Positividad, Flow y Florecimiento humano, Margarita Tarragona

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El “Flow”, la Positividad y el Florecimiento Humano1

Margarita Tarragona Sáez

Grupo Campos Elíseos/Universidad Iberoamericana, México, D.F.

Si Ud. entra a la biblioteca de casi cualquier facultad de psicología del mundo, es muy probable

que encuentre repisas llenas de tomos sobre la psicopatología, las neurosis, los traumas y la

amplia gama de trastornos psicológicos que afectan a los seres humanos y cómo remediarlos.

Pero si busca libros sobre lo que está bien en la vida de las personas, sobre la “salud mental”, la

felicidad, la creatividad, las familias funcionales, las parejas felices, la vida plena, probablemente

encuentre menos referencias bibliográficas. Este desequilibrio en la literatura profesional ilustra

el énfasis en lo patológico que ha caracterizado a la psicología durante años. Algunos autores,

como Kenneth Gergen (1990) señalan que, a pesar de nuestras buenas intenciones, los psicólogos

hemos contribuido a crear una “cultura del déficit”.

Afortunadamente, esto está cambiando a pasos acelerados. Desde hace poco más de una década

ha venido tomado forma y cohesión un movimiento que propone estudiar de manera rigurosa la

psicología de “lo que hace que la vida valga la pena” (Peterson, 2006). Se trata de la Psicología

Positiva, el estudio científico del funcionamiento óptimo de las personas. (Gable y Haidt, 2005).

La Psicología Positiva se basa en más de treinta años de investigación y aspira a entender y

promover los factores que les permiten a los individuos y a las comunidades vivir plenamente

(Sheldon, Frederickson, Rathunde, Csikszentmihalyi y Haidt, 2000) y “florecer”.

La Psicología Positiva pretende contribuir a una psicología equilibrada en la que se estudien

tanto las dificultades como las fortalezas y los recursos de las personas, una psicología que

incluya tanto los problemas como los recursos, fortalezas y talentos humanos (Peterson y Park,

2003; Seligman, Parks y Steen, 2004).

El interés por entender el bienestar no es nuevo ni se limita al terreno de la psicología. Los

grandes filósofos y místicos de todos los tiempos han ofrecido sus perspectivas sobre la felicidad

y lo que constituye una buena vida, y existe mucho conocimiento destilado en la sabiduría

popular, las artes y las letras. Dentro de la propia psicología también ha habido autores

interesados en el desarrollo óptimo y la plenitud humana (James, Maslow y Rogers, entre otros).

Lo que distingue a la psicología positiva es que aborda el bienestar y el florecimiento humano

usando el método científico. Este capítulo resume algunas investigaciones que ilustran cómo se

está estudiando científicamente el bienestar psicológico y lo que algunos de sus hallazgos nos

sugieren dicen sobre éste.

1 Publicado en Aguilar,G. y Oblitas, L. (2009 ) Sentirse Bien. Cengage Learning, México.

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La Psicología Positiva estudia cuatro áreas de la “buena vida” psicológica: las experiencias

positivas (por ej. la felicidad, el placer), los rasgos personales positivos (talentos, fortalezas de

carácter,…) las relaciones interpersonales positivas (amistades, relaciones de pareja, etc.) y a las

organizaciones (escuelas, empresas, comunidades) que contribuyen a que las personas vivan

plenamente. (Peterson,2006). Este capítulo se centra en la primera área, la de las experiencias

positivas y dentro de ésta en particular en dos fenómenos: el fluir de la consciencia o “flow” y la

positividad.

Las Experiencias de “Flow” o flujo de la consciencia:

Las experiencias óptimas o de “flow” tienen que ver con los momentos en los que ponemos en

práctica nuestras habilidades de manera tal que estamos totalmente absortos en lo que hacemos.

El Dr. Mihaly Csikszentmihalyi2 es uno de los fundadores de la Psicología Positiva y uno de los

investigadores más brillantes en la psicología contemporánea. Al estudiar las experiencias

cotidianas de la gente, Csikszentmihalyi ha encontrado que cuanto más frecuentemente

realizamos actividades que implican una total concentración, que representan retos y permiten

que usemos y desarrollemos nuestras habilidades, más felices y satisfechos con la vida nos

sentimos.

Csikszentmihalyi ha desarrollado un método muy creativo para estudiar lo que la gente piensa,

siente y hace durante su vida cotidiana. Se llama el Método de Muestreo de la Experiencia

(MME). Éste utiliza “beepers” o radio-localizadores .A cada sujeto se le da un reloj “beeper” y

un block pequeño que contiene cuestionarios breves que se pueden contestar en dos o tres

minutos. A lo largo del día, los sujetos reciben “beeps” o señales azarosamente, unas 8 veces

entre las 7:00 am y 10:00 pm. Cuando suena el “beep” el sujeto tiene que llenar un cuestionario.3

Esto permite tener una “instantánea” de la experiencia de la persona. Csikszentmihalyi y sus

colaboradores han realizado investigaciones con miles de personas en diferentes países y han

encontrado cosas fascinantes, desde cuánto se parece la distribución del tiempo de los humanos

a la de los mandriles (dormir aproximadamente 1/3 del tiempo y el resto dedicado en partes más

o menos iguales a trabajar, desplazarse y el ocio), hasta cómo se correlacionan nuestros estados

de ánimo con los lugares en los que estamos y la compañía que tenemos.

Al estudiar las vivencias cotidianas de las personas en diferentes contextos, Csikszentmihalyi y

su equipo han descubierto que generalmente la gente tiene mejores estados de ánimo cuando está

acompañada que cuando está sola. Esto es cierto en todas las etapas de la vida, desde los

adolescentes hasta los ancianos. Aún la gente deprimida parece “revivir” cuando está con otras

2 Se pronuncia “chik-sent-mi-jai”

3 Actualmente en vez de localizadores y papel, estos estudios utilizan aparatos electrónicos tipo MP3 en los que los

sujetos pueden meter los datos a la pantalla y éstos se transmiten inmediatamente a una base de datos central.

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personas, particularmente si además de estar acompañada está haciendo alguna actividad que

requiera de esfuerzo y concentración (Csikszentmihalyi, 1997). Justamente esta concentración es

lo que caracteriza a las experiencias de flow: cuando estamos haciendo algo y estamos tan

involucrados en lo que hacemos que hasta perdemos la noción del tiempo, tenemos una

experiencia de “flow” (o flujo de la consciencia). Durante éstas sólo estamos pensando en lo que

estamos haciendo en ese momento, ya que toda nuestra atención y nuestro esfuerzo están

enfocados en dicha actividad. Mientras estamos en flow nuestro estado de ánimo es neutral, no

tenemos emociones intensas ni positivas ni negativas, pero después de tener una experiencia de

flow nos sentimos contentos y se ha comprobado que cuando las personas tienen experiencias de

flow frecuentemente, mejora su nivel de felicidad, satisfacción y autoestima.

Excitación

Ansiedad

Preocupación

ApatíaAburrimiento

Relajación

Control

FLOW

bajas Habilidades altas

baj

os

Ret

os

a

lto

s

Diagrama 1. Tipos de experiencia en función de la relación entre habilidades y retos. Basado en

Csikszentmihalyi (2003)

Podemos tener experiencias de flow haciendo una enorme variedad de cosas: jugando un juego

de mesa, haciendo un deporte, cocinando, resolviendo un crucigrama, trabajando en la

computadora, haciendo jardinería, tejiendo, investigando células bajo el microscopio, realizando

una cirugía o escribiendo un poema, entre miles de posibilidades más. Seguramente el lector

puede identificar qué tipo de actividades lo llevan a estados de flow. El “contenido” de la

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experiencia puede variar enormemente, pero Csikszentmihalyi ha encontrado que a pesar de la

aparente variedad, todas las experiencias de flow tienen elementos comunes. Estos son:

1. Tener metas claras. Cuando jugamos futbol sabemos que la meta es meter la pelota en la

portería del rival. Si vamos a hacer un pastel sabemos qué queremos hornear, si estamos

escribiendo un trabajo para la escuela sabemos cuáles son los requisitos que debe

cumplir. El tener una meta clara es fundamental para poder concentrarnos profundamente

y ejercer nuestras capacidades.

2. Recibir retroalimentación. Aquellas actividades que nos dan una retroalimentación

inmediata nos permiten concentrarnos mejor e ir ajustando nuestras acciones. Cuando

estamos tocando el piano, por ejemplo, y fallamos al tocar una nota, inmediatamente

tenemos retroalimentación, pues son suena mal y, o bien lo tratamos de corregir

inmediatamente, o aprendemos para la próxima vez que toquemos esa pieza. Si un

golfista se pasa al golpear la pelota, en el próximo tiro seguramente tratará de no pegarle

tan fuerte, y así podemos pensar en muchos ejemplos más.

3. La relación entre el reto y la habilidad. Este es probablemente el elemento más

importante de una experiencia de flow: el nivel de reto que presenta una actividad y la

habilidad que tenemos para enfrentarla. Csikszentmihalyi ha descubierto que tenemos

experiencias de flow cuando hacemos una actividad que representa un reto entre mediano

y alto y tenemos habilidades también intermedias o altas para realizar esa actividad. Por

ejemplo, un tenista intermedio seguramente se aburriría si solamente tuviera que rebotar

pelotas cintra una pared (nivel de reto bajo) pero probablemente se sentiría ansioso si

tuviera que enfrentarse al campeón mundial de ese deporte. E diagrama 1 ilustra las

experiencias que tenemos ante diferentes combinaciones de retos y habilidades. Como se

ve, las experiencias de flow se dan predominantemente el octante superior derecho.

4. Concentración profunda. Esta es otra de las características más centrales de las

experiencias de flow. Cuando estamos en un estado así, la distinción entre el “yo” y la

actividad parece desaparecer, es decir, no estamos “auto observándonos” mientras lo

hacemos, más bien estamos absortos en lo que hacemos. La palabra griega “éxtasis”

quiere decir hacerse a un lado y Csikszentmihalyi dice que esto describe a las

experiencias de flow.

5. El presente es lo más importante. Como cuando estamos en flow estamos totalmente

concentrados en el momento, no podemos pensar en el futuro ni en el pasado. Si un atleta

tiene que saltar con jabalina y en ese momento se pone a pensar en las olimpiadas

pasadas o en sus planes para el futuro, es probable que no logre el salto. Las experiencias

de flow nos exigen estar en el aquí y ahora.

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6. Percepción del tiempo distorsionada. Generalmente cuando estamos en flow el tiempo

parece pasar muy rápido. Un ejemplo clásico es que estamos trabajando en algo, y

cuando vemos el reloj nos sorprende que sea mucho más tarde de lo que imaginábamos.

También es posible que en algunas experiencias de flow el tiempo parezca correr más

lentamente, pero éstas son menos frecuentes.

7. Control sin esfuerzo. Cuando estamos en un estado de flow, parece que estamos en

control de la situación sin que esto requiera demasiado esfuerzo, es como si la actividad

misma tomara el control (aunque para llegar a esto hace falta invertir mucho esfuerzo

previamente. Por ejemplo, una gimnasta que parece volar en las barras seguramente

invirtió cientos de horas de entrenamiento para poder hacer ese ejercicio bien).

Csikszentmihalyi (2003) dice que a las personas que están involucradas con el mundo

que les rodea, que se sienten entusiasmadas, curiosas e interesadas, no les faltan

oportunidades para tener experiencias de flow.

Es importante que las personas sepamos qué tipo de actividades nos producen estados de flow y

que, en la medida de lo posible, le dediquemos tiempo a estas actividades en nuestra vida diaria.

El flow no es un estado estable, que una vez alcanzado se mantiene, se trata de un proceso

dinámico en el que constantemente tenemos que ajustar y reequilibrar nuestras habilidades y los

retos que nos ponemos para estar en esa zona de flujo de la conciencia. Como se mencionó, hay

mucha evidencia de que el tener experiencias de flow se correlaciona significativamente con la

satisfacción con la vida y el bienestar psicológico. No se puede estar en “flow” todo el tiempo,

los ritmos de la vida no lo permiten. Todos tenemos que realizar actividades de mantenimiento,

como ir al mercado o bañarnos, y éstas pueden ser aburridas y en otras ocasiones es inevitable

sentirnos frustrados o ansiosos ante tareas que superan nuestras capacidades. También

necesitamos tiempo para simplemente relajarnos. Pero aún así, hay posibilidades de mejorar la

frecuencia de nuestras experiencias de flow.

Algunos estudios realizados por la empresa Gallup en EUA y Europa encontraron que

aproximadamente la quinta parte de los adultos nunca experimentan “flow”, mientras que otro

20% los adultos lo experimentan cada día. La mayoría de las personas (del 60-70%) tiene este

tipo de experiencias ocasionalmente, entre una vez cada varios meses y una vez a la semana. Esta

disparidad indica que hay muchas posibilidades de mejorar la calidad de vida de las personas

ayudándolas a identificar las experiencias que les brindan flujo de la conciencia y a que les

dediquen tiempo y esfuerzo a éstas.

El flow constituye el elemento principal de “la vida involucrada”, uno de los pilares de la

felicidad (Seligman, 2002), por eso es importante cultivarlo. Algunas de las cosas que podemos

hacer para tener más experiencias de flow incluyen: aprender a controlar nuestra atención,

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concentrarnos lo más que podamos en cada una de nuestras actividades, aún las rutinarias. Llevar

un diario durante dos semanas en el que escribamos todo lo que hacemos en un día y cómo nos

sentimos a lo largo del día y al final de éste (si llevamos un registro podremos empezar a ver

patrones de cómo ciertas actividades se correlacionan con ciertos estados emocionales). Planear

nuestro tiempo libre y estructurarlo para hacer las cosas que nos producen flow. Muchas veces

dejamos que el tiempo libre simplemente corra y, aunque todos necesitamos relajarnos a ratos,

generalmente disfrutamos más el tiempo que invertimos en actividades que nos traen

satisfacción. Lo mismo con nuestro trabajo: algunas personas tienen la fortuna de disfrutar su

trabajo la mayor parte del tiempo, pero aún si no es así, muchas veces se pueden modificar las

tareas del trabajo para hacerlo más disfrutable, se pueden aumentar los retos si es aburrido o nos

podemos esforzar por desarrollar las habilidades que el trabajo requiere. (Lyubomirsky, 2008,

Miller y Frisch, 2009, Csikszentmihalyi, M.1997)

Las relaciones interpersonales constituyen otra fuente importante de flow. Csikszentmihalyi

comenta que cuando las dos o más personas que participan en una relación se están prestando

atención unas a otras y tienen una meta común, disfrutan su interacción. Las conversaciones en

particular son fuentes importantes de flow, Csikszentmihalyi dice el fluir genuino de una

conversación está entre lo mejor de la existencia (1997) y agrega que para obtener algo de una

conversación con otra persona, uno tiene que aprender algo nuevo, bien se trate de

conocimientos o de emociones. Este autor propone que si podemos tener experiencias de flow

tanto en nuestro trabajo como en nuestras relaciones, nuestra calidad de vida mejorará

significativamente.

La Positividad:

La Dra. Barbara Fredrickson, investigadora de la Universidad de Carolina del Norte en Chapel

Hill (EUA). La Dra. Fredrickson ha estudiado las emociones positivas, su psicofisiología, y su

relación con el florecimiento humano. El término “Positividad” fue acuñado por Fredrickson

(2009) para referirse a un conjunto de experiencias que incluyen a las emociones positivas, las

actitudes optimistas y los significados positivos que les damos a nuestras vivencias. En esta

sección se presentan algunos de los hallazgos más importantes de las investigaciones sobre las

emociones positivas y la positividad y el papel tan importante que éstas juegan para el

florecimiento de las personas.

Las emociones positivas. Si pensamos en cómo se siente la ira, la tristeza, la ansiedad, el disgusto

o la repulsión, sabemos de manera intuitiva que éstas son emociones “negativas”. Mientras que si

nos sentimos interesados, fuertes, fuertes, entusiasmados, conmovidos, orgullosos, alertas,

atentos, activos, inspirados o decididos, identificamos estas emociones como “positivas”.

Fredrickson (2003) señala que muchos investigadores coinciden en que las emociones negativas

han jugado un papel protector importante para nuestra evolución como especie. El miedo, la

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ansiedad y la ira son como señales de alarma que les han permitido a nuestros antepasados, y de

alguna manera a nosotros hoy en día también, responder ante los peligros. Las emociones

negativas juegan un papel central en la respuesta ante el peligro, la famosa reacción de “pelear o

huir”4 que nos permite enfrentarnos a una amenaza inmediatamente o huir rápidamente de ésta.

Fredrickson señala que las emociones “negativas” generalmente tienen correlatos fisiológicos

claros. Cuando estamos asustados o ansiosos se pueden medir cambios en nuestra presión

arterial, en la temperatura, la sudoración y la conductividad eléctrica de la piel. Curiosamente, las

emociones positivas generalmente no conllevan cambios fisiológicos tan evidentes y se han

estudiado mucho menos dentro de la psicología. Incluso se pensaba que las emociones positivas

tal vez eran una especie de “producto extra” de la evolución que no tenía ninguna función

especial para nuestra especie. Barbara Fredrickson se preguntó para qué nos sirven las emociones

positivas, y los resultados de sus investigaciones han sido sorprendentes.

La Dra. Fredrickson y sus colaboradores han diseñado maneras de provocarles emociones

positivas a los sujetos de sus investigaciones. Cuando éstos llegan al laboratorio, les pasan un

video gracioso o les dan un pequeño regalo y después se les asignan ciertas tareas o pruebas

cognitivas. Fredrickson (2003,2009) ha visto que cuando las personas experimentan emociones

positivas, aunque sea brevemente, mejora su capacidad de retención, pueden concentrarse mejor,

tienen mejor desempeño en tareas verbales y están más abiertos a la información nueva. Las

emociones positivas también permiten que las personas se recuperen más rápidamente de los

efectos fisiológicos de las emociones negativas.

Fredrickson (2009) reporta un gran número de hallazgos sobre las emociones positivas. Se ha

demostrado que éstas mejoran la atención visual y la creatividad verbal y que a los estudiantes

les va mejor en los exámenes estandarizados su antes de hacerlos se auto emociones positivas.

Estudios hechos con médicos han encontrado que los doctores a los que se les han inducido

emociones positivas integran mejor la información de la exploración clínica y no llegan a un

diagnóstico prematuramente. Cuando se han estudiado a administradores se ha visto que los

gerentes que experimentan más emociones positivas son más precisos y cuidadosos en su toma

de decisiones, así como más efectivos en sus relaciones interpersonales. En el ámbito laboral

también se ha visto que la positividad es importante en las negociaciones complejas, ya que las

personas que llegan a la mesa de negociación con emociones positivas obtienen mejores

resultados. Se ha documentado que los estudiantes universitarios con más emociones positivas

manejan la adversidad con una mentalidad más abierta y que esta apertura aumenta con el

tiempo. Un punto importante mencionado por Fredrickson (2009) es que a pesar de las

diferencias culturales, los efectos antes mencionados se han encontrado en diferentes culturas,

como la India y en Japón.

4 En inglés “fight or flight reaction”

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A raíz de sus observaciones sobre el impacto cognitivo de las emociones positivas, Fredrickson

ha postulado que las emociones positivas sí tienen una función evolutiva para los seres humanos:

nos animan a explorar nuestro medio, a estar abiertos a la información, a aprender mejor y,

consecuentemente, a experimentar, crear y construir. A esta propuesta le ha llamado la “teoría de

ampliar y construir” (en inglés llamada broaden and build theory).

Hay muchas investigaciones que han encontrado que las emociones positivas son benéficas para

las personas. Se ha visto que las personas que experimentan más emociones positivas a la larga

están más satisfechas con su vida, tienen mejores relaciones de pareja, tienen mejores empleos e

incluso viven más (Harker y Keltner, 2001; Danner, Snowdon y Friesen, 2001) Uno se podría

preguntar si no será al revés: que la gente que tiene mejores matrimonios o mejores empleos o

mejor estado de salud está más contenta y eso explica la correlación entre estas variables y las

emociones positivas. Pero los estudios longitudinales y las técnicas estadísticas meta-analíticas

han permitido demostrar que efectivamente las emociones positivas predicen el éxito, la

satisfacción y la longevidad.

Las emociones positivas son el fundamento de la positividad, pero ésta va más allá de las

emociones, pues incluye también actitudes y pensamientos positivos. Fredrickson ha encontrado

que las formas de positividad más frecuentes son: el gozo, la gratitud, la serenidad, el interés, la

esperanza, el orgullo, la diversión, la inspiración, el asombro y el amor (2009).A continuación se

ilustra brevemente cada una de estas formas de positividad de acuerdo a esta autora:

Gozo. Sentimos gozo cuando las cosas van bien, aún mejor de lo que esperamos, la situación

requiere de poco esfuerzo de nuestra parte. Fredrickson dice:” El gozo se siente brillante y ligero.

Los colores parecen más vivos. Das un brinquito con cada paso. Tu cara se ilumina con una

sonrisa y un brillo interno. Te dan ganas de absorberlo todo. Tienes ganas de jugar, de echarte un

clavado e involucrarte. “(2009, p.40)5

Gratitud. Para Fredrickson, la gratitud se da cuando apreciamos algo que nos ha llegado como

un regalo digno de atesorarse. “La gratitud nos abre el corazón y trae consigo las ganas de dar

algo de regreso, de hacer algo bueno por alguien, bien sea la persona que nos ayudó o alguien

más...es una sensación grata mezclada con gozo y aprecio genuino”(2009,p.41)

Serenidad. Como el gozo, la serenidad se da cuando nos sentimos seguros en nuestro entorno y

no estamos realizando un gran esfuerzo, pero, la serenidad es más tranquila. Dice Fredrickson

(2009). “La serenidad nos da ganas de quedarnos donde estamos y absorberlo. Es un estado

consciente que nos hace querer saborear nuestras circunstancias y querer integrarlas a nuestra

vida más plenamente” (p.42).

5 Todas las citas sobre las descripciones de los 10 tipos de positividad son traducción de la autora.

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Interés. Aún cuando nos sintamos seguros y tranquilos, a veces algo nos llama la atención y nos

atrae. El interés requiere de un esfuerzo mayor de nuestra parte. “Tienes ganas de explorar, de

meterte en lo que estás descubriendo…. Cuando estás interesado, te sientes abierto y vivo.

Literalmente puedes sentir cómo se expanden tus horizontes y con ellos tus posibilidades. El

interés es lo que te jala a explorar, a asimilar nuevas ideas, a aprender más.”(Fredrickson,

2009.p.43)

Esperanza. A diferencia de la gratitud y la serenidad, la esperanza se da en situaciones en las que

las cosas no van bien o cuando nos enfrentamos a la incertidumbre. Para Fredrickson, la

esperanza es temer lo peor pero anhelar lo mejor.”En el fondo de la esperanza está la creencia de

que las cosas pueden cambiar. No importa lo terribles o inciertas que parezcan las cosas, pueden

mejorar. Existen posibilidades. La esperanza nos sostiene, impide que nos desplomemos en la

desesperación. Nos motiva a recurrir a nuestras propias capacidades e inventiva para darle un

giro a las cosas. Nos inspira a planear un futuro mejor.” (2009, p.43)

Orgullo. Fredrickson menciona que como el orgullo es uno de los pecados capitales, nos

sentimos tenemos una idea ambivalente respecto a éste y que, efectivamente, el orgullo en

exceso puede ser nocivo, pero aclara que si el orgullo es específico y está moderado por la

humildad, claramente es una emoción positiva. La autora lo describe así:”El orgullo florece

después de un logro por el que somos responsables. Invertiste tus habilidades y esfuerzo y tuviste

éxito….Cuando nos sentimos orgullosos tenemos ganas de compartir nuestros logros con los

demás. El orgullo enciende sueños de hacer más y tener otros logros similares” (2009, p.44)

Diversión. Generalmente nos reímos cuando algo nos sorprende de manera agradable. Muchas

veces las cosas que nos parecen graciosas contienen incongruencias que no son peligrosas.

Fredrickson señala que la diversión trae el deseo incontenible de reírse y compartir nuestra

jovialidad con los demás. (2009, p.45)

Inspiración. Fredrickson ilustra la inspiración como lo que sentimos cuando “nos con la

verdadera excelencia humana” y esto nos eleva y nos anima a ser mejores. Al sentirnos

inspirados vamos más allá de lo ordinario y vemos posibilidades mejores que las normales. La

autora agrega “sentirte inspirado cautiva tu atención, te toca el corazón y te atrae… La

inspiración no sólo nos hace sentir bien, nos hace querer expresar lo bueno y hacer el bien. Crea

el deseo de hacer las cosas bien para poder llegar a nuestro máximo.” (2009, p.46)

Asombro. El asombro está relacionado con la inspiración, pero éste se da cuando nos

encontramos sobrecogidos por la belleza o la excelencia a gran escala. Fredrickson lo describe

así:” El asombro nos hace detenernos, se deshacen las barreras y nos sentimos parte de algo más

grande que nosotros mismos.” (2009, p.46)

Amor. Fredrickson señala que el amor incluye todas las formas de positividad antes

mencionadas: gozo, gratitud, serenidad, interés, esperanza, orgullo, diversión, inspiración y

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asombro y agrega que “cuando estas emociones se dan en nuestro corazón dentro de una relación

cercana, lo llamamos amor”. Las relaciones cercanas pueden ser vistas como los productos de

momentos recurrentes de amor, según Fredrickson, quien agrega que el amor cambia la química

de nuestros cuerpo, aumenta nuestros niveles de oxitocina y progesterona, que se relacionan con

la formación de vínculos duraderos, con la confianza y la intimidad.(2009, pp.47-48).

Una de las áreas que ha investigado la doctora Fredrickson es el florecimiento humano.

“Florecer”, según esta autora (2005) es vivir dentro de un rango de funcionamiento óptimo que

implica bondad, creatividad y resiliencia (la capacidad de sobreponerse a la adversidad o las

dificultades). El término ofrece una forma de pensar en la salud mental que no se limita a la

ausencia de la psicopatología, sino que incluye la presencia de características de funcionamiento

positivo. Fredrickson (2005) señala que las personas que florecen son diferentes, no sólo de las

que padecen de psicopatologías, sino de aquellas que se “marchitan”, que sienten que sus vidas

están huecas o vacías. La gente que “florece” alcanza niveles de funcionamiento extraordinarios,

psicológica y socialmente. Estas personas no sólo se sienten bien, sino que hacen el bien. Están

involucradas con Involucradas con el mundo, sus familias y actividades, tiene un sentido de

propósito en la vida y comparten y celebran lo bueno de los demás y en el mundo natural

(Fredrickson, 2009).

Una de las cosas más interesantes que han encontrado la Dra. Fredrickson y sus colaboradores es

las personas que funcionan óptimamente y florecen tienen algo en común: todas experimentan

más positividad que negatividad en su vida cotidiana. Los investigadores incluso han descubierto

la proporción o tasa de positividad que caracteriza al florecimiento humano: es de 3 a 1, es decir,

experimentar 3 emociones positivas por cada emoción negativa que sintamos.

Esta tasa de positividad no se aplica solamente a los individuos. En sus estudios de los equipos

exitosos en las empresas, Fredrickson y Losada (2005) encontraron que la proporción de 3

positivos por cada negativo también caracteriza a las interacciones de los grupos de alto

rendimiento en las empresas. De forma similar, y habiendo realizado sus investigaciones desde

mucho antes y de manera totalmente independiente, John Gottman (1999) ha encontrado algo

similar en la vida de las parejas que florecen: que las parejas felices tienen una tasa de 5 a 1, es

decir 5 interacciones positivas por cada interacción negativa. Fredrickson (2009) menciona

también los estudios de Robert Schwartz quien ha encontrado que entre la gente que padece de

depresión, la tasa de positividad es de 1 a 1.

Fredrickson sintetiza los hallazgos principales respecto a los beneficios de la positividad al

comentar un meta-análisis de 300 investigaciones sobre el tema en los que participaron miles de

sujetos: Las investigaciones indican que la positividad ayuda a la gente a ser mejor y cuando la

gente vive a su mejor nivel, vive más y la positividad no sólo refleja el éxito en la vida, sino que

lo predice. La autora agrega que entre los beneficios documentados de la positividad están:

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1. La positividad construye fortalezas psicológicas como mayor optimismo, resiliencia,

aceptación, apertura y sentido de propósito.

2. Construye buenos hábitos mentales como la perseverancia, la concentración, el estar

plenamente presente en el momento, saborear lo bueno, considerar distintas maneras de

alcanzar sus metas y de resolver problemas.

3. Construye conexiones sociales porque es contagiosa, fortalece vínculos, nos hace

atractivos.

4. Construye salud física. La positividad se correlaciona con un menor número de síntomas

físicos, con niveles menores de hormonas de estrés y mayores niveles de hormonas de

crecimiento y de relación (progesterona).Asimismo, la positividad aumenta los niveles de

dopamina y opioides y estimula al sistema inmunológico y disminuye la respuesta

inflamatoria ante el estrés. (Fredrickson, 2009)

¿Podemos aumentar nuestra positividad? Sí. Barbara Fredrickson ha desarrollado un instrumento

para autoevaluar nuestros niveles de positividad. La versión en línea se encuentra en

www.PositivityRatio.com. En su libro Positivity, la autora ofrece sugerencias prácticas para

aumentar nuestra tasa de positividad (Fredrickson, 2009). Entre éstas están:

Encontrar significados positivos en nuestras vivencias

Disfrutar de lo bueno

Ser agradecidos y “contar nuestras bendiciones”

Ser bondadosos con los demás

Conocer lo que nos apasiona y hacerlo

Soñar sobre el futuro

Usar nuestras fortalezas

Conectarnos con los demás

Conectarnos con la naturaleza

Abrir nuestra mente

Abrir nuestro corazón

Algunas de las herramientas que recomienda Fredrickson para lograr esto incluyen: Crear conexiones

interpersonales de calidad, cultivar la bondad, desarrollar distracciones sanas y cuestionar los

pensamientos negativos. Es importante que busquemos estar en contacto con la naturaleza cerca

de nuestra casa o trabajo, así como que conozcamos y apliquemos nuestras fortalezas personales.

Fredrickson ha investigado los beneficios de la meditación y recomienda meditar como una

forma muy importante de aumentar la positividad (ella practica la meditación “metta” o “loving

kindness meditation”). Recomienda también hacer de la de la gratitud un ritual (por ejemplo

hacer un diario de gratitud en el que cada noche escribamos de qué nos sentimos agradecidos ese

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día), saborear la positividad, visualizar el futuro y crear “portafolios de positividad”, es decir,

cajas o carpetas en las que coleccionemos objetos e imágenes sobre las diferentes formas de

positividad, tales como fotos, cartas, postales, frases célebres y recuerdos. Sugiere que hagamos

diferentes portafolios que nos recuerden y haga revivir cada una de las formas de positividad

como el gozo, el asombro, la serenidad, etc.(Fredrickson, 2009).

Hace unos días, en el primer congreso mundial de Psicología Positiva, el Dr. Martin Seligman

lanzó un reto a los participantes: que dentro de 50 años, el 51% de los habitantes del mundo esté

floreciendo. El bienestar humano no es cuestión sólo de factores psicológicos, la felicidad y el

florecimiento en buena parte dependen del desarrollo económico y del buen funcionamiento de

las instituciones sociales. Aún así, si además de contribuir al desarrollo de éstos en nuestras

comunidades, cultivamos y promovemos las experiencias de flow y la positividad, cada uno de

nosotros puede poner su granito de arena para florecer y ayudar a que florezcan los demás.

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Referencias

Csikszentmihalyi, M. 2003. Good Business: Leadership, Flow and the Making of Meaning. New

York: Viking.

Csikszentmihalyi, M. 1997. Finding Flow: Flow and the Psychology of Discovery and

Invention, New York: Basic Books.

Csikszentmihalyi, M. 1996. Creativity: Flow and the Psychology of Discovery and

Invention,New York: Harper Collins.

Danner, D. D., D. A. Snowdon y W. V.Friesen. 2001. Positive emotions in early life and

longevity: Findings from the nun study. Journal of Personality and Social Psychology

80:804–813.

Fredrickson, B. 2009. Positivity: Groundbreaking Research Reveals How to Embrace the Hidden

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