PQEM

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Prólogo . Londres, otoño de 1833 —No puedo casarme con él. No puedo hacerlo. —Al contemplar a lord Clifton paseando por el jardín en compañía de su padre, a Madeline se le revolvieron las tripas. Hasta que su madre, lady Matthews, le contestó, no se percató de que había hablado en voz alta. —Aprenderás a cuidar de lord Clifton —dijo secamente. Como era habitual, su afilado rostro mostraba una expresión adusta de reprobación. Después de conducir su vida con una tendencia a la autoinmolación pró¬xima al martirio, había dejado claro que esperaba que sus tres hijas hicie¬ran lo mismo. Los fríos ojos castaños, enmarcados en un rostro pálido y elegante, se clavaron en Madeline. Excepto ella, que se ruborizaba con fa¬cilidad, todas las mujeres Matthews compartían idéntica blancura de tez. «Espero que algún día, cuando hayas madurado —continuó Agnes—, agradezcas que se te haya concertado tan estupendo enlace. Madeline estuvo a punto de asfixiarse debido a una oleada de resenti¬miento y sintió que un rubor delator se instalaba en sus mejillas, tiñéndolas de un rosa brillante. Durante años había intentado ser cuanto sus padres esperaban de ella: dócil, discreta, obediente... Pero ya no podía contener sus sentimientos por más tiempo. 7 —¡Agradecer! —exclamó con amargura—. El casarme con un hom¬bre más viejo que mi padre... —Sólo uno o dos años —la interrumpió Agnes. —... que no comparte ninguna de mis aficiones y que me ve tan sólo como a una yegua de cría... —¡Madeline! —exclamó Agnes—. Semejantes palabras no son dig¬nas de ti.

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Historia

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Prlogo

.

Londres, otoo de 1833

No puedo casarme con l. No puedo hacerlo. Al contemplar a lord Clifton paseando por el jardn en compaa de su padre, a Madeline se le revolvieron las tripas.

Hasta que su madre, lady Matthews, le contest, no se percat de que haba hablado en voz alta.

Aprenders a cuidar de lord Clifton dijo secamente. Como era habitual, su afilado rostro mostraba una expresin adusta de reprobacin. Despus de conducir su vida con una tendencia a la autoinmolacin prxima al martirio, haba dejado claro que esperaba que sus tres hijas hicieran lo mismo. Los fros ojos castaos, enmarcados en un rostro plido y elegante, se clavaron en Madeline. Excepto ella, que se ruborizaba con facilidad, todas las mujeres Matthews compartan idntica blancura de tez.

Espero que algn da, cuando hayas madurado continu Agnes, agradezcas que se te haya concertado tan estupendo enlace.

Madeline estuvo a punto de asfixiarse debido a una oleada de resentimiento y sinti que un rubor delator se instalaba en sus mejillas, tindolas de un rosa brillante. Durante aos haba intentado ser cuanto sus padres esperaban de ella: dcil, discreta, obediente... Pero ya no poda contener sus sentimientos por ms tiempo.

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Agradecer! exclam con amargura. El casarme con un hombre ms viejo que mi padre...

Slo uno o dos aos la interrumpi Agnes.

... que no comparte ninguna de mis aficiones y que me ve tan slo como a una yegua de cra...

Madeline! exclam Agnes. Semejantes palabras no son dignas de ti.

Pero es la verdad replic Madeline, esforzndose por no alzar la voz. Lord Clifton tiene dos hijas de su primer matrimonio. Todo el mundo sabe que quiere tener hijos, y se supone que yo soy la destinada a drselos. Se me enterrar de por vida en el campo o, al menos, hasta que l muera, y luego ser demasiado vieja para disfrutar de mi libertad.

Ya est bien dijo su madre con rigidez. Veo que se te tienen que recordar algunas circunstancias, Madeline. Es obligacin de la mujer compartir los intereses de su marido, no al revs. No se le puede culpar a lord Clifton de que, casualmente, no disfrute con actividades tan frivolas como la lectura o la msica. Es un hombre serio, con una gran influencia poltica, y espero que te dirijas a l con el respeto que se merece. En lo referente a su edad, llegars a valorar su sabidura y terminars por buscar su consejo en todos los aspectos de la vida. Para una mujer, no hay otro camino hacia la felicidad.

Madeline apret los puos y observ con tristeza a travs de la ventana la voluminosa figura de lord Clifton.

Si al menos me hubierais dejado alternar en sociedad un ao, quiz me hubiera sido ms fcil aceptar el compromiso. Nunca he ido a un baile o asistido a una cena o una fiesta. He tenido que seguir en el colegio, a pesar de que todas mis amigas ya se han ido. Incluso mis hermanas han sido presentadas en palacio...

No han sido tan afortunadas como t respondi Agnes con la espalda ms tiesa que una tabla. Te ahorrars todas las preocupaciones e inconvenientes de la temporada, porque ya ests comprometida con el mejor y ms admirable partido de Inglaterra.

sa es tu idea de l replic Madeline entre dientes, ponindose tensa, pues en ese momento su padre y lord Clifton entraban en la habitacin, no la ma.

Al igual que cualquier otra chica de dieciocho aos, haba fantaseado con casarse con un gallardo y apuesto joven que se enamorase locamente de ella. Lord Clifton se hallaba todo lo lejos que se pudiera imaginar de

aquellas fantasas. Era un cincuentn bajo y fornido, de carrillos bamboleantes, con el rostro surcado por profundas arrugas, la cabeza sin pelo y labios gruesos y hmedos; todo lo cual evocaba en Madeline la imagen de una rana.

Si tan slo tuviera sentido del humor, una naturaleza amable o algo que ella pudiera encontrar siquiera un poco atractivo...! Pero Clifton no era ms que un pedante sin imaginacin, con una vida guiada por la rutina: la caza y las carreras, la administracin de la hacienda, los ocasionales discursos en la Cmara de los Lores... Y lo que an era peor: senta un injustificado desprecio por la msica, el arte, la literatura... Todo aquello, en fin, por lo que Madeline suspiraba.

Al verla en el otro extremo de la habitacin, Clifton se acerc con una sonrisa carnosa y las comisuras de la boca brillantes de humedad. Madeline odiaba la forma en que la miraba, como quien observa un objeto que desea comprar.

Por inexperta que pudiera ser, saba que la quera por ser joven, saludable y presumiblemente frtil. Al igual que su esposa, vivira en un estado ms o menos permanente de gravidez hasta que Clifton se viera satisfecho por el nmero de hijos que ella le diera. Nada esperaba del corazn, la mente o el alma de Madeline.

Mi querida seorita Matthews dijo con voz ronca y profunda, cada da est usted ms encantadora.

Madeline pens que incluso tena voz de rana y tuvo que reprimir una sonrisita histrica. Las pegajosas manos de Clifton se cerraron sobre las de ella y las atrajo hasta sus labios. Tuvo que cerrar los ojos y armarse de valor para soportar el escalofro de asco que la recorri al sentir los abotargados labios rozar el anverso de su mueca. Clifton, confundiendo la reaccin de Madeline con una suerte de recato virginal quizs incluso de excitacin, la mir con una sonrisa an ms amplia.

Las disculpas aducidas ante la peticin de que dieran un paseo juntos no tardaron en ser soslayadas por el entusiasta beneplcito de sus padres, determinados a tener en la familia a un hombre de tales medios e influencia; lord Clifton obtendra de ellos cuanto deseara.

Tras agarrar a regaadientes el brazo de su prometido, Madeline sali a pasear por el jardn, de una geomtrica y meticulosa disposicin de setos de espino blanco, pulcros senderos de arena y arriates de flores.

Disfruta de sus vacaciones escolares? pregunt lord Clifton, mientras los pequeos pero pesados pies hacan crujir la grava del sendero.

S, gracias, milord contest Madeline sin dejar de mirar el terreno que se extenda ante ellos.

Sin duda ha de estar deseando abandonar el internado, tal y como ya han hecho sus compaeras observ Clifton. A peticin ma, sus padres accedieron a mantenerla all dos aos ms que a las otras chicas.

A peticin suya? repiti Madeline, asustada por la influencia que pareca tener sobre sus padres. Pero por qu?

Me pareci que sera beneficioso para usted, querida ma afirm con sonrisa autosuficiente. Tena que pulirse y disciplinarse. A la fruta perfecta hay que darle tiempo para que madure. Ahora ya no es tan impetuosa como antes, eh? Tal y como pretenda, se ha hecho ms paciente.

No lo creo, hubiera querido espetarle Madeline, pero algo la oblig a mantener los labios sellados. Aquellos dos aos de ms marcados por el rgido confinamiento en el internado para jovencitas de la seora Allbright casi la haban sacado de quicio. Tambin haban propiciado que su naturaleza rebelde y fantasiosa se convirtiera en algo salvaje e ingobernable. Dos aos antes, la timidez y la falta de carcter le habran impedido oponerse al deseo de sus padres de casarla con Clifton. Ahora, sin embargo, las palabras paciencia y obediencia haban desaparecido de su vocabulario.

Le he trado algo dijo Clifton. Un obsequio que, estoy seguro, ha estado esperando.

Llev a Madeline hasta un banco de piedra y se sent con ella, presionando el costado de la chica con su cuerpo fofo. Madeline aguard sin decir palabra aunque, al final, su mirada se encontr con la del viejo. Clifton sonri como si fuera un to indulgente que conversa con su traviesa sobrina.

Lo tengo en el bolsillo murmur, indicando el lado derecho de la chaqueta de lana marrn. Por qu no lo saca usted misma, como la inteligente gatita que es?

Nunca le haba hablado as antes, pues en los anteriores encuentros siempre haban estado convenientemente acompaados.

Aprecio su amabilidad, pero no es necesario que me regale nada, milord contest Madeline, y junt las manos con fuerza, entrelazando los dedos.

Insisto. Movi el bolsillo de la chaqueta hacia ella. Busque su regalo, Madeline.

Con rigidez, meti la mano en el bolsillo hasta que dio con un aro diminuto. Cuando sac el objeto y lo contempl, su corazn empez a golpear en su pecho con un ritmo endiablado. Se trataba de un pequeo ani-

lio de oro, de diseo trenzado y adornado con un pequeo y oscuro zafiro. Era el smbolo de su futura esclavitud como esposa de Clifton.

Ha pertenecido a mi familia durante generaciones explic lord Clifton. Mi madre lo llev hasta el da de su muerte. Le gusta?

Tiene encanto contest Madeline con desdn, sintiendo una fuerte aversin por el objeto.

Clifton cogi el anillo y se lo puso en el dedo a su prometida. Como le quedaba demasiado holgado, Madeline tuvo que cerrar el puo para evitar que se le cayera.

Ahora, cielito, ya puedes agradecrmelo.

La rode con sus pesados brazos, apretndola con fuerza contra su pecho fornido. Desprenda un olor hediondo y rancio, similar al de las piezas de caza que, para su maduracin, pasan demasiado tiempo colgadas. Sin duda, lord Clifton opinaba que la frecuencia en el bao era un placer innecesario.

Madeline tom aire con reprimida amargura.

Por qu se dirige a m como cielito o gatita? pregunt con voz trmula y desafiante. No me gusta que se me llamen esas cosas. Soy una mujer, una.persona.

La sonrisa de lord Clifton descubri una enorme dentadura amarillenta. Una rfaga de su apestoso aliento impact en la cara de Madeline, que no pudo reprimir una mueca de desagrado.

Antes de contestar, Clifton aument la presin de su abrazo.

Saba que antes o despus intentara desafiarme... Pero a mi edad, ya me s todos los trucos. He aqu la recompensa a su impertinencia, mi dscola gatita.

Clifton apret sus fofos labios contra los de su prometida, sellando con brutalidad la boca de la joven con el primer beso que reciba. Los brazos de Clifton, como aros de un tonel, se cerraron alrededor de Madeline, que se mantuvo inmvil y silenciosa, estremecida por el asco, haciendo acopio de toda su fortaleza para soportar aquel contacto sin gritar o llorar.

Encontrar que soy un tipo muy viril afirm Clifton entre jadeos, al tiempo que mostraba su orgullo por la conquista. No soy de los que se andan con poesas o alientan los ridculos deseos de las mujeres. Hago lo que me place, y ver como acabar gustndole en sobremanera. Con la mano regordeta acarici la mejilla, plida y tensa, de su prometida. Muequita musit. Jams he visto un color de ojos como el suyo... Igual que el mbar. Enrosc los dedos en un mechn suelto del cabello

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castao claro de Madeline y lo frot repetidamente. Cmo ansio que llegue el da en que sea ma!

Madeline apret los dientes para evitar que le temblaran las mandbulas. Quera gritarle, decirle que jams le pertenecera, pero el sentido del deber y la responsabilidad que se le haban inculcado desde la cuna le hicieron callar.

Clifton debi de notar el involuntario escalofro.

Va a coger fro dijo en un tono que bien podra haber utilizado para dirigirse a un nio pequeo. Vamos! Entremos antes de que se resfre.

Aliviada, se levant con presteza y se dirigi con l hacia el saln.

En cuanto lord y lady Matthews vieron el anillo en el dedo de Madeline prorrumpieron en risas y felicitaciones; ellos, que tenan a gala no mostrar jams entusiasmo por considerar que se trataba de una emocin plebeya.

Qu obsequio tan generoso! exclam Agnes, cuyo rostro, por lo general melanclico, resplandeca ahora de placer. Y qu exquisitez de anillo, lord Clifton!

Eso creo contest con modestia el aludido, a quien la satisfaccin provoc un temblor en la parte colgante de sus carrillos.

Madeline, con una sonrisa leve y glida, contempl cmo su padre haca pasar a lord Clifton a la biblioteca para celebrarlo con una copa. Tan pronto como se cercior de que no podan orlas, se arranc el anillo de la mano y lo tir a la alfombra.

Madeline exclam Agnes, recgelo inmediatamente! No tolerar semejante pataleta de nia pequea. De ahora en adelante, llevars siempre el anillo... Y te sentirs orgullosa de portarlo.

No me sirve contest Madeline con frialdad. El mero recuerdo de la sensacin provocada por el hmedo beso de Clifton le llev a restregarse la cara con la manga del vestido hasta que los labios y la barbilla enrojecieron. No me casar con l, mam. Antes me suicido.

No dramatices, Madeline. Agnes se agach y recogi el anillo, sostenindolo como si su valor fuera incalculable. Espero que el matrimonio con un hombre tan serio y prosaico como lord Clifton acabe con tus groseros arrebatos.

Prosaico musit Madeline sonriendo con amargura. No acababa

de creerse que su madre pudiera resumir todas las repulsivas cualidades de

Clifton con una palabra tan trivial. Justo la virtud que todas las chicas

suean que atesore el hombre que las despose.,

Por una vez se sinti aliviada de volver al internado, donde, a excepcin del profesor de baile que iba una vez por semana, no encontrara hombre alguno. Madeline recorri el estrecho pasillo con una caja de sombreros en la mano; el resto de las pertenencias se lo subiran ms tarde. Al llegar a la habitacin que comparta con su mejor amiga, Eleanor Sinclair, se encontr con una pequea multitud de chicas tumbadas en las camas o arrellanadas en las sillas. Como Madeline era la mayor de todas las pupilas del internado de la seora Allbright, y Eleanor, con sus diecisiete aos, la que la segua en edad, solan recibir frecuentes visitas de las ms jvenes, que vean en ellas un modelo de madurez y mundanidad.

Las chicas parecan compartir una lata de bizcochos, mientras un grabado coloreado, en manos de Eleanor, arrancaba de sus bocas todo tipo de exclamaciones. Al advertir la llegada de Madeline, su amiga le dedic una sonrisa de bienvenida.

Cmo est lord Clifton? pregunt, sabedora desde antes de la partida de Madeline del planeado encuentro con su prometido.

Es aun peor de lo que me imaginaba replic Madeline dirigindose a su estrecha cama, situada a continuacin de la de Eleanor. Dej caer la caja de sombreros en el suelo y se sent en el borde del colchn, deseando que las chicas abandonaran el cuarto para poder hablar en privado con su amiga.

Enseguida, prometi la mirada amistosa de Eleanor, mientras las otra chicas permanecan apiadas en excitado crculo.

Pero miradle! exclam una de ellas. Podis imaginaros cmo sera realmente una cita con l?

Me desmayara confes alguien, provocando la risa tonta de las

dems,

Es el ms guapo...

Parece un salteador de caminos...

S, tiene algo en la mirada...

Tal aluvin de suspiros femeninos provoc un reprobatorio movimiento de cabeza en Madeline.

Por el amor de Dios! Se puede saber qu estis mirando? pregunt, sintiendo que su pesadumbre era sustituida por una creciente curiosidad.

Dejad que lo vea Madeline...

Pero si yo todava no lo he visto bien...

Toma, Madeline. Eleanor le entreg la lmina. Me lo ha dado

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mi hermana mayor, es el grabado ms buscado de Londres. Todo el mundo quiere una copia.

Madene observ la imagen. Cuanto ms la miraba, ms fascinada se senta. La cara de aquel hombre podra haber pertenecido a un rey, a un capitn de barco, a un delincuente... a alguien poderoso... a alguien peligroso. No se trataba de una belleza clsica, los rasgos eran demasiado descarados. Pero una cualidad leonina se desprenda de aquella cara delgada, de aquella mirada escrutadora y penetrante, de la amplia boca que dibujaba el esbozo de una sonrisa irnica. En el grabado, el color del pelo era de un castao impreciso, pero la cabellera pareca espesa y ligeramente ensortijada.

Las dems chicas esperaban que, al igual que ellas, se sonrojara y rompiera a rer como una tonta, pero Madeline se abstuvo de mostrar emocin alguna.

Quin es? pregunt con calma a Eleanor.

Logan Scott.

El actor?

S, el dueo del teatro Capital.

Al volver a contemplarlo, un extrao sentimiento se apoder de Madeline. Haba odo hablar de Logan Scott, pero nunca antes de ahora haba visto un retrato de l. A sus treinta aos, Scott era un actor de fama internacional, que superaba con mucho las convencionales actuaciones de David Garrick y Edmund Kean. Algunos aseguraban, incluso, que todava no haba alcanzado el cnit de sus facultades. Entre sus aptitudes destacaba la voz, de la que se deca que era capaz de acariciar los odos como el terciopelo o de inflamar el aire con su chispeante intensidad.

Tambin corran rumores de que las mujeres le perseguan all donde iba, cautivadas no slo por sus magnficas interpretaciones de hroes romnticos, sino, sobre todo, por las de villanos desalmados. Haciendo de Yago o de Barrabs era insuperable... Era el seductor, el traidor y el manipulador por excelencia, y las mujeres le adoraban por ello.

Un hombre en la flor de la vida, atractivo, culto... Todo lo que no era lord Clifton. Madeline se sinti desgarrada por un vehemente y repentino deseo. Logan Scott habitaba en un mundo del que ella nunca participara. Jams llegara a conocerlo; ni a l, ni a nadie que se le pareciese... Nunca coqueteara, ni reira, ni bailara. Nunca sera seducida por las tiernas palabras de un hombre ni por las caricias de un amante.

Al mirar fijamente la cara de Logan Scott, una idea loca y salvaje brot en su pensamiento con tal intensidad que le temblaron las manos.

_Qu te pasa, Madeline? pregunt Eleanor preocupada, mientras le retiraba el grabado de las manos. Te has puesto blanca de repente, y tienes una expresin tan rara...

_Slo es cansancio dijo Madeline con una forzada sonrisa. Quera estar sola, necesitaba tiempo para pensar. Ha sido un fin de semana de mucha tensin. Quiz, si descansara un rato...

Por supuesto. Vamos, chicas... Seguiremos la reunin en la habitacin de otra. Considerada, Eleanor hizo salir a las muchachas y, antes de cerrar la puerta, se detuvo. Madeline, necesitas algo?

No, gracias.

Me doy cuenta de que haber visto a lord Clifton este fin de semana ha sido una dura prueba. Ojal pudiera ayudarte de alguna manera!

Ya lo has hecho, Eleanor. Madeline se tumb de costado y encogi las piernas hasta el pecho, de manera que los faldones de su sencillo uniforme escolar se arrebujaron alrededor de su cuerpo. Los pensamientos se agolpaban en su mente y apenas se percat de la silenciosa salida de su amiga.

Logan Scott... Un hombre cuyo apetito por las mujeres era casi tan legendario como su talento como actor.

Cuantas ms vueltas le dio a su dilema, ms se fue convenciendo de que la solucin se encontraba en Scott. Lo utilizara para hacerse tan indeseable a ojos de lord Clifton, que a ste no le quedara otro remedio que cancelar el compromiso.

Haba decidido que tendra una aventura con Logan Scott.

Sacrificar su virginidad resolvera todos los problemas. Si el precio a pagar era tener que vivir el resto de sus das con el oprobio de ser considerada un objeto usado, pues muy bien. Cualquier cosa era preferible a convertirse en la esposa de Clifton.

Empez a elucubrar de manera febril. Falsificara una nota de su familia, en la que se solicitara que volviera del internado un semestre antes. Durante las prximas semanas, sus padres daran por sentado que estaba a salvo en la escuela, en tanto que la seora Allbright pensara que haba vuelto a casa. De este modo, le dejaran las manos libres para llevar a cabo su plan.

Ira al teatro Capital y se presentara al seor Scott. Despus le informara de su buena disposicin a acostarse con l. Madeline esperaba que el problema tuviera una rpida solucin. De todos es conocido que los hombres, por honorables que parezcan, desean seducir a las lindas joven-

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citas. Y un hombre con la reputacin de Scott no habra de mostrar, en materia de pecado y disipacin, ningn atisbo de duda.

Una vez perdida sin remedio, volvera a casa y aceptara cualquier castigo que sus padres le impusieran. Lo ms probable es que fuera desterrada a casa de algn pariente en el campo. Lord Clifton la despreciara y as se librara, de una vez por todas, de sus atenciones. El mtodo escogido no sera fcil ni placentero, pero no caba otra posibilidad.

Quiz no fuera tan malo vivir como una solterona una vez culminados sus propsitos. Le sobrara tiempo para leer y estudiar, y al cabo de unos pocos aos, mam y pap le daran permiso para viajar. Intentara involucrarse en obras benficas y hacer algo bueno por la gente desfavorecida. Hara lo mejor que se puede hacer: Al menos pens con sombra determinacin, escogera su destino antes de que ste la manejara a su antojo.

Primera parte

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Madeline, con la maleta asida por el mango de piel, se detuvo ante la puerta trasera del teatro Capital. Atravesar Londres sola haba supuesto una experiencia aterradora, a la par que excitante. El ruido de los carruajes, los caballos y los vendedores ambulantes haban asediado sus odos, mientras los orificios nasales se le llenaban de una confusa mezcla de olores: estircol, animales e inmundicias, el aroma a levadura de una panadera cercana, el de la cera caliente de un fabricante de velas...

A primera hora de la maana haba empeado el anillo que le haba dado lord Clifton y, ahora, el bolsillo de su vestido rebosaba con el gratificante peso de las monedas. Por recelo hacia los carteristas, se haba mantenido bien arrebujada en su sencilla capa gris, pero nadie haba mostrado la intencin de acercrsele. Ahora, tras haber llegado al Capital, su aventura estaba a punto de empezar.

El teatro pareca constar de cuatro o cinco edificios, que deban de albergar los talleres y los almacenes. Tras entrar en el edificio principal, donde se ubicaba el escenario, camin a travs de un laberinto de pasillos y cuartos de ensayo. Poda or cmo la gente hablaba, cantaba, tocaba instrumentos y discuta; la tentacin de atisbar por las puertas medio abiertas se le antoj casi irresistible.

Finalmente lleg hasta una gran habitacin repleta de muebles viejos, que incluan una mesa con bocadillos resecos, un queso mustio y fruta. Ac-

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tores y actrices de diferentes edades holgazaneaban por la estancia, hablando y bebiendo t. Acostumbrados al parecer a continuas idas y venidas, apenas prestaron atencin a Madeline. Sin embargo, un joven empleado de aire zorruno dej lo que estaba haciendo y, curioso, se la qued mirando fijamente de un modo amistoso.

Desea algo, seorita? pregunt.

Madeline sonri, intentando encubrir su nerviosismo.

Busco al seor Scott

Ah! La mir intrigado y sacudi la cabeza en direccin a la puerta ms lejana. Ahora est ensayando. El escenario est por all.

Gracias.

No le gusta que le interrumpan advirti el mozalbete a Madeline cuando sta se diriga ya hacia la puerta del escenario.

Ah, s? No le molestar replic con alegra, y sujetando la maleta con una mano abri la puerta con la que le quedaba libre. Se desliz a empujones a travs de decorados mviles y bastidores de lona, hasta que lleg junto al bastidor derecho del escenario. Tras dejar la maleta en el suelo, se acerc a la abertura de una cortina de terciopelo verde y contempl la sala.

Con una capacidad para mil quinientas personas sentadas, el teatro Capital era un enorme y espacioso edificio. Unas hileras de slidas columnas doradas con incrustaciones de cristal esmeralda recorran los muros. Los palcos y asientos escalonados conferan al auditorio un esplendor aterciopelado, en tanto que los candelabros de cristal arrojaban su brillante luz sobre los delicados frescos que adornaban el techo.

El suelo del escenario estaba inclinado, de manera que, fueran cuales fuesen las ubicaciones de los actores, se pudiera ver a todos por igual. Los pesados tablones mostraban las marcas indelebles dejadas por botas, zapatos y decorados de miles de representaciones. En ese momento se llevaba a cabo un ensayo. Dos hombres caminaban por el escenario con floretes en la mano, discutiendo la coreografa de una escena de lucha. Uno de ellos, rubio y plido, tena la constitucin esbelta y gil de un felino. No ests seguro de lo que quieres..., estaba diciendo con seriedad mientras golpeaba la punta de caucho del florete contra el lateral del zapato.

Cuando el otro hombre le contest, a Madeline le pareci escuchar la voz ms peculiar que jams haba odo: profunda, misteriosa, sofisticada... La voz, en suma, de un ngel cado.

Lo que quiero, Stephen, es que ponga algo de pasin en la inter-

prtacin. Si no me equivoco, alberga la intencin de matar al hombre que estuvo a punto de seducir a su prometida. Sin embargo, sujeta ese florete igual que una anciana agarrara un aguja de hacer punto.

Fascinada, Madeline se lo qued mirando de hito en hito. Logan Scott era ms alto de lo que esperaba, ms carismtico, ms... todo. Su cuerpo, esbelto y musculoso, estaba cubierto por una sencilla camisa blanca desabotonada en el cuello y unos pantalones negros, a travs de los cuales se adivinaban unas piernas largas y una estrecha cadera. El grabado que haba visto Madeline ni por asomo le haca justicia: el color del pelo, de un castao oscuro con destellos gneos, la curva sardnica de la amplia boca, el tono rojizo de la piel...

De alguna manera su porte refinado se templaba con un atisbo de brutalidad, dando a entender que la principesca fachada poda desaparecer en cualquier momento y dejar al descubierto a un hombre capaz de casi todo. Madeline pestae con inquietud. Haba esperado que Scott fuera una especie de dandy libertino, un mujeriego encantador, pero no apreciaba en l ningn rasgo de desenfado o de dandismo.

Seor Scott, me temo que si no me contengo durante esta ltima parte de la coreografa, no tendr ocasin de parar el golpe... protest el actor rubio.

No conseguir superar mi guardia asegur Scott con apabullante autosuficiencia. D todo lo que tenga, Stephen... o le dar el papel a alguien que lo haga.

Stephen apret la boca. Estaba claro que la pulla de Scott haba dado en el blanco.

De acuerdo, pues. Levant el florete y entr a fondo, esperando pillar a Scott con la guardia baja.

Acompandolo de una breve carcajada, Scott par el golpe con pericia. Los floretes entrechocaron con estrpito cuando los dos hombres se lanzaron a un frentico intercambio de golpes.

Ms, Stephen deca Scott, jadeando a causa del ejercicio. No ha perdido nunca a una mujer? No ha querido matar a alguien por ello?

S, maldito sea! Como haba pretendido Scott, el genio del otro actor aflor.

Entonces, demustremelo.

Con una expresin de resolucin en el rostro velado por el sudor, Stephen explot en un aluvin de movimientos. Scott elogiaba sus esfuerzos con escuetas expresiones, ora retirndose, ora atacando con una sarta de

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fintas y estocadas. Madeline no hubiera imaginado nunca que un hombre tan grande pudiera moverse con semejante gracilidad. La visin de Scott la haba dejado literalmente sin resuello. Era poderoso, imponente y con un espeluznante autocontrol. Fascinada por el intenso combate, y queriendo tener una mejor visin, Madeline se adelant.

Consternada, not cmo uno de los pies tropezaba con la maleta que haba depositado en el suelo y provocaba su cada sobre una pequea mesa en la que se apilaban objetos de atrezo. Un candelabro, un florete de repuesto y algunas piezas de porcelana, que se hicieron aicos, cayeron al suelo con estrpito. La atencin de los actores se dividi. La cabeza de Logan Scott gir con rapidez haca el bastidor derecho. Al mismo tiempo, Ste-phen, incapaz de detener su inercia, entr a fondo con su florete.

Scott, con un gruido sordo, qued sentado en el suelo sobre su prieto trasero, la enorme mano apretada contra el hombro contrario. El silencio que sigui tan slo se vio turbado por la respiracin entrecortada de los actores.

Qu demonios...! murmur Stephen, mientras escrutaba con la mirada las sombras del bastidor donde Madeline luchaba por incorporarse. Volvi su mirada hacia Scott, que mostraba una extraa expresin.

Stephen dijo Scott con un deje de aspereza en la voz, parece que su florete ha perdido la contera. Y segn lo deca, una efusin escarlata se desparram entre sus dedos y la camisa.

Dios mo! exclam Stephen con expresin demudada por el horror. No lo saba... No fue mi intencin...

No pasa nada contest Scott. Ha sido un accidente. Su interpretacin ha sido exactamente tal como yo quera. Hgalo siempre as. Stephen le dedic una intensa mirada de incredulidad.

Seor Scott dijo con voz temblorosa, debatindose en apariencia entre la desesperacin y la carcajada, cmo puede seguir dirigindome ah sentado, mientras se desangra sobre el escenario? A veces me pregunto si es usted humano. Presa del pnico, retir la vista del chorro de sangre que se extenda por la camisa de Scott. No se mueva. Conseguir ayuda... Mandar llamar a un mdico...

No hay necesidad de ningn matasanos asegur Scott lacnicamente, pero Stephen ya haba abandonado el escenario a toda prisa. Rezongando, intent ponerse en pie, pero volvi a caer al suelo con el rostro lvido.

Madeline se quit la capa y agarr su bufanda de lana. ;

Aqu dijo, saliendo a toda prisa del bastidor y arrodillndose junto a l. Hizo una bola con la bufanda y la apret con fuerza contra el hombro de Scott. Esto ayudar a detener la hemorragia.

El dolor de la presin oblig a Scott a inspirar con fuerza.

Sus caras estaban muy cerca, y Madeline se sorprendi mirando fijamente, bajo la sombra de unas espesas pestaas negras, los ojos ms azules que jams haba visto. Bordeados de un azul zafiro, los iris parecan contener todos los tonos de ese color, desde el de las ms oscuras profundidades del ocano hasta el del ms plido cielo invernal.

Madeline se percat con extraeza que le faltaba la respiracin.

Lamento... se detuvo y, avergonzada, mir por encima del hombro el montn de piezas rotas de porcelana todo eso. Ha sido un accidente. Por lo general no soy tan patosa, pero estaba contemplando el ensayo desde el bastidor y tropec...

Quin es usted? pregunt Scott con frialdad.

Madeline Ridley contest, utilizando el apellido de soltera de su madre.

Qu est haciendo aqu, aparte de interrumpir mi ensayo?

He venido porque... Madeline volvi a encontrase con su mirada y, de repente, le pareci que no tena ms remedio que confesar sus intenciones de una manera franca y descarada. Tena que captar su atencin de alguna manera, conseguir distinguirse de las numerosas mujeres que deban arrojrsele a los brazos todos los das ... porque quiero ser su prxima amante.

Noqueado por la sorpresa, Scott se la qued mirando de hito en hito como si hablara en un idioma extrao. Pens su respuesta con detenimiento.

No tengo aventuras con chicas como usted.

Es por mi edad?

En los ojos de Scott haba un destello de diversin... no amistosa, sino burlona.

Entre otras cosas.

Soy mayor de lo que aparento contest Madeline con rapidez.

Seorita Ridley sacudi la cabeza con aparente incredulidad, tiene usted una manera nica de presentarse a un hombre. Me siento halagado por su inters, pero, aunque la vida me fuera en ello, no le tocara un pelo. Ahora, si me disculpa...

Quiz necesite ms tiempo para pensar en mi propuesta dijo Ma-

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deline. Mientras tanto, le quedara muy agradecida si considerara la posibilidad de darme un empleo. Tengo aptitudes que podran ser de gran utilidad en el teatro.

No lo dudo contest Scott con sequedad, pero ninguna que yo necesite.

He recibido una esmerada educacin en literatura e historia, tambin hablo francs con fluidez y dibujo y pinto bastante bien. Estara dispuesta a barrer, fregar, quitar el polvo... cualquier cosa que sea necesaria.

Seorita Ridley, estoy mareado, y no estoy seguro de si es a causa de la prdida de sangre o de puro asombro... En cualquier caso, me ha parecido muy divertida. Se puso en pie y su cara recuper el color. Ser usted recompensada por la prdida de la bufanda.

Pero yo... empez a discutir.

En tropel, varios miembros de la compaa teatral, alertados del accidente, irrumpieron en el escenario.

No es nada asegur Scott, visiblemente enfadado por las expresiones de preocupacin. No, no necesito ayuda para caminar, a mis piernas no les pasa nada. Y se dirigi al camerino rodeado de una nube de carpinteros, msicos, pintores, bailarines y actores, todos decididos a ayudarle.

Madeline se lo qued mirando fijamente. Qu hombre tan impresionante! Pareca un miembro de la realeza, aunque muy probablemente la mayora de los monarcas y princesas no estuvieran bendecidos con tamaa belleza y una complexin tan esplndida. Estaba segura de que Scott era el hombre adecuado para tener una aventura. No le cupo la menor duda de que sera algo extraordinario: una experiencia nica en la vida.

A decir verdad, no haba mostrado demasiada impaciencia por acostarse con ella..., pero Madeline no haba terminado todava. Lo agotara con su insistencia, dedicara cada minuto del da a conseguir hacrsele imprescindible. Acabara por ofrecerle todo cuanto buscara en una mujer.

Sumida en sus pensamientos, Madeline volvi al bastidor donde, junto a la mesa cada, yacan desperdigados los restos de la porcelana rota. Sin duda haba un sinfn de cosas que hacer en el teatro Capital, y se pregunt si habra alguien ms a quien pudiera dirigirse en busca de trabajo. Despus de levantar la mesa del suelo, empez a recoger los trozos de loza.

Desde algn lugar cercano, le lleg la voz suave y melodiosa de una mujer.

Cuidado, chiquilla, o te cortars. Ya barrern eso ms tarde.

Madeline coloc la porcelana sobre la mesa y se volvi para contemplar a una mujer rubia, algo mayor que ella y de una belleza sorprendente- la cara, de porte aristocrtico, los ojos azules, la sonrisa clida... Estaba embarazada de varios meses.

_Hola salud Madeline, acercndose con curiosidad. Es usted

actriz?

_Lo he sido hasta hace poco reconoci con presteza. Sin embargo, en este momento, y hasta que nazca el nio, me limito a ejercer de codirectora.

Ah...!

Los ojos de Madeline se abrieron como platos al percatarse de que aquella mujer slo poda ser la duquesa de Leeds, la famosa actriz que haba compartido cartel con el seor Scott en todo tipo de obras, desde comedias desenfadadas hasta tragedias shakesperianas. Aunque se deca que el duque de Leeds era bastante rico, todo pareca indicar que haba optado por no oponerse a la pasin por el teatro y a la floreciente carrera de su esposa.

Excelencia, es un honor conocerla. Le ruego, por favor, que me perdone por el problema que he ocasionado...

Yo no me preocupara la tranquiliz. Aqu ocurren accidentes todos los das. Mir a Madeline intrigada. Me ha parecido or que le pedas empleo al seor Scott.

S, excelencia reconoci ruborizada Madeline, mientras se preguntaba qu ms habra odo. Sin embargo, la expresin de la mujer era neutra y carente de malicia.

Acompame al despacho... Cmo te llamas?

Madeline Ridley.

Bueno, Madeline, no eres el tipo de chica que suele venir al barrio de los teatros en busca de trabajo. Bien vestida, a todas luces educada... Chiquilla, no te habrs escapado de casa, verdad?

Oh, no contest Madeline. No era exactamente una mentira, puesto que lo haba hecho de la escuela, y no de casa, aunque no por ello dej de sentirse incmoda por el engao. Se esmer en elegir del modo ms adecuado las palabras de su respuesta. Las circunstancias me han obligado a buscar trabajo donde sea... Y esperaba que pudiera ser aqu.

Por qu en el Capital? pregunt la duquesa, conducindola entre las bambalinas hasta las dependencias administrativas.

-Siempre me ha interesado el teatro y he odo y ledo mucho sobre el Capital. En realidad, nunca he asistido a una representacin.

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Nunca? A la mujer pareci asombrarle la afirmacin.

Slo a obras de aficionados en el colegio.

Quieres ser actriz? Madeline neg con la cabeza.

Estoy convencida de que no tengo talento dramtico y no me gustara actuar delante de nadie. De slo pensarlo me tiemblan las piernas.

Qu lstima coment la duquesa, mientras entraba en un pequeo despacho presidido por un brillante escritorio de caoba en el que se apilaban libretos y crticas. Alineadas contra las paredes haba toda una serie de cajas repletas de libros y papeles. Una chica con esa cara sera un buen reclamo para el Capital.

El cumplido hizo pestaear a una confundida Madeline. Siempre haba credo que tena un atractivo moderado, pero nada ms. Haba infinidad de chicas bien dotadas, que superaban la modestia y delgadez de su figura, chicas con rasgos ms llamativos que unos ojos castaos y un pelo color miel como el suyo. Su madre, Agnes, siempre haba dicho que la guapa de la familia era su hija mayor, Justine, mientras que la ms inteligente era Althea. La ms pequea, o sea Madeline, no destacaba por nada en particular.

Madeline siempre fue consciente de que debera de haber sido un chico. Debido a los problemas con los partos, en el tercer alumbramiento el doctor le haba dicho a Agnes que aqul sera el ltimo. En contra de su deseo, de nuevo fue nia, la tercera, dndole el mayor disgusto de su vida. Madeline no haba dejado nunca de sentirse culpable por ello. Si tan slo hubiese posedo algn don extraordinario que hubiera enorgullecido a sus padres... Pero hasta el momento no haba destacado en nada.

La duquesa hizo un gesto a Madeline para que se sentara en una silla junto a ella.

Dime qu sabes hacer y ver qu puedo hacer con el asunto de tu empleo.

, com-

Hablaron durante unos minutos, dando tiempo a que les trajeran de la sala de descanso una bandeja con el t. La duquesa hablaba con rapidez, sonrea a menudo y daba muestras de una contagiosa e ilimitada energa. A una mujer de su fama le habra resultado muy fcil intimidar a los dems; sin embargo, era sencilla y afectuosa. A lo largo de su acomodada vida, Madeline nunca haba conocido a una mujer como la duquesa de Leeds. Su madre, las profesoras de la escuela con sus lecturas sobre el decoro y sus amigas que saban tan poco del mundo como ella-ponan todo su mundo de relaciones femeninas.

_jytadeline dijo la duquesa, como puedes deducir por mi esta-, durante los prximos meses ver muy limitadas mis actividades. Me ustara tener una ayudante que me trajera y me llevara las cosas y que mantuviera el despacho arreglado... Hay tantas cosas para las que una no aba de encontrar tiempo. Tus habilidades como bordadora pueden serle muy tiles a la seora Lyttleton, la encargada de crear y mantener el vestuario. Y, aunque el seor Scott lo haya negado categricamente, llevamos aos necesitando que alguien reorganice la biblioteca.

_Puedo hacer todo eso y ms.

Su entusiasmo arranc una sonrisa a la duquesa.

_Muy bien. Considrate parte de la compaa.

El gritito de placer de Madeline se vio pronto interrumpido al pensar en la reaccin de Scott cuando descubriera que trabajaba all.

No se opondr el seor Scott?

ra.

_Lo hablar con l. Tengo todo el derecho a contratar a quien quie-.. Si tienes problemas con l o con cualquier otra persona, acude a m.

S, seora. Quiero decir... excelencia.

Los ojos azules de la duquesa brillaron divertidos.

Chiquilla, no dejes que el ttulo te impresione. A pesar de mi posicin fuera del Capital, aqu dentro slo soy la directora adjunta y el seor Scott el rey supremo.

Madeline nunca haba odo hablar de una situacin tan poco corriente: la de una noble que trabajara de verdad en el teatro. Ambos mundos, el de la aristocracia y el de la farndula, eran irreconciliables. Se pregunt cmo habra conseguido la condesa atravesar la lnea.

La condesa sonri, le haba ledo los pensamientos.

La mayora de mis iguales cree que no hago honor a mi rango al trabajar aqu. El duque, Dios lo bendiga, estara encantado de que dejara el teatro, pero entiende que no podra vivir si me faltara.

Podra preguntarle, excelencia... cunto tiempo hace que trabaja en el Capital?

Har cinco o seis aos. Al recordarlo, la expresin de la duquesa se dulcific. Qu euforia la ma cuando Logan me contrat como miembro de la compaa! Todos los actores y actrices de Londres queran trabajar a sus rdenes. Haba desarrollado un estilo de interpretacin ms natural que cualquier otro que se hubiera practicado antes. Ahora lo imita todo el mundo, pero entonces era algo extraordinario.

El seor Scott tiene tanta presencia observ Madeline.

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Y l lo sabe replic la otra mujer con irona. Verti t en la taza de Madeline y la mir dubitativa. Hay algo que debera advertirte sobre el particular. Ms tarde o ms temprano, la mayora de las mujeres que trabajan en el Capital acaban imaginando que estn enamoradas de Logan. Mi consejo es que procures no ceder a semejante tentacin.

Madeline sinti que le ardan las mejillas.

Bueno, supongo que sera algo natural... Un hombre con ese porte...

No es slo su porte. Hay un nosequ distante en l que excita a las mujeres, cada una imagina que slo ella podr enamorarlo. Sin embargo, para Logan el teatro significa mucho ms de lo que cualquier persona real pueda llegar a suponer para l. Por supuesto que su vida ha sido un incesante desfile de mujeres, pero nunca ha tenido una aventura en la que se haya visto implicado su corazn.

Sin duda, todo aquello facilitaba las cosas. Si el plan de Madeline daba resultado, podra acostarse con el seor Scott y marcharse sin sufrir complicaciones sentimentales.

Ya est bien de hablar de Logan dijo la duquesa con energa, interrumpiendo los pensamientos de Madeline. Dime, chiquilla, tienes i ya alojamiento? Si no, puedo recomendarte un sitio.

Se lo agradecera, excelencia.

Tengo una amiga, una mujer mayor que en sus tiempos lleg a \ ser una actriz muy conocida. Vive sola en una preciosa casa, en Somerset \ Street y, de manera ocasional, admite pupilas. Le gusta tener gente joven a su alrededor y, cuando se pone a recordar los viejos tiempos, es muy divertida. Estoy segura de que te alquilar una habitacin por una mdica cantidad semanal.

Parece perfecto contest Madeline con una radiante sonrisa. Gracias.

Una expresin de preocupacin cruz el rostro de la mujer.

Procuro no meterme en los asuntos ajenos, pero es evidente que no eres de aqu, Madeline.

La aludida guard silencio, sin saber qu contestar. Baj los ojos para evitar encontrarse con la aguda mirada de la duquesa.

No haces bien al ocultar tus sentimientos seal la mujer. Chiquilla, si tienes algn problema... espero que decidas confiar en m. Podra ayudarte.

No puedo entender por qu habra de ser tan amable con una extraa contest Madeline.

Pareces tan sola... murmur la duquesa. En el pasado, ms de una vez me sent as. Sea cual fuere el problema del que huyes, la situacin no puede ser tan grave como parece.

Madeline asinti con la cabeza, pese a su decisin de no confiar en nadie. Tras agradecer sinceramente a la duquesa las atenciones, abandon el teatro y cogi un coche de punto para ir hasta Somerset Street.

El pelo blanco anaranjado de la anciana seora Nell Florence testimoniaba el presumible rojo intenso de la juventud. La plida tez, que el tiempo haba avejentado con delicadeza, as como las elegantes facciones le conferan un aire afectuoso y amable, no exento de un encantador toque de vanidad.

As que te enva mi querida Julia, no? pregunt la seora Florence mientras franqueaba la entrada a Madeline. Estoy segura de que nos llevaremos a las mil maravillas. Eres actriz, supongo? No? No me lo puedo creer, con esa cara... Si yo hubiera sido la mitad de hermosa cuando tena tu edad... Pero lo cierto es que me las arregl bastante bien con lo que tena.

Le ense el interior de la casa de dos plantas sin dejar de lado un solo detalle; todas las habitaciones aparecan atestadas con recuerdos de su carrera de actriz.

Entonces, todo Londres me aclamaba confes la seora Flo-

rence.

Su pasado, plasmado en retratos de haca unos treinta aos, ocupaba una pared al completo. Las pinturas la representaban en diferentes poses o con diferentes vestidos, algunos increblemente descocados.

Pareci agradarle el rubor de Madeline.

Te sonrojas con facilidad, verdad? Qu virtud tan reconfortante!

Intrigada por la coleccin de recuerdos, Madeline curiose los carteles teatrales enmarcados, los grabados y las ilustraciones coloreadas de trajes antiguos.

Debi de ser maravilloso llevar una vida as! exclam.

Tuve mis altibajos precis la seora Florence, pero los he disfrutado todos. Nunca te arrepientas de nada, ste es mi consejo. Ven, te ensear tu cuarto y luego hablaremos largo y tendido. Me tienes que contar todo sobre ti.

Hasta entonces, Madeline nunca se haba percatado de la transparen-

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cia de sus pensamientos. Pareca que la seora Florence pudiera leerlos con la misma facilidad con que lo haba hecho Julia.

Ah dijo la anciana mirando la cara de Madeline, ya veo que no quieres hablar de tu pasado. Bueno, encontraremos otros temas de conversacin.

Madeline agradeci la comprensin de la anciana.

Gracias, seora Florence dijo, acompandola mientras terminaba de ensearle la casa.

Tras deshacer el exiguo equipaje, Madeline se puso un traje de algodn gris paloma, adornado con unas cintas color ciruela. Esa noche iba a acudir al teatro a ver actuar a Logan Scott y decidir por s misma si tena tanto talento como aseguraba todo el mundo. De pie ante el espejo, termin de ajustarse el vestido... y el resultado le hizo fruncir el ceo.

Aunque la prenda estaba bien cortada, el estilo no era el adecuado, todo recato y sensatez con aquel escote remilgadamente alto. Cmo iba a seducir a un hombre, y menos al seor Scott, sin un vestuario arryente? Se alis el traje con las manos dejndose llevar por el desencanto. Si tan slo tuviera un hermoso traje de seda con volantes de encaje, zapatillas ribeteadas de perlas y flores frescas para el pelo...

Una vez se hubo cepillado la larga cabellera de color castao claro, la enroll y sujet con pinzas en lo alto de su cabeza. Hubiera deseado tener unos rizadores con los que poder hacerse unos ingeniosos bucles que cayeran sobre sienes y mejillas. Ni siquiera una gota de perfume, protest, sacudiendo la cabeza.

Sin embargo, al cabo de un instante, su natural buen humor acab por imponerse. Ya resolvera esos problemas ms tarde. Esa noche slo tena una cosa que hacer: ver su primera representacin teatral en Londres.

La duquesa de Leeds, todo amabilidad, le busc un lugar entre bastidores desde donde poder ver la obra.

Aqu estars bien dijo. Slo asegrate de que no entorpeces a nadie. En los cambios de escena y vestuario, los actores pasarn por aqu a toda prisa; no te agradara que alguien tropezara contigo.

Obediente, Madeline se acurruc en un lateral, comprobando que, aunque desde un ngulo extrao, poda ver la mayor parte de lo que ocurra en el escenario. La obra, titulada Un amante rechazado, estuvo precedida de una actuacin musical y una farsa de un acto que arranc oleadas

, carcajadas entre la audiencia. Cay el teln, y los decorados mviles, , r:ores y actores volaron por el escenario formando un aparente caos. r mo por ensalmo, al cabo de un minuto todo estaba en su sitio. Cerca A Madeline dos jvenes tiraron con pericia de cuerdas y poleas y las cor-'nas volvieron a abrirse para descubrir la hermosa recreacin del interior de una mansin londinense.

La visin del escenario despert aplausos y exclamaciones entre un satisfecho pblico. Entonces, dos personajes, marido y mujer, empezaron a discutir la lista de pretendientes de su hija casadera. El desarrollo de la trama subyug a Madeline, que se sinti profundamente identificada con la herona, una ingenua jovencita a la que impiden casarse con el amor de su infancia y a la que, a cambio, se la promete en matrimonio con un hombre malvado que se niega a entregarla a los brazos de su autntico amor. Para sorpresa de Madeline, Logan Scott no fue el elegido para interpretar al verdadero amor de la chica, sino que deba encarnar al villano de la obra. Cuando, con aire resuelto, entr en escena, un estremecimiento electrizante se apoder del pblico. Al igual que el resto de los espectadores, Madeline qued fascinada por el aire amenazador y el aplomo del personaje. Quera la chica para l y ni siquiera el hecho de que ella amara a otro le impedira alcanzar su propsito.

Cada minuto que pasaba era una revelacin para Madeline. Permaneca en silencio entre bastidores, los dedos apretando un pliegue de la cortina de terciopelo, el corazn latiendo con tanta furia que poda sentir las pulsaciones en las puntas de los pies. Cada vez que el seor Scott hablaba, ella casi perda el resuello, tal era la sencillez con que se meta en el personaje y transmita el egosmo y el vehemente deseo del hombre. Al igual que el resto de la audiencia, Madeline empez a desear sin ser consciente que pudiera conquistar el inocente amor de la chica.

El seor Scott permaneci en el escenario durante la mayor parte del primer acto, manipulando, intrigando y abriendo una brecha entre los dos amantes, hasta el punto que pareci que aquel amor sincero jams encontrara su curso.

Qu pasa al final? Madeline no pudo evitar preguntarle en un susurro a un tramoyista que se haba detenido a su lado. Consigue casarse el seor Scott con ella o la deja marchar con el otro hombre?

empleado sonri con sorna al ver la embelesada expresin con que line segua lo que aconteca en el escenario. No puedo decrtelo contest. Ni loco te estropeara el final.

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Antes de que tuviera ocasin de suplicarle, termin el primer acto y lleg el intermedio. Madeline se ech a un lado cuando cay el teln. Un grupo de bailarines entr en el escenario para entretener al pblico hasta que empezara la segunda parte de la obra.

Invadida por la melancola, Madeline esper en la penumbra, escondida tras la abertura en la cortina de terciopelo. El momento de la reanudacin se le hizo eterno. Estaba expectante y sinti que un hormigueo de felicidad recorra su cuerpo. No haba ningn otro lugar en el mundo en el que deseara estar ms que all, respirando el olor del sudor y la pintura y el acre aroma de las luces de calcio.

Una gran forma negra pas a su lado, era un hombre que vena a grandes zancadas desde el escenario, rumbo a los camerinos. Al llegar a su altura, los hombros de ambos se rozaron y el hombre redujo el paso. Se detuvo y levant la mano hasta el punto donde se haban tocado. Lentamente, se volvi para mirarla. Los ojos de ambos se encontraron, y Madeline sinti una punzada de inquietud en la boca del estmago. Era el seor Scott.

El brillo de la transpiracin haca resaltar cada ngulo del rostro del actor. Aunque el color de los ojos estaba envuelto en sombras, el resplandor de una creciente furia result inconfundible.

Usted...? dijo. Qu puetas est haciendo en mi teatro? Jams nadie haba maldecido delante de ella. La sorpresa hizo que respondiera con lentitud.

Seor Scott... Por lo que veo, su excelencia todava no le ha hablado de m.

Le dije que aqu no haba nada para usted.

S, seor, pero la duquesa no estaba de acuerdo. Me ha contratado como su ayudante.

Est despedida dijo con brusquedad, al tiempo que se inclinaba haca delante, alzndose imponente sobre ella.

Madeline poda oler el sudor de la piel y la humedad de la camisa de lino del actor, algo que no le desagrad en absoluto... Es ms, le result fascinante. Scott haca que todos los dems hombres que haba conocido en su vida parecieran blandos e insulsos.

No, seor contest, sin apenas creer que fuera capaz de contradecirlo.

Se produjo un breve silencio.

No? repiti Scott con un hilo de voz, como si jams hubiera escuchado semejante rplica.

_.La duquesa me ha dicho que, si le vena en gana, poda contratarme, y .ue Sl usted se opona acudiera a ella.

De la garganta del actor brot una desagradable risotada.

_-Eso ha dicho? Me gustara saber a quin pertenece este maldito teatro. Acompeme. Y la agarr del brazo con dureza.

A trompicones, una jadeante Madeline fue empujada hacia el camerino del actor, mientras sus odos eran asediados por las apagadas maldiciones de Scott.

_Seor... le agradecera que no utilizara semejantes palabras en mi presencia.

Entra en mi teatro sin que la inviten, provoca un accidente entre bastidores, me persigue suplicando un empleo... y ahora me da una leccin de modales?

La puerta se cerr con estrpito y se quedaron de pie mirndose fijamente a los ojos; l con furia evidente, ella con callada obstinacin. Madeline no iba a permitir que la despidiera.

Nunca hubiera imaginado que tras un hombre como usted se escondiera semejante lenguaje dijo Madeline con exagerada solemnidad.

El seor Scott abri la boca para contestar, pero se limit a musitar algo.

En la pequea y bien iluminada habitacin todos los detalles de la cara del actor aparecan llenos de vitalidad. La tez broncnea haca innecesario el maquillaje, su mirada era tan penetrante que casi resultaba doloroso mantenerla, y su amplia mandbula tena la consistencia del granito.

Ha cometido un error, seorita Ridley. Aqu no hay sitio para usted.

Seor Scott, si sigue enfadado por mi torpeza de esta maana, me disculpo por ello. De ahora en adelante ser muy cuidadosa. No me dar otra oportunidad?

Lo que enfureca a Logan era su forma de reaccionar ante ella. El recuerdo de la muchacha le haba perseguido todo el da. Lo cierto es que la simptica chachara de la chica habra podido derretir un glaciar, pero a Logan slo le sirvi para reafirmarse en su resolucin.

No tiene nada que ver con lo de esta maana dijo con brusque- Lo nico cierto es que aqu no hace falta.

"ero la duquesa me dijo que haba muchas cosas que hacer. Podra yudar con... el vestuario, la biblioteca del teatro...

Julia tiene un corazn muy blando la interrumpi, y usted se a aprovechado de ella. Yo no soy tan fcil de manipular.

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No he manipulado a nadie protest Madeline. En ese momento lleg un criado, portando una camisa limpia de lino blanco y un chaleco, para ayudar a cambiarse a Logan para el segundo acto.

George salud Scott de manera cortante al tiempo que se desabrochaba la camisa mojada. Quedaban pocos minutos para que comenzara el segundo acto.

Hasta ese momento, Madeline jams haba visto desnudarse a un hombre.

A medida que se soltaban los botones, iba surgiendo una brillante musculatura.

Conmocionada, se acerc a la puerta.

Seor Scott... creo que debera irme ahora.

Va a abandonar el Capital? inquiri con frialdad, mientras te minaba de quitarse la camisa arrugada.

Madeline baj la mirada con precipitacin, aunque la imagen de aqud pecho amplio y desnudo arda en su cerebro.

Si la duquesa me lo autoriza, me quedar.

Entonces qudese si quiere, pero pagar por ello. Voy a convertir su vida en un infierno. Ha entendido?

S, seor Scott susurr Madeline, huyendo del camerino a toda prisa justo en el momento en que Scott empezaba a desabrocharse los pantalones.

Cuando la puerta se cerr, Logan se detuvo y dese con firmeza que se desvaneciera aquella furiosa excitacin sexual. Con mucho tacto, George evit mirar su cuerpo y recogi la muda sucia.

Necesitar algo ms el seor? murmur.

Un balde de agua helada no habra venido mal, por no hablar de un buen trago, pero Logan mene la cabeza y, dndose la vuelta, continu desvistindose.

El criado orden algunas pocas cosas dentro del camerino y se marcho en silencio.

Con la mirada fija en el espejo, Logan suspir intentando concentrarse en el trabajo que tena por delante... Pero su mente al completo estaba ocupada por la muchacha: Madeline.

Quin era y por qu maldita razn quera trabajar en el Capital? A todas luces era una chica demasiado distinguida para un sitio as, lo suyo no era mezclarse con la complicada gente del teatro. En qu haba pensado Julia al contratarla? Le habra encantado poder abordar a su codirectora y

arrancarle una explicacin, pero no quedaba tiempo. Tena que acabar la representacin, y nada haba ms importante que darle al pblico del Capital exactamente lo que quera.

Como pudo, Madeline volvi a su privilegiado lugar entre bastidores. Coloc sus ardientes mejillas sin duda, teidas de un pertinaz carmes_ entre las manos. Se haba equivocado al insistir en permanecer en el Capital pese a la desaprobacin del seor Scott? No le cupo duda alguna de que aqulla no era la va adecuada para seducir a un hombre.

Por qu no le gustaba? Siempre le haba resultado fcil hacer amigos, supuso que no era el tipo de mujer que prefera el seor Scott. Le sera muy difcil cambiar sus sentimientos hacia ella? Y cunto tiempo le llevara? Preocupada, se qued mirando hacia las ensombrecidas bambalinas, donde los actores esperaban pacientemente entre los decorados mviles.

Se alz el teln, y la historia de los jvenes y atribulados amantes se reanud. Prueba innegable del talento del seor Scott fue que, excepto el personaje que interpretaba, de la mente de Madeline desapareci todo.

Despus de una serie de intrincados giros argumntales, el villano terminaba por darse cuenta de que, aun cuando lograra casarse con la bella muchacha, jams conquistara su amor. Tras adoptar el papel de benefactor annimo, ayudaba a la pareja a fugarse sin dejar que supieran jams que haba sido el nico responsable de su felicidad. El seor Scott interpretaba al personaje sin un atisbo de autocompasin y sin perder en ningn momento la mscara de cinismo. Aunque, de alguna manera, su estricto autocontrol haca saber al pblico que su corazn estaba roto. El final de la obra era convenientemente agridulce.

El teatro estall en gritos atronadores y aplausos de entusiasmo que duraron hasta que los actores volvieron al escenario para recibir el merecido tributo. La mayor parte de los vtores iba dirigida a Scott, que acept con una sonrisa y con una serie de reverencias apenas perceptibles. Tras anunciarse el programa de la noche siguiente, el teln cay por ltima vez a pesar de los insistentes clamores de la concurrencia.

Madeline tuvo buen cuidado de escabullirse antes de que el seor Scott a Vlera