Profundización sobre evolución
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UNIVERSIDAD DE ANTIOQUIA
Facultad de Ciencias Sociales y Humanas
Psicología
Trabajo de profundización primera unidad
Mauricio Velásquez Hernández
Medellín, Colombia
2014
Para exponer el tema en el que he decidido profundizar: la adaptación humana de la cultura y lo que ésta genera; quisiera empezar con una secuencia de ideas con cierta linealidad para luego hablar un poco más en vasto intentando dar fondo al asunto. La secuencia primera serían algunas menciones generales sobre la evolución para luego puntuar nuestra –nosotros humanos- relación/rama en ésta, ya enfocándonos en nosotros a quienes nos compete el tema del que profundizo, intentaré mostrar los puntos más importantes para mí con la información de las lecturas que he podido recolectar.
Sobre la evolución –en cuanto teoría- creo es necesario mencionar el hecho de que
ofrece una explicación sobre el origen de la vida en cuanto a cómo surgen las formas
de ésta, básicamente nos ofrece una lógica bajo la cual entender los cambios que se
han dado y se dan en la vida sobre del planeta. La evolución –en cuanto asumimos
como proceso- funciona sobre cambios en las características de los seres vivos, el
cambio en las características hace que, por ejemplo, de una rama en el árbol de cierta
especie por la mutación de individuos surge de ésta una rama nueva de seres, la cual
se cataloga como otra especie diferente a la anterior porque, primero lo esencial, el
cambio en las características, y la particularidad de la imposibilidad de procreación
con esta pasada.
Es asombroso como físicamente los cambios entre las especies y dentro de cada
especie puedan parecer muy grandes, pero genéticamente el ADN sufre pocas
modificaciones, podemos ver cómo compartimos unos porcentajes de parecido de
ADN muy altos comparados con otras especies, las diferencias no son tan abismales
como se podría haber pensado en otro tiempo, pero el hecho es que estos pequeños
números tienen incidencias enormes en la realidad exterior, reflejadas sobre los
orígenes de las especies.
Como asumido proceso, decía, la evolución tiene su lógica y tiene también su ritmo;
sobre este tema habla Humphrey luego de dar un ejemplo del manejo de la
empresa Ford:
Ella no tolera una exageración innecesaria en sus líneas de producción; capacidades
excesivas son reducidas y otras nuevas especificaciones se agregan en el momento y
lugar requeridos. En este sentido, se puede afirmar que no hay animales cuyas
habilidades excedan las demandas de su vida natural. Sobre The social function o
intellect –Nicholas Humphrey (1976) – (Rosas, 2003)
Con una afirmación como esta nos lleva a pensar el proceso de la evolución como
uno desarrollado con extrema mesura y economía, y pensándolo un poco podríamos
estar de acuerdo con dicha idea, después de todo el mundo natural maneja un cuasi
perfecto equilibrio en el que las especies, las formas de vida en general se ven
afectadas y cambian según los cambios en dicho equilibrio. Pero el hecho mismo de
pensar esto es lo que nos permite pensar el siguiente punto en la pequeña secuencia
que había planteado.
Cuando empecé a pensar en un tema para desarrollar este trabajo, la primer
“conceptualización” que hice sobre aquél no me fue muy clara, y pensando sobre
cómo podría definirse/componerse el susodicho tema lo veía como algo un tanto
grande y difuso; afortunadamente consultando un poco pude conceptualizar mejor el
tema y buscar algunas (creo) buenas fuentes, entre éstas una en cuyo título, y en obra
también, está expresado directamente el tema del que hablo “Los orígenes culturales
de la cognición humana” de Michael Tomasello, contiene mucha información sobre
lo que este trabajo pretende, pero hago mención de la fuente porque el primer
capítulo habla sobre el tema de la secuencia, el capítulo se titula “Un enigma y una
Hipótesis” lo considero totalmente apropiado para el capítulo porque planteando el
tema de la secuencia como un enigma, y desarrollando una hipótesis –el tema
principal- el libro tiene una apertura más que adecuada para desarrollar todas sus
ideas. El enigma del que habla, que corresponde al segundo tema en la secuencia
tiene que ver con el tiempo en el que normalmente actúa el proceso evolutivo
normal, y cómo en la línea de nuestros antepasados se da cierto salto acelerado en
cuanto al desarrollo de características muy particulares dandonos a nosotros como
resultado; dicho salto tiene lugar hace más o menos 6 millones de años donde nuestra
línea evolutiva se separa y se dan cambios muy rápidos, Australopithecus, Homo
hace más o menos 2 millones de años, y Homo sapiens hace sólo 200.000 años más o
menos
El enigma básico es el siguiente. Los 6 millones de años que separan a los seres
humanos de los otros grandes simios es un tiempo muy corto en términos de
evolución. (…) Nuestro problema es, entonces, un problema de tiempo. La cuestión
es que simplemente no hubo suficiente tiempo para que los procesos normales de
evolución biológica que involucran variación genética y selección natural hayan
creado, una por una, las habilidades cognitivas necesarias para que los humanos
modernos inventen y mantengan industrias y tecnologías; éstas requieren la
utilización compleja de herramientas, formas elaboradas de comunicación y
representación simbólica, además de organizaciones e instituciones socialmente
complejas. Sobre Tomasello (Rosas, 2003).
Teniendo esto en cuenta podríamos pensar que los humanos, o más bien la forma en
cómo hemos resultado es ciertamente especial y se sale de la naturaleza (esto último
es algo que si quisiera sostener) pero la verdad es que tan por encima y como una
mala lectura podría ser interpretado totalmente mal, algo totalmente
antievolucionista, pensar o formular este enigma el cuál es “un problema de tiempo”
sólo nos hace mirar hacia otro lugar y explicar los acontecimientos bajo otra lógica
más adecuada, al respecto, se nos indica dónde/cómo mirar, y fue en la primer lectura
donde empecé a pensar este tema.
Asimismo, tampoco las formas superiores de la actividad consciente, de la atención
activa, del recuerdo voluntario y del pensamiento lógico, inherentes al hombre, cabe
considerarlas como producto natural de la evolución del cerebro de éste, pues son el
resultado de la peculiar forma de vida social que para el hombre es característica.
Para explicar causalmente las funciones psíquicas superiores del ser humano, hay
que salirse de los límites del organismo y buscar las fuentes de las mismas no en las
profundidades del espíritu o en las peculiaridades del cerebro, sino en la historia
social de la humanidad. (Luria, 1977).
Considero esta puntualización de Luria como la más apropiada en cuanto a solución
del enigma planteado, contiene clara y concisamente cada uno de los componentes de
la hipótesis “resolvedora del enigma” y marca un correcto rumbo a ésta.
La historia social de la humanidad como fuente de aquello particularmente humano,
nombrar esto llena los vacíos de cómo se desarrollaron aquél conjunto de
capacidades humanas que no se podría explicar bajo la lógica de la “evolución
biológica”; acá debemos tener en cuenta el pensamiento de Tomasello a la hora de
diferenciar una herencia biológica en la cual un fenotipo de una especie expresa ese
paquete genético con el que viene predispuesto y una herencia cultural que funciona
en otra lógica.
En cierta medida todos los individuos de las especies animales son en la medida de
su paquete genético, el animal viene con un dote que explotará permitiéndole cierto
manejo sobre el ambiente, que aún en casos de impresionantes animales no es muy
alto, la herencia biológica del animal determina sus desarrollos, que de nuevo citando
aún excepcionales casos animales, no podrá transmitir en orden de contribuir a su
especie. Es así como funciona la herencia biológica, dejando a los animales con una
especie de “aprendizaje individual” pues cada individuo corre una carrera evolutiva
ontológica que la mayoría siempre desarrollaran casi que al pie de la letra, la
herencia cultural funciona de otra manera:
La razón por la que ningún niño o grupo de niños podría por su cuenta en su propio
tiempo de vida crear ninguna versión de una cultura humana moderna y su material y
artefactos simbólicos es que las culturas humanas son productos históricos
construidos a través de muchas generaciones. De hecho, la característica más
distintiva de la evolución de la cultura humana como un proceso es la manera en que
modificaciones a un artefacto o practica social hechas por un individuo o un grupo
de individuos a menudo se reparten por el grupo, y luego permanecen en el lugar
hasta que un futuro individuo o grupo de individuos les hagan futuras modificaciones
–y estas luego permanecen en el lugar hasta que futuras modificaciones le son
hechas (Tomasello et al 1993ª, Boesch & Tomasello 1998)- (Tomasello, 1999).
La herencia cultural entonces funciona diferente, y aunque nombrando quizá las
diferencias no parezcan muchas, pasar de la herencia biológica donde cada individuo
aprenderá lo que puede aprender por sí mismo y casos excepcionales –los pocos que
los hay- se perderán sin ninguna realimentación por y entre con los congéneres del
grupo, a una herencia cultural es un salto que nos dota de distintivas capacidades
únicas en el reino animal.
Debo mencionar de nuevo que no hablo de ningún súper –divino- desarrollo en el ser
humano, si estamos hechos a imagen y semejanza de algo ciertamente es a el resto de
vida en el planeta, nuestros sentidos y capacidades básicas son compartidas con los
seres vivos, nuestros tejidos se parecen a los de otros animales, compartimos la vista
la audición, el tacto y el olfato, no somos los únicos que pueden recordar, prestar
atención, llevar a cavo ciertos comportamientos, tener cierta forma de vida social.
Desde seres como insectos, mamíferos, aves, tienen cierta clase de organizaciones
sociales, y hablando de cualidades pseudoclichés comparadas entre otros animales y
el hombre, incluso simios emparentados con nosotros tienen un manejo sobre el
ambiente un tanto más particular al de las otras especies llegando a la creación de
limitadas –limitadas- herramientas en su ambiente natural, y a diferentes
asociaciones y soluciones de problemas en cautiverio y aparte de esto los seres
humanos compartimos también cierta estructura cerebral básica con el de otros
animales.
Si bien podemos hablar de capacidades y cierta composición y organización que
también presentan otros animales, no es sólo el mismo tipo de cualidad lo que cuenta,
o de lo que hablamos para justificar las mencionadas diferencias sustanciales, en
cierta medida la diferencia está en el alcance y también la forma que en los humanos
dichos elementos se presentan.
El por qué y cómo (en cuanto a forma) de las diferencias cuenta con diversos
“factores” y componentes, que en realidad no hace sino parte de una secuencia de
eventos estrechamente relacionados ya que –como creo entender y espero
correctamente expresar y comunicar- están orientados a una misma dirección; el
detonante de aquellos eventos y que compartimos con otros simios, aunque los
excedemos también en esto, es el tipo de dinámicas ciertamente especiales complejas
en un orden distinto al del orden natural normal.
Lo que diferencia a este tipo de dinámica social de los primates de las dinámicas de
otras especies “sociales”, es que los primates parecen seleccionar sus aliados de
acuerdo con su “idoneidad” según el oponente y la circunstancia. Esta selectividad
respecto del rango relativo de los aliados y los adversarios sugiere que un individuo
no sólo comprende sus propias relaciones sociales sino también las relaciones que
terceros tienen entre sí. (Rosas, 2003).
Aún con organizaciones e interacciones de este tipo, el pequeño pero sustancial
cambio entre ellos y nosotros, ese excedente detonante de los particulares humanos,
radica en que para los animales, sus congéneres son como “inertes” no dotan ni son
dotados de intencionalidad, o de conciencia de ésta, nosotros funcionamos en cambio
con agentes intencionales que son los otros para nosotros, dotamos de influencia e
imprevisibilidad, y por demás extrapolamos la esencia de los hechos entre éstos, a los
actos de los demás, a su accionar.
La hipótesis de Tomasello se desdobla en dos hipótesis conjuntas: en primer lugar, y
siguiendo en la estela de Humphrey, puede suponerse que las adaptaciones socio-
cognitivas, únicas de los primates, hicieron posible una vida social mucho más
compleja que las de otras especies. En segundo lugar, las adaptaciones socio-
cognitivas, únicas de los humanos, hicieron posible no sólo una vida social compleja,
sino también una vida cultural. (Rosas, 2003).
Ese convertir a los otros en agentes intencionales, esa capacidad –mentalista- o
teoría de la mente, es básicamente lo que permite ese salto de la herencia biológica a
la cultural, gracias a esta capacidad se supera el aprendizaje biológico –individual- y
nos introducimos en un aprendizaje cultural que como ya se mencionaba en otra cita,
tiene un carácter de construcción Histórico/Social, pero el hecho es que el
aprendizaje, o la forma de éste, permitido por el desarrollo también de relaciones de
enseñanza y aprendizaje directo (actividad explícitamente humana), es el punto con
el cual podemos hacer “punto de corte” con la forma de vida natural bajo la cual ya
no funcionamos:
Para Tomasello, la comprensión de categorías relacionales que involucran terceras
partes fue el mayor logro adaptativo de los primates. Esto les permitió establecer
vidas sociales suficientemente complejas sobre la base de interpretaciones y
previsiones comportamentales mutuas. Pero en el caso de los humanos, un proceso
acelerado y diferente de evolución, junto con la aparición del lenguaje, les permitió
una vida social más compleja, construida sobre el reconocimiento de fuerzas
intencionales, fuerzas invisibles que favorecieron la creación de instituciones
sociales y la transmisión continua y acumulada de saber cultural a través de la
pedagogía y la imitación. (Rosas, 2003).
La pedagogía y la imitación son podríamos decir las herramientas, o los medios que
hemos usado para desarrollar todo el cúmulo de material socio-histórico y por lo
tanto a nosotros mismos; en excepcionales casos, decía, infortunadamente los en
comparación impresionantes manejos sobre el ambiente o formas de vida social de
algunos animales están destinados casi con seguridad al olvido porque sus
desarrollos no serán ni enseñados ni aprendidos por otro de su especie, aún quitando
del razonamiento la intencionalidad de hacer estas acciones y someterse a estas
interacciones, el gran factor en juego es que las especies no tienen facilidad para esto,
aún los casos documentales experimentales con algunos grandes simios y diversas
especies, muestran la incapacidad o lo alejado que está su forma de aprendizaje
biológico al aprendizaje imitativo nuestro; aprender imitativamente genera una
característica única.
Como sea, a la misma vez insisto que la cultura humana tiene, como adición, unas
características únicas (como también pueden tener las culturas de otras especies
primates). La más importante de éstas, a un macro-nivel, es el hecho de que muchas
tradiciones culturales humanas y artefactos acumulan modificaciones sobre el
tiempo, al menos esto no parece ser el caso para las tradiciones culturales de
primates no humanos (Tomasello et al 1993ª, Tomasello & Cal 1997). (Tomasello,
1999).
El aprendizaje y conocimiento acumulativo ciertamente es una gran ventaja y
distinción con respecto a la forma regular de desarrollo en la naturaleza, pero tiene
además otras connotaciones muy importantes con las cuales podemos ya empezar a
ver por qué todos los eventos de los que hablé hace un momento “apuntan a la misma
dirección”.
Para que este proceso funcione, entonces, los seres humanos necesitan no sólo ser
inventores, ellos también necesitan ser buenos en preservar esas invenciones por
aprendizaje imitativo, y algunas veces explícitamente enseñar, las invenciones a
otros. Este es un proceso más complejo de lo que puede parecer a primera vista. El
aprendizaje imitativo no sólo implica hacer mímica de la estructura superficial de un
comportamiento pobremente entendido, como la manera en la que un loro hace
mímica del habla humana, sin un entendimiento de su significado comunicativo;
implica también la reproducción de un acto instrumental entendido intencionalmente,
que es reproducido no sólo el aspecto comportamental sino también el fin intencional
por el cual el comportamiento fue formulado. Esto requiere algunas capacidades
especialmente adaptadas de cognición social. (Tomasello, 1999).
Con los datos e ideas que he presentado pretendo mostrar cierta clase de linealidad, o
relación por mejor decir, entre todos los factores; relaciones sociales complejas se
fueron desarrollando en nuestra rama evolutiva hace un tiempo, aquellas relaciones
complejas dieron lugar a una capacidad mentalista, a un mundo de intenciones y
fuerzas invisibles provenientes de otros seres que somos capaces de reconocer dentro
de nuestros grupos sociales, desarrollamos también capacidades y en cierta medida
necesidades/impulsos comunicativos que entrando en juego con los posibles manejos
al ambiente, provenientes de las consecuencias de las acciones de otros, dan fruto
también a una dimensión simbólica y ésta a su vez a un sinfín de relaciones entre
individuos, influyendo todo esto sobre el alcance y forma de nuestros sentidos y
capacidades compartidas que toman una forma diferente en razón de estas
interacciones alteradas en las que los humanos nos desarrollamos.
Una de las cosas más interesantes sobre el proceso de adquisición del lenguaje es que
los adultos de los cuales el niño está aprendiendo pasaron por el mismo proceso más
temprano en sus vidas, y a través de generaciones los artefactos simbólicos que
componen Ingles o Turco, o cualquier lenguaje, acumulan modificaciones como
nuevas formas lingüísticas que se crean por la gramatización y otros procesos de
cambio del lenguaje (e.g. Traugott & Heine 1991). De esta manera, el niño de hoy
está aprendiendo todo el conglomerado histórico desarrollado. Consecuentemente,
cuando el niño aprende el uso convencional de estos bien-transmitidos símbolos, lo
que está aprendiendo es la manera que sus antepasados en la cultura encontraron útil
para manipular la atención de otros en el pasado. (Tomasello, 1999).
El aprender de otros con facilidad para poder haber desarrollado el cúmulo cultural
es a mi manera de ver el punto central de las características y desarrollos humanos,
no por su mayor o menor importancia y la de otros elementos, sino por la manera en
la que conecta todo, por como hace de piedra angular, tal capacidad puede ser
justificada con descubrimientos relativamente nuevos sobre los sistemas neuronales
de las neuronas espejo o sistema neural especular.
Por tanto no es difícil apreciar las ventajas evolutivas (de supervivencia) de un
mecanismo basado en neuronas espejo, que fija las acciones motoras esenciales
dentro de una red motora semántica de mayor extensión, por una razón poderosa:
facilita la interpretación directa e inmediata de las conductas ajenas sin necesidad de
procesos cognitivos complejos, (…) La imitación dista de hallarse desarrollada entre
los primates no humanos. Se da raras veces en monos: en los grandes simios
(chimpancés y gorilas), es limitada. Para los humanos, sin embargo, la imitación
constituye un instrumento de interés máximo para el aprendizaje y la transmisión de
destrezas, lenguas y cultura. (Rizzolatti, 2007).
Aquel aspecto neurobiológico como en particular lo tenemos los humanos nos ha
permitido entonces desarrollar nuestra forma de desarrollo, nuestra forma/contacto
con la vida, y sin un ánimo despectivo o quizá insensible como pueda sonar, sino
para mostrar más diferencias y dar más fondo al tema; se ha mostrado también que el
funcionamiento de las neuronas espejo falla en las personas con autismo, mostrando
en éste un comportamiento más como el de los animales, sin tanta actividad del
sistema ante los intercambios sociales, es quizás el por qué de que las personas con
autismo presenten un desarrollo tan peculiar, una manera de relacionarse que nos
parecerá fría y/o desinteresada, y esto claro mencionando los casos más breves como
también los hay los más extremos donde en cierta medida opinaríamos abruptamente
“nada que ver con nuestro comportamiento normal”, afirmaré levemente, porque no
es foco de interés y porque la afirmación como tal puede ser muy agresiva por
diversos motivos, pero creo que los autistas viven un poco más “en contacto con la
naturaleza” o sin un tinte un tanto cómico, “de una manera más natural” y dado a
esto su vivir nos parece a nosotros tan extraño y peculiar –como pasa con casi todas
las otras formas de vida-.
En efecto, desde la más temprana infancia, los humanos nos orientamos hacia
nuestros semejantes como un rasgo distintivo y significativo de nuestro medio.
Desde este punto de vista, la evolución nos muestra una creciente dependencia –
afectiva, cognitiva, y conductual- entre los humanos, es decir, entre las capacidades
que nos permitieron llegar a ser lo que somos se encuentra una fuerte tendencia a la
sociabilidad. (Medina, 2009).
Quisiera explicar, para finalizar, este punto último que ya mencionado un poco más
arriba; mencioné al principio en una cita sobre el carácter de la evolución, que en ésta
ningún animal excedía las capacidades necesarias para desenvolverse en su mundo
natural, si nos apegamos a esta afirmación el origen de la cultura nos hace salir o
dejar de aplicar a la normal, puesto que los desarrollos culturales permiten
precisamente sobre pasar las necesidades que podríamos decir “necesitamos” para
desenvolvernos en nuestro mundo, mundo del cual por cierto hemos hecho un caos y
un desastre, como mencioné también, el mundo natural maneja cierta perfección,
pero todos los importantes desarrollos de los que he estado hablando han hecho que,
siguiendo la lógica de Tomasello, e incluso de autores como Freud, las personas no
vivamos en un mundo natural sino en un mundo cultural, un mundo lleno de
construcciones culturales, que se caracterizan principalmente por ser un
moldeamiento, una maestría sobre los elementos naturales construida y pulida por las
dimensiones social, histórico y cultural, y por separarnos de la naturaleza,
mantenernos alejados de ésta, pensándolo un poco como el último mencionado
Freud, todas las construcciones culturales bien tienen que provenir de elementos
materiales-naturales, es físicamente imposible otra cosa, pero hay un moldeamiento
de la naturaleza que en cierta medida elimina su esencia para dar lugar a la esencia
cultural.
Bibliografía.
-Medina, A (2009) Evolución, Sociedad y Cultura. Ludus vitales: Revista de
filosofía. Volumen 17 (Número 32).
-Omar, R (2007) Evolución y cultura. Al Margen (Número 07-08).
-Tomasello, M (1999) Human adaptation for culture. Annual review of
antropology. Volumen 28.
-Rizzolatti, G et al (2007) Neuronas espejo. Investigación y ciencia: edición
española de Scientific America. (Número 364).
-Tomasello, M (2003) Los orígenes culturales de la cognición humana.
Paraguay: Amorrortu editores.