Por un Mundo sin Drogas
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Gracias a mi Familia, a mi
esposa Ximena, a mi nieta Martina
y de manera especial, a la grandeza,
humildad y bondad de mis hijos
Cristian, Gimena y Gastón y a el
fundamentalmente por su heroísmo.
Gracias a los tres por guiarme
a ser mejor persona.
MARCELO PINTADO
La lucha contra el flagelo de la droga es un desafío que debe convocar
a la dirigencia argentina en su conjunto. La clara determinación de
las herramientas públicas multisectoriales es una asignatura
pendiente en pos del establecimiento de políticas de Estado que
posibiliten resultados satisfactorios. Para alcanzarlas es
imprescindible la realización de un profundo y democrático debate
que incluya a todos los actores sociales y políticos. Esto permitirá
trazar objetivos, plazos y resultados concretos en cada una de sus
dimensiones.
En igual sentido, el combate del narcotráfico y sus organizaciones
criminales debe ocupar un capitulo central de toda política de
seguridad pública. Nuestra región, y Latinoamérica en su conjunto,
demanda de una fuerte articulación de sus estrategias en lo que
refiere a la ofensiva contra estos delitos. La construcción de sólidos
consensos, que excedan circunstanciales mayorías, es elemental
para la obtención de resultados contundentes.
La obra de Marcelo Pintado, un estudioso de la temática con mas de
25 años de experiencia, aborda de manera integral los distintos
aspectos de este flagelo que golpea principalmente a nuestros
PRÓLOGO
jóvenes. A lo largo de sus capítulos, Pintado nos sumerge en distintos
aspectos centrales, haciendo hincapié en el rol central de la escuela
y sus docentes en la prevención del consumo, como tam-bién el
rector lugar que debe ocupar la familia, y especialmente los padres.
Como remarca Marcelo, la prevención en el seno familiar es una tarea
diaria. Es un abordaje que implica escuchar, estar presente, en forma
constante, en el crecimiento de nuestros hijos. Otorgarles atención y
comprensión, para lograr entender sus miedos, sus problemas, sus
sueños. Todo ello es fundamental para garantizar un crecimiento
alejado del consumo de drogas y de la creciente problemática en lo
que refiere a la desmedida ingesta de alcohol de nuestros adolescen-
tes y jóvenes.
En la provincia de Salta hemos colocado como punto central de
nuestra administración la lucha contra el nar-cotráfico y el consumo
de drogas. El fortalecimiento de la coordinación con las fuerzas
federales y la justicia, y la creciente y constante inversión en nuestra
propia fuerza de seguridad son puntos básicos que reafirman nuestra
clara vocación política de enfrentar sin tregua esta problemática,
agravada por la ubicación geográfica de nues-tra provincia.
El otro elemento imprescindible en nuestra política en el área se
vincula a la prevención en el consumo de drogas y el alcohol, tan
claramente abordado en el presente libro. Descreo en la criminaliza-
ción del consumo como herramienta disuasoria del consumo,
reafirmando mi convicción en la necesidad constante de multiplicar y
readaptar el accionar en lo que refiere a políticas activas en todo el
territorio de la provincia. Para ello hemos creado, como órgano
rector en la materia, la Secretaría de Salud Mental y Abordaje
Integral de las Adicciones, una de las primeras que presenta dicha
característica en todo el país.
Es la primera vez que se abordan en la provincia estos temas, a través
de los diferentes niveles de prevención, conformando una red
asistencial, basada en un enfoque socio-sanitario, siendo caso de
referencia en el ámbito nacional. Entre las diferentes acciones
emprendidas se puede destacar el Programa de Puente, como primer
centro que incluye a la familia en la misma internación, tomado ésta
como ultimo recurso, pero incorporando al familiar o a un referente
afectivo. Esta acción incluye la implementación de la Línea 0800 777
PUENTE (783683), línea telefónica provincial que funciona las 24
horas, los 365 días del año, con el objetivo de informar y contener a
las personas que están atravesando una situación de crisis emocional,
en relación al componente de lo emocional, o problemáticas de
consumo.
El trabajo preventivo con los jóvenes es otro punto para destacar y
profundizar. Entre las acciones implementadas se puede mencionar
el Programa “ Un lugar para todos”, espacio de inclusión y
contención para jóvenes que no están insertos en el ámbito
educativo, ni laboral y no demandan asistencia en forma explícita; y
las constantes campañas de prevención y concientización en lo que
re-fiere al uso nocivo del alcohol.
Todas estas acciones coordinadas con las administraciones municipa-
les para garantizar la cobertura de toda la población provincial.
La publicación de “Por un Mundo sin drogas” es un aporte sustantivo
para profundizar la concientización de esta problemática en la
dirigencia política salteña.
Celebro que su divulgación sea posible gracias al acompañamiento
del Partido Justicialista, que seguramente garantizará su acceso en
cada una de las distintas unidades básicas a lo largo de toda la
provincia e incentivará la celebración de talleres y debates que
abordan la temática.
Sólo un profundo compromiso de todas y todos nos permitirá trazar
un horizonte de esperanza en la lucha contra las drogas, para que
consolidemos una sociedad de progreso y esperanza.
Juan Manuel Urtubey
Esta Historia de interesarme por el tema de las drogas, comienza en
1985. Dios quiso que ingresara a la casa sa-grada de un pueblo, donde
se proyectan los destinos de los ciudadanos que han elegido vivir en
democracia.
Asumí el 22 de Noviembre de 1985, un día después de mi cumpleaños,
y creo que fue el mejor regalo de mi vida porque me brindaron la
posibilidad de interpretar a los ciudadanos que me votaron. Esto
equivalía a una lucha permanente para demostrarle a la sociedad que
el camino que eligió de vivir en democracia era el mejor, el mas
eficiente y que funcionaban todos los mecanismos de la Constitución
Nacional y Provincial que la dirigencia po-lítica estaba a la altura de
las necesidades de un pueblo, que el dirigente se tenia que ocupar de
los problemas sociales que tan abandonados y desprotegidos se
encontraban.
Con todo este panorama, la responsabilidad de asumir este rol, era un
gran desafío, ya que la militancia política desde la juventud era un
bastión de lucha para que el pueblo viva en plena libertad, justicia y
ejerza el “derecho de ciudadano”.
Este desafío permanente por solucionar los problemas de la gente me
llevó a investigar la delincuencia juvenil pan-talla de otro mas grande
y mas profundo como lo es la drogadicción y el alcoholismo. Para
aquello fue necesario contar con asesores y crear una comisión
permanente en la Camara de Diputados a la que llamamos Comisión
de Tráfico y Consumo de Drogas, y desde ese momento rea-lizamos
una larga tarea, de mucha utilidad, aunque los problemas empezaron
a aflorar desde el momento mismo de su creación ya que el pueblo -
Entiendase aquellos que vivían en carne propia este problema-,
buscaban y siguen buscando respuestas y ayuda para enfrentar este
flagelo social.
Estas circunstancias me llevaron a doblegar el compromiso y a
entablar una lucha franca y directa contra las drogas, a estudiar, a
investigar, a realizar proyectos para com-batir el narcotráfico y
encontrar métodos adecuados con-tra la drogadicción: a tirar algún
“salvavidas” a los que ca-yeron en el flagelo de las drogas y a buscar
reinsertarlo en la sociedad.
A los que no lo saben, les digo que es una lucha durísima.
Por un lado, mis pares, los diputados o algunos de ellos, no habían
tomado conciencia de lo que enfrentábamos y, por otro, la mafia que
defiende sus intereses tratando de amedrentar permanentemente
para que fracasara nuestra labor. Muchas veces me encontré solo y
consciente de las consecuencias que podría acarrear mi obstinación,
intentando ignorar amenazas a mi integridad física y a la de mi
familia.
Tengo en claro que todo hombre debe luchar por sus ideales y máxime
cuando se tiene la responsabilidad polí-tica asumida por el voto
popular.
Esto me alentó a seguir luchando por la causa, sin temores y con el
amparo de Dios, para aportar con mínimo esfuerzo y el de mi
experiencia, alguna solución a este grave problema social.
Muchas gracias a los que con su comprensión me ayudaron. Y de
manera especial al Sr. Gobernador de la Provincia de Salta Dr. Juan
Manuel Urtubey por su invalorable colaboración y sensibilidad al
redactar el prólogo de la presente edición.
FACTORES QUE DETERMINAN
EL RIESGO DE LA DROGADICCIÓN
Factores de riesgo Individuales
1. La edad
2. La falta de fe
3. La impulsividad
4. La imagen negativa de si mismo
5. Rendimiento Escolar
6. El consumo prematuro de alcohol
7. La depresión
8. El hábito de fumar
9. La tendencia a los comportamientos transgresores
1. Las actitudes y los actos permisivos con respecto a las drogas.
2. La mala calidad de las relaciones entre padres e hijos.
3. La falta de afecto.
5. El manejo inadecuado de la disciplina.
6. La inconsecuencia en las relaciones entre padres e hijos.
7. La falta de comunicación entre padres e hijos.
8. La desintegración de la pareja y el hogar.
4. La indiferencia.
FACTORES DE RIESGOFAMILIARES
FACTORES DE RIESGOSOCIALES
E INSTITUCIONALES
1. El grupo de amigos.
3. El amigo íntimo drogadicto.
4. Los medios de comunicación.
5. La sustitución de la felicidad por el placer.
6. La gratificación inmediata.
7. La solución mágica de los problemas.
8. La franca incitación a conductas indeseables.
9. La crisis de valores.
10. El colegio.
11. La primacía de lo académico sobre lo humano.
12. La falta de comunicación entre alumnos, profesores y padres.
13. El manejo inadecuado de la disciplina.
14. La insuficiente promoción de la recreación y el deporte.
15. La presencia de agentes inductores.
Es sabido que entre los padres y las escuelas existe una relación
directa para ayudar a los chicos a crecer y ma-durar desde el punto de
vista físico, espiritual y emocional.
No es sorprendente que nuestros hijos pasen mas horas en las
escuelas que en nuestra casa, en consecuencia, éstas deben ser parte
integral del esfuerzo por educar a nuestros hijos sobre el consumo de
drogas y el uso indebido de alcohol; tampoco nos debe sorprender
que se manifiesten algunas reticencias contra este tipo de programa
de prevención a las drogas por parte de padres o maestros, o bien,
autoridades del establecimiento, ya que consideran que un programa
de esta naturaleza es discutible, argumentando que “si los chicos
aprenden sobre drogas, las probarán”.
Los maestros, que frecuentemente están sobrecargados de tareas, se
preguntan de dónde sacarán tiempo para introducir otro tema más, y
las autoridades de los establecimientos, que siempre tiene proble-
mas para solucionar las dificultades financieras, se rascan la cabeza
mientras intentan encontrar los fondos para financiar estos progra-
¿QUÉ PUEDEN HACER LAS ESCUELASPARA AYUDAR?
mas contra la droga y el alcohol.
Las preocupaciones de estos tres grupos, desde las pers-pectivas de
las partes involucradas, son justificadas.
Sin embargo cada una de ellas puede ser superada si se reflexiona con
mayor profundidad y fundamentos.
Los padres que desaprueban la idea de que sus hijos reciban informa-
ción sobre droga y alcohol, deberían saber que en el caso de esas
drogas peligrosas es justamente lo que se ignora lo que ocasiona el
daño y hasta puede ser fatal.
Las autoridades y los maestros de las escuelas saben y reconocen la
importancia de la educación sobre las drogas; conocen que se puede
acudir a los organismos nacionales pertinentes-llámese Secretaría de
Prevención a la Drogadicción (dependiente de la presidencia de la
Nación) - para financiar estos programas.
El eslogan debería ser “ Escuelas sin drogas”.
Pero para llevar a cabo estos programas, es necesario que el Gobierno
Provincial, a través del Ministerio de Educación, tome la decisión
política que concrete un buen programa de prevención a las drogas,
sin el cual todo esfuerzo sería aislado.
* ¿CÓMO PREPARAR UN PROGRAMA DE LUCHA CONTRA LAS DROGAS?
* ¿CÓMO SE IMPLEMENTA UN PROGRAMA EFECTIVO DE EDUCACIÓN
SOBRE LAS DRO-GAS?
* ¿QUÉ GRADOS DEBE ABARCAR?
* ¿CÓMO DEBERÍA ESTAR ESTRUCTURADO?
Este libro no pretende dar cátedras sobre esta materia de diseñar o
conformar un programa efectivo de educación sobre las drogas en las
escuelas, si, en cambio, tomar parte de un debate en la sociedad y
dar un punto de vista de acuerdo a las recomendaciones recibidas por
algunos especialistas en el tema.
Con respecto a qué grado debe abarcar un programa de educación
sobre las drogas, debo decir que esto depende, de alguna manera, de
los temas elegidos. En primer lugar ¿sería conveniente que existieran
proyectos y lecciones específicas para los niños en el jardín y en los
primeros grados? No, estas instrucciones no deberían informar sobre
las drogas específicas o sus efectos, sino que se centrarían en
estimular la capacidad de decisión y la determinación para decir
“No”.
Sin duda estos dos componentes constituyen el eje de cualquier
programa educativo sólido sobre drogas.
Por otra parte, ayudan a que el niño sepa enfrentarse a una variedad
de temas preocupantes como la sexualidad.
A medida que el niño crece debe introducirse información especifica
sobre las drogas y el alcohol y sus efectos en el organismo, ya que en
algunos casos, los chicos de 7mo. grado fuman marihuana, toman
cerveza o inhalan pegamento; y este hecho en sí parece sugerir que
cuanto antes informemos a nuestros hijos sobre los peligros de las
drogas, mejor preparados estarán para enfrentarse a ellos.
A continuación, ilustro este concepto con un muestreo que se realizó
en la ciudad de Salta, constituido por estu-diantes de establecimien-
tos de nivel medio oficiales, técnicos y privados y cuyas edades
oscilan entre los 12 y 20 años, representando al 3,6 % del total de
alumnos que concurren a clases.
Cabe la posibilidad que una parte de los padres se en-cuentren con
ciertas reticencias por parte de las autoridades de educacionales
ante la sugerencias de montar un programa de estas características.
Consumo de Psicofármacos
34 alumnos: Sí consume
1.453 alumnos: No consume
16 alumnos: Consumía
Veamos algunos argumentos que pueden ser definitivos:
· Donde no existen políticas de prevención a la drogadicción, reina la
confusión. Maestros , alumnos y autoridades están paralizados sin
saber qué hacer en determinadas situaciones. Por ejemplo: un
maestro que ve a un alumno fumando un cigarrillo de marihuana,
¿qué hace?, ¿pasa el informe al director, a la celadora, a los padres o a
sus tutores? Como se podrá ver, sin una polí-tica clara, nadie sabrá
que hacer.
Sin una política de esta naturaleza, se está dando un mensaje
equivocado a los alumnos y a los maestros. En nuestra cultura, el
silencio es considerado consentimiento.
La falta de una política de prevención a las drogas puede ser
interpretada por los estudiantes como una actitud débil ante el
problema.
La falta de una política general, impide que el personal de la escuela,
desde el director hasta los maestros, puedan identificar y obtener
ayuda para los estudiantes que la necesiten.
Una vez tomada la decisión de montar un programa de este tipo, hay
que tener en cuenta que, para que su efectividad sea completa, tiene
que reunir los siguientes re-quisitos:
1. Una educación preventiva efectiva debe ser parte in-tegral de todo
programa escolar.
2. Los programas educativos contra las drogas y el alcohol, deberían
tener como objetivo que los alumnos clarifiquen sus valores,
controlen su sentimientos, to-men decisiones sólidas y desarrollen
una imagen posi-tiva de sí mismos.
3. El programa también debería incluir información so-bre legislación
existente para ayudar a la gente joven a que desarrolle un entendi-
miento de los procedimientos legales y del sistema legal de nuestro
país.
4. El personal escolar debería poder identificar a los consumidores de
sustancias psicoactivas en las primeras etapas y realizar una
intervención oportuna.
5. Se debe crear un método para poner a los estudiantes que
consuman sustancias y/o sus familiares, en manos de profesionales
calificados en la materia.
6. Las políticas escolares, deberían definir claramente los tipos de
casos que serán enviados al sistema de justi-cia correccional, y
aquellos que serán tratados de una manera menos formal por parte
de la escuela o la familia.
7. Se deben establecer canales claros de comunicación entre
escuelas y familia.
8. Los maestros y las autoridades educacionales deberían concurrir a
sesiones o talleres de información sobre el consumo de drogas.
Un programa de este tipo debería involucrar a estudiantes, maestros,
asesores, padres, psicólogos, profesionales en la materia e
instituciones públicas e intermedias que entiendan de la problemáti-
ca. El equipo interdisciplinario mencionado, redundará en una mayor
pluralidad de opiniones y unificará el criterio para un solo mensaje.
Ayudar a prevenir sobre el flagelo de las drogas en las escuelas y que
nuestros hijos aprendan a decir, cuando le ofrezcan, ¿Drogas? No,
gracias.
¿DROGAS?,NO GRACIAS
Tres palabras portadoras de un mensaje que puede sal-var toda una
vida.
Este mensaje, probablemente, el mas importante que podemos
compartir con nuestros hijos para ayudarles en su batalla contra la
droga y el alcohol.
¿Por qué batalla? Porque es más que una lucha titánica la que libran
nuestros hijos por resistir la seducción constante de las drogas y el
alcohol.
En nuestra sociedad, en la que existe una píldora para cada
enfermedad, los jóvenes están en condiciones de creer que se puede
superar el dolor, la desesperanza, la frustración, la falta de afecto,
por medio de la ingestión de cualquier pastilla, líquido o droga.
Aquella vieja sabiduría en la que el dolor, tanto emocional como
físico, es parte natural y necesaria del crecimiento, ya casi no se
aplica ni es válida, porque los pa-dres les damos malos ejemplos:
cuando delante de nues-tros hijos nos automedicamos por no saber o
no querer enfrentar los problemas cotidianos para conseguir ali-
mento, vestimenta y bienestar para cada hogar, o cuando cada día
que pasa se torna más difícil por la gran cri-sis económica y social que
enfrentamos los argentinos.
Los problemas profundos que esta atravesando la familia argentina,
luchando permanentemente por los bienes materiales, lleva a que se
están perdiendo valores espirituales esenciales, tales como la
solidaridad, humanización, amor al prójimo y recuperación de la fe
en Dios.
Es necesario generar futuros hombres, sanos y fuertes, que sepan
discernir entre lo bueno y lo malo, desarrollando su creatividad de
imaginación y enseñandoles que en la vida nada se consigue sin
esfuerzo ni sacrificio.
Sin embargo, debemos ir más alla de esta simple, aunque poderosa
frase. Los padres tenemos la obligación de entender la adicción y las
consecuencias de las drogas, del alcohol y de cualquier factor que
pueda socavar la estabilidad y la vitalidad de un joven.
Debemos comprender el porqué y el como de la adicción y ponernos
en el lugar de nuestros hijos de tal manera que podamos hacer frente
a las presiones que enfrentan cuando tienen que decir “NO”, y
combatirlas, no solo diciendoles que la droga y el alcohol llevan a la
adicción y de ella a la denigración y a la muerte.
Muchos son los ejemplos de los grandes artistas y de-portistas que
llegaron al límite y a la muerte, y que no hacen sino confirmar que el
miedo a una detención o a la pérdida de la vida, no siempre es
suficiente para im-pedir o poner fin al consumo de drogas.
Por el contrario, la combinación de varios ingredientes y sobre todo la
propia autoestima de un niño o de un joven, debería constituir la
receta ideal para ayudar a nuestros jóvenes a resistir a las drogas y al
alcohol.
Ciertamente nadie puede pretender que el problema del consumo de
drogas pueda mantenerse bajo control con una de estas palabras
(¿drogas? no, gracias) por muy coherentes y sólidas que sean. Es
imprescindible disponer de información sobre aspectos importantes
del con-sumo:
· Como funcionan las drogas.
· Cuál es su poder de seducción para nuestros hijos.
· Cuales son los indicios de que su hijo se empieza a drogar.
· Como tratar a un joven cuando se sospecha que esta consumiendo
drogas.
· Que tipo de ayuda buscar para el adicto.
· Que podemos hacer para impedir la adicción antes de que comience
(tal vez el punto más importante).
Pero debemos ahondar aún más; tenemos que apreciar el papel
fundamental que desempeña una autoestima debilitada en el enigma
de la adicción y tomar medidas que no supongan desacreditar el valor
personal de nues-tro hijos.
Debemos aprender la importancia de la comunicación entre padres e
hijos y como abrir esos canales viales tales para establecer el
contacto que permita prevenir el pro-blema.
EL ESTADO CUMPLE UN ROL IMPORTANTE EN EL
CONTROL DE LA DROGADICCIÓN
Los sistemas de prevención e incluso la lucha contra el flagelo de la
droga - de modo global -, no pueden ni deben quedar librados al
voluntarismo ni a la ideología del partido de turno en el poder, por el
contrario deben ser permanentes y especializados porque es lucha e
ideología de la sociedad en conjunto. Por ello, la institucionalización
de la prevención es una realidad que re-quiere un tratamiento
inmediato.
El uso indebido (demanda) y el tráfico indebido (oferta) constituyen
un problema esencial que afecta la estructura socioeconómica,
incluso la estabilidad política, ade-mas de lesionar seriamente la
salud de los pueblos. Por ende, nadie puede escapar de esta
responsabilidad: dis-minuir el peso del flagelo.
Algunos países del hemisferio occidental se ven primordialmente
afectados por el uso indebido, tal como nuestro caso; mientras que a
otros se les suma la fabricación ilícita de la droga, y a unos terceros,
el tráfico y el la-vado de dinero, producto de la riqueza clandestina
del negocio de la droga.
En nuestra provincia, por su cercanía de los grandes centros del
consumo nacional y por su equidistancia con las múltiples fronteras
productoras del maléfico producto, se dan las condiciones necesarias
y suficientes para que los problemas, antes mencionados, se
estandaricen.
¡Debemos abordar el problema! no solo desde sus síntomas y efectos,
¡si! desde sus causas. Por eso, el Estado Provincial debería crear un
organismo para un eficaz tratamiento de la corresponsabilidad
comunitaria que implica la lucha misma contra el flagelo de la droga.
Para que tenga éxito deberá dirigirse a toda la población con la
salvedad de establecer un mapa sociológico que clasifique los grupos
sociales y estratos de conducta que son el caldo de cultivo de estos
males sociales (agente de transmisión), que por su vulnerabilidad y
riesgo, deberán priorizarse en su abordaje.
Dentro de la estrategia de estos programas, deberá pla-nificarse a la
población de mayor probabilidad de afectación y directamente la de
mayor interés para el objetivo propuesto: la juventud, que indefensa
de oportunidades y respuestas a sus requerimientos básicos, se
desvía. Debería ser ella quien participe activamente en el feedback
del efecto, o sea que reforzada y prevenida, construya el devenir de
esta lucha.
Esta repersonalización implica no sólo tratamientos pa-liativos y
desintoxicantes bajo control, custodia y mucha voluntad, sino que
demanda una reestructuración de los roles que la juventud tiene
como protagonista de una so-ciedad que, sumida en la crisis impulse
su crecimiento y dinamismo.
Esto compromete a los programas en el logro de los re-sultados, pues
el anhelo de recuperar a los jóvenes de las drogas, significará crear
oportunidades y alternativas para que los mismo puedan desarrollar
con plenitud sus potencialidades, su autoestima, su identidad
personal y social, que les permite creer en su fuerza y la del conjunto.
Con todo lo expuesto, vemos la necesidad imperiosa de la creación de
un organismo de Estado para encarar esta problemática, porque la
solución de los problemas so-ciales, es un deber irrenunciable de
Estado.
¿POR QUÉ LOS JÓVENES CONSUMEN DROGAS
Y ALCOHOL?
Deje que su hijo sepa exactamente cual es su postura
frente al alcohol y a las drogas. Si a usted no le importa
que su hijo tome un trago en compañía de su familia y en
ocasiones muy especiales, hagale saber cuales son los
límites.
Insista en las consecuencias de ciertas acciones enfa-
tizando que, si ha violado las reglas, inexorablemente
se enfrenta a las consecuencias (conducción de auto o
motocicleta alcoholizado).
FIJE REGLAS
No existe respuesta simple a esta pregunta. Por desgracia las
respuestas son tan variadas y complejas como los propios
consumidores.
Sin embargo, se llevaron a cabo varios estudios para ayudar a
determinar algunas de las causas generales del consumo, y los
resultados han aclarado, de alguna ma-nera, que es lo que motiva a la
adolescencia a buscar re-fugio en la droga y el alcohol.
Al comprender cuales son algunas de estas influencias, nosotros como
padres o educadores estamos preparados para ayudar a nuestros hijos
a reconocer y a tratar mejor estas circunstancias que pueden
llevarles a “probar” drogas y alcohol.
Algunas investigaciones demuestran que a partir del séptimo grado,
los compañeros ejercen un papel importante en la actitud del niño
frente al alcohol y las drogas.
Hasta ese momento, la manera en que se muestran las drogas y el
alcohol en la televisión y en las películas, son la mayor influencia. Al
ingresar el alumno en el E.G.B., la influencia de la televisión y las
películas pasa a un se-gundo plano.
Ciertamente no debe sorprendernos que los medios de comunicación
ejerzan un papel de semejante influencia en la formación de actitu-
des en nuestros hijos.
Pensemos por unos momentos de que manera se presentan la droga y
el alcohol en esos medios:
*El empresario de éxito que bebe mucho y tiene facilidad de palabra.
* El joven adinerado, que por ser rico hace uso de las drogas ilegales.
* Los hippies influyentes que siguen disfrutando de un cigarrillo de
marihuana “ocasional”.
INFLUENCIAS SOCIALES
Con demasiada frecuencia, en los medios de comunicación, las
drogas se hallan vinculadas al éxito. Para comprobarlo no hace falta
más que ver los anuncios de cer-veza en la televisión.
* La cerveza se asocia siempre a los buenos momentos, a ocasiones
memorables y a gente especial. Incluso a ve-ces, el producto (la
cerveza), apenas se menciona en el anuncio. Sin embargo, una vez
mas el mensaje, a pesar de lo subliminal, es el mismo: “La cerveza es
sinónimo de buenos momentos”.
De la misma manera, en los medios siempre predominan el mensaje
de que existe, con certeza, una pastilla para cada enfermedad.
Un anuncio tras otro se encarga de decirnos como viar un dolor o
malestar. Aparentemente los jóvenes aceptan este mensaje y llegan a
creer que no van a sentir otra cosa que no sea placer. Sin embrago,
rara vez aparece el lado negativo de una dependencia química:
1. La persona que se siente sola en su casa y bebe en secreto.
2. La persona que tiene un habla atropellada y un andar tambaleante.
3. Los estragos que una dependencia química puede causar en una
vida y en toda un familia.
Algunas encuestas ofrecen una perspectiva interesante de otras
razones de porque los adolescentes ingieren drogas y alcohol.
Investigando y tratando de encontrar un panorama que indique un
diagnóstico, encontramos que una de las ra-zones mas precisas por la
que los jóvenes de todas las edades (desde el E.G.B. en adelante)
consumían mari-huana, era para parecerse a los demás o para pasar
un buen momento.
LA INFLUENCIA DE LOS PADRES
En otras investigaciones se han descubierto correlaciones interesan-
tes y significativas entre actitudes de los padres frente al alcohol y la
droga, repercutiendo en el comportamiento y actitudes de los hijos.
No siempre las estadísticas coinciden en las cifras puntuales a este
respecto, y debe tenerse en cuenta que al tratarse de un tema con
ramificaciones, no siempre las respuestas han de considerarse
sinceras.
En todo caso, si coinciden las estadísticas en un dato:
Aquellos adolescentes que reconocen beber con frecuencia, admiten
que en sus casas se consume alcohol asiduamente.
Resulta obvio que el niño ve en su casa (la copa antes y/o después de
cenar, demasiada cerveza en las comidas, la insistencia para que los
invitados tomen una copa más), tiene un profundo impacto en sus
percepciones respecto del uso apropiado del alcohol.
Pero no se trata solo de si en casa se bebe o no, sino también influye la
actitud de los padres ante la posibilidad de que sus hijos beban.
El hecho de saber que los padres aprueban que sus hijos tomen
alcohol, hace que éstos tengan abierto el camino que conduce al
alcoholismo.
En consecuencia, el panorama es cada vez menos bo-rroso; no existe
una razón para que los adolescentes se inicien en el beber y en el
consumo de drogas, en cambio si existen varios factores que contri-
buyen a ello. De hecho la presión que ejercen los compañeros es muy
preocupante. Los adolecentes ven que sus amigos beben y perciben
que estos amigos esperan que ellos también lo hagan.
La imagen proyectada de una manera tan convincente por los medios
de comunicación acerca de la bebida y otras formas de abuso, forman
parte del mundo del adulto y tienen peso en la decisión de un joven
cuando comienza a consumir.
CAUSAS PSICOLÓGICAS
Existen chicos que acarrean problemas - a los que podemos llamar
factores internos y personales - que pueden llevar a un joven a probar
el alcohol y otras drogas:
* Los sentimientos de la adolescencia.
* Cierta sensación de aislamiento.
* Relaciones inestables con los amigos o los padres.
* La poca capacidad para tomar decisiones..
* Deseo pronunciado de independencia y falta de voluntad.
La tensión puede desempeñar un factor muy importante a la hora de
empujar a un joven hacia el alcohol y las drogas.
Especialistas en el tema sostiene que la muerte no asumida de un
amigo íntimo o de un miembro de la familia, es solo uno de los hechos
que puede llevar a un niño a su primera borrachera o a su primera
incursión en el te-rreno de las drogas. Entre otros hechos, podemos
destacar una seria enfermedad de un integrante de la familia o de un
amigo o el divorcio de los padres.
Igualmente es importante el papel que desempeñan otras formas de
tensión familiar, tales como el abuso fí-sico o psicológico.
No debe sorprender que la indiferencia sea un factor de-
sencadenante.
La indefinición de los valores, metas y prioridades tam-bién pueden
ser característicos de adolescentes que desarrollan problemas de
consumo de drogas y alcohol, así como los bajos niveles de autoesti-
ma y de autoconceptuación.
El consumo de alcohol en los adolescentes es hoy muy alarmante
debido a la proliferación de los quioscos y lugares de fácil acceso a
menores de edad, donde ad-quieren sin problemas la latas de cerveza
que deseen y sin ningún tipo de control por parte de problemas trae
consecuencias graves, porque los jóvenes salen de los boliches en sus
automóviles o motocicletas y se detienen en cualquier quiosco a
tomar cerveza hasta altas horas de la noche, y luego continúan
conduciendo alcoholizados, provocando los ya conocidos accidentes
que generalmente ocurren los fines de semana, con lamentables
consecuencias.
Esto nos está dando la pauta de que se debería restringir en los
quioscos la venta de bebidas alcohólicas después de las 21 horas a
toda persona, sea mayor o no.
¿QUÉ PUEDEN HACER LOS PADRES PARA IMPEDIR
EL CONSUMO DE DROGAS Y ALCOHOL?
¿Pueden tomar los padres alguna medida que asegure que sus hijos
nunca abusarán de las drogas y el alcohol? La respuesta es , No.
Nada de lo que los padres puedan hacer es una “respuesta segura”
para el problema del consumo de drogas. Pero si pueden hacer que los
tantos estén a su favor. Deben asegurarse que estén equipados, al
igual que sus hijos, con las armas necesarias para ganar la lucha
contra el consumo de drogas.
Las sugerencias que expongo quizás, resulten sorprendentes, porque
muchas de ellas parecen que no tienen nada que ver con las drogas.
La razón es la siguiente: la decisión del adolescente de consumir
drogas puede ser una manifestación de problemas, actitudes o
situaciones que durante años han perjudicado el desarrollo de su
personalidad.
Esta medida fue adoptada en vacaciones de verano en Carlos Paz,
Córdoba en el año 1992.
Los consejos de este capítulo están destinados a subsanar estos
problemas antes de que ocurran.
Es importante la comunicación con los hijos, el fortalecimiento de
“autoestima” y, en general, la formación de una relación familiar
saludable, abierta, participativa. Estas relaciones cálidas, afectivas,
abiertas y con mucho amor, son la mejor garantía - aunque no la
seguridad-, contra el consumo de drogas, alcohol y otros problemas.
Algunas pautas que pueden considerar los padres a la hora de buscar
soluciones para una problemática real son:
- El ejemplo paterno.
- La educación sobre las drogas.
- La importancia de establecer reglas claras y concisas sobre su uso.
Reunir toda esta información y obtener un plan de ba-talla sólido para
ayudar a sus hijos en la guerra contra las drogas.
Pregúntese:
¿Cuándo es el momento de comenzar a hablar con su hijo?
¿Cuándo es demasiado pronto para comenzar con estos consejos?
¿Cuándo es demasiado tarde?
Las respuestas son simples:
* Nunca es demasiado temprano o tarde.
* Tanto si su hijo acaba de nacer como si tiene 14 años o más, puede
empezar a poner en práctica muchas de es-tas sugerencias.
* Ciertamente usted no puede hablarle a un bebé de seis meses sobre
los peligros de la droga, pero si puede uti-lizar técnicas de comunica-
ción sugeridas.
* De la misma manera, tal vez no pueda explicarle a un niño de cuatro
años, como el alcohol puede dañar el or-ganismo, pero si puede, por
medio de un ejemplo, de-mostrar el uso responsable de las drogas
(medicamentos) en su propia vida.
COMUNICACIÓN DE PADRES A HIJOS
Una comunicación afectiva requiere trabajo. Conlleva un compromi-
so de su parte, una concientización de que los temas que usted cree
insignificante en la conversación de sus hijos son, probablemente, de
vital importancia para él.
Estas sugerencias para un sólida comunicación pueden ser utilizadas
por cualquier joven en edad de hablar.
- Preste atención cuando su hijo le esté hablando
Esto significa dejar de mirar la televisión, dejar de lado el diario o
levantar su vista del escritorio para dedicar una entera atención a su
hijo sepa que es mas importante que la página financiera o el partido
de fútbol.
Si a usted le resulta imposible brindarle un momento, en ese preciso
instante, dígale en tono calmado: “Si me dejas terminar con esto, en
diez minutos puedo hablar con vos”.
Los jóvenes son razonables y esperan con placer siempre que no los
hagamos esperar su turno para hablar con usted.
- No sermonee A veces entramos a un monólogo no a una conversación
con nuestro hijos. Deje que su hijo hable la mayor parte del tiempo y
usted dediquese a escuchar.
- Respete a sus hijos Esto significa expresar sus puntos de vista y sus
opiniones incluso si están en conflicto con las suyas. Tiene todo el
derecho a tener sus propios puntos de vista, como cualquier adulto.
- Entienda el punto de vista de su hijo Para una niña de cuatro años,
hablar de su muñeca puede ser lo más importante del mundo, aunque
a usted le aburra terriblemente.
- No reprima las ideas de su hijo a ninguna edad Aunque parezcan
ridículas, sin fundamento, cada una de ellas es el resultado de su
único proceso de pensamiento. Interésese por lo que dice, incluso si
se trata de temas sin demasiada importancia. Su atención ahora
puede traer dividendos mayores en los años futuros.
- Recuerde su propia adolescencia Estas sugerencias se aplican
particularmente a padres con hijos adolescentes. Éstos están
luchando por entenderse a si mismos y para ellos es un momento
difícil.
Recuerde que cuando usted tenia quince años, todas sus ideas quizás
le parecían adecuadas. Sea consciente de que usted experimentó los
mismos conflictos y ofrezca su apoyo. Por otra parte, es importante
recalcarles que usted está orgulloso de la madurez que han logrado.
En definitiva, para una buena comunicación afectiva con su hijo, se
requieren dos ingredientes fundamentales: la atención y la
comprensión. Esto es una gran dosis de paciencia, y la comunicación
efectiva vendrá por si misma.
Varios estudios han demostrado que muchos adolescentes que
recurren a las drogas y al alcohol tiene muy bajos niveles de
autoestima.
¿Por qué una baja de autoestima desarrolla un papel tan importante
en el consumo de drogas?
La presión que ejercen los amigos es un factor muy im-portante en
este caso, y aparentemente los jóvenes con bajos niveles de
autoestima carecen de las actitudes necesarias para resistir esta
presión.
Por otra parte, un comportamiento nocivo, como son el consumo de
drogas, delincuencia y ausencia injustificada, a la escuela o el
trabajo, etc., pueden ser un intento, por parte del chico, de tratar su
problema de baja autoestima.
BÚSQUEDA DE LA AUTOESTIMA
ESCUELA, O.N.G.,RED DE CONTENCIÓN
SOCIAL
¿Cuántos niños conocen los peligros de aspirar pegamento?
¿Cuántos son los que conocen las drogas de aspecto similar?
¿Cuántos conocen los peligros de la marihuana, cocaína o psicofár-
macos y remedio de uso médico con receta?
Recuerden que si los chicos no reciben información rigurosa sobre las
drogas y el alcohol por parte de los padres y la escuela, la obtendrán
en la calle y este tipo de información podría ser falsa y hasta fatal.
Los maestros y administradores de las escuelas reconocen la
importancia de la educación sobre las drogas y también sobre que
deben encontrar tiempo y dinero para ofrecer los planes de capacita-
ción. Si bien no son todo los extensos que cabría esperar, algunos
planes y fundaciones contemplan la capacitación para escuelas en
este sentido.
También se puede recurrir a algunas de las instituciones intermedias
privadas que luchan contra la droga, que por fortuna han proliferado
últimamente.
Más aún cuando por parte del Estado Provincial, por intermedio de la
Secretaría de las relaciones con la Comunidad - dependiente del
Ministerio de Gobierno y Justicia-, se formó la Red de Contención
Comunitaria para que, entre las entidades intermedias (Fundaciones,
asociaciones civiles que apuntan a programa de asistencia y
rehabilitación, prevención y adiciones, prostitución infantil,
violencia familiar, asistencia a la víctima, discapacidad, madres
solteras, Rotary Club, consejos profesionales, se forme un equipo
interdisciplinario para entender en forma concreta la problemática,
asistir con planes de capacitación en distintos comunidades y discutir
y consensuar políticas en conjunto que disminuye el flagelo de la
droga y el consumo de alcohol en sociedad.
Quienes defienden la proliferación de imágenes publicitarias que
promueven el consumo de alcohol con el criterio de que tal publici-
dad no supone causa mayor de adicciones , se equivocan.
La publicidad tiene como finalidad vender productos en las actitudes,
porque somos una sociedad de consumo.
Las encuestas muestran que uno de los factores más influyentes en la
actitud de los adolecentes, es la televisión. El impacto de los
anuncios de alcohol es, por lo tanto, un hecho indiscutible. Los
jóvenes asocian el con-sumo de alcohol con los momentos especiales,
y parecen inferir que algunos momentos son difíciles, sino imposibles
sin una copa.
Lo que debe cambiar entonces, es la actitud pública frente al alcohol
y a otras drogas.
Deberían ser vistas como lo que son, sustancias que deben ser
consumidas ocasionalmente y con moderación (siempre que sean
legales). Dado que lo hábitos sociales son de lenta evolución, no tiene
sentido ha de una rápida y repentina desaparición de este tipo de
estupefacientes.
Aunque haya quedado como anécdota histórica de la época de la Ley
Seca, en los EE.UU., se demostró que la mera prohibición puede
resultar contraproducente.
Lo que debemos hacer es permitir que nuestros hijos conozcan las
consecuencias del abuso.
Seguramente debe ser de “macho” o estar “de moda” salir a beber el
viernes por la noche o el Sábado.
¿Pero acaso el adolescente aprecia las posibilidades ra-mificaciones
de esta decisión?
¿ El típico adolecentes se imagina muerto después de ingerir drogas?
¿ El adolescente es arrestado o va a prisión por poseer drogas?
Por lo general no, y ese es el tipo de información que los educadores,
y los padres deberían dar sus hijos. Al tiempo deben formar los rasgos
citales o las habilidades vitales de sus hijos. Deben apoyar el
desarrollo de su autoestima, ofrecerles actividades y responsabilida-
des que fortalezcan su valor propio y que les ayude a enriquecer su
capacidad de decisión, de manera que estén mejor preparados para
librar una batalla contra el alcohol y las drogas.
Más allá de esto y tal vez lo más importante de todo nunca dejen de
hablar con él.
Es lamentable que olvidemos la emoción que experimentamos el día
que ellos nacieron.
FACTORES DE RIESGO INDIVIDUALES
La edad, la falta de fe, la impulsividad, la imagen negativa de si
mismo, el rendimiento escolar, el consumo tem-prano de alcohol, el
hábito de fumar, la depresión y los comportamientos transgresores,
son los factores individuales más frecuentes asociados a la drogadic-
ción.
La Edad:
Aunque parezca obvio, vale la pena recordar que la dro-ga suele
cobrar sus victimas entre los jóvenes y que, por lo mismo, la juventud
es un factor de riesgo muy real.
Si bien la posibilidad de caer en la adicción existe en todas las etapas
de la vida, la experiencia demuestra que la gran mayoría de los
adictos inician su proceso de dependencia durante la adolescencia y
el comienzo de la edad adulta, y que le período de mayor peligro se
extiende hasta los veinticinco años aproximadamente, edad en que la
probabilidad se reduce sin desaparecer del todo.
Como todos pasamos forzosamente por la adolescencia, es importan-
te entonces tomarlo en cuenta para prestar especial atención a las
necesidades que se presentan durante esa etapa de la vida.
La falta de fe
La ausencia de creencias religiosas, la indiferencia ante los aspectos
espirituales de la vida y la falta de ideales han sido identificadas por
varios investigadores como factores de riesgo asociados a las
drogadicción.
Esto explica en parte, que el sentido de trascendencia y el deseo de
relacionarse con un Ser Superior constituyen una necesidad
fundamental del hombre, como lo de-muestra la existencia de reli-
giones en todas las culturas a lo largo de la historia.
Además, al llegar a la adolescencia el joven empieza a ejercer su
pensamiento abstracto y enfrenta, por primera vez, los interrogantes
fundamentales de la vida.
¿Quién soy?
¿ Por qué existo?
¿ Para qué vivo?
Por lo tanto esta es una edad en que la necesidad de encontrarle
sentido a la propia existencia se hace sentir con especial apremio.
Ello se manifiesta en el cuestinamiento a fondo de la sociedad y de sus
valores, en la búsqueda de la propia identidad, el afán de encontrar
un marco de referencia claro y sólido para la vida, en la sed de
autenticidad, en fin, en todo aquello que los jóvenes vislumbran
como meta indefinible y que anhelan alcanzar.
Los falsos ideales de la sociedad contemporánea, el placer y el
dinero, el consumismo, el confort, el individualismo y la competen-
cia, entre otros, lejos de orientar a los muchachos les impide
encontrar respuestas a sus interrogantes.
Desafortunadamente el escepticismo y la desesperanza son
sentimientos que pueden predisponerlos a buscar alivio a sus
problemas espirituales en la existencia efímera y traicionera de la
droga.
La impulsividad es un rasgo de la personalidad que se manifiesta en la
tendencia a actuar con precipitación sin medir las consecuencias de
los actos , a correr riesgos, a hablar sin medir en lo dicho y a incurrir
frecuentemente en situaciones de conflicto como resultado de la
conducta irreflexiva.
Así como hay jóvenes que se distinguen desde pequeños por su
comportamiento cuidadoso y responsable, hay otros que obran como
LA IMPULSIVIDAD
si desconocieran el afecto de las acciones, tanto en lo físico como en
el ámbito de lo social.
Estos son muchachos impulsivos que desafían el peligro, sufren
accidentes, presentan problemas de disciplina y se ven envueltos en
toda suerte de líos, porque para ellos las consecuencias les caen con
todo el peso de los irremediable.
La impulsividad ha sido identificada por algunos investigadores como
un factor asociado a la adicciones; esto no significa, sin mucho
menos, que todos los niños im-pulsivos estén condenados a la droga,
sino simplemente que tiene una mayor probabilidad que los demás de
caer en la adicción.
Afortunadamente los padres tienen la oportunidad de identificar este
rasgo y tomar medidas para atenderlo y corregirlo, mucho tiempo
antes que las consecuencias de la acción irreflexiva lleguen a ser tan
graves como la drogadicción.
LA IMAGEN NEGATIVA DE SÍ MISMO
Por el contrario, el joven que tiene una imagen negativa de si mismo,
es tímido, inseguro, incapaz de hacerse respetar y de establecer una
sana relación con los amigos; por lo general es un joven que se refugia
en el aislamiento, carece de valores para expresar y sustentar sus
propias opiniones y, como no se valora ni se acepta él mismo, siente
una necesidad irrefrenable de hacerse aceptar por lo demás, por lo
que está siempre dispuesto a ceder a sus presiones, a dejarse manipu-
lar, acatar sus opiniones e imitar comportamientos.
Si tenemos en cuenta a los adolescentes comprendemos la razón por
la cual la imagen negativa de si mismos ha sido identificada por los
investigadores como uno de los factores de riesgo que determinan el
caer en la farmacodependencia.
La literatura científica ofrece abundante evidencia de que el bajo
rendimiento escolar y la apatía en el colegio, con factores permanen-
temente asociados con adicciones. Esto puede explicar, en parte,
porque el desinterés y el aburrimiento invaden el ánimo de los
jóvenes que acumulan un fracaso tras otro en los estudios y se unen a
la repetición frecuente de experimentos frustrantes y a los menajes
de reproches que reciben de sus padres y sus educadores para
deteriorar conceptos de sí mismos.
El mal rendimiento escolar es un problema que requiere mucha
atención, y van desde problemas físicos, como la necesidad de usar
anteojos, hasta los conflictos familiares y sociales, pasando por
trastornos del aprendizaje y problemas emocionales.
La farmacodependencia puede ser causa del problema en algunos
casos o consecuencias en otros; lo cierto es que el rendimiento
escolar es irónicamente malo o se deteriora súbitamente. hay que
estar atentos para identificar y remediar sus causas lo más pronto
posible.
BAJO RENDIMIENTO ESCOLAR
EL CONSUMO PREMATURO DE ALCOHOL
Son muchos los motivos que pueden inducir al consumo prematuro de
alcohol, entre ellos están:
· La curiosidad
· La presión de los amigos.
· El deseo de vencer la timidez, de sentirse independientes o aparen-
tar mayor edad.
· La identificación con los padres o adultos bebedores
· La rebelión contra los que no lo son
Lo cierto es que el alcohol es la droga que más frecuentemente
consumen los adolescentes, como lo demuestra un estudio realizado
en colegios Latinoamericanos y, según el cual, el 70% de los que tenía
17 años habían consumido alcohol.
Bien sabemos que el alcohol también produce adicción y que sus
efectos alivian engañosamente y transitoriamente sentimientos y
conflictos no siempre fáciles de sortear; por lo tanto es grande la
tentación de recurrir a unos tragos para sentirse valiente y audaz,
ahogar una frustración sentimental, calmar una pena, olvidar un
desengaño, huir de un problema u olvidar un fracaso.
Si tenemos en cuenta que la adolescencia es un período de la vida en
el cual los sentimientos frustrantes y contradictorios son relativa-
mente frecuentes y hacen que el joven se encuentre perdido en una
turbulencia de con-flictos emocionales, comprendemos entonces la
razón por la cual puede ser grande el riesgo de recurrir al alcohol para
evadirlos o simplemente para animarse a enfrentar situaciones
intimidantes.
Por se el alcohol una droga socialmente aceptada en nuestro medio,
el hábito de consumirlo se puede desarrollar progresiva e insidiosa-
mente; una coraza de vez en cuando, unas copas en las fiestas, una
reunión con los amigos alrededor de una botella hasta que, poco a
poco, se va llegando a disfrutar primero y a necesitar después el
efecto estimulante de alcohol para sentirse bien, para enfrentar una
situación difícil o para aliviar la ansiedad y la persona está
predispuesta a necesitar también otros fármacos.
Por esta razón, el consumo prematuro de bebidas alco-hólicas es un
factor que aumenta el riesgo de caer en la farmacodependencia.
EL HÁBITO DE FUMAR
La noticia, el principio activo del cigarrillo, es una de las sustancias
mas adictivas conocidas hasta el momento; se ha comprobado que el
85% de los jóvenes que han fumado dos cigarrillos completos y
superado el malestar inicial que éstos suelen producir, llegan a ser
fumadores regulares
Desafortunadamente los jóvenes suelen asociar el ciga-rrillo con
muchos de los modelos de identificación, a la vez que una publicidad
engañosa y sin escrúpulos afian-za en ellos tan absurda asociación,
presentando fumadores como personas adultas, atractivas, varoni-
les, in-dependientes, retadores, entusiasta, sanas y felices. Esto
explica la razón por la cual los adolescentes, en su afán de ser
adultos, se inician en el hábito de fumar aún cono-ciendo sus riesgos y
consecuencias.
Una vez iniciados, desarrollan muy rápidamente la de-pendencia de
la nicotina y sus efectos estimulantes para realizar sus actividades
normales y el cigarrillo se convierte en una muleta indispensable para
hacer frente a la vida cotidiana.
La adicción temprana al cigarrillo puede predisponer a la fármacode-
pendencia por dos razones; la primera es que el acto de fumar no es
placentero la primera vez, sino que produce un gran malestar y
constituye una ex-periencia francamente desagradable, por lo tanto,
la persona que s e inicia en el hábito de fumar tiene que in-sistir y
repetir los ensayos hasta que logra superar esta reacción inicial.
Pues bien, teniendo en cuenta que varias de las otras drogas, como la
marihuana, también se fuman, el fumador, inhala sin problemas
allanando con esto el camino hacia la adicción.
La segunda razón es que cuando la persona llega a la dependencia de
una sustancia química, en este caso la nicotina, renuncia a su
autonomía y se encuentra en un estado especial de vulnerabilidad
ante otras sustancias que tengan efectos similares.
La depresión en un trastorno mental que se caracteriza por síntomas
como decaimiento, apatía, desinterés, len-titud en los movimientos,
falta de sueño y de apetito, pérdida de peso, falta de energía,
sentimientos de culpa y subvaloración de sí mismo; en casos muy
severos, la depresión puede llevar comportamientos autodestructi-
vos, como la drogadicción y el suicidio.
Este es un trastorno difícil de reconocer en los jóvenes porque cierta
tendencia a la melancolía es una de las manifestaciones normales de
la crisis de la adolescencia y, además, porque en los adolescentes los
síntomas de la depresión severa no suele ser evidentes como en los
adultos, sino que se camuflan bajo otro tipo de comportamiento,
como las alucinaciones indirectas súbitos de llanto, la incapacidad
para concentrarse y el bajo rendimiento escolar, hiperactividad,
rompimiento de la comunicación con la familia, aislamiento social,
etc. desde muy temprana edad, como ocurre con los niños “busca-
pleitos”, que atacan a los demás, muerden o golpean a sus amigos,
cometen graves faltas de disciplina en el colegio, atropellan los
derechos ajenos, torturan a los animales y destruyen los juguetes y la
propiedad pública.
LA DEPRESIÓN
Lo grave es que de no ser detectada y corregida a tiempo esta
tendencia puede evolucionar hacia problemas mu-cho más graves,
como franca delincuencia y drogadicción, tal es el caso de las patotas
juveniles que llegan a cometer crímenes atroces y de los adictos que
recurren al delito para financiar sus vicios.
En los factores de riesgo individuales que hemos analizado hasta aquí,
hemos encontrado algunos elementos comunes que vale la pena
destacar;
· La insatisfacción del muchacho consigo mismo.
· Su incapacidad para integrarse y desempeñarse bien en el medio
social.
· Sus dificultades para definir el sentido y la orientación de su
existencia.
Todas estas circunstancias determinan el peligro de la adicción ya que
causan profundos sentimientos de an-gustia y ansiedad, a los que el
muchacho trata de escapar por medio del alivio falso y traicionero de
la droga. Por el contrario, cuando el joven logra:
· Afianzar un buen concepto de si mismo.
· Relacionarse bien con los demás.
· Experimentar las satisfacciones de observar bien.
· Formular ideales nobles para la vida, el riesgo de caer en la
drogadicción es prácticamente inexistente.
Por eso dedico el capítulo siguiente a analizar algunas pautas que nos
orientan en la delicada tarea de brindarle a nuestros hijos las mejores
condiciones posibles para su propia formación, con lo que
ciertamente alejaremos de ellos el peligro que nos preocupa.
Es evidente que la calidad y las características de la fa-milia influyen
en gran medida en el desarrollo de la personalidad del niño y que su
influencia será benéfica si las relaciones entre sus miembros son
sanas y positivas, o por el contrario, serán traumáticas si son tensas y
ne-gativas.
Estudios recientes sobre la situación familiar de los jóvenes adictos a
las drogas han permitido identificar algunos elementos, especial-
mente frecuentes en ellos, razón por la cual se ha clasificado como
factores de ries-gos familiares, las actitudes y hábitos permisivos
respecto a las drogas, la mala calidad de las relaciones entre padres e
FACTORES DE RIESGO FAMILIARES
hijos, la falta de comunicación, la desintegración de la pareja y del
hogar y actitudes y hábitos permisivos con respecto a las drogas.
La mejor enseñanza es el ejemplo.
Esto es especialmente en el caso de los niños, siempre dispuestos a
imitar a sus padres y a tomarlos como modelos de identificación; he
aquí la razón por la cual, la conducta y las actitudes de ellos
confluyen en el hijo, aún cuando no hayan sido expresados verbal-
mente.
Así por ejemplo, cuando los padres fuman, beben o usan tranquilizan-
tes para dormir o pastillas para adelgazar, los niños ven como algo
muy natural, la necesidad que ellos tienen de esas sustancias para
vivir y rea-lizar sus actividades normales y, por ejemplo muy poco
digno de imitar.
Más aún si ellos son adictos al cigarrillo, el alcohol y los fármacos o
pastillas homeopáticas, difícilmente encuentren argumentos para
inculcar en los hijos el rechazo a las otras adicciones, puesto que
carecen de autoridad moral para hacerlo.
La tolerancia de los padres que pueden incrementar el riesgo de la
adicción para sus hijos se manifiesta en actitudes como las
siguientes:
· “La droga en realidad no hace daño, el problema está en la sociedad
que no la acepta”.
· “Lo verdaderamente condenable es el tráfico de droga, su uso no es
tan malo”.
· “No me interesa ese asunto, en realidad eso es problema del
colegio, la policía, el gobierno y las autoridades... pero no mío”.
Como puede verse, quienes emiten estas opiniones, lejos de expresar
un rechazo enfático y tajante de las drogas, manifiestan cierto grado
de aceptación; doble discurso al tomar la sanción social como criterio
fundamental para admitirlas o rechazarlas, haciendo caso omiso de la
objetividad en el juicio doble el problema.
No podemos caer en el extremo de pensar que todos los hijos de
padres fumadores o bebedores están condenados a la adicción, entre
otras razones porque cada persona reacciona de una manera muy
particular ante situaciones similares, y en ciertos casos, el mal
ejemplo, lejos de atraer el rechazo, como sucede con algunos hijos
de alcohólicos que no toleran el olor del alcohol.
Sin embargo es importante reconocer que las actitudes permisivas de
los padres hacia las adicciones pueden, en general , influir negativa-
mente en sus hijos.
La mala calidad de las relaciones entre los padres y los hijos, ya que la
prevención de las adicciones comienza desde la infancia con una
buena dosis de cariño y una educación equilibrada que le brinden al
niño los si-guientes elementos:
* Una imagen positiva de sí mismo y un sentimiento de confianza en
sus propias capacidades.
* Realizar actividades placenteras y satisfactorias.
* Establecer relaciones familiares gratificantes y significativas.
* Mantener sanas relaciones con otros chicos.
* Orientar su conducta de acuerdo con normas y principios claros y
firmemente establecidos.
* Compartir los ideales, los valores y las creencias religiosas de sus
padres, sus familiares y sus educadores.
Un estudio recientemente realizado en la ciudad de Cali, Colombia,
sobre una muestra de 1.937 estudiantes de escuelas secundarias,
demostró que la falta de afecto, la indiferencia, la falta de disciplina
y la incoherencia en la relación entre padres e hijos, son los proble-
mas familiares mas frecuentes relacionados con la adicción a las
drogas en los alumnos de los tres últimos años del bachillerato, y me
referiré a cada uno de ellos.
El estudio ya mencionado y la realidad que vivimos en el país y en la
provincia de Salta demostró que las relaciones sinceras y afectuo-
sas entre padres e hijos reducen considerablemente la
posibilidad de caer en el uso y abuso de las drogas. Este hallazgo
corroboró simplemente, que todos los seres humanos necesitan
sentirse amados y aceptados por los demás, y en especial por sus
padres, sin embargo, la necesidad de afecto es particularmente
importante en niños y jóvenes. Esto es tan evidente que la falta de
amor tiene consecuencias muy graves y muchas veces irreversibles en
los huérfanos criados en instituciones, así sus necesidades físicas
hayan sido debidamente atendidas.
Si bien el amor a los hijos es el sentimiento más normal entre los
padres, algunas veces no lo expresan con evidencia y claridad
suficiente, con lo cual los hijos no se sienten amados a pesar de serlo.
Más aún, la expresión de cariño puede verse afectada por los conflic-
tos propios de la adolescencia, porque cuando son muy frecuentes las
fricciones del muchacho son sus padres, la rabia, la angustia y el
resentimiento pueden ahogar las manifestaciones de afecto
agudizando el problema y convirtiéndolo en un círculo vicioso:
LA FALTA DE AFECTO
- Enfrentamiento, rabia, rompimiento de las comunicaciones,
bloqueo en ambas partes, distanciamiento de los padres al esperar
que el hijo busque la reconciliación.
- Agudización de las sensaciones de abandono y desamparo en el
joven y preparación del ambiente para la pró-xima tormenta.
Así algunas veces, padres e hijos adolescentes van pasando de una
tempestad a la siguiente sin encontrar entre ellos los momentos de
serenidad indispensables para manifestarse cuanto se quieren.
Una situación como la aquí descripta puede ser origen de problemas
mucho más grandes porque, al no percibir el amor de sus padres el
adolescente se siente totalmente desvalorizado y corre el riesgo de
caer en la depresión o buscar desesperadamente el afecto y la
aceptación de amistades indeseables.
La indiferencia es la conducta que se caracteriza por asignarle a los
hijos “puestos segundones” en la propia escala de prioridades; se
trata en realidad de una forma de abandono afectivo, cuyas manifes-
LA INDIFERENCIA
taciones pueden ser muy variadas.
Tenemos por ejemplo los papás “chequeros”, dispuestos a dar
muchas cosas pero nada del tiempo porque siempre tienen
compromisos más importantes que acompañar al hijo a su partido de
fútbol, llevarlo a una piscina, conversar con él, ayudarles en una
tarea o prestarle la debida atención.
En casos extremos, estos padres no conocen a sus hijos, no saben
cómo piensan ni que les preocupa; ignoran si sufren o no sufren, si
tienen o no problemas con algún profesor, si tienen o no frustraciones
o sentimientos de fracaso.
Existen también algunos padres que escudan su indiferencia con
fachada de confianza o de respeto por su in-timidad, y “...nunca le
pregunto a mi hijo a donde va porque confío plenamente en él”, o “
es su vida y no debo inmiscuirme en ella, ya tiene suficiente madurez
para saber lo que hace y con quién se mete”.
Desgraciadamente, cuando los fondos abundan en las chequeras de
los padres indiferentes, la situación es tanto más peligrosa cuando
tratan de compensar con dinero la falta de atención personal. En
tales casos, el muchacho puede sentir un afán irresistible de ceder a
las exigencias y condiciones de amigos poco recomendables con tal
de sentirse querido y aceptado por ellos y tener a la vez, el bolsillo
siempre lleno para financiar sus parrandas y eventualmente, para
comprar toda la droga que quiera.
La adolescencia trae consigo nuevos y grandes retos para los padres,
porque sus hijos comienzan a indepen-dizarse de la familia para
buscar experiencias y conso-lidar amistades fuera de ella.
A partir de esa edad los adolescentes encuentran abu-rridos los
paseos familiares, prefieren la compañía de los amigos, adoptan
todos los elementos de la "cultura" juvenil, tales como el lenguaje, la
música, la forma de vestir y, por lo general, comienzan a reclamar
más libertad de la que pueden realmente manejar.
A pesar de ser ésta una conducta normal, es ésta etapa del desarrollo
de dificil manejo, por el riesgo de caer en uno de los dos extremos
igualmente perjudiciales: la permisividad y el exceso de rigidez.
La permisividad consiste en dejar que los muchachos hagan lo que
quieran sin imponerle a su comporta-miento límites ni controles; es
EL MANEJO INADECUADODE LA DISCIPLINA
en realidad una manifestación de negligencia, porque los hijos de
padres permisivos pueden andar con cualquier tipo de amistades,
frecuentar toda clase de lugares y llegar a cualquier hora sin que ellos
hagan el menor intento de supervisar el ambiente en que se mueven,
ni de intervenir cuando éste es inadecuado o peligroso. En estos casos
el joven se encuentra en una situación de especial vulnerabilidad
ante los riesgos del medio, porque todavía no tiene la madurez ni la
fortaleza suficientes para enfrentarles y no encuentra en sus padres
el asidero que necesita para resistir a malas influencias.
El exceso de rigidez, por el contrario, consiste en poner límites y
controles tan estrictos que impidan al adolescente llevar una vida
social compatible con su edad; tal es el caso del muchacho que rara
vez obtiene un permiso para salir, y si lo logra, le fijan horas de
llegada tan inflexibles que se ve obligado a abandonar la fiesta
cuando apenas comienza. Pues bien, los padres, que no toman en
cuenta la necesidad de socialización de su hijo, le impiden todas las
actividades de su edad y le imponen normas incompatibles también
con sus necesidades que ponen en peligro al muchacho, el que puede
recurrir al engaño o a la rebeldía como medio de escape al ambiente
intransigente del hogar.
Según esto, todo exceso en el manejo de la disciplina, bien sea
permisividad o rigidez, constituye un factor de riesgo asociado con la
La inconsecuencia en el manejo de los hijos se manifiesta en una
conducta indefinida, impredecible y débil; son inconsecuentes los
padres que hoy rechazan y mañana admiten una misma conducta, los
que hoy castigan una falta y después la dejan pasar y los que fijan
normas que no cumplen ni hacen cumplir. También lo son aquellos que
muestran una franca inconsecuencia entre obras y razones, es decir,
los que predican una cosa y enseñan lo contrario con el ejemplo.
Si bien el amor a los hijos es el sentimiento más normal entre los
padres, algunas veces no lo expresan con claridad suficiente, como
consecuencia de lo cual, los hijos no se sienten amados a pesar de
serlo. Vale la pena recalcar que la firmeza y claridad de las normas y
los principios, lo mismo que su autenticidad, constituyen un apoyo y
una orientación indispensable para el joven que pasa por una etapa
de confusión y desacierto, mien-
LA INCONSECUENCIA EN LASRELACIONES ENTRE
PADRES E HIJOS
tras busca su camino en un mundo cada vez más difícil de
comprender. Esto implica la razón por la cual la conducta
inconsecuente de los padres es un factor que aumenta el riesgo de
drogadicción en sus hijos.
Paralelo a los conflictos entre padres y adolescentes - relativos a los
permisos y a la libertad-, el rompimiento o deterioro de la
comunicación entre ellos es un problema frecuente que agudiza las
dificultades.
"¡Es inútil!, - dicen los primeros- esos muchachos no hacen caso, no
oyen, no les importa, no entienden razones, sólo quieren hacer lo que
les dé la gana". "Con mis padres no se puede hablar, -dicen los
muchachos son muy anticuados y retrógrados. No comprenden,
tienen ideas del siglo pasado, no se les puede hacer caso".
Esto es, ni más ni menos, el problema de la incomunicación ...
LA FALTA DE COMUNICACIÓNENTRE PADRES E HIJOS
*mensajes, consejos emitidos con profundo amor que caen en el
vacío de la incomprensión,
*manifestaciones de afecto que no se entienden como tales,
*incapacidad para intercambiar ideas y opiniones,
*sentimientos de impotencia en los padres y soledad
en los hijos,
*pérdida de la confianza mutua, resquemores que hieren y
deterioran una relación.
Pues bien, la falta de comunicación entre padres e hijos, como parte
de los conflictos que frecuentemente surgen durante la crisis de la
adolescencia, también aumenta el riesgo de la drogadicción, porque
priva a los padres de las herramientas necesarias para ayudar y
supervisar a los muchachos que entonces quedan sin su amparo o a
merced de las influencias, no pocas veces negativas, del medio en
que se mueven.
LA DESINTEGRACIÓN DE LAPAREJA EN EL HOGAR
Desgraciadamente, los conflictos conyugales y la desintegración de la
familia, son problemas cada vez más frecuentes, cuyas
consecuencias en el desarrollo psicológico de los niños son, por lo
general, muy lamentables.
Esto se debe a que el pequeño ingresa en el mundo a través del hogar
y por lo mismo, la estabilidad y la solidez constituyen la base de su
sentimiento de seguridad y confianza en el medio social cada vez más
amplio y complejo, que irá afrontando a medida que crece.
Así pues, cuando la relación de la pareja es tensa y fría, o cuando ya
se ha roto definitivamene, el niño se siente indefenso y desamparado
porque percibe el tambaleo y comprende la desaparición de su
primer mundo y refugio seguro: la familia.
Más aún, la inestabilidad o destrucción de la relación conyugal suele
repercutir en muchos de los factores de riesgo que ya hemos
analizado, porque el muchacho, al perder la confianza de su medio,
la pierde también en si mismo y puede quedar deprimido; entonces su
rendimiento escolar suele verse afectado, la comunicación con sus
padres se hace muy difícil y éstos, a su vez, se encuentran en
circunstancias que dificultan el adecuado manejo de la re1ación con
el hijo, en lo referente a su disciplina y a su formación en general.
Por ser éste un factor de riesgo que incide en casi todos los demás,
cuando se presenta, hay que tomar conciencia de su importancia y
manejar la situación con el mayor cuidado y serenidad posibles,
haciendo todo esfuerzo por evitar o atenuar, al menos, su
consecuencia y peligro para los hijos.
FACTORES DE RIESGOSOCIAL E
INSTITUCIONAL
La droga es el medio. Está en las calles, en los colegios, en la música,
en los medios de comunicación, en los clubes y en los lugares que
frecuentan los jovenes y es, por lo misino, tanto un problema social e
institucional como familiar. He aquí una realidad que nos llena de
angustia y preocupación,porque nos hace sentir im-potente ante el
peligro.
En efecto, cuando los niños llegan a la adolescencia, la confusión y el
desconcierto propios de la etapa del desarrollo irrumpen también en
la vida de sus padres, tomando los criterios y las pautas educativas,
hasta entonces claros y fáciles de aplicar, en situaciones
impredecibles y no pocas veces preocupantes. Así, poco a poco, los
años tranquilos de la infancia van quedando atrás y es necesario
afrontar nuevas situaciones. sorpresivas y apremiantes, que obligan a
los padres a decidir al instante, eligiendo una entre las muchas
alternativas de acción que asaltan su mente atribulada con una
mezcla indescifrable de pros y contras... “¿Si o no?, ¿permitimos o no
permitimos?, ¿toleramos o no?, ¿castigamos o no castigamos?, ¿lo
hacemos o no lo hacemos?, ¿cuándo?, ¿hoy, mañana o dentro de un
año?”.
El pequeño ingresa en el mundo a través del hogar y, por lo mismo, la
estabilidad y la solidez del entorno familiar consituyen la base de su
sentimiento de seguridad y confianza en el medio social, cada vez
más amplio y complejo que irá afrontando a medida que crece.
Sobra, en fin, toda la descripción de los sentimientos que invaden a
los padres al observar los primeros signos de adolescencia en sus
hijos:
*Cuando ellos se niegan a acompañarlos en los paseos
dominicales .
*La rutina de hacerlos acostar temprano por las noches va
dando pasos a la discusión de permisos que los llena de temor.
* Cuando rechazan sus intervenciones en la selección de los
amigos y hay que aceptar la infl uencia
creciente de éstos en su conducta.
* Cuando la incertidumbre y la preocupación los atormenta en
largas y frecuentes vigilias de espera.
* Cuando intuyen problemas que los hijos prefieren ocultarles.
* Cuando se sienten solos, confundidos e impotentes ante
muchos interrogantes sin respuestas.
* Cuando el corazón atribulado les impide conciliar el sueño.
Lo cierto es que tales sentimientos no son totalmente infundados, ya
que ha llegado el momento en que los hijos comienzan a alejarse del
hogar para integrarse a la sociedad que les ofrece grandes
oportunidades, a la vez que los somete a grandes riesgos.
No es posible criar a los hijos en una urna de cistal, aislados de la
sociedad en que viven, y por lo mismo, hay que afrontar el reto de
prepararlos para vivir en ella, desarrollar su espíritu crítico y
fortalecer su personalidad, de tal manera que sean capaces de
resistir a las influencias negativas del medio, incluso a ejercer
influencia positiva en él.
Con el objeto de que los padres se preparen para realizar esa delicada
e importante misión, se estudiarán
brevemente los principales factores de riesgo sociales e
institucionales relacionados con el problema de la
fármacodependencia, el grupo de amigos, el amigo íntimo
drogadicto, la disponibilidad de las drogas, los medios de
comunicación y el colegio.
EL GRUPO DE AMIGOS
Todo ser humano experimenta una gran necesidad de ser aceptado y
considendo como igual por los miembros del grupo social al que
pertenece y, al mismo tiempo,este grupo trata de imponerle sus
normas, valores y conductas a sus integrantes por medio de presiones
o sanciones como la burla y el marginamiento; por esta razón, el
grupo de amigos es el que más influye en el comportamiento del
individuo en todas las etapas de la vida.
Sin embargo, esta necesidad de pertenecer al grupo y de ser
aceptado por éste, se hace sentir con particular intensidad durante la
adolescencia como resultado de la evolución gradual del muchacho
hacia una vida autónoma e independiente, el primero de cuyos pasos
es el desprendimiento progresivo de los padres.
El joven experimenta una necesidad irrefrenable de abandonar el
refugio seguro de su hogar y, simultáneamente, experimenta timidez
y temor de enfrentarse solo con el mundo de los adultos, por lo cual
busca el amparo transitorio de un grupo de amigos cuyo apoyo y
aprobación afianzarán su confianza en sí mismo hasta que se sienta
capaz de cruzar el umbral de la independencia con paso firme y
seguro.
Esto explica la razón por la cual el joven sigue al grupo, adopta sus
costumbres y se pliega a sus presiones con docilidad que preocupa e
irrita a sus mayores; así demuestra su afán de acatar sus normas,
desde escucha su música, utilizar su lenguaje e imitar sus atuendos y
peinados, hasta adoptar sus ídolos y modelos de identificación,
hábitos, pasatiempos y actividades recreativas.
La capacidad que tiene el grupo de influir en el comportamiento de
sus miembros, constituye un gran apoyo o un grave peligro según las
características del grupo, es decir, que cuando su influencia es
positiva -por estar formado por jóvenes sanos-, el peligro de la
adicción para sus miembros es casi inexistente; en cambio, cuando la
influencia es negativa -porque lamayor parte de sus componentes
han caído en el vicio y malas costumbres-, los demás tienen un alto
riesgo de seguir sus pasos.
Son muchos los mecanismos utilizados por grupos de adictos para
atraer nuevos compañeros de vicio y muchos los factores que ponen a
la víctima potencial en una situación de grave peligro. Vale la pena
anunciar,
al menos, las principales:
*Los sentimientos de inseguridad del joven y su deseo vehemente
de sentirse aprobado y aceptado por el grupo, pueden inducirlo a
EL AMIGO ÍNTIMO DROGADICTO
aceptar propuestas de sus miembros porque se siente incapaz de
decir no.
* El grupo puede recurrir a la burla, el desafio, el des-
precio, incluso la intimidación para agudizar esos sentimientos de
inseguridad y doblegar la voluntad de sus victimas.
Esto explica la conclusión de numerosos estudios científicos, segun
los cuales los grupos de adolescentes constituyen el mecanismo mas
frecuente de propagacion de las adicciones, es decir, que pertenecer
a un grupo de usuarios ocasionales o adictos a las drogas, constituyen
un grave factor de riesgo.
Al llegar a la adolescencia, el joven establece un nuevo tipo de
relaciones interpersonales necesarias para conocerse a sí mismo y
culminar su proceso de maduración emocional. Eso explica porqué,
en esa edad, el joven desarrolla vínculos afectivos fuera del ámbito
familiar, cuyas características lo distingue de las interacciones
propias de la infancia.
La amistad de los adolescentes ocupa, por lo mismo, un lugar de
especial importancia en el conjunto de sus relaciones afectivas; se
trata, además, de una amistad que involucra sentimientos muy
intensos; se caracteriza
por un sentimiento profundo en la intimidad compartida y refleja una
serie de valores entre los cuales se destacan la honestidad, la
autenticidad, la lealtad, la bondad, la comprensión. el altruismo y
hasta el sacri ficio.
Así, pues, el amigo intimo puede llegar a ser la persona
más importante para el joven en un momento dado, el confidente por
excelencia, el que comprende y guarda secretos, el que orienta y
aconseja, el que escucha y consuela, el que está dispuesto a sufrir
para ayudarlo a salir de una situación difícil; el amigo íntimo es
también aquel que le brinda comprensión, fidelidad, consejo, apoyo,
consuelo y solidaridad hasta el sacrificio.
La droga está en todas partes. Como fiera agazapada acecha a sus
víctimas en la calle y en las ventas ambulantes; en los bares,
quioscos y en ventas clandestinas; en las puertas y en los patios de los
colegios y universalmente, en los boliches bailables, en las fiestas, en
el bolsillo del amigo.
Como taimada fiera, la droga se disfraza inocente, de un caramelo,
de un panchito, en la imagen seductora de un cigarrillo, en el engaño
de una gaseosa o jugo. Son algunos de los señuelos usados para
empujar a los jóvenes desprevenidos al abismo de la drogadicción.
Son muchas y muy ingeniosas las trampas utilizadas por los
mercaderes del vicio para engañar a sus victimas.
Existe por ejemplo:
* Una red de distribuidores a domicilio que Ilevan la droga
hasta la propia casa del usuario para evitarle molestias de salir a
buscarla;
* "Impulsadores" cuya misión es reclutar nuevos adictos
LA DISPONIBILIDAD DE LAS DROGAS
mediante el "obsequio desinteresado" y "sin compromiso" de las
primeras dosis hasta crear la dependencia que obliga a comprar la
ración diaria.
* Pandillas organizadas de jóvenes adictos que, con diabólica
complacencia, tienden toda clase de celada a los jóvenes despreveni-
dos por el camino de la dependencia.
Los comerciantes de la droga son buenos conocedores
de las leyes del mercadeo según las cuales "toda oferta crea su propia
demanda y toda demanda crea su propia oferta", por eso ellos venden
su producto a presión y recurren a trucos cada vez mas sutiles para
llegar a los usuarios potenciales e inducirlos a consumir.
Es frecuente, por ejemplo, que los distribuidores se Ileguen hasta la
propia alcoba de un adicto en recuperación (a través de la ventana,
por encima de la tapia, en el interior de una carta, o bajo la aparien-
cia inofensiva de un regalo).
Lo cierto es que para ellos, todos los jóvenes constituyen un mercado
objetivo y tados los adictos son clientes que hay que conservar a toda
costa.
En fin, son tantas y tan variadas las estrategias utilizadas por los
traficantes para incrementar su clientela, que es imposible
describirlas a todas ya que muchas veces dependen de la creatividad
del distribuidor.
Lo importante:
1. Estar siempre alerta,
2. Buscar información,
3. Tratar de descubrir y conocer los ardides del enemigo,
4. Evitar que nuestros amigos caigan en las redes de la droga
por ignorancia, inadvertencia o negligencia.
La capacidad que tienen los medios de comunicación de influir en el
comportamiento de las personas es un hecho que no admite
discusión, así lo demuestra el poder incalculable que ejercen sus
dueños y productores en el mundo contemporáneo.
Sin embargo, dichos medios no son ni buenos ni malos por si mismos,
ya que son simples herramientas para la difusión masiva de mensajes
MEDIOS DE COMUNICACIÓN
cuya influencia en la conducta de los individuos y en la vida comuni-
taria será buena, mala, negativa o positiva, según la naturaleza y
características de tales mensajes.
Desgraciadamente. en el medio en que vivimos, los propietarios de la
mayoría de los canales de televisión y otros medios de comunicación,
no pertenecen a nuestro país y no hacen galas de responsabilidad en
su manejo; peor aun, se constituyen en instrumentos, creando
necesidades y promoviendo actitudes que predisponen a las drogas,
tales como:
*la sustitución de la felicidad por el placer,
*la búsqueda de gratificaciones fáciles e inmediatas,
* la solucion mágica de los problemas,
*la incitación de comportamientos indeseables.
“El placer " expresó cierta vez Roger Garaudi, “es para las personas
que tienen el valor de buscar la felicidad ".
He aquí una afirmación aparentemente paradójica, aunque válida, si
se tiene en cuenta que la felicidad y el placer no siempre van juntos
porque, en algunas ocasiones, la búsqueda exclusiva del placer,
impide encontrar la felicidad.
Así pues, la felicidad es un sentimiento de gratificación que va
surgiendo y se va fortaleciendo a lo largo de la vida, a medida que la
persona encuentra y realiza su misión personal, única e intransferi-
ble, en el discernir de la comunidad a la cuál pertenece. Se trata de
una satisfacción profunda, que se va forjando y consolidando con el
paso de los años, en aquellas personas cuya vida refleja el mundo
interior y sus más profundas aspiraciones.
Dicho de otra forma, a felicidad es una manera de asumir la propia
vida de acuerdo con ideales nobles y trascendentes, por eso es un
camino que se transita lentamente y no una secuencia que se produce
SUSTITUCIÓN DE LA FELICIDAD POR
EL PLACER
en los sentidos o en la sensibilidad estética por algo que guste, como
la buena música o un exquisito manjar, la belleza de un paisaje o una
obra de arte o compartir con sus seres queridos todo aquello que
agrada y complace.
El placer es sano y forma parte de la felicidad cuando las actividades
que lo proporcionan contribuyen a realizar aspiraciones fundamenta-
les de la persona, como ocurre con el placer sexual de la pareja que se
ama, el deleite de una buena cena en el festejo familiar o la
recreación compartida con los buenos amigos; pero en el caso
contrario, cuando la diversión y las sensaciones placenteras están
desligadas de las experiencias y los sentimientos que determinan su
sentido, pueden inducir a comportamientos autodestructivos y
opuestos a la felicidad, como son la gula, el desenfreno, el vicio, la
promiscuidad y la lujuria.
Desgraciadaente, en la economía propia de nuestras culturas, se ha
llegado a confundir el placer con el consumo, es decir,el intercambio
de dinero por objetos y diversiones que proporcionan unas horas, días
o semanas de complacencia y beneplácito.
Pues bien, los medios de comunicación, a través de sus programas y
de la publicidad comercial, han confun-dido estos conceptos en la
mente de la gente hasta el punto de consumir como medio de obtener
la felicidad al instante, induciendo a la población a imitar al
millonario de la película o al protagonista de la propa-ganda, a buscar
la anhelada felicidad en la acumulación de riquezas, objetos y
diversiones.
En definitiva, la presentación ambigua y engañosa de los conceptos
de consumo, placer y felicidad, y muy especialmente la sugerencia de
que el consumo conduce a la felicidad o la sustituye, induce al público
a buscar alivios fáciles e instantáneos para ahogar la insatisfacción
con la propia vida sin atacar su causa; por eso, muchos modelos de
identificación propuestos por los medios, constituyen un espejismo
torturante que insinúan la felicidad y a la vez bloquean los medios
para alcanzarla.
En este punto se preguntarán los lectores ¿qué tiene que ver la droga
en este asunto de la felicidad?
Dos grandes filósofos de la educación, Romier (La explicación de
nuestro tiempo) y Agustin Nieto Caballero (En la escuela y la vida) nos
dan una respuesta:
"El malestar más grande, la angustia mayor que puede experi-
mentnr un joven, es sentir el corazón vacío" y “Amar es necesario, en
efecto, para poder vivir; amar una idea, un ser humano, una obra.
una ilusión ".
Estas reflexiones nos permiten comprender que el esfuerzo, la
perseverancia, la formulación de un plan de vida a largo plazo y la
búsqueda de satisfacciones espirituales son condiciones sin las cuales
no se puede ser feliz verdaderamente en la vida real; por eso, la
incitación a los jóvenes a imitar la conducta de los protagonistas de la
pantalla como medio de satisfacer los más hondos anhelos de su
corazón, constituye una engañosa fuente de frustraciones que
fácilmente puede conducirlos a buscar el escape de un rato de
euforia o cambio del sentiniento de plenitud que no logran encontrar.
En el fondo, el anhelo de la felicidad y la forma en que las personas
tratan de alcanzarla, constituyen el meollo del problema de las
adicciones, porque el efecto de las sustancias químicas que crean
dependencia, es el medio que calma en los consumidores la frustra-
ción por no haberla encontrado.
Basta observar el mensaje de fondo de la publicidad , sea cual fuere
el producto promovido, para encontrar una incitacion a buscar una
gratificación inmediata.
LA GRATIFICACIÓN INMEDIATA
«Vaya ahora mismo, compre tal jabón, perfume, vehículo, aparato, y
sea feliz en ese instante sin esperar un minuto»
... «Sus sueños se realizarán ahora mismo con el golpe de
suerte de tal lotería o con la inversión de sus ahorros en tal corpora-
ción» . . . «Usted encontrará un romance eterno, un marido perfecto.
una esposa ideal si lava sus cabellos con tal productos, si usa tal
perfume, si viste una camisa de tal marca...»
El hecho de que los niños y los adolescentes vean, lean y escuchen
cientos de mensajes piiblicitarios, que los inducen a buscar esa
"felicidad mágica instantánea", nos obliga a reconocer que la
exigencia de satisfacción inmediata se infiltra en su mente, desvía
sus as-piraciones y deforma sus actitudes, minando su capacidad de
manejar la frustración y despertando en ellos un afán incontenible de
lograr lo que quieran, en el momento en que lo quieran.
Así como hay mensajes publicitarios que venden "felicidad al
instante", hay otros tambien que venden "soluciones"igualmente
mágicas capaces, incluso, de enmendar las consecuencias de la mala
conducta y la mala temperancia.
LA SOLUCIÓN MÁGICA
“¿Llegó agotado del trabajo? , ¿No resiste el dolor de cabeza?, ¿Sufre
las conscecuencias de una borrachera?”
Eso no es problema, hay pastillas que alivian el dolor, pastillas que
transforman el cansancio en una sensación
maravillosa de entusiasmo y placidez, pastillas efervescentes que
convierten la indigestión y el malestar de la borrachera en feliz
epílogo de una fiesta, pastillas, en fin, que hacen desaparecer sus
males como por arte de magia.
No podemos negar que los problemas y las frustraciones
forman parte de la vida y que, por lo mismo, hay que aprender a
solucionarlos cuando tienen solución, o bien, convivir con ellos
cuando no la tienen; de ahí que la capacidad de aceptar la adversidad
y el espíritu de lucha en el manejo de los problemas, son actitudes
indispensables para afrontar la vida sanamente.
Sin embargo, nuestros medios de comunicación someten a los
muchachos a la repetición incesante del consejo contrario: «No se
moleste en solucionar sus problemas, y mucho menos en evitar el
desenfreno en sus
diversiones; aquí tiene la pastilla que elimina sus síntomas ahora
mismo».
LA FRANCA INCITACIÓN A CONDUCTAS INDESEABLES
¿Porqué nos extrañamos entonces, cuando los muchachos recurren a
la droga que, como la pastilla de la propaganda “elimina” sus
problemas y frustraciones?
No faltan tampoco los comerciales que incitan abiertamente a los
jóvenes a adoptar conductas indeseables e incluso a las adicciones;
veamos unos pocos ejemplos:
"Ya no soy la hija de papá y mamá" es el canto alegre de una niña que
ya ni obedece, ni se deja mandar porque se lava el cabello con
determinado champú. Aquí tenemos una abierta incitación a la
rebeldía, un ataque perverso a la imagen y autoridad de los padres,
en un mensaje dirigido a niñas que apenas llegan al umbral de la
adolescencia.
Tenemos también la asociación del cigarrillo con la salud, el aire
libre, el deporte, la vitalidad, el entusiasmo,
y todo aquello que en realidad destruye, como un mecanismo falaz de
reclutar nuevos adictos a la nicotina entre los jóvenes.
Lo mismo ocurre con la publicidad de las bebidas alcohólicas, que
asocia consumo con modelos de identificación francamente seducto-
res para los niños.
Tenemos, finalmente, las incitaciones más directas a buscar
sensaciones similares a las producidas por las drogas, como las de
"elevarse", "viajar" y "sentir explosiones de euforia", mediante el
consumo de galletas, gelatinas o alimentos comunes y corrientes.
No podemos cerrar el tema de los medios de comunicación sin
mencionar uno relativamente reciente, cuyo impacto en los jóvenes
sobrepasa el de todos los demás: los compacts y videos de rock.
Si bien es cierto que los hay de muchos estilos y algunos son
relativamente sanos, en los últimos años han aparecido grupos de
cantantes que hacen apología de todo lo aberrante, obsceno y de mal
gusto, promoviendo conductas destructivas como el adulterio, el
incesto, la necrofilia, la promiscuidad, la violencia, la drogadicción y
el suicidio.
Lo grave es que el éxito de estos grupos entre adolescentes es muy
grande, ya que su música proporciona sensaciones excitantes y
simboliza todo aquello que los mayores no comparten.
Las ventas de sus compacts y videos se cuentan en millones de
ejemplares, sus conciertos agrupan a millares de asistentes y sus
mensajes llegan a la mente de
los jóvenes, no una vez sino muchísimas veces, acompañados de
ritmos, estribillos, imágenes y melodías que, repetidos hasta la
saciedad, garantizan su penetración.
Palabras como "moral", "ética" y "valores" parecen desprovistas de
fuerza y significado en el mundo de hoy, porque los "anti valores"
luchan por ganarles la partida.
Tales conceptos son, para muchos, sinónimos de tabú,fanatismo,
re1igiosidad obsoleta o ciega adhesión a principios caducos.
Hay elementos en la cultura contemporánea que rechazan con
vehemencia la distinción objetiva entre el bien y el mal y pretenden
imponer las opiniones personales -tan numerosas y variadas como las
personas mismas-, conmo único criterio para juzgar la naturaleza de
los actos.
Así las cosas, la "viveza" traducida en toda suerte de trampas,
artimañas. negocios ilícitos, lucha por desplazar a la honestidad, el
utilitarismo manifestado en la explotación de unos por otros - que se
opone a la justicia y la solidaridad-, el desenfreno y el hedonismo, tan
LA CRISIS DE VALORES
descaradamente promovidos por los medios de comunicación y que
minan valores como el autodominio y la felicidad en el amor; el lucro
a toda costa, el egoísmo, el individualismo, la traición, la injusticia,
la mentira y tantos otros antivalores, camuflados bajo modelos de
identificación que se nos ponen como paradigmas del éxito y del
progreso personal socavando las bases de nuestros principios y
traicionan y niegan validez de un código objetivo de comportamien-
tos.
Basta dar un vistazo a los titulares de la prensa cotidiana para
comprender las consecuencias de la ausencia de valores y principios
morales, violencia, corrupción, depravación de las costumbres,
destrucción de la familia, propagación de todos los vicios y de los
negocios ílicitos que los explotan, caos y desorden social, dolor,
angustia, incertidumbre y sufrimiento.
Imposi ble hacer un alto para analizar detenidamente el efecto de
esa situación en el problema de la fármacodependencia; además no
es necesario hacerlo porque salta a la vista, el adolescente que trata
de ubicarse en la vida, inmerso en un mundo como el aquí descrito,
rodeado de malos ejemplos, bombardeado por los mensajes negati-
vos de los medios de comunicación y desprovisto de un claro sistema
de valores, tiene grandes dificultades para hallar su camino y se
encuentra particularmente indefenso ante los peligros del medio.
Ante la imposibilidad de analizar a fondo todos los elementos de
nuestra cultura que predisponen a las adicciones, me limitaré a
enunciarlos a manera de síntesis:
* El materialismo, que sobrevalora la posesión de bienes y
riquezas en detrimento de la dimensión espiritual del hombre,
impidiendo la satisfacción de sus aspiraciones trascenden t a
les.
* El predominio del "tener" sobre el "ser", unido a la exaltación
del dinero como fuente primaria de bienestar personal y
fundamento de la valoración de la persona en la sociedad.
* La concepción de la persona como objeto de consumo en el
contexto de la sociedad y su consiguiente manipulación por
parte de los medios de comunicación.
* La adopción del consumo como fundamento de la
actividad socio-económica.
* L a doble moral y el relajamiento del control social
del comportamiento que se traducen en la desmoralización generali-
zada que hoy nos alarma, el afán incontrolado de enriquecerse fácil e
instantaneamente, la explotación del vicio como fuente de lucro, la
proliferación alarmante de negocios criminales.
* La promoción comercial de las más variadas drogas y
sustancias como solución para todos los problemas que ha
llegado a crear la necesidad artificial de recurrir a "ayudas
externas'' para hacer frente a los eventos normales de la
vida, dando paso a una verdadera "cultura de la droga".
* La difusión de actitudes tolerantes hacia el consumo
de drogas, acompañada de un incremento en el número
de adictos quienes,a su vez luchan por lograr la aceptación
social de su vicio y promueven aún más la permisividad.
Además de la familia, el colegio es la institución en donde los niños
pasan la mayor parte de sus años formativos, por lo cual, sus
características y la filosofía de los educadores, ejercen una
influencia decisiva en su formación, así como en su comportamiento
presente y futuro.
Aunque el tema es amplio e imposible de abarcar en unas pocas
páginas, conviene enunciar al menos, los factores de riesgo
asociados con los planteles educativos a saber:
*la primacía de lo académico sobre lo humano.
*la falta de comunicación entre profesores, padres y estudiantes,
*el manejo inadecuado de la disciplina,
*la insuficiente promoción de la recreación y el deporte
* la presencia de agentes inductores.
La educación es un delicado proceso formativo comparable al cultivo
de las plantas, que consiste en rodear al niño de un gran afecto y de
otras condiciones, estímulos,orientaciones y oportunidades
EL COLEGIO
indispensa-bles para lograr un desarrollo sano y armónico de su
potencial.
Se trata de una tarea noble y delicada en la cual el equilibrio marca la
pauta para atender simultánea y oportunamente todas las
necesidadcs fisicas, emocionales, intelectuales y espirituales del
niño en formación.
Tan importante es el equilibrio en la labor educativa, que todo énfasis
excesivo y toda negligencia en uno u otro de sus aspectos, traen
consigo consecuencias indeseables en el resultado final del proceso;
de ahí que los factores de riesgo estén relacionados con excesos y
deficiencias en las diferentes funciones del educador, como veremos
enseguida.
Formar un hombre recto y útil -fin primordial de todo intento
educativo- será siempre algo más que dotar a ese ser de un determi-
nado acervo de conocimientos.
Sin una idea viril y generosa de la vida, sin integridad moral, sin un
austero concepto del deber, sin disciplinas
espirituales, sin voluntad organizada, no puede llegar a conquistar su
más alto sentido la función de educar.
Desgraciadamente, en los últimos años, este concepto integral y
humanístico de la educación ha comenzado a ceder el paso a uno más
pragmático y mensurable, en el cual la instrucción y la transmisión de
información tienen preferencia en el conjunto de las funciones
educativas, destruyendo el equilibrio indispensable para garantizar
el buen resultado del proceso. Así han surgido colegios que
concentran todo su interés en el rendimiento académico, miden su
calidad por el puntaje de sus alumnos en las pruebas nacionales de
conocimientos, reservan sus estímulos y atenciones para los
LA PRIMACÍA DE LO ACADÉMICO
SOBRE LO HUMANO
estudiantes brillantes que le dan prestigio al plantel, toman las notas
de los jóvenes como único criterio en la evaluación de los maestros y
anteponen las consideraciones que afectan al desempeño académi-
co, a cualquier otra consideración en la toma de decisiones.
Estos son, en general, planteles que pierden de vista el sentido mismo
de su misión, al buscar su propio prestigio a expensas de la formación
integral de los estudiantes, y más aún, de los valores y objetivos
fundamentales de la tarea educativa.
En ciertos casos extremos, aunque reales, colegios de ese tipo
aplican estrategias francamente inaceptables para lograr la
excelencia académica, con el estímulo de una competencia a
ultranza que destruye los sentimientos de solidariidad en los
alumnos, la expusión injustificada de estudiantes cuyas notas bajan
el promedio de todos, la negligencia en la atención de los problemas
personales y emocionales de los estudiantes, y la preferencia por lo
académico en el establecimiento de estímulos y recompensas. Ésta
es, en definitiva, una concepción deshumanizada de la educación,
que reduce al sujeto del proceso -el niño- a la función de objeto
aprovechable para lograr fines ajenos a sus intereses.
La mayoría de nosotros tiene una idea equivocada de los
sentimientos. A veces nos sentimos incómodos por ellos y otras
intentamos esconderlos.
Como padres, alguna vez decimos a nuestros hijos cuando lloran "no
llores, comportate como un niño de tu edad ".
Este mensaje es claro "no te sientas mal; resulta molesto para vos y
para los que rodean" . En consecuencia, ellos concluyen en que
sentirse mal es algo malo, y las drogas y el alcohol son maneras de
sentirse bien por un momento, y por lo tanto, recurren a estas
sustancias como un escape para "no sentirse mal".
Sin embargo, sentirse mal forma parte de la vida, de la misma manera
que sentirse bien.
La capacidad de hacer frente a los malos sentimientos es crucial para
nuestra salud mental de por vida, por lo que es importante que
permitamos a nuestros hijos "sentir", "experimentar'" tanto las cosas
buenas como las malas.
Pemita a sus hijos, varones o mujeres, que lloren.
EPÍLOGO
Evite hacer comentarios del tipo "eres demasiado grande para llorar "
o "los chicos de tu edad ya no lloran ".
De la misma manera incentívelos para que expresen sus sentimientos,
afectos, enojo, desilusión y que lo demuestren abiertamente.
Algunos padres, por ejemplo, no quieren que sus hijos varones
muestren signos abiertos de afecto después de cierta edad, argumen-
tando que no es varonil. Sin embargo, está comprobado que es mucho
más saludable que los chicos manifiesten sus sentimientos, a que se
los repriman.
Aproveche cualquier oportuidad para informar a sus hijos sobre los
peligros de las droga y el alcohol. Aunque pueda parecerle obvio,
recuerde que las drogas no son buenas, que son i1egales y que causan
un serio perjuicio al organismo humano, incluso, la muerte.
Observe de cerca los programas de televisión y las películas que mira
su hijo y si usted ve que en algunos de ellos se elogia la droga, señale
rápidamente: "sí, pero no muestran el lado oscuro y el daño que
ocasiona el consumo de las drogas". "No muestran al alcohólico que
tiembla por un trago, ni al adicto que quiere vender su cuerpo para
drogarse una y otra vez”
Muchas veces es necesario una discusión a fondo con sus hijos antes
que esquivar la responsabilidad de la charla.
Cuiden a sus hijos, protéjanlos de los que hacechan a cada momento,
recuerde que el mejor contenedor de los jóvenes son los propios
padres y no miremos hacia otro lado haciéndonos los desentendidos,
porque estamos desentendiéndonos del futuro.
La palabra preocupación no alcanza para definir el síntoma social que acarrea la
droga en todas sis manifestaciones adictivas, sea la consuetudinaria “Droga”
elaborada para un fin muy determinado sea medicamentos autoadministrados, o
bien alcohol, cigarrillo u otras diversas, lo cierto es que han rebasado todos los
limites posibles. Le queda al estado asumir el rol que debe y la familia la gran
responsabilidad de volver a ocuparse de los jóvenes, a contenerlos con autoridad y
amor pero sobre todas las cosas, la recuperación social de los valores culturales,
morales y sociales que determina el comportamiento de un ser social. Sin que estos
asuman la responsabilidad, la batalla tiene todo el viso de haberse perdido, auque
la esperanza estaba en el fondo de la caja de Pandora... Esperemos que al llegar al
fondo, le encontremos, por lo tanto es necesario dar con ella con el fuerte trabajo
de ofrecer a los jóvenes un futuro y horizonte.