dijo: "Me siento perso-nalmente responsable por cada hom-bre que se ahoga en China". El em-perador que fue llamado "el empera-dor agricultor de China" dijo que se

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sentia "personalmente responsable porcada hombre que moria de hambreen su pais". Jesus va mis alli, y, porla amplitud de su amor, demuestraque siente el pecado y el sufrimientode cada hombre como suyo propio.El pecado de cada hombre es su pe-cado, el dolor de cada hombre comosuyo propio. El pecado de cada hom-bre es su dolor. Este es el mas pro-fundo significado de "llevar nuestrospesados en su propio cuerpo sobre elmadero". Casg6 con ellos, no en for-ma mecinica, sino vital. No fueronpuestos sobre 61 meramente en laforma simb6lica eon que los judios deantafio descargaban sus pesados sobreel chivo enviado al desierto, sino quelos llev6 como una madre tomaria elpecado de un hijo descarriado, en supropio coraz6n, para sufrir con 61 lavergiienza y el castigo.

El doctor Coffin nos cuenta queun sargento britinico en el Sommedecia que, en esos largos meses enque Jas dos lineas de batalla mante-nian continuo intercambio de proyeo-tiles, no podia apartar su pensamientode que Cristo estaba alli afuera, entreJas Ifneas, y que los disparos le atra-vesaban el cuerpo. - Dr. StanleyJones.

4. SU COMPARERISM0

108. Estoy contigo para siempre

Una senora bastante preocupadaentr6 en su cuarto a la hors del cre-pfisculo; fue directamente a su escri-torio y empeab a escribir, pfigina traspfigina, y Cuando ya habia pasado lar-go rato en este trabajo se sinti6 sola,tan sola que la soledad lleg6 a serleopresiva.

Dej6 su trabajo, y al mirar a su al-rededor, se sorprendi6 grandemente

CRISTO

al ver a su mis intima amiga recli-nada en el sofa.

-lQu6 gozo siento al verte, estabatan preocupada que ni siquiera me dicuenta Cuando entraste! ZPor qu6 nome saludaste? y hubiera dejado mitrabajo luego.

-Porque estabas tan preocupadaque no me oiste Cuando entr6, y noquise distraerte.

Asi, es con Cristo-Jesds, El estlcon nosotros todo el tiempo, pero es-tamos tan ocupados que no le hace-mos caso, y a veces, ni afin recono-cemos Su presencia.

As! como Cuando nos sentimossolos en nuestro trabajo o en nuestrascasas la presencia de un amigo inti-mo puede disipar nuestra soledad,Cristo puede disipar la soledad denuestros corazones. Y cuando nos da-mos tiempo de mirar a nuestro alre-dedor, o mas bien dentro de nosotrosmismos, alli se encuentra El, listopara saludamos, y acompaiiamos.

109.

Demaslada buena compania

Una sefiorita agraciada y muy pia-dosa, al regresar a casa despu6s de sutrabajo, andaba sola, elevando su co-raz6n a Dios mientras transitaba poruna oscura calle solitaria, porque ha-bfa observado que un sujeto iba si-guiendo sus pasos. Por fin 6ste lleg6 aalcanzarla y le pregunt6 sonriendomaliciosamente:

-LVa usted sola senorita?-Con gran presencia de animo la

joven replic6: -No sefior, voy muybien acompafiada por Dios PadreHijo y Espiritu Santo, y por muchosde sus Angeles.

-Demasiada buena compafiia parami -replic6 el impio libertino- y sealej6.

SU COMPAN ERISMO

110. EI to entiende

Una senora inglesa que descansabaen un dia caluroso a la sombra deuno de los arboles del jardin de Ver-salles, vio a un muchacho con un go-rri6n en sus menos. Cuando el nifiole hizo observar que una de sus pa-titas estaba rota, ella ofreci6 tomarloy cuidarlo hasta que estuviera bien,prometiendo volverlo a los jardinespara ponerlo en libertad.

-Perdone sefiora -dijo el mucha-cho- ya to cuidar6 yo mismo; sabeusted... yo entiendo la cosa".

La senora no comprendia el signi-ficado de esta afirmaci6n, hasta quese dio cuenta de su muleta, y vio queuna de sus piemas estaba sujeta porun aparato ortop6dico.

Del mismo modo podemos estar se-guros de que el Sefior Jesucristo en-tiende todos nuestros sufrimientos. Else hizo carne por nosotros, 2.a Corm-tics 5;21, tomando nuestra naturalezaHebreos -2:10-18; por tanto, puede en-tender nuestras necesidades.

111.

El ejemplo de Alejandro Magno

Siguiendo su camino de conquista,on una ocasi6n el ej6rcito griego nopodia seguir adelante a menos deabrir un formidable t6ne1 bajo el hieloy la nieve. Sus soldados, cansados yrendidos por Jas terribles marchas, notenian Animo ni para empezar la tarea.Viindolo Alejandro saltb de su caba-Ilo, se quit6 su vestido, pidi6 un picoy una pala y empeab a trabajar, sinrlhir a nadie.

Los hombres animados por el ejem-se entusiasmaron y se juntaron

0 Rey.

Asf el Hijo de Dios, nuestro Jefe,Ouestro Capitin, ha obrado por nos-fos, para darnos un ejemplo. El

am6 tanto a los pecadores que lessalv6 "con el trabajo de su alma".

Si nosotros les amamos, le imitare-mos gozosos. Si queremos hacerlo pordeber, por compromiso, sin amor aCristo, nos cansaremos pronto, faltosde su inspiraci6n.

112.

"Ml somatanga"

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Los nativos de la India suelen lle-var pesados bultos sobre sus cabezas.En algunas partes del pals, en Jas ca-rreteras, se encuentran plataformasdonde colocar los paquetes, para re-posar un momento. Debajo hay un es-pacio sombreado donde descansar losque se descargan de su peso. A estascontrucciones se les llama "Suma-tanga".

Es corriente oir un creyente deaquella tierra 11amar a Jesus "Mi Su-matanga" especialmente al acercarsea la mesa de Comuni6n.

En realidad Cristo es nuestro des-canso y nuestra sombra de reposo. Yla Cena del Sefior es la plataformadonde podemos descargamos de nues-tras turbaciones por el recuerdo de lamuerte, la resurrecci6a y la SegundaVenida de nuestro Sefior.

0~ d113. Conversi6n: llevar a Cristo

consigo

La conversi6n es reemplazar losimpulsos inferiores por el poder ex-pulsivo de un afecto mas elevado,hasta que "no haya lugar". Los an-tiguos griegos ilustraron en su mito-logia este principio en aquella leyendade Jas sirenas. Las sirenas atraian consus cantos a los marineros, y cuando6stos se acercaban para escucharlasmejor, los barcos se hacian pedazossobre Jas rocas. Muchos trataron decruzar por aquellas islas encantadasapelando a ciertos subterfugios. Uno

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se tap6 los ofdos con cera para no es-cuchar el canto; otro se amarr6 almastil y orden6 a los marineros quepor ning6n motivo le permitieran de-satarse. Pero un tercero Bev6 a bordoa Orfeo, quien cant6 y toc6 tan ma-ravillosamente que Jas votes seducetoras de Jas sirenas fueron contrarres-tadas y apagadas por una canci6n misdulce.

Para cruzar la Isla de la Tentaci6nalgunos pretenden hater to equivarlente a llenarse los ofdos de cera oatarse a un mistil: haven prop6sitosmentales o Began incluso a atarse conjuramentos y promesas al mfistil dealguna determinaci6n fija. Esto esbueno, pero no to suficiente, porqueal encaramar la tentaci6n rompemosnuestras promesas como Sans6n rom-pi6 sus diversas ligaduras. Las pro-mesas no nos comprometen to sufi-ciente, porque la mente subconscienteno Jas acepta y cuando se subleva,echa abajo todas nuestras buenas re-soluciones.

Hay solamente un remedio verdadero: Llevar una canci6n mis dulcea bordo. Hay que llevar a bordo dela vida algo tan divinamente dulce,que Jas notas del pecado suenen dis-cbrdantes. Cambiando la figura: Hayque enamorarse 'de Uno tan hermo-so que el pecado pierda sus atracti-vos, y comparandolo con El parezcauna vieja repulsiva. Entonces cede lalucha en contra del pecado; ya no sele desea. Decae como una hoja muer-ta ante la savia de una nueva vidaabundante que surge potente y avasa-Badora. - Stanley Jones.

114. Apoyfindose en el Sehor

Una conocida misionera BamadaFidelia Fiiske estaba dirigiendo unaclase de mujeres paganas sentadas enel suelo, sin ningfin apoyo tras sus es-

paldas seg6n la costumbre del pats.Como quiera que acababa de salir deuna enfermedad, se sinti6 muy can-sada.

Una de Jas mujeres, que era crre-yente, se dio cuenta de este hecho ylevantandose del circulo de oyentesfuese detras de la misionera y se sent6dfindole la espalda. La senora Fiskeagradeci6 este acto de amabilidad yse apoy6 dulcemente en la espalda desu amiga, pero esta exclam6:

-No, no, si usted me ama, ap6yesetotalmente.

115. Puestos los ojos en Jesfis

CRISTO

Los que visitan Jas Grutas "Mam-moth" de Kentucky, al entrar, el gufasube a una rocs y anuncia que "Noperdfiis de vista al gufa". En un mun-do en que predomina el miedo y Jascontradicciones, en donde abundan elodio y la avaricia, es mis diffcil des-cubrir la senda que salir de la gruta"Mammoth" sin la ayuda de gufa pe-nto. Si bien es cierto que nos preocu-mos porque impere la fraternidad hu-mana, no por ello debemos perder devista a Jesucristo, nuestro Gufa. Elcompafierismo incesante con El nospermite reconocerle como el itnicoCamino y nos impulsa a ser mis se-mejantes a El. Un buen lema para lavida es:

"No perddis de vista al Gufa".

116. El nos ve

Si no podemos estar personalmenteen la batalla, no debemos desalentara los que estan combatiendo.

Un jefe de tribu de los escocesescay6 herido en la batalla de Sheriff-Muir. Cuando sus soldados vieroncaer al jefe, vacilaron un momentodando una gran ventaja por ello alenemigo. El viejo caudillo al ver to

SU COMPANERISMO

quo acontecfa, se incorpor6 y aunquela sangre manaba de sus heridas grit6:

-No estoy muerto, hijos mios. Osestoy mirando, y espero que cadauno cumpla con su deber.

Estas palabras sirvieron de estfmuloa los soldados, llevfindolos a hateresfuerzos casi sobrehumanos.

Asf, cuando nuestras fuerzas fia-quean y nuestros corazones estan ape-sadumbrados, el Capitan nos dice:

"He aquf yo estoy con vosotrostodos los dfas, hasta el fin del mundo".

117. La voz del pastor

Cierto hombre de la India fue acu-sado de haber robado una oveja; porcal motivo fue trafdo ante el juez, consu acusador. Ambos pretendfan quela oveja era suya y no habfa mediode identificarlo. El juez mand6 que laoveja fuera trafda y uno de los doshombres separado al cuarto contiguo.Entonces mand6 al que estaba delante,de sf que -Hamara a la oveja pero estano hizo nhtgdn caso. Orden6 entoncesque to hiciera el hombre que se halla-ba en la otra habitaci6n. Apenas oy6el "shuck"... que le era familiar, laoveja corri6 hacia la habitaci6n, y asfse dio a conocer quien era el propie-tario.

118. Cambio de opini6a

Se cuenta de una joven que, habien-do Begado a sus manos un libro reco-mendado como muy interesante, sepuso a leerlo con inter6s; pero muypronto 6ste se tronc6 en desencanto, ysin haber acabado de leerlo, to cerr6bruscamente, exclamando:

--1Es el libro mfis insipido que hekWo en mi vida!

Al cabo de algunos aiios, 6sta se-itorita entabl6 relaciones amorosas conOn joven que result6 ser el autor de

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aquel libro "insipido". Con otro nue-vo inter6s renov6 la lectura del aban-donado volumen. Al concluir, ex-clam6:

-iJamas habfa lefdo otro libro tanhermoso ni mis interesante!

iMaravillas del conocimiento y delamor!

119.

El lazo de su amor

Cuando Hudson Taylor, el bienamado fundador de la Misi6n Interiorde China, estaba en casa de un amigo,que le pregunt6: -LPero usted sesiente siempre conscience de la pre-sencia de Cristo en su vida? Yo mehallo perturbado, porque aunque quie-ro ser un cristiano que vive cerca deCristo, no siento siempre Su presen-cia en mi.

-Cuando dormfa esta noche aquf,respondi6 el Sr. Taylor yo no dejabade habitar su casa Lverdad? aunqueera inconsciente del hecho. Asf escon nuestras vidas. No significa quesiempre debemos estar en un estadode conscience comuni6n con Cristo,con tal que tengamos consciencia deque no nos hallamos separados de El".

120. Estoy contigo para siempre

Una senora bastante preocupadaentr6 en su cuarto a la hora del cre-pusculo, fue directamente a su escri-torio y empez6 a escribir, pagina traspagina, y cuando ya habfa pasadolargo rato en este trabajo se sinti6sola, tan sola que la soledad Ileg6 aserle opresiva.

Dej6 su trabajo, y al mirar a sualrededor, se sorprendi6 grandementeal ver a su mis fntima amiga reclinadaen el soffi.

-iQu6 gozo siento al verte, estabatan preocupada que ni siquiera me di

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duenta cuando entraste! tPor qu6 nome saludaste? y hubiera dejado mitrabajo luego.

-Porque estabas tan ocupada queno oiste cuando entr6 y no quise dis-traerte.

Asi es con Cristo-Jesus, El esti connosotros todo el tiempo, pero estamostan ocupados que no le hacemos easoy a veces ni aun reconocemos su pre-sencia.

Asi como cuando nos sentimos solosen nuestro trabajo o en nuestras cawsla presencia de un amigo intimo puedcdisipar nuestra soledad, Cristo puededisipar la soledad de nuestros cora-zones. Y cuando nos demos tiempo demirar en derredor nuestro o mas biendentro de nosotros mismos, alli se ea-cuentra El, listo para saludarnos yacompaliamos.

Vive conmigo

En uno de los viajes de la ReinaVictoria por sus dominios, visit6 lahumilde case de una pobre mujer, muypiadosa. Sus vecinos incr6dulos, inten-tando burlarse le preguntaron: "Gran-ny, Lcual ha sido el invitado de mfashonor que has tenido en to case?".Esperaban que la fervorosa creyentecontestara que Jesus, pues sabian lacaase de respuestas que solia darGranny, pero, para su sorpresa, lesdijo: "El hu6sped mas honorable queyo he tenido en mi case ha sido laReina". %La Reina, dices, Granny?Esta vez to hemos atrapado. LY endonde dejas a Jesus de quien tantohablas? ZYa no es to hu6sped?". Larespuesta de Granny fue tan ripidacomo biblica: "No, Jesus, no es mihu6sped, EL VIVE AQUI CONMIGOSIEMPRE".

CRISTO

S. UNICO MEDIADOR

22. Las paradojas de Cristo

Es maravilloso pensar en el hechode que, el que era el Pan de Vida em-pezara su ministerio padeciendo ham-bre, y siendo el Agua de Vida lo aca-be sufriendo sed...

Gregorio Nacianceno ha desarro-llado esta idea con las siguientesfrases:

Cristo sinti6 hambre, como hombre,y satisfizo en el hombre su hambre deDios. Sinti6 hambre y era el Pan deVida.

Cristo padeci6 sed, como hombre,y sin embargo habfa dicho "El quetenga sed venga a mf y beba".

Se sinti6 cansado a veces, y esnuestro descanso.

Pag6 tributo como vasallo, y erael Rey de reyes.

Fue llamado diablo, y ech6 fuerademonios.

Orb, y es el que escucha nuestraoraci6n.

Llor6, y esllanto.

quien seta nuestro

rue vendido por 30 piezas de pla-ta, y es el restate de un Mundo.

Enmudeci6 como una oveja, y sinembargo es la Palabra Eterna.

No tuvo lugar propio donde recli-ner su cabeza y eran suyos los mun-dos.

Todos le abandonaron, qued6 solo,y tenia en la eternidad multiples le-giones de Angeles dispuestos a cum-plir sus 6rdenes.

Fue crucificado por los hombres,y habia venido para ofrecerles elCielo.

ONICO MEDIADOR

123. El principe apresado

Se cuenta de un principe hindu quefue echo prisionero en una batallacon otro rival. Sabiendo que con mo-tivo de la conmemoraci6n de la vic-toria sobre su enemigo tendria queser traido por entre las calles de laciudad como prisionero hasta la resi-dencia del vencedor, exclam6:

-iQu6 gestos hara la gente!Al tener noticia de este presuntuo-

so temor, el principe victorioso le or-den6 que marchara con una cope llenahasta los bordes de agua, bajo la ame-naza de que en el mismo lugar dondevertiera una Bola gota, el verdugo queiba detras tendria que cortarle inme-diatamente la cabeza.

Cuando lleg6 a palacio, el principevcncedor pregunt6 a su rival:

-ZQue gestos habia la gente?-No he visto a una Bola persona,

y no puedo decirlo -fue la respuestadel cautivo.

Salvar su vide era la unica cosaque lo-importaba y ello no le permitiamirar a su alrededor. ZNo deberia ser6sta la actitud de toda alma que tra-to de salvar, no su vide fisica. sinosu propia alma de la condenaci6neterna?

Amoral Hijo

Un millonario, al fallecer no dej6testamento. Sus bienes fueron rema-todos, y entre otras cosas fue a re-mate el retrato de su unico hijo, fa-llecido en su juventud. Nadie se inte-resaba en este recuerdo de familia,

-t pero de repente apareci6 una viejecitaque habia sido niiiera del muchacho,y que con las pocas monedas que Ile-vaba pudo adquirir el retrato. ConMucha alegria to Ilev6 a su humildecuarto, y mientras to limpiaba y arre-glaba, encontr6, detras del Marco, un

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papel dirigido a un conocido abogado.Cuando 6ste to recibi6, felicit6 a lamujer y le dijo:

-Usted es duefia de una gray for-tune. El viejo millonario ha legadotodos sus bienes a la persona que de-mostrara caricfto por el hijo, compran-do su retrato. Toda la fortuna es su-ya porque usted am6 al hijo arnado.(V6ase Juan 16:27).

125.

Cristo el centro

Los antiguos usaban este refran:"Todos las carreteras os conducen aRome". Asi podemos decir de la San-ta Escritura: "Cads texto nos sefialaa Cristo". Si somos bastante avivadospara verlo, hallaremos un hilo escar-lata que empezando en el G6nesis,corre a trav6s de todo el Libro hastaacabar en la Revelaci6n. Algunos hadicho, "que la Biblia, como nuestrocuerpo, donde quiera se la pinchamana sangre, pero es la bendita sangrede Jesus, para limpiarnos de todo pe-cado".

126. Individualmente

El chinito, levantandose la tunicay toeandose en el cuerpo desnudo di-ferentes partes de su cuerpo, le dijoal doctor del Hospital de la Misi6n:

-Mi padre tiene dolor aqui, miMadre se queja de esta parte, nni tiesufre de un Mal que tiene en esta otra,y mi primo flora porque le duele porahi. Deme usted, senor, cuatro rnedi-cinas diferentes, una pare cada tino.

Casi se indign6 cuando el misonerole dijo que no le daria ninguna sin vera los enfermos primeramente.

Los europeos cultos, que gxierenser curados por m6ritos o por derlega-ci6n de otros intermediarios, hacenla misma tonteria que el chinito. La

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Salvaci6n es individual, cada uno enla presencia de Dios, sin intermedia-rios ideados por los hombres. "Venida mi, todos" decia Jesus a todos.

La conversl6n del doctor

Se trataba de un doctor, quien sesentfa convencido . de un pecado Perono podia hallar perfecta Paz ni porla lectura de la Biblia ni por su asis-tencia a los cultos.

En cierta ocasi6n, visitando a unasefiora cristiana fiel y gozosa, a lacual habia logrado librar de la muer-te con su ciencia, notando su gozo leexpres6 su vieja turbaci6n.

La sefiora Ilena de unci6n, le ex-PRO:

-Mi querido amigo y doctor:Cuando me send tan gravemente en-ferma como usted conoce, no busquecurarme a mi misma, ni pense queacaso me curaria casualmente. Loque Nice fue buscar a usted y abando-narme a su cuidado confiadamente.Usted, enfermo por su pecado en elalma, debe hacer to propio, buscandoen oraci6n al Medico de Amor, elCristo de Dios, para abandonarse ensus brazos. Esto es todo puesto que Eles "el 6nico y suficiente Salvador".

Y el doctor comprendi6 la verdady pronto fue salvo por la fe.

El muchacho a la puerta delpalacio

En cierta ocasi6n, delante del Pa-lacio Real de Inglaterra, habia un mu-chacho harapiento que se habia pro-puesto ver a la Reina. El guardia dePalacio, en un principio se reia al verel fnter6s del pobre muchacho, perocomo sea que el muchacho insistfa, lcamenaz6 con hacerle fuego. Oy61eIlorar uno de los j6vencs principes, yal saber la causa, le dijo sonriendo:

CRISTO

"Yo to llevarb a la Reina" y traspo-niendo la guardia le llev6 hasta lapresencia de la real madre. Esta pre-gunt6 con sorpresa a su hijo acercadel muchacho, y cuando supo el he-cho se ech6 a reir como to hubierahecho cualquier madre benevola, ycon palabras suaves despidi6 al satis-fecho mozo, poni6ndole una relucientemoneda en su mano.

Asunto dificil es para un pobreconseguir la entrada a la presenciade un soberano de la tierra; pero lavia para entrar a la presencia del Reyde reyes esta siempre expedita; y afinel mendigo Reno de harapos es en ellabien recibido. LPor que?

Del mismo modo que aquel prin-cipe condujo el muchacho a la pre-sencia de su madre, asi Cristo noslleva por la mano a la presencia deSu Padre Celestial.

129.- Asustada de los servidores

En una ocasi6n, la Reina Victoriade Inglaterra invit6 a visitarla en suCastillo de verano a una sencilla mu-jer que vivia en aquel mismo estadode Balmoral. Pero sucedi6 que lamujer no se present6. Cuando la Rei-na dio 6rdenes de que indagasen laraz6n, enviando a una de sus damas,la sencilla mujer se excus6: "Pues,sf, me present6, ante la puerta... pe-ro... me espante del hombre de lacasaca toda ella llena de cordones deoro y botones brillantes". Muchos sonlos que no aceptan la salvaci6n delSefior, porque se paran ante la puertadel templo de amor, mirando a suscriados, especialmente, los defectos,de los mismms: orgullo, vanidad, etc.Nadie es llamado a creer en Cristo, atraves de la vida de sus siervos, sino,por to contrario, a creer, con sus sier-vos, cuando to son de veras, por serEl, verdaderamente, su Sefior.

6!IICO MEDIADOR

130. Nadie le sustituy6

Slretonio, el historiador latino, cuen-ta el caso de un anciano soldado queteniendo que comparecer ante un tri-bunal, se dirigi6 al Cesar suplican-dole que fuese con e1 para defenderle.

El Emperador se mostr6 muy sor-prendido de tan atrevida demanda, noobstante para demostrar su magnani-midad dijo al soldado: "Enviare unabogado que me sustituya".

Entonces el viejo guerrero abri6 sut6nica, abri6 su pecho y ensefiando

' unas cicatrices dijo: "Cesar, cuandoen el combate me di Cuenta de queuna lanza iba a atravesar to cuerpo,no quise yo que nadie me sustituye-se, me lanc6 yo mismo para librartede una muerte segura".

i Cuantas veces podria repetir estaspalabras llenas de reproche el SefiorJesucristo: "Vosotros juzgais' asperoel camino por el cual yo quiero con-duciros_ a la vida eterna, os quejaisde que os cuesta mucho sacrificio sermis servidores en un mundo de peca-do; acordaos de que yo no me quej6cuando tuve que sufrir, no por misino por vosotros. Cuando me azota-ban y abofeteaban, cuando me coro-naban de espinas y me crucificaban,no quise que nadie me sustituyesepara expiar vuestros pecados, porqueos amo.

131., Yo soy el camino

Un viajero se perdi6 en medio dela selva africana. Le pregunt6 a unnativo si le podia mostrar el caminoa traves de ese bosque. Ya habianavanzado una buena distancia, cuan-do aquel viajero entr6 en dudas, yln'egunt6:

-~-IEs este el camino?El nativo respondi6:

-Aqua no hay caminos; yo soy elcamino.

La sagacidad del abrigen gui6 atraves de la selva inexplorada a aquelviajero Perdido. El gula era el camino.

Cristo es el camino a una vida ple-na y significativa. S61o El puede guiar-nos. El dijo:

-Sigueme.No quiso decir nada mas que si-

guieramos ciertos principios o ciertadisciplina de vida, sino que nos entre-garamos por completo a El. Esto sig-nifica estar en comuni6n vital con El,y aprender sus caminos.

Jesus abri6 el camino. El mismo esel ejemplo de nuestra vida, y nos haprometido enviar otro Consolador. Si-guiendo sus pasos, nuestro coraz6npermanece fiel.

132. Ilustraci6n eficaz

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Cuenta cierto misionero: Encontr6una vez a una anciana muy ignorantey comence a hablarle del Cielo y deJesus. No me comprendi6. Le dijeque alla arriba en los cielos vive Je-s6s, y que nos am6 tanto que baj6 delCielo y se hizo hombre para morir ennuestro lugar. Era para ella aquellotan inverosimil y extrafio, que no hizoning6n caso.

Cerca de donde estabamos habiaun criminal en la carcel, condenadoa muerte, esperando su ejecuci6n. To-dos en el pueblo hablaban de el, yyo dije a la mujer:

-zNo has ofdo hablar de aquelhombre que pronto sera ejecutado?

-Si, por supuesto.-Pues supongamos que la noche

antes del dia determinado para su eje-cuci6n, oye que llaman a la puerta desu calabozo y _que entra un caballeroy le pregunta:

-ZHas quebrantado las leyes?-Si, si -diria el criminal.

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-ZHas sido condenado?-Si, to he sido.-CCuando serfs ejecutado?-Maiiana.-Pues bien, yo soy el hijo del rey:

He venido de palacio cumpliendo eldeseo del rey mi padre, y to que voya hacer es esto: Te quitar6 este ves-tido y me pondr6 yo el tuyo; me sen-tar6 en to lugar. En cambio to vestidocon mis vestidos saldris de la circely to dirigiras a palacio.

El condenado lleno de admiraci6nhace el cambio. Llega la manana, elverdugo entra y sin reparar en el reotoma al principe vestido tan pobre-mente, le amarra; le sacs fuera y esejecutado.

La pobre mujer me miraba asom-brada de esa figura, aunque imper-fecta, de to que Cristo ha hecho porel pecador. La historia le hizo grandeimpresi6n. Lo que me ayud6 a poderdecirle.

-Esto es to que Dios nos dice encste Libro acerca de su Hijo. ZSabesleer?

-No -me contest6.-Pero puedes entender to que dicen

estos verslculos.Y le lei:-"Cristo padeci6 una. vez por los

pecados, el junto por los injustos, paraIlevarnos a Dios... Dios encarecc suamor para con nosotros, porque sien-do a6n pecadores Cristo muri6 pornosotros."

6. UNICO MODELO

Sacar la imagen

Se cuenta que Miguel Angel se par6cierta vez ante un bloque de marmoly estuvo mirindolo durante tan largorato que la persona que le acompana-ba tuvo que llamarle la atenci6n,preguntindole qu6 estaba haciendo.

ONICO MODELO

-"Hay un angel en este bloque"y estoy sacindolo de ahi". En efectola mente del gran artista estaba viendolas posibilidades que ofrecia el ingentebloque de piedra.

De igual modo el amor, sabiduriay gracia insondable de nuestro Salva-dor ve las posibilidades que existenen el alma humana regenerada porsu gracia y hecha un hijo de Dios.(Romanos 5, 1-6).

Imitando al supremo Maestro, elamor cristiano es tambi6n capaz dever un hijo de Dios en la criatura hu-mana mss repugnante y vil. Que confervoroso entusiasmo misionero po-damos decir como el gran artista:"iHay una imagen de Cristo, desfi-gurada en este pr6jimo, voy a sacarlacon la ayuda de Dios"!

134. Imitando a los mejoreshombres

Un caballero tenia una finlsima plan-cha china con figuas repujadas. Undfa cay6 y se quebr6 en pedazos. Elcaballero devolvi6 los fragmentos aChina para obtener seis mis de estasvaliosas planchas igual a la que sequebr6. Se maravi116 el caballero cuan-do recibi6 las copias al notar que a6nlas quebraduras fueron imitadas. Sinosotros nos obstinamos en imitar almejor de los hombres, imitaremos aiinsus imperfecciones; pero si seguimosa Cristo, estamos seguros de tener unmodelo perfecto. No hay asomo deuna imperfecci6n en toda su vida; nohay peligro de equivocarnos si le se-guimos.

135. Cristo el unico ejemplo

Se dice que la esposa del Dr. Judson,le ley6 algunas noticias periodfsticasen ]as que se le comparaba con algu-nos de los ap6stoles. Al ofrlo, se ape-

SUS MILAGROS

n6'nluchisfmo, y dijo: "No deseo pa-"cerme a ningun hombre. No quieroof como Pedro, ni como Apolos, niComo Cefas, ni semejante a ningunap6stol. Quiero asemejarme a Cristo.Tenemos un solo Modelo perfecto;s61o uno, quien tentado en todo comonosotros, permanece sin pecado. IOh,cusuto deseo ser mis y mis semejan-tes a Cristo!" - Dr. A. T.

136. El club de los sablos de Paris

Halla'ndose de tertulia algunos pro-fesores de la Sorbona de Paris, ima-ginabanse qu6 harfan si entrasen enaquel momento ciertos personajes c6-lebres en la Historia, que iban nom-brando. Todos expresaban el respetocon que se les recibirfa y Jas intere-santes preguntas que les dirigirian.

-LY si viniese Cristo? -dijo uno.La unanime respuesta fue:Ante El caerfamos de rodillas.

137. El Arco-iris

-Mira mz-ni, puedo hacer MIpropio Arco-iris, grit6 un Who ele-vando en el sire el chorro de un va-porfzador de agua -y es igual queel de Dios, s6lo un poco mis pe-queiio.

-Sf, Carlitos replic6 la madre. Yfist es cuando Dios nos dice en laBiblia que tenernos que ser comoJesus. Con la ayuda de Dios podemosasemejamos a 61, aunque mucho ma'spequefios.

138. Haciendo la figura de Jesus

Un padre estaba enfrascado en lalectura de una revista, por to que nopodia soportar que su hijita le estu-viese molestando con sus preguntas.Por fin se le ocurri6 una soluci6n.

Tomb una hoja de la revista en la quehabia el mapa del mundo y cortan-dolo en pedazos los dio a la pequena,diciendo: "A ver si juntas estas piezasy las pones en su lugar". La nina nosabia mucha geografia y el padre pen-s6 que se la habia sacado de encimapor un buen rato. Pero, Lcual no se-ria su sorpresa Cuando a los pocos mo-mentos la nina volvi6 con el "rom-pecabezas" terminado? "LC6mo hasido esto?", pregunt6 el padre extra-iiado. A to que la nina respondi6:"Muy facil. Porque en la otra carsde la hoja que me diste habia un di-bujo representando al Senor y yo pen-s6 que juntando las piezas de maneraque Jesus estuviese en su lugar, tam-bf6n el mundo, al otro lado de la pa'-gina, estarfa bien".

4Hemos entendido la lecci6n?

7. SUS MILAGROS

139.

Jugando con la fe

Joss Smith, el profeta morm6nllev6 a un grupo de sus faniticos se-guidores junto a un rfo, prometi6n-doles que le verian cruzarlo sin mo-jarse. Cuando llegaron les pregunt6:"LTen6is fe en que yo puedo ha-cerlo?", "TTenemos fe! TTenemos fe!",fue la respuesta.

"Bien, entonces no es necesarioque hags el milagro. Y se volvieronpor donde harfan venido.

Jesus dijo tambi6n: "Bienaventu-rados los que no vieron y creyeron";sin embargo hizo muchos milagrosdurante su ministerio terrenal, pudien-do declamr: "Las obras que yo hago,ellas dan testfmonio de mi", y toda-via sigue obrindolos en las vidas quele son entregadas de veras.

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S. SU RESURRECCION

Male seed

Discutiendo con un cristiano, cier-to adorador de Mahoma, se gloriabade que el Islam posee los restos aut6n-ticos del Profeta; mientras los cris-tianos no conservan reliquias de talvalor. Poco dada yo por poseerlasacerca de mi Sefior -replic6 el cris-tiano- pues esto seria una sepal defatal significado para mi y para todala Cristiandad.

141. Un nuevo epitsfio

El pastor Gould nos pace notarque en todos los epitafios se lee:"Aqui estin los restos", "Aquf repo-sa", etc.; pero lcuin diferente es eiepitafio sobre la tumba de Jesus: NoestA escrito en oro ni grabado en pie-dra, sino que es expresado por bocade un Angel, siendo exactamente toopuesto de las otras tumbas: "Aquino esti".

El mejor guia

Un misionero que trabajaba entrelos turcos mahometanos queriendo queestos comprendieran el valor de la re-surrecci6n de Cristo lee dijo:

-Supongamos que estoy viajandoy llego a un lugar donde el camino sedivide en doe direcciones. Necesitoun gufa que me indique cual cammodebo escoger, y veo a dos hombrescerca de aquel lugar, el uno vivo yel otro muerto. LA cull de los dosacudir6 para que me ayude?

Al hombre vivo, respondierontodos.

Pues bien: LPor qu6 preguntar aMahoma que esti muerto el camino

de la vida y no a Jesucristo quien re-sucit6 de los muertos y esti vivo, dis-puesto a salvar eternamente a los quepor El se allegan a Dios?

143.

La maAana de la Resurrecd6n

Una niiia ciega de nacimiento re-cibi6 la vista despu6s de una afortu-nada operaci6n. Cuando le fue permi-tido salir fuera, al aire libre, to queparticularmente le interes6 fue el sol.Pero Cuando el sol se puso y las tinie-blas cubrieron la tierra, llenironse deligrimas sue ojos; pensaba que se ha-bfa quedado de nuevo sin luz. La ma-fana siguiente le trajo de nuevo lasonnsa y el Bozo Cuando vio el nuevosol. Tenemos aqui una ilustraci6n delgozo que el Seiior resucitado trajo alos atribu1ados discipulos.

Nuestro senor vive

SU RESURREcci6N

Cuando muri6 Mahoma se puso suamigo Omar ante la tienda, blandien-do el sable torcido y gritando: "Alque digs que Mahoma esta muerto, lecortar6 la cabeza. MMahoma resucita-ri!" Pero algunos dias mis tarde yano se podia ocultar la realidad: iMa-homa estaba muerto! La muerte, elultimo enemigo de la vida, tenfa tam-bi6n sobre Mahoma la ultima palabra.

Fue diferente con Jesus. Para estalseguro de su muerte le traspasaron sucostado con una lanza. Pilato coloc6guardas ante la sepultura y los fari-seos se cuidaban que la tumba fueseprecintada oficialmente. Pero despu6sde los tree dias, El resucit6 gloriosa-mente. Las mentiras de los fariseos ylos sobornos de los soldados no sir-vieron para encubrir esta gran ver-dad. El vive hoy y da vida al quetree en El.

SU SEGUNDA VENIDA

9. SU SEGUNDA VENIDA

145. EsUr aperdbido

Un viaiero que visit6 Italia, rela-te en un peri6dico:

Llegu6 a Villa Areconati, al lagoComo, que es una joys de la coronado los Alpes, en Italia. Un jardinerome abri6 la pesada puerta y me llev6por el admirable jardin.

-LCuanto tiempo hate que estausted aquf?

-Veinticinco afos.-LY con cuinta frecuencia ha vi-

dtado esto su amo?-Cuatro veces.-LCu&ndo estuvo la ultima vez?-Hate dote afos.-LLe escribe, entonces?-Nunca.-LCon qui6n se arregla usted?--Con el encargado en Milan.-LViene este con frecuencia?-Nunca.-LY -qui6n viene por ahi entonces?Es oy casi siempre solo; muy

pocas, veces se ve algun forastero.-Y, sin embargo, usted tiene el

jardin tan hermoso y bien arregladocomo si su amo tuviera que venir ma-fiana.

Hoy, senor, hoy podrfa venir-fue la respuesta.

"Estad apercibidos porque no sa-bLtis la hora en que vuestro Senorvendri".

146. Padficadores

Al fin del serm6n sobre el texto:"Y volverin sus espadas en arados",nna anciana se acerc6 a su pastor, yPOniendo unas cuantas monedas en sumano le dijo:

Tenga, senor Pastor, guirdemelasPIR que no me las Baste, y asf cuan-

148.. Con billete de vuelta

Hablando de su seguridad de salva-ci6n en Cristo, una seffora, sonriendo,decia a su pastor:

-Yo tomb billete de ida al Cielo, yno pienso volver atris... No tengobillete de vuelta.

El pastor, tambi6n sonriente, le pro-test6:

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do llegue el bendito dia yo puedacomprar algunos de esas espadas delas cuales nos hablaba para convertir-las en esos arados que usted nos decia.

La sencillez de la pobre anciananos hate sonreir, pero cualquier ac-ci6n nuestra a favor de la paz, es ala-bada en la palabra de Dios.

147. La adveriencla del maquinista

-LEs este el que lleva a...?-preguna6 cierto viajero al maqui-nista del tren.

-Si, senor, este es... Aunque yono respondo, de que lleguemos allf,con todo y ser el maquinista.

-1C6mo! LHay peligro? -sigui6preguntando el viajero, bastante asus-tado.

-Pues, le dir6: Yo soy cristiano.Mi compafero el fogonero, tambi6nto es. Y aunque parece casualidad, elinterventor to es igualmente. Y lostres esperamos de un dfa a otro, deun momento a otro, la Segunda Veni-da de Jesus. Si El viniera en este viaje,no s6 to que pasaria a ustedes, losviajeros, Cuando el convoy siguieraadelante sin mando ninguno- contes-t6 el buen maquinista.

-Pues, a mi me tiene sin cuidado,porque yo tambi6n soy cristiano-concluy6 tendiendo su mano el via-jero, lleno de Bozo.

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-Pues... imal hecho, hermana! Yotomb, tambi6n, billete para el retorno,pues creo y desco volver con Jesus,en Su Segunda Venida a esta Tierra )para gozar del Triunfo total del "Rei-no de los Cielos", cuando el Sefior delos sefiores reinarfi por mil afios entrelos hombres, cuando los Judios habrinrecibido a su Mesias, cuando todoslos enemigos del Seiior seran puestos,al fin, por estrado de sus pies.

LNo le parece que deberfa usted to-mar tambi6n su segundo billete parauna fiesta tan maravillosa? - A. Al-

mudbvar.

Profecfa cientifica

Es un hecho que la Ciencia ha ade-lantado mfis en los nltimos 50 afiosque en los miles de afios desde que .el hombre habita el planets. Este ra-pido crecimiento de la sabiduria sinun adelanto paralelo de less cualidadesespirituales y morales esta llevando anuestra civilizaci6n al borde de la ban-carrota. Hace yes 100 afios que el cien-tifico Pierre Borchelt, dijo: "Llegarael dies en el que el hombre descubrato que es el dtomo. Creo que cuandola ciencia llegue a este punto, Diosdescendera a la tierra y dir6: "Sefio-res, es hora de terminar con esta his-tories...". Mss recientemente, el cono-cido comentarista de asuntos interna-cionales, Walter Lippman, escribi6:

"Se multiplican less sefiales de que todose est6 preparando para un gran acon-tecimiento de trascendencia mundial yde consecuencias imprevistas". Aun-que ciegos a less verdades biblicas deal Segunda Venida de Cristo, perci-ben el hecho de que la historia estaavanzando hacia su climax final.

10. SUS VIRTUDES

150. LPor qa6 tantos nombres?

Unos nativos on el Congo pregun-taron al misionero E. A. Ruskin porqu6 Jesucristo tenia tantos nombres:"Admirable, consejero, Principe dePaz, etc.". El misionero les dijo queera por raz6n de su plenitud de graciay poder.

Para hacirselo comprender, les di-jo: "Es como un diamante perfecto.Se dice que una de estas piedras pre-ciosas tiene 32 facetas, y cads una supropio, particular, valor. As! sucedecon Jesucristo, mirindole atentamentecon nuestros ojos de fe.

Cristo el centro

CRISTO

Mirad hacia atras: "Crisco muri6por vosotros".

Mirad hacia arriba: "El aboga vues-tra causes".

Mirad hacia adentro: "El vive envosotros".

Mirad hacia fuera: "El obra porvosotros".

Mirad adelante: "El vione a busca-ros". - E. Octlund.

Lo dijo Napole6n

En los dias de mi glories, yo apa-sion6 a less multitudes hasta el puntode que ellas morian alegremente pormi. Encendi el fuego en los corazones,posei el secreto de ese poder migicoque eleva a los espiritus.

Ahora que me encuentro en SantaElena, clavado sobre esta rocs, Lquienlucha y conquista imperios para milLQui6n es el que me sigue siendo fiel?

Tal es el destino de los grandeshombres. Tal fue el de Chsar y deAlejandro. Se nos olvida. El nombre

SU$ V IRTUDES

an conquistador, de un emperador,no es mss quo un tema escolar. Afinantes de que yo muera, mi obra es&strufda. Jesucristo es el f nico hom-bre en el mundo quo hays hecho pla-nes con su muerte y no so equivoc6.

He aqua un conquistador que incor-pora a su persona, no una naci6n, sinola humanidad. El alma humana, sehaoe un anexo de la suya.

Cuando mss pienso, mss absolutesmente me persuado de la divinidad deJesucristo. - Napole6n 1(1769-1821)Memorial de Sta. Elena.

Dos ateos y el Hijo de Dios

Durante un viaje en tren, dos ateoshablaban de la vida de Jesus. Uno deellos le dijo al otro que era una vidatan interesante que podria escribirsesobre ella una hermosa novela. Enton-ces resolvieron que uno de los dos,que era escritor, iniciara el trabajo.Dobia escribir una obra en que se des-pojara de toda divinidad a Jesus, "pin-tbnddto como to que era, nada m£squo un hombre". La novela se escribi6El hombre que sugiri6 la idea, era elc#lebre ateo Coronel Ingersoll, y elautor fue el General Lew Wallace. Laobra fue la c6lebre novela "Ben-Hur".Pero ocurri6 que a medida que el es-critor esceptico estudiaba y recogiamateriales, lleg6 a estar mss y mdseonvencido de que Jesus era divino,pasta que al fin, antes de terminar suescxito tuvo que confesar: "Verda-deramente, este hombre era el Hijode Dios".

154. El Testamento de Jests

Cuando Cristo estaba por dejar estemundo, hizo su testamento. Su alma,la entreg6 a su Padre; su cuerpo, to406 a Josh para que Ie diera sepul-

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tura decente; sus vestidos les tocarona los soldados; su madre, la dej6 alcuidado de Juan; pero Lqu6 podia do-jarles a sus pobres discfpulos que todoto habian abandonado por 61? No te-nia plats ni oro; pero les dej6 algo quees infinitamente mejor: su paz. "hlipaz os dejo". - Matthew Henry.

155. Es tan diffdl describir aCristo

Hace algunos afios un caballero ibapor less calles de Baltimore. Vio quotres niditas estaban paradas delante dela vidriera de una jugueteria. Dos deellas describian a la tercera, que eraciega, todo to que habfa en la vidriera.El caballero se par6 para escuchar, ydice que era interesante ver c6mo seesforzaban para describir los juguetes,to que les resultaba bastante dificil.El caballero conmovido por la escenainvit6 a los nifios a entrar en la tienday compr6 un juguete para la cieguitael cual ella empez6 a palpar y besarllena de gozo, e inmediatamente em-pez6 a describirlo a sus amigas comosi ellas no estuvieran viindolo.

Cuando me contaron el caso, yodije: Es justamente la situaci6n miacuando tengo que hablar de Cristo.Los hombres no ven en El belleza al-guna. Pero si le reciben ha de abrirsus ojos revelandose on toda su her-mosura y gracia.

156. La inscripcidn de la Cruz

Pilato escribi6 el titulo: "JESUSNAZARENO, REY DE LOS JU-DIOS", en tres lenguas. De este modofue declarada la soberania de Jesus entodos los aspectos. El latin era la len-gua de Roma: significaba la lenguadel poder, el griego la cultures; y elhebreo la religi6n. Las tres cosas de-ben rendir su homenaje a Jesucristo;

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de quien es todo el poder, la sabidu-ria y la gloria.

11. SU INCOMPARABLE AMOR

157. Admirable respuesta

Una maestra de Escuela Dominicalpreguntaba a sus nifias para conocerel concepto que 6stas tenian formadode Cristo. La respuesta que mis llam6su atenci6n por su originalidad y cer-teza fue ista: "Cristo es Uno que to-note todo acerca de nosotros y sin em-bargo nos ama".

158. Espiritu perdonador

El marquis de M. era intimo amigodel Rey Carlos Alberto, padre de unode los ultimos monarcas de Italia; perotenia tan mal temperamento que undin insult6 groseramente a su soberano.El honor de la corona requeria unaapologia del marquis M. pero este erademasiado orgulloso y apasionadopara humillarle ante su rey ofendido;por tanto fue desterrado de la torte yconfinado a una fortaleza del Piamon-te; pero ni nun esto pudo humillarle.El marquis dijo que antes morida enel destierro de la fortaleza que buscarel perd6n del monarca ultrajado.

El rey Carlos-Alberto que teniamucho afecto a este marquis crey6que el tiempo disminuiria el orgullode su coraz6n y que la necesaria apo-logia seria hecha; pero semanas ymeses pasaron y ni la soledad de laprisi6n, ni las reconvenciones de susamigos, ni los ruegos de su esposa,pudieron dominar su orgulloso espi-ritu.

Finalmente, el rey cuyo coraz6n eratan tierno como noble, no pudiendosoportar mis la ofensa de su amigo;un din vestido de inc6gnito como unciudadano privado viaj6 en un humildecarruaje hasta la fortaleza para ver a

su ofensor. Con los brazos extendidoscorri6 hacia 61. y le dijo:

-QVerido amigo, vuelve a to reycomo un sibdito fiel. Todo esti perdo-nado sin humillaci6n publica. Unperd6n con condiciones no seria per-d6n.

Esta generosa actitud subyug6 elorgullo del marquis, y ganb de talmodo su coraz6n que quiso dar la sa-tisfacci6n pliblica que requeria la ofen-dida majestad.

Este relato hist6rico puede servircomo ejemplo de la actitud de unrey mucho mis alto y generoso que elrey Alberto; quien, no solamente sehumill6 para conquistar nuestro co-raz6n, sin6 que se dio a si mismo enprecio del restate por todos.

ZQu6 responderia El?

CRISTO

Un hombre dijo en cierta ocasi6na un siervo del Seiior.

-Soy un miserable pecador, nohay esperanza para mi, he orado yhecho resoluciones y votos y estoycansado de todos mis esfuerzos inli-tiles.

-LCree usted que Cristo muri6por nuestros pecados y resucit6? -fuela respuesta.

-Por supuesto, to creo.-Sup6ngase usted que estuviera

corporalmente en la tierra, en formavisible Lqu6 haria usted?

-Oh, iria a El enseguida.-tQu6 le diria usted a E17-Pues le diria que soy un peca-

dor perdido.-LQu6 le pediria?-Le pediria que me perdonara

mis pecados y me salvara.-LQu6 responderia 61?El hombre qued6 silencioso. LQu6

responderia El? Esta pregunta hizobrotar la luz en su mente y una son-risa de paz apareci6 en su frente alresponder:

SU INCOMPARABLE AMOR

Estoy seguro que diria: "Quiero,to he perdonado".

No fue necesario que el servidor deDios hablara mucho mis. El mismohombre habia dado la respuesta, ycomprendiendo la verdad se fue Renode gozo. Desde entonces ha sido unobrero fiel para Cristo, que no le salv6an balde..- Sunday School Times.

160, El amor que espera

Un din pase por la prisi6n en unade nuestras grandes ciudades y vi auna mujer en un carruaje esperandola salida de su hijo que habia estadoencerrado por mucho tiempo. Juntoa ella habia un asiento vacante y, asus pies una canasta llena de cosas de-ficiosas para comer, y un traje nuevo.A cada momento ella miraba hacia lapuerta de la prisi6n, mostrando sutierno amor por el prisionero, que ibaa recibir su libertad; y, mostrandoansiedad - por llevirsel6 lejos de laprisi6n; a la case de sus padres y enal seno de tiernos corazones.

Esta es la manera como el amor deCristo espera al penitente pecador quese arrepiente de sus pecados y quieresalir de su vergonzosa y desgraciadavide de esclavitud.

161, Los desechos del diablo

Cierto pastor, predicando sobre estepasaje de la mujer pecadora, ponder6de tal modo el amor de Cristo hacia1os mis perdidos que lleg6 a decirque el Sehor no desdefiaria a aquellasalmas repudiadas por el mismo Diablo,si es que el Diablo pudiera repudiar aa18uien como demasiado miserable operverso. Al terminar el culto, se pre-SCOW en el despacho del pastor una se-6ora cristiana diciendo que venia a

162. Ven a mi

71

protester de una afirmaci6n muy atre-vida y que hacia poco favor a Cristo".El pastor se disponia a explicar supensamiento a la airada seiiora cuan-do llamaron timidamente a la puerta.Era una de las mujeres perdidas de laciudad que venia a dar cuenta de suconversi6n. Despu6s que el pastor lahubo felicitado y orado con ella, pre-guntble qu6 la habia hecho decidir aentregarse a Cristo.

-iOh, seiior! -dijo la pobre mu-jer-. Fueron aquellas palabras deque Jesus no rechazaria ni sun a losdesechados por el Diablo. Yo me sien-to tan vil despuis de mi vide de peca-do que alin en el infierno las geniesdeberian apartarse de nil. Pero el Sal-vador que usted ha descrito es exacta-mente aquel que yo necesitaba; poresto he acudido a El.

Se dice que la palabra "Ven" sehalla escrita en el Libro de Dios una600 veces, repartidas asi: Unas 200en el Antiguo Pacto, y unas 400 en elNuevo Testamento. Como si Dios, in-vitando a las pobes criaturas humanasen los Dias de la Ley, pensando enque su invitaci6n era para pasar cuen-tas con ellas y verlas en su debilidadincapaces de pagarlas, tuviese penaen hacerles sufrir; en cambio, en losdins que vendrian, los Dias de la Gra-cie, Su invitaci6n seria doblada, por-que seria la misericordia to quo lesllamaria a pasar sus cuentas, pero yapagadas, si querian, por Su Hijo ypor la cruz.

En el umbral de la puerta del PastorFrancis E. Clark, en Amburdale, sehallaba la palabra "Bienvenido" en17 distintas lenguas. La Biblia, im-presa en mis de 1000, repite 600veces en cada lenguaje la palabra"Ven".

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12. SU FIDELIDAD

163. Compliendo la promesa

"Yo estoy con vosotros todos losdfas" es la promesa del Sefior. LPodcafaltar a su Palabra? Se cuenta de LordPalmerston, Ministro de la Reina Vic-toria, que un dia vio a una nifia llo-rando desconsolada porque se le ha-bia caido el jarro de la leche y se lehabia roto. Sucedia esto sobre el puen-te de Westminster. El Lord habia ol-vidado su dinero en casa. Acercandosea la nifia le secb las lagrimas con supropio pafiuelo, y le dijo que al dfasiguiente viniese al mismo sitio y 61se to pagaria todo.

Al dfa siguiente, halliandose reunidocon otros ministros, de pronto, recor-d6 su promesa, y dejandolos por unosmomentos, corri6 a cumplir su palabra.

Mas fielmente que este gran hom-bre el Sefior Todopoderoso cumplesus promesas.

Amor immutable

Un ejemplo de amor ":que nuncadeja de ser" se halls en la historia deCarlos Phillips quien tuvo la desgra-cia de encontrarse en el yate que ex-plot6 y se incendi6 en la costs occi-dental de los Estados Unidos durantesu viaje de bodas. Algunos viajerosmurieron por la explosi6n; otros se.ahogaron y sus cuerpos . fueron ha-llados mas tarde sobre las olas, yAgunos fueron salvados por los bu-ques guardacostas y llevados a hospi-tales donde fueron curados de susquemaduras.

Carlos Phillips se hallaban entre losque quedaron gravemente heridos ypor muchos dfas estuvo sin conocimiento. Cuando volvi6 en si empez6 apreguntar por su esposa, pero nadiepodia darle raz6n. Su cuerpo no fue

CRISTO

hallado, pero corrian rumores de queuna joven gravemente quemada habiasido traida en un guardacostas, masnadie, desde entonces, podia dar trazasde ella. Aunque el sentia en su co-raz6n que su amada vivia no tenfaninguna prueba.

En el curso de los afios Phillipsprosper6 en su negocio pero no vol-vib a casarse, sino que gast6 millaresde d6lares buscando a la novia quetanto amaba y habia perdido en tantragicas circunstancias. Veinte anosdespues acudi6 a una organizaci6n dedetectives especializados en hallar per-sonas desaparecidas y les pidi6 queencontraran a su esposa a cualquierprecio.

En un pueblecito de la costs confir-maron la versi6n de que una jovenhabia sido traida con graves quema-duras, pero nadie habia que se hizode ella. Pero los detectives hallaronuna pista en la versi6n que dio laenfermera que cuidb a la joven encuesti6n. Dijo que cuando esta se mir6por primers vez en el espejo be hall6tan horriblemente desfigurada queconfesb temia que su esposo no podiaamarla, y habia dicho: "Antes quesufrir la repugnancia de mi esposo,prefiero mil veces que el no sepa quevivo".

-Pero Lt6 le auras? Le preguntbla enfermera.

-Como a mi propia vida; peropor esto mismo no me atrevo a po-nerle en el trance de tener que amar-me tal como ahora soy.

-Estas palabras hacfan sospecharun suicidio. Pero uno de los detectivestuvo la idea: "Puede que no se hallelejos de su marido en algbn lugardonde ella pueda verle a cl sin serreconocida".

En efecto, oyeron hablar de unajoven desfigurada y fea que trabajabaen una fabrics cercana a la del Sr.

SIJ FIDELIDAD

pWps. Cuando fue interrogada neg6pI nombre, pero cuando los detectivesle contaron como el Sr. Phillips la ha-big estado buscando durante veinteafos, ella rompib a llorar y confesbIs verdad.

V Veinte afios de soledad innecesaria,sufriendo ella y haciendo sufrir el co-raz6n de su amado, por orgullo y malacomprensi6n del amor del marido!

Jesus dice: "He aquf yo estoy a lapuerta y Ilam6". El aura ha perdidoy espera entrar en comunion con elalma desfigurada por el pecado. Perosolamente 6sta puede abrir la puertapor dentro para dejarle entrar!

16S. Tres religiones

Un cristiano chino contaba asi suconversi6n: "Yo habia caido en laprofunda sima del pecado. Clame pi-diendo auxilio. Entonces vino Confu-cio y le pedi con todas las ansias que

73

me sacara de allf. Por toda respuestase limit6, con toda calms, a darmehermosas ensefianzas que me ayuda-rfan a evitar nuevas caidas en el fu-turo... Pero me dej6 en el mismo lu-gar donde yo estaba. Fue en vano quele gritase con desesperaci6n que mesalvase. Luego vi a Buda, el cual seme acerc6, y viendo la situaci6n enque me encontraba me aconsej6:"Hijo mfo, has de tener paciencia; noto desesperes, concentrate en ti mis-mo, y encontraras el descanso para toalma". Por 61timo, cuando ya estabaa punto de perecer sin esperanza, seme acerc6 Uno que dijo: "Amigo,aquf estoy yo, que he venido para sal-varte: Zme dejas que to hags?" En-tonces yo grite: "iSefior, salvame!".Y, ioh maravilla!, El descendi6 hastadonde yo estaba, y tomandome entresus brazos me sac6 del pozo. Pregun-te c6mo se llamaba, y me dijo: JESUS.Desde entonces s6 soy suyo".

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111El Espiritu Santo

1. Su Obra en los Mundanos

2. SuObra en los Cristianos

3. Desperta-mientos

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SU OBRA EN LOS MUNDANOS

® Las doe preguntas de JuanWedey

Cuando Wesley recibfa on su casa` a los j6venes que habian sido enviadosa prueba a predicar, les hacia dospreguntas: -4Se ha convertido al-guien? 4Se ha enojado a1guien?

Si la respuesta era negativa, lesdeeia que no crefa que el Sehor leshubiese llamado a predicar el evan-gidio, y les enviaba a pacer otrascosas. Cuando el Espfritu Santo redar-dye de pecado, o la gente se convier-!e, o so-enola.

Se cuenta la historia de un jovenjut estaba trabajando debajo del cha-rie de su Ford T, tratando en vano

`' de que andara. Despu6s de un largo't_ato, un elegante autom6vil se detuvo

to a 61. Un caballero muy biersftsttido baj6, fue hacia el joven, y ob-UrVando la dificultad, le dijo que hi-ciera un pequeiio ajuste en la regula-

del motor. Con cierta desgana,obedeci6 el muchacho. "Ahora , ledijo el caballero, "su autom6vil an-

lamediatamente el Ford comenz6 abdar. Sorprendido el muchacho deVIe el caballero supiera tanto de me-ftaica le preguna6 qui6n era. Tran-

EI Espiritu Santo.

El que nos hizo, nos conoce

quilamente el hombre le contest6:' Yo soy Henry Ford. lnvent6 ese au-tom6vil y conozco a foudo su meca-nismo".

Existe unofectamente, yaBilly Graham.

queque

nos conoce per-El nos hizo.

6R

EI avivamiento tuvo valor

Cuando un avivamiento famoso es-taba en su apogeo, miles de personasfueron salvas. Un comerciante dijo:"Este avivamiento no tiene ningimvalor; no es asi como se hate reli-gi6a". Pero dentro de breve plazo susclientes pasaron a su despacho con lafinalidad de abonar cuentas muy vie-jas. Entonces dijo: "Este avivamientosi tiene algun significado, desde elmomento en que los individuos saldanviejas cuentas contraidas". Por ende,asistib al templo y hal16 a Cristo co-mo su Salvador personal.

169. Variedad en la conversi6n

Los hombre vienen al Reino deDios a la manera que las distintasclases de plantas llegan a su floraci6n.Algunos nacen y florecen muy pronto;otras pan de desarrollarse durante elverano, ayudadas por el fuerte calor;las hay que necesitan dos anos; otras,como los arboles, hasta que llegan ateiier varios ahos no florecen; a1gunasplantas dan las hojas primero; otrasprimeramente las flores y las hojas

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I~III~~~II'Ilill,!~

78

mas tarde. Exi ste la misma variedaden la experiencia de una vide cristia-na. - Henry W. Beecher.

170. El fmico medio pare cumplirla regla de oro

Tedyunscung era un c6lebre jefede los indios de Norteamerica cercadel ono 1780. Despu6s de muchosdesenganos, pruebas y tribulaciones,los esfuerzos de los misioneros habianconseguido que el evangelio se difun-diera entre los nativos, y las doctrinesde la Biblia eran generalmente el temade su conversaci6n y discusi6n. Unanoche, Tedynscung estaba sentadojunto a la fogata con un amigo ingles,que le explicaba las exoelencias de laregla de oro "Haz a los demas todoto que quieras que los demas hicierancontigo". "Esto es imposible, no topuedo hacer", dijo el jefe indio. Des-pu6s de furnar su pipe y estar en si-lencio cerca de un cuarto de hora,dio otra vez su opini6n sobre el asunto con estas palabras: "Amigo, heestado pensando sobre to que le dije yhe llegado a la conclusi6n de que, amenos de que el Gran Espiritu, quehizo al hombre, le these un coraz6nnuevo, no podrfa hacer to quo usteddice".

171. ZQu6 es un santo?

Contestando la pregunta un ninodecia: Yo to se, senor instructor: Esun hombre hecho de pedacitos decristales de colores y tiras de plomo,que esta en las grandes ventanas dela catedral, y a trav6s de los cualespasa la luz del cielo". Los demasnifios de la escuela arrancaron a reinen un coro de carcajadas. El instructor,seho y solenme, les impuso silencio.Cuando to logr6, dijo: "A vosotros osa parecido un gran disparate todo to

EL ESPfRITU SANTO

que cabais de ofr. A mf s61o la pri-mers parte. Un santo es... aquel atroves del cual pasa la luz del cielo.Esto tambien to ha dicho vuestro com-paiiero: La luz del cielo es Jesucristo,pasando a troves de nuestra vida. Elera Santo. Si El vive en mi, los demasme veran vivir Su vide santa, Zno osparece? Ya veis, pues, que si la pri-mers parte os ha hecho reir, el restodeberia haceros pensar.

2. SU OBRA EN LOS CRLSTIANOS

172. Plenamente consagrado

Cuando Dwight L. Moody era unmuchacho oy6 a alguien decir "Elmundo tiene que ver todavia to queDios puede hacer con un hombre en-teramente consagrado a El" y se dijo:"Yo sere este hombre". Todos sabe-mos to que Dios hizo por medio desemejante servidor suyo.

Se cuenta que en sus dial los dia-conos de cierta iglesia discutfan acercade celebrar una campafia de aviva-miento y varios eran partidarios dellamar a mister Moody, Cuando unode los oponentes dijo:

-Oybndoos hablar ash cualquierapensaria que D. L. Moody tiene unmonopolio sobre el Espiritu Santo.

-Sabemos que no es asf, fue lacalmada respuesta de uno de los dia-conos, pero nos parece que el Espi-ritu Santo tiene un monopolio sobreD. L. Moody.

LTiene el Espiritu Santo un mono-polio sobre ti? - De Evangelisticllustrations

173.

;,Con fuerza o sin fuerza?

El Doctor A. J. Gordon, de Boston,solia usar la siguiente ilustraci6n: "Hevisto muchos veces, en las puertas de

9t1 ODRA CON LOS MUNDANOS

Ns cases Por al9uilar, un letrero quodice: "Se alquila, con fuerza o sin fuer-ya", es decir, con corriente de este tipo0 sin ella. Naturalmente, el que la al-quila con fuerza ha de pagar mas. Se-fig bueno que al recibir un nuevotpiembro en la iglesia se le preguntara:"4Con poder o sin poder?". Y si leadvirtiera que con poder se ha de paear mas a Dios... por una mayor fide-lidad.

174. ;,De qu6 close somos?

Cierto predicator ha comparado elmodo como los cristianos sirven a suiglesia, a tres closes de barcos: Deremo, de vela y de vapor. Hay cris-tianos, dice, que desean hacer cosas en4 iglesia, pero... despacio. Otros se-gim el viento de sus. propios pensamientos, de donde sopla. Los terceros,pbedientes al Espiritu Santo, tan pron-to como el Seiior les da la orden dezarpar.

y : 417e qu6 close somos nosotros, ami-

175. Respirar sin aspirar

En cierta ocasi6n, un pastor sin 6xi-to on su trabajo, visitaba al famosodoctor Meyer.

-4Por que tengo tan poco 6xito?--{e preguntaba preocupado.

No se... acaso... ZHa probado us-ted de re spirar tres veces sin aspirarWagtuta? le dijo el doctor.

No creo que pudiese -fue laC"puesta.

Yruebelo -le pidi6 Meyer.•lNo... no... no puedo... ay! _Con_

f"6 of pastor despues de probarlo.Pues --concluy6 el Santo cristia-

- apliquese esta verdad a su vitaspiritual y pastoral, y permita quo leftsue me deje solo, pues tengo ~i:uchoftb* boy.

79

Para poder tar a los demas es pro-ciso tener, recibir nosotros primero.

El poder del Cielo vends a nosotrossi aspiramos, es decir, si oramos.

176. Nuestro ayudador

Un amigo mfo me cont6 que onuna ocasi6n pas6 varios dies en unsuntuoso hotel noruego. Habia muchoshuespedes que buscaban allf descansoy placentera vacaci6n. Todo era ideal,si no fuese por una ninita que, empe-zando a estudiar musica, insistia enocupar el piano con frecuencia. Toca-ba el piano con un dedo: una note yun discorde. Con el natural resultadoque Cuando los otros hu6spedes vefana esta nine acercarse al piano, de unacuerdo salian a gozar del sire libre,dejandola duena del sali6n.

Lleg6 a este mismo hotel un re-nombrado musico, que, en seguida sedio cuenta de la situaci6n.

En vez de ausentarse corno losotros, un dfa 61 se sent6 al lado de lanine, y coda vez que ella tocaba unanota, el atacaba un acorde de m6sicaexquisita. Ella tocaba Otra nota, y otray otra, mientras 61 continuaba introdu-ciendo un acompanamiento encanta-dor. La m6sica alcanz6 a los huespe-des que, por primera vez, oian sonidosarmoniosos emanar del piano, e, intri-gados, volvieron. La nine sigui6 suejercicio y el m6sico prodigando suacompanamiento y, cuando ella hizoun discorde mas terrible, el improvis6un arranque de armoaia mas sublime.

As! siguieron durante veinte mi-nutos y luego el pianists, tomando lamano de la niiiita, dijo: Seiioras y se-iiores, deseo presentarles la seiiorita aquien ustedes deben el concierto deesta tarde.

La niiia sabia perfectamente queella no era quien habia producido la

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mu

80

In I ica, pero todos dieron muestrasde agradecimiento al mdsico.

No puedo describir c6mo me haservido este relato, animandome duran-te largos aiios. Yo he sido era criaturaen el piano de la providencia de Dios.He hecho todo to posible para pro-ducir mlisica con un dedo y vez triosvez he tenido la conciencia de haterfracasado, produciendo s6lo discordes.Mas, lop!, he hallado al Espiritu San-to a mi lado, y El ha convertido cadsuna de mis notas discordantes en no-ble armonia.

177.

Lo que Dios ve en un hombre

Se cuenta que una vez, Miguel An-gel fue hallado como en bxtasis anteun bloque de marmol.

-LOu6 mirais? -le pregunt6 unamigo.

-Un angel -contest6 el famosoartista, gloria del arte.

Asi Dios ve en nosotros, en nuestroestado ca6tico un hijo, y con mazo ycincel to pace salir a la superficie. Laconversi6n es el primer golpe, y laobra del Espiritu Santo cads dia laculminaci6n.

178. Transformados por elEvangelio

Se cuenta de un artista quien pre-sent6 la estatua de un muchacho epuna exhibici6n. Coloc6 algunos focosde luz de variados colores en el pisoa fin de que dieran sobre el rostrodel jovencito: pero cuando se par6 acierta distancia para contemplarlo, vioque el rostro del muchacho se aseme-jaba al de un idiota. Cambi6 las lutesy las coloc6 encima de la estatua; yesta vez cuando contemp16 el rostrodel muchacho parecfa el de un angel.Pronto se hizo de este cambio de lu-

EL ESPfRITU SANTO

ces una de las curiosidades de la Ex-posici6n.

Lo mismo ocurre a los hombres.Cuando reciben sus impulsos tan s61ode la carne, son muchas veces seme-jantes a ]as bestias; pero cuando en-tregan su coraz6n a Cristo, y la luzdel Espiritu Santo les ilumina desdearriba, pueden ser semejantes a losangeles.

179. Es necesario mas poder

Cierto ministro del Evangelio cuen-ta to siguiente: Habla en mi casa cier-ta bateria cuyo objeto era pacer tocarlos timbres en diferentes cuartos. Co-nociendo poco de electricidad, pen-s6: Puerto que la fuerza que toca lascampanillas, es poder el6ctrico, puedoconectar con el los focos d-- la luz ytener luz en mi estudio. Hice la insta-laci6n y la conect6 con los alambresde los timbres. Di vuelta al interruptorpero sin producir sino una luz d6bily practicamente inutil. Consult6 conun electricista quien me di1o: "jNosabe usted que necesita m'as poderpara producir luz en esta clase de bom-billas que para efectuar ruido hacien-do tocar los timbres?"

"iMas poder para pacer luz quepara hater ruido!" exclam6 el mi-nistro.

As! se necesita mas poder paraalumbrar delante de los hombres paraque vean vuestras obras buenas y glo-rifiquen a vuestro Padre que esta enlos Cielos, que para hablar o figuraren muchas organizaciones.

180. La mano del Maestro

Se anunci6 en cierta ciudad deAmirica que un gram violinista toca-ria un violin que costaba 1.000 d6-lares. Se llen6 el teatro, pues muchas

VESPERTAMIENTOS

Seafan curiosidad de ofr un violin deto alto precio. (El d61ar tenia enaquellos tiempos mucho mas valor queboy).

El violinista dio en efecto, un mag-effioo concierto: pero apenas apagadoel 61timo acorde, el p6blico vio conasombro que el mdsico arrojaba elviolin al suelo y to pisoteaba hastaconvertirlo en astillas.

Inmediatamente el empresario apa-reci6 en medio de grandes murmullosy explic6 que el violin destrozado eraun violin barato que costaba sesenta ycinco centavos y que a continuaci6nel gram mlisico tocarfa con el violinde mil d6lares. Cuando to hizo, mu-chos de los presenter dijeron que ape-nas habfan notado diferencia.

El objeto de la estratagema era de-mostrar que no es Santo el instrumen-to como 1a mano que to pulsa to quetiene el mayor valor, constituyendouna propaganda en favor de los vio-lines baratos.

Td puedes ser un violin de 65 cen-tavos,:-pero si to pones en la sabiamano de to Creador y Seiior, entera-tnente sometido a su voluntad y aten-to a ella, to vida puede producir acor-des de gracia que pagan decir a lasgentes to que dijeron de los ap6stoles"se conoce que pan estado con Je-ft18".

3. DESPERTAMIENTOS

181.. Oraci6n por tres meses

Fui a celebrar una campafia evan-Selfstica en un magnifico templo -di-ce el doctor Scarborough-. Mi trenlegaba pocos minutos antes de la ho-ft del servicio. Una Bran multitud mei Veraba dentro de la Iglesia. Al su-

la magnifica escalinata . de marmol,

182. Como empez6 un desperta-miento

observ6 en la puerta a una pequeiiamujer que me dijo:

-Usted es el predicador, Ono esverdad?

-Si, seiiora.-Le he esperado aqui para decirle

que, vamos a tener una Bran reuni6n.Mir6 su rostro y vi la expresi6n degozo y ardiente confianza en Dios.

-Bien, le dije. Son buenas noti-cias; pero Zc6mo to sabe usted?

Ella responde6:-Por tres meses, de noche y de

dia, he estado orando por esta reu-ni6n, por usted y por su visita. Heestado pidiendo que Dios sacuda estaciudad con el poder de su Divino Es-piritu.

-Noche tras noche he trafdo a estaiglesia a Dios en oraci6n y esta ma-iiana a las cinco cuando estaba arro-dillada al lado de mi cama en oraci6n,Dios me ha dado la convicci6n de quevio a responder con un gram aviva-miento. S6 que es El quien ha habla-do a mi alma y he venido a decfr-Selo.

Al final de la campaiia vi al pastorde esta iglesia bautizar centenares dehombres y mujeres, y creo que anteel tribunal de Dios sera revelado quela persona que tuvo la mayor pane del6xito fue aquella pequeiia mujer.

En cierta iglesia esforzabase inutil-mente el pastor para conseguir unavivamiento, celebrindose reunionesespeciales para pedir una nueva efu-si6n del Espiritu Santo. En una deestas se levant6 un diacono y di jo.

No creo cue tengamos desper-tamiento aqui mientras el hermanoJones y yo no nor hablemos -dicho

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to cual dirigi6se al aludido excla-mando: "Hermano, hace cinco anosque no nos hablamos; sepultemos lavieja discordia. Deme la mano".

Levant6se otro diacono de la con-gregaci6n, ya conmovida, y dijo:

-Hermano pastor, tampoco creoque habra bendici6n del Santo Es-

EL ESPfRITU SANTO

piritu mientras que yo hable bien deusted en su presencia y detras digaotra cosa. Perd6neme.

Asi continuaron arreglandose mu-chas desavenencias. Desde aquel diael Espiritu Santo de Dios empez6una obra maravillosa de salvaci6nde almas.

wEI Pecado

1. Egoismo 2. Orgullo 3. Ingratitud4. Blasfemia 5. Robo 6. Guerras yVenganzas 7. Degradac16n Universal8. Vanidad de las Riquezas

9. Vani-dad de los Placeres

10. Resultadosdel Pecado 11. Reprensiones Acerta-das 12. Castigos Providenciales13. Venciendo al Pecado

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1. EGOISMO

183. 6Como se cazan los monos?

LSabes c6mo cazan al mono los ne-gros? Tienen una manera muy inge-niosa. Atan bien fuerte al arbol unabolsa de piel con arroz, la comida fa-vorita del mono. En la bolsa hay unagujero de tamaiio tai que por all!pueda pasar justamente la mano delmono, pero una vez lleno el puiio dearroz, no pueda sacarla de nuevo. iPo-bre mono! va al arbol, mete la manoen la bolsa y la llena con la exquisitacomida. Si, pero... no puede sacar elpufo. En ese momento sale del es-condrijo una sonriente cara negra; elpobre mono grita, salta, se debate...en vano. El negro to apresa. Y sinembargo, el tanto no hubiera tenidomas que abrir la mano y soltar el bo-tin, y estaba a salvo. jAh, sil Peroprefiere el cautiverio, prefiere la muet-te, antes que desprenderse del botln.

Cuidado, hijo, que no to aprisionetambien a ti el amor avido del dineroy to arrastren a sus carceles las ne-gras pasiones.

184.

El pecado, es falta de amor

Un elefante feroz es, aquel que ha-biendo sido separado de la manada sesiente solo; en estas condiciones des-truye jardines, derriba c-+alias, y esuna amenaza de muerte para los na-tivos. LPor que? LEs dherente la "fe-

EI Pecado

rocidad" en el? No, pero no teniendonada que amar, se vuelve destructor.En la manada serla diferente.

Lo mismo sucede con -el coraz6nhumano; cuando no tiene un amorque le llene la vida, se vuelve des-tructor para sf y para otros. La con-versi6n le proporciona algo que amarde manera suprema.

185. Punto de vista

El misionero Harvey contaba encierta ocasi6n la experiencia propia si-guiente:

Hallandose en Honduras, not6 quetodo el trabajo pesado to haclan laspobres mujeres.

Un d!a vio a una dbbil mujer arras-trando unos pesados troncos hacia sucasa, en tanto su marido, sentado a lapuerta, to miraba impasible fumandosu pipa.

Mister Harvey le dijo:-Hombre, ya podia usted ayudar-

la un poquito en vez de...El otro le interrumpi6:-Ning6n hombre to harla aqul, se-

nor. Sepa usted, seiior, que si los hom-bres ayudasemos a buscar la madera yse la partieramos para el fog6n, ellasgastarian mucha mas. Como son ellaslas que han de trabajar, la ahorranmucho.

Era verdad, probablemente, pero nodejaba de ser una excusa egoista.

Todos los egolstas son maestros ensus modos de justificar su egoisino.

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186. El egoista castigado

Cuenta una leyenda que, en losdias de Josh en Egipto, Cuando 61 re-cogia en los graneros nuevos el trigopara ser guardado, un egipcio to es-condi6 para no entregarlo, pensandoen que, pasado alg6n tiempo podrfavenderlo a un precio mds alto, puesla abundancia de los Siete Anos tohabia hecho bajar en su valor.

Al fin, llegando to que esperaba,abri6 su granero, para constatar quelos gusanos to habian arruinado todo.

Ante el espectdculo, su coraz6n en-ferm6 de repente y cay6 muerto.

187. Siendo benignos

Dos muchachitos jugaban en la are-na de un kindergarten en el Jap6n yse acerc6 un visitante a observarlos.

Tenfan s61o un balde y cada uno toqueria. Cuando el que to tenia rehus6ddrselo al otro nino, 6ste grit6: "Com-parlelo, compdrtelo como dice la Bi-blia; si no, to to quitare y to golpearecon 61 en la cabeza".

Los dos niiios podfan decir of ver-siculo "Sed los unos con los otrosbenignos", pero ninguno de los doshabian aprendido of significado doestas palabras. iCudn diferente fueAbraham al dejar que Lot eligiese lamejor tierra!

188. El error del sacerdote

El autor de este libro recibi6 la vi-sita de un caballero que se dio a co-nocer como sacerdote cat6lico. Cre-yendo que se trataba de un alma enbusca de la Verdad me apresur6 ahablarle del Evangelio, con of NuevoTestamento en la mano, pero of hom-bre apartando of libro de delante desi dijo: "Es iniitil que me hable de

religi6n, no es este of motivo de mivisita; pero he sido victima de unagran injusticia por pane de mis su-periores jerdrquicos, cuyo pleito heremitido a Roma, y necesito ayudamaterial".

Suponia err6neamente que of Pro-testantismo es meramente un partidode lucha contra la Iglesia Cat6lica yno una instituci6n que propugna ver-dades espirituales buscando la salva-ci6n de las almas.

189.

Explicaci6n lbgica

Se pregunt6 a un portero negroporque raz6n muchas veces los ricosson menos generosos en dar propinaque los pobres o de mediana posi-ci6n.

Yo se of motivo -respondi6 of ne-gro-. Porque los ricos no quieren quenadie se entere de que son ricos, y lospobres no quieren parecerlo.

190. Aiguien a quien culpar

EL PECADO

La mujer que me diste por com-panera me dio y yo corm (Genesis3:12).

Addn no es of unico hombre quetrat6 de echar la culpa sobre algiinotro. Los pecadores de todos los tiem-pos ham estado imitando siempre elejemplo del padre Addn.

Se Cuenta de un vendedor ambulantede postales que hizo imprimir tarjetasque decian: "Federman, y Jones, S. A.Cuando le preguntaron respecto a susocio, of hombre admiti6 que no habiatal Jones.

Entonces por que ha puesto sunombre en las tarjetas, le preguntaron.

-Es porque si ocurre alguna equi-vocaci6n en mis entregas, o algun re-traso, siempre doy la culpa al socio,de este modo me va muy bien.

EGOiSMO

191, Egoismo astuto

EI finado arzobispo de Canterburysolia contrr con hilaridad to que leocurri6 con un nilita que estaba a laparte de afuera de una puerta de hie-rro, mirdndola una y otra vez, comodeseando ver pesar por ella algunaotra persona.

LQuisiera abrirme esta puerta -dijola ndia cuando vio acercarse al gravearzobispo.

Gustoso de hacer un favor a lainocente criatura el arzobispo empua6la puerta y observ6 que no era muypesada.

Eres ya una mina mayorcita parapoder empujar la puerta to misma ledijo.

-Si que podia, pero entonces mehabiaa ensuciado las manos de pin-tura negra.

Mirando sus manos, of arzobispovio que en efecto estaban atrozmentemanchadas.

"Todo to que quisi6reis que loshombres hicieran con vosotros"...implica to que no quisiereis que hi-cieren con vosotros... pero el egofsmoinnato en of coraz6n es contrario - aesta regla de Jesucristo.

! Ninos, huid del egofsmo!

192. Los nabos del valle del Jordan

Un ministro del Evangelio luego deun viaje a Tierra Santa, estaba con-tando a sus amigos que habia estadoen Jeric6, en Jerusal6n, en of Jorddn,en el Monte de las Olivas...

-Dispenseme, senor -le interrum-pi6 un labrador-. ZQu6 tal estabanlos nabos alrededor del Jorddn?

Este pensaba solamente en las co-sas que se relacionaban con sus inte-reses. Hay muchos semejantes a 61,que solamente ven of aspecto mercan-til y terrenal de las cosas. Cuando se

2. ORGULLO

193.

Et llanto de Alejandro

Yo soy sargento

87

les habia del Pais Celestial se ve queellos piensan en sus "nabos".

"El hombre animal no percibe lascosas que son del Espiritu de Dios"(1 Cor. 2:14).

Se Cuenta de Alejandro Magno queal terminar su campana victoriosa deAsia llor6 de pesar, porque no queda-ba otro mundo para conquistar, segunif crefa. Hasta tal punto la ambici6npuede hacer infelices a los hombresmds afortunados.

Durante la Guerra de la Indepen-dencia, de America del Norte, el sar-gento de una pequena compahia desoldados estaba dando 6rdenes a sussubordinados para transportar una vi-ga muy pesada que estaban tratandode transportar, para completar algu-unos trabajos militares que en aquelpunto debian componerse. El peso eracasi superior a sus fuerzas, y la vozdel sargento se ofa a menudo gri-tando:

-iAlcen!, lalcen!, ahf va, otra vezl alcen!

Un caballero sin uniforme militar,pasaba por alli y pregunt6 al que man-daba por que 61 mismo no les ayudabaun poquito.

Este at6nito, y volviendose con to-da la majestad de un emperador habiaof caballero dijo:

-l5enor, yo soy un sargento!-LDe veras que to es usted? -re-

plic6 el desconocido-, yo no sabfaesto.

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Y quitandose el sombrero le hizoun saludo, diciendo:

-Perdone usted, sefior sargento.Y diciendo esto desmont6 y empez6

a ayudar a los soldados en su pesadatarea hasta que las gotas de sudor co-rrfan por su frente, y cuando la vigafue por fin levantada, se dirigi6 haciael gran hombre y le dijo:

-Sefior sargento, cuando ustedvuelva a tener un trabajo como este,y no tenga suficientes hombres, man-de por su general, y yo vendee conmucho gusto y le ayudar6 en una se-gunda ocasi6n.

El sargento se qued6 desconcertadoy como el que ve visiones cuandopor esas palabras conoci6 que el ofi-cial que le habla dado esta lecci6n erael mismo Washington general en jefedel ejercito americano.

195.

Buena advertencia

Un famoso predicador recibi6, deuna de sus admiradoras, una cartaen la cual le ofrecfa su mano, su co-raz6n y su fortuna. El predicador lecontest6 con otra como sigue: "Deusted su coraz6n a Cristo, su fortunaal servicio del Sefior, y guarde sumano hasta que se la pidan". - Henry

Varley.

196. Tercos

"Un famoso escritor evangelico con-versaba un dia con una distinguidadama inglesa. Estaba tratando de ha-cerle entender la doctrina de la sal-vaci6n por gracia. De repente la sefio-ra dandose perfecta Cuenta de to quese le estaba ensefiando y mirando se-riamente a su interlocutor, le pregunt6:

-LQuiere usted decir que si yo hede llegar al cielo ha de ser por los

19'1. Injusticia y castigo

EL PECADO

mismos medios que mi lacayo?El siervo de Dios le contest6:-4Eso es exactamente to que le

digolLa dama levantandose con -alta

neria contest6:-iPues entonces jamas entrare en

el cielo!i Cuantas

personas

hay

de

estaclase!

En 1877, Delynov, ministro de edu-caci6n de Rusia y representante de lasclases dominantes, anunci6 que "loshijos de cocheros, sirvientes, cocheros,lavanderos, propietarios de pequefiastiendas, y otros semejantes, no debe-rfan elevarse por encima de la esferaen la cual habian nacido". Las clasesdominantes expresaron que la educa-ci6n y la elevaci6n de las masas noeran responsabilidad suya. Para des-pertar, afios despues, a la realidad deque los hijos de esos "cocheros, la-vanderos, propietarios de pequefiastiendas, y otros semejantes" se hicie-ran los duefios del pats. Aquellos queno aceptaban como propias las heridasde la sociedad, tuvieron que sufrirque la sociedad, poniendo su pie sobresus cuellos, les infiriera una heridamortal que ellos no pudieran curar.- Stanley Jones.

198. Una lecci6n de humildad

El nuevo presidente de la sociedadle gustaba ser importante, por esto nose incomod6 cuando el "botones" lepidi6 su aut6grafo por segunda vez;mas bien se sinti6 complacido.

El dia siguiente empero el chicovolvfa con la misma petici6n.

-Ya to he dado mi aut6grafo dosveces Gy vienes por el tercero? Debes

ORGULLO

pensar que soy algun gran personaje.-No es esto precisamente -res-

pondi6 el muchacho mgenpamente-sino que hay un compafiero que sededica a vender aut6grafos y dice quenecesita tres para venderlos por unreal.

lHuyamos del orgullo!

199. Vanidoso hasta el fin

Las fltimas palabras de Danton alfamoso verdugo, Sans6n, fueron: "En-sena mi cabeza al pueblo cuando lahayas cortado; es digna de ser mos-trada".

200. El valor de Ins cosas sencillas

Todos ambicionamos ser estrellas,y nuestro Salvador quiere que seamosfaroles. Y despues de todo en lascalles oscuras y llenas de barro, elfarol es mucho mas util que la estrella.

Todos quisieramos habitar en pa-lacios reales y ser los coperos del Rey,pero contfnuamente el Rey nos estadiciendo "Dad una copa de agua frfaen mi nombre". Hace a-nos que esperopredicar un gran serm6n, y sigo espe-rando. Quiero una copa de oro labra-do que pueda ofrecerles a mis crfticos,y el Sefior me esta diciendo con vozsuave: "Toma una copa sencilla y dalede beber a mi pueblo". Algunos devosotros, j6venes que me escuchais,tal vez estais tratando de escribir unsermon elocuente o un ensayo sobreevidencias cristianas. Quizas servirfaisen forma mas eficaz a vuestro SehorSi escribierais con mas frecuencia avuestras madres. - J. H. Jowett.

201. Convertido hasta cierto punto

Cuenta el Dr. Stanley Jones: Ennuestro Ashram, en la India, damos

un dia libre por semana al hombreque hace la limpieza de los excusadosy labavos y todos nos ofrecemos enturno como voluntarios para tomarsu lugar. No es facil esto para los brah-manes, sean morenos o blancos, por-que ante los ojos de la comunidad hin-d(i al realizar tales trabajos se hacencomo parias. Pero son muy pocos losque ban dejado de ofrecerse. Un brah-man convertido no se ofreci6, y cuan-do le pregunte cuando to harfa, sus-pir6 honradamente y contest6: "Escierto que me he convertido, pero nohasta ese punto. lEra una conversi6ncon limitaciones.

Pero ono hay limitaciones en lamayoria de las conversiones? Muchosse convierten en la esfera de la vo-luntad en tanto esta s61o se aplique asu vida fntima, mas la voluntad no seconvierte hasta el punto de hacer unaaplicaci6n total de los principios cris-tianos a las relaciones humanas.- Stanley Jones.

202.

Con tal que

-iTe burlas! replic6 su campa-fierp.

-Pues no me burlo no, puedoentrar a la hora que quiera con talque no sea mas tarde de las nueve dela maiiana.

Muchas vanaglorias no son menosnecias que la de ese chiste. (VeaseRomanos 12:3).

89

En cierto restaurante un muchachode oficina se estaba pavoneando desu empleo.

-Tan buen empleo tienes? le re-plic6 un compahero de mesa. Veamos,La que hora entras en la oficina?

-Oh yo puedo entrar a la horaque quiero.

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203. Orgullo imperial

Por to cual digo a cads uno... "notenga mds alto concepto de si que elque debe tener mds antes piense de sicon templaza". (Romanos 12:3).

La Historia nos ofrece ejemplos depersonas que ocupando ]as mds altasposiciones han mostrado el egofsmoinnato en el coraz6n humano. Un casode estos es to que dio lugar a que elmes de Agosto tenga 31 dias.

Julio Cesar habia dado a uno delos meses del aiio su propio nombre.Cuando subi6 al trono el emperadorAugusto quiso hacer to mismo, Ila-mando al mes siguiente "Augustus"(Agosto). Pero se daba el caso quedicho mes tenia en aquellos tiempostan s61o 30 dias. Por tal raz6n el em-perador dio orden de quitar un diaal mes de Febrero (que entonces tenia29 dias excepto los afios bisiestos) yaiiadirlo al mes que llevaba su nombreY ha quedado hasta nuestros tiempos.

204.

C6mo empiezan las guerras

Un nino pregunt6 a su papa:-Papa, Zc6mo empiezan las gue-

rras?El padre, por no decir que no to sa-

bfa, contest6:-Bueno, pues... veras. Tomemos

como ejemplo la Primera GuerraMundial. Todo empez6 porque Ale-mania invadi6 Belgica.

Aquf le interrumpi6 su esposa:-Di la verdad. Empez6 porque al-

guien math a un principe.El padre, con aire de superioridad,

grit6:-Bueno, aquf, Lquien contesta la

pregunta, to o yo?La esposa se to qued6 mirando y

con aires de reina ofendida, sali6 dan-do un portazo que hizo temblar los

3. INGRATITUD

05

La dama ingrata

cristales de toda la casa. Sigui6 un si-lencio embarazoso, despues de to cualel padre reanud6 el relato. Pero elmuchacho le cort6, diciendo:

-No to molestes, papa; ahora yase c6mo empiezan las guerras.

"Sufriendoos los unos a los otras,y perdondndoos los unos a los otrassi alguno tuviere queja del otro: dela manera que Cristo os perdon6...".

Cierta sehora arist6crata sali6 undia a paseo juntamente con su hija6nica, nina de corta edad. Al estilodel pats en que vivfan, iba en carruajetirado por mansos caballos que diri-gfa la misma seiiora.

De vuelta ya a su casa, hubo deentrar la dama en un establecimiento.En aquel momento acert6 a pasar unautom6vil, vehiculo muy raro en aquelentonces. Se espantaron los caballosy se desbocaron de tal suerte quepronto se ha116 en grave peligro larica heredera, y s61o por milagro pa-recia que se podia salvar.

Cuando llegaron los espantaros ca-ballos a unas canteras al lado de uncamino, un obrero pudo alcanzarles,y poniendo en peligro su propia vida,les pudo coger y dominar, no sin serarrastrado y malamente lastimado.

Asi se salv6 la muy apreciada hijade la rica dama y sus caballos, peroCuando esta los recobr6 ya el pobrehombre yacfa en la enfermerfa su-friendo las consecuencias de su he-roismo.

Varias veces el herido pregunt6 ala enfermera:

-LHa venido? ZHa llegado?-La enfermera pensaba que se tra-

taba de alg6n familiar muy querido.

BLASFEMIA

Pero despues supo que se referia a lapersona de quien era justo esperarmuestras de sincera gratitud.

Pobre, muy pobre era el y su fa-Inilia. Semanas y semanas hubo dequedar en el hospital, y cosa extrafia,sin que la dama, cuya hija habia sal-vado del peligro inminente, se dig-nara visitarle ni expresar su agrade-cimiento en to mds mfnimo. Esperandoel pobre obrero en vano alguna seiialde agradecimiento de aquella arist6-crata sin coraz6n, le sobrevino laInuerte.

ZJuzgas de ingrata aquella mujer?Asi es todo el que desprecia el sacri-ficio de Cristo.

206. Hijo ingrato

En cierta ocasi6n en que el poetafrances Rousseau se encontraba entrepersonas escogidas, que le lisonjeaban,entr6 un hombre modestamente ves-tido y se fue a el con los brazos abier-tos. Rousseau se retir6 con disgustohacia un lado y dijo:

-No le conozco.-iC6mo! -respondi6 aquel-

LNo me conoces y soy to padre?Cabizbajo sali6 el hijo de la sala

como si fuese la vergiienza mds bajaser hijo de un zapatero. Un senorcompasivo se llev6 al anciano a sucasa. El hijo ingrato tuvo que ofr queaunque se admiraba su talento, sedespreciaba su caracter.. Despues quesu padre habia muerto despert6 laconciencia del hijo; pero ya era dema-siado tarde para remediar el mal.Rousseau muri6 en 1741 en Bruselas,lejos del hogar solo y olvidado. Labeadici6n de sus padres no descendi6sobre e1. (Gal. 6.7).

4. BLASFEMIA

207. El nombre de mi dueiio

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Hace muchos anos un anciano cris-tiano tenia una conversaci6n con uncaballero irreligioso, quien siguiendosu costumbre, introducia juramentos ymaldiciones contra el diablo, y contraotras personas. Por fin se atrevi6 amencionar el nombre de Dios.

-jAlto! iahf! mi buen amigo, ledijo el cristiano. Os he permitido li-bertades con las cosas vuestras y convuestro propio amo; pero no puedotolerar que toqueis el mio.

208.

Tacto: Wesley y el oficial

El famoso Juan Wesley tuvo queviajar en diligencia, con un oficialmuy inteligente y simpatico, pero quetema el vlcio de blasfemmr. Cuandoestaban cambiando los caballos tomba su compafiero aparte y le dijo:

-Quislera pedirle un gran favor;y es que, como tenemos que viajarjuntos un largo trecho, le ruego quesi por casualidad usted observara queyo digo alguna palabra blasfema meto haga notar inmediatamente. El ofi-cial vio inmediatamente el motivo dela advertencia y sonriendo dijo:

-Nadie mds que Wesley podia ha-ber concebido una reprensi6n en estaforma.

La advertencia obr6 como un en-canto, pues no se oy6 ninguna otrapalabra blasfema durante el camino.

209. Observacidn atinada

El doctor Desaguliers, se hallabaen cierta ocasi6n en una tertulia don-de un caballero aficionado a llevar laconversaci6n tenia la mala costumbre

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de salpicarla con palabras torpes; peropor respeto a la presencia del pastorsolia decir, antes o despues de cadsjuramento: "Con perd6n del doctor",o "con perd6n del Rvdo. pastor".

Cansado ya de tan provocadoraadulaci6n el doctor tap6 la boca delblasfemo con esta fina ironia.

-Permitame decirle sefior que, obien Dios oye to que usted esta di-ciendo, o no to oye. Si to oye, es to-talmente inutil para su descargo queme pida excusas a mi; si no to oye,pierda cuidado que no voy a comu-nicarselo.

10.

Peor que en tierra pagana

Posiblemente nos sorprenda saberque la blasfemia es mucho mss comunen los llamados parses cristianos queen los parses paganos. Los paganossienten mucha mss reverencia paracon sus dioses falsos que la que losllamados cristianos profesan para consu Padre Celestial.

Un misionero regresaba de la Indiaacompafiado de su lujito de cortaedad. Este nifio nunca habfa visitadoel pals natal de su padre. Cierto diaun norteamericano que estaba en lacubierta estaba hablando groseramente.El misionero se le acerc6 y le dijo:

-Caballero, mi hijito naci6 y creci6en un pals pagano e id6latra, perohasta ahora no habfa escuchado a unhombre blasfemar contra su Creador.

Conocemos a Dios, 61 nos ha ben-decido ricamente, y con todo continua-mos tomando su nombre en vano.

5. ROBO

211. El chino y el reloj

Cierto misionero en China, abochor-nado por el calor, pens6 en tenderse

EL PECADO

en una hamaca, y para no dormir de-masiado puso su despertador a la horaque deseaba ser despertado.

Cuando empezaba a dormirse, lla-maron a la puerta y se present6 unchino mandarin con el que tenia desdealgan tiempo una controversia sobreel pecado.

De nuevo el chino trat6 de afirmarque ni 61 ni nadie en su familia tenianpecado.

El misionero, paciente, se sent6 enla hamaca y procur6 explicarle laverdad biblica del pecado universal,aunque inutilmente. De pronto otrovisitante llamaba a la puerta. El mi-sionero sali6, y como tardase en vol-ver, el chino se fij6 en el reloj, re-oord6 cuando deseaba su esposaposeer uno igual, y sin pensarlo mu-cho to cogi6 y se to escondi6 en laancha manga de su tunics.

Cuando volvi6 el misionero not6la falta del reloj, pero no dijo nada.Sigui6 la conversaci6n, Biblia en ma-no, pero el chino le dijo: "Que vol-veria otro dia porque no se podiaquedar mss".

El misionero le entretuvo un po-quito y, de pronto, el despertador em-pez6 a sonar dentro de la manga delmandarin, como el misionero esperaba.

-ZQue sera esto? -grito disimu-lando.

Yo no sabel... acaso un mal espilituque se me ha metido en la manga.

-i Venga que se to sacar6!Y quieras que no le sac6 el des-

pertador, que luego coloc6 ante susojos.

Despues, lc dijo:-Espere, voy a leerle un texto en

mi biblia: "Sabed que os alcanzarAvuestro pecado".

GUERRAS Y VENGANZAS

212.

La pena de su pecado

El primer misionero que fuc aNuevas Hebridas, dice que los natura-les eran muy ladrones, de modo deque los misioneros no podian dejarnada fuera de su vista, porque todoto quitaban.

Al principio no podian comprenderporque Jas mujeres llevaban siempretanta carga cuando iban por agua o aJas plantaciones, pero luego supieronque llevaban consigo todo to que teniaalgdn valor por terror de que otrosto quitasen mientras ellas estaban fue-ra de sus chozas.

Su maldad les hacia la vida penosay recogian to mismo que sembraban.

213. Los dos robaron sin robar

Hace varios ahos en la portada deuna muy difundida revista apareci6una viejecita de agradable aspectocomprando un pavo a un carnicerorechoncho--y amistoso. El pavo estabaen la balanza, el carnicero estaba aun lado del mostrador y la simpaticaviejecita al otro. Los ojos de ambosestaban sobre el indicador de peso yse reflejaba una mirada de satisfac-ci6n en los ojos. Con prudencia el car-nicero habfa puesto el pulgar de ismano derecha sobre Jas pesas, pre-sionando para abajo; del otro lado,la viejecita habfa colocado un dedopor debajo de Jas pesas y empujabahacia arriba. El uno ignoraba el fraudedel otro, cads uno estaba tratando deaprovecharse del otro. Los dos eranculpables de robo, sin realizar clhecho, porque Dios ve el coraz6n.

214.

Efectos del meedo

En la India la "prueba del arroz"se basa en el meedo que se ha com-

probado impide la secreci6n de lasaliva. Cuando se sospecha de crimenen varias personas, se les da a masti-car el arroz consagrado el cual tienenque escupir, despues de una brevemasticaci6n, sobre la hoja de un arbolsagrado. Si alguno to arroja seco, setoma esto como prueba de que el mie-do de ser descubierto paraliz6 la se-creci6n, y en consecuencia se le juzgacomo culpable. Un orador que tienetemor probablemente sufrira de bocaseta.

Esto significa que el temor tieneefectos fisiol6gicos de los cuales nopodemos escapar. - E. Stanley Jones.

6. GUERRAS Y VENGANZAS

215.

El crimen de la guerra

216. La primera guerra europea

Cost6 30.000.000 de vidas y400.000.000.000 de Mares. Con esedinero cads familia en Am6rica, Ca-nada, Australia, Inglaterra, Pais deGales, Irlanda, Escocia, Francis, Bel-gica y Alemania, y hasta en la inmen-

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Un ex-soldado de la Guerra Mun-dialfuejuzgado y condenado por ase-sinato, y el juez le pregunt6 si teniaalgo que decir antes de que se eje-cutara en el la sentencia de muerte."Si", dijo el misionero: "Cuando yoasesin6 en masa para defender mi palsfur llamado patriota y ensalzado, perocuando asesino a un hombre en mipropia defensa, soy llamado asesinoy condenado a muerte". Algun dia noencontraremos ninguna diferenoiaesencial entre el asesinato en masa yel asesinato individual, y obraremosde acuerdo. - E. Stanley Jones.

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sa Rusia habria podido disfrutar enaquellos tiempos de una casa de 2.500d6lares, con muebles que costasen1.000 d6lares y cinco acres de tierrade 100 d6lares de valor cada uno.

Y habria sobrado para regalar acada ciudad de unos 20.000 habitantesde todos las naciones senaladas, unalibreria de 5.000.000 de d6lares yuna universidad que costase el doble.- Murray Butler.

217.

ZQuien traerfa la paz al mundo?

Recientemente lei. un serm6n quefue predicado en 1889. El predicadordijo que nos estabamos civilizandomucho y que pronto llegaria el diacuando la humanidad descartarfa laguerra. Desde esa fecha se han peleadolas guerras mas sangrientas de todoslos tiempos. Los cristianos que creenen la Biblia anhelan la venida del tiem-po cuando Cristo reine.

Entonces cesaran las guerras, lasespadas se convertiran en rejas dearado, las lanzas seran hoces, y lasnaciones dejaran de adiestrarse parala guerra.

218. Un mundo afligido

En los nueve afios posteriores a laexplosi6n de la bomba at6mica de Na-gasaki, de los 30.150 ninos nacidos enla ciudad japonesa, un 15 por ciento(4.282 ninos) fueron anormales, 471nacieron muertos, 1.346 tenian defor-maciones 6seas, musculares y nervio-sas, 429 con deformaciones en losojos y en los oidos, 254 en los labioso en la lengua 47 con el cerebro de-forme, 25 sin cerebro y 8 sin 6rbitas.

En la India, alrededor de cinco mi-llones de personas viven sin hogar.Nacen y mueren sin haber conocidonunca to que es un hogar. Para otros

48 millones de habitantes, el hogarconsiste en una Bola habitaci6n, endonde cocinan, duermen y comen lasfamilias compuestas por termino me-dio de cinco miembros.

Si de la India pasamos a una pers-pectiva mundial, resulta que s61o uncuarto de la poblaci6n, posee dos otres habitaciones en su vivienda.

Despues de leer estos datos, Lsegui-remos tan ingratos y tan egoistas? In-gratos para con Dios, a quien, tal vez,nunca hayamos agradecido el que noshaya evitado estos sufrimientos dan-donos un techo y un hogar decentes.Egoistas porque, a pesar de vivir enun mundo lleno de necesidades, s61opensamos en nosotros mismos, cerran-do las entranas al pr6jimo.

219. Enemigo comun

EL PECADO

En to mas riguroso del invierno,durante la guerra ruso-japonesa enManchuria, un cosaco enviado parahacer un reconocimiento, vio venirtras de si a un soldado de caballeriajapones que a galope tendido le per-seguia, blandiendo su sable. El cosacono tuvo mas remedio, para librarsede una muerte Segura, porque se ha-ilaba sin armas para defenderse, quedar espuela a su caballo y lanzarse enuna veloz carrera. El japones corriatras el, y durante largas horas fueaquello una carrera loca, desesperada,a traves de campos y llanuras cubier-tas de escarcha.

La noche lleg6. Sus caballos can-sados marcharon mas lentamente, apesar de los fuertes latigazos que lospobres brutos recibian de sus duenos.Poco le faltaba al jinete japones paraalcanzar a su adversario cuando seoyeron l6gubres aullidos que partiande un bosque que acababan de atra -vesar. Era una bandada de lobos ham-

DEGRADACI 6N UNIVERSAL

brientos; los cuales, sin hacer distin-ci6n de raza ni nacionalidad iban adevOrarlOS. De repente, como por en-canto, su hostilidad desapareci6, y toque no hubiera podido hacer el maselocuente llamamiento a la paz, el p e-

ligro comim to realiz6.Sin una palabra, ni un gesto, se

acercaron amigablemente y juntos hi-cieron frente a los temibles animales.El japones prest6 al ruso una de susarmas, el ruso dio al japones algunascerillas, y una botella de alcohol, quevaciaron sobre un mont6n de hojassecas pegandoles fuego. , Protegidospor el fuego que iba extendiendose,pelearon desesperadamente los doshombres contra los prlmeros lobos quellegaron. Cuando hubieron tendido acinco o seis de ellos y la llama se tor-n6 en grande hoguera, vieron con Bo-zo a toda la manada dar media vueltay emprender rapida huida. Los dosenemigos se dieron entonces la manocon una melanc6lica sonrisa.

-Si no nos hubiesemos unido con-tra estas malditas bestias, ellas nos hu-bieran devorado -dijo el japones.

-Es verdad -contest6 el soldadomoscovita-, pero tambien es ciertoque la guerra es una locura y que lospueblos enemigos harian mucho me-jor en luchar juntos contra ]as cala-midades que desolan a la pobre hu-manidad.

7. DEGRADACION UNIVERSAL

220. El dolor universal

Yrn el jardin de las Tullerias en Pa-ris se halla la estatua de una mujer,probablemente una bailarina, cuyacara cubierta con una mascara, vistade frente y a una cierta distancia, de-la ver una sonrisa, pero a medida que

221. Solterona pesimista

222.

"Estoy debajo, mama"

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uno se aproxima y la mira mas decirca, principalmente de un lado, sedescubre en las facciones habilmentetrazadas por el artista, una grande an-gustia como originada por alglin do-lor escondido.

La mujer representada en la esta-tua, queria, sin duda, dada su profe-si6n, mostrar al p6blico una cara son-riente, pero en realidad, esta consu-mida por un profundo dolor.

Tal es la condici6n de nuestra hu-manidad que trata de mostrar alegria,a pesar de la profunda herida que lecaus6 el pecado, el cual le hace su-frir, y finalmente le arrastra y le pre-cipita a la muerte.

Se pregunt6 a cierta mujer agra-ciada, pero soltera, por que no se ha-bia casado; a to cual respondi6:

-4Y para que necesito un hombre?Tengo un perro que gruiie, un loroque maldice, una estufa que echa hu-mo y un gato que se queda fuera porlas noches. ZQue mas necesito?

Era excesivamente pesimista, peroOno es esto, ciertamente, to que algu-nos hombres dan a sus esposas?

Un nino fue enviado a la escuelapor su buena madre, muy limpio yaseado. Cuando volvi6 venia lleno debarro de alguna batalla con sus com-paneros.

-iMuchacho... -le grit6 su ma-dre- no entres en mi casa, no sequien eres, no to conozco!... LC6mo tollamas, a ver?

-IMama, si soy yo to Manolito!Es que... es que... estoy aqui debajodel barro, mama...

Dios nos ve como pecadores, aun-

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que el barro del pecado nos cubra.Y Cristo vino a lavarnos con Su san-gre, para que el Padre pueda recono-cernos por hijos.

El peor asesinato

Cierto padre tenia dos hijos. Enuna ocasi6n regresaron a su casa bo-rrachos a las dos de la manana. Elpadre les esper6 levantado y les en-treg6 a cada uno una pistola. La sor-presa les devolvi6 el sentido y pregun-taron a su padre por que habia esto,a to que contest6:

-Id arriba y matad a vuestra ma-dre. Seria menos cruel para ella quela mateis con estas pistolas que no quela mateis por grados, como to estaishaciendo.

Cualquiera puede ayudar a matara otras personas con sus attitudes omanera de vivir; y aunque la Ley hu-mana nunca le requiera por el he-cho, es culpable ante Dios.

8. VANIDAD DE LAS RIQUEZAS

Las riquezas verdaderas

Se dice que alguien pregunt6 al se-nor Rothchild, que se supone era elhombre mas rico del mundo en aqueltiempo, si era feliz. El contest6:

-LSe puede ser feliz cuando al en-trar en el comedor se recibe una cartaque dice: "Si no me da Vd. 500 librasesterlinas, le matare". O cuando setiene que dormir con una pistola bajola almohada? No, yo no soy feliz enninguna manera.

Alguien hizo la misma pregunta alsenor Astor, otro gran millonario,quien dijo:

-S6 que he de dejar todas mil ri-

quezas cuando muera. Ellas no evitanenfermedades, ni tristezas, ni la muer-te, el gran enemigo de la humanidad.

Por esta respuesta se puede enten-der que no era feliz.

Habia una pobre anciana, llamadaLidia Jones, que vivia en un pequenocuarto. Era eoja y tenia en parte quedepender de la bondad de otras per-sonas para poder vivir. Alguien le pre.gunt6 si era feliz:

-Feliz -dijo ella con una agra-dable sonrisa-, soy tan feliz que nos6 en verdad c6mo puedo serlo mas..

-LPero c6mo es esto? Estando us-ted enferma y sola, y ademas con tanpocos recursos. Ella contest6 senalan-do la Biblia:

-LNo ha leido usted en este libro:"Todo es vuestro; y vosotros de Cris-to y Cristo de Dios"? - A. B. R.

225.

El dinero no es todo

226. Sin recurso

EL PECADO

Cuando el famoso naturalista Agas-siz estaba trabajando en un nuevo des-cubrimiento cientrfico, un visitante lepidi6 dar una conferencia que el sabiorehus6. El visitante dobl6 la oferta depago, pero Agassiz respondi6:

-No puedo malgastar mi tiempoen hater dinero.

l Cuan diferente de c6mo piensanla mayoria de la gente!

Alfredo Krupp, el fabricante pru-siano de caiiones, tenia tanto temor ala muerte que no permitia que nadiela mencionara en su presencia. Todossus criados estaban advertidos a nohater referencia a nada que tuvieraque ver con servicios f6mebres o ce-menterios, bajo amenaza de despido.Un pariente de su esposa que estabade visita en la casa muri6 repentina.

VANIDAD DE LAS RIQUEZAS

niente y Krupp huy6 a otra poblaci6ny no quiso tomar ninguna pane enlas ceremonial del entierro. Cuando asu vuelta su esposa le ech6 en caraeste proceder anormal e impropio deunfamiliar, la ech6 de casa y nuncavolvi6 a vivir con ella.

Cuando era viejo y enfermo ofre-ci6 a su m6dico una suma equivalentea un mill6n de d6lares si le garantiza-ba prolongar su vida 10 anos; peroningan doctor en el mundo puede ha-cer esto y Krupp muri6 como todoslos demas hombres, a pesar de susmillones.

227. Comida que perece

Cuenta un escritor que pasando poruna comarca muy fertil, pudo conocera un hombre que siempre estaba tra-bajando. Para el no habia domingos nifiestas de ninguna clase; queria ateso-rar grandes riquezas, trabajando diay noche. ,

Al cabo de alg6n tiempo, dice elescritor, volvi a pasar por el mismolugar y pregunte qu6 se habia hechode aquel hombre, y me dijeron quehabia muerto de repente y que todasu fortuna habia pasado a manos delEstado porque habia muerto sin here-deros que le pudieran suceder. Al ofrcontar esto acudieron a mil memoriaslas antiguas palabras: "Trabajad nopor la Comida que perece..."

228. 1 Pobre rico!

Una vida triste tuvo hate algunosanos su epilogo mas triste a6n. No setrata aqui de uno de los numerososdesheredados de este mundo que hor-miguean en los garitos de la metr6po-lis inglesa (siete millones de habitan-tes, de todos los paises, razas y reli-giones del mundo) sino del hombre

229. Pobres millonarios

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mas rico de Londres. El duque deBedford, uno de los pares de Inglate-rra, caballero de la orden de la Jarre-tiera, poseia una fortuna colosal, puestenia mas de mil libras de renta diaria.A pesar de esta asombrosa riqueza, oa causa de ella vivia de la maneramas triste, insoportable a los demasy a si mismo. Era muy duro para loscolonos e inquilinos a los cuales ve-jaba con ]as exigencias mas peregri-nas. Por fin acab6 poniendo fin a suvida disparandose un tiro. Esta muer-te ha parecido extraiia, tanto mascuando el duque de Bedford tenia unmiedo horrible a la muerte. Nuncaviajaba en los trenes expresos, por te-mor a una colisi6n; no iba a los tea-tros por miedo a los incendios y elpanico que producen, y su preocupa-ci6n continua era librarse de las co-rrientes de aire...

i Pobre rico! iC6mo nos recuerdaesto la oraci6n de Agur! (Proverbios30, 8) "Clo me d6s pobreza ni riqueza,mantenme del pan que he menester".

Que la felicidad no consiste en lariqueza, to prueban los dichos de lossiguientes hombres, todos ellos multi-millonarios bien conocidos y famosos.

Juan B. Rockefeller dijo: "He he-cho muchos millones, pero no me hantraido ninguna felicidad. Los cambia-ria de buena gana por aquellos dialen que me sentaba ante mi mesa detrabajo en Cleveland y me considera-ba rico con un sueldo de tres d6laressemanales". Podemos ahadir que estefamoso millonario, ademas de tener lasalud quebrantada necesitaba unaguardia permanente para preservar suvida de enemigos codiciosos de sufortuna.

W. H. Vanderbilt dijo: "La admi.-nistraci6n de 200 millones de d6lare s

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es un peso bastante grande para ano-nadar cualquier cerebro; es un pesoaplastante capaz de matarle a uno. Nohay en ello ningdn placer".-Juan Jacobo Astor, dej6 cinco mi-llones de d6lares, una gran fortunaen su tiempo; pero habia sido un mar-tir de la dispepsia y la melancolfa. Suconfesi6n foe: "Soy el hombre masmiserable de la tierra"-- Henry Ford,

el rey de los auto-m6viles, dijo: "El trabajo es el uni-co placer; es tan s61o el trabajo toque me conserva vivo y hace la vi-da digna de ser vivida. Yo era masfeliz cuando hacia el trabajo de me-canico".

Andres Carnegie dijo: "Los multi-millonarios raramente sonrien".

230. Le cost6 el alma

-LQue vale esa propiedad?-pre-gunt6 un caballero a otro, mientraspasaban por frente de una hermo-sa casa de camno rodeada de jar-dines.

-No se en cuando esta tasada;pero se to que le cost6 a su antiguopropietario.

-LCuanto le cost6?-Le cost6 el alma.

23

Un millonario pobre

Se cuenta del multimillonario Cor-nelio Vanderbilt que, antes de morir,dijo a un amigo:

-No se para que me sirve todo es-te dinero que ustedes dicen que esmio. No to puedo comer, no to puedogastar; ni siquiera to he visto ni to hetenido en mis manos por un momento.No llevo mejores trajes que mi secre-tario, ni como mejor que mi ch6fer.Antes por el contrario, vivo en unagran casa de pensi6n en la que is

EL PECADO

mayor parte de los huespedes son em-pleados. Ellos son mas ricos que yo,pues les veo comer de toda clase demanjares y a mf no me permite la dis-pepsia participar sino de alimentosmuy sencillos. De ningun modo puedobeber ninguna clase de licores, estoyconstantemente molestado por perso-nas que me vienen a pedir, y todomi dinero se halla en manos de otrosque to usan en su propio beneficio.

Este es un testimonio elocuentfsimode to que pasa a los que hacen sola-mente tesoros en la tierra. La 6nicasatisfacci6n de tales hombres consis-tiria en el gozo que produce el ayudara nuestros semejantes que se encuen-tran en necesidad. Pero cuando el co-raz6n es tacaiio, ni aim este gozo leses dado.

Bien dijo el Seiior Jesucristo que:"La vida del hombre no consiste en laabundancia de los bienes que posee".

232.

Lo que pass a todos

Andres estaba sentado a la puertade su casa cuando oy6 el llanto deses-perado de unos niiios. Al cabo deunos momentos vio aparecer a su ami-go Antonio con sus dos hijos, ambosllorando a pleno pulm6n.

-ZQue les pasa a los niiios? -pre-gunt6.

-Lo que le pasa a todo el mundo-contest6 Antonio- tengo tres nue-ces y cada uno de mis hijos quieredos.

233. Valores trastocados

El arzobispo anglicano Temple dijoen cierta ocasi6n que el mundo eraalgo asi como un gran escaparate enel que alguna persona maliciosa hu-biese entrado por la noche y hubierscambiado todas Jas notas de precos.Las cosas de valor mas duradero tic,

VANIDAD DE LOS PLACERES

nen un precio tan bajo que el mundopiensa que en realidad no valen nadamientras que mochas cosas que no so-lamente no tienen ninglin valor, sinoque ademas son verdaderos saldos,tienen un precio tan elevado que elmundo Jas considera como to de masvalor.

9. VANIDAD DE LOS PLACERES

234. Un mal negocio

Dos j6venes que habfan sido edu-cados en la Escuela Dominical, en-dureciendo sus corazones acabaron porabandonar el camino del Sehor, entre-gandose a los placeres del mundo;y otros companeros suyos, llevadospor su mal ejemplo estaban pr6ximosa seguir por el mismo camino, to queafligfa el coraz6n de su piadoso ins-tructor, quien no dejaba de orar porellos.

En cierta ocasi6a los j6venes re-feridos, salieron de una taberna demala fama, y recorrian un caminosolitario a la luz de la luna. De re-pente el caballo de uno de ellos,asustado por una sombra que pro-ducfa cierto arbol sobre el camino,se encabrit6 y lanz6 a su jinete alsuelo, con tan mala suerte que foerodando a un profundo abismo. Cuan-do su compaiiero baj6 a recogerlehallandole moribundo, le oy6 pro-nunciar estas palabras:

-piles que es un mal negocio, unmal negocio.-LA quienes, qud? -pregunt6

su amigo.-Abandonar a Cristo para vivir

una vida mundana -exclam6 el des-afortunado muchacho, quien anadi6g r avemente-: 1 Y pensar que mien-

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tras to se to estaras diciendo, yo es-tare ya en el infierno!

Los placeres de baffle

El celebre pastor Ricardo Cecil,viajando un dia en coche, oy6 a unade sus vecinas hablar de un bafflepr6ximo.

1 Oh!, exclamaba, cuando me gus-tan estas noches de baile! Las dis-fruto de antemano, con s61o pen-sar en ellas. Hallo en ellas un pla-cer inmenso, y es una dicha acor-darme de ellas cuando han pasado.

-Creo senora, -interrumpi6 Ce-cil- que usted olvida mencionar uncuarto placer.

-LDe veras caballero? No puedorecordarlo. ZA coal alude usted?

-Al placer que el dara el recuer-do del baile cuando usted estaba pr6-xima a la muerte...

Esta sencilla, observaci6n, coalsaeta aguda, dio en el blanco. La se-hora reflexion6 de la manera quehabia vivido hasta entonces, y al-gunos dias despuds se eonvirti6 aDios.

236, El que quiere salvar su vidala perdera

Vi una ninita de ocho aiios tra-tando pateticamente de ganar enunas de estas maquinas de juego deazar. Habfa perdido aquel dia ochopesos y estaba desolada, y easi apunto de llorar. Me acerqud a ellay le dije: %No sabes que td no pue-des ganarle a esta maquina? Su es-tructora interna ha sido hecha pa-ra ganarte a ti. La han disenado ba-sandose en la ley de probabilidades,y todos los que juegan por largo tiem-po, perderan irremisiblemente. Cadanoche los propietarios vacfan la ma-

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quina de las monedas quitadas de losbolsillos de los incautos; y si las pro-babilidades de ganar estuvieran en fa-vor del publico no harian negocio".

Ella pensaba que la suerte estabade un modo especial en contra de ella,pero no era asi. Salvo casos excep-cionales la suerte estaba en contra detodos los jugadores de la maquina deun modo general.

Ello es cruda ilustraci6n de comonosotros tratamos de obrar en contrade la naturaleza de nuestro ser y es-capar de sus consecuencias. "No mo-rir6is", dijo enganosamente la serpien-te on el huerto del Eden. Pero algomuri6 en ellos; y algo muere dentrode nosotros cuando desobedecemos lasleyes del Reino interior. El pecado essimplemente un intento de vivir encontra de las leyes de nuestro ser yescapar indemnes. La larga historiade la humanidad, escrita con sangrey lagrimas dice solamente una cosa:Eso no puede hacerse; el alma quepecare morira. - Stanley Jones.

237. Felicidad falsa y verdadera

Muchos de los m6todos modernosde buscar alegria por medio de las di-versiones, nos recuerdan a la ancianaque llev6 a algunos niiios al circo, ycuando uno de ellos, asustado por elespectaculo, empez6 a llorar, to tombpor el cuello diciendole: "Te trajeaqui para que to diviertas. DiviertcteLentiendes?

Y to volvi6 a sacudir.Muchos sacuden a sus pobres al-

mas llorosas, languidas, y tratan deque se diviertan.

Cuando un hombre tiene que decira su alma: "Come, bebe, huelgate",como to hizo el hombre rico, enton-ces sabemos que en realidad no sedivierte. Quiere olvidar su condici6nde hombre mortal, quo ve deslizarse

EL PECADO

su vida habia una vejez y decrepitudsin esperanza. La verdadera felicidadse halla no en la distracci6n pasajerasi no en la esperanza que perdura...- Stanley Jones.

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"Yo soy aquel payaso"

Un medico parisien recibi6 la vi-sita de un cliente, el cual le refiri6su estado de turbaci6n moral, su sen-timiento de pecado, su preocupaci6npor la eternidad. El medico, que noentendia en enfermedades del alma,crey6 que se trataba de un caso deneurastenia y aconsej6 buen alimentoy distracci6n.

-Lo primero no me falta -dijoel enfermo.

-Pues no es nada mas que cues-ti6n de distracci6n -afirm6 el medi-co, muy seguro de su ciencia-. Leaconsejo acudir a las funciones delpayas6 Garrick; nadie puede estartriste delante de 61.

-Senor; este remedio no sirve parami -replic6 el enfermb decepciona-do-, pues yo mismo soy Garrick. Yosoy ese payaso; he de mostrarme ale-gre ante el p6blico para ganar mi pan,pero esto no me da felicidad.

10. RESULTADOS DEL PECADO

239. El asesino de si mismo esculpable

Puedes matarte viviendo de malamanera. El hombre de apetito desor-denado abre su sepultura con los dien-tes. El individuo que hace cualquiercosa que provoca una muerte prema-tura es culpable. El doctor ClovisChappel cuenta de un amigo quien ledijo:

RESULTADOS DEL PECADO

,,yo tengo un coraz6n susceptible altabaco. El doctor dice que si continuofumando, el cigarrillo terminara pormatarme. Dej6 de fumar por un tiem-po, pero to eche tanto de menos queprefiero morir antes que negarme elplacer de fumar".

El otro dia una seiiora estaba sen-tada frente a mi en mi despacho y medijo to siguiente:

-Deje de fumar hace ya tiempo yme siento como liberada de la prisi6n.

240- Vivo contraste

Hace alg6n tiempo, una revista deNueva York, dio la siguiente aleccio-nadora estadistica, relacionada con dosfamilias americanas:

"Max Jukes, quien no creia en elcristianismo, se uni6 en matrimoniocon una joven tan irreligiosa como el".De ur, cuidadoso estudio en sus des-cen; entes, que fueron 1026, hasta elmomento de dicho trabajo, 300 mu-rieron muy pronto; 100 fueron en-carcelados por diversas causas; 109 seentregaron al vicio, vendi6ndose parael placer carnal; 102 se dieron a labebida. Toda la familia cost6 al Es-tado de Nueva York, un mill6n cienmil d6lares.

Jonathan Edwards era un cristianobusc6 para compaiiera de su vidauna joven igualmente cristiana. De

su uni6n vinieron 729 descendienteshasta el dia del mencionado estudio,de los cuales 300 fueron predicadores65 profesores; 13 presidentes de uni-versidades; 6 autores de buenos libros;3 diputados, y 1 vicepresidente de lalkepublica. Esta descendencia no cos-t6 ni un s61o d61ar al Estado, y bene-fici6 mucho a su naci6n y al mundo.

ya

241. Cizana

Cuando joven, tuve una disputa yrina con un vecino agricultor. Unanoche oscura entre en sus sembradosy esparci semilla de cizaiia que Ilamande Juan. En todo, el estado de Texas,no hay nada tan temido por los agri-cultores como dicha cizaiia. Crece yse extiende rapidamente, y una vezarraigada cuenta un trabajo, increiblelimpiar el campo. Pues bien, el sem-brado de mi vecino qued6 hecho unalastima, y yo reia satisfecho al vercomo. me habia vengado. Pero andan-do el tiempo me enamore de la hija'del anciano y nos casamos. Y en-tonces Lqu6 os parece que ocurri6?El mismo dia del casamiento mi padrepolitico nos entreg6 aquel mismo cam-po, y yo mismo hube de doblar la es-palda y excavar la mala hierba quehabia sembrado. "Lo que el hombresembrare esto tambien segara".

242. ZD6nde huire de to presencia?

Se cuenta el caso de un hombre quecometi6 un terrible crimen, asesinandopor celos, en una fiesta de bodas alpropio desposado.

Despues de cometido el crimen to-mando su caballo huy6, gracias a laoscuridad de la noche, del castillodonde se habia celebrado la fiesta, co-rriendo por los caminos de Escocia.Despues de galopar toda la nochedando vueltas y revueltas y cuandocreia hallarse muchisimos kil6metrosdel lugar, al despuntar el alba, seencontr6 a las puertas del mismo cas-tillo donde habia cometido su terriblefechoria, siendo detenido para recibirsu castigo.

Asi es con el pecaor que trata dehuir de Dios. Despues de todos los

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esfuerzos para evitar la justicia delTodopoderoso se encontrara irremi-siblemente en sus manos.

243. ZQue siembras?

Un ejemplo de sembrar to malo seha visto en Boston. Un profesor fran-ces, estudiando en su laboratorio unapolilla extranjera, dej6 caer por acci-dente algunos germenes, los cualesfueron llevados por el viento. El pro-fesor notific6 a la sociedad el peligro,pero nadie le atribuy6 importancia.Diez anos mas tarde la gente se asus-taba de ver los arboles, arbustos, flo-res y legumbres consumidos como porfuego. Se ha gastado ya una cantidadenorme para detener la plaga y aunno se ha exterminado.

244, Jugando con la muerte

Sucedi6 en Nueva York. Cuando elte16n fue corrido, los espectadores sehallaron con que toda la escena erauna gran jaula. Los decorados repre-sentaban una selva india. Mnsicos in-des tocaban dulcemente, cuando eldomador hizo su enfrada para quedaren actitud de estatua en el centro.

De pronto, una enorme boa apa-recia por un lado, daba una vuelta alhombre, e iba estrechandolo cada vezmas, y al fin se enroscaba al cuerpodel domador, para posar su horriblecabeza sobre la del hombre.

Un aplauso caluroso premi6 el jue-go atrevido del domador.

Inesperadamente, vieronmas terrible espanto brillaba en susOjos.

Intrigados todos dejaron de aplau-dir, para escuchar horrorizados, comolos huesos del hombre eran rotos porel cruel abrazo del reptil gigante, cuyoinstinto se habia despertado.

Un momento mas tarde, el cuerpo

como el

EL PECADO

yacia en la escena, como un montbnde carne sanguinolienta mientras elespantoso animal volvia a desaparecerpor donde habia venido.

He aqui una imagen del hombrepecador, jugando con el Pecado, noaceptando el consejo de amor de lapalabra de un Dios, "que no quiere lamuerte del pecador, sino que se arre-pienta y viva".

245.

El camino de Dios es el mejor

He aqui he puesto delante de tiel camino de la vida y de la muerte.(Jeremias 21 - 8) .

Millares depersonas se alineabanen las calles de Londres el dia en queel cadaver del famoso misionero y ex-plorador David Livingstone iba a serenterrado en la Abadia de Westminstercon los hombres famosos de la naci6n.Cuando pasaba el feretro alguien ob-serv6 a un anciano mendigo, y contodas las senates del vicio de la em-briaguez en su rostro, que llorabaamargamente. Se le pregunt6 la raz6ny respondi6:

-Os dire por que. David y yo naci-mos en el mismo pueblo, concurrimosa la misma escuela y trabajamos deaprendices en el mismo taller. PeroDavid sigui6 un camino y yo otro.Ahora el es honrado por todo el paisy yo soy un desconocido y despreciado;no tengo otra esperanza que la tumbade un borracho".

246. Carta de tin preso

El doctor R. A. Torrey recibi6 lasiguiente carta de un preso en la pe-nitenciaria Stillwater de Minnesota:

Querido doctor Torrey:Hace cerca de dos anos le of

predicar en una Iglesia de la Ave'nida Washington, en Minneapolis .Al final del culto usted vino a rill

RESULTADOS DEL PECADO

personalmente y me inst6 a acep-tar a Jesucristo como mi Salvador.Yo estaba ,a punto de rendirme pe-ro me detuve, diciendo:

"No to hare esta noche, peromanana si, vendre al culto y acep-tare a Cristo". Usted me inst6 denuevo a hacerlo en seguida y noesperar a manana diciendome queno habia to que podia ocurrirmeaquella noche.

Al salir del culto entre en unatabema y quide borracho. A lamanana siguiente me desperte enla carcel acusado de haber robadoun abrigo. No tengo ninguna ideade tat cosa pero supongo que tohice bajo la influencia del alcohol.Fui condenado a dos anos de car-tel. Mi condena estd. por expirar,y he aceptado a Cristo aqui en laprisien; pero si to hubiese hechoaquella noche que usted me inst6me habria evitado estos dos anosdesgraciados.

247. La senda err6nea

Un pastor que estaba de visita enla granja de unos creyentes, transi-taba por el bosque acompanado de unmuchacho de la casa. El sot brillabay el aire era sofocante, por to cualviendo el pastor una senda que en-traba en el bosque empez6 a andarpor ella, pero el muchacho, se to des-aconsej6.

-ZPor que no to gusta este cami-no? Parece muy bueno, rodeado deromeros y tomillos en flor.

No es el camino to que no me gusta,sino el lugar a donde conduce.

-ZQuien ha hecho este camino ya donde lieva, pregunt6 el pastor.

Es el camino hecho por los cerdos-replic6 el muchacho- y bien pron-to entra en un lodazal espinozo.

248. Destino de los asesinos deCristo

249. Mds larga todavia

103

Es el destino de todo camino to queimporta. La direcci6n en que viajamoses mas importante que el lugar que pi-samos al presente, y si seguimos elcamino de Satanas podemos esperarllegar al lugar preparado para el pe-cado.

Judas, vencido por su remordimien-to, "fue y se ahorc6". El lugar se lla-m6: "Aceldama" que significa "cam-po de sangre" en recuerdo del dinerode traici6n con el cual fue comprado.Antes su nombre habia sido: "Campodel alfarero", por pertenecer a unhombre de este oficio, quien tiraba .alli los residuos malos de - su trabajo.

Pilato, poco despues de la muertede Jesus, fue llamado a Roma, y des-terrado a las Galias, donde se suicid6.Una vieja tradici6n le presenta comoun hombre perseguido por su remor-dimiento, medio loco al recuerdo desu cobardia, con una mania que lelieva de una parte para otra buscan-do agua para lavar sus manos.

Herodes muri6 en el destierro con-denado por sus infamias.

Caifas fue despuesto de su altocargo, un ano despues de la cruci-fixion. El hogar de Ands fue destruidopor el pueblo en motin, y su hijo ase-sinado y arrastrado por las calles.

En este caso cumbre de maldad einjusticia humana tenia que cumplirse,para ejemplo de las edades la justasentencia divina: "Todo to que elhombre sembrare, esto tambien se-gara".

Mand6 un tirano llamar a uno desus subditos y le pregunt6:

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=l,Cual es to oficio?-Herrero.-Vote y haz una cadena.Obedeci6 el herrero; trabaj6 en la

obra algunos meses sin recibir salario;concluida la present6 al monarca.

-Vuelve -le dijo este-, y hazla cadena aun mas larga.

Y desde entonces cads vez que elherrero presentaba la cadena, le or-denaba hacerla aun mas larga todavfa;hasta que cuando se la llev6 por 6lti-ma vez, dio el barbaro monarca estaorden a sus soldados:

-Tomad esta cadena, aprisionadlecon ella los pies y las manos, y arro-jadle en un horno encendido.

He aqui una lecci6n para los hom-bres siervos de Satanas.

250. Libertad peligrosa

Un buque que venia de Orientetoria muchos pajaros enjaulados. Enmitad del Oceano uno de eilos pudoescapar y deliciosamente se elev6 enlos aires, cada vez mas lejos de suprisi6n. Pero despues de muchas ho-ras apareci6 de nuevo esforzandoseen alcanzar el barco, con visiblessignos de cansancio, hasta que porfin puso pie en la cubierta fatigaJo ysin aliento. Ahora el barco en sugarde serle una prisi6n le . era un hogarde refugio.

Asi es con el coraz6n desasosegadoque rompe las restricciones del Cris-tianismo. Si no se hunde en el pecado,falto de remordimiento, vuelve fatiga-do a la Iglesia, al hogar y a Dios. LaIglesia no le es entonces una prisi6n,ya que le ofrece la mas perfecta li-bertad en todo to que le es bueno yseguro. - The Sunday School Times.

Remordimiento amargo

la isla de Raitea, una de las

EL PECADO

islas del archipidlago de La Sociedadse celebr6 una fiesta en la que sereunieron 600 niiios y niiias. Todosellos marcharon vestidos a la europeaen un desfile, haciendo bellos ejer-cici6s gimnasticos. Los nativos de laisla les miraban asombrados y unosusurr6 al ofdo de su esposa.

-iQue bien que reservamos a nues-tra hijita!

Lagrimas amargas surcaban emperolos rostros de muchos otros. Un jefevenerable se levant6, porque no podiasoportar mas aquella escena, y convoz alta exclam6:

-ITengo que hablar! iDejadmehablar! Al reeibir permiso declar6:

-iOh!, si hubi6semos conocido elEvangelio que iba a entrar en nuestropals, mis hijos estarian entre estegrupo, pero hay! yo los asesin6 atodos en las fiestas de los idolos! Niuno qued6. Morire sin hijos, aunquehe sido el padre de 19 muchachos ymuchachas.

Sentandose dio rienda al dolor desu coraz6n, deshaci6ndose en un marde lagrimas.

252.

Esclavo de su falta

El doctor J. G. Morrison, superin-tendente de la iglesia Nazarena, solfacontrr esta an6cdota de su infanciapara ilustrar como Satanas resulta unamo duro pero la confesi6n y el arre-pentimiento trae liberaci6n al almaoprimida.

Mi madre tenia una gran ilusi6nen sus blancos patos nadadores. Al-guno de ellos habia ganado premiosen concursos locales y por ello sesentfa orgullosa. Un dia estaba yoprobando mi nueva onda de gomaechando piedras a los troncos de losarboles cuando se me ocurri6 la ideade arrojar una piedra en direcci6n aun hermoso pato para ver cuan cerca

RESULTADOS DEL PECADO

podia tirar de el sin herirle. Habiavisto hacer este ejercicio en el circocon un hombre que tiraba cuchillos, ycreia que mi punteria era bastantebuena para imitarle. Poniendo unapiedra en mi onda tire con toda mifuerza a un palmo de mi objetivo, se-gun yo pensaba; pero cual fue mi es-panto cuando vi que la piedra dabafuertemente contra la cabeza del ani-mal y este cafa. Corri habia 61 y en-contre el pato favorito de mi madreque habia ganado el concurso de na-taci6n aquel aiio, mortalmente herido.Como suelen hacer todos los delicuen-tes procur6 ocultar el cuerpo del de-lito. Cuando estaba enterrando el patobajo un haz de heno sobrevino mihermana Jessie:

-~Qu6 estas haciendo Joe, me pre-gunt6.

-Tuve que contarle toda la his-toria y ella me prometi6 no descubrirnada a mi madre.

La intranquilidad no me dejabacomer y cuando me levantaba de lamesa la madre dijo: Jessie hoy la-varas to los platos. A to que esta res-pondi6 rapidamente:

-Joe me ayudara.-Yo proteste, diciendo que tenia

que hacer mis deberes, pero mi her-mana me susurr6 al ofdo: "Acuerdatedel pato".

No tuve otro remedio que ayudar ami hermana.

Por varios dias vine a ser el esclavode cada capricho de mi hermana.

Un dia, cansado de esta situaci6n,fui a mi madre y le confese to ocu-rrido. Puse mi cabeza sobre sus ro-dillas y sollozando le dije cuan arre-pentido me sentfa. Ella me respondi6:

--Siento que mataras a mi pato fa-vorito, pero estoy orgullosa de tenerun muchacho que sabe confesilr laverdad.

-Castigame como quieras, pero yotenia que quitarme este peso -le dije.

-No voy a castigarte, Joe -replic6ella- ya has sido suficientementecastigado durante este tiempo que nohas confesado to culpa. Voy senci-llamente a perdonarte, y poniendo losbrazos alrededor de mi cuello mebes6.-

Por la noche mi hermana Jessiequeria que la ayudara de nuevo; peroyo le dije no; hoy puedo it librementea mis deberes. Mi madre to sabe todoy me ha perdonado.

Ya no era un esclavo; la confesi6ny el perd6n me habia libertado. Delmismo modo Satanas procura escla-vizar al pecado; pero tan pronto comoeste acute al Salvador y confiesa suculpa se encuentra libre de la escla-vitud de Satan.

Quedan los agujeros

105

Se cuenta de un niiio muy traviesoa quien su padre, para que se thesecuenta de sus malas acciones, le pro-puso que cada vez que cometeria unacto punible clavarfa un clavo en unapuerta de casa. Pronto la puerta que-d6 de tal modo llena que no cabfa unomas y avergonzado el niiio prometi6 asu padre enmendarse, con la condici6nde que cada vez que realizara una ac-ci6n buena sacarfa un clavo de lapuerta. Asi to hizo por alg6n tiempohasta que lleg6 el momento de arran-car el ultimo clavo. Con todo, el mu-chacho no parecia contento. ZPor queno to alegras, le pregunt6 el padre?Porque -respondi6 el muchacho-,aunque has quitado todos los clavos,quedan los agujeros. Las consecuen-cias naturales del pecado siempre que-dan, aun cuando la gracia de Dios nosquite de ellos to peor, que es su justaretribuci6n en la Eternidad, por 10

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106

tanto to mejor para el cristiano esabstenerse totalmente de pesar.

254. El venado insensate

Recuerdo una ocasi6n, cuando seextendi6 el fuego en un bosque. Unode los hombres que estaba combatien-do elfuego se encontr6 a un venaditopress del panico; to tomb en sus bra-zes para salvarlo de Jas llamas; peroel venadito aterrorizado luch6 per es-capar, salt6 de sus brazes al fuego, yen unos cuantos momentos qued6achicharrado.

Tat es la historia de la humanidad.Cuando nos escapamos de los brazesde Dios, Ldamos el salto hacia la li-bertad? No, ciertamente, sino haciael fuego. Cuando luchamos per es-capar de los brazes de Dios a nuestravoluntad egofsta, no encontramos laverdadera libertad sino simplemente ellibertinaje que nos destruye. Nuestralibertad esta en la voluntad de Diosy en ninguna otra parte. Esto nos de-muestra la historia, individual y colec-tiva. - Stanley Jones.

255.

El pintor curioso

Un pintor estaba en una casa pin-tando Jas paredes de una sala.

El color que usaba era muy claro,hasta que estaba seta la pintura.

Cuando estaba solo en la habita-ci6n abri6 el caj6n de un mueble yalli vie una cartera que cogi6 y exa-min6 todo to que contenia, pero nohallando dinero, dej6 los papeles comeestaban en la cartera y esta en su sitio,sin pensar que pudiera descubrirse toque acababa de hater. Pero no fue asi,sino que despues de algunas horas, semanifestaron marcas de pintura a cau-sa de que cuando el pinntor la toc6 te-nia los dedos humedos.

El. PECADO

Asf sucede con el pecado; mispronto o mss tarde serfs descubierto.

256. Conversi6n y curaci6n

El doctor Richard Waterton dice enuna carts personal: "La deshones.tidad, la impureza, el egoismo, etc.,son el fondo que prepara el terrenopara Jas enfermedades. Las drogasdetienen frecuentemente el procesopatol6gico; pero algunas veoes no.Uno de mis pacientes no reaccion6 aJas drogas que habian cuando una granmayoria de cases de la misma enfer.medad que yo habfa tratado antes.Este paciente se encontraba en un es.tado de depresi6n mental debido auna vida de impurezas que habian lle-vado antes. Se sinti6 liberado cuandome to cont6 todo, y algo nuevo naci6en el cuando obedeciendo a sus im-pulses hizo la confesi6n de su culpaa dos personas de su intimidad a quie-nes concernia su conducts, prometien-do llevar una vida cristiana. Su enfer-medad desapareci6 completamente enmuy poco tiempo.

N6tense estas dos frases del m6dico"Algo nuevo habfa nacido en"su enfermedad desapareci6 comple-tamente". La relaci6n entre Jas doses muy estrecha. Un alma sana tiendea producir un cuerpo sano. - StanleyJones.

257. Resiste a los principios

Una vez anunciaban los dos evan-gelistas Moody y Sankey el Evangeliodelante de un buen mimero de naios.Para explicar a los nines c6mo obrsSatanas per el pecado, sac6 Moody desu bolsillo un carrete de hilo blanco.Levantando el carrete, pregunt6 a suspequenos oyentes:

-LCredis vosotros que puede ma'niatar Jas manes del sefior Sankey CO

RESIJLTADOS DEL PECADO

este hilo delgado, asi que no puedalibrarse?

La respuesta era un "NO" risueiiode los nines. Luego tom6 Moody elhalo y empez6 a envolver Jas manesde Sankey. Lazo per laze se pusosobre Jas manes de su amigo. Atenta-mente, los nines estaban mfrando. Nose ofa ni un sonido. Todos mirabancon inter6s a Jas manes de los doshombres.

Entonces vino Sankey delante. Elhilo delgado habfa sido hecho unatraba irrompible. Y a pesar de sus es-fuerzos no pudo el hombre fuertc rom-perla para librar sus manes. iC6mo seadmiraron los nifios!

-Mirad -dijo Moody-, asi iguales con el pecado, y con Jas malascostumbres. Primeramente no es difi-cil vencerlas, pero cuando mAs Jas se-guimos, tanto mss nos enredan. Ypronto viene el dia cuando ser6 impo-sible vencerlas. Entonces serin unatraba irrompible, una traba que puo-de soltarse s61o con un milagro de lagracia.

Ambos Bran ciegos

Una ancianita estaba en el bordcde la acera, sin atreverse a cruzaraquella calle donde el trUico era tanintenso. Era una cieguita, y per esosuspiraba per que alguien se ofreciesepara ayudarla a pasar al otro lado. Depronto lleg6 una voz a sus oidos:

-IMe permite que ease con ustedal otro lado de la calle?

Era un caballero.-Oh, si, encantada.Le tom6 del braze y empezaron a

cruzar la calzada. De pronto, el hom-bre die un traspi6s.

_IQud ocurre? Anda usted comesi fuese ciego -dijo la ancianita.

-fEs que soy ciegol --contest6 suac0MPafiante-. Por esto le pedf si

259.

La zorra me cogia

260. iC6mo est6 el mundol

Insertamos, sin comentarios, unasestadfsticas:

"Actualmente, en el mundo, de ca-da cinco personas, tres padecen ham-bre; el 20 per ciento -500 millones-viven muy bien, otro 20 per cientotiene s61o to necesario, y el 60 perciento se encuentra en la miseria. Lamiseria reina en Jas tree quintas partesdel planets".

(Diario de Barcelona).

107

podia cruzar la calle con usted.l Cuantas veoes ocurre esto mismo

en

la

esfera

espiritual!

i Un

ciegoguiando a otros ciegos! Asegur6monosde estar siguiendo los pasos del Unicoque puede llevarnos con toda seguri-dad "al otro lado de la calle": el Se-iior Jesucristo, el Gufa de la Eterni-dad.

Alguaos chicos se pusieron deacuerdo para desanidar de su escon-dite a la vieja zorra que amenazabalos gallineros del vecindario. La que-rian Ilevar viva per Jas calles del pue-blo para demostrar su triunfo. El misdelgado de ellos se meti6 dentro de lacueva y pronto le oyeron gritar:

-jYa la tengo, la tengolPero no tard6 en exclamar, lloran-

do:-IMe ha cogido, me ha cogido!Esto es to que ocurre con los dioses

de este mundo. Al principio nos de-jan triunfar: "Yo to tengo, yo to po-seo,lo he ganado!". Pero despues nosdamos cuenta: "El me tiene a mf, es-toy en sus garras, estA jugando con-migo". Se llega a ser esclavo de Jasriquezas, de la profesi6n, de la polf-tica, de la ciencia, etc.

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108

"Como promedio, en los EstadosUnidos se suicida una persona cadstreinta y cinco minutos. Como pro-medio, una persona enloquece cadaveinte segundos. La mayoria de estoscasos podria evitarse si tales personastuvieran la paz que la religi6n y ora-ci6n proporcionan".

261. Los dos cuados

(Dale Carnegie).

Un pintor pint6 un cuadro que re-presentaba la Inocencia, sirviendolede modelo un nifio llamado Ruperto.Lo pint6 de rodillas, orando, al ladode su madre. Las palmas de sus ma-nitas estaban apretadas una contra laotra; sus mejillas rosadas atestiguabansu salud perfecta; sus ojos azules le-vantados con una expresi6n de devo-ci6n y paz. El pintor qued6 tan encan-tado de su propia obra, que la colg6en su propio estudio.

Pasaron los aiios y el artista, ya an-ciano quiso pintar otro cuadro sobreel tema "El crimen". Visit6 una car-cel y encontr6 sobre el suelo humedode un calabozo a un criminal a quieullamaban Randal; sujetado con cade-nas, su cuerpo gastado, sus mejillaslividas y en sus ojos hundidos estabareflejada la angustia y el vicio. Pidi6permiso para llevarle a su estudio co-mo modelo, y le fee concedido, sien-do custodiado por un guardia.

En los primeros momentos el pre-so se alegr6 de la novedad que el ca-pricho del pintor habia trafdo a suvida mon6tona y aburrida; hasta que,fijandose en el cuadro que todavia fi-guraba en el estudio del pintor y din-dose cuenta del rostro de aquella mu-jer que estrechaba con sus manos lasdel tierno niiio, figura del candor yla inocencia, prorrumpi6 en un granllanto.

E1. PECADO

El pintor ces6 un momento en sutarea y le pregunt6 la raz6n de sudesconsuelo. El preso, seiialando a lamujer del cuadro, le dijo:

-iEs mi madre! iYo soy este nihoinocente que usted pint6 hace tantosaios. El pecado y el vicio me hantransformado haciendome to que soy.

Tales son las consecuencias del pe-cado, tanto en el cuerpo fisico Comoen el ser moral de cada hombre.

11. REPRENSIONESACERTADAS

262

El camino mis corto alinfierno

Un creyente que viajaba en tren,comenz6 a hablar acerca de Cristo auno de sus acompaiiantes, el que bur-lonamente le pregunt6 por el caminomas corto al infierno. La respuesta nose hizo esperar:

-Abra usted esa puerta, arr6je-se por ella, y bien pronto se encon-trari alli. Pero recuerde una cosa, queen el infierno usted no sera incre•dulo, porque alli todos creen. Losdemonios creen y tiemblan (Santiago2:19).

263.

La impureza

Un oficial britinico que estaba enla India y que llevaba una vida inrno'ral, fue una noche a visitar al capellande su regimiento, con el fin de discutircon el sobre cuestiones religiosas. Du-rante la conversaci6n le dijo:

-La religi6n esti muy bien, perousted tiene que reconocer que haycosas diffciles de aceptar, como Porejemplo los milagros.

El capellan que conocia al hombt%

REpRENS10NES ACERTADAS

y sabia cual era su principal pecado,le dijo:-Si; reconozco que en la Biblia

hay algunas cosas que no estan muytiaras; pero el septimo mandamiento,es un asunto bien claro. - D. L.Moody.

Aprender a callar

Tenia Is6crates una escuela de elo-cuencia, y en cierta ocasi6n se le pre-sent6 un joven que solicitaba ser dis-cipulo suyo, y le pidi6 que seiialara elestipendio que deberfa pagar. El ora-dor le pidi6 doble de to que los demaspagaban.

-LC6mo? -replic6 el pretendien-te-, no siendo yo mas que uno Lquie-re usted que le pague como dos?

-Es el caso -replic6 Is6crates-que aunque eres uno, tengo que haceralgo mas que con dos.

-No entiendo to que quiere decir.-Pees es muy sencillo. A los otros

discipulos no les enseiio mas que ahablar, y a ti he de enseiarte a callar.Hablar bien no es cosa tan dificil quea la corta o a la larga no pueda lo-grarse; pero aprender a callar, un ha-blador acostumbrado a no hacerlo...es una gran dificultad. - El Hogar(F. G.).

265. La mejor prueba

Un pobre hombre de Turquia tuvouna disputa con cierto vecino rico poruna casa que este le habia usurpado.En vano mostr6 sus documentos, puesel rico tenia en su contra, ademis dedocurnentos falsificados a muchos tes-tlgos que declararon en su favor. Ade-mas de comprar a tales testigos envi6una bolsa eonteniendo quinientos du-cadOl al Cadi, pensando que esto seri:a

golpe decisivo para decidir el casoen su favor.

109

Cuando el caso fee presentabo enaudiencia publica, lefdos los documen-tos, el juez dijo al hombre si no teniaalgunos testigos en su favor y estetuvo que declarar que a causa de unaausencia de muchos aiios, no podiatraer ninguno.

Pues bien, declar6 el Cadi si to notienes ningdn testigo en to favor yotengo quinientos; no to preocupes. Ylevantando la bolsa declar6 como ha-bia sido objeto de un intento de so-borno por parte del falso pretendiente.

En el hoyo que cav6 el impio eneste caeri.

266.

No se puede servir a Dios y a

Mammon

Un viejo avaro visit6 a su rabino elque luego de conversar un rato con 61,to llev6 haste la ventana del cuadro yle dijo:

-Mira. LQue ves?El avaro le contest6:-Veo hombres, mujeres y nifos.El rabino entonces, tomandole de

la mano, to llev6 hasta un espejo y ledijo:

-LQue ves ahora?-Me veo a mi mismo --contest6 el

anciano.El maestro entonces le dijo: "He

aquf que en la ventana habfa vidrio.Pero el vidrio del espejo ests recubier-to de plata, y tan pronto como se leagrega la plata, ya no es posible ver alos demas, y s61o se ve uno mismo".(Lucas 16:13).

267, No es necesario conocer lanuddad

Hay j6venes que afirman que es ne-cesario practicar to bueno y to malo.l Qu6 tonterial No es necesario que yometa la mano en el fuego para saber siquema.

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Un barco habia encallado on el RioMissisippi, y el capitan no podia za-farlo. Por fin lleg6 un joven que ledijo:

-Capitan; tengo entendido que us-ted necesita un piloto que to saque deeste apuro.

-Asi es. ZZUsted es piloto?-Si senor.-ZConoce usted todos los peligros,

y los bancos de arena?-No senor.-Entonces, Zc6mo piensa sacarnos

de aqui si no sabe donde estan?-Es que se donde no estan, senor

Capitan.

268. Severidad sin avaricia

El filantropo Howard, molestadopor la poca atenci6n que habia tenidouno de los cocheros, que le habiatransportado entre dos ciudades, tombla resoluci6n de no darle ninguna pro-pina. Sin embargo, a fin de que esteno to tomara por avaricia entreg6 onpresencia del cochero el doble de lasuma que se proponia darle, a unpobre que vino a pedirle limosna.Asombrado el cochero de su genero-sidad, pens6 que la propina seria ex-traordinaria, pero Howard le explic6,acto seguido, la resoluci6n que habiatomado y los motivos de ella, dejan-dole pensativo y mohino.

El Sr. Howard explic6 despu6s queeste sistema to habia practicado variasveces y tenfa noticias de los Buenosresultados que habia producido paraotros viajeros que habian tenido quecorrer despu6s de 61 por los mismoscaminos.

269, Recomendable rareza

El Rdo. Jacobs de Cambridge, eratan humilde que le costaba reprendera la gente; pero su mente era bastante

EL PECADO

aguda para saberlo hacer con muchadelicadeza.

Cierto dig algunas senoritas que sehallaban esperando en su casa soste-nfan una conversaci6n sobre una ami-ga. Cuando el pastor entr6 en la ha-bitaci6n oy6 las palabras: "tonta","rara", "especial", etc. y pregunt6 aquien se referian tales epitetos. Cuan-do le dieron el nombre de la seiioritade la cual estaban hablando replicb.

-Puede ser ciertamente asi, potmi padre la considero tambi6n una mu-chacha muy rara y especial.

Complacidas las senoritas, pensan-do que el pastor se habia puesto desu padre, insistieron en conocer suopini6n acerca de sus rareas. El pas-tor continu6:

-Lo que he observado como raroy extraordinario en ella, es que nuncale he oido hablar mal de una amigaausente.

Esta atinada reprensi6n nunca fueolvidada por aquellas j6venes.

270. Crisdanos perfectos

-Los cristianos, ustedes, no meconvencen. Si fueran perfectos me gus-taria su trato, pero me parece que us-tedes son tan poco perfectos... Yo noconoci ninguno...

-Sin embargo, senora, hay millo-nes y millones.

-LC6mo? ZD6nde?-En el cielo...

271. ZOrar antes de vengarse

Un joven que tenia un grave dis-gusto con su hermano, dijo a unamigo anciano que se vengaria.

Este procur6 disuadirle pero envano, y entonces le dijo:

-A to menos, amigo, debemos orarantes de que usted lleve a cabo su de ,seo. Y en seguida empez6 a orar, di- ,

REFRENS10NES ACERTADAS

ciendo: Senor no es necesario que todefiendas a este joven, porque 61 mis-mo se ha constituido en su propio de-fensor. No es necesario que td le ven-oues, puesto que 61 mismo tomara lavenganza por su mano.

El joven no pudo mas y cayendode rodillas pidi6 a Dios perd6n por sumal pensamiento y dijo que no queriavengarse de su enemigo.

272. La advertencia a un rey

Contestando a la pregunta sobre susalud, a un enviado del rey Jaime 1,su tutor le dijo:

-Decidle que voy a partir para unlugar a donde muy pocos reyes van.

273. La revelaci6n de los rayos X

Una senora muy avara que creiapadecer del coraz6n fue a visitar a unmedico, el cual, no viendo causa apa-rente, aconsej6 un reconocimientopor rayos X. La senora asinti6, peroobjet6:

-Doctor, soy extremadamente po-bre y temo que no podr6 pagar si nome es hecho gratuitamente.

El medico accedi6, en su deseo dediagn6sticar to mejor. Al examinarlaobserv6 que el coraz6n le funcionabaperfectamente, pero que escondidaentre su ropa interior llevaba la mujeruna fortuna en buen dinero.

La mujer pregunt6 ansiosamente:-4Qu6 tal tengo mi coraz6n?A to que el doctor replicb con se-

veridad:-iMuy mal, senora, muy mallGY no era verdad asi?

274• El nino malo

El pequeno Pepe, era muy travieso.Cuando cometia alguna travesura, re-

gularmente echaba la culpa a otro,por poco que pudiese.

En una ocasi6n era tan probada suculpa, que su padre le sentenci6 a 25azotes. El nino, espantado, viendo queno habia escapatoria, chillaba:

-iPapa! iPapa!, no es gusto que mepegues, no es gusto..., no olvides queel diablo me ha tentado.

-Bien -contest6 el padre levan-tando la correa- Esto es Certo. Peromira: Al diablo le castigara Dios undig; y yo to castigar6 hoy a ti, antesde que el Senor se vea obligado a cas-tigaros a ambos juntos - E. Stanley!ones.

275,

Donde terming la libertad

Un joven sali6 corriendo de un edi-ficio a la calle, proclamando a voz encuello las glorias de su libertad recienadquirida. Agitando locamente los bra-zos, sin querer, golpe6 a un ancianoen la nariz. Este le puso la mano so-bre el hombro, y le dijo:

-Escucheme, mi joven amigo. Sulibertad es cosa magnifica, no cabeduda; pero recuerde esto, su libertadtermina donde mi nariz comienza.

Muchas personas quieren disfrutarde libertad, pero sin restricciones. Encambio, la libertad cristiana no inva-de el derecho ajeno. Pablo dice: "Vos-otros, hermanos, fuisteis llamados aser libres; s61o que no transformeisvuestra libertad en libertinaje paravuestros bajo deseos, sino servios losunos a los otros por el amor que osten6is". El motivo del amor debe li-mitar y dirigir nuestra libertad.

La libertad cristiana nos permitehacer todo to que sea noble y digno,pero nos restringe de hacer to ruin yde pisotear los derechos de otros.

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12. CASTIGOSPROVIDENCIALES

Cosechas de to sembrado, enla historia

No es solo la Biblia. La historictambien afirma que se cosecha to quese siembra.

Majencio construy6 un puente falsopara que se ahogara Constantino, perose ahog6 ei mismo.

Bajazet era exhibido por Tamerlanen una jaula de hierro que e1 mismohabia construido para este.

Maximino sac6 los ojos a miles decristianos; una terrible enfermedad delos ojos hizo estragos entre su pueblo,y ei mismo muri6 de ella en medio deintensos sufrimientos.

Alejandro VII murio envenenadocon vino que el habia preparado paraenvenenar a otros.

Enrique III de Francia fue muertoa punaladas en el mismo cuarto enque habia planeado la matanza de losprotestantes.

Un juicio divino

Se cuenta el caso del arzobispoLeigthon, que estaba viajando desdeGlasgow a Dumblane ante una nochetempestuosa de rayos y truenos. Doshombres que intentaban robarle no tu-vieron valor para hacerlo, pero unode ellos, dijo:

-Yo me pondre tendido al lado dela carretera y to pediras dinero al ar-zobispo para mi entierro. Seguro quecon esto conseguiremos una buena su-ma, sin riesgo alguno.

Al llegar cerca del lugar el arzo-bispo par6 su carruaje y oy6 la de-manda, entregandole al solicitante unpoco de dinero.

Apenas habia ariancado el coche

cuando hizo parar de nuevo el co.chero al oir angustiosas votes dei 0h... ha muerto de verdad! fide ver-dad esta muerto! en efecto un rayohabia descendido por el arbol al piedonde el hombre se hallaba acostado.Asi fue descubierta la impostura yel fraude, resultando un ejemplo pormuchos aiios de to peligroso, que esjugar con la justicia de Dios.

278. Victorias que matan

En un bote de emigrantes que na-vegaba por el Estado de Tennesse,conteniendo 28 personas, se declar6la viruela. Como dicho bote viajasebastante separado de los demas quecomponfan la expedition, fue atacadopor los indios, que asesinaron a loshombres, llevandose cautivos a lasmujeres y niiios. Los indios cogieronla enfermedad, y centenares de ellosmurieron.

Algunos hombres, o partidos, sesienten muy satisfechos de sus victo-rias porque no piensan en que, acasosus propios hijos tocaran la conse-cuencia, si no ellos mismos, en unmaiiana cercano.

279. Justicia providential

EL PECADO

Tres ladrones alemanes habiendoconseguido un considerable botin acor-daron repartirselo y librarse de supeligroso officio. Cuando lleg6 el diauno de los tres fue designado para ad ,

quirir comida en la ciudad y durantesu ausencia los otros dos planeaddoasesinarle a fin de tener mayor parte.

Asi to hicieron, pero poco disfrutaronde su acci6n, pues este, tan codiciosocomo sus companeros, habia tenidola precauci6n de envenenar los alf•mentos a fin de que todo quedara en

CAST I GOS PROVIDENC.ALES

su posesi6n. Los tres fueron halladosrnuertos juntos.

"Sabed que os alcanzara vuestropecado".

gll Retribuci6n providential

Solo diecisiete aiios habian pasadode la matanza de San Bartolome, cuan-do todos los autores de esta tragediahabian muerto, y todos, con solo unaexception, murieron violentamente.Carlos IX, agobiado por una enfer-rnedad terrible expir6 en tormentos.El duque de Guisa fue asesinado enel castillo de Blois; y el rey dio pun-tapies a su cadaver como el to habiahecho con el de Coligny.

El cardenal de Lorena fue asesinadoen la cartel; y Enrique III, en su pro-pia tienda, por mano de un monje;Catalina de Medicis murio en el cas-tillo de Blois, dote dias despues delasesinato del duque de Guisa, tan des-preciada en sus 61timos momentoscomo si hubiese sido la mas pobre al-deana de Francia, y cuando hubo,Inuerto "no la hicieron mas caso" diceEstoile "que a una cabra muerta".

"Estamos con un aprieto respectoa esta malvada mujer" dijo un predi-cador romano al anunciar su muertea la congregation: "si alguno de vos-otros, por casualidad desea, por ca-ridad, dedicarle alg6n padrenuestro oavemaria, tal vez la haga algen be-neficio".

Hasta tal punto su crueldad lleg6a repugnar a sus propios correligio-narios, aen en aquellos tiempos dei gnorancia y ceguera espiritual.

Sabemos que Dios es justo y nopuede ser burlado.

281'. Avaricia castigada

Un administrador de las granjas de

282. Como perdio la herencia

la provincia de Languedoc, habia ama-sado, en el ano 1762, una inmensafortuna expoliando a los pobres gran-jeros. Requerido por el Gobierno pa-ra pagar cierto impuesto dio excu-sa de pobreza; pero temeroso de que,denunciado por aquellos de quieneshabia abusado se hiciese un registroen su casa construy6 un profundocompartimiento subterraneo al que ba-jaba por una escalera secreta.

Algen tiempo despues se hal16 queel Sr. Fosque, habia desaparecido. Sele busc6 por todas partes en vano. Alcabo de Agunos meses, su casa fuevendida y trabajando en la reparaci6nde la misma, fue descubierta la puertasecreta del subterraneo con la slaveen la parte de afuera. El nuevo duefiode la casa la abri6 y alli fue halladoel cadaver del antiguo administradorcon un candil en la mano. Tan pro-fundamente habia ido a enterrar sustesoros que cuando la puerta se cerr6accidentalmente no pudo hater oir suvoz. Y Alli muri6, miserablemente elavaro, en medio de su mal adquiridariqueza, sin que pudiera serle de uti-lidad alguna.

Juan Eyre cuyo nombre figura enl os anales de la criminologia inglesacomo vulgar ratero, a pesar de queposeia una fortuna de 30.000 libras,cantidad inmensa en sus tiempos, te-nia un do que hizo testamento enfavor de un servidor de Dios para finescaritativos. Sin embargo poco antesde su muerte, cuando se hallaba enchochez, cambi6 de opinion e hizo unnuevo testamento, dejando toda su for-tuna a su sobrino y un legado almencionado servidor de Dios, de s61o500 libras. El avaricioso sobrino pocodespues de la muerte de su tio, encon-tr6 este testamento y al observar dicho

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legado para obra ben6fica, pensandoque 61 era el unico heredero, comopariente mas pr6ximo, sin escrdpulosde ninguna clase, destruy6 el testa-mento y tomb posesi6n de toda lafortuna del fallecido.

Pocos dias despu6s recibi6 la visitadel referido pastor quien le pregunt6si su do no habia hecho un testamen-to antes de morir, a to que el sobrinorespondi6 negativamente, con todadesfachatez. iCual no fue su sorpresacuaddo vio al reci6n leegado sacar elprimer testamento del difunto en elcual le nombraba a su visitante he-redero de todo, excepto un legado de200 libras para el sobrino. Como notenfa ninguna prueba para demostrarque su do habia cambiado de pare-cer, y el testamento destrufdo no sehallaba registrado, tuvo que entregarpara obra ben6fica, no tan solamentelas 500 libras que rehus6 dar, sinotodos los bienes de que habia tomadoposesi6n.

13. VENCIENDO AL PECADO

283. Justificaci6n o arrepentimiento

Un hombre altamente respetado yhonorable se fug6 con una muchachaabandonando a una familia amable ycariiiosa. Contestando a mis ruegosde que rompiera con aquella situaci6npecaminosa y se volviera a Dios, mecontest6 dici6ndome que habia encon-trado la aprobaci6n de Dios en to queestaba haciendo. ZC6mo podia ser ma-lo este hermoso y nuevo amor? pre-guntaba. Debia proceder de Dios, ar-gumentaba. Ademas, me asegurabaque iba a establecer un grupo religiososobre la base de un amor de Dios masamplio, y no tan estrecho, fanatico ypuritano como al que estabamos acos-tumbrados.

EL PECADo

Lo que este hombre estaba tratandode hater deliberadamente era razonarsu pecado, porque nuestros deseos acu-mulan argumentos en su favor comoel iman atrae los pedacitos de hierro.Este hombre no solamente trat6 derazonar su pecado, sino de hacerlo re.ligioso para darle respetabilidad. Secoloc6 en una posici6n atrevida y pro-cur6 mantenerla a trav6s de los anosen situaciones diversas, todas contra-rias a la ley de Dios. Pero no le sirvi6de nada; estaba peleando una batallaperdida, porque no pudo vencer asu propia conciencia. Finalmente, co-mo un derrotado me escribi6 pat6ti-camente: "Ore por mi, porque yo soyun viejo pr6digo que nunca ha regre-sado."

La muchacha, en cambio, se diocuenta de que su impulso habia sidopecaminoso. Con todo valor afront6su pecado; sac6 sus pies del pantanoen que estaba metida Confesando sufalta abiertamente recogi6 a sus hijos;trabaj6 rudamente para educarlos, yhoy dfa tiene una familia feliz, bieneducada, honorable y util. El princi-pio de su elevaci6n fue la reconcilia-ci6n con Dios. Nunca hubiera podidoascender si hubiera mantenido en sucoraz6n la carga de su culpa; al des-pojarse de ella sus pies ligeros ascen-dieron hasta la cumbre. - StanleyJones.

284. ZC6mo vencer al perm?

Algunas veces he hecho esta expe-riencia: Cuando yendo por la calleun perro desconocido me ladra enactitud de ataque, sigo adelante sin,al aparecer, notarle, y el perro quedaladrando pero no me muerde.

En alguna ocasi6n Nice ademan deatacarle yo, y el perro se puso nilfurioso.

CuandL Satan me envia su perro,

~ASTIGOS PROVIDENCIALES

la Tentaci6n, use del mismo m6todoprudente.

Al diablo no se le vence enfrentan-donos con 61, pero sf huyendo de 61.

25 Los cuadros quitados

Un amigo mfo descubri6 que un es-tudiante tenia las paredes de su cuartoIlenas de cuadros obcenos, pero envez de reprenderlo le obsequi6 conun cuadro muy hermoso de Cristo;una joya de arte y belleza. El estu-diante to colg6 entre los cuadros obs-cenos, pero se dio cuenta inmediata-mente de que ambos no podfan estarjuncos y entonces se deshizo de losprimeros y se qued6 con el de Cristo.No habia lugar para los demas.

- Stanley Jones.

286. Pecado descubierto

Un individuo fue contratado paraconstruir un impresionante arco sobrelas propiedades de la UniversidadLeland Stanford. En lugar de rellenarla parte hueca de las columnas concemento bueno las llen6 con desperdi-cios de materiales de construcci6n.Un dfa un terremoto, sacudi6 la re-gi6n donde estaba dicha Universidady el arco cay6 en rufnas. El acto frau-dulento de aquel individuo qued6 ex-pue9to a los ojos del mundo entero.

La falta de honradez nunca rindebeneficio.

"Tus pecados se descubriran".

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vLa conciencia

1. Guia universal

2. Integridad yhonradez 3. Llevando al arrepentimiento

4. Endurecida

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1. GUIA UNIVERSAL

287. Conciencia despertada

Un joyero muy rico teniendo clueviajar lejos tomb a un criado, junta-mente con una cantidad importantede joyas y dinero. El criado aprove-chando la oportunidad dispar6 un tirocontra el amo y atandole una piedrade molino al cuello to arroj6 en unprofundo canal, despues de despo-jarle de todo su dinero y joyas. Con elbotin viaj6 hasta el otro extremo delpals y emprendi6 negocios, empleandosu dinero paulatinamente para no des-pertar sospechas. Se cash y tuvo unabuena familia. De tal modo prosper6y se granje6 la confianza de sus con-ciudadanos, que le dicron cargos degobierno nombrandole por fin magis-trado; para to cual en aquellos tiem-pos, no se necesitaban estudios espe-ciales.

En este oficio mantuvo su buen ca-rdeter y se granje6 el respecto de to-dos. Cierto dia tuvo que sentarse yjuzgar a un criminal acusado de ase-sinar a su amo. La evidencia fue com-pleta y cuando el jurado, despues ded4 su veredicto de culpabilidad, es-peraba que el magistrado pronunciarala sentencia de muerte, con gran asom-br6 este descendi6 de la tribuna ys entandose al lado del acusado de-d46.

en uc entra u a r los dhomb es,lopues hoy

La conciencia

hace precisamente treinta anos queun criminal mayor que este acusado,asesin6 a su amo y se apoder6 de sudinero. Este perverso esta delante devosotros, a pesar de que ha ocultado,con gran dolor, su crimen durante 30afios. Pero no puedo afiadir a micrimen el pecado de castigar a otrohombre por el mismo delito que yocorned. Aqui estoy, deseo ser juz-gado conforme a la Ley para que laPaz venga a mi coraz6n.

Es facil imaginarse el asombro delos que presenciaron esta escena; por!a que qued6 puesto una vez mas enevidencia, el poder de la conciencia.

288. Terrible peso

Uno de los reyes moros de Espanaqueriendo edificar un pabel16n en uncampo cercano a su jardin ofreci6comprarlo a una pobre mujer a quienpertenecfa, Pero ella no consisti6 porser parte de la herencia de sus padres.El rey moro se apoder6 del campo yel edificio fue levantado.

La pobre mujer se quej6 al Cadiquien prometi6 hacer todo to posibleen su favor, aunque le era imposibletratar al rey como podia hacer concualquier otro sdbdito. No obstantehizo to siguiente.

Visit6 al monarca con quien teniaintimidad y le pidi6 un saco de tierradel campo recien adquirido. El reye-zuelo se rib y consinti6 en la demanda.Cuando estuvo lleno le pidi6 completar

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su acto de bondad ayudandole a car-gar el saco sobre el asno. El pequeiiomonarca se rib todavia mas y trat6de levantarlo pero en vano.

-ZDe modo que no puedes levan-tar esta pequeiia parte de la tiersque has arrebatado a uno de tus stib-ditos? LC6mo podras atreverte ioh,rey! a comparecer ante el juez de todala tiers con el peso de todo este cam-po sobre ti?

Dicen las cr6nicas que el rey nosolameate dio gracias al Cadi por sureprensi6n, sin6 que restituy6 el cam-po a su propietaria dandole ademasel edificio que habia levantado contodo to que contenia.

289.

El libro egipcio de los muertos

La conciencia humana ha tenidosiempre el presentimiento de que eldolor causado a otra persona implicagrave responsabilidad. ante el Autorde todas Ins cosas. El c6lebre "Librode los Muertos", que los egipciosacostumbraban poner sobre el pechode los cadaveres que enbalsamaban,contiene, entre otros alegatos de pro-pia defensa la siguiente frase: "Pormi, ning6n desgraciado ha tenido quellorar".

i Cuanto mas deberian sentir estaresponsabilidad los cristianos, despu6sde habernos sido revelada la paterni-dad de Dios y la regla de oro!

290. Juuicio satom6nico

Se cuenta una antigua historia decierto joyero que envi6 a un hijo suyoy a un esclavo a un largo viaje, du-rante el cual muri6 el joyero de peste,y con el muchisimas otras personas enla misma ciudad. Aprovechandose deesta circunstancia el esclav6 pretendi6hacerse pasar por el hijo del joyero

LA CONCIENCIA

para heredar sus posesiones. En aque-llos tiempos y circunstancias no habiamanera de identificar al verdadero jo.yero. El magistrado to declar6 impo.sible tras un largo proceso y el triofue Ilevado al rey, quien orden6 quelos dos pretendientes fueran puestosde rodillas de espaldas a 61, sacandosus cabeas por dos aberturas hechasen un tabique de madera. El rey dijoque examinarfa los documentos pro-ducidos por el magistrado y cuandollegara a una decisi6n daria la ordenpor seiias al verdugo para que cortarala cabeza del mentiroso. Despu6s deun largo rato de examen, se oy6 de-tras la voz del rey:

-iYa to tengo, corta la cabeza delculpable!

El pretendiente falso retir6 instin-tivamente la cabeza, mientras que elverdadero la mantuvo, confiando enla justicia del rey.

De este modo fue descubierto elfalso pretendiente.

291. Los cuatro chinos que busca-ron la religi6n verdadera

Convencidos de la falsedad de susleyendas religiosas, los ciudadanos deun pueblo de las montafias de Chinase reumeron en el Ayuntamiento dela ciudad y acordaron mandar a cua-tro ciudadanos, considerados como losmas inteligentes del pueblo, en buscade la religi6n verdadera, comprorne-ti6ndose a sostener sus familial du,rante su ausencia. Los buscadores dela verdad llegaron a una casa misio-nera donde les fue enseiiado el Evall -gelio y volvieron triunfantes decla-rando haber hallado la verdaderareligi6n en el Cristianismo.

292.

El terror de la conciencia

El caebre doctor Adam Clarke,

GUIA UN

RSAL

cuenta que Cuando era muchacho de-sobedeci6 un dia a su madre, acom-pabando el hecho con algun gesto yInirada desafiante a su autoridad.

La madre le orden6 escuchar porunos momentos la Palabra de Dios ytomando la Biblia ley6 al muchacholas palabras de Proverbios 30:17:.,El ojo que escarnece a su padre ymenosprecia la enseiianza de su ma-dre, los cuervos de la caiiada le saquenlos ojos y to devoren los hijos delAguila„.

El pobre muchacho, que nunca ha-bia leido este texto, crey6 que talespalabras eran un mensaje enviado di-rectamente del Cielo y sali6 al campograndemente turbado para pedir per-d6n a Dios.

Entretanto acert6 a graznar un cuer-vo. El muchacho levant6 la cabezay vio al pajaro volar raudo por elcielo y pensando que iba a cumplirsede un modo literal la sentencia biblica,baj6 la cabeza y tap6 sus ojos con lasdos manos, corriendo desaforadamentehaba la casa, -dando tropezones, yaque no osaba quitar sus manos de losojos.

Mas tarde, este muchacho de con-ciencia delicada aprendi6 que la Pa-labra de Dios es fiel, adn cuando lamisericordia de Dios dilate muchasveces el castigo, llegando a ser el te6-logo conocido mundialmente.

293, Remordimiento

Hate tiempo los peri6dicos refirie-ron que el cuerpo de un minero habiasido encontrado suspendido de un ar-bol en un lugar solitario de una ba-rranca en el condado de Wallace.p ho papel estaba prendido en el

del suicida.Decfa simplemente que su acto era

el resultado de un crimen que habiacometido habia 30 silos, asesinando a

una muchacha, el horror de to cual"habia perseguido su alma por todo esetiempo.

Lo peor era que un inocente habiasido condenado y ejecutado por elasesinato. Cuando hallaron el cuerpodel suicida, un ranchero, dijo que nole sorprendia el acto, porque conver-sando con el le habia referido el hecho,y c6mo habia ido de lugar en lugar,sin hallar un momento de paz. El re-mordimiento habia atormentado sualma. No podia olvidar su negra ac-ci6n, y el peso de ella era como unapiedra de molino colgada a su cuello,y su aguij6n como una serpiente en suseno.

No hay alivio de la culpa a menosque recurramos a la sangre de Cristo.S61o su sangre puede quitar el remor-dimiento porque "limpiara vuestrasconciencias de las obras de muertepara que sirvais a Dios vivo". Heb.9:14. Prov. 13:15. - Atalaya Bau-tista.

294. El juicio final

Con objeto de hater los vuelos enavi6n mas seguros, se ha instalado, enmuchos aparatos un instrumento ce-rrado y sellado, el cual registra conabsoluta precisi6n todo to que acon-tece en el viaje -la velocidad, la al-tura, las subidas y bajadas, etc. Cuan-do el viaje termina se quitan los sellosal instrumento y se examina el registro;to que diga el piloto no se toma encuenta. Ninguna disculpa prevaleceante la terrible exactitud del aparatode control.

Esta conciencia mecanica, no esmas exacta que la conciencia selladaque llevamos en las profundidadesmismas de nuestro ser. La Have noesta en nuestras manos; esta en lasmanos de nuestro Hacedor; y el re-gistro marca con absoluta exactitud

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nuestros pensamientos e intenciones.No hay excu*a que valga. - E. Stan-ley Jones.

295. Remordimiento de Ricardo III

Despues de haber asesinado a susdos sobrinos, cuenta la historia queeste antiguo rey de Inglaterra, a causade Jas espantosas pesadillas que sufriasaltaba de su lecho empufiando la es-pada que guardaba siempre junto asu cabecera, y luchaba desesperada-mente contra Jas sombras de sus vic-timas, hasta quedar rendido.

296.

La voz del coraz6n

Hace muchos aiios, lleg6 un misio-nero a una regi6n de la selva dondeel mensaje de salvaci6n era comple-tamente desconocido. Mientras viaja-ba pens6 en to que habia de predicarpara producir el mejor resultado po-sible. Parecfa que una voz en su co-raz6n le susurraba, "no les prediquesotra cosa que no sea Jas Escrituras".

Pronto lleg6 a su destino. El jefede la tribu invit6 a sus amigos it alpueblo. Con la ayuda de interpretes elmisionero ley6 el capitulo uno de Ro-manos en donde se encuentra la de-claraci6n de Dios acerca del coraz6nregenerado.

Casi desde el principio el jefe de latribu se puso muy inquieto. Pos6 sumano en el pufio de la espada quellevaba. Cuando el misionero estabaya muy avanzado en su lectura, el in-digena dio un paso habia adelante yempuiiando su daga que relucia conlos rayos vespertinos del sol le grit6,"Callese ya". Como es natural el mi-sionero quiso saber la raz6n del cam-bio tan brusco.

-EstA bien que nos hable ustedacerca de su nueva religi6n. Pero toque no me gusta es que haya puesto

298. El anillo mfgico

LA CONCIENCIA

usted espias que me vigilen y sepazto que yo hago.

El misionero neg6 que esto fueracierto.

-Entonces -prosigui6 el indige.na-, Zc6mo es que sabe usted todoto que yo hago?

La Palabra de Dios habia hecho suobra en el coraz6n.

297.

Remordimiento de Gardiner

Cuando moria ese tenaz enemigo dela Reforma Religiosa, recordando susmuchos crueldades, gemfa, seglin noscuenta otro obispo, su amigo Burnet:

-He errado como Pedro, pero nohe podido arrepentirme como 61.

Y muri6 desesperado. Uno mas en-tre los enemigos de la Biblia.

Seg6n una leyenda oriental, encierta ocasi6n un mago rega16 a suprincipe un anillo que tenfa una cuali-dad muy singular: Tan pronto comoel poseedor de aquel anillo forjaba ensu mente algun mal desdo o pensa-miento, el aro se estrechaba de talsuerte que producfa en el dedo unfuerte dolor, que servia para avisar alprfncipe de la proximidad del pecado.

Mucho mas preciosa que el anillode la leyenda, Dios ha dodo a codahombre y mujer, sin distinci6n de clo-ses ni grados, una conciencia que escomo Su misma voz hablando en nues-tro coraz6n y redarguyendonos de Pe -cado, cads vez que obramos en con-tra de su voluntad. Si bien, a d&itverdad, hemos tambi6n de admitir quela practica del pecado ha llegado detal suerte a cauterizar esta conciencia,

que muchos veces results. impercc7tible el sonido de su voz. Por to cualDios nos sefiala uno regla mas segura

INT EGRIDAD Y HONRADEZ

299.

El corazbn abierto

Un instructor contaba a sus discipu-los la historia de un romano que de-seaba tener una ventana en su coraz6npara que todos pudieran ver to quepasaba en if.

-Sefor -dijo uno de los discipu-los-, yo creo que pronto habrla de-seado tambien un puerta para cerrar-la del todo.

300. Qu6 es el arrepentimiento

Un caballero pregunt6 en una Es-cuela Dominical, que quiere decir lapalabra "arrepentimiento". Un niiiopequefio levant6 la mano y dijo:

-Quiere decir estar triste por lospecados de uno.

Pero una nifia sentada en otro delos bancos, dio la respuesta mas acer-tada, diciendo:

-Creo que es tener bastante tris-teza para dejar de pecar.

Esta es la falta. Las gentes ticnena veces un sentimiento amargo porhaber pecado; pero no bastante tris-teza para ser libertados del pecado.

por midio de su Palabra que nos re-

no oro nunca. No tengo nada que pe-vela no s61o nuestros pecados sino la

dir ni que agradecer". "Bien, le voyfracia de Dios que obra nuestra sal-

a haber una proposici6n -dijo el cre-vacl6a por el sacrificio de su Hijo, en

yente- le doy veinte duros si mequien tenemos "eterna redenci6n".

promete no orar en su vida". Aunquedudaba el campesino de un negociotan raro, acept6 el dinero.

De regreso a su casa, le asalt6 unpensamiento: "LQu6 he hecho? -sepregunt6-. LY si me mujeo?". Tam-poco podre orar. iHe jurado no hacer-lo! Habl6 a su mujer, quien le dijoque quizA acababa de vender su almaal mismo diablo. S61o faltaba estopara llenarlo de miedo y desasosiego.

El creyente que habia hablado conel labrador, seguia, sin embargo, decerca la continuidad del caso. Pocosdfas despues se celebraron allf cultosespeciales de evangelizaci6n. El cam-pesino fue de los primeros oyentes, ycon sorpresa vio que el predicador eraaquel hombre que le habia ofrecidoveinte duros a cambio de no orar mas.La predicaci6n se basaba en aqueltexto, que dice:

-4Que le aprovecha al hombre sigranjeare todo el mundo y perdiere sualma?

Al t6rmino del culto, el labriego selevant6 y grit6:

-iTenga, sefior, los veinte duros!-IAh! -dijo el predicador-, Ino

crefais que tendrfais mas necesidad deeste dinero que de orar?

-Es menester que ore, sefior -res-pondi6- si no, estoy perdido.

Aquella oraci6n que elev6 al cielofue el comienzo de su verdadera vidacristiana.

Vender el alma al diablo

Un cristiano hall6 un dfa en el cam-PO a un hortelano trabajando en sucanIP0. Pronto se entabi6 la conver-saci6a sobre el tiempo y otras cosas."iCuan agradecidos deberiamos estara Dios por los beneficios que nos daY cuanto tendriamos que orar para dar-le graciasl" --coment6 el cristiano-.Aar? -exclam6 el labriego---, yo

2. INTEGRIDAD Y HONRADEZ

302. Restftuy6 to robado

Un nifio rob6 una moneda del pla-

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tillo de la ofrenda en el templo cuan-do nadie to miraba, porque querfacompar dulces. Poco despues comen-z6 a remorderle la conciencia y nopudo disfrutar del dulce que habiacomprado. Asf que por dos domingospuso la cantidad robada en la ofrendapero todavia no qued6 tranquilo. Alfin no pudo soportar mas, asf queentr6 a la oficina del pastor y le con-fes6 to que habia hecho. El pastor ledijo: "Dios solamente desea que toarrepientas sinceramente y restituyasto robado. Ya has hecho las dos co-sas". Despu6s de orar con 61, el nfnoal salir de la oficina se sinti6 aliviadode una gran carga y mucho mas sabio.

303. La integridad

Un joven bien educado, gestion6 lacolocaci6n de administrador de unafinca, mediante una m6dica retribu-ci6n.

Al cabo de dos anos, la finca du-plic6 sus productos, siendo muy consi-derables las ganancias del denno. En-tonces el joven pidi6 aumento de suel-do para cubrir con mas desahogo susnecesidades. El propietario neg6 lapetici6n, alegando que el sueldo eraequitativo.

No falt6 individuo que aconsejaraal joven administrador en esta forma:%Para qu6 pides aumento de sueldo?LNo eres el administrador? LNo estaen to poder el capital? Toma el doble,el triple de to que tienes asignado,con la seguridad de que no seras des-cubierto, dadas las cuantiosas utilida-des de la finca". El joven contest6 condignidad y entereza: "Eso, i nuncalJamas har6 tal cosa. Prefiero buscarotro trabajo, antes de arrojar unamancha sobre mi honradez". As1 tohizo en efecto, y aquel joven lleg6 aser con el tienipo un hombre rico y

feliz. "Ahora pues, temed a Jehovay servidle con integridad y en verdad".Josu6 24:14. - V. G.

304.

El heredero falso

LA CONCIENCIA

Un hombre se lleg6 a un doctor.

no podia dormir, sus nervios estabandestrozados. El doctor, despues deexaminarlo y no encontrar ning4n nmal,le pregunt6: % Hay algo que ocultaen su conciencia?" El hombre se pusofurioso y replic6:

-Yo vine a su consultorio paraque me diera un tratamiento m6dicoy no para confesarme.

Pero al dfa siguiente volvi6 y dijo:-Usted tiene raz6n; hay algo on

mi conciencia. Nuestro padre muri6 ynos dej6 una herencia nombrandomea mf albacea; yo me qued6 con la par.to que correspondfa a mi hermano,se la rob6.

El doctor insisti6 en que le escri-biera a su hermano confesandole sumala acci6n; y to acompan6 al correopara depositar la carts. Cuando estadesapareci6 dentro del buz6n, estre-ch6 la mano del doctor y le dijo:

-Gracias a Dios que he descansa-do de mi carga.

Desde aquella hora se sinti6 bien.

Los dos hombres del comz6o

Un indio americano visitb la casede unos vecinos blancos para pedirlesun poco de tabaco. El generoso vecinole dio un buen pufiado y cuando elindio estaba habiendo cigarros, des-cubri6 un cuarto de d61ar entre eltabaco. De momento pens6 que WOO

se to habfan dado debfa guardarsel0,

pero a la mafiana siguiente comPa-

reci6 ante su vecino y le devolvi6 Cl

dinero.Este le pregunt6 porqu6 raz6n 10

I NTEGRIDAD Y HONRADEZ

devolvfa, si nadie se to podia reclamar.El indio respondi6 sefialando su pe-

cho:-Bs quo yo tengo aquf hombre

bueno y hombre malo. El hombrebueno me decia:

_.."Ese dinero no es tuyo; tienesque devolverlo a su duefio".

El malo respondfa:__"Tu vecino to to dio y es tuyo

ahora".El bueno replicaba:-"No es verdad; 61 to dio el ta-

baco, pero no el dinero".El malo volvfa a replicar:-"No importa, ahora es tuyo, ve-

te y compra alguna bebida.El bueno respondfa:-"No to hagas".-No sabiendo qu6 hacer me fui a

dormir, pero el hombre malo y elhombre bueno han estado discutiendotoda la noche y no me han dejadopegar un ojo. Por esto le devuelvoel dinero, y ahora me siendo mejor.

306.

Ejemplo de delicada conciencia

Cuenta el Rvdo. Samuel Kilpingque cuando tenia siete afios, habiendosido dejado al cuidado de la tiendade su padre pas6 un hombre por lacalle gritando:

-ICorderitos blancos, blancos ylimpfos a un penique cads unol

Yo deseaba mucho tener un corde-rito de juguete y no pude resistir latentaci6n de tirar del cai6n de la tien-da y coger un penique, con el quehlce Ini compra.

'-Nli madre sospech6 naturalmentela forma en que yo habia obtenido eldinero y evadf sus preguntas con algoSemejante a una mentira. El corderofue Puesto en el estante de la chimeneaY era muy bonito, mas para mf era unafuente de angustia inexplicable. Sola-mente sonaba en mis ofdos y en mi

307.

No querfa causar dauo

125

coraz6n el pentamiento: "No roba-ras", y "no meniras". El sentimientode culpa llen6 mi mente poni6ndomeen tal angustia, que tuve quo salir, ycon gemidos, pedir perd6n al Sefior.Recordando las palabras de Cristo ala mujer pecadora. "Tus pecados toson perdonados" send que tambiinel Senor habia perdonado los mfos,y con un transporte de gozo entre enla habitaci6n donde estaba mi madrey le cont6 toda la verdad pidiendo superd6n; y como expresi6n de mi arre-pentimiento tomb el pequeno corderode cart6n y to quem6 mientras mimadre lloraba de gozo al ver comoDios me habia dado un coraz6a sen-sible al sentimiento de pecado.

Un muchacho fue tentado a tomaralgunns cerezas de un arbol contra laprohibici6n de su padre.

-No debes tener tanto temor -ledijo su compafiero- pues aunque topadre to sepa es tan bueno que no tohard ningf n dano.

-IAb, dijo el muchacho, esta esla raz6n por la que no las quiero tocar,pues aunque mi padre no me harddafio, s6 que mi desobediencia le ha-ria dafio a 61.

308.

El poder de la veracidad

Juan Kant, pastor y profesor de tealogfa en la ciudad de Cracow, eraun hombre de un cristianismo vivo,pero eminentemente sencillo y francoen su fe. Hubiera siempre preferidosufrir una injusticia que correr el ries-go de hacer una, por pequena quefuese. Durante muchos anos habiaseguido fielmente su obra on Cracow.Cuando ya anciano, le vino un grandeseo de ver otra vez su pafs natal,la Silesia.

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Tenia que atravesar a caballo losbosques sombrfos de la Polonia, enlos cuales apenas penetra un rayo desol; pero avanz6 sin sentir el mas mi-nimo miedo; iluminado interiormentepor la lum del Espiritu Santo.

Una noche caminaba tranquilamen-te feliz en la comuni6n fntima de sualma con Dios, haciendo poco casode los ob jetos que to rodeaban, cuan-do de pronto, fue cercano por unabanda de hombres a pie y a caballo.Sables y cuchillos brillaban a los rayosde la luna. Casi sin darse Cuenta de toque hacia, Kant, baj6 del caballo yofreci6 a los ladrones todo cuandotenia.

-4Nos ha dado usted todo? -gri-t6 el jefe de la banda con voz amena-zadora.

-ZNo tiene usted mas dinero?El anciano temblando de emoci6n

les dijo que habia dado todo cuandotenia. Entonces le dijeron que podiacontinuar su camino.

No hacia mucho rato que andabacuando se acord6 que llevaba unasmonedas de oro en otro bolsillo, delas que en aquel momento no se habiaacordado, y sinti6 en su conciencia,una voz que le decia: "No mentiras".Bajo el influjo de estas palabras, de-sand6 el camino, y fue con los ban-didos otra vez, pare decirles que leshabia mentido, al decir que no llevabamas. Entonces alargando su mano,les dio las monedas de oro, pero nin-guno de los que estaban alli os6 to-marlo, porque tambi6n a su vez, sen-tian en su coraz6n las palabras quedecian: "No hurtaras".

Se miraron unos a otros, y empe-zaron a devolverle todo to que ha-bian robado, y antes de haberle mar-cher, suplicAronle su bendici6n. (1)

LA CONCtEN

309, El epitafio de Lord Lawrence

De todos los epitafios en la Abadiade Westminster, ninguno nos parecetan expresivo como el siguiente, gra.bado sobre la tumba de lord Law-rence. Esta simplemente su nombre,la fecha de su muerte, y luego siguenlas palabras siguientes: "El temi6 alos hombres tan poco, porque temi6mucho a Dios".

Buena doctrine

Un plantador, enemigo del Evange.lio, tenia su hacienda al lado de unamigo cuyos esclavos habian sido ins-truidos por misioneros.

Con asombro observ6 que los ar-boles cercanos a la plantaci6n vecinatenian todo su fruto, a pesar de quesu amigo no tenta frutales de ningunacaase. Intrigado interrog6 a _ uno delos esclavos de su amigo preguntan.dole como es que respetaban la tenta-dora fruta, cuando la gente de su razeeran conocidos por su instinto de apo-derarse de todo to que viniera a sualcance.

-No, Massa, replic6 el esclavo,"Negros que oran nunca roban".

El plantador asombrado, dijo: "Quetonto he sido de no permitir que elEvangelio fuera predicado a mis pro-pios esclavos.

Inmediatamente escribi6 una carte alos misioneros de la estaci6n maspr6xima pidi6ndoles un predicador.

3. LLEVANDO AL ARREPENTI'MIENTO

311. Su bonded nos llama al acre'pentimiento

El doctor Scarborough dice: Kace

t I,FVAND0 AL ARREPENTIMIENTO

,~g6n tiempo encontr6 en la calle a unhombre dlstinguido; par6 su automo-vil y empez6 a hablar. A su lado esta-ba una hermosa senora con una niiiade cuatro aiios de edad, de cabellosrubios y ojos encantadores, la cual es-taba acariciando con sus manecitas elrostro de su padre. Su esposa era cris-tiana, pero 61 no era salvo. Le mireen la care y le dije:

---Carlos, Dios le ha dado a usteduna magnffica esposa: le ha ayudadoa hater dinero, le ha guardado a ustedde los pecados mas vergonzosos y leha dado esta hermosisima muneca, quees su hija.

Como si Dios quisiera ayudarmepor medio de la niiia, 6sta irrumpi6con un beso a su papa dici6ndole:

-Papa, Lverdad que me amas?Dios estaba hablandole, por la voz

de su hijita, y yo le dije: "La bondadde Dios para con usted debe llevarlea Cristo",

Unos tres dias despu6s vino a midespacho y dijo "Hermano Scarbo-rough: No he pbdido dormir durantelas dos 61timas noches. Vengo a de-cirle esta mahana que quiero dar micoraz6n a Cristo. No puedo soportartantas bondades de Dios".

Aquel hombre reconoci6 que a pe-sar de su bonded natural y de los pri-vilegios de que Dios le habia rodeado,era un pecador. El propio olvido deDios era su gran pecado.

A ciertas personas les lleva al arre-pentimiento la horrible carga de suspecados, que se hate insoportablecuando el Espiritu Santo ilumina elcoraz6n. A otros el peso de las mise-111ordias y bondades de Dios les guiaal a rrepentimiento, cuando Dios abrelo ' ojos de su alma para reconocerlocon gratitud.

Por una raz6n u otra todo hombrenecesita arepentirse. Su bonded nos in-Vita al arrepentimiento tanto como las

Remordimiento tardio

127

mas torpes maldades de que los hom-bres son culpables, y de Ins cualespodemos vemos libres porque Diosha extremado con nosotros su miseri-cordia y favor.

Cuenta el doctor Scarborough. Hatealgunos anos enterre a un admirablejoven no cristiano muy popular en lapoblaci6n. Todos le querian y por talrazon una gran multitud Ilenaba laIglesia. Muchos nos sentiamos entris-tecidos de que no hubiese sido uncristiano.

Cuando la multitud vino para mirara este joven por 61tima vez, observd aun hombre de negocios, propietario dela case donde el joven trabajaba, quese acerc6 al ata6d y llor6 en alta voz:Se levantaba y se arrodillaba alternati-vamente y la gente le miraba con ex-traiieza. Yo pense que era alg6nmiembro de la familia muy intimodel difunto; pero no era asi. Por fin seievant6 y dijo:

-Este muchacho trabaj6 en mi ne-gocio seis anos. Yo soy miembro ydiacono de esta iglesia; pero nuncaen estos seis ahos trate de hablar aeste joven de Cristo: Le di mejorescargos y le aument6 el salario; peronunca le hable de su alma y, ahorame siento desesperado y arrepentidopor no haberle hablado accrca de susalvaci6n.

313. El devoto indio bajo el pesode sus pecados

Un devoto indio, acongojado porel peso de sus pecados, venfa cum-pliendo, por consejo de sus sacerdotes,penosz penitencias; la nltima de lascuales consistia en andar con sanda-lias erizadas de clavos desde un san-

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tuario famoso a otro. En su viaje seha116 con un culto evangelico que secelebraba al aire libre. En el momentoen que el predicador exponia con masfervor el mensaje de salvation fue in-terrumpido por una voz estent6rea queexclam6: "Esto es to que yo necesito"a la vez que se vieron arrojadas alaire dos sandalias. Era el pobre pe-cador, que abandonaba sus in6tiles es-fuerzos, porque acababa de descubrirun poderoso Salvador.

314. Resultado de un juramento

Cierta noche en que el Rvdo. Wil-son de Tehr estaba paseando, al oscu-recer, por una calle de aquel pueblo,oy6 a tres soldados delante de el queiban burlandose de la religi6n de unmodo blasfemo. Uno de ellas dijo confrivolo acento, que to que mas desea-ba es que Dios condenara su alma alaba es que Dios condenara su alma alinfierno por toda la eternidad.

Mister Wilson se acerc6 rapidamen-te al grupo y echando al joven unamirada de dignidad, dijo:

-iPobre hombre!, Lque seria de tisi Dios dijera amen y to concedieratal plegaria?

El joven qued6 como petrificado,y poco despues le cogi6 una fiebre quele puso al borde de la muerte. Varioscristianos le visitaron, a los cuales elcont6 invariablernente que estaba fue-ra de la misericordia de Dios, puesDios habia enviado un angel para de-cirselo.

Algunos de ellos le pidieron quedescribiera a este personaje singulary aunque no podia dar muchos de-talles comprendieron que se tratabadel sehor Wilson. Entonces le dije-ron:

-LOue to parecia si este angel tovolviera a visitar?

LA CONCIE NcIA

-Nada desearia mas en mi vida,replic6 el soldado, pero esto no sera,ya que soy un condenaro pecador.

El sehor Wilson le visit6, trayen-dole el mensaje de salvation de Cristocrucificado, y sus palabras, acolnpa-hadas por la bendici6n de Dios, lle.varon al pobre soldado a creer enCristo, hallando en El la paz y el co n .suelo de su alma.

31

El poder de la compasi6n

Un hombre fornido que pesaba 125kilos, se levant6 una noche en unareuni6n de avivamiento y cont6 la si-guiente historia:

Toda mi vida he sido un asistentea la Iglesia, pero s61o iba para criticar.A menudo escribia to que la gentedecia en sus testimonios y oracionesy les vigilaba toda la semana para vercuanto se desviaban de sus alegatosde piedad. De este modo pense quetodos los cristianos no eras sino unoship6critas y mi coraz6n se hizo tanduro como una piedra.

Hate algunos meses estuve muy en-fermo, y el doctor me dijo que notenia esperanzas de vida; pcro mi co-raz6n estaba tan duro que esto no Ineconmovi6. Por fin vino a verme unanciano pastor y pregunt6 si podiaorar por mi. Le dije que si y le estuvevigilando por el rabillo del ojo cuan-do se arrod1116 al pie de mi cama, tra-tando de ver si era sincero. Y to era,Lagrimas rodaron por sus mejillasmientras oraba por este pecador en"pedernido que estaba a las puertas dela muerte.

El hecho de que un hombre com-

pletamente extraho pudiera sentirse tanconmovido por mi necesidad, que'brant6 totalmentP mi corazcn y corn.prendi que no hay hipo.resia en laverdadera religi6n cristi ina. Por est oestoy aqui esta noche buscando a

I,LV%,ANj)O AL ARREPENTIMIENTO129

Jesucristo como mi Salvador. Las la-

peregrinaciones y penitencias, por es-grirnas de aquel hombre me quebran-

patio de sesenta afios, has sido vanos.taros ,

j Ay de mi! no se como librarme deeste peso".

!Vli carga, mi

esada ca

a

Despues de contestar a nuestra pre-316.

P

gunta, nos cont6 la historia de su vida.Mister J. Chamberlain, misionero en

Dijo que desde nifio su conciencia ha-las Indias Orientales, ha escrito, de

bia sido atormentada por sus pecados,su campo de action, to siguiente:

que sus padres habian muerto cuando"Una maiiana volvimos a nuestro e1 tenfa diecisiete aiios de edad, de-

campamento fatigados, despues de un jandole 6nico heredero de sus rique-viaje de predication.

zas; que los sacerdotes a los cualesAcercandonos a nuestra vivienda,

el consult6, le dijeron que si edificabavirnos un Bracman o Sacerdote hinds

un templo con su dinero, se librariade aspecto venerable, ocupado en sus

de esta carga que If., pesaba tanto.Dio todos sus bienes a los sacer-

dotes, pero este peso segula agobian-dole; construy6 un templo pero, elpeso de la carga del pecado resultabatodavia mas grande. Su alma no tenfapaz.

Obedeci6 a sus directores, los sacer-dotes. Se fue en peregrinaci6n a pietodo el camino hasta Benares, la ciu-dad Santa. Pas6 dos aiios a los pies delos idolos adorandolos en esta ciudadsagrada. Pas6 dos aiios baiiandose enel rio sagrado Ganges.

Sin embargo el agua del Ganges,aunque le lav6 las manchas del cuerpo,no pudo lavar las de su alma, y toda-via seguia sintiendo la antigua cargapesada sobre 61.

De alli a pie fue en peregrinaci6na Rameswram, otra ciudad santa„men-digando el pan todo el camino de3.000 kil6metros, porque habia dadotodos sus bienes al templo; de alliotra vez volvi6 a Serigam, y a muchosotros lugares sagrados.

Ahora dijo ya soy viejo to he per-I' s

todo, he hecho cuanto me ha sidotaenores nos dijo en tono de mani-

posible, y continuo con mi peso, Lus-fiesta sinceridad, estoy tratando de ali-

tedes me podrfan ayudar?viarme de la carga del pecado; toda

Con gran satisfacci6n le contamos lamivida he tratado de librarme de ella,

historia de Jesus que salva al pecadorP ° a pesar de todo sigo con esta

e invita a todos los perdidos diciendo:ga que me aplasta. Mis rezos mis

"Venid a Mi todos los que estais tra-

devociones, sobre una plataforma depiedra que rodeaba el tronco gigan-tesco de un arbol, en el cual se velauna images. Despacito con su rosarioen la mano, el cumplia con sus devo-ciones que consistian en dar vueltasalrededor de la iwagen, la cara vueltahacia el Santo, mientras estaba re-zando sus "mantranas" (plegarias di-rigidas al cielo).

Cada vez que pasaba por delantedel nicho que contenia el Santo, sepostraba hasta tocar con la frente elnicho, y pasada otra cuenta de su ro-sario, volvia a empezar sus vueltas.

Impresionados por su aspecto re-verente y la evidente sinceridad desus devociones seguimos con la vista'us movimientos a traves de la red queservia de Cortina a la entrada de nues-tra casa, y cuando el anciano huboconcluido sus devociones y se hubosentado para descansar, salimos y sa-ludandole cortesmente le preguntamosque

pensaba sacar con todas aquellasc erernonias.

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bajados y cargados q_ue Yo os har6descansar". Le regalamos un NuevoTestamento que to acept6 con sumaamabilidad. Despues de aquel dia nole hemos visto mas, pero estoy segurode que un dia to ver6 con los redimi-dos por la Sangre del Cordero, el Hijode Dios.

Texto al czar

En los dias del gran despertamientode Whitefield era de moda burlarse delos predicadores populares, y tres j6-venes en una taberna hicieron unaapuesta sobre cual de ellos sabria imi-tar mejor a Whitefield. Cada uno hizoun discurso a su manera imitando losgestos y la voz del predicador. El ul-timo de ellos, llamado Thorpe, se le-vant6, seguro de si mismo, excla-mando:

-Voy a ganaros a todos.Subios6 a un banco, ante los aplau-

sos de la gente que llenaba la taberna;abri6 la Biblia al azar y ley6 este tex-to, que cay6 ante sus ojos: "Si no osarrepintiereis todos perecer6is asimis-mo". En vano trat6 de hallar palabraspara mofarse del predicador. La pala-bra de Dios contenida en esta fraseentr6 en su coraz6n como una espada;empez6 a temblar y descendi6 delbanco palido y desencajado, ante elprofundo silencio de los presenter.

Despu6s de un tiempo del mas gran-de desasosiego, este joven, lleg6 por lagracia de Dios al arrepentimiento y lafe viniendo a ser el mas notono pre-dicador del despertamiento, despues deWhitefield mismo.

318. A cada cual segun su mente

Un experto aleman en radiologiaviajaba por el mundo promoviendo suuso. Hablaba elocuente y persuasiva-

LA CONCjEN=`

mente de las maravillas del radio y susrayos ben6ficos. Pero la luz de la fehabia escapado de su coraz6n. As! meto dijo cuando platicamos a bordo delvapor. Le prest6 un ejemplar del po-pular folleto. "Llamamiento a los p e-cadores", que ha sido el medio deconversi6n de mucha gente sencilla,pero al dia siguiente me to devolvi6con este comentario: "Es demasiadoteol6gico para mi. No me dice nada".Le prest6 entonces el libro del psic6.logo cristiano Weatherhead, "La Amis-tad Transformadora", y al dia siguien-te vino y me dijo: "Esto es mascomprensible, me esta interesando".Cuando termin6 de leerlo me dijo:"Quiero que venga a mi camarote;estoy listo para emprender la granaventura de la fe y rendirme a DiosEntramos, y mientras nos arrodilli-bamos y orabamos, abri6 su coraz6ntan sencillafente como un niiio y per-miti6 que la Luz, la Luz eterna y masdestructora de enfermedades que elradio penetrara en su visa. Al levan-tarse de sobre sus rodillas era un hom-bre nuevo, y estrechandome la manome dijo: "Toda mi visa habia bus-cando precisamente esto; iy pensarque al fin ha llegado!" Su rostro es-taba iluminado por una luz nunca vistaen la tierra o en el mar.

"Toda mi visa habia buscado preci-samente esto" -si, este es el veredictodel coraz6n humano cuando to en"cuentra, porque el coraz6n humanoba sido hecho precisamente para esto,y cuando el ahna to encuentra, alcanzasu verdadero Hogar. - Stanley Jones,

319. Tinta en la alfombra

Dos niiios, jugando, volcaron untintero sobre la hermosa alfornbra

persa del despacho de su padre.

,-INo to digas a mama! -grit6 01

LLEVANDo AL ARREPENTIMIENTO

,,i s pequeiio-. Mamd nor eastiga-

riaEl. .mayor pens6 que era me1or de-

cirselo._No, tonto... cerremos la puerta

y vamonos a jugar al jardin, y nosabra que hemos sido nosotros.

El mayor, siguiendo en su idea, tueforoso a contarlo a su madre, la quevino corriendo con el cubo y otrascosas y logr6 limpiar la mancha.

-Estoy muy contenta -les deciaen tanto- de que me hayais avisado.

Si no llegais a decirmelo se habriasecado la tinta y ya no hubiese habidoremedio.

Es igualmente prudente, confesarel pecado a Dios o la falta al pr6jimo,pronto, antes de que sea mas dificil oimposible por sus consecuencias.

320. La risa se transforms en terror

Un joven asisti6 una noche a nues-tras predicaciones. Vino con un lapizy un cuarderno dispuesto a dibujarcaricaturas de todo to que aconteciay de burlarse de los que mostrabanpreocupaci6n por sus almas, exage-rando sus facciones con su habal lapiz.Crey6 que esto seria divertido paramostrarlo en tertulia con sus amigos.Pero no s61o vio; oy6. Oy6 la Pa-labra de Dios, que entr6 en su almacomo espada de dos filos.

Lo encontr6 en la puerta a la salida.Estaba palido, las lagrimas corrian porsus mejillas y me dijo: -%Cree Vd.que hay alguna posibilidad de que yopueda salvarme?" Como Mix delantede Pablo; el joven temblaba. Pero, adiferencia de Felix, acept6 a Cristo(flechos 24:25). - T. De Witt Tal-mage.

321, Fruto de un arrepentimiento

Uu nino hurt6 algunas manzanas de

322

El diploma devuelto

323 Reconociendo nuestras faltas

un huerto. Poco despues se entreg6a Cristo y experiment6 su amor y sugracia salvadora. Reconoci6 entoncesque deberia ver a la duena del huerto,confesandole su falta y pagar el preciode la fruta robada. Su madre, que eraviuda, le anim6 de hacerlo asi y leofreci6 acompaiiarle. Con temor ytemblor el pequeho le explic6 el ob-jeto de su venida y extendi6 la manocon las monedas que le ofrecia parareparar el dafio. La dueiia del huertose eterneci6 ante aquella expresi6n dearrepentimiento y les asegur6 que sumayor anhelo era gozar del cambioespiritual que el niho habia experi-mentado. Aqui intervino la madre delmuchacho y recomendb que los tresse arrodillasen y buscasen la presen-cia de Dios y alli mismo la ancianaentreg6 su coraz6n al Seiior. .

Un graduado de una de las mayoresUniversidades del mundo, en E. U. A.devolvi6 su diploma algunas ahos mastarde con una carta explicando queto habia ganado con trampas. La di-recci6n, conociendo en el tal un cris-tiano con la conciencia despertadapor el Espiritu de Dios, acord6 devol-v6rselo. Pero 61 to devolvi6 de nuevoalegando "que preferia sentir su con-ciencia en paz ante el Seiior".

Dicho diploma puede verse hoy co-locado en un hermoso marco, colgandoen el despacho del Director de dichauniversidad americana.

Supongamos que un padre, acci-dentalmente, sin que su hijo to obser-vara, viera que este sacaba dinero dela cartera de su madre sin permiso.Supongamos entonces que el padre

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le dijera al hijo mas tarde que sumadre habia perdido dinero y creianque e1 to habia tomado. Si el niiio tonegase, Iharfa bien el padre en decir?:"Bueno, hijo, yo se que to robasteporque to vi, pero si to admites o no,to to perdono de todas maneras". To-dos estamos de acuerdo que tal acci6ndel padre seria falta de sabiduria, se-ria falta de sabiduria, seria necedad.

Nuestro Padre celestial, quien todoto sabe, esta at tanto de nuestras mal-dades. Podria perdonarnos aunque no-sotros no reconocieramos nuestrasfaltas; pero no to hace porque e1 sabe,y nosotros tambien sabemos, que nopuede perdonarse debidamente el pe-cado hasta que la persona to confiese.

Podemos vacilar at hacer nuestraconfesi6n; podemos avergonzarnos; esposible que queramos hallar otra sa-lida. Pero at tener el valor cristianopara confesar nuestro pecado, descu-brimos el gozo y la paz que vienen atsaber con certeza que el perdonaranuestros pecador.

4. ENDURECIDA

Mayor es Dios que nuestrocoraz6n

La conciencia no es guia infaliblepara obrar to recto cuando no estailuminada por la Palabra de Dios.Muchas veces to que Los hombresIlaman conciencia no es mas que unamentalidad fraguada por enseiianzas ytradiciones err6neas y a6n perversas.Esto puede ser ilustrado por to quedijo cierto ind6 a un oficial inglesquejandose de la ley britanica que lesimpedia quemar Las viudas sobre lapira funeral de Los maridos difuntos.

-Nuestras conciencias, dijo el in-dio, nor obligan a quemar Las viudas

325. Ofrenda mezqutna

LA CONCIENCIA

con los cadaveres de sus esposos. Esun precepto religioso que nor vemosobligados a cumplir.

-Pero nuestras conciencias nosdicen, replic6 el oficial ingl6s, que te.nemos que ahorcaros si to hac6is art.

LQui6n de los dos tenia raz6n?

Cuentase de un chino que viajandoen una fragil embarcaci6n, sorpren.dido por una terrible tempestad, invoc6a su Dios, prometi6ndole una ofrendade diez toros si le libraba del trance,Cuando la tempestad se calm6 le pa.rec16 que diez toros era mucho y tocambi6 por diez cabras. Al desem-barcar sin novedad y hallandose fuerade lieligro transform6, en su prop6sito,las cabras por diez pollos gruesos desu corral. A1 llegar a su casa y vien-dolos tan hermosos, pens6 que dieznueces podrian tambi6n contentar aldios, pues que otros conciudadanospobres acostumbraban dar aquellaofrenda. Mas ocurri6 que dirigiendoseal templo tuvo hambre y se comi6 Lasnueces, ofreciendo tan solamente Lascascaras vacias. Son asi nuestrasofrendas de gratitud al Sefior?

326.

Remordimiento de Carlos IX

Carlos IX, responsable ante Dios yla Historia del nefando crimen, ase-sinato de miles de hugonotes en laNoche de San Bartolom6, vivi6 desdeaquella fecha presa del espanto, vien-do por todas partes Los espectros desus pobres victimas.

En su lecho de muerte, decia a sumedico, el famoso Ambrosio Parry'-No se to que me pasa doctor... Lafiebre consume mi cuerpo y mi mente... iOh, si a to menos hubiese per'donado aquella noche a Los inoceat es

entre ellos, a los invalidos y a los

imbeciles!Su muerte fue espantosa, entre gri-

tos de terror creyendo ver alrededorde su lecho a los que habia hecho ase-sinar tan cobardemente, ayudando 61mismo desde una de las torres de supalacio.

Segun la Historia, 61 muri6 asesi-nado por Catalina, su propia madre,quien le envenen6 pensando envenenara su propio yerno a quien odiaba.

327. Sordo para el Evangelio

Un caballero que era muy expertoen m6sica dio un concierto ante elRvdo. Cadogan del cual era un oyentebastante asiduo; pero este exprofesa-mente pareci6 hacer poco caso.

-LQu6 le ha parecido mi mfisica?-pregunt6 el caballero-.

Permitame que toque otra sonata-insisti6 el m6sico-. Esta si que leadmirara. A1 terminar, el piadoso ser-vidor de Dios parecia tan indiferentecomo antes; hasta que perdiendo lapaciencia el masico le dijo: LD6ndetienes usted Los ofdos?

Permitame, seiior -respondi6 elservidos de Dios-. Muchas veces yome he esforzado en hacer sonar desdeel p61pito Las notas mas maravillosasdel amor de Dios y me he dicho: Se-guramente este caballero sera con-movido; sin embargo usted ha perma-necido siempre indiferente. Por tanto,permitame que le devuelva la pre-gunta: LD6nde estan sus ofdos espiri-tuales?

328, El engano del pecado

Exi °ste un curioso experimento delaboratorio. Calentando muy lenta-nlente una vasija de agua en la queha sido colocada una rana, esta se

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queda quieta sin moverse, aun cuandoel agua egue a hervir y muere hervi-da. Si la rana fuese echada repentina-mente en el agua caliente se revolve-ria furiosamente y morirfa revolvien-dose.

Satanas es un maestro ideal en elarte de introducir el pecado, empe-zando por las cosas familiares hastaaquellas que chocarian y producirianhorror al pecador.

El pecado y la incredulidad de nues-tros dins no es una labor repentina delenemigo, los hombres se sienten masy mas lejos de Dios sin darse cuenta.El mundo no sabea cuando llegue suestado de madurez para el juicio. -James M. Gray, en Moody Monthly.

329. Matando la conciencia

En el Sur de Rusia habia un Labra-dor que tenia un perro muy bonito.Un visitante que estaba en su casaadmir6 al perro y dijo: -Es un perromuy bonito. El labrador le respondi6:-Se to regalare a usted porque noladra. -IC6mo! -dijo el visitante-,Zno ladra? -No, no ladra, replic6 ellabrador. Entonces cont6 que to ha-bia tenido una seiiora muy nerviosa,la que no podia sufrir que el perroladrase, y para que no to hiciese, tenfaun bast6n y le pegaba en la cabezacads vez que ladraba, hasta que, porfin se qued6 mudo.

Eso es to que muchas personas hanhecho con sus conciencias, y han to-grado acallarlas de tal modo, que noles avisan de nada. - De Revista Ho-miletica.

330. Sin hambre

El redactor de la importante revistaChristian Herald escribfa durante lagran hambre que padeci6 China enLos anos 1906-1907.

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"Tuve la ocasi6n de visitar el cam-po de refugiados fuera de las murallasde Chingkiang, la misionera Sr. Paxtonadministraba remedios sencillos a lospacientes, y despues que hubimos dadola vuelta por entre los innumerablesrefugios contemplando las escualidasfiguras de los enfermos del hambreque yacian sobre miserables jergonesde paja, esta abnegada enfermera, vol-vi6ndose hacia mi me exclam6:

-ZSabe to que estan diciendo lamayor parte de esta gente? Se quejande falta de apetito. A pesar de quenuestra Misi6n les proporciona a to-dos sus platos de aroz, dicen que notienen ganas de comer. Estas victimasdel hambre no tenian ganas de comerporque estaban muriendo de hambre.Habian pasado, del estado de ardientedeseo por la comida, a otra condici6nmucho peor y mas peligrosa, precur-sora de la muerte.

Este cuadro describe de un modografico el estado de muchas almas.Han perdido su inter6s y anhelo de sa-tisfacci6n espiritual porque han estadohambrientos de Dios y de su verdadpor demasiado tiempo.

LA CONCIEN CI y

331. La verdadera confesi6n

Lei de cierta mujer que fue con sualijo de ropa sucia con el prop6sitode lavarla en el do. Pero al llegar allise encontr6 con que varias mujeresestaban haciendo to mismo. Dandoleverguenza de que las demas mujerespudiesen darse cuenta de to sucia queestaba su ropa, se limit6 a zambullirel alijo dentro del agua y a moverloen una y otra direcci6n, volvi6ndoseluego a su casa sin haber hecho otracosa que mojar su ropa sucia.

A veces pienso que algunas perso.nas siguen los mismos pasos que aque.Ila mujer en relaci6n con sus pecados.Su alma necesita ser limpiada pero lesda verguenza confesar al Sehor cadauno de sus pecados. Asi se limitan adecir al Senor que "son pecadores"pero sin atreverse a sacar a luz la ver.dadera naturaleza de sus mentiras, ce-los, hipocresias, malas pasiones... Noolvidemos que s61o una consideraci6n"despiadada" de cada una de nuestrasfaltas nos ayudara a apartarnos deellas, dandonos la limpieza interior quenecesitamos.

La salvaci6n

1. Valor del alma

2. Necesidaa dela salvac16n

3. No por obras 4. Salvaci6n por fe

5. Pellgro de la Indife-rencia 6. Peligro de la tardanza7. La salvac16n rechazada S. Eldllema del pecador

9. Arrepentl-miento y humillaci6n

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1, VALOR DEL ALMA

332. Momento decisivo

A un vapor que hacia la travesfa

de Europa a los Estados Unidos du-rante su viaje, y a mitad de caminose le rompi6 la h6lice y para repa-rarlo tuvo que hacerse una aberturaen el casco del buque. La situaci6nse hizo cada vez mas critica, hastaque decidieron lanzar las lanchas sal-vavidas al agua para no perecer todosahogados.

La noche era muy oscura y no po-dia verse nada, tambi6n.,e1 mar estabamuy agitado y no habia esperanza deque la lancha llegase a puerto. Depronto todos exoerimentaron una Branaleerfa, a los lejos se divisaban laslaces de otro barco; 1Pero c6mo po-drian hacerle notar su presencia allf,si no teman ninguna luz para pacersenales? Buscaron por la lancha y en-contraron una pequena linterna cuyaniecha no tendria mas de una pulgada,pero ahora faltaba la cerilla para en-cenderla; todos los hombres registra-ron sus bolsillos y no encontraron nin-guna, el capitan sup!ic6 que todos vol-vieran a examinar hasta que uno sac6con

mano temblorosa una cerilla, launica que llevaba en su bolsillo.

Pasaron a esta de mano en mano,hasta que Ileg6 a las del capitan elcual con sumo cuidado se decidi6 apro ceder a la trascendental operaci6n

La salvacibn

de !encender un f6sforo! Todos loshombres extendieron sus chaquetaspara evitar que un soplo de aire apa-gara su 61tima esperanza de salvaci6n.AI fin con un gesto resuelto el capitfanencendi6 la cerilla. Et capitan decia:"Nunca antes habia sentido tanta res-ponsabilidad como en aquellos mo-mentos". Two 6xito. La cerilla fueencendida y a continuaci6n la lam-para. No tard6 en ver que el vaporse aproximaba al divisar las seiialesde la luz. Estaban salvados.

S61o tenemos un alma para salvar.El momento mas importante en lavida de los hombres es no perder laoportunidad de aceptar a Cristo.

333. Predicando a Cristo a todacosta

Siendo capellan del ej6rcito ameri-cano el hijo del Dr. Eastman, secre-tario de la "Sociedad Americana deTratados", fue herido gravemente enuna pierna y arroj6se al suelo espe-rando la ambulancia que le recogiera.

En esta situaci6n, oy6 una blasfemiaa to lejos, procedente de un herido.

-Dios mio, exclam6 el capellan,tpuede alguien blasfemar en un lugarcomo este, a las puertas de la eterni-dad? Tengo que acercarme a este hom-bre y tratar de salvar su alma. Tra16de ponerse de pie, pero hal16 que leera imposible andar.

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"No puedo sostenerme para andar-se dijo- pero puedo voltear micuerpo, manteniendo levantada la pier-na herida. Y asi to hizo hasta llegarcerca del moribundo. Poco despu6slleg6 la ambulancia en busca de heri-dos y el oficial blasfemo y el capellanfueron atendidos. Sin embargo eraimposible llevar a ellos y a otros, enmedio de la oscuridad, a lugar seguro.

Entonces el capellan rog6 al jefede la ambulancia le llevara en mediode la planicie donde un buen numerode hombres se hallaban agazapados oheridos y desde alli predic6 de nuevoel evangelio, exhortando a todos a ha-cer las paces con Dios antes de quefuese demasiado tarde, terminando conuna oraci6n.

Alguien que presenci6 la escena ex-plica que el capellan herido no podiaver a su auditorio, pero acostado so-bre su camilla clamaba como to habriahecho desde un pulpito, exhortandolesa aceptar a Cristo.

Nunca hay circunstancias demasia-do adversas para anunciar el evange-lic a los perdidos, cuando existe unfervoroso amor a las almas.

334. aY despu6s?

En octubre de 1821 se encontrabasentado en cierta oficina un joven es-tudiante de leyes, Carlos G. Finney.Acababa de llegar a esa hors, muy demafiana, y estaba solo cuando el Se-nor empez6 a tratar con 61. Suscit6seel siguiente dialogo en su fuero in-terno.

-Finney, Lqu6 bards al terminarto curso de estudios?

-Me establecer6 de abogado en al-gun lugar.

-LY mss tarde?-Me retirar6 de mis actividades.-LY despu6s?-Morir6.

-LY mss alli de la muerte?Temblaba Finney ante este pensa.

miento.1 131 juicio!Sali6 de la oficina y corri6 a una

arboleda a un kd6metro de distancia.Pas6 todo el did en oraci6n, habi6n,dose hecho el prop6sito de quedarseally hasta encontrar la paz con Dios.Se vio a sf mismo delante del tribunalde Dios. Ademas vio claramente toque significa la vanidad de una vidainteresada, Nevada con el 6nico prop6.sito de gozar de las cosas de estemundo.

Tras una lucha que habia duradotodo el dia, sali6 Finney de entre losarboles, totalmente animado ahora delnoble prop6sito de vivir de allf en ade-lante para la gloria de Dios y de go-zarse solamente en El. Desde ese mo.mento en adelante Dios to utiliz6 deuna manera maravillosa, no como abo-gado, sino como mensajero del evange-lic, para llevar a miles de almas a lasalvaci6n por medic de un ministerioque dur6 mss de cincuenta anos.

335.

"Venid s MV

LA SA-

L-

V-A

Se refiere de Carlos Wesley que enuna ocasi6n vio a un gavilan que per-seguia a un gorri6n hasta que la ave-cilia perseguida se refugib en el senodel predicador poeta. Este incidentssugiri6 a Wesley el famoso himno:

"Carinoso Salvador,Huyo de la tempestadA to seno protector,Fiandome de to bondad:Cubreme, Sefior Jesus,De las olds del turbi6n;Hasta el puerto de salud,Gufa mi pobre embarcaci6n".

336. Ochenta y tres a cads minnt °

Los miembros de una iglesia, 00'

VALOR DF AL'

trando en la sala de reuni6n, notaronextranados que el pastor de la mismahabia colocado en la esfera del reloj

,as siguientes palabras, bien visiblespara todos: "Ochenta y tres a cadsminuto".

Unos cuantos de los hermanos, alfinal de la reuni6n le rogaron se sir-viese quitar la pequefia leyenda por-que, dijeron, les habia sufrir. Elloshabfan comprendido bien to que supastor les habia procurado ensenartantas veces iniitilmente: Que a cads"tio-tac" del reloj de la sala ochentay tres pecadores pasaban a la Eter-nidad, sin que semejante hecho les des-pertase a ellos un testimonio eficienteen favor de la salvaci6n de otros.

El resultado fue un avivarniento enel evangelismo de la congregaci6n.

Si alguien, confesando ser salvo porCristo, no siente en su coraz6n lap6rdida de tantos pecadores como vana la Eternidad sin Dios y sin espe-ranzas, bien hard en pegar una tal le-yenda en su prop o reloj.

2. NECESIDAD DE LA SALVA-CION

337. Todos precisamos a Cristo

Un pastor que viajaba por el Sur delos Estados Unidos, consigui6 permisoPara predicar en la carcel local. El hijode un amigo, to acompano. Despu6sde la predicaci6n, el joven, que no eracnstiano, le dijo al predicador:--Espero que su serm6n haya im-

Presionado a los criminales. Una pre-dicaci6n de esa class debe hacerlesraucho bien.

-LTe hizo bien a ti?-Pero jEs que usted estaba pre-

dicando a los presidiariosl El pastor'nene6 la cabeza y dijo:

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-Yo estaba predicadoo el evange-lio de Cristo, y usted to necesita tantocomo ellos.

338. Tres grandes conceptos

Un predicador franc6s, encargadodel cuidado de cierta parroquia, hizoimprimir el siguiente cartelitu que in-vit6 fuese colgado en las paredes en elinterior de los hogares: "Comprendedbien el valor de estas palabras.

UN DIOS... que os mira; a quienservis tan mal.

UN MOMENTO... que os escapa;del que sacais tan poco provecho.

UNA ETERNIDAD... que os es-pera; a la cual dais tan poca impor-tancia.

339. Suspendido de an hilo

Por el afio 1846, en San-Kilda, unade las islas de Escocia, vivia unapobre viuda con su hijo de unos die-cishis afios de edad, el cual era susost6n y su alegria. Eran muy pobesy Ronaldo, asi se llamaba el joven,para ayudar a su sostenimiento ibamuchas veces a las escarpadas rocasde la costs en busca de huevos quelos pajaros marinos ponfan en las ro-cas. Esta ocupaci6n no dejaba de serpeligrosa, pues los pajaros enfurecidos,defendfan su press con encarniza-miento.

Una tarde despu6s de haber recibi-do la bendici6n de su madre Ronaldoparti6 a su peligrosa tarea provisto deuna cuerda muy fuerte para descenderpor las rocas, y de un cuchillo paradefenderse de los pajaros en caso denecesidad.

Ronaldo at6 cuidadosamente en toalto de una rocs un cabo de la cuerdaque llevaba, y el otro alrededor de sucintura, y se dej6 descender hasta lagrieta donde estaban los nidos. Lle-

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gando allf hace seiias a sus compane-ros de no alargar la cuerda. Ronaldopone el pie sobre la rocs, sujeta elcuchillo con una mano y extiende laotra para coger los huevos. En el mis-mo momento un pajaro le ataca, 61le rechaza con una cuchillada, masi oh dolor! en lugar de dar al pajarodio a la cuerda y casi la corta, que-dando suspendido sobre el abismo s61opor unos ligeros hilos de caiiamo. Dejaescapar un grito agudo, que es oidodesde to alto de la montaiia. Sus ami-gos ven el peligro, y tiran la cuerdapara volverle a subir. A medida queellos tiraban, 61 sentfa que la cuerdase iba deshaciendo. iOh Sefior, sal-vame! exclam6. Cerr6 los ojos parano ver el abismo, mientras que sentiaque la cuerda se iba rompiendo gra-dualmente. Se aproxima hacia la cimapero, la cuerda se desafloja mas y mas,y no queda mas que un hilo parasostenerle. ESta cerca de la circa, susamigos alargan los brazos, pero ailnno pueden alcanzarle. El desdichadosiente que su fin ha llegado. Oye elgrito de espanto que lanzan sus com-paiieros, y otro desgarrador, de sumadre, a quien impiden precipitarsetras 61 con la vana esperanza de salvara su hijo. Y despu6s nada mas suraz6n le parece que le abandona. Peroen el momento en que la cuerda serompe, un amigo se inclina por elborde, con peligro de ser arrastrado61 mismo, logra coger a1 joven confuerza, y Ronaldo es salvo.

Esta terrible posici6n nos recuerdala del hombre que no es salvo todavia.Puede ser que antes del fin de esteaiio, se rompa la cuerda de su vida yel abismo le haya recibido, si no essalvado a tiempo por la mano pode-rosa del Redentor.

340.

Un nombre que incluye a todos

Un nifio iba con su padre al culto.

LA SALVAC 16N

Este, que era predicador, le dijo:-Pon atenci6n esta noche. Jos j

pues mencionar6 to nombre.-tQu6 dira usted de mf, pap$

-dijo el muchacho.-Espera y to oiras.Al regreso el muchacho dijo:-Usted no mencion6 mi nombre,

Papa.-ioh, sf! Lo hive muchas veces

-replic6 el pastor-. El nombre era;"Pecador". LEs que rii no to eres?

El muchacho comprendi6 y acudi6a Cristo para que le cambiase su viejonombre por otro nuevo. (Apocalip.sis 3:12).

341. El Evangelio pare todos

Cierto sujeto dijo un dfa al c6lebrepredicador del Evangelio Spurgeon,que sus sermones eran mas propiospara una asamblea de negros que deblancos. "En este trio -le confes6Spurgeon- no dudo que convienetambi6n a los blancos; porque entrelos negros y los blancos s61o hay unadiferencia del cutis; yo no predico alpellejo de las genies sino a los cora-zones.

342, El origen del mal

-LPuede usted decirme cual fue elorigen del mal en el Universo?, pre'gunt6 un crftico a un cristiano queestaba predicando el evangelio en unareunion callejera.

-No senor, no puedo -fue la res-puesta-. Yo soy bombero de ofici"y cuando se nos llama a apagar unincendio, no nos detenemos a aver'guar el origen del fuezo sino qu eprocuramos salvar a las personas

CV,

yas vidas estan en peligro. Mi trabajoen este momento es parecido. Procurasalvar a los pecadores que estanl p~reciendo. Quizas despu6s de que

pECESIDAD DE LA SALVAc16N

est6 salvo en el cielo, a1guien le!a informaci6n que neceslta.

3. NO POR OBRAS

343. Esfuerzo vano

Oi contar a un nadador, c6mo encierta ocasi6n trat6 de salvar a unapersona que se ahogaba. Esta hacfagrandes esfuerzos intentando imitaxlos movimientos del nadador, pero envano. Cuando lleg6 su salvador, elnAufrago prosegufa agitando los bra-zos y las piernas, hasta que 6ste ledijo: "0 usted o yo, si hace un es-fuerzo mas, le abandon6 a su suerte".El naufrago pretendfa ayudar al na-nador, creyendo que 6ste no tendrfabastantes fuerzas para sostenerle, perono hacfa mas que dificultar su propiasalvaci6n. lCuantos hacen asf con res-pecto a su alma!

344. Demasiado barato

Un evangelista baj6 a una mina decarb6n, durante la hora de reposo quetenian los mmeros, con objeto deanunciarles la buena nueva de salva-ci6n por Cristo Jesus.

Despu6s de haberles relatado la her-mosa historia del amor de Dios, el es-tado de perdici6n del hombre y la sal-vaci6n sola y exclusivamente por losm6ritos de Cristo; concluida la horade descanso7 VolVi6 el evangelista alascensor que debia subir de la mina ala claridad del mundo otra vez. Tra-bando conversaci6n con el capataz lepregunt6:

-4Qu6 le parece a usted el modode salvarse por la gracia de Dios?

rato ' yo nopuedoeceereenasl

oreli-Bl una

on como esa.~Entonces -preguW el evange-

darn

lista- Lc6mo sube usted de esta mi-

na?? Sencillamente, metidndome en elascensor.

-4Y se necesita mucho tiempo parallegar arriba?

-Solamente unos cuantos segun-dos.

-Bien, veo pues que eso es muyfacil y sencillo; Lpero no tiene ustedque trabajar y esforzarse por subir?pregunt6 el predicador.

-Por Certo que no: no tengo masque hater que entrar en la cabina yapretar un bot6n.

-Mas si a usted esto le es bien ba-rato, a los que ban arreglado todamaquinaria, Lles habra costado trabajoy gastos?

-Al propietario le ha costado mu-chisimo, y sin este gasto, Lc6mo sal-drfamos de la mina?

-IJusto, justol, pero escuche usted:cuando la palabra de Dios le diceque todo aquel que tree en Cristotiene vida eterna, en seguida exclamausted es demasiado barato! Pero esque se olvida usted de que la obra deDios para sacarle del hoyo de des-trucci6n y de la muerte, se ha realiza-do mediante un enorme costo, nadamenos que la muerte de su hijo Uni-g6nito.

No piense nadie que la salvaci6nvale poco. "No somos redimidos concosas corruptibles como oro o plata,sino con la preciosa sangre de Cristo".Lo que ahora toca al pecador es co-locar su confianza en El, entregarsea El, como el minero entra en la cestay se entrega a una fuerza fuera de 61para subir de la mina.

345. La tinica condici6n

Un cierto evangelista estaba hablan-do con un inconverso en el altar, des-pu6s de un mensaje inspirado por Dios.

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Luego de conversar mucho con elhombre para que obtuviera la conver-si6n, 6ste principi6 a expresarse agritos:

-;Vale mas dejarlo! No podr6 re-cibir to que usted dice que puedo re-cibir. iEs imposible!...

i 1mposible!-LPero por qu6 es imposible?

-pregunt6 el evangelista.-Porque yo se que estoy perdido,

irremisiblemente perdido, no hay sal-vaci6n para mf- fue la respuesta,

-Gracias a Dios- dijo suspirandoel evangelista.

-ZY por qu6 le da usted graciasa Dios?

-Porque Cristo vino precisamentepara eso: Para buscar y salvar a losperdidos. Esta es la ,mica condici6nque se le pide a usted, que crea quenecesita los Buenos oficios de este Sal-vador admirable.

346. No soy bastante bueno

Un pastor visit6 a un hombre quehabia llevado una vida muy pecami-nosa. Se le conocia como el hombremas malo de aquella regi6n. El pastorle rog6 al hombre que aceptara aCristo pero 61 rehus6. "Yo s6 que de-berfa hacerme cristiano, y realmentequisiera serlo, pero no puedo, sim-plemente no puedo", dijo el hombre."Deme una raz6n buena por la cualno puede aceptar a Cristo como suSalvador".

El hombre se qued6 pensativo porvarios minutos y al fin dijo: "Hayvarias razones; pero la mas grande esque no soy bastante bueno para sercristiano". "Pero", dijo el pastor,"esa es la raz6n mas grande para queacepte el don de Dios. Usted debe re-cibir a Jesucristo, qui6n declar6 enuna ocasi6n: "Porque no he venido a

LA SA

-LV~q

llama, justos, sino pecadores a arrc.pentimiento" (Mateo 9:13).

347,

El mendigo y el pinto,

Hate alg6n tiempo un notable pinto,iba en busca de una persona que pu.diera servirle de modelo para pintarun cuadro que representara la escenadel hijo pr6digo, descrito en el Evan.gelio de San Lucas. Al pasar por cier-ta calle encontr6 a un mendigo tansucio y feo, que to crey6 el hombreideal para el objeto que se propoma,

Convini6ronse los dos, prometiendoel artista de pagarle su trabajo. LIeg6al fin el dia prefijado, present6se elpobre mendigo al estudio del pinto,,pero transformado de tal suerte, queeste no le conoci6.

-zNo se acuerda que quedamosque me presentara hoy en su casa?

-No, senor... No recuerdo, ni aftcreo haberle visto a usted antes deahora -respondi6 el artista.

-Estd usted en un error -replic6el pobre-. Me vio antes y me pidi6que me presentara aquf con el objetode servirle de modelo.

-UUsted! zEs usted el mendigo?-Si, seiior.-ttPero, quien habia de recono-

eerle?

-Very usted. He crefdo convenien-te ponerme mi mejor vestido antes deprosentarme.

-zSi? Pues de este modo ya nosirve usted para el caso. Ya puede re-tirarse.

Y el mendigo tuvo que nmarcha r

perdiendo toda la posible ganancia desu contrato.

Algo muy parecido suele sucedercon el hombre que intenta justificarsedelante de Dios.

348.

La conversi6n de Carlos Wesley

Aungue Carlos Wesley habia esta-d o predicando por mucho tiempo notenia Paz para con Dios, hasta la edadde treinta y tres aiios.

Enferm6 de gravedad, y duranteeste tiempo Pedro Bohler, un, cristia-n o moravo que estaba estudiando pararnisionero bajo la direcci6n de Wesley,le visit6 y le interrogo:

-ZEspera usted ser salvo?Carlos contest6:--Sf.-LEn qud basa su esperanza?--En que he procurado servir a

Dios con la mejor voluntad y esfuerzo.El moravo movi6 la cabeza y no

dijo mas. Su triste silencio y, el mo-vimiento significativo de su cabeza,destruy6 el falso fundamento de sal-vaci6n de Carlos Wesley.

Despu6s de esta entrevista, PedroBohler enseii6 al famoso poeta evan-g6lico el camino del Senor, y le, mos-tr6 que la vida en Cristo es por la fe.

Antes que Carlos Wesley saliera desu cuarto, pudo por primera vez es-cribir: "Ahora he encontrado la pazpara con mi Dios". Y fue en esta oca-si6n que escribi6 el hermoso himno,"Con mil arpas y mil votes". - W.H'. Landrum, D. D.

349. Sin canci6n

A una senora que pretendfa salvar-se por sus propias obras le ley6 unPastor el pasaje de Apoc. 5;9 y le dijoque ella no podrfa entonar el cantode los redimidos, no habiendo sido:"lavada con la sangre de Jesus". Lasehora comprendi6 su error y acept6a Cristo.

35o.

LQud debo hacer pare ser salvo?

Esta fue la pregunta que un joven

143

lleno de turbaci6n, presentaba al pre-dicador reci6n descendido del p6lpito.

-IPobre joven -contest6 el mi-nistro- ya no podras hacer nada...Es demasiado tarde!

El muchacho, lleno de angustia, co-giendo afanosamente la mano de suamigo, gimi6:

-Pero..., Lquerra usted decir queno queda para mi una esperanza desalvaci6n?

-IOh, mi amigo... yo no dije esto!Usted me pregunt6: ZQu6 debo hacerpara ser salvo? y le contest6 que nopodia hacer nada...

-Si, pero..., 1por qub?-Pues..., porque hate casi dos mil

aiios que Cristo to hizo todo, murien-do en la Cruz a su favor, mi queridoamige, LComprende ahora mi respues-

El joven, lleno de gozo, abrazan-dose al siervo de Dios, con lagrimasde gozo, exclam6: iOh, Jesus... puesa ti me doy, y salvo soy!

351, El sueiio de la escalera

Un hombre son6 que habia cons-truido una escalera que iba de latierra al cielo, y que cada vez que ha-cfa alguna buena acci6n, la imaginariaescalera subfa un par de metros.Cuando hacfa alguna cosa extraordi-naria, la escalera subfa todavfa masy Cuando daba fuertes sumas de di-nero, mas todavfa. Despu6s de untiempo, ya era tan alta que no se velala parte superior, perdida entre lasnubes. El hombre pensaba, en su sue-no, que cuando le llegara la muerte,subirfa su escalera y entrarfa direeta-mente al parafso. Pero escuch6 unavoz del cielo que decfa: "El que subepor otra parte, el tal es ladr6n y ro-bador".

En eso se cay6, escalera y todo, yse despert6. Vio clue si querfa ser

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salvo, debia serlo por otro camino yno por el de las buenas obras. Y en-tonces tomb el camino 4nico, el SeiiorJesucristo.

352, Alquilando el Cielo

Cierto cristiano rico pregunt6 a unpastor que le visitaba, si no creia queDios tendria en cuenta sus buenasobras, indicando que habfa calculadoque sus actos de caridad y contribu-ciones a la obra de Dios, ascendian amedio mill6n de pesetas.

El pastor le replic6 que ciertamente,el Senor ha prometido tener en cuentaen su justo juicio hasta un vaso deagua frfa dada en su nombre; peroque en cuanto a su salvaci6n eterna,no podia darle muchas esperanzas. Elhombre se mostr6 muy sorprendido yagraviado por semejante respuesta.

El servidor de Dios replic6 sin in-mutarse: "perznitame una pregunta".

-Hagala, -exclam6 el hombremalhumorado.

--Vos hab6is estado una vez alo-jado en el Hotel Waldorf-Astoria deNueva York. Ahora bien, a juzgar porto que la palabra de Dios nos dice delCielo Id6nde creeis que se vive mejor,en ese lujoso hotel o en la JerusalbnCelestial?

El hombre, que con todo era teme-roso de Dios replic6:

-1Naturalmente, en el Cielo! lQubpregunta!

-Decidme ahora, continu6 el ser-vidor de Dios, Lcuanto pagasteis losocho dias que estuvisteis en el Astoria?

--ocho mil pesetas, aproxirnada-mente.-

El pastor, sac6 su lapiz, hizo unospocos mimeros y continu6:

-LEstariais satisfecho con que Diosos admitiera en el Cielo por un afio,cuatro meses y dos semanas?

353. Sin fuerzas

LA SAI,VAC

-LQu6 quer6is decir? A Cielo eseterno!

-Si, para los que to reciben coraoun don adquirido a gran precio por suSefior y estan dispuestos a cantar elcantico nuevo (Apoc. 5.:9), pero nopara los que olvidando la obra reden-tora de Cristo pretenden comprarlocon sus buenas obras.

El hombre comprendi6 la doctrinade la salvaci6n por gracia y la acepi6gozosamente por fe.

Pocos dfas despu6s el pastor seatrevi6 a exhortar valerosamente alreci6n convertido dici6ndole:

-Ahora pod6is esperar una re-compensa justamente proporcionpdaa la cantidad que me dijisteis, y a vues.tras posibilidades. Me temo que nosea muy grande despu6s de 50 aiiosde estar en posesi6n de una gran for-tuna; pero serfs mejor que nada, side veras hab6is confiado en Cristopara vuestra salvaci6n.

El caballero comprendi6 y empez6a contribuir de un modo digno parala obra de Dios; pero sin hater de-pender de ello el beneficio de la vidaeterna.

En cierta ocasi6n en un muelle, unhombre de bastante peso y fuerzas,cay6 en el agua; toda la gente es-taba mirando para ver si habfa al.gunoque se decidfa a lanzarse para salvarla vida de aquel pobre hombre. VII

marinero que estaba alli, se dispusopara echarse en el agua, pero no sedecidfa e iba esperanzo, hasta que elpobre naufrago perdi6 casi todas lasfuerzas; entonces cuando el que habiacafdo estaba a punto de perecer, elmarinero se ech6 al agua y le salvb.

Alguien le pregunt6 despu6s por q uehabfa obrado de aquella rnanera espyrando que el hombre estuviese cas`

Nopoll OBII

~ogado para salvarle; a to que 61~n test6 que to hizo para que asf le

fuera mss facil manejarle y poderle

salvar.Cuando un pecador se halls sin

fuerzas y acude a Jesus, entonces esel ,nejor momento, ya que es precisoverse sin fuerzas y sin esperanza, esdecir, completamente pecador, y sinposibilidad de salvaci6n propia, paraconfiar plenamente en el Sefior Jesu-Cristo.

354. SUelta la rams

Un predicador evang6lico cuentahaber sido testigo del salvamento deun naufrago que era arrastrado por lasaguas de un rfo. Por fin, el hombre lo-gr6 asirse a una d6bil rama que aduras penas podia sostenerle. Cuandoacudieron sus salvadores arrojandoleuna cuerda, el hombre querfa asirsea ella, pero temia dejar la rams quehasta entonces le habfa sostenido, potto cual le gritaron desde tierra: "Suel-ta la rams", la cuerda es suficientepara sacarte a flote. Por fin el hombre,con mucho temor, desasi6se de larama y vio con admiraci6n que enlugar de hundirse la cuerda arras-trada por brazos vigorosos no sola-mente le mantenia a flote sino que leatraia al lugar donde se hallaban sussalvadores dispuestos a prestarle todoslos auxilios. Del mismo modo Cristopuede salvar poderosamente a los que,desconfiando de sf mismos, se apoyanenterarnente en El.

355. Mss sencillo no puede ser

IJn Pastor visita a una seiiora a lacoal le cuenta aceptar con sencillez lasal

lac16n en Jesus. Ella duda de lab°ndad de Dios, sun despu6s de haber lefdo varios textos del sagrado

356. Dios no pace acepci6nde personas

145

Evangelio. Antes de despedirse, elPastor le pide un vaso de agua, queella gustosamente le sirve. Pero envez de beberla, 61 repite: % Me po-dria usted dar un vaso de agua?" Alsefialarle el vaso lleno delante de 61,6ste no to Coca, y, por tercera vez,vuelve a pedir agua. Algo enfadada,la sefiora le dice: "Aqua se la he pues-to, t6mela usted, mss facil no puedeser". El Pastor sonrie, diciendo:"LComprende usted ahora por qu6 estan infeliz? Jesus le ofrece a usted sugracia, y usted sigue siempre rogan-dole por su salvaci6n en vez de acep-tarla.

El gran predicador C. CampbellMorgan, narra c6mo en una serie decultos de Avivamiento fue tocado porla gracia un pecador notorio. Se bin-co junto a 61 y le seffal6 el Corderode Dios que quits los pecados delmundo. El pr6digo volvi6 a la casadel Padre aquel memorable dia. Ocu-rri6, empero, que en el mismo cultofue tocado el coraz6n del alcalde dela ciudad, persona inteligente y deintachable caracter, pero que nuncahabfa comprendido todavfa el caminode la salvaci6n. Morgan dice: Le ha-b16 del mismo Cordero de Dios cuyasangre puede limpiar de todo pecado,grande o pequefio. El honorable al=calde se reconoci6 tambi6n un peca-dor necesitado del sacrificio expiato-rio de Cristo.

Los dos convertidos, se levantaronde sus rodillas. El alcalde, que variasveces habfa enviado a la cartel alhombre impio, y este hombre rebelde,se dieron un apret6n de manos, ycon lagrimas de gozo reconocieronque ambos eran pecadores y necesi-taban un mismo Salvador.

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4. SALVACION POR FE

357. La craz salvadora

Ha sido comparada la vida humanaa un hombre que por haber tropezadoen su camino se encontr6 deslizandosepor una pendiente, al borde de la cualse abrfa un gran precipicio. Casi almismo borde habfa, empero, una cruz,puesta alli para memoria de otra vfo-tima que habfa sido arrojada desdeaquel punto al abismo por malinten-cionados enemigos. El cafdo viajero,viendo que le era del todo imposibledetenerse ni volver atras, trat6 de di-rigirse hacfa aquel punto firme que leofrecfa su finica esperanza de salva-ci6n. Con tal objeto arroj6se al sueloy apoyandose con los codos y los piespudo, mientras se deslizaba hacfa elabismo, llegar y asirse de la cruzhasta que fue salvado.

Millares de almas en cads genera-ci6n han hallado su punto de apoyoy seguridad en la cruz de Cristo, plan-tada por Dios mismo en el deslizaderode la vida humana. Esta situaci6n noes muy c6moda para muchos, puessiempre la cruz de Cristo y la verda-dera fe en el crucificado Salvador hasido motivo de escandalo y menos-precio para el mundo, pero es la uni-ca posici6n segura mientras las gene-raciones se precipitan sin apoyo, sinDios y sin esperanza, en el abismo dela muerte.

358. "Por mi firma al pie"

Habiendo sido enriquecido de re-pente por una herencia inesperada,un hombre tuvo el prop6sito de haberfeliz a alguno con un pufiado de susmonedas.

Saliendo a la calle se vfo de prontoante un mendigo, muy conocido, quiensentado sobre el suelo pedia como

LA S,A-

LV_ pZZZ

siempre limosna a los viandantes.Sacando su libro de cheques le ajar.

g6 uno de ellos y le dijo:-Vaya al banco, entregue este pa.

pel, y le damn un pufiado de moneydas, que yo le regalo.

El hombre, estupefacto, dio las g ra.Bias como en suefios, guard6 el cbe.que y sigui6 tendiendo su mano a losque pasaban.

Al dia siguiente, su bienhechor leha116 en el mismo lugar, en la mismaposici6n, tan mfsero como siempre.

-Pero, Lno fufsteis a cobrar el di.nero que os regal6? -le pregunt6.

-Si, seffor, fui... pero cuando mevi en aquel hermoso lugar, ante aque.llos ricos senores tan bien vestidos, yyo me vi tan miserable, no me atrevf aentrar, temiendo que me echarfan...LC6mo podia yo esperar que con aquelpapel me dieran dinero, tan miserablecomo soy? --eontest6 el pobre men-digo.

-Pone mi firma al pie -exclam6enfadado el generoso donante-. Ellosno iban a mirar vuestro aspecto, sinomi buena firma registrada en los libros.Id de nuevo al banco, y presentad mipapel sin dudar. La firma mfa al piees todo cuando debe interesaros.

Para el pecador deseoso de su sal-vaci6n, to fnico que debe inspirarleconfianza es la firma al pie del docu-mento de su indulto, la que Cristoestamp6 con su propia sangre.

La sangre de Jesucristo, nos lim'pia de todo pecado. I .a Juan 1:7.

354. S61o una cosy

Algunos amigos del piadoso Tomb sHookes trataban de consolarle 'en lahora de la muerte recordandole lasnobles acciones de su vida; pero Meexclam6:

-No me habl6is de estas ~~s

SALVACI6N POR FE

pequedas e insuffcientes. Habladme deis todo-suficiente obra de Cristo en

,atf favor.

0. No puedo creer

Dos hombres sostuvierpn cierto diais siguiente conversaci6n:-No puedo creer -decfa uno a

otro -, y el otro queri6ndole poner enu n aprieto le pregunt6:

_LEn qufbn?-No puedo creer._LEn quien?-Pero, es que no puedo creer.-Pero, Len quien?-Usted no me comprende, no com-

prende mi dificultad. No puedo creer._LEn quien?El otro hombre cambi6 de colores

y dijo:-Me hallo en un caso especial. Yo

no puedo creer.-LEn quien?Se vfo mss y mds embarazado el

hombre y dijo:-Usted no me comprende en modo

alguno. Mis dificultades son intelec-tuales y son muchas. Hay multitud decosas que no puedo creer.

Pero continu6 preguntandole la mis-ma cosy. LEn quien? hasta que ter-min6, diciendo:

-No puedo creer en mf mismo.Esta es pues la oportunidad para

hablarle de Jesus a quien se puedecreer, ya que El es digno de con-fianza.

161 - 10 Credo en el comzbn

El Pastor Spitta, conocido en Ale-mania por sus hermosas poesias cris-tianas, relata to siguiente:

"Estaba yo comiendo cuando vientrar a un aldeano en mi cuarto quienme dijo:

147

-Buenos dfas setfor pastor; dis-pense usted la molestia, mis quisiemhacerme santo.

Al oirlo le contestb.-Esto me causa placer. LQui6n as

usted?

-Vengo de Essen y abajo en elpatio hay un compahero de Olden-burgo que quisiera tambiin ser santo;pero 61 no se atreve a subir.

-Vaya usted pronto a buscarle; ycuantos mss vengan con tal deseo,mfis contento me pondr6.

El aldeano baj6 y al cab6 de unmomento volvi6 a subir con su amigo.Les hive sentar, diciendoles:

-Vamos, contadme como les havenido este deseo de ser santos.

-Nos han dicho --contest6 uno-que usted da a los que buscan, una fenueva que hate a uno santo, y le pro-porciona ademAs muchas ventajas.

(Habfa corrido entre las gentes queel Pastor gratificaba a los que se con-vertfan).

Conque, les dije:-LUstedes, piensan renunciar a su

fe antigua?-Si, pensamos hacerlo si la fe

nueva es mejor.-LY qu6 han creido ustedes hasta

hoy?-LQu6 creemos? Pues creemos en

Dios, en la Iglesia, en la palabra deDios.

-Veo que no saben ustedes decir-me en qu6 consiste su fe, y yo voy adecirles cuAl es la mia.

Y les recit6 el Credo.-Es to que creemos nosotros, res-

podi6 uno de los dos.-Sin embargo hay algo nuevo

-contestb-. El que se contents enguardar estas palabras solamente onsu cerebro continua en sus pecados; encambio el que las acepta en su cora-z6n viene a ser una nueva criatura

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en Cristo Jesus. No basta con saberestas palabras, sino que es precise,aceptarlas con toda el alma.

Al cabo de un buen rato se marcha-ron los dos aldeanos. Paso mucho tiem-po y otro dia me vinieron a ver. Otravez les hice notar la necesidad quetenfan de un Salvador, y acabaron losdos par entregarse a Cristo.

362. C6mo le expliI a Guilllermoto que es la fe

Hace algunos aiios le quise explicara mi hijo Guillermo, to que es la fe,as! que to puse sobre una mesa. Eramuy pequefio; silo tendrfa dos anos.Me alej6 un metro de la mesa y ledije:

-Salts, Guillermo.El chico me dijo:-Papa, tengo miedo.Dos o tres veces se prepar6 para

saltar, pero luego no se anim6. En-tonces le dije:

--Guillermo, Lno to dije que yo toagarraria? LCrees que to papa to estaengafiando? Ahora, mirame a los ojos,salts, y yo to tomarb en mis brazes.

El niiio salt6, to tomb.Entonces me dijo:-D6jame saltar otra vez.Lo puse de vuelta sobre la mesa,

salt6 inmediatamente.Luego, estando yo ya unos dos me-

tros de la mesa salt6 otra vez, y pudeadelantarme a tiempo para recibirlo.Pareceria ya estar poniendo demasia-da confianza on mi. Pero no se puedeponer demasiada confianza en Dios.

363. La paz habfa side declarada

Cuando Francis e Inglaterra estabaen guerra, un barco ballenero franc6sestuvo ausente mucho tiempo. Al re-gresar tenidn necesidad de agua y de

364.

Fe ilastrada

LA SA- L

viveres, pero no se animaban a entrara un puerto britanico por terror deque fuesen apresados. En el puertohubo quienes se dieron cuenta de lasdificultades porque estaban atrave.sando, y entonces per medio de se.hales les hicieron saber que la guerrahabfa terminado. Los manneros nocreyeron la buena noticia, pero al finimpulsados por el hambre y la seddecidieron entrar a puerto, y entre,garse como prisioneros si fuese nece.sario. Cuando entraron, descubrieronque to que se les habia dicho era ver.dad. La guerra habia terminado yreinaba la paz.

Hay muchas personas que no creepen las buenas nuevas de que la pazentre Dios y los hombres ha sidohecha por Jesucristo, y sin embargoes una gran verdad.

Cierto misionero traducfa la Bibtaal idioma de los paganos que le roadeaban. Lleg6 a un punto que tenfaque mencionar la palabra fe, y no po-dia seguir por no hallarse en aqudidioma dicha palabra, en el sentidomss coI o sea en el sentido de con-fianza o punto de apoyo. Casi habiaperdido la esperanza, cuando un digfue a visitarle un indigena clue paremss inteligente que la mayorfa. 1116'tilmente buscaba la palabra, cuandose le ocurri6 valerse de una HMO'

ci6n. Sent6se el misionero sobre uossilla apoyado su cuerpo en la 010a

pies y manos inclusive, y preg'00luego: %C6mo llaman esto?" El m.

sionero vio colmada su alegria 11 oeal indigena pronunciar la palabraaquella manera de apoyarse y dsar sobre la sills. y tal palabra asftenida es la que esti usada pare exp1tsar la fe en aquella traducI

SAJ,VAC16N POR FE

0, Ayadar a blen moth

Cierto predicador en el Ejbrcitocuenta to siguiente:

"Despubs de tres dfas y tres nochesde trabajar sin descanso, me acost6por algunos horas. A media nocheme uamaron para que asistiera a unsoldado gravemente herido. Estaba apunto de negarme a ir, pero sabiendoto urgente del case, me vesti y salf encompaiiia del mensajero.

Nunca olvidar6 la expresi6n deaquel moribundo al preguntarle en qubpodia servirle, a to cual contest6:"Ayudeme a bien morir". Le contestbque si fuera posible le llevarfa enbrazos al cielo; luego le expliqu6 elEvangelio de Jesus, pero solo sacudfala cabeza diciendo: "Cristo no puedesalvarme porque durante mi vida hepecado contra 61".

Le lei una tras otra las promesasdel Seiior, pero sin resultado.

"Per fin abri el libro del Evangeliode S. Juan cap. 3 y to lei despacio, ycuando l1egu6 a los versfculos quedicen: "y como Mo1S6S levant6 laserpiente en el desierto, asi es necesa-rio que el Hijo del hombre sea levan-tado para que todo aquel que en 61creyere no se pierda, mss tenga vidaeterna"; me interrumpib diciendo:" SS lee verdaderamente esto en lalli ts

Despu6s de haberle asegurado ques1, dijo: "Eso no to sabia yo, leamelootra vez". Dos veces mss to hube deleer, y habi6ndolo lefdo la tercera noteque tenia los ojos cerrados, iluminan-do su rostro una placida calms. In-clmaudome pude ofr en vez tiaja lasrMsmas palabras que yo le habfa leido.Luego abrib Jos ojos, y con el rostroren'Jando dicha inefable dijo: "Bastan° lea mss",

Vo1A a visitarle al dia siguiente yIto

halle. Me dijeron clue habia par-

tido en Paz para estar con el Setor,repitiendo a dltima hora las palabras ."Para que todo aquel quo on 61 crewno se pierda, mss tenga vida eterna".

366.

Fe en el termdmetro

Cierto hombre relata que atrave-sando el Atlantico, hace de esto al-gunos aiios, con el vapor Scotia, enuna noche tranquila y serena Cuandotodo era felicidad, pudo notar en elcapitan del barco cierta inquietud. In-trigado el hombre por la misma, sefue a 61 y le preguntt a qub se debiasu nerviosismo. El capitan le contestbque habia bajado mucho el term6metrodurante las ultimas horas, y que ellole tenia preocupado ya que segura-mente habfia grandes cantidades dehielo a su alrededor, y obrarfa comoun loco si pretendfa continuar el tra-yecto en tales circanstancias, ya queto mejor en aquel case era parar elbarco, pues si chocaban con un ice-berg irian a pique.

Nadie podia advertirles del peligroen que estaban sino el term6metro,y por la fe en la advertencia del ins-trumento, el capitan salvo la vida detodos los que estaban en aquel vapor.S61o la fe en las solemnes adverten-cias del Salvador, pueden salvar lasalms de una eterna ruina.

367.

Un informe falso

149

Josh II de Austria, se paseaba undia de inc6gnito por las calles deViena, Cuando vio a una joven muytriste, se interest por to que pasabay le cont6 que su padre habia sidooficial del Ej6rcito pero que habfamuerto en el campo de batalla. Tantosu madre comb ella habfan luchadodurante mucos aiios para poder sub-sistir, pero ahora va no tenian tra-

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bajo y s61o les esperaba la mas ro-tunda miseria.

-tPero por que, interrumpi6 eldesconocido, no os hab6is dirigido alEmperador?

-iAh, senor respondi6 la joven,hemos oido decir que es muy avaroy seria inutil.

-Pobre niiia, dijo el desconocidodandole una sortija y algunos monedasde oro; yo conozco muy bien al empe-rador; venid pues al palacio con wes-tra madre tal dia mostrad esta sortija;me hallareis facilmente y here todo toque pueda por vosotras.

La madre y la hija se presentaronel dia fijado al palacio mostrando lasortija que las condujo inmediatamentedelante del Emperador. La nine qued6estupefacta cuando descubri6 a subienhechor que era el mismo Empe-rador.

-No temdis -dijo este-, he orde-nado que se os concede una pensi6n,y, agreg6, espero que otra vez no va-cilarbis en venir a mi.

La gente habfa dado un informefalso acerca del carncter del rey; asitambi6n hay muchos que ban escu-chado un informe falso acerca delcaracter de Dios. No saben que El esamor y misericordia.

368.

Fe implicita en la palabra

Hallabase Napole6n en peligro, acause de haberse desbocado su caballo,y un soldado raso sali6 de las files ydetuvo al animal.

-Gracias, capitan -dijo el empe-rador.

-LDe qu6 regimiento? -preguntbel soldado.

Admirado el Emperador de la r6-pida percepci6n del soldado y de suconfianza sencilla, le contest6:

-De mi guardia.Inmediatamente el soldado dej6 el

LA SA-

LVpOi`

fusil y se dirigi6 el cuerpo de oficiales.-ZA que viene este intruso? .

,jo un general.

-Este intruso es capitan de laguardia del Emperador -contest6 elvaliente soldado.

-LEsta usted loco? lPobre ilusol-dijo el general.

-El to ha dicho -replic6 el sol-dado senalando al Emperador, que todavia estaba a la vista.

-Perdone usted, senor -contestdcon respeto el general-; no me ha.bia dado cuenta de ello.

Y asi qued6 instalado debidamenteel simple soldado, como capitan de laguardia del Emperador.

369, El valor de una buena enu.nanza

Un viejo marinero que estaba mu-riendo a bordo de un barco, dijo asu companero: "S61o puedo recordarun versiculo de la Biblia, el cual nome da ningfn consuelo: "El alma quepecare esa morira". Entonces pregun-t6: % Hay algunos otros versiculosque puedan ayudar mejor que este?".Pero su camarada no pudo recordarning6n otro. "Ve a traerme el peque-no Ben", -dijo el marinero mon-bundo- "acaba de salir de su hogar,de las faldas de su madre, quiz£ puedarecordar algo". El pequeno Ben fuellevado, y, abriendo su Biblia puso sudedo en la pagina donde estaba subra-yada esta frase: "La sangre de Jesn-cristo nos limpia de todo pecado"Eso es to que yo necesitaba" dijomarinero moribundo.

Mas tarde, el muchacho dijo quo samadre habfa subrayado ell texto Yto habfa ensetiado de memoria.

jCuAn necesario es que las 01 20

cristianas inculquen las Sagradas "crituras a sus hijosl

~AtVACI6N POR FE

gqp,, C6mo aumenta la Fe

Es probable que nuestra experien-cia sea semejante a la del Sr. Dwight

L. Moody. Escribi6 to siguiente: "Lepedi a Dios fe y cref que algun diallegaria la fe y me derribaria comopor relampago, pero parecia que nollegaba la fe.

"Un dia lei en el d6cimo capitulode Romanos: "Luego la fe es por elou; y el oir por la palabra de Dios""Rom. 10:17). Habia cerrado mi Bi-blia y orado por fe. Despu6s abri miBiblia, y comence a estudiar, y mi feha aumentado continuamente desdeaquel entonces".

La fe aumenta Paso a paso: pri-mero creemos en la existencia de Dios;que su naturaleza es amor; que pormedio de su amor nos dio a su Hijo.Gradualmente, por medio de la fe,aprendemos a obedecer los manda-mientos de Jesus: perdonamos en vezde odiar; afrontamos cada dia el fu-turo no conocido sin ansiedad; al con-fesar dejamos a un lado todos los pe-cados del pasado al pie de la Cruzpara no preocuparnos en cuanto aellos otra vez; con el tiempo apren-demos a aceptar nuestras tristezas ytragedias con fe, dando gracias a Diosporque 61 las transformara en algo 6tilpara su reino; al fin, tal como diceJesus, llegames al conocimiento deque todo es posible para los que tie-nen fe.

371,

Pase libre al cielo

Durante la Guerra Civil en los Es-tados Unidos, habfa un grupo de cris-tianos, que se interesaron por el biende los soldados, y entre ellos se encon-traba el senor Stuart, de Filadelfia,que acompanaba a los soldados en-fernmos, heridos o moribundos, traba-Jando para la Gloria de Dios.

Una vez, muy de noche, tuvo quepasar por donde estaba la guardia, yera necesario dar la contrasena. ElCoronel le dio la palabra "Chicago"y el senor Stuart se fue muy satisfechocreyendo que no habria ninguna di-ficultad. Al acercarse, el centinela dioel grito:

-iQui6n vive!, zamigo o enemigo?-Un amigo, dijo el senor Stuart.El' centinela prepar6 su carabina y

dijo: "Adelante y de la contrasena". Elsenor Stuart se adelant6 y dijo "Chica-go". El centinela repuso: "Esa no esla contrasena y yo podria disparar, pe-ro puesto que le conozco, to perdono,pero vu6lvase y pidala, porque si ledejo pasar, la ordenanza decretara mimuerte".

El senor Stuart regres6 corriendosobre su caballo hasta el lugar dondese hallaba el coronel de la guardia yle dijo:

-Mi coronel, no me dio la contra-sena correcta para poder pasar.

El coronel respondi6:-Que tonto soy, le he dado la pa-

labra de ayer. Siento mucho mi equi-voco, senor Stuart, perd6neme.

Otra vez se acerc6 al centinela,quien le pidi6 la contrasena: El senorStuart la dio correctamente y se ledej6 el Paso libre.

Mientras avanzaba le dijo al cen-tinela:

-May bien, mi querido joven, ami se me ha pedido la contrasena dosveces. La primera vez la di equivoca-da y podia ser fatal para mi vide.Ahora permitame preguntarle:

-jiene usted la contrasena delcielo? Pues al llegar alli se le pedirauna Bola vez y si no la presenta, nopodea reparar su error.

El centinela deelar6:-Si, senor Stuart, por la gracia de

Dios la aprendi de los propios labiosde usted, en Nueva York, en la Es-

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IIJJ

152

cuela Dominical: "La sangre de Jesu-cristo nos limpia de todo peeado".

El senor Stuart reconoci6 a uno desus algmnos diez anos atras y gozo-so le abraz6.

372. ZQu6 es creer?

"Un dia me hallaba predicando el.Evangelio en Filadelfia. Al pie del p61-pito habfa una mujer cuyos ojos esta-ban clavados en mi, como si bebierancada palabra que yo 'pronunciaba.Cuando hube terminado trab6 conver-saci6n con ella.

-LEs usted convertida?-No, pero quisiera serlo. Hace tres

anos que busco a Jes6s.-Debe haber alguna equivocation

-le dije.Me mir6 con sorpresa y dijo:-LUsted no me tree?-Si, sin duda usted piensa que ha

estado buscando a Jes6s, pero no senecesitan tres afios para que un pe-cador deseoso de ser salvo, halle unSalvador deseoso de salvarle.

-Pues, Zqu6 he de hacer?-Ahi esta el error. Usted esta bus-

cando hacer algo; mientras que de-biera solamente creer en Jesus.

-Estoy cansada de oir esta pala-bra: creer, creer, creer. No se to quees creer.

-Bueno, la dije, cambiemos la pa-labra y diremos confiar.

-Y si dig. "quiero confiar en El"1,Me salvara?

-No, usted puede decir mil casas;no es cuesti6n de decir que usted con-fiara, sino de confiar de veras.

-Bueno; yo confio en El -dijoella, y anadi6 en seguida-: pero nopor eso me siento mejor.

-iAh! -exclam6 yo-, ahora veo,usted ha estado buscando sentir algodurante tres anos, en lugar de buscar

LA SA-

i.V~p~`

a Jesus. No tenga usted nada que vercon Los sentimientos, sino diga tom.Job: "Aunque me matare en El es.perar6".

Ella me mir6 por uno, moment.,;luego poniendo su man. en la mia medijo: "Senor Moody, confio en Jesusme entrego a El para que me salveesta noche".

La noche siguiente estaba en supuesto. Nunca olvidar6 su radiancesemblante; la luz de la eternidad bri.llaba en su cara. Despu6s de la reu.ni6n se fue a una sala que habfa allado del local, y yo me preguntabaiqu6 va hacer alli? Cuando entr6 lahall6 abrazada a una amiga suya, aquien decia: "Se ha de confiar en El;yo he hecho la experiencia".

373. Crey6 en la palabra del prin.cipe

Cuenta la historia que un hombrefue condenado a muerte. Cuando yaiba a ser decapitado, el principe quepresidia el act. de la ejecuci6n le pre-gunt6 si tenga algo que pedir. Todoto que el reo pidi6 fue un vaso deagua. Cuando se to trajeron, temblabatanto, que no pudo acercarse el aguaa sus labios. Entonces el principe ledijo que se tranquilizara pues nada lesucederfa hasta que hubiese terminadode beber esa agua.

El hombre confi6 en la palabra delprincipe, y arroj6 el vas. al serlo. Nopudieron recoger el agua derrarnada ,y ash el reo salv6 su vita. Amigo mio,t6 puedes ser salvo ahora, creyend oen la Palabra de Dios. El agua de VIdase ofrece a todo el que quiera tomarla'Toma de ella aceptando implicitamo,to Las promesas para to alma que gutiene, y Dios no podra faltar apalabra. Cree y viviras.

SALVAc16N POR FE

374. Vivir por fe

gate alg6n tiempo, me dijo unhombre:

-La doctrina que usted predica es

la,As absurda. Usted afirma que s61o

pace falta que Los hombres crean, pa-,a que cambie por completo la vitade la persona; pero nadie cambiara lamanera de vivir, simplemente por la

fe.-Creo que en menos de dos mi-

nutos le convencere de esta verdad-le dije.

-No, sentr; esto no le sera posible.Jamas to creere -contest6.

-Esto es to que afirmo.-Pues supongamos que alguien

asomara la cabeza por esa puerta,gritando que la casa esta en llamas;Lqu6 habfa usted? Si to creyera, sal-taria afuera por Las ventanas, Zverdad?

-Oh, yo no habfa pensado en eso-respondi6.

-Lo creo -le dije-. Creo queusted no to habia pensado.

La fe es el fundament. de toda so-ciedad, de la industria, del comercio,de todo. La fe es to mas natural yrazonable del mundo. - D. L. Moody.

375. Creer y obedecer

Fue al terminar el cult. de predi-caci6n del Evangelio. Un hombre sepus. en pie, y dando expresi6n a Lossentimientos que la Palabra de Dioshabfa despertado en su coraz6n, dijo:"Yo no estoy muy seguro de conocercoda la doctrina. Tampoco s6 todo toque la Biblia dice. Pero de una cosasi estoy seguro: y es que desde ahora"Roy dispuesto a creer y obedecer aDios...".

Esto es precisamente to que t6 de-bes hacer, querido amigo. Y esto estanbi6n to que Dios espera de ti.Nunca Ilegaremos a saber "todo"

376. Tuvo fe en su padre

153

acerca de Dios, ni a6n de nosotrosmismos, pero, lay de ti!, si to que sa-bes y conoces no to lleva a una entre-ga confiada y obediente a Quien s61odesea to bien y felicidad eterna... Por-que a Dios no se le discute, sino que,sencillamente, se le acepta como Eles. De ahi que fe y obediencia siem-pre deben marchar juntas.

Hate algunos anos tuvo lugar enuna ciudad de Inglaterra un incendioque afect6 a muchos hogares, ya queen aquellos tiempos Las casas de cons-trufan exclusivamente de madera.

En el piso superior de una de Lascasas incendiadas apareci6 un ninode unos seis anos llorando con deses-pero y gritando aterrorizado que su-bieran a salvarle. Pero era totalmenteimposible. La escalera de la casa es-taba destruida por el fuego, y Las lla-mas que salian por Las ventanas impc-than apoyar una escalera de emergen-cia para it en socorro del nino.

El 6nico recurs. era que este selanzara a trav6s del hum. y Las llamas,ya que nada le ocurrirha en su rapid.descenso, y manos carinosas estabanprontas a impedir que su cuerpo cho-cara con el serlo. LPero c6mo persua-dir a un nifio de seis anos a tal act.de heroismo?

Ante el silencio del p6blico, itnpre-sionado por la escena, se levant6 lavoz del padre, ordenando y rogandoal nino lanzarse sin temor y sin es-perar un moment. mas.

El nino titube6, diciendo:-!Papal 1Te oigo, pero no to veo!

4D6nde estas?-Aqui, 1hijo miol Pronto a coger-

te. Lanzate, no temas.-No veo mas que hum., papa, no

puedo verte.-No importa, Lanzate en seguida.

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-Tengo miedo, papa; pero puestoque td to dices, me lanzo. iC6geme!

Asf to hizo el pequeiio, y unos ins-tantes despu6s estaba sano y salvo enlos brazos de su padre.

Del mismo modo, el Dios invisible,a quien reconocemos en las obras ma-ravillosas de su Creaci6n; ante la tra-gedia del pecado nos invite a poner feen su bendita Palabra. A reconocercomo suyas las promesas que contie-ne, y a dar el salto de la fe, aceptan-do su oferta de salvaci6n en CristoJesus.

377.

El regalo del maestro

Un maestro cristiano quiso ensenarde una manera nueva y practice laverdad de que la salvaci6n es un dondivino que se recibe por la fe. Pareeste fin sac6 de su bolsillo el reloj yto ofreci6 "sin dinero y sin precio" almayor de sus discipulos, diciindole:

-El reloj sera tuyo si 10 quieresaceptar.

Mas el jovencito no pudo creer quefuese verdad ese ofrecimiento. Se que-d6 sentado sonriendo, sin alargar lamano para recibir el reloj. Vista la in-credulidad de 6ste, el maestro ofreci6el reloj al discipulo inmediato, dici6n-dole:

-El reloj es tuyo si to aceptas.Este pensaba que el maestro se

burlaba de 61 y que los companerosse reirian si alargaba la mano. Asf esque por no tener confianza en las pa-labras del maestro, qued6se sentado yse qued6 sin el reloj.

Asf continu6 el maestro ofreciendosu reloj a casi todos los alumnos; peroninguno tenda fe en su promesa pararecibirlo. Pero al fin, to ofreci6 al maspequeno de la clase. Este, si, extendi6la mano, tom6 el reloj, dio gracias almaestro y se to meti6 en el bolsillo.

Todos se rieron de la sencillez del

LA SALVA(I10v

pequeiio pensando que el maestro s61,to habfa enganado. Pero dijo el nlaes.tro:

-Me alegro mucho porque t6, ato menos, tuviste fe en mis palabras.El reloj es realmente tuyo para siem.pre. Culdalo y dale cuarda cada no,the.

Cuando los otros comprendieronque mediante esa fe sencilla el peque.iio companero habfa recibido de verasel reloj, sintieron pena, por no habercreido ellos tambi6n. Pues pensabacada cual: "iSi yo hubiese tenido feen el maestro, seria dueno hoy de unbonito reloj de plata; pero por mi in.credulidad perdi la oportunidad! _El Expositor Biblico.

S. PELIGRO DE LA INDIFEREN.CIA

378. Demasiado generosos

Un pastor negro dijo en cierta oca-si6n que muchs de los miembros desu congregaci6n se perderfan por serdelnasiado generosos. Cuando vio quesus palabras causaban sorpresa, lasexplic6 como sigue:

-No me equivoco. Algunos de us-tedes se perderan por ser demasiadogenerosos. Escuchan sermones que ha'blan a sus almas, pero ustedes, gene'rosamente, los obsequian a otros, aph'cando sus mensajes a las almas deterceros.

Y es verdad. Hay muchas personasque escuchan para los que estan see'tados detras de ellos. Dicen quemensaje es muy bueno para don F"'lano. Y van asando el sermon deuno a otro, hasta que el mensaje qu losperdido sin afectar a ninguno deoyentes.

pgLIGRO DE LA INDIFERENCIA

399.Una excursl6n sin guts

A ana companfa de excursionistasque estaban para escalar el WontBlanc, uno de los j6venes que la com-

Muco mAbcb odouhacce rel ascenso

sin guia. Efectivamente, lb empren-dieron slguiendo a gran distancia otraCompanfa que llevaba un gufa experto.Viendo que estos ascendian con grantrabajo y con syuda de cuerdas unaescarpada pendiente, opinaron que eramejor hacerlo por un aparente senderoque daba la vuelta al penasco; peroesto no era mas que un camino denieve sobre maleza, y apenas hubierondado algunos pasos sobre el mismo,se hundi6, pereciendo todos en elabismo.

380. Efecto de la predicaci6n

Muchos de nuestros oyentes, porsu modo de tratar el Evangelio, nosrecuerdan una an6cdota que relateEstrab6n. Un m4sico notable se crefacon raz6n dotado para ejercer influen-cia sobre los demas con sus melodfas.Un dfa estaba tocando un instrumentoy le parecfa que tenda a todo el mundoencantado, cuando de repente se oy6la campana que anunciaba la aperturedel mercado, y todos sus admiradorea,menos uno, to dejaron porque no que-rian perder la ocasi6n de hater algunnegocio. El mlisico, volvi6ndose alunico que no se fue, le felicit6 por serposeedor de un alma que se elevabapor encima de las sordidas gananciasdel comercio, pues no se habfa dejadollevar como los demas por el sonidode la campana del mercado.

--Seiior, Lqu6 ha dicho usted? Es-toY sordo. LDijo usted que tocaban lacmpana?

~Sf, eso he dicho.°Dues, entonces, adi6s, porque ten-

155

go que it al mercado.Asf se fue tambi6n el filtimo oyente.Cuando nosotros predicamos a Cris-

to pensamos acerca de los que nosescuchan, si quiz$s los habremos ga-nado; pero, l ayl, la campana del mer-cado, la campana del pecado, la cam-pana que Coca a los pasatiempos deesta vida suena en sus oidos, y trasde estas cocas se van. Esta no es unaexperiencia nueva, pues el ap6stolPablo dijo: "Que si nuestro Evangelioesta alin encubierto entre los que sepierden esta encubierto; en los cualesel dios de este siglo ceg6 los enten-dimientos de los incr6dulos, para queno les replandezca la lumbre del Evan-gelio de la gloria de Cristo, el cuales la imagen de Dios" (2.a Cor. 4:3,4).

38L El amo de Ben

Habiendo muerto el amo de Ben,el negrito, le dijeron que habfa ido alcielo.

-Temo que no ha ido al cielo-dijo Ben- sacudiendo la cabeza.

-LPor qu6 no Ben?-Porque Cuando nu amo iba al

Norte, o iba. a los banos, solia hablarde ello por mucho tiempo y se pre-paraba para el viaje. Pero nunca le oihablar de it al Cielo, ni le vi preparar-se, ni mucho menos estar a punto.

382, La misma muerte, y diversa

Un joven fue a Chicago para matri-cularse en el Instituto Biblico Moody,y busc6 un trabajo en un almacen afin de costearse sus estudios. Un jovenmundano trabajaba junto a 61. Ciertodie el joven cristiano exhort6 a sucompafiero de trabajo a que abando-nara el pecado y dejara que Jesus en-trase en su vide. El joven solt6 la car-cajada, meti6 la mano en el bolsillo,

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sac6 un fajo de billetes, y con el dineroen la mano, dijo: "Esto es todo elJesucristo que yo quiero".

Unos minutos mss tarde tuvo lugarun accidente y ambos j6venes pere-cieron debajo de un elevador de carga.Uno de ellos parti6 para la Eternidadamando y sirviendo a Jesus; el otrojoven sali6 rumbo al Juicio, con eldinero en la mano y diciendo: "Estoes todo el Jesucristo que yo quiero".

383. El perd6n debe ser aceptado

Un extrano punto legal tuvo queser discutido en Filadelfia, en el ano1829, cuando un hombre llamadoJorge Wilson, sentenciado a muertepor robo del correo con asesinato, fueindultado por el presidente AndrewJackson. Sin embargo, por alguna ex-trafia raz6n, Wilson rehus6 aceptar elindulto, insistiendo que un indulto notiene efecto si no es aceptado. El asun-to tuvo que volver al Tribunal Su-premo el cual sentenci6 de acuerdocon este principio: "El perd6n legaldepende de la persona implicada. Esdificil suponer que alguien sentenciadoa muerte rehuse el indulto, pero si tales el caso no bay perd6n. Jorge Wilsondebe ser ahorcado".

Y ahorcado fue, a pesar de habersido perdonado por el Presidente. Cadapecador en el mundo ha sido perdo-nado provisionalmente por Dios; estaes la buena nueva del Evangelio queCristo encarg6 a sus, discipulos pro-clamar al mundo entero, pero advirti6que aunque todos hayan sido provisio-nalmente salvados por su sangre, elrepudio de tal perd6n to bace nulo encads caso individual. "El que en Elcree dene Vida Eterna, mss el que nocree ya es condenado Porque no crey6en el nombre del Unigenito Hijo deDias". Juan 3:18.

384.

Olvidar el alma

Juanita acababa de ser puesta en lacams cuando rompi6 en desgarradoressollozos.

-Pero, Lqu6 to pass? -interrog6la madre.

.-LPor... que... por... qu6... -dijola nfna, entre suspiros y sollozos_has olvidado mi alma?

'-ju alma?, Zque quieres deck?-Que olvidaste hacerme deck las

oraciones.Despu6s que Juanita estuvo dor.

mida su madre se puso seriamente apensar en la declaraci6n de la nfua, yse pregunt6 a si misma si en medio desus muchas actividades y responsabi.lidades no labia olvidado mds de unavez su propia alma.

385. Lo que le costars no seguirle

Hablaba un hombre con un amigosobre la necesidad de entregarse aCristo.

-Pienso muchas veces en eso,-contestaba el otro-, pero conside-ro que me costars mucho hacerlo,l Cusntas cosas tendr6 que abandonarpara seguirle!

-Pero ---contest6 su amigo-, thaconsiderado usted to que le costare elno seguirle?

386. Entusiasmo crisdano

LA SALV AC I

Una vez, cuando Rowland Hill, Is'

taba en Boston, fue impelido a excla-mar: "Porque soy un entusiasta de!Evangelio, me llaman fanatico, Perono to soy; mis palabras son palabrasde templanza y de sobriedad. Upsvez vi un deslizamiento de grava O f

y sepultar a tres personas vivas. Gri-t6 to bastante fuerte para que me oye

.

sen hasta la distancia de un ki 16mk~'tro y media; la ayuda vino en abo

pgLIORO DE LA INDIFERENCIA

d ancia y sacaron a dos de los hom-bres vivos.

Ninguno me llam6 entonces fana-tico o loco; pero cuando veo la inmi-tente destrucci6n de los hombres per-didos, y sin remedio, si muestro celoy clamo a voz en cuello, me llamanun fanatico". - W. W. Landrum.

381, Jugando con el alma

Hay un punto en la cascada delNiagara que senala donde un padrearroj6 a su hijita en el torrente. Noto hizo intencionalmente; sino que ju-gando con ella, la tomb en sus manosy la columpi6 sobre el agua comouna broma para ver si se asustaba.El espanto de la mina fue tan terribleque brinc6 y cay6 en el abismo siendoarrastrada por la impetuosa corriente.Se dira que este padre no tenia dere-cho a jugar asi con su hijita y que estejuego era absurdo y peligroso.

De la misma manera ninguno tienederecho a jugar con su alma inmortal,columpiandola de una manera tonta eindiferente sobre el grande abismo dela etemidad. - Hallock.

388. No advertidos a dempo.

La isla de Martinica envi6 una co-niisi6n al monte Pelee para que vieranen que condici6n estaba un volcan. Lac°misi6n volvi6 y dio un informe falsoY la ciudad continu6 en su sitio. Losaninlales presintieron la actividad del~olcan y los reptiles comenzaron abajar del lado de la montafia, los ps-laros dejaron sus arboles y el ganadolacuno y las ovejas tambien hicieroncie o de la advertencia. De repente el

to rrlonte Pel6e hizo erupci6n com-nasta Y perecieron unas 40.000 perdo-

Los irraciF°r

onales fueron guiadosel instinto, que Dios lea dio, no

389.

Salvador y juez

157

por la sagacidad humana."Engafian a la hija de mi pueblo

diciendo Paz, Paz y no hay Paz".

El Rev. J. W. Chapman relata en elperi6dico "American Messenger" lasiguiente historia:

"En una ciudad al Oeste de losEE. UU., un hombre conducfa uncoche por la calle de la ciudad cuandolos caballos asustados de algo, se des-bocaron y el cochero se vio imposibi-litado de frenarlos. Peligro habia paralos transenntes que pasaban por lacalle, y mds sun para el cochero aquien la gente temia verle lanzado delpescante o verlo estrellado contra algo,o en tierra. De repente un senor selanz6 en medio de la calle, cogi6 lasriendas de los caballos asustados y loshizo parar; asf salv6 la vida del co-chero de to que parecia una muerte se-gura. El senor que de esta maneraarriesg6 su propia vida para evitar unagran desgracia, era uno de los mdseminentes jueces de la ciudad".

Algunos anos despu6s, este mismocochero fue arrestado por asesinato, y,por una coincidencia rara; fue legadopara ser juzgado delante del tribunalque presidia, el mismo juez que le la-bia salvado la vida.

La vista de la causa habfa termina-do y llegado el momento solemnecuando tocaba al juez pronunciar lasentencia segnn la ley, y conforme ahi costumbre del tribunal el senor juez,antes de fallar pregunt6 al criminal sitenia algo que alegar. Se levant6 elcriminal del banquillo y con voz tem-blorosa dijo:

-Su sefiorfa... su sefiorfa no debeacordarse de mi. Procure acordarse.ZNo recuerda que una manana a ries-go de su vida, se lanz6 en medio dela calle, y cogi6 las riendas de un par

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.i ,;~ll III15 8

de caballos que corrfan desbocados,los hizo parar, y me salv6 la vida? Poramor de Dios tenga compasi6n de mi,desgraciado ahora.

El juez profundamente conmovidoqued6 parado sin pronunciar una pa-labra, luego dijo: "Si, ahora le reco-nozco, y tengo lastima; pero usted hade tener presente que aquel dia a queusted se refiere yo fui su salvador,ahora soy su juez, y como tal he depronunciar justicia, y he de cumplircon mi obligaci6n pronunciando lasentencia que la ley seiiala, y que enel caso de usted es de muerte.

Cristo el Salvador de los hombres,tendra que ser irremisiblemente un diael juez de muchos porque no habranquerido aceptarle como Salvador.

390. Quedarse en la puerta

Durante la guerra, en Barcelona,cuando sonaban las sirenas, todo elmundo acudia a los refugios para es-tar mas seguros. Un dia hubo un bom-bardeo muy fuerte y una bomba cay6en la misma puerta del refugio, y al-gunos perecieron por haberse quedadopor curiosidad rezagados en la puertapara ver a los aviones que creian maslejos.

Cuantas personas hay que oyen elEvangelio y no to aceptar, quedandoen la puerta de la salvaci6n; resis-tiendo el Espiritu Santo que les llamay les invita a entrar.

391.

M pane y la parte de Dios

En cierta ocasi6n se le pregunt6 aun joven cristiano acerca del modode su conversi6n. "Oh", contest6, "yohice mi parte, y Dios hizo la suya. Miparte fue la de huir, y la del Sefiorcoffer tras mfo hasta darme alcance".Justamente como to narrado por Lucas15:20.

392, Decis16n urgente

LA SALVACjG,y

El celebre corredor Wettes era t,~,taimente abstemio. En cierta ocasi6nque estaba recomendando su r6gimena un compafiero entregado a la bebid~este, medio convencldo, le dijo queestaba dispuesto a aceptar sus can.sejos, pero que dejaria el use decores fuertes poco a poco.

"i Poco a poco! =exclam6 Wet.tes-. Si usted cayera en el fuego,Zque le parece si sus criados, vinierana sacarle de alli poco a poco"?

Esto puede decirse tambien de losque pretenden convertirse poco a po.co . La santificaci6n es obra del Esp%ritu Santo, que por la dureza de nues.tro coraz6n tiene que realizarse a gra.dos; pero nuestra decisi6n por Cristono puede hacerse poco a poco sinoque es un acto urgente de decisi6n.

393. El doctor Adolfo Lorentz

"He aqui yo estoy a la puerta y11amo". Apocalipsis 3:8.

El doctor Adolfo Lorentz, de Vie-na, fue en la mitad del siglo pasadouno de los mas famosos cirujanos delmundo. De todas partes venian a 61llamamientos por carts y telefono pi-diendo su intervenci6n para salvarpreciosas vidas. Incapaz de acudir per,sonalmente a todas partes el doctorLorentz procur6 instruir a otros m6di-cos en el arte de la cirujia y, final'mente, fue a America para dar leccio-nes acerca de la extirpaci6n del WO'

dice y la hernia.Un dia, tratando de encontrar un

poco de distracci6n de su pesada laborsali6 para tomar el sire fresco del ano'checer. En tanto se acumularon negrosnubarrones y empez6 a llover. 0

doctor Lorentz llam6 a la puerta deuna casa de hermoso aspecto pidiend ocobijo, pero una mujer nerviosa le

'f',GRo DE 11 1ND1PERENCIA

abri6 y dijo apresuradamente:_.Estamos atribulados en esta casa

hoy. Busque cobijo en alg6n otro ve-

cino" y cerr6 la puerta. El doctorl,orentz sali6 a la calle y la tempestadle cal6 hasta los huesos, antes de que

la persona que sali6 del hotel en subusca, con un carruaje, lograra en-coatrarle.

Aquella misma noche la senora que

le habia rechazado abri6 el peri6dicoy vio en la primera pagina una foto-grafia del famoso doctor. Al recono-cerlo exclam6:

-iDios mio, que he hecho! He re-chazado de mi puerta al dnico hombreque podia salvar la vida de nuestrahija! 1Quiza si le cuento el caso a6ntendri compasi6n de nosotros!

Corri6 habia el hotel y le dijeron queel famoso doctor estaba dando unaconferencia a los medicos y no podiaser interrumpido. La senora esper6 an-siosamente, pero en vano. Al termmarsu conferencia el doctor sali6 por otrapuerta para tomar el tren que le con-duciria a una ciudad muy distante.

Hay un solo nombre dado a loshombres en quien podamos ser salvos.ZC6mo escaparemos nosotros si tu-vieramos en poco una salvaci6n tangrande? - Hebreos, 12-2.

394. No huelgas, pero si "lock-outs"

Comentando desde el pWpito un re-ciente conflicto social que habia cau-sado sus victimas, el predicador decia:

-Gracias a Dios que en el Cielo nohabra huelga ninguna y podremos viviren pay,

Al fin del serm6n, uno de los oyen-tes acercandose al comentador, le dijo:

-Es verdad, no tendremos mashuelgas, pero, 1no cree usted, pastor,que habra un numero muy considera-ble de lock-outs? Advirtamos que la

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palabra inglesa es equivalente a "ce-rrados fuera".

Muy original el pensamiento. Esseguro que nos hizo sonreir, pero....Lestaremos dentro, o fuera, cuandola puerta sea cerrada? He aqui lagran cuesti6n.

395. El cuidado de Ins cosas terre-nas

Un hombre viaj6 mil kil6metrospara poder contemplar las cataratasdel Niagara. Cuando estaba a unosdiez kd6metros de su destino le pa-reci6 que podia escuchar el rugido dela catarata y entonces se acerc6 a unlabriego que estaba en el campo y ledijo:

-Ese ruido que se oye. ZSera elNiagara?

El hombre le respondi6:-No se, pero puede ser.Sorprendido, el turista le pregunt6

si vivia en el lugar, y el paisano le dijoque habia nacido y se habia criado alli,pero que nunca habia tenido curio-sidad de llegarse hasta la catarata.Y termin6 diciendo: "Yo cuido micampo".

Sin duda hay muchos hombres queestan muy cerca de las alegrias masgrandes del cielo, y, sin embargo, nun-ca se han preocupado por conocerlas.Cuidan sus campos. Usan la pala yel pico, pero no se preocupan del Nia-gara. - Spurgeon

396. Lecci6n de Carlomagno

Cuando se abri6 la tumba de Car- .lomagno, hate de esto mas de 250aiios, se encontr6 el cuerpo embalsa-mado del monarca sobre una loss demarmol. Vestido con todo su atuendoreal, sujetaba con una mano un cetrocuajado de piedras preciosas, mientrasque la otra seiialaba una porci6n delNuevo Testamento que sostenia enci-

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ma de sus rodillas, y en la cual podialeerse el siguiente texto: %De qu6aprovechara al hombre si granjeare to-do el mundo y pierde su alma?" (Mar-cos 8:36).

Esta es la pregunta que hizo el Se-nor Jes6s hate muchos anos, peroque sigue repercutiendo todavia hoy ennuestros corazones. LQu6 hay acercade to alma, querido amigo?

397.

ZHastiado del Evangelio?

He oido hablar de una hermosa ni-na que vendfa violetas en la calle. Es-ta niiia tenia que llevar todas las no-ches a su pobre y miserable choza lasvioletas que Ie sobraban. A fuerza dehater esto, lleg6 a decir que odiabael perfume de esa fior por haberseacostumbrado a 61. "1 Qu6 extrano!",exclam6 alguien. Sin embargo, esomismo es to que dicen algunos de losque oyen el Evangelio.

Temo, sobre todas , las cosas, quevuestro olfato se acostumbre tanto ala agradable fragancia de la Rosa deSar6n y del Lirio de los Valles quesu aroma os Ilegue a causar nauseas.- De "Barbed Arrows".

6. PELIGRO DE LA TARDANZA

39&

Una semana tarde

El doctor Scarborough cuenta to si-guiente: "Nunca olvidar6 una expe-riencia de mi primer pastorado enTexas. Un lunes vino un hombre acaballo desde un pueblo vecino pidi6n-dome it a enterrar a una joven quehabfa muerto el dia anterior. Cabal-gamos cinco millas a la granja deltesorero de la iglesia metodista delpequefio poblado, cuya hija, reci6ngraduada del colegio, habia muerto.Entr6 en el cuarto y fui testigo del

LA SA

-

L-

VA~ LZZZ

dolor de la numerosa familia. Lamadre me tomb aparte y me cont6 tosiguiente:

-Ayer hate ocho dias, nuestro pas.for predic6 un gran serm6n. Habiamosenviado a nuestra hija a una escuelanominalmente cristiana pensando qu evolveria convertida, pero vino enam orrada de los placeres del mundo y par.ticularmente del baffle. El pasado dc,mingo vino a la Iglesia y cuandovolvimos a casa, mientras prepara-bamos ambas la comida, Mildred medijo:

"Madre, Zsabes que he estadomuy cerca de dar mi coraz6n a Cristoesta manana? Tenia que cogerme Ii.teralmente al asiento para no levan-tarme". Yo le dije:

-1 Oh, Mildred! LPor qu6 no to hashecho? 1Tanto como he orado porello! LPor qu6 no to hiciste? Ella medijo:

-Madre, sabes que he de estrenarun vestido el mi6rcoles pr6ximo en unafiesta con baile que tendra lugar enCaldwell; pero mira he prometido aDios que dar6 mi coraz6n a Cristo eldomingo pr6ximo".

El miercoles por la noche nuestrahija fue a la fiesta. Volvi6 despu6s demedianoche con un frio viento delnorte que se habfa levantado y al diasiguiente tenia pulmonfa doble. Eljueves por la noche la visitaron cincodoctores, pero muri6 el sabado por lamafiana. Y nunca ha estado conscientedesde que le cogi6 la alta fiebre.

Nunca olvidar6 cuando el ata6d fuebajado a la fosa. La madre no pudocontenerse y rompi6 a llorar a voz engrito diciendo: 1Ha ido al infierno porculpa del baffle! 1A1 infierno por cu1Padel baffle!

Vine de este entierro hecho un ~'corregible enemigo de cualquier placerque se interpone entre el alma y Dos.

p

,RO DE LA TARDANZA

399.

No salt6 a dempo

Durante la catastrofe del hundi-miento del buque London, una seiio-rita fue instada a tomar su lugar en elbote, arrojandose, como todos los pa-sajeros, desde la cubierta del buquesiniestrado. La muchacha mir6 el martempestuoso y la distancia que sepa-raba el bote del buque y titube6.

-Salta ya -gritaron desde el bo-te- tenemos que partir. 1Salta o serademasiado tarde! Otra vez mir6 aba-jo, pero tuvo temor. Al ver que elbuque se hundia por momentos loshombres empezaron a remar para ale-jarse.

-1 Volved! l Volved! -grit6 la mu-chacha al ver el peligro, pero ya noera posible sin exponer a todos losnaufragos del bote a una muerte cierta.Asi qued6 ella abandonada en mediode su desesperaci6n, hasta que el bu-que se hundi6.

1 Qu6 ejemplo para los que demoransu decisi6n por Cristo hasta que seademasiado tarde!

400. El salto fatal

Durante una terrible tempestad, unbuque mercante fue arrojado sobreuna peiia en la costa occidental deIngiaterra y se fue inmediatamente apique. Muchos de los tripulantes pe-recieron; pero pudieron alcanzar laroca el capitan y su esposa, y trepandopor ells escapar de las olas.

No por eso estaban fuera de peligro.Su lugar de refugio era una roca ais-lada, separada de la tierra por un pro-f undo canal, por el cual el agua corriacon estrepito y furia horrible. El frioera extremado y carecian por com-pleto de abrigo. La noche iba acercan-dose y la marea subia rapidamente. Sino llegaba pronto auxilio no podriansobrevivir

aquella noche.

Afortunadamente, se les vio desdela playa inmediata, y pronto fue lan-zado un bote al agua en su busca.Pero 6ste encontraba absolutamenteimposible acercarse a la roca, y la6nica esperanza era arrojarl-s unacuerda por medio de un cohete y asiarrastrarlos por entre el oleaje.

Despu6s de muchos ensayos infruc-tuosos, por fin logr6 el capitan cogerla cuerda, por medio de la cual fueenviada otra segunda, y asi 61 y suesposa podfan asirse cada uno de una.

Las olas montaiiosas ya casi domina-ban la peiia, y al reflujo descubrfanselas rocas puntiagudas en el fondo delcanal. Por eso se convencieron queno habia mas remedio que arrojarsesobre la ola en su momento de masaltura, y ser asi llevados habia el botepor la misma aqua.

La esposa va a ser la primera enintentarlo y se la instruye en to queha de hater. Todo esta preparado, lainmensa ola toca a sus pies. "1Ahora,ahora!", gritaron los marineros desdeel bote.

-Arr6jate sobre la ola -exclamael capitan con energfa desesperada.

1 Pobrecita! tiembla, titubea, se de-tiene s6lo por un instante! pero esteinstante es fatal: se arroja sobre la olaya en retirada, tae sobre las escar-padas rocas del fondo, y un momentodespu6s Ilega al bote un cadaver des-pedazado. El capitan ignorante de lasuerte de su esposa, le sigue pero tomala ola a punto y se salva.

Esta historia vendica es un notableejemplo del peligro de la demora dehater nuestra paz con Dios. "He aqufel tiempo aceptable, he aquf ahora eldia de salud".

.Muchos desean hater la paz conDios, pero al intentar hacerlo, MASTARDE, MARANA, les dice el ten-tador. Dios dice AHORA.

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401. EI momento crftico

En el poema de Lowell "La crisispresente", leemos:"Una vez a cada hombre, o naci6n,

llega el,, terrible instante,en que decida, dentro de su coraz6n

to que sera su vida en adelante,en la batalla entre el Bien y el Mal,

la Verdad santa o el error fatal"Napole6n expresaba la misma ver-

dad diciendo: "En cada batalla hayun momento de diez a quince minutossolamente, cuando se decide la vic-toria o la derrota. Saber aprovechar elinstante crftico sera la gloria o la ver-giienza".

402.

Ahora es el dia Ae salud

Un cristiano que asistfa con todaregularidad a los cultos evang6licosde su pueblo, cuenta la siguiente his-toria:

"Desde alg6n tiempo trabajo en unanueva carretera que se esta abriendo,y debia, con otro obrero, reparar unbarreno en la piedra viva.

Mientras trabajabamos contaba ami compaiiero con todo mi coraz6nto que pasaba en nuestros cultos, y leanimaba a que buscase. la salvaci6nde su alma.

-La buscar6, me dijo, cuando seaviejo, ahoia quiero gozar de la vida.

Despu6s se burl6 de mi delante delos otros obreros. Cuando el barrenofue preparado, echamos la p6lvora,pero mi companero por un descuidoinexplicable, meti6 entre ella el caboencendido de la mucha, y el barrenosalt6 al instante con terrible explosi6n.

No tuve tiempo sino para volver lacabeza en otra direcci6n, y cuandobuscaba a mi companero no le vi mas.

El tiro pasando cerca de mi, habfadado de Reno contra el y le habialanzado sobre un terreno alto como

LA SA

-

LV~1`

una tone; le hallaron con el cr$neodestrozado. Asf concluy6 el dia de lapaciencia de Dios para este pobre pe,cador, cuya muerte clam6 a todos di•ciendo: "Hoy, si oyereis la voz deDios no endurezcais vuestros cora.zones".

403. Yo pagare sus deudas

Un caballero cristiano, queriendodar una lecci6n practica acerca delasunto de la salvaci6n por fe en lapalabra de Cristo, puso en la puertade su casa un letrero que debia: "Ma.liana, dia tal, pagar6 las deudas detodo aquel que venga a expon6rmelas,entre las ocho y las doce de la ma.liana".

Dieron las once del dia sin que na.die hubiese acudido; poco tiempo des.pues fue llegando un pobre hombre,que con mucha timidez y como convergiienza, le dijo:

-Seiior, les cierto que usted haprometido pagar las deudas de cual.quier persona que venga a verle?

-Si, efectivamente, as! es. ZCuaa-to debo a usted?

El hombre mostr6 las facturas y elcaballero extendi6 un cheque por elvalor de la cantidad que debia, y Itmand6 que se sentase hasta que die,ran las doce. Media hora mis tardellleg6 otro y fue tratado de la mismamanera. Al dar las doce el noble CIOpach6 a los dos.

Al salir a la calle se hallaron coomuchos, dispuestos a burlarse de eUus

por haber sido tan cr6dulos y habe~se dejado engafiar, segnn ellos cre!o~

pero grande fue su sorpresa al lelos cheques que tenfan en la manc-

Entonces corrieron a la puertala casa; mas, lay!, ya era tardet l7

habfa pasado la hora y la puertataba cerrada. Tuvieron que volvd~entristecidos por no haber creido'

pEI,lGRo DE LA TARDANZA

Esta es una ilustraci6n de las condi-ciones para obtener el perd6n de pe-cados que es el don gratuito de Dios.H ay un tiempo especffico durante

el cual se halla abierta la puerta degracia. No siempre sera asf.

Llegara tiempo cuando sera de-masiado tarde para poder alcanzar lasalvaci6n de Dios. El dnico tiempo9ue podemos considerar como nuestroes el de "Ahora", el de "Hoy". Laexhortaci6n biblica es: "Si oyereisHOY su voz, no endurezc6is vuestroscorazones" (Hebreos 3:15).

404. La decisi6n del tabernero

Un tabernero, a petici6n de su es-posa enferma, fue a buscar un pastor.Por el camino este le exhort6 a acep-tar a Cristo, excusandose el hombrea causa de su oficio. Mientras el pastororaba en el cuarto de la enferma oyoseruido de pasos seguidos de golpes demartillo. Al preguntar la causa de talinterrupcion, el tabernero responde6:"Mientras usted oraba, vino Cristo ami alma y prometf aceptarle como miSalvador; pero temi que El se alejariacon usted si continuaba mi casa siendouna taberna. Por esto deslizandome sinhacer ruido, mientras usted oraba, fuia romper el letrero de la puerta antesde que Cristo se marchara llevandosesu Paz y gozo, y yo mismo olvidariami resoluci6n".

405. "La mujer que desafi6 a larnuerte"

Acaso fue esta la experiencia mdsconmovedora en nuestra vida como

siervo humilde del Senor. Estabamoscotpiendoen nuestra comida del me-

da,dia, cuando un enviado del Hospi-para vangelico llam6 a nuestra puerta,de mvitarnos a seguirle. Se trataba

una seiiora francesa, muy cercana

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a su fin, la que parecfa muy horrori-zada ante la muerte que, por horasvela mas cerca.

Corrimos junto a su lecho. Cuandola joven enfermera, miembro activoen nuestra misma iglesia, me present6,la enferma, dando un grito, me re-chaz6 con un ademan de espanto gri-tando:

-iNo, no todavia! lYo no memuero...! iNo quiero morir, tan jo-ven...! 1Ya llamar6 al pastor... cuan-do me sienta morir!

Su espanto era tal, su actitud, sugesto crispando sus manos sobre lablanca colchA, que no sabfamos quedecirle. Oramos a Dios, y luego, dul-cemente, hablamos:

-Mi querida seiiora: No sufra us-ted por nuestra presencia; no venimospara senalarle una muerte cercana.Ella viene para todos, pero s61o Diossabe cuando Regard a nosotros. Per-mita, sin embargo, le diga esto: Cuan-do El llegue, sera bueno nos hallepreparados, salvos, por haber aceptadoa Cristo como nuestro precioso Salva-dor. Yo soy joven todavia con buenasalud, y, sin embargo, desde mi juven-tud estoy preparado para responder ala llamada de Dios.

Ella protestaba diciendo "que nomorirfa todavia, que ya nos llamarfaen el caso de sentirse a la muerte..."

Seguimos hablandole con amor, ayu-dados por la joven enfermera; por unmomento. Al fin, pareci6 que su acti-tud cambiaba. Le prometimos seguirorando por su alma, para que le con-cediera la salud, pues El podia hacerlo.

En tanto hablabamos, habfa entradoun amigo suyo, quien escuch6 atenta-mente las palabas que, fundadas enel amor de Dios, habfamos ofrecidoa la enferma, en nuestro deseo dedarle el consuelo que necesitaba ensu hora crftica.

rNos despedimos de ambos, llevando

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nosotros la impresi6n dolorosa del es-panto de la senora ante la muerte quesentia tan cerca. Era un caso quonunca antes habiamos conocido tancrudamente...

Cuando salimos de la habitaci6n,otra de las senoritas enfermeras nossali6 al encuentro para preguntarnos:

-LSabe usted, senor Almud6var,qui6n es esa senora que teme tanto ala muerte?

No senorita fue nuestra res-

puesta.Ella sigui6:-Es la campeona del mundo de

nataci6n. Es, ademas, la primera mu-jer que atraves6 nadando el Canal dela Mancha. Y mire esta postal.

Tomamos en nuestra mano la fo-tografia que se nos presentaba, y veia-mos: Una playa de la Costa Azul. Unalto armatoste acabado por su alturaen una planca on rampa habia el mar.Una joven acr6bata lanzAndose al aguadesde la tremenda altura... montadaen una bicicleta.

Al pie, un 6valo, y en 6ste el bustode la senora que acababamos de dejaren trance de muerte.

Y la sefiorita nos hfzo notar, la le-yeda estampada al pie: "MademoiselleX, la mujer que desafia a la Muerte".

La mas solemne emoci6n se apo-der6 de nuestros pensamientos y denuestro coraz6n, recordando el espantode la "mujer que desafiaba a la muer-te"... pero antes, no ahora...

Al dfa siguiente, tambi6n al me-diodfa llamaba a nuestra puerta elamigo de la senora enferma.

-Muri6 mi amiga -me explic6-unas tres horas despu6s de su visita,senor. Muri6 tan conformada, contanta paz, que nos maravi116. Yo vengo

a rogarle que usted tenga la bondadde hacer to preciso para enterrarlacomo una creyente evang6lica, aunqueyo soy cat6lico, de la Colonia, Suiza...

LA SALVA~

Asi to hicimos, con un culto fervo,roso, asistiendo al mismo todo el set.vicio de nuestro querido Hospital.

De regreso, en el coche, el jovensuizo me contaba la historia de laamiga: Hija de padres protestanteahabfa seguido sendas torcidas. En somaleta hallaron una Biblia. Artista decirco, campeona de nataci6n, sus corn.pafifas la habian apartado lejos de lafe de sus padres. Su enfermedad, doblecancer en los senos, era consecuenolade sus acrobacias. Y concluy6 as{;"Yo soy cat6lico... Pero si me siniesela muerte buscaria consuelo en la fede los evang6licos protestantes". Nun.ca podr6 olvidar aquella experiencia,- A. Almudivar.

406. La operaci6n retardada

Una senora fue advertida por sudoctor de la necesidad de operarse deun pequeno tumor. Ella aleg6 que, nosiendo cosa grave, esperaria unas se-manas, hasta que no estuviese tan ocu-pada.

Seis semanas mas tarde se repfd6el aviso y la respuesta.

Pas6 alg6n tiempo. Un dfa, la se-flora, notando cierto malestar fue aldoctor dispuesta y decidida para laoperaci6n, pero el doctor confeso;

-No, ahora ya no puede set operada, porque el cancer ha tocado pug'tos vitales y no tiene ya remedio.

Asi sucede con el pecado. Si se ledeja crecer libremente, puede intete-

sar de tal manera el espiritu, que flu

dfa puede ser demasiado tarde."Si oy6seis boy su Voz -aconsej a

la Escritura- no endurezcais vOtros corazones".

407. Muriendo en el pecado

Un pastor americano, nos cuenta tosiguiente: "Cuando estaba viaj0do

711-

poLt~

~LA TARDANZA

por el Estado de Massachusetts, des-pa6s de predicar cierta noche, un jo-ven se levant6 expresando su desoo

d e hablar a la concurrencia. Puesto enen mitad de la tribuna, hab16 de

p;,,, esta forma: "Amigos, hace un afio, mernarch6 en compafifa de un amigo in-

timo, a buscar la salvaci6n de nuestra

tea. Durante varias semanas viaja-mos juntos, trabajamos juntos, y a me-nudo nos recordabamos el uno al otronuestro juramento de no buscar nuncaotra religi6n que la de Jesus. Pero depronto, mf amigo rehus6 it a los cultospdblicos, rechaz6 todos sus pensamfen-tos de gracia, y se apart6 de tal ma-nera de mi, que escasamente podiahablarle. Su extrafia conducta, me diomds ansiedad; pero nun estaba resuel-to a encontrar la paz de mi alma omorir haciendo la s6plica del publi-cano.

Unos dfas despu6s, mi amigo reci-bf6 una invitaci6n para un baile y de-termin6 asistir. Le fui a encontrar in-mediatamente, y con lagrimas en losojos, me esforc6 en persuadirle de quecambiara su prop6sito y asistiera con-migo a un culto de oraci6n. Todo fueen vano. Nunca le of tan perdido comocuando me dijo, que despu6s de it aaquel baile, no habia el mal negocio debuscar una religi6n. La noche lleg6, y61 se fue al baile y yo me fui a la reu-ni6n, Dios respondi6 a mis oracioneslibrandome del pecado haci6ndomesalvo por su amor.

Poco despu6s de empezar el baile,mi amigo estaba de pie en la sala, es-perando para empezar a danzar, peromientras el violinista estaba afinandosu instrumento el joven cay6 muertoen el suelo. Fui inmediatamente a ver-lo y a llevar la noticia a su padre. Perocreo que ustedes podrin juzgar mejorlas

enmociones de mi coraz6n, si lesdigo que este joven era mi propio her-Mano'°.

1 65

408. He dejado nd religi6n en casa

Dos j6venes se encontraban un dfaen la galerfa de un hotel, situado a laorilla del mar. Eran ya viejos amigosy pronto su conversaci6n revisti6, ca-racteres de intimidad.

' -LAsististe anoche al baile, Jorge?-Si, y to aseguro, que me divertf

mucho.-Yo tambi6n, pero debo decirtelo,

me extrafl6 to presencia alli.-LSf? LPor qu6Y-Porque yo siempre he conside-

rado el baile como un placer incom-patible con la vida cristiana, y to ha-cias profesi6n de piedad.

Jorge se puso encarnado y res-pondi6.

-En casa es verdad que no podria-mos entregarnos a estas clases de di-versiones. Pero durante las vacacionesnos tomamos ciertas libertades. De-jamos algo de nuestra religi6n encasa.

Jorge era miembro de una iglesiaevang6lica en su ciudad y poco antesde empezar las vacaciones habfa ha-bido un gran despertamiento en aque-lla poblaci6n. Su amigo habia resistidoa la voz del Espiritu Santo, pero aque-llas palabras del que profesaba una re-ligi6n que segun 61 podia dejarla encasa, le alej6 nun mas de Dios.

No muchos dfas despu6s, el compa-fiero Jorge, dando un paseo con elcoche, tuvo un accidente en el cualqued6 muy malherido, el m6dico nodio muchas esperanzas. Al irle a vi-sitar Jorge, le hab16 de la salvaci6n,pero el otro le contest6 :

-Es demasiado tarde, ahora ya nopuedo creer. Tal vez si tir no hubiesesdejado to religi6n en casa... hubieratomado la religi6n en serio y llegadoa ser cristiano".

Fueron estas sus ultimas palabras.

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jDejas tambi6n hi, to rellgi6n encasa?

409.

Perdib la oportunidad

Un pastor se hallaba cerca del lechode muerte de una sefiora muy enfermaa la cual exhortaba en vano a aceptarla gracia de Dios Para ser salva, pero6sta insistia en que no tenia Paz, nisabia c6mo hallarla. Las exhortacionesdel servidor de Dios parecian caer enel vacfo.

-Para mi todo estn oscuro decla-raba la enferma, hasta que por findijo:

-Senor, yo s6 donde y c6mo fueque perdf la salvaci6n.

-LQu6 quiere usted decir?- pre-gunt6 asombrado el pastor.

-Que yo habia asistido antes a suscultos y un cierto dfa el Espiritu Santome hab16 con tai fuerza que o tenfaque rendirme al Salvador o salir de lareuni6n, pues no podia soportarlo mss.

-ZY cual de las dos cosas hizo?;pregunt6 el pastor.

-Me levantb del asiento y salt. Dossenoras creyentes me siguieron pen-sando que estaba enferma, pero les diuna excusa. All! fue que perdf la sal-vaci6n. Y en efecto muri6 sin espe-ranza.

410.

Hoy si, Zmanana? 1qui6n sabe!

Un muchacho fue a ver a su pastorPara pedirle que le indicara el caminode la salvaci6n. El buen hombre leexplic6 el Evangelio; pero luego, vien-do que su visitante estaba muy calladoy parecia vacilar, le dijo: "Buenochico, vete a to casa y pi6nsalo contranquilidad quizas mss tarde puedasdecir que si a la invitaci6n de Cristo".

"Eso esta bien, sefior", fue la res-puesta. "pero. ;,me da usted palabra

LA S- AL_ V_=E

de que no me condenar6 si muero ~-tes de llegar a mi casa?".

El pastor se sinti6 humillado y nodescans6 hasta que el chico hubo acep,tado a Cristo.

411. Nadie conoce el dfa

Un veterano de la obra evang6hcaen la Argentina, don Natalicio Broda,cuenta la siguiente an6cdota chistosa,En el pueblo de El Trebol muri6 unode los mss ricos colonos de la zona.La familia trat6 sobre el entierro conel curs del pueblo pero como la tasapor aquel servicio resultaba excesiva.mente elevada optaron por hablar conel "pastor protestante". Este, natu-ralmente, no les cobr6 nada; pero en elcementerio, ante una multitud que os-cilaba en las dos mil personas (tantaera la importancia del fallecido), secobr6 con creces de otra manera. Pudoall! hablarles a los vivos de "la tern-planza la justicia y el juicio venidero",y de Aquel que hoy como ayer siguesiendo la resurreccibn y la vids. Ente-rado el senor curs del rotundo 6xitode don Natalicio, dio aviso al comisa-rio Para que cuanto antes pusiera fina tamano sacrilegio. Rapidamente tras-lad6se 6ste a la necropolis, pero elacto ya habia finalizado y la gente co-menzaba a dispersarse. Enfrentandoseentonces al siervo de Dios, el oficialde policia le dijo:

-Ya le tengo advertido muchas ve-ces que Para cualquier predicaci6n alaire libre debe solicitar el correspon -

diente permiso con ocho dias de 06'cipaci6n.

A to que don Natalicio, con unamodestia mss traviesa que foraIreplicb:

-Gustosamente quisiera conmpla -cerlo, senor comisario; pero es el c a"que pasta la fecha ningim difunto me

p5LIGRO DE yA TARDANZA

dio aviso por anticipado del dfa de supardda...

412.

Cuando hays aprobado el curso

A un estudiante muy ocupado le fueanunciado el Evangelio, llegando asendrse inclinado a aceptar a Cristocomo su Salvador, hasta el punto quelleg6 a decir: "Me hart cristiano cuan-do hays aprobado el curso". En vanotrat6se de hacerle ver que un asuntocomo el de la salvaci6n del alma noadmite demoras. Su respuesta fue quepara 61 la cosa mns importante enaquellos dias era aprobar el curso. Laaspiraci6n parecfa legitima, pero seequivoc6 en ponerla antes que la de-cisi6n de seguir a Cristo, pues apenasto bubo aprobado muri6 vfctima deun accidente, sin que sus amigos cris-fancs pudieran tener la seguridad deque habia muerto salvo.

413. No debe postergarse la con-versi6n

En 1871, prediqu6 en Chicago unaserie de sermones sobre la vida deCristo, durante cinco noches. El ulti-mo sermon era sobre el terra "LQu6har6 con Jesus?, y creo que comet! unode los mayores errores de mi vida. Erauna noche de octubre, y escuch6 quepasaban las maquinas del cuerpo deBomberos, pero no hice caso ya que amenudo oiamos las campanas queanuneiaban la existencia de un incen-dio. Cuando termin6 de predicar ledije al auditorio: "Quiero que llev6sla pregunta a vuestras casas; que pen-seis sobre ella, y que el domingo queC eneCris , "

me digais quo vais a pacer conto.i Qu6 error! Nunca mss he dicho

una cosa asi.En uellos momentos se estaba

lmciano el gran incendio de Chicago

167

en el que perdieron centenares do vfo-timas.

Recuerdo c6mo Sankey cantaba:

Hoy llama el SalvadorAcude a 61Cae la tormentaY estti cerca la muerte

Despubs de la reuni6n me fui acasa. A la una de la mafiana se que-m6 el local donde habiamos celebradoel culto y no hubo oportunidad devolver a predicar a los supervivientesde la catastrofe. Muchas almas pa-saron sin Cristo a la Etemidad.

414. S61o una partida mtis de"bridge"

"Huid de la ira que ha de venir".(Mateo 3:7).

Mas de 200 personas fueron grave-mente heridas y 60 perdieron sus vi-das en el incendio del Hotel La Salleel 5 de junio de 1947. Diez de laspersonas que murieron fue por satardesde las ventanas de pisos altos, antela imposibilidad de hallar escape a tra-v6s del fuego.

Momentos antes de que se decla-rase el incendio un hombre de ne-gocios de Chicago telefone6 a su es-posa desde una de las habitaciones delhotel dici6ndole que estaba jugando a"bridge" con unos amigos. Ella le rog6que volviera a casa en seguida pues yaera tarde, y 61 le asegur6 que to narfatan pronto terminase la partida de"bridge" que habian empezado; peropocos minutos despu6s se declar6 elincendio y su cuerpo desfigurado y ne-gro fue sacado al dfa siguiente de en-tre las ruinas del hotel. Todo por unpufiado de cartas.

Cuando Dios invita no es Para den-tro de una semana o un mes, sino Paraque obedezcamos su voz en el mismo

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momento. iCudntas almas ban ido sinsalvaci6n a la eternidad Por haber di-ferido el llamamiento de Dios, exacta-mente como este hombre difiri6 el Ila-mamiento de su esposa s61o Por unospocos minutosl

415.

Un ejemplo de terrible demos

Un hombre me relat6 la historia si-guiente, que nunca he podido olvidar:Cuando salf de mi hogar, mi madre medin este texto: "Buscad primero elreino de Dios", pero no to tomb encuenta, y dije dentro de mi, cuandotenga bastante dinero, habria tiempo su-ficiente para buscar el reino de Dios.Fui de poblaci6n en poblaci6n y noencontraba empleo. El domingo fui ala iglesia en una poblaci6n y me sor-prendf al escuchar al ministro leer sutexto: "Buscad primeramente el reinode Dios". Pens6 que era la oraci6n demi madre que me estaba siguiendo, oque alguien habfa escrito al ministroacerca de mi.

Cuando termin6 el servicio qued6may inquieto, y no me fue posiblequitar el serm6n de mi mente. Fui aotra poblaci6n buscando trabajo, y eldomingo fui a otra iglesia y escuch6al ministro anunciar el mismo texto:"Buscad primeramente el reino deDios".

Sentf esta vez que era la oraci6nde mi madre sigui6ndome, pero dijecon calms y deliberadamente:

-No, debo primeramente conseguirriquezas.

No entr6 en ninguna iglesia Por al-gunos meses, pero el primer serm6nque escuch6 cuando tuve que acudir auna Por compromiso, estaba basado enel mismo texto. Procur6 quitar el ser-m6n de mi mente y resolvi que noirf a a ninguna iglesia y as! to hive Poralgunos afios. Muri6 mi madre, y eltexto volvi6 a mi mente con mss in-

sistencia y dije, he de llegar a sercristiano, y acudir a algunos iglesias,pero ningdn serm6n toc6 o impresio.n6 mi coraz6n, pues estaba ya mayendurecido".

Of esa historia cuando era joven,y afios mis tarde, cuando volvf al pue,blo, pregunt6 a mi madre qu6 habfapasado con ese hombre.

Me contest6: "Fue llevado al Ma.

nicomio, y a cads persona que va alli,le sefiala al cielo con su mono y dice:"Buscad primeramente el reino deDios". Aunque el hombre ha Perdidoel poser de razonar, el texto esti gra.bado en su memoria. -Moody.

416. Decisl6n fatal

LA SALV

-

A

Un soldado de Glasgow estaba ha-blando a su camarada acerca de la sal-vaci6n mientras marchaban hacia elcementerio, marcando el Paso al redo-ble de tambor, Para sepultar a otro desus camaradas. El soldado rog6, conansiedad, a su camarada que se entre-gara a Cristo.

El inconverso se emocion6 con Jaspalabras de su companero, y dijo:"Jacobo, to har6 cuando salga del ser,vicio del Ej6rcito". Esta fue su deci-si6n y para esto solo faltaban nuevemeses. La semana siguiente el regi-miento 79 recibi6 6rdenes de diri&Oa Egipto. Los dos soldados marcha'ron juncos hacia el campamento arabede Telekebir, uno teniendo la satisfacrci6n de la salvaci6n y el otro demo-rando el ser salvo hasta que terminacasu servicio en el ej6rcito.

En silencio atravesaron el desier<ede arena y se acercaron al campameato enemigo de los arabes. Los COO'nelas estaban alerts, aunque la obs-curidad era may densa, y de pronto s coyeron Jas detonaciones de los disPa

.

ros que se hacian desde el campOen'

Malian de Glencoe, uno de los je-fes rebeldes, estaba dispuesto a rendir-se, cuando en 1691 Guillermo III pro-clams una amnistia a todos los guerri-lleros rebeldes que juraran fidelidad alGobierno.

Malian tenga el prop6sito de rendir-se, para to cual se dirigi6 al lugar ci-tado para rendir el juramento de alian-za. Sin embargo, se dijo: "No hay ne-cesidad de que sea de los primeos;veamos qu6 haran los otros". Los de-mos jefes rebeldes ya habian llevadoa Inverness desde hate algunos sema-nas para rendir el juramento de alian-za, cuando McIlian dispuso su marcha,unos cuantos dias antes de que termi-nara el ultimo mes sefialado para lallegada de los cabecillas rebeldes. Es-taba dispuesto para jurar alianza al go-biemo; pero una gran tempestad denuve estorb6 su marcha, y le detuvoen el camino. Esto le hizo llegar tresdias mss tarde del tiempo concedidoa los rebeldes, y ya no encontr6 almensajero del rey encargado de recibirel juramento sino a Jas tropas guber-narnentales, y el valle se tifi6 con lasangre derramada, al ser atacado eljefe crey6ndolo rebelde. Tenia el pro-p6sito de rendirse, pero su demora in-lustificada le hizo llegar demasiadotarde,

CEl infierno esta lleoo de personas

que tenfan el prop6sito de rendirse aruto para ser salvos, y sin embargoperdieron Por su demora. 1Oh, tened

pFLIGRO DE LA TARDANZA

to de los firabes sobre los irlandeses.A consecuencia de uno de estos dis-paros cay6 el hombre que habfa deci-dido dar a Dios su coraz6n despues delsaber cumplido su tirmino en el Ej6r-cito. i0h, camaradas, tal decision esfatal! - Juan Robertson.

417. Iba a rendirse, mss perecib

418• Dentasiado tarde

419. "No esperes hasta el fin"

Un ministro piadoso, que fue pas-tor Por veinte afios en una iglesia nu-merosa, tuvo cuidado de llevar lacuenta de personas may enfermas que

1 69

cuidado de buscar a Cristo mientrashaya oportunidad de hallarle. Hacedcuentas con El antes de que pace eltiempol - Juan Robertson.

Yo estaba terminando una reuni6nen nuestra iglesia de Chicago, cuandoun joven soldado se puso de pie yrog6 a los presenter que aceptaran aCristo. Nos cont6 que acababa de lie-gar de una escena may triste. Un com-pafiero de regimento, hijo de cristia-nos, frente a los ruegos de su buenpadre, siempre decfa que aceptarfa aCristo cuando terminara la guerra. Porfin fue herido y llevado al hospital, endonde se vin que no habfa esperanzade mejorfa. Unas cuantas horas antesde su muerte, le lleg6 una carts de suhermana, pero ya no tenfa fuerzaspara leerla. iEra una carts tan solem-ne! Un compafiero se la ley6, pero noparecla entender, hasta que lleg6 a Jastiltimas palabras que decfan: "Oh, miquerido hermano, to ruego que cuan-do recibas la presente, aceptes al Sal-vador de to hermanita".

El moribundo se sent6 en la coma,y grit6:

-LQu6 dice? LQu6 dice?Luego, cayendo pesadamente sobre

la almohada, exclam6:-Es demasiado tarde. Es demasia-

do tarde.Gracias a Dios que no es demasia-

do tarde Para ninguno de nosotroshoy. Quiera Dios que no to sea paraa1guien, algun otro dfa, si no aceptaahora a Cristo,

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pretendieron arrepentirse, y el nume-ro ascendi6 a dos mil. No puso en sulista a los que murieron efectivamente, sin° a dos mil que pudieron curar-se. Si estas personas hubieran muertode seguro pensariamos que habiansido salvas peso no seria asf con todasellas.

Jesus dice que el arbol, se conocepor su fruto, y estos dos mil tuvierontiempo para probar su arrepentimien-to por sus frutos. Pues bien; entre es-tos millares de enfermos que estandoa punto de morir pretendieron arre-pentirse, s61o dos dieron evidencia deque en verdad se habfan convertido.

Fij6monos bien, ls61o dos! y losmil novecientos noventa y ocho vol-vieron al indiferentismo, y vida peca-minosa. De este modo demostraronque no se puede creer que un arre-pentimiento tardfo obtenido por me-dio sufrimiento o el temor, es genuinoy sincero.

"Hoy es el dia de la salvaci6d',quiere decir mientras haya vida, ysalud, y posibilidades de expresarnuestra gratitud a Dios, y mostrar alos hombres la realidad de nuestrafe por una vida renovada.

Una profesi6n de fe en el ultimomomento puede en la mayoria de loscasos no tener ningun valor para Diospor mas que dejara consolados a nues-tros deudos piadosos; porque Dios veel coraz6n. lMucho cuidado, pues!

420.

Mfis cerca de to que crein

Hate poco lei acerca de un jovenque month su caballo frente a una ta-berna en la cual babf a estado bebien-do. Vio que pasaba rumbo a la iglesiadel pueblo uno de los diaconos, y ledijo:

-Amigo, Ipuede decirme qu6 dis-tancia hay al infierno7

El diacono sinti6 profunda pena alver que un hombre joven hablara contanto desprecio de las cosas sagradas,pero sigui6 caminando, sin decir unapalabra. Cuando lleg6 a la calle de laiglesia vio que una cantidad de genteestaba al lado de un caballo. En e!suelo estaba tendido sin vida, el jovenque instantes antes se habfa burladodel infierno. Tf tambi6n, amigo info,puedes estar mas cerca del juicio deto que trees.

421. Triste dada

LA SALV-

A_ C16N

Fue hallado en una choza solitaria,con un plat° vuelto al rev6s que habfausado como escritorio, sobre sus rodi.llas. Su man° de esqueleto descansabasobre la siguiente carta que habfa es.tado escribiendo, sin duda, cuando lesobrevino la muerte:

"El sol esta brillando, madre, peroyo tengo frfo. Todavia puedo andarun poco hasta la puerta de la gruta,pero esto es todo. No hay sangre enmf porque no he comido desde hatetiempo. No he visto a ningun ser hu-man° desde hate 40 dias. Tengo unjuego de cartas pero no me gusta ju.gar al solitario. La unica cosa que mepreocupa es si Dios perdonara o nomis pecados".

Asi termin6 la vida de un jovenexplorador en Long Rapids High Ri -

ver, Alberta, Canada. Estaba a punt°de dar el salto a la Eternidad y no te-nia seguridad en su coraz6n Porquehabfa esperado demasiado tarde parabuscar a Dios.

422 .

"EI brillo de una estrells NOo

Con estas palabras por titul° "alreci6 un vuelto. de Horacio Estol,popular comentarista de "Clarin" (dia,rio argentino), al dia siguiente de fa-

pfLIGRO DE LA TARDANZA

llecer la conocida actriz Marilyn Mon-roe. En su oportunidad nos enteramosquo en la gran cruzada evangelisticaquo se hizo on el Madison SquareGarden, Marilyn escuch6 el mensajede la palabra de Dios por conduct° desu siervo Billy Graham. Pero al pare.cer la gloria de esta vida y los afanesdel siglo ahogaron la preciosa simien-te que fue sembrada en su coraz6n.i Pobre Marilyn! Habiendo sido invi-tada por el Espiritu de Dios a brillar"como las estrellas a perpetua eterni-dad" (Daniel 12:3), prefiri6 el brillofugaz que a tan alto precio otorgaeste mundo y que, en su caso, tanpronto hubo de pasar.

423.

El error de Anibal

Se dice de Anibal que, cuando pudohaber tomado Roma, no to hizo, ycuando 61 hubiera querido tomarla, nopudo. LNo viene a ser 6ste el caso demuchos? Cuando pueden hallar aCristo, no quieren buscarlo, y cuandoquisieran buscar a Cristo, no puedenhallarlo. Cuando podian alcanzar mise-ricordia, la despreciaron, y cuando de-searon alcanzarla, no pudieron. Elque en su juventud cree que es de-masiado pronto para ser convertido,hallara probablemente que es dema-siado tarde para ser salvo cuando seaviejo.

424• La previsi6n de Rotschild

Cuando ]as tropas de Napole6n ha-cian in supremo esfuerzo desesperadopara imPedir la uni6n de los ej6rcitoscoaligados sobre el Ilano de Waterloo,junto al Estado Mayor de Wellington,1os °jos de un joven financiero, llama-d°Rotschild centelleaban oteando elb°oi

a2onte. Su vista penetrante vislum-l° lejos to que otros todavla no

vefan, el ej6rcito franc6s roto y cogidoen unas tenazas. lApenas puede creer-lo! Hace un esfuerzo mas para dis-tinguirlo mejor. No hay duda; haysefiales ciertas de victoria. Una victo-ria de la que solamente ha visto indi-cios; pero que 61 cree no puede fallar.

Un relampago de jlibilo cruza porsu rostro. Abandona el campo, atro-pelladamente. Cone a marchas forza-das hacia la costa. Llega a Ostende elsiguiente dia, 19 de junio, en buscade una embarcaci6n que le conduzcaa Inglaterra. Las aguas del canal seagitan bajo una furiosa tempestad. Nohay marino que se atreva a compro-meterse en aquella travesia. No im-porta, Rotschild esta empefiado, yofrece 2.000 francos a un pobre pes-cador, que arriesga con 61 su vida; yambos se lanzan al mar alborotado.

Aigunas horas despu6s, amarran enDover. Rotschild no se detiene; correhacia Londres. Llega a la inmensacapital. Sin decir nada a nadie se di-rige a la Bolsa, y compra por un pre-cio irrisorio una cantidad exhorbitan-to de acciones, que estaban en enormebaja a causa de los continuos desastresde Inglaterra en su guerra con Napo-le6n.

Cuando lleg6 la noticia de la victo-ria inglesa y las acciones subieron, 61tenfa asegurada una ganancia fabulo-sa para si y sus descendientes. Desdeaquel momento, el nombre de Rots-child ha quedado en el mundo comosimbolo de la fortuna y la riqueza.

He aquf una buena ilustraci6n parael mayor negocio: el de la salvaci6ndel alma, acerca de la cual Jesus afir-ma que vale mas que el mundo entero.Millones de personas no creen en lavictoria espiritual. Parece que la muer-te y la nada son el destino del hom-bre. Pero los ojos de la fe miran elhorizonte mas alla y ven indicios de

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victoria en las promesas de Dios, yen las evidencias de su sabidurfa yamor, que se revela en sus mismasobras. Por esto el hombre entendidocorre el riesgo que han afrontado losmas fieles misioneros y los martires detodos los tiempps. Paga el precio deuna vida effmera, en un mundo dondelos valores etemos son cotizados muybajos, porque sabe que cuando sueneel grito de la victoria, en la venida deCristo, tendra asegurada una mmensafortuna en los cielos (Lucas 16:1-12.Mat. 16:24-28).

425. Porque no pudieron levantarlo

Un famoso hombre de ciencia re-fiere que en el curso de sus expen-mentos en las montaiias, era con fre-cuencia bajado a grandes precipicios.Se metia en un cesto, y sus sirvientesto bajaban con cuidado valiendose deuna cuerda, no sin haber probado an-ticipadamente si tenian bastante fuer-za para levantarlo de nuevo. Un diatuvo que descender a una profundidadmayor que nunca antes, y hubo nece-sidad de emplear toda la cuerda.Cuando termin6 su trabajo, y dio laseiial para que to alzasen, los criadoscogieron la cuerda, pero a pesar detodos sus esfuerzos no pudieron levan-tarlo, y hubo necesidad de esperar aque otras personas a las que fuerona llammr, viniesen a ayudarlo.

La causa era que no habian tomadoen consideration el peso de la cuerda,que se afiadia al del hombre.

De igual manera, a un hombre deedad madura le es mas dificil que aun jovencito rendirse a Cristo, puestiene que levantar el peso de sus an-teriores negativas. Decis "no" y vues-tro coraz6n se endurece, y se hate mas

a SA-v~

obstinada vuestra voluntad, y si Porfin os perdeis, la culpa no sera deDios. - Chapman.

7. LA SALVACION RECHAZAD4

426. Testarudez de is incmdulpdW

Se cuenta que cuando Galileo in.vent6 el telescopio, por medio del cuaidescubri6 los satelites de Jupiter, in.vit6 a un astr6nomo que sustentaba lateorfa opuesta a que mirara en su te.lescopio para cerciorarse de su descu.brimiento. Su compaiiero rehus6 ro.tundamente diciendo:

-Es que si viera dichas lunas,Lc6mo podrfa mantener mis opinionescientfficas que he venido sustentandopor tanto tiempo?

Nos sonrefmos de la testarudez deeste hombre.

Sin embargo, zno es esta la actitudde muchas personas que no quierenasistir a los cultos, o examinar las doc-trinas del Evangelio, por terror de serconvertidas?

427.

Rechaz6 la luz. Relato veridico

Habia un medico muy cariiioso quecuraba a los enfermos de balde. Esta-ba este un dia sentado en su despacho,cuando entraron dos hombres: uno deellos era ciego y el otro le guiaba.Al verles entrar el medico pens6 si elciego venia buscando algun remedi°para sus ojos.

Sefior medico, dijo; tenga la bon',dad de darme una medicina paracoraz6n. Sufro de palpitaciones.

El medico to examin6 y dijo:-Tiene usted muy poco mal en su

coraz6n, amigo mio; pero tengo quedarle muy buenas nuevas. Listed es

LA SALVACi6N RECHAZADA

cogoj aporaun porn de tiempo, uedo

hater una operation y con la bendi-cibn de Dios recobrard la vista.

Pero el ciego no manifesto alegriaa, oir esas palabras y contest6 en tonode sprecfativo:

~No, no quiero esto, no me irn-porta la ceguera; to que quiero es

queme d6 algo para alivfar mf to-

razbn.Pero, amigo mfo, este to tiene usted

casi bueno, pero los ojos sin vista;piease que gozara de la vista otra vez.

Pero el hombre no hizo caso. Esta-ba tan acostumbrado a ser ciego queno deseaba la vista. De modo que elm€dico le dio to que pedia, pero sinti6t6steza y vi6ndole marchar dijo a tinamigo:

-Que locura; pero, Lqu6 puedohater? El hombre no quiere tener lavista.

As! ocurre con el pecador que nodesea a Jesus que es la luz del mun-do (S. Juan 8:12).

428. Desechado y buscado

En 1918 un joven ingeniero dijo asu gobierno:

-Miren to que puedo hater.Pero el gobierno le contest6:-No nos interesa.Pero en 1940, el gobierno, dijo:-ID6nde esta ese hombre? 1Lo

necesitamos!Y Robert Goddard fue localizado.

Ahora se le reconoce como el padredel cohete modemo y de los vuelosespaciales.

El gobierno no necesitaba al sefiorGoddard, o al menos eso creia, hastaque esta116 la crisis del vuelo en el es-pacio, por parte de los rusos. Enton-ces to buscaron.

173

Muchas veres los hombres han res-pondido al llamamiento que Dios leshate:

-No nos interesa.Pero luego las circunstancias aflic-

tivas de la vida les hacen buscar aDios urgentemente:

-LD6nde esta El? 1Lo necesita-mos!

429.

Pens6 que era el casero

Un medico contaba la siguiente his-toria acerca de una pobre mujer a lacual visitaba. Las cocas no le habianido muy bien ultimamente, hasta elpunto de faltarle el dinero para pagarel alquiler de la casa. Impulsado porsu buen deseo de ayudar a la mujer,el medico fue a la casa Ilevando alg6ndinero. Cuando lleg6 a la puerta lepareci6 oir algdn ruido dentro, peropor mas que Ilam6 nadie respondibni sali6 a abrirle. Asf pues, el hombrese volvi6 a su casa con el dinero en 61bolsillo.

Unos dias despu6s, el medico en-contr6 a la mujer y le explic6 to ocu-rrido. Entonces ella le mir6 con airecompungido, y exclam6:

-Asf que era usted. La verdad esque yo estaba en la casa, pero no leabri pensando que se trataba del ca-sero...

iCuantos hay, que no quieren abrirsus corazones a la gracia de Dios, sindarse cuenta de que Aquel que lesllama ha venido con el prop6sito depagar sus deudas y hacerles felices-

8. EL DILEMA DEL PECADOR

430. Si yo muero esta noche

El cochero estaba encendiendo susfarolillos, cuando llegando el dennoy mirandole de frente le dijo:

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-Jaime, Zha determinado ustedque camino quiere tomar para estavida y para la etemidad?

-Pero seiior -respondi6 distraidoel cochero, mirando a su joven esposaque le . habia acompaiiado hasta lapuerta de la cochera- pienso que nossobra tiempo para ocuparnos de esto.Esperamos it al cielo to mismo que losdemas, Pero teniendo delante de nos-otros una Vida tan larga, no hay moti-vo para inquietarnos en este asunto.

-ICon que ligereza trata usted lascosas eternas! -respondi6 el caballe-ro con un tono grave aunque carinoso:

-jiene usted seguridad de vivirmuchhs aiios? 4No sabe que esta nochemisma Dios puede pedirle su alma?usted no esta convertido asi, pues iraal infierno... Le suplico Jaime quemedite seriamente en esto. Le pidoun favor, y es que antes de acostarse,tome una hoja de papel, y escriba lassiguientes palabras que colocara a lacabecera de su cama: "Si yo mueroesta noche ire al infierno".

Jaime sin reflexionar mucho to pro-meti6 todo. Por la noche despues decenar, su mueer le record6 su promesa.

-Vamos traeme papel y tinta; quie-ro escribir ahora -dijo con tono algopreocupado.

Jaime no era un hombre malo, Perosi indiferente y persuadido de quebastaba cumplir con su deber y huirde los malos compaiieros. Con todono estaba preparado para morir; lamuerte para 61 era una desgracia le-jana en la cual no se fijaba mucho,en la esperanza de llegar a una edadavanzada y de tener tiempo para pen-sar en ello.

El papel, la pluma y la tint~ estaba'sobre la mesa. Jaime empez6 a es-cribir con letras grandes: "Si yo mue-ro esta noche... Despues se par6 paraleer to que acababa de escribir..

Estas palabras eran muy solemnespues le presentaban la muerte muy de

LA SALVACI6N

cerca. Se puso serio y empez6 a re..flexionar. El reloj de la torre dio lasdiez.

Casi le parecib que tocaba a muer-tos para 61. "Si yo muero esta noche".Su mano temblb, pues Jaime no es.taba preparado. Su Vida pasada selevantaba delante de 61, sus pecadosdesfilaban como un ejercito delantede su conciencia... No tenia medio deborrarlos, ni sangre, ni Vida vertidapor ellos, ni cruz, ni Salvador. Yahabia oido hablar de estas cosas, Perocomo la generalidad de los hombres,no se habia fijado en ellas.

Su muriese esta noche, Lque suce.derfa? maquinalmente su mano traz6estas palabras:

-Ire al infierno.Entonces todo se oscureci6 en su

alma. La seguridad de una condena-ci6n terrible pas6 sobre 61. LPodrfadormirse con este fallo suspendido so-bre su cabeza?... iImposible! Hastaaquella hora no habia considerado es-ta verdad.

ZQue hacer ahora? LC6mo es-capar?... estaba clavado en su sitiocon los ojos fijos en el papel; alli habiauna predicaci6n corta personal, escritaPor 61 mismo. Todos su ser estabaconmovido, y una lagrima cay6 desus ojos sobre el papel...

431. ZEsttiis preparados?

Una explosi6n espantosa se habiaproducido en una mina en Sheham,Inglaterra. Muchos mineros fueronmuertos en el acto; otros quedaron se-pultados vivos y vieron acercarse lamuerte bajo la forma de hambre y as-fixia... Pues bien, la tumba a la cualbajaron vivos, nos ha entregado elsecreto de sus filtimos pensamientos Yconversaciones. Al sacar los escom -

bros de las galerias en las cuales ha'llaron la muerte, se descubrieron, es'

FL VIL EMA DL "'A"

critas con yeso en una puerta de ven-tilaci6n, las palabras siguintes: "Todosvivos a las tres... jSefior, ten piedadde nosotrosl Hemos orado juntos pornuestra salvaci6n. Roberto Johnson".En otro lugar una mano habia yatrazado en una tabla estas conmove-doras palabras: "El Seiior ha estadocon nosotros. Todos estamos prepa-rados para el cielo. Ricardo Cole".

Y td, amado lector, Lestas prepa-rado?

432. La espada de Damocles

Reinaba en Siracusa, Dionisio, quientenia un vasallo y cortesano aduladorque se llamaba Damocles.

Se dedicaba particularmente Damo-cles a pronunciar delante de Dionisiolargos discursos acerca de la felicidadde los monarcas. Cansado ya Dionisio,y deseando corregir a su cortesano,hizo un gran banquete y orden6 a Da-mocles que ocupara el lugar del rey,vestido con ropas reales como si fueseel verdadero rey. Damocles estabaorgulloso de tanto honor.

Pero en to mejor del banquete, elrey to interrumpi6 ordenandole quelevantara la vista sobre su cabeza. IY1o que vio Damocles! Una espada cor-tante y aguda pendia precisamente so-bre su cabeza, sostenida apenas Porun hilo bastante debil que de un mo-mento a otro podia romperse. Damo-cles se llen6 de terror, y suplic6 alrey que to librara de semejante peli-gro.

Dionisio quiso demostrar a su adu-lador cortesano que no es envidiablela suerte de los que ocupan lugaresdestacados en este mundo, ya que elloaunIenta el peligro sobre sus vidas.Tenemos un triste ejemplo de ello enesos u1timos aiios con la tragica suer-te

de los, efectivo y presunto, presi-

dentes de los Estados Unidos, los doshermanos Kennedy.

Sin embargo, no es s61o los grandesque tienen su vida incierta, asi es contodOS los mortales, siempre expuestosa una enfermedad o accidente fatal. Laespada de Damocles pende sobre nues-tras cabezas. Por esto nos es indis-pensable unirnos por la fe a Aquel queha declarado: "De cierto, de cierto osdigo: el que cree en mi tiene vidaeterna. Yo soy la resurrecci6n y lavida; el que cree en mi, aunque mu-riere, vivira".

433. Consejo diferente

175

Un joven confes6 p6blicamente sufe en Jesucristo. Su padre se molest6mucho porque era un negociante, ydio a su hijo este Consejo:

-Santiago, to debes establecerteen un buen negocio y despues pensaren ]as cuestiones religiosas.

-Padre -dijo el joven-, Cristome aconsej6 diferentemente. El me di-jo: "Buscad primeramente el reino deDios". - C. H. Spurgeon.

434 -

Billete premiado

Con motivo del pasado sorteo deNavidad, oimos contar de un comer-ciante vecino de Tarrasa, que tuvoen sus manos una participaci6n del35.920, el numero que resultb pre-miado con el premio mayor, Pero torehus6 a instancias de su esposa, quele acompaiiaba. Es facil figurarse eldesconsuelo de ambos con tal motivo.Pero en este caso la mala elecci6n nobabfa sido deliberada sino fortuita.Mucho mayor ha de ser el desconsuo-lo de los que deliberada y consciente-mente han elegido para si, miseria eter-na, en lugar de riqueza y felicidad sinlimites.

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435. Hay que rendfrse primero

Un jefe que estaba en rebeli6n con-tra la autoridad del C6sar, le envi6 aeste un costoso regalo. El emperadorse to devolvi6 acompafiado del men-saje: "La rendici6n primero. El regalodespues". Dios no recibe regalos delos rebeldes (Isaias 1:13). La conver-si6n primero.

436.

La decisi6n del minero

Cuando mister Moody estaba lle-vando a cabo una serie de cultos enCornish observ6 al retirarse del localcon mister Sankey a un hombre senta-do bajo la galeria al lado de otro quele hablaba del Evangelio. Eran las uni-cas personas que habfan quedado enel local y mister Moody se dirigi6 a

ellos preguntandoles la raz6n.

-Sefior -replic6 uno de los doshombres, vestido en traje de minero-,he dicho a mi compafiero que no quie-ro dejar este edificio hasta que mehalle salvo.

Aunque era hora de cerrar, el se-fior Moody presto atenci6n a estehombre tan ansioso de tener la vidaeterna y tuvo el gozo de conducirlea Cristo.

Al dia siguiente una explosi6n degrisu tuvo lugar en las minas deCornish y este hombre fue sacado gra-vemente herido de bajo los escom-bros. Cuando le lavaron el fango quecubria su rostro abri6 sus ojos y vioa su amigo de la noche anterior arro-dillado a su lado, tratando de asistirle.El herido sonri6 y dijo con voz debil:

-1Qu6 buena cola, Jim, que entreayer en el Reino!

Poco despues expir6.

LA SALVAC_ j=

437 -

I Cinco

minutos

tarde,

senordiablol

"LEs aquf el Ej6rcito de Salva.ci6n?, preguntb un hombre quien llegbjadeando a una puerta, en un puebloen las Antillas. "Si, Lhay algo en quepueda servirle?", le contest6 el oficialque respondi6 a la pregunta.

"Hay un hombre en nuestra calleque se esta muriendo, y todo el tienl.po esta Ilamando a los hombres delEj6rcito; creemos que se refiere al"Ej6rcito de la Salvaci6n". "Ir6 en se.guida", le contest6 el oficial y sin ha.blar mas alcanz6 su gorra y sigui6 almensajero.

Un desesperado yacia moribundo,pero cuando oy6 ruidos de pasos porla escalera, se incorpor6. A1 entrar elportador del uniforme en el cuarto, elmoribundo le extendi6 la mano y bal-buce6 lastimosamente: "Ej6rcito de laSalvaci6n, me estoy muriendo y estoycondenado". "No, todavfa no", le con-test6 con optimismo el oficial, y co-menz6 en seguida a explicar al hom-bre to que es el perd6n por la sangrede Jesus.

Despues de una verdadera batallacon los poderes de las tinieblas elhombre consigui6 su liberaci6n espi-ritual. Algunos minutos despues co-menz6 la agonfa en medio de Ia cugse le oy6 deeir: , iHa llegado ustedcinco minutos tarde, senor diablo!, yatengo la Sangre de Jesus; y cerrandolos ojos pas6 a la santa presencia deDios.

438. Una subasta

Lady Erskine, una hermosa damede la aristocracia, bellamente atavia'da, pasaba un dia por la plaza de un a

ciudad de Inglaterra cuando estabapredicando un celebre orador de

su

FL VILEMA DEL PECADOR

dempo Itamado Roland Hill.. Atraf-da por la curiosidad pidib al cocheroque acercara el coche todo to que pu-diera at lrupo de gente que estaba es-cuchando.

Apenas Roland Hill la hubo divisa-do, exclamb en alta voz: Voy a abriruna subasta; pongo en venta a ladyAna Erskine.

La gran sefiora quedb admirada.Roland Hill pregunt6 con aire atrevi-vido:

-Me dirijo al mundo, dime, Lqu6quieres dar por ella7

-Le ofrezco todas las pompas yglorias de esta vida. Sera feliz, rica,muy rica. Tends admiradores y nole faltara toda clase de placeres.

-Mundo, to no to la llevas. LadyAna Erskine tiene un alma inmortalque vale mas que todo to que td leofreces. LDe que le serviran despuesde esta vida las vanidades que tti leacabas de ofrecer? No, to no to lallevas.

j Ah! He aquf otro comprador quese adelanta.

-Td, vieja serpiente, Lque es toque ofreces?

-Yo -respondi6 el diablo- ladejar6 gozar de todo to que le apetez-ca. Tends todo cuando desee su co-razbn y todo to que encanta los sen-fdos.

-LEs eso to que ofreces Satan?i Ah, to conozco! La recompensarascon la muerte mas horrible, la precipi-tards en la perdici6n eteraa. No, tam-Poco to to la llevas.

-Todavfa veo un tercer compra-dor: nuestro Sefior Jesfis se acerca yle Pregunta:-LQue dal por ella?-Doy to que ya he dado; mi pro-

Pia vida, rni sangre con la cual la heredimido; le doy aquf abajo la gracia

Y la Paz del coraz6n, y alla arriba lagloria eterna.

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-Oh, Sefior Jesus --exclamb Ro-land Hill-. Tii to la llevas.

El efecto de aquellas palabras fuedecisivo en el coraz6n de lady AnaErskine, quien dejando la vida mundana se entregb a Cristo.

439. El enemigo

Un incredulo se acerc6 at c6lebreFinney diciendo:

-Yo no creo en la existencia deldiablo.

-LEs verdad? -replic6 Finney-.Bien; resfstale usted un poco y creerien su existencia.

El cristiano que dude del diablo,pronto sera cuando de su incredulidadcon s61o querer ajustar su conducta ala Palabra de Dios, procurando concelo conseguir la salvaci6n de las a1-mas. Sentira luego, en sf mismo, algoque se opone a estas actividades: EsSatanas.

440.

Las dos suicidal

Precisamente cuando iba a hablara un auditorio de quince mil personasen una de las ciudades de los EstamosUnidos fue puesta en el pulpito unanota an6nima firmada por "Dos es-tudiantas de Escuela Superior" quedecfa mas o menos to que sigue:"Usted es nuestra tiltima esperanzaesta noche. Estamos confundidas y nosabemos cbmo vivir; por to tanto, he-mos decidido terminar de una vez.Si usted tiene alguna palabra que pue-da desbrozamos el camino, dfgala. Sino la tiene, nuestro fin ha llegado"Mientras hablaba, yo no vela a lasquince mil personas que me escucha-ban aquella noche, sino finicamentea las dos muchachas que estaban sien-do zarandeadas interiormente, y mirespiraci6n misma era una oraci6n.

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Fue la misma vl 'el °a historia: una fuetomada y la otra dejada -una acept6el ofrecimiento de Cristo y fue capazde levantarse de en medio de su de-sesperaci6n para encaminarse por elsendero de la felicidad y del servicio;la otra pens6 que el Evangelio era de-masiado bueno para ser verdad, y co-meti6 su horrible prop6sito, hundi6n-dose en una Eternidad sin Dios. - E.Stanley !ones.

441. Pistola o Nuevo Testamento

Cuando me preparaba para el pri-mer examen acad6mico me llamaronal hospital de la Universidad, dondeun amigo mfo estaba gravemente en-fermo. Tenia una dolencia de poca im-portancia en el ofdo. Pero por unerror le fue aplicada una inyecci6n decalomel, con la consecuencia de unasupuraci6n en la cavidad craneal. Elpobre habfa sufrido unos terribles do-lores. Me agradeci6 la visita y me ex-plic6 con dificultad to ocurrido. Des-pu6s me pidi6 que abriese el cajonde su mesita de noche. Asi to hicey estuve no poco asombrado al veruna pistols y un Nuevo Testamento.Con voz baja, pero emocionada, medijo: "Mira, una de estas dos colasterra que vencerme. Tuve que tomaruna decisi6n. Y gracias a Dios quo es-te librito haya sido mss poderoso".

442.

El coche no enganchado

Dos hombres, muy experimentadosy quo habfan viajado mucho -por toque se sentfan tan orgullosos comopara preciarse de no necesitar la ayu-da de nadie para saber el tren quehabian de tomar- se dirigieron cier-ta voz a la estaci6n, donde se acomo-daron en un buen compartimiento deltren quo ellos creian ser el quo habfade llevarles a su punto de destino.

Por tree veces un mozo de equips,jes asom6 su cabeza en el compaMmiento para avisarles que debian pa.sar al coche de delante. Por fin Unode ellos se decidi6 a preguntar, conaire de suficiencia: "LY por quay nopodemos quedamos donde estamos?","Por nada -respondi6 el mozo-. so.lamente que este coche no esta ea.ganchado al tren, de manera que noles llevara a ninguna parte".

Y aquf viene la pregunta: LEstlsseguro de que el "coche" que has to.mado es el quo to llevara al cielo? Unerror en asunto de tal naturaleza se.rfa no s61o triste sino tragico. i Sentar.se c6modamente en un coche quo nolleva a ninguna partel

443.

9.

LA SALVACI60

ARREPENTIMIENTOY HUMILLACION

Ideas raras acerca del arrepen.timiento

Los no convertidos tienen ideasfaisas acerca del arrepentimiento.Creen que Dios les va a obligar quose arrepientan. Yo estaba conversandocon un hombre sobre este tema, y medijo

-Vea, Moody, hasta ahora no meha tocado.

-LQu6 es to que no le ha tocado?-Bueno, a algunos los toca y a

otros no. En mi pueblo hubo muchointer6s espiritual hace algunos anos ,

La conversi6n les lleg6 a algunos demil vecinos, pero no me toc6 a 6 ,

El hombre crefa que el arrepenti -

miento iba a bajar alg6n dia del clelocomo un rayo, y que iba a tocarlo.

Otro hombre me dijo que esperaba

tener alguna sensaci6n extraiia, comoescalofrios, por ejemplo.

,,OgPzNTiMIENTO Y HUMILLACI6N

El arrepentimiento no es cuesti6nde sensaci6n. Es volverse de los po-cados a Dios. Una de los mejores do-finiciones las dio un soldado. Cuandosa le preguna6 c6mo se habfa conver-tido, contest6:-El Senor me dijo: Alto. Aten-

ci6n. Media vuelta a la derecha. Mar-

che. Yo obedecf.Y eso fue todo. He aquf una buena

ilustraci6n de la conversi6n.

444. El poor riesgo de Goering

Billy Graham dice que la esposa yla hija de Herman Goering eran cris-tianas. La esposa visit6 a Goering eldia antes de que 6ste se suicidara,Goering le preguna6:

-LMe traes alg6m mensaje de miquerida hijita?

-Si, Herman -respondi6 su espo-sa- me dijo quo to instara para queaceptaras a Cristo a fin de que to en-cuentres con ella en el cielo.

-Es demasiado tarde dijo Goe-ring-, tendr6 que arriesgar tambi6n lasuerte final.

Se referia a quo muchas veces ha-bia corrido riesgos, en sus atrevidasempresas al lado de Hitler, y momen-taneamente parecfa ganar, pero perdi6al fin. La peor pdrdida fue emperopara 61, como para todos los pecadoresi mpertinentes, la pdrdida final.

No quieras arriesgarte a tal p6r-dida.

445. Serm6n ilustrado

Un joven Pastor tuvo que predicaren una carcel. Al entrar en la sala yal notar las miradas Was e ir6nicas delos presos, se dio cuenta que de pocoles servirla un mensaje con dulces pa-labras y ceremonial. Con coraz6n pal-pitante estaba pensando to que les iba

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a hablar. Al subir la escalerita del p6l-pito, orando para quo Dios le guiase,tropez6 y cay6. Carcajadas salvajesresonaron on la sala. Pero el Pastorse levant6 y empez6 con cara sonrien-te: "Sefiores, esto es precisamente elmotivo por el cual he venido hastaustedes; les querfa decir que un hom-bre puede tener una caida on su vida,pero que tambi4n se puede levantarde nuevo. "EI que cae, Lno se levanta?LEI que se desvfa, no toma al cami-no ...?".

446. La humidad del general

He aquf una buena andcdota delfamoso duque de Wellington: Durantela Guerra de Independencia espaiiola,plane6 el Duque una acci6n guerreraen gran escala. Enviando a un orde-nanza a su aliado, un general espanol,le rog6 quisiera cooperar con 61. Elgeneral, :stimindola acaso demasiadoatrevida contest6 al enviado.

-No quiero comprometer mi dignidad ayudando a un plan tal.

Y, con soma, aiiadi6:-A menos de que el Duque me to

rogase de rodillas.Cuando Wellington to supo, siendo

practico, como buen ingl6s, fue a suencuentro y se arrodill6 en su presen-cia humildemente, ganando asi la ayu-da del general, avergonzado por suhumildad.

Esto es, precisamente, to que cadspecador debe hacer, dejando todo suorgullo y vanagloria, cuando deseahallar en Cristo al aliado Salvador.

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VIILa vida cristiana

a) Sus beneficios

1. Transformac16n por la convers16n2. Segurldad de la salvacl6n 3. Ven-tajas del buen ejemplo 4. Culdedoy proteccl6n de Dios