Politizar la ciudad desde comunicaciones ciudadanas

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R. Alfaro Rosa María Alfaro Politizar la ciudad desde comunicaciones ciudadanas diálogos de la comunicación Asociación de Comunicadores Sociales - CALANDRIA E-mail: [email protected] 34 35

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En Diálogos de la Comunicación

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Asociación de Comunicadores Sociales - CALANDRIAE-mail: [email protected]

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Hoy no podemos comprenderlas dinámicas comunicativas dela ciudad sin ubicar su referen-cia al contexto de globalizacionde la economía y de mundiali-zación de la cultura que vivimos,el que reorganiza las formas ysentidos de construcción delpoder. La paulatina eliminaciónde las fronteras reales y simbó-licas desde el advenimiento dela modernidad llega hoy a formarprocesos de ampliación de losimaginarios individuales y colec-tivos, desterritorializando lossentidos de pertenencia y des-prendiéndose de su tradicionalasociación a la idea (organiza-tiva, política y cultural) del Es-tado-nación (ORTIZ 97). La mi-gración creciente de los latinoa-mericanos hacia las grandesmetrópolis del mundo sostenien-do la economía interna de susfamiliares en los países de ori-gen y la conexión massmediática

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con la oferta comunicativa inter-nacional directa, por cable,Internet o transmisión domésti-ca, son figuras emblemáticasque muestran una compleja redde interacciones que se reprodu-cen y sostienen en otras más,perfilando un panorama comuni-cativo inserto en la produccióny reproducción a escala mundialde relaciones económicas, polí-ticas y culturales. Nuevas diná-micas que nos hacen repensar elmodo de analizar la comunica-ción, lo que no necesariamentehace desaparecer viejos proble-mas y conflictos, pues mas biense arrastran sin ser resueltos,reacomodándose como parte deuna realidad altamente comple-ja. Así nos encontramos frente auna superposición de desigual-dades, exclusiones, segmenta-ciones, atrasos tecnológicos ypolíticas de parches, al lado deinnovaciones y cambios a nivelglobal, de tal manera que es lapropia vida y los sentidos de lagente los que también se mun-dializan, perdiendo orientacióne idea de futuro.

Estaríamos así asistiendo a unanueva percepción de los sujetossobre sí mismos y los ámbitos alos que sienten pertenecer, másaún cuando la información y lasdecisiones de cada Estado mues-tran sin vergüenza cuan per-meados están por grandes deci-siones globales. Parecería emer-ger, así, la necesidad de una ciu-dadanía del mundo, abierta peroambigua y dispersa, en la que elespacio de las ciudades sería sucoordenada de concreción másreal. Se hace relativo, de esamanera, el valor y peso de losespacios tradicionales naciona-les, cuando aún estos no habíansido satisfechos en nuestros paí-ses, a nivel de identidad comode desarrollo social, o represen-tación política. Podemos

pensarnos más como ciudada-nos de ciudades que de nacio-nes, pero insertos simbólica-mente en el mundo o en una par-cela de él. Nuevos sentidos nosllevan al desenganche de fronte-ras y de «raíces», pues los paí-ses hoy conforman ciudadaníasde pertenencias ambiguas sinposicionamientos claros frenteal nuevo orden mundial, los quepor compensación son reempla-zados por sentimientos patrióti-cos centrados en la reproduc-ción de algunas costumbres y deefusiones colectivas frente alfutbol u otro deporte en compe-tencias internacionales. Hoy loque más se comparte es la pro-pia miseria económica, moral ypolítica de nuestros países, aun-que se quiere salir de ella desdela vinculación que se estableceentre el lugar de residencia y esemundo que aspiramos pero queno nos pertenece. Estamos aúnmuy lejos de recomponer el sen-tido universal de la ciudadaníaen el mundo basada en la éticade la responsabilidad, desde laperspectiva de gestar nuevossentidos utópicos que algunosautores tratan de levantar comoparadigmas éticos y radicalmen-te democráticos (CORTINA 97).Hoy esa supuesta conexiónabierta y básicamente urbanatiende a perder el sentido del símismo en la política y oscurecela importancia de la participa-ción directa y responsable de losciudadanos, cuando se fragmen-ta. Pero es posible de ser reor-ganizada real y simbólicamente,pues desde ella se puede re-pen-sar y mirar la ciudadanía y lapolítica en este contexto deglobalización desde una locali-dad urbana conectada con elpaís y el mundo. Así la ciudadse convertiría en un nuevo ejeestratégico para examinar ycomprender los cambios quevive el mundo, bajo la apuesta

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de puntear nuevos cambios des-de el entorno más específico.

1. CIUDADANÍAS ENCONFLICTO

La mirada políticadesde el barrio hacia el barrio

La fragmentación social existe,sin embargo, la globalizaciónotorga validez a las parcelas.Pues a la par que se crean lasgrandes empresas y redes insti-tucionales que entrecruzan elmundo a partir de una mercan-tilización extrema de la vida, losámbitos intermedios nacionalestienden a perder forma y senti-do, el tejido social se debilita ycon él sus instituciones políti-cas. Los procesos de individua-ción son intensos, en cambio. Elmundo personal como fuerzacentrífuga organiza las compren-siones e inserciones cotidianas,conectándose así con el mundolocal relacionado con la vivien-da, la alimentación, el ejerciciode la socialidad primaria, el ac-ceso a lugares de recreación yfiesta. Si bien opera el replieguehacia el proyecto de vida propia,abandonando otros espacios yutopías más amplias, este se de-sarrolla en el lugar de residen-cia, en un «Lugar Mundo» desdedonde se entiende lo que ocurreen la realidad. Lo ciudadano pa-radójicamente también se loca-liza, pero dentro de una figurasecularizada de la vida políticade los países y el mundo, acer-cándose más a la idea del ciuda-dano territorial, ubicado en lasclases medias y populares. Lasclases altas están siempre bus-cando y movilizándose hacia losbordes de la ciudad.

No podemos olvidar que el mun-do del hogar atrae pero tambiénexpulsa, sin romper con él (estoes especialmente grave en las

ciudades donde abunda la des-igualdad y la pobreza). Los ni-ños, los jóvenes y las mujeres,por ejemplo, requieren del ba-rrio para crecer y la ciudad espara trabajar o realizar activida-des de esparcimiento1. Es dife-rente mirar a la ciudad comoámbito macro que desde la in-serción particular del sujeto.Optar por esta segunda perspec-tiva nos permite identificar otrossignificados de la participaciónpolítica en la ciudad y el ejerci-cio de los poderes locales. Así,mirar la desterritorializacióndesde el único lugar-territorioreal del domicilio, en el que vivela gente, resulta ser altamentesignificativo para repensar lapolítica en términos objetivos ysubjetivos. Por ello que las co-munidades que de allí surgenson altamente preciadas y enmuchos casos como el de lasmujeres de organizaciones debase, les ha permitido conectar-se con las políticas nacionales2

y su desarrollo como ciudadanasresponsables. Asumiendo, claro,que la política, tal como es hoy,se encuentra en una severa cri-sis de fe e institucionalidad, deescasa construcción paradigmá-tica. Pero el poder de unos so-bre otros se mantiene y su cre-ciente fuerza se ha enmarañado,con diferentes formas de organi-zación y sentido. Se trata de cam-biar el punto de partida paraconstruir nuevos enfoques y pro-puestas en los que el ciudadanotenga otro peso y lugar comopoder social.

El ciudadano que es Vecino

En un sondeo realizado en elPerú durante el presente año3, lamayoría de los peruanos se dana sí mismos el nombre de ciuda-dano. Pero hay también quienesse autotitulan peruanos, mien-tras que en otros en la misma

proporción se llaman a sí mis-mos pobladores o vecinos. To-memos en cuenta que tanto elgobierno como la sociedad civilrealizaron una gran propagandaacerca de la autodefinición ciu-dadana aunque apelaran a dife-rentes significados. Si bien esaciudadanía sin destino precisotiene importancia en el porcen-taje, está cruzada con otras de-nominaciones, es como una ca-racterística errante. Mientrasque el 54% resalta la pertenen-cia casi universal a una sociedadespecífica, otros (35.9%) subra-yan la peruanidad apelando a lanacionalidad, y están quienescompiten (35.4%) con identida-des más propias de la condiciónde habitantes de la ciudad. Muypocos se autodenominan «perso-nas del pueblo» o miembros deuna Iglesia. Las definiciones queseparan tajantemente a unos deotros mas bien tienden a diluirsemientras que surgen aquellasque apelan a la igualdad y sonabarcativas. El liderazgo y lamilitancia no definen, salvo ex-cepciones. Estaríamos ante iden-tidades que, señalando dos op-ciones, se mueven entre diferen-tes percepciones de sí mismos,tendiendo a cierta hegemonía laciudadanía. Pero, lo más notablees la perspectiva de integraciónde la mayoría de las autodeno-minaciones, la identidad no pasapor la diferencia sino por formarparte de algo aglutinante aunqueno se sepa qué es. Es un imagi-nario colectivo no cumplido aun-que sí soñado a pesar de su im-precisión.

El peso de lo vecinal en la perte-nencia está asociada a la migra-ción y la ocupación de las ciuda-des, por ello se perciben comovecinos o pobladores, logro so-cial conquistado, y no precisa-mente como ciudadanos de de-recho. Además, desde los ochen-

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ta, saturaba una noción despo-litizada de la ocupación de la ciu-dad y del rol de los gobiernoslocales. Sin embargo, en los últi-mos tiempos, otras vertienteshan surgido motivadas por lascrecientes experiencias de elec-ciones municipales dirigidas aun ciudadano-vecino elector quecolabora con la organizaciónnacional de voluntades políticasdescentralizadoras del poder,como tema de debate y en tantodeseo colectivo. Los proyectosde reforma del Estado cunden enLatinoamérica en ese sentido.Los partidos políticos han desa-rrollado su fuerza insertándoseen movimientos sociales de cadalugar y han apostado por cons-truir poder en gobiernos locales,que es por donde se empieza,para llegar a los nacionales quees adonde se llega. Deben jugartambién a favor las historias po-líticas de cada sujeto y su actualposición crítica frente a la clasepolítica que se ramifica hacia lolocal. La tensión existe y se nu-tre en la coyuntura política, aun-que todavía pese la elecciónmenos politizada en algunos ba-rrios de la ciudad a favor de com-petencias de gestión y no de fi-liación. El fenómeno de la co-rrupción local ha visibilizado sucompromiso con los poderesnacionales e internacionales. Elentramado está conectando asíel lugar- territorio con las luchassociales, las políticas y la moralpública en movimientos oscilan-tes pero altamente conflictivospara el ciudadano.

Evidentemente, lo local más es-pecífico es el punto de llegada yde partida para conectarse conotros ámbitos, desde la vida co-tidiana. Hay una convivenciapuesta en ejercicio desde allí,redes de relaciones que se entre-tejen territorialmente, lugaresque se hacen públicos o se

prohíben en el vecindario, co-operación o ayuda en momentosdifíciles (REGUILLO 96). Y des-de el punto de vista de las valo-raciones, el acceso al desarrollose mide por el entorno que ro-dea al lugar de residencia y alderecho de una vida digna. Elpoblador no puede avanzar solo,requiere de los esfuerzos comu-nes para acceder a pistas, vere-das y servicios públicos diferen-tes. Se necesita de otros paraestablecer derechos, obligacio-nes y responsabilidades comu-nes que funden un marco colec-tivo de progreso. De allí que tan-to en el campo simbólico comoen el político se creen sentidosde pertenencia o lazos entre lagente con respecto a una locali-dad, sea entendida como barrio,zona o distrito y ciudad. De unlado porque se acumula una his-toria y un conjunto de rasgosculturales y porque «la nostalgiade los horizontes cerrados,intimidantes y sosegantes a lavez, sigue aún afincada en noso-tros como individuo y socie-dad»4. Sin embargo, tal enganchecon lo social, para obtener ciu-dadanía -de voz y voto- requierepensar la política de maneramenos esencialista, cuyos cami-nos son siempre discontinuospero fundadores de otras perte-nencias y compromisos de aque-lla participación que involucraen el quehacer de la ciudad.

Poder local y ciudadanía

El ciudadano se percibe a sí mis-mo desde donde vive. Surge deallí y se proyecta al barrio. Asíuno es de un lugar, pertenece aél aunque esta situación no sesustente en ningún tipo de op-ción. Se origina en el barrio y noen principios fundamentalistasde identidad porque más que serde un lugar es estar en él, es un«aquí vivo» que compromete re-

des sociales diversas y sentidosque no sólo se quedan dentro deese barrio sino que la interac-ción social compromete hastaniveles políticos del distrito y laciudad. Esta visión, entonces,define la integración urbana ba-sada en la gestación de comuni-dades de residencia y de comu-nicación, asociaciones y organi-zaciones que se forman no porsu cuantificación sino para ga-rantizar una mejor calidad devida incluyendo la socialización,pues si allí se vive en ese lugar,hay que cuidarlo (CRUCES, DIAZDE RADA 96). Evidentementeeste trazado es diferente segúnsectores sociales, donde es po-sible enrarecer esta línea inte-grativa a la ciudad, al funcionarotras más significativas como elacceso a los bienes de consumogeneral y al trabajo, entre otras.

El caso de las mujeres popula-res es siempre aleccionador entanto ruta ciudadana desde lovecinal. Salen de la casa paraseguir cumpliendo su rol de ma-dres individuales, creando luegouna cierta maternidad colectivade carácter social, al preparar laolla común. Posteriormente sur-gen las experiencias organiza-tivas y de formación de líderes,el contacto con autoridades lo-cales y centrales, las relacionescon los partidos políticos. Expe-riencia que las hace redescu-brirse en otras potencialidades,que les abre las puertas de laparticipación pública. Muchasde ellas están hoy día postulan-do para ser alcaldesas y regido-ras en las próximas eleccionesmunicipales5.

La existencia de autoridades einstancias de poder local que, sibien se nutren de supuestas fron-teras territoriales, justifican laexistencia de sentidos políticosque se ejercen cuando se vota

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por el alcalde municipal, cuan-do se debe pagar impuestos orealizar trámites, cuando hayque mejorar los servicios, cuan-do se pide protección y seguri-dad a la comisaría o se recurre aun juzgado de paz, al celebrar lafundación distrital. En generallos Estados latinoamericanoscolocan oficinas de diferentespoderes estatales en cada lugarposible. Sentidos muy articula-dos hacia dentro del barrio y lavida personal, que son másdisímiles y tenues hacia el afue-ra, en el poder central e interna-cional, pero acoplados al fin yque crecen en fuerza cuando losproblemas que aquejan a la po-blación exceden los ámbitos lo-cales convirtiéndose en crisis odemandas nacionales, como vie-ne sucediendo en los últimostiempos en varios países del con-tinente.

De hecho, la experiencia políti-co vecinal está viviendo proce-sos de mayor compromiso y sa-tisfacción política como ya sehabía enunciado, después de ladebacle que significó la décadade los ochenta y los inicios de

los noventa. Para los ciudada-nos, las elecciones municipalesson importantes (59.7%), inclu-yendo a quienes las ponderanmás (31.7%). Muy pocos le res-tan mérito. Al parecer estamoslejos de aquellas épocas dondese consideraba irrelevante elmunicipio. Elegir a las autorida-des locales forma ya parte de lasobligaciones políticas. Inclusivehay votaciones locales o provin-ciales que configuran tendenciaspolíticas de oposición o adhe-sión al gobierno central de tur-no. Y en muchos lugares, la opi-nión sobre el funcionamiento delas municipalidades ha mejora-do, hay menos gente arrepenti-da de su voto6. A la vez se acla-ma la necesidad de que poseanmás poder económico y político.No estamos así frente a una cam-paña de promesas engañosas ode elecciones de candidatos queno existen (como sucedió antes).El gobierno local ha cobradosentido, la ciudadanía adquiriócapacidad crítica y cierta con-fianza. Parece haber más con-ciencia sobre el municipio y sustareas y los retos a los que sedebe enfrentar.

Las razones que se esgrimen sonmuchas en una pregunta poste-rior. Un conjunto de ellas giranalrededor de la necesidad de ele-gir a una autoridad local que sededique al distrito, sea del par-tido que fuese. Las ciudades ysus distritos requieren de gober-nantes locales para mejorarla.En esa línea, se presentan hastaopiniones que resaltan la posi-bilidad de organizar la ciudad yel desarrollo de la población. Sealude a asociaciones de vecinospara generar progresos distri-tales o citadinos. La idea de de-sarrollo está presente muyarticulada a la idea de ciudadcomo espacio de intervencióncercano. Mas aun, están aquellascomisiones creadas a nivel na-cional que han requerido ramifi-carse en los ámbitos locales yque están teniendo un impactonacional e internacional conec-tándose, por ejemplo, con orga-nismos mundiales de derechoshumanos.

Otros usan sentidos democráti-cos para argumentar a favor.Unos formales aludiendo queasí se elige y se cumple con unaobligación. Otros en cambio va-loran la representación que lapoblación necesita. O el ejerci-cio de un derecho. O porque segeneran relaciones comunica-tivas entre autoridades y pobla-ción (orientación y preocupa-ción por el pueblo, permite co-nocer opinión del pueblo). Unporcentaje menor pero signifi-cativo señala que es importan-te la elección porque permitecambiar de alcaldes y es buenohacerlo, renueva personas yposibilita ideas o propuestasnuevas, se puede buscar a otrosmás capaces. Es decir hay unacomprensión modernizadora ensus argumentos. El cambio y larenovación estarían actuando afavor.

Cuadro 1: En su opinión, y de acuerdo a su experiencia, las elec-ciones municipales son:

Respuestas a nivel nacional

Categorías Frecuencia % % valid

Muy importantes 412 31.7 31.7

Importantes 775 59.6 59.7

Poco importantes 84 6.5 6.5

Nada importantes 27 2.1 2.1

No sabe/No responde 1 0.1 0.1

Casos nulos 2 0.2

TOTAL 1,301 100 100

Respuestas a nivel nacional

Casos válidos = 1299; Casos nulos = 2

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Si bien no faltan quienes buscana una autoridad que ponga or-den, en general, se nota una sig-nificativa asociación entre muni-cipio y desarrollo local (aunqueno muy específico), con perfildemocrático. Y se plantean rela-ciones ciudadanas cercanas, esdecir se percibe un espíritu decomunidad en beneficio del me-joramiento del distrito. Atmós-fera de acción y colaboraciónque permitiría una mejor calidadde vida y un sentido de seguri-dad interna entre los vecinos.

Una redefinición ciudadanadel poder en la ciudad

Así, lo local es un lugar cercanoy visible, controlable. Se le miray se le usa de manera cotidia-na. Desde allí lo público se haceposible, se puede organizar lavida social acercándola a la po-lítica. Allí la gestión pública sedesa-craliza pues pierde poderpara ganar participación. De he-cho, la gente es más irreveren-te y protesta más, tiene más ele-mentos para juzgar al alcalde.Asimismo es un lugar estratégi-co para observar la gestión po-lítica nacional, desde donde escomprensible la descentraliza-ción del poder.

Al nivel de las identidades cul-turales, generacionales, sexualeso sociales de los sujetos, estasse construyen desde ámbitosmás amplios, nutriéndose de laexperiencia local. Pero, la tras-cienden en esa necesidad de cir-culación y en cómo cada barrioo distrito forma parte de un todourbano por donde es posibletransitar. Por ello debiéramosredefinir lo local como territoriode frontera abierta y tener comohorizonte de apertura la granciudad, espacio abundante y sinlímites, en crecimiento perma-nente, en la que tiene sentido

mirar y disfrutar, donde seríamás factible progresar.

Paradójicamente, lo ciudadanopasa por la localidad pero no sequeda en ella. El eslabón entreel mundo del barrio y el nacio-nal o internacional se viabiliza enla ciudad, la que oficia de lugarde aventuras pero también fun-ciona como puertas abiertaspara entrar y salir hacia otrosuniversos. Destino y pasaje de lanueva modernidad. Desde elfragmento es posible la integra-ción a la ciudad y el mundo, don-de lo nacional ocupa un lugarmás administrativo, una especiede aduana multiusos. De allí laimportancia que adquiere la ca-lle como lugar público que nospertenece, no sólo porque tran-sitamos por ella sino por sucircularidad permitiéndonos elintercambio y la aventura, unamovilidad territorial y culturalpor encima de la social, quepone en el debate la conviven-cia para saber compartirla.

La ciudad es así el gran referen-te de lo local, donde se es ciuda-dano hoy. La convivencia en ellaresulta el gran reto cotidiano,aunque cargado de conflictos. Lagran pregunta es si en ese trán-sito o viaje del barrio a la ciu-dad y al mundo es posible cons-truir ciudadanías sólidas que seenfrenten a la problemática delpoder y su organización demo-crática, si lo público vecinal essuficiente para generar partici-paciones que conforman a unasociedad que desde sí mismadefine y controla la política fren-te al mundo a partir de paísescomo los nuestros débilmenteinsertos en la economía mundial.

Hay experiencias altamente signi-ficativas de construcción deacuerdos políticos entre munici-pio y sociedad civil, como las

mesas de concertación y de desa-rrollo local, las que permitieronotro diseño de más acercamientoy colaboración entre la ciudada-nía y la acción política sin dejarde lado la demanda y la crítica.Igualmente aparecieron comisio-nes nacionales de la sociedad ci-vil que para operar se han ramifi-cado hacia pequeñas y grandesciudades incluyendo a sus locali-dades, lo que dibuja un empujenacional que reconoce lo localpara la producción de políticaspúblicas en uno u otro sentido. Lavigilancia ciudadana del poderpolítico empieza su existencia yle da otro sentido a la vida socialy política en la localidad apostan-do por ciudadanías participantese involu-cradas en tareas antessólo restringidas al Estado(ALFARO 2,002). Y sin embargo,tales dinámicas han dejado porfuera al mundo rural, que es elsector más empobrecido y exclui-do de la sociedad, planteándonosnuevos conflictos.

2. LA COMUNICACIÓNPOLÍTICA EN TERRITORIA-LIDADES Y SUBJETIVIDADESCONFLICTIVAS

Los medios son importantespara situarnos y entender nues-tra realidad política, ayudandoinclusive a tomar decisiones ygestar opinión, a promover pro-cesos de construcción de cultu-ras políticas. Y es en la asocia-ción entre ciudad y mundo queconstruyen sus noticias, análisise imágenes. Con distintos pesos,estos diferentes medios cubreninformaciones de diferentes es-feras de la vida pública del país.Mientras que en radio y televi-sión se mantienen ciertas impor-tancias en las diferentes ciuda-des donde se desarrolló el son-deo ya citado, sólo la prensa es-crita es cambiante, depende decada lugar y de lo que este me-

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dio significa; el proceso vividocuenta. La televisión, como enmuchos otros países, es el me-dio político por excelencia quellevó a muchos autores a llamar-la como la máxima expresión dela VIDEOPOLITICA. Los mediosentretejen las identidades ciuda-danas relacionadas con las terri-toriales, las políticas y las sub-jetividades colectivas que lasciudades producen y reprodu-cen extendiéndose en medios yen el propio corazón de la vidacotidiana.

Ciudad audiovisual frente acomunicaciones locales y paístelevisivo

Al preguntárseles cómo se ente-ran de lo que pasa en la ciudad,es decir de sus aconteceres en

general, los peruanos indicanque es a través de la televisión(83.6%) y luego de la radio(69.6%). La prensa tiene menosimportancia porcentual (44.7%),sin embargo sigue siendo signi-ficativa. Lo que sí tiene muypoco peso son las redes socia-les de familiares, vecinos, ami-gos y organizaciones. Al parecerno representan ni hablan de laciudad como conjunto y reali-dad. En algunas ciudades del in-terior la radio es más importan-te que la televisión para enterar-se de la problemática y vida dela ciudad, en otras compiten,mientras que la prensa es valo-rada en aquellos lugares dondehay una experiencia consolida-da vinculada al ejercicio políti-co de partidos. Lima es un casoespecial: la televisión es mucho

Cuadro 2: ¿Cómo se entera de lo que pasa en su ciudad?Respuestas a nivel nacional

más importante, su porcentajees altísimo (es coherente con losnoticieros nacionales que levan-tan las imágenes de la capitalpor encima de las otras) que conrespecto a la propia radio. Enpaíses tan centralistas como elnuestro, Lima es casi síntesis delo nacional. Y curiosamente enLima la prensa es importantepara muchos ciudadanos másque la radio.

Ante la pregunta de qué mediosusa para enterarse de la actuali-dad POLITICA de su ciudad, laRADIO LOCAL asume la delan-tera (46.2%). La televisión nacio-nal que sigue teniendo peso(41.6%), para muchos dice mássobre las ciudades propias quela televisión local (32.1%), qui-zá por su escasa y pobre produc-ción pero también por no cen-trarse en cuestiones políticas.Los periódicos locales son ano-tados más que los nacionalespara describir las relaciones depoder en las ciudades. En cam-bio, la radio, la televisión y elperiodismo nacional estaríanalejados del mundo urbano delas provincias, no lo represen-tan, comprobando así el desa-rrollo centralista de nuestrossistemas de comunicación. Encambio en Lima, lo nacional des-cribe bien lo local y viceversadesde los diferentes medios. Loscomentarios de vecinos no fue-ron seleccionados, ello indicaque la política desfila fundamen-talmente por los medios.

(Ver cuadro 3 en la página si-guiente)

% %Categorías Frecuencia Respuestas Casos

De la televisión 1087 37.7 83.6

A través de la radio 906 31.4 69.6

De la prensa 581 20.2 44.7

De los vecinos 120 4.2 9.2

De los amigos 95 3.3 7.3

De los familiares 45 1.6 3.5

Volantes 24 0.8 1.8

De la organización 6 0.2 0.5

Por observación directa 3 0.1 0.2

Mercado 1 0 0.1

Impreciso/viciado 2 0.1 0.2

Otros 11 0.4 0.8

TOTAL respuestas

Casos válidos = 1301

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dCuadro 3: ¿Qué medios usa para enterarse de la actualidad po-lítica de su ciudad?Respuestas a nivel nacional

% %Categorías Frecuencias de respuestas de casos

Radio local 600 24.1 46.2

Televisión nacional 541 21.8 41.6

Televisión local 417 16.8 32.1

Radioemisora nacional 335 13.5 25.8

Periódicos locales 313 12.6 24.1

Periódico nacional 224 9 17.2

Comentarios de vecinos 2 0.1 0.2

Encuestas 1 0 0.1

Ninguno 52 2.1 4

Impreciso/viciado 1 0 0.1

NS/NR 1 0 0.1

Total de respuestas 2487 100 191.3

Casos válidos = 1301 Casos nulos = 1

Frente a la pregunta de cómo seentera sobre su distrito, la radiosube (50.3%) pero manteniendoel equilibrio con la TV (48.5%), apesar de la escasa produccióntelevisiva en las zonas; y bajacasi 5 puntos la prensa con res-pecto a un contacto más ampliode ésta con la ciudad. En algu-nas urbes la radio es referenteclave del mundo local. Pero, enLima nuevamente decrece, seña-lando la pérdida de su fuerzafrente al auge televisivo. Esta vezlos vecinos y amigos aparecencomo fuente de información yconversación de la vida del dis-trito más que la propia prensa.Muchos limeños reconocen elpapel comunicativo entre pobla-dores. Cabe preguntarse por quécrecen las redes sociales y direc-tas de intercambio con más im-portancia en este ámbito, quizáes porque los medios masivosno satisfacen las demandas so-bre esta esfera y merecen másconfianza los pares, los cercanosdesde el contacto directo. La te-rritorialidad más local se nutrede más fuentes de comunica-ción. El espacio local es el quepermitiría mayores articulacio-nes entre medios y redes, entrevida comunitaria y tecnologías,entre el conocimiento concretopor vivencias y el consumo demedios. (Ver Cuadro 4)

Para enterarse de la realidadpolítica del país, como tambiénse puede inferir de las respues-tas anteriores, la televisión na-cional cobra ascendente relevan-cia (79.7%). Más lejos están laradioemisora (51.7%) y el perió-dico (34.4%), ambos nacionalesaunque también pesan. El podersimbólico de la televisión nacio-nal y limeña en la construccióndel poder político nacional que-da demostrado. (Ver Cuadro 5)

Cuadro 4: ¿Cómo se entera de lo que pasa en su distrito?Respuestas a nivel nacional

% %Categorías Frecuencias de respuestas de casos

A través de la radio 644 25.4 50.3

De la televisión 621 24.5 48.5

De los vecinos 459 18.1 35.8

De la prensa 315 12.4 24.6

De los amigos 182 7.2 14.2

De los familiares 97 3.8 7.6

Volantes 71 2.8 5.5

De la organización 62 2.4 4.8

No se entera 33 1.3 2.6

Por observación directa 15 0.6 1.2

Boletines 7 0.3 0.5

Alcalde vecinal 2 0.1 0.2

Mercado 2 0.1 0.2

Revista de la Municip. 2 0.1 0.2

Otros 16 0.5 1.3

Ninguno 1 0 0.1

Impreciso/viciado 2 0.1 0.2

Total de respuestas 2531 100 197.6

Casos válidos = 1,281; casos nulos = 20;

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Cuadro 5. ¿Qué medios usa para enterarse de la actualidadpolítica del país?Respuestas a nivel nacional

% %Categorías Frecuencias de respuestas de casos

Televisión nacional 1025 41.6 79.7

Radioemisora nacional 665 27 51.7

Periódico nacional 442 17.9 34.4

Radio local 151 6.1 11.7

Televisión local 83 3.4 6.5

Periódicos locales 50 2 3.9

Teléfono 1 0 0.1

Cartas 1 0 0.1

Ninguno 42 1.7 3.3

Otros 1 0 0.1

NS/NR 2 0.1 0.2

Total Respuestas 2463 100 191.5

Podemos deducir no sólo que lapolítica y las diferentes esferaspúblicas se construyen en rela-ción con los medios, sino que latelevisión tiene más relevanciaen los ámbitos nacionales y lolocal es mas bien remitido a laradio y la prensa. Aunque secomprueban diferentes modosde conectarse. Cada ciudadanocomprende su realidad desdediversos medios, combinándo-los. Fenómeno que ha llenado depoder a este medio y lo ha com-prometido con gobiernos y sis-temas de corrupción. A tal pun-to que hoy día tenemos actuacio-nes protagónicas excesivas des-de la televisión, suplantando losvacíos políticos que aún no lle-nan los partidos. Situaciones queobservamos por ejemplo en Ar-gentina en el que un programapretende elegir los candidatosde la gente desde el medio y convotaciones virtua-les, definiendoasí a los candidatos ciudadanos«verdaderos»1. O el papel progol-pista en Venezuela. Y la direc-ción política de la protesta po-pular en Perú2.

Es decir, el contacto con la ciu-dad de las y los ciudadanos y apartir de las noticias como des-de las referencias políticas mástemáticas se encuentra en losmedios, no sólo está en los di-ferentes ámbitos públicos in-cluida la calle. El enganche dela televisión hacia el mundo esel más significativo. Lo local eslo más armonioso e integral entérminos comunicativos y des-de allí parte un enredo de me-dios que a medida que más cre-ce y se desterritorializa lo vivi-do es cada vez más una expe-riencia massmediática. Mas aúnsi interpretamos tales conside-raciones con la afirmación sub-yacente de que LA POLITICA SEMIRA y no se toca. Estas consi-deraciones son claves para bus-

car una mejor relación entremedios y municipios de ciudad,a pesar de sus dificultades. Sur-ge entonces la interrogante so-bre qué podemos hacer en unasociedad democrática cuandoun nuevo desequilibrio en el po-der nos habita desde la empre-sa privada: La televisión. Losviejos principios de la libertadde expresión se desmoronanpor ser insuficientes o se con-vierten en cómplices o preser-vadores de su propio poder po-lítico. La relación entre televi-sión y democracia cobra por lotanto una nueva importancia.

Los miedos y los medios en lasresponsabilidades políticas

Evidentemente, la experienciadel ciudadano cotidiano sobre la

gran ciudad cuando sale de sulocalidad, se sitúa en ese lugardel pasaje y la aventura, deja sucondición de ser vecino paraconvertirse en viajero de la mis-ma cuando transita por ella yasea para trabajar ir de compraso de paseo y diversión. Si bienla localidad donde se vive y a lacual pertenece está en el barrioy el distrito y desde allí se co-nectan con la metrópoli, su con-dición ciudadana se redefine,especialmente en los últimostiempos de tanta violencia, res-tringiendo la posibilidad de ejer-cer comunicaciones de ida yvuelta. Si bien deja sus huellascomunicativas en la ciudad, losmundos subjetivos son atravesa-das por el miedo, en muchas ciu-dades latinoamericanas, fenóme-no que hoy se entiende hacia las

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dciudades pequeñas y los barriosde diferente sectores sociales.

La ciudad se convierte por mo-mentos en un escenario sin unadramaturgia central, cuyos con-flictos explotan en un lado yotro, donde sus personajes noquieren ser protagonistas cen-trales sino actores de un momen-to, reafirman el anonimato, es-quivan su participación en cual-quier evento «noticioso» com-prometedor. El drama va concada uno, dentro, en el quesupervivir es huir del peligro. Noson sólo actos de terrorismo,también están robos menores,asaltos, secuestros, peleas entrebandas y pandillas y toda unaviolencia de cuerpos humanos ysus prolongaciones motorizadasdonde las reglas existen paraviolarse y el otro con-ciudadanodesaparece para convertirse enadversario. Todo ello dentro deuna creatividad inmensa quetiende siempre a sorprender yque se vuelve paradójica frentea la poca innovación en la con-ducción política de la ciudad.Condiciones actuales que confi-guran a la ciudad como lugartambién de desencuentro y don-de la puerta al mundo resulta sercomplicada y riesgosa, exigién-dose como única salida el incre-mento del control policial que essiempre violento. Esa ciudadagresiva aunque fascinante, im-plica la interiorización legitima-da de un actor que debe respon-der a la violencia con la mismamoneda, fracturándose definiti-vamente el sentido de conviven-cia. Los datos reales y los imagi-narios urbanos de diferentes ciu-dades nos dan razón al respecto(SILVA 1994).

Ese deseo imposible remite albarrio como lugar comunicativopor excelencia y si bien se estátambién en peligro los arreglos

entre vecinos son posibles. Lospropios delincuentes suelen afir-mar que con la gente de su ba-rrio no se meten, pero sí circu-lan por otros. Pero la participa-ción y la mutua cooperaciónequilibra el peligro. Otros de sec-tores sociales medios y altos, encambio, se repliegan hacia elhogar, el club, el centro comer-cial donde la asistencia de segu-ridades particulares y hasta per-sonales suele ser impresionante.La ciudad reproduce las des-igualdades sociales aunque sonmenos transparentes y másinterrelacionadas por los terri-torios y sus destinos simbólicoserrantes. El barrio o el hogar esno sólo lugar de vida sino quees también cobija que facilita elrepliegue.

Las elecciones locales y losmedios: preeminencias ylimitaciones

El contacto comunicativo con laciudad se da a través de las no-ticias, las que a su vez desde elinterior de un hogar más o me-nos seguro el ciudadano se en-tera, comprende y reconoce a laurbe de sus temores. Pues losnoticieros, especialmente de latelevisión privilegian el aconte-cer violento sobre otros, repro-ducen el sentir de la gente, puesla lógica consiste en ahondar esedesconcierto ciertamente mor-boso que desde unaespectacularización de la ciudadpuede movilizar sus desconten-tos sin perspectiva de cambio..Es evidente que así se promue-ve un mayor desapego a la visiónpolítica de la ciudad a conocer ydiscutir las responsabilidadesvarias que explican esta no con-vivencia. De esa manera, desdeel mundo pequeño de la familiase observa lo público citadinosin ser afectado. No sólo la polí-tica se mira sino que así consu-

mida pone en funcionamientosun conjunto de dispositivos deejercicio de la defensa. Ya JesúsMartín Barbero nos decía que losmiedos acrecientan la importan-cia de los medios.Frente a las institucionalidadessociales y políticas que se debi-litan en esta época, los medioscobran una gran relevancia. Enel mismo sondeo realizado nota-mos cómo hasta se les otorga unrol fiscalizador sobre las autori-dades. Estos además serían muyimportantes para ayudar a defi-nir las votaciones. Además quediscursos y perspectivas simbó-licas están siempre desfilandofrente a la conciencia valorativaciudadana. (Ver Cuadro 6).

Estos le ayudan a la mayoría aelegir a las mejores autoridades(23.4% dicen que no frente a76.5% que dicen que sí ayudan).A muchos les permitiría conoceral candidato (46.6%) y sus pro-puestas (49%), más aún ponen alos que existen en un escenariode carácter comparativo. Laspersonas y sus ofertas genera-rían un marco de conocimientoa favor, si es que los medios lospresentan, ya que están al tantode la cuestión (19.8%). Situaciónde consenso que se reitera en lasdiferentes ciudades. Las campa-ñas electorales, al parecer, notienen tanta importancia. Peroayudar no significa influir. Dehecho en otras preguntas reali-zadas sobre la credibilidad delos medios aparecen actitudescríticas y demandas éticas enrelación al modo cómo éstosenfrentan la verdad, deformán-dola, parcelándola, exagerándo-la. Como también se compruebaque la confianza se entrega aunos y no a otros. ( Ver Cuadro7)

Evidentemente este ciudadanoestá inserto en ambientes sim-

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Cuadro 6: ¿Cómo suele Ud. enterarse de los candidatos/as queparticipan en las elecciones municipales?Respuestas a nivel nacional

% %Categorías Frecuencias de respuestas de casos

Televisión 845 30.3 65.3

Radio 758 27.2 58.5

Prensa 416 14.9 32.1

Volantes y perifoneo 371 13.3 28.6

Mítines 164 5.9 12.7

Visitas de candidatos a 73 2.6 5.6lugares públicos

A través decomentarios de la gente 70 2.5 5.4

En reuniones/asambleas 43 1.5 3.3

Relación personal 38 1.4 2.9

A través de encuestas 2 0.1 0.2

Ninguno 1 0 0.1

No recuerda 2 0.1 0.2

Impreciso/viciado 3 0.1 0.2

Otros 2 0.1 0.2

Total Respuestas 2788 100 215.3

Casos válidos = 1,295 Casos nulos = 6

Cuadro 7: En su opinión ¿Los medios de comunicación ayudana que la ciudadanía elija a las mejores autoridades?Respuestas a nivel nacional

% %Categorías Frecuencias Válido

Si 995 76.5 76.5

No 305 23.4 23.4

Casos nulos 1 0.1 0.1

Total 1301 100 100

Casos válidos = 1301

bólicos y producciones imagina-rias diferenciadas y sumamentecomplejas. Sus estrategias estánsiempre en proceso de redefini-ción. Sale y entra, no está tranqui-lo en la medida que la realidad loimpulsa de manera compulsiva acambiar de tácticas y a desorde-nar los valores de uso de maneraaltamente indiscriminada. A pe-sar de los conflictos crece, perotambién se apertrecha en un sen-tido de pertenencia activo sem-brado de límites.

La ciudad como lugar deprotesta y de empoderamientociudadano

En los últimos tiempos asistimosa procesos de expresión ciuda-dana no tradicional en diferen-tes ciudades latinoamericanas,analizadas de manera minucio-sas por algunos autores (ENTEL1996, REGUILLO 96, CRUCES 96),o descritas por periodismos lo-cales. Se está volviendo a las ca-lles, convocando inclusive a su-jetos antes no definidos comoactores públicos, como es elcaso de los jóvenes universita-rios en Perú o los hijos de des-aparecidos y la protesta contrala clase política en Argentina. Laciudad vuelve a dar cabida a laprotesta urbana aunque no siem-pre sea la ciudad el móvil de di-cha expresión y aunque el moti-vo de la protesta no sea satisfe-cha.

Las experiencias de democrati-zación en Latinoamérica en es-tas últimas dos décadas configu-ran un escenario de aprendiza-jes ciudadanos. Ante una cultu-ra pragmática y clientelista pre-dominante en otras épocas, po-demos comprobar que se mani-fiestan indicios de formación deuna cultura política más abiertaa la valorización democrática,según grupos y sectores y las

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dexperiencias de Estado que seconvoquen desde los gobernan-tes de turno. Más aún cuando elgobierno autoritario está casisiempre vinculado a la corrup-ción.

Volviendo al sondeo principalque ilumina este texto, compa-ramos un reconocimiento ciuda-dano de sus autoridades locales,pero al pasar a interrogar sobrelas influencia que algunas perso-nas ejercen sobre la población,las competencias se amplían,más allá del cargo. El alcalde re-sulta ser el más influyente a losojos de la población (39.8%); sinembargo este porcentaje está le-jos del reconocimiento formalcomo autoridad. El segundo lu-gar lo ocupan dirigentes (27.3%).El tercero los vecinos (12.5%). Yel cuarto periodistas y gente delmedio (11.4%). Los líderes polí-ticos están más abajo, cerca losreligiosos y los maestros quie-nes han perdido capacidadcomunicativa con la poblaciónde las ciudades. Gobernador,prefecto, autoridades de la re-gión (poderes intermedios) noparecen tener peso en este cam-po, no tendrían ascendencia so-bre la población. Es notorio

cómo se reconoce la existenciade redes sociales donde actúandirigentes y vecinos con capaci-dad de influir. Notamos una cier-ta convicción de que en unazona, los vecinos y sus dirigen-tes cuentan, no sólo valen lasautoridades. Hay una cierta vi-sión comunitaria sobre el queha-cer local. Y algunos medios ayu-darían al respecto.

Sobre si los ciudadanos influyeno no en las decisiones de la mu-nicipalidad, es decir el lado con-trario de la relación comunica-tiva, tenemos dos posicionesimportantes. Están quienes afir-man que no influyen (55.4%) yquienes dicen que sí (44.6%). EnLima crecen los escépticos ybajan los optimistas, quizá influ-ya la densidad poblacional y laescasa participación vecinal. Sinembargo, es significativo quetanta población valore al ciuda-dano otorgándole una capacidadde influencia sobre el municipio.No estaríamos ante una relacióntotalmente vertical y cerrada,permitiría mutuas influencias,por lo menos a los ojos de casila mitad de la poblaciónopinante. Los otros parecen que-jarse de que no exista tal peso.

Según la población encuestada,cuando existe desacuerdo conalguna decisión de las autorida-des municipales, la participa-ción de la población es o puedeser a través de marchas (51.8%),recolección de firmas (28.1%),denuncia a través de los medios(19.6%), reclamo a través de lasorganizaciones (12.7%), reunióncon el alcalde (12%). El cabildoabierto, los oficios y las cartasestán en más desuso y la esperafrente a las próximas eleccionessupone una acción a más largoplazo (no se la entiende comoreacción al desacuerdo). 17.5%afirma que no participan. Lasexperiencias vividas deben con-tar. En todo caso, se conocenmecanismos de participación alos que se puede recurrir cuan-do las decisiones municipales noson justas y afectan a la pobla-ción. Aunque esto ha variadocon los nuevos mecanismos derevocatoria que los ciudadanosusan y legitiman (ALFARO 2,002).(Ver Cuadro 9).

Pero cuando se actúa en la pro-testa urbana, se apuesta a su vi-sibilidad, llamando la atenciónde políticos y medios. Con losprimeros para hacer presiónpolítica aludiendo al poder elec-toral de la ciudadanía y con lossegundos para compartir a tra-vés de ellos con los demás ciu-dadanos, en lenguaje de espec-táculo y creatividad. Sin embar-go, no sólo es el hecho precisoel que motiva sino que se expre-sa la rabia contenida, se hacegala de un poder callejero súbi-to que no corresponde con elcotidiano y el institucional. Es dealguna manera expresión de unpoder débil que no se puede ha-cer cargo de la marcha de la so-ciedad, movido por la impoten-cia y que celebra una situaciónde ruptura agenciado por algu-na coyuntura. La ciudad ciuda-

Cuadro 8: ¿Cree Ud. que los ciudadanos de su localidad influ-yen en las deciciones de las autoridades?Respuestas a nivel nacional

% %Categorías Frecuencias Válido

No 713 54.8 55.4

Si 574 44.1 44.6

Casos nulos 14 1.1

Total 1301 100 100

Casos válidos = 1287; Casos nulos = 14

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Categorías Frecuencias de respuestas de casos

Marchas 673 33.1 51.8

Recolección de firmas 365 18 28.1

Denuncia a través de los medios de comunicaciones 255 12.5 19.6

Reclaman a través de organizaciones/asociaciones 165 8.1 12.7

Solicita reunión con el alcalde 156 7.7 12

Cabildo abierto 85 4.2 6.5

Espera las próximas elecciones 73 3.6 5.6

Oficios/cartas 73 3.6 5.6

Protestan 3 0.1 0.2

El pueblo se reúne 2 0.1 0.2

Echarlo 1 0 0.1

Piden ayuda al prefecto 1 0 0.1

No sabe 1 0 0.1

Otros 2 0.1 0.2

No participa 177 8.7 13.6

Total de Respuestas 2032 100 156.5

% %

Cuadro 9: En caso de esta en desacuerdo con alguna decisión o acción de las autoridadesmunicipales ¿qué hacen los ciudadanos?Respuestas a nivel nacional

dana reclama y condena, con losmedios a su favor o no desde lanoticia-espectáculo, como mani-festación colectiva de poder aun-que a nivel individual cotidianono se esté forjado un contrape-so estructural en el sistema degobernar.

Antes, la ciudad era sólo el es-cenario de otros conflictos másdiversos. Hoy, si bien siguesiéndolo, es el único lugar públi-co susceptible de recibir otrossentidos más políticos. La ciu-dad misma es materia de recha-zo y del establecimiento espon-táneo de consensos, las movili-zaciones siempre son aplaudi-das por vecinos y transeúntes.Las protestas se nutren de otrosdiscursos políticos sean nacio-

nalistas o de real impugnación amétodos y sistemas políticosimperantes, como también ape-la a determinados solicitudesclientelistas. Incorpora expresio-nes político comunicativas di-versas, se apela a la radicalidadcomo ritual. La ciudad misma seviste de protesta y poder mo-mentáneo. Apunta a crear agen-da pública. En todos los casoses siempre una lucha o reclamopor la dignidad (CRUCES 95) quese vale de mil recursos posiblescomo evidentemente es, todo unsistema expresivo y de poder,aunque luego desaparezca singarantizar continuidad. Los mo-vimientos ciudadanos en esesentido han dado un paso ade-lante pues procesan protestasmás sostenidas frente a necesi-

dades y políticas públicas o mo-dos de asumir la democracia,más allá del pliego de reclamosparcial, pues se enfrentan desdeel escenario de la ciudad a lanecesidad de justicia y libertadde la política misma.

Comunicaciones políticas defuturos inciertos y rutasdiversas

He querido demostrar que la ciu-dad es lugar de cruces de senti-dos políticos de las nuevas ciu-dadanías, fenómeno aún no su-ficientemente pensado y analiza-do más teórica y prácticamente.Es el cruce de palabras, temores,imágenes y poder creciente delos medios, silencios frente aotros conflictos, necesidad de

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dprotestar, avances en el prota-gonismo ciudadano. Sin embar-go la ruta de su confusa conti-nuidad no es clara. Es la comu-nicación misma, destino de diá-logos que no se pueden formu-lar. Es un llamado desde el con-junto a la civilidad, el compro-miso político, la sensibilidad dela opinión pública. Sin pragma-tismos y efectivismos aunque serevistan de ellos y sabiendo queno se apuesta al corto plazo, esde alguna manera un apego aldeseo colectivo y la apasionadaadhesión a un futuro mejor.

La clientela está siempre al ace-cho y la autonomía del podermunicipal genera distancias delos ciudadanos citadinos frentea los poderes centrales. Allí ocu-rren negociaciones, consensos,diferenciaciones y conflictos nosiempre capaces de resolver pro-blemas locales. La falta de poderlocal para influir en decisionesnacionales e internacionalescomo la omnipotencia de esospoderes, por encima de lo local,generan frustraciones y ocasio-nan despolitizaciones peligrosaspara la construcción de ciudada-nías. Lo que demuestra que elcamino no es sólo desde la ciu-dad y la localidad hacia los ejesdel poder político y económicosino que la transformación des-de arriba es indispensable, inclu-yendo a los propios medios.

Comunicar en la ciudad es hacer-lo en el corazón de las relacio-nes entre ciudadanos como alinterior de reformulaciones de lapolítica misma, a partir del mun-do personal que se extiende has-ta la ciudad y luego salta al mun-do envolviendo a la nación. Enese complejo terreno, las ambi-güedades son muchas, en undesplazamiento continuo y laapertura del diafragma del ojolocal. Hay mucho de desacra-

lización de la política, pero aúnno hay señas de nuevos sentidospolíticos emergidos de la ciuda-danía misma.

En ella se condensan conflictosy contrapesos, multitemáticasen las que se enreda lo públicocon lo privado donde la ciudadmisma se afirma y pone en cues-tión. Se dan cita las diferenciasy las exclusiones sociales, hayuna pugna por poseer la urbe.«Así la ciudad puede pensarsecomo un juego asimétrico porlas definiciones y redefinicionesde los sentidos sociales de lavida»1. El desgobierno de lo so-cial es asumido por la ciudada-nía comprometiendo diferentesredes sociales y toda la medio-logía posible. Sin embargo, loshorizontes aún no son nuestros.

Requerimos de una comunica-ción que explicite los sentidospolíticos de las relaciones ciuda-danas. Por ejemplo, una munici-palidad no es sólo un proceso deplanificación difundido o unapolítica de imagen institucional.Es hacer visible lo que se entre-teje para generar articulacionesreales entre diversos sujetoscomo entre autoridades y ciuda-danías. Los consensos deben serexplícitos. Es importante hacerel seguimiento de un «empode-ramiento» que continúe garanti-zando la vida y extendiéndosecomo un pulpo. Se trata de nue-vos discursos, de debates realesde intercambio que politicen laciudadanía de la ciudad paraexcederla, pero con otros senti-dos más flexibles y humanos,más transformadores de la vidaconcreta y el valor de la genteapuntando poco a poco a supe-rar tanta exclusión. La agendacolectiva debe ser producida demanera integrativa, en una ges-tión educativa de la formaciónde las demandas ciudadanas

como de su puesta en marcha.No basta con un enfrentamientosocial sino se provoca una im-pugnación a la forma de cons-truir poder. Tampoco es suficien-te la solidaridad en momentosdifíciles sino que hace falta queforme parte de la organizaciónsocial y política de la vida, todauna nueva comunicación a cons-truir. Se trata que cada ciudada-no construya su propio poder ylo ejerza, surgiendo de allí nue-vas agrupaciones e institucio-nalidades. ¿Será posible?

1. POLITIZAR LA COMUNICA-CIÓN CIUDADANA EN LACIUDAD

La relación entre la residenciapersonal, el barrio, el distrito yla ciudad constituye un encade-nado de espacios, intereses, per-cepciones y valoraciones que tra-bajan otros sentidos de lo públi-co y lo social. Son como pasos opeldaños en un proceso de recon-quista de la política desde aque-llos lados que permiten empo-derar al ciudadano y su articula-ción con lo común. La comunica-ción, en ese sentido, debe poli-tizarse. Es decir, debe evidenciary fortalecer esos lazos existentesentre el «aquí vivo» y la metrópo-li que es nuestra, moviendo res-ponsabilidades individuales ycolectivas, recolocando el hechoelectoral como un compromisopropio y real con una vida mejory las relaciones de diálogo con laautoridad como un caminoconfiscatorio del exceso de auto-ridad y un crecimiento de la pro-pia capacidad de influencia y de-cisión en la gestión municipal.Para ser ciudadana, la comunica-ción debe trascender una visiónde impacto o propaganda haciauna estrategia comunicativa ypública, sembradora de acer-camientos políticos a la democra-cia y el desarrollo.

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tado nacional y su engranaje conel mundo y con la localidad, por-que en esta definición se haceuniversal y también cosmopoli-ta, profundamente abarca-tiva eincluyente.

- Finalmente quisiéramos plan-tear que no hay un solo modeloo prototipo de ciudadano de pri-mera desde el que habría quejuzgar a cada poblador. Mas biense trata de reconocer que hayprocesos diferentes de acerca-miento a la ciudadanía, con ru-tas de desarrollo a veces pocoprevistas. Se hace necesario re-conocer a esos ciudadanos con-cretos existentes, comprender lacultura política que han venidoconformando, indagar sobre loandado para desde allí abonar enpropuestas participativas, edu-cativas y de diálogo. Se trata deanalizar los nudos conflictivosde la construcción de ciudada-nía para desde allí adecuar losmétodos de trabajo y articula-ción ciudadana.

Modelos comunicativos pordefinir

La comunicación no es una sola.No está implícita en ella sólo unsaber técnico o práctico, sinotambién teórico y de sentido, elque marca formas diferenciadasde actuar y definir políticascomunicacionales. Actualmentese ponen en marcha tres mode-los comunicativos que nutren amuchos proyectos de la ciudad.En este caso, pensamos que eltercer modelo es el que mejor seubica en la perspectiva de la edu-cación ciudadana y de la recons-trucción de la política desde laciudad.

- Modelo: Transmisión de infor-mación

Este modelo prioriza y valora la

Para elaborar una estrategiacomunicativa politizada, es nece-sario proceder a enmarcar cual-quier propuesta en un proceso dedefiniciones que si bien deber seroperativas parten de conceptose imágenes de una sociedad me-jor a la que se pretende ir. Es ne-cesario saber qué tipo de ciuda-danía promuevo, emulo y busco,pero también qué modelocomunicacional me sirve comomatriz principal o secundaria demi accionar. La relación entrecomunicación y política que su-gerimos no es sólo circunstan-cial, ambas dimensiones estánsustancialmente unidas.

Énfasis ciudadanosa promover

Proponemos algunas definicio-nes básicas de ciudadanía enque se equilibre el interés yprotagonismo individual y el co-lectivo. Sabiendo que existenénfasis neoliberales, liberales,comunitaristas (LOPEZ 97), su-perpuestos a otras tendenciasde liberales socialistas, socialis-tas liberales y demócratas radi-cales, entre otros, proponemostrabajar y optar por una perspec-tiva de democracia ética en laque justicia y libertad ordenenlos siguientes sentidos:

- Ciudadanía es igualdad, en pri-mer lugar, supone consideracio-nes y tratos mutuos de respetoy consideración igualitario. Perotambién significa hacerse cargodel conflicto existente entre losprincipios y la realidad. Es, porlo tanto, hacerse responsable dela desigualdad social existenteen nuestros países, priorizandolos problemas donde esta des-igualdad es un elemento deter-minante. Es recuperar para la de-mocracia la idea de justicia. Porello, en esta perspectiva, la po-breza sí es noticia2.

- La ciudadanía es pertenenciaactiva. Los derechos y obligacio-nes que todo ciudadano requie-re forman parte de una ligazóncon la ciudad que pasa por sen-tirse y comportarse como partefundamental de la misma, mere-ciendo respetos y generando res-ponsabilidades. La dinámica delos derechos promueve integra-ciones individuales de carácterdefensivo, igualmente una parti-cipación responsable exige res-peto a tales derechos. Pero per-tenecer no significa sumisión niestar de acuerdo con el sistemaexistente. Es una incorporacióna la sociedad que puede ser másbien incómoda y crítica, siendominoría y disidencia que exigeconsideración. Ello nos compro-mete con una comunicación másligada al debate.

- La ciudadanía supone compro-misos con-ciudadanos con losotros. Da cuenta de la importan-cia de la idea de comunidad con-formada por ciudadanos. Tomaen cuenta la importancia de locomún (Arendt 1993), de lo quees construcción de acuerdos, dela creación de redes, espacios ycomportamientos de solidaridad,de la conformación de esferas pú-blicas. Una comunicación quebusque estos diálogos y fomenteempoderamientos colectivos seplanteará de otra manera la ideade comunidad, ligada a las liber-tades e independencias indivi-duales, en una política de conti-nuos acercamientos y compromi-sos colectivos. Todo ciudadanotiene un saber y su propia verdad,se trata por tanto de construiruna solidaridad colectiva que sig-nifique eficacias y productivida-des concretas en la gestión local.

- No es restringida ni localizante,sino que liga los ejercicios par-ticulares con la ciudad y de estacon el mundo pasando por el Es-

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dimportancia de la información yde los «FLUJOS» en que ésta seubica y logra poner en circula-ción. Supone que la informacióntransforma pues es un bien noposeído por los sujetos, quienesal ser imbuidos de ese conjuntode saberes van a ser «llenados»de cultura o formación. Es casiuna inoculación (teoría hipo-dérmica) que no reconoce el sa-ber ya construido por cada ciu-dadano a través de su vida y ex-periencia. Y es una informaciónque no regresa pues se queda enel consumidor, la réplica o lacontestación es secundaria, norepercute sobre el emisor. Seacerca mucho al modelo de «di-vulgación científica» pues se tra-ta de poner en sencillo, simple yatractivo ese bagaje informativoy verdadero, sin tomar en cuen-ta las características y conflictosculturales, sociales y políticosdel receptor. La verdad no es dis-cutible, menos cuestionable. Esun planteamiento difusionista ylineal de la comunicación (verti-cal) pues sólo se trata de propa-gar cuando la información hasido descubierta y probada.Muchas instituciones aplicaneste esquema recuperándolo deuna tradicional comprensión dela comunicación organizacional.

- Modelo: City marketing 3

Este modelo viene de la publici-dad y de la noción de propagan-da. Se basa en estrategias de per-suasión y seducción para moti-var la compra de un producto ode una idea, partiendo del emi-sor (dueño-anunciante-publi-cista-medio) hacia el receptor.En este caso sí se considera alsujeto, se parte de sus gustos,capacidades comprensivas yemotividades. Se trata de esta-blecer complicidades cercanasentre muchos sujetos e institu-cionalidades, dentro de una es-

trategia de venta massmediáticay moderna centrada en el dina-mismo de la imagen. En esa lí-nea hay una profesionalidad ysaber técnico acumulados y muyorganizados.

La tendencia actual no sólo seubica en un país sino que obe-dece, en muchos casos, a estra-tegias internacionales y globali-zantes de la economía mundial.Sin embargo, sigue siendo su usomuy instrumental pues se llegaal sujeto para incentivar la com-pra o la inversión, objetivándolo.Lo ético suele ser secundario,pues en la necesidad de conven-cer todo vale. Y las lógicas demarketing suelen explorar sensi-bilidades más epidérmicas, pocoreñidas con la razón y la moral.Desde nuestro punto de vista, noes una perspectiva muy útil parala conformación de ciudadaníasy la gestación de democracias,por su tendencia a banalizar elproceso comunicativo y a ponerla racionalidad argumentativa yel debate en desequilibro frentea la primacía de la emotividad yde la inversión económica sin ca-pital social.

- Modelo: Redes de diálogo yproducción simbólica

Este es el modelo que propone-mos, de carácter mas bien rela-cional. Se trata de fomentar diá-logos varios y cruzados, no sóloentre emisor y receptor sino en-tre autoridades y población, en-tre ciudadanos diversos en con-senso o disenso, entre institucio-nes y sujetos individuales, entreetnias, géneros y generaciones.Se busca generar hábitos comu-nicacionales de ESCUCHA entrediferentes. Una comunicaciónplural que genere autoestima ycapacidad para hablar, debatir yllegar a acuerdos. Una comuni-cación básicamente partici-

pativa, pero que reconcilie lapalabra con la acción, que signi-fique influir en el nivel de lasdecisiones, una palabra que ten-ga poder y que por lo tantopolitice. Construye capital sim-bólico. Si bien se parte del gus-to de la gente, se aventura y ex-plora en la línea de procesar yeducar el gusto, pero también setrata de llegar a la razón y la ad-quisición de capacidad argumen-tativa de los ciudadanos.

Una comunicación queconstruya poder

En la línea ya trazada, pensamos,por lo tanto, en una comunica-ción que sea una visibilizacióndel poder, pero que a la vez pro-duzca «empoderamiento» en losciudadanos y su relación con elespacio y los gobiernos locales.Es decir, pensamos en una comu-nicación que relacione al ciuda-dano con el poder municipal yle otorgue un lugar preponderan-te, sumamente comprometidacon la gestión y los sentidos po-líticos que allí se trabajan. Sibien está dentro de cada gobier-no local y su forma de trabajar,también está fuera y libre en lamisma ciudadanía, como cami-no de expresión y presión políti-ca y social. Señalaremos algunaslíneas de trabajo que nos pare-cen preponderantes:

* La ciudad como agenda públi-ca

Toda estrategia comunicativadebe colocar a la ciudad comogran tema recurrente que orga-nice y reorganice la noticia es-pectacular y su presencia en ra-dio, televisión y prensa escrita.Se trata de que sean visibles susproblemas pero también su ges-tión de gobierno. Ello suponedefinir temas de agenda precisoscon la propia ciudadanía e ins-

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talarlos en los medios locales ymasivos. Como también es fun-damental que los gobiernos seplanteen más que estrategias dedifusión institucional una inter-vención a través de esos temasespecíficos de su ciudad o delterritorio a su cargo. Temas so-bre los cuales debe haber infor-mación y transparencia no sólode su estado actual sino de lastransformaciones que van ocu-rriendo. Temas de agenda quepermitan organizar las quejas dela población y cobrar sentidopolítico más relacionado con lapropuesta y la protesta ordena-da y conducida por la propiagente. Temas que permitan a losmedios darle un seguimiento yfiscalización, haciendo de cadanoticia un hito con sentidos te-máticos entre enigmas y solucio-nes. Temas que puedan ser lle-vados ante los diversos poderesdel Estado.

* La ciudad como espacio deencuentro y creatividad

Hay que pensarla desde el todocomo desde cada parte, en tan-to la planificación de lugares decomunicación y encuentro. Nosólo de aquellos donde los ciu-dadanos se reúnen en momentosde esparcimiento deportivo ycultural sino donde sea posiblela expresión y la creatividad delos propios vecinos, especial-mente de aquellos más olvida-dos (los concursos artísticos ycomunicativos) ingresan en estaperspectiva). Preocupación yadestacada por arquitectos yurbanistas. Pero hay que pensar-la no solo como espacios fijos deesparcimiento sino imaginarlosmovibles. Ejemplo de ello pue-den ser las Videoplazas o las ca-ravanas ciudadanas4. La ciudaddebe ser un texto, donde las hue-llas de la vivencia humana esténplasmadas en paredes, jardines,

murales, etc. Lo cual significaredefinir comunicativamente lanoción de ornato más allá de unavisión esteticista. En general, eluso de medios locales tambiénconfiguran puntos comunicati-vos a promover. En realidad es-tamos frente a la búsqueda denuevas prácticas de convivenciaen la ciudad, donde exista tole-rancia, alegría y mucha conver-sación de intercambio.

* Una ciudad de ciudadanos:relatos y producción simbólica

Las ciudades deben tener histo-ria política. Estas permanecen endocumentos de investigadores yestudiosos, no son conocidas ygeneralmente suelen ser difundi-das sin una perspectiva comu-nicacional de crear símbolos yhuellas de identidad en el pre-sente y hacia el futuro. Pero, tam-bién existe historia oral en lasmemorias de muchos ciudada-nos, lista para perderse en el ol-vido. Se trata de generar una ca-pacidad colectiva y pública decontar, en medios y libros, perodesde la experiencia de confec-cionar testimonios o relatos quereconozcan una capacidad hu-mana de producción simbólica yque no sólo versa sobre los pro-blemas reales existentes. Es enesa perspectiva que al provocarcomunicación el pasado se haceun hoy constante. Y cuando apartir de ello se conecta con laimaginación de futuro que todosdebemos poder edificar constan-temente para vivir con esperan-za y sentido.

* El debate para construir deci-siones participativas

Los procesos de transición quevivimos hacen más urgente lanecesidad del debate, no sólopara abordar los problemas exis-tentes sino para lograr enrum-

barlos en redefiniciones concre-tas y también políticas. El deba-te es comunicación, motiva laconversación, obliga a tomarposturas escogiendo una líneaargumentativa que sustente in-tuiciones y emociones, dándolesun curso distinto: ser dialogado.Supera el sentido informativo yseco de muchas experiencias departicipación local. Genera cul-turas deliberativas que orientenla toma de decisiones. Porqueparticipar, por lo tanto, no sóloes expresar o decir, sino quecompromete a conversar con losotros encontrando coinciden-cias, como también se posibilitauna mejor organización de lasdiscrepancias. Es el ejercicio dela democracia misma desde lacual es posible cuestionar al sis-tema central con la coherenciaque otorga la práctica. Se tratade formar comunidades moder-nas de interpretación y decisión,sobre la base de darle vida aquienes coinciden en sus puntosde vista. Pero esta participaciónvaldrá y será más altamente de-mandada cuando sea eficaz,cuando influya en las decisionesde gobierno y los compromisosque deben o pueden adquirir losciudadanos. Es decir, se trata deun debate que permita ejercer-se como ciudadanos protagonis-tas, reales actores de la gestiónlocal y vecinal.

* Vigilancia ciudadana dela ges-tión pública

Para que el ciudadano adquierapoder, requiere de una participa-ción que lo comprometa con lagestión local y de la ciudad, con-tinuando así con su responsabi-lidad electoral y más allá de ella.La delegación de poder sin ga-rantía de continuidad ha sido unfactor de fracaso de nuestrasdemocracias, acentuando su de-bilidad. La vigilancia de los go-

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dbiernos locales en relación alEstado en su conjunto es unmodo de comprometerse con elquehacer político ciudadano ha-ciendo real la inserción en unsistema democrático con senti-do ético. La democracia repre-sentativa y la directa son así par-te de un mismo proceso, hacien-do que la segunda juzgue a la pri-mera y le exija cambios.

Pero ésta debe estar acompa-ñada de producción de pro-puestas, en foros ciudadanos,de reuniones de trabajo entrela sociedad civil organizada, depresión social generando ini-ciativas de transformación po-lítica, de mesas de diálogo en-tre gobiernos locales y ciuda-danías para encontrar salidascomunes con responsabilida-des precisas.

* Diálogo y revisión de la ges-tión para la iniciativa

Hay que pensar la comunicacióncomo un laboratorio de iniciati-vas ciudadanas, donde institu-ciones y personas ingresen a laposibilidad de proyectar la ciu-dad hacia el futuro. Laboratoriodonde sea posible ejercer la crí-tica pero con un sentido propo-sitivo. Lo que se piense, compro-meterá tanto a los gobiernos lo-cales como a la propia ciudada-nía, individual o colectiva, paragenerar compromisos, en la lí-nea del gobierno de todos(autogestión y co-gestión). Estasiniciativas deberán circular, serexpuestas como embriones deotras nuevas, ser imaginadascomo redes de participación ba-sadas en el libre ingenio de unacreatividad puesta al servicio deldesarrollo. La comunicaciónpuede ser un foro de construc-ción e intercambio de nuevasideas vinculadas a la calidad devida ciudadana. Las mismas pro-

testas públicas podrían serredefinidas no sólo como mo-mento de expresión de las rabiascolectivas sino de producción yentrega de iniciativas que exijande los gobiernos locales y nacio-nales una capacidad para seroidores de su pueblo. Evidente-mente, ello supone autoridadesmunicipales dispuestas a saberescuchar, a reencontrarse conlos ciudadanos desde sus pro-puestas.

* Una comunicación educativa

Dada la escasa experiencia de-mocrática desde la ciudadaníaen nuestros países, comunicarno siempre resulta una tarea fá-cil. La tendencia al monólogo esevidente. Y está de por mediouna urgente pulsión por el re-conocimiento en el acto delhabla de cada ciudadano.Aprender a comunicarse y lo-grar acuerdos y consensos estodo un objetivo de caráctereducativo5. Hay inclusive, unacarga negativa en los sujetossobre la inutilidad y conflic-tividad de las asambleas orga-nizativas y públicas.

Es también ostensible que nosestamos haciendo ciudadanos ylos medios están cumpliendo unrol, complementario o supleto-rio, en generar procesos de cons-trucción política. Nos estamoshaciendo ciudadanos cada día,también a partir de lo que ocu-rre en el campo social y políti-co. Más aún tenemos puntos deconflicto, paradojas y tensionesque no nos dejan mejorar. Nopuede haber comunicación pú-blica que no tome en cuenta losprocesos de aprendizaje de laciudadanía y la necesidad de queestos avancen. Ellos supone unaautoridad docente, una comuni-cación que haga pensar, centra-da en el aprendizaje.

* Un programa político comu-nicativo y comunicable

La explicación por la cual en unproceso electoral la ciudadaníano toma en cuenta los progra-mas de gobierno es por qué es-tos no son presentados de ma-nera comunicativa, se exponensiguiendo la lógica administrati-va de la planificación y no se to-man en cuenta las formas decomprensión y entusiasmo de lapoblación, sus expectativas. Sonademás esquemas duros, sin ré-plica posible, en los que no es-tán claros los sentidos individua-les y colectivos.

Durante el proceso de implemen-tación, los programas políticosdeben ser flexibles, objetos decambio, en relación constantecon la población y con las insti-tuciones de las zonas comprome-tidas. No se trata sólo que la ges-tión se comunique de maneraadecuada sino que lo que se hagasea suficientemente útil y trans-parente como para provocar pro-cesos de diálogo sin forza-mientos. Más aún habría que in-tentar el modelo de formular pre-supuestos y planes de carácterparticipativo donde el intercam-bio, la discusión y la iniciativasean los ejes naturales de su for-mulación y puesta en práctica.

* Un constante conocimientopúblico del ciudadano

Toda experiencia comunicativarequiere de un conocimientoacumulativo y constante sobre lacultura política de los ciudada-nos, para identificar los avancesque se van construyendo y notratar a la gente como si estuvie-ran más atrasadas, mas bien si-tuarse en sus rutas de cambio.Importa también identificar con-flictos y tensiones que no le per-miten avanzar. Igualmente reque-

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rimos saber sus opiniones, de-mandas temáticas y sugerenciasdesde el nivel más individual.Para ello recomendamos el usode sondeos y encuestas o tra-bajos cualitativos complementa-rios, por lo menos semestrales.Estos tienen un papel educativoy político importante en tantopermiten plantear discusiones yevidenciar de manera transpa-rente lo que piensa, siente y va-lora la gente, cuyos resultadosal ser publicados motivan la dis-cusión familiar o entre vecinosactivando las redes sociales ypermiten que el ciudadano seconfronte con las tendenciasexistentes.

1. Existen parques en barrios

de clase media alta que son

ocupados por sectores po-

pulares los fines de semana.

O centros comerciales que

se han convertido en lugares de pa-

seo para todos los habitantes de las

grandes ciudades no circunscribién-

dose a los de su barrio.

2. Referidas a políticas sociales, ali-

mentación, género, entre otras.

3. La democracia también se hace

con los medios». Sondeo. Alfaro. Ca-

landria, Julio 1998 .

4. VATTIMO, Gianni. La sociedad

transparente. Paidos, en Pensamien-

to contemporáneo #10. Barcelona

1990, pág 87.

5. Ver los textos de: ALDANA Celia,

«Revueltas íntimas» y de ALFARO

Rosa María «Maternidad y liderazgo»

publicado en inglés en «Women in

grassroots communication».

6. Encuesta realizada en Lima cuyo

informe está titulado «De igual a

igual». Alfaro. Calandria. Marzo 1998.

7. Relatado por María Cristina Matta

en una exposición en el Encuentro

Nacional de Facultades de Comuni-

cación Social del Perú, llamado «Ciu-

dadanía: el derecho a la información

y la comunicación en el Perú», el día

25 de Setiembre de 2,002.

8. Como se demuestra en «Una tele-

visión Parcializada» Veeduría Ciuda-

dana de la comunicación Social.

Lima 2,002.

9. Reguillo Roxana: pág 468

10. Un alcalde provinciano, cuestio-

nó al periodismo por no considerar

a la pobreza como un tema de los me-

dios pues éstos consideran que no

es noticia, así cuestionó el poco com-

promiso del periodismos con el de-

sarrollo de los pueblos más olvida-

dos. Se presentó en una entrevista

del suplemento SOMOS del diario de

circulación nacional «El Comercio»

del Perú.

11. Este nombre se extrae del análi-

sis, fruto de una larga e interesante

investigación, que presentara

Fernanda Sánchez en el evento «Co-

municación, ciudad y ciudadanía»

en Quito Ecuador (Setiembre 1997,

organizada por FLACSO y la Ebert)

y que alude al mismo uso pero den-

tro de una estrategia de fomentar la

inversión mundial en las ciudades de

Curitiba y Barcelona, usando como

recurso el constituirlas en ciudades

modelo del mundo.

12. Instituciones diversas en Latino-

américa, como CALANDRIA, usan las

plazas públicas para proyectar vi-

deos educativos en pantalla gigante,

promoviéndose que la gente discu-

ta y proponga salidas ante determi-

nados problemas, usando diversos

mecanimos de participación y comu-

nicación: ver ALFARO 2,002.

13. Son interesantes los métodos in-

troducidos por el exalcaldde de Bo-

gotá Antanas Mockus, en el sentido

de dar orientaciones prácticas de

cómo establecer comunicaciones

grupales de carácter participativo y

democrático.

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