Psicología Infantil Del Desarrollo

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Psicología infantil Psicología del desarrollo . Niñez temprana (3-6 años) Introducción La niñez temprana abarca desde los tres a los seis años de edad. Los cambios que se producen en esta etapa no son tan rápidos como en la etapa anterior, sino que su desarrollo se hace algo más lento. En esta etapa adquieren más destrezas físicas, tienen una mayor competencia intelectual y sus relaciones sociales se hacen más complejas. La capacidad de lenguaje aumenta de manera evidente a medida que dominan las reglas de sintaxis y aprenden cómo mantener conversaciones. A nivel emocional, los niños de estas edades comienzan a identificarse con los demás y a mostrar una conciencia social. En la niñez, niños y niñas comienzan a tener una apariencia más estilizada, perdiendo la barriga redondeada de la infancia. El tronco, brazos y pies se hacen más largos, aunque la cabeza sigue siendo proporcionalmente grande. Los varones son ligeramente más altos y pesados que las niñas y tienen más músculo por kilogramo de peso, mientras que las niñas tienen más tejido graso. Crecimiento físico entre los 3 y los 6 años de edad Estatura en cm. Peso en kg. Edad Niños Niñas Niños Niñas 3 95 93,12 14,63 14,17 3,5 98,12 98,12 15,54 15,42 4 100,62 101,25 16,56 16,44 4,5 105 105 17,46 17,46 5 108,12 107,5 18,82 18,6 5,5 112,5 111,25 20,64 20 6 115 115 21,77 21,32 Alimentación y nutrición No es raro que cuando los niños tienen esta edad, las madres se preocupen al ver lo poco que su hija o hijo ha comido durante unos días. Estos cambios en el apetito son normales a esta edad. En la etapa de la infancia (hasta los tres años) los niños tienen un ritmo de crecimiento muy rápido, pero a medida que este ritmo se reduce, necesitan menos calorías por kg de peso, de modo que comen menos en proporción a su tamaño de lo que comían hasta entonces. Las madres no deben preocuparse por esto ni presionar a sus hijos a comer más, pues están comiendo lo que necesitan para su edad. Un niño con energía, cabellos y ojos brillantes y capacidad para recuperarse con rapidez de la fatiga, es un niño bien nutrido, de modo que no hay que preocuparse si los padres creen que come poco. Los requerimientos diarios de proteínas de un niño de esta edad se pueden tomar en dos vasos de leche y una porción de carne u otro alimento similar como pescado. La vitamina

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TODO EL PROCESO DEL DESARROLLO DEL NIÑO

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Psicología infantil

Psicología del desarrollo.

Niñez temprana (3-6 años)

Introducción

La niñez temprana abarca desde los tres a los seis años de edad. Los cambios que se producen en esta

etapa no son tan rápidos como en la etapa anterior, sino que su desarrollo se hace algo más lento.

En esta etapa adquieren más destrezas físicas, tienen una mayor competencia intelectual y sus

relaciones sociales se hacen más complejas. La capacidad de lenguaje aumenta de manera evidente a

medida que dominan las reglas de sintaxis y aprenden cómo mantener conversaciones. A nivel

emocional, los niños de estas edades comienzan a identificarse con los demás y a mostrar una

conciencia social.

En la niñez, niños y niñas comienzan a tener una apariencia más estilizada, perdiendo la barriga

redondeada de la infancia. El tronco, brazos y pies se hacen más largos, aunque la cabeza sigue siendo

proporcionalmente grande. Los varones son ligeramente más altos y pesados que las niñas y tienen más

músculo por kilogramo de peso, mientras que las niñas tienen más tejido graso.

Crecimiento físico entre los 3 y los 6 años de edad

 

Estatura en cm. Peso en kg.

Edad Niños Niñas Niños Niñas

3 95 93,12 14,63 14,17

3,5 98,12 98,12 15,54 15,42

4 100,62 101,25 16,56 16,44

4,5 105 105 17,46 17,46

5 108,12 107,5 18,82 18,6

5,5 112,5 111,25 20,64 20

6 115 115 21,77 21,32

Alimentación y nutriciónNo es raro que cuando los niños tienen esta edad, las madres se preocupen al ver lo poco que su hija o hijo ha comido durante unos días. Estos cambios en el apetito son normales a esta edad. En la etapa de la infancia (hasta los tres años) los niños tienen un ritmo de crecimiento muy rápido, pero a medida que este ritmo se reduce, necesitan menos calorías por kg de peso, de modo que comen menos en proporción a su tamaño de lo que comían hasta entonces. Las madres no deben preocuparse por esto ni presionar a sus hijos a comer más, pues están comiendo lo que necesitan para su edad. Un niño con energía, cabellos y ojos brillantes y capacidad para recuperarse con rapidez de la fatiga, es un niño bien nutrido, de modo que no hay que preocuparse si los padres creen que come poco. Los requerimientos diarios de proteínas de un niño de esta edad se pueden tomar en dos vasos de leche y una porción de carne u otro alimento similar como pescado. La vitamina A se encuentra en las zanahorias, espinacas, la yema de huevo o la leche entera, entre otros alimentos. La vitamina C se encuentra en las frutas cítricas, los tomates y los vegetales de hoja verde oscura. El calcio se encuentra en el brócoli, el salmón o los productos lácteos. La leche y sus derivados pueden tomarse bajos en grasa a esta edad y las carnes deberán ser magras. Un estudio realizado con 15 niños entre dos y cinco años de edad encontró que consumieron casi la misma cantidad de calorías diarias a pesar de la diferencia de edad, aunque con frecuencia comieron mucho en una comida y poco en otra. 

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Los niños pequeños pueden controlar la cantidad de alimentos que ingieren y alimentarse según sus necesidades calóricas. Por este motivo, los padres no deberán empujarlos a comer más de lo que les apetece porque esto podría interferir con el mecanismo normal del niño para regular su consumo de energía, lo cual podría producir problemas de obesidad infantil. No obstante, si los padres alimentan a sus hijos con dietas ricas en cereales azucarados, dulces, y otros alimentos con bajo contenido nutricional, los niños no tendrán suficiente apetito para ingerir los alimentos que necesitan para su crecimiento. Por tanto, la alimentación debe ser nutritiva, rica en proteínas y vitaminas, y baja en grasas y azúcares.   Los estudios han mostrado que las dietas de los niños suelen presentar algunos problemas: son bajas el calcio, hierro, cinc y vitamina E y altas en grasas. Por tanto, trata de incluir alimentos ricos en estos nutrientes en la dieta de tu hijo.

Cómo hacer más fácil la hora de la comida

 

A esta edad, no es raro que los niños se dediquen a jugar con la comida en vez de ingerirla. No obstante,

como decíamos en el artículo dedicado a la alimentación, una disminución del apetito en esta etapa del

desarrollo es normal y no debe preocupar a los padres.

 

Las siguiente sugerencias pueden ayudarte a estimular hábitos de alimentación saludables:

Lleva un registro de lo que come el niño. Puedes descubrir que está comiendo suficiente a lo largo del

día.

Sirve alimentos simples, que el niño pueda identificar fácilmente. Los niños de esta edad suelen rechazar

los alimentos mezclados, como los guisos.

Introduce un sólo alimento nuevo cada vez, junto con otro alimento que ya conozca y le guste.

Ofrece porciones pequeñas, sobre todo de alimentos nuevos o que no le agraden mucho. Si es necesario

sirve una segunda porción.

Si tras un tiempo razonable no lo ha comido, retira el alimento y no le ofrezcas nada más hasta la

siguiente comida. Un niño sano no sufrirá por quedarse una vez sin comer y necesita aprender sobre los

momentos apropiados para comer (las horas de las comidas) en vez de comer de forma desordenada a

cualquier hora.

Dale la posibilidad de elegir. Por ejemplo, ente yogur y leche, entre manzana o pera, etc.

Anima al niño a ayudarte a cocinar.

Sirve la comida del niño en platos atrayentes, con dibujos, adornos, etc.

No crees rituales en los que el niño deba comerse los alimentos en un orden determinado. Dale libertad

para comerlos como desee.

Haz que la hora de comer sea un momento agradable, con conversaciones interesantes, hablando lo

menos posible de la comida misma.

 Desarrollo artístico

A una edad de cuatro años, a David le gustaba jugar con coches. Cuando su madre le pidió que hiciera

un dibujo de una persona, el niño dibujó ruedas en vez de pies. Esto de muestra una expresión artística

que, desgraciadamente, los padres rara vez tienen en cuenta.

 

Fue en los años 70 cuando empezó a estudiarse la expresión artística de los niños, con las

investigaciones de Rhoda Kellogg, quien estudió más de un millón de dibujos realizados por niños, la

mitad de ellos menores de seis años.

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Los dibujos iniciales reflejan la madurez del cerebro y son similares en niños de diferentes naciones y

culturas.

La etapa de los garabatos. Surge a los dos años de edad y los adultos suelen pensar que estos garabatos

son aleatorios y sin sentido. No obstante, los niños se interesan principalmente por la colocación de los

trazos en el papel. Kellogg ha identificado 20 trazos básicos (como líneas o zigzags) y ha identificado 17

patrones de ubicación de los trazos en el papel que aparecen hacia los dos años de edad.

La etapa de la forma surge hacia los tres años. Los niños dibujan diagramas con seis formas básicas:

círculos, cuadrados o rectángulos, triángulos, cruces, letras X y formas desiguales.

En la etapa de diseño, que alcanzan con rapidez desde la etapa anterior, los niños mezclan dos formas

básicas en un patrón complejo. Se trata de dibujos abstractos. Los adultos suelen desechar y no valorar

estos dibujos porque no son dibujos de algo concreto (como un árbol o una casa). Sin embargo, los

adultos que empujan a los niños a dibujar objetos de la vida real están perjudicando el desarrollo

artístico del niño.

La etapa pictórica comienza entre los cuatro y cinco años. Los niños empiezan a dibujar cosas de la vida

real. Este paso del dibujo abstracto al dibujo representacional marca un cambio fundamental en el

propósito del dibujo de los niños. Los elementos primarios en el arte consisten en un interés por la forma

y el diseño, que es precisamente lo que caracteriza el dibujo de los niños en las primeras etapas. Pero

después de los primeros años de escuela, cuando los adultos los presionan para pintar la realidad,

sucede este cambio de lo abstracto a lo representacional y es cuando muchos niños que antes se

divertían dibujando, pierden el interés artístico que tenían en un principio. 

Pablo Picasso dijo: "Los adultos no deberían enseñar a los niños a pintar, sino aprender de ellos". Para

estimular la creatividad de los niños hay que permitirles pintar lo que quieran, sin imponerles

sugerencias ni estándares, pues "lo que los grandes artistas luchan por alcanzar, el niño lo crea con

naturalidad".

Los problemas de salud en la niñez temprana  

Debido al uso de las vacunas, muchas de las enfermedades que afectaban a los niños son ahora raras, y

los accidentes constituyen hoy en día la principal amenaza.

En cambio, las enfermedades menores suelen ser parte de la niñez. Tos, estornudos, dolor de estómago

y nariz tapada son síntomas que podemos observar con frecuencia en los niños. Suelen durar entre 2 y

14 días y rara vez requieren atención médica. Son enfermedades que ayudan a los niños a lograr la

inmunidad ante enfermedades más graves y por eso conviene dejar que sigan su curso sin intervenir a

no ser que sea absolutamente necesario.

Los problemas respiratorios son comunes en la niñez. Entre los tres y los cinco años de edad, los niños

suelen tener de siete a ocho resfriados al año. Más adelante, durante la niñez intermedia padecen menos

de seis resfriados al año. El número es menor debido al desarrollo del sistema respiratorio y el sistema

inmunitario.

Los accidentes son muy comunes a estas edades. En promedio, los niños se lastiman una vez cada tres

horas: cuando juegan con otros niños, cuando corren o saltan, cuando se caen, etc. La mayor parte de

estos golpes no son graves y se olvidan con facilidad.

Los accidentes son la principal causa de muerte en la niñez, sobre todo los accidentes de tráfico. Los

niños que no están protegidos en sillas adecuadas en los automóviles tienen 11 veces más probabilidad

de morir en un accidente. Sin embargo, los niños inquietos a menudo se rebelan y se niegan a usar los

cinturones de seguridad y los padres aceptan esta negativa sin insistir. Un estudio realizado en Australia

encontró que educar a los niños de preescolar sobre la importancia de usar los cinturones de seguridad

tenía mejores resultados que multar a los padres.

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En segundo lugar, los accidentes fatales ocurren dentro del hogar. Niños que se caen en piscinas, en la

bañera o por las escaleras, ingieren sustancias venenosas, se queman, se atragantan con pequeños

objetos, se caen de los carros del supermercado, caen desde sitios elevados, etc.

En los centros de cuidado, los niños suelen sufrir menos lesiones que en sus casas y casi la mitad de las

lesiones que se producen en estos centros suceden en los campos de juego. Esto puede solucionarse

cubriendo los suelos con materiales blandos que absorban los impactos, como madera aglomerada o

arena.

Los adultos que están a cargo del cuidado de niños han de saber mantener un equilibrio entre darle al

niño la libertad que necesita para su correcto desarrollo y protegerlo de los posibles daños.

Otro problema típico en la niñez es el hecho de chuparse el dedo después de los seis años de edad.

Hacia los seis años de edad, los niños empiezan a perder los dientes de leche. Incluso la caída del primer

diente es importante para el desarrollo de la mandíbula y de los dientes permanentes. Estos dientes

permanentes se ven afectados por el hábito de chuparse el dedo. Si los niños no dejan de chuparse el

dedo antes de los seis años, sus dientes pueden verse afectados para siempre.

El hecho de chuparse el dedo no es un indicativo de problemas emocionales, sino más bien un hábito. A

los niños con más de cuatro años que se chupan el dedo puede colocárseles un dispositivo dental que

corrige cualquier malformación de los dientes y además ayuda a acabar con este hábito. Suele tener una

efectividad de un 80%.

La influencia del ambiente en la salud de los niños

Algunos niños padecen menos enfermedades y lesiones que otros. En parte, esto es debido a la

herencia, que puede predisponer a algunos niños a padecer determinadas enfermedades, pero el

ambiente ejerce una influencia considerable.

Aspectos como la nutrición, el cuidado del niño, el vecindario, la frecuencia de contacto con otros niños o

la presencia de sustancias nocivas pueden afectar la salud de los niños.

Los niños de familias numerosas se enferman con más frecuencia que los de familias pequeñas. Los

niños que acuden a centros de cuidado tienen una probabilidad de dos a cuatro veces mayor de contraer

enfermedades infecciosas, como resfriados, diarrea o gripe, y también tienen más probabilidades de

contraer enfermedades gastrointestinales más serias, como hepatitis A o gastroenteritis.

 

Sin embargo, en centros de cuidado de alta calidad, donde se planea la nutrición con cuidado y se

detectan y tratan las enfermedades con rapidez, los niños tienen una salud mejor que los que se crían en

casa.

 

Las personas encargadas del cuidado de niños pueden tomar las siguientes precauciones para reducir a

menos de la mitad el índice de enfermedades:

 

Enseñar a los niños a lavarse las manos después de ir al baño y lavándose las manos ellas mismas

con frecuencia, sobre todo después de cambiar pañales.

Separar los niños que usan pañales de quienes están aprendiendo a usar el baño.

Preparar los alimentos lejos de las áreas de aseo.

Desinfectar con regularidad los juguetes y el equipo de trabajo.

No dejar a los niños compartir sus alimentos.

 

Los problemas de salud en la niñez temprana

 

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El estrés

 

El estrés en la familia, debido a sucesos como mudanzas, divorcios, cambio de empleo o muerte, parece

aumentar la frecuencia de enfermedades menores y accidentes. 

Los niños se ven afectados por el estrés de los adultos, debido que puede verse reducida la capacidad

del adulto para cuidar de niño, con una reducción de las medidas de higiene y seguridad.

 

La pobreza

 

Los niños pobres tienen un mayor riesgo de sufrir lesiones y enfermedades. Con frecuencia, no comen

bien, no crecen de forma adecuada y no reciben vacunas o atención médica. Suelen vivir hacinados, sin

servicios sanitarios apropiados y con padres demasiado preocupados por conseguir alimento como para

ocuparse adecuadamente de ellos.

No es raro que durante el embarazo la madre no se alimente bien o no reciba un cuidado prenatal

adecuado y sus bebés tienen mayor probabilidad de nacer con bajo peso. Estos niños suelen estar

desnutridos. Por este motivo son más débiles y tienen más probabilidad de enfermar. Además, tienden a

presentar problemas emocionales o de comportamiento y discapacidades en su aprendizaje.

Los niños pobres que no tienen hogar suelen tener aún mayores problemas. Tienden a padecer

depresiones severas y ansiedad, a presentar índices elevados de retraso en su desarrollo y tienen

dificultades de aprendizaje y problemas de comportamiento como agresión y retraimiento.

 

Intoxicación por plomo

 

El envenenamiento por plomo (saturnismo) afecta a niños de todos los niveles económicos. El plomo

llega a la sangre de los niños procedente de agua o alimentos contaminados, al llevarse los dedos a la

boca o inhalar partículas de polvo en guarderías o escuelas con pintura a base de plomo.

Incluso niveles bajos de plomo pueden reducir el desempeño en pruebas de inteligencia y el trabajo

escolar y pueden afectar funciones de motricidad fina y gruesa. El envenenamiento con un nivel bajo de

plomo puede tratarse. Después del tratamiento los niños obtienen niveles normales en test de

inteligencia.

En estados Unidos, se produjo un descenso de plomo en la sangre al retirarlo de la gasolina y de la

soldadura de los envases para productos enlatados.

 

Sueño y problemas para dormir

Los niños pequeños suelen dormir durante toda la noche y hacer una siesta durante el día y tienen un

sueño más profundo que los niños más mayores o los adultos.

 

A los niños en la etapa de la niñez temprana les resulta difícil irse a dormir, pues tienen que dejar un

mundo lleno de personas y estímulos que están descubriendo cada día. Por este motivo, les lleva más

tiempo quedarse dormidos.

 

A esta edad existe una mayor posibilidad de que quieran tener la luz encendida o dormir con un juguete

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o manta favoritos. Estos objetos para dormir, llamados objetos de transición, ayudan al niño a pasar de

ser un bebé dependiente a ser un niño independiente. Por tanto, no hay razón para preocuparse por

esto.

 

Entre el 20 y el 30% de los niños luchan durante una hora para no irse a la cama y con frecuencia

despiertan a los padres durante la noche. Los niños con estos problemas tienen más posibilidades de

haber vivido un accidente o una enfermedad, tener una madre deprimida o que presenta actitudes

ambivalentes hacia el niño o que ha cambiado poco antes sus horarios para estar lejos la mayor parte

del día.

 

 

Problemas para dormir

 

En ocasiones, los problemas de sueño pueden indicar un problema emocional profundo. Si la alteración

del sueño es persistente debería llevarse al niño a un psicólogo. En cambio, caminar o hablar dormidos

es algo común y no conlleva ningún peligro.

 

Terrores nocturnos y pesadillas

 

Comienzan a aparecer en la niñez temprana. Los terrores nocturnos consisten en un despertar abrupto

en un estado de pánico. El niño puede gritar, sentarse en la cama, respirar con rapidez y tener la mirada

fija. Aunque en realidad no está despierto, se puede tranquilizar fácilmente y a la mañana siguiente no

recuerda lo sucedido. Suelen presentarse dentro de la hora siguiente al momento en que el niño se

queda dormido

 

Los terrores nocturnos no suelen ser un problema serio, no son señal de problemas emocionales y

simplemente pueden ser el efecto de un sueño muy profundo. 

 

Las pesadillas suelen presentarse hacia la mañana y se recuerdan de un modo muy vívido. Una pesadilla

ocasional no es motivo de preocupación pero si son persistentes, y sobre todo si atemorizan al niño

durante el día y lo mantienen con ansiedad, pueden ser una señal de que se encuentra sometido a

demasiado estrés. Con frecuencia, cuando el tema del sueño se repite, suele indicar la existencia de un

problema específico que el niño no puede resolver mientras está despierto y sale a la superficie durante

el sueño.

 

 A veces, los problemas de sueño son el primer síntoma que experimentan los niños que sufren abuso

por parte de los adultos.

 

Orinarse en la cama (enuresis)

 

La enuresis consiste en orinarse repetidas veces en la ropa o en la cama durante el día o la noche. Como

se presenta más durante la noche suele considerarse un problema de sueño. Para poder diagnosticar a

un niño de enuresis, debe suceder al menos dos veces por semana, al menos durante tres meses

después de los cinco años.

 

Es más frecuente en varones. Cerca del 7% de los niños mojan la cama, frente al 3% de las niñas a la

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edad de cinco años. A los diez años, el porcentaje en los niños es del 3% y en las niñas del 2%. La

mayoría supera el problema sin ninguna ayuda especial.

 

Cerca del 75% de las personas con enuresis tienen un pariente cercano que también ha tenido este

problema y los gemelos idénticos tienen más probabilidades de tener los dos enuresis que los gemelos

no idénticos.

 

En la aparición de la enuresis no parecen influir especialmente factores psicosociales o estrés. El motivo

de la enuresis parece ser más bien biológico, como el tamaño pequeño al nacer, retrasos en el desarrollo

o una poca capacidad funcional de la vejiga (poca capacidad para retener la orina).

Por tanto, la enuresis se trata de un problema común, que no presenta gravedad y del cual el niño no

tiene la culpa, de modo que no debe ser castigado o avergonzado por ello. No es necesario un

tratamiento a no ser que los niños lo consideren un problema y se sientan mal por ello. Los tratamientos

más eficaces consisten en utilizar dispositivos que despiertan al niño en cuanto comienza a orinarse

(pipi-stop), premiar a los niños por permanecer secos, y enseñarles a practicar el control de los esfínteres

y a expandir la vejiga (aguantando más la orina durante el día).

Cómo ayudar a los niños parea irse a dormir

 

Establecer una rutina sin presiones para irse a dormir. Por ejemplo, dedicar 20 minutos a alguna

actividad tranquila, como leer o charlar justo antes de dormir.

No dejar que vea programas de terror o con demasiado volumen.

Evitar un juego muy activo y estimulante antes de irse a dormir.

Mantener encendida una pequeña luz si eso hace que se sienta más cómodo.

Conservar la calma, pero no ceder cuando el niño insista en hacer algo "solo una vez más", como leer

otro cuento, tomar otro vaso de agua, ir otra vez la baño, etc.

Trata de llevar al niño a dormir un poco más tarde, pues si lo llevas demasiado pronto tendrás problemas

inevitablemente.

 

Cómo ayudar a los niños a volver a dormirse cuando se despiertan

 

Si se despierta en la noche, llévalo de nuevo a la cama, háblale con calma y frótale la espalda, pero

mantente firme.

Después de una pesadilla tranquiliza al niño. Si las pesadillas persisten llévalo a un psicólogo infantil.

Después de los terrores nocturnos, no lo despiertes. Si se despierta por sí mismo no le hagas preguntas y

deja que se vuelva a dormir.

Ayúdale a dormir lo suficiente y con un horario regular. Los niños demasiado cansados o sobreexcitados

son más propensos a los terrores nocturnos.

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Si es sonámbulo, llévalo de regreso a la cama. Coloca puertas en la parte alta de las escaleras, cierres en

las ventanas y campanas de alerta en el cuarto del niño, de manera que sepas cuándo se levanta de la

cama.

 Desarrollo cognitivo: cómo piensan los niños

el pensamiento en la niñez temprana y le dio el nombre de etapa preoperacional. En esta etapa se

desarrolla la función simbólica. Es decir, la capacidad para utilizar símbolos para representar cosas. Un

niño en esta etapa puede decir que quiere un helado aunque no haya visto ninguno en ese momento. Ya

no necesita claves sensoriales para pensar el algo. Tiene una representación mental del helado que

puede recordar y buscarlo.

 

Un símbolo es una representación mental a la que una persona le asigna un significado. El símbolo más

común es la palabra hablada o escrita. Ahora los niños pueden aprender no solo mediante los sentidos y

la acción sino también mediante el pensamiento simbólico.

 

Características del pensamiento preoperacional

 

Comprensión de identidades

 

Los niños desarrollan el concepto de que ciertas cosas son las mismas aunque puedan cambiar de forma,

tamaño o aspecto. Son conscientes de que las alteraciones superficiales no cambian las cosas. Por

ejemplo, Julia hablaba de ponerle un traje de pájaro a su gata, pero sabía que aunque se vistiera de

pájaro seguiría siendo su gata.

 

Comprensión de causa y efecto

 

Comprenden que una cosa causa otra y que pueden hacer que sucedan cosas. Las interminables

preguntas de "por qué" indican su deseo de conocer las causas de las cosas.

 

Empatía: ponerse en el lugar de otro

 

Aunque Piaget pensó que la empatía se presenta más adelante, los niños más pequeños parecen

mostrarla. Por ejemplo, a los 10-12 meses los bebés lloran cuando ven a otro bebé llorar. Hacia los 13 o

14 meses le dan palmaditas o le abrazan; a los 18 meses pueden darle un juguete nuevo para

reemplazar a otro que se ha roto. No obstante, al principio de la niñez temprana le empatía se manifiesta

cada vez más.

 

Los niños criados en familias donde se habla con frecuencia de los sentimientos y la causalidad logran la

empatía a una edad más temprana que los niños de familias que no hablan de estos temas.

 

Habilidad para clasificar

 

Al inicio del segundo año de vida, los niños son más lógicos para organizar objetos, personas y sucesos.

Muchos niños de cuatro años de edad pueden clasificar los juguetes en función de su forma, color o

clase. Además, suelen categorizar a las personas como buenas o malas, amigos o no amigos.

 

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Comprensión de números

 

En esta etapa pueden contar y manejar cantidades.

Limitaciones del pensamiento en esta etapa

 

En esta etapa, los niños pueden pensar en símbolos, pero aún no pueden usar la lógica. Las limitaciones

de su pensamiento son las siguientes:

Centración

Pueden centrarse en un aspecto de la situación pero no en otros, llegando a menudo a conclusiones

ilógicas. Por ejemplo, cuando ven dos vasos iguales llenos de agua dicen que los dos vasos tienen la

misma cantidad de agua, pero si se vierte delante de ellos el agua de uno de esos vasos en otro más

delgado y alto, dicen que este vaso tiene más agua. O bien, si le das a un niño una galleta partida por la

mitad, en vez de dársela entera, puede pensar que le estás dando menos, debido a que cada mitad es

más pequeña que toda la galleta.

Confundir la apariencia con la realidad

Los niños en la etapa de la niñez temprana tienen problemas para distinguir entre lo que las cosas

parecen ser y lo que son en realidad. A menudo, los padres piensan que los niños les están mintiendo

cuando lo que sucede es que no han establecido esta diferencia. Así, si una sombra en una habitación en

penumbra parece algo amenazante, entonces cree que puede serlo. Y por mucho que los padres

enciendan la luz y el niño vea que esa sombra no le hace nada (o que es solo una chaqueta en una

percha) al volver a apagar la luz y volver a parecer amenazante (como un monstruo), seguirá teniendo

miedo.

En una investigación les pusieron a niños de preescolar gafas que hacían ver la leche de color verde. Los

niños dijeron que la leche era de color verde a pesar de que antes habían visto que era blanca. Cuando

uno de los investigadores se puso una máscara delante de los niños, pensaron que era una persona

diferente. Esta dificultad para distinguir entre realidad y apariencia parece ser universal hasta las edades

entre tres y seis años.

 

Irreversibilidad

Consiste en que no entienden que una operación o acción puede realizarse en dos o más formas. Por

ejemplo, no entienden que las dos mitades de la galleta puedan ponerse una junto a otra para formar

una galleta entera.

Centrarse en los estados antes que en las transformaciones

 

Los niños en esta etapa suelen pensar como si estuvieran viendo una película con una serie de

fotograma estáticos. Así, no entienden que la transformación del líquido (pasarlo de un vaso a otro) no

cambia la cantidad.

 

Razonamiento transductivo

 

El razonamiento lógico puede ser de dos tipos: deducción e inducción. Los niños de esta edad, sin

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embargo, no piensan de este modo, sino que usan un pensamiento transductivo: toman una situación

particular como base de otra situación particular, sin tener en cuenta lo general. Por ejemplo, podrían

pensar: "He tenido malos pensamientos sobre mis padres. Mis padres se han divorciado. Por tanto, yo

soy el causante del divorcio de mis padres".

 

Egocentrismo

 

Es la incapacidad para ver las cosas desde el punto de vista de otra persona. Es decir, no se trata de

egoísmo, sino de un entendimiento centrado en ellos mismos. Se centran tanto en sus propios puntos de

vista que no pueden considerar los de otra persona. A esta edad, los niños no son tan egocéntricos como

los recién nacidos, que no pueden distinguir entre su propio cuerpo y el universo, pero aún así piensan

en el universo con ellos como su centro. Por ejemplo, cuando un niño cree que con sus malos

pensamientos ha causado el divorcio de sus padres está pensando de manera egocéntrica.

 Factores que influyen en el desarrollo cognitivo

Diversos factores pueden influir en el desarrollo de la inteligencia de los niños, sobre todo su propia

personalidad y el comportamiento de los padres.

 

Personalidad del niño

 

El funcionamiento cognitivo se encuentra relacionado con el desarrollo emocional y el temperamento. Un

niño curioso, activo, asertivo y que toma la iniciativa suele desempeñarse muy bien en las pruebas para

medir el cociente intelectual (CI).

 

El niño curioso, alerta y asertivo aprende del ambiente, mientras que el niño retraído, pasivo y apático

aprenderá menos debido al poco contacto que mantiene con su ambiente.

 

La influencia de los padres

 

Los padres pueden ser el factor de influencia más importante. Los padres de niños con un CI alto tienden

a ser cálidos, cariñosos y sensibles. Aceptan el comportamiento de sus hijos y les permiten explorar su

ambiente y expresarse. Cuando quieren cambiar el comportamiento de su hijo utilizan el razonamiento o

apelan a los sentimientos antes que a las reglas rígidas. En la crianza de los niños utilizan un estilo

democrático, el cual implica el respeto hacia el niño junto con una orientación firme. Utilizan un lenguaje

sofisticado, estimulan la independencia, la creatividad y la lectura, enseñan a sus hijos a hacer cosas y

juegan con ellos.

 

El modo en que los padres enseñan a sus hijos también es importante. Cuanto más apropiada es la

ayuda de los padres, mejor se desempeñan los hijos. Los padres que enseñan adecuadamente a sus

hijos se guían por el nivel de competencia de los hijos y les ofrecen más ayuda cuándo más la necesitan.

Así mismo, son más sensibles a las necesidades de sus hijos.

 

 Los aspectos físicos, emocionales y sociales de la paternidad afectan el desarrollo cognitivo de un niño.

En una investigación se estudió a 40 familias, observando cómo actuaban los padres con los hijos. Los

investigadores clasificaron a los padres en tres grupos: por la naturaleza de la relación social padre-hijo;

por la atención que le dedicaban al niño, y por lo que los padres decían a los niños. 

 

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En este estudio se hallaron diferencias importantes entre distintos padres: por ejemplo, uno de ellos

dirigió a su hijo 200 palabras en una hora, mientras que otro llegó a las 4000 palabras.

 

Los investigadores encontraron una relación entre el estatus socioeconómico y las pautas de paternidad

específicas. Así, los padres con un estatus socioeconómico más alto pasaron más tiempo con sus hijos,

les prestaron más atención, hablaron más con ellos, y expresaron más interés en lo que los niños decían.

En cambio, gran parte de la charla de los padres con un estatus socioeconómico más bajo incluyó

palabras como basta, alto y no. Los niños cuyos padres utilizaron muchas palabras de prohibición

tendieron a lograr puntuaciones más bajas en las pruebas de CI. Esto no significa que un niño al que no

se le prohíba nada va a ser más inteligente. Por el contrario, los niños necesitan una disciplina estable y

firme para su correcto desarrollo, tal y como hemos descrito más arriba (basada en el razonamiento y el

respeto hacia el niño).

 

El CI de los niños guarda relación con diversos factores, como el comportamiento de los padres, la salud

mental, el nivel de ansiedad, la educación, las creencias de los padres acerca del desarrollo del niño, el

tamaño de la familia, el estrés de sucesos vitales, la ocupación de los padres y la desventaja de las

minorías. Cuantos más factores de riesgo existan, más baja será la puntuación en las pruebas de CI.

 El desarrollo del lenguaje

Los niños pequeños hacen preguntas constantemente sobre cualquier cosa, en parte porque desean

aprender cosas y en parte porque han aprendido que sus preguntas pueden iniciar una conversación.

 

Cuando los niños superan la edad de tres años, su lenguaje se parece cada vez más al del adulto. Entre

los tres y lo seis años los niños suelen aprender un media de nueve palabras cada día, aunque no

siempre las utilizan como los adultos. Por ejemplo, un niño puede usar la palabra ayer para referirse a

cualquier momento del pasado y mañana para cualquier tiempo futuro.

 

La gran velocidad con la que aprenden palabras nuevas se debe a que asimilan el significado de una

palabra al escucharla solamente una o dos veces durante la conversación.

 

Al comienzo de la niñez temprana, los niños pueden seguir instrucciones que incluyen más de un paso,

como: "recoge tus juguetes y guárdalos en el arcón", pero a menudo malinterpretan las oraciones

complejas. Por ejemplo, si le dices "puedes ver la televisión después de ordenar tu cuarto", el niño puede

procesar las palabras en el orden en que las escuchó y creer que puede ver primero la televisión y

después ordenar su cuarto.

Los niños pequeños suelen ser también muy literales para interpretar el significado de las palabras y no

es raro que perciban un significado muy diferente al que los adultos intentar comunicar. Por este motivo

hay que prestar atención a lo que se le dice a los niños, sobre todo en momentos de ira.

 

Después de los tres años, los niños pronuncian con más claridad y tratan de hacerse entender,

intentando explicarse con más claridad cuando alguien dice no entenderlos.

 

El lenguaje privado

 

Page 12: Psicología Infantil Del Desarrollo

El lenguaje privado hace referencia a la tendencia a hablar en voz alta con uno mismo. Es muy común en

la niñez y representa entre el 20 y el 60 % de lo que los niños dicen.

 

Mientras están jugando, los niños más pequeños repiten sonidos rítmicos en un patrón parecido al

balbuceo.

 

Los niños un poco más mayores piensan en voz alta usando un lenguaje relacionado con sus acciones,

como "ya me he puesto un zapato, ahora me pongo el otro". Los más mayores musitan de manera

imperceptible.

 

El lenguaje privado aumenta durante los primeros años de escuela, cuando los niños lo utilizan como un

modo de guiar y controlar sus acciones y desaparece cuando comienzan a pensar en silencio.

 

Una investigación halló que los niños más sociables y populares utilizan el lenguaje privado en mayor

medida. Los niños más brillantes lo utilizan a una edad más temprana (llegando al máximo a los cuatro

años) mientras que los niños con una inteligencia promedio lo utilizan a una edad de cinco a siete años.

A los nueve años prácticamente todos los niños han dejado de usarlo.

 

Cuando los niños van a la escuela es importante que los maestros comprendan el significado del

lenguaje privado, de manera que:

 

No lo consideren un comportamiento erróneo.

Un profesor que lo escuche debe estar alerta ante la posibilidad de que el niño pueda estar

enfrentando un problema y pueda necesitar ayuda.

En lugar de insistir en que permanezcan callados, los profesores pueden destinar áreas especiales

donde los niños puedan hablar y aprender sin molestar a los demás.

Deberá animarse a los niños a jugar con los demás para desarrollar el pensamiento interior que

acabará desplazando al pensamiento en voz alta.

Retraso en el desarrollo del lenguaje

 

El desarrollo del lenguaje se retrasa en un 3% aproximadamente de los niños, aunque su

inteligencia suele ser normal. Alrededor del 40% de los niños que hablan tarde tiene problemas

de audición o retraso mental.

No está claro a qué se debe el retraso en los niño sin problemas de este tipo, pero es posible

que estos niños necesiten escuchar una palabra más veces que los demás antes de que puedan

entenderla. No obstante, con una exposición frecuente pueden incorporar nuevas palabras a su

vocabulario.

Es importante ayudar a los niños que presentan retaso en el desarrollo del lenguaje, ya que los

adultos suelen juzgarlos negativamente y a considerarlos menos inteligentes. Los niños a

quienes se considera menos inteligentes o menos maduros pueden recibir un trato diferente o

vivir con unas expectativas más bajas.

Los demás niños también pueden rechazarlos, pues suelen mostrar menos interés en jugar con

niños con limitaciones en el lenguajes. La capacidad del lenguaje más importante para

Page 13: Psicología Infantil Del Desarrollo

determinar la popularidad de un niño es la comprensión. Mientras el niño pueda entender lo que

dicen los demás, no importa que no pueda hablar con claridad. Los niños que se sienten

rechazados por sus compañeros debido a sus problemas en el lenguaje pueden tener problemas

para acercarse a otros niños, lo cual puede perjudicarles, pues la amistad es importante para el

desarrollo social.

 

Desarrollo de las habilidades de lectoescritura

 

Existen factores que favorecen el desarrollo de las habilidades de lectura y escritura. La

interacción social y el tipo de conversación que se sostiene en la familia parece ser un factor

muy importante.

Los niños desarrollan mejor sus habilidades de lectoescritura cuando los adultos les

proporcionan los retos de conversación correctos y en el momento oportuno. Es decir, utilizan

un vocabulario amplio que incluye palabras poco frecuentes y conversaciones familiares en la

mesa. Estas conversaciones suelen dirigirse a temas como las actividades de la vida diaria y a

temas complejos (por ejemplo, por qué las personas hacen ciertas cosas o cómo funcionan las

cosas) y no charlar tan solo sobre comida, modales en la mesa o temas puramente personales.

Estas conversaciones ayudan a los niños a aprender a manejar la mecánica del lenguaje,

planear la sintaxis, elegir las palabras correctas y formar oraciones para expresarse

adecuadamente.

Los niños también aprenden a leer y a escribir a través del juego, sobre todo mediante las

representaciones teatrales, que suponen un juego imaginativo en el cual los niños plantean

situaciones y representan su parte en ellas.

 Desarrollo de la memoria

Durante la niñez temprana, los niños muestran un desarrollo significativo de su memoria. Tanto en los

niños de esta edad como en los adultos existe una diferencia entre el reconocimiento y el recuerdo. El

reconocimiento es la capacidad para identificar algo ya conocido y que vuelve a verse (por ejemplo,

distinguir entre un grupo de imágenes cuáles se había visto antes). El recuerdo es la capacidad para

evocar el conocimiento de algo que está en la memoria, como describir una imagen que ya se ha vito

antes sin que esté presente en ese momento. A cualquier edad resulta más fácil reconocer que recordar.

 

Cuanto más familiarizados estén los niños con los objetos, mejor pueden recordarlos. También pueden

recordar mejor el material cuando los objetos parecen tener una relación entre sí. Por ejemplo, una mesa

y una silla.

 

Los niños recuerdan mejor cuando están motivados para dominar destrezas en general. La motivación

hacia la destreza hace referencia a la tendencia de un niño a ser independiente, utilizar estrategias para

resolver problemas y tratar de realizar tareas difíciles.

 

 En una investigación en la que se observó lo que los niños hacían con diversos juguetes, se vio que los

niños que utilizan determinados objetos tienen más probabilidad de recordarlos. Por ejemplo, los niños

que dieron un nombre, agruparon o dedicaron tiempo a pensar o repetir los nombres de los juguetes (es

decir, utilizaron estrategias para ayudarse a recordar) recordaron mejor que quienes hicieron menos de

estas actividades.

Page 14: Psicología Infantil Del Desarrollo

 

La memoria en la niñez

 

Es probable que el recuerdo más antiguo que tenga una persona sea de algo que ocurrió cuando tenía al

menos tres años de edad. No obstante, aunque algunas personas tienen recuerdos vívidos desde los tres

años, otras no recuerdan nada anterior a los ocho años. En la niñez temprana, los niños no tratan de

memorizar a propósito, pero recuerdan sucesos que les causaron una impresión particular. La mayor

parte de los recuerdos son de corta duración y no suelen recordarse en etapas posteriores de la vida.

 

No obstante, los recuerdos pueden existir aunque una persona no sea consciente de ellos, y recuerdos

profundos pueden afectar el comportamiento de una persona sin que se entienda su origen. Para

demostrar esto, en una investigación, a niños de nueve y diez años se les mostraron fotografías, algunas

de compañeros de preescolar a quienes no habían visto en cinco años o más y otras de niños que no

habían conocido nunca, y se midió la conductividad de la piel (impulsos eléctricos de la piel). En los niños

que vieron las fotos de antiguos compañeros aparecieron respuestas positivas incluso cuando no eran

conscientes de reconocer las caras (Newcombe y Fox, 1994).

Tipos de memoria

 

Memoria genérica

 

Comienza alrededor de los dos años y describe el perfil general de un hecho familiar que ocurre de

manera repetida, como subirse a un autobús para ir al colegio o lo que se toma habitualmente para

desayunar.

 

Memoria episódica

 

Se refiere a algo que sucedió una vez en un momento específico, como una visita al zoológico. Este tipo

de recuerdos existe incluso a los dos años de edad, pero persiste solo durante unas pocas horas,

semanas o meses y luego se pierde.

 

Memoria autobiográfica

 

Es un tipo de memoria episódica, pero hace referencia a recuerdos que tienen un significado personal y

forman parte de la vida de una persona. Suele comenzar en la niñez temprana, pero rara vez antes de

los tres años. Aumenta lentamente entre los cinco y los ocho años y con frecuencia estos recuerdos

permanecen hasta 20, 40 años, o más. Solo aquellos recuerdos que adquieren un significado especial y

personal forman parte de este tipo de memoria.

 

La memoria autobiográfica tiene una función social, pues permite que compartamos con los demás algo

de nosotros mismos. Además, es la base para los relatos, canciones, épica, historia y mitos de todas las

culturas.

 

Factores que influyen en la memoria de los niños

 

1. Lenguaje

 

Page 15: Psicología Infantil Del Desarrollo

El desarrollo del lenguaje es necesario para poder retener y recuperar recuerdos duraderos. Cuando los

niños pueden expresar sus recuerdos con palabras, es cuando pueden retenerlos en la mente.

 

2. Interacción social

 

En un experimento (Nelson, 1989), diez niños de tres años visitaron un museo con sus madres. La mitad

de las mujeres habló de manera natural con sus hijos mientras estaban en el museo, y la otra mitad se

limitó a responder a sus comentarios sin entablar conversación, tal y como les indicaron los

investigadores. Una semana después, los investigadores entrevistaron por separado a las madres y a los

niños y les hicieron 30 preguntas sobre los objetos que habían visto en el museo. Los niños recordaron

solo aquellos objetos sobre los que habían hablado con sus madres, y los del grupo de conversación

natural recordaron mejor.

 

La forma de hablar de las madres de este estudio también influyó en el recuerdo de sus hijos. Algunas de

ellas usaron un estilo narrativo, que recurría a experiencias compartidas con sus hijos, como

"¿Recuerdas cuando estuvimos visitando a tu abuela en verano?" y otras adoptaron un estilo práctico,

utilizando la memoria para un propósito específico, como "¿Dónde va esta pieza del rompecabezas? Ayer

lo hicimos".

 

Los niños de las madres que usaron un estilo narrativo recordaron más cosas (un promedio de 13

respuestas correctas), mientras que los hijos de madres con un estilo práctico obtuvieron sólo un

promedio de menos de 5 respuestas correctas.

 

Los niños recuerdan también mas detalles cuando sus padres o madres utilizan un estilo en el que

estructuran una conversación añadiendo más información y refiriéndose a un nuevo aspecto del suceso

que comentan.

 

3. Actividades inusuales

 

Los niños de tres años recuerdan con más claridad hechos excepcionales y nuevos. A los tres años

pueden recordar estos sucesos hasta por un año o más.

 

4. Participación

 

Los niños de preescolar tienden a recordar mejor los objetos que han usado para hacer algo.

Centros de preescolar: ¿cómo deben ser?

Asistir a un centro de preescolar puede ser de gran utilidad para un niño. En estos centros los niños

exploran un mundo diferente al de casa y pueden elegir ente actividades que se ajustan a sus

capacidades y sus gustos. A través de esas actividades experimentan el éxito que les da confianza y

autoestima.

 

Un buen centro de preescolar aporta a los niños experiencias que les permiten aprender haciendo cosas

y divirtiéndose, estimula sus sentidos a través del arte, la música y materiales manejables como pintura,

arcilla, madera, etc. y los anima a hablar, crear y resolver problemas. Estas actividades son la base del

funcionamiento intelectual avanzado.

 

Page 16: Psicología Infantil Del Desarrollo

Algunos padres insisten en llevar a sus hijos a centros que se centran más en actividades de tipo

académico, como la lectura, la escritura y las matemáticas. No obstante, los únicos niños que se

benefician de la educación temprana son los de familias con escasos recursos. Para el resto, es preferible

un centro de preescolar más relajado, donde los niños jueguen y se diviertan.

 

Los niños de centros preescolares de tipo académico son más ansiosos a la hora de realizar exámenes,

menos creativos y con ideas más negativas acerca del colegio y tienen más problemas de

comportamiento. En la adolescencia, muchos de estos niños pierden el interés en la escuela y el

aprendizaje y presentan más problemas emocionales y sociales, como vandalismo y delincuencia.

Por tanto, un centro de preescolar debe ser un lugar que el niño considere divertido y agradable, pues de

ese modo aprende a ver el aprendizaje y la escuela de un modo positivo, y aprende a considerarse capaz

y competente, al verse expuesto a la realización de actividades en las que tiene éxito.

Es cierto que a muchos niños de 5 años de edad y más pequeños se les puede enseñar que dos y dos

son cuatro, o que a niños de nueve meses se les puede enseñar a reconocer palabras impresas en

tarjetas brillantes, pero a menos que la motivación para hacer esto surja de ellos o que este tipo de

aprendizaje surja de forma natural de su experiencia, lo mejor que puede hacer un niño de esta edad es

jugar, que es lo verdaderamente importante a esta edad para su desarrollo.

Autocomprensión, autoconcepto y autoestima

 

Sobre los cuatro años, los niños se definen a sí mismos por comportamientos y características

observables. Es decir, mencionan comportamientos concretos (como "puedo correr muy deprisa"),

condiciones físicas específicas (como el color del pelo), preferencias. Hablan de destrezas particulares

(como trepar o correr) en vez de generalizar sus habilidades (como tener habilidad para el deporte).

 

A los cuatro años, las descripciones de un niño sobre sí mismo son frases aisladas unas de otras. Su

pensamiento salta de un aspecto particular a otro aspecto particular, sin seguir un orden lógico. Piensa

en términos de todo o nada. No entiende que puede ser bueno en algunas cosas y malo en otras, ni

entiende que puede sentir dos emociones a la vez.

 

Alrededor de los cinco o seis años, los niños pueden relacionar un aspecto de sí mismos con otro. Por

ejemplo, describe juntas sus habilidades para el deporte ("Puedo trepar muy alto y correr deprisa,

siempre gano a los demás cuando corro, algún día perteneceré a un equipo"). No obstante, a esta edad

todavía se fija en las cosas en las que es bueno y su pensamiento es aún de todo o nada (si es bueno no

puede ser malo).

 

Es más adelante, en la niñez intermedia, cuando pueden decir que son buenos en algunas cosas y malos

en otras, pues su tendencia a pensar en términos de todo o nada se reduce.

Autoconcepto

 

El autoconcepto es lo que una persona piensa de sí misma, la imagen general que tiene de sus

características y habilidades.

 

Este sentido de sí mismo comienza en la infancia. A los 18 meses los niños se reconocen por primera vez

Page 17: Psicología Infantil Del Desarrollo

cuando se ven en el espejo. Después aparece la autodefinición, cuando los niños identifican las

características que consideran importantes para describirse. 

 

A los cuatro años, los niños piensan en términos externos a cerca de sí mismos, y es a partir de los seis o

siete años cuando empiezan a definirse en términos psicológicos.

 

En la niñez temprana, los niños desarrollan un yo ideal; es decir, un concepto de lo que les gustaría ser, y

tienen problemas para reconocer que su yo real es diferente de su yo ideal. Por este motivo, los niños de

esta edad se definen como un modelo de habilidades y virtudes.

 

Entre los cuatro y los cinco años, los niños juzgan su competencia según comportamientos observables y

concretos, aunque suelen tener un sentido muy amplio de dichas habilidades porque aún no son capaces

de compararse con precisión con otras personas y porque los adultos tienden a felicitarlos por cada

pequeño logro.

 

Por tanto, los niños tienen una valoración de sí mismos irreal y elevada. Y esto es positivo para su

adecuado desarrollo, porque al tener una autoestima alta, se verán motivados para hacer más cosas, lo

cual les permitirá avanzar y progresar y seguir manteniendo una alta autoestima.

 

Autoestima

 

El niño o niña que tiene una autoestima alta confía en sí mismo para enfrentar los retos e iniciar nuevas

actividades, confía en sus propias ideas, establece sus propias metas, es curioso, hace preguntas,

investiga y desea experimentar cosas nuevas. Se describe a sí mismo de manera positiva y se muestra

orgulloso de su trabajo y sus logros. Se siente cómodo con los cambios, se adapta bien al estrés, puede

manejar la crítica y la burla y persevera ante la frustración.

 

El niño o niña con una baja autoestima no confía en sus ideas, no se cree capaz de iniciar actividades o

enfrentar retos, no muestra curiosidad o interés por explorar, sino que prefiere rezagarse y mirar, se

retira y se sienta aparte de los otros niños. Se describe a sí mismo en términos negativos y no se siente

orgulloso de su trabajo. Cuando se siente frustrado abandona con facilidad y ante situaciones de estrés

muestra un comportamiento inmaduro.

 

Por tanto, la diferencia entre un niño con alta autoestima y otro con autoestima baja parece estar en los

deseos de explorar, niveles de confianza, curiosidad y capacidad para adaptarse al cambio. Estos

comportamientos son similares a los que diferencian a los niños más pequeños con vínculos afectivos de

seguridad e inseguridad.

 

Fuentes de autoestima

 

La autoestima de los niños en esta etapa no está relaciona con el valor que se adjudican a sí mismos,

sino con el modo en que se comportan con ellos los demás. Los niños se sienten bien consigo mismos

cuando son aceptados por los demás (padres, profesores y compañeros).

 

Más tarde, en la niñez intermedia, la autoestima de los niños se relaciona más con el concepto que

tienen de sí mismos acerca de su competencia e idoneidad.

Page 18: Psicología Infantil Del Desarrollo

  

Iniciativa frente a culpa

 

Erik Ericson describió varias etapas o crisis en el desarrollo de la personalidad de los niños. Según

Erikson, en la niñez temprana aparece la crisis que denominó iniciativa frente a culpa.

 

Los niños desean hacer más y más cosas, pero en esta etapa aprenden que algunas de las cosas que

quieren hacer reciben la aprobación de los demás, mientras que otras reciben el rechazo de los demás.

Por tanto, aparece un conflicto entre su deseo por hacer cosas y su deseo de recibir la aprobación de

otras personas.

 

Los niños que aprenden a regular estas directrices opuestas, desarrollan el coraje para perseguir metas

sin sentirse inhibidos por la culpa o el miedo al castigo. Si esta crisis no se resuelve de forma adecuada,

el niño puede convertirse en un adulto con enfermedades psicosomáticas, inhibición o impotencia (que a

veces se sobrecompensa haciendo alarde de sus logros), o se puede convertir en una persona

demasiado rígida e intolerante, más preocupada por frenar sus impulsos que por disfrutar de manera

espontánea.

 

Los padres o personas encargadas de cuidar de los niños pueden ayudarlos a lograr un adecuado

equilibrio entre estas fuerzas opuestas, de manera que desarrollen su sentido de iniciativa y deseo de

hacer cosas, sin sentirse demasiado reprimidos o culpables, al mismo tiempo que les ayudan a controlar

sus deseos de hacer cosas socialmente inadecuadas reprimiendo tan solo los comportamientos

negativos, pero no a los niños como personas.(por ejemplo, decir: "está mal hacer esto porque...", en vez

de "eres malo o tonto por hacer esto"). Es decir, los padres y cuidadores han de actuar de manera que

acrecienten la autoestima de los niños en vez de hacer lo contrario.

Las emociones en la niñez temprana

 

Los niños pequeños piensan que no es posible sentir dos emociones al mismo tiempo. Y esto es así tanto

para emociones de la misma valencia (como alegría y entusiasmo) o de valencia opuesta (como alegría y

tristeza).

 

Existe una secuencia de cinco niveles que los niños atraviesan hasta lograr el entendimiento

multidimensional de las emociones. Esta secuencia va desde los 4 a los 12 años y es la siguiente:

 

Nivel 0

 

Al principio, los niños no entienden que puedan existir dos sentimientos al mismo tiempo. Ni siquiera

pueden reconocer que se pueden sentir alegres y felices a la vez.

 

Nivel 1

 

En este nivel, los niños pueden aceptar la aparición simultánea de dos emociones, pero sólo si son de la

misma valencia y en relación a un mismo suceso. Por ejemplo, "Si me quita la pelota me sentiré

enfadada y triste". Todavía no pueden entender que pueden sentir dos emociones hacia dos personas

diferentes o que sienten emociones contradictorias hacia una misma persona.

Page 19: Psicología Infantil Del Desarrollo

 

Nivel 2

 

En este nivel, pueden experimentar dos sentimientos de la misma valencia hacia dos sucesos diferentes.

Por ejemplo: "Estaba emocionado por el viaje y contento por ver a mis primos". Pero aún no pueden

entender que puedan tener dos sentimientos contradictorios al mismo tiempo. Por ejemplo, pueden decir

que para estar asustados y felices al mismo tiempo tendrían que se dos personas a la vez, de modo que

es imposible.

Nivel 3

 

En este nivel ya pueden entender que pueden tener dos sentimientos contradictorios al mismo tiempo,

pero sólo si se dirigen hacia objetivos diferentes. Por ejemplo, "estaba enfadada porque mi hermano me

empujó, pero contenta porque mi padre acababa de llegar". No obstante, aún no entienden que puedan

sentir dos emociones contradictorias hacia un mismo objetivo.

 

Nivel 4

 

A este nivel, que se alcanza sobre los 12 años, los niños ya expresan que es posible sentir dos emociones

contradictorias hacia un mismo objetivo. Por ejemplo: "estoy emocionado por empezar en el equipo, pero

también tengo un poco de miedo".

 

 

Las emociones dirigidas hacia sí mismos

 

A los cinco años, no es raro que los niños no manifiesten ninguna culpa a pesar de saber que se han

portado mal. La culpa, al igual que el orgullo es una emoción compleja que se dirige hacia uno mismo y

que los niños pequeños no suelen comprender.

La culpa está formada por una mezcla de tristeza o pesar por un acto que va en contra de los propios

principios de la persona, junto con la ira hacia uno mismo por haber realizado ese acto.

 

El orgullo es un mezcla de alegría por dominar una destreza junto con la felicidad de que ese logro sea

apreciado por los demás.

 

Para poder sentir estas emociones es necesario cierto nivel de desarrollo intelectual.

 

En un estudio se evaluó los niveles que atraviesan los niños en el desarrollo de este tipo de emociones

(Harter, 1993). A niños entre 4 y 11 años se les contaron dos historias diferentes: una en la que un niño

tomada un dinero que se le había dicho que no debía tocar, y otra en la que un niño realizaba una difícil

prueba de gimnasia. Los dos relatos se presentaron de dos formas: cuando nadie veía al niño, y cuando

se le observaba. De este modo se hallaron diversos niveles de desarrollo de las emociones de culpa y

orgullo:

 

Nivel 1. Entre los cuatro y los cinco años, los niños no mencionan que ellos o sus padres se sientan

orgullosos o culpables, tanto si se les observa como si no.

Page 20: Psicología Infantil Del Desarrollo

Nivel 2. Entre los cinco y los seis años de edad, los niños ven que sus padres se sienten

avergonzados u orgullosos pero no mencionan que sientan esos sentimientos hacia ellos mismos.

Nivel 3. Entre los seis y los siete años, los niños dicen sentir vergüenza u orgullo, pero sólo si se les

observa.

Nivel 4. Entre los siete y los ocho años, reconocen que incluso si nadie los ve se sienten

avergonzados u orgullosos de sí mismos. A esta edad parecen haber interiorizado los estándares de

vergüenza y orgullo.

 

Esta secuencia depende de cómo los padres hayan transmitido los valores a los hijos. Un modo como

suelen aprender estos sentimientos es a través de la identificación con sus padres, de modo que si los

padres tienden a sentirse avergonzados de manera excesiva y en múltiples situaciones, es probable que

los hijos también acaben haciéndolo.

 

Estilos de crianza

 

Los estilos de crianza que los padres y madres utilizan con los hijos se han clasificado en tres tipos:

 

Estilo autoritario

 

Los padres que utilizan este estilo valoran sobre todo la obediencia y el control. Tratan de hacer que los

niños se adapten a un estándar de conducta y los castigan con dureza si no lo hacen. Son más

indiferentes y menos afectuosos que otros padres. Sus hijos tienden a estar más inconformes, a ser

retraídos e insatisfechos.

 

Estilo permisivo

 

Son padres que valoran la autorregulación y la autoexpresión. Hacen pocas exigencias a sus hijos,

dejando que sean los mismos niños quienes controlen sus propias actividades tanto como sea posible.

Consultan con sus hijos las decisiones y rara vez los castigan. No son tan controladores y exigentes y son

relativamente afectuosos. Sus hijos en edad preescolar tienden a ser inmaduros, con menor capacidad

de autocontrol y menor interés en explorar.

 

Estilo democrático

 

Estos padres respetan la individualidad del niño aunque hacen énfasis en los valores sociales. Dirigen las

actividades de sus hijos de un modo racional. Respetan los intereses, las opiniones y la personalidad de

sus hijos, aunque también los guían. Son cariñosos y respetan las decisiones independientes de sus hijos,

aunque se muestran firmes para mantener las normas e imponen castigos limitados. Explican a los hijos

los motivos de sus opiniones o de las normas y favorecen el intercambio de opiniones.

 

Los hijos se sienten seguros porque saben que sus padres los quieren y porque saben lo que se espera

de ellos. En edad de preescolar, los hijos de estos padres tienden a confiar más en sí mismos y a

controlarse, manifiestan interés por explorar y se muestran satisfechos.

 

Page 21: Psicología Infantil Del Desarrollo

Por tanto, el estilo democrático de paternidad parece ser el más beneficioso para los niños. Estos padres

tienen unas expectativas razonables y unas normas realistas, lo cual amplía la competencia de sus hijos.

En cambio, los hijos de padres autoritarios tienen un control tan estricto que a menudo no pueden tomar

una decisión sobre un comportamiento en particular porque están demasiado preocupados por lo que

sus padres pensarán o harán.

Los niños de hogares permisivos reciben muy poca orientación o guía por parte de sus padres. Esto hace

que a menudo se vuelvan inseguros y ansiosos porque no saben si lo que hacen es correcto.

En los hogares democráticos existen normas y los padres dejan claro lo que esperan de sus hijos, lo cual

da seguridad a los niños. Se espera de ellos que cumplan sus compromisos y participen en las

obligaciones y en la diversión de la familia. Estos niños saben lo que significa cumplir con sus

responsabilidades y conocen la satisfacción de cumplir con ellas y lograr el éxito. Por este motivo son

más competentes y tienen una mayor confianza en sí mismos.

 

La importancia del amor hacia los hijos

Durante los primeros cinco años de vida, el aspecto más importante de la paternidad es cómo se sienten

los padres respecto a sus hijos y la manera como demuestran sus sentimientos. En investigaciones

realizadas con adultos, la influencia más importante que sus padres han tenido en ellos, estaba

relacionada con cómo los habían amado, jugado con ellos y demostrado su afecto, sobre todo las

madres.

 

Los niños más amados se convierten en adultos más tolerantes con los demás, más comprensivos y con

más interés por los demás. Las personas que han crecido en hogares donde se les consideraba un

fastidio y una interferencia en la vida de los adultos eran menos maduras. Sus padres no habían sido

tolerantes ante el ruido, el desorden o el alboroto típico de los niños, y habían reaccionado de manera

desagradable ante la agresividad de los niños o ante el juego sexual normal de la niñez y las expresiones

de dependencia.

Ayudar a los demás: el desarrollo del altruismo 

A los cuatro años de edad, Eduardo se acercó a un mendigo que rebuscaba en la basura para darle su

bocadillo. El comportamiento altruista o pro social implica ayudar a los demás sin esperar nada a

cambio. Son actos que a menudo implican costos, riesgo o auto sacrificio por parte de la persona que los

realiza.

 

¿Qué hace que algunos niños sean generosos y compasivos con los demás, se acerquen a consolar a un

compañero que llora y sean sensibles antes las necesidades de otras personas?

 

Los genes pueden predisponer a un niño hacia la empatía. El comportamiento prosocial aparece pronto

en la infancia. Incluso antes de los dos años de edad, los niños ayudan a otros, comparten sus

pertenencias y alimentos y ofrecen consuelo. Estos comportamientos surgen de la capacidad del niño

para imaginar cómo se siente otra persona y desarrollar un sentimiento de responsabilidad por los

demás.

 

Los niños altruistas tienen una avanzada capacidad de razonamiento y son capaces de asumir el rol de

otros. También son activos y tienen una mayor confianza en sí mismos. El resto de los niños suelen

preferirlos como compañeros de juegos.

 

Page 22: Psicología Infantil Del Desarrollo

La influencia de los padres

 

Aunque los niños puedan nacer con cierta predisposición genética hacia el altruismo, la familia ejerce

una influencia fundamental para promover o no este comportamiento. 

El amor y el respeto hacia los hijos es una de las mejores formas de promover el altruismo, pues estos

niños se sienten seguros con el amor de sus padres y no tienen dudas de que les quieren.

Los niños que en la etapa de la infancia y primeros pasos tuvieron un vínculo afectivo seguro con sus

padres, tienen más probabilidades de responder ante la aflicción de otros niños, tienen más amigos y sus

profesores los consideran más competentes socialmente.

Los padres de estos niños enseñan con su ejemplo y enseñan a sus hijos a ponerse en el lugar de los

demás, con preguntas como: ¿Cómo te sentirías tú si fueras ella? ¿Cómo crees que se siente Juan por

haberse quedado sin el pastel que le has quitado? Es decir, si un niño se lleva algo que no es suyo, no le

dan una charla sobre la honestidad ni le pegan o le llaman malo, sino que tratan de apelar a sus

sentimientos y empatía.

Los niños altruistas saben que sus padres esperan de ellos honestidad y caridad, y que cumplan con sus

responsabilidades en el hogar. Además, estos padres buscan también otros modelos y leen cuentos o

muestran a sus hijos programas de televisión que enseñen empatía, cooperación y participación. Estos

programas ayudan a los niños a ser compasivos, generosos y caritativos.

 

En una investigación se estudió a 406 personas no judías que entre 1930 y 1940 habían arriesgado sus

vidas para ayudar a los judíos en países ocupados por los nazis, y los compararon con personas que no

habían prestado ayuda. Los padres de las personas que habían ofrecido ayuda habían hecho énfasis en

principios éticos como la compasión y el cuidado hacia los demás y en un sentido de la justicia que se

extendía hacia personas que no conocían. También se habían comportado de forma altruista con sus

propios hijos. Dieron menos valor a la obediencia, la importancia del yo o la acumulación de dinero.

Quienes ayudaron a los demás, también manifestaron tener relaciones familiares estrechas. Sus padres

los habían disciplinado con técnicas que implicaban el razonamiento, la explicación, el consejo, la

persuasión y las sugerencias sobre cómo corregir un error, en vez del castigo físico o el autoritarismo

("porque lo digo yo").

 

La influencia de la escuela

 

Los profesores que demuestran un comportamiento prosocial y son amables, estimulan este tipo de

comportamiento en los niños. En San Francisco, los profesores del Child Development Project

establecieron un programa para favorecer el comportamiento altruista en los niños.

 

Desde el jardín de infancia, los niños escuchan historias sobre comportamiento prosocial. También leen

libros y ven películas que muestran este tipo de comportamiento, y se les anima a ayudar a otros

estudiantes y a desarrollar servicios comunitarios. Los niños de estas escuelas son más colaboradores e

interesados en otras personas.

La agresividad en los niñosPágina 1

 

Page 23: Psicología Infantil Del Desarrollo

Entre los dos años y medio y los cinco años, los niños suelen pelear por los juguetes que quieren y por el

control de su espacio. Es una agresión que tiene como objetivo alcanzar una meta (por ejemplo,

conseguir un juguete). Dentro de los siguientes tres años o más, los niños dejan de demostrar su

agresión con golpes y empiezan a hacerlo con palabras.

 

Cierto grado de agresión es normal, y los niños que pelean por las cosas que quieren tienden a ser más

sociables y competentes. Entre los dos y los cinco años, conforme los niños pueden expresarse mejor

con palabras, la agresión disminuye en frecuencia y duración de los episodios agresivos.

 

Las diferencias individuales son bastante estables. Los niños que a la edad de dos años golpean y cogen

los juguetes de los demás, siguen actuando con agresividad a los cinco años.

 

Por lo general, después de los seis o siete años de edad los niños son menos agresivos, disminuyendo su

agresividad conforme son menos egocéntricos y muestran más empatía hacia los demás. Pueden

entender por qué una persona actúa de cierta forma y buscar formas más positivas para tratar con esa

persona. Son más hábiles socialmente y pueden comunicarse mejor y cooperar para lograr metas

comunes.

 

Sin embargo, no todos los niños aprenden a controlar la agresión. Algunos se vuelven cada vez más

destructivos. Esto puede ser una reacción ante problemas graves en la vida del niño; también puede

causarle al niño problemas graves, cuando los otros niños o los adultos reaccionan con desagrado o

rechazo. Incluso en un niño normal, a veces la agresión puede salirse de las manos.

La influencia de los padres

Los padres de niños que después se convierten en delincuentes, con frecuencia no estimulan el buen

comportamiento y son rudos o inestables o ambas cosas a la hora de castigar el mal comportamiento. No

están muy en contacto con las vidas de sus hijos en formas positivas, como darles seguridad a la hora de

hacer las tareas. Estos niños muestran una tendencia a ser rechazados por sus compañeros y un bajo

rendimiento escolar. Como consecuencia, suelen unirse a otros niños con problemas que los conducen

hacia comportamientos aún más antisociales.

Los niños menos agresivos tienen padres que manejan el mal comportamiento con razonamientos,

haciéndolos sentir culpables y retirándoles su aprobación. Los niños a quienes se les golpea o amenaza

tienen una mayor tendencia hacia la agresividad.

La tendencia que suelen tener con frecuencia los padres a tratar de manera diferente a niños y a niñas,

puede ejercer una influencia. Con la niñas tienden a hacer que se sientan culpables, mientras que con los

niños utilizan la autoridad por la fuerza. Esto puede influir en la mayor tendencia de los niños a ser

agresivos y de las niñas a sentirse culpables.

El castigo físico puede también aumentar la agresividad de los niños. Cuando se le pega a un niño, no

sólo sufre dolor, frustración y humillación, sino que además ve un comportamiento agresivo en un

adulto, que más tarde puede imitar.

 

El efecto de la frustración y la imitación

 

Page 24: Psicología Infantil Del Desarrollo

Para comprobar los efectos de la frustración y la imitación, los investigadores estudiaron a un grupo de

62 niños entre tres y seis años (Bandura, Ross y Ross, 1961). Formaron dos grupos experimentales y uno

de control. Uno a uno, los niños de los grupos experimentales entraron en un salón de juegos. Un adulto

(de sexo masculino para la mitad de los niños y de sexo femenino para la otra mitad) jugaba

tranquilamente con diversos juguetes. En el otro grupo experimental, el adulto primero estuvo jugando

pero luego se dedicó a golpear y patear a un muñeco inflable de 1,52 metros de altura. Los niños del

grupo control no vieron ningún adulto.

Después de esto, todos los niños estaban bastante frustrados por haber visto juguetes con los que no

podían jugar. Luego pasaron a otro cuarto de juegos. Los niños que habían visto el modelo agresivo

fueron mucho más agresivos que los demás e imitaron muchas de las conductas que habían visto hacer

al adulto que golpeaba el muñeco. Tanto las niñas como los niños se sintieron mucho más influenciados

por un modelo de sexo masculino que por uno de sexo femenino. Los niños que habían visto el modelo

calmado fueron menos agresivos que quienes no habían visto ningún modelo.

Por tanto, los modelos adultos pueden influir en el comportamiento de los niños, tanto para volverlos

más agresivos, como para disminuir su agresividadLa amistad en la niñez temprana

Página 1

 

Aunque los niños menores de tres años pueden jugar unos junto a otros, no es hasta esta edad cuando

comienzan a tener amigos.

 

A través de las relaciones de amistad, los niños aprenden a compartir, a solucionar los problemas en las

relaciones y a ponerse en el lugar del otro. Además, ven modelos de todas clases de comportamiento,

que luego pueden imitar, aprenden valores, y practican roles de adultos, imitando en sus juegos sus

comportamientos.

 

A la hora de buscar amigos, suelen preferir niños a quienes les guste hacer las mismas cosas que a ellos.

Por lo general, los amigos tienen el mismo nivel de energía y actividad y son de la misma edad y sexo.

 

Los niños que tienen amigos hablan más y establecen turnos para dirigir a otros y para seguirlos,

alternando ambos comportamientos. Por el contrario, los niños que no tienen amigos, tienden a pelear

con quienes hacen algo cerca o permanecen al margen, limitándose a observar.

 

Los niños suelen preferir como compañeros de juego a quienes les sonríen y les ofrecen un juguete o la

mano. Rechazan a los niños que interrumpen o son agresivos y desconocen a los que son tímidos o

retraídos.

 

Una tarea importante que los niños han de aprender es el modo de afrontar las situaciones que causan

ira. Suelen responder de formas bastante directas y activas, que tienden a minimizar conflictos en el

futuro.

 

Los niños varones tienen más probabilidad de expresar sus sentimientos de ira o de resistir las acciones

de los niños que los enfadan, mientras que las niñas tienen más probabilidades de expresar su

desaprobación al otro niño. Los niños más impopulares tienen más probabilidades de devolver el golpe o

molestar.

Page 25: Psicología Infantil Del Desarrollo

 

Los niños más populares

 

Los niños más populares entre sus compañeros suelen tener relaciones cálidas y positivas con sus

padres. Estos padres enseñan más mediante el razonamiento que mediante el castigo, y son asertivos y

colaboradores.

 

Los padres de los niños rechazados o aislados son diferentes. Las madres no confían en su capacidad

maternal, rara vez premian a sus hijos y no estimulan la independencia. Los padres varones prestan

poca atención a sus hijos, les desagrada que los molesten y piensan que la crianza de los niños es cosa

de mujeres.

 

En una investigación se encontró una relación entre las habilidades sociales de sus hijos y sus madres.

Se pidió a las madres que ayudaran a sus hijos a unirse al juego de otros dos niños desconocidos. Las

madres de niños populares hicieron sugerencias eficaces para dirigir la atención de su hijo hacia lo que

los otros estaban haciendo, hicieron comentarios positivos acerca del juego de los niños, y les hicieron

sugerencias sobre lo que el niño podía hacer para unirse a ellos. Por ejemplo: "¿Has visto a esos niños?

Parece que se están divirtiendo mucho. ¿Te gustaría jugar con ellos? Si quieres puedes ir a decirles hola

y peguntarles si puedes jugar con ellos." De este modo, el niño aprendía un modo eficaz de hacer

amigos.

 

 Por el contrario, las madres de niños rechazados mostraron una falta de sensibilidad hacia los niños que

estaban jugando. Interrumpieron el juego para hacer que los otro niños permitieran jugar a su hijo, o no

le daban ninguna ayuda. De este modo, los niños aprendían formas ineficaces de relacionarse con los

demás.

 

Ayudar a los hijos a hacer amigos

 

Los padres pueden ayudar a sus hijos a hacer amigos de diversas maneras. Como hemos en la página

anterior, los padres no deben interrumpir a los otros niños tratando de que permitan a su hijo jugar, sino

dejar que sea el mismo niño el que se acerque a los otros otros, dándole algunas indicaciones sobre

cómo hacerlo.

 

Los padres también pueden organizar días de juego para los niños, o llevarlos a zonas de juego o lugares

donde puedan encontrarse con otros niños. 

 

Los niños más populares y con más amigos son aquellos que tienen un comportamiento prosocial. Por

tanto, los padres pueden ayudar a los niños estimulando en ellos este tipo de comportamientos. Por

ejemplo, en la fiesta de cumpleaños, pueden decirle al niño que sea un buen anfitrión, que vea que sus

amigos se divierten, tienen refrescos para beber, sugerirle que se acerque a alguno que se encuentre

solo para unirlo al grupo, etc., en vez de ser los padres quienes se ocupen de todo. Así estimulan no solo

el comportamiento prosocial sino también la independencia y responsabilidad de su hijo, lo cual le dará

una mayor seguridad y confianza.

 

Otras cosas

Page 26: Psicología Infantil Del Desarrollo

Desarrollo físico en la niñez temprana

La capacidad motriz de tu hijo es muy importante durante ésta etapa , porque es un componente fundamental en los sentimientos de competencia para enfrentar el ambiente.

Le permite pensar que es independiente y capaz de atender a sus propias necesidades o por el contrario, si tiene algún problema con la motricidad lo hará sentir dependiente de la asistencia que le proporcionas tú y las personas que se encuentran a su alrededor.

La manera en que un niño realiza dichas tareas refleja algunas características del temperamento y de la personalidad, tales como el nivel de energía, la agresividad, socialización y la confianza en sí mismo.

En ésta etapa los niños duermen menos, adelgazan y se alargan, mejoran en actividades como caminar, correr, brincar, lanzar pelotas.

A medida que crecen, las extremidades (brazos y piernas) se alargan, la cabeza todavía es relativamente mas grande que el tronco; el crecimiento muscular y esquelético continúa haciendo a los niños mas fuertes. El desarrollo de los sentidos y de la motricidad permite a tu hijo una mejor coordinación entre lo que quiere y lo que puede realizar, los niños varían en su capacidad que, depende de la genética y de las oportunidades que tengan para aprender y practicar las habilidades motoras.Como los pulmones no se encuentran del todo desarrollados, los problemas respiratorios son comunes, gracias a éstas enfermedades el sistema inmunológico de tu hijo se verá beneficiado.En cuanto a la nutrición, resulta interesante saber que los niños en ésta etapa comen menos en proporción a su tamaño. A los niños que se les da de comer cuando tienen hambre, y no se les presiona par comer todo lo que se les sirve durante esta etapa, tiene mayor probabilidad de regular su propia ingesta calórica que los niños que son alimentados mediante un programa.Conforme los niños avanzan por este periodo, sus patrones de alimentación muestran mayor influencia del ambiente; mientras un niño de tres años solo comerá hasta sentirse satisfecho. los de cinco años tienden a comer más si se les sirve una porción mas grande o si se encuentran con un niño de su edad o mas grande que come más o menos que el.Los niños entre los tres y cinco años deben mantenerse secos toda la noche, pero la enuresis es común en esta etapa. La mayoría de los niños ya conocen la sensación de una vejiga llena lo que los hace despertar en las noches para ir al baño, los niños que mojan la cama no tienen conciencia sobre esta sensación, la enuresis no es un problema emocional o conductual pero puede volverse uno conforme a la manera en que es tratado en su familia.Enuresis: Micción repetida en la ropa o cama (emisión de orina).Ahora haremos un análisis más detallado a partir de los tres años a los cinco años.

3 años.

A ésta edad ya está más cerca de el equilibrio y del dominio completo de la posición erguida

y pronto será capaz de pararse en un solo pie.

Ya tiene pies más veloces y puede subir escaleras alternando los pies, su coordinación motriz

es mejor y en consecuencia hace mejor trabajo en acomodar objetos ordenarlos y arreglarlos.

4 años.

El niño de cuatro años es mucho mas independiente, se siente capaz, y lo es, de controlar su

propia fuerza y seguridad. consigue lavarse las manos y cara, tender su cama, guardar su

ropa, cepillarse los dientes y guardar sus juguetes.

hacia los cuatro años la mano dominante es utilizada más frecuentemente y se desarrolla la

dominancia lateral.

Page 27: Psicología Infantil Del Desarrollo

5 años.

A ésta edad la etapa de la niñez temprana esta a punto de terminar, el niño es más

independiente y reservado y tendrá una visión más amplia de su ambiente y de sí mismo.

El equilibrio es maduro y gracias a esto se sentirá más seguro para realizar actividades

relacionadas a la motricidad y esto hace del juego algo seguro.

S u coordinación fina esta próxima a desarrollarse completamente, y ésta le facilita el uso de

herramientas y elementos con mayor exactitud.

Estos cambios coordinados a la maduración de las funciones cognoscitivas y del sistema

nervioso, promueven el desarrollo de una amplia gama de habilidades.

Desarrollo emocional en la niñez temprana

La niñez temprana, que va de los 3 a los 6 años, se caracteriza por el crecimiento del

autoconcepto y la comprensión de las emociones.

Comprender las emociones propias ayuda a los niños a dirigir su conducta en

situaciones sociales y a hablar de sus sentimientos. Les permite controlar la expresión

de sus sentimientos y ser sensibles a los que sienten los demás.

La experiencia emocional temprana ocurre dentro de la familia y las relaciones

familiares afectan el desarrollo de la comprensión emocional. 

Los niños en la niñez temprana pueden hablar de sus sentimientos y a menudo

disciernen los sentimientos de otros, y entienden que las emociones están conectadas

con experiencias y deseos. A los 3 años, los niños saben que si alguien obtiene lo que

desea se sentirá feliz, y que si no lo obtiene estará triste. Sin embargo aun carecen de

una compresión plena de las emociones dirigidas al yo, como la vergüenza y el orgullo,

y tienen dificultades para reconciliar emociones conflictivas, como sentirse feliz por

haber recibido una bicicleta pero desilusionado porque era del color equivocado. 

Emociones dirigidas al yo

Las emociones dirigidas al yo se desarrollan al final de los 3 años, después de que los

niños aceptan las normas de conducta establecidas por sus padres y adquieren

conciencia sobre ellos mismos. 

Emociones simultaneas

Las diferencias individuales para comprender las emociones conflictivas son evidentes a

los 3 años. Al final del periodo preescolar los niños de 3 años se mostraron capaces de

explicar las emociones conflictivas. 

Postura profesional ante el caso (opinión personal).

La niñez temprana es una etapa fundamental en la vida de los niños ya que en esta desarrollan la comprensión de las emociones. 

Page 28: Psicología Infantil Del Desarrollo

Pero es importante tomar en cuenta que ese desarrollo de las emociones esta directamente relacionado con la relación con sus padres. Ya que los niños que tienen una buena relación con sus padres tienen un desarrollo de las emociones mas completo. Los niños provenientes de familias que a menudo discuten mucho por la manera en que la gente se comporta, presentan problemas para comprender las emociones simultáneas durante la niñez intermedia.

Lo recomendable es que los padres tengan muy en cuenta que la relación familiar ejerce una fuerte influencia en el desarrollo de las emociones de los niños y traten de fortalecerlas para que los niños desarrollen sus emociones y su personalidad de manera optima.

Niñez Temprana: De 1 A 3 Años De Edad

Qué Pueden Anticipar:

Entre el primer y el segundo cumpleaños, los niños:

Son enérgicos, activos y curiosos;

Son un poco egoístas;

Les gusta imitar los sonidos y las acciones de otras personas (por ejemplo, al repetir

las palabras que sus padres y otras personas dicen y al fingir ayudar en los

quehaceres domésticos con los adultos);

Quieren ser independientes y hacer las cosas por sí mismos;

Tienen una duración de atención muy corta si no están involucrados en una

actividad que les interesa;

Exploran variaciones con sus destrezas físicas (por ejemplo, intentando caminar

hacia atrás);

Comienzan a ver en qué son parecidos o diferentes que otros niños;

Juegan solos o con otros niños;

Incrementan sus vocabularios de 2 o 3 palabras a más o menos 250 y comprenden

cada vez más lo que la gente les dice;

Piden que sus padres y otras personas les lean en voz alta, pidiendo

frecuentemente sus libros o cuentos favoritos; y

Fingen leer y escribir de la manera que ven a sus padres y otras personas hacerlo.

Entre el segundo y el tercer cumpleaños, los niños;

Son más conscientes de otras personas;

Son más conscientes de sus propios sentimientos y pensamientos;

Suelen ser tercos y a veces hacen rabietas;

Pueden caminar, correr, saltar, brincar, rodar y trepar;

Incrementan su vocabulario de 250 a 1, 000 palabras en el transcurso del año;

Page 29: Psicología Infantil Del Desarrollo

Pueden hablar en oraciones cortas de 2, 3 o 4 palabras;

Comienzan a escoger sus cuentos y libros favoritos para leer en voz alta;

Comienzan a contar;

Comienzan a prestar atención a la escritura, como las letras de sus nombres;

Comienzan a distinguir entre los dibujos y la escritura; y

Comienzan a hacer garabatos, marcando símbolos que parecen letras.

Qué Necesitan Los Niños En Esta Edad

Los niños entre 1 y 2 años requieren de:

Oportunidades para tomar sus propias decisiones: "¿Quieres usar la taza roja o la

azul?";

Límites claros y razonables;

Oportunidades para utilizar los músculos mayores en los brazos y las piernas;

Oportunidades para utilizar los músculos menores para manipular objetos

pequeños, tales como piezas de rompecabezas y juegos para amontonar;

Actividades que les permitan tocar, probar, oler, escuchar y ver cosas nuevas;

Oportunidades para aprender sobre las "causas y efectos" -- las cosas que causan

que otras cosas sucedan (por ejemplo, los bloques se caen cuando se apilan

demasiado alto);

Oportunidades para desarrollar y practicar sus destrezas de lenguaje;

Oportunidades para jugar con y aprender sobre las letras del abecedario y los

números; y

Oportunidades para aprender sobre los libros y la escritura.

Los niños entre los 2 y 3 años requieren oportunidades para:

Desarrollar la dexteridad manual (por ejemplo, cómo agarrar los crayones y lápices, cómo armar un rompecabezas o hacer un collar de cuentas:

Hacer más cosas por sí mismos, como vestirse solos;

Hablar, cantar y desarrollar su lenguaje;

Jugar con otros niños y desarrollar sus destrezas sociales;

Experimentar con nuevas formas de mover sus cuerpos;

Aprender más sobre la escritura y los libros y cómo funcionan;

Hacer cosas que les ayuden a incrementar su vocabulario y su conocimiento, y que les ayuden a aprender más sobre el mundo; por ejemplo, salir a caminar y visitar bibliotecas, museos, restaurantes, parques y zoológicos.