PROYECTO DOSSIER / PROYECTO 64 / DICIEMBRE … · En este dossier ofrecemos un ambicioso trabajo de...

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27 En este dossier ofrecemos un ambicioso trabajo de investigación, realizado por Fran- cisco Cruz Beltrán con el soporte de técnicos de Proyecto Hombre. Se ha realizado con el propósito de conocer la relación de los adolescentes andaluces y el consumo de drogas, tanto legales (tabaco, alcohol) como ilegales. Para ello se ha tomado como universo objeto de la muestra a la población escolarizada en la Enseñanza Secunda- ria Obligatoria (ESO) de los tres tipos de centro (público, concertado y privado) de cada una de las provincias de Andalucía. En primer lugar encontramos, en un plano general, las respuestas sobre actividades a las que dedican el ocio y tiempo libre; grado de satisfacción con amigos, familia, si- tuación económica. Y en lo referente a las drogas: opinión y conocimiento detenién- dose en la consideración sobre su peligrosidad o si es necesario conocerlas y pro b a r- las; tolerancia social y nivel de información. Para finalizar, con las respuestas sobre el consumo y los diferentes niveles y sustancias. De todo ello resulta un modelo explica- tivo en el que se interrelacionan ambos factores y se aprecia los resultados de la ac- ción preventiva de PH en el marco escolar y familiar. REVISTA TRIMESTRAL DE LA ASOCIACIÓN PROYECTO HOMBRE Los adolescentes andaluces y las drogas Ofic. difusión: C/ Osa Mayor, 19. 28023 Aravaca. Madrid. España. Tel.: (91) 357 01 04. Fax: (91) 307 00 38 E-mail: [email protected] www.proyectohombre.es DOSSIER / PROYECTO 64 / DICIEMBRE 2007 PALABRAS CLAVE: Adolescen - tes, consumo de drogas, activida - des de ocio y tiempo libre, escuela, familia, tabaco, alcohol, cánnabis. ILUSTRACIONES: FUENCISLA DEL AMO FRANCISCO CRUZ BELTRÁN Doctor en Sociología por la Uni- versidad Complutense de Ma- drid. Catedrático de E. U. de So- ciología de la Universidad de Huelva. PROYECTO

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En este dossier ofrecemos un ambicioso trabajo de investigación, realizado por Fran-

cisco Cruz Beltrán con el soporte de técnicos de Proyecto Hombre. Se ha re a l i z a d o

con el propósito de conocer la relación de los adolescentes andaluces y el consumo

de drogas, tanto legales (tabaco, alcohol) como ilegales. Para ello se ha tomado como

universo objeto de la muestra a la población escolarizada en la Enseñanza Secunda-

ria Obligatoria (ESO) de los tres tipos de centro (público, concertado y privado) de cada

una de las provincias de Andalucía.

En primer lugar encontramos, en un plano general, las respuestas sobre actividades a

las que dedican el ocio y tiempo libre; grado de satisfacción con amigos, familia, si-

tuación económica. Y en lo re f e rente a las drogas: opinión y conocimiento detenién-

dose en la consideración sobre su peligrosidad o si es necesario conocerlas y pro b a r-

las; tolerancia social y nivel de información. Para finalizar, con las respuestas sobre el

consumo y los diferentes niveles y sustancias. De todo ello resulta un modelo explica-

tivo en el que se interrelacionan ambos factores y se aprecia los resultados de la ac-

ción preventiva de PH en el marco escolar y familiar.

REVISTA TRIMESTRAL DE LA ASOCIACIÓN PROYECTO HOMBRE

Los adolescentes andaluces y las drogas

Ofic. difusión: C/ Osa Mayor, 19. 28023 Aravaca. Madrid. España. Tel.: (91) 357 01 04. Fax: (91) 307 00 38E-mail: [email protected] w w. p ro y e c t o h o m b re . e s

DOSSIER / PROYECTO 64 / DICIEMBRE 2007

PALABRAS CLAV E : A d o l e s c e n -tes, consumo de drogas, activida -des de ocio y tiempo libre, escuela,familia, tabaco, alcohol, cánnabis.

ILUSTRACIONES: FUENCISLA DEL AMO

FRANCISCO CRUZ BELT R Á NDoctor en Sociología por la Uni-versidad Complutense de Ma-drid. Catedrático de E. U. de So-ciología de la Universidad deH u e l v a .

PROYECTO

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INTRODUCCIÓNDesde una perspectiva sociológica,

adolescencia y juventud son dos cate-

gorías sociales, referidas a unos grupos

de edad que ocupan una determinada

posición y de los que se espera el de-

sempeño del papel correspondiente a

esa posición. Se trata, como dice el re-

ciente premio Príncipe de Asturias de

Ciencias Sociales, Ralf Dahre n d o r f ,

cuando habla de los roles, de unos com-

portamientos cuasi-objetivos y, en prin-

cipio, independientes del individuo, cuyo

contenido específico no es determinado

y transformado por cualquier individuo,

sino por la sociedad1. Ser adolescente y

ser joven constituyen unos modos de

vida en los que tanto el propio colectivo

como la sociedad en su conjunto van

m a rcando las pautas. Ya, de por sí, son

dos conceptos relativamente re c i e n t e s

en los que no quedan suficientemente

c o n c retados los límites etarios, sino que

se van adaptando a las necesidades

puntuales de la propia sociedad, llegán-

dose a considerar hoy jóvenes en nues-

t ro ámbito incluso a quienes han sobre-

pasado la treintena.

Algunos de los determinantes para

fijar los límites de edad de la adoles-

cencia son la incorporación al merc a d o

laboral, por un lado, y la escolarización

obligatoria, por otro, circunstancias que

no coinciden en la actualidad con la de

hace varios años, ni en Andalucía con la

de otras latitudes, como Noruega o Se-

negal. En este trabajo, por tanto, se

consideran adolescentes andaluces a

los chicos y chicas que se encuentran

cursando la Enseñanza Secundaria

Obligatoria (ESO) en los centros educa-

tivos andaluces, tanto públicos como

privados, sean o no concertados, que

generalmente tienen entre 12 y 16

años, aunque también se incluye una

pequeña parte de re p e t i d o res, con 17 y

18 años. Hemos adoptado este criterio

por dos razones principales: porq u e

permite homogeneizar a todo el colec-

tivo en cuanto a la actividad, puesto

que todos son escolares, y, además,

porque constituye el universo al que se

dirigen diversos programas de preven-

ción de las asociaciones pro v i n c i a l e s

de Proyecto Hombre, que persiguen

con este estudio un mayor conoci-

miento de sus destinatarios.

Son las edades en las que el proce-

so de socialización tiene que hacer un

mayor esfuerzo por incorporar plena-

mente a esos nuevos miembros a las

normas y valores que comparte la so-

ciedad. Y, como se sabe, tres de los

agentes de socialización más impor-

tantes son la familia, la escuela y el

grupo de iguales. En torno a el los

hemos centrado el estudio de la re l a-

ción de los adolescentes andaluces

con las drogas.

METODOLOGÍA: ELUNIVERSO Y LA

MUESTRAEl Universo objeto de la muestra es la

población escolarizada en la Enseñanza

Secundaria Obligatoria (ESO) en cualquier

tipo de centro —público, concertado, pri-

vado— en los diferentes tamaños de há-

bitat o niveles de población, de cada una

de las provincias de Andalucía.

La utilización de muestras escola-

res en este fragmento de edad se jus-

tifica por el hecho de que es obligato-

ria su escolarización, por lo que abar-

ca a la totalidad del universo estudia-

do. Además, el hecho de encontrarse

reunidos y localizables facilita su ac-

c e s i b i l i d a d .

En cada provincia se ha tomado una

muestra estadísticamente re p re s e n t a t i-

va con márgenes de error que no supe-

ran el ±5%, corregidas por cuotas de

sexo, edad y tamaño del hábitat. Hemos

utilizado el muestreo por conglomerado,

seleccionando aulas de cada uno de los

c u a t ro cursos de la ESO. Se trata, por

tanto, de ocho estudios independientes

para cada una de las provincias, con las

siguientes muestras: ver tabla 1.

Tras un proceso de ponderación de

las muestras provinciales, conforme al

peso poblacional de la población esco-

larizada en la ESO en cada provincia y

en los distintos tamaños de hábitat, se

ha obtenido una muestra de toda An-

dalucía de 2.560 adolescentes, en 43

municipios, que arroja un margen de

e r ror del ± 2%, para un nivel de con-

fianza de 2 Û (95%) y la máxima varian-

za poblacional (50%), conforme a la

tabla siguiente: ver tabla 2.

Se ha utilizado un cuestionario anóni-

mo, auto administrado para facilitar la sin-

ceridad de las respuestas. Técnicos de

P royecto Hombre apoyaron la cumpli-

mentación de los cuestionarios con ex-

plicaciones previas y ayudas puntuales.

DOSSIER / PROYECTO 64 / DICIEMBRE 2007

1 D A H R E N D O R F, R.: Homo sociologicus. Akal.Madrid, 1975

H á b i t a t Hasta 10.001 a 50.001 a Más de To t a l E r r o r1 0 . 0 0 0 5 0 . 0 0 0 1 0 0 . 0 0 0 1 0 0 . 0 0 0 m u e s t r a l

A l m e r í a 1 1 9 9 1 1 0 2 1 5 3 4 6 5 ± 4’5%

C á d i z 4 9 1 4 1 1 5 4 1 5 9 5 0 3 ± 4’5%

C ó rd o b a 1 4 9 1 0 0 1 3 3 3 8 2 ± 5%

G r a n a d a 1 6 5 1 2 1 2 9 1 5 0 4 7 5 ± 4’5%

H u e l v a 2 1 5 1 7 9 1 9 9 5 9 3 ± 4%

J a é n 2 4 3 8 9 4 6 9 8 0 1 ± 3’5%

M á l a g a 8 5 1 6 3 4 1 2 3 5 5 2 4 ± 4’3%

S e v i l l a 9 1 1 5 7 2 6 4 5 1 2 ± 4’5%

Nº entre v i s t a s 1 1 2 6 8 8 4 4 8 3 1 7 6 2 4 2 5 5

Puntos de muestre o 2 1 1 8 7 1 1 5 7

TABLA 1

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LOS ADOLESCENTESANDALUCES

Durante el curso 2005 - 2006 la es-

colarización en la ESO alcanzaba la

cantidad de 403.109 adolescentes, re-

partidos de forma desigual entre las

ocho provincias andaluzas, desde los

24.776 de Huelva a los 91.741 de Sevi-

lla. Se trata de un segmento poblacio-

nal en declive, que ha perdido 30.000

efectivos en los últimos 6 años, aunque

p a rece que se ha suavizado sensible-

mente ese descenso, gracias, tal vez, a

la incorporación de la población inmi-

grante al sistema educativo.

ACTIVIDADES A LAS QUE DEDICAN

PREFERENTEMENTE ELOCIO Y TIEMPO LIBRELa actividad que más ocupa el tiem-

po de ocio de los adolescentes andalu-

ces es la que hace re f e rencia a la re l a-

ción con los amigos: estar con ellos en

fiestas, comer o cenar y reunirse con

amigos en casas concitan la participa-

ción del 68’3%. A esta actividad le

sigue ver la tele, lo que hace el 44%.

Casi al mismo nivel, con un 43’2%, la

tercera actividad que ocupa su tiempo

l i b re la constituye oír música en casa.

No queda muy descolgada la práctica

del deporte, en la que coincide el

38’8%. Completan las pre f e rencias de

la adolescencia andaluza Internet, con

el 33’2% y los videojuegos o consolas,

con el 32%.

Muy alejada de esos niveles de pre-

f e rencias, con sólo un 9’5%, aparece la

lectura y, con un raquítico 3’3%, la par-

ticipación activa en actividades cultura-

les, artísticas o asociativas.

Algunas variables modifican sus-

tancialmente estas pre f e rencias: el

sexo, el tamaño del hábitat, el curso y el

nivel de estudios de los padres orientan

claramente las actividades con las que

ocupan su tiempo libre. Así, las relacio-

nes con el grupo de iguales alcanzan

hasta el 84’5% en las chicas, frente al

52% de los chicos. También es mayor

la preferencia de las chicas por oír mú-

sica en casa, duplicando casi en por-

centaje a los chicos. Así mismo, aven-

tajan hasta casi triplicar en la práctica

del paseo, que tiene una vertiente so-

cial de relación con el grupo, y duplican

a los chicos en la participación en acti-

vidades culturales, artísticas o asociati-

vas. Siguen continuando por delante

de ellos sentadas ante el televisor o el

ordenador, en la lectura y en la audien-

cia de la radio.

Los chicos, por su parte, duplican

sobradamente a las chicas en la práctica

del deporte, pero lo que más llama la

atención es la abismal diferencia en el

uso de las consolas de videojuegos, con

ese 56’2%, frente al 8’2% de las chicas.

DOSSIER / PROYECTO 64 / DICIEMBRE 2007

H Á B I TAT H A S TA 1 0 . 0 0 0 10.001 A 5 0 . 0 0 0 50.001 A 1 0 0 . 0 0 0 MÁS DE 100.000 TO TA L P U N TOS M U E S T R E O

A l m e r í a Adra 91 Roquetas 34 Almería 75 2 0 0 3

C á d i z Trebujena 49 A rcos Ftra. 41 Sanlúcar Bda. 42 Cádiz 111 3 9 1 5

J e rez Ftra. 48

C ó rd o b a Almodóvar del Río 72 Pozoblanco 41 C ó rdoba 70 2 7 9 7

C a s t ro del Río 34 Priego 51

Espiel 3 Montilla 8

G r a n a d a Churriana 79 S a l o b reña 24 Granada 60 3 4 6 8

Benalúa 78 Atarfe 18

Alquife 8 Baza 26

Loja 43

H u e l v a Alájar 15 Va l v e rde Co. 40 Huelva 60 1 8 2 5

Almonte 35

Isla Cristina 32

J a é n Los Vi l l a res 63 To r re del Campo 40 Jaén 120 2 2 3 3

M á l a g a Varios 45 Antequera 77 F u e n g i rola 41 Marbella 40 4 6 4 8

Olías 7 To r rox 86 Málaga 135

R i o g o rdo 33

S e v i l l a Santiponce 91 S. Juan Aznalf 157 Dos Hermanas 57 4 7 5 4

Sevilla 170

e n t re v i s t a s 5 8 7 7 5 3 2 7 4 9 4 6 2 5 6 0

Puntos

de muestre o 1 3 1 5 4 1 1 43

TABLA 2

30

En menor medida, aventajan éstos a

ellas en la asistencia a espectáculos y en

la práctica de juegos de mesa.

El cuadro comparativo nº 1 ilustra

cuanto venimos observando.

El tamaño del municipio de re s i d e n-

cia afecta claramente a las tres activi-

dades que se valen de una pantalla

como intermediaria: disminuye progre-

sivamente el visionado de la tele con-

forme aumenta el tamaño del hábitat,

mientras que se produce el efecto con-

trario en lo que se re f i e re al uso de vide-

ojuegos y de internet. Una explicación

plausible podría venir de la mayor ac-

cesibilidad en el medio urbano que en

el rural a las nuevas tecnologías y, a tra-

vés de éstas, a la descarga de juegos

para videoconsolas.

El curso va a modificar principalmen-

te a siete de estas actividades, aumen-

tando pro g resivamente, conforme se

pasa de curso, las relaciones con los ami-

gos, oír música en casa y las conexiones

con Internet, mientras que lo hacen en el

sentido opuesto ver la tele, la lectura, los

videojuegos y la práctica del deporte,

convirtiendo, de este modo, a las tres pri-

meras en actividades de mayores y a las

c u a t ro siguientes en actividades más in-

fantiles. El siguiente cuadro refleja los

datos de estas tendencias, en el que se

puede observar un salto significativo entre

el primero y el segundo ciclo de la ESO.

Ver cuadro 2.

Finalmente, el nivel de estudios de

los padres incide positivamente en la

utilización de Internet, la participación

activa en actividades culturales, artísti-

cas o asociativas, en la práctica del de-

porte y en la lectura, al tiempo que hace

caer la presencia ante el televisor, el há-

bito pasivo de oír música en casa y las

relaciones de amistad, como observa-

mos en el cuadro 3.

LOS ADOLESCENTES YSU ENTORNO

Nos interesa conocer cuál es la posi-

ción de los adolescentes en el medio so-

cial en que les ha tocado vivir. Y observa-

mos que, de manera general, los adoles-

centes andaluces están “bastante satis-

fechos” con su vida; algo más los chicos

que las chicas, los que viven en munici-

pios menores de 10.000 habitantes que

los urbanitas y quienes están en el primer

ciclo de la ESO que los mayores. Ta m-

bién se observa una cierta mayor satis-

facción en las provincias occidentales

f rente a las orientales. Pero, frente a esta

tónica general, cabe destacar que más

de 20.000 adolescentes manifiestan

estar nada o poco satisfechos con la

vida, y otros 69.000 sólo se quedan en la

calificación de re g u l a r.

La relación con el grupo de amigos

y el nivel de integración con ellos cons-

tituyen el escalón más alto de satisfac-

ción de los adolescentes andaluces, ro-

zando el “mucho” y el “muy buena” re s-

pectivamente, sobre todo en el medio

rural. En este aspecto, sin embargo,

destacan las chicas sobre los chicos y

el segundo ciclo de la ESO frente al pri-

mero. Se observa, también, una mayor

integración y mejor relación con los

amigos conforme aumenta el nivel edu-

cativo de los padres. Como contrapun-

to necesario para tener una visión com-

pleta de la realidad que consideramos,

hay que constatar que alrededor de

DOSSIER / PROYECTO 64 / DICIEMBRE 2007

VARONES % % MUJERESDeporte 56’9 84’5 AmigosConsola 56’2 59’6 MúsicaAmigos 52 46’3 Tele

Tele 41’7 34’2 InternetInternet 32’2 21 DeporteMúsica 26’6 11’9 PasearLectura 7’9 11’1 Lectura

Espectáculos 6’4 8’2 ConsolaPasear 4’6 5 Radio

Juegos mesa 2’7 4’8 EspectáculosRadio 2’5 4’1 Culturales

Culturales 2’4 2’4 Juegos mesa

C U R S O 1 º 2 º 3 º 4 º

Relación con amigos 4 6 ’ 1 % 5 8 ’ 9 % 7 5 % 9 1 ’ 2 %

Oír música en casa 3 6 ’ 7 % 4 2 ’ 1 % 4 5 ’ 8 % 4 7 ’ 7 %

O rd e n a d o re s / i n t e rn e t 2 8 ’ 2 % 3 1 ’ 8 % 3 4 ’ 2 % 3 8 ’ 3 %

Ver la tele 5 1 ’ 6 % 5 1 ’ 3 % 3 8 ’ 6 % 3 5 ’ 9 %

L e c t u r a 1 4 ’ 1 % 9 ’ 4 % 8 ’ 3 % 6 ’ 4 %

C o n s o l a / v i d e o j u e g o s 4 2 ’ 1 % 3 5 ’ 8 % 2 8 ’ 8 % 2 2 ’ 4 %

Practicar deporte 4 4 ’ 5 % 4 0 ’ 9 % 3 9 ’ 1 % 3 1 ’ 1 %

CUADRO 1

N I V E L DE ESTUDIOS M E N O S P R I M A R I A S E C U N D A R I A S U P E R I O R E SDE LOS PA D R E S DE PRIMARIA

O rd e n a d o re s / i n t e rn e t 2 5 ’ 2 3 1 ’ 7 3 6 ’ 6 3 9 ’ 9

Actividades culturales 2 ’ 5 2 ’ 7 3 ’ 4 6 ’ 4

Practicar deporte 3 3 ’ 4 3 9 ’ 1 4 0 ’ 9 4 1 ’ 8

L e c t u r a 5 ’ 8 7 ’ 7 9 ’ 7 1 7 ’ 4

Ver la tele 4 9 ’ 1 4 4 ’ 7 4 1 ’ 9 3 9 ’ 6

Oír música en casa 47’4 43’7 41’8 37’1

Relación con amigos 6 9 ’ 6 7 0 ’ 4 6 8 ’ 9 6 2 ’ 4

CUADRO 2

CUADRO 3

31

37.000 adolescentes no se consideran

suficientemente integrados y 19.000

valoran su relación con los amigos muy

mala, mala o sólo regular.

La familia es la institución básica de

toda sociedad y juega un papel decisi-

vo en el proceso de socialización de los

hijos. A pesar de los cambios que se

vienen produciendo últimamente en la

estructura y composición familiar, los

adolescentes andaluces valoran por

encima de “buenas” las relaciones con

la familia, poco menos que con los ami-

gos. Llama la atención que aventajen

los chicos a las chicas, quizás porq u e

éstas se vean sometidas a un mayor

control de los padres. Por lo demás, en

el medio rural, entre los más jóvenes y

cuyos padres tienen mayor nivel edu-

cativo encontramos las mejores re l a-

ciones familiares. Destaquemos, no

obstante, que hasta 45.000 adoles-

centes valoran muy malas, malas y re-

gulares sus relaciones con la familia.

Se encuentran casi “bastante satis-

fechos” de cómo emplean el tiempo libre

y el ocio. Aumenta la satisfacción en los

v a rones y conforme asciende el nivel

educativo de los padres. En el otro ex-

t remo, cerca de 90.000 adolescentes

están nada, poco o regular satisfechos

con su empleo del tiempo libre y de ocio.

La situación económica queda algo

más alejada del nivel de “bastante sa-

tisfacción”, sobre todo en los mayore s

y en quienes sus padres no tienen es-

tudios primarios. También hay cerca de

90.000 que reparten sus re s p u e s t a s

e n t re nada, poco y regular satisfecho

con sus medios económicos.

Finalmente, y en este orden apare-

ce en cuanto a su valoración, el re n d i-

miento escolar apenas supera la califi-

cación media de “regular”, sobre todo

en 2º y 3º de la ESO. Más de la mitad de

los adolescentes andaluces no superan

la auto evaluación de regular; 70.000 se

reparten el nada y poco satisfecho con

sus estudios. Precisamente, datos re-

cientes del Ministerio de Educación si-

túan en un 34’7% el índice de fracaso

escolar en Andalucía, sólo superado

por la Comunidad Valenciana y los dos

archipiélagos2.

ACTITUDES ANTE LASDROGAS

Nos interesa conocer la opinión y el

conocimiento de nuestros adolescentes

s o b re las drogas: por qué creen que se

consumen, si piensan que es preciso co-

nocerlas y probarlas al menos una vez, el

nivel de peligrosidad de las difere n t e s

sustancias, si la aceptación del consumo

DOSSIER / PROYECTO 64 / DICIEMBRE 2007

La actividad que más ocupa el tiempo de ocio de los

adolescentes andaluces es la que hace re f e rencia a la

relación con los amigos: estar con ellos en fiestas,

comer o cenar y reunirse con amigos en casas concitan

la participación del 68’3%.

2 w w w.magisnet.com, nº 11758, de 11 de juliode 2007

32

de drogas por parte de la sociedad au-

menta o disminuye, las razones princi-

pales por las que creen que son peligro-

sas y el grado de información que tienen

s o b re los efectos de las dro g a s .

RAZONES PARA SUCONSUMO

S o b resalen tres entre las diez posi-

bles razones que se ofrecían como re s-

puesta: más de la mitad de los chicos

encuestados dieron como razones

principales “para divertirse y pasarlo

bien” (57%) y porque “estaba de moda

y lo tomaban los amigos” (55%), segui-

das de “por curiosidad y deseo de sen-

tir sensaciones nuevas” (40%). Ti e n e n

una visión sobre el consumo de dro g a s

como elemento de integración y diver-

sión muy en consonancia con sus acti-

tudes ante el grupo de iguales. En un

segundo bloque aparecen otras cuatro

razones en las que coincide una cuar-

ta parte de ellos: “porque tenía pro b l e-

mas con la familia” (27’6%), “por el

gus to de hace r a l go p ro h i b i d o ”

(26’8%), “simplemente porque les

gusta” (23’3%) y “para calmar los ner-

vios” (22’7%). En pro p o rciones mucho

m e n o res se aducen razones como

“sentirse a disgusto en esta sociedad”

(14’3%), “por sent i rse inseguro ”

(11’8%) y “porque tenía dificultades en

el trabajo” (6’2%). Obsérvese que van

p e rdiendo peso en la medida en que se

aducen razones que pueden suponer

una situación personal atenuante.

Estas últimas razones adquieren ma-

y o res pro p o rciones en los más jóvenes

y prácticamente desaparecen en los

m a y o re s .

NECESIDAD DECONOCERLAS YPROBARLAS

Hay una opinión generalizada de

que las drogas son unas sustancias

muy peligrosas que no deben ni pro-

barse, que supera el 80% de las re s-

puestas, si bien se observa una clara

relación con el curso, ya que en 1º de

la ESO alcanza hasta el 91’2%, mien-

tras que en el segundo ciclo se queda

en el 79%. En razón inversa, aumentan

tanto la opinión de que son algo que

es preciso conocer y probar al menos

una vez, desde el 4’9% al 8’6%, como

el no estar seguros de dar una opinión

que va desde el 2% hasta el 7’7%. De

igual modo, los chicos casi duplican a

las chicas en la opinión favorable a la

necesidad de conocer y probar las

d ro g a s .

GRADO DE PELIGROSIDAD

A partir de las respuestas de los

adolescentes se pueden articular tre s

grupos de sustancias, según sus nive-

les de peligrosidad: en torno a un nivel

de “regular” consideran al tabaco y el

alcohol, las admitidas socialmente

como “drogas legales”; en el nivel de

“bastante peligrosas” sitúan a los tran-

quilizantes, el cánnabis y las anfetami-

nas; finalmente, rozando la media de

“muy peligrosas”, destacan la heroína y

DOSSIER / PROYECTO 64 / DICIEMBRE 2007

El nivel de estudios de los padres incide positivamente

en la utilización de Internet, la participación activa en

actividades culturales, artísticas o asociativas, en la

práctica del deporte y en la lectura, al tiempo que hace

caer la presencia ante el televisor, el hábito pasivo de

oír música en casa y las relaciones de amistad.

33

la cocaína. Son las respuestas espera-

das, que se ajustan a los niveles gene-

ralmente aceptados.

H a y, sin embargo, que llamar la

atención sobre dos variables que inci-

den en la as ignación de mayor o

menor peligrosidad: las chicas otorgan

mayor peligrosidad que los chicos a

todas las sustancias a excepción del

tabaco. La otra variable es el curso:

conforme se pasa de un curso al si-

guiente, disminuye la peligrosidad del

tabaco, el alcohol y el cánnabis, mien-

tras que aumenta pro g resivamente la

de las demás sustancias.

POR QUÉ SON PELIGROSASDos son las principales razones por

las que creen que son peligrosas las

d rogas: “porque tienen efectos secun-

darios en la salud” (35’4%) y “porq u e

c rean adicción” (34’1%). En un plano

más reducido aparecen otras dos razo-

nes de corte social: “porque pueden

p rovocar problemas familiares, labora-

les o sociales” (13’4%) y “porque en

ciertos casos inducen a la comisión de

delitos” (8’3%). Finalmente, con una in-

cidencia prácticamente residual, “por-

que en muchas ocasiones están adul-

teradas” (4’6%), “porque re q u i e ren un

fuerte gasto económico” (2’9%) y otras

razones (1’3%). No obstante, la edad

viene a marcar una diferencia sensible,

adquiriendo mayores niveles de impor-

tancia los problemas familiares y el

gasto económico que conllevan en el

grupo de 18 años, que posiblemente

tenga mayor experiencia en esas cues-

tiones, y observándose un fuerte des-

censo en la importancia de la inducción

a la comisión de delitos conforme au-

menta la edad, desde un 22’7% en los

pocos que cumplirán los 12 años a lo

largo del curso hasta el 6% en los de 18.

TOLERANCIA SOCIALEn claro contraste con la opinión

mayoritaria de que las drogas son unas

sustancias muy peligrosas que no

deben ni probarse, tres cuartas partes

de los adolescentes creen que ha au-

mentado la aceptación de los consu-

mos de drogas por parte de la socie-

dad (mucho, un 50’5%; a lgo, un

24’2%). Los adolescentes gaditanos

elevan esta opinión hasta el 91%. No

llegan al 10% quienes creen que ha dis-

minuido algo o mucho la tolerancia so-

cial del consumo de drogas.

NIVEL DE INFORMACIÓNSOBRE LOS EFECTOS DELAS DROGAS

Es muy alto el nivel de información

que tienen sobre los efectos de las dro-

gas, como se observa en el gráfico 1.

Dos terceras partes de los adoles-

centes se sienten bastante o muy infor-

mados, frente a un tercio en el que se

agrupan quienes demandarían infor-

mación. El análisis de los datos desta-

ca el importante papel de la madre en

este sentido, ya que la variable de

mayor incidencia en el grado de infor-

mación sobre los efectos de las drogas

es el nivel de estudios de ésta. Se ob-

servan, también, mayores niveles de in-

formación en el 2º ciclo de la ESO, en

los municipios mayores de 100.000 ha-

bitantes y en los varones.

CONSUMO DE DROGASQ u e remos conocer la relación que

tienen los adolescentes andaluces con

las drogas. Para ello distinguimos entre

haberlas probado alguna vez y ser con-

s u m i d o res habituales; de la re l a c i ó n

entre ambos tipos de consumo extrae-

DOSSIER / PROYECTO 64 / DICIEMBRE 2007

H A P R O B A D O C O N S U M E P R E VA L E N C I A

Ta b a c o 4 7 ’ 7 1 5 3 2 ’ 8

A l c o h o l 6 9 ’ 8 2 4 ’ 2 3 4 ’ 6

C á n n a b i s 1 9 ’ 1 5 ’ 4 2 8 ’ 3

A n f e t a m i n a s 2 ’ 1 0 ’ 4 1 9

Tr a n q u i l i z a n t e s 2 ’ 1 0 ’ 5 2 3 ’ 8

C o c a í n a 2 ’ 7 0 ’ 7 2 5 ’ 9

H e ro í n a 1 ’ 2 0 ’ 4 3 3 ’ 3

ns/nc3%

nada5%

poco7%

regular19%

bastante32%

mucho34%

CUADRO 4GRÁFICO 1

34

mos la prevalencia o porcentaje de

quienes siguen consumiéndolas des-

pués de haberlas probado.

Los datos muestran tres tipos de

d rogas, según los niveles de consumo:

uno primero, de consumo masivo, que

componen el tabaco y el alcohol; en un

plano intermedio, el cánnabis, y, por últi-

mo, un tercer grupo de sustancias de

consumo más minoritario. Ver cuadro 4.

TABACO Y ALCOHOLCasi tres de cada cuatro adoles-

centes han consumido alguna vez al-

cohol; más las chicas que los chicos, y

algo más en el medio rural que en el ur-

bano. El consumo actual de bebidas al-

cohólicas alcanza a la cuarta parte de la

población adolescente. Esto supone

que casi 35 de cada 100 chicos que

prueban el alcohol continúan consu-

miéndolo. Huelva, Cádiz y Sevilla des-

tacan en consumo de alcohol sobre el

resto de Andalucía.

Ha fumado alguna vez casi la mitad

de los adolescentes; también más las

chicas que los chicos. Fuma habitual-

mente un 15% de esta población. De

cada 100 adolescentes que prueban el

tabaco, casi 33 se enganchan. Ta m-

bién Huelva encabeza el ranking de fu-

m a d o res y fumadoras, seguida de Se-

villa y Cádiz.

Ambas sustancias pre s e n t a n

mayor nivel de consumo entre quienes

ocupan el tiempo de ocio en activida-

des relacionadas con los amigos, si

bien la iniciación en ambos consumos

son diferentes: en el caso del alcohol es

más de corte social (en una fiesta, con

un grupo de amigos), mientras que el

primer cigarri llo lo fumaron con un

amigo o amiga.

Está claro que la adolescencia es la

época de la vida en que tienen mayor

influencia los amigos sobre la persona.

El adolescente necesita la aceptación

del grupo de iguales, que se convierte

en el principal agente socializador. El

consumo de alcohol en ese grupo

actúa como una forma más de cohe-

sión y de ident idad grupal, como

hemos podido comprobar en estudios

realizados anteriormente sobre el fenó-

meno del “botellón”: la mayoría de los

adolescentes sólo consumen alcohol

colectivamente. Los adolescentes an-

daluces, conforme manifiestan mayor

satisfacción con la relación e integra-

ción en su grupo de amigos, elevan el

porcentaje de fumadores y bebedores.

La familia, que ha sido casi el único

agente de socialización durante la in-

fancia, continúa ocupando un lugar de

importancia en la adolescencia. De

hecho, los consumos de tabaco y al-

cohol están en pro p o rción inversa al

grado de satisfacción de los adoles-

centes con las relaciones familiares. No

disponemos de las razones por las que

DOSSIER / PROYECTO 64 / DICIEMBRE 2007

PELIGROSIDAD DE B E B E F U M ATABACO Y A L C O H O L S I N O S I N O

Muy o bastante peligro s a 2 8 ’ 4 4 8 ’ 1 2 0 ’ 6 3 9 ’ 6

R e g u l a r 3 9 3 3 ’ 2 3 2 ’ 1 3 5 ’ 9

Poco o nada peligro s a 3 2 ’ 7 1 8 ’ 7 4 7 ’ 2 2 4 ’ 5

To t a l 1 0 0 1 0 0 1 0 0 1 0 0

Casi tres de cada cuatro adolescentes han consumido

alguna vez alcohol; más las chicas que los chicos, y

algo más en el medio rural que en el urbano. El consu-

mo actual de bebidas alcohólicas alcanza a la cuart a

p a rte de la población adolescente.

CUADRO 5

GRÁFICO 2

35

DOSSIER / PROYECTO 64 / DICIEMBRE 2007

puedan calificar de malas o buenas

esas relaciones, sólo del dato en sí, lo

que permite tomar en consideración el

papel fundamental de la familia al que-

rer abordar el problema de estos con-

sumos de los adolescentes. Record e-

mos, no obstante, que una de las va-

riables que mejoran las relaciones fa-

m i l i a res es el mayor nivel educativo de

los padre s .

En numerosas investigaciones se

ha llegado a establecer una re l a c i ó n

clara entre consumo de drogas en ado-

lescentes y bajo rendimiento académi-

co. La institución escolar constituye un

punto clave en esta etapa de la vida,

s o b re todo a partir de su obligatorie-

dad. Cuanto más alarguemos el perio-

do de formación más elevaremos el

nivel educativo de nuestros jóvenes, de

lo que se beneficiará, sin duda, la so-

ciedad: pero, por los motivos que sean,

todavía no se han corregido algunas de

las disfunciones asociadas a la implan-

tación de la Enseñanza Secundaria

Obligatoria, que han conducido a que

muchos adolescentes vivan la expe-

riencia del fracaso escolar como fraca-

so social. Y, en Andalucía, hemos visto

que afecta casi al 35% de la población

escolarizada. Nuestros datos confir-

man claramente esa relación entre con-

sumos de alcohol y tabaco, y la satis-

facción con los estudios.

O t ro factor de riesgo, que viene

aduciéndose en diferentes estudios,

hace re f e rencia a la aceptación social o

tolerancia con el consumo de dro g a s

por parte de la sociedad. Casi el 90%

de los adolescentes que beben o

fuman creen que ha aumentado la tole-

rancia social del consumo de drogas.

La percepción del riesgo es otra va-

riable que puede explicar el consumo

de tabaco y alcohol: beben y fuman

más quienes consideran menos peli-

g rosas ambas sustancias, como se ob-

serva claramente en el cuadro 5.

Algunos autores, como Jessor3, re-

lacionan el uso de drogas con situacio-

nes de pobreza, por lo que se ha llega-

do a proponer medidas de ataque que

permitan proporcionar mejores expec-

tativas y perspectivas de futuro. Los

adolescentes andaluces fuman y

beben en mayores pro p o rciones en la

medida en que aumenta la insatisfac-

ción con su situación económica. Ve r

gráfico 2.

SÍ N O TO TA L

Consume anfetaminas 1 0 0 0 1 0 0

Consume tranquilizantes 7 5 2 5 1 0 0

Consume cocaína 8 8 ’ 2 1 1 ’ 8 1 0 0

Consume hero í n a 1 0 0 0 1 0 0

La percepción del riesgo es otra variable que puede ex-

plicar el consumo de tabaco y alcohol: beben y fuman

más quienes consideran menos peligrosas ambas sus-

tancias. La percepción del riesgo es otra variable que

puede explicar el consumo de tabaco y alcohol: beben

y fuman más quienes consideran menos peligro s a s

ambas sustancias.

3 JESSOR, R.: “Risk behaviour in adolescent:A psychological framework for understan-ding and action”. Journal of Adolescent He-alth, 12, 597-605. 1991

CUADRO 6. CONSUME CÁNNABIS

GRÁFICO 3

36

Mediante el análisis de segmentación

se muestra un perfil de los adolescentes

que beben como el de aquellos que

muestran bajo nivel de satisfacción con

sus estudios, se sienten bastante o muy

integrados en su grupo de amigos y no

tienen muy buenas relaciones con su fa-

milia (39’4%). En el caso de quienes están

muy satisfechos con sus estudios, que

son los que menos beben (12’3%), casi

se duplica el porcentaje en quienes están

menos satisfechos con su situación eco-

nómica (22%), que seguramente contes-

tarían en encuestas sobre el botellón que

es el modo más barato de divertirse.

Para el caso de los fumadores, ten-

dríamos un perfil más reducido: el 15%

de los adolescentes que fuman habi-

tualmente se convierte en un 43’4% en

el caso de quienes están nada satisfe-

chos con los estudios y tienen muy

malas, malas o re g u l a res re l a c i o n e s

con la familia.

CÁNNABISEl 19’1% de los adolescentes an-

daluces han probado alguna vez la ma-

rihuana o el hachís, en proporciones si-

milares entre los chicos y las chicas. El

consumo actual desciende al 5’4%, lo

que supone una preva lenc ia de l

28’27%; las chicas presentan una lige-

ra mayor prevalencia. Aumenta el con-

sumo conforme lo hace la edad, por lo

que es mucho mayor en el 2º ciclo de la

ESO que en el 1º, y disminuye pro g re s i-

vamente conforme se eleva el nivel

educativo de los padres. Sevilla, Mála-

ga y Almería sobresalen con los mayo-

res consumos de cánnabis.

Se trata de una droga eminente-

mente social, en la que más de la mitad

de los adolescentes consumidores se

iniciaron en un grupo de amigos y cuyo

consumo aumenta entre quienes ocu-

pan el tiempo libre en actividades re l a-

cionadas con los amigos. De hecho,

generalmente se comparte su uso con

el grupo. Se ha convertido en una

d roga casi normalizada; el 83’3% cre e

que la tolerancia social ha aumentado.

Divertirse y pasarlo bien es la razón que

aduce para fumarlo dos terceras partes

de los consumidores.

El consumo de tabaco y alcohol in-

c rementa la probabilidad de consumir

cánnabis; así se desprende del análisis

de segmentación, que convierte el 5’4%

de consumidores en un 37% entre los

que fuman y beben. Pero, a su vez,

todos los consumidores de anfetaminas

y heroína, casi todos los de cocaína y

t res cuartas partes de los de tranquili-

zantes lo son también de cánnabis. Esto

no indica que todos los que consumen

cánnabis van a pasar al consumo de las

otras drogas; sólo una parte, pero pare-

ce claro que es una puerta necesaria o

que facilita la entrada. Ver cuadro 6.

F rente a esta evidencia, sólo un 28%

de los consumidores de cánnabis le

otorga el grado de bastante o muy peli-

g rosa a esta sustancia, peligro que con-

c retan, en mayor nivel que los no consu-

m i d o res, en que crea adicción y el fuer-

te gasto económico que re q u i e re .

El siguiente análisis de segmenta-

ción tiene una lectura que resulta, en

cierto sentido, paradójica, ya que un

consumo grupal no está re l a c i o n a d o

con el grado de integración con los

amigos, sino que encuentra los facto-

res de riesgo en las dos instituciones

sociales de re f e rencia para los adoles-

centes: la escuela y la familia. Quienes

están nada satisfechos con sus estu-

dios y califican sus relaciones familiare s

como muy malas, malas o re g u l a res tie-

nen un 20’8% de probabilidad de ser

c o n s u m i d o res de marihuana o hachís.

Ver gráfico 3.

OTRAS DROGASEl tercer grupo de drogas, de consu-

mo más minoritario, ha atraído, en su con-

DOSSIER / PROYECTO 64 / DICIEMBRE 2007

Quienes están nada satisfechos con sus estudios y ca-

lifican sus relaciones familiares como muy malas, malas

o re g u l a res tienen un 20’8% de probabilidad de ser con-

s u m i d o res de marihuana o hachís.

37

junto, al 8’1% de los adolescentes y re t i e-

ne a un 2%, lo que equivale a una pre v a-

lencia del 24’7%. Pero se puede observar

un aumento de esa prevalencia conforme

se eleva la peligrosidad de la sustancia.

La iniciación al consumo de estas

sustancias se produjo en una fiesta o con

un amigo, de manera más reservada que

el tabaco, el alcohol y el cánnabis.

Conviene traducir esos pequeños

porcentajes a números absolutos para

tener una visión más realista de la situa-

ción. Estamos hablando de que han

p robado esas drogas 32.652 adoles-

centes andaluces, y las consumen ac-

tualmente 8.061, conforme al siguiente

reparto:

Anfetaminas: 1.612

Tranquilizantes: 2.015

Cocaína: 2.822

Heroína: 1.612

Se trata de un consumo casi exclusi-

vo de varones, que aumenta con la edad,

disparándose en los pocos alumnos de

18 años que permanecen todavía en el

sistema educativo intentando terminar el

2º ciclo de la ESO. De todas formas, el

consumo de estas sustancias no está

asociado principalmente al bajo nivel de

satisfacción con los estudios, sino a la

menor satisfacción con la situación eco-

nómica, en el caso de las anfetaminas, y

a las malas relaciones con la familia para

la cocaína y la heroína. Córdoba, Málaga

y Almería destacan, con gran difere n c i a ,

del resto de las provincias andaluzas en el

consumo de estas dro g a s .

RECAPITULANDON u e s t ros datos confirman la impor-

tancia de la perspectiva sociológica en el

análisis del consumo de drogas por parte

de los adolescentes. Evidentemente,

algo pasa en una sociedad en la que se

consumen más drogas que en otra y en

la que la población adolescente participa

en buena medida de ese consumo. En el

caso que nos ocupa —el consumo de

d rogas de los adolescentes andaluces—

se observa tanto su origen social como

sus inevitables consecuencias sociales.

En la mayoría de los casos, la iniciación en

la práctica de estos consumos se ha pro-

ducido de manera colectiva, en el grupo

de iguales. Por otra parte, no siempre

p receden unos insatisfactorios re s u l t a-

dos escolares y unas malas relaciones fa-

m i l i a res al consumo de drogas, sino que

también encontramos una significativa in-

cidencia del consumo de drogas en el

d e t e r i o ro de la actividad académica y de

las relaciones familiare s .

Con algunas var iantes, que ya

hemos señalado, podemos perfilar un

modelo explicativo del temprano con-

sumo de drogas de los adolescentes

andaluces en el que se mezclan e inte-

r relacionan los diferentes elementos

que venimos analizando. Para las sus-

tancias de consumo más extendido (ta-

baco, alcohol y cánnabis) la insatisfac-

ción con los estudios convierte a la ins-

titución educativa en el elemento clave

que desencadena el proceso de adic-

ción. Más que la reacción familiar ante

el fracaso escolar es la asociación al

grupo de iguales, con el que comparten

en la mayoría de los casos los malos re-

sultados académicos y las actividades

de ocio, el segundo hito que re f u e r z a

ese consumo. Sólo en el caso de los

consumos de cocaína y heroína son las

malas relaciones familiares el detonan-

te principal, también relacionado con

los otros elementos. Ninguno de los

t res elementos, por sí solos, son sufi-

cientes para explicar el consumo; de

hecho, el fracaso escolar arroja cifras

d i s p a res en las diferentes comunidades

autónomas a pesar de que comparten

el mismo sistema educativo, con las

mismas disfunciones a las que hemos

hecho re f e rencia en páginas anteriore s ,

e independientemente del signo políti-

co de sus gobiernos y del puesto que

DOSSIER / PROYECTO 64 / DICIEMBRE 2007

Evidentemente, algo pasa en una sociedad en la que se con-

sumen más drogas que en otra y en la que la población ado-

lescente participa en buena medida de ese consumo.

38

DOSSIER / PROYECTO 64 / DICIEMBRE 2007

ocupan en el ranking del desarro l l o

económico. Del mismo modo, la socia-

bilidad, las buenas relaciones e integra-

ción en la pandilla, no puede ser consi-

derada un indicador de consumo de

d rogas, si no está asociado a otros fac-

tores que lo influyen.

La familia puede constituir, en muy

pocos casos, un factor de riesgo, pero ,

por lo común, es la que sufre las con-

secuencias directas del consumo de

d rogas de los adolescentes. Como

queda señalado en estudios anterio-

re s4, mucho más importante que los

p roblemas en la propia estructura fami-

liar es el tipo de comunicación que exis-

te entre los adolescentes y su familia lo

que afecta al consumo de drogas, ob-

servándose una mayor tendencia en

quienes mantienen peores re l a c i o n e s

f a m i l i a res, algo que encontramos en

clara relación con el nivel educativo de

los padres. Nuestros datos no nos per-

miten comprobarlo, pero seguramente

el deterioro de las relaciones familiare s

debe ser más un efecto que una causa

del consumo de drogas, aunque pro-

voque, a su vez, una mayor integración

en el grupo de iguales, donde se pro-

duce la iniciación y el consumo habitual

de drogas.

La satisfacción de los adolescen-

tes con su situación económica tiene

cierta incidencia sobre las re l a c i o n e s

f a m i l i a res, pero aparece asociada di-

rectamente sólo al consumo de anfe-

t a m i n a s .

El aumento de la tolerancia social,

p e rcibido más nítidamente por quie-

nes las consumen, facil ita tanto el

a c e rcamiento como la permanencia

en el consumo, sobre todo de las

d rogas más populares entre los ado-

l e s c e n t e s .

CONCLUSIONESPROVISIONALES

Una primera reflexión sobre los

datos nos hace constatar la acertada

activ idad preventiva de Pro y e c t o

H o m b re de Andalucía en el marco es-

colar y familiar, de la que han sido be-

neficiarios 28.000 alumnos de la ESO,

27.000 familias y más de 1.000 pro f e-

s o res. Parece, por tanto, oportuno

p roponer la ampliación de estos pro-

gramas, multiplicando la presencia en

la ESO y adelantando esa labor pre-

ventiva a la Enseñanza Primaria, dada

la tendencia observada de iniciación

en el consumo de drogas a edades

más precoces, en las que muestran

un nivel de información menor. En este

sentido, parecería de especial interés

aumentar el trabajo con los pro f e s o re s

(cursos, seminarios…), tanto de se-

cundaria como de primaria, orientado

en dos direcciones: información para

los más pequeños y fomento de acti-

vidades culturales y deportivas para

los mayores. También, en el ámbito

e s c o l a r, serían interesantes pro g r a-

mas de apoyo para quienes tienen di-

ficultades en los estudios, que, como

venimos observando, constituye uno

de los principales focos de adicción a

las dro g a s .

Del mismo modo, es evidente la

conveniencia de ampliar los pro g r a m a s

para las familias, consiguiendo una

mayor presencia y diversificando los

contenidos: información, técnicas de

habilidades sociales para la comunica-

ción, o simple acompañamiento y for-

mación continua.

Finalmente, otra propuesta, sugeri-

da a partir de la discusión con el grupo

de técnicos de Proyecto Hombre de

Andalucía, coautores de este trabajo, la

constituye la puesta en marcha de pro-

gramas de calle, talleres de ocio y cul-

tura y fomento del deporte.

Mucho más importante que los problemas en la pro p i a

e s t ructura familiar es el tipo de comunicación que exis-

te entre los adolescentes y su familia lo que afecta al

consumo de dro g a s .

4 SÁNCHEZ PARDO, L.: Informe nº 1 del Ob-servatorio español sobre drogas. Madrid,1997.