Prospección y concepto de asentamiento. El caso de la ciudad ...

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Prospección y concepto de asentamiento. El caso de la ciudad celtibérica Segeda I 1 FRANCISCO BURILLO*; JAVIER I BAÑEZ* Y E USEBIO ALEGRE Centro de Estudios Celtibéricos de Segeda * Seminario de Arqueología y Etnología Turolense. Facultad de Ciencias Sociales Humanas de Teruel RESUMEN Las prospecciones arqueológicas realizadas para delimitar la ciudad celtibérica de Segeda fueron de carácter sistemático y confirmaron su ubicación en dos amplios yacimientos situados muy próximos, Segeda I en el Poyo de Mara y, tras su destrucción, Segeda II en Durón de Belmonte de Gracián (Zaragoza). En el Poyo de Mara se localizaron evidencias arqueológicas discontínuas en el espacio. Sin embargo, su interpretación llevó a relacionarlas y vincularlas con la ciudad de Segeda I. Actualmente, el Proyecto Segeda estudia también el territorio económico y político de esta ciudad celtibérica, aplicando los SIG a los resultados de la prospección intensiva del entorno de Segeda. Palabras Clave: Segeda, prospección intensiva ABSTRACT The archaeological surveys organised in order to identify the limits of the Celtiberian city of Segeda were carried out in a systematic way. The results obtained allowed the identification of the city on two large sites that were in close to proximity to each other, Segeda I in el Poyo de Mara and, ensuing the latter´s destruction, Segeda II in Durón de Belmonte de Gracián (Zaragoza). ARQUEOLOGÍA ESPACIAL, 24 Revista del S.A.E.T. Teruel / 2004 / pp. 165-184 165 ARQUEOLOGÍA ESPACIAL 24 1. Este trabajo se desarrolla dentro del proyecto I+D: BHA2001-2439, financiado por el Ministerio de Ciencia y Tecnología y los fondos FEDER. Las excavaciones arqueológicas realizadas en el Poyo de Mara, Segeda I, han sido financiadas por la Dirección General de Patrimonio del Gobierno de Aragón y la Diputación Provincial de Zaragoza.

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Prospección y concepto de asentamiento. Elcaso de la ciudad celtibérica Segeda I1

FRANCISCO BURILLO*; JAVIER IBAÑEZ* Y EUSEBIO ALEGRE

Centro de Estudios Celtibéricos de Segeda* Seminario de Arqueología y Etnología Turolense. Facultad de

Ciencias Sociales Humanas de Teruel

RESUMEN

Las prospecciones arqueológicas realizadas para delimitar la ciudad celtibérica deSegeda fueron de carácter sistemático y confirmaron su ubicación en dos ampliosyacimientos situados muy próximos, Segeda I en el Poyo de Mara y, tras su destrucción,Segeda II en Durón de Belmonte de Gracián (Zaragoza).

En el Poyo de Mara se localizaron evidencias arqueológicas discontínuas en elespacio. Sin embargo, su interpretación llevó a relacionarlas y vincularlas con la ciudadde Segeda I.

Actualmente, el Proyecto Segeda estudia también el territorio económico ypolítico de esta ciudad celtibérica, aplicando los SIG a los resultados de la prospecciónintensiva del entorno de Segeda.

Palabras Clave: Segeda, prospección intensiva

ABSTRACT

The archaeological surveys organised in order to identify the limits of theCeltiberian city of Segeda were carried out in a systematic way. The results obtainedallowed the identification of the city on two large sites that were in close to proximity toeach other, Segeda I in el Poyo de Mara and, ensuing the latter´s destruction, Segeda II inDurón de Belmonte de Gracián (Zaragoza).

ARQUEOLOGÍA ESPACIAL, 24Revista del S.A.E.T.Teruel / 2004 / pp. 165-184

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1. Este trabajo se desarrolla dentro del proyecto I+D: BHA2001-2439, financiado por el Ministerio de Ciencia yTecnología y los fondos FEDER. Las excavaciones arqueológicas realizadas en el Poyo de Mara, Segeda I, han sidofinanciadas por la Dirección General de Patrimonio del Gobierno de Aragón y la Diputación Provincial de Zaragoza.

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El Poyo de Mara yielded archaeological evidence that displayed a particularlyheterogeneous dispersion. Nonetheless, its interpretation has allowed its association withthe city of Segeda I.

Today, Segeda Project studies the political and economic territory of theCeltiberian city, applying GIS to the results of the exhaustive surveys of Segeda´senvirons.

Key words:Segeda, exhaustive surveys

INTRODUCCIÓN

Cuando en 1998 se inició el “Proyecto Segeda” se contaba con una informaciónprevia sobre la ciudad celtibérica de Segeda (Burillo 1993). Si bien Schulten (1933) lahabía identificado en el yacimiento arqueológico de Durón de Belmonte de Graciánestudios posteriores situaron en este lugar la segunda fase de esta ciudad, Segeda II, yen el inmediato Poyo de Mara la primera, Segeda I (Burillo y Ostalé 1983-84).

La delimitación de Segeda II quedó planteada por Schulten en el plano por élpublicado. El trazado de la muralla que, todavía, puede seguirse por buena parte de superímetro, excepción hecha del flanco que da al río Perejiles, no ofrece dudas sobre suextensión (Asensio 2001). Las actuaciones realizadas en Segeda I en el año 1986(Burillo y De Sus 1991) llevaron a conocer la complejidad de este asentamiento y ladificultad de su delimitación.

Cuando en 1998 comenzó el “Proyecto Segeda” no se planificó el desarrollo deprospecciones arqueológicas previas para precisar la delimitación de las dos fases de laciudad. Se planteó la realización de una excavación sistemática de Segeda I paraconocer la estructura urbana de esta ciudad celtibérica y sus circunstancias históricas(Burillo 1999; Burillo 2001a; 2001b; 2001c). Este hecho se consideró prioritario dadoque las otras grandes ciudades celtibéricas conocidas han manifestado nivelescoetáneos a Segeda II, caso de Contrebia Belaisca, posteriores a esta ciudad, comoSegóbriga y Bílbilis Itálica, o una superposición de las evidencias romanas sobre lasindígenas, en Contrebia Leucade, Numancia, Tiermes y Uxama (Burillo 1998).

Sin embargo, la negativa de agricultores y propietarios de las múltiples parcelasasentadas en Segeda I a autorizar la realización de excavaciones arqueológicas obligó adesarrollar otra estrategia de estudio de la Zona Arqueológica de Segeda, basada en lasprospecciones arqueológicas y en el desarrollo de un instrumento de gestión, quepermitiera conservar su patrimonio arqueológico. Como consecuencia inmediata sepropuso una delimitación de tres yacimientos arqueológicos relacionados con Segeda,los correspondientes a las dos fases de la ciudad y el Plano de Mara donde se identificóun campamento romano. Los resultados de estas prospecciones dieron lugar a que en elaño 1999 el Departamento de Cultura y Turismo del Gobierno de Aragón incoara a laZona Arqueológica de Segeda el expediente para declararla Bien de Interés Cultural enla categoría de Conjunto de Interés Cultural, alcanzando tal categoría en el año 2001.

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Figura 1. Situación de la Zona Arqueológica de Segeda.

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Por otra parte, en el mismo año de 1999 se elaboró el documento: Plan Director deSegeda nº 1. Usos del suelo, donde se analizaba los procesos de destrucción delPatrimonio existentes en la Zona Arqueológica de Segeda y se inventariaba cada una delas fincas comprendidas en la misma, para poder prever cualquier actuación futura enellas (figura 1).

Los resultados de la prospección de Segeda I indicaron que el conocimientoprevio que se tenía de esta ciudad era sólo parcial. Pero es el desarrollo integrado de lasactuaciones de investigación y gestión realizadas en esta ciudad lo que está permitiendoconcretar su delimitación.

En el año 2000 se iniciaron las excavaciones arqueológicas en Segeda I,compaginándose con las actuaciones de control de los cambios de cultivo, lo que hapermitido que, a fecha de redacción de este artículo, se hayan realizado catasarqueológicas en 15 parcelas diferentes. Pero lo importante es la integración, desde elprimer momento, de las actuaciones de investigación y de gestión, de forma que laprospección inicial, las catas arqueológicas y las excavaciones sistemáticas conformanuna unidad de información en el conocimiento de la estructura urbana de Segeda I.

En el año 2001 el Ministerio de Ciencia y Tecnología aprobó el proyecto I+D:“Procesos sociales y económicos en la formación y desarrollo de la ciudad estadoceltibérica de Segeda”, con F. Burillo como investigador principal y el equipointerdisciplinar formado por S. Escolano, J. Ibáñez, J. Picazo, F. Pina, S. Rovira y E.Ruiz. El desarrollo de este proyecto ha permitido integrar Segeda en el territorio ydesarrollar diferentes sistemas de análisis que, en esencia, vuelven a repetir las tresescalas clásicas de análisis espacial definidas por D. L. Clarke (1977), que en nuestrocaso hacen referencia a la correspondiente a la ciudad, al territorio inmediato a lamisma y al territorio político-económico por ella controlado. Escalas de análisis quedeben integrarse en la investigación arqueológica. El desarrollo de la prospección hasido clave en la identificación de nuevos asentamientos, localización de zonas minerasy análisis del paisaje para determinar el territorio de explotación agropecuario. Lautilización de los Sistemas de Información Geográfica están siendo indispensables en elanálisis global de toda la información disponible (Burillo, Escolano y Ruiz, en prensa).

LA PRIMERA DELIMITACIÓN DE SEGEDA I

Como consecuencia de la propuesta de identificar la primera fase de la ciudadde Segeda I en el Poyo de Mara (Burillo y Ostalé 1983-84) se desarrolló en 1986 unaserie de actuaciones bajo la dirección de F. Burillo y Mª. L. de Sus (1991) tendentes adelimitar este yacimiento arqueológico. Se contaba con la fotografía aérea vertical convisión estereoscópica, correspondiente a los años 1978 y 1986, y la fotografía aéreaoblicua realizada en 1986 por Ph. Claude de la Casa de Velázquez (figura 2).

La elevación del Poyo, mostraba en superficie el afloramiento de muros y depiedras desplazadas de las antiguas construcciones, así como la presencia de materialescerámicos pertenecientes a la etapa celtibérica. Las características topográficas de esta

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elevación, cuya extensión supera ligeramente las 5 hectáreas, llevaron a identificar eneste lugar la zona nuclear de la ciudad de Segeda. Las actuaciones arqueológicasrealizadas consistieron en tres catas y una prospección eléctrica, realizada por S.Romeo y F. Prat del Grupo de Geofísica de la Rábida. Dicha prospección eléctrica seciñó al campo situado inmediatamente debajo de la elevación del Poyo. Se prospectóuna superficie de 5760 m2. El filtraje de los resultados mostraba la existencia de unaestructura reticular, sin que se pudiera definir su cronología ni las alteraciones sufridasdebido a la presencia de posibles evidencias geológicas (figura 3).

La cata A, se situó a 120 m de distancia de la base del cerro en dirección SE., enel extremo más próximo de un campo, parcela 241a, en cuya superficie se percibíarestos de cerámica celtibérica y piedras que, dada la formación aluvial de toda la basegeológica del mismo, sólo podían proceder de estructuras constructivas. La excavación,realizada en la zona de cota más baja de todo el campo, descubrió la existencia de unpotente sedimento arcilloso de 2, 10 m de espesor que cubría el nivel fértil de la etapaceltibérica. Se identificó un muro de grandes cantos rodados asociado a un kalathos.

El desfonde de la parcela 241b, realizado para plantar una viña, había dejado demanifiesto una gran mancha de tierra grisácea, con una cierta concentración demateriales cerámicos. Se realizó la cata B en medio de ella, en un punto situado a 185m de la cata A, en dirección SE. Se localizaron abundantes restos cerámicos, muyfragmentados, huesos de animales, fragmentos de adobe, y una ausencia total deestructuras constructivas. Este hecho era extensible a toda la mancha de tierra grisácea,dado que en superficie no se veía ninguna piedra. Las características de estas

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Figura 2. Foto aérea oblicua del Poyo de Mara, año 1986 (Ph. Claude, Casa de Velázquez).

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evidencias asimilaron este lugar a los cenizales tan frecuentes en el Duero medio(Wattenberg 1959) y de los que no se tiene constancia en las ciudades celtibéricas delvalle del Ebro. La función de basurero correspondiente a este cenizal, llevó a proponerque marcaba uno de los límites de la ciudad.

El punto C correspondía a la zanja realizada por la Comunidad de Belmonte deRegantes con el fin de construir un pozo. Se encontraba a 255 m en dirección N de labase del cerro del Poyo. En el momento de la inspección la zanja ya se había colocadoy estaba parcialmente cubierta la tubería de extracción de agua. Los 2,40 m de perfilvisibles mostraban la existencia de un sedimento aluvial de arcillas, arenas y pequeñoscantos rodados, sin que se percibiera un nivel arqueológicamente fértil. Sin embargo,en la tierra acumulada en la superficie y, procedente de capas más profundas, aparecíauna concentración de cerámica celtibérica, campaniense y fragmentos de adobe. Locual indicaba la existencia de un nivel celtibérico en una cota inferior a la zanjaexistente en aquel momento. En la superficie del campo no se percibía ningúnfragmento cerámico, hecho lógico si se piensa en el espesor de los sedimentos, lo cualimpidió precisar la entidad de este registro. La concentración de los materialesevidenciaban que no procedían de arrastres, indicaban la existencia de estructuras insitu, pero la distancia al cerro impedía precisar su función y determinar sicorrespondían a una estructura aislada o se integraban en el urbanismo de la ciudad.

En suma, Segeda I quedaba definida por la elevación del Poyo y un desarrollocontinuo en dirección SE, marcado por los resultados de la prospección eléctrica, elmuro localizado en la cata A y la presencia de cerámicas y piedras en la parcela 241a.Todo lo cual confería una extensión aproximada de unas 10 ha. Dimensiones quecertificaban la categoría dada al asentamiento como ciudad. El cenizal detectado endicha dirección mostraba uno de los límites de la ciudad. El desnivel existente con elrío Perejiles marcaba el linde urbano en todo el flanco occidental y quedaba indefinidoen dirección Este y Norte, dada la distancia existente con las evidencias detectadas en

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Figura 3. Actuaciones arqueológicas en el Poyo de Mara en el año 1986, resultados de la prospección eléctrica ysituación del cenizal y de la cata A.

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la cata C. Fue precisamente esealejamiento, con un vacío deinformación en superficie loque impidió definir si nosencontrábamos ante unaestructura aislada o se hallabavinculada con la ciudad.

ESTRATEGIAS EN LAPROSPECCIÓN DE 1998-99

La prospecciónrealizada durante los años1998-99 se orientó a delimitarlos tres yacimientos quecomponen la ZonaArqueológica de Segeda yconocer sus característicasinternas.

Se realizó unaprospección intensiva concobertura total. La unidad deprospección fue la parcela,definida cartográficamente enlos mapas catastrales y en la

fotografía aérea y en el terreno por los límites de los ribazos y lindes de los campos.Estas unidades de límites irregulares fueron totalmente operativas para cubrir toda lazona prospectada.

Las parcelas se dividieron en cuadrados aproximados de 100 m2. No existió,pues, una cuadrícula teórica general que abarcara todo el yacimiento arqueológico. Encada parcela se acomodaba la orientación de la cuadrícula a la forma de sus límites.Conscientes de que toda estrategia de prospección supone un muestreo muy limitado dela información arqueológica existente, dado que se limita a los materiales visibles ensuperficie en el momento de su realización, se consideró que no era necesario ser muyestrictos en que las mallas que dividían cada una de las fincas fueran exacta-menteiguales. Este hecho vino impuesto por los diferentes cultivos existentes en cada uno delos campos. En aquellos que existían viñedos o árboles frutales, contábamos ya con unaretícula previa, la existente en la propia plantación, tanto a nivel de campo como a lahora de registrar los resultados, pues la fotografía áerea, ampliada para cada parcelaque se prospectaba, permitía marcar exactamente la zona inves-tigada. De esta manera,la propia disposición de la plantación dirigía el camino de los prospectores en

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Figura 4. Prospección Zona Arqueológica de Segeda, año 1998.

Figura 5. Inventariado de material en campo, año 1998.

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cuadrados que se marcabanpreviamente siguiendo ladisposición de las plantas, yque solían ser de cuatro cepasen el caso de las viñas y de doso tres árboles en el de losfrutales. Obviamente, la mallafinal difería según el tipo deplantación, pero cualquiermodificación al sistemaempleado hubiera encarecidolos tiempos y, lo que es másimportante, dificultado e

incluso imposibilitado la realización correcta de una cobertura total del sueloprospectado.

En las fincas yermas o en barbecho se marcaba la cuadrícula acomodando sudirección a la del ribazo de mayores dimensiones. El lado recto más largo fijaba lareferencia inicial y se trazaba una banda a 10 metros del linde, utilizando cuerdas denailon de 100 metros de longitud que llevaban marcadas divisiones cada 10 metros, loque permitía partir cada una de estas bandas en unidades de 10 metros de longitud,formando cuadrados de 100 m2.

Se disponían cuatro prospectores por cada cuadradro, de forma que cada uno deellos prospectaba intensivamente una banda aproximada de 25 m2, recogiendo en unabolsa toda evidencia de cultura material visible (figura 4). Todos los restos de cadacuadrado se unificaban en el mismo momento en el que finalizaba la prospección y seprocedía a rellenar una ficha específica para cada cuadrado. Con creces los restoscerámicos eran los elementos de cultura material más dominantes, por lo que seprocedía a su clasificación: celtibérica fina, separando las tinajas de las restantes,común, ánforas, barniz negro, medie-val común, medieval vidriada, moderna, tejas, yse registraba además otras evidencias más escasas (pondus, fusayolas, metales,escorias, etc.). Se llevaba al campo un cubo de agua para los casos en los que el barrodificultaba la identificación de la cerámica (figura 5). En la ficha se registraba, por los

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Figura 7. Prospección parcela 250, con la dispersión de las bolsas deplástico, una por fragmento.

Figura 6. Proceso de selección del material cerámico procedente de una cuadrícula de 100 m2 de Segeda II. A) materialrecogido, B) material clasificado, C) material seleccionado para su estudio.

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grupos señalados, el número y el peso de los fragmentos y se seleccionaban aquelloscon peculiaridades de pasta, forma o decoración. El resto, esto es la mayoría de losfragmentos recogidos, se volvía a desperdigar dentro del cuadrado de donde procedían,salvo en el caso de las ánforas y de las cerámicas de barniz negro que se recogían todos(figura 6).

Este sistema fue totalmente operativo en los casos en los que existía una relativaabundancia de materiales, hecho que ocurrió en todo Segeda II y en la elevación delPoyo. Sin embargo, existían campos en los que los fragmentos cerámicos eranescasísimos, y a veces limitados a una parte de la parcela, caso de la nº 250. Tras haber

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Figura 8. Curvas isopletas de dispersión de material cerámico en un área del Poyo y modelo digital.

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experimentado la nulidad de trazar una cuadrícula previa, en aquellos espacios dondeposteriormente no se percibía ningún fragmento cerámico o estos eran muy escasos, serealizó un sistema de recogida de la información que resultó totalmente operativo. Cadauno de los fragmentos se situaba dentro de una bolsa de plástico, que se dejaba en elmismo lugar donde se había localizado y era con posterioridad cuando se trazaba lacuadrícula únicamente en la zona donde se encontraban las citadas bolsas, claramentevisibles sobre la superficie del campo (figura 7). Este sistema permitía también poderregistrar de forma exacta y rápida cada uno de los fragmentos localizados.

Dado que, a excepción de la elevación del Poyo, todo el terreno prospectadotenía una formación geológica de sedimentos cuaternarios, las únicas piedras propiasdel lugar eran pequeños cantos rodados. Por ello, cualquier otra evidencia petrológica,caliza, yeso o grandes cantos rodados, correspondían a una aportación antrópica. Dadala uniformidad cronológica de los materiales cerámicos recogidos, era razonable pensarque ésta se hubiera realizado en la etapa celtibérica, e inicialmente estuvierarelacionada con la primitiva ciudad (figura 8). El hecho de que todo el yacimiento deSegeda I esté ocupado por campos ha dado lugar a que únicamente sean visibles en elmismo aquellas piedras de pequeñas dimensiones que no han dificultado el cultivo,salvo en el caso de la parcela 250, en donde una reciente roturación había hecho aflorarpiedras de grandes dimensiones que, en el momento de realizar la prospección, todavíano se habían retirado del campo.

La situación en la que se encontraron las piedras procedente de antiguasconstrucciones eran tres: amortizadas en antiguos ribazos, formando pequeños muros deaterrazamiento y amontonadas en el linde del campo más próximo al lugar de dondeprocedían, caso de la parcela 234, o utilizadas como verdaderos mojones para marcar

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Figura 9. Segeda I. Foto aerea con referencia catrastal de las parcelas.

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alguno de los límites de lasfincas. Estas concentraciones seconstataron de forma especial enlos campos situados próximos alCamino de Viver, donde selocalizaban grandes bloques depiedra caliza, algunos de ellosde características megalíticas(figura 9).

SEGEDA I Y ELCONCEPTO DEASENTAMIENTO

Los resultados de laprospección mostraron comociertas la continuidad de lasevidencias superficialesdetectadas en la campaña de1986 y no aportaron ningunanovedad al problema de la cataC de la parcela 189.

Sin embargo, en loscampos situados al sur delcenizal de la parcela 241b,

disminuían notablemente los restos cerámicos hasta llegar a desaparecer. Fuera ya de lacontinuidad del registro superficial que marcaba la concentración de materiales que,aparentemente, definían la ciudad de Segeda I, se identificaron en el interior de tresparcelas (250, 92/58 y 234) zonas aisladas donde se concentraban restos cerámicos,correspondientes a la misma etapa cronológica que los localizados en el Poyo.

La arqueología anglosajona ha definido los conceptos site / off-site para separarlas evidencias arqueológicas detectadas en prospección en dos grupos antagónicos. Ennuestro caso, el lugar donde se concentra la información arqueológica, quecorrespondería a la ciudad, y el marcado por los materiales arqueológicos diseminadosque mostraría el territorio explotado agropecuariamente. Ejemplos ya clásicos, como elrealizado por Gaffney y Tingle (1985) en el proyecto “Maddle Farm”, muestran unejemplo operativo en el que la dualidad señalada marca el asentamiento y los camposcultivados. Por otra parte, con estos planteamientos cada concentración de materiales,como los detectados en las tres parcelas anteriores, reflejarían un asentamientoindependiente al de la ciudad de Segeda I.

El territorio donde se asienta Segeda I muestra en su complejidad geológica la

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Figura 10. Piedras acumuladas en el ribazo de la parcela 92/58, año 1998.

Figura 11. El mismo ribazo en el año 1999.

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dificultad de interpretar losrestos superficiales. Laexistencia de una gran capa desedimentos aluviales que llegaa ocultar las evidenciasarqueológicas a más de dosmetros de profundidad,imposibil i tando cualquierafloramiento en superficie, essólo una manifestaciónpalpable de avanzar más allá dela propia separación del site /off-site. Pero el caso que nos

ocupa va más allá que resolver esta dualidad, ya que el problema que se plantea es elconsiderar las tres evidencias aisladas como otros tantos yacimientos arqueológicoscorrespondientes a asentamientos situados en el territorio próximo a la ciudad deSegeda I, o integrarlos en la misma a pesar de la discontinuidad del registroarqueológico superficial. La respuesta a esta pregunta sólo se resuelve desde lainterpretación de la funcionalidad de todas las evidencias arqueológicas.

El estudio en prospección de la parcela 92/58 mostraba la existencia en laelevación situada en la zona que inicialmente las separaba de una estructuraconstructiva aislada, de la que procedían la acumulación de bloques de piedralocalizados en el año 1998 en el ribazo que lo separaba de la parcela 57, acumulaciónque “curiosamente” desapareció en el transcurso de un año, a pesar de que nodificultaba ningún cultivo (figura 10 y 11). El análisis de la fotografía aéreacorrespondiente a un vuelo de fecha no determinada, pero probablemente de la décadade los cuarenta, mostraba la existencia de una estructura de planta cuadrangular, quefue aprovechada para separar las dos fincas y que con posterioridad fue desmontada porlas labores agrícolas cuando se unificaron, dando lugar a la acumulación de piedrasreseñada (figura 11). La solicitud del propietario de realizar un cambio de cultivo en

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Figura 12. Secuencia de fotografías aéreas correspondientes a la parcela 92/58.

Figura 13. Muralla de Segeda I.

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dicha finca dio lugar a larealización de lascorrespondientes catasarqueológicas. Una de ellasmostró las características delbasamento de uno de los murosde la estructura señalada, suanchura de 3,89 m l levó aproponer que la estructuracuadrangular a la quepertenecía muy probablementetendría un carácter defensivo ypodría identificarse con un

fortín, función que bien podría extenderse a los otros dos evidencias aisladas. En la prospección también se localizó un paramento de fortificación situado en

el linde del campo 234 con el 221, planteando el dilema, todavía sin resolver, de sicorresponde a una de estas estructuras aisladas o se identifica con un tramo de murallaque podría prolongarse por la parte baja de la falda del Poyo.

Al realizar otra de las actuaciones de gestión arqueológica en el camino deViver, se identificó un lienzo de muralla de 9 m de longitud y 4, 10 de anchura, queconservaba dos hiladas de bloques de caliza en la cara externa (figura 13). El desarrollohipotético de esta muralla es próximo a los citados fortines, pudiendo afirmarse que noenlaza con el descubierto en la parcela 92/58, dado que en las catas realizadas en estaparcela mostraron la situación aislada de dicha estructura constructiva. Si que se puedeseñalar que nos encontramos ante la existencia de una construcción de carácterdefensivo, como es la muralla y unas estructuras aisladas próximas, posibles fortines,cuya relación toma sentido si se analiza conjuntamente con las estructuras conocidas deSegeda I. Es en la interpretación global de este oppidum cuando se integran lasevidencias arqueológicas aisladas en una lectura única de la ciudad, y se puedeninterpretar como una unidad el límite de la muralla señalado, cuya situación no estabadestinada a delimitar estrictamente la parte habitada de la ciudad sino a situarse en lospuntos topográficos que permitieran una mejor defensa de la misma, sin importar queesta decisión poliercética englobara una franja de terreno deshabitado.

Ciertamente es un privilegio en la investigación arqueológica el contar con unainformación textual, como ocurre en el caso que nos ocupa de Segeda, lo que permitedar una lectura histórica a las evidencias señaladas. Apiano (Iber., 45) señala en surelato: “Segeda es una grande y poderosa ciudad de los celtíberos llamados belos,adscrita a los pactos de Sempronio Graco. Sus habitantes se propusieron que la gentevecina de ciudades más pequeñas abandonasen sus lugares y se congregasen en suciudad, a la que rodearían de una muralla de cuarenta estadios de circunferencia,obligando a esto a la vecina tribu de los titos” (Schulten 1937; Burillo 2003).

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Figura 14. Segeda I, área 3.

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PROSPECCION, EXCAVACION Y GESTIÓN DEL PATRIMONIO: TRESACTUACIONES INTEGRADAS PARA LA DELIMITACIÓN DE LA CIUDADDE SEGEDA I

Los límites de la ciudad de Segeda I se han ido definiendo uniendo lasactividades de prospección y excavación arqueológica, pero sobre todo desde lainterpratación conjunta de sus resultados. En esta dirección contribuyó nuevamente larealización de actuaciones de gestión arqueológica realizadas con motivos de loscambios de cultivo.

Las catas previas realizadas en la parcela 184/185 habían demostrado la

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Figura 15. Segeda I, propuesta de delimitación de la ciudad.

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existencia de un nivel fértil debajo de los sedimentos aluviales, lo que motivó eldesarrollo de una excavación en extensión de 201 m2 a 40 metros de la falda del cerrodel Poyo. Se descubrió parte de una manzana de viviendas situadas bajo una capa desedimentos de 1, 60 a 2, 40 m de espesor. La presencia de tres hogares permitióidentificar otras tantas viviendas con muros medianiles de trazado reticular (Burillo,2001-02a; Calvo, 2001-02 y Cano et alii., 2001-02). La presencia de tres monedas de laprimera fase de las acuñadas en Segeda (Gomis, 2001), con la leyenda actualmenteleída como sekeida (Rodríguez Ramos, 2001-02); unido a la cerámica importada(Burillo, 2001-02b) permitió datar este barrio de la ciudad en el momento históricocitado en las fuentes escritas del 153 a.C (figura 14).

La clara planificación de dicho barrio, unido a la liviandad de las técnicasconstructivas empleadas, especialmente si se comparan con las detectadas en lasexcavaciones realizadas en la ladera de cerro, condujo a la conclusión de que nosencontramos ante una ampliación de la ciudad para el asentamiento de las poblacionesque aparecen citadas en el relato supracitado de Apiano.

Otra nueva actuación de gestión arqueológica realizada en el camino que limitala parcela 182b con la 225 mostró la presencia de un estratro de similares característicasal comentado y situado, así mismo, bajo los sedimentos aluviales. Lo cual ha permitidoplantear que lo más probable es que exista un continuidad del asentamiento en estazona sedimentaria existente entre la elevación del Poyo y la Rambla de Orera, y queuniría este último punto con la zanja abierta en la parcela 189. Todo ello muestra queesta ampliación alcanzó una extensión mínima de 5/6 ha, pero cuyo tamaño real deberádefinirse en actuaciones posteriores, recuérdese que la ciudad indígena de Numancia sele estima actualmente 8 ha de extensión (Jimeno et alii. 2002, 26-28).

Lo cierto es que con los criterios estrictos de la prospección arqueológica todaesta gran ampliación de Segeda I, esa nueva ciudad que se crea con el sinecismo sobrelos titos no se hubiera podido identificar, ni en su más mínima manifestación, alpermanecer sellado por los sedimentos aluviales.

Una nueva actuación de urgencia, realizada en la parcela 232 mostró laexistencia de unas casas, al menos cuatro, que formaban un barrio límite de la ciudadcoetáneo a todas las evidencias conocidas de la misma. Su proximidad al cenizalcomentado, corrobora en este caso los datos de la prospección previa, dada laproximidad de los restos arqueológicos a la superficie del campo.

Desde los criterios de la investigación arqueológica la continuidad de lasactuaciones realizadas durante el periodo 1998 a 2004 han permitido percibir laextensión de la ciudad de Segeda I y conocer una parte mínima de su estructura urbana.Sin embargo, en el momento de redactar el documento para que este lugar fueradeclarado Bien de Interés Cultural se planteó la delimitación del territorio que deberíaprotegerse. Consideramos que los límites que en aquel momento, año 1998, se podíaatribuir al yacimiento era la unidad mínima. Rodeando al mismo se planteó un entornoprotegido cuya anchura era variable dependiendo de la topografía que le rodeaba. Así eltrazado del río Perejiles y el de la rambla de Orera marcaron los límites de dos de los

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flancos. En el extremo SE se trazó una franja próxima a los 200 m de anchura a partirdel camino de Viver y en el extremo NE la proximidad a Segeda II llevó a unir losentornos protegidos de las dos ciudades.

Dicho entorno protegido ha permitido englobar en Segeda I esa ampliación de laciudad cuya extensión se está percibiendo en las actuaciones de gestión. Pero sobretodo protege el yacimiento de cualquier actuación futura, como construcciones degranjas o casas que de levantarse cerca de la ciudad incidirían negativamente en lavisualización futura de la misma (figura 15).

SEGEDA, CIUDAD ESTADO: TERRITORIO ECONÓMICO, TERRITORIOPOLÍTICO

En el marco espacio-temporal del valle del río Jalón en época celtibérica, laciudad de Segeda ocupó la cúspide de la organización económica, social, política ycultural (Burillo 1986). Tal y como veremos en las próximas líneas, su origen ydesarrollo pueden considerarse como un importante factor distorsionante en la relativacontinuidad de un espacio característico (pequeños valles fluviales encajados entrepequeñas sierras y altos páramos). Una zona similar a otras muchas de su entorno queacabó transformándose, por diversas causas, en el centro de un amplio territorio; estacentralidad funcional (no necesariamente física) distorsionará progresivamente todoslos parámetros demográficos, socioeconómicos, políticos y culturales de su área deinfluencia (control), hasta acabar generando un sistema en el que todo depende, enmayor o menor medida, de esa nueva realidad. Analizado como sistema, el cambio fueradical, ya que no sólo alteró los distintos componentes (poblados, red de caminos, etc.)y el conjunto de relaciones que los unían, sino que generó una nueva relación,posiblemente más fuerte que las anteriores, entre dichos componentes y una realidademergente (la ciudad). Esta nueva realidad encabezó un sistema marcadamenteholístico, que podemos asimilar al concepto clásico de “ciudad-estado”.

La precocidad de Segeda en este proceso, en lo que a la Celtiberia se refiere,acentúa sus rasgos y trascendencia, al no existir precedentes conocidos en dichoterritorio. Durante algo más de una centuria, un espacio aparentemente poco relevante,situado en el curso medio de un pequeño afluente del río Jalón (un afluente más del ríoEbro), se convirtió en el centro de un amplio territorio que incluye otros espacios conmayores potencialidades agrícolas, ganaderas o mineras. No es este el momento, ni ellugar, para analizar este paradójico proceso, pero si para afirmar que el éxito urbano deSegeda supuso un profundo impacto y una honda transformación de su entorno másinmediato. Cabe esperar que se produjera un proceso de intensificación de laproducción agropecuaria y la génesis de una red de asentamientos periurbanos deapoyo, de diversa índole, con características distintas a las de los poblados “normales”distribuidos por el resto del espacio. Sin entrar a valorar numéricamente laconcentración humana en este limitado territorio, se puede también asegurar que

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Figura 16. Modelo de Segeda y su territorio (Burillo, Escolano y Ruiz, 2004)

difícilmente serían sostenibles sus efectivos demográficos y todo el complejo engranajeque implica una ciudad sin una convergencia permanente de recursos generados fueradel área de explotación directa de sus habitantes. Sin duda, esta circunstancia tambiéndebió distorsionar la propia red de asentamientos incluso en áreas más alejadas. Valgael tradicional símil de la piedra arrojada al estanque.

Segeda, ceca emisora (Gomis 2001; Burillo 2001a) y punta de lanza de unaeconomía cada vez más monetaria, mercado redistribuidor de mercancías de diversosorígenes (algunas procedentes de circuitos “internacionales”), centro productor de“artesanías especializadas” (aquellas que no se podían encontrar en los poblados“normales”) (Burillo 2001-02b), eje político en el que residía la oligarquía gobernante y

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núcleo esencial desde el punto de vista religioso, militar y político, centralizó unaamplia red de caminos y sendas que la unieron con todo su territorio y con las vías decomunicación suprarregionales (Burillo, Escolano y Ruiz, en prensa) (figura 16).

Todas estas realidades deben ser tenidas en cuenta a la hora de trazar lasestrategias de análisis del área de control e influencia de Segeda. En una primera etapade trabajo, basada esencialmente en el método de prospección arqueológica, se deberánbuscar todas las evidencias dejadas a diversos niveles por esa profunda distorsión; enocasiones, dichas evidencias serán “directas”, como es el caso de la posible red deasentamientos periurbanos; en otros, “indirectas”, exigiendo una más complejainterpretación, como las modificaciones generadas en las redes de asentamientosanteriores y las distorsiones que pervivieron en las posteriores. Se deberá contar con laimportante transformación medioambiental acontecida desde esas fechas hasta nuestrosdías, con niveles aluviales de más de 2 m. que dificultan el acceso a determinado tipode informaciones, como a la definición de campos abonados con desechos domésticos(incluidas cerámicas), sistemas de irrigación (sin los cuales la producción alimentariaen el entorno de la ciudad sería marcadamente deficitaria), etc. Y siempre sin olvidar laposibilidad de que algunas de dichas transformaciones medioambientales puedanderivarse de los procesos de intensificación en la explotación del medio generada apartir del auge de la ciudad.

Conforme nos alejamos de las zonas de explotación directa de los habitantes dela ciudad y nos adentramos en las zonas más alejadas dentro de su hinterland, las

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Figura 17. Modelo de Segeda y su territorio, antes y después de la intervencion romana.

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estrategias de estudio deberán reajustarse, al ritmo que se matiza la pretérita influenciaurbana. La interpretación de las evidencias será más complicada, ya que deberádesentrañarse que tendencias responden a la implantación de la ciudad y que otrasoperan de forma más “autónoma” y “localista”; como complicación añadida cabedestacar que es muy improbable que la demarcación del territorio de Segeda no variasesustancialmente a lo largo del tiempo, lo que añade sesgos aún mayores en lainterpretación. Además, no se debe olvidar que la distancia al centro del sistema nosiempre es un criterio suficientemente válido; la actividad metalúrgica puede ser unbuen ejemplo de ello, ya que el patente auge metalúrgico aparejado al desarrollo deSegeda depende de recursos desigualmente distribuidos por su territorio, sin quenecesariamente tengan que ser estrictamente proporcional el influjo de la ciudad con ladistancia (Rovira y Burillo 2003; en prensa).

En suma, queda claro que el estudio del territorio de Segeda debe abordarse conuna compleja batería de estrategias de trabajo, pausadamente meditadas y debatidas,tendentes a responder preguntas concretas; preguntas que deberán ser formuladas deantemano (“sólo se encuentra lo que se busca”), tomando como referencia laformulación de modelos predictivos del sistema estudiado y las evidencias que estepudo dejar en el territorio. Ello permitirá una “búsqueda integral (e integrada) deevidencias”, que en muchos aspectos puede diferir de lo que sería una “simple”estrategia de prospección intensiva. En esa búsqueda también se deberá asumir la“hipótesis cero” o contraria a la nuestra, valorando no sólo aquellos aspectos que seajustan al modelo propuesto; la presencia de evidencias que no se adecuen al sistemapropuesto nos deberán servir para ir matizándolo y corrigiéndolo; en suma, paragenerar un modelo cada vez más y mejor ajustado a la realidad pretérita estudiada. Anuestro juicio, esa puede ser la mejor manera de desentrañar de forma mínimamenterazonable un sistema tan complejo como el que presumiblemente encabezó Segedadesde la etapa previa a la conquista romana hasta su total integración en la esferaitálica.

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(El contenido de la Bibliografá del Proyecto Segeda puede consultarse en www.segeda.net.

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