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PROBLEMAS FUNDAMENTALES EN TORNO A LA HISTORIA DE LA SANIDAD MEDIEVAL EN LA PENINSULA IBÉRICA MERCEDES GALLENT MARCO (Universidad de Valencia) El tema que vamos a desarrollar, "Problemas fundamentales en torno a la Historia de la Sanidad medieval en la Península Ibérica", se ocupa de cuestiones y problemas que tradicionalmente han estado un tanto alejados de las preocupaciones de los histo- riadores, en este caso de los medievalistas, bien por considerarlos objeto de investiga- ción más propio de la Historia de la medicina, o bien porque se considera un tema dificil de estudiar sin una cultura médica, o finalmente, ni se percibe ni se valora la tras- cendencia del problema en el ámbito de la investigación histórica. Si analizamos, no obstante, en profundidad los contenidos y las conexiones de la Historia de la Sanidad con los múltiples aspectos que confluyen en el desarrollo de la historia (sociedad, economía, instituciones, etc.), nos percatamos de que es un tema, aun circunscribiéndolo básicamente en la Historia Social, imposible de analizar única- mente desde la medicina, entendida ésta como saber "técnico-científico". 1. APROXIMACIÓN HISTORIOGRÁFICA Una revisión sucinta de la historiografia más reciente arroja como dato fundamen- tal que el estudio de la sanidad se está realizando desde dos modelos de tratamiento: Uno, arraigado en la tradición de los estudios histórico-médicos, procede de la Historia de la Medicina y, lógicamente estudia de forma más puntual la problemática histórico-médica. No obstante, la escuela del Dr. Laín Entralgo, deudora de la tradición alemana (Jetter, Ackernecht, Schipperges) y seguida por autores como Granjel, López Piñero, etc. ha superado el punto de vista más bien internalista y ha adoptado una pers- pectiva ecléctica en la que, junto al imprescindible análisis de la problemática interna de carácter eminentemente médico, se considera igualmente fundamental ampliar ese ámbito más restringido para conectar con los problemas sociales, económicos e ideoló- gico-culturales; es decir, se plantea enfocar el estudio de la medicina dentro del con- texto real en que ésta se desarrolla y desde el cual ha de interpretarse. Lo afirmado anteriormente fue plasmado magistralmente en las palabras que el Dr. López Piñero pronunció en su discurso de recepción en la real Academia de Medi- cina de Valencia: 189

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PROBLEMAS FUNDAMENTALES EN TORNOA LA HISTORIA DE LA SANIDAD MEDIEVAL

EN LA PENINSULA IBÉRICA

MERCEDES GALLENT MARCO(Universidad de Valencia)

El tema que vamos a desarrollar, "Problemas fundamentales en torno a la Historiade la Sanidad medieval en la Península Ibérica", se ocupa de cuestiones y problemasque tradicionalmente han estado un tanto alejados de las preocupaciones de los histo-riadores, en este caso de los medievalistas, bien por considerarlos objeto de investiga-ción más propio de la Historia de la medicina, o bien porque se considera un temadificil de estudiar sin una cultura médica, o finalmente, ni se percibe ni se valora la tras-cendencia del problema en el ámbito de la investigación histórica.

Si analizamos, no obstante, en profundidad los contenidos y las conexiones de laHistoria de la Sanidad con los múltiples aspectos que confluyen en el desarrollo de lahistoria (sociedad, economía, instituciones, etc.), nos percatamos de que es un tema,aun circunscribiéndolo básicamente en la Historia Social, imposible de analizar única-mente desde la medicina, entendida ésta como saber "técnico-científico".

1. APROXIMACIÓN HISTORIOGRÁFICA

Una revisión sucinta de la historiografia más reciente arroja como dato fundamen-tal que el estudio de la sanidad se está realizando desde dos modelos de tratamiento:

Uno, arraigado en la tradición de los estudios histórico-médicos, procede de laHistoria de la Medicina y, lógicamente estudia de forma más puntual la problemáticahistórico-médica. No obstante, la escuela del Dr. Laín Entralgo, deudora de la tradiciónalemana (Jetter, Ackernecht, Schipperges) y seguida por autores como Granjel, LópezPiñero, etc. ha superado el punto de vista más bien internalista y ha adoptado una pers-pectiva ecléctica en la que, junto al imprescindible análisis de la problemática internade carácter eminentemente médico, se considera igualmente fundamental ampliar eseámbito más restringido para conectar con los problemas sociales, económicos e ideoló-gico-culturales; es decir, se plantea enfocar el estudio de la medicina dentro del con-texto real en que ésta se desarrolla y desde el cual ha de interpretarse.

Lo afirmado anteriormente fue plasmado magistralmente en las palabras que elDr. López Piñero pronunció en su discurso de recepción en la real Academia de Medi-cina de Valencia:

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"Nuestra tarea consiste, en primer término, en el estudio de la salud y de la enfer-medad como estados de la vida humana en todas las épocas. La historiografia médicaha aprendido a tener seriamente en cuenta como supuesto la condición al mismotiempo biológica, social y personal del hombre. Por ello estudia la enfermedad comouna realidad biológica cambiante, como un fenómeno social integrado en toda la colec-tividad humana —es decir, condicionado por unas estructuras socioeconómicas y con-secuencia, a su vez, de otros fenómenos colectivos— y como vivencia personal en cadasituación histórica.

De forma paralela, estudia la medicina como empresa de las sociedades humanasde todos los tiempos dirigida a la lucha contra la enfermedad y a la promoción de la sa-lud, analizando su inserción en las estructuras propias de cada situación sociocultural,así como las bases empíricocreenciales o científicas en las que se apoya. Investiga el de-sarrollo de la profesión y de la enseñanza, de la asistencia y de la prevención, de la cien-cia médica y sus aplicaciones, no como elementos aislados, sino como aspectosintegrantes de realidades concretas de carácter social, económico, político y cultural".

El segundo modelo, reflejado en los trabajos más actuales dentro del campo de laHistoria de la Sanidad, no sólo considera dicha materia como factor determinante parala comprensión y desarrollo de la Historia Social, la Historia de las Mentalidades o laHistoria Económica, sino que su contenido específico: el trinomio salud/enfermedad/sociedad la van configurando como objeto de estudio hasta cierto punto autónomo, sinduda encaminado a una mayor comprensión de la sociedad y del hombre, sujeto de lahistoria'.

Estos modelos de investigación conjugan perspectivas de estudio (paradigmas his-toriográficos), resaltan objetos específicos de análisis y además exigen la selección ytratamiento particular de unas determinadas fuentes: la primera perspectiva acude bási-camente a la tipología de fuentes que enlazan más con los estudios médicos en sentidoestricto (tratados médicos, recetarios...); la segunda, en cambio, se ocupa de fuentes másdificiles de localizar y sistematizar debido, entre otras razones, a su dispersión, sin em-bargo, al historiador le ofrecen una información que ayuda a comprender el problemasanitario de forma menos restringida y más globalizadora, acorde con la tarea propiadel "historiador", no siempre del "historiador de la medicina".

1.GRANJEL, M. (1990), "Cincuenta años de historiografía médica en España (1939-1989)", Hispania,L/2, a° 175, pp. 499-529. LAFUENTE, A.; SALDAÑA, Ji. (coords.) (1987), Historia de las ciencias, C.S.I.C.,Madrid. LOPEZ PIÑERO, J.M. (1975), Las nuevas técnicas de la investigación histórico médica, Discurso derecepción en la Real Academia de Medicina de Valencia, Ed. Facta, Valencia, pp. 9-10.

2. ACKERNECHT, E.H. (1965), HiStory and Geography of the most important diseases. Hafner publis-hing company, I.N.C., New-York-London. COE, R.M. (1973), Sociología de la Medicina, Ed. Alianza, Ma-drid. FACCINI, L. (1976), "Storia sociale e storia della medicina", Studi Storici, XVII, 2, pp. 257-274. BULST,N.; DELORT, R. (1989), Maladies et société (XII-XVIII siécles). Actes du colloque de Bielefeld. Ed. C.N.R.S.,París. GRMEK, D. (1969), "Preliminaires d'une étude historique des maladies", Annales ESC, n.° 24, pp.1473-1483. LEVY, J.P. (1991), Le pouvoir de guérir, Une histoire de ¡'ideé de maladie, Ed. Odile Jacob, París.ROSEN, G. (1958), A history of the public health, M.D. Publications, I.N.C. New York. PESET, M y J.L(1972), Muerte en España (política y sociedad entre/apeste y el cólera), Seminarios y Ediciones, S.A., Madrid.SENDRAIL, M. (1983), Historia cultural de la enfermedad Ed. Espasa-Calpe, Madrid.

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2. HACIA UNA HISTORIA DE LA SANIDAD

La opción que hemos tomado como investigadora, historiadora y medievalista, seinscribe dentro del que hemos explicitado como segundo modelo o perspectiva, lo cualsupone seleccionar un objeto de estudio: la sanidad y reivindicar, a la hora de hacerHistoria de la Sanidad, una revisión conceptual-terminológica y, sobre todo, optar poruna nueva perspectiva de tratamiento y una ampliación de objetos a incluir en su espa-cio científico que se ha de configurar como fronterizo, multidisciplinar, puesto que par-ticipa de las preocupaciones de diversas disciplinas: cultura material, historia social,antropología histórica, historia de las mentalidades, historia de la ciencia... cuya delimi-tación ha de venir dada fundamentalmente por el punto de vista y funcionalidad de lainvestigación; esto es, objetos pertenecientes a diferentes parcelas del saber, histórico ono, han de ser mirados en la Historia de la Sanidad de acuerdo con las implicacionesque supone la interrelación de los tres fenómenos ya citados: salud, enfermedad, socie-dad que, como derivación lógica exigirá una atención peculiar.

Epistemológicamente, delimitamos la Historia de la Sanidad como una parcela delespacio histórico, y no sólo médico, que se ubica en el ámbito de la denominada histo-ria total, "una historia que intentaría tener en cuenta —dice P. Vilar— todos los factoresdel proceso global de transformación que anima a las sociedades humanas... La historiatotal quisiera (no digo que sea fácil) poder describir explicativamente desde la demo-grafia y las relaciones entre el hombre y la naturaleza, hasta las condiciones de realiza-ción de las más modernas tecnologías, y hasta la supervivencia de creenciasindividuales y colectivas'.

2.1. La sanidad medieval: Perspectivas de análisis

2.1.1. Estado de la cuestión

El estudio de la sanidad medieval se inscribe, pues, en la problemática que hemosmencionado anteriormente; de hecho, un repaso a la producción más reciente, sobretodo francesa e italiana, evidencia una progresiva sensibilización de los medievalistashacia esta materia', una toma de conciencia de que no pueden dejarse de lado en el es-

3. VILAR, P. (1983), en "Sobre Marx, el marxismo y la historia total (entrevista a P. Vilar)", Sisteman.° 53, (marzo), pp. 126.

4. BERIAC, F. (1984), "Le vocabulaire de la lépre dans l'ouest des pays de langue d'oc, Annales DoMidi, T. 96, n.° 168, pp. 331-356; (1988), Histoire des lépreux au Moyen Age, Ed. Imago, París. CIPOLLA,C.M. (1975), Public health and ¡he medical Profession in ¡he Renaissance, Cambridge; (1976)... Cristofano e lapeste, Ed. 11 Mulino, Bolonia; (1984), ¿Quién rompió las rejas de Monte Lupo? Muchnik eds., Barcelona;(1993), Contra un enemigo mortal e invisible, Ed. Grijalbo, Barcelona. DEL PANTA, L. (1980), Le epidemienella storia demografica italiana (secoli XIV-X1X), Ed. Loescher, Turin. JACQUART, D.; THOMASSET, Cl.(1985), Sexualité el savoir médica! au Moyen Age, Ed. PUF., París. LIVI-BACCI, M. (1987), Ensayo sobre lahistoria demográfica europea Población y alimentación en Europa, Ed. Ariel, Barcelona. MC NEILL, W.(1978), Le temps de/a peste Esai sur les épidemies dans l'histoire, Ed. Hachette, MAllI, M. S. (1978), Salutee societá nel Medioevo, Ed. La Nuova Italia, Florencia. AGRIMI, J.; CRISCIANI, CH. (1980), Malato, medicoe medicina nel Medioevo, Ed. Loescher, Turín. NASO, I. (1982), Medici e estrutture sanitaire nella societá tardo-medievale II Piemonti dei secoli XIV e XV, Ed. F. Angeli, Milán. SHATZMILLER, J (1989), Médecine el Jus-tice en Provence Médiévale, Publ. Univ. Provence. SCHIPPERGES, H., (1987), El jardín de la salud Medicinaen la Edad Media, Ed. Laia, Barcelona. SOURNLA„ J. CH. (1987), Storia e Medicina Problemi metodologici edibattito storiografico, Ed. Mondadori. VV.AA. (1984), Le corps soufflant: maladies el médications, Rv. Razo,n.° 4, Niza.

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tudio global de la sociedad ni los aspectos sanitarios, ya sean de índole histórico-mé-dica estricta, en cuyo caso dejan la puerta abierta a los historiadores de la medicina, nilos que atañen al conjunto de la sociedad: actitudes ante la salud/enfermedad, higiene,instituciones, formación de los profesionales...

Los medievalistas parece, de acuerdo con lo dicho, que están en condiciones desuperar un doble escollo o prejuicio muy arraigado hasta el momento: separar el trata-miento de la Historia de la Sanidad de la Historia de la Medicina propiamente dicha yleer adecuadamente las fuentes de forma que el historiador que se enfrente a estos te-mas debe ser consciente del carácter fundamentalmente administrativo de las mismas yde que, por tanto, las cuestiones sanitarias aparecen como un elemento más dentro dela amplia temática que abarca este tipo de fuentes, lo cual exige tanto una "relectura" delas mismas como un "listado" de los complejos aspectos que el historiador de la sanidaddebe tener presente a la hora de abordar estas cuestiones. Esto no excluye, por su-puesto, la necesidad de valorar y estudiar también las fuentes literarias, las iconográfi-cas y las histórico-médicas, estas últimas indicadoras del bagaje científico-técnico eideológico de la medicina establecida en el momento histórico de la Edad Media.

21.2 La historia de la sanidad en la Península Ibérica

En cuanto a la Península Ibérica, la Historia de la Sanidad, si bien en un principio,sobre todo en el caso del periodo medieval, no fue objeto de estudio primordial tantopara los historiadores, como para los historiadores de la medicina, en la actualidad po-demos afirmar que se le está dedicando mucha mayor atención por parte de ambos co-lectivos.

Sobre los problemas que conlleva su estudio cabe decir que son similares a losplanteados para el estudio de la sanidad (medieval) en general: El no disociamientodede la Historia de la Medicina y la Historia, propiamente dicha y el de las fuentes; pro-blemática que se inscribe asimismo en el tratamiento que se le ha dado:

1) Un período clásico, podríamos decir, donde, desde una perspectiva más especí-fica, positivista o romántica, incluso, estudiosos, que en su mayoría procedían de la His-toria de la Medicina, comenzaron a valorar la importancia que tenía el estudio de lasanidad medieval, tanto desde su parcela histórico-médica, como en su conexión con lasociedad.

Obras como las de Villalba, Hernández Morejón y Chinchilla, Peset y Cervera, Pe-set Llorca y Peset Vidal, Comenge y Ferrer, Rodrigo Pertegás..., autores a los que debe-mos una sistemática recopilación de fuentes así como un intento, aunque en ciernes,contextualizador, como dijimos, en el proceso histórico5.

5. BUJOSA HOMAR, F. (1989). Filosofía e Historiografía médica en España, Madrid. GRANJEL, L.(1963), "Historia de la historiografia médica española", Actas I Congreso Español de H.° de la Medicina,Ma-drid, pág. 23-20. HERNÁNDEZ MOREJÓN, A. (1842-1852), Historia Bibliográfica de la medicina Española,7 vols., Madrid. CHINCHILLA, A. (1841-1846), Anales históricos de la Medicina en general y biográfico-bi-bliográficos de la española en particular. Historia de la Medicina española, Valencia. COMENGE Y FERRER,L. (1987), "La Medicina en el reino de Aragón (siglo XIV)" Acta Histórico-Médica Vallisoletana, N (1974);Sobre la obra de Comenge, Cfr. BUJOSA, F. (1989). PESET Y CERVERA, V. (1939), "Antología médica

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2) Los trabajos más actuales, tanto de los historiadores de la medicina como lospropiamente históricos, presentan ya otra serie de caracteres y cabe inscribirlos en lascorrientes historiográficas más en boga.

Por una parte, los historiadores de la medicina, pertenecientes —excepto el caso deCardoner i Planas— a la escuela de Lain Entralgo, impulsados, tanto por el entendi-miento de la historia que su maestro ha marcado en este tipo de estudios, e influencia-dos por la escuela de los Annales, comenzaron a hacer un nuevo tipo de historia que,aunque por un lado se circunscribe a la temática histórico-médica estricta, ha ampliadosus horizontes, intentando ofrecer una visión "total" de la sanidad, entendida como unfactor más en el seno de la sociedad6.

Los historiadores, por su parte, superados los prejuicios (sobre todo a abordar te-mas que les parecían ajenos a su campo de estudio, incluso podríamos hablar de ciertocomplejo de inferioridad) sobre la materia, influenciados también, a su vez, tanto porlas escuelas historiográficas, marxismo, Annales, Nueva Historia, así como la produc-ción, cada vez más accesible, que sobre el tema se hace en otros países', han abordadofinalmente el tema, entendiendo a la Historia de la Sanidad como elemento clave de laHistoria Social en su sentido más amplio: "La Historia es social por definición"8.

Lo dicho ha dado lugar a que la producción sobre esta materia en nuestro paíshaya ido creciendo en los últimos años. Sus autores no han dudado en incorporar y asi-milar la bibliografía que sobre la Historia de la Sanidad nos están brindando otros ám-

valenciana", Actas X Congreso Internacional de H. de la Medicina, Vol. I, fasc. 2, p. 213-219. PESETLLORCA, V. (1954-1959), "Terminología psiquiátrica usada en los estados de la Corona de Aragón en LaBaja Edad Media", Arch. Iberoamericanos de H.° de/a Medicina, Vol. VII (1954), pags. 431-442 y 561-588;Vol. X(1958), pp. 305-348; Vol. XI (1959), pp. 65-84. PESET Y VIDAL, J.B. (1876), Bosquejo de Historia dela medicina Valenciana, Valencia; (1878), Topografía médica de Valencia y su zona o apuntes para una medicinapráctica valenciana, Valencia. La obra de J. RODRIGO PERTEGÁS es de consulta obligada para el estu-dioso de la H.' de la Medicina valenciana. Su archivo está ubicado en la Cátedra de H.' de la Medicina y delas Ciencias de la Facultad de Medicina de Valencia. Entre sus múltiples trabajos cabe destacar (1900), So-bre la higiene pública en Valencia durante los siglos XIV y XV, Discurso leído en el Instituto Médico Valen-ciano; (1992), El mal de sement, Real Academia de Medicina, Valencia; (1927), "Hospitales de Valencia enel siglo XV. Su administración, régimen interior y condiciones higiénicas", B.R.A.11, vol. 90, pp. 56 y SS. VI-LLALBA. J. de (1803), Epidemiología Española, Madrid, 2 vols.

6. CARDONER I PLANAS, A. (1973), História de la Medicina a la Corona d'Aragó (1162-1479), Ed.Scientia, Barcelona. Sobre la obra de este autor cfr. GARCIA BALLESTER, L. (1978-1979) "Evolución yproblemática de las investigaciones sobre Historia de la Medicina Bajomedieval en España", Asclepio, XXX-XXXI, pp. 121-156. Cabe destacar también la obra de J.A. PANIAGUA dedicada fundamentalmente a la fi-gura de Arnau de Vilanova. El Dr. L. GARCIA BALLESTER es uno de los mejores conocedores de lamedicina bajomedieval española y valenciana en particular; cfr. (1976), Historia social de la medicina en laEspaña de los siglos XIII al XVI, Ed. Akal, Madrid; (1989), La Medicina a la Valéncia Medievai Ed. Alfons elMagnánim, Valencia; (1989) Medical Licensing and Learning in fourtenth Cennuy Valencia Ed. The AmericanPhilosofphical Society, Philadelphia. SÁNCHEZ GRANJEL, L.S. (1980), La Medicina Española Renacen-tista, Ed. Univ, de Salamanca; (1981), La Medicina Española Antigua y MedievaL Ed. Univ. de Salamanca.

7.Cfr. notas 2 y 4.8.FEBVRE, L. (1971), Combates por la Historia, 2.a Ed., ed. Ariel, pp. 39-40.

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bitos y no han dudado, tampoco, en recurrir a la interdisciplinaridad a la hora de inter-cambiar conocimientos, modelos y métodos de trabajo9.

2.1.3. Problemas claves

De la conjunción de estos factores, podemos decir que nuestra actual historiogra-fia ha elaborado un modelo de trabajo, que, si no acordado explícitamente, implícita-mente sigue un curso similar.

Entendiendo la Historia de la Sanidad como elemento determinante en la Historiade la Sociedad, su campo de investigación se ha orientado hacia tres aspectos, creemosque fundamentales:

—El estudio de la salud/enfermedad individual y epidémica.—El estudio de los centros asistenciales.—El estudio de los profesionales de la sanidad, su formación, su consolidación

como grupo social y su ejercicio profesional.Aspectos que, por supuesto, deben contextualizarse en la propia sociedad de la

que son parte integrante, planteándose, en consecuencia, las respuestas que ésta generaante estos tres elementos objeto de estudio.

En lo relativo a las fuentes, la problemática encontrada es similar a la citada ante-riormente: su tipología, puesto que son fuentes generalmente administrativas y su dis-persión. El historiador de la sanidad raramente encuentra fuentes específicas(exceptuando las histórico-médicas) que le brinden información sobre el tema. Debe re-currir a las diversas series de archivos donde encontrar las piezas que le permitan re-construir un pasado: ha de recurrir a los registros de cancillería, a las actas de consejo, alos protocolos notariales, si es posible a los libros de administración de los centros hos-pitalarios..., a las fuentes literarias e iconográficas...

9. J.M. MILLAS VALLICROSA, junto a J. VERNET y J. SAMSO han sido los autores pioneros en elestudio de la medicina medieval peninsular, cfr. GRANJEL, M. (1990), pp. 518. Entre la producción más re-ciente cabe destacar: AMASUNO, M.V. (1988), Contribución al estudio del fenómeno epidémico en la Castillade la primera mitad del siglo XV . El "Regimiento contra la Pestilencia" del Bachiller Alfonso López de ValladolidActa Histórico-Médica Vallisoletana XXVI, Univ. Valladolid. (1991) Medicina castellano-leonesa bajomedie-val, Acta Histórico-médica Vallisoletana, XXXII, Valladolid. GALLENT MARCO, M. (1987), La asistencia sa-nitaria en Valencia (1400-1512). Tesis doctoral (1980), Universidad de Valencia. (1988), "La enfermedad, elpersonal médico y la asistencia" en LÓPEZ PIÑERO, J. M. (dir), Historia de la Medicina Valenciana Vol. /PP. 89-108, Vicent García Eds, Valencia; (1985), "Elements de modernització sanitária: el cas valenciá",Ullal, revista d'história i cultura; n.° 7-8, p. 18-32. MARTINEZ GARCÍA, L. (1981), La asistencia a los pobresen Burgos en la Baja Edad Media. El Hospital de Santa María la Real (1341-1500), Publ. Diputación Burgos.DEL CAMPO, L. (1966), "La Medicina en el Camino de Santiago", Príncipe de Viana, n.° 102-103, p. 169-180. LABEAGA MENDIOLA, J.C. (1989), "Nuestra Señora de Gracia, Viana (Navarra), hospital civil deperegrinos", Príncipe de Viana, n.° 186, p. 59-110. OLASO SENDRA, V. (1988), L'hospital de Sant Marc deGandia, una institució per a pobres malalts (segles XIII-XX), Ed. C.E.I.C. "Alfons el Vell", Gandía. RUBIOVELA, A. (1979), Peste Negra, crisis y comportamientos sociales en la España del siglo XIV La ciudad de Valen-cia (1348-1401), Universidad de Granada; (1984), Pobreza, enfermedad y asistencia hospitalaria en la Valenciadel siglo XIV, Ed. Inst. Alfons el Magnámim, Valencia. SÁNCHEZ HERRERO, J. (1974), "Cofradías, Hospi-tales y Beneficencia en algunas diócesis del valle del Duero, siglos XIV y XV", Hispania, n.° 126, pp. 5-51.TORRES FONTES, J. et al. (1980-81), De Historia Médica Murciana, 3 vol. Acad. Alfonso X el Sabio. Sobrelegislación relativa a la Medicina cfr. RUIZ MORENO, A. (1946), La Medicina en la legislación medieval Es-pañola; Librería y editorial "El Ateneo", Buenos Aires.

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3. UNA PROPUESTA DE TRABAJO

En consonancia con lo dicho, una aproximación al estudio de la sanidad medievalen el País Valenciano exigiría, en primer lugar, analizar la estructura socioeconómica,las enfermedades, la ideología que profesionales, autoridades y pueblo tenían sobre laetiología, desarrollo y erradicación de la enfermedad, la legislación sanitaria, la actitudsocial frente a la salud o la enfermedad de la población, la relación clase social/enfer-medad, la situación de la ciencia médica de los profesionales, los hospitales, la higienepública, etc. y, en un segundo momento, establecer las relaciones o determinaciones deunos elementos respecto a los otros. Labor demasiado amplia y dificil de abarcar si noes por un equipo interdisciplinar de investigación.

Nuestros trabajos han constituido un primer paso para la investigación de la sani-dad medieval en la ciudad de Valencia (evidentemente tratamos cuestiones que afectana la totalidad del reino y, por supuesto a la Corona de Aragón) desde la perspectivapropuesta. No obstante, sus limitaciones son evidentes, dado que abarcan fundamental-mente el siglo XV y, por otra, parte analizan y relacionan únicamente la enfermedad,los hospitales y los profesionales de la medicina. Hemos intentado, en definitiva, comohipótesis de trabajo, resaltar la incipiente modernización del modelo valenciano de sa-nidad, evidenciado tanto en el análisis, tratamiento y prevención de la enfermedad,como en la organización hospitalaria, de carácter eminentemente civil, la planificaciónpor parte de las autoridades y la preparación, control y práctica de los profesionales dela sanidad'°.

3.1. La enfermedad

Las enfermedades cambian con el tiempo, modifican sus propias características,avanzan o retroceden hasta desaparecer, son diferentes según las épocas, las zonas geo-gráficas y los estratos sociales. Cada época, cada civilización ha-tenido sus propias y pe-culiares enfermedades, entendidas como fenómenos de masa, es decir, como hechosque perturban radicalmente el entorno social.

La enfermedad, más que constituir un hecho casual o desafortunado, estricta-mente privado e individual, o una catástrofe colectiva, por tanto un fenómeno pura-mente biológico, sólo es comprensible cuando se enclava en el ámbito de las relacionessociales, puesto que se relaciona estrechamente con los fenómenos económicos, socia-les, políticos y culturales de un lugar y época determinados.

Los siglos de la Baja Edad Media estuvieron, sin duda, sujetos a diversas enferme-dades, entendidas en sentido estricto. Su investigación es dificil para el historiador, yaque raramente aparecen reseñadas individualmente en las fuentes de uso habitual, ex-

10. Cfr. GALLENT MARCO, M. (1987); (1985); (1979), "Valencia y las epidemias del XV", Rey. Estu-dios de Historia SociaL n.° 10-II, pp. 115-137; (1981), "Aproximación a un modelo medieval 'de instituciónsanitaria: el Hospital de la Reyna", Saitabi, n.° XXXI, p. 74-87; (1984), "Instituciones hospitalarias y poderespúblicos en Valencia", Saitabi, XXXIV, p. 75-88; (1984a) "Sobre intrusismo médico en Valencia (s. XV)",Annals Ideco, n.° 3, p. 73-80; (1985), "El gremi de metges i cirurgians de Valéncia: procés de contitució",Afers, fidls de recerca i pensament, Vol. 1, n.° 2, p. 249-269; (1988), "Protomédicos y protocirujanos en la Co-rona de Aragón", Homenatge al Doctor Sebastiá García Martínez Vol. /, p. 103-116, Generalitat Valenciana.

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cepto cuando adquieren carácter epidémico y pasan a convertirse en fenómenos demagnitud social y colectiva.

La peste, entre otras muchas (tifus, lepra', "sudor anglicus", "ignis sacer") ha sidola más estudiada por los historiadores, tal vez por constituir una de las pandemias quedurante más tiempo y de forma más dura atacó al occidente europeo. No obstante, sugravedad ha de calibrarse, en función del ambiente natural, como una causa de la enfer-medad, en el uso de la técnica como medio preventivo y terapéutico y, finalmente, delambiente social'.

La sociedad valenciana de los últimos siglos medievales se vio afectada, por suce-sivas oleadas epidémicas. La urgente necesidad de erradicarlas planteó una problemá-tica sanitaria tan perentoria como desconocida que acarreó efectos diversos en laeconomía, demografía, etc. y, sobre todo, en la sanidad, ya que comenzó a surgir unconcepto de salud paralelo al de ciudades italianas como Milán, Génova, Venecia, Flo-rencia, base, según M. C. Cipolla, "de una organización sanitaria de vanguardia, nota-blemente anticipada al resto de Europa'.

Probar estas afirmaciones nos exigió despejar, dentro del espacio histórico de Va-lencia y su entorno, una serie de incógnitas implícitas en el método historiográfico apli-cado al estudio de la epidemia: el análisis exhaustivo de fuentes y su confrontación conotro tipo de documentos; la fijación de una cronología; el estudio de la terminología; laidentidad de las diversas epidemias, su origen y su propagación; el estudio y tipificaciónde las medidas empleadas para salvaguardar individual y colectivamente a la población;la constatación, en fin, de unas evidentes implicaciones socioeconómicas que, por su-puesto, no están patentes en las fuentes consultadas y exigen acercarse a estudios de-mográficos o económicos específicos.

Centrados en el siglo XV, encontramos noticias sobre los diversos conatos epidé-micos de la ciudad de Valencia y su entorno estudiando y confrontando fuentes docu-mentales o narrativas e indirectamente la bibliografía secundaria.

Los Manuals de Consells son la fuente básica y primordial para fijar la cronología,puesto que en ellos están insertas las "cridas" o pregones que anuncian la existencia depeste, su proximidad y las medidas a tomar, o para hacer públicas diversas procesionesy actos de culto implorando su cese o agradeciendo su desaparición.

Estas fuentes nos permiten contabilizar veintinueve periodos epidémicos: 1401,1403, 1420, 1421, 1422, 1428, 1429, 1439, 1450, 1459, 1460, 1461, (1465), 1466, 1467,(1469), 1475, 1476, 1477, 1478, 1483, (1485), 1487, 1489, 1490, 1491, 1494, 1495,

11.Cfr. GARCIA VERDEGUER, C. (1990), Una meselleria en Valencia del cuatrocientos: El Hospital de"Sent Llátzer': Tesis de Licenciatura. Valencia. Inédita. Este trabajo nos ha permitido conocer algunos aspec-tos sobre los afectados por esta enfermedad en la ciudad de Valencia.

12.Estas ideas están desarrolladas en MAllI, M.S. (1978), pp. 2-6 y en PASTORE, A. (1979), "Peste esocietá", Studi Storia, 4„ pp. 857-873.

13.CIPOLLA, M.C. (1984), p. 29.

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1496, (1501), (1507), 1508, 1509, 1510, (1511), (1512), que evidencian la existencia depeste en la propia ciudad, en zonas adyacentes a la misma y en otros reinos peninsula-res".

Acercarnos a la etiología de las epidemias citadas, presenta una doble dificultad.La primera, de carácter terminológico, es consecuencia del desconocimiento del fenó-meno por parte de los coetáneos. De hecho se nombra a la epidemia de muy diversosmodos: "accidents de malaltia, epidemial e pestilent plaga, febres, glánola, infecció, in-feccions, mal, el mal, mal de pesta, pal de pestiléncia, malalties, malalties epidemials,morbo, morbo contagiós, morbo infecte e contagiós, mortaldat, mortalitats, parts infec-tes, parts perstilents, peste, pestiléncia, pestiléncies"... pero nunca se especifica el tipo deenfermedad infecto-contagiosa, obligándonos a emplear normalmente los términos ge-néricos de peste o epidemia como sinónimos, constatando, lógicamente, la no delimita-ción científica de dicha terminología.

La segunda, más específica, se refiere a la inexistencia de datos concretos sobre laetiología o sobre el contagio. Aunque conscientes de su existencia, no tienen ideas cla-ras acerca de su propagación, y condicionan el ejercicio de una acción preventiva efi-caz. Acaso se dé aquí lo constatado por Cipolla para Italia: las ideas, las instituciones yla legislación que se desarrollaron en Italia entre los siglos XV y XVI alcanzando sumáxima maduración en el XVII adolecían de la ignorancia médico-científica de laépoca. Se quería luchar contra las epidemias recurrentes de peste, pero no se sabía bienqué era la peste y muchas veces se denominaba peste a lo que peste no era, tal vez tifuspetequial u otra enfermedad parecida. Para empezar, no se conocía el agente causal deestas enfermedades (...), ni se conocía el mecanismo de propagación de la enfermedad'.

Este desconocimiento no exime a la sociedad de organizarse ni de llevar a cabouna cierta acción profiláctica, pero desconocer el agente patógeno y los mecanismos detransmisión de la enfermedad puede conducir a los responsables sanitarios a dar golpesde ciego, cometer errores y malgastar recursos.

En Valencia, las medidas adoptadas ante las epidemias eran, normalmente, de ca-rácter colectivo y su objetivo era preservar a la población de la enfermedad. La tipolo-gía es diversa. Unas, de orden social, buscaban el aislamiento, cortando los contactoscon el exterior, exigiendo la entrega de un "bolletí" o salvoconducto que acreditase laprocedencia de lugares no apestados, cerrando los portales de la muralla que rodeaba laciudad, o prohibiendo la introducción de ropas, maderas y otros productos. Asimismo,

14. RUBIO VELA, A. (1979), señala nueve episodios epidémicos a lo largo del siglo XIV para la ciu-dad de Valencia. Dos, de etiología no totalmente clara, en 1326 y 1334; el resto en los años 1348, 1362,1374-75, 1380, 1383-84, 1395 y 1401. GALLENT MARCO, M. (1979); (1987). En el texto, los años entreparéntesis indican fechas de posible existencia de epidemia, no confirmada documentalmente. Para Castillase han fijado también las oleadas epidémicas: 1348-50, 1363-64, 1374-75, 1381-84, 1394-95 durante el sigloXIV; en el XV: 1401-1402, 1412-1413, 1434-1438, 1457, 1465, 1468, 1475, 1483, 1495-97, cfr. IRADIEL, P.et al. (1989), Historia Medieval de la España cristiana, ed. Cátedra, pp. 464-473, Cfr. además, AMASUNO,M.V. (1988), (1991). CABRILLANA, N. (1968), "La crisis del siglo XIV en Castilla: La Peste Negra en elobispado de Palencia", Hispania, 109. CARRERAS PANCHÓN, A. (1976), La peste y los médicos en la Es-paña del Renacimiento, Salamanca. JIMENEZ MUÑOZ, J.M. (1974), "Noticias sobre pestes en el reino deCastilla (1478-1494)", Cuadernos de H.° de la Medicina Española, XIII.

15.CIPOLLA, C.M. (1984), pp. 29-30.

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se conminaba a que los habitantes de la ciudad declarasen cualquier caso de enferme-dad y no albergasen a persona alguna procedente de poblaciones apestadas bajo la ame-naza de penas pecunarias. Se establecía también la cuarentena, verificada por primeravez en 1476 y consistente en probar que durante cuarenta días no se había estado enzona apestada. Se fundaron, en fin, al menos desde el ario 1510, lazaretos, cuya funciónespecífica era aislar y confinar a los enfermos de peste en lugares alejados de la urbe,para evitar el contagio.

Otras medidas iban destinadas a romper el ciclo biológico del agente transmisorde la infección e intentar atajar o destruir futuros contagios. Normalmente eran dicta-das por la experiencia y pecaban muchas veces de ineficaces. Se referían a la limpiezade escorrentías, acequias, marjales y aguas estancadas; a la prohibición de plantacionesde arroz y cáñamo, guiados por las creencias sobre los aires pestilentes, miasmas, etc.entonces en auge 16; a la imposición de quema de ropas y pertenencias de quienes proce-dieran de zonas con peste y a la prohibición de enterrar en la ciudad los cadáveresmuertos a causa de dicha enfermedad.

Por último encontramos una serie de medidas espirituales o religiosas, acordescon la mentalidad colectiva medieval: "prédicas", procesiones penitenciales, actos deculto. Medidas que, por otra parte, manifiestan una gran ignorancia respecto al riesgo ypeligrosidad que tienen para la salud pública las aglomeraciones como potenciadorasdel peligro de contagio, más aún en sociedades donde es corriente un ectoparasitismogeneralizado, y, sobre todo, en el caso de la peste neumónica, por contagio directo in-terhumano'.

Todas estas medidas necesitaron, lógicamente, otras de carácter conminatorio, en-caminadas a exigir su cumplimiento, aunque fueron transgredidas muchas veces porafán de lucro, abuso de autoridad o irresponsabilidad. Tales disposiciones consistían enla imposición de multas a los infractores y en amenazas de pérdida de oficio o castigoscorporales cuando alguien se declaraba insolvente.

Las consecuencias de estas epidemias, sin duda, fueron desastrosas para la vidaciudadana en sus aspectos organizativos, económicos y, sobre todo demográficos". Noobstante, y pese a lo paradógico que pueda parecer, la comprensión de la enfermedadcomo hecho social manifiesta un cierto proceso de "modernización" de las actitudes co-lectivas e institucionales ante la salud y un avance social, cultural y hasta científico.

16.BURNET, M. (1967), Historia de las enfermedades infecciosas, Ed. Alianza, pp. 173-218. HARANT,H. (1971), Las epidemias, Ed. Oikos-Tau, pp. 70 y 80.

17.CIPOLLA, M.C. (1984), p. 131; (1993).18.Es muy dificil encontrar documentación que nos aporte información sobre el número de muertes

diarias. Únicamente para la peste del año 1401 hallamos contabilizadas las defunciones a lo largo de unosdías, concretamente del miércoles 10 de agosto al sábado 13 del mismo mes en que se detalla: miércoles, 10:8 muertos; jueves, II: 9 muertos; viernes, 12: 4 muertos; sábado, 13: 6 muertos, LLETRES MISIVES, G3-7,fol. 163 v.° A.M.V. También de forma algo más imprecisa encontramos algunas referencias sobre el númerode muertes en los años 1478 y 1493, 1494, 1495, donde se habla de un número aproximado de muertes dia-rias de 60 personas para 1476 y sobre 25 ó 30 para 1493-95. Estas cifras cobran sentido si las enclavamosen las anotaciones que RUBIO VELA, A. (1980) hace en su trabajo "Sobre la población valenciana en elcuatrocientos", B.S.CC, pp. 158-170, donde contabiliza para la Valencia de 1489, 8.840 fuegos o casas.

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3.2. Los profesionales de la sanidad

Los cambios estructurales (económicos, sociales e institucionales), ideológicos ymentales que conoció el occidente europeo en los últimos siglos medievales supusieronpara la medicina el reconocimiento oficial como disciplina universitaria, aunque, enprincipio, no implicaron una auténtica modernización de la ciencia ni una revoluciónde la enseñanza, deudora aún en exceso de los textos clásicos del modelo hipocrático,basado en las teorías aristotélicas y perfeccionado por Galeno. Esta enseñanza estabamarcada por el divorcio entre ciencia y técnica y concebía la primera como especula-ción filosófica y disputa dialéctica, mientras identificaba a la segunda con el artesanado,sinónimo de un empirismo asistemático.

Este hecho junto con el desconocimiento de la estructuración formal de los estu-dios de medicina y cirugía en el antiguo Reino de Valencia, al menos en sus inicios, difi-culta un análisis sistemático del personal sanitario y nos obliga a movernos a menudoen el terreno de las hipótesis. Por otra parte, el proceso de formación del gremio o co-fradía de cirujanos —la formación de sus estatutos, materia de estudio, protección inter-corporativa— así como la adquisición de una relevancia social y el paso, en definitiva,hacia nuevas formas de medicina, ha sido un tema bastante marginado por la historio-grafía valenciana19.

Previo al análisis específico del caso valenciano, debemos hacer una breve referen-cia a la reglamentación de los estudios médico-quirúrgicos en la Corona de Aragón. Laenseñanza teórica de la medicina se impartía en los Estudios Generales existentes ennumerosas ciudades de la Corona (Montpellier, Lérida, Perpiñán, Barcelona, etc.). Aellos acudían los estudiantes valencianos, al menos hasta 1502, ario en que empezó afuncionar el Estudi general de Valencia. Las prácticas, en cambio, se realizaban bajo lasupervisión de profesionales privados.

A partir de los estatutos del Estudio General de Perpiñán que, según A. Cardoneri Planas, constituyen la mejor codificación de los estudios de medicina, sabemos que seexigía una preparación previa para acceder a los estudios generales. Cuando alguno po-seía el "maestratge en arts", los específicos de medicina, de duración variable según elgrado, se reducían en un año. El primer grado, el de "batxiller", exigía "Ilegir tres anysen una escola i ésser examinat pel professor". El segundo, el de "Ilicenciat", suponía seisaños de lecturas y aprobar un examen. Tras éste, se asignaban al licenciado dos profe-sores de medicina (teórica y práctica) y se le exigía la superación de dos nuevas prue-bas —de carácter secreto la primera y público la segunda— al finalizar los estudios. Elmáximo grado era el de "mestre", similar al de doctor, que suponía para el licenciadohaber superado otro examen, realizado ante los demás "mestres".

Los cirujanos, por su parte, siguieron un largo proceso para su reconocimiento yconsolidación. Por ello, el conocimiento de su preparación teórica y práctica resultamás problemático. Su formación incluía también la adquisición de unos conocimientosteóricos, trabajando durante cinco años como ayudantes de un cirujano ya reconocido.

19. Cfr. GALLENT MARCO, M. (1985); (en prensa) "El colegio de cirujanos de Valencia: aportacióndocumental", Saila& GARC1A BALLESTER, L. (1989), (1989a). GRANJEL, L. (1980), (1981). IRAD1EL,P. (1993), "Cofradías, gremios, solidaridades en la Europea Medieval", XIX Semana de Estudios Medievales.Estella (1992), pp. 253-284.

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No obstante, distintas ordenanzas conformaron, a lo largo de los siglos XIV y XV, laregulación más específica de su preparación, al tiempo que contribuyeron a la consoli-dación de su profesión20.

Unidos a los barberos, los cirujanos valencianos intentaron crear y afianzar suprestigio social y su oficio por medio de una "corporación de oficio", cuyo origen y evo-lución siguió los siguientes pasos:

— 1283: encontramos por primera vez a los barberos como oficio reconocido.

— 1311: Jaime II aprueba la constitución de la cofradía de barberos y cirujanos deValencia.

— 1392: Juan I aprueba los capítulos de la "almoina deis barbers".

— 1433: Juan de Navarra, como lugarteniente de Alfonso V, aprueba la constitu-ción del colegio de barberos y cirujanos.

1458: el gobernador de Valencia ratifica la autorización para que puedan reu-nirse libremente en la iglesia de la Merced.

— 1462: se funda una lectura oficial de cirugía sostenida por el municipio.

— 1478: Juan II concede un privilegio por el que se reconoce el oficio de barbero-cirujano como "arte" y les permite disecar cadáveres.

— 1481: Fernando II otorga nuevos privilegios, elevando el rango y estatus socialdel oficio, al de los demás artífices de la ciudad.

1486: se conforman definitivamente los capítulos del colegio de barberos y ci-rujanos, siendo aprobados por el consejo de la ciudad.

— 1499: los estudios de medicina y cirugía se incorporan al "studio General".

El ejercicio de la medicina y la cirugía estaba sometido a controles establecidospor la propia ciudad, según estipulaban los fueros, o, en contados casos, a los tribunalesreales. Cuando los ejercía el municipio, aquellos que deseaban ejercer la medicina y lle-gaban a la ciudad provistos de su título expedido por un Estudio General, debían supe-rar el examen al que les sometían los examinadores del municipio (cuya existenciaconocemos a partir de 1336). La prueba consistía en diversas cuestiones de teoría ypráctica, cuyo contenido específico, como señala García Ballester, no se ha podido re-construir con exactitud'. Una vez aprobado el aspirante, el acta era remitida por losexaminadores al Justicia Civil de la ciudad, quien expedía la licencia oportuna para per-mitir el libre ejercicio profesional.

Los cirujanos, formados teóricamente en alguna escuela con otros cirujanos, o, apartir de 1462, en la lectura de cirugía del municipio, debían superar primero un exa-men ante los mayorales del colegio de cirujanos, tal y como estipulaban los capítulos de

20. CARDONER I PLANAS, A. (1973), pp. 65-88, AMASUNO, M.V. (1990). La escuela de medicinadel estudio salmantino (s. XIII-XV). Univ. Salamanca. GARCIA BALLESTER, L. (1984), "El papel de las ins-tituciones de consumo y difusión de ciencia médica en la Castilla del siglo XIII: el monasterio, la catedral yla Universidad", DYNA MIS TV, p. 33-63; (1987) "Medical Science in Thirteenth Century Castile: Problemsand Prospects", Bulletin of the History of Medicin, 61, p. 183-202 (Baltimore).

21.GARCIA BALLESTER, L. (1976), p. 47.

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1433 y reafirman los de 1486. Posteriormente realizaban el examen oficial. La licenciade ejercicio se la otorgaba, como a los médicos, el Justicia Civil.

Los médicos y cirujanos cuya competencia era juzgada por los tribunales reales(formados por los médicos y cirujanos de la casa real: "protometges o protofisichs yprotocirurgians"22, pueden ser considerados como casos particulares. Casi siempre serefieren a las minorías judía y musulmana, a mujeres o a circunstancias especiales deejercicio. En tales casos, la licencia era concedida por el rey y se les asignaba un campode actuación bastante más amplio que el concedido por el Justicia, pues a veces abar-caba a todos los estados de la Corona de Aragón23.

La creación de un cargo funcionalmente muy especializado y reservado a los pro-fesionales médicos, el de "desospitador", es un indicio más de modernización. Sus fun-ciones eran similares a las de los actuales médicos forenses puesto que eran losencargados de realizar diversos peritajes médico-legales24.

Consolidar la profesión en el momento histórico que analizamos exigió, además,detectar y perseguir el intrusismo como una transgresión grave de la normativa res-pecto a la preparación y el ejercicio de los profesionales médicos. Esta tarea fue enco-mendada por los reyes a aquellos profesionales que gozaban de mayor prestigio yreconocimiento social'.

Esta actuación supuso un paso indispensable para la historia de la ciencia médicay para la sanidad del país, al eliminar el diletantismo y el riesgo inútil de ciertas actua-ciones irresponsables. No obstante, como hecho social, la delación y eliminación del in-trusismo significó un evidente riesgo, por cuanto que el control intelectual o pragmáticose convirtió, a veces, en un control ideológico y la justa eliminación del intruso pudollegar a ser salvoconducto para una injusta eliminación de minorías marginadas social,religiosa o políticamente.

33. Las instituciones asistenciales

Las instituciones hospitalarias medievales sufrieron un proceso evolutivo a lolargo de la historia y variaron progresivamente sus objetivos asistenciales y sus funcio-nes. Consecuentemente, la población y los poderes públicos adaptaron y actualizaron laforma de comprender e interpretar dichas instituciones26.

Grmek y Schipperges22 especifican dicho proceso señalando cuatro etapas en suevolución. Un primer momento, hasta el siglo XII, durante el cual predominó una medi-

22.GALLENT MARCO, M. (1988).23. GALLENT MARCO, M. (1987), Vol. I, p. 300-377; (1986), "Profesionalización y ejercicio de la

Medicina Medieval", Anales de la Universidad de Alicante n.° 4-5, pp. 225-236; (1984), "Rehabilización delmédico aragonés Anthonio d'Almacan", II Congr de/a Soc Española de H. de las Ciencias., Vol. ///, p. 9-19.

24.CARDONER 1 PLANAS, A. (1973). P. 104-108. GALLENT MARCO, M.(1987), Vol. I, pp. 392-394.25.GALLENT MARCO, M. (1984a).26.GALLENT MARCO, M (1984).27. SCHIPPERGES, H. (1972), "La Medicina en la Edad Media Latina", en LAIN ENTRALGO, P.

(dir), Historia Universal de la Medicina, vol. ///, pp. 213-214. GRMEK, M.D.(1982), "Le medécin au servicede l'hópital médievale en Europe occidentale", XIV Settimana di studio. Prato. GOGLIN, J.L. (1976), Lesmiserables dans l'Occident médiéval, Ed su Seuil, París. MOLLAT, M. (1978), Les pauvres au Moyen Age.Etude Sociale, Ed. Hachette, París.

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cina monástica que, a pesar de los condicionamientos religiosos respecto a teoría ypráctica sanitarias, significó un paso decisivo en el desarrollo de las ciencias médicas.De hecho, los "scriptoria" monásticos, como Montecasino, fueron centros de copia, tra-ducción y transcripción de importantes obras médico-científicas. Además, en lugarescomo Cluny y Bamberg, se recogió y fomentó la tradición didáctica de las mismas. Susbien dotadas "boticas" constituyeron lugares apropiados para investigar y estudiar laspropiedades de las diversas drogas para la confección de los fármacos necesarios parala práctica médica. Los centros monásticos fueron, pues, los primitivos hospitales (hos-pitium, xenodochium) para enfermos, pobres y peregrinos.

En un segundo periodo, desde los inicios del siglo XII hasta el primer cuarto delsiglo XIV, primó la medicina escolástica, proliferaron las fundaciones hospitalarias y,sobre todo, se produjo una pérdida del monopolio didáctico monástico, lo que conllevóa una laicización progresiva de la medicina. Las instituciones sanitarias fueron abando-nando el modelo médico hospitalario de las grandes abadías para funcionar más acor-des con la nueva concepción o "ideología de la salud". Dichos centros, creados en estossiglos por miembros de la nobleza o por iniciativas particulares, laicas o eclesiásticas(episcopales) fueron dirigidos por órdenes no estrictamente monásticas. Además sepromulgaron y fijaron los estatutos hospitalarios regulando y delimitando detenida-mente su organización, disciplina, etc.

El tercer momento de esta evolución se extiende desde el segundo cuarto del sigloXIV hasta mediados del XV. En él podemos observar una consolidación del procesosecularizador de la institución hospitalaria y de las profesiones médicas. Este hecho,significativo para la evolución y la aparición de una nueva "mentalidad social" implicael cambio de pensamiento respecto a la salud y la marginación (pobres, vagabundos...),elemento disonante y molesto para una sociedad que comienza a estabilizarse.

Por último, desde mediados del siglo XV, se produjo una verdadera "medicaliza-ción" de los centros hospitalarios, acorde con los nuevos sistemas de valores vigentesen una sociedad en transición hacia la modernidad.

En este contexto debe estudiarse el modelo medieval de las instituciones asisten-ciales valencianas, cuya realización conecta totalmente, parafraseando a G. Rosen",con la sociedad de la cual son parte integrante. Así, debe llamarse la atención sobre elsignificado trascendental de la sanidad valenciana como adelantada en la creación y de-sarrollo de una sanidad laica, ligada estrechamente a la sociedad que la impulsó.

Basamos el estudio de este apartado en la información directa que aportan los Li-bros de Administración de los centros más importantes, como el "Hospital dels Ignos-cents" y los que dependían del municipio, completada con otras fuentes archivísticasnecesarias para suplir algunas ausencias de la anterior. Asimismo, nos valemos de losdatos indirectos provenientes de los aún escasos estudios acerca de algunos hospitales:

28. ROSEN, G. (1963), "The hospital: Historical Sociology of a Community lnstitution", en FREID-SON, E. (id.), The hospital in the modero society, New York, Free Press.

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los específicos sobre el "Hospital deis Ignoscents", los genéricos sobre diversos centroshospitalarios y las obras más recientes de los especialistas".

Reconstruir el proceso seguido por los hospitales en la Valencia medieval significacontemplar la lenta configuración de unas instituciones sanitarias de carácter civil,acorde con la dinámica europea del momento. Efectivamente, desde la conquista de laciudad por Jaime I en 1238, comenzaron a fundarse algunos centros hospitalarios pro-movidos por la propia corona (Sant Vicent y Santa Llúcia o de la Reina), por las iniciati-vas de particulares (Sant Guillem), por las órdenes militares (San Juan de Jerusalén ySta. María de Roncesvalles) y el hospital de Sant Llátzer, cuyo origen desconocemos,destinado a los leprosos.

A lo largo del siglo XIV, siguieron fundándose nuevos hospitales, bien debido a lainiciativa particular (En Clapers, Beguins, En Soler, En Condi, y En Bou, que acogía a lospescadores enfermos), bien debido a la iniciativa religiosa, especialmente de cofradías ydel obispado (Pobres Sacerdotes y San Antonio, especializado en los enfermos de ignissacer y creado por la orden hospitalaria de San Antonio).

Ya en el siglo XV, promovidos por particulares, surgieron los hospitales de EnGuiot En soreil y el de Ignoscents, folls e orats, apoyado por un grupo de "burgueses" yaprobado por el consejo de la ciudad el 15 de marzo de 1409. La iniciativa religiosa fueresponsable de un proyecto de hospital que, con su mismo nombre, intentó construir laCofradía de Nuestra Señora de los Inocentes, Mártires y Desamparados, para lo cual re-cibió autorización de Fernando II y compró algunos solares cercanos al propio hospitalde Ignoscents y a los terrenos que éste poseía en los llamados Patis d'En Bru, donde mástarde se localizaría el Hospital General".

La evolución estudiada culminó, tras diversos intentos en 1512, con la efectivaunificación de los hospitales valencianos en el Hospital Genera1 31 , tan lógica como ne-cesaria por motivos diversos, como veremos a continuación.

En primer lugar, el conjunto de instituciones hospitalarias existentes en la Valen-cia del XV (los hospitales de Beguins, En Clapers, La Reina Sant Llátzer e Ignoscents),presentaba una estructura laica y civil, apta para que los poderes públicos, superandolos problemas políticos, económicos o interhospitalarios, lograran, escalonadamente, launificación, ya que los otros centros habían desaparecido o funcionaban como alber-gues para peregrinos y viajeros.

29. Cfr. GALLENT MARCO, M. (1987), (1981), (1984). GARCIA VERDEGUER, C. (1990). SIM-BOR ROIG, M aJ. (1992), L'Hospital d'Ignocents, folls e orats de Valéncia: fonts i bibliograJia Tesis de Licencia-tura, Valencia. Inédita. TROPÉ, H. (1993), Folie el société á Valence (XVe - XV1le siécles): Les fous de l'hópitaldes Innocents (1409-1512) el de l'hópital Général (1512-1699), Tesis doctoral, inédita. Université de la Sor-bonne Nouvell. mARTINEz GARCIA, L (1981). DEL CAMPO, L (1966), LABEAGA MENDIOLA, J.C.(1989). SÁNCHEZ HERRERO, J. (1974). HERGUETA, N. (1904), "Del maestre Diego del Villar, médicode los reyes Alfonso VII, Doña Berenguela y San Fernando, de los hospitales y hospederías que hubo en LaRioja en los siglos XII y XIII y de la villa de Villar de Torre". Revista de Archivos, bibliotecas y museos, T. X, p.423-435; T. XL p. 126-133. RUBIO VELA, A. (1984).

30.Cfr. nota 29.31. GALLENT MARCO, M. (1982), "El proceso de unificación de los hosptiales valencianos (1482-

1512), Estudios dedicados al Dr. Peset Aleixandre, Vol. IL p. 60-64, Universidad de Valencia LÓPEZ TE-RRADA, M'. L. (1986), El hospital General de Valencia en el siglo XVI (1512-1600), Tesis doctoral. 3 vols.Univ. Valencia

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En segundo lugar, la propia municipalización y secularización de estos centros vaunida a una toma de conciencia por parte de la sociedad y los poderes públicos que co-menzaron a entender la sanidad como función social. Esta situación conlleva la respon-sabilidad de estos mismos poderes, no sólo respecto a la creación, organización ymantenimiento de los hospitales, sino también respecto a la mejor dotación de mediosy a una mayor especialización de los profesionales. "En pocas palabras y parafraseandoa M. Mollat, una vez entendida la sanidad como un problema social y responsabilizadala administración pública sobre esta cuestión, la unificación de los hospitales ha de sercontemplada como la búsqueda de una racionalización de la sanidad: mejor gestión,mayor rentabilidad y, sobre todo, asistencia más eficaz32.

Estos supuestos explicarían la concentración de los múltiples hospitales que laciudad de Valencia poseía en el siglo XV, en consonancia con lo sucedido en otras ciu-dades peninsulares y europeas, como Ferrara (1354), Barcelona (1401), Milán (1457),o Granada (1504). La unificación fue realizada progresivamente. En primer lugar elconsell planteó, en 1482, la necesidad de unir los centros en un devot e solemne spital ge-neral. Más tarde, en 1497, se produjo la centralización de la administración de los doshospitales más importantes (La Reina y En Clapers). En 1511, tuvo lugar una nueva soli-citud de unificación, que se llevó a cabo, finalmente, en 1512. Este acontecimientoabrió camino al nuevo concepto de asistencia sanitaria renacentista.

A partir del análisis de ciertos aspectos, reflejados en el proceso seguido por loshospitales valencianos medievales y la estructura de los mismos en el siglo XV, se justi-fican nuestras afirmaciones en torno al carácter civil y secular de dichos centros y, portanto, de la propia sanidad.

Precisando el primer aspecto, observamos que las relaciones con la ciudad, tantode orden administrativo (nombramiento de cargos, rendición de cuentas al Racional,etc.), como de orden económico (mantenimiento, obras, subvenciones extraordinariasen especie o dinero, etc.), manifiestan una auténtica dependencia respecto del poder pú-blico y son el primer testimonio de lo que hemos llamado municipalización y laiciza-ción de las instituciones asistenciales.

El régimen interno, prácticamente similar en todos los centros, estaba en manosde unos funcionarios con cargos administrativos y organizativos: el administrador (ma-jordom en el Hospital deis Ignoscents), máxima autoridad y responsable del centro, bajolas órdenes directas del consell de la ciudad (o de los demás diputados en el caso del deIgnoscents); el spitaler, cuya función era organizar el hospital, recibir a los enfermos y vi-gilar su cuidado y asistencia; y el procurador, que, según Rodrigo Pertegás solía ser unnotario y estaba encargado de representar al centro ante los tribunales de justicia y antelas autoridades civiles y eclesiásticas.

Los hospitales valencianos estaban también dotados de un personal asistencial: di-des, o amas de cría, encargadas del cuidado de los niños recogidos. Médicos, cirujanos,barberos y apotecarios constituían el personal puramente técnico. El médico, nom-brado y relevado directamente por el consell, era casi siempre un profesional recono-cido. Su responsabilidad era la atención y cuidado de los pacientes que en ellos estabaninternados, mediante visitas periódicas, así como de aquellos malalts pobres que no lo

32. MOLLAT, M (1982). "Hospitalité, tnipitaux et médecins", XIV Settimana di stüdio..Prato.

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PROBLEMAS FUNDAMENTALES EN TORNO A LA HISTORIA DE LA SANIDAD MEDIEVAL

estaban; era también de su incumbencia el practicar un examen médico a aquellos en-fermos que debían ingresar en un centro destinado a un tipo de dolencias (como en elcaso de Sant Llátzer)33 . Cirujanos y barberos funcionaban, parece ser, como meros eje-cutores técnicos de las indicaciones del médico y es de suponer que sobre ellos reca-yera el peso asistencial del centro. Los apotecarios, por su parte, gozaban de mayorautonomía, puesto que, al carecer generalmente los hospitales de botica, se limitaban aservir los fármacos recetados por los médicos.

Respecto a la población enferma y el régimen sanitario imperante, cabe suponerque a los hospitales acudían todos aquellos que, por estar de paso en la ciudad, o porcarecer de recursos, no podían pagar los servicios particulares de un profesional. Deacuerdo con nuestros datos respecto al Hospital de la Reina, podemos suponer una me-dia diaria de 12'8 enfermos, lo que permite afirmar, según Rodrigo Pertegás que "habíaun enfermo en cada cama" práctica inusual en casi todos los hospitales medievales34.

Estudiando específicamente el régimen sanitario, observamos la obligatoriedadque tenía el médico titular de visitar periódicamente el hospital. Desconocemos, noobstante, tal periodicidad, así como si cirujanos y barberos estaban también obligados aella, aunque posiblemente dedicasen más tiempo que los médicos. Carecemos igual-mente de información exacta en torno a las patologías que sufrían los ingresados, a suterapéutica, etc. La farmacopea administrada era variada, de acuerdo con los medica-mentos de uso frecuente en la época: exarops o jarabes, aguas destiladas, ungüentos,purgas, etc. Asimismo nos es muy dificil concretar y reproducir el régimen alimenticioexacto de las instituciones hospitalarias, pues, a pesar de que los Libros de Administra-ción enumeran gran variedad de productos consumidos en estos centros (carnes, pesca-dos, frutos secos, hortalizas, etc.), lo hacen de forma desordenada y sin establecerrelación alguna entre régimen dietético y enfermedad o enfermos35.

4. UNA CONCLUSIÓN Y UN RETO

La exposición que hemos realizado plantea, sin duda, una serie de aspectos signifi-,cativos para conocer la historia del hecho sanitario en la Valencia medieval, paradig-mático para el ámbito de la Península Ibérica y en conexión con el europeo. Ello nopuede realizarse más que con la configuración de un modelo científico de análisisdonde la sanidad constituya el ámbito global y los hechos específicos meros elementosnecesitados de una interrelación o estructuración en el espacio teórico del sistema sani-tario. La necesidad de completar los estudios sanitarios desde este modelo es urgente y,pese a que pocos historiadores acaban de verlo, sólo descubriendo, cuanto más claro,mejor, el comportamiento sanitario de una sociedad: análisis del medio ambiente, de laalimentación, de la enfermedad, de su prevención y erradicación, de los profesionales,de la ciencia médica, etc. se puede llegar a comprender algunos problemas de su estruc-tura socioeconómica.

33. Cfr. GARCIA VERDEGUER, C. (1990), pp. 70, 114-115.34. GALLENT MARCO, M. (1981). GARCÍA VERDEGUER, C. (1990), pp. 126. Esta autora aporta

una media diaria para el hospital de Sent Llátzer de 4,69 enfermos en 1406-1407; 5 en 1407-8; 4,86 en 1408-1409; 5,8 en 1450-1451; 5,66 en 1451-1452; 12,38 en 1499-1500. Cfr. RODRIGO PERTEGÁS, J. (1927).

35. Cfr. ANNALES, E.S.C. (1975), n.°2-3, el dossier dedicado a la "Histoire de la consommation", pre-sentado por BENNASSAR, B. y GOY, J. CAMPORESI, P. (1986), El pan salvaje, Ed. Mondibérica, Madrid.LALANE, R. (1971), La alimentación humana, Ed. Oikos-Tau, Barcelona.

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