Proceso de la expresión oral 2015 rhm
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Proceso de la expresión oral3
UNIDAD
¿Consideras que Julio hace bien al preparar su discurso? ¿Por qué?
¿Cuál crees que será el propósito de este caso?
¿Cuál es la situación comunicativa?
Julio, un estudiante del 4.º de secundaria, ha sido designado para conducir el programa por el Día del Maestro. Él está muy preocupado porque tiene que preparar un pequeño discurso dirigido a todos y todas (los) las docentes. Sabe que no es fácil dirigirse al público, además de que no podrá utilizar un lenguaje coloquial.
Julio recuerda que en otra oportunidad él fue quien dio las palabras alusivas por el Día de la Madre. En esa ocasión se puso nervioso y, cada vez que hablaba, titubeaba. Lo más anecdótico fue que, cuando culminó, dijo lo siguiente: “Te quiero, viejita, y saludos a todas las viejitas de mis causas”. Inmediatamente, se escuchó un mar de carcajadas. Su profesora, a la semana siguiente, lo felicitó por haber participado en la actividad y le recalcó: “Julio, hay espacios y momentos en los cuales podemos expresarnos como lo hacemos en casa, con la familia, amigos, vecinos; pero hay espacios en donde debemos tener un poco más de cuidado porque nos dirigimos a otro público que siempre espera de nosotros lo mejor”.
Por ello, Julio no quiere repetir lo sucedido aquella vez y se está preparando para el gran día.
Expresarse oralmente implica hacerlo de manera eficaz, con un propósito determinado en variadas situaciones comunicativas, exponiendo sus ideas con claridad y coherencia. Ello implica adaptar su texto al destinatario y usar recursos expresivos diversos.
TEMA 6
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Enseñar a nuestros alumnos a expresarse oralmente requiere trabajar las capacidades siguientes:
El caso de Julio nos permite identificar la importancia de desarrollar con nuestros estudiantes las capacidades relacionadas a la adecuación de textos orales a la situación comunicativa; en este caso, la situación comunicativa es el Día del Maestro; y Julio reconoce que su discurso debe ser formal, además de expresar sus ideas con claridad, coherencia, cohesión y vocabulario adecuado; asimismo, utilizar variados recursos estratégicos (verbales, no verbales y paraverbales).
Trabajar la expresión oral con los y las estudiantes no es tarea fácil como algunos piensan. Para comprender este proceso, es necesario que conozcas el modelo esquemático del proceso de la expresión oral. Este modelo ha sido diseñado por Bygate (1987), quien distingue entre conocimientos y habilidades de la expresión oral.
Adecúa textos orales a la situación comunicativa.
Interactúa colaborativamente manteniendo el hilo
temático.
Utiliza estratégicamente variados recursos
expresivos.
Reflexiona sobre la forma,
contenido y contexto de sus
textos orales.
Expresa con claridad sus
ideas.
Fuente: MINEDU. (2015). Rutas del aprendizaje. ¿Qué y cómo aprenden nuestros estudiante? VI y VII ciclo: área curricular de Comunicación.
Conocimientos
Planificar
Seleccionar
Producir
Conocimientos de rutinas: Información Interacción
Conocimientos del discurso que se va construyendo.
Léxico Frases Recursos gramaticales
Mecanismos de producción
Reglas gramaticales Reglas de pronunciación
Habilidades
Planificar el mensaje Planes de información Planes de interacción
Habilidades de conducción: Conducir el tema Turnos de palabra
Habilidades de negociación del significado: Grado de explicitación Evaluación de la comprensión
Habilidades de producción: Facilitación Compensación
Habilidades de corrección
EXPRESIÓN
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Los conocimientos están ligados al dominio de la lengua (gramática, léxico, semántica, morfosintaxis, etc.) y a aspectos culturales; las habilidades están relacionados con los comportamientos que mantenemos en los actos de la expresión.
Veamos cómo funciona este modelo el ejemplo siguiente:
En este caso, lo usual es que los y las estudiantes planifiquen el proceso de la comunicación.
Primero diseñarán la estructura comunicativa, a la que Bygate denomina rutinas. El conocimiento
de las rutinas nos permite ejercitar la primera habilidad comunicativa, que es la planificación
del discurso (veremos sobre qué tema hablaremos (información) y de qué forma lo haremos
(interacción). En el ejemplo que hemos señalado los y las estudiantes deberán planificar su
entrevista tomando en cuenta la información y la interacción. Al momento de desarrollar la
entrevista, los y las estudiantes deberán desarrollar las microhabilidades relacionadas con
la conducción de la interacción. Por un lado, hay que saber colaborar en la selección y en
el desarrollo de los temas, así como saber dominar los turnos de palabra; es decir, saber
cuándo se puede hablar, durante cuánto tiempo y cuándo se debe ceder la palabra.
Con el tema y los tunos de palabra acordados, el trabajo siguiente que realizarán los y las
estudiantes será la negociación del significado. Los y las estudiantes hablan, cado uno
desde su óptica, y van adecuando lo que dicen a sus intereses y a las necesidades del otro.
Es un proceso de adaptación mutua donde dos discursos tienen que converger en un único
significado. Las habilidades que se utilizan suelen ser de dos tipos: la selección del nivel de
explicación y la evaluación o confirmación de la comprensión. En la primera, los y las
estudiantes tienen que escoger el grado de detalle y de desarrollo con que se van a explicar.
Para encontrar el grado adecuado de explicitación, hay que tener nociones sobre lo que sabe
el receptor y sobre lo que le interesa. En la segunda, los y las estudiantes confirman que el
nivel de explicitación es el adecuado y que se ha comprendido el mensaje.
La profesora Laura ha señalado a sus estudiantes que tienen que simular una entrevista de trabajo; para ello trabajarán en parejas: un(a) estudiante hará de entrevistador(a) y el (la) otro(a), de entrevistado(a).
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El último componente de la expresión oral, que incluye habilidades específicas, es la
producción real del discurso, es decir, la pronunciación de las frases y palabras que
vehiculan los significados. En la comunicación oral, los interlocutores no siempre tienen mucho
tiempo para expresar y comprender lo que se dice, a diferencia del redactor y del lector. El
emisor no piensa, ni prepara lo que dice y el receptor no puede “releer” dos veces lo que se
ha dicho. Los intercambios verbales son rápidos e instantáneos y a menudo es necesario
relacionarlos en pocos segundos, por lo que son muy útiles la improvisación y la agilidad. Para
adaptarse a estas dificultades, los interlocutores utilizan dos habilidades: la facilitación de la
producción y la compensación de las dificultades. En la primera, los emisores simplifican,
tanto como les resulta posible, los trabajos gramaticales o condicionamientos del sistema
lingüístico. En conjunto, buscan la prosa gramatical más económica y rápida. En la segunda,
los emisores refuerzan su expresión y ayudan al receptor a comprender lo que dicen. Por
estos motivos, usualmente se autocorrigen a media que van hablando. En resumen, el emisor
intenta “compensar” las dificultades de la comunicación oral con redundancias o repeticiones
de la información.
A causa de estas circunstancias, la interacción oral tiene una textura lingüística (frases inacabadas, repeticiones, muletillas, etc.) diferente a la del texto escrito y de la estructura lógica de la frase que indican los libros de gramática, y que puede parecer “incorrecta” o “pobre” a algunos docentes. Hay que entenderla como una característica normal de la expresión, y no como un error o un síntoma de limitaciones gramaticales de los y las estudiantes.
Por último, el esquema de Bygate también incorpora la habilidad de la autocorrección gramatical a partir de las reglas de la normativa sobre gramática y pronunciación. Es la habilidad que nos permite fijarnos en la forma del discurso y corregir algún error que se nos haya podido escapar.
Cassany también indica que este conjunto de habilidades actúa en varios niveles de intercambio verbal y se interrelacionan las unas con las otras durante todo el tiempo que dura la comunicación; además de que no podemos entender la expresión como un proceso lineal donde las habilidades se usan unas tras otras, sino como un acto global en el que cada componente depende de los demás.
En conjunto, el nivel de explicitación del discurso afecta a la cantidad de información que da el
emisor, pero también a los demás aspectos lingüísticos, como la selección gramatical y la
léxica. Cuanto más detallado y minucioso tenga que ser un discurso, más posibilidades hay de
que se usen palabras específicas de un campo léxico o de que la sintaxis sea más compleja.
En cualquier caso, la negociación del significado está conectada, tal como se muestra en el
esquema anterior, con el proceso de selección lingüística de la expresión (léxico, frases y
recursos gramaticales).
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En relación al modelo y las estrategias relacionadas con el proceso de la expresión oral, Daniel Cassany las clasifica en microhabilidades, las que tiene relación con cada capacidad relacionada con la competencia de expresión oral:
Tal como se menciona en las Rutas del aprendizaje del área de Comunicación del nivel secundaria, los procesos de producción oral se dan simultáneamente en la mente del hablante. Mientras se expresa, considera a sus interlocutores, modula el volumen de la voz, organiza el modo, el tono, establece a qué distancia del interlocutor se sitúa, elige y combina rápidamente las palabras, espera el turno para intervenir, aporta a lo dicho por el interlocutor y evalúa cómo y qué decir para decidir continuar.
Se expresa oralmente.
Reflexiona sobre la forma,
contenido y contexto de sus textos
orales.
Interactúa colaborativamente manteniendo el hilo temático.
Utiliza estratégicamente
variados recursos
expresivos.
Reflexiona sobre la forma
contenido y contexto de los textos
orales.
Microhabilidad de
planificar el discurso.
Microhabilidad de producir el texto
Conducir la interacción.
Microhabilidad de
conducir el discurso.
Microhabilidad de conducir la
interacción Aspectos no
verbales.
Microhabilidad de negociar el
significado.
Expresa con claridad sus
ideas.
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Las situaciones de la oralidad, ya sean espontáneas o planificadas, deben ser analizadas y evaluadas. El análisis de las intervenciones de los y las estudiantes permitirá planificar estrategias didácticas que incidan directamente en los aspectos que se encontraron como más débiles, sin dejar de potenciar los demás. Para ello guíate de los indicadores de desempeño recomendados para esta competencia, los que se encuentran en las Rutas del aprendizaje del area de Comunicación de los ciclos VI y VII1; las que han tomado como referencia los niveles de progreso de comunicación oral de los Mapas de progreso.
Volvamos al caso de Julio y veamos algunos indicadores que podemos tomar para evaluar su expresión oral formal:
Adopta, según normas culturales, el contenido y registro de su texto oral al oyente, de acuerdo con su propósito, el tema y, en situaciones planificadas, con el tiempo previsto.
Varía la entonación, volumen, ritmo, pausas y cadencias para analizar el significado de su texto.
Evalúa si sus recursos paraverbales y no verbales contribuyeron a enfatizar el significado de su texto oral.
Utiliza vocabulario preciso, pertinente y especializado.
Adecúa sus textos orales a la situación comunicativa.
Utiliza estratégicamente variados recursos expresivos.
Reflexiona sobre la forma, contenido y contexto de sus textos orales.
Expresa con claridad sus ideas.
1 Las capacidades e indicadores son los mismos para todos los ciclos de la EBR.